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El cerebro humano.

El cerebro humano puede dividirse en dos partes más o menos simétricas denominadas
hemisferios. Cada hemisferio puede dividirse en 4 lóbulos diferentes:Lóbulo Occipital.
En el lóbulo occipital reside la corteza visual y por lo tanto está implicado en nuestra
capacidad para ver e interpretar lo que vemos.

El lóbulo frontal.-

Cada hemisferio puede dividirse en 4 lóbulos diferentes: ... Lóbulo Frontal (azul).
El lóbulo frontal se relaciona con el control de los impulsos, el juicio, la producción del
lenguaje, la memoria funcional (de trabajo, de corto plazo), funciones motoras,
comportamiento sexual, socialización y espontaneidad.

El lóbulo temporal.-

Alberga la corteza primaria de la audición del cerebro; maneja el lenguaje auditivo y los
sistemas de comprensión del habla. ... El lóbulo temporal se ocupa de varias funciones,
incluido el lenguaje. Cuando se escucha música, o hablar a alguien esta región está
tratando de descifrar la información.

Introducción
El lóbulo frontal es uno de los cuatro lóbulos de la corteza cerebral y constituye una región
grande que está situada en la parte delantera del cerebro, justo detrás de la frente (ver figura
1). Es el responsable de procesos cognitivos complejos, las llamadas funciones ejecutivas. Estas
funciones son operaciones mentales dirigidas hacia un fin que permiten el control conductual, es
decir, posibilitan que podamos elegir, planificar y tomar decisiones voluntarias y conscientes.
Según Elkhonon Goldberg, el lóbulo frontal es al cerebro lo que un director a una orquesta:
coordina y dirige las otras estructuras neurales del cerebro en una acción concertada 1.

Fig 1. Representación de los cuatro lóbulos cerebrales: frontal


(rojo), temporal (azul), parietal (verde) y occipital (amarillo)2.
.

La memoria de trabajo, el lenguaje, el movimiento o la autoconciencia dependen del lóbulo


frontal, así como la originalidad y la creatividad (para innovar hace falta conocer, lo que indica la
importancia de la memoria de trabajo).

La región ejecutiva: la corteza prefrontal


La parte anterior de la corteza frontal, la corteza prefrontal (ver figura 2), desempeña el papel
decisivo en las funciones ejecutivas a través de la integración de la información, permitiendo la
elección de objetivos y la organización de los planes de acción para realizarlos. Constituye una
región cerebral que nos hace humanos y únicos porque es de las más recientes
filogenéticamente y la última en madurar en la ontogénesis3.
Se ha demostrado que existe una relación entre el desarrollo de las funciones ejecutivas y el
proceso de maduración de la corteza prefrontal. Algunos estudios demuestran que en niños de 5
años ya se han desarrollado, parcialmente, la memoria de trabajo, la inhibición y la flexibilidad
cognitiva que son componentes claves de las funciones ejecutivas4.
La corteza orbitofrontal, que forma parte de la corteza prefrontal, está implicada en el
procesamiento y control socioemocional, en el trabajo cooperativo y su responsabilidad en las
funciones frontales se debe a sus conexiones con la amígdala y el sistema de motivación y
gratificación de la dopamina.

Fig 2. Representación de la corteza prefrontal.


.

Desde la perspectiva educativa, es importante analizar el aprendizaje de las funciones ejecutivas


del cerebro, dada su responsabilidad en la dirección y regulación de la conducta del alumno. El
autocontrol y la capacidad de inhibir la respuesta instintiva constituyen factores críticos en la
optimización del rendimiento académico (y no sólo académico).

El lóbulo frontal en acción: novedad y rutina


Diversos experimentos han demostrado que el lóbulo frontal se activa más cuando la tarea es
novedosa. En un estudio5 se pedía a los participantes el verbo adecuado que representaba a un
sustantivo que era presentado visualmente. Mediante la tecnología PET (tomografía por emisión
de positrones) se observó un mayor flujo sanguíneo en el lóbulo frontal. Sin embargo, cuando
los participantes seguían con el experimento y el proceso se convertía en rutinario, el flujo
sanguíneo desaparecía. Al introducir una nueva tarea similar a la inicial, se observó un aumento
del flujo sanguíneo frontal que no alcanzó los máximos iniciales. Esta investigación demostraba
la importancia del papel desempañado por el lóbulo frontal en el procesamiento cognitivo
novedoso. Cuando las tareas realizadas ya son conocidas la participación del lóbulo frontal es
menor, asumiendo el control el resto de la neocorteza.
En otro estudio6 se midió el flujo sanguíneo cerebral (mediante la misma tecnología que el
anterior) a participantes a los que se presentó una tarea novedosa y se observó que el lóbulo
frontal derecho se activó más que el izquierdo. La práctica continuada de las tareas hacía que el
lóbulo frontal izquierdo se activara más que el derecho. Esto sugiere que en el proceso de
aprendizaje existe un desplazamiento del control cognitivo desde el hemisferio derecho al
izquierdo conforme la tarea novedosa inicial se hace más familiar. Además, se comprobó una
mayor activación en las partes posteriores de la corteza respecto a las frontales mientras se
asimilaba la experiencia. Este estudio resultó de suma importancia porque también determinó
que el lóbulo frontal (especialmente el derecho) es el responsable de mantener la atención
continua. Y el que permite a nuestros alumnos, aburridos ante nuestras explicaciones, evitar la
desconexión cuando creen que puede existir alguna información importante. Una muestra más
de la confrontación continua entre el cerebro inconsciente (más emocional y automático) y la
consciencia (más racional y no automática).
Autocontrol
En un artículo anterior 7, analizábamos los experimentos realizados por Walter Mischel sobre el
aplazamiento de la recompensa en niños de 4 años de edad. La investigación demostró una
correlación entre la incapacidad para controlar los impulsos básicos en la infancia y
connotaciones socioemocionales y académicas negativas en la adolescencia. En concreto, las
pruebas de aplazamiento de la recompensa de los niños de 4 años de edad predecían mejor que
el cociente intelectual los resultados en las pruebas SAT (Test de Aptitud Académica).
Los experimentos de Mischel y similares sugerían cómo mejorar el autocontrol: cuando se dieron
instrucciones a los niños impulsivos sobre cómo obviar la recompensa (en aquellos casos las
golosinas) se observó que eran capaces de inhibir el impulso. La impulsividad infantil se puede
educar de forma progresiva: el niño comienza obedeciendo las instrucciones del entorno familiar
y educativo para luego darse a sí mismo las instrucciones necesarias para ejecutarlas. La
dependencia inicial va generando la propia autonomía, construyendo una voluntad que no es
innata, que depende del desarrollo y que constituye un factor crítico en la madurez social.

¿Por qué hay niños que son capaces de aplazar la recompensa con 4 años y otros no? Según
Allan Schore 8, las interacciones sociales tempranas entre la madre y el niño son cruciales para
el desarrollo normal de la corteza orbitofrontal durante los primeros meses de vida. Al gran
crecimiento del cerebro durante el primer año, hay que añadir la influencia de los cuidadores
sobre el bebé que afecta a las conexiones entre el cerebro ejecutivo (lóbulo frontal) y el cerebro
emocional (sistema límbico).
Resumiendo, el niño necesita al adulto para que sea un guía válido que permita ayudarle en el
proceso de reflexión y vaya induciendo creencias positivas sobre su capacidad.

Emociones y sentimientos en la toma de decisiones


Continuamente abogamos, como objetivo educativo esencial, por la enseñanza de la gestión
emocional, asumiendo con naturalidad la presencia de emociones positivas y negativas aunque
intentando cultivar las primeras en detrimento de las segundas. Las emociones y lo sentimientos
que de ellas se derivan9 son componentes imprescindibles en los procesos de razonamiento,
toma de decisiones y experiencias sociales. Aquí tiene un gran valor el habla interior: ¿Cómo
realicé el ejercicio?, ¿qué consecuencias tuvo su resolución?, ¿qué emociones recuerdo de aquel
suceso?,… Según Antonio Damasio , “el hecho de que los sentimientos sean acontecimientos
mentales nos ayuda a resolver problemas no rutinarios que implican creatividad, juicio y toma
de decisiones que requieren la presentación y manipulación de enormes cantidades de
conocimuiento”.10
Somos conscientes que cuando manifestamos emociones positivas podemos focalizar la atención
en las tareas deseadas, mientras que las emociones negativas (por ejemplo, la tristeza) pueden
ralentizar el proceso de razonamiento. Además, las emociones desempeñan un papel importante
en la cooperación. Como comentábamos anteriormente, el aprendizaje de comportamientos
cooperativos implica a la corteza orbitofrontal y su falta de desarrollo en los niños hace que les
sea difícil cooperar. La cooperación se aprende conviviendo, compartiendo y comprendiendo, que
es lo que posibilita el lento desarrollo del lóbulo frontal a diferencia de otras especies. Aunque
existen predisposiciones genéticas, el verdadero aprendizaje se obtiene en la escuela de la vida.

Consideraciones pedagógicas finales


Otro de los conceptos relevantes en el marco global de las funciones ejecutivas es el de la
responsabilidad, que ha de ser aceptada y asumida por los alumnos. Cuando son capaces de
identificar en qué pueden influir o no, aumenta la probabilidad de que acepten las consecuencias
de su comportamiento.

Es muy importante tener objetivos, saber planificar, llevar a cabo estos planes y saber también
evaluar los resultados, pero para ello hay que afrontar las dificultades que puedan surgir y
aprender de los errores. Es conveniente que a los niños (especialmente a los más pequeños) se
les recuerde los objetivos continuamente y, mediante la motivación adecuada, facilitar la
atención que podemos favorecer elogiando los progresos y estableciendo rutinas para desarrollar
las tareas. Lo novedoso estimula la atención y fomenta una actitud proactiva.

Impulsividad, hiperactividad, descontrol, falta de atención,…caracterizan a muchos de los niños


en la actualidad, por lo que el aprendizaje de los sistemas ejecutivos se nos antoja
imprescindible como objetivo educativo primordial. La toma de decisiones adecuadas requiere
autocontrol, flexibilidad cognitiva, planificación o perseverancia. Como el desarrollo del lóbulo
frontal depende de la interacción social, el proceso educativo resulta clave en la maduración del
individuo. La educación cambia el cerebro y el cerebro va a cambiar mucho la futura educación.

Jesús C. Guillén
1
Goldberg, Elkhonon, El cerebro ejecutivo: lóbulos frontales y mente civilizada, Crítica, 2009.
2 Damasio, Hanna, Human brain anatomy in computerized images, Oxford University Press,
2005.
3 La filogenia hace referencia al origen y desarrollo de las especies mientras que la ontogenia se

refiere a la formación y desarrollo del individuo. El lóbulo frontal (y en concreto la corteza


prefrontal) apareció muy tarde en términos evolutivos y su desarrollo posibilitó la aparición del
lenguaje, la conciencia o la cultura que nos hace seres humanos. Sin embargo, su desarrollo en
el individuo no finaliza hasta entrada la edad adulta.
4 A. García-Molina et al., “Maduración de la corteza prefrontal y desarrollo de las funciones

ejecutivas durante los primeros cinco años de vida”, Revista de Neurología, 2009. La flexibilidad
cognitiva permite adaptar nuevas estrategias para aprender.
5 M.E. Raichle et al., “Practice-related changes in human brain functional anatomy during

nonmotor learning”, Cereb Cortex 4, 1994.


6 J.M. Gold et al., “PET validation of a novel prefrontal task: delayed response alteration”,

Neuropsychology, 1996.
7https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2012/04/04/aplazamiento-de-la-recompensa-y-

aprendizaje-emocional-2/
8 Schore, Allan, Affect regulation and the origin of the self: the neurobiology of emotional

development, Lawrence Erlbaum Associates, 1994.


9 Las emociones son percepciones acompañadas de ideas y formas de pensar y los sentimientos

son percepciones corporales y mentales mientras se manifiesta la emoción. Como dice Antonio
Damasio en su obra Y el cerebro creó al hombre (Destino, 2010): “Las emociones, en general,
operan de forma automática y en cierto modo a ciegas, hasta que empiezan a ser conocidas por
las mentes conscientes en forma de sentimientos”.
10 Damasio, Antonio, En busca de Spinoza: neurobiología de la emoción y los sentimientos,

Crítica, 2005, pág. 171.


Para saber más:

-Marina, José Antonio, La inteligencia ejecutiva, Ariel, 2012.


-Spitzer, Manfred, Aprendizaje: neurociencia y la escuela de la vida, Omega, 2005.
-Entrevista a Elkhonon Goldberg:

http://www.desdeelexilio.com/2008/06/09/el-cerebro-ejecutivo-entrevista-a-elkhonon-goldberg/
-Resumen sobre estrategias pedagógicas basadas en el funcionamiento cerebral:

https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2012/12/27/neuroeducacion-estrategias-basadas-en-
el-funcionamiento-del-cerebro/

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