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De legalidad
De capacidad de pago
El principio de capacidad de pago hace referencia a que los tributos deben ser
establecidos en función de la capacidad económica de cada contribuyente a quien
va dirigido; este principio no es sino el principio de justicia de Adam Smith, el que
citado por Jorge Mario Castillo nos dice que “conforme el cual los súbditos de un
Estado, deben contribuir a su sostenimiento mediante el pago de tributos que se
establezcan, en función de su capacidad económica”,16actualmente nuestra
legislación denomina este principio como capacidad contributiva o capacidad de
pago contenido en la Constitución Política de la República de Guatemala en el
primer párrafo del Artículo 243 que establece “el sistema tributario debe ser justo y
equitativo, para el efecto, las leyes tributarias serán estructuradas conforme el
principio de capacidad de pago”,17 este principio obliga al Estado a aplicar la
actividad contributiva, en forma justa y equitativa; es decir, se debe contribuir en
proporción a la disponibilidad de hacerlo, a mayor renta, mayor impuesto, a mayor
riqueza mayor pago tributario, cabe mencionar que el tributo grava una
determinada manifestación de la riqueza, y que esta se encuentra representada
por la renta, la propiedad, o el consumo.
Proporcionalidad
Son fuentes del derecho tributario las normas que regulan la actividad financiera
del Estado, de su actividad tributaria, son normas generadoras o de creación,
puede ser también origen de otra norma, en el derecho tributario al igual que
sucede con el conjunto del ordenamiento jurídico público la teoría de las fuentes
del derecho se ciñe a los modos de creación del derecho escrito por lo que en
derecho tributario no puede ser fuente del mismo la costumbre, atendiendo a que
no se pueden crear ni modificar figuras tributarias por costumbre, el régimen de
dichas fuentes sigue el orden jerárquico de la legislación y es el siguiente: la
Constitución Política de la República, los tratados internacionales, la ley, leyes
delegadas y decretos leyes y los reglamentos.
Antes de abordar el tema es apropiado efectuar una mención acerca del concepto
fuente, para después reformular tal posición de acuerdo con lo que resulta de los
más modernos estudios efectuados en la filosofía y la filosofía del Derecho.
Conforme al Diccionario de la Real Academia Española (1995) dicho concepto se
refiere al principio, fundamento u origen de algo.
Para autores como Narciso Amorós las fuentes son las manifestaciones externas
mediante las cuales se expresa la realidad de una ordenación jurídica 6.
De acuerdo a Norberto Godoy, en la doctrina jurídica tradicional se propició la idea
que el Derecho en abstracto, fluye o mana naturalmente de determinados
elementos formales y materiales que entonces constituirían sus “fuentes", siendo
éstas las leyes, la costumbre, jurisprudencia y la doctrina, que son considerados
como su causa, su nacimiento o su origen, a donde deben concurrir los súbditos y
las autoridades que ejercitan funciones jurisdiccionales, para poder aplicar tal
Derecho con objetividad a los casos concretos que se les presenten, admitiéndose
que no siempre tales elementos han tenido la misma importancia o gravitación.
Para tal posición constituirían fuentes formales las normas legislativas,
principalmente, incluidas las resultantes de la costumbre y de las sentencias,
cuando legalmente fueren reconocidas como objetivamente obligatorias, en tanto
que serían fuentes materiales, todos aquellos factores que graviten en el ánimo de
las autoridades oficiales en el acto de crear una norma jurídica, especialmente la
doctrina y la jurisprudencia.
Conforme al aforismo latino “Nullum Tributum Sine Lege”, la única fuente del
Derecho Tributario es la ley, por lo tanto de acuerdo a su naturaleza jurídica y
dada las relaciones que se generan dentro de la misma, es necesario establecer
de manera jerárquica las normas jurídicas que dan origen a esta particular rama
del Derecho.
Como por ejemplo en nuestra legislación observamos la Ley del Impuesto al Valor
Agregado contenida en el Decreto Ley número 97-84 del Jefe de Estado; sin
embargo al haber sido objeto de numerosas reformas que hacían difícil su
comprensión y cumplimiento, así como la administración del impuesto, fue
necesario ordenar en un nuevo texto legal todas las disposiciones que norman el
referido impuesto, por lo que en la actualidad dicha ley se consigna en el Decreto
27-92 del Congreso de la República que en su Artículo 7 del Título VI de las
Disposiciones Transitorias, Derogatorias y de la Vigencia, deroga: el Decreto Ley
97-84 y sus reformas, el Decreto 431 del Congreso de la República y sus
reformas, en lo que se refiera al Impuesto de Donaciones entre vivos sobre bienes
muebles e inmuebles y cualquiera otras leyes o disposiciones que sean
incompatibles con el presente Decreto o se opongan al mismo.