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Este síndrome se define como cualquier dolor abdominal de inicio súbito, con menos de
una semana de evolución (generalmente <48 h) y que se acompaña de datos de irritación
peritoneal. Las causas pueden ser intraperitoneales, extraperitoneales o mixtas. Erróneamente
se emplea el término como sinónimo de peritonitis; sin embargo, existe un gran listado de
patologías que pueden causar un síndrome abdominal agudo, lo cual representa un verdadero
reto diagnóstico para el médico.
Alrededor de 5 a 10% de las consultas de urgencias son por esta causa, de las cuales 66%
no ameritan tratamiento quirúrgico. La frecuencia por edad y sexo depende de la patología
que causa el síndrome.
Causas
s Dolor originado en el abdomen
Inflamación del peritoneo parietal.
Obstrucción de víscera hueca.
Alteraciones vasculares (oclusión, trombosis, isquemia).
Pared abdominal (espasmos musculares, hernias).
Distensión de víscera hueca.
s Dolor referido de causas extraabdominales
Origen torácico (pleuritis, cardiaco).
Origen lumbar (compresión nerviosa).
Origen genital (testículos o vesículas seminales).
s Causas metabólicas
Pancreatitis por causas metabólicas.
Cetoacidosis diabética.
Porfiria.
Uremia.
Picadura por araña viuda negra.
s Causas neurogénicas
Alteración sensitiva.
Compresión de raíces nerviosas.
s Causas funcionales
Síndrome de intestino irritable.
Cuadro clínico
El síntoma predominante es el dolor abdominal. Sin embargo, las causas son muy variadas,
por lo que debe realizarse una semiología del dolor exhaustiva y buscar otros síntomas
para establecer el diagnóstico, de los que los más comunes son: apendicitis aguda, en 42.6%
de los casos; colecistitis aguda, en 14.7%; obstrucción de intestino delgado, en 6.2%; úlcera
péptica perforada, en 3.7%; pancreatitis aguda, en 4.5%, y el resto, problemas ginecoló-
gicos.
Otros síntomas que pueden presentarse son ictericia, melena, hematoquezia, hemateme-
sis, hematuria, fiebre, pérdida de peso y escalofríos. Los síntomas que generalmente orientan
a tomar una opción quirúrgica incluyen fiebre, vómito, síncope o presíncope y evidencia de
hemorragia gastrointestinal.
Modo de inicio Sospecha diagnóstica
Ruptura de aneurisma, embarazo ectópico, quiste ovárico, perforación intes-
Súbito
tinal, cólico renoureteral
Rápidamente progresivo y &olecistitis aguda, pancreatitis, vólvulo, hernia estrangulada
bien localizado en minutos
Inicio gradual, leve, difuso, Inflamación peritoneal, apendicitis, diverticulitis, EPI, obstrucción intestinal
progresa a localizado y cons-
tante cambiante
Intermitente, profundo, mal 2bstrucción intestinal, obstrucción de pequeños conductos biliar, ureteral,
localizado tubárico
&onstante Inflamación peritoneal, isquemia, estrangulamiento
Diagnóstico
El principal reto es identificar si se trata de una patología de tratamiento quirúrgico de
urgencia o si debe adoptarse una actitud expectante, para lo cual es de suma importancia
realizar una meticulosa semiología del dolor que incluya modo de inicio, duración, frecuencia,
localización, cronología, irradiación, intensidad, así como factores agravantes o atenuantes,
además de la exploración física.
Entre los estudios paraclínicos, la biometría hemática suele mostrar neutrofilia con predo-
minio de bandas y fiebre, con desviación a la izquierda en caso de que el dolor sea por origen
infeccioso, mientras que en padecimientos virales suele haber neutropenia con linfocitosis
relativa. La química sanguínea es necesaria para descartar causas metabólicas, así como la
solicitud de pruebas de función hepática para causas hepatobiliares. En caso de sospecha de
pancreatitis se pedirá amilasa y lipasa. El examen general de orina siempre deberá solicitarse
para descartar causas urinarias por su variedad en cuadro clínico, desde infecciones o litiasis
en cualquier punto del trayecto urinario. También pueden ser útiles una prueba de embarazo
y un electrocardiograma.
Los estudios de imagen suelen solicitarse con base en la localización del dolor. En caso
de presentar dolor en cuadrante superior derecho, el estudio de elección es ultrasonido; si es
en cuadrante superior izquierdo, se solicitará tomografía. En cuadrante inferior derecho se
prefiere tomografía con contraste intravenoso, mientras que en cuadrante inferior izquierdo
se utiliza doble contraste; por último, en casos de dolor suprapúbico se prefiere el uso de
ultrasonografía.
Tratamiento
Para establecer el manejo quirúrgico se ha establecido la clasificación de Bockus.
Generalidades en relación. . . 57