Vous êtes sur la page 1sur 2

El Otro Occidente – Marcello Carmagnani

II. El Mundo Iberoamericano

Si bien el conglomerado de las Américas utiliza una multiplicidad de instrumentos europeos, la


conformación que asume América Latina en los siglos XVII y XVIII está marcada por rasgos específicamente
españoles y portugueses.
Los iberoamericanos desarrollan ya desde el siglo XVII una visión de sí mismos que los diferencia de los
habitantes metropolitanos.

1. Contexto internacional y contexto Ibérico

La soberanía de los estados y la declinación ibérica


A partir del siglo XVII, las áreas iberoamericanas se encuentran integradas en un contexto internacional
destinado a sufrir relevantes cambios. Durante la segunda mitad del siglo, la potencialidad iberoamericana
se ve disminuida a causa de la no aplicación de las reformas auspiciadas por políticos y funcionarios de
ambas orillas.
Durante el siglo XVII y hasta el ascenso al trono de los Borbones a comienzos de 1700, la defensa a ultranza
por parte de las 2 monarquías ibéricas de su fundamento religioso y del principio de la monarquía
compuesta, impide la afirmación de la monarquía absoluta.

Las monarquías española y portuguesa tropiezan con no pocas dificultades a la hora de implantar las
reformas en América de centralización político-administrativa con las medidas político-económicas
destinadas a generar nuevos recursos financieros para la metrópolis. Pues los criollos principales, se oponían
a una reforma que perjudicaba sus intereses económicos, políticos y sociales, lo cual era lo que
precisamente la monarquía buscaba hacer, acabar con los privilegios y autonomía que estos poseían.

2. Los componentes del mundo Iberoamericano

Mestizaje, territorialidad y sociedad estamental


Durante los siglos XVII y XVIII los las colonias y territorios americanos adquieren gran importancia en la
definición de potencia política de los Estados europeos.
Sin embargo, la creciente importancia de las áreas americanas en el contexto internacional no se debe
exclusivamente a esto, ya que estos territorios venían experimentando un notable incremento de la
producción y de la población y se configuraba en ellos una sociedad dinámica, con potentes elites locales y
regionales, con intereses sociales y políticos bien definidos y con una cultura propia que se sumaba a los
elementos procedentes del mundo europeo e ibérico. En otros términos, en esta fase histórica se asiste al
nacimiento de la América Latina que conocemos en la actualidad.
Uno de los datos más significativos de las transformaciones del mundo americano en este periodo es la
recuperación del ritmo de crecimiento demográfico. Siendo el grupo étnico nuevo, compuesto de mestizos,
mulatos y presuntos “blancos”, el que presenta una tasa de reproducción más alta. El mestizaje es uno de
los aspectos demográficos más característico de América Latina.
Además de caracterizarse por esto, la sociedad iberoamericana descansa en los valores familiares que se
expresan en el reconocimiento social. La notoriedad no depende solamente de la riqueza, sino también del
honor y prestigio que poseen los distintos individuos al interior de la sociedad local. Donde sí un mestizo
gozaba de estos, eran considerados como blancos.
Transformaciones de los espacios económicos
A finales del siglo XVII las exportaciones Iberoamericanas descansan fundamentalmente en los metales
preciosos.

Virajes políticos y nueva cotidianidad

Los márgenes de libertad y autonomía de que gozan las áreas iberoamericanas reflejan una nueva dinámica,
la cual encuentra su fundamento en la forma compuesta de las monarquías, pero se expande gracias a la
capacidad del Nuevo Mundo para adaptarse a la administración metropolitana.
Gracias al control de las instituciones municipales, la élite iberoamericana y los notables indígenas consiguen
defender e incrementar su autonomía en el contexto de las monarquías ibéricas.
En el transcurso de los siglos XVII y XVIII se pone en práctica la política de enviar procuradores que en las
cortes virreinales , en las capitanías generales y en las cortes de Madrid y Lisboa defienden no sólo los
intereses locales y territoriales sino también los de los gremios de comerciantes y mineros.
Esta vinculación de los consejos municipales con las cortes coloniales y metropolitanas demuestra el
reforzamiento del gobierno indirecto durante el siglo XVII.

Vous aimerez peut-être aussi