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INTRODUCCIÓN

El Derecho Administrativo es una rama del derecho público que surge en el siglo

XIX como materia jurídica, teniendo como propósito definido la administración

pública; concebida ésta como la actividad mediante la cual el Estado y sus

sujetos auxiliares tienden a la satisfacción de los intereses colectivos.

La función del Derecho Administrativo se encuentra ubicada dentro del campo

de acción de lo que es el Poder Ejecutivo, por ser éste quien tiene el encargo de

carácter constitucional, de proveer todo lo relativo a la administración pública.

A diferencia del Derecho Administrativo propiamente dicho, desde tiempos

antiguos ha existido la administración pública, la cual se ha percibido como la

actividad del Estado extendida a través de su gobierno y donde se presenta una

estructura de organización.

El concepto de administración pública ha ido evolucionando; en la actualidad se

le considera como la actividad que despliega el Poder Ejecutivo, mediante la cual

desarrolla un trabajo continuo y permanente, tendiente a obtener un interés y

beneficio público de carácter social, auxiliándose de una organización

jerarquizada, con una estructura inminentemente jurídica. (López Betancourt, E.

2010).
INDICE

INTRODUCCIÓN
INDICE
CAPITULO I
LOS SERVICIOS PÚBLICOS
1.1. ORIGEN DE LA NOCIÓN
1.2. DEFINICIÓN EN LA ACTUALIDAD
1.3. CARACTERES
1.4. CLASIFICACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS
1.5. LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN EL ESTADO DE DERECHO
1.6. RÉGIMEN JURÍDICO
1.7. LOS SERVICIOS PÚBLICOS EN EL PERÚ
CAPITULO II
DERECHO ADMINISTRATIVO
2.1. ANTECEDENTES
2.2. CONCEPTO
2.3. CONTENIDO DEL DERECHO ADMINISTRATIVO
2.4. CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO ADMINISTRATIVO
2.5. CARÁCTER DEL DERECHO ADMINISTRATIVO
2.5. ÁMBITO DE APLICACIÓN
2.6. CONTENIDO DEL DERECHO ADMINISTRATIVO
2.7. NATURALEZA JURÍDICA. DISTINCIÓN ENTRE EL DERECHO PÚBLICO Y
EL PRIVADO
CAPITULO III
EL DERECHO ADMINISTRATIVO Y LOS SERVICIOS PÚBLICOS
3.1. CONCEPTO Y CONTENIDO DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
3.1.1. Servicios Públicos y las funciones del Estado
3.1.2. Administración Pública y los poderes del Estado
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
CAPITULO I
LOS SERVICIOS PÚBLICOS

1.1. ORIGEN DE LA NOCIÓN

La noción de servicio público floreció en Francia caracterizada como actividad


de determinado tipo realizada por la administración, y fue el concepto que sirvió para la
construcción del viejo derecho administrativo, la relación con el servicio público era lo
que justificaba la competencia contencioso-administrativa, la naturaleza de contrato
administrativo que asumían ciertos convenios con la administración, el régimen jurídico
del dominio público, etc. Posteriormente la noción fue perdiendo importancia, y hoy en
día se supone que sirve para fundamentar un régimen jurídico especial para regir la
actividad que se resuelva denominar como tal.

La doctrina francesa moderna ha venido observando incongruencias y errores en el


concepto, modificándolo frecuentemente en sucesivos esfuerzos por adecuarlo a una
realidad que a su vez se empeña en contradecirlo; algunos autores consideran que debe
ser eliminado. En la Argentina, más que el concepto debe preocuparnos el régimen
jurídico de nuestros servicios públicos, por la indefensión del particular frente a servicios
cumplidos defectuosamente o inclusive no prestados.

Dejando de lado las nociones más antiguas, podemos recordar aquí la de Hauriou “un
servicio técnico prestado al público de una manera regular y continua para la
satisfacción de una necesidad pública y por una organización pública,” la de Bielsa “toda
acción o prestación realizada por la administración pública activa, directa o
indirectamente, para la satisfacción concreta de necesidades colectivas, y asegurada
esa acción o prestación por el poder de policía” y la “ad hoc” creada por Corail para
resumir las ideas tradicionales sobre el punto “una empresa creada por las autoridades
públicas y dotada de medios exorbitantes al derecho común, en vista de dar satisfacción
a una necesidad de interés general.”

El primer elemento que distingue a esta noción de las más antiguas es el criterio de que
ni la actividad legislativa ni la actividad jurisdiccional se considera “servicio público” en
sentido estricto; o sea, que sólo puede hablarse de “servicio público” dentro de la
actividad administrativa.
El segundo elemento es que no toda la actividad de la administración pública constituye
servicio público, sino sólo una parte de ella. Ahora bien, establecido que la actividad
estatal sólo puede considerarse servicio público en ciertos casos de la actividad de los
órganos administrativos, se aclara que no es necesario que la administración misma,
mediante sus propios medios y personal, asuma la prestación del servicio público:

El servicio público puede ser prestado tanto directamente por la propia administración,
como indirectamente a través de un concesionario. “Público es el servicio... cuya gestión
es asumida, ya por la administración directamente, ya por una persona o entidad por su
encargo o con su colaboración.

1.2. DEFINICIÓN EN LA ACTUALIDAD

Lo público, por su parte, es aquello vinculado a toda la comunidad y que, por lo


tanto, suele ser gestionado o administrado por el Estado.

Se denomina servicio público, de este modo, a la actividad que desarrolla un organismo


estatal o una entidad privada bajo la regulación del Estado para satisfacer cierta
necesidad de la población. La distribución de electricidad, el suministro de agua potable,
la recolección de residuos y el transporte son algunos ejemplos de servicios públicos.

Así, por ejemplo, nos encontramos con servicios públicos básicos en las ciudades como
son los medios de transporte, entre los que destacan tanto el autobús como el tranvía o
incluso lo que es el metro. Esos pueden ser utilizados por cualquier persona a través de
los correspondientes billetes simples, pero suele suceder que los habitantes de la ciudad
pueden disfrutar de ciertas reducciones en el precio mediante determinados bonos o
tarjetas.

Un servicio se considera como público cuando su finalidad es atender una necesidad de


la sociedad en su conjunto. Por eso el servicio público suele ser prestado por
el Estado como entidad que organiza los recursos de la comunidad. En el caso de que,
por razones de presupuesto o de otro tipo, el servicio público es ofrecido por una
empresa privada, las condiciones de dicho servicio se encuentran sujetas al control y la
regulación de las autoridades estatales.

Aquellos países con un Estado rico y bien administrado suelen contar con mayor
amplitud y calidad de servicios públicos. Así el Estado puede brindar servicios públicos
de salud, educación, telefonía, energía y telecomunicaciones para toda la gente. En
cambio, cuando el Estado tiene un alcance reducido, los servicios públicos suelen ser
deficientes o muy caros, siendo poco accesibles para los habitantes.

1.3. CARACTERES

En razón de que trata de satisfacer una necesidad pública, el servicio público


debe estar dotado, se afirma entonces, de “medios exorbitantes al derecho común,” es
decir, de un régimen de derecho público que asegure la generalidad, uniformidad,
regularidad y continuidad del mismo.

El poder público se hace así presente a través de un régimen jurídico especial que
subordina los intereses privados al interés público, fundamentalmente en razón de
proteger la continuidad del servicio.

En efecto, de estos cuatro caracteres que hacen al funcionamiento del servicio público,
el más importante es el de la continuidad, el cual no significa que la actividad sea
ininterrumpida, sino tan sólo que satisfaga la necesidad pública toda vez que ella se
presente. La continuidad del servicio público reside, pues, en que se satisfaga
oportunamente, sea en forma intermitente, sea en forma ininterrumpida, según el tipo
de necesidad de que se trate, la necesidad pública.

La generalidad significa que todos los habitantes tienen derecho a gozar del servicio, y
se comprende en una característica que a veces se menciona aisladamente: La igualdad
o uniformidad, por imperio de la cual todos tienen derecho a exigir el servicio en igualdad
de condiciones. Regularidad quiere decir conformidad a reglas y condiciones
preestablecidas.

1.4. CLASIFICACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS

En doctrina existen diferentes tipos de criterios para clasificar los servicios


públicos:

4.1.1. Esenciales y no esenciales; son aquellos que de no prestarse pondrían en peligro


la existencia misma del Estado: seguridad, educación, salud. Los no esenciales; a pesar
de satisfacer necesidades de interés general, su existencia o no prestación no pondrían
en peligro la existencia del Estado; se identifican por exclusión de los esenciales.
4.1.2. Permanentes y esporádicos; los primeros son los prestados de manera regular y
continua para la satisfacción de necesidades de interés general. Los esporádicos; su
funcionamiento o prestación es de carácter eventual o circunstancial para satisfacer
una necesidad colectiva transitoria.

4.1.3. Desde el punto de vista de la naturaleza de los servicios, éstos se clasifican en


servicios administrativos y servicios públicos industriales y comerciales; estos últimos
específicamente referidos a las actividades de comercio, bien sea de servicios para
atender necesidades de interés general o los destinados con fines lucrativos y no a
satisfacer necesidades colectivas.

4.1.4. Servicios públicos obligatorios y optativos. Los primeros los señalan como tales
la Constitución y las leyes, y son indispensables para la vida del Estado. Los optativos,
el orden jurídico los deja a la potestad discrecional de la autoridad administrativa
competente.

4.1.5. Por la forma de prestación de servicio: directos y por concesionarios u otros


medios legales. En los primeros, su prestación es asumida directamente por el Estado
(estatales, regionales, municipales, entes descentralizados). Por concesionarios: no
los asume directa- mente el Estado; prestan a través de concesionarios.

1.5. LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN EL ESTADO DE DERECHO

Como acertadamente precisa Gaspar Ariño: “El concepto de servicio público


hay que plantearlo en el marco de un esquema más general: el de los fines del Estado”,
y estos propósitos, como es evidente, no pueden ser identificados sin observar los fines
de la administración pública.

Ahora bien, la “administración pública” puede ser comprendida en dos distintas


acepciones, que dependen fundamentalmente de la concepción de Estado que se
maneje. Así, por un lado, puede hablarse de una administración pública del Estado de
Policía y, por otro lado, una administración pública del Estado de derecho.

1.6. RÉGIMEN JURÍDICO

Hemos mencionado que uno de los elementos de la noción de servicio


público es el régimen jurídico, predominantemente de derecho público, aunque
en ciertos servicios puede presentar caracteres mixtos por la aplicación de
normas de derecho privado.

Justifica su régimen jurídico el interés colectivo que satisface y que supone por
parte del estado el ejercicio de sus prerrogativas de poder y en razón del cual
ejerce el poder de policía sobre el servicio; puede imponer restricciones y
servidumbres administrativas; someterlo al régimen de las obras públicas, etc.
Cuando el servicio es prestado mediante concesión puede transferirle el ejercicio
de prerrogativas o potestades públicos inherentes al servicio, pero manteniendo
siempre la potestad exclusiva y excluyente de controlar el funcionamiento del
servicio público.

Es por ello que puede establecer modificaciones a la prestación del servicio,


cuando el interés público así lo impongan, con el objeto de mejorar el servicio.
Si la modificación altera de manera significativa las bases originarias de la
prestación del servicio, provocando lesión patrimonial al concesionario o tercero
que presta el servicio, podrá éste reclamar las indemnizaciones que
correspondan.

1.7. LOS SERVICIOS PÚBLICOS EN EL PERÚ

En la legislación más próxima a la formación de la República encontramos que


se utiliza la expresión “servicio” para identificar actividades diversas, tales como el
alumbrado de gas, los correos y la labor de los hospitales.

La incorporación de la expresión servicio público se da en el ámbito del ejercicio de la


función de la administración, a partir de 1864, a través de la creación de diversas leyes
en el campo administrativo en las cuales se usa el término “servicio público” (por
ejemplo, el Decreto del 20 de abril de 1864, que dispuso abrir un empréstito para
subvenir el servicio público, y la Ley del 13 de octubre de 1890, que instauraba plazas
de servicio público en la Dirección General de Hacienda y Aduana del Ca- llao). En el
ámbito de la función pública es donde se desarrolla el servicio público. Esto quiere
decir que era la administración a través de su personal la encargada de dar el servicio
público.

En el Perú, aunque el proceso de crecimiento de prestación de servicios al público fue


lento, sin embargo, en un determinado momento se constituyó en un elemento
contribuidor a la progresión del modelo de Estado policía hacia el modelo de Estado
prestador de servicios, no siendo ajeno a lo que se denominó “proceso de
municipalización”, lo que propició la creación de monopolios a nivel local o municipal
en los sectores considerados de interés general.

A finales del siglo XIX la modernización se fue haciendo cada vez más creciente debido
al desarrollo de los servicios del telégrafo y el ferrocarril, los cuales fueron
nacionalizados y estuvieron bajo la dirección de la administración, lo que ya sucedía
en el caso de los correos.

Posteriormente, el surgimiento de servicios de carácter económico como resultado del


progreso y de las demandas de la población produjo el cambio de rol del Estado
peruano, que se encontraba frente a nuevas actividades en las que ni la acción de la
policía ni las medidas de fomento eran suficientes.

Cabe destacar, además, que otro aspecto importante es el cambio progresivo que
sufrió la forma de gestión de los servicios considerados de utilidad pública, es decir, se
pasó de una gestión directa a través de una dependencia administrativa, a un modelo
que implicaba la creación de una persona jurídica autónoma, pero que permanecía en
el ámbito estatal, es decir, se inició la utilización generalizada de modelos societarios
para la gestión de directa. En estricta armonía, la Constitución de 1993 señaló la
libertad de la iniciativa privada y definió el nuevo rol y funciones del Estado
enmarcándolos dentro de una economía social de mercado.

El proceso de cambios, que incluyó las telecomunicaciones, energía, transportes de


uso público y agua potable y alcantarillado, dio origen a la creación de organismos
especializados, encargados de regular y fiscalizar la prestación de servicios en los
mencionados sectores.

En el primero se parte de la base de la libertad con restricciones muy limitadas para


perseguir el propio interés. En el segundo, el Estado trata de fomentar
comportamientos que teóricamente no tendrían lugar sin intervención. Así, la
regulación es una directiva cuyo objeto predicado es la protección del interés público,
a través de normas de derecho público que el Estado aplica en forma coercitiva y
centralizada.

El objetivo fundamental es promover un equilibrio que asegure la inversión privada y la


protección de los consumidores.

De esta manera, nacieron el Organismo Supervisor de la Inversión Privada en


Telecomunicaciones (OSIPTEL), el Organismo Supervisor de los servicios cuya
titularidad se encontraba en manos del Estado.

En la segunda mitad del siglo pasado se produce una ola de privatización de los
servicios públicos, que provoca que a partir de 1969 el Estado peruano se oriente hacia
la creación de un conglomerado de empresas estatales a cargo de tales servicios. El
ejemplo más saltante se da a través de la promulgación de la Ley de Organización y
Funciones de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones del Perú (ENTEL-PERÚ),
que encargaba a dicha persona jurídica “el establecimiento, operación y desarrollo de
un sistema para la explotación de los servicios públicos de Telecomunicaciones del
país…”. Otras empresas fueron creadas con propósitos y contextos similares: ENAFER
Perú (Empresa Nacional de Ferrocarriles), ELECTRO perú (Empresa Pública
“Electricidad del Perú), AEROPERÚ (Empresa de Transporte Aéreo del Perú),
ENATRU Perú (Empresa Nacional de Transporte Urbano del Perú), entre otras.

Sin embargo, durante la década de los noventa, en el contexto general de reducción


de la intervención estatal en el ámbito económico, se vio por necesaria la
modernización del Estado peruano, lo que implicó una serie de reformas en la
administración pública. Esta reforma puso énfasis en la reducción del gasto público en
los servicios básicos esenciales y el diseño de una estrategia de privatización de los
servicios públicos. La reducción del gasto público se centró en reducir el presupuesto,
se adecuó el marco legal a través de la promulgación de una nueva Constitución en
1993, menos intervencionista, para facilitar la privatización de los servicios públicos
con la participación del sector privado. El Estado peruano realizó un conjunto de
reformas orientadas al fomento de la inversión privada en diversos ámbitos en los que
anteriormente operaba de forma Inversión en Energía (OSINERG), el Organismo
Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (OSITRAN),
y la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (SUNASS).

Para implementar exitosamente los cambios realizados fue necesario definir y precisar
la misión, organización y funciones de los nuevos organismos, sus políticas de trabajo,
sus respectivos campos de acción y atribuciones, así como sus mecanismos de
operación, lo cual originó una extensa y abundante normativa al respecto.
CAPITULO II
DERECHO ADMINISTRATIVO

2.1. ANTECEDENTES

El Derecho administrativo moderno tiene su origen con las revoluciones liberales de los
siglos XVIII y XIX.

El paso del Antiguo Régimen al Estado liberal supone el tránsito de un sistema de


normas que se encontraban a disposición del monarca a un sistema caracterizado por:

o La existencia de unas normas jurídicas, aprobadas por asambleas


representativas, con carácter abstracto, general y permanente que regulan cómo
debe relacionarse el Estado con los ciudadanos;
o La existencia de un entramado institucional de controles, independiente del
monarca;
o La aparición de una afirmación con carácter constitutivo y vinculante de
los derechos individuales, tales como la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano de 1789.

Tras este proceso y sobre todo a partir de las revoluciones liberales surge lo que se
conoce como Estado liberal. Antes de estas revoluciones no se reconocía la igualdad
de todos los hombres como principio jurídico; a partir de ellas, estos dejarán de ser
súbditos para pasar a ser ciudadanos, con derechos y obligaciones iguales.

Con posterioridad a la instalación del régimen administrativo, surge en Francia la


pregunta de quién debe juzgar a la Administración. Se cuestiona si, por una parte,
debían ser los jueces ordinarios pertenecientes al Poder Judicial quienes juzgaran a la
Administración, o si, por otra parte, debía ser la propia Administración quien ejerciera
esa función. La raíz del problema se encuentra en que los jueces ordinarios eran
aquellos del Antiguo Régimen, nobles que quedarían dotados de poder de anular las
decisiones del Nuevo Régimen. Por tal razón, se desconfiaba sumamente. En Francia
se resolvió el problema con la creación del Consejo de Estado, que será el órgano
encargado de juzgar a los entes administrativos, al mismo tiempo que será dependiente
del Jefe de Gobierno.

2.2. CONCEPTO
Complejo de principios y normas de Derecho público interno que regula: la
organización y comportamiento de la administración pública, directa e indirectamente;
las relaciones de la administración pública con los administrados; las relaciones de los
distintos órganos entre sí de la administración pública; a fin de satisfacer y lograr las
finalidades del interés público hacia la que debe tender la Administración.

El Derecho Administrativo es de reciente formación, aunque en constante evolución, sus


funciones son:

 Regular la relación entre administrados y la Administración.


 Estructura la organización interna de la Administración.
 Reglamenta las relaciones con otras ramas del Derecho y con las que no
pertenecen al Derecho.

Por lo tanto, se puede finalizar este apartado diciendo que el Derecho Administrativo
será una rama del Derecho Público, que regula la actividad del Estado, así como las
relaciones de la Administración Pública con las demás instituciones del Estado y con los
particulares.

El derecho Administrativo, es la rama del derecho interno que regula y contiene


disposiciones legales y reglamentarias especiales para.

o La organización, estructura y funcionamiento de la Administración Pública


en sentido amplio,

o La prestación de los servicios s a cargo del Estado. De forma directa o en


colaboración con los particulares,

o El cumplimiento de todos los fines y cometidos del Estado a través de


políticas públicas, planes de desarrollo de contenido General, sectorizado,
territorial, descentralizado o desconcentrado, las acciones de los servidores
s o de las organizaciones que contribuyen a tales fines.

o El régimen de derechos, garantías y obligaciones de los ciudadanos y del


estado para con estos.

o Los, actos, contratos u operaciones de los operadores judiciales, legislativos


o administrativos, y controladores según el caso para cumplir la constitución
ley o reglamento en el marco del estado social o de derecho.”

2.3. CONTENIDO DEL DERECHO ADMINISTRATIVO

El Derecho Administrativo es un Derecho Público. En consecuencia, no


constituyen necesariamente Derecho administrativo cualesquiera normas jurídicas
aplicables a los actos realizados por las Administraciones públicas. A veces la
Administración desarrolla una actividad sometible en todo al Derecho privado, sin que
sea lícito decir que esas normas privadas que en tales supuestos se aplican sean, por
aplicarse a la Administración pública, normas de Derecho administrativo.

Para García de Enterría, siendo la Administración pública la única


personificación interna del Estado, cuyos fines asume y siendo también dicha persona
el instrumento de relación permanente y general con los ciudadanos es lícito decir que
el Derecho administrativo es el Derecho público interno del Estado por excelencia.

El Derecho administrativo está constituido por normas de organización y


normas de comportamiento. La distinción entre normas de organización y normas de
comportamiento (las que regulan las relaciones entre la Administración y los
particulares) se encuentra ya en una obra clásica del Derecho administrativo, el Traitté
de la jurisdiction con tentieux administrative de Laferriere. La definición parte de la base
de que las normas determinantes de la organización de las Administraciones públicas
tienen el carácter de normas jurídicas y se comprenden en el ordenamiento jurídico-
administrativo.

El Derecho administrativo se aplica tanto a la Administración estatal como


a las administraciones públicas integradas en el Estado. Los fines de interés público
se satisfacen, o bien por la llamada Administración General del Estado, persona jurídica
de Derecho público o bien a través de la actuación de una serie de Corporaciones y
entidades (Universidades, Organismos Autónomos, Colegios oficiales, etc.) con
personalidad jurídica propia distinta e independiente del Estado que por razón del fin
que persiguen pueden conceptuarse indirectamente como órganos propios suyos. En
consecuencia, el Derecho administrativo comprende también en su seno el régimen de
estas personas jurídicas de Derecho público que constituyen la administración indirecta
del Estado. Asimismo, el Derecho administrativo es aplicable a la administración de las
Comunidades Autónomas y demás entidades territoriales dotadas constitucionalmente
de autonomía.
El Derecho administrativo regula asimismo la función administrativa de los
Poderes legislativo y judicial y demás Órganos constitucionales del Estado. Esta
inclusión en la definición es una exigencia de la ampliación del ámbito de la jurisdicción
contencioso-administrativa a la fiscalización de las cuestiones de personal de las Cortes,
Poder Judicial o Tribunal Constitucional.

2.4. CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO ADMINISTRATIVO

o Autonomía. Establece principios y normas propias.


o Coordinación. A través de relaciones con el derecho penal, el derecho civil, etc.
o Subordinación. Al derecho constitucional.
o Nueva. Aparece junto al Estado de Derecho.
o Evolutiva. Se adapta a nuevas situaciones.

2.6. CARÁCTER DEL DERECHO ADMINISTRATIVO

2.6.1. Es un derecho público porque sus normas se aplican a la administración cuando


actual como tal, sin embargo, no es un derecho administrativo cualquier norma
aplicable a la administración porque está a veces actúa como persona jurídica y
está sometida al derecho privado.

2.6.2. Normas de comportamiento y de organización para los particulares rige el


principio de vinculación negativa “todo lo que no está prohibido está permitido”
para la administración rige el principio negativo “Todo lo que no está permitido
está prohibido” La organización, funcionamiento y relaciones entre sus órganos
se regulan por las normas de organización.

2.6.3. Es derecho administrativo no solo el que se refiere a la administración central


sino a todas las administraciones públicas.

2.6.4. Es un derecho público interno (aplicable dentro de las fronteras únicamente).

1.8. ÁMBITO DE APLICACIÓN

En cuanto a normas de organización, el Derecho administrativo establece los


órganos e instituciones a través de los que actúan la Administración Pública, desde los
servicios centrales, los órganos desconcentrados, descentralizados y organismos
autónomos dependientes de otras instituciones y, en su caso, los Consejos de Ministros,
los Ministerios, Secretarías Generales, Direcciones generales, Subsecretarías, órganos
representativos de las entidades que componen la Administración local, de empresas
públicas, entre otros que no sean los mismos.

La mayoría de estos órganos tienen como característica común, la competencia para


actuar con prerrogativas o poderes superiores a los que poseen los particulares
(imperium). En lo que respecta a las normas de funcionamiento, es preciso señalar que
el Derecho Administrativo sólo regula aquellas actuaciones de la Administración Pública
en las que los órganos administrativos actúan investidos de potestades públicas, es
decir, están revestidos de imperium.

Se suele distinguir entre Administración territorial (con distintas subdivisiones que tiende
a ser coincidente con la división territorial del Estado) y Administración institucional, la
cual, en distintos grados en función del ordenamiento jurídico de que se trate, no ejerce
ninguna potestad administrativa. Cuando, en estos casos, la Administración Pública
actúa como un mero particular y le son de aplicación las normas del derecho común. No
obstante, siempre habrá en su actuación un núcleo estrictamente administrativo, aunque
solo sea a los efectos del procedimiento para la formación de la voluntad del órgano
administrativo (unipersonal o colegiado) y las normas de atribución de competencias del
órgano implicado. La ley orgánica de la administración pública federal es el
ordenamiento legal que se encarga de regular la estructura, facultades y atribuciones
de los organismos integrantes de la administración pública.

El derecho Administrativo es una rama del derecho público muy importante pues sirve
para que exista relación de las personas con las instituciones y entidades públicas.
Dentro del derecho administrativo la principal función que se realiza es el Acto
administrativo. El acto administrativo no es más que la declaración de las entidades
públicas como los municipios, los gobiernos regionales y locales, que van a generar
efectos jurídicos dentro del marco legal. para que se lleve a cabo este acto se necesita
indispensablemente de requisitos fundamentales las cuales están establecidos en
determinadas leyes.

El principal ámbito de aplicación del derecho administrativo se dará entre la entidad y


usuario mediante documentos, los cuales serán de suma importancia tanto para la
persona como para la entidad pues mediante ellos se prevalecerá los derechos y
deberes, los cuales tiene que ser cumplidos ininterrumpida y respetando todos los
parámetros legales impuestos por la norma.

1.9. CONTENIDO DEL DERECHO ADMINISTRATIVO


1.9.1. Organización creación de los diferentes órganos, posición jerárquica y funciones.

1.9.2. Reglamentos normas que pueden dictar los órganos con rango inferior a ley.

1.9.3. Actos y Procedimientos los actos son la forma que tienen de manifestarse las
administraciones y el procedimiento es el camino que debe seguir para
realizarlas.

1.9.4. Contratación contratos que firma la administración sometidos a un régimen


jurídicos diferentes al de los firmados por particulares.

1.9.5. Expropiación Forzosa regula las circunstancias y condiciones que deben


concurrir para que un bien de un particular pueda ser expropiado por la
administración.

1.9.6. Responsabilidad Civil obligación de responder por los actos propios o de las
personas dependientes.

1.9.7. Servicios públicos enumeración y regulación del funcionamiento de los servicios


esenciales y los órganos encargados de su realización.

1.9.8. Funcionariado regula el régimen laboral especial de los trabajadores


permanentes de la administración, su acceso al puesto y categorías.

1.10. NATURALEZA JURÍDICA. DISTINCIÓN ENTRE EL DERECHO PÚBLICO Y


EL PRIVADO

El Derecho administrativo es aquélla parte del Derecho público aplicable a la


Administración. Esto lleva a la necesidad de establecer un criterio que sirva para la
distinción entre el Derecho público y el privado.

Esta distinción es una las cuestiones más debatidas por la literatura jurídica de
todos los tiempos. Royo-Villanova recuerda la monografía publicada por el alemán
Hollinger, en la que dicho autor cita hasta 104 teorías intentando matizar esta distinción.
CAPITULO III
EL DERECHO ADMINISTRATIVO Y LOS SERVICIOS PÚBLICOS

Buena parte del derecho administrativo se construyó alrededor de la figura del servicio
público, considerada, en los inicios del derecho administrativo, como la actividad que
abarcaba todas o las principales funciones del Estado.

Aunque el más ligero examen sobre la realidad jurídica muestra que el servicio público
ha dejado de ser la institución central del derecho administrativo también nos enseña
que, luego de la profunda crisis que soportó durante la mitad del siglo XX, sigue
cumpliendo una función trascendente para satisfacer las necesidades básicas de la
población. Para ello, ha tenido que producirse una profunda transformación del concepto
original, al menos el que propugnaba la Escuela de Burdeos que, tras la máscara de la
solidaridad, impuso una concepción estatista y autoritaria.

Lo acontecido, lejos de ser una metamorfosis kafkiana, refleja más bien el producto de
la evolución del papel del Estado en la economía, mediante un proceso que ocurrió en
casi todos los países europeos y en gran parte de los latinoamericanos (Brasil, Chile,
Perú y Colombia, entre otros) los cuales, más que poner fin a la ideologización del
concepto de servicio público y a su exagerada extensión, pusieron el acento en la
función del control y de garantía2que debe cumplir el Estado para asegurar
determinadas prestaciones básicas a la comunidad, en un escenario en el que se
promueve, al propio tiempo, la competencia entre las empresas que satisfacen
necesidades colectivas a través de prestaciones susceptibles de llevarse a cabo en un
sistema de libre mercado. En ese proceso se ha reafirmado el control o la intervención
estatal para evitar o controlar las prácticas derivadas de los procesos de concentración
empresarial que tienden, por lo general, a la formación de monopolios o de posiciones
dominantes en los mercados cuyas actividades deben ser objeto de control y regulación
para impedir conductas abusivas que afecten la libre competencia.

Otros países, como Estados Unidos, al rechazar como regla la gestión estatal de los
servicios considerados de utilidad pública (salvo excepciones puntales) no cayeron en
los defectos europeos y solo tuvieron que profundizar las técnicas de control o
regulación de actividades que prestaban empresas privadas mediante fórmulas, reglas
y mecanismos que hoy día guardan bastante semejanza con lo que ha acontecido en
Europa continental.

La historia de la teoría del servicio público, en los modelos de origen francés, con sus
luces y sus sombras, ha transitado por diversos caminos que parten desde la adopción
generalizada del sistema de concesiones privadas, como regla general, hasta el más
amplio estatismo. Este movimiento circular ha concluido y actualmente la realidad es
otra.

En ese espacio, los avances tecnológicos han incrementado en forma exponencial las
necesidades colectivas y el Estado, en su función de garante de prestaciones de calidad
a precios justos y razonables fijados libremente en condiciones de competencia, precisa
ejercer sus poderes de regulación y de control.

De ahí la necesidad de reducir la noción a un grupo de prestaciones obligatorias que,


con sus más y sus menos, se encuentran sometidas a un régimen homogéneo y
diferenciado, que las distingue tanto de la actividad administrativa estatal como de
aquellas empresas privadas que se rigen por las reglas del mercado y el principio de

la libertad económica, así como de los llamados servicios sociales (como la educación
y la salud). En otro plano, quedan también fuera del concepto típico y restringido de
servicio público económico las actividades de interés público que realizan los
particulares «jure propio», aun cuando se encuentran sometidas a una intensa
regulación estatal, las cuales, según las realidades que operan en los respectivos
países, pueden asimilarse al régimen de los servicios públicos económicos típicos.

3.1. CONCEPTO Y CONTENIDO DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Cuando se ha abordado la tarea de definir la idea de administrar, la doctrina ha


recurrido con frecuencia a investigar la etimología del vocablo. En tal sentido se
recuerda que el vocablo proviene del latín, donde se forma con las palabras ad y
ministrare, que significar servir o, según otros por contracción de ad manus trahere, que
implica alusión a la idea de manejo o gestión.

Se desprende de lo anterior que la Administración alude a la gestión de asuntos o


intereses; pero una gestión subordinada. Esta última nota debe de ser tenida en cuenta
para perfilar el concepto de Administración pública.

En el Diccionario de la Lengua Española, administrar equivale a gobernar, regir o cuidar


y el administrador se define como la persona que administra bienes ajenos. Claro es
que también cabe la administración de los bienes propios, pero la acepción referida
encierra la idea perfectamente aplicable a la Administración pública, donde el
administrador gestiona siempre bienes e intereses ajenos: los de la comunidad política
a la que él se limita a servir.
De acuerdo con las ideas expuestas, para determinar qué es la Administración pública
hay que tomar al Estado como punto de partida. Pero para evitar confusiones hay que
señalar que en el castellano la palabra administración tiene una doble significación que
puede inducir a equívoco: en sentido objetivo, se refiere a la acción de administrar
(administración, con minúscula) y en sentido subjetivo, hace referencia al sujeto de esa
acción (Administración, con mayúscula).

Por lo tanto, hay que determinar si el concepto subjetivo y el objetivo coinciden


exactamente entre sí, es decir, si toda administración (en el plano de la actividad estatal)
emana de la Administración y, viceversa, si todo lo que hace la Administración es, y solo
eso, administración. Se trata de delimitar el objeto formal del Derecho Administrativo, es
decir, se trata de saber si el Derecho Administrativo es el ordenamiento jurídico de la
acción administrativa del Estado o el ordenamiento jurídico que regula la actuación que
desarrolla la Administración.

Para delimitar el concepto hay que examinar las funciones y los poderes del Estado.

3.1.1. Servicios Públicos y las funciones del Estado

La acción del Estado se manifiesta de diversas formas:

Estableciendo por vía general de las normas a qué deben de ajustarse las conductas de
los miembros de la comunidad

Decidiendo sobre los conflictos intersubjetivos de intereses que se planteen entre los
individuos o entre éstos y la comunidad, y

Ejecutando las medidas pertinentes para satisfacer las necesidades que plantea la vida
en común.

Éstas son las llamadas funciones del Estado y se conocen, respectivamente, con los
nombres de legislación, jurisdicción y ejecución.

La función legislativa consiste en establecer por vía general y obligatoria las normas
a que ha de ajustarse la conducta de los miembros de la comunidad, así como la
organización misma de esa comunidad. A tales normas se les da el nombre de leyes,
las cuales tienen como características fundamentales la generalidad y la obligatoriedad.

La función jurisdiccional se caracteriza en la aplicación de la ley al caso concreto. Si


la ley contempla un supuesto abstracto, la jurisdicción se enfrenta con los casos
concretos cuya solución se le pide. La tarea del juez consiste en comparar la hipótesis
general de la ley con el caso concreto que examina y emitir un juicio en consecuencia.
Respecto a la función ejecutiva, la legislación, como decía Ferraris, no ejercita en
sentido estricto la autoridad del Estado, sino que manifiesta su voluntad, pero no su
acción. Por eso se hace necesaria la ejecución de las leyes o, lo que es lo mismo su
puesta en acción. Esta idea es particularmente grata a la doctrina alemana que repite
como tópico que la administración es acción. Acepta una idea semejante de Sayagués
para quien la función administrativa es la actividad concreta, práctica, desarrollada por
el Estado para la inmediata obtención de sus cometidos. Es un hacer efectivo, mientras
que la legislación y la justicia son actividades exclusivamente jurídicas.

Hay que reconocer que la acción es característica de la función ejecutiva, pero no es


rasgo distintivo suficiente para su adecuada limitación. Las dificultades para la debida
caracterización de la función ejecutiva surgen no tanto de la diferenciación respecto de
la función legislativa, como de la distinción de la jurisdiccional.

La jurisdicción se encamina inmediatamente al mantenimiento de un orden jurídico


dado, intentando restablecerlo cuando es violado y resolviendo conflictos intersubjetivos
de intereses de acuerdo con las normas objetivas de Derecho mientras que la ejecución,
en sentido estricto, no mira tanto a resolver casos concretos de acuerdo con la ley,
cuanto a remediar urgentes e inaplazables necesidades vitales para el propio Estado.
Finalmente, que el acto jurisdiccional se dicta, normalmente, a excitación de parte, para
una situación concreta a la que se halla referido y sólo para la cual tiene validez, los
actos de la función ejecutiva están referidos fundamentalmente al orden como un todo,
siendo una exigencia el que todos ellos sean explicables en razón de la finalidad global
que se persigue.

Analizadas las funciones del Estado se trata ahora de saber qué lugar ocupa la
administración entendida como actividad estatal entre ellas. En principio, hay que
desechar la posibilidad de una función administrativa como cuarta función del Estado
por lo que el problema queda reducido a determinar cuál de las tres funciones estatales
es la que, con terminología distinta, se conoce con el nombre de función administrativa
o administración.

3.1.2. Administración Pública y los poderes del Estado

Si bien es cierto que el poder del Estado es único, la referencia a los poderes del
Estado tiene un valor entendido en la literatura iuspublicista, en la que se denominan
como tales a los órganos constituidos para ejercer las funciones estatales.

Aunque la doctrina de la división de poderes, al menos en su actual vigencia, tiene autor


conocido y una fecha precisa de nacimiento, no debe dudarse de que le fenómeno
histórico de la división de poderes es la consecuencia de un largo proceso cuyas raíces
se adentran en el tiempo.

La Revolución francesa consagra como principio constitucional la doctrina de la división


de poderes expuesta por Montesquieu en 1748 en su famoso L´esprit des lois. Con la
preocupación de asegurar la libertad de los ciudadanos se acepta la idea de que cada
función estatal debe constituirse como competencia única y exclusiva de unos órganos
expresamente ideados para ejercerla. Es así como la legislación seguiría desde
entonces el camino que ya antes recorriera la justicia. Se arranca del acervo de los
asuntos de gobierno para pasar a constituir orgánicamente, un poder independiente.
Aparecen así en la organización del Estado los tres poderes: legislativo, ejecutivo y
judicial.

Queda así el principio de división de poderes, en su versión práctica, reducido a una


simple tendencia, jamás lograda plenamente, que aspira a confinar cada función estatal
como competencia propia del poder de su respectivo nombre. Y de esta forma se explica
el hecho de que el llamado Poder ejecutivo no se limite a una actividad de pura
ejecución, sino que produzca con gran frecuencia actos que, desde el punto de vista
material, podrían calificarse de función legislativa o jurisdiccional del Estado.

Con estas aclaraciones, el concepto objetivo de la Administración pública puede


obtenerse con facilidad. En efecto, la Administración pública, en sentido objetivo, o
actividad administrativa, es necesariamente una zona de la actividad desplegada por el
Poder ejecutivo. Como esta actividad se exterioriza en actos de ejecución, pero también
en actos de legislación (reglamentos) y de jurisdicción, aparece la actividad
administrativa como no homogénea, de donde se justifica que la única forma de
reconducirla a unidad venga dada por la consideración del poder estatal del que emana.

Este es el único punto de vista desde el que se puede intentar una definición positiva
y resulta curioso que sea la que con gran acierto y precisión técnica ha aceptado el
Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, al caracterizar la
administración como “acción de Gobierno al dictar y aplicar las disposiciones
necesarias para el cumplimiento de las leyes y para la conservación y fomento de
los intereses públicos, y al resolver las reclamaciones a que dé lugar lo mandado”

De esta definición se observa que esta acción puede consistir en aplicar y cumplir las
leyes (ejecución) pero también en dictar disposiciones (función de reglamentación y en
resolver reclamaciones (función de jurisdicción).

Por último, si queda así definida la actividad administrativa, resulta también posible
obtener el concepto de Administración pública en sentido subjetivo, que no es sino el
sujeto de aquella actividad y, por consiguiente, la Administración pública es un complejo
orgánico integrado en el Poder ejecutivo.
CONCLUSIONES

 El Derecho Administrativo es una rama del derecho público que surge en el siglo
XIX como materia jurídica, teniendo como propósito definido la administración
pública; concebida ésta como la actividad mediante la cual el Estado y sus
sujetos auxiliares tienden a la satisfacción de los intereses colectivos.

 La noción de servicio público floreció en Francia caracterizada como


actividad de determinado tipo realizada por la administración, y fue el
concepto que sirvió para la construcción del viejo derecho administrativo.

 El servicio público puede ser prestado tanto directamente por la propia


administración, como indirectamente a través de un concesionario.
“Público es el servicio... cuya gestión es asumida, ya por la administración
directamente, ya por una persona o entidad por su encargo o con su
colaboración.

 Se denomina servicio público, de este modo, a la actividad que desarrolla un


organismo estatal o una entidad privada bajo la regulación del Estado
para satisfacer cierta necesidad de la población. La distribución de electricidad,
el suministro de agua potable, la recolección de residuos y el transporte son
algunos ejemplos de servicios públicos.

 Un servicio se considera como público cuando su finalidad es atender una


necesidad de la sociedad en su conjunto. Por eso el servicio público suele ser
prestado por el Estado como entidad que organiza los recursos de la comunidad.

 la “administración pública” puede ser comprendida en dos distintas acepciones,


que dependen fundamentalmente de la concepción de Estado que se maneje.
Así, por un lado, puede hablarse de una administración pública del Estado de
Policía y, por otro lado, una administración pública del Estado de derecho.

 El Derecho administrativo moderno tiene su origen con las revoluciones liberales


de los siglos XVIII y XIX.
 el Derecho Administrativo será una rama del Derecho Público, que regula la
actividad del Estado, así como las relaciones de la Administración Pública con
las demás instituciones del Estado y con los particulares.

 Buena parte del derecho administrativo se construyó alrededor de la figura del


servicio público, considerada, en los inicios del derecho administrativo, como la
actividad que abarcaba todas o las principales funciones del Estado.

 En ese espacio, los avances tecnológicos han incrementado en forma


exponencial las necesidades colectivas y el Estado, en su función de garante de
prestaciones de calidad a precios justos y razonables fijados libremente en
condiciones de competencia, precisa ejercer sus poderes de regulación y de
control.
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