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Padre Federico Grote, el padre de los Círculos de Obreros y apóstol de los

trabajadores

“Escuché la voz de Dios y ya nada fue


capaz de detenerme” Siervo de Dios Federico Grote

En el siguiente trabajo, pretendo describir la figura de Federico Grote, sacerdote


redentorista. Tras una breve biografía, detallo los comienzos de su Obra, los propósitos y las
finalidades de la misma, como así también los medios concretos como lo es el primer círculo
de obreros. La peregrinación a la Virgen de Lujan es un apartado importante, por último,
presento brevemente los congresos que los Círculos realizaron y trataré de responder: ¿es el
fin de la obra?

Breve biografía

Federico Grote, nació en Münster, Alemania el 16 de julio de 1853. Falleció en Buenos


Aires, el 30 de abril de 1940. Hijo de José Grote, tipógrafo y dueño de una imprenta y
Elisabeth Herbst, ama de casa. Cursó sus estudios secundarios en uno de los más prestigiosos
establecimientos de Alemania: el Gymnasium Paulinum. En 1870 ingresa al noviciado de la
Provincia de la Baja Alemania de la Congregación del Santísimo Redentor, ubicado en Tréveris

Fue ordenado sacerdote el 8 de junio de 1878. Al año siguiente se trasladó como


misionero a América. Permaneció cinco años en Ecuador, y llegó a Buenos Aires en 1884.
Dedicó su vida al Evangelio y a difundir el socialcristianismo. Iniciador del pensamiento católico
obrero en Argentina. 1

Comienzos de su obra 2

No es posible entrar en el estudio de la obra social de los católicos sin traer a la


memoria, en el umbral de la misma, la figura excepcional, y a la vez providencial, del padre
Federico Grote. No sabemos cuál habría sido el rumbo de la militancia de los católicos al
deshacerse la empresa organizativa y apostólica concebida y dirigida por José Manuel Estrada,
si no hubiera estado en la Argentina Federico Grote; pero sí sabemos que, al decidirse él por
lanzarse a la acción social, acaudilló un movimiento y, sobre todo, creó una orientación que
marcó el rumbo del catolicismo por cerca de cincuenta años, casi hasta su muerte, en que
otros factores vinieron a desviar o entorpecer esa orientación social.

Al llegar a Buenos Aires , tenía Grote treinta y un años cumplidos , y durante algo más
de siete años deberá desempeñarse en labores religiosas, apostólicas y misionales
encomendadas por su Congregación , favorecido por el manejo fluido del idioma que había
adquirido en poco tiempo y que no poseían todos sus compañeros de comunidad.

1
https://es.wikipedia.org/wiki/Federico_Grote
2
Auza, Nestor; Aciertos y Fracasos Sociales del catolicismo argentino- Grote y la estrategia Social; Ed:
Docencia, Don Bosco y Guadalupe; Bs As 1987
El ejercicio de su labor misionera puso a Grote en contacto con el país, ya que tuvo que
recorrer las grandes ciudades y los pequeños pueblos de las provincias del litoral, del centro y
del norte. En Buenos Aires, alcanzó a recorrer todos los barrios predicando misiones y
extendiéndose con igual propósito por los núcleos urbanos que rodeaban la Capital.

Todo ello fue un eficiente aprendizaje para introducirse en la realidad socio-económica


de la población y conocer la indigencia de medios con que la Iglesia debía atender la inmensa
tarea de la evangelización. Espíritu ardoroso e impetuoso a la vez, Grote tenía un modo muy
particular de predicar, quizás distante del misionero tradicional, que se refería sólo a los
problemas del alma. El, por el contrario, veía al hombre en toda su realidad y no desdeñaba a
las cuestiones que lo alejaban de Dios y provenían de la situación social, cultural o ideológica.

No era ni lo sería un improvisado, ni un mero pragmático, y ello se prueba con la


prudencia y previsión con que fue diseñando el nacimiento de su obra social, cuando creyó
que ése era su camino de labores apostólicas. Ello ocurría en 1891, antes de la publicación de
la encíclica Rerum Novarum, y se confirmó luego de su publicación. El misionero cambiaría de
método, no de oficio, ya que él comprendía que las grandes masas de trabajadores requerían
otro modo para su evangelización: Esta exigía muchas etapas, comenzando por la de tomar
contacto, acercarlas, servirlas, otorgarles formación y defenderlas, para luego ir a la labor de
su promoción personal y social.

Una anécdota narrada por un colaborador pinta la actitud de Grote frente a lo social:
"Recuerdo cómo, hace ya muchos años, habiendo un orador en cierta festividad católica
afirmado que la Iglesia no pasaba de decir al obrero oprimido: 'ten paciencia, sufre con
resignación, que en el cielo tendrás tu recompensa y tu explotador su castigo', el padre Grote
pasó al escenario y refutó tal afirmación, manifestando que no bastaba con la caridad, sino que
era indispensable la justicia, y que el obrero tenía el derecho de reivindicar sus fueros tanto
como cualquier hombre de otra clase, agregando por fin que donde los cristianos toleraban sin
protesta de ninguna especie la injusticia, se tornaban cómplices de ella”

Ya que hablamos del hombre de Dios que él era, nada mejor que transcribir una de las
pocas líneas en que Grote se define a sí mismo: "Siempre aspiré a que llenaran mi vida
Jesucristo y las almas. Y por más pacíficos que sean estos dos amores, puedo aplicarles la
sentencia del gran amador del Cantar de los Cantares, cuando decía que es fuerte el amor
como la muerte, y atormentador el fuego que nace del amor más que el infierno. No quisiera
incurrir en inmodestia al decir que he vivido atormentado de esa fuego". La búsqueda de almas
lo llevó al campo social, y allí permaneció en incesantes trabajos durante varios años

La encíclica Rerum Novarum, fue para Grote la voz de alerta, el gran llamado, la que
alimentó el fuego que ya existía en su corazón y lo convocaba para hacerlo obrero entre los
obreros. En consecuencia, se puso a estudiar la encíclica, comprender su mensaje y, de paso,
trazar algunos caminos preliminares para iniciar los trabajos a los que el Papa convocaba a los
católicos

Propósitos y finalidades
Veamos cómo define la obra en el artículo primero del Estatuto. "Esta Asociación se
funda en la Capital de la República Argentina, con el fin de defender y promover el bienestar
material y espiritual de la clase obrera en marcada oposición a la funesta propaganda del
socialismo y de la impiedad que, mediante promesas engañosas de efímera felicidad, llevan al
obrero a su ruina temporal y eterna y acarrean a toda la sociedad males incalculables".
Observamos en este articulado y hay que remarcarlo, que el propósito del Círculo es "defender
y promover el bienestar material y espiritual de la clase obrera". Este solo rasgo identifica a la
obra y le asigna una nota diferencial sobre las existentes

La idea social y la obra de Grote se reflejan en el hecho de que forma Círculos de Obreros y no
una asociación que, aunque no se llame así será católica. Él quiere agrupaciones de obreros,
pero como la filosofía social católica no propugna la lucha de clases ni los enfrentamientos
sociales, y sí, por el contrario, la armonía y mutua cooperación, él consideraba que hacia el
Círculo debían confluir otros sectores que le presten el auxilio que aquéllos necesitan, a la vez
que se realizaba el modelo de la cooperación y amalgama de sectores sociales. Pero el eje, el
sujeto de los esfuerzos no será ayudar a las nacientes clases medias, y mucho menos a la
burguesía, sino, por el contrario, procurar que éstas desciendan hacia el Círculo para impulsar
el bienestar obrero y la promoción de los mismos. Los sectores sociales mejor dotados y
poseedores de mayores recursos generales debían concurrir en auxilio de los más necesitados.
Si Grote conocía bien un sector social del país, ese sector era el obrero, y comprendía que allí
se gestaba el mundo del futuro, tanto para el país como para el catolicismo

Medios concretos

¿Cuáles eran los medios que el Estatuto del Círculo Central enumeraba para dar
cumplimiento a las finalidades deseadas? Los medios eran varios y, a la vez, amplios, lo
suficientemente elásticos, como luego lo demostraría la práctica, para dar cabida a múltiples
acciones concretas. Los previstos en el Estatuto eran los siguientes: 1) La aplicación del socorro
mutuo; 2) Fundación de escuelas primarias y nocturna:,; 3) Creación de agencias de trabajo; 4)
Actividades de recreación de todo tipo; 5) Conferencias y exposiciones sobre temas científicos,
morales y religiosos; 6) Formación de cajas de ahorro; 7) Celebración de congresos obreros
para estudiar y resolver puntos de interés común al obrero; 8) Organización de una
conferencia de Círculos.

Para pertenecer a los Círculos no se requería una declarada confesión de pertenencia a la


religión católica; si, en cambio, una vida moral conducta honesta reconocida, no militar en
sociedades anticatólicas; ejercer oficio o trabajo determinado

El primer Círculo Obrero

El primer Círculo se fundó con los primeros allegados a la obra, en la casa de los padres
Redentoristas. El acto formal de inauguración se llevó a cabo el 2 de febrero de 1892. ¡Duros
comienzos! No bastaba reunir adherentes, resultado que quizás podía obtenerse con
entretenimientos y algún servicio. Lo fundamental consistía en inyectarles el espíritu de la
nueva obra, tarea nada sencilla y para la cual estaba prácticamente solo el fundador. Las
incomprensiones no tardaron en llegar, y los pocos que lo acompañaban debían ser f armados
para salir al paso a las duras críticas que venían, no de los que pensaban distinto y se adherían
a otras ideologías, sino de los propios católicos que no concebían esa labor social

El crecimiento de Círculos se inicia en 1894. El segundo Círculo que se organizó fue el


de Santa Lucía, que comenzó su existencia el 1º de abril de 1894. Hay que advertir que los
Círculos que siguen al Central toman el nombre de la respectiva parroquia en la que nacen,
situación que llevará, al modificarse los estatutos, a colocar una cláusula por la que se
establece que los Círculos llevarán el nombre de la parroquia en donde nacen. El año 1895
aportó la fundación de seis Círculos en total

Peregrinaciones al santuario de Luján

El padre Grote propuso la organización de una peregrinación de hombres a Luján, para


implorar de la Santísima Virgen su protección hacia el Círculo, y al mismo tiempo darle gracias
por la pacificación de la República". Este último aspecto se refería a las derivaciones de la
revolución radical que estallara unos meses atrás. La peregrinación propuesta sería la primera
que realizarían los Círculos a Luján, y el hecho, lejos de ser un acontecimiento religioso aislado,
alcanzó a convertirse en una tradición para la obra de los Círculos, que, por iniciativa de su
fundador, mostraría así su vocación mariana, muy fuerte en la vida del padre Grote.

Aquella peregrinación, que sería la primera en la vida de los Círculos, se llevó a cabo el
29 de octubre. Reunió ella, según las crónicas periodísticas, unos seiscientos obreros. Al
finalizar el acto religioso en la basílica, según el cronista, "el padre Grote con frase correcta y
emocionada voz explicó en breves palabras los adelantos que, no obstante los inconvenientes
inmensos, había obtenido el Círculo de Obreros en el corto espacio de un año". Luego imploró
a la Virgen "derramara sus bendiciones sobre el pueblo y sobre el clero, ofreciéndole ese nuevo
ejército que se prestaba a su servicio". El voto mariano de Grote sería el primero de un
ofrecimiento constantemente reiterado. Las tres peregrinaciones sucesivas realizadas en
corporación dieron un tono religioso definido a los Círculos, y si bien ello podía perjudicarlos
ante los sectores exclusivamente obreros sirvió para ahuyentar los juicios equivocados de
muchos sobre la orientación de la obra.

Cuatro congresos y... ¿fin de la obra?

Entre 1904 y 1910 se realizaron cuatro congresos de los Círculos, en distintos lugares del país.
Fueron jornadas de estudio, análisis y reflexión. Se reflexionó sobre todo de las debilidades de
los círculos y cómo afrontarlas. Por ejemplo, la escasa dedicación de los Directores Espirituales.
Otro obstáculo fue la carencia de recursos financieros. Además de ser estos congresos un
espacio de estudio y reflexión de las dificultades de los círculos, fueron recursos ordinarios de
formación, de creación de conciencia, de revitalización y de fervor

A lo largo de su historia que llega a la actualidad, los Círculos desplegaron una


trayectoria que los llevó en su momento de esplendor a ser una asociación verdaderamente
masiva, con criterios de disciplina y militancia, espíritu de asociación y sentido de solidaridad.
Es de destacar como la educación sistemática y formal tuvo, en el pensamiento de Grote y en
el desarrollo de los Círculos, un lugar fundamental. Los Círculos crearon escuelas para los
asociados y sus hijos, primarias, profesionales y de arte y oficios como respuesta pertinente a
la necesidad de formación personal y laboral del momento, indispensable para la promoción
humana.3

Alfredo Sánchez Gamarra, autor del libro “Memorias del padre Grote” explica y narra uno de
sus últimos encuentros con el Padre Grote, cercano a sus 80 años: “En las batallas sociales que
libró, por fuerza hubo de herir y ser herido. Hasta en el seno de las formaciones por él
acaudilladas surgieron diferencias de táctica, provocadas por la aparición de nuevos hombres
inspirados en los mismos ideales que él alumbró. A partir de 1910 tales divergencias fueron
cobrando intensidad. El Padre Federico Grote —maestro y caudillo— se hizo a un lado, y
nuevos valores juveniles tomaron de sus manos la bandera de redención social.” Pero sentía
más, si cabe, la pasión por las obras sociales, y en particular el anhelo de mejorar la condición
del obrero

Por todo lo dicho, y teniendo presente el título de este trabajo: el padre de los Círculos
de Obreros y apóstol de los trabajadores, creo que tendríamos que agregar “misionero”. Ya
que como afirma Padre César Sturba “Amó a Jesús hasta el límite de la renuncia de sí mismo.
Se apoyó en su madre del cielo, la Santísima Virgen de Luján, a la que veneró sin descanso
llevando a sus queridos obreros todos los años hasta el pie de su trono, en la basílica. Nos dejó
no sólo el vivo recuerdo de su ejemplo, sino su carisma espiritual plasmado en la Federación de
Círculos Católicos de Obreros. Y también nos maravilló con su santidad. Hoy la Iglesia nos invita
también a recorrerla. Recemos todos juntos para verlo pronto en los altares.” Además, no fue
el fin de los Círculos de Obreros Católicos, hoy contamos con la Federación de Círculos
Católicos de Obreros, el padre Federico nos está haciendo bien desde el cielo, intercediendo
por la obra y por todos los trabajadores.

3
http://www.cementeriochacarita.com.ar/?p=1792

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