La variedad de los canales mediante los cuales se desarrolla
la Comunicación Institucional Interna y
Externa requiere de un manejo competente del discurso escrito; de esa forma, se fideliza la comunicación y se evitan interferencias que pueden obrar en detrimento de los propios objetivos comunicacionales.
Las oportunidades de establecer un vínculo con nuestro
público objetivo a través de un texto son pocas y hay que aprovecharlas. Un texto redactado profesionalmente, con un hábil manejo de recursos, estructura y convenciones, inmediatamente capta la atención del lector y posiciona favorablemente al emisor.
Algunos consejos para una más eficiente redacción
corporativa, desde una perspectiva de Relaciones Públicas: Al ofrecer información al público: redactar en forma clara, concisa, objetiva, sin omisiones y apegada a hechos verificables, no insertar opiniones personales. Respetar la identidad corporativa y los lineamientos estratégicos de la empresa para la que se trabaja o el cliente que se representa. Al intentar influenciar decisiones del público: redactar con argumentaciones veraces, sustentadas en hechos reales y comprobables. Evitar pronunciamientos exclusivamente publicitarios o de marketing. Ser discreto en el uso de adjetivos, evitar los señalamientos intrascendentes, no presumir que las cosas van a suceder de tal o cual forma y no condenar sin evidencias. Sea informativa o persuasiva la comunicación, utilizar palabras que como mínimo se correspondan con un registro institucional o corporativo y que sean seleccionadas en virtud del público al que la comunicación se dirige. Podemos distinguir tres tipos de registros o niveles de redacción: una denominado conversacional/social, en el que se aceptan expresiones informales; otra de tipo corporativo o institucional que exige un lenguaje profesional, específico y formal; por último existe un registro de tipo académico o literario en el que se utilizan preferentemente códigos lingüísticos de alto tecnicismo o complejidad. Iniciar el texto sustantivo de nuestros mensajes yendo directamente al asunto que se desea comunicar; y en todo caso, justificar o argumentar al final del párrafo o en párrafo subsiguiente. Evitar abordar temas o extenderse en digresiones que no vengan al caso. Desdoblar un párrafo en dos o más a fin de explicar más claramente una posición compleja. Si los párrafos son muy breves y constan sólo de una oración temática, agregar oraciones de sustento. Redactar de acuerdo a estructuras sintácticas simples. No hacer uso de puntuación confusa. La puntuación es importante pues sirve para diferenciar las partes del párrafo y para relacionarlas. Como regla general, usar el punto y aparte para diferenciar párrafos y secuencias. Utilizar el punto seguido para distinguir las partes del párrafo. Si las distintas partes del párrafo no aparecen separadas por el punto seguido, el lector podría confundir la oración de enlace, la oración temática o las oraciones de sustento.
Tácticas de Conversación: Aprende a Hablar con Cualquiera con Estrategias Prácticas y Efectivas para Superar la Ansiedad, Mejorar tus Conversaciones y Construir Relaciones Exitosas