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Urvio, Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana. No. 1, Quito, mayo 2007, pp.

88-116
©Programa de Estudios de la Ciudad de FLACSO Sede Ecuador • ISSN: 1390-3691

¿Metamorfosis de la prisión?
Proyecto normalizador,
populismo punitivo y
“prisión-depósito” en
Argentina
Máximo Sozzo1 y se plantea la necesidad de recuperar la mirada
crítica desarrollada desde las ciencias sociales
Fecha de recepción: febrero 2007 acerca de los mecanismos de sometimiento y
Fecha de aceptación y versión final: marzo degradación que tal lógica comporta.
2007
Prisión y proyecto normalizador,
Resumen disciplinario o correccional.

L
Esbozo de un “tipo-ideal”
En este trabajo se analizan las transforma-
ciones actuales de la institución penitenciaria a prisión como insti-
en la Argentina tomando como escenarios tución fundamental
privilegiados de observación los contextos del castigo moderno
de la Provincia de Buenos Aires y Santa Fe y desde su nacimiento
el Servicio Penitenciario Federal. Se explora en el contexto europeo
en detalle el crecimiento de los volúmenes de y norteamericano entre
encarcelamiento, el porcentaje de presos sin los siglos XVIII y XIX
condena, la superpoblación, el hacinamiento, ha estado atravesada
las condiciones de vida inhumanas y el ejer- por un “proyecto normalizador”, analizado
cicio de la violencia. A partir de esta infor- clásicamente por Michel Foucault hace más
mación empírica se plantea una discusión de la de treinta años en su libro “Vigilar y Castigar.
lectura de las trasformaciones contemporáneas Nacimiento de la prisión” (Foucault, 1989).
de la prisión en términos del pasaje de aquel Este proyecto de normalización se inscribe,
viejo modelo normalizador, a un modelo de en clave foucaultiana, en la emergencia de la
la “prisión-jaula” o “prisión-depósito”. Se con- “disciplina” como “tecnología de poder” desde
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cluye con una breve nota normativa acerca de los siglos XVII y XVIII, aun cuando sus filia-
los riesgos en el debate político y ético contem- ciones y procedencias se extiendan hacia la
poráneo sobre la prisión “normalizadora” como antigüedad y la edad media. Esta tecnología
una “edad de oro” a la que habría que retornar gubernamental tiene como centro de refe-
rencia el “cuerpo” de los individuos y aspira a
1  “Docente e investigador en sociología y cri- singularizarlos para transformarlos en “dóciles
minología de la Facultad de Ciencias Jurídicas de
y utiles”: “La disciplina aumenta las fuerzas
la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe Ar-
gentina” del cuerpo (en términos económicos de uti-
lidad) y disminuye esas misma fuerzas (en

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términos políticos de obediencia)” (Foucault, entre los cultores de los “saberes serios” sobre
1989, 142). el delito y la pena (Foucault, 1989, 118-136;
Esta “forma general de la dominación” Pires, 1998a, 6). La prisión nunca fue mera
emergió en hospitales, fábricas, cuarteles y “privación de la libertad”. La finalidad correc-
escuelas, operando detalladamente sobre la cional importó asumir que el individuo que
distribución de los individuos en el espacio ha cometido un delito debe ser castigado con
y la delimitación de funciones y jerarquías, la la privación de la libertad por un tiempo mas
organización del tiempo y de cada gesto que o menos prolongado para que dicha duración
compone una actividad, la ordenación de una sea empleada útilmente a los fines de su trans-
formación a través de la cual el cuerpo es trans- formación en un individuo que no cometerá
formado en sujeto (Foucault, 1989, 139-174). delitos en el futuro, es decir, en un “no-delin-
Esta tecnología de poder, alcanza su expresión cuente” en tanto vía para la producción del
paroxística en términos discursivos en “El “no-delito”.
Panóptico” (1787) de Jeremy Bentham, a partir Por ello, inherente a la lógica de la prisión
del cual se imagina ya no como una forma desde su mismo nacimiento ha sido la con-
excepcional sino generalizable en función de figuración de una serie de ensambles de dis-
su automatismo –el “panoptismo” (Foucault, cursos y prácticas “normalizadores”, “discipli-
1989, 203-212). Y justamente hacia fines del naros” o “correccionales” que buscan moldear
siglo XVIII comienza esta “generalización”, la vida secuestrada. Dichos ensambles no
a través de la “multiplicación”, “destinstitu- surgieron simultáneamente. En la historia de
cionalización” y “nacionalización” de los dis- la prisión es posible observar sus diferentes
positivos disciplinarios –ejemplo, la policía momentos de emergencia. Tampoco tuvieron
moderna (Foucault, 1989, 214-218)- dando siempre el mismo peso. Y a su vez se fueron
lugar a “lo que podría llamarse una sociedad transformando en el tiempo, de la mano de las
disciplinaria” (Foucault, 1989, 212). nuevas maneras de pensar el delito y la pena
En este marco, la prisión implica en clave que se fueron desenvolviendo a lo largo de la
del autor francés la vía central –aún cuando modernidad y que impactaron más o menos
no es la única- de introducción de la disciplina significativamente en la prisión, a su vez com-
como tecnología de poder al interior de la jus- plejamente enraizadas en toda una serie de
ticia penal (Foucault, 1989, 226, 233, 259). variables políticas, económicas y sociales. Una
Y al mismo tiempo se erige como modelo de observación semejante también es válida para
institución disciplinaria en la modernidad, una “geografía” de la prisión, ya que en ciertos
pues lleva a su mayor intensidad cada uno contextos espaciales estos ensambles de dis-
de los procedimientos que caracterizan a las cursos y prácticas no se desarrollaron o no lo
demás instituciones disciplinarias (Foucault, hicieron de la misma manera que en otros.
1989, 238). Es posible, más o menos artificialmente,
Desde el mismo nacimiento de la prisión diferenciar estos ensambles que constituyen
como institución fundamental del castigo el proyecto “normalizador”, “disciplinario”
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moderno se instala como su finalidad declarada o “correccional” en la prisión moderna, pero


la “corrección del criminal” (Foucault, 1989, es preciso tener en cuenta siempre que sus
235, 274). Se trata de una finalidad un tanto fronteras son flexibles y que resulta frecuente
marginal en el grueso de los discursos ilus- su intersección. Procederemos esquemática-
trados sobre la cuestión criminal en Europa mente, en forma “típico-ideal”, sin precisar
en la segunda mitad del siglo XVIII pero que demasiado las variadas coordenadas tem-
rápidamente, de la mano de la concreción porales y espaciales de estas diversas dimen-
legislativa y práctica de la prisión como forma siones.
de castigo predominante fue instalándose La imagen que de este modo pretendemos

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reconstruir del proyecto normalizador/disci- trabajo de los presos –además de las utili-
plinario/correccional que atraviesa la historia dades económicas que puede traer aparejado,
y la geografía de la prisión moderna tiene valencia tan acentuada en las instituciones de
intencionadamente este carácter general y des- la “época clásica”- se supone en sí mismo un
enraizado. Se piensa más bien como el esbozo método para su corrección, pues se presume
de un inventario diversamente movilizado en que instaura hábitos regulares, evita el ocio
distintos escenarios que tiene por finalidad y la posibilidad que nace de este de la aglo-
erigirse en un instrumento para reflexionar meración que genera desórdenes y conflictos,
sobre el presente de la prisión –en particular, entrena en el acatamiento de órdenes y en
en el contexto argentino.2 el respeto de una jerarquía y prepara desde
1. El encierro y el aislamiento. La el punto de vista de las habilidades y capa-
separación del cuerpo social fue visualizada cidades, pero también -y aún más esencial-
desde el nacimiento de la prisión como mente- desde el punto de vista de los deseos
un principio de corrección del criminal. El y aspiraciones para un futuro trabajo asala-
secuestro del preso se supone que corta las riado en el cuerpo social.
influencias sociales que ya son consideradas 3. La religión. Desde el mismo naci-
frecuentemente como las causas del delito miento de la prisión moderna -y también
en el campo de los saberes serios en las pri- como una herencia de la era del “gran
meras décadas del siglo XIX. A su vez, esta encierro”- la práctica de la religión, por parte
separación se vincula con el aislamiento del de los presos, ha estado constantemente aso-
preso, más o menos marcado, al interior de ciada a la finalidad declarada de la corrección,
la prisión que se presume permite su indi- tanto en los contextos protestantes como
vidualización, impide la formación de una en los contextos católicos. Esto a su vez
multitud confusa de la que puedan nacer ha estado conectado al rol de los religiosos
desórdenes y conflictos y al mismo tiempo, como parte del personal especializado en la
asegura una condición para la reflexión y el corrección del criminal que tuvo, sin dudas,
arrepentimiento –allí se cifra su intersección su “edad de oro” en el primer siglo de historia
frecuente con la religión- y posibilita que de la prisión moderna, llegando en muchos
el personal especializado –en sus diferentes contextos y situaciones a transformarse en los
variantes a lo largo del tiempo- incida en su encargados de la administración o el gobierno
corrección. La relevancia de esta dimensión de este tipo de institución, pero que subsistió
se observa en la fuerza que tuvo durante transformándose posteriormente. La recon-
todo el siglo XIX en diferentes contextos ciliación del pecador con la divinidad es
culturales, el debate en torno a las diferentes visualizada como un camino para la reconci-
formas de aislamiento propuestas por los dos liación del preso con la sociedad. La finalidad
grandes modelos penitenciarios norteameri- declarada de la corrección del criminal man-
canos de Auburn y Philadelphia. tiene vigente así durante toda la modernidad
2. El trabajo. Desde la era del “gran sus raíces religiosas vinculadas a la enmienda
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encierro” –hospitales generales, casas de y penitencia del pecador de la tradición cris-


trabajo, casas de pobres, etc.- el trabajo ha tiana.
estado asociado a la “corrección” mediante el 4. La educación. Desde las primeras
secuestro de aquellos que es preciso corregir. décadas del siglo XIX en adelante la edu-
La prisión moderna actualiza este legado. El cación se integró a la finalidad declarada de
la corrección del criminal en la prisión, ini-
cialmente en su faceta de instrucción básica
2  También en este ejercicio seguimos, pero
en forma más libre, la inspiración foucaultiana previa a la generalización de la instituciona-
(Foucault, 1989, 239-251). lización escolar en la vida social, pero luego

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a través de la progresiva instalación de ins- claves para alcanzar su corrección. Una parte
tancias escolares especiales de diverso tipo al de dichas reglas internas han sido dictadas
interior de la prisión. La educación se supone frecuentemente por los poderes ejecutivo o
que transmite “sentido moral”, “valores” legislativo pero siempre han debido ser com-
al preso –de allí su intersección inicial con plementadas con la producción reglamentaria
la religión. Pero también se presume que el por parte de las autoridades de las prisiones.
preso instruido o educado tiene más posibi- A su vez, siempre estas reglas internas para
lidades de, una vez liberado, reintegrarse a la regular la vida secuestrada, han sido materia
vida social “honesta” a través de la obtención de interpretación por parte del personal
de un trabajo asalariado. A partir del siglo especializado encargado de aplicarlas, al estar
XX estas instancias se han complementado caracterizadas por altas cuotas de vaguedad
en distintos escenarios con diversos tipos de y ambigüedad, que hacen que persista en
esquemas de educación no formal– alfabeti- ellas un cierto grado de indefinición. Al
zación, capacitación en oficios, etc.3 mismo tiempo, la aplicación de estas reglas
5. La familia. En el marco de la doble han exigido desde el mismo nacimiento de la
y paradójica consideración del medio familiar prisión moderna el desenvolvimiento de una
simultáneamente como una de las causas del vigilancia jerárquica, constante y meticulosa,
delito del preso –todas las referencias diversas exigencia fundamental en torno a la cual han
a los “desajustes” y “malfuncionamientos” girado sus diseños arquitectónicos y la confi-
familiares en el proceso de “socialización”- y guración de las características de su personal
como uno de los potenciales mecanismos de especializado –en sus diversas variantes. Ante
control informal del preso una vez liberado la detección del incumplimiento de estas
para que no vuelva a cometer delitos, al reglas internas más o menos indefinidas por
menos desde fines del siglo XIX se promueve parte del preso, este personal especializado es
el contacto del individuo secuestrado con el encargado de la imposición de sanciones
su familia, tanto en el interior como en el que también siempre han tenido una impor-
exterior de la prisión. Este contacto familiar tante cuota de indefinición en su formu-
se ha ido estructurando a través de diversos lación escrita, complementada por los usos
mecanismos en los distintos escenarios: las y costumbres administrativos –característica
visitas semanales de familiares al preso, las que no han podido revertir sustantivamente
visitas “íntimas” para parejas, las salidas del los intentos de judicialización de la prisión
preso para visitar a los familiares, etc. desde el último cuarto del siglo XX. Estas
6. La reglamentación, la vigilancia y sanciones han adquirido, a lo largo de su his-
la sanción. Desde el mismo nacimiento de la toria, las formas más diversas, desde la per-
prisión moderna que el preso acate sus reglas manencia durante un tiempo en una celda
internas ha sido visualizada como una de las de aislamiento al cese de la participación
en una determinada actividad considerada
3  También han estado presente desde el siglo “deseable” por parte del preso. La relación
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XX en el proyecto normalizador/disciplinario/co- conformista del preso con las reglas internas


rreccional de la prisión moderna otras dimensio- de la prisión se presume que anticipa y
nes de menor importancia, en gran medida cerca- prepara una relación conformista con las
nas a la educación, pero que en las últimas décadas reglas externas de la vida social, es decir, el
han adquirido una mayor visibilidad. Por un lado, la “no-delito”. Las reglas internas totalizan la
participación de los presos de actividades cultu- vida secuestrada. Al hacerlo interceptan este
rales de distinta índole –talleres de teatro, coros,
ensamble de discursos y prácticas con el resto
producción de publicaciones periódicas, ciclos de
cine, etc-. Por el otro, la realización por parte de de los aquí identificados.
los presos de actividades deportivas. 7. La observación, la clasificación y

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el tratamiento. Desde las primeras décadas de diverso tipo, destinadas a realizar la fina-
del siglo se le adosó a la finalidad declarada lidad de la corrección. La observación, la cla-
de la corrección del criminal una impos- sificación y el tratamiento se encuentran, en
tación medicalizante. Inicialmente desde tanto ensamble de discursos y prácticas, fuer-
el saber médico y alienista, se reivindicó la temente entrelazado con la reglamentación,
necesidad de observar en forma pretendida- la vigilancia y la sanción. Y a su vez ambos
mente “científica” al individuo secuestrado, están fuertemente articulados con la flexibili-
en tanto espécimen de una categoría especial zación del encierro.
de seres humanos, el “homo criminalis”, que 8. La flexibilización del encierro.
empezaba a dibujarse dentro de la familia de Desde el mismo nacimiento de la prisión
los “anormales” en los saberes serios. Esta ten- moderna a través de diversas vías en los dis-
dencia se fortaleció a partir del nacimiento tintos contextos la prisión reivindicó la posi-
de la “antropología criminal” y la “crimino- bilidad de que la pena privativa de la libertad
logía” desde el último cuarto del siglo XIX impuesta en sede judicial pudiera ser flexi-
en adelante. Esta observación constante se bilizada. Inicialmente permitiendo que parte
presume que debe producir un conocimiento del tiempo previsto judicialmente de pri-
“científico”, un “diagnóstico” para la toma de vación de la libertad sea “pagado” por el preso
decisiones acerca de cómo “tratar” al preso en libertad, bajo ciertas condiciones –las
para lograr su corrección -las ideas iniciales salidas transitorias en sus diversas especies, la
de “tratamiento penitenciario” en la primera libertad condicional, etc.- y luego, en forma
mitad del siglo XIX se moldearon en torno mas ambiciosa, a través de la posibilidad de
a la idea del “tratamiento moral” de la alie- que directamente se decrete la finalización
nación en los asilos modernos. Para la toma anticipada de la pena privativa de la libertad
de esas decisiones, a su vez, se considera indis- prevista en sede judicial –la redención de
pensable –y se supone posible- pronosticar pena. Ahora bien, también bajo los auspicios
cuales son las tendencias o inclinaciones del de la “antropología criminal” y la “crimino-
preso hacia el futuro, a los fines de generar logía” desde el último cuarto del siglo XIX se
intervenciones que prevengan aquellas con- alentó una flexibilización del encierro que no
sideradas negativas –el concepto de “peligro- era en un sentido “favorable” al preso, que
sidad” jugó desde el último cuarto del siglo ya no estaba dirigido a acortar el tiempo de
XIX un rol central en este sentido. Estas prisión, sino que transportados por las ideas
decisiones implican clasificar a los presos de en torno a la “incorregibilidad”, apuntaba a
acuerdo a criterios que han ido variando en la posibilidad de perpetuarlo en la medida en
el tiempo, otorgándoles un cierto destino que no se lograra la finalidad declarada de
espacial al interior de la prisión y prescri- la prisión, es decir la corrección del preso–
biéndoles o posibilitándoles la participación la pena indeterminada. En ambos casos la
en ciertas actividades –de allí su intersección determinación de cuándo esta flexibilización
con la educación, la religión, el trabajo, la debía ser posible fue reclamada por la prisión
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familia. Esta clasificación se articula con para su personal especializado, logrando en


una idea de progresión, muy importante al las diversas jurisdicciones mayor o menor
menos desde la segunda mitad del siglo XIX, éxito.
que toma al transcurso del tiempo como el El proyecto normalizador/discipli-
pasaje entre fases diferentes del tratamiento nario/correccional de la prisión moderna
hacia la corrección. A su vez, sobre todo ha sido calificado como un fracaso desde
desde fines del siglo XIX en adelante, el su mismo nacimiento. Como bien ha mos-
tratamiento se nutre de ciertas técnicas de trado Foucault se difunden desde inicios
intervenciones psiquiátricas o psicológicas, del siglo XIX argumentos críticos acerca de

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que la prisión no sólo no reduce las tasas de de nuevos actores y prácticas, estatales y no
criminalidad sino que produce reincidencia, estatales (Garland, 2005, 179-233). Estas
“fabrica” criminales a través del encierro, transformaciones constituyen el centro de
en función de sus características –existencia los debates en el campo criminológico con-
aislada contra-natura, trabajos inútiles, coac- temporáneo. Dar cuenta de ellos excede los
ciones violentas, contagio de los más jóvenes objetivos de este trabajo.
por los mas viejos, etc. (1989, 269-273). Sin Este trabajo pretende interrogar en que
embargo, frente a esta “crítica monótona”, la medida en el terreno particular de la prisión
respuesta ha sido invariablemente, en todas en Argentina es posible visualizar discon-
partes, la misma –al menos hasta hace unos tinuidades con respecto al proyecto nor-
treinta años-, la perpetua y omnipresente malizador/disciplinario/correccional y, en
“reforma penitenciaria” que ha ido a lo largo todo caso, que significado poseen. En esta
del tiempo y del espacio gestando mutaciones dirección pretende dialogar con estos análisis
en este proyecto normalizador/disciplinario/ producidos con respecto a otros contextos
correccional, modificando ciertos ensambles para generar claves de lectura que puedan
de discursos y prácticas que lo componen, interrogar críticamente ciertas formas de
agregando otros, pero sin generar ninguna comprensión que tienen una fuerte capa-
ruptura con respecto a sus principios fun- cidad de “viajar” internacionalmente en el
dacionales: “Desde hace siglo y medio, se ha campo criminológico.
presentado siempre la prisión como su propio
remedio; la reactivación de las técnicas peni- “Prisión legal” y proyecto
tenciarias como la única manera de reparar normalizador/disciplinario/
su perpetuo fracaso; la realización del pro- correccional en Argentina
yecto correctivo como el único método para
superar la imposibilidad de hacerlo pasar a La República Argentina es un estado
los hechos” (Foucault, 1989, 273-4). federal. La legislación penal es competencia
La fecha de esta última frase del autor del Estado nacional, pero la legislación pro-
francés, 1975, resulta significativa. Desde la cesal penal es competencia de los Estados pro-
década de los setenta es posible observar, vinciales, con excepción de la legislación pro-
especialmente en los Estados Unidos pero cesal penal aplicable en la Ciudad Autónoma
también en otros países centrales, la emer- de Buenos Aires que es de carácter “nacional”
gencia de un juego de respuestas diversas -como legado de que dicha jurisdicción era
frente a la percepción de fracaso del proyecto federal hasta la reforma constitucional de
normalizador/disciplinario/correccional de 1994 y a pesar de que la misma le otorgara un
la prisión moderna, que ya no apuntan en estatuto jurídico diverso, en muchos aspectos
la dirección de su reforma para su reforza- similar al de los estados provinciales- y aquella
miento, que no consisten en reafirmar sus aplicable al sector de la legislación penal con-
principios fundacionales, que rompen con siderado de competencia “federal”.
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este marco consensuado y dado por des- La administración de la justicia penal y


contado. (Garland, 2005, 35-38) A su vez de la ejecución de las penas –entre ellas, las
las mismas se enraízan en unas transforma- privativas de la libertad- es competencia de
ciones de las estrategias de control del delito los estados provinciales, salvo en lo que se
que van mucho mas allá de las mutaciones refiere a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
de la prisión e implican desplazamientos no y a aquél sector de la legislación penal consi-
sólo en las maneras de actuar y pensar en el derado de carácter federal.
resto de las instituciones del sistema penal En el año 1996 el Congreso Nacional san-
sino también el nacimiento en este campo cionó un nuevo texto legal sobre la ejecución

Urvio 93
de las penas privativas de la libertad que se La ley 24660 se inscribe claramente en
encuentra actualmente en vigencia, la Ley el marco del proyecto normalizador/discipli-
24660. La cuestión de qué instancia estatal nario/correccional de la prisión moderna. En
tiene competencia para legislar, sobre la eje- el mensaje del Poder Ejecutivo que introducía
cución de las penas privativas de la libertad ha el proyecto de ley en el Congreso Nacional se
sido debatida desde la sanción en 1921, del lee que el mismo pretende fijar “pautas direc-
Código Penal actualmente vigente. El criterio trices que sustenten la posibilidad de cambio
jurídico imperante en la actualidad es que la para una adecuada reinserción social del con-
legislación “penitenciaria” –en el plano federal, denado…procurando la armónica integración
la ley 11833 de 1933, luego desplazada por el de una concepción humanista con el res-
Decreto-Ley 412 de 1958 y por último, por la guardo de la sociedad” (Ministerio de Justicia
Ley 24660 de 1996- combina reglas de carácter de la Nación, 1996, 11).
administrativo, procesal y penal y, por ende, El art. 1 del texto legal señala: “La ejecución
esto implica que los dos primeros sectores de de las penas privativas de la libertad…tiene por
la misma no sean inmediatamente aplicables finalidad lograr que el condenado adquiera
en la jurisdicción de los estados provinciales. la capacidad de comprender y respetar la ley
Este criterio ha llevado a que las legislaturas procurando su adecuada reinserción social”.
provinciales dicten leyes sobre la materia Para ello, el “régimen penitenciario deberá
luego de la sanción de la Ley 24660, pero en la utilizar todos los medios de tratamiento inter-
mayor parte de los casos las mismas se limitan disciplinar que resulten apropiados para la
a incorporar al ordenamiento jurídico pro- finalidad enunciada”. Este tratamiento deberá
vincial la totalidad de la legislación nacional. ser “programado e individualizado y obliga-
De esta forma procedió, por ejemplo, la Pro- torio respecto de las normas que regulan la
vincia de Santa Fe, a través de la Ley 11661 convivencia, la disciplina y el trabajo” (art.
en 1998. En un sentido diverso se dirigió la 5). El “régimen penitenciario se basara en la
Provincia de Buenos Aires que sancionó en progresividad” hacia menores niveles de res-
1999 la Ley 12256 de Ejecución Penal que en tricción de la libertad (art. 6), estableciendo
ciertos aspectos sustantivos entra en colisión cuatro periodos diversos –“observación”, “tra-
con ley 24660 generando una serie de dilemas tamiento”, “prueba”, “libertad condicional”
acerca de su aplicabilidad (Bombini, 2004, (art. 12).
304-310).4 En el primer período el “organismo técni-
co-criminológico” deberá realizar “el estudio
4  Dada la complejidad de la realidad de la pri- médico, psicológico y social del condenado,
sión en un contexto múltiple como el de la Ar- formulando el diagnóstico y pronóstico cri-
gentina, en el que conviven 24 escenarios diversos minológico, todo ello se asentará en una
–el sistema de ejecución de penas privativas de
Historia Criminológica… que se mantendrá
la libertad federal y los 23 sistemas provinciales,
a su vez de muy diversas características- las ob- actualizada”, deberá buscar la colaboración
servaciones empíricas que realizaremos en este del condenado para “proyectar y desarrollar
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trabajo estarán limitadas fundamentalmente a tres su tratamiento”, indicar la sección en la que


ámbitos: el sistema penitenciario federal, el sistema el condenado deber ser incorporado y fijar un
penitenciario de la Provincia de Buenos Aires y el
sistema penitenciario de la Provincia de Santa Fe. es aquél al que mayor acceso directo he tenido
Como veremos, los dos primeros son los que ma- como consecuencia de diversas tareas de inves-
yor importancia poseen desde el punto de vista tigación y extensión realizadas desde la Universi-
cuantitativo, en función del volumen de población dad Nacional del Litoral en las dos prisiones más
encarcelada. Y el tercero, resulta la cuarta jurisdic- importantes de este contexto provincial. En total
ción desde el punto de vista cuantitativo –des- estas tres jurisdicciones reunían en el año 2004 el
pués de la provincia de Córdoba-, pero además 65% de la población encarcelada del país.

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“tiempo mínimo para verificar los resultados propia celda o en otra –todas estas medidas
del tratamiento y proceder a su actualización” por lapsos que van entre 10 y 15 días- tras-
(art. 13) –que se realizará “como mínimo, ladarlo a otra sección del establecimiento o
cada 6 meses” (art. 27). El período de trata- a otro establecimiento (art. 87). También se
miento a su vez puede ser subdividido en fases prevé legalmente la necesidad de establecer
que impliquen una “paulatina atenuación de un “sistema de recompensas” para “los actos
las restricciones inherentes a la pena” (art. 14). del interno que demuestren buena conducta,
El período de prueba implica sucesivamente espíritu de trabajo, voluntad en el aprendizaje
la incorporación del condenado a un estable- y sentido de la responsabilidad en el compor-
cimiento o sección regido por el “principio de tamiento personal y en las actividades organi-
la autodisciplina”, la posibilidad de obtener zadas del establecimiento” (art. 105). Trimes-
“salidas transitorias” y la incorporación al tralmente todo interno deberá ser calificado
“régimen de semilibertad” –salidas laborales en cuanto a su “conducta” -en qué medida
en los días hábiles durante el día- (arts. 15 y el condenado observa “las normas reglamen-
23). tarias que rigen el orden, la disciplina y la
Luego de este período de prueba, el con- convivencia dentro del establecimiento” (art.
denado puede acceder a la libertad condi- 100)- y a su “concepto” –“la ponderación de
cional de acuerdo a los requisitos establecidos su evolución personal de la que sea deducible
en el Código Penal (art. 28).5 Se establece una su mayor o menor posibilidad de adecuada
regulación detallada de la “disciplina”: “El reinserción social” (art. 101). La calificación
interno está obligado a acatar las normas de de la conducta incidirá en la determinación
conducta que, para posibilitar una ordenada de la frecuencia de las visitas y la participación
convivencia, en su propio beneficio y para pro- en actividades recreativas o de otro tipo (art.
mover su reinserción social, determinan esta 103). La calificación del concepto es la “base
ley y los reglamentos que se dicten” (art. 79). para la progresividad del régimen” (art. 104).
Las faltas con respecto a estas reglas pueden Se aclara que el trabajo “es una de las bases
ser graves, medias y leves. La legislación solo del tratamiento y tiene positiva incidencia en
establece las graves dejando a la reglamen- su formación” (art. 106), que a través de él se
tación la determinación de las medias y leves. “propondrá a la formación y al mejoramiento
Dentro de las primeras se incluye: “resistir de hábitos laborales” y a la “capacitación para
activa y gravemente al cumplimiento de desempeñarse en la vida libre” (art. 107) y que
órdenes legítimamente impartidas por funcio- “estará basado en criterios pedagógicos y psi-
nario competente” (art. 85). Y dentro de las cotécnicos” (Art. 112). También se establecen
sanciones a estas faltas se prevé la posibilidad reglas sobre la educación (Art. 133 y 134), la
de excluir al condenado de actividades recrea- religión (Art. 154 y 155) y los contactos con
tivas, deportivas o “comunes”, suspender las familias (art. 168).
parcial o totalmente derechos, asilarlo en su Como se observa sin demasiado esfuerzo
todos los componentes del proyecto normali-
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5  También la ley 24660 prevé otras posibles zador/disciplinario/correccional se encuentran


atenuaciones de la privación de la libertad para articulados –aun cuando con un lenguaje
situaciones muy excepcionales, como la “prisión actualizado, en algunos casos - en este texto
domiciliaria” (Art. 32-34), la “prisión discontinua” legal, en plena continuidad con sus prece-
y la “semidetención”, tanto “prisión diurna” como dentes a nivel nacional. La “prisión legal” en
“prisión nocturna”, así como los “trabajos para co- la Argentina aparecía hacia 1996 fuertemente
munidad” (Art. 35-53). E incorpora la posibilidad
vinculada a esta tradición del “reformismo
de la “libertad asistida” que posibilita al condenado
el egreso anticipado seis meses antes del agota- penitenciario” al que nos referíamos hacia el
miento de la pena (Art. 54-56) final del apartado precedente, que responde a

Urvio 95
la perpetua crisis de la prisión moderna invir- medios de comunicación. Es decir, la mayor
tiendo en este proyecto presentado como “su presencia cotidiana de delitos de ese tipo en
propio remedio” (Rivera Bieras, 2006, 727- los centros urbanos medianos y grandes de
728). la Argentina no es un “hecho bruto”, sino
que va acompañado de una cierta manera de
Ascenso del “populismo punitivo”, darle sentido, que hace que la reacción de los
reformas legales e incremento ciudadanos exceda ampliamente una lectura
de la población encarcelada en “espontánea” de “lo que esta pasando”, impli-
Argentina cando una manera de comprender que no es
nunca la única posible.
Ahora bien, casi inmediatamente después Las demandas de los ciudadanos no fueron
de la sanción de la Ley 24660 es posible –ni son-, por ende, el mero producto de una
observar en el contexto argentino el naci- imposición desde el mundo de la política y de
miento de diversas iniciativas legislativas, los medios de comunicación, pero tampoco
penales, procesales y penitenciarias, que nacieron –ni nacen- independientemente de
parecen explícitamente abrirse en direcciones ellos; son el resultado de una especie de com-
diversas a las del proyecto normalizador/disci- plejo mecanismo circular, plagado de transac-
plinario/correccional. Sobre el telón de fondo ciones.
de una drástica transformación económica y El carácter de “emergencia”, progresiva-
social que implicó una expansión extraordi- mente enfatizado un poco por todos lados,
naria de la exclusión y la precariedad sociales y presentaba a la inseguridad urbana como una
el ascenso de una alianza gubernamental que cuestión sobre lo que se debía actuar “ya”,
integraba elementos de la tradición peronista rápida y decididamente, especialmente desde
con componentes neoconservadores y neo- las competencias de los actores estatales -pero
liberales –el “menemismo”-, desde los años también más allá de los mismos, incorporando
1990 se fue produciendo un marcado creci- apelaciones a la movilización de los individuos
miento de la tasa del “delito de la calle” –es y la “comunidad” (Sozzo, 2005ª, Sozzo, 2007).
decir, aquel comúnmente registrado y perse- Y esas acciones “urgentes” debían producir, en
guido por las instituciones del sistema penal- y esta perspectiva, resultados inmediatos, en
de la sensación de inseguridad en torno a él, el corto plazo. La lógica de la “emergencia”
sobretodo en los centros urbanos grandes y impulsaba, por ende, una forma de codifi-
medianos (Sozzo, 2005a). cación de la inseguridad urbana en una tem-
Éste crecimiento de la inseguridad urbana poralidad breve (Garland, 2005, 227).
se presentó como una “emergencia” en el dis- La inseguridad urbana se fue transfor-
curso de los actores políticos y de los medios mando así en un objeto de intercambio
masivos de comunicación. Esta “emergencia” político, una “mercancía política”, a través de
se encontraba fuertemente ligada a la centra- la cual se buscaba la producción de consenso
lidad que esta cuestión comenzó a adquirir en político y en el límite, electoral. Se trata de un
I n v e s t i g a c i ó n

las percepciones y demandas de los ciudadanos nuevo tipo de “politización” de una materia ya
hacia el mundo de la política –y que reflejaban reconocida desde los más variados puntos de
constantemente las encuestas de opinión vista como “política”. Tal vez se podría pensar
pública. Dicha centralidad estuvo ciertamente como una “electoralización”. Las medidas des-
vinculada a un componente “material” -el cre- tinadas a enfrentar la inseguridad urbana -en
cimiento del “delito de la calle”. Pero también el centro de las demandas de los ciudadanos-
a una forma particular de codificación de este se instalaron como un elemento fundamental
problema, que nace de la interacción con en la tarea de “hacer política”, especialmente
el discurso de los actores políticos y de los en las campañas electorales, uno de los terri-

96 Urvio
torios privilegiados en el cual los actores polí- si el tono racionalista que primaba daba lugar
ticos se juegan la posibilidad de transformarse a la expresión de algún tipo de sentimiento o
en “Príncipe” o seguir siéndolo (Garland, emoción, se trataba de aquellos de contenido
2005, 48-50; 222-223; 239-243: Pavarini, positivo con respecto al delincuente –“com-
2006, 122-125). Esta “electoralización” de pasión”, “solidaridad”, etc. En la búsqueda de
la “emergencia” de la inseguridad urbana reflejar el “sentimiento público”, en cambio,
implicó que las medidas propuestas –y even- reaparecen en estas esferas de las elites políticas
tualmente puestas en marcha- para enfrentar y sociales los sentimientos o emociones nega-
este problema fueran deliberadamente conce- tivas con respecto al delincuente, aumentando
bidas como el reflejo de lo que piensa o siente la “temperatura emotiva” de las estrategias
“la gente”. de control del delito (Garland, 2005, 43-45;
Esta referencia a los pensamientos o senti- 224-228; Pratt, 2006a; Hallsworth, 2006).
mientos de “la gente” constituyó un elemento Emergencia, electorización, “legitimación
de validación fundamental y catapultó a un desde abajo”, “emotividad”. En este marco,
nuevo tipo de “saber experto” al primer plano el incremento de la severidad del castigo legal
en el terreno del diseño de las estrategias se transformó progresivamente en una receta
de control del delito, el de los “expertos” en fundamental para las estrategias de control del
opinión pública trasformados en “consultores” delito, alimentando una tendencia al “endure-
y “asesores” de los actores políticos. (Haggerty, cimiento” de la política penal y penitenciaria,
2004; Garland, 2005, 48-50). Este origen de tanto en el plano de los discursos como de
las medidas propuestas así como la búsqueda las prácticas. De esta forma, se observa en la
constante y multifacético de su “aclamación Argentina –como en otros contextos cultu-
popular” -que va desde el mecanismo formal rales- el ascenso de un “populismo punitivo”
de las elecciones, a la realización de marchas (Bottoms, 1995, 39-41; Ryan, 2005, 141-
masivas de apoyo a tal o cual iniciativa política, 146; Johnstone, 2000, 171-173; Sparks,
pasando por la inclusión de individuos que 2001, 197-200, Garland, 2005, 48-50, 239-
representan a “la gente”, especialmente si 243; Pratt, 2005, 266-267).
pueden investir la calidad de “victimas”, en En esta tendencia, se construye discursiva-
el momento de su diseño o, al menos, de su mente una representación del delincuente que
anuncio público (Garland, 2005, 46-47; 240- estructura lo que David Garland ha llamado
243)- da lugar al paradójico nacimiento de lo una “criminología del otro”. Esta represen-
que Mássimo Pavarini ha llamado una nece- tación “comercia con arquetipos, imágenes y
sidad de legitimación “desde abajo”, “demo- ansiedades, en lugar de estar fundada en un
crática”, de las estrategias de control del delito análisis meticuloso y en los descubrimientos
–in primis, la pena (Pavarini, 2006, 122-125). de la investigación científica”. No es la voz del
Y por otro lado, le daba una nueva relevancia “experto” la que habla privilegiadamente en
a una dimensión que modernamente fue esta representación –aun cuando puede estar
medianamente contenida en el debate público presente, sobretodo en el caso de los “nuevos
I n v e s t i g a c i ó n

sobre las estrategias de control del delito: los expertos” a los que hacíamos referencia más
sentimientos, las emociones. La expresión arriba- sino más bien la del “político”, la
de emociones o sentimientos abiertamente “gente”, la “víctima”. Se representa al delin-
negativos sobre el delincuente -venganza, cuente como a un “otro”, más o menos inasi-
odio, indignación- existía socialmente, por milable al “nosotros”, como una “especie
supuesto, pero se consideraba en el pasado diferente” (Garland, 2005, 228-233). De esta
reciente como algo a ser excluido en el dis- forma se “esencializa” aquello que separa a
curso al respecto del mundo de la política y ese tipo de individuos del resto –en términos
de los medios de comunicación. En su lugar, “biológicos” o, mas frecuentemente, “cultu-

Urvio 97
rales”- lo que permite su “demonización”, que de su padre Juan Carlos Blomberg una fuerte
posibilita a su vez el despliegue de mayores o movilización masiva desde ese momento en
menores niveles de “atrocidad” (Young, 1999, adelante marcada por la elaboración de un
96-120). El “populismo punitivo” apela recu- petitorio a las autoridades ejecutivas y legis-
rrentemente a metáforas bélicas -la “guerra lativas del gobierno nacional y de la Provincia
contra el delito”- que evidentemente, en de Buenos Aires para la realización de ciertas
Argentina tienen unas particulares resonancias reformas penales y penitenciarias –en torno
en nuestro contexto cultural y político, en al cual se habían reunido en agosto de 2004
función de las experiencias políticas autori- mas de 5 millones de firmas- y que fue acom-
tarias de las dictaduras militares recientes que, pañado de la constante presencia de Blomberg
en buena medida, implementaron una “mili- en los medios masivos de comunicación y de
tarización” de las estrategias de control del diversas manifestaciones públicas multitudi-
delito (cfr. García Mendez, 1987; Tiscornia- narias para presionar a las autoridades polí-
Oliveira, 1998; Sozzo, 2005b, 161-208). La ticas –dentro de las que se destaca la primera,
“criminología del otro” es una “criminología realizada frente al Congreso Nacional el 1
de la guerra” (Young, 1999, 116-117). El de abril de 2004 que reunió alrededor de
“populismo punitivo” articula propuestas y 150000 personas.7 A continuación haremos
medidas que se presentan claramente como unas breves síntesis de algunas de las medidas
reflejo de esta “criminología del otro”, “de legislativas más significativas en el campo del
la guerra” y en tanto tales, abren el terreno control del delito, tomadas a partir de estos
del control del delito a la resurrección de una dos momentos “fuertes” de ascenso del “popu-
“economía del exceso”, a su “descivilización” lismo punitivo”.
(Hallsworth, 2002, 2006; Pratt, 2005; 2006a; a) En marzo de 2000, el Gobierno de
2006b, 205-268; Pavarini, 2006, 131-133). Ruckauf del Partido Justicialista impulsó una
Se han dado dos momentos “fuertes” de reforma del Código Procesal Penal de la Pro-
ascenso del “populismo punitivo” reciente- vincia de Buenos Aires, que se sancionó a través
mente en Argentina. El primero se abre con de la Ley 12405 restringiendo severamente la
las campañas electorales del año 1999 para posibilidad de que el imputado preserve su
la elección de Presidente de la Nación y de libertad durante el proceso penal. La excarce-
Gobernadores provinciales y la campaña elec- lación procede cuando el delito que se imputa
toral para elegir Jefe de Gobierno de la Ciudad tiene prevista una pena cuyo máximo no supere
de Buenos Aires en el año 2000.6 El segundo los seis años de prisión, siempre que de las cir-
se abre con el nacimiento de la “Cruzada cunstancias del hecho y de las características
Axel”, como consecuencia del secuestro y ase- personales del procesado resultare probable
sinato del joven Axel Bloomberg en marzo que pueda aplicársele la condena de ejecución
de 2004, que generó a partir del activismo
7  Dentro de los reclamos realizados en dicho
6  Sólo para brindar un ejemplo, en ese marco, petitorio, se solicitaba, entre otras medidas: “Legis-
I n v e s t i g a c i ó n

Carlos Ruckauf, en ese entonces Vicepresidente lar un sensible aumento en las penas mínimas y
de la Nación y candidato a Gobernador de la Pro- máximas para los delitos de homicidio, secuestro y
vincia de Buenos Aires por el Partido Justicialista violación (mínimo 20 años)... Las penas deben ser
proclamaba: “A los asesinos que matan a nuestra siempre de cumplimiento efectivo y total. Sin sa-
gente, no hay que tenerles piedad, los quiero ver lidas anticipadas en ningún caso. Modificación del
muertos. Voy a ser absolutamente duro contra el régimen de imputabilidad penal de los menores”;
delito. Entre un ciudadano indefenso y un delin- “Modificar la pena en condenas por dos o más he-
cuente armado el que tiene que caer es el delin- chos. Las penas deben sumarse sin límite máximo.”;
cuente. No tengo dudas. Hay que optar entre la “Que la pena perpetua sea perpetua. No más 25
gente y los delincuentes” (La Nación, 6/8/1999). años de máximo” (www.fundacionaxel.org.ar).

98 Urvio
condicional (art. 169, inc. 1). Y directamente de “egresos transitorios” de las personas pri-
se impide cuando los delitos imputados hayan vadas de libertad. Por otro lado, se prohibió
sido cometidos por una pluralidad de intervi- la concesión de “salidas transitorias”, la intro-
nientes y en forma organizada, cuando inter- ducción en el “régimen abierto”, el otorga-
venga al menos una persona menor de 18 miento de la “libertad asistida”, de la “prisión
años, cuando el imputado estuviere gozando discontinua”, de la “semidetención” y de las
de libertad condicional, cuando se hiciere “salidas a prueba”, para las personas presas por
con armas de fuego o de cualquier otro tipo homicidio agravado, delitos contra la inte-
de arma, cuando en el caso del robo simple gridad sexual en sus formas agravadas; vio-
hubiese mediado violencia contra las per- lación seguida de muerte; privación ilegal de
sonas, cuando se emplearen vehículos auto- la libertad coactiva seguida de muerte; tortura
motores, cuando existan razones fundadas seguida de muerte, homicidio en ocasión de
para entender que el detenido representa un robo e incendio y otros estragos seguidos de
peligro cierto de lesiones de bienes jurídicos muerte. En la misma dirección, en el segundo
o de reiteración delictiva (art. 171). Dichas momento “fuerte” del ascenso del “populismo
restricciones se hicieron aun mas fuerte con la punitivo”, en marzo de 2004, se sancionó la
sanción de las leyes 13177 y 13183 de marzo Ley 13177 que extendió esta prohibición a
y abril del 2004, en el marco del segundo todos los delitos contra la integridad sexual.
momento “fuerte” al que hacíamos referencia d) En mayo del 2001, el Congreso
mas arriba, que volvieron a reformar el art. Nacional, a instancias del Gobierno Nacional
171 prohibiendo la excarcelación en los casos del Presidente De La Rúa y con el apoyo
en los que se imputa un delito contra la inte- de la oposición, sancionó la Ley 25430 que
gridad sexual en sus formas agravadas o en modificó sustantivamente la Ley 24390,
los que presuntamente resultare víctima una llamada “ley del dos por uno”, pues establecía
persona menor de edad y en los casos en que que cada día de prisión preventiva que sufriera
se imputa la portación de arma de fuego no un imputado que excediera el plazo mínimo
declarada y sin la debida autorización, cuando establecido legalmente –dos años, prorro-
el imputado cuente con antecedentes por la gables hasta 3 años y medio en circunstancias
comisión de delitos dolosos. excepcionales- debía computarse como dos
b) En agosto del 2000 el Congreso días de ejecución de la pena de prisión que
Nacional, con el impulso del Gobierno se le impusiese en su caso. La reforma justa-
Nacional del Presidente de la Rúa –de la mente anula este computo a favor del preso
Alianza por el Trabajo, la Educación y la preventivo.
Justicia- y el consenso de la oposición, san- e) Entre abril y agosto del 2004 el Con-
ciona la ley 25297 de reforma al Código Penal greso Nacional, con el apoyo del Gobierno
incluyendo un nuevo agravante en el art. 41 Nacional del Presidente Kirchner –y de buena
bis, estableciendo que cuando se lleve adelante parte del espectro político- sanciona toda una
un delito con violencia o intimidación contra serie de leyes que aumentan las penas para
I n v e s t i g a c i ó n

las personas mediante el empleo de un arma diversos tipos de delitos. La mas sintomática
de fuego el mínimo y el máximo de la pena de estas fue la Ley 25928 que establece que
correspondiente se elevará en un tercio. cuando el imputado fuere autor de varios
c) En diciembre del 2000, también con hechos independientes reprimidos con una
el impulso del Gobierno de la Provincia de misma especie de pena, la misma tendrá como
Buenos Aires, se produjo una reforma del mínimo el mínimo mayor y como máximo la
Código de Ejecución Penal de la Provincia suma aritmética de las penas máximas corres-
de Buenos Aires a través de la Ley 12543. Por pondientes que no podrá exceder de 50 años.
un lado, se restringió al máximo los supuestos f ) En mayo de 2004 el Congreso Nacional

Urvio 99
sanciona la Ley 25892 que reforma la libertad que le es suministrada, pese a que en su diseño
condicional, haciendo más exigentes los requi- existen ciertos recaudos para fortalecer su
sitos para su obtención, al requerir en todos confiabilidad, como ser la necesidad de incluir
los casos un informe de peritos e incrementar la referencia al DNI de cada una de las per-
el tiempo establecido para su solicitud en los sonas encarceladas censadas. Con respecto
casos de prisión o reclusión perpetúa a 35 al período precedente al inicio del SNEEP,
años. También se establecen nuevas condi- existía una Estadística Penitenciaria Nacional
ciones a cumplir por el liberado condicional- muy deficitaria en cuanto a su confección que
mente. Por otro lado, se prohibió la concesión era llevada adelante por otro organismo del
de la libertad condicional a los autores de una mismo Ministerio. Por lo tanto, la pregunta
serie de delitos (homicidio agravado del art. acerca de la evolución de la población encar-
80 inc. 7 CP; abuso sexual cuando resultare celada en la Argentina en los últimos diez años
la muerte de la persona ofendida; privación no resulta en absoluto sencilla de responder,
ilegal de la libertad si se causare intencio- debiendo necesariamente confrontarse dis-
nalmente la muerte de la victima; secuestro tinto tipo de fuentes.
extorsivo cuando resultare intencionalmente El SNEEP ha producido una curva de
la muerte de la persona ofendida; homicidio evolución de la población encarcelada desde
en ocasión de robo). 1997 a 2004, a nivel del país que es preciso
g) En octubre del 2004 el Congreso considerar, con la salvedad de la debilidad de
Nacional sanciona la Ley 25948 que reforma los datos previos al 2002 y de la no inclusión
la Ley 24660 negando la posibilidad de gozar de las personas privadas de libertad en sede
de salidas transitorias, prisión discontinua policial. Se puede observar (ver Gráfico 1) un
o semidetención y libertad asistida a las per- impactante incremento de la población encar-
sonas condenadas por determinados delitos celada del 83% en sólo 8 años, que ha sido
–los mismos señalados en la reforma de la inicialmente menos pronunciado pero que a
libertad condicional. partir del 2000 escala en forma extraordina-
Uno de los emergentes más visibles del riamente significativa con un promedio de
ascenso del “populismo penal” en la Argentina crecimiento anual en el período del 9,1%. En
ha sido el crecimiento sostenido e impresio- términos relativos, tomando en consideración
nante de la población encarcelada en los las estimaciones poblaciones realizadas por el
últimos años. A nivel nacional, desde el 2002 Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
comenzó a funcionar el Sistema Nacional de (www.indec.gov.ar) se registraría entre 1997 y
Estadísticas de Ejecución Penal en la Dirección 2004 un crecimiento del 71% de la tasa de
Nacional de Política Criminal del Ministerio encarcelamiento que la haría pasar de 83 cada
de Justicia y Derechos Humanos de la Nación 10 0000 habitantes a 142 cada 10 0000 habi-
que procede sobre una base censal a relevar tantes.8
toda una serie de datos de cada una de las Siempre de acuerdo a la misma fuente,
personas privadas de su libertad en unidades si tomamos en cuenta exclusivamente la
I n v e s t i g a c i ó n

de ejecución penal, a partir de solicitudes


anuales al Servicio Penitenciario Federal y a 8  Esta tasa, aún sin tener en cuenta el volumen
las autoridades equivalentes a nivel provincial. de personas privadas de su libertad en sede po-
Este sistema no incluye a las personas privadas licial, es mayor a la de buena parte de los países
de su libertad –como procesados o conde- de Europa Occidental (Rivera Beiras, 2006, 759) y
nados- en alcaidías y comisarías policiales. Por la evolución implica un nivel de crecimiento sensi-
blemente mayor a aquel considerado como “alar-
otro lado, no cuenta en la actualidad con un
mante” en el contexto europeo para un período
sistema de monitoreo que permita controlar incluso mayor (1992/2003) (Rivera Beiras, 2006,
adecuadamente la validez de la información 760).

100 Urvio
Fuente: Sistema Nacional de Estadísticas
de Ejecución Penal, DNPC, MJDDHH.
Gráfico 1

Fuente: Sistema Nacional de Estadísticas


de Ejecución Penal, DNPC, MJDDHH.
Gráfico 2

población alojada en el Servicio Penitenciario en gran medida en este territorio su contexto


Federal –con unidades de ejecución penal en de formación y en él se observan especifici-
la ciudad de Buenos Aires y en el interior del dades en cuanto a los discursos y prácticas vin-
país- incluyendo el año 1996 –de sanción de culados a esta tendencia. Con respecto a esta
la Ley de Ejecución de las Penas Privativas jurisdicción se observan diferencias entre las
de la Libertad- y el año 2005 –con datos a diversas fuentes estadísticas –lo que ya implica
septiembre de ese año provistos por el SPF algunas dudas acerca de su confiabilidad. En
(Borda, 2005, 171)- la evolución tiene un el gráfico incluimos la información del Ser-
sentido similar (ver Gráfico 2), aun cuando el vicio Penitenciario Bonaerense y del SNEEP,
volumen de crecimiento no sea equivalente. aclarando que en ambos casos no se tienen en
En esta década se registra un crecimiento del cuenta las personas que se encuentran privadas
59, 6%. El ritmo de crecimiento anual pro- de su libertad en sede policial. La primera se
medio ha sido del 5,3%, destacándose los extiende desde 1996 a 2005, mientras que
años 2001 y 2002 en los que superó la barrera la segunda lo hace sólo desde 1997 al 2004.
I n v e s t i g a c i ó n

de los diez puntos porcentuales y el 2005 en Como se observa la divergencia se da en los


donde se observa un estancamiento de la curva años 1997, 1998, 1999 y 2004. Si tomamos
ascendente. en cuenta la información producida por el
Seguramente, el caso más dramático de SPB que es la que nos ofrece la curva mas
crecimiento de la población encarcelada en prolongada es posible observar que en esta
la Argentina en estos últimos años ha sido la década la cantidad de población encarcelada
Provincia de Buenos Aires. En ello mucho ha ha crecido el impresionante porcentaje de un
tenido que ver que los dos momentos “fuertes” 164%. El volumen de crecimiento es casi tres
del ascenso del “populismo punitivo” tuvieron veces el observado en el SPF. Para la totalidad

Urvio 101
del período el crecimiento anual promedio de acuerdo a Ales-Borda-Alderete Lobo (2005,
la población encarcelada ha sido del 11,6%, 19), a partir de información oficial del Minis-
siendo los años con mayor crecimiento el terio de Seguridad provincial la evolución de
2000 -25,1%- y 2003 -21,4%. Se destaca el esta población privada de la libertad en sede
último año de la serie que seria el primero en policial ha sido la siguiente: año 2000: 5293
presentar un levísimo decrecimiento del 0.4% personas; año 2001: 6113; año 2002: 7204
en la población encarcelada. persona; año 2003: 5223 personas; año 2004:
En términos relativos y tomando en con- 5506 personas; año 2005 (al 30 de junio):
sideración los datos poblacionales del INDEC 4899 personas. Como se observa, el mayor
se observaría un pasaje de una tasa de 71 volumen de población privada de la libertad
presos cada 100 000 habitantes en 1996 a en sede policial se ha dado en los años 2002
169 presos cada 100 000 habitantes en 2005. y 2003. Si se toman en consideración estos
De esta forma se registraría entre 1996 y 2005 datos, sumándolos a la información oficial
un nivel de crecimiento del 138% de la tasa de provista por el SPB el volumen de población
encarcelamiento, que sería mas del doble de privada de la libertad en la provincia de
los considerados “alarmantes” en el contexto Buenos Aires crece muy significativamente
de la Unión Europea en el período 1992-2003 en el período 2000/2005, como se observa
(Rivera Beiras, 2006, 760) y del registrado en en el Gráfico 3, llegando en el 2004 a superar
los Estados Unidos entre 1990 y 2000 (Wac- la frontera de las 30000 personas. Teniendo
quant, 2005, 5). en cuenta estos números la tasa de encarcela-
Ahora bien, en paralelo a la población miento de la provincia de Buenos Aires es aún
encarcelada en unidades dependientes del más alta, experimentándose un pasaje de 143
SPB en la Provincia de Buenos Aires existe personas privadas de su libertad cada 10 0000
una gran cantidad de personas privadas de su habitantes en el 2000 a 202 cada 10 0000
libertad en alcaidías y comisarías, en condi- habitantes en el 2005.

Nacional de Estadísticas de Ejecución Penal – DNPC – MJDDHH / Ales-


Fuente: Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires / Sistema

Borda-Alderete Lobos (2005, 19).


I n v e s t i g a c i ó n

Gráfico 3
ciones inhumanas e ilegales, que en muchos En la Provincia de Santa Fe, a partir de
casos transcurren hasta meses y años en dicho la información del Servicio Penitenciario Pro-
tipo de espacios, independientemente de su vincial y del SNEEP es posible observar la
condición de procesados o condenados. De evolución de la población encarcelada en el

102 Urvio
período que va de 1996 al 2006. También aquí también se caracterizan por mantener un
se dan algunas divergencias –en el período en volumen muy importante de personas pri-
el que se cuenta con información de ambas- vadas de su libertad, -fundamentalmente,
entre las diversas fuentes, por lo que en el procesados pero excepcionalmente conde-
Gráfico 4 incluimos ambos datos. La distancia nados- en alcaidías y comisarías policiales
entre ambas fuentes, en este caso, es más grave (Lewis, 2005, 204-205). No existe una pro-
que en la Provincia de Buenos Aires, mante- ducción de información oficial sistemática al
niéndose las cifras del SPSF siempre más ele- respecto, pero de acuerdo al Ministerio de
vadas que aquellas del SNEEP. Si tomamos en Gobierno, Justicia y Culto de la Provincia
cuenta las primeras que nos brindan una curva de Santa Fe al 31 de diciembre de 2002 eran
más prolongada, también en este contexto se 2100 las personas privadas de su libertad en
ha dado una tendencia ascendente desde 1997 alcaidías y comisarías provinciales, al 30 de
–con una cierta meseta en el 2000- hasta el junio del 2004 ese número ascendía a 2279 y
año 2003, pero luego se experimenta un des- en febrero de 2006 a 1852. Como se observa
censo progresivo hasta el año 2006. En el el volumen de población detenida en sede
período 1996/2006 se ha experimentado un policial es muy cercano al de la población
crecimiento de la población encarcelada de un encarcelada en las unidades de ejecución
59,7%, es decir, idéntico al observado en el penal por lo que las cantidades, las tasas y las
SPF y mucho menor al experimentado en el evoluciones calculadas sólo a partir de esta
SPB en el período 1996/2005. El crecimiento última población resultan ser sólo indica-
anual promedio para la totalidad del período ciones débiles acerca de lo que efectivamente
sería del 5,19%, destacándose como los años sucede con el fenómeno de la privación de
de mayor crecimiento el 2001 (18,1%) y el la libertad en este contexto provincial. Si
2003 (16,2%). Por otro lado desde el 2004, sumamos ambas cifras, en el año 2002, había
como decíamos, se ha experimentado una 4389 personas privadas de su libertad en la
tendencia descendente que fue muy pronun- provincia de Santa Fe, lo que implica una tasa
ciada en el año 2005, con una disminución de privación de la libertad de 140 personas
del 11,3%. cada 100 000 habitantes -frente a los 182
En términos relativos y tomando en con- cada 100000 habitantes de la Provincia de
sideración los datos poblacionales del INDEC Buenos Aires en ese año, calculados sobre la
se observaría un pasaje de una tasa de encarce- misma base. En el 2004, se trataría de 4744
lamiento de 48 presos cada 100 000 habitantes personas, lo que implicaría una tasa de pri-
en 1996 a 69 presos cada 100 000 habitantes vación de la libertad de 150 personas cada 100
en 2006, habiendo alcanzado su máximo nivel 000 habitantes -frente a los 209 cada 100000
en 2003 con 87 presos cada 100 000 habi- habitantes de la Provincia de Buenos Aires en
tantes. En el 2005 la tasa era de 71 presos cada ese año. La cifra de febrero de 2006 se podría
100 000 habitantes, sensiblemente menor a la sumar la referida a las unidades de ejecución
del SPB en ese mismo año de 169 presos cada penal al 31 de diciembre de 2005, llegando
I n v e s t i g a c i ó n

100 000 habitantes. De esta forma se registra a la cifra estimativa de 4119, lo que impli-
un nivel de crecimiento de la tasa de encarce- caría una tasa de 128 personas cada 100000
lamiento en el período 1996/2006 del 43%, habitantes -frente a los 202 cada 100 000
acercándose a los niveles de crecimiento con- habitantes de la Provincia de Buenos Aires en
siderados alarmantes en Europa en el período ese año. Como se observa de esta manera, el
1992-2003 -como el experimentado por Por- fenómeno de la privación de libertad si bien
tugal (+47%) (Rivera Beiras, 2006, 760). sigue presentando volúmenes desiguales, en
Ahora bien, como en la Provincia de términos relativos muestra una mayor aproxi-
Buenos Aires, la Provincia de Santa Fe mación entre ambos contextos.

Urvio 103
Nacional de Estadísticas de Ejecución Penal, Dirección Nacional de
Fuente: Servicio Penitenciario de la Provincia de Santa Fe - Sistema

Política Criminal, MJDDHH.

Gráfico 4

¿Hacia una “prisión-depósito” o “prisión-hospital”. Una prisión sólo encierro


“prisión-jaula”? y aislamiento, reglamentación, vigilancia y
sanción. Una prisión “segura”. Una “prisión-
En las antípodas de un tipo-ideal de prisión jaula” o “prisión-depósito”. En el presente, la
organizada en torno al proyecto normali- materialización paroxística de este tipo ideal
zador/disciplinario/correccional sería posible son las prisiones de “súper-máxima seguridad”
construir otro tipo ideal de prisión atravesada en los Estados Unidos (cfr. King, 1991,
por un “proyecto securitario”. Una prisión 1999).
que abandona completamente como finalidad En Argentina existen síntomas, en el
declarada la “corrección del criminal”, abra- marco del ascenso del populismo punitivo, las
zando otros objetivos como legitimación de su reformas legales y el impactante incremento de
propia existencia. Por un lado, la retribución la población encarcelada, que parecen mostrar
del daño generado por el delito a través de la un cierto acercamiento de la “prisión real”
producción intencionada de dolor en el preso. (Rivera Beiras, 2006) a este “tipo-ideal” de la
Por el otro, y en forma mucho más central, “prisión-depósito” o “prisión-jaula”. Veamos.
la incapacitación o neutralización del preso, A. Porcentaje enorme de presos sin
durante un lapso de tiempo más o menos condena. En estos últimos diez años en las pri-
prolongado –en el límite, perpetuamente-, siones argentinas se ha observado la presencia
de forma tal que no pueda volver a producir preponderante de presos sin condena –que
delitos, “protegiendo al público”, generando pasan cada vez mas tiempo con ese estatus
“seguridad”. Objetivos relativamente fáciles como consecuencia de la prolongación des-
de realizar, en todo caso menos ambiciosos medida de los procesos penales-, en la mayor
que aquél en torno al cual se organizaba el parte de las veces confundidos al interior de las
proyecto normalizador/disciplinario/correc- mismas instituciones con los condenados, vio-
cional. Y que hacen innecesarios buena parte lando disposiciones constitucionales y legales
I n v e s t i g a c i ó n

de los ensambles discursivos y prácticos ligados (art. 5.4 Convención Americana de Derechos
al proyecto normalizador/disciplinario/correc- Humanos, art. 179 Ley 24660, etc). Esto ha
cional que atravesaron la prisión moderna. estado ligado en forma directa a las medidas
Una prisión sin trabajo, sin educación, sin legislativas tomadas tanto a nivel nacional
religión, sin familia, sin observación, clasifi- como en la Provincia de Buenos Aires rese-
cación y tratamiento, sin flexibilización del ñadas más arriba, pero también a una marcada
encierro. Ni una “prisión-fábrica”, ni una “pri- tendencia de los operadores de la justicia penal
sión-escuela”, ni una “prisión-monasterio”, ni a recurrir en forma acentuada a la denegación
una “prisión-familia”, ni una “prisión-asilo” o de la excarcelación durante el proceso penal,

104 Urvio
utilizando los espacios de discrecionalidad de aquel y. por ende, hace innecesarios con
conferidos legalmente, en el marco del clima respecto a esta población muchos de sus
político y cultural marcado por el ascenso del ensambles discursivos y prácticos caracterís-
populismo punitivo (Litvachky, 2005, 145- ticos. En principio, por ende, si tomamos en
147). cuenta los últimos datos disponibles en cada
De acuerdo al SNEEP, en la esfera del jurisdicción, 5,4 de cada 10 presos en el SPF,
Servicio Penitenciario Federal en el año 1996 8,2 de cada 10 presos en el SPB y 3,3 de cada
los presos sin condena alcanzaban el 55% 10 presos en el SPSF se encontrarían por defi-
de la población encarcelada, mientras en el nición más allá de los alcances del proyecto
año 2005 –al mes de septiembre- llegaban normalizador/disciplinario/correccional. 9
al 54,3% (Litvachky-Zayat, 2005, 156 sobre B. Superpoblación y hacinamiento. Una
la base de información oficial). En la Pro- consecuencia del crecimiento veloz e impac-
vincia de Buenos Aires –sin tener en cuenta la tante de la población encarcelada en nuestro
importante cantidad de personas privadas de país ha sido el agravamiento de la situación
su libertad en sede policial, dentro de las que de sobrepoblación y hacinamiento. Resulta
existe una mayoría de procesados- de acuerdo siempre complejo establecer cuando estamos
al SPB en 1996 el 80% de la población encar- frente a una situación de sobrepoblación
celada estaba constituida por procesados. En pues esto depende de la forma en la que se
el año 2005 ese porcentaje ascendió a 82,7%, determina el número de plazas disponibles en
pero en este período se han registrado años una unidad de ejecución penal.
en los que dicho crecimiento fue aun mayor, En la Provincia de Buenos Aires, ha
como en 1998 en el que alcanzaron el 90% y habido en los últimos años tres criterios
1999 en que alcanzaron el 92,5%. En la Pro- empleados por diversas autoridades estatales
vincia de Santa Fe sólo contamos con infor- en este sentido; a medida que se pasa de un
mación oficial sólo a partir del 2002 y hasta el
2006 -combinando los datos provenientes del
9  Decimos en principio, por que la Ley 24660
SNEEP con aquellos provenientes del SPSF-,
establece en su art. 11 su aplicabilidad a los pro-
siempre dejando de lado la población privada cesados a condición de que “sus normas no con-
de su libertad en sede policial que, como tradigan el principio de inocencia y resulten mas
vimos, en esta jurisdicción alcanzaba volú- favorables y útiles para resguardar su persona-
menes equivalentes a aquella alojada en uni- lidad” y el art. 178 establece que el régimen de
dades de ejecución penal y en la cual predo- las instituciones para procesados posibilitará que
minan ampliamente los procesados. En el año trabajen y se vinculen al grupo familiar, “e inclui-
2002, el porcentaje de procesados ascendía al rá programas y actividades que permitan evitar o
44,8%, mientras en el 2006 dicho porcentaje reducir, al mínimo posible, la desocialización que
pueda generar la privación de la libertad”. Esto
bajó al 33,4%.
ha llevado al Reglamento General de Procesados
Por definición, desde el punto de vista del SPF (Dec. 303/96) a regular la posibilidad de
jurídico, la prisión preventiva debería ser “ejecución anticipada voluntaria” que consiste en
I n v e s t i g a c i ó n

una medida cautelar excepcional al interior que el procesado –dadas ciertas condiciones- pida
del proceso penal, a los fines de asegurar la su incorporación anticipada al régimen de ejecu-
averiguación de la verdad y la aplicación de ción penal (arts. 35-40). Algo similar funciona en
la eventual sanción penal (Litvachky-Zayat, las prisiones santafesinas. Pese a que no se posee
2005, 152; Bombini, 2004, 321). De allí que información estadística al respecto, la incorpora-
desde su misma fundación, la prisión pre- ción a esta “ejecución anticipada voluntaria” de
los procesados no es completamente excepcio-
ventiva se encuentre alejada del proyecto nor-
nal en esta jurisdicción. Sobre este problema en
malizador/disciplinario/correccional ya que la Provincia de Buenos Aires, ver Bombini (2004,
en sí misma no parte de la finalidad declarada 318-325).

Urvio 105
criterio a otro la cantidad de plazas va aumen- dades 3 (90%), 20 (58%) y 2 (28%) y en las
tando y la superpoblación disminuyendo alcaidías de Jujuy (66%) y Salta (42%) (Borda,
–además, claro esta, de que ninguno de ellos 2005, 171; Mugnolo, 2005, 173-175).
toma en cuenta la población encerrada en sede En la Provincia de Santa Fe, teniendo
policial- (Secretaría de Derechos Humanos; en cuenta los últimos datos disponibles del
2005; Borda, 2005, 176-177). Sin perjuicio SNEEP, a diciembre de 2004 no se registraría
de lo señalado, aun tomando en conside- superpoblación carcelaria –ya que incluso
ración los datos oficiales del SPB –con las había, siempre según el cálculo oficial, 200
obvias suspicacias que despiertan- en el caso plazas disponibles en las unidades de ejecución
de la Provincia de Buenos Aires, en febrero penal.11 Sin embargo, el mismo director del
de 2005 se observaría una sobrepoblación del Servicio Penitenciario provincial, Fernando
7,2%, solo 13 de las 39 unidades alojarían una Rosúa reconocía en un informe oficial en
población inferior a su capacidad y en algunas noviembre de 2004 que las dos prisiones mas
unidades la superpoblación llegaría a niveles grandes de la Provincia estaba superpobladas
extraordinarios –unidad 25 (126%); unidad (La Capital, 19/11/2004). Y en junio de 2005
5 (50%); unidad 8 (40%); unidad 3 (37%), la Corte de Suprema de la Justicia provincial
etc.– (Borda, 2005, 172; ver también, Secre- elevó un informe al Poder Ejecutivo provincial
taria de Derechos Humanos, 2005 y Comité haciendo alusión a la situación alarmante que
contra la Tortura, 2005, 31-55). Ahora bien, se vivía en los lugares de detención en el terri-
en la primera audiencia pública ante la Corte torio provincial y marcando las situaciones de
Suprema de Justicia generada a partir de un hacinamiento y sobrepoblación en la Unidad
habeas corpus correctivo y colectivo sobre la Penitenciaria I en la que había 1400 internos
situación de la población privada de su libertad pese a su capacidad alcanzaba sólo a 1080 plazas
en la Provincia de Buenos Aires presentado y en la Unidad Penitenciaria II en donde había
por el Centro de Estudios Legales y Sociales, 600 presos, pese a que su capacidad era de 481
en diciembre de 2004 el Ministerio de Justicia plazas (La Capital, 23/10/2005) –en el 2004
provincial reconoció que la sobrepoblación el SPSF informaba al SNEEP que la capa-
era del 36,53%. En la segunda audiencia cidad era, en el primer caso, de 1600 plazas y
pública en ese mismo proceso judicial en abril en el segundo, de 606 plazas. El hacinamiento
de 2005, el CELS tomando en consideración y la superpoblación son un obstáculo tan evi-
un criterio restrictivo de determinación de la dente para el desarrollo del proyecto normali-
cantidad de plazas disponibles e incluyendo zador/disciplinario/correccional de la prisión
a la población privada de su libertad en sede moderna, en sus propios términos, que hace
policial, en cambio, calculó el volumen de
sobrepoblación en un 90,7% (Borda, 2005, 11  En este caso, es evidente que cobra un ex-
traordinario significado el hecho de que exista un
177; ver también Comité contra la Tortura,
volumen de personas privadas de su libertad en
2006, 41-42).10 sede policial prácticamente idéntico al de la po-
En el caso del Servicio Penitenciario blación encarcelada. En los últimos años, las sedes
I n v e s t i g a c i ó n

Federal, siempre de acuerdo a datos oficiales, a policiales han sido consideradas recurrentemente
septiembre de 2005, la superpoblación llegaría como extraordinariamente degradantes, con si-
al 4,9%, destacándose su volumen en las uni- tuaciones de hacinamiento y sobrepoblación, por
diversos actores de la sociedad civil -la Coordina-
10  La resolución de la Corte Suprema de Jus- dora de Trabajo Carcelario de Rosario presentó
ticia de la Nación en este caso ha sentado un im- un habeas corpus colectivo al respecto en sep-
portantísimo precedente para todo el país, fijando tiembre de 2004- pero también por algunas au-
estándares básicos acerca de las condiciones de toridades judiciales y por la Defensoría del Pueblo
detención y pronunciándose contra el uso abusivo de la Provincia de Santa Fe (2004) (Lewis, 2005,
de la prisión preventiva (Borda, 2005, 182-188). 205).

106 Urvio
superfluo cualquier comentario ulterior. ponente fundamental el profuso empleo de la
B. Condiciones de vida inhumanas, violencia. Por un lado, la violencia entre los
violencias y muertes. El rápido e impactante presos, en la mayor parte de los casos alentada
crecimiento de la población encarcelada, o tolerada por las administraciones peniten-
con situaciones de superpoblación y hacina- ciarias. Por el otro, la violencia del personal
miento incluso en los permisivos términos penitenciario sobre los presos, que adquiere
del lenguaje penitenciario oficial, han gestado diversas formas, desde los golpes a la tortura.
una degradación de las condiciones de vida Ambas cuestiones han sido materia frecuente
en muchas de las prisiones argentinas, espe- de los relevamientos y denuncias señalados
cialmente en las tres jurisdicciones a las que precedentemente. El conocimiento deta-
venimos haciendo referencia. Estas inhumanas llado de su fenomenología resulta difícil pues
condiciones de vida han sido materia durante comúnmente las administraciones peniten-
toda esta década de relevamientos y denuncias ciarias logran oscurecer o directamente ocultar
públicas y judiciales realizadas por organiza- su existencia y características. En la Provincia
ciones de la sociedad civil preocupadas por de Buenos Aires, la Defensoría de Casación
la protección de los derechos humanos de las dio un paso muy trascendente creando una
personas privadas de libertad como el Centro base de datos en el año 2000 sobre torturas
de Estudios Legales y Sociales de la ciudad y otros tratos crueles, inhumanos o degra-
de Buenos Aires (ver sus informes anuales en dantes en cárceles y comisarías provinciales
el período 1996-2005), el Comité contra la que a junio de 2005 registraba 848 casos en
Tortura de la Comisión por la Memoria de prisiones bonaerenses (Coriolano, 2005, 124,
la Provincia de Buenos Aires (2005, 2006), ver también, los relevamientos del Comité
la Coordinadora de Trabajo Carcelario de la contra la Tortura, 2005, 57-74; 2006, 136-
ciudad de Rosario, etc. Pero también ha sido 152; para un análisis de este fenómeno y de
constatadas y denunciadas por numerosos las respuestas judiciales frente al mismo, ver
actores estatales como la Procuración Peniten- Martínez-Litvachky, 2005).
ciaria de la Nación (ver los informes anuales Un dato importante para analizar esta
de este organismo en el período 1996-2005), cuestión es el número de personas presas que
la Defensoría del Pueblo de la Nación (ver son lesionadas o mueren en las prisiones argen-
informe con el Observatorio Internacional de tinas. Estas cifras poseen la limitación -como
Prisiones, 2006), la Defensoría del Pueblo de muchos de las otros hasta aquí analizadas- de
la Provincia de Santa Fe (2004), la Defensoría ser generadas por una fuente oficial y esto da
de Casación de la Provincia de Buenos Aires lugar a la posibilidad de ocultamiento o mani-
(Coriolano, 2005), etc. Resulta imposible pulación. Sin embargo, pueden mostrar una
en este espacio reproducir las observaciones imagen que, en todo caso, es el producto de
empíricas realizadas en cada contexto por una infrarrepresentación de lo que efectiva-
estos numerosos actores. Sólo un elenco, por mente sucede con la integridad física y la vida
rubros: condiciones edilicias precarias e insufi- de las personas presas. En el SPF de acuerdo a
I n v e s t i g a c i ó n

cientes (desde la falta de agua caliente a la falta información oficial, se produjeron 46 muertes
de vidrios), ausencia de condiciones de salu- en el año 2004. De ellas, 13 fueron calificadas
bridad e higiene (desde la ruptura de caños de violentas –heridas de arma blanca, heridas
cloacales a la ausencia de baños), mala calidad punzocortantes, suicidio, muerte dudosa y
y escasez de la alimentación, deficiencias en quemaduras. El número global implica una
la atención de la salud física y mental (desde tasa de mortalidad de 4,7 cada 1000 presos
la ausencia de médicos a la falta de medica- (Borda, 2005, 188, ver también Mugnolo,
mentos), etc. 2005,182-185 y Procuración Penitenciario,
En este escenario, se destaca como un com- 2003, Cap. IV, 2). En la Provincia de Buenos

Urvio 107
Aires estos datos son mucho más significativos sentaban el 25% de la población encarcelada
en términos absolutos, en 2003 murieron 139 de acuerdo a los datos del SNEEP en ese año.
personas y en 2004 esta cifra ascendió a 169 Durante el año 2005 se han registrado en estas
personas -y también en términos relativos, ya jurisdicciones importantes hechos de vio-
que este último número implica una tasa de lencia en los que han resultado una cantidad
mortalidad de 6,7 cada 1000 presos (Borda, extraordinaria de personas muertas. Así, en
2005, 189). El SPB califica a ciertas muertes la Provincia de Santa Fe el 11 de abril, en el
como “traumáticas” –lo que incluye oficial- marco de un motín iniciado en el pabellón
mente heridas de arma blanca, ahorcamiento, 7 de la Unidad Penitenciaria 1 de la ciudad
asfixia, quemaduras, etc. En el año 2000 hubo de Coronda, ante la sospechosa inacción del
26 muertes de este tipo, en el 2001 27, en el SPSF, un grupo de presos tomaron toda un
2002, 19, volumen que se repitió en 2003, ala de la unidad y realizaron asesinatos selec-
para aumentar fuertemente en el 2004 a 63 tivos de otros presos en los pabellones 1 y 11,
(Litvachky-Martinez, 2005, 68). No se cuenta muriendo en total 14 personas (Lewis, 207-
con datos sobre las personas muertas en las 208, Borda, 2005, 194-196). En la Provincia
prisiones en la Provincia de Santa Fe. de Buenos Aires, el 15 de octubre murieron
En cuanto a las lesiones, el SNEEP recoge en el marco de un incendio desatado en el
información sistemáticamente distinguiendo pabellón 16 de la Unidad Penitenciaria N.
entre aquellos presos que las padecen a partir 28 de la localidad de Magdalena 33 personas,
de hechos de violencia con otros presos y ante el abandono del personal penitenciario
aquellos que las padecen a partir de hechos que mantuvo cerradas las puertas del mismo
de violencia con personal penitenciario, pero (Borda, 2005, 199-203, Comité contra la
luego incluye otra categoría vaga y ambigua, Tortura, 2006, 95-110). Si consideramos toda
“otros motivos” –nótese que la unidad de esta información como la “punta del iceberg”
análisis es en este caso no las lesiones sino los del fenómeno de la violencia en las prisiones
presos lesionados. En el 2004 la cantidad de argentinas y a ello le sumamos las denuncias
lesionados del primer tipo ha sido en el SPF públicas y judiciales acerca de las inhumanas
de 104 (el 1% de la población encarcelada), condiciones de vida en las prisiones en estas
en el SPB ha sido de 1207 (5%) y en el SPSF jurisdicciones, parecería ser completamente
ha sido de 15 (0,5%). La cantidad de lesio- aplicable el razonamiento de Iñaki Rivera
nados por agentes penitenciarios ha sido en Beiras sobre el carácter de “pena corporal”
ese mismo año en el SPF de 327 (3% de la que posee contemporáneamente la pena pri-
población encarcelada), en el SPB de 236 vativa de la libertad (2006, 825-829). Y nada
(1%) y en el SPSF de 6 (0,2%). Por último, parecería estar más alejado de los sueños que
la cantidad de lesionados “por otro motivos” abrigaba el proyecto normalizador/correc-
-¿accidentes?- fue en el SPF de 645 (7% de cional/disciplinario de la prisión moderna que
la población encarcelada), en el SPB de 941 esta “corporalidad” del castigo legal.
(4%) y en el SPSF de 4 (0,1%). Salvando el En la literatura criminológica producida
I n v e s t i g a c i ó n

caso del SPSF en donde los números son tan actualmente en el contexto de los países cen-
bajos que hace pensar en la posibilidad de trales - especialmente en ciertos países de
un gran ocultamiento deliberado, sorprende habla inglesa como Estados Unidos o Gran
negativamente que en el año 2004 en el SPF, Bretaña- no resulta infrecuente encontrarse
de acuerdo a las fuentes oficiales, el 11% de la con una clave de lectura de las transforma-
población encarcelada fue lesionada, mientras ciones actuales de la prisión que, a partir del
en el SPB el porcentaje de lesionados ascendió tema de la “declinación del ideal de la rehabi-
al 10.7% -pero es preciso señalar que no se litación”, entiende al presente como el esce-
obtuvieron datos sobre 5533 presos que repre- nario de una deriva de una forma de prisión

108 Urvio
atravesada por el proyecto de normalización/ Por un lado, esta clave de lectura parte de un
disciplinario/correccional a una forma de supuesto dado por descontado pero en parte
prisión atravesada por el proyecto securitario, falso en este contexto –y tal vez también en
una “prisión-jaula”, una “prisión-depósito”. otros (ver para el caso canadiense O´Malley-
Así, por ejemplo, tomando como punto de Meyer, 2005, 203-4). La historia de la prisión
partida –como lo hace este trabajo- el análisis en Argentina aún se encuentra en su infancia.
de Michel Foucualt acerca del nacimiento de Pero existen buenos trabajos en este campo
la prisión moderna, Pratt et al. (2005, xiii) que permiten poner en cuestión la imagen de
en la introducción de uno de los libros más un pasado uniformemente estructurado en
importantes publicados recientemente sobre torno al proyecto normalizador/disciplinario/
los cambios penales, sostienen que el auge de correccional. Como ya señalamos en el primer
lo que denominan la “nueva punitividad” ha apartado de este trabajo, mas allá del com-
borrado el rostro “disciplinario” de la mayor promiso retórico con la finalidad declarada de
parte de las penalidades que es posible asociar “corregir al criminal” los diferentes ensambles
a ella y en particular, con respecto a la prisión, discursivos y prácticos que pretenden realizar
señalan: “que ninguna mejora del preso es dicho objetivo no se pusieron en marcha
buscada o esperada. De ser un laboratorio social en todos los contextos ni lo hicieron de la
diseñado con el propósito del mejoramiento, misma manera. La reciente investigación de
la prisión ha renacido como un contenedor Lila Caimari ha mostrado como en la misma
de bienes humanos ahora reciclados sin fin a Penitenciaria Nacional de Buenos Aires inau-
través de que lo que se ha transformado en un gurada en 1877 como un monumento a dicho
sistema de control transcarcelario”. Esta clave proyecto del “modernismo penal”, durante
de lectura sugestiva resulta afín a un ejercicio sus primeras tres décadas se observaban mar-
bastante común en la perspectiva crítica en el cados límites a su puesta en marcha -la con-
campo criminológico que Pat O´Malley ha vivencia de adultos y menores, la preponde-
definido, con un tono irónico, como la incli- rante presencia de procesados por sobre los
nación hacia la detección de grandes transfor- condenados o la superpoblación- que no se
maciones que implican “catástrofes”, no tanto traducían en su abandono pero si en su mar-
por la connotación de valoración negativa que ginación a “una porción menor de reclusos y
dicha palabra posee –aunque, sobretodo en la a algunos rincones de la institución” (2004,
literatura actual, también por ello- sino por 58-62). También ha llamado la atención sobre
el sentido de colapso que implica, el despla- el hecho de que, en las primeras décadas del
zamiento de una coherencia estratégica por siglo XX, esta Penitenciaria Nacional era sólo
otra coherencia estratégica, el anuncio de la una de las 65 prisiones en donde se alojaba
gestación de una nueva era -la de la “nueva la población encarcelada en el país y que la
penología”, la de la “penalidad postmoderna”, mayor parte de ellas se alejaban ampliamente
la de la “economía del exceso penal”, la de -de acuerdo a las mismas voces oficiales- del
la “penalidad descivilizada”, etc. (O´Malley- proyecto normalizador/disciplinario/correc-
I n v e s t i g a c i ó n

Meyer, 2005, 201-202; O´Malley, 2006, 232- cional, constituyendo verdaderas “cárceles-
252). Los síntomas que más arriba hemos des- pantano” en donde convivía la represión física
crito sobre la “prisión real” en Argentina en y el abandono (Caimari, 2004, 109-123)
los últimos años parecen invitar a utilizar esta –también en la misma dirección, ver el inte-
clave de lectura tan presente en la literatura resante trabajo de Bohoslavsky (2005, 49-60)
internacional actual y proclamar la existencia sobre las prisiones de la Patagonia entre 1890
también aquí de esta “gran transformación”, y 1930. Parecería ser mas plausible pensar que
“catastrófica”. los componentes que hemos definido como
Pero es posible plantear algunos reparos. propios del tipo-ideal de la “prisión-depósito”

Urvio 109
o la “prisión-jaula” han estado siempre pre- ticas se trata sólo de una parte de los presos
sentes en la “prisión real” en la Argentina, en condenados en las prisiones argentinas. En el
el marco de lo que podríamos denominar una plano judicial, se han observado ejemplos de
“economía mixta”, junto con los componentes defensa de los elementos fundamentales del
asociables al tipo ideal de la “prisión-fábrica”, proyecto normalizador/disciplinario/correc-
la “prisión-escuela”, la “prisión-monasterio”, la cional de la prisión moderna, especialmente
“prisión-asilo”, la “prisión-familia”. Esta “eco- la finalidad declarada de “corregir el criminal”,
nomía mixta” ha tenido balances diferentes, en numerosas actuaciones de defensores y
en los distintos momentos, en las diferentes jueces penales en las diferentes jurisdicciones
jurisdicciones e incluso, en las diferentes ins- abordadas, en gran medida en función de su
tituciones concretas. Esto hace muy difícil persistencia a nivel de los textos legales, pero
la construcción de generalizaciones sobre el en muchos casos haciéndose eco de un parecer
pasado -sobre el que decididamente hace falta en el campo doctrinario que recurre a un
mayor investigación. afianzamiento de los principios de este pro-
Ahora bien, sobre esta plataforma se puede yecto como una base para legitimar el reclamo
plantear que esta “economía mixta” de la de obligaciones a autoridades estatales para
prisión real, en nuestro presente, se está desba- con las personas privadas de su libertad y sus
lanceando, acentuándose en forma marcada los condiciones de vida –esto se ha observado,
componentes asociados con la “prisión-jaula” por ejemplo, frecuentemente en las interven-
o “prisión-depósito”, tal como lo muestran los ciones judiciales para hacer cesar condiciones
“síntomas” que hemos aislado mas arriba. Sin de superpoblación y hacinamiento (Bombini,
embargo, es preciso al mismo tiempo tener en 2004,310-314).
cuenta que esto no implica abruptamente la En el plano político, la persistencia del
“muerte” del proyecto normalizador/discipli- proyecto normalizador/disciplinario/correc-
nario/correccional. Y esto en dos sentidos. cional tal vez no pueda observase fácilmente en
a. En primer lugar, en términos retó- los debates electorales que han atravesado estos
ricos. En el plano legal, judicial, político e últimos diez años en la Argentina y, en general,
institucional, el proyecto normalizador/dis- en la “gran política” reflejada en los medios de
ciplinario/correccional de la prisión moderna comunicación, pero si en muchos circuitos
aún posee una cierta fuerza. En el plano legal, discursivos ligados al diseño e implementación
si bien las reformas comentadas en el apartado de políticas públicas, es decir en el terreno en
anterior se han dirigido, como decíamos, en el que el “político” se intercepta con el “admi-
un sentido distinto, las mismas no han des- nistrador”. Un ejemplo de ello –entre muchos
truido la arquitectura de la “prisión legal” tal otros- ha sido el discurso de los funcionarios
como se gestó en la Ley 24660 o en la Ley políticos que han ocupado el cargo de Director
12256 de la Provincia de Buenos Aires, vincu- del Servicio Penitenciario de la Provincia de
ladas en forma clara al proyecto normalizador/ Santa Fe desde diciembre del 2003 hasta la
disciplinario/correccional. Incluso aquellas actualidad –Fernando Rosúa y Jorge Borto-
I n v e s t i g a c i ó n

personas condenadas a las que se apliquen las lozzi. Ambos en innumerables manifestaciones
penas privativas de la libertad más elevada, con han expresado un discurso político acerca de
nulas posibilidades de flexibilidad del encierro, la prisión que enfatiza el ideal de la rehabili-
estarían sometidas desde el punto de vista nor- tación o resocialización y señala la importancia
mativo durante su secuestro a todas las otras del desarrollo al interior de la misma de los
dimensiones típicas de aquel proyecto. Además ensambles discursivos y prácticos asociados al
es preciso tener en cuenta que en función de proyecto normalizador/disciplinario/correc-
los criterios legales establecidos en cuanto a los cional –trabajo, educación, etc.
tipos de delitos cometidos y demás caracterís- Así, se observa claramente en el docu-

110 Urvio
mento “Política Penitenciaria de la Provincia tampoco debe ignorarse “el significado social
de Santa Fe. Informe de Gestión” (Gobierno y la eficacia práctica de la retórica política y
de la Provincia de Santa Fe, 2006) en cuya de las representaciones oficiales”, no debemos
introducción se lee que “la función de la “dar por supuesto que lo que se dice no tiene
pena debe ser la de prevenir que los sujetos importancia”, pues “a veces hablar es actuar”.
que la sufran cometan nuevos delitos o sea Lo que se dice y escribe moldea formas de
la prevención de la reincidencia” y se declara pensar que se traducen en formas de actuar
explícitamente la adhesión a “la Teoría de la –aunque por supuesto esto no necesariamente
Prevención Especial Positiva”, para lo que el sucede siempre (Garland, 2005, 63-64, ver
Gobierno provincial: “proyecta y aplica polí- también Pavarini, 1994, 14).
ticas que brindan a las personas privadas de b. En segundo lugar, en “lo que esta
la libertad elementos para la reflexión, el cre- pasando” en las prisiones en estas tres jurisdic-
cimiento personal , el fortalecimiento de los ciones abordadas también es posible observar
lazos sociales y familiares, la capacitación y la la persistencia, más o menos acotada en cada
inserción en el mundo laboral, todo ello en una de ellas, del proyecto normalizador/
un estricto respeto de los derechos humanos”. disciplinario/correccional. Es decir, la vida
Luego el documento detalla las acciones secuestrada de una porción de la población
emprendidas en el período 2004/2005 en encarcelada en estas tres jurisdicciones –en
el marco del “Programa de Fortalecimiento principio, una parte variable de los conde-
del Régimen Penitenciario Progresivo” y nados- sigue estando organizada efectivamente
del “Programa de Desarrollo Humano de las en los términos de aquél proyecto y atravesada
Personas Privadas de su Libertad” que en su por los ensambles discursivos y prácticos que
mayor parte se inscriben en la dirección del lo constituyen y que aislamos en el primer
proyecto normalizador/disciplinario/correc- apartado de este texto.
cional. Por último, también es muy visible El SNEEP nos brinda algunos datos
en las administraciones penitenciarias de estadísticos para observar esta persistencia,
las jurisdicciones abordadas la subsistencia aún cuando al fundarse en fuentes oficiales y
retórica del proyecto normalizador/discipli- no tener ningún esquema de monitoreo, su
nario/correccional, sobretodo en el discurso confiabilidad deba ser puesta en duda. En el
que sus autoridades presentan públicamente SPF en el año 2004 el 67% de la población
–basta a tales fines visitar los sitios web del encarcelada no llevaba adelante ningún tipo
Servicio Penitenciario Federal (www.spf.go.ar, de trabajo remunerado, 3% trabajaban hasta
ver especialmente apartados referidos a “Tra- 10 horas, 6% hasta 20 horas, 9% hasta 30hs
tamiento” y “Trabajo Carcelario”) o del Ser- y 15% hasta 40 hs.12 El 13% de la población
vicio Penitenciario de la Provincia de Buenos había recibido durante ese año algún tipo de
Aires (www.spb.gba.gov.ar, ver especialmente capacitación laboral. El 62% participaba de
apartado “La Institución”). Pero también alguna instancia educativa -23% EGB, 8%
esta presente en una parte importante de lo
I n v e s t i g a c i ó n

que los funcionarios penitenciarios “dicen” 12  En algunas de estas variables, en las diferen-
cotidianamente al interior de las prisiones tes jurisdicciones, es constante la presencia de un
–sobretodo en aquello que “escriben”- espe- cierto volumen de la población encarcelada so-
cialmente aquellos funcionarios ligados pri- bre la que no se poseen datos. Lo tomamos en
mordialmente al “tratamiento penitenciario” cuenta para calcular los porcentajes -cosa que no
–por lo general, profesionales del campo de hace el SNEEP- cuando el mismo supera el 3%
del total. Lamentablemente el SNEEP no brinda
las ciencias humanas y sociales. Como bien
esta información desagregada entre condenados y
señala David Garland, no debemos “con- procesados que sería muy útil a los fines de este
fundir lo que se dice con lo que se hace”, pero argumento.

Urvio 111
Polimodal, 1% Universidad, 30% Educación En el SPSF, en el año 2004 el 2,7% trabaja
No Formal. El 82% había participado de hasta 10 horas, el 34,3% hasta 20 horas, el
actividades recreativas y deportivas durante el 24,8% hasta 30 horas y el 1,9% hasta 40
año y el 83% había recibido visitas familiares. horas –no se tienen datos sobre el 7.9% de
El 70% de los condenados encerrados se la población encarcelada. El 23,4% participó
encontraban en “período de tratamiento” y de alguna experiencia de capacitación laboral
el 14,9% en “período de prueba” –pero había –pero no se tenían datos sobre el 7,9% del
un 7,7% de los condenados sobre los que no total. El 49% de los presos participaron de
se tenían datos. Sólo el 8% gozaba durante alguna instancia educativa durante este año
el año de “salidas transitorias” –pero no se -23% EGB, 5% Polimodal, 1% Terciario, 1%
tenían datos sobre el 13,3% de la población Universidad, 19% Educación No Formal. El
condenada-, el 7% de “prelibertad”, el 2% 85 % participaba de actividades recreativas y
de “prisión discontinua”, el 0,7% de “semi- deportivas y el 95% recibió visitas familiares.
libertad” –pero no se tenían datos sobre el Siempre de acuerdo a las fuentes oficiales,
8,2% de la población condenada- y el 0,1% el 84% de los condenados se encontraba en
de “semidetención”; es decir que de la tota- “período de tratamiento” y el 12% en período
lidad de los condenados encerrados menos de prueba”. El 10,3% de los condenados
del 18% gozaba de alguna forma de flexibili- gozaron durante este año de “salidas transi-
zación del encierro. torias”, aun cuando no se poseía información
En el SPB en idéntico año y de acuerdo a sobre el extraordinario volumen del 45% de
la misma fuente oficial, el 61% no trabajaba, la población. En los datos sobre estos bene-
el 4% lo hacía hasta 10 horas, el 14% hasta 20 ficios penitenciarios en el SPSF se observa
horas, el 8% hasta 30 horas y el 13% hasta 40 siempre este problema de una enorme can-
horas. El 17,7% de la población había recibido tidad de presos sobre los que no se tiene
algún tipo de capacitación laboral –pero no se información. Así, el 12% de los presos están
cuenta con información sobre el 8,4% de la incorporados al régimen de “semilibertad”
población encarcelada. El 29% participaba pero no se tiene datos sobre el 47,9%; 1,8%
de alguna instancia educativa -17% EGB, 9% gozan de la “prisión discontinua” pero no se
Polimodal, 1% Universidad, 2% Educación tienen datos sobre el 27% y el 0,1% goza de
No Formal. El 90% participó de actividades la “semidetención” ni tampoco sobre 27% de
recreativas y el 80.9% recibió visitas fami- la población condenada. Menos del 1% goza
liares –no se contaba con información sobre del programa de “prelibertad”. Pero a pesar
el 7,8% de la población encarcelada. El 59% de la falta de información sobre algunos de
de los condenados se encontraba en “período estos beneficios penitenciarios, podemos
de tratamiento” y el 6,8% en “período de afirmar que al menos el 25% de la población
prueba” –pero hay un alto volumen de “sin condenada gozaba de alguna forma de flexi-
datos”, 16,5% del total de la población con- bilización del encierro de acuerdo a la fuente
denada. Sólo el 2,3% gozaba en ese año de oficial.
I n v e s t i g a c i ó n

“salidas transitorias”, el 16% de “prelibertad”, Estos datos, como decíamos, deben


el 8,6% de “prisión discontinua”, el 5,3% de ser tomados con muchísima cautela. Pero
semidetención y el 0,5% de semilibertad –es nos brindan una ventana para conjeturar la
preciso tener en cuenta que en todos estos persistencia, más o menos acotada, de los
datos, entre un 9% y un 10% de los conde- ensambles del proyecto normalizador/disci-
nados sobre los que no se poseen datos. Es plinario/correccional en la organización de
decir que, de la totalidad de los condenados, una parte de la vida secuestrada en estas tres
al menos un 32,7% gozaba de alguna forma jurisdicciones. Se podría arriesgar incluso
de flexibilización del encierro. la hipótesis que esta persistencia no tiene la

112 Urvio
misma fuerza en las diferentes jurisdicciones. A modo de conclusión
Esta hipótesis podría contar con los diferentes
ritmos y volúmenes de crecimiento de la Sólo dos comentarios finales. En primer
población encarcelada, los distintos porcen- lugar, una aclaración. Sostener la per-
tajes de “presos sin condena”, los diferentes sistencia en “lo que está pasando” en la
niveles de superpoblación y hacinamiento, así prisión en estas jurisdicciones, en forma
como también el distinto grado de deterioro más o menos acotada, del proyecto norma-
de las condiciones de vida intramuros y de lizador/disciplinario/correccional no quiere
difusión de la violencia y la muerte. E incluso, decir, por supuesto, que el proyecto realice
podría extenderse a las diferentes prisiones en en sus efectos su finalidad declarada. Las
una misma jurisdicción.13 Sobre esta base, se valoraciones producidas al respecto por las
podría hipotetizar que la Provincia de Buenos perspectivas críticas en el campo crimino-
Aires plausiblemente aparece como el esce- lógico desde la década de 1970 en adelante
nario en el que es más marcado el predominio resultan tan apropiadas hoy como en aquél
de la “prisión-depósito” o “prisión-jaula”. Pero entonces. Tampoco quiere decir que los
en todo caso, la única manera de profundizar diversos ensambles discursivos y prácticos
en estas conjeturas es a través de la investi- que efectivamente se ponen en marcha al
gación empírica. A partir de una incursión de interior de las prisiones lo hagan en la forma
ese tipo las diferencias –de existir- nos resul- en que son “soñados” por sus diseñadores –a
tarían más claras y nuestros juicios podrían nivel legislativo e institucional-, ni siquiera
hacerse sobre bases más firmes. por sus operadores en la cotidianeidad de la
vida secuestrada. Existen múltiples y cons-
tante desplazamientos en este sentido. ¿Qué
13  En el caso de la Provincia de Santa Fe que tiene que ver el sueño del diagnóstico, el
es aquél con el que estoy mas familiarizado direc- pronóstico y el tratamiento construido desde
tamente, esto resulta obvio cuando se compara el paradigma de la criminología clínica posi-
la Unidad Penitenciaria N. 10 con sólo 74 presos
tivista con la práctica en la que el gabinete
en 2005, con la Unidad Penitenciaria N. 1, la pri-
sión más grande de la provincia, con 1145 presos criminológico sólo se encuentra con el preso
en 2005. En la primera, dónde sólo hay alojados una vez a las pocas semanas de su ingreso y
condenados, los componentes del proyecto nor- luego no vuelve siquiera a verlo durante meses
malizador/disciplinario/correccional son predomi- e incluso años, contestando a los diversos
nantes e incluso los funcionarios penitenciarios se requerimientos de evaluación mediante la
animan a declarar públicamente su “éxito”. En la consulta de documentos producidos por
segunda, con alto volumen de presos sin condena, la misma administración penitenciaria?
situaciones de sobrepoblación –aún cuando no ¿Qué tiene que ver el trabajo soñado como
reconocidas oficialmente- llevaron durante varios
herramienta fundamental de la “corrección
años –especialmente el período 1999/2003- a ce-
rrar muchos espacios de actividad para conver- del criminal” con las tareas de limpieza de
tirlos en espacio de alojamiento, predominando un aula o de una capilla que son encomen-
I n v e s t i g a c i ó n

la preocupación por la seguridad sobre cualquier dadas como trabajo “remunerado” en las
otro tipo de intervención –expresado en los prisiones actuales? ¿o la educación, también
“cortes de tránsito” ante cualquier inconveniente soñada como herramienta fundamental de la
que dejaban a los presos sin ir a las escuelas, a los “corrección del criminal”, con una escuela
talleres, etc. Se trata –junto con las comisarías y que funciona pocas horas durante el día, que
alcaidías policiales- del escenario más importan- muchos días hábiles no lo hace por “corte de
te de violencia y muerte en la población privada
transito” en función de la preocupación por
de su libertad. Evidentemente, el balance de esta
“economía mixta” de la prisión arroja resultados la seguridad, en la que para asistir es preciso
diferentes en ambos casos. tener buena “conducta” tal como es evaluada

Urvio 113
por la administración penitenciaria y en la Para concluir, una breve nota normativa.
que no hay materiales de estudio? Y un largo Mucha de la literatura contemporánea que se
etcétera. refiere a las transformaciones actuales de las
En segundo lugar, es obvio que no debe estrategias penales y que enfatiza la crítica a
buscarse la razón fundamental de la persis- la “nueva punitividad” corre el riesgo de caer
tencia del proyecto normalizador/discipli- en un gesto ético y político, muchas veces no
nario/correccional en las prisiones argentinas querido, pero seguramente infundado his-
contemporáneas en su supuesto éxito ni en tórica y sociológicamente. De alguna manera,
el hecho de que su implementación respete reinventan una “edad de oro”, plagada de
su diseño. Una vía para comprenderla radica valores y realidades positivas, anterior a los
en su reproducción cultural, el peso más o cambios contemporáneos que incrementan
menos fuerte que este proyecto posee en el la severidad penal y penitenciaria. En el
plano legal, político, judicial y administrativo terreno de la prisión esto puede llevar a la
al que hacíamos referencia más arriba. Pero paradójica revalorización el proyecto nor-
también es necesario reconocer que en su malizador/disciplinario/correccional como
actualidad, esta “cultura normalizadora/dis- la antítesis de aquello a lo que nos enfren-
ciplinaria/correccional” no esta rodeada de tamos en el presente, la “prisión-depósito”,
optimismo, de una fe exacerbada acerca de la la “prisión-jaula”. En nuestro contexto –aún
posibilidad de su realización efectiva. Igual- cuando sospecho que, en cierta medida, en
mente importante ha sido y es la capacidad todos, incluso en los países centrales- este
de este proyecto, al menos en el dominio es un error fatídico, ya que dicho proyecto
limitado al que se extiende, de producir una fue y sigue siendo –en su implementación
“prisión quieta”, brindado un variado arsenal pero ya desde su diseño- un productor sis-
de herramientas para gobernar la prisión temático de sometimiento y humillación.
contemporánea (García Bores, 1997, 159- El desbalance actual en buena parte de las
160; Bergalli, 1999, 75-76; Rivera Beiras, prisiones argentinas de la “economía-mixta”
2006, 738-740, 785-786). Parecería ser que que las ha caracterizado -y aún caracteriza en
en términos prácticos al proyecto norma- cierta medida-, hacia los componentes aso-
lizador/disciplinario/correccional le basta ciables con el tipo ideal la “prisión-depósito”
para subsistir –al menos limitadamente- no o la “prisión-jaula” no es una buena noticia
la realización de su ambiciosa meta externa a para los presos y para todos aquellos preocu-
la prisión misma y orientada hacia el futuro pados en la lucha contra su degradación y
–hacer que los presos cuando dejen de serlo exclusión. Pero tampoco lo es la persistencia
no produzcan delitos- sino la realización de del proyecto normalizador/disciplinario/
una meta mucho más humilde, interna a la correccional de la prisión moderna. Simple-
prisión misma y orientada hacia el presente, mente se trata de un elemento empírico, des-
hacer que los presos no alteren el orden de la criptivo, que debe ser necesariamente tenido
prisión. Y de esta manera disminuir la con- en cuenta para pensar los carriles mas viables
I n v e s t i g a c i ó n

flictividad de la prisión, hacia adentro y hacia para alentar la única política de la prisión
fuera de sus muros. Una “disciplina negativa”, admisible éticamente, la búsqueda constante
por decirlo así, orientada menos a la trans- de la reducción de los daños que la misma
formación del “delincuente” en “no-delin- cotidianamente genera.
cuente”, que a su “bloqueo” momentáneo,
mientras el mismo se encuentra secuestrado
en la prisión. En fin, una “disciplina” sin
“normalización” o “corrección” (ver la frase
incidental de Foucault, 1989, 212).

114 Urvio
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