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Filosófico -
práctico
Armando H. Toledo
Cuernavaca, México
1
La presente obra digital es el resultado de cientos de horas de investigación bíblica
y bibliográfica. Es una edición de autor y se distribuye gratuitamente a los lectores
de habla hispana en América Latina y el resto del mundo. El autor, que es un
creyente e investigador mexicano (n. 1965), no tiene compromisos
denominacionales con ninguna iglesia establecida, llámese católica, evangélica o de
cualquier otra denominación. La UCLi es un ministerio mundial cristiano de
investigación y docencia de carácter independiente.
Primera publicación © 2003.
Todos los derechos reservados.
Se permite el uso de este material para ser citado, distribuido gratuitamente y
estudiado en grupos religiosos y no religiosos, siempre y cuando no se altere su
contenido y se den los respectivos créditos al autor y a La UCLi.
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electrónica:
a.h.toledo@hotmail.com
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2
Desde hace al menos cincuenta años ya no vivimos más
en la modernidad. El clima intelectual finisecular en el
que nos encontramos bien puede ser calificado de
posmoderno. Es una época plagada de problemas,
violencia y falta de sentido. Y en medio de este estado
desesperado de cosas, más de uno ha cuestionado la
existencia de Dios. Otros, los más osados, han negado
de plano que haya tal cosa como un Dios.
4
1. Raíces de una nueva actitud
hacia el Creador
La negación sistemática de Dios alcanzó hacia el siglo
XIX una fuerza impresionante. Los intelectuales —es
decir aquellas personas que trabajaban con ideas— se
preguntaron si acaso el universo, la vida y el hombre
pudieron haber llegado a la existencia sin una Primera
Causa de carácter sobrenatural. ¿Sería entonces la
adoración de un Creador solo
una pérdida de tiempo por no
haberlo? Las respuestas de los
filósofos reconocidos de la
época fue enfática y casi
unánime. Por ejemplo, el
filósofo alemán Friedrich
Nietzsche dijo: “Tal como ya
no necesitamos un código moral, tampoco necesitamos
la religión”. Por su parte Ludwig
Feuerbach afirmó que “la religión
es el sueño del espíritu humano”. Y
Karl Marx, cuyos escritos tendrían
una profunda influencia en las
siguientes décadas, expresó
osadamente: “Quiero liberar más al
espíritu de las cadenas de la religión”.1 Ahora bien,
estas impresionantes declaraciones sólo eran las hojas,
las ramas y el tronco de la actitud ateísta. Las raíces
habían empezado a crecer desde antes de iniciarse el
siglo XIX.
1
K. Marx and F. Engels, Collected Works, vol. 3: Introduction to a
Critique of the Hegelian Philosophy of Right, by Karl Marx (London:
Lawrence & Wishart, 1975).
5
Notemos que hay una palabra común a las
anteriores afirmaciones: la palabra “religión”. Estos
intelectuales están atacando ferozmente a la religión
organizada. Y lo peor de todo es que
están identificando a la religión con
Dios. Por eso Karl Marx dice que
“la crítica de la religión desilusiona al
hombre, para hacerlo pensar y actuar
y moldear su realidad como un
hombre que ha sido desilusionado y
ha entrado en razón, para que gire alrededor de sí
mismo”. Pero, ¿de qué manera ha “desilusionado” la
religión a los hombres?
2
Enciclopedia Americana.
3
Siguió habiendo templos, ritos religiosos, sacerdocio y pagos impuestos;
doctrinas incorrectas sobre el Infierno, la Trinidad y el Reino futuro.
6
de los casos muchos individuos se unieron a las nuevas
modalidades religiosas reformadas, pero otros,
decepcionados, hicieron de la Razón Humana un objeto
de adoración. La razón fue endiosada, resultando todo
ello en una nueva actitud humanístico-liberal que
empezó a dar cabida a multitud de opiniones sobre
Dios.
7
2. El nacimiento del escepticismo
Hacia el s. XVIII, el “Siglo de las Luces”, la razón
humana fue declarada la panacea para los problemas
del mundo. El gran filósofo
alemán Emmanuel Kant, quien
afirmó que el hombre veía
estorbado su progreso por su
dependencia de la dirección
política y religiosa, también
recomendaba: “¡Atrévete a saber!
¡Ten el valor de usar tu propia
inteligencia!”. Esta fue la actitud
característica del Siglo de las Luces, conocido también
como “Siglo de la Razón”. Esta revolución cultural, que
abarcó todo el siglo XVIII, estuvo marcada por una
búsqueda obsesiva de conocimiento. “El escepticismo
reemplazó a la fe ciega. Se cuestionaron todas las
ortodoxias antiguas”.4
4
Milestones of History; W.W. Norton & Company; January 1971.
8
Y una de estas ortodoxias antiguas que estuvo
sometida a la crítica racionalista, fue la religión
institucionalizada. De hecho, “el hombre cambió su
modo de ver la religión. Ya no le satisfacía la promesa
de ser recompensado en el cielo; pedía una vida mejor
aquí en la tierra. Empezó a perder la fe en lo
sobrenatural”.5 La mayoría de los intelectuales del
Siglo de la Razón despreciaron y rechazaron la
religión... al menos la religión organizada, y culparon
en particular al clero de la Iglesia Católica —ávida de
poder— por mantener a la gente en la ignorancia y la
sumisión. Había quedado abierta la puerta a los que
desafiarían la posición de las religiones establecidas.
“Los pensadores de Europa —la vanguardia del pensar
europeo— ya no discutían sobre la autoridad del Papa;
debatían sobre la misma existencia de Dios”.6 La
Ilustración ha sido descrita como “un tiempo en el que
todas las fuerzas del escepticismo fueron dirigidas
contra la teología cristiana clásica. Tal descripción, sin
embargo, sería una sobresimplificación y una caricatura
de este período. La Ilustración provocó un intenso
movimiento de debate intelectual que abrió muchas de
las suposiciones de generaciones anteriores a preguntas
serias. De hecho, todos los campos de investigación
intelectual fueron tocados por este movimiento”.7
5
Historia Universal del Mundo.
6
Historia de la Civilización: Parte VII –Comienza la Era de la Razón.
7
Sproul, R. C.; If There is a God, Why Are There Ateists? [Si Dios existe,
¿por qué hay ateos?]; Ligonier Ministries, 1997, p. 22.
9
acusa una Inteligencia Suprema, pero ese Creador había
puesto en marcha la creación de la misma manera a
como lo hace un relojero a su reloj; luego le dio la
espalda y se olvidó de ella. Creían que actualmente
Dios ya no se interesaba más en la Humanidad.8 Los
deístas “creían que el ateísmo era un error nacido de la
desesperación, pero que la estructura autoritaria de la
Iglesia Católica y la rigidez e intolerancia de sus
doctrinas eran aun más deplorables”.9
8
Vizcaya Canales, Isidro, et al.; Historia Moderna de Occidente; SEP;
México; 1983.
9
The Modern Heritage, [La Herencia Moderna]; 1996; Pág. 135.
10
Citado por James Collins en Dios en la Filosofía Moderna, Chicago:
Gateway, 1967, p. 151.
10
profundamente la conciencia de occidente. Las iglesias
y sus sectas habían devastado Europa, habían
perpetrado masacres, habían exigido la resistencia o la
revolución religiosa y habían intentado excomulgar o
deponer monarcas”.
11
Con esto no queremos decir que la mayoría de
las personas inteligentes nieguen a Dios directamente;
por el contrario, los resultados de cierta encuesta
realizada en once países de Europa, Asia y América
pusieron de manifiesto que sólo un poco más del 2% de
la población, en promedio, afirma ser atea. El
verdadero problema que intentaremos exponer en las
siguientes líneas es que hoy predomina una nueva
actitud atea, incluso entre aquellos que dicen creer en
Dios.
11
Diccionario de términos religiosos y afines.
12
aquella situación en la que la gente profesa creer en
algún tipo de deidad, pero, para todo propósito práctico,
vive como si no hubiera Dios. Si consideramos esta
dimensión práctica, quizá el número total de ateos en el
mundo (particularmente en el mundo moderno) se vería
sustancialmente incrementado”.12
12
Sproul, Op. cit. p.20.
13
Tito 1:16.
14
Ver Génesis 3:5-6.
13
hoy está cansada de vivir bajo la vigilancia de Dios [...],
prefiere vivir en libertad [...] La gente se ha resignado a
la ausencia de Dios y está organizando su vida
independientemente, para bien o para mal, y sin
ninguna referencia a Dios”.15 Por eso se rechaza el
código moral de la Biblia, por considerarlo impráctico
y poco realista. De esta manera, el modo de pensar de
un gran número de personas el día de hoy queda
representado por el de aquél faraón egipcio que declaró
en tono un tanto soberbio y desafiante: “¿Quién es el
SEÑOR para que yo le obedezca? ¡Yo ni conozco al
SEÑOR!”.16 El ya había rechazado la autoridad de
Dios.
15
One hundred years of debate about god; [Cien Años de Debates Sobre
Dios].
16
Éxodo 5:2
14
teísmo? ¿El ateísmo práctico de tantos creyentes
representa el fracaso de la fe cristiana? ¿Deberíamos
seguir creyendo en Dios?
17
Zacharias, Ravi; Can Man Live Without God?; Word Publishing; 1994.
Hay versión en español: Zacharias, Ravi; ¿Puede el hombre vivir sin
Dios?; Editorial Caribe Inc.; 1995.
16
6. La respuesta de Dios a los ateístas
18
Citado en Darwin: Autobiografía y Cartas, p. 343.
17
también como hombre que ha dedicado su vida a la
investigación y al estudio científico, no tengo ninguna
duda sobre la existencia de Dios”.
Estos hombres no
son los únicos. Según el
profesor de Física y
ganador del premio Nobel,
Henry Margenau, “entre
los científicos de
primerísima categoría se
encuentran muy pocos ateos”. Un artículo de la revista
New Scientist dijo que la “opinión común de ver un
incrédulo en todo científico [...] es sumamente
errónea”. En general, podemos decir con el autor de la
Carta a los Romanos que “lo que se puede conocer
acerca de Dios es evidente [...] porque él mismo lo ha
revelado. Porque desde la creación del mundo las
cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder
y su naturaleza divina, se perciben claramente a través
de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa”.19
19
Romanos 1:19-20.
18
Pero Dios no echó mano solamente del “libro de
la naturaleza” para revelarse a la raza humana. Inspiró
también su otro “Libro”: las Sagradas Escrituras, la
Biblia, para que el hombre pudiera conocer sus planes y
su dirección para vivir la vida práctica. Es precisamente
por medio de las Escrituras que podemos
“relacionarnos personalmente” con él y conocer las
excelentes intenciones que tiene para nuestra existencia
individual y social.
7. La singularidad de la Biblia
19
apabullante de evidencia convincente de que la Biblia
es una obra sobrenaturalmente inspirada y digna de
confianza.20
20
Para un estudio más amplio de este tema, ver: Toledo, A.H. (2000);
Preguntas sobre la Biblia; Departamento de Investigaciones
Bibliológicas; UCLi International Ministries.
20
A fin de cuentas la mayoría de los que han
abandonado su búsqueda de Dios no lo han hecho
porque hayan examinado por sí mismos y de manera
cuidadosa todas las pruebas y hayan descubierto que la
Biblia no sea veraz. Más bien, como hemos visto
muchas de esas personas se han apartado de la fe
porque algunos que dicen creer en la existencia de Dios
viven como si él no existiera. Como dijo el escritor
francés Pierre Valadier: “Fue la tradición cristiana la
que produjo como fruto el ateísmo; llevó al asesinato de
Dios en la conciencia de los hombres al poner ante ellos
un Dios en quien no daban ganas de creer”. Si eso fue
así o no, de cualquier manera nos consuelan las
palabras del apóstol Pablo: “Si a algunos les faltó la fe,
¿acaso su falta de fe anula la fidelidad de Dios? ¡De
ninguna manera! Dios es siempre veraz, aunque el
hombre sea mentiroso. Así está escrito: ‘Por eso, eres
justo en tu sentencia, y triunfarás cuando te juzguen’.”21
21
Romanos 3:3-4.
21