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La Revolución Industrial y
Transformación Cultural y el
diseño gráfico
Alumno(a):
Geomar Espinoza
C.I: 23.639.097
Aunque sus antecedentes datan de mucho antes, el inicio de la Revolución Industrial se encuentra
a mediados del siglo XVIII, particularmente en Inglaterra, dado que en ese país se dieron las
condiciones económicas, políticas, sociales y tecnológicas para hacerla posible. La Revolución
industrial continúa hasta la primera mitad del siglo XIX, época en que los fenómenos que la
caracterizaron terminaron de extenderse por el resto de Europa y Estados Unidos.
PRIMERA ETAPA DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL, La primera revolución industrial que tuvo lugar
en la mitad del siglo XVIII y XIX tiene como principal característica la aparición de la mecanización
que había hecho cambios significativos en casi todos los sectores de la vida humana. La fabricación
principal estaba tejiendo lana. Pero fue en la producción de los tejidos de algodón que comenzó el
proceso de mecanización, es decir, del paso de la manufactura al sistema fabril.
La mecanización se extendió del sector textil para la metalurgia, para el transporte, para la
agricultura y para otros sectores de la economía. Diversos inventos revolucionaron las técnicas de
producción y alteraron el sistema de poder económico.
El desarrollo inicial de las industrias textiles mecanizadas en gran parte de Europa y Estados Unidos
dependía de muchas de estas invenciones británicas. Esta revolución se conoció como Primera
Revolución Industrial. Las tecnologías aplicadas a la producción marcan un cambio cualitativo ya
que el trabajo manual es reemplazado por la fabricación industrial.
SEGUNDA ETAPA DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL, Entre los años 1870 y 1880 se comenzaron a
producir una serie de cambios en la producción industrial que llamamos Segunda Revolución de la
Industrial y que establecieron las bases del actual sistema de producción. Los inicios de este
proceso, que se prolongó hasta 1920, los encontramos en Estados Unidos y se produjo también en
el Reino Unido, Francia, Alemania y Japón. Esta segunda Etapa de la revolución se caracterizó por
la mejora de la producción gracias a la incorporación de nuevas fuentes de energía como la
electricidad y el petróleo, la obtención de nuevos materiales como el acero y la aplicación de
nuevas formas de trabajo como la automatización y el trabajo en cadena. Además, surgió un nuevo
tipo de capitalismo llamado, el capitalismo financiero, fruto de las grandes inversiones realizadas
con los beneficios que había aportado el primer estallido industrial y el dinero procedente de la
banca. La electricidad, que ya había sido descubierta en el siglo XVIII, sustituyó gradualmente el
vapor de agua como fuente de energía. El uso industrial de la electricidad fue posible en encontrar
maneras de generarla (turbina y dinamo), transportarla y almacenarla (acumulador) y convertirla
en energía mecánica (motor eléctrico).
El petróleo, conocido desde la antigüedad, fue estudiado como fuente de energía hasta que se
obtuvo el combustible de dos nuevos sistemas de transporte: el automóvil y el avión. Se aplicó a la
nueva industria del plástico y en la obtención de energía termoeléctrica.
Al mismo tiempo se llevó a cabo el sistema de producción en serie, en el que cada fábrica se
especializaba en la elaboración de unas piezas determinadas o en el montaje final de un producto.
Con estos dos métodos se aumentó la producción, se redujeron gastos y se abarató el precio final
de los productos.
La invención del motor de explosión y la aplicación del petróleo como combustible fueron la base
del nacimiento de la industria automovilística, que alcanzó un gran desarrollo en los Estados Unidos
y rápidamente se convirtió en uno de los sectores más poderosos que ofrecían un elevado número
de puestos de trabajo y estimulaban el desarrollo de industrias secundarias que cogerían una gran
importancia (por ejemplo, el caucho, los metales no ferrosos, los aparatos electrónicos, etc.).
La industria química también fue una de las punteras y Alemania se convirtió en la pionera del
sector, produciendo más del 80% de los colorantes sintéticos y ocupando el primer lugar en industria
farmacéutica. También desarrollarse la producción de sosa, de fertilizantes sintéticos, de fibras
artificiales y explosivos.
Finalmente, la utilización del cemento armado (cemento combinado con una carcasa de hierro)
permitió que la ingeniería y la industria de la construcción alcanzaran un gran desarrollo. Este
hecho hizo posible la edificación de puentes, viaductos y túneles más largos. Además, los edificios
comenzaron a crecer en altura y en EEUU comenzaron la construcción de los primeros rascacielos.
Esto con lleva a que al hablar de este episodio de la historia ( de la humanidad) signifique señalar
también los costes sociales y las afectaciones a la estratificación de las clases sociales que tuvo
lugar en aquella época acompañando en este caso la facturación de las comunicaciones gráficas y
la considerable ampliación de la variedad de estilos tipográficos, en cuestiones de diseño, esto
junto a la aparición de la fotografía marca el final del siglo XVIII y nos lanza a un siglo XIX en el
cual contemplamos un desfile de nuevos inventos tecnológicos y una amplia gama de tareas nuevas
para los diseñadores gráficos.