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EL MENSAJE DEL CARDENAL BERGOGLIO QUE TOCÓ A LOS

CARDENALES

El arzobispo de La Habana revela las palabras que el Papa Francisco pronunció en


las congregaciones

Si el cónclave en el que fue elegido el Papa Francisco fue tan breve sin duda se debe,
entre otras cosas, al impacto que tuvieron las palabras que pronunció Jorge Bergoglio
en las congregaciones generales preparatorias de los cardenales.

El cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, arzobispo de La Habana, con el permiso


del Papa, ha revelado los apuntes de esa intervención, que como él mismo explica,
“me pareció magistral, esclarecedora, comprometedora y cierta”.

En esa intervención, el cardenal Bergoglio consideraba que el próximo Papa debía


ser “un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a
Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la
ayude a ser la madre fecunda que vive de ‘la dulce y confortadora alegría de la
evangelizar’”.

El cardenal Ortega ha revelado el contenido de estos apuntes de la intervención del


Papa en la Misa Crismal que celebró en la catedral de La Habana en la mañana del
23 de marzo.

“Permítanme que les haga conocer, como primicia casi absoluta, el pensamiento del
Santo Padre Francisco sobre esta misión de la Iglesia”, explicó.

El arzobispo de La Habana reveló que, tras su intervención en la congregación


general de cardenales, le preguntó al cardenal si tenía un texto escrito, pues deseaba
conservarlo, lo cual este negó.

A la mañana siguiente, siguió revelando el purpurado cubano, “con delicadeza


extrema” le entregó el texto de la “intervención escrita de su puño y letra, tal y como
él la recordaba”.

Al mismo tiempo recibió la autorización del cardenal Bergoglio para difundir este
pensamiento, permiso que volvió a solicitar y recibir durante un encuentro posterior
con el ya elegido papa Francisco.

La fotocopia del documento y su transcripción han sido publicadas por “Palabra


Nueva”, revista de la arquidiócesis de La Habana (http://www.palabranueva.net).

La dulce y confortadora alegría de evangelizar

-Se hizo referencia a la evangelización.

-Es la razón de ser de la Iglesia.

• “La dulce y confortadora alegría de evangelizar” (Pablo VI).

– Es el mismo Jesucristo quien, desde dentro, nos impulsa.

1.- Evangelizar supone celo apostólico. Evangelizar supone en la Iglesia la parresía


de salir de sí misma. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las
periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del
misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y
prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.

2.- Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene autorreferencial


y entonces se enferma (cfr. La mujer encorvada sobre sí misma del Evangelio). Los
males que, a lo largo del tiempo, se dan en las instituciones eclesiales tienen raíz de
autorreferencialidad, una suerte de narcisismo teológico. En el Apocalipsis Jesús dice
que está a la puerta y llama. Evidentemente el texto se refiere a que golpea desde
fuera la puerta para entrar… Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde
dentro para que le dejemos salir. La Iglesia autorreferencial pretende a Jesucristo
dentro de sí y no lo deja salir.

3.- La Iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree que tiene luz propia;
deja de ser el mysterium lunae y da lugar a ese mal tan grave que es la mundanidad
espiritual (Según De Lubac, el peor mal que puede sobrevenir a la Iglesia). Ese vivir
para darse gloria los unos a otros. Simplificando; hay dos imágenes de Iglesia: la
Iglesia evangelizadora que sale de sí; la Dei Verbum religiose audiens et fidenter
proclamans, o la Iglesia mundana que vive en sí, de sí, para sí. Esto debe dar luz a
los posibles cambios y reformas que haya que hacer para la salvación de las almas.

4.- Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de


Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las
periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de “la dulce y
confortadora alegría de la evangelizar”.

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