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4, INTRODUCCION La entrevista, entendida como procedimiento de obtencién de informacién mediante la conversacion con una o varias personas en la que se indaga me- diante preguntas orientadas, contintia siendo el ins- trumento més wilizado en la evaluacién psicolégica en general y en la evaluacién conductual en part cular. Asi 1o vienen poniendo de relieve histérica- mente los sucesivos estudios que se publican. Los datos ofrecidos por Norcross, Prochaska y Gallag- her (1989), que reflejaban que el 96 por 100 de los psicélogos clinicos utilizaban la entrevista y que en ella consumfan el 39 por 100 del tiempo total que dedicaban a la evaluacién, no difieren de los que se encuentran en las encuestas realizadas a los terapeu- tas de conducta respecto a su practica, tanto en los comienzos del desarrollo de la evaluacién condue- tual (Swan y McDonald, 1978; Wade, Baker y Har- tmann, 1979) como veinte afios después (Elliot, Miltenberger, Kaster-Bundgaard y Lumley, 1996): més del 90 por 100 de los terapeutas de conducta uilizan la cuuevista ent 1a evaluacidn de sus pacien- tes y mas del 90 por 100 de los pacientes que de- mandan ayuda la han recibido. Noes extrafio que aparezca como el instrumento més utilizado, y casi indispensable (Gross, 1984), Porque la realizacién de una entrevista suele ser el modo inicial de proceder en el proceso de evalua- cidn psicolégica (Ey y Hersen, 2004). Mediante la entrevista, el evaluador realiza la primera explora- ién del paciente que le ha de permitir obtener una © Baciones Pride Entrevista LUIS MARIA LLAVONA URIBELARREA informacién global sobre él, su problemitica y sus circunstancias, Esta realidad de ser un primer méto- do general de obtencién de informacién probable- mente se derive, aunque parezca paradéjico, de su cualidad de ser un instrumento econdmico, si se atiende a su relacién coste/beneficio ante la primera evaluaci6n de pacientes de los que no se tiene infor- macién previa. En efecto, debido al feedback inme- diato que se produce respecto a las preguntas que se plantean, y a la realimentacién que permite este feedback (la respuesta a una pregunta determinard Ja pregunta siguiente), se puede agilizar el proceso de conocimiento. Ademés, posibilita que exista una gran flexibilidad en el proceso de indagacién, tanto en la distribucién del tiempo que se dedicara a cada elemento del que se recaba informacién como res- pecto a la diversidad de temas que se pueden abor- dar y a la profundidad con que se incida en cada una de ellos, Asi, se puede distribuir el tiempo que se dedica a cada aspecto de la entrevista segtin las ne- cesidades que se vayan evidenciando en su transcur- so, pudiendo, por ejemplo, consumir poco tiempo y esfuerzo en la realizacion de un descarte de areas problema y dedicar més tiempo a profundizar en de- terminadas 4reas, situaciones o conductas problema espeefficas que hayan resultado ser de interés. A todo lo anteriormente expuesto debe afladirse también que la entrevista puede considerarse como un auténtico elemento vertebrador del proceso de evaluacién, en cuanto que, como instrumento gene- ral indirecto de obtencién de informacién, puede desempefiar un doble papel en un proceso de evalua- 104 / Técnicas de modificacién de conducta cin multimétodo y multiinstrumentos como es el proceso de evaluacién conductual (Heiby y Haynes, 2004). Por una parte, a partir de los datos que en ella se obtienen, podré orientar sobre qué instrumentos espeefficos (entrevistas a otras personas, determina- dos autoinformes 0 cuestionarios, autoobservacién, observaci6n, registros psicofisiolégicos) serdn los més adecuados para confirmar/cuantificar la exis- tencia de determinadas conductas problemas, a qué personas se deberdn aplicar, en qué situaciones y en qué momentos. Pero, ademas, permitiré, a su vez, latificar con los pacientes los datos que se van evi- denciando a partir de esos otros instrumentos aplica- dos y determinar el curso futuro de la entrevista 2. MARCO TEORICO DE LA ENTREVISTA. CONDUCTUAL La primera cuesti6n que conviene tener presente cuando se abordan las bases teéricas de la entrevista conductual es que no existe un tinico tipo de entre- vista clinica. Como bien seitalan Davison y Neale, «la entrevista clinica no sigue un curso prescrito, sino que varia con el paradigma adoptado por el en- trevistador... E! paradigma dentro del que un entre- vistador opera determina el tipo de informacion buscada, cémo es obtenida y cémo es interpretada» (Davison y Neale, 2001, p. 79; cursiva en el origi- nal. Citado por Barbour y Davison, 2004, p. 181). En el caso de la entrevista conductual, el paradigma de referencia sera el enfoque conductual, que resal- ta la importancia de tomar las conductas como el elemento fundamental de andlisis del funcionamien- to humano y sefiala a las condiciones situacionales actuales (tanto ambientales como orgénicas) como las responsables (controladoras) de los procesos que regulan esos comportamientos. Ademés resalta el papel especial que en la adquisicién-regulacién de los comportamientos desempefian los procesos de aprendizaje-condicionamiento, sin excluir otros procesos que hayan demostrado su relevancia a tra- vés de las investigaciones desarrolladas por la psi- cologia cientifica-experimental. Por tanto, el tipo de informacién que la entrevis- ta conductual ha de buscar seré la especificacién de las conductas en situaciones, tanto las conductas que suponen un problema actualmente para un in- dividuo y las situaciones en las cuales se evidencia ese problema como las conductas que se desea que ocurran en determinadas situaciones. En cuanto a cémo es obtenida la informacién, el desarrollo de la entrevista se produciré mediante un proceso di- rectivo semiestructurado en el que se demandarén descripciones de secuencias de funcionamiento a través de las cuales se puedan apreciar los compor- tamientos objeto de anélisis/intervencién y los su- cesos (condiciones) anteriores y posteriores (Bar- bour y Davison, 2004). Esta informacién podré referitse tanto al momento presente como a perio- dos anteriores o al futuro. Respecto a la interpreta- cién de la informacién, se realiza desde los mode- los teéricos conductuales propuestos para la explicacién del funcionamiento humano general (por ejemplo, las leyes del aprendizaje) y desde modelos especificos que muestran los procesos res- ponsables de conductas problema concretas (por ejemplo, los diversos modelos conductuales de la conducta anormal o los modelos de los que se deri- van las intervenciones que han demostrado efica- cia) (O’Donohue y Ferguson, 2004). Debe remar- arse que el conocimiento de modelos explicativos de diversos problemas seré de gran utilidad para el entrevistador porque orientard tanto hacia la inda- gacién de determinadas conductas problema como objeto principal de andlisis como en la biisqueda de situaciones que hagan més probable las relaciones funcionales entre la conducta y las condiciones es- timulares qe postula ese modelo, y permitiré inte- grar més facilmente los datos obtenidos en relacién con ese problema. Por otra parte, al realizarse la entrevista conduc: tual integrada en un proceso de evaluacién cond tual (Llavona, 1984; Silva, 1993; Fernandez Balles- teros, 1994), su finalidad ser4 contribuir a lograr los fines de este proceso, Por tanto, el objetivo de la entrevista conductual sera proporcionar informaciéa que posibilite: — Identificar las conductas problema. — Definir las conductas problema (andlisis to pogritico y funcional). © Baiciones Pini _ Establecer los objetivos de la intervencién (climinaci6n de conductas inadecuadas y de- sarrollo de conductas adecuadas). Seleccionar una estrategia de intervencién. _. Evaluar los resultados de la estrategia de in- tervencién. En cualquier caso, no debe olvidarse que la sefial distintiva del proceso de evaluacién conductual si- oue siendo el andlisis funcional de conducta (Mash y Hunsley, 2004), y tal vez. en la contribucién a este andlisis sea donde radica el punto fuerte de la entre- vista conductual ‘Alla luz de lo expuesto hasta aqui, resulta evi- dente, para los clinicos que quieren llevar a cabo una evaluacién conductual, la necesidad de realizar una entrevista conductual. Sin embargo, su utilidad se ha visto cuestionada en la tiltima década con la apaticién de publicaciones que listan «tratamientos empiricamente validados» en relacién con proble- mas psicol6gicos definidos sobre criterios diagnés- ticos psiquidtricos (DSM), y con la consiguiente aparicién de entrevistas diagnésticas estructuradas generales y especfficas para diversos problemas. La argumentacién fundamental es que, si se dispone ya de tratamientos empiricamente validados (en buena medida tratamientos conductuales) para determina- dos problemas psicol6gicos (patologfas), la «entre- vista diagndstica» serd el elemento clave para iden- tficar el tipo de problema que presenta un paciente, al que se le habré de aplicar el tratamiento corres- pondiente disponible, Sin embargo, reconociendo el gran avance que ha supuesto para la psicologfa cli- nica el que se disponga de determinadas técnicas/ procedimientos que hayan probado su eficacia para tratar cierto tipo de problemas, debe tenerse presen- te que el ahordaje de la realidad clinica es bastante més complejo de lo que podrfa deducirse del plan- ‘eamiento diagnéstico-tratamiento empfricamente validado. En primer lugar, no todos los pacientes que solici- ‘an ayuda psicolégica y presentan problemas que les Suponen sufrimiento y deterioro en el desarrollo de su Vida cotidiana pueden clasificarse en las distintas ca- ‘egorias diagnésticas: los «problemas del vivir» no se agotan en las categorias diagndsticas DSM © Eicon Pike Entrevista / 105 Por otra parte, el DSM presenta deficiencias im- portantes en su funcién descriptiva-clasificatoria que pueden poner en cuestién su validez para enca- jar la realidad del paciente en sus categorias diag- nésticas (Widiger, 1997). Asi, por ejemplo, cuando se utiliza en una investigacién la categoria no espe- cificado, respecto a una clase diagnéstica, es a me- nudo el diagnéstico mas frecuente. Ademés, los problemas que presentan los pacientes con frecuen- cia no pueden ser delimitados por una sola catego- ria, apareciendo un alto porcentaje de casos en los que se diagnostican varios trastornos. El fenémeno de la «comorbilidad» aparece en una magnitud del 56 al 60 por 100 de pacientes, tanto en muestras de Ja comunidad como en muestras clinicas (Nelson- Gray y Paulson, 2004), dejando una puerta abierta al interrogante sobre la concurrencia de trastornos mentales miiltiples 0 1a existencia de un tinico pro- blema al que se le estén dando varios diagnésticos (Widiger, 1997). Ademés, la entrevista diagnéstica se centra més en detectar los funcionamientos inadecuados o patolo- ‘gfas que han de ser eliminados (objetivos de interven- ci6n de la categorfa), mientras que la entrevista con- ductual resaltaré también los funcionamiento positivos deseados por el paciente (objetivos de inter- vencién individuales) y los «activos» 0 recursos con que cuenta para lograr un funcionamiento adecuado. En relacién con la aplicacién de un tratamiento una vez obtenido un diagnéstico, nos encontramos con el dilemma de que para un mismo tipo de trastor- no se dispone de varios tratamientos empiricamente validados (derivados de orientaciones tedricas dis- tintas, ¢ incluso intervenciones diversas dentro de un mismo enfoque te6rico), cuya seleccién e idonei- dad para cada caso conereto se remiten a la valora- cién del clinico, valoracién que ha de hacerse con otra informacién «complementaria» al diagnéstico. (Puede consultarse el excelente trabajo de Vazquez, Nieto, Hernangomez. y Hervas [2005]: en su aparta- do 9.1, Aspectos clinicos y epidemiolégicos de la depresion, aparecen reflejados los problemas que estamos poniendo de relieve referidos especifica- mente a la «clinica de la depresi6n>.) Por tiltimo, debe considerarse que, desde la eve luacién conductual, la «entrevista diagnéstica» pue- re

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