64 ¿MI: I HIAS I SCUCIIANDO?
1)1 C U A I k O A IJÜCL A N Ü S 65
El niño es u n procesador de información extraordinariamen-
te inteligente. El cerebro plástico de los niños tiene muchas más
posibilidades que el de los adultos (Nossent, 1998). Por ello, se-
ría correcto siendo adulto mostrar cierta modestia ante el niño.
En cuatro años el niño aprende a dominar una serie de tareas
que le permitirán descubrir el mundo. En sus libros, Alice Miller
(1981) aboga por mostrar más respeto hacia los niños por la ca-
pacidad tan grande con la que se enfrentan al m u n d o y a quie-
nes, de hecho, los adultos suelen someter. Miller denomina esto
incluso como el «drama del niño inteligente», que percibe a la
perfección lo que sus padres quieren y se adapta a ellos. Korc-
zak (Berding, 1995) indica que el adulto debe reconocer sus l i -
mitaciones: Sabemos muchas cosas que los niños no saben, pero ellos
saben cómo piensan y sienten.
Con el f i n de adecuar meticulosamente la conversación a las
distintas edades, diferenciamos el desarrollo de los niños de
cuatro a doce años en cuatro períodos: de cuatro a seis, de seis
a ocho, de ocho a diez y de diez a doce años (ejercicios 2.9 y
2.10, anexo 1).
2.2. El desarrollo psicosocial de niños
de cuatro a seis años
Desde los cuatro a los seis años hay dos asuntos que son
primordiales: la expansión del entorno físico y social y el per-
feccionamiento del idioma. Los niños inician su educación es-
colar, de modo que el desarrollo ya no se produce desde dentro,
sino que es presentado desde fuera al niño. Esto ocurre tanto
en los temas como en el ritmo y la manera de aprender. Duran-
te los primeros dos años de educación básica el aprendizaje es
bastante libre. Pero ya es m u y distinto al ambiente informal del
aprendizaje recreativo, aunque el trabajo de la escuela sigue
siendo en gran medida «jugar de mentira», como lo denominó
m u y acertadamente u n niño del proyecto Young chilaren's views
(Renders, 1997). N o hay una diferencia fundamental entre jugar
y estudiar, porque el niño puede disfrutar intensamente del
OJOS SOLARES
II 1)1 .SAlíKOI I O 1)1 LOS N I N O : .
aprendizaje de iin tema y estar relajado durante la normalización.
Durante este período el niño practica situaciones sociales me-
diante el juego. El juego de «vamos a hacer como si yo fuera»,
como por ejemplo el jugar a papas y mamas, entusiasma a los
niños. Con esta clase de juegos los niños aprenden roles sociales
mientras juegan (Delfos, 2004c; Sloten, Schilden y Delfos, en
proyecto).
En los juegos de este período las relaciones son unilaterales,
pero la prestación de ayuda entre ellos se va desarrollando. En
el período escolar temprano el niño ya no juega con los que ca-
sualmente se encuentra, sino con los que le conocen mejor y
saben lo que le gusta y lo que no (Selman, 1981). Bowlby (1984)
menciona la posibilidad de conductas de compañerismo a partir
de los cuatro años. Si al principio el niño actuaba en el campo
emocional basándose en motivos instrumentales, se puede decir
que a partir de esta edad comienza a existir una intimidad re-
cíproca entre los niños (Delfos, 1994).
A partir de los cuatro años los niños empiezan a tratar i n -
tensivamente con otros niños y con adultos, y su capacidad l i n -
güística debe crecer al mismo ritmo que la extensión del área
social en que se mueven. Los niños comienzan a hacerse cons-
cientes de cómo es su familia en comparación con otras. Les
interesan los lazos familiares y su origen biológico. Alrededor
de los cinco años es importante explicar a los niños su proce-
dencia, aunque sea éste u n tema delicado. A l contrario de lo que
se suele decir, no son demasiado pequeños para conocer hechos
importantes; incluso es preferible que los temas delicados o do-
lorosos se expliquen a los niños antes de los siete años si es po-
sible (véase epígrafe 2.3).
A los cinco años aproximadamente los niños tratan de com-
prender activamente su procedencia, así como las relaciones de
parentesco, y cuentan con una variada y amplia escala de posi-
bilidades, que al no haber sido truncadas todavía le posibilitan
descubrir relaciones inesperadas.
Vicente, de cuatro años, se hospeda con su abuela, que vive en la
misma casa donde creció su madre. Están sentados a la mesa y la abue-
OJOS SOUARBS