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APARATO RESPIRATORIO
Introducción
Datos epidemiológicos
Dentro de las principales patologías que se diagnostican en la consulta clínica diaria, las alergias
respiratorias y el asma bronquial constituyen el grupo más importante. A pesar de tratarse de
entidades aparentemente diferentes, casi un 80% de las causas de asma bronquial obedece a una
etiología alérgica.
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De acuerdo con un estudio del National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID, USA), las
alergias en general afectan entre 40 y 50 millones de personas en Estados Unidos.
Según la organización Mundial de Alergia en Chile alrededor de un 20% de la población sufre de
síntomas que afectan principalmente las vías respiratorias, la piel y los ojos. La alergia al polen (fiebre
del heno o rinitis alérgica) afecta aproximadamente al 10 % de la población norteamericana (26
millones de personas), sin incluir en este grupo a los pacientes asmáticos.
De etiología generalmente alérgica, aparece también la sinusitis crónica, que afecta a unos 35 millones
de personas en Estados Unidos. Es muy importante señalar aquellas reacciones alérgicas a los
medicamentos (principalmente antibióticos, como la penicilina y las cefalosporinas) los cuales generan
cuadros de insuficiencia respiratoria cuya incidencia nosocomial abarca el 2-3% de las
hospitalizaciones. Una entidad aparte la constituye la reacción alérgica conocida como anafilaxia, la
cual ocurre en un 3.3% de la población de Estados Unidos como resultado de las picaduras de insectos.
Se producen, al menos, 40 muertes anuales como consecuencia de reacciones anafilácticas por este
hecho, vinculadas clínicamente con complicaciones respiratorias fulminantes.
Finalmente, cobran cada vez mayor interés epidemiológico las alergias alimentarias, en especial
aquellas relacionadas con alimentos envasados, conservantes, aditivos, lácteos, alimentos marinos,
frutos secos, chocolates y gramíneas, afectando al 8% de los niños menores de 6 años y al 1-2% de la
población adulta. Cuando la reacción pulmonar es desencadenada por alimentos, suelen producir una
reacción generalizada con urticaria y angioedema.
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Los gargarismos están indicados en caso de inflamaciones orofaríngeas, permitiendo al mismo tiempo
un lavado de la zona. Los ingredientes más comunes son aceites esenciales (y drogas que los contienen)
así como drogas con taninos. Se preparan como infusión caliente, aunque hay soluciones farmacéuticas
a la venta.
RESFRÍOS
El resfriado común es una patología de origen viral, producida principalmente por Rinovirus (con más
de 100 serotipos que provocan entre el 30-40% de los episodios) y en menor medida Coronavirus (10-
15%), virus Coxsakie, Parainfluenza, Influenza, Adenovirus y Virus sincicial (menos del 5% paca cada
uno). Afecta fundamentalmente las vías respiratorias superiores, siendo de carácter autolimitado y
generalmente estacional, cuya mayor incidencia acontece en otoño y primavera. Se caracteriza porque,
tras un corto período de incubación (2-3 días), aparece congestión nasal con secreción mucosa,
estornudos y tos, sequedad y dolor de garganta, laringitis, febrícula y cefalea, variando los síntomas
según el grado de evolución. En niños pequeños pueden aparecer cefaleas y fiebre, siendo esta última
infrecuente en el adulto (la persistencia del síndrome febril hace presagiar la presencia de un cuadro
gripal). La inflamación catarral afecta particularmente a la nariz, faringe, senos nasales y laringe.
Cuando afecta a niños pequeños, en especial menores de 2 años, puede llevar connotaciones graves. Los
niños en edad preescolar suelen introducir la infección en el seno de la familia. El carácter autolimitante
del proceso hace que se resuelva favorablemente en un período variable de 4 a 10 días. Durante este
lapso, existe una profusa secreción serosa y estornudos reiterados que pueden provocar desde irritación
hasta excoriaciones en las fosas nasales o en el labio superior.
La secreción va tornándose más espesa y mucopurulenta en la medida que evoluciona la enfermedad.
Algunos síntomas, como por ejemplo la tos, pueden persistir después que la crisis del resfriado haya
sido superada. Las complicaciones suelen ser raras, y aparecen como cuadros inflamatorios de órganos
o estructuras anexas: sinusitis, adenoiditis, faringitis, laringitis, traqueítis y bronquitis.
La clínica del resfriado común producida por rinovirus no se puede diferenciar de la producida por otros
virus. Muchas patologías graves (sarampión, difteria, faringitis estreptocócica, meningitis, etc.) causan
sintomatología catarral de las vías respiratorias en su inicio, por lo que pueden confundirse con el
resfriado común. La diferenciación estará dada por la diferente evolución de cada patología.
El resfriado es una virosis fácilmente transmisible, principalmente por vía aérea, a través de microgotas
de saliva, pero también puede ocurrir a través de las manos y el contacto con objetos. Los virus se
eliminan por las secreciones respiratorias desde un día antes del comienzo de los síntomas hasta 6 días
después del mismo. En algunos casos, puede producirse una sobreinfección bacteriana que puede
ocasionar sinusitis, otitis, y traqueobronquitis. Entre los virus más comunes productores de resfriados
figuran:
Al tratarse de una enfermedad de tipo viral, no existe tratamiento específico; de ahí, que éste vaya
dirigido a atenuar sus principales síntomas o, en el mejor de los casos, a prevenir su aparición. En este
sentido, las vacunas no siempre son efectivas y los descongestivos nasales tradicionales pueden acarrear
algunos efectos adversos. Los principales grupos de drogas y principios activos empleados en su
tratamiento incluyen:
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Antipiréticos: En este grupo se incluye la corteza de ramas jóvenes o brotes del año de diferentes
especies de sauce, tales como Salix purpurea, S. daphnoides y S. fragilis entre otras.
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Finalmente, en aquellos casos en que los resfriados se compliquen con cuadros disneicos se podrá
recurrir a drogas vegetales broncodilatadoras, tales como la hoja de Ephedra sinica (contiene
efedrina), la tintura elaborada con la hoja de belladona (Atropa belladonna) o especies ricas en teofilina
(Camellia sinensis), todas ellas como coadyuvantes para facilitar la ventilación pulmonar y la
eliminación de secreciones, en casos de tos congestiva u obstrucción de vías respiratorias.
RINITIS
Con el nombre de rinitis se designa el proceso de inflamación de la mucosa nasal, cuya etiología
responde a factores microbianos, vasomotores o alérgicos (estacionales, perennes o polinosis),
produciendo congestión, insuficiencia respiratoria leve, picazón o prurito, rinorrea y estornudos. Ataca
tanto a adultos como a niños y su curso puede ser tanto agudo (hasta 21 días de duración) como crónico
(superior a 21 días). Entre los factores predisponentes figuran los cambios climáticos bruscos, el exceso
de humedad y el estrés, este último como mecanismo de alteración inmunológica.
En los casos de rinitis aguda, los cambios climáticos bruscos
predisponen a la aparición de virus, los cuales se erigen en la causa
más común en la infancia (en especial, en niños menores de 5 años),
provocando en general 4-6 episodios anuales. El contacto con niños en
guarderías y colegios es un factor de contagio importante. Las rinitis,
ocasionalmente, puede experimentar complicaciones con bacterias
(Streptococcus sp., Haemophylus sp.) y, en el caso que se prolongue
por más de una semana, es posible la complicación con una sinusitis.
Las rinitis alérgicas suelen presentarse en familias con predisposición
atópica, y caracterizan por congestión, prurito naso-ocular, rinorrea y
estornudos, que inician ante la presencia de un alérgeno (polen, pelos
de animales, ácaros, alimentos), participando en el mecanismo de
acción la IgE.
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De gramíneas silvestres:
- Cynodon sp (grama)
- Dactylis sp (caracolillos)
- Lollium sp (ballico).
- Phleum pratense (timote, hierba timotea)
grama
De gramíneas cultivadas (cereales):
- Avena sativa (avena)
- Secale cereale (centeno)
- Triticum sativum (trigo)
- Dermatophagoides farinae
- Dermatophagoides micronae
- Dermatophagoides pteronyssinus
- Euroglyphus maynei
- Sytophilus granarium.
- Tyrophagus sp.
Dermatophagoides pteronyssinus
Los hongos aerógenos constituyen otro grupo de alergenos cuya importancia real no es bien conocida
debido a las dificultades que plantea su estudio. Entre ellos destacan:
- Alternaria sp.
- Aspergillus sp. (en especial A. fumigatus)
- Botrylis sp.
- Cladosporium sp.
- Fusarium sp. Aspergillus fumigatus
- Mucor sp.
- Penicillium sp.
- Pullularia sp.
- Stemphyllium sp.
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Finalmente, la pelambre de gatos, perros y ratas, como las plumas de aves, caspa de cabello, fluidos
biológicos (orina y saliva de gato y ratas) pueden producir rinitis y hasta asma bronquial. Más raros son
los casos de alergias provocados por pájaros, insectos, cucarachas, orugas y larvas.
En casos de rinitis alérgica, la citología nasal (extendido de hisopado nasal) permite reconocer una
abundante cantidad de eosinófilos, mientras que en la rinitis infecciosa se observan neutrófilos.
Tratamiento
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SINUSITIS
La sinusitis es un proceso infeccioso (en la gran mayoría de los casos), cuyo curso puede ser agudo o
crónico, y que afecta a uno o más senos paranasales. Éstos son estructuras huecas que cumplen la función
de calentar, humedecer y filtrar todo el aire que penetra en ellos, mejorar la resonancia de la voz y
disminuir el peso del cráneo. De acuerdo a la localización se clasifican en: frontales, maxilares,
etmoidales y esfenoidales.
El síntoma predominante es el dolor localizado en los propios senos, el cual se intensifica al agachar la
cabeza o al acostarse. Cuando el foco se localiza en los senos frontales, genera un dolor superciliar que
implicará realizar un diagnóstico diferencial con cefaleas o migrañas. Entre los síntomas que pueden
acompañar (o no) al cuadro inicial figuran: tos, fiebre y escalofríos. La presencia de moco color verdoso
como secreción mucosa nasal no es infrecuente.
La sinusitis aguda es causada por infección bacteriana o polimicrobiana, generalmente como
complicación tras un fuerte resfriado. En el 70% de los casos los gérmenes involucrados son
Streptococcus pneumoniae y Haemophylus influenzae, en tanto el 30% restante pueden deberse a
Moraxella catarrhalis, Staphylococcus pyogenes o Staphylococcus sp. La sinusitis aguda puede
permanecer por más de 30 días, y se presenta con cefalea, secreción mucopurulenta y fiebre.
Ocasionalmente, aparece epistaxis, tos, alteraciones olfativas (hiposmia, anosmia), dolor al masticar,
afonía y malestar general.
La sinusitis crónica puede deberse tanto a infección bacteriana como fúngica, pero también puede
obedecer a una complicación de una enfermedad crónica (por ejemplo, asma bronquial). Comúnmente, se
observa secreción post-nasal purulenta, congestión y cefalea. Otros síntomas menos habituales son: tos,
halitosis y rinorrea crónica. Para realizar un diagnóstico acertado, se recurrirá al examen clínico,
observación de la mucosidad, radiología (frontonasoplaca) o tomografía computada. A nivel sanguíneo,
resulta importante efectuar una determinación cuantitativa de inmunoglobulina, ya que puede haber
anormalidades en este sistema y traer como consecuencia una sinusitis crónica.
Tratamiento
El tratamiento debe estar orientado a proveer un adecuado drenaje de los senos paranasales y a la
erradicación de la infección local y/o sistémica. Las infecciones de los senos paranasales generalmente
requieren de una combinación de medicamentos. Además de un antibiótico adecuado, cuando se ha
demostrado que la sinusitis está relacionada con una infección bacteriana, se puede recetar algún
preparado que contribuya a mantener abiertos los conductos de drenaje de los senos, reduciendo la
obstrucción y controlando la alergia. Puede tratarse de un descongestionante, un mucolítico o un
broncodilatador. Así, las inhalaciones con preparados de manzanilla común (Chamomilla recutita)
producen un efecto descongestivo y antiinflamatorio útil. Como mucolítico, se aconseja la raíz de
regaliz (Glycyrrhiza glabra). Entre los medicamentos broncodilatadores tradicionales, se optará por la
efedrina o teofilina (tomando los recaudos necesarios de sus efectos adversos y contraindicaciones).
En el manejo de las sinusitis crónicas, al tratarse de un proceso de varias semanas de evolución, es muy
probable que el paciente haya recibido un gran número de medicamentos sin éxito. De ahí, que recetar un
primer grupo de antibióticos (penicilina o amoxicilina) que suele carecer de utilidad, por lo que se debe
pensar en un segundo grupo (cefalosporina o trimetoprima + sulfametoxazol).
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Dados los efectos adversos e intolerancia de estos fármacos, pueden resultar muy útiles algunos aceites
esenciales de potente actividad antiséptica, como el aceite esencial de tomillo (Thymus vulgaris, T.
zygis) activo frente a gérmenes tanto grampositivos como gramnegativos, el aceite esencial de las
acículas de pino (Pinus pinaster), la esencia de trementina purificada (Pinus sp.) o el alcanfor
(Cinnamomum camphora). La duración del tratamiento de la sinusitis aguda debe ser de al menos 10-14
días y la de la sinusitis crónica de 3-4 semanas.
FARINGITIS
Se trata de un proceso infeccioso de la faringe que generalmente provoca inflamación, dolor y afonía.
Puede ser causado por una variedad de microorganismos, ya sean virus o bacterias. Entre los virus más
comunes se encuentran los causantes de resfriados y gripe (virus de la influenza) y el adenovirus. Sólo en
casos muy puntuales puede ser producida por mononucleosis y VIH, entre otros. Entre los agentes
bacterianos, se incluye el estreptococo del grupo A, que produce la faringitis estreptocócica, además de
Corynebacterium sp., Arcanobacterium sp., Neisseria gonorrhoeae, Chlamydia pneumoniae y otros. En
un 30% de los casos no se identifica ningún germen.
La faringitis tiene una incidencia predominantemente estacional, siendo los meses invernales los de
mayor morbilidad. Los agentes virales suelen ser los más frecuentes, en tanto que las faringitis
estreptocócicas se consideran una afección grave dada sus implicancias y complicaciones intraorgánicas
que pueden generar, a saber: fiebre reumática aguda, insuficiencia renal, bacteriemia y el síndrome de
shock tóxico por estreptococo.
La clínica de la faringitis cuenta con un síntoma capital que es el dolor de garganta y secundariamente
la dificultad para deglutir. La aparición de mucosidad es típica de las faringitis virales. En los casos en
que el agente etiológico es el estreptococo, pueden aparecer fiebre y adenopatías en el cuello. Si existe
sospecha de faringitis estreptocócica, se puede realizar un examen para estreptococo y/o un cultivo por
frotis de la garganta. Se pueden llevar a cabo cultivos adicionales de fauces y/o exámenes de sangre de
acuerdo con el microorganismo que se sospeche (por ejemplo, mononucleosis, gonorrea, etc.).
Tratamiento
El tratamiento depende de la causa subyacente. Las infecciones virales suelen ser autolimitantes y se
manejan con medidas de soporte tales como: gárgaras con agua caliente y sal, hidratación, y
administración de preparados emolientes (drogas mucilaginosas), antisépticos (aceites esenciales),
antiinflamatorios (aceite esencial y extracto hidroalcohólico de manzanilla común) y astringentes
(drogas con taninos), que se recomiendan tanto en caso de faringitis crónica como aguda, así como en
tonsilitis. Estos productos intervienen en la formulación de gargarismos y de comprimidos para ser
disueltos lentamente en la boca. Particularmente, el lavado repetido de la garganta realizado de forma
enérgica alivia el dolor y tiene un efecto
claramente positivo en el proceso de curación. La terapia antibiótica está indicada, siempre y cuando se
diagnostique una faringitis estreptocócica.
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Entre los emolientes más eficaces en cuadros de faringitis se hallan los mucílagos del liquen de
Islandia (Cetraria islandica), parte aérea de llantén (Plantago lanceolata), raíz de malvavisco
(Althaea officinalis), hoja de tusílago (Tusilago farfara) y flor de gordolobo (Verbascum thapsus).
Por su acción astringente y, a menudo, antiinflamatoria, los preparados a base de taninos también
están indicados en el tratamiento de inflamaciones leves de la cavidad oral y zona faríngea. Existen
numerosas drogas cuyos extractos contienen taninos en concentraciones más o menos elevadas, y son
útiles en el tratamiento de la faringitis. Algunas de las más empleadas son: el rizoma de tormentila
(Potentilla erecta) y la parte aérea de potentila (Potentilla anserina), o la corteza de roble (Quercus
robur).
En las faringitis infecciosas multirresistentes a antibióticos, puede ser útil el empleo de bardana
(Arctium lappa). Diferentes extractos de la raíz han evidenciado actividad inhibitoria in vitro frente a
gérmenes gramnegativos (Escherichia coli, Shigella flexneri y S. sonnei), en tanto que los procedentes de
flores y hojas son efectivos tanto frente a gramnegativos como grampositivos (Staphylococcus aureus,
Bacillus subtilis, Mycobacterium smegmatis). En este último caso, se ha señalado a la arctiopicrina como
el compuesto más activo. Por ello, se recomienda la tintura de bardana en el tratamiento de las
infecciones bucofaríngeas con flora patógena mixta, bloqueando así el traspaso hacia niveles inferiores
(tractos respiratorio y digestivo).
Fórmulas Útiles
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