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LA HISTORIOGRAFIA EN INGLATERRA DESDE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Peter Burke Aunque los historiadores briténicos no han sido tan dados a innovaciones como algunos de sus colegas fianecses y americanos, los cambios en los iiltimos cuarenta afios han sido suficientomente grandes como para merecer la etiqueta de “revolucidn historiogrifica”. El ropésito de este tubgjo es hacer una exposicién histérica de dicha revolucién. En otras palabras, se pondré cl énfasis en la innovacién y se dird relativamente poco sobre aquellos historiadores que se han limitado a seguir la tradicién. Si quiere ser de utilidad, esta historia debe ser “critica”. En cualquier caso, no debo encubrir mi postura personal on los debates de los ‘times afios a favor de algunos modos nuevos de aproximacién. Sin embargo, cualquiet exposicion seria ahistorica si no tuviera en cuenta a los reaccionarios y neutrales tanto como a los revolucionarics, ¢ intentard que los esfuerzos de oponerse a las mevas tendencias fueran tan comprensibles como el entusiasmo por ellas. ‘Aunque es conveniente estudiar a 10s historiadores pais por pais, constituiria una equivocacién poner excesivo Enfasis en “el inglesismo de la historia inglesa”. Existen particularidades locales, que pueden ser explicadas por razones calturales (el empirismo quizé), © por Ia estructura de la ensetianza, 0 por la politica de los sucesivos gobiemos (que primero apoyaron las nuevas universidades y después se volvieron contra ellas). Sin embargo, como en el caso de Ja pintura, Ja literatura y la miisica briténicas, las corrientes internacionales se advierten también en la historiografia britinica Comencemos con uma descripcién del “Antiguo Régimen” historiogréfico. A pesar de Jos trastornos de Ja guerra, habia una clara continvidad entre los afios cuarenta y cincuenta y la primera parte del siglo. Hasta su muerte en 1962, el més conocido y, a los ojos de muchos, el historiador vivo de mayor talla fue G.M. Trevelyan. Habia escrito su mejor trabajo antes de la guerra (England Ander Queen Anne se remonta a 1930- 2), pero estaba aiin bien situado en el “Establishment”, represcntando la continuidad con su aniecesor, T.B. Macaulay, Trevelyan se interes6 por la historia social, aunque sin tomdrsela demasiado en serio. Para ellos estaba claro que la historia cra, en primer lugar, historia politica, y este postulado estaba todavia muy generalizado después de 1945, Consideremos las principales obras de historia publicadas en Gran Bretafia durante Ia primera déoada de nuestro periodo, 1945-1954, Para la Edad Media tenemos el estudio sobre Enrique ITI de Maurice Powicke, y a los tres volimenes de History of the Crusades de Steven Runciman. Sobre el siglo XVI tenemos a Elisabethan House of Commons de J.E. Neale y el primer yolumen de su obra de sa obra Queen Elisabeth and her Parliaments, esi como la tesis doctoral The Tudor Revolution in government de wn joven lamado G.R. Elton. Para el siglo XVII esti el George IT and the Politics de Richard Parcs. Sobre el siglo XIX, Polities in the Age of Peel de Norman Gash, cl Carour and Garibaldi de Denis Mack Smith y la historia diplomatica de Buropa desde 1848 de A... Taylor, The Struggle for Mastery. En cuanto al sigho XX, debe mencionarse Last days of Hitler, de Hugh Trevor- Roper, Diplomatic Prelude de Lewis Namier, y el primer volumen de la imponente History of Soviet Russia de E.H. Car. En el otro platllo de la balanza puedo sefialar inicamente cinco titulos, y de éstos sdlo tuno se consider6 entonces importante: el Making of the Midale Age de Richard Southern, Nose reconocié por algiin tiempo, la importancia de los trabajos sobre el desarrollo del capitalismo y sobre los despoblados inglescs (de Maurice Dobb y Maurice Beresford), 0 sobre historia de la ciencia (de Alistair Crombie y Joseph Needham). A su vez, dentro de la historia politica habia ‘una divisién entre Ia modalidad narrativa y 1a descriptiva, con Neale, Elton y Gash cultivando cesta altima a la manera del famoso Structure of Politics at the Accession of George II, de Lewis Namier, que se remonta a 1929. Entre las vias alternativas de aproximacién a la historia, la més importante y también la mds organizada era la econémica. Se habia fundado en 1926 una Sociedad de Historia Econdmica, con una publicacién periddica, la Economic History Review. Habia citedras de historia econémica en algunas universidades, especialmente Londres: RN. Tawney y M.M. ostan se encontraban entre sus ocupantes. ‘Otros tipos de historia se tomaban menos en serio en el dmbito de la profesién. No se atribuia verdadera entidad a Ja historia social, si bien cra algo sobre lo que verdaderos historiadores escribian de vez on cuando ~con mis o menos excusas- para un piblico ampli: teste fue el caso del diftmndido libro English social history de Trevelyan (1942). En la medida ex que existié en las universidades, la historia social estuvo considerada como un apéndice de la hhistoria cconémica en los “Departamentos de Historia Econémica y Social” (Leicester, Sheffield y otras partes). En cuanto a la historia de la cultura, es vilido lo que Momigliano declaré en una ‘ocasién, con malicia discalpable: “cuando yo Ilegué a Oxford en 1939, era suficiente la palabra idea” para que a uno le dieran las scfias del Warburg Institute”. Este Instituto especializado en el estudio de la tradicién clésica habia sido fundado en Hamburgo y se traslad6 a Inglaterra en 1933 imyendo de Hitler. Articulos tales como “Queen Elizabeth Astraca” de Frances Yates, 0 [cones Symbolicae” de E.H. Gombrich, atestiguan Ja importancia del “Warburg” en los afios jinmediatamente posteriores a la guerra, aunque no esta claro hasta qué punto es0s trabajos se difundieron en el momento de la publicacién. Habia también cierto interés por Ja historia del arte, pero en pequeiia escala; por Ia historia de Ia literatura, aunque con vistas a Ia critica literaria; y por la historia del pensamiento politico, que se ensefiaba a universitarios interesados de otra manera por los acontecimientos politicos. Para completar esta semblanza del Antiguo Régimen podria afiadirse que el interés por Jo que ccurria de puertas afuera no era precisamente intenso. Existian, naturalmente, especialistas en lo que todavia hoy Oxford lama “historia extranjera’: Runciman sobre Bizancio. Mack Smith sobre Talia, otc. Pero no se hacia mucho caso de tos historiadores extranjeres: la Société Péodale (1939- 40) de Bloch no sc tradujo hasta 1961, y el Mediaterranee (1949) de Braudel hasta 1972-3 (y aim entonces, por iniciativa americana), Las ‘otras disciplinas eran vistas como otros tantos paises extranjeros, con la posible excepcién ‘econémica: T.S. Ashton dio su leccién inaugural, en 1946, sobre “La relacién entre historia econdmica y teotia econémica”. No habia excesivo interés por la filosofia de la historia. Las ‘contribuciones ms importantes fueron The Idea of History, publicacién péstuma del filésofo~ historiador R.G. Collingwood, y A Study of History de Amold Toynbes, un libro que aparece entre los afios treinta y Jos cincuenta y fue recibido con una mezcla de respeto y desconfianza. ‘Sumamente empiricos, un tanto “insulares”, los historiadares briténicos se ajustaban a la imagen ‘que de ellos se tenia en el extranjero. ‘Empero, observando este “Antiguo Régimen” desde la perspectiva de los afios 80, da Ta impresién de que estaba viniéndose abajo pricticamente desde los comienz0s. Realmente, ia ‘mejor metéfora sobre las vicisitades de Ia historia en la Inglaterra de postguerra podria se la de ‘un Imperio durante una época de descolonizacién. Los esfuerzos de 1a historia econémica, social y cultural para independizarse, y los problemas con la independencia adquirida, serin temas principales de las paginas siguientes. Puede ser tanto de utilidad examinar por orden estas tres dreas, Miis 0 menos para entonces la historia econémica habia logrado independizarse, pero, desde los afios cincuenta, experiment6 una expansién sin precedentes que, como en ol caso de ctras disciplinas relativamente muevas, fue potenciada por la fundacién de muevas jnstitciones y especialmente de las sicto nuevas universidades de los afios sescnta. Dos polémicas de importancia que se iniciaron en las péginas de la Economic History Review hhicieron bastante para aumentar Ia audiencia respecto a este tipo de historia. Una de ellas se referia al lamado “auge de la gentry” en Inglaterra entre 1540 y 1640; cl segundo versé desde el nivel de vida de los trabajadores durante la Revolucién Industrial. Ambos debates se limitaban aparentemente a cuestiones de hecho, pero dicron lugar a otras cuestiones més amplias, dos en particular. La primera, era la de la validez 0 no de la teoria marxista para explicar los cambios sociales y econdmicos. {Era la “gentry” inglesa un tipo de burguesia en auge? ;Estaban sujetos Jog obreros alas leyes econdmicas del empobrecimiento progresivo? Si estas polémicas debian trascender la mera reiteracién de prejuicios, politicos 0 de otro tipo, de quienes intervenian en ella, tenfa que haber un acuerdo sobre lo que se aportaba ‘como prueba. De aqui la importancia del segundo gran problema que surgid en estos debates, el problema del método, y en particular de los métodos cuantitativos, {Cuéles eran las ventajas y Jos inconvenicntes de realizar un recuento de las casas solaricgns? {Con qué criterios y a través de qué indices se podia medir el nivel de vida? Como consecuencias de estas controversias apenas sorprende observar cimo la polémica suscitada en América sobre la “Nueva Historia Econémica’, que tuvo lugar a finales de los afios cincuenta, se siguié en Gran Bretafia con cierto interés. Si pocos historiadores britinicos sabian 0 se preocupaban por el Sur antes de la guerra de Secesién 0 por la contribucién de los ferrocarriles al crecimiento de la economia americana, la preocupacion de que hacian gala los polemistas por Ia “econometria”, los modelos matemiticos, los “andlisis de regresi6n”, ¢ incluso por las “proposiciones contrafactuales”, podia parecer algo de importancia (a como una amenaza, ya como algo prometedor) cara a problemas histéricos algo més caseros. La historia econéinica en Gran Bretafia no slo estaba experimentando un proceso de expansién en este periodo, sino que ademés, sus métodos se estaban haciendo més sofistcados. Procedia entonces, como en otras empresas en expansién, una division del trabajo, Hegdndose en consecucncia a la segregacién de la historia de la agricultura, historia de los negocios, historia de los transportes, etc., cada una con su propia revista especializada, ‘Una buena muestra de la situacién de la historia social en 1955 la constituyen los Studies in Social History, mezcla de trabajos profesionales y “amateurs” que se offecieron a Trevelyan en ese aifo, Los dos debates antes mencionados sobre el auge de la gentry y sobre el nivel de vida fueron de gran importancia para el desarrollo de este sector: ambos empezaron ‘como discusiones sobre problemas meramente econdmicos, pero llegaron a_alcanzar considerables implicaciones sociales. De cada uno de ellos surgié na obra una obra de historia social de primera fila: la Crisis of the Aristocracy de Lawence Stone, y el Making of the English Working Class, de Edward Thompson. Ambos autores estuvieron relacionados con Past and Present, una revista fundada en 1952 que también tavo un papel relevante en el proceso mediante of cual Ia historia social licgé a consolidarse, Past and Present se dedicaba, y se dedica, a la historia en general, no ala historia social en sentido estricto, pero sus aricalos han puesto el énfesis on la relacién entre “sociedad” y cualquier otra cosa. Comenzé sicndo una revista radical de “historia cientifica” fundada por un grupo de marxistas (Christopher Hill, Rodney Hilton, Eric Hobsbawm) como una continuacién o popularizacién del anterior “Grupo de Historiadores del Partido Comunista”, y al principio fue observada con desconfianza, sino con horror, por los historiadores respetables. El proceso mediante el cual la revista lleg6 a adquirir una posicién estable (en incluso respetable), es uno de tos més reveladores para la historia de 1a historiografia inglesa en la postguerra asi como para Ia cultura inglesa en general a expansién y consiguiente disolucién del marxismo es uno de los temas evidentes). Al comenzar los alos sesenta, la “revista de historia cientifica” se habfa convertido en una “revista de estudios histéricos”: a jas alturas de 1976 se enfrentaba al desafio de un competidor radical, el History Workshop Journal, fuidado por un grapo cuyo lider carismatico era Raphael Samnel. El History Workshop Journal se ocupaba, desde el principio, de la historia “desde abajo” 0 “historia de la gemte”, y de una historia politicamente comprometida de carécter socialista y feminista. ‘Otzos grupos y tradiciones contribuyeron al desarrollo de a historia social en Gran Bretaffa, Tres, al menos, deben mencionarse aqui. La primera es la tradicién de la historia local Cultivada por “amateurs” y eruditos (térmiinos que empleo en un sentido sociolégico, no peyorativo), la historia local logré establecerse en el mundo niversitario con la fundacién del “Departamento de Historia local” de la Universidad de Leicester en 1948, como respuesta a la residn ejercida en ese sentido por el equipo que dirigia W.G. Hoskins. Este no parece ser muy conocido fuera de Inglaterra, como consecuencia, sin duda, de su especializacién en el tema

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