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EDITED by lynx89 [03/02/09]

Desde la más remota antigüedad los marineros se confiaban y se guiaban utilizando la


brújula para no perderse en la inmensidad del océano. Ella les orientaba y les indicaba
siempre un camino seguro.
En nuestros días, cada vez mas se confía en modernos aparatos de telemetría y
localización, tales como localización por satélite. No obstante, pocos son tan sencillos y, a
la vez, completos y simples como la brújula.
Un aparato electrónico no es infalible, dependerá siempre de unas baterías, de una
calibración y, en última instancia, tampoco están al alcance de todos. El aprender a usar
un instrumento como la brújula te dará mucha mas autonomía, mucha mas libertad y,
por lo tanto, seguridad. Sea donde quiera que te encuentres, podrás contar con ella para
tenderte una mano y, quien sabe si, gracias a ella, puedas evitarte muchos males
mayores, como ése sencillo instrumento se los ha evitado a muchísimas mas personas
antes que a ti a lo largo de su dilatada historia.
Este sencillo manual quiere acercarte a conocer dicho instrumento, a obtener muchas
de sus potencialidades e intentar que sea uno de tus mas fieles compañeros en todas tus
aventuras, pequeñas o grandes.
Para ello, nos serviremos de gráficos e ilustraciones, así como de ejemplos, que hará
este camino de aprendizaje mucho mas sencillo y ameno.
Acompáñanos. Tienes un mundo por descubrir.
Índice

- Preámbulo
- Historia de la brújula
- Partes, estructura y presentación de la información en una brújula
- Usos básicos de la brújula
- Trazado de rumbos, interpretación de mapas
- La brújula en las grandes ciudades
- Averiguar la hora a través de la brújula
- Posicionamiento y triangulación mediante brújula
- Uso de la brújula en mapas digitalizados y satélite: google earth
- Brújula digital: partes, calibración y funcionamiento
- Brújula digital vs Brújula analógica

Agradecimientos:

Un manual que abarca aspectos tan vastos no sería posible sin muchos trabajos y
participaciones anteriores. Gracias por tanto a “la tecnología del saber”, google earth,
Nokia y Forum Nokia, cherokee trail, Creative Commons.
Preámbulo: Unos pocos consejos antes de empezar para comprar tu brújula.

Junto con un mapa o un plano orientado, la brújula es la garantía de que nunca te


perderás. Puedes estar muy lejos o desviado del punto de destino, pero siempre sabrás
hacia dónde vas y, lo que es mas importante, lo que te vas a encontrar.
Hoy en día existen muchos instrumentos de posicionamiento electrónicos, incluso
brújulas electrónicas. Sin embargo la brújula de toda la vida, la sencilla y simple brújula,
no ha pasado de moda, mas bien al contrario.
La razón es que, en comparación con otros sofisticados instrumentos, la brújula es
mucho mas barata (pueden encontrarse modelos verdaderamente completos en el
mercado por unos pocos euros); asimismo, al no depender de baterías ni de alimentación
externa, te da la seguridad de que siempre funcionará, y de que, por tanto, la tendrás
operativa en el momento en que mas la necesites.
Por ello, a pesar de que lleves contigo instrumentación digital, es altamente
recomendable que vayas acompañado de una brújula corriente, ya que es garantía de
que siempre podrás acudir a ella.
En el mercado existen brújulas muy completas y sofisticadas. Aquí trataremos un
modelo medio, y es sobre ése sobre el cual trabajaremos. Algunas de las brújulas que se
venden en tiendas especializadas cuentan con aparatos de medición bien de apoyo, o
bien de complemento, como son altímetros y demás.
No obstante lo básico a la hora de adquirir una brújula es que ésta sea fácilmente
visible, y que esté bien calibrada. También, que se vean claramente los puntos cardinales
(norte, sur, este y oeste). Lo demás dependerá del fabricante, de tus gustos, y de lo que
desees adquirir, por lo que lo dejamos a tu elección.
Muchas de las brújulas tienen partes transparentes para disponerlas sobre el mapa con
la intención de dar una lectura clara y lo más visible. Otras disponen de espejos de
señales incorporados, mientras que, otros modelos, disponen de cristal de recubrimiento
y de la rosa de los vientos completa.
En fin, se deja a tu decisión personal el tipo de sofisticación de tu brújula, no obstante,
recuerda que, habitualmente, la mayor sofisticación implica también un precio mas
abultado.
Lo que sí queremos mencionar, y aconsejarte encarecidamente, es que tengas muy
claro el destino que vas a darle. Si su uso es para campo abierto, en donde la lectura de
mapas se va a hacer muy frecuente, te recomendamos una brújula plana, en plástico, de
amplia base y que, según los modelos, poseerá escala giratoria de uso transportador.
Si el uso que le vas a dar es mas “urbanita”, entonces te recomendamos una brújula
con protección plástica, de base opaca pero con brújula giratoria, que sirve para lectura
de mapas y suelen ser pequeñas pero de lectura muy cómoda. Estas brújulas se venden
en formato “bisagra”, y suele oscilar su precio entre los 5 a los 20 o 30 €, dependiendo,
no de la calidad de la misma, sino mas bien de los fabricantes.
Hemos también de destacar que no es la primera vez que, por pequeños golpes en el
transporte, o por el mismo uso cotidiano de la misma, el limbo de la brújula gira sobre los
grados, quedando mal calibrada. Ante esta situación, es muy importante que vuelvas a
calibrarla. Para ello, en una brújula no digital, es muy fácil: solamente has de girar el
limbo sobre la escala, hasta que la flecha de Norte (en la zona roja de rumbos) esté
perfectamente encarada con los 360º. Es decir: la flecha de norte tiene que estar en los
360 grados, no antes ni después, tal como puedes apreciar en la imagen:
En la imagen A puedes observar una brújula mal calibrada (el Norte señala casi 60º),
mientras que en la imagen B se observa una brújula bien calibrada. No obstante,
dependerá también de tu posición en la zona terrestre (en algunas zonas la declinación
es de incluso 5º), por lo que, en caso de estar calibrada así para tu zona, no deberás
tocarla. Ello se explicará más adelante.
Como medida puramente didáctica, no obstante, en el presente manual las figuras,
mapas y demás, aparecerán con una brújula dibujada en vectorial y diseñada
específicamente para esta guía. Esto es así con la única intención de aclararte las dudas
y hacerte mas sencillo y simple el aprendizaje, ya que la brújula que se ha diseñado para
esta guía contiene los elementos imprescindibles que toda brújula debe poseer, sin
añadir nada, por lo que las imágenes que se obtienen como resultado final son
verdaderamente muy buenas educativamente hablando.
Asimismo, los planos han sido tomados, no a partir de fotografías, que pueden inducir a
error al no mostrarse con todos sus detalles, sino a partir de infografías en formato pdf,
con los cuales se ha podido trabajar aumentando o disminuyendo su tamaño sin notarse
apenas en la calidad final, algo que hay que tener muy en cuenta al tratarse el presenta
trabajo de una distribución en formato digital.
Todos estos esfuerzos tienen como resultado final que el grado de aprendizaje sea muy
rápido y muy alto, favoreciendo, en suma, que en poco tiempo puedas manejar
hábilmente este instrumento.
Esperamos, confiamos, en que esta labor se vea recompensada con tu satisfacción
personal y te ayude en los momentos que lo necesites, y nos sentiremos con ello ya
sobradamente pagados.

Historia de la brújula

En muchas partes y tratados se menciona a los chinos como los inventores de la


brújula, así se desprende de varios libros chinos que han sido datados en el siglo II. Ellos
afirman usarla hace ya 2.500 años antes de Cristo, y es bastante probable que en partes
del Asia Oriental fuera usada más o menos habitualmente en el tercer siglo de la era
cristiana.
Pero los chinos nunca se sirvieron del imán para establecer el rumbo en la navegación.
Los Árabes pudieron aprender de ellos aquel fenómeno, y tal vez algunos cruzados lo
aprendieron a su vez de los Árabes llegando así a Europa. Como se ve, es un invento
antiquísimo y que lleva acompañando al hombre desde la oscuridad de los tiempos más
remotos.
El fenómeno del magnetismo sí que se conocía, pero la brújula se usaba de forma muy
rudimentaria (sobre cañas colocadas en el agua, o con finos alambres inmantados). En
1269, Pietro Peregrino de Maricourt describió una brújula, explicando sus usos. Los
árabes se sintieron pronto atraídos por este invento y la divulgaron casi de inmediato por
todo el oriente.
El nombre de “brújula” proviene de “buxula”, cajita hecha de boj o buxus. En la
terminología marinera a la brújula se la denomina también compás (que proviene de una
palabra francesa que significa girar).
Otros historiadores señalan que la primera brújula de navegación práctica fue inventada
por un armero de Positano (Italia), Flavio Gioja, entre los siglos XIV y XV. Él fue quien la
perfeccionó suspendiendo la aguja sobre una púa de forma similar a la que actualmente
conserva. Y la encerró en una cajita con tapa de vidrio. Más tarde apareció la "rosa de los
vientos", un disco con marcas de divisiones de grados y subdivisiones, que señalaba 32
direcciones celestes, y que fue la brújula marina que se utilizó hasta fines del siglo XIX.
Posteriormente se logró un nuevo avance, cuando el físico inglés Sir William Thomson
(Lord Kevin) logró independizar a este instrumento, del movimiento del barco durante
tempestades, y anuló los efectos de las construcciones del barco sobre la brújula
magnética. Utilizó ocho hilos delgados de acero sujetos en la rosa de los vientos, en lugar
de una aguja pesada. Y era llenada con aceite para disminuir las oscilaciones.
En los comienzos del siglo XX aparece la brújula giroscópica o también llamada
girocompás. Consiste en un giróscopo, cuyo rotor gira alrededor de un eje horizontal
paralelo al eje de rotación de la tierra. Se le han agregado dispositivos que corrigen la
desviación, la velocidad y el rumbo; y en los transatlánticos y buques suele estar
conectado eléctricamente, a un piloto automático. Este girocompás señala el norte
verdadero, mientras que la brújula magnética, justamente, señalaba el norte magnético.
En el siglo VI a.C., se descubrió (por un pastor según cuenta la leyenda) que cierta clase
de mineral atraía al hierro. Como fue hallado cerca de la ciudad de Magnesia, en Asia
Menor, se llamó piedra de Magnesia, y el fenómeno se denominó magnetismo. Éste fue
estudiado por primera vez por Tales de Mileto. Más adelante se descubrió que si un
fragmento de hierro o acero se frotaba con el mineral magnético (imán), quedaba
magnetizado (imantado). El término español de imán procede de una palabra latina que
significa "piedra dura".
Allá por el año 1180 cuando un inglés, Alexander Neckam, hizo por primera vez
mención de la cualidad del magnetismo para señalar el norte. Tras varias evoluciones,
que abarcaron bastantes siglos, la brújula llega a nuestros días siendo utilizada por todos,
principalmente marinos, pilotos, aventureros, viajeros y correcaminos con un claro
objetivo: orientarse... estén donde estén.

Partes, estructura y presentación de la información en una brújula

A simple vista la brújula es un instrumento muy sencillo. Imantada, su aguja señala en


todo momento la dirección norte-sur. Cabe señalar que, para ello, como es obvio, debe
disponerse la brújula en posición horizontal. En ocasiones, y según en qué partes y así
como en qué metales de las estructuras en las que nos encontremos estén presentes,
será conveniente darle unos ligeros “toques” sobre ella, con el dedo, para hacer que el
movimiento del imán tome la dirección correcta (pues pudiera estar trabado, sobre todo
en brújulas de poca calidad o en las situaciones antes mencionadas).
Asimismo, en todas las brújulas el norte está perfectamente marcado sobre la aguja.
Éste es pintado de color rojo siempre (o casi siempre), y el sur en azul, blanco, o sin
pintar. Por lo tanto, la zona de la aguja que está en rojo, es la zona que indica el norte.
Aparte de ello, en una brújula típica encontramos:
A/ Líneas norte-sur o líneas de Rumbo. La parte central incorpora una flecha marcada
con el símbolo N (norte), y se denomina Flecha Norte.
B/ Graduación. Una brújula puede estar graduada en diferentes grados (la de la imagen,
en tramos de 30 grados), pero siempre sobre una esfera de 360 grados, es decir, un
círculo completo.
C/ Aguja de la brújula propiamente dicha.
Aparte de todo ello, puede incorporar diferentes reglas y escalas, para ayudar a la
medición de planos y a la lectura de mapas. Así como lupa, espejos, etc. etc.
También pueden existir líneas auxiliares de dirección (marcadas en la imagen como
Start) fijas.
La aguja gira en el Limbo, que, como se ha dicho, está graduado de 0 a 360 grados. La
graduación, por tanto, gira junto con el limbo, de forma independiente al giro de la aguja,
como se ve en la imagen siguiente (aunque lo mejor es que lo compruebes en tu propia
brújula):
Asimismo, existen escalas que nos serán útiles a la hora de usar nuestra brújula para
averiguar la hora aproximada del día, y una escala de este tipo es la siguiente:

A/ Puntos cardinales. N: norte; NE: noreste; E: este; SE: sureste; S: sur; SW: suroeste; W:
oeste; NW: noroeste.
B/ Aguja. Aquí no existe limbo o/y el limbo, de existir, no se utiliza para la medición
horaria.
C/ Zonas AM/PM respectivamente (Ante Meridiem, Post Meridiem). Es decir,
respectivamente desde las 6 hasta las 12 del mediodía, y desde las 12 a las 6 de la tarde
(desde el alba hasta el ocaso) (D).
AM es después de medianoche, y PM después del mediodía. Dado que en medianoche
no hay sol, la escala comienza con las seis (hora orientativa del alba).
Mas adelante aprenderemos a hacer prácticas e interpretar estas escalas.
En el mercado se encuentran brújulas con ambas escalas a la vez, e incluso con más.

Usos básicos de la brújula

A la hora de adquirir tu brújula es muy deseable que posean una escala o un


mecanismo para ajustar la declinación magnética, ya que la brújula debe adquirirse de
acuerdo a la zona donde va a ser usada. A este respecto, la Tierra está dividida en zonas
magnéticas y las brújulas son fabricadas de acuerdo a cada una de ellas.
Las zonas magnéticas son las siguientes:
Ello es debido al campo magnético terrestre, su inclinación y su posición con respecto al
globo terráqueo.
En España y Europa son válidas las brújulas para la zona 1. Cabe señalar, asimismo,
que, por su diseño, existen brújulas válidas para todas las zonas. La declinación
magnética es la diferencia entre el norte geográfico y el norte verdadero (también
llamado norte magnético) y es diferente según el lugar de la zona terrestre y el paso de
los años, ya que el campo magnético de la Tierra no es estable.
Los 16 puntos principales de la "Rosa de los Vientos" son:

N 0°, 360°
NNE 22,5°
NE 45°"
NEE 67.5°
E 90°
SEE 112.5°
SE 135°
SSE 157,5°
S 180°
SSO 202,5°
SO 225°
SOO 247,5°
O 270°
N00 292.5°
NO 315°
NN0 337.5°
Ello es útil para conocer las escalas de las brújulas.
La disposición de la brújula debe ser, en paralelo con el suelo, manteniendo la aguja en
horizontal:
Asimismo, tal y como se ha dicho antes, es conveniente efectuar una serie de “toques”
sobre la misma, sobre todo en determinadas situaciones para agitar la aguja:

Se debe tener mucho cuidado en no acercar la brújula a imanes u objetos con que los
contengan, tales como altavoces, ya que la lectura que nos dará sería errónea.
Debemos, también, tener en consideración en todo momento los cuatro puntos
cardinales respecto a nuestra posición, que siempre estarán marcados por la aguja
independientemente de donde nos encontremos:
Para el cuidado del instrumento debemos respetar unas normas básicas de no mojarlo,
rasparlo, darle bruscos golpes y, en general, tratarlo con el esmero de todos los
elementos de este tipo.

Trazado de rumbos, interpretación de mapas

En este capítulo se pasará primero a explicar los conceptos y cómo trabajar con mapas,
para después presentar un ejemplo práctico que será muy aclaratorio, sobre todo para
principiantes.
Antes de nada, si nunca has estado en un cursillo de orientación o es la primera vez que
trabajas con brújula – mapa, te recomendamos encarecidamente que practiques el
ejemplo tú mismo, tomando las bases y las directrices que aquí te vamos a desglosar.
El mapa que deberás adquirir ha de ser un mapa físico, o político, no importa, mientras
tenga inscrita claramente la brújula o, por lo menos, la dirección del norte real (a menudo
presentada como una simple flecha en alguna de las esquinas del mapa).
Todo ello es vital para que adquieras práctica y soltura y puedas operar con maestría
cuando lo requieras en campo abierto. Lo primero que se ha de hacer, al trabajar con
mapas y trazar rumbos, es, como ya se ha dicho, encontrar el norte real del mismo. No
obstante, si el mapa no dispone de norte sobre el que marcar los rumbos, podemos
intentar (ha riesgo de equivocarnos si no conocemos la zona) marcar nosotros el norte
sobre las líneas de altitud, los accidentes orográficos, y cadenas montañosas o ríos y
lagos, teniendo a estos como referencia.
El norte es imprescindible para orientar la brújula y que las líneas de rumbo a seguir
sean válidas, de lo contrario estaríamos trazando un rumbo equivocado.
Para hallar el norte de este modo en un mapa que no lo tenga, y valiéndonos de nuestra
brújula, deberemos operar como sigue: estableciéndonos en un punto en donde nuestra
perspectiva sea buena (una colina, una montaña o un punto alto, preferiblemente)
desplegaremos el mapa.
Aquí te presentamos un ejemplo de disposición, en donde podremos fijar nuestra
situación dependiendo del norte de nuestra brújula y comparándolo con carreteras,
accidentes orográficos y curvas de nivel (las curvas o líneas de nivel nos informan de la
altitud y cambios de nivel en los mapas. Junto con tales líneas suele venir acompañado
de un número, que nos da la altura, en metros, sobre el nivel del mar. De este modo
sabremos las proporciones del accidente geográfico, así como las dificultades del
terreno):
Pero lo mas normal y obvio es que dispongamos de un mapa en donde ya esté marcado
el norte. Ahora, solamente tendremos que trazar un rumbo a nuestro destino para no
equivocarnos de dirección.
Para ello, dispondremos la brújula, bien orientada, sobre el mapa, esto es, el norte de
nuestra aguja, con el norte del mapa o plano:
Nos pondremos también nosotros mirando a esa posición. Giramos la flecha norte (con
las líneas norte y sur en rojo, en la imagen) sobre el limbo, estando la brújula en el mapa,
hasta que la flecha norte esté en la misma posición que el norte de la aguja de la brújula,
tal como se ve en la imagen. Hecho esto, podremos trazar una línea, si lo deseamos
desde ése punto donde nos encontramos, hasta nuestro destino:
Por lo tanto, nosotros hemos trazado un rumbo NORTE sin apenas grados de
declinación.
¿Qué ocurre si, en lugar de tomar una dirección lineal, de frente, vamos hacia una
dirección que no está en el norte? Imaginémonos que, en lugar de dirigirnos hacia Wildlife
Trails tuviéramos como destino el círculo 14 en el mapa (flag 14).
Tomaremos la brújula y la orientaremos de acuerdo a la flecha impresa, como hemos
hecho hasta aquí. Dispondremos la brújula sobre el punto de partida:

Como vemos, ahora la dirección de nosotros hacia el destino es de unos 30º.


A medida que vamos caminando, iremos mirando la brújula. Si nos desviamos, la aguja
se saldrá del norte, es decir, se desorientará. Con lo que el sabremos que nos estamos
desviando del rumbo de 30o. Para volver a dicho rumbo, solamente tendremos que
ajustar la flecha norte con la aguja. Podemos disponer la flecha de rumbo o la flecha
norte, en este caso, sobre esos 30 grados, y seguirla. De modo que solo tendremos que
caminar en línea recta:
Si la flecha de la brújula, por tanto, se desvía menos grados o mas (es decir: se acerca o
se separa de la flecha de Norte), estaremos desviándonos del rumbo. En algunos modelos
de brújula que existen en el mercado, existen marcas de “start” con flecha hacia los
grados, que pueden ser usadas para este menester, sustituyendo a veces a la flecha de
norte en la toma de rumbos.
No obstante, como los caminos y las rutas nunca son rectas, tales desviaciones son
comprensibles. Lo importante es que no nos alejamos hacia el sur, hacia el este o el
oeste (en este caso), es decir: fuera de nuestro rumbo, que, en este ejemplo, es norte
ligeramente noreste.
Si nos hayamos ante caminos o bifurcaciones, la brújula nos informará, asimismo, sobre
qué dirección tomar:
Ante esta situación, como tenemos que tomar un rumbo norte con inclinación 30º (no
declinación, ya que sino sería -30o), tomaríamos el camino central.
A medida que vayamos avanzando deberemos verificar siempre, cada poco tiempo,
nuestro rumbo y dirección, para no perdernos.
Si siguiéramos el norte no habría inclinación, por lo que nuestra rumbo sería de 0º.
Cabe destacar que se pueden tomar rumbos (de hecho, es muy habitual) sin necesidad
de mapas, si vemos o tenemos relativamente cercano el objetivo, o si nos vemos
imposibilitados al uso de mapas. Para ello, tomaremos como referencia una montaña, un
río, un bosque... etc., y tomaremos el rumbo de la misma forma que hemos visto, pero
sosteniendo la brújula, o dejándola en tierra, y apuntando hacia el norte la flecha de
rumbo.
Una vez hecho esto y averiguada la inclinación o declinación en grados, podemos
avanzar hacia allí o bien mover las flechas de rumbo y enfocándolas hacia el objetivo.
Tras ello solo tendremos que continuar siguiéndola, fijándonos en que la aguja de la
brújula no se desvíe en exceso de la flecha de Norte.
Existe otra forma de tomar el rumbo mediante el mapa, conociendo previamente
nuestra posición.

1/ Unimos los dos puntos apuntando la flecha de dirección hacia el objetivo (SIGHT, en
la imagen y en algunas brújulas). El objetivo está puesto en la figura con un círculo azul,
y la línea de unión, punteada también en azul:

2/ Giramos el limbo de nuestra brújula hasta hacerlo coincidir con el Norte del mapa (en
la imagen, el limbo de nuestra brújula está en rojo, como ya se ha dicho):
3/ En este punto debemos hacer coincidir el norte magnético con el norte del mapa (es
decir: con el norte del limbo que hemos marcado en el paso anterior). Para ello, giramos
sobre nosotros mismos hasta hacer coincidir la brújula. Ese es el rumbo a seguir, a donde
apunte la señal de Sight.

La brújula en las grandes ciudades

Hasta aquí se ha dado una ligera idea, fácil y rápida, sobre el uso de la brújula en
terrenos abiertos. También hemos realizado un ejemplo práctico sobre la toma de rumbos
y las diferentes direcciones de acuerdo con nuestro destino y la disposición del norte en
la brújula.
Ahora abordaremos un tema realmente interesante, que entra también dentro de la
orientación y complementa al anterior, cual es la toma de rumbos y direcciones en
ciudades y/o en entornos urbanos encerrados.
Para ello, sustituiremos los mapas por planos (comúnmente llamados “callejeros” o
croquis). Las principales diferencias que vamos a encontrar respecto a los mapas de rutas
son:
· Ausencia de curvas de nivel
· Ausencia de accidentes geográficos de relieve
· Ausencia de campo abierto para tomar rumbos y muestras de dirección a distancia.
Sin embargo, las diferencias que vamos a encontrar a favor son:
· Mucha mas presencia de puntos de referencia: parques, edificios, etc.
· Calles mas “cuadriculadas”, por lo que facilita la toma de direcciones
· Apoyo de la toma de rumbo con la confirmación de nombres de calles y plazas que nos
vamos a encontrar, por lo que, recurriendo a ello, haremos más difícil perdernos.

Tal y como se ha explicado en el capítulo anterior, para orientar nuestra brújula


haremos lo mismo que allí. No obstante, en muchos mapas no aparece el norte, por lo
que tendremos que hallarlo previamente, bien buscando los puntos mas destacados
entre plano y paisaje (edificios, parques... calles) o usando métodos más modernos, como
la herramienta Google Earth.
Otra de las cuestiones a tener en cuenta es conocer el lugar donde nos encontramos.
Para ello, podemos usar varias formas:

· Conocer el nombre de la calle donde estamos y usar el callejero del plano. Si en la


calle que estamos no posee nombre, nos trasladaremos a otra cercana que sí lo tenga, o
preguntaremos.
· Al descender del tren, autobús o estación a la que lleguemos, disponernos ya en el
plano o usar la brújula para orientarnos hacia dónde desplazarnos. Es muy importante
recordar aquí que nuestra posición, de pie, debe ser la de la brújula. Ella señala al norte y
nosotros debemos ponernos hacia el norte.
· Usando aparatos de apoyo, tales como sistemas por GPS.

Una vez estemos orientados, hay que recordar, una vez mas, que al comenzar
a avanzar la dirección puede variar. Esto, en las ciudades, se hace mas notorio
puesto que algunas calles estarán con una orientación diferente a la de nuestro
destino.
En la imagen, nuestro rumbo a tomar será norte con una ligera declinación al noroeste.
Debemos tratar de encontrar una ruta que nos acerque a nuestro destino de la forma
mas recta posible, para no caer en el problema de despistarnos. Además de lo mas recta,
preferiremos las calles anchas frente a las estrechas, y las que tengan nuestra
orientación frente a la que tengan otra.
A ser posible, asimismo, elegiremos las calles mas largas. De este modo, nuestra ruta
sería (en negro sobre la figura):

Hay que notar fijarse que, en el último tramo se cambia de orientación. Es un buen
lugar por tanto para tomar la brújula y confirmar nuestra posición, sin necesidad de abrir
el plano, si es menester:
Por lo tanto, cuando salimos seguimos un rumbo casi al norte (A), cuando giramos a la
izquierda, cambiando de dirección, tomamos un rumbo prácticamente oeste de unos
280o (B), acabando en nuestro destino de nuevo hacia el norte (C).
Podemos optar, si es menester, incluso en el momento, por otros caminos, siempre y
cuando recordemos que un cambio de sentido a la derecha o izquierda, implica que, en la
próxima calle a tomar sea la que nos lleve a retomar la dirección adecuada:
En la imagen tenemos, en rojo, los tramos que implican un cambio de dirección y, por lo
tanto, la flecha de rumbo de nuestra brújula apuntará hacia delante y la flecha magnética
de la brújula apuntará al norte (a nuestra izquierda). El rumbo que hemos seguido aquí
ha sido: desde la calle Anselmo Cifuentes hasta Conde de Guadalorce (Plaza 6 de
Agosto).
En caso de que el camino sea al contrario (de C. de Guadalorce a calle Anselmo
Cifuentes), nuestro rumbo será Sur, con unos grados hacia el sureste. Es lo mismo pero,
en este caso, las flechas de orientación apuntarán al revés.
En ciertas ocasiones podemos tomar como referencias edificios destacables, estatuas, o
calles importantes. En ellas podemos realizar los cambios de sentido y, asimismo, la
verificación de nuestra posición con respecto a la brújula.

Averiguar la hora a través de la brújula

El sol sale por el Este y se pone por el Oeste. Mediante este conocimiento básico
podemos averiguar grosso modo la hora del día en la que nos encontramos.
Para ello, algunas brújulas disponen de una escala, dividida en secciones, mediante la
cual podemos realizar esta averiguación. Las horas del día en la escala de la brújula se
corresponden con las siguientes:
Dividida en dicha escala encontramos las diferentes secciones que nos informan de la
hora.
Cabe reseñar que el reloj de sol no es un reloj propiamente dicho, en el sentido que
todos entendemos de la palabra, ya que, invariablemente, marca las seis de la mañana al
alba y las seis de la tarde al ocaso. No obstante, resulta una ayuda a tener en
consideración cuando no se dispone de otros relojes. El Sol recorre aproximadamente
180o en 12 horas, de lo que se deduce que el movimiento angular del Sol es de 15o a la
hora.
La hora señalada por el reloj de sol a mediodía es casi idéntica a la de un reloj
convencional, fuera de ella hay diferencias consecuencias de nuestra posición en el globo
y la fecha del año. Existe todo un mundo referente a los relojes de sol, y explicarlo aquí
dista
mucho de los objetivos de este manual. Emplazamos al lector, si lo desea, a profundizar
en sus mecanismos, ya que existen fórmulas matemáticas y reglas para hallar y corregir
las desviaciones y graduaciones en los relojes de sol. En las brújulas con relojes solares
podemos marcar en el suelo las medidas, o hallarlas directamente sobre la brújula. En
algunas de dichas brújulas, al orientarnos con respecto al sol para averiguar la hora, en el
centro de las mismas presentan un grosor central que hace que la silueta producida por
éste, luminosa, se destaque en la esfera (nota: si la brújula posee espejo, puede
mantenerse abierta para no entorpecer la lectura):
A: Abultamiento
B: Reflejo que nos da la posición horaria. En este caso, cerca de las nueve de la
mañana.
También podemos utilizar la brújula para dibujar sobre el terreno el reloj de sol
mediante un palo:

Estando nosotros en la posición del sol (de frente al reloj), la sombra del palo
equivaldría a la manecilla de las horas del reloj y, según el punto en que nos
encontremos y la estación del año, la sombra se moverá en el sentido de las agujas del
reloj mecánico o viceversa, pero ello no cambia la manera de leer las horas.
Una sencilla aproximación horaria mediante un reloj de sol es la que sigue:
Hay que tener en cuenta en este tipo de relojes que el sol sale en el orto a las 6:00 am
y se pone en el ocaso a las 6:00 pm, y que, asimismo, bajo tiempo nublado o con niebla
puede ser muy difícil averiguar la hora.
También podemos realizar un cálculo horario mediante nuestra propia sombra, tomando
la orientación correcta mediante la brújula y actuando como si nosotros fuéramos la
varilla de las horas de un reloj de arena imaginario:

No obstante, para tal menester requiere estar habituado y tener la precaución de que
sombras cercanas (árboles, orografía...) no confundan nuestra lectura.
Posicionamiento y triangulación mediante brújula

La triangulación es una técnica que nos facilita conocer nuestra ubicación espacial. Para
ello, aparte de una brújula, necesitamos un mapa en donde tenga marcados (o hayamos
marcado) los puntos cardinales.
Una forma sencilla de triangulación es la de situarnos en el mapa mediante dos puntos
de referencia estando alejados de ambos. Primero hay que determinar con la brújula las
direcciones respectivas a los puntos A y B. Luego, trasladados esos puntos al mapa, se
trazan dos líneas y el punto donde estas confluyen es donde nos encontramos. Para ello
es preciso conocer, con ayuda del mapa, dos puntos distantes (rios, montañas, un
bosque...). Disponerlos en el mapa y trazar, visualmente, una línea que vaya de nosotros
a ellos:

A: Punto A. Una montaña a 330o


B: Punto B: Un macizo montañoso a 60o.
C: Nuestra posición.
Disponemos después la brújula sobre el mapa, y trazamos dos líneas de acuerdo a la
graduación medida:
Hay que considerar que, mientras nuestro objetivo sea una zona de grandes
dimensiones, o perfectamente enmarcada por una carretera o similar, no importa
confirmar nuestra posición y seguir el rumbo correcto cada poca distancia. Sin embargo,
si nuestro objetivo es una zona pequeña, cabaña, refugio o similar, un simple error de
pocos metros al comienzo puede desviarnos kilómetros al final, encontrándonos
totalmente perdidos. Por ello, debemos acostumbrarnos siempre a medir y orientarnos lo
más exactamente posible desde un primer momento, y a confirmar esa medición con
accidentes geográficos, edificios o carreteras cercanas.

Uso de la brújula en mapas digitalizados y satélite: google earth

Desde que apareció la magnífica herramienta de mapeado vía satélite Google Earth, su
éxito no ha parado de crecer. No en vano, aparte de disponer de versión gratuita, es una
herramienta extraordinariamente eficaz. Esta es una imagen característica ofrecida por
Google Earth:
Aparte de, como se ve en la imagen, ofrecernos la longitud, latitud (coordenadas),
elevación y dirección, este excelente programa dispone de una brújula auto orientativa.
¿Esto que quiere decir? Significa que la brújula señala dinámicamente el norte en todo
momento, mientras nos movemos por los mapas de imágenes, por lo que es un
instrumento muy valioso en caso de que necesitemos la orientación de algún punto,
región o provincia, y no la tengamos en los mapas o planos de que dispongamos.
Conviene aclarar que, en caso de que no aparezca en tu programa la brújula, puedes
activarla desde el menú View/Compass. Asimismo, Google Earth puede visionar las calles
principales de las ciudades, y otros accidentes geográficos y orográficos que disponga en
su base de datos:
No vamos aquí a desglosar y aprender a usar todas las características de este
fenomenal programa informático, ya que no es el tema de estudio de éste manual, pero
sí destacar sus potencionalidades principales.
No obstante, cabe señalar que, como cualquier programa informático de características
tan enormes y globales, posee pequeños errores, todos ellos subsanables y fácilmente
corregibles si nos apoyamos de planos o mapas en formato papel para que nos confirmen
los datos.
Hecha esta salvedad, vamos a proceder a un ejemplo de trabajo con la brújula y Google
Earth con orientación ligeramente al Este en la provincia de Sevilla (España).
Como siempre, calibraremos nuestra brújula y la orientaremos de acuerdo con la
presentada en Google Earth:
Para trazar rumbos se procederá a como se ha explicado en capítulos anteriores, por lo
que no se insistirá en ello.
Una vez tengamos el rumbo fijado, Google Earth nos permite ir mirando las diferentes
posiciones en las que tendremos la brújula una vez sobre el terreno. Ello se explicará con
un simple ejemplo en una sucesión de imágenes:
El círculo rojo será nuestro punto de partida, el círculo azul, nuestro destino, y la línea
punteada es la ruta que hemos previamente trazado mediante cualesquiera de las
técnicas explicadas anteriormente.
Cada cambio de dirección que iremos captando ha sido numerado, para su facilitar su
comprensión, con el 1, el 2 y el 3.
Para mayor facilidad, hemos introducido en el Google Earth dos marcadores
denominados Origen y Destino, que corresponden a los círculos de la imagen anterior:

Como se ve en la brújula de la imagen, iniciamos la ruta unos 60º. Giramos a la


izquierda en el primer cambio de dirección, y éste es el aspecto que tendrá nuestra
brújula sobre el terreno, en el punto 1:
En el punto 2, nuestra brújula tomará el siguiente aspecto, señalando al norte y con
nosotros en la misma posición que de partida:

Ahora nos vamos a disponer en el punto 3, nótese los cambios en la brújula al cambiar
nosotros de posición y tomar diferentes direcciones:
Utilizando, asimismo, la nomenclatura de calles del Google Earth podemos saber la
zona de la ciudad por la que nos movemos de manera muy concreta:

Siguiendo los pasos de éste sencillo ejemplo podremos trazar rutas mucho mas largas y
complicadas, anotando o dibujando sobre mapas o planos las diferentes direcciones y los
cambios de la brújula, que seguiremos, mas tarde, sobre el terreno al seguir el rumbo.

Brújula digital: partes, calibración y funcionamiento

Hasta hace relativamente poco tiempo, la posibilidad de incorporar una brújula digital
en el día a día era prácticamente imposible. Gracias al avance y abaratamiento de las
tecnologías, y a empresas como Nokia, que apuestan por poner esa tecnología al alcance
de todo el mundo, cualquier persona puede disfrutar de estos pequeños-grandes inventos
digitales.
Nokia posee más de un teléfono móvil con brújula digital, sin embargo, todos son muy
parecidos y el principio es el mismo. Aquí trabajaremos sobre el Nokia 5140.
En el mismo manual Nokia nos dice que no debemos prestar totalmente nuestra
confianza a este tipo de brújulas. No porque sean erróneas o malas, sino que Nokia se
quiere curar en salud ante posibles errores o fallos de lectura por un mal calibrado.
La brújula digital muestra la dirección tanto gráficamente, como numéricamente. En un
primer uso, el móvil nos advierte de que debemos calibrar la brújula primero, e incluso
nos informa de cómo hacerlo: moviendo el teléfono horizontalmente, a la vez que se le
hace girar. Aunque se puede calibrar cogiéndolo con una mano, lo mejor es disponerlo en
horizontal sobre una superficie lisa, y hacerlo girar. No obstante, hay que tener paciencia
en este punto, puesto que un giro rápido dará error de calibración, mientras que uno muy
lento nos advertirá de tal circunstancia y tampoco podrá ser calibrado.
Lo mejor es un ritmo pausado, pero constante. Para facilitarlo, el teléfono presenta el
dibujo de un móvil girando. No se ha de girar a la misma velocidad que dicho dibujo, sino
que un poco mas despacio. El aspecto de la brújula una vez calibrada es el siguiente:

En la esquina superior izquierda aparecen los grados. Pulsando el botón “establecer


dirección” (set direction) haremos fijar la flecha del Norte o flecha de Rumbo, y,
aparecerán los grados sobre los que la hemos fijado en otro cuadradito de la parte
superior derecha:

En el menú de opciones de la propia brújula disponemos de la oportunidad de volver a


calibrarla, de establecer la declinación, y de establecer la dirección.
En resumen: la brújula digital nos permite conocer los grados, fijar los grados de rumbo,
fijar la flecha de dirección y, además, nos informa de esta de manera gráfica y numérica.
La declinación puede fijarse en valores que van desde los 0 a los 180 grados, y con una
dirección Este u Oeste.
Las demás operaciones con la brújula digital (trazado de rumbos, direcciones, etc.) son
iguales a las ya mencionadas, ya que son válidas con este tipo de brújulas puesto que el
funcionamiento, desde el punto de vista práctico, es el mismo, por lo que no repetiremos
las explicaciones.
Brújula digital vs Brújula analógica

A la hora de adquirir una brújula ya hemos dicho que debemos considerar qué tipo de
uso vamos a darle. La brújula magnética analógica es, con mucho, la mas preferida por la
gran mayoría, por su sencillez, claridad e independencia de energía externa.
Sin embargo, en muchos deportes se está imponiendo la brújula magnética por la
facilidad y rapidez en su lectura. Además de poder fijar valores, guardarlos en memoria e
incluso realizar diferentes operaciones sobre ellos.
La brújula digital puede ser, por tanto, usada en entornos urbanos, donde poca gente va
acompañada de una brújula, pero sí va acompañada de móvil.
Asimismo, la brújula digital suele utilizarse en bicicletas y vehículos todo terreno, en
aviación se usa desde hace mucho, así como en diferentes deportes.
Por su parte, la brújula analógica es mas usada por aventureros, por personas del
campo y por los mas puritanos y tradicionalistas.
Ambas, dentro de su campo, tienen sus pros y contras, sin embargo las dos son aptas
para cumplir perfectamente su cometido, por ello, elegir entre una u otra
(afortunadamente, hoy podemos elegir!) es cuestión de gustos y de costumbres.
Se deja, por tanto, a tu libre elección el inclinarte por una u otra. Nosotros esperamos
que la disfrutes al máximo.
Esperamos que este manual haya servido para ayudarte en ello, y para acercarte a este
apasionante mundo.

L. Domelhajer

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