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Prof. Dr. SANTIAGO MIR PUIG


Director del D e p a r t a m e n t o de DorGcho Penal
de la Universidad Autónoma ílc Barcelona

A LAS BASES DEL


DERECHO PENAL
Concepto y Método

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© BOSCH, Cítsa EciiLorial, S, A, - Bíiícelonii, 191
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ISBN: 84-71Ü2-585-T A Juan Córdoba Roda,
Depósito iugal; B. 42,731 - ISTi; mi maestro.

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IMPRESO EN ESPAÑA PRINTED IN SPAIN

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Imprenta Clarasg, S. A.; Villarroel, 15-17 - Barcelona-11 )


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PRÓLOGO

Este libro no fue escrito para ser publicado. Nació para dar
cumplimiento al requisito, tradicional en las Oposiciones a Cá-
tedras y Agregadurias de Universidad, de elaboración de una
"Memoria"' sobre tres extremos básicos de la disciplina respec-
tiva: su concepto, su método y sus fuentes. He aquí el origen
de la selección de los temas tratados — salvo por lo que respecta
a las fuentes, que, concebidas en la Memoria como bibliografía
y juHsprudencia, no han sido incorporadas a este libro -—. Pero,
en general, las materias aquí reunidas poseen en común lo sufi-
ciente para que su publicación conjunta se justifique con inde-
pendencia de su objetivo inicial: constituyen los fundamentos
primeros, la puerta de entrada del edificio jurídico-penal.
Por otra parte, será- fácil al lector descubrir en seguida una
evidente unidad, entre las dos partes esenciales de la presente-
obra, pues la elaboración del Concepto del Derecho Penal se ha
efectuado con aplicación de la concepción del Método que se de-
fiende. Se comprenderá que no podia ser de otra forma, si la
discusión en torno al Método ha de tener alguna utilidad y no
quedar encerrada en si misma. Mas cotno el estudio del Método
sigue en'el libro — por razón de sti originario carácter •—al del
Concepto, bueno será que adelante ya ahora, desde un principio,
tina rápida •mención de las premisas metódicas que presiden
toda la obra. Giran en torno a la idea de que es preciso mantener
el postulado central del positivismo, según el cual la Ciencia del
Derecho ka de ocuparse del estudio del Derecho positivo, pero
evitando las consecuncias negativas de tal planteamiento, tan
importantes que han llegado a comprometer la subsistencia del
mismo positivismo y, a la larga, la propia legitimidad de la Cien-
cia jurídica. Tales defectos, destacados con tan creciente insis-
tencia como innegable fundamento por tantas voces críticas,
pueden resumirse, en su formulación extrema, en las dos afirma-
^

8 Prólogo

Clones siguientes: Ja labor del jurista hace el juego — consciente


o inconscientemente — al statu quo, y se halla alejada de la rea-
lidad.
Para liberar a nuestra Ciencia de tan graves reparos es
urgente, pues, limitar el ^positivismo por un doble camino. De
una parte, intentando que el estudio del Derecho positivo no
signifique la renuncia a toda actitud crítica frente al mismo:
de una Ciencia jurídica acritica ka de pasarse a la introduc-
ción de claras perspectivas valorativas, en último término cohe-
rentes, claro está, con las convicciones políticas del jurista. De
otra parte, habrá que subrayar la necesidad, tan ampliamente
sentida, de concebir la Ciencia juHdico-penal en términos rea- V )
listas, al servicio de las exigencias de aplicación de la ley al caso
concreto. El lamentable hecho de que la Justicia práctica recorra PARTE PRIMERA
con frecuencia caminos alejados de la Ciencia y se resista incluso
a aceptar su dirección, es en no poca medida responsabilidad- de CONCEPTO DE DERECHO PENAL o
una Teoría que hasta hace relativamente poco vivía de ordiria-
rio a espaldas de la realidad.'^ • • }

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Baiügiier, agosto de 1970 o
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1 Que afirmaciones como las aquí expuestas no son todavía obvias


ni ociosas acaso !o confirme la reacción que provocó su desarrollo en la
Memoria y en el resumen que de ella expuse oralmente en el segundo ejer-
cicio de la primera Oposición a Agregadurías que realicé, ejercicio del que
o
fui excluido por unanimidad del Tribunal correspondiente. Por fortuna,
sin embarg'o — aunque tampoco sin dificultades—, esta Memoria y su pre-
sentación oral consiguieron la aprobación del Tribunal de la siguiente
Oposición, a la plaza de la Universidad Autónoma de Barcelona, que logré i.")
obtener.
INTRODUCCIÓiN
I. El Derecho Penal es una rama del Derecho, por lo que
plantear su concepto presupone inevitablemente aludir al con-
cepto mismo del Derecho en general. Ahora bien, el concepto
del Derecho está muy lejos de ser inequívoco. Por una parte, la
Filosofía del Derecho puede abordar esta cuestión con pers-
pectiva distinta a la que ha de adoptar la Teoría General del
Derecho, en la medida en que ambas disciplinas se aproximan
al Derecho con objetivos distintos. Por otra parte, el examen
de las definiciones de Derecho que se proponen dentro de cada
uno de esos dos niveles muestra la enorme variedad de senti-
dos en que se puede entender el Derecho. Puede decirse que
cada dirección filosófica y metodológica concibe en términos
diferentes el concepto de Derecho. P a r a poner sólo un ejemplo
extremo, piénsese en la distancia que separa a los conceptos de
Derecho propuestos por el iusnaturalismo y por el positivismo
jurídico.
II. Buena parte de las mencionadas divergencias desapa-
recen si la cuestión del concepto se plantea limitada de ante-
mano al Derecho positivo. A esta limitación obliga, por de
pronto, el objeto de nuestra disciplina, que más que ninguna
otra parcela del Derecho se halla necesariamente restringida
a las normas positivas, ante todo por la exigencia, de signifi-
cado político, del pHncipio de legalidad:^ la única fuente pri-
mana del Derecho Penal es la ley formal, en cuanto expresión
— al menos teóricamente — de la voluntad popular emitida por
el Poder legislativo.
III. 1. Pero, aun limitada al Derecho positivo, la pregunta:
¿qué es el Derecho?, presupuesto de la que aquí importa: ¿qué
es el Derecho penal?, puede responderse en muy distintos sen-

1 Así, ya en la misma acotación del objeto de la Ciencia del Derecho


Penal, J. M." EODRÍGUES DEVESA, Derecho Penal Español, Parte General,
4." ed, Madrid 1974, pág. 7: "La nota de legalidad característica del De-
recho punitivo moderno hace que ese estudio tenga que versar siempre
sobre un determinado Derecho positivo..."
Introducción 13
12 Introducción
%
general del Derecho, que puede entenderse no sólo como con- )
tidos. A la filosofía del Derecho le interesará preguntarse, a
junto de normas (Derecho en sentido objetivo), sino también
través de esta pregunta, por la esencia material del Derecho;
como facultad de un sujeto (Derecho en sentido subjetivo).
Cuál es su esencia. Planteada así la cuestión obtendrá respues-
Aphcada al Derecho Penal, significa que: a) en sentido obje-
tas distintas según el aspecto que se considere esencial en el \
tivo es Derecho Penal el conjunto de normas que regulan la
Derecho. Podría elegirse, pongamos por caso, tanto el aspecto
específica parcela del comportamiento humano propia de su
ontológico (cuál es el ser peculiar del Derecho), como el aspec-
disciplina, que habrá que precisar aquí, y b) en sentido subje-
to funcional (qué función tiene) o el teleológico (a qué fin tien-
tivo es Derecho Penal la facultad del Estado de dictar y aph-
de) del orden jurídico. Y cada Escuela resolverá con criterio
car dichas normas. Ésta será la segunda división en el seno del
diferente cada una de estas cuestiones. La teoría general del
concepto del Derecho Penal.
Derecho podrá, en cambio, preferir a la búsqueda de la esencia
material del Derecho su esencia formal: la descripción externa
de lo que es Derecho, que permite diferenciarlo de conceptos
afines como el de Moral o Usos Sociales.
2. La ciencia penal ha seguido casi siempre el último ca-
mino. No se ha preguntado por la esencia material del Dere- •: )

cho Penal, sino por su caracterización formal. Se;^ entiende en í)


este sentido el concepto de Derecho y de Derecho Penal cuando . • )

se define a éste como ''conjunto de normas^', pues nada se dice


con ello de la esencia material (ontológica, funcional, teleoló-
O
gica) de dichas normas. En principio, el proceder es perfecta- ;")
mente legítimo, porque la ciencia del Derecho Penal no puede
abordar el concepto del Derecho Penal de la misma forma que O
la Filosofía del Derecho lo hace respecto del Derecho en ge-
neral. La ciencia del Derecho Penal no es "Filosofía del Dere-
cho Penal", Pero el penalista tampoco puede renunciar a pe-
o
netrar en los aspectos materiales que de modo específico afectan o
al Derecho Penal. Nadie mejor que él puede y debe dar res- o
puesta a cuestiones como: ¿qué función corresponde al Dere-
cho Penal?, ¿qué finalidad persigue? Un modo de hacer compa-
tibles el planteamiento formal tradicional del concepto de De-
o
recho Penal y la necesidad de considerar los referidos aspectos • • )

materiales, es distinguir entre concepto formal del Derecho


Penal, como acotación formal de lo que es Derecho Penal frente
a lo que no lo es, y concepto m,ateHal de Derecho Penal, desti- )
nado a la esencia de la norma penal y a la función del Derecho o
Penal previamente definido. Ésta será una primera gran dis-
tinción sistemática. '')
IV. Ahora bien, incluso ampliada en el sentido indicado la
problemática del concepto de Derecho Penal, cabe entender este .)
concepto en dos sentidos distintos: en sentido objetivo y en • )

sentido subjetivo. Es una distinción que procede del concepto


1^

EL CONCEPTO FORMAL DE DERECHO PENAL

I. DEFINICIÓN DE DERECHO PENAL OBJETIVO

1. Contenido tradicional y contenido actual del Derecho Penal

A fines del siglo pasado von LlszT propuso una definición


de Derecho Penal que ha servido de base a la mayor parte de
las formuladas con posterioridad:
"Derecho Penal es el conjunto de las reglas jurídicas esta-
) blecidas por el Estado, que asocian el crimen, como hecho, a
~) ia pena, como legítima consecuencia."^
Esta definición es, desde hace ya tiempo, excesivamente es-
)
trecha, porque no da cabida a las medidas de seguridad, que
•)
a lo largo de este siglo^ han ido ingresando en la mayor parte
de los sistemas penales, entre ellos el español. Por esta razón,
•)
las definiciones actuales de Derecho Penal suelen añadir a la
•)
fórmula de von LISZT una referencia a las medidas de seguri-
dad: el Derecho Penal es el conjunto de normas jurídicas que
) al delito como presupuesto asocian penas y (o) w.edidas de se-
guridad como consecuencia jurídica.^
)
") 1 F . von LlszT, Tratado de Derecho Penal, Madrid, s.f., 3," ed., I,
página 5.
) 2 Aparte de los orígenes ideológicos de la medida de seguridad, que
hay que buscar en la Escuela Positiva italiana (Vid, infra Cap. 3 II 2) el
precedente más )mportaíi.te^nivGl legislativo lo constituye el Anteproyecto
•l
de Código Pena! suizo di 18931, debido a Cari STOOS : Cfr. F . OLESA MrÑino,
Las medidas de segurida% Barcelona 1951, pág. 233; A. BERISTAIN, Medidas
) •penales en Derecho contemporáneo, Madrid 1974, págs. 40 y ss., que, por
cierto, propone sustituir la designación de "medidas de seguridad" por la
de "medidas penales" porque éstas no sólo son asegurativas, sino también
curativas, etc.; A. JOEGE BAÜREIRO, Las 'medidas de seguridad en el Derecho
•>
español, Madrid 1976, págs. 36 y ss.
") 3 Así, literalmente, el reciente manual de P. BOCKELMANN, Straf-
recht, Allgemeiner Teil, 2.'^ ed., München 1975, pág. 1. E n el mismo sen-
tido, J. BAUMANN, Strafrecht, Allgemeiner Teil, 7." ed., Bielefeld 1975,
')
• S. Mlr P u i g . — I n t r o d u c c i ó n a las bases del Derecho Penal
--*«

18 Derecho Penal e n sentido objetivo El concepto formal de Derecho Penal 19

En el Derecho Penal español, que tanto en el Código Penal Derecho Penal por otra, como la de "Derecho Criminal", que
como fuera de é! — en la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación responda mejor a su contenido? La doctrina suele considerar
Social de 4 agosto 1970, sucesora de la Ley de Vagos y Malean- preferible mantener la terminología "Derecho Penal", por mu-
tes de 4 agosto 1933 — prevé un sistema amplio de medidas cho que reconozca su actual inexactitud. Sin duda, el argu-
de segundad, esta extensión de la definición es absolutamente mento de la tradición de que actualmente goza en España y en
necesaria, salvo que se admita que las medidas de seguridad otros países, como Alemania (Strafrecht) e Italia (Diritto pé-
no pertenecen al Derecho Penal, sino que poseen sólo natura- nale),'' la expresión "Derecho Penal", juega en esta decisión
leza administrativa.* Pero nótese que entonces quedaría sin un importante papel. Pero suele argumentarse acudiendo a
explicar que ciertas medidas de seguridad se incluyan en el otros puntos de vista. El de mayor peso es posiblemente el de
Código Penal. E n cualquier caso, la doctrina absolutamente que la pena sigue siendo la integrante esencial del Derecho
dominante en España incluye las medidas de seguridad, junto Penal co7nún. E n él las medidas de seguridad no ocupan ni en
a la pena, en la definición del Derecho Penal."' la legislación ni en la ciencia, como tampoco en la práctica, más
que un lugar secundario. Por eso, en aquellos sectores especia-
les en que esa relación se invierta, pasando a primer plano la
2. El problema de la validez actual de la designación medida de seguridad — como en el Derecho de menores —, la
''Derecho Penal" designación Derecho Penal debe dejar paso a otras, como la de
Derecho Tutelar de menores.^
El Derecho Penal ya no es hoy, pues, sólo el Derecho de la E n defensa de la intitulación "Derecho Penal" se alegan
pena. Se plantea con ello la cuestión de si la denominación "De- otros argumentos, pero su validez puede ser discutida o de-
recho Penal" es, a la vista del nuevo contenido de nuestra dis- pende del contenido que se atribuya al Derecho Penal. Así, el
ciplina, lo suficientemente "^amplia como para dar cabida a una argumento de que el legislador ha elegido el término penal para
de sus dos integrantes fundamentales, las medidas de seguri- designar nuestro objeto, formulado en Italia por PETROCELLI,'-"
dad. La respuesta a esta cuestión parece, a primera vista, que tiene en nuestro país un valor muy relativo, porque el núcleo
ha de ser negativa: "Derecho Penal" parece expresión dema-
siado estrecha para abarcar todo lo que pretende significar
7 Pero en España el dominio del título "Derecho Penal" no conoce
hoy. Como dicen MEZGER-BLEI, el "Derecho Penal ha desborda- desde inicios del siglo Xix las excepciones que pueden mencionarse en Ale-
do el marco de su designación literal".^ mania e I t a l i a : Vid. J . A. RODRÍGUEZ MUÑOZ, en Notas a E . MEZGER,
¿Quiere esto decir que es aconsejable sustituir la fórmula Tratado de Derecho Penal, 2." ed., I, Madrid, 1946, pág. 28.
8 Así se manifiesta H. H. JESCHECK, Lehrbuch des Strafrech ts,
Allgemeiner Teil, 2.' ed. Berlín 1972, pág. 8. También B. PETROCELLI,
página 6; R. MAUEACH, Deutsches Strafrecht, Atlgemeiner Teil, 4." ed., Principi di diritto pénale, 2." ed., reproducción inalterada, Napoli 1964,
Karlsruhe 1971, pág. 2, y Tratado de Derecho Penal, I, Barcelona 1962, página 6.
traducción y notas de J . CÓRDOBA RODA, pág. 3. De forma muy ^jvi'^cida, El lugar preeminente que ocupa todavía la pena en comparación con
H. WEL2EL, Das dcutsche Strafrecht, 11 ed., Berlín 1969, pág. 1. las medidas de seguridad explica que buena parte de la doctrina siga
4 Así, G. BETTIOL, Diritto Pénale, 8 ed., Padova 197;^, pág. 816. La empezando por definir el Derecho Penal como conjunto de normas que
discusión sobre la naturaleza penal o administrativa de las medidas de asocian al delito como presupuesto la pena como consecuencia jurídica,
seguridad se planteó en España ya desde antiguo. E n referencia a la Circu- dejando p a r a después la advertencia de que en la actualidad deben incluirse
lar de 1781 y la ley de 1845, vid. J. R. CASABÓ RUIZ, Actua-lidad del •pen- además las medidas de seguridad. Así, MEZGER-BLEI, Strafrecht, A. T. cit.,
samiento histórico sobre la legislación penal preventiva, en el libro Peli- página 7, como ya antes en E. MEZGER, Tratado de Derecho Penal, trad.
grosidad social y medidas de seguridad. Valencia 1974, págs. 85 y ss. J. A. RODRÍGUEZ MUÑOZ, t. I., 2." ed., Madrid 1946, págs. 27 y s.; H. H.
5 Vid.jDor ejemplo: J . ANTÓN ONEGA, en J . ANTÓN ONEGA y J. A. R O - JESCHECK, Lehrbuch des Strafrechts, A.T., cit., págs. 7 y 8 (consecuente-
DRÍGUEZ MUÑOZ, Derecho Penal, I, Madrid 1949, pág. 1; J . M." 1 ODRÍGUEZ mente con su argumentación expuesta en el texto); E . SCHMIDHÁUSER,
DEVESA, Derecho Penal Español, Parte General, cit-, págs. 9 y s.; C. CA- Strafrecht, Allgemeiner Teil, Lehrbuch, TÜbingen 1970, pág. 3 (núm. 2).
MARGO HERNÁNDEZ, Introducción al estudio del Derecho Penal, Barcelona Califica de usual la tendencia citada J . BAUMANN, Strafrecht A. T., cit.,
1964, pág. 11. páginas 6 y s. E n E s p a ñ a : E . CUELLO CALÓN, Derecho Penal, I, 16." ed.,
6 E . MEZGER y H. BLEI, Strafrecht, Allgemeiner Teil, Ein Studien- puesta al día por C. CAMARGO HERNÁNDEZ, Barcelona 1971, págs. 7 y s.
buch, 16 ed. München 1975, pág. 4. 9 B. PETROCELLI, Principi di diritto pénale, cit., pág, 8.
20 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto formal de Derecho Penal 21

fundamental de las medidas de seguridad se contienen fuera del siglo XIX y que, tras su provisional desentronización duran-
del Código Penal, en una ley que no se denomina penal, sino de te la época del totalitarismo, ha ocupado de nuevo el lugar que
"Peligrosidad y Rehabilitación Social" (a diferencia de lo que le corresponde: el piñncipio nulla voena sine legc...''?^
ocurre en Italia, cuyo Códice Pénale- de 1930 reúne las penas El punto de vista de MAURACH no convence. En primer lu-
y las medidas de seguridad). gar, porque, tanto en Alemania como fuera de ella, no es exac-
De muy dudosa exactitud es, por otra parte, la argumen- to ni que la expresión Derecho penal aparezca sólo con las
tación esgrimida por MAURACH en favor de la designación "De- ideas de la Ilustración, ni que la aparición del principio nulla
recho Penal". P a r a este autor dicha intitulación es preferible poena sine lege fuera acompañada del abandono del título "De-
por razones polüico-cH'minales, como lo muestra su origen his- recho criminal". En segundo lugar, y sobre todo, porque no es
tórico: En Alemania la expresión "Strafrecht'' (Derecho Pe- cierto que "Derecho penal" exprese mayor vinculación a la ley
nal) aparece por primera vez a mediados del siglo xviil y se que "Derecho criminal". E n cuanto a lo primero, antes de que
impone a principios del siglo xix, sustituyendo al de "Krimi- la terminología "KriminalrechV se impusiese en Alemania, ha-
nalrecht" (Derecho criminal), como fruto del giro hacia el mo- vía dominado la de "peinlickes Recht", que procede del término
derno Derecho Penal basado en el principio de legalidad: "No latino '"poena" y equivale a "Dei'echo penal". Así, el primer
se haría justicia al papel que ha desempeñado el derecho pu- ordenamiento penal del Imperio alemán, dictado en 1532 por
nitivo en el desarrollo de la historia de las ideas, si se contem- Carlos V, se denominó ''Peinlicke Gerichtsordnung Kaiser
plara tan sólo desde el punto de vista lingüístico el devenir de Karls V".i2 Por otro lado, la irrupción del pensamiento lega-
este concepto. El cambio de «Derecho criminal» a «Derecho lista de la Ilustración no supuso el abandono de la expresión
Penal» a principios del siglo xix, no se produce ni por pura "Derecho criminal". Aparte de que en la misma Alemania al-
casualidad histórica ni por simples pretensiones de fuerza con- gún autor sigue utilizándolo todavía a mediados del siglo xix,^^
ceptual. Esta modificación, que a primera vista representa un fuera de ella fue utilizado por la figura más importante del
simple cambio de acento, encierra uno de los cambios valorati- clasicismo liberal fruto de la Ilustración, CARRARA, que en 1859
vos más trascendentales para el Derecho Penal de la época tituló a su obra fundamental "Programa del corso di diritto
posterior. En las palabras «Delito» (y, en consecuencia, en la crimínale". Incluso en la actualidad el título "Derecho crimi-
de «Derecho criminal», añadimos nosotros) se da algo preju- nal" se mantiene de forma absolutamente dominante en el am-
rídico penal, en tanto suena a injusto y a culpabilidad antes plio mundo anglosajón (criminal lato) y en el ruso (tcgalownoje
de la ley positiva. El término Derecho penal alude a la ley, por prawo), y en Francia coexisten los términos ''droit penal" y
cuyo solo mandato, con derogación de derecho consuetudinario, "droit criminel".^'^
omnipotencia judicial y arbitrio del gobierno, se convertirá una Más importante, sin embargo, me parece todavía el hecho
determinada conducta desvalorada en delito punible, sometido de que la expresión "Derecho Penal" no alude a mayor vincu-
al poder punitivo del Estado."^o P a r a MAURACH, pues, los tér- lación a la ley que la que supone la de "Derecho Criminal". Si
minos "Derecho Penal" aluden a la necesidad de que toda pena bien es cierto que "Derecho Penal" expresa la necesidad de
se halle prevista por la ley, a diferencia de la expresión "De-
recho crhninul", que remite a un concepto prejurídico — pre- 11 R. MAURACH, Tratado, cit., págs. 4 y s., y Deutschcs Strafrecht,
vio a la ley — de "crimen". Hasta tal punto que, absolutizando A. T. cit., pág. 3.
los términos del razonamiento, llega a concluir que "en este 12 Cfr. H. H. JESCHECK, Lehrhuck, cit., pág. 8.
13 Así, la obra de KÓSTLIN, Neue Revisión der Grimdb<?griffe des
cambio terminológico de derecho criminal a derecho penal se Kriminalrechts, 1845.
agita el principio rector que ha dominado el derecho penal 14 Como lo atestiguan los tratados de VIDAL-MAGNOL {Cours de Droit
criminel et de science penitentiaire, 9 ed., París, 1947-49) y DONNDIEU DE
VABRES {Traite élémentaire de Droit criminel et de législation pénale com-
paré, 3 ed., P a r í s 1947) y MERLE-VITU {Traite de Droit criminel, París
10 R. MAURACH, Tratado de Derecho Prnid cit., pág. 4 y Deutsche?, 1967), cuyo título muestra hasta qué punto se reputa indistinta una u otra
Strafrecht, A. T. cit., págs. 2 y s. designación.
El concepto formal de Derecho Penal 23
22 Derecho Penal en sentido objetivo

que las penas se hallen previstas por la ley (por el Derecho), 3. ¿Pertenecen al Derecho Penal las medidas pi'edelictuales?
no lo es menos que "Derecho Criminal" da idea de que no es
delito (crimen) lo que no esté descrito como tal por el Derecho. Para la doctrina alemana resulta indiscutible que sólo per-
Cada una de ambas designaciones apunta a uno de ios extre- tenecen al Derecho Penal — y, por tanto, a su concepto — las
mos de la fórmula ''nullwm crimen, milla, poena sine lege'\ sin medidas de seguridad postdelictuales, con exclusión de medidas
que pueda decirse que una es más fiel a ella que la otra. previas a la comisión de un delito (como tipo de injusto, siquie-
Hasta aquí, pues, no se ha podido aducir a favor de ia fór- ra desprovisto de culpabilidad). E s lógico, pues, que se defina
mula "Derecho Penal" más que el argumento de su arraigo ac- entonces el Derecho Penal en conexión con un presupuesto uni-
tual y, sobre todo, el lugar central que corresponde todavía tario : el delito, que aparece como antecedente común de penas
hoy a la pena frente a la medida de seguridad. RODRÍGUE:^ D E - y medidas de seguridad. Así, en Alemania se definirá el Dere-
VESA sugiere, no obstante, otro argumento que he dejado para cho Penal como conjunto de normas que asocian al delito penas
para el último lugar porque enlaza con una cuestión de capital o medidas de seguridad.!'^ Pero en España la cuestión no puede
importancia, que habrá que analizar a continuación. Para este resolverse t a n fácilmente porque nuestro ordenamiento jurí-
autor, presupuesto de la imposición de medidas de seguridad dico prevé, junto a las medidas de seguridad postdelictuales,
es siempre la naturaleza de delito (en sentido amplio) del he- medidas predelictuales, que exigen solamente la existencia de
cho que las motiva, y sólo son delitos los hechos penados por un estado peligroso. Tal sistema procede de la Ley de Vagos y
la ley. E s decir: incluso para la aplicación de medidas de se- Maleantes de 4 agosto 1933 y ha sido adoptado por la Ley de
guridad es precisa la presencia de una pena, por lo que el De- Peligrosidad y Rehabilitación Social de 4 agosto 1970. E n los
recho penal no dejará tampoco entonces de tener carácter pe- artículos 2 y 3 prevé como presupuesto suficiente de medidas
naU^ El razonamiento de RODRÍGUEZ DEVESA es inteligente, de seguridad la concurrencia: a) de peligrosidad social (art. 2)
pero plantea la cuestión de si sólo pertenecen al Derecho Penal o "riesgo para la comunidad" (art. 3 ) ; h) de alguno de los su-
las medidas postdelictuales y no las vredelictuales:'^^ si se da puestos de estos preceptos, supuestos que de ninguna forma
respuesta afirmativa podrá, sin duda, decirse que el Derecho constituyen "delito". Junto a esto, en el art. 4 de la misma Ley
Penal supone siempre — incluso cuando impone medidas de se- se prevé un supuesto de peligrosidad postdelictual: "También
guridad — un hecho previo penado por la ley, mientras que, si podrán ser sometidos a los preceptos de esta Ley los condena-
se incluyen en el Derecho Penal las medidas predelictuales que, dos por tres o más delitos, en quienes sea presumible la habi-
por definición, no requieren hecho delictivo anterior alguno, tualidad criminal, previa expresa declaración de peligrosidad
habrá que verificar más profundamente ía tesis de que también social."
las medidas de seguridad suponen un delito. La importancia En suma; en el Derecho español la ley de Peligrosidad y
de esta cuestión, decisiva para el concepto mismo de Derecho
Rehabilitación Social reúne tanto medidas de seguridad post-
Penal, impone su tratamiento particularizado.
delictuales como predelictuales. Ello plantea de forma distinta
que en Alemania la cuestión de si estas últimas medidas per-
tenecen al Derecho Penal.
No obstante, la doctrina española suele excluir de la defi-
nición de nuestra disciplina las medidas de seguridad prede-
15 Cfr. J . M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Es-pañol, Parte
General, cit., pág. 13. 17 Así, J . BAUMANN, Strafrecht, A.T., cit,, p á g . 7 ; R. MAURACH,
16 Éste es, lógicamente, su punto de partida al definir el concepto Deutsches Strafrecht A. T. cit., p á g . 2, y Tratado cit., pág. 3 ; MEZGER-
de Derecho Penal, a continuación de lo cual escribe: " E l interés del ÍDe- BLEI, Strafrecht, A. T., cit., pág. 4 ; P . BOCKELMANN, Strafrecht, A. T.,
recho Penal se limita a las medidas de seguridad postdelictuales, esto es, cit., p á g . 3 ; H.-H. JESCHECK, Lehrbuch cit., p á g . 7 y s.; H. WELZEL, Das
a aquellas que presuponen la comisión de u n hecho previsto (tipificado) deutsche Strafrecht, cit., p á g . 1.
por la ley penal": J . M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, Parte
General, cit., pág. 10; Cfr. también p á g . 813.
)
24 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto formal de Derecho Penal 25
)
) lictuales.^8 ANTÓN alega para ello que abarcar en el Derecho Pe- Este criterio ha de ser la probabilidad de cometer un delito.
• )
nal todos los medios de lucha contra el delito implicaría la Así suele definirse el concepto de peligrosidad, y la peligrosi-
renuncia a la limitación de su contenido, habida cuenta de la dad ha de ser exigida como presupuesto de toda medida de
')
enorme complejidad de causas del dehto y de las posibilidades seguridad predelictual. Su mismo concepto hace alusión a la
") de combatirlo.1^ RODRÍGUEZ DEVESA se refiere a un argumento probabilidad de cometer un delito (predelictual). Y esto no
) paralelo y a otro distinto de naturaleza político-criminal. El contradice el tenor de la ley de Peligrosidad y Rehabilitación
) primero es que la inclusión de las medidas predelictuales no Social. Pues la expresión "peligrosidad social" que utiliza su
permitiría, a su juicio, una clara delimitación frente al Dere- artículo 2 no remite necesariamente a una peligrosidad refe-
)
cho Administrativo. A esto añade otro tipo de argumento: di- rida a cualquier mal social. Por el contrario, su origen histó-
) cha inclusión constituiría un grave peligro para el principio rico, que se debe a JIMÉNEZ DE ASÚA, inspirado en F E R R I , de-
de legalidad que informa el derecho positivo.^" muestra que sólo se distingue de la "peligrosidad criminaV en
Examinaremos los dos tipos de razonamiento seguidos. Por que no requiere como ésta un delito anterior, y no en que no se
una parte, el argumento de la imposibilidad de trazar una fron- refiera también a la probabilidad de cometer delitos.^'^ Ahora
tera entre Derecho Penal y Derecho Administrativo podría bien, si las medidas predelictuales de la Ley de Peligrosidad y
superarse si se encontrase un criterio preciso de delimitación Rehabilitación Social también se refieren a delitos futuros, he
que permitiera distinguir las medidas predelictuales de las me- aquí un criterio que permite incluir en el Derecho Penal esa
> didas de prevención claramente Administrativas. Por otra par- clase de medidas, sin que con ello se pierda la posibilidad de
) te, el peligro que las medidas de seguridad predelictuales en- distinguir con claridad Derecho Penal y Derecho Administra-
) cierran para el principio de legalidad se dará igual tanto si tivo: las medidas de seguridad predelictuales pueden conside-
) las incluimos en el Derecho Penal como si las relegamos al i-arse de naturaleza penal porque tienen como presupuesto la
Derecho Administrativo: la configuración de las medidas no probabilidad de cometer delitos, es decir, hechos sancionados
) con una pena.
varía por su clasificación científica.^'^ *"
) Pues bien, a nuestro juicio es posible un criterio preciso Esta conclusión me parece preferible al abandono de las
) de delimitación entre las medidas de seguridad predelictuales medidas predelictuales al Derecho Administrativo, por una ra-
) y el resto de medidas asignadas al Derecho Administrativo. zón político-criminal — y no sólo conceptual — : se refuerza
21 Vid. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, El Estado peligroso en las legislaciones
18 Así, J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal cit., pág. 4 : " E s t a s últimas de ibcroamérica, en El Cí'iminalista, 2." serie, 1, 2." ed., Buenos Aires 1970,
) — predelictuales-—pertenecen al Derecho de policía, no al penal"; A. JOR- páginas 23 y s.; MISMO AUTOR, La sistematización jurídica del estado
GE BARREIRO, has medidas de seguridad en el Derecho es-pañol, Madrid peligroso, en El Criminalista, 2." serie, II, págs. 139 y ss. E n el mismo
) 1976, pág. 92; F . MuÑOZ CONDE, Introducción al Derecho Penal, Barcelona sentido también el dictamen dirigido al Parlamento, procedente de Ruiz
1975, págg, 40 y ss.; J. CEREZO M I R , Curso de Derecho Penal Español, F U N E S : vid. C. M." DE LANDECHO, Peligrosidad social y peligrosidad cri-
) Madrid 1976, pág. 29. También, como se dijo, J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, minal, en el libro Peligrosidad social y medidas de seguridad cit., pág. 352
Derecho Penal Español, P.G., cit., pág. 10; CUELLO CALÓN, Derecho Penal, (aunque este último autor se separa del concepto defendido en el texto).
citado, pág. 8; C. CAMARGO, Introducción, cit., pág. 11. En contra, en cambio, Lia construcción de JIMÉNEZ DE ASÚA y Rüiz FUNES se basa en la distinción
-) J. DEL ROSAL, Tratado de Derecho Penal Español, Parte General I, Ma- do FERRI entre peligrosidad social y peligrosidad criminal, que distinguía
drid, 1968, pág. 2, aunque tiene toda la razón RODRÍGUEZ DEVESA (op. cit., sólo por la concurrencia o no de un delito previo, y no por la probabilidad
) página 10) al señalar que es difícil de comprender que en la definición de de cometer un delito, que consideraba común a ambas formas de peli-
ese autor se incluyan las medidas antedelictuales impuestas "a causa del
) hecho cometido".
grosidad: E. FERRI, Principios de Derecho Criminal, trad. J . A. RODRÍGUEZ
MUÑOZ, Madrid 1933, pág. 278. Y el Código Rocco (art. 203) requiere tam-
) 19 Cfr. J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., pág. 4. bién la probabilidad de delinquir como presupuesto de la peligrosidad
20 Cfr. J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., c i t , ."social". En España, la propia Ley de 1970 abona la misma interpreta-
'"^ página 10. ción, al afirmar el núm. 2." de su Preámbulo que tiende a "exigir y faci-
'1 20 a Subraya la inutilidad e inoportunidad de la pura "administra- litar... la adquisición de un conocimiento lo más perfecto posible de...
su probabilidad de delinquir..." Actualmente defiende la interpretación
'i tivización" — como simple cambio de etiquetas que califica de "táctica del
avestruz" — de las medidas de seguridad; M. COBO DEL ROSAL, Prevención restrictiva del concepto de "peligrosidad social" del a r t . 2 de la Ley de 1970
como probabilidad de comisión de un delito, J . M.° RODRÍGUEZ DEVESA,
y Peligrosidad Social en la Ley de U de agosto de 1970, en el libro "Peligro-
'") sidad Social y Medidas de Seguridad", cit., págs. 98 y s. Derecho Penal Español, P. G., cit., pág. 821.
26 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto formal de Derecho Penal 27

así la tesis, todavía muy discutida sobre todo en la práctica, permitiría abarcar en el concepto de Derecho penal las conse-
de que también estas medidas requieren como presupuesto de cuencias reparadoras civiles, sería la presencia de un hecho
aplicación la peligrosidad referida a delitos futuros y no sólo delictivo, penado por la ley, presupuesto de tales consecuencias.
a males indefinidos para la sociedad. Pues la inclusión de las A
Así interpreto la definición del Derecho Penal que RODRÍGUEZ
DEVESA propone: "el conjunto de normas estatales referentes
medidas predelictuales en ei Derecho Penal supone precisa-
mente que exigen la referencia a un futuro delito. a los delitos y a las penas y otras medidas preventorias o re-
Por lo demás, esta solución tendría la ventaja de que daría paratorias que son su consecuencia".-'^
una respuesta unitaria a la naturaleza de las distintas medidas Frente a esta posición, SILVELA sostuvo que la responsabi-
que el legislador ha reunido, sin distinguir, en una misma Ley. lidad civil es del todo ajena al Derecho Penal en cuanto a su
Unidad legislativa que obliga de hecho, incluso a los autores naturaleza material, por mucho que formalmente se halle re-
que rechazan la naturaleza penal de las medidas predelictuales, gulada en el Código Penal: la responsabilidad civil es una obli-
a tratar estas medidas dentro del Programa de Derecho Pe- gación civil como otra cualquiera de las previstas en el Código
nal.^2 Con la solución propuesta se evitaría esta contradicción. Civil. Llegaba a extraer la conclusión de que el criterio de in-
En conclusión, de admitirse lo dicho, podría afirmarse que clusión en el Código Penal era una contradicción que debía
el Derecho Penal es el conjunto de normas jurídicas que aso- superarse en un nuevo Código.^'*
cian al delito, cometido o de probable comisión, penas o medi- Una dirección intermedia sigue ANTÓN ONEGA. En su defi-
das de seguridad {postdelictuales y predelictuales). nición de Derecho Penal no incluye a la responsabilidad civil,
A la vista de esta conclusión puede replantearse la cuestión sino sólo a penas y medidas de seguridad,^^ pej;o al estudiar las
de la intitulación de nuestra disciplina. Ahora puede admitirse relaciones entre pena y responsabilidad civil se opone a una
un argumento paralelo al antes citado de RODRÍGUEZ DEVESA separación tajante de ambos conceptos y aplaude la regulación
en favor de la terminología "Derecho Penal": también las me- del segundo en el Código Penal. Como puntos de contacto más
didas predelictuales suponen la referencia (de futuro) a un he- importantes entre las sanciones penales y las civiles derivadas
cho penado por la ley. La pena no sólo es, pues, ei concepto de delito enumera las siguientes:
central de nuestra disciplina, sino que su presencia es siempre A) La pena no se deter-inina solamente por la culpa, sino
el límite de lo que pertenece a ella. que en ella influyen elementos objetivos: el mal (arts. 1 y 61,
regla 7.^), el daño (art. 2). Se castiga con pena menor la ten-
tativa y el delito frustrado que el consumado, no obstante ser
4. Responsabilidad civil y Derecho Penal o poder ser la culpabilidad 3a misma. Se admite por el Código
la responsabilidad objetiva en los delitos calificados por el re-
Pero la definición acabada de proponer no sería todavía lo sultado. La gravedad de muchas infracciones (estafas, hurtos,
suficientemente comprensiva como para dar cabida a toda la daños) se fija por el valor de lo sustraído, defraudado o da-
materia que integra nuestra disciplina si, como opina RODRÍ- ñado, y a veces incluso se calcula la pena de multa como un
GUEZ DEVESA, se incluyese en ella la regulación de la responsa- múltiplo del perjuicio causado. Por el contrario, la culpabilidad
bilidad civil derivada de delito, que se contiene én el Código también influye en la responsabilidad civil, desde el momento
Penal (arts. 19 y ss. y 101 y ss.). Esta posición, divergente en que el Tribunal señala la cuota de que debe responder cada
de la doctrina dominante, se funda en que en España el artícu-
23 Cfr. J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., cit.,
lo 1.092 del Código civil remite al Código Penal la regulación página 10. Parece también favorable a esta opinión F . MUÑOZ CONDE, In-
de esa clase de responsabilidad civil. El criterio aglutinante que troducción, cit,, pág, 14.
24 Cfr. L. SILVELA, El Derecho penal estzidiado en principios y en
22 Así lo hacen J . M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, la legislación vigente en España, Madrid 1903, II, págs. 240 y s. En este
P.G., cit., págs. 821 y ss.; J . ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit,, págs. 589 sentido J. CEREZO MiK, CIÍTSO, cit., pág. 29.
y siguientes. 25 Cfr. J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., pág. 3.
)
)
) 28 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto formal de Derecho Penal 29
) culpable, siendo usual que a los autores se les señale mayor En suma, conceptualmente parece preferible considerar de
) cantidad que a los cómplices, y a éstos que a los encubridores. naturaleza civil la responsabilidad nacida de delito o falta. Pero
) B) También el resarcimiento coopera a la defensa del in- desde la perspectiva politico-criminal es más ventajoso incluir
)
terés social y tiene efectos intimidatorios: en los delitos casti- en el Derecho Penal esa clase de responsabilidad civil. La lucha
gados con penas de poca gravedad, especialmente en los que contra el delito se acometerá más racionalmente si se regulan
permiten la condena condicional, suele temerse más a la san- con criterio unitario, como diversos medios a utilizar, las dis-
ción reparadora que a la pena. tintas consecuencias del mismo, que no son respuestas total-
) C) Otras conexiones: a) La atenuante de arrepentimien- mente independientes unas de otras. Es mejor considerar a la
) to activo exige la reparación o disminución de los efectos del responsabilidad civil como un instituto penal, como un instru-
delito o dar satisfación al ofendido (en disyuntiva con la con- mento particular de la política criminal, que como una conse-
fesión a las autoridades), lo que delata la preocupación por la cuencia jurídico-civil desconectada de un especial cometido po-
responsabilidad civil en la fijación de la penal; h) el art. 118 lítico-criminal.
1 Código Penal condiciona la obtención de la rehabilitación, ins- En este sentido, debe aplaudirse la solución procesal espa-
tituto esencialmente penal, a tener satisfechas en lo posible las ñola, consistente en dilucidar ambas formas de responsabili-
responsabilidades civiles provenientes de la infracción (núme- dad en el mismo proceso penal, que consigue dotar a la civil
>
ro 3.^). de la especial eficacia que hace precisa su particular signifi,ca-
La decisión de la cuestión planteada — inclusión o no de la ción, ya que no es independiente de toda función intimidato-
responsabilidad civil en el concepto del Derecho Penal — de- ria. Cierto que esta fórmula procesal no decide necesariamente
) pende de si se adopta un punto de vista conceptual o político- la naturaleza material de la responsabilidad civil, pero, sin
criminal. Desde el primero, posiblemente fuera preferible la duda, es mucho más coherente con la inclusión de ésta en el
actitud de SILVBLA, de negación de carácter penal a la respon- seno del Derecho Penal.
sabilidad civil. Cierto que el art. 1.092 del Código civil remite Político-criminalmente es, pues, aconsejable contemplar la
al Código penal para su regulación, pero tras haberla enume- responsabilidad civil nacida de delito desde el prisma del De-
rado entre las obligaciones civiles, de las que se distingue por- recho Penal. Ello no significa necesariamente una contradic-
que encuentra su fuente en un delito o falta (art. 1.089 C.c.). ción con la naturaleza civil que demuestra la perspectiva con-
Por lo demás, el mismo hecho de que el Código civil considere ceptual. Pueden concillarse ambos puntos de vista si se admite
necesario hacer mención de la remisión al Código Penal parece que el Derecho Penal puede integrarse también de un medio
mostrar que parte de la naturaleza civil de la responsabilidad de naturaleza civil.
)
civil. Si todo lo anterior se admite, deberá completarse la defini-
) Por otra parte el propio Código Penal ofrece argumentos ción de Derecho Penal en los términos siguientes: conjunto de
) en favor de la naturaleza civil, y no penal, de las sanciones re- normas jurídicas que asocian al delito, cometido o de probable
paratorias: el art. 117 establece que la responsabilidad civil comisión, penas, inedidas de seguridad y sanciones reparato-
^ nacida de delito o falta se extenguirá del mismo modo que las rias de naturaleza civil.
demás obligaciones, con sujeción a las reglas del Derecho civil.
)
Por último, desde el punto de vista conceptual abona el ca-
II. ESTRUCTURA DE LA NORMA JURÍDICO-PENAL
rácter civil de la responsabilidad civil el constante recurso que
debe hacerse a los preceptos del Derecho civil para llenar las
numerosas lagunas de la regulación que se contiene en el Có- 1. Al concepto formal de Derecho Penal pertenece la pro-
digo Penal.^^ blemática de la norma peiial. Si el Derecho Penal se define como
conjunto de normas jurídicas, importará saber qué naturaleza
26 Así lo reconoce J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, eit., pág. 606. han de poseer esas normas (rango jerárquico), y qué estruc-
wm
^

30 Derecho P e n a l en sentido objetivo El concepto f o r m a l de Derecho P e n a l 31


tura encierran. La primera cuestión enlaza con el problema del ción.2^ Sería equivocado equiparar "precepto" y "presupuesto",
principio de legalidad, según el cual sólo la ley es norma jurí- porque el presupuesto no es por sí solo ningún precepto.^^
dica susceptible de tener carácter penal. Pero el examen del Pero lo cierto es que, bien entendida, la contraposición de
principio de legalidad encuentra un lugar sistemático más ade- precepto y sanción no se corresponde con la de presupuesto y
cuado en el apartado destinado a los limites propios del ejer- consecuencia jurídica, sino que responde a una perspectiva
cicio de la facultad punitiva (lus puniendi) del Estado, porque distinta. Mientras que este último par de conceptos describe
ello aclara mejor ei significado político-jurídico de ese princi- sólo la estructura lógica de la norma, el primero apunta a su
pio, que desborda ampliamente la problemática del concepto esencia imperativa. Presupone, pues, que la norma posee na-
for-Tital de Derecho Penal y de la norma penal. Estudiarlo ya turaleza imperativa (que es una prohibición o un mandato), lo
ahora, sería, sin duda, sobrestimar el aspecto formal del prin- que ya se verá más adelante que compartimos.^^ Pero aún así
cipio de legalidad en perjuicio de su rico contenido político, de resulta incompleto contraponer precepto y sanción, pues en toda
imperativo limitador dirigido al legislador. Por consiguiente, norma se expresan dos preceptos distintos, y no sólo uno: el
de los dos aspectos mencionados de la norma penal, su rango primero, dirigido al ciudadano, le prohibe u ordena actuar de
jerárquico y su estructura, sólo el segundo será examinado en determinada forma (norma primaria), y el segundo, que se di-
este lugar. rige al Juez, le obliga a aplicar la consecuencia jurídica cuando
2. A) E n la definición propuesta de Derecho Penal se par- concurra el supuesto de hecho (norma secundaria) ^^'^ Las nor-
te de normas que asocian determinadas consecuencias jurídicas mas penales se distinguen de las demás normas jurídicas por
{penas, medidas de seguridad y responsabilidad civil) a ciertos el mandato penal de la norma secundaria (el deber del Juez de
presupuestos (delito, estado peligroso, desequilibrio patrimo- imponer una pena) .^^ Ambos preceptos poseen su sanción: para
nial). Al mismo tiempo que el contenido diferencial de la nor- la norma primaria la prevista en la concreta disposición de que
ma penal, ello describe su estructura, que no es específica de se trate (p. e j . : en el art. 407 CP la pena de reclusión menor),
ella sino común a toda norma jurídica formalmente completa. y para la norma secundaria la responsabihdad administrativa y
Supuesto de hecho^'^ o presupuesto, por un lado, y consecuencia penal prevista en otras disposiciones para los órganos que in-
jurídica, por otro, constituyen los dos momentos esenciales a cumplen el mandato de aplicar aquella sanción legal. Entonces,
la estructura de toda norma de Derecho.^^ la distinción precepto-sanción que suele utilizarse para expli-
B) RODRÍGUEZ DEVESA considera preferible esta termino- car la ley penal, sólo alcanzaría a la norma primaria contenida
logía a la de precepto y sanción utilizada por un sector de la en ella.
doctrina, puesto que, a su juicio, no es exacto que el precepto Resumiendo; 1) Desde el punto de vista de la estructura
se limite a una parte de la ley penal, ya que la ley es una uni-
dad en la que el precepto va unido indisolublemente a la san- 29 Cfr. J . M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Es-pañol, P.G., cit.,
página 141.
27 Así suele traducirse, en este contexto, la palabra alemana Tat- 30 En este sentido equivocado C. CAMARGO HERNÁNDEZ, Introducción
bestand (por ejemplo, en la trad. de E. GIMBERNAT ORDEIG de la obra de citado, pág. 163.
K.. LARENZ, Metodología de la Ciencia del Derecho, Barcelona 1966, pá- 31 Vid. infra, dentro del apartado destinado a ''El concepto material
ginas 167 y ss.), la cual se traduce, en cambio, como "tipo" cuando se de Derecho Penal", I.
emplea como categoría de la teoría del delito. Ciertamente, la duplicidad 32 Vid. por todos, R. ZIPPELIUS, Einführung, cit., págs. 32, 36 y ss.
no es satisíactoria, pero la respetamos porque se halla ya consagrada E l mismo sentido tiene la distinción que propuso ROCCO entre comando
y sirve p a r a expresar los importantes matices diferenciales de ambos usos giuridico principale y comando giuridico secondario: vid. Rocco, L'ogget-
de la palabra Tatbestand. to del reato, en Opere giuridiche, 1, Roma 1933, págs. 67 y ss.
28 Cfr. por ejemplo, R. ZIPPELIUS, Einführu7ig in die juristische 33 Pero es demasiado radical la observación de Rocco, según la cual
Methodenlehre, cit., págs. 32 y s.; K. LARENZ, Metodología de la Ciencia, el mandato principal es "incoloro" en el sentido de que éste, en cuanto
del Derecho, cit., pág. 164; F . MuÑOZ CONDE, Introducción, cit., pág. 7; tal, es idéntico en todo sector del orden jurídico, p a r a el que no hay
J. M.° RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., c i t , pág. 141; diferencia sustancial entre el mandato de no m a t a r y el de cumplir una
C. CAMARGO HERNÁNDEZ, Introducción al estudio del Derecho Penal, cit., obligación civil (loe. cit.). Entendido a la letra, esto llevaría a la acceso-
páginas 162 y s. riedad plena del Derecho Penal, al estilo de BINDING, lo que no admitimos.
El concepto formal de Derecho Penal 38
32 Derecho Penal en sentido objetivo
minología: norma secundaria) y encerraría implícitamente una
lógica sólo es válida la distinción de presupuesto y consecuen- norma dirigida al ciudadano (en nuestra terminología: norma
cia jurídica; 2) La distinción precepto-sanción alude al signi- primaria) .^^
ficado imperativo, más que a la estructura formal, de la norma La teoría de las normas de cultura de M. E. MAYEK repre-
penal; pero, para que sea válida a ese nivel, debe completarse sentó una continuación, en versión sociológica, de la construc-
distinguiendo entre norma primaria y norma secundaria. ción de BINDING, quien, no obstante, la rechazó duramente.^^
Ahora bien, adviértase que la estructura lógica represen- Para M. E. MAYER, las normas de cultura son mandatos y pro-
tada por la distinción presupuesto-consecuencia, que es la hibiciones a través de las cuales la sociedad exige de los ciuda-
estructura propia de la redacción de las proposiciones jurídico- danos comportamientos adecuados a los intereses de la misma.
penales, tiene carácter hipotético: si alguien mata a otro (pre- El legislador penal parte de esas normas sociales a la hora de
supuesto), será castigado (consecuencia). Y esta estructura decidir qué debe ser castigado. Tras cada ley penal hay, pues,
hipotética es la que corresponde a lo que, según se ha visto, una norma de cultura dictada por la sociedad.^^
recibe el nombre de norma seeundaridy es decir, la que impone
Ambas formulaciones, la de BiNDlNG y la de M. E. MAYER,
al Juez el deber de imponer la sanción. Equivale a decir: si
vienen a coincidir en lo esencial: la ley penal no expresa un
alguien mata a otro, el Juez deberá castigarle... E n otros tér-
imperativo dirigido al ciudadano (norma primaria), sino sólo
minos, la redacción de las proposiciones jurídico-penales sólo
un mandato dirigido al Juez (norma secundaria); la norma
expresa de forma directa la norma secundaria. La norma pri-
primaria es previa, y externa, a la ley penal en sentido estric-
maria, la que prohibe u ordena una conducta al ciudadano, no
to. La diferencia entre las dos teorías es que BINDING considera
se formula directamente por la ley, sino que sólo cabe inferirla
de naturaleza jurídica (pública) a las normas previas, mientras
indirectamente de la misma. En esto se basan la teoría de las
que M. E. MAYER les atribuye carácter social (prejurídico).
normas de BlNDlNG y la teoría de las normas de cultura de
A estas concepciones se les ha criticado lo que tienen de
M. E. MAYER.
común: que den por supuesta la existencia de normas extra-
penales previas a la ley penal. Se ha objetado que no es nece-
C) La teoría de las normas de BINDING y M. E. MAYER. saria la existencia de normas independientes y anteriores a la
ley penal, sino que el legislador penal crea a menudo la norma
BINDING partió, en efecto, de la formulación hipotética de
con la sola formulación de la ley penal: hay normas cuya exis-
las proposiciones jurídico-penales. E n este sentido pudo decir
tencia se basa sólo en la presencia de la ley penal, única que
que el delincuente no infringe, sino que cumple la ley penal,
permite inferirlas. Por lo demás, al penalista — se dice — n o
puesto que viene a realizar la hipótesis imaginada por la ley,
le importan más que las normas que se desprendan de las leyes
que no se formula como prohibición o mandato al ciudadano que
penales. En síntesis, ni son necesarias normas previas a la ley
puedan ser infringidos por éste, sino como mandato dirigido
penal, ni cuando existen tienen un significado que no se deduzca
al Juez cuyo presupuesto se cumple con la realización de un
ya de la ley penal.^"^
delito. Lo que, para BINDING, vulnera el delincuente es la nor-
ma, que concibe como el imperativo dirigido al ciudadano que
34 Vid. K. BINDING, Die Normen und ikre übertretung, 2.." ed., Leip-
precede conceptualmente a la ley penal (el "¡no m a t a r á s ! " zig 1916, I, págs. 4 y ss., 132 y ss.
que precede a "el que matare a otro será castigado"). Las cor- 35 BINDING llegó a calificar a la teoría de las normas de cultura de
mas de BINDING, pertenecientes ai Derecho Público general — no M. E. MAYER de "la más odiosa creación de una dogmática jurídica per-
vertida sociológicamente y completamente a p a r t a d a del verdadero Dere-
específicamente Penal—, podían ser escritas o no y hallarse cho": cfr. K. BINDING, DÍG Norm,en und ihre übertretung, 2." ed., Leipzig
previstas fuera del Derecho Penal, pero lo normal es que se 1914, I l - l , pág. 370.
dedujesen, implícitamente, de las mismas disposiciones hipo- 36 Vid. M. E. MAYER, Der allgemeine Teil des Dentschen Strafrechts,
2." ed-, Heidelberg 1923, págs. 37 y ss.
téticas de la ley penal. Según esto, la ley penal expresaría de 37 Vid. el resumen de estas críticas en R. MAURAGH, Deutsches
forma explícita un mandato destinado al Juez (en nuestra ter- Strafrecht, A, T. cit., págs. 220 y s., quien, sin embargo, las rechaza. E n

3.—S, Mir P u i g . — Introducción a las bases del Derecho Penal


34 Derecho Penal en sentido objetivo Eí concepto formal de Derecho Penal 35

Frente a estas críticas, un sector de la ciencia penal actual, necesaria la teoría de las normas. Sin ella no cree posible una
en parte a partir de la revisión que ha supuesto la doctrina correcta solución de la teoría de la antijuricidad y de la culpa-
finalista de la acción (vid. infra, Cap. 3 III 4),^** vuelve a recla- bilidad. Así, la esencia de las causas de justificación sólo po-
mar la vigencia de las posiciones fundamentales de la teoría de dría explicarse en base a que el imperativo de la norma cede
las normas. Que esta formulación sea vista con simpatía desde en esos casos, pese a la subsistencia de la ley penal que descri-
los principios de la teoría finalista, no puede extrañar, pues: be el tipo. Del mismo modo, el conocimiento del injusto cuya
1.**) La norma, como imperativo dirigido al ciudadano, aparece posibilidad exige la culpabilidad, no alcanza al conocimiento de
adecuada a la esencia final de la acción, dado que un imperativo la ley penal, sino que se contenta con el de contrariedad a una
no es más que solicitud de ordenación de la finalidad en un sen- norma jurídica. Ello sin contar con que la distinción de ley pe-
tido dado: 2P) La naturaleza previa de las normas responde nal y norma es condición necesaria, para MAURACH, de que
bien al punto de partida metodológico del finalismo, a saber, la pueda llevarse a cabo satisfactoriamente la delimitación de
vinculación del legislador a estructuras lógico-objetivas preju- eror de tipo y error de prohibición.'^'^
rídicas. Los argumentos acabados de referir no demuestran la ne-
Pero MAURACH defiende la teoría de las normas con otros cesidad de una teoría de las normas como las formuladas por
argumentos. Por una parte, afirma la necesidad lógico-jurí- BiNDlNG o M. E. MAYER. Estas construcciones no se contentan
dica de normas previas a la ley penal. Por otra parte, las con- con distinguir a nivel puramente lógico entre un juicio hipo-
sidera imprescindibles desde la perspectiva de la dogmática tético formulado expresamente por la ley penal y una norma
jurídico-penal. La necesidad lógica de las normas nace, para imperativa implícita a esa ley penal, sino que coinciden en man-
MAURACH, de la insuficiencia de la sola idea de la lesión de bien tener que la existencia de las normas imperativas es previa a
jurídico para fundamentar la pena, insuficiencia que se dedu- la ley penal, en el sentido, no sólo lógico, de que no se despren-
ciría de que la ley no castiga todos los ataques concebibles den de ella, sino que ía preceden. Dicho de otro modo: la norma
contra los bienes jurídicos, sino, a menudo, sólo ciertas 77ioda- no se deduce de la ley penal, sino que, viceversa, la ley penal
lidades de ataque — las más graves — de esos bienes. Así su- presupone una norma previa de la que parte.
cede en los delitos contra la propiedad, la cual no se protege Ahora bien, a nuestro juicio, con ello la teoría de las nor-
penalmente de toda forma de lesión, sino sólo de agresiones es- mas va demasiado lejos. Tienen razón quienes le objetan que
pecialmente peligrosas. Con ello se refiere MAURACH a lo que hay leyes penales sin normas precedentes en que puedan fun-
se conoce con el nombre de carácter fragmentario del Derecho darse y que, incluso cuando a la ley penal antecedo una norma,
Penal.^'-' La consecuencia de la mencionada insuficiencia de la ella es decisiva para la ciencia penal no en cuanto norma pre-
lesión de bien jurídico para acotar el campo de lo punible sería cedente, sino en la medida en que se halle reflejada en la ley
que para la punición de una lesión de bien jurídico es precisa, penal. Pero eso no obsta a la posibilidad y utilidad de distin-
lógicamente, la existencia previa de una norma que prohiba guir, en el plano puramente lógico, dos aspectos en toda ley
dicha lesión.^*' penal: 1) un mandato hipotético dirigido al Juez, de aplicar
También para la dogmática jurídico-penal reputa MAURACH la pena señalada; ello se expresa directamente en la ley; 2) una
norma dirigida al ciudadano prohibiéndole u ordenándole la
conducta de que se t r a t e ; esa norma se desprende de forma
nuestro país RODRÍGUEZ DEVESA añade otras objeciones: Derecho Penal
Español, P.G., cit-, pág. 143. mediata de la redación hipotética de la ley penal, de modo que
38 Así, en especial, Armin KAUFMANN, Lehendiges und Totes in Bin- no precede a ésta ni es condición de su vigencia.
dings Normentheorie, cit., pág. 280. También, R. MAURACH, Deutsckes Estos dos aspectos se corresponden con ía distinción, más
Strafrcchts, A.T., cit., págs. 221 y ss.
39 Vid. sobre esto, recientemente: MAIWALD, 2u7n frag^nentarischen arriba formulada, de norma secundaria y norma primaria, lo
Ckarakter des Strafrcchts, en Festschrift für MAURACH, Z a r l s r u h e 1972,
página 99.
40 Cfr. R. MAURACH, Deutsches Strafrecht, A.T., cit., págs. 221 y s. 41 Cfr. R. MAURACH, Deutsches Strafrecht, A.T., cit., pág. 223.
36 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto formal de Derecho Penal 37
cual viene a sentar otra diferencia importante respecto de la el parágrafo 242, párrafo 1.** del StGB alemán: "Quien sus-
teoría de las normas: el mandato hipotético dirigido al Juez traiga a otro una cosa mueble ajena, con la intención de apro-
es también una norma imperativa. No pueden, pues, contrapo- piársela antijurídicamente, será castigado por hurto." La elige
nerse la ley penal, como juicio hipotético no imperativo, y ia de entre las de la Parte Especial, porque sólo éstas encierran
norma imperativa que se halla t r a s él. la estructura completa de la norma jurídico-penal, mientras
que las normas de la Parte General poseen sólo carácter com-
D) La estructura comunicativa de la norma penal. plementario de los de la Parte Especial.*^ Pues bien, en la pro-
posición jurídico-penal que define el hurto, como en las demás
Hasta aquí se ha partido de los puntos de vista tradiciona- de la Parte Especial, se hallan presentes distintos sujetos, y
les sobre la estructura de la norma jurídico-penal. Las distin- no aisladamente, sino en una específica conexión. Esta conexiÓ7i
ciones supuesto de hecho-consecuencia jurídica y norma pri- se caracteriza como sigue: mientras que un sujeto (Ego) actúa
maria y norma secundaria sirven de base, en efecto, a la (generalmente de forma activa), en otro sujeto (Alter) recae
inmensa mayoría de análisis doctrinales de la estructura de esa actuación y un tercer sujeto (Tercero) está llamado a reac-
la norma jurídica y jurídico-penal. Pero ahora se alza en contra cionar frente a ella con una pena. Esta conexión entre los su-
de estas premisas la importante formulación de CALLIESS,^^ jetos puede describirse como un complejo de expectativas re-
que pide un desplazamiento radical del terreno en que se halla ciprocas, como una red comunicativa en la cual cada sujeto
situada la problemática de la estructura de la norma jurídico- espera no sólo el comportamiento, sino también las expectati-
penal. vas de los otros. Así, '^go ha de esperar no sólo un determinado
CALLIESS aborda la cuestión de la estructura de ia norma
) comportamiento del Tercero como respuesta a su actuar, sino
jurídico-penal no como problema en si mismo, de puro análisis también que el Tercero y_Aííer esperen que se deje determinar
lógico desvinculado de consecuencias ulteriores, sino como base en favor de unáTcóndücta conforme a Derecho. Esta conexión
para la solución a la cuestión de la función de la pena, que cree de expectativas tiene lugar, según los delitos, en distintos ám-
) hay que resolver sobre la base de la estructura del Derecho bitos o sistemas sociales: la Economía, el Estado o el tráfico
Penal positivo y no a partir de apriorismos metafísicos.^^ Todo viario, p. ej.^"^
ello lo sitúa CALLIESS en la perspectiva de la moderna sociolo- Según lo anterior, la estructura de las normas penales es
gía, en la dirección que le imprimió PARSONS en Norteaméri- una estructura basada en la recíproca conexión (comunicación)
ca^^ y que ahora se está extendiendo considerablemente en Ale- de los tres sujetos (sujeto activo, sujeto pasivo, y Estado) pre-
) mania gracias, sobre todo, a la Systemtheorie de LUHMANN, sentes en ellas. CALLIESS prefiere este punto de vista al tradi-
) quien ha despertado el interés de la teoría general del Derecho cional por dos razones principales: 1) Porque'esa estructura
) por esa perspectiva, ocupándose él mismo de trasladar al mun- de comunicación intersubjetiva es la misma estructura de toda
do de lo jurídico la teoría de los sistemas sociales.*^' acción social, de toda "acción comunicativa" ;^s 2) Porque sólo
)
A partir de la concepción de la sociedad como sistema de dicha estructura permite concebir la norma penal no sólo como
') procesos de interacción y co'>n,unÍcacÍón, se fija en la estructura "conducción" (Steuerung), sino como "regulación" (Regelung).
') comunicativa que relaciona a los distintos sujetos presentes en
) toda norma jurídico-penal. Como norma paradigmática utiliza
46 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit, págs. 15 y s.
47 Cfr. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe cit., pág. 16.
42 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe im demoJcratiscken und 48 "La designamos como típica estructura de las proposiciones jurí-
sozialen Rechtsstaat, Ein Bcitrag zur strafrechtsdogmatiscken Grundla- dico-penales porque es una estructura que subyace a todo lo social y, por
gendiskussion, F r a n k f u r t am Main 1974. ello, también a las proposiciones jurídico-penales. En cuanto estructura en
43 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., pág. 15. que se basan las proposiciones juridico-penales, no es sólo la estructura
44 Vid. T. PARSONS, The Social System, Glencoe/Illinois 1951. lógica de esta o aquella proposición jurídico-penal. Es la estructura misma
45 Vid. N. LliTiMANN, Rechtssoziologie (2 vol.) Reinbeck bel Hamburg de todas las acciones comunicativas." R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe,
1972 y Legitimation durch Verfahren, Neuwied-Rhein, 1969. citado, pápr. 17.
MMMMM««Mi

El concepto formal de Derecho Penal 39


38 Derecho Penal en sentido objetivo
ría general del Derecho, CALLIESS expresa las mismas ideas
A continuación se explicará el sentido que CALLIESS atribuye a atribuyendo al Derecho la función de dialogo con los sujetos
esto último. de la relación, como manifestación de su "estructura dialogal
P a r a este autor, el planteamiento tradicional, que distingue de sistemas sociales".^^
entre supuesto de hecho y consecuencia jurídica, en una rela- >'En síntesis, la concepción de la estructura de la norma jurí-
ción hipotético-condicionai, y ve en cada norma un imperativo dica que sostiene CALLIESS — como relación comunicativa de
dirigido a los ciudadanos bajo la amenaza de pena, responde sujeto activo, sujeto pasivo y Estado — obedece a la función
a lo que en cibernética se llama "conducción''' (Steuerung), que (dialogal) que dicho autor atribuye al Derecho Penal. El desa-
consiste en una dirección ciega, sin control de los resultados y rrollo más pormenorizado de la problemática que suscita la
sin que éstos regresen modificando la dirección. Entendida hi- función del Derecho Penal corresponde a un epígrafe posterior,
potéticamente, condicionalmente, la pena asignada en la propo- por lo que debe detenerse aquí el análisis de la reciente cons-
sición jurídico-penal se determina previamente, y sólo es pre- trucción de CALLIESS. Pero importaba adelantar alguna idea •
cisa la realización del supuesto de hecho para que automática- para exponer el sentido de una inteligencia de la estructura de
mente corresponda la pena. La determinación de la pena es, la norma jurídico-penal que se diferencia de las posiciones clá-
entonces, la consecuencia últim-a a que conduce la proposición sicas en que no parte del puro análisis conceptual de la norma,
jurídico-penal, y no depende de los resultados que a partir de sino que es consecuencia de una determinada concepción de
entonces se consigan con la pena. E n este sentido, el esquema su función. El funcionalismo se halla, pues, como se ve, tras el .
tradicional entiende, según CALLIESS, la norma penal como total planteamiento de CALLIESS.
"conducción": porque la pena se señala previamente, de modo Ahora bien, el distinto terreno en que se mueven las formu-
ciego ante los efectos de la pena. laciones tradicionales y la propuesta por CALLIESS impide que
E n cambio, la "regulación" supone un tomar en cuenta con- sean literalmente incompatibles. Puede mantenerse que desde
tinuamente los resultados de la dirección, que retroceden orien- el punto de vista estático la norma jurídico-penal se compone = •>
tando a la dirección misma, la cual, a su vez, se adapta a los de supuesto de hecho y consecuencia jurídica, y admitir, al
resultados que va consiguiendo (Rückkoppelung). Ello podrá mismo tiempo, que en una perspectiva funcional, esa norma ex- '•
suceder — piensa CALLIESS — si la estructura de la proposición presa una relación comunicativa entre sujetos. Pero, claro está,
jurídica deja de responder al modelo condicional-hipotético (si esto último presupone que se atribuye al Derecho Penal idén-
supuesto de hecho; entonces consecuencia jurídica), para pasar tica función que CALLIESS, lo que ha de decidirse al examinar
a concebirse como relación comunicativa interdependiente de el tema de la función de nuestra rama del Derecho.
los tres sujetos (Ego, Alter y Tercero = Sujeto Activo, Sujeto E n cualquier caso, ya se vislumbra que la estructura de la
Pasivo y Estado), pues tal relación comunicativa se basa en las
norma no es una pura cuestión constructiva, de análisis formal,
expectativas de cada uno respecto de los demás y esas expecta-
sino que se halla en estrecha relación con el fundamento último
tivas habrán de ir variando según la conducta de los sujetos:
así, la pena que el Tercero (Estado) ha de aplicar dependerá del Derecho Penal. Haber situado en primer plano este aspecto
de los efectos que espere haya de poseer la misma en el sujeto de la problemática de la estructura de la norma jurídico-penal,
sometido a ella, así como de los resultados que se compruebe constituye, sin duda, una aportación de CALHESS a la que no
vayan produciéndose durante su ejecución. cabe renunciar.
Por este camino quiere llegar CALLIESS a formular un con-
cepto de norma jurídico-penal que sirva a la función de reso-
cialización, la cual sólo puede conseguirse adaptando la pena
a los resultados que produce en el condenado.^^ A nivel de teo-
49 Para todo lo anterior cfr.: R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., Así, en el mismo libro TheoHe der Strafe, cit, págs. 11 y 75 y ss.
páginas 17 a 27. 50
40 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto formal de Derecho Penal 41

desprende el contenido de la penalidad "reclusión menor". Tan-


3. Leyes penales incompletas y leyes penales en blanco to esta penalidad como los límites del supuesto de hecho del ar-
tículo 407 y de la concreta sanción aphcable, dependen de pre-
El examen de la estructura de la norma jurídico-penal ha ceptos situados en el Libro I del Código Penal.^^ En realidad, el
puesto de manifiesto que, desde el punto de vista estático, la
artículo 407 dice más de lo que quiere decir, pues no es cierto
misma obedece, como toda norma jurídica, al esquema supues-
que el que matare a otro será castigado siempre con la pena de
> to de hecho — consecuencia jurídica. Pero, por lo general, la
expresión completa del contenido de esta estructura no se co- "reclusión menor", sino sólo que ello tendrá lugar cuando no
rresponde con los concretos artículos de las leyes penales. Sue- concurran causas de justificación ni de exclusión de la culpa-
len destacarse como ejemplos de ello las "normas penales en bilidad, ni tampoco circunstancias modificativas que alteren la
blanco", mas lo cierto es que éstas no ofrecen más que supuestos pena típica (limitaciones del supuesto de hecho). Pues bien:
extremos de lo que es regla en la legislación penal: los artículos todas estas hmitaciones se hallan implícitas en el art. 407 por-
legales no acostumbran a coincidir con las normas jurídico- que así lo impone la interpretación sistemática, que obliga a
penales completas. su puesta en relación con otros preceptos del Código Penal:
los arts. 8, 9, 10, 11, en relación con los arts. 61 y ss., y 30.
Ahora bien, si estos preceptos han de completar al a r t . 407,
A) a) Las leyes penales incompletas en cuanto a su con- éste no puede considerarse expresión de una norma penal com-
) tenido, como regla general. pleta.
Podría pensarse que la mayor parte de artículos de los Li- La doctrina ha advertido el carácter incompleto y comple-
) mentario de los preceptos previstos en la Parte General, pero
bros II y III del Código Penal, así como los que definen delitos
y faltas en las Leyes Especiales, constituyen normas penales suele quedar en olvido que tampoco son completos los preceptos
> completas, por responder a la estructura supuesto de hecho- integrados en la Parte Especial. Así, para LARENZ, proposicio-
consecuencia jurídica. Así, por poner un ejemplo sencillo, el nes jurídicas incompletas son sólo las que completan o aclaran
artículo 407 sería considerado como paradigma de norma penal el supuesto de hecho o la consecuencia jurídica previstos en
completa: "El que matare a otro (supuesto de hecho), será cas- otras proposiciones jurídicas distintas.^^ STAMPA BRAUN escri-
tigado, como homicida, con la pena de reclusión menor" (conse- be: "no toda «disposición» de carácter penal alberga una norma
) completa". Y del contexto se deduce que parte de la idea de que
cuencia-jurídica) .^o^''* Tal conclusión sería, sin embargo, proba-
blemente inexacta, si por norma "completa" se entiende aquella lo normal es que los preceptos penales contengan normas com-
) que determina exhaustivamente el contenido del presupuesto pletas. En nota dice expresamente: "tales disposiciones van
y de su consecuencia jurídica (y no sólo toda aquella que posea siempre referidas a una norma completa":^^ Recientemente, sin
) un supuesto de hecho y una consecuencia jurídica, aunque el embargo, ZIPPELIUS viene a reconocer que las proposiciones ju-
contenido de éstos no se halle exhaustivamente precisado). rídicas requieren normalmente su puesta en relación con otras
Adviértase, en efecto, que un entendimiento literal del ar- destinadas a completarlas.^^
tículo 407, que lo concibiese como norma completa en sí misma,
) llevaría al absurdo de considerar efectivamente punible todo 51 J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Es-pañol, P . G. cit.,
) homicidio, con independencia de que concuriesen causas de jus- escribe: "... en el presupuesto hay que tener en cuenta todos los preceptos
tificación o de exclusión de la culpabilidad, y siempre con la de la «Parte General» que a él se refieren": p á g . 146.
52 Vid. K. LARENZ, Metodología de la Ciencia del Derecho, cit., pá-
pena de reclusión menor, aunque se hallasen en juego circuns- ginas 175 y ss. También R. MAURACH, Tratado de Derecho Penal, cit., I,
^' tancias modificativas que impusieran el desbordamiento del página 9 8 : " L a mayoría de las disposiciones del StGB y de las leyes
marco típico de la pena. Por lo demás, del sólo art. 407 no se accesorias constituyen leyes penales completas..."
53 Vid. J. M." STAMPA BRAUN, Introducción a, la Ciencia del Derecho
Penal, Valladolid 1953, pág. 29.
50 bis Así, F , MUÑOZ CONDE, Introducción, cit., pág. 15. 54 Vid. R. ZIPPELIUS, Einführiing, cit., pág. 41.
)
43
El concepto formal tle Derecho P e n a l
42 D e r e c h o P e n a l e n s e n t i d o objetivo
Todo este nuevo planteamiento carecería de sentido si el
Este último es el único camino certero: ni las proposiciones precepto que según la doctrina clásica describe el tipo consti-
contenidas en la Parte Especial ni, por supuesto, las que se tuyese una norma penal completa, por lo menos en cuanto a la
hallan en la Parte General, encierran por sí solas normas pe- configuración del supuesto de hecho. La teoría de los elementos
nales completas en cuanto a su contenido.''^ Éstas son el resul-, negativos del tipo presupone que el tipo completo requiere la
tado de la coordinación de ambos tipos de preceptos. E n esta
puesta en relación de los preceptos que conminan provisional-
observación se basa la teoría de los elementos negativos del
mente con pena ciertas conductas y los que definen causas de
tipo,^^ que posiblemente constituye la consecuencia más impor-
justificación: "el que matare a otro (art. 407) sin concurrir
tante del carácter incompleto de los preceptos de la Parte Es-
pecial. ninguna causa de justificación (art. 8)".
La consecuencia más importante de la teoría de los elemen- "
Viene a negarse, por esta construcción, el planeamiento tos negativos del tipo — y por ello del carácter incompleto de los
tradicional de la relación existente entre tipo y antijuricidad: preceptos de la Parte Especial — es el tratamiento del error
se rechaza que la exclusión de la antijuricidad por obra de las sobre ios presupuestos de las causas de justificación como error
causas de justificación no arrastre consigo la ausencia de tipi- de tipo, y no como error de prohibición, como quiere el fina-
cidad. Se dice que un hecho justificado deja de ser, al mismo
tiempo, típico. P a r a la teoría de los elementos negativos del lismo.^^
tipo sólo son típicos los hechos: 1.^) adecuados a un precepto Pero debe señalarse que el tipo completo propugnado por la
de la Parte Especial (o excepcionalmente a los que definen las teoría de los elementos negativos del tipo no constituye todavía
formas de imperfecta ejecución, de participación o los actos por sí solo el supuesto de hecho de una norma jurídico-penal
preparatorios punibles), y 2.*^) no amparados por ninguna cau- completa. Además de la ausencia de causas de justificación, la
sa de justificación. Esto se expresa asignando al tipo dos partes, aplicación de la consecuencia jurídica asignada al tipo precisa
una positiva, coincidente con el concepto de tipo mantenido por la falta de causas de exclusión de la culpabilidad y de circuns-
la doctrina tradicional que arranca de BELING, y otra negativa, tancias modificativas que determinen la superación del marco
integrada por la ausencia de causas de justificación.^'' abstracto de la pena. Quiere esto decir que la teoría de los ele-'
mentos negativos del tipo no lleva a la búsqueda de la norma
completa, sino que es sólo una de las consecuencias de que los
55 En cambio, formalmente la mayor parte de disposiciones de la
P a r t e Especial son "completas", en cuanto responden a la estructura de artículos de la Parte Especial encierren normas incompletas.-
supuesto de hecho-consecuencia jurídica. Queda por explicar la razón por la cual el legislador penal
56 Vid. HiRSCH, Die Lehre von den negativen TatbestandsTnerkma- ha elegido la vía de la escisión de las normas jurídico-penales
len, Bonn 1960, pág;. 15.
57 Ya se decidieron en favor de la teoría de los elementos negativos en distintas proposiciones legales, en lugar de hacer correspon-
del tipo: A. MERKEL, Derecho Peyíal, trad. de P . DORADO, Madrid s.f., der éstas con normas completas. Se trata de un procedimiento
página 52; R. FRANK, Das Strafgesetzbuch für das deutsche Reich, 18 ed.
1931, introducción al § 51, Nota marginal 3. Los defensores más impor- que obedece a conveniencias de economía legislativa.^^ Si para
tantes de esta construcción en la doctrina moderna son: K. ENGISCH, Die cada figura de delito hubiese que aludir a todas las proposicio-
() nomiativen Tatbestandsmerkmale im Strafrecht, en Festschrift für E. nes complementarias de la Parte General, el Código Penal de-
MEZGER, München-Berlín 1954, pág. 133; A r t h u r KAUFMANN, Zur Lehre
von den negativen Tathestandsmerkmalen, en el libro Schuld iind Strafe,
Studien zur Strafrechtsdogmatik, Koln... 1966, págs. 102 y ss.; MISMO Código Penal en "Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales", 1973,
AUTOR, Tatbestand, Rechtfertigungsgrund und Irrtum, en "Juristenzei- número 2, pág. 327, donde pongo de manifiesto que el término "delito"
t u n g " 1956, págs. 353 y 393; C. RoxiN, Offene Tatbestcinde und Rechts- o "falta" equivale en el Código al "tipo total de injusto" que defiende la
pfiichtmerkmale, 2." ed., Berlín 1970, págs. 171 y ss.; MISMO AUTOR, Die teoría de ios elementos negativos del tipo.
Irrtwmsregelung, desde 1960 ... en "Monatschrift für Kriminologie und 58 Cfr. A r t h u r KAUFMANN, Zur Lehre, cit., págs. 117 y ss.
Strafreehtsreform", 1961, págs. 213 y ss. 59 Así, J . M.° RODRÍGUEZ; DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., cit.,
E n España, se manifiestan favorables a esta teoría; J, M." RODRÍGUEZ página 145 y s., donde añade; " U n lento proceso histórico ha ido extra-
DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., cit., págs. 348 y s. E. GIMBERNAT, yendo de lo que hoy llamamos " P a r t e Especial", columna vertebral del
Delitos cualificados por el resultado y relación de causalidad, Madrid 1966, derecho punitivo, aquellos componentes de la ley penal que se repiten en
página 60, nota 214; S. MiR PUIG, LOS términos "delito" y "falta" en el todos o en varios delitos p a r a formar con ellos la " P a r t e General",
44 Derecho P e n a l e n sentido objetivo El concepto formal d e Derecho P e n a l 45

bería repetir su Libro I tantas veces cuantos delitos contienen La coincidencia de las razones que explican la necesidad de
los Libros II y III, lo que resulta a todas luces absurdo. completar todo precepto de la Parte Especial (p. ej., art. 407)
b) Hasta aquí se han venido contraponiendo los preceptos con otros de la Parte General (p. ej., art. 8), por una parte, y
de la Parte Especial (Libros II y III del Código Penal) y los la de coordinar los preceptos que regulan los grados de imper-
contenidos en la Parte General (Libro I del Código Penal), de fecta ejecución, las formas de participación y los actos prepa-
modo que la descripción del tipo positivo correspondía a los ratorios punibles (arts. 3, 4, 12 y ss. y 50 y ss) con los que
primeros. E n ciertos supuestos la coordinación de ambos gru- definen el delito consumado (p. ej., a r t . 407) para obtener el
pos de preceptos opera de forma distinta. Me refiero a las for- propio tipo positivo de dichas figuras, por otra parte, no ex-
mas de imperfecta ejecución y de participación y a ios actos cluye importantes diferencias en ambos grupos de supuestos.
preparatorios punibles. También todas estas figuras constitu- Adviértase que en el primer c á s e l a Parte Especial encierra el
yen tipos, como el delito consumado del autor incluido en la precepto principal (así, art. 407), al que vienen a completar los
Parte Especial (y distinto a él),''^ pero la misma parte positiva de la Parte General (preceptos co7n-ple7nentarios) (así a r t . 8).
de dichos tipos requiere ya la puesta en relación de preceptos de Si bien el precepto de la Parte Especial es también incompleto,
los Libros II y III, por una parte, y del Libro I, por otra. El se distingue de los de la Parte General en que es principal res-
tipo positivo de la tentativa de homicidio, pongo por caso, re- pecto a éstos. ZlPPELlus viene a designar esta naturaleza de los
sulta de relacionar el a r t . 407 con el art. 3 del Código Penal. preceptos de la Parte Especial llamándolos "tipos troncales"
Además, la penalidad típica correspondiente no se halla seña- (Rumpftathestand) o "tipos d e p a r t i d a " (Ausgangstathestand),
S: lada en los Libros II y III, sino en el Libro I (art. 52). reservando el nombre de "determinaciones complementarias"
Los preceptos que regulan los grados de imperfecta ejecu- a las proposiciones concordantes de la Parte General."^ E n cam-
ción, las formas de participación y los actos preparatorios pu- bio, en la tentativa y frustración, formas de participación y
nibles son, por ello, doblemente incompletos: por un lado, en actos preparatorios punibles no puede distinguirse entre pre-
Mi cuanto, como todo delito, suponen ía remisión a las proposiciones cepto principal ("tipo de partida") y "delimitaciones comple-
i I
que regulan las causas de exclusión y modificación de la res- mentarías", puesto que el propio tipo positivo básico resulta
), ponsabilidad criminal y el contenido de las distintas penas; por de la coordinación de varios preceptos. El precepto de la Parte
otro lado, porque poseen la particularidad de que su propio tipo Especial no puede considerarse precepto principal, porque no
s positivo resulta de la coordinación de los preceptos de los Li- se realiza en ninguna de esas figuras, que precisamente presu-
s bros I I y I I I del Código Penal con los que regulan esas figuras
en el Libro I del mismo Código.
ponen su no concurrencia. Y tampoco parece satisfactorio con-
siderar a las fórmulas generales de los arts, 3 y 4 y 12 y ss. del
s
i;
La razón de la mencionada especialidad es paralela a la que Código Penal como preceptos principales, pues su misma ge-
). justifica el carácter incompleto de la gran mayoría de preceptos neralidad impide la mínima concreción del supuesto de hecho
'Vi penales: la economía legislativa, que aconseja reducir a fórmu- exigible a un precepto definidor de una específica figura de
las generales la posibilidad de extender el elenco de hechos tí- delito. Lo vendría a confirmar el hecho de que las penalidades
s picos por razón de imperfecta ejecución, de participación o de
realización de ciertos actos preparatorios de cada uno de los
s,
i
actos descritos en la Parte Especial, en lugar de repetirlos para sula general,,. E l último camino es técnicamente más viable y ling:üísti-
camente más popular," Cfr, Das deutsche Strafrecht, cit,, pág. 189. E n
cada caso.'^^ el mismo sentido E, SCHMIDHÁUSER, Strafrecht, A.T., cit., págs, 429 y 469.
.>: 60 Cfr. S. MiR PUIG, los términos "delito" y "falta", cit., págs. 358, E n españa L. JIMÉNEZ DE ASÚA, El iter criminis y la tentativa, en " E l
f '.i 369 y s. y 373 y s.; A. FERRER SAMA dedica un trabajo especial al tema Criminalista", tomo IV, pág, 243; G, RODRÍGUEZ MOURULLO, en J . CÓRDOBA
^^ de La tentativa como especial tipo penal, en "Revista de Estudios J u r i - RODA, G . RODRÍGUEB DEVESA, A. DEL TORO y J . R, CASABÓ, Comentarios al
dicos", 1941, -p^g- 251. Código Penal, i. I, Barcelona 1972, págs, 67 y s.; S, MlR PuiG, Los tér-
61 WELZEL escribe: " E s una cuestión de técnica legislativa incluir minos "delito" y "falta", cit., págs. 358, 369 y s.
en los tipos la tentativa... o formular los tipos en principio como delitos 62 Vid. R. ZlPPELius, Einführung in die juristische Methodenlehre,
consumados y a continuación conminar con pena la tentativa en una cláu- citado págs. 40 y ss.
i

46 El concepto formal de Derecho Penal 47


Derecho Penal en sentido objetivo

asignadas a las figuras examinadas no están fijadas de forma B) Las leyes penales incompletas en cuanto a su estructura,
absoluta, sino relativa, dependiendo de la figura de delito a que como excepción: las leyes penales en blanco.
se refieran. Ello no se aviene bien con una concepción unitaria
del tipo (apelando a las definiciones de los arts. 3 y 4, 14, 15, La mayor parte de proposiciones jurídico-penales no expre-'
16 y 17, como preceptos principales) en las mencionadas ins- san, como se ve, normas penales completas en cuanto a su con-
tituciones. tenido. Pero normalmente cada uno de ios preceptos legales
í Todo lo anterior sirvió de base a la solución que defendí alberga una parte del supuesto de hecho y de la consecuencia
en mi libro La reincidencia en el Código Penal, en relación a la jurídica, a completar por otros preceptos. Es excepcional que
cuestión del Título del Código en que se encuentran los grados una disposición legal deje totalmente sin expresar el supuesto
de ejecución, las formas de participación y los actos prepara- de hecho o la consecuencia jurídica. Ello es posible sin que la
torios punibles. La imposibilidad de decidir cuál de los precep- disposición deje de ostentar la estructura necesaria en toda
tos que los regulan constituye el Rumpftatbestand, el "tipo proposición jurídica, a través de la remisión a otras disposicio-
troncal" a que se refiere ZIPPELIUS, cierra las puertas a su in- nes a las que se encarga "rellenar" el vacío existente en el
clusión en un solo título del Código. La única solución que se precepto remitente. Éste es el caso de las "leyes penales en
me alcanza es entender que aquí concurren más de un título: blanco".
los correspondientes a los distintos preceptos reguladores. Pero a) La extensión precisa del concepto de ley penal en blanco
ello hace inaplicable la circunstancia de reincidencia (art. 10, varía según los autores. E n su origen dicha noción sirvió en
15.*^) cuando alguna de las infracciones en juego (la ya conde- Alemania para explicar los casos en que la ley del Imperio (Có-
nada o la actual) reviste una de aquellas modalidades, ya que digo penal del lieich) dejaba la determinación del supuesto de
el art. 10, 15.^ requiere que los delitos estén comprendidos en hecho en manos de los Estados (Lander) o de los Municipios.^*
"el mismo título", lo que supone que cada delito debe estar La ley penal en blanco se concibe, por ello, en un principio,
ubicado en un solo título. Conclusión ésta que en ciertos casos como "autorización" o "delegación" por parte de un órgano
resultará insatisfactoria desde la perspectiva de la justicia ma- legislativo superior respecto de órganos de inferior jerarquía:
terial, pero que es una criticable consecuencia más obligada la norma resultante es sólo válida, desde el punto de vista de la
por el intolerable formalismo sobre que se ha basado la rein- jerarquía de las fuentes, por virtud de la autorización conce-
cidencia del art. 10, 15.^, que en lugar de requerir la analogía dida por la ley penal en blanco. Ésta es la concepción que ideó
de los delitos, exige que tengan cobijo en "el mismo título de BINDING.^5
este Código".'53 5) MEZGER amplió este concepto de ley penal en blanco,
añadiendo otros dos supuestos. Junto al caso mencionado — el
complemento de la ley en blanco se halla contenido en otra ley,
63 Lo dicho en el texto no es más que un muy escueto resumen de
pero emanada de otra instancia legislativa—, que siguió con-
las consideraciones que este arduo problema merece en mi libro, La reinci- siderando el de ley penal en blanco "en sentido estricto", adi-
dencia en el Código Penal, Análisis de los arts. 10, Ih, 10, 15, 61, 6." cionó los siguientes:
y. 516, 3.", Barcelona 1974, págs. 367 y ss. (Cap. 12 I I I 1). Parecidos razo-
namientos alcanzan a los delitos culposos, que en mi opinión no se hallan, 1.*^ El complemento se halla contenido en la misma ley.
comprendidos ni en el título correspondiente a las específicas figuras de 2.0 El complemento se halla contenido en otra ley, pero
delito cuya p a r t e objetiva realizan, porque éstas definen tipos dolosos,
ni en el art. 565, porque éste carece de la necesaria concreción que permita emanado de la misma instancia legislativa.
distinguir suficientemente los diversos tipos culposos posibles. Esto último, P a r a MEZGER, estos supuestos coinciden con el de ley penal
además — y esto es extensible a las definiciones generales de formas de
imperfecta ejecución, de participación y preparatorias punibles—, impide
al a r t . 565 cumplir la función de agrupación sistemática que constituye 64 Cfr. J. M." STAMFA BRAUN, Introducción a la Ciencia del Derecho
la ratio de la exigencia de comprensión en un mismo título del art. 10, 15: Penal, eit., pág. 30.
La interpretación teleológiea confirma — lo que es decisivo—los resulta- 65 Vid. K. BINDING, Die Normen und ihre Übertretung, cit., § 24,
dos de la g r a m a t i c a l : vid. op. cit., págs. 372 y ss. (Cap, 12 III 2). I, 2, págs. 161 y ss.
48 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto formal de Derecho Penal 49

en blanco "en sentido estricto" en que todos ellos son sólo mo- c) El planteamiento amplio de MEZGER, aceptado en nuestro
dalidades particulares de "técnica legislativa externa", sin que país por RODRÍGUEZ DEVESA,^^ es rechazado por JIMÉNEZ DE ASÚA
ello encierre consecuencias ulteriores. En los tres casos, "el y STAMPA BRAUN. El primero niega el carácter de ley penal en
necesario 'complemento' es siempre parte integrante del tipo. blanco al supuesto en que el complemento se ubica en la misma
Pero el tipo ya completado cumple exactamente las mismas fun- ley y, aunque admite el caso de remisión a ley distinta del mis-
ciones que en los casos normales, sobre todo en lo que concierne mo rango, lo llama "caso impropio" y reserva "la estrictez o
a su significación como fundamento de la antijuricidad y como rigurosidad de las leyes en blanco" para cuando el complemento
objeto de referencia de la culpabilidad penal".'^^ corresponde a otra instancia legiferante o a la autoridad.^^ El
Como ejemplos de las distintas hipótesis propuestas por segundo autor adopta todavía una posición más estricta al li-
MEZGER, en nuestro Código Penal, cabe mencionar los siguientes: mitar abiertamente la denominación "normas penales en blan-
1.° Leyes penales en blanco en sentido estricto (el comple- co" al caso en que el complemento debe buscarse en una instan-
mento se halla en una fuente distinta y de inferior rango) : cia inferior. Los otros dos supuestos constituyen solamente
artículo 342 ("... sin cumplir con las formalidades prescritas variedades de técnica legislativa.'^^
en los Reglamentos respectivos... ) , art. 345 {"infracción de Se vuelve, de esta forma, al punto de partida histórico del
las disposiciones sanitarias"), art. 577, que remite a disposi- concepto de ley penal en blanco: ésta se concibe como una "au-
ciones administrativas (su último párrafo dice: "los que de torización" a una instancia inferior. E n el fundam^ento de este
cualquier otro modo no grave infringieren los reglamentos, or- concepto, así entendido, descansaba algo más que una pura
denanzas y bandos sobre higiene pública dictados por la auto- "técnica legislativa", contra lo que pretende MEZGER. Se tra-
ridad dentro del círculo de sus atribuciones") y art. 581 del taba de un procedimiento dotado de significado político vincu-
1 mismo Código, que también alude a "las reglas establecidas" lado al principio de legalidad. E r a la única vía — de la cual
y a la "infracción de los reglamentos, ordenanzas o bandos". debe hacerse uso excepcional — que permitía definir delitos a
«y. El art. 339 sólo pertenecerá a este grupo de supuestos cuando la Administración Pública o a otros órganos de inferior jerar-
"y: se contravenga lo dispuesto por los "reglamentos", no por "le- quía a la exigida por el principio de legalidad. Pues bien: este
Si yes" (formales o equivalentes), a las cuales también remite. Lo significado político es ajeno a las modalidades que añadió M E Z -
mismo es extensible al art. 343 bis. GER, que constituyen — éstas sí — un mero expediente técnico.
S: 2° Leyes penales en blanco cuyo complemento se encuentra
en una ley (mismo rango jerárquico) distinta: art. 573, 3.*^, en
Desde esta perspectiva es acertado, pues, como hace STAMPA,
oponerse a unir bajo un mismo denominador común el concepto
cuanto se admita que en él "leyes" hace referencia a "leyes originario de ley penal en blanco y los supuestos de remisión
S formales" (o equivalentes). Más importante es el caso de los a otros lugares de la misma ley o a otra ley de la misma natu-
artículos 520 y 521, que remiten a las declaraciones de quiebra raleza.
s fraudulenta y culpable según el Código de Comercio, y el ar-
tículo 522, que castiga "a los que ejecutaren cualesquiera de
d) Pero hay otros aspectos para los que es preferible un
concepto algo más amplio de la ley penal en blanco, coincidente
"Y con el que, aun con restricciones, admite JIMÉNEZ DE ASÚA (to-
los actos que se determinan en el art. 893 del Código de Co-
^'
'^
mercio". dos los casos en que el complemento se halla fuera de la ley de
'•V. 3.° Leyes penales en blanco cuyo complemento está conte- que se trate, sea del mismo o de inferior rango que ésta). A los
nido en la misma ley: art. 514 C.P., que define el tipo del hurto,
pero no prevé la penalidad, señalada en otro precepto, el ar-
ri
tículo 515; lo mismo ocurre en los arts. 500 y 501 C.P.; art. 306, 67 Vid. J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., cit.,
página 149.
que se remite a las modalidades falsarias del art. 302. G8 Cfr. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado de Derecho Penal, II, 3." ed.,
•I Buenos Aires 1964, pág. 353. El mismo concepto parece mantener J. ANTÓN
QQ Cfr. E. MEZGER, Tratado de Derecho Penal, trad. española y Notas ONEGA, Derecho Penal, cit., pág. 89.
y- de J. A. RODRÍGUEZ MUÑOZ, 2." ed., I, cit., págs. 381 y s. 69 Vid. J. M." STAMPA BRAUN, Introducción, cit., págs. 32 y s.

4. — S. Mlr Puig, — Introcíiicciún a las bases del Derecho Penal


)

)
iO D e r e c h o l ' e n a i en sentido objetivo El concepto f o r m a l d e Derecho P e n a l 51

efectos del tratamiento del error y de la retroactividad de la Tal vez por estas razones, de igualdad, de tratamiento de
ley penal más favorable, han de equipararse todos los supues- los dos supuestos posibles de complemento situado fuera de la
tos en que la disposición complementaria esté ubicada en otra ley en que se halla el precepto penal en blanco, la doctrina
normativa. actual alemana incluye en este concepto toda norma que sólo
En cuanto al error plantean idénticos problemas todos ios fija expresamente la consecuencia jurídica y deja la determi-
casos en que el supuesto de hecho esté definido en una ley no ve- nación del contenido del supuesto de hecho a cargo de otras le-
nal. Tras considerarse estos casos como de error de derecho yes, reglamentos o actos de la Administración."^^
extrajjenal exculpante, en la actualidad se equiparan a las de- e) Concepto en cualquier caso distinto al de ley penal en
más hipótesis de error: habrá que distinguir entre error sobre blanco es el de las disposiciones que precisan el supuesto de
los elementos del stqntesto de hecho de la norma no penal (error hecho y remiten a otro lugar la fijación de la consecuencia ju-
de tipo) y error sobre la existencia o límites de dicha norma rídica. Este supuesto que JIMÉNEZ DE ASÚA denomina "ley en
(error de prohibición) ."^o y a se comprende que esta problemá- blanco al i-evés",^^ es para RODRÍGUEZ DEVESA "una mera cues-
tica alcanza por igual a todos los casos en que el complemento tión de técnica legislativa equivocada", pues el operar normal-
de la ley en blanco se halla en una norma no penal, aunque sea mente señalando a un hecho la penalidad que se fija para otro
del mismo rango. en distinto lugar (así en el art. 535 respecto del art. 528), lleva
Tampoco en materia de retroactividad de la ley más favo- al peligro de que se olviden las necesarias diferencias de gra-
rable cabe discriminar según la jerarquía de la norma en que vedad entre ellos.'^'* A esto añadiré que si la remisión tiene lugar
se encierra el complemento. E n los dos casos posibles — igual a instancia inferior se renuncia a la exclusividad en la precisa
e inferior rango — se plantea de igual forma la cuestión de si fijación de la pena que, como garantía constitucional, corres-
ha de aplicarse retroactivamente, según el art, 24 del Código ponde indeclinablemente a la ley.
penal, la ley penal en blanco que ha visto modificado su comple-
mento por alteración de la fuente en que éste se halla. Así, si
se modifican los reglamentos a que alude el art. 339 o, incluso,
las normas que rigen la circulación rodada a los efectos de
aplicación de la imprudencia con infracción de reglamentos (ar-
tículo 565). El difícil problema que ello suscita''^ no se ve afec-
tado por la jerarquía de la norma modificada, por lo que deja
de ser útil, a estos efectos, limitar el concepto de ley penal
en blanco a los casos de remisión a la norma de inferior rango.

70 Vid. G. "WAP.DA, Die Abgreiizung von Tafbestands —-, und Verbots-


irrtiívi bei Blankettstrafgesetzten, Berlín 1955, págs. 36 y ss,; R. MAU-
KACH, Deutsches Strafrecht, AT., eit., pág. 274; H . WELZEL, Des deutsche
Strafrecht, cit., pág. 168; H.-H. JESCHECK, Lekrbuch des Strafrechts, A.T.,
cit., pág. 230.
71 Vid. J. R. CASABÓ RUIZ, en J. CÓRDOBA RODA, G. RODRÍGUEZ
MüURULLO A. DEL Touo MARZAL y J. R. CASABÓ RUIZ, Comentarios al
Código Penal, cit., págs. 50 y s., que estudia en particular el problema de
las modificaciones de las normas de tráfico. En lo deinás, en favor de la 72 Asi, H.-H. JESCHEK, Lehrbuch, cit., pág. 86; R. ]\'UuRACll, Tra-
retroactividad favorable al r e o : J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, citado, tado, cit.. I, págs. 98. Aunque por razones distintas, defiende un concepto
página 107; A. FEREER SAMA, Comentarios al Código Penal, II, Murcia análogo de ley penal en blanco F . I\IuÑoz CONDE, Introducción, cit., pági-
1947, págs. 152 y ss.; J . CÓHDOBA RODA, en Notas al Tratado de R. MAU- nas 18 y ss.
RAcn cit.. I, pág. 144; J . M."" RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, 73 Vid. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado..., cit., II, págs. 352 y s.
P.G-, cit., pág. 171. Vid. También las Ss. de 26 junio 1963, 8 noviembre 74 Cfr. J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., cit.,
1963, 9 marzo 1964 y 13 diciembre 1966. página 149, nota 29 y pág. 121.
II

;) EL CONCEPTO MATERIAL DE DERECHO PENAL

Planteamiento
'y
En las páginas que anteceden se ha examinado el concepto
formal de Derecho penal, ofreciéndose una definición deí mis-
Si mo que ha de permitir delimitarlo respecto de otras ramas
del Derecho, y analizando la estructura formal de la norma
s:
i' ,
jurídico-penal. Ahora corresponde ocuparnos de los aspectos
materiales del concepto hasta aquí formalmente considerado.
Pueden agruparse en dos puntos: 1) esencia de la norma ju-
rídico-penal y 2) función del Derecho Penal. Habrá ocasión
de comprobar que ambos núcleos de cuestiones se hallan rela-
cionados entre sí.

I. ESENCIA DE LA NORMA JURÍDICO-PEXAL

'> A) Norma de valoración o norma de determinación.


S: Bajo este epígrafe se contemplará la cuestión de si la nor-
•v
í •
ma penal es normo^ de valoración o norma de determinación,
es decir, si ía norma penal es o no imperativa. Se trata, en mi
S! opinión, de un problema específicamente penal, que no puede
resolverse acudiendo sin más a la teoría general del Derecho.
La respuesta puede ser, creo, distinta a ambos niveles. Pero
antes de justificar esta afirmación y de dar solución a la cues-
Sí: tión planteada, deben esclarecerse los términos de la misma.
">: ¿Qué significa la alternativa "norma de valoración" "norma de
determinación"?
^ • ;

Quienes conciben ía norma penal como "norma de valora-


• • ) ! •
ción" la entienden como expresión de un juicio de valor, que
distingue lo lícito penal de lo antijurídico penal. Según esto,
y el art. 407 del Código Penal no significa sino un juicio de des-
W
.ammumm

55
Derecho P e n a l en sentido objetivo ^. El c o n c e p t o n i a t e r i a l d e D e r e c h o P e n a l
'A
cho Penal no existen normas que no puedan concebirse impe-
valoi' sobre la acción de matar a otro. Este precepto no ence-
rraría un im%)erativo, dirigido al ciudadano, de no matar.'^'^ rativamente.
Por el contrario, la teoría imperativa considera a la norma No son obstáculos a esta afirmación, contra lo que opina
penal como norma de deterviinación, esto es, como mandato o BOCKELMANN, las llamadas normas de autorización (Erlaubnis-
prohibición dirigida al ciudadano. El ordenamiento jurídico normen), que contienen las causas de justiñcación."^^ Cierto que
consiste, en este sentido, en manifestaciones de voluntad del a menudo no expresan un deber — un imperativo — de actuar
legislador que reclaman un determinado comportamiento de los típicamente, sino sólo la facultad de hacerlo. Pero las propo-
partícipes de la comunidad jurídica, y sus normas son prohi- siciones jurídicas en las que se prevén las causas de justifica-
biciones de deber ser que deben cumplir los hombres a quienes ción no constituyen normas independientes, sino disposiciones
afectan.™ auxiliares, limitadoras del im-perativo formulado por las pro-
Como antes se ha adelantado, ía elección entre ambos pun- posiciones jurídicas que encierran los tipos de delito. La norma
tos de vista puede ser distinta en relación a la norma penal que penal completa se forma de la puesta en relación del tipo (po-
en relación a la norma jurídica en general. Respecto de esta sitivo) y la causa de justificación. Pues bien: la norma penal
c última posiblemente tenga razón LARENZ al señalar la incon- así integrada sí es imperativa. El mismo planteamiento ha de
veniencia de ver la esencia de toda norma jurídica en una fun- hacerse extensible a los demás preceptos de la Parte General
ción imperativa, pues hay normas jurídico-civiles que no se del Código Penal, que ya se sabe que están en función, com-
explican satisfactoriamente con arreglo a esta concepción: así, plementaria, de los Libros II y III.
las proposiciones jurídicas que conceden a alguien un derecho Tampoco se opone a una concepción imperativa de la nor-
o modifican, limitan o sustraen un derecho existente (como las ma penal la punibilidad de la culpa inconsciente.^^ Cierto que
disposiciones sobre la adquisición o pérdida de la propiedad), la norma de cuidado que protege al bien jurídico lesionado, al
las que regulan la constitución de un poder de representación, no ser siquiera advertida, no logra motivar imperativamente
o la adquisición o pérdida de un poder." En cambio, en Dere- en esa clase de imprudencia, que se caracteriza precisamente
por la no previsión de la posibilidad de la lesión y, por tanto,
de la necesidad de atender a la norma de cuidado. Sin embargo,
75 Vid. p o r todos, H . - H . J E S C H E C K , Lehrbuch, cit-, p á g . 178. E n r e a - ello no significa que la norma de cuidado deje entonces de que-
l i d a d , a p e n a s se defiende e s t a p o s t u r a en t é r m i n o s r a d i c a l e s : lo n o r m a l
es q u e se l l e g u e sólo a s e ñ a l a r la preferencia del a s p e c t o valorativo sobre rer motivar, sino que, por el contrario, la imprudencia consiste
el itnperativo de l a n o r m a p e n a l , p e r o s i n e x c l u i r e s t e s e g u n d o a s p e c t o . en este caso, ante todo, en no haber advertido el autor el im-
E l l o se t r a d u c e e n t o n c e s , en la t e o r í a del delito, en l a d i s t i n c i ó n de i n j u s t o perativo de la norma. Que el autor no haya reconocido dicho
y c u l p a b i l i d a d como á m b i t o s , r e s p e c t i v a m e n t e , de la n o r m a de v a l o r a c i ó n y
la n o r m a de d e t e r m i n a c i ó n : como n o r m a de v a l o r a c i ó n la n o r m a p e n a l imperativo no puede significar que éste no exista, y que éste
o p e r a r í a d e c i d i e n d o la j u r i c i d a d o a n t i j u r i c i d a d del h e c h o , v a l o r á n d o l o existe lo demuestra el mismo hecho de la punibilidad de la cul-
a t r a v é s de u n j u i c i o despersonalizado, m i e n t r a s q u e el a s p e c t o de la n o r m a
de d e t e r m i n a c i ó n e n t r a r í a en j u e g o sólo p a r a d e t e r m i n a r l a p r e s e n c i a o
pa consciente, que sería absurda si la norma de cuidado renun-
a u s e n c i a d e c u l p a b i l i d a d , r e f e r e n t e al a u t o r : C f r . E . M E Z G E E , Lehrbuch, ciara en ella a seguir expresando un imperativo.
cit., p á g . 1 6 4 ; J , BAUMANN, Strafrecht, A.T., cit,, p á g . 2 7 1 . M á s ecléctica- Por último, la objeción de BOCKELMANN según la cual las
m e n t e , P . BOCKELMANN, Strafrecht, A.T., cit. pág's. 36 y s. E n e s t e e s q u e m a
la f u n c i ó n v a l o r a t i v a de la n o r m a p e n a l o c u p a el l u g a r c e n t r a l , p o r q u e normas penales no pueden dirigirse a los inimputables, quienes,
decide, p o r sí sola, la c o n f o r m i d a d o c o n t r a r i e d a d a D e r e c h o del a c t o , lo a pesar de ello, pueden actuar antijurídicamente,^'' puede tam-
c u a l se a f i r m a como p r e s u p u e s t o lógico de l a f u n c i ó n d e t e r m i n a d o r a o bién contestarse de modo satisfactorio. Que los inimputables
í i m p e r a t i v a . (Así, a h o r a , J . BAUMANN, Strafrecht,
76 Vid. K. E N G I S C H , Einführuny m das juristische
A.T., cit., p á g . 271.)
Denken, p á g s . 22 puedan actuar antijurídicamente significa que pueden contra-
y s s . ; A r m i n K A U F M A N N , Lebendiffes und Totes in Bindings Normcntheorie,
cit., p á g s . 123 y s s . ; H . - H . J E S C H E C K , Lehrbuch des Strafrechts, cit., p á - 78 Vid. P . BOCKELMANN, Strafrecht, cit., p á g . 3 5 .
g i n a 1 7 9 ; H . W E L Z E L , Natiiralismus und Wertphilosophie im Strafrecht, 79 E n c o n t r a de l a o p i n i ó n de P . BOCKEEMANN, Strafrecht, A.T.,
M a n n h e i m , B e r l í n , L e i p z i g 1935, p á g . 8 5 ; B . P E T R O G E L L I , Principi, cit.,
p á g i n a s 2 y s. cit., p á g . 35.
77 Vid. K. L A R E N Z , Metodologia, cit., p á g s . 167 y s s . 80 Vid. P . BOCKELMANN, Strafrecht, A.T., cit., p á g . 35.
56 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 57

decir la norma penal, lo que para BOCKELMANN es contradicto- rativista. Sin embargo, desde BINDING, primero, y M. E. MAYER,
rio con la concepción imperativa de ésta, porque en su opinión después, se sabe — como se vio más arriba 11 1 C — que tras
la norma violada no puede entenderse como imperativo frente la forma hipotética del precepto penal se encierra una norma
al inimputable, incapaz de comprenderla. La única solución le imperativa, que obliga a hacer o a omitir.^^ j7;g obvio, en efecto,
V parece entender que el inimputable infringe sólo una norma de que no sólo se señala una pena para el caso de que se mate, sin
valoración, no de determinación. Frente a esto, creo que tiene que se prohiba m a t a r : cuando la ley dice: "el que matare a otro
razón JESCHECK cuando señala que la norma penal también se será castigado...", está prohibiendo matar. Esto expresa la dis-
> dirige a los inimputables: "También los niños, los jóvenes y tinción de BINDING entre precepto y norma. No procede ahora
los enfermos mentales están sometidos a las normas jurídicas volver a examinar los detalles, ni tampoco el planteamiento me-
que les afectan, y la experiencia demuestra que de hecho nor- todológico, de la teoría de las normas de BINDING. Tampoco se
malmente son motivados por las normas jurídicas. Sólo gra- trata de renunciar aquí al rechazo que en su lugar se efectuó del
) • •
cias a ello pueden participar, siquiera dentro de ciertos límites, sentido específico que BlNDiNG dio a la distinción precepto-nor-
en la vida de la comunidad. "^^ La norma quebrantada por el ma, justamente discutido en la doctrina actuai.^^ Importa ahora
inimputable es, pues, también una norma imperativa. Cuestión solamente poner de manifiesto que, pese a la formulación hipo-
distinta es que la consecuencia jurídico-penal de su infracción tética de las proposiciones jurídico-penales, se expresan en ellas
\'
no pueda ser en caso de inimputabilidad la pena prevista para normas imperativas, mandatos o prohibiciones.
el tipo de injusto. h) Tal carácter imperativo de la ley penal se corresponde
'i Ninguna de las tres objeciones planteadas por BOCKELMANN con la ftmción que ésta está destinada a cumplir. La norma pe-
se opone, pues, a la concepción imperativa de la norma penal. nal opera apelando a la motivación del ciudadano,^* amenazán-
y^ Por el contrario, esta es la perspectiva más adecuada a la nor- dole con el mal de la pena para inclinar su decisión en favor del
ma penal en sentido estricto, es decir, la que pertenece al sector Derecho y en contra del delito. La amenaza de la pena cumple
) punitivo del Derecho Penal: la que asocia una pena a un de- su función motivadora a través de un imperativo, prohibiendo
V lito. Más dudoso es si tal concepción sirve para reflejar la esen- u ordenando bajo aquella amenaza. Evidentemente, al impera-
)^ cia de las normas que fijan medidas- de segundad a estados tivo precede lógicamente la valoración negativa de la conducta
) peligrosos. A continuación se examinarán ambos grupos de prohibida u ordenada, pero esta valoración no es más que un
r problemas. momento interno, en el marco del proceso legislativo, mientras
que para la efectividad de la norma penal lo decisivo es que el
S legislador le asigne la virtualidad de un imperativo.^^ Eso es
B) Esencia im,perativa de lo. norma punitiva.
) lo que distingue un mero deseo de una norma vigente.
¡i.
a) Las proposiciones jurídico-penales que asignan penas a
"): delitos se expresan en forma hipotética, no de mandato o pro- 82 Vid. K. BINDING, Dic Normen iind ihre Übertretung, 3." ed-, I,
hibición. No se dice: "prohibido matar", sino: "el que matare Leípsig 1916, págs. 4 y ss., 132 y ss., M. E. MAYER, Der Allgcmeine TeÜ
V a otro será castigado...". El análisis de esta estructura hipo-
dea Deutschen Strafrechts, 2.'' cd., Heidelberg 1923, págs. 37 y ss.
83 En España, en sentido crítico, J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho
S tética corresponde a un apartado anterior ("Estructura de la Penal Español, P.G., cit., pág. 143. Recoge las críticas en Alemania, aun-
^ norma penal"), pero aquí importa desentrañar el significado que sin compartirlas, R. MAUIÍACH, Tratado de Derecho Penal, cit., I, pá-
gina 259, y Dcutsches Strafrecht, A.T., cit., págs. 220 y s.
que puede tener para la esencia, imperativa o valorativa, de la 84 En España han puesto de manifiesto la función de motivación
) norma penal punitiva. A primera vista podría parecer que la de la norma penal, E. GIMBERNAT ORDEIG, El Sistema del Derecho Penal en
la actualidad, en Anuario de Ciencia Jurídica, I, 1971-72, pág. 278; F .
S ausencia de una formulación imperativa — mandato o prohi- MUÑOZ CONDE, Eunktion der Strafnorm, cit., págs. 312 y s s ; MISMO AUTOR,
bición — abona la tesis valorativa y contradice la teoría impe- Introducción, eit., págs. 46 y ss. En Italia G. BETTIOL escribe: "II diritto
S fa apello alia volontá individúale", Diritto Pénale, P a r t e genérale, 7." ed.,
'S 81 Cfr. H.-H. JESCHECK, Lehrbuck, A.T., cit., pág. 179.
1969, pág. 82.
85 Así, H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., pág. 179.
•}

)
El concepto mateíial de Derecho Penal 59
58 Derecho Penal en sentido objetivo
bienes jurídicos. En cambio, quien vea en la función valorativa
c) La consecuencia dogmática más importante de la con- el carácter esencial de la norma penal, llevará lógicamente al
cepción imperativa de la norma penal punitiva es la necesidad
primer plano la función valorativa de la pena, que se enten- •
de incluir en el centro del injusto el momento subjetivo de de-
derá como juicio de desvalor por el hecho desvalorado cometi-
sobediencia, el dolo. Pues el dolo representa la negación aca-
bada del imperativo de la norma: la voluntad negadora de la do, esto es, como pura retribución.
prohibición o mandato expresado por la norma.^'' En efecto. Lo dicho no pretende resolver, por sí solo, la densa proble-
Si el imperativo opera apelando a la motivación del sujeto, mática del fundamento del derecho de castigar. La considera-
conminándole a decidir su voluntad en contra del delito, el he- ción detenida de esta cuestión se efectuará más adelante, pues
cho de que la infracción de la norma sea intencional o no, ha afecta al centro de los apartados destinados a la función del
de influir en ía gravedad de la contradicción del imperativo. Derecho Penal y ai fundamento y límites del Iv^ puniendi,
Si la norma penal es reclamo de obediencia dirigido a la vo- del Derecho Penal subjetivo. Pero se ha adelantado aquí uno de
luntad, el momento subjetivo de la desobediencia integrará la los aspectos del problema para que se viese que la discusión plan-
esencia de la antijuricidad. Por este camino se llega a la tesis teada sobre el carácter imperativo o valorativo de la norma no
fundamental del finalismo, pero a partir de un diferente punto es puramente "teórica", sino que tiene importantes consecuen-
de arranque: no a partir del concepto de acción, sino desde la cias, y no sólo sistemáticas, sino también relativas a la base
esencia imperativa de la norma penal, esto es, desde la esencia de la orientación político-criminal del Derecho Penal.
de la antijui'icidad.'^'^
d) Pero la elección de una concepción imperativista de la B) El problema de la esencia de las normas que prevén me-
norma penal punitiva no sólo tiene trascendencia dogmática didas de seguridad.
(sistemática), sino que puede afectar a las bases político-cri-
Mucho más difícil que justificar el carácter imperativo de
minales del Derecho penal. La función de la pena se deci-
la norma penal punitiva (la q.ue señala penas) es hacerlo res-
dirá, entonces, más coherentemente en el sentido de protección
pecto de la norma penal que asocia medidas de seguridad a es-
de bienes jurídicos, de -prevención, que en el de pura realiza-
tados peligrosos. Esta última no opera, como la norma punitiva,
ción de la Justicia, de pura retribución. E n efecto: quien en-
a través de la motivación del ciudadano, pues no encierra la ame-
tienda la norma penal como imperativo, lo hará porque atribuye
naza de un mai para el caso de que se realicen determinados
a la norma penal la función de motivar en contra del delito,^^
comportamientos. La asignación de medidas de seguridad no •
es decir, la función de prevención de delitos y de protección de
- representa prohibición ni mandato alguno que opere, como im-
perativo, de modo previo a la decisión del sujeto, puesto que
86 Así, H.-H. JESCHECK, Lehrhuch, cit., pág. 179; KRAUSS, Die Zu- actúa a posteriori, después de la constatación de la peligrosidad.
rech-nung des E'rfolgs im Uinrechtstatbestand, Tesis doctoral, Gottingen No es conceptualmente imaginable que se pi^ohibiese ser peli-
196S, págs. 32 y ss.
87 Aunque, como es lógico, los finalistas defienden también, al llegar groso. Los imperativos no pueden referirse al modo de ser, sino
a la teoría del injusto, el carácter imperativo de la norma penal. Ello sólo al actuar. ¿Significa esto que la norma que asigna medidas
explica la recepción, actualizada, de la teoría de las normas de BINDING de seguridad no es imperativa, sino valorativa?
por Armin KAUFMANN, Lebendiges und Totes, cit., págs. 123 y ss.; Cfr.
también, H. WELZEL, Naturalismus und Wertphilosophie, cit., pág. 85; R. La respuesta no puede tampoco ser positiva, porque, por
MAURACH, Deutsches Strafrecht, A.T., cit., pág. 221 y Tratado de Derecho su propia naturaleza, la previsión de medidas de seguridad no
Penal, cit., I, pág. 259. supone un juicio de desvalor sobre el sujeto peligroso, carac-
88 En favor de la función onotivadora o de motivación de la norma
jurídico-penal, recientemente, E. GIMBERNAT ORDEIG, El Sistema del De- terística ésta que distingue, precisamente, la medida de segu-
recho Penal en la actualidad, cit., pág. 277, y ¿Tiene un futuro la dogmá- ridad y la pena. Sería desconocer la naturaleza de las medidas
tica jurídico-penal? en el libro Problemas actuales de Derecho Penal y
Procesal, Salamanca 1971, págs. 93 y ss., F , MUÑOZ CONDE, Ftinktion der de seguridad concebirlas como respuesta valorativa a un esta-
Strafnorm und Strafrechtsreform, en el libro Strafrecht und Strafrechts- do de la personaUdad desvalorado, pues se aplicaría así a las
reform, Koln 1974, págs. 312 y ss.
)
>
1,
60 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 61
[)
medidas de seguridad el mecanismo lógico de la retribución, del Derecho Penal, como única vía para una fundamentación
'') específicamente yzín'dica — y no metafísica — de nuestro objeto.
1 absolutamente ajeno a su concepto. Las medidas de seguridad
no son valoración, ni el resultado de un juicio de valor, sino Empezaré por exponer resumidamente los distintos plan-
) sólo medios de prevención de hechos futuros desvalorados (de- teamientos mencionados.
> litos futuros).
Lo dicho hasta aquí parece llevar a un callejón sin salida: 1. Función del Derecho Penal como función de la pena y de la
por una parte, la norma que prevé medidas de seguridad no es medida de seguridad
) un imperativo dirigido al ciudadano; por otra, esa norma no
tiene significado valorativo. La única posibilidad que frente a A) La función del Derecho Penal de la pena. Ya que no co-
esto advierto es concebir esta clase de normas como imperativo rresponde a este lugar examinar en detalle todas las teorías
dirigido a los Tribunales llamados a aplicar las medidas de se- formuladas sobre la pena, me limitaré a resumir, aun a riesgo
)
guridad. De los dos imperativos que cabe descubrir en la norma de una excesiva simplificación, las posiciones fundamentales
penal punitiva, el dirigido a los ciudadanos, que prohibe u or- mantenidas en los dos últimos siglos y sin duda todavía com-
dena una conducta (norma primaria), y el dirigido a los Tri- partidas por amplios sectores de la ciencia presente. La retri-
bunales obligando a aplicar una sanción (pena) en el caso de bución, la prevención y la unión de ambas ideas constituyen
> incumplimiento (norma secundaria) ,^^ la norma que prevé me- los ejes de la discusión moderna en torno a la función de la
didas de seguridad sólo encierra el segundo imperativo, la nor- pena que, como se ha indicado, suele servir de única base a la
ma secundaria, dirigida a los Tribunales. Las normas que ahora concepción de la función del Derecho Penal.
examinamos no prohiben ni ordenan al ciudadano, pero sí obli-
gan a los Tribunales a imponer medidas de seguridad a los a) La función retributiva (teorías absolutas)
sujetos peligrosos.
Si el planteamiento propuesto es correcto, habrá que con- a') Conviene antes que nada, en evitación de graves y fre-
cluir que también las normas penales que señalan medidas de cuentes equívocos, distinguir la función de la pena del concepto
seguridad poseen carácter imperativo. de pena, como hoy insisten RODRÍGUEZ DEVESA^^ y SCHMIDHÁU-
SER,!>2 desde el Derecho Penal, y A L F ROSS,^-'' desde la teoría
general del derecho, aunque con terminología no coincidente con
> IL FUNCIÓN DEL DERECHO PENAL la aquí empleada. Según su concepto la pena es un mal que se
impone por causa de la comisión de un delito: conceptualmente,
El planteamiento tradicional suele equiparar la función del la pena es un castigo. Pero admitir esto no implica, como con-
> Derecho Penal a la función de la pena y la medida de segu- secuencia inevitable, que la función — esto es: fin esencial —
ridad'^^ Las opiniones se dividen en cuanto a la función que
corresponde a la pena (retribución, prevención general o es-
pecial, o combinación de ambos puntos de vista). 91 Vio,. J. M." RODRÍGUEZ DBVESA, Derecho Penal Español, P.G., cit.,
Frente a la equiparación de la función de la pena — y de páginas 738 y ss.
92 Vid. E. SCHMTDHÁUSER, Strafvecht, A.T., cit., págs. IG y 32. Ante-
la medida de seguridad — a la del Derecho Penal, se alza ahora riormente varios autores distinguían ya entre "naturaleza" y "fin" de la
:) la opinión de CALLIESS, que reclama la autonomía de la función pena: Vid. las referencias en M. BARBERO SANTOS, Consideraciones sobre
el estado peligroso y las '¡nedidas de seguridad, con particular referencia
a los derechos italiano y alemán, en el libro Estudios de Criminología y
89 Sobre esta distinción de "norma p r i m a r i a " y "norma secundaria" Derecho Penal, Valladolid 1972, pág. 38. Por ej. vid. J. ANTÓN ONEGA,
vÁd. R. ZIPPELIUS, Einführung, cit., págs. 36 y ss. Derecho Penal, cit-, págs. 477 y ss; F . MUÑOZ CONDE, Introducción, cit.,
90 Como ejemplo puede citarse el de MAUEACH, que incluye, en el páginas 33 y s-, distingue entre "sentido" y "fin" de la pena.
Capítulo II de su Tratado, titulado "Los cometidos del Derecho Penal", 93 Vid. Alf Ross, Colpa, Responsabilitá e pena, Milano 1972, pá-
como contenido esencial, "Las teorías de la pena". ginas 63 y ss.
1

)í-
62 Derecho Penal en sentido objetivo 0 concepto material de Derecho Penal 63

de la pena sea la retribución. Aquí planteamos esta última cues- absolutas asignan a la pena -— y con ello al Derecho Penal —
tión, no la relativa al concepto de pena. la función de realización de la Justicia.^''
Desde este punto de vista, proclamar la función retributiva Junto a esta función esencial, en las teorías absolutas se
de la pena supone entender que la finalidad esencial de ésta se esconde la atribución al Derecho Penal de otra función que
agota en el castigo del hecho cometido.^* Ésta fue la posición constituye probablemente la razón última de dichas teorías.
defendida, desde perspectivas diversas, por KÁNT y HEGEL. Ei Tras la formulación de KANT y de HEGEL, como de sus segui-
primero concibió la pena como 'Hmperativo categórico" y, como dores en el s. xix, se halla por lo general una filosofía política
tal, una exigencia incondicionada de la Justicia, libre de toda liberal, que ve en la proporción con el delito a que obliga la
consideración utilitaria: la pena no se funda en que sirva a la concepción absoluta de la pena un límite de garantía para el
sociedad, porque el castigo del individuo, que es "fin en sí mis- ciudadano.^^ No se podía castigar más allá de la gravedad del
mo", no puede instrumentalizarse en favor de fines preventivos delito cometido, ni siquiera por consideraciones preventivas,
ajenos a la proporción con el mal causado.^^ porque la dignidad humana se oponía a que el individuo fuese
P a r a HEGEL el carácter retributivo de la pena se justifica utilizado como instrumento de consecución de fines sociales de
por la necesidad de restablecer la concordancia de la "voluntad prevención a él trascendentes. Ésta era probablemente la fioi-
general" representada por el orden jurídico con la "voluntad es- dón principal que las teorías retributivas querían asegurar al
pecial" del delincuente, concordancia quebrada por el delito. Derecho Penal: trazar un límite a la prevención, como garantía
Ello se consigue negando con la pena la negación de la voluntad del ciudadano. E n la actualidad, ello sirve de base a un sector
general por la voluntad especial del delincuente, de acuerdo con de la doctrina para justificar la vuelta a la concepción retri-
el método dialéctico hegeliano: la posición es la voluntad ge- butiva como el único modo de impedir los excesos que en nom-
neral (orden jurídico), la negación de la misma es el delito -y, bre de la prevención cometió el Estado nacional-socialista del
por último, la negación de la negación se consigue con la pena.^*^ III Reich.99
E n este planteamiento la pena se concibe sólo como reacción b') La concepción retributiva de la función de la pena no
que mira al pasado (al delito) y no como instrumento de fines ha sido seguida en sus términos estrictos ni por la ciencia penal
posteriores. ni por las legislaciones, que casi siempre han atribuido a la pena
Pero que la pena "no se halle al servicio de nada" — como fines sociales de prevención trascendentes a la sola función de
interpreta RoxiN •—• no significa en esta concepción que no cum- realización de la Justicia en sí misma.^^ ^^'^ La retribución se ha
pla ninguna función. El propio ROXIN reconoce que las teorías defendido más que como función o fin de la pena, como su /«n-
ííawienío/oo Q incluso como su concepto. Es expresivo, en este
94 Vid. E. SCHMIDHAUSEE, Vo.m Sinn der Strafe, 2." ed-, Gottingen
1971, págs. 19 y ss. 97 Cfr. G. KoxiN, Si^ln und Grenzen staatlichcr Strafe, en el libro
95 "Richterliche Strafe... kann niemals bloss ais Mittel, ein ande- Strafrechtliche GrundlagenJ>Tóbleme, Berlín-New-York, 1973, pág. 2. E n
res Gute zu befordern, für den Verbrecher selbst, oder für die bürgerliche este mismo sentido ha de entenderse la afirmación de CASABÓ, relativa
Gesellschaft, sondern rauss jederzeit n u r darum wider ihn verhángt werden, a la construcción de Hegel: "... la pena cumple una función en sí misma,
weil er verbroehen h a t " : E. KANT, Die Metaphysik der Sitien (1797), sin perseguir fin alguno": Cfr. J. GÓEDOBA RODA, G . RODRÍGUEZ MOURULLO,
página 453. Extremadamente esclarecedor es el famoso ejemplo que pro- A. DEL TORO y J. R, CASABÓ, Comentarios, cit., I I , pág. 3.
pone KANT de una isla cuya población decidiese disolverse y dispersarse 98 Así E. SCHMIDT, Einführung, d t , págs. 298 y ss.; R. MAUEACH,
por el mundo, en cuyo caso — entiende KANT-—, pese a la disolución de la Tratado de Derecho Penal, cit-, I, págs. 72 y s.; H.-H. JESCHECK, Lehr-
sociedad, debería ejecutarse hasta el último asesino que se hallase en buch, cit., págs. 48 y s.
prisión " p a r a que todos comprendieran el valor de sus hechos": op. cit., 99 Vid. R. MAURACH, Tratado, cit., págs. 76 y ss. y SI.
página 455. Sobre la concepción de KANT vid. H. MAYER, Kant Hegel und das 99 bis Reconoce que las teorías absolutas "carecen de representantes
Strafreckt, en el Festschrift für K. ENGISCI-Í, 1969, págs. 64 y ss., E. en la Ciencia Penal española", J. CEREZO M I R , Curso, cit., P.G. I, pág. 19,
SCHMIDT, Einfilhriing in die Geschichte der deutschen Strafreühtspfiege, 100 E n este sentido A. Ross, Colpa, ResponsabiUtd e pena, cit., pá-
3." ed., Gottingen 1965, págs. 229 y ss. gina 104, aunque exagera cuando niega que KANT no otorgó a la pena
96 Vid. G. W. F . HEGEL, Gnindlinien der Phiíosophie des Rechts, otra finalidad que la p u r a retribución: ya se ha visto que para este autor
F r a n k f u r t 1970, págs. 185 y s. y 187 y ss.; E. SCHMIDT, Einführung, la pena es un "imperativo categórico" y como tal ajeno a toda idea de fines
cit., págs. 294 y s. "heterónomos".
«Ü

64 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto matei-ial de Derecho Penal 65

sentido, el ejemplo de MAURACH. Este autor se declara favora-


b) La función de prevención (teorías relativas).
ble a una concepción retributiva de la pena: "Precisamente la
? cualidad principal de la pena retributiva estriba en su carác- Mientras que las teorías absolutas, en su sentido estricto,
ter absoluto desligado de todo fin, tal como se expresa en la parten de que la pena debe imponerse como postulado de Jus-
exigencia de KANT de que se imponga al último asesino su pena ticia, sin que hayan de tomarse en consideración fines de pre-
aun cuando perezca con él la sociedad humana."^*'^ No obstan- vención ulteriores, las teorías relativas fundamentan la pena
te, inicia el estudio sobre la pena afirmando: "Existe unani- en su necesidad para la subsistencia de la sociedad. E n conse-
midad en que la justificación de la pena reside en su necesidad. cuencia, para esta otra perspectiva la pena no tiende a la re-
Una sociedad que quisiera renunciar al poder punitivo renun- tribución del delito (cometido) en sí misma, sino a la preven-
ciaría a su propia existencia. "^^^ y , sobre todo, defiende la ción de futuros delitos.ios Mientras que la retribución mira al
concepción retributiva contra los ataques que le reprochan va- pasado, la prevención mira al futuro. En la terminología de SÉ-
SI cuidad de fines preventivos, afirmando que precisamente esta NECA, no se pena quia peccatum est, sed ne peccetur. El nombre
ausencia de fines utilitarios "despliega efectos social-psicoló- de "teorías relativas" con que suelen designarse las posiciones
s gicos de una extensión y trascendencia superiores a las de los
efectos propios de los fines de prevención", lo cual "concuerda
preventivistas obedece a que, a diferencia de la Justicia, que
es absoluta, las necesidades de prevención son relativas y cir-
H con las exigencias de la intimidación".^'^^ E s decir: la retri- cunstanciales.
bución es concebida aquí como el mejor modo de prevención. Común a todas las teorías relativas es que atribuyen a la
No podría decirse que en esta concepción la función de la pena pena y al Derecho Penal la fiinción de prevención de delitos.
es la retribución en sí misma, sino el servir a la subsistencia de Pero este punto de partida se concreta de forma muy distinta
lli' I.
la sociedad, siquiera sea a través de la retribución. Éste es el por las dos corrientes en que se bifurcan, a partir de FEUER-
planteamiento de la mayor parte de las teorías mixtas o de la BACH,i<'6 jg^g concepciones ahora examinadas: la prevención ge-
unión, que se expondrá más adelante. neral y la prevención especial.

s El hecho de que las teorías absolutas no hayan encontrado


acogida en el Derecho Penal, y sí en cambio en la ética cris- aO La prevención general.
tiana,^^'^ resulta perfectamente adecuado a las distintas funcio- a") Defendida en su sentido moderno por FEIJERBACH.^'^'^ y
ir ' I ,
>:: nes de ambos órdenes. El Derecho Penal, como todo sector del también por FILANGIERIIOS y BENTHAM,!''^ la prevención general
Derecho, no puede pretender establecer la Justicia absoluta so-
"Si bre la tierra, y lo contrario sería confundir sus fronteras con 105 Vid. E. SCHMiDHAUSER, Vom Sinn der Strofe, cit., págs. 24 y ss.
> las de la Moral. Al Derecho corresponde una función mucho Sobre las teorías preventivas; J . ANTÓN ONEGA, La prevención general
más modesta; asegurar la existencia de la sociedad y sus in- y la prevención especial en la teoría cíe la pena. Salamanca 1944,
106 Con anterioridad la prevención general y la especial no se dis-
tereses. El Derecho Penal contribuye a esa función interponien- tinguían claramente. Así sucede en PLATÓN y SÉNECA, entre los clásicos,
do los medios más enérgicos para evitar las conductas que y en la Ilustración en los siglos x v n y x v í n (GROCIO, PUFFENDORF, THOMA-
sio, MoNTESQuiEU, VOLTAiRE y, sobre todo, BECCARIA), si bien, según ANTÓN
i.! •
comprometen de forma más grave aquellos fines sociales. En ONECA, en la Ilustración predominó la prevención general {vid. J. A N -
I.
otras palabras, la pena sólo puede justificarse porque cumple TÓN ONECA, hos fines de la pena según los penalistas de la Ilustración, en
'y la función de prevención de delitos. "Revista de Estudios Penitenciarios", 1964, págs. 426 y ss.) y en PLATÓN
la prevención especial {Vid. J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., pág. 478,
y\- Nota 2). Vid. H.-H. JESCHECK, Lehrhuch, cit., pág. 51.
Si 101
102
Cfr. R. MAURACH, Tratado,
Cfr.
c i t , I, págs. 79 y s.
R. MAURACH, op. cit., pág. 63.
107 A. V. FEUEREAGH, Lehrhuch des peinlichen Rechts, 11." ed,, 1832,
parágrafo 12 y ss. Sobre este autor vid. G. RADBRUGH, J.P.A. Feverhach,
103 Cfr. R. MAURACH, op. cit., pág. 80. ein Jiiristenlehen, 2." ed., 1957.
104 Así el mensaje de Pío X I I al VI Congreso Internacional de De- 108 C. FILANGIERI, Ciencia de la legislación, trad. esp., 3." ed., Ma-
recho Penal: "Pero el juez supremo, en su juicio final, aplica únicamente drid 1822.
el principio de la retribución. Éste ha de poseer, pues, un valor que no 109 J. BENTHAM, Teoría de las penas y de lo,s reeompcnso.s, París
cabe desconocer." Vid. H.-H. JESCHECK, Lehrbuck, cit., págs. 49 y s. 1826.

5. — S. Mir Puip • mtioclucctón a las bases del Derecho Penal


6& Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 67

••.
supone la prevención frente a la colectividad. Concibe la pena precisamente porque su gravedad, socialmente sancionada, cons-
como medio para contrarrestar la criminalidad latente en la tituye un eficaz freno que hace mucho menos necesario el re-
sociedad. Antes de FEUERBACH ello se confiaba sobre todo a la curso a la pena estatal. Se razonaría, por ejemplo, así: puesto
ejemplaridad de la ejecución — a menudo brutal — de la pena. que el número de casos en que un hijo da muerte a su padre es
El iniciador de la moderna ciencia penal alemana se fijó, en reducido, no es preciso castigar este delito con tanta pena como
cambio, en otro momento: en el de la conmiriación 'penal en la otros menos graves — como los dehtos contra la propiedad —
jgy_iio Para FEUERBACH, en efecto, ía pena sirve como amenaza que se repiten continuamente.
dirigida a los ciudadanos por la ley p a r a evitar que delincan.
RoxiN añade todavía dos argumentos en contra: 1.^) Hay
Esto es, opera como "coacción psicológica" en el momento abs-
muchos delitos en los que no se ha podido demostrar la eficacia
tracto de la tipificación legal. La ejecución de la pena sólo tiene
de la pena. Ello sucede tanto en la delincuencia profesional
sentido, en esta construcción, para confirmar la seriedad de ia
como en los delitos cometidos en un estado pasional intenso (a
amenaza legal.^^^
menudo delitos contra la vida). La aplicación estricta de la pre-
b") Contra la prevención general cabe oponer que, sin el vención general debería llevar en estos casos a la absolución,
freno de la proporción con la gravedad del delito, llevaría a lo cual es absurdo. 2.°) Fundar la ejecución de la pena en la
extremos inadmisibles.^^^ por una parte, los delitos que por ser necesidad de intimidar a la colectividad supondría utilizar al
menos graves no se ven obstaculizados por fuertes barreras en condenado como instrumento, castigarle no por lo que ha he-
la moral social, deberían ser castigados con las penas más gra- cho, sino para que los demás no delincan. Esto contradiría el
ves, para contrarrestar la frecuencia de su realización y la de- principio kantiano de que el hombre es fin en sí mismo.^^^
bilidad de los contraestimulos sociales. Cuando la falta de enér- Ahora bien: examinadas detenidamente todas las objecio-
gica reacción social frente al delito estuviese en contradicción nes expuestas, se advierte que casi todas atacan a la prevención
con la opinión de la ley, ésta, para afirmarse, exasperaría su general porque no ofrece línvites al poder punitivo del Estado
rigor, lo cual aumentaría más la distancia entre la voluntad, admisibles en un planteamiento democrático.ii'* En otras pa-
de la sociedad — expresada por su leve reacción — y la del le- labras, se critica a la prevención general porque lleva la pre-
gislador, que utilizaría la pena en contra de las convicciones de vención demasiado lejos. Pero con ello no se demuestra que la
la sociedad. Piénsese en las consecuencias que una prevención prevención, en sí misma, deba ser relegada, ni que la preven-
general sin límites podría tener ante la actual realidad de la ción general dentro de ciertos límites no constituya una de las
levísima sanción social contra el aborto y ía enorme cifra oscu- bases de la justificación de la pena. Respetados los límites ne-
ra de este delito: la pena de este discutido delito sería, lógica- cesarios, me parece difícil negar que la pena se justifica por la
mente, elevada en exceso para contrarrestar la falta de arraigo necesidad de prevenir los delitos apelando, antes que nada, a
de la prohibición del aborto en la colectividad. Ello sería inad- la coacción psicológica.
misible para un Derecho penal democrático.
Por otra parte, hechos reputados de máxima gravedad por b') La prevención especial.
la sociedad deberían ser objeto de penas de mínima cuantía. a'') A diferencia de la prevención general, que se dirige a
la colectividad, la especial tiende a prevenir los delitos que
l i o Así, E. SCHMIDHÁUSER, Vom Sinn der Strafe, c i t , pág. 25. 113 C. RoxiN, Sinn und Grenzen, cit,, págs. 9 y 10. Sobre el segundo
111 A. V. FEUERBACH, Lehrbuch des 'peinlichen Rechts, cit., p:ígs. 14 argumento insiste E. SCHMÍDHÁUSER, Vom Sinn der Strafe, cit., pág. 54.
y siguientes. 114 Tal vez apunta en otra dirección el primero de los dos argumen-
112 RoxiN afirma que la prevención genet'al tiene por lo común "una tos de Roxin mencionados en el texto: la ineficacia de la pena p a r a ciertos
tendencia al terror e s t a t a l " : Sinn und Grenzen staatlicher Strafe, cit., delincuentes (o, incluso — a ñ a d e — , p a r a todo delincuente, ya que al de-
página 9. La tendencia al excesivo rigor constituye también p a r a JESCHEK linquir demuestra que era inútil la amenaza penal: op. cit., pág. 10). Pero
una característica de la prevención general: Lehrbuch, cit., pág. 53. La a esta objeción puede contestarse (como reconoce el propio Roxin) seña-
Historia confirma estas observaciones, pues, como es sabido, el Derecho lando que la eficacia de la pena se demuestra por los ciudadanos que no
Penal del Absolutismo se inspiró en la idea de intimidación. delinquen y que sin ella tal vez lo hicieran. Destaca este aspecto E. SCHMÍD-
HÁUSER, Vom Sinn der Strafe, cit., pág. 55.
)

68 D e r e c h o P e n a l e n sentido objetivo El concepto m a t e r i a l de Derecho P e n a l 69

puedan proceder del delincuente: la pena persigue, según ella, precursora de la teoría de los intereses de HECK—,^^^ consideró
evitar que quien la sufre vuelva a delinquir. Frente a él, la jm~ que la pena sólo podía justificarse por su finalidad preventiva
posición de la pena h a de servir como escarmiento o como ca- ("pena final"). E n su famoso "Programa de Martaurgo" — t i t u -
t; .
mino para la readaptación social (resocialización). L a preven- lado, en realidad, Der Zweckgedanke im Strafrecht'^^^ — sentó
• >
••I ción especial no puede operar, pues, como la general, en el mo- el siguiente programa político-criminal:
mento de la conminación penal, sino en el de la ejecución de 1) "La pena correcta, es decir, la justa, es la pena necesa-
la pena. ria", lo que se determina con arreglo a la prevención especial.
Dejando aparte lejanos precedentes,^^'' la prevención espe- 2) La finalidad de prevención especial se cumple de forma
cial sigue a la general en la reciente historia de las ideas pe- distinta según las tres categorías de delincuentes que muestra
'y la Criminología:
nales. Se extiende, sobre todo, a partir del último tercio del
siglo XIX, defendida por distintas tendencias: el correccionalis- a) Frente al delincuente de ocasión necesitado de correc-
mo en España, la Escuela positiva en Italia y la "dirección ción, la pena constituye un "recordatorio" (Denkzettel) que le
moderna" de von LiSZT en Alemania. El influjo más poderoso inhiba de ulteriores delitos; b) frente al delinctoente de estado
en favor de la generalización de los puntos de vista de la pre- (Zustandsverbrecher) corregible, deben perseguirse la correc-
vención especial se debe especialmente a este último autor ale- ción y resocialización por medio de una adecuada ejecución de
mán. El correccionalismo de DORADO MONTERO ^^"^ no alcanzó la pena; c) frente al delincuente habitual incorregible, la pena
seguidores consecuentes entre los penalistas, que no se atrevie- ha de conseguir la inocuización a través de un aislamiento que
ron a concebir el Derecho Penal como "Derecho protector de puede llegar a ser perpetuo.^20
los criminales".^" E l positivismo criminológico italiano llevó los La función de la pena es, pues, para von H S Z T la preven-
principios de la prevención especial a su última consecuencia: ción especial (frente al ya delincuente), por medio de la inti-
la sustitución de las penas por las medidas de seguridad. Pero midación,'^^^ la corrección y la innociiización.^^^ Si von LísZT se
con ello renunció a influir en la concepción de la pena, cuya aparta así de la prevención general, ello es debido a su consi-
idea misma rechazaba. E n cambio, el eclecticismo de la "di- deración del Derecho penal como "instrumento de lucha contra
1 rección moderna" de von LlszT, al respetar la presencia de la el delito", lucha que concibe como ataque a las causas empíricos
\ pena en los Códigos, pudo ejercer amplia influencia en las teo- del delito, las cuales se reflejarían en la personalidad del delin-
rías penales y en las numerosas reformas de signo "político- cuente.12^ El objetivo a que ello debía llevar era la "protección
)
criminal" introducidas en las legislaciones del presente siglo. de bienes juridicos'".^^^
)
Partiendo de la idea de fin como motriz de la ciencia del
) Derecho — en lo que seguía a IHERTNG en su segunda etapa. 118 Vid. K. LARPNZ, Metodología, cit., p á g . 64; R. ZIPPELIUS, DU^
• )
Wesen des Rechts, Müíichen 1969, pág. 61.
119 F . von LISZT, Dcr Zweckgedanke vm Strafrecht, en "Zeitschriít
für die gesamte Strafrechtswissenschaft", 1883, págs. 1 y ss. y en Stra-
115 Ya sG encuentra en Platón: vid. J . ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, frechtUchc Aufsatze und Vortrage, 1905, reimpresión de Berlín 1970. pá-
cit., pág. 478 Nota 2. ginas 126 y ss.
116 Que intentó tender el puente de unión con el positivismo crimi- 120 Vid. P . BOCKELMANN, Franz von Liszt und die kriminalpolitischo
nológico: L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, cit., I I , pág. 136. Sobre DORADO Konzeption des allgemeinen Toils, en Franz von Liszt zu-ni Gedachinis,
MONTERO, vid. J . ANTÓN ONEGA, La utopía de Dorado Montero, Salaman- Berlín. 1969, págs. 56 y ss.
ca 1951; M. BARBEUO SANTOS, Pedro Dorado Montero, en "Revista de Estu- 121 Debe destacarse que p a r a von LiSZT la intimidación no opera
>i
dios Penitenciarios", 1966, núm. 173; J . R. CASABÓ, Comentarios, c i t , I I , frente a la colectividad, en el momento de la conminación típica, sino
página 5. frente al delincuente que sufre la pena, lo que resulta consecuente con el
•>'
117 J . ANTÓN ONEGA, La teoría de la pena en los correccionalistas planteamiento de prevención especial: vid. P . BOCKELMANN, Franz von
españoles, en "Estudios Jurídico-Sociales", en homenaje a LEGAT; LACAM- Liszt und die kriminalpolitische Konzeption, cit., pág. 56, Nota 164.
^' ERA, II, Santiago de Compostela 1960, págs. 1.024 y ss. Sin embargo, L. SIL- 122 F . von LISZT, Aufsatze und Vortrage, cit., pág. 164.
VELA participa de ciertos postulados del correccionalismo, expresados en 123 Ello era consecuencia de su planteamiento científico-positivista:
s. la primera p a r t e de su capital obra El Derecho penal estudiado en prin-
cipios y en la legislación vigente en Espdña, 1," ed. de 1874.
Vid. H.-H. JESCHECK, Lehrhuch, cit,, págs. 49 y s.
124 F. von LISZT, Aufsatze und Vortrage, cit., pág. 142.
)
'"1 .
70 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 71
En resumen, para von LISZT la función de la pena y del planteado de forma extrema en relación a los delincuentes nazis
Derecho penal era la protección de bienes jurídicos mediante — V. g r . : vigilantes de campos de concentración — juzgados
la incidencia de la pena en la personalidad del delincuente con años después de concluida la guerra. Pese a la gravedad de sus
la finalidad de evitar ulteriores delitos. cargos, bajo la nueva situación política dejaron, en su mayor
Mientras que en Alemania la dirección iniciada por von LlszT •parte, de encerrar peligrosidad- criminal, condicionada al ré-
retrocedió durante el presente siglo frente a las teorías predo- gimen que potenció su actividad criminal. No obstante — se
minantemente retributivas, en Italia y Francia ha renacido la dice — no deja de repeler al sentido de justicia dejar impunes
orientación basada en la prevención especial gracias al "Movi- tales hechos. Como señala ROXIN, lo mismo sucede en muchos
miento de Defensa Social", sobre todo en su versión moderna de .í- • otros casos, en los que el delito, a menudo grave, obedece a estí-
MARC ANCEL.^-^' NO obstante, en la Alemania actual un sector '4- mulos y circunstancias que casi con seguridad no volverán a
de la joven ciencia penal tiende a regresar a las ideas de von I repetirse en la vida del individuo.^^'^
LlszT. Se habla de un "retorno a von L I S Z T " . Se ha reflejado, ••>;;• No obstante, quien vea en la protección de bienes jurídicos
como resultado más sobresaliente, en el Alternativ-Enttuurf 5 la función del Derecho Penal y atribuya consecuentemente a la
que opusieron un grupo de Profesores como alternativa "pro- pena la finalidad de prevención, deberá admitir que contribuye
gresiva" al Proyecto Oficial de Código Penal de 1962,^20 ^uya generalmente a la evitación de delitos una configuración de las
vinculación con el programa de von LiSZT fue reconocida en la penas que tienda a resocializar o al menos a impedir la defi-
Strafrechtslehrertagung celebrada en Münster en 1967, por su nitiva perversión del delincuente. Como a continuación se verá,
discípulo y continuador de su Lehrhuch, Eberhard SCHMIDT, y las críticas contra la prevención especial se oponen por lo gene-
proclamada por ROXIN en un artículo dedicado a mostrar las ral a su exclusiva toma de consideración, no a que se limite
relaciones entre el pensamiento de von LiszT y la concepción a contribuir a la general función de prevención.
político-criminal del Alternativ-Entwurf.^^'^
b") Se suele argumentar, contra la prevención especial, que c) La comhi'iíación de las funciones de retribución y pre-
por sí sola llevaría al intolerable resultado de impunidad para vención.
todos aquellos casos en que, aun tratándose de delitos graves,
a') Las críticas expuestas al filo de la exposición de cada
el delincuente no precise ser intimidado, reeducado ni inocui-
una de las posiciones extremas que cabe adoptar en relación
zado porque deje de existir peligro de que reincida. E n aquellos
a la cuestión de la función de la pena: 1) realización de la
otros supuestos en que no fuese posible su resocialización, la
Justicia; 2) protección de la sociedad a través de la amenaza
prevención especial obligaría a la inocuización perpetua incluso
de la pena dirigida a la colectividad; 3) protección de la socie-
en el caso de que el delito cometido fuese de escasa entidad.^^s
dad evitando la reincidencia (en sentido criminológico) del de-
Lo primero (falta de necesidad de prevención especial) se ha
lincuente — se dirigen casi siempre a combatir la exclusividad
de cada una de estas concepciones. No es, por ello, de extrañar
125 E) fundador de esta dirección fue F . GRAMÁTICA, Principí di que la lucha de escuelas que tuvo lugar en Alemania diera como
Difesa Sacíale, Padua 1961, que representa la tendencia extrema, que pre- resultado una dirección ecléctica, iniciada por MERKEL, que en
tende acabar con los conceptos de delito y pena. Más conciliador es, en
cambio, Marc AN'CEL, La défense sociale nouvelle, 2." ed-, P a r í s 1966, p á - la actualidad constituye la opinión dominante en aquel país.^^o
ginas 37 y s. Se admite la retribución, pero, normalmente, concebida al ser-
126 Vid. J. BAUMANN, A. E . BRAUNECK, E . W . HANACK, A r t . K A U F -
MANN, U. KLUG, E . J . LAMPE, Th. LENCKNEK, W . MAIHOFER, F . NOLL, C .
ROXIN, R . SCHMITT, H . SCHULTZ, G . STRATENWERTH, W . STREE, AUernativ- 129 Vid. C. ROXIN, Sinyi und Grenzen staatlicker Strafe, cit., pág. 7.
Entwurf eines Strafgesetzbuches, Allg&meincr Teil, 2.'-' ed., Tübing-en 1969. También E . SCHMIDHAUSER, Vom Sinn der Strafe, cit., págs. 59 y ss.
127 Vid. C. ROXIN, Franz von Liszt und die kriminalpolitische Kon- 130 E n España las teorías mixtas han sido y son las dominantes
zcption des Alternativentwiirfs, en Franz von Liszt ziiin Gedachtnis, p á - en la doctrina: vid. J. R. CASABÓ, Comentarios, cit., pág. 9, y J. CEREZO
ginas 69 y s. MiR, Curso, cit., P.G., I, págs. 21 y ss., que recogen abundantes referen-
128 Así, H.-H. JESCHECK, Lehrbiich, c i t , pág. 53. cias bibliográficas.
72 Derecho Penal e n sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 73

vicio de la protección de la sociedad, función ésta que justifica que no pueda ser sobrepasada, constituye medio de lucha contra
la retribución. Ahora bien, si la prevención ha de realizarse a el delito y no fin en sí misma, se ha abandonado ya el plan-
>• !
través de la retribución, será lógico mantener que ésta sea el teamiento que subyace a las teorías absolutas: que la función
límite máximo de la prevención. Así se llega a la fórmula domi- del derecho penal se agota en la realización de la Justicia sobre
nante del ''Spielratim", ámbito circunscrito por la culpabilidad la tierra.1^^
dentro del cual, y no más allá, pueden tomarse en cuenta los Las discrepancias nacen a la hora de precisar, por una parte,
fines preventivos. la relación entre pi-oporcionalidad con el delito y necesidades
A partir de esta base de acuerdo, las opiniones se separan. de prevención, y, por otra, la importancia que corresponde, den-
Dejando a un lado los innumerables matices, cabría distinguir tro de la prevención, a la general y a la especial. En cuanto
dos grandes direcciones. Por una parte, quienes ven en la re- a lo primero, la dirección "conservadora" creerá que la función
tribución el fundamento de la pena, concediendo a los fines de de protección de la sociedad ha de basarse en la función de
prevención un mero papel complementario, dentro del marco realización de Justicia, mientras que la dirección "progresista"
de la retribución, aparte del que les corresponde como justi- mantendrá sólo que la función del Derecho penal es sólo la
ficación de la necesidad de la retribución. Ésta constituye la protección de bienes jurídicos, y la gravedad del hecho y la cul-
posición "conservadora", representada por el Proyecto minis- pabilidad de su autor constituyen únicamente el límite del ejer-
terial de 1962.121 poj;. Q^^a parte, un sector "progresista" de la cicio de esa función. P a r a los primeros el Derecho Penal está
ciencia alemana invierte los términos de la relación: funda- llamado, pues, a cumplir una doble función, retributiva y pre-
mento de la pena es la defensa de la sociedad (protección de ventiva, para los segundos, en cambio, sólo la función de pro-
bienes jurídicos), y a la retribución corresponde únicamente tección.
la función de limitar las exigencias de la prevención. El Alter- Mucho más oscura es la relación en que se conciben la
nativ Entwurf representa la más importante formulación de prevención general y la especial. A menudo se limitan a adi-
la esta posición.122 cionarse sin orden cualitativo claro.i^* Pero tal vez pudiera
u.^ Aquí importa, sin embargo, destacar que, con independencia aventurarse que la dirección tradicional tiende a destacar la
de sus importantes diferencias, todas las teorías mixtas coin- prevención general: por un lado, como finalidad implícita a
ciden en concebir la función del Derecho penal como protección la retribución, y, por otro lado, por creer que aquélla ha de
de la sociedad... Una vez admitido que la retribución, por mucho conseguirse de la forma más satisfactoria precisamente a tra-
vés de la pena justa, pues sólo ella — se dice —ejerce en la
131 Resulta expresivo el siguiente fragmento del Proyecto Oficial de colectividad el positivo efecto inhibidor que de ella se espera,
Código Penal de 1962; " . . . e l Proyecto ve el sentido de la pena no sólo a diferencia de la pena injusta, que puede dar como resultado
en la retribución de la culpabilidad del autor, sino también en la afirma- la sublevación de las conciencias.i^s j]i^ cambio, la corriente
ción del orden jurídico. Adanás, sirve a determinados fines político-
criminales, en especial al fin de prevenir futuros delitos". Y a continua-
H ción se refiere a la intimidación, a la resocialización y a la inocuización,
como medios de prevención. Concluye afirmando: "Todos estos fines se 133 Esto es válido incluso para los representantes de la dirección
alcanzan en parte, sin más, por medio de la pena. Pero pueden también "conservadora", como H. WELZEL, Das deiitsche Strafrecht, cit., págs. 1
perseguirse de forma especial en el caso concreto a través de la deter- y ss.; E. MAURACH, Tratado de Derecho Penal, cit.. I, págs. 58 y ss,; H.-H.
minación de la clase y medida de la pena." Vid. Entwurf eines Strafge- JBSCJTECK, Lehrbiich, cit., págs. 1 y ss.
¡¡etzhuchs mit Begründiing, Bonn 1962, pág. 96. 134 Es lo que sucede en el Proyecto ministerial de 1962: vid. supro,
132 El parágrafo 2 del Alternativ-l^ntwiirf declara expresamente Nota 131. Tal proceder es criticado, con razón, por RoxiN, Sinn itnd gren-
que la pena sirve a los fines de protección de los bienes jiiridicos y rein- zen, cit., pág. 11.
corporación del sujeto a la sociedad. En la Begründung del AE se dice, 135 A s í : H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., págs. 3, 66 y s.; R. MAU-
además, que al Derecho Penal corresponde la función de afirmar "el pací- RACH, Tratado, cit,, pág. 80; H. MAYER, Strafrechtsreform für heutc und
fico orden del Derecho, necesario al hombre", y se destaca que la pena "no morgen, 1962, pág. 15, donde se refiere a la "sittenbildende Kraft" de la
es ningún proceso metafísico, sino una amarga necesidad en una comu- pena justa. J. ANTÓN ONEGA llcg-a a observar que la prevención general
nidad de seres imperfectos como son los hombres": cfr. Alternativ-Ent- es en la actualidad "la línea a la que se replegaron los antiguos^retribu-
vmrf, 2.° ed., cit., pág. 29. cionistas" (Derecho Penal, cit., pág. 479), lo que es cierto si se añade que
r 74 íerecho Penal en sentido objetivo

más moderna parece inclinarse hacia la prevención especial.


El concepto material de Derecho Penal

los límites que impone la libre decisión del individuo, que ha de


75

Ello sucede en el Alte'ímativ-Entwurf, que llega a mencionar poder negarse a ser resocializado.
como finalidad de la pena, junto a la de "protección de bienes h') Mención especial requiere — como dije — una corriente,
jurídicos", la de "reincorporación del delincuente a la sociedad" representada por SCHMIDHÁUSER y RoxiN, que combina de una
(parágrafo 2). En su parágrafo 59 II, al fijarse ios criterios forma peculiar los puntos de vista de las distintas teorías sobre
de medición de la pena, antepone incluso el objetivo de "rein- la pena: asignándole funciones diversas en los distintos mo-
corporación del sujeto" al de "protección de bienes jurídicos"; mentos en que opera. Se pretende con ello superar el plantea-
con lo que se quiere destacar la preferencia de lo primero en el miento dominante de las teorías de la unión, consistente a me-
momento de la concreta determinación de la pena, a diferencia nudo, según se ha indicado, en una mera yuxtaposición de los
de lo que ocurre en el momento de la conminación penal típica, diferentes fines de la pena.
en que el parágrafo 2 del Alternativ Entivurf pone por delante La formulación de SCHMIDHÁUSER — "teoría de la diferen-
la protección de bienes jurídicos.^^'•' ciación"— parte de la distinción entre teoría de la pena en
Esta distinción deja traslucir un importante giro en el plan- general y sentido de la pena para los distintos sujetos inter-
teamiento tradicional de la función de la pena: de una consi- vinientes en la vida de la pena. A su vez la teoría de la pena
deración unitaria, independiente de los distintos momentos de en general comprende dos aspectos: la finalidad (o función)
operatividad de la pena, se pasa a una perspectiva diferencia- de la pena y el sentido de la misma.
dora, que distingue la función de la pena en cada uno de tales La finalidad del castigar, visto como fenómeno global, no
momentos. A esta nueva perspectiva destinaré el apartado si- podría ser otra que la prevención general, aunque entendida,
guiente. de modo realista, no como pretensión de evitar todo delito, lo
Pero ya ahora debe extraerse una conclusión de la refe- que es imposible, sino como medio de reducir la delincuencia
rencia que el Alternativ Entwurf efectúa a la "reincorporación dentro de los límites que hagan posible la convivencia normal.
del sujeto": ello supone la adición, al lado de la función de En este sentido, si es lícito castigar, sería por la absoluta nece-
protección de bienes jurídicos propia de toda posición preven- sidad que la sociedad tiene de la pena.^^^
tivista, de la ftonción tutelar-del deltncuente:~lmj)OYtü."áesiú.ckr Esto último sirve de base para la cuestión del sentido de la
que este cometido no se concibe como medio integrante de la pena en general: desde esta perspectiva no habría otra respuesta
prevención especial — esto es, en interés de la sociedad —, sino que la necesidad de la pena para la convivencia social. Ello
independientemente de ella, en interés del delincuente.^^'^ Con supone renunciar conscientemente a que la pena tenga sentido
^ello se pretende, sin duda, dar un paso hacia un Derecho penal para el condenado, pues implica que no se le castiga en beneficio
humanitario y no sólo defensista. Ninguna objeción cabe oponer suyo sino en el de la sociedad. Viene a rechazarse, con ello, la
a' esta nuevaTlTérspectiva, hace tiempo solicitada en nuestro pretensión kantiana de que el delincuente no pueda utilizarse
país,^^^ con tal de que la función tutelar no lleve a desconocer como medio en favor de la sociedad. Tal postulado se opone,
según SCHMIDHÁUSER, a la única posibilidad de concesión de
la retribución sigue defendiéndose como fundamento y límite de la pre-
vención general. sentido a la pena: su necesidad para la vida de la comunidad.^'"^
135 a Expresamente: Alternativ-Entivurf, cít., Begründung, pág. 71,
Vid. en detalle, C. RoxiN, Franz von liszt und die kriminalpolitische Kon-
zeption, cit., págs. 74 y ss. 139 Vid. E. SCHMIDHÁUSER, Sirafrecht, A.T., cit., págs. 35 y ss. E n
136 Así se desprende de ]a Begi'v.ndung del AE, cit., pág. 109. En este su monografía Vom Sinn der Strafe distingue sólo entre "sentido para la
sentido C. RoxiN, Franz von Liszt, cit., pág. 57. comunidad que castiga" (strafcndc Gemeinschaft) —-lo que se corresponde
137 E n este sentido, C. RoxiN, op. cit., págs. 74 y s. con la finalidad y sentido de la pena en general — y sentido para los dis-
138 Sobre todo por DORADO MONTERO, que ideó la utopía de "El De- tintos sujetos que intervienen en la vida de la pena: págs. 43 y ss. Pero
recho Penal protector de los criminales", designación con que titula su la formulación del Tratado es posterior (1970) que la 1." ed. de esta mo-
último libro (Madrid 1915). Siguieron esta dirección Bernaldo de QuiRÓS nografía (1963), a la que se remonta el citado esquema.
(Las nuevas teorías de la crhninalidad, 4.'^ ed,, La Habana 1946, págs. 241 140 Vid. É. SCHMIDHÁUSER, Vom Sinn der Strafe, págs. 80 y ss.;
y ss) y L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, cit., II, págs. 214 y ss. Strafrecht, A.T., cit., págs. 38 y ss.
¡írrcclio Penal i-ii scnlido objetivo El cüiitepío jiiaUíiial tic Derecho P e n a l •íu

más moderna parece inclinarse hacia la ¡irovctición (especial. los límites que impone la Ubre decisión del individuo, que ha de
Elio sucede en el Altei-^iativ-Eiihcnrí. CHIC Ueg'u a mencionar poder negartíc a .ser re socializado.
como finalidad de la pena, junto a la de "protección de bienes h') Mención especial requiere — como dije — una corriente,
jurídicos", la de "reincorporación del delincuenie a la sociedad" representada por SC?IMIDHAUSER y RoxiN, que combina de una
(parágTafo 2), En su parágrafo 59 11, al fijarse los criterios forma peculiar los puntos de vista de las distintas teorías sobre
de medición de la pena, antepone incluso el objetivo de "rein- la pena: asignándole funciones diversas en los distintos mo-
corporación del sujeto" al de '^protección &c bienes jurídicos"; mentos en que opei'a. Se pretende con ello superar el plantea-
con lo que se quiere destacar la preferencia de lo primero en el miento dominante de las teorías de la unión, consistente a me-
momento de la concreta determinación de la pena, a diferencia nudo, según se ha indicado, en una mera yuxtaposición de los
de lo que ocurre en el momento de la conminación penal típica, diferentes fines de la pena.
en que el parágrafo 2 del Alternativ Entiourf pone por delante La formulación de SCHMIDHÁUSER — "•teoría de la diferen-
la protección de bienes jurídicos.^•^'' ciación" — parte de la distinción entre teoría de la pena en
Esta distinción deja traslucir un importante giro en el plan- ;^^eneral y sentido de la pena para los distintos sujetos inter-
teamiento tradicional de la función de la pena: de una consi- vinientes en la vida de la pena. A su vez la teoría de la pena
deración imitaría, independiente de los distintos momentos de en general comprende dos aspectos: la finalidad (o función)
operatividad de la pena, se pasa a una perspectiva diferencia- de la pena y el sentido de la misma.
dora, que distingue la función de la pena en cada uno de tales La finalidad del castigar, visto como fenómeno global, no
momentos. A esta nueva perspectiva destinaré el apartado si- podría ser otra que la prevención general, aunque entendida,
guiente. de modo realista, no como pretensión de evitar todo delito, lo
Pero ya ahora debe extraerse una conclusión de la refe- que es imposible, sino como medio de reducir la delincuencia
rencia que el Alternativ Entwurf efectúa a la "reincorporación dentro de los límites que hagan posible la convivencia normal.
del sujeto": ello supone la adición, al lado de la función de En este sentido, si es lícito castií>-ar, sería por la absoluta nece-
protección de bienes jurídicos propia de toda posición preven- sidad que la sociedad tiene de la pena.^^^
tivista, de la función tutelar del (íeímc?ti??iíe".""Importá'destacar Esto último sirve de base para la cuestión del sentido de la
que este cometido no se concibe como medio integrante de la pena en general: desde esta perspectiva no habría otra respuesta
prevención especial — esto es, en interés de la sociedad —, sino que la necesidad de la pena para la convivencia social. Ello
independientemente de ella, en interés del delincuenteP^ Con supone renunciar conscientemente a que la pena tenga sentido
,ello se pretende, sin duda, dar un paso hacia un Derecho penal íJítra el condenado, pues implica que no se le castiga en beneficio
hiananitario y no sólo defensista. Kinguna objeción cabe oponer suyo sino en el de la sociedad. Viene a rechazarse, con ello, la
/
a esta nueva "perspectiva, hace tiempo solicitada en nuestro pretensión kantiana de que el delincuente no pueda utilizarse
país,^'=^ con tal de que la función tutelar no lleve a desconocer como medio en favor de la sociedad. Tal postulado se opone,
según SCHMIDHÁUSER, a la única posibilidad de concesión de
la retribución sigue defendióndosc como fundamento y límite de la pre-
vención general. sentido a la pena: su necesidad para la vida de la comunidad.^''"
135 a Expresamente: Alff.'DiatiV'Eiitv.uivf, cit., Bcgründinig, pág. 71.
Vid. en detalle, C, RoxiN, FTÜHZ 'ro}! ¡¡Hzt. IÜKI d'u: krimivalpoütiache Kou-
zi'ptiou, cit., págs. 74 y ss. 139 Vid. E. SCKHP3HAUSER, Sírufrecht, A.T., cit., págs, 35 y ss. En
13G Así se desprende de la licgründiiiig del AE, cit., pág. 109, En este su monografía Vom Si^in dcr Strafe distingue sólo entre "sentido para la
sentido C. RoxiN, Franz VÜIL L'iszt, cil., púg- 57. comunidad que castiga" (strafondc Gew,einschaft) ~\o que se correspunue
137 En este sentido, C. ROXIN, op. cit,, págs. 74 y ?,. con la finalidad y sentido de la pena en general — y sentido para los dis-
138 Sobre todo por DORADO MONTERO, (lue ideó la utopía de " E l De- tintos Sujetos que intervienen en la vida de la pena: págs. 43 y ss. Pei'u
recho Penal protector de los criminales", dosignaeión con que titula su la formulación del Tratado es posterior (1970) que la 1." ed. de esta mo-
último libro (Madrid 1915). Siguieron esta dirección Bernaldo de QUIRÓS nografía (19G3), a la que se remonta el citado esquema.
(Las nueva!^ teorías de la criminalidad, 4." ed., L a Habana 1946, págs. 241 140 Vid. E. SCi-lMlDiiAUSER, Vortí SÍ7in der Strafe, págs. 80 y ss.;
y ES) y L, JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, cit., II, págs. 214 y ss. Sti'afrcelii, A.T., cit., págs. 38 y ss.
f
7G Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 77

Lo a n t e r i o r vale p a r a la t e o r í a de la pena en general. P e r o especial — da r e s p u e s t a a esta cuestión. Ello es evidente en la


para cada sujeto que interviene en la vida de la p e n a tiene t e o r í a de la r e t r i b u c i ó n , que se ocupa sólo de que la p e n a sea
ésta un sentido especial: p a r a el legislador, la pena sirve a n t e adecuado castigo del delito, sin p r e c i s a r qué es lo que merece
todo a la defensa de la colectividad, aunque t a m b i é n debe t e n e r c o n s i d e r a r s e dehctivo.i*^ P e r o t a m b i é n es cierto respecto de las
en cuenta la Justicia en la fijación de las p e n a s ; los ó r g a n o s t e o r í a s de la prevención g e n e r a l y especial, pues se h m i t a n a
e n c a r g a d o s de la persecución del delito (Policía y M i n i s t e r i o e x i g i r que la p e n a p r e v e n g a la comisión de delitos y no pueden,
tí p o r sí solas, decidir qué conductas deben constituir los delitos
F i s c a l ) , deben cumplir la función de esclarecimiento del delito
y p u e s t a del delincuente a disposición de los T r i b u n a l e s guiados a p r e v e n i r , salvo que se admitiese que la prevención especial
p o r el principio de igualdad (Justicia) ; el juez debe p e r s e g u i r condujese a resocializar a todo " a s o c i a l " — lo que s e r í a into-
en p r i m e r l u g a r la p e n a justa, teniendo en cuenta el hecho lerable —, y que la prevención g e n e r a l llevase a c a s t i g a r hechos
de poca g r a v e d a d con las m á x i m a s p e n a s — lo que i n s t a u r a r í a
cometido y la comparación con las o t r a s penas, pero d e n t r o del
un Derecho P e n a l del terror.^^^
marco de la pena j u s t a debe c o n s i d e r a r t a m b i é n la lorevención
especial; los funcionarios de prisiones h a b r á n de o t o r g a r a la RoxiN i n t e n t a s u p e r a r la insuficiencia de las t e o r í a s t r a d i -
ejecución de la p e n a la finaHdad de ayudar al condenado a a p r o - cionales afirmando que la p e n a sólo es lícita p a r a conductas que :
vechar el tiempo de cumplimiento o, ai menos, si ello no es a) lesionen o p o n g a n en peligro los bienes jurídicos, caracteri-
posible, la de prevención especial por medio de la resociaiiza- zados como " p r e s u p u e s t o s indispensables de la existencia comu-
ción; p o r último, la Sociedad — e l resto de los ciudadanos — n i t a r i a " " i n c o r p o r a d o s a estados valiosos" como la vida, la inte-
puede t a m b i é n e n c o n t r a r en el proceso de la punición un sen- g r i d a d física, la libertad, el p a t r i m o n i o , o b) se opongan a los
tido referido a su c o m p o r t a m i e n t o , reconciliándose con el que "fines públicos de p r e s t a c i ó n " (óffentliche Leistugszivecke) ne-

I
h a cumplido u n a p e n a y aceptándole de nuevo en su seno.^^^ cesarios p a r a la existencia del c i u d a d a n o en el E s t a d o social. E l
Resumiendo y simplificando: en el m o m e n t o de la conmina- Derecho P e n a l debe cumpHr con ello u n a doble función: protec-
ción de bienes j u r í d i c o s y de los mencionados "fines públicos de
ción penal p r e d o m i n a la prevención general, en el de la me-
p r e s t a c i ó n " imprescindibles. De ello d e r i v a R O X I N dos conse-
dición de la p e n a la j u s t i c i a y en el de la ejecución de la p e n a
c u e n c i a s : IP) E l carácter subsidiario del Derecho penal, que
la t u t e l a del delincuente y la prevención especial.
h a de l i m i t a r su intervención a los casos en que no b a s t e otro
Más simple es la construcción de RoxiN, pues no distingue
tipo m á s leve de sanción j u r í d i c a ; 2.^) L a imposibilidad del
e n t r e finalidad g e n e r a l de la p e n a y fines específicos s e g ú n los
% castigo de hechos puramente inmoralesM'^
sujetos i n t e r v i n i e n t e s en el proceso de punición. Se limita a
Sí c e n t r a r la p r o b l e m á t i c a en las t r e s fases esenciales de la vida A h o r a bien, si la función de la p e n a es, en el m o m e n t o legis-
lativo, la protección de bienes j u r í d i c o s y prestaciones públicas
)í de la p e n a : la conminación penal, la medición de la p e n a y la
ejecución de la condena. A cada u n a de estas e t a p a s corresponde imprescindibles, ello h a b r á de t e n e r l u g a r — deduce RoxiN -—
u n a r e s p u e s t a d i s t i n t a a la función de la p e n a , p e r o de t a l por la vía de la py^evención general, pues la conminación típica
modo que cada u n a de ellas p r e s u p o n e la anterior.^^^ ^ a l vez es a n t e r i o r al delito y no podría, p o r t a n t o , ser base de la r e t r i -
por esto la formulación de IloxiN recibe el n o m b r e de " t e o r í a bución ni de la prevención especial del delincuente. Sin e m b a r -
V dialéctica de la unión". go, la p r e v i a limitación efectuada del á m b i t o de lo punible impe-
d i r í a los excesos a que por sí sola la prevención g e n e r a l puede
E n el p r i m e r m o m e n t o de la conminación típica, lo p r i m e r o
llevar.i^s
que debe p r e g u n t a r s e , en opinión de RoxiN, e s : ¿qué puede
p r o h i b i r el legislador b a j o p e n a ? N i n g u n a de las posiciones E n r e s u m e n , la conminación p e n a l t í p i c a sirve a la función
tradicionales — r e t r i b u c i ó n , prevención g e n e r a l y prevención
143 Vid. C. ROXIN, op. cit, pág. 3.
141 Vid. E. SCHMIDHAUSER, Strafrccht, A.T., cit., págs, 40 y ss.; Voyn 144 Vid. C. ROXIN, op. cit., págs. 6 y s. y 9.
Sinn dcr Strafe, cit., págs. 87 y ss. 145 Vid. C. ROXIN, op. cit., págs. 12 y ss.
142 Vid. C. RoxiN, Sinn imd Grenzen, cit., pág. 12. 146 Vid. C. ROXIN, op. cit., pág. 16.
El concepto m a t e r i a l de Derecho P e n a l 79
Derecho Penal en sentido objetivo
por SCHMIDHAUSER, a saber, la atomización de la problemática
de protección de bienes jurídicos y prestaciones públicas impres- de los fines de la pena. Cierto que este autor intenta evitarlo
cindibles por medio de la prevención general.^^^ anteponiendo el fin y sentido del castigar en su conjunto, pero
Al segundo momento de la realización del Derecho Penal, este aspecto lo resuelve unilateralmente en base al solo fin de
el de la imposición y medición de la pena, corresponde, en pri- prevención general, sin que tengan cabida los demás fines (que,
mer lugar, servir de complemento a la función de prevención sin embargo, después, en la consideración de los distintos mo-
general propia de la conminación típica; la imposición de la mentos de la pena, se afirman como concurrentes). En la cons-
pena por el Juez es la confirmación de la seriedad de la ame- trucción de ROXIN, en cambio, se consigue una unidad en que
naza abstracta por parte de la ley. Pero en la medición de la encuentran adecuada sede las distintas funciones a que sirve la
pena el Juez debe someterse a otra limitación: la pena no puede pena. En otras palabras, si la construcción de SCHMIDHAUSER
sobrepasar la ctüpabilidad del autor. Sólo dentro del límite de abrió el camino para superar las doctrinas dominantes de la
la culpabilidad cabe imponer la pena exigida por la prevención unión, basadas en una más o menos injustificada yuxtaposición
general en la conminación típica. De lo contrario se caería en de fines de la pena, había de ser RoxiN quien consiguiese una
la objeción kantiana que la doctrina dominante alemana y el coherente unificación totalizadora de tales fines.
propio RoxiN hacen a la prevención general: el autor sería
utilizado como medio para los demás. Ello cree RoxiN que se B) Función del Derecho Penal de las inedidas de seguridad.
evita cuando el autor es castigado con arreglo a su culpabilidad,
porque entonces la pena se le impone sólo "según la medida de a) Contrasta la diversidad de respuestas que se dan a la
su persona".1*^ La función de la pena en el momento judicial cuestión de la función del Derecho Penal de la pena, con la uni-
es, pues, confirmación de la prevención general hasta el límite dad existente en torno al mismo problema planteado respecto
máximo de la culpabilidad (es decir, de la retribución). de las medidas de seguridad. No se discute por nadie que la
La última fase en la vida de la pena, la de su ejecución, función que a éstas corresponde es la prevención de delitos
sirve a la confirmación de los fines de los momentos anteriores, frente a un sujeto peligroso.^^^
bajo el punto de vista de la prevención especial. Ello supone Para quien atribuya a la pena la sola función de retribución,
que la pena dictada por el Juez por exigencias de prevención la distinción de las funciones respectivas de penas y medidas
general y dentro del límite de la culpabilidad, deberá ejecutarse será elemental. Pero si se admite que también la pena sirve
de forma que tienda a la resocialización del delincuente. Aquí a la función de protección de la sociedad, no será tan sencilla
debe incluirse el mero posibilitar la utilización de las facultades la delimitación. Las dificultades se extreman cuando se defiende
propias del delincuente, evitando su atrofia, en los casos en que que la pena, como la medida, posee la función de prevención
aquél no precisa un propio tratamiento terapéutico-social.^^^ especial, puesto que es esta clase de prevención la que persiguen
Los méritos principales de la construcción de ROXIN son las medidas de seguridad.^^^ El Alternativ Entwurf ha llegado
dos. El primero, haber intentado precisar los límites de la pre- a equiparar expresamente los fines que persiguen penas y me-
vención general, concretando, de esta forma, el contenido de la,
función de prevención general que corresponde al Derecho Pe-
nal. El segundo, haber perfeccionado el punto de partida dife- 150 Vid., p . ej-, H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, c i t , pág. 4. En nuestro
país, M. BARBERO SANTOS, Consideraciones sobre el estado peligroso, cit.,
renciador de SCHMIDHAUSER vinculando entre sí con claridad página 38; A. BEEISTAIN, Medidas penales en Derecho contemporáneo, Ma-
las funciones propias de cada momento de la pena, de modo drid 1970, pág. 50; recientemente, A. JORGE BARREIRO, Las medidas de
que se consigue dar unidad a todo el conjunto. Con ello se evita seguridad, cit-, pág. 87; J . CEREZO MIR, Curso, cit., P.G., I, pág. 27; F . M U -
ÑOZ CONDE, Introducción, cit., pág. 39.
el mayor peligro de la perspectiva diferenciadora inagurada 151 J . M." RODRÍGUEZ DEVESA llega a escribir: "'Sólo con un escep-
ticismo lleno de toda d a s e de reservas se puede suscribir la opinióri general
de que las medidas se diferencian de las penas por la distinta finalidad
147 Vid. C. ROXIN, op. cit., pág. 17.
148 Vid. C. EoxiN, op. cit., págs. 17 y ss. que persiguen'": Derecho Penal Español, P.G., cit., pág. 817.
149 Vid. C. E.OXIN, op. cit., págs. 24 y ss.
El conciepto material de Derecho Penal 81
80 Derecho Penal en sentido objetivo
h) Si la función genérica de toda medida de seguridad es
didas.^^2 Ello no significa que penas y medidas dejen entonces la prevención especial, a las distintas clases de medidas corres-
de poder ser diferenciadas en cuanto a su concepto (que ya se ponden específicas funciones.^^^ Así, las medidas asegiirativas
dijo que no coincide con su ftinción) : las medidas de seguridad en sentido estricto (por ejemplo el internamiento en casa de
se diferencian de la pena en sus presupuestos. Las primeras son custodia del art. 5, 1.*^ de la Ley de Peligrosidad y Rehabilita-
respuesta a la peligrosidad del sujeto, las segundas al delito ción Social) cumplen la función de inocuízación y, a ser posible,
cometido.1^3 de resocialización; las medidas educativas (por e.iempIo, el inter-
En resumen: al Derecho Penal de las medidas de seguridad namiento en establecimiento de reeducación previsto en el ar-
corresponde la función de prevención especial. Ello supondrá tículo 5, 2.° de la misma Ley de Peligrosidad) sirven a la
la necesidad de diferenciar los cometidos del Derecho Penal función de reeducación; y, por último, las medidas terapéuticas
de la pena y el de las medidas sólo en el caso de que a aquélla se (como el internamiento en institución psquiátrica prevista en
atribuyan funciones distintas a la prevención especial. el art. 8, 1.** del Código Penal) ^^^ tienen como función la cura-
Importa destacar que no es irrelevante, a efectos políticos- ción. Las tres clases de medidas se justifican por la necesidad
criminales, distinguir o equiparar las funciones de penas y me- de prevención,1^^ pero mientras que las asegurativas tienen, de
didas. Por el contrario: Quien mantenga la equiparación de forma preferente, puesta la mira en la sociedad, las reeduca-
cometidos podrá propugnar la superación del actual sistema doras y curativas atienden de forma inmediata al beneficio del
— en crisis 1S4 — ¿^ la doble vía, que lleva a la posible aplica- sujeto a ellas.
ción conjunta de penas y medidas, para pasar al sistema vica- C) Hasta aquí se han expuesto, en sus líneas más generales,
rial, que permite la sustitución de la pena por medidas de segu- las posiciones mantenidas por quienes equiparan en lo esencial
ridad. E n cambio, si se afirma que la pena sirve a la Justicia la función del Derecho Penal a la función de sus medios espe-
y las medidas a la prevención, tal sustitución no será posible, cíficos, la pena y la medida de seguridad. Podría resumirse lo
porque la realización de la Justicia quedaría sin cumplir caso dicho del modo siguiente:
de aplicarse sólo las medidas. El sistema vicarial no está, sin 1) Las funciones atribuidas al Derecho penal de la pena
embargo, del todo excluido si la diferenciación consiste en atri- son la realización de la Justicia (retribución), la protección de
buir a la pena la función de prevención general y a las medidas la Sociedad, sea a través de la amenaza abstracta de la pena
la de prevención especial: cabría renunciar a la pena cuando la dirigida a la colectividad (prevención general), sea inocuizando,
medida comportase de hecho una privación de derechos sufi- resocializando o intimidando al delincuente para evitar que vuel-
• )

ciente a las exigencias de la prevención general, pues la medida va a delinquir (prevención especial), o la combinación, con dis-
'S
iü. podría asumir de hecho la función de la pena.^^" tintos criterios, de los cometidos anteriores (teorías mixtas o
) de la unión, hoy dominantes). Esto último es realizado con
• Y..
) 152 Vid. Alternativ-Entiuurf, cit., parágrafo 2, I: penas y medidas singular acierto por las teorías diferenciadora y dialéctica, que
"S sirven a la protección de la Sociedad y a la reincorporación del delincuente.
153 Aunque las medidas posídelictuales presuponen, como la pena,
distribuyen las funciones mencionadas según los distintos mo-
mentos de la vida de la pena.
un delito, no son "respuesta" al mismo, sino a la eventual peligrosidad
que manifieste. Por ello pide CÓRDOBA que el internamiento previsto para
,^ los inimputables del art. 8, 1." y 2." sólo sea prescrito cuando en ellos
concurra peligrosidad, y no preceptivamente como hasta aliora se venía 156 Vid. A. BEEISTAIN, Medidas penales en Derecho contemporáneo,
interpretando: Vid. J. CÓRDOBA RODA en Comentarios, cit.. I, págs. 222 cit., págs. 67 y ss.; M. BARBERO SANTOS, Consideraciones sobre el estado
peligroso, cit., págs. 38 y s.
y ss. y 235 y s.
•s 154 Vid. H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., pág. 62. E n contra de la
superposición de penas y medidas en nuestro pais, J. ANTÓN ONEGA. De-
157 No cabría, pues, aplicarlas, ni siquiera cuando fuesen curativas,
si el enfermo no demostrase probabilidad de delinquir en el futuro.
158 Salvo cuando el enfermo mental sea incurable (así, BERISTAIN,
recho Penal, cit., pág. 587; J. M." RODRÍGUEZ DE\'ESA, Derecho Penal Espa-
'S ñol P.G; cit., pág. 836. criticando el criterio dualista de la Ley de Peli-
op. cit-, pág. 68) y no pueda desaparecer su peligrosidad — añado por mí
parte — : entonces el internamiento tendría exclusiva finalidad inocui-
grosidad y Rehabilitación Social, cuyo art. 25 establece que la pena preceda
•s a la medida.
zadora.
155 Vid. E. SCHMIDHÁUSER, Strafrecht, A.T., cit-, pág. 47. 6.—S. Mir Pulg. — Introducción a Jas bases del Derecho Penal
El concepto material de Derecho Penal 83
Derecho Penal en sentido objetivo
8.2 sociales". Una tal teoría del Derecho se apoya en las aporta-
2) La función asignada al Derecho Penal de la medida de ciones cibernéticas aplicadas a la sociología, que se concibe desde
seguridad es, según opinión aquí unánime, la prevención espe- la perspectiva de la teoría de los sistemas sociales.'^^^
cial, en forma de aseguramiento, reeducación o curación del Que la teoría del Derecho penal positivo puede y debe ba-
sujeto. En consecuencia, la función del Derecho í'enal sólo será sarse en la teoría de la estructura de los sistemas sociales, io
unitaria para quienes conciban la pena al servicio exclusivo de confirma, a juicio de CALLIESS, el análisis de la estructura de la
la prevención especial. Puesto que no es ésta la opinión mayo- norma penal. Como se dijo supra al examinar esta cuestión,
ritarla, lo corriente será distinguir la función (o funciones) del la norma penal muestra la presencia constante de tres sujetos,
Derecho Penal de la pena y la función del Derecho Penal de las el sujeto activo, el sujeto pasivo y el Estado (Ego, Alter y Ter-
medidas aaegurativas y correctivas. cero en la terminología de CALLIESS), que se hallan en una
No expreso, con ello, cuál sea mi posición personal. Antes relación de interacción y de comunicación recíproca, definible
de hacerlo debe ser examinada una importante formulación que como "complejo de expectativas recíprocamente referidas unas
se ha producido muy recientemente, según la cual la equipara- a otras": Cada sujeto hace nacer expectativas específicas en
los otros dos, a la vez que las posee respecto de ellos. Así, el
ción tradicional de función del Derecho Penal y función de la
sujeto activo no sólo espera un determinado comportamiento
pena y de las medidas de seguridad resulta equivocada. De ser del Estado como respuesta a su acción delictiva, sino que tam-
cierto esto, deberían revisarse a la luz de un nuevo plantea- bién espera que el Estado y el sujeto pasivo esperen que él se
miento todas las teorías expuestas sobre la función del Derecho comporte con arreglo a Derecho. Esta estructura de interación
Penal. de expectativas es considerada por CALLIESS como la típica
2. Función del Derecho Penal como función del Derecho estructura de las proposiciones jurídico-penales porque es la
que subyace a todo lo social: es la propia estructura de las accio-
vositivo.
nes comunicativas en general.^^^ Pues bien, esto muestra que la
En su reciente libro Theorie der Strafe im demokratischen
estructura de la norma penal es reconducible a la estructura
und sozialen Rechtsstaat}-^^ CALLIESS propone un planteamiento
de los procesos sociales y, por ello, que la teoría del Derecho
de la función del Derecho Penal radicalmente discrepante del
Penal positivo puede y debe fundarse en la teoría de la estruc-
tradicional. Parte de que, ai buscar la función del Derecho Pe-
tura de los sistemas sociales.
nal en la función de la pena — y de la medida de seguridad —,
las formulaciones hasta ahora existentes invertían el orden La estructura comunicativa de la norma penal es, para CAL-
•^ de las cuestiones; la función de la pena no puede ser sino con- LIESS, el punto de partida de la investigación de la función del
secuencia de la función del Derecho Penal positivo. Olvidar esto Derecho Penal. En relación con el sistema de expectativas recí-
último e incurrir en la mencionada inversión metódica ha lle- procas de los tres sujetos presentes en las normas penales, el
vado, según CALLIESS, ha buscar la función de la pena fuera Derecho Penal adopta la función de "regulación", y no de mera
del Derecho posiUvo, en base a presupuestos "metafísicos o "conducción" (como viene a mantener, sin saberlo, el plantea-
especulativos",^^^ "metajurídicos o extrajurídicos".^"^^ miento tradicional). Al examinar la formulación de CALLIESS
Ello desconocería la necesidad de situar la problemática del respecto de la estructura de la norma penal, se explicaron las
Derecho — y del Derecho Penal — en su terreno específico: en diferencias existentes entre los conceptos cibernéticos de "regu-
la realidad de los procesos sociales, que han de reflejarse en una lación" y "conducción". Baste recordar que, mientras la mera
teoría del Derecho positivo como "estructura de los procesos "conducción" consiste en una dirección ciega, en el sentido de
que no se basa en el control de los resultados que con ella se vayan
158 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe im deinokTatischeii und alcanzando, la "regulación" supone un tomar en cuenta con-
sozialen Rechtsstaat, F r a n k f u r t am Main 1974,
159 Vid. R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 11. E n la página 34 se habla,
161 Vid. R.-P. CALLIESS, op. cit., págs. 35 y 75 y ss.
en el mismo sentido, de "especulación y metafísica".
162 R.-P. CALLIESS, op. cit., págs. 16 y s.
160 Vid. R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 15.
84 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 85

tinuamente los resultados de la dirección, que "retroceden" En el primer aspecto la función del Derecho Penal consiste
haciendo reconsiderar la línea que ésta debe seguir (Rilckkop- en la protección de bienes jurídicos. Pero el concepto de bien
pelung).^^^ La norma penal no se limita a la "conducción", sino jurídico se aparta de los existentes en la doctrina penal. Por
que constituye una "regulación" del haz de interacciones pre- bienes jurídicos entiende CALLIESS no "substanciales" (Suhstan-
vistos en cada precepto. zialen) ni "valores" o "bienes", sino "particípales" (Partizi-
La "regulación" propia de la norma penal opera mediante palien). Protección de bienes jurídicos significa "protección de
la intervención de la pena: Si el Derecho se presenta como las posibilidades de participación en la sociedad''^ La estructura
una red de interacciones y comunicaciones esperables, la pena que protege el Derecho Penal garantiza la seguridad de compor-
es un momento constitutivo en el complejo proceso de regulación tamiento y de expectativas para el sujeto activo y el sujeto
de acciones comunicativas referidas recíprocamente unas a pasivo: se sabe cómo hay que comportarse y cabe esperar que
otras. La pena actúa de mediación orientadora del actuar del el otro se comportará en consecuencia. Pero el Derecho Penal
sujeto activo y el sujeto pasivo. Esta función mediadora de la no protege las concretas expectativas, pues éstas se han defrau-
pena se desarrolla con arreglo al esquema de la "regulación", dado ya por el delito. Protege ia seguridad de las expectativas,
1 es decir, no como "conducción" previa y definitivamente deci- garantiza "confianza en el sistema", como confianza en el fun-
1 dida, sino como dirección basada en sus resultados. Ello supone cionamiento del sistema.^^"^ "La regulación jurídico-penal tiende
a la protección de la consistencia de procesos de interación me-
que, a diferencia del planteamiento tradicional, la pena no es
< diante la creación de una comunicación que ha de garantizar y
considerada como término fvmú de la norma (esquema presu-
abrir posibilidades de participación en los sistemas sociales".^^^
puesto de hecho y consecuencia jurídica), sino como punto ini-
Esto último — abrir posibilidades de participación — conecta
cial de un proceso de regulación revisable continuamente. CAL- con la función de la pena respecto de la relación entre Estado
LIESS pretende que esta concepción de la pena, que enseguida y sujeto activo.
desarrollaré, tiene la ventaja decisiva respecto de las tradi-
1 cionales de que se funda en la estructura de las normas del
Derecho Penal positivo, sin necesitar derivarse de postulados
En efecto. La pena cumple, en el actual régimen de ejecu-
ción de la pena, la función social de creación de posibilidades
meta jurídicos. Cree, en efecto, que la estructura de interación de participación en los sistemas sociales, ofreciendo alternati-
V de tres sujetos de la norma penal sólo es explicable acudiendo vas al comportamiento criminal.i^** Este es el significado socio-
a la idea de "regulación", y ésta, a su vez, obliga a la referida lógico de la función de resocialización atribuida por el Derecho
concepción de la pena como elemento constitutivo en el proceso positivo a la ejecución de las penas privativas de libertad. Pero
comunicativo previsto por la norma.'^* Así se puede dar el paso debe darse un paso más para que la mencionada "creación de
de una mera "teoría de la pena'' a una "teoría del Derecho posibilidades de participación" sea resultado de un verdadero
Penal", en cuanto que la función de la pena es mera consecuen- proceso de interacción comunicativa entre el delincuente y el
cia del Derecho positivo}^^ Estado: aquél no debe ser tratado como puro objeto de un
Pero ¿cuál es la concreta función "reguladora" de la pena? proceso de "conducción" del Estado social, sino como sujeto
Para dar respuesta a esta pregunta CALLIESS distingue dos de un proceso de "regulación" y de aprendizaje, proceso que
aspectos: a) la función de la pena respecto de la relación, al debe tender no sólo a la adaptación a las normas dominantes,
menos virtual, de sujeto activo y sujeto pasivo — o, lo que es
lo mismo, respecto de la sociedad—; h) la función de la pena 167 R.-P. CALLIESS, op. cit, pág. 143. E n las págs. 186 y 188 insiste
respecto de la relación entre sujeto activo y Estado.^^^ en la idea de que "todas las sanciones penales sirven al fin de posibilitar
la participación en sistemas sociales" (pág. 186) y que el Derecho Penal
tiene como función la "protección de bienes jurídicos por medio de la
163 R.-P. CALLIESS, op. cit., págs. 18 y ss. garantía y creación de posibilidades de participación en sistemas sociales''
164 Ibídem, págrs. 20 y ss. (página 188).
165 Ibídem, páKs. 27 y ss. 168 R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 190.
166 Ibídem, págs. 17 y 124 y s. 169 R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 173.
MÉAMi

86 Derecho P e n a l en sentido objetivo El concepto m a t e r i a l de D e r e c h o P e n a l 87

sino a elaborar, en un proceso de interacción, alternativas a la tivos de la relación de regulación jurídico-penai, se habrá con-
conducta criminal, y, con ello, a la participación en las relacio- seguido una concepción de la pena que permita comprender las
nes de vida social. La ejecución de la pena se concibe como sanciones como propias del Estado social y democrático de De-
proceso de "regulación" que toma continuamente en cuenta la recho".i'^^
intervención del delincuente, tanto en cuanto depende del grado La concepción dialogal de la pena, como garantía y creación
de resocialización que éste va alcanzando, como en cuanto su de posibilidades de participación, es la única que permite, ade-
misma planificación y realización se efectúa mediante la activa más, conciliar en una síntesis los postulados hasta ahora
participación del sometido a eíla.^'"^ irreconciliables del Derecho Penal del Estado de Derecho y
Esta concepción responde a la configuración de la ejecución del Estado social. La pena como pura respuesta retributiva del
de la pena en los Proyectos alemanes actuales, permitiendo, a delito — como "hecho" desvinculado de su "autor": "culpabili-
juicio de CALLIESS, confirmar una concepción general del De- dad por el hecho"—, es la consecuencia del primero, y las me-
recho Penal, y del Derecho positivo en general, como "estructura didas de seguridad, concebidas exclusivamente desde la pers-
dialogal de sistemas sociales";^" y, coherentemente, una con- pectiva de la defensa de la sociedad y sin que en ellas se tome
cepción de la pena como "proceso de diálogo"' entre el Estado en consideración la intervención del autor, que por esta vía es
y el condenado: En la actualidad lo que la pena ha de ser no reducido a la categoría de objeto de tratamiento, constituyen
consta de antemano, sino que ha de surgir del diálogo de los el resultado del planteamiento del Estado social intervencionis-
intervinientes en su proceso.^'^^ Éste será el camino para una ta. Que ambos sectores no han podido concillarse lo demuestra
teoría del Derecho Penal y de la pena que responda no sólo el hecho de que sigue dominando en el Derecho comparado el
a los principios del Estado de Derecho y del Estado social, sino sistema binario, consistente en la acumulación de pena y medi-
también a las exigencias de un Estado democrático, como pos- das, sin principios comunes a ambas. La contradicción que ello
tula la Constitución alemana {art. 20, 28), basada en la idea de implica — la culpabilidad por el hecho es el límite máximo,
un Estado democrático y social de Derecho.^"^^ dictado por la dignidad humana, de la pena, pero más allá puede,
á- pese a ello, someterse al autor a gravísimas medidas de seguri-
La fundamentación de un Derecho Penal democrático no ha-
bía tenido lugar todavía en la doctrina penal. FEUERBACH y B I N - dad que dejan de estar limitadas por la dignidad humana para
DiNG formularon una teoría del Derecho Penal del Estado de concebir al sujeto como objeto — ha llevado lógicamente a la
Derecho, desde la posición liberal y autoritaria respectivamente. I "crisis de la doble vía".^'^^ La concepción de la pena como proceso
Von LlszT inaguró la concepción socmí-liberal del Estado de de diálogo en el que participan activamente el delincuente, diri-
Derecho, que durante el tiempo del nacional-socialismo adoptó gido a asegurar y crear posibilidades de participación en los
un carácter autoritario. Faltaba sólo incluir la componente de- sistemas sociales, permite, para CALLIESS, superar la escisión
mocrática. Ello se consigue, a juicio de CALLIESS, concibiendo del mundo de las penas y el de las medidas de seguridad, ya que
el Derecho Penal como un proceso de diálogo, en el que no sólo con ello cabe atribuir a la pena la misma función que a las
se trata al autor "desde arriba", como objeto — como en la medidas de seguridad. Sólo así puede explicarse la posibilidad
concepción del Derecho Penal social —, sino haciéndole partí- del "sistema vicarial", que permite la sustitución de pena por
cipe de la configuración del contenido mismo de la "regulación", medida."^
de modo que la pena se ejecuta tomando en cuenta su participa- La formulación expuesta de CALLIESS podría resumirse del
ción: "Sólo cuando las perspectivas del autor, tanto como las modo siguiente: 1.*^) la función del Derecho Penal no se deriva
de la sociedad, puedan comprenderse como momentos constitu- de la función de la pena, obtenida por vías ajenas ai Derecho
positivo, sino, viceversa, ésta es consecuencia del Derecho posi-
170 R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. IGO.
171 R.-P. CALLIESS, op. cit., pá^s. 75 y ss. 174 R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 210.
172 R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 97. 175 Vid. H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., pág. 62.
173 R.-P. CALLIES, Theorie der Strafe, cit., págs. 61 y s., y 199 y ss. 176 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., pág. 151.
88 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 89

tivo; 2.^) El Derecho Penal positivo se base en normas cuya por mucho que todo el planteamiento de este autor se base en
estructura es, como en todo proceso social, una relación de la estructura de la norma penal y en su función de "regulación",
interación recíproca entre sujeto activo, sujeto pasivo y Esta- lo cierto es que la concreta función que acaba por asignar al
do, frente a la cual el Derecho se comporta de acuerdo con el Derecho Penal se halla constituida por la función que cumplen
esquema cibernético de la "regulación", y no sólo de la "con- las sanciones penales. Lo demuestra que el libro de CALLIESS
ducción"; 3.^) La pena es un momento constitutivo, de media- se ocupa en su parte esencial de la función de la pena, y no de
ción orientadora, en la mencionada estructura relacional de la la del Derecho Penal, que al final de la investigación se equipara
norma penal, y su función es en ella doble, según los sujetos a la de la pena.^^^ Esto no significa que no se cumpla el propó-
a que afecta: por una parte, ante la eventual relación de sujeto sito inicial de obtener la función de la pena del Derecho posi-
activo y pasivo, cumple la función de garantizar a los ciuda- tivo, pero sí que no existe entre la formulación de CALLIESS
danos posibilidades de participación en sistemas sociales (pro- y las posiciones tradicionales diferencia en cuanto a que la con-
tección de bienes jurídicos) ; por otra parte, en la relación de creta fundación del Derecho Penal se deriva de la función de la
"1 sujeto activo y Estado (momento de determinación y aplicación pena y de las medidas de seguridad.
'S de la pena), la pena ha de crear en el sujeto activo posibili- Preguntar por la función del Derecho Penal sigue siendo,
pues, preguntar por la función de sus consecuencias jurídicas
dades de participación en los sistemas sociales y ofrecerle alter-
"i nativas al comportamiento criminal, mediante la colaboración específicas: la pena y las medidas. Pero acierta CALLIESS al
"i (diálogo) de sujeto activo y Estado; 4.**) La misma función remitir a la necesidad de basar la investigación de esta función
en el Derecho Positivo, lo que muy frecuentemente resulta desa-
compete a la medida de seguridad, lo que permite superar la
crisis de la doble vía legitimando el sistema vicarial. CALLIESS tendido. Más corriente que indagar qué función cumplen las
'SI resume así la función del Derecho Penal: Protección de bienes sanciones penales en el concreto Derecho positivo de que se
jurídicos a través de la garantía y creación de posibilidades de trate, es inquirir por la función que se estima deberían cumplir.
participación en los sistemas socialesX''^ La teoría de los fines de la pena suele concebirse más como
capítulo de la Filosofía Penal que de la dogmática jurídico-
positiva."^ Nada hay que objetar en contra del planteamiento
3. Posición personal.
del tema desde la perspectiva de lege ferenda, pues es impres-
En los dos epígrafes anteriores se han examinado, en sus cindible tomar postura sobre lo que ha de ser base de la Política
rasgos más generales, las posiciones sobre las que gira la dis- Criminal tanto en orden a guiar a! legislador — por mucho que
cusión en torno a la función del Dei-echo Penal. La primera gran éste desprecie tan a menudo en nuestro país la opinión de la
'•'si distinción de que hemos partido ha sido la de, por una parte, ciencia—, como a efectos de crítica de la ley. Ambas activida-
teorías que derivan la función del Derecho Penal de la función des corresponden indeclinablemente al jurista. Pero no es co-
de la pena y de la medida de seguridad y, por otra parte, la rrecto confundir los campos y dar respuesta a la cuestión de
actual formulación de CALLTESS, que pretende poder invertir ese la función de la pena y de las medidas de seguridad en el De-
planteamiento y deducir la función de la pena del Derecho posi- recho positivo apelando a la función que se opina debeHan
tivo. Antes que nada debe, pues, tomarse posición sobre esta cumplir. Ni cabe tampoco dejar de referir la problemática exa-
cuestión de principio. minada al Derecho positivo, porque ello contribuye a crear un
A) Empezaré señalando que el análisis atento de la cons- vacío lamentable en uno de los puntos centrales de la dogmática
trucción de CALLIESS muestra que también en ella se deriva la jurídico-penal.
función del Derecho Penal de la función de la pena — que se
hace coincidir con la de las medidas de seguridad —. E n efecto, 178 Así, p. ej., en el pasaje acabado de citar de la pág. 188 (op. cit.).
179 Hay, desde luego, excepciones. E n nuestro país, por ejemplo, CA-
SAB6 refiere en la actualidad la decisión del problema al Código Penal
177 Vid. R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 188. español: Comentarios al Código Penal, cit., II, págs. 9 y ss.
•h"
Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 91
90
Posiblemente a esto último se deba la hipertrofia, que em- atribuye a la pena.^^* Ai mismo tiempo, se pone en relación la
pieza a verso con ojos críticos, de la teoría del delito en per- problemática de la "función" con la de la "justificación" de
juicio de la teoría de la pena.^^o Hipertrofia que explica, a su la pena y de las medidas, porque lo que justifica el recurso a
vez, la desvinculación de la dogmática tradicional respecto de ellas es que sirvan a determinada función.
la política criminal, pues el sector de problemas más afectados b) El examen de las teorías sobre la pena y las medidas de
por las consideraciones político-criminales no es el de la teoría seguridad mostró que, si sobre la primera divergían amplia-
del delito, sino el de la pena y las medidas de seguridad, cuya mente las opiniones, había unanimidad en cuanto a la función
teoría dogmática no ha alcanzado, por lo dicho, el grado de ela- de las medidas de seguridad. Ello es prueba de que la opinión
boración necesario. Se ha llegado, de este modo, a reservar la general es en este punto acertada. No cabe duda alguna de que
dogmática para el delito y la política criminal para la pena, y en el Derecho positivo las medidas de seguridad tienden a la
no es extraño que ahora se levanten voces en favor de una uni- prevención especial, sea inocuizando al delincuente — medidas
ficación de dogmática y política criminalj^si nj q^g sg pida la asegurativas —, reeducándolo — medidas educativas — y cu-
revisión de la teoría del delito a la luz de la pena.^^^ rándolo — medidas terapéuticas —. No es preciso, pues, exten-
El tema de la función del Derecho Penal deberá abordarse, der las consideraciones que se hicieron al exponer la opinión
pues, a continuación, a partir de dos premisas: 1.*^) La función general, razón por la que cabe excluir, desde un principio, una
del Derecho Penal se deriva — tiene razón el planteamiento ulterior discusión sobre este punto, que por ello antepongo
tradicional ~ de la función de la pena y de las medidas de se- ahora a la función de la pena.
guridad; 2.°) Debe buscarse, ante todo, la función de estas san- No obstante, tal vez sea oportuno hacer una precisión. De-
ciones penales en el Derecho positivo. m: cir que la función de las medidas de seguridad es la prevención
B) a) Ya señalé, al iniciar la exposición de teorías sobre especial es correcto, pero deja sin explicitar cuál es la función
la pena, que no coinciden las nociones de "concepto" y "función" última de la prevención especial. Este punto será analizado con
de la pena. Antes de proseguir conviene ahora insistir en que más detalle respecto de la pena. Ahora baste con adelantar
el "concepto" de la pena da respuesta a lo que es la pena, mien- que la prevención especial es sólo un medio de protección de
tras que la "función" de la pena expresa para qué sirve la pena. los bienes jurídicos. La función de las medidas de seguridad
En sentido riguroso, el concepto de "función" no coincide con ü
es, pues, la protección de los bienes jurídicos. Más adelante se
el de "fin", como subraya la sociología funcionalista.-^^ Pero precisará el significado de esta expresión.
c) a') El "concepto" de pena ha interferido, sin duda, en
cuando se habla de "fin" o "fines" de la pena, se hace en muchos m la problemática de la "función" de la misma, oscureciéndola.
casos en sentido sinónimo a "función" de la pena. He elegido
este último término porque sirve para expresar que lo que im- En el Derecho positivo — no sólo en el español — la pena es un
porta no son los eventuales fines que en concreto pretendan mal que se impone en cuanto tal mal como res-puesta a la co-
conseguirse con la pena o las medidas de seguridad, sino sólo misión de un delito. Para expresarlo con palabras de GROCIO:
la finalidad esencial de éstas. Se descarta con ello equiparar el m ^'Poena est maluin passionis, qnod inflingitur propter maUím
concepto de función al de los "fines" adicionales que algún autor actionis." Tal concepto se anuncia ya por la terminología que
el Derecho positivo utiliza para expresarlo: no sólo la palabra
180 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., pág. 10, "pena", de indudable sentido aflictivo, sino también el verbo
181 Sübre todo, vid. el libro de C. RoxiN, Política Criminal y Sistema "castigar" que la ley utiliza constantemente para designar la
del Derecho Penal, trad. al español por F . MUÑOZ CONDE, B a r c d o n a 1972,
! :! páíjinas 33 y s.
182 E n este sentido E. SCHMIDHAUSEE, Strafrecht, A.T., cit., págs. 110 184 Así, R. MAURACH, Tratado, cit., I, págs. 78 y ss., cuando distin-
y s., donde anuncia el punto de partida de su "sistema teleológico". gue "esencia" y "fines" de la pena. Le sigue J. R. CASABÓ, Comentarios,
183 E n relación al Derecho Penal, vid., K. AMELUNG, Rechtsgüter- cit., II, págs. 9 y ss. E n la terminología del texto aquí la "esencia" expre-
schutz und Schutz der Gesellschaft, F r a n k f u r t am Main 1972, pág. 358; saría "función" esencial de la pena, lo que demuestra que "función" y
F. MUÑOZ CONDE, Funktion der Strafnorm und Strafrechtsreform, en el "fines" no coinciden.
libro Strafrecht und Strafrechtsreform, Koln 1974, pág. 310.
92 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 93

conminación penal (así sólo por poner el ejemplo paradigmáti- nes, que el ataque a los mismos constituya delito (a sensu con-
co del art. 407 C.P.: "El que matare a otro será castigado...") trario, no todo ataque a los bienes constituye delito) .^^"^ Tam-
,Y se confirma a la vista de la correlación delito-pena que sirve poco se aviene con la función de realización de la Justicia que
de base a la estructura del Código Penal, expresión de una re- la medida de la protección penal del patrimonio — para seguir
lación de proporción de gravedades. Esto último puede dedu- con el mismo ejemplo — dependa no sólo de la gravedad del
cirse del art. 2 in fine, y del art. 565 del Código Penal, que, res- ataque, sino sobre todo de su peligrosidad.^^s ^Q{^ gj Q-^ prin-
pectivamente, limitan la gravedad de la pena según "el grado cipio se castigan con mayor severidad las conductas que per-
de malicia y el daño causado por el delito" y el dato de que el siguen el enriquecimiento correlativo a la expropiación (robo,
hecho sea doloso o culposo, lo que demuestra que la pena se hurto, estafa) que las desprovistas de dicha finalidad, como los
impone como mal proporcionado a la gravedad del delito, esto daíios, es, sin duda, por la mayor probabilidad de las primeras
es, como respuesta al mismo.^^^ Pero todavía posee mayor fuer- — su peligrosidad —, pues el móvil normal de los ataques al
za argumental, en el mismo sentido, la constante gradación de patrimonio es el lucro, como lo demuestra la composición de la
la gravedad de las penas en los Libros II y III con arreglo a la casi totalidad de la delincuencia profesional en este sector. Del
que poseen los delitos o faltas a que se asignan: No son decla- mismo modo, el robo se pena más — ¡en principio! — que el
raciones aisladas, sino el total sistema legal, lo que permite hurto por la mayor peligrosidad que para la propiedad encierra
definir la pena como castigo impuesto en proporción al mal del el modo violento de ataque (aparte de los casos en que a ello se
añade la gravedad de la lesión de bienes jurídicos distintos al
delito.
patrimonio: vida, integridad física, honestidad y libertad). Más
Sin embargo, este "concepto" de pena no ha de prejuzgar notorio es, todavía, que la levedad de las penas señaladas a la
la solución a la cuestión de la "función" de la pena, como a ve- usurpación se explica por la escasa peligrosidad de los ataques
ces ocurre. Que la pena sea conceptualmente un castigo, no a los bienes inmuebles, protegidos por la fe registral. Todos
implica que su función última sea la retribución. Por el con- éstos son ejemplos de que la cuantía de la pena se mide a me-
trario, la observación del Derecho positivo muestra que a la nudo por el grado de peligrosidad de las conductas, más que
pena se asigna una función preventiva, de defensa de bienes por su gravedad ética, lo que impide justificar la pena en tales
jurídicos. casos en base a la idea de Justicia y remite a la conveniencia
&0 Así, en primer lugar, el carácter fragmentario del De- de ajusfar la severidad de las penas a las necesidades de pre-
recho Penal contradice la posibilidad de ver como función de vención.
éste la realización de la Justicia.^^'^ Tal cometido exigiría san-
cionar todo comportamiento inmoral o, al menos, antijurídico. Lo mismo prueba, y con carácter general, el fundamento
Y, sin embargo, ePDerecho Penal positivo no pretende tanto: de la mayor parte de circunstancias agravantes. Si determinan
hay hechos antijurídicos — como el incumplimiento contrac- la elevación de la pena no es porque expresen mayor desvalor
tual —• que no son sometidos a pena. Por otra parte, la función
de realización de Justicia es incompatible con la sanción mera- 187 La argumentación presupone, por razones político-criminales, que
el término "delito" no se usa en este precepto en su sentido estricto, como
mente parcial de los ataques a los bienes jurídicos protegidos contrapuesto a "falta", sino como equivalente a infracción criminal, en
por la ley penal. Para poner un ejemplo expresivo, es sabido sentido amplio. Pero reconozco que la opinión contraria posee, también
poderosos argumentos. En favor de la interpretación amplia; J. M." R O -
que no todos los ataques contra el patrimonio constituyen de- DRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., cit., pág. 481; E. CUET,LO
lito o falta. El art. 8, 4.^ del Código Penal así lo reconoce a! CALÓN, Derecho Penal, cit., I, pág. 367. En favor de la interpretación
exigir, para la presencia de agresión ilegítima relativa a bie- estricta: J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., I, pág. 245; J. CÓRDOBA
RODA, Comentarios, cit., I, pág. 237.
188 Del contexto ya se desprende que no se utiliza el término "peli-
185 En este sentido J. R. CASABÓ, Comentarios, cit., I I , págs. 11 y s. grosidad" como juicio referido al autor, de probabilidad de comisión por
186 Vid. en este sentido: H. ZlPF, KriwÁnalpolitik, Bine Einführiing su parte de ulteriores delitos, sino en referencia a los modos de ataque,
in die Grundlagen, Karlsruhe 1973, pág. 29 y s.; E. SCHMIDHÁUSER, Vom como expresión de su virtualidad para conducir al resultado lesivo. Esta
Sinn der Strafe, cit., págs. 46 y ss. clase de peligrosidad no desborda el Derecho Penal del acto.
7Tf^'^
YV
94 D e r e c h o P e n a l en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 95
ético en el delito — ni en el injusto ni en la culpabilidad —, a la pena de la función de realización de Justicia, el Código
sino porque suponen la utilización de medios de comisión de Penal El primero de ellos es la extinción de la responsabilidad
situaciones subjetivas o de ocasión más peligrosos para el bien criminal por obra de la prescripción del delito o de la pena (ar-
jurídico.^^3 La alevosía, pongo por caso, no exige ni mayor tículo 112, 6.^ y 7.*^) 1^2 de la amnistía o del indulto (art. 112,
cuantía del mal producido ni más perversidad en el delincuente 3.^ y 4.°) y del perdón del ofendido, en los delitos solamente
— el ánimo traicionare, a veces exigido por la Jurisprudencia, perseguibles mediante denuncia o querella del agraviado (ar-
no tiene base legal — : agrava la pena porque ex ante es más tículo 112, 5.°). Todos estos supuestos de extinción de la res-
peligroso un ataque realizado por medios que tiendan a impe- ponsabilidad criminal serían intolerables si la pena sirviese a
dir la defensa de la víctima. Esto e s : se quiere contrarrestar la función de realización de la Justicia, y, sin embargo, son
con la agravación de la pena la tendencia a servirse de medios explicables, en mayor o menor medida, desde la perspectiva de
más peligrosos para el bien jurídico, el cual de este modo se la oportunidad de la prevención.
protege con mayor intensidad. Pero esto no responde a la fun- El segundo argumento lo suministra la presencia en el Có-
ción de realización de Justicia, sino a inequívocos mecanismos digo Penal de delitos cuya persecución se hace depender de la
de prevención.ISO voluntad del agraviado o de quien lo sustituya legalmente, exi-
La figura moderna de la llamada condena condicional, ad- giéndose su previa denuncia (violación, abusos deshonestos, es-
mitida en el Código Penal (arts. 92 a 97), es un ejemplo con- tupro, rapto [art. 443] y abandono de familia [art. 487]), o
creto que contradice, también, una concepción retributiva de la incluso su querella (adulterio [art. 450], amancebamiento [ar-
función de la pena, pues no responde a la Justicia que el Tri- tículo 452], calumnia e injuria [art. 467]). Es inexplicable se-
bunal pueda, sin base en la gravedad del hecho, declarar ex- gún la idea de Justicia que estos delitos se castiguen o no según
cepciones a la necesidad de que se ejecute la pena.^^^ el arbitrio de una persona.
í
Tres argumentos ofrece todavía, en contra de la atribución El tercer argumento lo ofrece la existencia de condiciones
objetivas de punibilidad o excusas absolutorias basadas en pu-
189 Así, J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, I, cit., pág-, 351, para las ras razones de oportunidad, contradictorias con una concepción
circunstancias objetivas: "las más de ellas {tienen como fundamento), la de la pena anclada en la Justicia. Así, la condición objetiva de
mayor facilidad p a r a cometer el delito y las dificultades de defensa en
la víctima". punibilidad del art. 137, 2 y las excusas absolutorias de los ar-
Con distinto criterio, intenta fundar determinadas agravantes en una tículos 226 y 564.
mayor reprochabilidad subjetiva, G. RODRÍGUEZ MOURULLO, Cumentarios Pero es fuera del Código PenaU^^ donde se contiene el ar-
al Código Penal, cit., págs. 627 y s. (astucia y fraude), 638 (disfraz), 646
y ss. (abuso de superioridad), 663 y s. (abuso de confianza), 676 (prevali- gumento decisivo en contra del principio de Justicia como fun-
miento de carácter público) 685 y s. (con ocasión de incendio naufragio ción de la pena. E n la Exposición de Motivos del Decreto 25 ene-
u otra calamidad). No obstante, reconoce que la mayor peligrosidad para
los bienes jurídicos es el fundamento de las agravantes de auxilio de ro 1968, que modifica de forma esencial las bases de la ejecución
gente armada (pág. 697), nocturnidad (págs. 710 y ss.), despoblado (pá- de las penas privativas de libertad previstas en el Reglamento
gina 716) y cuadrilla (págs. 722 y s.). General del Servicio de Prisiones de 2 de febrero de 1956, se
190 Esto explica que no pueda considerarse más grave intrínseca- recuerda que, según el art. 1.° de este último Reglamento, la
mente la conducta alevosa, lo que viene a reconocer CÓRDOBA al considerar
discutible el fundamento de la alevosía por la razón, ya sugerida por finalidad primordial de las instituciones penitenciarias es rea-
QUINTANU, de que "nada hay más lógico y humano que el t r a t a r de ase- lizar sobre los sentenciados "una labor reformadora, con arre-
g u r a r la ejecución de los propios actos, de los riesgos que puedan ame-
nazarles": J. CÓRDOBA RODA, Comentarios, cit., I, págs. 556 y s. Pero eso
no significa que no sea claro el fundamento legal de la alevosía, pues no
se basa en la gravedad ética del hecho, sino en el mayor peligro que 192 Así, p a r a el Derecho alemán E. SCUMIDIIAUSER, Strafrecht, A.T.,
encierra p a r a bienes jurídicos. cit., pág. 38.
191 Ello es independiente de que se vea en la condena condicional 193 Aunque en base al mismo: el art. S4 del Código Penal es la base
la finalidad de evitar la reincidencia o sólo la de evitar las penas cortas legal de la normativa que regula por vía reglamentaria la ejecución de
privativas de libertad por la via de una especie de "perdón judicial", como la pena. El Código Penal ratifica, pues, la concepción resocializadora esta-
quiere A. DEL TORO MARZAL, en Comentarios, cit., II, págs. 487 y ss. blecida en los Decretos de 2 de febrero de 1956 y 25 de enero de 1968.
96 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 97

glo a los principios y orientaciones de la ciencia penitenciaria". allá de los hechos castigados por la Ley: ¿cómo podría afir-
El nuevo sistema que se introdujo en 1968 se inspira, efectiva- marse que la pena está llamada a realizar la Justicia, si el
mente, en la meta de resocialización del delincuente. Baste Derecho no pretende sancionar según su gravedad a todos los
observar que el art. 48 del Decreto de 1968 prevé los siguientes hechos que desde el punto de vista ético-jurídico lo merezcan?
grados en el sistema de ejecución; 1.^) "De reeducación del Por último, y sobre todo, es absolutamente opuesto a la
interno"; 2.^) "De readaptación social; 3.°) "De prelibertad"; función relributiva de la pena el contenido que le asigna ex-
4.^) "De libertad condicional". (Los subrayados son míos.) El presamente la normativa vigente en materia de ejecución de
paso a los grados superiores depende de las "condiciones" del las penas privativas de libertad. No puede afirmarse que el
sujeto: "la progresión en el tratamiento dependerá de la con- Código Penal parta de una pena al servicio de la Justicia, cuan-
ducta activa del interno..."; y "la regresión de grado procederá do la mayor parte de las penas tienen asignada inequívocamen-
cuando se aprecie en el interno oposición o resistencia al tra- te la función de resocialización del penado, esto es, de preven-
tamiento o falta de colaboración que implique una evolución ción especial, incompatible con el principio de Justicia porque
desfavorable de la personalidad del mismo" {art. 48). obliga a tratar de forma distinta a cada recluso (y ello no en
Es decir, el sistema persigue estimular la progresiva reso- razón de sus delitos, sino sólo por las necesidades de resocia-
cialización del penado, y para ello se le aplica un tratamiento lización).
adecuado a su personalidad en base a la utilización de métodos E n conclusión: si bien, según su "concepto", la pena es un
psiquiátricos, psicológicos, pedagógicos y sociales (art. 49). Todo castigo impuesto por el delito cometido, su "función" no es en
ello sería esencialmente contradictorio con una concepción que el Derecho Penal español la realización de la Justicia, sino la
atribuyese a la pena la función de realización de Justicia, por- protección de los bienes jurídicos a través de la prevención. La
que para ella sería "injusto" que el contenido de la pena fuese cuestión de los limites de dicha protección será ubicada en el
distinto para cada sujeto por razones ajenas a la gravedad del seno de la problemática del Derecho Penal subjetivo, como
hecho. En cambio, es obvio que la finalidad de readaptación límites del lu^ Puniendi del Estado. Allí se estudiará la fun-
social es la prevención especial. ción limitadora del concepto de bien jurídico y del principio
Todo lo anterior lleva a la conclusión de que no es la reali- de culpabilidad. Sin duda que, en cuanto precisan los límites de
zación de la Justicia la función que se asigna a la pena en el la función del Derecho Penal, ambos aspectos podrían exami-
Derecho Penal español. Cierto que podría alegarse que — como narse ahora.i''^ Pero la presencia de un lugar sistemático des-
ya dije — en la mayor parte de sus preceptos el Código Penal tinado específicamente a los límites del derecho de castigar del
parte de la proporción entre delitos y penas, lo que podría con- Estado, hace preferible trasladar al mismo dicha problemática.
siderarse argumento favorable a la conclusión contraria. Pero, E n cambio, corresponde ineludiblemente a este lugar la pre-
mientras que tal proporción no es contradictoria con un plan- cisión del contenido de la idea de prevención, de la clase de
teamiento que atribuye a la pena cometidos preventivos, si lo prevención, general o especial, a que sirve la pena en el De-
sería para una concepción absoluta de la pena la presencia de recho Positivo, así como del modo en que opera.
los supuestos traídos a colación más arriba. P a r a una teoría cf) Las críticas que suelen dirigirse a la prevención gene-
relativa de la pena no está excluida la posibilidad de limitar la ral atribuyen con frecuencia un contenido a la prevención ina-
prevención, y, en cambio, no sería tolerable para una concep- decuado al Derecho positivo. Así sucede cuando se critica, pon-
ción retributiva, que viese en la Justicia la función de la pena, go por caso, a la prevención general porque puede llevar a la
la presencia de excepciones a la pena justa, pues estas excep- consecuencia inadmisible de castigar con pena de escasa gra-
ciones no serían sino supuestos de pena injusta que la Justicia vedad los hechos más graves, que, precisamente por serlo, en-
no podría consentir. 194 Así, C. EoxiN, mezcla las cuestiones de función y límites de la
Por otra parte, el planteamiento retribucionista no podría pena. Pero no ha de olvidarse que lo hace en un trabajo que titula Sentido
explicar que el Derecho Penal renuncie a hacer Justicia más y lÍTnites de la pena estatal; Sinn und Grenzen statlicher .Strafe.

7 . — S . Mir Puig. — Introducción a las bases del Derecho Penal


El concepto material de Derecho Penal 99
98 Derecho Penal en sentido obietivo

cuentran ya un firme obstáculo a su realización en la firme su función límite, determina en cambio, cuándo no se puede
reprobación ético-social que les rodea y son, por ello, de escasa castigar aunque haya necesidad de prevención por razón de la
comisión. Esta objeción presupone una idea excesivamente am- peligrosidad del hecho. Este segundo aspecto en que importa
plia de lo que ha de ser objeto de la prevención (de su contenido) considerar la gravedad del hecho, que podría resumirse bajo
y alcanzaría sólo a una concepción que atribuyese tal ámbito la expresión "necesidad de proporcionalidad" de pena y delito,
a la prevención. En efecto: concibe la necesidad de prevención ya no integra la vertiente positiva, constitutiva o fundamenta-
como extendida a todo hecho, por leve que sea, y en función dora de la función del Derecho Penal, sino que posee solamente
del peligro de su repetición cuantitativa, o viceversa, cree que el sentido de límite al desarrollo de esta función: no se cas-
deja de existir necesidad de prevención cuando el hecho, pese tiga para realizar la idea de proporción (lo contrario sería ad-
a su gravedad, no corre peligro de repetirse. Tal concepción mitir la función retributiva de la pena), sino para prevenir
de lo que precisa ser prevenido (contenido de la prevención) no hechos graves y peligrosos hasta el limite determinado por la
responde al Derecho positivo, que antes que el peligro de re- necesidad de proporción. Por ello, el principio de proporciona-
petición tiene en cuenta, a estos efectos, la importancia del lidad será estudiado dentro del apartado destinado a los límites
bien jurídico lesionado. Así, el Derecho positivo considera que del lus puniendi del Estado.
el parricidio merece pena muy grave, por mucho que no sea d') La necesidad de prevención se determina en función
muy elevado el número de estos delitos, porque el objeto jurí- de la gravedad y peligrosidad del hecho, en los términos ex-
dico de protección es en ellos lo suficientemente importante puestos. Pero ¿qué clase de prevención, la general o la especial,
para que se persiga, mediante una pena gravísima, evitar si- es la que inspira la función del Derecho Penal positivo?
quiera uno solo de los mismos. P a r a dar respuesta a esta cuestión, empezaré diciendo que
la formulación de RoxiN, más arriba expuesta, me parece la más
No basta, pues, decir que la función de la pena es la pre-
acabada."* '^'^ Acierta al partir de la idea que subyace a todas
vención para el Derecho positivo. E n este punto es donde tiene
las teorías mixtas o de la unión: ni la prevención general ni la
entrada la idea de gravedad del hecho, que lejos de ser irrele-
especial bastan por sí solas para asumir la función de la pena.
vante a los efectos preventivos, es una de sus dos guías cen-
Y supera a las formulaciones dominantes al conseguir vincular
trales. La otra es el peligro del modo de ataque o de repetición
en un sistema armónico — y no como meros fines que se suman
del hecho. La gravedad del hecho es tomada por la ley como
cuantitativamente — las distintas posiciones de la prevención
base de la gravedad de la pena en la tipificación de los delitos
general y la especial. Sus conclusiones centrales son válidas
y como criterio general de mediación de la pena (art. 61, 4.'^ y
para nuestro Derecho: 1) En el momento de la conminación
7.*^). Por lo que se refiere al peligro implicado por los medios
típica la pena posee la función de prevención general (amenaza
empleados o de repetición del hecho, ya se han puesto más
psicológica) limitada por la protección de bienes jurídicos;
arriba ciertos ejemplos que muestran su relevancia en orden
2) El momento judicial de imposición de la pena es, en primer
a ia fijación típico-abstracta de la pena.
lugar, confirmación de la seriedad de la amenaza típica, por lo
De lo anterior se sigue que la función de la pena — y del que sirve también a la prevención general; sin embargo, la me-
Derecho Penal — es, en nuestro Derecho, la prevención de los dición de la pena debe respetar el límite máximo de la culpa-
delitos por razón de su gravedad y del peligro representado por bilidad (prevención general hasta el límite de la culpabilidad) ;
los medios empleados y por la posibilidad de repetición.
3) La ejecución de la pena sirve a la prevención especial, aun-
La gravedad del hecho integra, por tanto, el contenido de que debe respetar las exigencias de la prevención general y el
la función de prevención. Pero junto a este cometido positivo, límite de la culpabilidad.
le corresponde otro negativo: servir de límite a la prevención.
Según aquel primer aspecto positivo, la gravedad del hecho
indica cuándo hay necesidad de prevenir mediante una pena, 194 bis E n t r e nosotros acepta también el planteamiento de RoxiN,
aunque no exista o sea pequeño el peligro de repetición. En F . MUÑOZ CONDE, Introducción, cit-, págs. 36 y s.
. • • ;
100 Derecho Penal en sentido objetivo
El concepto material de Derecho Penal 101
Antes de justificar la adecuación de los puntos centrales de obstante, ser discutida considerando la referencia a la perso-
esta construcción a nuestro Derecho, destacaré que, según se nalidad como a la "perversidad del delincuente" (como dice el
ha anunciado, excluiré del planteamiento de ROXIN las refe- artículo 348 bis, adicionado por la ley de 24 abril 1958, sin duda
rencias a los límites representados por la idea de exclusiva pro- bajo orientación análoga a la del Código de 1944), es decir,
tección de bienes jurídicos y por el principio de culpabilidad, como base de una valoración ético-jurídica de pasa-do, y no como
que no caracterizan el aspecto positivo de la función de la pena, expresión de peligrosidad de comisión de futuros delitos. En-
sino sólo sus límites, que mejor pertenecen al Capítulo desti- tonces la pena fijada en base a la "personalidad del delincuente"
nado al lus puniendi. no miraría a la prevención especial, sino que sería castigo de la
Así modificado, el planteamiento de ROXIN aparece como perversidad reprochable al atitorA^'^
I punto de partida válido para el Derecho Penal español. Que la La función de la pena en el momento judicial tendrá, pues,
I función de la pena es la prevención general y no la especial, en nuestro Derecho la exclusiva función de prevención general
en el momento de la amenaza legal abstracta, es una exigencia propugnada por RoxiN, sólo en el caso de que la "personalidad"
de la naturaleza misma de las cosas: en ese momento abstracto a que se refiere el art. 61, 4.^ del Código Penal no se entienda
todavía no está presente el delincuente efectivo, sino sólo los como índice de peligrosidad de futuros delitos, sino como ex-
delincuentes en potencia, que son en principio los destinatarios presión de la "perversidad" reprochable al delincuente. Sólo
en general. Por otra parte, la idea de amenaza psicológica per- entonces cabrá decir que la pena persigue evitar que los ciu-
tenece a la entraña misma de la pena, que se diferencia de la dadanos, en general (prevención general), eviten la perversión
medida de seguridad en que aquélla actúa ex ante, solicitando de su personalidad. Si se concibe, en cambio, la "personalidad"
obediencia de los destinatarios, mientras ésta lo hace ex post, como base de la peligrosidad del autor, la pena fijada en aten-
a la vista de la peligrosidad manifestada en un sujeto. ción a ella responderá a la idea de prevención especial. Debe-
También es, en principio, exacto que en nuestro Derecho la ría, en esta segunda interpretación, modificarse el planteamiento
imposición de la pena por parte del Tribunal — o Juez — sirve de ROXIN, atribuyendo a la determinación judicial de la pena,
ante todo a la confirmación de la amenaza típica, que sin ella junto a la función de prevención general, la de prevención es-
quedaría en letra muerta. Sin embargo, en este punto el De- pecial en el marco que ofrece el art. 61, 4.*' del Código Penal.
fM recho español obliga, tal vez, a un matiz de importancia. Desde En cualquier caso, la alusión a la "personalidad" por parte de
la reforma de 1944, cuando no concurran circunstancias agra- este precepto introdujo en 1944 una contradicción en el seno
vantes ni atenuantes hay que tomar en consideración, como del sistema de determinación judicial de la pena, pues ni si-
criterios directrices de la determinación judicial de la pena, "la quiera en la cláusula general del art. 61, 7." (determinación de
% • mayor o menor gravedad del hecho y la personalidad del de- la pena dentro de cada grado) se hace referencia a la personali-
lincuente" (art. 61, 4.° del Código Penal). El papel de la gra-
vedad del hecho ya se ha examinado más arriba. Ahora impor-
ta destacar el significado de la referencia a "la personalidad del 197 Dogmáticamente podría fundarse en la "culpabilidad por la con-
delincuente". Según el sentido de "defensa social" que inspiró ducta de la vida" (E. MKZGER, Die Straftat ais Ganzes, en "Zeitschrift für
die gesamte Strafrechtswissenschaft", t. 57, 1968, págs. 688 y ss.) o en
la reforma de 1944^^^ — a la que se debe este pasaje—, puede la decisión del sujeto, como acto concreto, a llevar una vida contraria al
interpretarse que con ello se quiso introducir la idea de preven- Derecho (P. BOCKELMANN, Siudien zum Taterstrafrecht, II, Berlín 1940, pá-
ginas 145 y ss). E n cualquier caso, no sería reprochable la personalidad
ción especial como módulo de determinación judicial de la pena. en cuanto estado actual {como modo de ser), sino en cuanto producto de
Ésta debería tomar en cuenta el peligro demostrado por la una conducta anterior desvalorable. Así: H. WELZEL, Pe-rsónhichkeit nnd

4 •"personalidad del delincuente".!^'' Tal interpretación podría, no


195 El mencionado "sentido de defensa social" es expresamente afir-
Schuld, en Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft", t. 60,
1941, pág. 462; Armin KAUFM4NN, Lebendiges und Totes, cit., págs. 210
y ss. Pese a sus dificultades, este planteamiento tendría la ventaja de
evitar la conclusión de que puede castigarse la peligrosidad de futuro,
A| mado en el preámbulo del Decreto que promulgó el Código de 1944. para requerir siempre la reprochabilidad de la perversión de la perso-
196 Ésta parece ser la interpretación de J. R. CASABÓ, Comentarios, nalidad.
»l cit., II, pág. 16.
•*.{

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i.
Bí^í.-.-

El concepto material de Derecho Penal 103


102 Derecho Penal en sentido objetivo
guiendo entre duración y forma de ejecución: la duración vie-
dad, sino sólo a "la mayor o menor gravedad del mal producido
ne asignada por la sentencia y no puede modificarse por virtud
por el delito".
de la prevención especial, pero la forma de ejecución depende
Debe insistirse, por último, en el sentido que, con ROXIN,
principalmente de esta clase de prevención. Así se desprende
atribuimos a la función de prevención general propia de la de-
del régimen de ejecución establecido — según autoriza el art. 84
terminación judicial de la pena. No se trata de que en ese mo-
del Código Penal — en el Reglamento General del Servicio de
mento puedan tomarse en cuenta las concretas necesidades de
Prisiones de 2 febrero 1956, modificado sustancialmente por el
prevención general (p. e j . : la mayor o menor frecuencia del
Decreto 25 enero 1968. Como recuerda el Preámbulo de este
delito en el momento de ser juzgado), sino sólo de que la apli-
último, el art. 1 del Reglamento de 1956 erige en finalidad pri-
cación de la pena con arreglo a las prescripciones de la ley
I l^ mordial de las instituciones penitenciarias la de realizar sotare
constituye la confirmación de ia seriedad de la amenaza abs-
los sentenciados "una labor reformadora, con arreglo a los
tracta de la pena y, de este modo, condición de eficacia de la
principios y orientaciones de la ciencia penitenciaria". La re-
prevención general. En este sentido, aplicar la pena según las
socialización es, pues, la función esencial a que debe servir la
reglas legales responde a la función de prevención general. Una
forma de ejecución de las penas privativas de libertad, como lo
ulterior concreción de las necesidades de prevención general,
confirma el total sistema previsto en la reforma de 1968, que
según las circunstancias sociales del momento, sería inadmisible,
concibe la ejecución como "tratamiento" basado en la orienta-
por lo menos en cuanto ello hubiese de suponer la agravación
ción científica de la personalidad de cada penado (arts. 48 y 49).
de la pena. Se vulneraría por esta vía el límite de proporciona-
Pero ello no afecta a la duración de la pena.
lidad de pena y delito cometido, utilizándose al delincuente como
instrumento al servicio de la utilidad social, más allá de lo que La segunda reserva que cabe hacer el planteamiento de Ro-
el actual pensamiento jurídico-penal y el propio derecho posi- XIN es que las penas no -privativas de libertad no tienen pre-
tivo consienten. Este extremo se examinará en el apartado des- vista en nuestro Derecho una forma de ejecución inspirada de
tinado a los límites del Derecho Penal subjetivo. Baste ahora forma particular en la prevención especial: ninguna de ellas
destacar que el Derecho Penal español no permite fijar la pena se ajusta a un programa resocializador. No pretendo negar,
en atención a las concretas necesidades defensistas del momen- con ello, que toda pena tiene como fin impedir que el delincuen-
to: los únicos criterios generales'^'^'^ ^'^"^ de medición judicial de te vuelva a delinquir, sino sólo que tal fin no se busca en las
la pena (arts. 61, 4."^ y 7.^ y 63) no aluden a ellas. penas no privativas de libertad a través de una especial con-
figuración de la forma de ejecución, sino que es sólo una función
La ejecución de la pena, cumple, para KoxiN, principalmen-
implícita a la sola realización de la amenaza (intimidación con-
te la función de prevención especial. Ello podrá admitirse sólo
creta) que suponen. En estas penas la prevención especial acom-
con dos reservas importantes. La primera es que la ejecución
paña a la prevención general. Así, la pena de muerte persigue
de la pena sirve en primer lugar a la prevención general, pues,
antes que nada la función de prevención generaD^^ y ha de eje-
como el pronunciamiento de la condena, constituye condición
de eficacia de la amenaza legal y de la prevención general, que
quedaría en nada si no hubiese de ejecutarse efectivamente la 198 Que la pena de muerte, donde se mantiene en vigor, como en
nuestro país, persiga la prevención general no significa que lo consiga
pena. Sólo dentro del marco exigido por la condena pronunciada en mayor medida que largas penas de privación de libertad. Por el con-
según las prescripciones legales, cabe atender a la prevención t r a r i o : la supresión de la pena de muerte no ha aumentado, en los países
especial. en que se ha abolido, el número de delitos antes conminados con dicha
pena. Cfr., por todos, M. BARBERO SANTOS, La pena de muerte, problema
Ello es posible en las penas privativas de libertad distin- actual, en Estudios de Criminología y Derecho Penal, cit., págs. 152 y ss.
Éste es, por sí solo, argumento decisivo en contra de la pena de muerte,
197 bis E n cambio, existe algún supuesto 'particular en que el Código porque toda pena no necesaria a los efectos de la prevención se maniñesta
remite a las necesidades de prevención general en el momento del enjui- como un mal injustiñcable, si se admite el planteamiento del texto, según
ciamiento. Así, el art. 5 1 1 — p a r a el delito de robo—, permite elevar la el cual el Derecho español no tiene como función la realización de la J u s t i -
pena "teniendo en cuenta la alarma producida", "el estado de alteración cia, sino la protección de bienes jurídicos.
del orden público que pudiese existir cuando el hecho se realizare".

a-
104 Derecho Penal en sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 105

cutarse para que se confirme la seriedad de su amenaza, pero máximo y no como límite mínimo, puesto que cumple una fun-
su ejecución llevará consigo simultáneamente la más indiscuti- ción de garantía del ciudadano que no se vulnera por el hecho
)
ble prevención especial, pues el ejecutado ya no podrá volver de que la pena se disminuya por debajo de la proporcionali-
) a delinquir. Salvadas las distancias, el mismo planteamiento es dad.^'^'' Por otra parte, la prevención especial habría de respetar
) válido para penas como las restrictivas de libertad o privativas las exigencias de prevención general, pues ambas deben tender
) de derechos. al mismo fin de evitación de delitos. Pero sólo en casos de con- :il!í
) En conclusión, la ejecución de la pena posee sierrupre la fun- tradicción evidente de los intereses de prevención general de-
) ción de prevención general, como necesaria confirmación de la bería sacrificarse la prevención especial, ya que la experiencia
seriedad de la conminación típica y de la sentencia conminato- muestra que es difícil que un caso concreto modifique la efica-
ria, y la función de prevención especial inherente a la intimi- cia de la prevención general.
) dación que el condenado sufre en su persona. En las venas e') Examinados el contenido de la prevención y el papel
) privativas de libertad la prevención especial no es esa pura con- que corresponde a sus dos modalidades (general y especial),
) secuencia del castigo impuesto, sino que se persigue de forma debe ahora plantearse la cuestión de cómo lleva a cabo el De-
preferente, a través de una configuración de la forma de eje- recho Penal su función de prevención. No se incluirá aquí la
) problemática que suscita la necesidad de que la prevención se ii 1
cución que tiende a la resocialización del penado. Pero en cual-
) quier caso — también en las penas privativas de libertad — la acometa de forma que quede a salvo el principio de legalidad,
) prevención especial no puede en nuestro derecho rebasar los entendido en sus diversas consecuencias destinadas a la garan-
) márgenes fijados por la duración de la pena impuesta por el tía del ciudadano, ni tampoco la exigencia de una prevención
Juez en base a las disposiciones de la ley. dentro del marco de la proporcionalidad delito-pena. Ambos
)
aspectos podrían considerarse relativos al có-}no de la prevención,
) Resurnie/ndo todo lo anterior, cabe decir que el Derecho Pe- pero se estudiarán entre los limites al poder punitivo del Es-
) nal español sirve a la función de prevención de delitos por ra- tado, en la Parte destinada al Derecho Penal subjetivo.
} zón de su gravedad y peligrosidad, frente a la sociedad en ge- •Si se dejan a un lado el principio de legalidad y el de pro-
) neral (prevención general) en los tres momentos de conminación porcionalidad, el modo de operar del Derecho Penal en el de-
típica, determinación de la pena y ejecución de la condena, y sarrollo de su función preventiva ha merecido una atención
)
frente al delincuente (prevención especial) tal vez en el momen- doctrinal que contrasta, por su escasez, con la que con tanta
) to de determinación judicial de la pena (art. 61, 4.° del Código
1 profusión suele dedicarse a la fijación de los fines de la pena.
) Penal) y sin duda en la ejecución de la pena, sea como conse- A decir verdad, un estudio profundo expresamente dedicado al
) cuencia implícita a la concreta intimidación que supone, sea tema faltaba hasta la reciente aparición de la obra de CALLIESS
) buscada de forma especial, a través de un tratamiento resocia- sobre la teoría de la pena ya citada.^"i Ello no es casual, sino
lizador, en las penas privativas de libertad. que obedece a la falta de preocupación por la investigación del
)
De lege ferenda puede propugnarse una mayor esfera de funcionamiento del Derecho Penal en el contexto de lo social,
) aplicación de la prevención especial en el momento de determi- producto de una ciencia penal anclada primero en la perspec-
nación de la pena.^^^ Cierto que a ello podría con frecuencia tiva de las ciencias de la naturaleza (Derecho penal clásico),
) oponerse el principio de proporcionalidad de delito {como he- y después trasladada al mundo espiritual de los valores (de-
cho) y pena, pero tal principio debería operar sólo como límite recho penal neoclásico) o de las estructuras ontológicas, lógico-
objetivas (finalismo), sin que, en cualquier caso, haya solido

) 199 La adecuación de la pena al autor, con vistas a la prevención


especial, constituye un postulado generalmente admitido, incluso por los 200 Este tema de la función limitadora del principio de proporcio-
) partidarios de un Derecho Penal de la culpabilidad. En este sentido, reco- nalidad será estudiado más abajo, entre los límites del lus ptiviendi del
nociendo la extensión doctrinal de este planteamiento, H. ZIPT, Kriminal- Estado.
) politik, Eine Einführung in die Crundlagen, Karisruhe 1973, pág. 49. 201 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie dar Strafe, c i t , pág. 122.
')
)
)
106 Derecho Penal e n sentido objetivo El concepto material de Derecho Penal 107
ubicarse su problemática en ei específico terreno del Derecho •Esto es: la antijuricidad supone que el Derecho quiere motivar;
positivo; los sistemas sociales.^o^ la culpabilidad, que el sujeto puede ser motivado."^^^ MUÑoz
Desde esta perspectiva, el Derecho Penal — como todo De- €ONDE, por su parte, distingue entre motivación general y mo-
recho— aparece como instrumento de mediación en ei conjunto tivación individual. La primera define el ámbito de la antiju-
de los procesos de interacción que integran los sistemas socia- ricidad, la segunda el de la culpabilidad.^oy
les. Toda norma jurídica incide en las relaciones comunicativas Dejando aparte estas ricas consecuncias del destaque de la
de los destinatarios, modificando sus expectativas recíprocas.^"'' motivación como vehículo de actuación de la función de pre-
La norma penal interfiere en las expectativas de los sujetos vención del Derecho Penal, importa analizar, siquiera somera-
presentes en ella: los eventuales concretos sujetos activos y mente, el proceso de motivación. Según THOMAE, se incluyen en
pasivos y el Estado.^"'' el concepto de motivación "todos aquellos procesos imputables
La función de protección de bienes jurídicos a través de la a, un individuo o a un grupo... que explican o hacen compren-
prevención tiene, sobre esta base, el siguiente modo de operar: sible un comportamiento".2io E n tales procesos juegan un pa-
a) Frente a la sociedad en general, como conjunto de even- pel importante las normas morales, sociales y jurídicas. Todas
tuales sujetos pasivos, garantiza la seguridad de sus'expecta- «lias, al ser internalizadas por el sujeto, van configurando su
tivas sobre la indemnidad de los bienes jurídicos. Ello no sig- Swper-Yo, que sirve de control de las propias emociones y rige
nifica que se garanticen las concretas expectativas, que pueden la conducta humana. El Derecho Penal es la expresión más
defraudarse por el delito, sino sólo que la protección ofrecida extrema de las normas impuestas coactivamente y que contri-
por la pena permite una seguridad en abstracto, mayor o menor, buyen a integrar el Super-Yo, interiorizando la autoridad, en
en las expectativas.^'^^ este caso la del Estado. A través de la mediación del Super-Yo
h) Frente a los eventuales sujetos activos, la protección las normas penales cumplen su función.^n Esta fundamentación
penal se consigue mediante la motivación. Ésta constituye la de base psicoanalítica permite mantener la eficacia motivadora
forma de actuar propia de la prevención general. Su importancia del Derecho Penal pese a que normalmente sus concretos pre-
ha sido destacada por GIMBEUNAT^OS y MUÑOZ CONDE.^O^ Ambos ceptos no son conocidos directamente por la inmensa mayoría
autores erigen el concepto de motivación en eje central de la sis- de sus destinatarios.
temática de la teoría del delito. Así, GIMBERNAT distingue anti- Mediante la motivación la norma penal modifica las expec-
juricidad y culpabilidad del modo siguiente: una acción es anti- tativas del eventual sujeto activo en el sentido de que hace na-
jurídica porque el legislador, para evitarla, desencadena, median- cer en él la expectativa de que el Estado lo perseguirá e inten-
te la conminación típica, la motivación contraria a la misma; un t a r á imponerle la pena correspondiente. Éste es el específico
hecho deja de ser culpable cuando en el sujeto falta la capaci- modo de mediación del Derecho Penal en la relación comunica-
dad de motivación, la "motivabilldad" conforme a la norma. tiva de los eventuales sujetos activos y el Estado.
c) Frente al concreto sujeto activo el Derecho Penal cum-
202 Vid. R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 33. Confirma, desdo otro punto ple su función preventiva, en primer lugar, mediante la inti-
de vista, esta solución: C. RoxiN, Política Criminal y Sistema del Derecho midación, aseguramiento o, incluso, eliminación que supone la
Penal, cit., págs. 34 y ss.
203 Destaca con claridad este planteamiento social del modo de ope-
r a r del Derecho, F . MuÑOZ CoNDE, Introduccwi al Derecho Penal, cit-, p á - 208 Vid. E . GIMBERNAT ORDEIG, El Sistema del Derecho Penal, cit.,
ginas 11 y ss. páginas 286 y as.
204 Vid. R.-P. CALLIESS, Thcorie dcr Strafe, cit., págs. IG y s. 209 Vid. F , MUÑOZ CONUE, Funktion der Strafnorm und Strafrechts-
205 Así, R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 143. reform, cit., págs. 314 y s.
206 Vid. E . GIMBERNAT ORDEIG, El sistema del Derecho Penal en la 210 Cfr. H . THOMAE, en Handbuch der Psycologie, t. 2, Giittingen
actualidad, cit., pág. 277, y ¿Tiene un futuro la dogmática jurídico-penal? 1965, pág. 3, cit. por F . MUÑOZ CONDE, Funktion..., cit., pág. 313.
cit., págs. 93 y ss. 211 Vid. F . MUÑOZ CONDE, Funktion der Strafnorm und Strafrechts-
207 Vid. F . MUÑOZ 'CONDE, Funktion der Strafnorm und Strafrechts- reform, cit-, pág. 313. También en sentido coineidente: E. GIMBERNAT O R -
reform, cit., págs. 312 y ss. DEIG, ¿Tiene u,n fuíuro la dogmática jurídico-penal? ¡ cit., pág. 95.
í*;i coiH-eplo material de Derecho Penal 109
108 Derecho Penal en sentido objetivo
y acrecentarse el grado de confianza y la atribución de respon-
ejecución de toda pena. Desde la perspectiva del modo de in- .habilidades a medida que el tratamiento avanza (Preámbulo
cidencia del Derecho en los procesos sociales, ello puede expre- y art. 49 del mismo Decreto). Según el art. 48 citado, puede
sarse diciendo que la pena supone la variación de las posibili- llegarse a la consecuencia de que "siempre que el sujeto de-
dades del sujeto de participar en los sistemas sociales.^^- muestre estar en condiciones para ello, podrá ser situado ini-
En segundo lugar, el Derecho penal interviene de forma más cialmente en grado superior, salvo el de libertad condicional,
activa en la relación comunicativa que crea la ejecución de las sin tener que pasar necesariamente por los que le precedan", lo
penas privativas de libertad entre el Estado y el sujeto a ellas. que permite situar al penado desde un principio en la fase de
En la moderna concepción de la ejecución de tales penas como ])relibertad, muy ampliamente concebida.^^'^
"tratamiento", a la que responde la regulación española de La intervención activa del penado, que deja de ser consi-
1968, el Derecho Penal no se limita a señalar la pena a cum- . derado como puro objeto sobre el que recae la actividad de pres-
plir, como mera consecuencia jurídica que constituya el término tación (reformadora) del Estado, supone, para CALLIESS, el
final de la intervención de la norma. Esta última ha sido la paso de un Derecho Penal social a un Derecho Penal que pre-
concepción tradicional, que configuraba a la norma penal en tende además ser democrático. Sólo en él se da entrada a la
base sólo al esquema condicional, "si P, entonces C". Pero ya •participación del sometido a una pena.^'^' Pero, al menos en el
no explica bien la actual configuración del proceso la ejecución Derecho español, este estadio de participación no se ha alcan-
do la pena como tratamiento que depende continuamente de los zado plenamente. Una verdadera participación debería suponer
resultados que van apreciándose en el penado. En la actualidad que el penado pudiese aportar sus valores personales en la con-
un tal sistema de ejecución impide considerar definitivamente figuración de la pena: una ejecución de la pena que desatienda
decidida de antemano por la ley cuál será el contenido de la las opiniones del penado e intente, como única vía, sustituir
pena a imponer. La pena no es ya el término final de una su mundo de valores por el dominante en la Sociedad, no res-
estructura condicional — no es ya mera "consecuencia jurídi- ponde todavía al Derecho Penal que postula CALLIESS. Y esto
ca"-—, sino un proceso que va definiéndose a la vista del curso es lo que sucede en el Derecho español. El art. 50, h) del De-
que sigue el tratamiento. La imposición de la pena en la con- creto 25 enero 1968 declara principio general de ejecución de
dena ha pasado a ser el punto de arranque de la determinación las penas privativas de libertad de "Utilización de procedimien-
concreta de la pena. Pues bien, en esta nueva concepción el tos tendentes a la modificación del sistema de actitudes del iv-
Derecho Penal adopta un papel distinto: va ofreciendo, a lo ierno y de su CRcala de valores^'.
largo de toda la ejecución de la pena, una relación entre Es-
tado y penado, así como entre los penados y éstos y la sociedad
~ se permiten y fomentan los contactos con el exterior, que
son amplísimos en las últimas fases —, que abra en el conde-
nado nuevas posibilidades de participación en los sistemas so- 214 Así A, DEL TORO MARZAL, Comentarios, cit., 11, pan'. 442. A con-
ciales y, con ello, una alternativa al comportamiento criminal.-'" tinuación (pág. 443) pone de manifiesto que es criticable hacer depender
la evolución del tratamiento de la conducta activa del penado, si ésta se
En las relaciones que fomenta el actual Derecho Penal de concibe como buena conducta carcelaria. La buena conducta no tiene por
la ejecución de las penas privativas de libertad no sólo ha de qué .ser índice de resocialización y a veces es incluso sipno de profesiona-
intervenir como sujeto activo el Estado, sino también el propio lidad en el penado, cuya experiencia le aconseja la buena conducta para
consefínir un cumplimiento más cómodo y quizá más breve de la pena,
penado. Ello se refleja en nuestro Derecho al hacerse depender pero sin desistir en absoluto de persistir a su término en la vida delictiva.
la progresión o regresión en el tratamiento de la conducta ac- Ahoj'a bien, si la "conducta positiva" se concibe en relación con los
tiva del interno (preámbulo y art. 48 del Decreto 25 enero 1968) esfuerzos del reo por la resocialrzación, entonces el sistema legal es loable.
Y no liay razón, sino todo lo contrario, para descartar esta intcrpreta-
ción, la única conforme con la finalidad atribuida por el D. de 2 de rebr<'ro
de l¡l.''ií> y reconocida por el de 25 de enero de 19G8.
212 Así, R.-P. CALUESS, Theorie der Strafe, cit., páR'ñ. 155 y ss. ;;L5 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., páí;-s. 21(1 y s.
213 Vid. R.-P. CALLIESS, op. cit., págs. 158 y fe.-..
CAPÍTULO II

DERECHO PENAL EN SENTIDO SUBJETIVO


I. PLANTEAMIENTO

Hasta ahora hemos considerado el Derecho Penal como con-


junto de normas de específica naturaleza y función. E n este
apartado sistemático se abordará el otro aspecto bajo el cual
cabe entender el Derecho Penal: como facultad215 MH ¿g imponer
penas y medidas de seguridad.^^^ E n este sentido, la problemá-
tica del Derecho Penal se extiende a tres cuestiones principa-
les: 1) ¿Quién es el titular del Derecho Penal subjetivo?;,2) ¿En
'S qué se funda el Izcs jnmiendi del Estado?; 3) ¿Dentro de qué
límites puede ser ejercido?

II. E L TITULAR DEL DERECHO PENAL SUBJETIVO

La primera cuestión no precisa de especial análisis. Pese


a sus orígenes privatísticos, en los cuales el Derecho de casti-
gar correspondía a los particulares, hace tiempo — sin duda
ya en el Derecho Komano — que constituye un principio indis-
cutido el de que la pena — y la medida de seguridad — es un atri-
buto exclusivo del Estado.^i^ Se expresa de esta forma una con-
secuencia más de la actual concepción de lo político, según la
cual el Estado pretende aparecer como monopolízador del re-
curso a la coacción física. Pero ai mismo tiempo se reconoce
con ello el carácter primordialmente público de los intereses
afectados por el delito, la pena y las medidas de seguridad. Una

215 bis G. QUINTERO OLIVARES prefiere hablar de "potestad" puni-


tiva (Represión penal y Estadio de Derecho, Barcelona 1976, pág. 37). Pero
con los términos "derecho" o "facultad" quiere expresarse algo política-
mente plausible: que el poder de castigar sólo existe si es reconocido por
el Derecho.
216 Aunque he incluido en el concepto objetivo de Derecho Penal
las normas que asignan a delitos sanciones reparadoras de naturaleza
civil, no es preciso analizar ahora la facultad de imponer tales sanciones,
porque su naturaleza material es civil y comparte con las normas civiles
dicha problemática. Justificar el Derecho del Estado a imponerlas equi-
valdría a justificar la facultad de dictar las normas de Derecho civil, lo
que trasciende obviamente al cometido del penalista.
217 Vid. J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., pág. 42.

8. ^ S, Mil- P u l e . — Introducción a las bases del Derecho Penal


114 Derecho Penal en sentido subjetivo III. Fundamento del Derecho Penal subjetivo 115
excepción a este carácter público, la representan, todavía hoy, pero ambos conceptos no coinciden, pues el fundamento tiene i
los llamados "delitos privados", que requieren la interposición que probar la necesidad de la función.
de querella y el sostenimiento de la acción procesal por parte No es preciso aportar razonamiento alguno para demostrar
del sujeto pasivo: adulterio (art. 450 del Código Penal), aman- la necesidad de la protección de la Sociedad, a través de la de '
cebamiento (art. 452), calumnia e injuria (art. 467). Una cierta los bienes jurídicos. Pero puede no parecer tan obvio que dicha
relajación del principio de publicidad, aunque menor, tiene tam- protección precise del recurso a penas o medidas de seguridad.
bién lugar en los delitos para cuya persecución se precisa la Puede argumentarse que la pena no resulta lo suficientemente
previa denuncia del sujeto pasivo o, en su defecto, de ciertas eficaz como para que esté justificado apelar a ellas ;^^8 gj la
personas enumeradas en la ley: violación, abusos deshonestos, pena y la medida de seguridad encuentran como único funda-
estupro y rapto (art. 443 del Código Penal), y abandono de mento su necesidad para la evitación de delitos y se demuestra
familia (art. 487). Pero incluso en todos estos casos el único que no pueden servir con eficacia a esta función, no será lícito
titular legitimado para la imposición de penas y medidas de su empleo, porque aparecerán como un mal iniltil. E n favor de
seguridad sigue siendo el Estado. este razonamiento podrían alegarse los elevados porcentajes
de reincidencia pese al cumplimiento de la pena anterior,^^^ que
constituyen una prueba extremadamente significativa de la esca-
IIL FUNDAMENTO DEL DERECHO PENAL SUBJETIVO
sa eficacia de la pena en cuanto a su función de prevención
especial. Puede aducirse, además, que en los delitos pasionales,!
a menudo los más graves, el contraestímulo de la pena juega
Si no ofrece dificultades la cuestión del titular del lus pu-
un papel de muy dudosa relevancia.^^*^
niendi, mayor interés encierra la problemática relativa al fun-
damento del Derecho Penal subjetivo del Estado. Por de pronto Pese a todo, creo indudable la eficacia y, por ello, la nece-
conviene distinguir en ella dos preguntas centrales: 1) ¿Por sidad de la pena y de las medidas de seguridad. Se olvida un
qué se puede castigar o imponer medidas de seguridad ?; aspecto esencial cuando se mide la eficacia de la pena sobre
2) ¿Por qué puede castigar o imponer medidas de seguridad el la base de los que ya han delinquido. Precisamente en éstos el
Estado! La primera pregunta plantea la cuestión del funda- hecho de haber delinquido demuestra inevitablemente que paral
mento funcional del "lus puniendi"; la segunda, la de su fun- ellos la pena ha resultado ineficaz. La eficacia de la pena no
damento político. puede valorarse por esos fracasos, sino por sus éxitos, y éstos
han de buscarse entre los que no han delinquido y tal vez lo
hubiesen hecho de no concurrir la amenaza de la pena,^^^ como
1. Fundamento funcional lo demuestra el aumento de la delincuencia en momentos de caos
Si está justificado castigar o imponer medidas de segu- político, cuando el Estado pierde el control del orden público.
ridad es porque es necesario realizar los objetivos que se atri-
218 Contra la eficacia de la pena ya se manifestó FERRI, Sociología
buyen a la pena o a las medidas de seguridad. Ello significa crimínale, Torino 1929, I, 5.'' ed., págs. 455 y ss.
que el fundamento (funcional) del lus puniendi se corresponde 219 Vid. S. MiR PuiG, La reincidencia en el Código Penal, cit., pá-
con su función. Desde la perspectiva de las teorías absolutas, ginas 11 y s. Importa destacar: 1.") que el porcentaje de reincidencia se
computa en España en base a la concurrencia formal de las circunstancias
^ el fundamento del lus puniendi sería la necesidad de realizar agravantes de reiteración o reincidencia (arts. 10,14.", 10,15.", 61,6.", 516,3."
la Justicia por medio de la pena. En cambio,, para el Derecho y 530 del Código Penal principalmente), y no toda repetición delictiva
da lugar a las mismas; 2.°) que los índices de reincidencia son especial-
positivo, que atribuye tanto a la pena como a la medida de mente elevados entre los penados sometidos a penas privativas de libertad:
seguridad la función de protección de los bienes jurídicos por en España, alrededor del 60 %. E n Italia las cifras son todavía más ele-
vadas (70 % ) , según los datos de C. GARCÍA VALDBS, Hombres y cárceles.
medio de la prevención de delitos, el fundamento del lus p^u- Historia y crisis de la privación de la libertad, Madrid 1974, pág. 37.
j niendi sólo puede hallarse en la necesidad de protección de la 220 Vid. C. RoxiN, SÍ7in und Grenzen, cit., págs. 9 y s.
sociedad. La función es, pues, aquí la base del fundamento. 221 En este sentido, J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., pág. 31,
116 Derecho Penal e n sentido subjetivo III, Fundamento del Derecho Penal subjetivo 117
Piénsese en épocas de guerras y revoluciones o viceversa, cuando MATICA.224 El Derecho Comparado no ha acogido, sin embargo,
el Estado viene a garantizar la impunidad de ciertos delitos. la vía monista, mientras que predominan la solución ecléctica
SCHMIDHÁUSER aduce dos pruebas altamente expresivas. En pri- de la "doble vía" o "sistema binario", como sucede en el De-
mer lugar, el hecho de que buena parte de los delitos cometidos recho español. Ello no significa que este sistema legislativo no
por los nazis no lo hubiesen sido sin la seguridad que tenían ofrezca dificultades. Por el contrario, de un tiempo a esta parte
de su impunidad. E n segundo lugar, durante la breve huelga de se multiplican las voces que ponen de manifiesto sus impor-
policías y bomberos de Montreal (Canadá) en 1969, que duró tantes defectos. Sobre todo, se objeta que la imposición cumu-
solamente un día y medio, se produjeron en la ciudad los más lativa de penas y medidas de seguridad supone de hecho una
graves disturbios de sus 330. años de historia.^^^ Todo ello mues- dupHcación del castigo impuesto, puesto que en la práctica las
tra que la amenaza de la pena contiene a muchos ciudadanos que medidas de seguridad privan de la libertad u otros derechos
delinquirían sin ella. y son sentidas por el sujeto como un mal. La diferencia entre
i La pena no es, pues, ineficaz, aunque no sea tan eficaz como ambas clases de sanciones es, entonces, meramente teórica:
a veces se cree.^^s Admitido esto, no han de ser precisas ulte- se habla de una "estafa de etiquetas" (Ettikettenschivindel).
riores alegaciones para fundamentar el recurso a la pena, pues, Ello se agrava considerablemente cuando, como suele suceder,
como dije, es obvio que los bienes jurídicos requieren protec- las medidas de seguridad no se diferencian en su ejecución
\ ción, y sólo quedaba por defender que la pena pudiese servir de las penas,225 las cuales hoy se conciben, por otra parte, como
eficazmente a dicha protección. tratamiento resocializador. E n la práctica, las dificultades que
Por lo que se refiere a las medidas de seguridad, no ha sido, suscita la duplicidad se traducen en una resistencia a la apli-
en principio, puesta en duda su eficacia. Nacieron, precisamente, cación de las medidas asegurativas postdelictuales previstas
como medio especialmente exigido por razones de eficacia, para junto a la pena para los habituales (art. 4 de la ley de Peligro-
I completar la función de prevención no asumible por la pena. sidad y Rehabilitación Social). Cabe hablar, también en nuestro
Que se fundan en la necesidad de protección de los bienes jurí- país, de una "crisis de la doble ^J^a".22i5
dicos y que pueden ser eficaces y, por ello, necesarias a tal fin, no La salida de esta crisis no es posible si se mantiene una
hace falta discutirlo. Mucho mayor sentido tiene, por el con- teoría absoluta de la pena, porque ello implica la atribución de
trario, plantear la cuestión de si las medidas de seguridad han distintos fundamentos a la pena y a la medida de seguridad,
de mantenerse en el papel secundario que les atribuye el De- diversidad que ha de impedir llegar a la superación de la dua-
recho positivo — como complemento de la pena y al lado de lidad: penas y medidas deben, en tal planteamiento, servir a
ella —, o si habría de llegarse a un sistema monista, en el que fines distintos y son, por ello, irreconducibles unas a otras. E n
las medidas sustituyesen a las penas. cambio, si se adopta — como aquí — una concepción relativa
Ésta fue como es sabido, la posición extrema de la Escuela de la pena, no estará cerrado el paso a una mejor coordina-
Positiva, reflejada por el Proyecto Ferri de 1921 y en las legis- ción de penas y medidas, puesto que ambas se conciben al ser-
^ laciones soviética y cubana, y proseguida más recientemente vicio de un único cometido: la protección de la Sociedad. Cabrá
por la dirección de la "Defensa Social" representada por GRA- entonces una solución que va abriéndose paso en los últimos
tiempos: el "sistema vicañaV. Consiste en la posibihdad de que
222 Vid. E. SCHMIDHÁUSER, Vom Sinn der Strafe, cit., págs. 57 ys., se tome en cuenta el tiempo de duración de la medida de segu-
donde añade otros ejemplos, también significativos, que muestran las con-
secuencias a que llevaría la supresión de la pena.
223 Con esta restricción quiere advertirse que la pena no es tam- 224 Sobre esta evolución vid., por todos, M. BARBERO SANTOS, CO7L-
poco la panacea para los males sociales. Por el contrario, la pena sólo sideraciones sobre el estado peligroso y las tnedidas de seguridad, cit., pá-
debe ser utilizada cuando no existe a disposición ningún otro medio más ginas 14 y ss,; A. BERISTAIN, Medidas Penales, cit., págs. 44 y ss.
eficaz o menos lesivo p a r a los derechos del ciudadano: la pena ha de-ser 225 Vid, A. BERISTAIN, Medidas penales, cit., pág. 57.
la ultima vatio. Este principio se examinará dentro del tema de los límites 226 Así califica la situación actual en Alemania H.~H. JESCHECK^
del derecho de castigar. Lchrbuch, cit., pág. 62; R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., pág. 161.
118 Derecho Penal cu sentido subjetivo n i . Fundamento del Derecho Penal subjetivo 119

ridad para restarlo del tiempo de duración de la pena también cutadas con resultado resocializador efectivo. En estos casos
impuesta. Llega, además, a la consecuencia de que ha de ser la imposición de la pena, sin reducir de ella el tiempo transcu-
posible también la remisión condicional de las medidas de segu- rrido bajo la medida, no obedece a necesidades de prevención
ridad.^-'^ Ambas conclusiones se acogen en el nuevo Código Penal general ni especial. La prevención general queda ya satisfecha
de la Kepúbhca Federal Alemana (parágrafo 67 y G7b).-^^ si se computa el tiempo de duración de la medida sufrida, que
Esta solución es deseable para España,^^^ pero no ha sido inevitablemente supone una privación de derechos prácticamen-
admitida por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, te equiparable a la que conlleva la pena. Y la prevención espe-
cuyo art. 25, párrafo 2>P, obhga a la aplicación simultánea o cial deja de ser necesaria si la medida antecedente ha eliminado
sucesiva de penas y medidas en los términos siguientes: "si la peligrosidad del sujeto.
concurriere con las medidas de seguridad impuestas alguna
pena total o parcialmente pendiente de ejecutar, y aquéllas y 2. Fundamento político
ésta no fueren susceptibles de cumplimiento simultáneo, se eje-
cutará preferentemente la pena". Nuestro derecho sigue, pues, En el apartado anterior se ha considerado la cuestión del
anclado en los principios, hoy en crisis, de la doble vía. Sin fundamento del lus puniendi en cuanto derivado de la propia
embargo, ello no constituye una consecuencia derivada de una necesidad de su función de prevención (fundamento funcional).
distinta concepción de los fines de la pena y la medida de segu- En éste ha de preguntarse por qué tal derecho puede ser ejercido
ridad, pues ya se ha visto en páginas antex'iores que a ambas por el Estado {fundamento político). Cuando el Estado se con-
atribuye el Derecho español la función de prevención de deli- cebía como absoluto, tal interrogante poseía sólo un interés muy
tos. Pedir, por tanto, la posibilidad de sustitución de pena por secundario. Por el contrario, el planteamiento liberal, al replan-
medida, según el sistema vicarial, no es intentar algo opuesto tear la legitimidad y los límites del poder político frente al pue-
a la coherencia del sistema español. Por el contrario, me atrevo a blo, concedió importancia nuclear a la legitimación del Estado
sugerir que tal modificación viene exigida por el fundamento para privar al ciudadano, por medio de la pena, de sus derechos
mismo de penas y medidas. más elementales.
En efecto: si el fundamento del Derecho de castigar reside BECCARIA, iniciador del Derecho penal moderno, representa
en su necesidad para la protección de la Sociedad, no estará la opinión de la Ilustración acerca del fundamento político de la
justificado hacer uso de él cuando dicha necesidad falte. Y eso atribución al Estado del lus puniendi: "Las leyes son las con-
es lo que podrá suceder tras el cumplimiento de una medida diciones con que los hombres aislados e independientes se unie-
de seguridad previa a la pena, cuando la peligrosidad del sujeto ron en sociedad, cansados de vivir en un continuo estado de
haya remitido: esto será normal tras una medida curativa, guerra y de gozar una libertad que les era inútil en la incerti-
aunque puede también producirse en medidas asegurativas eje- dumbre de conservarla. Sacrificaron por eso una parte de ella
Y para gozar la restante en segura tranquilidad. La suma de todas
esas porciones de libertad, sacrificadas al bien de cada uno,
227 Sobre el sistema vicarial en su global problemática vid, H. MAR-
QUARDT, Dogmatische und kriTninologiscke AspeJcte des Vikariierens von forma la soberanía de una nación, y el soberano es su adminis-
Strafe imd Massregel, Beiiin 1972. En España, recientenaente, A. JORGE nistrador y legítimo depositario. Pero no bastaba formar este
BARREIRO, Las medidas de seguridad, cit., págs. 183 y ss. depósito, era necesario también defenderlo de las usurpaciones
228 Se exceptúa, sin embargo, de la posibilidad del sistema vicarial
el internamiento de seguridad previsto para delincuentes habituales. E n privadas de cada hombre en particular. Procurai'on todos no
cambio, ya el art. 42 del Código Penal suizo incluyó en el mismo sistema sólo quitar del depósito la porción propia, sino usurparse las
esta clase de medidas. ajenas. Para evitar esas usurpaciones se necesitaban motivos
229 E n contra de la supersposición de penas y medidas de seguridad
en nuestro país, J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., pág. 587; J. M." sensibles que fuesen bastantes a contener el ánimo despótico de
RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., cit., pág-. 836, y Algunas cada hombre cuando quisiere sumergir las leyes de la sociedad
cuestiones jurídicas en relación con la LPRS, en Peligrosidad social y me-
didas de seguridad, cit., págs. 339 y ss. en su caos antiguo. Estos motivos sensibles son las penas esta-
120 Derecho Penal e n sentido subjetivo III. F u n d a m e n t o del D e r e c h o Penal subjetivo 121

blecidas contra los infractores de aquellas leyes... Fue, pues, La principal consecuencia del giro operado en la funda-
(la necesidad quien obligó a los hombres a ceder parte de su mentación del lus puniendi fue la introducción, junto a la pena,
libertad propia... El agregado de todas estas pequeñas porciones de las medidas de seguridad. Nacieron "para conseguir una ¡
•de libertad posibles forma el derecho de castigar; todo lo demás lucha más eficaz contra el delito"^^* y representaban el tránsito
es abuso, y no justicia: es hecho, no derecho."^^° La funda- de un Derecho penal fijado únicamente en la garantía del indi-
mentación del Derecho de castigar en el contrato social aparece viduo a un Derecho penal concebido como medio de combatir el
con claridad en el pasaje citado. delito. Admitir que sobre la base de la consecuencia de mera
El Derecho penal construido sobre estas bases se concibió peligrosidad de futuro en un sujeto pudiese imponérsele una
como derecho al servicio de la defensa de las garantías de los medida determinadora de la privación de importantes bienes
eventuales delincuentes, antes que como instrumento dirigido jurídicos, no limitada por la culpabilidad por un hecho come-
a la contención de los delitos. A fines del siglo xix el Positivismo tido ni por la gravedad de éste, y de duración indeterminada,
criminológico podía acusar a la Escuela Clásica, como represen- hubiese sido inconcebible en la lógica de los principios del Esta-
tante de este Derecho penal liberal, de haber permitido el aumen- do liberal clásico.^^í^ Suponía una notable relajación de las ga-
to considerable de la delincuencia y, en especial, de la reinci- rantías formales constitutivas de esa Charla Magna del delin-
dencia a lo largo del pasado siglo.^^^ cuente que es el Derecho Penal.^ss En concreto, se abandonaba
Esta crítica respondía a una evolución empezada a operar con ello la limitación de la actuación del Estado a la mera
en la segunda parte del siglo x i x ; el paso del Estado liberal 'prohibición dirigida al individuo plenamente libre, y se admitía
clásico al Estado social de Derecho. De una filosofía del Estado que el Estado se adelantase a la efectiva comisión de delitos
como mero guardián del orden jurídico, no legitimado para interponiendo medios positivos para su evitación activa lo que
invadir activamente la configuración positiva de la Sociedad, presuponía una nueva concepción del hombre como susceptible
que se considera exclusiva competencia de los particulares, se de ser influido por causas exteriores, pues esto es el presupuesto
ha pasado a una concepción intervencionista del Estado, el cual de todo programa resocializador.
no sólo se considera facultado, sino incluso obligado a incidir
en la organización de lo social. Se han desbordado las barreras 234 Cfr- J . ANTÓN ONEGA, en J. ANTÓN ONEGA y A. DEL MIGUEL GAR-
que separaban Sociedad y Estado.^^2 i[)esde la nueva perspec- CILÓPEZ, Derecho Penal, Parte General, 1." ed,, Madrid 1940, pág'. 7.
235 Escribe COBO: " U n a concepción exquisitamente liberal del Esta-
tiva el fundamento de la facultad punitiva del Estado permite do y del Derecho, en su más pura y radicalizada expresión, mostrará su
— y obliga — a éste a ejercerla no sólo en defensa de las garan- oposición general a la función preventiva del Derecho penal y a sus dis-
tías del ciudadano como posible delincuente, sino también como tintas manifestaciones, como son las fórmulas de peligrosidad, las medidas
de seguridad, y muchísimo más, las medidas predelictuales {,..) El hecho-
activo instrumento de prevención de delitos dirigido a la pro- delito significará en su real, clara y verificable entidad objetiva, un valla-
tección de los bienes jurídicos: como medio al servicio de la d a r inexpugnable (...) P o r el contrarío, una idea social del Estado y del
Derecho aceptará más fácilmente la prevención, y, por supuesto, la reedu-
"Política Criminal". Éste fue el planteamiento que inspiró a la cación que comporta, desde el momento que significa un mayor campo
"moderna Escuela" alemana encabezada por von LlSZT.^^^ proteccionista para la sociedad y el Estado y direccionismo en el compor-
tamiento de la persona...": Cfr. M. COBO DEL ROSAL, Prevención y Peli-
grosidad social en la ley de U de agosto de 1970, cit., págs. 100 y s.
230 Cfr. C. DE BECCARIA, De los delitos y de las penas, trad. esp. de 236 E s curioso, por ello, que la expresión "Charta Magna de] delin-
J. A. DE T.AS CASAS, Madrid 1968, págs. 27 y 29. cuente" fuese acuñada precisamente por von LiszT {StrafrechtUche Aufsat-
231 Vid. J . ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., pág. 2 3 ; M. BARBERO ze und Vortrage, II, cit., pág. 80), el primero en abandonar el Derecho
SANTOS, Consideraciones sobre el estado peligroso y las medidas de segu- Penal del liberalismo clásico, para fundar un Derecho Penal adecuado al
ridad, cit., pág, 22. Estado social intervencionista. Von LISZT quiso subrayar con aquella expre-
232 Vid. FORSTHOFF, Tratado de Derecho Administrativo, trad, esp. sión la necesidad de que la Dogmática trazase límites precisos a la Política
1958, pág. 109, cit., por F . GARRIDO FALLA, Tratado de Derecho Adminis- Criminal que éi concibió en términos t a n amplios: "El Derecho Penal es
trativo, vol. 11, Z." ed., Madrid 196(>, págs. 121 y ss. la infranqueable b a r r e r a de la Política Criminal" (op, cit., pág. 80). Así,
233 Vid. E. ScHMiDT, Einführung in die Geschichte, cit., págs. 353 C. RoxiN, Política Criminal y Sistema del Derecho Penal, cit., pág. 15. Se
y ss.; R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., p á g . 199; R. MAURACH, pensaba, además, en el Derecho de la pena y no en el de la medida de
seguridad.
Tratado, cit., I, pág. 73.
122 Derecho Penal en sentido subjetivo XII. Fundamento dei Derecho Penal subjetivo 123

Nótese, además, que la sola idea de "tratamiento" reedu- los iniciadores del Derecho Penal Social no debe, sin embargo,
cador hubiese sido vista por el liberalismo individualista como confundirse con los principios, acertados, que inspiraron a éstos.
una intromisión en la personalidad del delincuente ajena por Que el Derecho Penal no sólo debe ofrecer garantías al indi-
completo a la exclusiva función arbitral asignada al Estado. viduo, sino también su protección frente al delito, es un pos-
Es indudable, pues, que la actual concepción de la ejecución tulado que ha de seguir defendiéndose en un régimen político
de las penas privativas de libertad, como tratamiento tendente al servicio del ciudadano. Así ha sucedido en Alemania e Italia
a la reincoi'poración a la Sociedad, es, tanto como las medidas después de la segunda guerra mundial. Resulta extremada-
de seguridad, una de las consecuencias fundamentales del trán- mente expresivo, en este sentido, que la corriente más liberal
sito al Derecho Penal Social. de la ciencia penal alemana actual postule, en el AlternatiV'
La concepción social e intervencionista del Derecho Penal Entivurf, una amplia aplicación al Derecho positivo de las
nació cuando el Estado de Derecho parecía consolidado defini- exigencias político-criminales inspiradas en el movimiento inter-
tivamente. Preocupaba a la dirección de la Política Criminal nacional de reforma que inauguró von LiSZT.^^o Aparte de que
solamente la ineficacia del Derecho Penal liberal clásico, cre- países de tanta tradición democrática como Gran Bretaña y
yéndose asegurada y a salvo su función de garantía. No temía Estados Unidos de Norteamérica se orientan desde hace tiempo,
que la nueva concepción intervencionista del Derecho Penal pu- siquiera de forma predominantemente pragmática, en parecido
diese ser utilizada en perjuicio de las libertades del individuo. sentido.241
Se buscaba, más bien, proteger mejor al ciudadano mediante Para quien, como nosotros, crea que el Derecho Penal sirve
un Derecho penal más efectivo en la tutela de los bienes jurí- a la función de protección de los bienes jurídicos a través de la
dicos. Éste era, al menos, el planteamiento de la "moderna prevención de delitos, un Derecho Penal actual debería incor-
Escuela" alemana fundada por von LlSZT, exponente del "libe- porar los postulados del planteamiento social, porque la justi-
ral de izquierdas", frente al "liberalismo de derechas" que po- ñcación del Derecho penal subjetivo se halla condicionada a su
dría representar, por ejemplo, un BINDING. Es cierto que en capacidad para satisfacer del modo más eficaz posible la nece-
Italia, en cambio, F E R R I no ocultó sus simpatías por el fascismo sidad de protección de la Sociedad. Pero la experiencia histó-
de MUSSOLINI, que alabó como ideología que abría el paso a las r i c a — y presente — obliga a destacar con el mismo vigor la
concepciones de la Escuela Positiva, al arrumbar los obstáculos necesidad de que el lus puniendi respete en el ejercicio de su
que el sistema de garantías del liberalismo oponía a su desa- función los límites que impone la garantía del individuo. El
rróllense Pgj.Q a la dirección de la Política Criminal fundada Derecho penal social no debe sustituir sino completar la unila-
por von LiSZT se debe la difusión, en parte a través de la Aso- teralidad del Derecho penal liberal. La síntesis habrá de alcan-
ciación Internacional de Derecho Penal, de las ideas propias del zarse en un Derecho penal democrático, que impondrá a su vez
Derecho Penal Social en el Derecho comparado. límites propios a la facultad punitiva del Estado. A continua-
La aparición del totalitarismo después de la primera guerra ción me ocuparé de esta problemática.
mundial puso al descubierto los peligros que la perspectiva
intervencionista podía implicar para la garantía del individuo.^^s 240 Destaca la relación entre los principios del Alternativ-Entwurf
A la concepción "social-liberal" iniciada por Von LISZT siguió y el pensamiento de von LiszT, en p a r t e a través de su discípulo G. RAD-
en los regímenes totalitarios un Derecho Penal "social-autori- BRUCH; C. RoxiN, Franz von Liszt und die kriminalpolitische Konzeption
des Alternativentwiirfs, cit., págs. 69 y ss., donde califica al Alternativ-
tario".2S3 El abuso que ello supuso del programa propuesto por Entwurf como "continuación de la tradición reformista lisztiana". La
conexión del AE con el movimiento internacional de reforma es subra-
237 Vid. E. FERRI, Fascismo e Scuola Positiva nella difesa sociale yada por H.-H. JESCHECK, Die líriminalpolitische Kontzeption des Alter-
contra la criminalitá, en "Scuola Positiva" 1926. nativ-Entwurfs cines Strafgesetzhuches (Allgeineiner Teil), en Zeitschrift
238 Sobre el tema vid. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado..., cit., II, pá- í ü r die g-esamte Strafrechtswissenschaft", t. 80, 1968, pág. 54.
ginas 170 y ss.; E. CUELLO CALÓN, El Derecho Pe-nal de las Dictaduras, 241 A. BERISTAIN llega a encontrar semejanzas, en algunos puntos
Barcelona 1934. fundamentales, entre la Criminología y el Derecho Penal norteamericanos
239 Así, R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., pág. 199. y el positivismo italiano: Mfdidas penales, cit., págs. 46 y s.
m
Ifii:
124 Derecho P e n a l en sentido subjetivo IV. L í m i t e s del D e r e c h o P e n a l subjetivo 125

básico de la Política Criminal posee el sentido de postulado di-


• IV. LÍMITES DEL DERECHO PENAL SUBJETIVO rigido al legislador, quien, sin embargo, no siempre lo respeta,
originando entonces una contradicción entre los imperativos de
1 La principal utilidad que reviste el estudio del fundamento
del lus puniendi del Estado es que de él derivan ciertos límites
lege ferenda y de lege lata que permite hablar de un abuso del
poder punitivo por parte del Estado. La acentuada trascenden-
a su ejercicío.2^3 Unos se deducen del funcionamiento funcional, cia que, como se advierte, corresponde a esta problemática acon-
que condiciona la justificación de la pena y las medidas de se- seja hacer particular mención de dos principios firmemente
I guridad a su necesidad para la protección de la sociedad; otros, asentados en la Ciencia penal actual, que sirven a una mejor
del fundamento político, que en el planteamiento acabado de concreción del postulado genérico de la necesidad como límite
N anunciar impone el respeto a las exigencias del Estado demo- del lus ptmiendi. El primero de ellos se expresa diciendo que
crático de Derecho. La distinción entre límites derivados del el Derecho Penal ha de ser ultima ratio en el conjunto del or-
fundamento funcional y del fundamento político puede ser to- den jurídico (carácter secundaino o subsidiario). El segundo
mada como base sistemática de la teoría de los límites del po- suele denominarse "carácter fragmentario del Derecho Penal".
der punitivo: la primera clase de límites es previa a los demás, El primer principio — Derecho Penal como ultima ratio —
pues si falta la necesidad de la pena o la medida de seguridad parte de que la pena y la medida de seguridad no son los únicos
— fundamento funcional — el recurso a estos medios no sólo medios de protección de la sociedad de que dispone el ordena-
supondría un exceso en el ejercicio de un derecho existente, sino miento jurídico. Los intereses sociales que se estima necesario
la falta de todo derecho. proteger pueden, a menudo, recibir suficiente tutela poniendo
Se dividirá la materia distinguiendo los límites propios del en funcionamiento mecanismos distintos a los medios propios
derecho del Estado a imponer penas y los que deben presidir del Derecho Penal, menos lesivos que éstos para el ciudadano y
su facultad de aplicar medidas de seguridad. con frecuencia mucho más eficaces para la protección de la So-
ciedad. Ante la presencia de estos otros medios, el principio
1) Lívvítes del Derecho subjetivo del Estado a iwponer rector debe ser que no está justificado un recurso más grave
penas. cuando cabe esperar los mismos o mejores resultados de otros
más suaves.^^^ Por ello, deberá preferirse ante todo la utiliza-
A) Límites derivados del fundamento funcional. ción de medios desprovistos del carácter de sanción. Así, me-
a) Si el fundamento funcional del Derecho penal es la ne- dios configuradores de una adecuada Política Social: piénsese
cesidad de protección de la sociedad por medio de penas o me- en los "sustítutivos penales" propugnados por FERRL^^* Segui-
didas de seguridad, el primer límite del lus pmiiendi habrá de rán a continuación las sanciones no penales: así, civiles (p. ej.,
encontrarse en esa misma necesidad: más allá de ella el ejer- ímpugnahilidad y nulidad de negocios jurídicos, repetición por
cicio del poder punitivo carece de fundamento. Este principio enriquecimiento injusto, reparación de daños y perjuicios) y,
sobre todo en el actual Estado intervencionista, administrati-
vas (multas, sanciones disciplinarias, privación de concesiones,
242 Con ello se contesta la opinión de algún autor, como ANTOUSEI, etcétera). Sólo en último lugar, cuando ninguno de los medios
que niega la utilidad práctica del tema del Derecho Penal subjetivo. J.
ANTÓN ONEGA coincide en atribuir a esta materia la finalidad práctica de anteriores sea suficiente, estará legitimado el recurso a la pena
limitación del poder punitivo del Estado, pero se refiere sólo al deber que o a la medida de seguridad. Esto es lo que quiere expresarse
.a¡ comporta en éste de reducir su ejercicio a lo previsto en las normas
jurídicas, lo que permite una esfera de libertad del individuo, consistente
en el derecho a no ser castigado sino en los casos y en la medida pre-
vista en la ley: Derecho Penal, cit., I, pág. 7. Mi planteamiento va más 243 Así, R. ¿TÍAURACH, Tratado de Derecho Penal, cit., I, pág. 31.
allá, porque no se reduce a señalar el límite que supone el Derecho penal 244 E n ei mismo sentido ya F . von LlSZT, Strafrechtliche Aufsdtze
subjetivo como mero reflejo del Derecho penal objetivo, sino que pretende und Vortrage, cit,, II, pág. 83. En la actualidad destaca el carácter del
limitar el contenido mismo de este último. Derecho penal como el último recurso de la Política Social R.-P. CALLIESS,
Theorie der Strafe. cit.. págs. 128 y s.
w

126 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 127

cuando se afirma la naturaleza subsidiaria'^^^ o secundaria^^'^ El giro operado en la valoración del carácter fragmentario
del Derecho penal. del Derecho penal responde al paso de una fundamentación re-
E n el Estado intervencionista de nuestros días tiene espe- tributiva a una fundamentación preventiva. P a r a quien, como
cial urgencia resaltar el planteamiento anterior. Abandonada BiNDlNG, el Derecho penal esté destinado a la realización de la
la mera posición de arbitro de las fuerzas sociales propia del Justicia, es lógico considerar defectuoso que no se castiguen
Estado liberal clásico, el actual Estado social tiende a invadir todos los hechos lesivos de unos mismos bienes, con indepen-
progresivamente nuevos ámbitos de la vida de la sociedad. En dencia de la peligrosidad de los distintos modos de ataque. Una
nuestra parcela ello tiende a reflejarse en la ampliación de la concepción preventiva del Derecho penal, para la cual el límite
protección penal, que se extiende a nuevas esferas o intensifica del lus puniendi deba ser la absoluta necesidad de defensa de il
su rigor. Tal tendencia sólo será admisible si no cabe interpo- la Sociedad, deberá, en cambio, excluir de reacción penal los
ner medios de protección menos lesivos que la pena o la medida ataques menos peligrosos, frente a los cuales basten medios
de seguridad. Precisamente, en la nueva concepción social del menos lesivos para el ciudadano. Recuérdese, a propósito, que
Estado son mucho más numerosas las posibilidades de inter- precisamente el hecho de que el Derecho positivo ostenta ca-
vención positivas, distintas a la sola prohibición bajo sanción rácter fragmentario fue alegado más arriba como argumento
— ¡técnica característica del Estado liberal clásico!—. Podría. expresivo de que el Derecho penal español atribuye a la pena
afirmarse que la actual concepción del Estado permite, incluso, una función preventiva y no de mera realización de la Jus-
subrayar la necesidad de reservar la pena y la medida de segu- ticia.
ridad como ultima ratio, como el último recurso entre los que
ahora se atribuyen al Estado. Ahora debe añadirse, sin embargo, que las últimas reformas
del Código Penal parecen olvidar lo positivo del carácter frag-
El segundo de los principios en que se concreta el postulado mentario de la protección penal, inspiradas por lo general en
según el cual el lus puniendi ha de ejercerse en la sola medida el principal afán de completar la protección de ciertos bienes
exigida por la protección de la sociedad, es el llamado "carácter- jurídicos. Es curioso, en efecto, observar que en nuestro país
fragmentario'" del Derecho penal. Significa que el Derecho pe- las leyes penales más recientes han perseguido el objetivo de
nal no sanciona todas ias conductas lesivas de bienes jurídicos, crear nuevos delitos, agravar las penas de otros ya existentes,
sino sólo las modalidades de ataque más peligrosas para ellos. o ampliar la esfera de estados peligrosos y medidas de segu-
Así, para poner un ejemplo expresivo, no todos los ataques a ridad.2^'' Con ello viene a contradecirse la tendencia que se ad-
la propiedad constituyen delito, sino sólo ciertas modalidades vierte en otros países, como Alemania, en que el signo de las
especialmente peligrosas, como la apropiación subrepticia, vio- reformas actuales suele ser el de una progresiva disminución
lenta o fraudulenta. BINDING, que habló por vez primera del
carácter fragmentario del Derecho penal, lo consideró un de-
fecto importante que debía superarse completándose la protec-
H.-H. JESCHECK, Lehrbuch des Strafrechts, cit., pág. 35; C. RoxiN, Sínn
ción de los bienes jurídicos.^'*'^ En nuestros días, en cambio, el und Grenzen, cit,, pág. 12.
carácter fragmentario se reputa como característica de un Es- 249 E n sentido abiertamente crítico, justificadamente, se manifiesta
tado de Derecho respetuoso para con la libex'tad del ciuda- E. GlMBERNAT ORDBIG, Reforinversuche in Spanien?, en StrafreGhtsreform,
cit., pág. 66: " E n la España de ahora, reforma del Derecho penal significa
dano.2*8 introducir nuevos tipos, elevar penas, a p r e t a r todavía más la red de la
represión política. Como en tantas otras esferas, estamos muy lejos del
ámbito de cultura europea, al que pertenecemos, en cuanto a legislación
245 Vid. C. RoxiN, Simí und Grenzen, cit., pág. VA; A r t h u r KAUF- penal y movimiento de reforma. No se piensa en abolir la pena de muerte
MANN, Siíbsidiaritatsprinzip und Strafrecht, en Festschrift für Henkel, o en sustituir las penas cortas de privación de libertad por otras sanciones
Berlín 1974, pág. 89. penales. Una reforma del derecho penal político o sexual, una regulación
246 Vid. E. MAUEACH, Tratado, cit., I, págs. 30 y s. polit'icocrimínalmente más correcta del aborto no sólo no están todavía
247 Vid. K. BINDING, Lehrbuch, Besonderer Teil, cit-, págs. 20 ss. previstas: es, incluso, peligroso hablar de la necesidad de que cosas como
24S E n este sentido; M. MAIWALD, Zum fragmentarischen Charakter éstas sean reformadas. En otras palabras y resumiendo: no hay, ni habrá
des Strafrechts en Festschrift für R. Maurach, Karlsruhe 1972, pág. 22; en un futuro próximo, una verdadera reforma del Derecho penal español."
128 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 129

del ámbito de lo punible. Piénsese, en especial, en el sector del vía liberal, no debe olvidarse que, tras los movimientos polí-
llamado Derecho penal sexual.^^** ticos de 1813 y 1848, el liberalismo evolucionó y perdió su ori-
E n resumen, el primer límite que se impone al lus puniendi ginaria pureza. El bien jurídico no nace como límite de lege
del Estado es el de la más estricta necesidad del recurso a la ferenda, sino como producto del Positivismo (de lege lata) .^^^
pena o a la medida de seguridad, concretada en dos principios Significó una consecuencia de la crítica formulada por la Es-
fundamentales: a) el Derecho penal constituye la ultima vatio; cuela Histórica y el Positivismo jurídico al Derecho natural en
h) la protección de los bienes jurídicos debe ostentar carácter que se basaba la ideología de la Ilustración y su concepción del
fragmentario, limitada a los ataques más peligrosos. Dejar de delito como lesión de un derecho subjetivo. Con dicha crítica
lado estos principios — como tiende a suceder en nuestra actual se perdió la intención limitadora del Derecho penal de la Ilus-
legislación—, prefiriéndose la amenaza de la pena o de medidas tración,^"^ que exigía como presupuesto del ejercicio del lus ¡i
de seguridad, es sin duda camino más cómodo y sencillo que punie7idi la "dañosidad social" del hecho a castigar.^"*
examinar antes si no caben medidas más leves para el indivi- Los distintos conceptos de bien jurídico que con posteriori-
duo, aunque sean más gravosas para el Estado. Suscribo las pa- dad iban a servir de ejes a la discusión jurídico-penal tampoco
labras de KoxiN: La "huida hacia el Derecho penal" significa ofrecieron un límite al legislador. La concepción de BINDING,
a menudo sólo el abandono por parte del Estado de los cometi- que constituiría la base de una de las constantes doctrinales
dos político-sociales de positiva configuración que hoy le com- hasta la actualidad, ni siquiera pretendía atribuir al bien jurí-
peten.^^i dico tal función: para BINDING, el bien jurídico es creado por
luí el Derecho, que elige los objetos que en opinión del legislador
6) Hasta aquí se ha examinado el límite representado por
m la necesidad absoluta de protección de la Sociedad. Este límite merecen protección,^^^ Von LisZT sí persiguió un concepto ma-
m se halla íntimamente relacionado con otro que suele destacarse terial de bien jurídico que sirviese de frontera máxima de lo
de forma particular en la actual ciencia penal. Me refiero a la punible. Ello creía poderse conseguir trasladando el bien jurí-
necesidad de que el derecho penal subjetivo se ejerza única- dico a un momento previo al Derecho positivo, concretamente
mente para proteger "bienes jurídicos". al de la realidad social. Ésta, y no el legislador, debía decidir
El bien jurídico cuenta desde mediados del siglo xix — des- qué objetos merecen protección penal. El bien jurídico es el in-i
de BiRNBAUM — entre los conceptos fundamentales del Derecho teres de la vida, que el Derecho no crea sino que se encuentra
penal. Pero hasta hace poco su significado no ha solido verse y eleva a categoría jurídica.2^*5 Pero von LISZT no dotó de con-
creto contenido al concepto de "interés de la vida" — o "con-
n en una función de límite al legislador, sino como expresión de
n la ratio legis, del objeto de protección elegido por la ley. Su
función se situaba, por lo general, en el terreno de la interpre- 262 Vid. K. AMELTJNG, Rechtsgüterschiitz und Sckiitz der Gcsellschaft,
cit., pág. 5. P. SlNA, Die Doginengeschichte des strachtlichen Begriffs
tación y de la ordenación sistemática, de las cuales es sin duda ''Rechtsgut", Basel 1962, págs. 26 y ss., reconoce el sentido preferente-
la clave. Así, el concepto de bien jurídico no nació con el pro- mente positivista de la concepción Ae BIRNBAUM, pero defiende, al mismo
tiempo, su carácter liberal.
pósito de trazar una frontera al lus puniendi del Estado, sino
253 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., págs. 140 y s.
que fue introducido por BIRNBAUM en el ámbito de los delitos 254 Vid. así, C. BECCARIA, De los delitos y de las "penas, cit., págs. 30
contra la religión y las buenas costumbres, en contra de los y s.: Consecuencia del origen de las leyes penales en el contrato social"
postulados liberales. Aunque el ambiente de la época era toda- es que aun cuando se probase que la atrocidad de las penas fuese, si no
inmediatamente opuesta al bien público y al fin mismo de impedir los de-
litos, a lo menos inútil, también en este caso sería no sólo contraria a
250 Se distingue, sobre todo, por su vinculación al principio de ro- aquellas virtudes benéficas que son efecto de una razón iluminada que
ducción de lo punible a lo requerido por la necesidad, el Alternativentwurf: prefiere mandar a hombres felices más que a una tropa de esclavos, en la
vid. C. RoxiN, Franz von Liszt, cit., pág, 77. cual se haga una perpetua circulación de tenerosa crueldad, sino que lo
251 Cfr. C. EoxiN, Franz von Liszt, cit., págs. 77 y s. Vid. también sería a la justicia y a la naturaleza del raismo contrato social".
del mismo autor, Sinn und Grenzen, cit., págs. 14 y s-, donde con razón 255 Vid. P. SiNA, Die Dogmengeschichte des strafrechtlichen Be-
añade que, seguramente, nada contribuye más al aumento de la crimina- gHffs "Rechtsgut", cit., págs. 46 y s.
lidad que.la penalixación de los hechos de mínima gravedad. 256 Vid. P. SlNA, op. cit., pág. 53.

9,—S. Mir Pule. — Introducción a las bases del Derecho Penal


wmmm

130 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 131

dición de la vida" o "interés jurídicamente protegido"—, de dirección doctrinal, ni al legislador ni a la ciencia, que podían
modo que quedó sin una precisa respuesta la preg'unta de qué manejar un concepto causal, las concepciones valorativas sobre
intereses merecen ser protegidos o, al menos, qué criterio debe los objetos merecedores o no de protección penal no podían vincu-
decidir la necesidad de su protección. La pretensión de von lar al legislador. Por otra parte, como destaca ahora AMELUNG,
LisZT de atribuir al bien jurídico la función de límite al legis- el neokantismo equivocó el terreno mismo en que situó la pro-
lador no pasó, por ello, de constituir un programa sin desarro- blemática del bien jurídico, que no es el mundo espiritual-subje-
llar. Como ha puesto de relieve recientemente AMELUNG, en su tivo de los valores, sino el social-objetivo, ámbito específico del
obra citada, ello dejaba la decisión de la frontera de lo punible Derecho. El Derecho penal de las ciencias del espíritu podía, a lo
a los valores dominantes, entendidos como los valores de los sumo, haber explicado el delito como "Ktdturividrigkeit" (con-
que dominan.25';" trariedad a la cultura), nunca como perturbación de la vida
Las dos concepciones del bien jurídico representadas por social.268
BiNDlNG y von LlSZT sirvieron de base a las dos posiciones prin- La actitud de la ciencia penal nacionalsocialista frente al
cipalmente defendidas desde entonces. Por una parte, WELZEL bien jurídico suele mostrarse como ejemplo del significado po-
y Helmuth MAYER siguieron el concepto de BINDING, que iden- lítico liberal de éste, ÁMELUNG muestra cómo tal planteamiento'
tificó el bien jurídico con el concreto objeto del mundo empírico debe ser revisado. Cierto que en un primer momento el bien
lesionado o puesto en peligro por el delito. Por otra, los neokan- jurídico fue rechazado, como signo individualista, por la Es-
tianos, que constituyeron la doctrina dominante a partir de los cuela de Kiel (así, DAHM y SCHAFFSTEIN) . Pero en 1937 y 1938
años veinte, continuaron en cierta forma el planteamiento de estos mismos autores lo aceptaron en sendos ti'abajos, después
von LlszT, al remitir a una realidad externa al Derecho positivo. de que el neokantiano SCHWINGE y el nacionalsocialista K L E E
Pero, en lugar de acudir al terreno de lo social, se trasladó el defendiesen la compatibilidad de bien jurídico y nacionalso-
problema ai mundo espiritual de los valor es.'^^^'^ Como sus pre- cialismo. El acuerdo fue facilitado también por aportaciones
cedentes de BINDING y von LISZT, las dos direcciones señaladas de defensores del bien jurídico como H. MAYER y WELZEL y,
no ofrecían un concepto material de bien jurídico que sentase también, MAURACH. En 1940 DAHM escribía que el debate en
un límite al lus puniendi del Estado. La formulación de W E L - torno al dogma del bien jurídico había conducido en lo funda-
ZEL y H. MAYER no pretende tal objetivo, como lo prueba ia mental a un acuerdo en la doctrina.^^^
incapacidad del concepto de bien jurídico como objeto empírico Que el nacionalsocialismo admitiese el bien jurídico, aunque
concreto para servir al mismo. Un objeto empírico no puede, fuese tras un inicial rechazo, es, sin duda, la mejor muestra
obviamente, limitar al legislador. La concepción neokantiana, de la ineficacia limitadora de los conceptos que de aquél se ma-
si bien consideró el bien jurídico como un valor de cultura y el nejaban. Ello se acentúa si se acepta, como AMELUNG, que las
delito como una infracción de los valores culturales, no utilizó posiciones doctrinales alcanzadas bajo el nacionalsocialismo en
la remisión a los valores como límite de lege ferenda, debido al torno al concepto de bien jurídico coinciden, en lo esencial, con
relativismo axiológico, consecuencia del subjetivismo epistemo- las existentes en la actualidad.^^Q»
lógico neokantiano, característico de la dogmática de las cien- Sin embargo, no cabe negar que una importante dirección
cias del espíritu {vid. infra, cap, 3 III 3). De la misma forma actual utiliza el bien jurídico como bandera de una Política ^
que el concepto ontológico de acción ñnal no vinculaba, para esta Criminal "liberar'.^e» Más que la incapacidad del bien jurídico,

258 Vid. K. AMELUNG, Rechtsffüterschutz, cit., pág^. 350 y 367.


256 a Vid. K. AMELUNG, Rechtsgüterschiitz, cit., pág. 7. 259 Vid. p . SiNA, Die Dogmengesckichte, cit., págs, 82 y s.
257 Las dos posiciones citadas se resumieron en 1939 en sendos tra- 259 a Vid. K. AMELUNG, Rechisgüterschuíz, cit., págs. 261 y ss.
bajos de H. WELZEL, Studien zwm System des Strafreckts, en "Zeitschrift 260 Así, H. JÁGER, Strafgesetzgehung und Recktsgütersckutz bei
für die g-esamte Strafrechtswissenschaft", 1939, págs. 491 y ss.; y de M I T - Sütlichkeitsdelikten, S t u t t g a r t 1957; SAX, Grundsatze der Strafrechts-
TASCH, Die Ausivirhungen des wertbeziehenden Denkeits in der Strafrechts- pfiege, en BETTERMANN-NIPPEKDEY-SCHEUNBK, Die Gnindrechte, X I I / 2 , 1959,
systematik, Berlín 1939. páginas 909 y as., y 992 y ss.; C. RoxiN, Taterschaft und TatherrschafL
/
132 Derecho Penal en sentido subjetivo
IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 133
en sí mismo, para servir a la función de límite del lus puniendi, pió de la ciencia penal orientada a las ciencias del espíritu.^^^
lo que la historia de este concepto demuestra es la falta de El planteamiento de ROXIN es algo distinto, porque no parte
desarrollo de un concepto material del mismo capaz de cum- formalmente de la Constitución ni remite a su sistema de "va-
plir tal misión. No creo, pues — contra AMELUNG ^'^'^ ^^' —, que la lores". No obstante, adolece, todavía, de insuficiente concreción.
dirección liberal actual yerre su enfoque al acudir al bien ju- Basa su formulación en los límites propios del Estado demo-
rídico. Pero es preciso concretar el contenido de ese concepto, crático, único que admite. Tal Estado no cuenta entre sus atri-
de modo que pueda limitar al legislador. buciones la realización de fines divinos ni la corrección de ciu-
El punto de partida habrá de ser el. que intuyó von LlSZT: dadanos tomados como inmaduros espiritualmente. No está, por
el bien jurídico posee naturaleza social. Debe rechazarse, en ello, legitimado para castigar el ataque a valores puramente
cambio, el punto de vista neokantiano, de trasladar la proble- morales. Debe reducirse a crear y asegurar al grupo social las
mática del bien jurídico al mundo del espíritu. Una concepción condiciones de una existencia ajustada a sus necesidades vita-
político-criminal, dotada de intención limitadora, del bien ju- les, con pleno respeto de la libertad para la configuración in-
rídico tiene que arrancar del principio de que sólo puede con- dividual de su vida. Pues bien, los presupuestos imprescindibles
siderarse "bien jurídico", como objeto merecedor de protección de tal existencia social se concretan en un conjunto de "estados
' jurídico-penal, aquello que sea necesario para la subsistencia, valiosos" (werthafte Zustande), como la vida, la integridad
en ciertas condiciones, de la Sociedad. Ya se comprende que en física, la libertad de actuación, el patrimonio, que constituyen
esta perspectiva la calificación de "bien jurídico" no depende los "bienes jurídicos".^^^ No son bienes jurídicos, por faltarles
de la efectiva tutela por parte del Derecho positivo — eso im- la posibilidad de ser aprehendidos por los sentidos y no cons-
pediría al bien jurídico servir de límite al Derecho positivo —, tituir estados realizados en el mundo exterior susceptibles de
sino del interés social en que se proteja jurídico-penalmente. lesión por medio de la actuación externa, conceptos como los
Pero ya se ha dicho que no basta afirmar que el concepto de "moralidad", "bien común", "orden ético" y "dignidad hu-
de bien jurídico remite a las necesidades sociales. La inoperan- mana".^'^^ El Derecho penal puede, sin embargo, proteger junto
cia de la formulación de von LiszT se debió, sobre todo, a no a los bienes jurídicos, ciertas actividades de prestación del
haber desarrollado más concretamente este principio. Ésta es Estado necesarias para la existencia del individuo.2*^-^ Con esto
la razón por la cual la moderna dirección político-criminal del último quiere RoxiN incorporar a su planteamiento los come-
bien jurídico tiende a dotar de más preciso contenido a este tidos del actual Estado social.
concepto. La formulación expuesta es excesivamente inconcreta. En
I SAX siguió, para ello, el camino jurídico-formal de acudir realidad, sirve sólo para excluir la punibilidad de los hechos
a la fundamentación constitucional. Según su opinión, decidi- exclusivamente inmorales,^¡••s y aun en este ámbito lo difícil será
ría lo que sean o no bienes jurídicos el "orden de valores de la en muchos casos decidir si el hecho atenta o no únicamente a la
Constitución". Con ello no se abandonó, sin embargo — como
advierte críticamente AMELUNG —, el marco metodológico pro- 261 Vid. SAX, Gi'undsdtze der Strafrechtspflege, cit., págs. 909 y ss.
262 Así, en C. RoxiN, Sinn und Grenzen, cit., págs. 12 y s.
263 A esta conclusión llegaba C. RoxiN en Tdterschaft und Tatherr-
schaft, cit., pág. 413, donde coincidía expresamente con el concepto de
2.' ed., Hamburg 1967, pág. 413; MISMO AUTOR, Sinn imd Grenzen, cit., bien jurídico propuesto por JÁGBR, Strafgesetzgchung und. Eechtsgüters-
página 13; MISMO AUTOR, Franz von Liszt und die kriminalpolitische Kon- chutz, cit., pág. 13.
zeption des AE, cit-, págs. 78 y ss., donde pone de manifiesto que el P r o - 264 Vid. C. RoxiN, Sinn und Grenzen, cit., págs. 13 y ss.
yecto Alternativo se afilia a la "concepción liberal" del bien jurídico; 265 Esta posición coincide con la adoptada por el Altomativ-Ent-
H,-J, IluDOLPHI, Die verschiedenen Aspekte des Rechtsgiitsbegriffs, en wvjrf y se opone a la expresamente mantenida por el Proyecto Ministerial
Festschrift für R, M. Honig, Gottingen 1970, págs. 151 y ss.; P. SINA, Die de 1962, que rechazaba limitar la protección penal a los bienes jurídicos
DogTnengeschichte..., cit., págs. 89 y ss. afirmando: "Ciertamente, las normas jurídico-penales sirven generalmente
260 bis J. CEREZO M I R tampoco cree, a no ser "en u n a medida muy a la protección de bienes jurídicos; pero esto no excluye que se conminen
limitada", en la virtualidad limitadora del concepto material de bien ju- con pena determinados casos de comportamientos especialmente reproba-
rídico: Curso, cit., F.G., I, pág. 12, nota 6. bles desde el punto de vista ético..."
134 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 135

Moral. Lo prueba el supuesto límite que ofrece la tortura de nejado por el funcionalismo de la teoría de los sistemas socia-
animales, tradicionalmente castigada en Alemania: para RoxiN les de PARSONS, introducido en Alemania sobre todo por LuH-
cabe ver aquí protegido el bien jurídico representado por el MANN. "La función social de un elemento estructural (por
dolor del animal, del que la Sociedad se hace solidaria.^es En ejemplo, una norma) es su contribución al mantenimiento del
cuanto a la consecuencia que pretende extraer RoxiN de su con- sistema. Disfuncional es, por el contrario, un fenómeno que
cepción, de que no cabe penalizar al puro ilícito administra- amenaza a la subsistencia del sistema."^'^^ Adviértase que el
tivo,^'''^ no se desprende de la limitación del lus puniendi a la criterio funcional sentado no dice nada de la "bondad" o "mal-
protección de bienes jurídicos, sino del carácter subsidiario del dad" ética de la conducta, por lo que la sola inmoralidad no y^
Derecho penal. puede justificar el empleo de la pena.
La formulación de ROXIN peca, por lo demás, de excesivo Según esto, para LUHMANN, "dañoso socialmente es un fe-
"naturalismo", que sustituye a un verdadero desarrollo "social" nómeno disfuncional, un fenómeno social que impide o dificulta
del bien jurídico. No es, creo, acertado decidir la idoneidad de que el sistema social de la comunidad solucione los problemas
un bien para ser objeto de protección penal, en base a que sea relativos a su subsistencia". Aplicado al Derecho penal, esto
o no aprehensible por los sentidos. El propio ROXIN se ve obli- supone la averiguación de la función de la norma y su valora-
gado a incurrir en una inexactitud al afirmar que el patrimonio ción crítica en relación al mantenimiento del sistema social. Así,
posee estas cualidades cuando es indudable que es éste un con- en la tortura de animales la norma penal sería disfuncional,
cepto jurídico no susceptible de aprehensión sensorial externa. porque tal conducta no compromete la existencia ni el funcio-
En cambio, al fijarse en el aspecto naturalístico, RoxiN descuida namiento de la Sociedad. Como se ve, la admisibilidad de la
profundizar en el significado social del bien jurídico. Decir que pena se condiciona a su necesidad para el sistema social, va-
bienes jurídicos son aquellos estados exteriores en que se con- lorada en base a las previsibles consecuencias reales para el
cretan los presupuestos imprescindibles de la vida social en mismo y no con arreglo a consideraciones éticas. Lógicamente,
cada situación histórica, como se ha visto que se limita a afir- será consecuencia inevitable que el ámbito de lo merecedor de
mar ROXIN en este sentido, es ciertamente, como destaca AME- pena varíe con la Historia, lo que exigirá un continuo repían-
LUNG, poco más que una tautología, si es que la idea de protec- teamiento de los límites del Derecho penal subjetivo.^'^o
ción de bienes jurídicos ha de servir precisamente para asegurar Me parece en buena parte compartible el fondo que subyace
la coexistencia de los ciudadanos. Sería preciso que se añadiese al planteamiento de AMELUNG. Al Derecho compete diversa fun-
en qué consisten los mencionados "presupuestos imprescindi- ción que a la Moral. Lo que legitima la intervención coactiva
bles de la vida social".^^^ que supone el Derecho no es la realización por la fuerza de
Bajo la perspectiva metodológica de la moderna Sociología, cometidos religiosos ni morales sobre la tierra, sino la creación
AMELUNG y CALLIESS intentan hoy analizar con mayor preci- y mantenimiento de un determinado sistema social en beneficio
sión este problema. El primer autor parte de que el límite al de los individuos que io integran. En nuestra parcela, ello sig-
legislador no puede trazarlo el concepto de bien jurídico, cuya nifica— como hemos repetido anteriormente-—que la pena y
historia, entiende, demuestra su innocuidad político-criminal. las medidas de seguridad sólo se justifican cuando son necesa-
Debe volverse, a su juicio, a la idea que sirvió de base a las rias para la protección de la Sociedad. A la hora de concretar
^preocupaciones liberales de la Ilustración: la "dañosidad social" el contenido de tal protección, la función social del Derecho,
(SozialschadUchkeit). Sólo si concurre en la medida necesaria como condición de la vida social de los individuos, lleva a refe-
cabrá apelar a la pena. Para decidir cuándo ello tiene lugar rirla no a valores morales, no susceptibles de imposición coac-
aporta AMELUNG el concepto de "función" y "disfunción" ma- tiva, sino a la subsistencia de los sistemas sociales. Ello implica
266 Vid. C. ROXIN, Sinn und Grenzen, cit., pág. 16.
267 Vid. C. ROXIN, op. cit., pág. 14.
269 Vid K. AMELUNG, Rechtsgüterschutz, cit., pág. 358.
268 Vid. K. AMELUNG, Rechtsgütersckutz, cit., pág. 310. 270 Vid., para todo lo anterior, K. AMELUNG, op. cit., págs. 358 y ss.
136 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 137

que sólo podrá ejercitarse el lus puniendi respecto de hechos anteriores, en la actual sociedad industrial ni el estupro propio
disfuncionales para los sistemas sociales, con independencia de ni esos "abusos deshonestos" causan a la mujer daño social tan
su gravedad moral. grave que justifique su castigo penal. Y sin embargo, la gra-
Un ejemplo, referido al confiictivo sector de los delitos con- vedad ética del ataque al valor "honestidad" no puede haber
tra la honestidad, puede aclarar la diferencia entre un plan- disminuido con el cambio de circunstancias sociales.
teamiento eticista y el que toma en cuenta las efectivas conse- Lo anterior podría resumirse en una sola frase: lo decisivo
cuencias sociales del hecho. La punibilidad del escándalo pú- no es la valoración moral, sino las efectivas consecuencias para
bhco (art. 431 C.P.) será admisible para quienes pongan la el funcionamiento de los sistemas sociales. Tales consecuencias
mira en la protección de valores éticos, pues no cabe duda de han de ser objeto de un estudio objetivo por la Criminología,
que éstos se comprometen por el mal ejemplo que encierra el mediante la observación empírica de los procesos sociales, que
escándalo público. Extremada esta posición se llega a la con- separe la frontera de lo punible de las creencias éticas de cada
cepción que de este delito defiende el Tribunal Supremo: basta, sujeto. Con ello se sienta una premisa que creo necesaria para
para que concurra, que sea sorprendida por un agente de po- la deseada racionalización de los límites del Derecho penal sub-
licia la realización de actos inmorales, como de homosexualidad. jetivo.
Tras esta criticable solución palpita la idea de que el art. 431 No resulta, en cambio, necesario ni conveniente prescindir
castiga la ejecución de hechos deshonestos (el requisito de su del concepto de bien jurídico en el anterior planteamiento. Que
trascendencia a un tercero es también necesai'io para el castigo no es necesario lo pone de manifiesto CALLIESS, quien atribuye
de todo otro delito: sin él permanecería oculto y, por tanto, al concepto de bien jurídico un contenido derivado de la fun-
impune). A la actitud contraria conduce, en cambio, la exclu- ción social del Derecho penal. Si el Derecho penal protege la
siva contemplación de las consecuencias sociales del escándalo estructura social, entendida como red de distribución de posi-
público. Para que fuese aceptable la punición del escándalo pú- bilidades de participación recíprocas en los sistemas sociales,
blico sería preciso dar respuesta afirmativa a la pregunta: ¿cau- los bienes jurídicos no pertenecerán a la categoría de los "sus-
sa grave daño al funcionamiento de los sistemas sociales el es- tanciales", ni son "valores" quasicosiñcados,- ni "bienes", sino
cándalo público? Adviértase que para ello no basta la sola ofensa aquella estructura social, en general, y las posibilidades de par-
a la moral sexual colectiva — ni individual—. Sería necesario ticipación que supone, en particular. El Derecho penal protege
demostrar que el escándalo público trastorna gravemente el fun- la seguridad de las expectativas de participación, la confianza
cionamiento social, llegando a la larga a comprometer su sub- en el funcionamiento del sistema. En la ejecución de la pena
sistencia. Se convendrá que no es éste el efecto de una ofensa ello requerirá una configuración resocializadora, pues es con-
al pudor. Ni perjudica a las posibihdades de participación del dición de dicha seguridad de expectativas que el autor no vol-
escandalizado en la vida social, ni, desde luego, altera el ritmo verá a delinquir. Esta concepción del bien jurídico es, a juicio
de funcionamiento de ningún sistema social actual. Y si lo hi- de CALLIESS, la única que permite referir la protección penal no
ciese, provocando una perturbación del orden público, siempre a objetos naturalísticos ni a valores morales, sino al sistema de
cabría acudir al delito de desórdenes públicos. interacciones comunicativas en que consiste lo social, materia
Parecido planteamiento podría proponerse para enjuiciar específica de la regulación jurídica.^"^^
la necesidad o no de castigar otras conductas incluidas en el Lo anterior muestra que cabe introducir en el concepto de
mismo grupo de delitos contra la honestidad. Piénsese, por bien jurídico un planteamiento social de la función del Derecho
ejemplo, en el estupro y, muy en especial, en los "abusos des- penal y de sus límites. Pero ello no es sólo posible, sino alta-
honestos" sin violencia, intimidación o engaño que, por recaer mente conveniente para la libertad del individuo. El propio
sobre mujer de 12 a 16 años, castiga el art. 436, último párrafo. CALLIESS advierte que constituye un peligro fijarse sólo en la
Un enfoque funcionalista podría, tal vez, descubrir que, a di-
ferencia de en momentos históricos (culturales y económicos) 271 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., págs. 143 y ss.
138 Derecho P e n a l en sentido subjetivo IV. L í m i t e s del D e r e c h o P e n a l subjetivo 139

protección de la estructura social, en su conjunto, olvidando la CALLIESS, que el bien jurídico ha de consistir en una "posibi-
mediación del objeto y sujeto concretamente protegidos: "Una hdad de participación" en los sistemas sociales. Ello se confirma
comprensión del bien jurídico que pierda de vista aquella con- por parte del Derecho positivo, incluso en delitos, como los
creta-" natural" mediación de la estructura, corre el peligro de delitos contra la vida, que podrían parecer ejemplos inequí-
la dilución espiritual, del mismo modo que, viceversa, si se pier- vocos del carácter de objeto naturalístico o de valor espiritual
de de vista la estructura en su intersubjetividad, pueden se- del bien jurídico. Si el bien jurídico protegido fuese la vida
guirse malentendidos naturalísticos. Si se absolutiza el aspecto como estado natural o como valor, ¿por qué no se castiga tam-
de la estructura, la consecuencia puede ser una ídeologización de bién el suicidio y por qué se atenúa el homicidio solicitado por
las decisiones de valor y de interés adoptadas en la estructura, el suicida? (art. 409 del Código penal). Estas preguntas ob-
ya que, por la falta de referencia a los objetos y sujetos pro- tienen, en cambio, respuesta satisfactoria si se reconoce como
tegidos, puede perderse de vista la función social de la regula- bien jurídico de los delitos contra la vida las posibilidades de
ción jurídico-penal..."^''^ participación (voluntaria) en los sistemas sociales, que se hallan
Importa destacar que la apelación a la idea de bien jurídico condicionadas por la posesión de la vida, pero que no se atacan
ofrece una garantid para el ciudadano. El peligro que podría cuando de tales posibilidades no desea el sujeto hacer uso, pre-
encerrar limitar el lus jmniendi del Estado, por ia sola idea de firiendo el suicidio."=* El mismo razonamiento explicaría la ati-
disfuncionalidad respecto de la estructura social — como quie- picidad de la automutilación (arg. ex art. 419) y, si se admite,
re AMELUNG — es que se tomaran en cuenta sólo las necesida- de la mutilación consentida {arg. ex art. 425) .^^-^ CALLIESS ex-
des del conjunto social, descuidándose las del individuo. Y no tiende parecidas consideraciones a los delitos contra el Estado,
cabe olvidar que, si el Derecho ha de proteger los sistemas contra la Administración de Justicia, de falsedades documen-
sociales, es sólo en cuanto ello supone la defensa del individuo. tales, de peligro, contra la libertad, contra el honor, etc.^^e Ello
Las intolerables consecuencias a que lleva el planteamiento permite generalizar, para todos los casos, que la ley penal pro-
:t; tege distintos aspectos de las posibilidades de participación en
inverso han sido puestas de manifiesto en nuestro tiempo por el
totalitarismo político. Pues bien: la idea del bien jurídico pue- los sistemas sociales. En ellos consisten los bienes jurídicos.
de servir pai-a evitar los mencionados peligros, al obligar a Las conclusiones que se han alcanzado hasta aquí son las
una cierta concreción de los objetos y sujetos de la protección siguientes:
penal, más allá de la sola referencia, excesivamente abstracta, 1) Ciertamente el bien jurídico, como expresión del objeto
al funcionamiento de los sistemas sociales. Si este funciona- de tutela legal, ofrece la clave de la interpretación y la base de
miento es el objeto genérico de la tutela penal, los bienes jurí-
dicos son sus concretos objetos, que ofrecen la necesaria es-
pecificación de qué particulares procesos de interacción y de 273 En el mismo sentido, R.-P. CALLIESS, op. cit, pág-. 152.
274 Sobre el tema, uno de los más discutidos de nuestra P a r t e Espe-
participación en los sistemas sociales merecen ser protegidos cial, vid.: Contra la impunidad^ F. SUAREZ MONTES, El consentimiento en
por el Derecho penal. Tal especificación es necesaria por la las lesiones, Pamplona 1950, pág-s. 104 y ss.; M. COBO DEL ROSAL, Revisión
del problema del consentimiento en las lesiones en "Anuario de Derecho
misma razón que lo es la concreta tipificación de los hechos Penal" 1964, pág. 262; A. FEERER SAMA, Comentarios al Código Penal,
punibles, no bastando cláusulas generales al estilo de la pre- tomo IV, I, Madrid 1956, págs. 336 y ss.; E. CUELLO CALÓN, Derecho
vista en ei art. 1.902 del Código civil: los límites del lus pu- Penal I, págs. 375 y ss. También, aunque críticamente y buscando vías
distintas al consentimiento p a r a fundar la impunidad en ciertos casos,
•niendi deben ser precisos. F. MUÑOZ CONDE, Derecho Penal, Parte Especial, I, Sevilla 1976, págs. 85
Debe, por último, aclararse que acudir a los bienes jurídi- y ss. En favor de la impunidad, J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal
Español, Parte Especial, Madrid 1973, págs. 120 y s.; J. A. RODRÍGUEZ
cos no obliga a volver al planteamiento tradicional, que ve en MUÑOZ, Notas al Tratado de Derecho Penal de E. MEZGER, cit., I, págs. 409
ellos objetos materiales o valores espirituales. Pienso, como y s.; A. QuiNTANO RIPOLLÉS, Tratado de la Parte Especial del Derecho
Penal, Madrid 1962, I, págs. 698 y s.; L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Adiciones a
Carrara, Madrid 1922, pág. 539.
272 Vid. R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 146. 275 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., págs. 149 y ss.
140 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 141

la formación del SisteTna de la Parte Especial, pero no ha de li- B) Límites derivados del fundamento político.
mitarse a cumplir tal función metodológica, aunque a ella se
En el apartado anterior se han estudiado los límites que
haya reducido prácticamente su historia; el bien jurídico no impone al Derecho penal subjetivo su fundamento funcional.
lo decide el Derecho positivo, sino que, por el contrario, está En éste han de añadirse las limitaciones que se siguen de su
llamado a liTnitar al legislador: bien jurídico será sólo aquello fundamento político. En el actual Derecho penal tal funda-
que merezca ser protegido por la ley penal. mento ha de ser, como se dijo, triple: el de Estado de Derecho
2) El concepto de bien jurídico capaz de limitar al legisla- — o "liberal"—, que se refiere al aspecto formal de sujeción
dor no debe buscarse en la realidad naturalística ni en la valo- a la ley, y el social y democrático, que apuntan al contenido
ración subjetivo-moral (no realizable mediante la coacción ex- material del Derecho penal. Tales principios fueron ya suge-
terna) sino en el terreno de lo social. Bienes jurídicos son las ridos en los tres postulados — libertad, igualdad y fraterni-
condiciones necesarias, según la observación empírica, de un d a d — de la, según BLOCH, "tricolor" Revolución francesa,^"''
correcto funcionamiento de los sistemas sociales. Pero para evi- pero su proceso de realización efectiva todavía está lejos de
tar una concepción poco respetuosa para con el individuo, que haber concluido, muy en especial por cuanto se refiere al prin-
lo contemple sólo desde la perspectiva de su utilidad social, cipio democrático. En cualquier caso, toca aquí destacar los
conviene requerir que tales condiciones se traduzcan en con- límites que de tales postulados políticos se derivan para el po-
cretas posibilidades de participación del individuo en los pro- der punitivo. Puesto que el principio social más que limitacio-
cesos de interacción y comunicación social. nes impone ensanchar la actuación configuradora del Estado,
Tosibilidad de participación' no se entiende aquí sólo como es lógico que los principios de Estado de Derecho (o "liberal")
posibilidad de incidencia activa en la vida colectiva, sino tam- y el democrático originen los límites esenciales procedentes del
bién como posibilidad de vivir en sociedad confiando en el res- fundamento político del lus puniendi. De tales límites, los de-
peto de la esfera de libertad particular por parte de los demás. rivados del Estado de Derecho han conseguido en el Derecho
Para poner un ejemplo extremo: el poder vivir aislado sin ne- positivo una consagración mucho más acabada que los que acon-
cesidad de temer que los demás lo impidan es, según esto, una seja el principio democrático.
determinada posibilidad de participación social.
c) Con esto cabe cerrar el examen de los límites del lus a) Limites derivados del Estado de Derecho.
puniendi derivados de su fundamento funcional, esto es, de la
necesidad de defensa de la Sociedad. Tal fundamento ha llevado Los límites derivados del Estado de Derecho son consecuen-
a requerir dos clases de límites al poder punitivo. Por una par- cia de lo que se conoce como "principio de legalidad".
te, que éste no puede ejercerse más allá de ío absolutamente El principio de legalidad se expresa, en su aspecto formal,
necesario, lo que se desdobla en los principios de la naturaleza con el aforismo nullum crimen, nulla poena sine lege, proce-
subsidiaria y fragmentaria del Derecho penal. Por otra parte, dente,^" pese a su formulación latina, de FEUERBACH,^™ quien
que la protección penal sólo pueda extenderse a los bienes ju-
rídicos. En cuanto éstos se han concebido a partir de las ne- 276 Vid. E. BLOCH, Naturrecht iind menschliche Würde, F r a n k f u r t
am Main, 1961, págs. 175 y ss,
cesidades funcionales de los sistemas sociales, este segundo lí- 277 Sobre el origen de este principio, vid. R. MAURACH, Tratado,
mite encuentra la necesaria coherencia con el fundamento (fun- cit., I, págs. 113 y ss.; L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, cit., II, págs. 383
cional) de la necesidad de defensa de la Sociedad. Pero en la y ss.; J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español P.G., cit-, pági-
nas 135 y ss.; J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., págs. 90 y s.; H.-H.
medida en que además se refiere el bien jurídico a las posibi- .TESCHECK, Lehrbuch, cit., págs. 103 y ss.; E. MEZGER, Tratado, cit.. I, pá-
lidades de participación del individuo, se hace preciso añadir ginas 140 y ss.
una fundamentación política que parta de un Estado democrá- 278 Vid. A. von FEUERDACH, Lehrbuch des genieinen in Dcutschland
gültigen peinlichen Rechts, 1." ed., 1801 parágrafo 23. Pero debe adver-
tico al servicio del ciudadano. tirse que literalmente FEUERBACH no se refirió a la componente "nullum
crimen sine lego", por mucho que se incluía en su pensamiento: cfr. H.-H.
142 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 143

vino a reflejar y precisar una de las conquistas centrales de la se concibe couo limitación del poder punitivo del Estado dotada
Revolución Francesa (art. 8 de la Declaración de Derechos del del sentido de garantía para la libertad de! ciudadano. Sólo
hombre de 26 de agosto de 1789 y de la Constitución de 3 de desde entonces el principio nullum crimen, nulla poena sine lega
septiembre de 1791). Los antecedentes anteriores a la Ilustra- es, como dice MEZGER, "un Palladium de la libertad ciuda-
ción que pueden mencionarse — principalmente la Magna Char- dana ".^ss
ta Libertatum inglesa de Juan sin Tierra, de 1215,2'íy y la Cons- En su sentido actual, el principio de legalidad se derivó en
titutio criminalis caroUngia germánica, de 1532^'^'' — no poseen un principio de la teoría ilustrada del contrato social y presu-
el sentido moderno del principio de legalidad. Así, la Magna ponía una organización política basada en la división de pode-
Charta inglesa no excluía la costumbre y, al parecer, tenía sig- res, en la que la ley fuese competencia exclusiva de los repre-
nificado de garantía procesal,^^^ y la CaroUngia no prohibía la sentantes del pueblo. El ciudadano sólo admite el paso del estado
analogía contra reo.^^^ Pero, gobre todo, el actual significado de naturaleza al estado civil en virtud de un pacto — contrato
político inspirador del principio de legalidad diverge del que social — e n el que asegura su participación y control de la vida
poseían los antecedentes anteriores a la Ilustración. Sólo a par- política de la comunidad. Tal participación tiene lugar por me-
tir de la ideología liberal impulsada por ésta -^^ y consagrada dio del Poder Legislativo, que representa — al menos teórica-
políticamente sobre todo a partir de la Revolución francesa,'^*^'' mente — al pueblo, Sólo de él puede emanar la ley, que consti-
tuye, pues, la expresión de la voluntad popular. Exigir que las
JESCHECK, Lehrhuch, cit., pág. 104; CATTANEO, Anselm Feuerbach, filosofo
penas se hallen previstas por la ley persigue, como se ve, que
e giurista libérale, Milano 1970, págs. 446 y ss. cuenten con el consenso de los ciudadanos, únicos legitimados
279 A la que L. JIMÉNEZ DE ASÚA añade, como más antigua y dotada para establecer las privaciones de derechos fundamentales que
de mayor sentido de defensa del pueblo, la Charta Magna leonesa de 1188, implican. El principio de legalidad no es sólo, entonces, una
otorgada por Don Alfonso, Rey de León y Galicia, aunque reconoce que
en ella no se contiene ninguna declaración t a n terminante como en la exigencia de seguridad jurídica, que permita sólo la posibilidad
inglesa: Tratado, cit., II, págs. 385 y s. de conocimiento previo de los delitos y las penas, sino además
280 Vid. estos y otros antecedentes en J. M.° RODRÍGUEZ DEVESA, la garantía de que el ciudadano no podrá verse sometido por
Derecho penal español, P.G., cit., págs. 135 y ss.; H.-H. JESCHECK, Lehr-
huch, cit-, pág. 1G3; E. MAURACH, Tratado, cit., I, pág. 114; L. JIMÉNEZ parte del Estado ni de los jueces a penas que no admita el
DE AsúA, Tratado, cit., II, págs. 383 y ss.; J, ANTÓN ONEGA, Derecho pueblo.280
Penal, cit., pág. 90; E. MEZGER, Tratado, cit., I, págs. 140 y ss. _
281 Vid. J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., El principio nulhmi crimen, nulla poena sine lege, así enten-
cit., pág. 137.
282 BOHNE, Die Magna Charta und das strafgesetzliche Analogie- dido, pasó a inspirar las legislaciones "de todos los países cul-
verbot, en Festschrift für H. Lehmann, 1937, págs. 80 y ss.; E. MEZGER, tos ".^s? Las Constituciones y Códigos penales españoles — desde
Tratado, cit.. I, pág. 141; R. MAURACH, Tratado, cit., I, pág. 114; H.-H. el de 1822 — siguieron este camino, y desde 1848 el principio
JESCHECK, Lehrhuch, cit., pág. 103; J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho
Penal español, P.G., cit., pág,-. 136. de legalidad se formula de modo básicamente coincidente con
283 Sobre todo, por BECCARIA, De los delitos y de las penas, cit,, la actual regulación: la fórmula general del art. 1, 1.^, y su pre-
páginas 29 y s. (Cap. 3) : " . . . sólo las leyes pueden decretar las penas de cisión por parte del art. 2, el art. 23 y los arts. 80 y 81 del
los delitos y esta autoridad debe residir en el legislador, que representa Código Penal.
toda la Sociedad unida por el contrato social. Ningún magistrado (que es
p a r t e de ella) puede con justicia decretar a su voluntad penas contra otro
individuo de la misma sociedad".
284 Aunque con anterioridad habiase acogido ya en Estados Unidos, 285 Cfr. E. MEZGEK, Tratado, cit., I, pág. 140.
en las Constituciones de Filadelfia, de 1774, de Virginia, de 1776, y de 286 Éste es el sentido del pasaje de BECCARIA más arriba citado en
Maryland, de 1776. Cfr. J . M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Espa- el que se destaca: 1.") que sólo el legislador puede decretar penas porque
ñol, P.G., cit., pág. 136; H.-H. JESCHECK, Lehrhuch, cit., pág. 104; L. J I - solamente él representa a toda la sociedad unida por el contrato social;
MÉNEZ DE AsÚA, Tratado, cit., II, pág. 387, coincide, sin embargo, en enten- 2.°) que los jueces no pueden, consiguientemente, "aumentar la pena esta-
der que "fue en la Declaración francesa del hombre y del ciudadano, de blecida" por las leyes, ni siquiera "bajo pretexto de celo o de bien público":
26 de agosto de 1789, donde adquiere «universalidad», como HIPÓLITO C. BECCARIA, De los delitos y de las penas, cit., págs. 29 y s.
TAINE observa...". También en este sentido J . M.'' RODRÍGUEE DEVESA, op. 287 Cfr., con amplias referencias, L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado,
cit., pág. 137. cit., I I , págs. 388 y ss.
ui
144 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 145
H El art. 1, 1.*^, fundamenta, junto con el art. 2, el primer legalidad, que se burlaría si aquél no se respetase.^^^ La segunda
H aspecto del principio de legalidad, a saber, la garantía cTiminal. exigencia (lege scripta) ^^^ quiere destacar la exclusión de la
Se corresponde con la fórmula latina nullum. crimen sine lege, costumbre como fuente de delitos y penas. La ley emanada del
que el legislador español ha preferido anteponer al de nulla poder legislativo o asimilada — ley formal, Decreto-ley o De-
lií poena sine lege, contra la opinión del creador de la fórmula, creto-legislativo ^^^^— es la única vía de creación de Derecho
FEUERBACH, quien derivaba de este último aforismo el relativo penal, porque éste debe dictarse por los representantes del pue-
a la garantía criminal.^^^ El art. 1, 1.°, más que una definición blo, según el significado político del principio de legalidad más
de delito en sentido dogmático, es, precisamente, antes que nada, arriba expuesto. Por último, el tercer requisito del aforismo
un límite de garantía político-criminal.^*^^ En cuanto al art. 2, propuesto (lege stricta) impone un cierto grado de precisión
será efectivamente "redundante" — como quería GROIZARDS^O —^ a la ley penal y excluye la analogía — por lo menos en cuanto
salvo que se base en él la prohibición de la analogía, como hace perjudique al reo —. La prohibición de la analogía se dirige
CÓRDOBA al fundamentarla en su párrafo 2.°, que exige la "rigu- al Juez, por lo que constituye un límite relativo al momento
rosa aplicación de las disposiciones de la ley".^^^ judicial de aplicación de la ley. Su estudio, que requiere cierta
El art. 23, al prescribir que "no será castigado ningún prolijidad, se traslada al apartado destinado a la interpreta-
delito ni falta con pena que no se halle establecida por ley ante- ción de la ley penal. Aquí debe contemplarse la otra conse-
rior a su perpetración", sanciona el segundo aspecto del prin- cuencia anunciada: la necesidad de concreción de la ley penal.
cipio de legalidad: la garantía penal.'^^^ Adviértase cómo este Este aspecto no ha podido ser objeto de la atención que
precepto sirve, al mismo tiempo, como expresión del principio merece. Se ha acostumbrado a examinar el principio de lega-
de irretroactividad de la ley penal. Lo mismo sucede en el art. 19 lidad sólo en su vertiente fortnal, olvidándose a menudo sus
del Fuero de los Españoles: "Nadie podrá ser condenado sino exigencias materiales. Éstas imponen una técnica legislativa
en virtud de ley anterior al delito, mediante sentencia del Tri- que ofrezca una redacción lo más precisa posible de los tipos
bunal competente y previa audiencia del interesado." Pero este legales. Ello no significa que deba postularse el recurso al
precepto se extiende tanto a la garantía penal como a la cri- ca-suismo. Por el contrario, éste es un vicio que aqueja con de-
minal, por lo que ambos aspectos pueden considerarse recono- masiada frecuencia a nuestra legislación penal. Es criticable
cidos a nivel constitucional. porque es difícil que la enumeración casuística sea exhaustiva,
Antes de proseguir la enumeración de los aspectos de ga- y a menudo supone el olvido injustificado — e injusto — de
rantía jurisdiccional y de ejecución contenidos en el principio supuestos equivalentes a los mencionados por la \QJ, sin que
de legahdad, debe ahondarse en el alcance de la garantía cri- ello fuese querido por el legislador (lagunas legales). Por esta
minal y penal. Tales principios pueden desarrollarse en la si- razón es preferible la técnica legislativa generalizadora, con-
guiente trilogía: nullu-m crimen, nulla poena sine lege praevia, sistente en la descripción de los factores típicos de un grupo
scripta et stricta. El principio de irretroactividad de la ley de casos.^^'5 Pero si la redacción generalizadora sirve mejor a la
penal (desfavorable) no es más que un aspecto del principio de jtisticia, al t r a t a r igual a todos los casos iguales, implica tam-

288 Vid. A. von FEUERBACH, Lehrhuch, cit., pág. 41 (parágrafos 19 293 Kn este sentido, en especial, L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, cit.,
y 20). l í , pág. 383, quien se manifiesta en contra de escindir el problema distin-
289 Vid., apartándome de la opinión tradicional, S. Mm PuiG, Los guiendo el principio de legalidad del de irretroactividad, como se alegó
términos "delito" y ''falta" en el Código Penal, cit., pág. 345. en defensa del proceso de Nürenberg. Vid. también, H.-H. JESCHECK, Lehr-
290 Vid. A. GROIZARD, El Código Penal, cit.. I, pág. 63. También huch, cit., pág. 100.
J. ANTÓN ONECA, Derecho Penal, cit., pág. 90. 294 Vid. R. MAURACH, Tratado, cit., I, págs. 113 y s. '
291 Vid. ,J. CÓRDOBA RODA, Comentarios, cit-, I, paga. 58 y s. En 295 Vid. J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, P.G.,
contra, sin embarcro, vid. infra, Cap, 4 I I 2 C b. cit., págs. 141 y s.; S. MiR PUIG, La reincidencia en el Código Penal, cit.,
292 J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, P.G., cit., páginas 244 y ss.
página 139; L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, cit., II, pág. 403 y s. 296 Así, H.-H. JESCHECK, Lehrhuch, cit., pág. 101. Ejemplo de utili-

10. ^ S . Mir Puig. — Introducción a las bases de! Derecho Penal


146 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 147

bien un peligro para la seguridad jurídica, ya que la excesiva redacción de los presupuestos de la pena. El problema se plan-
abstracción puede despojar de hecho a la ley de su función ma- tea, también, respecto de la determinación de la pena: ¿qué
terial de garantía. grado de precisión es exigible en la determinación de la pena
Ésta es la objeción que ha de hacerse al empleo de las llama- por parte de la ley, para que pueda entenderse cumplido el
das "cláusulas generales"—de que tanto abusa nuestro legisla- postulado material del principio de legalidad? Dicho de otra
dor en el Derecho penal "político" (ej., art. 165 bis) ^^^ *"* —, que forma: ¿Qué margen de arbitrio judicial es compatible con el
dificultan la precisión de los confines del supuesto de hecho legal principio de legalidad? La respuesta a esta cuestión ha variado,
y, consiguientemente, la clara delimitación del ámbito de lo como es sabido, desde los orígenes del liberalismo.
punible.297 De poco sirve, entonces, que se respete la exigencia En un principio se creyó necesario reservar exclusivamente
formal de una ley previa, si su contenido no permite diferen- al legislador — a los representantes del pueblo — la fijación de
ciar con seguridad lo delictivo de lo que no lo es. Se vulnera, la pena, excluyéndose al Juez todo margen de arbitrio, lo que
con ello, el aspecto material del principio nullum crimen sine se consideraba requerido por el postulado de igualdad ante la
lege (stricta).^^^ Para evitar tal consecuencia, el empleo de la ley. Tal planteamiento se plasmó en el Código penal francés
generalización en la redacción legal debe acompañarse de una de 1791, que seríalo a cada delito una pena absolutamente deter-
rigurosa diferenciación de los límites del supuesto de hecho, minada.
por medio del destaque de los elementos diferenciales de cada No fue éste el criterio seguido por los Códigos del siglo xix.
tipo legal a través de conceptos generales específicos.^^^ Gene- En la misma Francia el Código de 1810 rectificó el extremado
ralización y diferenciación son, como se ve, los dos pilares de legalismo del de 1791, estableciendo para cada delito una pena-
una técnica legislativa dispuesta a conciliar las exigencias lidad comprendida entre un máximo y un mínimo (pena rela-
de los principios antinómicos de justicia y seguridad jurídica. tivamente indeterminada), dentro de los cuales podía el Juez
Lo dicho se refiere a la necesidad de precisión legal en la fijar con libertad la pena. El sistema fue adoptado, pero en ver-
sión más legalista, por los Códigos penales españoles. Si el
zación de la técnica generalizadora lo constituye la nueva redacción del Código francés de 1810 permitía al Juez recorrer con arreglo
StGB alemán. Vid. P. NOLL, Zur Gesetzestechnik ini Entiviirf eines StGB,
en "Juristenzeitung", 1963, pág. 300. a su arbitrio la totalidad de la penalidad señalada en el tipo
296 bis Recoge algunos ejemplos G. QUINTERO OLIVARES, Represión legal, los españoles recortaron tal posibilidad dividiendo la pe-
penal y Estado de Derecho, cit., págs. 55 y ss. nalidad típica en tres grados — máximo, medio y mínimo —.
297 Vid. Ci^SS, Generalklauseln iin Strafrecht, en Fcstschrift für
Eb. Echmidt, 1961, págs. 136 y ss.; WOESNER, Generalldavseln und Ga- Caso de no concurrir circunstancias modificativas, podía el Juez
rantiefunktion derStrafgesetze, en "Neue juristische Wochensclirift", 1963, aplicar sólo el grado medio — restricción que se suprimió en
página 273; LEMMEL, Unbestimmte Strafharkeitsvoraussetzungen wnd der 1944: art. 61, 4.*^—, y, caso de concurrir circunstancias agra-
Grundsatz nulluvt crimen sine legc, 1970, passim. En nuestro país, F . M U -
ÑOZ CONDE, Introducción, cit., págs. 94 y ss.; J. CEREZO MIR, Curso, cit., vantes o atenuantes, debía aplicar, respectivamente, el grado
P.G., I, págs. 162 y s. máximo o el mínimo (salvo el supuesto de varias atenuantes
298 En este sentido. RODRÍGUEZ MOURULLO escribe: '"piedra de toque calificadas). Ello encerraba el arbitrio judicial en el estrecho
para comprobar si en el plano penal se respetan o no las exigencias del
Estado de Derecho no es ya, según esto, el formal reconocimiento y con- marco ofrecido por cada grado, salvo algún supuesto excep-
sagración — incluso a nivel constitucional — del principio de legalidad, cional.^"**
sino el de si las concretas disposiciones penales responden, al enunciar
tanto el presupuesto como la consecuencia penal, al postulado de una Aunque en las reformas de 1932 y 1944 se amplió el arbitrio
precisa determinación, que constituye la insustituible garantía de seguridad judicial, el Código penal español actual sigue caracterizándose
política para los derechos fundamentales de la persona, cuyo logro repre- por una rigurosa vinculación a la determinación legal de la
senta para un Estado de Derecho una verdadera exigencia ética": Principi.o
de legalidad, en Nueva Enciclopedia Jurídica., t. XIV, Barcelona, 1971, pena.300 f^'^ Por una parte, el marco fijado en el tipo es ya poco
página 888.
299 Así, H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., pág. 101. Sobre toda esta
problemática, vid. K. ENGISCH, Die Idee der Konkretisierung in Reckt und 300 Vid. J. ANTÓN ONECA, Derecho Penal, cit, págs. 544 y ss
Rechtswissenschaft unserer Zeit, 2." ed. 1968, págs. 2G6 y ss. 300 bis J. CEREZO M I R , Ctirso, cit., P.G., I, pág. 163.
148 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 149

amplio, si se compara con la extensión con que se prevén las de ser ejecutada pena alguna en otra forma que la prescrita
penalidades en otros Códigos, como el alemán. Así, el pará- por la ley y reglamentos, ni con otras circunstancias o acci-
grafo 240 señala una penalidad que comprende desde 5 marcos dentes que los expresados en su texto." El art. 1 de la Ley de
de multa hasta 5 años de privación de libertad.^*^^ Por otra Enjuiciamiento Criminal viene a precisar la garantía judicial
parte, la división en grados, en relación con la imperativa esti- añadiéndole el sentido de garantía py^ocesal'^^^ En la esfera del
mación de circunstancias modificativas legalmente previstas, re- Derecho penal militar, el art. 241 del Código de Justicia Militar
duce, por lo general, todavía más el ámbito concedido al arbitrio resume las garantías judicial y de ejecución.^''•^
del Juez. Por lo que se refiere a las medidas de seguridad, su propia
De este modo, cabe afirmar que el Código Penal español naturaleza dificulta una rigurosa sujeción al principio de lega-
respeta, tal vez más que ningún otro, la exigencia material, lidad,^"*"" pues no es posible "tipificar" la peligrosidad, como
derivada del principio de legalidad, de la precisión legal (lex estado del sujeto, ni puede precisarse del todo el concreto con-
stricta) de la pena. Sucede, sin embargo, que las actuales co- tenido de la medida o medidas a ejecutar. Todo ello ha de depen-
rrientes político-criminales y iuscomparatistas abonan una re- der de la observación de la personalidad de! sujeto en el irre-
lajación de este planteamiento, en beneficio de un mayor arbi- petible caso particular. No obstante, ello no es óbice para la
trio judicial. Ello es preciso tanto por la propia necesidad de conveniencia de condicionar la aplicación de medidas de segu-
Justicia, que obliga a tratar desigualmente a ios casos desi- ridad a la concurrencia de ciertos presupuestos definidos por
guales, como por la función de prevención especial que tiende la ley, que aseguren una mínima garantía al ciudadano, así como
a afirmarse en la aplicación judicial de la pena, lo que creo acer- de trazar ciertos limites a la gravedad de las medidas a imponer.
tado en cuanto sea compatible con la prevención general y sus La exigencia de comisión previa de un delito cumple en la
limites, los principios de proporcionalidad y culpabilidad.^^2 mayoría de países aquella primera función. En España, la pre-
Con la fórmula propuesta nullum critnen, nulla poena sine sencia de un discutible sistema de medidas predclictuales impide,
lege praevia, scripta et stricta se agotan los aspectos esenciales para las mismas, la aplicación de dicho criterio, que debe enten-
de las garantías criminal pena!, que constituyen el núcleo del derse sustituido por la descripción de los "estados peligrosos"
principio de legalidad. En nuestro Código Penal este principio de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social (art. 2). Éste
abarca, sin embargo, dos extremos m á s : la garantía judicial ha de ser el sentido de la exigencia, junto a la peligrosidad
(o jurisdiccional) y la garantía de ejecución. La primera se con- — que, según defendí más arriba, debería referii'se a la comisión
tiene en el art. 80 del Código Penal: "No podrá ejecutarse pena de un delito futuro —, de realización de alguno de los supuestos
alguna sino en virtud de sentencia firme." La segunda se halla descritos en este precepto. Pero, si ha de ser así, forzoso es
expresada en el art. 81 del mismo cuerpo legaí: "Tampoco pue- subrayar la excesiva vaguedad que caracteriza a gran parte de
los "estados peligrosos". Piénsese, por ejemplo, en el número
301 Cfr. H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., pág. 103; J. CEREZO MÍR, noveno del art. 2 citado, que se refiere a los que "ejecuten actos
Curso, cit., P.G-, I, pág. 162 escribe: "Un marco excesivamente amplio... caracterizados por su insolencia, brutalidad o cinismo", en cier-
es incompatible con el principio de legalidad."
302 Ello no significa que el Juez pueda prescindir de criterios obje-
tivos en la fundamentación de su decisión. No se t r a t a de propugnar la 303 "No se impondrá pena alguna por consecuencia de actos punibles
''creación libre del Derecho", ni siquiera dentro de los límites fijados por cuya represión incumba a la jurisdicción ordinaria, sino de conformidad
la determinación legal de la pena. Por el contrario, el arbitrio judicial ha con las disposiciones del presente Código o de leyes espcciale.s, y en virtud
de significar sólo ilimitada posibilidad de combinación de los puntos de vista de sentencia dictada por el Juez competente".
objetivos que presiden la medición de la pena (Así, H.-H. JESCHECK, Lehr- 304 "No podrá ejecutarse pena alguna sino en virtud de sentencia
buch, cit., pág. 103). Tales criterios deben obtenerse de los fines de la pena firme y en la forma prescrita por las Leyes."
en el Derecho positivo. A la ciencia penal corresponde su esclarecimiento 304 bis Así, A. JORGE BARREIRO, Las medidas de seguridad, cit., pá-
y formalizaeión, todavía en fase muy poco desarrollada. E n un estadio ginas 133 y ss., quien, sin embargo, insiste acertadamente en la necesidad,
ideal de evolución científica en este punto, cabría imaginar un arbitrio derivada del Estado de Derecho, de fijar límites precisos a las medidas
judicial perfectamente "reglado" y objetivizado en virtud de un sistema en base al principio de legalidad. También, J . CEREZO M I R , Curso, cit...
preciso de criterios de medición de la pena suministrados por la ciencia. P.G., I, pág. 163.
150 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 151
tas condiciones muy ampliamente descritas. No creo que des- el estado peligroso e imponer las respectivas medidas de segu-
cripciones como ésta puedan sustituir felizmente la garantía ridad corresponde exclusivamente a la jurisdicción ordinaria
que supone condicionar a la comisión de un delito previo la asig- a través de los Jueces de instrucción..."
nación de medidas de seguridad.^"^ *""
En cuanto a la segunda exigencia que, también para las b) Límites derivados del Estado democrático.
medidas de seguridad, debe inferirse del principio de legalidad,
a saber, la ñjación de ciertos límites a las medidas imponibles, El principio de legalidad analizado en el apartado anterior
puede verse reflejada en el art. 5 de la Ley de Peiigrosidad y originaba una serie de límites al lus ptmiendi derivados del
Rehabilitación Social. Por una parte, aunque en él no se for- Estado de Derecho, es decir, de un Estado en el que el Poder se
mule expresamente el principio de que sólo las medidas pre- somete a la Ley. Pero un Estado de Derecho, por el solo hecho
vistas por la ley pueden aplicarse, ello se desprende de su con- de serlo, no es necesariamente un Estado democrático. Para
texto.^o^ Por otra, el mismo art. 5 señala límites de contenido ello no basta que el Poder se ajuste al Derecho, sino que es
a la mayor parte de medidas asignables. Así, se limita la chira- preciso, además, que ese Derecho sirva a cada ciudadano. De
ción del internamiento en un establecimiento de custodia o esta exigencia nacen nuevos límites al Derecho a castigar e
trabajo (art. 5), o en uno de reeducación (art. 5, 2.°), y el núme- imponer medidas de seguridad que corresponde a un Estado
ro de arrestos fin de semana (art. 5, 4.*^), etc.^'^^'''' democrático.
Sin embargo, las medidas curativas, que pueden suponer Para tender un puente entre la función de la pena y la
el internamiento en un establecimiento de preservación hasta medida de seguridad, de una parte, y su fundamento político
la curación o hasta que cese el estado de peligrosidad social democrático, por otra, los límites que se siguen de éste se expon-
(artículo 5, 5.°), el aislamiento curativo en casas de templanza drán distinguiendo los tres distintos momentos en que se diver-
hasta la curación (art. 5, 5.°) y la sumisión obligatoria a trata- sifica aquella función: la conminación penal legislativa, la apli-
miento ambulatorio en centros adecuados hasta la curación (ar- cación judicial y la ejecución.^'^^
tículo 5, 6°), no tienen señalada duración máxima. Se encierra
en estas medidas un grave peligro para la seguridad jurídica, 1.^) Límites relativos al viomento legislativo.
habida cuenta de que no es precisa la comisión de delito previo. Tres límites cabe destacar en este primer momento de ejer-
La única garantía — aparte de la dudosa representada por la cicio del Poder punitivo: la exclusiva protección de bienes jurí-
descripción de los estados peligrosos — consiste en la decisión dicos, el principio de proporcionalidad y el principio de culpa-
judicial del cese de la medida, obligada por el art. 26 cuando bilidad.
"se alcance ... la condición fijada para ello en la ley — la cu- El primer límite ya fue analizado más arriba, pues se de-
ración —, en la sentencia o en el auto de revisión, o cuando se ducía también del fundamento funcional de la pena, que obliga
considere que ha cesado el estado de peligrosidad". a reducir su intervención cuando lo exija la necesidad de de-
La garantía judicial se expresa en el art. 8 de la Ley de
Peligrosidad y Rehabilitación Social: "La facultad de declarar 306 Los límites derivados del principio de legalidad deberían, tam-
bién, haber sido expuestos con arreglo a esta tripartición. Así, el principio
304 ter En sentido crítico, con razón, se manifiesta F . MUÑOZ CON- de irretroactividad y de precisión de la configuración del contenido de la
DE, Introducción, cit., págs. 97 y s. norma penal se dirigen al legislador, la prohibición de la analogía y del
305 En este sentido J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Espa- Derecho consuetudinario limitan al Juez, y las garantías judicial y de eje-
ñol, P.G., cit., páíí. 139. cución a la Administración penitenciaria. Pero el origen histórico-político
305 bis No obstante, la reforma de la L P R S de 28 noviembre 1974, y la elaboración doctrinal unitaria del principio de legalidad ha aconse-
ha ampliado la indeterminación de estas medidas al elevarse de 3 a 5 años jado el análisis conjunto de los limites que de él se derivan. Ahora distin-
su límite máximo y de 4 a 6 meses su límite mínimo. En sentido crítico, gue también los límites de la potestad punitiva según los tres momentos,
con fundadas razones, A, SERRANO GÓMEZ, Reforma de la Ley de Peligro- legislativo, judicial y ejecutivo, G. QUINTERO OLIVARES, Represión penal
y Estado de Derecho, Barcelona 1976, págs. 47 y ss., 111 y ss. y 137 y ss.
sidad y Rehabilitación Social, en "Revista de Estudios Penitenciarios", (aunque en las págs. 42 y s. anuncia sólo dos momentos).
1974, págs. 176 y s.
152 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 153

fensa de los bienes jurídicos. Me limitaré, por ello, a poner de asociación, de prensa, etc.). El Derecho penal sexual y el
de manifiesto que a tal conclusión conduce también una con- político deberían reducirse al mínimo indispensable.
cepción democrática del Estado y del Derecho Penal. Me remito, El segundo límite que impone el Estado democrático es el
para ello, a una argumentación parecida a la que propone Ro- principio de culpabilidad. Tradicionalmente se incluyen en él
xiN:'^f7 gi al Estado no corresponde la realización de fines tras- dos exigencias de diversa naturaleza. Por una parte, la nece-
cendentales, sino de protección y fomento de las condiciones d'e sidad de que se requiera entre los presupuestos de la pena la
vida de sus individuos, sólo estará legitimado el recurso a la concurrencia de dolo o imprudencia y se deje sin castigar
pena o a la medida de sejíuridad para el cumplimiento de estos el caso fortuito. Por otra parte, el postulado de que la pena se
fines. Esto es, un Estado democrático sólo puede utilizar la pena condicione a la posibihdad de reprochar el hecho a su autor,
y la medida de seguridad para la protección y fomento de las por ausencia de causas de inimputabilidad o de inculpabilidad.^"'^
condiciones de vida de cada uno de los individuos. Los bienes Ambos extremos caben bajo la común designación "principio
jurídicos son los bienes en que se concretan tales condiciones de culpabilidad" para quienes consideran a dolo y culpa como
de vida. Luego el Derecho penal sólo podrá proteger los bienes integrantes de la culpabilidad, pero no para quien crea que el
jurídicos. Confiriendo a este planteamiento el contenido social dolo y la culpa afectan ya a la antijuricidad, como defiende
que creo indispensable, porque el ámbito específico de la regula- el finalisrao. Puesto que participo, aunque por otras razones que
ción jurídica lo constituyen los sistemas sociales, deberá de- he resumido en parte en otro lugar,^^o ¿^ esta última posición
cirse que un Derecho Penal democrático ha de limitarse a prote- sistemática, he de separar los dos postulados que suelen incluirse
ger aquellos procesos de interacción social que, a largo o a corto bajo el llamado "principio de culpabilidad", y reservar esta
plazo, son necesarios para la subsistencia o mínimo funciona- designación para la exigencia de reprochabilidad.
miento de la estructura social (es decir, los bienes jurídicos), La necesidad de dolo o imprudencia como presupuesto de la
en cuanto ello constituye la condición de la vida de cada uno pena no se deriva del principio democrático, sino de la fun-
ción de la pena. Si ésta sirve a la protección de bienes jurídicos
de sus miembros. a través de la motivación que representa la conminación penal
Bajo este punto de vista, no sería democrático un Derecho típica, será inútil castigar conductas que, como e! caso fortuito,
penal que emplease la pena o las medidas de seguridad para escapen a la posibilidad de evitación por ser imprevisibles. Al
dar protección a valores puramente morales, de los cuales no no poder motivar, la amenaza de la pena sería "disfuncional",3ii
dependa la subsistencia o mínimo funcionamiento de la sociedad puesto que sería inevitablemente ineficaz y, por tanto, innece-
(v. gr.: persiguiendo la homosexualidad u otros actos contra- saria para la protección de bienes jurídicos. En consecuencia,
rios a la moral sexual, sin que produzcan notable perturbación la pena desbordaría el fundamento funcional del lus puniendi,
social, como hace un sector de la jurisprudencia en base a la al no hallarse justificada por su necesidad.
interpretación de la palabra "trascendencia" del art. 431 del Este razonamiento no alcanza a todos los supuestos de le-
Código penal como "gravedad moral" que no exige escándalo sión no dolosa ni imprudente de bienes jurídicos. Concebida la
ni toma de conocimiento por terceros) .^^^ Tampoco es propio de imprudencia desde hace tiempo no como concepto psicológico,
un Derecho penal democrático castigar conductas que supon- dependiente de la previsibilidad, sino normativamente, como
gan en realidad el ejercicio de derechos políticos que no cabe infracción de la norma de cuidado, la "prudencia" de una acción
negar al ciudadano (como derecho de manifestación, de reunión, no exige necesariamente la imprevisibilidad del resultado lesi-

307 Vid. C. ROxiN, Sinn und Grenzen, cit., págs. 12 y s., aunque 309 Vid. en este sentido, J. BAÜMANN, Strafrccht, A.T., cit., pág. 172
junto a los bienes jurídicos añade, como objeto idóneo de protección penal, y s.; MEZGER-BLEI, Studienbuch, cit., págs. 158 y s.
las prestaciones del Estado social existencialmente necesarias para el 310 Vid. S. MlR PUIG, Los términos "delito" y "falta" en el Código
Penal, cit., págs. 330 y s.
ciudadano. 311 E n este sentido F . MUÑOZ CONDE, Funktion der Strafnorm, cit.,
308 Vid. MARTÍNEZ PEREDA, El delito de escándalo •público, Madrid página 319.
1970, págs. 162, 178 y 199 y ss.
154 Derecho P e n a l en sentido subjetivo IV. L í m i t e s del Derecho P e n a l subjetivo 155

vo. Por mucho que tal resultado fuese previsible, la acción no creo preferible, incluya el dolo en el tipo de injusto, éste es el
será imprudente si no infringe la norma de cuidado. Es lo que único contenido del principio de culpabilidad. Con ello se con-
sucede en importantes sectores del tráfico actual, que se estima sigue evitar la inclusión bajo una sola denominación de dos
conveniente para la Sociedad pese a los resultados lesivos a que postulados dotados de distinto significado.
previsiblemente conduce con elevada frecuencia ("riesgo permi- Que la exigencia de reprochabilidad del hecho a su autor
tido"). ¿Cuál es en tales casos el fundamento de la no punibi- posee diversa naturaleza que el postulado de no punibilidad del
lidad? Como regla ello será una exigencia derivada de la nece- hecho no doloso ni imprudente, lo demuestra la distinta funda-
sidad de coherencia de los distintos sectores del Derecho, pues mentación de ambos postulados. Mientras que, en principio, la
a menudo es el propio ordenamiento jurídico el que, de forma necesidad de dolo o imprudencia no se funda en el Estado de-
expresa o tácita, consiente en la participación en las actividades mocrático, por el contrario el principio de culpabilidad en sen-
peligrosas (así, el tráfico rodado). En los demás casos, ello se tido estricto deriva de este fundamento político de la pena. En
derivará del uso social que rige el sector del tráfico afectado, efecto, un Derecho penal democrático tiene que respetar la dig-
pues es él quien determina el contenido de la norma de cuidado. nidad humana del ciudadano y ésta impide que pueda ser casti-
En éste último supuesto podría, en cierto modo, verse expresada gado por un hecho quien no es culpable del mismo. La culpabi-
una consecuencia del principio democrático: no puede castigarse lidad supone la atribuibilidad del injusto a su autor, y en esto
lo que la Sociedad considera correcto.^^^ ^''^ coincide ampliamente la actual doctrina, por encima de las dis-
El segundo aspecto incluido en la designación tradicional cordancias existentes en cuanto al concreto criterio que permite
"principio de culpabilidad" es la exigencia de que el injusto tal atribuibilidad. El significado político-criminal de la categoría
cometido sea reprochable a su autor, por no concurrir causas dogmática de la culpabilidad es el requerir la ''pertenencia"
que excluyan la culpabilidad por el hecho.^'^^ P a r a quien, como del hecho a su autor, como sujeto racional capaz de autodirec-
ción normal.^^^ Dejar de requerir la culpabilidad sería castigar
por hechos no "pertenecientes" a su autor, tratando a éste con
311 bis Éste es en definitiva, el fundamento último del principio olvido de su naturaleza racional autónoma y, por ello, de su
welzeliano de "adecuación social" — que conduce la impunidad de los com-
portamientos normalmente admitidos aunque formalmente realicen la letra específica dignidad humana. En términos kantianos, ello supon-
de algún tipo legal {cfr. espec. H. WELZEL, Das deutsche Strafrecht, cit., dría una injustificada instrumentalización del hombre, conver-
pág's. 55 y ss.; HiRSCH, Soziale Adequanz und Unrechtslehre, en ZStW,
tomo 74 (1962), págs. 78 y ss.) — y del "principio de insignificancia" que tido en mero medio al servicio de la prevención social.
permite excluir del tipo los hechos de mínima entidad social (vid. C ROXIN, En cambio, la exigencia de culpabilidad, como límite de la
Política Criminal..., cit., pág. 53). Personalmente creo necesaria la apli-
cación de este segundo principio en las coacciones: vid. S. MiR PuiG, El prevención, reduce a sus límites imprescindibles la utilización
delito de eoacciones, lección magistral en prensa.
312 Este principio se halla generalmente reconocido. Por todos, Vid.
H.-H. JESCIIECK, Lehrbuch, cit., págs. 14 y s. Desde el punto de vista en el ámbito del tipo de injusto. Culpabilidad por el hecho y culpabilidad
político-criminal, H. ZIPF, Kriminalpolitik, cit., págs. 33 y ss. Si en algún de autor no son, pues, dos conceptos distintos de culpabilidad, sino de in-
caso excepcional cabe admitir la "culpabilidad de autor", es problema justo. Por esta razón no es preciso distinguir ambas modalidades cuando,
que no puede examinarse aquí. Sobre la cuestión en nuestro Código Penal como en el texto, se examina la función límite de la culpabilidad en ge-
(respecto de la referencia a la "personalidad" en el art. 61, 4.°) véase lo neral. Vid. Sobre la culpabilidad de autor; E. MEZGER, Die Straftat ais
dicho al contemplar la función de la pena en el momento de aplicación Ganzes, en "Zeitschrift für die gesaTnte Strafrechtswissenschaft", t. 57,
judicial (Siípra, Cap. 1, See. 2, II 3Bce'). Baste ahora señalar que el pro- 1938, págs. 688 y ss.; P. BOCKELMANN, Studieri % um Taterstrafrecht, II,
blema de si la culpabilidad puede referirse no sólo al hecho antijurídico, Berlín 1940, págs. 145 y ss.
sino también a la personalidad de su autor no afecta directamente a la 313 Más ampliamente, S. MiR PüiG, Política Criminal y. Dogmática
esencia de la culpabilidad, que es en ambos casos la atribuibilidad al autor, de culpabilidad, mecanografiado inédito. A mi juicio, RoxiN atribuye un
sino sólo a su objeto de referencia (qué es lo que debe atribuirse, el hecho contenido político-criminal excesivamente amplio y difuso a la culpabilidad
o la personalidad). Si esto es correcto, del mismo modo que en la culpabili- cuando la define como el ámbito de aplicación de los fines de la pena: vid.
dad por el hecho nadie discute que el hecho constituye el injusto, y no la Política Criminal y Sistema del Derecho Penal, cit., págs. 67 y ss. No sólo
culpabilidad, en la culpabilidad de autor, la personalidad (sea como pro- la culpabilidad "viene acuñada por la Teoría de los fines de la pena", sino
ducto de la conducta de la vida (MEZGER) , sea como resultado de la decisión que ésta ha de reflejarse a lo largo de toda la teoría del delito, cada una
de llevar una vida contraria al Derecho (BOCKELMANN), deberá valorarse de cuyas categorías se especifica con arreglo a criterios más precisos.
IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 157
156 Derecho Penal en sentido subjetivo
mocrático. Si el Estado social, que busca la eficacia social, tien-
del delincuente al fin de protección de los bienes jurídicos: en de a extender la prevención de delitos en la medida de lo po-
la medida en que sea posible conseguir tal ñn respetando la na- sible, el Estado democrático, inspirado en el punto de vista de
turaleza racional autónoma del hombre (es decir, haciéndole cada uno de los ciudadanos, ha de limitar la prevención por la
responder sólo por los hechos que le pertenecen en cuanto pro- exigencia de que el hecho a castigar sea atrihtdhle a su autor.
ducto de su 'motivación normal), no es lícito perseguirlo des- ¿Significa esto que el principio democrático se opone a las
conociéndola. Cierto que, como ha puesto de manifiesto SCHMID- medidas de seguridad, que no requieren culpabilidad, sino sólo
HÁUSER, la aplicación de la pena al delincuente carece de "sen- peligrosidad en el sujeto? Hace tiempo que la necesidad de las
tido" para él. Si no fuese necesario a la sociedad el recurso a la medidas constituye algo indiscutido. Baste pensar en la ne-
pena, la pena carecería de sentido. No se castiga por el delin- cesidad de internamiento prevista por el art. 8, 1.*^ para el
cuente, sino por la sociedad. Esto implica que la pena comporta enajenado peligroso. Renunciar a medidas como ésta compro-
siempre, inevitablemente, una cierta instrumentalización del metería excesivamente la seguridad de la mayor parte de los
delincuente en aras de la defensa social, pues constituye un ciudadanos. El Estado democrático no puede, pues, rechazar
"mal" para aquél, que se le impone para "bien" de la socie- totalmente las medidas de seguridad. No obstante, según la
dad.^^^ Pero esta inevitable instrumentalización sólo puede jus- fundamentación más arriba propuesta del principio de culpa-
tificarse por la misma razón que explica la necesidad de todas bilidad, la utilización de las medidas debe responder al prin-
las limitaciones que la vida en comunidad impone al individuo: cipio de la s-iihsidiariedad: sólo será lícito acudir a las medidas
por su absoluta necesidad social. Y si la prevención puede al- de seguridad, prescindiendo del postulado de la culpabilidad,
canzarse de ]a forma menos lesiva posible de la autonomía del cuando la pena adecuada al injusto culpable no sea posible y,
ciudadano, exigiendo como presupuesto que el hecho pertenezca sin embargo, la protección de los bienes jurídicos requiera la
a su motivación normal (esto es, la culpabilidad), no es lícito curación, la corrección o la inocuización del individuo. No hace
prescindir de tal posibilidad. Al limitar la pena al injusto cul- falta subrayar que ello ha de condicionarse a que dicha nece-
pable, la instrumentalización del delincuente encuentra, por lo sidad de'protección sea del todo ineludible.
menos, un importante paliativo: se hace recaer la pena en el La conclusión acabada de obtener invierte el planteamiento
delincuente sólo cuando éste ha decidido cometer el hecho con que a menudo se hace de la relación pena-medida de seguridad.
arreglo a su capacidad de autodirección normal, consciente de Las direcciones que propugnan la sustitución de la pena por las
que el delinquir iba a suponerle el riesgo de ser castigado. De medidas de seguridad tienden a ver en tal propuesta la libera-
este modo, la pena apela a la autonomía y responsabilidad de un ción de un innecesario e injustificable plics de gravosidad re-
sujeto racional. En este sentido pudo decir HEGEL que sólo la presentado por el sentido de "castigo" y de "reproche" que
pena ajustada a la culpabilidad honra al hombre como ser ra- implica la pena y es ajeno, en cambio, a las medidas de segu-
cional.si^ ridad : Se rechaza la pena porque n,o se puede castigar faltando
Según la formulación expuesta, el principio de culpabilidad la libertad de voluntad. Por el contrario, el planteamiento aquí
— en sentido estricto — constituye un postulado del Estado de- ofrecido parte de que es preferible la pena a 3a medida de se-
guridad, la cual sólo es lícita cuando aquélla no es posible. Sólo
314 Vid. en este sentido, E. SCHMIDHAUSER, Strafrecht, A.T., eit.,
páginas 39 y s. También: H. MAYER, Strafrecht, A.T., cit., pág. 25. E n en este caso, y por absoluta necesidad, puede someterse al ciu-
contra, defendiendo la esencia retributiva de la pena, un amplio sector dadano a una privación o limitación de derechos por algo que
de la doctrina alemana, representado, por ej., por H. WELEEL, Das deutsche no ha decidido culpablemente.^"^
Strafrecht, eit., pág. 238.
315 Favorable a exigir la culpabilidad como límite de la prevención,
con el fin de evitar que el individuo sea tomado como instrumento al 316 En el mismo sentido, aunque llegando a distintas consecuencias
servicio de la sociedad, es C. RoxiN, Sinn und Grenzen, cit,, págs. 20 y ss. en cuanto a la función de la pena, A r t h u r KAUPMANN, Dogmatische tmd
Su planteamiento y el propuesto en el texto se separan en un p u n t o : krvminalpoUtische Aspekte des Schiddgedankens iin Strafrecht, Ein Beitrar/
RoxiN cree que la exigencia de culpabilidad logra evitar totalmente la zur Strafrechtsreform, en "Juristenzeitung", núm. 18, 1967, pág. 554 y s.
instrumentalización del delincuente.
158 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 159

El tercer límite del íus puniendi que impone el Estado de- rente, en caso de duda, elegir la comisión de unos Ü de otros.
mocrático en el momento legislativo de la conminación típica Piénsese, pongo por caso, en lo que podría suceder si el hurto
se expresa a través del principio de proporcionalidad. Significa y el robo con homicidio tuviesen señalada idéntica penalidad:
que la gravedad de la pena o de las medidas de segundad debe sin duda, aumentaría la frecuencia de comisión del robo con
hallarse en relación con la gravedad del hecho cometido o la homicidio.
peligrosidad del sujeto, respectivamente.*^" No es lícito casti- Pero, además, la necesidad de proporcionalidad constituye
gar con una larga pena de privación de libertad un hurto in- también una exigencia del Estado democrático: un Derecho pe-
significante, ni puede ser sometido a una importante medida nal democrático debe ajustar la gravedad de las penas a la tras-
privativa de libertad quien demuestra solamente peligro de co- cendencia que para la Sociedad tienen los hechos a que se
meter algún hecho de escasa trascendencia. asignan. Exigir proporción entre delitos y penas no es, en
En el ámbito del Derecho penal de la pena el principio de efecto, más que pedir que la dureza de la pena no exceda de la
proporcionalidad se distingue del principio de culpabilidad en gravedad que para la Sociedad posee el hecho castigado. Con-
que afecta al injusto del hecho. Ahora no se trata de exigir la minar en la actuahdad con la pena de muerte el "tercer hurto",
atribuibilidad del injusto al autor, sino de requerir proporcio- como se había hecho en otras épocas históricas,^^^ contradiría
nahdad entre la gravedad del injusto y de la pena que se le abiertamente la actual significación social del hurto. Ahora bien,
asigna.318 ¿En qué se funda tal postulado? habida cuenta de que a menudo el juicio de la Sociedad sobre la
Por de pronto, como ya se indicó más arriba {supra, pági- gravedad de un hecho aparece como una valoración ética, el
nas 97 y ss.), el mismo fundamento funcional de la preven- razonamiento anterior estará, entonces, condicionado a que se
ción, a saber, su necesidad social, impone hmitar la utilización admita la siguiente premisa: que la prevención pueda limitarse
de la pena por la idea de proporción. Como ya escribía BECCA- por las valoraciones éticas de la Sociedad. ¿No es esto contra-
RIA: "No sólo es interés común que no se cometan delitos, sino dictorio con lo mantenido más arriba, cuando se afirmó que la
que sean menos frecuentes proporcionalmente al daño que cau- pena sólo podría utilizarse para proteger los bienes jurídicos
san en la Sociedad. Así, pues, más fuertes deben ser los motivos sociales y no valores puramente morales? Creo que no. En pri-
que retraigan a los hombres de los delitos a medida que son mer lugar, existe una importante diferencia entre considerar
contrarios al bien público, y a medida de los estímulos que les lícito el castigo de actos exclusivamente inmorales y admitir
inducen a cometerlos. Debe por esto haber una proporción entre que la punición de los ataques a bienes jurídicos sociales deba
los delitos y las penas."^^^ Viceversa, si el daño social causado limitarse (no que pueda ampliarse) por la valoración ética que
por un delito es leve, la necesidad social de su prevención no éstos merezcan a la comunidad. En segundo lugar, si la pena
será tan imperiosa como para justificar el recurso a graves ha de proteger a la Sociedad, es lógico que en dicha función de
penas. Por último, si la proporcionalidad fuese dejada de lado protección no puede ser empleada más allá de lo que considera
y se previesen penas igualmente graves para los delitos poco oportuno la misma Sociedad. Por último, aunque no en impor-
dañosos y los muy perniciosos, al delincuente íe sería indife- tancia, debe tenerse en cuenta que las valoraciones éticas de
la Sociedad suelen responder a la utilidad o dañosidad de las
317 En la doctrina suele acudirse a la expresión "principio de pro- conductas juzgadas para el funcionamiento de la estructura
porcionalidad" únicamente para limitar la gravedad de las medidas de social. Moral social y utilidad social no son, en principio, como
seguridad, no de la pena, en base, probablemente, a que el legislador ale-
mán ha expresado este principio especialmente p a r a las medidas de segu- a menudo se cree, conceptos opuestos en su origen. Pero ¿qué
ridad. (Parágrafo 62 de la nueva redacción del StGB.) Vid. en el sentido ocurrirá cuando, como sucede con no poca frecuencia, sigan en
restringido indicado, H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit-, pág. 17.
318 Por esta razón sería equivocado pretender sustituir el principio vigor normas morales cuyo fundamento de utilidad ha desapa-
de culpabilidad por el de proporcionalidad, como se ha propuesto. Vid.
en contra de tai sustitución, G. STRATENWERTH, Tatschuld und Strafzu-
inessimg, Tübingen 1973, pág. 27. 320 Vid. 3. PEREDA, Famosus latro, en "Anuario de Derecho Penal
319 Cfr, C. DE BECCARIA, De los delitos y de las penas, cit., pág. 35. y Ciencias Penales", 1962, págs. 5 y ss.
160 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 161

recido con la evolución social y la Sociedad sea consciente de legislador. E n primer lugai", no le es lícito elevar la pena en
esta contradicción. Ante este conflicto lo decisivo para el De- base a que el hecho vulnere objetos distintos a los bienes jurí-
recho Penal deberá ser la conciencia que la Sociedad tiene de dicos (p. e j . : por su contenido especialmente inmoral). Téngase
la no utilidad de la norma moral, porque el Estado no ha de en cuenta que en la concepción defendida más arriba el con-
combatir lo puramente inmoral, sino sólo lo dañoso socialniente. cepto de bien jurídico no se agota en la designación de un obje-
Fuera de estos supuestos de conflicto, desde el punto de vis- to aprehensible por los sentidos, sino que abarca a todos los
ta de la prevención sería altamente inoportuno prescindir de la procesos sociales cuya protección es necesaria para la subsis-
proporcionalidad que requieren las valoraciones ético-sociales. tencia o funcionamiento de los sistemas sociales. Por ello, no
Como se ha observado con razón,^^^ la prevención general se sólo el desvalor del resultado, sino también el desvalor de la
alcanza de la forma más eficaz cuando las penas responden a acción podrá relacionarse con el ataque a bienes jurídicos y ser-
las expectativas éticas de la Sociedad, mientras que han de lle- vir, por tanto, como criterio de agravación judicial de la pena.
gar a producir el efecto contrario de levantar en los ciudada- En segundo lugar, el juez se halla limitado también por el
nos la rebeldía contra la ley, cuando se sienten como "injustas" principio de culpabilidad. Aparte de que la ley prevea causas
por el cuerpo social. de exclusión y de modificación de la culpabilidad, el criterio
judicial debe sujetarse también a una medición de la pena ba-
2.^) Límites relativos al momento judicial. sada en la concreta culpabilidad concurrente en el autor. Es
precisamente en este ámbito judicial en donde posee más evi-
Los tres principios limitadores examinados en el apartado dente eficacia regulativa práctica el concepto material de cul-
anterior se dirigen, antes que nada, al legislador. Según ellos, pabilidad que se mantenga. En efecto, en la determinación legal
éste no puede castigar ni prever medidas de seguridad para de la pena, se hallan ya precisamente definidas por la ley las
conductas o estados peligrosas (respectivamente) no contrarios causas que excluyen y modifican la culpabilidad con indepen-
a bienes jurídicos, no puede amenazar con pena hechos come- dencia de las posibles concepciones doctrinales de esta categoría
tidos sin culpabilidad, ni asignar a las penas o las medidas de dogmática. En cambio, en la determinación judicial de la pena
seguridad gravedades que no guarden proporción con la daño- faltan concretas prescripciones legales sobre el modo de valorar
sidad o peligrosidad social. Todos estos postulados han de li- concretamente la culpabilidad del autor. Pasa entonces a pri-
mitar, también, la función judicial de aplicación de la ley. No mer plano el concepto científico de culpabilidad, único capaz de
me refiero a la determinación legal de la pena, esto es, la que orientar la labor judicial.
tiene lugar por medio de la tasación legal de las circunstancias No es éste lugar oportuno para exponer las distintas for-
modificativas y otros criterios, sino a la propia determinación mulaciones doctrinales existentes en materia de culpabilidad.
judicial de la pena, la cual opera dentro de los márgenes que Baste exponer los resultados a que conduce la posición que creo
se conceden al arbitrario del juzgador {así, por ejemplo, dentro acertada. Como dije más arriba, lo específico de la culpabilidad
de cada grado — art. 61, 7.*^ del Código Penal — y a lo largo de es requerir la "pertenencia normal" del injusto a su autor, para
toda la penalidad típica cuando no concurran circunstancias lo que se exige que el hecho sea producto de una elección ra-
atenuantes ni agravantes — art. 61, 4.^ del Código Penal). cional en condiciones normales. Cuando el proceso de motiva-
En el ejercicio del arbitrio judicial — que para no equivaler ción no discurre con arreglo a esta normalidad, la culpabilidad
a arbitrariedad ha de responder a criterios objetivos^^^'''' — se excluye o se atenúa, según el grado de la anormalidad. Ésta,
ha de respetar el juzgador los tres principios que ya limitan al a su vez, puede proceder de anomalías en el sujeto (p, e j . : ena-
321 Vid. R. MAURACH, Tratado, cit., I, pá^. 80; H.-H. JESCHECK,
jenación) o en la situación {p. e j . : arrebato u obcecación). Apar-
Lehrbuch, cit., págs. 3, 53, 54 y s.; J. ANTÓN ONECA, Derecho Penal, cit., pá- te de las causas excluyentes o modificativas de la culpabilidad
ginas 480 y s. previstas por la ley, el Juez debe tener en cuenta, para orientar
321 bis Muestra la urg:encia de una "racionalización" de la medición su arbitrio, todos los factores que alteren la normal racionalidad
de la pena H. HENKEL, Die "richtige" Strafe, Tübingen 1969, pp. 3 y ss.
11. — S , Mir Puig. — I n t r o d u c c i ó n a las bases del Derecho Pene
162 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 163

de la decisión criminal. Aunque ya intuido como argumento te, erige la culpabilidad en límite máximo de la prevención.^2*
central por los creadores de la actualmente dominante concepción Que la toma en consideración exhaustiva de los factores so-
normativa de la culpabilidad, este importante aspecto a que obli- ciales en la medición judicial de la pena contradiga los fines de
ga el principio de culpabilidad no suele tratarse con la profundi- prevención no ha de obstaculizar, pues, la acabada realización
dad que requiere. Si la normalidad puede modificarse tanto por del principio de culpabilidad. No obstante, la resistencia de los
ei estado psíquico del autor como por las condiciones externas Tribunales a atenuar la pena por razón de las condiciones eco-
bajo las que actuó, ambos extremos deberían ser considerados nómico-sociales del hecho, obedece, sin duda, a la referida con-
exhaustivamente a la hora de medir la concreta culpabilidad. tradicción con las necesidades preventivas. Sucede aquí algo
Entre las condiciones externas cuentan en lugar preferente las parecido a lo que ocurre en materia de estado de necesidad, y
circunstancias sociales que rodean al hecho. Como ya advirtió concretamente en caso de hurto famélico: en la práctica se
FRANK, no demuestra la misma culpabilidad un delito contra la tiende a negar la aplicación de la eximente por el temor de que
propiedad realizado por un individuo que vive en la miseria, ello incite a amplias capas de la población a solucionar por
que el cometido por quien posee abundantes medios de fortu- esta vía sus angustias económicas.
na.^^i ter Como no sería igualmente culpable el joven delincuen- Tal planteamiento lleva demasiado lejos la función de la
te formado en el interior de una subcultura criminógena, que prevención. Es cierto que ésta constituye la función de la pena,
el autor del mismo hecho antijurídico perteneciente a una clase como de la medida de seguridad, pero para que sea admisible
social en que el infringir la ley sea rig-urosamenté reprochado. debe sujetarse a ciertos límites, que ahora analizamos, uno de
Obsérvese cómo por esta vía, las conclusiones que se alcan- los cuales lo fija la culpabilidad. Este límite constituye, como
zan no coinciden, sino que a menudo se hallan en contradicción ya se dijo más arriba, una exigencia derivada del Estado de-
con las exigencias de prevención. E n los casos propuestos, serán mocrático, que no sólo prohibe castigar a ningún ciudadano por
probablemente más peligrosos los hechos realizados por el de- la comisión de un hecho que no le "pertenece normalmente",
lincuente en la miseria y por ei formado en un ambiente cri- sino que en uso del arbitrio judicial se le imponga pena mayor
minógeno, respectivamente, porque circunstancias como éstas que la que consiente el grado de normalidad de dicha pertenen-
son las que con mayor frecuencia llevan a delinquir. Esta dis- cia. En efecto, un Estado democrático ha de tener como meta
crepancia, entre prevención y culpabilidad, que ha sido puesta t r a t a r con igualdad a todos los ciudadanos y ello implica — como
de manifiesto por la doctrina — se habla de la "antinomia de se ha repetido hasta la saciedad —- que se traten desigualmente
los fines de la pena" —,^^^ no debe extrañar para quien, como los casos desiguales. Contradiría este postulado democrático
nosotros, considere la culpabilidad como límite de la prevención. pasar por alto las diferencias sociales que condicionan de tan
Mal podría cumplir esta función de límite una teoría de la cul- distinto modo la decisión criminal, afirmando, como errónea-
pabilidad que condujese a resultados coincidentes con los que mente suele hacerse, idéntica culpabilidad en quienes delinquen
se derivan del punto de vista de la prevención. Ésta es, pre- en condiciones económico-sociales del todo diversas. Ello supone,
cisamente, una de las objeciones que cabe hacer a la concep- de hecho, t r a t a r con mayor rigor a quienes delinquen en si-
ción de la culpabilidad propuesta por RoxiN, quien, por una tuaciones sociales más difíciles, lo que casi siempre equivale a
parte, la considera "acuñada desde el punto de vista político- discriminar a los delincuentes económicamente débiles.
criminal por la teoría de los fines de la pena^^s y^ por oti'a par- El principio de proporcionalidad debe orientar, también, el
arbitrio judicial. Me remito a la fundamentación que más arri-
321 ter Cfr. el ejemplo paralelo de FRANK que recoge J. A. SÁiNZ ba se efectuó. Baste añadir que en el momento judicial adquiere
CANTERO en Derecho Penal, Unidades Didácticas p a r a la Universidad a
Distancia, Madrid 1974, X I X / 8 . especial importancia la solución justa de los casos juzgados, lo
322 Vid. G. STRATENWERTH, Tatschuld und Strafzuviessimg, cit., pá-
gina 22. 324 Vid. C. RoxiN, Sinn und Grenzen, cit., págs. 20 y ss., y Franz von
323 Cfr. C. EoxiN, Política Criminal y Sistema del Derecho Penal, Liszt und die kriminalpolitische Konzeption. des Altemativentwurfs, cit.,,
cit., pág. 67. página 88.
164 Derecho Penal en sentido subjetivo IV. Límites del Derecho Penal subjetivo 165

que implica que cada sujeto sea castigado en proporción al daño pudiese verse implicada, ni siquiera a los efectos de tratamien-
causado y la peligrosidad del ataque representados por su de- to. El Estado social, de signo intervencionista, admitió tomar
lito. Éste es el camino de realización del postulado democí-ático en consideración al sujeto, en las medidas de seguridad y den-
de igualdad ante la ley. tro del marco de la ejecución de la pena. Pero ello se concibió
¿Cómo debe combinar el Juez los principios de proporciona- al margen de la participación del sujeto, que fue considerado
lidad y culpabilidad? Adviértase que ambos no coinciden: mien- como mero objeto de la acción del Estado. El Estado democrá-
tras que el primero parte de la dañosidad y peligrosidad del tico debía completar esta evolución concibiendo la participación
hecho antijurídico cometido, el segundo valora el grado de atri- del sujeto como base del contenido de la reacción penal. Éste
buibilidad de éste a su autor. De modo que en un hecho de ele- es el camino, según CALLIESS, de tender un puente entre los
vada gravedad de injusto podrá concurrir nula o escasa culpa- antinómicos principios del Estado liberal y el Estado social: el
bilidad y viceversa. Según el método ofrecido por la teoría del dualismo de penas y medidas de seguridad, expresión respec-
delito, el Juez deberá examinar primero la gravedad del injus- tivamente, de estas dos posiciones antinómicas, podrá ser su-
perado por una concepción unitaria de ambas como diferentes
to (principio de proporcionalidad) y a continuación valorar en
modos de realización del diálogo de Estado y sujeto.^^s
qué medida es atribuible a su autor (principio de culpabilidad).

3.*^) Limites relativos a la ejecución de la pena.


Según CALLIESS, la realización del Estado democrático im-
pone una concepción resodalizadora de la ejecución de la pena,
en especial de la privativa de libertad, que tienda a crear en el
condenado posibilidades de participación en los sistemas socia-
les, ofreciendo alternativas al comportamiento criminal.'^^^ Ade-
más, para alcanzar la meta democrática el tratamiento resocia-
lízador no debería invponerse al condenado sin contar con su
participación, sino que debería constituir el producto de un
ininterrumpido dialogo entre el Estado y el condenado. El exac-
to contenido de la pena {su forma de ejecución) no estaría fija-
do de antemano, ciegamente, en la sentencia, sino que iría con-
cretándose y modificándose por obra del mencionado diálogo.^^'^
En términos cibernéticos ello se expresa diciendo que la norma
penal no opera con arreglo al esquema de la "conducción" (que
no toma en cuenta los resultados), sino según el de la "regula-
ción" (que va adaptándose según los resultados) .^^"^
Tal concepción de la ejecución de la pena contrasta, según
CALLIESS, con los planteamientos formulados en base al Estado
liberal clásico y al Estado social. E n el primero, la idea de re-
socialización no tenía cabida. La pena era la respuesta adecua-
da al delito como hecho, sin que la personalidad del sujeto

325 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., pág. 173.
326 Vid. R.-P. CALLIESS, op. cit., pág. 160.
327 Vid. R.-P. CALLIESS, op. cit., págs. 18 y ss. 328 Vid. R.-P. CALLIESS, op. cit., págs. 209 y ss.
.

.i:

PARTE SEGUNDA

LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL


Y SU MÉTODO
Nuestra disciplina no es, en rigor, el Derecho Penal en sí
mismo, ni como conjunto de normas (sentido objetivo), ni como
) facultad punitiva del Estado (sentido subjetivo), sino el estu-
•) dio del Derecho Penal. Este último constituye sólo el objeto de
nuestra atención. Preguntar por el método de la disciplina que
profesamos equivale, pues, a inquirir; ¿cuál es el método ade-
cuado al estudio del Derecho Penal?
) La cuestión del método no se reduce, por esta vía, a la del
^ ' método pedagógico. La forma de enseñar el Derecho Penal no
•> es más que una de las facetas de su estudio, a saber, el vehícu-
) lo de transmisión a otras personas del resultado de dicho es-
tudio. Éste ha sido condicionado y, en gran parte, incluso pro-
porcionado por la Ciencia del Derecho Penal. El razonamiento
nos conduce, pues, al método de la Ciencia del Derecho Penal.
Tanto el Profesor como los estudiantes deberán utilizarlo en
~) el estudio, que ha de ser objeto común de todos ellos, de nuestra
) disciplina.
Sería contrarío a mi intención, que se dedujese del anterior
)
planteamiento una concepción meramente academicista del mé-
) todo del Derecho Penal. Al contrario: si algo justifica la acti-
^ vidad de la Ciencia del Derecho Penal, de sus profesores y de
) sus estudiantes, es su destino a la práctica. El estudio del De-
, , recho Penal alcanza sentido únicamente en la medida en que
puede influir en las distintas manifestaciones de la vida de la
ley penal: la creación de la ley y su aplicación. En primer lu-
) gar, ha de servir de base a la labor legislativa. En este aspecto
1 se incluye la problemática de lege ferenda, la cual supone ine-
•) vitablemente la consideración critica del Derecho vigente. En
segundo lugar, el método de estudio del Derecho Penal debe
poner a prueba su validez como instrumento de la aplicación
judicial (y penitenciaria) de la ley. Cierto que la labor teórica
) !* y la función práctica poseen carácter distinto, pero el ideal a
> i, que debe tenderse con la máxima urgencia es que la Teoría
•^ ¡ responda a las necesidades de la aplicación a la Práctica de la
ley y, viceversa, que ésta se base fielmente en el método de
aquélla. En nuestro país este objetivo está todavía bien lejos
)

>
170 La Ciencia del Derecho Penal y su método

de la realidad, aunque los esfuerzos de aproximación son úl-


timamente evidentes.
Podría resumirse lo anterior de este modo: el método de
nuestra disciplina es, en lo esencial, el propio de la Ciencia del
Derecho Penal, que ha de ser susceptible de utilización tanto
por Profesores y estudiantes, como por el legislador y el juez.
Si este planteamiento es válido, el análisis de la problemática
relativa al método de nuestra disciplina habrá de concretarse
al estudio del método de la Ciencia del Derecho Penal.
Puesto que este método ha sido entendido en muy diversos
sentidos a lo largo de ¡a evolución de la moderna Ciencia penal,
convendrá dar noticia de los hitos fundamentales de esta evo-
lución. A tal objeto se destinará la primera parte de la expo- CAPÍTULO III
sición. La segunda parte deberá ocuparse de forma particulari-
zada en la consideración sistemática de la concepción que se
prefiere. EVOLUCIÓN DEL MÉTODO DE LA CIENCIA PENAL
w;

I. INTRODUCCIÓN

Desde que BECCARIA inició la moderna Ciencia del Derecho


penal, las concepciones sobre el método han variado hasta tal
punto, que han determinado distintas elecciones en cuanto al
objeto mismo de estudio. El Derecho natural, el delito como
manifestación biológica o sociológica y el Derecho positivo han
constituido los distintos objetos de otras tantas fases de la evo-
lución del método de nuestra Ciencia. Dentro de cada uno de
estos momentos evolutivos extremos abundan, como es lógico,
matices de importancia, que a menudo originan direcciones en-
contradas.
Ahora bien, las alteraciones metódicas siguen distintos ca-
minos en los países cuya ciencia penal despierta para nosotros
mayor interés: Italia, Alemania y, por supuesto, España. En
Italia la evolución del método alcanza, tal vez, las más acusa-
das oscilaciones. Allí es evidente que ello lleva a preferir para
nuestra ciencia objetos del todo distintos: la Escuela Clásica,
la Escuela Positiva y la dirección técnico-jurídica se diferencian
ya por su propio objeto {Derecho natural, delito como hecho
empírico y ordenamiento jurídico, respectivamente). En Ale-
mania las diferencias en el método han solido enmarcarse en
un límite más constante: el Derecho positivo. Lo que no significa
que este objeto haya recibido siempre los mismos confines, que,
al contrarío, han variado intensamente según el grado de aisla-
miento de las normas respecto de la restante realidad — sea
espiritual, sea social — que constituye su contexto. Mientras
que en Italia la historia de nuestra ciencia es la histoiña de sus
posibles objetos, la evolución de la ciencia penal alemana es
paradigma de la historia de una de esas posibilidades: la dog-
mática jurídico-penal. En cualquier caso, la historia del método
de nuestra disciplina es lo suficientemente diferenciada en cada
uno de los países mencionados, como para justificar un examen
separado en relación a cada uno de ellos.
Evolución del método de la Ciencia Penal II. Italia y la evolución de la Ciencia Penal 175
174
rior de la Escuela Clásica siguieron caminos tan opuestos como
los representados por las teorías absolutas y las teorías rela-
II. ITALIA Y LA EVOLUCIÓN DEL OBJETO DE LA CIENCIA PENAL
tivas,^ dicotomía que en Alemania expresó las antagónicas posi-
ciones de lo que allí constituyó la más acerbada polémica que ha
La evolución del método propio de la ciencia penal italiana dividido a la ciencia penal alemana: la lucha de Escuelas.
ha de dar ocasión de advertir, como se ha dicho, los tan dis-
¿Qué es lo que permitió, entonces, que tan diversas corrien-
tintos objetos de estudio elegidos en nuestra disciplina desde
tes fuesen agrupadas por FERRI bajo una designación unitaria?
sus actuales orígenes. La Escuela Clásica, la Escuela Positiva
Aparte de algún postulado básico compartido por tales tenden-
y la dirección técnico-jurídica constituyen las tres opciones
cias — como el del libre albedrío —, lo que le confiere unidad
extremas, entre las cuales tienen lugar innumerables posiciones
es el -método que emplearon.^ Los autores "clásicos" tuvieron en
metódicas intermedias. La exposición que seguirá no pretende
común la utilización de un método racionahsta, abstracto y de-
recoger los matices,^ sino trazar, con ía claridad que sea posible,
ductivo.^ Pero la adecuada precisión del sentido de tal método
los rasgos fundamentales de aquellas grandes direcciones me-
requiere añadir cuál fue el objeto al cual se aplicó. E n efecto,
todológicas. Tal vez se consiga de esta forma contemplar la
también el Positivismo jurídico de épocas posteriores se carac-
historia italiana del método penal no sólo como fenómeno par-
terizó por el empleo de un método racionalista, abstracto y
ticular de este país, sino como ejemplo expresivo de las conse-
deductivo, y, no obstante, la actitud metódica global de la Escue-
cuencias extremas que ha tenido en nuestra parcela la general
la Clásica es contraria a la del Positivismo jurídico.
evolución do las ideas.
Lo que diferencia a las dos tendencias metodológicas es el
objeto que eligen. Si el Positivismo jurídico reclama como exclu-
1. El método de la Escuela Clásica. sivo objeto de la Ciencia jurídica el Derecho positivo, la Escuela
Clásica orienta su atención hacia un Derecho ideal racional,
Si se tratase aquí de resumir el contenido de las doctrinas
hacia el Derecho natural. E n este sentido el "racionalismo" de
formuladas por la Escuela Clásica, tropezaríamos antes que
la Escuela Clásica no se agota, como en el Positivismo jurídico,
nada con un obstáculo difícil de salvar con rigor: la Escuela
en el recurso a la razón como instrumento para desentrañar el
Clásica no constituyó una dirección doctrinal mínimamente uni-
sentido del Derecho positivo, sino que cumple, en primer lugar,
taria. Suele decirse que su propia designación —"Escuela Clá-
la función de descubrimiento del propio objeto de análisis: el
sica"— era desconocida como rúbrica global durante su apo-
Derecho natural revelado por la razón.
geo. A F E R R I , un positivista, se atribuye la unificación bajo esa
denominación de las muy variadas corrientes que acostumbran En efecto, Francesco CAREARA, en quien culminó el clasi-
a incluirse en eíla,^ Más que dato anecdótico, ello deja traslucir cismo, escribía en los Prolegómenos de su Programma: "El
la evidencia de la falta de esa unidad que podría suponerse Derecho penal tiene su génesis y su forma en una ley absoluta,
en una "Escuela". Hasta tal punto es así, que sobre un aspecto porque constituye el único orden posible de la humanidad según
tan central como la concepción de la pena — que condiciona la las previsiones y la voluntad del Creador." Y añadía: "las de-
total concepción del Derecho Penal —, las opiniones en el inte- mostraciones no se derivan de la palabra humana, sino que
deben ser deducciones lógicas de la razón eterna, por la cual
reveló Dios a los hombres, por admirable inspiración, cuanto
1 Se ocupa monográficamente de la evolución de la ciencia penal ita-
liana SPIRITO, Storia del diritto pénale italiano, Torino, 1932. Vid. tam-
bién FLORIÁN, Per la storia delle dottrine penali in Italia, en "Scuola Po-
sitiva", 1940, págs. 3 y ss.; DELL'ANDRÓ, II dibattito delle Scuole penalisti- 3 Vid. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado..., cit., pág. 33.
che, en "Archivio Pénale", 1958, I, págs. 173 y ss. 4 Escribe G. BETTIOI,: "Característico de la escuela penal clásica es
2 Vid. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado de Derecho Penal, cit., I I , pá- ante tocio el método de trabajo": Diritto pénale, 8." ed., Padova, 1973, pá-
gina 33.- Señalan también el origen positivista de la expresión "Escuela gina 16.
Clásica": J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., pág. 2 1 ; A. QUINTANO 5 Vid. J. A. SÁiNz CANTERO, La ciencia del Derecho penal y su evo-
RiPOLLÉs, Curso de Derecho Penal, Madrid, 1963, pág. 47. hición, cit., pág. 77.
176 Evolución del método de la Ciencia Penal II. Italia y la evolución de la Ciencia Penal 177

es menester para regular su conducta con respecto a los propios que un reflejo particular de las ideas que, a nivel más general
semejantes. Subordinadas así a una norma absohita, las leyes de filosofía política, pedían en la mitad del siglo xix el trán-
sito de un Estado liberal abstencionista a un Estado social
penales son absolutas en sus principios cardinales, y sólo pue-
intervencionista. Pero sería injusto para el liberalismo y para
den convertirse en relativas en su forma de aplicación".'^
la Escuela Clásica atribuirles la aparición de los problemas que
Aunque CARRARA adoptó la versión católico-tomista,'' y no en todos los terrenos se hicieron evidentes a fines del pasado
el insnaturalismo racionalista característico de la Ilustración, el siglo y principios del presente. Concretamente, el aumento
recurso al Derecho natural tenía en la Escuela Clásica un sen- espectacular de los índices de criminalidad que delatan en esa
tido político liberal inequívoco. El sistema ideal a que e] método época las Estadísticas, obedeció antes que nada a las dificultades
racional condujo, tuvo el sentido de desiderátum dirigido al de adaptación de amplias capas de la población a las nuevas y
legislador, quien había de encontrar en él los límites necesarios duras condiciones de la sociedad industrial que surgía.i" Sería
a la libertad del ciudadano. Como escribe ANTÓN: "La escuela ingenuo creer que la lucha contra las secuela de un sistema
Clásica del derecho penal surgida de la filosofía de la Ilustra- económico-social puede ser asumida con éxito por el Derecho
ción, va unida en todas partes al liberalismo político. Los dere- Penal, y, sobre todo, sería inadmisible políticamente pensar
chos del hombre imponen: el legalismo, o sea que la ley regule que tal lucha debe llevarse a cabo a expensas solamente de
detalladamente la función punitiva para que el individuo quede quienes manifiestan dificultades de adaptación al sistema, casti-
a cubierto de las arbitrariedades de los jueces; y el humanita- gándolos o sometiéndolos a medidas de seguridad. La solución
rismo, esto es: la pena debe limitarse a lo estrictamente nece- eficaz y lícita es o t r a : evitar, por medio de los instrumentos
sario, e incluso en muchas ocasiones se dejó sacrificar la nece- políticos generales, que el sistema dificulte hasta tal punto una
sidad a motivos sentimentales."^ vida social pacífica, que provoque un aumento de la inadapta-
Precisamente había de ser esta orientación liberal la que ción social y de la delincuencia en extendidos sectores de la
daría ocasión a la Escuela positiva a culpar a la Clásica de comunidad, por lo general los menos favorecidos económica-
haber perdido de vista las necesidades sociales de prevención mente.
y haber fracasado, por ello, frente al considerable aumento de
la criminalidad y de la reincidencia.^ Tal crítica no era más La Escuela Clásica no es, pues, la principal responsable de
la delincuencia en el siglo XTX, sino las circunstancias económico-
sociales que trajo consigo el auge del maquinismo industrial.
6 Cfr. F . CARRARA, Programa del Citrso de Derecho criminal, I, t r a - Ello no significa que el método,racionalista y abstracto del clasi-
ducción española de L. JIMÉNEZ DE ASÚA, 2." ed., Madrid, 1925, pág. 13.
7 En este sentido, G. BETTIOL, Diritto pénale, cit., 1973, pág. 13. cismo fuese adecuado a las nuevas concepciones políticas que la
A. QuiNTANO RiPOLLÉs, Curso..., cit., I, págs. 47 y ss. generaliza, tal vez nueva situación social requirió. Por otra parte, el nuevo Estado
excesivamente, la afirmación a toda la Escuela Clásica italiana (en contra social intervencionista partía de la necesidad de orientar los
BETTIOL, loe. cit).
8 Cfr. J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, cit., págs. 22 y s. Vid. tam-
medios políticos a la consecución de fines prácticos capaces de
bién A. QTIINTANO BIPOLLÉS, Cttrso..., cit., I, pág. 47. E n el mismo sentido, modificar la realidad. En el terreno del delito, se trataba de ele-
J. M." RODRÍGUEZ DEÍVESA afirma que "los clásicos, desde César BECCARIA, gir los medios adecuados para combatirlo en cuanto concreto
pretenden mediante un método lógico abstracto, deductivo..., atacar el fenómeno empírico. La concepción puramente idealista del de-
Derecho penal del Antiguo Régimen denunciando su inhumanidad, la
crueldad de las penas, la tortura, la incriminación de hechos que no debe- fundios aislados, aumento progresivo de la delincuencia de los menores
rían constituir delito, y consiguen que esas ideas penetren en la legislación y de las mujeres, prisiones con frecuencia más cómodas que las casas de
inaugurando eí Derecho Penal moderno": Derecho Penal Español, Parte los pobres y honrados, agravación financiera de los contribuyentes, defensa
General, cit-, 1974, pág. 46.
9 Así, E. FERRI, Principios de Derecho Criminal. Delincuente y de- ineficaz frente a los criminales más peligrosos y pérdida de muchos con-
lito en la Ciencia de la Legislación y en la jurisprudencia, trad. esp, de denados menos peligrosos, que podrían haber sido reutilizables como ciu-
J . A. RODRÍGUEZ MUÑOZ, Madrid, 1933, pág. 37; "Estos principios y cri- dadanos aptos p a r a la vida honrada del trabajo".
terios generales de la justicia penal en los siglos xix y xx, cimiento de las
aplicaciones prácticas, dieron resultados desastrosos, a saber: aumento con- 10 E n este sentido, para Alemania, H.-H. JESCHECK, Lehrbuch des
tinuo de la criminalidad y de la reincidencia con formas o asociaciones de Strafrechts, cit., págs. 19 y s.
delincuencia habitual y profesional en los centros urbanos o en los lati-
12. — S. Mlr Puig. ^ Introducción a las bases del Derecho Penal
178 Evolución del método de la Ciencia Penal II. Italia y la evolución de la Ciencia Penal 179
lito propia de la Escuela Clásica resultaba contradictoria con todo abstracto de la Escuela Clásica consiguió solamente una
tal planteamiento. Como es sabido, CARRARA consideró uno de realización formal del principio de igualdad ante la ley.
los pilares básicos de su contribución rechazar la equiparación En efecto, la igualdad de tratamiento legal quedaba garan-
del concepto real-social y el concepto jurídico de delito. Sólo este tizada en el sentido — formal — de que la ley penal no distin-
último, que entendió desprovisto de existencia empírica, como guía el tratamiento de los ciudadanos según sus condiciones
un puro ente ideal, había de constituir objeto de atención por sociales. Pero con ello no se trataba materialmente igual a todos
parte de la ciencia penal. los individuos, sino que resultaban favorecidos quienes se encon-
El concepto ideahsta de dehto defendido por la Escuela Clá- trasen en una situación individual o social más favorable. Para
sica no es más que un ejemplo importante y expresivo de la decirlo en fórmula repetida hasta la saciedad: tratar de modo
incapacidad de su método racionalista, abstracto y deductivo, materialmente igual a todos los hombres hubiese requerido tra-
para servir a los postulados de un Derecho penal social, llamado tar desigualmente a los desiguales, según su desigualdad. Ahora
a intervenir eficazmente en la concreta lucha contra el delito, bien, esto se hallaba en oposición al método abstracto de la
como fenómeno existente en lo social. El nuevo planteamiento Escuela Clásica. El correctivo que supuso la admisión de cir-
requería abandonar la exclusividad del mundo abstracto de las cunstancias modificativas — tras el extremo rigor legalista del
ideas, para asomarse a la más modesta realidad de lo concreto, Código Penal francés de 1791 — no significó abandono del mé-
única que podía conducir eficazmente un Derecho Penal dirigido todo abstracto, sino sólo una vía abstracta de aproximación a
a satisfacer necesidades sociales de prevención. la realidad. La actual ciencia penal se esfuerza por llevar más
Pero la incapacidad del método abstracto para graduar su allá la necesaria concreción, como lo demuestra la particular
nivel de eficacia no era su único defecto. Siendo, como era, un atención que últimamente viene prestándose a la medición de la
método al servicio de un Dex'echo Penal de garantía para el indi- pena. Pero ha de reconocerse que, como los Códigos, seguimos
viduo, no sólo resultaba insuficiente para la Sociedad, sino para en buena parte anclados en una perspectiva metódica considera-
el propio individuo. El punto de partida abstracto pretendía blemente abstracta, sin duda herencia de los orígenes liberales
garantizar al ciudadano que sería tratado con arreglo al prin- de nuestra disciplina.
cipio formal de igualdad ante la ley, pues reputaba a todo aquel
que no fuese total o parcialmente inimputable igualmente capaz 2. El método de la Escuela Positiva
de culpabiUdad y, salvo que actuase en alguna situación excep-
cional descrita por la ley — así, miedo insuperable —, igual- Con el ocaso de las concepciones filosóficas y políticas que
mente culpable. Esta equiparación arrancaba del postulado sirvieron de base a la Escuela Clásica, nació una nueva corriente
— fundamental en el clasicismo — del libre albedrío : en prin- metodológica que iba a caracterizar a la Escuela Positiva. Filo-
cipio, todo hombre sano era, por encima de las circunstancias sóficamente, favoreció el cambio el auge del Positivismo de CoM-
que diferencian a unos de otros, igualmente libre. Y este pos- TE,íi del Evolucionismo de DARWIN y SPENCER, y del Natura-
tulado era consecuencia del método abstracto del clasicismo, de lismo de MoLESCHOTT, BÜCHNER y HAECKEL, favorecidos por el
la misma forma que el determinismo antropológico o social espectacular progreso de las ciencias naturales a lo largo del
sería el primer resultado del empleo del método "positivo", de siglo XÍX.12 Políticamente, ya se ha mencionado más arriba la
observación de la realidad concreta, propio de la Escuela Posi-
_ 11 Considera a COMPTE iniciador del Positivismo naturalista que ins-
tiva. El idealismo liberal había imaginado un hombre igual, piró^ la mentalidad de la última p a r t e del siglo KIX, a la vez que resume
gracias a la libertad de su voluntad respecto de su concreta cir- sus ideas como precedente del psicologismo y soeiologismo jurídico, R. ZiP-
cunstancia, a todos sus semejantes. El positivismo criminoló- PELius, Das Wesen des Rechts, 2." ed., cit., págs. 15 y ss.
12 Debe añadirse, como precedente concreto, el nombre del italiano
gico denunciaría la realidad de un hombre concreto irrepetible, Roberto ARDIGÓ, de quien, al morir, FERRI reconoció expresamente haber
desigual a todos los demás por la efectiva desigualdad de sus servido de base a su pensamiento. Vid. J. ANTÓN ONECA, Derecho Penal,
cit., pág. 2 3 ; L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado..., cit., II, págs. 62 y s. y 67
respectivas condiciones individuales y sociales. Pues bien, el mé- y siguientes.
1€0 Evolución del método de la Ciencia Penal
II. Italia y la evolución tle la Ciencia Penal 181
debilitación del liberalismo clásico en la segunda parte del siglo del carácter "científico" de esas ramas del saber, entre las que
pasado y el paso a una concepción intervencionista del Estado cuenta el Derecho. El rechazo del Derecho Natural como objeto
y del Derecho. Se traslada el punto de mira de la garantía del de conocimiento científico era coherente con la tendencia a des-
individuo a la defensa activa de la Sociedad.^^ Pero el elemento terrar toda "metafísica" de la ciencia y a limitar ésta a los
central en la Escuela Positiva fue el método que utilizó, lo que "hechos" y a sus leyes empíricamente observables.^^ Con ello,
precisamente alegó F E R R I para rechazar la vinculación de la como suele suceder, se llevó la concepción del método de un
Scuola a un contenido filosófico determinado, cuando el natu- extremo ideal a otro extremo naturalístico. La historia del
realismo cedió ante el neoidealismo.^-^ método penal conduciría más adelante a la necesidad de un
Si la anterior Ciencia penal tuvo de común, pese a su pro- punto situado entre ambas posiciones, que reconocería como
nunciada heterogeneidad, la utilización de un método raciona- objeto de la ciencia penal el Derecho positivo, esto es, el ser
lista, abstracto y deductivo, la Escuela Positiva reclamó la nece- del deber ser jurídico positivo. Se alcanzaría, de este modo, la
sidad de un giro metodológico hacia la observación de la realidad tercei'a actitud metodológica central en la evolución de nuestra
empírica, al modo de las ciencias de la naturaleza.^"^ Del idea- disciplina: el Positivismo jurídico. Pero aunque éste se afirmó
lismo había de pasarse al materialismo, de lo abstracto a lo al principio como dirección totalmente apartada del método de
concreto y de la deducción a la inducción. Más concretamente: la Escuela Positiva, pronto aparecieron soluciones de compro-
el delito, objeto de la ciencia penal, dejó de ser considerado miso que intentaron aunar el estudio del Derecho positivo con
como ente jurídico ideal, para ser examinado como fenómeno la observación de la realidad. En Italia destacaría la llamada
empírico, ubicado en lo real-material. La pena —cuyo concepto "Terza Scuola", a la que más abajo volverá a hacerse refe-
mismo debía desaparecer — no podía seguir siendo retribución rencia.
de significado ético o jurídico, sino — con nuevo nombre — ins- Las consecuencias de la nueva concepción metodológica, con
trumento de incidencia en la realidad externa, dirigida a la de- su indicado cambio de objeto, afectaron a los puntos nucleares
fensa de la sociedad. de la ciencia de los delitos y de las penas. La consideración del
La nueva perspectiva metódica supuso el cambio de objeto delito como fenómeno situado en el mundo empírico tuvo como
de la ciencia penal: del Derecho ideal de la Escuela Clásica se más destacada consecuencia el rechazo del punto de partida de
pasó a la realidad empírica, de la búsqueda del deber ser a la la Escuela Clásica: la libertad de voluntad. Si el delito era un
investigación del ser. Fue la manifestación más evidente del hecho perteneciente a la esfera de lo real-material, no podía
ambiente cultural del momento, dominado intensamente por el sustraerse a las leyes que rigen en este ámbito, y una de ellas
Positivismo, cuya aplicación a las ciencias del empíritu a imi- es la ley de la causalidad. Todo hecho de la naturaleza responde
tación de las naturales se consideraba la única vía de afirmación a determinadas causas, o lo que es lo mismo, está determinado
causalmente." También el delito debía ser producto de causas
13 Así, escribe JIMÉNEZ DE ASÚA: '•Filosóficamente, la escuela posi-
tivista criminal fue una reacción, en las ciencias penales, contra el indi-
vidualismo, fruto de la filosofía del siglo xvni, y representa una revolu- 16 Así, K. LAKENZ, Metodología de la Ciencia del Derecho, cit., pá-
ción científica equiparable a la reacción filosófica en nombre de los derechos ginas 49 y ss.
imprescindibles del hombre": Tratado..., cit., II, pág. 67. Más escuetamen- 17 Según el positivismo naturalista, que invadió los espíritus en la
te, J. ANTÓN ONEGA resume en una frase el nuevo planteamiento político segunda mitad del siglo Xix a nivel general de las ideas, '"los acontecimien-
criminal: "Los derechos de la sociedad predominan sobre los del delin- tos espirituales tienen, igual que los acontecimientos naturales, sus 'cau-
cuente": Derecho Penal, cit., pág. 24. sas', están totalmente determinados por ellas. La ciencia tiene la misión
14 Vid. E. FERRI, Principi di Diritto Crimínale, cit., pág. 44, donde de encontrar las leyes especiales según las cuales se realiza en sus detalles
protesta de la vinculación de la Scuola a un contenido filosófico o biológico la determinación, y después, "explicar" los acontecimientos. Según la con-
determinados y declara al método positivo la única característica esencial cepción del positivismo, no existe ninguna diferencia de 'principio entre
del positivismo criminológico. el enlace causal en la naturaleza inanimada, en los procesos orgánicos de
15 Sobre el método de la Escuela Positiva y su importancia esencial desarrollo, y la determinación psíquica, la motivación. En todas partes
p a r a ella, vid. E. FERRI, Sodologia crimínale, cit., págs. 12 y ss.; J . A. SA- rige el principio de que todo cambio perceptible en el tiempo ha de tener
INZ CANTERO. La ciencia, del Derecho penal y su evohición, cit., págs. 86 y s. su causa precedente, en el tiempo, la cual, a su vez, tiene como consecuen-
cia necesariamente, conforme a las leyes de la naturaleza, el efecto": Cfr.
182 Evolución del m é t o d o de la Ciencia P e n a l II. Italia y la evolución de la Ciencia P e n a l 183

que determinasen la voluntad de su autor. El libro albedrío, La formulación del concepto temibilidad permitió precisar
piedra angular del clasicismo, de la fundamentación tradicional la fundamentación expresada por medio de la responsabilidad
de ia pena y, por tanto, del Derecho a castigar, no podía admi- social, sirviendo como concreto módulo de graduación de la
tirse como explicación científica del hecho criminal.^^ La primera misma. La intensidad de la defensa de la sociedad había de de-
monografía de F E R R I se ocupó de derrumbar el dogma de la pender del grado de probabilidad de que el sujeto cayese en el
libertad.i9 delito. Esto se expresó primero con el término de "temibilidad"
El presupuesto de la reacción punitiva debía buscarse, pues, y más adelante con el de "peligrosidad". El último es el que ha
•fuera de la libre decisión de delinquir. Como sustitutivo se logrado extenderse en la doctrina y en las legislaciones.^^ En
acudió a los conceptos de "responsabilidad social" y, sobre todo, cualquier caso, el presupuesto de la defensa social se situó en el
"temibilidad", éste último acuñado por GAROFALO.^'* La respon- delincuente, en lugar de buscarse en el delito, como en la doctrina
sabilidad social intentó justificar la intervención en los derechos clásica. E r a en el sujeto en donde radicaba la peligrosidad. El
del delincuente sin necesidad de acudir al principio de culpabi- delito no constituía más que una manifestación indiciaría de la
lidad ; la temibilidad vino a ofrecer un concreto criterio de me- peligrosidad de su autor.^*
dición de la reacción penal. La defensa de la Sociedad frente a los sujetos peligrosos
La responsabilidad social implicaba la necesidad de que el debía partir también del método experimental esencial a la Es-
hombre, por el hecho de vivir en sociedad, es responsable de cuela Positiva. La observación de la realidad había de condu-
sus actos frente a la misma. La negación del libre albedrío no cir al descubrimiento de las causas del delito, como causas de
excluye el derecho y deber del Estado a exigir responsabilidad la pehgrosidad de su autor, todo ello posibilitado por la con-
a sus ciudadanos, precisamente porque éstos son responsables cepción determinista (causal) del fenómeno criminal. Antes que
socialmente en cuanto participan de la vida de la comunidad. nada debían removerse las causas últimas del delito. A la res-
Es m á s : de la misma forma que el delincuente está determinado puesta de cuáles eran estas causas concurrieron distintas opi-
a delinquir, la Sociedad lo está a defenderse del delincuente.^i niones, que constituyen las distintas direcciones mantenidas en
He aquí — creyó la Scuola — la posibilidad de fundamentar la el seno de la Escuela Positiva. Baste recordar que, mientras el
reacción penal del Estado al margen del principio idealista de fundador de la Scuola, Cesare LOMBROSO, inició una concepción
la libertad de voluntad y su traducción penal de la imputabili- antropológica de las causas del delito (el delincuente es un ser
dad moral, contra la opinión de CARRARA, para quien esta doc- constitucionalmente anormal, caracterizado por su atavismo) ,2^
trina era la base de la ciencia criminal, "que mal se construiría F E R R I añadió el estudio de los factores sociales (el delito es pro-
sin aquélla".22
23 Vid. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado de Derecho Penal, cit., I I , pá-
K. LARENZ, Metodología de la Ciencia del Derecho, cit., págs. 52 y 53. E n gina 66.
la nota 8, de la pág. 52, puntualiza: " E l positivismo condiciona un deter- 24 Escribe, en este sentido, ANTÓN ONEGA: " E n lugar del delito, en-
minismo estricto en el sentido del concepto eausal-mecanicista del mundo". tidad jurídica abstracta, la realidad encontrada por el criminalista era el
Vid. También en este sentido, G. BETTIOL, Diritto pénale, cit., 1973, pá- delincuente, sometido a las tendencias biológicas de su organismo y a los
gina 21. influjos del medio físico y social. Si p a r a la Escuela Clásica el delincuente
18 Escribe BETTIOL, interpretando el espíritu del positivismo (que era solamente el sujeto del delito, un elemento de los varios en que el aná-
combate) : "admitir el libre arbitrio significaría reconocer un hiatus, una lisis lógico descompone la infracción criminal, por el contrario p a r a la
fractura en el desarrollo de la vida del mundo que la mente humana no escuela positiva el delito se convertía en un mero síntoma de peligrosidad
puede aceptar sin destruir de raíz la posibilidad de una investigación cien- del sujeto, pasando a ser éste el protagonista de la justicia penal": Cfr.
tífica...": Diritto pénale, cit., 1973, pág. 24. J . ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, I, cit., p á g . 24.
19 Vid. E. FERRI, Teórica dell'imputabilitá e la negazione del libero 25 E n este aspecto, sobre todo, conectó la Scuola con el evolucionis-
arbitrio, Florencia, 1872, passbn. mo, que dominaba el ambiente cultural de la época: "fue la biología, en
20 Vid. R. GAROFALO, II criterio positivo della penalitá, Ñapóles, 1850, su desarrollo evolucionista, la que realmente dominó y fundó el pensa-
passim. miento del siglo XIX, como la astronomía lo hizo con el siglo x v i i i " : Cfr.
21 Vid. E. FERRI, Sociologia Crimínale, cit., págs. 510 y ss. L. W. H. HuLL, Historia y filosofía de la ciencia, traducción española de
22 Cfr. F . CARRABA, Programa del Curso de Derecho Criminal, cit., Manuel SACRISTÁN, Barcelona, 1961, p á g . 331. Vid. también L!" JIMÉNEZ
I, pág. 31 (parágr. 31, nota 2). DE ASÚA, Tratado de Derecho Penal, cit., II, pág. 69.
184 Evolución del método de la Ciencia Penal 11. Italia y la evolución de la Ciencia Penal 185

ducto de anormalidades biológicas y sociales). ^e. 27 La clase de Mas sería equivocado pensar que con el concepto tradicional
medidas de defensa social a adoptar depende de la concepción de pena se prescindió también de la utilización de la idea de
que se adopte. Quienes, como LOMBROSO, creyeron en el delin- represión qvAa peccatum est. El propio FERRI reconoce que una
cuente atávico pidieron para él la muerte, como único medio de clase de medidas de seguridad deberá tener carácter repi'esivo,
ínnocuización. FERRI pudo introducir otro tipo de medidas, de "del propio modo que en la defensa contra las enfermedades
naturaleza social: los "sustitutivos penales". La investigación ordinarias conviene emplear a la vez la profilaxis higiénica y
de las causas sociales del delito permite adoptar medidas pre- la terapéutica clásica".^^ Pero también esta forma de represión
ventivas de carácter político-general, que modifiquen las condi- debe individualizarse en razón a la temibilidad del delincuente,
ciones sociales mismas que llevan a delinquir. Es una importante y no por su culpabilidad,^'^ en lo que se manifiesta su verdadero
consecuencia del método experimental. carácter de medida de seguridad en el pensamiento de la Es-
La segunda consecuencia en el terreno de las medidas de cuela Positiva. La represión no se concibe más que como ins-
defensa contra el delito afectó a la concepción tradicional de trumento exclusivamente dirigido a contrarrestar la peligrosi-
la pena, y de forma tan radical como el giro que sufrió el papel dad criminal, causa del delito y causada a su vez por otros
atribuido al delito. Si el fundamento de la defensa de la socie- factores sobre los que ha de incidir. De nuevo se refleja en este
planteamiento el cambio metódico operado: al Derecho criminal
dad frente a los sujetos peligrosos no se basa ya en la culpabi-
no corresponden sanciones dotadas de sentido valorativo o li-
lidad, la pena, a cuyo concepto es esencial la idea de castigo
mitadas por consideraciones éticas, ni siquiera cuando consis-
por el hecho cometido, deja de aparecer como respuesta ade- ten en la represión, sino sólo medidas que tienden a combatir
cuada. Por otra parte, si la defensa social debe estar dirigida cientifica'fíiente la delincuencia.
por el conocimiento científico-positivo de las causas que produ-
cen la peligrosidad en el sujeto y llevan al delito, la única me-
dida ajustada a las exigencias científicas habrá de ser aquella
que el estudio de la personalidad del sujeto y de sus factores 3. El método de la "Terza Scuola"
sociales haga necesaria para contrarrestar su peligrosidad cri-
minal. Todo ello condujo a la Escuela Positiva a reclamar la Ni la Escuela Clásica ni la Escuela Positiva han llegado a
sustitución de la pena por añedidas de seguridad.^^ Se diferen- nuestros días. Representaron posiciones extremas que pronto
cian de la pena en que no son castigo de un hecho pasado, sino se intentó conciliar por distintas direcciones intermedias. Aquí
prevención, según la índole y entidad de la peligrosidad del su- importan éstas sólo en cuanto al método que resultó de la com-
jeto, de delitos futuros. binación de los principios clásicos y los propios del positivismo
criminológico. Por,lo demás, fieles a lo que más arriba se anun-
26 FERRI, con su sentido de adaptación a las tendencias ideológicas
de cada momento, dio el paso al Sociologismo jurídico que, preparado por ció — seguir sólo las líneas más esenciales y generalizables de
la jurisprudencia de intereses de HECK, encontraría amplio eco en la me- de la historia metodológica italiana —, nos limitaremos a men-
todología jurídica general: vid. A. HERNÁNDEZ GIL, Metodología do la Cien- cionar la más importante de las posiciones eclécticas: la que se
cia del Derecho, 2." ed., Madrid, 1971, I, págs. 265 y ss.; K. LARENZ, Me-
todología de la Ciencia del Derecho, cit., págs. 78 y ss.; K. ZIPPELIUS, Das llamó a sí misma ''Terza Scuola".
Wesen des Rechts, cit., págs. 16 y s. La voluntad de adaptación a la nueva
corriente sociológica aparece claramente en FERRT por el hecho expresivo Fundaron esta escuela Manuel CARNEVÁLE-*I y Bernardino
de que de que hasta su 3." edición no recibió su definitivo título de Sodo-
loffia crimináis, que en las ediciones precedentes se designaba: I miovi
orizzonti del Diritto e della Procedura pénale. 29 Cfr. E. FERRI, Sociología criininal, trad. española de A. SoTO,
27 El propio FERRI expone una pormenorizada clasificación de las tomo II, Madrid, s. f., págs. 154 y ss.
distintas explicaciones positivistas del fenómeno delictivo: vid. E. FERRI, 30 Vid. A. BERISTAIN, Medidas penales en Derecho contemporáneo,
Sociología crimínale, cit., 5." ed.. I, págs. 193 y s. cit., pág. 45.
28 No obstante, la máxima realización legislativa de la Scuola, el 31 Vid. E. CARNEVALB, Diritto crimínale, Roma, 1932, espec. I, pá-
Proyecto Ferri 1921, no habló de "medidas de seguridad", sino de "sancio- ginas 1 y ss., 119 y ss., 141 y ss., 153 y ss-, 173 y ss., 253 y ss., 269 y ss.
nes criminales". Vid. G. BETTIOL, Diritto pénale, cit., Í973, págs. 33 y s. En esta obra recoge CARNEVALE sus principales trabajos.
186 Evolución del método de la Ciencia Penal 1
II. Italia y la evolución de la Ciencia Penal 187

ALIMENA,32 debiéndose al primero su designación.^^ Seguida convenga subrayar que su eclecticismo no determina innova-
por otros autores — como LONGHI y SABATINI —, en ella vinie- ción alguna en el objeto ni en el método atribuidos a la ciencia
ron a confluir no pocos representantes del clasicismo y del po- jurídico-penal. No hace más que unir los dos objetos anterior-
sitivismo criminológico, que rectificaron la pureza de sus pre- mente elegidos, con sus métodos respectivos: al lado del De-
misas iniciales.^-^ recho natural, racional o ideal, se coloca la realidad del delito
Su método fue expresión del carácter conciliador que la ani- y del delincuente, como fenómenos empíricos, y junto al racio-
mó. Si la Escuela Clásica empleó un método racionalista, abs- nalismo idealista se introduce el método inductivo. Una verda-
tracto, deductivo y dirigido a elaborar un Derecho natural, ra- dera renovación del método propio de nuestra ciencia había de
cional o ideal, que constituía su objeto, y la Escuela Positivista producirse por obra de otra Escuela penal: la dirección técnico-
giró su atención a la realidad empírica, que pretendió estudiar jurídica.
con método experimental, la Terza Scuola quiso aunar el método
idealista del clasicismo con el método naturalista del positivis- 4. El método de la dirección técnico-jurídica
mo. Lo expresa ALIMENA con la frase: " a nosotros nos corres-
ponde la tarea de integrar la exigencia jurídica con la exigencia La lucha de escuelas, entre clasicismo y positivismo crimi-
psicológica y sociológica".3s nológico, dio como resultado el olvido del Derecho positivo. La
Escuela Clásica reclamaba el estudio del Derecho natural, ideal
El contenido atribuido por la Terza Scuola a los puntos nu-
o racional. La Escuela Positiva giró su atención a la realidad
cleares del Derecho Penal había de participar, lógicamente, de
metajurídica. Acaba de verse que la Terza Scuola se limitó a
la dicotomía metodológica referida. Así, CARNEVALE proclama,
combinar ambos enfoques. En todos los casos el resultado fue
por una parte, la "reforma social" como primer deber del Es-
el abandono del Derecho penal vigente, que quedó en manos de
tado en la lucha contra la delincuencia,^^ pero rechaza, por otra
una práctica falta de la imprescindible guía teórica. Quedó
parte, la concepción del delincuente nato de LOMBROSO, recla-
abierto en Italia — como en nuestro país — el abismo que se-
mando se distinga entre "causalidad" y "fatalidad".^'^ Y, mien-
para teoría y práctica todavía en nuestros días.
tras ALIMENA niega el libre albedrío, admite la distinción de
Ni la ciencia penal alemana, ni la propia especulación ju-
imputables e inimputables, según se posea o no "aptitud para
rídico-privada italiana — que había seguido el mismo camino
sentir la coacción psíquica", esto es, *'dirigibilidad".^^
que la alemana — se hallaban a principios de siglo en la men-
Para concluir el rápido examen de la Terza Scuola, tal vez
cionada situación. E n Alemania, como en el Derecho privado
italiano, no se habían producido los dos fenómenos culpables
32 Vid. B. ALIMENA, Note filosojiche di un criminalista, Modena, 1911, •del olvido del Derecho positivo por parte de la ciencia penal
traducido al español en edición de Reus, Madrid.
33 Su segundo trabajo sobre el tema se tituló: Una terza scuola di italiana: ni la elección del Derecho natural como objeto, ni la
Diritto pénale in Italia en "Rivista di discipline carcerarie", julio 1S92. de la realidad metajurídica.
34 Vid. J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, I, cit,, pág. 25.
35 Cfr. B. ALIMENA, Note filosoficke..., cit., págs. 294 y ss. Como se verá con detalle al estudiar la evolución del método
36 Vid. E. CARNEVALE, Diritto criminale, I, cit., págs. 134 y ss. en Alemania, en este país el Derecho positivo había sido siem-
37 Vid. E . CARNEVALE, Diritto criminale, cit., I, págs. 130 y ss. pre el objeto de estudio de la ciencia penal, aunque la Escuela
38 Vid. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado de Derecho Penal, cit., II, pá-
ginas 88 y s., donde resume la posición de la dirección ecléctica examinada: Histórica que inició SAVIGNY introdujese en la elaboración de
" E n suma, la Terza Scuola acepta el principio de defensa social, pero no •ese objeto el elemento histórico, como medio de constante re-
entendida ésta en el sentido naturalista, ni meramente utilitario, y basa
en ella el Derecho penal, que tiene como medida la justicia y como límite novación del Dereciio positivo. E n lo cual no se encerraba con-
el mínimo de sufrimiento individual dentro del máximo de defensa de la tradicción alguna, pues el Derecho vigente se concebía, a su
sociedad. La visión del delito como fenómeno individual y social, asi como vez, como el producto del desarrollo histórico de las ideas ju-
la negación del libre albedrío aproxima a sus defensores a la escuela posi-
tivista; en cambio, la distinción entre imputables e inimputables les em- rídicas del pueblo.^^
parenta con la escuela clásica." Vid. también, J. ANTÓN ONEGA, Derecho
Pendil, I, cit., pág. 25. 39 Sobre la Escuela Histórica alemana vid. A. HERNÁNDEZ G I L , Me-
I

>
) H. Italia y la evolución de la Ciencia Penal 189
1S8 Evolución del método de la Ciencia Penal
)
penal italiana. En el famoso discurso sobre U problema e il
) Por otra parte, el positivismo filosófico se reflejó en Ale- método delta Scienza del diritto pénale que, pronunció en la
) mania en un positivisTno jurídico, mucho más que en un posi- Universidad de Sassari, calificado por algunos como la Magna
tivismo naturalista como el que inspiró a la Escuela Positiva Ckarta del tecnicismo jurídico, inauguró la dirección técnico-
)
italiana. Allí el positivismo dio lugar al nacimiento de la mo- jurídica. Primero se ocupa de la crítica de las orientaciones me-
) derna dogmática penal (BINDING, von LiszT, BELING) . Esto ex- todológicas imperantes: "Por momentos todavía se navega en
) plica también el retraso que en la elaboración del Derecho po- pleno Derecho natural o racional o ideal, complaciéndose en ejer-
) sitivo aquejaba a la ciencia penal italiana en comparación con cicios académicos empapados aún de Metafísica y de Escolás-
> su ciencia jurídico-privada, que había plasmado en positivismo tica; por momentos, en cambio, se detiene uno en medio de un
jurídico el ambiente cultural positivista de la segunda mitad cúmulo de fluctuantes conceptos políticos que, puestos al ser-
del siglo XIX.^*^ Se llegó, así, a la siguiente situación; mientras vicio de las tesis más dispares, hacen perder, naturalmente, el
que el positivismo había estimulado vivamente en Alemania, tiempo que reclaman para su estudio; por momentos se corre
••) como en el Derecho privado italiano, la elaboración de una es- detrás de inasequibles conceptos biológicos, psicológicos o so-
) pecífica ciencia jurídica, la ciencia penal italiana impidió con- ciales, que cuando, precisamente, son verdaderos y fundados
) centrar la atención en el Derecho positivo, contribuyendo, por — y están muy lejos de serlo siempre — no sirven para nada,
el contrario, a situar la total discusión teórica en un terreno separados de la investigación jurídica. Y constantemente se
)
"doctrinal" — en el peor sentido del término—, entre un De- abandona al desenfrenado deleite de la crítica legislativa y de
\ recho natural carente de la suficiente concreción para consti- la reforma de las leyes penales vigentes, a una crítica que, en
) tuir la firme base de una elaboración rigurosa y detallada, y sus inmoderadas tendencias reformadoras, no encuentra lími-
una realidad que, por ser extra jurídica, escapaba, de pronto, a tes, que Sí. menudo incluso desconoce la ley antes de criticarla
)
los juristas, faltos de la necesaria preparación antropológica y que pretende sacudir desde su base casi todo el derecho cons-
o sociológica,^! y dejaba, en todo caso, sin estudiar el Derecho tituido."^^
)
penal positivo. En Italia, el positivismo criminológico combatió
) El único modo de sacar a la ciencia penal de su lamentable
el planteamiento metafísico de la Escuela Clásica, pero, como
atraso, debido a las causas mencionadas, es, para Rocco, volcar
) escribe STAMPA, "demoliendo sin reedificar, terminó por limi-
los esfuerzos en la elaboración del Derecho positivo con arreglo
1 tarse a la tarea que es, relativamente, la más fácil, a la tarea
al método dogmático seguido en Alemania con carácter general
crítica o negativa, ¡llegando al final a un derecho penal... sin
) y en Italia en otras ramas del Derecho: urge "mantenerse fir-
derecho! ".''2
•)
mes, religiosa y escrupulosamente aplicados al estudio del de-
A comienzos de 1910 denunció Arturo Rocco este estado de recho... Hablo tan sólo del derecho positivo vigente, el único
cosas y propuso un cambio de rumbo en el método de la ciencia que la experiencia indica y el único que puede formar el objeto
^ de una ciencia jurídica". En cuanto al modo de aproximarse
todología de la Ciencia del Derecho, cit.. I, págs. 89 y ss.; K. LARENZ, Meto- a este objeto, debe reducirse la ciencia penal "principalmente,
dología de la Ciencia del Derecho, cit., págs. 25 y ss.; K. ZrpPELiuss, Das
Wesen des Rechts, cit., págs. 8 y ss.; L. LEGAZ y LACAMBRA, Filosofía del por no decir exclusivamente, como ya se ha efectuado hace
Derecho, 3.' ed., Barcelona, 1972, págs. 99 y ss. tiempo en el Derecho privado, a un sistema de Principios de
40 Vid. J. M. STAMPA BRAIJN, Introducción a la ciencia del Derecho, Derecho, a una teoría jurídica, a un conocimiento científico de
cit., pág. 107 la disciplina jurídica de los delitos y de las penas, a un estudio,
41 L. JIMÉNEZ DE ASÚA reconoce, por una parte, que, "aunque parezca
paradoja, retrasó — la Escuela Positiva — al mismo tiempo el progreso en suma, general y especial del delito y de la pena bajo el
) de la Criminología", y, por otra parte, que "el positivismo cae en el ra-
cionalismo al renunciar a sus investigaciones y dedicarse a la cita de los
viejos autores": Tratado... cit., II, pág. 83. Todo ello es fruto inevitable de 43 A. Rocco, II problema e il método delta scienza deí Diritto péna-
la falta de especialización antropológica o sociológica de los juristas de la le,, en Opere giuridiche, III, Roma, 1933, pág. 266. Tomamos la excelente
Escuela Positiva. traducción de L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado de Derecho Penal, cit., II,
42 Cfr. J. M. STAMPA BRAUN, Introducción a la Ciencia del Dere- página 125.
cho Penal, cit., II, pág. 125.
)
190 Evolución del método de la Ciencia Penal II. Italia y la evolución d e la Ciencia P e n a l 191

aspecto jurídico, como hechos o fenómenos regulados por el concreta dirección — el positivismo jurídico — dentro de ésta.
ordenamiento jurídico positivo. Y esta dirección, llamada téc- Lo demuestra el examen de la historia de la dogmática en Ale-
nico-jurídica, es la única dirección posible en una ciencia preci- mania y, también, en Italia. En Alemania el neokantismo supe-
samente jurídica, y, por añadidura, de carácter especial — como raría al positivismo jurídico "naturalístico", introduciendo en
es aquella que lleva el nombre de ciencia del Derecho penal — y el esquema formulado por von LISZT y BELING la idea de valor,
la única de la que puede esperarse una reconstitución orgánica que supuso conexiones idealistas incompatibles con el " p u r o "
de la debilitada compaginación científica del Derecho Penal".^^ espíritu positivista (vid. infra, III 3). Y, sobre todo, la teoría
Ya se advierte en los fragmentos recogidos el positivismo de la acción final de WEZEL afirmaría, más adelante, la vincula-
jurídico que inspira la reacción metodológica de Rocco. Kecoge ción del legislador y de la ciencia a conceptos ontológicos — las
este autor los frutos del positivismo como movimiento ideoló- "estructuras lógico-objetivas" — prejurídicos, derivados de la
gico general, en la ciencia jurídico-penal alemana (vid. infra naturaleza de las cosas (vid. infra, III 4). Con todo ello se aban-
III 2). BlNDlNG, von LISZT y BELING constituyen, con sus cons- donó el positivismo jurídico estricto de fines de siglo pasado y
trucciones lógico-formales, ejemplos en que se inspira la direc- principios del presente, pero no la dogmática, que abarca a todas
ción técnico-jurídica italiana.^^ Para definirla no bastaría, pues, las direcciones mencionadas. En la propia Italia se reflejarían
señalar su elección del derecho positivo como específico objeto las corrientes realistas y "valorativas" en las reacciones contra
de la ciencia penal. Debe añadirse que a tal objeto se dirige con el formalismo de la dirección técnico-jurídica, por parte de
total rechazo de interferencias filosóficas procedentes de la rea- ANTOLISEI, MAGGIORE, NUVOLONE y, sobre todo, BETTIOL y su
lidad empírica. Ésta es, sin duda, la intención encerrada en la "jurisprudencia de valores". Y, sin embargo, a todas estas ulte-
denominación "dirección técnico-jurídica".^^ riores posiciones alcanza la expresión "dogmática-jurídica".^'^
La anterior precisión del sentido positivista de la escuela Pese a las críticas que por los autores acabados de mencionar
fundada por Rocco permite sugerir la siguiente diferenciación, había de recibir el tecnicismo jurídico, es justo reconocer que
a veces indagada por la doctrina, entre dirección técnico-jurí- Rocco cuidó de evitar el exceso de formalismo que contra su
dica y dogmática jurídica. Mientras que esta última alcanza a escuela se alega. Aunque Rocco se sitúa en las premisas ideo-
toda elaboración sistemática del derecho positivo, el positivismo lógicas del positivismo jurídico estricto, intenta un estudio rea-
jurídico estricto, y dentro de él la dirección técnico-jurídica, no lista del Derecho positivo. En su mismo discurso de SASSARI,
son más que una de las posibles orientaciones del estudio del afirma que el Derecho no es otra cosa que superestructura de
Derecho positivo. En otras palabras: la dirección técnico-jurí- fenómenos humanos y sociales que subyacen a él; que no es po-
dica no equivale a la dogmática, sino que representa sólo una sible, por tanto, conocer aquél sin conocer éstos. La consecuencia
es, para Rocco, que el estudio de la estructura técnica de una
institución jurídica ha de acompañarse del estudio de su "fina-
44 A. Rocco, II problema e ü método..., cit., págs. 274 y s. Cfr. lidad" y de su "función social". El concepto de bien jurídico
L. JIMÉNEZ DB ASÚA, Tratado de Derecho Penal, cit., pág. 125.
45 Asi lo reconoce el mismo Rocco, II 'problema e il método..., cit., sirve para integrar estos aspectos teleológicos, y, en cuanto es
páginas 278 y ss. MAGGIORE llegó a afirmar, exagerada pero expresiva-
mente, que la dirección técnico-jurídica nació en Alemania con la teoría
de las normas de BINDING {Prolegomeni al concetto di colpevolezza, P a - 47 Entienden de otro modo la distinción de dogmática y dirección
lermo, 1950, p. 22), técnico-jurídica J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal X, cit., pág. 28 (que con-
46 El origen positivista común a la Escuela Positiva y a la direc- sidera a la dogmática la dirección positivista alemana representada por
ción técnico-jurídica es subrayado por BETTIOL, Diritto pénale, cit., 1973, BiNDiNG, con lo que viene a equiparar, con la sola diferencia de naciona-
página 52: "La desconfianza de los técnicos — de Rocco a MANZINI, de lidad, dogmática y tecnicismo-jurídico); J . M. STAMPA BBAUN, Introduc-
MASSARI a VANNINI — frente a toda discusión filosófica, frente a toda ción a la Ciencia del Derecho Penal, cit., pág. 112, nota 12 (la dogmática
cuestión planteada más allá de la experiencia sensible, que p a r a ellos es no es más que un método, del que se vale la dirección técnico-jurídica, la
experiencia del Derecho positivo, no es en sustancia diversa a la oposi- cual es un movimiento ideológico más amplio). L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tra-
ción a la filosofía de un positivista acrítico como F E R R I o de uno refinado tado de Derecho Penal, cit-, 11, págs. 125 y s., reconoce que la dogmática,
como GRISPIGNI... Estamos en el mismo plano, no sólo en las premisas, sino "como ciencia del Derecho, no tiene nada que ver con escuelas y métodos
también en el método de investigación". parciales", entre los que incluye al tecnicismo jurídico.
192 Evolución del método de la Ciencia Penal II. Italia y la evolución de la Ciencia Penal 193
colocado por Rocco en el centro de su sistema, impide, a juicio Que ya Rocco señalase la importancia de la "finalidad" y
de STAMPA, que éste sea comprendido ni puesto en marcha desde "función social" de las normas, no obsta a lo dicho. También
los cánones del puro formalismo.^^ De ahí deduce el autor es- von LlSZT destacó, probablemente como pocos, la trascendencia
pañol que las críticas dirigidas por ANTOLISEI, MAGGIORE, N U - del fin y de los intereses sociales subyacentes al Derecho Penal,
VOLONE y BETTIOL al tecnicismo.jurídico no afectan más que a siguiendo las enseñanzas metodológicas de IHERING. La "pena
sus desviaciones y exageraciones formalistas, aunque BETTIOL final" — preventiva—^^ y el concepto de bien jurídico como in-
— a diferencia de los demás autores citados — intente llevar terés de la vida social protegido por el Derecho^^ fueron los
su crítica al centro mismo de la escuela técnico-jurídica, a la dos pilares básicos de la concepción jurídico-penal de von LiSZT.
que intenta superar y no sólo completar o corregir.'^^ Y sin embargo, se le considera unánimemente, y con razón, uno
No voy a examinar ahora las críticas referidas, pero diré de los más típicos representantes del positivismo más riguroso.
que son, en lo esencial, reflejo de la general evolución del pen- La explicación ha de buscarse en la doble dirección que impri-
samiento y de la dogmática penal alemana en particular. Con mió el positivismo: la jurídica y la criminológica o empírica.
la irrupción del neokantismo, la filosofía de los valores, el irra- El formalismo de BINDING ofrecería un ejemplo de positivismo
cionalismo y el existencialismo, se va superando progresivamen- jurídico puro;''^ la Escuela Positiva sería el paradigma del po-
te la mentalidad positivista, cientiñsta y formalista, que había sitivismo criminológico. Pues bien, en von LlszT confluyeron
dominado el espíritu de la segunda parte del siglo Xix y comien- ambos aspectos, lo que explica que pudiera aludir a la realidad
zo del actual. Habrá ocasión de contemplar de cerca esta evo- metajurídica sin desbordar el planteamiento positivista. Para-
lución al estudiar la historia del método jurídico-penal en Ale- lelamente, aunque salvando las considerables distancias, el "rea-
mania, donde la influencia de las tendencias filosóficas se percibe lismo" que subraya STAMPA en el planteamiento de Rocco puede
de forma próxima. Baste señalar aquí la línea central de la interpretarse también dentro del marco del positivismo. Por
evolución: se reacciona contra el formalismo, en un progresivo ello, de la misma forma que el neokantismo, la Escuela de Kiel
giro hacia el contenido sustancial de las normas penales. Ésta es o el finalismo no han sido meras correcciones "internas" de la
la base cultural sobre la que se levantan las críticas al tecni- metodología positivista, a pesar de que de ella han respetado la
cismo jurídico. Decir—^como STAMPA — que dichas críticas no dedicación al Derecho positivo e incluso las bases de la cons-
afectaban a la dirección técnico-jurídica en sí misma (esto es, trucción dogmática del delito, del mismo modo no puede afir-
bien entendida, según el programa de Rocco), sino sólo a sus marse, sin más, que una crítica como la representada por la
desviacionismos formalistas, deja sin explicitar, y tal vez ocul- "jurisprudencia de valores" de BETTIOL alcanza solamente a "las
ta, la importante diferencia ideológica señalada.^o No son sólo exageraciones formalistas" de la dirección técnico-jurídica,^-^
correcciones en el interior del mismo positivismo que dio lu-
51 Vid. F. von LiszT, Der Zweckgedanke im Strafrecht, en Straf-
gar al tecnicismo penal, sino el abandono de ese positivismo rechtliche Aiifsatze und Vortrage, reimpresión de Berlín, 1970, I, pági-
originario. nas 126 y ss.; Mismo autor. Tratado de Derecho Penal, cit., S.'' ed., II,
52 Vid. F . von LlszT, Tratado de Derecho Penal, cit., II, págs. 6 y s.;
48 Vid. J. M. STAMPA BRAUN, Introducción a la Ciencia del Derecho "Todos los bienes jurídicos son intereses vitales del individuo o de la co-
Penal, cit-, págs. 113 y s. munidad. El orden jurídico no crea el interés, lo crea la vida; pero la
protección del Derecho eleva el interés vital a bien jurídico." Acababa de
49 Vid. J, M. STAMPA BRAUN, Introducción a la Ciencia del Derecho escribir: "la idea de fin da fuerza generadora al Derecho".
Penal, cit., págs. 121, 135, 140, 149 y 169 53 Aunque, como señala SÁiNz CANTERO, en BINDING-—^ en quien se
50 Que Rocco rechazó las corrientes de la dogmática alemana que inspiró principalmente Rocco — se encuentra ya la advertencia de que en
pretendieron superar el formalismo positivista, resulta de forma inequí- la elaboración del Derecho no debe perderse de vista la realidad: vid.
voca de sus siguientes afirmaciones, contenidas en el Prefacio a la traduc- J. A. SÁINZ CANTERO, La ciencia del Derecho •penal y su evolución, cit., pá-
ción italiana del Tratado de von HiPPEL, y que JIMÉNEZ DE ASÚA certera- gina 95. Esto viene a abonar la compatibilidad, que se afirma en el texto,
mente recoge, como testimonio de que en 1936 Rocco abomina "de la lla- entre el "realismo" de Rocco y sus premisas positivistas, distintas de las
mada nueva dogmática del Derecho Penal alemán, o sea de aquella nueva que permitiría una crítica como la de BETTIOL.
dirección filosófico-jurídica que toma el nombre de dirección neo-clásica o 54 Contra lo que opina J. M." STAMPA BRAUN, Introducción a la Cien-
neo-kantiana o neo-crítica, o también de dirección valorativa o normati- cia del Derecho Penal, cit., pág. 149.
vista.
13. — S . Mir Puíg. — Introducción a las bases del Perecho Penal
194 Evolución d e l m é t o d o d e la C i e n c i a P e n a l II. I t a l i a y la evolución d e la Ciencia P e n a l 195
cuando en realidad supone el rechazo de sus fundamentos mis- con la palabra "sistemática" (o "sintética" frente a la fase "ana-
mos (el positivismo). lítica" propia de la interpretación) que expresa su contenido
Lo anterior pretende dar idea del significado general del específico. E n ella se aplica el método inductivo sobre los pfe-
método propio del tecnicismo jurídico-penal iniciado por Rocco, ceptos jurídico-penales previamente interpretados en la fase
dentro del contexto de la general evolución de la dogmática exegética. Tales resultados son las categorías conceptuales de
jurídico-penal: la dirección técnico-jurídica no equivale a la carácter general (dogmas) y, en último término, el sistema a que
dogmática, sino que es sólo tma de las concepciones (positivista) cabe reducirlas. De ambos se espera poder deducir consecuen-
que esta última ha adoptado en el estudio del derecho positivo. cias relevantes para la aplicación de la ley (fase deductiva).
¿Cómo concretó KOCCO tal punto de partida metodológico? Si- Adviértase el significado positivista de la progresión metó-
guiendo el camino trazado por el positivismo alemán,^^ distinguió dica del tecnicismo jurídico-penal. En particular, la analítica
tres momentos centrales en la elaboración jurídico-penal: la separación de fases olvida que en el estudio dogmático todos
interpretación o exégesis, la dogmática y la crítica.^^ los momentos metódicos se hallan implicados. Así, la interpre-
La fase exegética persigue descubrir el sentido de las pro- tación de los preceptos legales no puede separarse de las cate-
posiciones jurídico-penales. Es el primer paso en cualquier mé- gorías sistemáticas. Por el contrario: éstas han de iluminar el
todo dogmático, que persigue la elaboración del Derecho posi- sentido de las proposiciones jurídico-penales, hasta el punto de
tivo, pues el significado de las disposiciones jurídicas constituye que en tal función encuentran buena parte de su justificación.
el específico objeto sobre el que deberá levantarse la ciencia del La tercera fase del método técnico-jurídico es la crítica.
Derecho positivo. En el planteamiento positivista de Rocco esta Mientras que las dos fases anteriores se ocupan de conocer el
primera fase tiene un sentido especial. E n ella se obtienen los Derecho positivo tal como es, la crítica se concreta en deter-
datos empíneos a los que, en la fase dogmática, se aplicará el minar si ese Derecho positivo, previamente conocido, es, o no,
método inductivo, primer momento de los métodos "positivos" com,o debiera ser.^^ La naturaleza de esta última fase es abier-
de las ciencias experimentales, para seguir, como también ha- tamente distinta a la de las otras dos, a las que, más que aña-
cen éstas, con la utilización del método deductivo. Aquí se de- dirse a un mismo nivel, se contrapone. A este último momento
muestra claramente — escribe BETTIOL — cómo el método del parece reservarse la formulación de juicios de valor sobre el
tecnicismo jurídico coincide con el empleado por las ciencias Derecho vigente, lo que constituye uno de los rasgos de la cons-
de la naturaleza, que parte de la distinción en dos fases, la pri- trucción de Rocco más expresivos de su planteamiento positi-
mera inductiva y la segunda deductiva.^'' vista. En las fases de interpretación y formación del sistema
El segundo momento del método técnico-jurídico es el dog- no se considera lícita la introducción de valoraciones. Sólo en
mático. Este término es desacertado, porque toma el todo por una fase posterior a la propia elaboración del Derecho positivo
la p a r t e : la dogmática no es una fase, sino el método jurídico- — la fase crítica — se admiten los juicios de valor. Esta sepa-
penal en su conjunto. Preferible es, por ello, designar esta fase ración de conocimiento científico del Derecho positivo y valo-
ración es característica del método positivista, que no quería
55 Como observa SÁINZ CANTERO, en BINDING cabe descubrir ya la reconocer la naturaleza esencial e inevitablemente valorativa
distinción de las tres fases — interpretación, dogmática y crítica — que de todo lo jurídico.S9 La escuela sudoccidental alemana y la fi-
erigió EOCCO en estructura del método técnico-jurídico: La ciencia del De- losofía de los valores vendrían, más tarde, a subrayar el ca-
recho Penal y su evolución, cit., pág. 95. Y STAMPA BRAUN indica que
IHEEING había partido también de tres fases en el método jurídico: "aná-
lisis jurídico", "concentración lógica" y "construcción jurídica". La pri- 58 Así la clara formulación de STAMPA BRAUN, Introducción a la Cien-
mera corresponde a la "interpretación", mientras que las otras dos son cia del Derecho penal, cit., pág. 105.
momentos de la fase sistemática. F a l t a la referencia a la instancia crí- 59 E s justo, no obstante, añadir que, al introducir la crítica, si no
tica: Introducción a la Ciencia del Derecho Penal, cit., pág. 104, nota 3. en la fase de elaboración del Derecho positivo, sí entre los cometidos de la
56 Vid. A. Rocco, II problema e il método della sdenza del diritto ciencia jurídica, Rocco representa una versión "moderada" del positivis-
pénale, en Opere giuridiche, cit., pág. 297. mo jurídico. Piénsese que la extrema actitud positivista entiende que "el
57 Vid. G. BETTIOL, Diritto pénale, cit., 1973, pág. 52. jurista puede y debe utilizar la crítica del Derecho positivo..., pero ese
196 Evolución del método de la Ciencia Penal m . Alemania y la historia del método dogmático 197
rácter valorativo del Derecho penal: la valoración no sólo per-
tenece a una etapa externa al conocimiento del Derecho positivo III. ALEMANIA Y LA HISTORIA DEL MÉTODO DOGMÁTICO
ni solamente en forma crítica, sino que ha de inspirar el núcleo
mismo de la interpretación de las normas jurídico-penales y de Si la contemplación de las líneas generales que presiden la
la construcción del sistema. Interpretar es descubrir la valora- evolución del método propio de nuestra ciencia en Italia mues-
ción expresada por la ley; crear un sistema no es, tampoco, ta- tra las tres posibilidades históricas de elección de su objeto
rea puramente lógico-formal, sino que propone encontrar el — Derecho natural — (Escuela clásica), realidad empírica (Es-
sistema que mejor (valorativamente) responda al mundo de cuela Positiva) y Derecho positivo (dirección técnico-jurídica),
valores expresado por el derecho positivo.^° el examen de la historia del método penal en Alemania trae a
primer plano las posiciones desde las cuales se ha estudiado el
Esto último expresa un punto de vista metodológico que
objeto representado por el Derecho positivo. Ello se debe a que
discrepa del sustentado por la dirección técnico-jurídica. Pero
la ciencia penal germánica no ha concebido el método de formas
tiene de común con ella algo que lo distingue de la Escuela Clá-
tan dispares que haya llegado, como en Italia, a determinar un
sica y de la Escuela Positiva: la determinación del Derecho
verdadero cambio del objeto de estudio. Las diferencias que
positivo como objeto de la ciencia jurídico-penal. A este pos-
separan las distintas concepciones no son en Alemania tan abier-
tulado básico responden todas las concepciones metodológicas
tas como en Italia. En términos generales puede afirmarse que
que tienen cabida en la historia de la dogmática, como ciencia
la historia del método en Alemania se reduce, casi siempre, a la
del Derecho positivo. El examen de conjunto de la evolución de
evolución del método dogmático, esto es, de la ciencia del De-
la dogmática, en sus distintas direcciones metodológicas, tendrá
recho positivo. Ésta es la razón lógica — la histórica es que la
lugar a continuación, desde la perspectiva de la ciencia penal
ciencia penal moderna nace en Italia, con BECCARIA —, por
alemana. No quiere expresarse con ello que en Italia no sea
la que se estudia la evolución germánica después de la italiana;
posible distinguir orientaciones dogmáticas diversas al tecni-
convenía hacer mención de los distintos objetos atribuidos a
cismo jurídico-penal. Al contrario: ya se ha hecho referencia
nuestra disciplina, antes de considerar en detalle las diversas
a las revisiones críticas que ANTOLISEI, MAGGIORE, NUVOLONE Y
formas en que se ha elaborado uno de dichos objetos, el Derecho
BETTIOL, para poner ejemplos importantes, han opuesto al po-
positivo.
sitivismo de la dirección técnico-jurídica. Pero es en Alemania
donde, al contacto próximo con la evolución de la filosofía, na- Como he hecho al considerar la evolución del método en
cen las corrientes dogmáticas más importantes, que casi siem- Italia, limitaré la exposición que sigue a los hitos fundamentales
pre acaban por influir en la metodología jurídico-penal de más de la historia de! método dogmático en Alemania. Evitaré de-
acá de los Alpes. tener la atención en las posiciones que no han conseguido ver-
dadera trascendencia histórica e, incluso, en los detalles de las
que por su importancia se examinarán. A la consideración
pormenorizada de los matices que distinguen las construcciones
horizonte lo considera fuera de su campo de acción como "científico del de cada autor preferiré los rasgos comunes a los movimientos
Derecho": cfr. A. LATORRE, Introducción al Derecho, 1." ed., Barcelona, metodológicos más significativos. Más que la historia de cada
1968, pág. 130.
60 Desde la perspectiva de su "jurisprudencia de valores", se opone tina de las formulaciones metódicas producidas en la moderna
BETTIOL al concepto de "sistema" propio del tecnicismo jurídico, esto es, ciencia penal alemana, intento ofrecer la evolución del método,
positivista: "...no podemos hacer nuestros los cánones de un logicismo que en singular, de la misma.
únicamente persigue la elaboración de un orden, en el seno de las nociones
penalistas, deducido de las afinidades formales que los distintos "hechos"
presentan. Es preciso, en efecto, ir más allá y conferir un relieve, un 1. Los inicios del método dogmático
significado, un valor al sistema: intentar que el sistema formal, esto es,
la construcción de los institutos, refleje el orden propio del sistema sus-
tancial, del contenido de las normas que reúne": Diritto pénale, cit., 1973, Aunque probablemente la moderna dogmática alemana no
página 55. da comienzo definitivo hasta BINDING, como fruto del mismo
198 Evolución del método de la Ciencia Penal m . Alemania y la historia del método dogmático 199

positivismo que originaría en Italia el tecnicismo jurídico-penal, voco. Se respetaba la ley, porque formalmente era expresión
hay amplio acuerdo en la doctrina germánica en considerar a de la voluntad popular y materialmente respondía a los postula-
FEUERBACH el "fundador (mejor: Neuhegründer) de la ciencia dos del Derecho natural racional. La oposición al iusnaturalismo
del Derecho penal alemana", como escribió von LlszT. Desde que caracterizó a la metodología francesa del siglo pasado no
la aparición de su "Revisión" y su Lehrbuch hasta la obra de reflejaba, según esto, un cambio esencial en el contenido res-
BiNDiNG, la doctrina alcanzó ya un importante desarrollo "inten- pecto de los principios defendidos por el Derecho natural liberal
siva y extensivamente".^^ E r a lógico, ya que el movimiento ideo- de la Ilustración. En este sentido puede afirmarse que "el auge
lógico que hizo nacer en toda Europa la ciencia penal moderna general de las codificaciones produjo, como curioso efecto, que
se remonta, como es sabido, a la Ilustración, de forma inme- estando ellas inspiradas en las ideas iusnaturalistas, engendra-
diata por obra de BECCARIA. Pero en Alemania faltó la pronta sen una mentalidad y una ciencia jurídica eminentemente posi-
cristalización política y, consiguientemente, legislativa de las tivistas".^''
ideas liberales que en Francia tuvo lugar gracias a la Revolu- Ya se vio páginas atrás que en Italia no se produce la susti-
ción Francesa. Ello produjo una importante consecuencia en el tución del Derecho natural por el positivo, como objeto de la
terreno de la metodología jurídico-penal alemana. Mientras que ciencia penal, prácticamente hasta el siglo XX, con la dirección
en Francia la realización efectiva de las concepciones libera- técnico-jurídica. La Escuela Clásica, primero, como la Escuela
les en el Derecho positivo permitió ya desde fines del siglo XVIII Positiva, después, lograron que la ciencia penal italiana perma-
el paso de un planteamiento metódico iusnaturalista a una acti- neciese alejada del Derecho positivo durante todo el siglo XX.
tud de franca vinculación al Derecho positivo, en Alemania Ambas escuelas siguieron situadas en el terreno del desideró^
— como en Italia —, al hallarse la legislación penal anclada tum, ya sea el Derecho natural, ya los dictados de la observación
todavía en el espíritu del Antiguo Régimen y en contradicción, empírica. Muy posiblemente exista relación entre esta actitud
por tanto, con la filosofía política del Estado liberal, que se metodológica y las circunstancias políticas y jurídico-positivas
apoderó de la mayor parte de las mentalidades cultas, la ciencia de la Italia del siglo pasado. Salvo el precedente representado
hubo de mantener su atención por el Derecho natural racional, por el Código Penal Toscano de 1786, producto — como el de
único que reflejaba las aspiraciones de la época. Austria de 1787 — del despotismo ilustrado y no del liberalis-
En efecto. La indicada diferencia en el estado del Derecho mo, sólo alguno de los Estados en que se dividía Italia antes
positivo en Francia, por una parte, y en Alemania, como en de conseguir su unificación, como Ñapóles — Código Penal de
Italia, por otra, constituye una de las bases que explican la 1831 —, contó con un Derecho penal ajustado a los postulados
distinta actitud de estos países frente al Derecho natural. En liberales. Hubo que esperar a 1889 para que Italia pudiese con-
Francia — como señala LATOERE — la publicación a principios tar con un Código Penal unitario. Hasta entonces la ciencia
del siglo pasado de los códigos napoleónicos hizo que la mayoría penal prefirió el camino de preparar el advenimiento del nuevo
de los juristas se concentrase en su comentario. Nació así la Derecho Penal, creando la magnífica construcción ideal-racio-
llamada "escuela de la exégesis", que presidió el pensamiento
jurídico francés a lo largo de todo el siglo Xix.''^ gu primer 64 Cfr. A. LATORRE, Introducción..., cit., págs. 155 y s. Añade este
principio fue: El Derecho positivo lo es todo y todo el Derecho autor: " E n realidad, este positivismo reposaba sobre la plena y tácita
aceptación del conjunto de valores que había desarrollado la Escuela del
positivo está constituido por la ley.^^ Ante una legislación liberal Derecho natural racionalista. Había adquirido éste un aire militante cuan-
como la napoleónica ello poseía un significado político inequí- do su trinidad programática: vida, libertad y propiedad, encarnaba la
mentalidad y los intereses de una burguesía pujante que encontró en tal
ideología la g r a n a r m a contra las ya desfallecidas estructuras feudales,
que aún quedaban como obstáculo a su plena expansión. Triunfante esta
61 Vid., en este sentido, E. SCHMIDT, Einführung in die Geschichte clase social, el viejo espíritu revolucionario se convierte en serenidad con-
der deutschcn Strafrechtspflege, 3." ed., Gottingen, 1965, págs. 282 y s. servadora, p a r a lo cual nada mejor que un positivismo que pusiera el
62 Cfr. A. LATORRE, Introducción al Derecho, cit., pág. 132. centro del Derecho en un Estado, que era entonces el Estado predominan-
63 Cfr. A. HERNÁNDEZ G I L , Metodología de la Ciencia del Derecho, temente burgués" (pág. 156).
cit., pág. 81. Vid., también, loe. cit., págs. 78 y ss.
200 Evolución del método de la Ciencia Penal n i . Alemania y la historia del método dogmático 201

nal de la Escuela Clásica, a limitarse al estudio del insatisfacto- a su contrincante von GONER.^S E r a lógico, pues: 1.^ Que antes
rio y fragmentario Derecho positivo. De este modo, si los Códi- de la publicación del Código bávaro la ciencia prefiriese la bús-
gos franceses fueron el fruto del Derecho natural de la Ilustra- queda del Derecho ideal al estudio de un Derecho positivo perte-
ción, el itaUano de 1889 lo fue del naturalismo de la Escuela neciente a otra época cultural; 2P que incluso después del Có-
Clásica. Y si el Código penal francés de 1810 constituyó en digo de FEUERBACH se mantuviese puesta la mirada en principios
ese país la base del positivismo del siglo xix, en Italia debería jurídicos racionales, como modo de compensar la falta de uni-
esperarse a que el Código de 1889 ofreciese el terreno propicio dad legislativa y de la posibilidad misma de comentar el primer
para la aparición del tecnicismo jurídico-penal.'^''' Código liberal. Contemplemos el desarrollo de ambas conse-
En Alemania la situación legislativa era más próxima a la cuencias.
italiana que a la francesa. El espíritu de la Ilustración se había Según Eberhard SCHMIDT, antes incluso de que la obra de
expresado ya en el Código prusiano de 5 de febrero de 1794 BECCARIA fuese conocida en Alemania, K. F. HOMMEL desarrolló
(Landrecht für die Preussischen Staaten), fruto de las ideas en este país las ideas de la Ilustración. En cualquier caso él
político-criminales de Federico el Grande, aunque promulgado tradujo a BECCARIA en 1778, con adición de Notas propias.
por su sucesor, como había sucedido en Austria con el Código Una importante diferencia medió, sin embargo, entre ambos
de 1787, obra de José II. Pero, si bien más moderado que éste, autores: HOMMEL rechazó la estrecha vinculación del juez a la
el Código de Prusia era todavía un inequívoco exponente del ley propugnada por BECCARIA. Sin duda, eUo se debió a la dis-
absolutismo, siquiera en su versión de despotismo ilustrado."*"' tinta perspectiva en que ambos se situaron. BECCARIA imaginaba
El primer Código Penal liberal es el Código bávaro de 26 de un Derecho ideal que había de üevarse a la práctica. E n cuanto
mayo de 1813, obra de FEUERBACH en la que desarrolló en claro expresión de la voluntad general, había de vincular al juez,
y preciso articulado su concepción de la pena basada en la pre- mero portador de una voluntad particular.*^" HOMMEL, en cambio,
vención general en forma de intimidación psicológica. De él ha partía de la reahdad de un derecho positivo constituido todavía
podido decirse que sirvió de punto de partida al desarrollo jurí- por la CoNSTiTUTio CRIMINALIS CAROLINGIA y por las legislaciones
dico-penal de la época del Estado liberal de Derecho, que durante de los Estados alemanes, inspiradas en principios semejantes.
un siglo estaría presidido por el espíritu de su autor, FEUER- Para corregir el tenor de tal Derecho, HOMMEL creía necesario
BACH.^" Ahora bien: por de pronto, hasta la entrada en vigor de otorgar amplio arbitrio al juez, para que pudiese usarlo como
ese Código la ciencia penal liberal no había podido, obviamente, vía de introducción de los postulados de la Ilustración.'^" El plan-
apoyarse en el Derecho positivo; por otro lado, la falta de unidad teamiento de HOMMEL tiene interés, porque expresa el camino
política de Alemania, con la consiguiente diversidad legislativa, medio, entre la pura especulación naturalista — o historicista —
dificultó sobremanera una elaboración científica apoyada en una y el sometimiento a la ley, camino que, con diversos acentos,
base jurídico-positiva común. Añádase a esto la prohibición por iba a caracterizar a la ciencia penal alemana hasta la obra de
el Gobierno de Baviera (19 de octubre de 1813) de comentarios BlNDiNG. Es constante en esta amplia época mezclar los prin-
al Código Penal, cuya necesidad creyó poder obviarse por medio cipios de Derecho natural dictados por la razón y las leyes
de ía publicación de un comentario oficial en tres volúmenes positivas. Al derecho natural se acude como medio de interpre-
(Anmerkimgen zum Strafgesetzbuche für das Konigreich Ba- tación y corrección del Derecho positivo.
yern), que a despecho de FEUERBACH no se encargó a él, sino Ya he señalado que los maticen son distintos según el mo-
65 J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, I, cit., pág. 48, escribe: "el Có-
mento y los autores. A fines del siglo xviii y principios del XIX
digo de 1889... es la obra más perfecta de la escuela clásica, el fruto del
brillante desenvolvimiento alcanzado en el siglo pasado por la ciencia penal
italiana. Si el napoleónico de 1810 es la base, el italiano de 1889 es la cum- 68 Vid., en detalle, E. SCHMIDT, Einführung, cit., pág. 267.
bre de la doctrina imperante durante el siglo xrx". 69 Cfr. C. DE BECCARIA, De los delitos y de las penas, cit., págs. 28 y
66 Así, E. SCHMIDT, Einführung, cit., págs. 251 y 261. siguiente.
67 En este sentido, E. SCHMIDT, Einführung, cit., pág. 263. 70 Vid., ampliamente, E . SCHMIDT, Einführung, cit., págs. 219 y s.,
y 222 y ss.
202 Evolución del método de la Ciencia Penal i n . Alemania y la historia del método dogmático 203

solió acentuarse el papel del Derecho natural, que llegaba a siglo xvill la ciencia, como la práctica, afirmaban el predominio
considerarse verdadera fuente del Derecho para el juez. K L E I N del Derecho natural sobre el positivo, FEUERBACH invirtió la
— autor del Código Penal prusiano de 1794 — y KLEINSCHARD relación, reclamando un papel decisivo para la legislación penal
representaron esta época. El título mismo de la obra resulta positiva. E n una frase podría resumirse la nueva posición me-
expresivo de la indicada mezcolanza de Derecho natural y todológica: la filosofía "sólo puede aclarar (aufkldren) la juris-
positivo: "Systematische Entwiclclung der Grundegriffe und prudencia positiva, sin que le sea lícito dominarla (heherr-
Grundwahrheiten des peinlichen Rechts nach der Natur der Sa- schenj". Y sigue FEUERBACH: "Estas fronteras las he respetado
che und der positiven Gesetzgcbung'' (1794). puntualmente (por mucho que los filósofos se burlen de mí o rae
En el desarrollo de la teoría de la pena, STUBEL (1795), se- compadezcan por ello).'"'^ En el mismo lugar había afirmado
guido por GROLMAN (1798), partió de esta actitud metódica para que en la jurisprudencia positiva corresponde a la filosofía un
proponer su teoría de la prevención especial, mientras que uso exclusivamente formal, en el sentido de que está llamada
FEUERBACH defendía la prevención general. La primera posición solamente a iluminar los conceptos positivos, a servir de ayuda
respondía literalmente a la mentalidad del despotismo ilustrado: en la búsqueda de principios generales que, sin embargo, debe-
la corrección del delincuente por el Estado era una de las mani- rán poderse "deducir de fuentes positivas'\
festaciones del deber de educación de los ciudadanos desde el El planteamiento formulado fue, no obstante, más que efec-
Poder. La teoría de la coacción psicológica de FEUERBACH, ínti- tivamente realizado, un programa que sólo la ciencia penal pos-
mamente vinculada al principio nulluní crimen, nulla poena terior había de llevar a la práctica. A la hora de determinar
sine lege — cuya formulación latina ya sabemos que procede aquellos principios generales que debían derivarse de "fuentes
de dicho autor —, apareció, frente a ello, como la primera con- positivas", como la teoría de la pena y de la imputación, incum-
cepción adecuada a un Derecho penal no sólo ilustrado, sino ple sus propósitos y afirma la necesidad de asignar a la filosofía
también liberal. No quiero desconocer con esta afirmación el una función no sólo auxiliar — "formal"—, sino propiamente
significado liberal de la teoría absoluta de la pena formulada sustitutiva del Derecho positivo — "material" —. Como dice
anteriormente por KANT. Expuesta en otro lugar — al contem- EBERHARD SCHMIDT, "aquí se muestra FEUERBACH todavía como
plar la función de la pena —, aquí baste señalar que la formu- el más puro filósofo de la Ilustración, como el más puro jurista
lación retributivo-talionar kantiana no consiguió influir en la del Derecho Natural, que no sólo considera posible un conoci-
ciencia ni en la práctica penales,"^^ por lo que pertenece más miento de la verdad rigurosamente objetivo en el ámbito del
a la historia de la filosofía penal que a la de nuestra disciplina. mundo natural susceptible de explicación causal, sino que, del
En particular, el método absolutamente apiorístico y desvincu- mismo modo, cree lícito buscar y posible encontrar verdades
lado del Derecho positivo no refleja el planteamiento metodoló- definitivamente objetivas también en el reino de los valores
gico usual en la ciencia jurídico-penal alemana de la época, que culturales".''^ La razón de este abandono del terreno del Derecho
— ya se ha dicho — mezclaba Derecho racional y Derecho po- positivo es, según el mismo FEUERBACH, que todavía no se han
sitivo. realizado en la legislación de su momento histórico los principios
La actitud metódica de FEUERBACH sí respondía a la indicada sobre la pena y la imputación que la razón descubre. Por ello,
combinación de normas positivas y principios ideales, pero sig- cuando las leyes positivas incorporen estos dictados de la razón,
nificó el anuncio de un importante cambio de acento, en favor el jurista podrá y deberá abandonar la esfera del Derecho
de la vinculación al Derecho positivo. También en este aspecto natural, para limitar su estudio al Derecho positivo. Es una
iba a determinar FEUERBACH el paso de las ideas del siglo xviii consecuencia obligada por el contenido que asigna a su teoría
a las que regirían la ciencia penal del siglo Xix. Si a fines del
72 A. von FEUERBACH, Revisión der Grundsütze und Grwndhegriffe
des positiven peinlichen Rechts, 1799/1800, I, pág. XX, cit. por E. SCHMIDT,
71 E n este sentido, von HlPPEL, Deutsckes Strafrecht, Berlín, 1925, Einführung, cit., pág. 236.
reimpresión fotomecánica, 1971, I, pág. 289. 73 Cfr. E. SCHMIDT, Einführung, cit., pág. 237.
204 Evolución del método de la Ciencia Penal III. Alemania y la historia del método dogmático 205
"racional" de la pena; la coacción psicológica ha de operar exclu- ampliamente sobre la dedicación a las teorías del Derecho
sivamente a través de la conminación legal positiva (nulla penal.'"'6
poena sirte lege). El propio Derecho natural, del que deriva esta WÁCHTER y, más claramente todavía, MITTERMAIER presta-
concepción, conduce al Derecho positivo. ron especial atención a los estudios histórico-jurídicos. En ello
FEUERBACH, con su obra y con el Código que redactó para se reflejaba, probablemente, el espíritu de la Escuela Histórica
Baviera, inició la ciencia penal liberal del siglo XIX. Como él de SAVIGNY, a su vez reflejo del Romanticismo. Pero esta direc-
anunció, esta ciencia tendió a solucionar la tensión entre De- ción alcanzó particular influencia en la ciencia penal a través
recho natural y Derecho positivo en el sentido de preeminencia de la obra de BiENER. En su obra über die historische Methode
del segundo. La paulatina promulgación de Códigos penales ajus- und ihre Arhwendung (luf das Kriminalrecht (1829) tomó posi-
tados al espíritu liberal favoreció decisivamente esta vía. Pero ción frente al iusnaturalismo ahistoricista, como SAVIGNY hi-
como señalé más arriba, la diversidad legislativa, reflejo de la ciera frente a THIBAUT.'^^ En realidad, sin embargo, movía a
falta de unidad política de Alemania, impidió el total abandono BlENER el mismo objetivo que a quienes acudían al auxilio del
del auxilio del Derecho natural, que siguió inspirando el estu- Derecho natural racional: encontrar un complemento unificador
dio del Derecho positivo. También contribuyó a ello la ya men- de la multiplicidad legislativa de la Alemania de su tiempo. E r a
cionada prohibición de comentarios científicos al Código Bávaro lo mismo que pretendía MITTERMAIER al determinar como tarea
de 1813, el que mejor hubiese podido servir de base a una dog- de la ciencia penal la búsqueda de "lo común" a los nuevos
mática limitada a las leyes positivas. Con todo, aun sin aban- Derechos particulares, como base de un "nuevo Derecho co-
donar los principios ideales, la ciencia orientó su atención al mún".'í8
Derecho positivo, que pasó a ser su definitivo objeto de cono- La diferencia que separaba a la Escuela Histórica de la
cimiento. En 1820 aparecieron un buen número de Manuales, •dirección filosófica era el terreno en que buscaba completar al
expresión de la posición metódica de la época, que LOENING Derecho legislado. Mientras que la dirección filosófico-positiva
pudo calificar acertadamente de "moderada dirección positivis- — desde HOMMEL a WACHTER, pasando por FEUERBACH — ape-
t a " (gemdssigte positivistische Richtung).'^^ laba a la necesidad de introducir principios racionales abstrac-
WACHTER y MiTTERMAiER son los nombres más importantes tos para elaborar el Derecho positivo, la Escuela Histórica acu-
de esa dirección. WÁCHTER — de quien se ha dicho que fue el dió a la realidad empírica del Derecho histórico. Cierto que tal
más importante dogmático del Derecho penal alemán en el espa- realidad era, en buena parte, "descubierta" idealistamente por
cio de tiempo que media entre FEUERBACH y BiNDiNG — resumió los juristas, representantes del Volksgeist en la esfera jurídi-
la actitud metodológica de su tiempo en las palabras siguientes:
"Al llamado Derecho penal natural (o filosófico) en sí y para sí 76 Cfr. E. SCHMiDT, Einführung, cit., pág. 284.
no corresponde en el Estado fuerza vinculante alguna. Pero es, 77 Sobre la polémica, vid. A. HERNÁNDEZ G I L , Metodología de lo.
Ciencia del Derecho, cit., I, págs. 89 y ss.
ciertamente, imprescindible para la comprensión científica del 78 Cfr. E. SCHMlDT, Einführung, cit., pág. 294.
Derecho positivo, así como para su desarrollo (Forthildnng) 79 Escribe A. HERNÁNDEZ G I L : "Junto al Derecho popular, que es el
Derecho por antonomasia, en dependencia de él, la Escuela histórica reco-
y crítica, "''s De WACHTER escribió DANNENBERG: " W Á C H T E R fue noce la existencia de un Derecho científico. E n un grado incipiente de ci-
intensamente positivista; en toda discusión científica encontró vilización basta el primero. Pero el n a t u r a l desarrollo social y cultural
su punto de partida en las leyes positivas del presente y del •determina la división del trabajo y de los conocimientos, la especializa-
ción, la distinción de clases sociales por órdenes de actividad. Así, el de-
pasado. El principal cometido le pareció el esclarecimiento y la recho, por consecuencia de la multitud de relaciones que crea la vida real,
sistematización del Derecho penal vigente, que prevalecieron deja de ser accesible a todos los miembros de la comunidad. Surge, pues, la
•clase de los jurisconsultos. Por obra de ellos, el derecho popular prosigue
su desenvolvimiento, y adquiere una doble vida. Los juristas, en la esfera
del derecho, representan al pueblo de que forman parte. Los principios
jurídicos fundamentales subsisten siempre en la conciencia nacional. Su
74 Vid. von HIPPEL, Deutsches Strafrecht, cit., I, pág. 303. determinación rigurosa y detallada es lo que incumbe a los j u r i s t a s " : Me-
75 C.-G. von WACHTER, Vorlesnngen über deutsches Strafrecht, 1881, todología, cit., I, pág. 102.
cit. por E. SCHMIDT, Einführunff, cit., pág. 284.
206 Evolución del método de la Ciencia Penal III. A l e m a n i a y la h i s t o r i a del m é t o d o dogmático 207

caJ^ Por otro lado, tras el planteamiento historicista se escon- nal gira también en torno a ese lema. Los hegelianos mezclan
día un presupuesto apriorístico: la fuerza determinante y la Derecho positivo y filosofía, del mismo modo que identifican lo
bondad de la Historia. En esto último se basan quienes, como real — Derecho positivo — con lo racional — Derecho ideal —.
Alf Ross, denuncian en la Escuela Histórica la presencia "encu- En esto se diferencian de la dirección filosófica que les antecede:
bierta" de una forma de Derecho natural.^" Pero es indudable ésta era consciente de la diversidad de planos de lo positivo y lo
que el paso de la pura especulación a los hechos reales históricos racional. Una frase de KÓSTLIN — junto a ABEGG, BERNER y
llevó consigo una aproximación al Derecho positivo.^i La Escuela HÁLSCHNER representante característico del hegelianismo jurí-
Histórica no distinguía, en efecto, entre Derecho ideal — o prin- dico-penal — resume en términos extremos el punto de partida
cipios ideales y Derecho positivo, sino que exphcaba este último metodológico de los hegelianos: "el Derecho reahzado en la his-
como resultado del devenir histórico y, a la vez, como Derecho toria no puede ser de distinta naturaleza al que cualquiera puede
histórico mismo, en incesable evolución. En cualquier caso, esto encontrar, si busca en su interior y no le faltan fuerzas espi-
trasladaba definitivamente la atención de la ciencia jurídica al rituales para convertir el contenido de su conciencia en pensa-
ámbito del Derecho real histórico, esto es, positivo. Al mismo mientos lúcidos''.^- '^¡^
tiempo, no se cerraba la puerta al perfeccionamiento y desarro- Con los hegelianos se cierra un gran período, el primero, en
llo, t a n necesarios entonces, de las leyes penales positivas. la historia del método propio de la moderna ciencia penal ale-
Si el método de la Escuela Histórica se caracterizó por mana. Su confusión de Derecho positivo y racional había llevado
estudiar el Derecho positivo desde el punto de vista de un al extremo la constante característica central de la metodología
historicismo idealista, la filosofía de HEGEL originó una co- que inició la dogmática jurídico-penal en Alemania: la elabo-
rriente en la ciencia jurídico-penal que exasperó el sentido ración del Derecho positivo con el concurso de principios idea-
apriorístico y racionalista de la perspectiva histórica. En nom- les, sean absolutos, sean históricos.^^ Las distintas etapas de
bre de la Historia del Método jurídico-penal acentuó de nuevo
la presencia de la filosofía en la elaboración del derecho positivo.
sublimación justificadora de lo real. Lo contrario es, precisamente, lo que
Aunque HEGEL murió en 1831, hasta 1840 no alcanzaron sus quiere expresarse: que sólo es "real" lo racional, esto es, lo que responde
ideas repercusión relevante en la ciencia del Derecho penal. Pero a las exigencias de la razón. En este sentido, escribe MARCUSE: " E n tanto
que la realidad no está configurada por la razón, sigue sin ser realidad,
se abrió entonces un período queKOHLRAUSCH ha calificado como en el sentido enfático de la palabra. Así, la realidad cambia de significado
de tiranía C'Gewaltherrschaft") de la filosofía hegeliana. Aquí dentro de la estructura conceptual del sistema de HEGEL. LO «real» viene
importa el planteamiento metodológico de los "hegelianos", no a. significar no todo lo que existe (esto sería denominado más arriba apa-
riencia), sino lo que existe en una forma que concuerda con las normas de
el contenido de sus concepciones. la razón. Lo «real» es lo racional y sólo esto. Por ejemplo, el Estado sólo
Si el pensamiento de HEGEL puede resumirse en la frase: se hace realidad cuando corresponde a las potencialidades dadas del hom-
bre y permite su pleno desarrollo. Cualquier forma preliminar de Estado
"lo que es racional es real y lo que es real es racional (Was no es aún racional, y, por lo tanto, no es aún real." Y añade como conclu-
sión central: "de este modo, el concepto de razón en HEGEL tiene un claro
vemünftig ist, das ist Wirklich, und was wirklich ist, das ist carácter crítico y polémico. Se opone a toda aceptación ligera del estado
vernünftig),^^ la metodología hegeliana aplicada al Derecho pe- de cosas dado". Cfr. H. MARCUSE, Bazón y Revolución, Hegel y el resur-
gimiento de la teoría social, Madrid, 1971, pág. lY.
so Vid. A. Ross, Sobre el Derecho y la Justicia, Buenos Aires, 1963, 82 bis Cfr. E. SCHMIDT, Einführung, cit., pág. 297.
páginas 423 y ss. 83 Escribe LARENZ: " E l «historicismo» y el «racionalismo» son los
81 Segün HERNÁNDEZ G I L , el primer postulado del método histórico componentes dominantes no sólo del pensamiento de WINDSCHEID, sino de
es el "empirismo: el derecho se presenta como algo externo, real, dado, la ciencia del Derecho del siglo XIX en general. Ello significaba que, si bien
objetivo; su conocimiento se deriva de la experiencia. No existen principios se consideraba todo Derecho como el resultado del desarrollo histórico y,
jurídicos a priori...": Metodología, cit.. I, pág. 95. Pero ya se ha indicado por tanto, como «positivo», el «Derecho positivo» mismo era tenido por un
que tales postulados no respondían totalmente a la realidad: es cierto que orden «razonable», que, precisamente por ello, era accesible a la aprehen-
se eligió el estudio de los derechos históricos, pero no que tal estudio se sión conceptual y a la sistematización... La creencia en la razonabilidad
llevase a cabo sin apriorismos. del Derecho positivo diferencia a esta concepción con la suficiente claridad
82 Pero no se interpretaría correctamente este pensamiento de H E - de los positivismos pseudocientífico-natural y sociológico": Metodología de
GEL si se viese en él la automática elevación de lo real a racional, en una la ciencia del Derecho, cit., pág. 46.
208 Evolución del m é t o d o de la Ciencia P e n a l IH. A l e m a n i a y la historia del m é t o d o dogmático 209

esta metódica general pueden resumirse así: 1.*' Antes de FEU- naturalístico y junto a ella apareció el estudio empírico de de-
ERBACH, el Derecho natural se encuentra entre las fuentes del lito y pena. Representa esta dirección, antes que nadie, VON
Derecho positivo; 2.^ De FEUERBACH hasta 1840, aproximada- LiSZT. Las dos direcciones metodológicas mencionadas respon-
mente, predominio del Derecho positivo, aunque moderado por dían a concepciones políticas divergentes. Mientras que el nor-
la ayuda del Derecho natural; 3.*^ Desde 1840 hasta 1870, tam- mativismo constituyó la manifestación última, y más extrema,
bién aproximadamente, vuelta a la prevalencia del Derecho ra- del liberalismo clásico, el naturalismo fue el primer reflejo de
cional en el estudio del Derecho positivo, gracias al hegelia- una nueva concepción del Estado: el Estado social. Conviene,
nismo. pues, estudiar por separado ambas consecuencias del positi-
vismo.
2. El positivismo
Cuando el positivismo, como movimiento cultural de ámbito A) El positivismo jurídico como norTnativismo
general, invadió el espíritu de la segunda parte del siglo xix, La primera manifestación del positivismo en el tiempo fue
hacía ya tiempo que la ciencia penal alemana utilizaba el método en la ciencia penal alemana el positivismo jurídico. En sentido
dogmático. En el apartado anterior se ha puesto de manifiesto estricto, esta expresión no abarca todas las corrientes metodo-
que durante todo el siglo pasado, desde FEUERBACH, el objeto de lógicas que coinciden en elegir como objeto el Derecho positivo.
estudio de nuestra ciencia fue en Alemania el Derecho positivo.^^ La ciencia penal alemana de la primera parte del siglo xix
No hubo que esperar en ese país a que el positivismo se tra- había contemplado como objeto el derecho positivo y no era, en
dujese en positivismo jurídico, como ocurrió en Italia, en donde cambio, susceptible de ser calificada como forma de positivismo,
hasta 1910, con la dirección técnico-jurídica de inspiración posi- en el riguroso sentido de esta expresión. El positivismo que
tivista, no giró la ciencia a la elaboración de las leyes positivas. triunfó hacia los años 70 del pasado siglo supuso algo más que el
E n este sentido, el positivismo jurídico no tuvo en Alemania estudio del Derecho positivo: negó la licitud de introducir juicios
tanta trascendencia como en Italia. de valor o referencias a la realidad m,etajuridica en la tarea
Por otra parte, tampoco en Alemania llevó el positivismo dogmática.^^ Esto diferencia el método positivista del empleado
a reclamar la realidad empírica naturalística como objeto de la por la ciencia alemana desde FEUERBACH hasta BINDING, carac-
ciencia jurídico-penal. La Scuola Positiva, con su abandono del terizada, como se ha visto, por la apelación a criterios extrapo-
terreno normativo, no encontró al otro lado de los Alpes una sitivos, sean racional-ideales sean históricos, en la elaboración
dirección equivalente. El evolucionismo naturalístico se tradujo del Derecho positivo. El método positivista, en cambio, "debe
solamente en la concepción ecléctica de von LiszT, que se limitó abstenerse de entrar en valoraciones éticas o de tener en cuenta
a añadir, al lado de la dogmática ^íí-rídico-penal, el estudio las implicaciones en la realidad social de las normas".^^ En un
"científico" del delito y del delincuente. Tampoco, pues, el posi- mimetismo fiel de los métodos propios de las ciencias de la natu-
tivismo naturalístico vino a conmover, como en Italia, las bases raleza, el positivismo jurídico acaba por convertirse en norma-
metodológicas de la dogmática jurídico penal alemana. tivismo formalista.^' Busca solo la ligazón lógico-formal entre
Pero, tanto en forma de positivismo jurídico como natura-
lístico, el positivismo influyó de modo innegable en el método
85 Así, H.-H. JESCHECK, Lehrhuch, cit., pág:. 155.
y en el contenido de la ciencia penal germánica. En el primer 86 Cfr. A. LATORRE, Introducción al Derecho, cit,, pág. 129. En la
sentido — positivismo jurídico — la dogmática del Derecho po- página 130 añade: "El positivismo representa una típica actitud mental
sitivo pasó a convertirse en "normativismo". Ejemplos más im- de «ñislamientos de un sector respecto de la realidad, en este caso el De-
recho, para estudiarlo al margen de los otros aspectos de la misma reali-
portantes: BlNDiNG, MERKEL, BELING. En el segundo aspecto dad en que se encuentra inmerso. Cuando el positivismo afirma que el
— positivismo naturalístico — la dogmática acudió al método Derecho tal y como es, y nada más, constituye el objeto de sus afanes,
entiende que el Derecho puede ser realmente estudiado como algo separado
de la consideración global de los fenómenos sociales."
84 Vid. Eberhard SCHMIDT, Einführung, eit., pág. 303. 87 Importa no entender equivocadamente el concepto de "formalis-

14. — S. Mir Pulg. — Introducción a las bases del Derecho Penal


210 Evolución del método de la C i e n c i a P e n a l III. A l e m a n i a y la historia del m é t o d o dogmático 211

los conceptos jurídico-positivos, sobre cuya base, por inducción, ción política, se promulgó el primer Código penal — todavía
quiere llegar al "sistema" conceptual, a la "construcción jurí- vigente — de ámbito general para todos los Estados alemanes.
dica". Conseguido lo cual, será posible "clasificar", al estilo de Por primera vez se superó la situación de pluralidad legisla-
LlNNEO, los nuevos conceptos en el seno de las categorías abs- tiva que había caracterizado al Derecho penal liberal alemán y,
tractas que integran el sistema. con ello, uno de los obstáculos capitales para una elaboración
Tal planteamiento metodológico fue favorecido por la Escuela dogmática exclusivamente apoyada en el Derecho positivo. Sin
Histórica, que a nivel de teoría general del Derecho representó duda, ello contribuye a explicar el auge del positivismo jurídico
la más importante dirección anterior al positivismo. Al centrar en la década de los años 70 del siglo pasado.^° Sobre todo, por-
su cometido en la interpretación filológica de los textos histó- que el Código de 1871 respondía a las exigencias ideológicas
ricos y la creación, sobre esta base, del sistema jurídico, terminó, (liberales) y técnicas de la ciencia penal, de la que en realidad
sobre todo en su última fase, por convertir su historicismo ori- era resultado inmediato.^^
ginario en mero análisis intranorviológico, ceñido a la letra de Esto último enlaza con el significado político del positivismo
los textos.88 Paradójicamente, la Escuela Histórica, que había jurídico penal. Pese al. intento de permanecer en una posición
surgido como posición contrapuesta al racionalismo ahistórico de "neutralidad" valorativa, se hallaba lejos de resultar polí-
de la Escuela de la exégesis y del iusnaturalismo, contribuyó ticamente indiferente. Por el contrario, constituyó la última
más que ningún otro movimiento ideológico a introducir en el consecuencia del liberalismo clásico. Si el Código penal de 1871
método jurídico la preocupación por el rigor lógico y por las encarnaba las convicciones penales de la filosofía liberal, nada
construcciones sistemáticas abstractas. El propio SAYIGNY ini- más acorde con ésta que limitar al estudio de aquel Código el
ció este camino conceptualista, pero fue PUCHTA quien acentuó cometido de la dogmática, con exclusión de valoraciones u otros
el papel de la lógica. E n definitiva, como escribe HERNÁNDEZ datos empíricos ajenos a la ley. El método analítico formalista
G I L : "lo cierto es que la Escuela histórica, que parecía abocada aseguraba, por lo demás, la más fácil vinculación del juez a la
a un sociologismo jurídico, engendró un normativismo y un dog- ley, al ofrecerle claros y bien delimitados conceptos, "forma-
matismo",^o Si se tiene en cuenta que el método de la Escuela lizados" al máximo con arreglo a la lógica.^^ Precisamente la
histórica influyó poderosamente en todos los juristas alemanes, estrecha vinculación del positivismo jurídico con el liberalismo
no sólo cultivadores del Derecho privado, se comprenderá hasta clásico explica que pronto apareciese una nueva corriente den-
qué punto el positivismo encontró el terreno preparado para tro del positivismo que intentará superar a aquél, en nombre
elegir el formahsmo normativista como método dogmático. del planteamiento político que en seguida sustituyó al liberalis-
Otro factor vino a propiciar también el positivismo jurídico. mo puro: el Estado social. Me refiero a la formulación de von
En 1871, al mismo tiempo que Alemania conseguía su unifica- LlszT. E n BiNDiNG culminó el positivismo alemán, aunque no
porque llevase al extremo el método formalista, sino por la
mo" que se usa en el texto. Como método dognnático no equivale al predo- enorme importancia de su obra. Si se tiene en cuenta que Roe-
minio de la forma, como dato o requisito de la actuación jurídica, en con- co se inspiró en BlNDlNG al pronunciar su famoso discurso de
traposición al esplritualismo: "Tanto si el ordenamiento jurídico consagra SASSARI, habrá que admitir que el autor alemán es también la
el principio del carácter esencial de la forma, como si se inspira en el máxi-
mo espiritualismo de la libertad, puede ser objeto de un tratamiento formal fuente última del positivismo jurídico italiano. Por otro lado,
o material como actitud metodológica", escribe HERNÁNDEZ GIL. Más abajo su obra trasciende al Derecho penal, para constituir una de las
a ñ a d e : "Por formalismo en este orden de ideas h a y que considerar, ante
todo, el desentendimiento del jurista de lo social y de lo valorativo. La máximas expresiones del positivismo en la total ciencia del De-
actividad científica agota su cometido en la norma... el formalismo es recho. Con razón ve REICHEL en su monumental obra Die Nor~
siempre un positivismo normativo o normativista, asociado a un concep-
tualismo." Cfr. A. HERNÁNDEZ GIL, Metodología de la ciencia del Derecho,
n i , Madrid, 1971, págs. 19 y s.
88 Así, E. ScHMiDT, Einfükrung, cit., págs. 303 y s. 90 Así, E. MEZGER, Tratado de Derecho Penal, cit., I, pág. 70.
89 Vid. A. HERNÁNDEZ G I L , Metodología de la ciencia del Derecho, 91 Vid. E. SCHMIDT, Einführung, cit., pág. 345.
cit-. I, págs. 123 y ss. 92 Así, H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., pág. 156.
212 Evolución del método de la Ciencia Penal III. Alemania y la historia del método dogmático 213
men und ihre übertretung,^^ junto al Tratado de las Pandectas vulneración del orden jurídico), porque éste es el único fin que
de WiNDSCHEiD y la obra epistemológica de BERGBOHM sobre se desprende de la ley.'-'^ Que las normas penales expresen o no
jurisprudencia y Filosofía del Derecho, el "wissenschaftlichen valoraciones sociales, que el lus puniendi del Estado tenga un
Hohepukt" de la dirección positivista.^'* E n BINDING aparecen significado político variable según las concepciones políticas y
con claridad los caracteres y el significado político del método que la pena pueda servir a fines situados fuera de su solo con-
positivista-normativista: la exclusión de todo elemento extraño cepto jurídico, todas estas cuestiones "materiales" quedan al
a la ley preside su obra, y basa ésta en la perspectiva liberal. margen de la consideración de BINDING.
a) En primer lugar el estudio del Derecho positivo carac- El positivismo normativista de BINDING se oponía abierta-
teriza el método de BINDING. Tiene razón Eberhard SCHMIDT mente a las nuevas corrientes que reclamaban un acercamiento
al decir que vale para toda su obra lo que BINDING dice en su a la realidad empírica del delito y de la pena.^^o Rechazó la di-
Handbuch: "Es una obra de la ciencia del Derecho positivo." rección de la Política Criminal, incluso cuando, ai girar el siglo,
Y: "De la dependencia de mi investigación y sus resultados del se hicieron evidentes los problemas sociales que determinaron
material objeto de mi consideración (se refiere al Derecho po- el paso al Estado Social.^o^ Es sabido que BINDING y von LiSZT
sitivo) me siento orgulloso."^^ La elaboración de la ley positiva sustentaron las dos posiciones contrapuestas en la encontrada
tiene lugar en BINDING con el exclusivo concurso de la lógica "lucha de Escuelas" que caracterizó a su época. BINDING no
aplicada a los conceptos jurídicos.^'' quiso admitir que el jurista tuviese que abandonar el mundo
Son ejemplos básicos de esta metodología formalista su teo- de las normas para encararse a la realidad. De ahí que se opu-
ría de las normas, y su concepción del lus puniendi y de la pena. siese a la "pena final" al servicio de la prevención de delitos.
A diferencia de M. E. MAYER, concibe la norma como entidad Tal concepción presuponía la atribución a la pena de cometidos
puramente jurídica, ubicada en el Derecho Público, y no como extrajurídicos, y eso escapaba a la pura consideración normo-
normas sociales de cultura. Por sostener el punto de vista con- lógica. Se comprenderá, entonces, que irritase a BINDING el he-
trario criticó duramente a M. E. MAYER, cuya formulación ca- cho de que entre los representantes de la moderna dirección
lificó como "la más odiosa creación de una dogmática jurídica figurasen médicos no juristas, y que llamase, despectivamente,
pervertida sociológicamente y totalmente apartada del verda- "nihilistas jurídicos" a los seguidores de esta doctrina."^
dero Derecho".9'^ El lus puniendi es entendido también forma- No ha de pensarse, sin embargo, que BINDING cayese en los
listamente : para BINDING constituye uno de los dos polos sub- extremismos formalistas propios de algunos positivistas. Lejos
jetivos de la relación jurídica creada por la norma.^^ La pena, de ser esclavo de la letra de la ley, buscó siempre el espíritu
entendida como pura retribución, carece para BINDING de todo que la inspira. Me parece muy expresiva, en este sentido, su
fin trascendente a su sola ejecución (como compensación de la frase siguiente: "La ley piensa y quiere lo que de ella deduce
el racional espíritu popular que la interpreta." Esto enlaza con
93 Vid. K. BINDING, Die Normen und ihre Übertretiing, Eine Unter- la teoría objetiva de la interpretación, que BINDING formuló
suckung über die Rechtmassige Handlung und die Arten des Delikts, 3." ed., casi simultáneamente a WACH y KOHLER.IO^
Leipzig, 1916 {IV tomos).
94 Cfr. E. SCHMIDT, EinfüArung, cit., pág. 307. A diferencia de la concepción imperante hasta entonces, la
95 Ibídem, pág. 307.
96 El propio von LiSZT reconoció que "BINDING cuenta entre los auto- 99 Cfr. K. BINDING, Grundriss des deutschen Strafrechts, Allgemei-
res criminalistas que de forma más abierta reclaman la deducción de los ner Teil, 8." ed., Leipzig, 1913, págs. 234 y s.
conceptos jurídicos de los preceptos del Derecho positivo y que con más 100 E s altamente expresivo el Prólogo a la 7.'' ed. del Grundriss,
decisión y coherencia la han llevado a cabo": F . von LiSZT, Rechtsgut und dedicado a defender el rechazo de las nuevas tendencias n a t u r a l i s t a s :
Handlungsbegriff im Bindingschen Handbuche, Ein kritischer Beitrag zur K. BINDING, Grundriss des deutschen Strafrechts, AUgerneiner Teil, cit.,
juristischen Methodenlehre, en Strafrechtlicke Aufsdtze und Vortrdge, 1, páginas V y ss.
Berlín, 1905, reimpresión fotomecánica de 1970, pág. 219. 101 Vid. E. SCHMIDT, Einführung, cit., pág. 309.
97 K. BINDING, Die Normen und ihre Übertretung, II, 1, 2." ed., 1914- 102 Cfr. K. BINDING, GTtindriss des deutschen Strafrechts, cit., pá-
1916, pág. 370. gina XIX.
98 Cfr. E. SCHMIDT, Einführung, cit., pág. 307. 103 Vid. K. LARENZ, Mctodologia, cit., pág. 47.
214 Evolución del método de la Ciencia Penal III. Alemania y la historia del m é t o d o dogmático 215

teoria subjetiva, BINDING reclama la voluntad objetiva de la h) El significado político liberal del positivismo jurídico
ley, y no la voluntad histórica del legislador, como objeto de inspira también la obra de BINDING. El estudio del Derecho
la interpretación. Presupone que la ley no es un producto ar- positivo con exclusión de factores metajurídicos tiene como
bitrario de la voluntad del legislador, sino un orden razonable, objetivo la más firme vinculación del juez a la ley y sólo a ella.
dotado de una lógica interna independiente. Existe una oposi- Si la IQJ es, formalmente, expresión de la voluntad del pueblo
ción fundamental entre la interpretación jurídica y la filológico- y, materialmente, encarnación de las aspiraciones liberales, tal
histórica. Vinculación a la ley no significa, pues, en BINDING, vinculación aparece, como es sabido, como el primer desiderá-
mera servidumbre del concreto legislador. Refiriéndose a los tum de la metodología liberal.
tres autores de la teoría objetiva — entre ellos BINDING—, LA- Prueba del sentido liberal de la posición de BINDING es su
REN2 escribe: "Los autores mencionados entienden la 'razona- concepción exclusivamente retributiva de la pena. Al agotar el
bilidad* de la ley — y ahí reside el incipiente abandono de la sentido y finalidad de ésta en la respuesta al hecho cometido,
'jurisprudencia formal de los conceptos' — no sólo en un sen- perseguía evitar toda toma en consideración de la personalidad
tido formal •—• como conexión lógica de los conceptos —, sino, del reo. BINDING defendía de esta forma uno de los principios
al mismo tiempo, en un sentido material — como la razonabili- centrales de la filosofía liberal: el Derecho penal del acto, fren-
dad de los fines, es decir, como teleología infiíariente." Expresa te al Derecho penal del autor.^'^'^ Ahora bien, tal planteamiento
este planteamiento en BINDING su adición, junto al sentido li- se hallaba íntimamente condicionado a la exclusión de fines
teral, del "elemento explicativo", del "elemento de la conexión metajurídicos en la consideración de la pena, pues quien bus-
con otras proposiciones jurídicas" y del "elemento final".^*'* case en ella la incidencia en la realidad, esto es, la prevención
Pero sería exagerado pensar que BlNDiNG llega a abandonar de delitos, tendería a adaptarla a la peligrosidad y demás ca-
el terreno del formalismo conceptual por el hecho de que admita racterísticas del autor — como, en efecto, propugnaron los de-
la razonabilidad de la ley y la necesidad de orientar su inter- fensores del giro de la ciencia penal a la realidad empírica.
pretación según los fines que persigue. Pues ha de tenerse pre- La actitud metodológica de BINDING, el normativismo como
sente que tales fines no son, para BINDING, trascendentes al expresión del positivismo jurídico, respondía, pues, a la ideo-
Derecho — a diferencia de los fines empíricos a que remitiría logía liberal clásica. E r a el signo del tiempo en que BINDING se
la "jurisprudencia de intereses" iniciada por IHERING, en su formó. Su juventud había transcurrido en los años en que pa-
segunda fase, y propulsada sobre todo por HECK —, sino los recían tenerse que realizar las esperanzas nacionales y libera-
fines objetivos del Derecho, esto es, los derivados de la razona- les de una burguesía que había vivido y sufrido las vejaciones
bilidad interna del Derecho.^''s ^ jo sumo, cabría interpretar la demagógicas de la era METTERNICH — escribe E. SCHMIDT.IOS
hipótesis de "razonabilidad" del Derecho positivo, de la que Pero su madurez coincidió con el inicio de una nueva época, en
parte BiNDlNG con su teoría objetiva de la interpretación, como la que el estado liberal dejaría paso al Estado social. Por esta
un residuo del planteamiento racionalista, iusnaturalista o his- razón, si FEUERBACH había sido el iniciador del Derecho penal
tórico, de la anterior dogmática alemana del siglo xix. De común liberal, BINDING sería su último gran representante.i°^
hay el abordar el Derecho positivo desde los principios de la
razón, o si se quiere, con el prejuicio de los postulados racio- 107 K. BINDING, Grundriss, cit., págs. 208 y s. escribe: "¿Y cómo
puede justificar la teoría relativa que se rebaje al delincuente, esto es, a
nales. Pero esto no obsta a la separación tajante del mundo un hombre, y, según algunas concepciones modernas, un hombre total-
de lo jurídico y el mundo de lo real, característica del norma- mente inculpable, a objeto del experimento de si, mediante su castigo, po-
tivismo de BINDING.IO^ drán cerrarse para otros, iguales a él, las fuentes de males futuros?"
Aquí se expresa el planteamiento kantiano, según el cual la pena no puede
104 Cfr. K. LARENZ, Metodología, cit., págs. 48 y s. utilizar al sujeto como instrumento del bien de la sociedad.
105 Así lo reconoce el propio K. LARENZ, Metodología, cit., pág. 50. 108 Cfr. E. SCHMIDT, Eínführung, cit., pág. 304.
106 Pone de manifiesto esta separación y califica el formalismo de 109 Así, E. SCHMlDT, Eínführung, cit., pág. 310. Pero hay una dife-
BINDING como uno de los más acusados en la ciencia alemana posthegeliana, rencia política notable entre FEUERBACH y BINDING: mientras que el pri-
F. von LlSZT, Rechtsgut und Handlungshegriff, cit., pág. 222. mero representa el Estado de Derecho ''liheraV, el segundo representa el
216 Evolución del método de la Ciencia Penai III. Alemania y la historia del método dogmático 217

El paso al Derecho penal social lo daría von LiSZT, pero Politicamente, la nueva dirección respondió a la crisis del
MERKEL, todavía desde el positivismo jurídico, representa una Estado liberal clásico y su sustitución por el Estado social in-
posición a caballo entre la concepción anterior y la nueva. Sa- tervencionista. La ascensión de la clase social representada por
bido es, en efecto, que MERKEL sustentó una vía media, eclécti- la burguesía había desencadenado la ideología, primero, y la
ca, entre las concepciones opuestas de BINDING y von LISZT. Con revolución política, después, del liberalismo clásico que dominó
ambos comparte el ser positivista, en el sentido de contrario hasta fines del siglo xix. La aparición del proletariado, como
al método iusnaturalista-^^o Intentó fundar una filosofía del fruto de la industriahzación capitalista, iba a remover las bases
Derecho deducida sólo del Derecho positivo. Su concepción de de esa filosofía política liberal. La Revolución Francesa y los
la culpabilidad y de la pena reflejan de modo especial su eclec- cambios políticos que siguieron en los demás países habían sig-
ticismo. Así, afirma que la culpabilidad no depende de la li- nificado sólo una revolución juridica, porque a la burguesía, su
bertad de voluntad, y se erige en uno de los máximos exponentes motor y su destinatario, no le hacía falta la modificación de las
de la teoría completiva de la pena, al asignarle la finalidad de relaciones económico-sociales existentes: ya había conseguido
prevención en el marco de la retribución. En suma: sin aban- el poder económico. Por eso, el liberalismo no vino a crear
donar el planteamiento del positivismo jurídico, ya percibió la libertades reales, sino sólo a reconocer jurídicamente una si-
necesidad de un Derecho penal más atento a las exigencias po- tuación de hecho. Otorgó solamente libertades formales. Cuan-
lítico-criminales — así, salir al paso del aumento de la crimi- do el proletariado entró en la escena política no podía conten-
nalidad habitual — de la nueva época.^^^ tarse con esta clase de libertad.ii^ No necesitaba el reconoci-
miento jurídico, sino la mejora efectiva de las condiciones de
B) El positivismo naturalista. su existencia. Lógicamente, había de reclamar el paso de un
Estado abstencionista, como el liberal, a un Estado interven-
Si la década de los años 70 representó en la Alemania del cionista, que interfiriese activamente en la vida social para fre-
siglo pasado el apogeo del positivismo jurídico formalista, a nar el poder económico del capital en beneficio de la nueva clase.
partir de los años 80 •— sobre todo desde la publicación del La nueva concepción de los cometidos del Estado había de
llamado "Programa de Marburgo" de von LISZT, en 1882—"^ reflejarse en el Derecho penal. Si el Estado liberal había pro-
se desarrolló una poderosa corriente doctrinal que, aunque ba- pugnado un Derecho penal de garantía, despreocupado de in-
sada en el mismo origen del positivismo científico, llevaba a cidir en la realidad y más bien preocupado en no hacerlo, el
consecuencias opuestas en extremos metodológicos — y de con- nuevo Estado social estaba llamado a encarnar un Derecho pe-
tenido — fundamentales. E r a el positivismo naturalista, que se nal de prevención efectiva. Se saldría así al paso del importante
caracterizó por la traslación a la ciencia penal de los métodos aumento de la delincuencia que produjo la industrialización.^i''
propios de las ciencias empíricas. Se basaba en dos órdenes Pero adviértase: esto último indica que en Derecho penal la
distintos de factores: políticos y científicos. filosofía intervencionista se volvió, por así decirlo, contra el
agente histórico que la había originado a nivel político general:
Estado de Derecho autoritario, surgido del compromiso de la burguesía el proletariado, cuyas dificultades de adaptación a la nueva so-
con el Estado militar alemán de la segunda mitad del siglo Xix: Cfr. ciedad industrial eran la principal causa del referido aumento
R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe im damokratischen und sozialen Rechts-
staat, cit., pág. 199. Por eso, von LISZT puede aparecer como más ""liberar', de la criminalidad.
pese a su planteamiento "social", que BINDIKG por mucbo que éste perte-
nezca todavía al liberalismo clásico. 113 Escribe E . SCHMIDT: "¿De qué le sirve — al proletario — la li-
110 Así, en MERKEL, Derecho Penal, traducción española de P . DO- bertad contractual, si ha de dejarse dictar los contratos laborales por em-
RADO MONTERO, I, Madrid, sin fecha, escribe: " E n este libro se t r a t a del presarios dotados del poder económico? ¿De qué le sirve la idea de una
Derecho Penal en sentido estricto, pero sólo tal y como rige en el Imperio personalidad autónoma, cuando su vida se forma de coacción, opresión y
alemán, o sea del Derecho penal común alemán": pág, 5. falta de libertad, y su insuficiencia y desamparo no le había sido nunca
111 Vid. E. SCHMIDT, Einführung, cit., págs. 310 y ss. tan evidente como al verse abandonado a sus propias fuerzas?": Einfiih-
112 Vid. F . von LISZT, Der Zweckgedanke im Strafrecht, en Stra- i-ung, cit., pág, 354.
frecktlicke Aufsatze und Vortrage, cit., págs. 126 y ss. 114 Vid. H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., págs. 19 y s.
218 Evolución del método de la Ciencia Penal m . Alemania y la historia del método dogmático 219
El segundo factor, más específico, que determinó la apari- su difusión a dicho autor. En la conferencia que pronunció el
ción del positivismo naturalista en el Derecho penal fue el apo- 4 de abril de 1892 ante la Sociedad jurídica de Budapest dijo;
geo de las ciencias de la naturaleza, en general, y del evolucio- "Exigimos una vigorosa Política Criminal consciente de su me-
nismo de DARWIN (1859), en particular. Se creyó que el único t a ; exigimos que el Estado, el orden jurídico, combata el delito
concepto de "ciencia" valedero era el concepto positivista de con mayor conciencia de sus objetivos que hasta ahora, con
ciencia, según el cual, salvo la lógica y las matemáticas, sólo menos prejuicios que hasta ahora."^^"^ A continuación toma po-
el método experimental propio de las ciencias de la naturaleza sición en contra de quienes no consideran preciso o posible
caracteriza a una actividad como científica. La resonancia que cambiar nada del actual estado de la justicia penal. Queda cla-
alcanzó la conferencia que ya en 1847 pronunciara KIRCHMANN ro que la lucha contra el delito, mediante la reforma penal, es
en contra del carácter científico del Derecho, no fue sino un el principal motor del programa de von LlSZT. En esto se re-
anuncio que reflejó el ambiente cultural "cientifista" que triun- fleja el abandono del liberalismo abstencionista y el tránsito a
faría en la segunda mitad del siglo xix. E r a lógico que la única una concepción intervencionista del Estado y del Derecho.
salvación del carácter científico del Derecho se viese en la in- Pero el planteamiento "social" de von LlszT se halla limi-
corporación al mismo de los métodos científico-naturales.^^'^ Éste tado estrechamente por el deseo de mantener en toda su vigen-
fue el programa metodológico del positivismo naturalista que cia las conquistas del liberalismo. No quiere significar vuelta
en Alemania inició von LiSZT. atrás, sino adición junto a las garantías liberales de un come-
Las dos clases de factores — políticos y científicos qu« tido configurador. Escribe von LlSZT: "El individualismo libe-
explican en Alemania la aparición del positivismo naturalista, ral, que destaca en un primer plano los intereses del particular
concurrieren también, como se vio en su lugar, en el origen de frente a los de la colectividad, el espíritu de la época de la
la Escuela Positiva Italiana. Pero, además de primera en el Ilustración y de su producto, la gran Revolución Francesa, nos
tiempo, esta última llevó a consecuencias más extremas para han traído la clara limitación del poder punitivo estatal; ¿po-
la ciencia penal el planteamiento naturalista. En Alemania no drá ésta ofrecer resistencia a la arrolladora corriente socia-
se llegó a sustituir el objeto tradicional de la dogmática jurí- lista? Respondiendo negativamente a esta pregunta, prosigue:
dico-penal, el Derecho positivo, por la realidad empírica del " E n el estado socialista será tan imprescindible la pena como
delito. El estudio experimental del fenómeno criminal se añadió en nuestro actual orden jurídico, por mucho que la imagen
a la dogmática jurídico-penal, como parte diferenciada de la global de la criminalidad pase a ser otro. Pero precisamente
total ciencia penal (gesamte Strafrechtswissenschaft). En la porque tal Estado acentúa más intensamente que nosotros hoy
dogmática el naturalismo influyó sólo en cuanto al modo de los intereses de la colectividad, porque debe proceder más in-
estudio del Derecho positivo, que siguió constituyendo su único tensivamente, con mayor conciencia de sus objetivos y menos
objeto. prejuicios contra el individuo que se rebela, tanto más exacta-
En von LiszT se expresan con la mayor brillantez los dos mente tendrá que fijar los presupuestos bajo los cuales el in-
factores del positivismo naturalista. Políticamente, el giro a la dividuo sucumbe a la colectividad y determinar los límites has-
concepción social del Estado, aparte de ser reconocido expre- ta los que puede llegar la merma de protección jurídica."^^^
samente por von LISZT,^!^ se manifiesta en la preocupación que No es preciso comentar el sentido de estas palabras, que
despierta por la "Política Criminal", cuyo mismo concepto debe traslucen bien a las claras la simbiosis que el autor pretende
de la nueva filosofía social y el sentido de garantía del Derecho
115 Escribe K. LARENZ, Metodología, cit., pág-. 19: " E n el siglo xix, penal liberal. Que no se trata de una mera concesión a las men-
sobre todo, se intentó, bajo la impresión de los éxitos de las ciencias na-
turales, "elevar" la ciencia del Derecho ai rango de una ciencia, postu-
lando p a r a ella un método análogo a los científico-naturales." 117 Cfr. F . von LiszT, Die Zukunft des Strafrechts, en Strafrecht-
116 Vid. F . von LlSZT, Über den Einfluss der soziologischen und an- liche Aufsdtze un Vortrage, cit., II, pág. 3.
thropologischen Forschungen auf die Grwidbegriffe des Strafrechts, en 118 Cfr. F . von LiSZT, Üher den Einfluss der soziologischen und an-
Strafrechtliche Aufsdtze und Vortrage, cit., II, pág. 81. thropologischen Forschungen, cit., págs. 81 y s.
l í l . Alemania y la historia del método dogmático 221
220 Evolución del método de la Ciencia Penal
una de las diferencias más importantes entre el movimiento
talidades rehacías a abordar la nueva perspectiva, sino de una
reformista de la Ilustración y el suyo: "El siglo xvm quería
de las bases del pensamiento de von LiszT, lo demuestran las
combatir el delito sin estudiarlo. El siglo xix, en cambio, se
frases escritas en el mismo trabajo pocas líneas más arriba,
apoya en la Estadística criminal y en la antropología criminal,
que con razón, se han hecho célebres: "En mi opinión, por muy
es decir, en la investigación científica del delito..."^^^
paradójico que pueda resultar, el Código penal es la Magna
Charla del delincuente. No protege al orden jurídico, ni a la Sobre estas bases, políticas y científicas, se levanta el plan-
colectividad, sino al individuo que se levanta contra ella. Le teamiento metodológico de von LiszT. La bipolaridad de su con-
otorga el derecho a ser castigado sólo bajo los presupuestos cepción política del Derecho penal — intervencionista, pero den-
legales y únicamente dentro de los límites legales. El doble tro de los límites trazados por las garantías liberales — se
aforismo: mdlu'iTi crimen sine lege, nulla poena sine lege es el refleja en la dualidad de métodos que atribuye a la ciencia pe-
bastión del ciudadano frente a la omnipotencia estatal, frente nal, dualidad que constituye tal vez la característica más so-
al desconsiderado poder de la mayoría, frente al 'Leviathan'. bresaliente de la obra de ese autor. Por una parte, para el De-
Desde hace años vengo caracterizando al Derecho penal como recho penal en sentido estricto reclama el método jurídico propio
'el poder punitivo del Estado jurídicamente limitado'. Ahora del positivismo, aunque influido por el naturalismo. Por otra
puedo añadir: el Derecho penal es la infranqueable barrera de parte, señala la necesidad de añadir el estudio científico-natu-
la Política criminal. Y lo que hoy es, seguirá y deberá seguir ralístico del delito y de la pena como fenómenos empíricos. Am-
siéndolo".11^ Sólo faltaba que añadiese, como en seguida hace: bos aspectos se integrarían bajo la designación genérica ",ge-
"En el Derecho penal defendemos la libertad individual frente samte Strafrechtswissenschaft", que pretende ser traducción
a los intereses de la colectividad",^^'^ para que resultase inequí- de las expresiones ''Sciences pénales'' y ''Science penali" (que
voca la función de garantía del individuo que, paradójicamente, el propio von LlszT considera más acertadas porque no hacen
el "socialista" von LiSZT atribuye a nuestra parcela jurídica. referencia al Derecho penal, uno solo de sus dos objetos) .^^^
No ha renunciado al individualismo liberal, sino que lo cree RoxiN interpreta con exactitud el sentido político de este plan-
compatible con un Derecho penal que intervenga activamente teamiento, cuando escribe: "En este doble carácter de la "Cien-
en la vida social.^^^ Posiblemente piensa que esta nueva tarea cia universal del Derecho penal", fundada ciertamente por él,
social tiene como objetivo mejorar la vida del individuo. se materializan para LiSZT tendencias contradictorias. En la
Política criminal incluye los métodos adecuados, en sentido so-
El influjo del segundo factor determinante del positivismo cial, para la lucha contra el delito, es decir, la llamada misión
naturalista, el cientifismo que reinaba durante la segunda mi- social del Derecho penal; mientras que al Derecho penal, en el
tad del siglo XIX, se percibe en von LISZT ya en su global enfoque sentido jurídico de la palabra, debe corresponder la función
de su programa político-criminal. A pesar de su naturaleza po- liberal del Estado de Derecho, asegurar la igualdad en la apli-
lítica, von LisZT no quiso defenderlo por la vía político-ideoló- cación del Derecho y la libertad individual frente al ataque
gica, sino por el camino de la ciencia, entendido como estudio del Leviathan, del Estado. "^^5 j]j^ Q^IQ gg distingue von LISZT
empírico de las causas del delito y de la pena.^^^ -^-^ ello se ve de la Escuela positiva Italiana. Ésta no sintió la necesidad de
119 Cfr. F. von LiszT, Über den Einfluss, cit., pág. 80.
120 Ibídem, pág. 81. 123 Cfr. F. von LISZT, Die Zukunft des Strafrechts, cit., pág. 24.
121 Escribe R.-P. CALLIESS, Tkeorie der Strafe im demokratiscken Vid. también, del mismo autor, über den Einfluss, cit., pág. 79; Kri-minal-
und sozialen Rechtsstaat, cit., 1974, pág. 199: "Finalmente Franz v. LiszT politische Aufgaben, en Strafrechtliche Aufsdtze und Vortrage, cit., I,
puede ser considerado el fundador de una concepción liberal del Estado páginas 291 y s.
social, que buscó completar la componente del Estado de Derecho." Ya be 124 Vid. F . von LISZT, Kriminalpolitiscke Aufgaben, cit., págs. 293
dicho más arriba que esto bace, paradójicamente, más liberal a v. LlSZT y s., donde señala que una traducción literal de la expresión "ciencias pe-
que a BINDING. AMELUNG expresa la misma idea en su importante libro nales" no es posible en alemán: "Ich kann unmoglich für die «strafiicheyi
Rechtsgütersckutz und Schutz der Gesellschaft (Franlífurt, 1972), al dis- Wissenschaften-» Freunde werben."
distinguir a BINDING y von LISZT como "liberal de derechas" y "liberal de 125 Cfr. C. RoxiN, Política Criminal y Sistema del Derecho Penal,
izquierdas" respectivamente. traducción de F . MUÑOZ CONDE, cit., pág. 16.
122 Así, E. SCHMIDT, Einfühnmg, cit., pág. 364.
222 Evolución del m é t o d o de la Ciencia P e n a l MI. A l e m a n i a y la h i s t o r i a del m é t o d o dogmático 223

asignar a la dogmática jurídica una parte de los cometidos recho penal como "nuestra ciencia", ahora: 1) parece negarle
de la ciencia penal, porque no le preocupaba como a von LiSZT el mismo carácter de ciencia, para concederle sólo el de " a r t e " :
trazar límites de garantía individual a la lucha contra el delito; "Si para el concepto de ciencia se exige, pues, que se investiguen
porque su planteamiento político no era social-liberal, sino úni- fenómenos sensibles con arreglo a las leyes que las rigen, la
camente social. llamada ciencia del Derecho penal, como la totalidad de la cien-
Pero von LlszT no dio siempre la misma importancia a las cia del Derecho, no cabe, sin duda, bajo el concepto de Ciencia.
dos grandes componentes de su concepción de la ciencia penal. En este sentido estoy plenamente de acuerdo con mi estimado
Un examen cronológico de su producción científica muestra, amigo Gauckler";i27 2) considera ella Sociología Criminal y a
según mi apreciación, una evolución que empieza en el método la Política criminal verdaderas ciencias — teórica y aplicada,
jurídico y acaba concediendo amplia preferencia al método em- respectivamente —, y no sólo un " a r t e " como la "llamada" cien-
pírico. Podrían distinguirse las fases siguientes: cia jurídica.1^8 g j ^ embargo, sigue atribuyendo decisiva impor-
a) El primer trabajo que se recoge en los Strafrechtliche tancia al Derecho penal como "límite infranqueable de la Po-
Aufsdtze und Vortrdge data de 1875, cuando L'uomo delin- lítica Criminar'.i29 Podría decirse que en esta etapa disminuye
quente de LOMBROSO (1786) no había aparecido todavía. Hasta la importancia científica atribuida al Derecho penal, aunque se
1882, fecha en que publica su famoso "Programa de Marburgo", mantiene e incluso subraya su significación política.
los trabajos de von LISZT tienen carácter puramente jurídico. d) Una última fase, que supone un paso más en la progre-
Debe destacarse, sobre todo, que la 1.^ edición de su Lehrbuch siva disminución de la consideración científica del método ju-
apareció en esta primera época, en 1881, contando su autor rídico por parte de von LlSZT, viene trazada con claridad en su
30 años. Antrittsvorlesung de la Universidad de Berlín, pronunciada el
h) El "Programa de Marburgo" (1882) inicia una segunda 27 de octubre de 1899. Tres cometidos distintos asigna a la
etapa en la que se da entrada al doble planteamiento metódico ciencia penal: pedagógico, científico y político. La primera ta-
que conocemos: a) se estudia el Derecho penal con arreglo al rea — la pedagógica — sirve a la formación de los estudiantes
método jurídico del positivismo, pero teniendo en cuenta en un de Derecho, como futuros criminalistas prácticos. Comprende
punto central como la pena la observación empírica; b) se re- dos aspectos: por una parte el estudio "lógico-jurídico" del
clama el estudio adicional de la Criminología. Importa destacar Derecho penal y del Derecho procesal penal, lo que se corres-
que en dicho Programa se concede abierta primacía al primer ponde con el contenido tradicional de la Dogmática jurídico-
aspecto, al método jurídico. Tras señalar que la lucha contra el penal (material y procesal); por otra parte, la formación "téc-
delito requiere la colaboración de las ciencias criminológicas nico-práctica" cara a la individualización del supuesto de hecho
con la "ciencia" del Derecho penal, llega a escribir: "A nuestra a subsumir en la norma legal, a lo cual da von LISZT el nombre
ciencia corresponde la dirección en esta lucha. Ni puede ni le de "Criminalística". El cometido cientifico de la ciencia penal
es lícito renunciar a ella sin abandonarse a sí misma." ^^e se agota en la explicación causal-empírica del delito ("Crimi-
c) Una debilitación importante de la significación del mé- nología") y de la pena ("Penología"). Importa destacar que
todo jurídico se manifiesta en el dictamen que presentó a la dentro de la Tarea científica de la ciencia penal no se incluye
Asamblea General de la InterTiationale KriTninalistische Verei- la dogmática jurídico-penal, limitada a cumplir una labor "pe-
nigung — cofundada por él — en 1893, bajo el título Ü6eí' den dagógica". La tercera función de la ciencia penal tiene carácter
Einfiuss der soziologischen und anthropologischen Forschungen político y se concreta en la revisión y propuesta de reforma de
auf die Grundhegriffe des Strafrechts. Mientras que en el "pro- la legislación penal, con el fin de adaptarla a las exigencias
grama de Marburgo", once años antes, LiSZT hablaba del De- de una lucha eficaz contra el delito, por medio — principal, pero

127 Cfr. F . von LlSZT, Über den Einfiuss, cit,, págs. 77 y s.


126 Cfr. F . von LisZT, Der Zweckgedanke ím Strafrecht, cit., pá- 128 Ihídem, págs. 78 y s.
gina 178. 129 Cfr. F . von LISZT, üher den Einfiuss, cit., pág. 80.
224 Evolución del método d e la Ciencia P e n a l III, Alemania y la historia del m é t o d o dogmático 225

no exclusivamente — de la pena y las medidas de seguridad.^^'^ sitivo, sino que tenga lugar con exclusión de juicios de valor.
En mi opinión, este último planteamiento supone el térmi- En este sentido, participa del formalismo característico del
no de una evolución en el pensamiento de von Lls,ZT, que va positivismo jurídico de la segunda mitad del siglo xix. Pero
desde una exclusiva dedicación a la dogmática, hasta su re- intenta evitar uno de sus aspectos centrales al admitir la in-
ducción a una función meramente pedagógica. En esta última fluencia de la realidad empírica metajurídica en la construc-
etapa ni siquiera se señala la significación política, de garantía ción dogmática. En esto se distingue del positivismo formalista
para el individuo, que en un momento anterior en (1893) había en sentido estricto, al estilo de BINDING. Examinemos breve-
subrayado tan vivamente. Creo poder concluir que la concep- mente las dos características señaladas del método dogmático
ción metodológica de von LiszT no es constante a lo largo de de von L I S Z T : la exclusión de los juicios de valor y la admisión
toda su obra, sino que se caracteriza por una progresiva dis- de influencias de la realidad empírica.
minución de la estimación del papel que atribuyó al método a) Como positivista que es, von LiszT rechaza acudir a la
dogmático, en beneficio del método empírico. filosofía en el estudio "científico" del Derecho positivo. Apoya
No es preciso examinar en detalle las características del tal postulado en el planteamiento de la crítica kantiana: "Pero
método empírico que von LISZT postuló para la Criminología una consideración filosófica que no se contente con ver la jus-
y la Fenología, como bases de la Política criminal. Nada nuevo tificación de la pena en su necesidad para el mantenimiento del
cabría añadir a lo que se dijo al examinar la Escuela Positiva orden jurídico y, con ello, de toda la vida social misma, sino
italiana. Lo que de ésta distingue a la concepción criminológica que busque más allá de Estado y Derecho, en el Absoluto, la
de von LlSZT no es el método, sino el contenido de sus concep- firme base sobre la que apoyar la orgullosa construcción de una
ciones. Así, el autor alemán no discute la aplicación a la cri- Ciencia del Derecho penal apriorística, una tal consideración
minología del método propio de las ciencias de la naturaleza, la rechazo abiertamente. Cae fuera del ámbito de la ciencia del
basada en la observación de las conexiones causales del mundo Derecho penal, de la ciencia del Derecho y de la misma Ciencia...
fenoménico, aunque se aparte de la explicación antropológica Más allá del ámbito de la ciencia está el de la creencia. Quien
de LOMBROSO,^^^ para suscribir una dirección ecléctica, predo- se esfuerze, en el sentido de la crítica epistemológica kantiana,
minantemente sociológica,^^^ que ha permitido la designación de en separar netamente ambos ámbitos, no niega que existan in-
su postura con la expresión "Escuela Sociológica" alemana. dependientemente uno de otro... Lo que detrás de Espacio y
Mayor interés encierra el análisis del método jurídico pro- Tiempo se oculta a nuestra limitada visión, lo podemos, lo de-
pugnado por von LiSZT. Ya se ha dicho más arriba que es una bemos creer, esperar, desear; pero no podemos conocerlo cien-
manifestación del positivismo jurídico. Lo dicho al examinar tíficamente."^^^
esta vertiente del positivismo general tiene en gran medida Expresión del positivismo jurídico formalista de von LISZT
aplicación al método dogmático de von LiszT: como positivismo es, también, el predominio que asigna a la lógica formal en
jurídico en sentido estricto — el que triunfó en la segunda mi- la construcción dogmática: "la lógica es su método", dice de
tad del siglo XIX—, no sólo postula el estudio del Derecho po- ella."^ bis ]3g ahí que persiga, antes que nada, la claridad en el
análisis y en la síntesis, que se basa no en la esencia material
130 Cfr. el resumen que el propio von LlSZT hace en Dic Aufgaben de los conceptos, sino en su configuración externa. En realidad,
UTid die Methoden der Strafrecktswissensckaft, en Strafrechtliche Aufsdt-
ze und Vortrage, cit., II, pág. 296. Todo el trabajo está dedicado al desa- se trata de una consecuencia de la perspectiva positivista, que
rrollo de los principios aquí resumidos. repudia la contemplación ontológica por considerarla metafí-
131 Así, ya en F . von LrszT, Kriminalpolitische Aufgaben, 1889, sica y prefiere la observación externa formal de los objetos de
cit., pág. 308: "No existe un kom.o delinquens."
132 Vid. por ej., F . von LrszT, Kriminalpolitische Aufgaben, cit., conocimiento. La consecuencia fue la teoría del delito que, tras
páginas 312 y ss. En Die •psycologischen Grundlagen der Kriminalpolitik,
en Strafrechtliche Aufsatze und Vortrage, cit., II, pág. 172, dice haber 133 Cfr. F . von LISZT, Die Aufgaben und die Mehoden, cit., pág. 297.
insistido más que nadie en la necesidad de completar la biología criminal 133 bis Cfr. F. von LISZT, Über den Einfluss, cit., pág. 77. Vid., tam-
•con la sociología criminal. bién, del mismo autor, Die Aufgaben und die Methoden, cit., pág. 286.

15. — S, Mir P u i g , — I n t r o d u c c i ó n a las bases del Derecho Penal


226 Evolución del método de la Ciencia Penal III. Alemania y la historia del método dogmático 227

la adición de la nota de tipicidad por obra de BELING, consti- siciones jurídicas a los hechos de la vida jurídica.i^s A partir
tuiría lo que JESCHECK llamó el concepto clásico de delito. Se de esta doble premisa opone von LlSZT a BINDING sus conceptos
caracterizó, como es de sobras sabido, por una visión "analí- "naturalísticos" de bien jurídico y acción, cuyo examen no co-
tica" del delito, definido por la suma de notas — principalmen- rresponde a este lugar.^^'^
te; acción, tipicidad, antijuricidad y culpabilidad — perfecta- Como ejemplos en que se manifiesta este aspecto "natura-
mente separadas, y a un mismo nivel lógico, unas de otras. No lístico" del positivismo de von LISZT cabe citar, además, su
pretendía ser una explicación que aprehendiera la esencia del concepción de la pena y de la culpabiHdad. Respecto a la pri-
delito, sino una externa descripción de sus características, que mera, baste decir que el paso de la pena retributiva a la pena
a veces se hacían corresponder incluso con las partes — así, "final" que patrocina, lo basa en una contemplación de la his-
externa e interna, consideradas ámbitos respectivos de antiju- toria de la pena a la ley del pensamiento "evolucionista", que
ricidad y culpabilidad — aprehensibles por los sentidos. Pero tanto influyó en el positivismo cientifista. Así, la pena final
esto enlaza ya con el segundo aspecto del positivismo de von sería una etapa más avanzada que la pena retributiva, por la
LiSZT: el naturalismo. misma razón que la actuación (final) supone un escalón supe-
Antes de examinarlo, conviene hacer mención de los mo- rior en la evolución biológica respecto de la conducta conducida
mentos en que, de forma expresa, concreta von LiSZT el desa- por los instintos-i^"^ E n cuanto a la culpabilidad, la concepción
rrollo de su método. Dos aspectos reconoce en la ciencia jurí- determinista es para von LiSZT la única compatible con la ex-
dico-penal: como ciencia sistemática y como ciencia práctica. periencia sensible, esto es, la única susceptible de consideración
E n el primer aspecto, "como en toda ciencia" — adviértase la científica, como enseñó KANT. En ese ámbito la ley de la causa-
influencia positivista del concepto de ciencia—, persigue el "co- lidad no conoce excepciones que permitan afirmar el libre al-
nocimiento sistemático de las proposiciones jurídicas". Para bedrío del hombre. Si en la esfera de los inteligibles, como "cosa,
ello debe atravesar las siguientes etapas: 1.^) la reunión del en sí" — en la terminología kantiana—, el hombre está exclui-
material, que debe buscarse exclusivamente en el Derecho po- do de las leyes causales, es algo que un Derecho penal "cientí-
sitivo; 2.^) el análisis y síntesis de las proposiciones jurídicas; fico" no puede tomar en consideración.^^^ El determinismo lleva,
3.^) la construcción del sistema, cuya significación reside en por otro camino, a confirmar la necesidad de excluir la retri-
que constituye el único modo de dominar los conceptos particu- bución.^^^
lares, esto es, en una función de ordenación y simplificación ^^^
— de "reducción de complejidad", como ahora dice NIKOLAS 3. El neokantismo
LUHMANN en la moderna sociología alemana —. He aquí una
a) A diferencia de la metodología jurídico-privada, la pro-
clara consecuencia del positivismo.
pia del Derecho penal abandonó ya el positivismo aproximada-
b) El segundo aspecto de la ciencia del Derecho penal, a mente a principios de los años 20 de nuestro siglo. El Derecho
saber, el de la ciencia práctica, es ya una manifestación del ele- privado permaneció todavía anclado en la actitud positivista
mento diferencial del método de von LIS2;T respecto del de BlN- hasta después de la segunda guerra mundial. En esa rama del
DiNG: la influencia de la realidad empírica. Por una parte, la
proposición jurídica es, para von LISZT, el resultado de una
abstracción conceptual a partir de los hechos reales de la vida 135 Ibídem, págs. 217 y ss.
136 Ihídem, págs. 222 y ss.
jurídica; por otra parte, la construcción jurídica sólo tiene 137 Cfr. P . von LiSZT, Der Zweckgedanke m Strafreckt, cit., pági-
valor en cuanto facilita y asegura la aplicación de las propo- nas 132 y ss.
138 Vid. F . von LrszT, Die deterministischen Gegner der Zweckstra-
fe, en Strafrechtliche Aufsatze und Vortrdge, cit-, II, págs. 38 y s., que
reproduce en Über den Einfiuss, cit., págs. 84 y s.
134 Vid. F . von LlszT, Rechtsgut und Handlungshegriff im Binding- 139 Es famosa la frase de von L I S Z T : "La retribución sobre base de-
schen Handhucke, en Strafrechtliche Aufsatze un Vortrdge, cit., I, pá- terminista no es sólo un pecado del corazón, sino también un extravío del
ginas 214 y s. entendimiento": cfr. Aufsatze und Vortrdge, cit., II, págs. 43 y s.
228 Evolución del método de la Ciencia Penal III. Alemania y la historia del método dogmático 229

Derecho pareció bastar durante toda la primera mitad del si- lificación como "omisión" no podía efectuarse sin valorar sio
glo XX el giro a la realidad empírica que posibilitó la "jurispru- sentido de infracción de la norma preceptiva.
dencia de los intereses", basada en el pensamiento finalista de la La antijuricidad tampoco se explicaba suficientemente desde
segunda fase de la obra de IHERING y difundida, sobre todo, una actitud metodológica como la positivista, que excluía toda
gracias a HECK. En la ciencia jurídico-penal se apreció, en posibilidad de considerar esta nota del dehto en sentido vale-
cambio, mucho antes la insuficiencia del positivismo, incluso en rativo. A lo más que podía llegarse es a considerar que la an-
su modalidad naturalista-sociológica representada por la "di- tijuricidad constituía una relación lógica, expresiva de la con-
rección moderna" que inició von LiSZT. No fue necesario espe- trariedad del hecho con e] ordenamiento jurídico. No era posible
rar, como en la ciencia jurídico-civil, a la transformación de descubrir el esencial contenido de valor — de desvalor — inhe-
las condiciones económico-sociales que empezó a operarse con rente a dicha contrariedad, normativa. Ni siquiera la introduc-
la inflación que arruinó la República de Weimar y se consumó ción del concepto de antijuricidad material, como "lesión de
en la segunda postguerra.^^o El precoz abandono del positivis- bienes jurídicos" — e n el sentido de von LiSZT—, era suficiente
mo en nuestra ciencia penal fue, tal vez, favorecido por la cir- para superar la neutralidad valorativa a que forzaba el método
cunstancia de que algunos de los filósofos del Derecho a quienes positivista: el bien jurídico se concebía naturalísticamente,^^^
se debe la introducción del neokantismo en la metodología ju- como "interés de la vida" a constatar empíricamente, y la anti-
rídica— sobre todo RADERUCH y SAUER — eran, al mismo tiem- juricidad material se agotaba en la causación de una lesión
po, penalistas. Pero, sin duda, fueron las específicas exigencias — todo ello concebido también en términos naturalísticos —
de la dogmática penal las que decidieron el giro del positivismo a dicho bien jurídico. Estableciendo un parangón, podría de-
a un método en el que de nuevo la valoración y la perspectiva cirse que, de! mismo modo que en el Derecho privado la "juris-
inateHal tuvieron entrada. prudencia de los intereses" no fue más que una manifestación
En efecto. Las tres categorías centrales de la teoría del de- del positivismo, porque el concepto de interés que manejó no se
lito — acción, antijuricidad y culpabilidad — encontraban in- entendía valorativamente, sino causalmente,^^'' la antijuricidad
satisfactoria explicación con arreglo a la metodología positivis- material acuñada en base al bien jurídico por von LiSZT — dis-
ta. Entendida la acción naturalísticamente en el esquema de cípulo de IHERING, origen de la jurisprudencia de intereses ^—
von LiszT y BELING como movimiento corporal o modificación no significó el paso a una concepción valorativa de la antiju-
causal del mundo exterior perceptible por los sentidos, no podía ricidad.
cobijar, ni siquiera mínimamente, a la omisión.^^^ Ésta no es La concepción naturalista de la antijuricidad impedía no
la pura negación de la acción, el no actuar: casi siempre la sólo una correcta comprensión de la esencia de este concepto,
omisión tiene lugar mediante un hacer algo positivo (por ejem- sino también de su contenido. Si la antijuricidad se entendía
plo: huir ante un accidente de tráfico que se ha causado). La como lesión de bien jurídico, en sentido causal, no podía darse
esencia de la omisión no es negativo-naturalística, sino negati- entrada en su seno a ninguna clase de elementos subjetivos, ya
vo-normativa. Consiste en no realizar la conducta "esperada" que de éstos no depende la presencia de la lesión causal, que
por la norma, como suele decirse, o, más precisamente, la con- podrá concurrir aunque aquellos falten. Pero la conclusión a
ducta "debida". Pues bien: esta dimensión normativa de la que se llegaba era altamente insatisfactoria: el tomar una
omisión no podía ser aprehendida por el concepto naturalístico cosa mueble ajena sin el consentimiento de su dueño había de
de acción, por la sencilla razón de que la acción "debida" no es ser siempre antijurídico, incluso cuando faltase el ánimo de apro-
susceptible de percepción sensorial. Lo que ésta descubría en la piación y el de lucro; y el examen de la paciente por el ginecó-
omisión era sólo un actuar, generalmente no pasivo, cuya ca~

140 Vid, K. LARENZ, Metodología de la Ciencia del Derecho, cit., pá- 142 Vid. P. SlNA, T)ie Dogmengeschickte des strafrechtlichen Be-
ginas 98 y s. griffs "Rechtsgnt", Basel, 1962, págs. 49 y ss.
141 Vid. H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., págs. 155 y 157, 143 Así, K. LARENZ, Metodología, cit., pág. 99.
III. A l e m a n i a y la h i s t o r i a del método dogmático 231
230 Evolución del método de la Ciencia P e n a l
que pueda concurrir, en forma de representación del peligro,
logo podía dar lugar a un hecho antijurídico aunque sólo guiase sino el momento noi^mativo de infracción de la norma de cui-
al médico finalidad terapéutica.
dado. La "imprudencia" es siempre, pues, un concepto norma-
Por último, la metodología positivista cerró las puertas a
tivo, cuya esencia no era capaz de aprehender una teoría natu-
una concepción unitaria de la culpabilidad. Su esencia se vio
ralista de la culpabilidad anclada únicamente en el nexo-psicoló-
en constituir el nexo de unión psicológico entre el hecho antiju-
rídico y su autor (teoría psicológica de la culpabilidad). Consti- gico quasi-causal.^^"^
tuía, por así decir, el parangón en el plano de lo subjetivo de Podría resumirse todo lo anterior en la conclusión siguiente:
lo que ia relación de causalidad representaba en lo objetivo. la metodología naturalista del positivismo cerraba las puertas
A la relación (objetiva) de causalidad debía añadirse la relación a una adecuada comprensión de la esencia correspondiente a las
psicológica quasi-causal del dolo o la culpa.^^^ Coherente con el categorías centrales de la teoría del delito. Ni siquiera la intro-
pensamiento causal naturalístico, ello llevaba a identificar la ducción de la idea de "fin" y de aproximación a la realidad
culpabilidad con el dolo o la culpa que no se limitaban a formar empírica, operada por la dirección naturalista de von LlsZT,
parte de la culpabilidad, sino que eran la culpabilidad. Este bastaba — a diferencia de lo que durante largo tiempo se pensó
era el sentido de la designación de dolo y culpa como las "espe- respecto de la jurisprudencia de intereses en la metodología
cies" de la culpabilidad (Schuldarten), y no sólo como "formas" jurídico-privada — a las exigencias de la dogmática penal. Es
de culpabilidad (SchtddforTYien) .^'^^ muy posible que ello facilitase la más pronta recepción en nues-
En una tal concepción no encontraban adecuado asiento ni t r a disciplina de los aires de renovación metodológica que sur-
la imputabilidad ni las ''causas de exclusión de la culpabilidad'' gieron del neokantismo.
(como el miedo insuperable), porque no afectaban a la relación 6) El abandono del pensamiento positivista en la metodo-
psicológica del autor con su hecho. El único criterio unificador logía jurídica fue, como suele suceder, un reflejo del rechazo
se veía en el dato externo de que también estos elementos ha- operado a nivel filosófico general de la actitud "antifilosófica"
cían referencia a lo subjetivo, frente a los objetivos que inte- que había inspirado la segunda mitad del siglo xix. A partir de
graban la antijuricidad. Pero con ello se venía a contradecir la última década del pasado siglo se sintió una fuerte reacción
inevitablemente el concepto psicológico de culpabilidad de que contra la mentalidad positivista, muy diversa en sus concretas
se partía, limitado, como se ha visto, a la conexión psicológica. manifestaciones, pero coincidente en un punto: el retorno a la
A esto se añadía un defecto que comprometía el núcleo mis- filosofía. Se acusa de estrechez y cortedad de miras al plantea-
mo de la concepción psicológica: en la culpa inconsciente faltaba miento positivista. "La misma palabra positivismo — escribe
toda relación psicológica entre el autor y el resultado lesivo F A S S Ó — , que había sido la orgullosa bandera de una sociedad
producido, pues ni siquiera concurría la representación de su pagada de las grandes conquistas de su ciencia, pasó a significar
probabilidad, a diferencia de la culpa consciente.^^^ Ésta era la esta limitación visual y cae en descrédito, hasta ser utilizada,
consecuencia más evidente. Pero un análisis detenido había de aun sin razón, para liquidar doctrinas molestas: exactamente
mostrar que ninguna de las modalidades de la culpa se explicaba como los positivistas habían hecho con la palabra metafísica
satisfactoriamente con arreglo a la concepción psicológica. Lo (o incluso con filosofía) ".i*^
esencial en el delito culposo no es nunca la relación psicológica 147 Tiene razón RODRÍGUEZ DEVESA, op. cit., pág. 368, cuando señala
que el solo hecho de que la dogmática siempre haya admitido a la culpa,
144 Como señala RODRÍGUEZ DEYESA, "además de la causalidad ma- junto al dolo, como clase de culpabilidad, revela que de hecho no ha podido
terial era preciso que hubiera una causalidad moral...'": Derecho Penal mantenerse nunca un concepto exclusivamente psicológico de la culpabili-
Español, Parte General, 1974, cit., pág, 367. dad, pues la culpa es inevitablemente normativa. A mi juicio, esto viene
145 Vid., por todos, R. MAURACH, Tratado, cit., 11, págs. 17 y ss.; a abonar la contradicción de la concepción psicológica de la culpabilidad
H.-H. JESCHECK, Lehrbiich, cit., pág. 155. con la admisión de la culpa: la forTnalización teórica de la culpabilidad no
146 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Una nueva concepción del delito, La doc- se correspondía bien con el contenido atribuido a esa categoría.
trina finalista, Barcelona, 1963, págs. 28 y s.; R. MAURACH, Tratado, cit., 148 Cfr G.. FASSÓ, Storia della filosofía del diritto, III, Bologna, 1970,
II, págs. 18 y s.; J. M." RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho Penal Español, Parte
General, cit., 1974, pág. 368. página 262.
232 Evolución del método de la Ciencia Penal III. Alemania y la historia del método dogmático 233

Dos direcciones podrían mencionarse como origen del aban- respecto del concepto positivista de ciencia. No se fijó en la
dono del positivismo en el método jurídico-penal. Por una parte, diferencia de objeto, sino de método. La ciencia del Derecho,
el historicismo de DILTHEY, por otra parte, el neokantismo. como las demás ciencias del espíritu y como las ciencias positi-
Ambas corrientes coincidían en perseguir un giro en el concepto vas, debe su carácter científico a la utilización de un determinado
de "ciencia" que permitiese calificar de "científicas" las disci- método que reúne ciertos requisitos. Por encima de esta coinci-
plinas relativas a la conducta humana, sin necesidad de reque- dencia genérica, el método propio de las ciencias del espíritu
rir para ellas las notas propias de las ciencias en sentido posi- no puede coincidir con el empleado por las ciencias positivas.
tivista (aparte de la lógica y de las matemáticas, las ciencias Este planteamiento general fue desarrollado por vías muy dis-
experimentales). En otras palabras, querían ampliar el estrecho tintas en las dos direcciones que siguió el neokantismo alemán:
concepto positivista de ciencia, de modo que cupiesen en él no la Escuela de Marburgo y la Escuela Sudoccidental alemana.^'^^
sólo los hechos perceptibles por los sentidos y su observación, La primera, representada a nivel filosófico general por COHÉN
sino también los fenómenos espirituales y la comprensión de y NoTARP, se reflejó en la metodología jurídica gracias a la
su esencia específica. Pero tal objetivo común era abordado por importante obra de STAMMLER, que suele considerarse el inicio
las dos corrientes referidas desde distintos puntos de vista. El de la actitud metódica contemporánea en la ciencia jurídica
historicismo de DILTHEY buscó distinguir las dos clases de alemana.i'Si Su influencia en la metodología jurídico-penal fue,
ciencias por razón de su diverso objeto, mientras que el neokan- sin embargo, escasa. E n cambio, la filosofía de los valores de la
tismo subrayó la necesidad de diferenciarlas a través de su Escuela Sudoccidental Alemana, iniciada por WINDELBAND y
método. propulsada por RICKERT como fundamento de las ciencias del
DILTHEY trata de fundamentar el conocimiento científico espíritu en general, y llevada a la metodología jurídica por
de la historia y de la sociedad. Siguiendo el camino trazado LASK, RADBRUCH y SAUER, tuvo tan amplia repercusión en nues-
por WUNüT, acude para ello al concepto de "ciencias del espí- tra parcela,^^^ que permitió una reestructuración general de la
ritu" (su obra Capital se tituló: Einleitung in die Geisteswis- teoría del delito.
senschaften (1883). El objeto de las mismas lo constituyen las
"vivencias" (Erlebnisse) humanas histérico-sociales, cuyo aná- 150 La teoría p u r a del Derecho de KELSEN también tiene orígenes
lisis ha de permitir la "comprensión" de la historia. Dentro de kantianos, en cuanto p a r t e del radical dualismo de " s e r " y "deber ser"
(así: A r t h u r KAUFMANN-W. HASSEMER, Grundpróbleme dcr zcAtgenossischen
las ciencias del espíritu distingue dos clases: Las "ciencias de los Rechtspküosophie und Rechtstheorie, Franlcfurt, 1971, pág. 46). Pero no
sistemas de cultura" y las "ciencias de la organización esterna se incluye en el neokantismo ortodoxo porque su distinción de " s e r " y
"deber s e r " no equivale a la de "materia" (realidad empírica) y "forma"
de la sociedad". Las primeras contemplan las manifestaciones (a priori) de que p a r t e toda metodología neokantiana. E n efecto, p a r a
sociales producto de la libre determinación del individuo: el KELSEN el "deber ser" no es el ámbito de lo a priori del conocimiento (ju-
arte, la religión, la filosofía, la ciencia. Las segundas se refieren rídico), sino la esfera que suministra la específica "materia" del Derecho;
las normas jurídicas (frente a la realidad no normativa, que es en KELSEN
a instituciones objetivas que agrupan a individuos incluso con el " s e r " ) . E l planteamiento de KEI.SEN no es más que una modalidad del
independencia de su voluntad: la familia, el Estado, y la Iglesia. positivismo normativista, que p a r t e del concepto positivista de ciencia. E s
por esto que su objetivo es la contemplación de las normas (del "deber
Al Derecho asigna DILTHEY una posición intermedia, como víncu- ser") como datos empíricos t a n "naturalísticos" como la realidad objeto
lo de unión de la organización social con el sistema de cultura: de las ciencias naturales, y ello con arreglo a la metodología excluyente de
constituye la expresión objetiva, institucionalizada, un hecho toda valoración característica de l a s ciencias positivas. No es, por ello,
exacto que la teoría pura del Derecho coincidiese con el neokantismo de la
de la conciencia.1^^ Escuela de Marburgo en combatir al positivismo, como, sin embargo, afirma
J. M." STAMPA BEAUN, Introdiicción, cit., pág. 67.
El neokantismo recorrió un camino distinto para funda-
mentar el concepto de ciencias del espíritu con independencia 151 Así, W. SAUER, Juristische Methodenlehre, Stuttgart, 1940, re-
impresión fotomecánica Scientia Verlag, Aalcn, 1970, pág. 596.
152 Desde la metodología jurídico-penal se produjo una importante
bibliografía, entre la que destaca: E . SCHWINGE, Teleologische Begriffs-
149 Así lo interpreta G. FASSO, Storia della filosofía del diritto, cit., hildung im, Strafreckt, 1930; E . WOLFF, Strafrechtliche Schuldlehre, 1928;
páginas 264 y s. GKÜNHUT, Begriffshildung und Rechtsanwendung im Strafrecht, 1926.
234 Evolución del método de la C i e n c i a Penal III. A l e m a n i a y la h i s t o r i a del m é t o d o dogmático 235

Ambas direcciones, la de Marburgo y la Sudoccidental ale- "explicar la dogmática jurídica como ciencia e impedir que se
mana, coinciden en su punto de partida epistemológico. Como le reproche que científicamente carece de valor". Las específicas
neokantianas, arrancan del dualismo gnoseológico de noúmeno formas a priori del conocimiento propio de la ciencia del De-
y fenómeno, de forma y materia. La "cosa en sí" (noúmeno) no recho son las "formas p u r a s " del pensamiento jurídico, que
es susceptible de aprehensión por el conocimiento humano, sino posibilitan la aprehensión, en su específico sentido jurídico,
sólo en su manifestación espacio-temporal, como "fenómeno" de la "materia" representada por el contenido de las normas del
aprehensible por los sentidos. Y el fenómeno ofrece solamente Derecho positivo. Si estas formas jurídicas puras condicionan
la "materia" del conocimiento, que precisa la adición de las todo conocimiento jurídico particular, encuentran, a su vez, su
"formas a prioñ" constituidas por las categorías del entendi- "unidad condicionante" en el a priori jurídico fundamental: el
miento. De la aplicación a la "materia" — dato empírico espacio- concepto de Derecho, "del que depende toda posibiUdad de de-
temporal — de las categorías del entendimiento — formas a finir como jurídico un problema especial". Si la validez de las
priori — surge el conocimiento de la realidad empírica. Los neo- ciencias naturales se basa en el carácter a priori de las catego-
kantianos coinciden con KANT en reputar este proceso necesario rías del entendimiento, la presencia de las formas jurídicas
y suficiente para las ciencias "positivas": la lógica y las mate- puras a priori garantiza el carácter científico de la dogmática
máticas fundan su validez en la naturaleza apriorística de jurídica. Estas formas jurídicas, tanto como las categorías del
espacio y tiempo; las ciencias experimentales son válidas en entendimiento, permiten lo único esencial al concepto de cien-
cuanto suponen la aplicación de las categorías a priori del enten- cia : "el ordenar fundamentalmente unitario de nuestro mundo
dimiento a la materia fenoménica suministrada por el mundo de las ideas". Pues ambas clases de formas a priori sirven a la
empírico. Pero, mientras para KANT fuera de estas dos posibi- función de unificar contenidos particulares de conciencia pro-
lidades no hay lugar para el conocimiento científico, sino sólo cedentes de la experiencia (a posteriori) ^^^
para la metafísica — he ahí el sentido de la crítica de la razón La diferencia que para STAMMLER separa las ciencias natu-
p u r a : trazar las fronteras de ciencia y filosofía—, los juristas rales de la ciencia del Derecho reside, pues, en el modo de
neokantianos intentaron llevar el conocimiento científico más conocimiento. Ello es una constante característica del neokan-
allá, para dar cabida a las ciencias del espíritu. tismo. Pero la necesidad de diferenciación de métodos nace de
Simplificando, podría resumirse el planteamiento neokan- la diversidad de los objetos a analizar o, por lo menos, de los
tiano en los términos siguientes: si las ciencias experimentales aspectos que de ellos se contemplan. Todos los contenidos de la
suponen la aplicación a la materia empírica de las categorías experiencia tienen de común el constituir "materia" que requie-
del entendimiento, las ciencias del espíritu requieren la subsun- re la aplicación de formas a pHori que completan la síntesis en
ción de aquella materia empírica bajo otro tipo de. categorías que el conocimiento consiste. Éste es el sentido en que antes
a priori, específicas de esta clase de ciencias. Las ciencias natu- dije que los objetos de las ciencias de la naturaleza y las del
rales y las espirituales no se distinguen pues, por su objeto espíritu coinciden para los neokantianos. Pero esta identidad
— en ambos casos la misTna materia fenoménica —, sino por de naturaleza en el objeto no puede, obviamente, excluir que
las categorías a priori mediante las cuales el hombre puede to- ambas clases de ciencias se ocupen de objetos distintos o de dife-
mar conocimiento de él. E n este sentido se ha dicho más arriba rentes aspectos de los mismos. Así, la ciencia del Derecho se
que para los neokantianos las dos clases de ciencias no se ocupa de una determinada manifestación del espíritu humano
diferencian por razón de su objeto, sino por su méíofZo. E n el y no de hechos de la naturaleza. Esto lleva a STAMMLER a dis-
mismo sentido se afirma que en esta concepción el método deter- tinguir entre dos modos diversos del conocer científico: el "per-
mina el objeto.^i^^ cibir" y el "querer". El primero basta a las ciencias de la
a) STAMMLER partió de este planteamiento en su intento de
154 Vid. K. LARENZ, Metodología, cit., págs. 99 y ss.; G. FASSÓ, Sto-
ria della filosofía del diritto, cit., III, págs. 26& y ss.; R. ZIPPELIUS, Das
153 Así, R. ZiPPELius, Das Wesen des Beckts, c i t , pág. 2 1 . Wesen des Rechts, cit., págs. 20 y ss.
Evolución del método de la Ciencia Penal i n . Alemania y la .historia del método dogmático 237
236
naturaleza, porque se ocupan sólo de esclarecer relaciones cau- b) La Escuela Sudoccidental alemana partió de la filosofía
sales (causa-efecto). En cambio, la ciencia del Derecho requiere de WiNDELDAND y alcanzó su máximo representante en Ric-
el otro modo de conocer, el "querer", puesto que intenta apre- KERT.156 Su objetivo central fue la fundamentación de un método
hender conexiones de medio a fin. La ciencia del Derecho es, específico para las ciencias del espíritu, entre las que se incluyó
pues, una "ciencia final", frente a las ciencias naturales, de a la ciencia del Derecho. En el planteamiento de RICKERT las
naturaleza causal.i^^ Ahora bien, importa evitar una impor- ciencias "histórico-culturales" se diferencian de las naturales
tante confusión: para STAMMLER, como neokantiano, la "fina- en dos puntos: lógicamente, en la formación del concepto, y
lidad" y la "causalidad" no son características propias de la materialmente, en la relación en que sus objetos se encuentran
"materia" correspondiente a los dos tipos de conocimiento cien- respecto de los valores.
tífico, sino que son aportadas a priori por la mente humana. Al primer criterio diferenciador dedicó RICKERT su obra Die
Lo contrario confundiría el planteamiento neokantiano con el Grenzen der naturwissenschaftlichen Begriffshildung (1926).
fenomenológico o, en general, ontologicista, que había de apa- Su tesis más importante es que la formación del concepto pro-
recer más tarde como intento de superación del subjetivismo pia de las ciencias naturales es gener atizador a, por lo que no
kantiano. sirve a los fines de individualización que persiguen las ciencias
La construcción de STAMMLER va mucho más allá de las históricas. Las ciencias naturales operan la simplificación de la
premisas metodológicas referidas. Su importancia en la filoso- realidad, en busca de las "características que cada objeto con-
fía del Derecho no se corresponde, sin embargo, con la que posee creto tiene de común con otros. No se busca lo individual y repe-
— mucho menor — para la dogmática del Derecho penal, por tible, sino lo que de generahzable hay en cada objeto. Éste es
lo que no es preciso aquí entrar a considerarla con mayor de- el camino para la obtención de leyes generales, que valgan para
talle. Si se ha hecho alusión a las bases de la metodología de el mayor número posible de objetos particulares. Pero con ello
STAMMLER es porque puede tomarse como punto de partida de la se escapa a la ciencia una parte de la reahdad, puesto que no
filosofía de los valores de la Escuela Sudoccidental alemana. Con alcanza a toda la realidad, sino sólo a "la realidad con respecto
ésta coincide en los dos puntos básicos examinados: 1.*^ La con- a lo general". Se produce, de este modo, la "supresión del carác-
cepción del conocimiento como síntesis de "materia" y "forma"; ter individual de la reaUdad dada". Para aprehender el aspecto
2.^ La distinción de las ciencias del espíritu — y dentro de ellas de individualidad propio de cada objeto de experiencia debe acu-
la ciencia del Derecho — respecto de las ciencias naturales en dirse a la formación conceptual característica de las ciencias
base a la diversa naturaleza de las ''formas a priori" que condi- históricas. Éstas no buscan lo generalizable de cada objeto, sino
cionan sus respectivos modos de conocimiento.'''^^''' lo que tiene de individual. El hecho histórico interesa a la cien-
cia en cuanto hecho "único". Ello no significa que todos los
caracteres individuales del objeto tengan relevancia para la
155 Vid. K. LARENZ, Metodología, cit., págs. 100 y ss. historia: la ciencia debe seleccionar sólo las características "fun-
155 bis La principal diferencia entre el neokantismo de STAMMLER
y el de la Escuela sudoccidental alemana es que aquél se propuso exponer damentales". Pero el criterio de selección es opuesto al mane-
la estructura forn>,al del conocimiento científico-jurídico, mientras que ésta jado por las ciencias naturales, puesto que no importan a la
llenó de contenido "valorativo" las estructuras formales de ese modo de historia las características comunes a muchos hechos, sino las
conocimiento. RADBRUCH lo expresa con gran claridad, al escribir que la
teoría del derecho justo de STAMMLER "es sólo un método que no desarrolla que hacen "relevante" a un objeto en su uniquicidad (Einma-
ningún sistema de Filosofía del Derecho" (...) "Adquiere la validez^ ge- ligkeit).
neral de sus conceptos a costa de su carácter puramente formal. Asi, es
menos una Filosofía jurídica, que u n a lógica de la Filosofía del Derecho;
una teoría del conocimiento de la consideración valorativa del derecho; una pleno de decididos juicios de valor": Cfr. G. RADBRUCH, Filosofía del De-
crítica de la razón jurídica; unos cimientos de utilidad poco común para recho, 4." ed., trad. española, Madrid, 1959, pág. 37.
toda filosofía del derecho posible, pero todavía no el edificio mismo. Aquí 156 Vid. A r t h u r KAUFMANN-W. HASSEMER, Grundpróbleme, cit., pá-
— en la obra de RADBRUCH — se insertan los esfuerzos de aquellos que... ginas 58 y ss._; K. LARENZ, Metodología, cit., págs. 107 y ss.; G. FASSÓ,
quisieran arrancar a la Filosofía del Derecho del círculo de las investiga- Storia della Filosofía del Diritto, cit., III, págs. 266 y ss.; R. ZIPPELIUS,
ciones incesantes sobre su propio método, para constituirla a un sistema Das Wesen des Rechts, cit., págs. 21 y s.
238 Evolución del m é t o d o de la Ciencia P e n a l n i . A l e m a n i a y la h i s t o r i a del m é t o d o dogmático 239
P a r a dar respuesta a las preguntas que inmediatamente se Conocimiento individuahzado y de hechos referidos a valor
suscitan: ¿Cuándo es relevante un hecho para la historia? ¿Qué fueron las dos características del método aplicado al Derecho
aspectos de su individualidad son interesantes para el historia- penal durante la época que JESCHECK llama "neoclásica".^^^ El
dor?, RiCKERT ha de introducir el concepto de valor. La rele- puente que facilitó la irrupción de las ideas de RiCKERT a la
vancia o interés histórico de un hecho depende de los valores dogmática jurídico-penal fue iniciado por LASK, al apHcar al De-
que se sustenten. Pero ello no supone que el historiador deba recho el punto de vista de la Escuela Sudoccidental alemana,
valorar: a la ciencia, aunque sea histórica, no le es lícito emitir y, sobre todo, por RADBRUCH, quien reunía la cualidad de pena-
juicios de valor subjetivos. El historiador debe limitarse a "re- lista junto a la de filósofo del Derecho.
ferir a valores" los hechos que estudia. Significa que ha de LASK incluyó a la ciencia del Derecho entre las ciencias cul-
seleccionar aquellos hechos y aspectos que merecen atención turales. Su originahdad consistió, en este punto, en distinguir
desde determinadas perspectivas valorativas. RICKERT remite, dos aspectos bien diferenciados en el seno de la ciencia del
con ello, a los valores dotados de "vahdez fáctica" en la comu- Derecho. Según tomase al Derecho como "factor cultural real"
nidad cultural a que pertenece el historiador, frente al cual o como "complejo de significaciones", aparece como "teoría so-
aparecen como datos de la experiencia empírica. E n cualquier cial del Derecho" o como "ciencia dogmática del Derecho".
caso, la "referencia a valores" es para RICKERT — sobre todo Ambas son culturales, pero sólo la segunda aprehende el Derecho
en las ediciones posteriores de su obra Kulturwissenschaft und positivo en su especifidad normativa.^^^ El mérito de LASK es
Naturwissen-schaft — el elemento material que distingue a las haber iniciado las bases del específico método cultural que co-
ciencias culturales de las naturales.i^'^ rresponde a la dogmática jurídica. Si RICKERT había señalado
Este aspecto material, más tal vez que el formal de la dis- que el objeto de toda ciencia cultural se refiere a valores, LASK
tinta formación — generahzadora o individualizante — del con- descubre el carácter teleológico de los valores a que se refiere
cepto, había de influir especialmente en la ciencia jurídico-penal. el Derecho, cuando afirma que la formación jurídica del con-
Pues, mientras que — como reconoce el propio RICKERT — la cepto se halla siempre "teñida teleológicamente".^^^ Sobre esta
dogmática jurídica ha de servirse a veces de la formación gene- base construiría SCHWINGE un planteamiento metódico "teleo-
rahzadora del concepto, versa siempre sobre hechos referidos lógico", en torno a una concepción finalista del bien jurídico
a valor: las normas jurídicas. Por su importancia para nuestra como eje de la interpretación jurídico-penal.^^^
metodología importa subrayar el significado atribuido por R I C - Pero LASK se ocupó solamente de señalar la referencia a
KERT, como los demás neokantianos de la Escuela Sudoccidental valores y fines inherente a lo jurídico, sin desentrañar el con-
alemana, a la naturaleza valorativa de las ciencias culturales. tenido de los mismos. Tal labor sería acometida por RADBRUCH,
No se crea que con ello se abandona la premisa neokantiana que, junto a M. E. MAYER y SAUER, tanto infiuyó en el método
según la cual las ciencias no se distinguen por su objeto, sino jurídico-penal. Mas su planteamiento neokantiano le impidió
por su método específico. RICKERT no entiende que el objetivo superar el relativismo valorativo, que expresamente erigió en
de las ciencias culturales encierre valores, sino sólo que se halla bandera de una filosofía jurídica lihersd.^'^^ Por eho, se contenta
constituido por hechos "referidos a valor". Esto es: el cono-
cimiento de los hechos culturales es el producto de una síntesis 158 Cfr. H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., págs. 156 y ss.
categoría] de, por una parte, la "materia" suministrada por la 159 Vid. G. FASSÓ, Storia della Filosofia del Diritto, cit., III, pá-
gina 267.
experiencia, en la cual no se incluye el valor, y la "forma" 160 Cfr. K. LAEENZ, Metodología, cit., pág. 112.
a 7)riori, que es la que aporta a la síntesis del conocimiento el 161 Vid. J. M.' STAMPA BRAUN, Introducción, cit., págs. 91 y ss.
162 Así, el propio RADBRUCH en el Prólogo de la 4.° edición de su
significado valorativo de la materia empírica. El sujeto no des- Filosofía del Derecho, cit., págs. 4 y s. Vid., en el mismo sentido. Intro-
czibre el valor en la experiencia, sino que lo aporta a ella. ducción a la Filosofía del Derecho, Derecho natural y Justicia material,
2.' ed. de la trad. española de F . GONZÁIEZ VICÉN, Madrid, 1971, pág. 196.
Otra interpretación mantiene, en cambio, K. LARENZ, Metodología, cit., pá-
157 Vid. K. LARENZ, Metodología, cit., págs. 108 y ss. gina 113.
¿40 Evoíución del método de la Ciencia Penal III. A l e m a n i a y Ja h i s t o r i a d e l m é t o d o d o g m á t i c o 241

con señalar tres tipos fundamentales de concepciones valora- en un inevitable dvMismo de "ser" y "debe ser", de realidad
tivas sobre el Derecho — individualista, supraindividualista y empírica libre de valor y significado valorativo de la realidad,
transpersonal—, sin que la ciencia pueda decidir sus preferen- o, en terminología de RADBRUCH, de Stoff y Idee}'^'^ Este dua-
cias por ninguna de ellas."'^ Se sigue así el planteamiento neo- lismo irreconciliable se manifestó a lo largo de toda la teoría
kantiano de RiCKERT: las ciencias culturales no son "valora- del delito "neoclásica",i^^ producto de la metodología neokan-
tivas", sino "referidas a valores'*.^^'^ La conclusión que quería tiana. Así, mientras que la acción se siguió concibiendo en sen-
extraer aquí es que, al desarrollar una axiología material, RAP- tido causal, como en el esquema naturalista, se dio entrada a los
BRUCH no llega a dar el paso que más adelante, en otra meto- elementos subjetivos del tipo, siquiera con carácter excepcio-
dología, reclamaría W E L Z E L : abandonar el positivismo jurídico. n^\us iiis ;gj^ tanto se consideraba la resolución de delinguir en
RADBRUCH, como el neokantismo jurídico-penal, sigue anclado la tentativa uno de tales elementos subjetivos y se incluía en el
en una actitud metódica positivista. No lo contradice el hecho tipo de injusto, caso de llegarse a la consumación el dolo "pa-
de que este autor apelase ya a la Natur der Sache (naturaleza saba" a la culpabilidad, lo que constituyó una de las más famo-
de las cosas) como criterio orientador de la interpretación. Como sas bases de la crítica de W E L Z E L ; "¿Cómo podría depender de
señalan KÁUFMANN y HAPSEMER, para RADBRUCH la naturaleza que el disparo dé o no en el blanco, el que el dolo sea un elemento
de la cosa sólo cumple una función de relleno de las lagunas de \o injusto o de la culpabilidad?"^^^ Al mismo tiempo que se
legales y depende de la ley decidir cuándo tal función es lícitíi. empezaba por afirmar el carácter valorativo de la antijuricidad,
La superación del positivismo hubiese exigido algo más: que la se considei'aba antijurídico el caso fortuito, que únicamente
entrada en función de la naturaleza de la cosa no se hubiese excluía la culpabilidad.^'^^ Por último, aunque se pretendía haber
supeditado a la voluntad de la ley, sino que, al contrario, ésta se superado la teoría psicológica de la culpabilidad definiendo esta
hubiese condicionado a la Natur dcr Sachen''' categoría dogmática en función de su sentido normativo, se
Ello ha permitido a WELZEL afirmar que la filosofía del seguía incluyendo en ella el dolo y la culpa, como "componentes
Derecho ncokantiano fue una "teoría complementaria, del posi- psicológicas" de la culpabilidad."^
tivismo jurídico".^*''^ El concepto de "realidad" aprehensible por Estas contradicciones obedecen al carácter meramente "com-
la ciencia del Derecho era para los neokantianos idéntico al plementario", en el sentido más arriba indicado, con que el
positivista. La diferencia se hallaba en la cabeza del sujeto, neokantismo se presenta frente al positivismo. En la dogmática
encargado según el neokantismo, de aportar al proceso de cono- penal ello significó que no se quiso dcrrumliar el edilicio del
cimiento jurídico su significado de valoi'. Los neokantianos "com- delito construido por el positivismo naturalista de von LISZT
plementaron", pues el positivismo jurídico no modificando lo y BELTNG, sino sólo introducir rorrcrriones en el mismo. Es por
objetivo, sino añadiéndole lo subjetivo. Tal coincidencia de par-
tida con el positivismo no era casual. De la misma forma que 167 Aiinc)Uf! RADnRUCí! v a inr'i.s iillá ño In.i pi-cmisañ gnoseológicas;
del n e o k a n t i s m o al a d m i t i r q u e im HÓln la "Idea" influye en el "Stoff",
KANT había querido construir una teoría del conocimiento cien- .sino t a m b í i ' n lo c o n t r a r i o , "¡dcv." y "Stoff" s e ( í n c u e n t r a n en u n a r e l a c i ó n
tífico admisible para el empirismo, el neokantismo buscó una d i a l é c t i c a . Vid. C. R O X I N , Eiyit'í/f Hrnirrkiuif/'>i ziiru Vrriuilliiis ron Recktí^-
iílee iind. Rechi¡^<tioiJ tii dcr Syutemafik tni^crrn S/rafrrrhfft, on Gcdnchi-
fundamentación epistemológica de las ciencias del espíritu — y v>HHc}trÍft fiir <;. RAHIUÍHOH, (Jnl.Liujíi-n, JUr.H. juifí. :!(!(); A r l h u r K A U F M A N N -
del Derecho — que satisficiese al positivismo. Pretendió "supe- W, ITA.'Í.SEMEK. r,fin¡d)n-n>ijr),u\ cit., r'íiK. ''-I,
rarlo" sin contradecirlo, para lo cual se limitó a "completarlo" U;S Af^i la Ihinia II.-H, .lir.'^rM r:cK, l.rlirhnrli, cif., p;ií',s. '22 y s s .
U;s t)¡,'^ (Ii-.'iciiis a HK(;I.I-:I{, p r i m r r i > , y a M, M. MAVMIÍ y ^U-VICVAÍ. d c s -
subjetivamente, en el sentido indicado. jUH's: ( T r . K. ScnMUníAn.'-;i:K, Xiir Si/ntiinuíil,- ¡Irr V<-r¡irrr¡u-}isJ<'hri\ en
El resultado fue una solución de compromiso a])risionada GrdárhlvifiHchrifl fi'ir G. h'adhrur/i. cit., p.-ijc. l^T.'l.
mí) Vi'/. H . WET:/,I:L. P:I UKCVO HÍsfr„¡u d'd !),:r,'rhn ¡'.nal, lr;ul. cs-
pnfiola y nota.'; ile J . CKRKZO M I Ü , Uari'i-luna, líMM, \)Í\\ÍA. (\'Z y ^^.
1^3 Vid. G. RADBRUCH, Filosofía del Derecho, cit., p á g s . 38, 70 y s s . 170 J")i'fondiendo t o d a v í a l a jiosicii'ni ni'('cl¡i,';ii'a, ¡•i<¡. i',. R n n r i í n r i : /
Ifi4 Ibidem, p á g s . 7 y sa. MnUT¡iir,r,o. Comcntnrioií ai Gó<li¡/o ¡''•)iai cit... I, p:ÍK'^. •'^il'4 y H.'Í,
IPJV-, Arthur KAUFMANN-W- HASSEMER, Grundprohlcme, cit., pág. 64. 171 S e ñ a l a la contradiccii'in .1. CúltnnHA IVOUA, Ihni ¡nwrn rourc]>ri<\ii
K!6 C f r . H . W E L Z E L , Introdnccióv, cit., p á g s . 198 y s. (h'J drUln, clL, p á g . 3 1 .

S. Mlr Puíy.. — Introducción a his ti(u;os i!fl Pi^iTi-ho Vn:»)


242 Evolución del método de la Ciencia Penal i n . Alemania y la historia del método dogmático 243

ello que el concepto neoclásico de delito aparece como una mezcla lucro en el hurto o la intención lasciva en los abusos desho-
de dos componentes difícilmente conciliables: orígenes positi- nestos."'^
vistas y revisión neokantiana, naturalismo y referencia a El giro de un método naturalístico a un método valorativo
valores. había roto, en el fondo, la coherencia de la concepción de von
El concepto causal de acción, la separación de antijuricidad LlSZT y BELING, cuyas bases se querían, no obstante, mantener
y culpabilidad como las partes objetiva y subjetiva del hecho, en pie. Como señala RoxiN, la sistemática naturalista obedecía
respectivamente, la permanencia del dolo, de la culpa y del caso a un criterio de clasificación basado, en terminología de RAD-
fortuito en la culpabilidad, son continuación del planteamiento BRUCH, no en la Idee, sino en el Stoff,^'^^ esto es, no en el valor,
naturalista, que ve en la causalidad el factor esencial de la sino en el ser naturalístico. Al introducir en un tal esquema la
acción porque ese es el punto de vista de la observación empí- referencia al valor — a la Idee —, se vinieron a forzar sus posi-
rica, y divide el hecho en parte objetiva y parte subjetiva porque bilidades originarias y a contradecir sus postulados. ¿Cómo po-
ésta es la división que a primera vista aparece ante la percep- día seguirse manteniendo un concepto causal de acción cuando
ción sensorial. a la luz de su contemplación valorativa se reconocía que su
Fruto de la introducción de la metodología referida a valo- esencia era la finalidad?i" Y sobre todo, ¿no era contradictorio
res fueron, en cambio: La concepción de la acción como refe- seguir manteniendo la división del delito en partes naturalísti-
rida a valor — como "comportamiento humano"—, a través de cas, objetiva y subjetiva, una vez que se afirmaba que la dife-
la cual se quiso aprehender el sentido de la omisión y de accio- rencia material entre antijuricidad y culpabilidad no era natu-
nes como la de injuriar, en las que lo esencial no es la causalidad ralística, sino valorativa, y se encontraba en ser, respectiva-
sino factores normativos (la omisión no se explicaba, como pre- mente, juicios de desvalor sobre el hecho (¡todo el hecho!) y
tendió BELING, naturalísticamente, como "contención de los ner- sobre la formación de la voluntad!
vios motores": faltaba la referencia a la "acción esperada"; y La superación de estas contradicciones hubiese sido, proba-
la injuria no consistía en las manifestaciones sensitivas o visua- blemente — contra lo que opina WELZEL —, posible incluso a
les, sino en su significado valorativo de ofensa) ;^'^2 gi paso de partir de las propias premisas metodológicas del neokantismo.
una concepción del tipo como neutro al valor (BELING) a un tipo En el fondo, responden a una insuficiente revisión de las bases
entendido como vehículo formal de expresión del juicio de des- tradicionales a la luz de la idea de valor. No se consiguió llevar
valor propio de la antijuricidad, esto es, como "tipo de injusto", hasta el final la comprensión y ordenación de las categorías del
o como "antijuricidad tipificada"¡^"^^ la comprensión de antiju- delito con arreglo a una coherente simbiosis de valor y reali-
ricidad y culpabilidad como los dos juicios de valor esenciales dad, en que las categorías valorativas, siquiera concebidas sub-
en la teoría del delito, como dañosidad social y como reprocha- jetivamente, "informasen" totalmente, presidiéndola, la reali-
bilidad por la motivación contraria a la norma, respectiva- dad naturalística. Lo impidió la subsistencia de la visión cientí-
mente ;^'^^ el descubrimiento de la existencia de elementos subje- fico-natural propia del positivismo junto a la nueva perspectiva
tivos en el injusto, consecuencia de la esencia valorativa de la de las ciencias culturales. Así, por ejemplo, el concepto causal
antijuricidad — el juicio de desvalor no puede formularse a de acción no era una imposición de la realidad naturalística en
veces si no concurren elementos subjetivos como el ánimo de
175 Escribe E. MEZGER: "Aunque en principio el injusto representa
una lesión de intereses objetiva, ello no significa que esta lesión pueda
172 Vid. H.-H, JESCHECK, Lehrbuck, cit., pág. 157; E. MEZGER, Ti-a- determinarse siempre con independencia de la dirección «subjetiva» de la
tado, cit.. I, págs. 188 y ss. No puede, por ello, compartirse la apreciación voluntad" {Die subjektiven Unrechtselemente, en "Gerichtssaal", t. 89, pá-
de WELZEL, seguida por CÓRDOBA, de que el neokantismo siguió manejando gina 259), Vid. J. CÓRDOBA RODA, Una nueva concepción del delito, cit.,
un concepto de acción idéntico al naturalista de von LiszT y BELING : Vid. páginas 22 y ss.
J. CÓRDOBA RODA, Una nueva concepción del delito, cit., págs. 20 y 23. 176 Vid. C. ROXIN, Einige Bemerkungen zum Verhaltnis von Rechts-
173 Vid. E. MEZGER, Tratado, cit., I, págs. 362 y ss. idee und Rechtsstoff, cit., pág. 261.
174 Vid. H.-H. JESCHECK, Lehrbuck, cit., págs. 158 y s. 177 Así, sin embargo, E. MEZGER, Tratado, cit., I, pág. 191. Nota„
244 Evolución del método de la Ciencia Penal n i . Alemania y la historia del método dogmático 245

sí misma, pues para los neokantianos la realidad carece de toda que el neokantismo limite, como el positivismo, el objeto de la
forma, por lo que la "causalidad" no se encuentra en la acción, ciencia del Derecho penal al Derecho •positivo.^^'^ Sólo él consti-
sino que ya es una categoría del entendimiento humano. Lo que tuye un dato de la experiencia empírica, único modo científico
ocurre es que tal categoría caracteriza al conocimiento cientí- — he aquí la común herencia de KANT — de acceder a la reali-
fico-natural de la acción. Al seguir anclado en un concepto cau- dad. Los neokantiano suscribirían aquí el planteamiento de von
sal de acción, el neokantismo venía a vulnerar su propio punto LiszT: más allá de la reahdad empírica y, por tanto, más allá
de partida metódico: la independencia de las categorías de las del Derecho positivo, cabe sólo la "creencia", ámbito de la filo-
ciencias naturales y las espirituales. sofía, pero no de la ciencia.^^^
Para superar estas contradicciones metodológicas no le era, a
mi juicio, necesario al neokantismo abandonar sus bases epis- 4. El método del finalismo
temológicas subjetivistas.
Con esto me separo de la crítica de WELZEL al neokantis- Aunque la plenitud de las consecuencias del finalismo para
mo,^"^^ que consideraba las contradicciones del concepto neoclá- la teoría del delito no tuvo lugar hasta 1939, en el artículo de
sico de delito consecuencia de su metodología subjetlvista, a su- WELZEL, Studien zum System des Strafrechts,^^'^ y hasta des-
perar, según él, por un giro hacia una concepción ontologicista pués de la Segunda Guerra Mundial no pasa al primer plano de
y material de los valores. Más abajo habrá ocasión de examinar la atención de la ciencia jurídico-penal, las bases metodológicas
esta concepción metodológica propugnada por WELZEL. Ahora de este movimiento las fijó WELZEL ya en 1930, en su artículo
baste añadir a lo dicho que el subjetivismo neokantiano pudo Kausalitdt und Handlung^^'^ y las precisó y desarrolló en 1932,
influir en el mantenimiento de las contradicciones neoclásicas en Über Wertungen im Strafrecht}^^ y en 1935, en su famosa
solamente en forma indirecta: a saber, por la actitud relativista monografía Naturalismus und Wertphilosophie im Strafrecht.^^^>
que iba unida al neokantismo. Tal relativismo no justificaba Aparece, en lo metódico, como reacción frente al relativismo
abandonar el postulado neokantiano de separación de ciencias gnoseológico del neokantismo. Por ello, estimo preferible estu-
del espíritu y ciencias de la naturaleza — como ya se ha visto diar el finalismo a continuación de esa otra dirección metodo-
que se hizo —, pero indirectamente posibilitaba una actitud lógica, antes de hacer referencia al movimiento ideológico que
general de tolerancia frente al señalado dualismo de metodología acompañó los tiempos del nacional-socialismo, reflejado en lo
naturalista y valorativa. Una vez admitido el dualismo de reali- penal en la llamada Escuela de Kiel. Abona esta decisión siste-
dad amorfa y significado de valor, no repelía el dualismo de mática otra razón, no de menor importancia: mientras que la
naturalismo y valoración, que no era difícil confundir — como Escuela de Kiel corrió la misma suerte del régimen político a
WELZEL —• con el primero. que respondía, desapareciendo con él sin continuidad alguna,
Pero la crítica de WELZEL acierta en su punto de partida: el el finalismo representa el enlace de la metodología neokantiana
concepto de realidad neokantiano coincide con el positivista. Por con nuestros días. Hoy la Escuela de Kiel se halla totalmente
lo menos, es seguro que ello es exacto, si se toma como ejemplo
positivista a von LiszT. Como se vio más arriba, este autor de- 180 Así, H. WELZEL, Introducción a la Filosofía del Derecho, cit.,
página 197.
fiende el positivismo en base a la crítica de la razón pura de 181 Cfr. F . von LISZT, Die Aufgaben und die Methoden, cit., pági-
KANT.^''^ La diferencia estriba en las distintas categorías a priori na 297.
182 H. WELZEL, Studien zum System des Strafrechts, en "Zeit-
(valorativas) que el neokantismo atribuye a las ciencias del espí- schriít für die gesamte Strafrechtswissenschaft", 1939, t. 58, págs. 491
ritu. Pero la coincidencia en cuento al concepto de realidad hace y siguientes.
183 H. WELZEL, Kausalitat und Handlung, en "Zeitschrift für die
gesamte Strafrechtswissenschaft", 1930, t. 51, págs. 703 y ss.
178 Vid. J. CÓRDOBA. RODA, Una nueva concepción del delito, eit., pá- 184 H. WELZEL, über Wertungen im Strafrecht, en "'Geriehtssaar',
ginas 20, 34 y s. tomo 103, págs. 340 y ss.
179 Cfr. por ejemplo, F . von LlSZT, Die Aufgaben und die Methoden, 185 H. WELZEL, Naturalismus und Wertphilosophie im Strafrecht,
cit, pág. 297. Mannheim, Berlín, Leipzig, 1935.
246 Evolución del método de la Ciencia Penal III. A l e m a n i a y la historia del m é t o d o dogmático 247

abandonada y carece por completo de interés, salvo como admo- respuesta al neokantismo y sus resultados en las dogmáticas
nición de lo que debe evitar nuestra ciencia. E n cambio, el fina- jurídico-penal se extraen — como se ha visto — más adelante, a
lismo ha planteado una polémica de tal alcance, que su eco partir de 1939. Importa ahora explicar en qué sentido el fina-
resuena todavía en el centro de la actual dog^mática jurídico- lismo se presenta como superación del neokantismo.
penal. Nada se echa a faltar en las líneas generales de la evolu- La metodología neokantiana era subjetivista, en el sentido
ción que conduce al actual estado de la teoría del delito si se de que partía de la premisa de que el conocimiento científico,
suprime mentalmente el vergonzoso paréntesis irracionalista del ya sea propio de las ciencias de la naturaleza, ya de las ciencias
nacional-socialismo. Por el contrario, del mismo modo que no del espíritu, se halla condicionado por categorías a priori de la
cabría comprender la problemática que en nuesti'os días tiene mente del sujeto. Más arriba he insistido en este punto funda-
planteada la teoría del delito si se ocultase su origen natura- mental: para el neokantismo el conocimiento científico es una
lístico en von Lrs2T y BELING o su desarrollo neokantiano, síntesis de "materia", suministrada por la experiencia, y "for-
igualmente resultarían inexplicables la inmensa mayoría de los ma", aportada por las categorías mentales. La realidad feno-
Manuales alemanes más recientes ^^'^ y buena parte de la biblio- ménica desordenada y amorfa constituye la "materia" de todo
grafía que hasta ahora ha venido provocando la discusión siste- conocimiento científico, tanto para las ciencias naturales como
mática, si no se tuviese en cuenta el finalismo. para las culturales. La diferencia entre ambas clases de ciencias
El finalismo de WELZEL aparece por primera vez (en 1930) radica, pues, no en su objeto, sino en las distintas categorías
cuando el neokantismo domina la metodología jurídico-penal. subjetivas a priori que se aplican a un mismo objeto. E n este
Recuérdese que una de las obras básicas de esta dirección es la sentido se dice que, según esta concepción, no es el objeto, sino
de SCHWINGE, Teleologische Begriffshildung in Strafrecht, que el método, lo que diferencia las diversas clases de conocimiento
data precisamente de 1930.^s'' Sin embargo, el finalismo repre- científico. La consecuencia es que los valores no residen en el
senta un movimiento posterior tanto en la historia general de objeto mismo {libre al valor por amorfo), sino que constituyen
las ideas como en la evolución de nuestra ciencia. Surge como el resultado de la aplicación a él de las categorías a priori del
sujeto: los valores no provienen del objeto, sino del método, y,
lo que es más importante, no son objetivos, sino subjetivos. Por
186 A p a r t e del T r a t a d o de WELZEL, 11." ed., 1969 y el de STRATEN- esta vía, el subjetivismo epistemológico neokantiano llevó al
WEBTH, 1971, acogen esencialmente su sistemática el Tratado de JESCHECK
(2.° edición, 1972), el manual de WESSELS (5." ed., 1975), el de OTTO (1976), relativismo (gnoseológico) valorativo, tan fervientemente defen-
el de EocKELMANN ( 2 / ed-, 1975) e incluso el Studienbuch, de MEZGER-BLEI, dido antes de la segunda guerra mundial por KADBRUCH.
en su última edición a cargo de BLEI ( 1 6 / edición, 1975), El Tratado de
SciiMrDHAUSEB, 2." ed., 1975 sigue una sistematización original que preten- El subjetivismo metodológico y el relativismo valorativo
de una síntesis de eausalismo y finalismo. Sólo el Tratado de BAUMANN constituyeron los dos puntos que centraron la crítica de WELZEL
(7." ed., 1975) sigue fiel a la dogmática causalista.
187 Pero la obra de SCHWINGE no inicia la introducción del neokan-
al neokantismo. Aunque ambos aspectos, por ser uno conse-
tismo en el Derecho Penal. A p a r t e de la obra de GRÜNHUT, Begriffshild- cuencia del otro, se hallan íntimamente vinculados en el pensa-
ung und Rechtsanwendung im Strafrecht, de 1926, lo prueba que las ideas miento de ese autor, podrían, acaso, reputarse las bases sobre
de RADBRUCH, SAUEE y M. E. MAYER sean muy anteriores y que en la teo-
ría del delito se refiejase la metodología valorativa también con anterio- cuya crítica se levantan, respectivamente, su dogmática jurí-
i'idad: piénsese en la concepción normativa de la culpabilidad, iniciada ya dico-penal y su filosofía del Derecho. El paso del subjetivismo
en 1907 por FRANK y desarrollada por BELING en 1910 y, sobre todo, por
GOLDSCHMIDT en 1913 y FREUDENTHAL en 1922. Más bien cabe pensar, pues, al objetivismo constituye el fundamento metódico de la teoría
que la monografía de SCHWINGE viene a culminar en forma sistemática del delito desarrollada por el finalismo. La sustitución del rela-
el proceso de influencia del neokantismo, hasta entonces a menudo frag-
mentaria. L a exposición explícita y acabada de la metodología neokantiana tivismo valorativo por la afirmación de "verdades eternas" y
en la obra de SCHWINGE propició la revisión radical de sus bases. En efec- de "estructuras lógico-objetivas" es la clave de bóveda de la filo-
to, en el artículo de WELZEL, Strafrecht und Philosopkie, 1930, ya citado,
parece que la reciente aparición del libro de SCHWINGE constituye uno de sofía jurídica de WELZEL. Pero el abandono del subjetivismo
los motivos que justifican la ocasión de la respuesta de WELZEL : Vid. pá- gnoseológico neokantiano es, al mismo tiempo, el primer presu-
gina 27.
puesto de la filosofía antologista de ese autor, por lo que tal giro
248 Evolución del método de la Ciencia Penal III. Alemania y la historia del método dogmático 249
) metodológico es, como suele suceder, un factor previo que con- teiU) del Derecho Penal" (...) "Con ello nos hallamos en el
) diciona su total construcción. auténtico núcleo de la teoría de la acción final..." ^^^
•I La importancia de la metodología en la dogmática jurídico- El finalismo no es, pues, solamente una doctrina de la acción,
) penal fue destacada ya en 1930 por WELZEL en un trabajo que ni tampoco de la sistemática de los caracteres del delito. El
dedicó a la trascendencia de la Filosofía para el Derecho penal. finalismo es algo m á s : un reflejo en la dogmática jurídico-penal
En él empieza por afirmar que el análisis del objeto del Derecho de una actitud epistemológica. Esto explica que no sea lícito
>
penal viene presidido por exigencias metodológicas, y no vice- afirmar, como a veces se ha hecho, que todo aquel que incluye
") versa.'^^ Significa, más en concreto, que el análisis welzeliano el dolo en el tipo es, por esto solo, "finalista", de la misma forma
) de la acción — como objeto del Derecho penal — fue consecuen- que, como es evidente, no basta reconocer el carácter "final"
•)
cia del punto de partida metódico. La acción final no es, pues, de la acción para poder recibir aquél calificativo.
contra lo que pudiera pensarse, la base última de la doctrina de Esto último puede servir de ayuda para penetrar en la con-
W E L Z E L : no es más que una de las consecuencias de su metodo- cepción metódica del finalismo, distinguiéndola de posiciones
logía ontologista en la dogmática jurídico-penal. El mismo plan- distintas.
teamiento metodológico se refleja, como se ha visto, en una de- Uno de los representantes máximos del causalismo es, sin
•j terminada concepción iusfilosófica que pretende superar el posi- duda, MEZGER, quien ha levantado sobre esta base uno de los
\ tivismo jurídico. sistemas más acabados. Pese a ello, en su Grundriss se mostró
Pero es más: la doctrina final de la acción no es la única decididamente favorable al concepto final de acción: "También
J
manifestación de la metodología finalista. Es éste un aspecto el origen de la acción yace en este mundo de los valores y de
1 las consideraciones finalistas; y dicho origen crea así un con-
poco estudiado en que es preciso insistir. Junto a la finalidad
") de la acción, la concepción de la esencia de la culpabilidad como cepto final de la acción. No el suceder externo, no el hacer y el
^ reprochabilidad por haber podido el autor del injusto actuar de dejar hacer exteriores fundamentan la esencia propia del con-
) otro modo (la célebre fórmula del Anders-Handeln-Konnen) cepto de acción. Dicha esencia consiste más bien en el hecho
constituye el segundo pilar de la teoría del delito de WELZEL.'Síi de que aquel hacer y dejar hacer son uno y otro conductas
)
Pues bien: el "poder actuar de otra forma" constituye para ese enderezadas a una meta, a un fin, y como tales "animadas, im-
) pulsadas por la voluntad ".1^2 gg evidente que ME2GER viene a
autor una "estructura lógico-objetiva" anclada en la esencia del
) hombre, como ser responsable caracterizado por la capacidad coincidir con el concepto de acción del finalismo y, sin embargo,
•) de autodeterminación final con arreglo a sentido.^^'^ En otras no cabe ninguna duda de que no es "finalista". ¿Qué es lo que
'1 palabras, se trata, tanto como en la acción final, de una conse- diferencia a MEZGER del finalismo? No la concepción final de la
cuencia de la metodología ontologista de WELZEL de importancia acción, sino las premisas metodológicas. MEZGER es neokantiano,
)
capital para la teoría del delito. Tanto las "leyes de la estruc- lo que supone que parte del dualismo gnoseológico de "materia"
) tura de la acción" como los "principios de la culpabilidad" "son desordenada y "forma" suministrada por el sujeto. Ello hace
) independientes de las cambiantes modalidades de acción y cons- — creo que infundadamente, como expliqué más arriba — que
) tituyen las componentes permanentes (die bleibenden Bestand- considere al legislador desvinculado del concepto final ontoló-
gico: la finahdad no es para MEZGER una cualidad radicada
)
188 Vid. H. WELZEL, Strafrecht und Philopophie, publicado origina- en el ser, — amorfo —, sino atribuida por las categorías men-
\ riamente en "Kolner Universitáts-Zeitung", 12." año, 1930, núm. 9, pá- tales del hombre, por lo cual no cree poder vincular al legisla-
ginas 5 y ss., y más adelante como anexo al trabajo del mismo autor Vom
') Bleibenden und vom Vergdnglichen in der Strafrechtswissenschaft, Mar- dor a la esencia ("naturaleza de la cosa") de la acción. Es el
burg, 1964, págs. 17 y s. mismo planteamiento metódico que sirve a MEZGER de base para
189 Vid. H. WELZEL, Das deutsche Strafrecht, eit., 1969, págs. 142
y siguientes.
190 Vid. H. WELZEL, Introducción a la Filosofía del Derecho, eit., 191 Cfr. H. WELZEL, Vom Bleibenden imd vom Vergdnglichen, eit.,
páginas 33, 253 y 257. Del mismo autor, Vom Bleibenden und vom Vergdn- página 21.
glichen, eit., págs. 20 y s. 192 Cfr. E. MEZGER, Tratado, eit., pág. 191, nota.
250 Evolución del método de la Ciencia Penal i n . Alemania y la historia del método dogmático 251
negar que el hecho de que en la tentativa la resolución de con- del conocimiento resultante de la aplicación de tales categorías
sumar el dehto pertenezca al injusto obligue a deducir que a la experiencia sensible, pues la primera condición de la validez
también en el delito consumado el dolo pertenece al tipo: el científica — en el sentido de las ciencias naturales — de un co-
legislador es libre de resolver en sentido distinto el contenido nocimiento es que no pueda depender del punto de vista particu-
del injusto de ambos supuestos, porque no se halla vinculado lar de cada hombre.^^^ Pero cuando, con el neokantismo, se
por la naturaleza (ontológica y prejurídica) de las cosas.^^^ aplica el método de KANT a las ciencias del espíritu,^^^ las cate-
Las premisas metodológicas del finalismo son distintas. Si gorías del tipo de conocimiento de esta otra clase de ciencias
los neokantianos elevaron a máxima fundamental el principio no podían ser tan "objetivas" como las que regían el conoci-
según el cual el método, y no el objeto, determina el conoci- miento científico natural. El concepto de Derecho de STAMM-
miento, WELZEIJ invierte el planteamiento: el objeto determina LER — "voluntad vinculatoria, autárquica e inviolable", ^^^ ^'•^ pon-
el método. La tesis contraria de los neokantianos es, para W E L - go por caso, no era ni mucho menos indiscutible. Los valores
ZEL, inexacta incluso desde una correcta interpretación de la más concretos que los neokantianos deducen de la observación
epistemología kantiana. Según entiende WELZEL, los neokantia- del Derecho a la luz de lo que consideran conceptos jurídicos
nos creen que las cosas son como aparecen frente a cada uno de a priori son todavía mucho más "subjetivos". No en vano la
nosotros, verdaderos creadores de la forma en que se nos pre- crítica kantiana dejó a salvo sólo el carácter "científico"
sentan los objetos que conocemos. Con ello tergiversan el pensa- — "objetivo" — del conocimiento científico-natural. La aplica-
miento de KANT. Cuando éste dice que el entendimiento prescribe ción de sus principios más allá de esta esfera traiciona su pre-
a las cosas sus leyes, no se refiere, según WELZEL, a nuestro tensión de validez "objetiva". Se pasa del conocimiento de la
entendimiento humano, sino al entendimiento 'puro. Las catego- razón " p u r a " al de la concreta razón empírica de cada hombre.
rías no son formas de "nuestro" conocer, "puntos de vista", WELZEL repudia el giro subjetivista operado por el neokan-
m Denk-Brülen, sino condiciones a priori, esto es, puramente lógi- tismo aplicado a la ciencia del Derecho. Pero lo dicho muestra
cas, de la posibilidad de los objetos de la experiencia: "no dicen que tal oposición no ha de entenderse dirigida a KANT sino
nada sobre la índole (Art) de nuestra contemplación, sino sobre sólo a su interpretación subjetivista. Me atrevo a pensar que
la naturaleza (Artung) objetiva (legalidad) de los objetos".^^'* ello puede contribuir a explicar que WELZEL se esfuerce en
P a r a decirlo en una frase: WELZEL entiende que las categorías rechazar la interpretación de su giro objetivista como una con-
o, priori no son subjetivas, en el sentido de que puedan variar en secuencia de la Ontología de HARTMANN: Podría verse en el
cada hombre, sino objetivas para toda mente inteligente.
Esta interpretación no podía ofrecer problemas cuando el
195 Sobre el indicado carácter "objetivo", en el sentido de válido
esquema categorial de KANT se apHcaba sólo — como en la crí- p a r a todo hombre, del conocimiento categorial de la Crítica de la razón
tica kantiana — al conocimiento de las ciencias de la naturaleza. pura, Vid. J. VÉLEZ CORREA, Filosofía Tnoderna y conte-mporánea, Madrid,
Las categorías del entendimiento no podían concebirse más que 1965, págs. 84 a 86. P a r a KANT, escribe en la página 84, "la conciencia no
es un "yo" que se percibe a sí misma en la experiencia, como sustancia
en el sentido "objetivo" indicado, puesto que los conceptos for- real pensante, a la manera del "pienso" cartesiano, sino que es condi-
males de "causa", "sustancia", "realidad", existencia, etc., han ción noética..., o sea, un nexo de validez lógica...".
de coincidir necesariamente en toda inteligencia humana, hasta 196 Elio sin contar con que incluso las propias premisas del neo-
kantismo logicista de un COHÉN O de un NOTARP (Escuela de Marburgo),
el punto de que en tal hipótesis se basa todo el edificio kan- <tae no se refieren a las ciencias del espíritu, suponen ya una interpre-
tiano: sólo gracias a ella puede afirmarse el carácter científico tación subjetivista de KANT, al identificar "el conocimiento con su objeto,
la conciencia con el noúmeno", y al concebir el pensamiento como "pro-
ducción": vid. J. VÉLEZ CORREA, Filosofía, eit., págs. 217 y ss. La dife-
rencia entre el neokantismo logicista y el valorativo de la Escuela sud-
193 Sobre el argumento de la tentativa y del significado metodoló- occidental alemana es que al no acudir a ideas de valor, inevitablemente
gico de la posición de MEZGER frente a él, vid. H. WEI^ZEL, El nuevo sis- discutibles desde distintos puntos de vista axiológicos, el subjetivismo (lo-
tema del Derecho Penal, eit., págs. 65 y s., en especial la nota 15 de J, C E - gicista) del primero no restaba "validez objetiva" al conocimiento.
REZO M'IR, págs. 64 y s.
196 bis Cfr. R. STAMMLER, Tratado de Filosofía del Derecho, tra-
194 Vid. H. WELZEL, Strafrecht und Philosophie, eit., pág. 28. ducción española de W. ROCES, México, 1974, pág. 117.
252 Evolución del método de la Ciencia Penal III. Alemania y la historia del método dogmático 253

interés de WELZEL en negar su adscripción a HARTMANN — con se viene a rechazar la tesis de la 'función del método de con-
mayor fuerza aún a "la ontología de la antigua metafísica, figuración de la materia'. No ka de determinarse el objeto según
(precrítica) " — cierta aceptación de las premisas del criticismo el método, sino el método según el objeto. Ciertamente, hay
kantiano. Así parece confirmarlo el que insista en que HART- distintos métodos, pero no 'configuran' un mismo 'material'
MANN era considerado en 1920 un neokantiano, lo mismo que amorfo, sino que se refieren a distintos 'aspectos' del objeto.
HONIGSWALD — de quien dice haber tomado las ideas origina- En ningún caso nos es dado algo 'amorfo' que requiera ser
rias, como se verá más adelante —. Más aún, el que para "de- configurado ulteriormente, sino que es nuestro saber del objeto
fenderse" de la acusación de ontologismo acrítico traiga a cola- lo que primero es 'amorfo' y paulatinamente se 'configura'. "^^^
ción "el principio supremo de todos los juicios sintéticos" de La autonomía de las ciencias del espíritu respecto de las
KANT, de que "las condiciones de la posibilidad de la experiencia naturales no se basa, pues, para WELZEL, en un distinto método,
son al mismo tiempo condiciones de la posibilidad de los objetos sino en su objeto o en distintos aspectos de un objeto común.
de la experiencia" (parágrafo 24 de la Crítica de la razón pura), Tal premisa le sirve de base para afirmar que, mientras las
para afirmar a continuación: "De él se deduce que las categorías ciencias naturales contemplan la realidad en su aspecto causal,
del conocimiento son también categorías del ser, es decir... la ciencia del Derecho, como la moderna Psicología, se refiere
ontológicas.'"^^^ t^^ Por último, a un ascendiente kantiano po- a acciones humanas, en cuanto caracterizadas no por la causa-
dría obedecer la denominación de "estructuras íósf-ico-objetivas", lidad sino por la "intencionalidad" o, como diría más adelante,
con que designa las estructuras del ser. De otro modo, le hu- la ''finalidad". Con ello viene a postular la ciencia del Derecho
biese bastado llamarlas "estructuras objetivas". penal la necesidad de distinguir dos órdenes de lo real (no de la
Ya se ha anticipado varias veces que frente al subjetivismo mente humana) : el "orden del suceder" (Ordnung des Gesche-
metodológico de los juristas neokantianos "WELZEL opone la hens) y el "orden del pensar" (Ordnung des Meinens). La distin-
necesidad de volver a una epistemología objetivista. El cono- ción procede del filósofo Richard HONiGSWALD (Grundlagen der
cimiento no puede entenderse como configuración de un objeto Denkpsychologie) y vino a recoger el nuevo planteamiento que
por el modo en que lo contemplamos. Tal conocimiento dejaría de la Psicología se hizo en la década de los años 20, que deter-
de ser tal, para convertirse en una "transformación (Umande- minó la ruptura con la antigua Psicología mecanicista, de ele-
rung) y, por tanto, en una "falsificación" de lo objetivamente mentos y asociaciones, y el descubrimiento de la conexión no
dado. Conocer sólo puede ser comprensión del objeto tal como es. mecánica, sino ajustada a sentido, de los procesos anímicos.^^®
Ello tiene como consecuencia que el objeto del conocimiento La más importante conclusión que WELZEL deduce de la asig-
propio de cada ciencia es siempre el mismo y no varía según nación al Derecho penal del "orden del pensar" es el carácter
la clase de "formalización" operada por el método respectivo. final de la acción. La dogmática jurídico-penal se ocupa de la
Lo que ocurre es que cada ciencia considera aspectos particu- misma acción humana que las ciencias naturales, pero se inte-
lares de un mismo objeto. Los diversas ciencias no "informan" resa por un aspecto distinto de ella: mientras que a las ciencias
de distinto modo una "materia" sino que, por el contrario, cada naturales importa la acción humana como fenómeno sujeto a las
una abstrae aspectos específicos del objeto definitivamente "for- leyes causales (como hecho "natural"), la ciencia jurídico-penal
mado". Ésta es la razón por la que los resultados de una ciencia aborda la acción en su especifidad espiritual, esto es, como defi-
no pueden contradecir los obtenidos en otra: "sólo hay una nida por la idea de finalidad conforme a sentido, por la "concien-
verdad, y lo que es cierto en una ciencia ha de encontrar tam- cia de sentido" (Sinnbewusstheit).^^^ El concepto naturalístico
bién en las otras su lugar".^^'^
WELZEL resume lo anterior con estas palabras: "Con ello 198 Ibídem, pág. 29.
199 Así lo ha destacado en 1960 el propio WELZEL en el Prólogo a
la 4." edición de Das neue Bild des Strafrechtssystems: vid. la traducción
196 ter Vid. H. WEt,zEL, El nuevo sistema, eit., pág. 13. española de CEREZO, cit., pág. 12.
197 Cfr. H. WELZEL, Strafrecht und Philosophie, cit., págs. 28 y s. 200 Vid. H. WELZEL, Strafrecht und Philosophie, cit., pág. 30; Das
254 Evolución del m é t o d o de la Ciencia P e n a l III. A l e m a n i a y la h i s t o r i a del m é t o d o dogmático 255
de acción, como proceso causal, no sirve, pues, a la dogmática de sus bases metodológicas. Con mucha mayor razón escapará
jurídico-penal, que ha de partir de un concepto distinto de ac- a estas líneas el examen, siquiera somero, de la teoría del delito
ción. Pero tal dualidad de conceptos no proviene de un distinto del ñnalismo.204 Aquí importa, en cambio, esclarecer la tras-
-método de ambas ciencias, sino de diversos aspectos ubicados cendencia metodológica de las "estructuras lógico-objetivas".
en el ser de la acción. La acción es causal y es final si67npre. WELZEL no se limita a afirmar contra el subjetivismo neokan-
Lo que ocurre es que las ciencias naturales la contemplan en tiano que tales estructuras residen en las cosas, y no en nuestra
el primer aspecto y la dogmática jurídico-penal — como la psi- mente. Su significado va más allá: vinculan al legislador y, por
cología — en el segundo. Esto es lo que permite a WELZEL afir- supuesto, a la dogmática.^'^^
mar que la acción final es un concepto prejurídico,^'^^ una He aquí el postulado finalista de mayor trascendencia meto-
"estructura lógico-objetiva".^^^^ dológica: la dogmática jurídico-penal deberá contar siempre
La segunda consecuencia del enfoque metódico de WELZEL con una limitación que trasciende al Derecho positivo, para ha-
está íntimamente relacionada con la anterior, hasta el punto de llarse radicado en la "naturaleza de las cosas". Deberá respetar
apoyarse sobre la base de la "finalidad con arreglo a sentido" en la interpretación y en la construcción del sistema las exi-
como característica de los fenómenos anímicos. Se trata de la gencias impuestas por las estructuras lógico-objetivas. El plan-
autodeterminación conforme a sentido, único presupuesto del teamiento es, dentro de la evolución del dilema positivismo-
sentido ético de la culpabilidad. El hecho de que las acciones iusnaturalismo, sin duda original. No se quiere abandonar el
no sean un producto causal-mecánico, sino que respondan a la terreno del Derecho positivo, pero se remite a exigencias ante-
comprensión por el sujeto del significado de las posibles metas, riores a él. Se consigue vinculando al legislador a los mismos
constituye, como la acción final en que se basa, un concepto postulados que a la dogmática: las estructuras lógico-objetivas
prejurídico, una estructura lógico-objetiva que condiciona la vinculan a ambos. De este modo la dogmática no podrá, por el
posibilidad de la culpabilidad.^"^ Adviértase que esta conclusión hecho de respetar estar estructuras, contradecir el Derecho po-
proviene del mismo presupuesto de la acción final: la conside- sitivo, pues ha de partirse de la hipótesis de que también éste
ración de la acción humana no como integrante del "orden del las respeta.
suceder" naturalístico-causal, sino del "orden del pensar" regido Pero ¿en qué sentido y hasta qué punto vinculan al legis-
por la comprensión del sentido. De ahí extrae WELZEL los dos lador las estructuras lógico-objetivas de la finalidad y la auto-
pilares — finalidad y autodeterminación según el sentido — de determinación conforme a sentido? En 1932, en su trabajo Üher
su teoría del delito. Wertungen im Strafr&cht^'^^ escribía W E L Z E L : "El ordenamiento
No es aquí el lugar oportuno para entrar a analizar los jurídico determina por sí mismo qué elementos ontológicos quie-
conceptos de acción final y de culpabilidad en la construcción re valorar vinculándoles consecuencias jurídicas. Pero no pue-
de WELZEL, pues nuestro objeto se agota en la contemplación de modificar los elementos mismos, si los recoge en los tipos.
Puede designarlos con palabras, destacar sus caracteres, pero
deutsche Strafrecht, cít., págs. 30 y ss; El Nuevo Sistema, cit., págs. 25 ellos mismos son el elemento individual, material, que consti-
y siguientes. Sobre la finalidad como anticipación mental de sentido, res-
pondiendo a la crítica de ROXIN, vid. H. WEUZEL, Vojn Bleibenden und vom
Verganglichen, cit-, pág. 7. 204 Sobre estos aspectos, vid. J. A. RODRÍGUEZ MUÑOZ, La doctrina
201 Ya en H. WEKSEL, Strafrecht und Philosophie, cit., pág. 30. de la acción finalista, en "Anales de la Universidad de Valencia", volu-
202 Vid. H. WELZEL, Introducción, cit., pág. 257; El Nuevo Sistema, men XXVII, Curso 1953-54, págs. 31 y ss.; J. CÓRDOBA RODA, Una nueva
cit., pág. 14. Sobre las "estructuras lógico-objetivas", vid. J. CEREZO M Í E , concepción del delito, cit., págs. 47 y ss.
La Tiaturaleza de las cosas y su relevancia jurídica, en "Revista Gene- 205 El mismo WELZEL reconoce "que la afirmación de la existencia
ral de Legislación y Jurisprudencia", 1961, pág. 86. de estructuras permanentes a las que el legislador está vinculado y que
203 Vid. ya H. WEUZEL, Strafrecht und Philosophie, cit., págs. 30 no puede modificar, es una de las tesis fundamentales de la teoría ñnal
y siguiente; Introducción, cit., pág. 257; Das deutsche Strafrecht, cit., de la acción": Cfr. H. WELZEL, Vom Bleibenden und vom Verganglichen,
páginas 142 y ss; El Nuevo Sistema, cit., págs. 86 y s s ; VOTTI Bleibenden cít., pág. 6.
und vom Verganglichen, cit., págs. 14 y s s ; J. CEREZO M I R , La naturale- 206 H. WELZEL, üher Wertungen im Strafrecht, en " Gerichtssaal",
za de las cosas, cit., pág. 87. 1932, t. 103, págs. 340 y ss.
III. Alemania y la historia del método dogmático 257
256 Evolución del método de la Ciencia Penal
strafrecht (Derecho penal de la voluntad). De común tienen la
tuye la base de toda valoración jurídica posible. Los tipos pue-
introducción del dolo en el tipo de injusto, pero tal conclusión
den sólo "reflejar" este material ontológico, previamente dado,
deriva de presupuestos metodológicos bien distintos en las dos
describirlo lingüística y conceptualmente, pero el contenido de
direcciones. Ya he señalado más arriba que el finalismo es más
los "reflejos" lingüísticos y conceptuales puede ser sólo puesto
que una teoría del delito. Por lo demás, aquí importan los con-
de relieve mediante una comprensión penetrante de la estructura
tenidos metodológicos y no las posiciones dogmáticas particula-
esencial, ontológica, del elemento material mismo. De ello se de-
res. Desde este punto de vista, el finalismo y la Escuela de Kiel
duce, para la metodología, que la Ciencia del Derecho penal tiene
constituyen tendencias metodológicas claramente diferenciadas.
que partir siempre, sin duda, del tipo... pero tiene que trascen-
Antes de precisar en qué consisten tales diferencias debe
der luego el tipo y descender a la esfera ontológica, previamente
adelantarse que las mismas no son ideológicamente fortuitas,
dada, para comprender el contenido de las definiciones ".^^'^
sino que reflejan concepciones políticas diversas. Si la Escuela
Lo anterior puede resumirse en una frase: el legislador
de Kiel representó el intento de teorización de un Derecho Penal
es libre en la elección de las acciones punibles, pero no en
nacional-socialista, el finalismo nada tiene que ver, ni en sus
cuanto a la estructura final de la acción ni sobre la autodeter-
orígenes ni en su desarrollo ulterior, con esa ideología totali-
minación del hombre conforme a sentido.^os El legislador puede
taria. Al contrario, la apelación a las "estructuras lógico-objeti-
decidir con libertad la incriminación del aborto, pero no ordenar
vas", como a otros criterios prejurídicos, ha pretendido prin-
a las mujeres que aceleren el embarazo y a los seis meses den a
cipalmente, en el pensamiento de WELZEL, servir de limite al
luz niños viables.^^^ Del mismo modo, tampoco puede ordenar
legislador que evitase el abuso que del Derecho hizo el régimen
ni prohibir meros procesos causales no conducidos finalmente.
nazi. El finalismo se presenta como superación del positivismo
"De este hecho — a mi juicio — difícilmente discutible, se de-
jurídico que — según la célebre frase de RADBRUCH que, des-
riva todo lo demás por sí mismo" i^io la necesidad de colocación
pués de vivir los acontecimientos políticos de la Alemania de
sistemática del dolo en el tipo se deriva de la estructura lógico-
Hitler, sin duda hubiese preferido no haber escrito —, está
objetiva de la finalidad del actuar humano. Si la acción es ñnal
dispuesto a "entregar la dirección del Estado a toda concepción
y el legislador sólo puede prohibir — u ordenar — acciones fina-
política capaz de alcanzar la mayoría".^^^
les, la finalidad deberá formar parte del objeto de la prohibi-
La Escuela de Kiel, en cambio, vino a elevar a pretensiones
ción o mandato jurídico-penal, esto es, del tipo de injusto. En
científicas los principios del Derecho positivo nacionalsocialista.
palabras de WELZBL: "El substrato de la regulación del Derecho
El Willensstrafrecht fue una dirección íntimamente unida a esa
es desconocido completamente, si se considera «primero» a la
ideología política: nació con ella y desapareció con su derrota.
acción como un proceso causal ciego y se añade sólo después
No pretendió nunca, por su propia naturaleza, sujetar al legis-
(en la culpabilidad) la voluntad, donde ésta puede ser sólo un
lador a principios materiales anteriores a él. Fue una tendencia
fenómeno subjetivo acompañante, un «reflejo», pero no puede
limitada al Derecho positivo. Lo reconoce expresamente DAHM
ser ya un factor configurante de la acción, "^^i
— junto con SCHAPFSTEIN máximo representante de la Escue-
la — al rechazar la interpretación de SCHWINGE y ZIMMERL,
5. El irracionalismo de la escuela de Kiel que en su trabajo crítico Wesenscliau und konkretes Ordnungs-
Al flnalismo no debe asociarse en absoluto la llamada Escuela denken in Strafrecht, dirigido a combatir la dirección de Kiel,
de Kiel, defensora de lo que se conoce con el nombre de Willens- considera a ésta una consecuencia de la fenomenología de Hus-
SERL. Para demostrar que eso es equivocado, DAHM destaca, entre
207 Cfr. H. WELZEL, EL Nuevo Sistema, cit., págs. 13 y s. otras razones, que su Escuela se ocupa del Derecho positivo a
208 No obstante, respecto a lo segundo WELZEL se muestra mucho
más prudente: vid. H. WELZEL, Vom Bleibenden, cit., págs. 8 y 16. 212 Vid. H. WELZEL, Introducción, cit., págs. 248 y ss., en especial
209 H. WELZEL, Introducción, cit., pág. 257. página 265. La frase de RADBRUCH pertenece al Prólogo de la edición de
210 Cfr. H. WELZEL, El Nuevo Sistema, cit., pág. 14. 1932 de su Filosofía del Derecho, cit.
211 Cfr. H. WELZEL, El Nuevo Sistema, cit., pág. 15.
n , — S. Mir Pulg. — Introducción a las bases del Derecho Penal
258 Evolución del m é t o d o de ia Ciencia P e n a l III. A l e m a n i a y la historia del m é t o d o dogmático 259
diferencia de la fenomenología jurídica de un REINACH, que lo menos revela lo que aquí importa destacar; cuando WELZEL
desvincula los conceptos jurídicos de su vigencia empírica efec- rechaza la fenomenología es para acudir a una apoyatura esen-
tiva.213
cialmente racionalista, como es, por antonomasia, la filosofía
El rechazo de la influencia de la fenomenología por parte de
kantiana.
DAHM confirma, en otro aspecto, las diferencias que separan
En cambio, la Escuela de Kiel, como la propia ideología
los métodos respectivos del finalismo y de la dirección de Kiel.
nacionalsocialista que representó, hundió sus raíces en el irra-
Es sabido, en efecto, que suele considerarse a WELZEL seguidor
cionalismo. En opinión de OLGIATI, ello se manifiesta en los aspec-
del método fenomenológlco, sobre todo en la versión ontologista
tos siguientes: a) negación de la racionalidad del Derecho y, en
de HARTMANN.^I'I Aunque en 1960 el propio WELZEL negó una
consecuencia, la necesidad de prescindir en la investigación
vinculación literal con la ontología de ese autor, no dejó de
jurídica del método conceptual; b) la aspiración hacia sistemas
reconocer la influencia de su Ethik en el concepto de acción
jurídicos de fondo emotivo, constituidos sobre la base del sen-
final, hasta el punto de admitir que la sustitución que en 1935
timiento, de una visión instintiva e intuitiva y de una íntima
— en Naturalismits und Werthphüosopkie ivi Strafrecht — ope-
propensión hacia el objeto, en una especie de simpatía intelec-
ró del término "intencionalidad" por el de "finalidad", obedeció
tual; c) la búsqueda de una consideración unitaria, totalitaria,
a la obra de HARTMANN.^^^ Por otra parte, en el mismo lugar
completa y concreta, del dato jurídico. E n resumen, rechazo de
se reconoce la influencia originaria de algún fenomenólogo.^ie
la lógica y giro hacia la interioridad esencial de la vida. Al
Y las discrepancias que WELZEL alega respecto de la onto- Derecho-cadáver se opuso el Derecho-vida, a la "pobreza" del
logía fenomenológica de HARTMANN separan todavía más su me- concepto abstracto la densidad vital del dato concreto, irrepe-
todología de la defendida por la dirección de Kiel. La acusación tible.220 El programa era ambicioso, pero en realidad ocultaba
formulada por SCHWINGE y ZIMMERL, origen fenomenológico de una única finalidad: dotar de rango científico a las deleznables
esta segunda tendencia, se basaba en el sentido irracionalista ideas penales del Estado de Hitler. Así — por citar ejemplos
de ambas corrientes—.la filosófica y la jurídico-penal—. Se especialmente escandalosos —, la nueva metodología irraciona-
veía en la "intuición" fenomenológica, en la Wesenschau de lista sirvió para justificar la derogación del principio de legali-
base irracional,^" el origen de la metodología irracionalista del dad operada por la admisión de la analogía contra reo y del
Willensstrafrecht.^^^ Pues bien; si el finalismo se aparta de la "sano sentimiento popular" por el Derecho penal nacionalsocia-
fenomenología es precisamente en este punto de importancia lista, y para sustituir el Derecho penal de acto — e s decir, el
radical. Ya expresé más arriba mi opinión de que, pese al ataque principio de culpabilidad por el hecho realizado — por un De-
de WELZEL al neokantismo, este autor apoyó ya desde un prin- recho penal de autor (Tdterstrafrecht) que vino a reclamar el
cipio, en 1930, y lo resalta en 1960 de nuevo, su concepción castigo del modo de ser del sujetoJ^^^ Si a esto se añade la expre-
objetivista del conocimiento en la crítica de la razón pura de sa solicitud de sustitución del Derecho penal "liberal" por un
KANT. E n 1960 resulta extremadamente significativo que, para Derecho Penal "autoritario", como una de las primeras banderas
demostrar que sus premisas gnoseológicas no provienen de
HARTMANN, las fundamente en el pensamiento de KANT.^I^ por
la atención, tal vez como muestra de hasta qué punto tiene influjo en W E L -
ZEL la filosofía kantiana, que a la hora de tomar posición en cuanto al
213 Vid. G. DAHM, Der Methodenstreit in der heutigen Stra-frechts- concepto fundamental de su filosofía del Derecho, el concepto de Derecho,
wissenschaft, en G. DAHM y F . SCHAPFSTEIN, Methode und System des acude a una fórmula coincidente en lo esencial con la idea de Derecho de
neuen Strafreckts, Berlín 1937, pág. 65. STAMMLER, el primero y más importante de los iusfilósofos de inspira-
214 En este sentido, vid., por ejemplo, J. CÓRDOBA RODA, Una nueva ción neokantiana: Si p a r a STAMMLER es Derecho el intento de realizar la
concepción del delito, cit., págs. 39 y ss. Justicia, para WELZEL ''un orden social es sólo Derecho..., si en él se
215 Vid. 11. WELZEL, El Nuevo Sistema, cit., pág-s. 12 y ss. contiene el intento de hacer realidad lo justo...". Cfr. H. WELZEL, In-
216 Ibídem, pág. 12. troducción, cit., pág. 266.
217 Vid. J . VÉLEZ, Filosofía, cit., págs. 318 y ss. y 439. 220 Vid. F . OLGIATI, II concetto de giuridicita nella scienza moderna
218 Vid. G. DAHM, Der Methodenstreit, cit., pág. 61.
219 Vid. H. WELZEL, El nuevo Sistema, cit., pág. 13. Llama también del diritto, 2." ed., Milano, 1950, pág. 449.
221 Vid. G. DAHM, Der Methodenstreit, cit., págs. 28 y ss.
260 Evolución del método de la Ciencia Penal rV. El método de la Ciencia Penal española 261

de la Escuela de Kiel,^22 gg comprenderá el verdadero "signi-


ficado" de su programa irracionalista. IV. E L MÉTODO EN LA CIENCIA PENAL ESPAÑOLA
No pretendo afirmar con esto que todo el Willensstrafrecht
fuera rechazable. Al margen de su concreto sentido político, Si se ha empezado, en los apartados anteriores, por expo-
compartió con el ambiente de la época la atención por lo real- ner la evolución metodológica de nuestra ciencia en Italia y
concreto más que por lo abstracto. Esta tendencia no fue, desde Alemania, ha sido porque en esos países se ejemplifican, y a
luego, iniciada ni potenciada por la dirección de Kiel, sino que, menudo surgen, las líneas centrales de la historia moderna del
ya es sabido, constituye tal vez el signo más característico de método penal. Italia ofrece la más clara expresión de los dis-
la filosofía y del pensamiento de nuestro siglo. La filosofía mo- tintos objetos posibles de la Ciencia del Derecho penal: Derecho
derna, desde el cogito de DESCARTES, había contemplado el hom- natural, realidad empírica, Derecho positivo. Alemania ha cono-
bre abstracto, en un proceso que culminó en KANT, donde llegó cido la más acabada evolución del estudio de uno de esos obje-
a evaporarse en forma de razón pura. En lo político y en lo tos: la dogmática jurídico-penal, como elaboración del Derecho
jurídico el siglo xix recogió esa herencia y se ocupó del ciuda- positivo. Condicionada por factores sociales y culturales pare-
dano ideal, bajo el lema de la igualdad ante la ley y el indeter- cidos, la moderna historia de la metodología penal española
minismo. Pero esa misma centuria preparó el abandono de tal muestra, en diversa medida, ambos rasgos evolutivos.^^s Como
planteamiento al descubrir, por la aparición de una nueva clase en Italia se ha discutido su objeto mismo, y de Alemania han
— el proletariado industrial —, la realidad del hombre desigual llegado en nuestro siglo las más importantes tendencias de la
a sus semejantes y determinado por toda clase de causas. El dogmática. Ello permite simplificar la exposición de la evolución
marxismo y el positivismo naturalístico contribuyeron, sin duda, del método penal en España, pues no hay necesidad de repetir
a esta nueva perspectiva. Pero la filosofía del hombre absoluta- los caracteres propios de las direcciones ya examinadas en rela-
mente real, esto es, como ser individual irrepetible, es propia ción a Italia o Alemania. Cuando tal coincidencia se de, ha de
del siglo XX. La fenomenología suministró el método, de capta- bastar mencionar las diferencias específicas. Pero por supuesto
ción de la esencia de lo concreto, y el existencialismo llevó al que habrá que considerar también corrientes características de
extremo la consideración del hombre existente, hasta preferir nuestra ciencia penal, que deberán merecer, lógicamente, dete-
a su ser hombre — irremediablemente abstracto — su particula- nimiento especial.
rísimo existir en el tiempo.
La dirección de Kiel puso algo de la nueva forma — concre- 1. El Clasicismo en España
ta — de ver el mundo al servicio de un ideario político la enor- Si en Italia inicia BECCARIA la ciencia penal moderna y
midad de cuyas consecuencias escapa no sólo a toda justificación, FEUERBACH da comienzo a la alemana, en España corresponde
lo que me parece obvio, sino incluso a una mínima comprensión. a LARDIZÁBAL tal función, con su Discurso sobre las penas en el
Pero ello no invalida la tendencia de nuestro tiempo a lo concreto año 1782.223 ^^^ Con él tienen entrada en nuestro país las ideas re-
histórico. El Derecho penal que tiene que ver con el hombre formistas de la Ilustración, y se abre una etapa que llevará hasta
de carne y hueso en su concretísima situación, no puede seguir el Código de 1822, inspirado en gran parte en la versión utili-
anclado en la imagen del hombre ideal del liberalismo clásico. tarista de las concepciones ilustradas propia de BENTHAM, tra-
Y, sin embargo, el Derecho positivo,— así, el nuestro — respon- ducido al español y comentado por Ramón SALAS. Sin duda que
de todavía a esa concepción. He aquí un camino que ha de andar
la metodología jurídico-penal. 223 Escribe J. A. SÁINZ CANTERO, La Ciencia del Derecho Penal y
su evolución, cit., pág. 111: " E n España, la Ciencia del Derecho Penal
sigue una trayectoria paralela, aunque con cierto retraso, a la que aca-
bamos de exponer p a r a el resto de Europa."
222 Vid. DAHM-SCHAFFSTEIN, Liberales oder autontares Strafreckt? 223 bis Vid. Otros antecedentes en J. CERE70 MIR, Curso, cit., P.G.,,
Hamburg, 1933. I, págs. 77 y s.
264 Evolución del método de la Ciencia Penal IV. El método de la Ciencia Penal española 265

Criminal es "lo que en verdad hay de valioso en ella'V^^^ To cierto de PACHECO, como los demás del siglo pasado, responden, sin
es que no es el método apriorístico propio del mismo el único duda, a este punto de partida metodológico.
que inspira la total obra de este autor. Si se lia prestado más Si me refiero especialmente a los Comentarios de PACHECO
atención al método reformista del (breve) Discurso que al "po- es por destacar lo que anuncié al principio: junto a una pro-
sitivista" que subyace a todo el resto de la Práctica Criminal ducción anclada en el método lógico-abstracto referido a un
es, posiblemente, porque la recolección de leyes que ésta esen- Derecho racional ideal, más allá del Derecho positivo, en PA-
cialmente constituía, no pasa de ordenación instrumental diri- CHECO concurre una obra dedicada al Código Penal vigente. El
gida a la práctica, difícilmente encuadrable en la evolución me- primer aspecto es a menudo el único en que se fija la doctrina,
todológica de la "ciencia" del Derecho Penal. que tiende a incluir a este autor únicamente en el clasicismo
Más importancia poseen, en este sentido, los Comentarios ecléctico de ROSSI,^^^ y, sin embargo, es indudable que la impor-
de PACHECO. Aunque ANTÓN ONEGA y CANDIL JIMÉNEZ han de- tancia de la obra de PACHECO reside en sus Comentarios. La
mostrado últimamente que era infundada la opinión según la metodología legalista que subyace a éstos es reflejo de la influen-
cual a este autor se debió la elaboración del Código de 1848,2^^ cia exegética francesa, que aparece así con más fuerza en Espa-
de hecho se ha venido considerando durante un siglo a su obra ña que en Italia o Alemania.
como un comentario prácticamente auténtico. Metodológicamente Conflrma lo anterior que siguiera la misma línea metódica
la significación de los Comentarios de PACHECO se justifica en una de las más importantes direcciones jurídico-penales del
base a razones más profundas. Aparte de que no se trata ya siglo XIX: los Comentarios al Código Penal, de GARCÍA GOYENA,
de mera recopilación de leyes vigentes — l o que tras la codifi- ViZMANOs, CASTRO OROZCO, QRTIZ DE ZÚÑIGA y, sobre todo, GROI-
cación carecería de utilidad —, sino de propia interpretación, ZARD. Todos estos autores han sido incluidos, como PACHECO,
su carácter responde de algún modo a la dirección metódica entre los representantes del clasicismo español,2^^ pero se apar-
dominante en la Francia liberal del siglo XIX: la Escuela de la tan en sus Comentarios de la más inequívoca característica del
exégesis.'^^'^ Una vez que las ideas penales liberales se habían, clasicismo: el método iusnaturalista.
por fin, convertido en Derecho vigente, el jurista no podía seguir Hay que esperar a nuestro siglo para encontrar un repre-
limitado a la elaboración de un Derecho racional ideal, por la sentante puro de la metodología clásica: JERÓNIMO MONTES. En
razón de que tal Derecho se creía ya reafizado en el Código. su libro, Derecho Penal español, elabora un Derecho penal ideal,
El jurista debía efectuar un giro metodológico: debía inter- al estilo iusnaturalista propio del verdadero clasicismo, sobre
pretar el nuevo Derecho positivo. Y, puesto que éste expresaba las bases del libre albedrío y la concepción retributiva de la
el ideal jurídico querido por el pueblo democráticamente — se pena.236 ]S[Q obstante, incluso este autor acaba por aflliarse a
decía —, la interpretación había de ajustarse al máximo a la la dogmática, al revisar bajo este punto de vista la segunda edi-
voluntad de la ley. La escuela de la exégesis entendió esto último ción (de 1929) de su Tratado.
en una forma extremadamente literal y creyó necesario reducir El examen del clasicismo español lleva a la siguiente con-
el ámbito de la interpretación a la mera exégesis, precepto por clusión: es característica que lo distingue del de otros países
precepto, párrafo a párrafo, de los Códigos. El tipo de obra — sobre todo Italia — el hecho de que va unido, en un curioso
ideal era, según esto, el Comentario al Código. Los Comentarios duahsmo metodológico, a la consideración, generalmente de
estricto legalismo, del Derecho positivo.
231 Así, A. QuiNTANO RiPOLLÉs, Ciirso, cit., I, pág. 75.
"I 232 Vid. J. ANTÓN ONECA, El Código Penal de 18i8 y don Joaquín
Francisco Pacheco, en "Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales", 234 Así, por ejemplo, J. A. SÁINZ CANTERO, La Ciencia del Derecho Pe-
1965, págs. 473 y ss; F . CANDIL JIMÉNEZ, Observaciones sobre la interven- nal, cit., pág. 137; J. ANTÓN ONECA, Derecho Penal, cit., I, págs._ 35 y_s.;
ción de don Joaquín Francisco Pacheco en la elaboración del Código Penal MISMO AUTOE, La generación española de la Política Criminal, cit., pági-
de 184-S, en "Anuario de Derecho Penal", 1975, págs. 433 y ss., y 440 y s. na 337.
233 Sobre ella vid. A. HERNÁNDEZ G I L , Metodología de la Ciencia 235 Así, J. A. SÁINZ CANTERO, op. cit., pág. 138.
del Derecho, cit., I, págs. 78 y ss. 236 J. MONTES, Derecho Penal Español, 1." ed. Madrid, 1917.
IV. El método de la Ciencia Penal española
266 Evolución del método de la Ciencia Penal
cionalistas y, tal vez, de toda la doctrina penal española t^-i^
''Estúdiense bien los antecedentes de los C7^iminales y se verá
2. El Tnétodo del correccionalisrifio cómo gradualmente se van dejando vencer por las malas ten-
taciones, cómo se debilita la voluntad, se adormece la conciencia,
Constituye una Escuela Penal típicamente española,^^"^ por y son débiles porque han ido cediendo y son criminales porque
mucho que proviniese de los alemanes KRAUSE, A H R E N S y RoE- han sido débiles."^^^ Sorprende la alusión a la necesidad de
DER.23S Profundamente opuesta a la dirección clásica en cuanto observar la realidad de los delincuentes y la concepción del de-
al contenido de sus doctrinas, tiene de común con ella el método lito como producto de su debilidad de.voluntad.
de que parte. Como el clasicismo, el correccionalismo se mueve
La diferencia entre el "causalismo" correccionalista y el
en el terreno de lo apriorístico y persigue la elaboración de un
positivista radica, sin embargo, precisamente en el distinto mé-
Derecho penal natural, siquiera de signo contrario al patroci-
todo empleado por ambas direcciones. A diferencia del positi-
nado por los clásicos.
vismo criminológico, basado en la observación empírica, el
Ya lo revela inequívocamente el título mismo de las obras correccionalismo llega a su planteamiento causal desde una con-
que dan inicio al correccionalismo español: los Principios de templación apriorística, mucho más "filosófica" que *'científico-
Derecho natural de F . GINER DE LOS RÍOS y A. CALDERÓN y el positiva" — para hablar en términos positivistas—. Lo que
Resumen de Filosofía d-el Derecho de los mismos autores.^^^ El en el positivismo quiere ser resultado de la aplicación a la
mismo carácter metodológico reconoce expresamente ANTÓN realidad del método inductivo, en el correccionalismo es fruto
ONEGA al primer tomo de la obra de SILVELA, de moderado
de una deducción filosófica. Esto explica una de las más impor-
correccionalismo,2^o al calificarlo de "tratado de derecho natural tantes discrepancias existentes entre los contenidos de doctrina
penal".2^i propios del correccionalismo y el positivismo: aquél no rechaza
Ahora bien, el específico contenido de la doctrina correccio- necesariamente, como éste, el libre albedrío,
nalista supuso un primer paso hacia el giro metodológico del
positivismo naturalista. Si bien el correccionalismo parte de un
método apriorístico, como el clasicismo, al perseguir la enmien- 3, Correccionalismo positivista y positivismo criminológico
da de la voluntad — enferma — del delincuente como forma de
eliminar la causa última del delito,^^ abre el camino a la pers- A) Pero la señalada proximidad de los postulados corree-
pectiva metódica causalista, de observación de los factores rea- cionalistas y positivistas había de permitir su unión, si se lle-
les del delito, característica del positivismo criminológico. Ex- gaba a superar su distinto arranque metodológico. Tal hizo
DORADO MONTERO. E S sabido que en él confluyen las dos tenden-
presivo de la proximidad de ambos planteamientos es el siguien-
te pasaje de CONCEPCIÓN ARENAL, la más popular de los correc- cias: El correccionalismo, aprendido en sus años de estudiante
de MARIANO ARES, profesor de Metafísica en Salamanca seguidor
de KRAUSE — "el último krausista", como se le ha llamado^*^ —
237 Llega a escribir L, JIMÉNEZ DE ASÚA: "Creemos que la escuela y, sobre todo, más adelante, de GINER DE LOS RÍOS ¡^-^^ y el posi-
penal española surge con el correccionalisTn-o...": Tratado, cit., I I , pá-
VNvartvg •£> ouijijB 'B•:^l•ed ns xo¿ s Á ¿gx s^BuiSed usiquiBj, -ggx ^ " í ^
que "en Europa ... no h a y correecionalistas, ni hubo escuela correccional; 243 Esto último sostiene J. ANTÓN ONEGA, op. cit., pág. 36.
en España todos son correecionalistas"; Adiciones al Tratado de von 244 C. ARENAL, Estudios Penitenciarios, en Obras Completas, V,
LiSZT, cit., I, pág. 448. Madrid, 1895, pág, 145 (los subrayados son míos).
238 Ibídeni. 245 Vid. M. BARBERO SANTOS, Remembranza del profesor salm.antino
239 P . GiNER DE LOS RÍOS y A. CALDERÓN, Principios de Derecho Pedro García-Dorado Montero en el SO aniversario de la muerte, en el
Natural, 1873, en Obras Completas de D. F. Giner de los Ríos, I, Madrid, libro-Homenaje a. J. JIMÉNEZ DE ASÚA, Problemas actuales de las Cien-
1916, y Resumen de Filosofía del Derecho, en Obras Completas, cit., X I I Í das penales y la Filosofía del Derecho, Buenos Aires, 1970, pág. 353;
y XIV. J. A. SÁiNZ CANTERO, La Ciencia del Derecho Penal, cit., pág. 150; J . C E -
240 L. SILVELA, El Derecho Penal estudiado en principios y en la
legislación vigente en España, 1, Madrid, 1874. REZO MiR, Curso, cit., P.G., I, pág. 88.
241 Cfr. J . ANTÓN ONEGA, op. cit., pág. 37. 246 Vid. M. BARBERO SANTOS, Remembranza, cit., págs. 355 y s. J . CE-
242 Vid. L. SILVELA, El Derecho Penal, cit., I, págs. 263 y ss. REZO MiR, Curso, cit., P.G., I, pág. 88.
268 Evolución del método de la Ciencia Penal IV. El método de la Ciencia Penal española 269

tivismo, que descubrió en su estancia en Bolonia tras acabar empleó MARIANO CUBÍ, en el mismo sentido en que lo haría des-
su carrera.^*"^ Aquí importa solamente destacar que la combi- pués LOMBROSO.
nación de ambas direcciones tuvo lugar en DORADO precisamente Como manifestación, en cambio, y no como precedente, de
sobre la base del método positivista, que le llevó a esenciales la Escuela Positiva italiana, considera SÁINZ CANTERO a SALI-
posiciones del correccionalismo (salvo el libero-arbitrismo, que LLAS y BERNALDO DE QUIRÓS.^EO ]SIO obstante, a éste último se le
tenía que empezar por negar, si partía del método naturalista). tiene por discípulo de DORADO ^^^ y también se ha señalado en
Lo confirma el propio DORADO MONTERO, cuando en el porvenir el primero el influjo del correccionalismo al lado de la inspi-
ve un sistema penal basado en "la unión de la escuela correc- ración positivista.2^^ E n cualquier caso, el matiz no afecta al
cionalista y de la positiva, la infusión del espíritu de la primera método de estos autores, inequívocamente positivista, sino sólo
en el cúmulo no muy ordenado de datos de la segunda, el encxca- al contenido de sus opiniones. Y, puesto que interesa solamente
dramiento del m-olde metafísico y cerrado de aquélla con la san- en estas páginas el punto de vista metodológico y éste coinci-
gre joven y viva, procedente de la observación experimental que de en todos estos autores con el propio del positivismo crimi-
trae ésta; o lo que es lo mismo, la síntesis experimentalista, la nológico italiano, he de remitirme al análisis que de él hice en
conversión de lo que sólo eran, por así decirlo, intuiciones gene- su momento.
rales de los grandes poetas de la especulación filosófica, abstrac-
ta, en construcción firmemente realista, científica, filosófico- 4. El método pragmático y la Política Criminal
experimental, fundada en la certeza que da la observación de
los hechos, su comparación y las inducciones que de aquí se A) Como el correccionalismo, el pragmatismo penal se ins-
sacan".248 E n suma: DORADO quiere traspasar el contenido de pira en fuentes extranjeras pero se desarrolla sólo en España,
la doctrina correccionalista desde el nivel metafísico al terreno aunque, a diferencia de aquella otra dirección, no encontró más
experimental. Pretende, por así decirlo, un correccionalismo ba- seguidores que su autor, QUINTILIANO SALDAÑA, su discípulo MA~
sado en el método positivo. SAVEU y, en menor medida, LANGLE y CASTEJÓN.'^^a ^ n verdad,
B) Mientras que DORADO MONTERO aplica el método propio la oscuridad que envuelve la tan ambiciosa como confusa formu-
de la Escuela Positiva a planteamientos correccionalistas que lación de SALDAÑA^^"^ justifica su escasa trascendencia. Por su
se apartan de las enseñanzas de esa Escuela, otros autores reducida importancia para nuestra ciencia penal,^'"!''" su método
españoles siguen con mayor fidelidad el credo positivista. Algu- será aquí únicamente objeto de somera consideración.
nos como MARIANO CUBÍ (1801-1875 y F E L I P E MONLAU (1808- Enmarcado en el movimiento de Política Criminal iniciado
1871), son incluso anteriores a la aparición de la Scuola Positiva por von LlszT en Alemaniay^^^ el pragmatismo penal viene a ser
italiana. Destaca, en especial, el primero, que adelantó desde un intento de aplicación a! Derecho Penal del pragmatismo filo-
la Frenología el concepto de "criminal nato" que popularizaría sófico, defendido por JAMES en Norteamérica, por SCHILLER en
más tarde LOMBROSO.^^I Aquí importa en cuanto expresión del
método experimental, único que, desde el punto de vista médico, 250 Vid. J. A. SÁiNZ CANTERO, op. cit., págs. 156 y ss.
251 Así, L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, cit., II, págs. 138 y s.; J. AN-
TÓN ONEGA, Derecho Penal, I, cit., pág. 38.
252 Vid. J. ANTÓN ONEGA, op. cit., páf^. 38.
247 La doble influencia es reconocida inequívocamente por el propio 253 Vid. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, II, cit., pág. 108. Vid. J. A.
DORADO en un yalioso documento, que a p o r t a BARBERO SANTOS: u n a c a r t a SÁiNz CANTERO, La ciencia, cit., pág. 159. Para J. CEREZO jVIiR, Curso, cit.,
de DORADO MONTERO a FEDERICO URALES, con motivo de la serie de artícu- P,G., I, pág. 95, MASAVEU fue el único discípulo de SALDAÑA.
los que este escritor publicó en "La Revista Blanca" acerca de La evo- 254 Vid. Q. SALDAÑA, Modernas concepciones penales en España
lución de la Filosofía en España: Vid. M. BARBERO SANTOS, Remembran- (Teoría pragmática del Derecho Penal), 2." ed., Madrid, 1923.
za, cit., págs. 363 y s. 254 bis J . CERFSO M I R llega a afirmar que "esta concepción no ha
248 Cfr. P . DORADO MONTERO, Problemas de Derecho Penal, 1, Ma- hallado eco en la moderna Ciencia del Derecho Penal", Curso, cit., P.G.,
drid, 1895, págs. XIV y s. (El subrayado es mío.) I, págs. 94 y s.
249 Vid. J. A. SÁiNZ CANTERO, La ciencia del Derecho Penal, cit., pá- 255 Así, J. ANTÓN ONEGA, La generación española de la política cri-
ginas 155 y s. minal, cit., págs. 339 y ss.
271
I IV. El método de la Ciencia P e n a l española
270 Evolución del método d e la Ciencia P e n a l
original de esta teoría. Por el contrario, el concepto de Política
Inglaterra y SIMMEL en Alemania.^^^ De la misma forma que Criminal de von LiSZT se basa en la misma idea: observación
esa filosofía pretende superar tanto al empirismo como al racio- científica de la realidad como base de la reforma de las leyes
nalismo, el pragmatismo penal se presenta como superación de penales.263 L ^ influencia del autor alemán en SALDAÑA, anotador
la Escuela Clásica y de la Positiva a la vez. •de su Lehrhuch, es muy probable.^s* Pero, si el postulado cen-
Según la filosofía pragmática la verdad no es, como quiere tral del pragmatismo no es ni mucho menos original, su inser-
el empirismo, lo adecuado a la experiencia, ni lo coherente con ción en el contexto de la filosofía pragmática lo convierte en
ciertas premisas, como mantiene el racionalismo. Algo es ver- unilateral y peligroso. Al no precisar ningún punto de referen-
dadero o falso según las consecuencias prácticas a que lleva. cia seguro como base de la valoración de los resultados más
La verdad no es un concepto teorético, sino pragmático.^^'^ El que el de su eficacia, y remitir sólo a las conveniencias de cada
propio JAMES ofrece la aplicación de este punto de partida me- momento, renuncia de hecho a todo límite del poder punitivo
tódico al Derecho: "Lo justo es lo ventajoso para nuestra con- del Estado. Por este camino, como previene ANTÓN, "hay el
ducta inmediata o mediatamente. "^'^^^ peligro de derivar hacia un utilitarismo exacerbado, ya que los
A partir de estas ideas, el pragmatismo penal se opone tanto^ mayores desafueros han sido justificados siempre por la efi-
al clasicismo como al positivismo. Al clasicismo porque éste de- cacia".2S5
fiende un Derecho natural a priori,^^^ al positivismo porque se
B) Importa subrayar que el método del pragmatismo penal
queda en la observación sin fijarse en las consecuencias futu-
no busca el conocimiento del Derecho positivo, sino que se sitúa
ras.^^o El camino a seguir es, según el método pragmático, "apar-
más allá de él, con pretensión de lege ferenda. Participa, en
tar la vista del pasado metafísico — del mundo y del hombre —
este sentido, del planteamiento común a Escuela Clásica y
para proyectarla sobre el porvenir físico''.^*^^ Se trata de poner
Escuela Positiva: su alejamiento del Derecho positivo. No es
por delante siempre la valoración de las consecuencias del De-
un método dogmático, sino una manifestación del pensamiento
recho : "El Derecho justo empírico, el 'Derecho eficaz', induce a
político-criminal que extendió von LlSZT por Europa.
inquirir a posteriori la naturaleza y proporciones de su lograda
Esto enlaza con un fenómeno más amplio que el pragma-
eficacia, a saber, cuál fue su 'resultado' ... El pragmatismo
tismo penal: la recepción en España de la Política Criminal
determina que la verdad de una afirmación se verifica por sus
lisztiana. Como señala QUINTANO RIPOLX^ÉS, una característica
resultados o consecuencias prácticas conexos con ella. El prag-
de la ciencia penal española del presente siglo es haber acudido
matis-ino jurídico condiciona esta ley de verificación, añadiendo:
a las enseñanzas procuradas en Alemania, antes que a los mo-
si aquella afirmación es coherente con la realidad práctica so-
delos italianos y franceses, a diferencia de lo que se había hecho
cial y legal de un hombre en un lugar y en un momento histó-
en el siglo pasado.^^e Los primeros contactos se obtuvieron a
rico, los de su país y época."^^
través de la Universidad de Berlín, en la que enseñaba von
El pragmatismo penal encierra un núcleo de verdad — que
deben tenerse en cuenta los resultados de una normativa a la
hora de reconsiderarla —, pero que no es en absoluto producto 263 Vid. F . von LiSTZ, Die Zukunft des Strafrechts, en Strafrecht-
liche Aufscitze und Vortrdge, cit., II, pág. 24; MISMO AUTOE, Über den
Einfluss der soziologischen und anthropologischen Forschungen, en el
256 Vid. J. MASAVEU, Nueva dirección española en filosofía del De- mismo libro, II, pág. 79; MISMO AUTOR, Kriniinalpolitische, Aufgabcn, en
rccho Penal, Madrid, s/f, págs. 14 y s. el mismo libro, I, págs. 291 y s.
257 Vid. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, cit., II, pág. 107; J. MASA- 264 Discípulo de von LISZT y representante de la dirección político-
VEU, Nueva dirección, cit., pág. 31. criminal considera a SALDAÑA, J . ANTÓN ONEGA, La generación española
258 Vid. J. MASAVEU, Nueva dirección, cit., pág. 25. de la política criminal, cit., págs. 339 y s.
259 Vid. J . MASAVEU, Nueva dirección, cit., págs. 18, 39 y ss.
260 Afirmaba SALDAÑA de su concepción que "es un modelo de posi- 265 Cfr. J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, I, cit., pág. 39; MISMO AU-
tivismo ético-jurídico, más el cálculo de rendimiento"; Cfr. J. MASAVEU, TOR, La generación..., cit., pág. 340.
op. cit., pág. 34; también págs. 30 y s. 266 Vid. A. QUINTANO RIPOLLÉS, Curso..., cit.. I, pág. 80. Ello no
261 Vid. J. MASAVEU, op. cit., pág. 19. significa, sin embargo, que falten influencias italianas sobre todo de la
262 Vid. J . MASAVEU, op. cit., pág. 45. Terza Scuola, como destaca J. CEREZO M I R , Curso, cit., P.G., I, pág. 93.
272 Evolución del método de la Ciencia Penal IV. El método de la Ciencia P e n a l española 273

LiszT. Allí estudiaron SALDAÑA, CUELLO CALÓN y JIMÉNEZ DE sitivo que muestran profundo conocimiento de nuestras leyes.
ASÚA. Ellos introdujeron las ideas político-criminales en nuestro Pero en este autor prevalece, incluso en esta parte de su obra,
país: SALDAÑA, llegando a la versión del pragmatismo, y CUELLO el espíritu de quien se sitúa más ahá de la ley y por encima
y JIMÉNEZ DE ASÚA aunando a la Política Criminal el trabajo de ella, planteamiento nada acorde con las premisas del método
dogmático,^^^ aunque — sobre todo JIMÉNEZ DE ASÚA — ya abren dogmático. Así se deduce de las propias palabras de DORADO :
las puertas a una fase posterior, que llega hasta nuestros días: "Con el Código y mediante el Código, es necesario ir más allá
la dogmática jurídico-penal. Las instituciones que en ^os Códi- del Código... el que así lo haga será un dominador de las leyes,
gos de 1928 y 1932 se introdujeron bajo el signo de la dirección cuyo articulado manejará como piezas de ajedrez, en lugar de
moderna y del movimiento internacional de reforma Político- ser un esclavo ciego de ellas."^"^^
criminal, se deben probablemente a CUELLO CALÓN y JIMÉNEZ Los autores más importantes de nuestra ciencia penal han
DE ASÚA, respectivamente. A éste y a Ruiz FUNES correspondió estudiado siempre, pues, el Derecho positivo. Pero hasta la
además la elaboración — aunque no la iniciativa — de la Ley de irrupción en España del positivismo jurídico, procedente de
Vagos y Maleantes.268 Alemania e Italia, no se reputa esta labor situada en un primer
plano de la tarea científica. José MARCOS GUTIÉRREZ y PACHECO,
5. La fase dogmática SILVELA y DORADO, se ocupan del Derecho positivo como objeto
de menor rango científico, poniendo por delante, en este sen-
Se dijo al examinar el Clasicismo español que fue caracte- tido, los principios absolutos prepositivos o la realidad empí-
rística suya ir acompañado del estudio del Derecho positivo, en rica. La fase dogmática que se inicia en nuestro siglo invierte
especial a través de los grandes Comentarios al Código Penal el planteamiento, erigiendo la elaboración de la ley vigente en
del siglo pasado. También el correccionalismo se acompañó de única tarea específica de la verdadera ciencia jMrícZico-penal.
la contemplación del Derecho vigente. Junto al apriorismo me- Si se siguen cultivando aspectos metajurídicos, como la Política
tódico del correccionalismo característico del primer tomo de Criminal, es a conciencia de que entonces se desbordan los lí-
la obra capital del SILVELA, aparece en su segundo tomo lo que mites de la Ciencia jurídica, según el enfoque dualista — dog-
constituye, probablemente, el primer Tratado de dogmática jurí- mática y política criminal son campos separados — de von LiszT.
dico-penal española.^^^ Pese a la más modesta concepción de este Aunque ya en 1913 Faustino BALLBÉ había introducido en
segundo tomo, no cabe duda de que ha tenido mucha mayor España la dogmática del delito de BELING^'^S y en 1914-1917
trascendencia para la Ciencia penal de nuestro país que el piñ- SALDAÑA y JIMÉNEZ DE ASÚA tradujeron el Tratado de von LiszT,
mero. Aunque ANTÓN coincide en incluir a SILVELA entre los base de la moderna teoría del delito, hasta los años treinta no
correccionalistas, así lo reconoce cuando escribe: "Mas el mé- se opera una verdadera recepción de la dogmática.^''^ Suele men-
rito principal de don Luis SILVELA está en la segunda parte, de- cionarse como hito decisivo el Discurso inaugural del Curso
dicada a exponer el libro primero del Código de 1870, donde académico 1931-1932, que en la Universidad de Madrid pro-
da criterios de interpretación que todavía prevalecen."^''f Pese nunció JIMÉNEZ DE ASÚA bajo el título La teoría juHdica del
a representar, por una parte, el método correccionalista. S I L - delito. P a r t e de un análisis de las causas del atraso de la ciencia
VELA maneja ya, pues, el método dogmático.
Menos importante este aspecto de su investigación, DORADO
MONTERO también cuenta con trabajos dedicados al Derecho po- 271 Vid. P . DORADO MONTERO, La Psicología Criminal en nuestro De-
recho legislado, 2." ed., Madrid, 1910, págs. 7 y ss.
272 Vid. F . BALLBÉ, La teoría del delito según BELING, en los "Ana-
267 Vid. J. ANTÓN ONEGA, La generación..., di., págs. 339 y ss. les" de la " J u n t a p a r a ampliación de Estudios e Investigación científicos",
268 Jhidem; págs. 343, 345 y ss. páginas 147 y ss.
269 De "primera (obra) española compuesta con rigor dogmático" 273 No obstante, considera esta traducción como inicio de la fase
califica QuiNTANO al II tomo de El Derecho Penal estudiado en principios dogmática J. DEL ROSAL, Überblick des Strafrechtswissenschaft in Spanien
y en la legislación vigente en España, de L. SILVELA, Madrid, 1879. wahrend der letzten fünfzing Jahre, en "Zeitschrift für die gesamte Straf-
270 Cfr. J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, I, cit., pág. 37. rechtswissenschaft", 1955, pág. 156.

1 8 . — S . Mir Puig. ^ Introducción a las bases del Derecho Penal


274 Evolución del método de la Ciencia Penal IV. El método de la Ciencia Penal española 275
jurídico-penal, en comparación con otras disciplinas jurídicas, El finalismo de WELZEL ha tenido repercusión en nuestro
paralelo al que efectuara Rocco en su Discurso sassariano: la país después de la guerra. Pese a que en 1953 se ocupó de él
polémica entre las Escuelas dejó sin elaborar el Derecho posi- en sentido crítico RODRÍGUEZ MUÑOZ,2^S tuvo acogida más ade-
tivo. Para recuperar el tiempo perdido aconseja aprovechar el lante por CEREZO MIR^'''' y, con alguna reserva, por CÓRDOBA
nivel alcanzado en Alemania, donde la lucha de Escuelas no RODA^so especialmente, aparte de que motivó trabajos de CONDE-
abandonó nunca del todo el terreno del dei'echo vigente. Él mis- PUMPiD0,28i SUÁREZ M0NTES282 y YÁÑEZ KoMÁN^sa y sirvió de
mo da ejemplo exponiendo la teoría de la tipicidad de BELING.^''^ base sistemática a algunas monografías de Parte Especial.^^*
Desde entonces, la dogmática penetró en España a partir La situación de la polémica en España en torno al finalismo se
del modelo alemán. Escribe JIMÉNEZ DE A S Ú A : "Pero esta ten- describe por CEREZO M I R en un trabajo dedicado al tema.^^^
dencia difundida por nosotros en España en las lecciones de Con el finalismo llegamos al presente. Pero acaso más im-
Cátedra, en los informes forenses y en artículos y libros, se portante que la concreta filiación dogmática sea el hecho de que
entronca con la dogmática alemana, que busca sus bases en la hacia los años sesenta culmina una nutrida generación de pena-
Filosofía, y no con el tecnicismo jurista de los modernos italia- listas que coinciden en una orientación metódica básica: pro-
nos, desdeñosos de la investigación filosófica."^^^ La referencia
geográfica es correcta, pero no es t a n exacto que la orientación
inicial que de Alemania se tomó partiese de la Filosofía. Al 278 Vid. J. A. RODRÍGUEZ MUÑOZ, La doctrina de la acción finalista,
Lección inaugural del Curso 1953-54, en "Anales de la Universidad de
contrario: tanto la obra de von LiSZT — maestro de JIMÉNEZ Valencia", vo], XXVII, cuaderno I, Valencia, 1953.
DE AsÚA — como la de BELING — la expuesta en el Discurso inau- 279 Vid. J . CEREZO MIR, El concepto de acción finalista, como funda-
mento del sistema de Derecho Penal, en "Anuario de Derecho Penal",
gural de 1931 —, encarnan el positivismo jurídico alemán, ca- 1959, págs. 661 y ss.; MISMO AUTOR, LO injusto en los delitos dolosos en
racterizado por la exclusión de consideraciones filosóficas ubi- el Derecho Penal español, en "Anuario de Derecho Penal'', 1967, pági-
nas 55 y ss.; MISMO AUTOR, traducción y notas a H. WELZEL, El nuevo sis-
cadas más allá de los límites que asignó KANT al conocimiento tema del Derecho Penal, Barcelona, 1964.
científico.^'^^ 280 Vid. 3. CÓRDOBA RODA, Una nueva concepción del delito, cit-,
La recepción en España de la siguiente fase de la dogmática 1963, donde cree necesario completar el método fenomenológico con el
neopositivis-mo lingüístico: págs. 60 y ss. La traducción, con notas, del
alemana, el neokantismo valorativo, había de tener lugar por Tratado de MAURACH, cit., ha contribuido de forma decisiva a la propaga-
medio de la traducción del Tratado de MEZGER por RODRÍGUEZ ción del finalismo en España, de forma parecida a como la traducción del
von LiSZT y del MEZGER iniciaron la difusión del positivismo y del neo-
MUÑOZ. Apareció, en su primera edición, sólo tres años después kantismo, respectivamente.
del Discurso inaugural de JIMÉNEZ DE ASÚA, pero representaba 281 Vid. C. CoNDE-PUMPioo, Exposición crítica de la doctrina fina-
ya el inicio de una nueva etapa y el abandono del positivismo lista de la acción, en "Anuario de Derecho Penal", 1962, paga. 265 y ss.
282 Vid. R. F . SUÁREZ MONTES, Consideraciones críticas en torno a la
riguroso característico tanto del Tratado de von LlszT como del doctrina de la antijuridicidad en el finalismo. Pamplona, 1963.
programa dogmático que en 1931 introdujo en España su dis- 283 Vid. P.-L. YÁÑEZ ROMÁN, La teoría final de la acción, en "Re-
vista de la Facultad de Dereclio de Madrid", vol. XII, núm. 33, 1968.
cípulo JIMÉNEZ DE ASÚA. A éste no cabe negarle, sin embargo, 284 P o r ejemplo, F . MUÑOZ CONDE, El delito de alzamiento de bie-
haber sido el maestro de una generación de penalistas que con nes, Barcelona, 1970; G. QUINTERO OLIVARES, El alzamiento de bienes,
él tuvieron de comiín el giro al método dogmático.^" Barcelona, 1973. Aunque por razones distintas, también S. M I R PUIG,
Matrimonios ilegales en el Código Penal, en "Anuario de Derecho Penal",
1974, págs. 433 y ss. Este camino había sido ya preparado por los intro-
ductores del finalismo: R. F . SUÁREZ MONTES, El cheque en descubierto,
274 Vid. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, La teoría jurídica del delito, Madrid, Barcelona, 1965, y El delito de allanamiento de morada, en "Rev. Gene-
1931, págs. 26 y ss. ral de Legislación y Jurisprudencia", 1968, págs. 862 y ss.; J. CEREZO MIR,
275 Cfr. L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, cit., II, pág. 139. Los delitos de atentado propio, desobediencia y resistencia, en "Rev. E s -
276 Vid. F. von H S Z T , Die Aufgaben und díe Methoden, cit., pági- tudios Penitenciarios", 1966, núm. 173.
na 297. 285 Vid, J . CEREZO MIR, La polémica en torno a la doctrina de la
277 Como escribe SÁINZ CANTERO: " L O S que vivieron aquel ambiente, acción finalista en la ciencia penal española, en "Nuevo Pensamiento Pe-
colaboraron con JIMÉNEZ DE ASÚA, O se foi"maron a su cuidado, han t r a n s - nal", I, núm. 2, 1972, págs. 217 y ss.; más recientemente: R. F . SUÁREZ
mitido con éxito el mensaje dogmático del ilustre penalista": La Ciencia MONTES, Weiterentwicklung der Finale Handlungslehre?, en Festschrift
del Derecho Penal, cit., pág. 167. für H. WELZEL, Berlín, 1974, págs. 379 y ss.
276 Evolución del método de la Ciencia Penal

fundizar en una elaboración dogmática moderna de nuestro De-


recho. La que bien pudiera llamarse "generación de los años
sesenta" ha llegado, por este camino, a dialogar — discrepando
a veces y no sólo "importando" — con la ciencia alemana y,
desde luego, con la italiana. Estos penalistas han llevado nuestra
dogmática a un primer nivel mundial, como lo viene a reconocer
la primacía que se concede a la literatura española en las refe-
rencias iuscomparatistas del más exhaustivo Tratado actual
alemán — la obra de JESCHECK.

CAPÍTULO 4

EL MÉTODO JURÍDICO-PENAL EN lA ACTUALIDAD


276 Evolución del método de la Ciencia Penal
f undizar en una elaboración dogmática moderna de nuestro De-
recho. La que bien pudiera llamarse "generación de los años
sesenta" ha llegado, por este camino, a dialogar — discrepando
a veces y no sólo "importando" — con la ciencia alemana y,
desde luego, con la italiana. Estos penalistas han llevado nuestra
dogmática a un primer nivel mundial, como lo viene a reconocer
la primacía que se concede a la literatura española en las refe-
rencias iuscomparatistas del más exhaustivo Tratado actual
alemán — la obra de JESCHECK.

CAPÍTULO 4

EL MÉTTODO JURtDTCO-PENAL EN LA ACTUALroAD

' I
ni :

En ei Capítulo anterior se ha expuesto la evolución histó-


rica de la metodología propia de la moderna ciencia del Derecho
Penal. Ha llegado el momento de abordar el estado actual de
esta materia y de explicitar cuál sea el planteamiento metódico
que, en ese contexto, se suscribe. A estos dos objetivos se desti-
nan las dos partes que componen este capítulo.
Por mi particular orientación, pongo la vista en la actual
ciencia alemana a la hora de resumir el estado presente de la
metodología jurídico-penal. Creo que sigue siendo el mejor re-
flejo de las actuales preocupaciones en torno al método dog-
mático.

I. ESTADO ACTUAL DEL MÉTODO JURÍDICO-PENAL EN ALEMANIA

El finalismo, que apareció antes que la dirección de Kiel,


representa el puente que une el neokantismo con el presente.
En realidad, a la actualidad pertenece todavía la problemática
planteada, a nivel metodológico y de teoría del delito, por la
obra de WELZEL. Sin embargo, ya se dibujan ciertas tendencias
que tientan a aventurar la evolución que define a la metodología
de nuestros días. La falta de una suficiente perspectiva histó-
rica imposibilita la formulación de juicios firmes. Es la pura
"impresión" subjetiva, derivada de la directa observación per-
sonal del momento cultural que atraviesa la dogmática penal
alemana, lo único en que puedo basar las afirmaciones que
siguen.

1. La continuación del pensamiento sisteTitático como conexión


con el pasado
Puesto que ninguna fase histórica rompe del todo con la
anterior, es lógico que las corrientes del pasado más reciente
sigan manifestándose en la metodología alemana actual. Una
280 El método jurídico-penal en la actualidad I. Método jurídico-penal en Alemania 281
continuación del pensamiento sistemático ha sido facilitada por misas metodológicas de WELZEL se rechazan por buena parte
la lucha de causalistas y finalistas, la cual constituye la nota de las obras citadas. Pero el finalismo ha conseguido que su
más llamativa de la última postguerra. Como resultado de la consecuencia dogmática más importante — la pertenencia del
polémica puede considerarse la aparición de buen número de dolo al tipo de injusto y la consiguiente adición en éste de] "des-
Manuales y Tratados a partir de los últimos años sesenta. Su valor de la acción" junto al "desvalor del resultado" — pueda
mayor parte suponen un compromiso, con distintos acentos, considerarse dominante en los Tratados y Manuales alemanes
entre el causalismo y el finalismo. Desde la obra de STRATEN- más recientes.^^^
WEK.TH,286 prácticamente finalista, hasta el original Tratado de
SCHMIDHÁUSER, más causalista que finalista pese a su intento 2. La aproxiTnación a la realidad COTTIO tendencia actual
de servir de punto de encuentro de ambas direcciones,^^'^ pa- Lo anterior muestra que el pensamiento sistemático se halla
sando por las obras que acogen la sisteTnática finalista, sin ser todavía vigente en la metodología jurídico-penal alemana actual.
"finalistas", sea por partir de un concepto social de acción Pero ello constituye más la continuación de planteamientos his-
— como el modélico Tratado de JESCHECK ^sa y ^I Manual de W E S - tóricamente anteriores que nota característica del presente. Por
SELS^*'^—, sea por rechazar la posibilidad de un concepto uni- el contrario, lo diferencial en éste es una aproximación a ¡a
tario de acción — como, últimamente, BOCKELMANN y OTTO^^O —, realidad. El Durchbruch zur Wirklichkeit postulado por WÜR~
aparte del "heterodoxo" sistema dialéctico de Helmuth MAYER, TENBERGER en 1957 293 bis eg ]^oy intento común a la mejor doc-
de inspiración metodológica hegeliana, que representa también trina penal alemana. Manifestaciones de esta tendencia general
una vía media entre finalismo y causalismo.^^i Entre los Tratados son el giro al problema concreto, con el consiguiente alejamiento
actuales sólo el de BAUMANN sigue anclado en el clásico concepto de la preocupación por el sistema y el paso de la "aplicación"
causal de delito.^^^íIrrarTá, pues, quien creyese que el finalismo a la "concreción" de la ley a la realidad. Expresión, más directa
ha perdido la batalla frente al causalismo. Cierto que las pre- incluso, de la aproximación a la realidad es, también, la inten-
sificación del estudio de los aspectos empíricos de lo penal: se
286 Vid. G. STRATENWERTH, Strafrecht, Allgemeiner Teil, I, Kíjln-
Berlín, 1970, págs. 68 y ss., y 86. presta especial atención a la Política Criminal y en la elabora-
287 Vid. E. SCHMIDHAUSER, Strafrecht, Allgemeiner Teil, Lehrbtich, ción dogmática se recurre a las enseñanzas de ciencias meta-
cit., 1.' ed. 1970, 2." ed. 1975, págs. 11 y s. Aunque define el injusto como jurídicas, como la Psicología y, en especial, la Sociología; más
"comportamiento voluntario" (Willensverhalten), frente a "causación de
resultado", no identifica esa voluntariedad con el dolo, que reduce al allá de la dogmática, se aviva el interés por la Criminología.
"conocimiento" bajo la denominación de "Vorsatzlichkeit'' e incluye en Desarrollaré muy brevemente estas corrientes.
la culpabilidad. Al no admitir la división de delitos dolosos y culposos
hasta la culpabilidad — y no ya en el injusto—, defiende en realidad un
esquema esencialmente causalista. Vid. págs. 113 y ss., 146 y s., 168 y A) Del sistema al problema
302 y ss. Un juicio coincidente emite C. RoxiN, Ein "neues Bild" des Stra-
frechtssystems, en "Zeitschrift f. d. gesamte Strafrechtswissenschaft", La tendencia a preferir el pensamiento-problema al pensa-
tomo 83, 1971, págs. 379 y s. miento-sistema fue favorecida en Alemania por el contacto de
288 Vid. H.-H. JESCHECK, Lehrbiich, cit., págs. 168 y ss., 179 y s.,
181 y s. la ciencia y de la práctica alemana con el "Derecho del caso",
289 Vid. WESSELS, Strafrecht, A. T-, Karlsruhe, 5." ed., 1975. característico del planteamiento anglosajón, favorecido por la
290 Vid. P. BOCKELMANN, Strafrecht, Allgemeiner Teil, cit., pági- época de ocupación por los aliados en los años que siguieron
nas 42 y ss.; H. OTTO, Grundkurs Strafrecht, Berlín... 1976, págs. 58 y ss.
291 Vid. Helmuth MAYER, Strafrecht, Allgemeiner Teil, Stuttgart,
1967. 293 bis Vid. Th. WÜRTENBERGEE, Die geistige Situation der dcutschen
292 Vid. J . BAUMANN, Strafrecht, Allgemeiner Teil, 7." ed., Biele- teoría general del delito en el futuro?", JESCHECK afirma: " H a de con-
feld, 1975, págs. 213 y ss. La primera edición es de 1960, por lo que es, tarse con que las ideas que sirven de base al sistema propio del concepto
en realidad, en su origen anterior a los demás Tratados y Manuales ci- de delito del finalismo se impondrán progresivamente, porque son con-
tados. La gran mayoría de Comentarios al STGB se inclinan hoy también vincentes aun con independencia de la teoría final de la acción": zír.
por la sistemática de base finalista. Así, los de Schonke/Schroder/Lenck- H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., pág. 163.
ner (18.° ed., 1976), Lackner (10." ed., 1976), Dreher (35." ed., 1975), Ru- 293 Al dar respuesta a la pregunta "¿qué caminos va a recorrer la
dolphi/Horn/Samson/Schreiber (1975) y Preisendanz (29." ed., 1975). Strafrechtswissenschaft, Karhlsruhe, 1957, pág. 31.
282 El método jurídico-penal e n la actualidad I. Método jurídico-penal e n Alemania 283

a la Segunda Guerra Mundial.^^^ Filosóficamente la preferencia "constelaciones de casos", cada vez más frecuente, como digo,
del problema al sistema había sido afirmada ya de modo explí- es una constante, además de en la obra de autores como RoxiN,^**
cito por HARTMANN, que contrapuso el pensamiento aporético en los Tratados más recientes de SCHMIDHÁUSER y JESCHECK.
al pensamiento sistemático y asignó a la filosofía el primer modo En ambos, como en el Tratado de BAUMANN, llama la atención
de pensar.^^s E r a una consecuencia lógica del signo central de la sistemática y abundante cita de ejemplos, a los que se destina
la filosofía de nuestro siglo: el paso de lo abstracto a lo con- un lugar propio, generalmente en párrafos independientes.
creto. A nivel de Teoría general del Derecho, la formulación El examen de los temas que mayor atención suscitan en los
más importante en favor del giro al problema es, sin duda, la últimos tiempos de la dogmática alemana, confirma la prefe-
conocida obra de VIEHWEG, Tópica y Jurisprudencia, aparecida rente preocupación por los problemas concretos. Sin necesidad
e n 1953.296
de mencionar citas precisas, baste observar que entre los temas
En la dogmática jurídico-penal el pensamiento problemático preferidos en la actualidad cuentan: los procesos causales hipo-
no ha logrado tan explícitos apoyos, pero sin duda influye en téticos y la causalidad en la imprudencia, la provocación y el
el actual enfoque de la ciencia penal alemana. Lo revela ya el exceso en la legítima defensa, el tratamiento del error de prohi-
hecho de que, a la hora de hacer balance del presente y del futuro bición, el desistimiento en la tentativa, autoría y dominio del
de la dogmática penal alemana, JESCHECK insista en la nece- hecho, formas de imperfecta ejecución de la participación, la
sidad de cubrir la laguna que representa la falta de concreción posición de garante en los delitos de omisión impropia. Inte-
por la doctrina de cláusulas generales como el concepto de pe- resan sobre todo los problemas que estos conceptos generales
ligro concreto, las fórmulas utilizadas para distinguir el dolo suscitan al ser llevados a la práctica, mucho más que su signi-
eventual de la culpa consciente, los criterios que deciden la evi- ficado abstracto. Así, de la posición de garante importa antes
tabilidad del error de prohibición, los baremos empleados para que nada la precisión de sus límites, en cuanto constituyen las
la determinación de la infracción de la norma de cuidado, los fronteras de los tipos de omisión impropia. Ello se cree con-
principios elaborados en materia de posición de garante en los de- seguir de la forma más perfecta a través de la formación de
litos de omisión impropia y en la delimitación de autoría y par- los grupos de casos en que se da la posición de garante. Lo
ticipación.^s"? mismo sucede, por ejemplo, en la autoría mediata, de la que se
La preocupación por concretar clausulas generales como estudian especialmente los casos en que concurre (los "casos
éstas, por medio de la individualización de grupos de casos, de la autoría mediata").
muestra que, tanto como en la consecución de categorías siste- Para seguir con los ejemplos de la tendencia al problema,
máticas generales, se fija la atención en los concretos problemas más que al sistema, mencionaré el enfoque actual del tema del
que su aplicación a la práctica pueda presentar.^^* Cada vez se error de prohibición, tan discutido en los últimos quince años.
acude más, en los últimos años, al examen de casos y ejemplos
concretos. Algún autor gusta de partir en sus trabajos de casos de RoxiN. Ejemplos: C. ROXIN, Pflichtwdrigkeit und Erfolg bei fahrlassi-
prácticos.2^^ La elaboración científica en base a la formación de gen Delikten, en Strafrechtliche GrundlagenprobleTne, cit., págs. 147 y ss.;
C. ROXIN, Zur Abgrenzung van hedingtem Vorsatz und bewusster Fahr-
lássigkeit, en Strafrechtliche, cit., págs. 209 y ss. También es norma cons-
294 Vid. K. LARENZ, Metodología, cit., pág. 137. tante el anteponer casos a cada capítulo en el Lehrbuch de BAUMANN, cit.
295 Vid. J. VÉLEZ CORHEA, Filosofía moderna y contemporánea, cit., 300 Defiende explícitamente tal proceder metodológico en C. RoxiN,
página 324. Política Criminal y Sistema del Derecho Penal, cit., págs. 78 y s. Aquí
296 Vid. Th. VIEHWEG, Tópica y Jurisp^-udencia, trad. esp. de subraya "la relativa autonomía de la dogmática de la omisión y de la
L. DIEZ-PICAZO, Madrid, 1964, págs. 22, 49 y ss., 117 y ss. imprudencia que empieza a iniciarse, con la tendencia a una sistemática
297 Cfr. H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., págs. 163 y s. de grupos de casos que amplían toda la materia jurídica..."; y se refiere
298 Vid. K. ENGISCH, Die Idee der Konkretisierung ín Rechtsan- a "las tendencias a la concretización o individualización del Derecho Pe-
tvendung und Rechtswissenschaft unserer Zeit, 2.' ed., 1968, págs. 147 y nal que, gráficamente, se describen en las más recientes monografías so-
siguiente, donde expone la evolución histórica, que a rranc a de BAÜMGAR- bre metodología". En la página 62 propugna el mismo método de "feno-
TEN, de la doctrina favorable a la concreción de las fórmulas generales. menología de las constelaciones características de supuestos de hechos"
299 E n este sentido destacan, por su importancia, algunos trabajos p a r a las causas de justificación.
)
>
i )
I ) 284 El método jurídico-penal en la actualidad I. Método jurídico-penal en Alemania 285

> detalle el contenido de esta posición al exponer el planteamiento


En 1972 ENGISCH acaba por concluir que el tratamiento del
) "error al revés" (Umgekehrter Jrrtwm) no puede decidirse por metodológico que entiendo preferible. Por todo ello, dejaré para
la pura aplicación de los principios sistemáticos, siendo prefe- entonces la consideración de las aportaciones de la moderna
) rible una consideración teleológica, por grupos de casos, a una Hermenéutica a una contemplación realista de la realización de
) perspectiva deductiva lógico-formal.^oi L^^ misma actitud refleja la ley. Baste aquí señalar el núcleo más esencial de tales apor-
el planteamiento de RoxiN; la problemática del error de prohi- taciones: de la tradicional concepción de la "aplicación" de la
)
bición ha de resolverse con arreglo a concretos puntos de vista ley se pasa al concepto de proceso de "concreción" de la ley
) al caso concreto. El juez no se limita a "aplicar" un texto legal
político-criminales, y no por la teoría general de la acción, por
la estructura del dolo, ni por cualquier otro tipo de deducciones previa y definitivamente dado, sino que no puede por menos
lógico-conceptuales.^02 Aunque más ecléctica, la opinión de Gós- que "buscar" la norma aplicable (EntscheidungsnormX que
SEL coincide en reconocer la insuficiencia de una perspectiva "nacerá" de la confrontación del tenor de la ley (Norprograrmn)
sistemática en el tratamiento del error.^^.s y las exigencias del sector de realidad a que alcanza (Normbe-
)
reich). En este sentido se habla del proceso de "concreción" de
) la ley a la realidad.^^'^
B) De la aplicación a la concreción de la ley
Próxima a la tendencia acabada de señalar hacia el problema C) Atención a la realidad metajuridica
concreto se hallan las investigaciones de la moderna Herme-
néutica sobre el proceso de realización judicial de la ley. Pese La más clara expresión de la aproximación a lo real que se
a su importancia capital en el ámbito de la metodología jurídica aprecia en la Ciencia penal alemana es la acentuación de la
general y en Derecho privado, no ha encontrado todavía en la atención por los datos metajurídicos que rodean al Derecho
ciencia jurídico-penal toda la atención que merece. Aparte del penal. Dejo p a r a el final lo que es más directo reflejo de esta
) importante libro de ENGISCH sobre la idea de la concreción, que corriente: la intensificación de los estudios criminológicos. Quie-
más bien pertenece a la metodología jurídica general,^*** ejem- ro dejar antes constancia de la influencia de esta perspectiva
^
plo de obra que adopta esta orientación desde nuestro campo en el seno mismo de la dogmática juHdico-iienal. Como he anun-
) es el libro de HASSEMER, Tatbestand und Typus.^'^^ Que responde ciado más arriba, cabe mencionar aquí la preocupación por la
) a las más actuales aspiraciones lo prueba la considerable cabida política Criminal y la toma en consideración por la dogmática
^ que encuentra en la reciente monografía de BRINGEWAT sobre de las enseñanzas de ciencias no jurídicas como la Psicología
el pensamiento funcionalista en Derecho Penal.^os Pero no puede y la Sociología.
) •

decirse que en la ciencia penal exista todavía una amplia co-


) ;
rriente en este sentido. Más que una tendencia asentada se a) La preocupación por la Política Criminal
trata de un camino a seguir. Personalmente creo que el futuro
) debería pasar por aquí, por lo que habré de desarrollar con a') Tras largo tiempo de casi exclusiva dedicación a la sis-
) \
temática de la Teoría del delito, la doctrina alemana ha vuelto
301 Vid. K. ENGISCH, Der "Umgekehrte Irrtiim" und das "UmkGhr- la mirada a los problemas político-criminales.^'^^ Ha sido favo-
prinñp", en el Festchrift für Heinitz, Berlín, 1972, págs. 204 y s.
302 Vid. K. RoxiN, Politica Criminal y Sistema del Derecho Penal,
> •
cit., pág. 69. 307 Vid. por todos, F . MÜLLER, Juristische Methodik, Berlín, 1971,
303 Vid. K..-H. GOSSEL, Über die Bedeutung des Irrtums in Straf- páginas 106 y ss.
I
recht, Berlín, 1974, págs. 1 y ss. 308 E s expresivo, en este sentido, que en 1971 se reinstaure en la
304 Vid. K. ENGISCH, Die Idee der Konkretisierung, cit., págs. 147 "Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft" nna sección espe-
y siguientes. cialmente dedicada a la recensión de obras de Política Criminal (a cargo
-) i de E. HEINITZ, págs. 729 y ss.). Obligado el recensionista — según afirma
305 Vid. W. HASSEMER, Tatbestand und Typus, Untersuckungen zur ípág. 730) a reducir su estudio a las obras más recientes, se limita a exa-
strafrechtlichen Hermeneutik, Kóln..., 1968, págs y ss, minar libros aparecidos en 1970. De ese sólo año considera a libios co-
306 Vid. P. BRINGEWAT, Funktionales Denken im Strafrecht, Ber- mo, Th. WüRTENBERGER, Kriininalpolitík im, sozialen Rechtsstaat, Stutt-
lín, 1974, págs. 128 y ss.
286 El m é t o d o j u r í d i c o - p e n a l en l a a c t u a l i d a d I. Método j u r í d i c o - p e n a l e n A l e m a n i a 287
recido por el movimiento de reforma del StGB que motivó el versión de GRAMÁTICA, que pareció inaceptable. Pero lo que
Proyecto ministerial de 1962, primero, y la respuesta del Pro- decidió la apertura a la Nueva Defensa Social fue el ambiente
yecto Alternativo, después. En torno a ambos se han polarizado general de reforma que ha presidido la ciencia penal alemana
amplios sectores de opinión sobre los fundamentos del Derecho de los últimos quince años.^^^ Resultado de la recepción de la
Penal y sus exigencias y límites de Política Criminal. Temas Nueva Defensa Social son las traducciones al alemán de las
como la función de la pena y de las medidas de seguridad, el obras fundamentales de la dirección ^^^ y la puesta en relación,
bien jurídico como límite material del lus puniendi, el prin- por algún autor, del Alternativ-E'ntwurf y la Nueva Defensa
cipio de culpabilidad y su contenido substancial, los principios Social.313
de la medición de la pena y la ejecución y sustitución de las En realidad, el Proyecto Alternativo constituye también una
penas privativas de libertad, ocupan en los últimos tiempos par- manifestación, posiblemente la más importante, de la recepción
te importante de la bibliografía.^o^ Ha pasado el momento en en la Alemania actual del movimiento reformista internacio-
que temas como el libre albedrío, pongo por caso,^!^ parecían nal'^^*— del que, por supuesto, la Nueva Defensa Social es sólo
definitivamente agotados. Pero no se crea que la circunstancia una corriente —. En cuanto persigue adecuar la regulación jurí-
de la reforma penal es lo único que explica la atención hacia dico-penal a las necesidades político-criminales mostradas por
tales problemas de signo político-criminal. La reforma ha sido la ciencia, más que a prejuicios metafísicos, puede inscribirse
la ocasión ^ue ha facilitado el curso de la tendencia general de en la tendencia de aproximación a la realidad. Pero no se aparta
aproximación a la realidad, en forma de revisión de nuestra de los conceptos centrales del Derecho Penal, la pena y la culpa-
disciplina a la luz de los cometidos que está llamada a cumplir bilidad, aunque los conciba en sentido reformista. E n esto se
en la vida social. diferencia de una dirección actual que pide la supresión del
h') Una primera consecuencia de la nueva perspectiva críti- concepto de culpabilidad y la sustitución de la pena por la me-
ca había de ser la recepción de direcciones reformistas nacidas dida de seguridad, en nombre también del giro a un Derecho
fuera de Alemania y que hasta hace poco no habían encontrado "científicamente" — y no "metafísicamente" — fundado.^^^ El
atención en ese país, dedicado casi por completo, como estaba,
a la dogmática del delito. Así, sólo en época muy reciente se ha 311 Vid. A. JORGE BAREEIRO, Consideraciones en torno a la nueva
defensa social y su relevancia en la doctrina y reforma penal alemana, en
logrado introducir en Alemania el movimiento de la "Nueva el libro Ensayos Penales, Santiago de Compostela, 1974, págs. 213 y s.
Defensa Social". Tal vez contribuyera al retraso el hecho de 312 Así, vid., F , GRAMÁTICA, Grwndlagen der Béfense Sociale (Ge-
que en un principio sólo se tomó conocimiento de la radical sellsckaftsschutz), trad. de MERGEN, en Kriminologische Sckriftenreihe,
tomo 18/19, Hamburg, 1966; M. ANCEL, Die Nene Sozialverteidigung,
traducido por M. MELZER, Stuttgart, 1970.
gart, 1970; G. STBATENWBRTH, Leitprinzipien der Strafrechtsreform, y 313 En especial, vid. M. MELZER, Le project Alternativ de Code Pe-
H. SCHULTZ, Kriminalpolüische Aspekte der Strafrechtsreform, en el li- nal Allemand et la Défense Sociale Nouvelle, en "Rev. Sciences Crimmi-
bro publicado por L. BRANDT, Koln, 1970; G. NASS, Des Staat und seine nelles", 1970, págs. 708 y ss.; MISMO AUTOR, Die Neue Sozialverteidigung
Verbrecher. Eine gesamtkonzeption der Kriminalpolitik, "Wiesbaden, 1968; und die deutsche Strafrechtsreformdiskussion, Tübingen, 1970.
M. Mini^ER, Die Neu.e Sozialverteidigung und die deutsche Strafrecktsre- 314 Así, H.-H. JESCHECK, Die kriminalpolitische Konzeption dea Al-
formdiskussion, Tübingen, 1970; C. RoxiN, Kriminalpolitik und Strafrechts- ternativ-Entwurfs eines Strafgesetzbuches (All. Teil), en "Zeitschrift für
system., Berlín, 1970. die gesamte Strafrecbtswissenschaft", t. 80, 1968, pág. 54.
309 No es posible ni necesaria aquí u n a referencia mínimamente com- 315 Piénsese, por ejemplo, en F . BAUEE, Das Verbrechen und die
pleta. Baste remitir a la bibliografía recogida por H. ZlPZ, Kriminal- Gesellschaft, Müncben, 1957; MISMO AUTOE, Das Strafrecht und das heuti-
politik, Karlsruhe, 1973, págs. XI y ss. La reciente aparición de esta obra, ge Bild vo7n Menscken, en Die deutsche Strafrechtsreform, edit. por
destinada con carácter de manual introductorio a la Política Criminal, L. REINISCH, München, 1967, págs. 11 y ss.; MISMO AUTOE, Die Schuld im
es^por sí sola m u y expresiva de la tendencia a la Política Criminal que Strafrecht, en Vom kommenden Strafrecht, edit. por F . BAUEE, Karls-
señalo en el texto, ruhe, 1969, págs. 43 y ss.; A. MERGEN, Die Antwort der Gesellschaft
auf das Verbrechen. Strafe oder Massnahme, en Die deutsche Strafrechts-
310 Es sintomático que la importante obra de K. ENGISCH, Die reform, cit., págs. 40 y ss.; M. DANNER, Gibt es einen freien Willen?,
Lehre von der Willensfreiheit in der strafrechtsphilosophischen Dok- 3.' ed., Hamburg, 1974; MISMO AUTOR, Repressives Strafrecht oder pra-
trin der Gegenwart, Berlín, 1963, alcanzase en 1965 u n a 2." edición y que ventives Massnahmenrecht?, Hamburg, 1967; A. PLACK, Pladoyer für die
el libro de M. DANNER, Gibt es einen freien Willen? aparecido en 1967, Abschaffung des Strafrechts, München, 1974.
se reeditase en 2." cd. en 1969 y en 3 . ' ed. en 1974.

hB^VHlnh^i . K u u .
288 El método jurídico-penal e n la actualidad I. Método jurídico-penal en Alemania 289

planteamiento fue formulado hace ya un siglo en Italia por la política criminal con la seguridad jurídica que proporciona
Scuola Positiva, pero en Alemania, tan dada al aislamiento en la claridad del sistema. No basta, entiende, tomar en cuenta
su producción bibliográfica nacional, se presenta hoy como no- postulados, político-criminales en la aplicación de la ley. Hay
vedad. que evitar que ello impida el objetivo del pensamiento sistemá-
(/) Más importante que esta corriente extremista es la vía tico: acabar con la arbitrariedad. Si el peligro del pensamiento
media propuesta por RoxiN. Este autor, uno de los inspiradores sistemático es el automatismo conceptual alejado de la realidad,
del Proyecto Alternativo y, lógicamente, en su misma línea, ha la introducción del pensamiento político-criminal puede llevar
formulado su programa de forma esperanzadora en su confe- a la restauración del acaso y la arbitrariedad. Ello ha sido una
rencia, ya citada, Política CHTninal y Sistema del Derecho Pe- realidad en materia de participación, en la cual la delimitación
nal. Parte de la observación siguiente: en Alemania dogmática entre autoría y participación se ha llevado a cabo por la Juris-
y política criminal constituyen dominios separados, faltos de la prudencia alemana sin una orientación en las categorías siste-
necesaria comunicación. Tal estado de la metodología es acha- máticas. "Las consecuencias de esta Praxis son ya conocidas:
cable al bipolar planteamiento propuesto por von LisZT. Ya se las sentencias se contradicen groseramente y la vieja frase,
dijo al examinar el pensamiento de este autor, que consideró pronunciada hace sesenta años, de que la teoría de la partici-
la "pureza" analítica de la dogmática necesario límite de una pación es 'el capítulo más oscuro y confuso de la Ciencia del
política criminal basada en el estudio empírico del delito y de la Derecho Penal' se ha convertido en una frase histórica."^^^
pena. Para RoxiN, ello ha impedido el enriquecimiento del mé- Éste es — añadimos — el peligro a que se halla expuesta una
todo dogmático por medio de la consideración de las necesidades sustitución pura y simple del pensamiento sistemático por el
político-criminales.-''^^ Su objetivo es superar el dualismo metó- pensamiento problemático. Por lo demás, tiene razón RoxiN al
dico de von LISZT, introduciendo la política criminal en el seno reputar insatisfactoria la otra consecuencia del enfoque político-
mismo de la elaboración dogmática. Comparando la concepción criminal limitado a "corregir" en el caso concreto las conclu-
de von LlszT con la de RoxiN podría decirse que, mientras el siones inaceptables del sistema: "que puede ser dogmáticamente
primero considera a la política criminal límite externo de la cierto lo que desde el punto de vista político-criminal es equi-
dogmática, el segundo adelanta su función a límite interno vocado, y a la inversa".^"'
de ésta. Sobre esta base, RoxiN confiere específico significado ,Se trata, pues, de conseguir acomodo en el sistema, sin caer
político-criminal a cada una de las categorías sistemáticas de la en la arbitrariedad, a la Política Criminal: "... el camino acer-
teoría del delito. tado sólo puede consistir en dejar penetrar las decisiones valo-
Pero con ello no sólo postula la contemplación de puntos rativas político-criminales en el sistema del Derecho Penal, en
de vista político-criminales en la aplicación de la ley, cosa que de que su fundamentación legal, su claridad y legitimación, su
hecho se ha venido haciendo desde siempre y ha sido defendida combinación libre de contradicciones y sus efectos no estén por
expresamente antes de la obra de RoxiN.^i'' Este autor quiere debajo de las aportaciones del sistema positivista formal prove-
llegar más lejos: combinar la necesaria consideración de la nientes de LiSZT. La vinculación al Derecho y la utilidad político-
criminal no pueden contradecirse, sino que tienen que com-
paginarse en una síntesis, del mismo modo que el Estado de
316 Vid. C. RoxiN, Política Criminal y Sistema del Derecho Penal, Derecho y el Estado social no forman en verdad contrastes
cit., págs. 15 y ss.
317 El propio RoxiN (op. cit., págs. 20 y 27) recoge la opinión en irreconciliables: un orden estatal sin una justicia social, no for-
este sentido de autores como SCHAFFSTEIN, JESCHECK y WÜRTENBERGER. ma un Estado material de Derecho, como un Estado planificador
Especialmente inequívoco es, sobre todo, el planteamiento de JESCHECK, y tutelar, pero que no consigue la garantía de la libertad como
quien, tras prevenir del peligro de que el Juez se abandon al ''automa-
tismo de ¡os conceptos teóricos, olvidando así el caso concreto", afirma:
"Lo decisivo ha de ser siempre la solución de la cuestión de hecho, mien-
t r a s que las exigencias sistemáticas deben ocupar el segundo plano" (Cfr. 318 Vid. C. KOXIN, Política Criminal, págs. 30 y ss.
H.-H. JESCHECK, Lehrbuch, cit., pág. 150). 319 Ibídem.

19, s . Mir Puig. — Introducción a las bases del Dereciio Penal


290 El método jurídico-penal en la actualidad I. Método jurídico-penal en Alemania 291
en el Estado de Derecho, no puede pretender el calificativo de dos clases de hechos típicos, según la técnica de tipificación: los
constitucionalidad socioestatal''.^^'' "delitos de acción", en que se describe la acción de un sujeto,
La "unidad sistemática de Política Criminal y Derecho Pe- y los "delitos consistentes en la infracción de un deber" (Pflicht-
nal''^^^ es perseguida por RoxiN confiriendo un específico signi- delikte), en los cuales lo esencial es sólo esa infracción, cual-
ficado político- criminal a cada una de las categorías dogmáticas quiera que sea la acción realizada.^^^ Son dos modos distintos
de la teoría del delito: " . . . l a s concretas categorías del delito de realización del principio político-criminal de legalidad, cuya
— tipicidad, antijuricidad y culpabilidad — deben sistematizar- distinción entraña consecuencias en materia de delitos de comi-
se, desarrollarse y contemplarse desde un principio bajo el pris- sión por omisión — lo decisivo es en ellos la infracción de un
ma de su función político-criminal ".^22 ^ ¡^ tipicidad corres- deber — y de participación — si en los delitos de acción es autor
ponde la encarnación del principio nullum crimen sine lege. el que posee el dominio del hecho típico, en los delitos de infrac-
La antijuricidad es el sector de las soluciones sociales a los ción de un deber es decisivo, sólo y siempre, quién infringe el
conflictos entre individuos o entre éstos y la sociedad. La ctilpa- deber, con independencia de si domina el suceso externo.^^?
bilidad ha de concebirse desde la teoría de los fines de la pena.^^a A diferencia de la tipicidad.^^s j^s causas de justificación
La contemplación de los caracteres del delito bajo las men- no sirven a la descripción de acciones o de lesiones de deberes,
cionadas funciones político-criminales encierra, para RoxiN, im- sino a la solución social de confiictos concretos. Dada la variedad
portantes consecuencias. Si la tipicidad posee el significado posible de tales conflictos, no es posible su tipificación abstracta
político-criminal de expresión del nullum crimen, no será admi- por la ley penal, que fracasaría ante la constante mutación de
sible la interpretación extensiva de los tipos dirigida a garan- los intereses que intervienen en los concretos conflictos repre-
tizar una protección sin lagunas de los bienes jurídicos: "Bajo sentados por las causas de justificación. Que éstas concurran
el prisma del principio nullum crimen es precisamente lo con- depende a menudo de disposiciones jurídicas extrapenales que
trario lo justo: es decir, una interpretación restrictiva que varían con el tiempo y de concepciones sociales todavía más
actualice la función de Magna carta del Derecho penal y su expuestas al cambio.^^iJ De otra parte, las causas de justificación
"naturaleza fragmentaria...". Como criterios auxiliares en esta no podrían describir acciones, ni infracciones de deberes, porque
tarea restrictiva, menciona el principio de adecuación social suelen alcanzar a muchos tipos y porque la clase de ataque que
(ideado por WELZEL) y el principio de la insignificancia, debido permiten depende de las particularidades de la concretísima
al mismo ROXIN. Según el primero deben excluirse del tipo aque- situación en que se plantea el conflicto.^^f* Por ello, la ley se
llas lesiones del bien jurídico adecuadas socialmente; el segundo limita en las causas de justificación a definir fórmulas genera-
lleva a dejar fuera de él los ataques insignificantes.324 Otras les, que requieren una especial concreción en cada caso particu-
consecuencias del significado político-criminal de la tipicidad lar. El legislador parte en cada causa de justificación de unos
son la inclusión en ella del dolo y de la esencia de la impru-
dencia. Lo primero porque "únicamente el dolo confiere a un
suceso sus contornos delimitadores", y lo segundo porque la 326 Vid. C. RoxiN, op. cit., págs. 43 y ss.
327 Vid. C. RoxiN, op. cit., págs. 45 y ss.
imprudencia encuentra su esencia en una de las dos formas de 328 No deja de ser inconsecuente que aquí distinga ROXIN entre tipi-
manifestación de la tipicidad: la infracción de un deber (de cui- cidad y causas de justificación, cuando es sabido que en otros lugares
(sobre todo en Offene Tatbestdnde und RechtspfiichttnerkTnale, 2." ed.,
dado) .^^^ Esto presupone que, para ROXIN, deben distinguirse inalterada, Berlín, 1970, págs. 42 y s., 132, 171 y 175) rechaza la dis-
tinción y defiende la teoría de los elementos negativos del tipo. E n Po-
lítica Criminal, cit., pág. 56, nota 56, aclara que esta teoría no impide
reconocer el distinto significado de la p a r t e positiva y la negativa del tipo.
320 Vid. C. RoxiN, Política Criminal, cit., pág. 33. Ello es cierto, pero no llega, desde luego, hasta permitir a un defensor
321 Vid. C. RoxiN, op. cit., pág. 34. del tipo total de injusto reducir el concepto de tipicidad a la parte posi-
322 Vid. C. RoxiN, op. cit., pág. 40. tiva, porque esto sería precisamente abandonar la teoría de los elementos
323 Vid. C. RoxiN, op. cit., págs. 40 y s. negativos.
324 Vid. C. RoxiN, op. cit., págs. 32 y s. 329 Vid. C. RoxiN, Política Criminal, cit., págs. 55 y ss.
325 Vid. C. RoxiN, op. cit., págs. 50 y ss. 330 Vid. C. RoxiN, op. cit., pág. 62.
292 El método jurídico-penal en la actualidad I. Método jurídico-penal en Alemania 29í
pocos principios materiales que, combinados de modos distintos, Los resultados de la investigación de HASSEMER son los si-
determinan el contenido de la causa de justificación de que se guientes : la política Criminal y la Dogmática deben distinguirse
trate. El juego de tales principios en el caso concreto fija el por su objeto específico. El de la Política Criminal es el com-
juicio sobre la justificación o antijuricidad de un hecho.^^^ La portamiento desviado y su definición social.^^^ Como parte inte-
función de la ciencia ha de ser, por una parte, descubrir y siste- grante del sistema de Derecho Penal — que abarca a Política
matizar estos principios, y, por otra, concretarlos. P a r a esto Criminal y Dogmática —, la Dogmática ha de poseer el mismo
último, "hay que proyectar una fenomenología de las conste- objeto último, pero su objeto inmediato, que justifica su espe-
laciones características de supuestos de hecho", esto es, la for- cialidad dentro del sistema, es distinto. En principio, tal objeto
mación de grupos de casos, resultantes de la aplicación de los específico es la ley penal, en cuanto expresa una determinada
principios rectores de cada causa de justificación a las distintas estrategia frente al comportamiento desviado (objeto mediato).
situaciones posibles.^^^ Pero la Dogmática no puede reducir su atención a la ley penal
La culpabilidad, por último, "viene acuñada desde el punto y cerrar los ojos a las necesidades político-criminales. En la
de vista político-criminal por la teoría de los fines de la pena". concreción de la ley a la reahdad debe atender tanto a la ley
En la culpabilidad se decide si el hecho antijurídico "merece" como a las exigencias de la realidad objeto de su regulación.
una pena, según los fines de la pena: prevención general y Necesariamente, pues, se añade a la ley penal como objeto espe-
prevención especial.^^^ Faltará la culpabilidad cuando la pena cífico de la Dogmática la referencia directa a postulados de
no sea necesaria para ninguna de estas dos finalidades. E s por Política Criminal. A esto se suma que en ocasiones la ley obhga
ello que no es culpable quien no "puede actuar de otro modo" directamente a la búsqueda de finalidades político-criminales,
— como el enajenado — : la imposición de una pena no podría como sucede en las fórmulas generales destinadas a guiar la
motivarles. Pero también falta la culpabilidad en otros casos determinación judicial de la pena ("gravedad del hecho", "per-
en que posiblemente concurre el poder de actuar de otro modo sonalidad del autor", etc.).''^^
y, sin embargo, la pena no es exigida por razones de prevención Precisando más, en base a lo anterior, las funciones respec-
general ni especial: así, en el estado de necesidad exculpante. tivas de Política Criminal y Dogmática, HASSEMER deduce el
El mismo fundamento político-criminal posee la ausencia de planteamiento que a continuación resumo. La Política Criminal
culpabilidad por error sobre los presupuestos de una causa posee un doble cometido: fijar las metas que orientan la estra-
de justificación y por desestimiento en la tentativa.^^^ tegia de la lucha contra el comportamiento desviado y plas-
La puesta en relación de Dogmática y Política Criminal marlas en fórmulas legales. Por medio de éstas determina una
constituye también objeto de la reciente obra de HASSEMER, primera y provisional delimitación de lo penalmente relevante.
Strafrechtsdogmatik und Kriminalpolitik.^^^ Pero la finalidad Aquí acaba su poder de definición. La Política Criminal corres-
central de este libro es la distinción de los ámbitos propios de ponde, en este sentido, al legislador.^^^ La Dogmática jurídico-
Dogmática y Política Criminal, y sólo como consecuencia de esta penal -parte de las fórmulas legales producto de la Política Cri-
distinción conceptual aborda el tema de las referencias político- minal. No puede rebasarlas por imperativo de los principios
criminales del trabajo dogmático. El planteamiento es, pues, constitucionales; la división de poderes y la prohibición de ana-
en cierto modo, inverso al de RoxiN, pues éste presupone la dis- logía contraria al reo. Su misión consiste en la precisión defini-
tinción de los conceptos de Dogmática y Política Criminal y tiva del alcance propio de las fórmulas legales.^sa ^QYO en esta
empieza por ocuparse de su conexión. labor no opera "ciegamente" respecto de las necesidades polí-

331 Vid. C. ROXIN, op. cit., pág. 57. 336 Vid. W. HASSEMER, Strafrechtsdogmatik und Kriminalpolitik,
332 Vid. C. RoxiN, op. cit., págs. 62 y s. eit., págs. 68 y ss.
333 Vid. C. RoxiN, op. cit., pág. 67. 337 Vid. W. HASSEMER, op. cit., págs. 146 y ss.
334 Vid. C. KOXIN, op. cit., págs. 68 y ss. 338 Vid. W. HASSEMER, op. cit., pág. 194.
335 Vid. W. HASSEMER, Strafrechtsdogmatik und Kriminalpohtik, 339 Vid. W. HASSEMER, op. cit., págs. 168 y ss.
Reinbeck bei Hamburg, 1974.
294 El m é t o d o j u r í d i c o - p e n a l en la a c t u a l i d a d 295
I Método jurídico-penal en A l e m a n i a
tico-criminales, sino, como se ha visto más arriba, necesaria- lógico-objetivas" representadas por la acción humana y la li-
mente orientada por las finalidades político-criminales, pues la bertad de voluntad. Y en cambio, su método deductivo-axiomá-
aplicación de la ley impone desbordar su tenor y atender a las tico, a partir de datos ontológicos, ha acentuado la importancia
exigencias del caso, aparte de que en ocasiones la ley se limita del pensamiento sistemático abstracto.^^^ Es notoria la influen-
a ofrecer clausulas generales que renuncian a la labor de con- cia que ha tenido en la revitalización del sistema la discusión,
creción de las metas político-criminales y obligan a la Dogmá- nacida del finalismo, en torno a la posición del dolo en la teoría
tica a su fijación originaria.^^o Así entendida, la Dogmática es del delito.
labor que desarrollan tanto la ciencia jurídico-penal como la La atención que hoy dedica una parte de la bibliografía
jurisprudencia penal.^^i alemana a los conocimientos psicológicos pretende ir más allá
de las abstractas estructuras lógico-objetivas. Quiere, precisa-
b) Referencias a Ciencias no jurídicas mente, llenar de contenido concreto categorías dogmáticas abs-
tractas. Para poner un ejemplo, mencionaré en este sentido los
La tendencia general de aproximación a lo real se expresa libros de SCHEWE, Bewusstsein und Vorsatz y Refiexbewegung,
también en la especial toma en consideración por la actual dog- Handlung, Vorsatz.^'^^ Si al finalismo había preocupado la colo-
mática penal alemana de las enseñanzas procedentes de ciencias cación sistemática del dolo, SCHEWE intenta concretar su con-
no jurídicas, en especial de la Psicología y la Sociología. Dejo tenido psicológico, sin duda más importante. Más alcance posee
para el final la más importante de las ciencias no jurídicas todavía el intento de ciertos autores de buscar las relaciones
a que hoy se dedica particular atención: la Criminología. Antes entre psicoanálisis y fundamentos del Derecho Penal, relaciones
quiero destacar la tendencia, que se manifiesta en publicaciones que se enjuician de muy diversa forma.^*^ Por lo demás, ámbito
recientes, a tener en cuenta los conocimientos psicológicos y clásico de influencia en la Ciencia Penal de la Psicología sigue
sociológicos como dato previo a la elaboración dogmática de siendo la culpabilidad y, en especial, la cuestión del libre albe-
conceptos jurídico-penales, o incluso para fundamentar los con- drío. Negando su posibilidad desde el punto de vista psicológico,
ceptos básicos del Derecho Penal. •es significativo el libro de DANNER.-'^^''
a') La referencia a la Psicología en el esclarecimiento de &0 Especial relieve merece la aproximación a la Sociología
conceptos jurídico-penales fue favorecida por el planteamiento por parte de un novísimo sector de la ciencia penal alemana.
metodológico del finalismo. Como en 1960 cuidaba de recalcar Ya ha habido ocasión de analizar los planteamientos de algunos
WELZEL, los inicios de la teoría final de la acción, como las bases de los autores característicos de esta dirección (HASSEMER,
de su concepto material de culpabilidad, más que en la onto- AMELUNG y CALLIESS) . Se basan en el funcionalismo de la socio-
logía de HARTMANN se basaron en observaciones efectuadas por logía de PARSONS, introducida en Alemania gracias, sobre todo,
la Psicología: concretamente, en su descubrimiento de las leyes a la Systemtheorie de LUHMANN.^*' Una idea es común a estas
del sentido, como características de la mente humana, frente
al mecanicismo que rige el mundo naturalístico.^-*^ E r a una con- 343 Así, C. RoxiN, Política Criminal, cit., págs. 37 y ss. Recoge la
secuencia de la metodología de WELZEL buscar a7ites del Derecho expresiva opinión de SCHAPFSTEIN: " W E L Z E L ha proporcionado a la de-
los conceptos -prejuridicos — como los de acción y culpabili- ducción lógico-dogmática una fuerza desconocida desde los tiempos de
BINDING". La cita corresponde a Tatbestands- und Verbotsirhim, en Got-
dad —. Por desgracia, aunque esto hubiese podido llevar a una tinger Festschrift für das Oherlandesgericht Celle, 1961, pág. 178.
aproximación general de la dogmática finalista a la realidad 344 Vid. G. SCHEWE, Beüusstsein und Vorsatz, Lübeck, 1967, y Re-
fiexbewegung, Handlung, Vorsatz, Lübeck, 1972.
concreta, no fue en el finalismo más allá de las "estructuras 345 Vid. A. PLACK, Pladoyer für die Abschaffung des Strafrechts,
München, 1974, pág. 267; A. MITSCHERLICH (editor), Psyckoanalyse und
Justiz, págs. 197 y s.; T. MOSEK, Psyckoanalyse und Justiz, en ZRP, 1971,
340 Vid. W. HASSEMER, op. cit., págs, 155 y ss. páginas 106 y ss. El escrito de habilitación de HAFKE, discípulo de RoxiN,
341 Vid. W. HASSEMER, op. cit., págs. 146 y ss. ha versado sobre el t e ^ a Generalpravention und Psyckoanalyse.
342 Vid. H. WELZEL, El Nuevo Sistema del Derecho Penal, cit., pá- 346 Vid. M. DANNER, Gibt es einen freien WiUen?, 3 . ' ed., 1974.
gina 12. 347 E n directa freferencia al Derecho, vid. N. LUHMANN, Rechtsso-
296 El método jurídico-penal en la actualidad I. Método jwrídico-penal en Alemania 297

posturas: el Derecho no es más que forma y reflejo de una mas sociales, puede alcanzar la meta de ser verdadera ciencia
estructura social, por lo que la ciencia del Derecho ha de ocu- social, pero sin que ello suponga abandonar el específico campo
parse de esa estructura social. E n otras palabras, la ciencia de lo normativo-jurídico. Pues no se t r a t a de reducir la ciencia
del Derecho ha de ser una ciencia social. A la hora de responder del Derecho a descripción sociológica de los hechos jurídicos, en
a preguntas tan fundamentales para el Derecho penal como: su efectiva producción, como pretendía el positivismo sociológico
¿Qué conductas merecen ser castigadas?^^^ y ¿cuál es la fun- de principios de siglo. La nueva corriente propugna, precisa-
ción del Derecho penal ?,^^^ esta dirección cree necesario remitir mente, el estudio de lo específico del Derecho, que reconoce, al
al que consideran específico terreno del Derecho: la Sociedad, modo del positivismo jurídico, en el deber ser de las normas.
o mejor, los sistemas sociales. No el formal mundo de las nor- Si, pese a ello, afirma la naturaleza social de la ciencia del De-
mas, ni tampoco el ámbito espiritual-cultural de los valores recho, es a través del siguiente razonamiento: las normas jurí-
— como pretendían, respectivamente, el formalismo positivista dicas son expresión formal de comportamientos sociales, aunque
y la dogmática de las ciencias del espíritu —, sino sólo el fun- no sea en el plano del ser, sino en el del deber ser; por tanto,
cionamiento de los sistemas sociales puede suministrar los cri- analizar el contenido de la nori^a jurídica es hacerlo de las
terios de respuesta a las cuestiones planteadas. Sólo la obser- conductas sociales imaginadas por la misma. "El que matare
vación de las concretas necesidades de funcionamiento de los a otro" es fórmula que expr^eáa una relación comunicativa de
sistemas sociales permite decidir qué acciones han de ser some- tres sujetos: autor, víctima y Estado. Dicho de otro modo:
tidas al Derecho Penal.^'^° Y únicamente una comprensión de estudiar el Derecho, siquiera en su específica normatividad,
las normas penales a partir de la estructura de las acciones es estudiar procesos sociales. Ésta es la única vía de superar la
comunicativas de varios sujetos y como momento que incide en dicotomía en que, desde von LISZT, han caído los planteamientos
ella, abre el camino a una correcta fundamentación del Derecho metodológicos que postulan una aproximación de dogmática y
Penal y de sus dos componentes centrales, el delito y la pena, realidad social. Aparte de que los datos de la sociología han de
que ahora parecen poder entenderse, por fin, como fenómenos sei'vir de base a la dogmática, deben fundirse la sociología,
específicamente sociales, como quería von LlSZT.^^^ como ciencia del ser, y la dogmática, como ciencia del deber
La dirección sociológica es, a mi juicio, tal vez la que ma- ser, en una ciencia social del Derecho que, sin abandonar el
yores posibilidades de futuro posee entre las corrientes del específico mundo de las normas, las conciba como formalización
actual pensamiento jurídico-penal alemán. Personalmente sus- de procesos sociales.
cribo muchos de sus puntos de vista y lo he manifestado al exa- Tal perspectiva no es incompatible con la unión sistemática
minar la función del Derecho Penal y los límites del lus puniendi de dogmática y política criminal propugnada por RoxiN. Al con-
representados por el concepto del bien jurídico y el principio trario, ambos puntos de vista pueden y, posiblemente, deben
de resocialización. Precisamente por esto no es necesario expo-" completarse mutuamente. Un modo de hacerlo podría ser éste:
ner ahora con mayor detenimiento el contenido de esta posición la formulación de ROXIN ofrece un importante aspecto del con-
metodológica. Baste en este lugar exponer brevemente la razón tenido que corresponde a una dogmática jurídico-penal concebi-
por la que creo válido el planteamiento sociológico examinado. da en el sentido más arriba indicado, como ciencia social del
Al considerar la ciencia jurídico-penal como ciencia de los siste- Derecho.
c') Para el final dejaba la aproximación de la dogmática
ziologie, Hamburg, 1972; MISMO AUTOR, Rechtssystem und rechisdogma-
tik, Stuttgart, 1974. jurídica-penal a la Criminología. Se trata de una relación cuya
348 A esta cuestión se dedica la obra de K. AMELUNG, Rechtsgüter- necesidad se siente hace tiempo. Recuérdese el programa de von
schutz und Schutz der Gesellschaft, cit., F r a n k f u r t , 1972. LISZT : una Política Criminal sobre bases científicas, esto es,
349 Sobre el tema, la importante monografía de R.-P. CALLIESS,
Tkeorie der Strafe ím dcmokratischen und sozialen Rechtsstaat, cit., criminológicas.^52 pero en Alemania puede hablarse de un rena-
F r a n k í u r t , 1974.
350 Vid. K. AMELUNG, Rechtsgüterschutz, cit., págs. 358 y ss.
352 Vid. F . von LiSZT, Über den Einfluss der soziologischen und an-
351 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit-, págs. 15 y ss.
298 El método jurídico-penal en la actualidad II. Planteamiento metodológico que se propone 299
cimiento de la conciencia de tal necesidad a partir de la llamada criminológica que sigue la orientación sociológica caracterís-
de atención que en 1957 supuso la obra de WÜRTENBERGER sobre tica de la Criminología norteamericana.^^''
"La situación espiritual de la ciencia del Derecho Penal ale-
mana". Advertía este autor: "El dogmático del Derecho Penal
dirigido a una interpretación del Derecho vigente debe traspa- 11. PLANTEAMIENTO METODOIJÓGICO QUE SE PROPONE
sar las fronteras de su estrecha especialidad y atreverse a una
apertura a la realidad".^^^ Para ello — añade más adelante el 1, Bases del sistema
autor — es esencial el conocimiento de la Criminología, cuyas A la vista de la evolución histórica y de las direcciones
cuestiones se hallan a menudo en primer pleno y deberían con- actuales de la metodología de nuestra ciencia, es hora de pro-
tribuir de forma esencial a la solución de los problemas dogmá- nunciarse y explicitar el planteamiento que se suscribe. Con-
ticos: "Durante demasiado tiempo se ha detenido la ciencia viene, para ello, partir de las enseñanzas a extraer de la historia
del Derecho penal alemana en problemas dogmáticos con fre- y del presente, si es que se quiere obtener una construcción his-
cuencia infructuosos e incluso en sutilezas, en lugar de dejarse tóricamente justificada, que se inserte en el proceso evolutivo
guiar por las tendencias a la Política Criminal sobre la segura de la ciencia penal moderna. Sólo aprovechando el pasado y,
base de la investigación criminológica." En Nota se refiere al desde luego, el presente, puede intentarse tender un puente hacia
"escaso interés de la ciencia del Derecho Penal por la Crimi- el futuro.
nología".3¡^*
Ya WÜRTENBERGER señalaba la necesidad de replantear el A) Premisas políticas y científicas - de una metodología
método de una Criminología útil a la dogmática. Había que actual
renunciar a considerarla una pura ciencia de la naturaleza, al
estilo de la antropología de LOMBROSO o de la biología criminal a) La historia del método jurídico-penal responde a dos
en que solía anclarse la Criminología alemana. P a r a aprehen- factores: la evolución de las ideas políticas y el proceso filosó-
der en su totalidad el complejo hecho delictivo era preciso reco- fico-científico. Puede verse un claro trasf ondo político en la me-
nocer que a la Criminología corresponde tanto una vertiente todología clásica, en el positivismo jurídico y naturalista, en la
de ciencia natural como de ciencia del espíritu, puesto que el Escuela de Kiel, en el auge del finalismo. El progreso filosófico-
delito no es sólo un hecho naturalístico, sino que también, en científico influye también en el clasicismo, en el positivismo, en
cuanto hecho humano, posee significado espiritual y participa el neokantismo, en el finalismo y en la Escuela de Kiel. Al expo-
del m-jando de la cultura y sus valores. Por ello, junto a la biología ner estos movimientos metodológicos hubo ocasión de mostrar
criniih^i debían darse cabida en la Criminología a la Sociología arabos tipos de condicionamientos, pero conviene ahora resu-
y la Psicología social, entendidas como ciencias del espíritu.^^^ mirlos brevemente.
En los últimos años se advierte en Alemania la efectiva reali- a') El Estado liberal se hallaba tras el clasicismo y el posi-
zación del giro metodológico propuesto por WÜRTENBERGER para tivismo jurídico. En tanto las ideas liberales no se tradujeron
la Criminología. En el "Max-Planck-Institut für auslándisches en Derecho positivo, la ciencia penal clásica pasó por encima de
und internationales Strafrecht" de Friburgo trabaja bajo la éste y prefirió buscarlas elaborando un Derecho natural racio-
dirección de G. KAISER un importante grupo de investigación nal. Cuando los Códigos incorporaron los principios de ese De-
recho liberal, el jurista liberal se convirtió en positivista (jurí-
dico) .
thropologischen Forschungen, cit., en Strafrechtlicke Aufsdtze und Vor- El positivismo Tiaturalista se apoyó en la filosofía política
trdge, cit., II, págs. 78 y s.
353 Cfr. Th. WÜRTENBERGER, Dic geistige Situation der deutschen
Strafrecktswissenschaft, cit., pág. 31. 356 Sobre las bases de este grupo, vid. G. KAISER, Probleme, Auf-
354 Ihidetn, pág, 37. Sahen und Strategie krÍTuinologischer Forschung heute, en "Zeitschrift
355 Ibídem, págs. 40 y ss. •für die gesamte Strafrechtswissenschaft", t. 83, 1971, págs. 253 y ss.
II. Planteamiento metodológico que se propone 301
300 El método jurídico-penal en la actualidad
dente es, todavía, el influjo que el reciente desarrollo de los
del Estado social intervencionista. Base del programa de la lenguajes formales — lógica formal, lingüística, cibernética—,
Sellóla Positiva, como de la Política Criminal de von LiszT, era y su introducción en la llamada Rechtstheorie, han tenido en
la ampliación de las competencias del Estado: debía pasar a
los intentos de formalizar la elaboración de la dogmática jurí-
combatir activamente la delincuencia,, interviniendo con ello en
dico-penal.
la vida social y abandonando el papel de arbitro que le asignaba
c) A la hora de tomar posiciones adecuadas al actual estado
el liberalismo. de la metodología jurídico-penal, conviene, pues, partir de con-
No hace falta destacar que el irracionalismo de la Escuela sideraciones políticas y científicas ajustadas al momento pre-
de Kiel estuvo al servicio del Estado totalitario nacionalsocia- sente. Intentaré anticipar de modo suscinto las que tomaré como
lista. La reacción contra éste había de ser, precisamente, el base.
factor tal vez más importante del auge que tras la Segunda aO Basar el método jurídico-penal en una concepción polí-
Guerra Mundial alcanzó la metodología ontologista del finalis- tica determinada, esto es, proclamar una metodología política-
mo. En ella se vio una vía de superación del positivismo neutral mente "comprometida", constituye una exigencia del actual
y del relativismo valorativo, característico del neokantismo, a momento cultural. Ya dije que el flnalismo se presentó como
ios que se acusó de haber impedido una toma de posición por los reacción contra la neutralidad valorativa del positivismo y del
juristas frente al "Derecho" nazi — pues seguía siendo "De- neokantismo. En Alemania se notó especialmente la necesidad
recho" para el positivismo. de oponer una alternativa crítica al Derecho positivo tras la
bO Desde la perspectiva del progreso ñlosófico-científico, experiencia nazi, que mostró hasta dónde podía llevar un posi-
cabe trazar el siguiente cuadro: el clasicismo iusnaturalista re- tivismo dispuesto a aceptar cualquier contenido normativo pro-
flejaba todavía una fase "metafísica" o "precientífica" — según cedente del poder político. E n la actualidad se ha generalizado
la terminología positivista — ; el positivismo quiso asegurar el la tendencia a considerar necesaria en las ciencias sociales una
carácter "cientíñco" de nuestra disciplina; el neokantismo am- clara perspectiva política. Que ello ha alcanzado ya a nuestra
plió el estrecho concepto positivista de ciencia, acudiendo a la parcela lo prueba el hecho de que un reciente libro editado por
noción de "ciencias culturales" o del "espíritu"; la Escuela de TAYLOR, WALTON y YOUNG, bajo el expresivo título Critical
Kiel pretendió superar el formalismo neokantiano, siguiendo, Criminology, empiece constatando "la politización de la fllosofía
en parte, la tendencia de la filosofía de este siglo hacía lo con- social y de las ciencias humanas en general en la última década",
creto ; el flnalismo, por último, ha querido superar las limitacio- para aflrmar la especial necesidad de que ello se refleje también
nes subjetivistas del neokantismo, mediante un giro a los objetos en la Criminología.^'''^ La Universidad española de los últimos
reales. años ha sido fiel testimonio de esta tendencia general a indagar
h) La observación del actual estado de la metodología en el sentido político de los planteamientos culturales. Ello ha sido
Alemania pone también de manifiesto la influencia de ambos favorecido, evidentemente, de modo particular por las circuns-
tipos de factores, políticos y científicos. Por una parte, la ten- tancias políticas de nuestro país, que impiden una posición aeri-
dencia a la revisión político-cñminal de las decisiones básicas fica frente al Derecho vigente. Partiendo de estas observaciones,
del Derecho Penal actual, puede ser exponente, en ciertos sec- explicitaré a continuación las bases ideológicas que presiden la
tores, de la crisis que sufren las concepciones políticas clásicas. concepción del método jurídico-penal que suscribo y luego de-
Por otra parte, la aproximación a ciencias no jurídicas como la sarrollaré.
psicología, la sociología y la criminología se debe, acaso, a que Al trazar los límites del /ws puniendi partí de una triple
el antiguo propósito de superar el alejamiento de la realidad concepción del Estado: como Estado de Derecho — o liberal —
es hoy más fácil de realizar debido al progreso experimentado
por esas ciencias. En especial es esto válido respecto de las cien-
cias sociales, que ahora cuentan con una avanzada metodología, 357 Vid. Critical Criminology, edit. por I. TAYLOR, P. WALTON y
J. YOUNG, London-Boston, 1975, paga. 1.
capaz de reclamar la atención de la ciencia jurídica. Más evi-
302 El método jurídico-penal en la actualidad II. Planteamiento metodológico que se propone 303

por lo que se refiere al aspecto formal de vinculación a la ley,. el contenido de la elaboración jurídico-penal. En cuanto parte
y como Estado social y Estado democrático por lo que afecta a de tal contenido, desbordan propiamente el tema del método de
su contenido. El Estado de Derecho y el Estado social son mo- nuestra ciencia, pero no en la medida en que condicionan previa-
delos políticos realizados en la mayor parte de países de nuestra mente el propio método que permite introducirías en la labor
área de cultura. Salvo en los regímenes totalitarios, no se exclu- científica del penalista. Por de pronto, para que pueda reflejarse
yen, sino que se superponen, de modo que el Estado social sigue en el contenido de la ciencia penal el planteamiento político esbo-
siendo Estado de Derecho. El Estado democrático, en cambio^ zado, ha de admitirse una metodología jurídico-penal que dé
entendido como sistema político que, junto a la "libertad" for- cabida a la valoración ideológica. Si al jurista se le negase esta
mal del Estado liberal y la "fraternidad" del Estado social, posibilidad, en nombre de la sujeción positivista al estudio del
procure la efectiva — concreta — "igualdad" de los ciudadanos, Derecho constituido, sería inaceptable pretender que sus creen-
está todavía, en mayor o menor medida, lejos de haberse con- cias políticas tuviesen reflejo en su investigación científica. P o r
seguido. Entiendo que la búsqueda de ese Estado democrático otra parte, en un problema tan esencialmente perteneciente al
— auténticamente democrático — debe presidir hoy las bases de método jurídico-penal como es el de los límites de la interpre-
nuestra ciencia, si no se quiere que se estanque en modelos tación y la admisibilidad o no de la analogía, es imi)ortante
políticos y ^ insuficientes. la opinión que se tenga sobre el principio político de legalidad.
El planteamiento que sirve de base a esta concepción del P o r último, no deja de afectar al método el partir de una imagen
Estado democrático se aviene con el signo que preside la evolu- del hombre concreto al abordar los conceptos jurídico-penales,
ción del pensamiento de nuestro siglo. Como ya dije más arriba, pues ello constituye un camino determinado que se traza a la
la filosofía contemporánea ha ido de lo abstracto a lo concreto i^^* investigación.
del hombre ideal-racional de KANT al hombre situado del exis- b') El progreso científico de nuestra ciencia no se halla des-
tencialismo, en el que falta incluso una "esencia" distinta a su vinculado de la evolución general de las ideas ni de las políticas
"existir" temporal, pasando por el hombre condicionado social- en particular. La mencionada tendencia que lleva de lo abstrac-
mente que inauguró el materialismo dialéctico. En la filosofía to a lo concreto, de la democracia formal a la real, se refleja con
política habrá, pues, que pasar, de forma paralela, de una demo- claridad en este segundo aspecto: de la actitud metafísica pro-
cracia formal y abstracta, que el liberalismo imaginó para el pia del clasicismo se pasa al planteamiento científico, positi-
ciudadano ideal, no determinado socialmente y, por tanto, teóri- vista primero y específico de las ciencias del espíritu después;
camente igual a todos sus semejantes, a una democracia que y del formalismo positivista se va a un mayor realismo antifor-
sirva al hombre real y concreto, inmerso en los condicionamien- malista. El proceso culmina en las actuales corrientes, que
tos particulares que le impone la vida social. permiten, según dije, destacar como rasgo central de la meto-
Pero la búsqueda de un tal Estado democrático no implica dología alemana presente la aproximación a la realidad.
renunciar a las exigencias políticas del Estado de Derecho y del E n realidad, tal aproximación constituyó ya el programa
Estado social, a las que debe añadirse, y no sustituir, el Estado del positivismo naturalista, que lo opuso al abstracto método
democrático. En especial, debe insistirse en la necesidad de clásico. Pero no se consiguió entonces introducirlo en la ciencia
mantener las garantías propias del Estado de Derecho, como ha del Derecho penal, sea porque se creyó poder prescindir de lo
comprendido el mundo tras la experiencia del fascismo y el na- jurídico — como la Scuola Positiva—, sea porque no se quiso
cionalsocialismo. Entre nosotros tiene especial sentido ésta llevar la consideración empírica del delito a la jurídica — como
observación. en el característico sistema dual de von LISZT, en el que Crimi-
Las premisas explicitadas han de presidii% según entiendo. nología y Política Criminal, no encontraban reflejo en la Dog-
mática—. El planteamiento actual no sólo no desprecia la ela-
boración jurídica, sino que intenta introducir en el seno mismo
358 Vid. J. VÉLEZ CORREA, Filosofía moderna y contemporánea, di., del método jurídico-penal consideraciones empíricas. Las obser-
páginas 438 y s.
304 El método jurídico-penal en la actualidad II. Planteamiento metodológico que se propone 305

vaciones de la Hermenéutica en cuanto a los condicionamientos


B) Superación de las críticas a la dogmática ,
metajurídicos del proceso de aplicación de la ley a la realidad,
la unión de Política Criminal y Sistema de Derecho Penal en el Antes de extraer pormenorizadamente las consecuencias que.
planteamiento de ROXIN y la concepción de la Ciencia del De- para la concepción del método jurídico-penal se derivan de las
recho Penal como Ciencia Social, son expresión del deseo actual premisas anunciadas, quisiera poner de relieve que, además de
de una metodología jurídico-penal vinculada a la realidad. fundarse en las razones expresadas, pretenden ofrecer una res-
Por la misma razón que suscribo una ciencia penal que sirva puesta a las críticas que en forma creciente suelen dirigirse
al hombre concreto, he de manifestarme abiertamente favorable a la Dogmática jurídica.
a esa orientación realística de nuestro método. Dada la plura- Aunque a menudo tales críticas apuntan a todo método dog-
lidad de direcciones actuales en este sentido, ello me obliga a mático, sin distinguir — hasta el punto de que llegue a aparecer
tomar posición frente a las mismas. Entiendo que, como es algún libro con el título: "¿Puede hoy el jurista seguir siendo
frecuente, cada una de las corrientes acabadas de mencionar un dogmático?"^^^ — los argumentos que acostumbran a esgri-
encierra sólo una parte de verdad y que es precisa, por consi- mirse afectan solamente a una Dogmática estrechamente positi-
guiente, su conciliación. vista. Los más importantes podrían ser, probablemente, reuni-
Por de pronto, la concepción del Derecho Penal como ciencia dos en torno a las dos ideas siguientes: a) la Dogmática es
social es un planteamiento dotado de más amplio alcance teórico políticamente reaccionaria, porque al someterse incondicional-
que los demás, pues afecta a sus mismos fundamentos, mientras mente al Derecho positivo cierra las puertas a toda posibilidad
que las observaciones realísticas de la Hermenéutica se refieren de crítica del sistema jurídico y consagra todo poder político
solamente a uno de los aspectos de la ciencia penal, el proceso dotado de la fuerza suficiente para dictar normas jurídicas;
de aplicación de la ley, y la vinculación de la Política Criminal b) la Dogmática se halla alejada de la realidad, permaneciendo
al Sistema dogmático apunta a otro aspecto parcial de nuestra encerrada en el mundo formal de unas normas jurídicas que,
ciencia, la elaboración dogmática. Esta diversidad de niveles tomadas aisladamente, dejan de concebirse como instrumento
permite hacer compatibles los tres puntos de vista, según la de configuración de la vida social. La doble perspectiva que su-
siguiente fórmula: g i e r o — valoración política y realismo en la ciencia penal y en
a) La consideración de la ciencia del Derecho penal como la Dogmática misma — constituye un intento de superar esas
Ciencia Social, en cuanto afecta a la naturaleza (social) de los importantes críticas que comprometen el futuro de nuestra cien-
conceptos dogmáticos, ha de ofrecer la base de una elaboración cia. Si, manteniendo el Derecho positivo como objeto de estudio,
teórica realista. se da entrada en la Dogmática a su valoración crítica y a su
b) Al nivel de control de corrección de la aplicación de la elaboración progresiva conforme a postulados ideológicos que
ley — objetivo último del método jurídico-penal — pertenecen: se sustenten, dejará de poder acusarse a la dogmática de mero
las modernas aportaciones de la Hermenéutica y el pensamiento instrumento del poder constituido.^^^ Y si se consiguiese derrum-
problema, como punto de partida para la formulación de un bar la valla que aisla a la Dogmática de la reahdad social, sin
sistema "abierto". descuidar el específico sentido normativo de lo jurídico, sino, al
c) La unión de Política Criminal y DogTUática puede, por contrario, considerando al Derecho como forma de configuración ^
último, tener ahora el sentido de ofrecer la base científico-empí- de la vida social, esto es, como uno de los más importantes
rica a la contemplación de la realidad que postulan las ante-
riores perspectivas mencionadas. 359 U. MEYER-CORDING, Kann der Jurist heute nock Dogmatiker
sein?, Tübingen, 1973.
Más adelante desarrollaré esta formulación. 360 En nuestro país escribe abiertamente RODRÍGUEZ DEVESA, que
"no es posible desentenderse de si (una solución jurídica) es justa o in-
j u s t a " : Prólogo a C. MARTÍNIS BURGOS, LOS drogas ante la Ley, Madrid,
1973.

20. • S. Mir Pulg. — Introducción a laa bases del Derecho Penal


II. Planteamiento metodológico que se propone 307
£1 método jurídico-penal en la actualidad
306
en este sentido, plantea la llamada "antinomia de los fines de la
sistemas sociales, se demostraría que estudiar las normas jurí- p e n a " ) .362
dicas constituye uno de los modos de abordar la contemplación
de la vida social: que la ciencia del Derecho Penal es una Ciencia
2. La valoración en la ciencia v&nal
Social.
Pero adviértase que la realización de este doble programa El primer aspecto del planteamiento anterior que desarro-
es difícil. Pues no admite la sustitución simplista del Derecho llaré, es la necesidad de una Política Criminal reconocidamente
valorativa y esencialmente crítica. Le corresponde, según lo
positivo por la opinión ideológica, por una parte, ni de las nor-
dicho, una doble función en el seno de la global ciencia del De-
mas jurídicas por la realidad sociológica, por otra, sino que recho Penal: a) de lege ferenda: la fijación de los objetivos que
pretende la síntesis de esas antinomias: Derecho positivo y valo- debería seguir el Derecho Penal, con la consiguiente apertura
ración, y norma jurídica y hecho social. La forma de arbitrar a su posibilidad de crítica; b) de lege lata: orientar a la dogmá-
la síntesis de esos aspectos sin suprimir sus exigencias especí- tica en el sentido de las finalidades político-criminales de la
ficas podría ser; ley, posibilitando no sólo la superación de una dogmática "cie-
1.*^) Empezar por distinguir en la Ciencia Penal dos gran- ga", de espaldas a la función práctica del Derecho Penal, sino
des cometidos específicos, representados por la Política Criminal también la evitación de una dogmática acrítica y puramente
y la Dogmática jurídico-penal. A la Política Criminal corres- tecnocrática.
pondería una doble función: a) fijar las premisas axiológicas
del Derecho Penal, b) en base a la contemplación de las conclu- A) La valoración de lege ferenda
siones obtenidas por la Criminología acerca de la realidad del
delito y de la pena. La Dogmática serviría a la elaboración La introducción de la idea de valor en la primera función
del Derecho positivo con vistas a su aplicación a la vida real. de la Política Criminal — de lege ferenda — no puede ser dis-
2.*^) Una vez distinguidas Política Criminal y Dogmática, cutida. No obstante, la concepción "moderna" de la Política
debería buscarse su confluencia. El modo de conseguirlo sería Criminal, debida principalmente a von LISZT, se ha demostrado
introducir en el seno de la Dogmática la perspectiva político- reacia a admitir en su seno los juicios de valor. Precisamente
criminal previamente obtenida, en sus dos aspectos apuntados en ello buscó una de las notas que la diferenciaban de la con-
de valoración y conexión con la realidad criminológica. cepción "racionalista" de la Política Criminal, imperante en el
El sistema esbozado permitiría a la vez distinguir y conciliar siglo XIX con anterioridad al giro metodológico que propugnó
las funciones correspondientes a las distintas integrantes de lo el positivismo naturalista. Antes de von LISZT era ya común la
que desde von LISZT se llama "global ciencia del Derecho Penal" expresión "Política CriminarV^a pero, coherentemente con
(gesamte Strafrechtswissenschaft), lo que constituye una nece- la metodología apriorista-racionalista característica del clasi-
sidad fuertemente sentida en nuestros días, tanto a nivel de cismo, se veía en ella el conjunto de postulados valorativos,
fundamentos metódicos de nuestra ciencia,^^^ como para evitar dictados por la razón, que debían guiar a la legislación penal.
las inadmisibles contradicciones que la disfuncional falta de La moderna dirección de la Política Criminal entendió a ésta de
coordinación sistemática de Política Criminal y Dogmática en modo distinto: para pasar de mera "política" a "ciencia",^^'*
la práctica origina, pues es sabido que a menudo el Juez se halla
ante el dilema de elegir entre una solución político-criminal- 362 Vid. sobre este problema el planteamiento de W. HASSEMER,
mente aconsejable, pero dogmáticamente infundada, y otra dog- Strafrechtsdogmatik und Kriminalpolitik, Hamburg, 1974, págs. 58 y ss.
363 Así, Q. SALDAÑA, en Adiciones al Tratado de von LiSZT, cit.,
máticamente coherente pero desacertada desde la perspectiva I, pág. 10. Ampliamente, también, E. LANGLE, La teoría de la Política Cri-
político-criminal (piénsese, por ejemplo, en la problemática que, Tiiinal, Madrid, 1927, págs, 27 y ss.
364 Como subraya E. SCHMIDT, Einführung in die Geschichte, cit.,
361 En este sentido vid., por ejemplo, R.-P. CALLIESS, Theorie der página 364, von LISZT no quiso llevar su programa por la vía política,
sino por la científica.
Strafe, cit., pág. 12.
308 El método jurídico-penal en la actualidad II. Planteamiento metodológico que se propone 309

debía concebirse como conjunto de principios derivados de la pues este concepto no desbordaba el planteamiento de causa-
observación científica (empírica) del delito y de la pena, llama- efecto característico de las ciencias empíricas. Pero tras la "efi-
dos a orientar la estrategia de la lucha contra la delincuencia. cacia" se daba por supuesta una escala de valores no demostra-
En palabras de von L I S Z T : la Política Criminal "es la síntesis bles en base a la observación, a saber, la que decidía el carácter
ordenada de los principios según los cuales ha de guiarse la delictivo de los hechos a combatir eficazmente y, también, los
lucha del orden jurídico contra el delito. Se basa en la Sociología límites de esa lucha. Así, la observación empírica puede, tal vez,
Criminal; pues no es posible combatir el delito sin haberlo con- aconsejar la medida más eficaz para atacar ciertos delitos con-
cebido previamente como fenómeno sometido a determinadas tra la propiedad, pero ello presupone que se admite que tales
leyes. Y en esta medida, pero también sólo en esta medida, esto hechos deben constituir delito, lo cual podría ser negado a partir
es, en su fundamento sociológico, la Política Criminal es ciencia de premisas económico-sociales distintas a las del propio siste-
en el sentido estricto de la palabra".^''^ Ésta es la diferencia que ma de producción capitalista. La decisión político-criminal de
el mismo von LISZT reconoce entre el planteamiento "científico" ataque a los delitos contra la propiedad no es, pues, ajena a la
y el que caracterizó al anterior reformismo de la Ilustración: valoración ideológica.^'^^
"El siglo xvill pretendía combatir el delito sin estudiarlo. El si- El planteamiento "cientifista" que inspiró a la moderna con-
glo XIX, en cambio, se basa en la Estadística Criminal y en la cepción de la Política Criminal quedaba, por esta vía, sometida
investigación científica del delito..."^^^ a un importante reparo político. Al renunciar a una contem-
Si el concepto positivista de Ciencia, de que partía la moder- plación valorativa de los valores acogidos o a acoger por la ley,
na dirección de von LiszT, no permitía la entrada a juicios de no consiguió permanecer en una posición neutral respecto de
valor, mal podrían admitirse éstos para una Política Criminal los mismos. Por el contrario, con ello había de convertirse en
concebida como ciencia — angewandte Wissenschaft —^«"^ en los instrumento, más o menos ciego, del statu quo. La Política Cri-
términos positivistas. De ahí el intento de reducir el cometido minal pretendidamente "científica" y no valorativa estaba lla-
de la Política Criminal a derivar directamente de la ciencia mada a desempeñar un claro papel político de conservación de
criminológica los postulados reformistas: una vez identificadas los valores imperantes. En la medida en que así cerraba las
científicamente las causas del delito y el modo más eficaz de puertas a una reforma de los fundamentos ideológicos, no sólo
combatirlas (Criminología), sólo quedaba extraer la consecuen- estaba minimizando su proclamada vocación reformista, sino
cia, que se creía también "científica", de postular la orientación que podía hacerse acreedora de la acusación de poseer carácter
del Derecho positivo en aquel sentido (Política Criminal). No reaccionario.
se veía la necesidad de que interfiriesen en esta relación de Si se quieren evitar estas consecuencias y superar la con-
Criminología y Política Criminal juicios de valor subjetivos cepción de una Política Criminal tecnocrática al servicio de un
no deducidos sin más de la observación científico-positivista. conservadurismo incondicional y aerifico, no hay otro camino
Parecía poder obviarse mediante la apelación, como único cri- que el reconocimiento explícito de su naturaleza valorativa y.
terio valorativo, a la "eficacia" de la lucha contra el delito. de su legitimación para fijar las finalidades y los límites polí-
La Criminología sí podía, ciertamente, mostrar "científica-
mente" — naturalísticamente — las soluciones más "eficaces",
368 H. ZlPF propone otro ejemplo para mostrar la imposibilidad de
derivar directamente de la observación criminológica, sin pasar por la
365 Cfr. F . von LiSZT, Üher den Einfiuss der soziologischen wnd aii- valoración, las decisiones político-criminales; !a llamada cifra oscura
thropologischen Forschungen, cit., en Strafrechtliche Aufsatze und Vor- de la criminalidad es, ciertamente, un problema de pura constatación
empírica, pero de su existencia en ciertos delitos no cabe deducir sin más
tragc, 11, cit., págs. 78 y s. el tipo de reacción político-criminal. Lo prueba, según él, el hecho de que
366 F. von LiSZT, Die Zukunft des Strafrechts, en Strafrechtliche el dato de una elevada cifra oscura se utiliza a la vez como argumento
Aufsatze und Vortrage, II, cit., pág. 24. abolicionista en el aborto y como índice de la necesidad de más enérgica
367 Vid. F . von LiszT, Über den Einfiuss, cit., pág. 79. Subrayaba reacción frente ai delito financiero: H. Z I P F , Kriminalpolitik, cit., 1973,
página 9.
el carácter de ciencia E. LANGLE, Teoría de la Política Criminal, cit., pá-
gina 20.
310 El método jurídico-penal en la actualidad II. P l a n t e a m i e n t o metodológico q u e s e p r o p o n e 311
ticos del Derecho Penal.^'^^ La Política Criminal no ha de limi- siquiera parece posible afirmar que las propias ciencias de la
tarse a servir eficazmente a unos valores dados, sino que debe Naturaleza se hallen libres de los juicios de valor,^'^^ ^o puede
comprometerse en la contemplación valorativa y, por tanto, ser puesto en duda,^'^^
crítica, de los mismos fundamentos axiológicos del ordenamien- En efecto, si las proposiciones jurídicas expresan impera-
to positivo.3'^0 Para decirlo en una frase: Debe pasarse de una tivos de deber ser — esto es, valorativos —, descubrir su senti-
Política Criminal "tecnocrática" a una Política Criminal "po- do ha de imponer la penetración en los juicios de valor susten-
lítica". tados por ellas. Puede decirse, en este sentido, que la misma
interpretación de la ley en sentido estricto exige la considera-
B) La valoración de lege lata. ción valorativa de los preceptos legales.^'^^ Es lógico que ENGISCH
reconozca "gran significación" a las "valoraciones fundamenta-
En el apartado anterior se ha defendido la oportunidad de les de las proposiciones jurídicas" para la determinación de su
la admisión explícita de juicios de valor críticos en el primero contenido.^''^ Aunque necesaria, es insuficiente en esta labor la
de los aspectos en que opera la Política Criminal: de lege fe- utilización de la sola lógica formal. E n la actualidad se entiende
renda. Aquí he de referirme a la conveniencia de introducir la que las consideraciones materiales — o de lógica material —
valoración político-criminal en el seno mismo de la Dogmática, no sólo están llamadas a coTnpletar al Derecho en caso de laguna
esto e s : de lege lata. En este segundo cometido de la Política legal, sino que integran el centro de la propia interpretación
Criminal hay que incluir dos aspectos, según que las valoracio- de la ley.s'ís
nes político-criminales procedan directa e inequívocamente de E n t r e los supuestos en que es preciso descubrir valoracio-
la ley o sean fruto de la elaboración doctrinal. nes inequívocamente sustentadas por la ley no cuentan sola-
mente aquéllos en que ésta las formula expresamente, A menu-
a) Valoraciones procedentes inequívocamente de la ley. do será preciso en la interpretación acudir a valoraciones no
Sólo el segundo tipo de valoración puede hoy suscitar dudas, expresadas directamente por el Derecho positivo, pero que sin
pues el simple desvelar las valoraciones expresadas por la ley duda serán lícitas por resultar requeridas o presupuestas por
se reconoce generalmente como esencial a una ciencia norma- el Derecho.
tiva como la jurídica. Si ello se admite desde que se maneja el Un caso especialmente inequívoco de valoraciones situadas
concepto de ciencias del espíritu,^"^^ en la actualidad, cuando ni
372 En este sentido H. ALBEET y E. TOPITSCH, en la Introducción
al libro dirigido por ellos Werturteilstreit, Darmstadt, 1971, pág. IX.
373 Así, H. HENKEL, Introducción a la Filosofía del Derecho, Fun-
369 No basta, según esto, designar como cometido valorativo de la damentos del Derecho, trad. española de E. GIMBERNAT ORDEIG, Madrid,
Política Criminal la fijación de los límites del Derecho Penal, como pare- 1968, pág. 425: "toda interpretación de la ley es, en buena parte, inter-
ce insinuar JESCHECK, que le atribuye como finalidad la orientación del pretación valorativa".
Derecho Penal en el sentido de la eficacia, dentro de ciertos límites, como 374 E n la actualidad H. HENKEL afirma que la norma jurídica es
los principios de culpabilidad, de Estado de Derecho y de Humanidad: norma de valoración; Introducción a la Filosofía del Derecho, cit., pági-
Lehrbuch, cit., págs. 13 y s. n a s 391 y 417. (Lo que no se niega por quienes, como nosotros, creemos
370 R. ZiPF, Kriminalpolitik, cit., 9, escribe: " E n cuanto se t r a t a más esencial el carácter imperativo, pues con ello no se pretende que
de fijar y realizar metas político-criminales, es necesario adoptar decisio- éste sea la única nota de la norma penal.) Vid. también: R, ZIPPELIUS,
nes valorativas. E s t a s decisiones valorativas no se derivan del resultado Einführung in die Rechtswissenschaft, Ein Studienbuch, 2.' ed., Mün-
de un examen empírico {es decir, del ser), sino que han de obtenerse a chen, 1970, pág. 17.
p a r t i r de haremos normativos. Lo que debe ser no se deduce de lo que es, 375 Vid. K. ENGISCH, Einführung in das juristische Denken, 5." ed.,
sino de la decisión en favor de u n a determinada posibilidad de configura- Stuttgart, 1971, pág. 28.
ción." 376 Vid. Arthur KAUFMANN y W. HASSEMER, Grundpróbleme, cit.,
371 Desde la perspectiva neokantiana, ya G. RADBRUCH, Recktsphilo- páginas 69 y ss.; H. RYFFEL, Grundprobleme der Rechts- und Staatsphilo-
sophie, 6." ed., S t u t t g a r t , 1963, págs. 91 y ss., sobre todo pág. 95, incluía sophie des Politischen, Newíed-Berlín, 1969, pág. 46 y s., señala la insu-
la ciencia del Derecho entre las ciencias referidas al valor (werthezie- ficiencia del puro análisis lógico-fomaal y el giro de la metodología Ju-
end); y "W. SAUEB, Juristische Metkodenlehre, cit., pág. 23, decía: " P r o - rídica hacia la valoración. E n p r o de la lógica material también H. H.
piamente, el Dereciio mismo es un juicio de valor sobre hechos de la vida." JESCHECK, Lehrbuch, cit., pág. 27.
312 El método jurídico-penal en la actualidad II. Planteamiento metodológico que se propone 313

fuera de la ley pero requeridas por ella, lo ofrecen los elemen- tende resultar "correcta", escapa obviamente a estos casos, pues
tos normativos referidos a valoraciones sociales (por ejemplo: se plantea cuando se hace evidente que es infundada la hipótesis
"el pudor o las buenas costumbres" del a r t . 431 del Código de que la norma en cuestión constituye un intento de Derecho
Penal) : no sólo permiten, sino que obligan a partir de valores correcto.
vigentes en la sociedad. Pero hay que insistir en que ni siquie- Mientras que la solución de las hipótesis de contradicción
ra en estos casos es admisible la introducción por el intérprete con la idea de Derecho correcto cuenta entre las más difíciles
de juicios de valor exclusivamente personales, pues la ley no que afectan al Derecho — hasta el punto de que viene a resu-
remite a éstos, sino a los que rigen objetivamente en la Socie- mir la problemática esencial de la filosofía jurídica—, creo
dad. Cabría el recurso de casación frente a una sentencia que que no ha de ser costoso admitir el papel que aquí atribuyo al
tomase como base en estos casos la exclusiva opinión del Juez, postulado de "corrección" jurídica: Cuando nada en la norma
Ésta únicamente puede operar como un dato para el conoci- a interpretar lo contradice, me parece forzoso mantener la hi-
miento de la requerida valoración social, como "material de pótesis según la cual esa norma querrá ajustarse al Derecho
conocimiento" (Erkenntnismaterial) .^'^'^ correcto. Lo problemático no me parece este planteamiento,
No tan evidente, aunque igualmente necesaria, es la refe- sino el contenido de lo "correcto" en el caso particular.
rencia a juicios valorativos no expresados ni requeridos por el Dos contenidos pueden atribuirse a la idea de "corrección":
Derecho pero presupuestos por él. Aquí deben destacarse las la coherencia lógica — formal y material — y la no contradic-
valoraciones que se derivan de la idea del Derecho correcto. ción con los valores a realizar por el Derecho. En el primer
Con esta expresión se alude a la hipótesis fundamental según sentido no plantea excesivas dificultades su concreción. En el
la cual todo Derecho constituye, como decía felizmente STAMM- segundo sentido, en cambio, se abandona claramente el ámbito,
LER, un intento — satisfactorio o no — de llegar a un Derecho a que se ciñe este apartado, de las valoraciones inequívocamen-
correcto.^''^ Con esto guarda cierta relación la difícil cuestión te sustentadas por la ley. Se abre entonces la problemática de
de los límites del positivismo jurídico: Desde el momento en las valoraciones producto de la elaboración doctrinal.
que se proclama la hipótesis de la corrección del Derecho se
está introduciendo un elemento valorativo que afecta a la esen- b) Valoraciones pj-oducto de la elaboración científica.
cia misma del Derecho y pone en cuestión el postulado del po-
sitivismo estricto según el cual toda norma jurídico-positiva Desde que es dominante en la metodología jurídica la teoría
es Derecho, con independencia de su contenido, correcto o in- de la interpretación objetiva — y teleológico-objetiva — de la
correcto, e, incluso, de que intente o no alcanzar la corrección. ley, se admite que más que la voluntad del legislador es la vo-
Pero el problema planteado aquí posee límites mucho más mo- luntad de la ley, en su sentido actual, vistas las necesidades del
destos porque parte, precisamente, del supuesto de que la nor- momento, el objeto de la interpretación. Éste es el presupuesto
ma a interpretar no se halle en expresa contradicción con el de una interpretación progresiva, ajustada a las necesidades
postulado del Derecho correcto. Nótese, en efecto, que ahora históricas, que permita actualizar incesantemente textos legales
se examinan los casos en que cabe suponer, por no haber nada que, de lo contrario, estarían llamados irremediablemente a
que lo contradiga, que el Derecho persigue la idea de "correc- quedar rezagados de la realidad. Las metas político-criminales
ción". Sólo así podían incluirse entre los supuestos de valora- que orientan la elaboración dogmática no han de identificarse
ciones inequívocas, aunque no expresamente, sustentadas por tampoco con las finalidades fijadas por el legislador: la evolu-
la ley. Está claro, entonces, que la difícil cuestión, de Filosofía ción doctrinal puede poner de manifiesto la necesidad de mo-
del Derecho, de si es Derecho una norma que ni siquiera pre- dificar e incluso sustituir tales finalidades originarias. Ahora
bien, ello puede ocurrir tanto porque las circunstancias histó-
377 Así, K. ENGISCH, Einführung, cit., pág. 126. ricas evolucionen, como porque el examen doctrinal muestre la
378 Vid. R. STAMMIER, Die Lehre vom richtigen Rechte, 2.' ed., 1926, conveniencia de abordar de otro modo una misma realidad.
página 31.
314 El m é t o d o j u r í d i c o - p e n a l e n la a c t u a l i d a d II. P l a n t e a m i e n t o metodológico q u e se p r o p o n e 315

y puesto que este examen depende, según reconoce explícita- ordenamiento jurídico vigente, desde las premisas axiológicas
mente mi planteamiento, de puntos de vista ideológicos, se de- que el mismo suministra o, por lo menos, presupone (lo que re-
duce que la modificación del sentido político-criminal atribuido mite al planteamiento efectuado en el apartado anterior). Pues
a la ley se halla condicionada por la perspectiva valorativa primer canon de toda interpretación — no sólo de la jurídica —
— en último término, política — que el intérprete crea nece- es la objetividad o autonomía de la obra a interpretar. Como
sario defender. escribe CoiNG: "No existe comprensión de un texto sin la vo-
Ésa es una consecuencia central de la afirmación de una Po- luntad por parte del intérprete de enfrentarse a él objetivamen-
lítica Criminal valorativa. Pero nótese que, no por ocultarlo te y sin prejuicios."^'^^ Ha de quedar claro, por consiguiente,
tras la fachada de una Política Criminal pretendidamente neu- que las valoraciones personales sólo caben en cuanto no con-
tral, podría llegar otra concepción a descartar la interferencia tradigan este elemental principio de autonomía de la interpre-
de juicios personales de valor, pues no es imaginable una Polí- tación: esto es, cuando deje de ser inequívoca la voluntad de
tica Criminal que prescinda de decisiones valorativas básicas, la ley, único supuesto en que la opinión subjetiva no supondrá
y éstas, aunque hayan de ser objetivamente fundadas, son ine- sustituir la obra a interpretar.
vitablemente subjetivas. El reconocimiento explícito de este Debe destacarse, además, que el mismo principio de auto-
hecho ofrece, en cambio, la ventaja de evitar que el ocultamien- noTYiía impone todavía un límite en los casos en que es lícita la
to ideológico opere — como a menudo sucede con la neutralidad utilización de valoraciones subjetivas. Que éstas sean válidas
política — en un sentido de mantenimiento acrítico de los va- no significa que no deban respetar una restricción: no pueden
lores de hecho dominantes. Una Política Criminal valorativa ir más allá del ámbito de equivocidad de la ley. La equivocidad
ha de abrir las puertas a la discusión crítica de las bases ideo- de la ley no suele significar más que falta de decisión inequí-
lógicas de cada una de las instituciones penales. Sólo así será voca entre varias opciones posibles cuya existencia, sin embar-
posible, no sólo oponer alternativas políticamente fundadas al go, sí es posible identificar objetivamente. La valoración per-
legislador en la necesaria reforma penal (primera función de sonal podrá, entonces, decidir la elección entre tales opciones,
ía Política Criminal: de lege ferenda), sino también revisar pero no elegir otra incompatible con ellas.
críticamente el sentido ideológico que corresponde a la ley pe-
nal a aplicar {de lege lata: segundo cometido de la Política Cri- C) Exigencias metodológicas del Estado social y democrá-
minal) . tico de Derecho.
Este planteamiento no ha de interpretarse, sin embargo, en
el sentido de que postule la sustitución de la voluntad de la ley a) Las páginas que anteceden se han ocupado de la necesi-
por la opinión, tal vez contraria, del intérprete. El ámbito en dad de una Política Criminal valorativa, que opere tanto de lege
que de lege lata es lícita la introducción de los puntos de vista ferenda como de lege lata, insertándose en el seno de la Dog-
valorativos propios del intérprete ha de reducirse a aquel en mática jurídico-penal. Ahora intentaré formular las exigencias
que la voluntad de la ley no se halle inequívocamente expresada de la particular perspectiva axiológica que sustento. Como em-
•— sea expresa, sea tácitamente, directa o indirectamente, que pecé por explicitar más arriba, creo en la conveniencia de pos-
de todas estas formas puede revelarse de modo inequívoco la tular un Derecho Penal ajustado a la trilogía representada por
voluntad de la ley —. En esa esfera resulta, según lo dicho, la expresión Estado social y democrático de Derecho. En la pri-
ineludible la introducción de los juicios de valor del in- mera parte de esta monografía, dedicada al concepto del Derecho
térprete. Cuando es, en cambio, inequívoca la voluntad de la Penal, ya partí, coherentemente, de este enfoque metódico al
ley — y no sólo del legislador, que puede superarse por la in- abordar el tema capital del fundamento y límites del lus pu-
terpretación progresiva —, no cabe contradecirla por discre- niendi. Pero se trataba de una consecuencia de naturaleza ma-
pancia subjetiva. Se t r a t a entonces, por el contrario, de poner
379 Vid. H, CoiNG, Juristische Methodenlehre, Berlín-New York,
al descubierto, con objetividad, las posiciones valorativas del 1972, pág. 25.
316 El método jurídico-penal en la actualidad H. Planteamiento metodológico que se propone 317
terial, y no metodológica. En este lugar importa deducir con- guar qué tratamiento aparece como óptimo desde una Política
clusiones de este otro carácter. Criminal basada en la idea del Estado social y democrático de
La idea de Estado de Derecho, garantía de límites liberales, Derecho. E n el segundo momento ha de examinarse hasta qué
postula la primera consecuencia: prohibición de la analogíci punto dicho tratamiento político-criminalmente aconsejable pue-
en la aplicación de la ley. Pero las exigencias del Estado social de hacerse dogmáticamente compatible con el Derecho positivo.
y democrático aconsejan límites a dicha prohibición. La exclu- a') El sentido político-criminal de la prohibición de analogía
sión de la analogía y sus límites constituye la primera conse- .aparece vinculado al significado político liberal del principio
cuencia del particular punto de vista valorativo propuesto. De- de legalidad. El análisis que de este límite del lus puniendi se
berá ser objeto de desarrollo en este apartado. hizo más arriba, al tratar este tema, me exime aquí de una con-
El Estado social impone concebir el Derecho Penal como templación detallada. E s suficiente destacar ahora que el aspec-
instrumento activo de lucha eficaz contra el delito. La interpre- to relevante de ese principio a los efectos de la prohibición de
tación de la ley penal con arreglo a este principio axiológico es analogía es la garantía que ofrece al ciudadano la precisa de-
la segunda consecuencia de nuestro planteamiento. Pero ello terminación de los delitos y de las penas. Tal garantía se di-
siparía de admitirse la analogía, pues con ello se abandonaría
remite a la problemática que suscita la necesidad de la aproxi-
la precisión, más o menos inequívoca, que proporciona la leti-a
mación de nuestra ciencia a la realidad criminológica, pues la
de la ley. Ésta es la razón por la que desde el liberalismo cons-
eficacia en la lucha contra la delincuencia depende de las ense- tituye un principio del Estado de Derecho la prohibición de
ñanzas de la Criminología. Por esta razón, este principio no analogía.
será desarrollado aquí, sino que basta la remisión al apartado
posterior que se dedicará a la conexión de ciencia penal y rea- Pero, si esta prohibición se basa en una función de garantía
lidad. para el ciudadano, de que no se le podrá condenar por delito no
Por último, el Estado democrático, como Estado al servicio previsto expresamente en la ley, ni con penas igualmente no ex-
del hombre concreto, socialmente situado y condicionado, lleva presadas legalmente, deja de tener sentido cuando la analogía
a erigir como principio metodológico central la imagen de ese beneficia al reo. Ello explica que en países como Alemania se
hombre concreto. Las consecuencias que tal punto de partida admita generalmente la analogía in boTiam partem, al tiempo
puede implicar en la Dogmática jurídico-penal no pueden enu- que se defiende la prohibición de la analogía en perjuicio del
merarse a priori, ya que deben resultar de la contemplación de reo — esto e s : en la fundamentacíón y agravación de la
las distintas instituciones. Baste, pues, aquí consignar como pena —.^^^ La misma opinión sostiene un importante sector de
ejemplo el sentido que por eata vía pudo atribuirse al principio la ciencia penal española.^^^
de culpabilidad, cuando se contempló como límite del lus pu- La opinión contraria, favorable a la prohibición de toda
niendi: la realidad del hombre concretamente condicionado por analogía, con independencia de su carácter beneficioso o perju-
sus circunstancias económico-sociales y la concepción del De- dicial para el reo, podría, acaso, fundarse en la conveniencia
recho Penal al servicio de este hombre, condujeron a afirmar de que opere siem/pre la clara seguridad jurídica que propor-
que la concreta culpabilidad depende también de estas circuns- ciona la letra de la ley. Ello defendería de posibles casos de
tancias sociales, que pueden llegar a excluirla y a menudo la injusto privilegio por razón de la persona del delincuente. Tal
han de modificar. actitud descansaría, sin embargo, en una inexacta comprensión
del concepto de analogía: parte de que la analogía in bonam
b) La prohibición de la,analogía y sus límites. partem consentiría privilegios injustos. Pero la analogía no su-
pone desvinculación del Juez respecto de la ley, sino precisa-
De acuerdo con el planteamiento propuesto, el tratamiento
de la analogía debe ser abordado en un doble momento: de lege
380 Por todos vid. H.-H. JESCHECK, Lehrhuch, cit., pág. 107.
ferenda y de lege lata. E n el primer sentido se t r a t a de averi- 381 Así, J. ANTÓN ONECA, Derecho Penal, cit., pág. 102.
• ^

318 KI método jurídico-penal en la actualidad


H. Planteamiento metodológico que se propone
319
mente un modo de aplicar la ley. La analogía procede en casos
de laguna legal, esto es, cuando se da un caso no alcanzado por deduce que en nuestro derecho sólo está prohibida la analogía
la letra de la ley, pero que, por su analogía respecto de otros in nmlam partem.^^^ Otro sector de opinión cree que el legisla-
casos sí regulados, ésta hubiese querido alcanzar y por olvido dor español ha decidido la cuestión en el sentido opuesto. Intei'-
no lo ha hecho. Acudir a la analogía supone, pues, aplicar el preta el artículo 2 del Código Penal como incompatible con toda
espíritu de la ley, objeto último de toda aplicación de la ley: clase de analogía, con independencia de su carácter favorable
o perjudicial para el reo. Tal conclusión deducen de la sujeción
con ella se extienden a un caso no abarcado expresamente por
que el párrafo 2 de ese precepto impone a una "aplicación rigu-
la letra de la ley los principios que inspiran a ésta,ss2 por el
rosa de las disposiciones de la ley", incluso cuando resultare
argumento lógico-jurídico de que no hay razón para tratar dis- excesiva la pena que así correspondiere (esto es, aunque una
tintamente casos que encierran la misma gravedad por ser de aplicación amplía beneficiase al reo) .^^^ La Jurisprudencia par-
análoga significación. Lejos de permitir la desigualdad de trata- ticipa de este segundo planteamiento y niega la licitud de ambas
miento, la analogía persigue, pues, la realización de la igualdad formas de analogía.^^^
cuando la letra de la ley lo imposibilitaría.
En favor, en cambio, de la permisión de analogía in bonam No creo que pueda objetarse a la segunda opinión que el
parteni concurren las exigencias del Estado democrático y so- artículo 2 del Código Penal se refiere a definiciones de delitos
cial. Si la analogía es la única vía de llegar a la igualdad de y aplicación de penas, y no a eximentes y atenuantes,^^ aspectos
trato penal en el caso concreto, cuando por beneficiar al reo no esenciales en que se suscita la posibilidad de analogía in bonam
se oponga al Estado de Derecho habrá de considerarse adecuada vartem. La punición de un hecho depende de que no concurra
una eximente, y la gravedad de la pena, de la concurrencia o no
al Estado democrático, que persigue la concreta igualdad por
de atenuantes. Así, el Juez o Tribunal que repute debería esti-
encima de la igualdad formal. Así, en materia de culpabilidad,
marse una eximente no prevista expresamente por la Ley,
su concepción efectivamente democrática, como concreta culpa- entiende que el hecho que resulta penado no debería serlo, y si
bilidad social, aconseja poder considerarla disminuida e incluso cree que debería apreciarse una atenuante no establecida legal-
excluida aun en casos no previstos expresamente por la letra mente, es que considera excesiva la pena señalada por la ley.
de la \Qy. Por otra parte, la exigencia de eficacia inherente al Quien interprete la expresión del artículo 2 "rigurosa aplicación
Estado social se aviene mejor con una cierta amplitud en la apli- de las disposiciones de la ley" como excluyente de la analogía
cación de la ley, de modo que su letra no opere como obstáculo deberá, pues, entender prohibida también la analogía in bonam
de su espíritu. partem. Ello incluirá la prohibición de eximentes análogas. No
Ahora bien: sí la prohibición de la analogía en beneficio del así la de atenuantes por analogía, ya que el último número del
reo, no impuesta — como se vio — por la idea de Estado de De- artículo 9 las admite expresamente. Tampoco obstaría a la posi-
recho, se opone los postulados del Estado democrático y social, bilidad de fundar eximentes en el art. 1 del Código Penal,^^"^
resulta contraria al punto de partida axiológico de nuestra con- pues ello no supone utilización de analogía, sino directa aplica-
cepción político-criminal. ción de este precepto.
b) La posición de nuestra legislación penal ante la analogía
ha sido enjuiciada de dos formas distintas por la ciencia penal.
• 383 Vid. J. ANTÓN ONEGA, Derecho Penal, 1, cit., págs. 102 y ss.;
Un importante sector considera aplicable sin más las conclusio- F . MUÑOZ CONDE, Introducción, cit., págs. 151 y s.; J. CEREZO MIR, Curso,
nes que se derivan del fundamento político-criminal de la prohi- cit, P.G., I, pág. 166.
bición de analogía. Puesto que, como se ha indicado, tal funda- 384 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Comentarios, cit., I, págs. 58 y ss.
386 E n este sentido vid. Sentencia del TS 15 marzo 1956, que alega
mento se encuentra en una garantía en favor del individuo, se el art. 1 a sensu G07itrario y el art. 2 del Código Penal, También, las Sen-
tencias TS 5 abril 1946, 22 junio 1934, 4 junio 1945, 6 marzo 1965, 15 mar-
zo 1965, 22 febrero 1966.
382 H. ALBALADEJO, Derecho civil, I, Introducción y Parte General, 386 Así, no obstante: J". ANTÓN ONECA, Derecho Penal, I, cit., pági-
volumen 1.", 2," ed., Barcelona, 1973, pág. 90 (núm. 20). na 103; J . CEREZO M I R , Curso, c i t , P.G., I, vé.^. 168.
387 Así, J . CÓRDOBA RODA, Comentarios, cit., I, pág. 60.
320 El método jurídico-penal en la actualidad
Pero la exclusión de analogía en base al art. 2 del Código
Penal, con las consecuencias expuestas, tiene el inconveniente
1 lí. Planteamiento metodológico que se propone

individuo, reflejando los dos componentes — legalidad de deli-


tos y de penas — que integran el básico aforismo liberal nullum
321

crimen, nulla poena sine lege. Si a este axioma suele atribuirse,


de que contradice los límites que a la prohibición de analogía
como función primordial, la de excluir la analogía in malam
señala su significado político-criminal. Excluir la analogía in
partem, su traducción legal en nuestro Código Penal en los ar-
honam partem ya se ha visto que no sólo carece de justificación tículos 1 y 23 ha de poseer la misma virtualidad.
en base a la idea, propia del Estado de Derecho, de garantía
en favor del individuo, sino que contradice las necesidades polí- Con ello no se contradice la incapacidad literal de esos
tico-criminales del Estado social y democrático. Para un plan- preceptos para expresar la prohibición de analogía, pues se
teamiento metodológico, como el propuesto, que propugna una afirma solamente que su espíritu la excluye. En el descubri-
Dogmática jurídico-penal en que se reflejen las exigencias polí- miento de tal espíritu se ha procedido según el programa meto-
dológico anunciado: elaboración dogmática a partir de la Polí-
tico-criminales, la interpretación del artículo 2 del Código Penal
tica Criminal. Ésta ha sido, en efecto, la que ha revelado el
como excluyente de la analogía in honarn partcTn es insatisfac-
espíritu que se esconde tras la literalidad de los arts. 1 y 23 del
toria. Ha de intentarse evitar tal conclusión. Código Penal. Al mismo tiempo, tal proceder asegura la meta
P a r a ello debe renunciarse a fundar la prohibición de ana- propuesta, de limitación de la prohibición de analogía al ámbito
logía en el artículo 2 del Código Penal. No sería correcto pre- en que resulta político-criminalmente conveniente, esto es, cuan-
tender que este precepto prohibe la analogía, pero sólo la perju- do perjudica al reo.
dicial para el reo. A ello se opondría abiertamente el hecho de
que el párrafo segundo del artículo 2 prohibe precisamente la Todavía queda, sin embargo, por justificar el punto de par-
aplicación "no rigurosa" de la ley en sentido beneficioso para el tida de la argumentación seguida: que el art. 2, 2P no excluye
reo. Pero tampoco cabría basar la prohibición de analogía en la la analogía con la expresión "rigurosa aplicación de las dispo-
siciones de la ley". Nótese que el significado político-criminal
letra del artículo 1 ni en la del artículo 23 del Código Penal.
atribuido al art. 1 y 23 no podría alegarse aquí para deducir
En efecto: la única forma de rechazar que el art. 2, 2.^,
que esta expresión excluye la analogía en perjuicio del reo,
no excluye la analogía in honam partem es entender que la "ri- pero no la que opera en beneficio suyo. Ya se ha observado más
gurosa aplicación de las disposiciones de la ley" no es contra- arriba que el párrafo 2 del art. 2 refiere, precisamente, la nece-
dictoria con la analogía. Y si la analogía se considera una forma sidad de "rigurosa aplicación" a los supuestos en que una apli-
de aplicación de la ley, no puede entenderse prohibida por la cación amplia beneficiaría al reo. Si la "rigurosa aplicación"
letra del art. 1, cuando señala la ley como única fuente de delitos excluyese la analogía, debería excluir, pues, la in honam partem.
o faltas, ni por la del art. 23, que permite sólo la imposición Para evitar tal conclusión no hay otra vía que negar que la
de penas previstas por la ley al tiempo de la infracción. analogía deje de ser "rigurosa aplicación de las disposiciones
Por este camino se llega a la única conclusión posible: des- de la ley".
cartado el art. 2 como base de la prohibición de analogía, no
existe ningún otro precepto en nuestro Derecho Penal que la Quien identifique "rigurosa aplicación" con "rigurosa inter-
formule expresamente. Sola queda una posibilidad, y es la de pretación" no podrá conseguirlo. En primer lugar, es general-
considerar la exclusión de la analogía m mMam partem un pos- mente admitido que la analogía no es interpretación, sino inte-
tulado político-criminal de nuestro Derecho punitivo, no formu- gración creadora (lo que en alemán se expresa con el término
lado explícitamente, pero acogido por el inequívoco espíritu Fortbildung) .^^^ En segundo lugar, aunque se admitiese que en
liberal del Código Penal. Este espíritu puede descubrirse en
preceptos como el art. 1 y el 23 del Código Penal, cuyo sentido principio político-criminal de legalidad criminal, y no la función de de-
es, antes que nada,^^^ de trazar un límite de garantía para el finición dogmática de delito, como suele pensarse, lo he intentado poner
de manifiesto en mi trabajo Los términos "delito'" y ''falta" en el Có-
digo Penal, en "Anuario de Derecho Penal", 1973, pág, 345.
389 Vid. por todos K. LARENZ, Metodología, cit., pág. 389.
Que al art. 1, 1." corresponde primordiahnsnte la expresión del
388
21. ^ S . Mlr Puig-, — Introducción a las bases del Derecho Penal
El método jurídico-penal en la actualidad II. Planteamiento metodológico que se propone 323
322
9
sentido amplio la analogía fuese forma de interpretación, el las disposiciones de la ley" con el concepto de "interpretación
artículo 2, 2.^ exigiría que ésta fuese "rigurosa", lo que podría rigurosa". La conclusión que así se alcanza es de la máxima
entenderse como exclusión de una interpretación amplia y, por importancia: con aquella expresión el art. 2, 2.^, no impide des-
tanto, de la analogía. Para evitar estas consecuencias sólo hay bordar los límites de la "interpretación rigurosa", ni prohibe,
un camino: distinguir "aplicación rigurosa" de "interpretación por tanto, la analogía in bonam partem, ya que únicamente
rigurosa". Esta distinción no viene aconsejada sólo por la fina- obliga a la ""aplicación rigurosa" de la ley, y dentro de ésta,
lidad que perseguimos — desvincular el art. 2, 2.^ de la prohibi- como una de sus modalidades, cabe incluir a la analogía. Pues,
ción de analogía —, sino que constituye una necesidad derivada como se vio más arriba, ésta no supone desvinculación de la ley,
de la propia naturaleza de los conceptos "aplicación'* e "inter- sino verdadera forma de aplicación de su espíritu.
pretación" de la ley. Desde antiguo se sabe que la interpretación Pero la modificación del Título Preliminar del Código Civil
de las normas jurídicas no es más que uno de los momentos del hace necesario someter a consideración otro precepto que, a pri-
proceso de aplicación de la ley. Tradicionalmente se expresada mera vista, parece oponerse a la admisión de toda analogía,
este proceso de aplicación a través de la figura lógica de un incluida la beneficiosa para el reo. El art. 4, 2, del C.c. declara
silogismo, cuya premisa mayor era la norma, objeto de la inter- ahora: "Las leyes penales, las excepcionales y las de ámbito
pretación, pero que constaba, además, de la premisa menor cons- temporal no se aplicarán a supuestos ni en momentos distintos
tituida por los hechos y de la consecuencia jurídica deducida de los comprendidos expresamente en ellas." La Exposición de
de la subsunción de éstos en la norma. Motivos afirma expresamente de la analogía que "resulta justi-
En el actual estado de la metodología tal imagen se consi- ficada su exclusión de determinadas leyes". En las penales es la
dera ampliamente superada por su excesivo simplismo. Lta rea- normal consecuencia del estricto principio de legalidad. Esta
lidad del proceso de aplicación — mejor: de concreción — de vinculación de la nueva regulación al principio de legalidad acon-
la ley no es tan elemental que pueda reducirse a un silogismo seja, pese a lo que pudiera sugerir la primera lectura del pre-
cuyas premisas se hallen nítidamente diferenciadas — norma- cepto, entender limitada la prohibición de analogía por la ratio
tiva la mayor, fáctica la menor—. Ni la premisa mayor está político-criminal de dicho principio, esto es, a los casos en que
desvinculada de los hechos, ni la menor puede prescindir del perjudique al reo. Tal interpretación podrá compatibilizarse con
enfoque normativo.^^** Por lo demás, la conclusión influye a me- la letra del núm. 2 del art. 4 C.c. si se entiende la expresión
nudo en las propias premisas, cuya determinación ha de tener "leyes penales'' en sentido estricto, es decir, contraída sólo a las
en cuenta la consecuencia jurídica a que Uevan.^^i Ahora bien, en leyes que hnponen penas o las agravan.
esta concepción actual del proceso de aplicación de la ley, lejos Hemos llegado al término de la argumentación seguida. Po-
de disiparse la distinción de "interpretación" y "aplicación", dría resumirse de este modo: El significado político-criminal
se acentúa con claridad la imposibilidad de equiparar ambos de la prohibición de analogía la limita a la perjudicial para el
conceptos, pues aquélla se reconoce como uno de los muchos fac- reo; la única forma de introducir este límite político-criminal
tores que intervienen en la aplicación (concreción) de la ley a la en nuestro Derecho positivo es renunciar a ver en el a r t 2, 2."^
realidad. del Código Penal el fundamento legal de la prohibición de ana-
Lo anterior muestra que sería erróneo identificar la expre- logía; aunque ningún otro precepto del Código Penal excluye
sión legal del art. 2 del Código Penal "rigurosa aplicación de literalmente la analogía in malam partem, puede tal conclusión
fundarse en los arts. 1 y 23, reflejo inequívoco del principio
390 Ampliamente, F , MÜLLER, Juristische Methodik, Berlín, 197Í»
liberal de legalidad de los delitos y de las penas, respectivamente,
páginas 106 y ss. E n relación al Derecho penal, J. CÓRDOBA RODA, Con- uno de cuyos aspectos esenciales es la prohibición de la analogía
sideraciones sobre la Jurisprudencia Penal, en "Rev. Jurídica de Cata- contra reo; esto lleva a una interpretación del Derecho positivo
luña", 1974, págs. 119 y ss. ajustada a la Política Criminal: sólo la analogía in malam par-
391 Vid. N. LuHMANN, Rechtssystem und Rechtsdogmatik, Stuttgart, tem está prohibida; pero la bondad de esta conclusión depende
1974, pág. 40.
El método jurídico-penal en la actualidad II. Planteamiento metodológico que se propone 325
324
de que se empiece por probar que el art. 2, 2.^, no excluye la ana- de aplicación de la ley. Ambas perspectivas se mueven en nive-
logía in bonam •partera; tal cosa se consigue mostrando la dife- les distintos. La primera afecta a la naturaleza de la elaboración
rencia que existe entre "aplicación rigurosa" e "interpretación conceptual propia de la ciencia jurídico-penal. Viene a afirmar
rigurosa" de la ley: sólo la segunda expresión excluye la ana- que los conceptos jurídico-penales han de obtenerse adoptando
logía. Finalmente, el nuevo art. 4, 2 del C.c. no contradice esta el punto de vista de las ciencias sociales. Esto vale para todos
conclusión, pues expresamente se funda en el principio de lega- los conceptos jurídico-penales, así tanto para los sistemáticos
lidad, cuyo significado aconseja entender en sentido estricto la como para los relativos a la aplicación de la ley. Fosee, pues,
expresión de ese precepto "leyes venales''. alcance más general que la contemplación realista del proceso
de aplicación de la ley. Por otra parte, el contenido de esta
concepción de la fase de aplicación, lejos de hallarse en contra-
3. El realismo en la Ciencia penal dicción con la elaboración científico-social de los conceptos pe-
Si la evolución de las bases político-ideológicas conducía nales, es perfectamente coherente con ella. Pues remite a la nece-
a la necesidad de introducir la valoración en la Ciencia Penal, sidad de tomar en cuenta los factores de la realidad social que
el progreso científico-filosófico lleva a su aproximación a la rea- condicionan, integrándolo, el proceso de aplicación de la ley, y
lidad. Ya se dijo, al plantear los principios metódicos que ahora eso se aviene bien con la consideración de dicho proceso como
desarrollamos, que ello es una consecuencia de la tendencia a un fenómeno de naturaleza social.
pasar de lo ideal abstracto a lo real concreto, característica del También la unión de Política Criminal y Dogmática puede
pensamiento de nuestro siglo. Por lo demás, nadie discute ya la hacerse compatible con lo anterior. En el sentido que ahora
necesidad de concebir realísticamente nuestra ciencia. El pro- importa la Política Criminal se toma en su función de conexión
blema no radica ahí, sino en la incapacidad de los intentos clási- con la realidad criminológica — la función valorativa se exa-
cos, desde la Scuola Positiva y von LlSZT, de aproximar la ciencia minó ya en el anterior apartado —. Es el aspecto que destacó
jurídico-penal a la realidad: sólo se ha conseguido añadir al lado von L I S Z T ; la estrategia de la lucha contra el delito basada en
de la dogmática jurídico-penal, y no en su seno, el estudio empí- el conocimiento científico-positivo (criminológico) del delito y
rico del delito y de la pena. Tres corrientes actuales buscan la de la pena. La Política Criminal tiende aquí un puente entre
verdadera introducción de esta consideración realista en el inte- Criminología y Dogmática jurídico-penal. Ello no sólo es com-
rior mismo de la dogmática: la concepción de la ciencia jurídica patible con la consideración científico-social de la ciencia penal
como ciencia social, la contemplación realista del proceso de apli- y la concepción realista de la aplicación de la pena, sino que les
cación de la ley y la unión de Política Criminal y Dogmática. suministra un necesario complemento. En efecto, el conocimien-
Según se adelantó, creemos conveniente conciliar estas tres di- to de las exigencias propias de la lucha contra el delito — esto
recciones. La fórmula propuesta consistió en acudir a la conside- es: de la Política Criminal basada en la Criminología — es
ración de la Ciencia del Derecho como ciencia social para decidir preciso tanto para una elaboración científico-social de los con-
la naturaleza de los conceptos dogmáticos en ei nivel teórico- ceptos penales, como para una aplicación realista de la ley.
constructivo y a las modernas observaciones de la Hermenéutica
en el momento de aplicación de la ley a la práctica, mientras que A) La ciencia jurídico-penal cofno ciencia social
la unión de Política Criminal y Dogmática había de tener lugar
en ambos niveles. A continuación tendrá que desarrollarse este El punto de partida de una ciencia penal realista ha de ser
planteamiento. su concepción como ciencia social. El auge experimentado últi-
Ante todo es preciso aclarar el sentido de la fórmula conci- mamente por las ciencias sociales ha despertado, por fin, la
liatoria expuesta. La concepción de la ciencia jurídico-penal atención sobre la necesidad de insertar la ciencia del Derecho
como ciencia social constituye un punto de partida general per- entre las ciencias que se ocupan de los fenómenos sociales, con
fectamente compatible con la consideración realista del proceso la importante consecuencia de la posibilidad de extensión a núes-
326 El método jurídico-penal e n la actualidad 11. Planteamiento metodológico que se propone 327
tro ámbito de los conceptos y los planteamientos a que ha lle- ceptos jurídico-penales y la elaboración de los conceptos dogmá-
vado el progreso de aquellas ciencias. Si el enfoque neokantiano ticos han de guiarse por la función social perseguida por el
sólo consiguió garantizar un específico carácter de ciencia a la Derecho Penal, y no sólo por puras exigencias de construcción
dogmática a costa de ubicarla en el terreno subjetivo-individual lógica.
del espíritu, que mal podría reflejar la naturaleza interpersonal Tal punto de partida no supone, como se ve, el abandono
de lo jurídico, la concepción científico-social del Derecho no sólo del estudio de las normas y su sustitución por el de la realidad
asegura el carácter de ciencia a nuestra labor, sino que permite social — lo que llevaría a la confusión del sistema social global
situarla en el único ámbito propiamente específico del Derecho: y el sistema jurídico, olvidando que éste es un específico sistema
la vida social. social particular dentro del total sistema de la sociedad —,^^^
Con ello se lleva adelante la dialéctica del proceso evolutivo sino la contemplación de lo normativo en su dimensión social.
que ha sufrido la ciencia penal en los últimos cien años. E n E n esta medida evita la disolución de la dogmática en sociología
este proceso podría considerarse el positivismo y su estrecho jurídica, característica de direcciones positivistas propias de
concepto de ciencia, reducido al modelo de las ciencias de la una fase anterior de la metodología jurídica. Pero que se res-
naturaleza y las matemáticas, como la tesis, y el planteamiento pete la especificidad del punto de vista normativo, siquiera en
de las ciencias -del espíritu, con su desviación subjetivista del su perspectiva social, no impide que deban analizarse los hechos
terreno de lo jurídico, como la antítesis. La concepción de las sociales previstos por las normas, desde el punto de vista de su
ciencias sociales podría constituir la síntesis, pues respeta del naturaleza conceptual social. Al contrario: si la norma jurídica
positivismo el enfoque objetivista y la atención por los hechos ha de considerarse desde su función social, el descubrimiento
empírico-sociales, al tiempo que cumple la aspiración neokan- de tal función obliga al estudio -de los procesos sociales imagi-
tiana de ensanchar el concepto de ciencia, ya que da cabida nados normativamente por la ley.
junto a las ciencias naturales y las matemáticas, a las ciencias Una importante aplicación de estos principios a la ciencia
sociales, entre las cuales la ciencia del Derecho tiene un lugar. jurídico-penal se debe a la reciente aportación de CALLIESS. Por
En más de una ocasión se han expuesto ya las líneas esen- haber sido objeto de atención en otros lugares de esta obra, no
ciales de la concepción de la ciencia jurídico-penal como ciencia es oportuna aquí una exposición pormenorizada del pensamien-
social. Dejando de lado los diferentes matices que distinguen las to de este autor. Baste recordar que el examen de la estructura
diversas formulaciones, reúno bajo tal designación aquellas di- típica de la norma penal le lleva a descubrir en ella una función
recciones que tienen de común concebir el Derecho como un de mediación entre varios sujetos: el sujeto activo del delito,
sistema social, con la consecuencia de que su estudio ha de con- el sujeto pasivo y el Estado. Por virtud de la conminación penal
siderar la regulación jurídica como un hecho de naturaleza so- tales sujetos se insertan en una serie de relaciones comunica-
cial, a aprehender, por tanto, mediante los conceptos propios de tivas recíprocas, consistentes en expectativas derivadas de la
las ciencias sociales.^^^ norma penal. Así, el sujeto activo puede contar con ser perse-
Según esto, no son las normas jurídicas contempladas como guido, el sujeto protegido por la norma espera no ser lesionado,
conceptos lógicos desprovistos de sentido social el objeto de la •confiando que lo impida la amenaza penal, y el Estado comparte
ciencia del Derecho, sino las normas en cuanto pretenden cum- esta expectativa con anterioridad al delito y añade la esperanza
plir una determinada función social. Aparte de que a cada nor- •de que la pena ejecutada impedirá la reincidencia del ya delin-
ma corresponde una específica función, es común a toda norma cuente. La norma penal se inscribe, según esto, en el funciona-
jurídica una función social genérica, a saber: la función de miento de un conjunto de procesos sociales de interacción.^&s
regulación de la realidad social. La interpretación de los pre- :Su función respecto de ellos consiste en su regulación, que no
392 Así, vid, por ejemplo, N. LUHMANN, Rechtssystem und Rechts-
dogmaük, cit!, págs. 49 y ss., que reclama la necesidad de que la dogmá- 393 Vid. N. LUHMANN, Rechtssystem u-nd Rechtadogmatik, cit., pá-
tica p a r t a de geseUschaftadaquate Rechtsbegriffe. :,gina 50.
395 Vid. R.-P. CALLIESS, Theorie der Strafe, cit., págs. 15 y ss.
328 El método juridico-penal en la actualidad 11. Planteamiento metodológico que se propone 329

es conducción ciega definitivamente decidida a priori, según el de lo naturalístico — bien jurídico como objeto o interés empí-
famoso esquema tradicional de la relación hipotético-condicional r i c o — y de lo subjetivo-espiritual — bien jurídico como valor
— si presupuesto, entonces consecuencia —, sino que ha de to- ideal subjetivo —, en que el positivismo y el neokantismo lo
mar en cuenta continuamente las consecuencias reales que vaya habían situado, al ámbito de lo social, única esfera específica
del Derecho. Se superaría de este modo la concepción del delito
produciendo.^s^
como fenómeno encerrado en la relación individual sujeto-obje-
Ello permitirá a CALLIESS explicar el funcionamiento de la
tos o sujeto-valor, para posibilitar su inteligencia como fenó-
moderna concepción de la ejecución de la pena como tratamiento
meno inserto en la comunicación intersubjetiva.^^^
resocializador. Esencial al mismo es que el contenido de la pena
se hace depender de la efectiva evolución que experimente a lo La construcción de CALLIESS ofrece un ejemplo de las posi-
largo de su ejecución la relación de expectativas existente entre bilidades que existen de concebir al Derecho Penal como siste-
el Estado y el delincuente. Según sea mayor o menor el grado ma social y a la ciencia jurídico-penal como ciencia social. Los
de confianza de aquél en el progreso de éste, el tratamiento toma conceptos básicos de nuestra ciencia — estructura de la norma
uno u otro rumbo en su ejecución. Por otra parte, la finalidad penal y sus integrantes esenciales, el delito y la pena —, pueden
a que debe tender la pena como resocialización es aumentar elaborarse como conceptos sociales, capaces de obviar la crítica
en el delincuente las posibilidades de participación en la vida que acusa a la dogmática de obtener categorías aisladas de la
social.^^'' A la pena corresponde, pues, la función de creación de realidad. Se garantiza, entonces, que los conceptos dogmáticos
comunicación social.^^^ sirven a lo único que justifica la existencia del Derecho penal:
Pero no sólo la pena puede explicarse así como fenómeno su función social.
social, sino también el delito. Si la ejecución de la pena pone Pero adviértase cómo la vía seguida por CALLIESS no disuel-
en relación de interacción a dos sujetos, el Estado y el sujeto ve la dogmática en sociología jurídica. La consideración de la
activo, la sola tipificación de un hecho como delito supone tam- función social de los conceptos fundamentales del Derecho penal
bién una mediación en procesos sociales. La conminación penal le sirve de modo específico para desentrañar el significado de
abstracta funda expectativas en los eventuales sujetos pasivos, las normas penales en cuanto tales norrruis. No se examina, por
de que no serán perjudicados, y expectativas en los posibles ejemplo, la efectiva realidad de la ejecución de la pena en la
sujetos activos, de que podrá alcanzarles la pena si delinquen. práctica de las prisiones, sino que se busca el sentido que debe
El delito aparece, pues, por de pronto, como defraudación de presidir la aplicación de las "normas que regulan dicha ejecu-
las expectativas de seguridad sustentadas por la comunidad. ción. Y no se toma en consideración la relación fáctica en que
Pero la contemplación del delito desde esta perspectiva social puedan encontrarse los distintos sujetos que intervienen en la
permite a CALLIESS concebir su contenido de forma más con- relación jurídico-penal, sino que se analiza la posición recíproca
creta. La norma penal no sólo garantiza seguridad — que po- en que los contempla la norma penal. En otras palabras: no se
dría referirse a cualquier contenido de regulación—, sino que considera la realidad social con independencia de la norma penal,
está llamada a proteger las posibilidades de participación del sino a través de la norma penal y en cuanto integra su con-
individuo en los procesos sociales. Ésta es la función social de la tenido.
conminación penal abstracta: garantizar la seguridad de las po- Éste me parece el camino a seguir, por la elaboración de los
sibilidades de participación dé los ciudadanos en la vida de inter- conceptos dogmáticos, si se quiere acabar con la endémica con-
acción social. El delito atacará, pues, a ese objeto de protec- traposición de norma y realidad social. El modo de superar el
ción, que es el verdadero contenido del bien jurídico. Con ello aislamiento de la dogmática en su criticado normativismo for-
quiere CALLIESS trasladar la esencia del delito desde el terreno malista no es el abandono del terreno de las normas, como
equivocadamente pretendió la Escuela Positiva, ni la pura adi-
396 Vid R.-P. CALLIESS, op. cit., págs. 17 y ss.
397 Ibídem, pág. 160. 399 Ibídem, pág. 139.
398 Jbídem, pág. 144.
330 El método jurídico-penal en la actualidad II. Planteamiento metodológico que se propone 331
ción, al lado de una Dogmática no realista, del estudio de la social no baste para fundar la necesidad de tomar en cuenta
realidad criminológica, según el sistema dual de von LiSZT. Por la realidad empírica, sí facilita notablemente la introducción
ambas vías no se consigue más que consagrar, evitando la de ésta en la dogmática. En efecto, al concebir los conceptos
mala conciencia, una dogmática que traiciona la función social dogmáticos en los términos propios de las ciencias sociales,
del Derecho Penal. La forma de obviar este resultado en la fase unifica la terminología y los instrumentos conceptuales usados
de elaboración conceptual es concebir los conceptos dogmáticos en el estudio de la realidad social empírica y en la dogmática.
como conceptos sociales. Debe partirse de que el Derecho es, Ello evita que exista una barrera entre la contemplación de
en frase feliz de RECASENS SICHES, un trozo de vida social obje- la realidad normativa y realidad empírica derivada de actitu-
tivada. A nivel conceptual no hay solución de continuidad entre des metodológicas contradictorias e irreductibles, como la de-
Derecho y vida social, sino que aquél es una forma de vida ducción idealista y la inducción realista, que tradicionalmente
social imaginada por el legislador. E n términos cibernéticos, se asignaban a la dogmática y a la criminología. La superación
el Derecho es un modelo de vida social ajustado a un programa de esta profunda divergencia metodológica por medio de la uni-
previo. Tal modelo puede o no obtener realidad efectiva, pero ficación de ambas perspectivas a partir de la común rúbrica de
en ambos casos expresa la estructura social de los hechos que ciencias sociales, es un presupuesto conceptual de la consecución
programa. de una auténtica gesamte StrafrecKtswissenschaft (ciencia glo-
Importa resaltar que la expresada concepción social de los bal del Derecho penal) ,''0'^ que no sea mera suma cuantitativa
conceptos dogmáticos no tiene como consecuencia la contempla- de distintas disciplinas faltas de verdadera unidad metódica,
ción de la realidad social empírica. Por sí sola conduce única- sino que suponga una coincidencia cualitativa que permita el
mente al entendimiento de los conceptos dogmáticos en sentido diálogo y la deseada comunicación entre el conocimiento nor-
social, partiendo del modelo de vida social programado por kis mativo y el conocimiento empírico, como formas de conocimiento
normas. Se limita a descubrir la estructura social de los con- social. Ello es posible sólo cuando se admite que la misma estruc-
ceptos normativos. No responde,, en cambio, a la cuestión de si t u r a social corresponde a los procesos de interacción imagina-
en la determinación del contenido de la norma ha de tenerse en dos por las normas jurídico-penales que a la realidad fáctica
cuenta la realidad social efectiva — no la imaginada normati- del delito y de la pena.
vamente —. E n otras palabras: presupone la determinación
previa del contenido de la norma cuya naturaleza conceptual B) La concepción realista del proceso de concreción
social afirma, por lo que no afecta al problema de si en aquella de la ley
determinación del contenido normativo debe atenderse a la rea-
lidad empírica. Podría decirse, por ello, que no se refiere a la El segundo pilar sobre el que ha de basarse una dogmática
génesis realista de los conceptos normativos, sino sólo a la realista radica en el proceso de aplicación (mejor: concreción)
estructura social de los mismos. de la ley. Debe partirse de un doble postulado: 1.°) La aplica-
Por esta razón, sería insuficiente para una metodología rea- ción de la ley a la realidad constituye el objeto último y primor-
lista de la ciencia penal afirmar la conveniencia de su concep- dial de la dogmática jurídico-penal, por lo que ha de presidir su
ción como ciencia social. Como se adelantó más arriba, tal pers- contenido, 2.^) En el proceso de apHcación de la ley reclaman
¡: pectiva ha de completarse con otros dos postulados básicos: el atención tanto las normas jurídicas como la realidad.
entendimiento realista del proceso de aplicación de la ley y la 1.*^) Una dogmática que pretenda ser realista ha de empezar
unión de Política Criminal y Dogmática. Son estos principios por admitir que sólo será válida si sirve adecuadamente a la
los que fundamentan la necesidad de contar con la realidad finalidad de aplicación de la ley. El Derecho implica la preten-
empírica en la determinación del contenido de los conceptos .sión de realización práctica, por lo que la ciencia del Derecho
dogmáticos.
Pero aunque la sola concepción de la dogmática como ciencia 400 IbUem, pág. 12.
332 El método jurídico-penal en la actualidad n. Planteamiento metodológico que se propone 333
no puede concebirse como ciencia puramente teorética, sino que EntscheidungswisseTischaft, y como ciencia que persigue la de-
la naturaleza de su objeto le impone un carácter esencialmente cisión de casos.^^^
práctico. Cierto que hay aspectos de nuestra ciencia que no afec- Friedrich MÜLLER escribe en este sentido: "Toda cuestión
tan directamente a la aplicación de la ley (por ejemplo: la jurídica se presenta bajo la forma de un caso real o ideado:
debatida cuestión sobre la esencia del bien jurídico). Pero inclu- Toda norma posee sentido únicamente en atención a la solu-
so en estos casos el enfoque de los problemas "teóricos" debería ción de un caso."404 Si — como quiere HABERMAS — todo cono-
hallarse presidido por su posible trascendencia, siquiera me- cimiento se halla presidido por un interés,^^^ el específico interés
diata, en la aplicación de la ley. Así, en el ejemplo propuesto, que guía al conocimiento jurídico es, según MtJLLER, el "inte-
el análisis de la esencia del bien jurídico ha de perseguir, en rés de la decisión" Entscheidungsinteresse.^'^^
último término, trazar un límite al legislador o, por lo menos, a) La expresada orientación práctica de la ciencia penal per-
guiar la interpretación de la ley. No niego que el Derecho sea, mite tomar posición frente a la actual tensión entre el pensa-
también, susceptible de una consideración meramente especula- miento-sistema y el pensamiento-problcTna. Entendida la dog-
tiva, pero no es ésta la función en que está comprometida la mática jurídico-penal como guía en la solución de los casos que
dogmática y elegir tal punto de vista supondría una perversión plantea la práctica, queda claro que sería inaceptable la erección
de su sentido. Se caería con ello en una dogmática para sí mis- del sistema a fin en sí mismo. El pensamiento problemático
ma, que merecería las críticas que hace ya tiempo vienen diri- expresa mejor la función pragmática de nuestra ciencia.*"'' Más
giéndose a la ciencia jurídica. La única vía de evitarlo es fijar no por ello es lícito renunciar al sistema. A éste corresponde
como meta de la dogmática el servir a "fines prácticos'* y reco- una función innegable: servir de auxilio a la resolución del
nocer que no posee naturaleza de "ciencia teorética", sino de problema. Tienen razón, por ello, quienes desconfían de un giro
"ciencia aplicada",*^i tal vez menos brillante, pero única que no radical al pensamiento-problema que suponga el abandono de
traiciona la función social de nuestra ciencia. la claridad sistemática y el peligro seguro de la atomización y
Esta concepción de la dogmática jurídica como ciencia prác- dispersión de la materia jurídica. Esta vía llevaría al dominio
tica conduce a situar en el centro de interés del penalista la de lo irracional sobre la razón y — lo que es inadmisible — de
resolución de casos prácticos. Se trata de una perspectiva a ve- la arbitrariedad y el caso sobre la seguridad jurídica y la justi-
ces olvidada por la ciencia jurídica continental, que ha aparecido cia. Como escribe GIMBERNAT, la dogmática "hace posible, por
como una "ciencia de profesores" en contraposición al "Derecho consiguiente, al señalar límites y definir conceptos, una aplica-
del caso" característico de los países de tradición anglosajona. ción segura y calculable del Derecho Penal, hace posible sustraer-
Ya dije más arriba que después de la Segunda Guerra Mundial le a la irracionalidad, a la arbitrariedad y a la improvisación.
se inició en el país típicamente "teórico", xAlemania, una reac- Cuanto menos desarrollada esté una dogmática, más imprevi-
ción tendente a la aproximación al caso práctico. Probablemente sible será la decisión de los tribunales, más dependerán del azar
influyó en ello el contacto de los juristas alemanes de la post- y de factores incontrolables la condena y la absolución".'*''^
guerra con el Derecho anglosajón de ocupación.'^^^ LO cierto
es que desde hace algunos años se ha abierto paso una impor- 403 Vid. P. BRINGEWAT, Funktionales Denken im Strafrecht, cit.,
páginas 128 y ss.
tante corriente metodológica que centra su atención en el proceso 404 Cfr. F . MÜLLER, Juristische Methodik, cit., pág. 118.
de aplicación de la ley a la realidad, hasta el punto de que 405 J. HABERMAS, Érkenntnis und Interesse, F r a n k f u r t , 1973, pá-
gina 9.
califica a la ciencia jurídico-penal de "ciencia de la decisión" 406 Vid. F . MtJLLER, Juristische Methodik, cit., pág. 118.
i 407 Como ha reconocido recientemente RODRÍGUEZ DEVESA, "la ley
es una técnica para resolver u n a serie de problemas reales que nos aque-
401 Así, H. CoiNG, Juristische Methodenlekre, cit., págs. 3 y s., y j a n " : Prólogo a C. MARTÍNEZ BURGOS, Las drogas ante la ley, cit., Ma-
61 y s. Resalta, también, el sentido práctico de la Ciencia del Derecho drid, 1973.
H. RYFFEL, Grunáprohle-me der Rechts- UTid Staatsphilosophie des Politi- 408 Cfr. E. GIMBERNAT ORDEIG, ¿ Tiene un futuro la dogmática ju-
schen, cit., págs. 46 y s. rídico-penal?, en Problemas actuales de Derecho penal y procesal, Sala-
manca, 1971, pág. 106.
402 Así, K. LARENZ, Metodología, cit., pág. 137.
334 El método jurídico-penal en la actualidad n . Planteamiento metodológico que se propone
335
Pero ha de insistirse en que al sistema sólo corresponde una la ciencia es el camino más adecuado para salvar la lamentable
función auxiliar respecto de la solución de problemas. Ello im- distancia que separa a teoría y práctica. No cabe duda de que
plica la exclusión de una concepción del sistema como algo la aversión de los Tribunales hacia la teoría disminuiría si ésta
definitivamente acabado. El único sistema admisible es un siste- ofreciese un estudio fructífero de los casos que importan a la
ma capaz de adaptarse a las variables necesidades que rigen la práctica judicial. Precisamente porque la actual ciencia penal
adecuada solución de los problemas y a la incesante multiplica- española ha iniciado decididamente esta vía, el futuro es en este
ción y modificación de los mismos problemas planteados. El aspecto esperanzador.
sistema no puede imaginarse como el término final de la elabo- 2.^) La concepción de la dogmática jurídico-penal como ins-
ración dogmática, sino como fase esencialmente transitoria. trumento de solución de los problemas que presenta la aplica-
Un sistema al servicio del problema no puede ser "cerrado", ción de la ley es un presupuesto necesario pero por sí solo no
sino "abierto", al modo del offenes System que ahora patrocina suficiente para una concepción realista de nuestra ciencia. No
CANARIS.^»^ basta afirmar como meta la aplicación de la ley, si no se parte
Una función característica de un sistema condicionado al de un entendimiento verdaderamente realista de este proceso de
problema ha de ser la formación de "constelaciones de casos" aplicación normativa:
que agrupen en forma sistemática los distintos supuestos pro- a) A tal entendimiento conducen las investigaciones efec-
blemáticos. Tal sistematización conducirá a la obtención de los tuadas por la moderna Hermenéutica. Común a todas ellas es
principios que rigen en cada grupo de problemas, con la conse- la constatación de que es insuficiente para explicar en términos
cuencia de su posibilidad de generalización más allá de la ca- reales el proceso de aplicación de la ley el punto de vista tradi-
suística concretamente contemplada. La ciencia penal alemana cional, según el cual, por una parte, se acude a la imagen de un
sigue en la actualidad este planteamiento, como se advierte sencillo silogismo para formular la estructura de la aplicación
claramente en temas como — por ejemplo — la comisión por de la ley y, por otra parte, se da absoluta preeminencia a la pre-
omisión. misa normativa de ese silogismo. Ha de coincidii'se en la crítica
b) La aproximación al caso posee otra importante conse- de ambos extremos.
cuencia: la conveniencia de que la ciencia jurídica tome a la En primer lugar, el famoso silogismo, integrado por una
Jurisprudencia de los Tribunales como básico material de tra- premisa mayor representada por la norma, una premisa menor
bajo. El estudio de las sentencias penales pone al descubierto constituida por el supuesto de hecho subsumible en el tipo de
los problemas de efectivo interés para la práctica. Si la ciencia norma y una consecuencia jurídica integrada por la sanción
ha de buscar la solución de los casqs que puedan suscitarse en prevista en la misma norma, sólo podría admitirse como punto
la reahdad, la Jurisprudencia permite la mejor selección de los de partida, a condición de que se reconociese que tal imagen
casos merecedores de atención. Por otra parte, la intensidad con expresa de forma muy esquemática, simplíficadora e imperfecta
que deben analizarse los problemas debería hacerse depender la estructura real del proceso de aplicación de la ley. La primera
también de la importancia práctica que posean en la cauística observación que debería anteponerse es que la fórmula del silo-
jurisprudencial. Después se verá que, además de estas funcio- gismo no presta ayuda alguna para resolver lo que suele consti-
nes selectivas, la Jurisprudencia interesa también como revela- tuir la principal dificultad en la práctica; la individualización
dora de las exigencias de los supuestos de hecho a que deben de las premisas. Una vez localizada la norma a aplicar y preci-
extenderse las normas, exigencias de capital importancia para sado el supuesto de hecho, suele seguirse sin más la extracción
una concepción realista del proceso de aplicación de la ley. En de la consecuencia jurídica a aplicar. Para ello no es preciso a
todo caso, la consideración sistemática de la Jurisprudencia por ningún Juez acudir al auxilio del silogismo de la subsunción.
E n segundo lugar, gran parte de las dificultades que encierra
409 Vid. C.-W. CANARIS, SystemdeTiken und Systembegriff in der en la práctica la aplicación de la ley residen no en la interpre-
Jurñsprudenz, Berlín, 1969, pág. 156. tación de la premisa normativa, sino en torno a la premisa fác-
El método jurídico-penal en la actualidad II. Planteamiento metodológ^ico que se propone 337
336
Este aspecto escapaba al planteamiento de la metodología
tica. Y sin embargo, la metodología tradicional apenas prestaba,
tradicional. Cierto que en todo tiempo los juristas se han ocu-
al menos explícitamente, atención a este importante aspecto. Se
pado tanto de la pura interpretación del texto legal en sentido
ocupaba, prácticamente de forma exclusiva, de buscar el sentido
estricto, como de imaginar los más importantes tipos de casos
oculto tras el tenor de la ley. Más que la aplicación de la ley,
reales a que podía extenderse. Pero ello se ha hecho sin concien-
estudiaba únicamente una de sus componentes, a saber, la inter-
cia de que desbordaba la esfera estricta de la interpretación
pretación del texto legal. Pero tal interpretación, común en su
del texto legal, para pasar a la interpretación de los hechos.
naturaleza a toda exégesis de textos dados, aunque no sean jurí-
Debe, con todo, reconocerse que no se abandona con ello el
dicos— por ejemplo: interpretación de un pasaje literario o
terreno de la interpretación de la norma, sino sólo el de su
filosófico —, no agota la problemática que suscita la aplicación
tenor textual. Pues, como pone de manifiesto Friedrich MÜLLER,
de la ley. Al contrario, las más de las veces el texto legal, en
la norma no se agota en el tenor de la ley — lo que llama el pro-
cuanto tal texto, resulta perfectamente "claro", y los problemas
grama de la norma (Normjn^ogramm) —, sino que se halla tam-
nacen a la hora de decidir si es posible subsumir en él el par-
bién integrada por la esfera de supuestos fácticos a que alcanza
ticular supuesto de hecho examinado.^^o Por poner un ejemplo
su tenor, esto es, el sector de realidad social que el "programa
inequívoco, el texto del art. 431, definido^ del escándalo público,
de ]a norma" ha elegido, o creado, como su ámbito de regula-
no ofrece dificultades considerado desde el exclusivo punto de
ción— lo que el mismo autor denomina el "ámbito de la norma"
vista de su interpretación textual, y, en cambio, es evidente la
(NormbereichJ .^'^'^ Pero la explicitación del distinto significado
complejidad que encierra determinar cuándo un hecho concreto
de ambas componentes de la norma no se había efectuado por la
constituye escándalo público. Así, las expresiones "moral" y
metodología clásica. Por el contrario, la distinción de "progra-
"buenas costumbres" son literalmente "claras", máxime si se da
ma de la norma" y "ámbito de la norma" constituye el punto
por supuesto que remiten a la moral y buenas costumbres im-
de arranque de una concepción de la aplicación de la ley capaz de
perantes en la sociedad. "Entender" esos términos castellanos
dar cabida a la valoración de los hechos sociales reales.
no significa, sin embargo, poder decidir sin problemas cuándo
un determinado acto es contrario a la moral o a las buenas cos- En efecto, si se quiere fundamentar suficientemente una
tumbres. E n primer lugar, en cada momento histórico y en cada metodología que supere su limitación a la mera interpretación
nivel social tales cqnceptos tienen distinto contenido — esto es, de un texto y dé cabida a la consideración de la realidad y sus
alcanzan a un ámbito de supuestos fácticos diferente — (el sim- exigencias normativas, deberá concebirse la aplicación de la ley
ple hecho de que dichos conceptos puedan resultar de más difícil como un proceso de "concretización de la norma" (NorTnkonkre-
precisión en una sociedad pluralista, como la actual, que en otra tisierung). Significa que la norma no posee un contenido defini-
anterior prácticamente dominada por una única moral religiosa, tivamente fijado antes de ser llevada a la práctica, sino que
sin que la letra de la ley haya cambiado, muestra que las difi- hasta el momento de su aplicación a casos particulares no se
cultades no radican en la letra de la ley). precisa de forma acabada su alcance. Hasta entonces — esto es,
hasta que se concreta como "norma de decisión" (Entscheidnngs-
En segundo lugar, una vez identificada la moral o las buenas
norm) — '^^^ '** no es posible saber con exactitud a qué casos se
costumbres a que se refiere la ley, la calificación de un hecho extiende. En este carácter inacabado, necesitado de ulterior con-
como contrario a ellas requiere una delicada interpretación. creción y diferenciación, del texto legal, se basa su concepción
Pero no interpretación de las palabras legales, sino de los hechos como Deutungsschema (esquema alusivo) ,^^^ como simple punto
enjuiciados.
410 Vid. F . MiJLLER, Juristische Methodik, cit-, págs. 115 -y 137 y 411 Vid. F . MÜLLERj Juristische Methodik, cit., pág. 107.
siguientes. E n la página 115 escribe; " U n a norma en el sentido de la Me- 411 bis Asi, J. ESSER, Vorverstandnis nnd Methodenwahl, cit., pági-
tódica tradicional (esto es; el tenor de una norma) puede parecer sobre nas 36 y siguientes.
el papel «clara» o incluso «inequívoca». El primer caso práctico a que 412 La terminología es de F . MÜLLER, Juristische Methodik, cit., pá-
deba aplicarse puede privarle de su «evidencia», puede hacerla aparecer gina 108.
como sumamente «oscura»."
22. — S. Mir P u i g . — I n t r o d u c c i ó n a las bases del Derecho Penal
338 El método jurídico-penal en la actualidad 11. Planteamiento metodológico que se propone 339

de partida normativo que se limita a proporcionar una orienta- tiva es porque se la atribuye el haber sido prevista por el texto
ción más o menos clara, más o menos concluyente para el con- legal — o "programa de la norma"—.'^^^ El hecho de que esta
junto todavía abierto de las decisiones futuras que permite.^^^^ previsión legal no pueda precisarse hasta el momento de la con-
La ciencia jurídica no puede, por ello, limitarse a interpre- creción de la norma al aplicarse a los casos reales, no obsta a
tar el texto legal, sino que ha de intentar facilitar la efectiva est'a afirmación. En Derecho Penal, regido por el principio de
concreción de la norma, buscando precisar el ámbito de casos legalidad y la exclusión de la analogía contra reo, tiene especial
a que puede alcanzar. P a r a ello deberá utilizar en lo posible importancia la limitación de la eficacia normativa de lo fáctico
supuestos reales, proporcionados por la Jurisprudencia, pero por el tenor de la ley. En nuestra rama jurídica es particular-
tendrá que adelantarse también a la práctica previendo los casos mente necesario erigir el "sentido literal" de la ley como tope
que puedan interesar a la aplicación de la ley. Ahora bien, todo de la normatividad admisible.
esto significa que debe trasladarse el centro de interés de la b) Esto no significa, sin embargo, que carezca de interés para
ciencia desde el "programa de la norma", representado por el el penalista la realidad situada más allá del "ámbito de la nor-
texto legal, al "ámbito de la norma" que constituye el específico ma". Además de la norma que debe regir — concretada al caso
contenido de realidad que aquél abarca. Resaltar esta distinción concreto en los términos vistos — le importa conocer la norma
en la estructura de la norma tiene no sólo la virtud de aclarar que de hecho encuentra aplicación en la práctica; La segunda es
cuál es el verdadero núcleo de la problemática de la aplicación el resultado de un complejo proceso de concreción, en el que
de la ley, sino también la de estimular la atención por el caso intervienen una serie de elementos en importante medida no
práctico, verdadero objetivo de la dogmática. resultantes de la ley.^^*' Ambas normas pueden no coincidir, lo
Pero todavía lleva más lejos el reconocimiento expreso de que no es infrecuente que suceda. En este caso el dogmático no
la autonomía conceptual del "ámbito de la norma". E n esta cate- podrá admitir sin más la norma empírica por el hecho de serlo.
goría se encierra la fuerza normativa de lo real. Su destaque Pero antes de que se plantee qué tratamiento ha de merecer di-
junto al texto legal persigue anclar a éste en el terreno de las cha normativa, deberá conocerla. En nuestro país CÓRDOBA ha.
necesidades reales de la materia que regula, evitando una con- puesto de relieve recientemente los más importantes factores
cepción de la norma como puro deber ser desvinculado del ser. que condicionan la concreta norma que rige la efectiva actua-
ción de ios Tribunales. A continuación se recogerán las líneas
La decisión acerca de si un caso particular pertenece o no al
centrales de su planteamiento, punto de partida para un enten-
"ámbito de la norma" depende, en efecto, no sólo del tenor de dimiento sinceramente realista del proceso de concreción de la
la ley, sino también de las características del caso y de la regu- ley.
lación que reclame.*^*
La inserción de la realidad que contribuye a la concreción El examen de la Jurisprudencia muestra, a juicio de CÓR-
de la norma en el mismo seno de la estructura de ésta evita, sin DOBA, una notable relativización de los principios básicos que
embai'go, el peligro de resolver la normatividad en puro socio- según la ley deberían inspirarla: el principio de oficialidad y el
logismo. No se trata, en efecto, de que la norma jurídica no sea de legalidad. Mientras que el primero impone a la Administra-
decisiva para la resolución de los casos concretos, de modo que ción de Justicia el deber de perseguir y, en su caso, castigar los
junto a la norma deba añadirse el imperio del factum. Al decir delitos con exclusión de toda facultad de decidir sobre la opor-
que la esfera de realidad que integra el "ámbito de la norma" tunidad del ejercicio de dichas funciones, en la reaUdad los
pertenece a ésta, se condiciona su virtualidad normativa a tal hechos que, como probados, se someten a la aplicación de las
pertenencia: si aquel sector de realidad posee fuerza norma- normas jurídicas, difieren de los hechos tal como se han produ-
cido. Y si el principio de legalidad atribuye únicamente a la ley
413 Vid. F . MüLLER, Juristiscke Methodik, eit., pág-. 116. Se adhiere la cualidad de fuente de Derecho Penal, los tribunales no sólo
a este planteamiento en relación expresa al Derecho penal P. BIÍINGEWAT,
Funktionales Denken im Strafrecht, Berlín, 1974, pág. 133, 415 Vid. F. MÜLLER, op. cit., págs. 109 y s.
414 Vid. P . MíJLLER, Juristiscke Methodik, cit-, pág. 108. 416 Así, J. CÓRDOBA RODA, Comentarios, cit., I, pág. VII.
340 El método jurídico-penal e n la actualidad II. Planteamiento metodológico que se propone
341
acuden a los preceptos legales, sino, además, a otros elementos Que la normativa que efectivamente rige en la práctica de
situados propiamente fuera de la ley^^^ A ambos aspectos — la los Tribunales no se integra únicamente de la ley, lo muestran,
falta de correspondencia de hechos probados y hechos reales, según CÓRDOBA, dos hechos. De un lado, existen importantes
y la insuficiencia de la ley como origen de la norma concreta- regulaciones procedentes de la doctrina o de la Jurisprudencia
mente aplicada por los Tribunales dedica CÓRDOBA su atención. que encuentran aplicación pese a que su relación con el texto
Dos tipos de interferencias determinan la discrepancia de legal es puramente mediata o, incluso, inexistente. Como ejem-
hechos probados y hechos reales: por una parte la selección plos propone CÓRDOBA el tratamiento del error y la figura del
de los hechos a perseguir en forma distinta a lo que impondría delito continuado. El primero es el producto de una elaboración
el principio de oficialidad, y, por otra parte, la transformación doctrinal y jurisprudencial que parte de ciertos preceptos le-
de los hechos perseguidos. En cuanto a lo primero (selección), gales — así, los arts. 1 y 565 del Código Penal —, pero que
la persecución de los hechos punibles por la policía, ni alcanza guarda con ellos sólo una vinculación mediata. El delito con-
a la totalidad de los efectivamente producidos, ni aparece apli- tinuado es institución carente de todo nexo, siquiera mediato,
cada con igual intensidad a todos los delitos.^^^ Por otra parte, con el texto legal, lo que no es óbice a su constante aplicación
también los tribunales dejan en ocasiones de perseguir hechos por los Tribunales.^^^
legalmente punibles. Así, aunque ni el perdón de la parte ofen-
La segunda observación que contradice la exclusividad de
dida, ni la satisfacción por ella de las responsabilidades civiles la ley en la práctica es la existencia de ciertas actitudes valo-
deben extinguir la responsabilidad penal, en la práctica poseen rativas que inspiran las decisiones judiciales, al margen del
en ciertos delitos — v. gr., en determinadas especies de estafa principio de legalidad. La tendencia a la benevolencia para con
y de apropiación indebida — esa virtualidad. Más evidente es el reo — lo que CÓRDOBA llama "pietismo judicial"—, el temor
todavía la no persecución de la propaganda anticonceptiva, pu- de que sea casada la sentencia y otras actitudes valorativas en
nible según el art. 416 del Código Penal. Por último, defectos los Tribunales son manifestaciones expresivas de dicha rea-
en la instrucción del sumario, debidos en buena medida al ele- lidad.
vado número de asuntos sometidos a la autoridad judicial, pue-
El "pietismo judiciaP' explica, por ejemplo, la inclinación
den imposibilitar una prueba suficiente de hechos ocurridos, lo de los Tribunales a aplicar de modo automático el margen mí-
que determinará su subsunción en un tipo más benévolo.^^^ nimo de la correspondiente penalidad, contra lo prescrito en
Por lo que se refiere a lo segundo (transformación), CÓRDOBA las reglas 4.^ y 7.^ del art. 61, que obligan a "tener en cuenta"
destaca el fenómeno conforme al cual el juzgador invierte el o a "considerar" ciertos factores en la medición de ia pena. Tam-
orden lógico de determinar en primer lugar los hechos y en bién la tendencia a preferir el concurso de leyes al ideal, aun
segundo la norma jurídica aplicable, y da a los hechos aquella cuando proceda éste, es manifestación de la misma actitud de
configuración que posibilite su subsunción en el pi-ecepto que benevolencia. Por último, un ejemplo concreto de dicha actitud
convenga a la solución que al juzgador aparezca como justa. lo proporciona la tendencia a calificar como coacciones hechos
Así, la propia Fiscalía del Tribunal Supremo — en su Memoria constitutivos de verdaderas detenciones ilegales, cuando los he-
de 1967 — reconoce que el deseo de los Tribunales de evitar en chos no parecen encerrar suficiente gravedad.•^^^
ciertos casos la estimación del delito de robo conduce a una La inclinación a t r a t a r de evitar la casación de las senten-
tendencia a evitar el dar constancia de los actos de fuerza en cias, ha llevado según CÓRDOBA, a ensanchar el número de casos
las cosas integrantes de dicho delito.^^^ en que es decisivo el arbitrio judicial. Así sucede respecto de
las reglas 4.^ y 7.^ del art. 61, que se interpretan como concesión
417 Cfr. -J, CÓRDOBA RODA, Consideraciones sobre la Jurisprudencia de arbitrio no necesitado de motivación, contra lo que impone
penal, "Rev. Jurídica de Cataluña", 1974, págs. 119 y s.
418 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Consideraciones, cit., pág. 120.
419 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Consideraciones, cit., pág. 121. 421 Vid. J. CÓRDOBA RODA, ConsideracioSies, cit., págs.
420 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Consideraciones, cit., pág. 121. 122 y s.
422 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Consideraciones, cit., págíí.
123 y s.
342 El método iurídico-penal en la actualidad II. Planteamiento metodológico que se propone 343

SU letra, que expresa la necesidad de tomar en cuenta "la ma- de la ley y las exigencias derivadas de la Dogmática jurídico-
yor o menor gravedad del hecho y la personalidad del delin- penal.''28
cuente" (art. 61, 4,*'), o de considerar "el número y entidad de Particular rigor atribuye CÓRDOBA al límite representado
las circunstancias agravantes y atenuantes y a la mayor o me- por la letra de la ley. Las fronteras de lo punible dependen de
nor gravedad del mal producido por el delito" (art. 61, 7.^)^^'^ ella, por lo que no es lícito transgredirla "por consideraciones
Otras actitudes valorativas, a menudo de signo moralizante, de ninguna especie, ni siquiera por la invocación de los fines a
se manifiestan en la interpretación de distintos preceptos en los que la ley pueda estar dirigida". La inclusión de la energía
contra de la ley. Ejemplos los suministran la exclusión de efi- eléctrica en el término "comunicaciones" del art. 249 — contra
cacia atenuante a la provocación en los delitos contra la hones- su significado literal, que alcanza sólo a la transmisión entre
tidad y ciertas restricciones impuestas a la aplicabilidad de las las personas o al traslado de las mismas en el espacio físico —,
atenuantes de arrebato u obcecación y de motivos morales, al- la ampliación del alcance del desempeño de las obligaciones o
truistas o patrióticos.^24 servicios del art. 22 a casos en que la actuación del culpable
Resumiendo lo anterior: pese a los principios de oficialidad tiene lugar fuera de la órbita de la función que tenga asignada,
y legalidad, por una parte, ni los hechos perseguidos son todos y la figura del "delito masa", son ejemplos aducidos por CÓRDOBA
los que debieran serio ni lo son siempre sin una transfoi'mación de vulneración del límite que impone la letra de la ley.^^a Vice-
que lleva a la divergencia de hechos probados y hechos reales, versa, también la tendencia a la no aplicación de la ley a casos
y, por otra parte, no es la ley la única fuente que origina la a que alcanza su letra, pero que no cuentan entre los normal-
normativa de hecho aplicada. Ésta es la visión que ofrece la obser- mente incluidos en ellas — verbigracia, la estafa procesal, si se
vación empírica de la aplicación de la ley. Pero es notorio que, admite que reúne los elementos de la estafa —, constituye una
sin perjuicio de la necesidad de su aproximación a la realidad, práctica opuesta a la .literalidad de la ley.^s'^
el Derecho no se agota en el ser de los hechos empíricos, sino Como exigencias dogmáticas que la jurisprudencia debe res-
que implica inevitablemente una pretensión de deber ser respecto petar, CÓRDOBA menciona, por vía de ejemplo, las derivadas de
de los mismos. Incluso autores tan inclinados a una concepción las características del concepto de delito: acción, antijuricidad
realista de la metodología jurídica como ESSER^^^ y MÜLLER'^^S y culpabilidad. Así, la concepción final de la acción obligará a
anteponen esta distinción de lo fáctico y lo normativo a su plan- requerir la finalidad a toda conducta típica, aunque no lo exija
teamiento. Que los tribunales seleccionen y modifiquen los he- expresamente la ley. Se seguirá que el "homicidio" del art. 501,
chos, así como que acudan a elementos ajenos a la ley en sus 1, sólo concurrirá cuando se dé un tal querer en la actuación del
decisiones, es, pues, un hecho, pero que sólo podrá ser positiva- sujeto. A ello se oponen las Ss. de 22 octubre de 1907, 14 julio
mente valorado si no se opone a las exigencias normativas del 1917 y 29 octubre 1959. La exigencia de finalidad de la manifes-
Derecho Penal. tación de voluntad en los delitos imprudentes permite también
El propio CÓRDOBA se apresura a resaltar la necesidad de la estimación en ellos del estado de necesidad y de la atenuante
una valoración crítica del modo de proceder de la jurispruden- de arrepentimiento espontáneo, contra la opinión del Tribunal
cia. Para que pueda estimarse lícito, deberá cumplir diversos Supremo.
requisitos. Aparte de la elemental conveniencia de la corrección El anáfisis dogmático de la antijuricidad impone, afsiraismo,
gramatical y lógica de las sentencias,-^^? señala CÓRDOBA dos límites a la interpretación de la ley a través de su significado
límites que la jurisprudencia no puede traspasar: la literalidad material, expresado por el concepto de bien jurídico. Este con-
cepto puede llevar a restringir tipos penales dotados de una
423 Vid. J. CÓRDOBA RouA, Consideraciones, cit., págs. 125 y s. redacción literal excesivamente amplia o vaga. Finalmente, el
424 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Consideraciones, cit., pág. 126.
425 Vid. J. EssER, Vorverstündnis und Methodayiwahl, cit., pág. 35. 428 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Consideraciones, cit., págs. 128 y ss.
426 Vid. F. MÜLLER, Metkodik, cit., págs. 140 y ss. 429 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Consideraciones, cit., págs. 128 y s.
427 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Consideraciones, cit., pág. 127. 430 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Consideraciones, cit., págs. 129 y s.
344 El método jurídico-penal en la actualidad 11. Planteamiento metodológico que se propone 345

principio de culpabilidad debe ser también respetado por la ticas, y del planteamiento que en base a ellas he suscrito, es que,
jurisprudencia. El problema se plantea especialmente respecto si bien el texto legal es el límite insuperable que debe respetar
del error de prohibición. Es satisfactorio que la jurisprudencia la concreción de la norma, no proporciona a ésta más que un
actual haya dado entrada a la relevancia de tal clase de error, punto de partida, que precisa para su desarrollo la considera-
ajustándose así a un postulado dogmático fundamental.'*^^ ción de las exigencias del sector de realidad por ella previsto.
Comparto los criterios que CÓRDOBA sugiere para la valora- Y el examen de la jurisprudencia es el camino mejor para des-
ción de la práctica jurisprudencial, siempre que el límite repre- cubrir estas exigencias reales, por la proximidad que con ellas
sentado por la letra de la ley se restrinja a su significado polí- guarda.
tico-criminal de garantía para el reo. He de remitirme en este Cierto que los tribunales tenderán, en ocasiones, a traspasar
punto al planteamiento efectuado más arriba para la analogía, la letra de la ley en atención a las necesidades del caso. Pero
cuya exclusión sólo debe admitirse cuando perjudique al reo. tal vez la ciencia tienda a caer en el vicio opuesto, olvidando
E n cualquier caso, los límites fijados a la jurisprudencia susci- la imprescindible conexión de la norma a la realidad. De ahí la
tan la cuestión de si no llevan a valorar negativamente todas urgencia de una amplia comunicación de ciencia y jurispruden-
las prácticas judiciales examinadas. Si la letra de la ley es límite cia que, en una concepción realista de la ciencia jurídico-penal,
infranqueable de su aplicación, ¿no deberá rechazarse como han de cooperar igualmente a la elaboración de una Dogmá-
inadmisible tanto la selección y manipulación de los hechos con- tica ^^^ no reducida a teoría para sí misma, sino afirmada como
tra el principio de oficialidad, como la apelación a criterios aje- teoría de la práctica.
nos a la ley en contraste con el principio de legalidad? Y, en
última instancia, ¿no se llegará por este camino a negar toda
C) Política Criminal y Dogmática 7'ealista
posibilidad de superación de la dogmática normativista por me-
dio de la introducción de las necesidades de la realidad en el Según se vio al examinar el estado actual de la metodología
proceso de concreción de la norma? jurídico-penal, es importante la dirección que ve en la unión de
A estos interrogantes debe darse respuesta negativa. Evi- Política Criminal y Dogmática la vía de construcción de una
dentemente, la letra de la ley se opone a la selección de los hechos Dogmática realista. Comparto esta opinión. En realidad, la ma-
contra el principio de oficialidad y a su transformación de modo yor parte de exigencias metódicas planteadas hasta aquí son
que no coincidan los hechos probados con los efectivamente expresión de dicha idea, que se encuentra en parte realizada
sucedidos. Ambos procederes no son más que vulneración de por aquéllas. La introducción en la Dogmática de los postulados
la ley, siquiera sea a veces con propósito plausible. Igualmente valorativos del Derecho Penal, por una parte, y de la contem-
inaceptable es la decisión del caso según actitudes valorativas plación de las necesidades de la realidad, por otra, constituye.
opuestas a la ley, como lo son la mayor parte de las examinadas en efecto, parte esencial del programa de quienes piden la cone-
por CÓRDOBA. Pero la letra de la ley no cierra las puertas a las xión de Política Criminal y Dogmática. Pero para que los prin-
exigencias dogmáticas ni a las necesidades prácticas. El sentido cipios axiológicos y las necesidades prácticas tengan específico
literal posible traza sólo un marco, un límite máximo, dentro sentido político-criminal, es preciso algo más: que tanto la valo-
del cual pueden y deben intervenir postulados político-crimina- ración, como la consideración de la realidad, se apoyen en bases
les, sistemáticos y derivados de las particularidades del caso. científico-empíricas. Esto es, que los postulados valorativos que
Dejando aparte la problemática relativa a los límites de la valo- inspiran el Derecho positivo y la Dogmática, y las necesidades
ración subjetiva — porque es materia contemplada en apartado del caso, tiendan a escapar de un origen puramente intuitivo
anterior—, importa destacar que, precisamente, la conclusión
central que se desprende de las modernas direcciones hermenéu-
432 Destaca la pertenencia a la dogmática jurídico-penal de la la-
bor propia de la Jurisprudencia W. HASSEME^Í, Strafrechtsdogmafik und
431 Vid. J. CÓRDOBA RODA, Consideraciones, cit., págs. 130 y ss. Krimino,lpolitik, cit., Reinbek b. Hamburg, 1974, págs. 152 y s.
346 El método jurídico-penal en la actualidad

y a buscar apoyo en la investigación del delito como fenómeno


empírico, individual y social.
Pedir que la Dogmática parta de la Política Criminal viene
a añadir, pues, a la ya postulada necesidad de valoración y con-
1k,
templación de la realidad, la exigencia de vinculación de la Dog-
mática a los resultados de la Criminología. Éste es el sentido que
corresponde al significado originario de la moderna Política
Criminal, según la concepción de von LISZT; tender un puente ÍNDICE ANALÍTICO
científico entre la Dogmática y la Criminología. Con ello se ase-
gurará el carácter auténticamente realista de la dogmática, pues
la contemplación de las exigencias de la realidad tendrá lugar Acción, 228, 241 s., 248 s., 253 s., Ciencias del espíritu, 232 ss., 247,
por el único método realista: la observación empírico-científica. 256, 280, 343. 296, 300, 303, 310, 326.
Pero, para que la Política Criminal con base criminológica Adecuación social, 154, 290. — sociales, 300, 301, 304, 306,
Analogía, 144, 145, 259, 293, 303, 324, 325 ss., 346.
pueda penetrar fundadamente en la labor dogmática, es preciso 316 ss., 339.
'; Clasicismo en España, 261 ss., 272.
reconocer previamente la vigencia de los otros dos postulados Antijuricidad, 229, 241 s'., 290 ss., Cláusulas generales, 146.
requeridos más arriba para una metodología jurídico-penal rea- 343. Coacciones, 154, 341.
lista. E n efecto, sin el aparato conceptual que ofrece una con- Apropiación indebida, 340. Comportamiento desviado, 293.
Aproximación a la realidad, 281, Concepto de Derecho Penal, 12, 26,
cepción de la ciencia del Derecho como ciencia social, la comu-
303. 29.
nicación de Política Criminal y Dogmática tropieza con el deci- Ai-bitrio judicial, 147 s., 160 ss-,
sivo obstáculo que supone la separación del mundo de las normas formal, 12, 17 ss.
201, 341.
material, 12, 53 ss.
del mundo de lo social. Tomada, en cambio, la norma como regu- Atenuantes
Concurso ideal y de leyes, 341.
lación de procesos sociales, respecto de los cuales cumple una arrebato, 342.
arrepentimiento, 343. Concreción de ^la ley, 281, 284 s-,
determinada función social, queda abierta la puerta a la con- motivos morales, 342. 293, 322, 331 ss., 344, 346.
frontación, en términos conceptuales homogéneos, con las exi- provocación, 342. Correcionalismo, 68, 2(i6 ss., 272.
gencias político-criminales. Pues aquella función social no es, Atribuibilidad, 155 ss. positivista, 267 ss.
sino expresión del significado político-criminal de la norma. Autoría y participación, 282, 283, Costumbre, 145.
289, 291. Criminología, 223 s., 281, 285, 294,
Por otra parte, el entendimiento realista del proceso de aplica- 297 ss„ 300, 301, 303, 308, 316.
ción de la ley, al imponer la necesidad de atender a las exigencias Bienes jurídicos, 128 ss., 151 ss.,
325, 331, 346.
de la realidad regulada por la ley, fundamenta la legitimidad de 161, 229, 332, 343.
Culpa, 153 ss., 230 s., 241.
protección, 85, 91, 97, 106.
la perspectiva político-criminal en la aplicación de la ley. Si el Biología Criminal, 298. consciente e inconsciente, 230 s.,
tenor de la ley fuera el único elemento de su concreción prác- 282.
tica, no sería lícito acudir a las necesidades político-criminales Carácter fragmentario del Dere- Culpabilidad, 151, 153 ss., 161 ss.,
cho Penal, 126 s. 242, 343 s.
de los casos particulares. secundario, 125 s. autor, 78.
Resumiendo: de una parte, la unión de Política Criminal y subsidiario, 125 s. causas de exclusión, 230.
Dogmática se halla facilitada por la concepción de ésta como Casación, 341. concepción normativa, 162, 241.
ciencia social; de otra parte, la toma en consideración de las Caso fortuito, 153. concepción psicológica, 230.
necesidades político-criminales del caso concreto presupone el Causalidad, 283. en von LISTO, 227.
Causalismo, 280. en RoxiN, 290, 292.
entendimiento del proceso de concreción de la ley como necesa- Cibernética, 300. en WELZEL, 248, 254, 256.
riamente basado en la realidad objeto de regulación. Ciencia, 225, 232 ss., 308. factores sociales, 162 s.
Ciencia del Derecho, 235 ss., 324. y psicología, 295.
•Ciencia del Derecho Penal, 167 ss,, y prevención, 155, 162 s., 292.
222 s-, 225 ss., 325 ss. principio de igualdad, 163.
índice analilico 349
348 Índice analítico ,
326, 329, 330, 331 ss., 343, 345 s. F u n c i ó n del D e r e c h o p e n a ! , 5 3 , L i b e r a l i s m o , 159 s., 176 ss., 180,
D a ñ o s i d a d social, 129, 134.
Dolo, 153 s., 230, 2 4 1 , 250, 256, 60 s., 88, 98, 104. 198 ss-, 209, 2 1 1 , 212, 215 ss.,
D e f e n s a social, 70.
257, 2 8 1 , 282, 290, 295. oomo f u n c i ó n del D e r e c h o p o s i - 219 s., 2 2 1 , 239, 260, 262, 299 s.,
Delito
D o m i n i o del hecho, 2 8 3 . t i v o , 82. 302, 317, 320 s.
c o n c e p t o clásico, 225 S-, 228.
— neoclásico, 2 4 1 . como f u n c i ó n de la p e n a y de l a L i b r e a l b e d r í o , 175, 181 s., 186, 227,
— social, 328 s. Eficacia de l a s m e d i d a s , 116. m e d i d a de s e g u r i d a d 61 ss., 79. 260, 265, 267 s., 286, 295.
continuado, 341. — de l a p e n a , 115 s s . teorías absolutas (retribución), L í m i t e s del D e r e c h o p e n a l s u b j e t i -
masa, 343. E l e m e n t o s s u b j e t i v o s del t i p o , 241 61 ss., 8 1 , 97. vo, 124 s s .
siguientes. c o m p l e t i v a s , 71 ss., 8 1 . de la f a c u l t a d p u n i t i v a , 124 s s .
Delitos c o n t r a la h o n e s t i d a d , 136 s.,
E m p i r i s m o , 270. relativas d e r i v a d o s del E s t a d o d e m o c r á -
342.
E r r o r , 341. p r e v e n c i ó n g e n e r a l , 65 s., tico, 151 s s .
— de acción y c o n s i s t e n t e s en la •— de D e r e c h o , 141 s s .
— de p r o h i b i c i ó n , 282, 283 s., 344. 77, 8 1 , 105, 200, 202.
i n f r a c c i ó n de u n d e b e r , 2 9 1 . — e s p e c i a l , 67 ss., 78, 8 1 ,
E s c á n d a l o público, 136, 336. — del f u n d a m e n t o funcional,
Derecho
E s c u e l a C l á s i c a , 120, 173 ss., 185 196, 200 202. 124 s s .
concepto 11, 12, 232, 2 5 1 .
ss., 196 a., 199, 200 s., 270 s., F u n c i o n a l i s m o , 39, 90, 135. — político, 141 s s .
D e r e c h o del caso, 2 8 1 , 322.
299 s-, 303, 307. F u n d a m e n t o del D e r e c h o p e n a l L i n g ü í s t i c a , 300.
— C r i m i n a l , lí) s s .
— de la e x é g e s i s , 198, 264. s u b j e t i v o , 114 s. Lógica formal, 301, 311, 313.
— n a t u r a l , 129, 173, 175, 1 8 1 ,
— H i s t ó r i c a , 129, 187, 205, 209, f u n d a m e n t o f u n c i o n a l , 114 s. m a t e r i a l , 3 1 1 , 313.
186, 187 ss., 197 ss., 214, 262
— político, 119 ss.
ss-, 266, 299, 300. 214.
Derecho Penal — de Kie!, 193, 245 s., 2-% ss., M a r x i s m o , 260, 302.
a u t o r i t a r i o , 259. 279, 299 s. H e g e l i a n i s m o , 206 s., 280.
M e d i d a s de s e g u r i d a d , 17.
de a c t o y de a u t o r , 215, 259. — de M a r b u r g o , 233 s s . H e r m e n é u t i c a , 284 s., 304, 324,
e s e n c i a i m p e r a t i v a d e las n o r -
d e m o c r á t i c o , 123, 152, 158. — P o s i t i v a , 68, 120, 173 s., 176, 335 s s . m a s que l a s p r e v e n , 59 s.
de l a I l u s t r a c i ó n , 129. 179 ss., 186 ss., 193, 196 s.. H i s t o r i c i s m o , 232.
f u n c i ó n de p r e v e n c i ó n , 79, 8 1 , 9 1 .
l i b e r a l , 119 s., 2 2 1 , 259, 264. 199, 218, 221 s., 224, 268, 26Í! n a t u r a l e z a , 18, 24 s s .
objetivo, 12, 13, 15 s s . ss., 288, 300, 303, 324, 329. I l u s t r a c i ó n , 129, 142 s., 176, 198, origen, 121.
definición, 17 s s . — S u d o c c i d e n t a l a l e m a n a , 233 s.. 200 s., 2 6 1 s., 308. postdelictuales y predelictuales,
i n t i t u l a c i ó n , 18 s s . 23G, 2.37 s s . I m p r u d e n c i a , 153 ss., 230 s., 2 4 1 , 22, 23 s s .
social, 120 ss., 215. E s t a d o d e m o c r á t i c o , 86, Ifil ss., 282, 283, 290, 3 4 3 . p r i n c i p i o de l e g a l i d a d , 149 s s .
s u b j e t i v o , 12, 13, 113 s s . 302, 315 s s . I n t e r p r e t a c i ó n , 213 s., 2 2 1 , 303, s i s t e m a m o n i s t a , de l a doble v í a
c a r á c t e r público, 113 s. — de D e r e c h o , 86, 141 ss.. 104, 3 1 1 , 313 ss., 332, 336, 337. y vicarial, llñ ss.
f u n d a m e n t o , 114 s s . 2 2 1 , 289 s-, 299, 3 0 1 , 3!5 s s . I r r a c í o n a l i s m o , 192, 256 ss., 300. s u b s i d i a r i e d a d , 157.
f u n c i o n a l , 114 ss. — de n e c e s i d a d , 3 4 3 . I r r e t r o a c t i v i d a d , 144 s. M é t o d o del D e r e c h o P e n a l , 167 s s .
político, 114 ss. —. social, 86, 120 ss., 125 s., 165, Iu8 puniendi, 114 ss. (ver D e r e c h o evolución, 171 ss., 299 s.
t i t u l a r , 113 s. 177, 180, 209, 2 1 1 , 2 1 3 , 215, Penal subjetivo). — en A l e m a n i a , 197 s s .
D e s i s t i m i e n t o de l a t e n t a t i v a , 283. 217 s.. 222, 289, 300, 302, 315 -— en E s p a ñ a , 261 s s .
D e s p o t i s m o i l u s t r a d o , 199, 200. sig'uientes. J u i c i o s d e v a l o r , 195 s., 209, 225, — en I t a l i a , 174 s s .
D e s v a l o r de l a acción y del r e s u l - -^ t o t a l i t a r i o , 300, 302. 228 s., 238 ss., 247, 300 s., 303, f a c t o r e s políticos y científicos,
tado, 281. E s t a f a , 340. 305 s., 307 ss., 344 s. 299 s s .
Detenciones ilegales, 341. — p r o c e s a l , 343. J u r i s p r u d e n c i a , 294, 334 s., 339 s s . Método del C o r r e c c i o n a l i s m o , 266
Determinaciones complementarias, E x i s t e n c i a l i s m o , 192, 260, 302. — de i n t e r e s e s , 214, 228 s., 2 3 1 . siguientes.
45. — de v a l o r e s , 1 9 1 , 193. — de l a dirección t é c n i c o - j u r í d i -
Dirección positivista m o d e r a d a , F e n o m e n o l o g í a , 257 s., 260. ca, 187 ss., 208 s.
204 s. F i l o s o f í a d e los v a l o r e s , 192, 195. L e g a l i s m o , 265. — de la E s c u e l a C l á s i c a 174 ss.,
F i n a l i s m o , 1 9 1 , 193, 2 1 1 , 245 ss., Legítima defensa, 283. 261 s s .
— t é c n i c o - j u r í d i c a , 173, 174, 187
ss., 197, 198, 200, 274. 275, 279, 280, 2 9 5 , 299 s s . L e y e s p e n a l e s i n c o m p l e t a s , 40 s s . — — de Kiel, 256 s s .
F o r m a l i s m o , 191 ss., 2 2 5 , 296, 300, — en su c o n t e n i d o , 40 s s . •—• — P o s i t i v a , 179 s s .
D i r i g i b i l i d a d , 286.
D o g m á t i c a j u r í d i c o - p e n a l , 173, 188,
190 s., 194, 196, 197 ss., 272 ss.,
303, 304, 305 ss., 310 ss., 324 s.,
303, 329.
F o r m a s de i m p e r f e c t a e j e c u c i ó n ,
283.
i • ^ — — en su e s t r u c t u r a (leyes
p e n a l e s en b l a n c o ) , 47
ss., 50, 5 1 .
— del finalismo, 245 s s .
— del n e o k a n t i s m o , 227 s s .
-— del p o s i t i v i s m o , 208 s s .
índice analítico 351
índice analítico
350 Responsabilidad Civil, 26 ss. Sustitutivos penales, 184.
Penas y medidas, 116 ss., 184 .s. Responsabilidad social, 182.
— del pragniatismo, 269 ss. Temibilidad, 182 s.
Fenología, 223 s. Retribución, 61 ss., 81, 96, 97, 265.
— de la Terza Scuola, 185 ss. Teoría de las normas, 32 ss., 212,
Pensamiento problemático, 281 ss., Riesgo permitido, 154.
— dog-mático, 197 ss., 272 ss. — de los elementos negativos del
304, 333 s. Robo con fuerza en las cosas, 340.
— en la actualidad, 279 ss. tipo, 42 s.
— sistemático, 280 HS^ 289, 333 s.
— que se propone, 299 ss. — de los sistemas sociales, 83.
Perdón del ofendido, 340. Secundariedad del Derecho Penal,
Motivación, 106 s. Terza Scuola, 181, 185 ss.
Personalidad del delincuente, 100 125 s. Tipo, 242, 250, 257, 274, 281, 290.
Nacionalsocialismo, 131, 257 ss., ss., 342. Sistema viearial, 80. Tipos de partida, 45.
Pietismo judicial, 341. Sociología, 295 ss,, 298 ss. — troncales, 45 s.
300 ss.
Política Criminal, 120, 122, 213, Sociologismo jurídico, 184, 223 s., Totalitarismo, 257, 300.
Naturalismo, 179 ss., 188, 191, 209, 218 s., 221, 223 s., 271 s., 273,
216 ss., 229, 242 ss., 260, 266, 281, 285, 327, 338. Tratamiento, 122.
281, 285 ss., 288 ss., 297, 300, Subsidiariedad del Derecho Penal,
268, 299, 303, 307, 329. 303 s., 306, 307 ss., 317, 321, 125 s. Última ratio, 116, 126 s.
Neokantismo, 130 s., 191 ss., 195, 323 ss., 330, 345 s.
227 ss., 247, 250, 274, 299 ss., Posición de garante, 282 s.
310, 326, 329. Positivismo, 208 ss., 231, 260, 303,
Neopositivismo lingüístico, 275. 326 s.
Nueva Defensa Social, 286 s. criminológico, 120, 178, 179 ss.,
Norma jurídico-penal 193, 216 ss., 266 ss., 297, 303, 307
esencia, 53 ss. jurídico, 129, 175, 181, 188 ss.,
carácter imperativo de la nor- 199, 200, 208 ss., 240, 243 s.,
ma, 53, 56, 58 s. 257, 270, 273 s., 289, 296, 297 ss.,
norma de valoración y norma 305, 312, 329.
de determinación, 53 ss. Potestad punitiva, 113.
estructura, 29 ss. Prevención, 65 ss., 79, 81, 94, 96,
"comunicativa", 36 ss., 327 s. 98, 105, 127.
norma primaria y secundaria, Principio de culpabilidad, 151, 153
31. ss., 161 ss., 316.
norma de decisión, 337. — de exclusiva protección de bie-
programa de la norma y ám- nes jurídicos, 151 ss., 161.
bito de la norma, 337 ss. ~ de igualdad, 163 s., 178 s., 260,
Función dialogal, 39, 83, 164 s.
de motivación, 57. 318.
de r e g u l a c i ó n , 38, 83, 164, — de insignificancia, 154, 290.
— de legalidad, 141 ss., 303, 317,
327 s.
de resocialización, 38, 85, 164 323, 339 s., 342. 344.
siguiente, 328. — de oficialidad, 339, 342, 344.
Normativismo, 209 ss., 329. — de proporcionalidad, 151, 158
ss., 163 s.
Omisión, 228 s., 282 s., 291, 334. —- de resocialización, 164 s.
— de subsidiariedad, 125 s.
Peligro (concepto), 282.
Peligrosidad, 25. 80, 93 s., 164, Racionalismo, 270.
183. Realismo, 191 ss., 303 s., 305 s,,
Pena 324 ss.
concepción dialogal, 87. Rechtstheoric, 301.
ejecución, 76, 78, 86, 102 ss., 108, Reforma del Derecho Penal, 127 s.
164 s. Reincidencia, 115, 176.
en EiNDiNG, 212 s. Reprochabilidad, 153 ss.
en von LISTZ, 227. Resocialización, 75 s„ 78, 121, 137,
función, 88, 98, 104. 164 s., 328.
medición, 341.
ÍNDICE

PARTE PRIMERA

CONCEPTO DE DERECHO PENAL


INTRODUCCIÓN

CAPITULO 1
DERECHO P E N A L E N SENTIDO OBJETIVO

I
EL CONCEPTO FORMAL DE DERECHO PENAL

Páas.

I. DEFINICIÓN DE DERECHO PENAL OBJETIVO 17


1. Contenido tradicional y contenido actual del Derecho
Penal 17
2. El problema de la validez actual de la designación "De-
recho Penal" 18
3. ¿Pertenecen al Derecho Penal las medidas predelic-
tuales ? 21')
4. Responsabilidad civil y Derecho Penal 2ü
IT. ESTRUCTURA DE LA NORMA PENAL 29
1. Planteamiento 29
2. Estructura de la norma pena! 30
A) Supuesto de hecho y consecuencia jurídica . . 30
B) Precepto y sanción; norma primaria y norma se-
cundaria 3Ü
VJC) L a t e o r í a d e las n o r m a s d e BlNOiNG y M. E . MAYER. 32
D) La estructura comunicativa de la norma pena! . . 36
3. Leyes penales incompletas y leyes penales en blanco . 40
A) Leyes penales incompletas en cuanto a su conte-
nido, como regla genera! 40

23. — S. Mlr Pulg, - - I n t r o d u c c i ó n a las bases del Derecho Penal


-^ )

índice
índice 355 )
354 Págs. \
I

B) Leyes penales incompletas en cuanto a su estruc- CAPÍTULO 2


47 )
tura, como excepción: las leyes penales en blanco .
DERECHO PENAL EN SENTIDO SUBJETIVO '. )

I '1
11 L PL.ANTEA MIENTO
113 I1
IL E L TITULAR DEL DERECHO PENAL SUBJETIVO . 113
EL CONCEPTO MATERIAL DE DERECHO PENAL III. FUNDAMENTO DEL DERECHO PENAL SUBJETIVO . 114 i^
1. Fundamento funcional 114
PLANTEAMIENTO 53 2. Fundamento político 119
I. ESENCIA DE LA NORMA JURÍDICO-PENAL 53 IV. LÍMITES DEL DERECHO PENAL SUBJETIVO . . . . 124
1. Norma de valoración o norma de determinación . 53 1, Límites del Derecho subjetivo del Estado a imponei
2. Esencia imperativa de la norma punitiva . . . . 56 penas . 124
3. El problema de la esencia de las normas que prevén 2. A) Límites derivados del fundamento funcional . 124
medidas de seguridad 59 a) La naturaleza subsidiaria y el carácter frag
II. FUNCIÓN DEL DERECHO PENAL 60 mentario del Derecho Penal . . . . 124
1. Función del Derecho Penal como función de la pena y b) La protección de bienes jurídicos . 128
de la medida de seguridad 61 B) Limites derivados del fundamento político 141
A) La función del Derecho Penal de la pena . . . 61 a) Límites derivados del Estado de Derecho . 141
a) La función retributiva 61 b) Límites derivados del Estado democrático . 151
b) La función de prevención 65 l.o) Kelativos al momento legislativo . 151
a') La prevención general 65 2.") Relativos al momento judicial . 160
h') La prevención especial 67 3.°) Relativos al momento de ejecución de la
c) La combinación de las funciones de retribu- pena 164
ción y prevención - 7 1
B) La función del Derecho Penal de las medidas de
seguridad 79 PARTE SEGUNDA
C) Resumen 81
2. Función del Derecho Penal como función del Derecho
positivo 82 EL MÉTODO DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
3. Posición personal 8S
A) Función de la pena y función del Derecho positivo . 88 CAPÍTULO 3
B) Función del Derecho Penal español , . , . 90
a.) Determinaciones conceptuales previas . . . 90 EVOLUCIÓN DEL MÉTODO DE LA CIENCIA PENAL
b) Función de las medidas de seguridad . . . 91
c) Función de la pena 9i I. INTRODUCCIÓN 173
a') Concepto de pena en el Derecho español - 91 11. ITALIA y LA EVOLUCIÓN DEL OBJETO DE LA CIENCIA I*ENAL 174
b') Punción preventiva de la pena en el Derecho 1. El método de la Escuela Clásica . 174
español 92 2. El método de la Escuela Positiva .
c') Contenido de la prevención en el Derecho 179
3. El método de la Terza Scuola . . . . 185
español 97 4. El método de la dirección técnico-jurídica .
d') Clases de prevención en el Derecho Penal 187
IIL ALEMANIA Y LA HISTORIA DEL MÉTODO DOGMÁTICO 197
español 99 1. Los inicios del método dogmático .
e') Modo de operar de la función de prevención. 105 197
índice fiidiice
356 357
PásK. ^
Págs,
208
2. El positivismo C) Exigencias metodológicas del Estado social y demo-
209
A) El positivismo jurídico como normativismo crático de Derecho 315
216
B) El positivismo naturalista . . . . a) Planteamiento general 315
227
3. El neokantismo 227 b) La prohibición de analogía y sus límites . 316
A) Insuñciencia del método positivista 3. El realismo en la ciencia penal 324
B) El retorno a la filosofía: historicismo y neokan A) La ciencia jurídico-penal como ciencia social . 325
231
tismo B) La concepción realista del proceso de concreción
284
a) La filosofía jurídica de Stammier de la ley 331
237
b) La Escuela Sudoccidental alemana O Política Criminal y Dogmática realisUi . 345
245
i. El método del finalismo . . . . 256
5. El irracioTialismo de la Escuela de Kiel 261
IV. E L MÍTODO EN LA CIENCIA PENAL ESPAÑOLA 261
1. El clasicismo en España . . . . 26G
2. El método del correccionalismo
3. Correccionalismo positivista y positivismo crimino 267
lógico 269
4. El método pragmático y la Política Crimina 272
5. La fase dogmática

CAPÍTULO 4

E L MÉTODO J U R Í D I C O - P E N A L E N LA ACTUALIDAD

L ESTADO ACTUAL DEL MÉTODO JURÍDICO-PENAL EN ALEMANIA 279


1. La continuación del pensamiento sistemático . 279
2. La aproximación a la realidad como tendencia actual 281
A) Del sistema al problema 281
B) De la aplicación a la concreción de la ley , 284
285
C) Atención a 3a realidad metajurídica .
285
a) La preocupación por la Política t^riminal .
294
b) Referencia a ciencias no jurídicas . 299
n. PLANTEAMIENTO METODOLÓGICO QUE SE PROPONE . 299
1. Bases del sistema
A) Premisas políticas y científicas de una metodolo
299
gía actual 305
B) Superación de las criticas a la dogmática . 307
2. La valoración en la ciencia penal 307
A) La valoración de lege ferenda 310
B) La valoración de lege lata
a) Valoraciones procedentes inequívocamente de 310
la ley
b) Valoraciones producto de la elaboración cien 313
tífica
IDAD DE SALAMANCA

6402035437

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