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Síntesis del Colágeno

En apartados anteriores se ha anticipado la capacidad autónoma del organismo humano


de sintetizar su propio colágeno y cómo esa capacidad va sufriendo un lento e irreversible
deterioro con el paso del tiempo, hasta el punto de llegar a ser la mitad de la original a la
edad aproximada de 30 años.

Asimismo, se ha apostillado acerca de determinadas situaciones que acentúan este


deterioro, siendo la más relevante la que acontece con la llegada del climaterio en el sexo
femenino, algo que se explica por la fuerte dependencia de la intervención de los
estrógenos que caracteriza a la síntesis de colágeno.

Si nos proponemos seleccionar un factor verdaderamente clave a la hora de acentuar esa


desaceleración en la capacidad de sintetizar colágeno, quizá deberíamos apuntar al
conocido como “estrés oxidativo” derivado de la
acumulación de radicales libres en el metabolismo celular,
entre cuyas causas, a su vez, se encuentran el estrés
psicológico, la contaminación ambiental, la excesiva
exposición a los rayos solares, el déficit de sueño
reparador o la ingesta de medicamentos y estimulantes,
todo ello susceptible de ser potenciado con con una
alimentación escasa en vitaminas, minerales y fuentes
naturales de colágeno (sobre las cuales se hablará
pormenorizadamente en apartados posteriores)

Evitar la degradación de la síntesis de colágeno

En este orden de cosas, hemos de tener presente que las armas disponibles para frenar
la degradación de la síntesis de colágeno apuntan en dos frentes complementarios: por
un lado, disminuir ese estrés oxidativo y, por otro, procurar ingerir la mayor cantidad de
nutrientes que contengan principios favorecedores de la síntesis de esta capital proteína
de estructura. Es evidente lo aconsejable de llevar una dieta rica en alimentos precursores
de colágeno, como los que se señalarán más adelante, una dieta en la que debe quedar
postergado el consumo de aquellos alimentos que producen, aunque sea de forma
transitoria, hiperglucemia, puesto que de esta se deriva la llamada glicación, un proceso
por el cual las moléculas excedentarias de azúcar se adhieren a las fibras colágenas en
detrimento de su resistencia y flexibilidad.

Pasemos a describir en detalle cómo se


desarrolla, en las entrañas del
organismo, la síntesis del colágeno.
Esta tiene su comienzo en el citosol celular,
donde se confeccionan cadenas de
aminoácidos aisladas que son
transportadas al retículo endoplasmático
rugoso, ese orgánulo rico en ribosomas
donde los restos de lisina y prolina sufren la
necesaria hidroxilación para transformarse en los dos aminoácidos principales, junto con
la glicina, de la molécula de colágeno: hidroxiprolina e hidroxilisina. Para que esta
reacción química tenga lugar es imprescindible que exista una suficiente cantidad de
hierro en su forma reducida (+3) y de vitamina C, ambos cofactores estrictamente
necesarios para que dos enzimas, la prolil-4-hidroxilasa y la lisil-hidroxilasa,
desencadenen la reacción.

¿Cuál es la importancia de que se produzca la hidroxilación de ambos


aminoácidos?

En concreto, en lo que respecta a la prolina es la responsable


de que el colágeno sea una proteína más termoestable que la
mayoría, mientras que la de la lisina es lo que hace viable la
formación de las características triples hélices que adopta el
colágeno como estructura secundaria.

Tras la hidroxilación llega otra fase determinante protagonizada por unas enzimas
presentes en el retículo endoplasmático, las glicosil-transferasas, encargadas de
glicosilar, es decir, unir una molécula de glucosa, restos de hidroxilisina de manera que
esa triple figura helicoidal quede perfectamente ensamblada con los extremos ocupados
por polipéptidos libres, que constituyen el punto de arranque del clásico plegamiento en
forma globular que caracteriza la estructura cuaternaria del colágeno.

Finalmente, las triples hélices son transportadas a otro destacado


orgánulo del citoplasma celular, el aparato de Golgi, en el cual son
sometidas a una reacción de sulfatación en la que interviene el
aminoácido cisteína rico en azufre, a lo que se suma la fosforilación de
su homólogo serina.

Culminadas estas etapas, el metabolito resultante es el procolágeno o forma inmadura


del colágeno, cuyo destino es su evacuación por parte del fibroblasto a la matriz
intercelular valiéndose de sus vesículas secretoras. En ese fluido extracelular, el
procolágeno se convierte en el sustrato de nuevas enzimas, peptidasas y proteasas, que
dan lugar a la molécula de tropocolágeno, el estadio inmediatamente previo a la fibra
colágena definitiva. Las dimensiones del tropocolágeno son de 300 nanómetros de
longitud y 1,4 de diámetro y está formado por tres cadenas polipeptídicas, de unos
100.000 daltons de peso molecular cada una, llamadas cadenas α no helicoidales, de
configuración levógira y cada una de las cuales está integrada por un polipéptido que
contiene una réplica en tándem de tres aminoácidos.

Defectos de la síntesis de colágeno

Síntesis anormal de colágeno


Una síntesis anormal de colágeno puede ser causa de numerosas alteraciones orgánicas,
que pueden afectar:
 Sistema cardiovascular (aneurismas en vasos principales o disfunciones en
válvulas cardíacas)
 Globo ocular (luxación del cristalino)
 Matriz ósea (extrema fragilidad ósea que aumenta el riesgo de fracturas)
 Piel (dificultades para la cicatrización y flacidez)
 Articulaciones (artrosis), entre otras posibilidades.

Sobre este tipo de incidencias la comunidad científica ha atesorado importantes


conocimientos que resultan aplicables al pronóstico de ciertas enfermedades una vez que
se ha detectado cuál es el defecto molecular que aqueja a un paciente; a partir de ahí, es
factible en un alto porcentaje de casos adelantar cuál va a ser la evolución natural de la
enfermedad degenerativa, lo que brinda la extraordinaria posibilidad de adoptar medidas,
cuando menos, paliativas

En torno a una síntesis “heterodoxa” del colágeno gira un


grupo un tanto dispar de trastornos clínicos que son
manifestaciones derivadas de la alteración en un solo
gen, con frecuencia de carácter hereditario. Una patología
ligada al déficit de colágeno puede ser considerada de
origen primario. Es decir, deberse a la mutación de un gen
de colágeno, o secundario, si la formación endógena de
esta proteína se desvía del patrón normal por una
alteración relacionada indirectamente con ella.

Básicamente puede hablarse de media docena de enfermedades genéticas. Como son


las vinculadas a mutaciones en los genes que codifican la síntesis de colágeno de los
tipos. I, II, III, IX, X o XI, todas ellas de llamativa gravedad. Además, existen patologías
derivadas de defectos en alguna enzima responsable de la etapa previa la formación de
las fibras tras el ensamblado del protocolágeno, así como otros quince síndromes
hereditarios relacionados con defectos congénitos diversos. Limitaremos la descripción a
tres de los procesos más relevantes:

Síndromes
1. Síndrome de Ehlers-Danlos
Defecto en la síntesis por un cambio de aminoácido o un codón que modifica la
composición de la proteína. Sus pacientes revelan hiperelasticidad en la piel, laxitud
articular y múltiples hematomas. Suele tratarse de mutaciones
que afectan a los colágenos de tipo I, III o V, disyuntiva de la
que depende la intensidad de su gravedad. Este síndrome
puede arrastrar al padecimiento de dermatomiositis,
espondilitis anquilosante, enfermedad pulmonar intersticial
difusa, artritis reumatoide o esclerodermia.
2. La osteogénesis imperfecta
Afecta a huesos y cartílagos. Se comporta con una herencia dominante. Además suele
verse implicado el gen que codifica para la subunidad alfa del colágeno tipo 1. En menor
medida se involucran genes relacionados con el ensamblaje del protocolágeno, en cuyo
caso adopta carácter recesivo.

3. La distrofia muscular congénita de Ullrich


Es hereditaria y recesiva. Se manifiesta por mutación en el colágeno tipo IV en la
musculatura estriada, que deja de responder a estímulos ya en la primera infancia.

Por otro lado, conviene tener presente la posible relación de ciertas enfermedades de las
denominadas autoinmunes con el metabolismo del colágeno, como en el caso del lupus
eritematoso en el que el sistema inmunológico extraña al colágeno endógeno y este pasa
a ser objeto de degradación.

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