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Activo. En el activo se incluyen los derechos, bienes o inversiones que posee la empresa.
Pasivo. En el pasivo se incluyen las obligaciones de pago o las deudas que tiene la
compañía con terceros. Son fuentes de financiación ajena, por lo que son recursos que
la compañía tiene que devolver en el futuro.
Patrimonio neto o pasivo no exigible. El patrimonio neto está formado por los recursos
propios que genera la empresa. Se incluyen desde las aportaciones de los socios hasta
los beneficios que la compañía obtiene.
Además de la clasificación anterior, en cada una de las masas patrimoniales puede hacerse, a su
vez , una subdivisión más detallada (submasas)
El activo no corriente o activo fijo de una empresa está formado por todos los activos de la
sociedad que no se hacen efectivos en un periodo superior a un año.
En palabras más sencillas, el activo no corriente está compuesto por aquellos activos que tienen
una vida útil superior al año. Es una parte del activo, dentro del balance de situación de una
empresa.
Los activos no corrientes son duraderos y poco líquidos, porque se necesita tiempo para
convertirlos en dinero efectivo. Son un elemento importante en la estructura económica de la
empresa, pero al ser inversiones a largo plazo, no sirven para conseguir liquidez (dinero) para la
empresa en el corto plazo. Son recursos que sirven para el negocio en el largo plazo, como por
ejemplo un local, una furgoneta, los ordenadores, una patente, etc.
Inversiones financieras a largo plazo: Por ejemplo la adquisición de valores de renta fija
a largo plazo, acciones y aportes de capital.
Elementos del inmovilizado: Comprende los bienes inmuebles, bienes muebles y útiles,
equipos, máquinas, terrenos, intangibles, etc. Los inmuebles forman el activo no corriente
excepto si es una empresa inmobiliaria, que se dedica a comprar y vender inmuebles. En
ese caso, serían activo corriente.
El activo inmovilizado son los bienes y derechos adquiridos o fabricados por la compañía
que están destinados de forma duradera a la actividad principal de la empresa, por lo que es
la partida más importante del activo no corriente.
Pueden ser tanto activos adquiridos por la compañía (maquinaria o terrenos por ejemplo), como
fabricados por la misma (patentes o software por ejemplo).
El inmovilizado se puede dividir en dos grandes grupos, en virtud de si tiene apariencia física o no
la tiene:
Inmovilizado material
Inmovilizado intangible
A continuación, pasamos a desarrollar cada uno de los conceptos anteriores.
Inmovilizado material
El inmovilizado material se define como aquellos elementos del activo que son tangibles y están
representados por bienes muebles o inmuebles, salvo los que deban calificarse como inversiones
inmobiliarias, según el Plan General de Contabilidad español. El propio Plan establece la siguiente
clasificación de elementos del inmovilizado material:
Dentro del inmovilizado material se encuentran los activos de mayor valoración, principalmente por
la presencia de los terrenos y las construcciones.
Inmovilizado intangible
El inmovilizado intangible está formado por los activos no monetarios sin apariencia física, siempre
que sean susceptibles de valoración económica. Al igual que en el inmovilizado material, el Plan
General de Contabilidad establece una clasificación de elementos del inmovilizado intangible:
Investigación
Desarrollo
Concesiones administrativas
Propiedad industrial
Fondo de comercio
Derechos de traspaso
Aplicaciones informáticas
Anticipos para inmovilizaciones intangibles
Además de los anteriores, se permite la apertura de nuevas cuentas del inmovilizado intangible si
existe algún activo de naturaleza inmaterial que cumpla los requisitos para ser considerado como
activo intangible.
Con el paso del tiempo, el inmovilizado, tanto material como intangible, pierde valor. Existen una
serie de figuras contables para reflejar estas pérdidas de valor:
Activos intangibles: Son aquellos que no se pueden cuantificar físicamente pero que
producen o pueden producir beneficios para la empresa. Por ejemplo, los derechos de uso
de la propiedad industrial o intelectual, o una patente.
Un activo intangible es un activo que no tiene forma física, no es algo material y por tanto,
no se puede ver ni tocar.
Provienen de los conocimientos, habilidades y actitudes de las personas y empresas. Hay muchos
tipos de activos intangibles como las patentes, marcas, derechos de autor, fondo de comercio,
dominios de internet, franquicias, etc. Lo contrario de un activo intangible es un activo tangible.
A pesar de no tener naturaleza física, los activos intangibles son recursos muy valiosos para las
empresas. Son recursos que pertenecen a la empresa y que pueden generar una gran ventaja
competitiva si son correctamente gestionados.
Al conjunto de activos intangibles de los que dispone una empresa en un momento determinado se
le conoce como capital intelectual, ya que generan un gran valor gracias al conocimiento y
habilidades de los empleados y de la propia empresa. La mayoría de los activos intangibles no
están reflejados contablemente en los estados contables tradicionales de las empresas, ya que
resultan muy difíciles de cuantificar.
Un activo intangible, como todos los activos, debe proporcionar beneficios económicos futuros
razonablemente estimables y debe ser el resultado de una transacción previa (por ejemplo, una
compra). La principal diferencia con los tangibles, es que no tienen forma física.
Según la norma internacional de contabilidad, “un activo intangible se caracteriza porque es un
activo identificable, sin substancia física y que se destina para ser utilizado en la producción o
suministro de bienes o servicios, para arrendamiento a terceros o para fines administrativos.”
Sin embargo, existen activos intangibles no identificables, que no puede adquirirse por separado
de la empresa y que pueden tener una vida indefinida. El ejemplo más común de un activo
intangible no identificable es el fondo de comercio, que es el saber-hacer de la empresa, la
influencia de la marca, la fidelidad de los clientes, etc.
Algunos activos intangibles tienen vidas definidas, como las patentes, mientras que otros tienen
una vida indefinida, como el fondo de comercio. En contabilidad, los activos intangibles de vida
indefinida no se amortizan. Sin embargo, los activos intangibles que tengan una vida definida sí
que se amortizan
Activos circulantes o corriente. Son los activos que permanecen de forma temporal en la
empresa; habitualmente, durante un tiempo inferior a un año.
El activo corriente, también llamado activo circulante o liquido, es el activo de una
empresa que puede hacerse liquido (convertirse en dinero) en menos de doce
meses. Como por ejemplo, el dinero del banco, las existencias, y las inversiones
financieras.
Además podemos entender el activo corriente como todos aquellos recursos que son
necesarios para realizar las actividades del día a día de la empresa. Se conoce como
corriente porque es un tipo de activo que se encuentra en continuo movimiento, puede
venderse, utilizarse, convertirse en dinero liquido o entregarse como pago sin demasiada
dificultad.
En contabilidad, cuando analizamos el balance de situación de una empresa, podemos
diferenciar entre activo, pasivo y patrimonio neto. Dentro del activo, encontramos el activo
corriente, que es el activo que se hace efectivo a corto plazo y el activo no corriente, que
es el activo que se hacen efectivos en un periodo superior a un año.
Los activos no corrientes mantenidos para la venta son activos que la empresa no adquiere
para su actividad de explotación diaria. La empresa espera recuperar el valor de estos a
través de su enajenación en un futuro en lugar de su uso continuado en el proceso
productivo.
En ocasiones las compañías adquieren determinados activos no corrientes que no van a ser
usados en su explotación diaria. También existe el caso de activos adquiridos para la explotación
diaria de la empresa, pero que tras un tiempo, se decide poner a la venta. Uno de los ejemplos
más típicos es la adquisición de terrenos o edificios. En el caso de que estos no estén afectos a la
explotación diaria de la empresa, se considerarían como mantenidos para la venta. Por lo tanto los
activos no corrientes mantenidos para la venta se puede entender como activos que la empresa
adquiere para venderlos en un futuro con la intención de obtener una plusvalía o activos que la
empresa pone a la venta tras dejar de utilizaros en su explotación diaria.
Existen ciertos requisitos que el activo ha de cumplir para reclasificarse como mantenido para la
venta. Estos se exponen a continuación.
El activo ha de encontrarse en condiciones reales para venta. Se entiende por ello que se
ha de poder vender de manera inmediata en sus condiciones actuales.
La venta del activo ha de ser altamente probable. La empresa podrá demostrar que su
venta es altamente probable si se cumplen las siguientes circunstancias.Para ello la
empresa ha de cumplir lo siguiente:
La empresa esta realmente comprometido en la venta del activo y ha iniciado un plan para
encontrar compradores.
El precio de venta ha de estar en consonancia con su valor razonable.
Se espera que la venta se complete durante el próximo año a la fecha de reclasificación.
Este plazo podría alargarse si por circunstancias ajenas al control de la empresa, la venta
del activo podría prologarse en más de un año.
Las acciones encaminadas a dar por concluido el plan han de indicar que no hayan
cambiados significativos en el activo en cuestión o este vaya a ser retirado.
La empresa Construcciones X compra un vehículo de transporte el 1 de Enero del año 20X1 por
valor de 10.000€ con una vida estimada de 5 años. Transcurrido un año (1 de Enero de 20X2) la
empresa decide poner el vehículo en venta. El vehículo se amortiza de forma lineal.
Para analizar cuál es la mejor forma de financiar el activo a corto plazo, es importante conocer el
concepto de fondo de maniobra, que es la parte del activo corriente que se financia con el pasivo
no corriente, o lo que es lo mismo, los activos líquidos que se financian con recursos a largo plazo.
Podemos decir que el fondo de maniobra es el excedente que resulta de los activos corrientes de
la empresa y que podemos calcularlo de dos formas:
Fondo de maniobra= Activo corriente – Pasivo corriente
Fondo de maniobra= (Patrimonio neto + Pasivo no corriente) – Activo no corriente
Ahora bien, con esto ultimo sabemos que para el buen funcionamiento diario de la empresa el
activo corriente debe ser mayor que el pasivo corriente, es decir, que los recursos de los que
disponemos(activo corriente) sean mayores que las deudas a corto plazo (pasivo corriente) para
poder hacerlas frente. Sin embargo, ante esto ultimo se pueden dar varias situaciones:
Pasivo corriente mayor que el activo corriente: Seria una situación peligrosa dado que
tendríamos más deudas a corto plazo que recursos para poder pagarlas.
Activo corriente igual que el pasivo corriente: Estaríamos ante un punto de equilibrio en
el que la liquidez de la empresa esta asegurada, pero en el momento que alguno de
nuestro deudores no nos pagase a tiempo nuestros activos líquidos serian inferiores a las
deudas a corto plazo y por consiguiente estaríamos en la situación en que el pasivo
corriente seria mayor que activo corriente.
El balance de situación de una empresa se representa de la siguiente manera. El activo es igual al
pasivo más el patrimonio neto. El fondo de maniobra, es el activo circulante (o corriente) menos el
pasivo corriente (que son las deudas exigibles a corto plazo). Al activo no corriente anteriormente
se le conocía como activo fijo.
La liquidez es la capacidad que tiene un activo en convertirse en dinero. Si un activo es muy líquido
será más probable que se convierta en dinero de forma más rápida que un activo poco líquido. Los
activos no corrientes son los activos menos líquidos. Por su parte, los activos corrientes se pueden
dividir en tres grandes masas:
Existencias. Las existencias son los activos circulantes menos líquidos. Están formadas,
principalmente, por las mercaderías.
Realizable. El realizable está formado por los derechos de cobro que tiene la empresa. Es
una masa patrimonial más liquida que las existencias, pero menos que el disponible.
Disponible. El disponible es la masa patrimonial más liquida de todo el activo. Está
formada por el efectivo y por el dinero que se encuentra en las cuentas bancarias.
Pasivo no corriente o deudas a largo plazo. Se incluyen aquellas deudas con terceros
exigibles por un periodo superior a un año.
El pasivo no corriente, también llamado pasivo fijo, está formado por todas aquellas deudas
y obligaciones que tiene una empresa a largo plazo, es decir, las deudas cuyo vencimiento
es mayor a un año y por lo tanto no deberán devolver el principal durante el año en curso,
aunque si los intereses.
En el balance de situación, utilizado para llevar la contabilidad de la empresa, encontramos el
pasivo, y dentro del pasivo podemos diferenciar el pasivo corriente y el pasivo no corriente. Nacen
de la necesidad de financiación de la empresa, necesaria para la adquisición de activos no
corrientes, cancelación de bonos y redención de las acciones preferentes entre otros, entre otras
cosas.
Una diferencia fundamental entre el pasivo no corriente y el pasivo corriente es que con un mayor
pasivo no corriente en relación al corriente, la posibilidad de negociar con los accionistas con
mayor fuerza obteniendo capital de una fuente de financiación más ventajosa que si lo solicitasen a
entidades bancarias.
Cuando hablamos del pasivo no corriente nos referimos a créditos de financiación a largo
plazo. De esta manera al diferenciar pasivo corriente (corto plazo) de pasivo no corriente (largo
plazo) podemos organizar las finanzas de la empresa y de esta forma elaborar un calendario de
pagos que se ajuste a las previsiones económicas y al modelo de negocio.
Los elementos que constituyen el pasivo no corriente se puede diferenciar por su naturaleza:
Provisiones a largo plazo
Deudas a largo plazo
Deudas con empresas del grupo y asociados a largo plazo
Pasivos por impuesto diferido:
Periodificaciones a largo plazo
Entre los beneficios del pasivo no corriente encontramos la liquidez que aporta a la empresa
pudiendo utilizar este capital para nuevas inversiones y poder acelerar los planes de crecimiento.
Desde el enfoque de la contabilidad financiera resulta indispensable crear un fondo de maniobra y
para ello el activo corriente debe ser mayor que el pasivo corriente. Esto permitirá un margen de
actuación en el caso de que haya desajustes en el calendario de cobros y pagos.
Sin embargo, en una situación crítica, las empresas se se pueden ver obligadas a realizar un
proceso de reestructuración de la deuda para poder solventar las deudas a corto plazo y evitar
situaciones concursales. Esta reestructuración supone transformar deuda en corto a deuda en
largo plazo, con lo que se gana tiempo para resolver los problemas financieros de la empresa.
Pasivo corriente o deudas a corto plazo. Se incluyen aquellas deudas con terceros
exigibles en un periodo inferior al año.
El pasivo corriente o pasivo circulante es la parte del pasivo que contiene las obligaciones a
corto plazo de una empresa, es decir, las deudas y obligaciones que tienen una duración
menor a un año. Por ello, también se le conoce como exigible a corto plazo.
Se encuentra dentro del balance contable de una empresa y a su vez dentro del pasivo, dónde
distinguimos entre pasivo corriente y pasivo no corriente, para ordenar las cuentas que afectan a la
actividad económica de la empresa.
En el conjunto del pasivo encontramos las deudas y obligaciones de pago que ha contraído la
empresa para financiarse. Lo que diferencia al pasivo corriente del pasivo no corriente no es su
naturaleza, sino el plazo que tenemos para pagar la deuda, es decir, que haremos frente a
aquellas obligaciones con vencimiento no superior a un año y que se han generado dentro del ciclo
normal de explotación, que tiene una duración de un año.
El patrimonio neto de una empresa son todos aquellos elementos que constituyen la
financiación propia de la empresa. En el balance de situación es la diferencia efectiva entre
el activo y el pasivo.
Lo componen principalmente los fondos propios (el dinero que aportan los socios más las reservas
guardadas por la empresa y los beneficios que haya generado). Anteriormente, los fondos propios
y el patrimonio neto se consideraban sinónimos. Sin embargo, según los nuevos criterios
internacionales el patrimonio neto incluye además otras partidas, como los ajustes contables
producidos por errores o cambios de criterio contable.
Se considera al patrimonio neto de una empresa como el valor de esa empresa. Cuando una
empresa da beneficios, ese dinero se incluye dentro del patrimonio de la empresa, por lo que la
misión principal de los directivos de una empresa es aumentar el patrimonio neto. Cuanto mayor
sea el patrimonio neto, mayor es el valor de la empresa.
El patrimonio neto es una de los tres elementos patrimoniales del balance de situación, junto con el
activo y el pasivo:
<7center>
El activo, es lo que se posee, el pasivo lo que se debe y el patrimonio neto son los recursos
financieros que pertenecen a la empresa. El patrimonio neto lo podemos calcular como activo
menos pasivo:
Patrimonio neto = Activo – Pasivo
Es importante conocer el patrimonio neto de la empresa para saber si ésta funciona
correctamente. Si la empresa tiene un patrimonio neto mayor que cero, está financiada con su
propio dinero y no tiene deudas u obligación de devolvérselos a nadie.
Una empresa que va aumentando año tras año su patrimonio neto gracias a los beneficios es una
empresa sana y con futuro. En cambio si tiene un patrimonio neto igual a cero, todo lo que tiene la
empresa lo ha comprado con deuda y si la empresa tiene patrimonio neto negativo, la empresa se
encuentra en una situación en la que debe más de lo que tiene, por lo que podemos decir que la
empresa está en quiebra.
Podemos calcular el patrimonio neto como lo que se tiene (activo) menos lo que se debe
(pasivo). Por ejemplo, si una empresa compra una furgoneta de 20.000 euros, la cual es un activo,
podemos comprarla de varias formas:
Dinerarias.
No dinerarias.
Los socios participantes entregan estas aportaciones a la empresa para que pueda funcionar,
llevar a cabo sus actividades económicas y conseguir sus objetivos marcados y definidos en el
objeto social. Además, se trata de unas donaciones sin derecho de devolución.
Las personas que acometen aportaciones al crear un nuevo proyecto empresarial, o que aporta en
ampliaciones de capital se convierten accionistas. Con esta condición, adquieren derechos a
participar en la toma de decisiones en la empresa y la responsabilidad para la supervivencia y su
buen funcionamiento.
Dinerarias.
No dinerarias.
Los socios participantes entregan estas aportaciones a la empresa para que pueda funcionar,
llevar a cabo sus actividades económicas y conseguir sus objetivos marcados y definidos en el
objeto social. Además, se trata de unas donaciones sin derecho de devolución.
Las personas que acometen aportaciones al crear un nuevo proyecto empresarial, o que aporta en
ampliaciones de capital se convierten accionistas. Con esta condición, adquieren derechos a
participar en la toma de decisiones en la empresa y la responsabilidad para la supervivencia y su
buen funcionamiento.
Los fondos propios son una parte del llamado patrimonio neto de una empresa y lo
podemos encontrar en el balance de situación. Por tanto, son una parte de los recursos
propios o financiación propia de la que dispone la empresa.
Antiguamente se conocía a los fondos propios y al patrimonio neto como sinónimos, en la
actualidad, los fondos propios se han establecido como nuevas partidas dentro del patrimonio neto.
A continuación, veremos los principales componentes de los fondos propios. Ya que, a su vez, los
fondos propios se pueden dividir en varias partidas contables.
Capital social: Que estaría formado por las aportaciones de los socios, que al no tener
consideración de deuda, no tienen que ser devueltos. Estas aportaciones pueden ser de
dos formas: dinerarias o no dinerarias (éstas pueden tomar forma de derechos o títulos
con valor económico).
Reservas: Que resultan del beneficio de la empresa. Estas reservas pueden tener diferente
origen. Por ejemplo, pueden derivarse de beneficios que tiene la empresa y que,
voluntariamente, no ha repartido entre los socios o propietarios. También pueden proceder
de operaciones de capital.
Subvenciones y donaciones: Procedentes de instituciones públicas o privadas.
Los ajustes por cambio de valor.
Resultados del ejercicio: Se refieren al beneficio pendiente de repartir entre los socios o
propietarios, en forma de dividendo.
A priori, podríamos pensar que los fondos propios no suponen un coste para la empresas. Sin
embargo, esto no es así. Los fondos propios suponen un coste, ya que los accionistas (que
realizan aportaciones de capital) hay que retribuirles vía dividendo.
En cualquier caso, aunque el coste puede (aunque no tiene por qué ser así) mayor, el riesgo
también es menor. Ya que un préstamo estamos obligados a pagarlo y en caso contrario, podrían
embargar algunas propiedades. Sin embargo, si la empresa no genera beneficio, no tiene por qué
tener ninguna obligació con el accionista.
Asimismo, los fondos propios pueden cambiar. Es decir, pueden incrementarse y reducirse. Estos
cambios en los fondos propios dependen de:
Ampliación de capital
Reducción de capital
Beneficios
Pérdida
Reservas o beneficios retenidos. En esta masa se incluyen los beneficios que la empresa
ha obtenido en ejercicios anteriores y se ha decidido mantenerlo en la empresa. Es la
denominada autofinanciación.
Las reservas de una empresa son una parte de los fondos propios de la empresa y se
caracterizan por ser los beneficios que han retenido, es decir, no repartidos entre los socios
o propietarios de dicha empresa.
Aunque también pueden derivarse de una aportación de los socios al suscribir acciones nuevas de
la empresa cuando se realiza una ampliación de capital. Y, por último, pueden proceder de la
revalorización de activos.
Las reservas servirán a la empresa como una parte de su financiación.
Tipos de reservas
Podemos hablar de diferentes tipos según sus características. Tener un tipo de reserva u otro
dependerá del tipo de empresa del que estemos hablando.
Reserva legal: Es obligatoria por ley. Se obliga a dedicar una parte del capital social a
estas reservas. La cual debe estar constituida como mínimo por el 20% del capital social y,
para ello, se destinará el 10% de los beneficios de cada ejercicio económico. También se
puede modificar la cantidad de las reserva al aumentar el capital social con cargo a las
mismas o, incluso con una disminución de ese capital social. Estas obligaciones se
encuentran reguladas dentro de la Ley de Sociedades de Capital.
Reservas voluntarias: Como su nombre indica, son las que se almacenan
deliberadamente a cargo de los beneficios de la empresa.
Reservas especiales: También tienen carácter obligatorio, pero no viene derivadas por el
mismo origen. Pueden tener diferente procedencia:
Reserva estatutaria. Dependen de lo que establezcan los estatutos de la propia
sociedad.
Reserva por capital amortizado. Se genera al realizar una reducción de capital para
devolver las aportaciones a los socios.
Reserva por fondo de comercio. Se constituye siempre que exista en el activo el fondo
de comercio.
Reserva por acciones. Se genera como consecuencia de la adquisición de acciones
de la sociedad dominante.
Reservas por pérdidas y ganancias actuariales: Servirán para la retribución de personal
a largo plazo.
Resultado del ejercicio. El resultado del ejercicio está formado por los beneficios o las
pérdidas que genera la empresa durante el ejercicio en curso.
El cálculo matemático del beneficio neto se realiza teniendo en cuenta que existe en primer lugar
una cantidad de ingresos a la que se le tendrá que restar gradualmente diferentes partidas, como
el coste de ventas de bienes, depreciaciones, gastos de carácter operativo o extraordinario,
intereses a pagar y las debidas obligaciones tributarias.
Es importante distinguir al beneficio neto del llamado beneficio bruto, el cual está definido por
las operaciones principales a las que una compañía se dedica y puede ser positivo si hay
ganancias o negativo en el caso de que existieran pérdidas. Para saber el valor del beneficio bruto
basta con calcular la diferencia entre las ventas totales y el coste de dichas ventas.
Lo que hace distinto al neto es que añade el efecto de haber efectuado pagos en forma de
impuestos y a acreedores. Es decir, estaríamos hablando de un resultado posterior al bruto.
El beneficio neto es el resultado final de la cuenta de resultados de una empresa, por eso se le
conoce como resultado del ejercicio:
Cuenta de resultados Ejemplo
Margen Bruto 50
EBITDA 30
+ Ingresos extraordinarios 1
– Gastos extraordinarios -2
Resultado ordinario 24
+ Ingresos financieros 2
– Gastos financieros -3
– Impuesto de sociedades 7
Las fuentes de financiación de la empresa son las vías que utiliza la empresa para obtener
los recursos financieros necesarios que sufraguen su actividad.
Uno de los grandes objetivos de toda empresa es su supervivencia, y para garantizar su
continuidad deberá proveerse de recursos financieros. Las fuentes de financiación serán las vías
que utilice la empresa para conseguir fondos. Para que la empresa pueda mantener una estructura
económica, es decir, sus bienes y derechos, serán necesario unos recursos financieros. Este tipo
de recursos se encontrarán en el patrimonio neto y el pasivo. Otra de las finalidades de las fuentes
de financiación será conseguir los fondos necesarios para lograr las inversiones más rentables
para la empresa.
A la hora de buscar recursos para sufragar la actividad de la empresa, surge una gran pregunta:
¿Acudimos a fuentes de financiación ajenas o nos financiamos por nosotros mismos? La decisión
que se tome condicionará el futuro de la empresa y su independencia.
Si optamos por la autofinanciación o financiación interna, recurriremos a los recursos propios. La
empresa gozará de mayor independencia al no depender de capitales ajenos, sin embargo, sus
inversiones serán mucho más limitadas. Por otra parte, la autofinanciación permitirá que la
empresa evite pagar los onerosos intereses que generan las deudas con terceros.
En el lado opuesto nos encontramos con la financiación externa, en ella se encuentran los créditos,
préstamos, descuentos comerciales, la emisión de obligaciones, el factoring o el leasing. También
se considera financiación externa a las aportaciones de los socios, sin embargo, éstas no suponen
una deuda para la empresa porque no deben ser devueltas.
La reestructuración de la deuda:
La deuda.
El tipo de interés.
Método de amortización de la deuda.
Frecuencia de pagos.
El equilibrio financiero es el objetivo que debe cumplir cualquier empresa. Trata de observar que la
empresa esté en disposición de hacer frente a los pagos, es decir, si tiene liquidez y satisfacer las
obligaciones y deudas, es decir, si es solvente. El equilibrio financiero viene definido por la
posibilidad de dar respuesta con la liquidez de los activos a la exigibilidad de las deudas.
Existen algunas normas que se consideran generalmente de obligado cumplimiento para poder
afirmar que una empresa está en un equilibrio financiero óptimo, aunque cabe señalar que no hay
un modelo de balance ideal, ya que su estructura depende de multitud de variables, como por
ejemplo el sector.
La definición de esta regla podía traducirse por “el activo no corriente debe ser menor que los
recursos permanentes”.
Esta primera regla debe cumplirse para que no peligre la estabilidad de la empresa.
Entendemos por activos no corrientes a los bienes de una empresa, ya sea tangible o intangible,
que no puede convertirse en líquido a corto plazo y que normalmente son necesarios para el
funcionamiento de la empresa y no se destinan a la venta.
El Patrimonio Neto, debe representar el 40 ó 50% del Total Pasivo. Si es inferior podemos estar ante
un caso de descapitalización que puede venir derivada de importantes pérdidas acumuladas. Puede
darse también el caso contrario, que el patrimonio neto sobrepase el 50% del pasivo total, en estos
casos es posible que se estén infrautilizando los recursos no obteniendo una buena rentabilidad.
Pasivo no Corriente* (exigible a L/P) son las deudas con terceros cuya exigibilidad es superior a un
año, por ejemplo un préstamo con entidad financiera.
El activo no corriente contempla las inversiones en bienes que la empresa necesita para el desarrollo
de la actividad, que se pondría en peligro si se tuvieran que afrontar las deudas a C/P con la
maquinaria, vehículos, local o cualquier otro inmovilizado.
Ejemplo: No puede someterse el pago de una factura de un proveedor a la venta de una maquinaria,
un vehículo…, o cualquier otro activo fijo que tenga la sociedad, sino que deberá afrontarse con
dinero ya disponible o realizable.
Exige que el activo corriente sea mayor que el pasivo corriente, es decir, crear un fondo o colchón
de seguridad que permita hacer frente a los posibles desajustes que pudieran producirse entre la
corriente de cobros y de pagos. Esto significa que los recursos permanentes financian, además de
la totalidad del activo no corriente, una parte del activo corriente, lo cual es recomendable, porque
financiar todo el activo corriente con créditos a corto plazo resultaría excesivamente peligroso desde
el punto de vista financiero, pues cualquier cliente que no pague llevaría a la empresa a la insolvencia
con el consiguiente deterioro de su imagen. La parte del activo corriente financiada con recursos
permanentes se denomina fondo de maniobra.
El fondo de maniobra también conocido como capital circulante o working capital se puede
definir como los recursos financieros permanentes (Patrimonio neto+ Pasivo no corriente) que son
necesarios para poder llevar a cabo normalmente las actividades corriente de la empresa, es decir,
la parte del activo corriente financiada con recursos a largo plazo o permanentes.
Pueden darse tres situaciones,
Que el fondo de maniobra sea igual a cero: FM = 0, lo cual implica que el activo corriente = pasivo
corriente. El activo corriente está totalmente financiado con préstamos a corto plazo, por lo tanto,
dificultades en la renovación del pasivo supondrían disminuciones del activo rentable.
Que el fondo de maniobra sea negativo: FM < 0. Esto supone que parte del activo no corriente está
financiada con recursos a corto plazo. Esta es una situación alarmante, pues la empresa podría tener
problemas para pagar sus deudas y estar cerca de una suspensión de pagos. Sin embargo, hay
empresas, como los hipermercados, que funcionan con un fondo de maniobra muy pequeño o
negativo, es decir, el periodo medio de pago a proveedores es superior a la duración de su ciclo de
explotación.
Que el fondo de maniobra sea positivo: FM> 0, es la situación ideal y supone que parte del activo
corriente está financiada con recursos a largo plazo, lo que da un margen operativo a la empresa.
En general, el FM debe ser positivo y financiar aquellas inversiones del activo circulante que se
consideran como una inversión a largo plazo, como el stock de seguridad*, o los saldos mínimos
de créditos a los clientes…
*¿Qué entendemos por stock de seguridad? Son aquellas existencias (materias primas, auxiliares,
repuestos, productos acabados,…) que se consideran mínimas para que la empresa no vea
interrumpido su proceso productivo, es decir, que no se quede sin materiales en fábrica o almacén
o bien que no pueda atender inmediatamente un pedido.
*Realizable: Principalmente los derechos de cobro a clientes por las ventas realizadas o servicios
prestados.
Ejemplo práctico que permite analizar las tres reglas de equilibrio financiero.
Se cumple esta primera regla, por tanto la empresa goza de estabilidad desde el punto de vista de
sus inversiones en activo no corriente. No tendrá que vender sus inmovilizados para atender a las
deudas a C/P.
2º.- Parte del activo corriente debe ser financiado por capitales permanentes.
Con los capitales permanentes se cubre todo el activo fijo, todas las existencias y parte del realizable,
por tanto, la empresa no correría riesgo de interrumpir el proceso productivo, ya que tendría
existencias suficientes para cubrir las demandas de sus clientes (stock de seguridad).
odos somos conscientes que la situación económica actual no es, precisamente, idílica. Estamos
inmersos en una crisis que sin duda pasará a la historia como un punto de inflexión en el que se
produjeron grandes cambios en la economía.
Pero hay verdades que nunca cambian. Desde siempre, tanto los libros de texto como la mejor praxis
indican que las empresas deben mantener un cierto grado de independencia financiera para poder
ser más eficientes.
¿Qué entendemos por independencia financiera?
Con la expresión independencia financiera queremos referirnos a la posibilidad de que la empresa
sea capaz de tomar sus decisiones de forma independiente. Sin injerencias de sus proveedores
financieros. Por tanto, supone que la financiación empresarial tenga un componente suficiente
de fondos propios.
Ese componente suficiente podemos cifrarlo en una capitalización mínima en torno al 40%. Es decir,
si la financiación empresarial total, (patrimonio neto y pasivo) es de 100.-€, el patrimonio neto
empresarial debe ser como mínimo de 40.- €. Los restantes 60.- pueden ser pasivos (ya sean deuda
retribuíble o pasivo espontáneo). Superar ese volumen de endeudamiento supone, sin duda alguna
aceptar un riesgo excesivo.
¿Cómo la medimos?
Una medida de la independencia nos la da la ratio de endeudamiento. (Por cierto, según el
diccionario de la Real Academa de la Lengua Española, ratio es un término de género femenino. Así
que debemos referirnos a “la” ratio, no “al” ratio como a menudo oímos o leemos)
También podemos usar, por ejemplo, la ratio de autonomía financiera, entendida como el cociente
entre el No exigible y el exigible. En este caso, nuestro objetivo será, como mínimo, el valor de 0’67.
¿Qué ha ocurrido en los años de bonanza económica?
En los años de bonanza económica, que podríamos alargar hasta la quiebra de Lehman Brothers el
15 de septiembre de 2008, era muy sencillo obtener financiación bancaria. De una forma algo
cómica, casi podemos decir que uno iba al banco a pedir un extracto de su cuenta corriente y salía
con un préstamo concedido.
Tal facilidad en la obtención de crédito llevó a un abuso de esta fuente de financiación. Parecía que
esa financiación no habría que devolverla nunca. Y es que al vencimiento de cualquier operación, su
renovación, e incluso ampliación, era algo que se producía casi automáticamente.
Obviamente, tal facilidad en la obtención de financiación llevó a las pymes a un alto índice de
endeudamiento. No nos engañemos, las pymes alcanzaban ratios de endeudamiento del 80% con
relativa facilidad.
Además, en general, era endeudamiento de mala calidad en el sentido de que se fundamentaba
excesivamente en deuda financiera a corto plazo.
Y un alto índice de endeudamiento significa asumir un gran riesgo financiero. ¡Y las pymes no están
hechas para asumir riesgos financieros sino riesgos de explotación!.
¿Qué pasa con las decisiones a tomar para la correcta gestión empresarial?
conflictos de financiación.
Si la rotación de ventas se reduce, automáticamente aparece un problema de efectivo para atender
el pago de las obligaciones financieras. La solución fácil a muy corto plazo es una oferta de grandes
descuentos para generar cash y poder atender esa falta “puntual” de tesorería. Si se recuperan las
ventas y la rueda vuelve a girar, ningún problema. Pero si el endeudamiento es excesivo, la empresa
abandonará sus objetivos de explotación (activos) para solventar los de financiación (pasivos).
Se hace necesario buscar (y encontrar) una mayor financiación con fondos propios para recuperar
autonomía financiera. Recuperación que permita mayor independencia en la toma de decisiones de
gestión. Es decir, que permita recuperar la atención (el foco) en el objetivo empresarial “real”, la
optimización en la gestión de sus activos .
Si además el endeudamiento se fundamenta en el corto plazo entonces se produce una excesiva
injerencia del corto plazo en la toma de decisiones empresariales. Un elevado endeudamiento [a
corto plazo] lleva a la empresa a tomar decisiones que resuelvan los conflictos del corto plazo,
atendiendo en cada momento los vencimientos que van produciéndose. Este enfoque en el muy
corto plazo desemboca en una pérdida de la necesaria perspectiva temporal en la toma de
decisiones que afectan a la estrategia y desarrollo empresarial.
Frecuentemente significa estar “pendiente de tesorería” olvidando la “generación de
beneficio” Ya hemos hablado de que “cash is king”, pero no podemos enfocarnos en la generación
de caja como objetivo prioritario ya que eso llevará, ineludiblemente, a la reducción de los márgenes
empresariales. Reducción que no es sostenible en el tiempo.
En conclusión, deberíamos dotar a nuestra pyme de una financiación propia suficiente para
garantizar su independencia financiera.
Sé que en este momento, con la que está cayendo, puede no parecer el objetivo más adecuado. Sin
duda no dotar nuestra pyme de un volumen suficiente de patrimonio neto agravará las consecuencias
de la que está cayendo.
DESCAPITALIZACIÓN
Consumo o pérdida del capital. Una empresa se descapitaliza cuando sus resultados negativos
van consumiendo paulatinamente su capital social, hasta que llega el momento en el que su neto
patrimonial se vuelve negativo (el valor de las deudas supera el valor de los activos) y la empresa
alcanza, por tanto, el estado de quiebra técnica.
Proceso de pérdida de valor de los elementos patrimoniales de una sociedad. Puede ser
manifiesta cuando se refleja contablemente en el saldo deudor de la cuenta de pérdidas y
ganancias, o encubierta si se debe a una infradotación a la amortización y a las provisiones, lo
que producirá una mayor carga en el ejercicio en que se proceda a la sustitución o pérdida
definitiva del elemento que se amortiza o provisiona.
Al adentrarnos en el estudio del Pasivo de nuestro balance, lo primero que tenemos que dejar a un
lado son las connotaciones negativas que la palabra pasivo tiene en el lenguaje ordinario. El
Pasivo no es necesariamente malo, lo que pasa es que tiene mala fama.
El Pasivo, como ya vimos, nos indica cómo hemos conseguido lo que figura en el Activo. Es decir,
de dónde han salido los recursos para financiar la compra del inmovilizado, de las existencias...
Así que si hemos comprado unos muebles para nuestro despacho puede ser que lo hayamos
hecho con parte del dinero que ingresamos en el banco para nuestra aportación de capital, o que
provenga de un préstamo a cinco años que solicitamos para tal fin.
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A su vez el Patrimonio Neto se compone a grandes rasgos de Fondos Propios, Ajustes por cambio
de valor y Subvenciones, donaciones y legados recibidos. Para la mayoría de las pymes los
valores de Patrimonio Neto y Fondos Propios coinciden. O lo que es lo mismo, no tienen en su
balance ninguna cantidad en los "ajustes por cambio de valor" o en *"subvenciones, donaciones y
legados recibidos".
*Tengamos en cuenta que las subvenciones que aquí tienen cabida son aquellas que se otorgan a
fondo perdido y otras similares.
Fondos Propios: se llaman así porque no existe obligación de devolverlos. Está conformado
por los fondos aportados inicialmente por los accionistas al constituir la sociedad en forma de
Capital Social y posteriores aumentos de capital social que se hayan podido producir. Este importe
se ve minorado o aumentado por las Reservas, que son los beneficios de años anteriores no
repartidos y por los Resultados del ejercicio.
Es decir, se compone de:
La suma del dinero que pusimos al constituir la empresa y las posibles ampliaciones de capital que
hayamos hecho posteriormente y que forman el Capital social.
Más, los beneficios de años anteriores que no hemos repartido por imperativo legal (reservas
legales), o por decisión de los socios (reservas voluntarias).
Más, los resultados del ejercicio en curso.
Fondos Propios: Capital social + Reservas + Resultados del ejercicio
Matemáticamente hablando, como el Activo y el Pasivo del Balance han de sumar lo mismo, el
Patrimonio Neto es la diferencia entre el Activo y el Pasivo Exigible.
Imaginemos el Balance de una empresa con los siguientes valores: su Activo no Corriente tiene un
valor de 80.000 euros y su activo corriente un valor de 70.000 euros. El valor total del activo sería
150.000.
El valor del Patrimonio Neto sería de 70.000 euros. La Deuda a Largo Plazo, 20.000 y el Pasivo
corriente de 60.000 euros.
Gráficamente también, si nosotros restamos al Activo la Deuda a Largo Plazo y el Pasivo Corriente,
nos da el valor del Patrimonio Neto.
Numéricamente pasa igual. Si al valor total del activo, los 150.000 euros, le restamos la deuda la
Deuda a Largo Plazo (20.000) y el Pasivo Corriente, (60.000), nos encontramos con que 150.000-
20.000-60.000= 70.000 euros: El valor del Patrimonio Neto.