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Sociedad y Religión.
Maestría en Tanatología
A cada individuo se le inculcan diferentes valores ya sea desde la casa en sus familias o se
le integran en la escuela mediante una buena educación, por tanto un individuo que sigue
las normas por tener una buena educación o una buena relación en su familia este será una
persona funcional con buena interacción social, por el contrario un individuo que vivió bajo
el cuidado de una familia disfuncional o no tuvo una buena educación lo más probable es
que no siga las normas y por tanto no tendrá un buena integración en la sociedad y su
función social no será para bien por la malas actitudes que adopto de las personas con las
que se relacionó.
También es una necesidad básica que todos los seres humanos, debemos satisfacer con
respecto al grupo al que pertenecemos o deseamos pertenecer. Por la religión que nos rige,
por el conocimiento sobre ella, nuestra perspectiva influye directamente sobre la vida de las
sociedades por medio de la humanidad, presta cada vez mayor atención al status
clasificatorio y por ciertas normas sociales que sitúan la importancia del individuo dentro
del grupo que consolida sus aportes.
Los ciudadanos tienen o se crean un temor a los dioses, quienes castigaran el buen o mal
comportamiento de los hombres. ya que es el acto de sucesión de poder quien determina el
futuro del grupo y territorio. Pasa así de una concepción más ritual a la realidad, de donde
surge un nuevo conjunto de nuevos análisis y nuevas síntesis.
De esta manera, hay una amplia gama de estrategias culturales para afrontar el proceso de
duelo, al estudiar la muerte se debe considerar la historia y condiciones sociales, ya que
para los sujetos es un acto simbólico la memoria y el olvido. Surge muchas veces en el
propio hombre el desequilibrio entre la inteligencia moderna y una forma de conocimiento
teórico que no llega a dominar y ordenar la de sus conocimientos para así hacerla
satisfactoria.
En conclusión poder comprender el mundo que vive un ser humano al final de su vida es un
reto que exige mirar de frente a aquel para quien ya hay más certidumbre acerca de su
mortalidad, es un reto que exige penetrar en el interior de ese ser y desarrollar una empatía
que nos permita asumir las necesidades presentes en esta situación y acompañar, satisfacer,
escuchar, guiar para el ser humano, la muerte es ciertamente uno de los hechos básicos de
la vida, pero por su propia naturaleza llega a ser tanto misteriosa como inevitable. Ella tiene
muchas caras, pero de las más duras de aceptar es la existencia de muertes absurdas,
carentes de sentido, atiborradas de sufrimiento. Y si bien es cierto que al nacer tal vez el
único evento que podemos dar por seguro es que vamos a morir, más cierto aún es que el
temor a morir (y, por tanto, nuestra propia muerte) es uno de los faros que ilumina nuestra
vida.