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UNA EBDV CELULAR

Es muy posible que usted también haya experimentado lo que voy a narrar: Somos pastores de la
iglesia Centro de Fe Sinaí en la ciudad de Mérida, Yucatán. En el año de 1976 celebramos nuestra
primera Escuelita de Vacaciones y tuvimos una asistencia de 45 niños. Éramos una misión. A partir de
ése año hasta el 2004, cada año, sin fallar, llevamos a cabo esta actividad. Cada año fue creciendo la
asistencia y llegamos a tener una asistencia de 350 niños como promedio.

¿Qué hacíamos? Cada año a partir de diciembre se integraba una directiva que se encargara de planear
y organizar el evento. Esta directiva tenía la responsabilidad de elaborar un plan para reunir las
finanzas, reclutar maestros, reclutar personas para preparar refrigerios, preparar el seminario de
adiestramiento, adquirir la literatura, etc. Todo el proceso necesario. Después venía la promoción y a
motivar a la iglesia para que trajeran niños a la iglesia durante la semana de la EBdV.

Esa semana era especial. Todos los días los miembros de la iglesia trayendo niños nuevos, el templo
estaba lleno de actividad, grupos de niños estudiando y haciendo trabajos manuales y el domingo, la
clausura. ¡Que evento! La iglesia estaba llena y todos felices. En los últimos años logramos reunir, con
las misiones, 1,000 niños en la clausura. ¡Todo un evento! Incluso publicado en uno de los periódicos
de la ciudad. Al siguiente mes la directiva rendía un informe a la junta administrativa y punto final.

¡Un éxito! Podría decir alguien. Pero, aquí esta el pero, al concluir el evento y pasado el ajetreo, ¿qué
sucedía? La población de niños de la iglesia continuaba igual que antes de realizar la actividad. Y,
aunque le parezca increíble, no lo notábamos. Estábamos felices con nuestro “éxito”. Así continuamos
por 29 años. 29 Años reuniendo cientos de niños para una semana especial. Después otra vez la misma
cantidad de niños que teníamos antes del evento.

¿Crecía la población infantil? Sí; pero por las familias que Dios salvaba y se añadían a la iglesia y por
los niños que nacían. Así que cada año tirábamos la red y pescábamos a muchos niños, que reteníamos
por una semana. Concluida la semana abríamos la red y soltábamos a los niños y el barco quedaba
como antes de tirar la red. Mucho dinero invertido, muchas horas de trabajo invertido, muchísimas
personas de buen corazón involucradas para que el final tuviéramos: muy pocos resultados.

Esta es nuestra historia hasta que nos convertimos en una iglesia celular. Entonces el equipo pastoral
del CEFESI tuvo que planificar una Escuela Bíblica de vacaciones que reforzara el sistema celular:
Una Escuela Bíblica de vacaciones Celular. Esta fue nuestra estrategia.

¿Como funciona una Escuela Bíblica de vacaciones Celular y qué resultados obtuvimos? Esta es la
historia:

1. Visión. El equipo pastoral tenía la absoluta convicción de que eso era lo mejor para nuestra
congregación, definimos claramente lo que deseábamos y como lo haríamos. Escribimos un
proyecto de trabajo con objetivos bien definidos.
2. Análisis del campo de trabajo. Hicimos el listado de todas las familias de la iglesia, las agrupamos
según las colonias (barrios) en las que vivían, realizamos un análisis para ver si teníamos líderes en
cada área. Trazamos la meta de abrir una célula infantil, cuando menos, en cada colonia.
3. Reclutamiento de líderes. Hicimos una lista de posibles líderes de células (los que habían
colaborado como maestros en las EBDV anteriores y otros miembros con el perfil requerido) Se les
fue invitando personalmente. Completado el número de líderes que requeríamos (en este caso 36),
realizamos una reunión con ellos para transmitirles y familiarizarlos con el proyecto.
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Posteriormente se realizó el seminario normal para capacitarlos en el uso del material
correspondiente, y la mecánica que se iba seguir en las células [se realizaron practicas de cómo se
desarrollaría el horario de cada reunión]
4. Motivación. Cinco meses antes del evento se empezó a comunicar el proyecto a la iglesia
(considerando que estábamos a punto de cambiar una práctica de 29 años). Un mes antes del evento
se le presentó a la iglesia un mensaje de motivación acerca de la bendición de abrir la casa para
recibir una célula evangelística infantil
5. Reclutamiento de anfitriones. Se le distribuyó a toda la iglesia un formato de compromiso para ser
anfitrión de una célula evangelistica, a continuación se le presentó a la iglesia un listado de las
diferentes colonias y fraccionamientos donde habitaban miembros del CEFESI. Conforme se leía
el listado, se le pidió a los miembros que vivían en ésas áreas que desearan ser anfitriones, llenaran
el formato de compromiso. Se recogieron los formatos, se hizo el listado de hogares anfitriones y
después se les impartió un seminario de capacitación en el que se les mencionó claramente cuales
eran sus responsabilidades.
6. Promoción. Después de todo lo anterior se hizo un croquis de la ciudad señalando la ubicación de
las células con la dirección exacta. Se continuó con la motivación y pidiendo a los hermanos
cercanos a las células que apoyaran invitando y llevando niños a la EBDV.
7. Dos semanas antes del evento se distribuyó a toda la congregación un directorio que contenía
nombre y dirección del anfitrión, nombre del líder de la célula y el horario de las reuniones.
8. Una semana antes del evento cada líder se reunió con el anfitrión correspondiente para orar por la
EBDV y salir para invitar. El domingo de apertura en el templo se presentaron a todos los líderes y
anfitriones y se oró por ellos.
9. El horario. Cada célula funcionó en el horario que el líder y el anfitrión acordaron. El programa de
cada reunión tuvo una duración de dos horas en las que se incluyó: Bienvenida, pase de lista,
enseñanza del coro, texto y votos, la clase, trabajo en el cuaderno del alumno, concursos (asistencia,
ofrenda e invitados), anuncios, despedida y refrigerio.
10. Literatura. Los grupos fueron mixtos integrados por niños y niñas de diferentes edades. A cada
maestro se le entregó diferentes manuales para que éste proporcionara a cada niño el
correspondiente a su edad. Impartía la clase al grupo y después cada alumno con su manual
realizaba su trabajo.
11. Supervisión. El equipo pastoral dividió la ciudad en cuatro sectores y asignó a cada uno un
supervisor. Cada día el supervisor visitó cada célula para recoger las ofrendas, entregar el refrigerio,
entregar material faltante, solucionar problemas, entregar los premios para los ganadores de los
concursos y recoger estadística. Cada mañana del siguiente día el equipo de supervisores se reunió
con la pastora de niños para hacer el resumen estadístico.
12. Clase graduante. Por supuesto esto no se podía omitir, así que se abrió una clase graduante que
funcionó en el templo con dos líderes.
13. Convivio y ensayo. El sábado lo usamos para que cada célula realizara el ensayo general del
programa de clausura y para el convivio. El menú y sus ingredientes fue acordado y suplido a media
semana por el líder, el anfitrión y los padres de los niños asistentes, en una reunión realizada
después de la clase del día.
14. Clausura General. ¡Fue una gran fiesta! Logramos reunir 1465 niños, incluidas las misiones de la
iglesia. Con esta estrategia de trabajo logramos una asistencia de 753 niños en las células. ¡Se
incrementó la asistencia en 403 niños! Mas del 100% de lo que se había logrado en años
anteriores. La EBDV CELULAR si funcionaba. Los reunimos en el templo el día de la clausura
proporcionando y alquilando vehículos para que cada célula trajera a sus niños. En este movimiento
participaron todos los miembros de la iglesia que tenían vehículos, más otros que rentamos. ¡El
templo estaba rebosando! ¡Fue un gran final! Así concluyó la historia de una aventura en la que
deseábamos alcanzar niños para Cristo.
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CONCLUSION.

El resultado final de este proyecto, que al final de cuentas es lo que más nos interesaba, fue el
siguiente: Por treinta años realizamos la EBDV y nunca obtuvimos frutos tangibles y permanentes.
Nunca pudimos decir, “tenemos tantos niños nuevos en la iglesia”. Por primera vez en 30 años,
obtuvimos un resultado de treinta y cinco células de evangelización en veinticinco colonias de la
ciudad con 350 niños nuevos asistiendo. Este resultado permanece y crece para la gloria de Dios.

Con mucho amor

El equipo pastoral del Centro de Fe Sinaí


Que dio forma al proyecto.

Pbra. Lizbeth J. Franco, pastora de niños


Pbra. Manuela Chico S., pastora de damas
Pbra. Eloína Pam, pastora misionera local.
Pbro. Eleazar ventura, pastor titular.

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