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Casi al comienzo de “El vicepresidente”, la más reciente cinta de Adam McKay, un hombre
venido a menos es amenazado enérgicamente por su esposa: si no deja el alcohol de
inmediato, ella se irá con otro, al fin y al cabo pretendientes no le faltan. La mujer es Lynne
Cheney (Amy Adams) y el hombre es Dick (Christian Bale). A partir de allí, lo que parecía
ser una ruina de hombre, y de un matrimonio, dará un drástico giro en beneficio de la
familia Cheney. Él llegará a convertirse en el hombre más poderoso de Estados Unidos,
mientras que ella no sólo lo acompañará si no que, en los momentos de mayor debilidad,
será ella quien empuje la carrera política de su marido.
En el debut de Bradley Cooper como director, “Nace una estrella”, Jackson (Bradley
Cooper) acompaña a Ally (Lady Gaga) a la entrega de los Grammy. Cuando se revela que
ella ha ganado en su categoría, Jackson no resiste quedarse en la butaca y sube hasta el
escenario donde, enclenque y lastimoso, se orina en los pantalones. Ally hace lo posible por
disimular la vergüenza, trata de sostenerlo, logra llevarlo hasta los camerinos y allí lo
abraza. Mientras ella está en la cima de su carrera como cantante, él no puede más que
mirarla desde el suelo: ebrio, fulminado.
El contrapunto de estos dos matrimonios nos ilustra sin mucho esfuerzo la cara perversa del
“american way of life”: por un lado, la carrera hacia el éxito musical de una muchacha
narizona implica superar estoica y ejemplarmente un cúmulo de tragedias (incluida la del
esposo alcohólico); por otro, el éxito político de un hombre puede encubrir la tortura y la
matanza de cientos de hombres y mujeres del otro lado del mundo. Tanto Cooper como
McKay procuraron contarnos historias donde el triunfo aparece como una experiencia tanto
destructiva como autodestructiva.
Seguramente Bale obtendrá la estatuilla como Mejor Actor y “Shallow” se alzará como
Mejor Canción la noche de la entrega de los Óscar; ambas cintas, además, pueden jactarse
de haber sido bien recibidas. Nada de eso es extraño en una industria que se alimenta y se
complace en el reciclaje y que, obnubilada y borracha, patalea por tener alguna relevancia
política en el escenario global antiTrump.