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Desde el punto de vista de las reglas que determinan la tramitación que debe darse a
los incidentes, éstos se clasifican ordinarios y especiales. Los primeros son aquellos cuya
substanciación está determinada en el Título IX del Libro I del Código de Procedimiento
Civil, las normas comunes a todo procedimiento. Por lo tanto, la reglamentación allí
contenida sobre incidentes se entiende como la regulación general aplicable, salvo regla
especial en contrario.
El Código (art.92 y 93 CPC), acto seguido, enumera los casos en que corresponde la
acumulación de autos.
En tercer lugar, habrá acumulación de autos siempre que la sentencia que haya de
pronunciarse en un juicio deba producir la excepción de cosa juzgada en otro. Y la
acumulación de autos, en cuarto y último lugar, corresponde en los casos de quiebra de
acuerdo a la regulación de la propia Ley de Quiebra (hoy parte del Código de Comercio).
Por regla general, la acumulación de autos se decreta a petición de parte. Para efectos
de solicitar así la acumulación, se consideran “partes” aquellos que hayan sido admitidos
como parte litigante en cualquiera de los juicios cuya acumulación se pretende. La
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acumulación de autos podrá además ser decretada de oficio, pero sólo cuando los procesos
que se pretende acumular se encuentran todos en el propio tribunal.
Sólo pueden ser acumulados los autos que sean compatibles entre sí. Deben, primero,
ser juicios que se encuentren sometidos a una misma clase de procedimientos. Así por
ejemplo, podrán acumularse entre sí dos procedimientos ordinarios de mayor cuantía; o
incluso acumular a un ordinario otro procedimiento sumario debido a que ambos son juicios
declarativos. Además deben ser procedimientos que se encuentren en distancias análogas. En
consecuencia, no se puede acumular a un proceso que aún se encuentra en primera instancia,
otro que está en apelación.
Admitida la acumulación de autos, por regla general los diversos procesos pendientes
se acumularán los más modernos en el más antiguo1; y esos que van en estadios más
avanzados se suspenderán hasta que los más atrasados se equiparen.
Ahora bien, la acumulación de autos se tramita como un incidente pero con ciertas
reglas excepcionales. De ahí que se trate de un incidente especial.
Ahora bien, pedida la acumulación, se concederá un plazo de tres días a la otra parte
para que exponga lo que estime conveniente. Pasado esos tres días, haya o no haya respuesta,
el tribunal resolverá el incidente especial habiendo tenido a la vista los autos (o expedientes)
de los diversos procesos cuya acumulación se pretende. Y contra esa resolución –que acepta o
rechaza la acumulación- sólo cabe apelación en el efecto evolutivo.
Las cuestiones de competencia, sea por la vía inhibitoria o declinatoria, están ambas
sujetas a las reglas de los incidentes aunque con ciertas diferencias reglamentarias entre una y
otra vía, acerca de plazos, requisitos y recursos (leer art. 102-110). Pero poseen en común que,
mientras se encuentre pendiente el incidente de competencia, se suspenderá el curso de la
causa principal pero -y ésta es una excepción importante- el tribunal que esté conociendo esta
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causa principal podrá aún así decretar aquellas providencias que tengan un carácter de
urgente, por ejemplo, las medidas cautelares.
Ahora bien, cuales son esas causales está taxativamente enumeradas en el Código
Orgánico de Tribunales (art. 194 y ss); pero cómo se hacen valer (su procedimiento) es algo
que, en cambio, esta definido en el Código de Procedimiento Civil (Título XII del Libro I). En
concreto, ambas están sujetas a las reglas de los incidentes, pero existen importantes
diferencias entre una y otra precisamente derivada de la mayor gravedad (implicancias) o
menor gravedad (recusaciones) de cada cual.
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El privilegio de pobreza es una institución que se refleja en definitiva en la resolución
que lo declara o lo desecha, y esta resolución es un auto, porque no establece derechos
permanentes a favor de las partes, toda vez que cambiando las circunstancias, puede cambiar
el sentido de la resolución, artículo 136 del Código de Procedimiento Civil.
Por una norma especial, al reo preso se le presume pobre, y en consecuencia por la
sola circunstancia de estar en prisión preventiva goza, por el ministerio de la ley, de privilegio
de pobreza, artículo 135.
Es importante tener presente, que todo este instituto de la defensa de las personas sin
recursos económicos suficientes, es un instituto en revisión debido a la introducción del la
Defensoría Penal Pública como consecuencia de la reforma procesal penal, pero el estudio
acabado de la auto defensa y de la defensa técnica es propio de otro curso.
Para obtener el privilegio de pobreza, no se requiere ser pobre de solemnidad, sino que
se requiere estar en una situación económica tal, que no sea posible soportar razonablemente
los costos del respectivo juicio.
El privilegio de pobreza podrá solicitarse en cualquier estado del juicio y aún antes de
su iniciación, y deberá ser solicitado al tribunal que corresponda conocer en única o en
primera instancia del asunto en que haya de tener efecto. Debe tramitarse en cuaderno
separado y debe solicitarse con motivos fundados.
Sin embargo, no obstante que estos desembolsos iniciales gravan a la parte que
incurrió en ellos, el legislador contempla un mecanismo para resarcirse de todos esos
desembolsos, y que en el fondo significan que la parte que incurrió en el desembolso puede
ser restituida o reembolsada por la parte contraria si efectivamente ha sido condenada en
costas; o sea, la obligación de reembolsar costas no se deriva necesariamente de todo el juicio,
sino que se deriva de la condena que se imponga al responsable.
Hay una cuestión que tiene una importancia sustancial, porque la conde nación en
costas guarda relación con la prestación de servicios profesionales y guarda relación con otro
instituto que se denomina Litis expensas.
El tema de las costas, cuando ha mediado condenación en costas, vincula a las partes
litigantes entre sí, en el sentido de que una debe reembolsar a la otra los desembolsos o costas
en que incurrió, pero no vincula a los representantes de las partes con la parte contraria, ni
regula las relaciones de las respectivas partes con sus abogados y mandatarios.
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Esto significa que el abogado de una parte en cuyo favor se declaró el derecho a ser
reembolsado, no tiene acción directa en contra de la parte contraria; y por otra parte, que los
compromisos que haya contraído la parte con sus respectivos abogados o mandatarios no son
incluidos ni determinados por las costas que se exigen en el respectivo juicio.
Si un apoderado o abogado de la parte recibe costas, se entiende que las recibe para su
mandante, que es el beneficiario de dicha condenación, artículo 139 inciso final.
La condenación en costas puede producirse respecto del juicio todo, puede producirse
también en ciertos y determinados recursos procesales, en contra de quien los ha interpuesto y
han sido rechazados; Incluso tratándose de ciertos recursos procesales la condenación en
costas es necesaria para el pernicioso, como ocurre en el caso del recurso de casación.
Las costas pueden ser impuestas para el incidentista, cuando no obtiene el incidente
que promueve. Es importante destacar la norma del artículo 139 del C. P. C. ya que distingue
entre las costas procesales y las personales.
Costas Personales: Son aquellas que se causan por los servicios de carácter personal
que se prestan a las partes; y estos son normalmente los servicios que prestan los abogados y
los procuradores. Pero también se entienden comprendidos otros honorarios, como los de los
peritos que hayan pagado la parte respectiva.
Esta distinción entre las costas procesales y personales tiene importancia por el hecho
de que el monto de ellas se fija por diferentes métodos, así tratándose de costas procesales son
determinadas por el secretario del respectivo tribunal, en cambio tratándose de las costas
personales ellas son fijadas por el propio tribunal, o sea, es el juez de la causa el que las fija,
artículo 140 inciso 2º C. P. C.
En relación con este mismo tema, debemos señalar que los defensores públicos, en
ciertos y determinados casos, pueden asumir la representación de las personas a quien la ley
les encomienda velar por sus intereses, y en tal evento ellos merecen honorarios por su
actuación, y en caso de que hayan honorarios, también se consideran estos como costas
personales, artículo 139 del C. P. C. en relación con el artículo 367 del C. O. T.
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La tasación de costas es una resolución que vincula a las parte litigantes entre sí, pero
no vincula a las personas que hayan prestado sus servicios a las partes litigantes, como sus
respectivos abogados y procuradores, los que tienen como fuente de remuneración su contrato
respectivo, o a falta de este, una sentencia judicial que fije sus honorarios en un procedimiento
especial, que es el juicio de fijación de honorarios.
La regla general es que quien ha sido vencido en un juicio o en un incidente, debe ser
el condenado al pago de las costas. Sin embargo, no obstante haber sido totalmente vencido
en el juicio, las parte puede ser eximida del pago de costas cuando se estime que ha tenido
motivo plausible para litigar, o sea, que no ha sido un litigante temerario sino que ha habido
un principio, a primera vista, que justifica el haber pedido la intervención de la justicia,
artículo 144.
Esto también es aplicable como principio general, a los incidentes de manera que su se
promueve un incidente, también el tribunal puede eximir del pago de las costas si ha sido
plausible la promoción de dicho incidente.
Con todo esta disposición hay que relacionarla con el artículo 147, el que señala que si
el incidente es de carácter dilatorio, calificación que el tribunal hará, precisa y necesariamente
debe sobrevenir condenación en costas para el articulista (o sea, el que promueve el
incidente).
El artículo 145 es una disposición que se refiere a todas las costas (procesales y
personals) del recurso de apelación, permitiendo que el tribunal exima de su pago.
El artículo 146 se refiere claramente al pago de las costas de los recursos procesales, y
señala que si quien ha conocido del recurso procesal es un tribunal colegiado, y ha habido
algún voto disidente en beneficio del recurrente, éste no podrá ser condenado en costas. Y esto
es lógico, porque significa que el recurrente tenía motivo plausible para recurrir, y en
consecuencia no merece sanción.
Sin embargo esta norma tiene calificadas excepciones, como es el caso del recurso de
casación, donde en caso de rechazo debe sobrevenir necesariamente condenación en costas,
no obstante la existencia de voto disidente; y también tratándose del recurso de protección se
puede imponer condenación en costas no obstante la existencia de voto disidente.
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- Las Litis Expensas: El artículo 136 del Código Civil, regula las litis expensas, dentro
del título que regula las relaciones recíprocas de los cónyuges, quienes se deben auxilio entre
sí, para ejercer debidamente sus respectivos juicios.
Esta norma contiene el principio que, cuando el matrimonio se rige por las normas de
la sociedad conyugal, el marido debe auxiliar a la mujer para la litis, en cualquier juicio del
marido en contra de la mujer o de la mujer en contra del marido.
Puede ocurrir, naturalmente, que las costas sean superiores o inferiores a las litis
expensas, pero de todas maneras estas costas deben guardar relación general con lo que
pueden ser las costas definitivas.
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El demandado frente al desistimiento, puede adoptar las siguientes actitudes:
(i) No evacuar el traslado conferido, guardando silencio: En este caso, trascurrido
el plazo fatal de tres días que tiene el demandado para ese efecto, el tribunal
deberá pronunciarse respecto del desistimiento de la demanda de acuerdo a las
reglas generales;
(ii) Oponer excepciones al desistimiento de la demanda, solicitando que el
desistimiento de la demanda no sea aceptado o que se acepte parcialmente.
En este caso, dispone el artículo 149 del CPC, que: “Si se hace oposición al
desistimiento o sólo se acepta condicionalmente, resolverá el tribunal si
continúa o no el juicio, o la forma en que debe tenerse por desistido el actor”.
Los efectos del desistimiento se encuentran contemplados en el artículo 150 del CPC,
el cual prescribe sobre la materia, que: “La sentencia que acepte el desistimiento, haya o no
habido oposición, extinguirá las acciones a que él se refiera, con relación a las partes litigantes
y a todas las personas a quienes habría afectado la sentencia del juicio a que se pone fin”.
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de la reconvención debe ser proveído teniéndose por aceptado, con citación del
demandante. En consecuencia la providencia que se dicta respecto del escrito de
desistimiento de la reconvención, es: “como se pide, con citación”. En consecuencia,
en este caso, sólo se generara un incidente, en la medida en que el demandante dentro
del plazo de tres días se oponga a que se acepte el desistimiento de la reconvención
formulada por el demandante, artículo 151 del CPC.
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pudiendo dictarse incluso de oficio por parte del tribunal (Artículo 587 del
CPC y 402 del NCPP).
Se alega el abandono por la vía de la acción, cuando configurados los requisitos que
hacen procedente el abandono, el demandado solicita al tribunal que formule la declaración de
éste. Ejemplo de esta situación, seria aquella que se ha dictado la resolución que recibe la
causa a prueba y han pasado seis meses sin que se haya verificado la notificación por cédula a
las partes de dicha resolución, concurriendo el demandado a solicitar que se declare el
abandono.
Se alega el abandono del procedimiento por vía de excepción, cuando configurados los
requisitos que hacen procedente el abandono, el demandante realiza cualquiera gestión en el
procedimiento para reiniciarlo, debiendo alegar primeramente frente a ello el demandado que
se declare el abandono del procedimiento. En este caso, el abandono se alega por el
demandado como una reacción inmediata frente a la gestión que se realiza por el demandante
destinada a dar curso progresivo a los autos, luego de transcurrido el plazo de seis meses
contados de la última gestión útil realizada en el proceso.
Ejemplo de esta situación, sería aquella en que han pasado seis meses de la resolución
que recibe la causa a prueba, y el demandante promueve un incidente de nulidad procesal. El
demandado antes de evacuar el traslado del incidente de nulidad, debe alegar como excepción
el abandono del procedimiento, dado que si evacua el traslado podría sostenerse que renunció
a su derecho a alegar el abandono conforme a lo previsto en el artículo 155 del CPC.
Ahora bien, los requisitos que hacen procedente la declaración del abandono del
procedimiento se pueden configurara desde que existe juicio, esto es, desde que se ha
notificado la demanda al demandado, hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la
causa. Al efecto, dispone el artículo 153 del CPC, que el abandono podrá hacerse valer sólo
por el demandado, durante todo el juicio y hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en
la causa.
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De acuerdo con ello, los requisitos que hacen procedente el abandono del
procedimiento pueden configurarse tanto en la primera instancia, en la segunda instancia e
incluso ante la Corte Suprema, si se encuentra conociendo de un recurso de casación.
Subsistirán, sin embargo, con todo su valor los actos y contratos de que resulten
derechos definitivamente constituidos.
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hacer valer en un nuevo juicio las actuaciones que se hubieren realizado en el procedimiento
abandonado.
A partir de la modificación del artículo 153 del CPC, por la Ley N ° 18.705 el
ejecutado puede solicitar el abandono del procedimiento en el cuaderno de apremio, luego de
haberse dictado sentencia definitiva ejecutoriada que rechace las excepciones del ejecutado o
si éste no hubiere opuesto excepciones en cuyo caso el mandamiento de ejecución y embargo
hace las veces de sentencia ejecutoriada.
Al efecto, dispone el inciso segundo del artículo 153 del CPC, que: “en los
procedimientos ejecutivos el ejecutado podrá, además solicitar el abandono del
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procedimiento, después de ejecutoriada la sentencia definitiva o en el caso del artículo 472”.
En este caso, el plazo para declarar el abandono del procedimiento será de tres años contados
desde la fecha de la última gestión útil, hecha en el procedimiento de apremio, destinado a
obtener el cumplimiento forzado de la obligación, luego de ejecutoriada la sentencia definitiva
o vencido el plazo para oponer excepciones en su caso.
En el evento que la última diligencia útil sea de fecha anterior, el plazo se contará
desde la fecha en que quedó ejecutoriada la sentencia definitiva o venció el plazo para oponer
excepciones.
Un ejemplo claro en que se presenta esta situación sería el caso en el cual se practicó
el embargo, luego de efectuado el requerimiento de pago, y el ejecutado no opuso
excepciones dentro del plazo legal.
En este caso de abandono del procedimiento, debemos entender por gestiones útiles a
realizarse en el cuaderno de apremio todas aquellas actuaciones que manifiestan la decisión
del acreedor de obtener el cumplimiento forzado de la obligación. Como ejemplo, de
gestiones útiles en el cuaderno de apremio podemos señalar las siguientes; la solicitud de
ampliación del embargo; la solicitud de retiro de especies; el escrito del martillero presentado
al tribunal dándose por notificado de su designación; el otorgamiento de auxilio de la fuerza
pública para efectuar el retiro de especies; todas las actuaciones tendientes a lograr el remate
de los bienes embargados, etc.
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suspensión de la tramitación del cuaderno de apremio, cabría aplicarles a las tercerías para
declarar su abandono la regla general prevista en el artículo 152 del CPC.
De acuerdo con ello, procederá que se declare el abandono de la tercería si todas las
partes permanecen inactivas en la prosecución del cuaderno de tercería, transcurridos los seis
meses contados desde la última providencia recaída en una gestión útil realizada en el
cuaderno de tercería. En este caso, debemos entender como demandados en la tercería tanto al
ejecutante como al ejecutado para los efectos de solicitar el abandono del procedimiento
respecto de la tercería.
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