Vous êtes sur la page 1sur 14

INCIDENTES ESPECIALES*

Desde el punto de vista de las reglas que determinan la tramitación que debe darse a
los incidentes, éstos se clasifican ordinarios y especiales. Los primeros son aquellos cuya
substanciación está determinada en el Título IX del Libro I del Código de Procedimiento
Civil, las normas comunes a todo procedimiento. Por lo tanto, la reglamentación allí
contenida sobre incidentes se entiende como la regulación general aplicable, salvo regla
especial en contrario.

Incidentes especiales, a su turno, son aquellos que están sometidos a una


reglamentación excepcional que, en virtud de la función particular que cumple, el legislador
atribuye un tratamiento diferenciado.

Precisamente en este carácter excepcional, es que escaparán a la reglamentación


ordinaria sólo aquellos incidentes expresamente contenidos en la ley, que podemos enumerar
taxativamente la siguiente forma:
1) Acumulación de Autos
2) Cuestiones de Competencia
3) Implicancias y Recusaciones
4) Privilegio de pobreza,
5) Costas,
6) Desistimiento de la Demanda y
7) Abandono del Procedimiento.
En el mismo orden se expondrán a continuación.

1. ACUMULACIÓN DE AUTOS (Art. 92-100 CPC)


La acumulación de autos (o de procesos) es la unificación en un único procedimiento
de dos o más procesos que se tramitaban por separado pero que, en rigor, constituyen uno solo
y el mismo juicio. En virtud de esta acumulación de autos, los diversos procesos ahora
terminarán por una única y común sentencia para mantener la unidad de la causa.

El Código (art.92 y 93 CPC), acto seguido, enumera los casos en que corresponde la
acumulación de autos.

En primer lugar, la acumulación de autos corresponde cuando la acción o acciones


entabladas en un juicio sean iguales a las que se hayan deducido el otro, o cuadros una y otra
emanen directa e inmediatamente de unos mismos hechos.

En segundo lugar, corresponde también cuando las personas y el objeto o material de


los juicios sean idénticos, aunque las acciones sean distintas.

En tercer lugar, habrá acumulación de autos siempre que la sentencia que haya de
pronunciarse en un juicio deba producir la excepción de cosa juzgada en otro. Y la
acumulación de autos, en cuarto y último lugar, corresponde en los casos de quiebra de
acuerdo a la regulación de la propia Ley de Quiebra (hoy parte del Código de Comercio).

Por regla general, la acumulación de autos se decreta a petición de parte. Para efectos
de solicitar así la acumulación, se consideran “partes” aquellos que hayan sido admitidos
como parte litigante en cualquiera de los juicios cuya acumulación se pretende. La

1
acumulación de autos podrá además ser decretada de oficio, pero sólo cuando los procesos
que se pretende acumular se encuentran todos en el propio tribunal.

Sólo pueden ser acumulados los autos que sean compatibles entre sí. Deben, primero,
ser juicios que se encuentren sometidos a una misma clase de procedimientos. Así por
ejemplo, podrán acumularse entre sí dos procedimientos ordinarios de mayor cuantía; o
incluso acumular a un ordinario otro procedimiento sumario debido a que ambos son juicios
declarativos. Además deben ser procedimientos que se encuentren en distancias análogas. En
consecuencia, no se puede acumular a un proceso que aún se encuentra en primera instancia,
otro que está en apelación.

Admitida la acumulación de autos, por regla general los diversos procesos pendientes
se acumularán los más modernos en el más antiguo1; y esos que van en estadios más
avanzados se suspenderán hasta que los más atrasados se equiparen.

Ahora bien, la acumulación de autos se tramita como un incidente pero con ciertas
reglas excepcionales. De ahí que se trate de un incidente especial.

La acumulación, primero, puede ser solicitada en los juicios declarativos en cualquier


estadio del juicio antes de la sentencia del término. En los juicios ejecutivos, en cambio, la
acumulación puede ser solicitada antes del pago de nominación. El tribunal ante el cual se
debe promover este incidente de acumulación es, por regla general, aquel en el cual se
substancia el proceso más antiguo.

Ahora bien, pedida la acumulación, se concederá un plazo de tres días a la otra parte
para que exponga lo que estime conveniente. Pasado esos tres días, haya o no haya respuesta,
el tribunal resolverá el incidente especial habiendo tenido a la vista los autos (o expedientes)
de los diversos procesos cuya acumulación se pretende. Y contra esa resolución –que acepta o
rechaza la acumulación- sólo cabe apelación en el efecto evolutivo.

2.- CUESTIONES DE COMPETENCIA (Art. 101-112 CPC)


Las cuestiones de competencia –es decir, las disputas entre los litigantes para
determinar el tribunal al que le compete, conforme a derecho, conocer el asunto- de dos
formas: por lo que se denomina “vía inhibitoria”, por una parte, o la “vía declinatoria”, por la
otra.

Con la vía inhibitoria la cuestión de competencia se plantea primero ante el tribunal


que sí se crea competente conforme a derecho, pidiéndole a éste que él se dirija contra el otro
tribunal que en la práctica conoce actualmente el asunto (y que se estima incompetente) y este
último le remita los autos a aquel. Con la vía declinatoria, a la inversa, se plantea primero ante
el tribunal que se cree incompetente, indicándole a éste cuál es el tribunal que se estima sí
competente conforme a derecho para conocer el asunto, pidiéndole a aquel (el incompetente)
que se abstenga de conocer el asunto.

Las cuestiones de competencia, sea por la vía inhibitoria o declinatoria, están ambas
sujetas a las reglas de los incidentes aunque con ciertas diferencias reglamentarias entre una y
otra vía, acerca de plazos, requisitos y recursos (leer art. 102-110). Pero poseen en común que,
mientras se encuentre pendiente el incidente de competencia, se suspenderá el curso de la
causa principal pero -y ésta es una excepción importante- el tribunal que esté conociendo esta

2
causa principal podrá aún así decretar aquellas providencias que tengan un carácter de
urgente, por ejemplo, las medidas cautelares.

3.- IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES (Art. 113-128 CPC)


Como sabemos, las implicancias y recusaciones son una serie de hipótesis de
vinculación del juez con las partes o con el objeto del litigio, que de verificarse lo inhabilitan
(pierde la competencia) para conocer el asunto puesto en su conocimiento.

Con las causales de implicancia y recusación lo que se garantiza, en rigor, el la


imparcialidad objetiva o negativa del juez. Pero además de los jueces propiamente tales, las
implicancias y recusaciones son exigibles también contra los abogados integrantes de Corte y
el resto de los auxiliares de la administración de justicia, como asimismo los peritos.

Ahora bien, cuales son esas causales está taxativamente enumeradas en el Código
Orgánico de Tribunales (art. 194 y ss); pero cómo se hacen valer (su procedimiento) es algo
que, en cambio, esta definido en el Código de Procedimiento Civil (Título XII del Libro I). En
concreto, ambas están sujetas a las reglas de los incidentes, pero existen importantes
diferencias entre una y otra precisamente derivada de la mayor gravedad (implicancias) o
menor gravedad (recusaciones) de cada cual.

Las implicancias y recusaciones –de conocerse- deben pedirse inmediatamente, es


decir, antes de toda gestión que ataña al fondo del negocio, o antes que comience a actuar la
persona contra quien se dirige. Si no se piden en ese plazo urgente, se entiende que renuncia a
ella salvo que se trate de una, más grave, causal de implicancia.

La implicancia (más grave) del tribunal unipersonal es obligatorio solicitarla ante él


mismo y, obviamente, su resolución es apelable. Pero si es, en cambio, una recusación (menos
grave) también de tribunal unipersonal, es sólo facultativo solicitarla ante él (igualmente
apelable si lo rechaza) y la regla general será que se solicité ante el tribunal superior.

En el caso de tribunales colegiados, a su turno, tanto las recusaciones como las


implicancias son resueltas por el resto de los miembros no inhabilitados o el tribunal superior.
La implicancia o recusación del resto de los subalternos, por último, se solicita ante el propio
tribunal.

El incidente se plantea fundadamente, expresando la causal y acompañando los


antecedentes. Además se debe efectuar previamente un depósito y en el evento que el
incidente sea rechazado, sí o sí se condenará en costas e incluso multas multiplicables que se
imputan a ese deposito. Pero si es aceptada al menos a tramitación, se pone en conocimiento
del juez o funcionario para que se abstenga de conocer el asunto y que, mientras tanto, sea
subrogado por quién corresponda.

Finalmente, las resoluciones que resuelven estos incidentes de implicancia y


recusación son por regla general inapelables, salvo los dos casos anteriores de la
desestimación por tribunales unipersonales y, agregando, la del tribunal que se inhabilita de
oficio.
4.- PRIVILEGIO DE POBREZA (Art. 129 – 197 CPC)
El privilegio de pobreza es una institución que está dentro de las facultades
conservativas de los tribunales, en el sentido que por esta vía se contribuye el acceso a la
justicia a personas privadas de los recursos económicos necesarios.

3
El privilegio de pobreza es una institución que se refleja en definitiva en la resolución
que lo declara o lo desecha, y esta resolución es un auto, porque no establece derechos
permanentes a favor de las partes, toda vez que cambiando las circunstancias, puede cambiar
el sentido de la resolución, artículo 136 del Código de Procedimiento Civil.

Respecto de la persona a quien se le concede el privilegio de pobreza, queda exenta de


la obligación de pagar por los servicios judiciales que se le presten; además está exenta de las
consignaciones judiciales, y deben ser servidas gratuitamente por los abogados o procuradores
de turno o eventualmente por las respectivas corporaciones.

Por una norma especial, al reo preso se le presume pobre, y en consecuencia por la
sola circunstancia de estar en prisión preventiva goza, por el ministerio de la ley, de privilegio
de pobreza, artículo 135.

Es importante tener presente, que todo este instituto de la defensa de las personas sin
recursos económicos suficientes, es un instituto en revisión debido a la introducción del la
Defensoría Penal Pública como consecuencia de la reforma procesal penal, pero el estudio
acabado de la auto defensa y de la defensa técnica es propio de otro curso.

Para obtener el privilegio de pobreza, no se requiere ser pobre de solemnidad, sino que
se requiere estar en una situación económica tal, que no sea posible soportar razonablemente
los costos del respectivo juicio.

El privilegio de pobreza podrá solicitarse en cualquier estado del juicio y aún antes de
su iniciación, y deberá ser solicitado al tribunal que corresponda conocer en única o en
primera instancia del asunto en que haya de tener efecto. Debe tramitarse en cuaderno
separado y debe solicitarse con motivos fundados.

5.- LAS COSTAS (Arts. 138 – 147 CPC)


Las costas, son una carga pecuniaria que deben soportar las partes, y la regla general
es que durante el curso del respectivo juicio, las costas sean soportadas por la respectiva parte
que incurio en ella. Hay también ciertas costas que son comunes, como los honorarios de un
perito designado como medida para mejor resolver, y en tal evento las partes durante el juicio
pagarán a este perito por mitades.

Sin embargo, no obstante que estos desembolsos iniciales gravan a la parte que
incurrió en ellos, el legislador contempla un mecanismo para resarcirse de todos esos
desembolsos, y que en el fondo significan que la parte que incurrió en el desembolso puede
ser restituida o reembolsada por la parte contraria si efectivamente ha sido condenada en
costas; o sea, la obligación de reembolsar costas no se deriva necesariamente de todo el juicio,
sino que se deriva de la condena que se imponga al responsable.
Hay una cuestión que tiene una importancia sustancial, porque la conde nación en
costas guarda relación con la prestación de servicios profesionales y guarda relación con otro
instituto que se denomina Litis expensas.

El tema de las costas, cuando ha mediado condenación en costas, vincula a las partes
litigantes entre sí, en el sentido de que una debe reembolsar a la otra los desembolsos o costas
en que incurrió, pero no vincula a los representantes de las partes con la parte contraria, ni
regula las relaciones de las respectivas partes con sus abogados y mandatarios.

4
Esto significa que el abogado de una parte en cuyo favor se declaró el derecho a ser
reembolsado, no tiene acción directa en contra de la parte contraria; y por otra parte, que los
compromisos que haya contraído la parte con sus respectivos abogados o mandatarios no son
incluidos ni determinados por las costas que se exigen en el respectivo juicio.

Si un apoderado o abogado de la parte recibe costas, se entiende que las recibe para su
mandante, que es el beneficiario de dicha condenación, artículo 139 inciso final.

La condenación en costas puede producirse respecto del juicio todo, puede producirse
también en ciertos y determinados recursos procesales, en contra de quien los ha interpuesto y
han sido rechazados; Incluso tratándose de ciertos recursos procesales la condenación en
costas es necesaria para el pernicioso, como ocurre en el caso del recurso de casación.

Las costas pueden ser impuestas para el incidentista, cuando no obtiene el incidente
que promueve. Es importante destacar la norma del artículo 139 del C. P. C. ya que distingue
entre las costas procesales y las personales.

Costas Procesales: Son las causadas por los funcionarios auxiliares de la


administración de justicia, que prestan los servicios correspondientes. Estas costas se
determinan de acuerdo a los aranceles judiciales que fija al efecto el poder judicial., también
constituyen costas procesales cualquier otro tipo de desembolsos que pudiera haber ocurrido,
como por ejemplo, el pago por la confección de exhortos, copias, etc.

Costas Personales: Son aquellas que se causan por los servicios de carácter personal
que se prestan a las partes; y estos son normalmente los servicios que prestan los abogados y
los procuradores. Pero también se entienden comprendidos otros honorarios, como los de los
peritos que hayan pagado la parte respectiva.

Esta distinción entre las costas procesales y personales tiene importancia por el hecho
de que el monto de ellas se fija por diferentes métodos, así tratándose de costas procesales son
determinadas por el secretario del respectivo tribunal, en cambio tratándose de las costas
personales ellas son fijadas por el propio tribunal, o sea, es el juez de la causa el que las fija,
artículo 140 inciso 2º C. P. C.

En relación con este mismo tema, debemos señalar que los defensores públicos, en
ciertos y determinados casos, pueden asumir la representación de las personas a quien la ley
les encomienda velar por sus intereses, y en tal evento ellos merecen honorarios por su
actuación, y en caso de que hayan honorarios, también se consideran estos como costas
personales, artículo 139 del C. P. C. en relación con el artículo 367 del C. O. T.

El artículo 138 del C. P. C. señala que la condenación en costas conlleva, a petición de


parte, a la respectiva tasación de costas. Por su parte, el artículo 140 dispone que sólo se
consideran las costas útiles.

Practicada la tasación de costas procesales y personales, hay un término de citación de


3 días, para que las partes litigantes puedan impugnar la tasación, artículo 141.

Producida la objeción, el tribunal la resuelve de plano o le da tramitación incidental, y


será en consecuencia una sentencia interlocutoria, la que se pronuncie en definitiva sobre la
impugnación correspondiente, artículo 142.

5
La tasación de costas es una resolución que vincula a las parte litigantes entre sí, pero
no vincula a las personas que hayan prestado sus servicios a las partes litigantes, como sus
respectivos abogados y procuradores, los que tienen como fuente de remuneración su contrato
respectivo, o a falta de este, una sentencia judicial que fije sus honorarios en un procedimiento
especial, que es el juicio de fijación de honorarios.

La regla general es que quien ha sido vencido en un juicio o en un incidente, debe ser
el condenado al pago de las costas. Sin embargo, no obstante haber sido totalmente vencido
en el juicio, las parte puede ser eximida del pago de costas cuando se estime que ha tenido
motivo plausible para litigar, o sea, que no ha sido un litigante temerario sino que ha habido
un principio, a primera vista, que justifica el haber pedido la intervención de la justicia,
artículo 144.

Esto también es aplicable como principio general, a los incidentes de manera que su se
promueve un incidente, también el tribunal puede eximir del pago de las costas si ha sido
plausible la promoción de dicho incidente.

Con todo esta disposición hay que relacionarla con el artículo 147, el que señala que si
el incidente es de carácter dilatorio, calificación que el tribunal hará, precisa y necesariamente
debe sobrevenir condenación en costas para el articulista (o sea, el que promueve el
incidente).

El artículo 145 es una disposición que se refiere a todas las costas (procesales y
personals) del recurso de apelación, permitiendo que el tribunal exima de su pago.

El artículo 146 se refiere claramente al pago de las costas de los recursos procesales, y
señala que si quien ha conocido del recurso procesal es un tribunal colegiado, y ha habido
algún voto disidente en beneficio del recurrente, éste no podrá ser condenado en costas. Y esto
es lógico, porque significa que el recurrente tenía motivo plausible para recurrir, y en
consecuencia no merece sanción.

Sin embargo esta norma tiene calificadas excepciones, como es el caso del recurso de
casación, donde en caso de rechazo debe sobrevenir necesariamente condenación en costas,
no obstante la existencia de voto disidente; y también tratándose del recurso de protección se
puede imponer condenación en costas no obstante la existencia de voto disidente.

La disposición del artículo 28 antes de su modificación el año 1985 y 1993, establecía


una responsabilidad solidaria entre las partes y su procurador, respecto del pago en costas;
esta solidaridad, de alguna manera, era incompatible con el derecho a la asistencia jurídica,
por eso se modificó la norma, señalando el nuevo artículo 28 que se responde solidariamente
sólo de las costas procesales.

En otros ordenamientos jurídicos se permite que el juez de la causa, frente a ciertas y


determinadas acciones, pueda de oficio o a petición de parte, exigir un déposito o causión
previa. En nuestro ordenamiento, esta norma no existe, y quizás sería interesante de establecer
para evitar aventuras procesales y acciones temerarias, que se sabe no tendrán ningún
resultado.

6
- Las Litis Expensas: El artículo 136 del Código Civil, regula las litis expensas, dentro
del título que regula las relaciones recíprocas de los cónyuges, quienes se deben auxilio entre
sí, para ejercer debidamente sus respectivos juicios.

Esta norma contiene el principio que, cuando el matrimonio se rige por las normas de
la sociedad conyugal, el marido debe auxiliar a la mujer para la litis, en cualquier juicio del
marido en contra de la mujer o de la mujer en contra del marido.

Es la jurisprudencia la que ha sido más clara en este aspecto, y no así la ley.


La litis expensas son una previsión o perspectiva de lo que podrían ser las costas de la
causa, de suerte que el tribunal que fijas las litis expensas, sigue los mismos principio que
rigen en materia de costas.

Puede ocurrir, naturalmente, que las costas sean superiores o inferiores a las litis
expensas, pero de todas maneras estas costas deben guardar relación general con lo que
pueden ser las costas definitivas.

6.- DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA (Art. 148 – 151 CPC):


El desistimiento de la demanda es el acto jurídico procesal unilateral del demandante
que puede efectuarse luego de la notificación de la demanda y en cualquier estado del juicio,
en virtud del cual manifiesta al tribunal su voluntad de renunciar a la pretensión deducida en
la demanda y no continuar con la tramitación del procedimiento, para los efectos de que el
tribunal la acoja mediante la dictación de una resolución, previa la tramitación del respectivo
incidente.

En el desistimiento de la demanda, el efecto principal es la pérdida o extinción de la


pretensión del actor, y de allí que sólo puede hacerse valer desde que se produce la existencia
del proceso, esto es, desde la notificación de la demanda.

El desistimiento de la demanda es un acto jurídico procesal que consiste en una


manifestación de voluntad del actor en cuanto a renunciar a la pretensión hecha valer en el
proceso. En cambio, el retiro de la demanda es un mero acto material del demandante, que
solo produce el efecto de estimar que nunca se ha presentado la demanda, pero que al no
importar una renunciar de la pretensión contenida en ella, permite al actor volver a hacerla
valer con posterioridad por medio de la interposición de una nueva demanda.
El desistimiento de la demanda puede efectuarse después de notificada la demanda y
en cualquier estado del juicio, hasta que no se encuentre ejecutoriada la sentencia que se
hubiere pronunciado en el procedimiento. Esto quiere decir que el demandante se puede
desistir de su acción tanto en primera como en segunda instancia, e incluso, ante la Corte
Suprema, como acontecería en casos que ella estuviere conociendo de un recurso de casación
en la forma o en el fondo.

El sujeto del desistimiento de la demanda es el demandante. Se trata de un acto


jurídico procesal que puede ser ejercido exclusivamente por aquel que hubiere hecho valer la
pretensión en el proceso dado que importa una renuncia que se formula respecto de ella,
artículo 148 del CPC.

El escrito del demandante en el cual se formula el desistimiento de la demanda debe


ser tramitado de acuerdo con las reglas generales que estudiamos cuando vimos los incidentes
ordinarios, debiendo por ello conferirse traslado al demandado.

7
El demandado frente al desistimiento, puede adoptar las siguientes actitudes:
(i) No evacuar el traslado conferido, guardando silencio: En este caso, trascurrido
el plazo fatal de tres días que tiene el demandado para ese efecto, el tribunal
deberá pronunciarse respecto del desistimiento de la demanda de acuerdo a las
reglas generales;
(ii) Oponer excepciones al desistimiento de la demanda, solicitando que el
desistimiento de la demanda no sea aceptado o que se acepte parcialmente.
En este caso, dispone el artículo 149 del CPC, que: “Si se hace oposición al
desistimiento o sólo se acepta condicionalmente, resolverá el tribunal si
continúa o no el juicio, o la forma en que debe tenerse por desistido el actor”.

La resolución que acepta el desistimiento de la demanda se ha estimado que es una


sentencia interlocutoria de primera clase, porque falla un incidente estableciendo derechos
permanentes a favor de las partes, los que en este caso están representados por la extinción o
pérdida de la pretensión hecha valer en el proceso. La resolución que no da lugar al
desistimiento de la demanda, se ha estimado que tiene la naturaleza jurídica de un auto, ya
que resuelve sobre el incidente no estableciendo derechos permanentes a favor de las partes.
Rechazado el desistimiento de la demanda, puede volverse a formularse éste con posterioridad
por parte del demandante, ya que los autos no producen cosa juzgada. Debiendo en todo caso,
promoverse el nuevo desistimiento sobre bases o condiciones diferentes.

Los efectos del desistimiento se encuentran contemplados en el artículo 150 del CPC,
el cual prescribe sobre la materia, que: “La sentencia que acepte el desistimiento, haya o no
habido oposición, extinguirá las acciones a que él se refiera, con relación a las partes litigantes
y a todas las personas a quienes habría afectado la sentencia del juicio a que se pone fin”.

De forma que, los efectos del desistimiento son:


a. Extingue las pretensiones que se hubieren hecho valer en la demanda o en la
reconvención: Como sabemos, la resolución que acoge el desistimiento es una
sentencia interlocutoria, de primer grado, que pone término al juicio. Por consiguiente,
una vez que tal resolución se encuentre ejecutoriada producirá el efecto de cosa
juzgada (Artículo 175 del CPC). Esa resolución producirá acción y excepción de cosa
juzgada, para lo cual será necesaria la concurrencia de la triple identidad (Artículo 177
del CPC). Sin embargo, el efecto de cosa juzgada consagrado en el artículo 150 del
CPC, no sólo afecta a las partes del procedimiento, sino que a todos a quienes hubiera
podido afectar la sentencia del juicio al que se le pone término por esta vía, lo que se
denomina: “efecto reflejo de la sentencia”.

b. Termina el Procedimiento: El desistimiento de la demanda, si se produce respecto de


todas las pretensiones hechas valer en la demanda, pone fin al procedimiento, dado
que no existirá conflicto respecto del cual deba pronunciarse el tribunal. Si el
desistimiento se verifica sólo respecto de una de las varias pretensiones hechas valer o
sólo por el demandado respecto de la reconvención, el término del procedimiento se
producirá solo respecto de esas pretensiones, pero deberá continuar adelante respecto
de las otras.

El desistimiento de la reconvención, esto es, la demanda del demandado, tiene una


tramitación diferente al desistimiento de la demanda. En efecto, la presentación del
escrito de desistimiento de la demanda genera siempre un incidente, debiendo
proveerse el escrito confiriéndose traslado al demandado. En cambio, el desistimiento

8
de la reconvención debe ser proveído teniéndose por aceptado, con citación del
demandante. En consecuencia la providencia que se dicta respecto del escrito de
desistimiento de la reconvención, es: “como se pide, con citación”. En consecuencia,
en este caso, sólo se generara un incidente, en la medida en que el demandante dentro
del plazo de tres días se oponga a que se acepte el desistimiento de la reconvención
formulada por el demandante, artículo 151 del CPC.

7.- ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO (Art. 152 – 157 CPC)


El abandono del procedimiento se encuentra regulado como incidente especial en el
Título XVI del Libro I del CPC (Artículos 152 a 157)

El abandono del procedimiento es un incidente especial, en virtud del cual se declara


por el tribunal como sanción el termino del procedimiento, a petición del demandado, por
haber permanecido inactivas todas las partes por el término previsto por el legislador, contado
desde la fecha de la última resolución recaída en una gestión útil, sin que se produzca la
extinción de las pretensiones o excepciones hechas valer en él.

Los requisitos del abandono del procedimiento son:


a. Inactividad de las partes:
El artículo 152 del CPC, dispone que el procedimiento se entiende abandonado,
cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante seis
meses, contados desde la fecha de la última resolución recaída en alguna gestión útil para dar
curso progresivo a los autos. La inactividad que puede ser sancionada en el procedimiento
debe verificarse porque ninguna de las partes, incluidos los terceros que han intervenido en él,
han realizado durante el plazo que prevé el legislador alguna actuación que tenga por objeto
darle curso progresivo a los autos. Se entiende por diligencia útil la que tiene por objeto
permitir la prosecución del procedimiento, o sea, aquellas que tienden a que el procedimiento
llegue al estado de sentencia.

b. Transcurso del plazo de inactividad establecido en la ley.


La inactividad en el procedimiento debe haberse prolongado por el término de seis
meses, plazo que se cuenta desde la última providencia que se hubiere dictado en el
procedimiento.
Sobre esta materia es necesario los siguientes alcances:
(i) La voz resolución que se emplea debe ser entendida en un sentido amplio, y
genérico, comprensivo de toda clase de resoluciones judiciales;
(ii) El plazo de seis meses para declarar el abandono del procedimiento se cuenta
desde la fecha de dictación de la última resolución, no siendo necesario la
notificación de ella;
(iii) Dado que el plazo del abandono es de seis meses, no se descuentan los días
inhábiles y de acuerdo con nuestra jurisprudencia el plazo de seis meses no se
suspende para su computo durante el feriado judicial,
(iv) El término ordinario de seis meses para declarar el abandono del procedimiento
se reduce bastante para su declaración en otros procedimientos. Así, en el juicio
de mínima cuantía el plazo para declarar el abandono es de tres meses
(Artículo 709 del CPC); en las implicancias y recusaciones el plazo para
declarar el abandono del incidente es de diez días (Artículo 123 CPC); en el
abandono de la acción penal privada el plazo es de treinta días continuos,
abandono que produce el efecto de extinguir la pretensión penal privada,

9
pudiendo dictarse incluso de oficio por parte del tribunal (Artículo 587 del
CPC y 402 del NCPP).

c. Petición del demandado.


El abandono del procedimiento no es una sanción que pueda ser declarada de oficio
por parte del tribunal, sino que sólo a petición de parte. Tratándose del abandono del
procedimiento, el sujeto legitimado para solicitarlo es el demandado, artículo 153 inciso 1°
del CPC.

d. Inexistencia de renuncia del abandono por parte del demandado.


Concurrido los requisitos que hacen procedente la declaración del abandono, el
demandado debe alegar el abandono inmediatamente de reiniciado el procedimiento, ya sea
por la vía de la acción o de excepción.

Si reiniciado el procedimiento luego de transcurridos seis meses desde la última


resolución recaída en una gestión útil, el demandado no alega el abandono, se entiende que se
ha producido la renuncia por parte del demandado a su derecho de alegar el abandono.

El titular para reclamar el abandono del procedimiento es el demandado por la vía de


la acción o de la excepción.

Se alega el abandono por la vía de la acción, cuando configurados los requisitos que
hacen procedente el abandono, el demandado solicita al tribunal que formule la declaración de
éste. Ejemplo de esta situación, seria aquella que se ha dictado la resolución que recibe la
causa a prueba y han pasado seis meses sin que se haya verificado la notificación por cédula a
las partes de dicha resolución, concurriendo el demandado a solicitar que se declare el
abandono.

Se alega el abandono del procedimiento por vía de excepción, cuando configurados los
requisitos que hacen procedente el abandono, el demandante realiza cualquiera gestión en el
procedimiento para reiniciarlo, debiendo alegar primeramente frente a ello el demandado que
se declare el abandono del procedimiento. En este caso, el abandono se alega por el
demandado como una reacción inmediata frente a la gestión que se realiza por el demandante
destinada a dar curso progresivo a los autos, luego de transcurrido el plazo de seis meses
contados de la última gestión útil realizada en el proceso.

Ejemplo de esta situación, sería aquella en que han pasado seis meses de la resolución
que recibe la causa a prueba, y el demandante promueve un incidente de nulidad procesal. El
demandado antes de evacuar el traslado del incidente de nulidad, debe alegar como excepción
el abandono del procedimiento, dado que si evacua el traslado podría sostenerse que renunció
a su derecho a alegar el abandono conforme a lo previsto en el artículo 155 del CPC.

Ahora bien, los requisitos que hacen procedente la declaración del abandono del
procedimiento se pueden configurara desde que existe juicio, esto es, desde que se ha
notificado la demanda al demandado, hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la
causa. Al efecto, dispone el artículo 153 del CPC, que el abandono podrá hacerse valer sólo
por el demandado, durante todo el juicio y hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en
la causa.

10
De acuerdo con ello, los requisitos que hacen procedente el abandono del
procedimiento pueden configurarse tanto en la primera instancia, en la segunda instancia e
incluso ante la Corte Suprema, si se encuentra conociendo de un recurso de casación.

En caso que se declare el abandono del procedimiento en segunda instancia, la sanción


consiste en la pérdida de todo lo actuado tanto en la primera como en la segunda instancia,
esto es, todo lo actuado en el procedimiento, y no sólo la sanción opera respecto de la segunda
instancia. De acuerdo con ello, resulta acertado que se haya sustituido por la Ley N ° 18.705
la denominación de la institución de abandono de la instancia por la de abandono del
procedimiento. Sin embargo, debemos tener presente que respecto del recurso de apelación
puede concurrir para sancionar la inactividad de las partes otra institución que posee
requisitos y genera efectos distintos como es la prescripción del recurso de apelación.

Corresponde conocer del abandono del procedimiento al tribunal de única, primera o


segunda instancia ante el cual se hubieren configurado los requisitos que hacen procedente
dicha declaración.

De conformidad a lo previsto en el artículo 154 del CPC, la petición de abandono del


procedimiento, se tramitará como incidente, sea que se hubiere alegado por el demandado vía
acción o de excepción. En consecuencia, del escrito en el cual se alegue por el demandado el
abandono del procedimiento debe conferírsele traslado al demandante.
Este incidente reviste el carácter de previo y especial pronunciamiento, por lo que se
suspende el curso del procedimiento mientras no se resuelva. Para determinar la naturaleza
jurídica de la resolución que se pronuncia acerca de la solicitud de abandono del
procedimiento, debemos distinguir entre la resolución que lo declara y aquella que lo rechaza.

La resolución que declara el abandono del procedimiento es una sentencia


interlocutoria de primera clase. Porque falla un incidente estableciendo derechos permanentes
a favor de las partes, lo que es este caso, están representados por la pérdida de lo actuado en el
procedimiento y la imposibilidad de continuar con la tramitación de éste, pero dejando a salvo
las pretensiones y excepciones que se hubieren hecho valer en el procedimiento abandonado.

La resolución que rechaza la solicitud de abandono del procedimiento se ha estimado


que tiene la naturaleza jurídica de un auto, ya que resuelve sobre un incidente no
estableciendo derechos permanentes.

Una vez dictada y ejecutoriada la resolución que declara abandonado el procedimiento


se produce el efecto de terminar el procedimiento abandonado y la pérdida del procedimiento
y todas las consecuencias que éste haya generado. Sobre la materia dispone el artículo 156 del
CPC, que no se extinguirán por el abandono las acciones o excepciones de las partes, pero
éstas perderán el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un
nuevo juicio.

Subsistirán, sin embargo, con todo su valor los actos y contratos de que resulten
derechos definitivamente constituidos.

En consecuencia, el efecto que general el abandono del procedimiento es que las


partes pierden el derecho de continuar con el procedimiento abandonado, el que termina con
motivo de dicha declaración una vez que ella se encuentre ejecutoriada, y las partes no pueden

11
hacer valer en un nuevo juicio las actuaciones que se hubieren realizado en el procedimiento
abandonado.

En consecuencia, declarado el abandono del procedimiento se entiende que no se ha


producido la interrupción civil de la prescripción, dado que el efecto que se genera con la
notificación válida de la demanda en el procedimiento se pierde al aplicarse dicha sanción
procesal. No obstante, el efecto de ineficacia de los actos del procedimiento que se genera con
la declaración del abandono del procedimiento se salva determinadas actuaciones, como son a
saber:
- No se entenderán extinguidas por el abandono las acciones o excepciones de las partes, pero
éstas perderán el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un
nuevo juicio, artículo 156 inciso 1° del CPC, y
- Subsistirán sin embargo, con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos
definitivamente constituidos, artículo 156 inciso 2° del CPC. Ejemplo de actos que perviven
son el mandato, los derechos provenientes de un avenimiento, etc.-

Situaciones especiales de abandono del procedimiento:


- El abandono del procedimiento en el juicio ejecutivo.
Gestiones preparativas de la vía ejecutiva: De conformidad a lo previsto en el artículo
153 del CPC, para que se declare el abandono del procedimiento es necesario que exista un
juicio, el que se entiende existir desde la notificación válida de la demanda. De acuerdo con
ello, se ha declarado que no procede declarar el abandono del procedimiento en los casos de
preparación de la vía ejecutiva por reconocimiento de forma o confesión de deuda o en la
notificación de protesto de letra, cheque, o pagaré ya que dichas diligencias no constituyen un
juicio.

- El abandono del procedimiento en el cuaderno ejecutivo:


En caso que se hubieren opuesto excepciones por el ejecutado en el cuaderno
ejecutivo, el abandono del procedimiento se rige por las reglas generales y en este podrán ser
declarado cuando todas las partes que figuren en él hubieren cesado en su prosecución durante
seis meses conforme a lo previsto en el artículo 152 del CPC.
Debemos tener presente que si existe pluralidad de ejecutados, aquella ejecutado que
no hubiere opuesto excepciones ni podrá alegar el abandono de acuerdo con las reglas
generales dado que el mandamiento de ejecución y embargo hace las veces respecto de él de
sentencia definitiva ejecutoriada.

- El abandono del procedimiento en el cuaderno de apremio:


Con anterioridad a la dictación de la Ley N ° 18.705, si el ejecutado no había opuesto
excepciones o habiéndose opuesto excepciones se habían rechazado por sentencia definitiva
ejecutoriada no era posible declarar el abandono del procedimiento por haberse puesto
término al procedimiento.

A partir de la modificación del artículo 153 del CPC, por la Ley N ° 18.705 el
ejecutado puede solicitar el abandono del procedimiento en el cuaderno de apremio, luego de
haberse dictado sentencia definitiva ejecutoriada que rechace las excepciones del ejecutado o
si éste no hubiere opuesto excepciones en cuyo caso el mandamiento de ejecución y embargo
hace las veces de sentencia ejecutoriada.

Al efecto, dispone el inciso segundo del artículo 153 del CPC, que: “en los
procedimientos ejecutivos el ejecutado podrá, además solicitar el abandono del

12
procedimiento, después de ejecutoriada la sentencia definitiva o en el caso del artículo 472”.
En este caso, el plazo para declarar el abandono del procedimiento será de tres años contados
desde la fecha de la última gestión útil, hecha en el procedimiento de apremio, destinado a
obtener el cumplimiento forzado de la obligación, luego de ejecutoriada la sentencia definitiva
o vencido el plazo para oponer excepciones en su caso.

En el evento que la última diligencia útil sea de fecha anterior, el plazo se contará
desde la fecha en que quedó ejecutoriada la sentencia definitiva o venció el plazo para oponer
excepciones.

Un ejemplo claro en que se presenta esta situación sería el caso en el cual se practicó
el embargo, luego de efectuado el requerimiento de pago, y el ejecutado no opuso
excepciones dentro del plazo legal.

En este caso, no obstante que el embargo se practicó en el cuaderno de apremio con


anterioridad al vencimiento del plazo para oponer excepciones, el cómputo del plazo de los
tres años se debe efectuar desde la fecha en la cual venció el plazo para oponer excepciones.

En este caso de abandono del procedimiento, debemos entender por gestiones útiles a
realizarse en el cuaderno de apremio todas aquellas actuaciones que manifiestan la decisión
del acreedor de obtener el cumplimiento forzado de la obligación. Como ejemplo, de
gestiones útiles en el cuaderno de apremio podemos señalar las siguientes; la solicitud de
ampliación del embargo; la solicitud de retiro de especies; el escrito del martillero presentado
al tribunal dándose por notificado de su designación; el otorgamiento de auxilio de la fuerza
pública para efectuar el retiro de especies; todas las actuaciones tendientes a lograr el remate
de los bienes embargados, etc.

En cuanto a la oportunidad hasta la cual se puede solicitar el abandono del


procedimiento en el cuaderno de apremio, debemos entender que ello es posible sólo hasta
que se hubieren adjudicados los bienes embargados, momento en el cual se debe entender
terminado el procedimiento de apremio.

La solicitud de abandono del procedimiento se tramita como incidente. No obstante,


en estos casos, si se declara el abandono del procedimiento sin que medie oposición del
ejecutante, éste no será condenado en costas. En consecuencia, si el ejecutante no evacua el
traslado que se le confiere respecto de la petición del ejecutado de declarar abandonado el
procedimiento por la paralización de la tramitación del cuaderno de apremio o evacuar el
traslado allanándose a la petición, el ejecutante no debe ser condenado en costas por el
tribunal.

En cuanto a los efectos de la declaración del abandono del procedimiento en el


cuaderno de apremio debe entenderse que pone término a la tramitación de éste, por lo que
debe procederse a alzar el embargo y restituir los bienes del ejecutado.

- El abandono del procedimiento en las tercerías del juicio ejecutivo:


Si sostenemos que las tercerías importan un proceso independiente y distinto al juicio
ejecutivo, porque se hace valer un conflicto diverso al que se plantea en él, y que dichas
tercerías se tramitan normalmente en un cuaderno separado del juicio ejecutivo, sin suspender
nunca el curso del cuaderno ejecutivo o principal, y sólo excepcionalmente generan la

13
suspensión de la tramitación del cuaderno de apremio, cabría aplicarles a las tercerías para
declarar su abandono la regla general prevista en el artículo 152 del CPC.

De acuerdo con ello, procederá que se declare el abandono de la tercería si todas las
partes permanecen inactivas en la prosecución del cuaderno de tercería, transcurridos los seis
meses contados desde la última providencia recaída en una gestión útil realizada en el
cuaderno de tercería. En este caso, debemos entender como demandados en la tercería tanto al
ejecutante como al ejecutado para los efectos de solicitar el abandono del procedimiento
respecto de la tercería.

14

Vous aimerez peut-être aussi