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MASA MADRE LÍQUIDA: por llamarla así, ya que una mezcla de harina de
centeno integral y agua al 100% de hidratación es casi casi sólida. Pero,
dejando de lado la terminología, esto es lo que hace falta. Así que un buen
método es utilizar una cucharita de nuestra masa madre habitual y alimentarla
con las cantidades necesarias de harina de centeno integral y agua. La
dejaremos fermentar aproximadamente unas 12 horas, hasta que se adivine
una buena actividad y bastante aroma.
NOTA: cuidado con el paso del tiempo y las estaciones: estos tiempos son
orientativos para una temperatura de unos 21 - 22º C, típica de una casa
moderna en invierno. En mi casa, por ejemplo, de noche se queda todo a 17º
C y la masa se ralentiza muchísimo, pudiendo tardar hasta el triple en
fermentar. Con este tipo de masas, si no puedes controlar la temperatura, lo
mejor es observar y saber en todo momento que el margen, mientras la
temperatura sea baja, es enorme, pues el centeno y el trigo integrales tienen
abundantes reservas de nutrientes para la flora del fermento natural. Lo bonito
es observar, olisquear y tranquilamente probar, para comprobar niveles de
acidez y actividad. En verano o si en tu casa hace calor... ¡cuidadín! hay que
estar muy atento para que aquello no empiece a apestar dramáticamente; con
masa madre y tiempos tan largos, hay que estar ahí para poner cara de
señor@ de pueblo y decir: "pa mí que esto ya está!".
1. Medida
Harina Harina
Harina
de de
de Agua Hidratación Sal
centeno trigo
fuerza
integral integral
Aromatizantes
Fase 1
cítricos (piel
(masa
25% - - 25% 100% - de frutas Nueces
madre
ralladas, agua
líquida)
de azahar)
Fase 2
(masa
- 25% - 7,5% 65% -
madre
sólida)
Fase 3
25% - 25% 45% 77,5% 1,8% Al gusto 20%
(pan)
2. Mezclado
3. Amasado
4. Fermentación – desarrollo
5. División y Formado
Esta es una masa que va en molde, por lo que es necesario engrasarlos (la
mantequilla es lo mejor y más sabroso) y espolvorearlos con harina de centeno
integral; después, se les sacude sobre la mesa de trabajo para eliminar el
sobrante. Para trabajar esta masa, conviene enharinar profusamente la
superficie de trabajo con harina de centeno integral (cosa que ya has hecho
en parte al preparar los moldes), porque es francamente pegajosa. También
ayuda el manipularla con la rasqueta, y es que realmente no hay mucho que
hacerle: sólo dividir en las porciones necesarias, darle un poco de forma
cilíndrica (no es posible darle demasiada tensión porque se rompe), y meterla
rápidamente dentro de los moldes. Hay que llenarlos hasta la mitad, y trabajar
con rapidez pues esta es la única forma de evitar que esta masa se pegue
muchísimo a las manos y te la líe considerablemente. De todas formas, no hay
que agobiarse: si por lo que sea se pega un poco, se remete dentro del molde
y ¡listo! No hay que tener ningún complejo; esto no son baguettes. Espolvorear
las masas, ya en sus moldes, con más harina de centeno integral y ¡a crecer!
6. Fermentación – subida
7. Horneado
8. Enfriado y conservación
Necesitas unas cuantas horas hasta que los sabores se atemperan y se mezclan
para producir una armonía entre el centeno, las nueces y los aromas frutales.
Si al principio te desesperas porque crees que has hecho un roscón salado y
mega denso, ten paciencia y ya verás: cuando este pan está frío y cortado en
rebanadas, el aroma del agua de azahar y la mandarina son sutiles, finos,
aristocráticos. Este pan es DEFINITIVO para un canapé o sandwich con salmón
ahumado o bacalao, anchoas, arenques, pepinillos, rosbif; ¡La experimentación
a veces proporciona placeres inesperados!