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EL CREACIONISMO

Se denomina creacionismo al conjunto de creencias, inspiradas en doctrinas religiosas, según las


cuales el Universo y los seres vivos provienen de actos específicos de creación divina. Por extensión,
el adjetivo de esta teoría se ha aplicado a cualquier opinión o doctrina filosófica o religiosa que
defienda una explicación del origen del mundo basada en uno o más actos de creación por un Dios
personal, como lo hacen, por ejemplo, las religiones. Por ello, igualmente se denomina
creacionismo a los movimientos seudocientíficos y religiosos que militan en contra del hecho
evolutivo
Esta teoría explica sobre el origen del universo, pues se basa en las Sagradas Escrituras
(BIBLIA), por un Dios supremo todopoderoso e inteligente. Las formas de creacionismo
nombradas anteriormente son consideradas formas de “creacionismos anti-evolución” porque
requieren la intervención directa de un creador, además de este tipo de creacionismo, existe el
“creacionismo pro-evolución” expresado en el creacionismo evolutivo y en una postura filosófica
llamada evolución testa; el creacionismo pro-evolución cree en la existencia de un creador y un
propósito, pero sí acepta que los seres vivos se han formado a través de un proceso de evolución
natural. Esta forma de creacionismo no interfiere con la práctica de la ciencia, ni es presentada
como una alternativa al nestorianismo, sino como un complemento filosófico o religioso a la teoría
de la evolución.
Los creacionistas clásicos niegan la teoría de la evolución biológica y, especialmente, lo que se
refiere a la evolución humana, además de las explicaciones científicas sobre el origen de la vida.
Por esto rechazan todas las pruebas científicas (fósiles, geológicas, genéticas, etc.). En el
creacionismo clásico de origen cristiano se hace una interpretación literal de la Biblia y se sostiene
la creación del mundo, los seres vivos y el cataclismo del Diluvio Universal tal como está descrito
en el Génesis, sin pretender concretar de manera científica el origen de las especies.

Tipos de creacionismo
creacionismo científico:
trata de utilizar fundamentos de carácter no religioso a partir
de descubrimientos o conocimientos de disciplinas
pertenecientes a las ciencias naturales, que se presentan
como pruebas científicas contra la teoría de la
evolución.
Sin embargo, a diferencia de las ciencias naturales, en el
denominado “creacionismo científico” no se sigue realmente el método científico y no se producen
hipótesis falsables por observación empírica. Debido a lo anterior, el creacionismo científico no logra
reunir totalmente las características de una teoría científica, por lo que suele calificarse como una
proposición pseudocientífica.
Diseño inteligente:
Otra forma más sutil de este tipo de creacionismo es el diseño inteligente, el cual argumenta que el
modelo científico de la evolución por selección natural es insuficiente para explicar el origen, la
complejidad y la diversidad de la vida y que el universo está perfectamente bien adaptado para las criaturas
vivientes como para que sea por puro azar; y concluyen que es necesaria su creación por intervención
directa de un ser inteligente.
Los defensores del diseño inteligente no toman públicamente un partido explícito sobre la identidad del
o de los creadores o sobre los medios que utilizaron para diseñar y luego crear la vida, pero suelen ser
respaldados por partidarios de la lectura literal de la Biblia. El diseño inteligente se presenta como una
alternativa al neodarwinismo pero, al no formular hipótesis contrastables, no cumple tampoco los
requisitos del método científico y es considerado como otra forma de pseudociencia.
Creacionismo pro-evolución
Por otro lado se encuentra el creacionismo pro-evolución con sus dos vertientes, la evolución teísta
y el creacionismo evolutivo. Según estos postulados, se cree en la existencia de un creador y un propósito,
pero se acepta que los seres vivos se formaron a través de un proceso de evolución natural. Esta forma de
creacionismo no interfiere con la práctica de la ciencia, ni es presentada como una alternativa al
neodarwinismo, sino como un complemento filosófico o religioso a la teoría de la evolución.

Evidencia directa a favor de la Creación


La teoría del Big Bang es la actual explicación científica de nuestros orígenes. Coloca al origen
de nuestro universo en un momento específico en el pasado. Entonces, ya sea que creamos en la
ciencia, en la creación, o en ambas, creemos que vinimos de la nada en un determinado momento
en el pasado. La diferencia es que el Big Bang establece que todo fue creado de la nada sin causa o
propósito. Alternativamente, si creemos en la creación, creemos que todo vino de la nada por la
voluntad de un Creador omnipotente y trascendente que no está limitado por el tiempo y el espacio,
y que fuimos creados por un propósito. Esto explica completamente cómo pudo haberse originado
el diseño aparente y la complejidad.

Cuestión de fe
Creer o no literalmente en la creación del universo y de las especies vivientes por Dios, en solo 6
días hace unos 6.000 años, es una cuestión subjetiva (o de fe) más que científica. Pero las teorías
evolutivas no pueden (ni probablemente
deban) explicar absolutamente todos los
fenómenos y la gran diversidad biológica,
vegetal y animal que existe en el mundo.
Entonces, se nos presentan dos opciones:
todo se trata de una hermosa coincidencia
universal (donde entra la evolución
biológica) o de un acto de creación divino,
que incluso puede ser o no ser, compatible
con las teorias de la evolución biológica de los seres vivos.
Creacionismo y la pelea con el Evolucionismo
El creacionismo ha impulsado un debate teológico, ya que entre los creyentes hay partidarios de
ser fieles a las palabras del Antiguo Testamento y hay otras valoraciones que defienden su sentido
simbólico. Al mismo tiempo, el creacionismo se presenta como una teoría que polemiza con otra
totalmente contraria, el evolucionismo. Las dos posturas representan la visión de la fe frente a la
visión de la ciencia.
La polémica entre creacionistas y evolucionistas comenzó a partir de la obra de Charles Darwin,
quien en el siglo XlX desarrolló su teoría sobre la evolución.
La mayoría de valoraciones científicas consideran que el creacionismo es una pseudociencia, es
decir, un conjunto de afirmaciones que no tienen un fundamento objetivo, sino que se basan
simplemente en unas convicciones religiosas que son contrarias a las pruebas científicas de la
biología, la geología y otras disciplinas.

La Ciencia aceptada
en la Religión
En las filas del creacionismo se ha dado un giro
en sus convicciones, puesto que han incorporado
un criterio científico que pretende avalar sus
tesis: la teoría del diseño inteligente. Esta teoría
defiende la idea de que la complejidad del
universo no puede explicarse como resultado del
azar, sino que necesariamente tuvo que haber un
diseño a partir del cual se organizara el universo
y dicho diseño o plan implica un diseñador, el
cual es identificado con Dios. De esta manera, el
creacionismo considera que es compatible sus
visión del mundo basada en una interpretación
del Génesis con las conclusiones del
evolucionismo.

Los científicos que defienden la teoría del diseño


inteligente consideran que la estructura del ADN
requiere de un proyecto previo y no es razonable
que haya surgido de manera espontánea. Los
críticos con esta teoría consideran que sus
afirmaciones no son falsables, es decir, no es
posible presentar pruebas que demuestren lo contrario. Así, el debate entre creacionismo y evolucionismo
sigue vivo y con posturas contrapuestas.

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