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Introducción

¿Cómo ser docentes hoy y asumir los nuevos desafíos que nos impone la
postmodernidad?
De las prácticas educativas docentes se espera mucho, ya que en el maestro ha caído
la responsabilidad de formar a los ciudadanos que la sociedad demanda, pero la
práctica educativa es una acción muy compleja por diversas situaciones; dentro de las
cuales destacaría la diversidad en las características de mis alumnos, enfocándome en
los modos de aprender, la diversas tareas que tiene que realizar el docente durante un
día de clases, la influencia contextual, las situaciones impredecibles y, por supuesto, la
forma de enseñar del profesor.

En este último aspecto, enfocaré el desarrollo de este texto ya que es muy importante
analizar nuestras prácticas educativas que acontecen en el aula, considerando la
reflexión sobre la práctica como una herramienta de cambio en nuestras concepciones,
en nuestras prácticas rutinarias y lo más importante, en nuestra forma de actuar y
desenvolvernos en el aula al desarrollar los procesos de enseñanza.

Abordando ahora el tema de la profesionalidad, existen dos aspectos claves que


configuran su identidad, ellos son: un determinado cuerpo de conocimientos formales y
una reconocida autonomía del trabajo, los cuales se hallan estrechamente ligados y
exigidos.
Con respecto al conjunto de conocimientos que posee el docente, es importante saber
cómo se genera el mismo y cómo se transmite, y según esto se pueden realizar distintos
enfoques educativos en los que la concepción de autonomía es diversa.

La planeación de actividades es un referente esencial para la práctica educativa, que si


bien no se debe tomar como un guion rígido, si debe ser un eje orientador flexible que
permita tomar decisiones pertinentes, a fin de lograr los propósitos de la tarea educativa.
Son muchos los elementos que sirven de apoyo al quehacer educativo: el plan y
programa de estudio nos proporcionan los enfoques, el currículo, las competencias, los
aprendizajes esperados, los temas de reflexión, y algunas posibles actividades que
deben implementarse en cada grado y en determinado periodo; los libros de texto y las
bibliotecas de la institución son apoyo para los jóvenes y que sirven para ejercitar lo
aprendido y/o como fuentes de consulta; el trabajo colaborativo es hoy en día una de
las mejores formas de sacar adelante un trabajo y al mismo tiempo se aprende de los
compañeros, por lo que siempre debe tomarse en cuenta actividades que lo involucren;
la selección de información es importante, pues así podemos prever lo que realmente
nos puede servir para lograr los aprendizajes esperados que buscamos, dejando de lado
lo que solo podría causar confusiones y retrasos en el aprendizaje; los videos,
proyecciones, audios, presentaciones, interactivos, en fin todo lo referente a las TIC son
recursos que muchas veces ayudan a captar mejor la atención de los alumnos, pues los
motivan al auto aprendizaje; por lo general un maestro sale del aula pensando en lo que
logro y lo que no logro con sus alumnos, hace reflexión sobre lo acontecido durante la
jornada escolar, evalúa lo que fue funcional y trata de pensar que actividades que serían
útiles para los alumnos que no lograron los propósitos del día, por lo que dicha reflexión
se convierte en un elemento más de la práctica educativa y podría decirse que la más
importante.

Por tanto, la práctica docente se concibe como el conjunto de situaciones dentro del
aula, que configuran el quehacer del profesor y de los alumnos, en función de
determinados objetivos de formación circunscritos al conjunto de actuaciones que
inciden directamente sobre el aprendizaje de los alumnos.

Al respecto, Zabala (2002) señala que el análisis de la práctica educativa debe realizarse
a través de los acontecimientos que resultan de la interacción maestro–alumnos y
alumnos–alumnos. Para ello es necesario considerar a la práctica educativa como una
actividad dinámica, reflexiva, que debe incluir la intervención pedagógica ocurrida antes
y después de los procesos interactivos en el aula. Esto significa que debe abarcar, tanto
los procesos de planeación docente, como los de evaluación de los resultados, por ser
parte inseparable de la actuación docente.

En esta misma línea de ideas, Coll y Solé (2002) señalan que el análisis de la práctica
educativa debe comprender el análisis de la interactividad y de los mecanismos de
influencia educativa, por ejemplo cómo aprenden los alumnos gracias a la ayuda del
profesor.

Analizando mi practica pedagógica

Una situación típica dentro del aula puede servir como ejemplo para ilustrar esta
constante interacción entre el antes, durante y después de la práctica educativa: Como
docente planifico cierta actividad didáctica, entonces me percato de que no resulta
adecuada al contexto de enseñanza, sea porque los alumnos no se sienten motivados
por ella, o porque les resulta demasiado difícil y tomaría más tiempo del planificado;
entonces, actualizo mis sesiones, aplicando las TIC en el proceso de enseñanza ,por
tanto, modifico sus expectativas y metas .

Durante la sesión de aprendizaje presentó el Tema “La Educación Emocional y la


Resolución de Conflictos aplico lo planificado, usando los procesos pedagógicos,
cognitivos y didácticos además de diversas estrategias, técnicas que me permitan llegar
a cada estudiante , utilizando los medios tecnológicos como videos para despertar el
interés y la activación de los saberes previos, mediante el método de casos aplico una
casuística donde genere en el estudiante el conflicto cognitivo y la problematización, en
cada proceso voy evaluando si mis estudiantes están motivados y se genera el propósito
de la sesión.

En la gestión de los aprendizajes voy acompañando a mis estudiantes y puedo observar


que tienen diferentes estilos de aprendizaje, Los estudiantes mostraron mucho interés
por el tema, participaron activamente en el conversatorio. Se organizaron en grupos
para presentar una dramatización sobre los conflictos más frecuentes en su escuela y
comunidad. Es importante mencionar que la mayoría dramatizó problemas sociales,
además fu fueron grabadas y publicadas en la página oficial de la institución al culminar
mi sesión aplico la meta cognición y la evaluación que se ha dado en todo el proceso.

Después que termino mi sesión me doy cuenta que aún existen ciertas debilidades que
se tienen que superar en cuanto a los estilos de aprendizaje, por ello modifico mis
sesiones de acuerdo a las necesidades de los estudiantes y la realidad educativa.

La reflexión en la acción para el docente de educación superior se posicionará como


un diálogo continuo que implica la construcción de una teoría sobre el caso en cuestión,
indagará las descripciones adecuadas en torno a una situación, definirá de manera
interactiva los medios y los fines, y reconstruirá y reevaluará las prácticas que se llevan
a cabo (Schön, 1992).

Donald Schön, difiere la reflexión en la acción y la reflexión sobre la acción, en la


primera nos comenta el autor que es algo difícil de realizar debido a que hay
poco tiempo para pensar y reflexionar, pero para la segunda es desarrollar una
capacidad para tratar de prever ciertos acontecimientos antes de la clase y reflexionar
sobre lo que aconteció para hacer modificaciones y lograr una mejora de lo ya hecho.

Para atender a esta función debo reflexionar sobre lo qué es la práctica educativa y para
entenderlo y explicarlo remitiré a Perales (2006), que también considera a la práctica
pedagógica como una situación compleja porque el docente debe realizar procesos
reflexivos para valorarla, y esto requiere que el maestro modifique, articule y reorganice
sus acciones cotidianas llevando a cabo una transformación en la forma de concebir y
comprender su hacer, haciéndolo complejo.

Esta práctica educativa se dará cuando yo sea capaz de realizar una reflexión acerca
de mi quehacer diario y de lo que surge en el aula, dando pie a la investigación de mi
labor, pudiendo así realizar la investigación-acción durante mi trabajo. Este hecho
resultará adecuado cuando pueda determinar en qué momento me es conveniente
intervenir y poder teorizar sobre ello, observando y analizando desde adentro mi labor
educativa.

La formación de competencias docentes a nivel superior es un requisito fundamental


para mejorar los aprendizajes de los estudiantes, debido a que la acción pedagógica no
responde a un hacer “intuitivo”, sino a un cuerpo de conocimientos teóricos y prácticos
cada vez más definidos en la literatura especializada. Muchos docentes al iniciar los
cursos de formación reconocen que su acción pedagógica nace fundamentalmente de
la experiencia y de sus modelos previos, sin embargo esto no implica que durante el
tiempo ellos no hayan desarrollado conocimientos pedagógicos del contenido que
enseñan (Shulman 1985, en Francis, 2005), por lo contrario, muchos de los elementos
que sustentan su quehacer nace de construcciones a partir de su experiencia como
docentes.

Por su parte, Zabalza (2009) reconoce que en general existe una alta valoración al
sentido vocacional de la docencia, pero no se puede desconocer su carácter técnico:
“ojalá no perdamos nunca el sentido de la docencia como ‘vocación’ y ‘compromiso
personal’. Ambos forman parte sustantiva del ser docente y formador. Pero no podemos
reducirlo a eso porque significaría que cualquiera puede enseñar con tal de que lo desee
y le guste hacerlo. La tarea de enseñar es una tarea notablemente compleja que
requiere de no poco conocimiento y de variados recursos para poder ejercerla de forma
adecuada”. (p. 9) Porque efectivamente, el docente de educación superior requiere,
además de los saberes disciplinares, conocimientos específicos que le permitan
desarrollar procesos de enseñanza y aprendizaje de calidad.

Conclusiones

La práctica docente, por lo tanto, nos permite desarrollar destrezas, habilidades,


conocimientos académicos y personales, que nos preparan para ejercer el papel de un
buen profesional de la enseñanza y la orientación en los colegio

Que para realizar un buen trabajo es necesario organizarse de manera correcta por
medio de una planificación didáctica ya que nos indica los objetivos y las actividades
que debemos realizar para lograrlos.

Por tal motivo concluyo, que la reflexión de la práctica educativa es necesaria para
establecer vínculos de crecimiento y desarrollo profesional, para los docentes que
interactúan y optan por esta forma de trabajo, debido a que se adquieren experiencias
e ideas innovadoras para llevar a la práctica y al mismo tiempo se replantea
la dinámica de la práctica educativa, consideramos que esta experiencia debería de
renovarse constantemente, ya que nunca se puede dejar de reflexionar, porque se
deberá analizar sobre lo planteado en las reflexiones, generando otra reflexión sobre la
nueva práctica y así sucesivamente.

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