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Universidad Latinoamericana y del Caribe

Coordinación General de Postgrado


Doctorado en Ciencias de la Educación

El Diálogo Institucional

Teun Van Dijk (1979)

Ensayo

Autora: Isabel C. González B.

16/06/12

Van Dijk es un lingüista reconocido por su obra “el discurso como


interacción social”, en el cual plantea un conjunto de categorías para el
abordaje cultural del hombre, desde el análisis de su código de
comunicación. En su texto pretende resaltar el significado del discurso como
hecho social, el cual se caracteriza de acuerdo al contexto cultural, a la
interacción discursiva, la etnicidad y la valoración de género, los cuales
conllevan a clasificar diferentes tipos de discurso.
En un intento de interpretar a Van Dijk, el lenguaje un tipo de diálogo y el
un hecho social, en tanto que es el medio por el cual, los seres humanos
construyen su entorno. Es posible entonces, que muchas de las posibilidades
de mejorar situaciones problemas, de potenciar los recursos o de atender a
necesidades sociales, estén centradas en intervenir la comunicación
humana.
Al desarrollar los diferentes constructos sobre el lenguaje, Van Dikj plantea
entre los diferentes tipos de diálogos, “el diálogo institucional” como una

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forma de comprender las relaciones sociales y la influencia de las
instituciones con respecto a las formas de organización social.
Aun cuando Van Dijk refiere su texto a las instituciones, entendidas éstas
como organizaciones empresariales, es pertinente resaltar que el contexto de
algunas disciplinas, como la educación, la escuela y la familia también son
instituciones que funcionan con la misma lógica de una organización
empresarial. Ambos elementos forman parte del hecho educativo y son los
entes indispensables a tomar en cuenta para cualquier abordaje en la
materia.
Partiendo de que escuela y familia son instituciones, una alternativa para s
su abordaje investigativo, es pues, las categorías de análisis propuestas por
Van Dijk, como son: la referencia personal, la selección léxica, la
construcción gramatical, la toma de turnos y las inferencias
institucionalmente específicas.
Si lleváramos a cabo una investigación a profundidad de cada categoría
en la escuela y familia latinoamericana hasta hace unos pocos años,
posiblemente encontraríamos coincidencias con el lenguaje coercitivo,
impersonalizado y sesgado de autoritarismo. Nuestra cultura, quizá por
razones históricas, nos enseñó a manejarnos en un lenguaje de sumisión a
la autoridad, respeto a la institucionalidad y muy pocas posibilidades de
contradecir a quien representa el poder (maestros/padres).
Es sólo en la última década, por lo menos en Venezuela, que se ha dado
un giro en el discurso y por consiguiente, las formas de organización social
se han transformado. Hoy día, la escuela y la familia han perdido el control
sobre las acciones de los niños y jóvenes. Las instituciones educativas son
cuestionadas por sus acciones, la familia es sancionada por sus formas de
educar y los niños y jóvenes son justificados en sus acciones, abanderados
de derechos y pocos o ningún deber.
En el discurso, el lenguaje se personalizó (referencia personal) hacia los
derechos de los niños y jóvenes, las instancias desarrollaron elementos de

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contenido donde se personalizaba la necesidad de atención y reconocimiento
de los niños y jóvenes, pero a mi parecer, se desatendió el énfasis en los
deberes.
La selección léxica dejó de ser imperativa y se convirtió en un discurso
empático, comprensivo y negociador. Los deberes se presentaron como
opción y alternativa, pero los derechos se expresaron en un léxico de
oportunidades y logros. La selección léxica pareciera indicar que la escuela y
la familia han sido por años los verdugos de los derechos y que es la hora
de arremeter contra ellos.
La construcción gramatical en la que se orienta el discurso institucional
hacia la escuela y la familia, es orientada a atribuirle la responsabilidad plena
y absoluta del fracaso escolar a la escuela, liberando al Estado y sus
políticas, y en el diseño de las mismas, las opciones van dirigidas a recargar
de tareas a los maestros, muy pocas a la familia y casi ninguna a las
instancias del poder ejecutivo.
Finalmente, las inferencias institucionales, están muy vinculadas al
punto anterior, ya que las discusiones sobre la educación insisten en señalar
a la escuela en una muy alta cuota de responsabilidad por el fracaso escolar,
la deserción, la calidad educativa, etc. Muy pocas discusiones resaltan la
responsabilidad de la familia y las políticas socio-económicas en los
resultados de escolaridad de un país.
El ser humano es un ser lingüístico, ya que el lenguaje es el medio por el
cual nos organizamos como sociedad. El lenguaje es un tipo de diálogo, el
diálogo es una modalidad de discurso y éste es el que le da significado y
sentido a las ideas a través de su contenido. De esta manera, se construye la
comunicación humana. La comunicación es un hecho social.

Referencias

Van Dijk, T. (1979). El discurso como interacción social. Argentina: Gedisa.

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