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Tratados que componen el Organon aristotélico

El Organon se compone de cinco tratados:

1) Las categorías: en él se tratan principalmente las diversas clases de objetos que pueden
actuar como sujetos o predicados de una proposición. Contiene la teoría de los
términos, que son clasificados en diez categorías: sustancia, cantidad, cualidad, relación,
lugar, tiempo, situación, haber, obrar y padecer.
2) El De Interpretatione: aquí examina las combinaciones de términos que constituyen
proposiciones, enunciados o asertos. Las proposiciones pueden ser: afirmativas,
negativas y particulares, universales. Para las proposiciones contrarias y contradictorias
es rigurosamente válido el principio de no contradicción, según el cual una de las dos
tiene que ser falsa y la otra verdadera. Esta exigencia da lugar al principio de bivalencia
que expresa lo que los medievales llamaron el tertio excluso: entre opuestos
contradictorios no hay medio.
3) Los primeros analíticos: contiene la teoría aristotélica de la deducción y el desarrollo de
la silogística. Conectado con su teoría de la sustancia, el silogismo establece relaciones
entre las determinaciones de los seres sobre la base de lo que esos seres son
sustancialmente.
4) Los segundos analíticos: trata de las condiciones que deben satisfacer las proposiciones
iniciales de las demostraciones para que haya verdadera ciencia. Contienen, por tanto,
la exposición más sistemática de la teoría aristotélica de la ciencia y la consideración del
método axiomático en su versión clásica. Para que el silogismo concluya
necesariamente, las premisas de donde deriva deben ser necesarias. Y para ser tales
deben ser, en sí mismas, principios verdaderos, absolutamente primeros e inmediatos.
5) Los tópicos: tienen por objeto la dialéctica, que se distingue de la ciencia porque sus
principios no son necesarios sino probables.

La silogística aristotélica

Es esencial en la lógica aristotélica, puesto que su teoría del conocimiento está basada en la
deducción, y la construcción de la silogística es la que vertebra todo el pensamiento deductivo
que Aristóteles enseña con su metodología. Según esta teoría, concluir significa derivar un juicio
a partir de otros dos. Ahora bien, puesto que en la conclusión se afirma un concepto (el
predicado) de otro concepto (el sujeto), es necesario para fundar la predicación, recurrir a un
tercer concepto (el término medio) que vincule lógicamente los dos primeros. Este tercer
concepto debe encontrarse pues, en determinada relación con los dos primeros, relación que
ha de tener lugar en los dos juicios iniciales del silogismo llamados premisas. Una vez fijadas
todas las condiciones, podemos definir ya la deducción como el proceso de pensamiento en
virtud del cual, de dos juicios en los que se encuentra un mismo concepto (el término medio)
en relación con otros dos respectivamente, se descubre el vínculo que puede existir entre
estos dos últimos.

Como puede advertirse, sólo uno de las posibles relaciones de los conceptos ha resultado
decisiva en la construcción de la silogística aristotélica, según sus postulados más generales: la
inclusión de lo particular en lo general. Para esta doctrina siempre se trata de ver cómo un
concepto (el sujeto) puede o no subsumirse en otro (el predicado). La silogística descubre las
formas del pensamiento mediante las cuales, con la ayuda de un concepto intermedio es posible
o imposible subsumir un concepto en otro.
Las dos características que interesan a Aristóteles para su objetivo son: la cantidad, que consiste
en subsumir el sujeto en el predicado según su extensión y permite distinguir entre sí los juicios
universales y los particulares; y la cualidad, por la que se afirma o niega tal subsunción
predicando la compatibilidad o separación de ambos conceptos.

De ahí que se clasifiquen las formas de silogismo en función de la manera como las relaciones
de subsunción de los conceptos hacen posible la subsunción buscada entre el sujeto y predicado
de la conclusión. Tal relación se expresa claramente por el lugar que ocupa el término medio en
ambas premisas que puede estar como predicado de la premisa mayor y como sujeto de la
menor, como predicado en ambas; y como sujeto en una y otra.

Por último, los conceptos son estudiados en relación con los juicios. Así como un juicio
demostrado se deriva de juicios más generales recurriendo a un término medio, así se deduce
también un concepto dado añadiendo a otro más general un carácter específico. Esta derivación
del concepto se llama definición.

Los primeros principios o axiomas según Aristóteles

Son proposiciones indemostrables y anteriores a toda demostración. Son los axiomas que se
distinguen claramente de las definiciones y de las tesis por su evidencia y anterioridad, aunque
definiciones y tesis sean también principios demostrativos. Pero lo que mejor caracteriza a estos
principios lógicos o axiomas, es el hecho de que accedemos a ellos en virtud de una intuición
intelectual.

En la lógica aristotélica, los principios lógicos son independientes de la sensibilidad, por lo que
excluyen cualquier limitación de su validez en sentido empirista o relativista. De esta forma el
principio de no contradicción expresará la imposibilidad de afirmar y negar una cosa al mismo
tiempo y bajo el mismo aspecto.

Más en concreto, la universalidad, la necesidad y la evidencia son las tres propiedades distintivas
de los principios lógicos, y que cualifican, por lo tanto, a los principios de no contradicción, de
identidad, de tercero excluido y de razón suficiente.

Dependiendo de ellos están los llamados principios materiales o próximos que son los principios
peculiares a cada ciencia y que se enuncian, bien la naturaleza de los objetos a los que se aplica
la ciencia y sus demostraciones, bien algunas proposiciones generales destinadas a servir de
punto de partida a las demostraciones. De cualquier forma, autentica ciencia será la que se
funde en los primeros principios de la demostración.

Ello no quiere decir que cada razonamiento tenga que derivarse explícitamente de un principio
evidente, sino que es necesario que la proposición de la que parte la demostración sea
reductible, inmediata o mediatamente a un principio primero evidente, o lo que es lo mismo,
que sea, en última instancia, reducible a axiomas.

La inducción y el establecimiento de los axiomas según Aristóteles

El proceso de la ciencia consiste para Aristóteles en derivar principios menos generales de otros
más generales. La conclusión nunca puede tener el mismo grado de generalidad o mayor que
las premisas. La concepción del conocimiento, según la cual éste no es el producto de una acción
creadora de los sentidos o del entendimiento, sino que éstos se limitan a recibir las formas
sensibles o inteligibles procedentes de los seres e identificarse con ellas, preside, como no podía
ser menor, toda la elaboración de la lógica aristotélica.
Los juicios serán a menudo derivados de premisas más generales y servirán de premisas para
otros juicios a través de silogismos, y así sucesivamente. Pero, finalmente habrá que llegar a
juicios que ya no sean susceptibles de obtenerse de principios de mayor generalidad, que ya no
puedan referirse a término medio alguno, y cuya verdad sea inmediata, indemostrable e
inconcebible e inderivable. Todo lo derivado supone algo a partir de lo que se deriva, toda
demostración supone un fundamento no demostrado a su vez, y toda explicación implica un
primer principio inexplicable.

Todo el proceso apodíctico y explicativo tropieza con la limitación de que no es posible


demostrar los fundamentos últimos de la demostración, no es posible explicar las causas últimas
de la explicación. La ciencia ha de elevarse de los conocimientos singulares a aquellos principios
generales e indemostrables cuya validez se ofrece de forma absoluta e inmediata. Debe buscar
los principios primeros de toda deducción explicativa.

Aristóteles llamó dialéctica a esa investigación de estos principios y en sus Tópicos, deja
planteados sus requisitos fundamentales. La dialéctica no tiene la seguridad apodíctica de la
deducción. Parte de lo singular, dado en la percepción y de las representaciones habituales para
elevarse a lo general, desde donde luego descenderá para explicar y demostrar lo singular. Sigue
entonces el proceso contrario de la deducción, es un proceso inductivo que busca e investiga lo
particular hasta establecer lo general.

Concepto, juicio y razonamiento en la silogística aristotélica

El principio sobre el que se construye el sistema aristotélico de la ciencia, es que si los conceptos
generales (sobre los que Sócrates se preguntaba cómo podían ser probados si no era deduciendo
de lo particular a lo general) son el verdadero ser y por tanto también la causa del acontecer. La
ciencia debe demostrar cómo lo particular, captado por el conocimiento sensorial, se deduce de
lo general, conocido por el concepto. Por otra parte, si lo general es el fundamento a partir del
cual, y en virtud del cual se demuestra lo particular, entonces concebir y demostrar son una y la
misma cosa, a saber, deducir lo particular de lo general.

Los conceptos son estudiados por Aristóteles en relación a los juicios. Así como un juicio
demostrado se deriva de juicios más generales (premisas) recurriendo a un término medio, así
se deduce también un concepto dado añadiendo a otro más general un carácter específico
(definición).

Los silogismos establecen relaciones entre las determinaciones de los seres que serían los
conceptos, que ha divido en diez categorías. Los juicios estarán compuestos de un sujeto y un
predicado, en el que se afirma o se niega algún aspecto de ese sujeto. Este pensamiento puede
ser verdadero o falso. En “De Interpretatione” se examina cuales combinaciones de términos
constituyen proposiciones o juicios. Estos pueden ser negativos o afimativos y particulares o
universales si nos basamos en las dos categorías más importantes cualidad y cantidad
respectivamente.

Un razonamiento es un encadenamiento de juicios o proposiciones que se encadenan entre sí


de manera tal que unas se siguen necesariamente de las otras

La doctrina aristotélica del alma

El “De Anima” aristotélico es un libro de física en el que se trata el alma como una de las cosas
pertenecientes a la naturaleza, y en concreto, al ámbito de la biología. De hecho, la definición
de alma de es la de ser el principio de la vida: los seres vivos se caracterizan por ser seres
animados, frente a nos inanimados. Por otra parte, la vida es la actividad de un cuerpo que se
nutre, crece y se consume por sí mismo.

También define el alma como forma o actualidad de un cuerpo vivo. En concreto dice que el
alma es la entelequia o acto primero de un cuerpo que tiene la vida en potencia. El alma es,
pues, al cuerpo lo que el acto de la visión es al órgano visual. Es la realización final de la capacidad
propia de un cuerpo orgánico. Con ello vienen a concluir que lo que el alma hace es dar forma a
la materia corporal de su ser vivo sin que pueda ser separable de su vitalidad como un ente de
naturaleza distinta y perteneciente a un orden distinto de realidad tal como había postulado
Platón.

Aunque cada ser vivo tiene un solo alma, Aristóteles distingue tres estratos, funciones o
modalidades del alma:

1) La vegetativa: que incluye la potencia nutritiva y reproductiva. Es la única que poseen


las plantas, dándose también en las plantas y en los hombres.
2) La sensitiva, que comprende la sensibilidad y el movimiento y que es propia de los
animales y del hombre, pero de la que carecen las plantas.
3) La racionalidad, que es exclusiva de los seres humanos, los cuales se distinguen
precisamente por tener un alma racional que implica también las otras funciones
sensitivas y vegetativas.

Los seres humanos poseen sensación y también tienen imaginación y memoria. Su facultad
superior es el entendimiento potencial que almacena las impresiones que entran por los
sentidos. En lugar de la reminiscencia de Platón, propone la tabula rasa en la que se graba lo que
el individuo va aprendiendo a partir de su experiencia en el mundo.

Junto a este entendimiento potencial o pasivo Aristóteles plantea el entendimiento agente o


actual más difícil de interpretar, por ser un entendimiento inmortal y por tanto perteneciente a
Dios y que se proyecta sobre el entendimiento pasivo.

La doctrina aristotélica de la abstracción

Un aspecto clave del establecimiento de una ciencia o conocimiento es el momento en el que a


través de una serie de definiciones esenciales acota y delimita cual su campo temático propio.
Cuando se considera desde la lógica, se les denomina conceptos a lo que es conseguido
mediante una definición esencial. La obtención del concepto universal a través de la teoría de la
abstracción. Se parte de entidades particulares y se tiende a quedarse con lo esencial
suprimiendo lo accidental, extraer lo universal eliminando lo particular, agarrar la unidad y la
identidad superando la multiplicidad y la diferencia propia de las cosas particulares y concretas.

La formación de conceptos constituye la primera operación propia del entendimiento. El


referente de un objeto es una esencia y esta es siempre previa al concepto. La segunda
operación en fase deductiva es el juicio y la tercera operación es el razonamiento, un
encadenamiento de juicios, como sucede con el silogismo.

La Física en Aristóteles

Aristóteles parte de una multiplicidad e intenta alcanzar una unidad, y esto lo lleva a cabo
señalando que hay un sentido primordial, preferente. El sentido principal y básico de la physis
es el que hace referencia a los entes físicos, que define como entes que se mueven o cambian
por si mismos (frente a los entes técnicos que solo llegan a ser lo que son en el seno del saber
técnico). El movimiento o cambio de un ente consiste en pasar de la potencia (lo que puede
llegar a ser) al acto.

Por tanto, si los entes naturales estudiados por la física son aquellos entes que por sí mismos se
mueven (pasando de potencia a acto) lo que debe averiguarse son las causas que explican ese
movimiento o cambio. Entonces, los elementos que son la explicación del mundo físico son en
último término las causas del cambio en los seres naturales. Aristóteles concluyó a partir de sus
indagaciones en los seres naturales que las causas del cambio que les es propios son cuatro:

- Causa Material: aquello de lo que está compuesto.


- Causa formal: aquello que hace que sea lo que es.
- Causa eficiente: aquello que lo ha producido o generado.
- Causa final: en la que se realiza plenamente la forma en acto en la que un ente logra el
acto de su forma propia o peculiar.

Si consideramos en conjunto lo que Aristóteles sostuvo sobre los entes naturales, puede decirse
qué de las cuatro causas, la causa principal es la final. El orden mismo del mundo depende de la
causa final, de que cada uno de los seres realice plenamente sus potencialidades cumpliendo así
su fin específico.

La Lógica en Aristóteles

La lógica es la ciencia formal del razonamiento. Es formal porque estudia formas vacías, no es
tan importante el contenido, sino que respete el orden con elementos vacíos que pueden ser
rellenados con materiales diversos. Por otra parte, un razonamiento, es un encadenamiento de
juicios o proposiciones que se conectan entre sí de manera tal que unas se siguen
necesariamente de otras; Aristóteles indago en la forma más básica de razonamiento con el
silogismo: dos proposiciones que actúan como premisas y una tercera que constituye su
conclusión. Aristóteles investigó las distintas clases de silogismos que pueden formarse y expuso
las diferentes leyes que los rigen y organizan.

Además de exponer las leyes de silogismos, la ciencia de la lógica reposa en última instancia en
una serie de axiomas (las bases indemostrables de toda demostración), ellos son los auténticos
principios de la lógica: principio de identidad, de no contradicción, de tercero excluido.

Sobre el alcance epistemológico de la lógica, decir que esta es importante respecto a la


organización final del conocimiento. Y en cuanto al alcance metafísico, la lógica también está
relacionada con las propias entidades que componen el mundo. Por ejemplo, el principio de
identidad define la unidad del ente. Aristóteles postula la existencia de un único universo de
esencias, que lo sostiene todo y es fundamento de mundo en su conjunto.

La lógica de Aristóteles se expone en los cinco tratados que componen su Organon. En las
Categorías (en su vertiente lógica) cada una de las 10, alude a la clase de predicados.

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