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( Introducción
a la psicolo gra
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social
(

( Tomás Ibáñez Gracia (coord.).


( Mercé Botella i Mas
Miquel Doménech i Argemí
(
Joel Feliu i Samuel-Laieunesse
( Luz M. Martínez Martínez
( Cristina Pallí Monguilod
Margot Puial i Llombart
(
Francisco Javier Tirado Serrano
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( $ EDITORIAL UOC

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Cwdlnadot (

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Tomás lbáñez Gracia
E u,:, ,:ir
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Avtores
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llYt / 03 Mercé Botella i Mas
(
i.58 Lictnciada erl Psicología 1rcr la Universidad Autónonn de
lhrcelona'
(
i. l{
Miquel Doménech ¡ Argemi (
en la universidad Autónoma
l)octof en Iilosofía y Letras y profesor titular tle Psicología social
de Barr,elotta.
(
l.'i¿t- .'.)
Jocl Feliu i Sanruel-laieunessc (
t-
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.-.t?-:'I
t \/ea"¿
Doctor cu l,sic<;logía social y piofesor titular en la
universklad Autónor¡¡a de Barcclona.

(
Tom¿ás lbáñcz Gracla
DoctorenPsicologíaycatedfáticodetticologíaSocialenlaUnivesidadAutónomadeB¡¡celona.
(
l-uz M. Martíncz M¡rtínez (
Autónoma de Barcelona'
Doctora en Psicología Social y profesora en la Universidad

('
Crlstltra Pallí Mongutlod
Diseño del libro, de la portada y de la colecciórr: Mauel Audreu LicenciadaenPsicologíaporlaUniversidadAutónomadeB¡¡ceh,rn.MagisterenPsicologíaSmial. (
Primera edición en lengua castellana: junio 200{
Primera reimpresión: septiembre 2009 MarSot Puial I Llombart (
@ Ful¡dació Fer la Ul¡iveBitat Ob€rta de C¡talul¡ya
a Esdocto¡aenPsicologíayprofesoratitulafdehicologfa§ocialenlaUniversidadAutónomade
@ MeIE¿ Bot'elta i Mas,-dd oPítulo lll; Miq.r:l
capituro v; Luz M. Martír¡ez Martír¡ezi cristhu p¡lri iI¡"uí,
Pgrd,§l del capítuto vl; Joel F€tiu i sar¡ruel-trieur¡e5r, det
u<iisú¡od, Jeí;prdü ry, i;ü1fii,üiiT¡t",uu, oa
Barcelona.
(
J¡vier Trado serauo, a. u p.'"it oai6r*,áiy oe rás i,rtrü,icáária . ü ..¡liü,
. fifl.if,ilji'üt3 r, rr y ur
Aragó, 182, 0B0ll Barcrlona Franclsco Javler Tlredo §crrano
Autónoma de Barcelon¡'
(
Doctor en Psicología Social y profesor titular en la Univer¡il¡d
www. editorlaluoc.con¡

Realizaciólr editorial: Eureca Media, SL (


Inrpresiór¡: Gráficas Rey, r SL
ISBN: 84-978&t32-X (
D€És¡to legal B-38.7 7 G?f04

Ninguno.F.rt d€ cstupubliroc'th, irctulto e! aisi"*-¡ar;i y lo


(
drirru, Nedc rc¡ copi.r.til.
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o rcrumirtuta.k nlníuna türrq í i úlrk¿¡r;at
-pr*u aie et*i*o,
químko, mcaúnko,
& los titu/lJrcs üt
Wo, grUceA, ¡otqú,
(rrpEtght. "
r-t4"ü rii,Tl, dutotizilc¡ón csoi¡u (
(
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ir¡d¡ce

r, 1c) l.lditorial tr(X:

(, Índice ,É.,i ,:.t ri 5


(
(
(
Presentación """"""" 13

( [jrancisco Javier'['irado Serrano

(
Capítulo I. El cómo y cl porquó dc h pslcología socl'al ..""""""""" 53
'lt¡más lbáñez Gracia
(
53
( Introducción de Francisco Javier Tirado Serrano..'.'.'.'." "" "'

( 1. ta dimensión social 58

1.1. La separación entre lo social y lo picdogico 6t


( 1.2. El impacto de los estímulos sociales sobre los procesos psicológicos ..-'. 62
1.3. L¿ intersección entre sociologia y picología 65
( 65
1.4. L¿ fusión entre lo social y lo psicológico
( 1.5. [a construcción social de lo psicolqico 66

genealogía de la psicología social .-......"' 68


2. [a
( 2.1. I-os antecedentes: Vico y los signiñcados compartidos 68

2.2.l,zformación de la psicología social en la Europa del slgto xtx """""""' 70


( 70
2.3. El desanollode la psicología sodal en los Btados Unidoe
( 2.4. Los temas fundacionales: insntos sodales, imitaclón, sugatión
y fenóoranoe colectlvoo 7t
( 3. L¡s grender orientactones teórlcas dc la psicología social """""""""' 77
78
( 80
3.2. El sodoconductismo
81
( 3.3. La o¡lentrción psicoanalítlca .-...-......-...
E1
3.4.|^teorh de la Gestalt y el sodcogtiüvlsmo """""""
( 3.5. El sodoconstruccionismo s2
D 4. qré sirve la psicologla socid? 84
( ¿Para
E5
4.1. Lá interftrición en los problemes sodales
(
(
(
(

l¡ltfoducciol! rIial q lililo.ial t,(X: Índice (


e Editorial UOC tt a la psicrrkr¡¡ia

(
4.2. lras aplicaciones dc la psicoltlgía strcial 87 Capítulo ltt. tá interacción social ..........- 139

4.3. El conocimiento cle la realidad social y los efectos Mcrcd lkrtclla i Mas (
del saber Psicosocial ...-... tt8
I¡rtroducción de Francisco Javier Tirado Serrano......... ...-... 139 (
Conclusioncs 90
l. La agresividad ............. -........" 145 (
1.1. Vcrsiones sobre la agresividad .....-....-.." 146
C-apítulo II. La identidad (el selfl 93 1.2.'t'clcvisión y agresividad 156

Margot Puial i Llombart 1..1. Procesos interpretat¡vos .................. ...... 158


1.4. Intcrvenir sobrc el comportamiento agresivo ....-......... 163
Introducción de Francisco Javier Tirado Serrano............. 93
(
2. El altruismo
t. Identidad pertonal e identidad social 9!) 2. 1. Vcrsi«rnes sobre el c«importamiento de ayuda .................'...-..--.......' 166 (
1.1. I-a identidad cosificada y la perspect¡va biológica 102 2.2. Factores que mediatizan el comportamiento de ayuda
"7C
2.3. ¿_(lué puede implicar el itecho de ser receptor de ayuda? 175 (
i 2. i.a- idenridarl "enmascarada" según el psicoanilisis 104
t07 3. La atracción interpersonal 175
2. l.a experiencia de la identidad: ¿quiérr soy yo? .
(
2.7.La dimensión fenomenológica de la identidad 107 3. 1. |actores que me«liatizan la atracción "" 176

3.2. las rclaciones a largo plazo entre hombres y muieres .............""""' 178 (
2.3. Narrativa de sí mismo ll0 3.3. Procesos interpretativos .................. """ 779
(
2.4. Identidad singular e identidad múltiple tt'2
114
Conclusiones ................... ...' " ""' 182
2.5. Diversidad cultural
3. Itlentidad y categorías sociales li5
3.1. Procesos de categorización, comparaciórr Capítulo IV. Naturaleza y organización de las actitu{s5 ......."""" 183

y ciiferenciación social 115 Cristina Pallí Monguilod y Luz M'Martínez Martínez


(
3.2. Preiuicios y discriminación 120
Introducción """""' 183
3.3. tá categoría social del género 122
l. Naturaleza de las actitudes ................ '."""' 188 (
4. I-a presentación del yo y la gestión de impresiones 127
1.1. Concepto ............-..""""" 188
(
4.1. [á estructuración social de la experiencia de identidad ................... 127
1.2. F'ormaciótr de las actitudes ........-..""""" 200
4.2. Gestión de impresiones y presentación del yo 131
1.3. Funciones de las actitudes ..-........-.""""' 2O7
5. Identidad e intera.cción simbólica ........".... 133
1.4. Actitud y comportamiento ............ """"' 212
5.1. Los actores sociales: Ia negociación del significado ......""""' 216 (
2. Cambio de actitudes
de la situación como fuente de identidad 133
11.1. Tecrías condrrctistas y estudios sobre la comunicación (
5.2. la construcción sociohistórica te h identidad 135
""
persuasiva 218

2.2. Teorías funcionales .-.."""" 223 (


Conclusiones 138

(
e lxlitor¡ál UOC lo Ir¡lrotlrretiórr a lJ Ir\i(\,lolilJ \()( lJl ac) [ditorial t,(X: il inriice

2.3. Teorías de la cotlsistcncia 224 4..5. Dx¡llicacioncs dc la influencia 332


2.4. Resistencia a la Pcrsuasi«in 2_r4 4.6. l{clacioncs dc podcr 337

2.5. Releycndo cl camhio: cl énfasis en el control social 235 5. Obediencia a la autoridad 340

3. Hacia una comprensión social de las actitudes ...'........ 2:16 5.1. I.)l expcrimcnto de Stanley Milgram 341

3.1. Las actitudes dcsdc una perspectiva discursiva 241 5.2. lil in«lividu() cn una sociedad burocrática 352
5.3. t,a prisión de Stanford 362
Conclusiones 255
5.4. Ll individuo cn una institución total 368
5.5. Ias grsibilidades de la rcsistencia 370

C-apítulo V. lnfluencia, conformidad y obediencia. Conclusiones 373


I+s paradoias del individuo social 257

Joel Feliu i Samuel-Laieunesse


Capítulo Vl. Grupos, movimientos colectivos
Introducción 257 e instituciones sociales 377

l. El proceso de normalización 266 Miquel l)oméncch i Argemí


1.1. Las normas sociales 266
Introducción de Francisco Javier Tirado Serrano 377
1.2. La creación de normas 274
1.3. Una polémica: ¿qué son las normas sociales? 282 grupos
l. Definición y tipos de ..................... 379
2. Factores sociales en la percepción 287
1.1. El inicio del estudio de los grupos 379
2. l. Percepción y percepción social 288
1.2. Definición y concepto de grupo ........... 382
2.2. Percepción y actitudes 290 1.3. Tipos de grupos ................ 385
2.3. Percepción sociaI y relaciones interpersonales 295
2. Estructura y procesos grupales 388
2.4. Percepción social y relaciones intergrupales: estereotipos 2.1. Estatus y roles 390
y discriminación 307 394
2.2.Lidenzgo
3. Influencia de la mayoría: conformidad 309
2.3. Cohesión 403
3.1. Asch y la presión grupal 310 2.4. Toma de decisiones 404
3.2. Conformidad, conformismo y uniformidad 314 2.5. los procesos de comunicación 408
3.3. Formarse y conformarse 316
3. las relaciones intergrupa.les 410
3.4. Alcance de la influencia de la mayoría 317
3.1. Teoría realista del conflicto ................... 410
4. Influencia de la fninoría: innovación 318
3.2. ta teoría de la identidad social 413
4.1. Mayorías y minorías 319
4. Procesos colectivos e instituciones sociales 415
4.2. Conformidad o conversión ............ 322 418
4.1. Modelos para el estudio de los procesos colectivos
4.3..CaracterÍsticas de la minoría innovadora 326 4.2. lns movimientos sociales 420
4.4. Resistencias a la influencia de la minoría 330
4.3. I"as instituciones sociales ....................... 426
(

O klitorial UOC t2 hrlr(xluccioil a la l)sic('losia !,cial !c, llditorial (JO(: ll


(
Prsqltación

(
4:t2 Presentación
¡rron¡¡566r .f avier'l'i rado Scrrano (
Bibliografía 434
(
Glosario 44.i
(

(
[.a presentación que tiene en sus manos ha sido concebida con dive¡sas fi-
nalidades. En primer lugar, pretende que tenga un acceso comprensivo y glo- (
bal a los contenidos de esta introducción a la picología social. para eso, se
(
hace una presr:ntación gencral de los capítulos y sus contenidos, se describe
su «;rganizar:ión y secuencia, y la relación que se establece entre preguntas y (
conceptos diferentes que aparecen en las p;igirras de los materiales selecciona-
dos. En segundo lugar, y corno consecuencia de lo anterior, se explicita y ar. (
gumenta tanto la lógica de los contenidos como el recorrido conceptual que
ésta implica. Se presenta, así, tanto una propuesta de definición de la discipli-
(
na como una manera de conceptualizarla. En tercer lugar, justifica la elección (
de determinados textos y los posicionamientos teóricos de los que parten. Fi-
nalmente, se proporciona una imagen de coniunto de la obra y de su inserción (
en la totalidad de materias que conforman la psicología social.
cuando sc inicia el estudio de una disciplina científica como la psicología
(
es frecuente maneiar el presupuesto siguiente: ¡la disciplina se ocupa de pro-
(
cesos que tienen que ver esencialmente con el individuo y su psique! pues
bien, la psicología social es una materia que rompe tal asunción. Hay una mul- (
titud de definiciones sobre su obieto de análisis: algunas enfatizan la necesidad
de buscar las causas del comportamiento y del pensamiento de los individuos
(
en situaciones sociales concretas, otras plantean que la materia es la ciencia
(
del conflicto entre el individuo y la sociedad, y también las hay que postulan
que el obieto de la psicología social está en los fenómenos relacionados con la (
ideología y la comunicación.
No obstante, sea cual sea la definición que maneiemos, en todas ellas late una (
preocupación común: mostrar las determinaciones sociales y culturales que tie-
(
nen los fenómenos picológicos. Así, la paicología social aparece como la materia
(

(
(

( l1 hrt¡di¡\n¡r r l.r t,\nr'l,,8rJ r¡ irl

( centro dc ú)terús har¡ sid() trcs fcnómcnos concretos: la a§l(jsividad, elcomporta_


quc estudia cómo k)s pr(,ccsos psicoló¡jico§ y las accioncs, relaci(¡n$, intcracci()-
nes, etc. de nucstra vida cotidiana se ticnen que conccbir y analizar dcntro dc k's
miento proso(ial o altruisrlro y la atracción ¡nterpcrsonal.
( [¿s actitudcs y su cambio constituyen uno de los temas más clásicos de la psi-
marcos sociales y culturalcs cn los que siemprc sc dan. Es decir, la PsicoloSía locial
cología suial. ¿ltrr qué razón? Porque la actitud es una nrxiri¡r que permite a
se constituye como un corpusdc saber, que proporciona una dimensii)n soctrul-
csta disciplina cstudiar y actuar sobre la relación quc se establecc cntre nuestro
tural a todos estos fcn(tmenos que consideramos habitualmente psiroló8ic('s, in-
comportamicnto, los valorcs culturalmente dominantcs y el ortlcn social. Ls dc-
dividuales e intraPsíquicos.
cir, cs un caminr) acldrar la relación que hay entre el aspccto social y el as-
( [á conceptualización quc se ha hecho de cada uno de estos dos términos, cl Rara
plcto psicológico.ll)e esta mancra, en toda introducción a la psicología sociat
tipo de relación (de exterioridad o interioridad) que se ha establecido entre ellos,
ticne que estar presente un apartado dedicado a revisar ampliamcnte los tipos de
( el enfoque metodoló8ico escogido para atralizarla y el valor de inseparabilidad o
análisis quesc han llcvado a cakl sobrc lasactitudes, mostrar los mecanismos que
difereocia que se ha conferido a la relación entre la persona y sus circunstan(ia\
( explican la formación, y expl¡citar el papel que tienen los procesos de compara-
socioculturales determinan tanto la historia como las diversas orie¡ltacioncs teó-
ción soc¡al y l()s lldmadr)\ grupo¡ de referencia cn la constitución de nuestras
ricas que posee Ia psicologÍa social como corpus de conocimiento cientifico.
¡dear, pcnsamicrrtos y cre'enciar. I
De la problemática anterior deriva otro de los Srandes eies definitorios de la
Si bien el tema de las actitudes tiene la virtud de poner de relieve el enorme
I disciplina. Nos referimos al tema de la identidad. La forma como se defina el yo
pcso que el contexto soc!al cierce en la f(,rmación de rruestro pensamiento, tam,
es deterrninante y fundamctrtal para el tipo de discurso quc posteriormcnte se
bién tiene la calidad de piantear una de las preguntas más inquietantes y típicas
( elabore sobre la relación entreel individuo y los contextos socioculturales en los
de la ps¡ctología social: ¿cómo es posible que los individuos sean capaces de ha,
( que vive. Asi, la psicoloSía soc¡al ha criticado y ha rcchazado tanto las nocioncs
cer acciones quc contradicen sus creencias o pcnsarnientos? El intento de res-
individualistas det yo, como las Puramente sociológicas. Ambas son excesiva- ponder a esta cuestión define otfa de las dimen§ones básicas en la disciplina.
mente reduccionistas y no permiten aclarar el tipo de influencia que el aspecto Nos referimos al estudio de los mecanismos quc hacen posible Ia conformidad,
social elerce sobre et aspecto psicoló8ico. Para Paliar estas carencias, Ia psicolo- la influencia social y la obediencia a la autoridad. Durante muchos años, estos
( gía sociat reivindica una noción psicosocial de la identidad que recoge algunos estudios han planteado modelos que explican la concordancia posible o nula
aspectos de las definiciones anteriores, pero los enriquece con el estudio de Ia
( entre nuestros valores o creencias y nuestras conductas sociales, nuestras actitu-
conexión misma que se da entre individuos y contextos soc¡ales. De esta mane- des de sumisión y las razones de obediencia en situaciones que exhitren la pre-
ra, el análisis de las implicaciones que tiene el uso de cateSorias sociales y de sencia clara y manifiesta de alguna fuente de autoridad.
procesos de cateSorizaciÓn en la construcción de identidad social y en la forma- Finalmente, los estudios sobre conformidad, influencia y obediencia rem¡ten
ción de estereotipos y comportamientos de discriminación adquiere relevancia a la relación que se establece entre el comportamiento individual y nuestra per-
notable en la disciplina. tenencia a determinados grupos y la posible participación en fenómenos colec-
ta identidad es un tema que Iemite inmediatamente a otro: la interacción sG tivos e instituciones sociales. La psicología social no es una disciplina aiena a
cial. Élta es una temática tan fundamental que para muchos autores constituye la este tipo de procesos, sino todo lo contrario, ya que entre sus principales obie-
propia deñnición de la disciplina; e5 decir, la psicologia se vuelve social cuando se tivos figu¡a la dilucidación de esta relación y la explicación de Ia producción de
enftenta al análisis de ta interacción humana. En enfoqu6 recientes, la interacción fenómenos grupales y colectivos.
simbólica y los aspectos comunicacbnales son el núcleo duro que define el obieto En definitiva, la psicología social eJ una materia que proporciona recursos
social. Aquí, no obstante, revisalemos las inves- metodológicos e interpretativos que muestran la íntima relación que se esta-
y el úopio sentido de ta P6imloSía
tigaciones tradicionales que ta diJciptina ha dedicado a la temática, en las cuales el blece entre procesos sociales y fenómenos psicológicos. Como deia patente la
I

(
l(, lllt()d(¡ecióll ¿ la §(f,ial O Editorial (l0C t7 l)fese0tacióil
o t:ditor¡al (rOC

como los prcl- Estos recogen las principales dirncnsiones definitorias de la disciplina que
lectura de los capítulos, esta relación se establece en fenómenos
(
cesos de normalización, los grupos de referencia,
el papel del significado cn hemos menci«urado anteriormente. [:l primero define y caracteriza la psicolo-
gía social; cn csta dcfinición se revisan los temas principales de la disciplina y
nuestraacciónsocial,lainfluenciaylaconformitlad,etc.Asuvez,estosCc)no- (
socioculturales las diversas oricntaciones teóricas que aparecen en su historia. El segundo sé
cimientos, en tanto que enfatizan la relevancia de los marcos
a la que centra exclusivamente en la problemática de la identidad y su objetivo princi- (
en el desarrollo psicológico, ofrecen una dimensión complementaria
pal consistc en proporcionar una c«-lnccptualización psicosocial de ésta. El ter-
se desarrolla en otras parcelas «le ta psicología' Pero,
además' son el botón de
más a la psicología
cer capítulo trata de las relaciones interpersonales y lo hace centrándose en
muestra de la interdisciplinariedad que cada día caracteriza
aquellos aspectos que la psicología social ha estudiado tradicionalmente: la
social.Así,enlosenfoquesmásrecientesquesedesarrollanenladisciplina, agresión, el altruismo y la abstracción. Ill cuarto está «ledicado a la organiza-
la sociología, ta filo-
los elementos que pertenecen al ámbito de la lingüística,
ción y el cambio de actitudes. Revisa las aportaciones más clásicas de este ám-
e importantes' (
sofía, la antropología o la historia son cada vez más frecuentes bito de trabaio y las críticas y definiciones más recientes sobre la noción de
Elplanteamicntoquehacelapsicologíasocialdelarelaciónentrelosocialy actitud. El quinto describe los dispositivos de influencia, conformidad y obe-
definen' también (
lo psicológico, y las climensiones e interrogantes clave que la diencia. El último hace un repaso dc las definiciones de grupo, analiza los
al conte-
permite enfrentarse, desde una perspectiva diferente y enriquecedora, principales fenómenos y procesos grupales y cliscrimina entre procesos colec- (
omnipresentes en
niilo de muchas cuestiones, temáticas e interrogantes que son tivos, movimientos sociales e instituci«t¡tes sociales.
intelectuales' Nos refe- (
nuestra actualidacl y arriman muchos debates y reflexiones una vez explicitada la estructura de esta introducción conviene hacer una
rimosaproblemáticascomolaviolencia-yaseaindividual,intergrupalointragru. aclaración. constituiría un error leer los seis capítulos en clave de progreso acu-
la constitución de
(
pal-, la influencia de las minorías ante el papel de las mayorías' mulativo de conocimiento psicosocial -es decir, no hay una relación de impli-
nuevasidentidadesgrupatesynacionales,latliscriminaciónylaxenofobia,el cación y necesidad entre los diferentes capítulos- ya que, como sucede con
ciertos movimientos
cambio de actitudes políticas y culturales, o la aparición de muchas otras ciencias sociales, la psicología social considera imposible estable-
sociales. cer principios o leyes generales unificadas del comportamiento social que deri-
Probablemente, la disciplina, los contenidos apuntados
y Sus posibilidades varían de un proceso extenso de acumulación de resultados y teorías. Entre los
(
tienen con el amplio
constituyen el primer contacto que muchos de los lectores seiscapítulos hay una secuencia lógica de preguntas y planteamientos concep-
contenido de los capí-
campo de la psicología social. Si tenemos esto en cuenta, el tuales y metodológicos compartidos. Sin embargo, no se tiene que suponer, por (
pretende consti-
tulosha sido diseñado con un doble propósito' En primer lugar' eiemplo, que los estudios sobre influencia que aparecen explicados en el capítulo v

tuirseenunaintroducciónágilalcampomencionado,recoserSuemergenciacomo son una derivación necesaria y requieren, para su inteligibilidad, todas las conside- (
temáticas y trabaios
corpus de análisis científico y extender sus explicaciones hasta raciones hechas sobre el tema de la identiciad, monogáfico del capítulo II. A veces,
aparecer como
que se desarrollan en nuestros días. Y, en segundo lugar' pretende entre los diferentes temas se creará una relación histórica y cronológica, pero en la
y pensamiento que estaría mayoría de los casos se üene que considerar que las temáticas tratadas tienen desa-
presentación y preámbulo de un itinerario de formación (
constituidoporotrasmateriasdelcampodelapsicologíasocialcomopuedenser rollos paralelos, sin duda interconectados conceptualmente, pero con evoluciones
Ia psicología de los grupos y los movimientos sociales,
la psicología de las organi- que tienen cierta independencia. (
zaciones, la psicología de las relaciones de autoridad
y poder o la psicología del Hecha esta aclaración, aconseiamos, no obstante, una lectura secuencial
D que respete el orden establecido en los materiales. Este orden responde (
comportamientocolectivo. a una
sus manos se organiza a presentación de la materia que empieza planteando cuestiones generales
t¿ introducción a la psicologÍa social que tiene en e in- (
troductorias, para más tarde exponer ¡nterrogantes y respuestas particulares y
parür de seis bloques o caPítulos.
(

(
I ItJ
E Eüilo¡¡¡l uoc
( normas, pautas de conducta, intcrrogantes, scntimientos, grst(,s dcviolercia, r¡tua-
la
una intKxlucciÓn a P\i'o-
los seis capítul<¡s nos ofrecen les e ¡nteraccioncs que c()rnlrcnen nucstra v¡da cotidiana.'fda aquella masa de
detalladas. i,s decir' temáticas
( generalcs y culmina con
tun'¡Ot'ut¡ont'
logía social que
partc ¿" sentimicntos, condudas, dudas, n¡mios rituale§, ctc. constituyen un con¡unto de
concretas de datos, un material, que habitualmente cae fuera del ¡nterés de la ps¡cología, más
mediante la lcctura
que se quieren alcanzar
l,os obietivos fundamentales centrada en el análisis y de,cripdón de procesos cognitivos c in¡livi¡luales. y suele
( puntos siguientes:
pueden resumir en los también ser rehuida por la soliologÍa, más preocupada pqr form;u generales de or-
".,;;r;;. psi- ganización, reproducción institucional y amptios dispositivos de estructuración y
( de los procesos
social' cultural e histórica
- Comprender la naturalez¿ control yxiales. llue! bien, este coniunto de datos da forma al obieto de estudio de

( cológicos entender y ana- la psicología social: sin duda, a esta le ¡nteresan muchos de los aspectos analizados
hertamientas conccP*":"' que permitan
concePtuales
- Maneiar ciertas I:^::^;^;"lpio
constituido
complelo cons
por la sociología o la psicoktgía, pero su centro principal de interés es la cotidiani-
como uo acontecimiento
( lizar la realidad cotidiana dad de los individuos en el sentido de que es una dimensión determinada por fac-
por [enómenos lsic"t*oll],...,,,- .ocialmente fenómenos psicotó8icos tores sociales, culturdles e hi5tór¡cos.
comDrendcr cómt) §c conslituvct ¿. .o.t io. Es deci¡,la psicología social se interesa por cómo nuestros pensa¡nientos,
::r:"r;;;¡r¡.ur
.omo lu identidad o la5 ac sentimientos y conductas están influidos y determinados por otras personas y
.on.retos
( de ras,-",:.J::::T::TjlTl,',"1",n,,u.n.,u,
il;;;;;il;,., "spectos
la relevancia que
por ciertos contextos s(rciales. Esta influencia se puede producir mediantcr inte-

( Entender y valorar y relaciones so- raccionescara a cara en las que dos personas se influyen mutuamente, mediante
la hora de exPlicar acciones
lr"i"t.,á* , ;*iencia a
una interacción no directa, como la que se da entre los políticos y sus votantes,
;i";.;;á*-":.:'-l::'^;::.T§[T,:;fi
conce
]:lldib,espara y mediante, ¡ncluso, interacciones que no son mutuas, que se dan en una sola
Di§Doner de las herramientas dirección, como ocurre, por eiemplo, en el caso de la publici¡lad.
Io,lp,"na., ro, rtnómenos
grupales v<r'j;jlllt;,
oo.,o,,^d, y también Obviamente, e[ interés por la ¡nfluencia que unos eiercemos sob¡e ]os otros
de la pslcon
Tener una visión global no es un tema nuevo, y gran parte de las preocupaciones que tiene hoy en día
( disciplinas sociales v humanas'
;;;;;.i;.* .* la psicología social han sido obieto de reflexión durante muchos siglos. La filo-
'ras
( en seis capítulos que sofía griega, por e¡emplo, plantea ya que el hombre es un animal político, de-
a la psicoloSía social está estructurada
Esta introducción terminado por la acción que sobre él ejerce su ciudad y sus conciudadanos, pero
aiui* tu ,nut.tiu otras tantas partes fundamentales'
todas estas especulaciones cobran un aspecto riguroso y sistemático con la cons_
"n
titución de la psicología social como disciptina científica. Hiia al mismo ti€mpo
de la tradición psicológica y la sociológica, sus primeros textos aparecen en 190g.
Una vez ha pasado el primer cuarto del siglo xx, se dará el proceso definitivo de
Contenldos básicos constitución como disciplina científica, que coincide, en buena medida, con la
Segunda Guerra Mundial y et coniunto de problemas que esta planteó: la nece_

pslcoloSía social sidad de propaganda bélica, el tema de la difusión de rumores y su efecto en la


la
C,apítulo l. El cómo y Gl porqué de población, el liderazgo, la sumisión, la posibilidad de los campos de exterminio,
los conflictos raciales, etc.
fácil' pues como'Ya he-
social no es una tare¡
Definir Y caracterizar la Psicologia En el capítulo l, que consta de cuatro apartados, precisamente se recogen las

,#:";;;,üunoiurtituaaJi'nnffi::ff
por interesan €
":'*l;jl,:ffi
I*X cuestiones principales relacionadas con la emergencia y constitución de la psi-

obstante, todas ellas se


(
io [ditor¡¿l l,(X 2l
20 l! rtro(lu(ci(itl a la l)§icologia s({ial ['reselttación
.o tditorial (r(iC

Valc la pcna mcncionar quc para muchos autorcs cl pr«xeso de instituciona_


cie ntífica y se revisan krs te tnas básicos tlc la ma-
cología social comtl disciplina lizaci(ln «Ie la disciplina cs tan importantc como su historia. y estc procescl (
está
teria,lasdiversasoricntacionesteóricasquecaracteriza¡rsul-rist<-¡ria,algunas marcadt¡ por las preguntas quc ésta ha intentact«l respondcr en cada momento.
hechas para la comprensión dc la realidad social y (
aportaci«rnes fundamentales a la dimcn-
Así, scñalan que sc pueclcn establecer tres grandes periotlos. Llprimero en su
han prop<'ircionado progresivamentc
la relevancia que sus enfoques institucionalización sc caracte¡iza por una visión cle la socie«lad como una rea-
siónsimbólica<lelosproccsospsicosociales.Suobietivoprincipalesdeiarcons. cs lidad homo¡;ónea, visiírn que qucrla planteacra en ra pregunta fundamental:
existente entre la persona y sus circunstancias'
tancia cle la inseparabilidad ¿quó nos mantiene unidos en el orden social establecido? [s el momento en el
y el aspecto social'
decir, entre el aspecto psicológico que la disciplina llega a las universidades. un segundo pcriodo arranca de la
que abre el capítulo es de carácter introductorio
En este sentido, et apartado americanización de la psicología y la pregunta fundamental es: (
¿qué nos integra
yseiniciaConunarenexiongencralstlbret<rdasestascuestionesydespuésplan.y to en el orden establccido? se parte de la necesidad de adaptar et indivicluo al or-
entre lo que dent>minamos psicológico (
tea en toda su amplitud la relación dcn social imperante. [.as tres áreas más estutliadas en este periodo son: los pe-
personas na-
el sentitlo común acepta que las
que denominamos social. Si bien queños gru[ros, las actitudes y ra reración entre cultura y personarida<i. ta (
CenConunasCaracterísticasquelastlefinenparaelrestoc]esuvi<la,lapsicología manera de tratarlas y sus contenidos reflejan el sesgo teórico hacia el inciividua-
s,ocialseopolreaestaatirmaciónyreconocequelascir(lunstanciassocialestie- lism«l y el psicologisrno. Es el üromento de máxima expansión acaclémica y cie
manera de pensar y ser'
nen urt peso decisivo cn nuestr2' aparición de los profesi<lnales que o[)eran al margen de las universidades. tJn
a pesar de sus difere¡rcias
precisamente, cl apartado muestra que las personas, tercer peri«jo se caracteriza por la pregunta siguiente
(
amplio de característica§ comunes según
su ¿qué nos libera clel orden
idiosincráticas, tienen un coniunto social establecido? comporta ya un cuestionamiento del orden social. Los pos-
(
pertenenciaelasdiferentescomunida<lesqueconstituyennuestfarealidadso.
varían tulados de este nuevo periodo serían los siguientes: a) la visión de la realidad so-
que nuestras creencias y conductas
ciar. De ra misma manera, se reconoce Es cial como una construcción histórica, como un producto de la acción humana;
que imperan en cada una de estas comunidades'
según los usos y costumbres h) el enfoque conflictivo del orden social, y c) el papel político de la psicología
decir,porurrlado,tenemoslaconstataciónrleladiferenciaciónsocialdentro.le social. Estamos en un momento en el cual la psicología social se constilrrye (

unasocieclady,porel¡¡1¡6r,hextensavariabilida«l.Jeculturasquepodemosde- como herramienta de critica social.


finir.Estassituacionesconstituyendatosquehablandelainseparabilidadqueen- La anterior revisión histórica concluye formulando un corolario: la psicolo-
de otra maneta'
hay entre Ia personay sus circunstancias sociales' O' dicho
gía social, desde su nacimiento, presenta dos grandes orientaciones diferencia- (
social'
tre Io psicológico y Io que consideramos el das. Por una parte, la psicología social psicológica (pSp), centrada en el
que hay en torno a la tensiÓn entre
Una vez planteado el debate general individuo y en los determinantes innatos de las conductas sociales y, por la otra, (
aspectopsicológicoyelaspectosocialyalgunasposiblesconceptualizacionesde Ia la psicología social sociológica (pSS), más preocupada por las grandes colectivi-
revisa cómo se ha formado históricamente (
esta relación, el segundo apartado dades humanas y por los determinantes culturales de las conductas menciona-
psicologiasocialcomocorpllsrlesabercientíficoquees'conunobietodeestu- das. La diferenciaentre ambas corrientes es importante: la primera orientación
EI tema parte del trabaio de
filóso (
rlio determinado y unas metodologías propias' toma los fenómenos sociales y los individuos como unidad de análisis y estudia
foscomciVico,elcualpostulóquelassoci«ladestienentantounadimensión la conducta social y el impacto de estímuios sociales en los procesos psicológi-
y cambian según una dimensión temporal-
histórica -se constituyen, evolucionan cos. Para ésta, el aspecto social y el aspecto psicológico son dos realidades o va-
Comouncarácterconstrui$o_esdecir,sonproduclosdelaacciónhumana.Acon. y riables con una relación de exterioridad, ya que se relacionan, p€ro no son (
xtx
psicologÍa social en Europa en el siglo
tinuaciórr, se revisa la forÁación de Ia exactamente la rnisma cosa, y es posible establecer dónde empieza una y dónde
(
sudesarrolloenEstadosUnidosenelsigloxx.rinalmente,seanalizasuplenacons. acaba la otra. [a segunda orientación define la interaccón entre los individuos y
de otios saberes sociales'
titución como disciplina científica diferenciada
(

(
llltr(xlueciólt u l¡ l':rtt,lt'Bi¿ rt'eial ,c/ t-(lil()rial tl(X: ?,t
22 Pres€lltaciótl
O Editorial (tO(:

como unidad de su trahaio' y cstudia'


stl- f<¡rrna a la primera, cr capítulo t insistc cn ra dificurtati quc hay
a ra hora de
la dimcnsi(ln social que la caracteriza
vida corectiva y su impacto cn la dctcrminaciírn
tlistinguir lo quc llamam's soci¿¡r de ro que denominamos
bre todo, las caractcrísticas cre la ¡r.sicur«igico, y apun-
ta hacia la nccesidacl cle considerar estos dos aspectos como consustanciales.
socialdelaspcrstlnas.l)aracstatlrientación,elintlividuoesunagcntcintcrprc- a La psicología social asume que los fenómenos sociales son una
tativoqucprocluceyreprotlucesurealidadsocialmediantesusinteraccioncsctr. realidad his_
significado que se generan cn
éstas tórica en la quc llama la atención er profundo carácter cambiante r¡ue posee.
tidianas. r,a dimensión simbólica y er
entender la relación entre el aspccto
psicolí t'll hccho cle afirmar que son una realidad histórica significa asumir
aparecen como claves básicas para que no
sin costuras' entre hay acontecimicntos sociales válidr¡s para todas las socie«lades, culturas
gi.o y.t social. E'stas entidades son un tipo dc teiido
aspecto o
los Iími-
las cuales se da una relación de
interioridaci, y es imposibte de discernir pucblos, sino que dcpenden de un momento temporal concreto y
marcos rJe
otra' significado específicos.
tes de una Y los de la
es posible definir orientaciones
teó- [)e la misma manera, er conoci¡niento producido sobre esta rear¡dad
A su vez, dentro de cada gran corriente es his-
tóric. y provisional, por ro que a ro rargo der capíturo se insiste en ra necesi-
ricasdiferentes:así,elapartadorevisaorientacionescomoelinteraccionismo
dad de tener prudencia a la hora «Ie conceder a los conocimientos instituidos
simbólictl,elsocioconductismo,laorientaciónpsicoanalítica'lateoría«lela
el carácter de verdades definitivas. La psicorogía sociar también produce
Gestalt,elsociocognitivismoyelsocioconstruccionismo.Sibienesciertoquepsi- un
la
hacen más compleio el panorama de conocimiento que depende de un contexto específico y un momento histó-
una multitud de escuelas como éstas
enriquecen y lo aproximan a la compleiiclad rico concreto, y pensar lo contrario nos llevaría a esencializar los fenómenos
cología social, también lo es que lo
denuestrarealidadsocialyvidacotirliana.Comoocutreconlamayoríadecien- sociales y las propie«Iades metodorógicas de ra disciprina: por eiempro,
podría-
ciassociales,cadaunadeestasorientacionesdefineconciertaspeculiaridades mos cometef el error de pensar que hay unas características básicas y
comunes
psicología social, attancan de una crítica
a
distintivas el obieto de análisis de la para todo grupo humano; o que hay una identidad social general para
los
tenemos que suponer que son un efec-
otras orientaciones y de ninguna manera micmbros de todo un gran corectivo; o que las relaciones de género tienen
un
ya que, como se aprecia al leer el capí- valor universal y transcultural.
to de la acumuración de conocimientos,
el eiercicio de devolver a los orígenes
tulo, cada una de estas orientaciones hace
a Del capítulo se desprenden dos preguntas fundamentales. si afirmamos
que
de la disciplina y reinterpretar su historia' el aspecto social y el aspecto psicológico son inseparables, se tiene que
resol-
de
El cuarto apartado cierra esta
panorámica general' plantea el interrogante ver el interrogante sobre cómo se constituye esta inseparabilidad y
cómo po-
y repasa algunas aplicaciones que se han
la aplicabilidad de Ia psicología social demos tratar y analizar tal constitución.
grupos, la cohesión grupal, la persuasión
hecho en el terreno del conflicto entre
o las relaciones interpersonales'
Elcapítulolconstituyeunavisióngeneraldelapsicologíasocial,presenta- Capítulo II. I¡ identidad (et selfl
posterior más amplia y pro-
ción que opera como marco para una exposición
principales que se desprenden de
funda de ciertas temáticas. Las conclusiones Uno de los recursos que ha utilizado la psicología social para responder
a las pre-
esta primeta unidad son las siguientes: guntas anteriores ha sido la identidad social. Nuestra vida
cotidiana transcurre en
una interacción permanente con otras penonas y en un continuo
.LapsicoloSíasocialesunadisciplinaqueponeelénfasisenladeterminación transitu por di-
la idea sobrada- versos contextos sociales. En estos context$, tenemos que
dá los fenómenos psicológicos' Ante
yconstitución social
obedecer órdenes y res-
petar códigos, se tienen que coordinar tareas, discutir,
psicológica es más básica y fundamen- intercambiar puntos de vista,
mente Seneralizada de que la realidad
opinar, callar, etc. Y en este tráfico experimentamos un doble
tal que la social y que, por lo tanto, esta
última se limita a proporcionar cierta senümiento: nos sen_
(
Irttrtxl¡ccitltl a ld |ri(()l('8ia s(f,ial !c-,Ud¡(uial t,(X: 25
z4 ['ruserrtaciólr
-c) tditorial (J()(:

taria y gcnótica, nricntras quc la scgunda se basa en cl análisis dcl inconsciente


timostliterentcsclcltlstltrtrsyalmismotiempoigualcs.Ntlssr:¡rtimtls¡rt«iximosa (
es la y cn cl cstudio tlel inrpacto quc las relaciones afectivas han deiado en nuestra
algunas personas y aienos a otras' Este scntimiento del yo' dc idi«lsirtcrasia'
de prtlximidad ctln algunas personas mancra dc scntir y actuar a ln largo de nucstro desarrollo evolutivo.
identidacl in<Jividual. Peroel otro sentimiento (
de irJentidatl grupal <l colectiva' [a rcla- l,as dos perspectivas comparten un propósito: busiar en la idcntidaci un
también es importante, cunstituye un tipo nú-
cleo natural, diferenciado y propio. Pero esta investigación se nos presen ta ialaz (
ciónentreambossentimientoshageneracloenlapsicologíasocialuncotriuntodc
indivi«Juat o c<-¡lcctiva? por dtls razoncs: a) cs enorme e inevitahle la canti«lacl de procesos ric i¡rfluencia
preguntas importantes: ¿qué entendemos por identidad
se puc<le hablar y relaciones sociales en las cuales cl yo está inmerso y se pone de manifiesto, y (
hay entregtas? ¿una determina la otra? ¿Realmente
¿QJ¿ r"tucion
a los otros para Pensarme a mí mismo?'li> b) es imposible conocer suidentidad más allá de su intermediación lingüística.
de una identiciad indivitlual? ¿Necesito
la temática de la iclentidad en una de las di- [,] lenguaie trar]smite formas culturales, patrones históric«_ls y códigos socia-
das estas cuestiones han convertido
les. [',sto implica que cada r-/ez que hablamos tle la iclentidatl o la analizamos
mensiones <Jefinitorias de la disciplina' (
científicamente proyectamos en ésta, mctliantc el lenguaie que utilizamos, una
EnestadimensiÓntienenunpapelimportanteColrceptoscomoelrJecutegoríu
manera concreta dr: entenderla y valorarla. l)or lo tanto, siempre que estutlia- (
social,estereotiptl,prejuicioycotnportamientodetliscnntitttlción.Unadelasconclu.
mos la identidad reproducimos en su definición una tlcterminada matriz icleo-
sionesmásirnportantesquehaestableci<loladisciplinatienequeverconelhe.
lógica y social. De esta ¡nanera, s¡ hacr: rnuy tJifÍcil rJistinguir entre una
chrl<Jequelacates()ríagrupal['roporcionaunaitlentida<loptlsit:iÓnsocialy,al
de petcepción de la realidad' E'n esta identidad social y una itlenti«Jad individual, ya que ambas son realidades cons-
misrno tiempo, funciona como perspectiva
un proceso de comparación so- tituidas mutuamente mediante el aspecto social, el cultural y el i<leológico. Ade-
percepción parece que haya siempre implícito
proceso donde emerge la identidad más, ambas son deud<¡ras del lenguaje que utilizamos al referirnos a cualquiera (
cial que Senera un nosotros ante un ellos'
preiuicio y la discrirninación' de sus múltiples aspectos. De Ia misma manera, ta identidarl no es una cosa fija
social, pero también el estereotipo, el
y estable, con propiedades aienas o al margen de contextos sociales y tempora- (
EIcapítulollestádedicadoaltemadelaidentidad.Sistematizalosconteni-
les, y por ello nc¡ se puede diferenciar «le las t.ircun..;tancias en las que
dosylasexplicacionesrelacionadasCone5tatemáticayadelantarespuestasalas es pcnsarla,
(
definida o pronunciada.
dospregur.rtasfun«lamentalesquesedes¡lrendíanclelcapítuloarrterior.E,lcapí-
[,] segundo apartado revisa las diferentes ,iimensiones que tendría la identi-
tulosecomponedecincoapartados,ioscuales';rlolargodesudesarrollo'acla-
dad concebida a partir de los contextos y las circunstancias sociohistóricas
ranladiferenciaquesedaentrelasexplicacionesdelaidentidaddenaturaleza en
las que emerge. se pretende responder desde ra psicorogía social a la pregunta (
individualista,Iasden¿rturalezapuramentesocialylasexplicacionespsicosocia-
la cultura y el contexto social en la quién soy yo. ciertamente, esta pregunta tiene diversas líneas de respuesta:
les; enfatizan el papel que tiene el lenguaie' se
(
que nociones como la de rol o puede hacer una lista de atributos individuales (soy inteligente,
definición de la identidad; muestran el impacto tímido, etc.),
pero esta respuesta elude el papel que tiene el aspecto social en la definición
estatustienenenlacomprensióndelainfluenciaquee|ercelaestructurasocial de (
se Seneran estereotipos' com- la identidad. o también se pueden enumerar categorías grupales (soy mujer,
en Ia identidad ,le las personas; y aclaran cómo
médico, trabajadora, etc.). Aparentemente, el aspecto social se haría más paten- (
portamientos de discriminacióii y efectos xenófobos'
la diferencia que hay entre la te en esta segunda respuesta. No obstante, no es así, porque sin un marco
Concretamente, el primer apartado expone de
comprensión previo también las categorías enumeradas aparecen como
nocióndeidentidadpersonalyelconcepto'Jeidentidadsocial'yargumenta rasgos
perspectivas muy conocidas individuales o características esenciales que comparten muchos individuos.
que Ia primera está fuertemente arraigada en dos [a (
estu- psicología social huye de este sesgo al considerar el peso que tienen
la psiccanalítica' La primera se centra en el
en psicología: ta biológicíy los aspectos
sociales e ideológicos en la formulación de las categorÍas mencionadas.
diodelasbasesbiotógicasdelcomportamientoytrasladalosprincipiosdela Las ca-
tegorías sociales señalan grupos de pertenencia o referencia, posiciones
evolrrciónnaturalalestudiodelaidentidadparaaclararsudimensiónheredi. o estra-
(
(
( 26 L,r«)dtr(tnnr al¿ t6tu¡lo8ia \o(ial 2¡

( c¡erta signifieación, algunos círdi¡¡os, simbolos, [,os aiustes sucesivos de cstc


cacla una dc éstas implica un
tos sociales, difcrenciaciÓn cultural, etc' Además'
y pcrccpc¡oncs socialcs c(nnpart¡r gcr)cran url conocimicnto cor¡lún, una intersubietividad que si prr_
( coniunt() csPecífico dc roles, atributos, representaciones
integrantcs dc la catcSo- dura cn cl ticmpo pucdc ser asumida p()r toda una comunidad. Además, los
lue igualan a la pers(xla quc las utiliza con cl resto de
otros son nucstro cspeio, per(¡ no nos limitamos a reproduc¡r totalmentc la
,íu, yi"¡u rn r"¡;undtr plano cualquier indi(io de individu']'.U"U ,
"n y su§ ctecto§ imagcn quc éstos nos tlevuelven, sino quc lo aiustamos a nuestra mancra de
tn cl t"r.", aportutlo se revisan los pr(xesus dt cdtegorización vakx
que aquélla ticne tanto un claro pensarnos, lo cual, a su vez, incide cn la interacción con el otro. Como
de comparación sülial, y se argumenta siem_
y simplifica la información pre vcnim0s dc unas interacciones y vamos hacia otras, la identidad es al
iostrumental, en el sentido que organiz¡, estructura nis-
como un evident€ valor ideológico mo tiempo causa y rcsultado de este movim¡ento.
que tenemos en nuestros contextos sociales'
la sociedad scgún ll capítulo Il pone sobre la mesa dos cuestiones importantes:
y de control social, en el sentido que estructura Srupalmente
dominantes Por otfo lado' la ca-
los intereses y valores de Srupos socialmente
la acentuación ilusoria de semeianza Dl análisis que hace la ps¡cología social de la identidad muestra que ésta, un
tegorización sociat comporta efectoscomo
exagcra- fenómeno quc habitualmente es considerado de naturaleza psicológica o
an'r,a p",ronu, qua torman patte de una misma cateSoría y la creación
comportamcntal, puede ser comprendida como una producción rJepentlien-
<iadediferenciasentleindividuosquep€rtenecenaCateSoriasdiferentes.[¿
del orpecto d¡- do del contexto social y cultural. t,a identidad pasa a ser otro fenómcno so,
I ;;;;r;.';;;.irr/,rcro iúl¿ntico en el no§otros ante la exaSeración
está e¡r
preiuicios hacia otros Srupos; este mecanismo cial más, proscrito y prescrito por estructuras sociales y de valores.
( frrrit "n "f
affo, S"nera
y permite relaciones diferencia- La tcmática de la identidad conduce a preguntas sobre la génesis social de
la base de comportamientos de discriminación
nuestras creencias, op¡niones, valores, etc. plantea interrogantes sobre cómo
les de género.
la di-
paso importante a la hora deentend€r se constituyen nuestros pensamientos y sobre si reproducen o no
La categorización constituye un un Jtat¡l
de la identidad' No obstante' determinado y por qué. Pone sobre la mesa, en definitiva, la importancia
mensión slocial que interviene en la constituciÓn
r¡4o
€l
consideradas y que se Plantean en básica que tiene analizar la identidad como producción de un determinado
hay otras dimensiones que tienen que ser
( cómo se estructura socialmente la ex-
cuarto apartado. En sus pá8inas se revisa orden social-
el siSnificado y lo simÚlico en esta
periencia de la identidad y qué PaPel tiene
(
estructuración.
(modelo organizado de comportamientos Capítulo lII. la intcrección social
En primer lugar, la noción de rol
la dentro de un
qu. ,"i"rpr.nd. d" la posición determinada que ocupa Persona
nos Permite en-
ion¡unto interaccionai) y la posibitidad de su interiorización Este cooiunto de cuesliones nos conduce directamente a[ tema del capÍtulo III:
en [a confisuIación de
tender cómo la estructura social y el estatus intervienen la interacción social. Nu6tra identidad, lo que somos en tanto que
identidad' el sentido de nuestro yo' está
seres culturales,
nuestra identidad. La experiencia de la nuestros deseos, sentimiento§, pensamientos, conductas, etc., se conforman y
la que estamos inmeños y poI los roles defi-
determinada por la estructura social en nen en la interacción con los otros. Es inimaginable la üda del ser humano
que hay en los diversos contextos
por los al mar-
represenfados por los interlocutore§ gen de los iuegos de interacción que establecemos con los ottos.
cuales transcurre nuestra vida cotidiana' El capítulo pretende ilustrar esta relevancia. y lo
simbólico o,el construc- hace centrándose en tres
En segundo tugar, teorías como el intelaccionismo ámbitos ctásicos de la investigación psicosocial sobre la interacción; la agresivi_
CionismosocialoautorescomoG.H.Meadpermitenanalizaftaidentidad dad, el altruismo o conducta prosocial y la atracción interpersonal. por
ploceso compleio de interacciones simbó- medio
como elemento que emerge en un de la
con los otros' compartimos revisión de estas temáticas el capítulo presenta la importancia que conser_
licas y de significados. Cuando nos relacionamos
(
l¡rtrodUeci(rrt a la PJicologia vf,ial
!c) tdirüial L,()(i o tditorial UoC 29 I'reseItación

(
van los factc¡res psicosociales cn la interacción, analiza las implicacioncs y cfec- relación. Puesbien, el capítulo enurnera las trcs c<lnclusioncs más importantes
quc (
tos ideológicos de los cnfoqucs quc se proponen y evidencia [a imptlrtanc¡a que se han establecido sobrc los cfectos tle la cxp0sición prol«rngada a modelos
tiene este conocimiento ¡rara claborar planes de intervención psicosocial' agresivos en los medios de conrunicación: a) hay aprendizaje de repcrtorios con-
(
'La
primera parte del capítulo está dedicada a la agresividad. que los primeros ductuales agresivos, especialmente en niñ«rs de poca edad; b) se da desinhibición
apartados tlc csta sccción revisan y sistematizan. Éstas se agrupan en dos Sran- de comportamiento agresivo aorendidr¡ ¡rreviamente, y c) se gencra insensibiliza_ (
Las pri-
cles constelaciones: las explicaciones instintivistas y las ambientalistas. ción sobre las consecuencias que tiene la agresivi«Iad en el mundo rca[-
meras parten del supuesto siguiente: el comportamiento agresivo está regulado El segundo apartado está dedicado al altruismo. Se inicia colt las rjificultades (
por alguna estructura biológica, instintiva o heredada. Por lo tanto, el ser humano que presenta el concepto y se apuesta por la noción, más operativa, de conducta

es agresivo por naturaleza, esta Condición es intrínseca y inevitable


y no requiere prosocial. si bien altruista es aquella persona que ofrece su ayuda sin esperar o
ningún tipo cle apren<lizaie para ser adquirida.'l'res perspectivas pertenecen a esta pedir nada a cambio, dccidir quó comportamiento se cmite esperando alguna (
constelación: e[ psicoanálisis, la etcrloSía y la sociobrología. La primera plantea cosa a cambio o no, esconde vcrdaderas dificultades. De herht¡, el debate sobre
qr"re conclucta agresiva es la expresión <Ie la pulsión de muerte y destrucción y
la el altruismo conduce a consideraciones éticas y nrorales. Ante esta situación se (
que su función es reducir la tensión que acumulamos y que nos podría autodes- opta por utilizar la noción de conducta prosocial o acción social positiva, que
(
truir. l.a et¿logia postula quc e[ ser huntano, como muchas otras especies, tiene hace referencia a un cornportarniento dirigitlo a b,:neficia¡ a otra persona, intie_

una dis¡tosición innata a la agresividad, que tendría una finalidad adaptativa. pendientemente de si esta acción comlrcrta o no, algún t¡po de recompensa.
La sociobiol<-¡gia comparte los planteamientos de la etología, pero afirma
que la Igual que pasa con el fenómeno de ra agresividad, hay bastantes modelos
agresividatl tendría una finalidad adaptativa. La sociobiología comparte los que intentan explicar la acción social positiva. uno de éstos es el sociobio_ (
planteamierrtos ,Je la etología, pero afirma que la agresividad posibilita la super- lógico, en el c,al se pla.tea que hay determinantes hereditarios que guían er
vivencia del individuo y no de la especie. comportamiento prosocial. para algunos autores, la cooperación (
y la acción
i,as i:xpiicaciones anlbientalistas rechazan el supue"to anterior' La violencia y social positiva aseguran ra continuidad de la especie y, por ro tanto,
es un (
la agresivi<Jad son Conc()ptualizados como fenomenos que se definen y adquieren comportamiento favorecido por la selecci<irr nai¡¡ral. otro modelo importan-
a partir ¡ie Ia interacción y la relaciórr con los otros. EI primer lnodelo que pefte- te es la te.oría del refuerzo, según la ct¡al las persorlas ofrecen
ayuda si a cam-
ncce a esta constelación es la teoría del aprendizaie social, que entiende que las bio reciben algún refuerzo, sea económico, sociar o emocionar.
La teoría del
pautas de cornportamiento agresivo se aPrenden, sea por experiencia directa o intercambio social es un buen ejernplo de teorías que explican (
ra acción so-
por medio de mo,Jelos. El segunrlo es la teoría de la frustración-agresividad, en el cial positiva basándose en ra noción de refuerzo. Moderos
más sociológicos
enfatizan el papel de ras normas en la regulación de interacciones (
que se mantiene que la agresividad es la respuesta a un estado emocional muy como las
conductas de ayuda. En el apartado se presentan
Concreto: !a frustración. EI tercero alude a laS nuevas aproximaciones al fenóme- las dos normas más impor_ (
tantes que regulan este comportamiento: ra
no de la agresividad y la violencia, las cuales apuntan a la necesidad de atender el norma de responsabiiidad y ia
de reciprocidad. La primera prescribe que
contexto social, histórico y el significado del acto violento para comprender en hay que ayudar a quien lo necesita, (
mientras que la seguncta prescribe que hay que
todas susdimensiones este fenómeno. ayudar a quien nos ha ayu-
dado previamente- La última propuesta (
Después de la revisión de los modeios teóricos, el apartado presta atención a exprica el comportamiento prosocial
por medio del aprendizaie a partir
algunos debates recurrentes en la mateúa, el más importante de los cuales tiene de modeics.
El apartado se cierra (
que ver con la reiación efitre la agresiüdad y la televisión. las dos F)stura§ en- con la exposición de los factores que intervienen en el
comportamiento prosociar. Los más
frentadas son: a) una que sostiene que la violencia televisiva anima el comporta- destacados son ros siguientes:ra presencia (
de otras per$nas en Ia situación,
miento agresivo; y b) otra que afirma que no hay evidencias científicas de esta Ios recursos de los que se dispone para ofre-
(

|sic()l08ia s('eial ,§) Iidil(triul t r(X


( -c) tldit(trial (lO( .t{) llI(t()dtlcci.)ll a la
.Il ¡)feser I tació I

( Capítulo IV. Organización y camtrio de actitudes


ccrayuda,lascaractcrísticasdelreccptoryelsistcrnadecrccnciasdela¡lcrstl-
( na que cmite aYucla.
El tercer apartatlo del capÍtulo versa sobre la atracción
intcrpcrstlnal, tcmáti- At'tittul cs u. c()ncepto trc ampri<l
us<¡ coticriano. En generar, er significado
y contluce muchas dc
ca fun«lamental en nucstra vida coticliana, ya que regula quc tlam.s al tórrrino cs ct quc sc puetre encontraren
de atracción intcr-
cualquier diccionario:
nuestras interacciones. Iil apartado se abre con la definición 'disp'sici<in dc á.im.'. I)ara ra psic<lr.gía sociar, no
obstante, actitud es una no-
personal como predisposición del individuo a evaluar
positivamcntc a otro y a
ción c.n un significatro un po('o diferente. La definición
más clásica que hay en
acercatse a él o ateiarse de é1. Esta prettisposición
permite una lectura de cariz
la disciplina cs [a pr.porcionada por (iordon w.
que Arport, en y
1g35, que prantea
biologicista y una lectura rJe cariz culturalista' Sin embargo' los apartados que las actitudes son estados de disposición mental
y nerviosa, organizados me-
integranestasecciónseCentranenlarevisióndelosfactoresqueintervienenen diante la expcriencia, que ejercen un infruio directivo
o dinámico en la respues-
laatracciÓn,deentreloscualeslosmásestutliadoshansidolaproximidad,cl ta dcl intlividuo a toda crase de obietos y situaciones. pero
al margen de ras
aspecto físico, la similitud y la valoración' definiciones ntúltiples que sc han dacl<l tlespués de ésta,
lo interesante del con- _
Elcapítulomuestraquelasdiferentesrelacionesqueestablecemosennucstta cepto reside e, cl rrecho de que ra actitud comporta
una preparación de ra per-
vidacotidianasepuedenexplicaryanalizatdemuchasmaneras:insistirerrque sona para actuar de una rr,nera o de otra ante <¡da
sólo una posibilidad; otras cn- obieto y, por ro tanto, la
están determinadas por la naturaleza humana es transit.riedad dc cada comportamiento quecla anclada
en ra estabilidad de lo
fatizan el papel de las normas o las transf<¡rmaciones sociohistóricas' que son dis¡rosicio.cs de la persona. De esta manera,
con el concepto de actitud
Aquelloqueentodocasosehaceevidentedespuésdelalecturadeltcrcercapí. se pretende ofrccer una respuesta a la psicología
nuestlos pensa- como ciencia cuando busca un
tulo es que la interacción pauta y determina nuestras acciones, principio unificador de la diversidad de conductas, y
también un principio que
mientosysentimientos.Ydadoquelainteracciónsocialimplicaunintercambio vincule el aspect. individuar con er social, er personar
con er grupar. En esta me_
simbólicoyeldesplegamientodeproce§osinterpretativos'nuestroscomporta- dida, la temática de ras actitudes tiene una importancia
fundamentar en ra psi-
mientos no se pueden elucidar sin atender a estos factores' cología social, ya que recoge un conjunto de intereses
lectura del capítulo III e interrogantes que
Aquello que en todo caso se hace evidente después de la
enfrentan la disciprina con er problema de ra reproducción y
es que la interacción pauta y determina nuestras
acciones, nuestlos pensamientos er cambio sociar.
Desde principios de siglo la picología social ha
simbólico analizado la uniformidad
y sentimientos. Y dado que la interacción social implica un intercambio social.
no se Es decir, se ha preguntado cómo y por qué las personas
de una misma sociedad
y el desplegamiento de procesos interpretativos, nuestros comportamientos
tenemos comportamientos y pensamientos parecidos
o equivarentes. También
pueden elucidar sin atender a estos factores'
se ha preguntado cómo se inducen estos pensamiento§
y acciones, de qué ma-
nera se podrían resistir las personas a esta inducción
y cómo intervendría el po.
Deestamanera,delcapítulotercerosedesprendenlassiguientescuestiones:
der en estos contextos de transformación y cambio
social de actitudes.
F¡tas cuestiones se exproran en esta tercera pafte
a
¿Cómo puede la interacción social
conformar nuestros pensamientos' deseos de nuestra introducción a
la psicología social. El capítulo contiene cuatro
y sentimientos? apartados en los que se revisa
qué es una actitud y qué definiciones diferentes
a
¿Qué relación hay entre la
interacción social y la conformación de nuestras se han dado a lo largo de la his-
toria de la psicologÍa sociar; sus funciones; cómo
creencias Y actitudes? se dan ros procesos de cambio
de actitudes; qué es la disonancia cognitiva y qué
fenómenos sociares permite
explicar; y qué nuevas maneras de entender
Estosinterrogantesnosponenanteeltemadelasactitudes'suorganización procesos los de formación de las ac-
titudes han aparecido en la psicología
y cambio. social.
1
(
Lltr()du(eiotl a la psicoloSía 5(f,idl o lldilori¡l t,(X 33 I'rcJctrtac¡ólt
c-r t¡litorial Il(X .\2.

(
nitivr¡, que f)rcsta atcncirin al c«rniunt«l cle procesos mentales quc intervicncn
titprinrcrysegurrcltlapartadtlcstárr«lcdicallosaladcfinicióndetctlnceptoclc
en el cambi<l dc actitudes. (
usado en su ctlnctptualizaciór.r'
actitucl y a kls e nfrx¡ucs principalcs quc sc han
actitrrtlcs. l'lsta divcr- l)cntro tlcl punto tlc vista cognitivo, se tiene que remarcar la teoría «lc la dis<>
Hay una gran diversidad de tc<lrías y mottelos sobre las (
nancia cognitiva. lista tóoría constituyc el modelo más popularizado y aplicado rJcl
sidaddependcdctlosfactores.lj,nprimerlugar,delaorientaciónpsictlsocialque
difcrcnciado si coniunto cle cnfrx¡ucs sr¡bre las actiturjt:s y su cambio; y fue formulada por lcon (
piantea el problcma. Así, las actitu«ies rccibcn un tratamicnttl
0 si lo son Festingcr cn 19.57. Sus
¡rostulatlos manticnen que cuando una persona tienc dos
son analizadas <Jesde los planteamientu; tlcl construccionismcl social
ideas, dos pensamienkrs o dos actitudes coherentes, experimenta cierto estado (
sa_
desdedelossupuestosdelcognitivismosocial'Ensegundolugar'dclosobieti- tisfactorio de cohcrcncia cognitiva. Al c-ontrario, dos o más pensamientos, ideas o
manera' la mayoría de
vos y del tipo de investigaciones quc se hacen' De csta
actitudcs incohcrentcs gencran u¡r estarkr negativo de activación denominado di-
invcsti-
los enfoques quc se dan sobre las actitutles sc han generado a partir de
sonancia. scgún lrestingcr, ex¡rcrimentam(» una fuerte motivación para reducirla.
gacicrnes cuyo objetiv<¡ era analizar cómo cambian las actitudes de grupcls o pcr- (
Así, el cambkr de actitudes se product: gracias a la <Jisonancia entre las
que habitualmente se mencitlncn tres cree¡cias de
sonas en situaci<tncs concfetas. Esto hace una pcrsona. l:s decir, cambiamos una actitud para hacerla coherente con
otras.
enfoquesclásicosenelanálisisc]elasactitudes.L,lprinreroeselenfoquedela El grado de rlisonancia depentre de dimensiones como ra magnitud
qut: mantiene quc las ac- de la in-
comunicacióIl y aprt'ndizaie, postulacl«l ¡lor Hovlan«l' coherencia o la irnportancia que cl contcnido rle la actitud tenga par-a nosotrc)s: (
que rccibe la persona al ac-
titudes son aprendit'las y depentir:rl 'Je [o:' reftrr]rzos cuanto más elevada cs la disonancia, nrayor es la motivación para re«lucirla. Las
(
tuardeunafnallera<¡cleotra,sc¡bretcldcltleltlsrcfuerzcsqueprovicnendesu formas de reducción de la disonancia se dan en la dirección de las dimensiones
(su temática' su soporte' etc')
grupo social. L,l tipo de información que se recibe anteriores: eliminar la incoherencia o bien eliminar la importancia que clemos (
al
y la importancia de la fuente (si es posecdora de autoridad
o no' si le atribuimos
tema.
pericia,etc.)sonclaveenlaconfiguraciÓn'lelasactitudesElsegundoeselen- La motivación que tenemos para mantener la coherencia cognitiva
está es-
(
foqueftrnciona!,queinsisteenelhtlchodequelasactitudcssirvenparadiversas trechamente relacionada con el cambio de actitudes. Nuestras actitudes.
conro
le ofrecen formas ade-
necesidades tle la persona: la orien'¡an anttl la reali«lad, nuestras ideas o pensanrientos, pueden entrar en contradicción. cuanclo
esto
cuadas de (.ofllportarse y !e permiten cxpresar srrs opiniones' Según este modelo' se produce se inicia ei proceso rlescrito anteriormente: se
busca la coherencra
las funciones hechas
el cambio de actitud requiere que la nueva actitud supla de actitudes contradict<_¡rias.
que mantiene
por la actitutl original. [,] tercer enfoque es el de la consistencia' Hay una cuestión muy interesante planteada en el modero de
la disonancia (
y afectos que tienden cognoscitiva de Festinger y que se refleia especialmente en sus
que las actitudes constituyen coniuntos de conocimientos estudios sobre las
de un elemento altera todos acciones en contra de la misma actitud. Esta cuestión tiene que (
a ser consistentes entre sí. De este modo, el cambio ver con el hecho
de que las ideas siguen a las acciones, la razóna la praxis.
los otros. El individuo cambia
(
su actitud para iustificar aquellas acciones ya hechas y para
Eltercerapartadoplanteaampliamenteelproblemadelcambiodeactitudes. las que no tiene una
y puede haber personas explicación suficiente. En otras palabras, Ias actitudes surgen
Nuestras actitudes puetlen vatiar por diversas razones, como producto (
de que varíen algunos ideológico de los intereses generados por ra praxis humana.
o institt¡ciones que deseen que carirbien con la esperanza Es decir, pensamos
sociales. En psicotogía social hay <Jos puntos de
teniendo en cuenta qué hacemos. y cuando nos vemos obrigados (
de nuestros comportamientos a [evar a cabo
los tres mo- acciones que contradicen nuestras creencias, lo más probable
vista generales a la hora ile analizar este fenómerlo y que agruparían es que las acabe-
mos iustificando de alguna manera. (
el punto de vista
clelos rnencionados antefiormetlte. En prirner lugar, tenemos
que tienen El cuarto apartado, finalmente, revisa las críticas que
conductista, que examina la importancia de los factores del entorno recientemente ha re- (
punto de vista cog- cibido el concepto de actitud y las nuevas definiciones propuestas
algún efecto sobre nuestras actitucles. Y, en segundo lugar, el basadas
(

(
(

J4 lil1r()du«-i(ill a la §( )c¡a I q, t:dil()riJl I J( )(:


( ic) Editorial L,O(l t5 l'reselltacióo

(
en el análisis del tlisculso. l:stas propuestas localizan c[ purtto dc partida dc L.s ¡rL,ces.s tre infruencia s<lciar y las relaciones rJe poder y
c'ntr<ll ticnen
( su reflexión cn la cucstión plantcada anteriormcntc: la actitud precedc a la much. que vcr co. e§ta tcnsión: cstos procesos generan presi.nes
y favorcctn
praxis. [.as actitudes se conccptualizan a partir del le nguaic y dc los valorcs la igualdad, y ayu,a. a gcncrar el antcrior sentimiento
del yo, ya que esta uni_
ideológicos. lin nuevos enfgques, el significadg quc se gcncra en una
est«-ls forrnidad ascgura la rcpr«lucción de ciertos patrones
ideorógicos, sociales y cul-
situación concreta en la que está implicado un individu0, un obieto y propo- turales prcvalccientcs cn una curtura o comunicrad
concreta.
( El capítukr V c<¡nsta «re cinco apartad,s y revisa
siciones lingüísticas hacia éste son clave para definir la actitud como ciert() estas temáticas. Anariza tos
,,compromiso" u orientación discursiva hacia aquel obieto. I)e esta manera, la procesos de infrucncia, c.nformicrad y obediencia, y
propone algunas respues-
(
perspectiva discursiva define ta actitud como una relación de sentido o siSni-
tas para el i.terrogantccerraba er capítulo de ras actitud es:
«¡ue
¿cómo podemos
desplegar corulucrtts t:t¡tttntdick¡rias con nuestr.ts creencias?
I ficado que emerge en una situación cliscursiva concreta y que está completa- El propósito básico de
decir, las este capítulo c.nsistc en criticar la noción de individuo
mente ligada a una situación social e ideológica determinada. H,s que utirizamoshabitual-
mente con la finalidad de redefinirro como nudo de
actitudes Son afirmaciones que apatecen en nuestras interacciones cotidia- relaciones intergrupales. La
nueva formulación pcrmite expricar por qué en ocasiones
nas, se prefiguran gracias a éstas y están informadas por los valores y pautas actuamos en contfa
de nuestras creencias u opiniones, o
culturales que guían estas interacc¡ones. ¡rr qué somos sumisos en algunos momen_
tos y obedecemos cn otros.
( El tema de las actitudes conduce a una plegunta que interviene como puente
El primer apartado abre el capítulo con una expricación
para conectar el capítulo IV y el v. der proceso de n<¡r-
malización. Nuestra vida sociar está reglada por coniuntos
I de normas, argunas
implícitas, como pueden ser algunos códigos de buena
a El tema de las actitudes ofrece pautas para analizar la relación entre el orden educación en ciertos
contextos, y otras completamente explícitas, como puede
social y las creencias del individuo, y también muestra que podemos actuar ser una normativa la_
boral o un código de tráfico. r¿ existencia y la pertinencia
o conducirnos de diferentes maneras que contradicen nuestras creencias u de todas
estas normas
(
se pone de manifiesto cuando tenemos un comportamiento
opiniones: es habitual que tengamos una opinión y no Ia expresemos porque contrario a lo que
dicta alguna norma: cuando esto ocurre, las reacciones
( es contraria a la opinión de la mayoría. ¿Cómo es posible tal cosa? ¿A partir de sanción o reproba_
ción de las personas de nuestro entorno no se
hacen esperar.
de qué mecanismos psicosociales se produce una sumisión parecida a la ma-
( El seguimiento de normas es uno de los factores
más importantes que hemos
yoría?
de considerar a la hora de entender ra producción
de uniformidad. Desde pe-
queños aprendemos los diferentes
luegos de normas que rigen nuestros com-
rnrtamientos, y podríamos decir que lo hacemos de manera automática y
Capítulo V. lnfluencia, conformidad y obediencia considerar si son las más adecuadas o si habría
sin
otras opciones posibles.
El segundo apartado anarizacómo ras
normas tienen un papel determinante
El capítulo sobre la ideritidad insistía en el hecho de que estamo§ sometidos en la percepción que tenemos de nuestra
realidad sociar. percibimos nuestro en-
a una tensión entre s€r totalmente iguales a los otros, a los individuos que per- torno a partir de categorías grupaies, ras cuales
adquieren sentido y funcionan
tenecen a nuestros grupos de pertenencia, o ser radicalmente diferentes. La gracias a determinadas pautas normativas
que rigen y organizan er comporta-
igualdad garantiza nuestro sentimiento de pertenencia a ciertas categorías y miento de los miembros que las mantienen. Así, estas
normas guían y mediati-
contribuye a Ia creación de una identidad social determinada, mientras que Ia zan la percepción que tenemos de ta
realidad social..
diferencia garantiza la sensación de individualidad y del yo, y evita que nos per- Toda categoría social comporta una agrupación,
es decir, alguna característica
damos en el otro.. aplicable a diversos inclividuos..Nuestra
percepción tiende a seguir los marcos ge-
o Ldirorial uoc 3(i hllr(xlucrió¡r a l¿ [)sicoloSia social €r Editorial t,(x .\7
l)reJclt tacióll

nerados por los procesos de categorización: las divisiones strciales, las difcrencias alte rar ta,to sus concepci..es c()¡,o su mancra tlc c<lmp,rtar.sc. Ia razón que
ex-
estructurales, etc. Sin duda, percibimos a las pcrsonas como "hombrcs" tl "muie- plica estos cfcct.s tan ¡narcacr,s residc c¡r cl temor a la «icsapr«lbación
der grupcl
res", y quiás como "rurales" o "urbanos"; no obstante, si tlbscrvamos que pasa o cl desc'de tcner ras características y cuali<Iades que éste manticnc.
un camión del eiército, percibimos a estas personas no como simplcs individuos, L,l prclceso den,rmalización, ra pcrcepción social y ra conformidad son fenó_
hombres o campesinos, sino como "policías" o "soldado§", es decir, como mic'm- menos que mucstran la influcncia en una única dirección: de la
mayoría a la mi_
bros de un determinado grupo institucional. noría c¡ dcl grup«r ar intrivicru.. son procesos que mantienen el
orden social y er
constituye la discriminacién perceptiva, la cual
Éstos son ejemplos de lo que stutu quo.
representa uno de los procesos fundamentales que nos permiten entender la Elcuart, apartado argumenta que también es posible aescribir procesos
dc in-
percepción interpersonal y su huella en el comportamiento de las personas. Per- fluencia que generan cambi, e innovación sociar; es crecir, procesos
que invierten
cibimos como miembros de un determinado grupo social y, a §u vez, percibimos la anterior dirección en er sentido de la infrue.cia y que
irían del indivi«Iuo ar gru_
a los otros no como individuos aislados, sino como miembros de grupos con- po. L,l tema muestra quc ra minoría puccle afectar e infruir
a la mayoría. A este fe_
cretos. Como hemos mencionado, las normas sociales rigen, tlan sentido y or- nómeno la psicología social lo trenomina influencia minoritaria.
ganizan las creencias, actitudes y comportamientos de los integrantes de los Entre los procesos de influencia minoritaria y ros de normarización
c infruen-
grupos. Las normas están profundamente arraigadas en los valores, intereses e cia mayoritaria hay grandes dit'ere^cias: la normarización (
es un proceso que tiene
historia del grupo, por lo que las percepciones que tenemos de todo lo que nos que vcr con [a eliminació. clel cc¡.flicto en el interior
<1e u, grupo nle<iia.te
(
rodea están determinadas por la normatividad que comparte el grupcl o la cate- el establecinriento de compr.nrisos n)utuos y con la conver¡¡encia
gradual hacia el
goría social a Ia cual pertenecemos. punto de vista de la mayoría, mientras que la conformidad
hace referencia a ra (
Los mecanismos que explican la percepción social permiten aclarar, en pri- resolución del conflicto mediante cr movimiento de la
minoría desviada hacia
mera instancia, la aparición de estereotipos y efectos de discriminación. Los es- la posición de la mayoría.
tereotipos sólo son el coniunto de creencias o pensamientos, en general de Ante esto, la infruencia minoritaria genera innovación y
cambio, refleja la
carácter negativo,'quebrientan la percepción y la acción de los miembtos que aparición del conflicto de¡rtro del grupo provocado por
una minoría de sus
pertenecen a una categoría social con respecto a los miembros de otra cateSoría miembros, y expresa su resolución en er sentido de un
movimiento que condu-
que no es la propia. ce a la mayoría hacia la posición u opinión
de la minoría.
Si bien el primer apartado y el segundo muestran cómo aparece la uniformi- Las revoluciones, ros movimientos de protesta,
etc. son algunos ejemplos de (
dad a partir del proceso de normalización y el efecto de discriminación conec- procesos sociales que muestran la relevancia
que pueden tener grupos minorita_
tado a la percepción social, el tercer apartado explica cómo las normas, una vez rios para generar transformaciones en el sistema
social. pero no todas las minorías
(
establecidas, son impuestas por parte de una mayoría a las personas o Srupos son capaces de generar influencia en la mayoría,
pues para ello se requieren cie¡_
que todavía no las comparten. Los grupos, mediante diversos mecanismos, eier- tas condiciones: por eiemplo, que la
minoría se enfrente a una norma dominante
cen presión hacia la similitud, la aceptación y el seguimiento de sus normas. clara, que sea nómica y heterodoxa, es decir,
que adopte una posición antisistema
En el primer tema, se examina con cierto detalle en qué consiste el fenómeno pero que ofrezca, al mismo tiempo, una
norma alternativa.
del conformismo, el cual hace referencia a una forma de similitud que tiene lugar El tema introduce conceptos como er de esfiro
de comportamiento y estilo de rw-
cuando un individuo cede a la presión social para ser como los otros. Esta presión gociación para referirse a ros recursos que
ponen en iuego ras minorías cuando de-
Ia ejercen normalmente lcls grupos a los que todos nosotros pertenecemos. Expe- sean desencadenar los anteriores procesos. (
Efectivamente, las minorías tienen que
rimentos diferentes, como los de Asch, demuestran que la presión del grupo pue- mostrar un estilo de comportamiento que
sea consistente tanto entre todos sus
(
de conseguir cambios notables en los individuos que se someten a sus dictados y miembros como a lo largo del tiempo. La consistencia
es importante por dos razo-
(

(
(

a la I rsi(r)logia §([ial O tal¡lor¡al tl(X:


Introdu((i(irl .](,) l¡rescr ltac¡ólt
( o t-dilorial Lloc
3rJ

l¿ sumisi(ln a la aut«¡ridad
nes: en primer lugar, porquc asegura
que la mayoría ecntrará su atcrtciíln cn cl se puedc definir como una fo¡ma tle similitu<J quc
se basa cn [a aquicscencia c.n las dcman«las producidas por una autoridad.
lugar' porque accntúa cl c<lmpro-
( mensaje que plopone la minoría' Y en seguntlo Ett 197 4, Milgram hizo una serie dc experimentos con
un carácter plcnamentc autónomo' la intención de anari-
miso con la posición mantenida y lo dota de zar la sumisión a laautoridad que rlcspertaron una gran expectación y polémica
puede ser directa tl indirecta' l'a pri-
La influencia producida por las minorías
en la psicoklgía sociar. riásicamentc, en sus experiencias, Mirgram mostró
explícitos que intcrpcla cl nlcrrsaie que
mera se refiere al cambio en los contenidos un elevado núnrcro de participantes en e I exper¡mento se sometían
a los cambios quc sc prtlduccn a su autori-
minoritario. La segunda, por su parte, se refiere dad y eran capaces dc aplicar descargas con una intensidad letal
a otras personas
entemáticasoaspecto§asociadosalosconteni«losexplícitos'Porcjcmplo,ima- que se suponía que cstaban inmersas en un proceso de aprendizaie.
pidiera al resto de castas de la India quc Hasta que
ginemos que Ia casta de los intocables Milgram no indicaba que poclían finalizar la aplicación de las descargas eléctri-
pa-
diferente y aboliera su condición de
los definiera, los considerara de manera cas, los suictos ex¡rerimentalcs ¡ro cesaban, aunque sabían que podían
Si consi¡¡uicran este estar in_
rias y excluidos de los circuitos económicos importantcs. fl igiendo un castig<t irreversible.
objetivoestaríamosanteunefectodeinfluenciaminoritariadírecta.Sicrlnsi- Esto no lmplica quc krs participantes ro hicieran de buen grado.
como ex-
que su caso se discutiera en cl Par-
guieran únicamente ciertas meioras legales o plica Milgram, una gran mayoría sintió gran angustia, se rebeló contra
asistiríamos a un el
lamento indio para posterklrmente tomar alguna decisión' "experimentador", se puso nervi«rsa o protestó. No obstante, a pesar de todo
fenómeno de influencia minoritaria indirecta' esto, continuaron el experimento.
Eltemadelainfluenciaminoritariacomportaunacspeciedecierrealaaper. Los resultados de Milgram muestran con claridad la ten<iencia
a someterse
t planteaba que los fenómenos psi-
tura que tenía esta introducción' EI capítulo con poca o nula resistencia a los criterios de una autoridad. Estos resultados
lle_
y que "el aspectcl psicológico" y "el
cológicos están determinados socialmente varon a análisis más exhaustivos de los factores que intervienen
en la obedien-
aspectosocial",dehecho,sonconsustanciales'Yenlostemassiguientesnohe- cia: entre los factores identificados destacan la legitimidad de
la autoridad y la
mosrJeiadodeanalizarcómolosocialdeterminanuestrospensamientos,senti. proximidad de la víctima y de la autoridad. La obediencia a la autoridad
es me-
mientos,conductasyactitudes'Ahora,estetemamuestraqueladeternlinación nor cuando se le concede poca legitimidad, cuando la víctima se percibe
lejana
( pueden influir en los grupos y las mi- o cuando la autoridad está ausente.
es recíproca: es decir, que los individuos
Aunque los experimentos de Milgran han recibido fuertes críticas,
( noríasenlasmayoríasoenlossistemassociales.Tenemos,porlotanto'unvec- algunas teó-
rico-metodológicas, otras éticas y muchas que insisten en el hecho
tor de doble dirección entre el individuo y la sociedad' de que no hay
convierte, de esta maneta' en un único
y mismo proceso' similitud entre las situaciones experimentales y las situaciones de la
Esta dicotomía se vida real, lo
la obediencia a Ia autoridad' se cierto es que los resultados de los experimentos están ahí. Tanto
En el último apartado, que está dedicado a en situaciones
provocadas en el laboratorio como en situaciones reales, parece
examinandostemáticas:lasumisióndestructivaylarelaciónentreelindividuo que las órdenes y
el hecho de someterse a la autoridad están por encima del
y la institución. sentido morar.
El último apartado se cierra con un examen de la relación
Todosnosotrostemblamosanteelrecuerdodelexterminionazioantelaspo. entre el individuo
y las instituciones. Las instituciones son establecimientos
IíticasdqdepuraciónétnicadesplegadasenlasguerrasdelaantiguaYugoslavia. sociales o coniuntos
y materialmente por petsonas, de reglas por los que transcurre buena parte de nuestra
Aquellas acciones han sido llevadas a cabo directa realidad cotidiana. Éstas
y que no han nos proporcionan rutinas de conducta, normas, valores y elementos
personas que han consentido su agresividad, que no han protestado culturales,
suelen absorber buena parte de nuestro tiempo
e interés, tienen la calidad de do-
intentadoevitarlo.Elconteptodesumisióndestructivaaclaracómolaautoridad tarnos de mundos o realidades propios, y tienen
y Ia obediencia total de al- un vector absorbente que se
puede obtenet en un momento concreto la sumisión
acentúa especialmente en las denominadas
para provocar la destrucción o el castigo a otros
indiüduos' instituciones totales.
gunas personas
I

social (l()( (
o I|ditorial [](X 4(.) llrt¡oducciór a la cr Irdit()rial 4l lteseltació¡r

(
[,a institución total cs un lugar caracterizado por ltls rasgcls siguientcs: a) [a el muncl.. Sc calcula que cn nuestra sociedad occidental
una persona puede lregar
ruptura cle las barrcras (luc separan la resitlencia, cl trabaio y el «rcio; b) tod<ts
los .
a perteacccr a una media dc cinct¡ seis grupos en un
moment. determinado
(

aspectos de la ct¡tidianidad se desarrollan en un espacio único; c) las


actividadcs de su vicla. Y, ¡xrr otro rad., se estima que estos grug)s suelen
estar compuestos de
(
prosrama- cinco o scis micmbr<-ls, cs decir, pcrtcnecemo§ a grupos pequeños.
diarias se llevan a cabo en compañía de otros; <I) las actividades están La noción gru-
de
en un único po pu':dc haccr refcrcncia a una familia, un corectivo
das, y e) las actividades obligatorias integran a todos los participantes de amigos, la unidad de un {
plan racional que oberJece a obietivos de la institución. [l estudio de las institu- regimie.to, ctc. rista disparidad en los integrantes, objetivos y tiporogía
de este fe-
sociales nómeno hacc difícil definir qué es un grupo, o dónde empieza y
ciones totales es una buena herramienta para entender cómo parámetros dónde acaban
sus limites. Dc esta manera, se han propuest0 definiciones
y culturales inciden y generan fenómenos psicolÓgicos y, concretamente, permi- que insisten en una
percepción compartida por parte de ros integrantes del grupo,
ten entender cómo se producen socialmente identidades tleterminadas' l'a rcla- una idéntica moti-
se genera subietividad vación, uncls obietiv,s similares o una jerarquía que los welve
ción individuo-institución nos permite cofn[rrender cómo interdependientes. (
El a¡rartad, acaba describic.do las dos tiporogías crásicas
obediente y complaciente con la autoridad. de grupos. por una parte,
tenemos el grupo primario (el elemento que lo caracteriza es (
la relación directa,
íntima y pers.nal que se establece entre sus miembros) frente al
secundario (ca-
rar:terizado p.r relaciones
tbrmales, indirectas e impersonales). y, por el otro, la
capítuto v[. Grupos, movimientos colectivos c instituciones sociales
tensión grupo de referencia (corectivo al que un indivi«luo se vincula
o aspira a
vincularse psicológicamente, es decir, grupo con er que se quiere
identificar) fren-
En los capítulos anteriores hemos expuesto y revisado un coniunto de pro-
te al grupo de pertenencia (aquél ar que pertenece rearmente
un individuo). (
cesos que regulan las interacciones entre las personas. En este último, sin em- El segund. apartado muestra que en ros grupos hay estructura.
Es decir, que
bargo, entramos en un nivel de análisis diferente: el nivel grupal, colectivo
e
con el paso rlel tiempo se desarrolla una pauta estable de relaciones (
algunos entre sus
institucional. Este nuevo nivel integra los procesos anteriores y muestra
miembros, la cual genera y delimita escalafones, clases, rores,
una asunción de res_
de los fenómenos más ir¡teresantes que se desarrollan r:n el interior Ce nuestras ponsabilidades de dirección y liclerazgo, el estatrlecimiento
de ciertas forrnas de
sociedades. comunicación y relación con individuos aienos ar grupo o
con otros grupr)s, y
En el capítulo V ha examinado cómo los procesos de influencia social y las
se produce la diferencia entre un grupo y una mera agregación
de individuos. para
relaciones rJe poder y control SeneIan presiones que tienden a favorecer la
iguat- comprender mejor ros procesos que rigen ra dinámica grupar,
er texto revisa las (
y asegurar Ia reproducción de ciertos patrones ideológicos, sociales y cultura- nociones de estatus y rol, er fenómeno del liderazgo, la formación
dad
de cohesión, la
les que prevalecen en una comunidad o colectivo concreto. Pues bien, ninguno toma de decisiones y los modelos que derimitan la comunicación (
entre los inte-
de estos fenómenos se puede entender Claramente sin aclarar las cuestiones si- grantes de un grupo.
(
guientes: a) el papel que tienen los grupos a los que pertenecemos en Ia formación Después de analizar la formación, tipología y dinámica
de los grupos, el tercer
cle nuestraidentidad social; b) la relactón que hay entre movimientos sociales y apartado de este capitulo se aproxima a ra relación que
establecen los grupos entre
generaci(n de categorÍas culturales, y c) et irapel que tiene el comportarniento ins- si; es decir, entramos en el terreno de las relaciones
intergrupales. Muchas de las ir¡
titucional en la producción y mantenimiento de ideología. En los cuatro aparta- teracciones c¡ue llevamos a cabo a lc¡ largo de nuestra
vida están influidas por nues-
dcs que componen el capítuio VI se revisarán todas estas cuestiones.
tra pertenencia a determinados grupos hasta el punto
de que er hecho de ser
El primer apartado recdge las diversas definiciones y tipologías
que se han ela- miembro de éstos marca de manera definitiva ra percepción
y er modo de reración
con las personas que forman parte de otro§ grupo§.
borado sobre la noción de grupO. Pertenecer a ulr 8rup0, sea de manera ocasional En estas ocasiones, no nos com-
portamos como indiüduos particulares sino
o permanente, es un hecho absolutamente cotidiano y experimentado por todo según nuestra pertenencia grupal.
(
qf,ial Itdir(trial l(x
( ,12 l¡ltr()duc(ióll a la l»ic()l()8ia !c) I
4.t I'rcsclttación
Gr lrditorial t,(xl

( fenómenos más analizadt¡s ptlr [a psicología nrovirnicnto s<rcial en la forrnación dc clementos identitarios para sus miem-
Atentlien<Jo a esta situacií)n, uno cle l<.¡s

social es el conflicto quc sc establcce


cntrc grupos difcrcnciatlos. [)ivcrsas t«lrías e x- bros. l')s tlccir, el movimicnto social proporciona categorías y material idcológi-
co quc gcncra idcnticlad social cn sus integrantes. Las dos teorías, entre otras
plicansuaparición:poreiemplo,latetlríarealistadelconflicttlsostic¡rcqucéstc
inctlmpati- cosas, mucstran quc
upur*. cuando entre dm Srupos o más sc dan obictivos mutuamctlte el movimicnt«l srrcial comporta un grado más alt«¡ dc rlrga_

bles o se buscan recurios €sca$s. No


obstante, la teoría de la iclentidad smial rcrha- nización que la multitutl. Pues bien, t«xlavía habría un fenómeno quc implica
( un gran númc(l <je pcrs.nas con un nivcl más alto de organización y estabili-
zaestereduccionismo.Conrovimoscnelcapítuloll,laiclcnticladxrialderiva
Y ésta contribuye esencialmente a la for- dad: la institución social. y más aún, la institución es una entidad con la capa-
( básicamente de la pertenencia a un 8rupo.
que la persona siempre busorá que cidad dc organizar y cstabirizar otros patrones de acción y comportamiento. I-as
mación del autoconcepto del individuo, por lo
( instituciones sociales son pautas normativas específicas arraigadas profuncla-
elgrupoalcualpertenecesediferencieptlsitivamentedeotrosgrupos.Ilstadistin.
establecerá a partir de cualquier rasgo o element«-l
mínimo, y con- mente cn el univcrso vital de un colectivo, que movilizan relaciones de po<Ier y
ciá positiva se
( carisma, se adaptan a experiencias de aprenclizaje, intereses y cálculos de utili-
ducirásiemprealaaparicióndediferenciasintergrupales.l)orlotanto,elconflicto
que a una escasez obietiva dc
grupal obedece más a Iazone§ de i«lentirlad social dad en situacir¡nes eminentemente cambiantes.

recursos. La introducción a la psicología social se detiene en esta temática.


Hemos
ElcapítuloseCierraconunaparta«lodedicadoalosprocesoscolectiv<rsylas revisado la historia de la disciplina y su apuesta por entender la constitución
(
institucionessociales.Prácticamentedesrjesunacimiento,lapsicologíasocialse social de los fenómenos psicorógicos, el tema c1e la identidacl como ejemplo
( hamostradointeresadaporaquelniveldeanálisisquedesbordalomeramente privilegiado de esta constitución social, el de la organización de las actitudes,
nos referimos a los fenó-
grupal y se sitúa en el terreno de lo puramente social: que mostraba cómo se configuran nuestras ideas y predisposiciones
a actuar,
( o la institucionaliz¿ción de
menos de las multitudes, los movimientos sociales la explicación de cómo se produce la influencia, la confo¡midad y la
obedien-
hay tres modelos que expli-
ciertas prácticas y comportamientos' Básicamente cia y, finalmente, la dinámica que rige los procesos grupares y ros fenómenos
del contagio' en el que la di-
can el funcionamiento de una multitud: e[ modelo colectivos.
( fusióndelafectoolaconductadeunintegrantedelamultitudpuedeestimular
que explica la genera-
Ia del resto de miembros; el modelo de la convergencia,
( ción de las multitudes por la convergencia de
personas que comparten alguna

característica común; y el modelo de la norma emerSente, que explica que la Propuestas de reflexión
n in situ un coniunto de nor-
multitud es una situación social en la que se elabora

guías para los integrantes de la mul-


mas y patrones de conducta que oPeran como
Finalizaremos esta presentación mostrando cómo los procesos y
titud.Aduraspenasconalgunadiferenciaseaplicabanlosmismosmodelos mecanismos
esta iden- de análisis que se encuentran en ros contenidos de los seis capítulos nos pueden
se ha rechazado
explicativos para su intelección' Más recientemente
ayudar a comprender e interpretar de ot¡a manera los fenómenos
tificaiión y han aparecido dos teorías que pretenden inteliSir
específicamente sociales que
experimentamos en nuestra vida cotidiana.
lageneraciónydesanollodelosmovimientossociales:enprimerlugar,lateoría
de que un movimiento social
Pensamos, por ejemplo, en una de estas muchas noticias que
de la movilización de recursos insiste en el hecho aparecen en
que representa pre- la prensa y que explican que un grupo de jóvenes ha
es un coniunto decreencias y opiniones en una población agredido a otra persona.
social y/o la distribución La noticia nos sitúa inmediatamente ante el fenómeno
ferencias por cambiar algirn elemento de la estructura de la violencia, en ge-
En segundo lugar' la teoúa de neral, y el supuesto fenómeno de la violencia juvenil,
de recompensas y rmrsos de una sociedad concreta' en particular. La mayo-
que desempeña el desarrollo de un ría de las interpretaciones que acompañan estas informaciones
la formación de identidad insiste en el papel se pueden
(

rc) tlditor¡al t,(X 4.1 a la l)sic()llqlll,r! ,o lldir(trial tl(x (


___hrlr(f,h¡((ióil 45 I'fcsciltacióll

(
agrupar bajo dos pcrs¡rcctivas. En la primera sc ofrecc un enfoque inrJivit1ua- con()ccs a un. l.s conolcs a td's", ctc. Estas expresi,nes s<ln eiempros dcr fenó-
lista, psicokrgizantc y patologizante del fenórncno. Sc califica, por lo tant<1, a meno clc la catc'grlrización. (
los agres<lrcs de cnfe rmos mentales, de personas agresivas ¡ror naturalcza o dc E'staremos dc acucrdo, p.r l' tanto, en et hecho tre que er fenómeno grupar
es
inadaptad<ls socialcs. [,)n la segunda, se plantea una perspcctiva más soci<tlogi- central cn la inter¡gibilidatl dc la vi.rencia de grupos (
iuveniles, ya que sin er eie-
zante y se habla tlc problemas educativos, de violencia institucional y clitruc- mento ¡;rupal cstc ti¡xr de viorcncia n. tcncrría lugar.
Estos jóvcnes interiorizan (
tural «r dc problemas de inserción laboral y cultural. las fc¡rrnas dc vicra, ros valores, las ideas, las creencias,
ras actitutles de los grupos
Sin desmereccr estos enfoques y reconociendo los elementos de interés quc en los quc sc insertan, cosa que provoca un alto grado (
de identificación con tod.
tienen, la psicología social plantea explicar:iones un [xlco difercntcs. lo que cs el gru¡xl, lo que comporta y lo que hacr.
Si el grupo requiere comporta_
rnientos vi,lentos, er individuo k¡s ileva a cabo con
¿Cómo hay que tratar el fenómeno de estos grupos de ióvenes violcntos des- una disponibilidad conside-
de la psicología social? rable. l:sto se incrementa con er hecho de que ra comparación
con otros grupos
Ias temáticas que aparecen en esta introducción nos permiten tratar el fcnó- habitr¡almcnte dc:cmboca en rivalitlad y ésta en acciones
violentas.
El estudio dcr grupo es importantc cuancro se
meno de la violencia y atcnder a dimensiones como la identidad, el grupo y la anariza er fenómeno de ra vio- (
ideología, dimensiones que hatritualmente escapan a las anteriores pcrspecti- lencia quc ejercen argunos grupos <-rc jóvenes. [.r grupo
es rerevante para entender
vas. Nuestro análisis, además, intentará mostrar que
cómo se constituye ra identidad individual a partir
l<l que dent¡minamos social de ra identidad grupar; una
identidad grupar que desb«-¡rrja er c,, junto de irrentidades
y lo que llamamos psicológico es un proce§() unico e indiferente. particulares y especÍfi-
cas de cada intlivi«luo.
(
Pues bien, antes que nada hay que aclarar que las acciones agresivas no lo
He¡nos habladode interi<¡rización de creencias
son al margen de las colectividades en las que se producen. Los actores implica- y actitudes que provienen del (
grupo. En esta medida, todo aqueilo que se ha
dos no tienen un perfil homogéneo, sino que se rnuestran llentls de nratices y anarizado en er capíturo sobre ac_
titudes se puede apricar en este tema. Las actitudes (
aparecen como productos de contextt¡s sor:iohistóricos concretos. L,s decir, se generadas por el grupo con-
tribuyen a producir identidatr grupal. Este corrjunto
iiene que tener muy claro que la violencia cristaliza como violencia en el nrarco de actitudes y ra identidad
*:sultante constituye en l,s grupos dc jóvenes
de sociedades concretas, como urla fo¡ma dc expresión cle las difercr¡tes fuereas viorentos uno de ros principares
pilares que fundamentan sus comportam¡entos.
sociales. A su vez, la violencia grupar es (
uno de los eies que articura y proporciona
En segundo lugar, hay que constatar que es muy interesante el hecho de que los sentido ar mantenimiento de ciertas
actitudes e identidad.
acontecimientos de violencia que describen estas noticias de prensa sean grupales. (
violencia permite que los
La
ióvenes pertenecientes a estos grupos se vincuren
¿Se debe tal cosa al azar? La respuesta es no. Como veíamos en el capítulo II, nuestra
con mucha intensidad a ros mismos. No (
obstante, otro eremento que genera
identidad social está determinada por una fuerte vinculación entre la persona y el esta intensidad es la ideología, la cuar suere ser
totaritaria y excruyente, gene-
grupo. El eje categorización, identidad y comparación social muestra que los grupos radora de muchos enemigos y (
!ustificadora de actitudes y conductas viorentas
necesitan conseguir y mantener una distintiüdad grupal positiva que, al mismo según la definición de enemigos potenciales.
ta ideologÍa tiene para muchos auto (
tiempo, permita a sus integrantes conseguir una identidacl social positiva. Esta se re§ una función de atracción
y de varoración positiva, genera, gracias
a esta virtud,
consigue inediante la comparación entre grupos. Cualquier categorización, por pe- una fuerte cohesión grupar y
derimita definitivamente ra identidad grupal. (
queña que sea, que establezca una diferenciación entre grupos sirve como base y La ideología es un eremento
fundamentar para ra persistencia aei grupo en er
fundamento para sostener¿a disüntividad positiva del grupo y así mejorar la iden- tiempo, la creación de una memoria (
colectiva o grupar y para su definición en
tidad social personal. Todos hemos leído declaraciones rte miembros de estos grtr- el coniunto del resto de
actores sociales. De la misma manera, es un eremento
clave en las explicaciones (
pos que afirman cosas como "ya sabes cómo son ésto,s, son todos iguales", ',si que muchos individuos que pertenecen a
estos grupos

(
(
IrrlÍrtlrrcririrr a la ef,ial O Edilorial (i()(: 47
( ,!) tidit0rial LlO( 46 l)rcselttaciolt

(
dan dcl uso quc hacen dc la violcncia, cn la legitimaciílrl c¡uc haccn individual- I)ensar crrcl significado quc ticncn muchos de estos
a
¡requeños ritualcs quc
mentc y cn el sentido o significado que dan a sus acciones' haccnlos tlurante nucstra vitla c«ltidiana: ir a comprar al mismo supcrmcrca-
(
La categorización trae incvitablcmente asociada la discriminackin
perccptiva. do, saludar a un c<inocido, cuidar de nucstra salud, obedecer al jcfe, amar a

sc cxptica cn el capítulo V[, ésta cs clave para comprcndcr la perce¡rción


in- un hij«-r o hiia, etc.
Como
pcrcibimos como a Identificar los sutilcs mccanismos de control social a los que estamos somcti-
tcrpersclnal y su influencia en el Comportamiento de las personas:
( grupo' dos continuamcnte -<íldigos de circulación, tarjetas de identificación pers<>
miembros de un grupo, y percibimos a los otros como miembros dc otro
de genera- nal, p(rccdimicntos burr¡cráticr¡s, etc.- y reflexionar tanto sobre los efectos
Aclemás, el capítuto V nos permite entender cómo se dan los procesos
( que provocan en nuestras acciones y pensamientos, como en los efectos de
grup«r pro«iu-
ción de normas y de normalización rje los recién llegados al grupo. El
grupo y ésta mantenimiento de una determinada realidad social que promueven.
( ce normativirlad, en ésta se adhieren los tliferentes inteSrantes del
Si la üolencia a Intentar cntendcr cómc¡ es posible que seamos capaces de torturar y matar
posibilita una percepción del entorno c<lmún a toda la agrupaciíln. a
nuestros vecinc¡s c¡r situaciones determinadas.
es lanorma en e[ grupo, y de ésta depende nuestra identidad social, seremo§ v¡G
última o Intentar describir las consecuencias de la virJa grupal.
lentos y la acción será natural y obvia. No obstante, los contenidos de esta
parte del libro también nos permltirían explicar el cambio que un individuo o una
( minoría puecle generar en las acciones de la mayoría del grupo'
Como se pue<1e observar, la psictllogía social nos ofrece una reflexión diferente
( violen- Claves de lectura
los fenómenos de violencia grupal. Para esta disciplina los fenómenos
sobre
tOS no Son frutO «le mentes enfermas, de rJeSviadt» SoCialeS, no eS un t'enómenOgra-

tuito y asignificante. Al contrario, este t'enómeno constituye un acontecimiento A continuación, presentamos un lista{o que resume las principales pregun-
con un determinado significado y valor social. Al intentar hacer inteligibles
signifi- tas, temát¡cas y respuestas que aparecen en los contenidos de esta introducción
grupal, la generación de iden-
caciones parecidas se acentúan dimensiones como la a la psicología social. su propósito es doble: por una parte, funcionar como hilo
tiene la
tidad o la ideológica. La primera dimensión enfatiza la importancia que conductor de la lectura y comprensión de los diferentes capítulos y, por la otra,
i-nterioriza-
identificación con el grupo y sus dinámicas -es decir, la asimilación e promocionar una visión global de la obra.

ción de valotes, obietivos y actitucles del grupo- y el papel del grupo como agente
que emerge
desencadenador de violencia. [a identidad se entiende como elemento Capítulo I. EI cómo y el porqué de la psicotogía social
producto del proceso grupal, y la itleología se perfila como dispositivo de
como
creación de enemigos y construcción de determinados discu§os iustificadores. l) El capítulo I hace una presentación de la psicología social como disciplina
¿Se atrevería a
hacer el mismo eiercicio con un acontecimiento como el genoci- científica.
dio iudío llevado a cabo por el régimen nazi? Puesbien, al finalizar la lecturadeeste 2) su primer interrogante es: ¿qué es la psicología social? La respuesta está
volumen, esperamos que Sea capaz de adelantar respuestas a Cuestiones genéricas relacionada con el hecho de que la disciplina asume que los fenómenos psico-
de esta íildole y a oüas más particulares como pueden ser las siguientes: lógicos están determinados socialmente.
3) A continuación, el capítulo detalla la constitución histórica de la psicolo-
gía social como disciplina cientÍfica. se recoge también las orientaciones y
Reflexionar sobre los procesos de discriminación del pueblo gitano' es-
cuelas que han aparecido a lo largo de esta historia.
a Evaluar si es inevitable la categorización y los procesos de percepción selec-
4) Finalmente, la unidad resume algunas aplicaciones de la psicología social.
tiva que implica, y aventurad alternativas.

t.
:li,i,
(

!o liditori¡l L,(X: 48 lIlt()dU(]ci(ill a la l)si«)k)8ia social O editorial t)(Xl


(
49 l)frsc¡rlacianr

(
5) Ll tema plantca las c<.¡nclusiones siguientes: 2) l:l capítuk) sc centra cn tres á¡nbitos cre nuestra interacción c.tidiana: la
agresividad, cl altruismo o ct¡nducta prorccial y la atracción interpersonal. (
a) 1'anto el aspcct() strial como el psicológico son aspoctos ttc un mismq y úni-
3) Hay d.s grandes tipos dc cxplicaciones sobre ra viorencia. uno de er.s in-
c() proc'cso. (
siste cn el hech'de quc la raízde ósta es un componente heredado,
b) Los fenómenos sr¡ciales son históricos, y ltama la atención c[ caráctcr una estruc-
tura biológica r¡ un instinto. Er «rtro prantea que ra agresividad es una pauta (
cambiante de nuestra realidad srrcial. De la misma manera, el ctlnocimicnttr de
acción qut sc aprcnde y quc ticnc significado.
producido sobre esta realidad es igual de histórico y provisional.
4) 'l'ambién hay formuraciones biorogicistas y culturaristas para explicar (
c) El hecho cle afirmar que el aspccto social y cl aspecto psicológico son in- ra
conducta prosocial. Hn ésta son muy ¡mportantes factores mecliadores
separables nos pone ante dos interrogantes: cómo se constituyc f:sta inscparabi- como la (
presencia de ,tras personas en la situación, Ios recursos de que
lidad y cómo se tiene que analizar. se dispone para
ofrecer ayuda, las caractcrísticas dcl receptor y el sistema de creencias (
de Ia per_
sona quc emite la ayuda.
Capítulo II. La identidad (el selfl 5) Ln el cas, de la atracción interpers,nal, volvemos a encontrarnos (
con las
anteriorr:s versiones explicativas. Las cliferentes investigaciones
psicosociales,
1) til prgpósitg básico de este tema es cmpezar a analizar t'írmt¡ cl as¡)tlcto psi' no obstantc, han puestri mucha ate¡rció¡r en los factores que intervienen
err la
cotógico está determinado socialment(:. l)or lr¡ taitto, t¡tricre dar respuesta ai las
atracción, dc los cualcs los más estudiados han sido ra proximidad, (
er aspecto
preguntas anteriores. físicc, la similitutl y la valoración.
2) La unidad empieza con la pregunta: ¿es posible distinguir entre una iden- (
tidad personal y una social? La respuesta es que no.
3) A continuación se analizan las dimensiones de la idcntidacl. (
Capitulo IV. Organización y cambio de actitudes
4) Ell capítulo muestra la constitución de la identidad a partil dc categorías so-
(
ciales, c1e la interacción con otra§ personas y rJel aspecto lingüístico-simbóiico'
5) Este capítulo II concluye planteando lo siguiente:
l) l-as actitudes corstituyen una de ras reflexiones más
clásicas de ra psico-
logÍa social soLrre la relación entre la persona y el orden
social.
a) identidad no es "algo" individual, propiedad exclusiva de cada indivi-
La
2) Ias preguntas principales (lue prantea er capíturo son ras siguientes: (
du,-r, sino un fenómeno social más, proscrita y prescrita según contextos y es-
a) ¿Qué es una actitud? (
tructuras sociales determinadas.
importante la génesis social de nuestras creencias, opiniones, pensa-
b) ¿Cómo se generan y para qué sirven las actitudes?
b) Es
(
c) ¿Qué es el cambio de actitudes?
mientos, etc. Esta génesis nos obliga a un análisis de la relación entre Ia persona
d) Clríticas al concepto de actituci.
y el orden social. (
e) Actitud y discurso.
(
C-apítulo III. La interacción social 3) El tema de las actitudes abre los inquietantes interrogantes
siguientes:
(
1) La interacción social es un tema fttndame¡tal para la psicología social. a).A veces hacemos r:osas que contradicen nuestras
creencias u opinioncs. (
Para mur:hos autores es definitorio de su obieto de estudio. somos capaces de obedece¡ acríticanrente,
de callar y aceptar sumisamente la
(

(
ic-, Ldi(ofial ti(x 5o Irrlr, ¡dt¡rriorr a h ¡rsicologia «xial (cr Edilorial I I(X: 5I

opini¿)n dc la mayoría. ¿.1)or quó? ¿A partir de quó mccanismos psicrlsociales lle- el fenómcno tlcl lidcrazgo, la formación clc cohesión, la toma cle decisioncs y
gamos a haccr cosas quc contradicen nuestras creencias u opinioncs? los modek» que dclimitan la comunicación cntre ros i.tegrantcs <Je un
¡;rupo
son clementos quc nos pcrmitcn cnten«ler la clinámica grupal.
4) Muchas rclaci.ncs intergruparcs están regidas por el conflicto. La lucha
C-apítulo V. Influencia, conformidad y obediencia por recursos c§casos o la formaciírn dc itlcntidad social positiva son clos teorías
que explican la góncsis y dcsarrollo dc este conflicto intergrupal.
1) L,sta unidad temátit" plantea respuestas al anterior interrogante y ofrece 5) Las multitudcs, los movimientos sociales y las instituciones también son
una imagen del individuo como nudo cle relaciones intergrupales' Los disposi- fenómenos abordados por la psicología social. Implican, de la misma manera,

tivos de influencia que describe s<¡n los siguientes: un gran número de persones, aunque presentan entre ellos un nivel diferente
de organización y estabiliciad.
a) Proceso de normalización
b) Percepción social
c) Influencia mayoritaria: conformidad
d) Influencia minoritaria: innovación

La influencia minoritaria es un cierre a la apertura que hacía la-obra- Si ésta

se iniciaba planteando que los fenómenos psicológicos están determinados so-


cialmente, este último punto explica cómo, a su vez, los individuos pueden in-
fluir en el grupo.

2) El capítulo concluye analizando Ia obediencia a la autoridad.

C-apítulo VI. Grupos, movlmientos colectivos e instltuciones sociales

1) [a psicología social se ha interesado también por un nivel de análisis que


está más allá de lo que delimitan las interacciones interpersonales: los grupos,
los fenómenos colectivos y las instituciones sociales.
2l Hay diversas definiciones de grupo, unas insisten en el aspecto perceptivo
que comparten sus miembros, otras en el motivacional, estructural, etc. De la
misma *un.ru, hay diversas tipologías de grupos, de entre las cuales lás más co-
nocidas son dos: la tensión entre el grupo de referencia y el grupo de pertenen-
cia, y Ia tensión entre el 6rupo primario y el grupo secundario.
3) [o que diferencia a un grupo de la mera agregación de [ndividuos es la
pauta estructural que se desarrolla en el primero. Las nociones de estatusy rol,

(
:

( L
(r
O [ditorial (,(X] .§3 Capluló l. tit có¡tro y cl ¡xrryué...
r
(
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Capítulo I
(,
El cómo y eI porqué de Ia pslcología social
Tomás lbáñcz Gracia (
(
(
(

Introducción
(
Francisco Javier 'l'irado serrano
(
(
[¿psdcol<rgía ¡ocial es una crisciplina que estudia
cómo los fenémenos psico-
légicqps t írr determ i nados y con ft¡rmados (
En
.§u.llrga nistofiq ¡on muchas hs temát¡cas tratdas con esta finalidad:
tr¡t irilcios los temas fundacionales tenían que ver
mientras (
Msicamente con los
en su (
posúeriór in3titucionatización destacan
de la forma-
(
(

. t4jims, encontrams en
todoa y modelos (
ta disciplina una permanente reflexión sobre
su apli_
cabilidad y la posibilidad de intervenir
en los pmblemas sociales. (
Tres temáticas determinan en buena
medida la historia de la disciplina: en
primer lugar, la definicién que
se hace tanto de lo §ocial como de lo psicológic.o.
(
En el segundo, la conceptualización que se proporciona
lugar, la propuesta met&lógica que
de su relación. y en tercer (
se realiza para el estudio de esta relación.
De
nnnera bast¿nte
desde el nacirniento de la picologÍa (
social se
(
(
(
(
llllr,)(lrl(ii(r¡l a I.t ¡'si'r'l'rgtr rrxial t l.dit()ri¿l li()(
I ! Ldilor[tl t1(]('
5-l ,1s _ , ^l!lllll,,t l,l rrür¡ y ¡l ¡¡ra¡¡¡

( 3) Si la rclaci«ill crrtrt'irltlividutl y socictla,J es un plutrler¡ra r:oll sc¡tid6 6 la


exteriilridady,finalnlente,ntanticn(jquccsposibleutilizarl«lstrtÚttlclostlclas
exprcsirin dc una ideología latente .
cienciaspo:iitivasparaanalizarestarclaciónyencontrarlcycsgcncralesqucla
4) Si la naturaleza de l.s sercs irur.an,s cs egoista y rrcccsita de pr.ccs.s
cle
regúlén.ErltlptlsiciónaestcP()SiCi()namiento,lasegundaS()Sticllequcltl¡lsictl-
socializacio¡r r¡ si krs scrcs hunranos s.n s<lciales prlr naturalcza.
lógicrlylt¡sociats()ttunaSuertedctcji<ltlsinCosturas,porl()qucrestlltadifícil
un ftnómcno y d(rnr-le e I otro' lr'tt 5) Si las pers()n¿rs sott a¡;ctttes librcs o cstán tlctcrminaclas
poner utl lírnite quc llrarquc ckindc cnlpicT-a ¡16r fur:rzas sociaits
y culturalcs.
consccuencia, la rclaciri¡ quc sc
postula entre procesos psicolílgicos y sociales

esdemerairrtcrioridadyscapucstaporelus()demétodosintcrpretativospara Pero la krcalizaci<in dcl «rrigcn histórico dc la clisciplina


no cs el únic. pr.-
entenderla.I)araestapcr§pectiva,ladimensiónsimbólicaclelarealidad.cscruCial
blenra con cl quc se e.cue .tra urra apr.xinració. ge.eral clc la psicología social.
alahoradecomprendercómolopsictllógicoseconstituyeapartirdelosclcial. ()tr. ¡rroblerna nruy inr¡r.rtalltc rcside en c(rnro se nta la Jisciplina, cuya
l)rese
I:nestccapítulrlscrevisanlasprincipalescuestionesrelacicrnadasctlnla
( Prcsentación sicm¡rre cstá ligada a ¡rosicionauricntos te¿)ricos, rn,:toclo¡igit:6s,
el]lerscnciayc<lnstituciílndelapsicologíastrcialctlnrtt<Jisciplinacicntífica.Sus
e¡ristem ol(lgicos c itleol o¡¡ i c os ¡r revi<ls.
caracterización i1e la psictllilgía social
ohietivos preterrden p«lp<lrcitlrlar: a) una l)c este modo, e l ca¡rítrrlo rlue tiene en las nranos e st¿i escrito dcstlc
la apuesta
apartirtlcsulristoria;ll)unairnagengeneraldelostenrasqtlehainvestigado por una psicología s.cial de corte sociológrco, cosa qu. tienr: divcrsas
quc harr emergido en la dis- consc-
durantc su tlesarrcltló; c) las grandcs oricntacitlues cue .cias. En primer lugar, significa gue en !a aproximació. a la disciptina
t¡ue sc realiza tle la rcalidatl s()cial; e) la se err
ciplina; tj) la definiciÓn y ap«rxinlación iatizala importancia que tienc ra historicidad cre ros fenómenos sociares
y del
relevalrciaqueadquierclosirrtb(.¡licoenlapsicologíasocial,yf)laindisolubte conocimiento que podemos elab'rar sobre eli<ls, ya que muestra
ptlstula entrc los fenómencls psicológicos
y striales' elcarácter
uniclatl que se cambiante de la realidad social y se aleia de la necesidad de considerar
k¡s fenri_
llxistencliversasvcrsitlnestlelrlrigetrtlelatlisciplinaydiferentesmanerasde menos psicosociales c'mo acontecimientos universales prefijados
y pr.pios tle
respotrderalapreguntarielcclmtlyelporquérJelapsicoltlgíasocial.Algurros una naturaleza humana que transcendeiía sus determinantes
de la Grecia clásica, otrtls en la fi- culturales. Llli st:-
autores encuentran cste oriSen en la filosofía gundo lugar, e'contramos que se acepta sin ni.gu^a rese [v¿: que los [ertómenos
lo más frecuente es considerar que
losclfÍa nltlral de la llustraciírn' No obstante' psicológicos están socialmente construidos, tle manera que
irleas o reflexiones sobre psicología srr lo social y lo psicc
toclas cstas referencias no son más que lógico son las d.s caras de una misma moneda. Finarme^tr.,
cncontramos que
cial,perodeningunamanerapsicotogíaSocialensentidoestricto.Entantoque a la hora de explicar y c.m¡rrender ra reración entre
itlentidad propia' su origen se loca- ro sr;ciar y ro psicoróg,ico, la
disciplina científica y campo de estudio con dimensión simbólica aparece como factor determinante. Hasta tar
un amplio coniunto de estudios rea- punto esto es
lizaría en Ia segunda mitad del siglo xtx en así, clue pasa a ocupar el primer plano en nuestros
psicología social tendría un largo análisis.
( lizados en diferentes países de Europa' Así"'la Esto podría ser de otra manera. por ejemplo, si se consuita
el manuar ya crá-
pasado pero solamente una breve historia"' sico que E. Aronson editr'r cn 19.54 con el títur. Itttntrbook of
Dado que no hay psicologÍa social ni en forma
ni en contetlido antes de fi- sociar ?sychorogy,,
1
escrito desde la denominada psp, la realiilad sccial que
se descr.ibe se caractcriz¿
¡ralesdelsigloxtx,[oqueencontramosenetapaspreviassonreflcxionespefte. por los rasgos siguientes:
(
necientesalámbitodelpensamientoofilosofíasocial.AlgunasCuestiones
son:
centrales que hay que considerar en tales reflexiones
l) No manifestar su a5pecto simbótico.
única o idéntica a los r¡tros' 2) constifuir un mundo percibido antes que interpretd.io en relación con l._r
1) Si ta persona, en Íánto que indivicluo' es
la sociedad es una otros. decir, la realidad coticiiana partre depcnder más cle ios pLopios
Es
2) Si la persona es prrxlucto de la socieclad o' a la inversa' esqucmas
percibidos del individuo quc de los prcxesos
( ' función de los individuos que la componen' de producción y rcprcducción social.

{
(

¡,'r«ilu(dill ¿ l¿ t¡si(ok¡H¡r y{ral (0 [dirdi¿lt/(x (


Cat,iruk,lHl(órbvd
(
3) Mostrar pcrsonas quc sc guían por pcqueñ(,s indicadorcs cst¡mulantcs esteob¡et¡vo ticnc qu(j Fxibilitar uná mayor libertad
individual y grupal mcdiante
que obscrvan cn el ambicfitc (, en las otras personas como si fucran meros rc- la toma dc coocicnc¡a yrhrr los dctcrminismos sociaks
de la acción; es tlecir, un
(
c€ptáculos llenos de normas y sin capacidad <.le agcncia. mayor crotroc¡miento de qit( )s dctcrminismos abre la
pGib¡lidad tanto de o¡:ioncs
4) (lrccr quc los grupos elaboran normas dc convivencia para quc cada uno (
más personalcs como d(: atcionc* más cony:ientes,
ta diferencia con la prcpucsta
de ellos encuentre su función social en un universo armonioso en cl cual no hay que encontraróis cn cste primcr eapÍtulo radica
en €l hecho de que lo simúlico
IuSar para cl confl¡ck). pasa a un sc¡¡undo plano y la a(ción de la

5) t)ludir las rclaciones de poder determinantes que imponen presiones y ge- ¡nra la psicokrgía socÍal.
neran estructura social y determinación de la identidad.
(
Y los presupuestos metodológicos que se maneian: propucsta de Martín-llaró se realiza desde
un contexto de fuerte confli (
cto
social y es completamente deudora de un posicionam¡ento
1) Obcdeccn a criterios completamcnte posit¡vistas. político claro: el au-
tor elabora un texto desd€ la realidad centroamericana, (
2) Depositan toda la acción de producción de conocimiento en el expcri- h uye de la psicología so-
cial atemporal y formal¡sta y apuesta r dotar a la disci plina con un fuerte
mento de laboratorio. (
3) Se asume que el conocimiento es acumulativo.
4) Seaspiraa formular leyes generalG del comportamiento social del individuo. (
No obstante, el problema t(xlavía s€ complica más si pensamos que incluso (
las presentaciones que se pueden hacer de [a psicoloSía so{:ial denmo de una
misma perspectiva varían ostensiblemente. Por eiemplo, si se revisa tanto la in-
bien en nuestra introducción el carácter histó
Si
co -tanto de la rcalidad solial (
como del conocimiento que producimos sobre
ella y su dimensión simbólica_
troducción como la definición de psicología social que lgnacio Martin-Baró (
aparece en un primer plano <osa que
define y proporciona a la d¡sc¡plina un as_
ofrcce en 1996 en su obru Entre el indilidm y la sociedad. Accíóne i&ología, se en-
pecto determinado, bás¡c¿mente analítico
y teóricG, en el caso de la propuesta (
contrarán importantes semeianzas y diferenc¡as con este primer capítulo. Entre que nos hace Martín-Baró,6tos
elementos pasan a un dirreto segundo plano:de
las primeras, tenemos que para el autor, el sentido y el significado son clave en esta manera, la ¡mportancia que
la comprensión de la realidad y ta acción social. Además, asume que persona y
tiene ra ideología en la determinación
de ta ¡ea_ (
lidad social ocupa la primera línea de
sus formulacions y propone que la psico_
sociedad se constituyen mutuamente, sin que se pueda entender la una sin la logÍa sociat actúe como henamienta (
cÍtica ae lm disposiiivos de pi., ,¡r. ,.
otra. Y, finalmente, defiende la necesidad de superar la ¡ntención posititivista ponen en funcionamiento con esta
finalidad.
de "entender, predecir y controlar' la conducta. Todo esto coloca su propuesta Cómo se puede ap¡eciar, los efectos que (
se derivan del cómo se presenta la
dis-
en la línea de lo que se ha formulado en la obra que tiene en las manos. dplina son importantes y notorios. En el caso
de la obra de Martín-Baró, nos (
muestra en qué consiste una considención
de la paicología social como compro_
Parahn autor como lgnac¡o Martin-B¡ró el papel de la estructura socioeconómic¿ es
determinante en el ser y el actuar de las p€rsonar. Sostieoe, de l¡ misma manera, que
miso político, como henamienta de crítica
del statrs 4Uo y como apuesta por una (
la psicología social tiene que ¡ugar un papel de crítica y denuncla social.
liberación de ta conciencia ideológicamente
ena¡eriada de los individuos. para é1,
el ejercicio científico de la disciplina
está al se¡vicio de unos grupos oprimidos y
(
Pero las diferencias empiezan a aflorar cuando atendemos al rumbo que toma aspira a una pedagogía de
su liberación. Tanto la inEoducció; d. A,onron
dicha superación del obietivo positivista. Martín-Baró defiende que el abandono de la nu€stra constituyen presentaciones
.o,no (
con efectos d¡fsentes: A O,rr*,,
"*r* (

(
(

q,!:dil(trial t j()( 5l{ lutrodu(riou a la lr!i(1)l()BiJ s({iJl e uditofial tl()( 59 (ial)ilul(, L l:l c<xrro y cl rrt¡ué.
¡r

ulla disciplitla que aspira a collstituirsc cn utla sucrtc dc tecrtrlltl¡;ía quc gestiotrc Así, la llro¡;rcsiva concicnciaci<'ln de la tliferenciación social cn cl scno dc
la relaci<in individutl-stxicdad, rrtictrtras que, por el cclntrario, cste capítul() prc- una misnra s«rcicdad y dc la variabilitlad de las culturas e ntre las tliversas so_
scnta una psicología social dc corte más teórico que aspira a comprclrdcr c in- ciedadcs fue dcjando constancia dc la inseparabilida<I que hay, de hecho, en-
terpretar los proccstls psicosociales cn sus dimensir¡nes históricas y simbólicas' tre la persona y.sus circunstancias o, cosa equivalentc, entrc tCIpú¡cológico y
[.as temáticas relack)nadas con la aplicabilidad de la materia y con los compro- lo social. cómo sc corrstituyc csta inseparabiliclad?
¿.I)cro ¿cómo incidcn
,,las

misos polítict)s aparecen cn un segundo platro. circunstancias" cn la fornracirin dc las personas? Lstas preguntas son muy sen-
cillas, pero las rcspuestas c¡uc cxigen son sumamente compleias.
(
La psicología social sc ha c<lnstitui«lo precisamente a partir tle preguntas
como las quc acabamos dc ¡rlantcar y con la preocupación por construir res-
l. t^a dimensión social
puestas que permitan entcndcr mejor el nexo mutuamente const¡tutivcl entre
I ,,Yo lo psicológico y social. listc capítulo pretende introduciros en el conoci-
1rl
soy yo y mis circunstancias". Ante la idea segun la cual las personas naccn
nriento de la disciplina quc llamamos psicología social, en el proceso de su
con una seric de característic¿ts que las definen para el resto de la existencia, Ortega
constitucií)n, cn los supuestos que la definen, en los temas que investiga, en
y Gasset tuvo el indiscutible talcnto de resumir en una sencilla frase una cosa que
las orientacioncs que la configuran y en los usos que poclemos hacer dc los co-
hoy nos parecc obvia, pero que tardó mucho tiempo en constituirse como evidencia
nocimientr»s t¡uc ¡lroporciorra.
y que fuvo que dar muchos pasos alrtes de instalarse en los saberes del sentido co-
Lo que acaba dc leer cn csta introducción indica una determinada manera de
mún. En efecto, para llegar a reconocer el pcso que tienen las circunstancias en nues-
entender la psicología social y la naturaleza de los fenómenos psicosociales. En
tra propia manera de ser, fue necesario elaborar, primero, la constatación de que las
efecto, ha lcídcl que la evitkrncia según la cual "yo soy yo y mis circunstancias,,
pennna$ a pesar i.bllgr dada una única y diferentes enÚe sí, piesentan un amplio
necesitó algunos pasos previos para constituirse como tal evidencia. Esto signi_
con$fit6.de c&ractedsti@s€ünun€s según pertenezen, pgrcircun§tancia§ de riaci-
[a vida, a una u oh? de fu, diferenties cCImuriidx|es fica, generalizando, dos cclsas: primero, que una creencia o una af¡rmación, por
mie*too por cir«¡tr§tancias de
( en la sociedad. También fue necesario llegar a la constatación de que muy evidente que nos parezca hoy, no siempre lo ha sido y, además. ha necesi-
$t@e¡isten
las creencias y las maneras de ser de las personas son de un tipo o de otro según los
tado un proceso histórico para que pudiera constituirse; segundo, que aquello
(
que hoy nos parece evidente, posiblemente deiará de serlo en un futuro próxi-
usos y las costumbres que imperan en las sociedades respectivas. Un autor francés
( resumió, muy acertadamente, este último punto, diciendo que lo que se consideta mo, r:omo deió de serlo la evidencia que las personas nacen, ya, como aquello
como verdad a un lado de los Pirineos no lo tiene que ser forzosamente en el otro. que son. Tanto los fenómenos psicosociales como el conocimiento que tenemos
son provisionales y cambiantes. Se forman mediante prácticas determinadas y
Aunque la cita siguiente está marcada por los preiuicios de la época, nos permite vef semodifican con la evolución de estas prácticas.
cómo a lo largo del siglo xvn se iba abriendo camino Ia idea de que nuesttas "circunstan-
También ha leído que la psicología social pretende construir respuestas y no
cias,, determinan nuestra manera de ser: "Si usted o yo hubiéramos nacido en Oldania,
seguramente nuestrcs pengmientos y nuestras nociones habrian sido tan poco refinadas encontrarlas. Esto significa que, del mismo modo que sucede con las evidencias,
como rás de los hotentot6 que viven en estas tiefras. si el rey de Virginia, Apochaucana, que hoy damos como buenas, las respuestas aportadas por la ciencia psicosocial
se hubiera educado en lnglaterra, probablemente sería tan sensible al sentimiento de lo
resultan de una actividad investigadora que se encuentra enmarcada en
diüno y un matemát¡co tan hábil como cualquiera de nosotros. [a diferencia entre él y un con-
el mejor de los ingleses sedebe, solamente, al hecho de que el eiercicio de sus facultades
texto social y cultural particular y situada históricamente. Estas respuestas están
ha estado ligado a las maneras, formas y nocione§ de su propio pais [...1"' marcadas por esta actividad y por este contexto particular. No podemos decir,

nbre el entendimiento humano. Madrid: Sarpe, 1984' por lo tanto, que son literalmente obietivas y rJefinitivas.
John Locke {1690\. Ensayo
(

c ilditorial (l()(l 60 lilt()dr¡ccióil a la l,si(1)lo¡3in s()(iJl cr t:dit(»ial t ¡()(l


6l (l¿¡ritrrlr| ||rrrrru
1!!55:
Los tcmas dc rctlcxi<in quc al)atccen cn cstc punt() son tliversos, pero aún sc La .cccsit.lad tlc dcsnaturalizar l«rs fc,rimenos
psic.l(rgic<ls, es dccir, de si-
puedc añadir otro si sc pregunta si sería descablc o no radicalizar la exprcsi<in tuarlcls ccxno fcn<imcnos culturales.
tle ()rtc¡;a y (iasset afirnrando, ¡lor ejemplo, que "yo soy mis circunstancias". [.as implicaci.nes dc una
¡rcrspectiva construccionista en cl campo dc !a
Flsta forrnulación cnfatiza todavía más la naturaleza plenamcntc social clc la pcr- psicokl¡;ía social.
sona, pero quizás tiene implicaciones difíciles de aceptar; ¿qué opina de cllo?
lrstc capítu[o constituye una invitación a dar un paseo por el variatl<l y rico
paisa je que ofrece la psicología sc¡cial. En efccto, utilizando una metáfora gco- l.l. I^a separación entre lo social y lo psicológico (

gráfica, podríamos decir quc en vucstro ¡ecrlrrido por la psicología, la psicolo-


(
gía sr-rcial se presenta como un territclrio clc pas«l obligado en el cual el vialante
Nadie duda dc quc er ser hunra.. cs u, sur ¡rlenamente social quc ncccsita ra pre-
ha dc adentrarse y quc tie ne que cxplclrar con curi«rsidad. A fin de quc este pa-
sencia y lasaptlrtacioncs dc lt» otros para (
seo sca más amcno, y quizás más provecht-rso, ofrecemos la c<lmpañía de un
¡x]er dcsarrollarse satisfactoriamente. lbr
decirlo de alguna rnancra. sur loc ohos quienes constru,ren
guia, el autor, que i¡rdicará cl trayecto más conveniente. Sin cmbargo, eso sí, el teiido de relaciones, (
de estÍmuloo ¡ en definitiva, er entomo en cuyo
seno, G[rño si r traüara de un nitr§
no llay que olvirlar que otro ¡¡uía te habría co¡rducitlo por otros caminos y que ¡ el tltlbdts'atsgttlo y'és arngrlffo. Naclie
[x)ne ert rJuda tainpoco que este entorno
al acabar cste viajc, soiarnc¡rtc sc habrá conocid¡t una de las posibles rutas a stlcial, cambiantc a r.edicla quc la
¡rers..a se va tlcsarroilando per'siempre prcsente
tLar'ós rie la <iisciplÍtra. y siempre i.dispensabre, le marcará
¡rrofundamente y configurará progresivamente
Así pues, los ob¡etivos básicos del capítulo so¡r los siguientes:
su propia manera tle ser. Basta cr¡¡r lcer los estudios
que se han hecho sobre algunos (
casos de niños que han sitlo privaclt¡s bicn
[)ront() de las relaciones sociales habitua-
- Saber definir o caracterizar la psicologia social, a partir de la historia de su les para poder ver cuáres son los et'ectos
catastróficos de Ia farta de un entorno social
configurac!ón como disciplina. satisfactorio (hospitalisrno, fuertes carencias srriales,
niños aislados y encerraclos
en casa por sus padres durante años, etr:.). llasta
- Saber definir o caracterizar la psicología so,:ial a partir de los grandes te- también con comparar entornos
sociales muy diferentes pata ver que las personas
mas que ha investigado. que se ha. desarrollado en estos
diferentes entornos presentan, entre ellas, «jiferencias
profundas.
- Corrocer cuáles han sido y cuáles son las grandes orientaciones teóricas
sin embargo, aunque nadie ponc en duda ra importancia
que se manifiestan en el seno cle la psicología social. y la influencia que (
tienen los factores sociales en ra configuración psicorógica
de los seres huma-
- i)oder analizar las aportaciones de la psicología social para la compren- nos, no existe, en r:ambio, ningú. consenso en el grado en el que la dimensión (
sión de la realidad sociat y para intervenir en ella. social incide sobre ros procesos psicorógicos y
todavía menos en la manera en
- Saber explicar por qué la psicología social afirma que hay una imbricación que esta incidencia se produce. Hace (
unos años se desarrolló un intenso debate
i¡rdisociable entre Io psicológico y lo social. sobre el papel que desarrollan la naturaleza
y la cult,ra respectivamente en la (
formación de la persona:
¿hay niños que naccn con una propensión mayor a ra
agresividad, igual gue rray niños que (
I)c ¡nanera cornplernentaria, este capítulo proporcionará las informaciones y los nacen con er pelo más claro que crtros?
¿o
bien son las condiciones de su existencia
hstlumentos para p<ider analizar c-c¡n más defenimiento lcls;spcctos siguientes: ras que hacen que un niño sea más
propenso que otro a la agresividad? preguntas (
como éstas arimentaron u.a po-
lémica que duró muchos años
antes de lregar a la conclusión de que era impo-
La importancia de Ia dimensión sirntxllica en los procesos psicosociales
(
sible separar arnbos componentes
para ver cuál era el impacto de cada uno. [¿
(
social ad liditorial (l(X 6t (:apítnlo L lil
62 hltr0lucciótt a la I)sic()logia c'órrro y el ue...
o tiditorial uoc

().m<l ya sc sahe, hay ilusio,cs perceptivas


que distorsionan [a visión que tc-
discusióndesembocÓenuncicrtoacuertlc¡encuantoalaincesablecincxtrica. nc[ros dc las c«rsas.
bleinteracció¡rentrcaquclloqueesinnatoyaquelloqueseadquicrc. [.as ilusi,ncs ¡rerceptivas
.t¡ sóro nos [rcnen en guardia contra el crédito quc
que' a pesar de las dificultacles que
Aun así, hay muchos que consideran di- tenenx)s quc dar a nucstras percepciones, por muy evidentes que
bien
existen' sin embargo' tl<¡s realidades nos parezcan,
comporta el intentt¡ rJe separarlas' sino quc tambión infr¡rman a l.s ¡lsicórog.s de las pecuriaridades
por el otro' Sc
psicológica, por un lado' y la reatidad srxial'
ferentes: la reatidad
der sistema vi_
la materia bá- sual huma¡r. y les ayudan a cstablccer una psicología de los
psicológica es primera y constituye mecanismos percep_
trata de la idea de que la parte tivos. Ah.ra hien, no son únicamcnte ros factores geométricos y
con conteni-
viene dcspués y alimenta la psicológica espaciares ros que
sica, mientras que la social
generan ilusi«.¡nes perceptivas, sino que también los factores
particulares' sociares presentan
dos concretos y dánclole formas
en esta concepción es la metáf«¡ra dc la esta pr.piedad. ['n un conocido experimento, Bruner y postman
pidieron a un
Una de las metáforas subyacentes
la plastilina' es decir, la materia básica, coniunto de niños que dijeran cuál de una serie de fichas circulares que
plastilina: la parte psicológica sería res pre-
esta plastilina para dar formas
diferentes segun sentaban se parccía más a otra ficha que se les presentaba como
modelo. cuando
mientras que la social modelaría
el estímulo modeto era una simple cartulina, los niños seleccionaban,
los diferentes entornos sclcioculturales.otrarjelasmetáfora§queencontfamos con bastan-
es la metáfora del barniz: la
parte social se- te acierto, la ficha de tamaño más parecida al modero, pero,
detrás de la mencionaCa concepción
cuando er modelo era
sobre la y le da tonos, brillo Y colores di- una moneda, los niños tendían a seleccionar una ficha significativamente
mayor.
ría el barniz que se aplica Psicológica
diferentes culturas. Pero bastaría con rascat este barniz Para Elvalor sclcial que tiene er dinero provocaba, pues, una sobreestima
perceptiva del
ferentes según las
idéntica Para todos los seres tamaño del soporte físico en el que el dinero se materializa.
ver aparecer, Por debaio, una realidad Psicológica
que los acontecimientos que provocan
humanos. Así, Por eiemPlo, se admite
si esta persona pertenece a la cultura Flgura l.l. llu¡lone¡ perceptlvas
risa o el enfado en una Persona camtlian
se afirma que la risa o
iaponesa o a la
cultura alemana, Pero, al mismo tiempo,
decir,
propias rle la psicología humana; es
el enfado son emociones universales
diferente
se reconoce que las personas
manifiestan la alegria o la ira de manera
estaciones
Ias diferentes culturas, pero se
afirma que estas diferentes manif
básicas y universales
constituyen el refleio de unas emociones

sobre los proce§os


1.2. El impacto de los estímulos sociales
psicológicos

se habla del impacto de los factores


precisamente en este sentido en el que
Es
por los
Muchos de los estudios realizados
sociales en'los procesos psicológicos' Muchos otros experimentos, del estilo de los que rearizaron
poner de manifiesto y a acotat este impacto' Bruner y post-
psicosociólogos se encaminaron a man, han deiado claro, por lo tanto,-que los-factores sociales
y la social, también inciden
L¿ idea de que hay dos realidades
bien diferenciadas, la psicológica
psicológico en los procesos perceptivos. A partir de otros experirnentos
y que conviene estudiar, p6' lo tanto,
el impacto de lo social en lo se ha llegado a la
conclusión de que los factores sociales inciden no
que la presentemos aquí detalladamente' sólo en la percepción, sino
ha sido tan influyentt qut *t"tt también en el resto de procesos psicorógicos que configuran
percepción'
Para empezar, pondr"moq un
eiemplo de ello en el campo de la er ser humano.
tl(x] 64 lrttrt¡lueciorr a la l,si(1)loBia Jo(ial ,O Edil(trial tl( X
oj [.dit0rial 65 (lapituk) l. I.ll cóIro y el lrorc¡ué...

I_o valioso
es más grande 1.3. t^a intcrsección entre soci«¡klgía y psicología

l.os cirr:ulos 1,2,


3,4,5 tlc la figura 1.2 representan la scrie tlc fichas dc cartón, entrc
las que el niño
ticnc qttc escoger la que se parez"ca más a las fichas A o Ii que le dan. Hay «rtra disci¡rlina, ra s«rciorr¡;ía, quc ticnc por obieto estutliar
rrs fenóme-
nos socialcs. La psicologÍa social sc situaría, por lo tanto, en la frontera
A y B son dc tamaño
itlóntico, pero A es una ficha dc cartón y li es una moneda. La ficha quc sc-
número i ticnc cl mismo diámetro que A y B y cs, ¡ror lo tanto, la ficha arletuada; la para la ¡lsic<rklgía y la strcioklgía. Más concrctamente,
se ha consideraiftr quc la
ficha número 4 tiene un diámetro superior. [a flecha indica la elccción quc ha hecho (]l psicología social se sitúa r:n la interst:cción entre estas dos disciplinas.
niño. Cuando compara la ficha A con cl resto, escogc c()rrcctamente la ficha nírmero 3.
En cambio, escoge
la número 4 cuando ticnc que corllparar la ficha B (moncria).
Flgura 1.3

La idea según la cual los factores socialei im¡ractan en l<ls procesos psicolí)-

gicos está cn la base de una concepción de la psicoloSía social que la sitúa corno
(
disciplina complementaria de ia propia psicología. Según esta concepción, la
psibología estudia los procesos psicológicos básicos que sc dan cn el individuo,
micntras que la psicolclgía social cstudia la manera cotnt) estos p¡occsos psieo-
lógicos se ven afectados por los fenómcnos sociaies.

(
Figura 1.2 Pskologío soclal

2 3 4
En el espacio delimitado por la intersección se encuentran
los fenómenos
picológicos demasiado cargados de determinaciones
sociales para que la psico-

f<§<; logía los pueda analizar debidamente, y los fenómenos


gados de determinaciones prsicológicas para que
sociales demasiado car-
la smiologfa los pueda arralizar
debidamente; es decir, los fenómenos .-,,yo estuaio es competencia de la psico-
logía social.

f.4. I^a fusión entre lo social y lo psicológico

Por muy influyente y por muy convincente que


haya sido esta manera de en-
tender la psicología social, hay gue preguntarnos, (
aun asÍ, si es correcto ver la
dimensión social como una dimensión sobreañadicla
a Ia dimensión psicorógica
y que se limita simplerurente a impactar
en ella. cada día hay más psicórogos
66 hrtf(xlucciólr a [a psic()logia s(rial Editorial (,(x: 67 Capítukr I. lil c'oruo
o lditorial IJOC @ el

que se ale¡an dc csta concepción y que cuestionan la supucsta separabilidad clc mentc, ¡xldcm«ls considerar que es ¡ror me«lio de la propia relación c«¡n los
lo social y de lo psicológico. Por otro lado, la importancia creciente quc sc ha otros c()mo lo social intcrvienc desdc el primer momento cn la c«¡nstrucción
concedido al lenguaie cn cl dcsarrollo de la persona ha contribuido clecisiva- de los pr«rccsos psic«rlógicos. Psique y sociedad no son dos realidades inde-
mente a difuminar la scparación entre lo psicológico y lo s«rcial. pendientcs vinculadas entrc sí por meras ¡elaciones de influencia recíproca,
El lenguaie es un obieto eminentemente social, quc sc presenta al sino que c<lnstituyen un todo inextricablemente entrelazado. La dimensión
como un producto y como un elemento constitutivo de la cultura en social no c«rrre paralclamente a la dimensión psicológica, sino que es cons-
I se desarrolla la persona. Pieza clave para el desarroll«¡ del pensamiento, titutiva «le ésta.
le es aquello que proporciona al niño las categorías que le servirán Esta idea n«¡ es fácil de asimilar, porque, cuando pensamos en la sociedad,
la percepción del mundo, para estructurar la afectividad, para pensamos habitualmente en una cosa que exterior al individuo, una cosa que
es
las relaciones con los otros. le rodea, una cosa en cuyo seno se encuentra el individuo y que, por lo tanto,
leinfluye, de la misma manera que le influye el entorno ecológico en cuyo seno
El lenguaie y el mundo también se encuentra, pero que le influye desde fuera y simplemente se tiene
que adaptar a é1.
A la vez que subraya el carácter convencional del lenguaie, esta cita del antropólogo
Beniamin Lee Whorf enfatiza el papel que eierce el lenguaie en nuestla construc- Para véncer la dificultad que nos impide entender plenamente que lo social
ción de la realidad. es constitutivo <Ie lo psicológico_, tcnemos que abandonar esta r.p"r".i*
iá-l*
individuo y sociedad, y quiás la referencia al lenguaie nos puede ayudar a con-
"Disecamos la naturaleza siguiendo unas líneas trazadas por nuestra lengua
na. Las categorías y los t¡pos que aislamos del mundo de los fenómenos no los seguirlo. Preguntémonos, por eiemplo: ¿dónde está el lenguaie, fuera o dentro
contramos en la realidad, allí [...] sino que, al contrario, el mundo se presenta de nosotros? Hay muchos problemas con los que tropezamos si no contestamos
un fluio de impresiones calidoscópicas que nue§tras mentes tienen que
que el lenguaie está dentro y fuera de nosotros, es decir, las dos cosas al mismo
y eso, en gran medida, significa que los §i§temas lingüísticos de nuestras mentes
que organizar. Desmenuzamos la naturaleza, la organizamos en conceptos tiempo y de manera inseparable. En efecto, si no estuviera fuera no podríamos
adscribimos significados, y lo hacemos de esta manera, en Sran medida adquirirlo y no podríamos comunicarnos con lc otros.
ligados a un pacto pata organizarto todo de este modo: convenio que
La comunicación es posible porque el lenguaie está fuera, lo que permite
e§trictamente dentro de nue§tra comunidad idiomática y que §e
los patrones y en los modelos de nuett¡a lengua. Ni que decit tiene que e§te que los otros accedan a é1, igual que nosotro§. Pero si no estuviera dentro, ni
es implícito e informulado, pero sus términos y sus cláusulas rcn siquiera podríamos saber que existe y, sin duda, tampoco podríamos comuni-
no podremos deci¡ nada a menos que suscribamos todos los datos
y clasificación que el mencionado pacto decreta como vinculantes carnos plenamente con los demás.
aceptemos enteramente."

Beniamin Lee Worf (19561. Langwyq Tlnught, and Reality. New York The Technology
Press y John Wiley and Sons.
l|t]. Pasa lo mismo con lo social:
está dentro y fuera de
al mismo tiempo. No podría estar fuera si no es$á dentro, y al revés. Desde esta
1.5. La construcción soci¡l dc lo pslcológlco perspectiva, el obieto que define la psicologÍa social como disciplina deia de
ser el estudio del impacto que tienen los factores'§iiciales en los procesos psi-

Así pues, podemos afirmar que con el lenguaie lo social está directamente cológicos y pasa a definirse como el estudio de la"construcción social de los
presente en el desarrollo mismo de los procesos psicológicos y, más general- procesos psicológicos.
(

cl lldi((trial ti()(i (rtl l¡l(r()du((iólt ¿ l¡ l,§i(1)logia s(f,idl o Editori¿l tl(X (tt)


(
Capítulo I lil córrro y rl ¡urqué...

2. La genealogía de la psicología social Princi¡titt di unu scienat nutw tl'i¡ttorno alLt comune
natu¡a delle nazioni (lTzslera mostmr
el fundarncntai pa¡rcI a¡¡cnte de las idcas cn la
historia, que es el lugar ¿c realización del (
homhrc, y huscar cn eil¿ er ve«radc.r con(rcimiento
de ra naturarei¿a humana.
2.1. [-os antecedentes: Vico y los significados compartidos (
vico insistiír, también, en cr earácter c«¡nstruido de ra
sociedad. para ér, ra so-
ciedad cs un pr«rducto puramcntc humano que resulta (
Cclmo es tratural, hay difercntes vcrsioncs del ori¿¡cn de la psicoklgía srxial. l:s de la actividad clesarro-
llada por bs i¡rdividuos. Irsta idca, que hoy aceptamos
bastante frecuente entrc los psicosociólogos hacer remontar esta disciplirra a la fácilmente, también fue
de difícil crab<¡ración. r¿ vrciedad parece tan insensible
época de la Grecia clasica y remitir a las obras de Platón y de Aristóteles para en- a ros efectos que pueaen
resurtar dc ra actividad de una persona particular
contrar los primeros bocctos de una consideración psicosociológica del ser huma- que resurta difícir reracionar su
existencia c<¡. las pe rsonas r-',ncretas que la co.stituyen.
no. Dejand<l a un lado estas obligadas referencias a la antigüedatl, muchos [.o más razonable con-
sistía, por ro tant(), en situar su origen y .acimiento (
psicólogos sociales coinciden en situar el inicir¡ de la psicología soci¿t hacia ntc- fuera der ámbito de ras ac_
tividades humanas, por eiemplo en la voluntad de
diados de siglo xtx _v algunos ven en la obra del filósofo francés Auguste Comtc, los dioses.
(
¡radre del positirzisnro, las primeias definiciones de ta ctisciolina. Pero también se
pueden tomar otros puntos de referencia y, por nucstra parte, nos parece que la conocemos meior to quc hemos construrdo nosotros
mismos
(
obra dcl iilósofb italiano del siglo xvttr (iiarnbattista Vico constituye un punto dc
"[...] el mund. de la vriedad c¡vil ha sido hecho, sin rugar a dudas, por los hornbres (
partida mucho más interesante para r¡brcar los primeros pasos de la disciplina. los principros hace farta burarros, por ro tanto, t...1
en ras mo«rifiraciones de la mente huma.
na. cualquicra que reflexione al respecto solo puede
filósof.s hayan puesto todoe los esfuerzos en el estudio
maraülrarse der hecho de que los (
"[...] una ciencia s«rcial que asuma que puede romper con el pasado desde el que ha sur-
gidi, perderá inevitabienrente la perspectiva del futuro hacia al que habría de tencler." Dios puc.e conocef, ya que.él es. quien lo
der mundo naturur
lu. Jil.nt*
ha hech., y que hayan dedicadq en cambiq
tan pocos esfuerzos ar est¡.rdio del mun«lo de (
ras naciones, o mundo civil, ya que,
debido
Scrge Moscovici (Ed.). (1986). Changing conceptions of leadership. New york: Springer- a haberlo hec.ho los mismos seres humanos,
pueden llegar a conocerlo.,,
Vcrlag. I
Giambattista Yic<t (172911973). I^a nueva ciencia.
Ba¡cerona: praneta.
En efecto, Giacrbattista Vico desarrolló una serie de conceptos que serán cla-
vc para la psicología social. En primer lugar, Vico desarrolló la idea segun la cual Pero vico investigó sobre todo la manera
en que se iban constituyendo las (
las soci«la<ies presentan una dimensión histórica ineludible: se constituyen, significaciones compartidas que constituyen
el fundamento de una sociedad y
evolucio¡an y camb.ian en el transcurso de la historia. Esta idea, que hoy nos sin las cuales no sería posible la interacción
entre los que Ia integran. Vico nos (
parece tan sencilia y tan evidente, requirió, en cambio, muchos esfuerzos para e.xplica, de una manera que hoy porlemos
considerar simplista, pero que revela
constituirse y ser aceptada comúnmente, porque el carácter cürcreto de la so- una profunda sensibiridad psicosociar,
córno se con§tituyeron ios primeros sig- (
ciedad está tan presente en Ia persona que nace y se desarrolla en ella que parece nificados compartidos a partir de las reacciones
comunes que tenÍan los seres
que siemp.re haya existido y que sea inmutable. humanos ante los acontecimientos naturares. por
(
eiernpro, ante los truenos y ra-
yos de una tormenta, corrían
a rcfugiarse en cuevas y otros refugios,
de manera (
Vico, Giambattista §ápol es, l66&l7tl/l) que desarrolraban coniuntamente
una misma activi«lad en un mismo momenh)
. y ante estímulos idénticos. Fueron
estas reacciones comunes,.§qq los ge§tos y (
Filóy.lt'ü italiano, autodidacta, fue profe«rr de retórica en la Llr:iversidad de Nápoles. con-
virtió el racicnalismo en un historicismo, al presentar ia razón como una realitlad que ac- las conductas que impricarran,
túa por sí misma corr urra irragotable fecundiüd creadora. El propósito de su gran obra
las que fueron estaurecienio,
§es para construir códigos de comr¡nicación
ffi.'olo,
r., ou- (
v significados compartidos.
(

(
(
70 l¡rl¡¡[k(nr' ¿ l¿ l'\i((n(,8iJ s({¡al 7t (:¿p¡lul,) ¡ u(dnoycl lxrqxc

2.2. I-a formación de la psicología soc¡al en la Europa del siSlo xrx l,a dit¡rencia entrc qitas dos psic()l()gÍas sociales, en cuanto a enfoques tcóri_
cos, cs clara. Micntras quc cn la primcra de estas dos orientaciones se toman los
fenómcnos y)riale-"i y los indivirluos crrmo unidad de análisis y se estudian sobrc
'lt¡davía tcndrcmos quc cspetar más dc un sigltr <lesdc la publicacitin dc la
todo la conducta $cial y el impacto dc los estímulos yxiales en los prGesos psi-
obfa pionera dc Vico para que [a psicokrgía social empiect a consttuir§q lomo
cológicr.rs, cn la otra ofientación sc toman la interacción social y la dimensión s()-
un campo de estudio claramentc diferenciado. lln rcalidad, csto no pasará hasta
cial como unidad de análisis y sc tstudian sobre todo las características de la vida
la segunda mitad del siglo xtx cron una serie de estudios realiz¿do§ en diferentes
colectiva y su repercusión en la !,onfiguración social de las personas.
países europeos. Desde el Primer momento se entrevén dos 8¡andes orientacio-
nes: [a una centrada en el individuo y en los determinantes innatos de las con-
Junto a estas diferencias de naturaleza teórica, también se manifiestan difc_
rencias mcbdoló8icas: mientras quc la tlSP recurre con frecuencia a la experi-
ductas sociales y la otra centrada en las Srandes colcttividades humanas y en los
mentación en laboratorio o a discños cxperimentales en situaciones naturales,
determinantes culturales de las mencionádas conductas.
la PSS se inclina por los estudios de campo, la obseNación sistematizada y la re-
En el marco de ta primera de estas orientaciones se enfatizan los instintos so-
cogida de datos en situacio¡res de la vida cotidiana.
ciates que empuian al individuo a desarrollarse como ser social, buscando el
[a separación y a veces el e¡tfrentamiento entrc estas dos perspectivas se ha
contacto con sus congéneres (insttnto Sregario) y aprendiendo las pautas del
atenuado después de la importante crisis por la que pasó la pSp a finales dc los
I comportamiento social (instinto d€ im¡tación). La otra.orientación porre el
años sescnta. (lomo consecuencia de esta crisis, parte de la pSp se ha acercado,,a
acento en los factores culturales que reSulan la socialización de las pcrsonas y
( que marcan la vida social, Prestando una atención muy particular a la sedimcn- los planteamicntos de la PSS y ha desarrollado una tercera vía que intenta superar
la división disciplinar entre psicología y sociología restituyendo a la d¡mensión
tación de ¡a historia de los pueblos en sus lenguas, en sus creencias y en sus tra-
social toda ta importancia que tiene en el análisis psicosocial y rescatando el papel
diciones culturales. Es, por eiemPlo, desde esta. segunda p€rspectiva desde
fundamental del Ienguaie cn la construcción de los fenómenos psicológicos. Esta
donde Wilhelm Wundt desarrollará a finales del siSlo xlx y comienzos del siSlo
tefcera vía ha recibido el nombre de psicología scrial construccionista (pSC).
xx una obra importantisima y voluminosa sobre la psicologia de los pucblos-
La rapidísima exposición de la genealogia de la psicología social que acaba-
mos de leer nos ha hecho sobrevolar en pocos párrafos más de dos siglos de his-

2.3. El desarrolto de la pslcologíe social en los Estrdos UDidos tor¡a hasta desembocar en el momento actual. Es necesario remontarnos, ahora,
a los inicios de la disciplina para ver más detenidamente cuáles fueron los gran-
des temas que solicitaron la atención de los primeros investigadores y que favo-
Aunque se irá perdiendo poco a poco el interés por unos suPuestos instintos
recieron la progresiva constitución de la psicología social.
sociates, gran parte de la psicología social mantendrá la PreocupaciÓn por los fe-
nómenos individuales, hecho que dará lugar a aquello que algunos autores han
denominado la psicoloSía social psicoló8ica (PSP), que conocerá un importante
2.¡1, los temas fundaciotrales: instintos mciales, lmitación,
desarrollo en Dstados Unidos durante el siSlo xx y que influirá a partir de este
sugestión y fenónenos colectivos
momento'sobre la psicoloSía social desarollada en otros lugares del mundo.
Paralelamente a la PSP, se desarollará, también en Estados Unidos, una psi-
cología social socioló8ica €SS) más Pmxima a los planteamientos de Wundt, l) Los instintos
pero que no alcanzará un grado de difuslon parecido a los de la PSP y quedará En la segunda mitad del siglo xrx, época en la que la psicología social fue to-

circunscrita básicamente af ámbito de la socioloSía. mando forma, la influencia de los escritos de Darwin era muy importante. Este
(

(
(
(

(c) l.:dilorial t,(X: 72 Irrtrr¡tft¡r'tirirr a h l,sic()l(rgia s()cial


o Editofi¿l t,()(;
(
73 (:al)itul() l. lll c(into y cl
lxrrqué...

hecho cxplica quc, por anat()gía con lo que pasa crl el rcst() dc cs¡rr,-ics animalcs, (
nada caftdad al pcrcibir t¡n determinád. obieto y a actuar, respcct()
la psicología s«rcial prcstara una gran atención, igual que toda la a e[o, de una
¡»ic«rlogía, a la manera paf ticurar., cua.d, men,s, a expcrimentar
un impulso al eiecutar tal acción.,, (
cuestión de los instintos c intentara explicar la conducta dc los scres human«rs
en términ«rs dc difcrentes instintos sociales que muevcn a las
¡x:rrcnas.
N, obstante, la mr¡da intelectual favr-¡recitla pnr ros trabaios cre Darwin fue (
Detrás de cada fenómen«r ¡xicosocial se buscatra el instinto que lo pr<xrucía. perdiendr fuerza p.c. a poc,
y ra referencia a los instintos desapareció progre-
De aquí viene quc se hable de: instinro greg)año-paraéip-licar quc ras pcisiiná.s
tie n sivamentc tlc l«rs plantcamicnt<¡s psic,s,ci,rógicos, y también cre ros plantea_ (
den a buscar la compañía de sus semeiantes, der instinto agresivo para dar rnientos psicr»l<igic«rs en general..
cucnta
de la h«¡stilidad interpersonal o intergrupal, y del instinto oltruistapara cxplicar
la
solidaridad entre las personas, etc. [¿ tendencia a buscar la explicación de
l«¡s fc-
2) La imitación
nómenos sociales en las características innatas de las personas se encuentra, otro de gra.des temas fundacionares de ra psicorogía
l«rs
pues, sociar es el fenórneno
muy presentc en los prirneros momcntos de la psicología social. de la imitació,. [,a obscrvación«lc la concructa de ros niños conduce a ros pri- (
En la obra de 1871 sobre el origen del hombre, c. R. Darwin decía lo siguiente: meros psicólogos sociales, cntre los que conviene destacar
muy especialmente a
Gabriel '[ardc, a ver e¡r el fcnómeno de la imitación ra explicación (
de la manera
"si consideramos al homb¡e como animat sociar, es muy probabre que en que los seres humanos aprenden a desarrollar
tenga que hc- las conductas consideradas
redar determinadas tendencias a guardar fidelidad a kis compañero_i y (
a soireterse at como "normales" y deseables en su sociedad. se trata, en
iefe de laLribu, ya que ambas cuaridades rcn propias de ra mayoiíi ie ¡os an¡maies realidad, cle u, primer
sociales. Baio la.intluencia de esta herencia estará dispuestu u rili, en defensa intento dc explicar er fenómeno de la s<¡cialiización, es decir, (
de sus er mecanismo me_
camaradas en convivencia con el festo y a prestarles colaboracion diante el cual los individuos que nacen en una sociedatr
en cualquier cir- interiorizan los varores,
cunstancia, siempre que no sea con urr det¡imento excesivo de su propio (
de sus aspiraciones más profundas.,,
bienestar () las creencias, l's
esquemas relacionares y ras pautas de comportamiento
propi,s
de esta sociedad, de manera que se permite que, generación
tras generación, se
Charles R. Darwin (1871). ['t origen del hombre. mantengan y se reproduzca¡r ras características básicas
de la sociedad. t.os adurtos,
que ya han inte¡ iorizado las normas sc¡ciales vige.tes,
¿Qué instintos? se erigen en el modelo quc I
imitan los niños y de esta manera ros niños se erigen
a su vez en personas adap-
Para el psicosociólogo William McDougall, los principales instintos eran tos siguientes: tadas e integradas en la sociedad. (
"El instinto de huida y la emoción del miedo. L,l instinto de_Lepulsión y la
di¡gus.to-El instinto de taqu_riosilhdflfEññ.on Os.¡a s,q¡;-ñTt iñíinto
emoción del
"El material der que se nutre el niño se encuentra (
Ae ta pusna- en er almacén de actividades ya era.
cidady la emoción de la-ira..Los instintode autorebaiaril;-suieción) y er boradas, de maneras, de modetos, de organización,
de-autoafir- etc., que posee la sociedad. Esto.
sirve de elementos estimulantes, de puntos de (
TTlQ_l.-{o exhibición de sí mismo), y hs ómociones ae U..sú¡eciói'y_qe!_S9(. to refe¡encii [..J er niño na oe pooer
sentimiento negativo y positrvo). El instintg.paternal y la emociéñái: iá aprender [...] ha de ser capaz cte imitar
ternlra. El ins_ [...].,,
tinto.de reproducciú1r. El instinto glega¡io. tt ¡r»úntoüe adt¡uisición, El
instintc be cons-
(
tnrcción." t"t. Baldwin (rgo2). sociar and ethicar interpretations in
fy-es mentar deveropment.New
York Maclnillan.
(
wiltiam Mcli<rugall (l9lo). An intn¡duction ht suiar psychorogy. London:Methuen.
El interés por
la imitación permaneció durante muchos años en
McDougall nos daba en esta misma obra una definición crara de I,s ra psicologia (
instintcs:. social, ¡rero fue deiando.paso, poco a poco,
a plantearnientos más sofisticados
"Así, pues, pode,rros definir lo que es instinto dicienrio que representa
una disposición
en términos de aprendizale sociar.
¿.Las teorías del aprendizaie
(
sociar pretenden
psicoñsica hqedada o innata que lleva a su poseedor a percibir explicar este mismo fenómeno de ra
objetos de una ietermi- sociarización y de ra reproducción sociar,
nada clase y prestarles atención, a experimentar excitaiión e-ocionat
ae un. J.r*,.r- pero salvando algunos de ros (
escoilos cr¡n los que topaba er cc,cepto de imita-
(

(
,c t:drlorial I l()(. lltlr(xlu.(iolt ¡ la l)\i(r)l()giJ \(xi¿l O t(litorirl l()(
L 15 ( lrpitul() L Ill crirrto y el ¡xrrquc

cia)n, corn() p()r quc inlitart kls niños? () ¿.prlr quó n() sc irttclioliza todtl aquclkr te const:icntcs tlc esta imposicirirr y así ¡lucdan conservar, por [() tanto, cl senti-
quc sc inlita,cs dccir, tanto [as conductas desca[rlcs c(,rlr() l()s rnalos cienrl)l()sl micnto c¡uc las asumcn para cllas mismas.
0, finalr¡rcntc, ¿ca)n)o sr: pasa de la sim¡llc inritacitin a la ap«rpiaci<itr dc u¡la
pauta dc c«rnilu(la?
Baiando hacia el individuo

Estas tlos citas rcflcian <:laranrtnte la evoluci<in tle la psicotogía social hacia el estudi<r
3) La sugestión de unidatles catla vr:z nrás alciadas de la dimcnsión social:
La prcocupación por el fenómeno de [a socializaci(ln rlrientó los prirneros pa-
"t...1 La psicokr¡;ia social cn Arnórica prnnkr dejó de ser genuinamcnte social y se cen-
( sos de la psicolo¡¡ía social hacia el estudi«r dc otrt¡ fení¡mcno tan importante tró en cl contportamir:ntt¡ de l«rs individuos."
como la imitación: cl fenómeno de la sugestirin.
Robert lrarr ( 1986). 'thc krial l)syclrology of william Mcl)ougall. t"n Carl F'. Graurnanrr
y Serge Moscovici ([tl.) ()hunging concelcions ol crow,d mind and behavior. New york:
I Mediante la sugestión se pretende explicar [a manera ct¡mo las petsonas se amoldan Springcr.Verlag.
al contexto social y acaban reproduciendo sus caractcristicas sometiéndose a las indi-
caciones y a las exigencias de los otros; es clecir, en definitiva, a las cxigencias de la Dc una manera más contundcnte, (¡raumann rlcclara que la evolución de la psict>lo-
scxiedad. gía social drsembocó en "la individualiación de lo social y la desocialización del in-
dividrro".
(
Ln los ¡rrimeros estudios sobre la imitación, cl papel dcsarrollaclo por cl adul- C. Ir. Grauntann, en el llibre citado ar¡teriormente
to es escncialrnente pasivo: se limita a figurar conto utt rnodelo que el niño in-
tenta imitar con más o menos acierto y es en esta facultad de imitar donde En la línea de los trabajos dcsarrollados por el psicólogo Alfred Binet, quc cla-

descansa la posibilidad misma del proceso de reproducción social. Tomar en rían lugar al influyente libro tituladrt La sugestión, Ia psic«rlogía social fue pro-
consideración la sugestión invierte los papeles, ya que es e[ adulto quicn pasa a fundizando en este fenon¡eno aunque abandonó poco a poco el término
tener el rol activo mientras que el niño se convicrtc en un receptor pasivo de ias sugestiótt y lo sustituyó por el concepto más amplio de influencia social. l)e esta

influencias eiercidas ¡lor los que lo rodean. Pero el resultado es cl mismo. manera se abrió una de las líncas de investigación más imDortantes de la disci-
Los primeros trabaios sobre la sugestión no cran aienos a la influencia que plina. Los estudios sobre influencia social abrazaron progresivamente todas las
eiercían en la época los trabaios y las polémicas en torno a la hipnosis, fenóme- situaciones en las que las personas adoptan el punto de vista expresado por los
no que se había puesto de moda en los círculos intelectuales y que mostraba otros o se aproximan a é1, y también las situaciones en las que las personas
cómo una persona podía obligar a otra a adoptar ciertas conductas o asumir adoptan tanto las conductas desarrolladas por los otros como su manera de ser
ciertas maneras de ser sin que esta últ¡ma fuera consciente del hecho de que al- o se aproximan a ellas.
guien había doblado su propia voluntad. [,a proximidad entre los conceptos de
sugestión y de hipr-iosis indica que el proceso que está en iuego no es un proceso 4) Los fenómenos colectivos
de obligación y de obcdiencia, sino que es un proceso de inducción en el que el Jrrnto con el interés por la irrritación y por la sugestión como [lecanisnros de
suieto nb percibe que se le ha impuesto una conclucta y mantiene el sentimien- la socialización, también se manifestó en la naciente psicología social un gran

to que es amo de sus propias actuaciones aunque le hayan sido dictadas por los interés por los fenómenos colectivos y por las cr¡nductas de las masas. El estudio

otros. Con el fenómeno de la sugestión, lo que se estudiaba, sin que quedara ex- de losfenómenos colectivos dio iugar a la preocupación por conocer las produc
plícitamente formulado, era la manera como la sociedad consigue imponer las cioncs colectivas de los puehlos, como las tracliciones culturales, las peiüliarida-

pautas de actuación socialmente establecidas Sin <lue las personas sean realmen- «les lingiiísticas, los mitos y las creencias colectivas, los háhitos de todo ripo. Es
o lldirorial t,(xi 76 Irrlrodt¡tciri¡r a la l)s¡«)loBia s()ci¿l @ Editorial L,(X) 77
(
ulo I. Ul cdllo cl

esta línea «le invcstigación la que quedará eicmplificatla cn la ohra dc Willrclm populares, sino tambi('n porquc la psicotogía social se fue centrantlo
carla vez
Wundt sobre la psicología de los pueblos y, un poco nrás tarcle, cn las otrras dc más en unidadcs dc a¡rárisis más reducidas. De esta manera, (
baió del ámbito de
los primeros interaccionistas simbólicos, enfocadas hacia el estudi«l dc l«¡s nre- los fe,ómen,s c.lcctiv.s ar de tos pcqucños grupos y de las relaciones
interper-
canismos mediantc l«¡s cuales se construye y sc mantic'nc cl <¡rtlcn social dc krs (
sonales hasta situarse, finarmcntc, en er campo de los fenómenos
individuares.
grandes colectivr¡s srrc-ia les.
(
Como parte del interés por kls fenómen<ls colcctivcls, también sc manifcst«i C.onocer para transformar
una notable preocupación por estudiar las conductas de las masas. [,a fuerte
Esta cita dcl psic'srrciórogo Kenneth (iergen ilustra er
irrupción de las masas en la escena social que, después de la Revolución Francc- cambio que se ha producido en
la psic.logía social. Dn efccto, K. Gergen tlecrara que las
teoríai psicosociológicas tie_
sa, se volvió a producir en el año 187 I , durante la revuelta de la Comuna de Pa- nen quc tener:
rís, llamó la atención de muchos ¡rensadores. Es así como uno de elk¡s, Gustavc
"[...] la capacidad de cuestir¡na¡ las asunciones dominantes de la (
Le Bon, dcsarrolló un influyente tratado sobre la psicología de las masas cn cl cultura, de plantear
reconsideraciones de aquelro que se da como evidente y generar
de esta manera nue-
que intentaba dilucidar los mecanismos psicológicos que intervenían en las ac- vas alte¡nativas para la acción social.,,
tuaciones colectivas. En estc tratado, Le Bon atribuía a las masas un efecto de
Kenneth Gergen (1989). r^a psicologia moderna i ra retd¡ica de
despersonalización de lql_ tndividu-Os que los impulsa a liberar k¡s instintos más la realitat. En Tomás
Ibáñez ([d.), El conocimtento de la reatittatt social. Barcetona:
primarios. Convertido en un ser anónimo, el individuo sc deia influir con rnu- Sendai.

cha facilidad por los estad<¡s anímicos y las conductas de las otras personas pre-
(
Después de exami¡rar cuáles fueron los primeros temas
que favorecieron ra
sentes en la masa, y también por las consignas y las actuaciones de los tíderes constitución de la psicología social,como disciplina diferenciada
de las disciprinas (
que emergen en la confusión de las congregaciones masivas. más próximas, es difícil no darse cuenta de que en
las primeras etapas la psicoro.
gía social estaba más preocupada por los mecanismos (
de reproducción y conser-
La supuesta infrahumanidad de las masas
vación de la realidad sociat estabrecida que por los
mecanismos del cambio sociar (
"Aún más, por el solo hecho de que forma parte de una ¡nultitud organizada, un y que refleiaba un detenninado temor ante las manifestaciones populares
susceP
hombre baia algunos peldaños en la escalera de la civilización. Aislado, puede ser un tibles de trastocar el orden social reinante.
euiás es útilcontraponer esta primera (
individuo cultivado; como parte de una multitud es un bárbaro; es decir, una criatura
época de la psicología social a las orientaciones actuales
que actúa por instinto. Posee la-_espontaneidad, la violencia, la ferocidad y también de la psicología social, so_
el entusiasmo y el heroísmo de los seres primitivos a los que tiende, además, a pare- bre todo en la vertiente socioconstruccionista, que ponen (
er énfasis en ra trans-
Cerse, por ta facilidad con la que él mismo se deia impresionar con palabras e imáge- formación social e individuar y que abogan por construir
nes -que podrían estar totalmente sin acción en cada uno de los individuos aislados
nuevas relaciones (
que componen la multitud- y ser inducido a cometer actos contrarios a sus inte¡eses
sociales y nuevas maneras de ser.
más obvios y a sus hábitos más conocidos. Un individuo en una multitud es come.-un (
grano de arena que el viento maneia como quiere."
(
Gustave Le Bon (1983). Ia Psicología de las masas. Madrid: Morata.
3' r as grandes orientaciones teóricas de la psicorogía social
En el desarrollo posterior, Ia psicología social se aleiaría progresivamente del
interés por las masas, no 3ólo porque quedó patente que los estudios realizados (
por Le Bon y sus contemporáneos contenían muchos preiuicios y reflejaban to- Hemos visto en el capítulo anterior que la psicología
social nunca ha sido una
dos los estereotipos que tenía la burguesía con relación a las manifiestaciones disciplina unitaria y homogénea, sino que durante (
mucho tiempo coexistieron doc

(
78 lutr(ducci(irr ¿ la l)sic()l()8ia s()cial O [.dilorial t,(x 79 (:al)itulo l. til etiruo y el lDrque...
!O !ditorial UOC

y una tcrccra p:iic()k)gía social quc se crc(i dcs- definc comt¡ un cstínrulo quc ticnc un significado aprendido y un valor para la gente,
psicologías socialc§, ta t)Sl'y la PSS,
y la rcspucsta tlcl hornbrc al sínrbokr se hacc cn términos del significado y valor que
pués de k¡s años sctcnta, ta l,SO. Aun así, scría una falacia
crcer que cstos tres
tiencn, en lu¡¡ar tle cn tÓrminos tlc la cstimulación física de los órganos sensoriales.
bloques son, a su vez, homo8óncos, pues tJentro dc cada
uno sc nranificstan Por poncr un eicmplo scncillo: una 'silla' no es simplemente una colección dc cstí-
más comple io cl panoranla dc mulc¡s visualcs, au«litivos y táctilcs, sino que significa un objeto en el que la gentc
orientaciones tliferentes quc cg¡tribuyen a hacer
puecle sentarse. Si uno sc sicnta en clla, cl <lbleto responderá dándole asiento. Tiene
a la ctlmplcii-
la psicología social, pero que también lo enriquecen y lo aproximan un valor para estc p«rpósito. Un significatlo cs equivalente a una definición'acertada'
principalcs tlricnta-
dad de ta realidad social. lntentaremos dar cuenta ahora de las de diccionarkl, que sc reficre a la mancra como la gente realmente utiliza un término
en su conducta. lll vaklr cs la atracción o la repulsión aprendida que siente hacia el
ciones que podemos encontrar en las cliferentes psicologías socialqi'
significa«Io. Un sí¡nbolo cs un acto incipiente o c<lndensado en el que las etapas pos-
teriores, quc implican ta¡rto elementos dc sentido como de valor, ya están implicadas
en la primera etapa. De la misma manera que el símbolo 'silla' implica el confort fí-
3.1. El interaccionismo simbólico sico, la oportunida«l «lc hacer cie rtas cosas quc se hacen me jor estando scntado y otros
resultados parecidos de sentarse en una silla, hay que entender, como Mead señala,
que el lenguaie no simboliz.a simplemente una situación o un objeto que ya existe;
en la
El interaccionismo simbólico (lS) es, sin duda, la corriente domi¡rante hace posible la existencia o la aparición de esta situación o este obieto, ya que es parte
pSS. El IS nació de los trabaios de George Herbert Mead a comienzos del siglo xx del mecanismo mediante el cual la situación o el objeto se crea."

y se asienta sobre tres premisas básicas:


Arnc¡ld M. llose (Ed.). (1971). Hurnan lJehavior and Social Processes. An lne¡actionist
Herbert Blumer define de la manera siguiente el interaccionismo simbólico: Approach. [,ond<¡n: Routladge & Kegan [)aul.

,,La expresión 'interacción simbólica' hace referencia, sin duda, al carácter peculiar y dis-
tinto de la interacción, tal como se produce entre los sercs ht¡manos. Su peculiaridad
re- 2) La importancia de la interacción social: los sigr"rificados no los traen los
side en el hecho de que estos seres humanos interpretan o
'definen' las acciones aienas, objetos en sí mismos, sino que emergen a partir del intercambio y de las relacio-
sin limitarse únicamente a reaccionar. Su 'respuesta' no se elabora d¡rectamente
como
nes con las otras personas. Es en la interacción con los otros donde se foria nues-
de las acciones de los otros, sino que se basa en el significado que otorgan
consecuencia
por el uso «le tra forma de interpretar la realidad.
a estas acciones. De esta manera, la interacción humana se ve mediatizada
los símbolos, la interpretación o la comprensión del significado de las rciones del próii- 3) La importancia del carácter activo de la persona: cuando decimos que
mo. En el caso del comportamiento humano, tal mediación equivale a intercalar un pro los significados se forman mediante nuestra relación con los otros, no decimos
ceso de interpretación entre el estimulo y la respuesta."
que son los otros quienes nos indican o nos transmiten estos significados, sino

Herbert Blumer (1982). F,t interaccionismo simÑlico: perspectiva y métú.Batcelona: Hora' que somos nosotros mismos quienes los elaboramos, aunque para hacerlo sea
necesaria la interacción con los otros. En efecto, la persona eierce un papel ac-
1) La importancia de los signiñcados: el ser humano no achia tanto con rela- tivo, seleccionando, transformando, negociando los significados adecuados en
a las supuestas características obietivas de los obietos con lo§
que se relaciona, función de las acciones que pretende desarrollar en las diferentes situaciones,
ción
Es fun-
como sobre la base del signiñcado que atribuye a los mencionados obietos.
persona
damental, por lo tanto, conocer cuál es la interpretación subietiva que una A partir de estos supuestos básicos, se han desarrollado en el pasado y se de-
hace de üna situación si queremos entender su conducta en esta situación. sarrollan actualmente muchas e interesantes investigaciones sobre una extensa
gama de fenómenos psicosociales, como la construcción de la identidad social.
I¡ crtación de los obltos En el marco de la PSP reseñaremos ahora tres orientaciones cuya influencia
ha variado según las épocas: la orientación conductista, [a orientación psicoa-
,,El hombre vive en un medio simbólico tanto como en un medio fisico y puede ser
,estimulado' a actuar tanto por simbolos como por estímulos físicos. Un símbolo se nalÍtica, Ia orientación cognitiva.

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e t.dit(trial ( J()(l 8() lntr()du(ci(itI ¿ la ¡rsicologia srrial O Edit(trial t,(Xl nt L EI córno y el ue...

3.2. El socioconductrsmo 3.3. La orientación psicoanalítica


(

[¿ «lcfinici(¡n de la psicol<tgía que ¡rrt4xlrcionóJohn []x¡adus Wats<ln, el pa- l¿ orientación psic.analíticase inspira obviamente en las formulaciones (
de
drc del conduct¡smo, fue adoptada por algunos investigatlorcs cn cl estudir¡ dcl Sigmund'Pfeud para cxplicar rr¡s fcnómenos psicosociares.
El propio Freucr desa-
comportamicnto social: rrolró importantcs anárisis psicos<rciarcs sobre la constitución
de ros grupos
(
so_
ciales, las rclaci.ncs intcrpersonarcs y ros fenómenos de
liderazgo. sus
seguidorcs también realizar.n contribuciones importantes
a la psicología social,
"La psicología desde el punto de vista conductista cs una rama cxperimental pura- estudian<I., ¡xrr cicmpl<1, ra formación del autoritarismo como
mente obietiva de la ciencia natura[. Su clbietivo teórico es la predicción y el control rasgo de perso-
de la conducta. Las formas de introspecci(ln no son parte csencial de sus métodos,
nalidad. sin emharg., la principar ap.rtación der psicoanálisis
a la psicorogÍa so-
ni el valor científico de sus datos depende de la rlisp<lsición cc¡n la quc se prestan a cial no proviene tant. de las invcstigaciones rearizadas por los seguidores (
tje
sí mismas a interpretación en términos dc conciencia. [,] conductista, en los esfuer- esta corrientc teórica como de las hucllas que las formulaciones
z-os por obtener un esquema unitario de la respuesta animal, no reconoce ninguna
de Freud han
deiado en los c.nocimientos rle todos ros psir:ólog.s sociares y
(
línea divisoria entre el hombrc y [a bcstia. [,a conducta del hombre, con todo su re- en er conoci_
finamiento y su complejidad, forma solamente una parte del esquenla total cr¡nduc- miento culto en 6cneral.
(
tista dc investigación."

"En la vida «le t¡n individtro, er otro ejerce er papel de un


John Broadus Watson (19l.t). I,sychology as the behavioris¡n views it. Psychological modero, de un objeto, dr un
socio o de un adversario; o sea que de arguna manera ra psicología
Review,2O. ¡nd¡viduar á, ,u,n-
bién desde el inicio una psicología social.,, (

(
La orientación conductista recoge, de hecho, un coniunt() muy diversificaclo sigmund Freud ( l92ll 1973). La psicología tle las ¡nasas y er análisis der yo. Madricr:
Biblioteca Nueva.
de teorías, a veces bastante contrapuestas, pero que tienen en común una misma
insistencia sobre la necesidad de estudiar los comportamientos observables de las
personas y de explicarlos en función de urros fenómenos que sean también obser- (
3.4. I^a teoría de Ia Gestalt y el sociocognitivismo
vables.
(
Así, por eiemplo, el conductismo considera que, para predecir la conducta que
desarrollará una persona, hace falta conocer, por una parte, las características con- Mucho antes de que se produiera la revolución cognitiva (
en psicología, la
cretas de la situación en la que se encuentra y conocer, por otra, la experiencia psicologia social prestaba ya una atención particular
a los procesos cognitivos
previa que haya tenido la persona con estas características o con características si- y partic¡paba de unas forrnulaciones de indudable
carácrer cognitivista. Esto
(
milares. L¿ iclea básica es que, mediante estas experiencias previas, la persona se debe, posiblemente, al impacto que tuvo
Ia teoría de la Gestart, o la teoría
aprende a establecer determinadas relaciones estables entre las características de de la forma, en psicología sociar, y también a
ra dificultad de anarizar ras rela-
una situación (estímulos) y las conductas adecuadas a dichas características (res- ciones interpersonales sin hacer intervenir en ello
atribuciones de intencio- (
puestas). Es comprensible qrre, a partir de estos supuestos, los conductistas inte- nes, interpretación de significados, representación
del otro u otros asprss¡r, ¿.
resados en la psicología cocial hayan dedicado muchos de sus esfuerzos a carácte¡ escasamente conductual y fuertemente
mental.
dilucidar Ios prgcesos de aprendizaje social mediante los que las personas consi- [a orientación cognitiva se centra en el estudio de los procesos
inferenciares
guen desarrollar las pautas de comportamiento ade¡uadas a su vida social. que caracterizan el pensamiento humano
y, en el campo de la psicología sociar,
(

,(
.ct t:,diruial tl(xl ri2 I¡rtr(xlueei(i¡r ¿ la lIieol()gi, s(f,iJl (cj, L.ditorial t i()( 8.t itulo l. lil c(xlo

analiza cl intpacto quc tiencn lt¡s factorcs socialcs cn l<¡s mecanismos y cn kls nrundo son artcfact(,s s«rcialcs quc resultan dc los intercamhios, sicmprc históri-
rcsultad()s dc la activiclad intelectiva. A partir de kls años scsenta esta ()ricnta- camcnte situad«rs, c¡rtre las pcf sonas. l)csdc el construccionismo se considera
que
k>s térnrin.s dc csta c.rnprcnsi<'¡n .<¡
ción teórica ha iclo suplantantlo poco a poco la influcncia que tenían las orien- ¡rr.vienen automáticarnentc de las caracte_
rísticas pr()pias dc la naturalcza, ni tampoco de nuestra c<¡nformación genética.
tacioncs .ct¡nductistas, y se ha convertido en la principal oricntación dc la son el rcsultado tlc un proccso activo y cooperativo que se da en la relación in-
psicol<l¡¡ía s«.¡cial cclnvcncional. terpersonal [...1. Destle csta pcrspcctiva, la ¡nvestigación social ya n. c.rre el ries-
go <Ic limitarsc a ser ur¡a actividad sccundaria, preocupada solamente
clc elaborar
las implicacioncs s.cialcs de l.s fenómenos psicológicos más fundamentales
[...1
"[...] el término'cognición'se refiere a t<xlos aquellos pr(xesos mediante los cualcs la el núcle<i explicativo dc la acción humana deja de ubicarse en las interioridades
entrada sensorial se transforma, se reduce, sc elabora, se almacena y se usa." de la mcnte para pasar a situarse en la e structura y er proceso del intercambi,
hu-
mano. l.as explicacioncs ya no se formulan aludiendo a un determinado estaclo
Ulrich Neisser (197 61. Psicología Cognitiva. México:'I'rillas. o proceso psicológico, sino considcrando las relaciones entre las personas.,,

Kenneth Gergen (1985).'l-hc smial constructionist inquiry: context and implications.


En el campo de la psicología social esta formulación se traduce de la siguientc En
Kenneth (iergen y Keith r)avies (Ed.), T'he social construction of'the persor¡. New york:
manera: Springcr-Verlag.

"[,] estudio de [a cognición s<rcial hace referencia a la manera como las ¡rersonas dan La PSC retoma, en bue'a medida, las premisas der interaccionismo simbórico
cuenta de las otras personas y de si misma. Se centra en la comprensión que tienen (lS), conce«le gran im¡rortancia a la dimensión subjetiva de la
las personas de la vida cotidiana [...] Se refiere, por lo tanto, a la manera como las per-
realidad social, a
sonas piensan sobre el mundo social [...1."
los significados y a la consideración de la actividad del individuo. pero
esta
orientación acentúa todavía más el papel que eierce el lenguaie en la formula-
Susan T. Fiske y Shelley Ii. Taylor (1984). §ocial Cognition. london: Addison-Wesley ción de la realidad psicológica, a ra vez que extiende la consideración der papel
(
del lenguaie a las teorías elaboradas por los psicólogos y muestra cómo
inciden
( las convenciones puramente lingüísticas en los conocimientos que elaboran las
3.5. El socloconstruccionismo ciencias humanas y sociales.
( El construccionismo social pone atención en el hecho de que la realidad
social y todo aquello que la compone se construye literalmente mediante
Para finalizar este apartado, todavía nos queda ver la PSC. Si hemos utilizado, las
prácticas sociales concretas que desarrollan las personas y los colectivos
al final del párrafo anterior, la expresión psicología social conwrcional, es porque al en la
final de los años sesenta empezaron a desarrollar una serie de enfoques alter-
vida cotidianana. Al mismo tiempo, la realidad social construida por
se estas
prácticas revierte en ellas mismas y define el marco de posibilidad.
nativos que pretendían situarse en una postura crítica con respecto a la psicolo- Esta de-
gía social en uso y que pretendían configurar una nueva forma de entender la pendencia entre el marco social que incide sobre nuestras actividades y
las
disciplina..Gran parte de estos enfoques alternativos se pueden reagrupar bajo actividades que inciden, a su vez, sobre la conformación clel marco
social ha
la denominación de P§C. sido teorizada por el sociólogo Anthony Giddens con el nombre de
dualidad
estructural. La insistencia en el papel constructivo de las prácticas
sociales
desemboca inmediatamente en el reconocimiento de la historicidad
"El construccionismo social se propone básicamente dilucidar los procesos me- de lo so-
diante los que las personas consiguen describir, explicar y, en definitiva, dar cial, ya que éste emerge de unas prácticas que se modifican necesariamente
cuenta del mundo en el que viven [...]. Los términos en los que se comprende el en el transcurso de los acontecimientos sociales- Dicho de una
manera lapi-
84 liltr()dr¡(ci(i¡r a la [)sic(]logia s(f,ial c) [dil(]rial t ¡(X: (
o Uditorial tJ()L: 8.5 (iapitulo I lll crirrro yel porqué..

claria, truestras c()Stumbres pr()ducen cosas y estas cosas modifican las ct¡s- 4.1. La intervención en los problemas sociales
tumbres quc las han Producido. (
Desde esta perspectiva que va adquiriendo una influcncia crccientc en la A pesar rle cstas co.sidcracioncs, sc pucrle malltener
una diferenciación en-
tre el ámbit«¡ tle las apricacioncs dcr satrer y el ámbito (
psicología social, qucda clartique, catnbiantlo las costumbrcs, l<-¡s seres hu- de ra producción del saber,
aunque só.¡ sea para dar cucnta de ra mayor o menor
manos tiencn la posibilidad de cambiar a la s«rcic¡lad quc resulta y cambiarsc implicación der psicólogo (
social en los pr<lblcmas concrctos de su sociedacl.
ellos mism<¡s.
Aceptan«I,, c,n ras reservas mencionaclas, ra distinción
entre lo básico y lo apri_
cado, no hay duda dc que la psicorogía sociar sc preocupó
desde ros pri*eros mo-
mentos no sórr¡ de protlucir conocimientos sobre
los fenóurenos psicosociares,
sino también de diseñar lcls i.strument* para po<l.er
intervenir en ra realidad so-
4. ¿Para qué sirve la psicología social? cial y c«-rntribuir a rcsorver argunos rle sus problem4s.
Así, por eiempro, se ha ma-
nifestadcl una pre(rcupación prácticamente constante
a lo largo de to¿a la historia I
de la psicología social para facilitar ra rcducci,n de
la hostilidad entre ros grupos
Cuando se hacc la pregunta sobre la utilidad pfáctica qt¡e pueden tener de-
humanos y para atenuar ros fenómenos de discriminación (
que rracen de los pre-
terminadr¡s cotro(:imientos científictls, aparecc, inmcdiatante¡rte, la Sran dict>
iuicios soc'ialer.
tomía entre investigación básica e invcstigación aplicada. Si nos detenemos un momento pafa pensar quiénes (
somos cada uno de noso-
tros, podemos recorrer un largo camino que va desde
ras definiciones más gene- (
"t...1 La investigación básica apunta y se dirige hacia la acumulación de conocimie-nto
rales según las cuares somos, por eiempro, seres
en torno a alSunos principios fundamentalmente {e la conducta, mientras que la in- vrvos o somos seres humanos,
hasta las definiciones más particulare.s que nos (
vestigación aplicada pretende suministrar alSuna a¡r{a a la solución de un problema-" sitúan como individuos absoruta_
mente ifrepetibres, con un nombre propi, y una
historia de vida que nos diferen-
L. i}ickman (Ed.). (1980). Applied Social I'sichoktgy Annual' Bevcrly Hills: Sag,e'
cia del rest. de seres humanos. pero entre est.s
dos extremos hay muchris niveles
i¡rtermedios: también somos homb¡es o muieres;
heterosexuares, homosexuales
Sin embargo, no siempre es fácil de mantener esta diferenciación en el o bisexuales; niños, jóvenes o viejos; cataranes
o gailegos; anarquistas o conserva-
campo de las ciencias sociales y humanas. El influyente psicólo8o social Kurt dores; cu!és o periquitos; etc. Es decir, pertenecemos,
sea por elección o por cir- (
l,ewin aseveró una vez, con Sran acierto, que "nada es más práctico que una cunstancias o por ambas cosas al mismo tiempo,
a una murtitud de categorías y
buena teoría,,. si esto es efectivamente así, y nos inclinamos a pensar que lo de grupos que contribuyen a hacer que
seamos prec¡samente quienes ,o*or. oá (
es efectivamente, se difumina la frontera entre las actividades que conducen la misma manera que nuestras relaciones interpersonares
transitan por episodios
a elaborar conocimientos y las actividades enfocadas a resolver problemas de colaboración y de apreciación mutu2s y por (
episodios de competición y de
prácticos de la vida cotidiana. Esta difuminación se hace todavía más patente conflicto, también las relaciones e'tre los grupos
trans¡tan por momentos de ar-
(
si conside.ramos, iunto con Lewin, que eS por medio de Ia intervención activa monía y momentos de tensión que de.sembocan
a veces en enfrentamientos vio-
en ia resolución de problema§ prácticos como se pueden constituir determi- lentos que salpican diariamente las páginas
de los diarios. (
nados conocimientos teóricos. El propio Lewin desarrolló un plantearniento
qge, con el nombre de invtstigación/acción, incitaba a los psicólogos socialcs El conflicto entre los gru¡x»

a involucÍarse en la resolución de los problemas sociales para hacel avan?¡;,


,*:l$:^lllT_d. C* tas diferencias cutturales y físicas observabtes entre grupos (
de esta manera, el conocimiento teórico. racllrtan ras reacciones discriminatorias hacia
los miembros aienos al grupo. Es inne_
(

(
(

tt6 IItrtrluecititt a ld l»ic()l()Bia s()cial o Edito(ial (,(x: tt7 (lal)ilulo I. t,ll cónK) y el F)rqué...
( q) llditorial tro(l

( gabte que estas difercncias cierccn un papcl cn [a h«rstilitlatl


y los prciuicit)§ c]lttc 8rr¡- ¡roder pcnsar cn tórminos de "elkrs" y de "nos«rtnrs", ya fuera irnp<lsible de cvitar
qtlc n. haccn falta
iur, pa,,, esta ctapa clcl ctt.flict. cntrc Srupo§ ha dcnr'stradt) favorcccr a "l<ls nucstros" y descalificar a "los otros". una mancra de r«rmpcr esta
( «lifer"n.ias culturalcs, físicas o ccon(lmicas Para qtlc surian conflictos cntfe Srtrpos,
micmbros aicnos al grupo'" propcnsión cr¡¡rsiste cn cruzar las cate¡;orías de pertenencia; es decir, mult¡pl¡car
actitutles hostilcs c imágencs estcrcotipadas de los
las circunstancias en las que una l)artc dc los que antes formaban el ,,nosotros,,
Muzafer Sherif (1967). Group conflict antl coopcration [.on«lon: ltoutledge. pasen a ser vistr¡s com{l "cll«rs", y al rcvós, cn una movilidad constante de las fron-
teras trazadas prlr las pcrtcncncias grupalcs. [os eiemplos que hemos dado no
que conducen al
[.os psicosociólogos han intentaclo conocer los mecanismos agotan ni muchr¡ mcnos las múltiples formas de intervención que ha cliseñado la
estc ctlnoci-
enfrentamiento entre los grupos para poder articular, a partir «le psicología social ¡rara miti¡;ar la hostilidad intergrupal.
las ob-
miento, los procedimientos susceptibles de reducir los conflictos. una de
servaciones más interesantes es que, si se establecen relaciones de compctición
entre los grupos, aunque sea sobre la base de actividades puramente lúdicas, 4.2. I-as aplicaciones de la psicología sociall
pronto fortalece la cohesión interna clc los grupos y pronto se desarrollan des-
se
y
calificaciones y preiuicios mutuos que multiplican las ocasiones de fricciones
Los conocimientos quc ha establecido la psirología social tienen un campo
de agresiones.
de un
Por eiemplo, si se asigna, aunque sca puramente al azar, a los niños de aplicación tan extenso que aquí difícilmente podem<¡s ir más allá de una sim-
campamento a diversos grupos, y se da un nombre y unos signos distintivos a ple enumeración cle algunos temas. I)or ejemplo, los conocimientos sobre ta di-
ganadores y per-
cada grupo y se les hace participar en iuegos competitivos, con námica de lcls grupos humanos permiten incidir sobre el fortalecimiento de la
de los ni-
dedores, veremos aparecer muy rápidamente reacciones dc solidaridad cohesión de los grupos, o decidir cuáles son los modelos de liderazgo más ade-
hacia los
ños con los miembros de su propio Sfupo y reacciones de hostilidad cuados a los obietivos que se marquen los grupos, o indicar qué mecanismos de
clima consiste en propo-
niños de los otros grupos. una manera de romper este toma de decisión pueden ayudar a conseguir los meiores resultados.
partici-
ner unas metas que ningún grupo pueda alcanzar para sí mismo, sin la Por su parte, los estudios sobre la influencia social han permitido diseñar las
pación de los otros grupos. Es lo que el psicosociólogo Muzafer sherif llamó las actuaciones más adecuadas para persuadir a las personas a adoptar puntos de
metas supraordenadas. vista más de acuerdo con las normas de una convivencia social que no discrimi-
nen a aquellos que son diferentes de la mayoría (racismo, estereotipos, preiui-
Obietlvos compartidos cios, etc.), aunque también se pueden utilizar, y lógicamente se utilizan de
,,Nuestra definición de meta supraordenada pone énfasis en el hecho de que es in- hecho, para convencer a la gente de que tal marca es meior que la otra o de que
más que
alcanzable para un grupo aislaáamente: así, no tiene ningún significado tal candidato merece más confianza que tal otro.
una'meta común'."
En otros ámbitos, las investigaciones sobre los fenómenos colectivos han pro-

Muzafer Sherif (1967). Group conflict and cooperation' London: Routledge' porcionado indicaciones para intervenir sobre los efectos del pánico que adquiere
consecuencias de gravedad extrema cuando se produce en situaciones de gan
Otro psicótogo social, Henri Taifel, demostró que ni siquiera era necesario
in-
amontonamiento o para actuar en el seno de las poblaciones que, muchas veces
hostilidad entre los
troducir una relación competitiva para que naciera ta Srupos'
el sentimiento de pertenencia a un para que se desarrollen me- lt !m lgpliar el tema de las aplicaciones puede consultar las obras siguientes: José Francisco Morales
Basta crear SIupo
er aL(198t. Psicología bcial Aplicult. Bilbio: Desclee de Brourver. engét noarigúez gg13). Apticrr;as
de discriminación que favorecen a los miembros del propio
grupo y que fu-la Psicdogíu socia,. México: Trillas. Julio seoane y Ángel Rodríguei
canismos 1ra.¡. lilaa¡.rsicaoLa Hfttct-
Madrid: Pinímide.
periudican a los miembros de los otros Srupos. Es como si, por el simple hecho de
rI
ii
!
-cr Ldilori¿l IIO(l 88 lltlrt¡tlt¡erio¡t a la ¡rsicolt4¡ia social
O Editorial t,O(
(
ti9 (ial)ilulo l. l)l c<Ímr y cl port¡tre...

(
[K)r causas naturalcs (tcrremotos, inundacioncs, (itc.), sc cncuentl.an en situac¡o- que dichas infrucncias n<l tengan los cfcct.s esperacr,s, y
contra«Iecir, de csta
nes dramática§. manera, las rcycs cstablecidas ¡rr la psicorogía sociar. r)or eicmpl«r, (
una pcr-
ljinalmente, los conocimientos acumulatlos s<¡brc las relaci<lnes intcrperst> sona puede habcr aprcndido, estudiando r's trabaios dcl psicórogo
sociar
nales pcrmiten ayudar a meiorarlas y desactivar las agrcsioncs, kr quc tavorecc stanley schachtcr, quc l<ls indivicruos buscan preferentemente la (
compañÍa
la atracción entre los individuos o suscitando krs com¡lrtamicntl¡s <Ic ayuda de los quc participan dcr misrn, estad«r de ánimo. [,sta
tendencia afiliativa sc (
mutua. N<l hay que decir que también sc l,ucdcn utilizar para rnani¡rular a los puede ,bscrva¡ cuando ar finaliza¡ un cxame. rt¡s
cstudiantes espcran quc
otros con la finalidad de satisfacer intereses particulares. salga la lista «le notas. Aqueil.s que sicntcn una determinada
euforia porque
están convencidos de quc lo han hecho bien tenderán
a iuntarse con los que
tienen el mism«¡ sentimient<.», mientras «¡uc los que experimentan
una ansie_
4.3. El conocimiento de la realidad social y los efectos del satrer dad elevada porquc ¡ri.nsan habcrro hech<¡ mal, buscarán
ra compañía de los
(
psicosocial que estén en ras mismas ct¡ndicioncs. Ahora bien,
al sarir del examen, ra per_
sona que ha leíd'ra obra cre schachter pue«1c decidir
buscar la compañia de (
los que participan del estado ()puesto al suyo e invaridar,
Estas aplicaci<lnes de los contximieutos psicosociales, iunto con muchas otras de esta manera, el
c.¡rocinlicnto elaborado p,r Sr:hachtr:r. l:s, se puedc lracer (
que no tcrrcrnos tiempo cle relatar aguí, han ido favoredendo p<rco a p()co la cons- deliberadamente
com, en el eiernpro que acabarnos d. ilar, pero cn ra niayoría
titución de nuevos campos del saber que han integrado aportaciones clc otras dis- de los casos el
conocimiento quc henros a<Jquirido rje las ciencias sociales
ciplinas y que han diversificado considerablemente el mapa de las especializaciones y humanas afecta
a nuestra conducta sin que ni siquiera seamos
posibles. Por eiemplo, se han ido formando especialidades como la psicología social conscientes de e[o. (
Dich'de otm manera, lo que aqui crcrimos es que er mismo conocimiento pro_
de la educación, la psicología iurídica, la psicología de las organizacioncs, la psico
ducirlo por los investi¡;adores puede engendrar efectos (
sobre el fenómeno estudia-
logía arnDi!'ntal, la psicología política o ia psicología cultural, entrc otras.
do, sin que traya que recurrir a ningúi-r proceclirnient,
de aplicación. Er psicólogo
No querría conr:luir {lste tema sin llamar la atención sobre una cuestióir de ca-
social Kenneth ljergen lta tle:;arr<¡llado las implicar:iones (
tle esta característica pecu-
rácrer general que permite matizar la separación, aparentemente tan clara, entre
liar de los saberes psicosociales que él c.!e'om ina F.nlightenment
(,llustración,) y que
los conocimientos teóricos, por un lado, y las aplicaciones concretas de dichos tendrían que incitarnos a reflexiorrar sobre ra responsabili«lad (
de los investigadores
conocimientos por otro. Hay una diferencia fundamental entre los conocimien- en ciencias humanas y sociares, no sóro en cuanto
a los tipos de aplicaciones en las (
tos que producen las ciencias sobre los fenómenos naturales y los conocimientos que pueden dar lugar ros conocimientos que
producen, sino también -y sobre to-
que versan sobre los fenómenos humanos. La Luna, por poner un eiemplo, con- do- en crranto al conocimiento que son capaces
de producir. (
tinuará imperturbablemente su movimiento elíptico alrededor de la Tierra con
total independencia del hecho de que conozcamos las leyes que Jo gobiernan o (
no. Nuestro conocimiento no incide de ninguna manera sobre este fenómeno 1,
lo único que podría incidir en él eventualmente serían determina<las aplicacio- (

nes de este conocimiento.


(
No obstante, no pasa lo mismo con nuestro conocimiento de los fenóme-
nos humanos. Si una perona se entera de que su conducta obedece a r¡na in- (
fluencia u otra, porque así lo ha establecido el conocimiento producido por
los psicólogos sociales, esta persona puede tomar las medidas oportunas para

(
! ¡.drtonJl li(X' 9o lltr(xluc(i!il a l¿ l[ic(rlogid locidl .c- ldilorial I I()( 9l (ial)ilulo l. Irl «jrrro y el
lx)r(luar..

Conclusiones 2) [n scgunclo lu¡;ar, cstc capÍtukr ¡r«rne énfasis en la naturaleza socialrnente


construida de los fcrtrimcntts ltsictlki¿;icos. Ante la idea bastantc gcncraliza«Ja sc-
(
gún la cual krs aspcctos s<rcialcs irn¡ractan sobre un entramaclo psicolírgico más
fur.rdanlcntal, clándolc f<lrma y contcnidos ¡rarticulares, señalamos la «lificultad
dc separar lo social y lo psicológico y a[)u]ltamos hacia la necesidad cle considc-
rar cstos dos as¡'lcct«rs unidos dc nrancra tar) incxtricable como pucclen ser las
dos caras dc una rnisma hclja.
(
3) Finalmentc, cl tcrcer presupucst() fundamental gira en torno a esta pecu-
En este capítulo presentamos alguncls punto§ de referencia para situar la psi- liaridad del conocimicnto sobre lo social que, con el término Enlightenment,
(
cología social, conocer sus principales caracteristicas, entender cuáles son los hace referencia a las repercusiones quc ticnc la prclpia investigación sobre los fe-
objetivos de conocimiento que lo animan y valorar sus aptlrtaciones. Se trata, nómenos investigados.
en definitiva, de posibititar una visión gencral de la psicología social por medirl
de una primera aproximación que ayude a abordar posteriornlente la exposi- En el mapa conceptual que figura a c.ntinuación, recogemos la
¡rarte más
ción más detallada de algunos de los temas. ct¡nvencional de la estructuració¡r dc este capítulo, pero algunos de los conec-
(
Particnclcl de estas premisas, el capítulo está estructuradcl de una manera bas- tores que indicam<ls, cspecialmente los quc son bi«iireccionales, reflejan tam-
tante convencional en una serie de apartados que estudian el origen de la disci- bién partc de los presupuestos fundar.entales que acabamos de indicar.
plina, su relación con las disciplinas más próximas (psicología y sociología), los
temas que dieron lugar a su formación, las orientaciones teóricas que se dan en Flgura 1.4
ella, las definiciones conceptuales de su obieto de cstudio y las aplicaciones a las
(
que dan lugar los conocimientos elaborados.
Pero más atlá de este formato convencional que hay que seguir en un nivel in-
( ;
troductorio a una disciplina, la presentación gue hemos hecho aquí de la psico-
( logía social se ha ordenado en torno a tres presupuestos fundamentales. L.__-. i l,:::l l
( 1) En primer lugar, la importancia que reviste la historicidad de los fenómenos
sociales y del conocimiento que somos capaces de elaborar sobre estos fenómenos.
(
La historicidad de los fenómenos sociales llama la atención sobre el carácter evolu-
tivo y cambiante de la realidad social y, por lo tanto, sobre la necesidad de aleiarnos
de una vez de toda üsión que tienda a considerar los fenómenos picosociales
( como fenómenos universales prefiiados y prq*» de una naturaleza humana que
trascienden sus determinantes culturales. Asimismo, la historicidad del conoci-
miento sobre los fenómenos sociales obliga, por una parte, a la máxima prudencia
en cuanto a la confianza que¡conviene conceder a los conocimientos instituidos, y
obliga, por la otra, a prestar siempre la máxima atención a la genealogía de cual-
( quier disciplina para entender debidamente sus caractqrÍsticas presentes.

(
(

G) Edit()rial t,(X
(
9J (;alrítulo ll. l.a itlcrrtidad (el Jc/R

(
Capítulo II
(
I^a identidad (el selfl
Margot l'}ujal i f.lomhart (

(
Introducción
Francisco Javier Tirado Serrano
(
(
tema de ra idcnti<larr es fundarnentar en la psicor.gía
I'.1
social contemporánea,
pues constituye una «rcasión privilegiada para analizar (
cómo los procesos sociales
determinan y conforman los fenómenos psicorógicus. t.a
definición de identidad (
que ofrece la disciprina se distancia tanto de
las utirizacras por ra psicorogÍa como
de las propuestas por la sociología. Las primeras
reciben el apelativo de individua- (
listas y plantean que la ide,tida,J es una posesión
idiosincrática y particular de
cada persona: habría u¡r núcleo natural, diferenciado
y propio, que caracterizaría
(
nuestras identidades. Las segundas son ras denominadas
sociológicas y habitual_
mente prefiguran un individuo que es una suerte
(
de receptáculo lleno de normas
y pautas sociales de interacción. I.a identidad
de la persona queda reducida a una (
especie de programa o protocoro en et que es
conformado completamente pof las
estructuras sociales y que el individuo se limita
a eiecutar. (
[a noción psic,social de identidad se aleja de la psicológica al reconocer
ra im-
portancia fundamental que tiene el contexto (
en la creación de nuestras identida-
des, y también de la sociológica al sostener que
ra persona no es un a,tómata sociar,
(
sino que tiene agencia
-es decir, el individuo interpreta las situaciones sociares, tie_
ne capacidad de elección entrc diversas (
altemativas y genera proyectos que en oca-
siones contradicen o alteran ras pautas
socioct¡lturares aprendidas e imperantes.
En el proceso de construcción de la identidad,
ra psicorogía social ha desta-
(
cado el papel que las categorías
iuegan sociales. una de ras conclusiones más
importantes que muestra er capítulo sostiene (
que la categoría grupar propor-
(
(
(
r, Iililorial tJ(Xl 94 liltro(lueeió¡l a la P\¡(ol(,8ia s([ial !c Edit('riJl l¡(X 95 (lapitulo ll. I a i{Ie[tidad (cl st'lll

( Ciona una itlentidad o ¡l<lsiciíln S()cial y, al mismtl tictnptl, ()[)cra como Pers- considcrada conro la nlás cicntífica: sus métod<ls cle trabajo son los que utilizan
pectiva dc lectura y pcrccpci«in de la rcaliclad s«rcial. lin csta Pcrcepci(in las ciencias naturalcs, prlr ejcmplo. lista perspectiva tienc d<ls grandes problc-
(
siemprc hay intplícitt) un procesg «lc c6mparación social quc Selre ra url noso- mas: uno tl(j índ<¡lc tcílrica, ya quc rcchaza ampliamente el hecho clc que la na_
tros frente a un cllos. l:.stc pr<lceso constituiría la ctlndición ncccsaria para la turaleza sinrb<ilica dcl lcnguajc con cl quc intcrpretamos el yo y la cultura cn la
formación <Ic estcrcoti¡xrs y comportamicntos de discriminación. que se forma c<lr-rficrcn a ta iclcntidad un coniunto de significados quc van nrás
[.stc capítul<l sistematiza los conteniclos y las explicaciones rclacittnadas c<ln allá tlc kr quc scría un núcle<-r natural dc definición del comportamiento tle la
la temática cie la identidad y a<lelanta respuestas a las preguntas fundamcntales per§ona, cs dccir, <¡lvicla el papel que poseen los significados en nuestras repre_
que se desprendían <lel capítulo anterior. Los obietivos de csta sccci(in preten- sentaciones del yo. Aclemás, no considera que éstos son contingentes social y
den: a) aclarar la diferencia que hay entre las explicaciones de la itlentidad de culturalmcnte. Y el segundo, er más importante, de índole ética, ya que las teo-
naturaleza individualista, las de naturaleza puramente social y las explicaciones rías biol<igicas sobrc el comportamiento pueden instrumentalizarse fácilmente
psicosociales; b) enfatizar el papel que tienen el lenguaie, la cultura y el contex- v conducir a propuestas de segregacionismo, cliferencias raciales, xenofobia y
le-
to social en la definición de la identidad; c) mostrar el impacto que nociones gitimar c«lmportamientos de discriminación y violencia social contra las perso_
como la de rol o estatus tienen en la cgmprensión de la influencia que e¡ercc la nas consideradas inferiores. Interpretar la causa de nuestro comportamiento
estructura social en la identiclad de las personas; d) analizar cómo operan las ca- como el resultado de una determinación natural, que proviene del sustrato bio_
tegorías sociales en la construcción de la identidad social, y e) aclarar cómo se lógico, puede legitimar la marginación y la destrucción de l.s consiclerados por
generan estereotipos, comportamientos de discriminación y efectos xenófobos. los grupos de poder com amenazadores o poco adecuados al canon
biológico.
noción de identidad que se propone en este capítulo tiene
La sus condiciones El segundo desarrollo interectual, ya clásico en la disciplina y que
posibi-
de posibilida<i en dos clásicos desarrollos intelectuales en el campo de la psico- lita la aparición de definiciones de identidad propias en la psicología social,
logía social. es la denominada teoría de la categorización-identidad-comparación
social
Nos referiremos, en primer lugar, a la crítica que muchos autores han desa- de Henri Taifel.
rrollarJo tanto contra la versión sociológica de la identidad como contra la psi- Esta teoría recoge los resultados de un coniunto de trabajos revolucionarios en
cológica. La primera perspectiva es rechazada porque entiende el individuo su momento- Su novedad residió en el nivel que proponían para localizar las expli_
como una Suerte de máquina Social, completamente determinada por la eStruc- caciones de la psicología social. H. Taifel rechazó los puntos de vista
habituales de
tura y el aprendizaie social que realiza de la misma. Entre sus múltiples carencias la disciplina que ubicaban las explicaciones de los procesos psicosociales
en el indi-
estaría la de no aclarar los procesos de innovación, Creación e interpretación viduo. Por eiemplo, criticó las formulaciones del prejuicio que veían
en éste una ex-
nueva de lo social. Las personas aparecen Como entes sobredeterminados por los presión de un malestar personal o una inadaptación individual. para
el autor, los
contextos sociales. preiuicios expresan propiedades estructurales de una soci«lad, que
sirven para
Entre las definiciones de identidad que pertenecen a la perspectiva más psi- crear categorías en virtud de las cuales las personas clasifican y
( evalúan la realidad
cologizante, las más famosas son las que ofrecen el psicoanálisis y las que se cen- social de su entorno inmediato. [¿ conducta individual opera respondiendo
a cier-
( tran en el estudio de las bases biológicas del comportamiento. La noción de tas líneas que sólo indirectanrente están determinadas por la psicología del indivi_
identidad que utiliza el psicoanálisis se apoya en Ia consideraciÓn que ex¡ste una duo. H. Taifel afirma que no puede haber paicología social individual
microscópica
estructura inconsciente, y las principales críticas que ha recibido están en la lí- sin especificar el marco social y cultural donde ocurre.

nea de rechazar que existruna arquitectula psíquica, más o menos invariante, H. Taifel aportó una nueva manera de entender los procesos psicosociales:
que sea parecida para todos los individuos y supere toda frontera, ya sea cultural dejaron de localizarse en el individuo y pasaron a depender
de propiedades es.
o simbólica. ta concepción biologicista Soza de Stan prestiSio social, ya que está tructrurales de la sociedad.
(

(
(

t)6 llrtf(xlu(!¡óil a l¿ [)5i.()l()¡iia s(Eial


(
o lilitorial t,(Xl O Lditorial ( l( )( 97 ()¡ritrrhr Il. I r ¡derrtidJd (rl !,rl)

(
L)c manera abrcviada, la línca argu¡ncntal dc las propucstas dc'1'aifcl scría la posible , pucs, l)cnsar t¡uc krs inte rcscs clel grupo social sean aienos g extrínstt«ls
siguiente: a la persona: cntran a fr¡rmar partc tlc clla, con<Jicionando y or¡cntando su co_ (
nocer, su scntir y su p«lccdcr.
(
1) Las personas utilizan catcgorías para ordenar, simplificar y comprcnder la Pero las pr«lpúestas de cste autor ofrecen otra constatación: muestran que la
realidad social. El matcrial con el que se elaboran estas catcSorías cstá dctcrmi- existencia dc l<¡s cstcrct)tip()s es una consecuencia directa de los procesos cle ca-
nado por procesos socialcs a gran escala. lin el uso de tales catcgorías las pr<-rpias tegorización social y que los preluicios aparecen como corolario de esta percep-
personas se adscriben a sí mismas y adscriben a los otros en ciertos Srupos par- ción estereotipada de la rcalidad. categorización, estereotipos y prejuicios son
ticulares que guardan relación con el sexo, la raza,la clase social, ctc. Dt¡s de es- tres n<¡cioncs cstrechamente li¡¡adas.
tas categorías son fundamentales: el nosotros (hace referencia a los integrantes Los cstcreotipos son categorizaciones grupales, generalmente de carácter ne- I
de mi grupo) y el ellos (hace referencia a los integrantes de otros grupos). gativ<1. Para cl ¡lsicoanálisis eran mecanismos de defensa, para otras orientacio.
(
2) El sentido de identidad social está detcrminado por su pcrtenencia a difc- nes reflcjan la cultura y los problemas propios de la sociedad en la que apareren.
rentes grupos. La identidad constituye la parte del autoconcepto que está ligada Para el modelo de la categorización no son más que meras categorizaciones gru- (
al conocimiento que tenemos de pertenccer a ciertos Srupos sociales y a la sig- pales que orientan la pcrcepción de las pers«rnas, la determinan y marcan el cur-
nificación emocional y evaluativa resultante. so de su acción, con kl quc frecuentemente tienden a producir la confirmación (
3) prefieren tener un autoconcepto positivo en vez de negativo
Las personas de lo que cstablece¡r como característico de un grupo.
y, dado que buena parte de este autoconcepto se desarrolla por medio de la per- Para la psicología social, la categorización constituyó un primer paso para
tenencia a diferentes grupos, es lógico que quieran pertenecer a Srupos social- entender la dimensión social que opera en la constitución de la identidad, aun-
(
mente valorados. Por otro lado, como el criterio de valor no es absoluto, sino que no res¡rondía a todos los interrogantes. Era necesario, todavía, analizar
cómo
relativo, los individuos establecen comparaciones con otros grupos.-Esta idea ya se estructura socialmente la experiencia de la identidad y qué papel (
iuega el sig-
había sido planteada por la teoría de la comparación social desarrollada previa- nificado y lo simbólico en esta estructuración. como se indica en el capítu|o, apa-
recen trabajos que encuentran en la noción de rol (modelo organizado de (
mente por Festinger (i954).
4) El resultado de las comparaciones es crucial, ya que da lugar a sesSos que comportamientos que se desprende de la posición determinada que ocupa la per-
permiten diferenciar favorablemente al endogrupo de los exogrupos. El uso de sona dentro de un conjunto interaccional) y la posibilidad de su interiorización
la discriminación de los exogrupos contribuye a Ia construcción de una identi- un camino para entender cómo la estructura social y el estatus intervienen en la (
dad social positiva y con eso los suietos incrementan su autoestima. configuración de la identidad. y muchos estudios recurren a teorías como el inte-
5) Pero, ¿qué ocurre si la comparación con el exogrupo resulta negativa, esto es, raccionismo simbólico, el construccionismo social o autores como G. H. Mead, (
cuando los miembros del grupo constatan su inferioridad en relación con algún as- para describir la identidad como el efecto de un
iuego complejo de interacciones
simbólicas y de significado que se pone en marcha cada vez que interacciona-
(
pecto? En este caso, los grupos desfavorecidos hacen uso de un coniunto de estra-
tegias (movilidad, creatividad y moülización social) para meiorar su identidad. mos con los otros.
(
a
como se habrá observado, la
psicología social no puede definir la identidad
Los resultados de los trabaios de H. Taifel -€s decir, el hecho de que se Senera al margen de elementos como el contexto social, el marco histórico, (
la estruc-
una percepción dicotómica de grupos y que hay prejuicio Perceptivo y compor- turación social concreta de una sociedad determinada y el significado o la di-
tamental a favor del proplb grupG son una constatación del arraigo social de mensión simbólica que se genera en ella. (
las personas y de que no se puede entender adecuadamente su ser y su tarea sin En este capítulo ofreceremos, de manera breve, Ias diferentes penpec.tivas teoricas
(
referirlo a las fuerzas y marcos sociales que lo determinan históricamente. No es existentes para la conceptualización de la identidad individual y social, valorando

(
(

lillr(ilu(ci()ll ¿ Ia llri(()l()Hla :()(ial tlditorial t,(X: 99 Gl)itulo ll. idcntidad (el J¿l/)
( (c) [d¡t(trial lr()( 9u G) I-á

( cicrccn nlutualrlcrltc, y valo- l. Identidad personal e identidad social


la influencia rccÍpr<rca quc la s«rci«lad y cl indivir.lutl sc

( rando tambión las irnplicacioncs idctll(lgicas dc las tlifcrcntes altcrllativas.


Así, los obictivos básicos dcl capítultl son los siguientes:
( Nucstra vida cotidiana transcurrc en interacción continua con otras perso-
nas llcvando a cabcl tarcas coniuntas, conversando e intercambiando puntos
- lleconocer la difercncia cntre una explicación de la idcntidad cle natura-
( de vista s«rbre alguna cucstií¡n, sintie¡'rdo algún tipo de emoción específica,
leza individualista, social y psicostlcial.
etc., y está atravesacla por un tloble sentimiento de identidad que poclríamos ca-
( - Tomar conciencia de la importancia del lcnguaie y la narración de sí mis-
lificar, en un primcr rnomento, de paradóiico. En este sentido, necesitamos
mo (o de sí misma), y también de la cultura y cl contexto social para la
identificarnos col'r l<-ls otros para saber quiénes somos -y así, por ejemplo, nos
( construcción de la identidad. podemos sentir catalanes-, pero al mism<¡ t¡empo necesitamos diferenciarnos
- Entender efectos xenófobos que se desprenden de la tet¡ría biologicista.
l<¡s
de ellos ¡rara p«rder sentirnos nosotros mismos (o nosotras mismas) y no con-
(
- Saber establecer las diferencias conceptuales entre las explicacio¡res más fundirnos con los otr«rs, lo que nos puede llevar a pensarnos una persona nada
( indivitlualistas cle la identidad (la biologicista y la psicoanalítica). tacaña y muy generosa.
- Analizar las implicaciones del uso de categorías sociales para la construc- Por un lado, pues, nos scntimos cercanos a otras personas, con un grado de
(
ción de Ia identidad social y para la formación de estereotipos y de com- semejurzrt importante, por medio de una diversidad de aspectos y sabemos que

( portamientos de discriminación hacia los individuos que pertenecen a compartimos c<-rn ellas un montón de cosas, pero, por el otro, queremos ser no-
sotros mismos con un yo diferenciudo, único y separado de los otros.
categorías diferentes.
La expcriencia de la identidad individual o personal harÍa referencia a este
- Ser capaces de extrapolar el funcionamiento de las categorías sociales en
sentimiento cierto de unicidad, de idiosincrasia y de exclusividad que va acom-
la temática específica del género sexual.
pañado de una sensación de permanencia y continuidad a lo laryo del tiempo, del
- Reconocer la importancia de las concepciones de rol y estatus para enten-
espacio y de las diferentes situaciones sociales. Todos y todas somos capaces de
der la influencia que la estructura social eierce en [a configuración de la sentir dentro de nosotros un yo, a quien podemos atribuir la responsabilidacl de
identidad de las personas. la mayor parte de nuestras acciones, de nuestros pensamientos, de nuestras
- Entender la idea de representación de un rol y la idea de gestión de im- emociones, sentimientos y preferencias. Es en relación con qué hacemos, qué
presiones hacia los otros. decimos, qué pensamos y qué sentimos, por lo que somos capaces de dar un
- Ser capaces de conceptualizar la identidad como el producto que surge de sentido, unos contenidos y una respuesta concreta a la pregunta ,.quién soy yo,,.
la interacción simbólica. Todo aquello que podemos asociar con nosotros mismos lo utilizamos como in-

- Tomar conciencia de la dimensión sociohistórica de las identidades. dicador tácito de nuestro ser, de nuestra identidad individual o personal.
Sin embargo, ¿qué pasa con el otro sentimiento que conforma esta experiencia

En casg de querer profundizar en la temática que presenta el capítulo, se pue- paradóiica de la identidad, a la que nos hemos referido y que convive con este yo
diferenciado? ¿A qué hacemos referencia cuando hablamos de la experiencia del
de continuar con el siguiente obietivo:
nosotros, del vínculo social con otras personas, de la semeianza, de compartir la

Identificar el impactrr y los usos, en nuesta sociedad, de los diferentes ti- experiencia del ser con los otros, de ser catalán, por eiemplo?
¿cuál es la relación
psicosocial entre estas dos experiencias de identidad?
pos de explicación de la identidad expuestos, centrándoos en los efectos ¿Son separables? ¿y si lo
son, en qué sentido?
que tienen en las personas en términos de poder y discriminación social'
r (
t
i
!, til¡(oriál t,(x; l(x) Iiltr()duc(ioil ¿ la l)\i(rrl()8ia s(,(i¿l Editori¿l t,(Xl lol (lal)írulo ll. t.a idc¡ttidad (rl rcr)
'O

(
Y, finalmentc, tambión dchemos plantearrx)s en cstc capítulo si todo cste pro- laidenticlad l)r()yccta, c,n las ¡ralahras y cxpresiones que utiliza, una forma
c'¡r-
ceso que hemos dcscrito cs algo quc forma parte dc [a rcalitlad psicolti¡;ica tal creta dc cntendcrla y una idca particular tlel yo. por ro tanto, n. hay ninguna {
como cs, de manera natural, () bien s(rlo cs una forma dc ¡rcnsarnos, el rcsultadtr manera de estutliarla ¡nás allá clc kls valorcs s,ciales e ideológicos que
la rodean.
de un aprendizaie particular y carac-terístico del tipo de stxicrlad en la quc vivi- Así, la idcntidad rcciar y la identidad intiividuar no
(
son realidades separables,
m()s, con unas normas sociales y una cultura específicas, una i«Ietllogía particular sino que sc constituye n mutuamente ; y lo hacen por medio de lo social, curtural (
y una historia dcterminada y también, por qué no, unas relaci«rncs de p<xJcr con- e ideol(lgic<l quc es inhcrcntc al lcngua je que utilizamos
cuando narramos cuar-
cretas. Y en caso de quc se trate de un aprendizaie, sin ninguna rclación clirecta quier aspcct<¡ rclacionado c.n er yo\ r),r eiemplo, sóro hace un par (
de décadas
con algún tipo de naturaleza particular de los individuos, habrá quc prcguntarsc que podcm<ls scntirnos estrcsaclos, en cl sentido de que antes
no existía ni la pa_
qué función social cumple este aprendizaie, quó efectos tiene, y si hace falta «l no (
labra ni cl cstadr¡ psic«rlógico del cstrés, por er hechcl de que er ritmo
de vi«ra no
intervenir en él y transformarlo en alguna <lirccción stlcial determinada. era tan acelerado c.m«l ahrlra y no se nccesitaba una palabra
para interpretar y (
lrl objetivo de este capítulo es res¡xrnder a estc tipo de preguntas dcsde la inse- legitimar los efcctos cspecíficcls que esta forma de vi«Ja contemporánea
produce
parabilidad entre lo individual y lo social, que llamaremos l«r psic'osrx-irtl. Pero para (
en las personas.
poder alcanzar este obietivo, haremos, en primer lugar, de maneta simplificada el En este scntidr¡, cl sefo la itlcnticlad no
es una cosa fija e inmutable, con pro-
recorrido teórico por la literatura psi«ilogictt clásica, que no es la psicología social. (
piedades que puccian trascender ros (ontextos cr¡lturares, ge,gráficos
y tempora-
Desde su nacimie¡rto, la psicol«ryía ha puesto el énfasis, sobrc todo, cn cl es-
les (como plantearán ras perspcctivas biorogicistas). No puecre (
como personas separarse dc la
tudio de los procesos por medio de los que llegamos a sentirnos
sociedad y de las circunstancias cn las que está definida, porque
éstas son las con_
separadas, independientes y diferenciadas --es decir, como yo individua[-, y ha
diciones que hacen ¡losible su definición y su uso social. La
idea de homosexual
(
desestimado en gran medida los procesos por medio de los que nos sentimos
sólo tiene sentido en una sociedad <londe haya una clara
como nosotros -€s decir, vinculados a los otros. Además, lo ha hecho mante- separación entre mascu_
lino y fernenino y un proyecto po!ític, basado en ra familia
(
niendo unar separación dicotómica, bastante artificial, entre aquello que es so' nucrear, cuya función
es mantener estas dos instituciones sociales. [a manera
cial y aqueilo que es individual. como entendemos la
identidad, pues, de¡xn<Ie tlircctamente ile la socieda<.l, la historia
La separación entre la identidad personal y la identidad social es un valor so- y los grupos gur
han participado en su interpretación y narración. (
cial fr:ertemente arraigado en la cultura de Occidente, del cual la tradición cien-
Pero antes de exponer la perspectiva más psicosociar
tífica ha participado de f<¡rma mayoritaria, y tam_bién la psicología. de la identidad, tenemos
que referirnos a dos perspectivas sobradamente (
Sin embargo, la psicología social que planteamos aquí tiene como empresa conocidas en psicología y que
han tenido bastante importancia a pesar de haber participado
primera disolver esta falsa separación entre lo individual y lo social para recu- de ra separación enr (
tre lo individual y lo social y de haberse decantado
perar su relación intrínseca en lo que llamamos psicosocial. Desde esta perspec- hacia lo individual.
tiva, considera que, vista la gran cantidad de procesos de influencia social
se
se trata, por un lado, de la perspectiva biologicista, que
se centra en er estu-
(
dio de las bases biológicas del comportamiento y pretende
que inciden err el 'y'o, por un lado, y dada Ia imposibilidad de conocer la iden- trasladar los princi-
pios de (
tidad más allá de su intermediación lingüística, por el otro, querer encontrar la evolución natural al estudio de la identidad para averiguar la
dimensión hereditaria y genética y, por el
en la identidad un remanente natural, diferente de Io social, se convierte en otro, hablaremos de la perspectiva (
un propósito imposible corr respecto a las posibili«iades y limitaciones de los del psicoanálisis, elaborada por sigmund
Freud, y que está centrada en er estu-
dio del inconsciente y del lmpacto que
las relaciones afectivas han ido deiandc (
lenguaie es un vehículo de transmisión de formas culturales e históricas y a lo largo de nuestra infancia en la
F,l manera como sentimos y actuamos en la
edad adulta. (
actúa como tal, lo cual irnplica que el investigador o investigadora que estudia

(
.-' lidit(trial Ll(X) Io2 liltr()(hr(ci(iil d l¡ s(x idl ic) [dil(trial t,()(: t03 (:apirulo ll. l.a ¡dr[tid¿d (cl \(U\

1.1. t-a identidad cosificada y la perspectiva biolégica ¿de qué tlc¡rende cstc cctttr() álgiclo dc la personaliclad en torno al cual sc cstruc-
tura? liyscnck scñala que la cnroci«rnalida<I y la extraversión tiencn una base
biológica en cl nivcl de an¡usal o de activación dc la persona y cn cl fu¡rciona-
Cicrtamente, nuestro cuerpo/bi<llosía tiene una función muy intportatrte,
miento del sistcma ncrvios«r autón«_¡m<¡ individual.
tanto en [a rClación COn nosotros mismoS (o con nOSotras mhmas) ctlm«r ctt la '

I)e acuerd«¡ con ó1, las características de personaliclad desarrolladas prlr cada
relación con los otros. Es una con{ición casi imprescinclihlc cn cualquicr tilx)
uno dc nosotros provicncn, mayoritariamente, de las disposiciones innatas
tie relación, pucs la presencia física o el conocimiento dc los rasgos físic<¡s dc
marcadas por la biología. Así, los aprendizaics que hacemos a partir de las cxpe-
una persona (apariencia, voz, movimienttls, etc.) tiene una inciclencia tlirccta
riencias y situaci«rnes con las que nos encontramos cotidianamente se conside_
en la relación que mantenemos con clla y con la manera como la pcrcibimos.
ran modelados por la biología.
'Iambién es por medio de la expericncia propia de nuestro cuerpo como pode-
sin embargo, ¡xxlemos hacer una c¡íticz a este modelo teórico: «lel hecho de ob-
mos Saber quc nos pasa algo e interpretar en qué estado nos encontramos: ¡lct-
servar un correlato fisiológico que acompaña al comportamiento de una pcrsona
viosos, cansados, deprimidos, etc.
no se desprende directamente que aquél sea su causa, ya que también lo poclemos
Pero la experiencia del cuerpo está también estrechamente ligada al desarro-
plantear al revés. P<lr ejemplo, que es la voluntad de agredir a alguien {omo res_
llo de la conciencia de éste, la cual es fruto del aprendizaie de la interpretaciótt puesta a cómo r*te actúa hacia nosotros- lo que provoca un elevado nivel de acti_
de lo que sentimos en difelentes estados psicológicos. Taml¡ié¡r tomamos con- vación general, y no que es esta activaciixl del arousal la causante del impulso
ciencia del cuerpo a part¡r de su efectividad en las acciones y leis movimientos violento. Así pues, una vez tenemos los datos que buscábamos, hay que interpre-
que lleva a CabO. F'inalmente, es la manera COmO la5 Otras petsonas reaccionan tarlos desde un modelo teóriccl que hemos tenido que decidir previamente.
al cuerpo y la manera como lo miran lo que l0 acaba constituyendo y dándole La sociobiología, por su parte, también considera que muchos aspec.tos de la
forma. personalidad dependen de condiciones innatas, pero [o plantea de manera dife_
Por lo tanto, hemos de tener presente que cualquier vivencia y expcriencia rente: se centra en el análisis del comportamiento social de los humanos como
psicológica asociada a la identidad tendrá un conelato biológico en el cuerpo si se tratara de una especie diferente que va cambiando a medida que se arJapta
(hormonal, bioquímico, cerebral, etc.), al mismo tiempo que tiene uno social y al medio. Por lo tanto, se centra en el estudio de la base biológica que
tienen los
uno contextual. Para darse cuenta de la importancia del organismo en la expe- grupos para adaptarse al medio, y no en las diferencias individuales.
riencia y percepción que tenemos del yo, sólo hace falta que nos bebamos unos Pero, ¿cuál es el sentido y la finalidad de estas teorías biologicistas de
la per-
cuantos whiskys y valoremos los cambios en la percepción del sí mismo' sonalidad? ¿La perspectiva teórica de la que parten y la metodología que
utili-
Hay dos grandes teoúas bastante conocidas que han estudiado las bases biologi- zan son apropiadas para el estudio del yo?
cas del comportamiento. ta de Eysenck y la sociobiología de Wilson. L,ysenck, en Desde la orientación de la psicología social que exponemos aquí parece
bas-
sus investigaciones en relación con la personalidad, se dedicó a analizar estadística- tante evidente que no, porque esta perspectiva no tiene nada en
cuenta el hecho
mente la manera como se a8rupan los diferentes rasSos de personalidad y concluyó de que la naturaleza simbórica del lenguaie con el que ¡nterpretamos
el yo y la
de estos estudios que hay dos dimensiones centrales que estructuran la personali- cultura en la que se conforma éste le atribuyen un coniunto de
significados par-
dad del individuo: la del con tirwum extraversión-introversióny lade la emocionalidad ticulares que van más allá del yo naturat. En este sentido,
la biología del com-
por medio del continutun ¡Mrosis4stabilidad. portamiento no es la dimensión más adec,ada para entender
y explicar la
El modelo de la identidad de Eysenck se considera ierárquico, en el sentido identidad, ya que ésta está básicamente organizada por
medio de significados
que entiende que estas dos dimensiones son la base de la estructura general de que socialmente y culturalmente se establecen, pero
que son variables y contin-
la personalidad y también de su continuidad a to largo del tiempo. Sin embargo, Sentes en las diferentes culturas y los diferentes grupos. por eiemplo, del hecho
(

i (
!o l:dit(tr¡al Ll(X t()4 llllr()dr¡c(¡{iil ¿ la l,Ji(l)kr8ta \(x i¿l ¡ o Ed¡lorial tJ(X: ¡o5 Capitul() IL I a itlrrrlitlad (rl sdn
.

(
<Je scr scrop«lsitivo y cstar infectacl() p()r cl virus dcl sicla (clat<l hitllíl¡;ico) nrl se dcs- configura a partir dc los pr<rccsos emc¡cionales y b) la personalida<J es prtxlucitla
prenden tlircctamcntc las conn«ttaciones dc inmoralidacl, irrcs¡xrnsabilidad, ctc. por una dis<riaci<in y una dcsconcx¡ón entre lo que nos pasa y lo que pensa- (
que nucstra strcie'dad atribuye a cstas personas, por razones idcológicas y clc ctlntr<ll mos, cntrc la m«rtivaci<in y la concicncia.
(
scrial, ni los miedos quc csta interpretación gencra. ccntrar cr ¡lsturado según el cual el pasado de ra persona (sobre
Para lrre ud cs

Y para acabar cste punto, una consideración acerca dcl uso quc se ha dacl(), todo las primcras rclacioncs afectivas) incide, de manera decisiva, en la estruc_ (
en ocasi()nes, a esta pcrspectiva. Hay que tencr muy prescntc quc la pcrspectiva turación de su idcntida<J actual. La pcrs<lnalidad, pues, no es considerada innata

biolclgicista, con mucho prestigio social por ser consideracla la más científica (ya sino que es construida mediante las cxperiencias personales que hemos teni<Io
(
que ha utilizado el mismo método de las ciencias naturalcs), ha sido también la por medio cle las interacciones sociares rnás significativas. sin embatgo, según
(
más instrumentalizada por los regímenes políticos racistas y autoritarios (nazis- este autor, la influencia en la edad adulta de las experiencias emocionales que
hemos tenido durantc la infancia muy a menurlo pasa desapercibida, las perso-
mo, Segregacionisrno, etc.) con et fin de legitimar los comportam¡cntos de dis- (
nas no son conscientes de ello y puc<jen dar un significado a lo que hacen
criminación y violencia social contra las personas consideradas inferiores. oa
lo que les pasa muy diferente y muy aleja<Icl der que tiene rearmente. (
Hay que ir con mucho cuidado con las explicacioncs biologicistas de la iden-
Así pues, el psicoanárisis sc propone estu«liar cómo er pasado (la historia
tidad, porque las características cle esta perspectiva la hace,l muy útil cuando s(l emo-
cional a partir de las reraciones) de ra persona afecta al presente, lo cual implica (
pretende discriminar a los grupos sitt poder g buscar una cabeza de turco a
c<¡nsiderar la identidad como algo dinámico/relacional y no corno una
quien responsabilizar de los problemas. I-a cosificación de la identidad -es decir, entidati
fija ni tampoco consciente, contrariamente a ro que planteábamos en la perspec-
el hecho de interpretar que la causa de nuestro Comportamiento eS natura[ y
tiva biologicista.
está en la biotogía- puede llevar a legitimar la marginación y la destrucción dc (
La teoría clásica de Freud presenta la i«rea básica según la cual la
aquéllos (:uyo comportamiento es considerado, por los Srupos con poder, poctl manera
como la historia va configurando la personaiidad depende en gran medida
de
(
cdnveniente y ¿lnenazador. lin contraposición a este tipo de explicaciones i¡'t-
la cxperiencia relacional con respecto a dos pulsiones básicas,
natistas del yo, po«lemos proporcioltar una cxplicación en términcrs de aprendi-
el eros y el thána-
fos (la primera referida al placer y ar principio rJe vida, y ra otra,
zaje social.
al dolor o ar
principio de muerte), que están en el centro del universo motivacional
de la per-
sona, sea ésta consciente de ello o no. La definición que hizo
Freud de estas pul-
siones básicas es la siguiente: fuerzas internas, fuertemente (
arraigadas en ra
1.2. La identidad "enmascarada" según el psicoanálisis
biología pero que no se corresponden con la idea de instinto, que
nos conducen
hacia la relación con los otros y con las cosas e ideas del mundo (
externo. En el
Sigmund Freud es el inspirador de Ia tradición psicoanalítica, de la cual se ha caso del eros, el
origen o la fuente de la energía pulsional gondeterrninadas zonas
(
derivado también una teoría de la personalidad y un método terapéutico, pero erógenas. A partir de esta consideración de ra pulsión,
Freud propone un mode-
aquí sólo nos centraremos en su vertiente de teoría dirigida a la comprensión lo de tlesanollo psicosexuar dc la prsonaridad co,cuatro
fases que hay que supe-
del yo. L,a corriente psicoanalítica se refiere a la noción de personalidad y no de ,at con el fin de evitar la ansiedad y los conflictos mentales
en la edad adulta,
identidad -ya que este últir¡ro concepto es bastante reciente-, aunque arnbos las cuales, a excepción de ra primera, están
centradas en las zonas erógenas: ra (
términos hacen referencia a la manera como sentimos y actuamos: por lo tanto, fase latente, la fase bucal, ra anal y la fálica.
La fiiación o imposibiliduaá" ,up".
rar alguna de estas fases de desarrollo psicosexual puede (
hay un cambio de palabrt y de explicación pero no de centro de atenciÓn. tener una incidencia
Freud, con su teoría psicoanalítica¡ eS el primero en considetar dos cuestio- importante en la vida adulta en el sentido de
r hacer recurrentes los sentimientos (
t y las emociones vividbs en la infancia
nes básicas para entender Ia personalidad: a) Ia historia individual se centra y se t en ¡eración con Ia fase no superacra.
t
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tI
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l( X, Iiltrodt¡eci(ilr ! la l)siL()lo8ia s(f,ial lo tiditor¡al t,()(: l07 (iapitulo II. I a idcr¡tidad (el rc//)
,s, liditorial L,(xl
1

I
tlinámica mclrtaI c()n- Ds cl caso,ejcm¡ll«r, de la irnportancia y la utilidad de considcrar y rcdcfinir
¡rr
Así, ta idcnti«iad puctlc configurarsc por medi() dc una
raci()llali- la historia pcrxmal intcgrándola a una historia social, y también la rcconceptuali-
flictiva y c()n cstn¡fc8 ias de defcnstt psicolólicu (nc¡;ación, sublimacitirt'
zación, etc.) dcsarrollaclas para combatir la ansicdad
quc l()s c()nflictos zación dcl inconscicnte con cl fin de entenderlo como el remanente colectivo que
personulid*l ¡túori- influye en el com¡xlrta¡nicnt<l inclividual, pero del que no se tiene plena concien-
psicológicos comportan. [)or eiemplo, Adorncl en su obra ln
por algún tipo de mc- cia. De esta forma, cl inconscientc se convierte en algo social y compartido, y ¡xrr
taria explicó algunos prciuicios racistas como p()movidos
lo tanto susccptihle dc elaborarse en la concicncia a partir del conocimiento dc las
Canismo<Jeclefcnsa,queactuabaparanesarCxperienciasquescltabíarrtcnido
relacioncs sociales y de dominación que, a lo largo del tiempo, se van inscribiendo
durante la infancia en relación con la familia'
en el cuer¡rc y en la psicol<lgía de las pcrsonas particulares.
Detodoloquehemosdichohastaahora,se<lesprendendiversasimplicacio.
Y para acabar esta breve y simplificada visión de la perspectiva psicoanalítica,
nes de la teoría psicoanalítica para la noción de identidad:
sólo hay que decir que csta perspectiva, a diferencia de la triologicista, ha sidr¡
y conflic-
1) Gran parte de nuestra forma de ser y actuar refleia motivacioncs la más marginada y desconsiderada iniustamente dentro del mundo académico
racklnaliza-
tos inconscientes, a lo que nuestra conciencia responde haciendo y científico ¡rr el hecho de que ha utilizado un método propio, el de la inter-
ciones y explicaciones engañosas. pretación y la introspccción, y no se ha conformado a la metodología de las
2)Muchosdelosaspectosdelaidentidadsonforiadosennuestrainfancia ciencias naturales, que ha sid<l Ia única reconocida científicamente durante mu-
con las experiencias emocionales que tuvimos' cho tiempo. Por lo tanto, ha sido una teoría utilizada minoritariamente, y sobre
una uni-
3) La identidad de una persona no corresponde necesariamentc a todo considerada en su vertiente clínica y terapéutica y no como una teoría de
da<lcoherenteensímisma.Aunqueelyointegrelosdiferentesaspectosdela la personalidad y del hecho social.
conflictiva y'
personalidad, éstos pueden llevarnos a actuar y sentir de manera
por Io tanto, producir un grado importante de ansiedad'

que esta perspectiva es más o menos adecuada que las ouas


¿Podemos considerar 2. l-a ex¡reriencia de la identidad: ¿quién soy yo?
que hacemos de ella
para el estudio de la identidad? Eviclentemente, la valoraciÓn
pone en iuego diferentes
no pude ser global' Como cualquiera de las perspectivas,
ser contraargumentadas'
formas de significar el funcionamiento del yo que pueden 2.1. La dinensión fenomenológica de la identidad
que se han mostrado bastante
Sin embargo, esta teoúa ha aportado algunos aspectos
útiles para las aproximaciones actuales al concepto de idenüdad'
de Freud puede implicar Sin embargo, la experiencia de la identidad no existe desde siempre, sino que
Por una parte, se ha criticado el hecho de que la teoría
está estrechamente ligada a aquello que llaman conciencia, a la conciencia que
unaconcepcióndeterministadelapersonalidad,enelsentidodequeéstasecon.
(esta parte es la más criticable tenemos del mundo que nos rodea y de nosotros como parte de é1. Más concreta-
sidera encorsetada por una serie de pulsiones innatas
mente, para experimentarnes como yo necesitamos pensar cómo nos sentimos,
por Ia otra, es sabido que a partir de los plantea-
desde la psicología social). Pero
de aproximaciones qué cosas nos p;§an, cómo nos las explicamos, etc. En este sentido, hasta que no
mientos clásicos de Freud se ha elaborado todo un coniunto
formulemos por medio det lenguaie a otm persona o bien a nuestro interior cómo
innovadorasquelecoSenlaorientaciónpsicoanalítica,comoeselcasodedeter-
bastante sugerentes en nos sentimos en un momento determinado y por qué, no tenemos una experien-
minadas lecturas marúst* del psicoanálisis, que resultan
cia directa de la identidad. La conciencia (más allá de Io innato y del inconscien-
elsentidoquereelaboranycompletanconcepcionesenlasqueelpsicoanálisisha.
te) es una condición necesaria para conocer/construir lo que somos.
bíapuestounfuerteénfasis,yquesonrelacionadasconcuestionessociales.
r (

l¡rlrodr¡((i()lr a l¿ l)r¡(1)l()8ia s(f,ial ! (l(xl (


(c-,Lditorial (,(Xl IOtl O Edir(xial t(x) (:at,itul0 II. t.a idflltidad (cl sclf)
:
(
cl caso, por elemp[<1, dc cuando pcnsamoi quc cstanx)s ctlfaclados p()rquc
[.s que hacemos. I)c hecl-rr¡, las lcycs asunlcn, cn general, que somos los únicos
hemos ido a Comprar y ncl hemtls traício ttüo kr qut: nos hacía falta, o bictr si responsables y los age ntcs de nucstras acciones, y eso probablcmc¡rtc coincicle (
nos sentimos deprimidt» p()rquc pcnsam()s quc en cl trabaio las ct¡sas n() n()s con lo que bastantcs personas piensan cle ellas mismas y de los otros. cierta-
(
salen como las planificamos, etc. mente, apartc dc las necesiclades primarias (comer, dormir y beber) y las limi-
Así, la perspectiva fenomenológica hacc refercncia a la experienciu sub¡etit'.t taciones dcl dincro, el resto de cosas es fácil de pensar que las hacemos sólo (
que tenemos dcl yt mediunte Ia conciencia, pcro dura¡rte mucho tietnprl la psictl- porque querern()s.
logía se centró en el estudio exclusivo de los comportamicntos, y dció de lado crlnciencia de si mismo, iunto con el sentimiento de agencia o la capacitlad
La (
los pensamientos que acompañaban a estos comportamientos porque los con- de escogcr cntrc ilit'erentes alternativas, son caractcrísticas consideradas intrínsccas
sideraba demasia<Jos complicados y difíciles de observar. Por lo tanto, esta pers- a la condición de persona, y pueden hacernos suponer que efectivamente poclemos
pectiva f uc durante mucho tiempo proscrita y es desclc hace dos clécadas cuand<¡ crear nuestro sef y tencr un papel importante en la construcción «le nuestra iden_ (
se ha recuperado. tidad. t»ta es una capacidad que se nos atribuye muy a menudo, que proviene (le
la ideología libcral y que se iustifica a partir de la observación de la toma de decisro_ (
C.onciencia del yo
nes en la vida cotidiana sobre los estudios. el trabajo, !a elección de amigos y de pa-
(
Nuestra identidad, inás quc ninguna otra cosa, eltá conlcrtnaCa por la manera en que reia, el lugar do¡rde vivivimos, los programas de televisión que miramos, los diarios
pensamos: "El proceso de autocc¡nforma¡:ión de ngsotrcrs ntisnlos dc¡rende dc las que lermos, la ropa que llevanros, etc. (
creencias que tenemos sobre cómo somos: de las historias que explicamos sobre no-
sotros. Explicamos a los otros lo que ellos espe¡an de nosotros, o bien otras cosas, en-
viándoles señales encaminadas a acciones o ctilos concretos. [¿s decisiones que tomamos van conformando el tipo de persona que somos: (

Las historias pueden §er muy variadas. si buscamos un trabaio, explicaremos lo compe- "Los grados en los que conformamos nuestras vidas son diterents. si
controlamos nues- (
tentes que somos y la c¿pacidad que tenemos para trabalar, y también la grarr dedicatión t¡as acciones a partir de detenninados proyectos que hemos hecho nos
convert¡mos en
que hemc»s invertido en formarnos profesionalmente, más quc rtia&tn¿ otra cosa. Pero personas activas y no
¡rasivas. Podemos darnos cuenta de las influencias que tienen iugar (
también nos explicamos historias a nosottos mismos. Somos nuestra historia privada, la en nosotros a partir del tipo de vitla que llevamos. Sin embargq otras veces,
tenemos más
cual se extiende hasta allí donde nos es posible recordar. Y pensamoi en ella como si fuera conciencia de nosotros mismm, y esto empieza ya a cambiarnos. Hacemos proyectos
so- (
nuestra verdad, de la que otras historias solo pu«len desviarse un poco." bre el tipo de pe$ona que quercmos s€r: alguien puede quererconvertirse
en más valien-
te, más tolerante, más independiente o más perezorc. fui, el hecho de conformar
J.Glover (1988). i:Tle lhilonpy and Ps¡tcholqyof Pasonal ldentity (p.139). Harmondswoit: nuestras propias caractedsticás implica un proceso de autoconstrucción.,, (
Penguin.
J. Glover (1988). I; The Philo*py and ps¡rhology of pernmt ktentity (p. l3l). Har-
(
mondswort: Penguin.
2,2. I,aagencia (
sin ernbargo, nr¡estras posibilidades de escoger están bastante limitadas, en
(
yo, por otra parte, está estrechamente asociada a la términos obietivos y también subietivos, por las condiciones
la experiencia subie.tiva del sociales en las que
vivimos y en las que hemos vivido a lo largo de nuestra (
conciencia de agencia -de ¡rensar que como persona particular tengo el poder de historia (tipo de educa-
producir efectos en mí y en los otros, como por eiemplo, cuando me proponSo con- ción, cultura, familia, clase social, etc.), por lo que hasta que
no hayamos toma_
do conciencia de estas limitaciones no podemos (
vencerme de deiar de fumar o cuando hago el proyecto Ce enarnorar a alSuien. trascenderlas. Está claro,
pues,
Asociado con la noción de agencia, está el sentimiento de que somos seres que todas estas pseudodecisiones van influyendo y
transformando el tipo de (
Iibres que podemos escoget, y que es potque quelemos por lo que hacemos lo persona en el que nos hemos convertido.
,s, l:drturial tl(Xl I I () l¡rtr()duc(i(iI a la []sic()lo8ia s()cial OLditorial tl(X lu (la ll. l.a idciltidad (e¡

H abanico dc elcccioncs que hacem«ls y dccisioncs quc tomamtls y [a ntancra "Los colectivos quc hatrlan difercntcs lcnguaies, en la práctica, viven tlifercntcs ,mun-
dos tlc rcalidad'
conro nos comf)rtamos van c«lnfigurando nucstro cstilo indivitlual, e[ cual puc-
de interpretarse como contingente o bien como la cxpresión dc una esencia na-
El lenguaie cs de naturaleza hcurística, cs decir, sus formas predeterminan para noso-
tural. Esta última interprctación puedc implicar una carga cmocional importantc, tros formas cr¡ncrctas dc obscrvaci«in y de interpretación. El lenguaie aonriituy" ,nu
que nos puede llevar a valorar cualquier crítica que sc ntls haga como un ataque guía de la realidatl, per«r dc la realidatl dc naturateza social, no individual.,,

al tipo de pcrsona que somos y, por lo tanto, crear cl cfccto tlc ccrrarse cn banda Edwarcl sapir (1949). culturu, lenguia y persow (selección tle ensayos publicada por
y desaprovechar las posibilidades de cambio con las quc la agencia nos clota. David G. Maclelbaum).llerkeley: University of C¡lifornia press.

Así, el lenguaie y el pcnsamiento nos llevan a actuar y reaccionar respecto


2.3. Narrativa de sí mismo a las cc»sas, no tanto por lo que éstas son, sino por cómo las interpretamos
nosotros por mcdio de las palabras que utilizamos. y lo mismo le pasa a nues-
tro yo, actuamos más por la imagen que narramos sobre el sí mismo que no
Pero la conciencia que tengo de mí depende directamente del lcnguaic, el
en virtud de lo que podríamos realmente hacer descle una perspectiva más
cual tiene un papel muy importante en la expe riencia subietiva de la identidad.
objetiva.
por medio de las palabras que conocemos y quc hemos aprendido como po-
Es
En este mismo sentido, el lenguaje y el pensamiento tienen la capacidad de
demos representarnos, interpretarnos y hacernos una imagen de nosotros mis-
poder trascen der el tiemp y el espacio, con el lenguaje podemos trasladarnos años
mos y de los otros. Con el lenguaie, que es de naturaleza simbólica (tiene la
atrás, adelantarnos y sentir algo que nos gustaría que nos pasara en el futuro, ima-
capacidad de ir más allá de las cosas en sí mismas), podemos referirnos conti-
ginarnos personas y lugares concretos, que no están presentes físicamente, acom-
nuamente a diferentes aspectos de nuestra experiencia, tanto a obletos percep-
pañados de todas las sensaciones que nos protrocan, etc. El lenguaie nos permite
tibles -como la longitud de nuestra nariz o el color <le nuestro Sato- como á
vivir una realidad diferente, que no está atrapada en el tiempo y el espacio obie-
cuestiones más abstractas -lo iustos que somos o la felicidad que sentimos.
tivos, y que quizás nunca lo estará, pero quc es igual de importante y real para
Sin embargo, las palabras y los conceptos que utilizamos en la narrativa
nuestra experiencia del sí mismo.
del yo tienen asociadas intrínsecamente connotaciones y valoraciones socia-
les que son fruto de Ia ideología dominante, que pueden ser positivas o ne-
gativas pero que difícilmente son neutras: palabras como ioven, introvertido, Eiemplo de relato dc novela

ama de casa, ettrovertido, seropositivo, nacionalista, basurero, político, etc. tienen sueños en el umbral, de F¿tima Mernissi (Barcelona:
Muchnik Editores, s.A., 1994), es
valores sociales implícitos. Estos valores llevan a favorecer unas identidades, una novela que explica las memorias de una niña en un harén:
como joven, por eiemplo, en detrimento de otros que implican la valoración
"cuando te ves atrapada, desvalida tras los muros -decía tía Habiba-, sueñas con es-
contraria, como la categoría de viejo. Es por medio de estos valores, de los capar. Y la magia surge cuando entiendes ese sueño y haces que las fronteras se des-
que muchas veces no somos conscientes porque forman parte de aprendiza- vanezcan. Los sueños pueden cambiar tu vida y, a la larga, el mundo
[...] puedes
transformar esas imágenes en palabras. ¡y las pahbras no cuestan nada!,,
ies que hemos hecho acríticamente, como las ideologías, las normas sociales
y la cultura intervienen y estructuran la manera como nos percibimos a no-
sotros mismos y la imagm que nos hacemos de nosotros, y también la ma- Es en este sentido en el que hay que tener presente el poder que puede tener

nera como percibimos los fenómenos que tienen lugar y las personas que la narración que hagamos de nosotros mismos y de las cosas que nos rodean, ya
están a nuestro alrededor. que toda esta realidad construida narrativamente tiene efectos
concretos y mo-
\9 tiditorial (l()( tt2 l¡lt r()drr('( i(;r r ¿ la lhi(1 rl()l.iia 5(,(ial o ¡:diklrial t I()( Ilr Gt,itul() II. t.a idcntidad (el s¿rf)

tlela lo quc haccnros y lcl quc scntimos. l)cnsarnos r:otrttt intcligetrtcs ticttc efcc- haces dc padre dc farnilia que cuando estás con los amigos viendo un partitl<r

tos cliferentes cn nucstra vida, pucdc llcvarn<ls a tcncr éxitos pclr la ct¡nfianza de fútbol o cr.¡ el traba j<l hacicndo tlc rranquero; la misma pcrsona pucdc, por
que hemos pucsto cn nosotr()s, y pucdc pasar lo c()ntrari() si nos pcnsamos eiempl«1, actuar cn un momcnto determinado de una mancra autoritaria
como incapaccs. Además, 19 pgdcmos librarnos del lcnguaic, Iro podemos pcr- como capataz cn una cmprcsa y cn otr(), de una manera solidaria como sin-
cibir cl mundo y a los otros de manera directa, más allá dcl lcnguaie, sino qu(j dicalista convcncidr¡.
éstc mediatiza cualquier parcela de realidad.
'l'ambión los difcrentcs ti¡rus de rclaciírr.r que
establecemos requieren que nos
La relación entrc el concepto de self y el de identidad es una relución tle in- mostremos disimilarcs. No manifcstaremos las mismas actitudes y el mismo ta-
clusión. Así, nos referimos al self ctlmg al núcleo dc la identidad, al centro del yo lante si la pers«rna con quien hablamos es nuestro
iefe, padre, paciente, vecino
que se hace patcntc mediante las cnunciaciones quc haccmos sobre nosotros o vecina o amigo o amiga íntimos.
como, por eiemplo, cuando haccmgs una exclamacirin diciendo "estoy harto de Así pues, pucde considerarse que parte de la itlentida«l es dependiente rlel
que mc tomen el Pelo!". abanico de relac'ioncs quc ponemos en acción y <1e las diferentes situaciones en
Este sentido del selfl itlentida«l depencle cn gran medida de lo desarrollada las que nos hemc¡s cncontrado.
(
(lue tengamos la capaciclad r1e pensar simbÓlir:amcnte, la habilidad para dirigir si considcramos la experiencia de la identidacl dcsde la perspectiva de su rle-
(
y refleiar nuestras propias acciortes y para pensar etr cl ¡liutrd(.) que nos rodca. sa¡rollo y su transformación, también podemos hacer referencia a una multipli-
lt:detnos hablar de autoconcieltcia o conciertcia de :;í nrisn¡'J erl cl §entido erl cidad de sentidos del yo. Es el cax¡, grr eiernplo, de pensar en el pasado y darnos (
que ésta está centrada en el yo y la definimos como la cotlciencia que tenemos cuenta de lo crueles que éramos cuando insultábamos a alguien por el simple
de ser una persona particular y diferente de las otras, y de refleiar en la propia hecho de ser gitano, sin que esta persona nos hubiera hecho nada. AsÍ, creamos (
experiencia de ser lo que esta persona es. ESte planteamientc) conducirá al COn-
narrativas diferentes sobre nosotros a lo largo del tiempo, por el simple hecho
(
cepto de rellexividttd. de poder tiiferenciarlas, al situarlas en ei pasado y en el presente.
Sie¡ldo, pues, tan compleia la experiencia y el desarrollo de la identidad a lo (
Iargo del tiempo y de los diferentes contextos, los cuales requieren formas par-
2.4. tdentidad singular e identidad núltiple ticulares de relación, no es en absoluto sorprendente que haya un cierto grado (

de fragmentación o muttiplicidad det yo.


(
sin embargo, la problematización y la extrañeza que la identidad múltiple
Hasta aquí hemos considerado la identidad individual corno una identidad di-
ferenciada, como una identidad singular conformada por un coniullto de rasgos
pfovoca en nosotros sólo puede entenderse como producto directo de
una noi- (
ma cultural, fuertemente arraigada en nuestra sociedad, que proviene
coherentes entre sí, pero esta idea de la identidad no es compatible con el hecho del libe-
ralismo y el individualismo, y que asocia el comportamiento externo y (
de que en la vida moderna nos encontramos situaciones mlly diferentes, que re- explícito
de las personas a cualidades internas de éstas, que se cons¡deran
quieren característiCas diversas en una misma pelsona para que las pueda afrontar' naturales y pre- (
existentes, y también coherentes internamente.
En ests Sentido, algunos autores consideran que parte Ce nt¡estra identi-
dad depende de las situaciones que hemos tenido que afrontar, ya que los
La dominancia de esta norma nos lleva, a menudo, a no darnos anenta de las (
presiones que el contextó y
los otros y las otras eiercen en nosotros a
difererttes colltextos exigen de nosotros diferentes manifestaciones- Las ca' fin de que ac-
tuemos de una manera determinada.
racterísticas que tiene qrÉ mostrar una muiei cuando sÓlo se encarga de cui-
Hay que decir, también, que esta identidad múltiple; aparentemente
dar de su hiio no Son las mismas qlle las requeridas cuando se trabaia ert el contra- (
dictoria, ha sido explicada por la psicología social desde
campo, además de hacerse carSo de los hiios. No se te pide Io mismo cuando otras perspectivas,
,c, Ldilorial tl(x I I4 IItr(]du((iar¡ a la lni(olo¡ita s(triál (9, Editor¡al L,(x I r5 (-aPi(ul() l¡. I.a idcillidad (cl r(l/)

com() cs cl caso dcl inte raccio¡risnro sinrbí¡lico y e I soci<lc«rttstrucci<lnistntt, ¡re rtr migrantes I sur, p<lr cicmpkr. lix¡rondremos el funcio¡ranrictrto dc este tipcl
cle

quc las deiarcmos para cl últim«r punto dcl capítulo. de crer:ncias y c()[lportamientr¡s cn e I punto de este capítulo r¡uc hace rcfercn-

cia a la relaci<in entrc la identidad y las categorías sclciales.

2.5. Diversidad cultural

A todo lo que hemos dichr¡, tenemos que añadir el modelado que la cultura 3. Identidad y categorías sociales
concreta hace de la identidatl. I¿ cultura cs entendida aquí como el coniunto
de tradiciones, normas, símbolos y valores quc conforman una rc,ciedacl y que
3.1. Procesos de categorización, comparación
se mantienen mediante el aprendizaie, la interiorización y la transmisión entrc
y diferenciación social
las personas que forman parte de ella.
Así, la identidad indiviclual tle la que hemos habtado, como "entidad autóno-
ma, particular, privada y racional", también es un modelo formado por medio de Hemos empezado eite capítulo haciend<¡ referencia a un doble sentimiento
la cultura, en este caso relativo al occidental, y no arraigado universalmetrte a la de identidad, que va desde la identificación con otras pcrsonas (que implica te-
naturaleza humana. ner una identidad s«rcial o compartida) hasta ei hecho de considerarnos únicos
En este sentido, y aunque todas las culturas tie¡ren algún tipo de concepto (que comporta tener una identidad personal). Las teorías de la identidad que he-
de self, hay grandes diferencias entre ellas con respecto al significado y a la mos expuesto hasta ahora (al menos la biologicista y la psicoanalítica) están, so-
manera de entenderlo. Por eiemplo, mientras que en Occidente las relacio- bre todo, centradas en la vertiente personal de la identidad. Pero, a partir de este
nes íntimas están fuertemente vinculadas a sentimientos privados, en China momento, introduciremos la vertiente más social, que concluirá, en el último
se considela que la elección de la pareia es algo vinculado al grupo familiar punto del capítulo, con la interacción de ambas vertientes en una sola que lla-
y es él como colectivo el responsable de la elecciÓn. Esta forma de entender maremos perspectiva ps¡cosocial, la cual pretende evitar tanto el reduccionismc
Ia vida privada de las personas en la cultura occidental o en la cultura asiática psicológico como el sociológico.
es fuertemente dependiente del hecho de pensar que somos autónomos o Ciertamente, a la pregunta "¿quién soy yo?" podemos responder usando ca-
bien de considerar que la persona sólo es una parte del coniunto del grupo, tegorías grupales, además o en Iugar de utilizar los atributos individuales. Por
y por lo tanto, no puede actuar independientemente. eiemplo, podemos decir que soy una muier, inmigrante, senegalesa, de clase bá-
sin embargo, las diferencias culturales han derivado, en la mayoría de los ia, de pueblo y peluquera: cada una de estas categorías señala los Srupos wiales
casos, en desigualdades y preiuicios que han conducido a conflictos y discri- de pertenencia y la ¡nskión o el estrato social que ocupa cada una de ellas en nues-

minaciones sociales graves y han llegado, incluso, a Ia destrucción del otro - tra sociedad.
. persona d.iferente. Este hecho pone de manifiesto una profunda ideología xe- Pero también hace referencia a un sentimiento y una experiencia concretos
nófoba, etnocéntrica y racista, se8ún la cual hay formas de sel que, de manera y particulares del yo, en el sentído de que otra persona en las mismas circuns-
absoluta, son consideradas meiores que ottas, lo cual lleva a legitimar la des- tancias obietivas podría utilizar otro tipo de categorías grupales para definirse,

( trucción de las identidadG construidas como inferiores. EI eiemplo paradig- como por ejemplo: soy madre, divorciada, joven, conservadora y creyente.
mático de Io que decimos ha sido el nazismo, pero podemos encontrar otlas F.s cierto, también, queestas categorías no son¡ólo un nombre sin ningún tipo

mgchas muestras del mismo hecho en la vida cotidiana, con relación a los in- de implicación, sino que cada una comporta un coniunto específico de roles, atri-

(
o) Edirofial LJ(xl ll6 l[(r(du((i()il ¿ la l,sicol()Bia §(fi¿l (O Dditorial I I(X: tt7 Ca¡riukr ll. L¿ ideiltidad (el JCll)

butos, rcpresentacioncs y ¡re rccpciones s<rcialcs quc igualan la ¡rersona al rcst«l dc No hcmos dc olvidar tampoco que cada sociedac.l tienc unas catcgorías dis-
integrantes de la catcg«-rría, ignoranckl su idiosincrasia pcrsonal y cstcriotipánd<l- ponibles dcpendiend«r dc su historia y que son éstas las que dctcrminan las
lc. Aparte de csto, la rcpresentackin quc tenemos <Je una dctcrminacla categoría identi«lades sociales que son posibles. H adietivo tránsfuga, vincula«lo al muntlo
depende de la i«leología que dcfenclarnos. Aquí utilizamos la idcol<lgía para haccr de la política, no cxistirá cn una socieclatl cionde no haya diferéntes partidos
referencia a las explicaciones que la s<rcieclacl da del com¡lrtamiento considerado políticos; ni c«¡rnuda cn una sociedad doncle exista la poligamia, como cn los
grupal o catcgorial: por eiempkr, desdc la idcología dominante, se pu«le cr¡nside- harenes árabcs.

rar que las mujeres no tienen que ejcrcer determinados trabaios por cl hecho dc con el fin de entender estas situaciones, haremos referencia a los proc-esos
por medio tle l«rs cuales las personas se identifican o se diferencian en categorías
que su biología las limita. Desde la idcología progresista, en cambio, se considera
sociales determinadas y, también, a las consecuencias que tienen estas identifi-
que las diferencias atribuidas a las muiercs no son ciertas, sino que son fruto de
caciones, en términos de prcjuicios, en la percepción de los otros y en la discri-
un proceso de representación y de aprendizaje sociales.
minación comportamental hacia estos otros.
¿La pertenencia a los grupos es, pues, una cuestión subietiva y no objetiva?
La teoría de la identidad social de I'aifel nos permite entender gran parte de
¿De qué depende que nos identifiqucmos con un grupo y no con otr<l? ¿Y por qué
estos procesos de identificación y desidentificación. llsta teoría engloba tres
sucede, a veces, que los otros nos perciben por medio de unas categorías determi-
procesos psicosociales -la comparación, la categorización social y la identífica-
nadas que no se corresponden con aquéllas con las que nosotros nos sentimos
los cuales actúan coniuntamente y hacen referencia a la manera como
.ción-,
realmente identificados? Puedo considerarme catalana, y comportarme com<¡ tal, percibimos a las otras personas y a nosotros mismos, tomando como base de
mientras que mis vecinos no paran de tratarme como si fuera andaluza (charnega) esta percepción la pertenencia de las personas a los grupos. por ejemplo, el he-
y, por Io tanto, diferente de ellos, por eiemplo. ¿Cómo podemos explicar este tipo cho de ser heterosexuales nos puede llevar a establecer una diferenciación, en
de percepciones "equivocadas" e identificaciones desconcertantes? otros aspectos, que no tienen nada que ver con el comportamiento sexual con
aquellas personas que practiquen la homosexualidad, lo cual no percibiríamos
si existiera Ia categoría y la creencia de que todo el mundo es potenc¡almente
Eiemplo de noticla
andrógino, por eiemplo.
Por lo tanto, podemos considerar que no actuamos
-ni nos relacionamos con
la gente- tanto por lo que las personas son sino por cómo nos
las representamos
o por cómo las percibimos e interpretamos. Estas percepciones y representacio-.
nes de los otros están fuertemente moduladas y afectadas por el sentimiento
de
pertenencia de los individuos en determinados grupos. lacatcgoría
grupal, pues,
proporciona una identielad o posición social y, al mismo tiempo,
funciona como
prisma de lectura y percepción de ta realidad social que nos
rodea.
En esta percepción del otro siempre hay implícito un proceso de compara-
ción social, establecido a partir deun patrón o criterioque actuará
de guía de la
comparación: así pues, si nos miramos a alguien por el color
de la piel, llegare-
mos a una determinada percepción y valoración, y si lo hacemos
notilia con esta autodescripción que hace de si mismo un afro-
Tal como se ve en esta por sus ideas
políticas, llegaremos a otra. Es obvio decir, sin
americano, pensar que las categorías sociales existen de manera pura es una falacia embargo, que en términos de re-
que no se corresponde con la realidad. levancia sociat y de ética,la calidad de ambas valoraciones
no tiene nada que
llll ¡lli{ú(.nn! ¿ la t'\nrn08r¿ n{r¡l (iJ¡úrul() Il lJ tl.,¡rid¿d lcl!r/l

vcr. lr.l tip{) de conrparaci(in quc harcmos, ert un priltler rn(}merk), tlcperttlerá en t¿rmi.()s de itlcrrtidad strcial, buscatrdo lo que 'l¡ifel lla,la u.a ¿,/isti¿li,i¡la¿l r¡r_
en gran partc del prtreso dc strcialización, pero con el tiempo Podern()s inter- cial ?os¡t¡nt.lrsta búx¡ucda cs una dc nucstras motivaciones principalcs.
vcnir co él y sustituir unos aprcodizaics [x)r (,tros. Con cste procc:io de (omparacií)n social establecemos difercnciacioncs del
. Adcmás, la comparación sociales fue cmcnte dcpcndientc del p(,a¿.\(, ¡r( c4- tiry t Msottos frcntt: a cllos", el cndo¡¡ru¡ro frente a el exogrupo, que la mayoría cle
tegoriarción xtcial, el cual hacc rcferencia "al coniunto de proccsos psicoló8¡c()s veces es fruto dc una competencia social y de un conflicto red Lle intereses
¡x:ro
que llevan a o(lenar cl entorno en térm¡nos de cateSorias -Srupos dc pertcncn- otras vcces cs fruto de la búsqucda dc una distittt¡r,idt1tl po.r¡liu¡, puramcnte Jim-
cia, de obietos y dc acontecimicntos-, cn tanto que son considerados equivalcn- üúlir¿. Ia consecuencia dc esta división entre nosotros/ellos es el ctn(rentrismo,
tes para la acción, las intencioncs o las actitudes dc un indivitluo". esdecir, cl fitnritismo hacia cl propio grupo y el tlesprecio, la discrimírutción y,
Ilste proceso de la catcgorización social comporta unos efectos especÍficos eventualmentc, la agrcsión hacia el grupo contrario. Así pues, la func¡ón de las
que son la dcefl¿ r¡rión ilusorfu úe semejanzq entre las personas que forman parte categorías socialcs, sobrc todo de aquellas que son considerarJas como naturales y
de una misma catetoíir -por eiemplo, la creación de semeianzas entre los diversos no son construidas s(xialmentc (contingentes e históricas), es ¡a ¡le legitimar la
catalanes-, y también la creación exageroda de diferencirc entte personas pcrtcne- dominaci(¡n y obstaculizar la solidaridad entrc posiciones soc¡ales diferente§.
cientes a a.¡f¿for¡i¡s ¡lile.exfes {s decir, entre un hombre y una muier cuak¡uicra, Parece quc cuanto más sc extrema la dicotomización entre las categorias en
o entre un europeo y ün chino también cualquiera.l términos de nosotros frentc a ellos, más se disuelve el ámbito tlel sentido común et
Se puede considerar que la cateSorización tienc un volot instrume ítl et el el que podrían cncontra6e k)s diferentes grupos que hay en uoa sociedad con
sentido que organizá, cstructura y simplifica la informaciÓn que tenemos del vistas a negociar la convivencia y el futuro. En momcntos de conflictos sociales
medio social, pero también tiene u¡ valor ideológico, de control social, en eI sen- agudizados es cuando más se acentúa esta discriminación, lo cual conduce a mi_
tido que estructura grupalmente la sociedad según los intereses y valores de los rarse cualquier circunstancia y fenómeno desde la perspect¡va cle la identifica-
grupos dominantes. Puede entenderse también como un sistema de orientación ción o la oposición con el propio grupo.
qve construte y define el lugat partícult de cada persona en la sociedad, ya que Así, todo se mira según si Io dice uno de los nuestros o no:
no solamente las otras personas y los otros obietos son adscritos a una determi-
nada categoría social, sino que uno mismo también es inscr¡to en ella. Todo esto "en la captación y definición de la realidad cotidiana ya no se mira si algo es intere_
sante o aburrido, bello o feo, bueno o malo, honesto o deshonesto; el sentido de lo
está estrechamente relacionado con el cor¡cepto de identidol social planteado por que sucede y de lo que se hace se empieza a entender primordial y casi exclusivamen-
Taifel entendido como "aquella paÍe del autoconcepto que proviene del cono- te a la luz de su asignación a uno de los grupos contendientes (nosotros o ellos).,.
cimiento de la pertenencia a determinados grupos sociales, iunto con los siSni-
Ignacio Martín-Baró (l98}l. Acción e ideologío, ps¡cotogía sociol des(le C,entroamérica
ficados valorativos y emocionales asociados a estas pertenencias". (p. 278). Buenos Aires: UCA.
Así, la percepción/valoración que hagamos de nosotros mismo6 ha de depender
del punto de comparación que establezcamos. Es decir, si la identidad social surge Con relación a esta percepción etnocéntrica de la realidad existe un curioso
del tipo de comparación intergrupal que hacemos en el contexto 6Pecífico y no fenómeno pe¡ceptivo intergrupal que Bronferbrenner (1961) llam6 el"efecto es_
existe preiiamente, es fácit pensar que gtableceremos esta comparación social de pqo". Consiste en que los dos grupos contrapuestos tienden a percibirse
con las
manera que salSamos Sanando con ello: scogeremos comP¡[amos con aquell¿§ mismas características, aunque invertidas; descub¡en en ellos las mismas carac-
categorías que nos permitan salir favoreddos de la comparación, y diferenciarnos terÍsticas positivas, y en el otro, las mismas características negativas. por eiem_
plo, en las peleas políticas es muy frecuente; cada partido político
l. Henri Taifel (1981). Gn¡por humr¿n$ y catcgüirts sioles. Barcelona: Herder; Jolm C. Turner (1990)
tacha at otro
Redesaú .1ttLtp sociaL Madrid: Morat¡. y a si mismo reciprocamente de ,,demagogo,, y a si mismo ,,honesto,,.
de
(

(
O Ldit()rial t,()(l I20 Irrlrrxltrt-r'iorr o la ¡nirohr¡iia stnial o [ditof¡al t,()( t2t Gpitulo ll. l.a ideil(iddd (el sctl)

Sin cmbirrgo, cl prciuicio favorable hacia el ¡rr«rpitl Srup() vicnc mctiatizad<r existencia tlc dctcrrninadas rclaci<¡¡res ile pclder y clesigualdades socialcs y quc las
(
por un pt()ccs() tlc vaklraci(ln sociaI dc óstc: así, cn dctcrminadtls ¡;rupos donri- mantienc.
naclos p«rdemos encontrar una preferencia y un favoritism<¡ hacia cl cxogrupo En dcfinitiva, la cxistcncia tle lt¡s cstcreotipos puecle consiclerarse como la
(
clominante en'vcz del prejuicio etnocéntrico, es lo quc llamarcmos preiuicio so- consecucncia dirccta de los pr«rccsos <lc categorización social, al mismcl tiempo

ciocéntrico.lis r:l por ejemplo, de un trabaiador quc admira l)ctsonalmcnte


cas<1, que kls prciuicios aparecen como la consccucncia de esta percepción cstereoti- (
a su ict'e porque ticnc un cstatus más alto y tienr: st-¡cialmentc más consideración
pada de la realidad. l)r¡r lc¡ tanto, los tres procesos están estrechamente ligaclos.
Porotra partc, la percepción de las personas que hacemos por medio del es- (
y más reconocimiento, o de las muiercs quc han adoptado roles masculinos por-
que se valoran más positivamente que los femeninos. tereotipo funciona de tal mancra que no resulta na<ja fácil destruir estas repre-
sentaciones que distorsionan la realidad, muy al contrario, tienen una fucrte
terulenciu t autoulimentnrse y monteilerse. El hccho de utilizar el estereotipo como
(
referente de interpretación nos llevará a fijarnos sólo en las acciones o inforrna-
3.2. Preiuicios y discriminación
ciones de la persona que sean crlherentes r:on nuestro estereotipo y a <lesestimar (
aquellas informaciones que son rxrco o nada coherentes con é1. con este pr()ceso
Seamos conscientes de ellc¡ o no y <:n tarrtt¡ quc actores sociales, en rruestra (
de análisis selectivr¡ de la información quc nos rrxlea, los estereotipos se autocon-
vida cotidiana interpretam<ls las interacciones y situaciones. sriciales utilizando
firrnan continuamente, son [)ers¡stentes, y por k¡ tanto, difíciles de cambiar, aun-
categorías sociales. Éstas nos permiten prever y avanzarnos a las acciones de los (
que tenSamos delante de nosotros informaciones objetivas y contradictorias que
otros y, al mismo tiempo, aiustarnos a ellas, pero este ploceso muchas veces es
prrlrían desdecirlos. (
independiente de las acciones que el otro lleva a cabo efectivamente. Estapercepción por medio de los estereotipos también pue«1e hacernos ver
Sin embargo, no todas las categorías sociales funcionan de la misma manera: directamente aquello que no existe, mediante un proceso de proyección social (
algunas son nrás utilizadas y más visibles socialmente que otÍas, sobre tcütl aque- que depencle de nuestras expectativas, tle aquello que esperábamos encontrar.
llas qrie lracen referencia a los grupos minontarios o sin porier, ctlmo homosexual, (
Además de sesgar la percepción y filtrar la información que tenemos que gcs-
rnuier, negro, inmigrante, niño, etc. a diferencia de blanco, hombre, burgues, he- tionar, los estereotipos t.lmbién inciden en el comportamiento en el senticlo de
(
terosexual, autóctono, adulto. que dirigen las acciones que emprendemos hacia las personas que son objeto
de
Esta incidencia que tienen las categorías en las interacciones sociales ha lle- estereotipo y preiuicio y hacen que aquél sea discriminatorio y les perjudique. (
vado a la psicología social a plantearse el tema del preiuicio. La discriminación hace referencia al comportamiento, a las acciones especí-
El preiuicio se entiende como tma actitud generalmente negativa hacia determi- ficas dirigidas a las personas afectadas por los preiuicios, y tiene un doble ob- (
nadas personas, que está originada porque pertenecen c deteftninadas categorías soci- ietivo: favorecer a los miembros de la propia categoría y, al mismo tiempo,
por individuales.
(
ales y no sus características o actuaciones perjudicar a los miembros de otras categorías.
Con relaciót¡ a la noción de preiuicio existe el concepto de estereotipo. Podría- lste trato discriminatcrio hacia el otro puede tener un grave irnpacto y puede (
rtr)s decir que el estereotipo está forrnado por el coniunto de creencias sociales afectar directamente a la identidad y la psicología de las personas que
forman
(cognición social) que están socialmente asociadas a una cateSoría grupal, las cua- parte de los grupos discriminados, que son ¡obre todo minorías grupos (
o sin po-
lesprovocan los prejuicios y los iustifican. Así,la acción de estereotipar constituye der. una de las consecuerrcias es lafu,ia autoestima olapercepción
ne§ativa de sí
un proceso de percepción, significación y representación de las otras peñ)nas y mismo y, también, un fuerte sentimiento de inferioridad,el cual le puede conducir
de la realidad que funciona de una manera bastante rígida, y está orientado <l bien amaltratarse o a deiarse pisar y a tener actitudes de sumisión. otra consecuencia
cumple Ia función de marttener los valores sociales dominalltes, que emerge de la con respecto a la actitud es la predisposición al
fracaso de los miembros de estos
(
( h'lr,llu,t¡ i J l¿ lN! iri¡¡!r¿ n { rrl rit{rul,, ll l¿ (rl e¡f)
'Jcrlitl¿J

( identirlad (algunos l)latrtcarnicrto5 recicntcs co[ro cl de lJutlcr consider¿n, in-


grupos () catql(,rías, quc conducc fáci[ncntc a hacer cl ftacasll real F)r la l'oca
c()nfianza quc se tic¡tc ctr sí mismo. Ya para acabar, un últ¡mo ef(-'c'to es cl c(nr()- cluso, quc una partc imlx)rtante dcl scxo está también producitla socialmcnte).
(
cido como cfeclo l'i¡nalirir, según cl cual cl comportamicnt() ncgativo hacia al- Dcsdc la psicologia s()cial quc dcsarrollamos aquí, se considcra que la identidad

guien, fx)r unas caractcristicas cspecífir"s quc no ticne per() que le atribuim{r\, sexual cs sohrc tod() una cucsti()n cultural e ideológica, vinculada al controls(F

puede crear en la otra pcrsona aquelkl que cspcráhamos encontrar cn é1, pucde cial y a la rcproducci¡in del ordcn social instituido.
5in cmbargo, como consecuencia dc los prciuicior que los estereotilx)s sexua-
gencrar cl comportamicnto que sostenía nuestra discriminaci(rn: por eiemplo, el
les producen cn Ia gcnte -y los cicntíficos y cientificas no se esL¿pan de cllos-, la
( hecho dc que las muieres sean consideradas con menor control em(rional puede
psicoloSía tradicionalmentc ha ignorado esta cuestión de Ia misma manera que
considerarse más el efecto de las condiciones en las que han sido obligadas a vivir
lo ha hecho con otras catcgorías socialcs o construcciones cstereotipadas de co-
( (como pcrsonas que se ocuPan de los otros) que alSo inherente a su naturaleza'
¡ectivos, lo cual la ha llcvatlo, muchas veces, a producir un cortrímiento sexistn,
llara concluir, sólo hay que recordar quc los estereotipos, en tanto que pro-
( ductos ideológicos, orientan la percepción y la acción dc los grupos sociales
haciendo dc la partc el todo, es decit, centrándose en la psicología masculina e
ignorando el resto. Así, estc sexismo que ha caracteriza¡lo el conocimiento c¡cn-
en su interacción con ¡as ottas Pcrsonas y cateSorías, lo cual puede llevarles
tífico en gcneral, y el psicológ¡rr en particular, se ha enmascarado en psicología
auna desatención selectiva sistemática y a potenciar la iSnorancia continua-
da de aquellos aspectos de la realidad social que son enmascarados. ¡nr medio dc la construcción de un único modelo de no¡matidad psicotógica que
I teóricamente se considera universal, pcro que, cn la práctica, es muy próximo a
( aquello <¡ue socialmente seas(xia al mundo masculinoya las condiciones de vida
de los hombres. La obra dej. Sh. Hyde (1995), Psicolotío de las muiercs.la otrami-
3.3. I-a categoría mcial del género
tad de Ia cxpericncia [rumana corrigc en parte este s€xismo del saber psicológico.
Por otro lado, la psicología también ha formulado algunas teorías de la iden-

Plantearemos el funcionamiento de esta cateSoría grupal como eiemplo pa- tidad sexual más tendentes a descub ¡, reproducir y ¡ustificar la dicotomía
radigmático de todo lo que acabamos de explicar. sexual que no a entender sus condiciones históricas de producción y sus posibi-

Ciertamente, la identídad sexual es percibida como una evidencia por la ma- lidades de cambio social, en dirección a transformal la desigualdad y la situa-
yoría de nosotros, es experimentada como una de las dimensiones más natura- ción de dominación en la que se encuentran la mayoría de muieres.
les, sólidas e incuestionables de nuestro yo. Así, aunque me cueste, Puedo deiar Así, se han intentado demostrar d iferencias de inbligaria y de temperanento etfre

de pertenecet at grupo de los fumadores si me lo proponSo, pero difícilmente los sexos por medio de constructosanatómicofisiológicm que han tenido el efecto
puedo dejar de ser muier en términos p6icoló8icos, aunque hay la posibilidad demantener a la muier sumisa para con el hombre. F-stas diferencias, al mismo üeui-

del transexualismq, pero es una oPción muy costosa a muchos niveles y, ade- po, han servido como argumento hasta no hace mucho -hasta los años sesenta-
para pedir una educación radicalmente diferente para hornbres
más, implica un cambio de aspecto fisioló8ico pero no un cambio psicotógico' y muieres: la des.
No obstante, ¿está claro qué es y qué siSnifica ser hombre o ser mu¡er? ¿Se igualdad entre los sexos era interpretada como diferencias de personalidad en la

trata de una diferenciación de orden 8enético y biotó8ico que tiene consecuen- manera de ser entre el hombre y la muier, y se defendía su complemeñtariedad, lo
cual rcsultaba bastante útil para mantener el modelo clásico y jerárquico de familia-
cias en el orden psicolÓ8ico? ¿O bien ta masculinidad y la feminidad son sólo
dos construcciones sociales, culturales e ideoló8icas que tienen poco que ver La tradición de estudios en psicología diferenciat, dedicada a averiguar las di-
titefatura psicotó8ica se hace refe¡encia a la noción de sexo ferencias de las muieres para con los hombres, empezó a tener graves problemas
con la biotogÍa? En ta
en las décadas de los años sesenta y setenta a partir de la eme¡gencia, entre otürs
cuando considela que esta identidad tiene su base en la bioloSía, y se utiliza
se
razones, de los movimientos de protesta social feministas. Éstos pusieron de ma-
el concepto de 8ét¡¿ro cuando se parte de una exPticaciÓn cultural y social de la
((irl
(
t,l«{luLrnrr ! l¿ l,\nr,lo8i¡ r:¿i c¿pnub ¡l ¡¿ idc¡¡lidad (el !r/l

nifiesk) cún(, cl discurs(¡ dc la difercn(:ia entrc l()§ iex(,s no cra un discurs(| §o- Más rcc¡cntemcntc, ()tr()s estudios han puesto de manifiesto quc no hay
bre la divcrsitlad, sino un discurs(¡ encubridor de la discriminaci(lrt scxual, natla dcmostrado ni demostrablc con respccto a la existencia de difcrcnciaJ nd-
pronunciatlo dcsde el poder para mantcncr una situación de dominación de la turalcs entre la psicolo¡iía de los hombres y de las mujeres, y quc éstas son pro- (
mu¡cr y quc, por lo tanto, niega su altcridad rcal y subordina su desarrolb y su ducidas por miradas ahistóricas.
proyccto dc vida al desarrollo y al proycct() dc vida del hombrc. (
fabla 2.2. Miár i€xismo en la c¡enc¡a
en el ámbit<¡ académico, el trimcrado análisis que hicicron Macc'oby y Jacklin
\197 4) §úc las diferencias sexuales hizo «nrncluir que, a excepc¡ón dc alsunas habi-
lidadcs verbales o rclativas a la agresión, el rqito dc difcrencias propuSnadas histó
lrracionalid¿d, emol¡v¡dad [a mu¡er razona menos que el hombre, et ñenot
ricamente entre los scxos (motivaci¿)n, competencia, temglramcnto, habitidadcs intelectualy l¡il¡ca, pcro m.fo intuit¡va que el
hombre; se dej¡ trai(ion¿r porelcora¿ón, ee
inteleltualei, etc.) obededan f)lo a un c()niunto dc creencias, ester«)tifx)s y rcpre- cambiante en iur e9t¿d6 de ánimo y en su5
(
sentaciones s(x¡ales que no tenian ningún fundamento cn la realidad.
Parivkl¿d, (onform¡smo, capacidad [a muier es natur¿lm¡te pariva y se (onforma
(
de ¿dapl¿rre, abnegación, rum¡sión, dedi.¿(¡ón coo las cotas t¿lcomovicr¡en dadai, acepta Ior
Tabla 2.1. De cómo el(ono.¡miento cÉnlfico ha conttuido un¿ psicologí¿ d¡lerent€ Par¿ lo5 hombres ¿(onte.im¡€ntos, thñ€ una grañ (apa(id¿d de (
y p¿ra la: rúieret . .bnegación y dedicacón ¡ los deñát.

D€b'l¡d¿d. n«e(ij¿d de ¿poyo Ld muier es un ser débale indefenro qoe re deta


llev¿r por los rentim¡ento9; no rabe ¿faontar lat
(
A. Cre€n(¡ar infúndadas tobre l¡s diferenc¡¿s sexuales ritu¿ciones de responsa¡il¡d¿d; n€cet¡dad
'1.
Que l¿s mujeres son már roc¡¿Hes que lor hombre!
de centrar 5u vidá en el otro (
2, Que la5 mu¡ere5 son má5 5uge!üonableg que lo5 hombres lnf ant¡lirmo, ruperf i(i¿lid¿d Aunque no se digá expr€samenle
,. Que l¿s muieret tienen ÍEnor auto€stim¿ ((omo s€ h¡zo derd€ A¡istoteler a Moeb¡ur, la
mu¡er er conr¡derada, d€ iÉ(ho, como un ser
(
4. QLre la, muieres soo me;orer p¿ra l¡s l¿rear sencil¡as y repet;t¡v¿s, y lot hombres para las tareat
que exigeñ procetos cognolc¡túos má5 elevador y l¿ iñh¡bi(ió¡! de,tspuestas dprendidas intermedD entre ¿lhombre y elniño, alque no
te pueden ccnfiár grardes rerponrab¡l¡dades; (
ruperfi(ialen su maner¿ de rer, no se poede
5. Que lor hombres ron más ¿n¡lítkí¡s.
responrabilizar de las coias ¡mpon¿ntes.
6- Que lae mu¡ere! €süin más ¡nÍuilas por l¿ herencia y lor hombres por el amb¡eñte.
7. Que l¡s ñrui€res no tien€n rnotivac¡ón de éxito. Coquet€rí¿ [e gusta gustar, ser atra]¡Ente, coquetear,
8. Qpe l¿s muiere5 ron de c¡rácter auditivo y los hombret d€ c¿ráct€rüsual.
por eso vive atrapada én un ñundc d€
cotméticos, modas y frein¿dos. (
g. D¡leren<iar s€xual€s sr¡ficientenEnte comprob¿dai
l. Que las muieres tienen más habilidad verbal que lo5 hombré! (
Las creencias tradicionales con respecto a la muier, que todavía hoy se mari-
2. Que loi hombr€r destacan rn hab¡l¡dad visuo€rpaci¿l-
3. Que los hombres desta(an€n habilidad mat€rnát¡ca. tienen en parte y que evidentemente distorsionan su realidad, no homogénea,
4. Que lor hombr€s son más¿grer¡vos son los tres mitos siguientes; la muier como eJposc amante, como mddr¿ altruista
(
C. Arpeclor ru¡etor a ver¡f¡(ación y buena por naturaleza y el eterno femenino, que hace referencia a su dimen-
l.Sens¡bilid¿d táctil. s!ón más sensual y miitedoJa.
2. Mi€do, l¡midez y angusti¿.
l. Núel de ¿ctivi¡lad. [¿ larga historia que ha tenido este pensamiento sexista ha marcado profun- (
4. fenden(¡a a compet¡r. damente las mentalidades actuales, aunque desde hace un ¡rar de decadas se estén
5. fendencia a dominar.
llevando a cabo cambios sociales importantes, sob¡e todo en términos iurídicos
6, Tendenc¡a a someterse.
,. Condu.ta maternal. (las leyes del divorcio y del abono, los programas de integración laboral de la mu-
(
fü6te: Ma((oby y l..ui', 1974 ier, etc.).
(
(

l2t¡ i,u«d(ktn,! ¿ l¿ I'i(,'¡(,8i¡ R(¡rl (¿l r'rl,'ll I J trfuirrdall(l tr)

( gun()s ticncn harrig¿, llcv¡n I(,s lapal()s sucios y la corbata con cl nudo t()rcido I in,
(licrtaflrctrtc, para una mi¡x)ría rle muicrcs ha¡r canlbiadr¡ nruchas eosas, y
chls() rr lcs pcrmitc scr un p()co cstitpidos, perc e¡las, que son directivas o sccrct¿fl¿s,
( p<xIríarnos dccir que ticnen accclo a casi las mismas cosas quc los hombrcs (tra-
van impccablcs, si hic[ sc lcs nota un velo de fals¿ durezá o de angustia debalo dcl
baios cualificados, carrera política, empresar¡al, artística, rclacioncs persoltales maquilla¡c. l)rohahlcmentc haccn pcsas para estar en forma, controlan su dicta con
¡ro dcsiguales, etc.), pero detrás de cstos cambios obiet¡vos no siemprc hay, lx)r gran sacrific¡o y t¡cnc¡ quc demostrar cn cada reun¡ón de trabaio que son más intc-

partc r.lel hombrc o la muicr, una manera subietiva difcrcntc dc cntcndcr la di- liÍ,cntes, más rápid¡s, más cf¡cicntcs qulr los homtlres si quieren ser tomadas cn c.on-
sideraci(in. |.stas muiercs constitr¡ycn la última conqu¡sta de la revolución fcmenin¿.
cot()mia dc géncro o identidad sexual, o una disolución dc esta dic()tomíd.
Nadic las c()mpadcce. Mantlan r:n los dcspachos y para eso deben expresarsc en cada
Y seguramente, esto es debido a quc el cambkr dc rol sexual lo han helho stihr minuto con una agrcs¡vidad rcdoblada y ün talento superior sin l¡n solo desmayo.
algunas muieres en dirección alámbito público, pero no ha sido reciprocodcl hom- Nadic crec que estos esplénd¡dos eicmplares femeninos están siendo también soiuz-
gados. lstrcmece peniar a quó grado dc violencia se ven sometidas las muieres en la
bre hacia el mundo privado. Más bien podríamos dccir que, si tradicionalmcntc ha
mayo¡ partc dcl mundo. Pienso cn csas va¡crosas argelinas quc tienen que d€§afiar di,
habido dos estilos de vida opuestos, uno de los cuales estaba muy bicn visto cn dc-
rectamcnte el cuchillo dc k¡s fanáticos para respiraren libertad. Ex¡sten en otros pueblos
trimento del otro, ahora siSuen eKistiendo, pero ha habi<Jo una minoría de muitr(s infinitas mu¡rrcs sin oombre, s¡n rostro, sin rebelión alguna, moralmente humilla-
que ha deiado la esfera privada para dedi(?§e a la Pública y proyectare personal- das, pero un hccho parcce evidentc: este siglo en el futuro será definido por la revo-
lución femenina que sr ha cruzado como un d¡que en la corriente de la historia
mente, y la sociedad ha sido suficientemente flexible para permitírselo; si bicn en
obligándola a elevarse de nivel. Por cso, cualqu¡er regresión moderna se ceba p.imero
ningún caso podemos hablar de un cambio más global o de una disolución de los en la muier. Pienso en clvelo de hicrro qttc cubreel ro6tro de las argelinas y en elvelo
ester«)tipos sexuales. dc la dureza que se ven obl¡gadas a lucir las nuevas troy¿nas quc triunfan en los des-
por esta razón por lo que el cambio social que han protaSonizado al8unas
Es pachos del Occidente cr¡stiano. ts la misma op¡es¡óo baio oko lápiz de labios.,,

muieres tas ha deiado, muchas veces, en una situación todavia más difícil y es-
Manuel Vicent, ¿/ P.¡b, 23 dc abril. 1996
tresante que la que tenían antes, sean ellas conscientes de ello o no. Aunque tra-
baie, la muier continúa siendo, más que el hombre y más que las instituciolres Hay quc ir, pues, con mucho cuidatlo cuando decimos que la situación de la
públicas, Ia encargada de compatibilizar el trabaio remunerado o el cuidado dc muier actualnlente está cambiando en un sentido positivo y la comparamos con
las personas más dependientes (enfermos y mayores) con las tareas de la (rianza lo que era su situación t¡adicional, o con la situación de culturas que considera-
y ta educación de los hi¡os. En el traba¡o, alSunas muieres se ven obligadas a de- mos más atrasadas,
mostrar que los estereotipos todavía viSentes sobre la muier en su caso no son
ciertos, lo que las obliga a esforzarse más de lo que harían si fueran hombres y
sobrecualificarse. Y para "amenizar" este coniunto de tareas y responsabilidades
diversas, que muchas veces ellas aceptan acríticamente, también se les pide que
conserven en su máxima expresión la belleza y el encanto, que siempre se ha
4. La presentación del yo y la gestlón dc impresiones
considerado como la esencia de la feminidad.

4.I. I-a cstructüraclén social de la experiencie de ¡dentidad


"El velo"

MANUEL VICENT
Est¡uctura social y rol son concepciones que están estrechamente ligadas pues-
Se las puede ver en cualq,uier aeropuerto, con chaqueta de marca y f¿lda pot encima to que la estructura está constituida por sistemas de roles y estatus. El concepto
de las rodillas, piernas firmescon medias oscuras, tacón alto y un maletín en la mano' de rol proviene del mundo del teatro, está relacionado con el arte dramático y tie-
Suelen tener cerca de 40 años. En el momento de abordar el avión están rodeada§ de
otros eiecutivos o compañeros de la emptesa. A ellos nadie les obliSa a ser guapos Al
ne que ver con la idea básica de que las personas representan diferentes papeles,
(
(
q liiitorial t,()(: l2n lIlf()dt¡( ri(rll a h i¡!i((,1()8i¿ !(¡al 9-, [dil()ri¿l t,()( I 2¡) Capitub Il [.a idr¡rlidad 1cl rcí]

(
r()ics, on relacií)n Con la cstructura Social (ln la quc cstán inscrta(las. l'<rlcmt»
dc- la prcsencia de alguicrt quc tc cscucht: (o que 1o haga ver), es decir, gcncra en cl

finir, pues, cl r0, c()mo vt nuxlckt or1(util,ado de comforlunile nkis qtrc se tlcsprutde le otro la acci<itt dc estar atcnto.
l)urantc una actuaci(¡n puctlcn desar«rllarse rutintts o pautas preestablccitlas de
Irt ytsición tleternúnulu qrv octqt¡ lu personu dantro de un con¡unto interuccional as' (
acción quc pueclcn scr prescntadas o sr:r representadas múltiples veces. órdencs,
tructurtdo.l)tlr ciemplo, quien ha cscrito cstc Capítulo ha tcnicltl cl rol dc autor o
l.,as

por cicmplo, siemprc van tlcsdc cl padre hacia el hijo o la hiia, ydiñcilmente encon- (
autora, y quien ltl lee representa el de lector «¡ lectora.
de la trarerlx)s quc circulcn en cl scntido inverso. lis en este sentido en el que Goffman
[,os rolcs, p()r otra parte, también pucden intcrvcnir en la c()nfisurackin
conccta la actuación de las pervrnas con la idea de rol: una persona que desarrolla la (
iclenti«lad «le las pcrsonas, dada la naturaleza Ielacional tlel yo y la interiorización
que podcmos hacer «Je los roles que nos tocan. Así, atguien que sc dcdica a cuidar misma rutina ante un mismo público cn diferentes oportunidades probablemente
desarr<¡llará una rehu'ión esttruhriztula con este público (Deutsch y Krauss, 1965).
a enfermos (enfermera) tendrá más desarrt¡llada la caracterÍstica de estar pendien-
diag- lin este sentidr¡, muchas dc las actu¿e ir)nes quc hacemos o que observamos tie-
te y ser sensible al estado de los otros, a iJiferencia dc quien se dedica a hacer (
ne n lugar cn lo rlue li. (ioffman califica de esütlilislunenfs. [ste término hace refe-
irósticos (médicr), que puede haber dcsarrollado la habilidad de la atenció¡r
rencia a un lugar cerratJo, con barreras para la perccpción, donde se desarrolla I
selectiva en rleterminados síntomas especíticos y de desestimar la inft¡rmación
so-

de la persona. I..stas habilidades pueden trasladarse a ámbitos


regularmente un tipo determinado de actividad, e implica un escenario en el que
i;re el estado teneral
se gestionan impresiri,ne:; «lurante la intcracción. Una persona que esté situada en (
cie la vida cotitliana que ntr tienen na{a (lue ver con la prár-tica ¡rrofesional'
ljn rclación con el cor¡cepto de rol, t:stá el conce¡rt,; de estlttus, quc :;'i refiere una tarima de u¡r aula y quc tcnga delante clc sí ¡ un priblico de estutliantes espe-
rando a que empiece la clasc difícilmentc pucdc hacer otra cosa que una clase, y
sobre todo a h vttloracién, al prestigio o al signiftcatlo que la socieclad otorsa a Ltn
comportará y tendrá las actitudes que se esperan de alguien que se dispone (
tletenninaelo rol. Así, Ios roles de médicr¡ y enfermero o (lnfetmera, además de in¡-
se a
dar una clase, las cuales le impedirán qucdarse callado, por eiemplo.
plicar comportamientos y actitudes diferentes, implican también una valora-
Tal como señala Goffman, casi siempre tencmos que diferenciar dos regiones en (
ción y un prestitio diferentes y desiguales.
el estutblishment: el fondo c la región invisible para el público y el frente o la región
Por todo lo cuat, la experiencia de la irle¡tida d, el vntiitt de rutestro ¡o, puede
ser
(
y visible para cl público. quc puede llamarse fachada, y que podemos considerar
el resultado <Ie [a construcciÓn de la estfilctura sc¡cial en la que estamos ins€rtados
corno símil de imagen. La primera región, la no .¿isible, se utiliza para preparar la
cle los roles representados en nuestras intelacciones sociales, según los diferentes (
actuación de una rutina (rol) y la segunda tiene la función de ofrecer esta actuación
contextos. Puede ser inclurc aieno a uno mismo, en el sentido de gue puede ser el
al público. Así, diffcilmente daremos una serie de contenidos coherentes, en su glo-
efecto de los roles que lc» interlocutores tienen en relación ccn nosotros y del signi-
balidad, si damos una clase teórica de dos horas sin haberla preparado antes, es de-
ficaCo que éstos atribuyen a los contextos en los que nui en(:ontramos. E§ta idea
es-
cir, improvisando. (
tructural de la identidad proviene de ta tradición teórica de la drarrufrrgla
El público, pues, sólo tiene acceso a una parte de la actuación, la que se co-
desarrollada por Goftnan,mediante la cual se elabora una estrecha analogía entre el (
rresponde con la fachada o región visible, en la cual se le pide que mantenga las
mundo del teatro y la dinámica de la üda cotidiana. Conviene recordar en este pun-
maneras y la integridad del rol. Además, en la fachada se actuará de una manera
to. reterido a la dramaturgia, tres de las obras más significativas dei mismo autor, (
presentación cle la personÍt en la vida cotidianc (Buenos Aires:
fiia con el fin de definir y dar un sentido único y comprensible a la situación.
Erving Goffman: Itt
La cara visible de la actuación o fachada está configurada por diferentes ele- (
Amorrortt¡, 1959); Ejüg¡tw.I¡ idmtidail detetiorada (Buenos Aires: Amonortu, 1963);
mentos, los cuales se espera que sean congruentes entre sí:
Riütol de la interacción (Buenos Aires: Tiempo contemporáneo, 1967)'
Cualquier actividad qfe haga una persona tiene algún tipo de influencia en
1) la dimensión física que impone el escenario de
Ia acción (el aula es un es-
el comportamiento de aquellos que están cerca; Goffrnan llalrra a este tipo de (
cenario específico, con uná mesa, diversas sillas, una pizarra, etc.);
interacción actuación de un rol: el simple hecho de hablar, por eiemplo, necesita
(

(
(

( l.() lItr(](lu(ci()rl a la s(,ci¿l tditorial tl(Xl 1.il (>pitul(, ll. l.¿ idcrtiddd (rl s(r/)
'e lrlirorial t](x §-,

( (cclad, rutina. sus irttcgrantcs ticnden a rclacic¡¡rarsc entre sí por medio de vínculos dc
2) la climcrtsitin pcrsonal, quc detcrnlina la a¡raricncia dc ltls actorcs
sexo, gcst()s, etc., un profcsor clc universidad clifícilmcntc tc¡rdrá mcnos dc vei¡r- depenclencia rccípr<lca (cada un«r ticnc quc confiar en la conducta corrccta cle los
(
te años, por cicnrplo). [;.sta dimcnsión personal al misnu) ticrn¡>o está configu- otros) y dc lamiliaridad rccíprrrca (son cómplices en el mantenimient<-l de una

rada por: apariencia tlctcrminada), ticnen quc compartir y guardar secretos que podrían
hacer tanrhalcar [a represcntación y su significado.

a) la apariencia o coniunto de estímulos quc nos informan sobre el esta- Así, si hay r<¡les o hcch<¡s que altcran la actuación y repercuten en la au-
tus del actor, por eiemplo, la actitud inquisid<lra cn cl caso dc un prtlfesor toimage n, en la interacción -definición dc la situación- o en la estructura social

autoritario; -+stablishment, etc.- los actores y el público procuran, con diferentes técnicas,

b) los comptlrtamientos que nos informan sobre el rol que tiene la persona' salvaguardar la representación.

que es, en nuestro eiemplo, la acción cle proporcionar contenidos teóricos de Sin embargo, si prlr la raz6n que sea la conducta propia de la región no vi-

una manera comprensible. sible se c<¡nvierte en visible, podemos encontrarnos con lo que se llama una
situación enojosa. [.,sta situación es provocada por la aparición de un compor-
tamiento incsperado, que va en contra de las expectativas y que, inequívoca-
Las apariencias normales, o utabuena attmciónrle rol, permiten al públic<l infe-
mente, tiene la fuerza para cuestionar las asunciones que se tenían sobre la
rir información que no tiene de manera obietiva y dar muchas cosas por sabidas, lo
identidad y el rol de, como mínimo, uno de los participantes en la inte¡acción.
que implica el eiercicio de un cicrto control del ¿¡ctor sobre el comportamiento dcl
Es el caso, por eiemplo, de una profesora que consideramos muy buena, pero
público, que es quien ocupa el rol complementarlo' Asf, alguien que se disponga a
de la que descubrimos que da unas clases que no son otra cosa que la copia
robar en una tienda no puede entrar mal vestido y comportándose de manera dife-
literal de un determinado manual.
rente del resto de compradores, si no quiere que los otros se pongan en guardia y le
Y, para finalizar, sólo hay que dccir que hay situaciones que están más for-
chafen los planes. Actuar como los otros esperan que lo hagamos, aunque tenga-
malizadas que otras (la situación de clase, de una boda, de público, de un espec-
mos intenciones ocultas diferentes, permite que seamos nosotros los que controle-
táculo, etc.), lo cual hace que sea más fácil la identificación del proceso de rutina
mos la situación y no ellos.
que hemos explicado en ellas que no en situaciones no formalizadas explícita-
Asi, la dimensión pública del comportamiento o fachatla tiende a ¡nstituciona-
mente (por eiemplo, el tipo de interacción que se da en un grupo de amigos),
Iizarse en función de las expectativas del público y a adquirir un significado y
aunque esto no quiere decir que estas últimas situaciones no tengan Ia misma
una estabilidad que son independientes de las tareas específicas que los acto-
tendencia a funcionar institucionalizadamente.
res lleven a cabo, lo que quiere decir que se convierte en una representación co-
lectiva y en un hecho en sí mismo, que puede ser independiente de lo que
realmente pasa. 4.2. Gestión de impresionqs y presentación del yo
Cada suieto, al interactuar en un establi shment determinado y en una s¡tua-
ción conqreta, lleva a cabo una representació n -performance- que está suieta a
Aquí nos centraremos en el estudio que haceGoffttwt&luestrategias de pr*n-
un programa prefiiado -rutina- (si hay varios, habrá que esco§er) y que está
tación del ¡n, que las personas utilizan con el fin de generar e incidir sobre las impre
marcado por unos roles. Por medio de este proceso, Ia actuación de cada per-
siones que los otros se forman de ellas. ¿Qué técnicas utiliza Ia gente para
sona se combina con IasF actuaciones de las otras con el fin de formar un
presentarse de una manera socialmente aceptable ante los otros, y en qué condicio
equipo y cooperar entre sÍ para la definición de la situación (una clase, una
nes las utilizan?
conversación, un examen, una consulta, etc.) y para la representación de una
(
(
t.l2 lrrtr()du(( i(il¡ ¡ ld l)s¡e()l()gid s()(ial ..cl lidit(,rial t,(X 133 (ipítuk) ll, l.a ider¡tidad (cl Íll)
,!) Uditorial (r(X:

(
Ia prcscntaci(lr"r dcl y() cs una cstratcgia dc intcraccitin, basada cn la dialÓc- 5. Identidad e interacción simbólica
(
tica establccida cntre r.l«ls ¡rartes tle la idcntidatl, que Mclld c«'trcc¡rtualizó: cl ytr
y el mí. l.ste autor es el promotor tlel intcraccitlnismtl simbtilict¡, quc prescrlta- (
5.1. Los actr¡res sociales: la negociacién del signiñcedo
rcnros en cl putlto quc vicne a ctlntinuación.
de la situación como fuente de identidad
ta realidacl de una situación de interacción casi nunca ui pcrccptible cn cl primer (
momento, kr quc hacc quc cl individuo tcnsa quc fiarse de las aparicncias o de las
Lll intcraccionismo simbólico inspirado por G. H. Mead (1932) es otra co- (
primeras impresioncs, {e las cuales se sirve para decidir cuál será su com¡xlrtamiento
rriente tc(rrica dc la psicología s<rcial, de la que se desprende una manera clife-
y el trato que te ndrá hacia estas personas con las que se ha dc rclaciouar. Así, las im-
rentc de entendcr cl ,self «r la identidad. Bsta corriente tiene atgunos elementos (
presiones quc <lamos a los otros tienen el papcl dcprorresas y dc reclunos, ya
que 8C-
en común con la pcrs¡rcctiva dramatúrgica dc Fl. Goffman, explicada cn el pun-
neran efectos. Es por eso ¡xrr lo quc el gbservado tiendc a contrtllar la impresión que (
prrxluce, y se convierte en un actuantc o actor que tcrgiversa la realidad en tanto que to antcrior, pero tanrbién tienc divergencias importantes.
directa dc Desdc csta pcrspectiva, se ct¡nsidera que cl se/fo la identidad no preexiste a (
sus acios se transforman en gt§tos para el au{itorio y no x¡n la expresi¿)n
lo que realmentc quieie haccr. En otras palabras, ¡xxlemos decir r¡ue la actividad se las interacciones sociales, sino que surge en el transcurso de éstas, que cs cons-

dramatizr. [.]n cste senticl0, los actuantes no están preffupados lrcr cl problema mo- tituitl<r por ia.r ispuestts de kts c,tros ltocitt utttt mismo y por las respuestns .le Luio
ral que repr$errta crrmplir las notmas sociales por mcrlio de las rluc s<ln iuzgados
por ntisttto haci¡t síy, al nlismo trcrnpo, itocia los ofros. En esfesentido, a principios (
los otros, sino por el problema de construir laimpresiónconvincente de que satisfacen de siglo cooley plantea que es a partir de la imagen y las miradas que los otros
o cumplen dichas n<_¡rmas y controlan al au<Jitorio. Así, el indiüduo pone en iuego reflejan de nosotros, como si fueran nuestro espejo, que nos configuramos una (
dos roles genéricos, el de acfuante y el de actor, cada uno cle los cuales origina un imagen de nosotros nrismos. Por otra partc, nosotros nos convertimos, también,
(
self el selfde nctory elxlfdelpersonaie que poneen escena el actor' en los observadores dc nosotros mismr¡s según la imagen que los otros nos de-
!-os riiferentes inclividuos no són hábiles «lt' la misma manera ni tienen los
mis-
vuelven de nosotios. Sin embargo, para porler hacerlo, tenemos qr¡e 3rir capaces (
mr)s recursos para intervenir en la impresión qtte quieren que los otros se lleven de
de ponernos err el lugar del otro y saber vernos desde é1. Según Mead, a la per-
ellos, o en la impresión que quieren queutilice como base de la interacción' Lita
se cepción que tendremos de nosotros según estas miradas (las cuales construyen
que el
habilidad, en gran medida, es fruto de Ia capacidad o margen de intervención el mí) podemos responder haciendo reaiustes, modificaciones o cambios según
(
¡n tiene sobre el mí. lo consideramos conveniente, qrediante reacciones adoptadas en cada interac-
Tal como señaló Mead, el mí eslá fuertemente controlado por los otros, es decir,
ción (desde el yo). se pasa, pues, de una concepcién sustancializada del self'a (
constituye nuestra herencia social y cultural, adquirida con Ia socialización, que
ha
una concepci 6n relacional y emergentc de éste.
quedado incrustada en la identidad de uno mismo. En cambio, el yoiace referencia (
De la misma manera que el selfdepende de la interacción con los otros, tam-
que se
a lareacción del inclividuo a la actitud de la comunidad, es una innovación
bién depende del contexto o Ia situación en la que tiene lugar la interacción y
localiza en la acción, y que después puede pasar a la conciencia como contrcimiento (
de la manera como los actores negocian el significado que otorgarán al contex-
de los elementos nuevos que la situación de intersección pcne en iuego'
de to. La definición de la situación y el sentido globai dado
a la interaccién están (
La dinómica que se establece entre el mí y el yo es la que permite los procesos
estrechamente ligados. De hecho, de la manera como se signífique o se interprete
transformación de lo social, y una buena 8eslión de las impresiones. Su maneio
el contexto y In interacción depende la emergencia de (
seaprende en la infancif,con los luegos infantiles, iuegos de rol, o bien, iuegos un tipo de sef u otro.
De todo lo que acabamos de decir se desprende una nueva conceptualización
que se basan en normas muy precisas para el comportamiento de sus participan (
de la identida d o self, que es diferente de las que hemos expuesto en los puntos
tes, como los llegos de deportes en equipo.
(
cr lilit(xial t,(Xl I J.l llrtr(xlr¡((i(ilr J la l)§icoloSia s()cidl o Ed¡tofial tl(x l.t5 (ial)itul() ll. l.a ¡denridad (rl rtli

anteriorcs. A continuaci(ln, vcrcm()s de mancra sintetizada cuáles stln las carac- 5.2. la construcción sociohistórica de la identidad
terísticas dc esta r¡r¡ctt¡ conccptualizacitin dc la iclcntidad.
Apartc dc la dimcnsi<in relacional y emerl;ente de la identidacl que propo-
a La ide ntitlad es considerada como algo situacltl y dcpcrldiente del ctlntcx-
ne el IS, las aprOximacioncs actualcs a la noción de identidad, como es el caso
to, y al mismo tiempo como múltiplo, en el senticlo qu(j surge en el prtlcc- del socioconstrucci<¡nism<), poncn un espccial énfasis en la recuperació¡r «lc
so particular de interacción y de significación dcl contcxto cspccífic«r cn cl la dimensión sociohist¡írictl dcl .self.
que tiene lugar esta interacción. t.a identida<i, pues, está siempre sitrutdo y sentido, la concepción de.selfdciminante en occidente, según la cual
En este
va cambiando según las situaciones en las que se manificsta y, por lo tant<1, es cons¡derado como "inde¡rcndientc, autosuficiente, autónomo y separado de

es múltiple. los otros, con un núcle<¡ interior del que surge todo, es decir, con atributos in-
a La identidad eS emergente y no preexiste a las relacigncs, sino que surge en cl ternos que son interpretados comr¡ los motivos del comportamiento indivi-
proceso local de las interacciones sociales concretas y particulares. dual", es contextualizada y considerada a la luz del contexto histórico que la ha
a La identidad es recíproca, responde en parte a las respuestas que sobre noso- hecho surgir.
tros mismos nos dan los otros. Es por medio de las interacciones Concretas Esta concepción dominante del self que caracteriza la mentalidacl occidental
como nos vamos defi¡riendo de manera recíproca. resulta muy útil para la reproducción dcl tipo
de sociedad democrática en la que
La identidad es negociatla por medio de los aiustes sucesivos que construyen vivimos. Así, este self está cstrechamente vi¡rculado a la ideología dominante, la
la intersubietividad o significación compartida. l,os otros son mi espeio, pero cual hace referencia a las ideas de irulivielualidatl, autonwníay liberfad comovalores
yo no me conformo totalmente con la imagen que los otros me dan de mí, centrales y necesarios para la democracia. El concepto de autonomía, por ejem-
sino que ta aiusto a mi manera de pensarme a mí mismo, que al mismo tiem- plo, es útil e imprescindible para el eiercicio de la capacidad de etección y de li-
po repercute en la interacción con el otro. bertad que, necesariamente, ha de caracterizar a un individuo que participe en
a Como siempre venimos de unas interacciones y vamos hacia otras, la identi' una sociedad que funciona a partir de un proceso democrático. sin la construc-
dad es a la vez la causa y el resultado de la interacción social. ción de este tipo de personas, el proceso democrático como forma de mantenimi-
ento del orden social resulta inviable.
Y, finalmente, sólo hay que decir que tendemos a producir las acciones y los tanto, los fenómenos que eran considerados de naturaleza psicológi-
Por lo
comportamientos sociales que confirman la identidad social que queremos ca o comportamental según una concepción ahistórica de la persona, y como
construir y proyectar en los otros. fenómenos que tienen su origen en la mente o en la misma persona, pasan á
Desde esta noción de self,la comprensión de la vida social no está basada en serconsiderados como construcciones situadas históricamente y emergentes en los
e[ conocimiento delos principios psicológicos vinculados al individuo, sino que Ptocesos sociales. se elimina, de esta manera, cualquier indicio de carácter na-

lo psicológico constituye el resultado del continuo proceso de neguiación y conflicto tural, necesario y universal en la concepci6n indiviilualísta que occidente tie-
entre las personas., ne de la persona.

Esta Concepción del self hace imposible la comprensión de nuestro yo a Ias idenüdades, pues, deian de considerarse la propiedad privada de los in-
partir de la introspección y ta reflexión descontextualizadas y obliga a reco- dividuos para pasar a ser construcciones sociales, proscritas o prescritas, de
nocer el rol que los otrostienen en la construcción del yo. En vez de considerar acuerdo con los intereses políticos del orden social dominante. por
eiemplo,
a los individuos como si fueran ellos los que establecen las relaciones, a partir
laconstrucción del heterosexual como identidad prescrita, por el hecho de te-
ner un papel bastante útil en la reproducción de un determinado
del IS hay que pensarlos como manifestaciones o ploductos de las relaciones. concepto de
(

lrrlrr¡tIt¡teirirr a l¿ \((ial
(
(cr t:ditorial LrO(l I 3(¡ (c-r uditorial t I()( ll7 Catritulo ll. l.a idclltida(l (cl sclfl

(
familia, contrasta con la idea del h<¡m<¡sexual () la lcsbiana conro iclenticlatlcs inhcrcnte cn sí rnisrno, quc sc llama inteli¡encfu,la cual cstá estrechamcntc liga-
que han sido proscritas a causa tlc las disfunciones y los camhi«ls con kls qur da al ntrilelo dc .scl/'modcrno. (
amenazan el <lrden st¡cial establecido. l)rlr kr tanto, la dcfinicitin y los contc- En las postrimerías dcl siglo xx, (icrgen hace referencia al nacimiento cle
(
nidos que son asociados a las identidades de las pcrsonas cn cada m()mcnto un nucvo sclf', cl suturutlo, que sur¡;c «lc la crisis de los selp romántico y modcr-
histórico sicmpre cumplen una función social e ideológica específica. no. Éste cs asociadr¡ a la nntlición Nstmodern¡r, y surge de los efectos que el (
l)e alguna nranera podríamos decir quc cttda éyrca histórics coilstrure el i¡uliv'i- avance imparable dc las nucvus tecnologíos ticnen en las relaciones y de la gran
dtto que más le conviene, qve cualquier cambio histórico, para pcxJer estabilizarse variedad clc vínculos que nos posibilitan las tecnologías, los cuales han propi-

durante un cierto tiempo, requiere el modelado del individuo necesario para ciado la ruptura con las formas dc vida que eran habituales y han dado lugar
a una intensificación de los intercambios sociales y a nuevas claves de rela-
(
mantenerlo y reproducirlo.
ción. sin emhargo, según (iergen, en torno al se/fsaturado no se ha construido
K. Gergen2 ha hecho un recorrid«r por la construcción tie los diferentes mG (
un nuevo vocabulario que permita nuevas comprensiones clel yo, ni tampoco
delos de identidad que han sido creados en los últimos momentos históricos. El
una identificación de nuevos atributos, sino que el único impacto es que el (
self romántico del siglo xtx, por eiemplo, atribuÍa a cada individuo caractcrísticas
mismo concepto de esencia personal es cuestionaclo. En consecuencia, este sc/f
de proftmtlidad personol -pasión, alma, creatividad y fuerza moral- que iban
sstursdo ue resulta del proceso de agonía que sufre el self moderno desde hace
q (
acompañadas de un vocabulario que permitía la formación de relacittnes fuerte-
un par de décadas, no sabemos en quéacabará pero, en todo cas<1, el resultaclo
mente comprometidas. Cuando llega la v'isión moderna del mundo a principios (
final dependerá de la actuación y de los proyectos de cada uno de nosotros.
del siglo xx, el vocabulario romántico empieza a verse como una desviación, a
Y acabamos con una idea de Foucault, que fue uno de los que más contribu-
adquirir connotaciones negativas, y el selfromántico acaba co¡tvertido en reduc-
(
yó al análisis crítico dc la idea moderna de self,',aquello que categoriza al indi-
to de inadaptados. viduo, que le otorga una identidad, le impone una ley de verdad que él tiene (
El self nroderno, en contraposición con el romántico, atribuye a los individuos que admitir y el resto tiene que reconocer en él; es una forma de poder que hace
características vinculadas a la habilidad de razonar por medio de sus creencias, del individuo un sujeto, constituye una formt tle dominarlo,,. (
opiniones e intenciones conscientes. La razón y la obrervaciór son, desde esta
(
perspectiva, los elementos centrales de la naturaleza humana. Esta visión, por
otro lado, se hace extensiva a los diferentes ámbitos: las ciencias, Ia manera de (
gobernar, los negocios y las relaciones personales.
Así, durante mucho tiempo, la disciplina de la psicología ha cumplido y (
cumple todavía la función de contribuir a la construcción de un selfconvenien-
(
te para el orden social, utilizando un coniunto de operaciones que producen y
regulan las identidades. La utilización de los tests psicológicos, por eiemplo, es la (
tecnologíqmás clara en este sentido: la semeianza de la persona en el modelo so
cial de identidad dominante en nuestra sociedad, por eiemplo, puede ser inter- (
pretada, dentro de la psicología, como el hecho de tener un atributo o calidad
(
2. Kenneth Gergen (1992). El yo stturailo. Barcelona: Paidós Contextos. También se puede consultar:
John Shotter (1984). Soc¡¿l accuntaülity arul selfhood. Oxford: Blackwell. John Shotter y Kenneth (
Gergen (1989). Texts ofidenüty.lnndon: Sage.

(
,4, Iiditorial t,(X ll8 l¡rlr<rduceitirr d la llsi((ll(tia social @ Editorial (l(x 139 lll. l.a irrtcracc¡(i[ s(ial

Conclusiones Capítulo III

La interacción social
Mercé lkrtclla i Mas

Este capítulo hace un recorrido teórico por las principalcs pcrspectivas que
sehan dedicado al estudio de la identidad, desde las más irulividwtlisus, que po-
nen el centro de explicación en el interior del individuo, pasando por las más Introducción
Francisco Javier 'l'irado Serrano
sociales,las cuales consideran que el origen de la identidad está fucra de é1, en
la sociedad, hasta acabar en la perspectiva psicosocir¡I, centrada en una explica-
ción dialéctica que parte de la idea de que el individuo y la sociedad se van con- '-. La interacción social es_un tema !ág!co eq lg.p¡r_qq]p.SiS sr¡cial. Hablar de rea- - .. .
rir.

formando mutuamente. -lidad social, de cultura, de fenómenos socioculturales, de comunicación o de


Dentro de las teorías más individualistas, estála biologicista, que es la más de- procesos simbólicos implica referirse a algún tipo de interaccbn. La mayor parte
terminista y que considera que la identidad tiene su base en aspectos innatos de nuestra vida tiene que ver con la interacción con otros individuos, por medio
que están en la biología de cada uno, la cual tiene un fuerte impacto en la so- de la cual modelamos nuestro carácter, pensamos nuestra identidad y confor-
ciedad en la que vivimos; la fenomenológica, que pone el centro de atención en mamos creencias, valores y actitudes. [,a vida del ser humano no se concibe fue-
el estudio de la consciencia y en la experiencia subietiva que tenemos-del sí mis- ra o al margen de las matrices de interacción en las que nos implicamos a-lo
mo; y finalmente la psicoa nalítica, que pone el énfasis en el análisis de la historia largo de nuestra vida, desde el nacimiento hasta la muerte. por otro lado, todas-
relacional de la persona. estasinteracciones se pueden dar cara a cara o en la distancia, por medio de me-
Con respecto a las teorías más sociales, se ha expuesto la teoría de la catego- diadores como los sistemas de comunicación, etc.
rización social de Tajfel, iunto con las nociones de estereotipo, preiuicio y dis- Lo que deseamos, sentimos, pensamos, valoramos... es producto de la inte-
criminación, por un lado, y la teoría dramatúrgica de Gofftnan, por el otro, que racción social. Es decir, necesitamos a los otros para existir.
se sirve de las nociones de rol y de estatus para señalar Ia dimensión estructu- La temática de la interacción es tan relevante para la psicología social que
ral de la identidad. muchos autores sostienen que en este interés reside precisamente el carácter so-
Todo este recorrido acaba en una nueva perspectiva psicosocial de la identi- cial que tiene la disciplina y que la diferencia de la picología general. y aún
dad, que se centra en la dimensión simbótica, histórica y construida de la iden- más, en algunas formulaciones teóricas (por ejemplo, el interaccionismo simbó-
tidad y recoge algunos elementos teóricos del interaccionismo simbólico y del lico o el construccionismo social) se arguye que la definición misma del obieto
socioconsíruccionismo. dé h psicología social pasa pff aceptar qúe el ser humano se convierte en ser-
cultural en y gracias a Ia interacción, que siempre implica intercambio con5-
},
titución de símbolos y significados.
En este capítulo no nos centraremos en estas formulaciones, sino que nos con-
formaremos con presentar y analizar las investigacionesque tradicionalmente ha.
,c) l:di{orial t l()( t.lo lrtlrrxluteiott r l.r lrsi«¡krBiartl ial c) l.lditorial t,(X l4l Ca¡ritulr lll. la irrrrf¿e(¡(ir r()eiJl

hecho la psicotogÍa s()cial dcntr() tlel árnllito de la interacci«in. l.stos trabai<ls sc da. [']ste cnftque aparecc cr¡n t:icrta intcnsiclad, p<lr r:jempkl, en las explicacioncs
han ccntrad<¡ cn la interacrji(in y rclacioncs que tlcstacan Por sus cfcct()s s()cialcs. que elah()ramos tlesclc cl sc¡rtid<l ct¡mún. 1'res grandes perspcctivis plantcan cl
Cc¡ncretamcnte, se ha analizado sobradarnentc cl fcn(rmeno dc la agrcsividad, el tema dc la agrcsividad desdc estc supuesto: el psicoanálisis, la etología y la srrcio-
altruismo o comportamicnto pr<lsocial y la atracci<)n interperstltral. biología- l'.1 primer. arguyc quc el scr humano posee desde el nacimient<¡ dos
El capítulo sobrc interacción sociaI sisternatiza krs co¡rtct.tid«)s y las cxplica- grandes pulsiones, una dc placcr y <¡tra de muerte y destrucrión. La conducta
ciones dc cstas trcs tcrnáticas, las cualcs tienen una incidencia clavc cn nuL'stra agresiva cs cxprcsirin clc i:sta sc¡;unda, y su función es reducir la tensión quc sc
vicia cotidiana y son fundanrentales en la conceptualizacitin de ltl quc es o tcn- Senera en los mtlmcnttls de auscncia de agresiviclacl y <iesvía hacia el exterior una
dría que ser una sociedad. energía que se po<Iría ct¡nvertir en autodestructiva para el individuo. I_a etología
Los obietiv«ts dc este capítulo prctcndcn: a) comprender el pa¡rcl que luega [a postula que el ser humano, como muchas otras especies, posee una disposición
interacción en nuestra vida social, ilustrándol«-¡ a partir de trcs tct.nas concretos innata a la agresividad, la cual
se despliega a partir cie estímulos internos y exter_
como Son la agrcsivi<Jad, el altruismo y la atracción interpers<inal. b) ILcvisar los nos, y tiene, básicamente, una función adaptativa para la especie. La agresivitlatl
principalc debates que han intervr:nido cn eI análisis de estos tctnas. c) (]onocer y la violencia ¡rermite. que se a<Iapten los más fuertes y aptos. r-a sociobiorogia (
Ios factore: psicosociales implicados cn los procesos de agresivirlatl. alttuism<t y compartc buena parte cle los planteamientos <le la etología, pero a diferencia «lel
atracción. d) Mostrar que este conoci[)ienio es esencial para disctiar intervenCio- anterior, sostienc que la agresividad ¡xlsibilita la supervivencia del individuo y no
nes psicosociales c'luc pretendarl ntodificar comportalnienic.-s tlt' viri[r:ncia, prt> de la especie.
(
mover Conductas altruistas o examinar los mecanismos que deseucadcnan la En segundo lugar, tenemos las explicaciones ambientalistas, las cuales recha-
atracción. zan que la agresividad sea consecuencia de una energía, instinto o pulsión inte-
(
Como hemos visto en los capítulos anteriores, el punto de arranque de la psi- rior y postulan que la violencia y la agresividad so.r comportamientos que se
cología social Io constituye la comprobación que buena parte del ser y el har:er adquieren a part¡r de la interacción y la relación con los otros. Evidentemente, (
humanos no Se pucde expiicar adecuadameote sin acudir' a las rclacitines qu': ia p'rg*rr,. clavc de esra perspectiva
es: ¿cómo se adquiere la agresividad? y su
estabiecernos con otras peisonas. Bs de¡:ir, nuestros pensamientos y conducia: respuesta establece diferencias entre los mo<lelos que se han desarrollado
baj<l
están siernpre e ineluctablemente influidos por los otros. Esto es lo rnismo que este enfoque: en primer lugar, está Ia teoría der aprendizaje sociar,
ra cual pos-
afirmar que nuestro carácter rle seres sociales o cr¡lturales es ¿Jado por las matri- tula que en los diferentes procesos de srcialización por los que pasa el ser hu-
ces de interacción en las que nos implicamos en nuestra vida cotidiana. mano (socialización priinaria y socialización secundaria) se adquieren pautas de (
Hay tres tipos de interacción social que presentan una especial relevancia en comportamiento agresivo. El aprendizaie se produce tanto por meiio de
expe-
nuestra cotidianidad: la agresividad, el altruismo y la atracción personal. riencias y vivencias directas como por medio de modelos, los cuales (
ofrecen mu-
El fenórneno de la agresividad y la violencia parece haber acompañado al ser cha información sobre ia conducta, sobre la adecuación de una
determinada
(
humano a lo largo de toda su historia y precisamente este rasgo ha llamado respuesta a cierto estímulo y sobre la pauta de comportamiento
más adecuada
siempre la atención de filósofos, antropólogos, psicólo8os y biólogos. Las expli- para cada situación. En segundo lugar conviene recordar
la teoúa de la hustra- (
iaciones4ue se hqn elaborado descle las ciencias sociales y que comparte la psi- ción-agresividad, la cual sostiene que la agresivirlad es la respuesta
a un estado
cología social se agrupan en dos grandes constelilciones. emocional muy concreto: la frustración. También se plantea que (
la agresividarJ
En prirner lugar están las explicaciones instintivi§tas, las cuales Parten de un n«rsiempre se dirige hacia el agente de la foustración y que a menudo
se produce
un fenómeno de desplazamiento en el que la agresividad generaliza (
supuestc muy simple: rJetñas del comportamiento agrcsivo hay un instinto que lc se a otro
iegula. Por lo tartto, el ser humano es agresivo por naturaleza, condición que es tipo de agentes. Para acabar, tenemos las nuevas aproximaciones
al fenómeno (
intrínseca e ineyitable y no requiere ningún tipo de aprendizaie para ser adquiri- de la agresividad y la violencia, las cuales son
de cariz construccioniita y postu-
(

(
(

t42 lr¡tr()drteci(ill a la lr\ic()l(l8ia \('(i¿l G) klit(trial tl(xl t4l (.Jlnlul(, Ill I J ilrterilLci(ilr !(,eial
,c) Filil()rial ( l()(

cn las regulaci(ln de intcracci<)Ires como las concluctas de ayuda. Concrctatnente, sc


lan quc: a) los actos agrcsivtls no ]tl son al margctr dc las ctllcctividadcs
pcrfil homtlgónct» y stln postula que habría clos normas -la norma dc responsabilidad y [a de reciproci-
que se protJuccn; tr) l<ls actorcs implicados no ticncn un
que reflcio dc un cstado datl- implicadas tlircctamente en las conductas prosociales: la prinrera prescribe
antes product<¡s tlc contcxtos sociohist(rric<-¡s concrcttls
acto dc violcncia cs que hay quc ayudar a quien lo ncccsite, cs una norma ética importante cn la
o disposición intcrna; c) la interpretación que sc hacc dcl
d) la agrcsiviclad tradición cristiana y está muy arraigada en nucstra cotidianidad. La segunda
contingcntc y tlcpendc dcl c«rntexto en el que se ha producido;
y prescribe quc hay quc ayu<.lar a quien nos ha ayudado previamente. Fi¡ralmentc,
y la violencia no son eicrcicitts vacíos sino que cstán dotados dc significado
otra manera de explicar cl cclmp«rrtamiento prosocial es el modelado. Por medio
sentido.
de modelos aprendemos cuándo tenemos que ofrecer ayuda, a quién, en qué si-
Todoshemosexperimentadoennuestracotidianida«lunacxtrañaparado-
en los quc algunas pcrsonas ayudan tuación, etc.
ia: a nuestro alrededor abundan los casos
tie mpo' son incontables Diversos estudios muestran que hay una serie de factores que mediatizan el
a otras arriesgando incluso su propia vida y, al mismo
humillado en presencia comportamiento prosocial. Ofrecer ayuda en una situación de emergencia es un
las situaciones en las que alguien es agredido, veiado <l
El análisis de compleio proccso que implica una serie de tlecisiones: hay que percibir que es
de muchas personas sin que ninguna haga nada para ayudarle'
ayuda en unos casos y necesario emitir la ayuda, interpretar atlecuadamente la situación, etc. A lo largo
estas situaciones, de por qué hay comportamientos de
de este proceso intervienen muchas variables que condicionan el comporta-
noenotros,esuntemadeinvestigaciÓnclásict¡enlapsicologÍasocial'Con-
altruistas miento final, de entre las cuales las más destacadas s<¡n las siguientes: la pre-
cretamente, se habla de Ia emisión o carencia de comportamientos
ya que no soll sencia de otras personas en la situación, los recursos de [os que se dispone para
o prosociales, pero hay que distinguir entre l«rs dos términos'
su ayuda sin es- ofrecer ayuda, las características del receptor y el sistema de creencias de la per-
sinónimos en absoluto: altruista es aquella persona que ofrece
se emite espc- sona que emite la ayuda.
perar o pedir na<1a a cambio, pero decidir qué cornportamiento
De hecho, Contrariamente a lo que podría dictar el sentido común, cuando_hay mu-
rando alguna cosa a cambio o no escon¡Je verdaderas dificultades.
y morales' l)or chas persónas en una situación de emergencia, la probabilidad de que alguien
el debate sobre el altruismo conduce a consideraciones éticas !.

de conducta emita una acción social positiva o preste ayuda es muy baia, ya que se produce
este motivo, algunos autores prefieren hablar exclusivamente s
comportamien- un efecto de dilución de responsabilidad: cuantas más personas hay e¡ una si-
prosocial o acción social positiva, la cual haría referencia a un
t¡¡?1ión de emergencil es pslei.bida y sentida-por cada
todiriSidoabeneficiaraotrapersona,independientementedesiestaacción -T:!_or lgspose_Uiiid.a.d
{lj los presentes. Un factor que puede evitar este efecto es la posibilidad
compotta o no algún tipo de recompensa' 9.
Una primera ver- de comunicación entre las personas observadoras, la cual permitiría una iden-
Hay diversas maneras de explicar la acción social positiva'
de agresión y vio- tificación colectiva adecuada a Ia situación y la aparición de conductas de ayu-
sión es la sociobiológica, la cual equipara el comportamiento
hereditarios que guían el da. los recursos que el donante de ayuda percibe que tiene a su alcance y
lencia al de ayuda. Es decir, hay determinantes
y la acción so- puede ofrecer son otro factor determinante de la emisión de acciones sociales
comportamiento prosocial. Para algunos autores, la cooperación
tanto' es un compor- positivas: entre estos recursos destacan la capacidad de acción física, el tiempo
cial positiva asegura la continuidad de la especie y, por lo
o el estado de ánimo. Qtro,aspecto que motiva el comportamiento prosocial ,
tamientofavorecidoporlaselecciónnatural.otrasversionessebasanenla
que recibimos alguna cosa es qlconirtnto de características que definen al receptor: por eiemplo, el atrac-
teoría del refuerzo, según la cual ayudamos siempre -
plantea que las personas' antes tivo, la simpatía y la amabilidad del receptor aumentan la probabilidad de la
a cambio. Por eiemplo, la teoría del intercambio
y los beneficios que esta in- acción de ayuda. Se ha constatado que los estereotipos tienen un papel crucial
de ofrecer ayuda, hacemds un cálculo de los costes
liry]lgent_g, el sistema_de c,r-qe-nclqs dc,l__er"D.Lrof _e§.__
y maximizando a la hora de ofrecer ayuda.
teracción puede implicar y actuamos minimizando los costes
que tienen las normas en la otfa variable determinante de la acción social positiva. Tener un sistema eti-
los beneficios. Otras versiones insisten en el papel
(

(
!-, tj.ditor¡al t,O(l l.l4 lIlr(nlu( ( i()| a la l]5ic()l()Bia s()c¡Jl .!) bditorial tl(X 145 ()altitulo Ill. I r iutsrd( (i()rr r()ci!l

(
comoral fuettc o pcrcibir quc la rcsp1¡nsabilidarj dc la situaci(rtl quc sufre cl rc- no con asPccto§ cstructuralcs crlmo las rclacioncs de génern, los estcrc«rti¡r<ls dc
(
ceptor (rs suya son elemcntos fu¡rdame ntales dc csta variahl(). género, etc.
La atracción cntrc las personas es uno dc los aspcctos más relevantes dc la A lo larg«r dc cstc capítulo se ex[x)nen las explicaciones más conocidas que
(
interacción Social en el scntirlo que opera c()n fuerza cn nuestras rclaci«rnes in- se han claboradr¡ clcsdc la psicología s<rcial sobre la agresión, el altruismo y cl
tcrpersonales, las rcgula y las «lota dc significado y §cntido. l)or atracci(ln inter- fenómen<-¡ de la atracci(rn interpersonal. (
persclnal se enticndc la prctlisposición de I individu«r a cvaluat positivamcntc al Así, los objetivos dc este capítulo s«rn kls siguientes:
otro y acercarse o aleiarse dc é1.
(
Igual que en el caso dc la agresiviclad y ta conclucta prosocial, la atracción in- comprendcr las cxplicaciones sobre la agresión, el altruismo y la atrac-
I
terpersonal tiene diversas lecturas: algunas la considcran un fcnómen«) con un ción que se ofrccen desde cada una de las perspectivas teóricas.
fuerte sustrato bitllógico y otras como un proceso que se aprencic, quc sc regula (lonu'er kls conceptos específict» de cada modelo y teoría. (
a Dartir de normas s«¡ciales o que está determinada por cateSorías y significados comprender los argumentos que se aportan al tlebate naturaleza/sclcie-
socialmente constituidos y compartidos. dad, herencia/medio.
(
El grueso de los trabaios que ha llevado e cabo la psicología social sobre este
conocer los factorcs psic«rsociales implicados en los procesos de rntcrac- (
tipo concreto de interacción social se ha centrado en el análisis dc los factores
ción personal que se han estudiado desde la psicología social.
que intervienen en la atracción. Los rnás estudiados han sido la proximidad, ei
saber aplicar cstos factores psic.osociales a la hora de diseñar una intervcn- (
aspecto físico, la similitud y la valoración.
ción dirigida a modificar los comportamientos agresivos y «le ayutJa.
Diversos estudios han mostrado que la proximidad geográfica es un factor (
esencial en la elección de pareia. En otros se ha constatado que el simple hecho
Si se desea la ampliación complementaria del conteni«lo expuesto, pueden
de ver a una persoita genera familiaridad, la cual permite que aumente la atrac- se
profundizar los temas ex¡ruéstos planteándose:
ción. El aspecto fÍsic'¡ es un fact<.¡r relativ'-r, pues varía mucho de urta cttltura a otra
o entre diferentes colectivos de r¡rra misma cultur¿. Sin emhargo. en ulr Srupo
Analizar las implicaciones y los efectos ideológicos de cada una de las con-
concr€to, en un monrento histórico deterrninado, el canon Ce belleza se compal- (
cepciones propuestas desde las diferentes aproximaciones teóricas.
te y es fundamental para generar atracción. Otro factor irnportante es la similitud:
Poder diseñar un plan de intervención psicosocial fundamentado teórica-
nos attaen las personas que son como nosotros. Una explicación que se ha dado (
mente y justificado ideológicamente.
de este hecho es la identificación. Conocer personas con Sustos, deseos y prefe-

rerrcias parecidos a los nueStros hace que rruesttas opciones sean percibidas Como
Evaluar la importancia que tierre la posición desde la que se interpreta (
una interacción.
válidas y aceptables socialmente. [¿ valoración o apreciaciótr, para acabar, es para
(
muchos autores uno de los factores más importantes en la atracción, ya que nos
atraen las pelsonas que sienten estima y muestran una valoración positiva hacia (
nosottos¡ Desde pequeños brrscamos persolras que nos valorert sobradamente y
nos definimos a partir de este vector. 1. La (
Finalmente, modelos teóricos como el coustruccionismo social definen las
relaciones amorosas y deátracción como una construcción que varía a lo largo
del tiempo y entre las diferentes culturas. Por lo tanto, estos rnodelos, aparte de Justo al iniciar un nuevo siglo, al fin de la centuria más sangrante de la his-
(
relativizar el origen biológico de la atracción interpersonal, conectan el fenóme- toria de la humanidad, no hay que esforzarse mucho en
manifestar la importan-
(
(
lrl«rlú.{nir ! l¡ tbn!l('*r¡ \({ial l4'/ (¡l)ituk) lll lJ i¡rl

( cia del c(xnporta¡¡ricrto asrcsivo cn nuertras vidas cot¡dianas, tanto cn la Dl psicoanál¡sis (c()n lircud), la ctología (con K. Lorcnz) y la srrciobiologia
intcracci(in pcrsonal !r,mo cn cl ánlhito más amplio dc la relaci(in social (gue- (con Wilson) son las orientacioncs más dcstacadas quc han dcsarrollado el tema
(
rras, atcntados, conflictos iotcrnacionales, etc.). de la aSrcsividad dcsde una pcrspcctiva innatista.
Por b tanto, se pucde $perar que, visk)s los efrúos que la agrcsividad comF)rta Stgún ltcutl, It¡s humant¡s nacrm(¡s con dos tipos de pulsión: una dir¡gida a ta
para todo cl mundo, devlc las cicncias humanas y socialcs este tema haya sido ob- autoconservaci(in y al placcr (r(,§), y otra dirigida a la muerte y la destruecion
ieto de qjtudi() dc muchas invcstigaciones y elaboraciones tcóficas. Sin embafgo, a (thitutosl.la c<rtrduda agres¡va tiene un origcn interno, el impulso de th¡irm¿oj, y
¡resar de krs csfuerz<)s que sc han invcrtido cn ello, el progreso en cl
qitudio dc la su función cs rctlucir la tcnsión queseacumula en el periodode no agrcsividad. Me_
agresividad ha sido bicn escaso; cada investigación ofrece un planteamicnto que diante la conducta agre-:§iva, se desvía hac¡a el exterior la energía destructiva gene-
lleva a cuestionar unos resultados quc se confirman en otros, y vicrversa. rada por este impulso, con el fin de evitar la autodestrucción. Por esta razón no se
Toda Ia larga y variada producción sobre este tema se puede clasificar en tres puede pretendcr eliminar la ag¡es¡vidad humana, sino que se tiene que procurar ca-
Iíneas teóricas básicas: nalizarla dc otra mancra para que no tenga consecuencias destructivas. t¡ta teoria
no ha tenido casi ninguna influcncia en la invcstigación co¡rtemporánea, pero
si
1) una quc centra su atención en los aspectos instintivós innatos del com- que ha servidodc basc para claborar conceptos clave para la inveitigac¡ón
empírica,
portamiento agresivo; como por eiemplo, la formulación ¡le la h¡potcsis frustración_agresividad.
2) otra quc destaca los procesos de aprcndiza¡e y el papel de los factorcs am- Konrad l-orenz, desde la etología (que estudia el comportamiento
animal),
bientales en la adquisición de patrones de comportamiento; postula también la existencia de una disposición innata de pautas de
acción en
3) y otra que intenta integrar de manera equ¡librada los dos enfoques ante- muchas espccies animales. A diferencia de lo que propone freud, cstas pautas
riores (el ambicntalistr y e[ innatista). de acción, aunque se estimulan desde la activación interna, también se pueden
desencadenar a parti¡ de un estímulo exterior; si durante un tiempo no hay
nin_
A continuación se presentan brevemente estas versiones sobre la agresividad
gún estímulo externo desencadenante de la agresividad, la energía
interna hace
que se dé espontáneamente. lrara evitar comportamientos agresivos
descontro-
lados, l,orenz propone que se libere esta energÍa continuadamente por
1.1, Verslones sob¡c la agresividad medio de
vías socialmente aceptadas (por e¡emplo, mediante el deporte).
La etología otorga a Ia agresividad una función adaptativa de la especie.
El
l.t.l. Explicaciones ¡nst itrtivistas proceso de adaptación y selección de la especie potencia la continuación
de loi
más fuertes y aptos, y la disipación de los que lo son menos.
Las explicaciones instintiv¡stas parten del supuesto de que las personas son
agresivas por naturaleza, es decir, que, detrás de lo que es el comportamiento "Para la conservación de la raza habría que dedicarse a una eliminación
de los s€res me
agresivo obseNable, se supone la existencia de un instinto. Esta hipótes¡s, por nlmente inferiorcs más severa de Io que lo es hoy
[...1. Tenemo6 que ña¡nos, y tenemos
el derecho a ellq de los meiores qr¡e h¡y entre nosotros y tenemos que
lo tanto, ímplica que este tipo de comportamiento, por una parte, no necesita confiarlos la ¡e_
lección que determinará la pro6peril¡d o el aniquilamiento de nueJtro pueblo.,,
ningún tipo de aprendiza¡e para ser adquirido y, po¡ la otra, tiene un carácter
intrínseco de inevitabilidad. Esta manera de entender e[ comportamiento agre- Konnd torenz ( 19 7 7). En J. Van Riüa€r. Ia ad¡es iidod húrara- Barcelona: Herder.

sivo es la que ha sido más influyente en las explicaciones cotidianas sobre la Como se puede ver, con afgumenlos de este tipo es fácil
¡ustiñcar cualquier acción
agresividad, sus causas y sus funciones. discriminatoria.
(

In«{u.úax¡ ¡ l¡ lanr)lL'AiJ Jo(i¡l t.l, (l¿l)rltrk,l¡l


(
La ínü¿ccfi[ !r'arl

(
la socitrbiokr¡¡ia, Por su partc, se ha detlicado a cstudiar las bascs hiol(igicas lcs y a pcsar dc las ¡nvcstigaciotrcs quc constatan la cficacia dc tratamic¡toli
del c()rnportamicnto. l,os sociobi(rltt1¡t)s partcn dcl suPucsto de quc el c()mPor- basados cn el cast¡g(), hay (tras dc las quc sc obtienen ¡esultados contrarios. Al- (
tamiento agrcsivo posibilita la supcrvivcncia del indivitlut¡ -no dc la c§P(reic- y, gunas invcstigacioncs t¡bscrvan t¡ue cl uso del castigo sólo product una retluc_
por lo tanto, que favorccela sclección individual. ción tcmB)ral dcl «)mF)rtamicnk) y quc F)tencia la aparición posterior, por lo
I
(Jna Sran partc de las criticas quc sc han hccho al cnftx¡ue ctoló8¡co y s([iu que sc tildan dc "pcligfosas" las intcrvcnciules diseñadas sobre la base dc la ad- (
biolóBico son dc cariz idcolírgico. ílstas arJvicrten, por un lado, quc la noci¿)n dc ministración dc castigos para preven¡r/contrdar la agrcsividad.
"supervivencia de los más aptos" quc eskls enfoques sostienen, n0 son már que [)e hccho, se t¡ene evidencia de que los niños que han sido castigados con más (
una iustificación para mantcner las Iclaciones de podcr cxistentes y para fomen- dureza son niños más agresivos. [)e entrada, cl castigo se utiliza para ¡mponer or
(
tar la ideología discriminatoria (racista, sexista, etc.) y las prácticas eu8énicas- Por den y disciplina, prero, al mismo tiempo, quien aplica el castigo actúa como mo-
el otfo, dcnuncian el apoyo que estas a[x)rtaciotlcs ofrecen al orden social estable- delo agresivo para lui niños. Ouando los ¡radrcs agreden a los hilos,
iustamente
cido; el hecho de considcrar cualquier comportamiento vx'ial como rcsultado de están potcncian(Io el com[x)rtamiento quc prctenden detener, ya que el mensajc
un prmeso de evolución natural, implica aceptar que el mundo es como cs y quc implícito cs que la agresión es una estrategia aceptabfu, útit y ex¡tosa de cara a rc- (
no se puede hacer nada, que no se pucde modificar lo que está detefminado por solver problcmas.
(
la naturaleza. Es evidente quc este enioque ticne un cfecto natura¡izaJor m¡ly Sin embargo, según la tetiría del aprendizaic socidl, formulada por A. Band,-¡
rnarcado y, pur lo tanto, legiti¡nador de las desiSualdadcs süiaies. ia, el a¡rrcndizaje social no sc da sólo por medio d(: la exp€riencia directa en tér-
(
minos de cnsayo y error, sino que también se da por medio de modelos. [,os

1.1.2. Version€s ambientalistas


modelos pueden ofrecer una amplia información sobre la conducta (la adecua- I
ción dc la respuesta a una situación determinada, la secuc¡rcia del cornporta_
miento, cl estilo,los resultados, las consecuencias, etc.).
Mientras que las versiont.s inst¡ntivistas, comt) hem(6 visto, coll§i(l(,¡al) que la
Atlcmas, tal conio exponc Bandura, una cosa es aprcnder, es decir, adquirir
conducta agresiva cs una consecuencia de ulra slre¡úa interior de la pcrsorra que for- (
conductas potencialcs destructivas, y otra cosa es eiecutarlas. La acción estará
ma parte de la naturaleza lrumana, las teorías del aprendizaie postulan que Ia agre-
mediatiz¿da por los factores que la condicionan. Esta distinción entre aprendi-
sividad es un comportamiento que se adquiere a partir de la rclación con los otros.
aie y eiecución del comportamiento aprendido es muy importante, porque se
[, en el apar-
¿Cómo se aprende la agresiv¡dad? Como hemos vistD en el capítulo puede aprender a ser agresivo y no serlo; es decir, que los repertonos de com- (
tado de Srandei orientaciones teóricas de ta psicoloSía social, se menciona el so-
portamiento agresivo aprendidos no pasen de ser unos repertorios latentes.
cioconductismo. Lo que afirma esta orientac¡ón teórica es que Por medio del eue (
se manifiesten o no, dependerá de la valoración que se haga de las consecuen_
condicionamiento instrumental se adquieren diferentes formas de comporta-
cias de la conducta. En este proceso evaluativo intervienen una serie de procesos (
miento, por eiemplo, patrones de comportamiento agresivo. Tal como expone el
interpretativos que expondré más adelante (en el apartado 1.3).
condicionamiento instrumental, s€ tiende a repetir aquellos condicionamientos (
que son refor¿ados positiva[tente. Por el contrario, se tiende a evitar los cofnHJrta-
"Esta distincióo (aprendizaieriecución) es m¡ry importante, porque todo lo que se
mientos de los que se obtiene un refuerzo aversivo. aprende nol€ re¿liza. [,as p€rsonas pueden adquirir, retener y po6eer la capacldad para (
¿Seaprende con los castiSos? Un buen número de inve§tiSaciones ha cons- actua¡ agrelivamente, pero este aprendizaie pocas veces se expres¿rá si la conducta no
tiene valor funcional para estas personas o si está sancionada de manera negativa.,, (
tatado que ur¡a intervendón diseñada sobre Ia base de recompensas positivas,
cuidadosamente contíolada, es muy eficaz para prevenir y/o reducir los com- A. Bandura y E. Ribes (197 51. Modificacio,t dc corutucta. Anólis¡s de lo agrerión y la detiñ- (
portamientos agresivos. En cambio, a pesar de los principios teÓricos elementa- cuencia (p- 3131. México: Trillas.

{
! tdilorial tl()(l I50 llttf()drreci(iI a la llsi(1)l()Bla J(,cial O Edituial tl(x: 1.5 I ()pitük) lll. l.a iiltcraeciólr s(rial

¿l:n quó se difcre ncia e I m«xlclad<l dcl prlccso dc imitaci<in? la irnitaci«in re¡rre- aprcndizaic ¡xrl rnodclad() n() sc basa cn la simple asociacirin dc cstímuk¡-
L,l

senta una simplc rcprtx.lucción dc un comglrtamicnto en [a misma situackin, sin respuesta, sino cn la aclquisición de rcpresentaciones simbólicas dc la acción del
ningún tipo dc reflcxi(xr sobrc la pcrtincncia, los resultad<-¡s y las consccucncias. l)t¡r modelo. l)r¡r esr¡ pcrnritc al <lbservador abstraer elementos para dar respuestas (a
kr tanto, la adccuación y las consccucncias tlc la imitación sc aprenclen ¡x)r cnsayo veces ¡ntegrantl<l cn ól i¡rf<lroracirin de respuestas de diferentes modelos) en
y crror cuando se imita el comportamiento obscrvadt¡, es decir, k» refucrars rctacn otras situaciones, ante estínrulos diferentes, dc manera que se puede hacer una
sobre la pcrsona en proceso de aprcndizaic. lin cambkr, cl mulclado sc rcficrc al previsión dc rcsultatftls; cs decir, quc no se aprende un comportamiento concre-
aprendizaie basado en los efectos que se derivan de ver a otra persona actuar de una to sino cstrategias dc comportamicnto quc pcrmiten ir más allá «je lo que se ha
manera y las consecuencias que esta acción le rep«rrtan. observado en cl mode lo.
Según esto, no es necesario que la persona reciba un refuerzo directo ni que [¿ teoría dcl aprcndizaje social también podría explicar por qué los hombres,
llegue a eiecutar la conducta observada, sino que basta con la obscrvación de las como grupo social, son más agresivos (al menos muestran más comportamien-
consecuencias reforzantes en el modelo (refuerzo vicario). En el modelado,
tos agresivos) quc las muicrcs. se co¡rstata, tanto en situación de laboratorio
pues, el refuerzo se limita a facilitar algunos de los procesos de aprenclizale y n<l
como en la vida real, que kls hombres (comcl grupo social) manifiestan unos ni-
tiene el carácter determinante que le confieren el «¡ndicionamiento instrumen-
veles más altos dcagrcsividad que las mu jeres (como grupo social). No obstante,
tal y la imitación.
también hay mujeres con niveles de agresividad similares a los que presentan
El aprendizaie se adquiere por cuatro procedimientos, más o menos consecuti-
los hombres, y al contrario. [stas observaciones se pueden interpretar -más allá
vos: el proceso de atención, que determinará el tipo de información que se extraelá
de los factores innat<-ls, biológicos y hormonales- por la diversidad en el proceso
del modelo; el de retención del estilo de comportamiento observado; el de repro-
de aprendizale, es decir, en todos aquellos factores experimentales que contribu-
ducción, en el que se elabora la ejecución de la conducta aprendida; y el de moti-
yen a la construcción de la diferencia. Irsta diferencialidad empieza a constituirse
vación, que es el proceso que lleva a desencadenar la conducta aprendida.
justo en el momento de nacer el bebé.
Bandura considera que este tipo de aprendizaie es muy adaptativo en com-
' Niños y niñas: ¿son o los hacemos diferentes? En una investigación realizada
paración con el aprendiza je por ensayo-error, en el sentido que ofrece mucha
en los años setenta se evidenciaba cómo, ante un mismo bebé, cuando se le i«len-
información con un coste muy reducido (si lo hay) por parte del observador;
tificaba como niño, la gente le veía forzudo y firme, y cuando se interpretaba que
es decir, mientras que por ensayo y error la progresión en el aprendizaie es len-
era una niña, se la veía mona, frágil y suave. Al cabo de un año, ya se pueden ob-
ta (por descubrimiento) y et mismo proceso comporta riesgo, el aprendizaie
servar diferencias entre niños y niñas, seguramente en gran parte a causa de esta
por modelado es rápido y los riesgos los corre la persona que "actúa" de mo-
desigualdad de trato por parte de los adultos.
delo. Pequeños y grandes aprendemos una gran cantidad de nuevos reperto-
Dado que los estereotipos culturales son los que guían nuestras creencias y -
rios de comportamiento por medio del modelado.
nuestros comportamientos, y que hombres y muieres están en posiciones dife-

Aprendlzafe vlcarlo rentes de poder e influencia dentro de nuestra sociedad, es más probable encon-
trar que los hombres actúen como líderes y que las muieres se comporten de
"Son adquiridas nuevas pautas de respuota o son ¡r¡odificadas las características de reper-
manera sumisa.
torios de respuesta ya existentes, como resultado de h observación de la conducta de
otros y sus consecuencias reforzantes, sin necesidad de que las respuestas modeladas sean A lo largo de la socializaciín, las niñas adquieren patrones de comporta-
realizadas abiertamente pqr el observador durante el periodo de exposición." miento pasivo y los niños, asertivo, sobre la base de procesos de identificación
con los modelos y de conformidad con las normas sociales que regulan el com-
A. Bandura (1965). Influence of models' reinforcer¡rent contingencies on the acquisition
. of imitative responses. /oumal of Personality and tubl k¡rholqy, 1, 589-595. portamiento diferencial entre hombres y muieres.
(
(
lillr(xlu(ci(i¡¡ a la l)s¡(1)l()8ia s()cial s) tdit()rlrl t l(x l5l (lapitulo Ill. l.a ir¡tcracciorr
,cr [']dil(tr¡al tl(X 152 social

(
()tr«l proccsr¡ dircctamcntc rclaciclnado con la hipótesis
1.1.3. Teoría de la frustración-agresividad de frustraci<in-agrc-
sión cs la catarsis, que sc rcfie rc a la climinación de energía agresiva cuando sc (
realiza una acción agresiva. Así pucs, según la hipótesis catártica, las
[sta teoria [a f<¡rmuló, cn los años cualcnta, un cquip<l dc invcstigaclt¡res lla- ¡rcrsonas (
que puedcn realizar cl comportamicnto agresivo presentarían una disminución
mado grupo de Yalc, intcgratio ¡xrr Dollard, Du¡b, Millcr, Mowrer y Scars. lil mo-
de la a¡¡resivitlad. (
delo de agrcsividad quc proponcn se basa cn la iclea <Jc quc la agrcsividad no está
Ilerkowitz, un teórico dcstacado cle la agresividatl quc también estudia las
motivada ¡xrr factores innatgs, sino ¡nr cstímulos exteriores; es decir, destacan el (
condicioncs quc mediatizan la relación entre frustración y agresividad, postula
carácter reactivo. Su hipótesis inicial sc formula cn los términos sisuicntcs:
que la frustración provoca un estado de activación emocional (la ira) que pre-
(
dispone a actuar agresivamente y que sólo se manifestará esta conducta si la des-
a) que el estímulo exterior quc motiva la agresividad es un cstado emtl-
encadena un estímulo que tenga un significad«r agresivo: los índices cognitivos. (
cional, (:oncretamcnte el cle la frustración (protlucida por un bloqucrl en la
obtención de obietivos), y quc csta frustración siempre desemboca en una Los índices cognitivos (
conducta agresiva;
b) r¡ue la agresividacl sicmprc es {onsecuencia <Je una frrtstración. Estos estírnulos llegan a adquirir un significa«lo agresivo rnediante procesos de con- (
dicionamiento clásico. Por ciemplo, las pistolas son claranrente una señal agresiva
porque tierren una función claramr:nte agresiva -a diferencia de otros obietos que (
También postulan que nr) siempre la agresivida«l se dirige hacia el agente dc pueden tener otras funciones y que no se asocian tan directamente a la agresividad
(des-
la frustración; a menudo, esta agresividad se realiza contra otros obietivos (piedra, cuchillo, palo, lata, ptc.). Aun así, cualquier objeto puede ft¡nciona¡ como ín-
(
plazamiento) «¡ se manifiesta de otras maneras (generalización de la respuesta). dice cognitivo para una persona o un grt¡po determinado si se da un proceso de aso-
ciación entre el obieto y la agresividad.
Esta primera forrn¡lación fue ntuy Cuestionada y, allte tantas obieciones, sc
(
reformuló de la siguiente manera: a) la frustración es u¡r estímulo que puede
(
provocar..entrc otras reacciones, la agresivitlad; b) la agresividad es la tt:ndencia 1.1.4. Reflexión crítica y nueyas versiones
de respttesta dominante, no la única, después de trna frustración' (
de al-
Que se manifieste la conducta agresiva dependerá de la intervenciÓn
Hasta aquí hemos hablado, desde aproximaciones aparentemente neutras,
guno de estos factores: (
de la agresión como un tema de estudio obietivo. Así, cada una de las versiones

O La.fuerz.ade Ia instigación. Las condiciones que pueden incrementar la


pro- expuestas pretende explicar la naturaleza del comportamiento agresivo buscan- (
do explicaciones causales, identificando factores y manipulándolos con
babilidad de agresividad son el grado de deseo de la respuesta frustrada; es el fin de
descubrir la fuerza predictora. 'roclas estas versiones están elaboradas a partir (
rlecir, la intensidad de motivación que tiene un individuo para conseguir un de
investigaciones cxperimentales con el obietivo de encontrar un modelo expli-
fin deseado. También afecta al grado de interferencia para conseguirlo (si es (
y cativo universal que sirva para predecir este fenómeno.
sólo un retraso o una imposibilidad total) y la razón (más o menos trivial)
el número de secuencias de frustración.
Así, unas investigaciones parten de la hipótesis de que Ia causa del compor- (
tamiento agresivo es una energía innata y las investigaciones se plantean, con
a I¿ inhibición. Se da cuanclo se prevé un castigo, pero no quiere decir que no
el fin de demostrar que es inevitable, que forma parte de la (
agre§iva, sino que cambia su torma. También es importante
se dé la respuesta naturaleza humana
y, por lo tanto, que "hay que buscar,, estrategias ,,socialmente
tener en cuenta que la inhibición no elimina ni reduce la instigaciÓn a la aceptadas,, para (
liberar esta energía.
agresividad; incluso'a veces la incre¡nenta.
(

(
lItr(f,luc(i(jrt ¿ la s((ial §1, lldito(ial (l(X 155 (:apitub lll. l.a ¡rteraecióu s({ial
,c, Iilitorial t I()( 154

te a la pcrcc¡xi(trt c intcr¡lrctacitin dc situacioncs dc interaccidrn intcrgrupal. l.)stc


()tras parten dc la premisa quc s()n los m<ltivtts atnhiclltalcs l<ls quc tJctertni-
cs dctectar ltls fac- sentimiento inclucc al intlividuo a actuar con vistas a promover el pr<lpkr gLupo
nan la agrcsiviclad. l)or l() tanto, e I obictivo tlc cstos estudios
para clescubrir y, adcmás, la idcolo¡¡ía dc gru¡xr iustifica krs comportamientos agresivos <Ie sus
tores cxternos (m<ldclos, índiccs coSnitivos, ctc.) y manipularltls
y cómo' mienrbros, rcalizatl«rs con el fin tlc bc'neficiar al grupo.
qué factores facilitan el comportamiento agrcsivo, cuándo
las causas del ctlmp«rr- Los planteanrir:ntos nrás radicalcs se basan en el hecho de cuestionar cl sis-
Y, finalmcntc, «ltrtts tstutlios partcn del axioma dc quc
innatas (incvi- tema cn el que se fundamcnta nucstra sociedad occidental. Sc considera que
tamientcl agresivo las p<xlemos encontrar tanto en las tlis¡rsiciones
las ambientales (los es muy importante explicitar la ¡rusición ideológica que orienta el enfoque y
tabilidad de la naturaleza reactiva de las pcrsonas) como en
agresividad)' análisis de estc tema; es decir, quién estudia qué, cómo, con qué resultados,
estímulos exteriores que pfovocan las conclici<-¡nes facilitadoras de la
cuestiona la re- con qué cfectos. l)roponen lecturas alternativas sobre la función de la agre-
como hemos visto, en ninguna «le las versiones explicacias se
agresivtr sión, y la consideran cr¡mo la única cstrategia que, a veces, permite incidir en
lación causa-efecto, es decir, se da por hecho que el comportamiento
el or«len establecido con vistas a promover un cambio social.'l-ambién ponen
obietivamente identificable y que es la consecuencia de una
causa -cvidente-
es
de manifiesto la relación de poder que se cstablece entre quien crea la norma-
mente obietiva- que hay que descubrir.
explica- tiva para iuzgar, quien iuzga y quicn es iuzgado. Las mismas categorías de le-
. las nuevas versiones que se están elaborantlo sobre estc tema, aportalr gislación criminal son u¡r constructo ideológico elaborado desde unos estratos
más tradicio¡rales:
ciones alternativas a los enfoques psicoloSistas de las versiones
de la sociedad para criminalizar a ur¡ tipo de comportamiento más frecucnte
a partir dc en personas que tienen poccl poder y salvaguardarse a sí mismos.
a) unas consideran útil estudiar las relaciones interpersonales
Así pues, las propuestas de estas nuevas versiones que centran el punto de
examinarlas en el contexto de las relaciones intergrupales'
la agresividad mira más en el contexto sociohistórico que no en el individual, implican una
b) otras proponen una lectura más radical que contextu aliza
profundización en los aspectos culturales y una explicitación no sólo de su
en un marco más global.l
importancia, sino también de su rol. Por lo tanto, para estudiar la disposición
al comportamiento agresivo, hace falta tener en cuenta, entre otros, los as-
LateoríaclelaidentidadsocialelaboradaporTaifelpodríaconsiderarsecom-
términos de inte- pectos siguientes:
plementaria de los enfoques rnás tradiciouales, planteados en
explicar tomando
racción personal. La agresiüdad, desde esta teoría, se puede
como Ia base los conflictos intergrupales debidos a las desigualdades
entre grupos, a) los modelos sociales (normas sociales que regulan las interacciones coti-
las normas sociales que dianas, sistemas de valores y creencias compartidos entre los miembros de un
a los procesos de categorización y comparación social, a
Tal como explica Ta' grupo social),
regulan las relaciones dentro del Supo y entre Srupos, etc'
un individuo a un grupo afecta directamen- b) la legislación relativa a la disposición de armas (el liberalismo en el mer-
ifel, el sentimiento de pertenencia de
cado del armamento no sólo ofrece la posibilidad de usar armas, sino que im-
From Inilividuul-Be^hdvior lo
l.Amélie Mummendey (Ed.) (1984). Soeiul Psychology of A¡'gasion' plícitamente se Iegitima el comportamiento violento),
de diferentes autores
Socittl lntergction nertinr Sprirgei-ü.ii.S. i,it. liLro
prisenta las amrtaciones
al signilicado
ñi#;;il;;;; ü;-d;;; *. nueva perspectiva, y pqra uni especial atención c) los mecanismos de violencia institucional (fuerzas del estado, control so-
;; ü;il;i. i.iii.ii,*üií ffiif.'ñi;;;náiíiiu"r"', enfatiándo el carácter relacional c cial, etc. que legitiman la violencia).
interactivo de la agresividad.
ó;;á; il." (1985). Acoor¡nlrrrS fu oggression' London: Alleng &.tlnwin' En este libro se expom
con profundidad una lectun ffeobffca de cada una.de lasixplicaciones:::^::^htt elaborado
sáüré et fenómeno de la agrerivillad y la viotencia a:odg psicologia y la socrorogra.' .
! . Lo más interesante de estas explicaciones que no siguen la tónica tradicio-
p#ü; il;;;;;;" h definición d"e lá agresión. Botetín itc Psicota
r

Juan M. Muñoz (1990). E papel que tie'


33.s i. iii.orri, ¡ná¡.?.itlür.,'." i,trcuioexplica detalladamente el
il;;;;;
'n.i
Jr se
nalista, es ia valoración no únicamente negativa de la agresividad; se destaca
l.i nor*t, en el procese de rtrqueiaie del comportamiento agresivo'
(

(
a, f.ditorial tl(Xi 156 llrtrodrt(( i(ilt a
11¡u1krtía
st¡ual O [dit(]rirl I l(X t57 (lapirulo lll. l¡ ¡[lera(ió¡¡ social

(
como un mcdio para luchar contra las desiguattlacles strcialcs (claro quc sin ha- gadorcs ¡luntualizan quc las invcstigaci<lnes no llegan a constatar la hipótcsis
(
cer de ell<¡ una apología). Adcmás, dcstacan cl papcl dc la itlc«llo¡¡ía a la hora de quc vcr agrcsioncs filma<las provoque un aumento dc agresividad en la vida

de conceptualizar la agresiírn, por L5{) proclaman la imposibilidad dc haccr un real. Algunos tcóric<ls (muy pocos) incluso han constataclo una disminución dc

estudir¡ neutro y, por l0 tanto, la nccesidacl dc que sc plantcc tlcsdc una ¡rclsi- la agresividad dcspués dc visualizar cscenas agresivas, cosa que se explica prlr el

ción políticamente comprometida. efecto catártitrl.


A pcsar tlc todo, la mayoría dc investigaciones obtienen resultados que llc-
van a concluir que la visualización dc programación violenta produce impor-
1.2. Televisión y agresividad tantes cfectos, tanto en las criaturas como cn los adultos: insensibiliza a las
personas dc los efectos que producc la violencia, f<lrma creencias y opiniones
favorables a la agresividad, induce a imitar conrpclrtamientos agresivos a las per- (
comprobado quc la mayor parte de los niños dedican más tiempo a
Se ha
sonas quc están rclativamentc prcdispuestas a ello y puede reducir los mecanis-
ver la televisión que a hacer cualquier otra actividad (excepto dormir). lis por
rnos inhibitorios de la violencia cntre los telespectadores. I
esta razón que, desde que se ha generalizado la presencia de la televisión en
Tal como hemos visto anteriormcntc, los modelos ofrecen mucha informa-
nuestros hogares, la psicología social ha realizado un número impresionante (
ción a krs obscrvadores vrbre la adecuación dcl comportamiento, los efectos que
tle investigaciones que pretenden analizar los efectos de este elemento en
tiene para los otr«rs, las co¡rsecuencias y los resultados que se derivan de ello, etc.
nuestra vida y nuestro comportamiento. [,sta extensa producción se ha desa-
si ponemos atención en el tipo de modelos que se televisan, podemos observar
rrollado en torno al debate entre dos posicionamientos centrales: (
que habitualmente "el bueno" es tan agresivo como "el malo,, (como en las pelí-

a) violencia telcvisiva anima el comportamiento agresivo h por lo tanto,


La
culas Rcrlbo, El cuervo, Ghost y un largo etcétera), pero que, en cambio, se legitima (
que re- y premia el comportamiento agresivo del "bueno", se potencia la valoiación po-
se hace imprescindible elaborar una legislación desde la política social
gule y controle el contenido y la difusión de la programación que se ofrece' sitiva de la venganza, y se castiga el del "malo".

b) No se ha constatado claramente que la televisión pueda estar potencian- Pero la relación causal n«-¡ es u¡ridireccional: no sólo son los modelos expues-
(
tos a la televisión los que tienen un impacto en los telespectadores, sino que la
do la violencia, sino que se limita a mostrat la que se manifiesta en nuestra so-
ciedad. Por lo tanto, no considera adecuada la censura de la programación
que misma predisposición de éstos interviene en la elección del programa (violento
I
ofrece y defiende Ia transparencia y la neutralidad de la información, por un
la- o no) que se quiere visualizar. Este proceso sería el equivalente a lo que antes

do, y la libertad de expresión, por el otro. hemos llamado proceso de atención. (


Los efectos más destacados que se derivan de la exposición continuada a los
(
Es importante, sin embargo, antes de profundizar en el debate, no perder de modelos agresivos que salen en los medios de comunicación son los siguientes:

vista que la televisión es un negocio que no sólo mueve mucho dinero, sino tam-
bién quqtiene un gran poder de manipulación social. Probablernente, a causa de ' el aprendizaie de repertorios conductuales agresivos, especialmente en niños
es ex- de poca edad; (
las grandes repercusiones sociales derivadas del resultado de este debate, no
o desinhibición o provocación del comportamiento agresivo aprendido pre-
traño que la psicología social no aporte conclusiones en unisola dirección. (
Por eiemplo, aunque rfo niegan explícitamente la correlación entre violencia viamente;

televisiva y agresividad, Kaplan y Singer, en el año 1976, sugieren que los datos
¡ insensibilización sobre las consecuencias que la agresividad tiene en el mun-
(
no demuestran este vínculo y que, en todo caso, si existe, es leve. Otros investi- do real.
(
l5ti h,r«llu( ( ¡n, ¿ l¿ lan!k)8rJ rr irl 159 (lJt,itulo lll. l¡ i¡túa(tid¡ ntr¡al

tn dcfinitiva, de k)da la invcstiSaci(in sobrc telcvisi¿)n y aSrcsivi(lad, lo únic() la vcrdad para ¡xler dccid¡r quién tienc un conrportam¡cnto agrc,sivo (dc cntrada
quc qucda clalo cs quc los efcctos no son concluycntes. |,§ta scntencia queda cso qucrría dccir quc es una cucstión abordable desdc la ob¡ctividad), sino ver

muy bicn cxprcsada en una c¡ta de Schram y otros colegas, quc hay en el libro c'ón¡o sc ega a la v¡vcncia dc conflicto a partir dc entender tos procesos dc inter-

de G. (iomstock, I'ublic co¡nmuniution trul bthut'ior: pretación quc se dan cn catla caso; ver que la descripción que hacen los dos dc la
situación cstá totalmcntc situada y cómo cada uno llega a vivir el comportamicn-
t() dcl ()tro c()mo una agresión.
"l'ara algunos niños, baio alguna5 condicioncs, alguna tclevi§ión cs tlociva l¡ara
l.)n cste apartado,prcscntam()s tres t¡pos dc investigaciones que consideran
algunos niño5, en las m¡smas condiciones, o para lo§ mismos niños cn otras con-
a los proccsos intcrprctativos los resF)nsablcs de la eiecución de los comporta-
diciones, puede ser beneficiosa. Para muchos niño§, baio muchas condicionc§, mu-
cha televisión no es probablemente ni part¡cularmcntc nociva ni particularmentc mientos agresivos en Ias relaciones interpcrsonales.
benef¡ciosa."

C. Comstock (1986). P¡, blk Commtnication and behavior (p.l l)' Ncw York: Acadcmic
1.3.1. La interpretación de la activación fisiológica
Press.

llay una investigaciones que, al estudiar el efecto de las variables am-


serie de

1.3, Procesos interpretativos bientales cn cl comportamiento agres¡vo, han constatado que, dado un estado
de activación fis¡ológica, hay una serie de factores externos que pueden facilitar
la agresión. Concretamente han estudiado cómo el ruido, la acumulación de
Hasta ahora hemos v¡§to los factores que condicionan el comportamiento
gcntc y la temperatura intervienen en el proceso de inducción del comporta-
agresivo, los cuales se han estudiado desde las diferentes pelspcctivas y los di-
miento agresivo, especialmente cuando éste es una respuesta dominante del
versos Planteamiento§ teóñcos. También, en algún momento, se ha apuntado
individuo.
la poca atención (para no decir la casi nula atenciÓn) que se ha prestado a los
La explicación que dan a los r€sultados de sus investigaciones es que estos
procesos interpretativos que se dan en las relaciones interPersonales'
factores ambientales aumentan la activación aversiva y que ésta influye directa-
Si pensamosen nuestra experiencia cotidiana y reflexionamos sobre por qué
mente en la d¡sposición a actuar de manera agresiva. Además de los factores ya
la gente hace cosas que hacen daño a otra 8ente, sobrequé explicaciÓn da quien
mencionados, también hay otros que pueden contribuir a aumentar la activa_
lo hace, podemos obtener una respuesta parecida a por qué a veces sentimos la
ción fisiológica, como por ejemplo el esfuerzo físico, las noticias sensacionatis-
necesidad "de hacer pagal caro" a alSuien que nos ha agredido de una manera
tas, las películas emocionantes o eróticas, etc.
u otra... Si profundizamos un poco en ello, podemos ver la importancia que tie-
Esta línea de investigación hace concluir que lo que provoca un aumento
ne la interpretación det contexto y ta interpretación mutua de las personas im-
considerable de la agresividad no es esta activación, sino la manera en que es
plicadas en la interacción, esdecir, los procesos interpretativos que intervienen
interpretada, especialmente cuando no se conocen sus causils. por eiemplo, si
en ella. .
una persona discute acaloradamente, el nivel de activación se atribuye al enfado
eiemplo, una pare¡a discute y, tras la discusión, él se va de casa l-¿ versión
Por
provocado por la discusión y por la otra persona, que Ia predisponen a compor-
de la muier es que su marido esteniblemente celoso ysiemPre tiene sospechas no
tarse de manera agresiva. En cambio, si una persona hace deporte, el mismo
fundadas de que te engañf,con otros hombres. En cambio la interPretaciÓn que ni-
vel de activación se atdbuye al eiercicio físico y, en consecuencia, será menos
hace et marido es que ella, sabiendo que él es muy celoso, parece que se Io pase
probable que rcalice un comportamiento agresivo.
bien flirteando con los hombres delante de é1. t¿ cuesüÓn no es descubrir cuál es

l
(
(
Irlnúr(( n¡r ¡ lJ ttri(no[¡J \oL
'¿l t6l (l¿|iub Ill l ¡ irrl.ra.ció r{i¿l

(
1.3.2. Las normas sociales y la aSres¡v¡dad l1)r otra l)artr, taml,iún tencmos quc tcner presente quc tlía a tlía sc dan cas<»
de violcncia cxtrcrna quc hah¡tualmentc no se ident¡f¡can como agrcsión (habi- (
Nucstro comportanlicnto cotidiano está rcgulad() por unat normas, las not- tualmentc c(,incidcn con la v¡olcncia instituc¡onal, que describe la tortura corno
mas socialcs, la mayoría de las cuales son sobradamcntc compartidas por los un medur ¡recesario para mantencr el ordcn y defender el sistema). [sta manera
m¡cmbros de una comuniilad. A menudo las normas forman partc dcl contti- de definir la agrcsirin cs al misrno tier¡rpo dcmasiado extensa y dcmas¡ado restr¡n- (
olic¡rto implícik) y, por cso, no sc con(xcn hasta que alSuieu, por la razrill que gitla, cs dccir, casi tod()s los comportamientos [,odrian ¡legar a ser et¡quetados,
sea, las rornpe (este tcma k) enc(nltraréis más desarrollar.lt¡ cn el capítulo V). desdc un punk) d(j vista u otro, como agresivos; yal mismo tiempo, habitualmen- (
La norma más destacada que regula este tipo de intcracción es la norma dc te sólo se aplica en c(Dtcxtos muy concret(6 y de manera muy sesgada.
reciprocidad, la cual prcscribe que, a pesar del rechazo que muestra la soc¡edad decimos que a¡¡rcsión cs aquclla acción que ocasiona daño y que es inten-
Si

por el comportamiento agresivo, se c<¡nsidera accPtahle cuando la conducta cioral, considerar quc una conducta cs agres¡va no sob significa describir un
agresiva sc e¡ecuta como respuesta a un ataque agrcsivo. hecho, §ino que ¡nlplica elaborar un iuicio de evaluación con unas determ¡na-
Aunque, en general, actuar de manera agresiva no es un patrón d(j comporta das consecucnc¡as. En particular, si un¡t conducta es iuzgada como agresiva, re I
nricnt() 5ocialnl('rrte aceptaclo, cn determinadas situaciones la agresividad recibc com parte la idea dc que s(, nlcrece scr castigada. Si la misma conducta es iuzgada
(
apoyo de una manera clara. ¿Ha visto alguna vez la escena de un n¡ño quc sQ que- como ¡ustif¡cable, incluso se puede estar de acuerdo en que hay que premiarla
la a los padres dc quc le han pcgado o lc han insultado?
(lomo debc habe¡ obser (recordad las famosar pclículas de Jarncs lirnd)- Por lo tanto, lo que t¡ene co!t-
(
vado más de una vez, óstos lc animan a que se deficnda a solas y que, si le pegan, secucncias inmediatas, es el hech() de identificar un comportamiento como
sc desquite. En otro ámbito, si una persona viola y asesina a unas niñas inocentes, agresivo o no agresivo, y el problema no es tanto comprobar que ha sido una (
la gcnte se manifiesta para que el aSresor sea condenado a la Pena de muerte (que a(aióo quc ha ocasionado daño como probar su intencionalidad.
pague con la m¡sma moneda que las víctimas: la muerte). Según esta prescripciórl Hay quc tcner en cucnta, además, que los criterios para etiquetar de agres¡ón (
s(rcial compartida, se ac('pta que urra persona (lue ha sido agredida quiera causar un comport3nr¡ento no son externos a las personas que los utilizan: los que ut¡-
d:ño al agrcsor. liza el observador si]rán difere¡rtes dc ios que utillza el agente, y diferentes ¡re los
Por lo tanto, a Ia hora de evaluar si una conducta es o no es agresiva, es muy que util¡za el receptor de la agresión. Cada pl()sición construye un relato de ¡a
importante disponer del máximo de información, con emit¡r un iuicio
vistas a situación y una interpretación de la conducta que no coincide. Justamente la
en Io referente a la atribución de responsabilidad, y tener suficientes elernentos tarea principal que se lleva a cabo en los tribunales de (
iusticia es llegar a cons_
para saber si se ha violado alguna norma social. truir un único relato (proceso que se llama reconstrucción de tos hechos) par-
tiendo de una diversidad de relatos, a menudo incompatibles y contradictor¡ds, (
sobre el mismo hecho, pero al cual ¡ro hay acceso directo, sólo por medio de los
(
1.3.3. C,onstrucción social de la agrclvidad relatos de las personas directamente e indirectamente implicadas.
experiencia directa nos hace pensar que no nos cuesta tanto ponernos de
La (
Según l¿ definición clásica, la aglesión es una conducta quc ocasiona daño anrerdo en qué consideramos un comportam¡eflto agresivo y qué no. Los üite-
(físico o psíquico) en un otganismo, de manera íntencional- Ahora bien, si tal rios que utilizamos para "decidir" si un comportamiento lo es o no son: (
como hemos dicho la descripción de los hechos está inevitablemente situada y
a) la intención de hacer daño (muchas vece.s la dificultad (
etat onda desde una posiclón diferente, cualquier coorportamicnto podría ser es descub¡ir cuál
etiquetado, por uno u otro, desde una posición u otra, como agresivo, al ser ha sido la intencionalidad y acaba siendo una cuestión muy útit para regatear
(
identificado como intencionalmente nocivo para alguien. las coñdenas);
(
l(X
( ,o F¡irof ial (l(xl t62 Ittlrtxltttei0tt a lil ll5ic()l(18id s(rial !c., Edit()rial (
I63 (lat)iluk) lll. [.a iilleraceiótr s(f,ial

( lis curir¡so c¡ue la violencia instituci«r¡ralizacla, quc cs la más sangrantc,


b) ull hctho rcal (muchas vcccs el «lairtl no es visihlc, ni cs fácil
el daño corn()
de conscnsuar qué cs un daño y qué no lo cs. l)ertl iustamcntc
csta flcxihilitlad tiencla a scr i¡¡norada cn la may<lría de las discusiones aca«lémicas y en toclos
(
cs lo que permitc dar más fucrza al rclato dominante del hccho, quc scrá consi- los rnanualcs de psie«rlogía social. estudios más críticos sobre agresión
L<¡s

derado la "vcrdad"); denuncian este scsgo conccptual que orienta tocla la investigación y la polí-
c)laviolacióndenormassociales(«lcttldasmancras,cnunamismasitua- tica s<lcial en gcncral.
ción se puedcn scguir unas normas y violar otras)'
Ignacio Martín-liaró fue un psicólogo social comprometido con el pueblo dc H
Salvador hasta que lo asesinaron. I^a psicología social que escribe es crítica y polí-
,,claro" consenso para conccptualizar la aSresión, cs clifícil co
A pesar de este ticamente comprometida, es decir, comprometida con la gente que sufre la repre-
no, entre
incidir a la hora de identificar si un hecho particular cs una aSrcsi¿)ll o sión política y con la elaboración de un proycct() que promueva el cambio social.
que ctiqueta' El estado de 'l'al como dccía cstc autor, "el horizonte dcl psico{ogo
otras cosas clepende clel punto de vista de la pcrsona tiene que ser la conciencia-
ción, es dccir, tienc <¡ue buscar la desalienación de las personas y de los grupos
ánimo, el sistema de valores, la empatía con el agresor/víctima, ctc' son
algunos
qtre las ayude a alcanzar un sabcr crítico sobre sí mismo y sobre su realidad
de interpretación [...1.',
de los muchos factores subietivos quc intervienen en la fase
evaluativa del comportamiento. Estos factores t¡enen un papel importante
para

poder llenar los vacíos que se genefan cn los propitls criterios tal como hemos
1.4. Intervenir sobre el comportamiento agresivo
precisado al exponerlos.
valorativo;
La conceptualización de la agresión, pues, tiene un claro sesgo
por definición, que si se han dedicado tantos esfuerzos a analizar los factores que me«liatizan
se presenta como una forma de comportamiento negativa
que ol- el comportamiento agresivo es, entre otras cosas, por el interés en poder pre-
tiene que ser reducida o, cuando menos, controlada' Pero no se ticne
y la única venirlo, modificarlo o anularlo. Haciendo un poco de síntesis de las conclq-
vidar que hay mucha Sente que está oprimida en su entorno social'
de la re' siones de los estudios realizados, desde las perspectivas más ambientalistas,
manera que encuentran de hacerse oír y de luchar Contra los efectos
[,[ EZLN (Eiér- diríamos que los principales argumentos que fundamentan la acción agresiva
lación de poder a la que están sometidos, es utilizar la agresión.
y' en son:
cito Zapatista de Liberación Nacional) es un buen eiemplo de este hecho
este caso, pretender controlar y reducir la agresión de esta organización signi-
a) la intención de potenciar la autoestima;
fica suscribir Ia opresión y las desiguatdades sociales'
b) la búsqueda de estimulación para romper Ia rutina, el aburrimiento;
c) la búsqueda de sensaciones agradables;
,,Puede que
la muerte de niños por falta de atención médica y condiciones no ptovoque
d) encontrarse en una situación en la que te sientes forzado por la presión
horror,quiássólolástima.Ercambio,elhorroresqueesosindígenasselevantenen
ur^ur. Dia"r, que la violencia es la misma que la de lomas Taurina -donde
asesinaron del grupo o bien de una autoridad;
aColosio-olamismaquelabombaenlaplazaUniversidad.Porlotantohayquecon- e) la defensa de una ideología.
Mientrat
denar'todas las violenáas menoo la que el sistema eierce sobre esta§ Sentes.
tos indígenas la padecían, moúan. A la hor¡
no decíamos nada, la violencia no exiitia.
dicen: '¡No, es¡ Todas estas razones que fomentan el comportamiento agresivo se han utiliza-
en que deciden conte§tar a e§a violencia y decir ¡Basta! los intelectuales
violencia no!,, la que yorepfesento, la üolencia orlta si, no la violencia bárbara [..'l'' do como punto de partida para pensar en posibles recomendaciones con vistas
a
diseñar intervenciones dirigidas a la reducción y/o control de la agresividad. Se
La rebdiiin
subcomandante Insurgente Marcos (1994). En G. Rovira. ¡zapata vive! pueden agrupar en dos líneas generales de acción que inciden en
inilígena de Chiapas contofu sus protagonistas' Barcelona: Virus' la reducción de
Por
(

,o t:(lit()ri¿l ( I()(
(
(cr tldilorial t,()( 164 Introdr¡c(¡rxr a l¿ Psic(,1()8i¡ s()( i¿l 165 (lapituk) ¡ll. l.a ¡utcra(rió¡l social

(
la intcnciíln <lc ctlmglrtalsc dc nlanera aSrcsiva y cn [a capacitlad rlc crtm¡rre ndcr 2. El altruismo
comp()rta [)ara los otros e I c()mportamicnto agresivo.
(
las consecucncias que

(
a) Oon la finalitlad dc rcducir la intcnción, alSunos teórict»s prop()ncn ac- "una niña mar«lquí sc ah«lga ccrca de l{otterdam ante la indiferencia de los
tuar en ámbitos clife rcntes: bañistas." l'lsto dice cl titular clc una noticia «le un periódico cle enero de 1994. (
una niña marrlquí de nuevc arios sc cayó al agua al volcar la barquita neumá-
a pro[Ofcionar todos los intlividugs las condicit)nes mínimas quc les perlni-
a tica co¡r la quc jugaba cn el lago. [,os gritos dc auxilio de sus amigas no sirvieron (
tan sentirse bicn consigo mismo y sentirse valorados por los dcmás; para nada; s<il«r un ¡rescador que estaba cerca intentó salvarla (a pesar de quc él
a racionalizar, en la medida que se pueda, nuestros sentimientos, y tlisponer solo no pudo), a pcsar de la gente que sc lo miraba desde la orilla. No es la única
rJc estrategias alternativas al com[nrtamiento agresivo con vi§t¡§ a mitigar e I vez que se tla u¡ra situaci<in tan flagrante de indiferencia ante una situación de
(
sentim¡ento de ira; emergencia. ¿[)or qué parecía (luc no le importaba a nadie lo que le estaba pa-
a eludir, siempre que se pueda, la cxposición de los más pequeños a modelos sando a la pequeña? (
agresivos, con el fin «lc evitar al máximo la adquisición de patron(:s de res- El caso más corx¡cidr¡ entre k¡s psicólog<ls sociales es el «le Kitty cenovese. En
Nueva York, una mujer fuc asesinada al anochecer, cuando volvía de trabajar, de- (
puesta aSresiva;
C evitar las Situacio¡tes de hamhre, sed, calor excesivo u otras variables arnbien- lante de treinta y «lcho vt-c'inos que dura¡rte treinta y cinco minut<¡s estuvieron pre-
(
tales que afectan a la predispttsición a la agresión; senciando los hechos sin hacer nada; una situación en la que la gente que puede
a proporcionar un ambiente est¡mulante y creativo a los niñ«¡s y ióvenes para ayudar a una persona que está sufriend<-1, no lo hace.
(
evitar la agresión por aburrimiento. dc la misma manera que hay historias que relatan tragedias debidas a
Per<¡,

la indiferencia ante el dolor de otra persona, también hay muchas otras que re- (
Para sensibilizar sobre las consecuencias del cornpoltamiento aglesivo se latan el comportamiento heroico de personas que ponen en peligro su vida, e
(
puede intentar ¡nduc¡r, tned¡ante estrategias de euseñanza adecuadas, un cierttl incluso la da¡r, con el objetivo de ayudar a una persona que está en peligro.
¿Este
grado dc empatía con los otros, potenciando el cornportamierrto prosocial (por comportamiento nervioso es el que llaman comportamiento altruista?
(
ejemplo, enseñando a ponerse en el lugar del otro y a negociar en lugar de en- Aun así, definir el altruismo es más difícil de lo que puede parecer si no se quie-
frentarse). re caer en una conceptualización reduccionista del término. Altruista es aquella (
persona que se ofrece para ayudar a alguien sin pedir ni esperar nada a cambio.
,,De poco
servirían ésta y otras conmemo¡acione§, por solemnes y emoüvas que sean, si Perono todos los comportamientos que benefician al otro se realizan sin esperar (
nO fuéramos capaces de conectar con la irrventud europea. si no consiguiéramos trans- nada a cambio, ni siempre es tan sencillo conocer las motivaciones que mueven
mitirle lo esencial de utra experiencia de lucha contra el mal radical que el nazismo en-
a una persona a beneficiar a otra: ¿por qué ayudamos a una persona mayor a re-
carnó históricamente. Tlansmitir lo e§€ncial para a¡rdar a dicha iuventud a orientarse en
las luchas de hoy contra la purificación étnica y los fundamentalismos de todo tipo. Para coger la cartera y, en cambio, no lo hacemos con alguien que está en estado etíli-
(
ayudarle a descalificar todas las ortodoxias, excluyentes, del pensamiento correcto." co?, ¿por qué apadrinamos a niños y niñas del Tercer Mundo?,
¿por qué nos
hacemos voluntarios de la cruz Roja?, qué habitualmente no ayudamos a (
forge Semprún, F,l Puís, l0 de abril de l})5 ¿por
personas que están en el suelo con apariencia de ir drogados?, etc.
El sentimiento de utilidad, la mejora del estado de ánimo, la relación de po- (
Una manera contundeñte de reducir la violencia en el nlundo seria ablir un
debate para cuestionar las contradicciones que hay entre el tratamiento que se der que se establece, el reconocimiento social y una larga lista de aspectos simi-
(
lares que henefician al donante hacen difícil discernir entre lo que
da a la violencia institucional y a la violencia común. es un acto de
(

(
(

( l¡¡l¡{h¡..n¡1 J h tAn('lt'8r¿ ro(irl (i¿l'ilul(' lll ¡¿ n¡ltr¿c.iór¡ s({i¡l

( altruismo Bllruino y lo quc scr¡a sinrplcmcnte un c(xllpottanlicnt() ()ricntad() cr(jencia que lray dcternr¡¡rantes hercditarios que explican el comF)rtarn¡ento
hacia cl otro. l)or l() tanto, la dificultad may(,r a la lx)la de cstudiar el c(mrpor- en las rclaciortcs intcrpcrsonales.
(
tamicnto altruista reside ctr conocer la intención rlel tl<lna¡rtc. l)()r csta raz(;n, Campbell, illvcstigador que trabaió con este tipo de plantcamiento teórico,
cn lugar dc hablar dc altruisnxr hablaremos de acción social p()sitiva o bicn deficndc la idca dc que cl comportamienlo prosocial asegura la continuidad de
comportamiento prosocial, quc hace rcfcrencia al comportamietrto clirigitlo a la espccie y dc quc, por lo tanto, cs un comportamiento favorccido por la sclec-

beneficiar a otra persona, indePcndicntcmcnte dc si hacerlo comporta una rc- ción natural. Quctla claro, pues, que cons¡dera este tipo de comflrtamicnto
comp{rnsa en si mismo. biológicamcntc dcterminado, cuando menos, condicionado.
A pesar de ser una tesis s()bradamente compartida por bastantes teóricos de
esta misma ()rientación tcórica, muchos otros la rechazan (incluyendo el propio

2.1. V€rsiones sobre el comportamiento de ayuda Campbcll en etapas posteriores de su trabaio). Ul argumento es que si las perso-
nas más prosocialcs [x)ncn en peligro su vida para beneficiar a los otms miem-

F,lcrimen de Kitty Gcnovese desencadcnó un Sran número dc investi8ac¡o- hros de la cspecie, aumenta la probabilidad de que desaparezca este rasgo y se
reproduzca sin problemas el gen res¡ronsable del egoÍsmo y la autosuficiencia.
nes interesadas en comprender los procesos que dcfinen cl comportamicnto
prosocial, los factores que llevan a una pcrsona a ofrccer tl no ayuda a tltrá que
Otra propuesta desde la sociobiologia explica que el comportamiento pro-
social sólo va dirig¡do a favr¡recer la supervivencia del grupo familiar, es decir,
Io necesita.
la supervivencia del gen altruista. Esto explicaria, por eiemplo, el porqué del
han sido plantcados desde perspect¡vas muy divcrsas que con-
Estos estudios
autosacrificio en pro de Ia supervivencia de un hiio.
ducen a concepciones diferentes de la acción social positiva y, por lo tanto, tan)-
bién a resultados dive¡sos e inclust¡ contradictorios.
A continuación veremos manetas diferentes de concePtualizar cl conlPorta-
2.1.2. Versiones basadas en las teorías dcl refuerzo
miento prosociat. Por otro lado, hace falta que en el eiercicio de conocer quién dice
qué, se haga el esfuerzo de tener presente que las cosas no las p<ldemos conocer tal
Existe otra serie de ¡nvestigaciones y elaboraciones teóricas que sefundamentan
como son, sino que las conocemos por medio de esqucmas, marcos tcóricos y con- en e[ paradigma conductista, es decir, en l¿s teorías del refuerzo. t¿ teoía del inter-
ceptuales, que no solo condicionan el acercamiento al obieto de estudio, sino que cambio social es una de e[[as y se basa en un modelo expticativo economicista. Se-
son su parte constitutiva. gún esta teoúa, una persona, antes de oftecer ayuda, hace un cálculo de los costes
y beneficios que esta interacción le puede comportar, y actúa minimizando los eos-
tes y maximizando los beneñcios; ¿qué puedo ganar?, ¿qué puedo perder?, ¿qué
2.1.1. Versión sociobiológica puedo ofrecer?
Por clemplo, si vemos a un turista que se mira un plano como si se hubiera per-
Ante el intento de explicar la prosociatidad, igual que en la agresión (expli- dido y tenemos t¡empo para ofrecemos a ayudarlo, lo haremos y obt€rdrernos un

cada en el apartado 1 de este capítulo) y en otros comportamientos humanos, reconocimiento por parte det turista, y además habremos contdbuido a dar una
aflora el debate entre factores ambientales, entre naturaleza/nurtura y entre lo buena imagen de nuestra gente, habremos me¡lrado et estado de ánimo, habremos
añadido un punto positivo para nuestra autoestima, etc., todo a camt*) de una pe-
aprend¡do/adquirido. '
tá sociobioloSía, tal como indica su nombre, estudia las bases bioló8icas del queña dedicación de tiempo sin valor (dado que no teníamos prisa). §, por el con-

comportamiento social y, en este sentido, fundamenta su investiSación en la trario, tenemos priia, pasaremos de largq como si el tudsta fuera invisble
{

lntr()dr¡(( i(;r a la ¡rsieolo¡ia sor irl o l.rrilorial t,(X:


(
c. lilit()rial t,()( t6t3 169 Cal)Ítul() Ill. La inlrra(ci(i0 yf,i¿l

(
Una situaci<in muy difcrcnte scría la dc una [)crs()na quc cstá atracatrd() a ()tra I)c trxlas nlaneras, no es tan scr-rcillo com«) parc\cr porque, por e jcmplo, si vcmtls

c()n un arma blanca. Si alguicn ltl vc ¡rucde prevcr quc el costc, tant() para sí nlismtr una p(]rs()rla scropositiva en cstado avanza<lo «le la enferm«lad, y saberno§ quc sc (

como para la víctima, pucdc ser ntuy alto scgún la reacci(ln dcl atracadtlr (cosa itn- contagió prlr me«lio rJe una transfusi«in de sangre, hacrmos una valoración muy di-
(
prcvisible).'l'cnicn«lo en cuenta cl riesgo, cs muy probable quc nr.) ofrezca una ayu- ferente de si ha sid<¡ a causa de una relación sexual con una persona del mismo

da dirccta. l)odría, sin emhargtl, hacer alguna otra c()sa, como denunciar cl hcctttl sexo, en una rclación cxterna al matrimonio o por la aguia que ha utilizado para
(
en una comisaría. [s fácil pcnsar que, si avisa a la policía, probablemc¡1tc ósta llq;uc drogarse. lista informaci(ln añadida es la que define cuál será nuestro comporta-
miento c()n esta persona. otro ejcrnplo: una persona que pide dinero porque le han I
cuando ya sea demasiado tardc. Además, avisar a la policía podría comportar tener
robado la cartera y llega tarde para ir a un examen a la universidad; nos sentiremos
que implicarse en el proceso iudicial como tcstiso presencial (lo que puede provo-
mucho más itlentificados con él y, por lo tanto, será más fácil que le echemos una
car miedo a futuras represalias por partc dcl atracador), sin Contat con lo que eso
mano qut: si fucra una pcrsona nlayor, que va sucia y despeinarla.
repr(:Senta en cuanto a dedicación dc tiempo -hacer la denuncia, ir a iuicio, ctc.-). (
Por lo tanto, no sicmprc actuamos de manera empática. uno de los fact«lresque
Si a todo esto le añadim()s que el observador considera ineficaz r:l sistema iudicial,
mediatizan la empatía, es el de ra percepción que se tiene de ras causas quc provo- (
e§ razonable prever que no hará nada al relif¡ecto.
can la situación, en la que sc encuentra la persona necesitada. otro muy irnpor-
Experimento sobre el efecto de la empatía tante es la ¡rercepción de similitud entre la persona que sufre y la que está en (
en el comportamiento altruista ¡xrsición dc poder ayudar. Y rrn tercer far:tor, muy relacionado con el anterior, es
(
el sentimiento de compromiso con el probtema que afecta a la persona necesitada.
A un grupo de estudiantes, se les hizo un eierc¡cio de ponelse en el lugar «le otrc (en este
caso, rrn amigo hipotético que tiene una enfermedad terminal), y a otro, un eicrcicio dc (
pensar en sí mismos. El efecto que se constata at hacer este e jercicio de ponerse en el lugar
dcl otro es un aumento en la disposición voluntarista cuando se les r¡frece la oportunidad (
de hacer un favor a alguierr, al contrario de los que hahían hectro el eiercicio de pensar
2.I.3. Las normas sociales como reguladoras
,

en sí rnismgs. del comportamiento altruista


(
W. Thompson, C. Cowan y D. Rosenhan (1980). Focus of attention rnediates thc impact
of negative affect on altruism. loumal of Per*rulity and Sociai Ps¡'rhology,38, 291-300. En el apartado referente a las maneras de explicar el comportamiento
agresivo,
hemos visto que las normas sociales nos ofrecen una explicación interesante
so- (
otro planteamiento explicativo del comportamiento prosocial, que intenta bre la regulación del comportamiento agresivo. De Ia misma manera, las normas
ir más allá de la teoría del intercambio (basada en la interpretaciÓn racionalista sociales tienen un paper dcstacado en la acción prosocial: las (
normas que están
del proCeso de decisión), es el que proponen Batson y su equipo de colaborado- directamente relacionadas con él son la norma de responsabilidad
sclcial y la rmr-
res. Creen que para comprendcr el comportamiento de ayuda se tiene que hacer ma de reciprocidad.
(
una aproximación al tema desdc las emociones y, según ellos, plantear el com- Ia norma de responsabilidad social prescribe que las personas tienen que (
portamiepto altruista como un aspecto de la naturaleza humana. ayudar a quien lo necesita; es una de las máximas más importantes
de la tradi.
Sus trabaios exponen que uno de los motivos que puede facilitar el compor- ción cristiana y, por lo tanto, es una norma muy anclada en
nuestra cotidiani- (
tamiento altruista es el dolor empático, eS decir, la angustia que se siente al veI dad' Así pues, a veces ayudamos a alguien sencilamente porque
creemos que
a otra persgna suflir. Esta tnotivación surge de la capacidad que tenemos de po- tenemos el deber de hacerlo. (
nernos en el lugar del otro. Ver,a una persona sufrir es doloroso pala la mayoría A pesar de los efectos positivos imprícitos de la norma, hay que tener pre-
(
de la gente, y ia única manera de aliviar este malestar es ayudarla- sente que esta prescripción reproduce la relación
asimétrica entre donante y
(

(
(

( i(r Irttrtxlueciri¡t a la ¡,sicokr¡¡ia rtx ial o Ldil()rial ( I()( t7t ()U!,!,, l!. iiltffirciorr
c. l:ditorial tl(xl I
!1 s(x i¿l

( dircc- quc si n<l nos damos cucnta de


reccptor y dcscnlboca clt ulla tlcpcrttlcncia ullilate tal que puede afectar é1, tlifícilmcnte podemos actuar. l)or ot«r lado,
si n<¡s darn<ls cucnta tlc quc pasa alguna cosa, hace falta quc la intcrprctcnr«rs
( tamentc a la autoitna¡lcn del rccepklr. [)e cl16 [ablarcnttls nlás adc]antc, cuan-
adecuaclamcntc (si cs o no cs una cmergencia): si interpretamos que es una
do nos refiramos a las implicacioncs «lc scr rcccptor o reccl)tora (apartadtl
2..1).

cxpcrimcntos sobrc el papel dc la nortlta cle resptlt'rsabilidad strcial t¡frcccn


[.t-ls
emergcncia, p<ldcnros sentirn<ls responsable de ella y, si sabemos cómo, actuar.

elementos que Ilcvan a ctlnc]uir quc se actúa aplicando un ntatiz irlptlrtantc'


Sc

trata ayudar a quien lo necesita, pcro, al lnismo tiem¡rtl, evaluancltl si mercce


<Je Flgura 3.1

I la ayuda. Por eiem¡llo, en la universidad, u¡r cstuiJiante pidc a otro si, ptlr favor,
te puetle deiar l<ls aPuntes porque se los han robado. Si le ha visto siempre
cn cla-
( se, segutamente le creerá le deiará sin problemas sus apuntes' En cambio' si n<l
i
le ha visto nunca, pensará que si no krs tiene es p()rque no los ha tenido
nunca y
I que un ,'fantasma" así se aproveche de los estudiantes que se cs-
que no es iusto
a una
fuerzan y trabaian. Por lo tanto, considerará que no hay que haccr cste favor
persona que no ha hecho nada para ganárselo.
( Con respecto a la norma de reciprocitlad, prescribe que hay que ayudar a
quien nos ha ayudado prcviamente. Por lo tanto, quien rccibe sin clfrecer nada
(
a cambio, en según qué circunstancias, está rompiendo una norma sobrada-
mente compartida. Esta norma puedc crear una relación tensa provocada
por el
tlisminuye hasta que
sentimiento de deu«la que se genera en el receptor, que no
siente que ha actuado recÍprocamente.

2.1.4. Elmodelado

que pro
Finalmente, otra manera de explicar el comportamiento prosocial es la
pone la teoúa del aprendizaie social, teoría que ya hemos comentado al hablar
de A lo largo de este pr(xeso intervienen (o pueden intervenir) muchos factores
ante- que mediatizan el comportamiento resultante. Los más destacados, y sobre los que
comportamiento agresivo. El modelado, tal como hemos visto en el apartado
se ha generado más investigación, son los siguientes: la presencia de otras personas
rior, tiene un papel importante en la adquisición de patrones de comportamiento'
en la situación, los recursos de los que se dispone (y que se requieren) para ofrecer
ayuda, las característ¡cas del receptor y el sistema de creencias del donante.
2.2. Fac(ores que mediatizan el comportamiento de ayuda

y Darley, se da después de una 2.2.1. l-a presencia de otras personas en la sltuación


El comportamiento prosocial, según Latané
ayu-
serie de fases de toma de d€cisión. Tal como exponen estos autores, oflecer
uno de los factores que mediatizan de manera más decisiva la acción social
da en una situación de emergencia, representa todo un proceso que implica
una
incidente, ya positiva ante uña emergencia es la presencia de otras personas en la situaeión.
serie de decisiones. Primero de todo, es necesario darse cuenta del
(

Irt{rotluccirllt ¡ lJ ¡5ic()l()8ia s()(ial !) []Jit()ridl t J()( t/.t (lapitr¡l() lll.


!) Lditorial tl(X; 172 Ia i¡lttr¿cci(nr s(\¡al

(
Un eicmpltl rcal (cntrr3 rnuchos otros) es cl cas() clc la niña marr()quí quc se aho- una Sl an su¡rcrficic dificultalla este proccso <ic dcfinición colectiva de la situaci«in;
en un lusar cl<¡ndc la ¡¡cnte hubiera estaclo más cerca los unos tle los otros hahría (
gó ccrca dc llottcrdarn ante un montón dc gctrtc prescntc.
Se¡;ún l.atané y Darley, [l
primcro quc harcrnos cs mirar cuál cs la rcacción de sido más fácil.
(
krs otros que están prescnciando kr misnro quc llgsotros, c()n la intencirin dc b) El rcqucrimicnto dc muchas pcrsonas para poder hacer una intervención
constatar que la intcrprctacií¡n (luc nosotK)s hace mos dc e[]tl coillcide con la que exitosa; ¡xrr ejcmplo, quc para podcr salvar a la niña, hubiera habiclo quc hacr:r (
haccn los otros. Si nos()tr()s vem()s que la Iriña Srita "¿auxitio!, ¿auxilitl!", n()s Ix)- una cade na humana para accetlcr al lu¡;ar cloncle se ahogaba.
ncmos en alerta para ver qué pasa; pero vemos quc la Sente que l0 mira n() parecc
preocupada p,or los Sritos, por lo tanto, pensaremos que no cs una situación de Difuslón de responsabilidad
emergcncia tal como a nosotros nos había parec¡do. "cua¡rtl«r hay un espcctador de la ernergencia, cualquier ayuda tiene que p«rvcnir
s<ik>
si de todas mafleras, a pesar de ver que bs gritos de la niña desde tlcntro del la8o de é1. Aunque pu«Ia clegir ignorarlo por p«rpio interés, o dcscar ,no verse Lnvuelto en (
son desesperados y a pesar de no tener claro que aquello sea sólo un simple iuego, elkr', ctralquier prcsión para que intcrvenga se dirigirá solamente a é1. cuando hay va-
rios observadores pres('ntes, en cambio, las presiones para intervenir no se dirigen a
es difícii que tomemos la decisión dc hacer algo por miedo a hacrcr el ridículo, ¡lr ningún observador detcrminado. En lugar de cllo, la responsabilitlad por intervenir se I
lo rlue acabamos atribuyendo !a preocupación a nuestros atributos disposicitlnales comparte cntre todos los espcctadores y no se dirige a ninguno detcrminado; como ie-
(proceso atribucional que veremos con más profu¡didad en el capítulo lV): cs dccir, sultado, es menos probable que ayuden.,,
al hecho de que somos una [rcrsona sufridora y no a que la situación es una cnler- ll. I¿tané y J-Darley (19/4). Detcrminantes srxialcs de la intervcnción «lel espectarlor. Ln I
Sencia y nadie se da cuenta de ello o no quiere darse cuenta de
ello"' J. R.
'lorregrossa (comp.), 'l'eoría
e investigación en la psicotogía social acttul (pp.26l-27 4).
Otra consecuencia que tiene la presencia de otra Sente es que la responsabi- Madrid: IOP. (
lidad se diluye entre los presentes y, por lo tanto, cuantas más personas haya,
menos responsabilidad "sentida" se tiene. Es fár:il pensar, cuando hay mucha (
2.2.2. Recursos disponibles
8ente, que alguien ya debe estar hacien«lo algo, que alguien interviene;
tl bicn
(
qtre, habiendo tanta gente, uno no t¡ene por qué Serltirse más comprometid<-¡ ni
Los ¡ccursos que el donante o la dnnante cree que puede ofrecer tienen un
más responsable que los otros. En el eiemplo que comentatnos, sería fácil pensar (
papel destacado en el proceso cle decisión tle la acción social positiva. qué
que por allí cerca están los padres de la niñ¿, que son quienes se tienen que pre- ¿A
recursos nos referimos? Por ejemplo, el tiempo; si no se dispone de tiempo, es
que se ahoga) y, en caso de que no estén,
ocupar por ayuclarla (si lo que pasa es (
muy probable que, ante una situación de emergencia, no se ofrezca ayuda.
no tenemos nosotros más responsabilidad que la persoua que tenemos al ladtr
ánimo del donante es otro factor relacionado con el comportamien-
El estad<¡ de
(
! no parece dispuesta a hacer nada.
to de ayuda. Por una parte, puede tener un efecto claro sobre la motivación para
efecto provocado
¿Cómo se pdría evitar que hubiera tragedias debidas a este ofrecer ayuda, pues parece que, habitualmente, estar de buen humor facilita (
el com-
por Ia presencia de mucha gente en la situación? I-os factores que posibilitarían evi-
portamiento prosocial (aunque se puede dar iusto lo contrario, según como se in-
tar los efcctos que se derivan de la presencia de otros (identificación de la situación (
terpreta el propio estado y la situación que pide intervención). por
otra parte, se ha
de emergencia, miedo al ridículo y difusión de responsabilidad), o bien la maneta
observado también que la acción social positiva puede afectar el
estado de ánimo. (
que permitiría desbioquear el comportamiento prosocial en una situación así sería:

El buen samaritano (
La ¡-rosibilida<i de cdmunicación entre las personas observadoras, cosa que
a)
permitirÍa una identificación colectiva adecuada de la situación. En nuestro eiem- "From Jerusalem to Jerico: A study of situational and dispositional variables in hel- (
plo quizás se podría hablar de que el hecho de que la gente estuviera dispersa en ping behavior ." Ioumal of Personality antl social psychology, 2z rñ-rog. En este ar-
,
(
(
l7.l llltKxru« iorl a la ¡rsicttlo¡ia strial s) Edit()rial ( I()( 175 (ia¡ritrrlo lll. li i¡ttcra(iul s(ri¿l
( .c, f.ditr¡rial ( )O(.

( tículo sc cxponcn krs resultatkrs tlc una investiSaci(ifi quc


(üserva c(ilno pe rs()uas inhihcn la acci<in xxial ¡xrsitiva. t¿ única ¡nancra de evitar cste tip<l de t:t'ccto, pucs,
ayucla cuan-
especialnrente scnsibitiz-adas por la gcntc ncccsitada pucdc n() ofrcccr es aurncntar la inf«rrmacirin sobre las causas dcl parJecimicnto de la víctinla.
( do considcran qtle no dis¡roncn dc tiempo.

( J. M. Dartey y D. O. tlatson (197.t) 2.3. ¿Qué puede implicar el hecho de ser receptor de ayuda?

casi tr¡do cl mund«l c«lincidiríam<ls en opinar que recibir ayuda cuanclo se


( 2.2.3. C.aracterísticas del receptor necesita siempre se agradecc. A pesar de todo, como ya hemos expuesto al ha-
blar de las normas, rrr:ibir ayuda nos pucde hacer sentir en deuda con el donan-
I te y estc sentimicnto puetlc provclcar tensión, una tensión que sólo se puetle
otro de los aspectos que pucden motivar el comportamiento prosocial es
que ayu- reducir cuando se pu«Je actuar de manera recíproca. De aquí viene, seguramen-
( el atractivo percibido de la persona necesitada. Así, es más probable
y te, el dicho popular "es mejor dar que recibir"; si, actemás, consitleramos lo que
demos a aquellas personas que nos parecen atractivas, simpáticas amables
de las hay implícito subyacente al hecho de recibir (necesitar) y al de dar (tener para
que a alguien que nos parece desagradable- Paradóiicamente, la mayoría
atracti- ofrecer), recibir ayuda puede tener un impacto negativo sobre la autoestima y el
personas necesitadas de ayucla son las que son percibidas como menos
bidireccio- autoconcepto de la persona ayudada (necesitada, inferior, no autosuficiente), si
vas. En algunas investigaciones se ha constatado que es una relación
habitualmente se rep¡te esta relación con ella.
nal, es decir, no sólo es la "coincidencia" de que las personas menos atractivas
También sabemos que hay gcnte que ofrece aylda, pero que ro que hay detrás
son las más necesitadas, sino que, además, las más necesitadas acostumbran
a

ser percibida-s como menos atractivas (e[ cuento de la Crnicienta


Io ilustra per- de esta interacción es una manipulación de la persona ayudada. volviendo al eiem-
plo de chiapas: la gente que se muere de hambre y por falta de atención a sus ne-
fectamente).
Ia hora
También se ha podido observar el efecto que tienen los estereotipos a cesidades básicas ha sido repetidamente manipulada por la gente del partido que

de ofrecer ayuda: por eiemplo, mucha Sente presupone que las muieres acos- están en el poder. [a manipulación consiste en darles un bien material simbólico

a necesitar más ayuda que los hombres. Por eso, en una situación
en (por ejemplo, dos polluelos) a cambio de votar a favor del partido dominante (e:
tumbran
laqueunamuiersolicitaayuda,esfácilque,reproduciendolosestereotiposy decir, a cambio de perder la libertad de voto, obligados a apoyar al sistema quelos
a ofrecérsela'
las relaciones de poder, un hombre no ten8a muchas dificultades oprime).

En cambio, es muy difícil que se dé una situación inversa


(no se espera de un Por eso, muchas veces las personas necesitadas evitan pedir ayuda. siempre

hombrequepidaayudaaunamuier,inclusosepuedeüvircomohumillante). será más fácil recibir ayuda si se atribuye la causa de la necesidad a factores
ex-
ternos en vez de personales.

2.2.4. Slstema de creencias

Atribuir la responsabilidad de su situación a Ia persona necesitada de ayuda


es
3. I^a atraccién interpersonal
con su hipótesis del
un factor decisivo para el comportamiento altruista. [.emer,
uno
mundo iusto, afirma que las personas tenemos una tendencia a creer que cada
que tiene y tiene lo si la psicología social se ha interesado especialmente por el estudio de la atrac-
recoge lo que ha sembrado, es decir, que cada uno se merece lo
plocesos que ción es por el poderoso papel que tiene en nuestras vidas:
que se merece. Esta interpretación de la situación es importante en los ¿por qué nos sent¡mos
(

liltr()dr¡ccior¡ a la ¡rsiurlttgia strial O t:d¡l()rial tl(X:


(
O l:ditorial t I()(: I t-t¡ t77 (2t¡itrlr) lll. I¿ iltrrdcc¡(nt sr)ei¿l

(
atraítl<ls lx)r ullas pers()tlas y n() p()r ()tras?, ¿c¿)mo cmpiezan las rclacitlncs?, ¿quó
Ia cxposición c«¡ntinuada incrementa la atracción
(
tienen cn c()mún las pcrstlnas con las quc tcnemos rclaciones afectivas?, Son al- Zaitxlc, crl tlll cxf)erirncnto, constatí)
cstc hcchc¡. Se tratatra de
¡redir a unos cstudiantes
gunas dc las muchas prcguntas quc han nx)tivado un rnont(in dc investigackltrcs. quc cvaluaran las fotografías de una gentc dcsconocida.
Del montón de fotografías quc (
lgual que la agresiviclatl y el altrui.smo, la atfacción pucdc tcncr tliferentes sc mostraban, habia que cstaban repetitlas y otras que soloaparecían unu ,oiu vcz. l¡ls
rcst¡lta«Ios c()nstataron quc las fot«lgrafías que aparecieron
lecturas. Así pues, hay estutli<ls quc consideran la atraccií11-l c()mo un fcnómeno vakrradas nrás ¡xrsitivamcnte quc las quc aparecieron menos.
con más frecuencia fueron
(
quc Se puede cxplicar a partir «Je prtlccs<ls soci()biolóSictls; hay otros quc postu-
lan que, como otros tipos de rclacioncs, se aprende mediante cl modclado; tam- (
bién hay trabalos que lo cxplican a partir de la teoría del intercambio (costes y 3.1.2. El aspecto físico
beneficios de las rclacioncs) y otros quc se tefieren a la regulación sobre la base
tje las normas sociales y otros significadOs socialmente compartidos. (
El fact«¡r dcl aspecto físico es relativo, ya que los cánones «le belleza varían
mucho de una cultura a otra: mientras que en alguna cultura estar gordo se con-
1
sidera deseable, en otras se considera todo lo contrario; mientras que en
3.1. Factorcs que mediatizan la atracción unas
épocas se haccn sacrificios para oscureccr la piel, en otras se han hecho para (
evi-
tarlo. Pero, en una cultura determinada en una época determinada, los estánda-
La nrayor parte de los estu{ios psicosociales, sin eml)ar8o, sc han centrado res de belleza son sobradamente compartidos y son un elemento (
clave para el
en analizar los factores que mediatizan la atracc¡ón interpersonal entre hombres fenómeno de la atracción interpersonal. En muchos estudios se ha constatado
y muieres y no entre personas del mismo sexo, por un claro sesgo machista' En
(
que el aspecto físico es central a la hora rJe predecir la atracción interpersonal.
pocas palabras, y resumiendo las aportaciones de todos cstos estudios, se podría Pero los efectos del aspecto físico van mucho más allá del simple
acercamien- (
decir que Ia atracción hacia otra persona está mediatizada por la proximidad, el to de las personas. En una investigación se observó el impacto del aspecto
físico
aspecto físico, la similitud y la complementaricdad personales, y la estima, entre en la impresión general que ofrece una persona a otra. se ofreció a dos grupos (
otros factores. de chicos estudiantes un escrito con la foto de la autora (supuestamente una es-
(
tudiante): en uno de los grupos ra foto era de una mujer muy atractiva (según
sus estándares
culturales de belleza) y en el otro era de una muier no agraciada (
3.1.f. I^a proximidad (también según los estándares culturales de belleza). [a mitad
de cada grupo,
además, tenía un modelo de escrito diferente: uno era una buena
composición (
Se ha observado repetidamente que la proximidad geográfica está directa-
y el otro era un texto bastante pobre. Los suietos de la investigación
tenían que
valorar el texto. Aunque se valoró más positivamente el texto (
mente relacionada con la elección de la pareia. L,n otras investigaciones se bueno, se valora-
ha constatado que el sencillo hecho de ver repetidamente a una persona lle- ba más positivamente el que iba con la foto de la muier atractiva.
(
va a familiarizarnos con ella, y esto hace que aumente Ia atracción. ¿Por qué?
Unas de las explicaciones es que estar cerca de una persona desconocida ha- (
bitualmente Crea activación física, cosa que crea incomodidad, tensión. Esta 3.f3. I^a simititud
(
activación se reduce a meaida que la persona va deiando de ser desconocida'
Así, la proximidad facilita que aumente la exposición y, por lo tanto, Ia fa- El tercero de los factores que hemos nombrado es la similitud.
observamos (
que, habitualmente, nos sentimos atraídos por aquellas
miliaridad, que es la responsable de la sensación de atracción' personas que son simi-
(

(
5()eial a) Ildil()rial (,(X 17.) (:al)itul() Ill. l¿ inleracciór¡ social
l7t{ llrtr(xlucci(irl a Ia
,§r l:dit(,r¡al tJ(X

más atracci«in' Una dc esta incstabilidad sc delte tant<l a fact<lres internos de la relación como a factores
larcs a ntlsotros; es clccir, cualltas más cosas cn común,
que conoccf Scnte quc tcnSa que actiran dcsdc cl cxtcri<¡r (oportunidades difcrenciadas, personas de l<-¡s alrc-
las cxplicackrncs quc sc ha clado a cstc hccho cs
hace sentir que nuestras dcdorcs, etc.). I.os factrlrcs internos más inrprlrtantes son, por una partc, la difi-
opinioncs y cstitos dc vitja parecidos a ltls Ituestros nos
y sentimos idcntificados cultad de encontrar un equilibri<) cntre el vínculo que se tiene con el <ltro y cl
opckurcs también son válidas para otras personas, nos
dese<¡dc aut<lnomía, y por la otra, cl equilibrio entre el deseo de estabilidad y,
con ellas.
lo c()ntrario, al mismo ticmpo, tlc cambio. H vaivé¡r provocado por estas tensiones internas,
otras invcstigacioncs, sin embargo, han constatado iustamentc
que a las personas nos gusta sentirnos únicas e irrepetibles,
y, p<lr lo tanto, no nos iunto con las alternativas cxtcrnas, son las razones por las que la mayor parte
que trabaia c«rn la de las rclaciones varían c inclusrl rompen su curso.
gusta parecerntts a la otra gente. Hay, pues, una línea teórica
de ras- Alargar al máxirno la fclicidad y la satisfacción en el curso de nuestras rela-
hipotesis «le que las relacioncs se fundamentan en la complementariedad
ciones a largo plazcl es una expectativa que también está definida desde un pun-
gos o habilidades.
to de vista sociohistórico. Aunque es una cuestión muy difícil de solucionar, los
Estasdosposturasteóricas,aunquesonaparentementeincompatibles'son
y en qué se basa investigadores destacan unos cuantos aspectos que son contingentes a la evolu-
predictoras de la atracción; torJo depende de cuál es la similitud
que sea dominante se sentirá especial- ción de estas relaciones:
la complementariedad. Así, una persona
que le guste hacer excur-
mente atraída por petsonas sumisas y una persona a la
a) La capacidad de comunicación que tenga la pareia, especialmente en re-
siones se sentirá atraída por una persona excursionista'
ferencia a cuestiones relacionadas con la propia relación. Si no hablan para re-
solver problemas de la relación, ésta se deteriora con bastante rapidez.
3.1.4. La estima b) La <listribución equitativa en todos los aspectos posibles que afecten a la
relación: el trabajo, la responsabilidad de las tareas domésticas, et poder de de-
El último de los factores que hemos mencionado es
la estima. Muchos teóricos cisión, Ia expresión del afecto, etc.
la atrac-
opinan que éste es uno de los factores más importantes que mediatizan c) El sentimiento de unidad (nosotros) por encima del de individualidad (tú
nos atraen las personas que sienten y muestran estima
por nosotros' Ya des- y yo).
ción:
que nos rodean' [a
de muy pequeñas, las personas las buscamos en las personas d) La negociación explícita de las normas que regulan la relación.
de uno mismo, ya que
estima es un elemento muy importante para ta definición
valora a sí mismo en Ia medida en la que es valorado por los
otros; "yo me .+Las causas a las que se atribuye el fracaso de la mayor parte de las relaciones
uno se
deCir que Soy apre-
veo tal como me ven los otros: si los otros me aprecian, quiere son el aburrlmiento, el deseo de independencia y las diferencias en cuanto a
ciable" (esto conecta directamente con el punto 5'1 del capítulo
Il)' la necesidad sexual.

3.2. I^as rplaciones a largo plazo entre hombres y muieres 3.3. Procesos interpretativos
I

Ennuestracultura,habitualmente,paraquelasrelacionesSeConvieltanen I

de estas eta- t- La atracción interpersonal es una sensación que se construye en las relaciones-
íntimas, siguen unas etapa§ de acercamiento progresivo' Después
y varía en los diferentes
contextos culturales. Por lo tanto, como hemos destacado
largo plazo raramente siguen una evolución li-
pas, las relaciones planteadas a
que anteriormente, los procesos interpretativos tienen un papel básico en ello.
neal, sino que van pasando atübaios. Algunos teóricos han argumentado
(

(o tdit()rial (,()( IUo IIt11)dr¡L( i()il a lJ Psic(,lo8ia s([ial (c,) ldi(or¡al t,()(:
(
l8l (:apituk) Ill. l.a iilleraccióu Íxial
(
3.3.1. Interpretación de la activación fisiológica son los c<lntportattticnttls cspcraclt)s cn una situación
tletcrminada, cl significa«il
de sctún quí'gest<ls, las c«lnsccucncias trc l.s c.mportamicnt,s, (
ras cstratcg¡as
com[x)rtamcntales, ctc.
Sc ha constatado r¡uc la activación fisiokigica será intcr¡rrctada tle acuerd<¡ (
Iil cspaci«l que scpara a dos pcrsonas que están
con el contexto en el quc sc expcrimcnta: si está en una situaciíln dc dcbate, i.teractuand<) es un intlica-
dor del tipo dr-' rcración quc ticncn. Cuand. cr.s pcrsonas
atribuirá la activación al cnfado originado por la discusión; si sc cncucntta una no se conocen man_
tienen una distancia (que se «refinc difcrenciarmente
persona "atractiva" (según los cstándares culturales), pucclc intcrprctar que en cada cultura) muchr¡
mayof que dos pcrs.nas quc tienen una rcración (
siente atracción por esta pcrsona. muy próxima. si alguien se
ácerca a una pcrsona más ailá «-re ro <¡ue se prxrría
csperar por er tipo de reración
que tienen, cs muy pr,babre que huya dc esta
El amor: una activación etiquetada situación que percibe como una
violación de su es¡taci«r personal.
En un experimento realizado en el n<.¡rte de Canadá se hipotetiz(l quc un aumento en
(
,.ü-La oricrntación-construccionista .rjefi¡rd ras relaciones
la activación fisiológica, scgún cl contexto, podía ser interprctado como una sensa-
amorosas (la atrac-
ción, el amor romántico, ras relaciones sexuares, etc.)
ción de atracción. [,a activación fisiológica se producía cuando el suieto experimcntal como una construcción (
atravesaba un puente colgatlo a 75 metros dc altura, quc cruz.aba unos rápidos del río,
que varía a lo largo del tiempo y entre las cliferentes
culturas. Así, en nuestra
en el cual sólo se podia sostener por los cables qur: había en los lados al nivel de los cultura el ferrómeno de ra atracción no se puerlc desligar
,le ros procesos de
brazos. A otros suictos cxperimcntales se les hacía cruzar el río por un puente a 4 me- identificaciri¡r de ¡;éncro, los estereotipos de géncro,
las actitucles reraci.nares
tros de altura, muy estables y seguros, y por donde las aguas baiaban tranquilas. Una (
entre géneros, etc.
vez cruzado el río, se acercaba a cllos una chica atractiva (según sus cánones cultura-
les) y se presentaba como una investigadora que estudiaba los efectos de la exposición A lo largo del proceso «le sociarización, interiorizamos
el sistema de signifi- (
a panoramas atractivos. La única cosa que tenían que hacer era rellcnar un cuestio- cados compartidos de nuestra curtura y nos convertimos
en muieres y hombres
nario y ella les facilitaba un teléfono por si querían cualquier aclaración sobre la in- de los que se tienen expectativas diferenciaclas
vestigación. Esta llamada telefónica e¡a u¡r indicatlor de la atracción experimentada en cuanto a los gustás, las acti- (
por los suietos: los resultados confirmaron que los suietos que habían cruzado el
tudes y los r:clrnportamientos. En las relaciones interpersonales
se evi.encia
prrcnte más alto y que, por lo tanto, habíar-r expcrimentado un aumento considerablt todo el peso del aprendizaie cultural diferenciado (
v se reproducen las prácticas
de la activación fisiológica, llamaron en un potcentaie signiiicativamet¡te más eleva- de dcminación patriarcal.
do que los que pasaron por el puente más seguro y baio. (

G. D. Dutton y A. R. Aron (1974). Some evidence for heightener scxual attraction under
conditions of high anxiety. loumal of Personality and Soc'nl Ps¡rhology,30, slG5l7.
I
(
3.3.2. Construcción social de la atracción y de las relaciones (
interpersonales
(

i,a exposición continuada a modelos (personaies de la televisión, protagonis- (


tas de novelas, personas próximas a nosotros, etc.) nos aporta una ¡mportante irl-
formación relativa a las r8aciones interpersonales en general y, concteta¡nente, (
relativa al sistema interpretativo de las relaciones amorosas: aprendemos los es-
(
tándares de belleza, a atraer y a ser atraídos por otras personas, a conocer cuáles

(
Iiltr()due(i(i¡l a l¿ so( ial O llalilorial Ll()(: l8l (;al)ítuli) lV. Nat(raleza y organizac¡ótr.
c lilitori¿l tl()(l 182

Conclusiones Capitulo IV
Naturaleza y organizacién de las actitudes
Cristina l'allí i Monguikxl y t.uz Ma. Martíncz Martíncz

Introducción
como hemos visto a lo largo del capítulo, las diferentes relaciones que csta-

blecemos en nuestras prácticas socialcs se pueden explicar de muchas maneras, En estc capítulo nos acrrcaremos a un concepto que ha sido clave para la psi-
aunque las lecturas más sobradamente c'ompartidas en la vida cotidiana scan las cología social: el concepto de ttctitud.l'odos/as tencmos una idea de sentido co-
instintivistas. mún sobrc qué son las actitudes cn nucstra vida cr¡tidiana, pero esta idea no
A lo largo de los tres temas del capítulo hetnos procurado incidir en la idea
siempre coincidc con el rntido más técnico que se les ha dado en psicología so-
que
de que las reiaciones no están cleterminadas por la naturaleza humana, sino .:

cial, y es a estc último scntido al que nos aproximaremos en este capífuIo. A me-
éste es uno de los muchos relatos posibles, y de cada uno de ellos derivan unos
nudo, las actitudcs han sido conceptualizadas como una predis¡rosiciln a acfinr
efectos diferenciados.
hacia un obieto de una dcterminada manera. Y entendidas así, como veremos,
Así pues, en el apartado de la agresividad hemos visto diferentes explicacio-
han permititlo partir del supuesto de cierta coherencia entre el pensamiento, las
nes sobre el comportamiento agresivo y, además, hemos evidenciado la
comple-
emociones y la acción de las personas. En otras palabras, las actitudes han posi-
los procesos interpfetativos que
iidad del tema, especialmente sobre la base de
bilitado a la psicología social conceptualizar teóricamente la relación entre lo
intervienen en la identificación de los compoftamientos agresivos, especial-
que la gente piensa, siente, dice y hace.
mente afectados por el punto de vista de quien los iuzga (el actoi, la víctima, el
De todas formas, y «lmo quedará claro a lo largo del capítulo, no hay una ma-
observador, etc.).
nera única y homogénea de entender las actitudes, sino que este concepto ha
En el apartado siguiente, hemos hablado de los factores que mediatizan el
cambiado a lo largo de la historia de la psicología social segúrflas diferentes ten-
comportamiento prosocial, como también de los diferentes procesos interpreta-
que dencias teóricas y las preocupaciones dominantes del momento. sin embargo, a
tivos que intervienen en el proceso de toma de decisión ante una situación
pesar de los desacuerdos, hay cierto consenso sobre algunas de sus características
requiere una intervención.
básicas, como por eiemplo sobre su carácter mediador, sobre la importancia de los
Finalmente, también hemos presentado la atracción interpersonal como un
fenómeno cultural sólo comprensible desde los significados construidos y com-
aspectos afectivos y sobre su vinculación con el comportamiento.
partidos de una sociedad determinada. otra característica clave de las actitudes será su poder de vinculación entre el
mundo personal y el mundo social: las actitudes pueden ser vistas como una con-
El obietivo principal, en definitiva, ha sido mostrat el contexto sociocultural
como una'pieza clave para comprender las relaciones interpersonales. seüzación del pensamiento grupal en la persona. Serían, pues, un punto de en-
cuentro entre la psicologÍa y la sociología, un concepto plenamente psicowial.por

¡ e§o, uno de los obletivos del capítulo será recontextualizar las


actitudes como li-
gadas a los
grupos y a las relaciones de poder entre grupos, es decir, presentarlas
como una producción colectiva que variará según los valores
culturales, y mostrar
(
c) Edit()rial tl()( I84 Ir¡trrxlr¡et irirr a la ¡rsi«rlogia rt{ial lcr lldilori¡l l,(Xl (
I ri5 (-dl)itulo IV. Naturalcza y orgarriza<.itin...

(
así cuál ha siclt¡ c[ papel que han lugarJo en la disc¡pl¡na y cn l()s proccs()s dc rc- la actittlcl, cn
vcrsititl ¡rrcd«lminante dc la cliscipli¡a, ha
la
sid«,¡ entcnclicla c,m<l
producci(in s()cial. una pretlis¡xlsici<in intcrna clcl incliviclucl. Y como po«lrcmos (
la nrancra .e con-
ver,
lin cl capítukr II hcmos visto que considcrar la identidad desclc una pcrspcc- cebir csta prcdisposicirin ha id«r variancl«r: a mcnurlo
se le ha dado un carácter afcc-
tiva psicclsocial -a difcre¡rcia dc haccrk¡ desde una psicokl¡;ista o sociol<lgista- tiv,, penl también c«rgnitiv, y c,nductuar. r)ero en trxro (
caso, las actiturres sc han
nos propclrci()na una bucna r¡casirin para cntendcr c<imo e l indivi«lur¡ y la socic- mantcnid. como c()nccpto claramcnte i¡rdivicruar, no
han arraigacro en u.a crimcn- (
dad sc confornlan mutuanlente t:n un pr()ccso constitutivo cn el cual las catc- sión vx'ial. lskr vc crarame ntc cn las a¡x_»rtackrnes de,l;estinger,
se
uno t1e los autores
gorías grupalcs so¡r clave. l)ero el hccho dc accptar esta constitución mutua que más contr¡buci(i, ha teni<Jo no sorr-¡ en el (
camp<_l cle las actitudes, sino también
plantea preguntas ya quc si nuestra ide¡rtidad y manera de ser están constituidas en la psic,logía strcial gcncral (tanto es así que algun,s
lraman a los años cincuenta
por el gru¡1, ¿c<im«r es quc lleganlos a tcncr sensaciones, pe nsam¡entos y accio- y sesenta, la é¡xx'a en la quc el autor influyó
más, c,mo la ,,era ['estinger,,).
nes individualcs? l:n este capítulo nos aproximaremos a un concepto que pret'i- |cstingcr ct ct autor, c.tre otras, de ra teorÍa de ra
crlrnparación scrc.ial y de ra
samente permite esta articulación entre 1o individual y lo grupal en psicokrgía disonancia co¡¡nitiva, qre vcremos más extensame.te
a lo largo der capíturo. Am_
social: el concepto de actitud. bas te«-¡rías tienen un punto de contacto: cr hecho
<1e que la persona necesita co-
I
Las actitudes han sido un tema estrella en la psicología social, un tema pre- herencia y estabilidad en sus reraciones, y el t¡ue
para asegurar este equilibrio
serrte casi alo largo dc t<láa srl historia -incluso se las ha llamado "la ioya rle utilice procesos comparativcls. l)o¡ eiemplo, r_,n caso <1e que queramos saber si
la corclna". Dcl latín rtpfiis -'preparado para la acción'.-, la actitud ha estado nuestras actitudes son c'rrcctas, las compararemos
cou las cle los otros (rompara_
relacionada con la acción, con la posición y las posturas corporales siempre ob- ción social). si queremos saber si somos coherentes, (
compararemos qué decimos,
sen-ables. A mediados del siglo xvu, por ejemplo, actitutl era un término técni- qué pensamos y r¡ué hacemos, con ro que dicen,
hacen y piensan ros demás para (
co en pintura y escultura que hacía referencia a la postura del cuerpo. No ver si hay coincidencia. y si las comparacioncs
muestran discrepancias («lisonan_
obstante, hoy en día ha tomado un significado diferente, y se refiere más a la cia cognitiva), el esta«ro psicorógico de marestar que (
se origina ilevará a la persona
p<lsición de algulen con respecto a alguna cosa, a una especie de ciisposición a hacer cambios en su sistcma cognitiv,,
a fin de corregir ra discrepancia.
mental o de ánimo, ya no directamente r¡bservable, sino que tiene que ser in- cr»n, se ve en esta breve explicación, er origen <1e las actitudes (
se encuerrtra en
ferida de la observación del comportamiento. Pero conierva, cuando merios, el sistema cognitivo individual, mientras que
los grupos -o mejor dicho, nuestra
el vínculo con la acción: ciertas actitudes harán más plausible que nos com- pertenencia a diversos grupos- son considerados f
simplemente como un recurso
portemos de una manera determinada y no de otra. para comparar y alterar nuestras acciones.
En el fondo, esta concepción se basa en (
Es precisamente esta relación entre una manera de sentir, pensar y actuar lo la metáfora de lo sociar como capa de pintura
citada er¡ er capíturo r: el contexto
que intentará expresar el concepto de actitud, tal como se ha entendido en psi- social y grupal es una simpre influencia moduladora (
de la acción humana, una in_
cología social. De momento, pues, podríamos decir que una actitud es una pre- fluencia que "sóro" artera un proceso de naturareza
intrínsecamente individual y
disposición a comportarnos de una determinada manera ante una situación u mental. (
obieto social. Y precisamente, la conexión que tiene la actitud con la conducta Pero desde orientaciones próximas a ras de
Festinger, se hicieron otros estudios (
esuno de los factores que explica su éxito como concepto teórico. Porque en la que mostraban que el papel de los grupos
era más importante que una ,,simple
medida err que permiten teorizar la relación entre cómo la gente piensa, siente influencia": el grupo tenía un papr constitutivo
de las actitudes. Así, Newcomb, (
y actúa, las actitudes significaron [a promesa de ¡loder explicar el comporta- otro psicólogo sociar clásico, mostrará que ras
actitudes no se generan y mantie_
miento humano como rachcnal y lógico, a partir de principios científicos. Por nen en el vacío sociar, sino que están profundamente
vincuradas a ros grupos de
(
Io tanto, fueron uno de los eiementos que favorecieron que la psicología social pertenencia y referencia, como ya veremos
más aderante. Así pues, las actitudes
se constituyese como disciplina científica. ahora no aparecerán como individuares, (
sino como radicalmente sociales.
(

(
liltr()dt¡cciotl a la l,sieok rgia s()(ial .d l'¡il(¡rial t J( X l
q, Ld¡lorial (,(X: I lt6 I t{7 (:¡pituk) IV. Naluraleza y ()rla¡rizac¡óu..

definitiva, la tensií¡rr entrc cl carácter individual tt s<rcial de las actitudcs sc


L:n Sin cmhargo, c()[lo apuntaha Sampscln, hay otras maneras trc concebir
ras
encuentra a lo largo dc la historia tlel concepto. Comcl tlice t'dward Samps<ln, un actitudcs, c()rr)() p()r cjcmplo, c<¡nsiclcrarlas como stxiales c históricas enraiza-
,
psicólogo social crítico cotr las cclncepciones individuales dominantcs, una tradi- das en lcls grup():i y cn sus proces()s ideológicos
-y por lo tanto, inevitablemente
ción ha entendido como localizadas dcntro de la cabeza clcl indivi-
las actitudes ligadas aI ordcn s,cial. una dc estas maneras de concebirlas la proporcionan
las
duo, Con propiedacles específicas que pucrlen scr descubiertas y descritas, aunquc perspectivas discursivas, las cuales traerán con su noción cle actitud un concep-

no se puedan ver directamente sino que tenSan que ser inferidas. otra tradición, to diferentc de pcrsona. Así, micntras que la visión traclicional descansa implí-

sin embargo, las considera invenciones arraigacias históricamente, sin concebirlas citamentc en una idca dc sujcto pasivo, la persona aparecerá cn ellas como un

como una realidad en la mente que sea independiente de la sociedad que las crea agente activo c¡ue otorga sentido a su vida mediante la intcracción y relación

para sus proÉsitos particulares. con los otros.

Desde esta última perspectiva social nos pülemos volver a plantear por qué las orientacir¡nes discursivas no conside¡arán las actitudes como algo inter_
Las

actitu«les han sido tan importantes para la psicología social. Decíamos que repre- no, mental, e individual, sino como tnaneros tle hablar evnluativtts que pretenden
mostrar a los otros la posición de quien habla respecto a temáticas, a
sentaron la oportunidad de entender de manera científica el comportamiento de menudo
las personas. sin embargo, bien podría ser que la promesa de cientificidad no fuera
contrclvertidas. Básicamente, las actitudes se verán ahora conro fruto de ¡nterac_
( ciones y de la argumentación entre personas, y estrechamente ligadas
la única que traían implícitas las actitudes... Efectivamente, uno de los grandes a relacio-
nes de poder entre grupos. su estudio se aproximará a intentar entender
atractivos del concepto es la perspectlva de influencia y control de conductas indivi- el
( significado que la gente otorga a estas expresiones evaluativas y sus variaciones
duales y colectivas que comportaba: si las actitudes influyen en las acciones, me-
diante las actitudes ¡se podrÍa controlar, predecir y cambiar la conducta! Y esto
según el contcxto en el que aparecen, sin pretender una supuesta coherencia
fuera del mismo. Pcro especialmente, las actitudes se considerarán
plantea preguntas respecto a cuáles son las actitudes que vale la pena cambiar. Por vinculadas al
gru- poder constructor del lenguaie y a los valores culturales y la visión
ejemplo, si hemos dicho que las actitudes van ligadas al grupo, ¿cuáles son los del mundo
que se negocia y comparte mediante éste.
pos que deciden qué actitudes se modifican y cuáles los grupos que son obieto de
Los objetivos básicr¡s dcl capítulo son:
modificación? Esta clase de preguntas indican que las actitudes pueden entenderse
meior si su análisis se lleva a cabo en el ámbito de los conflictos de poder entre gru- - entender la naturaleza y características de las actitudes;
pos, que si se realiza en el ámbito de los conflictos cognitivos personales.
- ver la diferencia entre visiones individualistas y psicologizantes
de la ac_
Efectivamente, con la posibilidad de poder modificar actitudes y conductas, se
titud y visiones más sociares, y reflexionar acerca de ros efectos y ras con-
abrían posibilidades a Io que se ha denominado como ingeniería social: baio la apa-
secuencias sociales de cada una de estas concepciones;
riencia de cambios para "meiorar la sociedad", los cambios de actitud podían ser
- comprender los mecanismos de génesis y ras funciones
de las actitudes, e
dirigidos hacia grupos considerados diferentes, molestos o bien improductivos
identificar los procesos fundamentales del cambio de
para el orden social. De esta forma, la manera de ver el mundo (o idmlogÍa)
que actitud; cuáles son las
principales variables que influyen en er mismo y
seprivilegiaba era, naturalmente, Ia de los grupos sociales que están en posiciones cuales las principales difi-
cultades para poder conseguir una predicción
de poder, con sus consiguientes efectos de reproducciÓn social. Probablemente de la conducta a partir de las
actitudes;
por esta razón, el concepto ha sido tan popular incluso más allá de la psicología
social, llegando a convertiEie en un verdadero negocio: piense si no en
la indus- - entender el componente ideológico que las actitudes
comportan y sus po_
sibilidades de control social; y
tria de la publicidad, en las comunicaciones pelsuasivas de los partidos políticos
y sus campañas electorales, en las campañas de información y educación, etc. - corcebir el lenguaie como proceso constructor,
ligado a varores sociales.
(

c, lidit()r¡al t,(X: I8n IIrlr(xlucci(ilr a lJ Ps¡e()logia s((i¿l lid¡torial ( I()(


(
G) I89 (iapilulo I V. Natufalcz¿ y or¡gat rizaciorr...

(
l. Naturale;za de las actitudes titudes cotn¡x)rta¡l rclacio¡tcs fav<lrables o desfavorables hacia cicrkrs ubjctns
sociales. Sq;ún estos aut()rcs: (

1.1. C,oncepto (
"las actitudcs s.n cl pr.ces. tle c.ncicncia individual que <ietermina
ta activida<I po_
sible o rcal del indivitluo cn cl mundo social.,,
Si preten<liésemos comcnzar a explicar qué son las actitudes sclcccionando (
'l'h<¡mas y Znaniccki (l9lti)
una definiciótr del concepto, probablenlentc no serÍa r¡n propósito muy logra-
(
do, ya que en la literatura sobrc cl tcma se dice que podemos cnc()ntrar más de
En l,s años veinte, cr conccpt.
cre actitucr ya dominaba ra psicorogía social.
doscientas definiciones diferentes -y, cle hccho, algunos autores suben la suma
Y a p*sar de ser conccbid<¡ crc manera mentalista, la dimcnsión
cognitiva del
hasta quinientas. Ah«¡ra bien, s;ta multiplicidad no se cncuentra sinrplemente concepto -cs dccir, cl grado c. el que las actitudes influencian los procesos
de (
en el ámbitt¡ de las dcfiniciones, puesto que cada una de ellas c«rmporta tam- percepción, pensamicnto y nremrlria- será ignorada. De hecho,
a causa de ra he-
bién, además de una idea muy diferente de l«r que es una actitud, un concepto gemonía coruluctistT, durante bastantes años las actitudes
serán entendidas como (
implícito diferente de conocimiento, tle persona, del ¡nundo sr¡cial. Por eso, la una noción contluctual, t:on l. quc se verán ligadas al comportamiento, con_
meior manera de aproximarnos a las actitucles quizás sea intentar entendcr cuál ceptualizadas baj, ia noción dc tuíbito, y iin t"n", I
«lemasiado en cuenta ra di-
es su naturaleza como !-oncepto teórico, y cuál ha sido :;u historia, aun teniendo mensión afectiva que sí aparccía en sus irtroch¡ctorcs. Hasta el
retorno de la (
siempre presente que se trata más bien de una historia de desacucrdos que de psicología cognitiva no se vorverá a pensar la relación entre
las actitudes y los
consenso. procesos cognitivos (com. percepción, memoria, aprendizaie,
iuicios sociales, (
reconocimiento de cbietos, etc.). l)ero en cuanto a su componente
afectivo, éste
no será plenamente rccuperado. (
1.1.1. Breve historia La co,solidación der
«t*ept, en pslcorogia social vendrá de la mano de L,uis
Leon'lhurstone, con la pubricación en r92g de su optimista (
artícuro ,,Las acti-
tudes se pueden rneciir" y la construcción en l9z9
de una escala rle rnedición. (
Parqce que fueron William l. Thomas y Florian Znaniecki, con un volumino-
Esta contribución disipó las dudas sobre la existencia
de las actitudes, ya que ra
so estudio llevado a cabo entre l9l8 y 1920 sobre las diferencias de conducta en posibilidad de medirlas las transformó en un concepto
más tangible. El mensaie (
la vida cotidiana de campesinos polacos que vivían en Polonia y en Estados Uni- era bien claro: si las actitudes se pueden medir,
¡quiere decir que existen! y otra
dos, quienes introduieron y elaboraron el concepto de actitud en la psicología escala que también permitía medir actitudes pero (
de manera más sencilta, la
social. Para estos autores, las actitudes tienen una dimensión mental y subieti- creada por Rensis Likert en el año 1932, terminó de
ayudar en la consolidación
va, en tanto que son "un proceso de conciencia individual"; pero no obstante, del concepto. Las actitudes son (
a su vez nodejan de tener un origen social, puesto que tamllién son consi«fera-
(
das como la plasmación en las personas de los valores definidos por la sociedad "la suma de las inclinaciones, sentimientos, preiuicios, sesgos, ideas preconcebidas,
hacia un oüjeto social. Así fues, oando Thomas y Znaniecki plantean las acti- miedos, amenazas y convicciones sobre un diteiminaOo
asunto.,, (
tudes como una forma de relación o vínculo entre un suieto y urr objeto, queda
Thurstone (I929)
claro que lo que para ellos dará sentido a esta relación es el contexto más amplio (
de conexión entre los individuos y la colectividad. Y al mismo tiempo que dan A partir de este momento y durante los años treinta,
el estudio de las acti- (
importancia al carácter socíal del concepto, también resaltan el afectivo: las ac- tudes se centrará en aspectos metodorógicos
y de medida. Este será tambiéh er
(

(
(

( §) llditorial Ll()(l l90 liltr()dr¡c(i(i¡l a la Psicoktia sttial €) lidit(,ri¡l {,(X. l9l Capílulo lV. N¿trrralrza y or¡l¿ilizrció¡t...

(
momento en cl quc (i«lrdon W. Allport (19:15), uno dc los tcóricos quc lnás tla A firtalcs dc los añt¡s sescnta y sctenta, los cstudios de las actitudes sc vier«rn

trabaiadtl las actitudcs, rcformulará cl conce pto. Y c«rmo rcsultad() dc csta nuc- afcctatlos pol la crisis clc la psicol<lgía social. Ln cl ámbito general dc la discipli-
(
va formulación, y en cl contcxto fuertcmcntc psic<lto¡¡izantc que donlinaba la na, csta crisis comport<i aspcttos como los siguientes:

disciplina en la época, la actitud perdcrá el arrai¡;o social con cl quc había cn-
trado en la psicokrgía social (aquclla mcdiación dc la sociedatl cn la rclacií)n a) un fucrte cucsti«rnamicnto dc la utilidad social de la investigación en psi-
entrc la pcrsona y el objcto), y sc lc dará una dimensión individual. l)e hcch<t, colo¡;ía strcial (¡lroblcmas de relevancia);
de manera significativa las actitudcs pasan a considerarse patrones intcrnos, b)
la cvidencia dc una seric de problemas éticos que el tipo de investigaciones
pasan a ser una predisposición mental y neurológica. Para Allport, las actitu- llevadas a cabo hasta la fecha despertaban (problemas éticos): había un desconten-
des son to general respecto a los prcrcedimientos y técnicas que se utilizaban para investigar,
porquc se daba más importancia a realizar experimentaciones sofisticadas que a
,,un estado mental y neurológico de predisposición, mediante la experiencia, c¡ue
¡rreguntarse por las cuestioncr sustanciales (crisis metodológica);
eierce una influencia directiva o rjinámica en la respuesta de los individuos en todos
c) se cmpiezan a cuestionar l<ls propios cimientos de la disciplirla y el tipo de
los obietos y situaciones con l<ls que sc relaciona-"
conocimientos que sc producían, y a poner de manifiest«r la imposibilidad de ela-
Allport (1935) borar, tal corno se había pretendido hasta entonces, un conocimiento que imitara
el conocimiento proclucido e¡r las ciencias naturales (erisis epistemológica).
Pero, a partir de la Seguncla Guerra Mundial, las urgencias sociales dirigirárt
los estudios de actitudes hacia temas diferentes, más relacionados con las ne- El cuestionamiento, la duda y el pesimismo de aquella época llegan también
al
cesidades de la nueva situación. Y así, los estudios sobre la medición de las ac-
estudio de las actitudes: se considera que el estatus teórico de las actitudes es com_
titu<les darán lugar al examen de los factores impticados en el cambio de pleio y confusr-1, y que la relación entre actituti y conducta es poco evidente y no
actitud, exactamente hasta los años sesenta. Ahora encontra-
fase que durará
lineal. Pero a pesar de esta fase de pesimismo, algunos autores {ntre los cuales des-
remos, por eiemplo, las contribuciones importantes de Leon Festinger y'fheo-
tacan Fishbein y Ajzen- las recuperan desde una perspect¡va cognitiva y welven a
dor Newcomb. También será éste el momento álgido de las investigaciones dar dinamismo a su estudio. De esta manera, hay un resurgimiento de las actitudes
sobre comunicación y persuasión, por Io que proliferarán estudios acerca de en los años ochenta y noventa bastante centrado en la estructura y funciones
de los
cómo mantener la moral de las tropas o cómo crear actitudes favorables a la s¡stemas actitudinales, resurgimiento que sigue los postulados de los modelos
del
guerra, etc., hasta el punto de que esta contribución de la psicología social a procesamiento de la información. Y así, el estudio de las actitudes pasa del
énfasis
los esfuerzos de la guerra ayudará a consolidarla como disciplina útil en térmi-
en sus dimensiones conductuales al énfasis en la dimensión cognitiva de las
mis-
nos de aplicaciones sociales.
mis como estructura básica de conocimiento.
Después de esta breve trayectoria histórica, queda claro que no sólo ha habi-
un eiemplo de las investigaciones de esta época lo encontramos en los estudios de do una transformación a lo largo de la historia de la psicología social en la
ma-
Kurt tewin, un psicÓlogo alemán de orientación Sestáltica emigrado a Estados uni- nera de entender ias actitudes, sino también que este concepto se ha ido
dos en los años treinta. Lewin, conocido sobre todo por sus aportaciones a la dinámi-
ca de grupos y a la investigación-acción, estaba fuertemente interesado en loó modificando según el paradigma teórico dominante del momento, y que per-
procesos de cambio de corylucta. Durante la época de escasez causada por la guerra, manece, eso sí, como un concepto clave en la psicologÍa social desde
ali- sus inicios
estudió la eficacia de maneras diferentes de modificar las actitudes hacia ciertos como disciplina. Por eso, se podría decir, hasta cierto punto, que
mentos para conseguir que la Sente quisiera consumir margarina o vísceraS de anima-
el hecho de
seguir la historia de las actitudes es también una forma de
.les, productos poco frecuentes hasta entonces- seguir la historia de
(

(l()(l hrlr(dr¡ccio¡r a la ¡rsicoLrgia sttial


(
,!r lrd¡lorial tez e l.:dit(xi¿l t Io( leJ Oa¡ti¡¡¡6 ¡Y Naturaleza y orSalrizaci(it l.

(
la psicología social. l\)r cicmpk), enc()ntramos las siguicntcs dcfiniciortcs difc' que hay entre ciert«ls .bjetos s.cialcs y el comportamiento que gentc
la ticnc
rentes do actitud: hacia ést<ls; cs decir, ticnc u. caráctcr mediador. Frn otras palabras, (
una actitud
no cs t¡na cllsa, sinr¡ u¡la rclacirin.
(
"una manera dc ver algo con agrado o dcsagradc»." Las actitutles ticnc., ade¡nás, un carácter dinámico u orientador dc ra cc¡n_
Newccmb (1959) ducta: espcrumo.s quc la gcntc sca congruentc con sus actitudes (
a la hora tlc ac_
tuar. Iln cl ejcmpkr quc hcmos utirizado, esperaríamos que ra persona
"predisposicioncs a resgrnder a algún tipo de cstímulo con cicrtas clases dc rcsptlcsta."
mostrase
su desacuerdo con el sistcma político en el hecho de no ir votar
(
a en las elecci<¡_
Rosenberg y Hovland (1960) nes generales. [,s más, incluso rros arriesgaríamos a suponer que tampoco parti_
"sentimicnto general, permanenternente positivo «r negativo, hacia algttna persona, cipará e, otras situaci.¡les relacionadas con ese desacuerdo,
e, incruscl, c¡ut:
obieto o problema." quiá participe en mc¡vimientos libcrtarios. Así, las actitudes
nos permiten pre.
(
suponer una cohercncia e ntrc lo que decimos, pensamos y sentimos y la manera
Petty y Cacioppo (1981) (
conlo nos comportanl( )s.
"categrrrización dc un objetoestírnul<¡ a lo largo dc una dimensión evaltrativa, basada o Para la mayoría de aut()rcs,
Jror lo tanto, la actitud es una estructura cognos- (
generada a partir de tres tipos de iníormación: i) cognitiva, 2) información afe«tivaiemo-
citivo-t'mocional que ca¡raliza !a significación dc los obletos y
ciorral, y/<-r 3) inforrnación sobre las conductas pasadas o la irücnciÓn co¡rductual-" orienta el com-
portamiento hacia los obictos. (
Tanna y Rempet (1988)
(
De todas maneras, y a pesar de Ia variedad de concepciorres, hay ciertas ca-
1.1.2. C,omponentes de las actitudes (
racterísticas definitorias de las actitudes. l-o prirnero que hay que tener claro
es quc el concepto de actitud es un ú?Ísfructo teórico; es decir. no se refiere a

nada que pueda ser observado directamente, sino que es una variable interme- como era de esperar, ra farta «le consenso sobre qué es
una actitud se refreja
diaria o una estructura hipotética que se infiere a partir de conductas observa- también en una divergencia respecto de cuáles son los componentes
que ra
bles. Un eiemplo nos ayudará a entendello meior: si vemos a una persona que configuran.¿Las actitudes son ideas?
¿son creencias? ¿son sentimientos? ¿son
simples repeticiones de actos habituares, tendencias?
(
habla mal del sistema electoral, o que participa en una manifestación de re- obviamente, er hecho de
chazo al mismo, podemos deducir de estas dos acciones que no está muy bien escoger entre una manera de entenderlas u otra tiene
repercusiones, no §ólo (
predispuesta hacia una sociedad organizada en el sistema de partidos políticos. en cómo se conceptualizan las actitudes en sÍ, sino
también en cómo se ve ra
Inferimos, pues, que la persona tiene una actitud neSativa hacia un sistema po- relación entre las actitudes y otros constructos psicorógicos, (
en cómo se pue-
lítico concreto. Y normalnlente, además, esperaremos qlte dicha persona tenga den medir las actitudes y también en cómo se puede
entender o pranificar su (
tanto una.concepción negativa como sentimientos negativos hac:ia el sistema modificación
político. El modelo que ha tenido más impacto es er llamado (
modelo tridimensio-
No tenemos ninguna prueba de toclas estas conclusiones, ya que son dedur- nal, Que considera que ras actitudes están formadas por
tres componentes: r)
ciones que hernos hecho a partir de Ia observación de sus actos. Por eso decimos cognitivo, 2) evaluativo y 3) conductual. por componente (
cognitivo se entien_
que ia actitud es una variable intermediaria, una estructura hipotética sólo ob- de el coniunto de ideas o conocimientos que
se tienen sobre el obieto; el com-
(
servable en sus consecuencias. Su utiiidad es que nós permite explicar el vínculo ponente evaluativo serían sentimientos posltivos
o negativos hacia el objeto
(

(
le{ lIlr\llr(('tartt J ld l,sl(r,l08ld rr(lJI ,cr ['¡l¡1(,r¡al tl(X: t95 (:al)ituk' lV. Naluraleá y ()rgailizacióil...
!, tldit()rial L,(X

a actuar dc cuantftl cl objcto sohrc c[ cual <4rinamos, scntimos


en cucstií)n; y cl conductual o c()Irativ() trataría la predisp<lsicitin «r reaccionam«ls n<ls at'ecta, crr-
orulo huy utr cotnprcrniso o implicnción persorrul; as decir, hablamos <lc actitud cuan-
determinada manera delantc clcl obicto.
Así pucs, scgún kls mcxlelos triclimcnsionales, las actitudcs cuglobarían:
l) do nos ¡rsicionamos a favor o cn contra tle un obieto con sentimientos
positivos o ncgativos.
un coniunto organizatlo de conviccioncs o i«leas 2) que prcdisptlne.favtlrablc-
Itlr eso, muchos autorcs, cntre los que destaca Ignacio Martín-Baró (19g3), es-
mcnte o clcsfavorablemente 3) a actuar respecto a un obiettl s«rcial.
tán tle acucrd«¡ en dar a las actitudes un curácter eminentemente afectiw: hace falta
Flgura 4.1 una vinculación afcctiva cntre la persona y el objeto. como <Iiio williamJ. Mccjui-
cuando la gente expresa actitudq;, dan respuestas que sitúan ,,obietos de
re (1985),

Act¡tud Actitud pensamiento" en "dimensiones evaluativas". En cierta manera, habría una vuelta
a la idea inicial, introducida ¡rcr Thomas y Znanecki, que enfatizaba la parte más

Cognición afectiva, parte que fue olvidada en el desarrollo pxrsterior. por lo tanto, la actittul es
wn dc los ytcos conceptos en psicologit socittl que tiene el potencial de teoriz,nr sobre com-

Nnentes ufectivos.
Afecto Conducta
Decimos "potencial" porque no creemos que en la mayoría de trabaios se
(
haya sabido desarrollar bien el carácter afectivo. La dominancia cognitiva ha he-
( cho olvidar todo aquello vinculado con la afectividad. Además, las exigencias
metodológicas de operacionalización y las obsesiones cientificistas han hecho
que el propio carácter afectivo se perdiera en las investigaciones- y es que en ge-
pero hay autores que han cuestionado este modelo y han propuesto uno unl-
neral, el tema de los afectos y de las emociones ha estado muy desatendido en
de las actitudes,
dimensional. Así, priorizan elcarácterevalur¡tiu, como constitutivo la psicología social más tradicional.
emocional' del
con lo que igualan las actitudes a la evaluación, positiva o negativa,
y conductuales
obieto. Estos autores preferirían considerar los aspectos cognitivos
como Constructos diferenteS -como creencias e intención conductual
respectiva-
1.1.3. Difcrencias res¡recto a otros constructos
parte de éstas. Es de-
mente-que, aunque se relacionen con las actitudes, no serían
Cir, desde Su punto de vista una cosa serían las actitudes, otra
las creencias
otra tarea que los autores que estudian las actitudes han teniclo que afrontar
(opiniones, información, conocimiento sobre el obieto), y otra la intención con-
es
la diferenciación de éstas respecto a otros conceptos psicologicos. Este es un trabajo
ductua!(predisposición hacia algún tipo de acción respecto al obieto tridimensio-
posturas tri qug en particular, han tenido que afrontar los defensores de un modelo tridimen-
nal, el cual no comporta una conducta segura). Y en medio de ambas
bidimensional y dan sional, Ios cuales piensan que, aparte del componente afectivo, las aclitudes tienen
y unidimensionales, hay autores que defienden el modelo
un componente cognitivo y conductual. Al verlo así. tienen la tarea añadida de es-
importancil cognitivo y afectivo, separando la conducta'
a los componentes
tan esencial op- pecificar qué diferencia a las actitudes de las creencias, las opiniones y los valores,
Para entender el concepto de actitud, sin embargo, no resulta
por rin lado, y de las conductas o los hábitos, por otro. pero este problema, en cam-
tar por un modelo concreto y saber cuáles son los componentes esenciales como
y afective son bio, no afectará tanto a los autores que apuestan por un modelo unidimensional
tener bien presente que Ios tres aspectos -<ognitivq conductual
de pues, dado que para ellos las actitudes sólo son afectivas, no pueden ser confundi-
importantes en relación con las actitudes. En este sentido e independientemente
actitud das con otros constructos psicológicos de carácter cognitivo o conductual.
qué modelo escogemo§, sí que parece claro que solo podemos hablar de
(

c, trditorial tl()( Ie6 liltr(,(llr(ci(iil J lü l)sie()k)8ia \()cial cr l:ditori¡l (,(X (


197 (i[itul¡) lV N¿turafua y ügan¡zaci(i[...

(
l.a dife rcncia cntrc actitud y crecncia sc basaría cn e I hechtl dc quc, cn prin- crctamc.te, las rcprcscntaci<lncs serían cr ronocimiento
de sentido cumún quc
cipio, la creencitt nt¡ tendría un componcntc cvaluativo y contluctual, pe rtt itr- las ¡rcrs..as tcncmos y poncmos cn funci«¡namiento (
en situaciones cotidianas,
cluso esto es cucsti<¡nablc ya quc ¿.acaso cs rcalmcnte tan fácil sc¡rarar las a fin dc ¡xlder cntendcrlas y dar sentitr<l ar mundo.
Así pues, ras representaci,ncs
creencias de los valorcs implícit«ls cn las creencias? O dich<¡ de otra mancta, sociales c.nfiguran cl scntid<l crmún que nos ayuda (
a orientarnos y const¡tu_
¿_hay crecncias "ncutras", que no comportan ningún iuicio de valor? Si se cucs- yc. .ucstr. sistcma sirnbóric.. [.as rcpresentaciones, en definitiva, nos permi_ (
tiona csta posibitidad, las antcriores difercnciaciones rcsultan nlás cclnfusas. tirían dar c<¡hcrcncia a nuestro mundo.
Las opiniones, término que a menudo se ha utilizado para referirse a la acti- Mosc<.¡vici, en uno de r«¡s estudios clásicos (
de esta teoría, plantea cóm«¡ ras
tud en el campo dc la informac¡ón, se pueden distinguir considerándolas ideas dcl psicoanálisis han pasado de ser un conocimiento
especiarizado a ser
como una manifestación más específica de la actitud -a menudo com<¡ la ex- parte del sentido común popular y a formar una
noción compartida y simplifi-
presión verbal de ésta. Y el concepto ,Je wtlor ha sido considerado como un cada a la quc podemos recurrir para explicar comportamientos
y maneras de ser
concepto más amplio que el de actitud, porque supone una estructura más dc la gente en situaciones habituares. Seguro que muchos
de ustedes han oído
compleia, compuesta de un coniunto de actitudes estructuradas de manera ie- a cclnocidos explicar reaccioncs inesperadas
de gente que dice que ,,están repri- I
rárquica. midos y no expresan sus vercra«reros sent¡m¡entos internos,,
o que ,tienen un
Otra forma de distinguir entre actitudes y otros constructos fue el hecho de comple jcl de inferiorirjad", o que "no son conscientes (
de sus conflictos,,, etc. To-
consíderar que'las opiniones y creencias no implican ninguna predisposición das estas personas, no sóro no transmiten una
imagen exacta o cuidadosa de ros
(.
hacia la acción, a diferencia de la función dinamizadora que implican las ac- principios teóricos del psicoanálisis, sino que probabremente
ni siquiera saben
titudes. No obstante, cuando se empezó a ver que las actitudes no siempre des- dc drinde provienen estas expresiones.
1
embocaban en una conducta y que tampoco se podía predecir a partir de ellas A pesar de ser un conjunto dc n.ciones homogéneo,
las representaciones so-
qué comportamiento en concreto se llevaría a cabo, se relativizó la importan- ciales tienen un carácter crinámico, pues ros elementos (
que las componen y sus
cia del componerlte conductual como medio de distinguir las actitudes. Este relaciones están continuamente en movimiento
y construcción. En concreto,
componente también aproximaba el concepto de actitud al de hábitt¡, aunque las representaciones sociales son generadas (
a partir de ras conversaciones entre
el componente evaluativo de las actitudes permita diferenciarlos. la gente, circulan por los medios de comunicación
y son compartidas por gru-
(
En suma, la confusión creada al intentar definir y delimitar todos los com- pos. Y aquí reside la diferencia principar entre
las actitudes y ras representacio_
ponentes de las actitudes ha hecho replantear Ia dimensión evaluativa como la nes sociales, ya que I<¡s teóricos de éstas
úrtimas enfatizan mucho er origen 1
más importante y definitoria de las mismas. social, y no cognitivo, de las representaciones.
De todas maneras, y a pesar de la
Pero hay que distinguir también las actitudes de otro concepto muy utilizado insistencia en su naturaleza sociarmente generada
y compartida, haf que decir (
en la psicología social europea: el de representaciones sociales. Este concepto, que las representaciones sociales todavía
están ancladas en el sistema cognitivo
I
creado por Moscovici araizde los trabaios de Émile Durkheim sobre representa- del individuo, debido a que se refieren aún I
a un coniunto de conceptos, afirma-
ciones colectivas, es entendido como "un conjunto de conceptos, afirmaciones y ciones y explicaciones {aracteríst¡ca ésta que
las aproxima a ras actitudes. l
explicacioges originados en la üda cotidiana en el curso de nuestras comunica- Ahora bien, según ra teoría de ras reprexntaciones
sociares, éstas se¡ían con_
ciones interindividuales. Son equivalentes en nuestra sociedad a los raitos y a los ceptos de orden superior a las actitudes, ya (
que precisamente condicionan
sistemas de valores de las sociedades tradicionales; se puede decir, incluso, que son las actitudes que la gente tiene hacia
un obieto especÍfico y sus propias expre-
común" (Moscovici, 1981, p. 181). Al igual
la versión contemporánea dEI sentido siones' Las actitudes que ra gente mantiene (
sobre el psicoanálisis, por eiempro,
que las actitudes, también este concepto hace referencia a una estructura dependen fuertemente de la representación
social que tienen de éste. Así pues,
cognitiva con información sobre la naturaleza de un obieto social. Más con- mientras que, según las teorÍas tradicionales (
de las actitudes, éstas interceden
I
(
t9ti llrtr()(lu((¡r,ll d la Psi((rlu$lJ \(f,lJl '! Edilor¡al t¡()( 199 (lapitulo IV. Naluralcza y organización...
!c, [.ditorial L,()(

-+ psicoanálisis), actitutlcs, más cc¡rtral cs. 'l'ambión encontrafltos la dimensión irulependiuúe-de-


entre un mundo obict¡v(, y la pers()na (persona -» actitud
intercederían entrc cl perulicntc: cuant() rnás ccntral cs una actitud, más independiente se la suponc.
según la tcoría dc las rcprcscntacioncs socialcs, óstas
psicoanálisis --+aeti- Estas dos dimensiclncs (centr«lpcriférica e indeperñiente-depentliente) guardan
obieto y la actitud (persona + rcprc§cntación social clel
cl filtr<l desde una estrccha rclación con una tcrccra dimensión, la dimensión estoble-rrudificu-
tud -+ psicoanálisis). Ln cstos cas«ls, la representación s<lcial cs
rlc las rcpresentacioncs DIc:cuanto más ccntral cs una actitud, más estable permanecerá. [l vínculo dc
el quc se entiende el obieto. En Otras palabras, la tcoría
la persona no sc relaciona dirccta- las actitutlcs entrc sí y con otros fact<¡rcs cognitivos (valorcs, crcencias, etc.)
sociales tendrá un carácter constructivista:
de este mundtr quiere indicar que un cambio cn las actitudes implica a menudo una reestruc-
mente con un mundo obietivo, sino con las represcntaciones
turación global cognitiva de la persona, y por eso suele ser tan costoso hacerlo,
-de manera que para entender las actitudes nos hará falta entender primero su
como veremos. l)e todas maneras, estas dimensiones no cstán faltas cle un cierto
representación social.
carácter tautológico o circular, ya que se definen por referencia unas a otras, no
de manera independiente.

1.1.4. Organización de las actitudes


Medición de actitudes

desde el paradigma El carácte r mediador y relacional de las actitudes no permite que las podamos obser-
Diferentes aproximaciones ctlgnitivas, la mayoría hechas
var y mcdir directamente. l)or ello, corno apuntábamos en la breve revisión histórica
ya cómo se relacitl-
del procesamientr¡ de la información, han intentado ver, no del concepto, la aportación de un instrumento de medida por parte de Thurstone fue
mismas actitudes sc
nan los elementos de las actitudes cntre sí, sino cómo las tan revolucionaria. Si é1 consiguió medirlas fue porque consideró que las opiniones
están estructu-
relacionan entre sí. Básicamente, propondrán que las actitudes de una persona hacia un obieto podían ser un buen indicador de sus actitudes. Y las
opiniones, ahora sí, eran susceptibles de ser medidas, en concreto, a partir de escalas.
radasierárquicamente,queconfiguransistemasCognitivossuperioresyquede-
terminanelsistemacognitivodelsuieto'Además,tambiénserelacionaríancon De entre todas las escalas utilizadas, destacan la escala de intervalos aparentemente
cognitivas
el sistema de valores de las personas y construirían configuraciones iguales de Thurstone, la escala de Likert y el diferencial semántico de Osgood, aunque
asumimos que esto aquí solo explicaremos las dos primeras. El proceso de construcción de una escala
compleias. Intuitivamente, en nuestra vida cotidiana todos Thurstone sigue los pasos siguientes: -
es así; por eiemplo, si sabemos que una persona
tiene actitudes políticas conser-
en otros ám.
vadoras, esperalemos que también escoja opciones conservadoras Construcción de ítems: ¡edacción de una serie de frases (alrededor de cien) relacionadas
opinión con respecto con el obieto de actitud, las cuales tienen que representar todas las posiciones posi-
bitos, como frente al aborto o la pena de muerte, o en su bles con respecto a este objeto, desde las más favorables a las más desfavorables. Un
al movimiento okuPa. coniunto de personas, que actúan como jueces y que son entrenados como tales, tie-
nen que determinar, de la manera más obietiva posible, en qué medida estas afirma-
como estructuras coSnitivas organizadas de manera ierar- ciones son favorables o desfavorables y las tienen que situar en úna escala de entre
La descripción de las aclitudes
quica las acerca a la noción de representación social. Las representaciones sociales tam- cero y once puntos.
y
bién están compuestas de w núileo central -idas esenciales para la representación-
Ahora bien, la teorÍa de las representaciones Cálculo del valor escalan a cada fiase (item), se le asigna un valor teniendo en cuenta las
elementos periféricos que lo complementan.
cómo las actitudes son sociales, puntuaciones que le han dado los iueces. Este valor es la media de sus puntuaciones. ,
sociales bfrece una forma más ,ófitti.udu de entender
organizan en tomo a y cómo se relacionan las distintas actitudes entre sí'
cómo se 8rupos
entre veinte y treinta ítems y se siguen estos cri-
Seleeción de los ítems: se seleccionan
t'erios: a) tienen que cubrir el
continuo de la actitud; b) se seleccionan los ítems que
Dentrodelsistemacogrñtivomencionado,lasactitudessepuedencaracteri. han reunido más acuerdo por parte de los iueces, y se evitan los ítems ambiguos;
zarporsuposiciónendiversasdimensiones.I-aprimeraseríaladímensióncen. c) se eliminan los ítems irrelevantes o que son incapaces de distinguir las posicio-
está una actitud con otras nes d¡ferentes de la gente.
tropgriférica,según Ia cual, cuanto más interconectada
(

,c) Uditorial tl(Xl z(Xt lllttodur(i(i¡r ¿ la ¡rsir0[r¡¡ia sot ial e l:dit()rial t I()( 2lJ1 (:apítulo IV. Natrrralea y or{a¡lizaciin¡..
(

(
Una deterntinados krs ítcms quc com¡x)ncn la cscala, ósta sc ptretlt utilizar para
vez- ves en la fornracitin dc las actitudcs. tin tcxlo caso, y a pesar de algunos intcntos
medir las actitudcs dc las grcrsonas. i:stas rccibirán la puntuación corrcspon(lictrte a de rclaci.nar las actitutlcs con fact.rcs genéticos, fisiológicos y/'<le personali- (
la suma dc lt¡s valorcs escalarcs tlc los ítcms con k)s quc han estado dc acucrtlo.
dad, quc dcsde la psicología social descstimaremos, hay bastante consenso en
I¿ c¡tra escala más utiliz-ada, un poco más fácil rlc aplicar, cs la cscala dc l.ikcrt que , considcrar las actitutles como a¡rrcncliclas, y no innatas. Veremos a continua_ (
dc hech<¡, surgió como un intcnto da simplificur la complciidad dc los pasos ncce- ción algun<ls factcrrcs importantcs cn su formación.
sari«rs para construir una escala'l'hu¡stonc. Ln vez dc neccsitar las valtlracioncs dc (
los iueces (cs tlccir, pcrsonas que no responden segÍtn su op¡ni(in ¡rcrsotral, sintr
según un entrenamiento previo que supuestamcnte los califica para distribuir las (
frascs en un continuo de manera obietiva), se valida simplcmente a partir de las 1.2.1. Experiencia directa
opiniones personales de lcls suietos. Finalmente, la escala se constituye y se esco- (
gen aquellos ítcms que difcrencian meior los difc¡entcs rangos de opiniÓn'
Scgún algunas p.sici«lncs tcriricas, la simple exposición a un objeto hace que (
Un ejemplo de un fragmenkr de una escala Likert scria el siguiente:
obtengamos información s<lbre éste; esto por sí solo ya sería suficiente para que
Habría que legalizar el consumo de droga desar*rllemos u,a actitud hacia er objcto (Fazi. y zanna, rggl). De hecho, y
según
(
'lbtalmente de acuertkl
la "trip<itesis del ef«ro de la simple cxp.sición,,o familiariclad (zaionc,196g),
pa_
De acucrdo (
rece quc cFc()ntrarnos cc)n un objcto un cicrto número de veces nos predispone
Neutro
En desacuerdo ya a ten(:r una actitud, a mcnudo favorable, hacia el obieto. por
otro lado, el efec_ (
Totalmente en desacuerdo to de la experienc¡a dirc'cta cs :nás fuerte cuanto más larga y repetitiva
es la expo-

A diferencia de la escalaThurstone, en la escala Likert se pide a la persona que indique


sición, más traumática y decisiva. un eiempro típico sería el del niño que
' tiene I
su grado de acuerdo o desacuerdo con cada ítem r:n una escala de cint:o ptrntos; la nriedo y huyc de los perros desde que u.o le mordiera o el «le cuando gusta
te una
suma de las calificaciones individuales reprcsenta la actitud gtobal. Se supone que canción simplemente porqire la has escuchado muchas veces. En un estudio (
so-
cada escala es la expresión de una rnisma actitud, de manera que ios items tendlían
bre la atracción como efecto rle la simple cx¡»sición, realizado
que correlacionar entre sí. La escala de Likert nos da información de cuál es el ortlen entre estudiantes (
<ie las actitudes en un continuo (desde favorable hasta desfavorable), pero no nos per- que vivían en una residencia universitaria, Festinger mostró que
el simple contac-
mite saber la proximidad o distancia de las actitudes. Es decir, no sabemos si la dife- to frecuente entre ellos podía crear atracciones. En cierta manera, (
entonces, pare-
rencia entre estar de acuerdo y estit totalmente de acuerdo es mayor o menor que la
cía que el contacto y la
exposición pueden crear una cierta actitud favorable hacia
diferencia entre estar de acuerdo y neutro.
cosas y persona§. posición es un buen eiemplo de hasta qué punto el estudio
Esta (
de las actitudes ha podido llegar a simplificar su complelidad
inherente. (
1.2. Formación de las actitudes
(
1.2.2. Factores de apnendizaie
cómo llegamos a tener unas act¡tudes determinadas y no otras
La respuesta a
ha sido muy difereute según el marco teórico de partida de los autores que han
abordado Ia cuestión. En prirner lugar, hay una diferencia en los Srados de com- Desde las teorías co,ductistas se explica la emergencia de
actitudes según di- (
pleiidad propuestos, y, así, mientras alSunos autores lo querán explicar todo versos procesos de aprendizaie. El primero que vamos
a considerar es el condi_
con los mismos principiosfotros intentarán tener en cuenta cómo se pueden cionamiento clásico- lmaginemos una situación concreta: un niño pequeño (
ve
creat estas significaciones especiales que encontramos entre petsona y obieto. que su madre muestra señales de desacuerdo y molestia
cada vez que se en-
cuentra con miembros de un grupo minoritario. Al principio, (
Una segunda diferencia se encuentra en el tipo de factores propuestos como cla- el niño no tiene
(

(
202 llllr(dr¡cri()I a la llsi((,k)gia s(f,ial rq) Ldilorial ll(X: 21t3 OapÍtulo IV. Naturalea y orgarrizaciórr..
o L.ditorial LJ()(l

en sí como de l<l que crccn las pcrsonas que se les refuerza, cle manera que se ha
ningún tip<l dc resl)uc§ta antc cstos micmbrtls, J)cro, poco a poco' al caht¡
dc
y dc su ma- hccho imperiosa la ncccsidad «lc tener en cuenta también factores cognitivos y
encuentros repetidos, el niño acabará asociando cl malcstar cnfadtl
rcsultad«r dc cste valores rlel contcxto social. lin definitiva, hay quc rccuperar la complcjidad de
dre a la presencia dc cstos micmbros, tlc mancra quc, c()lno
aprendizaie asociativo, cl niño finalmentc acabará rcaccionando dc la misma los prtrccsos actitudinales, quc no pucdcn ser aprehendidos simplemente baio
la ncrión dc conducta.
manera ncgativa rurte la gcnte de grupos minclritarios'
Dentr«¡ cle cstas mismas teorías, enc()ntramos tambióIr autores
quc prefic-
ren ver las actitudes como constitui<Jas a partir de procesos
de rcfucrzos y cas-
encontró
1.2.3. Agentes socializadores
tigos (condicionamiento instrumental). Insko (1965), por eiemplo'
que las respuestas a una encuesta clc actitudcs fueron influcnciadas
poI una
y aparente-
l¿ socialización, cl proceso mcrliante el cual una persona se convierte en un
conversación tetefónica hecha una semana antes de la encucsta,
ciertas ac- miembro competente para desarrollarse en una socieda<i o en una cultura, es uno
mente no relacionada con ella, en la que el investigador reforzaba
de los procesos principales de transmisión y reproducción de actitudes, especial-
titudes y respondÍa "bien" a las opiniones cxpresadas por las personas. Este
mente importante durante la infancia. Hay diversos agentes de socialización, por
mecanismo se relaciona a menuclo con la soci¿llización: a partir
de sonrisas, sig-
los padres y las ma- ejemplo, la familia, la escuela, los medios de comunicación, y los amigos y gru_
nos tle aprobación y atenciones, y de castigos o regaños,
pos. Lo que es común en todos ellos, sin embargo, es que su influe'ncia no se tlebe
dres educan a sus hiios e hi¡as en las direcciones que crcen apropiadas -y al
Esto ex- tanto a procesos de aprendizaje como a la transmisión cle conocimiento que efec-
mismo tiempo, conforman de manera muy importante sus actitudes.
opi- túan. Esto implica transmisión de información, pero no solo eso, sino que tam-
plicaría, por eiemplo, casos en los que oímos a niños pequeños expresar
sólo porque bién se transmiten valores, modelos de conducta, información impregnada de
niones políticas que es probable que no entiendan plenamente'
valores, etc.
las han oído en su casa.
de mo- la familin, aquellas personas -habitualmentc los pa<.lres, pero no necesaria-
Dentro de las teorías de aprendizaie encontramos también la noción
una actitud no mente- que se encargan de educar y cuidar de los niños y niñas, acaba transmi-
delado de Bandura (1971), quien propuso que para aprender
la mera ob- tiendo también actitudes. Además, hay que tener en cuenta que los padres son la
nos hace falta neCesariamente una experiencia directa. A menudo,
y primera fuente de información con la que se encuentra el niño, una información
servación del comportamiento de atguien (el modeto) de
las consecuencias
que noso- que se acaba convirtiendo en la más importante, creíble y difícil de modificar. En
que este comportamiento tiene para el modelo es ya suficiente para
culturas donde la familia nuclear tiene menos peso, este efecto socializador puede
tros hagamos un aprendizaie. Así pues, esta postura difiere de las anteriores
en
di- radicar en la familia extensa, como hermanos y hermanas, tíos, o incluso
que el aprendizaie se lleva a cabo sin que la persona necesite experimentar en otras
muieres del grupo. Esto nos lleva a prestar atención a las diferencias culturales:
rectamente las cOnsecuencias del comportamiento. Por eiemplo, tenet una
cada niño y niña adquirirán las actitudes propias del entorno cultural en el que
madretrabaiadoraconbastanteéxitopuedecondicionarlasactitudesdesu
crecen y, por tanto, se encont¡arán diferencias entre culturas, entre niveles so-
hiiasobresuorientaciónprofesionalyestilosdevida;otenerunfamiliarme-
del siste- cioeconómicos diferentes, etc.
tido en política puede orientar nuestra actitud hacia ciertos aspectos
[¿ influencia cultural o de clase social, sin embargo, no tiene que verse como
ma electoral.
muy simpli. una determinación fiia u homogénea, ya que las culturas más bien son contextos
De todas formas, las orientaciones conductistas dan una visión
un lado, todas que proporcionan herramientas o recursos de construcción
ficada del mundo social, uña visión no exenta de problemas. Por de la identidad de una
qué es un refuerzo' Y manera determinada, y no deben ser entendidas como entidades globales, cerra-
las teorÍas comparten una imprecisión conceptual sobre
das, que aprisionan y limitan la actividad constructiva de la persona. porque si
porotro,selravistoquelosefectosderefuerzonodependentantodelrefuerzo
(

tl()(;
(
lnlr()du(ci()tl ¡ lJ l)\i(()l()gl¡ s()( ial O ltdi(orial 205 Capitulo lV. Naturalcza y or¡qauizaciórr...
!o t dit(xial lJo(: 204

I
bicn las culturas y las clascs s<rcialcs sgn cgnstitutivas dc las pcrstltlas, Óstas tlan [.osÍntpo.r s«rn tamhién una fuctrtc im¡xlrtantísima en la fc¡rmación <Ie actitudcs,
ya quc las pe rsonas ticntlcn a dcsarrollar actitudes propias de los grupos con krs que (
vida a las culturas y clascs por rncdio tlc sus prácticas stlcialcs.
se rclacionan. I¿ influencia de los gru¡rs
se explica, no sólo por procesos de refuer-

Socialización escolar zo grupales, sin«l también y principalmentc, porque entran cn juego las normas y
I
los valorcs grupalcs que son clavc para pertenecer al grupo. Ahora bien, esto no (
ta mcior prucba dcl papct s<rializ.atkrr de la cscucla lc¡ te ne ttros cuandtl minorías culttt-
rales entpiezan a tencr icceso a clla. Cuantlo algunrls i-le los val<¡rcs y conlprlrtamicntos
quiere dccir que las actituckrs dc una pcrsona estén completamente definidas por
de ios miembros dc las minorías entran en contradicción con los «le la escuela es cuandtr los grup<ls a los quc pertcnecc, pero sí que el grupo de referencia tendrá un papel (
se pone tle manifiesto que esta instituciÓn socializa sc5'un critcrios dc la cultura or:cidcn- muy importante. Dcbcmos a Hyman (1942) la diferenciación entre grupo de perte-
tal, mientras que los vaklres de cualquier otra cultura están auscntcs y son sistcrtrática- (
nencia (grupo al que la persona pcrtenece) y grupo de referencia (grupo con el que
mente excluidos. Para una discusión sob¡c estas cucstiotrcs, sc pucdc teer l. Orcspo,.l' [-'
Ialueza y A. Perinat (1994). Derecho a la propia cultura: Universalidad de valores o scsgo la persona se identifica o al que quicre llegar a pertcnecer).
de la cultura dominante. lnfancia y fuiedad,27 128,283-294.

Para explicar esto, hará falta que expliquemos un estudio, ya clásico, que hizo (
La escuelaes otro factor clave. Al igual que cn las clernás instituciclncs, cn las New«:omb en el Bennington coltege, est:ucla de orientación básicame¡rte progresista
es(:uelas no se transmite simplcmente conocimicnto, Sillo también maneras dc i
en la ctral los profesorcs y profesoras creían parte de su traba jo familiariz¡r lai alu¡n- (
ni siquir:ra el conocimiento 'jn nas con los problernas sociales de unos [,stados IJnidos deshechos por la depresión
e'Jucat, cle comportarse y ser persona. Aciemás,
(eran los años tre¡nta) y rodeados dc amenaea de guerras. lll clima de la
sí mismo eS neutro, muy al Contrario, lleva imptícitos valores sobre (lómo son
escuela era,
pues, progresista, y esto se notaba especialmente en las estudiantes de último
curso:
las personas y sus relacio.es, cómo tendría que scr la sociedad, etc' l'a escuela' en la comunidad dc la escuela, el prestigio individual iba asociado al no-conservadu-
(
en definitiva, transmite a los alumnos cierta rnanera tJe ver el mLlndo y dc verse rismo. Efectivamente, se p<.día notar una tendencia de las alumnas a cambiar, desde
una posición conservadora al entrar e¡r la escuela, hacia u¡ra posición progresista du-
a sí mismos.
rante los cursos superiores. Hasta aquí, pues, veríamcs que el grupo condiciona fuer.
Los merlios de comunicación tienen también un papei muy iírrportante en la teme nte cuáles son las ar:titudes que desarrollará una persona.
ccnfiguraciórr de actitudes debido a que en sus irlformaciottes. progtamas y pu- (
blicidad transmiten también valores, opiniones, modelos, etc. que ias personas Nciobstantc, no todas las alumnas cambiaban de actitud al pasar por la escrela: al-
gunas la cambiaron p*o, o incluso nada. y ar estudiar qué podíi dar rugar a
pueden adoptar. De todas formas, los estudios empíricos sobre la influencia en estas
diferencias, Newcomb llegó a la conclusión de que aquellas alumnas que tomaban
adultos de los medios r1e comunicación -en especial la televisióIr- no son con- como grupo de referencia positivc a las estudiantes líderes del último cu¡so
-las cu¿- (
cluyentes. les eran muy progresistas- acababan modificando sus actitudes en
la dirección pro-
gresista. Pero por contra, aquellas alumnas que decían que se identificaban
La influencia parece mucho más clara en el caso de los niños' Ahora bien' esta más con (
el entorno de fuera de la escuela, como el grupo familiar, no alteraban sus actitudes
última afirmación deia abierta Ia pregunta de hasta qué punto estos resultados so- conservadoras. Parece, pues, que las chicas que se identificaban con el grupo y que
bre los niños no se explicarían más bien por la concepción dominante que los querían ser aceptadas y bien consideradas, se acercaban a la norma grupá1, (
mientras
presenta, a niños y niñas, como suietos manipulables y sin criterio propio' que aquellas que no se identificaban con él no tenían ninguna
tendencia al cambio.
conro refuerzo de ésta interpretación, Newcomb observó que las compañeras que
tenían actitudes conservadoras estaban peor consirleradas e integradai en el resto
Los estuáios empiricos realizados parecen indicar que, a diferencia de Io que las primeras de grupos de chicas más progresistas.
tmias habían pensado, no hay una influencia directa de los medios en la persona' sino
que el efecto de los medir-¡s es debidq más bien, al hecho de que proporcionan argumen-
tos pala nuestras discusionery conversaciones, según defiendelatccría del fluio en dos eta' En definitiva, como dice Newcomb, las actitudes no se aclquieren ,,en (
un va-
pas-desanoltada por Intmrsfeld.Además, parece que estos efectos están mediados por el cío social", sino que los grupos son elementos clave en la
grupo al que p.rt*n... Ia persona, ya quó son los llamados líderes de opinión de los gru-
constitución y el de- (
, sarrollo de las mismas. Pero más que el grupode pertenencia,
pos losque tienen una influencia mayor. lo que es relevante
(
l[lfodtt((ioll a la |\i(1 rkrgia strial cr t:ditorial I l()( 207 (:al)itu lo IV. Jlura¡rza y orrlalrizaciol t..
tl(X. 206 N
!u liditorial

dc rcfere Ircia con cl quc la tida de las cx¡rlicaclotles, p()ncll rlc ma¡rifiesto el inclividualismo mctgtftllógic<l
en la formaci(ln y adopci(rn dc actitudes cs cl rirupo
tcl}cr cn cucnta' adcmás' quc de |estingcr, pcro son cucstionables: quizás no formamos un grupo con aquc-
persona se idcntifica psicolóSicamentc' t{ay quc
ll<¡s con quiencs c«lnrpartimos actitudes, sino que compartimos actitudes con
aunquecncleiemploanterior(jlSrupocraunarcferenciapositiva'tamhión
ciertas pcrsonas prccisamente porque formamos parte del mismo grupo. Es de-
puedeserunarefcrencianesativa.CuaniloclSrupoclercfcrc¡rciacspositivo,
del grupo; si la rcfercncia es ne- cir, cornpartir la visión del mun<I<¡ es una característica que define al grup<_1, y
nuestras actitudcs se mueven hacia las actitudes
gativa, las actitudcs irán en clirecciones opuestas' no una condici«in previa al grupo.
(1954) contribuyc tanrbién a
[¿ teuría de la comparación social de Festinger
la explicación dc cómo se constituyen nuestras
actitudes' y dc porqué las acti- un problema parecido lo cncontramos en la te<_¡ría de las representaciones sociales,
Según Festinger' las personas ne- la cual defiendc quc l<ls miembros de un grupo comparten reprcsentaciones sociales
tudes rle los miembros del grupo son parecidas'
para saber si son correctas' Si de forma que no sólo hay un alto consenso entre los miemb¡os, sino que son las
cesitamos evaluar nuestras actitutles y habilidades
representaciones com¡rartidas las que los configuran como grupo. se han detectado
para valorarlas {omo sucede
no tenemos a nuestro alcance criterios obietivos dos problemas en este argume nto: por un lado, no está muy claro si el consenso
con las de
normalmente en el caso de las situaci<.lnes sociales- las comparamos dentro del grupo es tan alto como la teoría presupo¡re o si es más bien un efecto de
las técnicas de investigación utilizadas. por otro la«lo, si bien la teoría entiende que
los otros.
positiva y, además' los grupos están dclimitados y determinados por las representaciones sociales que
Ahora bien, como necesitamos obtener una autoimagen
comparten sus miembros -y por 1o tanto, para detectar un grupo pareceria lógico
queremos ser percibiclos ¡rositivamente por los otros'
toda persona rcalizará la r.. ;

tomar como punto dc partida una deterrninada represcntación social y ver qué gru-
comparaciónconunsesgo:eldebuscaraquellassituacionesquecomptrrtcnla po de gcnte la comparte-, a la hora de estudiar empíricament¿ las representaciones,
que cualquier persona no
confirmación de sus propias actitudes' Esto significa el analista sigue el proceso contrario: se dirige a lo que decide que son grupos socia-
les ya definidos para ver cuáles son las representaciones sociales compartidas por
valecomotérminodecomparación,yaquetenderemosacompararnosconaque-
éstos. Por Io tanto, [a teoría se basa en un argumento tautológico, ya que se identi-
llaspersonasquepercibamoscomomásigualesoparecidasanosotros.Deesta fican las representaciones a partir de un grupo, y después se afirma que son estas
sean corroboradas'
manera, nos aseguramos que nuestras actitudes representaciones las que lo constituyen.
Enestascircunstancias,encasodecoincidenciadeducimosquenuestrasaC.
titudesdebensercorredas;yencasodediscrepancia'intentaremosmodificar
nuestrasactitudesylasharemosConverserhacialaactituddominante,laacti. 1.3. Funciones de las actitudes
tudnormativa.AsíseexplicaCómonuestrasactitudesacabanpareciéndosealas
postula también que Ia gente
actitudes de otros miembros del 8rupo. Esta teoría Hay teorizaciones que parten de la premisa de que las actitudes son útiles y
sociales; es de.
se siente atraída mutuamente según similitud entre sus actitudes cumplen funciones importantes para las personas. Dichas funciones pueden ser
con aquéllos con los
cir, que tenemos tendencia a iuntarnos y formar Srupos divididas en motivacionales y cognitivas, y mientras que las primeras nos pre-
que compartimos las mismas actitudes' sentan las actitudes como respuestas a necesidades individuales o de grupo,
petsona y Srupo que es' las
Pero, la teoría ptantea una direccionalidad entre segundas se centrarán en el impacto que tienen en el procesamiento
de decir' resultaría que el de la infor-
como mínimo, problemática. Según lo que acabamos mación. Ahora bien, un problema de estas teorías es que asumen que las
que, con anterioridad al grupo' ya tiene ac- actitu-
grupo emerge cuando se iunta Sente des son útiles para personas individuales, pero sin embargo, a
que después compafa y menudo !a
titudes similares. Además, una persona tiene actitudes funcionalidad de las actitudes no está en relación con las necesidades personales
en origen' continuarían siendo
aiusta a la norma grupal. Pbr tanto, las actitudes,
de un suieto, sino con las necesidades e ideología del grupo al cual las actitudes
individualeseindependientesdelSrupo,ysÓloposteriormentesenotaríalain. remiten.
fluenciagrupal.Estasconclusiones,quesitúanalindividuocomopuntodepar-
(

o tidir(trial t,(x 2ott Inlr()dr¡(c(ir ¡ ln l)5i(()l()8ía sr)( ial ,E) lldil()rial l,()( 209 (lapituk) IV. Naturakld v orgat¡iáci(iil...
(

(
1.3.1. Funciones motivacionales de pcrsona quc crcc scr. l,a ¡;ratificacií¡n que obtiene así es la afirmaci(rn rle
su
identi«lacl pers,nal y la co,s<llicraci«in de su imagen. por eiernplo,
un j,vcn ado-
(
lil autor que ha contribuido más a un enf(vquc funcional de las ectitudcs cs
lescc.tc, mcdiante actitudes hacia er vcstido y er lenguaie, puerJc exprcsar
sus
(
resistencia y op,sición al sistcma «lc valores adulto contra el que
probablemente t)anicl Katz (1960), partiendo de una tettría de fucrte influcncia sc rchela. y el
hecho dc quc alguicn expresc acur:rdr¡ con la ley cre aborto, r¡ de ma,ifestar
psicoanalítica. Katz difcrcnci(l cuatro funciones motivaci()nalcs: la aclaptativa, Ia su (
oposición a un partid<l p<llític, clctcrminado, puede permitirle rjar
de dcfensa dcl yu contra peli¡;ros extcrnos y conflictos intcrnos, la cxpresiva dc u¡ra imagcn
particular de sí mismo -por eiempro, como pcrsona preocupada (
valores personales ¡rara afirmar la prgpia idcntidad individual, y la cogn<lscitiva por asuntos so-
ciales.
respecto del mcclir¡.
Ftutckín cogniti'tr: las actitutles proporcionan patrones (
Función instrumentol o odolrtativtt: las actitudes nos perm¡tcn acercarnos a o marcos de referencia
para interpretar y entender un mundo que, de !o contrario,
aquello que es agradable y aleiarnos dc aque llo quc pcrcibimos colno desagra' aparecería c'mo dcs- (
organizado y caótico. [,sta fu.ción cognitiva, de tulos mod's,
dable. Es decir, las actitudes son medios para llegar a metas deseadas o para cvi- será recupcrada y
desarr.llada más extensamente por ias pcrs¡rcctivas cognitivas que (
tar las no deseables, y para optimizar beneficios y disminuir costes. l.as actitudes veremos a
continuaciórr.
ir.rstrumentales también se pueden vcr como asociaciones afectivas según expc-
(
riet'rcias pasadas, como sería el caso de lener una actittld favorable hacia nuestra
comida preferida. En palabras de Katz (
"el enfoque funcional es un intento de entender las raz.ones por
ras que la gente tiene (
las actitudes que tiene . No r¡bstante, las razones
I(atz presenta dos eiemplos se cncuentran en el ámbito de moti-
vacionc's psicológicas y no en acontecimientos y circunstancias
externos.,,
(
Tenc¡ actitudes positivas hacia un sindicato hace qtte nos scercantos a un grupo que
D._Katz 967). ¡rl enfo<¡ue funcional en er esturiio de ras actitutles.
(I
nos puede aportar beneficio; quc un estudiante tenga actitud posit¡va respecto drl sa- En R. Torregr,sa
y F" crespo (comp.), Estudios básicos de psicorogía social (p.267). J. (
Car buenas notas pttede SCr bastante ada¡rtativt'r en un cí)ntexto comrl el eScOlar, en el Barcclona: Hora,
1984.
cual se valora el rendimiento personal. Hoy en día, tener una actitud favorable hacia
las nuevas tecnologias puede ser bastante adaptativo, en tanto que ayuda a la petsona (
a desarrollarse mejor en muchos entornos. la clasificación presentarJa no debe ser vista como argo rígido. por
una parte, (
a menudo las distintas funciones se pueden confundir y combinar;
y pof otra par-
Función defensiva del yo;las actitudes nos permiten defender el concepto que te, Katz argumentaba que diferentes tipos de personas
otorgarían un énfasis dife- (
tenemos de nosotros mismos, y permiten también que nos aceptemos. Así, ciertas rente a funciones diferentes -de manera que no todas
ellas serían relevantes para
actitudes nos ayudan a protegernos, o b¡en de impulsos propios inaceptables, o una misma pers,ona. Por eso, es necesario considerar
estas propuestas teniendo en
(
bien Ce amenazas exiernas. Un eiemplo del primer caso sería el de una persona cuenta el contexto histórico en el que surgieron para errtender
ro que pretendían
(
que, precisamenie porque se siente atraída hacia gente de su mismo género o aportar. Las teorizaciones de Katz surgen como un
intento de contrarrestar las
sexo, desarrolla actitudes homófobas; el segundo caso vendría ilustrado por los propuestas generalistas del resio de teorías, que
proponían principios abstractos (
sin especificar cómo se relacionaban éstos con
Slupos dominantes que desatrollan actitudes agresivas respecto a aquellos gru- casos concretos. AsÍ pues, más que
pos minoritarios que perciben como amenaz¿. una taxonomía, estas descripciones son un intento
de aproximarnos a las pecu- (
Fundón expresiva de valores: algunas actituCes permiten a la persona expresar liaridades y concreciones de una situación particular.
Katz también buscaba evitar
(
de manera positiva sus valores y creencias principales, y mostrar con ello el tipo la simplificación gue suponían los intentos
de atribuir una causa única a determi-

(
(
htlf(xru(ri(il¡ n l¿ l)si(r,l()8ia s()(ial o Udilor¡al (¡(X 2tt (japítulo IV. Nalt¡ralcza y ()rgarr¡zaciol..
( rc) []ditorial L1()(: 2to

( libran las pxl- Perccpción lc


üt infitnnuckitt rclavunte paru lo octitud: según trazio y williams
actitud. Alx¡ra bicn, todas cstas c()nsidcracioncs no
nados tipos tlc
como dccíamos' sus (19u6), las actitudes cr¡ndicionan y sesgan la percepción rle la información y su eva-
( puestas de Katz clc sus efcctos psicol()Hizantcs, ya quc'
luacion. listo sc ¡lnc de rclicvc, por cjemplo, cada vez que, con motivo de elcccio-
funciones relacionan las actitudes con nccesidades indivi¡lualcs'
( nes elettorales, hay dcbates cntre los tlifcrcntes candidatos. cuando se hacen
encuestas ¡lstcriormcntc, los partidarios dc cada can«lidato lo percibcn más favo_
rablcmente t¡uc al contrincante. otro eiemplo lo encontramos en la evi«lencia dc
1.3.2. Funciones cognitivas
que las pcrsonas utilizamos nuestras actitudcs como punto de referencia para juzgar
las actitucles de los otros, como queda patente en situaciones en las que una pcrso-
(a
han interesado por cómo las actitudes influencian
Estas teorizaciones se na conservadora encuentra más aceptables otras posiciones también conservadoras
comprensión y recuer-
veces sesgando, a veccs acelerando) nuestra percepción' que las actitudes quc cuestictnan el sistema, por ejemplo.
y mecanismos pe r-
do del mundo e tr el cuaI vivimos. Se basan, pues, en procey)s Recuerdo de la infonnución relawmte paro lu actitud: se han llevado a cabo bas-
que
y no psicodinámicos o de necesitlades, lo cual quierc decir
se
ceptivos tantes experimentos para intentar detectar el efecto de las actitudes en la me-
centran también sobre el individuo y su mente' moria. Parece que se han obtenido resultaclos divergentes, pero que poclrían ser
Procesamiento de kr info¡mttcióra: algunos autores
(fudd y Kulik' 1980; Lingle
integrados baio el concepto de "efectos actituclinales bipolares,,: las actitudes fa-
como es-
y Osterom, 1981) han sugerido que las actitudes pueden funcionar cilitan el recuerdo de aquella información que está muy de acuerdo o nluy en ;-,
el mundo y en-
I

quemas y proporcionarnos un marco con el que interpretar contra de ellas, más que el de las afiimaciones moderarlas. Si tenemos una con-
en el mundo y
tender los acontecimlentos, una manera fácil de orientarnos versación con bastante gente, en la que intentamos defender el derecho al abor-
es una esttuctura
enfrentarnos a toda Ia información disponible' Un esquema to, seguramente conseguiremos recordar meior a la gente que está a favor de
cognitiva que representa conocimiento organizado sobre
un concepto o un
nosotros y a quienes expresan su desacuerdo con actitucles contrarias.
estímulo dado, y que influye en la percepción, en la
memoria y en la inferen-
sobre nuestro en-
cia. Los esquemas son representaciones que nos hacemos También las llamadas teorías del iuicio social han intentado ver las repercusiones de las
a categorizar y actitudes cn los procesos cognitivos -{n concreto, cómo éstas influencian los
torno. Parecería, según esta idea, que las actitudes nos ayudan iuicios so-
ciales-. Entre ellas encontramos los traba¡os de sherif y Hovland (1961) influenciados
que está muy a favor
procesar información: por eiemplo, aquella información por los estudios sobre formación de normas de grupo que había hecho anteriormente
que la informa-
o muy en contra de una actitud se procesa más rápidamente sherif. Estos autores introducirán la noción de latitud o margen, la cual permite entender
que la actitud no es una cuestión de blanco o negro (se acepta una cosa o no
ción más moderada. se acepta),
actitudl. Frey y Rosch sino que hay una gradacirín en aquellos elementos que una actitud puede aceptar. óada
lnvestigación activa de información relevante ptra la persona tendría una latitud o margen de aceptación, una latitud de rechazo, y irna
que provenía de de
(1984) pusieron a prueba Ia hipótesis de exposición selectiva indiferencia (en la cual la persona ni rechaza ni acepta algo explícitamente). por eiem-
las personas están motiva- plo, la persona que está a favor de la pena de muerte probablemente estará también
Ia teoría de Ia disonancia cognitiva, y según la cual a
favor de condenas largas y duras; la pacifista que rechaza la intervención de los eiércitos,
dasaexponersealainformaciónqueConcuerdaconsuactitudyaevitarla rechazará también sus desfiles en público.
información contradictoria referente a la misma' con el fin
de mantener la

consonancia cognitiva. El eiemplo típico aquí es el del


fumador: si a alguien La latitud de aceptación servirá como punto de referencia para
iuzgar mensaies relacio-
sobre las consecuencias nados con el obieto de actitud. ciertamentg las personas
le gusta fumar, espetaremos que evite la información iuzgan que una actitud es ve-
rídica, imparcial, correcta y fiable según esté próxima o no a su zona de aceptación. si
se da especialmente
negativas del tabaco en la sálud. La exposición selectiva el objeto u opinión a valorar caé en su zona de rechazo, la considerará como inadecua-
un fuerte compromiso
cuando la persona está fuertemente implicada o tiene da o inapropiada. En ninguno de los dos casoq sin embargo, esa persona cambiará su
acütud. segun el modelo, la probabilidad de que la persona modifique sus actitudes
,.con su iuicio o actitud.
(

212 lnlrütt((tt)ll d la ¡rsi(trlt)8iü tr¡ti.tl €j tld¡l()rial t l()(l (lapitulo IV. Natr¡ralcza


lqi Lditorial LJOC rzacro¡1._.

será máxima cuando se cnfrrnte a una actitud quc caiga cn su zona () latitud dc indifc- wickcr 1969), cmpezaron a cucsti.nar la validez y utilidad del conccpt«r dc acti-
(

rcncia y con la que no tenga una implicacii)n pcrsonal fucrtc' tud. sobLc t<x10, aquclkls autorcs quc sc¡;uían una posición conductista 6rt«.¡tloxa: (
para cl[<ls, cra inncccsari«r ¡rostular una va¡iable no directamentc otrservablc,
pero en especiat, la latitud de aceptación §crvirá como punto de referencia pafa itlz-8ar
1969, Shcrif y Hovland com- bastaba c()n centrarsc cn los cstímukrs y las respuestas para entender el c«lmpor-
las actitudes y los p<lsicionamicntos dc los otros. Así, e n
probaron experimentalmcntc que las actitudcs de lc¡s otros próximas a las nucstras se tamicnt«1.
asimilación) y
(
percibían como más parccidas de kr que cn realidad cran (cfecto de otr«ls autt¡rcs prcfiricr«rn mante,cr el concepto, pero atribuyeron las corrc-
«le mancra más positiva; pasaba k) contrarit¡ cuantto las actitudcs tlc
lran evaluadas
como más diferentes torJavía (efecto laciones bajas o incxistentes a problcrnas metodológicos, como por eiemplo a
los otros eran diferentes: en ese ¿aso se percibían
de contraste) y se evaluaban más negativamente.
la inadccuación de los instrumentos de mectición, a la inexactitucl de la medi_
ción de las conductas o a la indcfinición del obieto de actitud. Algunas voces
criticaron la sobrcsimplificación con la que hasta el momento se habían llevado
(
1.4. Actitud Y comPortamiento a cabo las investigaciones: se había asumido que una conducta
estaba condicio-
nada sólo por una actitud, cuando en el fondo no es improbable pensar que
en
fue una conducta puctlen estar implicadas diversas actitudes, y que también otros
Habíamos comentado ya que la relar:ión entre actitud y comportamiento
factores pueden influir en la relación actltud-conducta. Finalmente, sr: acabará (
clave para la aceptación del concepto de aclitutj coÍIo
lloción central en el desa-
sino ta¡nbién aceptando que las actitude's no son sino uno de los factores implicados en el
rrollo de Ia disciplina, no sólo por 5u F)tente carácter explicativo, des_ (
que abría. De todas encadenamiento de respuestas de las personas; y a partir de este momento, las
por las posibilidacles de medición, predicción y control social
bien pronto se hizo evidente que la relación entre actitud y conducta es- actitudes pierden el carácter central clel <:ual habían disfrutado en la psicología (
maneras,
social hasta ios años sesenta.
taba leios de ser lineal.
En todo caso, todas estas probicmáticas y reflexicrnes conducirán a pensar
que quizá la pregunta irnportante no r:s si las actit,des pueden preclecir
el com-
portamiento, sino cuándo y córno las actit¡¡cles están relacionadas
1.4.1. Algunos problemas coü las predicciones con é1. A par_
tir de este [lomento, estudian aquellas influencias o factores que inciden en
se
la situación concreta y alteran la relación entre actitud y
conducta. se han pro-
El primer estudio que planteó el problema, v que fue un detonante de dudas'
puesto diversas de estas variables moduladoras: por ejemplo,
tendemos a actuar (
tue elde La Piere en 1934 de acuerdo a las normas sociales, según ras expectativas que
otros tienen de
nuestra conducta y según criterios de deseabilidad social, cosa que puede
(
entró en
chinos, y hacer
La Piere viaió a lo largo de Estados unido§ con una pareia de amigos
y hoteles. Aquél era un que no nos comportemos en la dirección expresada en la
doscientos cincuenta y un establecimientos, entre restaurantes actitud. se cree, ade- (
que sus amigos que hay personas más sensibles a la influencia normativa que otras.
tiempo de fuertes pre¡uicios hacia los chinos, y l,a Piere se sorprendió de más,
en locales públicos'
n() se encontrasen con problemas cuando tenían que ser atendidos
posteriormente al viaie, envió un cuest¡onario a los propietarios de los diferentes esta-
preguntándoles si estarían dispuestos
blecimienlos en los que ya habían sido atendidos, (
a recibir persOrras chinas en sus restaurantes u hoteles. ¡sOrprendentemente,
de las ciento l'4.2. Divergencias de especificidad entre medición y predicción
que no!
veintiocho respuestas obtenidas, rnás del 9ü/o de los propietarios respondiÓ
D (

trabaio y a partir de otros análisis empíricos que mostraban co- Fishbein y Azien pondrán en evidencia un problema cornún
A.raÍz de este err [a mayoría
(
autores, como de estudios. Normalmente, primero se recoge
rrelaciones muy bajas o nulas entre actitudes y conductas, ciertos información respecto a actitudes
(
u(x 214 _ _.__ l,,lt,,:t,,.:1,.:! 1,1§1!§9j,"!'] O tiditorial t l(X
,.cr Íldirorial
_ 215 Capítulo IV. Naturalea y orgarrizaci<irr...

Scncralcs, pcro despuós sc prctcndc quc csta infgrrnación sca prcdictiva


c()ll res- fuerte presitin s«rcial ¡rara dcjar dc fumarcontribuirá también al resultaclo final. Itsta
prcsitin social lnormas subjetivas) provendrá dc la percepción de la persona tlc quc
pecto a conductas cspccíficas. Hay, pucs, una discrepancia en l()s nivclcs dc es-
sus amigos y parcja están cn contra tlc fumar (creencias normat¡vas), y de que le gus-
pecificitla«l que podría ser la causa tlc mucfuas cle las dificultadcs anteriorcs. Así taría darlcs csc gusto (rnotivaci(rn de ct¡nformarse). si todo esto se cumplc, la persona
pues, con elfin {c conscguir concordancia cntrc cl nivel dC información quc sc tendrá rrna fuaúe intutcitjtr de deiar de fumar y las probabilidades «le que tenga éxito
rccoge y el nivel de la conducta que hay quc prcdecif, sc claborarán al8unos son altas.

nuevos modelos.
Eigura4.2
Aclemás, ciertas características «lc las actitudes pueden influir también so-

bre la posibilidad de predicción. Así, parece que las actitudes intensas, rele-
Creen(i¿s y e¡pectat¡v¿!
vantes para la persona, muy accesibles (fuertemente asociadas al obieto), rob.e 16 rerult¿dot
de la (mdu(td
originadas a partir «le Ia experiencia directa y relacionadas con situaciones Actit¡¡drt hü¡¡
l. (or¡drrcl¿
concretas, serán más estables y más prcdictoras de Ia conducta' Ev¿lua(ión y v¿lor¿(ón
de eslor rerúlt¡dot
Volviendo a la idea anterior, se han propuesto dos tipos de modelos para lmptrt¡N¡¡ rel¿tiva
superar las divergencias entre medida y predicción. Un primer tipo itltentaría (ooide&bner
de lar

predecir la relación actitud-condtlcta en Situaciones en las que tenemos tiem- Crenci.! y arpectat¡va5
sobre lo que lol iodividuot
po para evaluar y pensar; el otro tipo to haría cuando la respuesta tie,ne que ser grupor especÍkos
que §€ tendrí¿ que ha(er
más rápi<la y sin reflexionar, situacióIl en la que se supone que las actitudes Nüe ¡¡tiÉtiv¿

condicionan de manera más directa y automática el comportamiento. Entre Mot¡vac¡ón p¿ra


acomoda6e ¿ estos
los modelos del primer tipo, el modelo cle la acción razonada de Fishben y Az- referentet esptrlico!

que la re-
ien (1975) es sin duda elquc ha tenido más influencia, y defenderá
lación entre actitud y conducta no es simple y directa, sirlo que está

mediatizada por factores cognitivos y por intenciones conductuales.


E¡r otras palabras, Ia intención de actuar está relacionada con la evaluación

Según estos autores, el determinante más inmediato de la acción esla intención de lle' de los costos y beneficios de la acción, y con la estimación del valor que los
vaila a cabo. Esta intención, a su vez, está determinada por dos factores más: uno, de otros dan a la acción. Además, factores como la implicación personal y la im-
carácter personal, constituido por las actitudes que la per§ona tiene respecto a-la ac-
portancia del objeto para la persona influirán también en dicha reiación.
ción en iuestión (evaluaciones positivas o negativas hacia la acción); el otro factor,
determinante de la intención, y de carácter social, está constituido por las normas .
Otro modelo, el modelo de actitud-comportamiento de Fazio (19g9), pre_
subietivas. cada uno de estos dos factores depende a su vez de dos factores más- Así tende explicar el comportamiento en situaciones de falta de tiempo páru ruro-
pues, las actitudes dependendea) la§ expectativas de los resultados (la creencia de la
nar. En una situación determinada, algo activa una actitud, la cual influye en
, p.r*n, en que la acción llevará a ciertos
resultados) y b) el valor de estos resultados
para la persona. Al mismo tiempo, el factor de presión social viene configurado tam- el nrodo en que percibimos el obieto en cuestión. Al mismo tiempo, tenemos
bién por dos factores más: a) las creencias normativas (cuales creen las personas sig- conocimiento de lo que se espera socialmente de nosotros en aquella situa-
nificativas'para ésta¡ y b) la motivación a someterse a estas expectativas. ción, es decir, sobre qué es apropiado hacer. Ambos factores (actitud y cono-
un eiemplo sería el siguiente. Imaginémonos que quelemo§ predecir ia probabilidad cimiento normativo) configuran nuestra definición de la situación, y guían
de que una persona deie de frXnar. Las probabilidades incrementan si la persona tiene nuestro comportamiento a continuación.
uniactitudpositiva respecto a deiar de fumar: por eiemplo, si la persona cree que fu- El problema que tienen estos tipos de modelos que pretenden conseguir es-
(va-
mar es per¡udicial para ia salud (expectativas de resultado), si le importa su §alud
lor adiudicarlo al resultado). Al mismo tiempo, el hecho de que la persona sienta una pecificidad es que, con el fin de ganar en precisión, se acercan tanto a la con-
(

(
cl liditorial ( I()( zt6 lrrlr()ducci(itt a l, l)s¡c()loSia s()(¡al
io l.d¡rori¿l ti(xl 217 Capitulo IV. Naturaleza y orga¡tiaciou..

tlucta concrcta que las actituclcs acaban ¡rcrtlie ndtl su carácter global' Así, cl ¡rredccir, tambión sc dcbe pclcler canrbiar. Así, las actitudes serán vistas como
moclcl<l tienc que aplicarse a cacla cast.l concrcto, ya que aparccen tantas acti- la clavc para m.dificar las pautas comr)ortamentales. Ah,ra bien, ya
si cs di-
tudes diferentes como situaciones intcntamtls cxplicar. Aclemás, de csta ma- fícil establecer la reracirin e.tre cornportamiento y actitud, ya podemos ima-
nera las actitutlcs «leian dc scr un conccpto cxplicativo y predictivtl y sc girrar que n<¡ será fácil detcinri.ar las situaciones y circunstancias
en las quc
conviertc en utt simplc inclicatl«¡r descLiptivo clc utra situación, como nos ad- se dará cl cambio dc actitudcs. U. prinrcr probrema
se encuentra
en er hecho (
vierte Martín-tlaró (l 9tt.t). de que, aunque ra may.ría de tc,rías prantea que las actitudes
se forman en
procesos a largo plazo, la mayoría dc estutlios sobre cambio
de actitudes se
han ccntrado e, procesos cclrtos cresirc un punto de vista temporal.,y,
mien-
1.4.3. Cambio conceptual tras quc csto ticnc vcntaias mct,dorógicas obvias, no dcla de
ser probremáti-
co en el ánrbito conccptual.
una dificultad añadida es la de tener que
Otros autores han obietado la tógica irnplícita de todos los estudios anterir¡- distinguir un cambio púbrico,
situaci<lnal y circunstancial, de un verdadero cambio en la actitud. por (
res: ninguno de ellos critica el presupuesto básico cle que existe una relación bas-
tante directa y rígida entre actitud y conducta. Ahora bien, algunos autores eiempl., imagine que tiene un anrigo que está'en contra clel aborto y ar sa- (
defentlerán que lo que es caracteríStico de las actitudes no es ctear una rcspuesta lir de una conferencia fcminista, vuestro amigo dice en una conversación
habitual, repetitiva y homogénea ante ciertos estímulos, sino crear una signifi- que está de acuerdo con er hecho de que las muieres puedan (
decidir abortar
cación especial entre el suieto y el obieto. Entendidas las actitudes como estruc- o no hacerlo. I:n un primer nr«lmcnto parecería que ra conferencia
re ha he_
(
turadoras de un tipo de relaciones, sería posible pensar que una misma actitud cho cambiar de opinión. sin ernbargo.-.,
¿cómo sabe si su amigo está rear-
puede provoqar respuestas diferentes pero unificadas por Ia relación significati- nlente convencido, o si dice l, que crice para quedar bien ante gente
que ér (
va que crean con et obieto de actitud. Quizás cl meior eicmplo sea el de la acti- sabe que está próxirna ar femi.ismo? F.n otras palabras,
ras teorías crásicas
tud maternal: la actitud de la madre hacia el hiio no Se expresa como una serie se han e ncontrado con ra nccesitrad tle difcrenciar una
mera aceptación pú-
fija de conductas (como dai siempre un beso al hiio), sino que incluye una v4- blica de una verdadera identificación e internarización der
cambio actitu-
riación de comportamientos (a veces dará un beso, a veces tendrá que reñir, dinal. (

etc.). A pesar de la variedad de respuestas y la dificultad de prever cuál de éstas A continuación presentaremos algun_al
{e- las tgg{as que han intentado re_ (
Ilevará la madre a cabo, sÍ que sería posible hablar, no obstante, de una actitud solver estas cuestiones. Algunas ya nos serán familiares, dado
que las teorías
maternal. que permiten explicar er cambio de actitudes son las que (
también nos permi-
tían explicar su formación. Así pues, tanto las t-eoríaseonductuales,
como ras
funcionales o las cognitivas tendrán propuestas sobre cómo (
se modifican las
lcfitudes, Sin embargo, como quedará craro, las propuestas más convincentes (
2. Camhio de actitudes o las que han tenido un apoyo mayor pof parte de los psicólogos
y psicórogas
sociales, serán la de [a comunicación persuasiva, de corte (
conductista,y la teo-
ría de la disonancia cognitiva. Hace falta tener en
Hemos visto que la investigación sobre actitudes ha dado mucha impor- cuenta también que, a pesar
de ciertos desacuerdos en algunos puntos, las perspectivas
tancia a la relación actitud-cdinportamiento, [a cual es interesante para poder teóricas siguientes
no han sido vistas como excluyentes, ya que cada una
predecir los comportamientos de la gente a partir de sus actitudes. Pero no se aproxima a aspectos
diferentes de las actitudes.
sólo eso: también ha permitido pensar que, si el comportamiento se puede
(

(
2l8 l¡¡tf(¡lu(ti(i¡t a l¿ l)sicoloSia s()cial .c) liditorial t l(X 2t9 Capítulo lV, Nalur¿lez¿ y orgartizaciÓrI...
iq) llditorial LJ()(

2.1. Teorías conductistas y estudios sobre la comunicación 1) Características de la fuente. Los mensaies, según de quien vengan, tie-

persuasiva ncn a ¡ncnudo un imJract0 difcrentc en nosotros. La característica destacacla


como más im¡rrtante cs la crcclihilidad: si la fuente es percibida como experta
y digna dc confianza, con conocimient«1, el cambio producido es mayor; por
según las teorías conductistas, las actitudcs sc motlifican por los misnt<ls
eiemplo, un alumnr¡ sr: puede creer más la información sobre qué materia entra
procesos por los quc §e es dccir, por proccsos de aprcndizaie, ya sca
Senelan,
en un cxamcn si provicne de la profesora que si viene de un compañero de clasc.
por asociación, refuerzos (castig<ls y recompensas) o modelado. l;,n concrcto,
Pero aquí no sc acaha cl efccto: un experto será influyente no solo en las mate-
y en concordacia con su visión hedonista r-le la pcrsona, defenderán quc un
rias que domina, sinu incluso, cn cuestiones referentes a otros contenidos. sería
suieto cambiará sus actitudes si esto le c«lmporta algún beneficio o incentivo
el caso, por eicmplo, ric ciertos anuncios en los que aparecen expertos en una
respecto a mantenef sus vieias actitudes. Ya hemos visto anteriormentc
algu-
materia y sin cmbarg<l anuncían alguna cosa de otra con la cual no tienen nada
dc gé-
nos de los postulaclos y experimentos dc esta perspectiva en la secci(ln
a ver; o cl del impacto quc tienen ciertos contertulios que, con dominio sobre
nesis de actitu«les, y por tanto no los volveremos a explicar aquí. Ln vez dc
un tema particular, se pcrmiten formular opiniones sobre las rnás variadas cues-
esto, profundizaremos más en una de sus aportaciones: el cgniuntg
de estu-
tiones.
dios sobre comunicación persuasiva que hicieron Hovland y su equipo' Por
comunicación persuasiva entendemos aquel tipo de comunicación que tendrá El efecto adormccido
como obietivo el hecho de convencer al auditorio de algo; por lo tanto, impli-
Detectado por Hovland y Weiss (1952). este efecto muestra que, cuando el impacto
cará un cambio de las actitudes previas.
persuasivo del mensa je se mide a corto ptazo, éste es mayor en las fuentes de alta cre-
dibilidad. No obstante, si el impacto se mide al cabo de un tiempo,.no parece haber
Comunicación Persuasiva diferencia entre las fuentes. Este resultado se ha llamado disociación entre lá fuente
y el mensaie: al cabo de un tiempo, aunque se pueda recordar el mensaie, ya no se
Hovland, con una orientación principalmente conductista, dirigió, durante recuerda la fuente y, por lo tanto, ya no tiene importancia si ésta era muy creíble o __
y
los años cuarenta y cincuenta la investigación del centro de comunicación poco creíble, y solo tiene efecto el mensaie en sí.

cambio de las Actitudes de Yale sobre los procesos de comunicación


y persua-
y cola- Iá importancia de la credibilidad viene matizada por otro factor, el atractivo
sión. A pesar de su enfoque mayoritariamente conductista, Hovland sus
de la fuente: cuanto más positivamente se valora la fuente, más inclinada está
boradores también incorporaron posteriormente factores coSnitivos; además,
la gente a aceptar sus puntos de vista. Parece que los efectos de la atracción ven-
tenÍan en consideración la raíz social de las actitudes, y en particular,
la depen-
drían dados, o bien porque llama más la atención, o bien porque el auditorio se
dencia de las actitudes de una persona respecto a su 8rupo de pertenencia.
Por
identifica más con ella o quiere parecerse más a ella. EI atractivo no es solamente
eSO, enfatizaron loS proceSos de comunicación social como contexto de forma-
muy físico, sino que puede ser por similitud -siempre y cuando Ia similitud se perciba
ción y cambio de las actitudes. El trabaio de estos investigadores ha sido
pero la contribución que ha tenido más repercusión han sido los resul-
como verdadera, y no fingida. EI efecto del atractivo es mayor cuando el men-
amplio,
que intentaban de- saie es impopular, y poco importante si el mensaie es susceptible de ser acogiáo
tados obtenidos a partir de una serie de experimentos en los
de manera favorable.
terminar aquellos factofes situacionales que podían eiercer un cierto efecto de
estudios se Otro efecto del atractivo es el de suponer que la fuente es, no sólo atractiva,
refuerzo e influenciar los procsos persuasivos. Principalmente, los
que Son los que sino inteligente, ya que tenemos teorías implícitas que asocian rasgos físicos
han baSado en cuátrO factores, fuente, mensaie, Ieceptor, canal,
con características de personalidad. Así, tenemos tendencia a pensar que una
ahora veremos con más detalle-
(
o lldilorial tJ(X
220 l¡llrird[C(¡(iü ¿ la l]\i('()lo¡iía s()eia¡ i-, lilil()fldl t J( X l
(
l2t (lal)itr¡lo IV. Natrrraler¿ y orga0ización..

pcfsona atractiva scrá también interigcntc


(¡s.brc t.d. si sc cs homhre, claro cs_
g.rnc.to. lrstudi.s ¡xrstcri.rrs han rnr»strado que, en realidad, e[ hcch.
tá!), o quc si sc es fco no se pucde ser t.le prescntar
trucn«1, ctc. d«rs caras dc un argumcnkr cs cficaz- srilo cuando
otro factor clavc cs el graclo dc ¡ntencionalitlatl auditorio es c<lnsciente dc que
er
dc. la fucntc quc cl audit.ri. existe. d«rs p()sturas dirercntcs. r,a rat-ón radicaría en el hecho
de quc las personas
perciba' Así, si la pcrsona percibe que co.scientes dc la existencia dc ¡rosiciones difcrentes podrían
ra fuentc pucrlc tcncr intcrcses pers,nalcs percibir que se l.r.r.un-
para convenccr, se rechaza más de alguna cosa y, co consccucncia, .frecerían más resistencia
cr mensaje quc si sc pcrcibc quc ra persona a periuasión. ra
qur:
intenta convcnccr lo hace de f«rrma trcsintercsacra. (
si arguicn decrara su intcn- lil ordc. de presentación de
ción de pcrsuaclirnos, nos resistiremos argumentos también es importante. si se pre-
rcls
porque el hech, de aceptarro impricaría
sentan clos nrensajes seguidos, y se evalúa er impacto sobre
que se nos pucde manipular y que ras actitudes ar cabo
nuestras actitudes y o¡liniones son menos
im- tle u. tiernpo, se dctecta un cfect. mayor der primer
portantes y de menos entidad que mensaie -hay un efecto <ie
ras de ra fuente. r)ero, ra aecraración
explícita prinracía. si se presentan los me nsa jcs separa<ios por I
de persuadir puede ser pcrsuasiva un intervalo temporal, y se
si no imprica u.a anlenaza ni sugiere
un csta- evalúa r:l et'ecto inmediatamente <Jespués der último, éste
tus de inferioridad o de incompetencia último es er que tiene
del auditorio.
La autoridad de la fuente, como más im¡racto en el cambio cle actitucles _cfecto de recencia.
se puerle suponcr, será rerevante según
su I-a i.flucncia del tono emocir¡nar der contenido ha sido muy
grado de convencimiento: es rrecir, estudiada. A
si ra fuente es percibiila como capaz
de im_ menudo, con cl fin de incrernentar los efectos persuasivos
poner sanciclnes a la disconformi«ratl, de un mensaje, se in-
sus mcnsajes tieaen más efcct,s persuasi_
vos' I)e todas maneras, los efectos de renta provocar em,ciones -habituarmente, el miedo. y
carnhio a part¡r dc un castigo parece, lro aunque se pensaba que,
scr duradert¡s, a diferencia de ros conseguidos cuanto nrás mied., más cambio actitudinal se produce, los
a partir dc recompensas. rrinal- resultados empíricos
mente' se ha apuntado la importancia ponen cn cuestión una relació¡r tan directa. McGuire, por
de la autocredibilidar, de la fuente e, eiemplo, encontró
er que el miedo sólo era efectivo para cambiar dentro de
sentido deque si una fuente tiene confianza unos niveles moderados. (
y seguridad en sí misma y en lo que
comunica tiene más efectos de persuasión. Si se provocaba ¡^rco, er me.saje no ilamaba suficienternente
la atención, y si
se provocaba mucho, creaba reacciones defensivas y
rechazo. Además, si el men- (
2) Características del rnensaie. saie no pr,-;oorcionaba un moclel, tle.omportam¡ento alternativo
mismo rnensaje y su organización y crns-
Er que pernritie-
ra evitar el peligro, er auditorio se podía poner a ra defensiva (
trucción puedc, tener efectos determina,tes y provocar
en cómo el propio m.rrsu¡" ,.-
cibido. Como es evidente, la primera resultados contrarios a los deseados.
co,dición que tendrá que cumplir es"sque
sea inteligible, pero hay otras características
menos obvias. se ha intentado de_
terminar, por ejemplo, si la organización C-arnpañas de prevcnción (
der conten¡do tiene repercusiones en
cómo se recibe er mensaie. En concreto,
se han hecho algunos trabajos empíri- En campañas de prevención, el mensaie tendría que decir
cos para intentar evaluar si contenidos ducta tiene un riesgo; b) el riesgo es mayor de ro que
lo siguiente: a) cierta con- (
«liferentes afectan de manera diferen- se piensa; c) seguir una conducta
te a la persuasión. Los re:ultados, sin alternativa es un remedio eficaz (Rogers, 1975).
embargo, no mostraro¡r que ningún (
mensaie fuera superior a otro, sino que
más bien deperrdía de la interacci(rn
entre el tipo de mcnsaje y las características 3) Caracteústicas der receptor o auditorio. Dentro de este aspecto,
del autlitorio, como por ejempio, se han des- (
el grado de ipsrrucción. tacado caracteiísticas diferentes. En primer lugar, encontramos
diferenci¿rs indivi-
duales; las personas con baia autoestinra serían más influenciables (
que las que
Para las personas con más ¡nstrucc¡ón eran más efect¡vo§ ros tienen autoestima elevada, ya que pueden dudar más de
sus opiniones. Ahora bien,
mensaies que incorpcu
raban.los diferentes puntos devista (
tra del punto
-es de.cir, ard;;;a, tanto a favor como en con-
estas conclusiones tienen que ser tomadas con cautela,
ya que esta relación es pro
de'ista defendido por ra fuentá-, iii"ni.ur qre para ras personas merlos bablemente menos directa de ro que se piensa. Finalmente,
instruidas, los mensaies más efeitivos si el auditorio ya ha ex-
e,u. I"; q;;-;;;sentaban r¡na sola cara del ar- presado públicamente su posición antes, será mas dificil
que la cambie.
(
rrxlu(Ln¡r r lr rrsi.ol('8¡¿ §((i¿l (:¿l)ilúlo lV Nrtual(/¡ycta¡¡za(ió¡r
(

( dcl iuicio social Por lo tant(), no tcncmos ¡ringuna ccrteza dc quc ctr situaciones oaturales los
C.ambio se8ún las teorias
efectos fucran parccid()s a los obtcnidos.
y Hovla d (1961)' con cl lin d(
\'r-
( (bmo va veiarnos en las coflttibtt(loncs
dc Slrcrif
tencr en cuc¡ta cl grad() cn tln cualquicr caso, lo quc sí sc ha herho cada vcz más evidentc ci quc la ma-
ilii'J;"il;. ;"dificará o no su ¿ctitud' hace falta I»
( resp"t tt' a ta pt'§it ion dtl
audit(rriu ()bv¡am(nte yoría de los rcsultados apuntan hac¡a una importancia de los factores de relc-
cl qurj el nutv mrnsa¡e rtific'e tt"
d,. utu*tootun nu"*tu i('sición 5on accptadu\ i::].:il:'-1"" vancia c implicación pcrsonal que pucden influir, desde la atención e interés
mcns¿its que
"stán
r': *'::'^1";;:::;i i]i: que se detlica a un mcnsaic hasta cl t¡po dc p(resamicnto que se hace de é1. Por
n.""1",.f",n. "'
diferentcs (cfccto de
(onltaste)' y rccni ilii:# ::il:';:lill"lf posición dc lo tanto, aunque cs intcrcsante saber cómo y qué variables influencian la comu-
I ,"i.. 1.1;;:ü#:i"'fiil,T::;l;¿.ra nicación, no Fxlemos pcrder de vista el carácter emincntemente crítico y cons-
mas pro
',"'on'".*.'^'i9:l1l"l:
la persona Son los que tienen
tructor de la pcrsona quc -más allá de fecibir simplementc mensaies- interactúa
pa-
comunicación Los mensaics cara a cara v se comunica activamcnte con otras. En otras palabras, Ia persona interpreta la
4) Características del canal de
lor
efecto que los mensaies indirectos
{omo por eiemplo' situación de una mancra mucho más c'ompleja y elaborada, c'on mucha variabi-
,".a qra,an*rn *"
quiere decil que los me- lidad se8ún la situación particular en la que se encuentra y, como veremos más
de comunicación F§to no
transmitidos Por los medios su in-
persuasivos' pero probahlemente adelante, a partir de referencias y significados colectivos y compart¡dos, no in,
0", O. ao*un,aua'On no ten8an efectos cara a cara' dividuales. Es este carácter interpretativo lo que dificulta la obtcnción de una
argumentos para las di§cusiones
fluencia consiste en proporcionar lista definida de variables de influencia univoca que perm¡ta saber de antemano
cómo un mensaje afectará a la gente.
Básicamente,todoséstos§onlosfactoresquesehanfesaltadoparalaComu.
que hacer una
actitudinal sin embarSo' hay
nica.iOn p"oruriuu y el cambio
de todos estos factores con
uO'*".,án, u de la presentación esquemática
r",- resultados no 2.2. Teorias funcionales
y facilitar su comprcnsión' los
el fin de deiar clara su influencia
ni tan concluyentes como esta exposición puede
han sido siempre tan nítidos
se encontraron resul- Habiamos v¡sto que las teorías funcionales presupo¡ren mecanismos motiva-
se hicieron más experimentos'
hacer pensar. A medida que com-
veces los resultados nuevos cionales quedan senüdo a las actitudes y marcan algunas de sus funciones. Hasido
*ao, nu.i"n rnas comPleia la situación -a
ir. y otras no Permitían llegar a difícil evaluar los efectos del cambio de las actitudes baio esta teoría, en parte por-
ro, unteriores, otras los contradecían'
O,l^.ioo"n un poco simplista etperar que las necesidades que presuponen, algunas de influencia psicoanalítica, son di-
mmpleiidad muestra que sería
ffino.on.turiOn. Esta pa- ficiles de operacional¡zar (definir y medir). En general, sin embargo, estas tmrÍas
futtores inlluye§en de manera
direcü y sencilla Al contrario'
lu."fo, *t"rio,o propondrán que el cambio actitudinal tendrá lugar cuando la exuesión de ta vieia
cambio de actitudes re-
entre ellos' de modo que et
lJ* Or. n", ,.t"'"tciones ta fuente podría afectar'
actitud ya no satisfaga la necesidad que la originaba. De todas formas, las condi-
eiemplo' la credibilidad de
sulta bastante compleio' Por ciones que llevarán a un cambio de actitud s€rán tan variadas como vadadas son
se8ún Ia audienciaEs
cualidades del mensaie o
de forma diferente según las resulta-
la1 molivacionB y necesidader que se en(xentrañ en la base de las acliludes.
de vista el hecho de que estos
más, es necesirio que tampoco Perdamos
las situaciones han
exp€fimentales' en las cuales
dos provienen de situacion6 Uno de los pocos trabaios empiricos que se sustenta en este enfoque es de Stotland y
los efectos de forma independien- Katz, que intentaron evaluar el cambio eo actitudes de preiuicio hacia los negros, pre-
iit?"n,rr,udu' Oara aislar y poder estudiar ya
de los experimentos no está exenta de problemat iuicios que, s€gun los autores, cumpliar¡ ur¡¡ función de defensa del yo. En primer lu-
te. Ahora bien, ta ló8ica gar, midie¡on con un cuestionario el caÉcter defensivo de ciento treinta y un chicas
estudiar en el laboratorio sin
todos estos factores se pueden universitadas, pof un lado, y sus actitud€s de preiuicio hacla 106 negroq po¡ el otro.
fu" fr"rupon" ,ut social'
involucfados en todo proceso Despuét se les dio un folleto en el que s€ explicaba cómo funcionan nuestro6 mecanis.
tener en cuenta los factores sociohistóricos
(

!, lilitotial L,O(l 224 liltr()du(1 i()il J la I


I',r4 o flJ¡t(x¡¿l tl(x 225 Oapítukr IV. Nátrrr¿lrz, y orgal¡i¿¿r¡ú¡_..
I
(
nros de reprcsión y proyecci(in scgún las tcorías psic«xlirlánlicas..lttsk) (lcspuÓs tlc lcer- l,cwin conrJrar<i la cfe«:tividatl rclativa de dos form¿s
de dar ra información: en una
11l, y también cinco setnatra:i dcsptrés, los "ex¡rcrinrentadores" volvicr«rn a mcdir sus
situaci<in, ras rrradrcs e ran instruitras indivitruarmente
actitgdes Contta los ncgros, y cncontraron una reducción clc strs prciuicit)s. l.os inves- . ve i.ticinco r,iar.ltos; en ta .tra, las madres sc reuníanpor expertos durante veinte
g*pu, rlc seis, recibian
(
las inf«rrmacir¡¡rcs de kls expertos, y dcspués
tigadores atribuyeron cstc cambk) a la disminución de la ncccsidad dc defcnsa en las discutían er"nprobtema entre erras y er
cxpcrto hasta t()rnar una dtrisión. [-os rcsultados (
chicas, ah«rra que ya tenían ¡n conocim¡ento mayor sobrc cl funcionamicnto dc la rc- mostraron que las decisiones to.
madas c,.{n{'0 rcsurtafon más pcrsuasivas quc
presión y proyección. la instrucción individual.
(
Las te<lrías c.re ra
consistencia c.nccptu arizan ara persona
Un tema que ha ptcocupaclo espccialmente desde csta tcoría cs la falta de 8e- como un punto der
espacio psictlltigico que sólo se puede rrrover en
neralización de los cambios dc actitudes, cs decir, la obscrvación dc quc, aunque tleterminadas direcciones, te-
niendr¡ cn cue nta er cam¡ro de fucrzas ambicntares
las actitudes Se relacionan entre sí y Con los valores tlc una persona que consti- a ras que esté sometida. un
postulad. común crc todas eras es er principio de ra consistencia o equiribrio:
tuyen un sistema cognitivo jerárquico, los cambios en una actitud no pareccrl
este eampo de fuerzas tiene tendencia ar equrlibrio, de manera que ras desesta_ (
afectar mucho al Sistema global a otras actitudes interconcctadas. l)or eiemplo,
bilizaciones tc.derán a ser corrcgidas. Iln cierta manera,
incluso cn el estudio que acabamos de explicar, en el que el cambio de los pre- esta teoría aplica la no
ción pcrce¡ltiva de ra "buena forma", propuesta por (
hubo
iuicios hacia los negros todavía estaba presente unos meses después, no la Gestart, a las relaciones.
P.r es., sup.ndrá que las cre.encias constitutivas de
cambios consistentes e¡r los preiuicios hacia otros Srupos rninc)ritarios. Se pro- las actitu<ies están organi-
(
rna,era cr¡herente o c«rnsist.nte, y que to«Ja pcrsona
zarlas clr''
pondrán factores diversos que expliquen esta falta de generalización. como el intenta siempre
mantcner la mayor consistencia posible en su sistema
que Cada persona tenga una organización Cognitiva singular que (lateSoriza el cognitivo. (
uno de los primeros moderos, que servirá de fuente
mundo tle diferente manera y que, por lo tanto, sea difícil de saber en qué di- de inspiración para er resto
de mcxlclt¡s de ra consistencia, será la tc<¡ría <1er
equilibrio de l-ritz Heider (1944, (
mensiones experimenta cambio, o bien el que el ambiente eierce presión Sobre
1946, 1958). según este modero, ras
la persona para que vuelva a sus vieias act¡ttldes. ¡rersonas ticnen una necesidad de mantener
consistencia en sus relacioncs; en particular, (
tienen unatendencia psicológica aor-
ganizar sus conocimientos sobre ras cc¡sas
de ma¡rera armónica, en un estado de (
equilibrio o balance en er que ras ideas coexisten
sin tensión.
2.3. Teorías de la consistencia
Flgura 4.3
Con diversos nombtes, a partir de los años cincuenta y sesenta surgieron di- (
versas teorias sobre la estructura de las actitudes que enfatizaban el papel del
componente cognitivo, es decir: las creencias eran la unidad básica de las acti-
(
tudes. Estas teorías, llamadas teorías de la consistencia, tienen un fuerte compo-
(
nente gestáltico, recibido de Lewin.
(
Lrwin fue úno de los primeros que hizo una investigación de psicología social aplica-
da; en concreto, llevó a cabo un estudio pata petsuadir a inadres ióvenes que vlsita- (
ban las clínicas a fin de que siguieran las instrucciones de alimentación de sus bebés. Así, si a una persona le gusta un obieto
x, y a nosotros nos gusta la persona
tema de las tres reraciones estará en equiriúrio
r, el sis.
ta hipótesis de Lewin era querdado que lor individuos siempre actúan como elemefr- si a nosotros (
también nos gusta er ob-
tos integrantes de sistemas soclales más amplios, una decisión tornada en el grupo de rersona que nos gusta no le gustan las mismas cosas que a mí, entonces
lll3 l:_tl,i
tenslon" en el sistema; y al revés, si la gente que
pertenencia tendrá una influencia más poderosa en la pelsona que la instrucción ln- nay
no me gusta muestla las mismas
preferencias que nosotros, experimentaremos (
dividual hecha por un experto. teÁión. La faña de tensión significa un
(

(
(
hrlrntk(n¡rr lJ l^iLr)l08ir n{r¡l (:rl)ilulo lv
( 2t NJn&¡e2! y ofllrfl izr(ió¡¡

( cnclcual no hay p«rsión haciael canlbio (i)nlr¿ri¿lncntlr' si n()Ilay do dc cquilibrio, una eoherencia cnt¡c los contcnidos de las r:reencias r¡ contri-
estadoest¿ble,
equilibrio, la ptrstxra intcntatá [§lauratl() de la mancra cn quc curstt nrcno! csfuor_ micnt(ls pcrsonalcs. (lon cstc principio, ¡to sók¡ sc sobrevalora cl caráctcr
( ;. tbta tcoria ha s¡do con§i¡lcr¿da como sumamentc simplifi(adora' placcntcr() y reforzante del cquilibri(,, s¡no que talrlbién se sobrevalora cl carac-
ter raci(n)al dcl individuo, pucs cn el fondo, todos nosotros somos capaces en
Dc entre k)dos, uno de los m(dclos que ha tenido más fortu[a es la tcoría dc
quc las actitudcs dc algún rn(xnento de vivir c()n alguna contradicción o inconsistenc¡a. Adcmás,
la disonancia coSnitiva de festinSer (19'57), que dcfcntliti
y que cntrc cs- scr inc(»sistcntc tambión n()s pucdc traer benefici<ts sociates y/o personales.
Ias personas se basan en su§ creencias sobrc los divcrsos obietos'
Pcro quiás, la crít¡ca principal a estos mode¡os sea que asumen la necesidad de
penrimiento y acción, tendria quc dar un estado
l tas creencias, e incluso entre
sc
consistcncia como una motivación básica, universal, homeostática y, significa-
inconsistcnc¡a' una d.lso-
de consistencia o equilibrio. De lo contrario, hay 'rna
tivamente, ¡ndividual. lin estc sentido, la teoría no prevé que la necesidad de
I nancia cognitiva, lo que comporta un malestar que cl suicto
intcntará rcsolver'
bien alteran- consistencia pucda provcnir más dc Ias exigencias de nuestro contexto cultural
bien cambiando su§ pen§amientos, bien cambiando su conducta'
I modclo scrá prcsentado
y normativo quc de nccesidades individuales, y asÍ, acaba operando la reduc_
do el medio, bien buscando nueva inft¡rtnaciÓn ' tr'ste
ción dc un factor socionormativo a lo individual.
con más detalle a continuación.
itlea de la coherencia' será
[,as tcorias de la coltsistcncia, con su dificultad para aceptar la incoherencia,
El modelo de RosenberS, también apoyado en la
deian entrevcr que implícitamentc plesuponen en éstc una cierta deshonesti_
I un poco diferente. En é1, las actitudes estarían co¡lstituidas
tanto por creencia\
que tienen que ser dad, un conflicto ético, c incluso, según algunos han criticado, un cierto scnti_
como por afectos, de maneta que son estos dos elemcntos
los
( miento de culpa. Algunos cstudios han mostrado, sin cmbargo, que la persona
inconsistencias afectivo-
coherentes entre sí -y no sÓlo las creencias' Por ello, las
esbastante capaz de mantener inconsistencias si no tiene una implicación per-
ló8icas' Sino que se dan
cognoscitivas no son provocadas Por contradicciones
sonal en el asunto cuestionado, o si de cllo saca algún bcneficio.
en situaciones de alta imPlicación personal, casi de "clilema
moral" D€ esta for-
principios de ló8ica formal'
ma, Rosenberg resaltó qüe la Sente no actúa según
sino que las personas tenemos nuestra Propia lóSica "psicolÓ8ica"' 2.3.1. I-a teoría de la disonancia cognitiva
Antes de presentar la teoría de Festinger, hagamos algunas
refleiones sobre los

modelosdelaconsistencia.Estosmodelossehandeiadodeutilizal,especialmente
respecto de los momentos ál8i- Decíamos que la teoría de Ia disonancia cognitiva es sin duda la teoría de la
desde que el estudio de las actitudes Perdió fuerza

dos, pero sin embarSo su tradición continúa a través


de los estudios sobre atribu- consistencia que ha tenido más resonanc¡a; en parte, porque es especialmente
de tos puntos más útil para pensar situaciones de cambio de actitudes, y también porque prt_rpor-
ción, que también absorven los PúnciPios de Heider' Uno
es que altera el orden con el que ciona algunas predicciones que, aun siendo un poco contraintuitivas, se han co_
intefesantes de la teoría de la disonancia cognitiva
las actitudes' Así' si la mayoría rroborado en bastantes exper¡mentos. A continuación veremos algunos de los
hasta entonces se habían pensado las teoÍas sobre
consecuencia de cogni- estudios y conclus¡oncs derivadas de csta teoría, a la que tampoco le ha faltado
proponen que el comportamiento es ll€vado a cabo como
propuesto hacerla)' en Ia la polémica y los intentos de explicar, desde otras teorías, sus mismos ¡esultados
ciones (hacemqs alSuna cosa porque Pdmero nos hemos
adatr mediante interpretaciones diferentes, como también veremos después.
propuesta de Festinger la dirección es at revés: primero actuamos' y después
siSuen a las acciones' la Tal como hemos explicado anteriormente, esta teoría presupone qüe la in-
tamos las cogniciones a nuestra actuación, esto es, las ideas
consistencia entre cogniciones -por ejemplo, lo que sabemos que pensamos o
razón siSue a la Praús. '
es su sentimos, y lo que sabemos que hemos hecho- provoca una sensación psicoló-
Perouno de los problemas principales de los modetos de consistencia
de encoritrarse en un esta- Sica de malestar o disonancia. Será precisamente esta disonancia, y la motiva-
supuesto fundamental: una necesidad homeostática
(

,:cr Editorial tl(X: 2211 Ir¡trr¡rlrrrcior¡ J l¡ l)s¡((|l(,8i.r 5(f,ial s ¡dilor¡rl L,(X 229 (ia¡ritulo lV. N¿turalrza y orgall¡zac¡ó[...
(

(
ción tlc recl¡pcrar el cstado dc cquillbrio, lo quc la teoría ptcsentará cotntr s¡guicntc: a) la atracció. de la artcr.ativa no escogida, b) el gratlo
de similitud
mecanismo cxplicativo dcl cambio dc actitudcs, pcr() ntitcnl()s c()lt un poco lnás de las altcrnativas, y c) ra importancia de la decisión. Así, (
cuantg más atractiva
de «letalle de quó dependc la distlnancia, y cómo podemo§ rcclucirla. sea ., csc«l¡¡ida, cuanto más diferentes sean las alternativas posi-
la alterrrativa
(cn (
festinger y sus colaborailores propondrán que el gratlo dc distlnancia cxperi- bles c.nclicioncs de iguartrad trc su atractivo), y cuanto
más importante sca
mentada para mantcncr cogniciones contrarias vendrá detcrminatlo ¡xrr factores la dccisión para la pcrsona, mayor scrá la disonancia
experimentada. (
{ivcrs<,rs: a) la cantidad de elcmcntos disonantes: cuantos más clcmc¡t(ls dist>
nantes, más clisonancia; b) el grado <le Cada uno de estos elemcntos: cuanto rnás una ¡rcrs«lna puedc int*ntar r.ducir ra clisonancia con
estrategias criferen-
importantes Sean, más disonancia. Ahora bien, estos factores vicnen mediatiza- tes. I)or un ladcr, puedc intcntar cambiar ra decisión
tomada -y volver así a
dos por la implicación y compromiso de la persona, ya que la disonancia se cxpc- la conflictiva situación dc tener que escoger. También pue<Je
dar más valor
ilmenta especialmentc en situaciones de alto compromiso pcrstlnal. l¿ tetlría a la altcrnativa esc.gida, o bien «rcsvarorar la arternativa
no escogida, y qui- (
expone también algunas situaciones en las que es probahle ouc sc cxp€rimcnte tarle im¡r«rrtancia y/o atractivo. sería el caso, por eiempro,
de ra persona que
disonancia cognitiva, y que veremos a continuación. ha esc.giti. estudiar la carrcra dc psicología, y a pesar (
de descubrir gue se
pasa el día estudiante ratas y neur,nas en vezde
personas, continúa pensan-
1) Disonancia por iustificación del esfuerzo. A nrenu'Jt-. dedicamos es- do que su cdrrera es genial. (
fuerz<,ls para conseSuir algo, cotllo por eiempkl, ser adniiticlt-- en uil clul, o aso-
(
ciación. Si no conseguimos nuestra meta, o s¡ una vez conseguida ésta no es 3) Acuerdo inducido. t)or otro rado, también podemos experimentar
diso-
tan positiva comocreíamos, experirnentatemos disonancia a Causa dcl esfuer- nancia e. aquellas situaciones en las que, a partir de presiones más o menos
su_ (
zo invertido. con el fin de reducir ia disonancia, la persona puede: a) devaluar tiles, .os comportamos de una «reterminada manera que
está en contra de
el grado de inversión hecho; b) sobrevalorarel resultado y con ello resaltar §us n,estras actitudes. Los estutlios empíritos se han centrado
en analizar cuáles (
aspectos positivos e isnorar los negativo:' son los efectos de los castigos y recompensas en estos
casos de comportamiento
cor'tr^^ctitudinar, y ra mayoría coinciden en el hecho
de que, cuanto mayor es el
Este tipo de disonancia se mostró err un estudio de Aronson y l'lills en 1959 en el que refuerzo o la recompensa, menor es el cambio. Resultados
como estos serían di-
diversas universitarias se ofrecieron voluntarias para participar en discusiones sobre fícilmente interpretables desde las teorías del condicionamiento
sexualid¿d. Para ingresar, se les hizo pasar pruebas, y así, un grupo paso una prueba instrumental,
puesto que en ellas se postula un incremento
severa, que consistía en tenet que leer palabra§ en voz alta relacionadaS con cuestio- en el cambio de actitudes a medi- (
nes sexuales (¡piense que efa el año 1959!) mientras que otras pasafon pruebas más da que se aumenta la recompensa o castigo.
ligeras, y otras no pasaron ninguna prueba. una vez acimitidas, se les deió escuchar (
una grabación ficticia de una de las discusiones de uno de los Srupos en los que ten-
La disonancia cognitiva permite, por ro tanto, no solo predecir
drian derecho a participar -Iegistro que resultaba ser mtly aburrido y trivial. Ctrando qué conduc-
ta se llevará a cabo a partir de cierta actitud, (
se pidió a las chicas que evaluaran mediante escalas la grabación escuchada, sólo sino también pronosticar ra direc-
aquellas chicas que habian pasado pruebas de iniciación severas consideraron la dis- ción inversa, es decir: qué pasará con nuestras actitudes
si llevamos a cabo un
cusión como irrteresante e inteligente. De lo contlario, habrían tenido que aceptaf
comportamiento que las contradice. Así pues, en
que habiarr Pasado por una situación diñcil para nada. er caso del comportamiento
contra-actitudinar se ve claramente que la teoría prantea
ra direccionaridad ac-
2) Toma de tlecisiones en situación de libre elección. Una situación carac- ción > pensamiento, no a ra inversa, como ro
! han hecho ra mayoría de teorías.
terística con terldencia a prov&ar disonancia es la torna de decisiones, ya que Retomando los estudios empíricos sobre el acuerdo (
inducido, diremos que la
teoría de la disonancia cognitiva explica
escoger sietnpre compolta renunciar a alSo que tiene algún atractivo para noso- los resultados de la manera siguiente ra re-
compensa o el castigo funciona¡ían como
(
tros. [¿ magnitud de la disonancia experimentada está en consonancia con lo la justificación de haber realizado una
(

(
(

( lrr(r()du(t¡(¡¡l r la lt5ic(ll(18la s()ciJl o Editoria¡ t,()(l 231 (:a¡)ítub lV. Natrraleza y of8anrzaclou...
!o tldilorial (J(Xl 230

( son con'cctas las ctxnpararcmos con las dc l«rs otros. pero,


Conducta contra las misfnas actiturlcs y, por lo tallto, disrrlinuirÍan la disotlatrcia ¿qué pasa si rcsulta
que los otros cxl)rcsan actitudes difercntcs? I'orlos hemos pasado por la cxpe-
( cognitiva expcrimcntada. l:n la misma [ínca, tanlbiÓn sc ha visto, quc si la pcrs()na
tlinguna otra opción, no cx- riencia de hablar con gcntc y oír cómo alguien contradice alguna de nuestras
está obligada a tener una conducta y clec que no tcnía
opiniclnes. [n principio no es una sensackln muy agraciable, pues tod<ls prcferi-
pcrimentará clisonancia, ya quc atribuirá su conducta a la coerción cxtcrna.
mos que los de más nos refucrcen y nos «ligan que tenemos razón. Este malestar

Carlsmith (1959) hicic«rn el expcrimcnt0 sil{uientc: tuvie- que expcrimentamos cs c.lcbido a la disonancia cognitiva entre lo que crecmos
Para mostrarlo, lrcstinge r y
y
fon a unos estu<Iiantes clesarrollando una tarea muy aburrida durantc una hora una y lo que creen los otros. cuando cxperimentamos disonancia a causa de dcs-
presentaran el expcrintentg que habían hc-
vez la hubieron acabaclo, les pidiercln que acuerdos con otras personas, en tcmas que para nosotros son importantes, po-
cho a otros estudiantes, y ellos les diicron quc se trataba de un experimento agradablc
ttna demos utilizar nucstras interacciones con otros para reducirla.
( y divertido. [os "experimenta«lores" dividieron a los estudiantes en ttes Srupos: a
parte de los suietos se les pagó poco para hacer esta prcscntación (l dólar), a otros una
( Lu.nu pugu (20 ¿ólares); al grupo control no se les pi¿ió quc presentaran el experi- Normal¡nente dis¡nnemos de dos vías: a) potlemos reclucir la disonancia reci-
mento. Tal como Festinger y su colaborador habían previsto, los cstudiantes que re- bicndo apoyo de gente que ya cree en aquello de lo que nos queremos convencer,
cibieron la paga menor fueron los que cambiaron nrás su actitud respccto a la tarea o b) podemos pcrsuadir a los otros soLrre aquello de lo que nos queremos conven-
que acababan de hacer, mientras que los que ya tenían una lustificación por el hecho
actitud; cer. I"estinger y 'thibaut (1951) mostraron que
«le decir mentiras (los 20 dÓlares cobrados) no modificaron su se preferirá la última cuando la diso-
nancia provenga del desacuerdo con una persona, puésto que cambiar la opinión
En estos eiemplos podemos ver lo clave que son las atribuciones y iustifi- de la persclna discordante resolvería el conflicto. sin embargo, si la persona se en-

caciones que Ia Sente hace de su comportamiento. Ln cierta manera, y a Causa oentra con diversas personas que opinan diferente, convencer a una persona no

de su común origen en los trabaios de Heider, la teoría de la disonancia coS- solucionará el problema, y seguramente preferirá la primera estrategia, es decir, bus-

nitiva comienza a apuntar el surSimiento de la teoría de las atribuciones y del cará apoyo entre quienes piensan como ella. si el tiesacuerdo se pro«Juce respecto
a
pensamiento de sentido común. temas bastante irrelevantes, se puede desestimar la fuente de desacuerdo.

En los casos en los que una personaeS llevada a actuar en contla de sus acti-

tudes y experimenta una alta disonancia, puede intentar reducirla a


partir de lo 5) Disonancia por contradicción de expectativas en situación grupal. A
a) cambiando su propia actitud h4cia Ia dirección de la conducta rea-
menudo, cuando tenemos expectativas respecto a algún acontecimiento futuro
siguiente:
que después no acaba pasando como esperábamos que pasara, sentimos
lizada (y iustificando así su conducta); b) maximizando los resultados de la con- un sen-
timiento de contradicción y confusión. En estos casos en los que los aconteci-
ducta realizada (y obteniendo así una iustificación suficiente para su conducta
mientos contradicen las expectativas, normalmente esperaríamos que
contradictoria, sin que deba cambiar sus actitudes). También puede influenciar la
cogni- persona acabase aceptando que estaba equivocada y cambiase así sus expectati-
.la información que recibe, ya que decíamos en el apartado de la función
vas. Pues bien, no siempre pasa esto: si la desconfirmación de expectativas
tiva de las actitudes que Ia persona puede intentar evitar la disonancia no diri- se da
en situación grupal, parece que los miembros del grupo son capaces de darse
giendo su atención hacia aquellas informaciones que conttadicen su manera de
que com- bastante apoyo los unos a los otros como para reducir la clisonancia y mantener
actuar y/o pe0sar. El eiemplo típico de esto sería el de aquella persona
las creencias.
pra el periódico que está más de acuerdo con su orientación política.

Exactamente esto es lo que encontró Festinger en un estudio impactante- En la ciudad


4) Interacción de grupo cbmo medio de reducir disonancia. AI explicar chicago, surgió un grupo de creyentes que estaban convencidos de que la noche del 20
de

la teoría de Ia comparación de Festinger, hemos dicho que este autor supone de diciembre, una oleada gigantesca del lago de la ciudad engulliría la ciudad entera. tste

que, en situaciones de falta de criterios obietivos, para saber si nuestras actitudes -8rupo se apiñaba en torno a Marian Keech, que era la muier que decía haber tenido un
(

(
,q lrditorial (lOC 2.\2 lillrodutcia)r d la [)Ji«)l08i¿ s()(¡al !c. tdil(,rial ll()( 2.1.1 (lal)Ítulo lV. Natura¡eza y orgalrizaciótr.

(
sueño cn cl que sc le informaba dc [a catástrotc. licstinger y dos de stts colcgas supic«rn hipotetizar dcscquilihri.s intcrnos ni dis.nancias, sino que basta con conside-
¿e la n6ticia por mcdio de los pcriíxlicos y sc infiltraron en cl ¡¡rttpo para vcr t¡uú pasaría rar las conductas rcalizadas. l)cstlc csta tcoría, las actitudes serían autoatribucio. (
cuando, la nrx-he del 20 de diciembre, sus crccncias se vicran tlcsct¡nfirtnatlas.
nes infcr¡das de la pxlpia conducta.
(
La noche del 20, todos los creycntes sc ¡untaron r:n casa de la Sra. Kccch, clonde sc stt-
ponía que un ovni procedcnte dcl plancta (larion les ventlría a rcscatar. (irrno ya sc ha-
brá imaginado, aquella nochc no llcgó ni cl ovni ni la inundaci(¡n. l)csconce rtados, los
Lepper, (irccnc y Nisbett (197.t) utilizar<m esta te()ría de la autopercepción
para explicar I
un r§ultatlo cu¡ioso. Si sc recrxn¡rensa a alguicn para que haga una
micmbros dcl grupo estaban desanimados y desengañados cn tln plinrcr nxnllcnto. actividatl hacia la que
tiene una actitud posit¡va, que le gusta y que ya practic?, es probabre
¿Cambiarían los hechos sus crecncias? Le jos de ello, la Sra. Keech
volvi(¡ y tliio que era que en futuras oca-
sioncs, cn auscncia dc la recompensa, disminuya su conducta.
gracias a su mediación (personat y del grupo) por k) quc la ciudatl se lrabÍa salvado. l]l Así, cuando estos autores
prcmiaron a niños de guardería para que hicieran una de sus
se extendió entre los creyentes, quienes, cn lugar dc dcscstimar Srts crecncias, las actividades preferidas (pin-
iúbilo tar), la frecuencia cle esta conducta disminuyó en ocasiones futurus.
{
reforzaron, y a partir de aquel momcnto sc tledicargn a intcntar convcnccr a los dcmás los uirto,es.*pilru
los resultaclos c.n la hipótesis tlela jrctilrcación excesiua, según la
sobre su verdad. cual, la persona, después
de habc¡ rccibido rccompcnsa cxtrínscra para hacer una conducta que
(
y; hacía, atribuirá
ahora su conducta a ésta, y no a un interés intrínseco propio, y por
Según el propio relato de Festingef, los miembros dcl Srupo buscarc¡n una explicación lo tanto, en ocasir¡nes
futuras, disminuirá la ocurrencia «le la c-onducta. (
que les permitiera aclarar la aparente contradicción. Una vez encontrada, se iban apG
yando entre sí, de manera que consiguieron mantener la pertenencia al grtrpo- Así
otra tec¡ría que r.:uestionó la de la (
pues, el grupo de Festinger concluyo que los creyentes: a) al darse apoyo social mutu(, diso¡lancia cognitiva es la de Ia gestión de
y b) al buscar nuevos miembros, consiguieron reducir la disonarrcia stttit:it:ntemcnte impresiones: la raz.ón por la que las personas realizarían un cambio
de actituil
como pafa mantener sus creencias.
después de haber llevado a catro una conducta contraactitudinal no
I
sería la di_
sonancia cognitiva experimentada, sino el deseo de intentar causar una impre- (
Antes de acabar la presentación de la teoría de la rlisonancia cggrlitiva, vale
sión dc coherencia. No se trata, pues, de que la gente tenga la necesiclarj
la pena hacer una breve reflexión: la lelación entre la persona que cxperimcnta
cognitiva de ser consistente, sino que tienen ur-r interés social en parecerlo. (
clisonancia y el gruoo nos p€rmite ver cómo para Festinger el Srupo actúa sim-
plcmente i1e "Contexto Soc¡al" que prop6rciona recursos difercntes p¿ila dismi-
Otras teorías cognitivas de la persuasión
nuir la disonancia, pero no altera para nada el proceso coSnitivo básico, que es
el mismo tanto en situación grupal corno individual. Ha habido otras propuestas soble los procesos persuasivos hechas
desde una perspectiva
(
cqFitiva. McGuire (1989) creo el [amado modelo de dos factores, segun el cual pn>
la
babilidad de que un mensaie provoque un cambio de actitudes depende (
del hecho de
que sea a) recibido -<osa que depende de que la persona le dedique
atención y que lo en-
2.3.2. Alternativas a la teoría de la disonancia cognitiva tienda-; b) aceptado -ron lo que hace farta que la persona esté de acuerdo
cón ér-. petty (
y Cacioppo (1986) defendían que no era tanto el mensaje en
sí lo que provocaba el cam-
bio actitudinal, sino más bien todos los pensamientos que las personis desarrollaban
al
Dentro del ámbito de las conductas contraactitudinales, la teoría de la auto- reflexionar sobre el mensaie, es decir, los ar¡gumentos e incluso los contraargumentos
que
éste les sugiere. Para explicarlo, desanollaron el modelo probabilistico
percepción cle Bem (1965) ha puesto en cuestión los mecanismos explicativos de ia elaboración
(MPE). De rrranera resumida, el modelo propone dos
maneras diferentes de procesar un
de Ia teoría dela disonalcia. Según Bem, no hace falta hipotetizar sobre cogni- mensaie: si la persona está motivada y üene capacidad, probablemente
seguirá una ruta
ciones y tlisonancias, Sino que para entender los resultados basta con la conduc- de procesamiento central y analiaaú el contenido y consmrencias
de! mensaie. si no,
ta realizada: la persona actuaría, posteriormente interpretaría su conducta y ut¡lizará una ruta periférica, en la que se basará mucho más en las
caracteísticas más si-
tuacionales y superficiales, tales como la credibilidad de la fuente (
adoptaría una actitud que la iustificara. En este §entid6, su teoría está de acuerdo cuando las personas
no pueden o no están motivadas para procesar et mensaie, utilizarán
un proceümiento
con i¿r de la disonancia en la direccionalidad de los cambios -de acción a pen- heu¡ístico (Chaiken, 1980) que consiste en sencillas reglas de decisión soüre
si se acepta (
samiento-, pero difiere de ella en el hecho de que defiende que no hace falta el mensaie o no se acepta.
( Irl«)dú((nnr ¡ lJ l\n¡n{)Nr¿ {( i¡l
' JIrnul,,l\
2:r.1 215 NJr,,rJlL/J v itr8¿' a, rrr

( 2,5. Releyendo cl cambio: cl énfasis en el control social


2.{. Resistencia a la Persuasión
(
Una vez sc t¡coon cn c<¡nside¡ación trxlas la:i matizacio¡les que los diferentes au-
A pesar dc todas las teorias artetiorcs, a mcnudrl las ¡rcrsonas nos resls-
( tores han intoducido, la rclación entre actitud y comportamiento se pucdc hacer
timos a los intcnto§ dc pcrsuasión: no sicmpre votamos por k)s candidatos
más csclarctedora yel tstudio dc las actitudes pucde aportar herramie¡rtas interc
dc las campañas politicas, no siemptc corrcmos al supcrmcrcado a comprar
santes para analizar c¡crtas situacioncs so(iales. l)( todas maneras, más interesantc
cl último producto anunciado en la telcvisión, ni siemprc cambiamos dc
que el hccho quc haya o no haya corresF)ndencia entre las actitudes y el compor-
( opinión cn cuanto alSuicn nos muestra dcsacuerdo Alsunos autorcs haccn
pcr- tamiento, es quc logremos entender la raán por la que estc tema ha sido tan ¡m_
propuestas con el fin de cntender cómo la persona puede rcsistirse a la
portantc. Cur¡osamentc, parcre que no todas las culturas valoran y yxtienen una
su¿sión.
(onsistencia entre actitud y romF)rtamiento, al¡1o que nos
debc hacer preguntar_
Una propucsta es la teoria de la inocul¡ciótt de Mccuir€ (1964), quien, ha-
nos cuál es la funcbn quc el énfasis en ¡a c.onsistcncia comporta cn nuestra cultura.
persona a ar-
ciendo una analoSía biológica, tlefenderá que la exposición de una
ticne un Una cosa parccc evidente: la corrcspondencia entrc actitudcs y comporta_
gumentos sencillos contrarios a sus creencias o a actitudes propias
y n.liento es vital para cumplir Ias aspiracioncs de control social que, como decia-
efecto de "vacuna contra la persuasión", es decir, lc proporciona motivaciÓn
per- mos en la introducción, se puede encontrar cn el or¡gen de las actttudes socialcs:
habilidad para elatrorar atgumentos que refuercen su actitud inicial y que le
si el hecho de conocer las actitudcs de la gente nos pclmitc predccir su conduc_
mitan resistirse a la persuasión en ocasiones futuras'
ta, quierc decir que a partir de [a manipulación de sus actitudes podemos mani_
Según Cialdini y Petty (1979), otro factor que pcrmitc oponerse a la
persua-
Ún in- pular tamb¡én su comportamiento. pert¡ cste razonamiento cae al suelo sl no
sión es estar avisado de antemano, es decir, sabcr que nos enfrentamos a
hay relación entre la actitud y el comportamiento. piense, por eiemplo, qué in-
tento?ersuasivo. probablcmente, Porque tencmos la oportunidad de
Dstr-r pasa,
útiles serÍan todas las campañas publicitarias o políticas 5i no se¿sumiera que el
preparar contraargumentos, y nos da más tiempo para recopilar tanto infor¡na-
cambio de actitud repercutirá en un cambio de comportamiento _ya sea com_
( ción como hechos que puedan refutar el mensaie' Este efecto Parece ser espe-
prar un produdo determinado, o votar por un partido d(terminado. por
(t)etty lo ta _
cialmentc réIevante en actitudes y temas que consideramos importantes
to, como sugiere Sampson, podría ser que el énfasis en esta consistencla fuese
( y CaciopPo, 1979).
más una cuestión de control social que de integridad personal.
postula que las Personas tenemos
La teoría de la reacta ncia de Brehm (1966)
la necesidad de sentir que actuamos libremente y sin plesiÓn -lo quc también Práctic¡s dG ru¡cciótr y contro¡
seha llamado "ilusiÓn de control". Si la persona siente amenazada su libertad
y
de actuacién y elección, se desencadena una reacciÓn desfavorable se
nega- Para poder xr ctudiado§, ioterrogados, intervenidos y cambiados, la psicología social
neces¡ta construir a aquéllos a quienes estudia como ,.suietos,,. y tienen que
acabar
rá a llevar a cabo la conducta contraria a su actitud' lncluso puede ser vistos
como alslabl€s conceptualmente de sus circunstancias y cort1o estos poseedores de
llevado es-
adoptando la conducta exactamente contraria al intento pe6uasivo tructufas int(ap¡siquicas, internas, infl uenciables por la situación.
a cabo con e.fla -inctuso aunque quiás, sin PresiÓn, ella misma hubiera
aca-
Así pues, la existencia de las actitudes como algo no cbselvable que se en_
bado actuando e¡r ta direceión del intento persuasivo' Un caso típico
de reac-

tancia sucede cuando los padres de un adolescente le Prohíben fumar: a cuentra dentro dela mente de las personas proporciona la
iustificación para que
los científicos sociales intenten adentra6e y explorar a las personas y
veces, hay bastante con Ia mtra prohibiciÓn para provocar el comportamien- suj pe.i-
quería evitat. samientos. El individuo se vuelve así suieto de estudio -es decir, suietado a la
to que se
manera de hacer y ver el mundo de la psicología social-_, básicamente irnpreg_
,c) l.ldirorial L.l(x 2.\t¡ lillr(xluc( ¡r)rl , ld Ilsi(1)l()8iJ vtrial ,d Idiror¡al l,(x; (lapítulo IV. Naturalcza y ()fgal¡izJciolt...

nado de valorcs propios «lc la manera de vivir norteamericana, dad() cl cl«rlninitr New«lmh, quicn dcrrrostr(l que la gónesis y <lcsarrollo de las actitudcs cstaba
quc listados Unidos ha tenido ell [a psicología strcial tradicional quc, irlcluso, es fuertemcntc vinculatla a los grupos dc rcferencia, de manera que una persona

sometida a un cambio en la dirección quc la disciplina crec corrccta' siernprc acaba tcnicntkl aquellas actitudcs que constituyen la manera clc ver cl

liste tipcl dc consideracit¡nes ntls remitc a un uso social dc las actitudes, liga- mundo propia dc los grupos con los quc sc iclentif icayloa los cuales pertchcce.

do a la reproilucción social y al control. tlaio ellas, las actitudcs s€ nos aparcccn Así entendido, cl grupo no cs ya un simple contexto que modula actitutlcs, sino
mucho más cgmo vincula<Jas al or«lcn s()cial y a l()S Srupos, que coll.to clltidades que es la fucntc de las actitudes:

mentales indivicluales. Pero para entcnder cstos vínculos, necesitamo§ com-


"este t¡po de actitutlcs no se adquieren en el vacío social. su adquisición
prender quc el control no es una cucstión de personas, sino de relacioncs de po- está en fun-
ción dc la relaciírn dc uno mismo con otros grupos, de manera positiva o negativa.,,
der entrc Srupos. Para recupcrar estas nociones, pucs, nos harán falta tltras
maneras clc entender laS aCtitudes, mane raS que Sugieren un allclaie mucho más T. M. Newcomb (1958). Marunl de psicología sociat (p.312). Buenc» Aires: Eudeba, 1969.
(
social dcl concepto. Esto es lo que veremos en cl apartado siSuiellte'
El hecho tie optar por una concepción individual o grupal de las actitutles no (
es simplemente una cuestión de matiz teórico, sino que tiene repercusiones tam-
bién en nuestras prácticas. [,sto se ve claramente en los intentos de modificación
de actitudes, pues según un modelo indiviclual, las actituiles de un grupo no son
3. Hacia una comprensión social de las actitudes (
más que una suma de actitudes individuales que hace falta modificar una a una
cambiando las ideas individualcs de cada ¡rcrsona, mientras que según un ¡nodelo
(
Hasta ahora hem«-¡s presentado la visiÓn más tradicional de las actitudes, la que más social, el carnbio de actitudes pasa más por una modificación de los valores
se encuentra en la mayoría de manuales de la disciplina. El breve recorridtl
que he- y las ideas smialmente compartidos. El fracaso de los intentos de cambio
social a (
mos hecho ya es suficiente comg para apuntar hacia una tendencia: que las actitu- partir de modelos individualistas nos tendría que alertar y hacer reflexionar sobre
des son entendidas como alSo individual, una posesión mental del individuo. El la importancia de la vertiente grupal en la constitución y el cambio tle actitudes. I
grupo no se tiene en consideración -o, cuando Se tiene en cuenta, es más bicn como
,,simple contexto" en el que las personas tendrían actitudes, pero sin que afecte (
Las campañas de prevención del sida, por eiemplo, se han basado a menudo en el he-
como la siguiente de cho de difundir la necesidad de utilizar preservativos. Estas campañas, con frecuencia
a su naturaleza. Esta concepción queda refleiada en flases
de poco éxito, no han tenido en consideración algunos de los valores culturales im- I
Festinger, a quien ya hemos presentado como uno de los grandes autores de la psi- plícitos que dificultarían el comportamiento promovido de utiti¿ar preservativos,
cología social: como por ejemplo, la idea de que el uso de preservativos está en contradicción
con (
las concepciones de masculinidad dominantes: "quien util¡za preservativo
no es
bastante hombre". Además, el uso de preservativos también interfiere a menudo (
"No obstante, hay que remarcar que el contexto social no introduce nada cualitativa-
con otros valores sociales. Por ejemplo, si en una pareia uno de los miembros
mente diferente en los procesos de activación y reducción de la disonancia"' sugie-
re util¡zar preservativo puede causar la impresión al otro de estar acostumbrado
a te- (
L. Festinger (1957). Teoría de la disonancia cognoscitiva (p. 286). Madrid: lnstituto de ner relaciones sexuales con diversas personas, y despertar así sospechas de infidelidad
F,studios Políticos, 1975. o promiscuidad. Al mismo tiempo, y visto el carácter preventivo de enfermedades
que t¡ene el uso de preservativos, la petición también podría ser interpretada (
como
el grupo una falta de confianza hacia el otro.
Queda claro que para Festinger -y para la corriente que representa-
(
es simplemente un recurso, uha situación, un contexto diferente que no modi-
si seguimos con el ejemplo, podemos decir que, argunas campañas que pretenden
fica en nada las actitudes, las cuales son de ofiSen cognitivo. No obstante, no generalizar el uso del preservativo a todo tipo de relaciones sexuales (incluidas
las (
relaciones habituales con una pareia estabte), a menudo no tienen en consideración
siempre há sido ésta la visión de las actitudes. Basta recordar el experimento de
(

(
2.rtt llrtroducci(itl a la l6i«)l()8i¿ s()cial Ofalik)rial tl(X 2.t9 (iapi{ulo IV. Naturakza y <rrgarrizaciótr...
c, lldilorial L)O(l

rclaciotrcs in- I'll cas<l dc las actitudes nos ¡rermite rccordar algunas nocir¡ncs del primcr
c(irno cste mctrsaic e ntra cll conflicto c(rn la conccpci<irr social tlc las tc_
timas. trs nrás, muchas dr cstas camparias -c incltlst¡ las posiblcs intcrprctacioncs ma, en concrct(), quó cntcndcrnos por social. Aunque clecimos quc la vincula-
y dc pareia
prcscntadas en cl párrafo anteriof- presuponcn unos valores familiares ción entrc actitudcs y gru[rcs c()¡rstituye la itlea dc las primeras como conccptos
cstablc quc no son nccesariamente compartidos por los micmbros dc los Srupos a
dc intcntar promovcf camhios socialcs, dc ac¡uí no sc tienc quc dcsprendcr la idea de que el carácter social de_
los que las campañas van tlirigidas. Por cllo, el hecho
algo extrcmatlamentc difícil c incluv¡ inútil, ya quc penda dc una cucstión numérica. N<¡ sc trata rJe ver aquello que involucra a una
«le conducta individuales será
pi«le a [a persona que actúc cn contra dc las normas y valores dc su scriedad «r de pefsona com<l individual y lo quc sc reficre a muchas personas cr¡mo social.
se [.a
cstc tipo ttt-
sus grupos tle referencia. Más bien, sería neccsario que las campañasdc concepción dc lo social que se presenta aquí cs mucho más radical, pues incluso
grupos de
viesen en cuenta todas estas cuestiones y diriSieran sus acciones hacia los en el cast¡ dc que haya una persona sola, ésta es entcndida y entiende
el mundo
referenciayhaciatamodificacióndeactitudesyvaltlress<lciales.
en relación a kls grupos, las culturas y la sociedad en la quc sc inserta.
pr¡meros autores Decíamos, pues, quc er anclaje dc ras actitudes en ros grupos otorga al con- -
El víncuto entre actitudes y grupos ya se encuentra en los
'l'homas y cepto un caráctcr emincntemente social. l)ero al mismo tiempo, también
que introduieron el concepto de actitud en la psicología social, abre
histó- preguntas en referencia a la insistencia en [a modificación de actitudes. para
Znanecki (a pesar de que después, como hemos visto en la bleve revisión em-
pezar, una de las ideas que encontramos implícitas en las teorías
rica, este aspecto se diluyó en el contexto psic<ltogizante que ha
predominado del cambio de
por una actitud es quc hay actitudes rnás correctas o más aceptables que otras. De hecho,
en Ia disciplina). Si bien decíamos qüe las actitudes se caractetizatran
se pueden encontrar analogías con el moclelo médico: hay grupos
grupo cl o pers.nas
relación significativa entre un suieto y un obieto, es precisamente el
"desaiustadas", con un "problema,,, con actitudes inapropiadas. I:sos grupos
o
que define qué es y qué no es significativo, y la persona refleia aquellas relacio- personas deben ser "detectados" y "diagnosticarlos" para que
que la relación se les pueda dar
nes hacia ciertos obietos que son propias de sus grupos, es decir, "tratamiento". De esta manera se crca una división entre ,,las personas norma_
normas
entre el suieto y el obieto viene siempre mediada por los Srupos, poI sus
-
les y corrientes" -aquellas que tiene.n actitudes- y aquellas que,
individual del iustamente
y valores, por su visión del mundo. t.a actitud sería una versión porque están en la posición de expertas, pueden iuzgar qué actitudes son o no
el mo-
valor grupal. Por eiemplo, la manera en que una persona entiende qué es correctas y están legitimadas para intervenir sobre ellas y sobre otras personas
vimiento okupa depende de su posición en la sociedad, de los Srupos a los que -€n un principio, por su propio bien. En otras palabras, las actitudes
han dado
pertenece o a los que Se acerca. Probablemente nos Sea más fácil pensar que una plausibilidad a la idea de la ingeniería social.
persona que participa en movimientos pacifistas dará su apoyo al movimiento lngeniería social fue una expresión utirizada por Lewin como
referencia a ra
okupa, que pensar que una persona que especula con tierras lo
haga' misión de mejora social de la psicología social
-algunos han optado incluso por
raíces úl-
Por lo tanto, aunque son las personas las que adoptan actitude§, las crear la expresión humaneerinS. Las dos expresiones recogen la
idea de que, de
relaciones
timas de las actitudes no se encuentran en los individuos, sino en las la misma manera qye las ciencias naturales han posibilitado
una ingeniería para
de grupo en las que se insertan las personas. Las actitudes serían la
materializa- permitirnos alterar el mundo en que vivimos, también las ciencias
sociales da-
ción de la ideologíadel grupo en el pensamiento del individuo, supondrían la rán lugar a una ingeniería social, a una intervención para
meiorar la sociedad.
incorporación en Ia persona de Ios valores y visión del mundo de los
grupos de Esta noción ha sido fuertemente criticada por los efectos perversos de control
el mun- que compofta (Stainton Rogers et al., 1995).
pertenencia y/o referencia, es decir, de aquellos esquemas que definirán
en las
do de cada sociedad y que §on transmitidos vía socialización y exigidos
un ca- Ias campañas contra el sida, por ejemplo, se dirigieron en un principio
relaciones sociales. Este anclafe de las actitudes en los Srupos les otorga mados grupos de alto riesgo (curiosamente, homosexuales y drogadiitos).
hacia los lla-
analítica- uno de tos
ráctereminentemente social: Ias actitudes tienen el potencial de unir, efectos de estas campañas fue culpabilizar a estos grupos de la transmisión
de la en-
fermedad, a la vez que desresponsibilizaba a aquellos que llevaban a cabo prácticas
mente, Io individual Y lo social. se
(

liltr(xllrct¡()lr a la llrie()l()¡lia !([ial o Edit()rial L,(X; 24t


(
,O Udilor¡al tlo(: 24o Cal)itulo lV. Naturaleza y orgarrizaci(i¡1..

heteroscxualcs (entre los que sc ha tlad<r cl incrctnento mayor tlc la incidcncia «lcl den cntendersc corno algo mental c i¡rdividual, puesto que, muy al contrario,
sida cn krs últimos años). su naturaleza sc cncucntra cn l<-¡ sr¡cial, especialmente en el lenguajc y cn nues_
tras prácticas comunicativas.
Ahora bicn, si como hcmos dichg antes, las actitudcs cstán ligadas a los gru[x)s, (
no es indifercnte qué actitudcs son vistas como accptablcs (normalcs, positiva!,
etc.) y cuáles como susccptitrlts dc m<xtificación o eliminación (tlcsadaptativas, 3.1. I-as actitudes desde una perspectiva discursiva
problcmáticas, etc.). Al contrario, éstas son cucstioncs rclaciona(las dircctamcntc
con las relaciones cle p<lder entre los Srupos. Así, aquellos Srupos cotrsiderados im-
Las perspectivas discursivas recogen, entre otras, las contribuciones
productivos y que pulrían poner en peligro el orden smial serían Slupos diana ha- de la teo-
ría de los actos de hnbla tle Austin, de lo eÍnometukttogfu de Gorftnkel y de la semió_
cia los que ttirigirir estratcgias dc mclclificat:iírn rle actitud. (iltno es tácil dc
tictt. (
imaginar, a partir tle campañas cle camhig tle actitutl y de intervcnción srlbre lo
sus orientaciones, a diferencia de las teorías vistas anter¡ormente, no propo-
que otros Srupos piensan, los grup<ls dtlminantes de la s<.1«:ieda«l podrían realizar
nen ya un modelo más perfcccir-rnado que tenga en consideración
operaciones soble otros grupos situados en posiciones menos privilegiadas. lin un mayor nú-
rnero de datos para descuhrir cuáles son las actitudes, sino que propondrán
otras palabras, la modificación Cc actitudcs, aunque se pueda presetltar como una har-er
algu,os camhicls radicales sclbre cómr¡ entender la naturalez-a, no sólo de las actr-
posibilidad de mejora de la socicdar-i, tlela abietta la posibilidad nada isualitaria dc
tudes, sino tamtrién de los constructos teóricos en gcneral. uno de los (
control de unos grupos sobre los otros. cambios
clave quc proponen es un cambio de locus, con lo que se pasa de considerar
Esto quiere decir que las actitudes deben entendcrsc en el contexto de las re- ra
dimensión intrapersonal a considerar la dimensión interpersonal. ciertamente, (
laciones de poder entre los grupos y hay que destacar, por tanto, su componente
concepto§ psicológicos como las actitudes, los esquemas, los recuerdos,
icleológico. Los grupos entreteien maneras de ver el mundo que les son propias, etc., ya (
no son vistos corno p<lsesiones mentales que tienen lugar en la cabezade
Según las Situaciones O Contexto ett los que Se encuentran, y Crean una Cultura los in-
cividuos, sino como m(tncras tle hablar que nos ayurJan a dar sentirjo a
cle grupo o ideología. Esta cultura grupal ayudará a la pcrsoita a interpletar ac- nuestro (
mundo. sin embargo, para entender por qué esto es así, vare más que primero
tivamente la realidad, de manera que la persona entenderá el mundo mediante
consideremos otras cuestiones. (
la visión del grupo, la cual refleiará sus valores e intereses. Por lo talrto, para en-
Para empezar, estas perspectivas parten de una idea rliferente
tender las actitudes de los individuos hay que entender esta cultura grupal o de persona,
una idea distinta de la que encontramos implícita en las teorías tradicionales. I
ideología, y esto significa tener en cuenta el contexto histórico y la historia de
La persona ya no es un inclividuo solo, autónomo, que piensa y
entre un grupo y los otros.
las relaciones que lleva a (
-Las dirnensiones más grupales e ideológicas de las actitudes son las que a cabo unos procesos cognitivos que rlespués son influenciados por
el contexto,
el grupo y la sociedad. Al contrario, sus pensamientos, su identidad (
menudo se hacen invisibles en las concepciones individualistas desde las que y la forma
de entenderse a sí mismo, sus acciones, etc., t«rdo esto viene
se ha trabaiado funrlamentalmente el concepto. A medida que el énfasis anali configuraclo y
(
t«rnla sentido según la sociedacr en ra que se encuentra y
tico se ha ceptrado en el individuo, el contenido ideológico se lta ido perdien- en ras práciicas colec-
tivas en las que participa. Ante esta visión de ra persona, ya
do. Sin embargo, algunas corrientes alternativas nos permitirán recuperar Ia no tiene sentido (
gue estudiemos las actitudes como si fueran producciones
raíz social del concepto y superar algunas de las críticas anteriores: la crítica a individuales de su-
irítica al olvi- jetos solitarios, sino que habrá que tomarlas
la concepción irr«lividualistafla crítica al énfasis en el controi, la como posiciones colectivamente
producidas, y habrá que ver asimismo cuál es el papel
do de las relaciones de poder entre Slupos. Entre esas Corrientes encontlamos que las actitucies tienen
en !a relación entre personas.
(
las perspectivas discursivas, que intentarán explicar cómo las actitudes no pue-
(
( 1t2 lr(¡nn¡.(ior ¿ l¿ 16¡(1 B¡¿ v(a¿l 2{.i (l¿pnub Iv Nuruial.z¿ y orSa{ir¡c¡úr

( son prácticas colectivas? prácticas socialcs y t¡uc rlcfincn cr-luro se rlrganiza ésta, es la que se intcnta ex-
¿Qué
presar cI)n cl c(xlccpto dc c:rtructura social.
( Normahllcntc, al habl¿r dc práct¡ca! colcctivas §t picnsa en aqtrcllas actividade\
[r-n otras palabra§. §i cl mundo ticnc significado no es porquc tcnemos qrque-
quc se hacen con mucha gcntc, como por ciemplo, tn una manifcstac¡ón' un.tra_
úajo cn grupo, ctc. l)c todas mancras, ¿sta cs u¡ra dc[inici')n muy rcstrinS¡da
dc k) mas, actitudcs, catcgorías o. reprcscntaciu)cs almacenadas en la cabez¿, sino
soiial y ii accptamt s una visión radical dc la dimcns¡ón social dc la pcrs{tna' cual- más bicn porquc somos capaccs dc hahlar y discutir con otras pcrsonas. A partir
quier práct¡ca tom¿ stt siSnificado en la med¡da en quc todos compartimos cono-
de la intcracci(')n con l(,s ot()s, dc nuestras prácticas y de nucstras convcfsacio-
cimientos, valorcs y una histori¿ c¡r el ámbito Srupal.
ne§,construimos una visit'ln de nuestro entorno que nos permite yolvcrlo un
mundo sign¡ficativo. Así pues, sc trata dc dciar de pensar en aquello quc pasa
Lo que acabamos dc afirmar contradice el espíritu de la mayoría dc las inves-
cn 1979, han tcndido dentro de las personas para preocuparn()s de lo que pasa entre las personas, es
tiSaciones experimentales que, como denunció Ront Harré
decir, cn la rclación.
a asumircomo modelo de persona la fitura de un autómata solitario, comPleta-
'l odas estas presug)siciones dc las perspectivas discursivas son relevantes
mente determinado por las circunstancias, sin tener en cuenta el contexto'
cuando pensamos sobre actitudes. A dit¡rcncia de las teorías convencionales, la
Ahora bien, si empezamos a estudiar a la persona en situaciones relacionales'
perspectiva discursiva no intenta identificar las actitudes conlo algo que tenemos
se empieza a ver que Ia Sente no actúa como si fueran autómatas, ni como si
en la cabeza, ni como una predisposición interior indivi{iual, sino como prácticas
estuviera sola en el mundo, ni cstá inevitablemente determinada por variables
evaluativas, es decir, como maneras dc hablar con las que hacemos saber a los
externas. AI contrar¡o, la persona lntcrpreta activamente sobre la base dc nor-
otros nuestra posic¡ón ante ciertos hechos. Si recuperamos un poco el sentido que
mas y reglas sociales, sobre valores sociales propios de un contexto determina-
el concepto deactitud tenía al inicio de su historia, el sentido de ser una posición
do, y se esfuerza continuamente por daf sentido a su mundo' Es decir: las
(y no una prcdisposición interna), la perspectiva d¡scursiva entenderá las actitu-
personas tienen aSencia.
des como maneras de hablar que nos permiten posicionarnos a favor o en contra
( Por ello, tas perspectivas discursivas se centran en la interacción cotidiana'
de ciertas situaciones. Para cumplir esta tunción, será clave centraBe en el discur-
en et habla y en el discurso, en las actividades que la Sentc lleva a cabo cuando
( da sentido at mundo social. Se cambia pues, el enfoque, desde la naturaleza dcl
so de la 8ente.

( ind¡viduo estático hacia las prácticas de interacciÓn Pero esto no debe verse
Bto diferencia las perspect¡v¿5 dis(ursivas de la teoría de lar representaciones sociales, en
como una vieia aspiraciÓn det conductismo de volver a la conducta directamen- tanto que esta últiÍu continúa viendo las representaciones y las actitudes como entida-
te observable. Al contiario, no son las conductas lo que intereg ahora, sino las des mentales; es decir, si bien acepta su or¡gen social, las cor¡tinúa situando en la cabe?¡
de los indiüduo§. Ademár, a pesar de la importancia que las repre$ntaciones ototgan a
prácticas colectivas, es decir, las acciones que tienen un siSnifi cado Nra la gente
la comunicac¡ón, no tieneri en cuenta n¡ el discurrc n¡ el @ntexto conversacional. Ahor¿
que participa en eltas. Un siSnificado que, una vez más, no se enconttará en la bien, una caraclerística en común entre las dos aproximaciones es la seosibilidad hacia

( cabez¿ de la gente, sino en su interacciÓn, Puesto que los significados se nego- la diversidad cultural: en diferentes contextos y época§, taoto los discursos como l¿s fe
presentaciooes soc¡ales, y las actitudes, probablemente seí¡n dilerentes.
cian y construyen a partir de situaciones concretas'
El énfasis.en ta relaciÓn no nos tiene que hacer olvidar que no todos los si8-
nificados son fácilmente negociables en las inteÍacciones diarias' Todos tene-
cierto
3.1.1. Aproxlmación al concepto de discurso
mos [a expedencia de sentimos miembros de un mundo donde, hasta
punto, los significados ya esán hechos, son reProducidos por medio de ciertas
instituciones y compartidos por los miemblos de una cultura' [¿ dimensiÓn La idea de discurso es complela, y además, escuelas diferentes lo entienden

sociedad, arraigados en unas instituciones


y de manera diferente, con los que tampoco aqui encontraremos consenso entre
más estabte de siSnificados de una
(

rf,ül
(
Irl«trl!, ¡nr J lr l\((r(,N'J -l.l cat"rul(, lv. N¿tuÍ¡1.¡r y.rr¿n¡z¡cidr

(
los diferentcs autorc:\. A lo lar¡lo de csta! Pá8inas harcmoi refclcncia a alSunos de mancra nrás amplia, por ejcnrpl0, tomo kr hace parkcr (1992), eomo,,teiidos
(
dc kls puntos tlc dr:sacuertkt. I)e«1, ahtlra harcmos una priolera plc§ctltacií)n dc delimitados de significados rcproducidos cn cualqu¡er forma quc sc pueda anali_
las p{.lrspectivas discursivas y recogercmos aqucllos aspcctos que todas las co- z¡r de manera intcrprctativa" (p. 6). Iisk) ¡ncluyc cscr¡tos, claro está, pero tam_
(
rrientes enfatizan. Y quicn quicra profundizar cn la ntrcirin dc discurso, pucde bién imágrncs y f,rlD¡rafías, anun(il,s,'(.arl(lc\, publi(itarir,), múr¡(d y
V¡.,fJ
consultar algunas dc las lecturas rccomcndadas. melodías, etc.
Un discurstt es, básicamentc, un con¡utrto dc i¡.leas, valores y rt¡rinitltles, que
sc articulan en prácticas linSüísticas desde ciertas posiciones in!titucionales, l,a meior mancra dc aproximarnosa un¿ idca iotuitiva de discurso
es a partir de nues-
tro e¡emplo dc losol¡¡,f,¿r§. S¡cscuchamos cómo se habla de los ollr,¿s en un telcrliario,
que cstá situado históricamentc, y quc construyc un obiek) dc una detcrminada
[xxlem<¡s ver quc hay una manera dc hablar de ellos, desde elestado y los órganos
rnan!'ra. Esta última caractcrística, que más adclante intcntarcmos ilustrar me- inst¡tuc¡onales, quc l()s prcsenta como ióvcncs viole¡¡tos, cxtremistas, oagani¿;oj y
diante un eiemplo, es clave para cntctrder cl discurso, pues el coniunto de cr§ln' en cootacto con otros movimicnt()s violenk)s de todo el pais. Si, por
elcontrario, bus_ (
camos ink)rmación en l()Cales de movimienbs alternal¡vos, los o*¡rpds aparecerán
cias, valores, idcas, etc. transmitidas, acaba dando forma y definiendo el obiek)
ahora construidos como un movimiento contra clsistema y sus desigualdades,
sobre el que versa eI discurso, los tipos de p(:lsonas que el discurso concibe, lo§ con la (
iustici¿ soc¡al como una dc sus aspiraciooe§.
pos¡bles int('rlocutores a quienes el discurso se diriSe, y en sttma qué es posiblc
(lada riña ü: cstas k)rlnas dc constntir (
decir v qLló no dentro de un discurso determinado. el mr\ irrlicnt,, o(¡¡l¡,1 ¡s cumpart¡da |r,r dijter
rnioados gft¡pos s()ciales y no por olros. Irsta5 r.isi()nes diferentes no son simplemente
Discutso taITIbién es alSo dife(errte para invcstiSadores diferentcs l)¿ra alSu- (
op¡n¡ones ¡ndividualcs distinto§, sino uoa ser¡e de pensam¡entos organizados,
com.
rros significa cuatquier forma de habla o esctitura, para otros sólo se refiere a las part¡du por grupot que transm¡ten valores, creencias, supuestos tamb¡én
comparti-
interacciones habladas e incluso para otros, el discurso son prácticas li¡r8úísticas dos por estos grupos. Por k) tanto, cada uno de esk» discursos se reproducirá
rlesde (
unas posiciones y no otras. Ásí, el primrr discurso kr esperariamos
que se desarrollan cn un contexto histórico más amplio. en represcntantes
del Sob¡erno, policía, altos cargos del ¡.stado, militantes de pañidos conservadores (
y
de partidos de cxtrema derecha, .tc. Dl segundo, nos lo imaginamos más propio
de
loucault. uno de los aulotei que más ha contribuido a una i(lea de discurso como miembros de movimientos alternativos. personas que defienden la igualdad
prácti.a social, describió cómo §c forlnó un discurs(, que elaboraba la locura como
de los (
c¡udadanos por encima de la p¡opiedad privada, etc. f,s dccir, la posición que
uoa per-
una categoria ¡nédica, de fo!ma que la locura se acabó conceptualizando como p¿to- sona oo¡pa no es independiente deruáles el tipo de discurso que puede
logía, y la tigura del "loco", que hasta entonces eÉ simplemente el "bobo" del pue-
a¡ticular. (
blt se constituyó en un indiüduo que habia que rccluir para curar y ProteSer a la Tendría, pues, que quedar claro, que los discursos no son producciones
y
sociedad. El discuro de la locura identificado por Foucault, por eiemplo, def¡ni¿ (
cor¡stauía tanto a la persona loca como a la persona §¡na, así como también el tipo de idiosincráticas, ¡rrdividuales. por una parte, ios discursos están determinados
intervenciones que s€ legitimaban sobre los locos, etc. Bto§ di§cursos §obre locura y pa- por estructuras sociales -es decir, las estructu¡as sociales determinan cuáles (
toloSía daban forma a 106 debates §obre responsabilid¿d y racionalidad del siSlo xlx,
de son las condiciones de producción del discurso. para algunas tradiciones
con io que marcaban el tipo de explicacione§ que 5€ pueden elaborat socialmente di§_
discurso de Foucault, no se tra- cursivas, representadas por eiemplo por la posición de parker, los discursos (
los fenómenos- Ahora bien, se8ún la aProximación al es_
taria de delimitar los siSnificados que los discursos vehiculan sioo de buscar cuáles tán ligados a instituciones: éstas reproducen discursos que permiten
mantener
son la,t condiciones que hacen Posible Ia aparición de un disculso determinado, cuál relaciones de poder, y dominar y controlar a personas. Tal como lo veÍamos
es su iógica.interna y cuáles son lo§ efectos de las dive¡sas producciones discur§ivas'
en el e¡emplo anterior, la institución psiquiátrica ccnstruiría la locura como (
El discurso, sin embargo, no es alSo tangible de por sí, sino que se materializa producción discursiva. Sin embargo, como lo rebaten autorcs de otras
orien_
en textos concretos que son lG que los analistas tendrán que reccger y preparar taciones, también estas institucioneJ son constituidas y sustentadas p,or
los
para el análisis. El uso de la palabra t¿xto, sin embarSo, no nos tiene que hacer mismos discursos, de manera que, más que una influencia unidireccional, en-
(
pensar que sólo se pueden analizar palabras. Más bien,la palabra texto se define contramos una inte¡dependencia entre discu¡sos c instituciones. por
eiemplo,
(
c, l.:ditorial I l()( 216 Inlrodr¡r (ri,ll ¿ lJ Itsie(tl(r8id cf,iJl ,!i Edilui¿l I I( x 217 (lal)ítul() lV- Naturaleza y orgalrizaciór.

sc puede argutne ntar que discurso Sobrc la lgcura cstá lc¡¡itirnando al mismtl
e I sobre cl lnundo social en cl que vivc, aunquc a mcnudo no seamos conscic,ntes
tiempo la irrstitución psiquiátrica, pucrito que si hay l«rcos, ¡rarccc evidcnte de cllo. l:t'cctivarncnte , cuando hablanr<¡s, scleccionamos entre diversas maneras

que hacen falta psiquiatras. de tletir las cosas, esc()gemos ciertos recurs«rs dc expresión y no otros, hacemos

i
relevantcs unos aspcctos, micntras quc de iarnos invisibles otros. De esta marrera,
La im¡xrrtancia quc instituciones y a las estructutas sociales cuntl entidadcs
sc da a las i
I
no se pucdc dccir que nucstra f«rrma cle hablar sea neutra, sino que presenta una
extcrnas a krs tliscuryrs quc los condicionan suele ir ligada a rlna corlccpción ¡calista I
üsión tlctcrrninacla dc cómo cs la rcalidacl, y por muy descriptivo que nos parezca
del mun«lo. Así, se suponc quc hay una realidad yxialobietiva que suicta a las perxrnas
y quc condiciona su manera dc organizarse socialmente. Pero dcsclc posicioncs más re-
un fragmento, sicmpre da vida a una realidad cleterminada. Es decir, el lenguaje
lativistas, el muncl<l está a su vez constituido por los discur§os, de m(xlo que no se acep- I const¡tuye, y al mismo tiempo es parte de, prácticas sociales.
ta la existencia de una realida{ independiente del lenguaie. Y si bien las instituciones t
I

y estructuras construyen discursos, también son a su vez constituidas por esto§ mismos i
un efemplo lo dejará más claro. cada vez que se celebran etecciones, a menudo uno
discursos. Para profunditrar cn estas cuestiones, puede ser útil scguir la polémica que se l
de los resultados más polémicos es el alto nivel de abstención. En los medios de co-
ha dado entre autores diversos, como Parker y Potter y Wetherell, que representan estas I
municación, de la misma manera quc en conversaciones y tertulias, se acostumbra a
dos posiciones contrarias respecto al carácter construido de la realidad (Parker, 1996;
i
discutir y dar alguna cxplicación difcrente sobre el porqué de ta abstención, y al mis-
Potter y Wetherell, 1996).
mo tiempo se suelcn expres¿r diversas actitudes al respecto. Algunas personas expre-
san una actitud muy negativa respecto a la abstención, ya que para ellas
la abstención
es una fespuesta pasiva, o mejor, una talta de respue§ta e involucración personal,
un
3.1.2. t engua¡€ y valor€st €l papel constructor del lenguaie pasotismo que pone en peligro el s¡stema «lemocrático. otros muestran una actitud
mucho más favorable, a la vez que presentan la abstención como una opción política,
una postura activa que intenta mostrar su desacuerdo con el sistema político vigente.
como se puede ver a raíz de estos eiemplos y explicaciones, la perspectiva del
análisis del ¡liscurso atribuye un papel muy impoftante al lenguaie. Éste ya no es posturas no difieren simplemente en la dimensión favorable-desfa-
Estas dos

visto simplemente Como un cÓdi8o abstracto, o como un Conocimiento de reglas vorable hacia un comportamiento, la abstención, que se entiende de la misma
y de sintaxis que nos permite comunicarnos. En otras palabras, se considela que manefa por todo el mundo, sino que las respuestas diferentes muestran precisa-
la gente no responde simplemente a mensaies, sino que produce significados de mente que hay maneras distintas de entender qué es la ahención alter- -una
manera adiva y, por lo tanto, el Ienguaie es visto ahora como una práctica. Esto nativa política legítima o una falta de respuesta. decir, las opiniones de la
Es
se puedecomprobar si observamos cómo hablamos, puesto que le¡os de describir gente están constituyendo ese obieto sobre el que hablan de modo
diferente.
simplemente de manera neutra, utilizamos el lenguaie pala hacer cosas: pala or- Así, mientras que los estudios clásicos sobre actitudes han asumido que se puede
denar y pediI, para resaltal o iSnorar, para aorsar o convencer, etc' preguntar a la gente qué piensa sobre un objeto social, y que este objeto
social
es igual y el mismo para todo el mundo, el anterior e jemplo
sugiere que las cosas
Hablar del papel constfuctor del lenguaie significa que ya no lo podemos concebir pueden ser un poco más complicadas, pues los obietos son construidos y
como un vehículo de comunicación neutro, sino que tenemos que aceptar que el len- cam-
guaie está.impregnado de valores. Ahora bien, los valores no son tampoco visione§ bian su naturaleza según como se habla cle ellos.
individuaies del mundo, sino que vuelven a tomar sentido en el marco Srupal: los va- Hablando de obietos construidos, muchas de las características que han
lores que una persona defiende o ataca se relacionan directamente con aquellos 8ru- sido atribuidas a las act¡tudes, como si estuvieran nece$riamente ligadas a
pos a los que pertenece, aspira a pertenecer, se refle¡a, etc.
ellas, podrían ser más bien fruto de convenciones y valores sociales. sería
el
caso de los componentes de las actitudes: la concepción tripartita
Entonces, el lenguaje no sólo es una práctica comunicativa, sino que además de las acti-
tudes no es universal, sino que es propia de una manera occidental de enten-
tiene un papel constn¡ctor, y la gente utiliza el lenguaie para construif versiones
(

(
q liditorial tl(X: 248 lItr()(lu(ci()rt i l¡ l)\ic()l()8ia s(r¡al ro tldilorial (l(X ?.4e ulr) lV Natlrrdlez¿ y ('rg¿ili¿a(iot¡...

(
dcr y dividir la cxperie ncia humana; en cambit¡, las divisiortes lx) apareccn tan que pcrmarlccc cstablc cn las ¡rcrsonas, intlc¡rcndienterne¡te de las situaciones
o de los intcrl<rct¡torcs. Y cn trxll caso, sril<l cn ta expresión «lc la actitutl se tie-
(
nítidas y clifercnciadas cn otras culturas.
tl
papcl clel analista también varía tlestlc esta pcrspcctiva, porque también nen cn cucnta las variaciones, como cn cl modclo de Fishbein y Aizen.l)e¡o se (
un análisis es una mancra tlc cgnstituir versioncs y obicttls, dc hacer cosas con continúa suponicndo quc las actitudes subyaccntes a una cxpresión permane-
el lenguaie, cle rcproducir una detcrminada visión del mu¡«lo y una id€{)108ía. cen s¡n altcrar. [a pcrspcctiva discursiva carnbiará csta visión y recupcrará un (
Lainvcstigación y la tcorización en gcneral, y también la rcfcrida a actitudc§, e§ concepk) ¡mlx)rtantc, cl dc crntexto. Y cn clla cl contexto no será un simple
modulador tlc la expresión dc las actitudes, sino que marcará de manera cleter- (
una producción discursiva mediante la r:ual la ideología sc promucvc y ¡lor la
que se legitiman ciertas conductas. minantc qué cs kr que la pcrsona piensa, dicc y hace, de modo que no hará falta
Además, el elemplo anterior pone cn duda otra cuestión. Dcsdc las pcrspedi- suponer ninguna cntidad rrentrrl interna en el indivicluo.
vas tradicionales, se supone que cuando expresamos una opinión, ósta es simple- Las versiones son siempre historias situadas en un contexto particular, que (
mente un rr:fleio de la actitud, una entidad mental que no vemos pcro que llevan a cabo acciones particulares. Desdc una perspectiva rliscursiva, objetivos

podernos deducir. En otras palabras, aquello que la pcrsona ha dicho es visto sim- tliferentes o contcxtos difcrentes pueden producir actitudes diferentes. Así, aun- (
plemente como un indicador que apunta a la cabeza de las perstltras, con lo que que alguien exprese una actitud en una situacion, no tenemos que asumir que
(
la.cxprcsión verhai (a favor o en contra d¡: la abstención, por eicmplo) y el obieto siempre expresará ltr mis¡nr>. l)e hech<1, segúrr rl contcxto y scgún lo que rc in-
tc'nte cons€'guir, se pueden expre$ar actitutles dit'erentes. 'l'«los sabemos los pro-
del que se habla 1la abstención) son dos entidades diferentes. (
blemas que conlleva que alguien reruerdc algo que hemos dicho o hecho en
Pero si aceptamos el carácter constructor del lenguaie, la distinción entre ob-

ieto y actitud, rr obieto y expresión de esta actituti, es algo difícil dc mantenel.


una situación durante otra situación diferente a la primera. No es difícil encon- (
trarnos haciendc¡ o diciendo cosas muy diferentes sobre situaciones similares.
En el eiemplo a_nterior, ¿cuál sería el obieto real al que se ri:ficrctr las dos actitu-
Por eiemplo, picnse en (
Ces radicalmettte diferentes, abstención en la medida en que hablamos de pasi- io que haría usted: ¿cree que expresará la misma actitud
hacia la abstención, y de ra misma manera, deiante tle un grupo okupa que de-
vidatJ o abstención en tarrto que una resistencla activa? Por lo tanto, desde una (
lante de un político? 'l'odas estas variaciones pon€n en duda la idea de una ac-
perspectiva tJiscursiva, el interés centrará en entidades escondidas en la ca-
¡o se
titud mental interna y homogénea. (
beza de la gente, sino precisamente en qué dice a la gente y qué hace cuando
Toda esta variabilidad sería problemática si entendiésemos las actitudes tal
dice lo que dice. Es decir, el acento se pone en el discurso mismo, en cómo el
y como las hemos presentado en la primera parte del capítulo. porque, si las (
discurso se construye y en cómo éste construye el obieto de evaluación. [a pre-
actitudes son predisposiciones internas y estables,
gunta a la que algunas maneras de entender el análisis del discurso, como la de ¿cómo puede ser que sus ex-
presiones sean tan diversas y variables? Ahora bien, desde una perspectiva
(
Potter y Wetherell, intentan responder es: "¿gué pasa o qué se consiSue a partir dis-
cursiva, no hay ningún problema en integrar esta variabilidad dentro del (
de lo que una persona dice en un momento determinado de una conversación,
marco de comprensión de las actitudes. De hecho, es exactamente al contra-
teniendo en cuenta el contexto?".
rio, puesto que según el análisis del discurso, tendríamos que esperar encon- (
trar variabilidad. si como hemos dicho antes el lenguaie hace cosas
-es decir,
cumple funciones-, esto significa que las actitudes y las expresiones de urra (
3.1.3. Contexto y variabtlldad
persona dependerán de la función, de aquello que se quiere
conseguir. (

En la aproximación a las actitudes que hemos explicado en los puntos 1 y 2, una persona que está en contra del s¡stema punitivo de las prisiones se puede posicio (
mayoritaria en la psicologia social, se asume que tenemos una actitud inváriable nar en contra de la condena de pequeños ladrones de calle, pero esta mlsma persona

(
(
Ittlrtxlt¡tcit'r¡t ¿ la ¡rsieolo¡¡ia six ial !) t:dil()ri¿l tlo( 25r (:alrítuk) lV. Naturalcza y orgailización...
( .c/ trd¡(orial (,(Xl 250

puedc qucrcr tletcnder una pcna máxima rlc prisi(rn para


()tra qtrc ha violado' Si ttna rctórico. 'l'rxlas las actitudes cstán situadas en un contexto argumcntativo más
p.rrun, ticnc una actitud ncgativa hacia el sistcma politicrt, dccidirá no ir a votar cn
ampli0, ya quc la gcntc ticne actitudes respccto a temas que -sean del tipo que
las elecciones. per., si a parrri. su actitud desfavorablc, quicrc evitar quc la op.sickin
por k¡ tant<1, para una pcrspcctiva dis- sean- dcspicrtan clebate y <Iesacucrclo. sólo cuando s€ tratan tcmas polémicos,
consiga tanta vcntaia, qirizás decida ir a votar.
cursiva, la variabilidad cs algo natural, común y partc constitutiva dcl tliscttrs«r. la gentc ticnc ar¡¡umcntos para «liscutir y clcfender su punto dc vista, y se sitúa
a favor o cn c()ntra en una determinada controversia. por l<¡ tanto, las actitudes
n0 son rcspucstas ncuronale;, prcdisposiciones internas o hábitos, sino que son
3.f .4. ¿Y la consistencia? posiciones s<¡bre cuestioncs de debate público.
Desdc p«rsiciones tradicionales el conflicto se ha intentado trabaiar a partir
con el de su eliminación y de la obtención de coherencia, pero rJesde posturas discur-
se habrá dado cuenta de que este énfasis en la variabilitla<J contrasta
Mien-
énfasis señalado anteriormente en la consistencia y cohcrcncia cognitiva. sivas, sin embargo, se acepta el carácter dilemático e incluso ambiguo, abier-
de
trasque las teorías cognitivas dan por supuesto que dos versiones diferentes to y polisémico, de las actitudes.
es vivi-
un mismo hecho son contradictorias y, además, que esta contradicción i Porque las actitudes no sólo comportan una posición favorable o desfavora-
los analistas y ,
da como un hecho desagradable e incómodo para las personas' I ble, sino también la voluntad y capacidad de entrar en polémica, ya que la gente
i
Ias analistas del discurso han observado sin embargo
que son prácticas muy co- f
iustifica sus actitudes, critica puntos de vista contrarios, discute. y cada actitud
munes,yquesóloenpocasocasionessecorrigen-enaquéllasenlasquelasper. t
I a favor dc alg<l es también, de manera más o menos implícita, un posiciona-
sonas se dan cuenta de la inconsistencia, o cuando alguien la
señala-. I
miento en contra del punto de vista opuesto. Por tanto, todas las críticas y ius-
I
o de ser incongruentes, proba-
Ciertamente, si nos acusan de contradecirnos t tificaciones no son simples acompañamientos de las actitudes, sino que son
I
defentlere-
blemente dediquemos muchos esfuerzos a iustificarncls: a menudo
t
parte integral de las mismas; y sin el contexto argumentativo no habría actitu-
mosquenohemosincurridoenningunacontradicción,diremosque[oque des. Por lo tanto, si eso
es así, no se trata tanto de estudiar las actitudes aisladas,
hemos dicho no una contradicción porque nos referíamos a dos situaciones
es sino de mirar cómo se articulan como parte de discusiones y polémicas para re-
dos signifi-
diferentes, o bien que estábamos utilizando una misma palabra con forzar_puntos de vista.
cados distintos. Parecb,pues, que lo quees o no es una incomistencia no es algo Pensar que las actitudes muestran la posición ante los otros quiere decir que
que despiertan deba-
evidente, sino que §on conceptos discutibles y negociables nos sirven también para presentarnos ante los demás de determinada manera.
precisamente in-
te. La inconsistencia es a menudo un reto arSumentativo que Así pues, las actitudes son una herramienta para construir nuestra identidad y
tenta resolverse mediante discusiones y argumentos' nuestro "uno mismo".
Además, la incomodidad que experimentamos cuando alguien
nos apunta
Teniendo en cuenta su naturaleza discursiva y argumental, haría falta que re--
de que'
que hemos sido incoherentes puede estal muy relacionada con el hecho
pensásemos la manera de estudiar las actitudes:
no deseable ¿basta con utilizar cuestionarios
en nuestra sociedad, Ia inconsistencia está mal vista, eS una manera
y escalas o con llevar a cabo un experimento? un primer problema al respe«o
de presentarse uno mismo. Por lo tanto, lo que las teorías de Ia
disonancia cog-
una in- es que tanto los cuestionarios como los experimentos siguen una lógica ahis-
nitiva prese¡tan como incomodidad cognitiva podrÍa ser simplemente
que toricista, es decir, olvidan los procesos históricos y sociales que dan lugar al
comodidad ante la contradicción de un valor social. Todo esto nos sugiere
el ámbito cog- hecho de que un grupo determinado adopte determinadas actitudes, desatien-
quiás, como dice Billig (1987), en vez de situar la consistencia en

- den también el contexto discursivo y argumentativo que hemos defendido de


nitivo, deberíamos entendella en un contexto de argumentación'
lasactitudes, y a menudo no permiten que las personas seamos informadas del
[a apreciación de Billig evidencia que hay una característica de las actitudes
contexto significado que según ellos tienen riuestras conductas y actitudes.
que ha sido sistemáticamente olvidada por los estudiosos de éstas: su

(
(

irl('d(k.rtrr J l¿ ¡^ntn1'xrJ !f,rJ¡ (


15J ( ¿trrul,' ¡v N¿turdlLa y rr¡jdur/jou,r

(
¿l)ucde una crucccita en u¡ cr¡csti()nari() c¡pturar las ¿ctil(rclcs de un¡ pers(nla? Ima- "Mc parccr que sin)pfur¡rcntc hahia u¡¡a tcnde¡tc¡a
E)r parte de la gente llos c¡entífi-
8inémonos a una perym¿ quc no va a votar. ¿ltxfumos irifcrir dc clk) sú actitr¡d nc, cos de k)s quc lrabra¡ dc iotcntar dar ta irnpresión
ie q,e *"i.^ l"r.*.'ilr.¡," .r"
gat¡va hacia cl sistema pol¡tico? l)ilíc¡lmcntc,
fDrquc un¿ pcrsona puedc n() ir ¿ votar nosotr)s sentirn()s quc nos tr¿icionábamos, sabes,
<¡ue eran un ¡»c,, aogaatianr ann
para cxpresar dcsacuerdo, o s¡mplcmente porquc votar no lc imp()rta cn aby)luk), () sus opinionirs y quc tcn¡an per$nalidadcs
.uy ru"u", y qr" tiuil" l""-,r,""u*. (
porquc no está de acuerdo con las altctnativas propucstas, o p()rque no sc c (ontr¿ba Picny, (lur' (.\r¿ (\ ,n¿ J(. td\ ( o\¿.' qu( pr{ ¡h¿¡1,:.""r"
cn su ciudad cldia de la votación, ctc. l)or lo tanto, intcntar aprchcndcr las actitudcs rto [¡ xJtd frl ) ('t r ld t rn r nranr.ra gkrtul dr, apt ]ximarm(
Já.ir¡r¡ ürr"i;;";;;;rr"
r ¿ las cos¿s y .le no pr",xr,par-
a pattir dc un !uestionar¡o no parccc qur sea algo b¿stantc convinccntc. mcv)hr(l,'qr¡, c5td g,rt( d(\.i¿, y cn .l f,.¡" arrca¡rs c¿J rez q* i"rii" *^,¿"
rlc elkr y lrurlrl,* triz.r,, para har.rrkrs ff,.¡r, rf prnro
O" pr"lr'n*r";;crlm;'il",
(luando interpretamos lo que la gcntc dice no sólo a partir de una frasc corta dr(ir.tar c()sa y tal otra? ¿r)e qué datos saeas csta (oncrusión?
jcómo Ducdc§ cxcruir
eo,? y rntooccs desc.hrías quc atgunoj dc rrrn,
-o de la crucecita en un cuestionari(F, sino tcniendo en cuctrta fragmcntos m;s r"n,u, f.Ji.'.n^ ái;a;.;;
escuchaba nunca lo quc yo tenia que d".irr".
si"mpr" tária p,Áler.. ¿" ".
ve¿ quc )o le hacia una p.egulrta en las reunlones,,
lfragmeoio,tG, .io¿o "i¿i'.¿"
Iargos en krs que sc tienc la oportunidad de aft¡cular posiciones, el contcxto en
y Mülkay, l9tt4, p.66). *t¡ru*,
el que se habla y aqucllo quc se consigue retóricamente c()n estos frag¡nentos, (
aparece una nueva compleiidad y riqucza en las interpretacioncs de las rcspues- tn este r»saje, ra pr¡$na que habra identific¿ ras opin¡on. de
uno o más cientiricos
tas. Esta compleiidad, precisanle¡rte, es Ia que quieren recoger las pcrspcctivas (omo ermncds, a la vcz quc proporciona
Jlgún tip" á" e¡pficei* qu" ;;;; (
l,fffjl.om" atst,n ,s, icnr¡ficos t¡u«lcn ltega, o
discursiv¿rs
a ,r"rorlo (ientifico, y estc ¡nct, "quiro.r*,
J* *l*",í"i.J.r ""-
a,
do es rigurrm y tratrle, sc expti-
::i.,r.,1.:) 1,"'",,
(z ta apar¡(¡, n¡ de rrr(,rc\l I,¿ra ¿r.ámo
ii.¡stificnr los err()rei, se recurre ¿ 106 argufnirrto, d"l ,"p,
Eieñplo dc análisis dct diicurso: cilbcrt y Mulkay (19E4) toti,, ct,nlinxcntc: cn t(,!ftrs est.o cFmpb\ se pue<ie
ver claramente"cómo lOs errOr., ,c (
u".t,r:rsonas, a pemnalidadcs peculiare§,
Cilbert y Mulkay, a partir de una serie de ent¡evistas ¿ cientificos, vieron quc los er¡-
:.j',ilt _1,:ll:,r
o{' l()5 (tentltt(.os, a oh\etioncs personale§, ¿
dc§(onfian¿¿.t
a intercs6 personates ocultG

trevi§tados utilizaban dol, tipos dc argumentaciones discursivas nruy di[erentes, es de-


1...1
I
cir, dos repertorios de argumentos quc difeí¿n entre sí y que eran ut¡lizados de
De cstama|cra, l()s cientificns pueden articular cxplicaciona5
a.r¡métricas sobre cómo
mancra sistemátic¿ en situ¡ciones difercntcs. Ln circunstancias forrnales, los cientí[i-
§e prqlucc conocimicnto c¡entif¡co. Cuando
.uno.¡rni"nro (
el método (ientífico se rra apficado cor¡ectamentc,
"f "i.orr'.ü11'porqu"
cos utilizan un repertor¡o entpiricista, cuya caracteristica básica et que presenta el .o- ras concrusion", ¿"rirán ¿l au,o,
empíricos, ¡os cirntificos han sab¡do c¡ (
nocimiento cicntífico como una c1]nsecuencia directa del trabaio riguroso, empiri((,,
obietivo. El fragnlento que se presenta a contit¡uación podr¡a ser i.¡n c¡,lmplo de cllo:
personaridadcs e ¡ntcreses ar ma(sen d:I[:T:;: Tl...?ii,üt*J.Hl,ff:,'H
errores, no es por culpa del método científic¡,
sino que aho(¿ la culpa la tienen ln.
fluencias s(x¡ales como las mencionada
"En este artículo, pres€ntamos los resultados de unos estudior sobre la manera de in-
hibición de la fosforilac¡ón oxidante del efrapeptin 1...1 Es dificil enca,a¡ estos resul-
vi¡ruado er proceso d" p..d;;;;",:"'":T,'f,'#ilii;liñ1"'*J'll?lJl,Xli"i;
tados en un sencillo esquema mecanicista que ¡mpl¡que un receptor catalítico único
conocim¡ento cienti[icos no quedan nunc¿ comprometidos: I
para la sintesis y hidrólisis de ATp. Tal como se discutirá, los datos son iuterpretados
con más facilidad en términos de un modelo de receptor múltiple inte.activo, como el
"No creo que valga la pena tener una discusiún racionar
con spe¡cer ar resoecto. oor- (
que estoy bafante seguro de que
propuesto recientemente por Bradshaw, Willow y Stein" (introducción de un articulo
no le haré camoi¿r ¿e ¡¿ea.l. gncuenu"i?.,,'oo_
cutir sobre este rema, porque rlo entiendo cómo puede (
cientíñco, citado en cilbert y Mulkay, 1984, p. 4t). no uaarta, Ouu_nu"U-,
argumentos y experimentos son corectos. sospecho que
Así que no r reo que sea un problema
ér tiene eimirri ,roui"-u.
Notad cómo el conocimiento científico que es fnes€ntado co¡oo válido es iustiñcado a
de la ci.r.t, n"l¡"
45, citado en C¡tberr y Mulkay, I984, p.
."rru.,á.;;;ir;;.;," (
83).
partir de lá evidencia experimental -los datos demuestran las conclusiones aceptadas por
los c¡entíñcos. Ahora bien, en contextos lnfoÍn¡les, al rep€rtorio empiricista se suma a Fragmcnto de ar¡álisis convcrs¡clona¡: Edwardt y potf.¡ (
otto, al repertorio contingente. Junto con el anterior tipo de explicacion(s de cariz ob¡e- (1992)
tivo y neutral, los cientíñcos utilizan otras explicaciones qi¡e pretenden iusüficar por qué A conlinu¿c¡on podcmor leer un fragmento
de una (onversación enlre N y E, en e¡
a vece! otlo§ colegas cometen e¡rorcs. Las ca¡acteúrticas de e§te repertorio las v€remo§ cual N ¡nv¡t¿ ¿ L^a ir a comprar, que h¿ s¡do
transcr¡to s€g,i" f", r-"iiir¡, jj
nleior a partir de un eiemplo, en conc¡eto de un frdgmento en el que se pide a un cientí- conversacional. Después del fragmento, presentam* "sias qra t"."n
fu inta,p,at"i-iOn (
fico que hable rcbre el trabaio de otros cientiñcos que él conoce: Edwards y I'otter.

(
I
I
€) liditorial t,(Xl 25.r Irrtrotlr¡eeirirr d l¿ l\i«,|(tia \(\'ial O Edilorial { I(Xl 25s ()¡rítulo lV. Naluraleza y orga¡¡izac¡ón...
I

"l'l: ...Y tuvc quc tcncr nli pie cn tn coiít, durantc dos días, ¡'rt sabcs y -rrrmt¡lmln Conclusiones
N: ¿'Si?
E: Pero, querida, scguro que todo irá bien, est<ly segura dc cllo.
N: Oh, estoy segura de que todo irá bien,
L,: Ehe...
N: Oh: haber ido. Pensaba que quizás podriamos
E: Me gustaríu ir a buscar algunas z.apatillas sencillitas, pcro trhm...," (l)tcw, l9tt4,
p. 138)

"Al principio del fragmento, lr ofrece una descripción. No obstante, cont«r anaiistas
de la conve¡sación, sabemos que esto no es una observaciÓn abstracta y dcsintcresa-
Este capítukl se ha aproximad«r a un concepto clave que
da. La descripción está insertada en una'secuencia de invitación' (Drew, 1984): N in- ha atravesado la his-
vita a E a ir a comprar iuntas; y en este contexto, la descripción de E funciona conrcr toria de la psicología suial, el de las actitudes. si las actitudes han configurado
un rechazo a pesar de la atractiva posibilidad de ir a comprar 'algunas zapatillas sen- en parte la disciplina, lo inverso no es menos c¡erto, pues la visión psicologizan-
cillitas'. Ahora bien, el rechazo no es explícito; ella rechaza mediante una de§cripciÓn te de la psicología social dominante ha impregnado el constructo cle actitud.
que permite da¡ a entender su incapacidad para ir a comprar. Es decir, la descripciírn
por parte de E de una situación determinada proporciona trna atribución a N, de qtrc Quizá si las actitudcs hubieran conservado el carácter social que conllevaban en
E no irá a comptat porque no puede, porque está lesionada. Notad que un factor in- sus orígenes, habrían podido ayudarnos a entender cómo el pensamiento
gru-
terno en E (su lesión) sirve para externalizar la responsabilidad de haber rechai¿ado la pal se inscritre
e n la ¡rersona y da forma a su visión del munclo, y
ai mismo tiem-
invitación dc N."
po, en un movimicnto circular, dar cuenta de cómo la persona
configura de
D. Edwards y J. Potter (1992). Discoursive Ps¡rclalogy (pp. 106-107). London: Sage. manera dinámica el colectivo. En otras palabras, habríamos podido ver
median-
te las actitudes cómo lo social y lo individual se constituyen mutuamente. pero,
la concepción predominante de las actitudes
qr.re las ha concebido como predis-
posición mental e individual ha frustrado estas posibilidades. I'.s más,
la propia
evidencia progresiva de las dificultades explicativas de la concepción
tradicio-
nal ha dado lugar a un desencanto que, para muchos, ha ilegado a
iustificar el
abandono de la noción de actitud.
Por ello, el capíturo ha dado bastante peso a una visión arternativa que
in-
tenta recuperar la interrelación entre la vertiente social y la individual, y que
en-
fatiza el papel constructor de las prácticas discursivas. Además,
también se han
remarcado las relaciones entre las actitudes y otros cDnceptos más
4mplios,
como los valores, los discursos, las representaciones sociaks o la ideología.
Esta
vinculación une las actitudes de forma in«lesligable a los grupos y
a su manera
de entender el mundo, y hace más difícil la comprensión de
las actitudes desde
una perspectiva meramente individual.
(

O Íidil()rial l,(X: 257


(
Oapitulo V. ft tlluc¡¡cia, coilforfllidad..

(
Capítulo V
(
Influencia, conformidad y obediencia. Las paradoias
del individuo social (
Joel F'eliu i Samucl-l,aieuncssc
(
(

Introducción (

(
En estc capítulo enc<.¡ntrará más elementos que le permitirán cuestionar
al-
gunas asuncione§ que el sentido romún y la psic.ología han hecho (
durante el
siglo xx. [,] hecho dc saber que los procesos psicológicos habitualmente
consi- (
derados básicos y solamente biológicos o individuales son creados socialmente
y determinados por relaci<lncs de poder es ese¡rcial para comprender (
la organi-
zación de nuestra sociedad, para entender algunas de sus maravillas, pero
tam-
bién, y sobre t'do,
algunas de sus injusticias. El tema de ra influencia es (
precisamente uncl de estos temas, en el cual las explicaciones posibles
oscilan (
entre una explicación psicologista -pensar la influencia como una interacción
entre personas con características especiales de.personalidad (el influenciador (
y
el influenciable)- y una explicación social
-la infruencia es un proceso que tiene
lugar en una situación de características especiales, independientemente (
de las
características de las personas que están presentes.
(
Aunque la psicología social en coniunto haya apostado por una explicación
que pone énfasis en las características de la situación, esto
no hace que el pano- (
rama sea nít¡do. Las tensiones entre los diferentes puntos de vista que
Ia confi-
guran hacen que sea necesario entender bien el contexto en que
el se plantean
(
algunos de los experimentos y de las teorías que veremos en
este capítulo. por (
eiemplo, no es lo mismo pensar en la influencia desde Ia metáfora
del barniz o
la plastilina (desde la noción de impacto de los factores sociales (
sobre un indi-
viduo preexistente) que desde la inextricabilidad de lo psicológico y
lo social.
No es lo mismo intentar comprender los fenómenos de influencia (
social desde
la idea de que la psicología social es el estudio de cómo
la presencia real o ima- (
ginaria de otras personas afecta a la conducta del individuo que desde la idea de
(

(
I'frúú1ntrr ¡ h l'\¡ t,l,'8nr ntr i¿l @I¡liktiJllr(x 259 (:¡lilrl() V I¡r¡luc,¡ci¿ .o,rforu¡ddd..

quc la psicología soc¡al tstudia ltts prrrccsos de crcación, earnhio y [Ianteni- lir cste capÍtulo realizarernos u¡)a tarca dc rctn-
racterística habitual rle la l,Sl,.
micnto dc la rcalidad (indiv¡duos incluido§). terprctación dc csos traba¡)s para ofrcccr una visión de con¡uoto dcl problema
y ale¡arnos de cxplicacioncs causales simplistas para ofreceros hcrramicntas de
la construcción social de los individuos coñprensi¿)n, no s<ilo rlc los fcnómenos en sí, s¡no también de krs esturlkrs que
los trataron cn su momcflt(}.
Quc v¡vimos tn una socicd¿d individualista cs un tópic() conlo talrk)s otrcs. S¡ habla_
También hay una tcnsión po¡ítica. N(, es lo mismo pcnsar quc la humanidad
mos desdc el scntido común, hay quien dicc quc hay socicdadcs m᧠individual¡stas
quc otr¿s, y lo que cntcndcmos todos es que se quiere dccir quc hay v)cicdadcs cn las puede cambiar su destino quc pensar quc cs inevitable quc las cosas sean como
que los individuos son más egoístas que tn otras, quc se pro(^-upan más por su bcnc- son. La fractura entre progresismo y conservadurismo también divide la ps¡cc
ticio que por el bienestar dc los otros. Esto hacc quc sea posiblc a§istil a di§cusiones
logía: los conservadores prefieren explicaciones que legitimen su posic¡ón en la
de café eternas sobre si ahora somos más individualistas qúc aotcs, o si en Estados
Unidos son más individualistas que aqui. Sea como sca, el hecho es quc vivimos en sociedad y quc garant¡cen que las cosas seguirán igual toda la vida y, en cambio,
una sociedad iodividualista, pero no en el sentido que mcncionábamos hasta ahora, el progresismo busca mancras de cntcndcr la realidad que
iustifiquen que ésta
sino en el sentido, más analitico, de afirmar que vivimos en una vxiedad formada se pucde cambiar en benef¡c¡o de nuevas formas de organización social. F¡iaos
por individuos. Esto pucde sonar como el de§cubrimiento de la sopa de a¡o, pero no
que aunquc qucramos ofrecer un tratamiento científico a estas cuestione, no
lo es. A pesar de lo que nos pueda parecer, no solo no tod¡s las sociedades hümanas
están o han sido formadas por individuos, sino que adcmás los individuos{icnen una podemos escapar de los efedos que provocan nuestras explicaciones (recordad
existencia limitada en el tiempo cn los últimos doscicntos o trcsciento! a.ño§ Pero el la noción de crlryh¡crm€nl presentada en cl capitulo I). por esta razón no tS in_
hecho de que no todo el mundo tcnga claro que la existcncia dc individuos cs t¡n fe-
diferente, por eiemplo, explicar que las personas obetlecemos a las autoridades
nómeno histórico y cultural hace que §ea importante insistir en ello.
por naturaleza, porque las personas somos así, que encontrar una explicación

Por estas razones, este capítulo constituye un recorrido histórico, organizado basada en los factores históricos y culturales que las regulan.

temáticamente, de los diferentes planteamientos quc el estudio de la influtncia Finalmente hay una tensión deorden moral; si bien todas Io son, en este c?so

social ha provocado. Un recorrido que permite pasar de entender la influtntia esespecialmente importante la d¡mensión moral y ética del asunto. Desde el co_

como un Proceso negativo que pisa al individuo y coarta su libertad a ver la in- mienzo de su existencia la psicología so(.ialse habia preocupado por la manipu.

fluencia como inevitable, como el proceso necesario para devenir humanos. lación de unas personas por parte de otras, primero ba¡o el nombre de sugestión
y después de influencia- Desde la hipnosis y tos estudios de masas y continuan-
Otras tensiones recorren todo el capítulo. Para empezar, una tensión teórica:
la fractura entre psicología social psicoló8ica (PSI') y psicoloSÍa social socioló8i- do con los rumores y la propaganda. pero despues de la Segunda Cuerra Mun-

ca (PSS). Es una fractura teórica y metodoló8ica que no tenemos que olvidar, ya d¡al el problema pasa a s€I especialmente punzante
¿cómo se podía explicar
que Sran parte de los estudios que presentaremos son estudios Senerados desde que miles de personas se dedicaran al exterminio sistemático de millones
de
! otras personas? Los estudios sobre influencia social parten sobre todo de esta
ta PSP, aunque no únicamente. Entender bien tos estudios que se encuentran úl_
descritos en el capitulo pasa poI entender en qué marco teÓrico surgen. En 8e- üma tensión.
(
neral, tdo§ los estudios que se encontrarán e§tán inspirados Por la psicoloSía En este punto de la otra ya hemos oido hablar de la psicologia social como
( de ta Gestalt, que dará lugar posteriormente a la psicoloSía cognitivista' Pero si disciplina, de cómo se han t¡ansformado sus preoepaciones iniciales y sus di_

explicamos todo esto es porque en realidad el caPítulo está escrito desde el Pun- ferentes definiciones; hemos presentado también algunas temáticas importan_

to de vista de la psicoloSía social construccionista (PSC) y eso podría cont¡ibuir tes desde el punto de vista de la psicología social, por eiemplo, cómo podemos
pensar la identidad de las peronas, el origen y el papel de nuestras
( a generar algunas confusiones. [á razón es que visto desde ahora las explicacio- actitudes a
nes de los mismos autores de los primeros estudios son incompletas, entre otras
lahora de enfrentarnos al mundo que nos rodea o el papel del lenguaie. En este
( razones por la omisión del papel de los factores históricos y culturales, una ca- capitulo reanudaremos lo que hemos leído hasta ahora para aplicarlo
a uno de
l¡ilori¿l U(X '2('ll (
a)
Itttrrxluccio;r d l¿ ¡r\i(r)loHia s(¡(ial ,O [dilorial t l(X] 261 ( ;¿[)ítulo V. hrlluctrcia, (ottbn[¡dad...

(
krs temas cstrclla tlc la rJisciplina: la influcncia social, también llamada influen- instancia dctermina la cclnducta fi¡ral dc una persona, contrariamcnte a lo que
cia interpcrs«lnal. habitualmcntc pcnsamos, r'ro cs [o que esta persona cn tórrninos individuales
Pero antes de presentar csta noción, hay quc redcfi¡rir otra vcz qué es la ¡lsi- crea o dcie tlc crccr qucticne quc hacer o que está bicn haccr, sino la definición
cología social, y no será ésta la última vez; hasta ahora, apartc de l<l.que lrcmos de la situación de la que parte. l.a noción de influencia interpersonal o yxial se
explicado en cl primer capítub, también habéis podid«r imaginaros la refiere prccisamente a los diferentes procesos implicados en la creación de estas
¡rsicolo-
gía scrcial
como una psicología clc las relaciones interpcrsonalcs, conto una ltsi- definiciones.
cología de los grupos, como una psicología de la itlentidad social o, incluso, una psicología de las situaciones tiene que poder entender no solo cómo se
como una psicología de las creencias y clpiniones; ahora nos interesa que ima- genera una determinada situación sino que tiene que poder explicar por qué
ginéis la psicología social como una psicología de las situaciones. (
esta definición es capaz dc sobreponerse a las clpiniones y creencias diferentes
que pucdan tener las personas implicadas en la situación, <Ie manera que éstas
I-a psicología de las situaciones pronto adquieran un sentid<l dc que es correcto o ¡ncorrecto de hacer, decir
l<l
o pensar en aquella situación. Por lo tanto, la definición de una situación con- (
A prioripuede parecer extraño que las situaci<¡nes puedan tener una "psicotogía", por
eso pensemos en el ejcmplo siguiente: nuestro día a día consiste en hacer una serie lleva una moral, un sent¡do de lo quc está bien y de lo que está mal o de lo <¡ue
de acciones consecutivas y pasar tlc una a la otra sin r:e:ar. Nos ler¡antanros, nos du- esadecuado y de lo que no, y también un sentido de las acciones pertinentes y (
chamos, almorzamos, nos trasladarnos, trabaianros, comemos, nrilitamtls, canta-
de las habilidades requeridas para efectuarlas en un contexto rleterminado.
mos, leemos, cenamos, vemos l¡ telcvisión, dormimos, etc. F.stas acciones nci tienen (
lugar en el vacio sino que, como puede intuir fácilmente mediante las imágencs quc
le han venido a la cabeza mientras las leía, tienen un contexto, forman parte de algu- Un eiemplo relativamente intranscendente es cómo se «lefine una situación de t¡ans-
na de las situaciones posibles con las quq nos enf¡entamos cada día. Es importartte porte cn autobús y cómo sabem«)s qué podemos hacer y qué no podemos
(
hacer en un
Ietener este concepto de situación y entender que va más allá del r:ontexttl físico y autobús, ¡xro @emos aplicar el mismo cqrcepto para entender cómo se genera
una
que también incluye el contexto social situación de úolencia doméstica o la masacre de un grupo de civiles en ,nigu.rru. (
-es decir, lo que las acciones significan para
nosotros y para las otras personas. Por eiemplo, la presencia física dc una rncsa forrna
parte de determinadas situaciones laborales, pero también el signifrcado dc nresa y las (
A pesar de que esta visiín
internccionistn de lo que son ias relaciones interper-
rlormas que regulan qué se tiene que hacer en rlna mesa y qué no se ticne t¡ue haceL.
sonales y de las situaciones en las que se desarroilan deia un gran espacio
Por lo tanto, los diversos usos y costumbres de las relaciones entrc personas y mesas a la (
forman parte de la situación y de su definición. agencia individual, ya que el resultado de la negociación dependerá de la impli-
cación de la perscrna en ésta, no se debe perder de vista el hecho de que tanto (
Con el fin de eiecutar cada una de las acciones que pr.¡ede requerir una sitrra- las relaciones como las situaciones, como incluso las propias personis que
par-
ción dada, en primer lugar, hace falta que la interpretemos, que la enmarque- ticipan en ellas, son crcaciones históricas situadas en una época y en un territo- (
mos en un contexto más amplio y la dotemos de una serie de significados. Hacer rio concretos. Son creaciones culturales y sociales insertadas en relaciones de
esto se llama
definir la situación. Una vez la situación está definida, nos pode- poder que limitan (y también permiten, claro está) las definiciones posibles.
(
mos movet con gran comodidad y hacer todo lo que se espera de nosotros (y Éste es el reajuste que propone la psicología social constructivista
al interaccio- (
que nosotrgs también esperamos de nosotros mismos) sin muchas dificultades. nismo simbólico (tS).
Obviamente estas definiciones no nos las inventamos nosotros solos, sino A estas alturas de la obra ya debe haber caído en la cuenta de que la noción (
que las cornpartimos con las otras personas que se encuentran con nosotros en de individuo de sentido común, la que habitualmente utilizamos para
interpre-
cada situación, de manera que no somos nosotros quienes definirnos la situa- tar y iuzgar las acciones de las otras personas, ha cambiado. Si se tiene claro que (
ción, sino que la definición -el sentido que para nosotros tiene una situación- lo social y lo prsicológico son inextricables y que, por lo tanto, individuo y so-
(
es siempre el pr:oducto de una negociación con otras personas. Lo que en última ciedad no son dos fenómenos separables sino como rüucho las
dos caras de una
(

(
lf,2 !rrú\[r r rn' J l¡ l)snrh{i'] v'.ül ot¡lirofi¡ll(x 26\ (¡ilúl¡ v ¡lllu(irf ia. c(trrktrrIidad.

rnisma moneda, si sc ticnt claro quc la irlcntitlad tncdiantc la que el ind¡vidtro ción y pcnsamicnto, así que cs muy probable que de ahora en atlelante la
¡rcr,
qn las sona-c(irdo adquicra para la dra persona algunas de las caractcrísticas de cstc
se p¡cnsa a sí mismo «r es tiia ni inmutablc, sino múltiplc y emcrgcnte
animal. l)oco a poco nuest() pensamicnto se conv¡cne en perccpción y aquello
difercntcs situacioncs, si sc ticne claro que las oPinioncs quc las pcrsonas cxprc-
dis- que había empczadt) sicndo un insulto acaba adquiriendo tonos de ob¡ctividad.
samos no son privadas, invcntos particulares dc cada utrt¡ dc nostltrt¡s sinr¡
stld L¿s succsivas intcracciones quc tencmos con una pefsona (incluso con llosotros
cursos icleológicos que circulan cn las diferente§ intctaccioncs, cntonces
mismos) van cncaminadas a confirmar nuestras impresioncs, así quc una perso-
fácil entcndcr quc las accioncs quc hacctnos cada día soir sohrc todo un produc-
na que ha tenidQ un comportamicnto frío en uoa s¡tuación concreta tier¡e gran-
to de la influenc¡a social.
des probabilidades dc provocar que consideremos que es una pcrsona fria. Si
Imagine por un momento quc está en llarcclona, o en cualquier t-.iudad con
esto pasa con las personas, ahora imag¡naos lo que puede pasar con los obietos,
servicio de transporte público, y quc qu¡ere coSer el autobús número 9' l'lcga
a
los cuales no sc pucden defender de nucstras interpretaciones.
Ia parada y hay tres personas más espcrando.[s culturalmcnte lógico pensar quc
una cola o Un cerdo, ahora el animal, no cs mucho más queelconiunto de interpretacio-
estas personas van delante de usted, p€ro no sabe si en realidad hay
nes que hacen de él las diferentes personas que lo
no ta hay. Según cómo sc pon8a, a qué distancia, en qué ángulo y en qué direc- fierciben. Un carnicero no ve
lo mismo que un campesino, el cual no ve lo mismo que una persona de ciurJatl,
ción, generará la impresión de que hay una cola o de que no [a hay' Quiás esta
elcual no ve lo mismo que un musulmán, el cual no ve [o mismo que un zoólogo,
( primera distribución de las personas cs más o mcnos azarosa, pero si su Presen-
etc. Por otro lado, un biólogo musulmán cuyo padre tenia una carnicería lo ve¡ia
que
cia provoca el efecto de que hay una Iinea de personas, la Persona siSuiente
de maneras diferentes sagún la situación. por lo tanto, la retación entre la s¡tua-
( tlegue a la parada interpr€tará que hay una cola y se pondrá detrás de usted
Aca-
ción y lo quc percibimos será el motivo del punto que llamaremos factores socia-
pro-
ba de asistir al nacimiento de una norma social en una situación esPecifica,
les en la percepción.
§on cl
ceso que se llama en psicologia social rtorr¡, lizoción. l 'as normas socialcs
primer ámbito en el que cstudiaremos la influencia social: estudiatemoS que
Ei.mplo
son, cÓmo se crean y cuál es su papel en la conformación de las conducta§
indi-
viduales. Recordad que Jerome Bluner mostró cómo en niños y niñas de ocho a d¡ez años la
percepción del tamaño de una¡ ci¡cunferenc¡as variaba §€gún sieran de
cartón o bien
§i eran monedas. Las monedas valian más y, por lo tanto, ,,eran,, más grandes.
Curlosldad

En Barcelona, no se acostumbra a hacer cola en las paradas de autobús, de manera ¿No habéis tenido nunca la sensación de que era meior caltar que predicar
que el orden de rubida al autobús es una interacción compleia de factores aleatolios en el desierto? ¿Que es meior no decir nada antes que ponerse en evidencia de_
(delante de quien ha quedado la puerta) y civicos (si hay Sente mayor o impedida es- lante de todos? Muy a menudo preferimos no expfesar nuestra opinión sobre
perando). En cambio, estos factores no tienen ninguna importanci¿ en las paradas de un tema si pensamos que la gente que nos rodea no estádeacuerdo. Ahora bien,
Lrigen de las lineas de autobú§, ya que en éstas la no¡ma es hace¡ cola independien-
con esta actitud lo que hacemos es contribuir a la idea de que la opinión mayc
temente de los problemas de movilidad de lo§ diferentes usuarios'
taria es una sola y que no hay divergencias. Si alguna otra persona piensa di_

Ser un cerdo no una condición especialmente agradable en nuestra socié-


es ferente probablemente tampoco expresará su creencia si nosotros no lo hemos
qué es- hecüo, ya qué pensará que es la única persona que no piensa como el resto, has_
dad, especialmente si uno esPera vivir muchos años. Sin embargo"', ¿de
tamos hablando? ¿De una persona o de un animal? Bien, de hecho de ambas punto de que todos acábamos creyendo que vivimos rodeados por un ata¡o
ta el

para de conformistas. El estudio de las condiciones y los efectos de este fenómeno


cosas. Hacen falta pocas interacciones desagradables entre dos Personas se
agrupa baio el título de influencia de la mayoría o mnformidad. Con el fin
que una acabe convencida de que la otfa esun cerdo' No es fácil separar percep- de
(

c, Lditor¡al Ll()(: []ditorial U(X


(
I¡rtrtxlueciorr
!l ¡''19''tl|l:slll
2().1 ¿ (cr
2(,5 Crllilulo V hrfl ue¡rcia, c(nl[orr¡tidad

(
no scr vistos como difercntes o dc salvar una rclación pcrsonal s«¡¡n«rs inclus«l Ilien, y ah«rra cl ratJ, patótic.. (luicn más quien mcnos crce que la orlcdien-
capaces dc decir l<,¡ contrario dc lo quc penliamos. Y si no, rccucrde qué hizo la cia es neccsaria paLa cl bucn funcionamicnto de la socieclacl. (
¿sobreviviría una
última vez que su pareia le diio que el camino más ct¡rto para ir a k¡s cines l)«> enrpresa en cl libre mcrcado sin la obediencia cle sus trabajadorcs? posible ¿sería (
rado Multiplex es desde siempre por la calle May<lr, prccisamentc cuando iban la escolarización masiva clc la población infantil y iuvenil sin que estas criaturas
a ver aquella película que gustó tanto a todos sus amigos mcnos a usted. obedecieran? ¿cómo sc r. haría la ¡nlicía para reprimir una manifestación
si la (
obediencia n«r fuera un valor? Bai, cl espantaio dc la funcionalidacl y la cficacia
Habitualmente pensamos que hay personas más conformistas quc otras, y quc si sc no dudamos en crce r que la obediencia es un mal necesario en una sociedad que (
tiene una personalidad fue¡te no se es conformista. Dsta creencia del sentido común no se sostendría si todo el mundo hiciera lo que quisiera. Aunque también pen-
no tiene en cuenta que hay situaciones en las que somos conf«-¡rmistas y situacioncs samos que la obediencia no tiene que ser ciega, y que unos ciudadanos c.n
es-
en las que no lo somcls.
píritu crítico podrían asumir perfectamente que la obediencia es necesaria pero
(
sólo hasta cierto punto. ¿Pero cuál es este punto?
La humanidad tiene cosas admirables y otras patéticas. [,os dos últimos puntos
¿cuáles son los límites cle la obediencia? El último punto del capítulo va di- (
dcl capítulo tratan un aspecto admirable y otro patético de la naturaleza humana.
rigido a profundizar en la comprensión «ler origen, er mantenimiento y las con-
Empeccmos por el admirable gs c1e destacar que en los últimos años las cosas han
secuencias de los procesos de obediencia a la autoridad en nuestra
cambiado y para bren. Hay un gran conser)so en torno a la necesitlad tle cuidar del socicclail.

¡nedio ambiente y, aunque sea con algunos sustos, la mujer adquiere lentamente Record¡d
los mismos derechos que el hombre. fhtos dos fenómenos generan situaciones que
A causa de la noción de obetliencia debida, miles de soldados se (
eran impensables hace pocos años: empresarios tletenidos ¡ror contaminar ríos, han aho¡rado a ro
este siglo responder de los crimenes que habían cometitlo
con sus propias
hombres que cuidan de bebés y muieres que presiden parlamentos. Aunqúe sean [rrt:J: (
anecdóticos, la difercncia es que antes no eran posibles ni siquiera anecdóticatnen-
Los oitietivos de este capítulo yrn los siguientes:
te. Pero el proceso que ha permitit.lo llegar a este punto, y que todavía continúa, ha (
sido largo y dificil y ha implicado el esfuerzo personal de mucha gente y la orgarri-
- Describir los procesos principales de la influencia social.
zación de centenares de colectivos de todas partes; y, a pesar de la magnitud de los
- comprender los conceptos principales vinculados al estudio de ra in-
cambios que ha habido, han sido una minoría las personas que han buscado los
fluencia social. (
cambios activamente y que, en definitiva, los han provocado. El proceso mediante
- Distinguir entre explicaciones individualistas, interaccionistas y construc-
el cual una minoría puede provocar cambio social y puede generar un cambio de
cionistas de la influencia.
(
actitudes, opiniones, creencias y discursos y, subsiguientemente, algunos cambios
en el comportamiento, se estudia baio el nombre de influencia de la minoría o in-
- Identificar el papel de la noción vigente de individuo en la explicación
de (
los procesos de influencia social.
novación.
- R«onocer los procesos de construcción de individuos en nuestra
sociedad.
(

En los últimos años en el Estado español han muerto una media de sesenta muieres
- Proporcionar elementos de interpretación psicosociales para las
situacio- (
cada año en manos de sus compañeros masculinos. Las denuncias por maltrato ron- nes cotidianas.
dan las veinte mil auualegy se sospecha que sólo son la punta del icr:berg. De rno- (
mento, el cambio social sólo se nota en el hecho de que estas cifras nos ptovocan
horror, qui¿i5 algún dia, siempre y cuando haya quien continúe luchando activa- Es muy recomendable que no los pierda de vista, y que
si hace falta en mo- (
mente, deiarán de existir. mentos de duda se retorne a ellos para volver a encontrar
el hilo.
I
I
¡

i
c, Ldit(trial t,O(l 2(,(' [iltr(duccl(;il a la psi«)¡(!8ia rf,¡al o Editorial (l(x: 2/o7 V. Lrfluc¡rcia. crlrforrr¡irl¿tl.

l. El proceso de normalización Ruptura de expectativas

¡Cuántas vcccs no nos hen¡os sorprcndido de nuestras mismas rcaccioncs! l)¡()nunciar


la frase "nunca mc hubiera esperatloque rcaccionaría así" es más habitual tle lo quc
ticnen un Srado importante de
[.as relacioncs entrc las pcrsonas ciertamente pafecc.
formalización, nu pi*I..u, tratar de cualquier manera a cualquicr pcrsona, nc)
sólo con respecto a los tratamientos ¡;ramaticales (vos, usted y tú), sino tambión l¿s normas sr¡cialcs sc ¡rucrjen «rnsiderar las obligaciones que ticnen las per-

con respccto a las cosas quc podemos hacer o «leiar de hacer, decir o deiar de sonas en una situación, per«l también las expectativas que estas personas tienen

decir a los otros. Las leyes cle los estados modernos §on una forma importante sobre cuál será el cclmportamiento de las otras personas y sobre su propio com-
de regulación de estas relaciones y, de hecho, establecen toda una serie de pe- portamiento.
nalizaciones para aquellos que no las cumplen. Pero las leyes, los códigos o los Veamos algunas definiciones de norma:

reglamentos no son la única forma de regular el comportamiento de las perso- primer lugar, una tlefinición que pone el énfasis en la deseabilidad de los
En

nas, de hecho, tendríamos que decir que no son ni siquiera la forma más impor- comportamientos regulados por las normas en un contexto determinad<¡:

tante. En este apartado llamaremos normglizqción al proceso de creación de las


"L¿s normas son principios sociales que regulan la acción de los individuos en el in-
normas que regulan la conducta, la percepción, el pensamiento o los deseos dc terior de un sistema, indicando qué acciones son deseables y cuales no en cada papel
Ias personas en una situació¡r concreta. La normalización es un concepto que se y situación c<¡ncretas."
ha utilizado para explicar la uniformidad presente en la sociedad. Las costum-
l. Martín-Baró (1983). Acción e iileología (p.3tZ). San Salvador: UCA.
bresy las tradiciones, las reglas y los valores e, incluso, las modas, son eiemplos
de normas que indican a las pcrsonas cuál es la conducta adecuada en una si- la siguiente definición remarca el hecho de que se trata de expectativas, pero
tuación determinada. En general podemos decir que cualquier criterio de com- también nos recuerda que la definición de la normalidad está íntimamente li-
portamientoQue esté normalizado como consecuencia de una interacción entre gada al concepto de norma social:
individuos es un caso concreto de norma sccial (Sherif, 1936).
"Reglas para la conducta aceptada y esperada. Las normas prevriben la conducta
'apropiada'. (En un sentido diferente de la palabra, las normas también describen lo
Vigilad de no confundir la noción de normalización de la psicología social con la de que la mayoría de los demás hacen Jo que es normal.),,
normalizaciÓn entendida como retorno a la normalidad que se aplica, por eiemplo,
en el caso de la no¡malización lingüística. D. G. Myers (1995). Psicología Sociat (p. 190). Méiico DF: McGraw-Hill.

Y finalmente, Erving Goffman nos recuerda no sólo que las normas se en-
1.1. Las normas sociales cuentran reguladas por sanciones y recompensas, sino que además están ligadas
a la identidad de las personas.

En principio no es muy difícil pensar en cualquier situación y detectar las una norma social es el tipo de guia de acción que se ve apoyada por sanciones sociales
a
normas qué la regulan. EI aeropuerto, la calle o una autopista, una cena de Na- negat¡vas que establecen penas por la infracción y posiüvas que establecen recom-
vidad o una comida de cada día, un bar o una discoteca, una boda, una venta o pensas por el cumplimiento eiemplar. No se pretende que el significado
de esas re-
comp€nsas y esas penas resida en su valor intrínseco, sustantivo, sino en lo que
una compra, un entie[o, pasear el perro o bien hacer el amor son situaciones
proclaman acerca de la condición moral del actor.
diferentes en las que una serie de normas constriñen las posibilidades de acción
de las personas, aunque al mismo tiempo también las permiten. E. Goffman (1979). Relaciones m púhlico (p. lO8). Mad¡id: Alianza.
(

o lÍlir(trial [io(] 7(tt1 lttlf(ilufr i,,n J IJ ¡tsirolollid \r,(ial tl(Xl


(
!o Editorial 2_«) ( ial,itt¡ k) V. ll r[luc¡¡ti¿. curfor¡r¡idatl...

(
A contitluaci<itr dcs¡¡tanarcm()s las imJrlicaci<lncs quc conticnc¡ cstas dcfi- 1.1.2. Normas imptícitas i explícitas
nicioncs, y tambión otr()s punt()s dcstacahlcs dc la ntrckin dc n«lrrna social. (

Probablcmcntc ¡xrríamos buscar otras crasificaciones (


¡xrsibres, pero sin
l"l.l. Algunas distinciones positrles duda la distinción más común es la que hacen la mayoría de autores
-y Goff-
man también- cntrc normas cxprícitas y normas implícitas, también (
ilamadas
l:rving Goffrnan, en su llbr<t llelocbnes en púbrico (t963), comenta algunas <je normas formales y normas informales, respectivamente.
(
las distinciones quc podcmos cstablecer entrc las normas a modo c1e posible cla- La distinción cs sobre toao en términos de conciencia;
es decir, si ras per-
sificación. sonas implicadas en su seguimiento son conscientes de que
siguen una norma (
o no lo son. I¿s nofmas explícitas son aqueilas normas que
sabemos que lo
a) Podemos distin¡¡uir entre prescripcior¡es -es derir, «rbligaciones-, conro por son, que a menu.,o, aunquc. no siempre, están recogidas (
en códigos, leyes o
eiemplo, aplaudir al final de un espectácul<t y proscri¡rcior¡es -es decir, prohibi- reglamentos o incruso cn manuares de civismo, urbanismo y
buena educación.
ciones'-, cc,mo por ejernplo, hablar a un ilesconot:ido a menos de 20 cm de su son también las no¡mas que rros ha, transmitido orarmente (
en frases del es-
CAIA. tilo "niño, cso no se hacc,,t¡ ,,niña, eso no se toca,,, o ,,haga el favor
de apar_ (
b) priru:ipio.l son normas en las que se recono(:e un valor intrínseco,
l-<ts tarse, ¿que no ve que dificulta el tráfico?,,.
como por t:jemplcl, el famoso preccpto de ,,No ntatarás,,; cn ca¡nbio, las conten- En cambio, las normas impricitas tienen la destacabrc (
característica de pasar
cionesson normas sin ningún valor especial excepto por el hecho de que son úti- desapercibidas, incluso, para el que las cumple. En general,
no sabemos que son
les para la fluidez de la vida cotidiana, por ejemplo, esperar que nuestro normas, y por descontado no están escritas en ningún (
sitio. Estudios de este tipo
interlocutor haga una pausa antes de retomar el turno de palabra. de norrnas los encontramos en ros trabaios ya clásicos
de Garfinker (1967), el (
c) 'lanrbién se puede estableccruna tlistinción entre las normas que es pre- fundador de la etnometodorogía,l y de Eiving Goffman (1959)
sobre ra prescn-
visible que la gente cumpla rnás o mencs y las que nadie cumplirá aunque sea tación de uno mismo- Muchos otros autores también (
han explorado este tipo
descable aproximaise a ellas. Goflman llarna a las primerasórdenes y a las segun- de normas, como por ejemplo, Stanley Milgranr (lgg}.
das normas. Por eiemplo, es de esperar que todos los habitantes de un país occ!- (
dental aprenda¡l a leer y a escribir (éste es el orrlen social), pero no es de esperar El ascensor
(
que nadie cumpla el ideal (la norma) de belleza occidental.
Normas de este tip. son, por eiempio, ras que regulan
las acciones de ras personas
d) I'ambién es posible distinguir entre normassustantivas y noftnns rihules. en un ascensor- Argunas son generares de todos
ros ascensores y otras son especí- (
Las primerasregulan directamente krs asuntos de valor, y las segundas lo hacen ficas según si el ascensor es de una vivienda o
de un edificio de.ficinas, si se en-
cuentra en una ciudad grande o en un pueblo pequeño,
indirectamente -son las ceremonias, los rituales, las expresiones, etc. etc. por-eiemplo, el (
silencio es la no¡ma principar: .n un .r..nror es
e) Finalmente distingue entre tietechos, cuandr¡ quien tiene que cumplir áeseable estar ca[ado; sin em-
la bargo, esta norma puede chocar con otra que promueva
ra comunicación entre (
norma así lo desea, 'y deberes, cuando quien la tiene que cumplir no lo desea es- personas. cuando esto pasa, ra norma que
sucede a la del silencio es la de habrar
pecialmenie. del tema más neutro y con menos impticaciones personales
posibres; es decir, der
tlempo que hace. si se mantiene er silencio, (
también otras normas,
como por ejemplo, no mirar directamente a las "n.ontr.*o,
otras personas y, por lo tanto, evi_
El interés de estas distiFciones no es tanto la clasificación en sí como el tar el contacto ocurar y en todo caso mirar las paredes (
der asiensor, ras rucás, el
hecho de explicar la variedad de ámbitr'¡s a los gue se puede aplicar el con-
l. La ctnt¡metodología es r.r.,-uji,:.^19-r.td* (
cepto tle norma sccial. que la genre utitiz¿ en su vida cotidiana para
que ésta fluya cómodamente; es
decir. que funcione. '

(
2i\t zil (¡,irulo v ll'fluLr('J rrn'roÍ¡ rJrd

cipcio (no mucho por si lo:i otr()s l)cnsaran que solll()s unos Prcsumidos (' qu(l lo\ aplican estas sanci()rres sino urt or1¡anisrno competcnte. Por otro lado, la ruptura
mitanl()s mediantc cl cspcio) () lccrsc por cn駡l¡ra ve/ las insttuccioncs d(r tts() y de una norma implícita co[llcva unas satrcioncs completamcntc difcrentcs.
(l(
las li¡¡¡itacioncs de personas y pcso. A scr posihle, hacc f¡lt¿ deiar cl máxinr()
[¿s sanciuncs intbrmales son aplicadas dircctamentc por las otras personas
espack) posiblc cntre pcrsonas y evit¡r cu¿lquicr contacto fisico; si esto no es po-
sible hay quc expresar claramentc, aunquc no vtrbalmcntc, Ia incomodidad quc implicadas cn la situación o ¡ncluso por uno mismo. I¿ burla, el ridículo, el ais-
nos provoca tal situación. lamiento, bs insultos y las amcnazas lrn las más obvias, pcro también cstán las
que se aplica uno mismo, como por cjenrpkr, la vergúenza y el rubor, el silencio
Los e iemplos anteriores son eiemplos de normas implícitas. [,iemplos de nor
y la sumisión, balar la cabcza y no rnirar atrás. En general, asimilamos la noción
mas explícitas puedcn ser el hecho dc no fumar, el hccho dc que los menores de sanción informal a la de presión grupal. I-a presión del grupo va sobrc todo
no viaicn solos o el hccho de salur.larse al entrar cn el ascensor. Hay quc tener encam¡nada a recordar que el hecho dc pertenccer a él implica el respeto de sus
en cuenta que cualquier situaciÓn está regulada pot una combinación dc nor- normas y quc cualquicr persona quc no las ¡espete será excluido de él y calific"-
mas explícitas e implícitas. do dc difcrcntc, snormal o desvidLlo.

U¡r buen eiercicio de psicoloSía v{ial es pcnsar una situación y encontrar las nor¡nas
El asccnsor
socialesque la regulan. Una manera de hacerloes romPer la norma decuyaexistenc¡a
{ sospcchamos, aunquc esb no cstá exento de rics8os per§onales. Más vale quc no intente rompe. las nornras del asceorcr de su casa para ver qué pasa,
si no quiere tcner que dar demasiadas explicaciones, y $bre todo si particularmeote
( Uno de los efectos de hacer el ciercieio anterior cs darse cuenta de que la dis- no le apetece quc Ia mayoria de vecinos no le diriian más la palabra o rehuyan su pr€-
sencia-
tinción entre crándo una norma es explícita e implícita no está clara. Hay nor-
mas quc nos pueden velrir enseguida a la cabeza y de las que es fácil recordar
cuándo, cómo y quién nos las enseñó, otras so¡r más difíciles de ver, algunas po- 1.1.4. I.a normafidad
dían haber sido explícitas y ahora ya no porque las hemos automatizado tanto
que no sabemos ni cuándo las aprendimos. En realidad podriamos decir que las La conexión cntre las nociones d,e rurmolidad y de normo sociul es directa.
normas se pueden situar en un continuo de más implícitas a menos, o dc mas En una sociedad como la nuestra, de la cual pensamos que está formada por
explÍcitas a menos, cómo se quiera. Una norma hasta ahora imPlicita puede pa- individuos que pueden actuar por su cuenta y que presuponemos libres, se con-
sar de golpe a ser explícita cuando alSuien la viola. vierte en imprescindible prever la conducta de los otros. Por esto, la noción de
normalidad tiene tanta fuerza, porque todos aspiramos a ser considerados Íor-
mcleJ {n todo caso cualquier característica personal que nos haga ser indivi-
1.1.3. l¡ ruptura dc las normas duos no puede exceder los márgenes de Ia normalidqd-: en este contexto hay
que entender que es normal quien cumple las normas implícitas y no lo e§
Las sanciones sociales por la rotura de una norma son normas sobre normas, quien no las cumple.
es decir, que son normas que regulan el cumplimiento y el incumplimiento de En cambio, las normas formales no están tan vinculadas a la noción de nor-
las normas. Las sanciones se pueden dividir en formates e informales según cuál malidad precisamente porque son explícitas. En general, su no cumplimiento es

sea el tipo de norma que ssrompe. Iá rotura de una norma exPlícita comporta indicio de rebeldía, pero no de anormalidad.
la aplicación de sanciones claras de las que se presupone el conocimiento Sene- La violación de una norma implícita -por eiemplo, por la falta de reconoci-

ral. En general, además, no son las personas implicadas en la situación las que miento de su presencia- provoca momentos difÍciles y extrematlamente com-
(

2i? hl!trh'ccnr¡ r lr l\nrf(,Br¿ vnr¿l


(
_ 2t- \ (:attrlrl(, ! t¡¡tt¡.¡r.ir. rortrtr|tid¡l

(
prornctidos. Si tcnrmos sucrtc, sól() sc nos calificará cofllo pcrsonas con quc s¡gnilica la intimirlad c¡¡ nuestra socicdad, distinguco
lx)ca los §pacios públicos r1e krs
habilidad s<rcial, pero la sancirin pu«le scr más ¡¡rave, porquc conn) mcn!i(,na privados, regulan ra rcrac¡ón cntrc cr indivirtuo autónomo y
ra c.lcctiv¡darr. [s decir, (
Goffman, cs totlo el ca¡áctcr moral del ack)r quicn c5tá implicado en la situa_ ¡ndican quc hay una tensión que hay quc resorver de m¿nera or)aalativa
cntre u¡ es-
pacio colcctivo l¡m¡tado quc anula la disponibilidad de (
ción y, por l() tank), su idcntidad que{a cucstionada. Aqucl que rompe una nor_ espacio pcrsonal que c(|al
quicr individuo considera suyo. l)or otro lado, el ascensor
de ia vivicnja es un
ma es más fácilmcnte caractcr¡zado (.omo una pcrs(nra imprcvisible, poto fiablc, momcnto de tránsik), una frontc¡a entre kr público y lo privado quc
remarca la no- (
inmoral y, cn los casos nrás graves, anormal. Un crror de cstc cstil(), aunquc sea ción de propicd¿d pr¡vada y la c¿racterística dcl imlividuo mrxlc,iu.u*u
po*,1o,
o propictari() dc bienes, csp¿cios y morneotos, r_lc los quc
a causa dc al¡luna ambigüctlad dc la situación, cs fác¡lmcnte atribu¡do a una dc_ nadie prrcde <Iisponer sin su
autor¡zación expr(,sa_
ficiencia en la personalidad y, por lo tanto, a una característica d¡fícilmcntc mo_
dificable de la persona. I¿ nociólr r]c no¡ma social nos permite entender por qué el vínculo
entrc el
individuo y la s«tiedad cs incxtricable; dicho de otra manera, aquello que
la
p€rsona es no se pucrJe separar de las normas quc regulan
las situaciones en las
1.1.5. El orden social que se encu(:ntra. [a nt¡:ión dc rol social de la que (
ha oí<1o hablar en cl capítulo
II ref¡eia precisamentc esto: cuál es el coniunto de normas quc
se encueDtm aso-
(¡mo hcmos visto cn la primera detinición, las Inrrnras son pri[cipios dctivos ciaco a una determinada posición o cstatrrs social.
cn cl interior ¿c un sisfern.¡. [.a tr(¡jión de norma sú!.^ial cstá hrertementc it¡rpregna_ Ainbas noriones nos ayud;tn a vcr cót¡lr) lo quc cs ¡rormal
o artormal depen_
da de esta idea de que las normas están organizadas y de quc, de hechr.r, de de las normas s<xiales instauradas en una sociedad
¡xrterrc- deternrinada y no de va-
cen a un marco social más extenso que el de la propia situación. por lo tanto, no lores abstractos definidos por especialistas (en nuestra
socicdad los ps¡cólogos).
(
¡rdemos desvincular las sitr¡aciones, tri sus definiciones posiblcs, ni, por io tanto,
las norrnas que las regulan de la historia de la societlad en la quc tiene lugar esta
(
situación. las noflnas s(lci¿les son mecanismos de cr¡ntrol socia¡ que garanti..an 1.I.tt. ¿Restr¡cción o posibilidad?
que la máqulna social o el organismo soc¡Jl funcione eficazmente.
Lns normas sociales están organ¡zadas en códigos o sistemas de normas (tan- [á noción de norma social permite entender por qué la sociedad
funciona
to las explícitas como las implícitas). Toda norma tiene llrr contexto de uso en con relativa fluidez, cómo es que la multitud de Interacciones
el que es pertinente y está relacionada con otras normas a las que hace refercn-
personales de (
cada día no se convierte en una multitud parecida
de conflictos interpersonales.
cia o de las qu€ depende. Podemos pensar fácilmente que hay una jerarquia <Je Pt¡r eso ias normas sociales, si bien restringen las posibles
acciones de las perso- (
normas que nos indica cuáles son más hásicas y cuáles más convencionales, cuá_ nas, también al mismo tiempo permiten que
éstas tengan lugar y ofrecen un
les son imprescindibles para garantizar un orden social determinado y cuáles contexto relativamente flexible. y es que las normas no (
regulan todos los ámbi
son más iácilmente modificables ya que no provocan cambios eserrcialcs en el tos de la vida cotidiana, ofrecen rnárgenes a la
diversidad en áreas poco impor, (
sistema. L¿s normas cltán indisolublemente ligadas a los valores, y la gravedad tantes o biendentrodelos límites de lo aceptable (Ma
Ín-Baró, l9g3).
de ta sancian por su transgresión es un indicio de estos valores. Por otra parte, es una noción que nos explica
por qué somos capaces de adap_ (
tarnos rápidamente a situaciones no familiares
para nosotros tan sólo observan_
El ¡scensor (
do la conducta de las otras personas. pero no
sólo eso, sino que remarcar el
Los eiemplos anteriores de las normas presentes en una situación tan aparelltemente hecho de que la mayoría de nuestros comportamientos
tiene un origen social (
"in(rente" como la de un viaie en ascensor reUeian y construyen al mismo tiempo lo nos permite pensar que éstos no vienen de
alguna ent¡dad exterior al propio ser
t,
ic) Editorial t J()(: 274 Irrl rirlut t iou d la l,s¡cok)gia yf,ial ig llditorial tl()( 27s (lapitulo V, htfluclcia, ctltforrr¡idad...

humano, I)it¡s o la madre naturalcza, sino quc son product()s dc la intcracciíln cada persona sc lc ¡rrcscntaba la luz cien vcces y lcl que se observó cs que al
cabo
e ntre pcrsonas; aunquc la mayoría tle normas sean implícitas y tx) scpamos que de unos cnsayos la pcrsona cstablccía un rango y un punto clentro cie cste
rango.
están, las podcmos cambiar desde cl momcnto en cl que una ruptura nos pcr- A partir del establecirniento de csta norma peculiar de cada uno, todos ros jui-
mita identificarlas y plantearnos su validez. cios subsiguientes quc las personas efectuaban eran según esta norma particu-
lar. En dos scries más, dc cien evaluaciones cacla una, se mostró que la persona
mantenía c.nsistentemcntc los primer's juicios. Irs decir, que si la persona
1.2. la creación de normas "vúa" la luz nxlvcrse unas tres pulgaclas cada vez, se mantenía esta distancia
hasta el final. l)odríamos dccir que la persona genera en estas condiciones
una
Del punto anterior se desprende que las normas naccn cn situaciones con- norma individual de percepción. Dado que en realidatl la luz no se movía,
las
cretas históricamente contextualizadas, crecen y se expanden a otras situacio- diferencias individuales fueron consirlerables: cles<Je quien mantenía que
la luz
nes o momentos y que finalmente mueren cuando ya no se utilizan más. casi no se movía (0,5 purgadas) hasta er que la veía moversel0 pulgadas. otros
En este punto veremos algunos ejemplos de cómo nacen las normas sociales que experimentos posteriores han mostrado que el efecto autocinético
puede gent:_
nos ayudarán a entender un poco más el concepto y también sus implicacions. rar apreciaciones que van desde quien rro la vc rnoverse hasta quien
la ve cles-
plazarse diversos metros pasando por aquellos para los que
sókl se mueve
algunos centímetros.
1.2.1. Normas de percepclón Parece, pucs, que en situaciones de ambigüerlad las personas tienen tenden-
cia a ordenar el entorno y a percibir regularidades e incluso, cuando
éstas son
inexistentes, a inventársclas. A nadie se le escapa que una situación
En el año,1936 Muzafer Sherif ideó un experimento para ver cómo se generan tan artificial
' las normas sociales. El punto de partida era la hipótesis de que las normas sociales
y tan particular no puedeser generalizable en ia vida cotidiana
de una perscna.
Y es bien cierto, ¿cuándo, si ,o, una persona se encuentra
cambian cuando nol enconlramos en situaciones sociales inestables; es decir, sora a la hora de emi-
cuando la confusión y la incertidumbre surgen porque las antiguas normas ya no
tir iuicios sobre situaciones amtliguas o poco claras? De hecho, en estas
situacio_
nes buscamos activamente la opinión de los demás. y ésta
( sirven, entonces se crean nuevas normas. Sherif penso aprovechar el efecto auto- fue la fase siguiente
del experimento, poner a la persona en una situación de grupo.
cinético como prototipo de situación en la que la persona no tiene referencias.
( sherif creó cuatro grupos de dos personas y cuatro grupos de
tres personas qrre
El efecto autocinético ya habían pasado por la primera fase y que, por lo tanto, ya tenían una norma in-
( dividual de percepción creada, y repitió los ensayos. Lo que paso
.. Este efecto es bastante conocido por los astrónomos, que sufren sus consecuencias. es que en la situa_
produce siempre que percibimos un obieto luminoso y nos faltan las referencias ción de grupo las personas hablaban entre ellas, como era de
( Se esperar, y segu idamente
espaciales para situarlo con re§pecto a nuestra posición en el espacio En estas condi- nndificaban stt iuicio previo, cosa que ya no era tan
esperable. De manera que ante la
ciones, el obieto luminoso parece que se mueva de manera errática en cualquier di-
( ¡
creencia de que la luz se movía igual para las dos o las tres personas
se veían obliga-
rección pesar de estar realmente inmóvil.
das a modificar su iuicio previo inrlividual y adaptarlo a la percepcióh
del otro. En
( El experimento consistió en situar a una persona en una cámara oscura en tres series de ensayos las personas convergieron y
crearonunarwma de grupo. Es de-
cuyo fondo había una luz inrnóvil; como el suieto no tenÍa ningún punto de re- cir, que empezaron a "ver" que la ruz se movía como
la veía el resto del grupo y no
(
ferencia, al cabo de unos instantes la luz aparentemente empezaba a moverse. como la veían en los ensayos indiüduales. Ahora faltaba
saber si efectivamente allí
( Aquello que el experimentador pedía era qué distancia recorría aquella luz. A 'veÍan" diferente o si sólo se conformaban con la opinión del grupo.

(
(

tr()(:
(
c, ¡lditor¡al 276 llrtr(ducci(il¡ a l¿ lbi(IüBu yf,ial O Editorial Llo( 277 Clapítulo V. lllllUe¡lci¡, c(rl[on¡lid¿d...

(
Dntonccs Shcrif crcó ocl'ul ¡;rupos más, tle dos y trcs personas quc n() hahían flgura 5.1
participado cn nin¡;una sesi(ln previa y en lugar dc hacerles pasar primc«r por (
las sesiones intlividuales los puso directamcntc en la scsi(rn dc ¡¡ru¡xr. Ya dcsdc
(
la primera serie de luicios las personas se pusieron dc acuerd<l cn un rang<l dc-
riduo :. '6t
terminado y en ningún caso surgiercln diferencias indivi«luales. Dcspués de trcs
serics de grupo, se puso a estas personas cn una situación individual; si en csta
r'
I
(

sesión las personas se hubieran conformado al grupo, es donde tendrían quc ha-
I
(
ber aparecido diferencias individuales. Pero no fue en absr¡lut<l así, pues las per-
(
sonas continuaron manteniendo la norma de grupo en los iuicios individuates.
En las dos figuras de las páginas siguientes puedc constatar la evolución de (
los iuicios en cada uno de los grupos.
llr'r:- ir'ili r-l];f:-,
En palabras del propio Sherif, :i:i;::i,illi (

La base psicológica de las normas sociales estabtecidas, tales como estereot¡pos, mo-
(
das, convcnciones, costumbres y valores, residc en la formación de marcos comunes >=-_
de referencia como producto del contacto de individuos. Una vez que tales marcos de (
referencia quedan establecidos e incorporactos al individuo, pasan a ser importantes
factores en la determinación o modificación de sus reacciones, frente a las situaciones (
qué afrontarán, más tarcle, sociales, e incluy¡ en ocasiones no sociales, especialmente -----f
si el campo de estimulación no está bien estructurado. :i_::::'r::;lri (
¡ efcef qruoo I ercer qrupo
M. Sherif (1936). Las influencias del grupo en la formación «le normas y actitudes.
(
E,nJ. R. Torregrosa y E. Crespo (1984), Estudiosbásicos de l,sicología Social(p.344).
Barcelona: Hora.

Para explicar estos resultados, entre otros, Leon Festinger propuso, en 1954, la
(
teoría de la comparación social, de la que ya ha oÍdo hablar en los otros capítulos.
Segun el autor de la teorÍa, había que explicar qué procesos generan uniformidad
en el seno de los diferentes grupos sociales. I¿ cuestión de partida es que hay temas
ffi
LUAño grupo
Ettr"¡l
t lt

cuarto lrupo
ir",t, t. I (

sobre los que es más fácil estar seguro que otros: si una persona no está segura del (
tamaño de una baldosa coge un metro y se ácaba el problema. En cambio, si duda 1

de si un profesor es bueno o no, no tiene ningún metro pedagógico a manq siuo


que la únicá cosa que tiene a mano son los otros estudiantes. En este caso la creen- (
cia en la validez de las propias opinlones solo puede venir dada por las ohas perso-
nas. De hecho, la mayoría de temas relevantes de la vida social son más de este (
segundo tipo que del primero; es decir, que en general no tenemos "pruebas" de la
(
mayoría de temas que nos importan.

(
(

t, lil¡torial ll(Xl zta Ittlrotlttcr itlt¡ ¡ l,l l)\i(1)l()BlJ \()( i¿l cl lilitori¿l t l()( 21e (ial¡¡tr¡lo V. Irrllur¡rci¡. cqlforrlidari ..

[.a tcrtría de la colnl)ar¿tciírtt social lx)stula quc las pcrsonas necesitamos cva-
Medla¡ en luar nucstras ol)¡niones y nr¡cstras habilidatlcs, y que si no hay artcfactos dispo-
el grupo
Emoezando con el irufviduo niblcs para cornp«rbar su validcz, las ¡rcrsonas cmpczamos un prxcso <-le
lndividuo corn¡taracirin con las ()tras [)ersonas con cl fin dc obtencr alguna certeza. Comcl
verá cn cl punto .J tle cstc ca¡lítukl, la práctica dc cstc tipo de comparaciones es
-t
Pr¡mer grupo
tan hahitual que incluso e n c[ caso dc dilcmas supuestanlente obvios tenemos
tcndcncia a confiar nlás crr los demás para sabcr qué tcncrn<ls que decir, hacer,
pensar, o incluso cn kr que tencm()s que ver, quc no en nucstros propios ojos.
listá clar<l c¡uc las comparaciones no son alazar, sino quc tendemos a ha-
I
cerlas cr¡rr pcrsonas quc considcramos quc son parecidas a nosotros. cuanta
rnás sinrilitud percibirn<ls o imaginamos con la otra pcrsona, más confiamos
en ella para cvaluar nuestros juicios. l,a nccesidad cle asegurar que estas com-
paracioncs sean fiables sc traduce cn una tendencia a qucrer parecernos más
a los otrcls y al hecho clc.¡ue los otros sc parezcan más a nosotros y, por lo
\ tant(), en un increntento de la u¡riformidad grupal.
:=*- .--.«...
l

Si piensa en el hecho de que pertenecemos a muchris grupos tJiferentes, puetle com-


preniler la ctxnpleiidad en la qrre nos movemos a la hora cle gestionar las mírltiples
I ercer grupo ercer categorizaciones y cornparaciones quc hacentos diariarne¡rte.

Urra dc las evoluci<¡nes de esta teoría es la teoría de la cotegtrización socitrl que


( ha visto en el capítulo II. t.a comparación con otras.personas acaba siendo un
elemento escncial para evaluarnos a nosotros mismos, pero no tendrá el mismo
(
.Ili'..:.....].::
:::: ¡r:',:¡:j:ll.:-
resultado si se hace con personas de nuestrogrupo o de otro grupo. En general,

( tendemos a percibirnos como más similares a las personas de nuestro grupo y


Cuarto qrupo
confiamos más en ellos para saber qué hacer o pensar en una situación dada.
Por eso mismo utilizamos las comparaciones con gente de otros grupos, para ga-
rantizarnos una identidad social positiva. El otro no es nunca una referencia
'..'.....,,, «. ..' _../
adecuada para "validar" nuestras creencias.
2
La definición de la situación es un elemento básico para decidir qué compa-
(
raciones son pertinentes y qué categorías sociales son las que hay que activar en
una situación concreta; de aquí que la identidad sea emergente en las diferentes
situaciones y, por lo tanto, múltiple.
Resultados de los diec¡séis gfupos dedos y tres personas en el exp€r¡mento del efe€to autocinét¡co.
cada raya
El círculo se cierra: negociamos con los demás las normas adecuadas mediante
son
representa a un suieto. El e¡e vertical sn ias pulgadas que recorre la luz rgún el su¡eto y el eie horizontal
las diferent€s ses¡ones ¡nd¡viduales o de gruPo. comparaciones sociales diversas, basadas en las categorías sociales que hemos crea-

(
(

.,l:ditorial (,O(: 280 Illtr()(llr((i(jrr J la Psi(rrl()gia s(x i¡l o Ldit(trial tl(Xl


(
28I ()pituk, i/. lrrIucrreia. cr¡ü forr¡ridad...

(
do. l'll acucrdt) con los demás nos hacc más parccidos a krs micmbros clc nucstr«r Hay una norma cxprícita que crice quc si alguien
ne*sita nuestra ayuda sc ra
Srupo y rnás difercntes a los dc los otr«rs gru[xlti, accntuamos la ¡rcrcc¡rcitin tlc dife- tenemos quc <lfrcccr, pcrcl ttü.s ptrrem.s imaginar un gran (
númer, dc condicio
rencias y a la vcz crcamos estas diferencias. l)or otro lado, monitorizamt¡s a las pcr- nautcs r¡uc puetren hacer quc n.
ofrczcamos. Latanéy lrueden, cn 1g6g, cfec_
ra
sonas de nuestro grupo para sabcr si actuamos corrcctamente y
(
al mismo tiem¡xl tuaron el cxpcriment. siguicnte: primero, ponían a una persona
en una sara y se
somos eiemplos para estas rnismas personas. F,n definitiva, nucstra idcnticlad, lo ma¡chaban c.n cualquicra cxcusa. Micntras l.s experimentadores estaban fuera, (
que pcnsamos que somos, es el rcsultado de estas c«rmparaci«;ncs. la pers<lna oía cn er dcspacho de ar raclo a una señ<¡ra que
se subía cn una sila,
que se caía al suclo y que se que jaba de dolor. Frl
resultado fue que un 70% de las
pefsonas que estaban s.las se levantaban y sarÍan
para ofrer--er su ayuda, pero
1.2.2. Normas de responsabilidad
cuando eran dos perso.as cn ra sara sólo en un 40g6 de
ras ocasiones arguien in-
tervenía. si de cstas dos pcrs.nas, una era un cómplice
Veamos otros elemplos de nacimiento de normas socialcs en contcxtos del experimentador que
tenía instruccklnes cre n. revantarse, la ayuda descendía
hasta er 7%.
grupales.
Esto se puede interpretar como una muestra de (
que en una socictlad indivi-
dualista la responsabitidad es un elemento que se puede
Una situación de emergencia dividir entre el número
de personas prescntes (cada perso.a atribuye al otro (
la responsabilidad tie ac-
l.os casos de emcrgencias son situaciones particrrlarmcntc ambiguas. t;r perceptirin del tuar) y que, por lo tant«r, cuantas nrás pcisonas estén
presentes en una situación (
peligro para uno mismo o para los otros no está nada clara normalmente, y el hecho de de necesidad menos probabilidades hay de que arguien
que sean situaciones excepcionales dificulta todavía más que haya pautas o normas esta-
ofrezca su ayuda; pero
también muestra que siempre estamos pendientes (
blecidas. En estas circunstancias buscamos elementos que nos den pistas, y habituatrnen- de saber qué harán ro, ntros.
te lo que hacemos es mirar qué hacen los demás. ta definición dc la situación y de las una situación como ra descrita muestra i:l nacimiento
de una norma, cte ámbito
- nor¡nas que imperan se¡án entonces deterrninantes con el fin de saber qué hacer. Diver- restringido, en algunos casos la de ayudar y en otros (
ra de no ayudar. La conclu-
sos estudios de psicología social inrcntan explicar sobre ia base del concepto de nor- sión más importante es que el papel tre ras normas
implícitas siempre va por de,
ma social algunas situaciones particulares corno pueden ser los disturhios en la calle
lante del de las normas explícitas: antc ra .orma
(l(eieher, 1987) o bien la pasividad ante una ernergencia (Latané y Darley, 1970). exprícita de ayu<lar a quien ro
necesita, primero se impone saber cuál es la n«¡rma
de la situación. (
Un acontecimiento que pasó en Estados Unidos a finales de los sesenta con-
mocionó a gran parte de la opinión pública del país. Una chica, Kitty Genovese, (
1.2.3. Normas en unos disturbios
fue apaleada durante treinta y cinco largos minutos delante de al menos treinta
(
y ocho personas que se lo miraban desde casa. Nadie hizo nada para ayudarla:
Los disturbios en la caile son calificados habitualmente por
la prensa como una
nadie salió a la calle, nadie telefoneó a la policía hasta que ya estuvo muerta. (
muestra de Ia irracionalidad de algunos ciudadanos,
especiarmente si son jóvenes o
Acontecirnientos corno éste no son tan infrecuerrtes; en 1994 una niña se ahogó miembros de minorías étnicas. sin embargo, lo que
no acostumbran a pensar los
delante de una multrtud de bañistas en un lago holandés, en 1999 una estudian- periodistas es que quiás el comportamiento
en unos distu¡bios no es tan irracional,
te de la Uníversitál Autónoma de Barcelona murió asesinada en una calle del ba- sino que tiene sus normas, unas normas que
no vienen impuestas por una minoría (
rrio barcelonés de Giacia sin que nadie avisara a la policía, aunque se oían los de manipuladores provocadores sino que
surgen en la sih¡ación misma.
gritos. Pero no hay que ir más lejos, cualquier habitante de una gran ciudad sabe steve Reicher, un psicólogo sociar inglés, dedicó
una investigación a analizar
que no se puede detener a pregr¡ntar si se nec€sita su ayuda cada vez que ve a los disturbios que hubo en er año 19g0
en el barrio de st. paurs de ra ciudad de (
alguien estirado en el suelo. Bristol. El análisis de las noticias de los medios
de comunicación, de los infor-
(

(
'!, l:dit(xial t,O(l 2t\2 Ir¡tr(xlt¡cfi(itl a la ¡trirlkr¡tr roeial €) l;.dit(rial t l(X 2n.t Cal)itulo V. Ir¡ilucIcia, culkxntidad..

mes oficiales sobre los hechos, dc fottlgrafías y clc cntrcvistas a los paLticipatttcs cias. si¡r cmhargo, está claro que la causa dc la unifclrmidad de com¡xrrtamic'ntos

en los disturbios y también a otros habitantcs dcl barrio, mostró un panorama ¡rodría scr otra.
muy diferentc dc la supuesta irracionalitlad y furia dc las masas. Durantc los lte- Pcnsarcmos a c«rntinuación algunas de las posibilidades quc la psicología, la

chos se Crearon una Serie de n«lrmas, la más imp<lrtantc dc las cualcs fuc la quc sociolo¡¡ía y la lingüística nc¡s ofrecen.

distinguió entre la comunida{ de St. Pauls y los extraños a la comunidad. Como


pasa en otros casos, únicamente los banct¡s y la pcllicía, símbolos dc pgdcr, fuc-
1.3.1. Las normas dentro y fuera
ron atacados. Por otro la«lo, sólt¡ fueron saqueaclas las tiendas que pcrtenecían
a personas de fuera del barrio, donde sobre totlo compraba gcnte tambié¡'r de
a) Dentro del individuo
fuera del barrio, dado que el porjer adquisitivo de la Sente del barrio era bastante
Nadie duda dc su origen social, excepto quizás alguncls adeptos a la sociobi<¡-
baio. Ninguna propiedad privada de gente de la comunidad ni ninguna persona
logía o la ctología aplicada a los humanos. Pero hay quien considera que en
privada fue atacada colectivamente.
todo caso, si bien son un producto social, hace falta que las personas las interio-
Todo empezó sin que se necesit¿¡a ningun líder, ni nadie en especial inició los
ricen para que afecten a su conducta; como es el caso para la mayor parte de pro-
acontecimientos. una batida antidrogas de la policía fue el desencadc¡rante de lo
cesos psicológicos, su comprensión parte del uso de una ¡netáfora. Es decir, que
que consideró una provocación hacia la comunidad. las normas surgieron a me-
se
hay un interior y un exterior de las personas.
dida que los hechos se sucedían. por eiemplo, un entrevistado comentó: "alguicn
[,n este se¡rtido, el aprendizaie y la socialización serían los mecanismos me-
gritó de golpe ,el banco' y una vez allí se lanzaron piedras grandes y ladrillos... l:ue
diante los cuales las normas sociales "penetran" en el interior del organismo.
una reacción completamente espontánea" (Reicher, 1987). Es importante notar
Desde el punto de vista de la psicologío cognitiva,las normas podrían ser enten-
que si alguien hubiera gritado "el quiosco" nadie le hubiera hecho caso; de hecho,
didas como esquemas o bloques de procesamiento de información; es decir, ma-
algunas piedras aisladas que cayeron en ventanas "no autorizadas" no fueron segui-
neras específicas mediante las que codificamos, guardamos y utilizamos la
das por nadie, y que cuando se rompió una ventana de un autobús tampoco.
información que proviene del medio ambiente.
-Los esquemas son bloques de conocimientos que contienen conceptos, su agru-

1.3. Una polémica: ¿qué son las normas sociales? pación en categorías y las relaciones entre estas, y están basados en la experiencia
social, pero una vez establecidos son resistentes al cambio. por otro ladq el hecho
de que son estructuras que procesan activamente la
A pesar de su importancia, el concepto de norma plantea alSunos problemas información implica que no re-
sobre su "realidad". Es decir, que si nos hacemos la pregunta "¿qué son las nor- fleian meramente los estímulos que reciben, sino que los reconstruyen a partir de

mas sociales?" no encontraremos una respuesta fácil. la información que ya tienen. Por ejemplo, un estereotipo es un tipo de esquema

Si recuerda las deñniciones que hemos puesto al principio del capítulo, las nor- extremadamente resistente. Si pensamos que los catalanes son avariciosos y nues-

mas acaban siendo definidas mdiante el uso de sinónimos -poI eiemplo, las nor- tro amigo catalán nos paga la bebida pensaremos que él es una excepción en lugar

mas son gujas, g principios, o reglas, etc.-, lo cual es una estrateSia de definición de cambiar nuestro estereotipo. En camb-io, si casi nunca nos inüta pensaremos
poco aclaratoria y sobre todo tautolqica. De hecho, tas dificultades pdncipales que que es efectivamente porque es catalán y reforzaremos nuestro estereotipo.

plantea el concepto es que es c¡eado ad hoc. [a cosa va así: percibimos una regula- Según los cognitivistas sociales hay esquemas de personas (imágenes de las ca-

ridad en las conductas de las peBonas y pensamos que algún principio las debe uni- racterísticas psicológicas de las personas que nos rodean), autoesquemas (imáge-

ficar; a partir de aquí pensamos en la existencia de normas. Obviamente, las normas nes y descripciones de nosotros mismos), esr¡uem as para resolver problemas (pasos

no se pueden observar, la única cosa que podemos ver de ellas son sus Consecuen- que hay que seguir para encontrar una solución) y esquemas de grupos (como los
(

cr lrditori¿l ti(X- 284 lrtr()(lr¡cci(ill a la l,r¡(rrlogú y(idl .O [:d¡torial I lO(;


(
(:¿pituk) V. llfl r¡rrrci¿ confoft t¡idad...

(
esterc()tipos). sin embar¡¡<1, tamhión hay unos csqucmas quc vcndrían a scr las a) ptimcr lu¡¡ar, convicrtc e n a¡rarcntefllente
l')n
estático un proceso ¿inámi-
normas: lt»s csqucmts da rolcs (¡;rupos <Ic cxpcrtativas atribuitlas a una tlctcrmi- co' l'as nolmas raccn, crcccn y mucren a alta vcloc.i«rad, (
su carácter es siemprc
nada posición social) y esqucmos de ucontccimienf(rs (Suioncs quc n()s indican provisionar. su dcpcndencia «lc ra situación hace
que no ras podamos prantear
paso a paso qué se tiene quc hacer en una situaciíln cspecífica). comr¡ si fueran preceptos inam,vibles que los individuos
I
van interio¡ izando,
poco a p()co¡ en cl curso dc años tlc socialización. (
como hemos poditlo ver en
lrl guión más famoso cs el guión dcl restaurante. (luando cntramos cn un rcstaurante
el punt, antericlr, ras normas §e crcan muy rápido,
ya sabcmos tcxlos los pasos que te ncmos quc hacer «le antemano y no tenemos que y tan rápido como han apa-
recido puedcn desaparecer, sóro sc mantienen si ra (
preguntar para qué sirve cl scñor de la camisa blanca ni si la comida la regalan. situación se mantiene.
b) En segund. lugar, pcrmite pensar que ras normas
sociares pueden tener ar- (
L,l problema de este tipo de visioncs son la falsa apariencia de explicación quc gun tipo dc expresión verbar: "si te encucntras
en un ascensor con tu vecino habla
tienen. tll hecho de que la creación de categorías sociales incremente la ilusió¡l de del tiempo". íista cs u¡-ra abstracri<in del prmeso
que no tiene en cuenta la con-
semejanza intragrupal y acentúe las diferencias intergrupaleso bien el hctho de creció¡r <Jt: ras situaciones a ras que sc aprica. F,n
este sentido, la norma sociar es
que los estercotipos sean impcrmeables al cambio no tlcjan de ser constat¿rcioncs más parecida a todo er trabaro de interpretación (
que provoca un iuicio y a ras dis-
lrost hu:. En este sentido, son falsas explicaciones porquc al cokrcarsc dentro del in- cusiones posterkrres del lurado que no al código
penal que se quiere aplicar.
(
tlividuo adoptan la apariencia de un prcrceso universal descontextualizado. En dc- c) En tercer rugar, pla'tt'a una visión ,-re la scrcicdad
excesivamente idílica y
finitiva, la visión más psicologista olvida los aspecttls culturales e históricos y poco conflictiva. Si nos deiamc» [evar por
ra nclci(rn, es muy fácil acabar vienclo a (
naturaliza procesos que son sobre todo locales. la sociedad como una partida cle bridge entre
señoras inglesas que toman er té edu-
cadamente nrás que como un campo <Je batalla
en er que las reraciones de poder,
(
b) Fuera del individuo h'istóricas, son ro que fi¡ralmente marcan
corno se tendrán que lrevar lus peironur.
(
Si seguimos con la metáfora del interior y el exterior, la sociología se ha en-
cargado de estudiar las implicaciones cle las norrnas sociales para la sociedad sln
1.3.2. Las normas, ni dentro ni fuera, sino todo lo contrario
preocuparse mucho de cuál era el vínculo con la psicología individual. Aunque
esto no quiere decir que rompa con la dualidad dentro-fuera, sino todo lo con- El problema no es senciiro. Er hecho de plantear (
ra uniforrnidad social como
trario, la refuerza posicionándose en el otro extremo. un problema merecedor de atención ya marca
ras posibilidades de respuesta. La (
Para la escuela funcionalista de la scrciología, las nornlas cumplen la función de uniformidad sociar sólo puede ser un problema
si creemos que la sociedad está
mantener cohesionada a la sociedad; son la grasa que hace girar la maquinaria, son formada ¡ror individuos que tendrían que
tomar libremente sus decisiones, pero (
como las leyes para los estudiosos del derecho: permiten que la sociedad r¡o se dis- si no es así, el probrema desaparece,
o en to¡Jo caso §e tiene que plantear en otros
Sregue. I-as normas sociales permiten las interacciones entre personas, facilitan la términos. Si aceptamos el problema, no (
resolverlo apelando a las normas sociales
comunicación, crean un marco en el cual moverse. Marcan los límites de lo que se tampoco es inocente como ha
@ido ver en er punto anterior. Er concepto que (
puede hacer y lo que no, mantienen a la sociedad organrzada. Las normasgaranti- utilizamos para responder restringe otfa vez
las posibilidades de respuesta.
zan la eficacia de la estructura social. si el derecho prevé una serie de penaspara los No hay muchas alternativas, pero el reciente
giro ringüístico en psicología, en- (
infractores, Ias normas sociales también; cuando el derecho pone una multa, la so- carnado por ra psicología c«¡nstruccion¡sta,
la psicorogía curtu¡ar o bien ra psico-
ciedad se burla; cuandoel derecho encierra en la prisión, la sociedad excluye; o!an- logía narrativa, abre algunas posibilidades. (
una muestra de las posibilidades que
do el derecho condena a muerte, la sociedad condena al ostracismo. ofrece es la revalorización de ros estudios
clásicos de Frederic Bartlett sobre el ¡e_
Esta visión legalitbrme de las normas plantea pero tres problemas graves.
(
cordar, en los que mostró cómo ar recorcrar
ün rerato a ro largo der ,,.*o i*.
r.
(
(

( 2lt() LrlÍ( I(nir r l¿ ltr(r'1,'*r¡ sLrrrl 2lti Catlrrul(, V I r ihBt ¡(ir, .(rffi¡trit¡d.
'

dcforma, dc la misma rnanera quc se deforman k)s lurnorcs, y sc adccua a l(,5 ca- rcsutlrcn, las normas s(rciales establccen y mantiencn un determinadr¡ or-
l],n

n(nes culturalcs d(j lo quc cs una buena narracitin. l)c esta maneta, mo:itt(i ((;nl(, den social mediante la organización y la regulación dc las rclaciones interlxr§o-
k)s csquemas, supuestamcntc individuales, soo en rcalidad p(xluctos culturalcs, nales. l)e hccho, manifiestan dcterm¡nadas relaciones de podcr, en el sentido
ya que el lenguaie ticnc una qrtructura concreta, cs un p(xlucto histótico dc la\ de que prescriben la normal¡dad (y proscriben la anormalidad) mcdiante mrra_

instituc¡ones rcciales en las quc se ha creado. Por lo tanto, uo sc trata dc pcrrsar nismos dc control cvidentes o sutilcs que dificultan la no adhcsión a la norma;
que las normas sean unos qtqucmas individuales quc están dentro dc la caheza dc el castillo o cl refucrzo por parte de la autoridad pcrtincnte cn una situacidn

las personas, sino de ver quc cn realidad son narracioncs que sc crean cn las c(rn dada o bicn la naturalización dc dcterminados comportamientos, pensamientos
y deseos. Ooniuntamente con esta presc¡ipción de normal¡dad, los roles (con_
vefsaciones con los otros. Estas narraciones actúan como marcos dc rcfercncia en
lor que situamos las acciones de las personas, y en éstas elaboramos su significa- ,u¡rtos de normas asociadas a dcterm¡nadas posic¡ones sociales) cond¡c¡onan la
idcntidad de las personas- A pesar de todo esto, no tenemos que olvidar que las
do, quc consecuentementc cs un prülucto cultural.
normas sociales impl¡can determinados valores socialmente distribuido' con
Otra manera en la que el lenguaie restringe (o posibilita, como Suste más) laS
los que las personas lndemos mostrar nuestro acuerdo.
acciones humanas es mcdiante la narración de lo que es real y <je lo que no. Mu-
finalmente, y para haccr iusticia a los investigadofes que
se han esforzado tan_
chas veces la uniformidad viene dada, no por la existe¡rcia de una supuesta nor-
to, no podcmos olvidar que, como la mayor parte de conceptos en ciencias s(xia_
ma, sino por la imposibilidad de hacer otra cosa. [,] lenguaie cotidiano di[erencia
les, su valbr cs por encima de todo heurÍstico. t¿ noción de norma social es
aqucllo que es real de aquello que es ficticio y, por lo tanto, otorga "naturalidad"
valiosa porque nos ayuda a comprender cómo puede ser que lo social y lo p6¡co-
a determinados comportamientos. Por eiemplo, alegrarse o entristecerse en un
lógico no se pueda separar. Su valor no rad¡ca en su validez a la hora de generar
entierro no sería eneste caso productode una detelminada norma social qut txis-
explicaciones causales de la conducta humana sino en las vÍas de comprensión
tirÍa en los funerales y que "obligaría" a las personas a alegrarse o entristccerse,
que abre. Quizás por eso más allá de lo <¡ue son o dejan de ser, son importantes
sino que seÍa consecuencia directa deloque siSnifica, es decir, dcgué es realmen-
por el tipo de preguntas y de investigaciones que han permitido pensar.
te la muerte para los miembros del grupo afectado. Y es que ciertamente no es lo
mismo modr en un contexto que cree en la existencia del paraíso que en uno que
cree que después de la muerte no hay nada más.

2. Factores sociales en la percepclón


Mlchcl For¡crult

El célebre filósofo ftanÉés muestra en r¡ libro y$lair y castigar cómola disciplina impues-
Hay algunos procesoc fundamentales de la picología que a menudo acGtum-
ta en las escuelas (y también en otIas instituciones cerradas como son ho§pitales, prisio-
ne§, cuarteles o f¡ábricas) no tiene co[io efecto principal la interiorización de determinada§ bran a verse desde un punto de vista exclusivamente individual cuando la pane que
normas de compo¡tamiento sino la coristitucióo real de cuerpos dóciles y útiles, de su¡etos tienen de social es lo bastante importante, esencial ¡ncluso, como pala detenemos
oMientes dispuestos a aceptar trabaix que ante¡iormente consideraban inaceptables. La en ellos un momento. El hecho de que sean prcc€sc
disciplina, la vigilancia, los eiercicioo fisto6, el encierro en espacios ordenados Seométri- Ficologictos Msicos no quiere
decir que podamos estudiarlos sin tener en cuenta su dimensión social como si les
camefite, los exámenes m&icos, etc. c¡ean al indiüduo moderno, no como suieto iurídico
no sometido a unas normas exteriore§ a é1, sino como con,unto de normas ambulante: el pasaran sólo a las personas que üven en istas desiertas por eiemptq la memoria,
indiüduo no es otra cosa qu¡ un grupo de normas.z recordar, es algo que hacEmos colectivamente; recordamos con los otrcs nuesros
meiores momentos y los p€ores, tenemos convesacion€s sobre lo que nos palo tal
2. Una buena int¡oducción a Michel touc¡ult es la lectura de los libros V¡8lor y cost¡tur e Histor¡a
de Io sexualidatil: Ia voluntad de rd¿.r, ambos en l¿ editorial SiSlo XXI de Madrid. día y tal año, o sobre la importancia de un deteminado acontecimiento para ta fa-
(

,Etid'l9t,rl!,1)tt (
_rjl ___-_, lrrt(rk¡tr iorra la 1rrirrrkr¡ia social O fdil()rial t,()( 28e (jal,itul¡) V Irrfh¡cltci¡, crlrlorlridad...

(
milia. Ln gcncral, rccordamos aqucllo «le kr quc hcmos hahlad() o cn l() quc hcmos Pores., la ¡rtrcc¡lcirin dc no trcja dc ser u.a actividad muy parcrida
'bjct,s a ra
pensado y no aquclltl quc ha pasado sin llcgar a scr vcrbalizado. (klnro ha viskl cn de pcrcibir pe rsonas, quc incluye, claro, tareas de clasificación, (
atribución tre ca_
el capítukr antcrior, cl pcnsamiento no sc producc scparadamcntc cle unt¡ dc los ractcrísticas y dc sig.ificad.s, los cualcs son sociales en el senti<I<l que los
hemos (
pr«luctos sociales más sofisticados, cl lengua jc, y e;tc s tamhién cl cas<l clc las cmo- aprendid. mctriantc las rclaciones que mantenemos con los otros y
de la histo-
ciones, las cuales utilizamos cn c{)ntcxtos s«riales que lcs clan scntido y las re¡;ulan. ria dc los grufxls srrciales a los que pertencccmos. /\
No podÍa qucdar fucra dc este grupo de procesos básict¡s la ¡rerce¡rci(»r. oaptar [)c hech,, n, hay nacla naturar en ra pcrccpción por
muy automaüzarla que ésta
información con el fin de pr<rcesarla, como ya han vist«r los psicírlogos cognitivis- nos parezca- r,s psic-órogos de ra Gestalt pr.pusieron una serie de (
reyes que guían
tas, es más un pnrceso de construcción de aquello percibido que una absorción di- la pcrceprión, la más rmportantr: de ras cuales es que
er todo es más que ra suma ae
estímulos. Lo quc veremos en este apartado (
recta de es de qué mancra cste pr()reso las parte:, cs decir, quc la grobaridad de aquc[o percibi<Io posee propiedades emer-
de ccrnstrucción se produce colectivamente a pesar dc tencr lu¡;ar en ir-rdividuos gentes que no están prescntes en ras partes de las que
se c.mpone, hasta el punto (
particulares y en cuerpos concrctos. Empezaremos estudiando las ciiferencias y se- de que esta grobaridad otorga pr,piedades y significados
a ras partes que e;tas no
meianzas que hay entre percibir obietos físicos y personas, nos detendremos un tenían antes- otra de estas "reycs" es ra quc afirma qrre (
la figura se impone por en-
rato en los erxperirnentos rnás clásicos que se han hecho sobre percepción y final- cima dcl fondo, es decir, que organizamos la inf<¡rmación
percibida en totaridacles
mente estudiarcmcls las inrplicaciones que ilsta visión de la percepción tierrc para (figuras) quc se destacan clel restc¡ de información (fontio).
El carácter in.at. c,
el cstudio de las rclar.iones interocrsonales e intergrupales. apre.tlido de estas reyes y de las rlue se dedujeron de ellas pr.vocó
un gan número
de investigaciones y poco acuerdo entre éstas. Desde
er punto de vistade la psico-
2.1. Percepción y percepción social logía s«:ial, parece ineludibre ilegar a ra concrusión
de que es er significado social (
otorgado al coniunto de ra información ro que determina
qué erementos se con_
vierten en figura y cuáles en fondos. (
La percepcíón es el Droceso meciiante el crral ohtenemos información de nues-
tro entorno uor medio de los sentid<-rs. E,l conc,:pto de percepeión soci¿¡l l-race re- (
Flgura 5.2
ferencia sobre tod<; a la percepción de persorras, pero también se extiende a la
percepción de cualquier obiecto o relación que tenga un significado social. una (

primera intuición nos podría hacer creer que percibir personas y percibir objetos
(
físicos son dos actividades diferentes:
por url lado, percibir a una persona es una
actividad que incluye clasificarla en algún grupo social, hacer una primera (
aproximación a su personalidad e incluso deducir sus intenciones con el fin de
prever su conducta, mientras que por eI otro, percibir objetos parece a primera (
vista un fenómeno mucho más pasivo.
Aparentemente el entorno de la persona está lleno de cosas y sólo hay que
(
¿Un pato o ufl coneF? Sfu b palabra que uülizanns
para derribirlo nos p€nrúelsqtÉ e, .rcalmente,.
estar cercá de ella para empezar a sentir el oior que hacen, verlas, tocarlas u oíl
(
sus ruidos. En definitiva, para obtener una serie de sensacicnes de nuestros cin- Esto explica por qué vemos una m€xü¡ y no
un coniunto de maderas prrgan-
cc sentidos parece que sólohay que enfrentarse a r¡n obieto y ya está. Enteilder chadas; es decir, ta percepción del obieto (
mesa está directamente ünculada al
a la persona como mero receptor pasivo de sensaciones olvida que la acción bá- significado social de ra mesa y a los usos que
ésta tiene. Visto así, toda percep- (
sica en la Deicepción es la dotación de significado de aquello que es percibido. cién es social y se puede entender ra afirmación
anterior de que la aaividaa de
(

(
!r !:ditorial l,()(l 29() Iotroducci(i¡r a la ¡rsicokr¡¡ia sirial ,O [ditorial LJ(X: 29t Capitulo V. Irrllucrrt ia, corrforruidad...

percibir cs n)ás constructora quc tlcscript<lra de una rcalidad concrcta. Aunquc tos pucclcn parcccr mayores según su impclrtancia, es decir, dc su valor y <Ic su
parezca extraño, pcrcibir cs una activ¡dad colcctiva más quc lncliviclual. signifir:ado, clos aspcctos quc por cicrtt¡ no se pueden separat fácilmcnte.
l)ara mostrar csta última cucstión explicaremos más detalladamente el expcri-

2,1.1. l-a realidad como construcción social mento dc llruner y (i«xdman (1947) que se ha presentado en el capítulo I. Los
investigadores pi«lieruln a un grupo de niños de diez años que evaluaran el tama-
Ahora es un buen momento para volver a definir la psicología social. Si asu- ño dc unas circunfercncias. l)ara haccrkr, disponían de una luz que proyectaba un
mimos la premisa de que la percepción es una construcci(tn cle la rcalitlad3 y clc círculo lumin<¡so en una pantalla y que se podía hacer más grande o más pequeño
que además los actos perceptivos son una construcción coniunta y no un acto con un botón que giraba. El expcrimento consistía en el hecho de que mientras
individual, podemos definir la psicología social como la disciplina que estudia que un grupo de niñ<¡s evaluó el tamaño de una serie de monedas -las fracciones
los procesos de constitución, mantenimiento y cambio de la realidad. dedólar dc 1, 5, 10,25 y 50 centavos, que conocían bien y utilizaban habitual-
mente-, cl otro evaluó unos discos de cartón del mismo tamaño.
Puedc ver los resultados en el gráfico siguiente:
2.2. Percepción y actitudes
Flgura 5.3
A finales de los años cuarenta, una serie de investigaciones protagonizadas por

Jerome Bruner y sus colaboradores estudiaron algunos determinantes sociales de 1:I,

la percepción que iban más allá de las leyes de la Gestalt, como pot elemplo, los
valores, las necesidades, Ias actitudes, la motivación, el-aprendizaie o el lenguaie.
Esta línea de investigación recibió el nombre, medio en broma, de new look otr per-
ception ('una nueva mirada a [a percepción').
Los trabajos de Bruncr, y dc muchos otros estudiosos de la percepción, surgie-
ron como reacción a una psicología experimental de inspiración psicofisiológica
que durante mucho tiempo estudió la percepción aislada del contexto-en el que
se producía, y asumía que sus suietos representaban suietos universales y que no
habría interferencias culturales en la percepción, aunque muchos estudios mos-
traron muy pronto Ia influencia en la percepción de factores como el aprendizaie
y la motivación, el temperameñto y el humor, las necesidades y los hábitos y las
actitudes y los valores (Bruner, 1947).Para Bruner, Ia percepción es una negocia-
ción entre lo que el organismo puede percibir por sus capacidades biológicas y lo
que selecciona para ser percibido. El aprendizaie dete¡mina qué percepciones son
relevantes y provoca que los obietos que habitualmente se seleccionan destaquen O---€ Monedó

por encima de los otros, de manera que parecen más vívidos, más claros, más bri- @--€ Círculo¡

llantes o mayores (Bruner, 1947). Pero incluso más allá del hábito, algunos obie-

3. El punto de vista del construccionismo social que se ha presentado en diversas ocasiones en la obra Med¡a de las est¡mrbnes de discos y monedil del mi¡m tamño para n¡ños
está explicado didácticamente y en detalle en el libro: V. Bun (1997). Intro¡lucció ol consÍuccionisme de d¡€z años. El eie de coordenadas cont¡ene las mmedis y €l €ie de ordenadas
social. Barcelona: Editorial UOC / Proa. €l porcent4e de desviaclín con respecto al tamño real.
II

Lcr t':dilorial [,(X] 292 IIlr(f,luccióil a la l,sic()11)gia \()(ial cr Editüial t¡(xl 29t (ial)itulo V. Iulluclrcia, cou[ont¡idad.. I
(
oom<l vcis, las m<lncclas son sistcmáticamcnte sobrcrcstimadas, nricntras quc los lin un artícukl postclior, l]runcr nos explica que percibir no es un prcxreso
cartón, no. Ia difcrcncia sól<l se puc<Je cxplicar en términos cle I vakrr que
disc<¡s «lc aislado, sin. quc frlrma ¡rartc dcl pr.ccso de comprensión mismo. (
para los niños tenían estas monedas. l¡rs autclres considcran que el trccho dc que la
moneda rnayor, medkr dí¡lar, no siga el ordcn crcciente dc sobrecstimación se t.lchc "[...] hay un fluj. constante dc estudi.s experimentales sobre el modo en que los fac_ (
probablemente al hecht¡ dc quc kx niñ«ls no tenían muy a mcnudcl moncdas <.jc tores s()ciales provocan ti¡ros dc selectividad respecto de lo que una persona
percibe
o inficrc y lcspccto tlc su ft¡¡ma dc intcrpretarto. (
tanto valor al alcancc y quc, lxlr k) tanto, la monecla más vatiosa cra prohablcmcnte [...] sin actitudes apropiadas, y sin
una estructura lingüística adccuada, un suieto no capta con facilidad ciertos
aconte-
considerada irreal, menos familiar. cimientos en su entorno, que otra persona debidamente equipada con actitudes y
un (
[,] experimento prosiguió con la hipótesis tle quc la s<¡breestirnación tlepcnde- lenguale, percibiria como importantes.,,
ría del valor que para los niños tenían las monedas. cogieron niños tle una escuc-
J. Ilru.er (1958). Psic.logía sociar y l)ercepción. EnJ. R. Torregrosa y E. crespo (Ed.),
la de un barrio rico de Boston y de otra de
un barricl pobrc, rcpitieron las scsiones Estutlk¡s hásicos de Psicología Sr.rial (p. 143). Barcelona: Hora, 19g4.
de evaluación de medidas y los rcsultados volvieron a mostrar quc etr:ctivamente
el valor determina la sobreestimación, hasta el punto de que las difercncias cntre La pcrcepción no es, por ro tanto, si utirizamos una metáfora clásica,
un pro- (
las estimacioncs de un grupo y otro eran estadísticamente significativas en rela. ceso de ahaio arriba sino dc arriba abajo;
decir, que es la organización cogni-
cs
ción con el diferencral de valor percibido que para ambos grupos tenían las mo- tiva la que determina la percepciór¡. Esto no quiere decir, sin embargo, que
el
nedas. Puecle ver lcls resuit¿r,los en cl gráficr'l siguiente: pro(reso sea inrlividual: no lo cs porque la organización cognitiva
no es un pro-
ducto individual en el sentido que no depende de ra experiencia particular (
Flgura 5.4 de
un individuo para constituirse sino que depende de ra posición que
éste ocupa
en la red de relaciones sociales y de las herramientas lingüísticas
(
y afectivas que
esta red ha construid«r.
(
un eicmplo lo proporciona.tro experimento de Bruner y postman (1949) cre
'ro la misma éprrca que el anterior4. En éste mostró una serie
Í de cartas de póquer;r
un grupo de estudiantes y controló el tiempo que tardaban en
I reconocerlas: las
cartas eran reconocidas en 28 milisegundos por término
medio, pero, ¿qué pa_
saría si los suietos no conocieran las cartas? Bruner y postman
ó introdujeron al- (
Sunas cartas incongruentes -es decir, cartas en las que el color y el palo no
o
coincidían, por eiemplo un 4 de corazones negro, o bien un (
6 de trébor rojo,., y
el resultado fue que por término medio er tiempo de reconocimiento
se incre-
mentó en más de cuatro veces (r14 milisegundos). Esto solamente (
demostraría
que el conocimiento anterior afecta la percepción, pero
lo más intefesante es
que no todas las cartas pudieron ser descritas por I
los su jetos: mientras que como
máximo a los 350 rnilisegundos cualquier carta normal ya
O----€) Mñ6 ú6 d. dc¡ irr6 había sido reconoci- (
O--€ ry¡rc¡f¡dro¿ce¡m da, en el tiempo de exposición máxima (1.000
milisegundos) sólo er g9,7% ,le
cartas incongruentes pudieron ser descritas. (
[n este gráfico la li¡e¿ d¡ror¡tinu fepresenta ias elimac¡on€s de
los niños pro(edmtei dc un entqno pobre y la ronünua la 4' Puede leer los artículos oripinales de estos dos experimentos
de los n¡ños procedentet del baño a(omodado. Histcry of Psychology. hrtp:/iwww.yorku.caldepr/piychicliisics.
de Bruner en la web Classics in t.he (
t,r¡(l'n ú {, ¿ h t^k'ú'ti¿ \, rdl (:¿tntok'v I¡¡flL¡e0.ir (¡rtortridad.

lr)s suick)s mallifesta()n una rcsistcncia extrenla a la incorr¡¡rucncia. cuar)do "l-o que cst() r(gicrc rs quc, uria vr¿ que una socicrlad h¿ nroldcado los intr¡eses dc
una carta inconSrucntc aparecía, k) más habitual cs que ésta se des!ribiera c(xno un¿ perJo ¿ y la lta cntrcoadu para espcrar l() quc sea más p()bable en esta sociedad,
se ha ganado un inmcny, control, no solamentc sobre sus proces()s tnentalcs, sino
una carta normal (cfccto de dominio del color o dcl pal(», por c¡cnlplo, una car-
también s()brc cl misño m¿lerialcon el quc cl penr¿miento opera -k)s datos (jxpcri-
ta roia sc vcía como un corazón o un diamante aunquc cl palo fucra tróbol o mentados por la pe rcel,!-¡ón."
pica. Pero también se produicron otros efectos: antc la falta dc re(on(ximiento
J. Bruner ( l95tt). l,sicologi¿ Sc¡al y Pc¡cepción. En J. R. 'lbrr(,grosa y L. Crcstx) ([d.),
de lo quc veían, en algunas (rcasiones algunos suietos llegaban a una solución
Est,¡.lios bósico$ rlc I'sicolotío kttiol (p_ lS4). Barcelona: Hora, i98,1.
de comprom¡so y describían la calta en un término med¡o, por c¡emplo, un co-
(
razón neSro se veía marrón, o negro con roio en cl contorno, o púrpura. l'am- Seguro quc no sc le escapan las repercusiones que tiene esta manera de cnfo,
bién pasó que la percepción llegó a bloquearse hasta el punto de que el suieto car los estudios dc la percepción humana. No sólo sobre nucstro conocimiento
no fue capaz de describir lo que vcía, y manifcstaba simultáncamente su nervio- de la sociedad y dc las relac¡ones entre las pcrsonas, sino quc también ponen
sismo: "¡que me maldigan si sé si esto es roio o qué!". Más de la mitad de los sobre la mesa una pregunta cruc¡al para las ciencias smiales y humanas: ,,¿hasta
su¡etos se bloquearon delaote de alguna carta incongruente, cosa que no suce- qué punto es posiblr: cl estudio obietivo de estas relaciones y de su organiza-
dió en ninguna ocasión en el caso de las cartas normales. ción?". Sea cual sea Ia respuesta, ésta no ha detenido la investigación, sino que
Como puede ver, no percibimos; de hecho, scría más exaito dc(¡r que nos en todo caso la ha cspoleado en múltiples direcciones.
negamos a pcrcibir a<¡uello para lo cual no estamos preparados. Afortunada- Uno de los ob¡etos de la percepc¡ón que ha merecido la atención central de
mente la vida social es tan compleia que proporciona una gran cantidad de ma- los ps¡cólogos sociales es, evidentemente, la pcrsona- De hecho, esto ha sido
neras de percibir, para todo Io existentc e, incluso, para Io inexistente, como a5í hastael punto de que el propio concepto d€ l,¿rcqrió[ sociol se ha referido
muestra el pánico colectivo que provocó Orson Welles, en l9:18, durante Ia emi- casi siempre al estudio de la percepción de otras personas y de los procesos par_

( sién de un programa de radio que anunciaba la invasión de la Tierfa por parte ticulares que ésta conlleva. Según si se pone énfasis o no en la adscripción ¿
de un grupo de marcianos violentos. una categoría grupal de una persona, podemos dividir el estudio de la percep_
( clón social en dos campos, que podemos llamar percepción interpersonal y
Itrves¡ón! percepción intergrupal.
(
Una persona explicó que miró la calle y que todo parec¡a ¡gual que cad¿ di¿ y que,
por lo tanto, habia pensado que la invasión todavia no había llegadoa su barfo. Otra
persona explicóque v¡o que la calle estaba llena a rebosar de coches y que, por lo tan- 2.3. Perccpc¡ón social y rcLrciotres itrterp€rsotrales
to, lagente ya eitaba huyendo. Una tercera p€rsona describió que por su calle no pasó
ningún coche y que penso que el tráfico había quedado colapsado a causa de la des- En este punto presentaremos doscampos de estudio clásicos de la percepción
trucción de las careteras. EI significado otorgado a la percepción es la percepción
social. EI primero, de inspiración gestáltica, versa sobre la formación de impre-
misma, con un grado sorprendente de independenc¡a respecto de la infomación que
supuestamente nos envian nuestros órganos iensoriales. siones; es decir, sobre cómo se organiza la percepción de las otras personas de
manera que nos permite llegar a conclusiones sobfe su talante a partir de unos
Eiemplo extraído de H. Cantril (1940). The lnvasion from Mars. En L E. Maccoby, T. M.
indicios mínimos. EI segundo estudia Ia atribución de las causas dc la conducta
Newcomb y E. L Hartley (1958), tuadifljs i¡¡ Soci.4l PJx:holo8y. tondon: Methuen, 1966.
de las personas; en otras palabras, es et estudio de las expl¡caciones que el sen-
En el artículo de 1958, citado anteriormente, Bruner llega a una conclusión tido común da del origen y, por lo tanto, de ta responsbilidad final de nuestro
especialmente relevante pafa el tema de la influencia. compo¡tamiento.
(
,e lidirorial t,()(; 2t)6 Ittttodlt((i(irt J ld l)ri(()l()gia \()(idl ,O Edil(,ri¿l I r( x (la[)Íluk) V. Il¡flueflcia. ronlofu¡ida(|.
(
297

(
2.3.1. La formación de impresiones Es sól«l a partir dc csta c.ndici(rn que p«rcmos entencler,
como diio.!rr,mo.
Asch, quc: (
cl capítult¡ II de estc libro ha visto que una dc las activi«latlcs más impor-
IJn

tantes que haccmos durante las i¡rteracciones que mantcnemos con las <¡tras "llesultatlo final dc la interacción con t,s demás y de la percepción (
de sus acci.ncs,
personas cs la gestión dc las impresir-lncs quc proporcionamos a los otros. listo motivo§ y cmoci«rnes ilcgam.s ar con<xirniento de que ras personas
¡xlseen indivi_ (
dualidadcs particularcs y singularcs. A partir de los diversos
quierc dccir que somos pcrfectamentc conscicntes («le hecho, lo practicanros aspectos de un indivi¿uo
nos f.rmanlrx una opini<in del mism«r como una crase particular
de persona, que po-
cada día) de que las personas nos formamos impresiones dc los otros. see p«lpicdatles relativamen te perdurables.,, (
S. Asch (1952¡. l,sicología Social (p.172). Buenos Aires: Eudeba, 1972. (
Piensa en los esfuerzos que dedicamos a conseguir que la gentc que n()s rtxlea picnse
que somos buenas personas.
Asch, que cra gestart¡§ta, lógicamente §e propuso estudiar (
cómo se organi-
zaba esta perce¡rción, dado que entraba claramente en el tipo
de percepciones
La percepción de personas es un proceso rle percepción c()rno cualquier que a pesar de provenir aparcntemente de características (
puntuales y segrega-
otro y, por lo tanto, compartc los mecanismos que permiten [a percepción dc das producían un efect. unitario: er individuo. con esta finarictad
diseñó er ex_ (
cualquier objeto, incluida su dependencia de la socie«iad. Esto quicre decir perimento siguiente:
que también es un proceso que dcpende de los valores, las actitudes, el apren- Leyó a cada uno de los tlos grupos de estudiantes
una de las <Jos listas de ad- (
dizaie y en general de cualquier fenómeno que vincule a la persona y su en- jectivos siguientes:
torno social. (
Aunque hoy por hoy nos parezca natural y obvio que nos formam<ls impre- inteligente-habilidoso-trabaiador-cálid«¡_decidido_práctico<auto

siones de las otras personas, la cuestión no es tan sencilla. para p<ldcr hacerlo
(
inteligente-habil idoso-traba jador-friodecidido_práctico_cauto
tenemos que partir de una condición especial que no se ha cumplido ni en todas
(
las épocas ni en todas las sociedades: la existencia de individuos. La visión uni- Les explicó r¡ue estos
adjetivos describían a una persona y que, por favor, se-
taria de la persona que llamamos individuo es una creación histórica de la so- leccionaran de una tista de dieciocho rasgos, empareiados (
en un por. positivo
ciedad occidental del último par cle siglos. por ejemplo, tal como ha visto en el y uno negativo (por eiemplo, generos*.avaro; popular-impopular;
fuerte_déb¡l,
capítulo II, el selfoccidental ha pasado sucesivamente a ser romántico, moderno etc'), cuál de cada pareia era el que más pegaba con I
ra persona que acababan de
y saturado. oír' Para empezar, en los resurtados se vio cómo el grupo (
cárido otorgaba más
rasgos positivos que er grupo frío. Además,
en concreto, persona la cálida era ge-
Daryl Bem argumenta que nosotros mismos somos obieto de nuestra percepción. En
nerosa, prudente, feliz, imaginativa, altruista,
humana, popular, etc., m¡entras (
su teoría de la autopercepción defiende lo siguiente: que la fría, todo lo contrario.
(
El mismo experimento, con la misma rista de
adjetivos pero sustituyendo la
"Los ind'lviduos llegan a'conocer'sus actitudes, emociones, y otros estados inteinos oposición cálido-frío por educado-mareducado no produjo
en parte mediante las inferencias que hacen a partir de la observación de su propio
ninguna de estas di- (
ferencias' Fiiaos, pues, que un cambio en uno
comportamiento y/o de las circunstancias en las que éste tiene lugar.,, de los adietivos produce una mo-
dificación de ámbito globar (tar como predice (
rasgos más centrales que otros. La calidad
ra Gestalt) que, además, / hay
D. Bem (1972). self perception theory. En L. Berkowitz (Ed.), Advances in experimental de cálido o frío es más básica a la hora
(vol.6, p.2). New york: Academic press.
social psychology de hacer una atribución de características (
que la de educado o maleducado. No-

(
hrr!{11(1n,I ¡ l¡ lúrn¡{i¡¿ {rrJl (iat»ruk¡ v hfh¡o(d. (r!rtrr¡ldrd

tad quc csto tienc una cicrta l(ig¡ca, ya que hahlamt¡s tle tlt¡s cualidadcs quc prr- guicn quc vcm(,s actuar tíflridamente no pcnsamos quc sea l]xtrovcrt¡do, etc. l)(j
dcmos pcnsar fáeil¡nentr quc uria dcl)entlc ntás de las situacioncs que la otta, si aqui que haya cxpcctativas prcviamentc al contacto interpers(,nal quc relacio_
bicn puedc no ser cicrto, (:on todo, cl contcxto cs fundamcntal, cs dccir, que lo nan kls difcrentes rasgos tJc la pcrsonalidad. Nos encontramos, pues, ante au-
que nos cncontramos cs toda una rcd de rclaciones entre rasSos; por ciempkt, ténticas t¿orlns lnpuliras de lo pcrmmlitlad, quc no sólo dctcrminan qué
la misma dicotomia cálido-frío no protlucc cl m¡smo cfccto pucsta en la lista s¡- podemos pcrcib¡r sino quó podemos esperar percibir e, incluso, cómo potlemos
guiente: esp€rar ser.
[a psicología social cognitivista ha dedicado grandes esfuerzos a estudiar
Obediente-débil-supcrtici¡l-cálido/f rio"sin ambicioocs-vanidoso cuál cs la estructura de cstas teorí.ts implícitas, basándose en el estudio de las co-
rrelaciones que muestran las descripciones que hacemos d€ las otras personas y,
Es dccir, que una calidad no es inherentementc central sino que depcnde
en otros casos, cn el estudio de los prototipos o eiemplos idealcs que nos sirven
siempre del contexto. De hecho, lo que cambia el cont€xto es el propio siSnifi-
de referencia (por eiemplo, la bucna persona, el estrecho, el coionudo, el des_
cado de cálido o frio: cualquicra dc las dos expresiones pucdc ser central o Peri-
graciado, etc.). [,os resultados más interesantes son los que muestran que estas
férica, positiva o negativa sc8ún el coniunto cn el que sc encuentrc.
co[elaciones o coniuntos de rasgos agfupados en pcrsonalidades idcales no tie_
nen relación con la expcliencia anter¡or de contactos que las personas hemos
Harold Kelley, en I950, reprodu¡o el experimento en cond¡ciones "natur¿les". Pre'
mantenido. Tanto si es para describir a un amigo intimo, alguien a quicn cono,
sentó en dos grupos deestudiantes a un profesor invitado, pero cambió un¿ frasc: "1¿
gente que [e conoce le considera una persona 'muy cálida' / 'má5 bien fria"'. Detpuéi cemos muy bien, como a un desconocido, siempre aparecen las mismas agrupa_
de veinte minutos de interacción las descripciones que hicieron los estudiantes eran cion€s. Esta constatación tranquiliza a los psicólogos de la personalidad, ya que
mucho más favorables en el caso del profesor cálido que en el caso del profesor frío.
les parece apreciar que hay una cons¡stencia en los rasgos que legit¡ma el cons_
Lo má5 interesante es que la dinámica de los Srupos no fue la misma dcsde el pri¡(i-
pio: aunque el profesor actuó de la misma manera con los dos Srupos, el clima no fue ttucto personoliddd, pero también nos puede p€rmitir pensar que los tests de per_
el hismo, los estudiantes evitaron má5 a menudo la ¡oteracción con e[ profesor frio, sonalidad y los diversos factores que se han encontrado surgen precisamente de
e iintervinieron menos en clase! estas teorías populares de la persooalidad y,
no como afirman los psicólogos del
H. Kelley (1950). The warm-cold variable in first ¡mpies§ion of persons.lou¡nol of descubrimiento c¡entifico, de unas características ob,etivas preexiste[tes.5
Personality, 18, 431-439. Sea lo que sea lo que pensamos, parece que hay una relación circular; prime-
ro s€ crea históricamente y culturalmente la noción de individuo, cosa que hace
Puede pensar ahora en el efecto que tienen sobre la docencia y el aprendiz¿ie los ru-
mores que circulan sobre los profesores. que las personas perciban que hay una serie de rasgos consistentes que hacen
de cada persona una unidad lógica, los psicólogos estudian estos rasgos y,,des_
Como en otras ocasiones, a partir de la psicoloSía de la Gestatt, la psicoloSía cubren" la personalidad, la cual finalmente vuelve a la sociedad en forma de
so€ial cognitiva tomó el estudio de Ia formaciÓn de impresiones baio su para- tests y teorías que salen en las revistas, en las entrevistas laborales,
en la televi-
guas. Jerome Brunef y R. Tagiuri formularon, en 1954, el concepto de "teorías sión cuando hablan "expertos" y que welven a decir a la gente cómo son,
o ¡o
imptícitasde ta personalidad". La cuestión surgió porque no sólo Pasaba que al- que es lo mismo, cómo tendrían que ser.

Sunos rasgo§ estaban rclacionados entre sí, sino que esto era incluso un
proceso la formación de impresiones y las tcorías imptícitns de la persotwlidnrl son un me-
previo a ta propia impresión. De esta manera, a partir de la percepción de alSuna canismo fundamental para ,,recrear" individuos en la vida cotidiana. Tal
como
característica de una persona, inferimos la pre§€ncia y la ausencia de otros ras-
no esperamos que 5 Para profundiz¡¡ en lasteo ¡t implícitás del¡ peEonalidad y su relación con las teorías científi_
8os; por eiemPlo, de una persona que nos parece Práctica
sea
cas oe la personalidad, puede ver Ep¡slemología del sentido común de Heiri paicheler. Lo €ncon-
imaginativa, pero esperamos que alguien tenso muestre también ansiedad, al- rta(a en: 5. Moscovici (Ed.). ( t986). fticoros¡i4 so.ia, (vol. 2). Barcelona: paidó\
(

,c) Lditorial tlOC_- j(X) l¡rlrodrrer.itirr a l¡ l)si(1rl()8ia s()( ial I


O lidit(xial t ¡()( 30I (l¿pitulo V. I¡llh¡trrcia, cr»rforIridatl...

(
ya comcntó sr¡klmon Asch, a partir tlc los trabajos dc |ritz Hci«ler, aunquc no tuamos corn«l analistas "ingenuos" c intcntamos dar sentido, ortlen y cstabili-
partían rlc nucstras premisas: (
dad al mundr) quc n()s roclca. una clc las maneras de hacerlo, como hcmos visto
un poco más arriba, cs atribuir a los indivirluos las causas de su conducta. [sto
"uno de los pasos necesarios para llcgar a
con(xer a k» tlcmás consiste en percibir la ac- (
no tie¡rc que cxtrañar mucho: rnire cl código penar de cuarquier país «_rccidental,
ción como un efecto quc pr<xluce una pemna que lunciona como causa. Cuando cl acto
y [a persona ingresan cn una f<rrmación cognosc¡tiva unitaria, la perxrna asume la cuali- según el cual krs individuos son sicmprc los responsables de sus actos (excepto (
dad dc sus actos, tal como las actiones dc un obicto sc convierten en su propietlad fun- en cl caso de l<>s militares).
cional. un acto gcneroso altera nuestra opinión respccto tle una
[rcrsona y lc adjurlica ta [,as tet¡rías dc la
atrihución son teorías que intentan comprender de qué ma- (
cualidacl de generosidad. [...[ Debcria agregarse que reconocemos que las pcrsonas cons-
tituyen causas de mancra rclativamente abvrluta; en general, no pnr«lcmos a rastrcaf nera proporcionam«ls en la vida c<¡tidiana explicaciones de las conductas de
las
las condiciones que produicron a un in«livitluo molesto, sarcástico o satisfecho. l,()s indi- otras pcrsonas. Son relevantes en el sentido de que compren<ler a qué atribui_ (
viduos son causas fenoménicamente primeras en un grado sustancial.
[...] la expe riencia mos una determinada acción (por ejemplo, la de quien llega tarde a una cita
nos enfienta con muchas acciones de los de más quc se .luccden en ¡clativo dey¡rclcn. Dn o (
echa una mano a alguien) es compren<ler el curso futuro de ra interacción.
oposición a este movimiento y este cambio incesantcs de nuestras obscrvacioncs, surge L,n
un producto dc c'onsiderable orden y estabilidatl.,, caso de quc nos den un gorpe, ra explicación de si se ha hecho expresamente (
o
ha sido sin qucrer es primordial para entender cómo surge una pelea.
S. Asch (1952). l,sicología Social (p.212). Buenos Ai¡es: tudeba, 1972. L,skl sería
anecdótico si las atribuciones fueran siempre fundarlas en la realidad o (
si se hi_
cieran al azar, pero ni una cosa ni la r¡tra sor) ciertas, ya que hay algunas
El estudio de la formación de imprcrones es irnportante tendc-n-
F)rque, tai como se (
cias en las atribuciones que hacemos que muestran que son el proclucto
desprendede lo que se ha visto en el capítulo II, lo que la gente piensa de nosotros de una
manera determinada de entender el mundo social y las personas.
no es aieno a lo que nosotros mismos pensamos que somos. He ahí, pues, una de (
las formas de influencia más
suLiles. En un prrrceso circular, las impresiones que los
a) Heider y el anátisis ingenuo de la acción (
otros se hacen de nosr..,tros, las cuales hemos ústo que tienen un origen social y crrl-
Fritz Heider fue el primer psicórogo sociar que propuso er térnrino
tural que va más allá de las interacciones drrect¿s y reales que sostenemos con los de atribu-
ción para explicar de qué manera c<-rmprendemos ra conducta de (
otros, repercuten directamente en nuestra identidad. p{rr eso, a pesar de que bioló- las otras perso-
nas. A partir de sus propuestas se desarrollaron el resto de planteamientos.
gicamente seamos el organismo más ptástico que se conoce, lo que podemos ser en sus (
estudios inspirados en las teorías de la Gestalt mostraron cómo
una sociedad concreta no es una combinación de posibilidades infinitas, sino prG tendemos a per-
cibir en términos unitarios y, por ro tanto,
a vincular acciones que pueden ser (
ducto directo de aquello que en esta sociedad se considera que se puede ser.ó
relativamente independientes: por eiempro, si dos acontecimientos
se parecen
o bien tienen lugar con proximidad er uno del otro, tendemos
a asumir que uno
(
es consecuencia del otro. según Heider, esto provocaría nuestra
2.3.2. I as teorías de la atribución y los sesgos cognitivos tendencia a atri,
(
buir las responsabilidades de las acciones a ras personas que las
hacen, que no a
las circunstancias en las que las hacen. De l{eider
también es la distinción entre {
Paralelamente al estudio de la formación de impresiones se fue desarrolla¡rdo causas internas y externas: cuando atribuimos la responsabilidacl de una-acción
un campo de estudic¡ basado en la idea de Fritz Heider de que las personas ac- a una persona, lo hacemos en tér'minos internos -+s
decir, apelamos a factores (
como el esfuerzo, Ia intención, Ia capacidad, la inteligencia,
6. I¿ influencia de la psicología sobre la sociedad ha siclo eshrdiada a parti¡ del concrpto de Niko las actitucles, las
las Rost'the psy-complex', que hllce referencia al eoniunto de irrstitutiones y teorías psicológicas motivaciones, etc.-, mientras que no lo hacemos a causas externas (
presentes en nuestra sociedad y a los efectoc de dominación que provocan. Son refereniias impres- como podría
cindibles-' N. Rosq.(1985). The psyrhologicol corrpter. London:'Roütledge. N. Rose (1989). Govtming ser apelar a factores como la suerte, las circunstancias,
la presión social, la difi- (
fhe soul. London: Routledge.
cultad de la tarea, etc. De aquí que Heider llame a este análisis
de sentido común
cr tidilofia¡ l,()( .\\t2 lntrodu(ci(ilr a la lNic(tl(8ía s(f,ial O Editorial lt(Xl .mJ (iapítuk) V. lrrlluc¡rcia, eolrkrrrrridatl...

que las pcrs()nas haccmos -análisis ingcnuo, ya que no ticnc cn cucnta t<xlas las El obich pucdc scr otra l)ersona r» bicn una situación, como p()r ciemplo, un
explicac¡ones posiblcs dc la contlucta de una persona. examen, un csPcctácukr, ctc.
combinaci(ln dc cstos factorcs hace que finalmente atribuyam«rs la res-
La

b) Jones y Davis y la inferencia correspondiente ponsabilitlad dc la acción a la persona, a la situación o bien a las circunstan-
Siguicndo la línea marcatla por Heider, Joncs y Davis estudiaron cuátcs cran cias. P«¡r eiemplo, atr:ibuiremos la acción suspender un examen a alguna
las condiciones necesarias para atribuir una conducta a una disp<lsición cstablc disposición dc la persona (es tonto) si casi nadie más suspende, si suspen«ie
de la persona: por eiemplo, si somgs testig«ls de una conducta agrcsiva podemos otros exámencs y, además, siempre suspende esta materia. pero harenros una
inferir que ésta se debe al hecho de que la ¡rersona que la ha llevado a catro es atribución al objeto (el examen era muy difícil) si todo el mundo suspende,
agresiva. Por ello es necesatio que la persona que infiere la disposición que co- aprueba otros cxámenes y normalmente aprueba esta materia. o bien hare-
rresponde a la acción piense que ltt acciótt es intencional, que Ia persona conoce las mos una atribución a las circunstancias (el gato se le murió el día antes) si
consecuencias de la acción que hace y que es caqaz de llevarla a cafu. Hacer una casi nadie suspende, aprueba otros exámenes y normalmente aprueba esta
inferencia de este tipo no siempre es sencillo, aunque lo hacemos lo bastante a materia.
menudo. l,as normas que regulan la situación se tienen en cuenta; por eiemplo, obviamente, este modelo está idealizad«r y, de hecho, el propio autor reconoce
es más fácil hacer una infereniia correspondiente cuando la persona rompe las que probablemente esta combinación funcione en real¡dád de manera sirnplificacla
expectativas de la situación que no cuando sigue las notmas sociales (lones y como un solo esquema causal que agruparía estos factores (Kelley, 1973).
Davis, 1965). Esto tiene una implicación importante: la persona que haga una
acción en contra del orden social establecido será vista como poseedora de unas un esquema es un conjunto de conocimientos organizados en el ámbito cognitivo
producto de la cultura y la sociedad en la que vive la persona.
disposiciones que [e hacen ser rebelde o desviada o anormal y, por Io tanto, será
mucho más sencillo descalificarla que no pensar en si tiene razón o no, o si su
d) Weiner y las atribuciones de éxito o de fracaso
acción está iustificada. otro campo de estudio cte las atriÜuciones especialmente relacionado con la
percepcién de uno mismo es el de las atribuciones que se producen en un con-
c) Kelley y el análisis de la covarianza
texto en el que hay que hacer una tarea y ésta puede ser desarrollada correcta-
En la línea de establecer las condiciones mediante las cuales nos sentimos ca-
mente o incorrectamente. según weiner, el éxito o el fracaso en la tarea pueden
paces de atribuir la causa de una conducta a un factol interno o externg +s decir,
ser atribuidos a d¡ferentes factores, o bien a la capaciilad de la persona para lle-
disposicional o situacional-; Harold Kelley propuso que cuando tenemos sufi-
varla a cabo, o bien al esfuerzo que ha dedicado, o bien a la dificultad de la tarea,
ciente información, suficiente tiempo y estamos motivados para hacerlo, la atri-
o bien a lasuerte. cada uno de estos factores tiene una relación particutar con el
bución es consecuencia de la interacción o covarianza de una serie de factores.
suieto según si dependen de lo que éste haga o no (controlabilidad), según si se

. encuentmn en el interior o el exterior del su jeto (locus de control) y, finalmente,


Consenso: todo el mundo se comporta de ta miSma manera ante un Obieto deter'
minado (alto consenso) o bien nadie más lo hace (baio consenso)- según si son más o menos permanentes (estabilidad).

o Distintividad: la persona se comporta igual con ob¡etos parecidos (baia dist¡ntiü'


Por eiemplo, una atribución de un fracaso a la suerte ho tiene muchas consecuencias
dad) o bien solo se comporta así con este ob¡eto concreto (alta distintividad).
sobre la autoestima del suieto porque ésta se encuentra fuera de é1, no la puede con-

. trolar y no es permanente. En cambio, la atribución de este fracaso a la capacidad pro-


Consistencia: la persona siempre actúa de la misma manera con este ob¡eto (alta
duce efectos más graves, ya que ésta permanente, interna y poco controlable.
consistencia) o bien otras veces ha actuado diferente (baia consistencia). es
(

o tidilorial (l(X: (,4 llrl(du((ió[ a la l)s¡colo8iJ s(f, ¡¿l O ldit()rial l,()( 10.5 Cal)ituk) V. I¡rfl uclrcia corrlilfl¡ridad..
(

(
e) Sesgos cognitivos cide ntal la tra.quilidad dc sabcr quc si se csfucrza tendrá
lo que quierc y quc ras
Ul cstudi<l cle las cxplicaciones que damos sobrc la propia crnducta y la dc des¡¡racias dc krs.tros son principalmerlte responsabilitjad (
de ellos mism,s.
los otrt¡s no sc ha ccntratkl solamente cn kls complcios ¡rroccst» dc dccisi(rn quc
llegan finalmcntc a una atribuci(ln de causalidad, sino quc tarnbión hay algunas Fulx¡ conscnso (
mancras directas mediantc las cualcs hacemos atribuciones u (,tros razonamicn- Si rcl'uerda ahora la tctxía dc la comparación xrial le será fácil entender este ses-
un scsgo aut(rconfirmabri. que nos hacc
g«r. Fis
(
tos. Son tcndcncias para llcgar a una detcrminada conclusión que sc imponcn ¡lner más atención en ras inf<¡r_
sobre otros procesc,s o los afectan. Se llaman sesgos en el sentido que orientan macioncs pr«'edentes de otras personas que coinciden con
nuestras mismas (
el proceso en una dirccción preestablecida. opinioncs y conductas, por ro que en algunas situaciones
en ras que buscamos una
confirmación tendemr» a considerar que los otros sostienen las
mismas opiniones
Error fundomental dc ttribución que nos.tros. Sin embargo, atención,
¡xrrque en determinados contextos en ros que
nos intcrese adquirir o mantener una autoestima positiva, (
Ill primer efecto estudiado, y que ya mencionó l:ritz Heider, se llama funda- podemos ignorar estas
mental porque sc c<¡nsidera casi inherente al proceso mism<¡ de formular atribu- mismas informaciones rrara garantizarnos una percepción
de originalidad o unici-
dad. [b el sesgo que sc ilama falsa originarittad obien ignorancia
(
ciones de causalidad. Se trata de la preferencia general para hacer atribuci«-¡ncs prururista.
tlisposicionalcs o internas antes que situacionales o externas. Si seguimos a Heider, (
Ser3o a
ftn'or de uno mismo (self-serving bitts)
el rlrigcn radicaría cn el mism«r proccso perceptivo gcstáltico que obliga a perci-
Es una consecuencia de ras atribuciones de (
bir unitariamente actores y acciones. [:sta explicación cs problemática porque éx¡to o de fracaso de weiner. En
el caso de haber hccho una tarea que puede ser corfecta
"naturaliza" este sesSo y, en cambio, parece lógico pensar que quizás en todo o incorfecta, tendemos
a mantener nuestra autoestima en un buen nivel
si hacemos atribuciones ¡nter-
(
caso es un refleio más del individualismo de la sociedad occidental. Si hay indi-
nas para nuestros éxitos y externas para nuestros
viduos y éstos son responsables de sus actos, es coherente que la tendencia a irt- fracasos.
una explicación no
motivacional de este sesgo {s clecir, no centrada en ra
(
ferir disposiciones sea más habitual que la de fiiarse err las circunstancias. autoestima- es la que
afirma que en general presentanros esta tendencia porque
tenemos ra expecta_
tiva de hacer bien las cosas. por ro tanto, er cumprimiento
Efecto actor-ob servador de la expectativa sería
debido a nuestro esfuerzo o valía, mientras que el no (
Surge a ¡aiz de la constatación de que si uno es quien eiecuta la conducta cumprimiento sería debido
a alguna interferencia en el transcurso
tiende a atribuir sus acciones a factores situacionales, mientras que si uno ob- "lógico,,de los acontecimientos.
I
serva esta conducta en otras personas tiende a hacer atribuciones disposiciona-
Atribución y deprcsió,1
les. La explicación más habitual de este efecto se basa en el punto de vista, es (
decir, en Ia saliencia de determinadas percelxiones: rlosotlos no nos vemos a no- Algunas explicaciones cogn¡tivistas de la depresión ra
consideran un defecto en ra
sotros mismos actuar y, en cambio, percibimos claramente las situaciones en las
aplicación de este sesgq de manera que la persona tendería
a hacer atribuciones ex- (
- ternas cuando ras cosas re van bien, y atribuciones
internas cuando re van ma!.
que nos encontramos, mientias que si somos observadores también percibimos este fenómeno tanto puede ser una causa como ¡pero
una consecuencia de la depresión! (
al otro coryo posible causa de la conducta.
Desgraciadamente para la psicología social ras atribuciones (
que hacemos se
Cremcia en un mundo justo han estudiado generalmente en términos de reraciones
entre individuos relativa.
Ya hemos ntencionado'que los factores ide«rlógicos son importantes. La mente aislados del contexto histórico y sociar,
un probrema que no se'puede se- (
creencia en un mundo iusto es una idea extremadamente conseryadora, según parar del mito de que ros experimentos
son ra única manera de conocer
la cual cada uno tiene lo que se merece. Por otro lado, garantiza al individuo oc- "tealmente" la conducta humana. El estudio en contextos
(
naturales con un ft¡erte
(
!r l:dilorial t )(X l .106 l¡rlrodrr(ti<iil a la [)sicol()¡liü s(f,ial e tld¡t(,r¡al t l()(: .()7 (lal)ituk) V hrflucrrcia, coll[onrridad...

( énfasis cn las variablcs histí¡ricas y lingüísticas dc las explicackrncs quc damos dc 2.4. Percepción social y relaciones intergrupales:
la eonducta de los ot«rs y de nucstra propia conducta ha mostrado quc las atribu- esteneotipos y discriminación
(
cioncs son mccanismos socialcs compartidos que sc conforman sobrc [a basc dc
una dcterminada ideología social, una ideología que contempla a l<ls individuos si las construccioncs que hacernos dc la realidad determinan nuestra pcrcepción
como únicos y últimos responsables de sus actos y que hace dc csta interprc'tación de manera im¡xlrtantc, r.rl podcm«rs r¡bviar uno cle tos principales mecanismos cle
una iustificación para el mantenimicnto de relacioncs socialcs iniustas. contrucc¡ón: la clasificación o catcgorización. l)ara muchos sociocognitivistas sc
trata dcl proccso funtlamcntal que ¡;uía los procesos de percepción social; es decir,
(
Un ejemplo de esto lo encontramos cn un experimento tlc Duncan, hecho en 1976. Diio la categorización cs el proceso básico mediante el cual se crean los esquemas cie co_
a cuatro Srupos dc esfudiantes nortcamericanos blancos quc miraran una interacción fil-
nocim¡ento.
mada de dos personas que discutían cada vez más fucrte hasta que uno dc ellos empu jaba
El acto de categorizar es
tan fundamental en nuestra sociedad que hemos con_
al otro. Duncan varió [a raza de cada interacción, e hiz.o que fuera una interacción entre
( seguido que ésta sea nucstfa manera casi exclusiva de percibir el mundo. La cate-
blancos, entre negros, entre negro y blanco y entre blanco y negro (éstas últimas según
quién empuiaba). El 700lo de los sujetos cscogió describir la conducta de quien empuiaba gorización es efectivamente un proceso social de gran importancia, pero esto es
como violenta (por oposición a iuguetona, por eiernplo) cuando éste era negro. Si quien
así allí donde ha ¡renetrado una cierta mancra de ver el mundo como objeto <1e
empujaba era blanco solo un l37o de los sujetos le considcró violento. Atlemás, cuando
( quien empujaba era negro se hacian atribuciones disposicionales, mientras que cu:rndo
estudio científico, allí donde el mundo está impregnado por la clasificación; no
era el blanco quien empulaba al otro, se hacían atribuciones situacionales. es, por lo tanto, que sea un fenómeno universal tal como han querido postular
muchos psicólogos sociales, al cual presentan como proceso cognitivo. Aparte del
flgura 5.5
claro origen social de la necesidad de clasificación vinculado al nacimiento de la
ciencia moderna, la categorización también parte <Ie una metáfora muy concreta.
Para empezar a postularla primero hay que creer que el organismo hunrano
no
esen la práctica lo bastante eficiente en el procesamiento de la información; nos
encontramos, por lo tanto, ante una metáfora economicista. Se piensa que la es-
timulación (la información) es excesiva, que el mundo es demasiado rico en fuen-
tes de estímulos, de manera que el desgaste energético para sobrevivir tiene
que
ser racionalizado al máximo, hasta e[ punto de necesitar una economía
de pensu_
miento. Pocas sociedades han desarrollado un sistema discursivo de este
tipo que
permite crear fácilmente subietividad amoldada al ahorro, la cadena de produc_
ción, el aprovechamiento energético y la mejora del rendimiento. Además,
cate-
gorización y desigualdad, en nuestra sociedad, están íntimamente
asociadas. La
metáfora económica requiere que los estímulos sean valorados de manera que
de-
termine su importancia y les otorgue una posición en la social.
ierarquía

Discriminación

Quizás ¡6 ss 6¿sualidad que discriminación, una de las palabras más utilizadas en los es-
tudios de categorización, tenga dos sentidos muy claros: por una partg quiere
decir ,dis-
D¡ferencias en la descripción y atribucón de causas en la percepción de interacciones intergrupales.
I

,c) lililorial t iO( l .l)t{ Iütrrxlueritilr ¡ l¿ l)sicol(!gi¡ s(xial O Edilorial L()( Iu9
I
Cal¡itulo V. lrrilucr¡cia, c(nl[(xruidad...

(
tinguir o tlitererlciar' y, por la otra, 'scparar o maltratar'. No cs casualitlad quc cstas.r!atro pales y a rcclucir las intragru¡ralcs sc traducc habitualmentc en la necesitlad
palabras te ngan catla una ¡xrsibilitlatlcs dc uvr cn las quc sean sinónimas rxactas.
de
mantctlcr una idcntidad social p<lsitiva. Si atribuimos disposickr¡es internas a las (
accio¡rcs ncgativas dc rniemb(rs dcl otrc¡ grupo y causas situacionales o externas
[.a catcgorizaci(¡n dcl mundo quc nos r(xlca se ha dcdicatlo a clasificar a pcr- (
a las accior.lcs positivas, mantencmos el esterebtipo y además rcforzamos
sonas, este proceso sc ha llarnado estcrcotipación: es un d<¡blc movimiento mc- la iden-
tidad s<lcial positiva dc nuestro grupo.
diantc cl cual primcro se asigna una persona a una catcgoría y tlcspuós sc le (
[,st. cs así si
grul)os tienen c.nciencia dt: scr un grupo dominaclo en opo-
l<ls
atribuyen las caracteristicas quc sc suponc quc son cl criteri<l dc creación tlc la
sición a otro grupo d<lminante, pcro si no se tiene conciencia «le la relación
categoría. Por ejemplo, conocemos, vcmos o oímos hablar de alguien, nos co- de
dominación, cs muy fácil que se tienda a hacer atribuciones invertidas, como
me ntan que es judío y entonccs pcnsamos quc cs avaro, rico, comerciantc, men-
veíamos en cl casr¡ de ra depresión. Las acciones positivas dcl grupo
titoso, corrspirador, etc.: estus criterios son krs mismos quc ha<:en relevante la dominante
serán atribuidas a características positivas de sus miembros, mientras
c¡ue las ac_
existt:ncia de la categoría «le judío y al mismo tit:mpo hacen difícil pensar que
ciones positivas del p«rpio grupo serán debidas a circunstancias
diversas,
es un sesSo cognitivo individual. En tod<l caso con vistas a esto se hace difícil
cclmo se ha visto, ra percepción social -sea de obietos, personas grupos-
o
pensar quc se tratc de un problema de proceso de la información de base ecc¡-
no es un mecanismo sencillo que se pueda explicar
nómica, ya quc son sorprcndcntcs la fantasía, el gusto por el luio de detallcs y
¡rr la mera existencia de un
s¡stema fisiológico que pcrmita sentir. Por otr. !ado, el papel actir¡o de la persr_,-
los excesos de todr¡ tipo que caracterizan los estereotipos más comunes. rra-ahrlra ya podenros clecir rlue de la s.cicdarl- cn la percepción ha quedado
Al tratarse de un csquema de conocimiento di:I otro, que aparentementc sim- lo suficienter.ente demostrado. Es muy probable que ahora penséis que (
estos
plifica Ia compleia realidad, se ha postulado que el contacto intergrupal es uno mecanismos distorsionan una posible percepción pura, pero
nada más lejos de (
de los remedios a estas percepciones desviadas. Es decir, que si seguimos aquello nuestras ¡rosibilidades, porque ra perccpción pura noexiste,
ni puedeexistir; por
de que "el roce hace el cariño", el contacto permitiría r¡n conocimiento más lo tanto, en lugar de intentar comprender cuáles son los
errores o sesgos que co- (
"obietivo" o como mínim«: más compleio. En realidad, nunca se ha poditlo de- r¡etemos, tenemos que aspirar a entender ras diferentes posibilidades
de percep-
mostíar por qué precisamente los estereotipos han guiar.lo el contacto y han ción que una sociedad, un grupo o una cultura permiten para vaiorar (
sus efectos
produciCo efectos peores que el que se quería arreglar. EI contacto no es rringu- y, si lo crcemos conveniente, hacer propuestas de
intervención que modifiquen
na solucióñ eh sí porque no hay una realidad que cle golpe se haga evidente y, esta situación. siempre sabremos que no será en la dirección de crear
una per-
por lo tanto, no puede producir efectos sin cambios previos o simultáneos en la cepción más obietiva o más iusta, sino tan sóro una percepción que
no tenga los (
definición de la situación, de los gn¡pos y de sus posiciones -es decir, de su per- efectos indeseables que tienen los mecanismos de percepción
con los que nos
cepción mutua. hemos dotado hasta ahora. (
Para algunos, los estereotipos guían el contacto intercultural y ayudan, dicen,
a sobreponerse al primer rnomento de choque cultural, la angtntia que surge ante (
l«¡ desconocido. Ayudan a convertir lo misterioso en conocido y permiten su
(
identificación y la creación de expectativas sobre su comportamiento y el nues- 3. Influencia de la mayoría¡ conformidad
tr-ó. Está cláro que, como la b¿se social del estereotipo es la fantasía política mal- (
intencionada, Ias consecuencias no son siempre las más deseables.
Algunos desarrollos de lateoría de las atribuciones muestran cómo la catego- como habéis visto en er capítulo III, la reración entre actitudes y comporta- (

rización soclal tiene efectos sobre la percepción de los miembros de otros grupos. miento no es directa, de herho, no es ni siquiera clara. Er hecho de que una p€r- (
El hecho dq que la categoriáación social tienda a acentuar las diferencias intergru- §ona que muestre o afi¡me tener una determinacla actitud no consiga materializar
q l:ditorial tl(X; Il0 llrlf(xlt¡(ciofl ¡ ld |sic()l()8ia v(i¿l O lid¡lorial ll(X. Jl I (:al)ilul() V. Lrflucrrcia, c<rrlorruidad...

esta tcndencia r:ll una conducta concrcta puedc Ser dcbido a mucltoli fact<lrcs. Sin sonas dcl ¡;rulxl (rjc sietc a nucve pcrsonas cómpliccs del expcrimenta«lor) afir-
cmhargo, aunquc ahora deiaremos de lad() el pcllémico ct)nccpto dc actitud, nt» rnan que cs la línea 2 la quc es igual que la línea patrón.
harcmos una prcgunta que está relack)nada. con él: "¿.Por quó en algunas ocasio-
ncs n0 S()moS Capaces de actuar en C«rncordancia Con nucstros valorcs () bien c'on Flgura 5.6

nuestras creencias más firms?".

3.1. Asch y la presión grupal

Solomon Asch orientó una respuesta posible, y pensó que en algunas ocas¡o-
nes esto podía ser debido a la presión social que proviene del grupo de personas
presentes en una situación concreta. Podemos estar dc acucrdo, y de hecho ya
Una de las comparaciones de mueftra
lo hemos visto en el experimento sobre la normalización de Sherif, en el hecho
dé que, efectivamente, recorremos bastante a menudo a las opiniones de los En una serie de doce juicios sucesivos sobre la longitud de líneas diferentes (en siete
de los cuales la mayoría cómplicc tenía una opinión claramente contraria a la reali-
otros para validar nuestra propia opinión. Pero el experimento de Sherif tenía
dad) un 23% de la gente no cómplice -tre¡nta y una personas- qu€ participó en esta
lugar en una situación bastante ambigua: ¿qué pasaría si la situación fuera mu- primera versión del experimento una vez hizo una afirmación como la de la mayoría,
cho más clara? en contra dc su propia visión de las líneas, un 3zvo lo hizo dos o tres veces, y un z6rlb
cuatro veces o más. En total, un 81vo se doblegó al menos una vez al
El experimento de Asch curiosamente demuestra lo que no quería demostrar, o iuicio de la ma-
yoría, y un 58% lo hizo más de una vez.
almenos eso es lo que dice Su autor. Comr¡ buen americano y comO buetr Sestaltista,
estaba interesado en demostrar la independencia de iuicio de los individuos y cómo Fíiese que es muy difícil sustraerse a la fuerza de la mayoría. póngase en la
éstos no se deian influenciar fácilmente. Esto reafirmarÍa la privacidad de la expe- situación de estas personas, ¿qué haría si de golpe se encontrase rodeado de gen-
riencia individual de algunm plocesos perceptivos y su carácter fundamental, pero te con una opinión claramente diferente?
¡De ninguna de las maneras nos gusta
los resultados no fueron los que esperaba: aunque mucha gente, de hecho, se man- pensar que puedan pensar que estamos locos!, así que preferimos ceder y decir
tuvo independiente, un porcentaie sorprendentemente alto se conformó a las opi- lo mismo que dice la mayor parte de la gente o bien, incluso, llegamos a dudar
niones de úna mayoría que iba en contra de Ia evidencia más clara. sinceramente de nuestras opiniones. si esto pasa en una cuestión evidente,
El experitnento se desarrolló de la manera siguiente: se trataba de crear una ¡ahora imagínese qué puede pasar cuando el tema que hay que iuzgar no es tan
situación en la que se pidiera a una persona la apreciación de la longitud de una fácil ni tan obvio como la longitud de una línea!
línea y la comparara con otras tres líneas. Como se puede ver en la figura si- Los resultados sorprendieron, pero mirándolo bien no son tan sorprendentes
guiente, el eiercicio es bastante obvio, así que si nos preguntan cuál de las líneas si sabemos que los otros constituyen siempre la medida de nuestra percepción.
1,2 o 3 rJpur".. más a la tínea patrón, ninguno de nosotros dudaría más de sólo aquellas personas que confiaban extremadamente en su
iuicio y aquellas que
unas centésimas de segundo en afirmar que es la línea l. creían que por el bien del experimento tenían que decir aquello que veían consi-
Pero Solomon Asch demestró que hay una condición en la que la mayor parte guieron sustraerse a la conformidad que la situación exigía, pero no po<Jemos
de nosotros puede llegar a afirmar que es Ia línea 2 la que es como la línea patrón. pensar que lo hicieron tranquilamente: ni el suieto más independienteyconfiado

Esta situación se da cuando hacemos esta apreciación en grupo y todas las per- de todos sería capaz de quedarse indiferente en una situación así. por eso proba-
I
,c) llditorial t,()( .t t2 lttrodtrr'r r¡¡r a la psi«rlo8ia yf,ial o Editorial (l(x: (
3l.t Cal)ilulo V. l¡tiluc[(¡J. f(»tlonlida(l

(
blementc cl rcsultad(, r¡lás espcctacular nr¡ cs Que el tiloó dc personas cn algún la crlrricnte gcstáltica, una cuestirirr tlc fuerzas en oposición. lrl sujekl dcl
cxpc-
montcrlt() clel cx¡rerimcntt¡ sc conforrnara, sino que el lü)oó de suict<ls n(, fue ca- riment() dc Asch scría víctima dc la interacción de dos fuerzas tlifcrcntcs, una (
paz dc vivir la situación sin cxpcrimcntar una gran tcnsiíln. lis dccir, no fxxlcmos que podemos dcn.mi.ar presión grupar y la otra, presión indivi«lual.
lrn todo
hacer como si los otros no existie lan sin quc esto tenga un c()ste alto. caso que«Ia ¡rcnsar cuál cs cl origcn tlc esta fuerza que tiene un grupo quc (
o tiene
llste experiment«r provrrcó dos reacciones típicas en los participantts: o bicn uno rhismo p6ra crcer cn aquelkr quc ve.
llcgaban a la conclusión dc quc cstaban equivocados, aunquc cont¡nuaban tc- (
La cxplicaci<in clásica plantca que la persona se encuentra ante
tlos f<lrmas
nicndo claro cuál era su percepción, o bic¡r pensaban que no cra aceptablc mos- de influencia, lo cual cxplicaría las dt¡s reacciones más típicas que hr:mos
men- (
trarse diferente y, [rcr lo tanto, sc abstraían de la tarea concreta y sc conformaban
una se ha llamado influencia informacional y corresponde al he-
ci<¡na«l«¡ antes:
al grupo. Una variante del expcrimento en la que se aumentó la contradicción y
cho de que la perso'a considera que la información que los otros proporcionan,
se exagcró hasta el limite del absurdr¡ la diferencia de longitutl de las líneas no sus iuicios, son meiores quc ros de eila misma..De hecho, a lo rargo cre nucstra
anuló cl efecto, sino que éste se mantuvo; de hecho, lo único quc provocó fue un (
vida hemos vist. que en general las otras personas están «le acuerdo con
noso_
aumento considerable de la tensión. Sin embargo, las personas quc decidieron no
tros sobre lo quc vem<ls o scntimos y no nos ha ido tan mar. [.a otra
enfrentarse a ia nrayoría tenían buenas razones para hacerlo: cuando en una de
se ilama {
influencio normatirtt y c.nsiste en mostrar acuerdo con la
rlorma <Ie grup' para
las ctlndicitrnes experimentales se invirtió la situación y se intrtxluio un úrrico su- (
poder continuar formando parte de él y no scr excluido de é1.
¡etocómplicc entre una mayoría de su jetos desprevenidos y, por tanto, e! cómpli-
otra manera de enfocarlo es olvidarnos por un rnomento «lel incrividuo
ce fue el único en mencinnar la línea equivocada, la reacción general fue la (
como una entidad coherente y no perder de vista que sin grupos
no hay indivi-
hilaridad más absoluta.
duo ni persona, ni personaje, ni ror, ni personaridad, ni nada de nada. (
El aumento de la minoría en r¡na persona más (también cómplice pero con Er hecho
de pertenecer en niveles diferentes a grupos diferentes
instrucciones de decir lo que viera con firmeza y, por lo tanto, de aytyar ala -los cuales tienen sus
normas y sus valores correspondientes- nos permite entender que (
persona no instruitla) disrninuyó ctlnsiderablemente el nivel cle conformidad, durante el ex_
perimento de Asch nos encontramos en presencia de un conflicto. pero
pcrcl qrrizás lo más sorprendente es que no l<t irnuló completamente, ya que el l37o no es (
un conflicto entre percepcir¡nes de individuos rliferentes, ni es
de las estinraciones todavía fueron expresadas e¡r dirección a la mayoría. un conflicto cog-
nitivo que el individuo sufre a solas, sino que es un conflicto entre la
norma de (
no mostrase diferente a los otros en público y la norma que considera
la obie-
tividad como un valor. Dos normas culturales cuya formación (
3.1.1. Normas en conflicto histórica no es
difícil de rastrear en el nacimiento de la época moderna y sus dos productos
más
característicos: el individuo y la ciencia.
(
Para llegar a entender por qué se genera una tensión tan alta hasta el punto
(
de que la mayoría de los suietos decide mentir, hay que tener en cuenta algunas
cosas. Ya hemos comentado antes que los otros, según la teoría de la compara- 3.1.2. Implicaciones para la din¿imica de grupos (
ción social de Festinger, son nuestro punto de referencia -aunque está claro que
lo decíamos de las situaciones ambiguas-, y ahora parece ser que también en al- (
gunas circunstancias lo podemos generalizar.a las situaciones claras. Una posi-
otra de las repercusiones del experimento cae sobre la dinámica de gru-
pos. Planteaos la dificultad de pensar en cómo podemos (
bilidad es corrsirlerarlo entérminos de la psicología de Kurt Lewin,T también de ayudar en una de-
cisión de grupo sabiendo que si una mayoría se expresa
en una dirección, la
7. K. Lewín (1951). t¿ teoríade campo en la cicncia soci¿l. Buenos Aires: Paidós, 1978. minoría disidente no expresará ninguna divergencia o, lo que es peor, (
ocur-
rcr lrditorial tl(x: 314 llrtroduc( i(ilr a la Psi(\)l(,8ía s()cial or Edit()rial t I(X: 3r5 (lal)ítulo V. Irlluetrcia, curf()nlt¡dad.

tará información por obvia quc sea que pucda ir cn contra dcl scntir dc la tituyen cl crrunciatkr de cstc punt() no son sinónimas aunquc hagan referencia
mayoría, con lo que sc pcrdcrán clcmcntos quc pucdcn scr escncialcs para la a proccsos rclackl¡rad«rs.
decisión final. La uniforrniclad cs cl producto que resulta del seguimiento de las normas so-
Como afirma Asch (1952), cuando alguien se encuentra cn medi«r dc un gru- ciales por partc rlc un grupo y que c<lnsiste en el hecho de que las personas de
po no sc puede sentir indiferente hacia el grupo, entrc otras razoncs porque este grupo comparten creencias, pcrcepciones y comportamicntos. l-a persona
cada uno presupone ver lo mismo que los otros ven (norma ctc objctivitlad). se puedc mostrar <Ie acuertlo explícitamente o simplemente no sabcr que está
Pero cuando nos encontramos en una situación en la que se tienc quc tomar
siguiendo una norma. La normalización y los procesos de comparación sociales
una decisión que no ticnc unos referentes tan obietivos, ¿cómo actúa la presión
son alllunos de los mecanismos por los que se llega a la uniformidad.
hacia la conformidad?Janis, en un célebre libro (Janis, 1972), estudió decisiones Las diferencias qu() a mcnudo encontramos entre comportamiento público
diferentes claramente erróneas que gobiernos diferentes de Estados Unidos ha- y creencias privadas -todos lo hemos sospechado de alguien alguna vez o inclu-
bían tomado a lo largo de la historia reciente: por ejemplo, no hacer caso de los
so lo henrcls vivido en nuestra carnc- pueden ser debidas, claro está, a un afán
avisos de alarma anteriores al ataque iaponés sobre Pearl Harbour en 1941, de-
deliberado de manipulación de los otros mediante la mentira, pero eso es excep-
cidir invadir Corea del Norte en 1950 sin tener en cucnta la posible reacción de
cional. Bl proceso más habitual que conducea estas diferencias es la conformi-
China, o entrenar a una brigada de exiliados para invadir la isla de Cuba por la
( dad o hecho de que una persona cambie sus acciones como resultado de ta
- Bahía de Cochinos en 1961 y pensar que la población los recibiría con los brazos
presión de otra persona o de un grupo. Kelman distinguía, en 1971, tres tipos
( abiertos. Janis explica que estas decisiones se pudicron tomar porque en los co-
de influencia social o conformidad (como se verá más adelante, durante mu-
mités que las tenían que valorar había una gran presión directa sobre cualquier
chos años, los términos inlluencin socialy conformidr¡¿l fueron sinónimos por cul-
persona que se apartara de los estereotipos o ilusiones del grupo y una ficción
pa de una acepción restrictiva del prirner término):
compartida que la decisión había sido mayoritaria, provocada por Ia autocensu-
ra de quien se pudiera apartar del consenso. Este efecto lo llamó perrsa niento gru-
' sumisión: mostrar acuerdo con el origen de la influencia po; miedo al rechazo o el
pal, y se explica por los esfuerzos que el grupo hace para evitar el conflicto y cast igo.
mantener el grupo aparentemente unido. . Identificación: mostrar acuerdo por el desgo de sentitse miembro det grupo.
Los psicólogos sociales especializados en la dinámica de los grupos han estu-
. Interiorización: mostrar acuerdo por la creencia de que el origen de la influencia
tiene razón.
diado las condiciones diferentes en las que un grupo tiende a tomar decisiones
que son un punto medio entre los puntos de vista extremos (normalización) o
La conformidad es la acción de conformarse y el conformismo es la actitud
bien que pertenecen a uno de los extremos (polarización). El papel que tiene en-
de aquel que acepta pasivamente las normas de la sociedad. El conformismo se
tender los procesos de conformidad es básico en ambos casos, pero esto es tema
consigue mediante los procesos que acabamos de ver gue lo provocan y consiste
para el capÍtulo VL
en la asunción de que uno no puede hacer nada para cambiar las cosas porque
cree que la mayoría de gente piensa que ya están bien así o bien por miedo a la
exclusión social.
3.2. Conformidad, conformismo y uniformidad
Un ejemplo interesante de generaliiz,ación de este proceso con respec,to al papel
de los medios de comunicación de masas lo encontramos en Elisabeth Noelle-Neu-

Ahora es el momento de establecer algunas diferencias conceptuales que mann, quien afirma que estos medios producen un efecto de normalización al di-
pueden ser útiles. En primer lugar, hay que saber que las tres palabras que cons- fundir ios discursos dominantes y, por otro lado, el miedo a quedar fuera de la
,q lilil(n ial [ )(X] Jl6 lrr(«¡dr¡ccitirt r la lrsicologia s<rial r.,\ [:dilorial l,(X ]
3t7
Lrfluencia, confor0ridad.

socicdad hacc quc la gcntc obscrvc su cntorng para detcrmitrar cuálcs son las ol)i- na puedc tcncr un pcso cn ra aecisión porque
su pertenenc¡a ar grupo no tiene
nkrncs dominantcs. que qucdar at'cctada si rornpc clctcrminailos
cot
hech«r deperte.ccer a múrriplcs grupos r. pu.a"lt"rToatr;jL#.:1t".#:l
"Si cncuentran que sus opinioncs predominan o incremcntan, entonccs las cxpresan so en un grupo aun.manteniend, la solidaridad
y los víncuros afectivos de
libremente en público; si encucntran quc ticnen pocos partidarios, cntonccs se vucl- los
otro:; grupos. En c:arnbi<1, cn una sociedaii individuarista
ven temcrosos, ocultan sus convicciones en público, y sc manticnclr cn silcncio." cuarquier ruptura der
conscn§o aparcntc de ja a ra persona c.mpretamente
aislada, po, lo qu.l paradó_
Ir. Noellc-Neuman (1981). Mass mcdia and social change in developcd societies. l,n jicamente, abandonar el grupo sea
mucho más costoso.
E. Katz y T. Szecskó (Ed.), Mass media arul social change (p- 139). tlcvcrly Hills: Sage .
En una socicdad individuarista, ros procesos
ligados a ra conformidad
,evan
casi automáticamcnte al conformismo.
L,sto lógicamente lleva a que se produzca una sobrereprcsctltacióIr de los dis-
cursos clominantes en un momento dado y que cada vez se haga más difícil que
Surian puntos de vista alternativos. La autora llama a estc efecto de silencitl cre-
3.4. Alcance de la influencia de la mayoría
ciente que pueden provocar los medios de comunicación espiral de silencio.

El experimcnto de Ascrr obliga a pensar


sobre las diferencias entre cornpor_
3.3, Formarse y conformarse tamiento público y creencias privadas y sobre
el hechr¡ de que sea tan fácil mos_
trarse incoherente con uno mismo. A partir
de este experimento, el problema
de la relación entre actitucles y comportamiento
[,a distinción entre conformidad y conformismo es importante por una pasará a ser centrar para la psi-
cología social, ya que se clemuestra que el
razón ya se sabe que utilizamos a los otros para obtener todo tipo dc infor- hecho de tener unadeterminada ac_
titud, opinión o creencia no tiene p'r qué tener
mación de nuestro entorno, incluida la información sobre nosotros mismos. ninguna relación con el
comportamiento subsecuente de la persona.
La conformidad es, por lo tanto, un elemento más del hecho de qüe la parte
psicológica y Ia parte social de la persona sean inextricables, por no decir in-
Por eiemplo, piense en qué efectividad pueden
distinguibles. Por lo tanto, sería inlusto decir que hay gente que se conforma tener ras campañas para prevenir el
sida o los accidentes «ie tráfico. Todo er
mundo es consciente de ro que se tiene que
más que otras por naturaleza o talante, pues no es una cuestión que dependa hacér para evitar los contagios o ros accidentes,
pero a ra hora de ra verdad...
de la personalidad. Lo que sí que hay son situaciones que inducen más a con-
formidad que otras, y sobre todo sociedades que tienen los mecanismos para Pero, ¿qué tipo de influencia es ésta?,
¿puede realmente influenciar una ma-
(
crear suietos más conformistas que otros. yoría? Los procesos de conformidad
básicamente inducen a complacencia -es
decir, sumisión en cuanto a la conducta explícita-, (
Como hemos visto, los medios de comunicación colaboran a generar confor- pero no cambios en ras
mismo mediante la difusión masiva de un punto de vista aparentemente con- creencias, los valores o las actitudes que
ras personas.
¿podemos habrar, pues, (
sensuador También contribuye a ello el hecho de que la sociedad sea Senetaciora corfectamente de influencia cuando hablamos
de conformidad? para serge
de individuos y que las personas se piensen como individuos separados de los Moscovici, un importante psicólogo sociar (
francés, este experimento no es rear-
otros. Podríamos pensar que cuanto más importante sea la comunidad para una mente sobre influencia, ya que ninguno de
los suietos se convence de nada, no
sociedad concreta, más conformista es, pero esto no es así ya que siempre, tanto aporta ninguna pista sobre el cambio (
de opinión o de actitudes. sin embargo, a
si es más individualista como más comunitatista, las decisiones, las cteencias, pesar de estas críticas, en todo caso
muestra que la vida social es más social de (
Ias conductas etc. se generan en grupo. En una sociedad comunitarista la perso- lo que muchos nos pensamos; es decir, que
a la hora de efectuar un comporta-
(

(
J ttl hln{r(.iurr lJ ¡6¡(¡'lo8iJ !¡irl ¡Jpik¡k, V l¡¡l[¡r¡(i¡, co¡rtonnid¿ü

micnto estamos ¡nucho más prcoLupados de lo quc habitualmcntc s(,sl)echa que srrvir l)ara lcgular cl cr¡m¡x)rtalnicoto tlc los individuos, y cl cstudio del cambio
mos sobre lo quc dirán los otros. deactitudcs y de la pcrsuasión cs un ciemplo de cllo muy daro. ¡,cro también había
La raíz dcl problcma cs quc, durante muchos años, la c()nformirlarl fuc silrr¡ que cntcnder detalladamente cómo se rcigula la creación y el seguimiento dc las
nimo de influencia y quc, por [o tanto, hs procesos de conformaci<in tlc las pcr- normas y cuáles son los procesos que hacen que la gente obcdezca ór<Ienes o que
sonas a una mayoría fucron cl único fcnómeno cstudiado vinculado a la crea cn kr que lc dicen. l¡ta logica, si dciamos de latlo las buen¿s intencionqi o las
influenc¡a. SerSc Morovici fue c[ primeft¡ a llamar al modekr dc uitudio dc la in- ñliac'ionHi lx)líticas firt6rcsistas dc la mayor parte de psicólogos socialo, llcvó a ses_
fluencia que se había utilizado hasta entonts morklo funcbnalista. gar el estudio dc la influcnc¡a social hacia el estudio de la conformi<Iad o, lo que es
La razón es que este tipo de estudios que hemos presentado en estc punto lo mismo, la reproducción pasiva dcl sistema social.
-y que han tenido centcnarcs de réplicas y variantes- pone todo cl énfasis rn Sergc Moscovici argumentó a finales de los años sesenta que esto iba en contra
estudiar cómo una sociedad se reproduce a sí misma, cs decir, cómo funcio-
de la evidencia misma dcl cambio social: si los m«tanismos de reproducción son
na, cómo se mantiene, cómo consigue mantener el orden social, la disciplina
tan fuertes, ¿cómo es que la socicdad cambia? Esla no es una experienc¡a tan ex-
al fin y al cabo. Por otro lado, son estudios muy interesantes, pero se olv¡dan
traña, ya quc quien nrás quicn menos se puede dar cuenta de que las cosas no son
de la mitad del asunto: hay una parte dc la influencia quc consistc en cstu-
lo mismo ahora que hace unos años e, inclulo, con un po(o de erfucrzo se puede
diar la manera como la sociedad cam_bia, genera nuevas normas de compor-
pensar cn cuáles han sido los factores dec¡sivos dc estos cambios. Okupas, insumi_
tamiento, cambia de valores, "evoluc¡ona" por decirlo en términos poco
sos, feministas, nacionalistas, anarquistas, ccologistas, sindicalistas, etc. son algu_
psicosociales, y en estudiar, fio la manera como las personas nos con[orma-
nos de los nombrcs que probablemente nos vendrían a la cabeza cuando
mos, sino la man€ra como las personas nos convencemos de algo nuevo o
pensamos en algunas de las transformaciones que ha sufrido nuestm sociedad en
diferente. En el sentido que esto supone entender no la reproducción de Ia
los últimos años, grupos quc tienen en común que son minorías activas.
sociedad sino su creación, Serge Moscovici llamó al modelo que él pr()puso
Ha3ta ahora hemos visto que el hecho de conseguir influenciar se debía bási_
modelo genético, cuyo obietivo es entender los procesos de cambio y, por lo
camente a que la fuente de la influencia tenía algun tipo de poder (porler norma_
tanto, la manera en que una minoría disidente puede provocar que la mayo-
tivo o bien poder informativo). De hecho, lo que explica la ¡nflueDcia en los
ría cambie la manera de ve¡ las cosas.
puntos anterióres es que el blanco de la influencia es dependiente de la fuente de
la influencia; es decir, que Ia minoría depende de alguna manera de la mayoria,
sea normativamente o informacionalmente. A pesar de ello, el hecho es que no

4. Influencia de la mlnoria: innovación influenciar, ya que una minoría ,,aparentemente,,


sólo hace falta ser mayoría para
sin @er también lo puede hacer, y una mayoría, por definición no dependiente
de la minoría en ningún aspecto, también puede ser inltuenciada. Los estudios so_
bre influencia minoritaria mostraron cómo esto es posible.
[ás ciencias sociales han sido desde siempe un instrumento del 6tado para cc-
nocer a la población con la ñnalidad de gobernarla q lo que es lo mismo, con la
finalidad de corsbuirla como una entidad gobemable, y la psicología social no es-
4.1. Mayorías y minorías
capa a ello: de hecho, el estudio del funcionam¡ento de la persona en smiedad no
es inocente ni se debe a una preocupación abctracta por e[ conocimiento. Desde sus
orígenes la psicoloSía social ha tenido una vertiente fuertemente aplicada que que- Antes, sin embargo, de introducirnos en los procesos de influencia mino-
ría procurar al estado moderno el conocimiento sobre la influencia social que tenía taria hace falta hacer algunas aclaraciones. para empezar, hay que abando-

(
(

c, l:dilorial t,O(i .l2l) llltnrh¡rtiri¡l


(
a la ¡»icokrgia trx ial ,-cl Íldil()ri¿l tl(X J2l Oapitulcl V. lilflucllcia, co¡rfor¡ilidad...

(
nar la noción tlc quc la influcncia cs u¡r pr()ccso unidircccio¡ral -cs tlccir, que l),r l«r ta.t., ra c,rnprensi<i. dc ra relación entre mayorías y min«rrías como
parte dc un grup() mayoritario para ir a impactar las nrentcs dc <ltras pcrsonas una relaci<i¡r meramcnte nunrórica es cuan«ro menos c.mpricatJa: por (
cjcm-
o grupos minoritarios-, pu€s la influcncia va cn dos scnt¡dos: por desconta- plo, el hcch, tlc quc r's vakrrcs srciales de una burguesía p<x.rerosa
sean los (
do que la mayoría influencia a la minoría, pero no podcmos olvitlar quc esta valores d'minantes n«l quicre <1ccir que to<ra ra socicdad pertenezca
a elra, o
minoría también actuará para defenrler su punto de vista y, en estc senticlo, el hech<¡ dc que r.s varorcs drlrninantes sean nlasculinos no quiere (
decir que
no parece lógico pensar quc esta "activitlad" dc la minoría ncl afcctc dc uin- haya nrás hombres quc mujercs cn ra socie«rad. En rearidad,
ros varores domi-
guna manera a los miembros de la mayoría. th dcfinitiva, las minrlrías srln nantes cn una sociedad recibcn este nombre porque la (
mayoría de gente los
también creadoras en potencia de nuevas normas sociales y, por lo tanto, tic- sigue o com. mínimo cree que éstos son ros varores correctos. pero
en este ca-
so, ¿quién es la mayoría y quién la minoría? En contra (
nen que ser consideradas también como una posible fuente de influencia. de las matemáticas más
Por otro lado, hay quc entendcr que la distincirin entre mayorías y mino- elementalcs, hay situaciones cn las que ra mayoría tiene menos
miembros que (
la minoría.
ni principalmente, cuestión de números. ul hecho de
rías no es sólo, quizás
La tercera aclaración hace refere ncia a la voruntad (
saber que un grupo de pcrsonas es más numeroso que otro o que un grupo de ra minoría de promover
su punto de vista o sus valores, lo que diferencia a una
concreto cuenta en su seno con un subgrupo minoritario no nc,s es muy útil, ¡ninoría
anómicade una
mirutríu nómicn. una minoría anirmica es una minoría (
para empezar porque aquello que cucnta no es cuánta gente pertenece real- que ro es en ra medi«Ia
que sus creencias se apartan de las dc la mayoría
mente a un grupo u otro sino quien, cuándo y córno percibe que alguien es o de los valores rlominantes,
pero que no pre§cnta ninguna propuesta de cambio
(
minoritario o mayoritario: por eiemplo, en grupos pequeños -como los expe- a la sociedad y no se inte-
resa especialmente pofque sus valores pasen a
ser adoptados por ra mayoría. su (
rimentales- es fácil provocar el efecto de que hay una mayoría v una minoría
definición como grupo proviene rle su oposición a las normas
manipulando el número de personas que defienderr una posición concreta, y de la mayoría y
no de que tenga normas propias. Una minoría nómica (
la nocióñ "democrática" que supone que la mayoría tiene razó¡r ya hará el res-
lo es porque, tal como
indica su nombre, posee normas propias y las propone
a la sociedad o ar gru¡ro
to. Pero en núestra vida cotidiana la sitrración es rnucho más compleja, no so- de refere¡rcia para que sean adoptadas. (
lamente porque entran err iuegocreencias sobre la composición de la sociedad Finalmente, conviene distinguir entre aquelras minorias
que sostienen (
que a menudo no responden a ningún estudio sociológico, sino porque, ade_ creencias o valores que son, de hecho, ros de ra
mayoría pero interpretados de
más, el hecho de que las person¡s pertenecen a diversos grupos simultánea- manera fundamentalista y aquellas que pfoponen nuevos valores o nuevas (
mente hace que fornrar parte de una mayoría o de una minoría se vuelva muy creencias: las segundas son minorías lrcterúoxasy
buscan un cambio en las rela-
relativo; según el grupo que sea relevante en una situación específica seremos ciones sociales del momento, mientras que ras primeras
són ortodoxasy ruchan (
de la mayoría o de la lninoría. por la conservación de estas mismas relaciones.
un caso paradigmático es er de
los grupos de extrema derecha: este tipo de grupos (
no pueden ser considerados
en nuestro contexto sociar como minorías
Pertenencla múltiple innovadoras y, por lo tanto, los pro-
(
cesos que estudiaremos a continuación no
hacen en absoluto referencia a este
tipo de minorías.
Piense, por eiemplo, en cualquier muier de clase media barcelonesa. El hecho de ser mu- (
ier la hace minoritaria en un cootextc de relaciones de género, el hecho de ser de clase
media la hace mayoritaria en un contexto de relaciones de clase, el hecho de ser ca-
(
talana !a hace minoritariu .ñ un contexto español, el hecho de ser también catalana
la hace mayoritaria en la relación inmigrante-autóctono, y et hecho de ser barcelone-
(
sa la hace mayoritaria en la relación urbano-rural.

(
\?2 L¡ln)du..nx¡ r h ¡Ánol(,8¡J r)(i¿l t2l (¡l'ilú|,' V. ft rtlut,ku.,1 {¡l {rnrt¡t

4.2. Conformidad o convcrsión se h¡z(, otra prucha. li-sta suposición surgía del hecho de que si la m¡noría no tic,
ne p(xlcr rlornlat¡vo ni informat¡vo ¡xtr rlcfinición, la única raz(rn quc pareció
plausiblc para cxplicar cl cambio es que la pcrsona estuviera dc acucrdo con é1.
Dmpczaremos el estutlio de los p«rccsos rlc influencia mi[oritaria y atcnde-
En esta prueba, cnfrentados a una serie de discos de colores quc iban gradual_
remos la diferencia entrc conformidad y convcrsiírtr. llecordad lá dcfinición dc
mentc dcl azul al vcrdc, se p(guntaba por cl momento en quc la escala pasaba
confonn¡dLl.ly ¡ambién los tres tipos quc hcmos visto tn cl punt(¡ antetior: la
del azul al verdc. Sc descubrió que la gcntc quc habia s¡do sometida a la minoría
sumisión,la klentificoción y la ¡nteriorizaúón; fiiaos en quc la caractcrística prin-
consistente no discriminaba cl azul del vcrdc en el mismo punto que el grupo
( cipal es la ausencia de consideración dc la información quc la mayoria hace
control. Dn efecto, se había pnrducido un cfecto latente, que hizo que los grupos
llegar. Cuando alSuien se conforma no cs porque dccida que los ar¡iumentos
sometidos a la minoría mod¡f¡caran su umbral de percepción y vieran ya verdes
I que la minoria tiene son poderosos, sino que son las caracteristicas dc la §itua-
los discos que para el grupo control todavía cran azules.
( ción las que provocan la conformidad casi independienterDentc del mcnsaic
Pero hay un dato más; dc los treinta y dos grupos de cuatro suietos expcri-
concreto. En sentido, los procesos de conformidad están vacíos de conte-
este
mentalcs y dos cómplices a los que se hizo la prueba, en catorce se obtuvieron
nido. Dl hecho que olvida esta persPectiva es que los argumentos también nos
rcspuestas influenciadas y en d¡ecimho no. Curiosamente el cambio latente en
puc<len convencer; al fin y al cabo, si hace falta, somos capaces de atendcr a
( el umbral de discriminación azul-verde fue más fuerte en aqueltos grupos que
razoncs. Por eso habia que completar este punto de vista con el estudio de la
previamcnte no sc habían delado influenciar. Es decir, que la resistencia a la in-
conversión, que es la asunción del nuevo punto de vista: las minorías, como
( lluencia dircctd produlo un efecto dc influen(id indirecta.
¡ro tienen poder, sólo pueden convencer. Y eso es lo que hacen.
Para corroborar si había, pues, un cambio realen la percepc¡ón de los
Repetimos el experimento de Asch, pero ahora con colores. En el experimento colores
que iba miás allá de la mera conformidad con la fuente de influencia, se hizo
mostramos una serie de diapositivas azules a un grupo de personas y les Pregun-
otro experimento en el que se estudió el efecto consecutivo de la visión de una
tamos de qué color son. Antes de continuar, hay que tener en cuenta dos cuestio-
diapos¡tiva de color azul.
n€s: primero, que en la situación experimental cuatro personas son suietos
ingenuosdel experimento y dos son cómplices que afirman de manera consisten'
f,l efecto consecut¡vo
te que las diapositivas son verdes; segundo, que previamente hemos hecho una
"prueba" de disc minación de colores para que todos los miembros del Srupo se
Cuando miramos un colorbrillante yde prontoéste se vayqueda la pantalla en blan_
convenzan de que todos ven bien. lrs resultados son sorprendentes, otra vez:
co, se pfoduce uoa ilusiónóptic¡: duaante unos breves instantes vemos el color com-
aunque la mayoría da la respuesta correcta (azul), la minorÍa afecta a los resulta' plementario delque ve¡amo6 h¡rta entonces. Si se fi¡a en 16 negativos de las fotos
en
dos finates y, finalmente, un 8,42% de las respuestas emitidas por los suietos in- colores verá que los colores están "invertidos,,, cada color sale en la forma de su com-
plementario.
genuos coincide con las de la minoría- En esta condición de minoría consistente,
un 32% de los su¡etos dio alSuna vez el verde como respuesta. En camb¡o, en una
El color complementar¡o del aa¡l seencuentra en la zona del amarillG.nannia-
serie de contlol en [a que la minoría es inconsistente y no dice siempre "verde",
roiizo, mientras que el del verde se encuentra en la zona del púrpura_rosado.
sino quetice "az.rl" de vez en cuando, sÓlo el 1,25% de las respuestas acaba sien- El
experimento se desarrol.ló en gnrpo de dos personas -{¡n suieto ¡ngenuo y uno
do "verde". Así pues, he aquí que la minoría también puede influenciar, siempre
y cuando sea consistente. . cómplice. Dependiendo de lm grupos, el cómplice, el cual siempre decía ,,verde,,

Para comprobar si aparte de un acuerdo público había también un acuerdo aote las dialnsitivas azules, representaba o bien una mayoría o bien una mino¡ía;

privado con Ia minoría -<osa que no sucedía en los estudios de conformidad- ahora verá cómo.
(

e Edirorial Ljo(l -124 lllr(xluc(i()il a la ¡rsicolo¡¡ia srxial ,c, Edil()ri¿l l,(x (


r25 (:apítulo V. lul lue¡rcia, co¡rfuntid¿¡d...

(
El experimento de Serge Moscovici y Bernard Personnaz Tabla 5.1
Percep<ión de la diapositiva azul y de
la imagen consecutiva . (
ltrimeru durantc cinco cnsaym, el suieto y el cómplice dan ¡rr cscr¡t() y cn pri-
fase:
vad<l sus respucstas sobre: l) el color de la diapositiva, y 2) el color de la intagen c«rn- tases
(
secutiva. Éste cs el test previo con el que se confrontarán las rcspucstas posteriorcs. I I lI
Condiciones Preinfluencia. Posü¡fluencia. Postinft¡erxi¡.
Presencia (
lnducción mayoñturia o núnoritaña: x r«ogen las hoias de respucsta y cl cxpcrimcntador Presencia A¡senci¿
del cómplice del cómplice delcómplice
informa a los sujetos que se encuenta en contliciones de transmitirlcs algunas inf<¡rma-
Percepción del color de la d¡apos¡t¡va
ciones sob¡e las respuestas de los suietos precedentes. Dcvlc luego, si scguimos los trucos
habituates de la experimentación en psicoloSía social, csta información es totalmentc in-
tuente minor¡tarla 4gl,gl 483,45
tuente mayoritar¡a 492,1g 481, 13
4E5,05
ventada y permite introduci¡ la primera variable experimental: categoriz;rr al sujeto y al 481,98 (
cómplice, al uno como mayoritario yal dro como minoritario. St distribuye a los suictos Percepción de la irnagen consecutiva

una hoia con los F)rcentajes de los individuos que perciben la diag)sitiva de col«rr az.ul Fuente minoritaria 622,12 611,00 (
tuente mayor¡t¿ri¿ 635,t0
o verde. Estos porcentaies establecen una clara diferencia entre una mayoría (tt1,8olo) y 624,11 625,61 619,47
una minoría (18 ,2%). Asi, en una condición experimental se supone que el cómplice per- a. Uxpresada en prom«lio de longitudes rle onda.
(
tenece a una mayoría y cl sujeto a una minoría (condición «le influencia mayoritaria) y Fiiaos en cl desplazamiento de laimedias de tongitud
de onda en cada fase y por ca«la condicinn.
en la otra conclición es al revés (condición de influencia minoritaria).
l)ara entcnder este tiF) de procesos la mejor estrategia que se puede
'l'ercera segu¡r es
fise: la diapositiva se proyecta quince veces más. Los suietos dan una vez- rnas cn la picl dc las "víctimas" de estos experirnentos.
pone rse
su respuesta por escrito, tanto con respecto al color de la diapositiva como con rcs- La aparente obviedatl (
del estímul. no puede hacer otra cosa que generar
pecto a la imagen consecutiva. un efecto de sorpresa y de
incomodidad al encontrar que hay personas que no
ro ven igual.
(
[a situación
Cuarta fase: antes de empezar esta fase, el cÓmplice abandona pret:ipitadamcnte la sa- no es, sin embargo, tan grave como en el experimento
<1e Asch, ya que ahora no
la, con la excusa de una cita imporhnte. El suieto se queda solo, y durante quince
hay presión y la persona puede decir ribremente que
enmyos más evalúa otra vez el color de la diapositiva y de la imagen coniecutiva. ra diapositiva es azut, tar
como clla efectivamente la ve. pero, aLrn así, nos queda (
un gusanilro gue nos co_
G. Paicheler y S. Moscovici (1985). Conforntidad simulada y conversión. rroe: ¿y si la diapositiva es verde? si estas personas
¿y tienen razón? como ahora
En S. Moscovici (Dir.l, PsicologíaSociai (pp. l9l-192). Barcelona: Paidós. no tenemos que estar pendientes de que nos miren
como si fuéramos extraños,
dado que la mayoría piensa como nosotros, nos podemos
dedicar a pensar un (
Los resultados mostraron que una minoría obtiene una influencia latentc o rato por qué esta gente ve ra diapositiva ve¡de. Es
esta actividad cognitiva ra que
indirecta, que sc ve en la evaluación de la imagen consecutiva, sin t¡ue los su je. explicaría, según Moscovici, ra conversión; es decir,
ra modificación inconscien- (
tos sean conscientes de que han modificado su percepción. La imagen consecu- te del código perceptivo de ros suietos sometidos
a una influencia minoritaria.
tiva de la diapositiva azul pasó a verse en la condi(:ión de influencia mineritaria, Los experimentos hechos con colores muestran cómo ra (
mayoría consigue, ró-
como la consecutiva del verde, y este desplazamiento se acentuó todavía más en gicame.te, más influencia directa que la minoría y
cómo, en cambio, ra mayoría
la cuarta fase, cuando el cómplice no estaba. no consigue nunca una influencia latente o indirecta
(
y la minoría sí.
il mlsmo experimento replicado por Bernard Personnaz, en 1981, pero que Probablemente la norma social que procrama ra libertad
sustituye la información verbal por el hecho de señalar en un espectrómetro
del indiúduo e, nues- (
tra sociedad y que ataca a ros individuos ,,influenciables,,
"débiles,,, o ,,conformis-
cuál es el coklr que se har/isto, da el resultado siSuiente: tas" hace que no se quiera reconocer ra influencia
de Ia minoría. Mientras que el
(
hecho de habene deiado influenciar por una
mayoría siempre se podría
la persona no encuentm ninguna razón por
iustificar, (
haberse deiado influenciar por la mi-

(
(

l2(, l¡,rr\llx\i,{¡ J l.¡ l¡ti((,1('8i¿ v{ü¡ Cat¡¡lirk) V l'¡llu(l.i¡, «nrfor'tntad

noría. llsta talta de posibilidad dc darsc una expl¡caci(in ha(r que no se quicra rcco- quierc una rgu¡)da corrdici<in, que sca yisiblc se tienc c¡ue provocar cn un esl)aci()
fi(xercita influcnc¡a. A pcsardeello, cuando utilizamos una t
edida quc la ¡xrsona público, sca óstc físic(), mcdiático o ¡dcológico. Cualquier conflido abicrto obliga
(
no sabe quc cstá rclacir¡nada ron la influencia (el cferlo «msccutiv(, alMrccc quc a las pcrsonas quc lo viven d¡rectamcnte o ¡ndirectamente a posicionarse cn un
sí que ha habido influencia. lado u otro. lin cstc scntido, el obictivo dc [a minoría es mantener el conflicto. Un
Aun así, como veremos en cl punto siguicntc, la m¡noría que quierc influcn- conflick) ab¡crto cs sicmprc un cspado en cl que se piensa, se reflcxiona, sc dcsa-
ciar no lo ticne fácil. I¿s situaciones cxperimentalcs quc hemos visto sicmprlj cs- rrollan ar¡¡umentos. Ls el cipacio dc la creación y de la innovación, un cspacio,
tán cn un equilibrio frágil. Cualt¡uicr cambioen elcomF)rtamiento de la minuria por lo tanto, favorable a las minorías, aunque no tanto por las personas que for-
puedc anular completamente su capacidad de influencia y, además, la mayorÍa man las minorias como por sus ideas. De h«:ho, el mantenimiento del conflicto

( también tiene mecanismos para resistir, si hacc falta, a esta influencia. [,o vere- s(xial consigue el obictivo d(,) prov(xar un conflicto cognitivo entre los miembros
mos a continuación. de la mayoria (por eso, algunos autore's prcfieren hablar dc conflicto socimogniti,
I Mientras tanto, re('ordad la ¡mportancia de la acr¡ón humana erl la definición vo) y al mismo ticmpo permite la visibilidad de la minoría, quede otra manera per_
de la realidad, de aquello quees vál¡do. lijaos, pues, que desde este punto dc vista manecería fuera dcl alcance r.le los miembros de la mayoría.
la existencia humana no deia dc ser toda una serie de negociacioncs que unifican
el terreno de Ia experiencia, permiten Ia supervivencia y reduccn el conflicto. Los okapas
I
El movim¡ento ol¡fr¿¡, tal como dicr su nombrc y tamb¡én su grafía, plantca un cooflicto
( directo mupando las casas y cuestionando la norma social de que la p¡op¡€dad privada
4.3. Características dc le minoría innovadora
inmobiliaria es sagrada. u moümiento plantea que el derccho a l¿ üv¡enda está por en_
cima delde Ia propiedad privada y quc quien oo tiene üvienda, sea un individuo o un
Para generar la actividad cognitiva necesaria para conseguir conversión hace colectivq está legitimado para (rupar una. Bto les llcva a plantear que la especulacióo
( falta, sin embargo, mantener a¡gunas condiciones: algunas ya las hemos anun-
inmobiliaria es uno de 1(» "delitos" más importantes y contra el cual se tiene que luchar
con todos los medios. Las casas ocupadas se utilizan de vivienda, pero también como cen_
ciado, y el resto son el resultado de los muchos y variados expcrimentos que se tro6 §ociales, locales de reunión, salas de exfx)l,iciones, espacios culturales, etc. Cuando la
han hccho en el campo de la influencia minoritaria. Estos experimentos han policia utiliza la violencia para desaloiar un local ocupado ,.ilegalmente,,, los otupal con_
§iguen, de iebote y sin querer, que el coriflicto se haga más visible, que s€ hable de é1, y
( utilizado el recurso en las diapositivas de colores, pero también situaciones en
obligan a la Scnte a plantea¡s€ sus razones. ya se sab€, aquello que no s¿le en la teleü-
las que estaban en iuego preferencias musicales o estéticas (por eiemplo, que te sión... ino ex¡ste!
( guste el rock duro o ta música rcw ¿8e), ideas políticas (por ejemplo, sobre el pa-
pel de la muler en la sociedad, o posturas liberales o posturas conservadoras), b) En segundo lugar, la influencia que la minorÍa consigue es potlaconsislrrncia
opiniones sobre temas candentes (por eiempto, el aborto y ta contracepción), que presenta. Podemos hablar de dos tipos de consistencia: la consisteru:ia diacnjni-
actitudes (por eiemplo, sobre actitudes xenófobas), etc. Para presentar cada una cc, que se da cuando [a minoría consigue mantener sus postulados con coherencia
de las condiciones necesarias para generar preocupación por la minoría y sus a [o largo de un periodo de tiempo, y la ror¡J istencia sincronica, que se da oando las
( posturas, utilizaremos uneiemplo de minorÍa activa, en nuestro caso los ot¡.¡p¡rJ, diferenles personas que conforman la minoría mantienen la misma postun de ma-
pero tambi¿n se puede pensar en algún otro grupo y comprobar cuáles de las nera coherente; ésta segunda también se lla ma wmnimidod. Ctanto más elevado es
condiciones siguientes se dan. el grado de consistencia que los miembros de la mayoría perciban en la minoría,
más elevada será la influencia por parte de esta. En este sentido, si la mayoría quiere
a) En primer lugar, el amlicro que provoca el hecho de que un grupo de per- reducir la capacidad de la minoría para influir, tendrá que esforzarse en mostrar las
( sonas cuestione la situación dada y definida a pnbri por la mayoría. También re- contradicciones de la minoría y al mismo tiempo mantener una postuil extrema-

(
(

,e) t:ditorial tr(X: 32tl ltttt()dt¡e(i(j¡t a la Ps¡C(,logi¿ J([ial O tdilor¡al (,(X


(
-\29 Capílulo V. lilfl u(r¡(ia, (r)ltloflllidad...

(
darnente consistentc. Fiiaos quc estt¡ es más tlifícil para la mayoría que gcncrará, carnbi. s<rcial al pcrcibirsc que son ocupaciones intcrcsadas, dirigidas
¡rara la mi- a
noría, ya quc la suficicncia habitual dc quien se siente mayoría acr»tumbra a llcvar obtcncr un bcncficio particular. (
a considerar que n<l hay quc argumentar la propia postura, y si la mayoría cs, atlc-
d) [:n cuart. lugar, hay que co.siclcra r el estilo de ncgocittción ,Je la minoría. se (
más, mayoría numérica, lc será rnucho rnás difícil mantencr una
rx)stura unánimc, hade tencr cn cucnta quc tanto la minrlría como la mayoría pueden mostrar cstilos
simplemente por cl hecho de tener que currdinar las
¡xrsicioncs dc mucha nlás de negrrciación rígi&ts o flexiblcs y que, a«Jemás, la nocion de estilo <1e negociación (
gente. Sin embargo, el ptxJer de la mayoría, ('omo ya hcmos viskr, es k¡ bastante
no hace referencia al cclm¡n-rrtamiento de mayorías y minorías en torno a una mesa
fuerte como para no tencr que pr«xupase excesivamentc por la consistencia. (
de negmiackin, sino a la disposición <le ceder que unos puetlen inferir de los otros.

los o}r'tpas No hay un estik¡ meior que el otr', sin«r que cada estiloes útil en determinadt_¡s mo (
mentos. l)ara la mi¡roría, el hecho de mostrarse flexible en «leterminados momen-
¿Qué pasaría si saliera una persona en televisión que diiera que ha sidootr¡Iu nluchos tos le pucde servir para mostrar que sus posiciones no son dogmáticas y I
cerradas y
años y que ahora cree que no tienen razón, que ya se ha acabado, qur son crrores clc
que busca Io mejor para todocr mun«lo, pero también leconviene
iuventud? Dl mal que haría al movimicnto podría ser considerable, siempre que esta el hecho de mos-
trarse rígida para mostrarse consistente y, sobretodo, para mantener (
pcrsona tuviera cicrta credibilidad. De todas forrnas, los o/<upas no solamcntc son el conflicto vi_
consistentes sino quc, además, cada vez hay más grupos, están co<lrdinados y tlefien- vo. Por influcncia dircrta se cntiende la conseguida al mostrarse los suietos
de (
den lo mismo, al menos de cara a la gente externa al movimiento. krn,
Jxrr lo tantr, acuertftl literalmcnte con algunas afirmaciones de la minrlría, mientras que
una minoría con un gran potr:nciat de influencia, según los t*róricos de la influent.ia la indi-
minoritaria. recta es cuando no se consigue acuerdo literal con las afirmacioncs de (
la minoría,
pero, cn cambio, se consigue acucrdo con algunas afirmaciones coherentes con la
c) En tercer lugar, la minoría también puede conseguir cambios en las pos- postura de la minoría, siempre y cuando ra minoría no las haya (
defendido directa-
turas mayor¡tarias si se muestra eutónomay genera confianzu. Mostrarse auttir.ro- mente. Ias minorías flexibles consiguen una bt¡ena dosis de influencia
directa y de
ma quiere decir generar la percepción de que las opiniones de la minoría no se (
i'fluencia indirecta, mientras que las minorías rígidas, a pesar de no conseguir
in-
deben a intereses externos al movirniento y que son opiniones a las que se ha fluencia directa, consiguen resultados meiores que las flexibles en la
influencia in_
llegado mediante un proceso tle reflexión propio. Gcnerar confiarrza es relativa- directa. A la mayoría, en carnbio, no re quecla más remedio que mostrarse
flexible,
mente fácil para una minoría, ya que la capacidad de mantener posiciones in- ya que cualquier rigidez será interpretacla como un (
abuso de poder y puede provo
dependientes es muy valorada en nuestra sociedad, y oponerse a la mayoría es car simpatía hacia las posiciones de la minoría.
un buen paso para ser considerado digno de confianza. por otro lad«¡, también (
hay que mostrar que no se actúa por intereses personales o para obtener privi- lnsokupas
legios para el propio grupo.
(
Los planteamientos delmovimiento okupa no tienen muchas probabiridades de éxi-

Los okupas
to, al menos directamente; a priori parece compricado qu. ,nu cuestión
propiedad privada, base intocable del sistema capitalista, pueda
como ia (
ser ni siquiera ero-
sionada por propuestas que provienen de minorías sin poder,
Defienden una meiora de las condiciones de vida para amplios sectores de la pobla-
aunque no es tan ex-
traño pensar que en dimensiones más indirectas puedan tenei éxito.
(
Aunr¡ue
ción. sog críticos con las iniusticias que genera el sistema capitalista, defienden, mucha gente considere que los.okupas son unos
ióvenes inmaduros, huraños, sucios
pues, alternativas globales que no responden a un interés particular de sus miem- y encima violentos, no tiene por qué considerar que no (
- bros.-Es importante sea legítimo establecer una
contrastarlo con las ocupaciones ilegales de casas y locales por política de vivienda más iusta; por otro la,Jo, este planteamiento
parte de familias, grupos de personas o empresas. siempre ha habido ocupaciones, no se lo harían sin
la existencia del movimiento. Después de un tiempo de enfrentamientos
con pro- (
y probablemente también [as encontraríamos legítimas en muchas ocasiones, pero pietarios, bancos y ayuntamient o, los okupas de Ginebra (suiza) y
los afectadoi lle-
al no formar parte de un movimiento organizado con obietir¡os definidos de cambio garon a un acuerdo: se harían unos contratos para los olupas.
social, nó sólo no pueden ser considerados una minoría activa, sino que'támpoco
No todos los okupas (
estuvieron de acuerdo, ya que para muchos fue una baiada de pantalone¡ p*"
t.-
(
(
ti(Xl .llo IItrrilurtiort a ld Irri((rloSia s((ial sr [d¡t(¡rial I l(X 13t Ca¡ritukr V. lilü(cilc¡¡, c(nlli)ilrrid¡d..
( {e llditor¡at

( bersc mostrad<) dispucsto:i a negociar ayudó a soluci()nat c[ problcnta, s(j rio, dc la pacidad dc influcncia de la min«¡ría y los resulta«1os quc han dado krs expcri-
vivicnda para i(ivcncs en la ciurtact. lndirectamcnte , uno de los cfcctos más sorprcn- ment()s quc los han cxpl«lrado. l.os po<Jemos agrupar en clos catcg0rías:
( dentcs ha si«I<l c[ cambkr de consitlcración quc ha teni«lo la prof)ieda(l i¡rrnohiliaria-
Los propietarios se han convencido de que una casa no es una propictlad privada
cualquicra, sino quc rcprescnta una rcsponsabili«lad hacia la cornunidad y, por lo
a) Ln primcr lugar, cstán la dencgtción y la censura, elementos que sc puedan
tanto, cspecular con clla es ¡lcgítimo. reconoccr fácilmcntc. l,a dcncgación consiste en la negación de la validez de la
postura dc la ¡ninoría ponicnd«l énfasis en su absurdida<l, su falsedad o su in-
Una clc las cosas que hacc falta que la mayoría evitc más y quc la minoría
e) cohercncia. [a censura consistc en prohibir la difusión de las posturas «le la mi-
puede estar más intelesada en buscar son las dcfcccigncs {s
decir, pcrsonas
noría. Aunque parczca paradóiico, ambas estrategias son muy negativas para la
Claramente ciefensoras de la postura de la mayoría, cuanto más dcfensoras me-
mayoría: la denegación acentúa enormemente la influencia indirecta o ciiferida
jor, que en un momento concreto se pasan a la minoría. Lsto se llama efecto
de la minoría, a causa del csfuerzo cognitivo que comporta tener que buscar ar-
y se ha mostrado que cuando pasa, la influencia que consisue la
bola de nieve
gumentos para contrarrestar las ideas de la minoría. Esta búsqueda obliga a pen-
minoría es mucho más elevada. No hace falta que más gente ingrese en las filas
sar mucho más en los argumentos de la minoría que su simple aprobación o
explícitas de la minoría, sino que simplemente el hecho de que alguien se pase
simpatía, de manera que a la larga se consigue una influencia mucho más fuerte
a la minoría obliga otra vcz a los miembros de la mayoría a cuestionarse su po-
en quien precisamente más ha negado la validez de las posturas de la minoría.
sición y a reflexionar sobre las propuestas tie la minoría. Obviamente, la mayo-
[.a censura produce un efccto similar, la prohibición de una información genera
ría tambiéh puede intentar que haya gente de la minoría que pasc a la mayoría
de mancra fulminante un alto interés por la información prohibida, ya que si
y que, con ello, habrá roto la consistencia tan necesaria para la minoría.
alguien la prohíbe es que alguna razón debe haber o algún interés tiene que te-
ner. Sólo podría triunfar en caso de que la censura fuera tan rotunda que r.ro de-
Los okupas
jara ningún resquicio a la sospecha de que se está escondiendo alguna cosa. un
EI hecho de que el movimiento okupa crezca y se extienda por barrios y pueblos es un recurso que probablemente requeriría la eliminación física de todos los miem-
indicio de su fuerza. De todas manetas, e[ efecto bola de nieve se nota sobre todo cuan-
bros de la minoría, una opción muy costosa políticamente hablando.
do es algún miembro de la mayoría que defendia explícitamente las posturas de la ma-
yoria en contra de las de la minoría el que pasa a defender las posturas de la'minoria-
La circunstancia de que el Ayuntamiento de Ginebra, opuesto durante muchos años
al
Sin embargo, no todas las minorías triunfan, a pesar de su consistencia, estilo
movimiento, pase a negociar con ellos, tlegue a resultados y defienda las soluciones
de negociación, autonomía y confianza y la "ayuda" involuntaria de la denega-
conseguidas -pot lo tanto, que dé la razón al movimiento- es un paso muy importante
para convencer a otros implicados, como pueden ser bancos o Srupo§ de pfopietafios. ción o la censura, ya que la mayoría tiene un recurso muy fuerte a su disposi-
ción, lo que básicamente tienen que evitar las minorías.
Hasta aquí hemos visto algunas de las circunstancias que se ha mostrado que
entran en en los procesos de influencia minoritaria y que pueden favore-
iuego b) En segundo lugar, se trata de la psicologización, que es el uso de argumen-
cer a la minoría de alguna maneta. Pero obviamente Si la minoría eS activa, tam- tos ad hominem destinados, ya no a sacar credibilidad a los argumentos de la mi-

( bién lo es la mayoría. noría, sino a la minoría misma, a las personas que la componen. Es atribuir las
razones de la disidencia a particularidades mentales de las personas que la de-
( fienden. Desgraciadamente, es meior, más convincente, más efectivo y más fácil
4.4. Resistencias a la influencia de la minoría
(y también mucho menos ético) descalificar a alguien por obsesivo, por llevar
la
(
contraria sistemáticamente, por dogmático o poco obietivo que por sus ideas.
[a mayoría pueOe Oesptlgar una serie de estrategias para no deiar que triunfe
Esta facilidad hace que sea importante para Ia minoría crecer en número rápi-
( Ia minoría. Ahora veremos cuáles son los recutsos que tiene para bloquear la ca-

(
(
t¡ Editorial t,(X: Inlf()dllccir;¡t a la s()Citl
O Edil()rirl t J( )(
()pituk) V. h¡lluc0cia, e(nrk)rrilidad...
(

damcnte para evitar al nráximo la psicol«r¡;ización indivitlual, (


l)cr() tqclavía las teorías s<lci.c'gniti'.tas, quc p.nen er énfasis
en et paper tre ra ide,tidad s*
hay otras formas fucrtcs de dcscalificacirin dc personas que funckrnan tlc rna-
cial y del c<¡¡rflicto s<rciar para expricar cst«rs resurtados.
Dentro ac cstc grupo en-
(
nera similar y que no son scncillas dc solucionar. se puecle atribuir el compor-
contramos la tcoría dc ra autrrcatcgorización de
tamiento de la minoría a su pertcnencia sociológica (por clernplo, clasc social), J,hn Turner y la teoría de ra (
elaboración «lcl conflicto dcJuan Antonio PérezyGabriel
biológica (por eiempl«1, scxo, cnfcrmedad, etc.) o étnica (p.r ejempb, raza, Mugny.

cultura, etc.); es decir, todas las razones imaginables para dcscalificar la fucnte (
del mensaje y no el mensaje cn sí. En general, esta forma dc descalificación 4.5.1. Modelos cognitivos (
toma dos formas: en la primera, basada en los estereotipos, los micmbros de
la minoría poseen las características de la categoría y esto les invalida para ge- (
Dentro de ros m.deros más indiviauaristas,
nerar influencia; éste sería el caso de creer que las rnu jcres, y, por lo tant<1, las er debate más importante ha sid,
sobre er número de prot-cs,s subyacentes. para (
feministas, son emocionalmente inestables e histéricas, o bien quc los jrivenes unos, ra infruencia tiene que ser
explicada por un soro modero, es decir, <¡uc mediante
son inmaduros, sistemáticamente criticos, destructivos y no contructivos, ctc. ra descripción de un único
proces, cognitiv. se pueden expricar y, por (
lin la segunda, existe la creencia de que la minoria actúa de la manera que kr l, tanto, predecir y controlar todos
los fenómcrrr¡s de infruencia, sca ésta mayoritaria
ha'-e, no porque quiera una inejora global dc la socieda«l, :;ino sólo de su grupo; o minoritaria: Para ros otros,
la influencia nrinoritaria y ra mayoritaria no se parecen
es decir, quc su comportamiento responde a un i¡rterés en nada, son fenórnenos
irartir-.ular y egoista. diferentes quc ticncn que ser explicados separadamente. (

4.5. Explicaciones de la influencia


a) Teoría de la conversión I
,.te es un modero duar que fue el primero que
se estabreció para explicar ra
(
influencia minoritaria. postula que la mayoría,
que provoca conformidad, lo
Es muy interesante echar un vistazo a las t:xplicaciones r¡ue sc han hecho so- hace porque activa un proceso de comparación
sociar por el r:uar las personas
bre el porqué se da la influencia minoritaria, y t¡ue de paso han querido tambié¡r implicadas deian de car importancia a la
tarea que tienen que hacer, ya que es-
explicar la influencia mayoritaria. Las podemos clividir en dos tipos, según su tán sobre todo preocupadas por el qué dirárr (
los otros. En cambio, la minoría
grado de individualismo --es decir, según el papel, más básico o rnenos, que otor- provoca un proceso de varidación, mediante
el cuar ros su¡etos estudian activa_
gan a los procesos individuales en la explicación del fenómeno de la conver- mente la pcstura de la minoría y desarrollan
(
argumento§ y contraargumentos
sión. Aunque todas las explicaciones se hayan generado en el interior de la en torno a la tarea que se les pide que
psicología social, el hecho de que la investigación clásica sobre influencia esté
hagan. (
Más aderante este modero ha recibido
un cierto apoyo de ra investigación de
más ligada a la psicología social psicológica que a la sociológica hace que el ,Je- charlan J' Nemeth, la cuar mantiene que (
hay diferencias entre er tipo de pensa-
bate entre las diferentes explicaciones haya girado en torno a su grado de indi- miento que induce er conflicto provocado
por una fuente mayoritaria y et que in-
vidualismo, sin acabar, sin embargo, de sacarse de encinra la noción de rlie los duce el conflicto que provocir una fuente minorita¡ia.
(
Nemeth (1gg7) afirma que
procesos rientales son fundamentales en la explicación cle la influencia. las dos fuentes de influencia provocan
actividad cogniüva y no sóro ra minoía, (
las más individualistas son las explicaciones cognitivas, que otorgan el papel pero que las formas que esta actividad
toma son diferentes: ra minoría provoca un
explicativo más important¡ a los procesos mentales que el suieto lleva a cabo. pensamiento divergente -+s decir, que
hace que el probrema se considere desde (
Podemos poner cientro de este cesto la teoúa de la conversión de Serge Moscoüci y persPectivas diversas, se tengan
en cuenta más hechos, se uülice.n más
la teoría del impacto social de Bib Latané. un poco menos individualistas son para resolver la situación,
estrategias (
etc. En cambio, Ia mayoría provoca
un pensamiento con-
(

(
(
a, Uditorial tl(X I i.t l[trrx.lu((iolt J ld l'\i(('l,,AiJ \('(i¿l o) [Uitorial t,(x: 315 ()aPittrkr V. lrrtlucrrt ia. crl¡fonlridad..
(

( Vcrgente, que hace quc la atcnci(in y los pI(]ccs()S Coglritivos que sc Scncrcll sean grupalcs daban lugar a rrna identidad social positiva para l«rs miernbros del
los mismos quc krs dc la mayoría, de manera quc no se c()tlside rcn «rtras lxrsibilida- propio grupo o cndogrupo. 'l'al com<l cita Canto, esto, aplicado a la influencia,
( des -es decir, que tr() se plantca la situaci(rn dest.lc ningún ()t() punto dc vista. da lo siguicntc:

(
b) Teoría del impacto social "[,a postura dc'l'urnc¡ se simplifica afirmando que una fuente (individuo o grupo) lo-
( Este es un modek) simple quc pretende inte¡ilar ambos tipos dc resultados cn grará influir cn la metlida e n que sea categorizada como enclogrupo, ya que tal coinci-
una Sola explicación, según el cuat el prtlceso psicológic<-l que sc cncucntra detrás dencia categorial entrc la fucnte y el blanco rlelimita las opiniones y comportamicntos
que son normativamente válitlos, por lo que de tal circunstancia se deriva que si la opi-
( de la influencia -sea conformidad o innovación- es uno sok). Al cambit¡ quc pro-
nión refleiada por la fuentc es pcrcibida como normativamente válida, entonces, será
voca en un indivitluo la presencia -real, implicada o imaginaria- de otrc¡s indivi- influyente."
I duos le llama impacto scial. Este impacto se po<lría calculat como una función de
la relación entre tfes variables: la fuerza (f) de los miembros de la fucnte dc influetr- J. M. canto ( 1994). Psicología social e influencia: estrategias del poder y procens de canbio
( (p. 102). Archidona (Málaga): Ediciones Aliibe.
cia (estatus social, prestigio, capacidatl de persuasión, habilidad percibida, etc.); la
( proximidad (I) espacial y tem¡nral de la fuente y el número (N) de personas que
f Una persona que sc ha autocategorizado como perteneciente a un grupo
compone la fuente de influencia. El resultado es la fórmula: lp = (F,P,N). lnicial- rJe-

( mente, esta función es sencillamente multiplicativa, pero puede cambiar según


terminado, siemprc y cuando csta catcgoría sea relevante para la situación con-

otros parámetros quc 5e tengan cn cuenta.


creta, se dejará influenciar por el hecho de que buscará activamente cuáles son
( las normas que regulan el grupo en cucstión. De aquí se desprende que las mi-
por lo tanto, un modelo formal -es decir, un modelo que pretende prede-
Es,

cir todos los resultados de los experimentos sobre influencia mediante un mo- norías que sean consideradas miembros del endogrupo son las que más puetlen
(
delo matemático. Las limitacioncs de un planteamiento de este tipo que elimina influenciar. Fiia«-rs que esto lleva a una ccnclusión, y es que el grado,Je conflictc

( el sigñificado de la interacción concreta son fáciles de ver. que plantea a la minoría no puede ser ni muy alto, ya que entonces es fácil ca-
tegorizarla como exogrupo -es decir, que forma parte de un grupo con caracte-
( rísticas diferentes del grupo del suieto-, ni muy bajo, ya que su postura no es
4.5.2. Modelos sociocognitivos considerada lo bastante diferente como para merecer algún tipo de atención.
( De todas maneras, aunque el modelo sea menos individualista, ya que está
Los modelos sociocognitivos no están tan preocupados por si el proceso cog- centrado en una dimensión social, la actividad de categorización, descategori-
(
nitivO Subyacente eS uno solo o bien son dos. t¿ razón es que estos modelos, a zación y recategorización no deia de ser una actividad cognitiva planteada
( pesar de no anular el papel central de la cognición, no le dan tanta importancia. como principalmente individual.
Para los investigadores que defienden esto§ modelos lo más importante es estu-
( diar cómo la interacción misma produce modificaciones en las categorías socia- b) Teoría de la elaboración del conflicto
les en juego mediante el conflicto que una situación del tipo de las que hemos Este modelo toma algunos postulados de la teoría de la conversión -admite
( estudiado más arriba provoca. que hay conflicto cognitivo y que éste es importante-, pero al mismo tiempo

( reconoce que no se puede olvidar que el contexto en el que tienen lugar los pro-

a) Teoría de la autocategorización cesos de influencia está marcado por la definición de categorías sociales y la ten-
( sión correspondiente entre grupos. Por lo tanto, reconoce que la consecuciórr
una derivación de la teoría de la identidad social que hemos es-
Esta teoría es
de identidad social positiva tiene un papel importante pero que tiene que ser
tudiado en el capítulo II y de la que se recordará que las comparaciones inter-
(

(
(

o l:ditr)rial t)O(i J tf¡ Itttri¡tlur'r'iti¡l d la ¡»itrrllrgi¿ q1¡.¡r¡ rc) Ldilori¿l l,(X l


J.t 7 Cal)iluk) V. l¡rllrrelrt.ia, conll¡rrilitlad..
(

posiblc explicar tambión c(')m() cs quc una rn¡norÍa exogrupal pucde llcgar a in- (
4.6. Relaciones de poder
fluenciar. [)or cllo, (i. Mu¡;ny y.f . A. Pérez postulan quc es irnportantc estudiar
(
el significado específic<l que el conflict«r atlquicrc cn cada situación; csto pcrmi- 'lixlas las explicaci.ncs
que acabamos de ver tienen un pr,blema parecido,
te cxplicar algunos rcsultados experimcntalcs quc mostraban quc una minuría (
han nacidr al abrig«r ac unos resultados experimentares
y nacen con ra obri¡;a-
endogrupal influenciaba más cuand<-r acentuaba el conflicto -por cicmplo man- ción dc explicarlos, cosa quc las hacc relativamente
impermeables a las críticas (
te¡-ricndo un estilo de negociación rígido- y que una min<¡ría cxogrupal influcn-
de f.ndo. I)ero cstá clar«l que están c.,dicionadas
por los diferentes artefactos
ciaba más cuando mantenía un estilo de negociación flexible. Digamos quc expcrimcntares que han crcado, y lo curioso es que (
si criticamos los experimen-
todo es una combinación entre el conflicto de idcntificación que provoca una tos dcstle la base, por su artificio, por su olvidr¡
der contexto sociar, por ra clifi-
minoría y si éste permite o no iniciar un proceso de valitlación. cultad de gencrarizar ros resuttados, por lo imprícito
que comporta sobre ra
Por eso, lo más importante es el significado que el indivi<1uo otorga a ta di- naturalcza humana, entonces también estas teorías
se deshacen como un terrón (
vergencia que la minoría introduce. l,o que significa este conflicto se elabora se- de azúcar en un vaso de agua.
gún el tipo de tarea exigida (una tarea pucdc scr clasificada sobre la basc dc si cs Parece necesario, pues, introducir argunos
erementos más de comprensión {
grave o no equivocarse y sohre la base de si tiene alguna relación con la vida co- que sitúen estos fenómenos en un contexto
histórico y sociar *á, ,*prin qu.,
tidiana de alguien o no; por ejemplo, la tarea de las líneas de Asch se puetle ha- por eiemplo, refrexione sobre cómo hemos (
construido al individuo moderncl,
cer bien o mal, pero en cambio no tiene relevancia social, mientras que si te sobre el papel dc las normas sociares-y s'bre ras
reraciones de porler; estr¡ cs ro
(
preguntan una opinión, no lo puedes hacer ni bien ni mal pero, en cambio, la que hace'l'omás Ibáñez (r9g7). Er eremento
de reflexión original ro proporciona
tarea es importante, socialmente hablando) y del tipo de fuente que introduce el hecho de darse cuenta de que si sarimos cle
las situaciones experimentales, se (
la divergencia (la fuente puede ser clasificada sobre la base de si es minoría o ma- impone una evidencia: ra innovación no puede
nacer en er ,acío sociar y, por
yoría y sobre la base de si es endogrupal o exogrupal) (pérez y Mugny, 1998). lo tanto, tienc que ser heredera de su tiempo, (
de arguna manera tiene que refle_
Como dicen sus autores: iar las contradicciones de una época, las porémicas y divisiones
i<leorágicas de
una sociedad, los discurs<¡s que cireuran. Esto (
hace que si queremos que el estu_
"El conflicto del que se habla en la teoria de la elaboración del conflicto OEC) no es dio de las minorías activas tenga arguna útil¡daa
tenemos que devorverlo ar (
un mero conflicto de intereses o el intento de un agente por imponer su punto de campo de bataila sociar der cuar provienen
éstas, y dar más peso a las relaciones
vista a otro que se resiste. En la TEC el conflicto es la divergencia de puntcls de vista de poder y al conflicto sociar y menos a
elaborada en función de las creencias epistémicas sobre la tarea, de la representación
ra validación y al conflicto cognitivos. (
un eiemplo de la imposibilidad de reducir lo
que se tiene del otro y de la identidad que uno mismo quiere adquirir o preservar. La confrictos psicológicos
sociar a
influencia ocurre cuando las creencias epistémicas y el juego de identidades sociales es cómo se generan los conflictos en estos experimentos:
un conflicto se crea no
(
y personales no se corresponden según las expectativas de los actores en interacción por un probrema de base cognitiva sino por
ra incompatibilidad de dos creen-
y cuando esa no correspondencia es implicativa para el sujeto.,, cias en un contexto culturat en er que
(
sóro puede haber una verdad. Esto tam-
bién ayuda a dar poder a ra minoría, y es que
J. A. Pérez y G. Mugny (1998). Articulación de enfoques de la influencia social me- tampoco es cierto que ra minoría (
diante lateoría de la elaboración del conflicto. En D. páez y S. Ayestarán (Ed.), tos no tenga poder, ya que como diio Micher
Foucaurt, el poder es una relación, no
desanollos de la psicología social en España (p.78). Madriil: Fundación Infancia y algo que se tiene y, por lo tanto, no hay (
espacios ni relaciones sin poder. como
Aprendizaie. dice Tomás Ibáñez:
D

En el punto siguiente veremos algunas críticas a todo este tipo de plantea-


"La minoría sólo es influyente en ra medida en que
no dé rugara ninguna duda en cuanto
mientos. a su resolución de no ceder (consistencia) y en cuanto (
a ra fiimeza ae"su poricián. con- u
(

(
q lililori¿l (,(X: 318 l¡rtrtxlucciri¡r a la ¡rricrrlo¡;ia s<rial ,o) [di(()rial (l()(] 3J9 (lapitul() V. lniluell(¡a, (olr[ornridad...

sistencia dc la minoría tcstimoni¿, fnf tln lado, el rechaz.o tlel consenv) sicmprc qrlc éste ñez aflrma quc las min<¡rías activas no son otra cosa que un lnstrumcnto de un
nO se Cstablczca sobre sus prop¡as ha:ies y, por otr(), nrucstra su anclaic firntc sobrc tttla camhio que ya sc cstá producicnd«l por partc de la mayoría.
posición tenaz.mentc tomarla. Dc tstc mulo, la rnin()ría lanz¿ un dcsafí() al conscnso lna-
yoritario y desarrolla un p«ler temiblc. [;r mayoría tiene la o[x]ión o dc eliminar a la
lin rcsumen, tal como ya cxplicaba Scrge Moscovici en su i¡rtroducción a [a

fucnte tle protuita, lo que et cot<Nl y a vects arricsgado, o bien cmxistir con ella, lo que psicología social dc 1975, el modclo funcionalista de la influencia tiene las ca-
le obligará a desarrolla¡ pcrmanentcmcnte un gxler de contención de la tlesviación. ['.n racteríst¡cas siguientes:
suma, la minoría no expresa soltl una divergcncia, sino que también f)sc'c el ¡xxlcr dc
hacerlc pagar a la mayoría el cote, balo o alto, p<xo importa en este cav), que implica
todo eiercicio dc poder por partc del «l«rminante. Lste es el f'ntido en el que la minoría
. [,a influcncia intervicne en situacioncs de interacción social marcadas por la asime-
instaura un conflicto y es para evitarlo o para resolverlo por lo que se engrana un proceso tría entrc los micmbros del grupo.
de toma dc consideraciÓn dcl punto de vista minoritario."
. La finalidad de la influencia cs, esencialmente y en todos los casos, el estableci-
't.Ibáñez (1987). Poder, conversión y cambio social. Fln S. Moscovici, G. Mugny y J miento y el refuerzo «lel contrr¡l social.
A. Pérez ([d.), La influencia social ineonsciente. Estttdios de l'sicología Sociul Experimental
Barcelona: Anthropos, 1991. . Las raz.ones por las que se ejcrce o se acepta la influencia tienen siempre relación
con la incertidumtrre.
Otro aspecto que hay que cons¡derar es la existencia misma de un indivi- . Los efectos de la influencia, en la dirección hacia la que se resuelven las incertidum-
duo normalizado pero autótromo. Este hecho provoca que la nolma social que bres,están determinadas por la dependencia.
cletermina el conflicto que provocan la rnayoría y la minoría sea el que se vió
en el capítulo II: la búsqueda simultánea de ser igual y diferente que los otros Y el modelo genético se caracterizaría por los puntos siguientes:
y que lleva a resistir activamente la presión social. Si la presión exiSe accptar
Io que dice la mayoría, nos conformaremos públicarnente pero mantendremos . To«los los miembros del sistema colectivo tienen que ser considerados al mismo
tiempo como emisores y receptores de influencia.
la independencia en privado, mientras que si la presión exiSe rechazar una mi-
noría disidente, lo haremos en públ¡co, pero en privado estudiaremos su pro- . Elcontrol social no es la única finatidad para el ejercicio de la influencia; el cambio
puesta. social es también una finalidad importante.

o El estilo de comportamiento de aquel que propone una norma a un grupo tiene un


El coste social papel decisivo en la consecución de la influencia.

Aunque la minoría sea convincente, nadie quiefe ser confundido con un miembro de .
r'¡yo estoy a favor de los derechos de las Los procesos de influencia tienen una relación directa con la producción y la reab-
ésta. Pof eso es fácit oír muieres que afirman:
sorción de los conflictos.
muieres, pero no soy feminista, eh!".

Lamentablemente, la reducción de lo social a la interacción interpersonal, el ol-


Otro aspecto que considera Ibáñez son los resultados que mostraban que la
vido de la historia, Ia cultura, las estructuras sociales y las relaciones de poder, son
intensificación del coste social -pü e¡emplo, el hecho de aumentar el conflicto
demasiados elementos que faltan a unas teorías que pretenden explicar quiás de-
o provocar la identificación de los su¡etos con la minoría- bloquea la conver-
masiadas cosas. Un modelo centrado en las interacciones entre individuos man-
sión. De aqúí se puede deducir que el mecanismo activo de la influencia no re-
tiene la noción de que lo importante es lo que pasa en los indiüduos y que en todo
cae en los mecanismos de incitacién al cambio sino en los de resistencia, ya que
caso cualquier modificación en el curso de su comportamiento sólo podría prove-
si la mayoría no quiere cambio, no lo hay. Por lo tanto, las minorÍas son una
expresión del cambio que ya está en marcha. La minoría no puede forzar el cam- nir de las relaciones interpersonales. Este modelo necesitaría, como mínimo, ser

bio, el cual se difunde gracias a la mayoría si ésta lo acepta. En este s-entido, Ibá- completado con al8ún punto de vista que no sea solamente individualista. La pro
(
o txlitorial Ll(x: l4o Irrlrrxlürririrr (
¿ la l»i()l(,gia s(f,ial O ¡:dilorial (,(xl
3{l (lapítul0 V. ¡llluer rcia, c(ntlbfltr¡dad

puesta dc 'l'«¡rnás Ibáñcz t¡frccc algunas posibilidades cn el se ntido tlc que si kxl<r (
cosas las hacían pers()nas que no cran normales y
situar las causas «lel mal en
cl mu¡rdt¡ es cmis«lr y rcccptor dc influcncia y toda comunicaci«in cs,
¡xrr ¡r tant«r, las particularidadcs dc ra psic,r,gía indivi«ruar. Desgraciadamente la I
susceptible dc ¡rrovtrcar influcncia, la interacción inclividual nc¡ cs tan im¡rurtantc historia
se encarg«i de dcm<-rstrar quc §ta' situaciones
como el cstudio de las resistencias al cambio quc las insta¡rcias no eran en absolutr¡ tan raras, y
«lc ¡xxtcr dc la so. el señor stanlcy Milgram «remostró que ras personas (
ciedad pueden desarrollar. imprica<Jas en estas situa-
cioncs nr¡ cran en abs<llut, an«rrmares, que .o
tenían ninguna desviación trc (
pcrsonalidad ni nada pareci«t', quc eran personas,
que son personas, como to-
dos nosotros. (
l¿ sencillez del experimento de Mirgram, contrapuesta
a ra crificurta«i que
5. Obediencia a la autoridad comptlrtó para la psicología vxial el hecho de interpretar (
los resultad<ls que ob-
tuvo, es estremecedclra. y r«l es hasta tar punto que
ha sido criticado abundan_ (
tementc dcsde que se hiz,, tant<¡ des<le ra soci.logía,
Suponem.s que, como mucha ge.te, algu,a vez se hatrrá preguntarlo cóm<r como desde ra psicología,
como desde ra psicología s«xiar misma, y aunque
fue posible el asesinato en nlasa y a sarlgre fría, durante la segunrla Guerra Mun- las «:ríticas pocrían ser más o I
menos acertaclas o razonablcs, sobre todo las que
dial, de millones dr: pe rsonas, en n<lrnbrt: de la pureza de la Laza aria. Desgracia_ hacen referencia a la ética del
experimento, nada c¡uita que er experimento tlrvo (
damente el tema siguc dc actualidad, pues Ilosnia, Kosovcl, chechenia, J.imor lugar tal com, se exprica y
que los resurtados so¡r ros que son. Lo más probable
oriental, etc. no son n<¡mbres de antiguos conflictos. [.a pregunta es que el afán de tanta crí- (
a la que tiene
tica se deba a la incre«ruridad que provocan los
que responder la psicología social va más allá de quién y por qué da la orden resurtados y ar hecho, no menos
de
matar en un momento concreto: tiene que poder ofrecer una comprensión de
trascendente, de que obriga ar rector a p(¡nsar
aquelro que es más básico: ra no- (
ción de ser humano que tenía.
cómo puede una persona ejecutar unas ór«lenes parecidas, ya que sin eiecutor la
(
orden se convertiría en absurda y sin sentido.
Por eso cn este punto atenclerenlos a otro concepto relacionad<¡ con la ir¡. (
5.1. El experimento de Stanley Mitgram
fluencia, otra manera por la que las personas hacen a menudo acciones en con_
tra de sus creencias: la obediencia. Hemos deiado este punto para el final porque (
parece sencillo pero es el más complicado. Aparentemente no tendría que EI experimento transcurre de la manera
ser siguiente: mediante un anuncio en
extraño en un sistema social ierárquico que alguien cumpliera las órdenes que un periódico rocal o bien de una carta que
(
ofrecía una modesta compensación
le son dadas por una autoridad, pero cuando estas órdenes incluyen la tortura dineraria por colaborar en un experimento
sobre memoria y aprendizaie que (
y el asesinato de personas o ia realización de actividades que pueden poner tendría lugar err ia universidad de yale, se consiguieron
en entre 196r y 1962 más
peligro la vida de otras personas, la obediencia se vuelve necesariamente motivo de mil participantes. Entre estas personas
había de toclo -obreros, oficinistas, (
de estudio. maestros, enfermeras, vendedores, etc.-, quien
a se daba día y hora telefónica-
Las primeras respuestas intentarorr demostrar la existencia de un üpo r1c mente. cuando lregaba er día, la persona
acudía al lugar en er que se re había
persona, dotada de una personalidad an'rmal, que se llamó autoritaria y que, citado, donde encontraba a dos personas:
una era una persona que supuesta- (
§upuestamente, prevalecería en este tipo de situaciones particulares. El obieti- mente también había acudido alrí para el experimento,
un co.tabre de cuaren-
vo de Theodor Adorno y sus ayudantes, Ios cuales estudiaron la génesis y la ta y s¡ete años y de apariencia amable, pero (
que en rearidad era un cómplice
distribución de la personalidad autoritaria, era probablemente salvar una deter- del experimentador, y ra otn era una persona
que actuaba de ,,experimenta-
minada concepción de humanicrad. Es decir, que era mejor pensar que estas dor", con bata, de treinta y un años, de (
apariencia impasible y austera. se les
(

(
(
112 lrrt«rturriritt a la ¡rs.t«rlogia strial io l'ldil()rial [,(X .t.¡ 3 V. l[[ucncia, (urfmtr¡dad...
( q) tilitorial Ll(X: ,(iapitulo

( pagaba cl dincr0 l)rornctido (4,50 $) y para iustif ical lo quc pasaría a c()lltinua- ligcra voltios-60 voltios), tlcsearga nxüerada (75 voltios-120 voltios), descar-
( 1.5

ci<in se lcs cx¡llicaha lo si¡¡uicntc: ga fuertc (1.t5 voltios-lti0 voltios), descarga muy fuerte (l9S voltios-24D vol-
( tios), dcscarga intensa (255 voltios-:]U) voltios), clescarga extremadamente
,,Los
psicólogos han clcsarrolla«lo muchas teorías para cxplicarcómo la Sentc aplcnde intc¡rsa (3 l5 voltios-.160 voltios), peligro: descarga severa (375 voltios-420
matciias difcrcntcs. Algunas de las más conocidas cstán tratad¿s en cste lib«r [al su- voltios), XXX (435 v«rltios-450 voltios).
tcoría es quc la gcntc aprcndc las
ieto sc le enseñaba un iibu, sobrc aprendizaicl. Una Para lraccr crcíble el aparatcl, sc lc tlaba una descarga de 45 voltic»de prueba
cosas cof rectamcntc cuando sr lcs castiga si se equivocan. una aplicación común de
esta teoría es cuando los padrcs pegan a los niñt¡s si hacen alguna cosa mal.
Se supone al "macstro" pulsando el terccr botón; cn realidad, éste era el único botón que
que el hecho de pegar, una forma de castiSo, hará que el niño aprcnda a recordar me- funcionaba. [ntonces sc le cxplicaba la tarea que había que hacer: tendría que
que apren«la más efectivamente. Pero de hecho no sabemos gran cosa sobre
lor, hará leer al "aprendiz" una scrie de palabras emparejadas y después leerle una de es-
ver-
ios efectos del castigo sobre el aprendizaie, porque casi no se han hecho estudios
tas palabras y preguntarle, de entrc cuatro opciones, con qué patabra se había
da<Jeramente científicos sobre el tema en seres ltumanos. Por eiemplo, no sabemos
qué cantidad de castigo es meior para el aprendizaic, y tampoco sabemos si hay dife- emparejado primero. Por ejemplo, [e tendría que leer caja azul, día bonito, pato
pcrsona
rencias en función de quién da el castigo, si un adulto aprende meior de una salvaie, etc., y dcspués le leería: clía, gris, bonito, claro, feo. Cada vez que el
más o más mayor que él mismo, o muchas otras cosas de este tipo. Por eso en
ioven "aprendiz" se equivocara, le tenclría que administrar una descarga, empezando
y
este estudio ¡untamos un cierto númer«-r de adultos de ocupaciones edades
difcren- .E

tes y_ pedimos a algunos que sean maestros y a los otros quc sean aprendices. Quere- por el de l5 voltios y subiendo un botón,
voltios más, cada vez que volviera
15
moíáescubrir cuáles son los efectos que tienen algunas personas sobre otras, unas a hacerlo a mcdida que adelantara el experimento. Antes de administ¡ar la des- :?T
como maestros y las otras como aprendices, y también ctrál es el efecto del castigo so-
haga carga, el "maestro" tendría que anunciar al "aprendiz" el voltaie que leaplicaría
bre el aprendizaje en esta situación. Por to<1<¡ eso les pediré que uno de ustedes
de maestro y el otro de aPrendiz." {sto se hacía para asegurarse que el suieto era consciente del voltaie que admi-
nistraba.
s.Milgram {1974).OkttiencetoAutlnrity.Lon<.lon:PinterMartir\1997[versiónencaste- Si en atgún momento el sujeto dudaba o preguntaba si tenía que continuar,
llano: Obediencia a la autoridad. Bilbao: Desclee de Brouwer, 19801'
el "experimentador" le tenía que responder estas cuatro frases, y en este orden,
a medida que progresara el experimento:
Seguidamente se hacía un sorteo trucado para asiSnar los papeles dé manera
que siempre el suieto real hacía de "maestro". Entonces se les llevaba a la habi-
tación de al lado y se les decía que había que preparar al "aprendiz" para que
l) Por favor, continúe.

y 2) El experimento requiere que usted continúe.


pudiera recibir los castigos; allí, delante del "maestro", Se le ataba a una silla 3) [,s absolutamente necesario que usted continúe.
para
se le ponían unos electrodos en las muñecas. Se explicaba que se le ataba 4) Usted no tiene ninguna otra opción, debe continuar.

que no se moviera al recibir las descargas y que se le aplicaba pasta de electrodo


para evitar quemaduras. Para incrementar la credibili«lad de Ia situación el Si la persona se preocupaba por las heridas que podía ocasionar, se le contes-
,,aprendiz,, mostraba preocupación por las descargas, y se le contestaba que aun- taba lo mismo que ya se le había dicho antes, que no causaban daños perma-
nentes en los tejidos. Si la persona decía queera el "aprendiz" quiennoquería
que las descargas podían ser muy dolorosos no causaban daños permanentes en
los teiidos.
continuar, se le decía: "tanto si al aprendiz le gusta como si no, usted tiene que
A continuación se llevaba al "maestro" ante un aparato, un supuesto Sene-
continuar hasta que haya aprendido todos los pares de palabras correctamente;
por favor, siga".
rador de descargas eléctricos, que tenía treinta botones con pilotos de color
ro-
que iba de 15 a Ahora ya conoce la situación con detalle. Antes de continuar leyendo y de
( io. cada botón tenía una et¡rqueta con el voltaie cortespond¡ente,
botón. caü cuatro botones (es conocer las diferentes condiciones, piense si hubiera aceptado colaborar en este
450 voltios, y aumentaba 15 voltios entre botón y
derecha: descarga experimento, piense si hubiera empezado una vez le hubieran explicado lo que
( decir, cada 60 voltios), una etiqueta especificaba de izquierda a

(
(
cl [.dil()rial t,(X] i4.r ItttÍrhrtti¡irr r lJ Irricologia s(,ciál (
O 8d¡l(¡rial ( l( X
345 Ca¡riulo V. IIlh¡cilciJ, cot¡f()rrrridad...

tenía quc hacer y picnsc hasta qué volta jc hubicra cstado dispucst() a continuar,
(
[sta c«xrtrici<in se c.nsidcr<i ra c,ndicitin
base. sin cmbargo, nosotros lc darcmos er
tcnicntl<¡ cn cucr'¡ta quc si hubicra dich<l quc no que ría sc¡;uir sc le hubicra con- ní¡mcro ll, ya que cn re'alidatl fuc u. segund<)
experimento. Milgram ro llanró c.ndi- (
testado lo que acaba tle lcer. ci<in de rctr<¡alimentaciírn tlc voz; u poiti,
de la cual se hicieron diccisictc variantes
más, cambia¡rdo distintos clemcntos
Bien, si ya se l<l ha pe nsad<1, cmpezamos a comentar los rcsultad.s. t,a primc- ae ra situación. Acto segui«ro ras repasarem«rs, (
pero antes piensc seriamcntc, dóndc
¿hasta hubiera llegado?
ra vez que se hizo el cxpcrimcnt() era una condici(ln en la quc el "nlaestro" n0
veía ni oía al "aprendiz" -las rcspuestas Ie lle¡;aban mcdiante una caja con cua_
(
Pues bic., cn esta c.ncrición basc un 6z,so/o depersonas ,cgó
hasta el final.
tro luces. Ante la sorpresa general, en esta condición el lü)o/o <Je su jetos llegaron
{
hasta el final, y administraron descargas de hasta 4s0 voltios (etiqueta XXX). Condiclón III:,,víctima,, remota
(
una variantc de esta condición consistiír
C-ondición I: ausencia de retroalimentación en que ras queias dc ra ,,víctima,, sólo eran
en unos gorpes sordos en ra parc«i hasta
er sirencio definitivo; en e§te caso
las personas llegó hasta el final.
un 650ó de I
Recordad este dato, si la "víctima" no sc vc ni sc oye, a pcsar dc tener informacioncs
sobre su posible sufrimiento, [a obedicncia es de un l00o/o. (
[a triste sorpresa que comportaron estos resultatios
provocó que se estudiara ra
Condición II: retroalimentación de voz situación con .etenimiento. Hay que mencionar
que ninguna explicación sobre la (
base de u'as supuestas caracterist¡cas
ce personaridad espcr,-iales que tcndrían los
Pensando que alguna cosa no funcionaba, se pcrmitió que el ,,macstrcl,,oye- (
participantes de cste experimento no
se aguanta, ya que ra muestra era
ra las protestas del "aprendiz", las cuales se grabaron para que siempre fueran especiar_
mentc variada y, en tcüo caso, no hay
ninguna ter¡ría de ra personalidad que indi_ (
las mismas. Eran las siguientes:
que que más de un 60go de ra pobración
tenga características de tipo sádico o
criminal. Por eilo, antes de estudiar las explicaciones (
Hasta 60 voltios: ninguna queia. que se han dado de estos re_
sultados, nos mirarernos detalladamente
las diferentes variantes del e,xperimento,
75 voltios-105 voltios: una [,equena queia. algunas de sus répricas posteriores, así
como ras críticas, teó¡icas, metodorógicas y
120 voltios: el "aprendiz" grita que le empieza a hacer daño. éticas que ha tenido.

135 voltios: gemido de dolor.


(
150 voltios-285 voltios: grita diferentes versiones de "experimentador, sáqueme de 5.1.1. Las diferentes condiclones experimentales
aquí; ya no quiero continuar más en este experimento. Me niego a continuar,,. (
180 voltios: grita "no puedo soportar el dolor". Elr estas condiciones que acabamos
de presentar y en ras que hay a conr-inua- (
270 voltios: grito agónico.
ción, los suietos son todos h'mbres,
excepto en la condición IX. También es
in-
teresante notar que muy pocos suietos (
300 voltios: el "aprendiz" dice que se niega a dar más respuestas (en este punto, el
actuaron con toda tranquilidad: la
mayoría comentaron que se sintieron
"experimentador" dice al "rnaestro" que el silencio se tiene que considerar un error y muy tensos y nerviosos durante er expe- (
que siga adelarrte). rimento, sin embargo los suietos obedecieron
en ras proporciones mencionadas.
D las otras condiciones son ras siguientes: (
315 voltios: grito violento y la "víctima" dice que ya no sigue adelante. lealas con atención y piense en las
diferentes situaciones que crea
cada condición y en el porqué der porcentaie
de
330 voltios hasta 450 voltios: silencio total, ni contesta ni chilla. obediencia que encontrará en ellas. (

(
(
!r tldilorial Lr()(l .l,l(r lltr(duc(¡or¡ a la ps¡(olo8ia s(,cial §) Editor¡al t,(Xi 347 (jl)ítulo V. ¡rrfluer ICia, !-olrfor¡nidad...
(
(irnclición xll (libertad para r:sc()gcr
( r¡ = ¡rúmc«) dc participantcs de cada condición cxpctimcntal. et choquc eléctrico). Se deia escoger a la per-
sona cl voltaic de la dcscarga adrninistratla. [¿ media fue «le s0 voltios, con muy poca
so =pofccnta¡e dc participantcs quc ohdc{icron hasta cl final, cs tlccir, quc utilizar(nl dcsviación. S<ik¡ una pcrsona adrninistr(r la dcscarga más alta. r¡ = 40.
(
dos veccs el volta¡c máximo (450 voltios).
Condición XIll (la "víctima" da las órdenes). En esta condición el .,aprendiz,,
( sitúa cn [a misma habitación quc cl su-
Condición lV (proximidad). ta "víctima" se pitlc sc¡;uir con cl cxperimento aunquc el "experimentador,,considera, en los 150
jeto.n=40,5;=40q6. voltios, quc no sc ticnc quc scguir porr¡tre se queia mucho. lil ,,aprendiz,, cxige que
(
se le continúen administrando tlcscargas porque un amigo suyo llegó hasta et fi-
Condición V (proximidad de tacto). Para poder rccibir cl chü¡rre, el "aprendiz" te-
nal. r¡ = 20, §0 = 0%.
( nia que poner la mano encima de una placa. A partir de la descarga de 150 voltios se
negaba a hacerlo y era el "mae§tro" quien se la tenía que poner a la fuerza siSuiendo
condición XIV (una pcnona cualquiera da las ó«lenes). En esta condición hay dos
( las órdenes del "experimentador". r = 40, §o = 30o/o. "maestros", uno dc los cualc's es un cómplice al que se asigna la tarea ficticia de con-
trolar el tiempo. El "cxperimentador" sc va y deia a los,.maestros,, solos con la orden
condición vl (nueva condición base). se trasladan los experimentos a un laborato-
I rio menos bonito de la misma univer§idad. A las queias del "aprcndiz" se añaden tres
de continuar. Dl cómplice sugicre que hay que administrar descargas cada vez más
elevadas y empieza a dar las órdenes para continuar . n = 20, So = ZU/o.
referencias a una cierta preocupación por el estado «le su corazón. n = 40, So = 650lo.
(
Condición VII (cambio de perrcnal). cambian el "experimentadof' y el "apren-
Se
condición XV (el suieto como espectador). Todo es igual que en la condición an-
(- diz", invirtiendO las características personales presentes en los experimentos anterio-
terior, pero cuando el suieto no quería seguir el cómplice se ofrecía para continuar en
su lugar y administrar los choques. n = 16, s = 68,75% de personas que no interfirie-
res. El "experimentador" es dc mane¡as suaves y poco agresivo, y el 'aprendiz", de
( mandíbula prominente y tiene cara de pocos amigos. n = 40, 5o = 5006. ron en la continuaciÓn del experimento si las descargas las daba otra persona.

Condición VIII (ausencia de "cxperimentador"). El "experimentado¡" abandona la condición XVI (doc autoridades enfrentadas). Hay dos "experimentadores,,. Al llegar

sala y da las órdenes por teléfono. n = 40, So= 20,5%. voltios empiezan a discutii, pues uno cree que hay que continuar y el otro que
a los 150
no.n=20,So=0026.
condición IX (los suietos son muieres). condición todos los su¡etos son mu-
En esta
jeres. Se pensaba que, siSuiendo los resultados de otros experimentos y estudios de condición XVII (dos autoridades enfrentadas üis). como en la situación anterior, hay
psicología, éstas serían más obedientes, pero que también serian menos agresivas. dos "experimentadores", pero el "aprendiz" no aparece. Deciden a suertes que uno de los

¿Cómo actuarían estas dos fuerzas opuestas? El resultado fue


el mismo que en el "experimentadores" hará de " aprendiz" . A partir de aquí todo igual que en la condición
los hombres, aunque las muierer mostraron más ten§ión y nervios. n = 40, base, incluidas la negativa a continuar, pero en este casode un .,experimentador',.n=20,
caso de
So = 65%' So = 650ó.

C,ondición X (contrato de responsabilidad timitada). El suleto y la "víctima" fir- Condición XVIII (dos "maestros" se rebelan). El trabaio de hacer de ,,maestro,,se
man antes de empezar el expefimento una hoia en la que afi¡man participar volun- divide entre tres personas: una lee las pareias de palabras, la segunda le dice al ,,apren-
tariamente en el experimento y librar a la Universidad de Yate y su§ empleados de diz" si la respuesta es correcta o no, la tercera (en realidad el único suieto experimen-
cualquier reclamación legal subsecuente. El "aprendiz" se la mira dos veces y en voz tal, los otros dos son cómplices) administra las descargas. A los 150 voltios el
alta accede a firmar con la condición de que, pof razones de corazón, cuando lo pida "maestro" que lee se niega a continuar, deja de leer las palabras y se levanta. El ,.ex-
se le solt¿rá -cosa que como en el re§to de condic¡ones después no se cumplirá-, a lo perimentador" pide a los otros dos continuar. A los 210 voltios el segundo ,,maestro,,
que el "experimentador" asiente y el experimento empieza- n = 40, So= 40Vo. se levanta y dice que no continúa. El "experimentador,, pide al sujeto que continúe
solo. r¡ = 40, So = lorh.

condición xl (cambio de contexto institucional). La sede del experimento se

traslada a unas oficinas fudra del contexto universitario y §e dice que el experimen- condición XIX (el suieto colaborador). se pide al suieto que colabore en el ex-
to lo lleva a cabo una asociación privada con un nombre inventado, Research Asso- perimento, por eiemplo leer palabras, pero él no administra las descargas. n 40,
=
ciates of Bridgeport, que hace investigación para empresas . n = 40, So= 47 ,5o/o. So = 92,5o/o.
(

c) [Jirorial t](x. 34t¡, l¡rlrodt¡cci(;il a l¿ l,\icol()¡liJ §((ial o Ldil()rial (l()( (


.149 (i¿
l)ilulo V. IrrilUcrrcia, crlrk¡fl rridad...

Es intcrcsantc vcr gráficanlcntc los rosultados: mcntc c.nsirlcraron quc cra accptablc,
¡xro much's psicólogos y socióklgos toda-
vía ah«lra dutlan dc que l. fuera. rt¡r una parte, no es ético haccr pasar (
tlgura 5.7 a alguicn prlr
una situaci(¡r tan an¡íu:itiantc, ¡rcnr xlbre todo la preocu¡ración
surgía por cl posible
. t,.j., : ::ii:r:rirj!.:i.r_ i carácter traumatizdntc dc la participación en la clectrocución inriucida
de una pcr_ I
sona. Milgram sc ascgurír dc quc despues der experimento er
suieto hablara con ,,ra
(
víctima" para deiar crar. quc estaba bicn. También informaba a ros sujetos obccricn-
tes de quc su crrnducta era la normal. Finalmente hizo
un seguimiento durante un (
par dc años, mc'diantc cucsti.narios, «,le las personas que habían participado en el
ex¡rcrinrento, y lcs informó dc los resultados obtenidos con la
investigaci<in. Hay
que tlecir que muchas pcrsonas valorar<¡n positivamente
su participación y pensa-
ron que habíarr aprendid. alguna c'osa útir sobre ell«rs mismos.
Mirgram puso a me-
nudo, con orgullo, el ejempro tre un chico que se había acabado
haciencro obretor
de cc¡nciencia. sin embargo, como se puede ver, el experimento
I
tuvo efectos muy
importantes s.bre l,s partici¡rantr:s y su viela, y ell«ls ,o lo habían (
pedido e, abs<l_
luto; además acudia¡r cngañarl.s al cx¡rerimento. i{oy en día,
un experimento de
este t¡po no se ¡rcdría rracer, pero muchos investigadores pie,san (
00 que valió la pena,
y que la lección extraída de aqueilos experiment<¡s
es demasiado valiosa como para
de¡arla pcrder I
La crítica metodokígictt más fuerte ra hicier<ln orne y
Hoiland en 1972. Estos
Vale !a p€ra detenerse un ,mnlo a comparar las condiriones investigadores afirnrarr que no hay obediencia sino contormidad
con las carac-
lcrísticas de la situación. Irilaos que el experimento es (
una situación tan anónra-
la que lo que hace la persona es intentar adivinar por
5.1.2. Críticas al experimetrto todos ros me,lios posibres
de qué va todo aquello -+s decir, adivinar qué tiene que
(
hacer para cumplir con
las expectativas que se tienen sobre él y actuar en consecuencia.
Ante un con- (
Aunque la inmensa mayoría de psicólogos sociales reconoce que los experi- flicto como el que plantea ra situación, el "experimentador,,
tiene que tener la
mentos de Milgram están bien hechos y que sus resuitados son fiables, este ex- clave, de manera que si éste está tranquilo, es que no pasa
nada grave; de hecho, (
perimento ha sido blanco de críticas feroces. Sin embargo, el propio Milgram ya ya se sabe que en un experimento no te puede pasar
nada. Incluso para los au-
comentó que sospechaba que el origerr de las críticas no era tanto el experimento tores, el esfuerzo que se hace para engañar al suieto implica (
que difícilme.te
como los resultados obtenidos. si el experimento hubiera dado corno resultado se pueda generalizar el resultado a ninguna situación
cotidiana. A todo esto, (
aquello qure se esperaba, que nadie obedece unas órdenes inmorales, seguramen- Milgram respondió que, sea como
y llegaran a la conclusión que llegaran,
sea
te ninguna de estas críticas hubiera surgido. Podemos dividir estas críticas en éti- lcs sujetos no podían saber si los choques eran reales
o no, y que en todo cascr (
cas, metodo!ógicas y teóricas. la duda no les hizo en absoluto desobedecer. De hecho,
preguntada a posteriori ra
la preocupación por la édca delexperimento fue ta primera en surgir. l-a Ame- mayoría contesta que sí que creía que eran de verdad. Ahora (
bien, esto también
rican Psychological Association, la más importante del munclo, retrasó un año la podría ser ,na respuesta pro'ocada por las ganas
de quedar bien con el ,,expe-
admisión de Milgram, mientras estudiaba detalladamente el experimento. Final- rimentador". (

I
rer Ld¡torial tlO(l 350 liltr()d((l ¡(nr a ld IricrioSia sr¡cial o Ildil()rial I ¡()( 351 Callit(l() V. Irriluc¡rcia, crxrfonnidad..-

[.as críticas leóricus sc dcsarrollan a partir dcl c<lnccpt<l dc ohcdieneia. l:1 pro- obtuvo cl .50(%r dc obcrliencia; en Austria, cl l9g5 un g(M; en ltalia cn 196g un g.5%;
blema quc plantcan algunos autores es s<lhrc la utilidacl dc un concel)t() que enJortlaniacn l97tt, un62,596.1:l nivcl másbaioseobtuvoen Australia enl9l4,
para fines expcrimcntalcs se ha operacionalizad«¡ hasta al punto dc convertirse "sólo" un ZfJ%t dc los suictos r¡bcdcció órdenes criminales; sin embargo, este
en una abstracción descontcxtualizada. Por cicmplo, Milgram llega a dcfinir la 28o/<t cs la me dia dcl 4Oh de hombrcs quc obeclecieron frente al l69t¡de mu jeres.
obediencia así: "Si Y sigue una orden de.X, cntonces dircmos quc ha obedccido En las otras ré'¡rlicas nr) sc enc()ntrar«rn tliferencias significativas en el gra«lo de
a X; si no consiguc cumptir la orden dc X, diremos quc ha tlesobc«lecido a X". obediencia dc hombrcs y muiercs (lllass, 1999).
Un concepto así no pucde aspirar a no explicar nada, pero cn todtl caso es un
concepto pertinente para describir las acciones de determinadas pcrsonas. Hace Enligfitenment
falta, pues, ir con cuidado de no confundir el valor descriptivo con cl valor expli-
Algunos autorcs consideran que los resultados de estas réplicas tlemuestran que Ger-
cativo del concepto (Lutsky, 1995). En todo caso, para explicar los resultados no gen no ticne razón cuand<¡ habla del efecto de enlightenment (ver el capítulo t) que
basta con no afirmar que la gente es obediente, sino que hay que saber qué ór- postula la psicologia vxial. l)ero, ¿cuántos <le estos suietos habían oído hablar del ex-
perirnento antcs? Además, protrablemente, los que habían oído hablar de él eran des-
denes obedecen y cuáles no, y en qué país, en qué momento histórico, en qué
cartados antes del experimento.
sociedad o en qué Srupo son obedientes (Helm y Morelli, 1985).
Pero como dice Zygmunt Bauman:
A causa de las críticas recibidas sobrc la imposibilidad de generalizar estos
resultados porque ninguna situación cotidiana se parece a la del experimen-
"Su hipótesis [de Milgraml de que los actos crueles no los cometen individur¡s crue-
to, algunas réplicas utilizaron estrategias diferentes. Éste es el caso de la serie
les, sino hombres y mujeres corrientes que intentan tener éxito en sus tareas nor-
males, causó una inquietud y una ira muy pronunciadas. Y sus descubrimientos: de experimentos que tuvieron lugar en la universidad de utrecht, Holanda
que la crueldad no tiene mucha conexión con las características personales de los que la (Meeus y Raaiimakers, 1986, 1995): el procedimiento inicial es igual que el
perpetr.ln pero sí tiene una fuerte conexión con la relación de autoridad y subordinación,
de Milgram, pero la tarea que ha de cumplir el suieto cambia, dado que el
con nuestra estructura de poder y obediencia normal y con la que nos encontramos
cotidianamente. [...] En resumidas cuentas, Milgram sugirió y demostró <¡ue la in- experimento se presenta como un estudio sobre la relación entre el estrés y
humanidad tiene que ver con las relaciones sociales. Como estas últimas estan racionali' la realización de tests psicológicos. se explica al sujeto que se aprovechará el
mdas y técnicamente perfeccionailas, también lo esta la capacklad y eficiencia de la hecho de que se tiene que seleccionar a una persona para el personal del de-
producción social de inhumanidad."
partamento para hacer el experimento. b. .an"ra que lo que tendrá que ha-
Z. Bauman (1989\. Modemidad y Holuausfo. Madrid: Sequitur, 1997. cer el suieto es, durante el test de selección del candidato, hacer comentarios
negativos sobre sus resultados con la finalidad de "estresarlo". Además, se in-
forma al suieto de que si el canclidato no pasa el test, no obtendrá el trabaio.
5. 1.3. Algunas réplicas ex¡rerimentales cuando empieza el experimento y a médida que pasa el tiempo, las respues-
tas del candidato en el test se ven fuertemente afectadas por los comentarios

Del experimento de Milgram se han hecho muchas réplicas por todo el mun- negativos del sujeto y el candidato le pide diversas veces que pare de hacer

do y los resultados siempre son los mismos: la obediencia alcanza incluso nive- comentarios. sin embargo el "experimentador" ordena al suieto que conti-
les más altos en algunorcasos. las réplicas de la condición base hechas en núe. Pues bien, en este caso, aunque el candidato pide que se pare, y aunque
Estados Unidos entre 1967 y 1976 obtuvieron grados de obediencia de entre el los suietos saben que su actuación provocará que no obtenga el trabaio, un

300/o y el 9190. Una iéptica de esta condicióntecha en el Estado español en 1980 917o de los sujetos obedecieron hasta el final.
(

l¡rr«(Ju({n¡r J lJ t^nol()81J t(\i¿l J5J Catnlrlo V. ltr fhrod¿, «n¡forn id¡t


I

5.2. El individuo en una sociedad burocrátic¡ ticipaotes dc Milgram, le potlría ayutlar a evitar pooersc en s¡tuacions de auk)-
ridad y dc ohcdicncia, pc(r la fuerza de la situación hace que una vez dentro, (
difíc¡lmcnte osará dcsafiar abicrtamente a la autoridad. Tal como resume
¿tlasta con tcncr cn cucnta los clcment()s p«rpios y únicos dc la situacialn Josr,,p
(
Maria lllanch:
expcrimcntal para explicar la curducta rJc estas pcrsonas? Podemos pcnsa¡
quc la Scntc obcdcció porquc cl expcrimcnto tenía luSar en una universidad (
"l,as c()nsccucnci¿s más dest¿cablcs dcl cst¿do de agente en un¿
prcst¡giosa; que fue para colaborar etr cl progreso de la cicncia; quc fue por el fxfsona consist0n en
5u aceptación de l¿ dcfi¡r¡ción dc la situación que le dicte la autor¡dad,
su asunción (
compromiso adquirido al cobrar dincro y accedcr a cmpczar cl (jxPerimcnto; del rol dc ¡nstrumenk) al scrvicio de los f¡nes impuestos por el supe¡iof y en su trans,
quc fuc porquc el "aprendiz" tanrbién había riecidido colaborar voluntaria- formación mtx¿I, por la quc sc sicnte responsable no tanto de las co¡¡secuencias de
(
sus actos como del cunrplimicnto cstricto de las órdenes que lc han
mente en el experimento y, además, cl papcl lc tocó dc mancra iusta; quc fue sido dadas.

por la novedad y originalidad dlj la situación; que fue porquc se le ascguro quc Iir otros tórm¡nos, la ob«licnc¡a no elim¡na la moral; sino que desplaz¿ elce¡trodegra- (
los choques no prtlducían daños pcrmane!)tes; que fue por la rapidez con la vedad dc la misma, alc()ntextode una ,ra.€'structur¿ción del camposocialeinformativo,_
Dceste mqlo, su comfx)ncnte cogn¡tivo confiere mayor relevancia al imperativo ético
quc transcurre todo, Ia cual no tc dcja pensar; t¡uc fue porque tiene más peso
dc la subordinación y al aspecto técn¡co de la eiecución que al elemento inlerpersonal
una aubrida(1 legitima que busca cl bien c()mún quc (:l intcrés particular dc una de la rela.ión agcntc+,ictinta it¡lpli(ado en la ac.ción. Esa nueva moralidad
¡educe elbicn
persona (Milgrarn, 1963). a la lev y elamor a¡drbcr; al tienrp() que astablccr la sumisión «)mo base
de las virhtdes
Pcro ninguna de estas razones no parcce suficieflte como para que co el cort- cardinales."

flicto provocado por Ia norma de no dañar a otras Personas y la norma de obede-


J. M. Blanch (1982). I'siLologias Sociala. A¡ro ñación históica. Batcelon¿: Hora.
cer a las autoridades te8ítimas, triunfe esta última. NinSuna de estas explicaeiones (
es lo bastante razonable como para admitir que la mayoría de personas de nuestra Pero falta explicar por qué una persona puede entrar en este estado agente,
(
smiedad esté dispuesta a €lectrocutar brutalmente a alSuien si se le pide bien. en qué ocasiones lo hace y cómo sc mantiene. para Milgram hay dos tipo:i de
procesos, los antecedentcs nccesarios y los que genera la misma situación
en el
momento. Entre los antecedentes, encontramos la socialización eo la obedien_
5.2.1. t-a explicación de Milgram cia: la familia, la escuela y el trabaio son estructuras fundamentales de nuestra
sociedad y son instituciones ierárquicas basadas en la autoridad de unas perso_
(
El funcionamiento en sociedad implica pala MilSram división del trabaio y nas sobre otras. La lógica de las inst¡tuciones no sólo nos lleva a obedecer, sino

coordinación, y para efectual esto, ierarquía. Consid€ta también que el hecho también a considerar la obediencia una necesidad para la supervivencia misrna (
de que las personas funcionen en el interior de un sistema obviamente produce instituc¡ón, cosa que a menudo se confunde además con la supervivencia
Ce la
misma de la humanidad. Hay, además, un antecedente necesario más propiü (
cambios en su capacidad para funcionar autónomamente -por eiemplo, tienen
que ceder el control a quien coordina. Todo esto lleva a MilSram a defender que del experimento, la ideología cienfi/iJf¿: es decir, el hecho de que s€ re(onozca

lo que pa¡a en los experimentos es un cambio esPecial en la actitud de los indi- comúnmente qrrc la ciencia es una fo¡ma de conocimiento legítima y que el
vi¡luos. Estos, durante el experimento, pasan a un estado actitudinal al que lla- cientÍfico es la persona que ostenta la autoridad legítima en una situación ,,de (
mó "estado agente", por el cual la persona que 5e incorpora a un sistema de ciencia". Así, por [o tanto, al hecho de que hay una ideología que la s¡_ iustifica
autoridad ya no se ve a ellü misma como una actuallte movida por sus motivos tuación se añade elhecho de que el suieto considera al científico la autoridad
sino que se ve a clla misma como una igenfe al servicio de los deseos de otros' adecuada para la situación en cuestión- Como bien dice Milgram, el podcr cie la

Probatrlenrente, conocer estos experimentos, tal como reconocía uno de los par- autoridad no proviene de sus caracterÍsticas personales sino de su posición per_
hrl¡trhr,r,nr J lJ l,tn,,h'NrJ n' rJl 155 (;t'irut' v l¡¡l¡¡r1tr8 L! r,ltf,,,,dJtl

cibida cn una cstructura social, y hay quc añadir, dcl cumplimicot() adecuado ciíxr ¡)r hahrr aplicad(, la lilt¡ma? N(gar la corrección dcl paeJ quc cstá a punto de dar
implica q!¡c clpay) antcri(,r tan[xxo cra co.recto y esto debilita la
dc su rol cn cl selrtido quc si cl "expcrimcotador" exigicra cualquict c(¡sa quc fx^ición moral delsu-
i(,to. Llsu¡eto sc va qucdando atr¿pado por su compromiso gradüal con rlcx{xri rcnto.,,
no estuvicra adecuadamcntq en cl contexto, no obtcndría nin¡;utt
iustif¡cada
y M. Silvcr (l9tt0). Dcstroy¡ng the Innoccnt with a Clear (i)nscicnc-e: A sG
J. 1,. Sabini
tipo de obcdiencia.
ciopsychok{y o[ thc tlol({aust. lin J. E. t)insdale (t¡1.), Sxrvin fJ, ytri ús Ltnd lreÍlrcttlttors:
Los procesos quc hactn quc la pcrsona s€ mantcnga cn la situación cn lugar f.tyrts on th( Nu¿¡ Hokroust (p- :r42). Washington: Hemisphere. Citado cn llauman
de salir t1c ella una vcz ha empczado rcn diverv¡s. til suiek) ha adquirido un (1989).

compromíso coo el "txpcrimcntador" y, por lo tanto, tiene una relación con lo


lll f¿ctor dc gradualidadcs relcvante para entender la gmeralización que se han
que considera una autoridad lcgitima que quiete que sea cl máximo dc satisfac- hccho dc los rcsultados de Milgram a otros contexto5, en los que las implicaciones
toIia. El control de ta impresión de si mismo (recordad a lirwing Goffman) hace de clectuar acciones inmorales baio las órdenes de una autoaidad no son evidentes
delc cl comienzo, pero sc mater¡alizan cuando el ind¡v¡duo queda enredado en
que quiera quedar como una persona cumplidora y en Ia quc se puede confiar;
una cadena de mando burocrática.
en cambio, no tiene ninSuna relaciÓn c:on el "aprendiz", el cual es sobre todo
una molestia, un imp«l¡mento Para quedar bien.'lambién encontfamos qu(] la A. Miller, B. L. Collins, y D. Drief(1995). perspcctives on Obi"d¡ence to Authority: Ihe
trgary of the Milgram [xpcriments. /o¡¡rral ofsocial tss¡es, Sl(3], l_19.
defrníción.te lo sittucióa Ia proporciona el "exPerimentador" y no el suieto'

Finalmentc, lo más importante, la responsabilidal de la acción se delega a la


"Cada situación t¿mbién posee una cspede de ¡deolotia, a la que lla¡r¡mos 'defini- autoridad, la persona se siente responsable hacia la autoridad p€rtinente p€ro
cón de la s¡tuación', y que es la intcrpret¿dón del siSnificado de una circunltanci¿
no de los actos cometidos, sinodel cumplimiento de las órdenes. por eso, la pfe-
social. Ésta ptovee la perspectiva mediante la cual los elemento§ de una situac¡ón ad-
quiren coherencia. Un acto visto desde una p€f§pect¡va puede parecer atroz, pe'o l¿ gunta más importante que hay que hacerse, y que Milgram no contesta, es ,,¿có-
misma acción vista desde otra perspediva parece adecuada. H4)'¡¡tl¡¡ ?rcpensión dc Ia mo es posible delcgar la responsabilidad a algún otro de una serie de actos que
tttlo outotidad le*ítino'
Sente poru ocept//¡ los dcfrniciones de lo ouió¡¡. E)e prcvienen de uno mismo comete (on sus manor?".
Eso quiere decir qu€, aunque el suieto haga la acción, permite a la auto¡idad def¡nir
elsignificado." No es sobrero recordar aquí quc los estudios experimentales sobre influencia
pa en del punto dc vista de la I{iP -as decir, que para estos ¡nvestigadores el in-
S. Milgram \lg'14), Obedience to Authüity l[D.162-1631 lrndon: Pinter Martin' 1997 dividuo prevalece por encima de la organización social, la cual no es más que la
lveIs¡ón en castellanot Obediencio o to outotid Bilbao: Desclee de Brouwer, 19801' consecuencia del coniunto de interacciones entre individuos. por eso, Milgram
puede afirmar que un individuo es originalmente autónomo y a causa de su per-
También hace falta tener en cuenta que la s¡tuación posee una Emryraliztción'
tenencia a un sistema pierde parte de csta autonomía, la que cede al grupo. Este
es decir, que consta de una serie de elem€nto6 muy parecidos que se suceden uno
punto de vista no se sostiene desde una psicotogía social más sociológica, como
detrás del oÍo. importancia, dado que cada vez que subimos 15 voltios
Esto tiene su
la construccionista, según ta cual individuo y sistema
-leed sociedad o grup<r
la descarga, ta situación no cambia sustancialmente, et hecho de haber eferluado la
no son en absoluto dos cosas diferentes_
descarSa anterior iusüfica el hecho de continuar adelante. tis decir, que cada vez
que se da una descarga se hace más diñcil ro¡nper con el expedmento: si la persona
ya ha actuado hasta el punto que lo ha hedn, ¿cómo puede iustificar deiarlo corler 5.2.2. Extensiones de la cxplicación de Mitgrao
en el punto siguiente? C-omo explican algun6 autores:

Invertir la visión de la PSP y empezar nuestra explicación por la sociedad


"Si el suieto decide que oo es p€rmisible aplicar la siSuiente descafga, entqrces, como
e§ta

es (en todos los caso§) y)lo ligeramente más intens que la anterior, ¿orál e§ su ¡ustifica- en vez de por el individuo nos puede permitir pensar que el individuo autG
(

(
.cr l.:ditori¿l tl(Xl 156 Irrlr()ducci(i[ a la |si(1)l()gia \(t ial ,e lilil()ri.rl lf(X 357 (lapítub V. lrrflucrreia, ctxr[Onrritlad...

(
nor.ne n() cs un antcccdcntc dc la situación sin() quc cs una c()nsccucllcia de A ¡rcsar de [o quc pucda parcccr, una sociedad con una división social clcl tra-
ésta. Son las cstructuras dc <-¡bcdiencia las quc, cstratógicamentc, tlcfincn al in- baio tan c<lrnpleia como la nucstra es cn la práctica una sociedad sin responsa- (
dividuo, al quc han creado, c«rmo autítnomo; hecho quc camufla las rclacio- bles, dad<¡ que la atomizaciírn es tan grande que natlie conoce exactamente cuál
(
nes de poder a las que óste cstá sometido. [,[ cxpcrimcnto dc Milgram rcvela escl p*rduct. final, per' piensa quc hay alguien que sí lo sabe y así [o ordcna.
estas relaciones de poder y las muestra en t()da su crudeza, hacc patcnte que Esto pasa cn casi t«los krs ámbitos dcl trabaio.
(
el individu<l ncl es aut(rnomo, no porque haya pcrdidt) una supuesta libcrtad
Eiernplos
inicial, sino porque como individuo nunca la ha tcnido. Por lo tanto, pode-
mos leer cl experimento como una demostración fehacientc de lo quc ha com- En krs hospitales, las enfe rmcras acatan ó«lenes de médicos que saben positivamente
(
portado que la ideología moderna dividiera la sociedad en unas unidades quc son flcgativas para el paciente pofque no §on sus responsables finales, y
segura-
me¡rte el médico consitle¡a que la institución se hará resp,nsable de cualquieipro-
mínimas llanradas individuos y, en este sentido, el su jeto obediente ntl puede (
blcma, ya que él también es un trabajador obrigado a trabajar en las condicion., qu.
ser nada más que un producto del tipo de s«.¡ciedad que hemos creado. marca la institución; las muieres de la limpieza limpian la mierda de los
otros porque
Una muestra de eso es el sistema iurídico occidental que considera quc el in- alguien lo tiene que hacer en csta sociedad tan complicada, los otros ensucian porquc I
ya hay alguien que lo lirnpiará; los vecin<ls no avisan a ta poticía ven
dividuo es responsable de sus actos en algunas circunstancias y en otras no. [)or si una viólación
delante dc su casa porque ra poricía ya debe tener ros medios para enterarse y llegar (
a
lo tanto, asume que la responsabilidad es un bien que se posee a veccs sí y a veces tiempo, al fin y al cabo es su trabaio y, por lo tanto, su responsabilidad; los.*pi.ru_
Es'una posesión más con la cual, metafóricamente, se puede comerciar. La ri<-¡s de las tabaqueras no tienen ningún rlilema moral
n«-¡. en promover productos cance_ (
rígenos porque la responsabilidacr no es suya, en t(do caso ro es de quien
persona que se encuentra en el experimento cede su responsabilidad al "experi- fuma, y en
todo caso ellos sólo son personas buenas y normales que hacen su irabaio lo me¡or
mentador", porque lo puede hacer; así lo reconoce nuestro sistema iurídico. Da- que pueden. (
das las circunstancias adecuadas, la responsabilidad se puede traspasar, pero eso
En su análisis del holocausto, el sociólogo de ra postmodernidad, Zygmunt
(
tiene un precio importante. Puesto que ser responsable de sus actos es una dc las
características básicas de esta cclnstrucción a la que llamamos individuo, el pre- Bauman,s muestra cómo éste fue el producto de una forma de racionalidad muy
(
caracterÍstica de la modernidad: la burocracia. En una burocracia, lá preocupa-
cio de perder la responsabilidad es su desaparición como individuo. Se ha de te-
ción principal de los funcionarios no son los obietos de su acción, como están (
ner en cuenta, además, que el hecho de ser individuo es la única manera de ser
o cómo se oyen, sino la rapidez y la eficiencia que muestran a la hora de alcanzar
autorizada, normalizada y legitimada en nuestra sociedad, y que como ya se sa-
los obietivos que sus superiores han marcado (Bauman, 19g9, p. 20g). (
be, la realización de determinadm actos popularmente se interpreta como una La acción
moral es la lealtad, el cumplimiento del deber y la disciplina, y la acción racio-
falta de humanidad, como un no ser persona. En nuestra sociedad, deiar de ser (
nal es la eficacia.
individuo es deiar de ser persona, también.
El reconocimiento de la obetliencia debida que absuelve a tantos soldados de (
Eiemplo
las barbaridades que cometen con sus manos es una muestra de este traslado de
responsabilidades, que es posible en las organizaciones ierárquicas. Como dice No hay que entrar en el eiército para encontrar eiemplos de esto: en una
escuela no
es extraño que el "maestro" humille en público a un alumno en nombre del mante-
Bauman (1989), "la organización en su coniunto es un instrumento para elimi-
nimiento del orden, et cual se justifica por la necrsidad de alcanzar los objetivos de
nar toda responsabilidad". Se trata de una situación en la que todos y cada uno aprendizaie del currc, marcados por el conseio Escolar y en último término por
la Di-
de sus miembros trasladarla responsabilidad a otro, en una cadena que no tiene rección General conespondiente.

final y que acaba en una especie dercsponsabilidad flotante, de la que nadie debe
8' Z'-Bauman (1997). Modemidurl y. Holocausto. Sequitur. Es un libro doloroso pero impres-
explicaciones a nadie. cindible para entender a los seres humanos del_Madrid:
siglo xx. '

(
q tidit(xial Lr(X lIlr()du((i(itl J l¿ lhicol(,§id v{¡al ,0, ¡:dit(trial (r(Xl 159 Oa¡ritulo V. lrr0urrrcia, conforruitlad...
.t58

Scgún tiauman, la tccnología atlquicrc ds rcbote por su propia racionalidad resultados dcl expcrirncnto cornpararcmos a cclntinuación las tlos maneras c1e

una condici¿)n moral. llecorclad kls rcsultados tlc las condiciones dcl cxpcrimen- entender las rclacioncs de poder que cncontramos en psicoklgía s<rcial.
to de Milgram: cuanto mayor era la distancia dc la "víctima" ntás fácil cra cic-
cutar la orclen. Un piloto de avió¡ puede tirar una bomba cncima clc una ciuda«l
y mantcncr su integrida«I moral y su humanidad, en cambio, alguien quc mata 5.2.3. Relaciones de poder
a puñetazos a otra persona es un mal bicho. Normalmcntc, el usuario dc la tec-
nología no es quien la ha inventado y, por lo tanto, la responsabilidad moral expcrimcnto quc cstamos estutliando es muy interesante para contrastar
El
pasa al inventor de la máquina en cuestión, pero a la hora dc la verdad éste no dos mancras dc cntender las relaciones de poder que coexisten en la psic«rlogía
es nadie en concreto, sino un coniunto vago de conocimicntos científicos bási- social de hoy día. Si seguimos a Michel Foucault, podemos decir que hay dos
cos, equipos de ingenieros, universidacles e institucioncs de i¡vcstigación, em- paradigmas o dos maneras de entender el poder: el paradigma jurídico y el pa-
presas e, incluso, una cosa tan abstracta como la política cicntífica de un país'
radigma estratégico. 'l'r¡más lbáñezg las presenta así:

t,a racionaliclad tan caracteristica de la era moderna queda plasmada en los iucgos in-
a) El paradigma iurídico
fantiles de const¡ucción tipo Mecano o Lego: las piczas son duras y cuadradas pero
lógicas, expresan perfectamente ta estética funcional «le nucstro tiempo. Quizás es Representa la forma clásica de entender el poder. según esta visión el poder
por eso que un artista polaco ha recreado los campos de exterminación naz'is con pie- es una sustancia,una cosa que, metafóricamente, se puede poseer. Hay, por lo
zas de Lego, una de las obras más pavorosas que se han visto nunca.
tanto, personas que tienen poder. Tsto quiere decir también que el poder tiene
"Lo que el experimento de Milgram ha demostrado al final es el poder de los conoci- un origen desde e[ que surge y un blanco al que llega. El eiemplo más claro es la
mientos y su capacidad para triunfar sobre los impulsos morales. Se puede inducir a ley. La ley permite o prohíbe determinaclas acciones, marca los límites de la li-
(o crean)
Personas morales a cometer actos inmorales incluso en el caso de que sepan bertad y se eierce de arriba abaio, del presidente a los ciudadanos, del padre a
que esos actos son inmorales, siempre y cuando estén convencidos-de que los exper-
tos (personas que, por definición, saben algo que eltos no saben) han determinado los hiios, del marido a la esposa, del maestro a los alumnos. El poder controla el
que esos actos eran necesarios. Después de todo, la mayor parte de las actuaciones que saber y, por lo tanto, quien posee saber tiene poder. El po«Ier reprime, excluye
se producen en el seno de nuestra sociedad no están legitirnadas porque se hayan dis-
y encierra a quien no lo respeta. Los i¡mbolos del poder bajo el paradigma jurí-
cutido sus obietivos, sino por el conseio o la instrucción que ofrece la Sente que tiene
conoc¡mientos." dico son la sangre y la muerte.

Z. Bauman (1989).Modemidad y Holocausto (p. 258). Madrid: Sequitur. b) El paradigma estratégico


Representa la propuesta de Michel Foucault con respecto a la nueva mane-
En resumen, de este punto se tiene que haber extraído la idea de que los re-
ra en que se tiene que entender el poder para entender cómo se forman las
sultados del experimento no se pueden entender como el producto de una inte-
personas en el mundo moderno. El poder es una relación, u,na acción, no es,
racción particular entre individuos con características diferentes sino que hay
por lo tanto, una cosa que se posee sino una cosa que se ejerce. En este sentido
que integ¡ar toda la situación en la singular historia de la sociedad occidental en
el poder no tiene un punto de origen sino que tiene forma ile red, se origina
la época moderna. Bto tiene que permitir vet que hay situaciones {ste experi-
en todos los puntos. No hay, por lo tanto, espacios de libertad. No es como
mento, por eiemplo- en las que no es pertinente la existencia de individuos' Es
la ley que dice qué no se tiene que hacer sino como las normas sociales que
decir, que no es que haya iñdividuos que participan en determinadas siruaciones
sino determinadas situaciones que crean individuos y determinadas situaciones 9. Encontra4 los dos paradigmas resumidoscn el libro siguiente: T. Ibáñez (1982). pder y Libotatl.
Barcelona: Hora.
que no lo hacen. Para dar más énfasis al carácter históricamente situado de los
(

(
cr lld¡torial I l()(; .r(,0 lillr()dr¡c.¡olr ¿ lü Its¡f()l()8ia \()cial ic) lidil()r¡al t,()( 3(r I ()pitulo V. It rllucrrcia, crt¡for¡¡¡id¿r¡,...

(
,Jice¡ córno sc ticttc quc scr. lil p«lder va dc abaio arriba. Ll ptrcler producc cl mencir»¡rar quc cntre los cuatro primcros tipos las diferencias no fueran
estadísti-
sabcr y, por lcl tanto, quie n ticne podcr ticne sabcr. l')l podcr no re primc sino camentc significativas.llta mancra <lc interpretar los resultados rlcl expcrimento (
quc controla y rcgula, vigila y gestiona, no encicrra ni excluyc sino quc cura, -utilizand. la ..ción de gxlcr der paracrigma iurídico es muy común-, aunque
(
es dccir, vuelvc "normal". lll símb<¡lo dcl porlcr es la vida y su objetivtl cs de- prohablcmentc insuficicnte.
finirla y gestionarla. un cienrplo dc r:st, cs quc cuanclo preguntamos a arguien qué hubiera hecho si (
hubiera ¡rarticipado en er expcr¡ment. todo el mundo niega sistemáticamente que
Lamentablemente, en psicología social las relacioncs de poder no se han hubicra llcgado hasta el final. De hecho, Milgram lo preguntó sistemáticamente (
a
estudiado lo bastante; sin embargo, la propuesta más completa y utilizada es grup<ls dc pcl'sonas parcridos a l,s del ex¡rerimento: las personas que dijeron que
(
la de French y Raven (1959), la cual autores como'l'homas Blass han utilizado hubicra, llcgado más lejos mencionaron ros 3fi) voltios, pero ra gente, por término
para interpretar el experimento de Milgram. Esta propucsta parte de una con- medio, clijo que no pasaríade ros 150 vortios. Entonces Mirgram preguntó
a ra gente (
cepción clásica del poder, es decir, del paradigma jurídic<1, y sus autores pos- cuáles creían que serían los resurtados de su experimento y todo
er mun<io prediio
tulan que hay seis formas de poder. quc sókr un l()2, de per',nis con alguna patología lregaría hasta I
el finar y que la ma-
yoría de suietos no pasaría de los 150 voltios. un grupode psiquiatras
-que conocen
l)l poder de recompenso. Quicn posce el poder tienr los medi<¡s para otorgar gratilir:a- (
bien a las persorlas- a ros que hizo ra pregunta hizo exactarnente la misma predic-
ciones a quien es objeto dr este poder, el suieto. Por elempkr, en el caso del ex¡rtri-
ción, except. que, además, reduieron la cantidad de personas que obe¡lecerían
mento de Milgram, el suieto (S) espera la aprobación del "expcrirnentador" ([). lus- (
ta el uno por mil.
El poder coercitiuo. Quien posee el poder puede castigar al suieto. Cuando [l dicc que
(
el experimento tiene que continuar implica consecuencias negat¡vas para S si para
Probablemente los psiquiatras y psicólogos de la personalidad comeferían
hoy día er
El poder legítimo. Quien posee el poder tiene el de¡echo a prescribir el comportamiento
mism«,¡ error de prerlicción si ¡ntentaran€xplicar tos resultados
en términos aá h per- (
<iel sujeto. E represcnta la autoridad de la ciencia en un contextrr experimental.
sonahdad de los suietos. Para entender el problema que este experimento
plartea a
los psicólogt-rs de la personalidad, se puede consultar el artículo:-J.
sabini y M. silver (
I:l poder del referente. El suleto se identifica con quien posee el poder o ie gusta. S que- (1983). Dispositional vs. s¡tuational lnterpretat¡ons of Milgrarn,s
obedience Experi-
rría ser como E y hacer lo que E hace. ments: 'The Fundamental Attributional Error, . the 'fheory of social (
)ownal for Behivior,
t3(2),147-r54.
quien posee el poder tiene un conocirniento es-
El poder del experfo. El su,eto cree que
(
pecial sobre el tema pertinente en la sitr¡ación dada. S confía en los conocimientos El porqué hicieron predicciones tan erróneas tiene que ver precisamente
superiores de E, por eiemplo, cuando le dice que las descargas no crean daños perma'
con
nentes en los teiidos.
la noción de individuo autónomo que estas personas tenían.
si creemos que er (
individuo es, por definición, libre y no está suieto a ningún tipo de poder,
pen-
El poder de información Quien posee el poder controla la informaciÓn que el su- saremos que la situación experimental que se nos plantea (
para baio la cual tiene que actuar S, a
no es adecuada para
ieto necesita actuar. E define la situaciÓn,
obtener obediencia, porque el sujeto no es obieto de ninguna
su maneta. amenaza, ya que (
la represión sería Ia única manera de hacer que alguien
actuara en contra de sus
Thomas Blass (1999) preguntó a una serie de estudiante.s gue habían visto una convicciones morales más íntimas. Vemos, pues, que estas predicciones (
se hi-
de las grabaciones que Milgram hizo de su experimcnto cuál creían que era el tipo cieron también partiendo de una concepción del poder clásica,
la del paradigma
de poder que más afectó a los resultados. Por orden de importancia, lrrs cstudiantes
(
iurídico.
opinaron que en primer lugar el poder de exDerto y, después, e! poder legítimo, el Sin embargo, de hecho, ra única manera de acertar previamente los
resulta- (
coercitivo, el de información, el de recompensa y el del referente. Aun así, hay que dos sería comprender primero que el poder actúa estratégicamente:
el poder no
(

(
'o) lrdilorial tl(X: 362 liltr(dl¡cciort a lJ llsi(1)l()¡iia 1()(ial d lidil(xirl t,(X J6:i (ia[)ítulo V. lilfl ucllcia, c(nllofl llid¿d.

teprimc sino que co¡rstruye. l.os participantes n() son intliviclucls <lriginalrrre nte tan pautadas quc no quc<Ja lu¡¡ar para ra expresión de otras cr¡nductas quc no
libres, sino individut¡s constituid<ls cn un c()ntcxto histórico cn cl quc las insti- cl r,l. lil ¡¡rupr asigna los roles y, por lo tanto, se «riruye ra
sca¡r las que marca
tucioncs sociales han convertid«¡ la obetlic¡rcia cn un valor y la cicncia cn una responsabilitlad pcrsonal. l)ara cstudiarlo, intentaron hacer trabaio cle campo cn
aukrridad. lndividuos que saben que la cicncia cs para el bicn tlc la humanitlad prisi«rncs pero no fucron autorizados por ninguna institución penal, así que
cle-
y que el poder de la ciencia viene precisamente de su dcfensa dc la vida. ln«livi- cidie «ln crear una prisiírn sinrulada, e intentaron hacer una especie de juego dc
duos que al creer en su propia libcrtad qucdan atra¡rados cn una rctl dc fidclida- ro[. l)iscriaron una prisión en krs sótanos de la lracultad de psicología de la uni-
des burocráticas, porque no pueclen iustificar cómo cs quc han entrado cn ella. versitlad de stanford y buscaron voluntarios que quisieran participar en el expe-
Las propuestas de Michel Fbucault sobre el paradigma estratégic«-r han sido uti- rimcntr¡. No había ningún tipo de engaño, se trataba de pasar dos semanas en
lizadas sobre todo por la PSC, y sus aplicaciones en estuclios psicosociales se han una prisión simulada, donde algunos de los voluntarios, aleatoriamente, harían
centrado básicamente en el análisis del discurso. de guar«las y otros harían de prisione«ls. La mayoría de los participantes, vein-
tiuno en total, eran estudiantes universitarios que pasaban el verano en la re_
gión y que accptaron participar por ra compensación económica que se les
5.3. La prisión de Stanford
ofreció (15 $/día). una entrevista clínica en profundidad y una serie de tests psi-
cológic<ls determinaron que los participantes eran ,,normales,,: emocionalmen-
(', Acabaremos el repaso de los experimentos más famosos dc la psicología social
te estables, físicamente sanos y respetuosos con la ley. En resumen, que ni eran
( con el último de todos, el cual nos muestra otra situación en la que las personas quc
"sádicos" ni "delincuentes".
participan en él llegan a obedecer órdenes degradantes, pero sobretodo nos rccuer-
da otra vez la fuerza que tienen las situaciones a la hora de entender qué hacemos
Juego de roles
y qué somos las personas. lbr encima de las características personales de cada uno
De hecho, el role-playing o juego de roles ya era una práctica habitual en el
- de nosotros, la situación eierce su influencia. Veámoslo a la práctica. estudio de [a
dinámica de grupos y también en su aplicación en dive¡sos contextos. Después de ros
- En 1971 el psicólogo social de la Universidad de Stanford, Philip Zimbardo, y sus problemas éticos que comportó el experimento de Milgram, se sugirió que en
tos experi-
colaboradores se plantearon que era importante entender cómo funcionaba un mentos no se engañase más a los suietos y que se utilizaran las posibilidades del juego
de
proceso que en la psicología social clásica se llamaba desindividualizaciól¡. Este con- roles.

cepto recogía el hecho de que en determinadas situaciones que facilitan el anoni-


Pues bien, el resultado es que el experimento duró exactamente
mato, como por eiemplo en el interior de un grupo, las personas son capaces de ¡seis días y
seis noches! ¿Por qué razón se acortó? pues porque se desbordó con
una rapidez
manifestar una Sran cantidad de comportamientos hostiles e, incluso, agresivos.
increíble. [o que esperaban que serían leves modificaciones en el comporta-
Para esfudiar este fenómeno diseñaron un experimento cuyas consecuencias fue-
miento y el estado anímico de los participantes se convirtieron en actos brutales
-. ron bastante más allá inicial.
de su preocupación
y arbitrarios sin precedentes por parte de los guardas y en estados de apatía y
depresión por parte de los prisioneros. [a situación se apoderó de todos
Fiiaos bien en la carga valorativa que tienen los conceptos psicológicos. Por eiemplo, los par-
desindii¡idualización se aplica a situaciones en las que aparentemente uno deja de set
ticipantes, los propios "experimentadores" incluidos, hasta tal punto que ya no
persona de bien. Es decir, que se parte de la idea de que ser individuo es la manera se sintieron capaces de controlar lo que estaba pasando. En palabras
del mismo
"correcta" de ser. Philip Zimbardo:
.
Pensaron que la situación más desindividualizante que se les ocurría era una "Al cabo de seis días tuvimos que clausurar nuestra prisión ficticia porque lo que vi-
prisión. En una prisión las conductas de los prisioneros (y de los guardas) están mo§ era asustante. La mayoría de los suietos (e incluso no§otros mismos) ya
no dis-
,!r lrdilorial Ll(X .(¡4 lItr(,(l(¡cc¡(ir ¿ l¡ |l\i(1)l()8ta \(f,ial c l.dilorial t,()(: .t(,.5 (ipílulo V. Iniluencia, collfor¡tridad..

tinguía con clariclad tl<inde tcrminaba la rcalidad y d(rndc cmpczaban krs ¡rapclcs. tkrs cl lnismo uniformc y unas gafas dc sot de c¡istalcs ¡eflcctorcs que impe<tían
el
Casi t<xftrs se habían vucltr¡ rcalmcntc prcxls «r guardias, sin p(xler scParar c()n clari- contacto '"'isual.
dad entrc la reprcscntacii¡n dcl rol y su propia petsona. l')n la práctica, todos los as-
pectos de su actuar, pcnsar () sentir cambiaron dramáticamentc." ' A krs guardas se lcs deió libertad y sólo se les dijo quc tenían quc mantener la ley y
cl ortlcn y que tenian quc solucionar los problemas quc sc prcsentaran.
P. G. Zimba«lo ( t976). l'}akrkr¡¡y of impdsonment. lln l). Krebs (lid.), Reutlitrgs in Sociul
l'sycholo6¡': Contemporar¡' Perspectives (p. 268). New Yo¡k: Harpcr & llow. (litado en ['.n cl scgundo día una rcbclión cogió a todo el munclo despreveni<1<), y los
MartÍn-Baró, 19U9, p. 14.5.
prisionc«rs sc sacaron gorras y números y bloquearon las celtlas. L,ste acto fue
básico, ya quc constituyó un punto de inflexión en la clinámica clel experimen-

5.3.1. Detalles del experimento to. I'robahlemente la rebelión fue actuada como partc del papel de prisioneros
que creían quc tenían que ejecutar, pero los guardas se lo tomaron seriamente,
y la rcprinrieron con fucrza, pidieron refuerzos a los otros turnos rje guardas, en-
Una vez hubieron dado su consentimiento <le participar, los suietos fueron
traron en las «:eldas con un extintor, desnudaron a los internos, les molestaron
"dctenidos" por sorpresa un dom¡ngo por la mañana en stt casa por la policía
e intimidaron y rccluyeron a los lídercs en una celda de castigo más pequeña.
de Palc¡ Alto. Esto, junto con la serie de detalles que comcntarentos a continua-
Pensando qut: pcrderían el control, .jecidieron por su cuenta crear una celrla «ln
ción, contribuyó a dar un toqr¡e realista al experime nto.
privilegios y poner allí a los prisioneros "buenos"; desprrés cambiaron algunos
(
I-a prisión de Stanford de l«-ls "buenos" y arbitrariamente los pusieron con los ,,[¡alos,,. Esto rompió
completanrente Ia organización incipiente de los prisioneros, ya que sospecha- (
Para entender bien e[ experimento es imprescindible visitar la página web que con-
ron que los "buenos" eran c«¡nfidentes de los guardas.
tiene los detalles del experimento, fotos y videos inc]uidos. La versión cornpleta se
encuentra en: http://www.pristlnexp.org/. A partir de entonces las arbitrariedades y los castigos menuclearon, los prisio- (
neros empczaron a asumir su rol hasta tal punto que ya se comportaban conro (
De todas maneras, hay quc saber que el experimento no intent(i reproducir prisioneros incluso en ausencia rJe guardas y personal del experimento. Iror
una prisión real sino sólo sus aspectos funcionales. Por eiemplo, no se afeitaron ejemplo, el 90% de los temas de conversación eran sobre las posibles fugas, que- (
las cabezas de los prisioneros como se hace en algunos campos de concentra-
ias sobre la comida, tácticas para relacionarse con determinados guardas, etc. su
ción o en el eiército mismo para potenc¡ar el anonimato y la aceptació¡r de la vida "personal" había desaparecido hasta el punto de que se conocían por los (
arbitrariedad de las normas, sino que se simuló el afeitado obligando a los "pri- números o por motes; algunos nunca llegaron a saber cómo se llamaban sus
sioneros" a llevar noche y día una gorra hecha con medias de muier. Otros as- (
compañeros, simplemente porque no lo preguntaron.
pectos fueron los siguientes:
(
Los experimentadores también perdieron el norte: ante un rumor no comprobado de
. Al llegar se les desnudó, registró, desinfectó y se les dio un unifornre, una toalla, (
que alguien vendría a rescatar a los prisioneros, movieron la prisión de lugar, clespla-
iabón y se les encerró en una celda con dos personas más y una cama para cada uno.
zaron a los prisioneros atados y con los oios vendados a un almacén próximo. Fs de-
. Se potenció la sensación de anonimato y de humiltación dándoles un uniforme que cir, que "salvaron" la prisión y a los prisioneros y deiaron de hacer observaciorres, en {
era como una bata y se les hizo ir sin ropa interior y con la gorra mencionada; se vez de ver qué pasaba y anotarlo.
les puso una cadena err ryr pie (no estaba atada a ningírn sitio, pero les recordaba (
la situación constantemente, incluso mientras dormían, ya que se oía al moverse).
La confusión empezo a ser total cuando los padres de un estudiante, después
No se les deió tener efectos personales y se les prohibió dirigirse entre ellos por su (
nombre, únicamente con su número de identificación. A los guardas se les dio a to- de una visita, diieron que irían a buscar a un abogado para sacar a su hiio (hay

(
(
\c,ltditorial Ii(x .t(,(, liltnduc(i()tt ¿ la |sicologia s()cial
,ei lrdil(,rial l,()( _l$7 (:al)ítr¡l(, V. luiluelt( ia, c(xtionIidad...

que recordar que cl cxpcrinlcnto era voluntari() y quc cn cualquicl rl)otlrcnto se suponcnr.s quc ahora ya sc cnticnde por qué sc tuvo quc acabar abruptamcn-
podía abandt)nar). l.os cxpcrimentadorcs dciaron que cl abogado vinicra y ha- te el ex¡rcrimento, pcro no dcje de visitar ra pigina web der
cxperimenb para con-
blara los prisioncros. Llegados a cstc [)unt(), la situación ya no cra un cxpe-
c«-¡n sultar más detalls; del mismo. Incluye también algunos elcmcntos tle rcflexión.
rimento, cta una prisiírn de verdad y aunquc sólo era el sext() día, decidicron
que el expcrimento tenía que acabar.
Fiiaos en estos extractos dc un diario de camp() dc uno de los guardas: 5.3.2. El iuego de los roles

" Antes del experirnento: comopersona pacifista y no agresiva me resulta imposible ima-
Nos e nc,ntramos otra vez ante la pregunta de siempre,
ginarme una situación en la que pueda ser guartla de otros seres vivos y mttcho menos ¿cómo puede ser que
maltratarlos. personas normales, que asumen un papel alazat, acaben degradándose de
esta
manera? (k¡mo antes, la sorpresa sólo es posible si pensamos que la gente en ge-
Después fu la reunión compra de uniformes al ñnal dc la reunión me con-
de orientación la
firmó la atmósfera de pasatiempo de todo este montaje. Dudo que much<¡s dc nosotros neral actúa por voluntacl propia, porque así lo decide libremente, fuera de cual-
compartamos las expectativas de'seriedad'que parecen tencr los experimentadores. quier relación con otras personas. pero esto no es nunca así, ni en un juego
de
himer día: me parece que los prisioneros se burlarán de mi aspecto. Pondré en marcha rol ni en la vida "real"; al contrario de lo que pensaba Zimbardo, el experimento
mi primera estrategia básica: es fundamental t¡trc no sonría delante de nada que pue- no ejemplifica una desindividualización, sino un cambio en las normas perti-
da decir o hacer, eso equivaldría a admitir que todo esto no es más que un pasatiem-
nentes de Comportamiento. 1o
po. Me detengo en la celda 3 y con voz grave y baja digo al número 5486: '¿ De qué
te ríes?' 'De nada, señor oficial'. 'Bien, asegúrese que sea así' (cuando me marcho me Los participantes se comportaron como perlonas, pero eso sí, como personas
s¡ento como un estupido). guardas y como personas prisioneras,
¿o es que hay alguna otra manera de ser
II guarda y prisionero en nuestra sociedad?
¿egé posibili<Iad tenían los sujetos de
comportarse de manera diferente una vez habían entrado en el
Cuarto día: [...] et psicólogo me increpa por esposar y tapar los oios de un prisionero iuego? los papeles
antes de salir de la oficina (de consejo y orientación) y le contesto ofendido que es que la sociedad nos adscribe o que adquirimos en las diferentes situaciones
son
necesario desde el punfo de vista de la seguridad y que además es asunto mÍo. más que papeles en una obra de teatro, son ro que somos. Martín-Baró (19g9)
co-
Quinto dío;asedio a'Sarge'[un prisionerol, que se obstina de manera tozuda a obede- menta que se puede pensar, con algunas limitaciones, que la fuerza de los rolesll
cer todas las órdenes excesivamente. Lo he escogido para maltratarlo porque se lo ha
radica en lo siguiente:
ganado a pulso y porque me cae mal, y bastante. El problema empieza con la cena. El
nuevo prisionero (416) se niega a comerse la salchicha. [e tiramos en el 'aguiero' [cel-
da de castigol y le ordenamos que coia las salchichas con cada mano y las mantenga "A) son parte de un sistema social y, como rales, establecen la coherencia entre el
bien altas. Tenemos una crisis de autoridad. Esta conducta rebelde puede minar el comportam¡ento de las personas y el contexto social externo, lo que produce los
be_
control total que tenemos sobre los otros. [...] Al pasar por delante de la puerta del neficios socialmente sancionados.
'aguiero'doy golpes de porra. Siento una gran irritación hacia este prisionero que crea
molestias y problemas con los otros. Decido hacerle comer a la fuerza pero no se lo B) los roles tienen una consistencia interna, y su adopción arrastra la incorporación
tragabdy la comida le resbalaba por la cara. No me creo que sea yo el que está hacien- de sus exigencias; en otras palabras, el margen que la adopción de un
rot daa las va-
do eso. Me odio por obligarlo a comer pero le odio más a él por negarse a comet.
10' Para un eie-mpto de proceso sim¡lar pero cútico con el concepto
de desindividu¿lización se puede
t...1" I_91:1
Dn¡ :Tl9i9l lReicher
(1e87). conduóta de masa como acc¡orfsociar. sn
et grup srcidt. Madrid: Morata, 1990.
l.¿. iil;(lñ:; ,-Redcru-
I l' Para conoce¡ con detalle las implicaciones y.compleiibdsde
los roles véase el capítulo: F. Vázquez
PJ. Zimbardo et al. (1986). ta Psicología del encarcelamiento: privación, poder y pa- (1ts6). La distribució social del coñeixement: áls roli en ¡br¡senyament.
En f. I6nez'6-oord.¡, lsr:coto-
tología. Revista de Psicología hcial, l, 103. giaxcial de l'btsenyonml Barcelona: Editoriat UOC.

(
-cl ii(litorial (J(X t6lt lil l r( tr|ü{ ri()r¡ i¡ l¿ l)\ic()11)81¡ s()( iJl €1, Hdit(,rial l,()( 36() Capitu¡o V. lillluc¡r(ia, c(»l[orItidad...

riaciones pcrsonales rs mínimo y quicn asume un rol kr asunrc c()tn() un todo signi- nir un yo cn un mundo clc propierladt:s privadas, y llevaban uniformc; n«¡ hace
a
ficativo.
falta mcnci<lnar la importancia dc la gestión del aspecto pcrs«rnal cn la defini-
C) La accion termina m«rldeando a las pers«rnas, cs tlecir, cada uno tcrmina sicndo ción que la persona hace de ella misma. Paralelamente, los trabaiatlores de estc
aquclltr que hace." tipo dc institucioncs sc mucvcn rntre dos tensiones contratlictorias: una exi-
gcncia social de sentir c«rmpasión pnr los internos y al mismo tiempri una
l. Martín-Baró (1989). Sisfanir gruyt T,poLler.l,sicoktgíu sociul tlcsie ()cntrounúrica ll \¡t.
148). San Salvador: U(lA. incxorahlc ncccsidad de cumplir con los obietivos de la burocracia institucio-
nal, imp«rrtante para consejuir cosas tan complicadas como mantener la lim-
pieza de los localcs, la higiene de los internos o darles comida.
5.4. El individuo en una institución total otra tarea que tiencn que hacer los trabajadores
de prisiones y manicomios
es clesmontar lasvcrsiones que tienen los internos sobre ellos mismos, estas
Una visión que coniuga esta interpretación del expcrimelrto como iuego de narraciones son contrarrestadas glr la historia oficial de la institución sobre

roles y al mismo tiem¡xl como dcmostración del poder dc la situación es com- uno mismo. Pero micntras que la historia del interno busca mantener la hu-
prcnder que este experirnento (y tarnbién cl ,Jc la obedicncia de Milgram) trans- manidad misma de la persona y ofreccr razones aceptables del porqué se en-
curre en una institución. En concreto, en Llna institu<.ión t<¡tal. lll concepto (1e cuentra allí, la de la institución busca proteger su misma lógica cte existencia y

institución total es de lirwing Ciclffmani2 y hace reterencia a los espacios que, sus obietivos como institución. I-a institución tiene que garantizar quc su vcr- (
en nuestra sociedad, unifican [a residencia, el trabaio y, a veces, también el ocio sión será asimilada por el interno para legitimar que sabe lo que hace y que hace
en una sola institución, generan una sola rut¡na y se encuentran en un aisla- lo melor para la persona implicada. Al mismo tiempo, cualquier forma de resis- (
miento relativo del resto de la sociedad. Son instituciones totales las prisiones, tencia es calificada como una demostración de la necesidad del interno cle estar
(
claro está, pero también los manicomir¡s, las residencias para la tcrcera edad. Ios dentro de la instituciírn.
cuartcles, los conventos o incluso las casas ricas desde el punto de vista dcl sc¡- (
vicio. Rcsistir
Las instituciones totales son un eiempk-r muy interesante para entender qué (
significa la única manera de mantener la dignidad personal, sin embargo, también
significa ser un yo en nuestra sociedad y el papel que tienen los roles en su defi- significa caer en la lógica de la institución. eue un niño cruce k» dedos a escondidas
para poder mentir a un adulto es una muestra de su ,,inmadurez,,.
(
rrición. [¿s instituciones totales se caracterizan, según Goffmarr, ¡ror lo siguiente: eue un preso o un
paciente psiquiátrico pinten con excrementos (la única cosa que t¡en€n) las paredes
todos los aspectos de la vida tienen lugar en un mismo lugar y bajo una única au- (
para expresarse es una muestra de sr¡ "enfermedad,,.
toridad, todo se hace en compañía de un gran número de personas que hacen lo
mismo y reciben el mismo trato, todo está progranrado, la secuencia de activida- En las circunstancias que acabamos de ver, y (
¿qué quiere decir ser? aun peor,
des se impone desde arriba mediante normas explícitas y un grupo de vigilantes ¿cómo es posible definirse como un individuo autónomo, con voluntad propia?
(
y, finalmente, las actividades se integran en un solo plan racional dirigido a la ¿Cómo se contesta a la pregunta "quién soy yo,,? Sólo hay una maneia: resistir
coniecución de los obietivos de la institución (Goffman, 1961, p. 20). la lógica de la institución, pero esta resistencia sólo se podrá establecer en los
Hasta hace poco; en manicornios y prisiones las personas ¡rcrmalmente no términos que la propia institución ha definido. El yo siempre surge contra la
tenían derecho a tene; pertgnencias pelsonales, Ias cuales son básicas para defi- institución.
B ¡elativamente sencillo extrapolar lo que pasa en una institución total a la
12. En el libro de.Erwing Goffinan, ¡rublicado originalmente en 1961, Inte¡nados: ensayos sobre lu (
situación social de los enfumos mmtales. vida cotidiana de las personas que no forman parte de ella. La institución total

(
c) Ldirorial tl()( .\7o hrl()duc(i(iil ¿ ld [,5ic()l()ti¡ s({ial ic-, l:dit(,rial t l( )(
371 (l¿l)itulo V. lIlluc[ci¿, colllornlidad...

es un eiemplo quc sc puedc haccr cxtcnsivo a otros ámbit«ls, conr<l cl laboraI si Aquclto quc un(, cr)nsidcra bucr-rc¡ tiene tank) pode r como aquelkl quc uno c()n-
tencmos en cucnta cl númer«l de h<¡ras que invicrtcn las pcrsonas y la int¡rr- sidera rnal<1.

tancia que tienc cl trabajo para la dcfinición de uno mismo. Hoy e n día nucstrt¡ lin seguntl<l lugar, et hccho de que el inclivicluo autónorncl sca una estratcgia
mundo se está transformando, pcro no en la «lirccción dc libcrarnos dc las ins- no quicrc dccir quc el discursr¡ que l«-l instaura no procluzca efectos dc verdad.
tituciones sino todo lo cont¡ario. Las institucioncs sc abren, se expande n, y cm- [']n otras palabras, quc cl indiviclu<¡ autónomo pue«le existir precisamente por-
piezana cntrar en ámbitos tlonde no tenían espacio antcs. La universidacl ha quc sc hahla de él y sc le presuponc colcctivamcntc. I)or ello, gracias a esta pa-
entrado en casa, el trabaio ha entrado en casa, los enfcrmos mc¡rtales rccibcn radoia aparccc, aunque sca poca, resistencia individual en los experimentos.
atención domiciliaria, los niños clases particulares, etc. Si utilizamos el conccp- Pero el individuo no existe si no hay un discurso que lo instaure y, por Io
tanto,
to de "extitución", del filósofo francés Michel Serres, para describir cste nuevo no es cuestión de interacción cntre individuos que existen in«lependientemente

tipo de instituciones abicrtas, podríamos decir que nuestro mundo asiste al na- de las situaci«)nes y que se mantienen inmutables a me«jida que pasan de una a

cimiento de las "extituciones" totales. la otra, sino de prácticas tliscursivas que mezclan icleas s<¡bre qué es ser persona
co¡r normas de comportamiento apropiadas a cleterminadas situaciones en con-
textos organizados.
5.5. Lás posibilidades de la resistencia Dos eiemplos para acabar. Frangois Rochat y André Mo«ligliani (1995)
estu-
diaron la resistencia a colab<¡rar con el Gobierncl pronazi en un pueblo francés,
y concluyen que a pesar de la apariencia heroica de esta resistencia que
Volvamos a echar un vistazo al experimento de Milgram, después de haber consi-
guió salvar la vida de miles de personas perseguiclas, ta realidad fue bastante
pasado por la prisión de Stanfo¡d. La cosa cambia, y quiás los resultados del
di-
ferente: el pueblo no se diferenciaba en nada dc ros puebros vecinos y la
experimento en vez de conducir al pesimismo teñdrían que invitarnos al op-
resistencia fue el resultado de una serie de acciones que emprendieron algunos
timismo. En la condición base, un 35% de personas desobedecieron en algún
habitantes y la respuesta del Gobierno francós. Simplemente, resistir fue tan
momento del experimento, y aunque en la condición de colaborador sólo lo
normal como obedecer para la mayorÍa de los franceses. De la misma manera
hizo un 7,50ó y en la réplica holandesa un 9ol0, al menos alguien desobedeció. que obedecer no es cuestión de sádicos, resistir tampoco es cuestión
. de héroes
Por lo tanto, también podemos leer el experimento como una lección sobre ni de santos.
las condiciones necesarias para la resistencia. La otra cara de esta misma moneda ra exprica Haristos-Fatouros (l9gg),
que
Un individuo solo enfrentado a un "experimentador" muy consistente sim- después de estudiar cuidadosamente los programas de entrenamiento
de la po-
plemente no es un individuo. En cambio, si hay otras personas que definen una licía militar griega, la cual torturó a centenares de detenidos durante la dictadu-
posible resistencia o el "experimentador" pierde la consistencia, se puede rede- ra de los coroneles (entre 1967 y 197 4) ,llegó a la conclusión de que
si se aplican
finir la situación, de.manera que ni la obediencia ni la resistencia son, de hecho, los procedimientos de enseñanza adecuados en las circunstancias apropiadas
plocesos individuales, sino que ambas acciones requieren una situación que tie- cualquier persona es un torturador potencial.
ne que ser definida colectivamente. Hanna Arendt, en su famoso libro Eichmann en lerusalén, describió con ho-
Podemot extraer algunas conclusiones de todo esto. En primer lugar, que la rror lo que había visto en el iuicio a este nazi que tuvo lugar en 196r. una per-
idea de la existencia de un individuo autónomo es sobre todo una estrategia de sona "normal" había podido cometer los peores crímenes y ella lo definió
como
camuflaje del poder, una marrera de disimular las relaciones de poder que cons- "the banality of€vil", es decir, que la maldad es lo más corriente, vulgar podría-
truyen la sociedad. Los diferentes valores compiten para estructurar la sociedad, mos decir incluso. Tenía toda la raz6n, pero tampoco hay que olvidar que
la
para determinar las normas pertinentes y para definir cómo son las personas. bondad es- igual de corriente y de banal, y es que, en definitiva, no se trata de

(
.t72 lilltoduc(i(it¡ d la [)si(I)l( s()cial r, lidit()rial t,()(; 373 (:apitulo V. lIfluelle¡a, c(trr[(xnridad...
9lidiknial tro(:

tlifcrcncias pcrstlnalcs sin«l s«rcialcs. La hlndacl tl la nralclad pueden aparcccr de Conclusiones


manera n<¡rntal y corriente y la puctlcn cicrccr las mismas personas normalc§ y
corricnte§. Aquello quc hay quc u;tutliar llo cs, por lo tanto, las ¡rcrs<lnas quc
participan sino los momcntos y las circunstancias en las que aparcccn'

l:n estc capítulo se han vistr¡ a fondo los procesos que los psicólogos sociares
consideran que están relacionados con la influencia; concretamente, nos hemos
centrado en aquellos proccsos de influencia que imptican una interacción inter-
personal. Ha sid<¡ testigo de los esfuerzos que los psicólogos sociales ha¡r hecho
para superar los problenras que plantea entender la conducta humana en térmi-
nr¡s de nrotivaciones indivitluales y de cómo lo han explicado mediante la inte-
raccion y los factores tle la situación en la que ésta tiene lugar. No obstante,
como se ha podido comprobar, aunque estos procesos pasan en las interaccio-
nes inmediatas entre personas, las explicaciones sólo las podemos buscar en un
ámbito más amplio gue en el de estas relaciones.
I.os psicólogos sociales han sido siempre muy críticos'con las maneras de
entender la psicología que estudian a las personas como si no se relacionaran
con nadie, pero atrora también es el momento de reclamar a la psicología so-
cial que no estudie las relacio¡res como si tuvieran lugar en el espacio sideral.
De la misma manera que la conducta humana tiene lugar en et interior de una
red de relaciones, las relaciones tienen lugar en espacios culturales e 'stóricos
concretos. Por eso, y parafraseando el capÍtulo I, podemos decir que lo inte-
taccional y lo social son inextricables. Así pues, cuando vuelva a entrar en con-
tacto con temas como la normalización, la percepción, la conformidad, la
innovación o la obedierrcia, recuerde que, más allá de las interacciones en las
que tienen lugar, estos procesós nos muestran también de qué manera se for-
man los individuos en nuestra sociedad, es decir, qué quiere decir ser urra per-
sona y cómo se regulan el comportamiento, los pensamientos o los deseos.

Por eiemplo, quiás se ha fijado en el hecho de que las diferentes modalidades de in-
fluencia social tienen en común evitar el conflicto. Esto es un producto de Ia sociedad
del consenso en la que vivimos, una sociedad en la que el conflicto es despreciado en
detrimento de una supuesta convivencia pacífica que puede esconder qlresiones más
(

( J7.l l¡rl«klrtr.nn¡ d la l^úr,l08r¿ n(i¡l (irt)(ul(i V lüllurrtriJ. coDtor»i.l¿¿

nucstra socieda(l v(,La¡r rnicr()sumis¡ones libremcntc aceptadas. l.:sk, explica cl hecho de que
graves qllc las quc l)«)dtlciria (¡n conflicto ahicrto. [,os in(lividi¡os de
iopoa"r,l" oa"ptar l(l in¿ceptablt sólo par¿ cvital la ¡ncomlxlidarl rl0 un ctxl' sc"mos las misrnas l)crsonas las quc construimos la idcología d(nllinantc sin que
sufn,,,
c(x¡() mlnr_
flict()intcrpcrsonal. Ahora hicn, aomo kxlo cn csta vida ticne d()s catas
haga falta quc ósta sc imponga de mdncra mdsiva o nr¿!tuxndsivd, üomo inten-
mo, esto t;mhión polibilita quc cl conflido sea una oportunidad y t¡na condición
para el cambio scxiial.
taban cxplicar las teorias dc la comunicación p€rsuasiva. A la idcología dom¡-
nante oo lc hacc falta ser absorbida mcdiantc ocultos mecanismos dc influcncia
l\rr otro latlo, cuando en cl capítulo I hablábamos dc kr strial y dc lo psico- subliminar o hicn mcd¡antc grandes aparatos propagandísticos, s¡no que sólo
qut cs
lógico, quizás la idca de qué r:s lo psicológico parccía más clara que la dc ticnc que ser practicada cn cl día a día; la nccesidad de iustificación quc siente
ctlmo
lo social. Por lO psicoló8ico rápidamcnte se podía imaSinar algunas cosas un individuo "librc" ya hará el rcsto. Y recordad que los roles son un mecanismo
dc cada
Ia mente, los pensamientos, las emociones, la pcrsonalidad o el talante fundamcntal de csta construcción, cl lugar que ocupamos en la sociedad provo-
que menudo no
uDo. En cambio, lo social ha sido tantas veces infraestimado a
ca una scrilj de
micrtxrbligacioncs "libremente accptadas,, por el individuo <¡ue
la familia-
sabemos ni qué es con exactitud, si la sociedad, la cultura, el SruPo o presuponcn tamb¡én una determinada idcologia.
pero también es la situa-
Pues bien, efectivamente es cada una de estas cosas, [¿ definición de la situación incluye también si en su seno hahrá individuos
ción.to este capítulo se han visto alEunos eicmplos concretos de qué es lo que o no y cuál será el cornportamiento de estos ¡ndividuos segúo los roles que les
que queda es
( deb€mos entender cuando hablamos de lo social. Ahora el paso as¡gne y las normas que marquc. I)ero no olvide nunca quc son las personas las
cre-
quc no se olvide, te§ga en cuenta que es muy sencillo hacerlo; la tendencia quc definen las situacione5, las que les aportan el signiticado y que, por lo tanto,
más la pre-
c¡ente hacia el individualismo de nuestra sociedad acentuará todavía toda situación es permanentemente ncg(xiable y modificable. La sociedad, los
partir de sus
sión hacia la comprensión det comportamiento de las pefsonas a Srupos, la historia, no son otra cosa que nosotros mismos, y no existen sino es
carácterísticas individuales. Irl desarrollo que tiene la 8enética se aprovechará a
por medio de nosotros. Somos, por lo tanto, nosotros (y fii¿os que decimos no_
( menudo para remarcar quc efectivamente son los individuos quienes controlan sotros y no yo o tú) los que, cn dcfinitiva y aunque sea realnentr. difícil,
para tene_
sus acciones y que, por lo tanto, hay que ir at interior de los individuos mos la última palabra sobrc la realidad de las cos¿s y de la vida, de las palabras
( comprenderlos. La psicoloSía social continuará insistiendo, quizás dema§iado y l(» obietos, de los pensamientos y las emociones, de tas relaciones al fin y al
y que
tímidamente, en el hecho de que la comprensión hay que buscarla fuera' cabo. Ésta es la g¡an ventaia que aporta la psicnlogía social respecto de otra com-
( to social (ahora ya sabemos qué es) Pasa por encima de los individuos más
fácil-
prensión de la psicologia que es determinista al situar el origen del comporta-
mente de lo que habitualmente creemos, sean cuales sean sus caracteristicas 8e-
miento en instancias no controlables por las personas, sean óstas su pasado o
néticas o psicolÓ8icas part¡culares.
Ios genes.
Recordad que a partir de la idea de un supuesto individuo cognitivamente y
la in- Con respecto al método, muchos psicólogos sociales han abandonado ya los
nloralmente autónomo -{s decir, Iibre- Paradóiicamente se puede Senerar
.-humanidad experimentos de laboratorio, los cuales fueron necesarios en ur¡ momento en el
individuo de mostrarse racio-
más absoluta. L¿ obliSación sociat del
que en psicología no se podía hablar de ninguna otra nanera, un momento eo
nal le tleva a iustificar las acciones cometidas como si el hecho de haberlas
( el que actuar fuera de los rígidos márgenes de la c¡encia entendida dogmática-
emprendido dependiera únicamente de él o de etla' La consecuencia inmediata
libertad mente era problemático si uno querÍa hacer investigación. Ahora, aunque toda-
es la recreaciÓn púbtica de la ideología dominante' La supuesta
de esto
úa es así a menudo, hay otras posibilidades que permiten ir a estudiar los
del individuo para resistir a toda influencia hace que ésta se pueda reproducir
que nos procesos de influencia y de resistencia allí donde tienen lugar, mediante 6tu_
con toda tlanquilidad. No§ sometemos constantemente a situaciones
dios etnográficos, análisis del discurso u otras metodologÍas cualitativas, o in-
inducen entrar en una esfera de poder para evitar una serie de micropenaliza-
a
y que pro- cluso simplemente reflexionar sobre ellos como hemos hecho en este capítulo.
ciones que quiás no son muy importantes tomadas de una en una,
(

s((ial liditorial I()( (;al)ilul() Vl. (;ulns, rrrovi[rieütos...


(
rc) Uditorial (r(X; .\7 6 l¡rtr()dr¡cci(irt a la ,cr I 377

(
Estucliar procesos psicos()cialcs cs un trabai() tan necesari<l ctlmtl inacahablc, Capítulo VI
precisamentc p()rquc las situacklnes camhiatr constantcmente. (
Grupos, m¡rvimientos colectivos e instituciones sociales
La bclleza dc la psicología suial resitlc cn su gran capacidad dcscriptiva más
Miquel Doménech i Argemí (
que en su habilidatl cxplicativa. Dcmasiados años de cxpcrimcntalisnlt¡ cstrc-
cho y mal entcndido, centrado en la investigación obsesiva dc la causa, han es- (
tropeado una disciplina que sicmpre sc ha caractcrizado por su irnpresi<ltlante
intuición sobre el funcionamiento de la vida ct¡ticliana en socicdad. Lo quc sc Introducción (
ha visto en este capítulo han sido algunos de los experimentos fundamentalcs
de la psicología social, y creemos quc no exageramos si afirmamos que son ad- Práctica¡nente desde su nacimiento la psicología social ha sido sensible a (
mirables. Pero la investigación de la causa final, única e invariante, ha acabado los fenómenos grupales, cc¡lectivos e ¡nstitucionales. [.os ha asumido como
(
en abuso de factores cxplicativos simplistas, comtl pueden ser la necesfuktd de tu- partc dc su objeto tle análisis y ha ofrecido modelos de inteligibil¡dad para los
toestima o la búsqueda de una itlentidod sociul positiva, y lamentablemente ha mismcls. Éstos suponen un cambio en el nivel de anátisis propuesto en rela-
I
olvidado los factores culturales e históricos, aportaciones de disciplinas tan fun- ción con tod<l lo que hemos examinado en los capítulos anteriores. Pasamos
damentales como son la antropología y la historia. de centrar nuestra atención en procesos que regulan las interacciones entre las (

Quiás si la preocupación p<lr la explicación se sustituye, tal como propone personas a centrarla en fenómcnos que implican un enorme número de indi-
el construccionismo social, por un afán dc comprensión, si la obsesión por la I
viduos. Semeiante nivel integra los anteriores procesos y muestra algunos de
obietividad se vuelve un reconocimiento del papel de la interpretación, y si los fenómenos más intcresantes que se desarrollan en el interior de nuestras I
Ia metáfora del "mundo interior" que cada persona tiene se cambia por otra me-
sociedades.
táfora menos individualista, entonces la psicología social tendrá un lugar entre 'El grupo detenta (
una importancia capital en nuestra vida cotidiana. Nace-
las otras ciencias sociales y humanas a la altura que sus increíbles descripciones
mos, nos educamos y vivimos en pequeños grupos. Realizamos nuestro trabaio
de la conducta humana se merecen. (
en grupos organizados, pasamos el tiempo de ocio en grupos informales, etc. lle-
sulta prácticamente imposible imaginarse un individuo al margen de cualquier (
clase de agrupacióni Pero ¿qué es un grupo! Sudefinición no es tan sencilla como
puede parecerlo. Algunos autores han puesto el acento en la percepción común I
que tendrían todos sus miembros, otros en la dimensión afectiva y motivacio-
(
nal, y más frecuentemente se insiste en la estructura e interdependencia que se
observa en el interior de los grupos.,Además, hay que decir que no todos los gru- (
pos son similares. Existen tipologías. I¿s más conocidas son las que contrastan
(
el grupo primario (el elemento que lo caracteriza es la relación directa, íntima y
personal que se establece entre sus miembros) con el secundario (caracterizado (
por relaciones formales, indirectas e impersonales), y el de referencia (colectivo
al que un individuo se vincula o aspira a vincularse psicológicamente, es decir, (
grupo con el que desea identificarse) con el de pertenencia (aquel al que perte-
nece realmente un individuo).
(
o tdikxial tl()(; 378 llltr()dr¡cc¡(irr a la l)sic()l(tia rf,ial e, [:d¡l()rial ( l(X 179 Cal)ítulo Vl. (iu lDs, lnovillielltos..

A pesar dc tan tlispares dcfinici<lncs y tip<llogías, kl quc cs cvidcnte cs que I Definición y tipos de grupos
en un grupo sc «lhscrva una pauta dc cstructuración que no aparccc cn una
agregación azarosa o circunstancial cle individuos. 'l'al cosa pcrmitc hablar de
estructura y dinámica grupal. lsta sc rige por la aparición «le p<lsici«rnes dife-
(iln
cstc cpígrafe hcnl«rs agru¡.rado algunas de las cuestiones introductorias
renciadas, estatus, roles y fenómen«rs dc liderazg<1.'[ambién prcscnta procesos con quc sc tcndrá que familiarizar para poder profundizar después cn el cs-
las

de cohesión, toma cle dccisiones y csttucturas de comunicación. La «linámica tudio de los p«lccsos rnás comúnrncnte cstudiados en el campo de krs grupos.
grupal es tan poderosa y efectiva que hace del grupo el marco de referencia I]ásicamentc, se trata de hacer un breve repaso de los orígenes próximos del es-
para sus miembr<¡s. [,s decir, pauta la veracidad y verosimilitud de sus opinio- tudi<l de la tlinámica grupal, y también de delimitar conceptualmente qué se en-

nes en relación con los comportamientos más adecuados para cada momento, tiende por grupo y de qué tipologías de grupo se habla habitualmente.
incide en la formación de identiclad de sus participantes y guía la interacción
con los miembros de otros grupos;
Tales relaciones permiten que nos acerquemos a fenómenos sociales como 1.1. Et inicio del estudio de los grupos
el conflicto intergrupal. En el capítulo se revisan_dos de las principales teorías
que explican el ¡nismo: la teoría realista del conflicto y la teorÍa de la identidad
L,s evidente que buscar el inicir¡ de la reflexión sotrre los grupos, entendida
social. Si bien la primera insiste en que en una situación de conflicto hay una
ésta en un sentido muy amplio, nos podría llevaf a tener que remontarnos
competencia por conseguir unos recursos objetivamente escasos, la segunda
hasta fechas muy lejanas. De hecho, éste es un fenómeno que se produce siem-
arguye que la formación de una identidad social positiva es el elemento clave
pre que buscamos el origen de alguna ciencia humana o social porque, tomada
que perntite entender Ia diferenciación grupal y la posiblc aparición posterior
en este scntido amplio que decíamos, la reflexión sobre nuestra condición, so-
de un conflicto.
bre los procesos de influencia a los que somos susceptibles o sobre las maneras
Por último, el capítulo analiza los fenómenos que implican a grandes can-
de organizarnos, está fuertemente arraigada en aquello que consideramos los
tidades de personas. Entre los más importantes destacan los fenómenos de
inicios de nuestra civilización.
multitudes, los movimientos sociales y las instituciones. Cada uno de estos
, Así pues, y dado que no es un eiercicio de historia ni de filosofía lo que
tres fenómenos presenta un nivel distinto de organización y estabilidad. Así,
pretendemos hacer aquí, nos limitaremos a centrarnos en la búsqueda de los
los movimientos sociales son más compleios y organizados que las multitudes,
inicios de la investigación grupal como campo científico diferenciado. En
las cuales presentarían un alto grado de precariedad y desorganización, y las
este sentido, el acuerdo es bastante generalizado en torno a la fecha de los
instituciones son entidades tan organizadas que, a su vez, determinan la orga-
años treinta. Efectivamente, es en esta década que podámos localizar algunas
nización de otros patrones de acción social y presentan enormes raíces en el
de las investigaciones que más influyeron en el desarrollo del estudio de los
universo vital de un colectivo.
grupos tal como hoy lo entendemos. concretamente, queremos hablar de
Los obietivos básicos del capítulo pretenden:
Moreno, de los estudios en la planta Hawthorn, de Sherif y, muy especial-
a) definir qué es un grupo; 'mente, de Lewin.
b) la correcta compremión de los fenómenos grupales, su tipología y dinámica; A Moreno le debemos la concepción de la sociometría como método para
c) entender los rudimentos de las relaciones intergrupales; y medir la atracción y el rechazo entre los miembros de un grupo. A partir de un
d) discriminar entre procesos colectivos, movimientos sociales e institucio- cuestionario donde los sujetos indican a qué compañeros de su grupo escogen
nes sociales. o a cuáles rechazan para hacer alguna tarea o actividad, como también cuáles
\9 Edirorial t,oc J80 l¡¡(rod(¡cc¡(i¡r a lo ¡»i«rlo¡¡ia strial ,c) li.ditor¡¿l t l(X Jri I (l¿pitulo VL Gulrcs, ¡uovilrrieDtos...

crccn que les csc0gcn () lcs rehúsatr, csta técnlca pcrmite claborar un mapa dcl Los cstudios en la ¡rlanta Hawthorn tuvic«rn una rcpercusión
especial en el
estado dc las relaciottcs socioafectivas tlel grullo que se llanla soci()grama: camp() c1c la psicol«r¡;ía tlc las «rrganizacioncs; sin crnharg<.r, su papel
en la psico_
Iogía dc los grupos cs también innegablc, dado que poncn
flgura 6.1

Núrmro
"cn cvidencia quc los indivirtuos no responden en absoluto a las c«rncliciones
mate_
do opc¡onei riales tlc su entorno srilo tal corno son, sino tal como las sicntcn, y que
la manera
4 como las sie nten «Iepcntlc de las normas y del clima del grup, al que pertenecen
y de
su grado dc pcrtencncia a este grupo.,,

v. Aebischer y D. oberlé (1990). r.e Groupe en psychotogie Sociale (p.31). paris: Dunod.

Sherif, con sus cxperimentos sobre el efecto autocinético, representa una


aportación fundamental a Ia comprensión de la influencia del grupo en ra for-
2
mación de normas y de actitudes, y también en el estudio experimental de
los
fcnómenos grupales. El planteamiento de Sherif lo podríamos re'sumir
de la si-
guiente matrera:

"El fundamento psicológico para el establecimiento de normas sociales, tales


como
los estereotipos, ras modas, las convenciones, ras costumbres y los varores,
es ra for-
mación de marcos de referencia comunes como producto del contacto
de los indivi-
duos entre ellos. una ve¿ que estos marcos de referenr:ia son establecidos y
son
'lal conro señalan Cartwright y Zander (1968), la importartcia de la socio(rle- incorporados al individuo, ccrntribuyen, como factores i[portantes, a determinar
o
tría de Moreno residc en el hecho de haber propolciolrado a la dinárnica de ¿ru- lnodificar sus reacciones en las situaciones gue af¡ontará más tarde
[...1,,

pos una técnica útil para investigar los fenómenos Srupales y haber dirigido la M. sherif (1936). Influences de groupe sur la formation des normes
et des attitudes.
atención hacia rasgos del grupo como la posición social, los patrones de amistad En A. Lévy. Ps¡,chology suiale. Textes Fondamentaux anglais et amértcains (p.
233). paris:
o la forrnación de subgrupos, remarcando la irnportancia de la estructura infor- Dunod, 1978.

mal del grupo.


uno puede afirmar que, con Sherif, queda definitivamente establecida la im-
Los estudios en la planta Hawthorn de la Western Electric, en los que tomó
portancia que tiene en la vida de las personas su pertenencia a grupos.
parte como investigador más conocido E. Mayo, supusieron una fuerte ruptura
Finalmente, como decíamos antes, la referencia a lewin tiene que ser
un poco
con todo lo que se creía hasta entonces en materia de otganizaciones. El obieto
especial. De hecho, es_a él a quien se atribuye ra invención der,conceptodedinámi-
de los estudios era poner en evidencia la incidencia que tenían ciertos factores
grupo y el primero en crear un centro especializado para el estudio
ca de
de los fe-
ambientales biológicos en el rendimiento de los trabaiadores. Sus resultados
,v nómenos grupales: el Research center for Group Dynamics en el
MIT. De hecho,
alcanzaron gran variedad de cuestiones; sin embargo, a efectos de lo que aquí - Lewin
es, probablemente, uno de los autores al que miís patemidad yacciones
nos interesa, habría que rematcar que pusieron de manitiesto la importancia
pio
neras se atribuyen en este ampo. En cualquier crso, no hay duda
que tiene conocer la organización social del grupo de trabaio para entender las de Io siguiente:

relacioncs entre Ios trabaiadores y sus iefes o los niveles de productividad de los "Lewin introdujo la noción de que la pertenencia grupal es, psicológicamente
habtando,
trabaiadores. un trasfondo determinante de !a conducta del individuo en una multitud
de entomos
O t:ditorial tXXl IrJ2 lntr(xlucciólr a la social o Editori¿l (J(xl 38J (laPitulo V¡. (;ulDs, fltoviillielltos,.

y que habría dc scr bmada en consideración siempre que se trate de cambiar o influi¡ a Dcfi nición según Forsyth
los indiüduos."
"Pa¡a enfa¡.izat la inlportancia «Ic la influencia mutua cntre krs miembros, p<xlemos
D. llargal, M. Gol«l y M. l.cwin (1992). lntroduction: the heritage of Kurt tewin. /oumal determinar un grupo como d<¡s o más individuos quc se influyen mutuamente por
of Social Issues, 48,6. medio de la interacción social."

D. lL krrsyth (1990). Group Dynarnics (p. 7). lracific Crove: Books / Cole publishing
1.2. Definición y concepto de grupo Company.

Desde el momento en que el concepto de grupo puede abarcar cosas tan di- La otra posibilidad que queda, al abordar el problema de la definición, con-

ferentes como una banda de ladrones, una familia o un equipo de fútbol, está
siste en repasar las diferentes definiciones disp<lnibles y clasificarlas según el én-

bien claro que los problemas que pueden surgir a la hora de definlrlo pueden ser
tasis que ponen en uno u otro aspecto. En este sentido, shaw (1979) ofrece una
muy importantes. revisión, que se ha convertido ya eu clásica, a partir de seis criterios:
Según el trabajo clásico de Hare (1962), hay cinco características que diferen-
cian a un grupo de una colección de individuos. Los miembros del grupo están 1) las percepciones de los miembros del grupo: para que el grupo exista
( ,;, en interacción los unos con los otros, comparten un hito común y un con junto hace falta, según las definiciones que se incluirían aquí, que los miembros per-

de normas, y llevan a cabo diferentes roles en una red de atracción interperso- ciban la existencia del grupo.

nal. De hecho, tal como se verá ahora a continuación, lo que hace Hare es recG
Deñnición a partir de la percepción de los miembros
ger la mayoría de los elementos que se consideran claves para las definiciones
de grupo más conocidas. La prueba de que la selección no debe ser en absoluto "El pequeño grupo se define como un cierto número de personas que ¡nteractúan en
del todo mala es que, posteriormente, se nota su influencia en las definiciones una sola reunión cara a cara o en una serie de reuniones, en las que cada individuo
que se han continuado elaborando. recibe una impresión o percepción de cada uno de los demás miembros, lo suficien-
temente distinta pará que pueda [...] presentar una reacción a cada uno de los otros
Deñnición de grupo scgún el Diccionarlo dc poiologÍi socinl miembros, en tanto que personas individuales [...1.,,
y de [a personalfolad
Bales, citado en M. E. shaw (1976). Dinámica de grupo. psicología de la
conducta de los
"Forman un grupo dos o más personas que interactúan entre sí, comparten un Wqeías grupos (p. 2l). Barcelona: Herder, 1980.
coniunto de metas y normas comunes que dirigen sus actividades, y desarrollan
un coniunto de roles y una red de relaciones afectivas." 2) ta motivación: los individuos se adhieren al grupo porque piensan que
R. Harré y R. Lamb (Dir.). (1986). Diccionario de psicología social y de la personaliilotl puede satisfacerles alguna necesidad.
(p.2ll). Barcelona: Paidós, 1992.
Defintctón a partir de Ia motivaclón
Tambiéh es verdad, sin embargo, que tal como Baron, Kerr y Miller "La definición que parece más esencial es la de que un grupo
es un conjunto de orga-
(1992) comentan, con et paso de los años, algunos psicólogos sociales han nismosen el que la existencia de todos
[...] es necesaria para la satisfacción de ciertas
preferido decantarse por definiciones de grupo lo más flexibles posible' necesidades individuales de cada uno.,,

Como eiemplo ponen la definición que proporciona Forsyth, que reduce el cattell, citado en M. E. shaw (1976). Dinómica de grupo. psicología dc la conducta de los
concepto de grupo al hecho de influirse. WuetusWNs (p.21). Barcelona: Herder, 19g0.
(

§, liditt¡rial tlO(l .}t4 llrlr(xltr(c¡ór a la Psicokr¡¡ia strial !c' l1(lil()rial l,()(


(
3E5 (lat)ituk) Vl. (;ulx)s. tuov¡¡lliclttos.

(
3) Los obietivos del grupo: son dcfinicioncs muy relacionadas c()n las an- 6) La interacción: c¡uc dc hccho gxlría considerarse una tilrma tjr: intcrde-
tcriores. pcndencia. (

Definición a partir de los obiectivos grupales (


Definición a partir de la interacción
"[...] son unidades compuestas dc dtx o más personas quc entran cn contacto para (
lograr un obictivo, y qrre considcran quc dicho contacto es significativo." "l)r¡ctlc considerarse al grupo conl() un sistema abierto de interacción en cl que las ac-
cic¡nes dctcr¡ninan la estructura dcl sistema
[...1,, (
Mills, citado en M. D. Shaw (1976). Dimimicu tle grupo. Psicología de la conducta dc los
pequeños grupos (p. 22). Barcelona: Herder, 1980. st«rgdill, citado en M. shaw (1976). Dinámica psicología de la coruluctu tle
F.. de grup.
los pequeños grupos (p.24). Ila¡celona: Herder, 1990. I
4) La organizaciÓn del grupo: es la que da prcfcrencia a los elemerrtos es-
(
tructurales.
obviamentc, ésta quc acal)amos de reprrxlucir no es la única clasificación
posible. cuando se disponc de un nírmero parecido de elementos y tan varia-
Definición en términos estructurales
dos, las posibilidades dc clasificación se multiplican has-ta !ímites gue escapan
"L,l grupo es u¡ra unidad social consistente en un cicrto nú¡nero de individuos que se al sentidr¡ de una introducción como la que hacemos aquí. sin embargo, no ¡los
encuentran en un estatus y que desempeñan unas relaciones de rol más o menos de- podcmos iesistir a la tentacirin de ofrecer una versión más moderna del térmi-
finidas, y que poseen un sistema propio de valores y normas que regulan la conducta (
no. En este caso, Brown (198t|) cs el autor al que haremos referencia, aunque de
de los individuos miembros I...1."
manera mucho más breve que la anterior. En <lefinitiva, su propuesta es ésta: (
Sherif y Sherif, citado en M. E. Shaw (19761. Dinómica de gru¡n. Psicología de la coruluc-
ta de los pequeños grupos (p. 23). Barcelona: Herder, 1980.
(
l)
El factor crucial consiste err compartir un destino común: por ejemplo,
5) la interdepcndencia de los miembros: quizás es porque Lewin es el pri- l.ewin. (
tncto en remarcar la importancia de la intcrdependencia, perc cl caso es quc su¡'t 2) La clave está rn la existencra de algún tipo de estructura scrcial, sea formai
bastantes autgres los que comparten este punto de vista. o informal: por eiemplo, Sherif y Sherif. (

3¡ Lo que es determinante es que se produzca una interacción cara a cara:


Definlción a partir de la interdcpcndcncla (
por ejempio, Bales o Homans..
"La concepción del grupo como un todo dinámico debe incluir una definición de gru- 4) Definición en términos de autocategorización. Ésta es, sin duda, una va- (
po basada en la interdependencia de los miembros (o, meior dichq de las subpartes
riante clara respecto del planteamiento de shaw. Desde este punto de vista, un
del grupo)."
grupo existe cuando "dos o más individuos [...] se perciben como miembros rle
(
lewin, citado en M. E. Shaw (1976). Dnámica de grupo. Psicología de h condrcta de los pe- la misma categdría social".
queños grupos (p. 23). Barcelona: Herder, 1980. (
a

"[...] un conjunto de individuos que comparten un desti¡ro común, es decir, que son
interdependientes en el sentido de que un hecho que afecta a uno de los ¡niembrcs es 1.3. Tipos de grupos
probable que afecte a todos." (
Fiedler, citado en M. E. Shaw (1976). Dnámica de grupo. Psicología de la nnducta de los Tan orientativo como repasar las definicionesque existen en torno al concep-
(
Wqueíros {rupos {p. 23). Barcelona: Herder, 1980. to de grupo puede resultar echar una oieada a algunas de las tipologías grupales
(

(
ll,ri'du,r¡{, J tu t\r,,r,¡iu Y{ut tE7 (;pitxlo VI (n'lx't, r,vn¡ierrlo§

que sc utilizan. |,fcctivamclte, fx)r nrcdt) del análisis dc k)s tipos de grulx) qu(j d()s iocxpert()s dcstina,Jos a las uni¡lades dc soldados vetcranos prcd¡spuestos
a
son más comuncs cntre los cstudiosos dc krs tcnómcnos ¡¡rupales, podcmos ta¡n- tlcs¡rlazarse a una zr¡na dc c<¡mbate (2g%) era significativamcntc
mcnor que cl
bién hacernos una idca basta[tc buena dc t¡ué cs kr quc sc cnticndc por grupo. clc las unidatles forntatlas exclusivamcnte
flor soldados inexpertos (45qo). l,a ex_
Plicaci(in de cste fcnómcno, quc de otra manera resultaba incomprcnsible, se
l) Grupo primario-gru¡n rcundario cncucntra en el hecho de qulJ los sold¿dos veteranos eran muy p<ro prmlives
a
I:,1concepto dc grufxr primario b debcmos a (l«)lcy, que lo clahoró para rc- cnttat cn combate (159¡), y quc l<¡s soldados inexpertos que llegaban a sus
uni_
ferirse a aquel tipo dc grupos cn los que el elemento caracterizador fundamental dades tonlaba¡ a los vctcranos como grupo de referencia.
Merton y Kitt (1950)
es la relación dirccta, íntima y pcrsonal que se establcce entre sus miembros. afirman quc csto es así a causa dc la doble func¡ón del grupo de referencia: ayu_
rlan al individuo a acceder a este grupo y facilitan su intcgración una vez
es
"Por Srupos primarios ent¡endo aquellos que se caracterizan por una cooperac¡ón y nriembro de é1.
unas relaciones personale! estrechar y directa s \'Íace to fAce ossociation). Son primar¡os
Kellcy (1952) constata que la expresiín grupo de ¡eferenc¡a ha
en varios sentidos, pero principalemente porque intervicnen de un modo fundamen, sid,o vtiliza-
tal en la formación de la f¡aturalez, social v de los ideales «riales del individuo. da para describir dos clases de relación de una persona con un grupo.
Unas
veces sc utiliza para refcrirse a aquel grupo por el que una persona
aspird a
El resultado de tan estrech¿ relac¡ó¡r es <lesde un punto de vista psicológic.o una ser aceptada o a mantcner una aceptación. Con el fin tJe conseguirlo,
ordena
ciert¿ fusión de individualidader en un todo c.olectivo dc tal manera que elpropio yo sus actitudes según aquello que percibe que es aceptado entre
los miembros
se identifica con la vida y los ob¡etivos comunes del gru¡ro, al menos con muchos de
del 8rupo. Éste serÍa el caso de Merton y Kitt, por eiemplo. Ot¡as
ellos. Talvez la forma más senc¡lla de describir a esta comunidad sea dcc¡r que (el gru- veces, este
po) se convierte en un'nosotros' f...1." concepto se utiliza para designar a un grupo del que una persona
se sirye con
el fin dc elaborar juicios sobre clla misma o sobre los otros. A partir de aquí,
Cooley, citado en Il. Scháfers (1980). Ir¡¿rodr¡cción a la sociología de gr poslp.76).Rar Kelley ( 1952) resumc en dos las funciones del grupo de referencia
celona: Herder, 1984. en la de-
( terminación de las actitudes:

( El tipo de grupos en los qu€ Coolcy está pensando son la familia, el grupo de
a) Función normativa
iuegos de los oiños, el vecindario, etc.; son, en este sentido, grupos que propor-
(
cionan una experiencia temprana del todo social, que funcionan como agentes
de socializ¿ción. "un grupo funciona como grupo de referencia notmativo para una pefsona en la
( me_
C¡ntrapuesta esta noción de grupo primario, tenemos grupo secundario. dida en que las evaluaciones del grupo s€ basan en el grado en el que persona
a la de la se
conforma con ciertos estándares de compo¡tamiento o de actitud y en
En este caso ya no se trata de un grupo pequeño donde pdman las relaciones estre- la medida en
que la admin¡stración de recompensas o de castigos está condicionada
chas como el ante or, sino que más bien hay que tener en mente la idea de orga- por eltas eva-
luaciones."
( nización, donde las relaciones son más formales, indifectas e impe$onales.
H. Kelley (1952). Deux fonctions de§ groupes de référeoce. En A. Lévy.k
( rholo{y So-
ciale. Tertes Fondomentdu\ ahgla¡s et añfuoi¿s (p. 143). pa.is: Dunoq
197g.
2) Grupo de referencia-gruIro d€ pertenencia
El concepto de grupo de rcferencia es introducido por Hyman, pero obtiene
b) Función de comparación
su importancia a raíz del usoque hacen de él Merton y Kitt (1950) al reinterpre-
tal los datos de un estudio clásico sobre las actitudes de los soldados llamado "un 8rupo funciona como grupo de refereÍrcia comparativo pa¡a un individuo
en la
The Ameñcan Soldier. Según estos datos, se constataba que el número de solda- medida en que el comportamiento, las actitudes, las ciscunstancias
u otras caracteris-

(
(

l¡¡l(¡lu.(nn¡ ¡ l¿ l§nokrSr¡ !¡ irl I ¿|irul,,l'l ( ,trú ¡ uw¡renrur


I
(
ticas p«)pias dc sus mic¡nbros constihlycn las normas () los punk)s de (omparación co¡lsiste en cs(): una dclimitacir'ln de cscalafones, clases y roles, una asunc¡ón de
según lo5 cualcs cste individr¡o formula iuic¡os y cvaluaci()ncs." resBnrsabilidadcs dc dirección o liderazgo, el establecimiento dc cicrtas forotas (
de comunicaci(rn, etc. listc hcch() -la aparición de la cstructura scria, para al_
H. Kelley (1952). l)cux tonctk)ns dcs groupts dc référcncc. tln A. lévy- I'stcholost' so' (
ciole. fcttcs londdDrcntd \ drylais et dfiéri.o¡nr (p. 143). l'aris: t)un(xl, 1978. gunos, lo tluc prccisamentc ditclcnciaría al grupn rie la rrera agrupación dc in_
dividuos (Harc, 1962).
(
lls obvio decir que p( \
dt lertenurc¡r¡ se cntiende aquól al quc pcrtellccc
Sntpo Asi ¡rucs, lrcnxx scr)¡lido este c¡rcabezam¡ento para agrupar algunas de las te-
verdaderamentc cl individuo y quc, a veccs, puedc coincidir con el dc rcfcrcn máticas más tratadas de cntrc las muchas que son obieto de análisis erl el amplio (
términos, refercncla y pcrtencn-
cia. Una explicación dc este fenómeno en estos campo dcl estudi() de krs gru¡rs-' Ia manera como un grupo se organiza, 106 difc,
cia, requiere, como criticamentc apunta Gukenbiehl (19ti0), b siSuicnte: rentes pa[)cles que sus miemb«rs pueden llevar a cabo, el tiB) de proce$s que in-
terviencn co su configuración, ctr su desarrollo y, a veces, en su disolución, son el
a) que uno distinga entrc la inclusión "obietiva" de una pcrsona cn un sru- tipo de cuesti(,nes que tonforma el grueso de lo que veremos en este apartado.
I'o y la "\uhiet¡va" que ést¿ hate rlc sí misma; I,odría parcler, a primera vista, quc hacemos uso de dos conceptos rstructura
b) que uno disocie analíticamente el grupo al quc pertenece una persona y procesos- que son antinómicos y r.lue difír.ilmente pueden ir
iuntos para de,cri,
(8rupo de pertcncncia) Jel grupo del que obtiene las ideas y criterios fundame¡r bir un ¡nismo fenómeno. Cieriamtnte. al hablar de cstructura, estamos haciendo
tales oue determinan su acción (8rupo dc referen( ia); referencia a una dimensión estática que porlría
¡nrccer que no tiene nada que vcr (
c) que se acepte que la causa determinante de la acción dc Ia persona es el con la di¡nensión dinámica que introduce el término proceJos. Así, penramos en
grupo de referencia y no rl dc perlenen(ia. un puente, o una casa, en términos de estructura, pero no dc proceso; y, en cam_
bio, pensamos en un partido dc fútbol o en una guerra en términos de proccso,
I
pero no de cstructura. (lueremos decir con estoque, normalmente, no utilizarxr)s (
estos dos conceptos para descrihir una misma cosa, y no lo hacemot porgue todo
parece llevarnos a pensar que hay cosas que tienel una naturalez¿ fundamen- (
2. [,structura y procesos grupalts
talmente estática, mientras que hay otras cuya natufaleza es eminentemente
(
dinámica.
Así se expresaba la corresponsal del Man do Deportivo ei su crónica del cuar- Sin embargq los fenómenos grupales son, precisam€nte, un caso paradigmático (
to pattido correspondiente al ptd),-otffinal de la tiSa de baloncesto de la tem- para demostfar que el tipo de argumentación que acabamos de hacer más aniba es
porada 1994/199S. solo una simplificación de cómo son la:i cosas y que, de hecho, no solo
@mos I
pensar una misma cma atendiendo al mismo tiempo a dimensiones estruclurales y
"En r-rn equipo de baloncesto, comocualquier otro deporte, se van formando a lo lar- (
procesales, sino que, a menudo, es conveniente hacerlo así, Dificilmente pod¡ía-
gode la temporada una seriede escalafones, de clases y de role§, de manela que, cuan'
mos obtener una visión atinada de lo que es un grupo sin caracterizarlo mn un mi-
do llegan los momentos decisivos, todo el rnufldo -iugadores, técl¡ico§ y aficionados-
saix qrrié&tiene que asumir la responsbilid¡d." nimo de estabilidad y, al mismo tiempo, de dinamisno y cambio. por eso, pareoe
que hablar de estructura y de procesos -una asociación por oÍo lado bastante rcc.!_
Si en lugar de una periodist3 deportiva hubiera escrito la crónica una psicó- reute en toda la bibliografia grupal- es del todo adeüado.
loga social, quiás habría dictp que a lo largo de la temporada se va desarrollan- .- Cartwright y Z¿nder (1968) hablan de tres factores como responsables de la
do una pauta subyacente de relaciones estables entre los rniembros del grupo; aparición de diferencias estables dentro de un grupo; es decir, que estaúan en el
es decir, a lo largo de Ia temporada se va desarrcllando una estructura Srupal que origen de la estructura gmpal. En primer tugar, sitúan las exigencias para una efi-
l9o l[tr(rlucci(ill a la lrsic()l()giJ \i\ ial ,c,lil¡t(,riJl (,(X: (:apitulo Vl. (¡ulx)s, rnoviIrielltos.
e !:diruial troc 39t

(
ciente cjccuciírn clc grup<l o, k) quc cs lo mismo, rclacionan el Óxittl dc utt gruptt 1)c hccho, dc lo quc qucrcrnos hablar es de rol y de cstatus, pcro hcmos in-
cluid«l cl conccpto dc p<lsición porque a menudo se confuncle con cl tlc cstatus y
( en la consecución dc sus metas con su capacidad de desarnrllar una cicrta csl)c-
cialización de funciones cntrc sus micmbros. lln segundo lugar, mcncionan las di-
llcga, a utilizarse l<¡s tl<¡s c.mo equivalentes (l,inton, 1936). Irste tipo dc equipa-
raci«rncs, sin cmbarg«r, ncl rcsultan cxtrañas si tenemos en cuenta que estam<¡s ha-
( ferentes motivaciones y Capacidades de los individuos quc conf()rman cl 8rupo,
que a medida que sc van cxprcsando dan lugar a pauta§ de rclaci(ln establcs. [ri-
blando dc términ<¡s que, como hcmos visto en el ejemplo, están íntimamente
rclacionados. sin enrbargo, hay autores que remarcan especialmentc quc estos
nalmente, hablan de las características físicas y sociale§ del ambientc dc grupo, las
conccptos no sc ticncn que confundir (Shaw, 1976).
cuales abarcan desde el propio espacio disponible hasta las diferentes relacioncs
de agrado y desagrado entre los miembros. A estos tres factores, Shaw (1976) lcs
' Así, si tlejamos por definida la posición como el lugar social que una persona
ocupa cn un grupo, nos quedan por definir y tratar un poco más vastamente los
añade un cuarto al que llama las "estructuras únicas" del grupo. l)ado quc Shaw
de¡rndicndo rJe cuál sea conccptos dc estatus y de rol, sin los cuales, por otra parte, queda cojo el con-
piensa que un grupo puede tener más de una estructura,
cepto de posición.
la dimensión -liderazgo, atracción, comunicación, etc.- que sirva como referen-
'lrl estatus hace referencia al prestigio que tiene un miembro de un grupo.
cia para el establecimiento de diferencias entre los miembros de un grupo, parece
cuanto más apre'ciado o admirado es por el resto de componentei grupales po-
bastante plausible que Cada una de estas estructuras tendrá un efecto determina-
de¡nos decir que más alto estatus tiene un individuo. Generalmente, se c<lnside-
do sobre cada una de las otras, y así en la estructura global det grup<l'
ra que este prestigio es una función del grado en el que su contribución es
Al hablar de estructura, acostumbran a ser diferentes las dimensiones que los
crucial para el éxito del grupo, y también de la cantidad de poder que tiene este
autores escogen como fundamentales para su descripción. Sin embargo, hay dos
individuo (llaron, Kerr y Miller, 1992).
elementos que no faltan nunca, el estatus y el rol. Lo primero que haremos,
'. En 1o referente al estahr, se han estudia«lo los efectos que puede tener en la
pues, será hacer un repaso de lo que quieren decir estos dos conceptos'
relación entre los miembros de un grupo. Así, por ejemplo, parece que los
miembros con estatus más alt<¡ son tratados con más tolerancia y reciben valo-
ráciones más altas por parte de los otros miembros del grupo. Al mismo tiempo,
2.1. Estatus y roles
parece también que un mayor estatus confiere un mayor impacto en las decisio-
nes grupalesr)
Reanudemos el eiemplo del baloncesto que poníamos más arriba. Es bien sa- Incluso, se ha llegado a decir que el estatus podría tener una repercusión en
bido que, en todos los deportes colectivos, Ios diferentes componentes de un la autoestima de las personas: cuanto más estatus, más autoestima.

equipo son asociados a una posición determinada. En el baloncesto, en concre- -. En cuanto al concepto de
rol,yahemos dicho que estaba íntimamente ligado
to, hablamos de posiciones como la de base, escolta, ala o pívot' Si tomamos al de posición y estatus. Hemos mencionado también, cuando hablábamos del
de las eiemplo del baloncesto, que en cada posición en el iuego se relaciona un deter-
( esta última posición como eiemplo, estaremos de acuerdo en que algunas
conductas que esperamos de un buen pívot, dado que se trata de un iugador alto, minad«¡ tipo de conductas que pensamos que son propias de aquella posición.
( Son Coger rebotes o intimidar a los contrarios que quieren encestar; estas Conduc- Esto mismo que vemos tan claro en un deporte se puede hacer extensivo a cual-

tas configuran su papel en el equipo. Finalmente, es bien cierto, también,


que en quier otro tipo de posición social. Piense un momento, por ejempto, en el caso
la mayoría de los equipos hay iugadores que considemmos determinantes, que de un profesor en una institución de enseñanza presencial. A menudo, cuando

tienen un estatus importante?or su papel decisivo en la consecución de'los ob- empiezan las clases, los alumnos nunca han visto a su nuevo profesor, no saben
(
ietivos del equipo. Hemos hablado, en definitiva,
ptres elementos característi- cómo es físicamente. Esto, no obstante, no les impide reconocerlo cuando entra
( cos de la esttuctura grupaL la posición, el rol y el estatus-
en clase y lleva a cabo un par de acciones. Si.alguien entra en clase y cierra la

(
j: Irditorial tJ(X
!c, liditüial L,(x; it2 lntr(l(llr((i()u a lJ l)sic('k)8ia vf,¡al t9t (bpiluk, V¡. (;illnr\, r¡t()\,iIlicntos

pucrta diciendo bue nos días a todo cl muntlg y empicza a e x¡llicar la lccción, ya Roles relacionados con la tarea

sabemos quc aqucl que hacc tal cosa se cstá comg)rtando c()rn() alguicn quc si- ' Iniciad<¡r: rcc<lmienda nuevas idcas, nuevas maneras de acercarse
a los pro-
tuaríamos en la posición de p(lfesor; en clefinitiva, realiza conductas propias del blemas.

rol de profesor.
¡ lnfornrador: ¡r«rporciona opini«rncs, valores, sentimentos.
así, pucs, quc podemos ente nder el rol como aquel coniunto dc conductas
.tEs
¡ (lu¡rdinador: ,,ruestra la relcvancia de cada idea y
su relación c«ln el con-
asociadas a una posición particular dcntro de un gruptl. l)iclttl tlc otra mancra, junkr tle krs pr«lhlemas.
y en una rlefinición que recoge las proporcionadas por diferentcs autores, "[...1 ' l'lvaluador/crítico: somete a anárisis ras realizaciones grupares y evarúa
ra
el término rol se refiere al coniunto <le expectativas que los miembros del grupo cficacia de los prclcedimientos.
comparten, relativas a la conducta de una persona que ocupa una p«-lsición de-
terminada en el grupo" (Hare, 1962, p. 101).
Roles socioemocionales
Si bien al principio de la formació¡r de un Erupo es difícil apreciat clara-
. Alentad<lr: recompcnsa a l«rs otros dando acuerdo y afecto.
mente cuáles son los roles de sus diferentes miembros, a medida que el Srupo
' Armonizador: hace de mediador en los conflictos entre los miembros.
va dcsarrollándosc, se produce una {ifcrcnciación de roles. Es decir, se va ha-
()bservador/comenta¡ista: señala los aspect0s
cientlo patente (lue n1¡ todos los ltliembros hacen las mi§rnas cosa§ ni se es- ' positivos y negativos <ic !a
tlinámita gru¡mi.
pera de cllos las mismas cosas. Brüwn (1988) explica esta difcrt:nciación de
roles en función de tres razones básicas: ' Scguidor: acepta las ideas daclas por r's otros y sirve como audiencia para
el grupo.

1) Los roles implican una división del trabaio entre los miembros que a me-
Roles individuales
nudo facilita la consecución de las metas grupales.
2) Los roles ayudan a aportar orden a la existencia grupal dado qufj permiten ' Agresor: pone e n duda la competencia de los otros, desaprueba
sus acciones.
r Bloqueador: .egativista, resistente, a menudo en tlesacue¡do sin razores
la predictibilidad de la conducta rle los miembros.
3) Los ioles forman parte de nuestra autodefinición dentro dei grupo' Un rol «rbjetivas.
¡ Buscador de reconocimiento: llama la atención sobreél mismo,
bien defrnido contribuye de manera importante a la identidad. sus méritos
o éxitos.
. Dominador: intenta imponer su control sobre el grupo.
Tradicionalmente, los teóricos de los grupos han diferenciado dos tipologías
básicas de roles: roles relacionados con Ia tnrea y roles sacioemocionales. I-os primeros
No querríamos terminar esta sección sin una breve referencia
serían aquellos que tienen como prioridad realizar la tarea que el grupo tiene a algunos de los
problemas que se han estudiado respecto a los roles. Nos
como obietivo y los segundos hacen referencia a aquellas acciones que van enca- centraremos en dos rues-
tiones: la ambigüedad de ror y er conflicto de rol. En oanto
minadas a satisfacer las necesidades afectivas de los miernbros del grupo. Benne 1' a la primera, ocurre
cuando no son claros los requaimientos de conducta específicos
Sheats (1948) elaboralon una de las primeras clasificaciones de roles SIupales a de un rol determi-
nado, lo que es especialmente relevante en los contextos laborales
partir de las dos tipologías que henros mencionado, además de una tercera que cuando una per-
sona entra de nr¡evo en una organización y no tiene suficiente
llaman roles individuales. A c$ntinuación reproducimos, como muestia, algUnos información
sobre
su rol o desconoce cuáles son las expe«ativas que üenen
de los roles que estos autores discriminaron. Si se fiia en ello, se dará ,:uenta de de él sus nuevos compa-
que son fácilmente reconrrcibles en gran cantidad de situaciones grupales. ñeros. Por otro lado, ocurre un conflicto de rol cuando una persona,
por su rol, tie-
Lrrn,l'tr, ¡nr .r lá I\rL, n,,8u vr iJl ( rtu',,1,, vl Uutur ¡rxú ¡IrIr,A

nc que realizar conductas que no quicrc rcalizar, y tamhién cuand() una pcrsona, a "Ul¡li/¿r ¿ la Scnte e, cL¡t¡<¡ utilit-a¡ lu madera. Ut¡ artesano habilido$ pucdc ut¡l¡¿ar
t(rdo tiB) de madcr¿s, scan grandes o pequeñas, aectas o curvas.,,
üusa de sus difercntcs rolcs cn difcrcntcs Srulx)s, tienc quc atcndcr al rn¡snl(, tiqm-
Ho Chi Min
[x) a drmandds quc ron cuntl¿did()r¡ar.
"lil lidcrazgo cs la hahilidad de dcr¡di. qué hay que hacer, y entonces h¿(er quc los
otros lo quicran haccr."

2.2. Lideraz$o Dwight t;isenhowcr


"Ser un líder signif¡ca ser capaz de movilizrr a las masas.,,
"Su pierna de hueso se ¿poyaba sobrc este aguiero de t¿ladladora, con un bra?o le-
vantado, y cog¡éndose a un o&nque, cl capitán Ahab se ali¿aba, ¡nirañdo derecho, Hitler
más allá de la proa ¡.lel harco, que no paraba dc h(xicar. [:n la entrcga ti¡a y lin micdo "lun lider eslalgu¡en que implanta nobl6 idcales y princ¡p¡o, coo resultados práct¡cos.,,
de esta mir¿da hacia adelante había una infinidad de Ia m᧠firme fortaleza, una vo-
Richard M. N¡xon
luntariosidad decidida e inexpuSoable. No dccía nada, y sus oficiales tampoco le de-
cían nada, aunque en sus Sestos má5 menudos y en sus expre§iones mo§trahan "lll vc.dadero líder tiene que sumergirsc en la fucnte del pueblo.,,
claramente la concienci¿ incómoda, e incluso pcnosa, del hecho de que sc encontra-
Lenin
ban baio üna m¡rada turbad¡ de mando. Y no sólo eso, sino que Ahab, preso dc ius
humores, estaba delante de ellos con una crucifixión en la cara, con toda la intrume_
rable diSnidad real y ahrumadora dc algún dolor poderorc." Sin embargo, no se trata de hablar de estos fcnómenos tan destac?dos. No
hay que arrastrar millones, ni miles, ni siquiera centenares de personas, para
Melv¡lle, Mobl Dick considerar que alguien es un líder. Más bien, el tipo de fenómenos que la psico_
logÍa social investiga puede no involucrar a más de veinte o treinta personas. l)e
La literatura €stá uena de referencias a petsona¡es como este c?pitán Ahab, hecho, esto también lo podernos cor.rprobar en ¡a vida cotidiana cuando de.i,
que eiercen una gran influencia sobre aquetlos que les rodean. Un sólo gesto, mos que, a un equipo de futbol, [e falta un líder en el campo, o cuando en el
quiás tan solo una mirada, y estos individuos parecc que puedan hacer que to- trabaio cchamos de menos a alguien que diga qué es Io que hay que hacer.
dos los otro5 colaboren en aquello que se proponen. Está claro, pues, que al hablar de liderazgo estamos hacieñdo referencia a un pro-
Lo cierto, sin embargo, es que este fenómeno no es exclusivo de la literatura. ceso que resultará
familiar a la mayoría de ustedes si no a todos. Ahora bien, ¿qué
Saberiros muy bien, grac¡as a los libros de historia y a crónicas recientes recoS¡- es un líder? ¿Cémo podcmos deñnir esta ñgura que probablemente desempeña el
das en los medios de comunicación, que han existido, y existen, pcrsonas que rol más importante de un grupo? Ya se ha visto qué piensan loj polÍticos. euiás se
consiguen arrastrar detrás de ellos grandes cantidades de individuos. Napoleón, encontrará alguna definición especialmente ingeniosa o atiruda. De hecho, se trata
Gandhi, Fidei Castro y Jomeini son algunos eiemplos de personas que podría- de definiciones que se cores¡rnden bastante con los diferentes matices que encon-

mos considerar grandes líderes de masas, y que casi nos hacen pensar que es tramos en las concepciones propias del sentido común. Como se puede comprobar,
cierto aquello de que la historia la escriben los grandes personaies. el acento pone siempre en la figura misma del líder -,,alguien que implanta nue_
se

De hecho,'tas opiniones que los políticos tienen a propÓsito del liderazgo vos ideales..."-, a la que se adscdben ciertas aptitudes -,,e1 liderazgo es la habili-
han sido asunto de interes para la psicologÍa de los Srupos. FoByth (1990, p. 214) dad..."-, y de la que esperamos ciertas ach¡aciones -,,...tiene que sumergirse en la
recopila en su Group Dynamktalgtnas definiciones proPorcionadas Por desta- fuente del pueblo". Esta centración en la ñgura del líder nos rcmite al primer gran
cados líderes mundiales que nos dicen mucho sobre su peculiar manera de en- gru[n de formulaciones sobre el liderargo que queremos explicar. §e tmta de aque-
tender la tarea de liderar: llas investigaciones que presentan el lideratzgo como un rasgo personal.

(
(

c-,lld¡torial ti()(l .l()(, l¡rl«rlrrtriorr ¿ l¡ lrrieoloti¡ soti¡l c,lrdit(,rial tl(X


-\()7 (¿l)ituk) Vl. (;ulx)s, ¡IOvitrrielltos.-- I

(
2.2.1. El liderazgo como rasgo personal A mcdida quc esta línca dc investigación se fue agotand«r, fueron surgiendo
otras
quc apuntahan hacia hi¡rctesis alternativas. una buena parte rle las invcstigacioncs (
[,a crecncia tlc quc "un bucn lídcr nace, no sc hacc", cicrtamcntc, sc corrcs- sc cncanrinaron cn la dirección dc presentar el lidera¿go en términos de con«lucta.
ponde bastantc con una cicrta idea pclpular y casi romántica tlc kls proccsos gru- F.s dccir, cn lugar de concebirlo como un rasgo que
(
poseían ciertas persona§, se tm-
pales. [.a leycnda y, a veccs, un cierto tipo de historia están llenas de ¡;randcs taba dc prescntarkl como un cierto cstilo cle conducta que cualquier persona podía
personajes, figuras sin las quc cicrtos acontecimicntos parcce quc no hahrían tcncr. A co¡rtinuaciírn veremos el ti¡rc de estu«lios que esta interpretación gencró.
sido posiblcs. Y cl caso es quc a todos estos grandes pcrsonajcs ac«,rstumhram«rs
a atribuirles caractcrísticas pcrsonales determinadas quc pcnsamos que cstán en
la base de su éxito com«r líderes. No nos imaginamos a lridel Oastro yendo a un 2.2.2. El liderazgo como estilo de conducta (

curso de treinta horas para aprendcr a ser un buen líder. Más bien tendcnros a
pensar que su personalidad, su carisma, su encanto, su talento, o cosas asÍ, cs lo I¿ referc¡rcia al trabajo de Lewin, Lippit y white es, en este caso, obligada.
que realmente explica el poder de fascinación que en algún momcnto de la his- [istos tres autores, en una famosísima investigación analizan las repercusiones
, I
tr¡ria más rcciente ha tenid<¡ este personaje. de tres e'stilos de liderazgo diferentes apticados a clubes de niños de diez años.
Esta imagen del liderazgo -como calidad consustancial con ciertas pcrso- se trata de que todos los niños pasen por las tres formas de liderazgo y de que I
nas- que, por lo tanto, puede ser que la gente tenga o no tenga, pero que no cada líder experimente la!tres formas de dirigir los grupos. Los tres patrones
en
sc adquiere, presidió, durante los primeros cincuenta años aproximadamente cuestión sorr llamados por los autores c«lmo demcrcrático, autocráticoy laissez (
de este siglo, la mayoría de investigaciones hechas cn el campt_r de la psicología faire. En el cuadro siguiente se pueden ver las características de ca«la uno.
social. Así, los diferentes investigadores de esta época buscaban, fundamental-
I
mente, la delimitación dc aquellas cualidades físicas, psicológicas o socir¡cul-
turales que hacían de ciertas personat. unos líderes eficientes. La cantidad de l. El líder determina toda l. Toda política es asunto de l. Libertad completa para
<latos que estos diferentes estudios produjeron es considcráble, y las conclu- polÍtica. discusión y decisión de la decisión de grupo
2. La autor¡dad dicta, de una grupo, al cual el líder .. o de individuo, con
siones, corno era de esperar, para todos los gustos. Práiticamente no había en una, las técnicas y los - aninu y asiste. mínima participación
ningún rasgo de Ia personalidad que no tuviera una correlación mínima, en pasos de la act¡vidad, de 2. Perspectiva de actividad del líder.
manera que los futuros ganada durante un periodo 2. fl líder proporciona
alguno de estos trabajos, con el estatus de líder. La inteligencia era probable- pasos s€ran semPre de discusión. 5e apuntan los
inc¡ertos en gran medida. pasos generales hacia la
diferentes materiales. El líder (
dela claro que dará
mente el más frecuente, pero sin desme¡ecer otros como la altura, la seguridad rneta de grupo; el líder información cuando se le
en uno mismo, las habilidades interpersonales y un largo etcétera. sugiere dos o más
procedim¡entos alternativos
¡ida. Por lo demás, no (
part¡c¡pa en la discusión.
Una de las estocadas definitivas a la línea de investigación que considera- que se pueden escoger.

ba el liderazgo como rasgo personal la puso la famosa revisión de Stodgill de . r (


Generalmente, el líder Los miembros eran libres . U liler no part¡c¡É
dkt¿ba el trabajo por hacer de trabaiar con quien en absoluto.
ciento cuatro artículos publicados y donde afirmaba lo siguiente: y designaba al compañem desearan, y se dejó al grupo o Comentarios espontáneos
de cad¿ miembro. la divisirin de tareas.
poco frecuentes a las
o El dominador tendía a A alabaro cr¡ticar, el líder
"Una persona no se convierte en un líder en virtud de la posesión de alguna combinación 'penonalizar'' sus alabanzas
" actividades de cada
era 'otrietivo" o "se basaba miembro, a no ser que
de rasgos, sino que el patrón de las características personales del líder ha de guardar algu- y críticas al trabajo de cada en los hechos" y trataba de se lo pidieran, y no intentaba
miembro; estaba separado y ser un miembro reguhr del valorar o regular el currc
na relación relevante con las características, actividades y metas de los seguidores."
no participaba act¡vamente grupo en espírítu, sin realiza¡ de los acontecimientos.
en el grupo, excepto en las mucho trabajo.
Citado en P. B. Smith y M. Peterson (1988).Irudership, Organiattions and Culture (p. 4). demostraciones.
London: Sage, 1988. t6t : [Jh¡te y L¡ppit (¡ 960), p. ]5O.

I
I
l.:dilorial tJoc 398 llrtr()du((i(i¡r a l¿ |\i(ol()8ia s(,(¡¿l 1c, liiit()rial tl()( (
( icr 399 Jl)il{11,, Vl (;ltlr)\, Irr)vitIi(il1,]\

White y I-ippitt (1960), postcriormelttc, rcsuntcn crl scis las principalcs con- tari.s cra. c.
aquel morncnto una fbrma dc gobierno quc sc impo,ía cn cicrtos
clusiones que se pucdcn cxtracr de csta experiencia: paíscs <Jc [')uropa. l:s quiás
¡rr cllo que hace falta ir con cuidado con cicrtas inter-
pretaci.ncs que cl cstudio ha gcncrad,. De hecho,
éste no permite concruir, c.m<r
l) El laissez faire no funciona igual que la democracia: los niños rcalizan mc- a veecs se ha hcch., quc los grupos cle trabaio <Iirigidos
por un líclcr democrático
nos trabaio y de peor calidad, iuegan más. scan más eficic.tcs. I, que sí que manificsta el estudio, y cso es quiás más impor-
2) t,a democracia puede ser eficiente: aunque se tiendc a pcnsar lo contrario, tantc, cs quc hay quc tlcfinir cuárcs son ros criterios que
se tienen quc utilizar para
los grupos clemocráticos son tan eficicntes como los autocrátictls; están más mtl- cstablcccr el baremo de la eficiencia de un grupo. A
menudo se equipara eficiencia
tivados que los aut«-lcrátictls, como se aprecia cuando sigucn trabaiando aunque con prcxluctividacl. lil estudir¡ dc Lewin y de sus coraboradores
permite, sin embargo,
el líder no esté, lo que no pasa en los grup<ls autoritarios. Además, se puede apre- ¡xrnderar estc tipo de planteamientos introduciendo la dimensión clel clima soclal.
I
ciar una mayor originalidad en la democracia. lrn esta misma línca de interpretar el liderazgo antes como
un estiro de con-
3) La autocracia puede Benerar mucha hostilidacl y agrcsividad: aquí los re- ducta que cofno un rasgo pcrsonar, se desarroilan, entre
los años cincuenta y se-
sultados varían según los grupos y según el experimento, por lo que no se puede scnta, tclda una serie de estudios que introducen una variación
con respecto a
decir que sean concluyentes. Sin embargo, parece que la tcndencia apunta hacia I«r quc acabamos de explicar. Iln lugar de diseñar
situaciones experimentales
el hecho de que los grupos autocráticos pueden manifestar agresividad más fá- para desarrollar en el laboratorio, los autores que ahora
presentaremos prefieren
cilmente, especialmente hacia las cabczas de turco. estudiar los diferentcs estilos de liderazgo en organizacione:s
ya estabreci«ras, por
4) La autocracia puede crear un descontento que no sc manifieste superfi- nredio del us. de cuesti<¡narios donde seguidores y líderes
expresan sus percep-
cialmente: ésta es una conclusión que puede parecer arriesgada; pero de hecho ciones de la conducta del líder.
los únicos casos de renuncia se encontraron en niños que en aquel momento F.n la ohio state university se reunió er grupo más productivo
de estos investi-
participaban en un grupo autocrático; y, habiendo preguntado a viente niños gadores. sus resultados se concretaron en la delimitación
de dos factores, indepen_
qué líder les había gustado más, diecinueve prefirieron al democrático por en- dientes el uno del otro, que parecía que eran fundamentales para
comprender el rol
cima del autocrático. de líder: nos estamos refiriendo a la consideración y a la
iniciación de estructura. La
5) La autocracia genera más dependencia y menos individualidad: fue en los consideración tiene que ver con la conducta socioafectiva del
líder; es decir, aquella
grupos autocráticos donde se registraron más conductas catalogadas como "su- que va dirigida a la expresión de respeto por ras opiniones
y sentimientos de ras per-
misas" o "dependientes"; las conversaciones eran menos variadas. La impresión sonas que lo siguen, y también a una preocupación por su
bienestar y satisfacrión.
del observador es que se da una pérdida de individualismo. I¿ iniciación de estructura hace referencia al grado en er que el
líder organiza y de-
6) En la democracia había más atención hacia el Srupo y más amistad: esto se fine su relación con sus seguidores; es decir, conductas como
asignar roles y tareas,
puso de manifiesto en una tendencia a preferir el pronombre nosotros por encima establecer normas o evaluar el rendimiento. El líder eficiente
era considerado aquel
del ¡,o en los grupos democráticos, o Ia mayor frecuencia de observaciones centra- que puntuaba alto en estas dos dimensiones.

das en el grupo, como también de observaciones amistosas y de elogio mutuo' contemporáneamente a ros trabaios del grupo de ra universidad
de ohio, Bales
( desarrolla un sistema de categorías para poder observar grupos
de laboratorio. su
-
Au.rqre en'el estudio se iusto decir
utilizan tres estilos de liderazgo diferentes, es punto de partida es que la razón de ser de todo grupo pequeño
es la rearización de
que el verdadero obieto de la comparación es demostrar que es meior estilo el de- alguna tarea. En función de eso, hay dos grandes grupos
de conductas que contri-
mOcrático que el autocrático. Para entender esto, hay que situar historicamente este buyen de alguna manera a este fin: conductas centradas
en ra tarea y conductas so
trabajo -algo que finalmente siempre resulta muy útil para poder interpretar el sen- cioemocionales. [.os ¡esultados de diferentes observaciones apuntan
hacia el hecho
tido de ciertas investigaciones. Realizado en los años treinta, los regímenes autori- de que, a medida que el grupo se desarrolla, van surgiendo
especialistas en cada una
(

!o Iilitorial tJO(l 400 lrrlrotlr¡rtiirrr r la ¡rsiurkr¡¡ia s<rial . lilit()rial (l()( .10 I Oal)itulo Vl (;ulr)s, Ilovilliciltos..

de estas orit:ntaciones, de tal ntattcra quc aqucll<ls quc eicrcr:tt utt lidcrazg«r cn la Qucda hasta,tc claro, dcspués de ra revisión dc estos úrtimos trabai,s quc
tarea, difícilmcnte lo hactn tantbión cn l<ts aspectos socitrcm«rcio¡ralcs. acabar.¡l.s tlc vcr', cruc, aunque (
¡rueilan recibir nombres difercntes, hay ir.s di-
h'inalmentc, con rcspccb a cstc rcpaso dc algunas dc las crxttritruciottcs ctr el cs- nrc'sioncs quc sc c.nsideran importantes en la conducta de liderazgo:
la tarea
tudio del liderazgo como cstilo de conducta, tambiérr hay quc rcfcrirse al trahaitl dc y las pcrs.nas. l)c kr único quc sc trata, si seguimos este modekl,
es de averiguar
Blake y Mouton. Estos invcntan la farnosa "parrilla dcl lidcrazgo". lrn esta
aut<¡res cuál cs la cr¡rnbi¡raciiln adccuada para conseguir la meior conrlucta
o c.stilo cle
misma línea de los autorcs quc acabanios de mencionar, ltlakc y Mouton hablan lidcrazg,. sin crirbar¡¡<1, c.rn. ahora verenlos a continuación, la posibili<tad
de
también dc dos dimcnsiones básicas a la hora de analizar cl lidcrazgtl, las cuahs ha- que ¡rucda habcr un dcterminado estilo de liderazgo que
sea er mejor para cual-
ctn refercncia a la tarea que hay que rcalizar y a ias pcrsorras quc cstán implicarlas quicr situaci(rn ha sidcl puesto seriamente en duda. A los enfoques
que han se-
en ella. Así, un líder puedc exprcsar difcrcntes grados de interé's por la tarca y difc- guido estc punto de vista sc les llama situacionales.
rentes grados tle rnterés por las persclnas. '['ildo puetle represcntarsc gráficanrcttte,
en la ya mencionada parrilla, de la mancra siguiente:

2.2.3. El liderazgo como firnción de Ia situación {


Flgura 6.1

Así pues, si n. hay un cstiro de riderazg. que nos garanticc


er éxito de una
gestión, ¿de <¡ué ..s p.denros fiar? algún factor que sea determinante?
¿Hay
La respuesta que se da desde rlste punto de vista es sencilla:
depende de la
situación. Etectivamente, el éxito o fracaso de las actuaciones del
líder de_
pcnde, fundamcntalmentL,, <ie las características cie la
situación en la que se
hacen y no tanto dc sus caracteiísticas pers.nales. un mismo
líder pr-rede ser
eticaz en una situación y absolutarnente ineficaz en otra.
L)e las teorías situacionales, la más destacada, sin duda, es la teoría de la
contingencia de l'iedlt:¡. Este autor se propone determinar qué tipo de ric.lerazgo
(
es más efectivo para cada tipo rje situación. Fiedler identifica dos estilos de lide-
razgo, entendiendo por estilo de liderazgo ,,un sistema relativamente (
consis_
tcnte de interactuar con otros que ocupan una posición suborclinada,,
(Fiedler, 1971, p.640): motivados por la reración y motivados
por ra tarea. I
Los primeros son personas que tienen como principal obietivo
el manteni-
miento de relaciones interpersonales próximas, y los segundos tienen I
conro
obiet¡vo fundamental er cumplimiento de la tarea gr'upal. En cuanto (
a ra si-
tuación, Fiedler habla de tres aspectos importantes. partiendo de la
Lrase de
que la relación líder-seguidores es una relación de poder, en que (
la el líder trata
de inflr¡ir a sus subordinados, hay tres aspectos que pueden influir:
la relación (
Fuente: Elake y Mouton (1985, p.l2). líder-miembros del grupo, er grado de estructuración de la tarea y posición
la de
e |ditorial tl0(i 4()2 lrrlr,¡hretiorr a la ¡rrie[hr¡ia rttirl .c, l:dit()rirl ( I( )( ,103 (.Jl,ltr¡l¡) Vl (;ltl¡)t. t¡t\,villt¡(tlils

podcr del tídcr. t,a cornbitracitin dc cst<ls tres aspcct()§ da c<l¡ntt rcsultadrl 2.3. C«¡hesién
ocho pclsibilidaclcs, quc vatt de la más favorable para el tíclcL a la más dcsfa-
vorable. sc trata, c. estc cas., de un co,cepto que ha sicro planteatl, por much.s
au-
A partir de aquí, l:iedler analiza qué estikr cle Iidcrazgo sc tnucstra más torcs como n.ci(rn cc.tral c, el cstudio de ros grupos (Mais,nneuve, 196g). Se
efectivo para cada situación. Éste es el gráfico con los resultados: ha llcgado a dccir t¡uc cs la cohesión lo que tla distinción
al grupo y lo que
lc difere.cia tlc una simple agrcgacitin de individuos.
Sin embargo, no esta-
flgura 6.2 mos antc un tema al que todo er mundo se refiera
en eI mismo senticro. Así,
schachter, lillcrtson, Mcbride y Gregory (1951) crasificaron
los diferentes signi-
ficaclos otorgados al concepto de cohesión en dos
grupos:

l)
Aquel f.rmado por las «lefiniciones que hacen referencia a
argún aspecto
<Ie los proces.s grupares. cohesión equivale, en este caso,
a términos como monrr,
eficiencia o espíritu de grupo.
2) Aquel otro en el que
las definiciones se rcfieren funclanrentalmente a la
(
atracción que el grupo tiene para sus miembros. De hecho,
son muchos los in_
( vestigadores que han iguaratro el concepto de cohesión
aI de atracción.

La defi.ición de cohesión que, probablemente, ha sido más citada en


er con-
vvl iunto dc trabaios sobre este tema pertenece a est€ grupo que la equipara con
ra
(
atracción:

(
"[a cohesión esl la resultante de to«las las fuerzas que actúan sobre los miembros
para
que permanezcan en el grupo.,,.
(
L. Festinger (1950). comunicación sociar informal. En D. cartwright
y A. Zander
{ (1968), Dinámica de grupos. Investgación y teoría (p-20g).
México: Triilas, 1977.

tuente: F¡edler (196E, p. 407).


A partir de esta concepción de la cohesión en términos
de atracción, han sido
muchas las investigaciones que han invertido esfuerzos para
concretar cuáles son
Lo que Fiedler (1971) subraya a la vista de los resultados es que puede ser tan los efectos que la cohesión tiene sobre ros miemtlros y
el funcionamiento grupar.
bueno un líde.r orientado a la tarea.como un líder orientado a las personas; lo cartwright (1968), por eiemplo, lo sintetizó en una lista de cuatro consecuencias
único que hacé falta es que se le coloque en la situación adecuada. No hay líde- fundamentales: un grupo con cohesión hace que sus miembros
se mantengan en
res buenos ni líderes malos; en todo caso, cuando un líder no funciona, hay tres el grupo; cuanta más cohesión, más poder posee er grupo
sobre sus miembros; al
soluciones posibles: a) entrenarlo para que cambie de estilo, b) asignarlo a una aumentar la cohesión, se produce un aumento de la frecuencia
en la comunica-
situación para la que sea adecuado, c) cambiar la situación a fin de que corres- ción entre los miembros, como también un mayor grado de participación
en las
ponda al estilo de líder. actividades del grupo y un descenso de las ausencias; los grupos
que tienen cohe-
(

e lldit(,rial t I()( (
r!, tiditorial tJO(l {o.l lltlr(xl(¡c(iotl a l¿i l,sit(tl(,¡iia s(f,ial 405 (lal)ítuk) Vl. (;r¡l\)s, ltroviltricIto\.

sión hacen aumcntar la aut«rcstima dc sus micmb«ls y ¡rrtxlucctr utr dcsccns«l dc d.ming. ¡rr la tarde, hasta r.s más serios, como puecre ser decidir una actua-

su ansiedad. ci<i¡r laboral con l<ls cclmpañcros de trabaio. Además,


resulta quc nuestra vicla
Más tarde shaw (1976), en su valoración dc los c§tudios sobrc cohcsi(ln, ha- está fucrtcmente i¡rfluir-la por clecisiones que
otros toman en grupo: pclr ejcm-
(
bló de cuatr«¡ variables con las quc ésta sc había relaci«.¡nad«l: plo, cuando cl (ir.scjo cle Ministros <Iecide elaborar
una política presupuestaria
rcstrictiva, . cuanclo cl consejo dc A«Iministración
de una multinacional como (
a Cohesión e intcracción: los datcls apurltan hacia el hecho de que la cantidad la Volkswagen decide clt:smantelar una cre sus plantas
de producción cle coches.
y la calidacl de la interacción están relacionadas con la cohesiírn gLupal. l.a l',1 hecho de que ras decisiones grupares
tengan esta repercusión ha [eva«lo a
(

cohesión, siguiendo esta línea dc investigacioncs, facilitaría la interacción I'spsicókryos sociales a tratar de averiguar cuáres
son las ventajas y los inconve-
verbal e incluso repercutiría en el contenido mismo dc [a interacci(¡n. Ésta nientes de t<¡mar decisk¡nes en grupo. I.os rJatos, sin
embargo, no parecen muy
sería más positiva en los grupos con cclhesiÓn que cn ltls gruptls sin cohesi«in. alentadores. [)c hecho, uno de ros estudios más famosos
y más citatlos sobrc la (
a Cohesión e influencia social: parece que cuando los miembros Se sienten atlaí- toma de decisiones (fanis, r97z) tratadehasta qué punto
puede lregar a tener ma-
dos por el grupo, hay una motivación por comportarse §e8ún los deseos de los las consecuencias una decisión tomada en grupo.
Los estudios que presenta (
Janis
otros miembros del grupo con el fin rle facilitar el funcionamiento grupal' secentran en decisiones tomadas por diferentes comités de gobierno
de Estaclos
(
a Cohesión y productividad: los grup<ls con cohesión alcanzan aquellos tlb- unidr¡s en difelentes momentos de crisis: durante la Segunda
Guerra Mundial, la
sin
ietivos que consideran como propios con más eficiencia que los Sfupos guerra de corea, etc.un, de los casos de ros que se ocupa es er de la decisión to (
cohesión. mada por Kenedy y su comité asesor, en 1g61, de apoyar
a un grupo cre anticas-
o Cohesión y satisfacción: parece una consecuencia razonable de la ct'¡hesión tristas que pretendieron invadir cuba a partir de un desembarque
en la L¡ahía
en términos de atracción el hecho de que los miembros se sientan satisfechos de Cochinos. La operación en cuestión fue un auténtico
desastre. El análisis
de pertenecer al grupo. Difícilmente alguien se sentiría atraído por un grupo que Janis hace del proceso por el que se tomaron las
decisiones lleva a este au_
que no le proporcionara algún tip<l de satisfacción. tor a pensar que la responsabiridad del fracaso hace farta atribuirra
a un tipo
de funcionamiento al que llama pensarniento grupal:
I
Algunos de los problemas que la caracterización de la cohesión en térlninos
cle atracción interpersonal comporta se encuentran en Ho88 (1987, 1989), que "Por pensamiento grupal, Janis se referia a ras situaciones en
ras que er estiro de
lider.azgo, la cohesió¡r grupal y ra crisis combinados
remarca especialmente cómo falla este tipo de consideración cuandt¡ hablamos lrevan a la supresión del di- I
sentimiento en ros grupos hasta tar punto que ros miembros grupales
de grupos mayores en los que los miembros no Se Cónocen entre sí y no pueden yando políticas (normas) que son extraordinariamente
acaban apo-
desconsideradas.,, (
sentirse, por lo tanto, unidos por la atracción. En «lefinitiva, para Hogg, el con-
R' s' Baron, N. L. Kerr y N. Miller (r99zr. Group
cepto de cohesión como.atracCión es eminentemente reduccionista, y Se en-
process, Group Decision, Group Action
(p. 7l). Buck. (
Cuentra en la línea de asimilar la conducta grupal a la conducta interpersonal.
En su explicación de este fenómeno, Doise y Moscovici (19g4)
resumen las
raz,nes queJanis ofrece para explicarestos fracasos grupales
en Ia toma de de-
2.4. Toma de decisiones cisiones:

Tomar una decisión en Srupo es una experiencia por la que seguro que todos 1) una creencia indiscutida en la moralidád inherente al grupo que
[eva a
han pasado alguna vez. Los contextos pueden ser muchos y variados, y van des- sus miembros a no tomar en consideración las consecuencias
morales o éticas
de los más lúdicos, como decidir con el grupo de amigcs qué película ir a ver un de sus decisiones.

{
lor« u..ó, ¿ l¡ l)iiLrl(,8¡r rÚrl ( :¿l¡il(lr) Vl (nrr(¡t, rtr{ryin¡&nrx

2) Una cualquicr oricmbro dcl Srupo quc expresc ar8u-


prcsi¿)n dirccta sobrc hllho rrsultaba bastante sorprcndcntc dadoque contradecía las teorías disponiblcs
mcntos cn contra dc los estcrc(,tiPos, ilusi(xles o compromisos del 8ru[x). cn aqucllos momentos, quc prcdetían más bien que
la discusión grupal tenía un
3) Ia autftcnsura dc aquellos quc se dcsvían delconscnso aparcntc dclgru¡xr. cfcck) modcrador de las opinioncs dc los miembros
del grupo. lll cas<t es, sin cm-
4) La ilusión compartida unárlimcmcnte sobrc los iuick)s ct¡nft¡rlncs a la bar8o, que bs estudiows dc losgru¡rs sc vicron
obligados a explicar aquclla rareza
opinión de la mayoría. y tuvicron que gcnerar un montón dc bibliografía para
¡ustif¡car el fenómeno,
crrmo grr eiernplo, quc el ricsgo cra un valor curtural
o que los individuos arr¡§g¿-
En definitiva, al g€nerarse una falsa scnsación de consenso, los miembros del dos son más influyentes. pGtcriormentc, no
obstante, se dcmostró que los grupos
grupo, procurando que éste se mantenga, pierden su capacidad crítica. Estt itr- también podian mostrarse más conservadores, por que
lo eltér mino poluización rc_
terés por evitar el conflicto dentro del Srupo acaba llevando a una disminucion cmplazó el de ris/<¡ s/ri[, que quedó subsumido como
un caso particutar de aquél.
de la calidad de la toma de dccisión. Quiás los que más han cootribuido a la difusión y popularización del fenóme_
Para evitar estos penosos efcctos del pensamiento Srupal, llaron, Kerr y no de la polarización son Mosc-ovici y Zavalloni.
tttos investigadores diseñaron un
Miller (1992) recogen cuatro precauciones que se derivan de los estudios so- experimento con t¡es momentos: ,,prcconsenso,,, ,,consenso,,y ,,postconsenso,,.
bre este tema: En cada uno de estos momentos, se medía la opinión; por lo
tanto, se obtenía la
opinión previa individual, la op¡oión grupal y la op¡nión
dr cada uno después de
l) l)romover la discüsión abielta de todas las alternativas. la discusión g¡upal. l,os resultados indican que los miembros
delgrupo desplazaban
2) Considerar escenarios del tipo "en el peor de los casos" y crear planes de su actitud hacia el extremo de la escala conservando
el signo inicial. Otras cofrobG
contingencia. raciones serían las siguientes: cuanto menos impliü
la decisión en el grupo, meno§
3) Prevenir a los líderes de no defender ningún plan en los momentos ini- §e desviará de la media de las op¡niones
individuales; que el consenso grupal cam_
ciales de la discusión. bia las opiniones y preferencias individuales, y que la
discusión .st.u.ttr-ru t .ornu-
4) Hacer revisar las ideas Srupales por expertos externos y abogarlos del diablo. nicación y la información en torno a una dimensión normativa
(Moscovici, l9ti5).
Morales (1989) hace una recopilación de las cuatro apo¡tack)nes
más signifi_
El pensamiento Srupal no es, sin embarSo, el único efecto estudiadoen cuan- cativas que comporta el estudiode la porarización en
el marco de los fenómenos
to a la toma de decisiones grupales. Otro fenómeno que ha sido muy trabaiado grupales:
es el que se conoce con el nombre de f¡ola rización grupal. Éste es un fenómeno
que consiste en la extremización de los iuicios como con§ecuencia de la di§cu- a) Pone de relieve uno de los mecanismos por los que el grupo
pequeño in_
fluye sobre las actitudes de sus miembros y permite
sión grupal: explicar la resistencia al
cambio de pautas de conducta de grupos con cohesión.

"[¿ opinión de un grupo implicado en una toma de decisiones tenderá a ser más ex- b) Proporciona una buena base dcsde la que explicar el caso
del pensamien-
trema en Ia dirección de la norma que las opiniones iniciale§ de sus miembrcs." to grupal, además de dar una guía del papel que puede jugar
el líder en las dis_
cusiones grupales.
5. Moscovici.(1985). Social lnflt¡ence and Contormity. En G. Lindzey y E. tuonson
(FA.), The Hondtuok of Sociol Psychology (p- 397). New York: Random Hous€. c) Pone sobre la mesa la vieia idea lewiniana de la existencia de procesos
grupales
Stoner es et primero que puso en eüdencia este fenómeno que inicialmente se d) Permite el estudio de una gran cant¡dad de fenómenos de interés
para Ia psi_
conocía comó (desvío hacia et riesSo'), Pu6to que el 8rupo mo§traba una
risky sftilt cología, como la relación de las actitudes y el cambio
de actitudes con ras nom¡as
tendencia a tomar decision6 más adesgadas que los miembros individuales. E§te sociales generales.

(
(
o hliro¡ial u(rc 408 hrtrGrucri(rr a la Psi«)l()Bía rf,ial (9 Editori¿l t,O(: 4U) (zPitulo Vl. (;ulur. Itovirtrieiltos..
(
(
2.5. I.os pnocesos de comunicación sólo era posible ¡nsarse notas escritas y sólo a aque[os quiencs
a tenían acce§o, ro
cual variaba sryún cuatro re«les dc comunicación diferentes. (
Parece bastante plausible pensar que, si hay alguna cosa que tienc quc scr
determinante en la vida de un grupo que se ha marcado unos obietiv<ls comu- f§wa6l (
nes para todos sus miembros, ésta tiene que ser la comunicación. Obviamcnte,
(
el hecho mismo de que puedan compartir unos obietiv«rs se tiene quc basar en
la posibilidad de que los miembros del grupo puedan cofnunicarse entre sí. Y : l,:i'. 1 .1..r': ..i (
si hace falta una acción coniunta con el fin de alcanzarestos obletivos, ésta no ':lir,..r"); . , -

se puede desarrollar sin un mínimo de comunicación. No en vano oímos muy (


a menudo que los grupos tienen problemas de comunicación, que son inter-
(
pretados como un obstáculo importantísimo para la consecución de las metas
grupales. No es extraño, pues, que en el coniunto de la literatura centrada en (
los grup.rs se puedan encontrar un buen número de contribuciones dedicadas
a acla¡ar en qué consiste una buena comunicación y cuáles son los efectos que (
diferentes formas de estructuración de la cornuñicación pueden tener sobre la
(
actividad grupal.
Para hacerse una idea del tipo de investigaciones emprendidas sobre comu- (
nicación, mencionaremos las investigaciones de'Bavelas (1950, l95l) y L€avitt
(1951) sobre redes de comunicación y rendimiento de grupo. Esté último autor, (,
a paftir de los trabaios anterio¡es de Bavelas, investigó la incidencia que tenían
(
en la actuación del grupo cuatro tipos dife¡entes de redes de comur¡icación en
grupos de cinco nriembros. [¿ tarea que los grupos tenían que realizai consistía (
en averiguar cuál era el símbolo que todos los miembros tenían en común. Para
llevar a cabo esta tarea contaban, cada uno de ellos, con un cartón con cinco de segrin el trabaio de Leavitt, se puede concluir que la persona
(
qud ocupa un
estos seis símbolos posibles: lugar central es más probable que sea reconocida como
ríder. B posible que (
esto sea debido al hecho de que la personi que ocupa er
rugar central dispone
ñgue6.! de más información que ras otras. Igualmente parece que
los errores cometidos
(
por el grupo están en función del patrón comunicativo,
por ro que una red
centralizada eficiente para la solución rle probiemas. Estudios posterio_
es más
(
(shaw,
res 1976) indican que esto es asÍ sólo si la tarea es sencila,
ya que cuan- (
do aumenta la complefidad, es meior una red descentrarizada.
[¿ moral es
- fuí, pues, los suietos tenlan qrre colaborar entre ellos con el fin de resolver su también diferente según la posición y según er grupo-: parece
que las personas
(
tarea con éxito, pero cualquier comunicación no era posible Dado que cada in- que ocupan lugares centrales se sienten más satisfechas;
en e§te sentido, pare-
dividuo estaba solo en un cuarto, tenían que seguir unas reglas para comunicarse: ce que los grupos descentrarizados muestran una mayor
(
satisfacción.
(
(
q, l:dil(trial l-l(X: 410 liltr()dr¡cci(iu a la PSi«rlogi¿ v(¡al c) l:d¡kx¡al tl()(l (á|liluhr Vl. ( ;ulxrs, r¡t(,\,iil[cItos...
4l I

3. t-as relaciones intergrupales obviamcnte, krs niñcls no sahían quc cstaban participan«I«l en un cxpcrimcnto
y
quc emn t¡hservad<¡s y eran cstudiados por unos
monitOres quc cn vcrclad eran cx-
Desgraciadamente, cstamos bastante acostumbrad<)s a encontrar noticias cn ¡xrimcntadorcs. A ¡resar tle que sc trata de tres experinlentos y tle quc n(, sicmprc
los periódicos quc sirven perfectamentc como eiemplos de lcl quc son las rclack>
hut¡icron las rnismas ctapas los unos y los otros, seguirem's el csqucma
crc ex-
plicación del propio shcrif (1967) y
nes intergrupales. l¿s guerras, concretamente, constituyen el caso paradigmátic«r r)asarcmos a reratar ras difercntcs fases que
comprcndcn.
de una relación intergrupal, es dccir, una relación entrc individuos cn términos
de su pertenencia grupal. En una batalla se pueden encontrar cara a cara Juan y
Pedro, pero si intentan matarse el uno al otro no es porque se trate de Juan o Pc- ' l)
Etapa de las elecciones espontáneas de amistad interpersonar
dro, sino porque uno y otro pertenecen a dos grupos que cstán enfrentados. Es
[§ta etapa c'rresp.ncre sólo a los d,s primeros campamentos.
L,n el tercero,
decir, uno y otro sólo se quieren dcshacer del miembro de otro grup<1. los niñ<¡s pertenecen a dos
¡;rupos diferentes rjesde er primer momento; de hec-
Ciertamente, se trata de un caso de relación de conflicto, que no es la única ho, inicialmentc ni siquiera saben que hay otro grupo acampado
cerca. En esta
mancra que tienen los grup<ls de interactuar. Sin embargo, los estudios dedica- primera fasc, los niños participan cn diferentes activi«rades
ribremente, y esco-
dos al análisis de este tipo de situaciones, quizás por el alcance de las consecucn- gen libremente las amistades, los com¡rañeros de comedor,
etc. cuando ya l.ran
cias que pueden tener, constituyen el grueso del material
disponible. ¿Qué lleva participado en difercntes actividades, informalmente, se les pregunta
cuáles son
a dos o más grupos a enfrentarse? ¿Qué tipo de procesos activan en el interior sus meiores amig<ls. Una vez recogidos estos datos, son distribuidos en dos edi-
del propio grupo una situación de conflicto con otro grupo? ¿De qué manera ficios, dc manera que aproximadamente ros dos tercios de ros
mejores amigos
podemos intervenir para poner fin a un conflicto intergrupal? Ésta es la clase de queden en el otro edificio. Después de que han sido formados
los grupos, resulta
preguntas a la que trataremos cle dar respuesta a continuación. que cjando se les vuelve a preguntar por sus amistades,
éstas se encuentran,
mayoritariamente, entre los miembros de su grupo.

3.1. Teoría realista del conflicto 2) Etapa de formación de grupos


se separa a los
sujetos en dos grupos lo más iguarados posibre en términos de
tamaño y habilidades de sus miembros. por otro lado, los niños
Esta teoría parte de la idea de que el conflicto aparece cuando entre dos grupos se van ocupando
de diferentes actividades que requieren actuaciones-interdependientes
hay metas mutuamente incompatibles. Es decir, que el hecho de que un grupo entre los
chicoc de un edificio con el fin de alcanzar una meta.oil*, y
alcance su meta implica necesariamente que el otro no la pueda alcanzar. Para po- up;ñ."" bastante
rápidamente un líder y unos ayudantes, cosa que indica que
der poner esto en evidencia, Sherif llevó a cab una serie de tres experimentos en se ha formado una

-oryanización de grupo. Mediante observaciones y una especie de experimento


unos campamentos de vacaciones, que se han convertido en un clásico de la dis-
con una diana, los investigadores comprueban que los chicos valoran
ciplina. A continuación presentaremos los detalles más importantes del experi-, a sus com_
pañeros segun el estatus que t¡enen, de manera que cuanto
más estatus tiene al_
mento.
guien, más probable es que sus actuaciones sean sobredimensionadas.
Los experimtntos de Sherif fueron llevados a cabo los veranos de 1949, 1953
y 1954 en unos campos de vacaciones de niños entre once y doce años creados para
la ocasión. Se trataba de niños blancos, de clase media, que no se conocían previa- 3) Etapa de conflicto intergrupal
mente y que serían seleccionados atendiendo a unos criterios de "normalidad psi- cediendo, aparentemente craro está, a las demandas de ros chicos,
Ia dirección
cológica" y de similitud en cuanto a la procedencia sociocultural y económica. organiza una serie de iuegos compegtivos -béisbol, fútbor, pruebas
de fuerza, etc.-
(

t:di(orial (,(Xl 4t2 l¡rtroLl((.ioil (


lcr d ld P\icol¡,¡lid so(rJl cr [(lilori¡l I lO( ] ,lll {.a¡ritul, Vl ( ;l¡lx r\, r¡lovitIir¡tlo).
' .

que implican un l)rcmio para c[ grulx) ganador. El grupo pcrdet.l<lr no ticne quc rc- h.ls cle krs «lrs rJrupos cmpiczan a sentirse más amigos, hasta cl punt, de que
cibir nada. (i¡mo consccucncia clc «rit(), ric prulucen dos cfcctos fundamcntalcs: dccidcn volvr:r c<¡n el mismo autobús. (
Qucda clarr, pues, que ha sido la p,sibilidad de c,laborar lo quc ha pcrmiti_
. Por un lado, las relacit¡nes con los miembros dcl otr«l grupo se tletcrioran d'cstablcccr unas buenas rclaciones cntrc' ros niños. sin cmbargo, observando
por momentos. [.os insultOs, las peleas y las incursioncs acaban sicndo el detallaclamc¡rtc el relatode los expcrimentos de Sherif, se puede
apreciar quc los (
pan dc catla día. No tcncmos que olvidar quc, al rncnos cn krs dos primcros niños se mucstran competitivos cntrc cllos incluso antes
dc cualquier contack);
carnpamentos, los niños ticnen sus meiores amig<-rs e n el otro grupo. es dccir, no hace falta que haya una incompatibiridad
entre los grupos para la
. Por el otro, aumenta considcrablemente la solidaridad, la coopcración y la dc metas. Es precisamente este detalle una de las razones impor-
moral intragrupal. Incluso en una serie de microexpcrimentos que los ni- -c'onsccución
que llevó a toda una serie r-lc otros investigadores a profunclizar
tantes
el tema
ños realizan como iuegos, se puede obaervar que aparcccn sesg«rs que favo para adivinar qué es el mínimo que hace falta efectivame,te
para desarrollar un
recen al propio gru[xl t:n la formación de juici<ls, actitudes y prcferencias conflictc¡ cntre grupos.
sociométricas.
I

4) Etapa de cooperación entre grupos: reducción del conflicto entre grupos 3.2. La teoría de ta identidad social
[:sta etapa corresponde sól<¡ al último de los tres experimcntos hechos eti
(
los campamc'ntos de verano. La idea de partida era comprobar si lo que hasta teoría, aplicada al caso de las relaciones intergrupales, intenta
L,sta
detenni-
entonces se tenía como válido para la reducción dcl conflicto, que había quc nar si es cierto que hace farta u.a incompatibilidad de metas
entre grupos para (
proporcionar una "información correcta" a los grupos implicados, era acerta- dar origen a un conflic'to entre éstos. 1'aifel y sus colaboratlores
diseñaron una
tio o no. - st'rie de expcrimentos donde ponían <ti manifiesto que ra discriminación inter- (
iln r¡na primera fase de esta etapa, los experimentadc¡¡es.i-ntroducen una grupal aparece incluso en casos en los que los grupos implicados
son temporales
serie de situacioncs que iarplican contactos entre los grupos en situaciones y sin casi sentid<l real, ya que la mera categorizaci,n es
(
suficiente. En el experi_
consideradas como agradables. En lugar de reducir el conflicto, estas situacio- mento clásico, se pide a los arumnos de una clase que expresen sus preferencias
(
nes propician oc¿siones para insultarse y seguir enfrentados. En una segunda sobre cuadros de pintores de ros que nunca han oído habrar
antes -*s decir, una
fase, los experimentadores procuran introducir metas supraordenadas con el tarea que se puede considera¡ poco importante para ros suietos. (
A partir de aquí,
fin de reducir el conflicto. se les indica si el pintor que les gusta es Klee o Kandinsky
-las dos categorías. En
Por meta supraordenada, Sheriff entiende una meta que es inalcanzable por realidad, la adscripción a uno u otro grupo es rearizada al azar por
ros experi-
(
un solo grupo en solitario. Va m᧠allá, por lo tanto, de la noción de meta co- mentadores, y ros cuadros que han contemptado en ras diapositivas
también (
mún. Otra implicación de su definición es que la meta supraordenada reempla- han sído atribuidos a uno u otro pintor ar azar. L,os niños sólo
saben a qué cate-
za las otras metas que pudiera haber anteriormente. goría pertenecen ellos, ignoran la identidad de los otros
miembros de las cate- (
De esta manera,_-los dos grupos de niños se tienen que enfrentar a una serie gorías. Durante el experimento, y eso es importante
como contraste con lo que
de problemas comunes cuya solución pasa necesariamente por la colaboración: hemos visto del de Sherif, ros sujetos no interactúan entre sí. (
se trata, pues, de
encontrar r¡n escape de egua en las cañeríasque iban del depósito al campamerr- una situación de grupo mínimo. A partir de aquí, se aísla a
cada suieto un rato
to, reunir bastante dinero para alquilar una película, e estirar una cuerda con el breve y, con el pretexto de que se trata de un experimento (
de toma de decisio-
fin de arrastrar el camión "estropeado" que lleva Ia comida para todos. Comc: nes, se pide a cada niñoque adiudique diversas cantidades
de dinero a otros dos (
consecucncia de estr:s episodios, la hostilidad baia gradualrnente y los miem- niños cn función de unás mairices que res proporcionan ros experimentadores.

(
I
c. liditor¡al (J(x: 414 liltr()ducci(iil a la ¡rsicolol¡ia strial ,.c, []dil()rial t,(X 4 1.5 ()¡ritulo Vl. (;upos, nlovi¡l¡ielttos..-

Tabla 6.2 la mcdida en la que csta pertencncia c()ntribuyc, como también ya se


ha dicho,
Elemplo de matr¡z al autocclnccpto tlcl individu{1, hace tatta que cl grupo al que un«r pertenece
ob-
tcnga una valoració¡r positiva. Y ar¡uí cs doncle sc cxplican los resultados del ex-
Estos números son Premios Para:
pcrimcnto: los.sujctos han buscado esta iderntidad social p<lsitiva por medio
miembro núm. 74 de
del grupo Klee 25 2) ls 17 15 ll ll 9 7 5 3 I un mccanism<l de diferenciación del pr«rpio grupo respecto del otro. y para bus-

mhmbro núm. 44 19 l8 16 15 14 1l 12 l1 l0 9 8 7 car esta "distinción positiva" han utilizado la única dimensión que tenían al al-
del grupo cance, el reparto del dinero, de manera que favorecieran al propio grufrc.
Kandin*y
con toda seguridad estos experimentos y Otros derivados han originado mu-
Por favor, rellenad en los espacios de la parte inferior los números
que corresponden a la casilla que tutÉis escogido: chas más valoraciclnes y discusiones, pero en todo caso no es nuestro interés alar-

Cantidad garnos en esta cuestión. l'an sólo cpnviene remarcar el aspecto más sopren«lente
dc los ¡esultad<ls: el hecho de que se clesarrolle una discriminación intergrupal sin
Premio para el miembro núm. 74 del grupo Klee 21
la existcncia de ningún conflicto, kl cual contradice los planteamientos de Sherif
Premio para el miembro-núm. 44 del grupo Kandinsky 17
que veíamos más arriba.
f6t : T.if.l (¡981), P. ]07

El suiet<l desconoce la identidad <Ie aquellos a quienes reparte el dincro,


sólo sabe el código numérico y el grupo al que pertenecen. Se forman tres tipos
de pareias, de tal manera que unas veces tiene que repartir el dinero entre un
4. Procesos colectivos e instituciones sociales
miembro cle su grupo y otro del Otto srupo, otras a dos miembros de su mismo
Se les informa de Así explicaba La vangutrdia el atentado contra el general Martínez campos
Srupo yr finalmente,_otras a dos miembros del otro 8rupo.
que al final del experimento recibirán la cantidad que les hayan adiudicado en Barcelona en 1893.

sus compañeros.
Las matrices estaban diseñadas con el fin de poder evaluar qué estrategia de "El ruido de las detonaciones y el espectáculo de la caída del general, después de los
reparto seguia el sujeto. Eran posibles las siguientes: máxima ganancia coniunta primeros segundos de estupor, produieron en la multitud et pánico consiguiente;
hubo carreras, desmayos, atropellos; las puertas de las tiendas y de los baliones se
(es decir, escoger-el reparto que implicaba más dinero en valor absoluto), máxi-
cefraron con estfépito 1i todo el mundo pensó únicamente en ponerse fuera de pe-
ma ganancia para los miembros del propio grupo (endogrupo), máxima diferen- ligro. El asombro y la confusión h¡zo que algunas personas rodaran por el suelo y
cia a favor det endogrupo incluso a costa de ganar menos el propio grupo, e se hicieran contusiones; también eran atropelladas por los otros que, pensando
sólo
en escaparse, pasaban por encima de los que se habían caído. Nadie se preocupaba
imparcialidad. Hay dos resultados que indican la existencia de discriminación
de nada más que no fuera huir, y deiaban abandonados unos bastones
sin conflicto real apalente: por una parte, la fuerte incidencia que tuvo la estra- ¡sombreros;
algunas muieres también perdieron los parasoles y los sombreros en la huida, y
des-
tegia de máxima diferencia en situaciones de repartir dinero entre niños de gru- pués, en la calle de las corts, se recogieron algunas piezas de vestir e
incluso una
vaina de sable."
pos diferentes; por la otra, el hecho de que, al tener que repartir entte dos
miembros del propio grupo, estaban más cerca de la máxima ganancia con¡unta
que cuando repartían entre dos miembros del otro grupo (ex_ogrupo). La reacción de la gente al oír las detonaciones parece comprensible:
¡carreras,
Efectivamente, tal como ya se ha visto en el segundo capítulo, según la teoría desmayos, atropellos, "¡sálvese quien puedal" que diríamos. una conducta pro-
( de la identidad social, ésta deriva de la pertenencia a un 8rupo. Ahora bien, en - ¡iia de una multitud, un gentío cuyas reacciones parecen imprevisibleq por ser

(
(

ü tililorial l,OC 4l(, lIt()dr¡((i()lr ¿ la ¡)sicol()8ia s((i¡l (c) t:dilorial t l()(


(
4t7 (:al'itr¡kr Vl. ( ;r¡lx)!, r¡x)vütrient6...

(
espontáneas y descstructuradas. Algunas tle las características c¡uc sc rnencior)an tlc sus rcprcscntantes, conducían a la socie«latl hacia el cornunismo, cl cual, no
de las multitudcs st¡¡r: hay quc decirlo, cra para le Bon cquiparable al fin dc la civilización. (
l)ara hacerse una itlea de lo quc lc Bon está habla¡rdo cuanclo sc rcfiere
a la
a) Se autogeneran y no tienc¡r frclnteras naturalcs. (
multitud, aquí tcnemos la reproducción cle un fragmento de su obra:
b) Se ignoran las difcrencias existcntes entre sus mienrbros y dornina la
1
igualdad en ellos. "l:n tcrr,inadas circunstancias, y ta, sól«r en eilas, una agromcración de scres hu-
de

c) Se reduce al mínimo el espacio privado corrcsp()ndiente a cada uno dc krs manos poscc cafacteríst¡cas nucvas y muy diferentes de las de cada uno de
los indi- I
virluos quc la componen. La personalicrad consciente se esfuma, los
miembros de la multitud. sentimientos y
las idcas dc todas las uni«lades se oricntan en una misma dirección.
Se forma un
d) Sensación de anonimatt¡. alma colectiva, indudaL¡lemente transitoria, pero que presenta caractcrísticas
muy
e) Son inestables, no tienen ni pasado ni futu«r. No tiencn cstructura, obie- dcfinidas."
(
tivos, planes de actuación (lleb<-rlloso, 1994).
G. le Bon (1895). I,sicología dc las masas (p.26). Madrid: Morata, 19g6.
(
Quiás cl hecho de quc las rnultitudcs presenten esta imagen de imprevisibili- como vcis, pues, una de
ras características fundamentales que le llon otorga
dad las habría hecho, como reto, suficientemente atracti'Éas para los científic«-rs a las masas es
la p<lsesión de un "alma colectiva", una expresión que utiliza para (
sociales como ohietos de estudi<-r. Sin embargo, no hay que olvidar que el interés dar a entender que el coniunto cle personas que conf.rman una nrasa,
al inte- (
por el comportamiento de las multitudes es contemporánco a la emergcncia de
ractuar, dan lugar a características absolutamente nuevas que no son
el produc_
las masas en el plano político y social, lo cual hace pensar que es eso lo que dio el
to de una suma y el término medio de los elementos constitutivos. Eso
impulso necesario para el surgimiento de lo que también se ha llamado psicología
es así, I
entre otras cosas, porque, según le Bon, en el alma colectiva se borra
la indivi_
de las masas (Moscovici, 1985). Efectivamente, los primeros autores que llevan a (
dualidad de los homtrres. En defirritiva, son las cualidades inconscientes
lo que
cabo un estudio sistemático de los fenórnenos de masas pertenecen a las postri-
predomina en la masa, aquello que todos los hombres tienen en común,
y es así (
merías del siglo xtx, un siglo tlue l.ra sido bastante intenso en cuanto al surgimien-
que las ma-sas no acumulan la intelige.cia, sino la mediocridad:
to de luchas y conflictos caracterizados por acciones en las que las multitudes
(
están involucradas decisivamente. Por otra parte, el compromiso de estos m¡smos
"Por el mero hecho de formar parte de una masa, er hombre desciende
diversos pet-
autores con las clases acomodadas del momento es también sintomático. daños en la escala de la civilización. Aislado era quiás un individuo
cultivado, en la
Como Reicher (1987) ha remarcado, todo lleva al hecho de que los primeros masa es un instintivo y, en consecuencia, un bárbaro
[...] la masa es siempre inferior
al individuo aislado."
estudios sobre la masa estuvieran marcados por dos sesgos: uno político -de ma-
nera que lo que se buscaba era desacreditar, criminalizar la masa- y otro de pers- G. le Bon (1895). Psicología de las masas (p. 33). Madrid: Morata, 1986.
pectiva -por el hecho de que aquellos que hablaban de las multitudes nunca
eran parte de ellas; siempre hablaban desde fuera. Un eiemplo claro de este tipo ¿Cuáles son los procesos responsables de estas características propias de ra
de sesgos nos lo groporciona Gustave le Bon. Su libro, Psychologie des foules, es masa? Le Bon piensa que hay tres causas:
por una pafte, la anonimia, provocada
probablemente uno de los libros más influyentes en la historia del pensamiento por el sentimiento de potencia invencible que el individuo integrado en
una
grupal. Este autor, que está convencido de estar viviendo un periodo de "tran- masa adquiere por el solo hecho del número, y que facilita la desaparición
del
sición y anarquía", es un claro representante de las concepciones más retrógra- sentimiento de responsabilidad que normalmente retiene a los individuo§; por
das de la sociedad. Así, consideraba las masas como una fuerza puiante que la otra, le Bon habla del contagio mental, que hace que en ra masa, todo
senti-
emergÍa en medio de aquel caos y que, cada vez más organizadas y por medio miento, todo acto, se convierta en contagioso hasta el punto de que el indivi-
(
4t8 l¡¡l¡rlN(nn¡ ¿ l.l^t(()l('$ia !x i¿l ,l l9 {:at)rl(l('V, (¡rlx)r. r.vn,r¡c[lo\
(

( duo sacrifica muy fácilnteutc su intctés alcolcctivo; finalntctltt, la tcrcera causa 2) Converg€nc¡a. l)esdc cstc punto de vista, la hornogcnc¡dad dc las multi_
apuntada es la sugcstibilidad, con lo quc equipara el cfceto de Ia masa sobrc krs tudes no se cxpl¡ca a partir dc ningún proceso dc transmisión cntrc los que las
(
individuos al dc un hipnotizador quc plovoca cl dcsvanecimientQ dc la pcrso- conforman, sino que responrlc al hcch<l de quc las (rultitudcs sc gencran por,
quc converSclr en cllas pcrsonas quc (ompartcn alguna cafacterística común.
nalidad consciente del hipnotizado, abolicndo su voluntad y su disrcrnimicnto.
Asi, la rcacc¡ón violenta de una multitud de roolú¡fls después de un partitlo clc
Al fin y al caho, lc llon acaba presentándonos a la mult¡tud com(, entc tmi-
fúthol no ocurre por cl efccto coltagioso dc la acción tle algunos dc ellos, sino
nentemente patoló8ico, Prcñada dc rasSos negativos: irracional, vi(rlcnta, des-
quc rcspondc al hecho de quc son precisamente personas violentas las que con-
truct¡va, etc. ¿lls ésta la única maflera en la que se reprcsentan cstos fenómcnos
vergen en situac¡ones como ésta. Este planteamiento no quiere decir que el con-
colectivos? obviamcntc, no. La p6icoloSía, en general, y la psicologia xxial, en
tagio y la convergencia sean, necesariamente, explicaciones excluyentes, dado
particular, han etaborado diferentes explicaciones con la pretensión de ofreclr
quc es posible que los dos mecanismos opercn a la vez.
una concepción más esmerada que la de le Bon, aunque, muchas v(tes, están
3) Norma emergente. Sobre este punto nos extenderemos un poco más por-
bastante influidas por é1.
que, con respecb a las otras dos cxplicac¡ones, esta teoría resulta de entrada bas_
tante sorprcndente. |,fectivamente, en lugar de basar su argumentación en el
hccho de quc la multitud es homogénea en la conducta, la teoría de la norma
,1.1. Modelos para el estudio de los procesos colectivos
emcrgente ma[ticne que esta homogeneidad es sólo aparente y que responde a
úna ilusión del observador. [,o que un observador esmerado puede comprobar
es que dentro de la multitud se pueden distinguir diferentes tipos de conductas.
Básicamente hay tres modelos clásicos, que son bs que más incidencia han
tenido hasta hace muy poco y que desiSnaremos a partir del concepto explica- Cuando, ¡ror elcmplo, leemos en cl periódico que una multitud lanza piedras a
la fachada de la embaiada norteamericana, por citar un caso que acostumbraba
tivo clave: contagio, convergencia y nofma emergente.
a ser frecuente años atrás, esto no se ha de interpretar como que todas y cada
una de las personas que estaban presentes en el lugar estaban llevando a cabo
1) ContaSio. Este modelo se encuentra preferentemente entre los estudiosos
esta acción. Ahora bien, el hecho de que esta acción sea sin duda la que más re_
de principios de siglo, todavía muy influidos por [a obra de le Bon. Por contagio
salta de todas las que en aquellos momentos están ocurriendo [eva a cualquier
hay que entender:
observador a generalizar y atribuir a toda una multitud una acción que, de he-
cho, ha sido llevada a cabo sólo por algunos.
"[...] la difusión del afccto o de la conducta de un participante de Ia multitud en otro;
una persona sirve como estimulo para las acciones imitativas de otra.'
Turner y Killian (1972), basándose en sus estudios con grupos pequeños, son
S.MilSram y H. Toch (1969). Collective Behavior: Crowdt and Social Movement. En
los que formularon la teoría de la norma emergente. Dado que parten de la pre-
G. Lindzey y E. Aronso¡ (td.), The Hondbook of Social Pstrholonl (p 550). New York:
Random House. suposición de que la homogeneidad de la multitud es sólo una ilusión, su es-
fuerzo se orienta a explicar a qué se debe este fenómeno. La respuesta que
La homogene'ldad de la conducta de la multitud sería consecuencia de este ofrecen es que en las diferentes situaciones de multitud se genera una norma de
mecanismo de contagio, el cual, poI otra parte, vendría facilitado por las condi- cuál es la conducta apropiada a partir de las acciones sobresalienteJ de ciertos
ciones de contacto estrecho que te dan en la muttitud. Algunos autores que se individuos. Esta norma sirve de referencia tanto pafa los implicados como para

basan en el contagio como mecanismo explicativo sonTarde, McDouSall, Floyd los observadores para explicar lo que pasa, sin atender a las que son las verda-
Allport o Blumer. deras acciones, y se convierte, por un efecto de presión grupal, en un poderoso
(

420 l¡rrr ú,trr¡ {' J lJ t{r1,,¡ul'iJ s,. (


'¿l 42t (¡l),tut. VI (;ú{(\, nk¡vrlNllo\

(
clemcnto rcsulador de la corlducta indivitlual. Asi, la conducta de nrasa pierdc (lut cl $mrt¡m¡ento del trahaiador al capital es la fuentc d0 toda srrvitlunrhrr: poli_
aquella in¡agen dc pr<rccvr dcscstructurado, incont¡olado c iorpredcciblc que tica, moral, mater¡al. (
está especialmentc prcscntc en la tcoría del contagio, y toma una dimcnsión
(lue, fxrr qita razón, la emanc¡p¿ción
bastante más racional en la que los intcgrantes de la multitud actúan de la ma,
económica de los trabaiadores es el grafi obie_
t¡vo alquc debe sc¡ subordinado t(xlo mov¡miento pol¡tico.
I
nera quc lo haccn porquc perciben quc ésta es la mancra adecuada o apropiada
(
a la situac¡(in. Quc tqlos los csfuerzos quc se han hecho hasta aqui han fracasado
¡xrr falta rlr soli_
dar¡d¿d enke los obreros de las d¡vrrsas profesiones
Más contemporánea es la elaborac¡ón de otra vcrsión, altcrnativa a las otras
tcrnal entre los t¡abaiadores de diversas regiones.
en carla país, y de una unión fra_
I
tres, que lleicher (1984, 1987) diseña a partir dc la t«¡ría de la identidad y dc la
categorizáción social dc'laifel y'Iurner.
(
[n función de esto, la masa es conside- Que la cmancip¿cióo de k)5 trabaiadores no es un problema simphmente
local o na,
rada como cualquie r otro Brupo social; es decir, func¡ona a partir de la adol,(.,rón c¡onal, s¡no que, por cl contrario, intercsa a todas las
naciones cjvilizadas, ya quc su
1
teórico y p,¿.ticá. '
soluc¡ón está nccrtsariamente subordinada ¿ su concurso
de una i(lentificación social común por partc de sus m¡embros. Según Reicher
(1984), Ios flriembros de la multitud tienden a elaborar una identidad situacio- (
Quc el movimiento q!¡e sr llcva cah¡ entre los obreros de los paises
más ind!¡str¡osos
nal apropiada a partir de la cualobticnen una guía para la acción. Por lo tanto, de Europa, alp..xurar cl nacilnientode n,JCvas csperan¡aa\
advierte solemnemcntc dc
no rec¿er en ros vieios errorcs, y aconsei¿ comb¡naf todos (
Ia actuación de los miembros de la multitud funciona, c«rmo en el caso anterior, esos e§fuerzos aun aislados.

a partir de normas que actúan como guias de conducta. Pero, no obstante, Rei- Por astas razones: (
cher (1984) marca tres diferencias lmportantes con respecto a la teoria dc la oor-
ma emergente: las normas, efectivamente, se obt¡en€n viendo cómo los otros Los que ab¿io firman, miembror del Conscio elcgido por (
la ¿samblea celebrada el 26
de s€pt¡embrc de 1864 en S¿int-Mart¡n,s Hall, en
hacen algo, pero para que esto quc hacen los otros se convicrta en normativo, Lonrl¡es, han tomado todas las me-
d¡das necesadas para fundar la Asociación lnternacionalde
Trabaiadores.
(
hace falta que estos otros sean '/istc\s clar¿rnente como miembros del grupo,
pues nc¡ es un proccso dc creación de normas, sino de inferencia, lo que explica Y con cste espiritu han fedactado er reglamcnro Drovi§ion¿r de la (
Asocidcióñ rntrr,
que las normas surian inmediatarnente. Finalmente, las conductas que pueden nacional.

ser vistas como normativas t¡enen que caer dentro de un margen permisible en
(
Preámbulo a los estatutos de la primera loternaaional.
En J. Droz (l 966). Historia det
términos de los atributos que definen la ¡de tidad rrial o, dichr.¡ de otra mane- ,oci.artimo. Barcelona: fa¡a, 1977, pp.3G3l. (
ra, no cualquier norma puede surgir de una multitud detern¡inada. Dl papel que,
por lo tanto, juega Ia ideologÍa en la explicación de Reicher es determinante. El movimiento obrero es un caso ejemplar de Io que se entiende no¡malmen_ (
te por movimiento social:
(
"Un movimiento social representa un esfuerzo realizado por un gtan
4.2. Ios movimientos sociales número de per-
sonas con el fin de solucionar colectivamente un problema
quJsienten que tieiren
I
en común."
(
Co¡rsiderando:
Toch (l%5, p. 5)
(
Que la emancipación de los trabaiadores tieoe que s€¡ obra de ellos mismos, quc st¡§
esfueúos para conquistar su emancipacióo no debcn terid€r a coostituir nuevos pri- Efectivamente, el movimiento obrero reúne todas las
características que t¡adi-
üle8ios, sino a estableccr para todos los mismos derechos y los mismos deberes. 1
cionalmente se han considerado relevantes para discernir
entre lo que es y lo que
(
(
rc, t.:ditori¿¡ t,OC 422 Irrtrrxluccti¡r ial q [:dit()rial (l(X
( a la ¡rsicologÍa srr
423 (.4¡ritrrlrr VI (;ltlx)J, rtroir¡iqtt()r..

( no es un movimicnto social: por una parte, la existencia dc un grup<l agraviado; dc la lucha dc cstos m.vimientr¡s s.ciales que, oponiénd<-rsc a r'que
cn su rno-
por la otra, cl scntirnicnto compartido <Ic cont¡cer cuál es cl camino quc hay quc mcnto cra socialmcntc cstablecido, pusieron las bases para carnbiar hacia
( una
segu¡r para solucionar su problcma, sicmpre por medio dc canales no institucio- sociedad más justa.
nalizados. cierto quc hoy r:n día el movimiento obrcro sc ha institucir¡nalizad<¡
Ds Dcsdc hace un,s años, sin embargo, podemos decir que ras visionqi
probre-
en gran medida, por 1o que hemos recogido este manifiesto dcl+sigk) pasado, matizantcs de los movimientos sociales han ido per«iienclo fuerza
en el seno cie
cuando todavía no se puede dc hablar del movimicnto obrcro como institución. la teoría psic,social y han ido gananclo teneno enfoques quc
eluden interpretar
Otros tipos de movimientos sr¡ciales cn los que seguro quc debe estar pcn- las difcrentes var¡antes del comportamiento colectivo
en clave de conducta irra_
sando en estos momentos son, efectivamente, el movimiento feminista o el mo- cional. De una manera muy breve, a continuación comentaremos
los dos prin-
vimiento gay, por citar un par de kx más clásicos. Igual que pasaba en el caso cipales acercamient<¡s que, en la actualidad, dominan el panorama
teórico en
del movimiento obrerr¡, se puede distinguir un grupo agraviado que se organiza torno a los movimientos sociales.
de manera alternativa a la institucional con el fin de tratar de mejorar su posi- Iimpezaremos por ra tcoría de la movilización de recursos. En er origen de
ción s<lcial. De hecho, tal como dice Kitschelt (1993), una de las pocas genc- csta teoría se encuentra un descontento por estos enfoques
tradicionales que se
ralizaciones válidas que se pueden extraer de la literatura sobre la movilización inspiraban básicamente en la psic.rogía sot-iar de la conducta
corectiva y que sc
colectiva es la creencia de que los movimientos sociales surgen sólo cuando los centraban cusi exclusivamente en las causas que los originaban,
sin prestar aten_
grupos agraviados no pueden trabaiar por medio de los canales establecidos con ción al proceso por el que crecían, cambiaban y declinaLran.
el fin de comunicar nucvas reivindicaciones en el proceso político de la toma de lliechman y l"ernández Buey hacen una síntesis muy entendedora
de ro que
decisiones. supone esta teoría:
Sea por su posición contestataria,
porque no siguen los caminos i¡rsti-
sea
tucionalizados, lo cierto es que los movimientos sociales a menudo han tenido "El enfoque de moviriz.ación de recursos parte del anárisis de las organizaciones,
no
una imagen social no muy buena. Del misrno modo que ha pasatlo con las de los individuos. No se pregunta por qué ros individuos se suman
a ros movimientos
sociales, ni si su comportamiento es racional o irracionar, sino que
multitudes, ciertos sectores de la sociedad, y también, iusto es decirlo, ciertos más bien analiza
la eficacia con la q.e los movimientos (o más exactamente las
organizaciones de los
científicos sociales, han asociado los movimientos sociales con gente confun- movimientos) emprean los recursos de que disponeft(activistas,
dinero, conoci¡nien-
dida, impulsiva, sin rutinas institucionales, gente que se siente insegura y que tos, etc.) para arcanzar sus obietivos. se da por sentado que ra
insatisfacción
indivi-
dual y los conflictos sociales existen en todas ras socieáades, y que por
busca en el movimiento colectivo una forma de pensamiento que por sí sola tanto los
movimientos sociares no dependen de ra existencia de ese potencür,
sino más bien
no puede alcanzar. No es nada extraño, pues, que ciertos estudios sobre los de la creación de organizaciones capaces de movilizarlo.,,
movimientos sociales se hayan dedicado a averiguar las consecuencias negati-
J. Riechman y F. Fernández Buey (1994). Reda que dan tibertad (pp. g-zal.Barcerona:
vas que los movimientos tienen en la gente: sacrificio de Ia autonomía perso-
Paidós.
(
nal, homogeneización de la manera de pensar, percepción selectiva, etc. Es

evidente que la explicación la encontramos en el hecho de que se trata de un Si, desde la lógica tradicionar, e[ agravio compartido parecía
llevar casi auto-
( área especialmente ideológica de un campo ya de por sí muy ideológico, como máticamente a la acción, para los teóricos de ra moyilización de
recursos hace
es la ciencia sociál. En cualquier caso, sería muy poco ecuánime no reconocer falta un acercamiento más compleio. para demostrarlo,
un análisis en
el importante papel que los movimientos sociales tienen en el cambio social, ---- términos de la variedad de recursos que. los
movimientos sociales tienen que
ya que muchas de las condicionelde vida que hoy en día nos parecen obvias movilizar con el fin de tener éxito, y también el contrapeso que implican
las tác-
e, a la naturaleza humana no han recibido siempre ticas que utilizan las autoridades con el fin de controlar o
-incluso,'consustanciales incorporar los movi-
( esta percepción por parte de la sociedad. En realidad, son básicamente el [ruto mientos.

(
(

r/ I:d¡torial LJ(X: 424 lIlf(xlucci(iil a la l)si(()l(¡¡i¡a s()cial !, [ditori¿l t,(X: (


425 Oa¡rilulo Vl. (;ul{,s, ¡¡lovi¡Iientos...

Siguiendrr a MeCarty y Zald (1977), algunas de las cucstioncs quc habrÍa quc actual s<lcietlar.l "cturple ja" o de la información, los ejes tlc conflicto ya
no son
tencr en cuenta s()n: cc.nómicos . políticos, sino r¡uc son culturales y simbólicos y están íntima-
mcntc ligados a los sentimientos dc pt:rtenencia a grupos socialcs diferenciados.
. El prmeso por el quc los movimicntos sociales consi¡¡uen agrcgar rccursos u¡ro dc l<ls aut.res más destacados entre los defensores de estc plantea-
de todo tipo: humanos, materialcs, etc. tniento cs Alberto Meluci. Según este autor, la acción colectiva en forma
de
. El mínimo dc «rrganización que hace falta para p<xlcr agrcgar estos rccur- tuovinriento social pr<lporciona a I«¡s intlivicluos recursos simbólicos qut:
lcs
sos, lo que implica la im¡xlrtancia que tiene estud¡ar las rlrganizaciones a pcrmiten aumentar su potencial de individuación, favoreciendo su autono-
las que los movimientos sociales dan origen. mía y la posibilidad de autoclefinirsc. Sin embargo, alavezque eso sucecle,
. El papel que juega la implicación de individuos y organizacioncs externos y con la finalidad de preservar la integración interna, los sistemas
altamente
a la colectividad que conforma el movimiento social, en el éxito o fracaso tliferenciados requieren extendcr los mccanismos de control sobre los
nive- (
del movirniento. les simbólic<¡s dc acció. donde se construyen los significados, las
ide.ti<Ja-
. [.as posibles explicaciones de [a implicación individual y grupal en térmi- des y las bases indivicluales «Jel comprlrtamiento. (
nos de costes y de recompensas.

"Dl misnro movimiento por el que estos sisternas sociales distribuyen (


estos recursos
El cambi«r respecto de las concepciones tradicionales cstlastante evidente, y para la individual,.z,aúón sirvc dc manera sinrultánea para fortalecer
las formas de
las repercusiones que tiene en la misma manera de contemplar aspectos que van control y transferirlas a ese nivel básico en el que se dan forma el significado y
la iden-
(
tidad individua[."
asociados a ciertos tipos de movimier.rto es también bastante destacablc. como
dice Lapeyronnie (1988), en el modelo clásico, la acción colectiva era vista com<¡ A. Melucci (1998). La experiencia individual y los temas globalesen
(
una sociedad pla-
netaria. tn P. Ibar¡a y B. Tejerían (td.), tos mo,imientos sociales.Transformaciones
una manifestación de una disfunción del sistema. En el mr¡delo de la movilización po-
(
líticas y cambio cultural (p. 371). Madrid: Trotta.
de recursos, incluso una acción violenta puede ser concebida como una forma ncr-
mal, aunque no convencional, de acción ¡rclítica, dado que los individuos implica- L.n estesentido, los movimientos sociales actúan como fuerza que resiste las prc-
dos están fuertemente integrados. siones sistémicas hacia la conformidad. Así, Melucci entiende los
moüm¡entos sG (
A pesar de las evidentes insaüsfacciones que este modelo plantea con su concep ciales como generadores de códigos culturales alternativos a los
dominantes. y aquí
ción puramente racional e instrurnental cle los movimientos sociales, tenemos que la noción de identidad colectiva adquiere una relevancia apreciable. (
reconocerle un doble mérito: por una parte, ahorrarnos una presentación mani-
quea de los movimientos en términos de buenos y malos, una práctica en la que "Llamo identidad colectiva al proceso por el que se construye un sistema de (
acción. t¿
han caído tan a menudo no pocos estudiosos de la cuestión; por la otra, posibilitar- identidad colectiva es una definición intetactiva y compartida producida por
un nú-
nos herramientas más adecuadas para cornprender movimientos sociales de tipos mero de indiüduos (o grupos, en un nivel de compleiidad mayor) respecto
de las on:en- (
tacíones de su acción y el camp de oportunidades y constreñimientás
nuevos que atraviesan las fronteras convencionales de grupo agraüado, como en los que esta
p)r acción tiene lugar." (
eiemplo, el movirniento pacifista y/o ecologista.
A. Melucci (1996). chailenging c&s. coilective action in the information (p.70).
El otro enfoqué teórico del que quiero hacer mención es el llamad o paradig- age
(
Cambridge: Cambridge ljniversi§.
ma de los nuevos movimientos sociales, que parte del supuesto de que las transfor-
maciones sufridas por las necesidades occidentales en los últimos años han En el fondo, lo que interesa a Melucci es er proceso por el que
u'colectivo se
tenido un efecto directo en la resignificación de los m«¡vimientos sociales. se- convierte en un colectivo, cosa que a menudo no se cuestiona sino que
es tomacia (
gún esta aproximación, con la transición de la antigua sociedad industrial a la por un hecho fuera de duda.

(
(
l,'rnrl¡&,ü,, ¿ l¿ y"iJl (;t'ilul' Vl rnrt¡ú
( l,\n1,['8¡¿ 42i rn,,!nr"e¡rtu\

( 4.3. I-as instituc¡o[es soc¡ales p¿rticrlar, las quiméricas nft¡(,ncs de'la voluntad popúlar,, ,el intc.és nacioñal' y la ,pla_

n¡fi.aciaxr s((ial'le dcbcn su cx¡stcncia ¿ csta cronfusión.,,


( Habitualmente, sc rccon(xen dos acepLiones a la noci(in dc institucióru una
J. Uster ( t9U9). liar.a s y tornilbs. Lhu introducción i los coficelrtos básicos de las ciek ias
quc estaría vinculada principalmentc a la reflexión sociológ¡ca y otra quc slj {p. 153). B¿rcclon¿: (;cd¡5¿. 1990.
)r¡r i..¡/r'\

acercaría más al uso que haccmos de clla cn el tenguaie ordinario y quc también
Iln cl otro cxtremo encontramos a aqucllos autores, como Mead, que plan-
es propio de la psirrología.
tcan quc sin instituciones sociales no podria haber personas o personalidades
Empezamos por la primcra de las dos, la que es más propia de la sftiologia.
ind¡vidualcs plenamentc maduras:
En este caso, tenemos que r.lecir quc los sociólogos utilizan a menudo la n(x¡ón
de institución para referirse a aqucllos elementos constitutivos de la yrcicdad "Dc cualquier modq s¡n inst¡tuc¡ones sociales de alguna clase, sin las actitudes y ¿c-
( que presentan un grado estable dc organización. Las institucioncs son, en un tividades sociales organiz¡das por medio de l¿s cuales se consfiluyen l¿s instituciánes
sociales, no poda¡an existir personas o personalidades individuales plenamente ma-
sentido sociológico amplio, "los principalcs sistemas organizados de relaciu0c!
( duras; porquc los individuos involucrados en el proceso vital s(rcial general, delcual
sociales en la sociedad" (Hané y Lamb, 1986). tl matrimonio, la iust¡cia, el mer- l¿s ¡nstituciones s(x:iales ron manifcstaciones orga[izadas, püeden desarrollar y po-
cado, son algunos delos eiemplos que rápidamente se nos ocurren. seL,r personas o personalidades plcna¡nente maduras, solo en la medida en que ("da
I uno de ellos refleie o aprehenda en su expctiencia iodiv¡dua¡ esas actitudes y actiü-
Dicho de otra manera, Ias instituciones son, eminentemente, aquellos con-
dades sociales que las instituciones sociales corporizan o rep¡es€ntan.,,
( juntos de reglas y convenciones que son socialmente aceptadas en un momento
G. H. Mead (1982). fu/rítitu, p€rsona ),sodedad. Deete et pu¡tto de ústa del co dtctismo
determinado, una especie de pautas preestablecidas, socialmentc lcgitimadas,
( \oc¡al tp. 2791. B¿rcelon¿: Paidós.
que sirven para regular las interacciones entre las personas. Ilste papcl normati-
vo, y también su continuidad en el tiempo, les confiere una imagen de entes En este sentido, sin embargo, hay que remarcar que Mead no está diciendo
que existen por encima y más allá de los individuos concretos. De hecho, como que las instituciones supongan una rnanera de subvertir Ia ind¡vidualidad, que
( plantea la antrópóloga Mary Douglas, las instituciones t¡enen un papet especial- quedaría anulada por el coniunto cxtraído de pautas fiias y específicas de ac_
mente relevante en el momento en el que estos individuos concretos tienen que ción que emanarian de las instituciones. Más bien, las instituciones propor_
( tomar decisiones que superan su capacidad de raciocinio individual; entonces, cionarian pautas en un sentido muy amplio y deiarían mucho margen para la
dice esta autora, son las instituciones las que indican qué es Io que hace falta originalidad, la flexibilidad y la variedad de conductas.
(
hacer (Douglas, 1986). Yendo un poco miás allá, podríamos decir que, en definitiva, son las institucic
( Esta relación entre la institución y el individuo es, sin duda, polémica y es nes las que permiten a Ia teoÍa social entender la v¡da social como un todo y con_
obieto de diferentes controversias que refle¡an la tensión entre las explicaciones ceptualizarla como una especie de compleia liturgia permanente. tás instituciones,
de la vida social centradas en el individuo y las que toman la colect¡vidad como en defin¡tiva, serían las responsables de mantener unida a la sociedad. y es
iusto
eie explicativo central. En el primer caso, pácticamente parecería que la noción decir que si esto fuera así sería sin duda porque tendrían un componente que iría
de institución es más una manera de hablar que otra cosa, vista la focalización más allá de lo puramente normativo como hemos rcmarcado hasta ahora. B im-
en el nivel individual a la hora de explicar los fenómenos sociales. Un eiemplo
I portante destacar, también, que las instituciones prctenden satisfacer necesidades
de etlo nos lo ofreie Jon Elster cuando dice: fundamentales. De hechq algunos autores prefieren remarcar esta dimensión
(Munné, 1974), aunque eslá claro que el problema de un planteamiento de las ins-
"He est¿do diciendo que las inst¡tucio_nes 'hacen' o lnl€ntan'esto o aquello pero en tér
tituciones como satisfactorias de necesidades sociales sur$fía en el momento de
m¡nos estrictos esto es una ins€nsat¿ Solo 16 iMividuo6 pueden actuar e iotenta¡. Si
pensamos en lnstitu€lor¡es como mandamientos y dvidamos que están comtr¡€Jtas por tener que delimitar cuáles se pueden comiderar necsidades y, todavía más, oáles
individuos con interes€s d¡vergentet podemos d€sodenta¡nos desesperad¿mente- En de estas necesidades se pueden considerar fundamentales, El acuerdo aquí podría

(
(
,cr ¡ldilorial tJ(Xl 42tt llrlr({hrcci(i[ ¿ la l)sic( rk)gia vx ¡¿l ci l.:ditor¡al tl()(l (:apítuk) Vl. (;ulns, ¡r¡()vi¡Iieul()s...
(
129

(
ser bastante complicado [x)rque, a pcsar dc la aparente trasce¡rdcncia con la quc llarna ir¡.stifut iones totulcs y las tlefinc como cstablecimientos cerratlos
al exterior
toda institución sc prcscnta socialm(:nte, cs evidentc quc csk) sc debc rnás a un (
y tlondc sc únen, t¡ son rcunidos, durante un periodo de tiempcl considerable,
re
efecto del discurso que sc clabora cn torn() a ella que a su propia cscncia.
per§onas que han dc hacer las actividades básicas de su vida
en compañía de (
Así pues, podcmos resumir esta visi(rn sockllógica dc las instituciones srrcia-
otr()s quc hacen las mismas cosas que ellos, a partir de un programa
prefiiado,
les con una definición que engloba las difcrentes vertientcs que hcmos mcncir¡-
según objetivos determi.ados y bajo la tutcla «le un cuerpo de funcionarios. (
nado hasta ahora:
(ioffman considera cinco tipos d¡ferentes de
instituciones totalcs. tis importan-
tc tcner presente que se trata de una obra del año 196r y que, con toda
"['odemos considerar que una institución cs una pauta normativa cspecificatta, cuya seguri-
'supervivencia exrtosa' está determinada por el arraigo que tenga cn la tradición del dad, el imaginario social que deja entrever resulta, a veces, un poco
tronado
universo vital de una comunidad, por su imposición mediantc la movilización de para nuestra manera contemporánea de entender el
1ru- mundq tal com<¡ se puede
der y el carisma, y por su adaptación a experiencias de aprendizaje, intcreses y cálcu-
apreciar en algunas de las expresiones y calificaciones que
los de utilidad situacionalmente cambiantes.,, utiliza:

R. Miinch (1987). Teoría parsoniana actual: en busta de una nueva síntesis. En A. l) lnstituci.nes que tienen como finaridad cuidar de personas que pareccn
Giddens, J. Turner et al. I¿ teoría social ftoy (p lgl). Madrid: Alianza, 1990.
se r al mismo tiemp, incapaces e inofensivas: hogares para ciegos, abuelos, huér-
fanos o indigentes.
I.a segunda acepción a la que nos referíamos más arriba tiene que ver con el
lenguaje cotidiano y, de hecho, también con el lenguaie más propi«l de la psi-
2) Instituciones que tie.en como finaridatr cuidar de aquelras personas que
cología. En este caso, utilizamos la palabra instituciónconel fin de designar cier- no pueden cuidar de ellas mismas y que la sociedad las ve como una
amenaza
to tipo de establecimientos donde se encuentran recluirlas un determinado involuntaria potenciar: hospitares-para enfermos infecciosos, hospitales psi-
número de personas, a menudo al margen de su voluntad, con el fin <ie atender quiátricos y leproserías.
)us necesidades. Ésta es, sin duda, una manera bastante habitual de explicar lo 3) Instituciones que se han organizado con
er fin de proteger la comunidad
que son las instituciones y nos gustaría remarcar dos aspectos que nos parecen de aquellos que volrr.tar¡amente suponen un peligro para ésta y
cuya finalidad
no poco importantes y que son bastante indicativos del tipo «le organización del no prevé de manera inmediata er bienestar de los recrusos: prisiones, presidios,
que hablamos: por un lado, el hecho de que, a merrudo, las personas que se en- campos de trabajo y concentración.
cuentran recluidas lo están al margen de su voluntad; y, por el otro, el hecho 4) Instituciones que tienen como objetivo hacer de ra meior manera posible
que la decisión sobre cuáles son estas necesidades que tienen que ser atendidas una tarea de carácter laboral: cuarteles, barcos, escuelas de internos
o, dice Go-
no reside en las propias personas que reciben la atención, sino que a menudo ffman, mansiones señoriales desde el punto de vista de los que viven
en las de-
son personas consideradas especialistas las que deciden que un niño necesita ser pendencias como personal dc servicio.
educado, que un preso hace falta que sea rehabilitado o que una persona diag- 5) Para acabar, encontraríamos aquellas
instituciones que actúan como re-
nosticada con un trastorno mental requiere un tratamiento rJeterminado. En fugio del mundo y que, a menudo, también están involucradas
en la formación
este caso, cuando hablamos de instituciones nos referimos a lugares como el hos- de religiosos: abadías, monasterios, conventos, etc.
pitai, la prisión, Ia'escuela o el manicomio.
Goffman es probablemente el autor que ha analizado nrás en profuntlidacl [o que hace Goffnran (196r) es centrarse en el caso de las instituciones psi-
en qué consiste la vida en uno derestos establecinrientos, concretamente, en quiátricas; concretamente, su propósito, tal como declara en
la introducción
aquellos que se caracterizan por alcanzar el grado máximo de absorción del de su libro Intemados, consiste en averiguar cuál era ra situación
del paciente
tiempo y el interés de sus miembros. A este tipo de instituciones Goffman las internado.
,1.Jo lrlr(l'¡!r r d ld t\¡ i,l,,8rJ y{iJl ,lll (,l'irulL, Vl (,ul¡ó r uvnrru,rtu:

En este coniunto de cosayos, cl autor altaliza la (,rganizaci(ill dc la cxpsrien, blcmcntc no sabriamos dcfinir la strciedad sin cl con¡unto de normas y
cia cotidia[a y la interacción cara a cara cntrc l(]s usuari() dc este tipo dc iISti eonvcncioncs quc rcgulan la vida social, pero, igualmente, nos parccc imposiblc
tuc¡ones. Mcdiantc uo esmcrado trabaio etnográfi(:o, (;offman pucdc dcscribir rxplicar nucstras socic{adcs m<xlcrnas sin hacer refcrencia a l(}i cstablecimirn-
el proceso por el quc las personas incorporan las normas i¡rstitucionales y tam- tos inst¡tucionalcs. Ouando, por cicnlplo, se critica la prisión como institución
bién los efectos que tienen las instituciones sobre la actividad indiv¡dual, y las gencradora dc delincucntcs, siemprc encontramos aquella vocecita que nos rc,
huellas que deian cn cl ordcn dc la interacción. Goffman, cn dcfin¡tiva, nos rx- cuerda: "sí, muy bien, las prisionqs tarnbién crcan problemas, pero ¿<¡uc quiás
plic:a cómo la institución hace de mediadora en las relacioncs entre las personas sería ¡xrsible una sociedad s¡n prisiones? ¿No acabaría todo en un puro caos?".
que forman pafte de ella. []fe"(tivamcntc, podcmos decir <¡ue nuestra conceptualizac¡ón de la sociedad, la
Además, Goffman anal¡za los efectos que produce cl hccho de que todos los ima8en que la modernidad ha asentado, es que no es posible la vida en común
aspectos de la vida de un individuo se desarrollen en un único lugar, siempre en sin reglas compartidas y s¡n establecimicntos que las transmitan y/o segreguen
compañía de otros y a partir de secuencias programadas y obligatorias; concre- a aquelbs que, por alguna razón, no se aiustan a cllas.
tamente nos ofrece una excclcnte caracterización de las consccuencias de todo Efectivamente, la aportación de [oucault consiste en presentarnos una imagen
eso en el mundo social de las prrsonas internas, pero tal como es experime¡rtado de la sociedad moderna como continuo tráfico de una institución a Ia otra y, por lo
subietivamente por los actores de este mundo id¡osincrático. Así es com(, nos tanto, como un continuo tráfico de un sistema disciplinario a otro. Aquello que en
muestra cómo la institución controla el tiempo del interno e invadc complcta- sus inicios era una medida circunstancial, un patrón accidental, una métrica singu-
mente su sentido de identidad, lo que origina lo que el autor denomina profa- lar, una práctica puntual de los eiércitos protestantes, las escuelas iesuitas o los hos-
nación del ie,f Desde el momento del ingreso en el establccimicnto, e[ interno pitalei marítimos pasa a ser una fórmula general. Como Ewald (1990) ha señalado,
es privado de las pos¡bilidades y de los obietos que determinan o soportan su la principal conclusión que podemos extraer de Vi§lar y castigar no es que se pueda
identidad; es decir, pierde individualidad y privacidad. ü
trabalo de este autor imaginar ta prisión como algo [nsible gracias a la generaliz¿ción de las tecnicas dis.
es una buena descripción de cómo los ¡nternos de las instituciones totales 5c ven ciplinarias, muy al contraúo, la conclusión es que podemos imaginar la prisión
obligados a aceptar sin ningún tipo de respiro las definicioncs de su identidad como la institución que ofrece a la sociedad moderna su auténtica imagen.
generadas por otror. Así, pues, quiás nadie me¡or quefuücault para obtener una guía de cómo pra
En definitiva, su obra constituye una de las fuentes más importantes de las fundizar elestudio de una institución, una guía a partir de qratro niveles de análisis:
que se ha alimentado la c tica a las instituciones; una crítica a la quc también
ha contribuido de manera ca+ital la obra de Michel Foucault. y su contribución l) [¡ racionalidad o la ñnalidad de la institución. Se trata de delimitar sus
la consideramos principalen la medida en la que este filósofo francés da un paso obietivos, Ia razón formal por la que ha sido creada.
más allá que Goffman y define la sociedad entera en los términos que caracte- 2) Los efectos. Ds decir, una cosa es lo que se dice que es el obietivo de la
rizan a las instituciones de encierro o, como ét mismo ha dicho, de secuestro. institución y otra, lo que la institución consigue. El eiemplo que pone Foucault
Foucault (1976) no se limita a radiografiar con meticulosidad los quids del ese[ de Ia prisión. Supuestamente, su finalidad es reformar al ind¡viduo, y lo que
funcionamiento de los establecimientos institucionales, remarcando la im- consigue, fundamentalmente, es intensificar los comportamientos delictivos.
portancia de los asiectos disciplinarios, sino que hace de la disciplina la carac- 3) [1 uso. Es decir, cuando una institución no cumpte su finalidad, hay que
terÍstica esencial de las sociedades modernas, a las que pasa a tildar de ver cuál es el uso que se hace de ella. Foucault sigue con el eiempto de la prisión
s ocie dade s d i s cí p I i nari a s. y plantea el uso que tiene como mecanismo de eliminación.
De hecho, Foucault nos muestra cómo aquellasdos acepciones de las que ha- 4) Las conñSuracion6 6trategicas. Aquí, Foucault se refiere al proceso por el
blaba al principio, de hecho, se complementan; una se remite a ta otra. proba- que estos "usos no previstG" se convierten en parte de una nueva racionalidad.
,.c) Lditorial tr(xl 4.1). llltr()ducciolt la [,si(()l()gia s()ciJl
d o lidit()rial tl()( 413 (ial)itulo Vl. Culns, Ilovi¡n¡cnlos...

Conclusiones lación que sc ha hecho con el concepto de atracción. En cuant«¡ a la toma clc
decisioncs, hcmos hablado de dos fenómenos que intentan explicar los rcsulta-
dos incspcrados de algunos pro(csos dc decisión. Hernos hablado del pensa-
miento grupal, rcsponsable de decisiones de poco éxito y de la polarización, que
cxplir:a la extremización de ciertas decisiones. Finalmente, de la comunicación
hcmos remarcado, sobre todo, la existencia de difcrentes tipos de redes y dc los
efcctos que éstas pueden tener sobre el rendimiento grupal.
Ill tercer apartado del capítulo, lo hemos dedicado a los procesos intergrupa-
En este capítulo habéis encr¡ntrado algunos rJe los aspectos más importantes
lcs. Se ha visto que la teoría realista del conflicto y la teoría de la identidad social
en cuanto al estudio de los grupos y los fenómenos colectivos. verá c¡ue, más
ofrecían versiones diferentes sobre lo que hace falta para que dos grupos entren
que definir qué es un grupo, hemos presentado algunos de los criterios que tra-
en conflicto: la existencia de inc«rmpatibilidad de metas, en un caso, y la mera
dicionalmente ha pensado que se tienen que dar para poder hablar cle grupo.
se
categorización, en el otro.
Hemos presentado, por eiemplo, cuatro criterios básicos, como: c.omportir un Los procesos colectivos han ocupado el último apartado del capítulo. La mul-
destino común, la existencia tle algun tipo tle estructtffa, que hayn interucción cttro il titud, los movimientos sociales y las instituciones sociales han sido presentados
cora y que das o más personos se consitleren miembrus cle ella.listos criterios rcpre- c()mo tres niveles diferentes de fenómenos colectivos que van de lo más efímero
sentan, según diferentes grupos de autores, condiciones suficientes y desorganizado a lo más estable y estructurado.
¡lara po<ler
hablar de grupos.
se ha visto también que hemos dedicado una extensión considerable de este
capítulo a explicar en quó consisten los principales procesos grupales, Esto es así
porque se trata de la temática que más literatura ha generado y que cLrnstituye
ci rru¡lgo fundamental de l«l que se conoce como dinámica tle grupo. Así, henr«¡s
hablado del estatus y de los roles, como características básicas que configuran la
estructura grupal. N<¡s hemos ocupado extensamente del fenómeno del lideraz-
go, que podemos considerar como uno de los más importantes en la vida gru

. pal,se han podido ver tres formas diferentes de explicar el liderazgo: el lideráigo
como rasgo personal, es decir, como una característica propia de ciertas perso-
nas, una concepción que se resume con la frase "el líder nace, no se hace,,; el
liderazgo como estilo de conducta, es decir, el líder no es más que alguien que
tiene ciertas conductas relacionadas con la dirección del grupo y qrre, funda-
mentalmente, pueden orientarse hacia la tarea o hacia las personas; el liderazgo
corno tunción de la iituación, decir, cada situación determinarja requiere un
es
tipo de líder adecuado a aquella situación; en definitiva, no existe el líder ni el
estilo de liderazgo ideal..' D
Más adelante, nos hemos ocupado rle la cohesión, de la toma de decisiones
y de lrls procesos de comunicación. De la cohesión hemos remarcado Ia asimi-
(
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Revistade Psicología Social, l, 95-105. ciales, si entendemos por obietos sociales cualquier elemento simbólico con
significado.
La noción de agencia a menudo se opone a la de estructura, para rechazar
una noción de
persona como determinada y condicionada por factores sociales, y entender
cómo las
personas pueden influenciar también las estructuras sociales.

atribución fCada una de las explicaciones cotidianas sobre las causas «le la conducta
de las otras personas y la propia.

categorización social fconiunto de procesos psicológicos que llevan a o¡denar el en_


torno en términos dó categorías -grupos de pertenencia, de obietos y de acontecimien-
toF, en tanto que sean considerados equivalentes para la acción, las intenciones o las
act¡tudes de un individuo.

cohesión f Resultante de todas las fuerzas que actúan sobre los miembros para
que permanezcan en el grupo.

comportamiento agreslvo m Acción (o no acción) realizada con la intención de cau-


sar daño (físico o psicológico) a otra persona, que realmente lo causa y, además, viola al-
guna norma social.
i'
.

't
ir comportamlento altrulsta m conducta que tiene como objetivo favorecer a otra per-
sona a cambio de nada y que, aunque disponga de otras alternativas
de acción, opta por
ofrecer ayuda.

comunlcación persuasiva fcomunicación que presenta y defiende una posición con


argumentos y que busca el convencimiento de los interlocutores.

conformldad f El hecho
, de que una persona cambie sus acciones como resultado de la
presión de otra persona o de un gupo, que ya puede ser a causa del miedo
al rechazo por
parte del grupo, por el deseo de sentirse miembro del grupo o por creer que grupo
el tiene
razón.
,i

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s

I
(
o Lditorial Lt(xl
444 IItlr()dr¡cc¡(i¡t a l¡
l,sicol()gia so(ial [dilor¡al (l(Xi {
!O
445 (;losario

l'lcsis segírn la cual la.reari«rad sur¡rc trc ras


:;H[:r"fiHÍ;A;:""9o Pot kls se¡cs ltttmatlos v cambia, pu,
activitratres
ealTgfitcnment rr Propiedad quc tiene el conocimiento elaborado por las cicncias st»
{
prácticas. t.a rcalitlad n-s r,, trn?u,lu.riu.uu ,ri..,r,
cxislctrcia obicti'a e inacptndie ciales dc modificar los objetos quc han dado lugar a este conocimiento.
que resurra o" nr.r,rrr'lll:T"'.li
pt()plas actuacion(,s nt; il il;r,,;':;;ll
"" '
(
e intcrcamhios etln lt,s 1¡1,.,rr-
estatus rn l)restigio que ticne un miembrr¡ cle un grupo. cuanto más apreciatto o atlmi- (
constructo teórico ¡¡l Variable intermedia¡ia rado es por cl resto de componentcs dcl grupo, podemos decir que más átto
partir de conductas o r hipotética quc se inficrc estatus tiene
obse¡vables. decir, no a un individuo.
observada directamente.
Es r. ,.rltt"ttura
ere a ninguna entida«l que pueda ser (
estereotipo ,x Coniunto de c¡eencias generalizadas que están socialmente asociaclas a
convención lirgüística una categoría grupal, las cuales provocan los preiuicios y los justifican. (
l.Cada uno de los asoe,
nen carácrer ¿. ,,ic.,láua,
'¡""
q* ,.p*;il"í:H:1ilJffiil:jl,,lil,llill
iJ explicación biologicista flCreencia scgún (
ill[],.1ff:::::f;.'"'de esias in nu.,,,u rengua resurta dc hechos
"ri"*ii".'
consenso cultural' Pero
la cual el coniunto de características de per-
sonalidad desarrolladas por cada uno de nosotros proviene, por un lado, de las
disposi-
tra lengua, esta alte¡natlLlo:-:n "
a condicionar nuestra
una rez. ,r.:ir,,t. en nues-
ciones innatas marcadas por la biología y, por el otro, de loiaprendizajes que hacemos
y, por lo tanto, de .n,..lllrL1lt manera ¿e hablar d.j lo, .ur^
a partir de las experiencias y situaciones en [as que nos encontramos
{
de manera cotidia-
na, aunque éstas también tienen su límite en la biología (la herencia y la
fisiología).
difusión de responsabl|Sl (
que se produce cuando,
emergencia en [a que es necesaria {":.a
tu int.ru.,r.iá,i,'re.diluye
ante una situaci«in de experiencia fenomenológica del yo l.lixperient:ia subjetiva que tcnernos tlel yo p«rr
hilidad e'tre ros prcsentes
en la situación,
.r ,.nti,ni.nt,l ,.rpunro- i. medio de la concienr:ia. La experiencia dei yo, por otra parte, estlestrechamente (
ñft;,egar a «Iesaparecer. da a la conciencia de agencia -de pensar que conlo pcrsona particular tcrrgo
asocia_
el poder de
discriminación I producir efectos en mí y en los otros. (
Cada uno los comportamientos
gidas a tas
o.r'onu, ur..tua^
la propia f:!;i,"üü:il";.1fi::H
iut.go,á
;:fi :,:;ii,:;:;il,:::; gencalogía /Lstudio de las prácticas sociales que han intervenido en la progresiva
con- (
:i::ffi?,Hs.de i;i;#"I;rnpoperiudicar a rc,s miembros de figuración de un objeto social.

gestión de impresiones f cada una de las estrategias de presentación del yo que (


las
personas utiliz.an con el fin de generar e inciilir sobre las impresiones que
los oiros se fur-
!j'.:il'.", i'.:,".lJ l T:,§ i.'Í :::lt'lü x ilffi 1,1i.r. 1* i. ", p ro m ue ve ny reg u r a n
man de ellas. I
i<reorósica determinada, vin.uru¿u
no es sóro texto' s¡no quecomporta
a siril;ffi ,,:f i"rTr::1,.j:rHff ,:ffi H*:::
todo un auaniJo.ol actos grüpo ¡1 Dos o más personas que interactúan entre sí, cofrrparten rrn conjunto
ce obje- (
ae significación y co-
tivos y normas comunes que dirigen sus actividades, y desarrollan un conjunto
[TXiil?IlH:t'.'"T.',,Íi?"i¿¡""'o nJ o,or''o', ¿. ," ,,üi"'."".,.to, sino
" y una red de relaciones afectivas.
de rotes
(
disonancia cognltiva grupo de referencia m Grupo al que el individuo se vincula personalmente como
de matestar que experimenta
cuenta de que mantiene oos lf.:::::
cogniciones contradictorias.
la pérsona al darse miembro actual, o al que aspira a vincularse psicológicamente; o iicho en otros
térmi-
(
nos, aquél con el que se identifica o desea identificarse.
dramaturgia f Tiene qu: u:I con la idea
básica de que las personas
(
hipótesis del mundo iusto f Hipótesis que afirma que la gente t¡ene un sistema
,TijT.rljiiij:;t::,:1.f,..ión con r.;;;;;ciaren representan dife- de
t un "modelo organizado dt ra que están insertadas. La
tt,d;;;;;;;;r;;
creencias basado en la sentencia de que cada uno tiene lo que se mefece. (
prcnoe de la posición 0...u
.
rminada que ocupa la persona o*- *
cional,,. dentro,l. un .or,¡rritn interac- historicidad fPropiedad de aquellos objetos cuyas caracteristicas resultan de un proce-
(
so histérico que las ha configurado. Estos obietos no resultan de la simple sucesión tem-
poral de acontecimientos, sino que están marcados también por la significación
dualidad estructurar de estos
fconcepción segfln la cuar el ma¡co acontec¡mientos y por las condiciones culturales que los produjeron. Atribui, (
estructurante y estructurado. sociar es simultáneamente la caracte-
Las inst¡tucitine;r*"; rística de la historicidad a un obieto implica que su configuración actual no presenta
;;;;;;;;,;J;;iffiHT.Í:rT:::[::Jr. *-
demos desarrouar en e,as un
a ra vez que caácter de estricta necesidad, ya que la concatenación de acontecimientos que lo han
(
formado no lo tenía.

(
d
(
(r lrdilorirl t t()(l .14(r hrtfrxh¡(ciól d la l,si(( )l()Eia su'ial O Ftrlilorial U(rc 447 Clos¿rio

ideología f Manera dc vcr y tlar sentido al munclo relac¡onada con las p()sicionc:i que norma de responsabilidad social l Norma que prcscribc quc tencnros el dcbcr de
una persona puede ocupar con rcspecto a diversos grupos de rcferencia. lis un conccpto,
ofrecer ayuda a quien lo neccsita, cn caso dc estar en condiciones dc haccrlo.
por lo tanto, ligado a las relacioncs intergrupales y a las des¡guatdatlcs de podcr
cntre los
grupos. Ésta permite un cierto grado tle etaboracián por parte de la pcrsona. Asi pues,
st norma social fExpectativa que ticnen [as pcrsonas sobre las acciones adecuadas cn una
ale¡a de [a noción de idcología como falsa conciencia, y de la noc.i(rn «lc
¡rcrsona que cstá situación concreta.
completamente detcrminada por la cstructura social.

normalización f'Pr«rceso de creación de las normas que regulan la conducta, la percep-


influcncia interpersonal f Modificación del curso rle tas acck¡ncs dc una pcrsona
ci(ln, el pensamiento o los descos dc las personas en una situación dada.
provocada por la interacción con otras personas o grupos.

obediencia f lijecución de las órdenes dadas por una autoridad.


innovación l cambio cn las normas sociales vigentes en una situación datla com<-¡ con-
secuencia de la influencia de una minoría.
pensamiento grupal nr Coniunto de situaciones en las que el estilo de liderazgo, la co-
hesión grupal y la crisis combinados llevan a la strpresión del disentimiento en el grupo.
institución I conjunto de pautas y normas estructuradas en torno a algo que se consi_
dera una necesidad social.
percepción f Proceso activo de investigación y de interpretación de la información de
nuestro entomo que está mediatizado por el significado scrcial que esta información posee.
interacción simbólica I condición de posibilidad de ta emergencia del sell. Éste no
preexiste en las interatciones sociales, sino que surge o emerge en polarización f Fenómeno que cons¡ste en la extremización de los iuicios en tlirección
el transcurso de éstas,
las'cuales están mediatizadas por el lenguaie. [,os otros, por lo a la norma de las opiniones iniciales de los miembros del grupo como consect¡encia de
tanto, tienen un papel im-
portante en la c<¡nstrucción del yo. la discusión grupal.

mayoría f coniunto de personas que se comportan según las normas y los valores
do- práctica de suieción y control fCada una de las prácticas sociales que constituyen a
minantes en una sociedad o en un grupo. la persona de manera que la suietan a determinadas relaciones de poder, y reducen sus
posibilidades de ser y actuar ioartar su libertad y aumentar las posibilidades de su con-
minoría fconiunto de personas que se comportan según normas y valores alternativos trol por parte de grupos dominantes.
a los dominantes en una sociedad o cn un grupo.
preiuicio nr Actitud, generalmente negativa, hacia determinadas personas, que está ori-
modeLado m ltoceso de aprendizaie de nuevos patrones compoÍtamentales por ginada por el hecho de la pertenencia de éstas a determinadas categorías sociales y no
medio de por las caracteristicas o actuaciones individuales de [as personas en cuestión.
la información que nos ofrecen otras personas que actúan como
modelos para el observador.

movimiento soclal reactancia f Malestar que experimenta una persona ante la amenaza de pérdida de li-
m conjunto opiniones y creenc¡as en una población que repre-
de
bertad que la lleva a adoptar una posición contraria a la amenaza jndependientemente
senta preferencias para cambiar algunos elementos de la estructura
social y/o la distribu- de cuál habúa sido la elección de la persona en ausencia de la amenaza.
ción de recompensas de una sociedad.

representaciiin social fManera compartida de comprensión del mundo, originada en


na*ativa de sí mtsmo fEs por medio de las palabras que colocernos, y que hemos
apren- el curso de nuestras comunicaciones interindividuales, a la vez que las condiciona. Las
dido, que con el lengrraie podemos representarnos a nosotros misnos" Ei
lenguaie, que es de representaciones confiSuran el sentido común, y su función principal es la de permitir
naturaleze simbólic4 nos lleva a actuar y reaccionar delante de las cosas
no ta'nto poi aquello una interpretación de la sociedad.
que éstas son sino según cómo nosotros nos las representamo
con tas palabras que utiliza_
mos. Actuamos dependiendo de la imagen que nos narramos sobre
el sí mismo. rol m Coniunto de expectativas que los miembros del grupo comparten, relativas a la
conducta de una persona que ocupa una posición determinaü en el grupo.
norma de reclprocidad fNorma qut prescribe que se coresponda tal como se ha sido
tratado; en caso de haber sido víctima de una agresión, responde.
con la venganza, y si stgnlñcado compartido ,n Constituye la condición de posibilidad de la propia vida
se ha sido receptor de ayuda, devolver el favor de manera
equitativa. social y de la existencia de colectividades sociales. Se trata del fondo común de maneras
@,Ediroíal UOC .l.ltJ Ilrt«xlurrióI a la psicokr¡¡ia scial

de entender la realidad que posibilita la c«municackin cntre las personas pcrtenccientes


a una mlsma sociedad y que, por lo tanto, pucden real¡z¿r actuaciones con¡untas.

socl¡llzeclón f Proceso mediante el cual la persona aclquicrc significados compartidos


por su grupo social y sc constituye, así, como micmbro, reconocido como tal, de una co-
lectividad social determinada.

soct¿dad burocrátlca /'swiedad que pres€nta una división del trabaio rígida, en la
que las personas se s¡enten más responsables del funcionamiento de la rutina programa-
da que de sus consecuencias.

tcorfu dtl lnterc¡mblo socl¡l /"Teoría que postula que tas prrsonas nos relacionamos
sobre la basb de un cálculo de tos cóste ybeneficios que representa una interacción.

unlforuld¡d fResultado del hecho dé que las personas de un grupo comp_arten creen-
cias, perctpcione§ y comportamientor como efecto del segutmiento de las normas sociales.

valorer m pl Qqpnr:ias o afirrnaciones del mundo estructuradas de manera compleja y rela-


tivamerite durtldera oue inrpllcan una ¡nsiciin ética. Mientras que dcde una perspectiva
más tradicional, los valores han srdo vistoc como individuales, dede perspectivaj mái socia-
les son considerados como compartidos por un grupo o sociedad y tigados al cambio social.

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