Vous êtes sur la page 1sur 5

Participación y democracia universitaria como medio de transformación de nuestra

casa común

La vida es un efímero tránsito por el mundo que abarca todo el cúmulo de instantes que
reposan desde nuestro nacimiento hasta nuestro perecer. En dicho paso por el mundo, una
de las características que puede definir el sentido de ser del hombre es su condición de estar
siempre abierto a las múltiples posibilidades que en cada caso le ofrece la existencia en su
apertura. Es así como en nuestra vida, de múltiples formas se configura la posibilidad de
apropiarnos y transformar los distintos espacios que ocupamos en nuestra cotidianidad.
Vivir es habitar un mundo; habitar un mundo es participar es la configuración de los
distintos espacios y lugares que devienen en nuestra casa común, desde nuestro hogar,
hasta nuestro lugar de trabajo y nuestra Universidad. Es de vital importancia que los
estudiantes y jóvenes nos apropiemos de una verdad: en nuestras manos reposa tanto el
derecho como el deber de habitar nuestra casa común, la universidad, lo cual implica
cuidarla, construirla y transformarla. La esencia de la democracia universitaria reposa allí: es la
posibilidad más sustancial de encausar el rumbo de la universidad de acuerdo con los
intereses, deseos y necesidades más propias de la comunidad universitaria y de su
estamento más grande: los estudiantes.

El hecho de que estatutariamente en nuestra universidad esté contemplada la democracia


participativa como forma tanto de gobierno como de organización del medio universitario,
implica múltiples ventajas para los estudiantes y para la comunidad universitaria en general.
De acuerdo al marco jurisprudencial colombiano, en sentencias de la Corte Constitucional
como la T-393/93, la C-585/95 o la C021/06, participar es la posibilidad tanto directa como
indirecta con la que cuenta todo ciudadano para ser parte activa en los distintos procesos de
toma de decisiones que pueden afectarlo1 en el despliegue de su quehacer como sujeto al
interior de cualquier institución, en nuestro caso, la Universidad Javeriana. Debido a la
complejidad y riqueza de matices que configuran las subjetividades que conforman los
distintos estamentos de nuestra institución, las formas en las que se materializa la
participación universitaria componen una multiplicidad acorde con tal diversidad de
perspectivas. En este sentido, la participación universitaria como medio de apropiación y
construcción de nuestra casa común, toma vida en múltiples espacios: desde las aulas de
clase, pasando por la participación activa en grupos estudiantiles, colectivos, semilleros de
investigación y demás expresiones organizativas del estudiantado, hasta los organismos
colegiados de gobierno en donde tienen lugar los distintos procesos de toma de decisiones
propias de ámbitos como el académico, administrativo, financiero, entre otros, tales como
los Consejos de Facultad, los Consejos de las distintas Vicerrectorías, el Consejo Directivo
Universitario, etc. La heterogeneidad que componen los distintos mecanismos de
participación de nuestra universidad posibilita la constitución de una amplia gama de
colores en todos los espacios en la que la misma se construye y se transforma.

Como estudiantes, gran parte de nuestro tiempo vital es consumado en nuestra


universidad. Las aulas, las bibliotecas, el gimnasio y demás espacios que hacen parte de
nuestra vida universitaria son testigos, a lo largo de todos los ciclos lectivos, del devenir de

1 Cfr. Participación Estudiantil en la vida universitaria (2014). Políticas del Consejo Directivo Universitario
múltiples procesos en los que se forja nuestra subjetividad y toda la potencialidad de las
fuerzas que configuran nuestra alma. Es necesario que el estudiantado en su conjunto
adquiera consciencia de ello; todo el cúmulo de instantes que componen nuestro tránsito
por la universidad hace parte del proceso de vivir y habitar nuestro mundo, que no es otra
cosa que apropiarnos de nosotros mismos, como seres en condición de apertura a las
múltiples posibilidades que nos brinda la existencia. Apropiarnos de nuestra universidad,
por medio de los distintos procesos de participación que ella nos ofrece, es apropiarnos de
nuestra vida misma. En múltiples espacios de nuestro país, la indiferencia y la apatía ante
distintas instancias de apropiación y configuración de nuestro territorio son dos de los
principales obstáculos que imposibilitan la materialización de una democracia real –sin
obviar o pasar por alto las distintas problemáticas estructurales de nuestro sistema político
de participación-. Por tanto, el fortalecimiento de una democracia universitaria está
condicionado, en un primer momento, por una institucionalidad que posibilite y garantice
que todos los estudiantes al interior de la casa común puedan ofrecer su aporte en la
construcción y transformación de la Universidad desde las distintas particularidades que
componen su diversidad de perspectivas; por otro lado, es necesario que los javerianos en
su conjunto desplieguen su quehacer cotidiano encausado a la apropiación de su territorio y
pinten su mundo universitario de todos los colores que componen la riqueza de la
subjetividad estudiantil.

Este proceso de interiorización sobre la importancia de la participación universitaria en la


vida estudiantil implica un arraigo con el territorio en el que forjamos gran parte de lo que
somos. Es necesario que confrontemos la posición que ha permeado gran parte de la
cotidianidad estudiantil en la que se concibe la Universidad como simplemente un lugar de
paso que nos permite obtener una formación profesional para asegurar una futura fuente de
ingresos económicos. Si bien una educación que asegure una estabilidad laboral futura es
no sólo importante, sino esencial en nuestra vida universitaria, reducir nuestro tránsito por la
Universidad simplemente a ello es pasar por alto toda la multiplicidad de matices que
componen este modo de habitar el mundo. La vida universitaria no puede ser ajena al
debate de ideas y a la discusión democrática y amplia que posibilite que todas las
perspectivas estén presentes en la conducción y el direccionamiento de la Universidad.
Mediante el aporte de todas sus inquietudes, aspiraciones, visiones de mundo, modos de
ser y de existir2, los estudiantes cuentan con una gran potencia como fuerza que renueva
constantemente las formas en las que la Universidad se organiza como un todo orgánico en
permanente construcción. Es deber del estamento estudiantil promover y hacer posible el
despliegue de dichas fuerzas; así mismo, el estudiantado cuenta con el derecho, dentro del
marco estatutario de nuestra institución, de ser atendido en sus aportes en la participación
de la construcción y transformación de la Universidad.

Existen múltiples experiencias que permiten confirmar nuestra tesis de percibir en los
estudiantes una fuerza real de cambio y transformación no sólo en la vida universitaria, sino
en ámbitos que han trascendido al orden nacional. Como primer ejemplo, podemos
remitirnos a la experiencia de los años 2011 y 2012 de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil
(MANE), la cual fungió como referente organizativo amplio, unitario y del orden nacional,

2 Cfr. Ibíd.
de estudiantes pertenecientes tanto a universidades públicas como privadas de todas las
regiones y departamentos del país. Dicho espacio de participación estudiantil surgió a partir
de la coyuntura de la reforma del gobierno de Juan Manuel Santos a la Ley 30 de 1992, la
cual regula el servicio público de Educación Superior en el país. Dicha reforma
contemplaba, entre otras cuestiones, la introducción del ánimo de lucro en las Instituciones
de Educación Superior; ello generó una reacción por parte de un gran número de
estudiantes que percibían en dicha modificación legal un horizonte en el que la educación
dejaría de ser un derecho, para pasar a ser un negocio que tuviera como principal objetivo la
satisfacción de intereses privados y la generación de ingresos económicos a los particulares
que prestaran dicho servicio. Siendo esta una de las principales críticas a dicha reforma,
aunque no la única, se desplegaron múltiples escenarios de participación por medio de los
cuales se manifestó toda la potencia creativa y transformadora estudiantil, tanto a nivel
local, en cada una de las Instituciones de Educación Superior públicas y algunas privadas
del país (entre las cuales, la Javeriana estuvo presente), como a nivel nacional, con marchas
completamente pacíficas pintadas con todos los matices y colores propios del estudiantado
colombiano. Gracias a dichos espacios de movilización y participación, los estudiantes
lograron detener dicha reforma, que ya se adelantaba en el Congreso de la República, el 9
de noviembre del año 2011.

Por otro lado, podemos tomar un ejemplo más reciente y cercano a nuestra cotidianidad
javeriana. Durante algunas semanas, desde agosto del año 2012, los estudiantes miembros
de los Consejos de Facultad tanto de la Sede Central de nuestra Universidad, como de la
Seccional de Cali, llevaron a cabo un determinado número de reuniones que tenían como
objetivo explorar alternativas para alcanzar una participación más activa en su labor3, más
allá de su responsabilidad específica como parte de aquellos Consejos. A partir de dichas
sesiones, surgió la propuesta de creación de un Comité de Estudiantes de la Pontificia Universidad
Javeriana, que estaría conformado por los miembros de los Comités de estudiantes de la
Sede Central y de la Seccional, a su vez integrados por todos los estudiantes miembros de
cada uno de los Consejos de Facultad de toda la Universidad4. Gracias a la participación
activa de dichos miembros del estamento estudiantil javeriano, el Comité de estudiantes
tuvo una constitución formal a partir de la Resolución 613 de 2014, expedida por el entonces
rector de la Universidad, Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.

Uno de los que considero como el mayor de los alcances de la creación de este organismo
de participación, fue el de elevar a rango normativo un órgano que fungiera como canal de
comunicación entre los estudiantes y las directivas de la Universidad. En determinadas
ocasiones surgía la inquietud común entre los estudiantes con respecto al grado o nivel de
incidencia que ellos pudieran tener, por medio de los estudiantes miembros de los Consejos
de Facultad y el estudiante miembro del Consejo directivo, con respecto a las decisiones
tomadas en dichos órganos colegiados de gobierno. Es de conocimiento común de la
comunidad universitaria que los estudiantes que hacen parte de dichos órganos estatutarios
de participación son elegidos por voto popular por parte de sus pares. Sin embargo,
teniendo en cuenta el espíritu que rige la política estatutaria de participación estudiantil –a

3 Cfr. Resolución 613 de 2014. Pontificia Universidad Javeriana.


4 Cfr. Ibíd
la cual hemos hecho ya alusión- al ser elegidos dichos estudiantes en calidad de miembros
pertenecientes a los Consejos y no representantes estudiantiles, ellos no se encuentran
facultados para hablar a nombre de sus votantes. Ello tiene una razón loable: los principios
políticos que rigen la vida universitaria en la Javeriana son de democracia participativa y no
representativa. Ello se ha sustentado en la necesidad de superar la escasa cultura de
participación política y la indiferencia del ciudadano promedio colombiano, cuyos deberes
políticos parecieren agotarse al depositar el voto por el candidato de su preferencia (ello, sin
hacer referencia a quienes ni siquiera participan en las distintas jornadas de elección, que
son la mayoría del censo electoral colombiano). Como hemos expuesto con antelación, la
participación estudiantil en nuestra universidad trasciende de los órganos de gobierno
universitario y permea todos los espacios que componen las múltiples perspectivas de las
formas de organización del estudiantado javeriano. Sin embargo, el Comité de estudiantes
permite ampliar aún más activamente el grado de incidencia de los estudiantes en las
decisiones que los afectan en su cotidianidad, por medio de la elaboración de propuestas
que den cuenta de las distintas demandas o iniciativas que puedan surgir del habitar su casa
común. Para ello, los miembros de dicho Comité cuentan con la facultad de escuchar
directamente a los estudiantes y formular aquellas propuestas que favorezcan la convivencia
y la satisfacción de sus demandas cotidianas.

Posterior a ello, el Comité de estudiantes del período 2016-2108 de la Sede Central, en


ejercicio de dicha función, convocó un espacio de diálogo abierto a todos los estudiantes de
la Universidad en septiembre del año 2017, con la finalidad de dialogar directamente con el
estamento estudiantil con respecto a diversas problemáticas propias de la cotidianidad
universitaria. Allí fueron tratados temas de diversa índole, como cuestiones académicas, del
medio universitario y financiero, entre otras temáticas. A partir de dicho espacio surge una
propuesta que fue denominada “Extracredítate”, como continuación de una iniciativa del
anterior Comité (período 2014-2016). El espíritu de dicha propuesta era la pretensión de
contribuir al bienestar estudiantil, al efectivo goce de la matrícula paga y al pleno desarrollo
de las actividades académicas. Para ello, se propuso que los estudiantes que tuvieran un
promedio ponderado superior a 4.0 pudieran inscribir, a partir del crédito 20, hasta dos
créditos adicionales sin pagar un costo adicional por su matrícula. Gracias a la gestión lograda
por el Comité de estudiantes y el diálogo constante con las instancias directivas de la
Universidad, mediante la Circular Conjunta No. 2 del 2018 se logró la aprobación institucional
de dicha propuesta, beneficiando a un gran número de estudiantes en la realización de sus
proyectos educativos y académicos.

Las anteriores experiencias sirven como prueba tangible de las múltiples posibilidades que
tenemos los estudiantes javerianos para la transformación de nuestra casa común. Es
necesario ampliar los procesos de interiorización del estudiantado con respecto a la
importancia de la apropiación de los distintos espacios en los que vivimos y habitamos
nuestro mundo. Entre todos contamos podemos contar con las fuerzas necesarias para la
construcción de una Javeriana que devenga en ejemplo para todo un país.

Fabio Barrera
Abogado javeriano
Estudiante de Filosofía
Miembro del Consejo de Facultad de Filosofía 2016-2018 y miembro del Consejo
Directivo Universitario 2016-2018
Presidente del Comité de Estudiantes de la Pontificia Universidad Javeriana

Vous aimerez peut-être aussi