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LAS ADAPTACIONES DE LA VICUÑA PARA VIVIR EN LOS ANDES

ÁRIDOS
Así como el guanaco, la vicuña es un camélido habitante de
ambientes áridos. Sus dientes incisivos son filosos y le permiten
cortarlas hierbas en lugar de arrancarlas. Estos dientes crecen
continua-mente y así pueden resistir el desgaste que causan los
pastos duros con alto contenido de sílice. Para poder aprovechar los
escasos nutrientes que se encuentran en los pastos fibrosos, el
estómago de la vicuña está dividido en compartimentos donde el
alimento permanece más tiempo para su digestión. Las patas de la
vicuña terminan en dedos con almohadillas que le proporcionan
buena adherencia al suelo sin erosionarlo. El cuerpo está cubierto
de lana que forma dos capas: la capa exterior es más gruesa para
proteger a la interior de la lluvia y el desgaste, y la capa interior es
muy fina para proteger al animal de los fríos intensos. Una
revolcada diaria le agrega a la capa exterior de lana una cobertura
de polvo que acentúa el efecto aislante. Para mantener su actividad,
en una atmósfera con 40% menos de oxígeno en relación con el
nivel del mar, tiene una hemoglobina muy eficaz en la captación de
oxígeno y glóbulos rojos elípticos para facilitar su distribución y
circulación. Las fosas nasales de la vicuña pueden cerrarse y así
evitan la entrada de pequeñas partí-culas de polvo llevadas por el
viento. Todas las adaptaciones mencionadas, y seguramente
muchas más, le permiten a esta especie ser un exitoso habitante de
un por su altura y aridez.
una adaptación al recurso vegetal de los pastizales del altiplano se encuentran los labios
que son relativamente delgados y el superior está dividido por un surco medio; esta
característica les brinda una gran movilidad lo que facilita la selección de las plantas

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