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PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA

Y LA DELINCUENCIA

CENTRO DE ESTUDIOS E
INVESTIGACIÓN EN
SEGURIDAD
1
INTRODUCCIÓN
Uno de los componentes fundamentales de cualquier estrategia de seguridad es
sin duda, la prevención del delito, el evitar la ocurrencia de éstos y la incursión en la
actividad delictiva, especialmente de los jóvenes, la construcción de comunidades más
cohesionadas y resistentes al delito. Por lo cual un buen diseño y una correcta
implementación de las políticas de prevención pueden contribuir a cambiar la vida de
las personas y de comunidades enteras. Si los factores que aumentan las posibilidades
de que un individuo cometa delitos o se convierta en una víctima de ellos se diagnostican
y atienden a tiempo, es posible evitar crisis de inseguridad y violencia como las que ha
vivido México en los últimos años.
Las políticas de prevención atienden factores de riesgo presentes en el
individuo, en la familia, en los espacios públicos, en la comunidad, para evitar que se
traduzcan en actos criminales. En pocas palabras, implica actuar antes de que se infrinja
la ley y se lastime a una persona o grupo de ellas. Por lo expuesto, resulta claro que
estrategias de prevención son esenciales. Que al igual que en la medicina, es mejor
vacunar antes que lidiar con la enfermedad. Es un acierto entonces que las políticas de
prevención estén en el centro de la estrategia de seguridad.
La prevención exitosa, sin embargo, es una empresa compleja que requiere que
distintos prerrequisitos estén satisfechos para que las políticas e intervenciones públicas
puedan tocar esos puntos de riesgo con eficacia. Primero, se requiere de definiciones
precisas en los objetivos: ¿qué conductas criminales se quiere prevenir y por tanto, qué
factores de riesgo se deben atender? Como toda decisión pública sujeta a restricciones
presupuestales y también técnicas, los gobiernos tienen que priorizar y decantar sus
ámbitos de intervención.
El gobierno actual, encabezado por Enrique Peña Nieto, decidió colocar en el
centro de su estrategia de seguridad al Programa Nacional de Prevención Social de la
Violencia y la Delincuencia (PNPSVD). Donde la prevención pasó a primer plano del
mensaje oficial en materia de seguridad y se consideró como prioritaria con respecto a
las acciones policiales y militares. Para lograr los objetivos planteados por el Presidente
de la República de manera eficaz y con las herramientas necesarias, se crea la Comisión
Intersecretarial para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia,
conformada por nueve Secretarías de Estado: Gobernación, Hacienda y Crédito
Público, Desarrollo Social, Economía, Comunicaciones y Transportes, Educación
Pública, Salud, Trabajo y Previsión Social y Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano,
que de manera conjunta diseñan e implementan programas y acciones preventivas
articuladas y transversales que colocan a la ciudadanía y a los jóvenes en el centro de
las políticas de seguridad y de desarrollo social desde un enfoque de derechos humanos.
Un Programa Nacional de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, cuyas
Bases se presentan simultáneamente con una Comisión Intersecretarial que diseñe
conjuntamente las estrategias y acciones a la medida para cada comunidad, representa
la oportunidad para los gobiernos, sector privado, sociedad civil, ciudadanos y jóvenes
de participar activa y responsablemente en la transformación de sus comunidades y
entornos, logrando así la construcción del anhelo de todos: un México en Paz.

2
OBJETIVO:
Al término de la materia el elemento operativo será capaz de demostrar a los participantes
los conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para promover y fomentar la
prevención policial y comunitaria de la violencia y la delincuencia, en concordancia con
las disposiciones de la Ley General para la Prevención Social de la Violencia y la
Delincuencia.

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CONTENIDO TEMÁTICO
1. PREVENCIÓN DEL DELITO
1.1 El origen de las policías de prevención del delito
1.2 Principios básicos de la policía
1.3 Prevención Primaria (Prevención Social)
1.4 Prevención Secundaria (Prevención Situacional)
1.5 Prevención integrada
1.6 Efecto desplazamiento

2. PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y FACTORES DE RIESGO EN LA PREVENCIÓN


DEL DELITO

2.1 Filosofía y Metas


2.2 Factores de riesgo que generan inseguridad y delincuencia
2.3 Conducta criminal del individuo
2.4 Violencia familiar y Actividad pandilleril

3. EL DIAGNOSTICO SITUACIONAL COMO EJEMPLO DE COLECCIÓN DE DATOS


PARA LA INTELIGENCIA POLICIAL PREVENTIVA

3.1 Elementos que conforman un diagnostico situacional


3.2 Perfil demográfico
3.3 Situación socioeconómica

4. LA LEY GENERAL PARA LA PREVENCIÓN SOCIAL DE LA VIOLENCIA Y LA


DELINCUENCIA

4.1 La Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia y la atención a las


víctimas
4.2 El programa Nacional para la prevención social de violencia y delincuencia
4.3 El Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana
4.4 La Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia en el Estado de
Veracruz

1. PREVENCIÓN DEL DELITO

1.1 El origen de las policías de prevención del delito

Inicialmente es importante destacar que para tener una visión clara del tema a tratar es
necesario realizar ciertas puntualizaciones, para de ahí precisar temas de fondo, es por
tanto que primero se establece lo que se entiende por prevención, concepto del
cual existen diversas acepciones tales como:

4
La prevención es una forma de precaución, en la que se toman diferentes medidas para
evitar que suceda un accidente o situación específica que puede ocasionar algún daño
o problema para la sociedad.

La prevención se aplica a todos los ámbitos de la vida. “prevenir implica anteponerse,


antelarse y/o adelantarse a posibles circunstancias que pueda ser previamente
solventadas o por lo menos consideradas, para optar a las herramientas o condiciones,
para que a su paso no ocasionen mayores problemas.

Prevenir es la forma de actuar antes que aparezcan los problemas o estos se conviertan
en estilos de vida equivocados (Saliche, 2009). El principal propósito de la prevención
es evitar la aparición de riesgos para la salud del individuo, de la familia y la comunidad
en que se encuentra inmerso. Se intenta intervenir para que un problema no aparezca,
o bien, para disminuir sus efectos, esto se logra a través de la investigación, del trabajo
en equipo y también es necesario el conocimiento, la iniciativa y la creatividad (García.
y Mosquera 2001).

De acuerdo a la visión epidemiológica la prevención puede clasificarse en:

1. Prevención primaria:

Tiene como objetivo a la población en general y entornos físicos. La prevención


primaria, hace referencia al conjunto de medidas abordadas dentro de la comunidad, en
función de promover condiciones estables que faciliten el desarrollo de la misma.

Este tipo de prevención se refiere a un determinado problema y actúa sobre los factores
que lo generan, es decir los que se consideran factores de riesgo (la historia personal, el
tipo de vida, las relaciones sociales). Este tipo de prevención comienza con la educación
primaria y continua en la secundaria, está dirigida a padres, docentes y jóvenes en edad
de adolescencia.

2. Prevención secundaria:
Se centra en la población en riesgo de delinquir o ser víctimas. Dicha medida no pretende
crear perfiles o estigmatizar grupos, en el caso de los posibles delincuentes; más bien,
busca visualizar condiciones sociales o situacionales que fomenten conductas delictivas.
El tema de las posibles víctimas puede ser abordado en la misma línea, en tanto que se
informe sobre posibles conductas o situaciones que pueda ser factor de riesgo.

En este tipo de prevención nos encontramos con una situación diferente: las acciones
pretenden solucionar un problema ya existente. Se trata de desaparecerlo por completo
o en parte y al mismo tiempo se intenta que no aparezcan las complicaciones
posteriores.

3. Prevención terciaria:

5
Su objetivo son los sujetos, delincuentes y victimizados. En este esquema, se abordan
medidas de readaptación social en el caso del delincuente y medidas restitutivas
(materiales, psicológicas, legales, etc.) en el caso de la víctima.

Dentro de esta prevención las personas hacia las que va dirigida, ya dependen física o
psíquicamente de la situación que genera el problema. Por lo tanto las acciones tienen
como objetivo primordial frenar el desarrollo del problema.

Se reconocen igualmente, los siguientes tipos de Prevención1:

1. Situacional:
Actúa sobre las situaciones predelictuales y ocasionales; abarca la
administración, diseño y manipulación del entorno físico, a fin de reducir las
oportunidades para la comisión de delitos.

2. Social:
Actúa sobre infractores potenciales y sus disposiciones, abarcando tanto lo
actual como el desarrollo; su preocupación radica en incidir en los procesos
sociales. Las medidas de este tipo se dirigen a actuar sobre el individuo y se
trabaja sobre el medio escolar, los cómplices y bandas juveniles y el mercado
de trabajo.

3. Mixta o comunitaria:

Combina tanto las medidas situacionales como las socio-preventivas. Implica


una reconsideración de la visión estratégica en cuanto a la organización y
administración del trabajo policial. En la actualidad ya no se habla de un cuerpo
policial centralizado, que promueva la consecución de planes nacionales, que
no tomen en cuenta las condiciones propias de las comunidades.

De esa cuenta fijamos el interés en los siguientes contextos básicos en la práctica de la


prevención:

Comunidades
Familias
Escuelas
Mercados laborales
Lugares
Policía
Administradores de Justicia

1
http://www.un.org/es/events/crimecongress2010/pdf/factsheet_ebook_es.pdf

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Así también resulta indispensable precisar un concepto básico para tener mayor
precisión en el tema.

DELITO:

La palabra delito se deriva del verbo latín delinquere, que significa abandonar, apartarse
de un buen camino o alejarse del camino señalado por la ley. De tal manera que el delito
se puede definir como: infringir la ley ocasionando daño físico, moral o económico a otra
persona o inmueble.

”Delito es el acto u omisión que sancionan las leyes penales” (Villalobos 1990).
Con ésta concepción concuerda Conde (citado por Muñoz 2001), debido a que él
considera que el delito es la acción u omisión típica antijurídica, culpable y punible, tiene
un carácter secuencial.

Ahora bien, respecto al origen de las policías se precisa que el surgimiento de los
cuerpos policiales está vinculado al nacimiento de las ciudades. El término “Policía” viene
de la palabra griega POLIS / POLITEIA que puede entenderse de dos formas, por un
lado CIUDAD, y por el otro, DEFENSA, por lo que vendría a significar la administración de
la ciudad o la defensa de la comunidad urbana.

Cuando las ciudades se fueron consolidando como los centros de poder político y
económico, hacia finales de la Edad Media, también surgieron las necesidades de
defensa de la seguridad en las ciudades que fueron experimentando un crecimiento
importante en el número de personas que la componían y también un aumento de hechos
que ponían en riesgo su seguridad. Por eso se fue haciendo necesario la creación de
instituciones que protegieran a las personas y sus bienes. En este sentido, la policía es
la más antigua institución de protección social y expresión de autoridad.

“Policía” significó entonces, la función administrativa, la organización de la ciudad en el


más amplio sentido y se puede traducir como “mantener el nuevo orden de la ciudad”.

Sus primeras formas de organización se vincularon a las autoridades municipales de


aquel entonces y se referían a funciones administrativas más amplias de las que hoy se
relacionan con el término. Las funciones policiales, tal como hoy las entendemos,
generalmente fueron realizadas por los ejércitos. Las primeras organizaciones policiales
propiamente eran fuerzas pequeñas, de diversa composición, integradas con los mismos
ciudadanos, sin mayor organización y entrenamiento.

Se precisa que a lo largo de la historia, la seguridad, ya sea la del Estado o la de los


ciudadanos, ha sido una de las principales preocupaciones del Estado. Para el efecto, los
diferentes Estados han creado leyes e instituciones que tienen como función, mantener
el orden público y asegurar la convivencia social. En el caso de los cuerpos policiales, estos
tienen su origen en la protección y garantía de la vida, la seguridad y bienes de los
ciudadanos.

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Sus funciones básicas son:

A. La prevención del delito

Favorecer la creación de un clima de seguridad ciudadana, disminuyéndose la


incidencia criminal y generándose la sensación entre población, de un cuerpo policial
capaz de responder a las necesidades de la población.

B. La persecución del delito

Como parte del sistema de administración de justicia (investigación y detención).

C. El mantenimiento del orden y seguridad pública

Asegurar la normalidad y las condiciones bajo las cuales los ciudadanos puedan
ejercer libremente sus actividades y en las que estén ejerciendo sus derechos y
libertades.

Desde la década de 1980, la noción de la prevención del delito se ha extendido y


evolucionado sustancialmente, desde verse como una función de vigilancia relativamente
limitada hasta una función que implica un enfoque transversal mucho más amplio, así
como múltiples actores estatales y comunitarios. Esto ha reflejado un cambio más general
entre los gobiernos que están lejos de asumir una responsabilidad exclusiva por la
seguridad de todos sus ciudadanos, reconociendo las limitaciones de su capacidad para
proporcionar dicha seguridad.
También puede relacionarse con la evolución de los enfoques de vigilancia, lejos
de los modelos centralizados y jerárquicos, hacia enfoques más basados en la
comunidad y en la resolución de problemas, que se comprometen con las
preocupaciones concretas de los ciudadanos locales.

Se debe reconocer que depender únicamente del sector de la justicia penal, en


términos de vigilancia, sistemas de tribunales o correccionales, no es una respuesta
suficiente ante el delito y su control, se puede hacer mucho para prevenir el delito y la
victimización antes de la intervención del sistema de justicia.

Ahora se ha reconocido que la prevención aparece en muchas formas, que implica


a muchos sectores y niveles de gobiernos y de la sociedad civil, donde las autoridades
locales y las comunidades tienen un papel muy importante, apoyados por fuertes
estrategias y políticas subregionales y nacionales. Hay evidencias acumuladas de que
muchos programas de prevención no son sólo efectivos a la hora de reducir crímenes y
la victimización, sino beneficiosos en términos de costos, lo que da como resultado un
ahorro considerable a largo plazo para la inversión correspondiente, y lleva los beneficios
sociales y económicos mucho más allá de la reducción del delito.

Esta evolución en la prevención del delito ha estado marcada a nivel internacional


por el desarrollo y la adopción de normas para prevenir el delito, lo que constituyó un
componente esencial para fomentar y guiar el desarrollo y la implantación de normas
técnicas para la prevención del delito adoptadas en 1995, y las Lineas Directrices de las

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Naciones Unidas para la Prevención del Delito, adoptadas por ECOSOC en 2002
(UNODC, 2002). Estas Normas establecen los principios en los que deben basarse las
buenas políticas para la prevención del delito, así como los pasos que deberían darse
para establecer políticas gubernamentales de apoyo a todos los niveles. También hacen
hincapié en el importante papel jugado por el gobierno local a la hora de establecer una
política y unas prácticas de prevención sostenibles.

La prevención del delito, según la definición de las Directrices de las Naciones


Unidas para la Prevención del Delito de 2002, comprende estrategias y medidas
que buscan la reducción del riesgo de que ocurran delitos, así como sus efectos
dañinos potenciales en los individuos y la sociedad, incluyendo el temor al delito,
mediante la intervención para influir en sus múltiples causas.

Sin embargo, esta evolución también ha ocurrido durante un período en el que el


delito y su control han aumentado de forma que dominan la preocupación pública y las
agendas políticas en muchos países. La inseguridad respecto al delito y la violencia entre
los ciudadanos sólo está parcialmente relacionada con los índices crecientes de delitos.
Los niveles de temor siguen siendo altos en el nuevo milenio, aunque los niveles de
delincuencia han disminuido considerablemente, especialmente en América del Norte y
Europa. Ahora es evidente una mayor atención de los medios al delito, así como un
sentido más generalizado de la inseguridad y la preocupación por minimizar el riesgo,
sobre todo desde septiembre de 2001. La globalización, que ha traído tanto ventajas
como desventajas, significa que el crimen organizado internacional y el tráfico han
empezado a causar un impacto en la delincuencia a nivel local, en una cantidad cada vez
mayor de países.

Con el aumento de las prácticas de prevención del delito a nivel internacional ha


llegado toda una gama de preocupaciones y problemas relacionados acerca de la
conveniencia de las intervenciones, las dificultades para evaluar su eficacia, la capacidad
de los actores locales para implementar buenos programas, sobre las dificultades para
apoyar las intervenciones más allá de su fase piloto o el incremento de las aplicaciones
a nivel local o del país, así como las dificultades de apoyar las intervenciones después
de que tengan lugar cambios de personal o de gobierno.

“Lo que funciona” en la prevención del delito no depende únicamente de tener


programas bien diseñados. Depende mucho de la capacidad de los actores en ese campo
para establecer buenas condiciones de implementación de los programas y para
gestionar el “proceso”. También depende de que los elaboradores de políticas entiendan
la necesidad de invertir y planificar a un plazo más largo y no concentrarse sólo en
resultados a corto plazo. Asegurarse de que las estrategias se mantienen, están bien
controladas y apoyadas, más allá de la duración de un gobierno, representa otro desafío.

Ahora bien, como bien se apunto en líneas anteriores una de las funciones básicas
de los elementos de seguridad pública es la prevención del delito, por tanto, haciendo un
resumen de los diferentes autores en la materia, las acciones de intervención para la
prevención del delito están marcadas por los siguientes contrastes:

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a. Correctivas / disuasivas:

Las medidas correctivas, constituyen el conjunto de procedimientos considerados


en el proceso judicial, ante la comisión de un delito. Mientras que la disuasión,
constituye la actividad previa, que pretende señalar las consecuencias de la
actividad delictiva o la responsabilidad penal del delito.
b. Proactivas/ reactivas:
Las medidas proactivas, pretenden adelantarse a posibles situaciones, eventos o
condiciones, que podrían facilitar o conllevar a la comisión de un hecho delictivo. En lo
que respecta a las medidas reactivas, están son consecuencias del hecho delictivo
y pretenden reducir la incidencia de los mismos.

c. Delincuentes / víctimas:
Al referirnos al tema de la prevención, desde el punto de vista de los delincuentes y
víctimas, deben considerarse 2 tipos de circunstancias: cuando se ha registrado
ya un hecho delictivo y cuando se han identificado grupos vulnerables.

En abril de 2005, se llevó a cabo un taller sobre prevención del delito, que tuvo
lugar en Bangkok, en el marco del 11º Congreso de las Naciones Unidas sobre la
Prevención del Delito y Justicia Penal,2 representó una gran oportunidad para evaluar el
progreso en la aplicación de buenas políticas y prácticas en la prevención del delito en
todo el mundo. El taller fue organizado por el Centro Internacional para la Prevención de
la Criminalidad (CIPC), en colaboración con UN-HABITAT y la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), tres organismos internacionales con un largo
historial de promoción y apoyo en la prevención del delito. También tuvo la guía de un
grupo internacional de expertos que se reunió en París en 2004.
El taller de un día tuvo dos temas principales: prevención del delito en relación con
las áreas urbanas y con juventud en riesgo. En ésta se incluyen aquellos que viven en
las circunstancias más pobres y marginales, en conflicto con la ley, niños de la calle y
aquellos explotados sexualmente y por el tráfico de drogas, o afectados por el VIH/SIDA,
la guerra y los desastres naturales. Estos temas reflejaron dos de las tendencias globales
más importantes, el rápido crecimiento de las ciudades y las aglomeraciones urbanas y
la alta proporción de jóvenes que constituyen estas poblaciones urbanas.

Varias tendencias destacan entre las presentaciones del taller y ayudan a enfatizar
algunos de los cambios más significativos en la forma de abordar la prevención del delito
en todo el mundo. Entre éstas se incluyen:

_ La importancia de directrices internacionales para proporcionar inspiración y


plantillas normativas sobre “cómo” implementar estrategias efectivas de prevención del
delito.

2
http://www.unodc.org/pdf/crime/congress11/BangkokDeclaration_sp.pdf

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_ La cantidad creciente de países, ciudades y autoridades locales que están
desarrollando en la actualidad una prevención estratégica del delito, conforme a esas
directrices.
_ La gravedad de los problemas de delincuencia y violencia a los que se enfrentan
algunos de esos países y ciudades y la naturaleza innovadora y estratégica de sus
respuestas.
_ La gran gama de contextos y la necesidad de tener en cuenta las culturas
locales, las restricciones sociales y económicas y las capacidades para desarrollar
estrategias y programas de prevención.

Tipos de prevención del delito


En las últimas décadas, aproximadamente, se han elaborado diversos
planteamientos de prevención del delito que se basan en un considerable acervo de
investigación y evaluación. Los principales sectores de dicha prevención abarcan una
serie de medidas elaboradas a lo largo de muchos años, entre ellas medidas centradas
en el desarrollo, el medio ambiente, las situaciones, los factores sociales y la comunidad;
por otro lado, las intervenciones pueden clasificarse en diversos grupos. En un sistema
se distinguen, por ejemplo, mecanismos de intervención social, mecanismos de
tratamiento individual, mecanismos para situaciones y mecanismos de control policial y
justicia penal.
En las Directrices para la prevención del delito los diversos enfoques y programas
de prevención se agrupan en cuatro categorías principales:
1. La prevención del delito mediante el
desarrollo social, lo que incluye una serie de
programas sociales, educativos,3 sanitarios y
formativos como los destinados a niños, o a familias
en riesgo cuando los niños son muy pequeños, con el fin
de proporcionarles ayuda y facilidades para la crianza
de los hijos. Algunos programas de intervención
temprana también se denominan programas de
prevención del delito vinculada al desarrollo, ya que
su fin es hacer que los niños y las familias adquieran
resistencia y aptitudes sociales. Los programas
también pueden dirigirse a grupos de niños en áreas
donde estos y los jóvenes estén especialmente
expuestos, como es el caso de los niños de la calle
o los que viven en asentamientos ilegales o áreas
desfavorecidas. Otros ejemplos incluyen proyectos de
educación en escuelas o proyectos de esparcimiento
y capacitación para niños y jóvenes de comunidades,
también como un intento de aumentar la

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Ver videos escuela segura (bulling-operativo mochila)

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sensibilización y la resistencia a medida que crecen y
se desarrollan.
Según el apartado a) del párrafo 6 de las Directrices para la prevención del delito,
los programas de prevención de este tipo: “Promueven el bienestar de las personas y
fomentan un comportamiento favorable a la sociedad mediante la aplicación de medidas
sociales, económicas, de salud y de educación, haciendo particular hincapié en los niños
y los jóvenes, y centrando la atención en el riesgo y los factores de protección
relacionados con la delincuencia y la victimización”.
2. La prevención del delito de base local o
comunitaria,4 en lugar de dirigirse a individuos, se
destina a zonas donde el riesgo de caer en la
delincuencia o de ser víctima de ella es alto. Esto
incluye áreas con elevados niveles de carencia, tanto
en lo referente a infraestructuras, servicios y bienes
materiales como a falta de cohesión comunitaria.
También puede incluir los barrios de tugurios o los
asentamientos irregulares, o proyectos relativos a
viviendas en centros urbanos o en los suburbios, áreas
donde a menudo se concentran los problemas
económicos y sociales.
Estos programas tienen por objeto aumentar la sensación de seguridad y
protección de los componentes de determinadas comunidades, responder a las
preocupaciones y problemas de delincuencia comunitarios que afecten a la población y
aumentar los servicios, así como el capital o la cohesión social en la comunidad. Por
“capital social” se suele entender la red de relaciones sociales, confianza mutua y valores
compartidos, solidaridad comunitaria o sentido de identidad cívica que existe en un barrio.
La prevención comunitaria del delito a menudo implica la participación activa de la
población y las organizaciones locales de las comunidades y barriadas correspondientes.
Pueden participar en la determinación de prioridades locales y en la puesta en práctica
de medidas de respuesta. El término “comunidad” puede referirse a vecindarios
pequeños, áreas dentro de una ciudad o pueblos o ciudades pequeños, o en algunos
casos, a grupos de ciudadanos con problemas concretos.
Según el apartado b) del párrafo 6 de las Directrices para la prevención del delito,
tales programas tienen por objeto “modificar las condiciones en los vecindarios que
influyen en la delincuencia, la victimización y la inseguridad resultantes del delito
mediante el fomento de iniciativas, la aportación de experiencia y la decisión de los
miembros de la comunidad”.

3. La prevención de situaciones propicias al


delito incluye enfoques que tienen por objeto reducir
las oportunidades de la población para cometer

4
Ver video de vecino vigilante

12
delitos, aumentar los riesgos y los costos de ser
detenido y minimizar los beneficios del delincuente.

Según el apartado c) del párrafo 6 de las Directrices para la prevención del delito,
tales planteamientos ayudan a “prevenir los delitos reduciendo oportunidades de
cometerlos, aumentando para los delincuentes el riesgo de ser detenidos y reduciendo
al mínimo los beneficios potenciales, incluso mediante el diseño ambiental, y
proporcionando asistencia e información a víctimas reales y potenciales”.
Se han definido cinco categorías específicas de estrategias de prevención de
situaciones propicias al delito:
" Las que aumentan el esfuerzo de los delincuentes
" Las que aumentan los riesgos de los delincuentes
" Las que reducen las ganancias de los delincuentes
" Las que reducen la incitación a la delincuencia
" Las que suprimen las excusas para delinquir.
Las técnicas relativas a situaciones se han concebido para aplicarlas a formas
muy específicas de delincuencia, y dan por supuesto que los delincuentes potenciales
toman decisiones racionales sobre los posibles riesgos y beneficios de infringir la ley.
Estas técnicas incluyen la gestión, diseño o manipulación del entorno inmediato de
manera sistemática y permanente. Por ejemplo, entre ellas figura la de diseñar los
espacios públicos o las viviendas de manera que sea difícil para las personas romper
elementos de equipo o entrar en edificios sin permiso, o bien la de marcar los productos
para que puedan ser identificados si son robados. Otros ejemplos incluyen el uso de
circuitos cerrados de televisión para proteger estacionamientos, o la creación de vías
peatonales, jardines y asientos en áreas públicas para fomentar un mayor uso público,
con más vigilancia de ese mismo espacio. La prevención de situaciones propicias al
delito está estrechamente asociada a la prevención de delitos ecológicos y la prevención
del delito mediante el diseño ecológico, cuyo objeto son más concretamente los cambios
que se introducen en las construcciones del entorno o el paisaje.
4. Programas de reinserción social. La prevención
del delito mediante la reinserción social hace
referencia a todos los programas dirigidos a niños,
jóvenes o adultos ya involucrados en el sistema de
justicia penal, incluso los detenidos y los que regresan
a la comunidad.
Según el apartado d) del párrafo 6 de las Directrices para la prevención del delito,
es importante “prevenir la reincidencia proporcionando asistencia para la reintegración
social de los delincuentes y mediante otros mecanismos preventivos”.
Los programas pueden aplicarse en la comunidad, o en albergues de reinserción
u hogares de acogida que ofrecen alojamiento en condiciones satisfactorias, así como

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apoyo y asesoramiento internos, suelen incluir programas de aprendizaje, planes de
creación de empleo, preparación para la vida cotidiana, facilidades de microcrédito y
apoyo a largo plazo. Los programas que imparten aptitudes de solución de conflictos o
siguen enfoques de justicia restaurativa, como la mediación entre víctimas y delincuentes
o conferencias de grupos familiares o comunitarios, son otros ejemplos de cómo es
posible ayudar a los delincuentes a reinsertarse en la sociedad civil. Se trata en todos
los casos de una prevención del delito centrada en la reinserción social con el objetivo
general de prevenir la reincidencia.

Combinar enfoques de prevención del delito


No existe ningún enfoque (o teoría base de una intervención) que sea
intrínsecamente mejor que los demás. Todos tienen ventajas y desventajas. Algunos
enfoques de desarrollo social pueden ser de larga duración y requieren compromiso e
inversiones continuos durante varios años. Los planteamientos de base comunitaria o
local exigen una buena dosis de paciencia por las dificultades que entraña implicar a los
ciudadanos en actitudes positivas, o mantener el impulso de los proyectos. Son más
complejos de evaluar, de modo que puede resultar difícil precisar con claridad y rapidez
los resultados de las intervenciones.

Tiempos en la aplicación de las estrategias de prevención del delito


En ocasiones se emplean ciertos términos para expresar las etapas en que cabe aplicar
los programas de prevención del delito, con independencia del enfoque seguido. La
tipología inspirada en el sector de la salud pública, que utiliza los términos de
prevención primaria, secundaria y terciaria para señalar las etapas de una posible entrada
en el sistema de justicia penal, se sigue empleando con frecuencia, aunque no
responde plenamente a la variedad de aspectos que entrañan la prevención del delito y
la promoción de comunidades seguras:
Por prevención primaria se entiende los programas o iniciativas destinados a las
personas que nunca se han visto implicadas en el sistema de justicia penal, por ejemplo
los programas para educar o alertar al público en general o a los jóvenes sobre la
violencia o el acoso en las escuelas.
La prevención secundaria tiene que ver con los programas dirigidos especial- mente a
los niños y jóvenes que, previa determinación de los servicios sociales o los sistemas
de educación y justicia, corran el riesgo de verse implicados en actos delictivos.
La prevención terciaria se refiere a los programas destinados a las personas ya
incursas en el sistema de justicia penal y/o que van a reinsertarse en la comunidad, y
tiene como fin prevenir la reincidencia.

Un asociado fundamental: La policía

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En el párrafo 12 de las Directrices para la prevención del delito se afirma:
Los derechos humanos, el estado de derecho y la cultura de la legalidad
En todos los aspectos de la prevención del delito se deben respetar el estado
de derecho y los derechos humanos reconocidos en los instrumentos internacionales en
los que los Estados Miembros son parte. Se debe promover activamente una cultura del
imperio de la ley.
La prevención del delito, como manifiestan las Directrices, requiere ciertos
asociados fundamentales, en especial la policía. Los países varían considerablemente
en cuanto a las características de su control policial, el número y los tipos de fuerzas
policiales que tienen, el historial y orientación de las mismas, y la distribución de
funciones. En las situaciones posteriores a conflictos, estas fuerzas pueden ser muy
centralizadas y militaristas en su estilo y formación, y en muchos países tal vez exista
desconfianza pública hacia la policía.
Sin embargo, la policía ejerce un papel importante, aunque no exclusivo, en la
prevención estratégica a nivel nacional y de estado, especialmente en el ámbito de
gobierno local. Es habitual considerar que la policía tiene sobre todo el cometido de
prevenir el delito y es la institución rectora natural en todas las cuestiones de seguridad,
en lugar de verla como socio que trabaja en concierto con otros sectores institucionales.

Control policial orientado a la comunidad ciudadana


Adoptar un enfoque de control policial proactivo y orientado a los problemas es
importante para elaborar estrategias de prevención del delito eficaces. Hoy en día existen
muchas modalidades nuevas de acción policial que funcionan de forma proactiva con las
comunidades locales y los demás asociados. Reciben nombres diferentes como control
policial a nivel de comunidad, control policial orientado a los problemas o control policial
con fin tranquilizador. De todos modos, los elementos básicos de dicho control se han
definido como sigue:
Implicación de la comunidad

Orientación a la solución de problemas

Descentralización

Ello quiere decir que las estructuras policiales deben ser menos jerárquicas y
permitir flexibilidad para la toma de decisiones a niveles inferiores, trabajar con gobiernos
locales, otros asociados y la comunidad, y preparar respuestas proactivas más que
reactivas a los problemas de delincuencia.
A manera de ejemplo tal como refleja la lista siguiente, se usan muchos más
términos, en particular en América del Norte y Europa, que expresan las diferentes
esferas principales de actividad, aunque todos ellos responden a las tres características
básicas de implicación de la comunidad, enfoque orientado a la solución de problemas y
gestión descentralizada:

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A. Control policial orientado a los problemas: actuación policial que considera
que su función es reducir los incidentes y no solo responder a ellos, y se
basa en teorías y datos bien fundamentados
B. Enfoque de “ventanas rotas”: la idea según la cual el desorden y el temor al
delito están fuertemente vinculados, y que si no se presta la debida atención
a las áreas desatendidas o con desórdenes, los controles en la
comunidad fallarán y estos barrios se volverán vulnerables al delito. La
función de la policía es ayudar a mantener el orden y reforzar los controles
informales
C. Control policial aunando fuerzas: relacionado con la vigilancia policial
orientada a los problemas, este enfoque surgió del proyecto sobre armas
de fuego llevado a cabo en Boston (Estados Unidos), cuyo objetivo era
reducir la violencia de bandas juveniles. Consiste en aunar los esfuerzos de
todos los organismos de justicia penal para actuar de manera concertada
con el fin de imponer el cumplimiento de la ley, complementando también
esta labor con una fuerte implicación, intervenciones y servicios directos a
nivel de comunidades ciudadanas;
D. Control policial con ayuda de terceros: la policía se esfuerza por convencer
o presionar a otros sectores como organismos de viviendas sociales,
propietarios de inmuebles y comerciantes, inspectores de sanidad y de
edificios, y padres, para que asuman sus responsabilidades en la
prevención del delito.
E. Control policial de lugares conflictivos: forma de control policial que se
centra en determinar los lugares donde se acumula la delincuencia y
formular respuestas para la solución de problemas.
F. Control policial basado en datos objetivos: aplicación de las normas y
métodos científicos de la mayor calidad para evaluar información e
intervenciones.
G. Control policial con fin tranquilizador: modelo de control policial de
proximidad cuyo objetivo es mejorar la confianza pública en la policía. A
menudo la policía y otras fuerzas auxiliares trabajan juntas en una
comunidad para detectar problemas y dar respuesta a las preocupaciones
locales;
H. Control policial alternativo de Chicago: forma de actuación que implica
modificar los procesos de toma de decisiones y crear nuevas culturas en
los departamentos de policía;
I. Actuación policial basada en información de inteligencia: modelo adoptado
en Inglaterra y Gales que tiene por objeto elaborar una estrategia eficaz
para responder a todas las necesidades que supone hacer cumplir la ley,
por ejemplo ante la delincuencia organizada o para la seguridad vial, no
únicamente contra la delincuencia local. En este caso la solución de
problemas se basa en la buena información y la cooperación con otros
organismos y órganos.

16
Policía auxiliar y municipal, ayudantes civiles de la policía
En buen número de países se ha creado una amplia variedad de fuerzas de
policía auxiliar o municipal con autoridad limitada. Entre ellos figuran países sin tradición
de policía local y el propósito ha sido prestar una atención policial más cercana a la
comunidad y sensible a las circunstancias locales. A menudo estos efectivos tienen
menos facultades que la policía provincial o nacional, pero ello no les impide desempeñar
un papel significativo en las asociaciones con servicios locales y la comunidad. La
creación de tales grupos, en particular los ayudantes civiles, también plantea diversos
problemas relacionados con su respeto del estado de derecho y el alcance de sus
conocimientos y formación.

Seguridad privada y tecnología


La seguridad privada debe ser tenida en cuenta en los planes de los gobiernos
nacionales y locales, así como en las consultas sobre asociaciones por varias razones,
especialmente para asegurar el carácter inclusivo de las estrategias e intervenciones de
prevención y la igualdad en la prestación de seguridad.
Para ello se recurre en muchos casos a guardias de seguridad privada y nuevas
tecnologías, incluido el uso de cámaras de televisión en circuito cerrado y técnicas de
control de accesos, y existe una tendencia general a privatizar el espacio público.
Así también en términos generales, la prevención del delito se refiere, a las
acciones enfocadas a disminuir las amenazas, el riesgo y las oportunidades
de que el delito ocurra mediante la identificación y eliminación de las causas,
elementos de oportunidad y condiciones sociales que permiten que la delincuencia
se desarrolle y fortalezca.

Además, los expertos en el tema señalan que las acciones de prevención deben ser
específicas y dirigidas a delitos prioritarios mediante el planteamiento de acciones
sistemáticas y permanentes basadas en diagnósticos claros de la situación y con la
colaboración conjunta de diversos organismos.

Es importante señalar que no existe una sola forma o estrategia para prevenir el
delito y que diversos enfoques han sido materia de debate desde que este tipo de
estrategias de seguridad tomaron fuerza a mediados de los años 60. Sin embargo, al revisar
las principales propuestas de prevención, tanto académicas como de organizaciones
internacionales y de algunos gobiernos nacionales pioneros en el tema, se pueden identificar
elementos y componentes similares que resultan fundamentales para entender los
principios básicos y necesarios de la prevención.

A pesar de que cada uno de los enfoques básicos identifica diferentes áreas de
atención de la prevención del delito, todos ellos tienen en común que se llevan a cabo
desde lo local y tratan de identificar y eliminar los factores de riesgo, elementos de
oportunidad y condiciones que permiten que el delito exista, tanto en lo individual como
en lo comunitario.

17
El primer enfoque agrupa a las estrategias que se diseñan a partir de la etapa del
desarrollo del delito, es decir, de qué tan avanzado es un problema delictivo. El segundo
se refiere a cuáles son las condiciones sociales o factores de riesgo en que las
estrategias de prevención van a operar. Finalmente, el tercero se refiere a si la estrategia
se orientará social o ambientalmente (entorno).
Dentro del primer grupo de enfoques de prevención se encuentra aquel organizado
de acuerdo al grado de desarrollo (primario, secundario o terciario) del fenómeno
delictivo. Aunque los tres niveles no son excluyentes, es importante determinar cuál es
prioritario de acuerdo al contexto y a los objetivos definidos. También es fundamental
identificar cuáles son las condiciones locales que requieren de un mayor énfasis de
acuerdo a las metas establecidas para el corto y el largo plazo.
En un segundo grupo se encuentra la prevención del delito de acuerdo a
la estrategia operacional: a) situacional, b) comunitaria, y c) de criminalidad. En
contraste con concepciones tradicionales que enfatizan que las causales para que
una persona se dedique al delito se encuentran meramente en su pasado, este
enfoque considera que la motivación para cometer un delito se encuentra en las
circunstancias presentes del individuo.

Finalmente, en el tercer enfoque, la prevención del delito se clasifica en dos, de


acuerdo a la orientación de la estrategia: a través del desarrollo social — o prevención
social del delito— y a través del diseño del entorno. Este nivel de clasificación no es
excluyente de los anteriores.

ACTIVIDAD: REALIZAR UNA RESEÑA DONDE SE EXPRESE COMO DEBE


ACTUAR EL POLICÍA PARA PREVENIR LA COMISIÓN DE UN HECHO
DELICTIVO.

1.2 Principios básicos de la policía

Inicialmente se hace necesario comentar que las Directrices para la prevención


del delito5, en su capítulo III, se enuncian los siguientes principios básicos:

5
Revisar las Directrices de Prevención del Delito

18
Función rectora del gobierno
1. El gobierno, a todos los niveles, debe asumir una función rectora en la
elaboración de estrategias eficaces y humanas de prevención del delito y la
creación y el mantenimiento de marcos institucionales para su aplicación y
examen.
Desarrollo e inclusión en el plano socioeconómico
2. Se deberían integrar consideraciones de prevención del delito en todos
los programas y políticas sociales y económicos, pertinentes, incluidos los
que tratan del empleo, la educación, la salud, la vivienda y la planificación
urbana, la pobreza, la marginación social y la exclusión. Se debe hacer
particular hincapié en las comunidades, las familias, los niños y los jóvenes
en situación de riesgo.
Cooperación y asociaciones
3. La cooperación y las asociaciones deben formar parte integrante de una
prevención eficaz del delito, en razón de la naturaleza tan variada de las
causas del delito y de las calificaciones y responsabilidades necesarias
para abordarlas. Entre las asociaciones figuran las que se establecen entre
ministerios y entre autoridades, organizaciones comunitarias,
organizaciones no gubernamentales, el sector empresarial y los
ciudadanos a título individual.
Sostenibilidad y rendición de cuentas
4. La prevención del delito requiere recursos adecuados para asegurar su
sostenimiento, inclusive fondos para estructuras y actividades. Debe haber
una clara rendición de cuentas respecto de los fondos, la ejecución y la
evaluación, así como del logro de los resultados previstos.
Base de conocimientos
5. Las estrategias, políticas, programas y medidas de prevención del delito
deben tener una amplia base de conocimientos multidisciplinarios sobre
los problemas de la delincuencia, sus múltiples causas y las prácticas que
hayan resultado eficaces y prometedoras.
Derechos humanos, estado de derecho y cultura de la legalidad
6. En todos los aspectos de la prevención del delito se deben respetar el
estado de derecho y los derechos humanos reconocidos en los
instrumentos internacionales en los que los Estados Miembros son parte.
Se debe promover activamente una cultura del imperio de la ley.
Interdependencia

19
7. Cuando corresponda, las estrategias y los diagnósticos de prevención
nacional del delito deben tener en cuenta la vinculación entre los problemas
de la delincuencia nacional y la delincuencia organizada internacional.
Diferenciación
8. Las estrategias de prevención del delito deben tener adecuadamente en
cuenta, según corresponda, las diferentes necesidades de los hombres y
las mujeres, así como las necesidades especiales de los miembros
vulnerables de la sociedad.
En lo esencial, los principios expuestos en las Directrices para la prevención del
delito y las Directrices para la cooperación y la asistencia técnica en la esfera de la
prevención de la delincuencia urbana establecen la base normativa y subrayan la
importancia del estado de derecho y el respeto de los derechos humanos, de la inclusión
social y económica de las poblaciones, sean cuales sean su condición y antecedentes, y
la importancia de velar por que se tengan en cuenta las necesidades especiales de las
minorías vulnerables, así como las diferencias de género.
También hacen hincapié en que las medidas de prevención del delito deben
centrarse en las comunidades locales y han de llevarse a cabo mediante asociaciones
en los sectores gubernamentales y con la sociedad civil, así como con la participación de
comunidades. Además, conviene que tales medidas sean duraderas y responsables, más
que concebidas para el corto plazo, y que sigan prácticas contrastadas basadas en datos
objetivos.
Ahora bien, dentro de los principios básicos bajo los cuales se deben debe ceñir
su actuación la policía en nuestro País, tenemos los contemplados por artículo 21 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, mismos que se enuncian a
continuación:

 Legalidad

 Objetividad

 Honradez

 Eficiencia

 Profesionalismo

 Respeto a los derechos humanos

Estos deben estar presentes en toda la actuación que realiza el personal de las
instituciones de seguridad pública.

20
1.3 Prevención Primaria (Prevención Social)
Hoy día es posible sustentar la hipótesis de la importancia de una política pública de
prevención social del delito basada en la concurrencia de diversas instituciones, la
confluencia o transversalidad de los programas y el sentido multifactorial de las acciones
gubernamentales para frenar los procesos delictivos y transformar las causas que los
generan.
Desde la perspectiva de la actual administración, se analizó y replanteó el
esquema tradicional, que refiere tres formas de prevenir el delito. La primera, que
atiende las causas culturales, sociales, económicas, motivacionales, comunitarias
y situacionales que influyen en la comisión de los delitos. La segunda, dirigida a
mejorar la capacidad de organización, operación y logística de las instituciones de
seguridad pública para inhibir, contener la manifestación de la actividad criminal,
normalmente con acciones policiales, de procuración e impartición de justicia. En
tercer lugar, los sistemas penitenciarios cuyo propósito es sancionar, reformar y
reinsertar a quienes ya cumplieron con una sentencia, con la finalidad de prevenir
vuelvan a reincidir.
En nuestro país existen agencias de prevención social del delito que han
generado sus propias herramientas para mejorar sus capacidades en esta materia; las
hay Federales, Estatales, del Distrito Federal y sus demarcaciones territoriales y
municipales. Todas ellas interesadas en promover una cultura de la prevención social del
delito. Con motivo de lo anterior se da el “Modelo de Prevención Social del Delito” el cual
es un instrumento que tiene por objetivo contribuir a la organización, coordinación,
implementación, ejecución, evaluación y mejoramiento de las políticas, los programas y
proyectos de prevención social del delito en colaboración con los tres órdenes de
gobierno y las instancias responsables de su formulación, con apego a los
ordenamientos jurídicos y la corresponsabilidad que en esta materia exige un alto
sentido de cooperación e intercambio de información, conocimientos, habilidades y
transferencia de herramientas en el contexto de respeto y autonomía técnico-operativa
de los instancias de gobierno participantes.

Misión, Visión y Objetivo de las Instancias de Prevención Social del Delito.


Misión: Fortalecer la seguridad ciudadana a través de la difusión de la política de
prevención social del delito a nivel nacional.
Visión: Instituciones profesionales, disciplinadas e integradas a nivel nacional en torno
a la prevención social del delito, comprometidas con la seguridad del ciudadano, de la
familia y de la comunidad.
Objetivo general: Detonar la política, los programas y proyectos de prevención integral
del delito, mediante la transferencia de herramientas y conocimientos a instancias
responsables en entidades federativas y municipios, así como promover la participación
ciudadana y la cultura de la legalidad.

21
Estrategia: Fortalecimiento de capacidades con el desarrollo de multiplicadores-
formadores y/o socializadores de la Cultura de Prevención Social del Delito.
Coordinación interinstitucional entre la Federación, Estado, Distrito Federal, Municipios
y demarcaciones territoriales del Distrito Federal, en materia de prevención social del
delito, con lo cual se busca generar mecanismos de seguimiento y evaluación con las
áreas de prevención y participación ciudadana y homólogas de las entidades
federativas para impulsar una política a nivel nacional.
De entre ellas tenemos:
1) Prioridad. Se enfoca en los municipios y demarcaciones territoriales
del Distrito Federal de alta incidencia delictiva o beneficiarios del
(SUBSEMUN) y de acuerdo con el Programa Nacional de Seguridad
Pública 2008-2012, En segundo término contempla a los municipios
de más de 25 mil habitantes, sin menoscabo del apoyo a otros
municipios que no estén incluidos en las anteriores categorías y
prevenir se conviertan en focos rojos de riesgo.
2) Participación de la ciudadanía. Las acciones de prevención
social están dirigidas (de manera enunciativa y no limitativa), a los
sectores gubernamental, privado, académico, eclesiástico, comités
ciudadanos y otros sectores sociales u organizaciones interesados en
participar para revertir los fenómenos de descomposición social,
frenar la violencia, prevenir el delito, las conductas y los factores de
riesgo. Cualquier estrategia de prevención que asuma un papel
relevante sin involucrar la corresponsabilidad social reduce el
impacto de sus logros.
3) Selección de temas. Además de priorizar los espacios de riesgo
donde el orden se encuentra alterado, es indispensable considerar
una visión integral de la prevención social del delito que responda
a las necesidades de las localidades. La selección también debe
ponderar cual será la estrategia idónea de intervención: si existen
condiciones para acciones de prevención social o bien, es preferible
optar por acciones de contención reactiva con las corporaciones
policiales.
4) Formación de instructores o multiplicadores en las agencias
estatales de prevención del delito. Las agencias estatales
concluirán la réplica de capacitación a todo el personal de las
agencias municipales y organizaciones de la sociedad civil. El énfasis
de trabajar con niños y jóvenes es una prioridad con temas de
cultura de la legalidad, prevención de adicciones, conductas de
riesgo en medios como Internet y la difusión de medidas de
autocuidado para minimizar riesgos y posibilidades de ser víctima de
la delincuencia.
5) Vinculación interinstitucional. Con los sectores empresarial,
académico, eclesiástico, social, gobiernos locales y organizaciones
de la sociedad civil, los estados y municipios continuarán promoviendo

22
la coordinación intermunicipal y regional, acciones integrales de
prevención social para construir una sólida base social contra los
factores que generan inseguridad y su progresivo escalamiento
delictivo que afecta tanto en el ámbito individual, familiar y escolar,
como comunitario, laboral e institucional.
6) Documentación de procesos. En este orden de ideas, las agencias
de prevención social del delito son áreas clave que promoverán la
participación ciudadana, documentarán las acciones de prevención, la
población objetivo y los resultados obtenidos, apoyándose en las
áreas receptoras del servicio y la aplicación de encuestas de entrada
y salida. Atacar a tiempo los fenómenos delictivos frena la
descomposición del tejido social, la violencia, la aparición de
escenarios de riesgo y la posibilidad entre la ciudadanía de ser
revictimizada.
7) Generación de reportes. Remitirán un informe periódico a la
Dirección General de Prevención del Delito y Participación
Ciudadana (DGPDPC), ésta establecerá mecanismos de mejora
continua a procesos de capacitación, transferencia de herramientas,
asesoría a agencias y organizaciones, dirigidas al fortalecimiento de
las capacidades institucionales de los gobiernos locales para que
éstos retomen los programas y estrategias de prevención que mejor
respondan a sus necesidades.
8) Actualización. Se revisarán de forma colegiada nuevas estrategias
y herramientas a incorporar en el proceso de intervención
comunitaria, desarrolladas por las agencias de prevención locales.

La prevención social comprende todas las medidas orientadas a eliminar o


reducir los factores criminógenos. Esta se basa en una teoría etiológica de la criminalidad
y se propone entonces intervenir sobre las causas sociales a través de programas de
intervención de carácter general (Robert, 1991: 16), en grado de intervenir o modificar las
motivaciones que empujan hacia la criminalidad (Gilling, 1997: 5).
La prevención social del delito además de propagar medidas para evitar la
victimización, sensibiliza, informa y fortalece entre la ciudadanía la aplicación de
medidas de ‘auto-cuidado’. Si bien la precaución individual resulta fundamental, no se
debe perder de vista la integralidad del enfoque. La prevención de las adicciones es un
tema estratégico para la seguridad pública, como también lo es el desarrollo de fortalezas
en el individuo para superar condiciones de infortunio (una actitud resiliente ante la
adversidad).
La Política de Seguridad Pública para la implementación de programas que
fomenten una Cultura de Prevención Social del Delito es parte de los instrumentos
que, aunados a la estrategia de contención coercitiva del crimen, la Secretaría de
Seguridad Pública realiza con la finalidad de sumar conocimientos, recursos y esfuerzos
hacia un objetivo común, en el que confluyan diversas instituciones gubernamentales y
organizaciones civiles comprometidas con la prevención de conductas antisociales.

23
1.4 Prevención Secundaria (Prevención Situacional)

Diversas teorías han sido elaboradas teniendo en miras el objetivo de establecer un


mecanismo eficaz contra la delincuencia, tratando de reducir los sensibles índices que
experimentan numerosas sociedades en la actualidad. A partir de allí cobra sentido la
expresión risk society enunciada por Ulrich Beck. Entre los numerosos esfuerzos
dirigidos a generar procesos tendientes a disminuir los niveles de delincuencia se destaca
la teoría de la Prevención Situacional, cuya factura reconoce un origen reciente.

Se suele señalar a la década del setenta como el periodo de elucubración y


divulgación de la teoría de la prevención situacional. Se menciona con mayor precisión
al año 1976 como aquel a partir del cual empezó a forjarse y difundirse esta teoría. En
este fecha se realizaron una serie de investigaciones sobre suicidios en el seno del Home
Office Británico. En ellas se comprobó que el índice de suicidios en Gran Bretaña
descendió como consecuencia de un cambio producido en el gas para uso doméstico.
Ante esto el director de la unidad del Home Office Británico, Ronald Clarke, sostendría
que si esto podía ser cierto respecto a una decisión tan seria como lo era el suicidio,
podía serlo también para el caso del delito.

La Teoría de la Prevención Situacional se enriquece, en su conformación con los


aportes procedentes de los avances, que Ray Jeffery efectuara en los Estados Unidos,
mediante de la noción de la “prevención criminal a través de la modificación del ambiente
físico” (Crime Prevention Through Enviromental Design – CPTED-).

Esta teoría parte de un postulado básico. El mismo indica que teniendo en cuenta
que la propia convivencia comunitaria suministra cotidianamente oportunidades que
facilitan las conductas delictivas, o al menos sus resultados, es necesario reducir al
mínimo aquellas condiciones óptimas para delinquir. Por lo tanto una eficaz estrategia de
prevención requiere "incrementar el esfuerzo necesario para cometer un delito, minimizar
las recompensas del delito y aumentar las probabilidades de ser detectado”.

La orientación de las técnicas empleadas por una u otra estrategia permite


distinguirlas. La prevención situacional comprende técnicas tendientes a reducir la
vulnerabilidad de un blanco precisado, mientras que la CPTED implica el empleo de
técnicas dirigidas a la modificación del entorno.

En la prevención a través de la modificación del ambiente, se sostiene la


observancia de cuatro principios, al modo de actividades dirigidas a efectivizar este tipo
de prevención:

a) Vigilancia Natural: alude a proporcionar una vigilancia adecuada a los espacios


considerados como susceptibles de generar episodios delictivos. Se comprenden que
sean ejemplos de ello el proporcionar una mayor luminosidad a un espacio público,
desmontar u organizar una plaza o un parque lo necesario para favorecer una adecuada
visibilidad de los mismos;

24
b) Refuerzo de Lazos Afectivos: implica fortalecer la sociabilidad entre los
miembros de una comunidad determinada y que dicho fortalecimiento se refleje en los
espacios públicos o de disfrute generalizado y abierto, a través del fomento de una
conciencia colectiva respecto al disfrute y cuidado de tales espacios. Propende a evitar
el “abandono” o desidia de un lugar público;

c) Control Natural de Accesos: se trata de generar control social a partir de la


restricción del acceso de extraños a ciertos lugares residenciales, mediante el
establecimiento de infraestructura destinada a tales propósitos (luminosidad que estimule
una espontánea vigilancia por los concurrentes, o la instalación de mecanismos de
esparcimiento o deportivos;

d) Mantenimiento del Espacio Público: se trata de evitar, de nuevo, el llamado


“abandono” de un espacio determinado gracias al despliegue de infraestructura y
recursos dirigidos a ello, como ser servicios de limpieza, etc.

La prevención situacional propiamente dicha, es decir el conjunto de técnicas


tendientes a reducir la fragilidad o exposición de un blanco se incluyen como actividades
encauzadas a esos fines, entre otras:

a) Eliminar o arruinar el blanco: importa eliminar o suprimir el atractivo de un


blanco, un ejemplo usual lo constituyen los cobradores automáticos en los autobuses;

b) Modificar el blanco: no significa ya suprimir el atractivo, sino tan sólo reducir su


virtualidad seductora, se ejemplifica, a menudo, con la extracción de los motores de
electrodomésticos de exhibición en los comercios;

c) Endurecer el blanco: supone dificultar la concreción de un blanco, añadirle


elementos que generen un mayor esfuerzo a la consumación del delito, agregar
elementos tecnológicos audiovisuales a la vigilancia proporciona un ejemplo de esto;

d) Marcar el blanco: apunta a dificultar el disfrute del bien objeto del delito,
verbigracia la identificación registral de determinados bienes que obstaculiza su posterior
comercialización;

e) Proveer opciones: comprende aquellas actividades desarrolladas sobre el


mismo blanco y que tornan innecesario la ocurrencia de delitos sobre el mismo, debido a
que media una anticipación, socialmente aceptada, a los fines que impulsarían el
accionar delictivo o criminal, por ejemplo el acondicionamiento de una pared para ser
utilizada como mural evita su profanación por medios de graffiti.

La prevención situacional parte, en efecto, del presupuesto de que la criminalidad


no es el fruto de una predisposición individual, sino de factores que crean o favorecen las
oportunidades delictivas (costumbres y estilos de vida de las potenciales víctimas,
características físicas del ambiente, ausencia de controles) y de autores racionalmente
motivados (Clarke, 1983).

A su interior encontramos una serie de medidas dirigidas a formas específicas de


criminalidad, que implican la gestión, la configuración, la manipulación del contexto

25
ambiental, de la manera más sistemática y continuada posible, de modo de reducir las
oportunidades y aumentar los riesgos para el promedio de los potenciales autores
(Clarke, 1997: 4).

Ronald Clarke el más famoso sostenedor de la prevención situacional —además


de teórico de las oportunidades— ha resaltado en varias ocasiones cómo la prevención
situacional ha representado, en contraste con aquella que él define como “criminología
convencional” una verdadera revolución en el ámbito criminológico. No obstante este
énfasis sobre la “novedad” de las medidas de prevención situacional —se ha observado
(Garland, 2000: 5) tanto la hipótesis teórica como algunas medidas de este género— ya
habían sido propuestas como alternativas a las medidas penales tradicionales. Enrico
Ferri al inicio del 1900, propuso una serie de “sustitutivos penales” que evidenciaban ya
la utilidad de intervenir sobre el contexto y las circunstancias en detrimento de las
motivaciones del autor, así como algunos dispositivos preventivos similares a aquellos
sobre los cuales hoy se insiste, por ejemplo, la iluminación y el uso de protecciones físicas
para las viviendas.

Partiendo del análisis de las circunstancias que dan lugar a formas específicas de
delito, introduce discretos cambios manageriales y ambientales para reducir las
oportunidades de que estos delitos ocurran. Por lo tanto, se focaliza en el escenario del
delito más que sobre aquellos que cometen actos delictivos. Busca impedir la ocurrencia
del delito más que detectar y sancionar a los ofensores. No busca eliminar las tendencias
delictivas a través del mejoramiento de la sociedad o sus instituciones sino meramente
hacer las acciones delictivas menos atractivas para los delincuentes (Clarke, 1997: 2).

1.5 Prevención integrada


Por cuanto a la prevención denominada integrada o integral tenemos que es el conjunto
de procesos dirigidos a promover el desarrollo integral del ser humano, la familia y la
comunidad, a través de la disminución de los factores de riesgo y el fortalecimiento de
los factores de protección.

Así también podemos decir que es el conjunto de procesos que estimulan el


desarrollo humano y que con ello tratan de evitar la aparición y proliferación de problemas
socialmente relevantes. La prevención integral se considera un enfoque que incentiva
procesos de construcción cultural alternativa, propicios al afianzamiento de actitudes que
favorezcan el protagonismo social, el desarrollo personal y grupal, la amistad, la
solidaridad, el dialogo y la convivencia, en búsqueda de la prevención del consumo de
drogas y otros problemas socialmente relevantes.6

6
http://www.monografias.com/trabajos93/plan-prevencion-integral-social/plan-prevencion-integral-
social.shtml#ixzz3bx9dDwY6

26
1.6 Efecto desplazamiento
La violencia y la delincuencia son algunos de los temas más urgentes de desarrollo
en el mundo pues afectan a todos los sectores poblacionales y niveles de la sociedad -
mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, ricos y aún más, a los pobres. Durante la última
década en América Latina, la violencia y la delincuencia han desplazado al desempleo
como la principal preocupación de la población (CIDH, 2009). La rápida y desordenada
urbanización, lo niveles de pobreza, la desigualdad, la naturaleza más organizada del
delito y el acceso a armas de fuego se citan como las principales causas del incremento
de la violencia y delincuencia, en especial en las zonas urbanas (BANCO MUNDIAL,
2003; 2011).

La prevención de situaciones propicias al delito ha sido criticada a menudo por


centrarse demasiado en la delincuencia oportunista y las técnicas de endurecimiento o
vigilancia de objetivos (dada la posibilidad de que esa delincuencia se desplace a otras
áreas), por fomentar el acceso desigual a la seguridad (por ejemplo, con la creación de
espacios privados y comunidades valladas), y por no abordar las causas sociales o
económicas de los problemas de delincuencia. Algunos de los planteamientos recientes
en prevención de situaciones propicias al delito se han centrado en un mejor uso de las
normas, como las reglamentaciones locales y municipales, y su aplicación, algo que se
considera un instrumento valioso para incitar a los negociantes o la población local a
cambiar y regular el propio comportamiento.
Ningún enfoque de la prevención del delito ha de considerarse superior al resto.
En lugar de ello, cualquier enfoque seleccionado debe formar parte de un plan estratégico
y equilibrado, siendo conveniente analizar las ventajas y desventajas de cada enfoque
en un contexto determinado.

ACTIVIDAD: REALIZAR UN CUADRO COMPARATIVO DONDE SE


DESTAQUEN LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LA PREVENCIÓN
SOCIAL Y SITUACIONAL.

27
2. PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y FACTORES DE RIESGO EN LA PREVENCIÓN
DEL DELITO
2.1 Filosofía y Metas

La participación ciudadana en México tiene ya un recorrido histórico importante y ha


sufrido cambios fundamentales, a través de los cuales se han logrado avances como la
incorporación del concepto en el ámbito jurídico y la generación de nuevas leyes que
apoyan y respaldan la labor de las Organizaciones de la Sociedad Civil.

La historia de la participación ciudadana en México se remonta siglos atrás,


cuando en nuestro país, posterior a la conquista española, la sociedad civil buscó
manifestarse por todos los medios con tal de influir en las decisiones sustanciales de la
organización política, económica y social del México virreinal.

Lo anterior se define como uno de los inicios en este proceso de formación porque
las primeras formas de gobierno, después de alcanzar la Independencia, fueron el
Imperio Constitucional en 1821 y posteriormente la República Federal con la
promulgación de la Constitución de 1824; posteriormente, cuando México se convierte
en una República Democrática (en 1917), la población busca la manera de tener
incidencia en las decisiones del Estado y casi dos siglos después, en la primera década
del siglo XXI, se consiguen avances considerables en este sentido.

En este proceso de incidencia en las decisiones del gobierno encontramos varias


etapas que han marcado el proceso democrático de nuestro país en cuanto a
participación ciudadana se refiere.

A continuación retomamos el recuento histórico, puntualizando los momentos más


significativos:

 Los primeros antecedentes en nuestro país de consultas a la ciudadanía sobre


decisiones de gobierno se remontan al plebiscito realizado en marzo de 1824, que
dio como resultado la incorporación de Chiapas a la Federación.
 La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 puede
considerarse otro gran avance en materia de participación ciudadana, ya que en
su artículo 5° estableció por primera vez el concepto de derechos políticos, esto

28
es, hizo referencia por primera vez al derecho de los ciudadanos a votar y ser
votados.
 La Ley para Elecciones de Poderes Federales del 2 de julio de 1918 introdujo la
“no reelección, sufragio efectivo, elección directa y libertad de participación política
con la universalidad del sufragio”.
 El 17 de octubre de 1953, por decreto del Congreso, las mujeres mayores de edad
obtuvieron el carácter de ciudadanas, y de igual forma, sólo el derecho a votar, lo
que abrió el espacio para la participación de más ciudadanos mexicanos.
 En 1954 se reformó la Ley Electoral Federal, para introducir en toda forma el
derecho de la mujer a votar y ser votada.
 Como consecuencia de los movimientos estudiantiles del año 1968 en diversas
partes del mundo, se crearon organizaciones que “convierten en fuerza política
valores e intereses sobre asuntos concretos que se hallan en vías de
transformación”. Estos grupos, conocidos como Organizaciones de la Sociedad
Civil (OSC’s), persiguen fines que, al ser demasiado universales o particulares en
sus objetivos, escapan y van más allá de postulados ideológicos de un partido. Sin
embargo, son susceptibles de entrar en su agenda de trabajo una vez que éste se
encuentre en el poder.
 En 1969, se enmendó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
para atender algunas de las demandas en materia de participación ciudadana. La
enmienda al artículo 34 redujo la edad mínima para poder sufragar y obtener la
ciudadanía de los 21 a los 18 años.
 En 1970 se incorpora el concepto de Participación Ciudadana en la Ley Orgánica
del Distrito Federal.
 En 1973 se creó una nueva Ley Federal Electoral, en la que finalmente se
enumeran las características del voto, es decir universal, directo y secreto para
todos los cargos de “elección popular”, y estableciendo que el voto es “un derecho
y una obligación para el ciudadano”.
 El 1º de abril de 1977 el entonces Secretario de Gobernación, Jesús Reyes
Heroles, pronunció un discurso en el que planteó que entre los temas incluidos en
la reforma política de ese año se encontraba el interés del Estado por ampliar las
opciones de representación política de la ciudadanía, para así permitir al
Gobierno Federal conocer las inquietudes y demandas de la población en general,
pero sobre todo de las minorías, pues aunque según los principios democráticos
las decisiones se basan en lo que quieren las mayorías, las minorías siempre
deben ser escuchadas y tomadas en cuenta. Con este precedente se creó un
nuevo espacio para las asociaciones políticas, instituciones académicas y para la
ciudadanía en general, con el fin de que expusieran sus ideas en torno a la reforma
política.
 El año de 1985 es un parteaguas en la historia de la participación ciudadana en
México. La magnitud y las terribles consecuencias que el terremoto dejó, rebasaron
la capacidad de reacción del gobierno, quien entendió que por sí solo, no podía
atender a tiempo a todos los damnificados. Ante esta situación, la sociedad
mexicana, de manera inusitada, ya que no contaba con aparentes antecedentes
de organización, se movilizó, auxilió en todos los ámbitos a los afectados y trabajó
de manera conjunta e incluso rebasando la respuesta de las autoridades.
 Los efectos del temblor [de 1985] repercutieron en las elecciones de 1988, pues de
una participación social, los mexicanos pasaron a una participación cívica,

29
impulsando la demanda de “lugares en el espacio de lo público, buscando maneras
de resolver las problemáticas cotidianas y exigiendo también derechos políticos”.
 El 9 de febrero de 2004 se publica la Ley Federal de Fomento a las Actividades
Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil, en la cual se establecen,
medidas, mecanismos [e] instrumentos para fomentar la participación de las
OSC’s, definiendo los derechos y obligaciones de éstas, así como las facultades
de los organismos para darle cumplimiento a lo anterior”.

Cabe señalar que en el periodo de 1988 a 2004 sucedieron dos eventos igual de
significativos, dignos de retomarse, además de uno sucedido en 2012:

 La creación del Instituto Federal Electoral (IFE) en 1990, como Órgano Electoral
del Gobierno Federal con la finalidad de ser una institución imparcial que diera
certeza, transparencia y legalidad a las elecciones federales. En 1996 este órgano
consigue la autonomía del Gobierno Federal, logrando ser un organismo público,
autónomo y permanente encargado de organizar las Elecciones Federales y
promover la Cultura Democrática en México.
 El 6 de junio de 1990 nace por decreto presidencial una institución denominada
Comisión Nacional de Derechos Humanos, constituyéndose como un Organismo
desconcentrado de la Secretaría de Gobernación. El 28 de enero de 1992,
mediante una reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación se eleva a la
CNDH a rango constitucional, y bajo la naturaleza jurídica de un Organismo
descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propios, dándose el
surgimiento del llamado Sistema Nacional No Jurisdiccional de Protección de los
Derechos Humanos. Para 1999 este organismo consigue la autonomía de gestión
y presupuestaria modificándose la denominación de Comisión Nacional de
Derechos Humanos por la de Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
 El 30 de abril de 2012 en el Senado de la República se aprueba la “Ley Federal de
Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental” generadora del
“Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos” (IFAI) que
tiene la finalidad de a) garantizar el derecho de acceso a la información pública
gubernamental, b) proteger datos personales que están en manos del gobierno
federal, y c) resolver sobre las negativas de acceso a información que las
dependencias o entidades del gobierno federal hayan formulado. Además, es una
institución rectora, con facultades, atribuciones y responsabilidades en materia de
trasparencia, independiente, con personalidad jurídica y patrimonio propios.

La valiosa labor y organización que los ciudadanos tuvieron después del sismo de
1985 es fundamental para entender el avance de la participación ciudadana en México,
pues al ver rebasada la capacidad del Estado para proveer seguridad y auxilio a los
damnificados, la sociedad se organizó para buscar la manera de ayudarlos. De esta
manera, las organizaciones civiles comenzaron a tener presencia en la capital del país y
posteriormente en el resto del territorio nacional.

En el lenguaje coloquial existen diferentes maneras de referirse a una Organización


de la Sociedad Civil (OSC) ya sea: Asociación Civil (A.C.), Organización No
Gubernamental (ONG) e incluso Organización Civil (O.C.), pero cualquiera que sea la
manera de nombrarlas, todas coinciden en que trabajan por el bien de la comunidad, pero

30
sobre todo: Son organizaciones voluntarias compuestas por ciudadanos, que tienen la
intención expresa de intervenir en el espacio público a fin de defender los derechos
políticos y ciudadanos, y de tomar parte en la atención de los diversos problemas
sociales. Forman parte de este grupo: a) las organizaciones interesadas en la defensa
de los derechos ciudadanos y los derechos humanos, que buscan ampliar el espacio
público a la intervención ciudadana, hacer valer las reglas del orden democrático y
denunciar la violación de las libertades individuales y colectivas; b) las que orientan su
trabajo hacia la promoción, el desarrollo y los servicios a la comunidad (generalmente
hacia “terceros”), comúnmente conocidas como organizaciones no gubernamentales
(ONG), las cuales casi siempre cuentan con financiamiento, desarrollan proyectos
específicos de promoción y atención, y participan en la creación de agendas sociales y
políticas; c) las asociaciones de asistencia privada (IAP) que ofrecen igualmente servicios
a la comunidad pretendiendo subsanar en alguna medida los vacíos dejados por el
Estado y el mercado en materia de desarrollo social; están integradas generalmente por
profesionales y mantienen con frecuencia un vínculo con la jerarquía eclesiástica; d) las
organizaciones que toman parte en la defensa de otro tipo de derechos ciudadanos, como
es el caso del derecho a la diferencia (diversidad sexual) y los derechos de género
(equidad de condiciones para hombres y mujeres), así como en la promoción de nuevos
valores sociales.

Cabe mencionar que el arranque de las OSC’s fue complicado, sobre todo porque los
modelos de clientelismo y corporativismo presentes en México, desde los años cuarenta
y casi hasta los ochenta, dificultaban la independencia y autonomía para actuar en
beneficio de la comunidad. En este punto destaca por ejemplo, la creación en 1975 del
Consejo Coordinador Empresarial (CCE), “órgano que se erigió como el legítimo
representante del empresariado mexicano y acentuó la independencia política de este
sector, de la tutela estatal”.

Esta organización puede ser considerada como uno de los primeros logros de la
sociedad civil y aún en nuestros días sigue siendo una de las figuras más representativas
a nivel nacional, con una considerable influencia en la toma de decisiones del Estado. A
partir de este hecho, “la mayor parte de las Organizaciones Civiles tendió desde los años
ochenta a la institucionalización, adquirieron figura legal y entablaron nexos con las
instituciones gubernamentales” para trabajar y ser parte del proceso de crecimiento social
y económico del país.

Como ya lo vimos, la participación ciudadana ganó significativo terreno en materia


social, y esto se vio reflejado en los sustanciales logros, como la incorporación de este
concepto en la Ley Orgánica del Distrito Federal y la publicación de la Ley Federal de
Fomento a las Actividades Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil, lo cual
es un indicador de que las OSC’s han tenido una presencia sobresaliente en los asuntos
del Estado, así como en la defensa de los derechos de la población y el interés por
solucionar las problemáticas de cada comunidad, trabajando en coordinación con las
autoridades correspondientes.

A pesar de todo esto, no es suficiente con que las OSC’s se preocupen por apoyar
en la solución de los problemas sociales y en los asuntos del gobierno; es indispensable

31
que toda la sociedad participe desde su ámbito más cercano para solucionar
problemáticas de interés común. Por eso es necesario fortalecer la participación
ciudadana mediante la formación de ciudadanos comprometidos con la mejora de sus
comunidades por el bien de todos(as).
La participación ciudadana es esencial para la prevención del delito puesto que
ésta es principio y fin a favor de la sociedad, por supuesto que la obligación primaria es
de las autoridades, pero es indispensable para el fortalecimiento de la cultural victimal.
Ahora bien es importante destacar que la Ley General para la Prevención Social
de la Violencia y la Delincuencia respecto a la participación ciudadana establece en su
sección segunda, específicamente en su artículo 24 que:

La participación ciudadana y comunitaria, organizada o no organizada, en


materia de prevención social de la violencia y la delincuencia, ES UN DERECHO de
las personas y que se hace efectiva a través de la actuación de las personas en las
comunidades, en las redes vecinales, las organizaciones para la prevención social
de la violencia y la delincuencia, en los consejos de Participación Ciudadana, en el
Centro Nacional o a través de cualquier otro mecanismo local o legal, creado en
virtud de sus necesidades.

2.2 Factores de riesgo que generan inseguridad y delincuencia


La prevención del delito se ha convertido en un componente cada vez más
importante de muchas estrategias nacionales de seguridad pública. El concepto de
prevención se basa en la idea de que el delito y la victimización se ven favorecidos por
numerosos factores causales o de fondo, los cuales son resultado de una amplia gama
de elementos y circunstancias que influyen en la vida de las personas y las familias a
medida que pasa el tiempo, y de los entornos locales, así como situaciones y
oportunidades que facilitan la victimización y la delincuencia. Determinar qué factores
están asociados a los diferentes tipos de delitos puede dar lugar a la elaboración de una
serie de estrategias y programas para cambiar estos factores y prevenir o reducir la
incidencia de tales delitos.
Los Factores de riesgo, son características que aumentan la probabilidad de que
una persona se involucre en el crimen y la violencia (ya sea como víctima o agresor).
Estos factores causales o de fondo se denominan a menudo factores de riesgo.
Se trata en particular de las alteraciones y tendencias mundiales que afectan a las
condiciones sociales y económicas de regiones y países, los factores que influyen en los
distintos países y entornos y comunidades locales, los relacionados con la familia y los
parientes cercanos, y los que afectan a los individuos.
FACTORES QUE INFLUYEN EN LOS RIESGOS DE DELITO Y LA VIOLENCIA7

7
http://www.unodc.org/documents/justice-and-prison-
reform/crimeprevention/Handbook_on_the_Crime_Prevention_Guidelines_Spanish.pdf

32
Adaptado de Ann Masten y Jenifer Powell, “A resiliency framework for research, policy and practice:” en Resilience and Vulnerability:
Adaptation in the Context of Childhood Adversities, Suniya Luthar, ed. (Cambridge, Cambridge University Press, 2003), págs. 1 a 29.
El modelo ecológico de la Organización Mundial de la Salud para la comprensión de la violencia también hace hincapié en los factores
sociales, comunitarios, de relaciones e individuales [véase Etienne G. Krug y otros, eds., Informe mundial sobre la violencia y la salud
(Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2002), pág. 12]

A nivel mundial, los grandes movimientos de población, la rápida urbanización, los


desastres ambientales, las recesiones económicas y los cambios en las tendencias del
comercio y las comunicaciones o en las características de la delincuencia organizada
pueden tener graves consecuencias para las regiones y los países. Estos hechos pueden
influir en la situación de una región o la economía política de un país, así como en la
infraestructura y la capacidad de gobierno. La delincuencia organizada internacional a
menudo se aprovecha de las estructuras e instituciones de gobierno débiles, y el
aumento del tráfico de drogas, armas o personas puede empeorar en gran medida los
niveles de delito y violencia. Las consecuencias de tales tendencias mundiales también
se ven afectadas por las políticas regionales o nacionales, que pueden agravarlas o

33
mitigarlas. Las políticas de migración, por ejemplo, pueden tener efectos sobre el alcance
de la trata de personas y el número de víctimas y autores de tal delito. A nivel nacional,
la amplitud de la disparidad de ingresos domésticos existente entre las clases más
pobres y más ricas de un país, los niveles de corrupción, la calidad de la infraestructura
y las instituciones, así como los patrones sociales y culturales pueden crear situaciones
que aumenten los riesgos de delito y victimización.
A nivel local, las deficiencias de la infraestructura y las autoridades fiscales y
administrativas, las precarias condiciones de vivienda y vecindad, la falta de buenos
servicios de educación y sanidad, el alto desempleo y el fácil acceso a las drogas o las
armas pequeñas son elementos capaces de aumentar los riesgos. En las ciudades,
suelen existir marcadas discrepancias y desigualdades entre diferentes sectores
geográficos. Las escuelas precarias o desorganizadas pueden dar lugar a bajos niveles
de rendimiento, abandono escolar, conductas intimidatorias y expulsión de la enseñanza,
hechos que, según se ha constatado, son factores de riesgo que favorecen la
delincuencia y la victimización en niños y jóvenes.
A nivel individual, los factores de riesgo que propician la delincuencia y la
victimización incluyen rasgos biológicos y personales que pueden llevar, por ejemplo, a
conductas agresivas precoces o grave abuso de sustancias. Los factores de riesgo
asociados a las relaciones de familia incluyen características como una paternidad
severa o errática, los conflictos, la violencia y el abuso en el hogar, circunstancias
familiares como la pobreza y el aislamiento, y las relaciones con amigos y compañeros
que incitan a los jóvenes a correr riesgos y a infringir la ley. Conocer los factores que
ponen en riesgo a poblaciones, comunidades e individuos permite canalizar los
programas de prevención hacia las áreas y barrios en alto riesgo, o los grupos de
personas ya sumidos en la delincuencia o en situación de riesgo. A nivel nacional, esto
es útil a los gobiernos para priorizar los problemas de criminalidad y dedicar programas
a las regiones, ciudades o sectores que parezcan más vulnerables.

Es importante aclarar que, aún cuando se puedan conocer varios de los


factores que propician las conductas delictivas, ninguna relación causal directa
entre ellos puede explicar de manera suficiente la trasgresión de la ley. Lo que
algunos sociólogos han puesto de manifiesto es el nexo probabilístico entre
comportamientos delictivos en aquellas sociedades poco cohesionadas, en los que la
organización familiar se encuentra en decadencia.
La violencia y la delincuencia responden a diversas causas, por ello, es
fundamental la participación de todas aquellas instituciones que contribuyan, de acuerdo
a sus atribuciones y ámbito de competencia, con acciones orientadas a atacar las causas
asociadas al problema en sus espacios geográficos y sectores o grupos de población.
La reflexión invita a valorar la importancia estratégica de la reconstrucción del
tejido social y los valores básicos de identidad, solidaridad y alteridad, que no significa
tolerancia. Así puede explicarse la relación existente entre la prevención social del delito
y las acciones, en un ambiente de cooperación es factible atacar los factores de riesgo
para prevenir las conductas delictivas.

34
La estrategia inicia con el diagnóstico de causas del fenómeno delictivo para
identificar los factores que generan comportamientos precursores del delito y que
vulneran el tejido social, como por ejemplo:
La desintegración familiar y comunitaria. La familia es la forma de
agregación básica de la organización social y por tanto, es el espacio
básico de análisis y reflexión. Una familia con valores sólidos se
refleja, necesariamente, en otros ámbitos de la vida societaria de los
individuos. La comunidad sin lazos de solidaridad, de identidad, de
pertenencia y de cooperación es un concepto vacío, porque sin esos
prerrequisitos funcionales se complica la cohesión social.
La ‘retirada’ de los espacios públicos. Las sociedades
fragmentadas o con un proceso de desintegración avanzado suelen
permitir el deterioro de los espacios públicos. La convivencia se
debilita al modificarse la interacción social, cultural o recreativa, por la
hostilidad del entorno, pero sobre todo, el miedo afecta los lazos de
integración e identidad comunitaria, lo que facilita a los delincuentes
actuar en una comunidad amedrentada.
La desconfianza en las autoridades y la corrupción. En
sociedades donde las instituciones gubernamentales no dan una
respuesta al derecho a la seguridad de la ciudadanía, donde existe
sospecha, desconfianza y debilidad institucional, se propaga la
corrupción, el crimen y las infracciones a la norma quedan impunes y,
por tanto, se generan incentivos negativos que propician el aumento
de la delincuencia.
Una inadecuada cultura de la legalidad. En una sociedad en la que
la ley, la moral y la costumbre no están alineadas y no coinciden con
la estructura social, se pierden los límites entre lo legal y lo ilegal, el
delito llega a ser un hecho cotidiano, reforzado por la corrupción o el
rendimiento deficiente de respuestas institucionales frente a las
expectativas sociales de entornos más seguros.11
Desigualdad educativa, valores débiles e inobservancia de las
leyes. En una sociedad en la que existen individuos con una mala o
inadecuada formación educativa, con conocimiento precario de las
leyes y valores societarios relajados, se generan, entre otras
dinámicas autoritarias: abusos, disparidad de oportunidades, actos
delictivos ‘inocentes’ (por desconocimiento) y círculos poco armónicos
de convivencia.
Violencia familiar o social. En grupos donde la violencia es un
hecho cotidiano, es común observar el empleo de la fuerza para
solucionar conflictos. Rodeados de abusos, los individuos crecen en el
convencimiento de que esa es la única forma eficaz de lograr sus
objetivos: así se socializan las conductas violentas.

35
Todos los países se esfuerzan por garantizar la seguridad de sus ciudadanos y
mejorar su calidad de vida. En las Directrices para la prevención del delito elaboradas
por las Naciones Unidas cristalizan y se recogen años de experiencia y pruebas
destinadas a responder a estos problemas. Estas experiencias demuestran que los
países pueden construir comunidades más seguras adoptando enfoques prácticos y
concretos, muy diferentes y menos costosos que las reacciones y respuestas represivas
y disuasorias.
Una vez realizado el diagnóstico de causas, se elabora un plan de intervención
dirigido a atender problemáticas concretas. A partir de éstas se identifican las estrategias
y acciones de prevención social que, de acuerdo a los factores de protección, es
necesario implementar en diversos grupos y sectores de la población, desde cultura de
la legalidad y seguridad comunitaria hasta grupos vulnerables, violencia de género y
trata de personas, pasando por la atención particular a la población escolar; niños y
jóvenes, con programas de prevención del acoso escolar (bullying), delito cibernético,
violencia en el noviazgo y sensores juveniles, entre otros.8
También se han desarrollado diversos marcos de referencia para abordar las
múltiples causas de la violencia y la delincuencia.

El campo de la salud pública surge el abordaje de los factores de riesgo y de


protección.

Los factores de riesgo que contribuyen a las violencias se crean dentro de cuatro
niveles del entorno social: individual, relacional, comunitario y social (OMS, 2002).

1) Individual – incluyen características que son inherentes


a la persona (género, edad, disfunciones neurológicas), o que hacen parte de su historia
personal de vida (abuso de alcohol, drogas, exposición a la violencia, nivel de
escolaridad, estatus marital, baja capacidad de manejar situaciones de estrés).

2) Familiar/relacional – son los factores que se manifiestan en el círculo social más


cercano de una persona, influyen en su comportamiento y contribuyen a su gama de
experiencias. Se pueden mencionar entre otros: el tamaño y la densidad del hogar; las
relaciones asimétricas de igualdad y poder; historial de violencia en la familia, influencia
de colegas.
3
3) Comunitario - incluyen el contexto más amplio de las relaciones sociales en los
ambientes, tales como escuelas, lugares de trabajo y vecindarios, tratan de identificar
situaciones y acontecimientos en la comunidad que pueden desencadenar la
delincuencia y la violencia. Son factores de riesgo comunitarios: bajas tasas de
matriculación, actitudes comunitarias que toleran y legitiman la violencia, falta de
identidad o involucramiento con la comunidad, desorganización comunitaria, facilidad
para el acceso a las armas de fuego y drogas ilícitas.
4
4) Social – estos factores incluyen las normas sociales y culturales, así como las
condiciones económicas y las políticas sociales de gobierno que ayudan a mantener las

8
ver diapositivas referentes al acoso escolar-primaria, secundaria y preparatoria.

36
desigualdades económicas y sociales entre los grupos en una sociedad. Comprenden la
debilidad de los sistemas legales y policiales, así como la impunidad generalizada.

El narcotráfico y el crimen organizado también son factores de riesgo sociales. Los


principales factores de riesgo sociales asociados a la violencia y delincuencia en los
países de América Latina son los siguientes:

 Acelerada urbanización.
 Normas culturales y sociales que apoyan la violencia
 (machismo, castigos corporales).
 Persistencia de la pobreza y desigualdad.
 Elevadas tasas de desempleo.
 Naturaleza más organizada del crimen.
 Recrudecimiento del uso y tráfico de drogas ilegales.
 Baja confianza en las instituciones/Impunidad.

Factores de protección, a su vez, son los activos o las características que disminuyen
la probabilidad de que ocurran las violencias y la delincuencia. Son, de una forma general,
los contrapuntos a los factores de riesgo. Están relacionados a los factores ambientales
y sociales y a los factores individuales, por lo tanto, se dividen en los mismos niveles
ecológicos de los factores de riesgo.

Entre otros, se pueden indicar como factores de protección:


Individuales: reconocimiento de las aptitudes individuales, autoestima positiva,
espiritualidad, etc.
Familiar/relacional: tamaño y densidad del hogar, familias democráticas, cohesión
familiar etc.
Comunitarios: mejoría de barrios, lazos de vecindad, disminución en el acceso a armas
de fuego, alcohol y drogas etc.
Sociales: oportunidad de ingresos, cultura democrática, publicidad responsable,
combate al narcotráfico, fortalecimiento de las agencias del sistema de justicia, mejoría
de los servicios públicos etc.

Cuando se habla de factores de riesgo y de protección, se habla de condiciones, variables


o situaciones que tienen el potencial de aumentar o disminuir el riesgo de que suceda un
evento determinado. En ese sentido, los factores de riesgo, aumentan la probabilidad de
que la violencia ocurra y los factores de protección la disminuyen. Son probabilidades
y no certezas.

1.- REALIZAR UN ESQUEMA DE LOS FACTORES DE RIESGO MAS


EVIDENTES DE SU LUGAR DE ORIGEN, PARA FINALMENTE
ESTABLECER CONCLUSIONES MEDIANTE LLUVIA DE IDEAS.

37
2.3 Conducta criminal del individuo
Ningún lugar está exento de delitos, violencia y victimización, una realidad que
puede conducir a situaciones como las siguientes: países con elevados porcentajes de
jóvenes que mueren antes de hacerse adultos; sociedades con familias que han perdido
a alguno de los suyos o tienen miembros en prisión, que viven en la pobreza y sin acceso
a ayudas o fuentes legítimas de ingresos; barrios donde se producen guerras entre
bandas o donde parece haber escasa protección y seguridad públicas; mujeres
sometidas a violencia doméstica o que corren el riesgo de sufrir agresiones sexuales en
espacios públicos; barrios cuyos niveles de criminalidad e inseguridad han hecho que los
comercios y las familias se aíslen de los demás ciudadanos y la vida pública
resguardándose tras rejas y medidas de seguridad privada; y migrantes y grupos
minoritarios que viven en áreas deterioradas y aisladas o asentamientos improvisados y
son objeto de acoso racista y victimización.
Al respecto existen diversos puntos de vista, sin embargo resulta interesante
precisar un contexto general del porque la conducta criminal del individuo.
Teorías/especulación
El origen del comportamiento criminal ha sido fuertemente debatido. A principios
del siglo XX se trató de vincular factores fisiológicos, como el tamaño del cráneo
(o color de la piel) a comportamientos criminales. En la Rusia Soviética y China, algunos
estudios hicieron hincapié en las raíces capitalistas del crimen, que vinculan el concepto
de riqueza individual a la delincuencia. Ciertos modelos occidentales de la actualidad se
centran en diversos factores demográficos, y han ganado aceptación. Éstos giran en
torno a las diferencias de edad, género y estatus socio-económico y la integración de
múltiples ciencias para comprender mejor la causa de la delincuencia.
La edad es a menudo un determinante de la conducta criminal. La mayoría de los
delincuentes iniciales tienden a ser más jóvenes, a menudo adolescentes o veinteañeros.
La actividad delictiva luego disminuye a medida que aumenta la edad. Esto puede ser el
resultado de dar prioridad a otras responsabilidades sociales, como el cuidado de una
familia. Sin embargo, no todos los crímenes se ajustan a este patrón. El fraude y otros
delitos que requieren de mayor reflexión y planificación (a menudo los delitos de cuello
blanco) son cometidos por personas mayores que actúan menos impulsivamente que sus
contrapartes más jóvenes.
El comportamiento delictivo también cambia según el género. Los varones son
más propensos, tanto histórica como sociológicamente, a ser responsables de la mayor
parte de la conducta criminal. En parte, esto puede explicarse por las diferencias
hormonales, ya que la testosterona es una hormona ligada al comportamiento más
violento y arriesgado. Ciertos aspectos del comportamiento social masculino también
pueden alentar a esto, como la necesidad de parecer "más duros" para legitimar la
violencia. Hay delitos que están comúnmente relacionados con la mujer, como la

38
prostitución, y en los últimos años el número de mujeres que cometen crímenes violentos
ha aumentado.
El lugar en el que una persona crece también influye en el desarrollo de un
comportamiento criminal. Aunque los estudios de criminales convictos indican que esta
conducta es más frecuente entre los obreros, los barrios de estatus económico bajo se
inclinan por la captura y condena. Los estudios que se basan en auto-informes indican
que los ciudadanos de cuello blanco son propensos a involucrarse en conductas
delictivas, pero de una naturaleza diferente. Los pandilleros reclutan a individuos dentro
del área local, lo que lleva a una mayor incidencia de crímenes violentos, mientras que
el abuso de sustancias -en particular ciertos medicamentos- puede ser mayor en los
suburbios.
Al igual que son muchas las teorías sobre las causas de la conducta criminal,
también existen muchas sobre cómo prevenirla. En los últimos años el énfasis se ha
colocado en ofrecer a los posibles delincuentes más y mejores oportunidades
económicas y académicas. Las teorías sociales actuales y de criminología sostienen que
cuando se les da una alternativa viable, como un trabajo decente o educación, las
personas tienen menos probabilidades de recurrir a la delincuencia. La educación y la
rehabilitación, a menudo con la capacitación en alguna habilidad para trabajar, ha
demostrado que reduce las posibilidades de que un delincuente inicial vuelva a una vida
de crimen una vez que es liberado de la prisión.9

El crimen es algo que afecta a todas las personas, ya sea directamente


como víctimas o indirectamente debido a los costos sociales y económicos.
Mediante la comprensión de las causas de la conducta criminal, puede ser
posible cambiar algunos de los factores y erradicar este comportamiento.
Sin embargo, no es sencillo, y al comprender las causas de esta conducta no
necesariamente se acabará con ella.

9
http://www.ehowenespanol.com/causa-comportamiento-criminal-sobre_123061

39
Actualmente ciencias como la psicología, el derecho y la criminología trabajan en
conjunto al tratar de prevenir conductas delictivas, que de una u otra manera afectan al
individuo que las comete y a la sociedad que es víctima de ellas.
Dentro de psicología existen teorías que en base a diferentes ideas explican el
comportamiento humano, de tal manera que existen algunas que revelan el origen de una
personalidad criminal, sin embargo al igual que en otras ciencias, los pensadores de la
conducta no han encontrado un aspecto específico que explique como se formo un
delincuente.
Algunas de estas teorías como lo son: la teoría psicoanalítica, teoría individual-
social, teorías cognoscitivas y la teoría de los estilos de crianza, consideran que es
durante la etapa infantil de un sujeto donde se establece su personalidad. Y por lo tanto
en este periodo es cuando hay que prestar más atención ya que directa o indirectamente
los padres pueden influir en la adquisición de una ideología y por lo tanto de un
comportamiento. En cambio en la teoría sociológica se plantea que es la sociedad quien
influye para que un individuo desarrolle conductas antisociales y finalmente en la teoría
de los rasgos se expone que la conducta depende totalmente del individuo, pues es éste
quien tiene ciertos tipos de rasgos y es en base a ellos como va a actuar. Las teorías de
la personalidad son diversas por lo que no pueden dar una sola respuesta con respecto
al establecimiento de una personalidad criminal; sin embargo nos permiten entender
cómo se forma una personalidad criminal o delictiva y esto nos da herramientas para
poder prevenirlo desde una edad temprana y lograr erradicar el problema de la
delincuencia.
Dentro de las escuelas psicológicas que más influencia han tenido en el desarrollo
de la ciencia criminológica, se encuentra el psicoanálisis, fundado por Freud a principios
del siglo XX. De acuerdo con Navarro (2009), el psicoanálisis sostiene que la
personalidad es el resultado de fuerzas ajenas a la conciencia del sujeto. Todo delito
tiene una motivación inconsciente, profunda, desconocida aún para el mismo criminal,
dichas motivaciones son de índole sexual, principalmente. Para Freud, un criminal es
alguien que únicamente actúa a partir de sus instintos, es decir, cumple todos aquellos
deseos que se manifiestan en el, a pesar de que estos sean castigados por la sociedad.
Por lo que la idea de los instintos es fundamental para la ciencia criminológica ya que
estudia si efectivamente el hombre tiene un instinto de muerte que lo lleva a destruir, a
matar, a delinquir. La explicación de la criminalidad desde una postura freudiana, dice
que los delincuentes carecen de "superyó", es decir, carecen de todas aquellas normas
que en un momento dado les permitiría relacionarse de una manera más adecuada con
los miembros de la sociedad. El problema de la criminalidad, consiste en una deficiencia,
producto del "superyó", donde no se da una buena introducción de las normas por parte
del padre. La ley del padre no es aceptada por el niño y por lo tanto tampoco son
reconocidas las leyes de la sociedad.
Asi se pueden citar un sin número de teorías que mostraría como es que se
pretende establecer la comprensión de la conducta criminal por lo cual se sugiere revisar
la página web siguiente: http://www.edomex.gob.mx/procuraduria/doc/Estudio.pdf.

40
2.4 Violencia familiar y Actividad pandilleril
Uno de los temas por demás importantes a tocar es la violencia que sin duda se
da en el ámbito familiar y el grupo de amigos, mismo que puede consolidarse en un
grupo denominado pandilla, cuyas características se vuelven específicas al formar parte
de ellas, es por tanto que se hace necesario establecer su conceptualización. Asi
tenemos que:

La familia es la principal forma de organización de los seres humanos. Es


una agrupación social basada en lazos de consanguinidad (como la filiación entre
padres e hijos) o en el establecimiento de un vínculo reconocido socialmente (como el
matrimonio).
Y la acción u omisión que el integrante de un grupo familiar ejerce contra otro y
que produce un daño no accidental en el aspecto físico o psíquico por lo tanto, es
la violencia familiar.

Entre los principales tipos de maltrato o violencia que se dan en el seno de una
familia hay que destacar dos grandes grupos.

En primer lugar está la física que es la que se manifiesta a través


de lesiones graves o bien a través de otras menores, que no requieren asistencia médica
pero que igualmente causan un gran daño a todos los niveles a la víctima.

En segundo lugar está la violencia familiar emocional que es aquella en la que la


víctima no sufre físicamente sino a nivel sentimental, esta se manifiesta a través de lo
que es el rechazo, el ignorar, el terror o el aislamiento.

Este tipo de violencia es penado por la ley, aunque se trata de un delito que no
suele ser denunciado. Es que la víctima siente temor, vergüenza y hasta culpa por
denunciar a un integrante de su propia familia.

Entre las principales señas de identidad que podemos destacar que tiene todo
maltratador se encuentran su incapacidad para expresar cualquier tipo de afecto, una
baja autoestima, el no saber controlar sus impulsos y también el haber sido víctima de
maltrato, por parte de su entorno, durante su infancia.

Por su parte, las víctimas de la violencia familiar suelen tener en común


características tales como el ser sumisos, contar igualmente con una baja autoestima,
ser absolutamente conformistas con lo que creen que es lo que les toca vivir, y también
el tener problemas para mostrar su afecto.
Tal como mencionábamos líneas arriba, la violencia familiar también puede ejercerse por
la omisión de obligaciones y responsabilidades. Por ejemplo, cuando un padre
abandona a su hijo y no le proporciona los alimentos y el cuidado que éste necesita.
En la actualidad ha aumentado de manera considerable la violencia familiar que los hijos
llevan a cabo sobre sus padres. Un hecho que es fruto no sólo de diversas

41
desestructuraciones en el seno familiar sino también de habérseles consentido todo a
aquellos y de no haber sabido imponerles unas reglas de conducta, comportamiento y
obligaciones.

Contexto jurídico de la violencia familiar

La familia es la base de la organización social y por ende de la estabilidad de un Estado.


Es aquí donde nace la obligación de éste para crear y establecer disposiciones en materia
familiar. Es así que en 1974 se integró al texto de las garantías individuales consagradas
en el artículo 4o. de la Constitución; el precepto literalmente dice: "El varón y la mujer son
iguales ante la ley. Ésta protegerá la organización y desarrollo de la familia. Asimismo
establece el derecho que tienen los hijos a que se les proteja su integridad y sus
derechos: "Es deber de los padres, preservar el derecho de los menores a la satisfacción
de sus necesidades y a la salud física y mental."

También existen acuerdos internacionales en los cuales México se ha declarado


comprometido respecto al tema de la familia, la protección de ésta y de sus integrantes,
así como del respeto e igualdad que debe existir entre sus miembros sin distinción de
sexos.

La igualdad de derechos, de oportunidades y de acceso a los recursos, la


distribución equitativa entre hombres y mujeres de las responsabilidades respecto de la
familia y una asociación armoniosa entre ellos, son indispensables para su bienestar y el
de su familia, así como para la consolidación de la democracia.

Hasta 1995 existían normas jurídicas de orden común en materia civil, penal y
procesal que regulaban, indirecta e insuficientemente, la violencia en el hogar debido a
que establecían reglas de carácter general para este fenómeno de maltrato en particular,
tal es el caso del artículo 267 del Código Civil, fracción XI, relativa a la causal de divorcio
por sevicia, amenazas e injurias graves o el delito de lesiones tipificado en el Código
Penal. Estas disposiciones no consideraban las características propias del problema que
nos ocupa, tampoco proporcionaban una solución eficaz, lo que propiciaba que los casos
no fueran resueltos en justicia y beneficio de la víctima.

Entre otras formas, lo anterior se podía constatar en la forma en que se trataba a


las víctimas tanto en la instancia de denuncia o demanda como en el proceso ante las
autoridades judiciales, ya que sólo actuaban para proteger a la víctima cuando las
circunstancias de tiempo, modo y lugar eran debidamente señaladas y comprobadas por
la víctima y sus testigos, algo difícil si tomamos en cuenta la dinámica del fenómeno
(materia civil) o cuando las huellas físicas del maltrato eran visibles y a veces tan graves
que era imposible negarle importancia al evento (materia penal).

A manera de conclusión, se afirma que la violencia familiar es aquella que nace del
ejercicio desigual de la autoridad en las relaciones de poder que surgen en el núcleo
familiar, y que se ejecuta cíclica o sistemáticamente por un miembro de la familia (siempre
que viva en el mismo domicilio y que tenga un vínculo de parentesco, matrimonio o

42
concubinato) contra otro a través de la violencia física, psicológica o sexual con el fin de
mantener un estatus de jerarquía frente al receptor de las agresiones. La violencia física
es la forma más grave de sus manifestaciones y se ejercita en forma de golpes,
cortaduras, quemaduras y depravación; la psicológica, en la que encontramos el insulto,
la amenaza, la descalificación de habilidades, opiniones desagradables sobre la persona,
burlas, limitación en su libertad de actuar, opinar y decidir e inclusive el confinamiento; la
sexual, que involucra cualquiera de los tipos establecidos en el título relativo a los delitos
contra la libertad y el normal desarrollo psicosexual.

Actividad Pandilleril
Otro tema a tratar es respecto a la actividad pandilleril para lo cual es importante
destacar que varios países y ciudades, al elaborar sus estrategias de prevención del
delito, se han centrado en los jóvenes que corren el riesgo de cometer delitos o ser
víctimas de ellos, reconociendo la importancia de invertir recursos en la salud, educación
y protección de la juventud. Entre esos jóvenes figuran los que viven en las zonas
marginales más pobres, los que están en conflicto con la ley, los niños de la calle, los
explotados en el comercio ilícito de drogas, los niños sexualmente explotados o los
afectados por el virus de inmunodeficiencia humana/síndrome de inmunodeficiencia
adquirida (VIH/SIDA), las guerras y los desastres naturales.

43
A nivel internacional, un ejemplo de esos acontecimientos en materia de
prevención del delito es la labor del programa Ciudades más Seguras del Programa de
las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (Hábitat) y la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), con el apoyo de organizaciones
internacionales y regionales como el Consejo de Europa, la Red Europea de Prevención
de la Delincuencia, el Foro Europeo para la Seguridad Urbana, el Centro Internacional
para la Prevención de la Criminalidad y otras instituciones de la red del Programa de las
Naciones Unidas en materia de prevención del delito y justicia penal. Se han fortalecido
por la aprobación de normas y directrices de las Naciones Unidas, entre ellas las
Directrices para la cooperación y la asistencia técnica en la esfera de la prevención de la
delincuencia urbana (resolución 1995/9 del Consejo Económico y Social, anexo),
aprobadas después del Noveno Congreso, y las Directrices para la prevención del delito
(resolución 2002/13 del Consejo Económico y Social, anexo), aprobadas después del
Décimo Congreso. El Consejo, en su resolución 2003/26, de 22 de julio de 2003, alentó
a los Estados Miembros a que utilizaran las Directrices para la prevención del delito al
formular, ejecutar y evaluar programas y proyectos de prevención de la delincuencia
urbana y a que adoptaran políticas eficaces con el objeto de proteger a los niños en
situaciones de peligro en las zonas urbanas Actualmente se reconoce que la prevención
del delito es fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio, dado que,
para los países en desarrollo, la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible deben
basarse en la seguridad humana, que abarca la seguridad económica, sanitaria y
personal. Asimismo, a los países desarrollados les incumbe la responsabilidad de
respetar y apoyar esos objetivos.
Ahora bien precisando el tema se advierte que el Código Penal Federal define a
las pandillas como “…la reunión habitual, ocasional o transitoria, de tres o más personas
que sin estar organizadas con fines delictuosos, cometen en común algún delito…”. En
términos de sanciones, el art. 164 Bis del citado código especifica que: “cuando se
cometa algún delito por pandilla, se aplicará a los que intervengan en su comisión, hasta
una mitad más de las penas que les correspondan por el o los delitos cometidos.10
La generación de pandillas es sin duda multifactorial. Aunque solía relacionarse
con exclusión social y marginación, actualmente también surgen entre jóvenes de clase
media con posibilidades económicas para adquirir armas y drogas sintéticas. Otro factor
importante en la caracterización de las pandillas juveniles mexicanas es la diversificación
de actividades. Es frecuente su asociación con actividades del crimen organizado, como
tráfico de drogas, prostitución, tráfico de personas y venta de armas. Un estudio del
investigador colombiano Carlos Mario Perea Restrepo, del Instituto de Estudios Políticos
y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia, destaca que las
bandas mexicanas superan a las sudamericanas en atracos callejeros, asaltos a
comercios, robos de casa habitación, robo de vehículos y venta de droga al menudeo.
Perea señala que la pandilla mexicana, una vez que se le compara con otros países
latinoamericanos, resulta paradójica. “De un lado manifiesta menores niveles de exceso
y violencia, del otro se liga a delitos patrimoniales de más alto vuelo. En términos
concisos, mata menos pero roba más”. Mientras al norte las pandillas se identifican con
algunas norteamericanas –a través de la imitación en su lenguaje no verbal (señas, forma
de vestir), al sur la influencia de las pandillas centroamericanas se ha hecho más

10
Código Penal Federal, pág. 39 en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/9.pdf

44
profunda. En Centroamérica, las Maras están asociadas con las redes internacionales de
tráfico de drogas: se calcula que alrededor de cinco mil bandas de El Salvador,
Guatemala y Honduras operan en México. De acuerdo al Reporte de la Junta
Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU, “en México y los países de
América Central, los grupos delictivos organizados han contratado a los integrantes de
las pandillas de El Salvador y Guatemala, desde 2007, como un apoyo a sus actividades
De acuerdo al Centro de Investigación sobre Seguridad Nacional (CISEN), en la
conducta delictiva del marero promedio se observa “una tendencia a cambiar sus
actividades ilícitas comunes como violación, extorsión y pandillerismo, por delitos del
orden federal como tráfico de personas, así como el homicidio a sueldo, vinculándose
con grupos de la delincuencia organizada que los utilizan como pasaderos o sicarios”.
Mientras que un informe de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en
Delincuencia Organizada describe que “los maras actúan bajo estrictas reglas de orden
y disciplina y operan como verdaderas organizaciones criminales trasnacionales, las
cuales se encuentran organizadas de manera permanente y reiterada para cometer
delitos como narcotráfico y tráfico de indocumentados y su peligrosidad social aumenta
al establecer vínculos con organizaciones especializadas en alguno de los delitos
citados”. De 31 entidades, en 28 se detectó la presencia de pandillas en algunas de sus
principales ciudades, llegando a contabilizar un total de 9,384, ya que en algunos estados
como en Baja California, no se encontraron datos respecto al número de pandillas,
mientras que en otros no se encontró referencia sobre su número, aunque existen datos
que indican actividades delictivas que se relacionan con pandillas. De acuerdo a la
clasificación de John P. Sullivan las características de las pandillas en territorio nacional,
son las siguientes:
• Pandillas de Primera Generación. Pandillas callejeras (o las de las cárceles)
tradicionales con una orientación territorial. Operan al grado menos elevado de la
violencia extrema social, tienen un liderazgo flexible y enfocan su atención en la
protección de su territorio y la lealtad pandillera dentro de su ambiente directo inmediato
(a menudo sólo unas cuadras o un barrio). Cuando se involucran en empresas criminales,
es generalmente en forma oportunista y en un ámbito local.
• Pandillas de Segunda Generación. Dedicados principalmente al
narcomenudeo. Protegen sus mercados y emplean la violencia para controlar su
competencia. Operan en áreas geográficas más amplias, involucrando a veces múltiples
entidades y hasta áreas internacionales. Su tendencia es la de un liderazgo centralizado
con operaciones sofisticadas para la protección de sus mercados
. • Pandillas de Tercera Generación. Son las más complejas y operan—o aspiran
a operar—en un entorno global, empleando su sofisticación para ganar poder, ayudar la
adquisición financiera e involucrarse en actividades de tipo mercenario. Hasta ahora, la
mayoría de estas pandillas han sido primariamente mercenarias en cuanto a su
orientación. De acuerdo a Sullivan, las pandillas van evolucionando adaptando su
comportamiento a sus necesidades e intereses; por lo que resulta fundamental para la
implementación de programas preventivos trabajar en aquellas clasificadas como de
primera generación localizadas en su mayoría y de acuerdo al comportamiento que en
ellas se observó en la parte norte del país, al centro se encontrarían las de segunda
generación y al sur las de tercera generación, sin embargo éstas dado su carácter

45
transnacional, han extendido su presencia a lo largo del territorio nacional hasta Estados
Unidos.

Nota: En Xalapa, Veracruz el fenómeno se presenta en el conjunto habitacional


Xalapa 2000 en donde las bandas de los "Pelones" y los "Sureños", pandilleros que
fluctúan entre los 14 y los 25 años, marcan su territorio con graffiti y pintas lo que se ha
convertido en un problema para sus habitantes. El regidor titular de la comisión municipal
de policía y protección civil expuso “en Xalapa no sólo existen las 27 bandas
recientemente reconocidas por las corporaciones policíacas, sino que hay más, sobre
todo si se considera que en la ciudad hay más de 400 colonias, tan sólo en el
ayuntamiento se tiene detectadas a más de 50 bandas juveniles”; además reiteró, “hay
más de 27 bandas, sólo en las colonias Revolución, Casa Blanca y Ebano.11

3. EL DIAGNOSTICO SITUACIONAL COMO EJEMPLO DE COLECCIÓN DE DATOS


PARA LA INTELIGENCIA POLICIAL PREVENTIVA

3.1 Elementos que conforman un diagnostico situacional

11
Más de 50 bandas en Xalapa” publicado el 13 de noviembre del 2007 en
http://www.oem.com.mx/diariodexalapa/notas/n487595.htm consultado el 4 de septiembre del 2009

46
Se hace especial hincapié en cómo las estrategias de prevención del delito
basadas en las directrices elaboradas por las Naciones Unidas se pueden implantar y
mantener a lo largo del tiempo.
El Consejo Económico y Social adoptó dos conjuntos de directrices para la
prevención del delito en 1995 y 2002: las Directrices para la cooperación y la asistencia
técnica en la esfera de la prevención de la delincuencia urbana (resolución del Consejo
Económico y Social 1995/9, anexo) y las Directrices para la prevención del delito
(resolución del Consejo Económico y Social 2002/13). Junto con otras resoluciones más
recientes, subrayan el hecho de que las estrategias de prevención del delito deben
marchar al compás de la reforma de la justicia penal. En 2002, por ejemplo, la Asamblea
General, en su resolución 56/261 invitó a los Estados Miembros, entre otras cosas, a
promover una estrecha cooperación entre sectores como los de justicia, salud, educación
y vivienda a fin de apoyar la prevención del delito y colaborar con la sociedad civil
eficazmente. En su resolución 2005/22, el Consejo Económico y Social pidió a la UNODC
que concediera la debida atención a la prevención del delito con vistas a lograr un
enfoque equilibrado entre esa prevención y las medidas adoptadas en la esfera de la
justicia penal.
Dada la creciente concentración de delincuencia y victimización en las ciudades,
las Directrices para la cooperación y la asistencia técnica en la esfera de la prevención
de la delincuencia urbana prestan especial atención a la forma de diseñar y aplicar la
prevención del delito en áreas urbanas. Recomiendan que los proyectos de
cooperación para prevenir esa delincuencia se basen en un enfoque local de los
problemas de criminalidad y el uso de un plan de acción preventivo integrado que
debería partir de un diagnóstico local de tales problemas y comprender una serie de
participantes, tener en cuenta la importancia de factores como la vivienda, la salud y
la educación, y considerar la posibilidad de tomar medidas que vayan desde la
prevención primaria hasta la de la reincidencia. Asimismo, las Directrices establecen
algunas de las obligaciones que las autoridades de cualquier nivel deben cumplir al
ejecutar el plan de acción, entre ellas respetar los principios fundamentales de derechos
humanos, fomentar o realizar tareas de capacitación e información adecuadas, y evaluar
de manera regular las estrategias aplicadas para determinar su eficacia y revisarlas
cuando sea necesario.
Las Directrices para la prevención del delito se basan en las adoptadas en 1995.
Reseñan las considerables ventajas que una buena prevención del delito puede aportar
a las ciudades y las áreas urbanas, desde mejorar la calidad de vida social y económica
de las ciudades y sus habitantes, hasta contribuir, a la larga, a reducir los gastos de
justicia penal, salud y otros servicios.
Hay indicios claros de que las estrategias de prevención del delito bien
planificadas no solo previenen el delito y la victimización, sino que también promueven la
seguridad de la comunidad y contribuyen al desarrollo sostenible de los países. Las
políticas responsables y eficaces de prevención del delito mejoran la calidad de vida de
todos los ciudadanos. Producen beneficios a largo plazo al reducir los costos
relacionados con el sistema formal de justicia penal, así como otros costos sociales
resultantes de la delincuencia. La prevención del delito ofrece oportunidades para aplicar
un enfoque más económico a los problemas de la delincuencia (párrafo 1 de las
Directrices).

47
Desde que se adoptaron estas Directrices se concede renovada atención a los
efectos de la globalización y rápido aumento de la urbanización en los niveles de
criminalidad y victimización, especialmente en las áreas urbanas densamente pobladas.
La recesión económica aumenta la preocupación por las repercusiones que puedan tener
la globalización y la urbanización en la seguridad y protección ciudadanas. Cada vez se
hace más evidente la importancia de elaborar respuestas planificadas a los cambios de
tanto alcance. En su resolución 2008/24, el Consejo Económico y Social volvió a reclamar
mayor atención para la prevención de la delincuencia urbana y subrayó la importancia de
un enfoque capaz de integrar las consideraciones sobre prevención del delito en los
programas y políticas sociales y económicas pertinentes.
Los altos niveles de violencia en las ciudades y comunidades perjudican al avance
social y económico, así como a la moral y bienestar de los ciudadanos. Como se afirma
en el informe del Secretario General sobre el estado de derecho y la justicia de transición
en las sociedades que sufren o han sufrido conflictos (S/2004/616, párrafo 4): “la
prevención es el primer imperativo de la justicia”.
En primer lugar, dado que los factores que causan el aumento o la disminución
del delito y la violencia están estrechamente vinculados a muchas cuestiones sociales,
económicas y ambientales, los gobiernos a todos los niveles no pueden depender
exclusivamente del sistema de justicia y derecho penal para garantizar la seguridad. Las
acciones concertadas multisectoriales entre ministerios como los responsables de
vivienda, salud, educación y empleo, ocio, servicios sociales y medio ambiente, así como
la policía y el sector de la justicia, pueden influir significativamente en los niveles de
delincuencia estableciendo estrategias proactivas en vez de reactivas para prevenir el
delito y la victimización.
En segundo lugar, es patente la utilidad de los enfoques colectivos como
evidencian las evaluaciones de los programas de prevención del delito en países de
ingresos altos especialmente, evaluaciones que han puesto de manifiesto las limitaciones
del papel policial. En casi todos los países, por ejemplo, la mayoría de los delitos nunca
son denunciados a la policía. También se ha demostrado que la prevención ayuda a
reducir los costos de las intervenciones de justicia penal. El sistema de justicia penal
es fundamentalmente reactivo, es decir, actúa después de haberse cometido los delitos.
La prevención, en cambio, adopta un enfoque proactivo. Además, los programas de
prevención aplicados de manera oportuna pueden aportar otros beneficios como la
mejora de las perspectivas de desempeño social y empleo, y la reconstitución de
comunidades, todo lo cual tenderá a reducir los costos sociales y económicos en una
localidad o un país.
Un acercamiento a la forma de cómo el delito evoluciona atendiendo causas
culturales, sociales y económicas puede observarse en la pirámide siguiente:

48
3.2 Perfil demográfico
A nivel nacional y subregional, muchos países tienen estrategias integradas y
mecanismos que facilitan la elaboración de estrategias y políticas a nivel local. Se han
preparado en países de contextos históricos, políticos y económicos muy diferentes entre
sí. Contienen iniciativas legislativas y de política, frecuentemente apoyadas por
importantes inversiones en recursos.

Existen retos en las zonas urbanas de los países desarrollados y los países en
desarrollo dentro de los cuales podemos destacar:

Urbanización creciente

El mundo se urbaniza cada vez más. Se prevé que la población urbana crezca de
2.860 millones de personas en 2000 a 4.680 millones de personas en 2030, año en que
aproximadamente el 60% de la población mundial vivirá en las ciudades. La mayor parte
de ese crecimiento se produce en los países en desarrollo, más bien que en los países
desarrollados de altos ingresos, ello, combinado con la pobreza y la falta de
estructuración, ocasionará enormes problemas.

En 2003, 39 ciudades tenían una población de más de 5 millones de habitantes y


16 eran megaciudades de más de 10 millones de habitantes.

En América Latina y el Caribe, el 75% de la población vive en las zonas urbanas.


La región de Asia y el Pacífico tiene actualmente tres de las mayores megaciudades del
mundo: Delhi, Dhaka y Mumbai. El África subsahariana es la región con la tasa de
urbanización más rápida del mundo, a la que acompaña una alta tasa de mortalidad
infantil, una esperanza de vida baja, una tasa de alfabetización también baja y una alta
tasa de infección por el VIH/SIDA.

Gran parte del crecimiento urbano proviene de la migración cada vez mayor de la
población de las zonas rurales a las zonas urbanas y de la migración tanto legal como

49
ilegal a través de fronteras y regiones. En países como Filipinas, los desastres naturales
y de origen humano han exacerbado el éxodo de la población rural a las zonas urbanas.
En el África septentrional y el Oriente Medio, de las características de la migración se
desprende que aproximadamente el 50% de la población y, en algunos países, del 80%
al 90% de la fuerza de trabajo están constituidos por migrantes internacionales.

Los países con economías en transición han experimentado en forma creciente,


en los últimos 10 años después de la caída de su sistema político en 1989,
desplazamientos demográficos y una migración hacia las zonas urbanas. En países
desarrollados como Australia, el Canadá y los Estados Unidos de América, además de
que la inmigración aumenta constantemente, la población indígena de las zonas urbanas,
que en muchos casos vive en la pobreza, aumenta rápidamente, lo que tiene efectos en
las zonas rurales de las que proviene. La velocidad de esos cambios y sus ramificaciones
sociales, económicas y políticas ejercen una presión considerable sobre las ciudades y
los países en muchas regiones, incluida Europa.

Las crecientes disparidades con respecto a los ingresos y el acceso a los servicios
Las ciudades son muy importantes para el desarrollo económico y social de los países,
pero la rápida expansión de muchas de ellas, sobre todo en los países en desarrollo, no
ha ido acompañada de inversiones en la infraestructura y el medio ambiente, ni en la
prestación de servicios y el apoyo a la creciente población pobre en las zonas urbanas.
La mayoría de los habitantes más pobres de esas zonas, incluida una alta proporción de
migrantes y poblaciones minoritarias, vive en asentamientos de tugurios no planificados
e informales y se enfrenta con un desempleo de larga duración. Por ejemplo, en
Centroamérica, la población de las zonas urbanas que vivía en tugurios en 2001
representaba una tercera parte de toda la población de la región, o sea, unos 128 millones
de personas. En Karachi, hasta 2,5 millones de inmigrantes ilegales viven en tugurios. En
las ciudades de Asia y el Pacífico, no obstante el crecimiento económico sustancial de la
región, vive aún aproximadamente la mitad de los habitantes de tugurios y pobres de
zonas urbanas del mundo. En el África subsahariana, aproximadamente el 49% de
la población vive con unos ingresos de menos de 1 dólar diario y el 70% en tugurios
urbanos, y se prevé que esas cifras se dupliquen, en promedio, cada 15 años.

Si bien las tasas de urbanización en las economías adelantadas, incluidas las de América
del Norte, Europa noroccidental y el Japón, son mucho más lentas que en otras regiones,
hay claras discrepancias en cuanto a densidad demográfica, desigualdades culturales y
étnicas, y crecientes disparidades en los ingresos.

Los efectos en los niños y los jóvenes

Los niños y los jóvenes representan una proporción muy alta de esas crecientes
poblaciones urbanas, sobre todo en los países en desarrollo, y casi la mitad de los pobres
en las zonas urbanas.

En los países en desarrollo, más del 50% de la población urbana tiene menos de 19 años
y es probable que las tendencias actuales se mantengan en los próximos dos decenios.

50
La velocidad del crecimiento urbano, acompañada de disparidades cada vez mayores en
los ingresos, ha tenido un efecto importante en la estructura y las funciones de las
instituciones sociales, incluidas la educación y la familia. La familia, como unidad social,
también se ha visto gravemente afectada por el impacto de las muertes causadas por el
VIH/SIDA.

En las zonas más pobres, muchos niños crecen en familias sin padre, con poca o
insuficiente escolaridad, pocas aptitudes o perspectivas laborales y en medio de un
desempleo que afecta a varias generaciones. Por ejemplo, en el Caribe, las tasas de
desempleo entre los jóvenes de menos de 25 años oscilan entre un 37% en Barbados y
Trinidad y Tabago, y un 50% en Jamaica. La falta de vivienda y el aumento del número
de niños de la calle es consecuencia de la creciente disparidad entre los ingresos.

Más de dos terceras partes de la población urbana del África subsahariana tienen de 12
a 25 años y el número de niños de la calle ha aumentado en los últimos 10 años. Por
ejemplo, en Nairobi, el número estimado de niños de la calle aumentó de 4.500 a 30.000
entre 1991 y 1994. En Europa occidental, la tasa de personas sin hogar ha llegado al
nivel más alto de los últimos 50 años y América.
La juventud en situación de riesgo en los países desarrollados y los países en desarrollo
tiende a quedar excluida de la sociedad. Los jóvenes que viven en las condiciones más
pobres, entre ellos muchas madres solteras, las personas pertenecientes a las minorías
étnicas y culturales y los jóvenes migrantes o inmigrantes recientes, son particularmente
vulnerables a esa exclusión. La juventud en situación de riesgo, incluidas las mujeres
jóvenes, también es vulnerable a la explotación de la delincuencia organizada
transnacional y el tráfico de drogas y armas, así como a la trata de personas. Los jóvenes
representan tanto un posible mercado importante para la explotación como un bien
valioso para el desarrollo económico de las ciudades y los países, pero todavía se los
excluye en gran parte de la adopción de las decisiones que los afectan.

Crecimiento constante de la delincuencia, así como de la violencia y victimización


de los jóvenes

Una consecuencia importante de la pobreza y desigualdad crecientes en las zonas


urbanas ha sido el aumento del nivel de la delincuencia, en particular de los delitos
violentos. El aumento de la violencia ha abarcado la violencia en general y la violencia
delictiva organizada, así como la violencia en la familia. En los últimos ocho años,
solamente en América del Norte ha habido una disminución reciente y continua de las
tasas de delincuencia. En muchos países desarrollados, las tasas de delincuencia son
incluso mucho más altas que antes. Ello incluye las tasas de robo con fractura, robo de
bienes, delincuencia en la calle, “faltas de respeto”, uso indebido de drogas y actos de
violencia contra la mujer, y la intolerancia frente a la delincuencia es mayor. En general,
la violencia urbana está estrechamente vinculada con las desigualdades sociales,
políticas y económicas, aunque sus manifestaciones, como la violencia juvenil y la
violencia contra la mujer, varían de una ciudad a otra y dentro de una misma ciudad.

51
Su impacto sobre los sectores más pobres de la población ha sido mucho mayor
que sobre otros sectores. Los desastres naturales también aumentan el riesgo de actos
de violencia y saqueo en las zonas urbanas.

En cuanto a las tasas de delincuencia y violencia, la tasa de asesinatos en el


Caribe ocupa el tercer lugar en el mundo (44 por cada 100.000 habitantes). En Trinidad
y Tabago los delitos graves, incluido el delito relativamente infrecuente del secuestro,
aumentaron rápidamente entre 1998 y 200214. En Asia y el Pacífico, aunque las tasas
generales de delincuencia y victimización son menores que en otras regiones, en los
últimos 10 años han aumentado los delitos contra la propiedad, la delincuencia violenta
organizada y el tráfico de drogas, así como el turismo para realizar actividades sexuales
con niños. En el África subsahariana, las tasas de delincuencia y victimización, en
particular con actos de violencia, han aumentado en los últimos 10 años, debido en gran
parte al inmenso tráfico de armas de bajo calibre procedentes de las muchas guerras
civiles o regionales del continente. En Sudáfrica, los actos delictivos violentos
aumentaron en forma particularmente grave de 1994 a 2001: el país tiene una de las
tasas de violencia contra la mujer más altas del mundo, dado que todos los años se
registran unas 52.000 violaciones, cuyas víctimas son sobre todo mujeres jóvenes de 12
a 17 años 17. En la Federación de Rusia, entre 1990 y 2000, la tasa de homicidios
aumentó de 9 a 22 por cada 100.000 habitantes.

Inoperancia de los valores culturales tradicionales, las redes sociales y la gestión


de los asuntos públicos

En muchas zonas urbanas, las redes de socialización tradicionales y los controles


informales son inoperantes o han perdido su valor. La pobreza, la mala salud y las altas
tasas de delincuencia y violencia debilitan las familias, muchas de ellas encabezadas por
madres solteras. En otros casos, las muertes debidas al VIH/SIDA, las guerras, los
conflictos y los desastres naturales han dejado huérfanos a niños o jóvenes, que a veces
son jefes de familia. Los valores culturales y étnicos de las poblaciones de migrantes e
inmigrantes entran en conflicto con las tradiciones urbanas imperantes. Junto con la falta
de escuelas, los problemas de deserción escolar y la presión económica sobre los
vecindarios socavan las redes y el capital social comunitarios y son una amenaza para
los controles sociales tradicionales en los vecindarios y las ciudades. La juventud en
situación de riesgo ha perdido la capacidad de “integrarse” y carece de valores que les
sirvan de asidero. Existe la necesidad de nuevas maneras de colaborar en forma colectiva
con unas estructuras familiares cada vez más variadas y con vecindarios culturalmente
mixtos y fragmentados en las zonas urbanas. Es posible que se deban revisar las
antiguas concepciones de estructuras familiares o valores adecuados.

Creciente exclusión de la juventud en situación de riesgo y de las poblaciones


minoritarias

La juventud en situación de riesgo se compone de varios grupos diferentes: los que viven
en las zonas urbanas más pobres y marginales, los niños de la calle, los miembros de
pandillas, los consumidores o traficantes de drogas, las víctimas de la explotación sexual

52
y los jóvenes en conflicto con la ley o que retornan a la comunidad después de haber
estado presos. En algunos países, sobre todo en el
África subsahariana, se trata también de los niños huérfanos debido al VIH/SIDA o las
guerras y de los afectados de alguna otra manera por las guerras. En varias regiones, la
delincuencia organizada, sobre todo los traficantes de drogas, recluta sistemáticamente
a los jóvenes. El aumento de la atención de los medios de información masiva a la
delincuencia juvenil, en particular, ha ayudado a demonizar a los jóvenes, a la vez que
ha desviado la atención del papel de la delincuencia organizada que los explota.

Los niños y los jóvenes son particularmente vulnerables a la justicia arbitraria de


origen policial. Se ha excluido cada vez más a los jóvenes en situación de riesgo, al
tratarlos como delincuentes y, más generalmente, se los ha excluido de los espacios
urbanos, lo que se suma a la falta de acceso a los servicios y los beneficios económicos
y sociales de las sociedades en que viven. En las zonas urbanas, se tiende a excluir a
los jóvenes de la participación en la adopción de decisiones que los afectan.

Esa exclusión tiene lugar tanto en los países en desarrollo como en los países
desarrollados, donde ha aumentado la preocupación por las “faltas de respeto” entre los
jóvenes. De ello se desprende que, en las ciudades, se deben hacer esfuerzos por incluir
a los jóvenes y las poblaciones marginales, capacitar a quienes trabajan con los jóvenes,
reconocer a éstos como una fuerza de cambio, más que como un problema, y facilitar su
participación en la adopción de decisiones.

Hay también muchas probabilidades de que se excluya social y económicamente


a las minorías y los inmigrantes. En los países de América del Norte y Europa occidental,
si bien han disminuido recientemente, en general, las tasas de violencia y victimización
entre los jóvenes, frecuentemente se atribuye la violencia a los extranjeros o los
“marginales” y, como en todos los países, las probabilidades de que los jóvenes
indígenas, de minorías étnicas o inmigrantes estén en una situación de riesgo y entren
en contacto con el sistema de justicia penal son mayores que las de otros jóvenes. De
ello se desprende que se debe promover, prestándole atención particular, la inclusión de
las minorías en las estrategias de prevención del delito.

Temor e inseguridad y presión pública para que se reaccione ante la delincuencia

Los altos niveles de violencia urbana y victimización han generado cada vez más temor
e inseguridad entre las poblaciones urbanas. Incluso en América del Norte y Europa,
donde la delincuencia ha disminuido en los últimos años, sigue habiendo mucho temor.
La percepción pública de la delincuencia urbana y la violencia juvenil, y la reacción a
ambos fenómenos, tienden a exigir respuestas rápidas y de carácter punitivo. La justicia
penal ha recurrido a respuestas cada vez más severas, en que se penaliza a las
poblaciones en situación de riesgo, especialmente a los jóvenes, cuyo número aumenta
en las prisiones. Se ha perdido la confianza en la capacidad de la policía y el sistema de
justicia penal para responder a la delincuencia. Sin embargo, recurrir al sistema de justicia
penal para responder a la delincuencia es costoso y no resulta rentable si se compara
con los buenos programas de prevención estratégica. El recurso a las prisiones puede
significar un alivio a corto plazo, porque incapacita a los delincuentes, pero a largo plazo
tiene consecuencias costosas para los jóvenes, sus familiares y las

53
Recurso creciente a la privatización del espacio público, a la policía privada y a la
justicia de “vigilantes” y turbas

Una respuesta a los niveles crecientes de delincuencia urbana, en particular en los países
en desarrollo, ha sido la presión cada vez mayor por privatizar y segregar el espacio
público. Ello ha ido acompañado de un recurso creciente a la seguridad privada y armada.
La seguridad privada y el surgimiento de comunidades protegidas por rejas benefician a
los segmentos más ricos de la población urbana, pero esos beneficios pueden ser sólo
de corta duración. Además, aumentan la exclusión social de los segmentos más pobres
de la población y fortalecen la desigualdad entre las comunidades. A la inversa, muchos
vecindarios pobres, a fin de protegerse de la violencia, pueden considerar justificado
portar armas, establecer cuerpos policiales extraoficiales y administrar justicia por
conducto de turbas o grupos de “vigilantes”. De ello se desprende que las autoridades a
nivel local deberían fortalecer sus alianzas con las comunidades locales y esforzarse por
incorporar sus preocupaciones en estrategias cuyos beneficios sean más amplios, así
como por regular la privatización del espacio público.

Corrupción, falta de confianza pública y una cultura en que no impera la ley

La corrupción, la falta de confianza pública en la policía, los ejemplos de represión policial


y no de servicio a la comunidad, y la vulnerabilidad de las autoridades de las zonas
urbanas a la delincuencia organizada son factores que militan en contra de que las
comunidades sean seguras. Asimismo, socavan los derechos humanos y constituyen un
terreno fértil para la ampliación de la delincuencia y el tráfico organizados
transnacionales. Reformar a la policía es un proceso a largo plazo, dados los problemas
que acompañan a todo intento de modificar la cultura de las intervenciones policiales. Ello
confirma que la gestión de los asuntos públicos figura entre los principales requisitos
previos para una prevención eficaz de la delincuencia urbana y una renovación de las
zonas urbanas.

La aportación de la prevención del delito en las zonas urbanas

Beneficios y principios

Como se recalca en el párrafo 1 de las Directrices para la prevención del delito (resolución
2002/13 del Consejo Económico y Social, anexo, párr. 1): “Hay indicios claros de que las
estrategias de prevención del delito bien planificadas no sólo previenen el delito y la
victimización, sino que también promueven la seguridad de la comunidad y contribuyen
al desarrollo sostenible de los países.”

Esas estrategias mejoran la calidad de la vida y producen beneficios a largo plazo al


reducir los costos relacionados con el sistema formal de justicia penal, así como otros
costos sociales resultantes de la delincuencia. En las Directrices se reconoce que la
delincuencia tiene múltiples causas y que la prevención requiere un enfoque estratégico
bien planificado en que se haga frente a esas causas con diversas formas de
intervención. A nivel internacional, se reconocen ya ampliamente tanto los factores por
los que los niños y jóvenes corren el riesgo de cometer actos delictivos o ser sus víctimas
como los factores que ayudan a protegerlos; esos factores se deberían tener en cuenta

54
al elaborar estrategias de intervención eficaces. Se trata de los factores familiares e
individuales y de las características de los vecindarios y los entornos a nivel local,
incluidas la pobreza, la insuficiencia de viviendas y escuelas y la falta de instalaciones
sociales y de recreo. Además, la presencia de las drogas o las armas facilita en forma
importante la delincuencia. Prevenir significa elaborar programas con que, por ejemplo,
se apoye a las familias y los niños, se fortalezcan las escuelas, se desarrollen aptitudes
educacionales y laborales, se brinde recreo a los jóvenes y se enseñe a mediar y resolver
conflictos para promover un sentido de participación e integración.

Frecuentemente, mucho de lo que en realidad es prevención del delito se ha llamado de


otra manera: renovación urbana, apoyo a la educación, desarrollo de la primera infancia
o tratamiento de toxicomanías.

Se cuenta también con una experiencia muy amplia en la prevención del delito basada
en el diseño ambiental y la planificación urbana. Es importante colaborar con las
comunidades locales e incluirlas en la elaboración de las iniciativas de prevención del
delito.

Una estrategia de prevención del delito bien planificada abarcará lo siguiente:

(a) Medidas sociales de prevención del delito en que se tengan en cuenta las cuestiones
sociales, económicas, educacionales y sanitarias, destinadas a los vecindarios, las
familias, los niños y los jóvenes en situación de riesgo;

(b) El mejoramiento de las redes y condiciones de los vecindarios y comunidades y el


fortalecimiento de la capacidad comunitaria;

(c) La reducción de las oportunidades de cometer delitos mediante un diseño en que se


tengan verdaderamente en cuenta las situaciones y el medio ambiente;

(d) La prevención de la reincidencia, promoviendo la reintegración de los delincuentes.

Este enfoque de la prevención del delito representa una evolución en la comprensión del
modo de prevenir la violencia urbana. Lo que antes se consideraba un problema de
represión, se reconoce actualmente como una cuestión social, de salud pública y de
gestión de los asuntos públicos que se puede abordar activamente.

Lo más importante para prevenir eficazmente el delito es el papel central de las ciudades
y los gobiernos a nivel local, orientados y apoyados por un sólido compromiso y
orientación del gobierno nacional.

Los principios más importantes para orientar la prevención eficaz del delito son los
siguientes:

(a) A todos los niveles gubernamentales, se debe desempeñar un papel de liderazgo;

(b) La prevención del delito debe integrarse de modo transversal en todas las políticas
y los programas sociales y económicos, de modo que abarque el empleo, la educación,
la salud, la planificación de la vivienda y las ciudades, la justicia y los servicios sociales;

55
(c) Las estrategias deben basarse en alianzas cooperativas entre las instituciones
gubernamentales y los ministerios, la comunidad y las organizaciones no
gubernamentales, el sector empresarial y la sociedad civil;

(d) Debe haber financiación suficiente y otros recursos y una clara rendición de cuentas
para asegurar la aplicación y sostenibilidad de las estrategias;

(e) Las estrategias e intervenciones deben basarse en un sólido conocimiento tanto de


las causas de la delincuencia como de las prácticas eficaces;

(f) En todas las iniciativas de prevención del delito se deben respetar los derechos
humanos y el imperio de la ley;

(g) Se deben tener en cuenta los vínculos entre la delincuencia organizada a nivel local
y a nivel internacional;

3.3 Situación socioeconómica


A nivel mundial, los grandes movimientos de población, la rápida urbanización,
los desastres ambientales, las recesiones económicas y los cambios en las tendencias
del comercio y las comunicaciones o en las características de la delincuencia organizada
pueden tener graves consecuencias para las regiones y los países. Estos hechos pueden
influir en la situación de una región o la economía política de un país, así como en la
infraestructura y la capacidad de gobierno. La delincuencia organizada internacional a
menudo se aprovecha de las estructuras e instituciones de gobierno débiles, y el aumento
del tráfico de drogas, armas o personas puede empeorar en gran medida los niveles de
delito y violencia. Las consecuencias de tales tendencias mundiales también se ven
afectadas por las políticas regionales o nacionales, que pueden agravarlas o
mitigarlas. Las políticas de migración, por ejemplo, pueden tener efectos sobre el alcance
de la trata de personas y el número de víctimas y autores de tal delito.
A nivel nacional, la amplitud de la disparidad de ingresos domésticos existente
entre las clases más pobres y más ricas de un país, los niveles de corrupción, la calidad
de la infraestructura y las instituciones, así como los patrones sociales y culturales
pueden crear situaciones que aumenten los riesgos de delito y victimización.
A nivel local, las deficiencias de la infraestructura y las autoridades fiscales y
administrativas, las precarias condiciones de vivienda y vecindad, la falta de buenos
servicios de educación y sanidad, el alto desempleo y el fácil acceso a las drogas o las
armas pequeñas son elementos capaces de aumentar los riesgos. En las ciudades,
suelen existir marcadas discrepancias y desigualdades entre diferentes sectores
geográficos. Las escuelas precarias o desorganizadas pueden dar lugar a bajos niveles
de rendimiento, abandono escolar, conductas intimidatorias y expulsión de la enseñanza,

56
hechos que, según se ha constatado, son factores de riesgo que favorecen la
delincuencia y la victimización en niños y jóvenes.
A nivel individual, los factores de riesgo que propician la delincuencia y la
victimización incluyen rasgos biológicos y personales que pueden llevar, por ejemplo, a
conductas agresivas precoces o grave abuso de sustancias. Los factores de riesgo
asociados a las relaciones de familia incluyen características como una paternidad
severa o errática, los conflictos, la violencia y el abuso en el hogar, circunstancias
familiares como la pobreza y el aislamiento, y las relaciones con amigos y compañeros
que incitan a los jóvenes a correr riesgos y a infringir la ley.
Conocer los factores que ponen en riesgo a poblaciones, comunidades e
individuos permite canalizar los programas de prevención hacia las áreas y barrios en
alto riesgo, o los grupos de personas ya sumidos en la delincuencia o en situación de
riesgo. A nivel nacional, esto es útil a los gobiernos para priorizar los problemas de
criminalidad y dedicar programas a las regiones, ciudades o sectores que parezcan más
vulnerables. Se ha demostrado que esta dedicación de programas y fondos para
atenderlas.
A lo largo de la última década se han realizado varios estudios sobre los costos y
beneficios de los programas de prevención del delito. Los estudios han puesto de relieve,
por ejemplo, que los programas de intervención temprana en favor de niños y familias en
riesgo, o de trabajo con jóvenes para que sigan en la escuela y finalicen su educación,
producen considerables reducciones en los costos a largo plazo de tipo penal, social y
económico, superiores a las cantidades invertidas en tales programas.

57
4. LA LEY GENERAL PARA LA PREVENCIÓN SOCIAL DE LA VIOLENCIA Y LA
DELINCUENCIA

4.1 La prevención social de la violencia y la delincuencia y la atención a las víctimas


El siglo XXI marca el fortalecimiento de las acciones gobierno-sociedad para atacar al
delito desde su raíz. La corresponsabilidad existente entre autoridades y sociedad civil
para recomponer el tejido social y recuperar el ejercicio de valores fundamentales, se
constituye en una vertiente integral de la seguridad pública: es a través de la prevención
social del delito en la que tanto el Estado –a través de sus tres niveles de gobierno-
como el individuo, la familia y la participación ciudadana, convergen para guíar, fortalecer
y multiplicar todos aquellos factores que nos permiten convivir productivamente y en paz.
Debe recordarse que la PREVENCIÓN, supone actuar antes de que suceda
aquello que se quiere evitar. Para impedir que ocurra un delito, es preciso identificar
y atender las causas relacionadas con su comisión, pero sobre todo, es indispensable
saber neutralizar sus efectos y transmitir confianza a la ciudadanía. Por
consiguiente, para prevenir el delito se debe entender qué factores lo generan y
diseñar estrategias de prevención a partir del análisis de los escenarios que minimizan
sus efectos.
PREVENIR EL DELITO significa también entender y resolver retos como la
descomposición del tejido social, la falta de oportunidades, la insuficiente
generación de empleos productivos, y los graves desequilibrios causados por la
desigualdad, entre otros aspectos.
En este orden de ideas, se sabe que las conductas delictivas pueden frenarse
cuando confluyen varios factores, un esquema de prevención situacional eficiente, el
desarrollo de estrategias de prevención con la intervención activa de la sociedad para
frenar el delito, un mejor control sobre la comprensión de los factores asociados a
conductas de riesgo, el fortalecimiento y desarrollo de capacidades de inteligencia
preventiva en el sentido social del término.
Como bien se ha venido hablando en capítulos anteriores se tiene que la
delincuencia ha aumentado de manera singular a pesar del esfuerzo que han hecho los
últimos años los gobiernos, es por ello que como parte de las estrategias del gobierno
actual se crea una ley especial para prevenir estos ámbitos importantes para la sociedad,
es por esto que en 2014, se crea la Ley General para la Prevención de la Violencia y la
Delincuencia, la cual da un parámetro de la aplicación que en su primer eje establece el
actual gobierno federal, misma que se analiza para tener de manera clara el contexto en
el que debe aplicarse.
Respecto del modelo de seguridad ciudadana y del abordaje de la salud pública
de factores de riesgo y protección.

Los tipos de prevención han sido clasificados a partir de respuestas políticas y se dividen
en: social, situacional, comunitaria y psicosocial.

58
Los cuatro tipos de prevención pueden desarrollarse ya sea en el interior de la política de
seguridad ciudadana o del abordaje de los factores de riesgo y de protección.

1. Prevención social: es la que señala la política social


como su elemento central, pues reducir desigualdades
implicaría la reducción de la violencia.

En la prevención social el campo de las acciones se orienta a generar oportunidades y


expandir las capacidades de la población para que esta tenga las mismas condiciones
de acceso a bienes y derechos. A través de la prevención social se busca incidir sobre
aquellos procesos de desintegración social, económica y cultural que se encuentran en
la raíz de los problemas de la criminalidad.

La prevención social opera sobre las “causas sociales estructurales” que


contribuyen a la violencia y la delincuencia.

En México, la PREVENCIÓN SOCIAL ha sido definida en la Ley General para la


Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia como:

“(…) el conjunto de políticas públicas, programas y acciones


orientadas a reducir factores de riesgo que favorezcan la generación
de violencia y delincuencia, así como a combatir las distintas causas
y factores que la generan.”
L
Las estrategias de prevención social incluyen:

 Programas integrales de desarrollo social, cultural y económico que no produzcan


estigmatización, incluidos los de salud, educación, vivienda, empleo, deporte y
desarrollo urbano.
 L
 La promoción de actividades que eliminen la marginación, la exclusión y la
discriminación.

 Programas de capacitación educacional y laboral.

 Programas de resolución pacífica de conflictos.

 Estrategias de educación y sensibilización de la población para promover la cultura


de la legalidad y tolerancia respetando al mismo tiempo las diversas identidades
culturales.

59
.

2. Prevención situacional: es la que se concentra en el


diseño urbano y la modificación de las variables
ambientales

L
La prevención situacional está basada en la noción de que un espacio urbano
debidamente planificado, diseñado y manejado puede contribuir en la reducción de los
delitos de oportunidad y aumentar la sensación de seguridad.

Consiste en modificar el entorno para propiciar la convivencia y la cohesión social.


L
La prevención situacional se basa en la metodología de Prevención de la Delincuencia
mediante el Diseño Ambiental, Crime Prevention Through Environmental Design, CPTED
(por sus siglas en inglés), que sigue a los siguientes principios:

Promover la vigilancia natural: la visibilidad aumenta el control sobre el espacio


por parte de los usuarios y disminuye la probabilidad de la comisión de delitos de
oportunidad.

Estimular la confianza y la colaboración entre los vecinos: el reforzamiento de la


confianza mutua y el sentido de pertenencia de los habitantes con el entorno
fomentan el control social que se ejerce sobre un sector.
R
Reforzar la identidad con el espacio público: tratar de involucrar a la comunidad a
fin de que ella se apodere de los espacios públicos, los sienta como propios y los
cuide.

Diseñar y planificar barrios a una menor escala: El tamaño de los conjuntos


urbanos pueden afectar la sensación de inseguridad, pues es difícil de establecer
lazos comunitarios.

Fomentar la participación y responsabilidad de la comunidad: los residentes deben


participar activamente en la vida social de sus comunidades, usando una
estructura social y participativa que los apoye. La participación comunitaria es
fundamental también para que la estrategia de prevención sea sostenible y
fomente el uso colectivo del espacio.

Las estrategias de prevención situacional incluyen:


D

60
Diseños ambientales que promuevan la vigilancia natural.

Recuperación de espacios públicos.

Rescate y apropiación de espacios comunitarios.

Medidas desarrolladas para disuadir a las personas que pueden incurrir en


violencias y delincuencia (sistemas de circuitos cerrados de cámaras e instalación
de luminarias).

Programas de vigilancia y restricción de licencias de venta de alcohol en áreas


delimitadas.

Este proyecto utiliza la metodología CPTE y se refiere a una estrategia de


recuperación, rescate y (re)apropiación de espacios públicos

3. Prevención Comunitaria: es la que focaliza sus


actividades en las necesidades locales e incluye iniciativas
que combinan la prevención social y situacional.

Comprende el conjunto de estrategias dirigidas a sostener la participación de la


comunidad en la prevención, con la finalidad de generar respaldo social a la comunidad,
mejoramiento del ambiente físico y social, así como la reducción de factores de riesgo
generadores de violencias. En la prevención comunitaria los miembros de la comunidad
desempeñan un papel clave en la identificación de problemas y la planificación de
soluciones en sus comunidades

Busca la participación de los diferentes sectores y grupos de la sociedad civil, organizada


y no organizada, así como de la comunidad académica en “acciones tendentes a
establecer las prioridades de la prevención, mediante diagnósticos participativos, el
mejoramiento de las condiciones de seguridad de su entorno y el desarrollo de prácticas
que fomenten una cultura de prevención, autoprotección, denuncia ciudadana y de
utilización de los mecanismos alternativos de solución de controversias” (SECRETARIA
DE GOBERNACIÓN, 2013).

Estrategias de prevención comunitaria:

Conformación o consolidación de comités vecinales de vigilancia.

Consolidación y/o creación de organizaciones locales y de redes comunitarias


para el desarrollo de programas de prevención de las violencias y la delincuencia.

61
Consolidación o creación de redes de asistencia y apoyo integral a víctimas.

Programas de empoderamiento social y económico, incluyendo capacitación


técnico-laboral para grupos más vulnerables.

Consolidación y/o de programas de policía tipo comunitaria para aumentar los


niveles de seguridad y actuar como mecanismo de disuasión de las violencias y la
delincuencia.

Esta iniciativa es un ejemplo de estrategia de prevención comunitaria clasificada


anteriormente como “comités vecinales de vigilancia”.

4. Prevención Psicosocial: tiene como objetivo incidir en el


individuo y en su capacidad para desarrollar habilidades que
le permitan enfrentar entornos violentos y delictivos

L
La prevención psicosocial, desde un enfoque ecológico, identifica a la salud de la
persona en los ámbitos físico, psicológico y social. Así, considera como primer nivel de
atención el bienestar integral de la persona, para permitir una mejor interacción con la
comunidad y con la sociedad. Esta definición integra la dimensión social en el concepto
de salud, y da cuenta de la evolución de un enfoque centrado en intervenciones
exclusivas sobre la persona “enferma” a un enfoque social comunitario que considera la
interacción de la persona con su entorno. Lo social-comunitario no es una dimensión
aislada del concepto de salud, es una dimensión transversal que la afecta directamente,
la atraviesa y sostiene, genera situaciones de goce o falta de salud; en otras palabras, la
salud es un hecho social.

En México, la prevención psicosocial está indicada en el Artículo 10 de la Ley


General para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia (Nueva Ley F,
24/01/2012), con el siguiente enunciado: “La prevención en el ámbito psicosocial tiene
como objetivo incidir en las motivaciones individuales hacia la violencia o las condiciones
criminógenas con referencia a los individuos, la familia, la escuela y la comunidad, que
incluye como mínimo lo siguiente: I. Impulsar el diseño y aplicación de programas
formativos en habilidades para la vida, dirigidos principalmente a la población en situación
de riesgo y vulnerabilidad; II. La inclusión de la prevención de la violencia, la delincuencia
y de las adicciones, en las políticas públicas en materia de educación, y III. El
fortalecimiento de las capacidades institucionales que aseguren la sostenibilidad de los
programas preventivos”.

62
Estrategias de prevención psicosocial:

 Programa de habilidades para la vida.

 Programas artísticos, culturales y deportivos para el fomento del desarrollo integral


de las personas.
 Programas de capacitación en centros escolares y laborales para prevenir el uso
del lenguaje violento.

 Centros de atención integral para personas generadoras de violencia.

 Centros de atención de las adicciones.

 Centros de atención de la violencia familiar.

 Centros de justicia para mujeres.

En resumen, los cuatro tipos de prevención de la violencia y la delincuencia descritos


anteriormente se caracterizan así:

Prevención social – aborda las causas de la violencia y el crimen, actúa sobre todo en los factores
de riesgo y de protección.

Prevención situacional – reduce las oportunidades de la ocurrencia del delito a partir de


transformaciones ambientales.

Prevención comunitaria – mezcla los dos tipos de abordaje con la participación de los actores
locales (gobiernos y ciudadanos).

Prevención psicosocial – incide en la capacidad individual para desarrollar habilidades que


permitan enfrentar entornos violentos y delictivos.

63
En algunos estudios será posible encontrar la estrategia de prevención clasificada
como prevención policial, que está centrada en la actuación del poder local a través de
acciones preventivas de los cuerpos policiales. En México, el Programa Nacional de
Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia define a la “Policía orientada a la
comunidad” como uno de los tipos de prevención abordados en el programa.

Sin embargo, la mayor parte de las estrategias desarrolladas en este tipo de


prevención pueden ser igualmente clasificadas en los tipos de prevención social,
situacional o comunitaria.

Ahora bien para la prevención debe precisarse que la planeación, programación,


implementación y evaluación de las políticas públicas, programas y acciones se realizará
en los diversos ámbitos de competencia, por conducto de las Instituciones de Seguridad
Pública y demás autoridades que en razón de sus atribuciones deban contribuir directa o
indirectamente al cumplimiento de esta Ley, debiendo observar como mínimo los
siguientes

PRINCIPIOS:

 Respeto irrestricto a los derechos humanos;

 Integralidad. El Estado, en sus distintos órdenes de gobierno


desarrollará políticas públicas integrales eficaces para la prevención
de la violencia y la delincuencia, con la participación ciudadana y
comunitaria;

 Intersectorialidad y transversalidad. Consiste en la articulación,


homologación y complementariedad de las políticas públicas,
programas y acciones de los distintos órdenes de Gobierno, incluidas
las de justicia, seguridad pública, desarrollo social, economía, cultura
y derechos humanos, con atención particular a las comunidades, las
familias, las niñas y niños, las mujeres, así como las y los jóvenes en
situación de riesgo;

 Trabajo conjunto. Comprende el desarrollo de acciones conjuntas


entre las autoridades de los distintos órdenes de gobierno, así como
de los diferentes sectores y grupos de la sociedad civil, organizada y
no organizada, así como de la comunidad académica de manera
solidaria, para que contribuyan a la prevención social de la violencia
y la delincuencia y al mejoramiento de la calidad de vida de la
sociedad;

64
 Continuidad de las políticas públicas. Con el fin de garantizar los
cambios socioculturales en el mediano y largo plazos, a través del
fortalecimiento de los mecanismos de participación ciudadana y
comunitaria, asignación de presupuesto, el monitoreo y la
evaluación;

 Interdisciplinariedad. Consiste en el diseño de políticas públicas


tomando en cuenta conocimientos y herramientas de distintas
disciplinas y experiencias nacionales e internacionales;

 Diversidad. Consiste en considerar las necesidades y circunstancias


específicas determinadas por el contexto local territorial, el género,
la procedencia étnica, sociocultural, religiosa, así como las
necesidades de grupos vulnerables o en riesgo, mediante la atención
integral diferenciada y acciones afirmativas;

 Proximidad. Comprende la resolución pacífica de conflictos, con


estrategias claras, coherentes y estables, de respeto a los derechos
humanos, la promoción de la cultura de la paz y sobre la base del
trabajo social comunitario, así como del contacto permanente con los
actores sociales y comunitarios, y

 Transparencia y rendición de cuentas. En los términos de las leyes


aplicables.

4.2 El Programa Nacional para la Prevención Social de Violencia y Delincuencia


ANTECEDENTES

El artículo 21 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, en su párrafo


noveno, establece que la seguridad pública es una función a cargo de la Federación, el
Distrito Federal, los Estados y los Municipios, que comprende la prevención de los delitos,
la investigación y persecución para hacerla efectiva, así como la sanción de las
infracciones administrativas.
En términos del artículo 2 de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad
Pública, la seguridad pública tiene como fines salvaguardar la integridad y derechos de
las personas, así como preservar las libertades, el orden y la paz públicos, y comprende
la prevención especial y general de los delitos, la investigación para hacerla efectiva, la
sanción de las infracciones administrativas, así como la investigación y la persecución de
los delitos y la reinserción social del individuo.
El eje en torno al cual se desarrolla el Sistema Nacional de Seguridad Pública, es la
coordinación entre las instancias de la Federación, los Estados, el Distrito Federal y los
Municipios, con lo cual se hace necesario contar con las instancias, instrumentos,
políticas y acciones tendientes a cumplir los fines de la seguridad pública.

65
La seguridad pública se realiza por conducto de las autoridades que en razón de sus
atribuciones, contribuyen directa o indirectamente a regular la integración, organización
y funcionamiento del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 establece como objetivos estratégicos
Mejorar las Condiciones de Seguridad Pública y Garantizar un Sistema de Justicia Penal
eficaz, expedito, imparcial y transparente, a fin de contribuir para alcanzar la Meta
Nacional de un México en Paz.
El Programa Sectorial de Gobernación 2013-2018 tiene como uno de sus objetivos
sectoriales Mejorar las Condiciones de Seguridad y Justicia, el cual se encuentra
alineado a los objetivos estratégicos antes mencionados del Plan Nacional de Desarrollo.
La nueva política pública de seguridad y justicia, definida por el Gobierno Federal, tiene
dentro de sus propósitos impulsar la profesionalización y homologación de la carrera
policial, a través de diversas acciones coordinadas en los tres órdenes de gobierno.
Por tanto el artículo 74, párrafo segundo de la Ley Federal de Presupuesto y
Responsabilidad Hacendaria, establece que los titulares de las dependencias y
entidades, con cargo a cuyos presupuestos se autorice la ministración de subsidios y
transferencias, serán responsables en el ámbito de sus competencias, de que éstos se
otorguen y ejerzan conforme a las disposiciones generales aplicables.
El artículo 8, del Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal
2015, incluye la cantidad de $4,893'949,427.00 (cuatro mil ochocientos noventa y tres
millones novecientos cuarenta y nueve mil cuatrocientos veintisiete pesos 00/100 M.N.),
para el otorgamiento de subsidios a los municipios y, en su caso, a los estados, cuando
tengan a su cargo la función o la ejerzan coordinadamente con los municipios, así como
al Gobierno del Distrito Federal para la seguridad pública en sus demarcaciones
territoriales, con objeto de fortalecer el desempeño de sus funciones en materia de
seguridad pública, salvaguardar los derechos e integridad de sus habitantes y preservar
las libertades, el orden y la paz públicos.
El Consejo Nacional de Seguridad Pública, en su Trigésima Primera Sesión celebrada
el 31 de octubre de 2011, mediante acuerdo 10/XXXI/11, aprobó los Ejes Estratégicos
del Sistema Nacional de Seguridad Pública, su estructura y los Programas con Prioridad
Nacional para alcanzarlos, vinculados al ejercicio de fondos, subsidios y demás recursos
de carácter federal que se otorguen a las Entidades Federativas en materia de seguridad
pública, mismos que fueron publicados en el Diario Oficial de la Federación el 18 de
noviembre de 2011.
El artículo 4 de los Ejes Estratégicos del Sistema Nacional de Seguridad Pública
establece que el Consejo Nacional de Seguridad Pública, en su carácter de instancia
superior de coordinación del Sistema Nacional de Seguridad Pública, instruye en un
marco de respeto a las atribuciones de la Federación, las Entidades Federativas, los
Municipios y las demarcaciones territoriales del Distrito Federal para que en el ejercicio
de los recursos tanto federales como locales, se atienda a la implementación de los Ejes
Estratégicos a través del desarrollo de los Programas con Prioridad Nacional.
El Consejo Nacional de Seguridad Pública, en su Segunda Sesión Extraordinaria
celebrada el 17 de diciembre de 2012, mediante acuerdo 02/II-SE/2012 publicado en
el Diario Oficial de la Federación el 10 de enero de 2013, se comprometió a elaborar
e impulsar conjuntamente de manera decidida un Programa Nacional de
Prevención del Delito, con enfoque Municipal, que oriente los esfuerzos de las

66
diferentes instancias de los gobiernos federal, estatales y municipales, en corregir
las situaciones de entorno y de convivencia que provocan violencia social y
delincuencia.
Con fecha 15 de enero de 2015, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el
Acuerdo por el que se da a conocer la lista de Municipios y demarcaciones territoriales
del Distrito Federal elegibles para el otorgamiento del subsidio a que se refiere el artículo
8 del Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2015, y la fórmula
utilizada para su selección, estableciendo dicho artículo que el Secretariado Ejecutivo del
Sistema Nacional de Seguridad Pública deberá emitir las reglas para el otorgamiento
de subsidios a los Municipios y, en su caso, a los Estados, cuando tengan a su cargo la
función o la ejerzan coordinadamente con los Municipios, así como al Gobierno del
Distrito Federal para la seguridad pública en sus demarcaciones territoriales.

Ahora bien tras realizar cronológicamente los aspectos relevantes que llevaron a la
creación un programa tan importante para nuestro país, y tal como lo pretende el gobierno
actual nuestra sociedad lo que pide es vivir en un México en Paz es la principal necesidad
de los mexicanos, por tanto el Presidente Enrique Peña Nieto señaló este objetivo como
el eje prioritario para su Gobierno anunciando el 1º de diciembre pasado, por primera vez
y mostrando un cambio de paradigma sin precedentes, la creación del PROGRAMA
NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL DELITO como la primera de trece decisiones
presidenciales.

En congruencia con esta prioridad, el Pacto por México contempla en su


compromiso 74, la puesta en marcha de un Plan Nacional de Prevención y Participación
Comunitaria. Y en seguimiento, como ya se dijo, al Acuerdo 02/II-SE/2012 aprobado en
la II Sesión Extraordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública (DOF 10/01/2013),
que establece el compromiso de elaborar conjuntamente un Programa Nacional de
Prevención del Delito que contribuya a focalizar esfuerzos, alinear y coordinar
presupuestos de las Secretarías de Estado, principalmente, en los municipios con más
violencia en el país, para hacer de la prevención social de la violencia y la delincuencia
una verdadera prioridad nacional.
Finalmente, en atención a lo anterior, se conforma el Programa Nacional de
Prevención Social de la violencia y la delincuencia el cual se concentra en prevención
de tipo primaria y secundaria, atendiendo a las condiciones socioeconómicas que
parecen estar asociadas al desarrollo del delito (primaria) y a los grupos en situación de
riesgo delictivo (secundaria).

Estos son los enfoques que, en términos generales, se han utilizado para la creación
de los programas de prevención del delito alrededor del mundo

También se creó el Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana,


dependiente del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública,
encargado de tareas clave como proponer lineamientos de prevención social del delito,

67
evaluar los programas implementados por las instituciones de seguridad pública y realizar
estudios sobre las causas estructurales del delito.

ACTIVIDAD: REALIZAR UNA LÍNEA DEL TIEMPO EN LA QUE FINALMENTE


SE LLEGUE COMO CONCLUSIÓN LA CREACIÓN DEL PROGRAMA
NACIONAL DE PREVENCIÓN SOCIAL DE LA VIOLENCIA Y LA
DELINCUENCIA.

Para tener mayor claridad en cuanto a los objetivos del programa se debe observar
la siguiente imagen:

Ahora bien, la creación de dicho programa tiene como FIN el siguiente:

Fortalecer los factores de protección para la prevención social de la violencia y la


delincuencia e incidir en las causas y factores que la generan, buscando propiciar la
cohesión comunitaria y el fortalecimiento del tejido social, en coordinación con los tres
órdenes de gobierno, los poderes de la unión, la sociedad civil organizada, las instancias
nacionales e internacionales y la ciudadanía.

Además se establecieron además cinco OBJETIVOS específicos.

68
 Promover el desarrollo de competencias ciudadanas y la corresponsabilidad social
para la prevención social de las violencias y la delincuencia.

● Implementar estrategias de prevención social de las violencias y la delincuencia


en comunidades y poblaciones prioritarias y en condiciones de vulnerabilidad.

● Apoyar estrategias de prevención y atención de adicciones a drogas basados en la


perspectiva de salud pública y derechos humanos.

● Impulsar y articular intervenciones socio-urbanas en los espacios públicos para la


inclusión social, la convivencia y la seguridad ciudadana.

● Promover estrategias que contribuyan a la generación de empleos y proyectos socio-


productivos orientados a la prevención social.

En términos generales, el PNPSVD seleccionó 57 demarcaciones de intervención


prioritaria y 43 demarcaciones clasificadas como parte de un segundo ámbito de
intervención. Sólo se otorgaron recursos al primer grupo, a partir de los cuales crearon
e implementaron proyectos de prevención social organizados en torno a los ocho EJES
que constituyen el PNPSVD. Los cuales se puntualizan en el siguiente cuadro:

69
SEGURIDAD
CIUDADANA: CULTURA
PREVENCIÓN CIUDADANA CULTURA
INTEGRAL Y Y CULTURA DE LA
SOCIAL DE LA DE LA PAZ
VIOLENCIA Y LA LEGALIDAD
DELINC.

CONVIVENCIA,
COHESIÓN URBANISMO
COMUNITARIA SOCIAL Y
JUVENTUDES Y ACUPUNTURA
PARTICIPACIÓN
CIUDADANA
SOCIOURBANA

CONDICIONES DE
MUJERES VULNERABILIDAD

Respecto a los aspecto detallados para la aplicación del Programa Nacional de


Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia podemos verificarlos en el Anexo 2
del presente material.

Del Consejo Nacional de Seguridad Pública

El Consejo Nacional será la máxima instancia para la coordinación y definición de la


política de prevención social de la violencia y la delincuencia.El cual contará con el
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública para coordinar e
implementar la política de prevención social de la violencia y la delincuencia, y éste se
apoyará para ello en el Centro Nacional, en los términos que señala la Ley General del
Sistema Nacional de Seguridad Pública y demás normativa aplicable.

70
Para dar seguimiento al cumplimiento de las disposiciones aplicables, el
Secretariado Ejecutivo se coordinará con la Comisión.
Las atribuciones del Consejo Nacional en materia de prevención social de la violencia y
la delincuencia son:
I. Definir estrategias de colaboración interinstitucional para facilitar la cooperación,
contactos e intercambio de información y experiencias entre la Federación, las entidades
federativas y los municipios; así como con organizaciones de la sociedad civil, centros
educativos o de investigación, o cualquier otro grupo de expertos o redes especializadas
en prevención;
II. Establecer los lineamientos para recabar, analizar y compartir la información
existente sobre la prevención social de la violencia y la delincuencia, análisis de las
mejores prácticas, su evaluación, así como su evolución entre los tres órdenes de
gobierno del Sistema Nacional de Seguridad Pública, con objeto de contribuir a la toma
de decisiones;
III. Convocar a las autoridades de los tres órdenes de gobierno, dentro del Sistema
Nacional de Seguridad Pública, responsables o vinculadas, cuya función incida en la
prevención social a efecto de coordinar acciones;
IV. Informar a la sociedad anualmente sobre sus actividades a través de los
órganos competentes, e indicar los ámbitos de acción prioritarios de su programa de
trabajo para el año siguiente;
V. Promover la generación de indicadores y métricas estandarizados para los
integrantes del Sistema Nacional de Seguridad Pública en materia de prevención de la
violencia y la delincuencia, los que al menos serán desagregados por edad, sexo,
ubicación geográfica y pertenencia étnica, y

VI. Las demás que establezcan otras disposiciones legales y las que sean
necesarias para el funcionamiento del Sistema Nacional de Seguridad Pública en las
materias propias de esta Ley.

4.3 El Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana


El Centro Nacional es una instancia encargada del diseño, implementación y evaluación
de políticas públicas a nivel nacional sobre prevención del delito así como la responsable
de coordinar los programas y definir los lineamientos en esa materia.
Identifica factores de riesgo y grupos vulnerables para propiciar acciones de prevención
social de la violencia y la delincuencia con resultados tangibles que generen su reducción.

71
De la LEY GENERAL PARA LA PREVENCIÓN SOCIAL DE LA VIOLENCIA Y LA
DELINCUENCIA, se desprende textualmente en su Sección Tercera que:

“Del Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana


Artículo 15.- El Centro Nacional tendrá, además de las que le confiere la Ley
General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y demás disposiciones aplicables,
las siguientes atribuciones:
I. Participar en la elaboración del Programa Nacional de Prevención Social
de la Violencia y la Delincuencia;
II. Elaborar su programa anual de trabajo y someterlo a la aprobación del
Secretario Ejecutivo;
III. Recabar información sobre los delitos y sus tendencias, los grupos de mayor
victimización y, proyectos enfocados en la prevención y sus resultados;
IV. Realizar diagnósticos participativos en materia de prevención social de la
violencia y la delincuencia;
V. Generar mecanismos de participación ciudadana y comunitaria, de los
organismos públicos de derechos humanos y de las instituciones de educación superior
para el diagnóstico y evaluación de las políticas públicas en materia de prevención;
VI. Planear la ejecución de programas de prevención y las formas de evaluación,
previa aprobación del Secretario Ejecutivo;
VII. Colaborar en el diseño científico de políticas criminológicas;
VIII. Elaborar mapas de riesgos sobre la violencia y la delincuencia en
colaboración con otras autoridades sobre la base de la información recabada por el
Centro Nacional, que estarán correlacionados con las condiciones sociales, económicas
y educativas de las localidades;
IX. Realizar en coordinación con otras instituciones encuestas nacionales de
victimización en hogares, con la periodicidad que se estime conveniente;
X. Identificar temas prioritarios o emergentes que pongan en riesgo o que afecten
directamente la seguridad pública desde la perspectiva ciudadana;
XI. Formular recomendaciones sobre la implementación de medidas de prevención
de la victimización;
XII. Evaluar la eficiencia y eficacia de las políticas públicas, programas y acciones
de prevención social de la violencia y la delincuencia;
XIII. Efectuar estudios comparativos de las estadísticas oficiales de criminalidad;
XIV. Promover entre las autoridades los gobiernos Federal, de los Estados, el
Distrito Federal y los Municipios la participación ciudadana y comunitaria en las tareas de
prevención social de la violencia y la delincuencia;

72
XV. Garantizar el libre acceso de la población a la información estadística en
materia de delito y de prevención social de la violencia y la delincuencia;
XVI. Realizar y difundir estudios sobre las causas y factores que confluyen en el
fenómeno de la criminalidad;
XVII. Expedir los lineamientos y crear los mecanismos que sean necesarios para
garantizar que las inquietudes, requerimientos y propuestas de los ciudadanos sean
elevadas al Consejo Nacional;
XVIII. Generar y recabar información sobre:
a) Las causas estructurales del delito;
b) Estadísticas de conductas ilícitas no denunciadas;
c) Diagnósticos socio demográficos;
d) Prevención de la violencia infantil y juvenil;
e) Erradicación de la violencia entre grupos vulnerables, y
f) Modelos de atención integral a las víctimas;

XIX. Organizar y difundir los resultados y conclusiones de las conferencias,


seminarios, reuniones y demás acciones destinadas a profundizar en aspectos técnicos
de experiencias nacionales e internacionales sobre la prevención social de la violencia y
la delincuencia;
XX. Brindar asesoría a las autoridades federales, de las entidades federativas, las
municipales, así como a la sociedad civil, organizada o no, cuando estas así lo soliciten;
XXI. Proponer al Secretariado Ejecutivo la celebración de convenios para la
formación, capacitación, especialización y actualización de servidores públicos cuyas
funciones incidan en la prevención social de la violencia y la delincuencia;
XXII. Intercambiar y desarrollar mecanismos de aprendizaje de experiencias
internacionales;
XXIII. Difundir la recopilación de las mejores prácticas nacionales e internacionales
sobre prevención social de la violencia y la delincuencia, y los criterios para tal
determinación;
XXIV. Analizar las inquietudes, requerimientos y propuestas de los ciudadanos a
través de las instancias creadas al efecto, a partir de las directrices y mecanismos
establecidos por el Reglamento;
XXV. Dar respuesta a las temáticas planteadas por la participación ciudadana y
comunitaria, y
XXVI. Las demás que establezcan otras disposiciones legales.

73
Así también se destaca una Comisión Permanente, misma que tiene como
atribuciones las señaladas en el artículo 16 de la citada Ley, además de las conferidas
en la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública siendo las siguientes:

I. Apoyar al Secretariado Ejecutivo en el seguimiento del cumplimiento de los


programas generales, especiales e institucionales de las dependencias cuyas funciones
incidan en la prevención social de la violencia y la delincuencia;
II. Proponer como resultado de la evaluación de los programas, mecanismos para
mejorar sus resultados;
III. Apoyar al Centro Nacional en la promoción de la participación ciudadana
y comunitaria en la prevención social de la violencia y la delincuencia, y
IV. Proponer al Consejo Nacional los estándares y las metodologías de evaluación
para medir el impacto de los programas en las materias propias de esta Ley.
4.4. Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia en el Estado de Veracruz.
Resulta trascendental establecer que en acatamiento de los lineamientos contenidos en
la Ley General de la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, en el Estado de
Veracruz, ha implementado diversos programas precisamente la prevención, por tanto se
hace necesario su estudio.
Para una mejor comprensión de presenta la siguiente clasificación:

74
Para tal efecto se cuenta con el Centro Estatal de Prevención Social de la Violencia
y la Delincuencia con Participación Ciudadana, el que se consolida en el Estado de
Veracruz como una instancia que promueve la cohesión social y comunitaria, la
corresponsabilidad entre sus habitantes y las autoridades, incentivando los lazos de
confianza, reduciendo los factores de riesgo y las causas que generen violencia y
delincuencia mediante el fortalecimiento y la reconstrucción del tejido social.
Cuyo organigrama es el siguiente:

75
MISIÓN

Diseñar, desarrollar e implementar acciones, programas y políticas públicas


integrales, sistemáticas, continuas y evaluables en materia de prevención social de la
violencia y la delincuencia, con el objetivo de reducir los factores de riesgo y las causas
que generen violencia y delincuencia en el estado de Veracruz, mediante la participación
coordinada de la sociedad y el gobierno.

Es además un órgano sectorizado a la Secretaría Ejecutiva del Sistema y del


Consejo Estatal de Seguridad Pública, dedicados a:

1. Atender las causas y factores que generan violencia y delincuencia, para la


reconstrucción del tejido social.
2. Diseñar lineamientos generales en materia de prevención social de la
violencia y la delincuencia.
3. Proyectar indicadores para la implementación y evaluación de políticas
públicas en la materia.

76
4. Elaborar, diseñar, implementar y promover, programas y acciones en temas
relacionados con la cultura de la paz, cultura de la legalidad, el respeto a
los derechos humanos, la participación ciudadana y una vida libre de
violencia,
5. Realizar, por si o por terceros, estudios sobre las causas estructurales dela
violencia, la delincuencia y el delito, tendencias históricas y patrones de
comportamiento que permitan actualizar la política criminal y de seguridad
pública estatal.

Sus atribuciones son las siguientes:

 Analizar las causas y factores que generan violencia y delincuencia, para la


reconstrucción del tejido social;

 Diseñar lineamientos generales en materia de prevención social de la violencia


y la delincuencia;

 Proyectar indicadores para la implementación de políticas públicas en la materia.

 Elaborar, diseñar, implementar y promover, programas y acciones en temas


relacionados con la cultura de la paz, de la legalidad, el respeto a los derechos humanos,
la participación ciudadana y una vida libre de violencia;

 Realizar, por sí o por terceros, estudios sobre los factores de riesgo y las causas
y consecuencias que generan la violencia y la delincuencia;

 Diseñar los materiales didácticos y lúdicos de difusión de los programas;

 Articular acciones con las instancias vinculadas con la prevención social de la


violencia y la delincuencia;

 Implementar mecanismos para la evaluación de programas, acciones y políticas


públicas en materia de prevención social de la violencia y la delincuencia;

 Organizar seminarios, conferencias y toda clase de eventos académicos sobre


prevención social de la violencia y delincuencia;

 Promover la participación ciudadana para el fortalecimiento de la cohesión social


y comunitaria.
Dicha institución maneja diversos programas especiales para la prevención de la
violencia y la delincuencia los que pueden ser revisadas en la página web siguiente:
http://www.cespver.gob.mx/ceprevide/programas/

77
CONCLUSIONES:

Se requiere replantear el modelo de seguridad pública, el cual para lograr ser


efectivo precisa de una amplia y activa participación ciudadana, el cambio en la
percepción comunitaria en los asuntos públicos y la intervención en el proceso de gestión
pública. La restitución de la confianza en las autoridades, el fortalecimiento de los valores
de la cultura de la legalidad y la eficacia de la justicia, la recuperación de valores cívicos,
el manejo adecuado de límites en las relaciones sociales y el sentido de pertenencia:
todo ello constituye una tarea ardua en la formación familiar, particularmente de niños y
jóvenes.
Promover las capacidades de organización de actores institucionales y de
la sociedad civil, es una base sólida para la coordinación y la conformación de
redes regionales e intermunicipales para combatir el crimen en sus dos vertientes:
la operativa y la de la prevención social, con el apoyo comprometido de la Federación.
En esa lógica se impulsa, por ejemplo, la “Estrategia del Modelo de Policía de
Proximidad con Perspectiva de Género”, cuyo objetivo es una mayor cercanía de los
elementos policiacos con la comunidad, lo que facilita la mediación de conflictos,

78
anticiparse a las conductas pre-delictivas y permite desactivar conductas de riesgo, sin
perder su capacidad reactiva en situaciones de delitos consumados.

FUENTES DE INFORMACIÓN:

Bueno Arus, Francisco. Nociones de prevención del delito y tratamiento de la


delincuencia. España. Editorial Dykinson. 2008

García Pablos Antonio. Víctima, prevención del delito y tratamiento del delincuente.
España. Comares ediciones 2009.

Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Publica.

Constitución Política de los Estados Unidos mexicanos.

Ley de Seguridad Pública del Estado.

Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos.

Ley General para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia.

El Programa Nacional para la prevención social de violencia y delincuencia.

79
BIBLIOGRAFÍA:
http://www.ambito-juridico.com.br/site/index.php?n_link=revista_artigos_leitura&artigo_id=450

http://www.secretariadoejecutivo.gob.mx/work/models/SecretariadoEjecutivo/Resource/381/1/images/Ros
sela_Selmini_Prevencion_URVIO6.pdf

http://www.ssp.gob.mx/portalWebApp/ShowBinary?nodeId=/BEA%20Repository/1214175//archivo

www.scjn.gob.mx/libro/InstrumentosDirectrices/PAG0695.

http://www.secretariadoejecutivo.gob.mx/work/models/SecretariadoEjecutivo/Resource/381/1/images/Ros
sela_Selmini_Prevencion_URVIO6.pdf

Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, Armed Violence Reduction: Enabling


Development, Conflict and Fragility Series (París, OECD Publishing, 2009).

Jean-Paul Brodeur, “Trust and expertise in policing”, en The Role of the Police in Crime Prevention, Actas
del

7º Coloquio Anual sobre Prevención del Delito del CIPC (Montreal, Centro Internacional para la
Prevención de la Criminalidad, 2007); Dennis Rosenbaum, “Police innovation post 1980: assessing
effectiveness and equity concerns

in the information technology era”, IPC Review, vol. 1, marzo de 2007, págs. 11 a 44

http://www.edomex.gob.mx/procuraduria/doc/Estudio.pdf

http://definicion.de/violencia-familiar/

www.fona.gob.ve/index.../132-ien-que-consiste-la-prevencion-integral

ANEXOS:

ANALIZAR EL MANUAL PREVENTIVO (Anexo 1)

ANALIZAR MATERIAL DENOMINADO MEX-EVA_INDX-PREVDEL-LOW

(Anexo 2)

80
CRITERIOS DE EVALUACIÓN
ASISTENCIA: 10%
PARTICIPACIÓN INDIVIDUAL: 10%
PARTICIPACIÓN GRUPAL: 10%
EVALUACIÓN FINAL: 70%
CALIFICACIÓN FINAL: 100%

81
Enfoques de Prevención del Delito

● Prevención por etapas de desarrollo del delito


• Prevención
(Brantingham y Faust,primaria:
1976; Vanacción directa
Dijk & de Waard,para
1991) evitar o revertir
condiciones socioeconómicas que parecen estar asociadas al
desarrollo del delito, tales como la pobreza, la desigualdad, el
crecimiento urbano descontrolado, etcétera. Además, busca modificar
las características del espacio físico y las relaciones sociales y
comunitarias que podrían generar condiciones criminógenas en el
largo plazo.

• Prevención secundaria: identificación e intervención temprana en los


individuos o grupos en situación de riesgo delictivo. Ésta busca
identificar el desarrollo potencial de actividades delictivas de
individuos o grupos vulnerables en las zonas de alto riesgo e intervenir
en su dinámica y calidad de vida de tal forma que no cometan delitos.H

• Prevención terciaria: se refiere a la prevención de la reincidencia. En


este nivel se busca evitar que los delincuentes identificados y
procesados vuelvan a cometer delitos.

● Prevención del delito por estrategia operacional

82
• Prevención situacional (Clarke, 1980, 1983, 1992, 1995; Mayhew et
al, 1976; Cornish & Clarke, 1986): la motivación para cometer un delito
puede ser resultado de una combinación de variables situacionales
inmediatas, aspectos altamente específicos en la historia del individuo
y factores relacionados con las circunstancias presentes de la persona.

• Prevención comunitaria (Tim Hope, 1995; Skogan, 1990): acciones


encaminadas a cambiar las condiciones sociales que mantienen y
permiten el desarrollo de la delincuencia, enfocándose en la habilidad
de instituciones locales para reducir el delito (Hope, 1995). Se enfoca
en la habilidad de instituciones como las familias, redes de amistades y
organizaciones para prevenir el delito.

• Prevención de la criminalidad (Farrington, 1994 y 1996): se enfoca en


los factores y predictores de la delincuencia plenamente identificados
para un grupo de personas en un lugar y tiempos dados. Busca
identificar y prevenir las carreras criminales de los individuos que
● Prevención
presentanpor orientación de la
un comportamiento estrategia:
criminal crónico.

• Prevención social del delito (Hawkins y Weis, 1985; Waller y Weiler,


1985): se refiere a todas aquellas acciones enfocadas a tratar con las
raíces del delito y a reducir los factores de riesgo en los individuos.
Este tipo de acciones se llevan a cabo incidiendo en el individuo desde
etapas muy tempranas, tanto en los factores de oportunidad y de
criminalidad, como en sus lazos comunitarios y relaciones sociales.

• Prevención del crimen a través del diseño ambiental (Newman, 1972;


Kaplan et al, 1978; Kushmuk y Wittermore, 1981): enfocada a diseñar
y construir entornos no propicios para el desarrollo del delito. Este tipo
de prevención se lleva a cabo modificando el espacio físico de las
comunidades de tal forma que se reduzca la oportunidad de la posible
acción del criminal y de ser victimizado.

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