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Y LA DELINCUENCIA
CENTRO DE ESTUDIOS E
INVESTIGACIÓN EN
SEGURIDAD
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INTRODUCCIÓN
Uno de los componentes fundamentales de cualquier estrategia de seguridad es
sin duda, la prevención del delito, el evitar la ocurrencia de éstos y la incursión en la
actividad delictiva, especialmente de los jóvenes, la construcción de comunidades más
cohesionadas y resistentes al delito. Por lo cual un buen diseño y una correcta
implementación de las políticas de prevención pueden contribuir a cambiar la vida de
las personas y de comunidades enteras. Si los factores que aumentan las posibilidades
de que un individuo cometa delitos o se convierta en una víctima de ellos se diagnostican
y atienden a tiempo, es posible evitar crisis de inseguridad y violencia como las que ha
vivido México en los últimos años.
Las políticas de prevención atienden factores de riesgo presentes en el
individuo, en la familia, en los espacios públicos, en la comunidad, para evitar que se
traduzcan en actos criminales. En pocas palabras, implica actuar antes de que se infrinja
la ley y se lastime a una persona o grupo de ellas. Por lo expuesto, resulta claro que
estrategias de prevención son esenciales. Que al igual que en la medicina, es mejor
vacunar antes que lidiar con la enfermedad. Es un acierto entonces que las políticas de
prevención estén en el centro de la estrategia de seguridad.
La prevención exitosa, sin embargo, es una empresa compleja que requiere que
distintos prerrequisitos estén satisfechos para que las políticas e intervenciones públicas
puedan tocar esos puntos de riesgo con eficacia. Primero, se requiere de definiciones
precisas en los objetivos: ¿qué conductas criminales se quiere prevenir y por tanto, qué
factores de riesgo se deben atender? Como toda decisión pública sujeta a restricciones
presupuestales y también técnicas, los gobiernos tienen que priorizar y decantar sus
ámbitos de intervención.
El gobierno actual, encabezado por Enrique Peña Nieto, decidió colocar en el
centro de su estrategia de seguridad al Programa Nacional de Prevención Social de la
Violencia y la Delincuencia (PNPSVD). Donde la prevención pasó a primer plano del
mensaje oficial en materia de seguridad y se consideró como prioritaria con respecto a
las acciones policiales y militares. Para lograr los objetivos planteados por el Presidente
de la República de manera eficaz y con las herramientas necesarias, se crea la Comisión
Intersecretarial para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia,
conformada por nueve Secretarías de Estado: Gobernación, Hacienda y Crédito
Público, Desarrollo Social, Economía, Comunicaciones y Transportes, Educación
Pública, Salud, Trabajo y Previsión Social y Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano,
que de manera conjunta diseñan e implementan programas y acciones preventivas
articuladas y transversales que colocan a la ciudadanía y a los jóvenes en el centro de
las políticas de seguridad y de desarrollo social desde un enfoque de derechos humanos.
Un Programa Nacional de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, cuyas
Bases se presentan simultáneamente con una Comisión Intersecretarial que diseñe
conjuntamente las estrategias y acciones a la medida para cada comunidad, representa
la oportunidad para los gobiernos, sector privado, sociedad civil, ciudadanos y jóvenes
de participar activa y responsablemente en la transformación de sus comunidades y
entornos, logrando así la construcción del anhelo de todos: un México en Paz.
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OBJETIVO:
Al término de la materia el elemento operativo será capaz de demostrar a los participantes
los conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para promover y fomentar la
prevención policial y comunitaria de la violencia y la delincuencia, en concordancia con
las disposiciones de la Ley General para la Prevención Social de la Violencia y la
Delincuencia.
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CONTENIDO TEMÁTICO
1. PREVENCIÓN DEL DELITO
1.1 El origen de las policías de prevención del delito
1.2 Principios básicos de la policía
1.3 Prevención Primaria (Prevención Social)
1.4 Prevención Secundaria (Prevención Situacional)
1.5 Prevención integrada
1.6 Efecto desplazamiento
Inicialmente es importante destacar que para tener una visión clara del tema a tratar es
necesario realizar ciertas puntualizaciones, para de ahí precisar temas de fondo, es por
tanto que primero se establece lo que se entiende por prevención, concepto del
cual existen diversas acepciones tales como:
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La prevención es una forma de precaución, en la que se toman diferentes medidas para
evitar que suceda un accidente o situación específica que puede ocasionar algún daño
o problema para la sociedad.
Prevenir es la forma de actuar antes que aparezcan los problemas o estos se conviertan
en estilos de vida equivocados (Saliche, 2009). El principal propósito de la prevención
es evitar la aparición de riesgos para la salud del individuo, de la familia y la comunidad
en que se encuentra inmerso. Se intenta intervenir para que un problema no aparezca,
o bien, para disminuir sus efectos, esto se logra a través de la investigación, del trabajo
en equipo y también es necesario el conocimiento, la iniciativa y la creatividad (García.
y Mosquera 2001).
1. Prevención primaria:
Este tipo de prevención se refiere a un determinado problema y actúa sobre los factores
que lo generan, es decir los que se consideran factores de riesgo (la historia personal, el
tipo de vida, las relaciones sociales). Este tipo de prevención comienza con la educación
primaria y continua en la secundaria, está dirigida a padres, docentes y jóvenes en edad
de adolescencia.
2. Prevención secundaria:
Se centra en la población en riesgo de delinquir o ser víctimas. Dicha medida no pretende
crear perfiles o estigmatizar grupos, en el caso de los posibles delincuentes; más bien,
busca visualizar condiciones sociales o situacionales que fomenten conductas delictivas.
El tema de las posibles víctimas puede ser abordado en la misma línea, en tanto que se
informe sobre posibles conductas o situaciones que pueda ser factor de riesgo.
En este tipo de prevención nos encontramos con una situación diferente: las acciones
pretenden solucionar un problema ya existente. Se trata de desaparecerlo por completo
o en parte y al mismo tiempo se intenta que no aparezcan las complicaciones
posteriores.
3. Prevención terciaria:
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Su objetivo son los sujetos, delincuentes y victimizados. En este esquema, se abordan
medidas de readaptación social en el caso del delincuente y medidas restitutivas
(materiales, psicológicas, legales, etc.) en el caso de la víctima.
Dentro de esta prevención las personas hacia las que va dirigida, ya dependen física o
psíquicamente de la situación que genera el problema. Por lo tanto las acciones tienen
como objetivo primordial frenar el desarrollo del problema.
1. Situacional:
Actúa sobre las situaciones predelictuales y ocasionales; abarca la
administración, diseño y manipulación del entorno físico, a fin de reducir las
oportunidades para la comisión de delitos.
2. Social:
Actúa sobre infractores potenciales y sus disposiciones, abarcando tanto lo
actual como el desarrollo; su preocupación radica en incidir en los procesos
sociales. Las medidas de este tipo se dirigen a actuar sobre el individuo y se
trabaja sobre el medio escolar, los cómplices y bandas juveniles y el mercado
de trabajo.
3. Mixta o comunitaria:
Comunidades
Familias
Escuelas
Mercados laborales
Lugares
Policía
Administradores de Justicia
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http://www.un.org/es/events/crimecongress2010/pdf/factsheet_ebook_es.pdf
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Así también resulta indispensable precisar un concepto básico para tener mayor
precisión en el tema.
DELITO:
La palabra delito se deriva del verbo latín delinquere, que significa abandonar, apartarse
de un buen camino o alejarse del camino señalado por la ley. De tal manera que el delito
se puede definir como: infringir la ley ocasionando daño físico, moral o económico a otra
persona o inmueble.
”Delito es el acto u omisión que sancionan las leyes penales” (Villalobos 1990).
Con ésta concepción concuerda Conde (citado por Muñoz 2001), debido a que él
considera que el delito es la acción u omisión típica antijurídica, culpable y punible, tiene
un carácter secuencial.
Ahora bien, respecto al origen de las policías se precisa que el surgimiento de los
cuerpos policiales está vinculado al nacimiento de las ciudades. El término “Policía” viene
de la palabra griega POLIS / POLITEIA que puede entenderse de dos formas, por un
lado CIUDAD, y por el otro, DEFENSA, por lo que vendría a significar la administración de
la ciudad o la defensa de la comunidad urbana.
Cuando las ciudades se fueron consolidando como los centros de poder político y
económico, hacia finales de la Edad Media, también surgieron las necesidades de
defensa de la seguridad en las ciudades que fueron experimentando un crecimiento
importante en el número de personas que la componían y también un aumento de hechos
que ponían en riesgo su seguridad. Por eso se fue haciendo necesario la creación de
instituciones que protegieran a las personas y sus bienes. En este sentido, la policía es
la más antigua institución de protección social y expresión de autoridad.
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Sus funciones básicas son:
Asegurar la normalidad y las condiciones bajo las cuales los ciudadanos puedan
ejercer libremente sus actividades y en las que estén ejerciendo sus derechos y
libertades.
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Naciones Unidas para la Prevención del Delito, adoptadas por ECOSOC en 2002
(UNODC, 2002). Estas Normas establecen los principios en los que deben basarse las
buenas políticas para la prevención del delito, así como los pasos que deberían darse
para establecer políticas gubernamentales de apoyo a todos los niveles. También hacen
hincapié en el importante papel jugado por el gobierno local a la hora de establecer una
política y unas prácticas de prevención sostenibles.
Ahora bien, como bien se apunto en líneas anteriores una de las funciones básicas
de los elementos de seguridad pública es la prevención del delito, por tanto, haciendo un
resumen de los diferentes autores en la materia, las acciones de intervención para la
prevención del delito están marcadas por los siguientes contrastes:
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a. Correctivas / disuasivas:
c. Delincuentes / víctimas:
Al referirnos al tema de la prevención, desde el punto de vista de los delincuentes y
víctimas, deben considerarse 2 tipos de circunstancias: cuando se ha registrado
ya un hecho delictivo y cuando se han identificado grupos vulnerables.
En abril de 2005, se llevó a cabo un taller sobre prevención del delito, que tuvo
lugar en Bangkok, en el marco del 11º Congreso de las Naciones Unidas sobre la
Prevención del Delito y Justicia Penal,2 representó una gran oportunidad para evaluar el
progreso en la aplicación de buenas políticas y prácticas en la prevención del delito en
todo el mundo. El taller fue organizado por el Centro Internacional para la Prevención de
la Criminalidad (CIPC), en colaboración con UN-HABITAT y la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), tres organismos internacionales con un largo
historial de promoción y apoyo en la prevención del delito. También tuvo la guía de un
grupo internacional de expertos que se reunió en París en 2004.
El taller de un día tuvo dos temas principales: prevención del delito en relación con
las áreas urbanas y con juventud en riesgo. En ésta se incluyen aquellos que viven en
las circunstancias más pobres y marginales, en conflicto con la ley, niños de la calle y
aquellos explotados sexualmente y por el tráfico de drogas, o afectados por el VIH/SIDA,
la guerra y los desastres naturales. Estos temas reflejaron dos de las tendencias globales
más importantes, el rápido crecimiento de las ciudades y las aglomeraciones urbanas y
la alta proporción de jóvenes que constituyen estas poblaciones urbanas.
Varias tendencias destacan entre las presentaciones del taller y ayudan a enfatizar
algunos de los cambios más significativos en la forma de abordar la prevención del delito
en todo el mundo. Entre éstas se incluyen:
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http://www.unodc.org/pdf/crime/congress11/BangkokDeclaration_sp.pdf
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_ La cantidad creciente de países, ciudades y autoridades locales que están
desarrollando en la actualidad una prevención estratégica del delito, conforme a esas
directrices.
_ La gravedad de los problemas de delincuencia y violencia a los que se enfrentan
algunos de esos países y ciudades y la naturaleza innovadora y estratégica de sus
respuestas.
_ La gran gama de contextos y la necesidad de tener en cuenta las culturas
locales, las restricciones sociales y económicas y las capacidades para desarrollar
estrategias y programas de prevención.
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Ver videos escuela segura (bulling-operativo mochila)
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sensibilización y la resistencia a medida que crecen y
se desarrollan.
Según el apartado a) del párrafo 6 de las Directrices para la prevención del delito,
los programas de prevención de este tipo: “Promueven el bienestar de las personas y
fomentan un comportamiento favorable a la sociedad mediante la aplicación de medidas
sociales, económicas, de salud y de educación, haciendo particular hincapié en los niños
y los jóvenes, y centrando la atención en el riesgo y los factores de protección
relacionados con la delincuencia y la victimización”.
2. La prevención del delito de base local o
comunitaria,4 en lugar de dirigirse a individuos, se
destina a zonas donde el riesgo de caer en la
delincuencia o de ser víctima de ella es alto. Esto
incluye áreas con elevados niveles de carencia, tanto
en lo referente a infraestructuras, servicios y bienes
materiales como a falta de cohesión comunitaria.
También puede incluir los barrios de tugurios o los
asentamientos irregulares, o proyectos relativos a
viviendas en centros urbanos o en los suburbios, áreas
donde a menudo se concentran los problemas
económicos y sociales.
Estos programas tienen por objeto aumentar la sensación de seguridad y
protección de los componentes de determinadas comunidades, responder a las
preocupaciones y problemas de delincuencia comunitarios que afecten a la población y
aumentar los servicios, así como el capital o la cohesión social en la comunidad. Por
“capital social” se suele entender la red de relaciones sociales, confianza mutua y valores
compartidos, solidaridad comunitaria o sentido de identidad cívica que existe en un barrio.
La prevención comunitaria del delito a menudo implica la participación activa de la
población y las organizaciones locales de las comunidades y barriadas correspondientes.
Pueden participar en la determinación de prioridades locales y en la puesta en práctica
de medidas de respuesta. El término “comunidad” puede referirse a vecindarios
pequeños, áreas dentro de una ciudad o pueblos o ciudades pequeños, o en algunos
casos, a grupos de ciudadanos con problemas concretos.
Según el apartado b) del párrafo 6 de las Directrices para la prevención del delito,
tales programas tienen por objeto “modificar las condiciones en los vecindarios que
influyen en la delincuencia, la victimización y la inseguridad resultantes del delito
mediante el fomento de iniciativas, la aportación de experiencia y la decisión de los
miembros de la comunidad”.
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Ver video de vecino vigilante
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delitos, aumentar los riesgos y los costos de ser
detenido y minimizar los beneficios del delincuente.
Según el apartado c) del párrafo 6 de las Directrices para la prevención del delito,
tales planteamientos ayudan a “prevenir los delitos reduciendo oportunidades de
cometerlos, aumentando para los delincuentes el riesgo de ser detenidos y reduciendo
al mínimo los beneficios potenciales, incluso mediante el diseño ambiental, y
proporcionando asistencia e información a víctimas reales y potenciales”.
Se han definido cinco categorías específicas de estrategias de prevención de
situaciones propicias al delito:
" Las que aumentan el esfuerzo de los delincuentes
" Las que aumentan los riesgos de los delincuentes
" Las que reducen las ganancias de los delincuentes
" Las que reducen la incitación a la delincuencia
" Las que suprimen las excusas para delinquir.
Las técnicas relativas a situaciones se han concebido para aplicarlas a formas
muy específicas de delincuencia, y dan por supuesto que los delincuentes potenciales
toman decisiones racionales sobre los posibles riesgos y beneficios de infringir la ley.
Estas técnicas incluyen la gestión, diseño o manipulación del entorno inmediato de
manera sistemática y permanente. Por ejemplo, entre ellas figura la de diseñar los
espacios públicos o las viviendas de manera que sea difícil para las personas romper
elementos de equipo o entrar en edificios sin permiso, o bien la de marcar los productos
para que puedan ser identificados si son robados. Otros ejemplos incluyen el uso de
circuitos cerrados de televisión para proteger estacionamientos, o la creación de vías
peatonales, jardines y asientos en áreas públicas para fomentar un mayor uso público,
con más vigilancia de ese mismo espacio. La prevención de situaciones propicias al
delito está estrechamente asociada a la prevención de delitos ecológicos y la prevención
del delito mediante el diseño ecológico, cuyo objeto son más concretamente los cambios
que se introducen en las construcciones del entorno o el paisaje.
4. Programas de reinserción social. La prevención
del delito mediante la reinserción social hace
referencia a todos los programas dirigidos a niños,
jóvenes o adultos ya involucrados en el sistema de
justicia penal, incluso los detenidos y los que regresan
a la comunidad.
Según el apartado d) del párrafo 6 de las Directrices para la prevención del delito,
es importante “prevenir la reincidencia proporcionando asistencia para la reintegración
social de los delincuentes y mediante otros mecanismos preventivos”.
Los programas pueden aplicarse en la comunidad, o en albergues de reinserción
u hogares de acogida que ofrecen alojamiento en condiciones satisfactorias, así como
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apoyo y asesoramiento internos, suelen incluir programas de aprendizaje, planes de
creación de empleo, preparación para la vida cotidiana, facilidades de microcrédito y
apoyo a largo plazo. Los programas que imparten aptitudes de solución de conflictos o
siguen enfoques de justicia restaurativa, como la mediación entre víctimas y delincuentes
o conferencias de grupos familiares o comunitarios, son otros ejemplos de cómo es
posible ayudar a los delincuentes a reinsertarse en la sociedad civil. Se trata en todos
los casos de una prevención del delito centrada en la reinserción social con el objetivo
general de prevenir la reincidencia.
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En el párrafo 12 de las Directrices para la prevención del delito se afirma:
Los derechos humanos, el estado de derecho y la cultura de la legalidad
En todos los aspectos de la prevención del delito se deben respetar el estado
de derecho y los derechos humanos reconocidos en los instrumentos internacionales en
los que los Estados Miembros son parte. Se debe promover activamente una cultura del
imperio de la ley.
La prevención del delito, como manifiestan las Directrices, requiere ciertos
asociados fundamentales, en especial la policía. Los países varían considerablemente
en cuanto a las características de su control policial, el número y los tipos de fuerzas
policiales que tienen, el historial y orientación de las mismas, y la distribución de
funciones. En las situaciones posteriores a conflictos, estas fuerzas pueden ser muy
centralizadas y militaristas en su estilo y formación, y en muchos países tal vez exista
desconfianza pública hacia la policía.
Sin embargo, la policía ejerce un papel importante, aunque no exclusivo, en la
prevención estratégica a nivel nacional y de estado, especialmente en el ámbito de
gobierno local. Es habitual considerar que la policía tiene sobre todo el cometido de
prevenir el delito y es la institución rectora natural en todas las cuestiones de seguridad,
en lugar de verla como socio que trabaja en concierto con otros sectores institucionales.
Descentralización
Ello quiere decir que las estructuras policiales deben ser menos jerárquicas y
permitir flexibilidad para la toma de decisiones a niveles inferiores, trabajar con gobiernos
locales, otros asociados y la comunidad, y preparar respuestas proactivas más que
reactivas a los problemas de delincuencia.
A manera de ejemplo tal como refleja la lista siguiente, se usan muchos más
términos, en particular en América del Norte y Europa, que expresan las diferentes
esferas principales de actividad, aunque todos ellos responden a las tres características
básicas de implicación de la comunidad, enfoque orientado a la solución de problemas y
gestión descentralizada:
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A. Control policial orientado a los problemas: actuación policial que considera
que su función es reducir los incidentes y no solo responder a ellos, y se
basa en teorías y datos bien fundamentados
B. Enfoque de “ventanas rotas”: la idea según la cual el desorden y el temor al
delito están fuertemente vinculados, y que si no se presta la debida atención
a las áreas desatendidas o con desórdenes, los controles en la
comunidad fallarán y estos barrios se volverán vulnerables al delito. La
función de la policía es ayudar a mantener el orden y reforzar los controles
informales
C. Control policial aunando fuerzas: relacionado con la vigilancia policial
orientada a los problemas, este enfoque surgió del proyecto sobre armas
de fuego llevado a cabo en Boston (Estados Unidos), cuyo objetivo era
reducir la violencia de bandas juveniles. Consiste en aunar los esfuerzos de
todos los organismos de justicia penal para actuar de manera concertada
con el fin de imponer el cumplimiento de la ley, complementando también
esta labor con una fuerte implicación, intervenciones y servicios directos a
nivel de comunidades ciudadanas;
D. Control policial con ayuda de terceros: la policía se esfuerza por convencer
o presionar a otros sectores como organismos de viviendas sociales,
propietarios de inmuebles y comerciantes, inspectores de sanidad y de
edificios, y padres, para que asuman sus responsabilidades en la
prevención del delito.
E. Control policial de lugares conflictivos: forma de control policial que se
centra en determinar los lugares donde se acumula la delincuencia y
formular respuestas para la solución de problemas.
F. Control policial basado en datos objetivos: aplicación de las normas y
métodos científicos de la mayor calidad para evaluar información e
intervenciones.
G. Control policial con fin tranquilizador: modelo de control policial de
proximidad cuyo objetivo es mejorar la confianza pública en la policía. A
menudo la policía y otras fuerzas auxiliares trabajan juntas en una
comunidad para detectar problemas y dar respuesta a las preocupaciones
locales;
H. Control policial alternativo de Chicago: forma de actuación que implica
modificar los procesos de toma de decisiones y crear nuevas culturas en
los departamentos de policía;
I. Actuación policial basada en información de inteligencia: modelo adoptado
en Inglaterra y Gales que tiene por objeto elaborar una estrategia eficaz
para responder a todas las necesidades que supone hacer cumplir la ley,
por ejemplo ante la delincuencia organizada o para la seguridad vial, no
únicamente contra la delincuencia local. En este caso la solución de
problemas se basa en la buena información y la cooperación con otros
organismos y órganos.
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Policía auxiliar y municipal, ayudantes civiles de la policía
En buen número de países se ha creado una amplia variedad de fuerzas de
policía auxiliar o municipal con autoridad limitada. Entre ellos figuran países sin tradición
de policía local y el propósito ha sido prestar una atención policial más cercana a la
comunidad y sensible a las circunstancias locales. A menudo estos efectivos tienen
menos facultades que la policía provincial o nacional, pero ello no les impide desempeñar
un papel significativo en las asociaciones con servicios locales y la comunidad. La
creación de tales grupos, en particular los ayudantes civiles, también plantea diversos
problemas relacionados con su respeto del estado de derecho y el alcance de sus
conocimientos y formación.
Además, los expertos en el tema señalan que las acciones de prevención deben ser
específicas y dirigidas a delitos prioritarios mediante el planteamiento de acciones
sistemáticas y permanentes basadas en diagnósticos claros de la situación y con la
colaboración conjunta de diversos organismos.
Es importante señalar que no existe una sola forma o estrategia para prevenir el
delito y que diversos enfoques han sido materia de debate desde que este tipo de
estrategias de seguridad tomaron fuerza a mediados de los años 60. Sin embargo, al revisar
las principales propuestas de prevención, tanto académicas como de organizaciones
internacionales y de algunos gobiernos nacionales pioneros en el tema, se pueden identificar
elementos y componentes similares que resultan fundamentales para entender los
principios básicos y necesarios de la prevención.
A pesar de que cada uno de los enfoques básicos identifica diferentes áreas de
atención de la prevención del delito, todos ellos tienen en común que se llevan a cabo
desde lo local y tratan de identificar y eliminar los factores de riesgo, elementos de
oportunidad y condiciones que permiten que el delito exista, tanto en lo individual como
en lo comunitario.
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El primer enfoque agrupa a las estrategias que se diseñan a partir de la etapa del
desarrollo del delito, es decir, de qué tan avanzado es un problema delictivo. El segundo
se refiere a cuáles son las condiciones sociales o factores de riesgo en que las
estrategias de prevención van a operar. Finalmente, el tercero se refiere a si la estrategia
se orientará social o ambientalmente (entorno).
Dentro del primer grupo de enfoques de prevención se encuentra aquel organizado
de acuerdo al grado de desarrollo (primario, secundario o terciario) del fenómeno
delictivo. Aunque los tres niveles no son excluyentes, es importante determinar cuál es
prioritario de acuerdo al contexto y a los objetivos definidos. También es fundamental
identificar cuáles son las condiciones locales que requieren de un mayor énfasis de
acuerdo a las metas establecidas para el corto y el largo plazo.
En un segundo grupo se encuentra la prevención del delito de acuerdo a
la estrategia operacional: a) situacional, b) comunitaria, y c) de criminalidad. En
contraste con concepciones tradicionales que enfatizan que las causales para que
una persona se dedique al delito se encuentran meramente en su pasado, este
enfoque considera que la motivación para cometer un delito se encuentra en las
circunstancias presentes del individuo.
5
Revisar las Directrices de Prevención del Delito
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Función rectora del gobierno
1. El gobierno, a todos los niveles, debe asumir una función rectora en la
elaboración de estrategias eficaces y humanas de prevención del delito y la
creación y el mantenimiento de marcos institucionales para su aplicación y
examen.
Desarrollo e inclusión en el plano socioeconómico
2. Se deberían integrar consideraciones de prevención del delito en todos
los programas y políticas sociales y económicos, pertinentes, incluidos los
que tratan del empleo, la educación, la salud, la vivienda y la planificación
urbana, la pobreza, la marginación social y la exclusión. Se debe hacer
particular hincapié en las comunidades, las familias, los niños y los jóvenes
en situación de riesgo.
Cooperación y asociaciones
3. La cooperación y las asociaciones deben formar parte integrante de una
prevención eficaz del delito, en razón de la naturaleza tan variada de las
causas del delito y de las calificaciones y responsabilidades necesarias
para abordarlas. Entre las asociaciones figuran las que se establecen entre
ministerios y entre autoridades, organizaciones comunitarias,
organizaciones no gubernamentales, el sector empresarial y los
ciudadanos a título individual.
Sostenibilidad y rendición de cuentas
4. La prevención del delito requiere recursos adecuados para asegurar su
sostenimiento, inclusive fondos para estructuras y actividades. Debe haber
una clara rendición de cuentas respecto de los fondos, la ejecución y la
evaluación, así como del logro de los resultados previstos.
Base de conocimientos
5. Las estrategias, políticas, programas y medidas de prevención del delito
deben tener una amplia base de conocimientos multidisciplinarios sobre
los problemas de la delincuencia, sus múltiples causas y las prácticas que
hayan resultado eficaces y prometedoras.
Derechos humanos, estado de derecho y cultura de la legalidad
6. En todos los aspectos de la prevención del delito se deben respetar el
estado de derecho y los derechos humanos reconocidos en los
instrumentos internacionales en los que los Estados Miembros son parte.
Se debe promover activamente una cultura del imperio de la ley.
Interdependencia
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7. Cuando corresponda, las estrategias y los diagnósticos de prevención
nacional del delito deben tener en cuenta la vinculación entre los problemas
de la delincuencia nacional y la delincuencia organizada internacional.
Diferenciación
8. Las estrategias de prevención del delito deben tener adecuadamente en
cuenta, según corresponda, las diferentes necesidades de los hombres y
las mujeres, así como las necesidades especiales de los miembros
vulnerables de la sociedad.
En lo esencial, los principios expuestos en las Directrices para la prevención del
delito y las Directrices para la cooperación y la asistencia técnica en la esfera de la
prevención de la delincuencia urbana establecen la base normativa y subrayan la
importancia del estado de derecho y el respeto de los derechos humanos, de la inclusión
social y económica de las poblaciones, sean cuales sean su condición y antecedentes, y
la importancia de velar por que se tengan en cuenta las necesidades especiales de las
minorías vulnerables, así como las diferencias de género.
También hacen hincapié en que las medidas de prevención del delito deben
centrarse en las comunidades locales y han de llevarse a cabo mediante asociaciones
en los sectores gubernamentales y con la sociedad civil, así como con la participación de
comunidades. Además, conviene que tales medidas sean duraderas y responsables, más
que concebidas para el corto plazo, y que sigan prácticas contrastadas basadas en datos
objetivos.
Ahora bien, dentro de los principios básicos bajo los cuales se deben debe ceñir
su actuación la policía en nuestro País, tenemos los contemplados por artículo 21 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, mismos que se enuncian a
continuación:
Legalidad
Objetividad
Honradez
Eficiencia
Profesionalismo
Estos deben estar presentes en toda la actuación que realiza el personal de las
instituciones de seguridad pública.
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1.3 Prevención Primaria (Prevención Social)
Hoy día es posible sustentar la hipótesis de la importancia de una política pública de
prevención social del delito basada en la concurrencia de diversas instituciones, la
confluencia o transversalidad de los programas y el sentido multifactorial de las acciones
gubernamentales para frenar los procesos delictivos y transformar las causas que los
generan.
Desde la perspectiva de la actual administración, se analizó y replanteó el
esquema tradicional, que refiere tres formas de prevenir el delito. La primera, que
atiende las causas culturales, sociales, económicas, motivacionales, comunitarias
y situacionales que influyen en la comisión de los delitos. La segunda, dirigida a
mejorar la capacidad de organización, operación y logística de las instituciones de
seguridad pública para inhibir, contener la manifestación de la actividad criminal,
normalmente con acciones policiales, de procuración e impartición de justicia. En
tercer lugar, los sistemas penitenciarios cuyo propósito es sancionar, reformar y
reinsertar a quienes ya cumplieron con una sentencia, con la finalidad de prevenir
vuelvan a reincidir.
En nuestro país existen agencias de prevención social del delito que han
generado sus propias herramientas para mejorar sus capacidades en esta materia; las
hay Federales, Estatales, del Distrito Federal y sus demarcaciones territoriales y
municipales. Todas ellas interesadas en promover una cultura de la prevención social del
delito. Con motivo de lo anterior se da el “Modelo de Prevención Social del Delito” el cual
es un instrumento que tiene por objetivo contribuir a la organización, coordinación,
implementación, ejecución, evaluación y mejoramiento de las políticas, los programas y
proyectos de prevención social del delito en colaboración con los tres órdenes de
gobierno y las instancias responsables de su formulación, con apego a los
ordenamientos jurídicos y la corresponsabilidad que en esta materia exige un alto
sentido de cooperación e intercambio de información, conocimientos, habilidades y
transferencia de herramientas en el contexto de respeto y autonomía técnico-operativa
de los instancias de gobierno participantes.
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Estrategia: Fortalecimiento de capacidades con el desarrollo de multiplicadores-
formadores y/o socializadores de la Cultura de Prevención Social del Delito.
Coordinación interinstitucional entre la Federación, Estado, Distrito Federal, Municipios
y demarcaciones territoriales del Distrito Federal, en materia de prevención social del
delito, con lo cual se busca generar mecanismos de seguimiento y evaluación con las
áreas de prevención y participación ciudadana y homólogas de las entidades
federativas para impulsar una política a nivel nacional.
De entre ellas tenemos:
1) Prioridad. Se enfoca en los municipios y demarcaciones territoriales
del Distrito Federal de alta incidencia delictiva o beneficiarios del
(SUBSEMUN) y de acuerdo con el Programa Nacional de Seguridad
Pública 2008-2012, En segundo término contempla a los municipios
de más de 25 mil habitantes, sin menoscabo del apoyo a otros
municipios que no estén incluidos en las anteriores categorías y
prevenir se conviertan en focos rojos de riesgo.
2) Participación de la ciudadanía. Las acciones de prevención
social están dirigidas (de manera enunciativa y no limitativa), a los
sectores gubernamental, privado, académico, eclesiástico, comités
ciudadanos y otros sectores sociales u organizaciones interesados en
participar para revertir los fenómenos de descomposición social,
frenar la violencia, prevenir el delito, las conductas y los factores de
riesgo. Cualquier estrategia de prevención que asuma un papel
relevante sin involucrar la corresponsabilidad social reduce el
impacto de sus logros.
3) Selección de temas. Además de priorizar los espacios de riesgo
donde el orden se encuentra alterado, es indispensable considerar
una visión integral de la prevención social del delito que responda
a las necesidades de las localidades. La selección también debe
ponderar cual será la estrategia idónea de intervención: si existen
condiciones para acciones de prevención social o bien, es preferible
optar por acciones de contención reactiva con las corporaciones
policiales.
4) Formación de instructores o multiplicadores en las agencias
estatales de prevención del delito. Las agencias estatales
concluirán la réplica de capacitación a todo el personal de las
agencias municipales y organizaciones de la sociedad civil. El énfasis
de trabajar con niños y jóvenes es una prioridad con temas de
cultura de la legalidad, prevención de adicciones, conductas de
riesgo en medios como Internet y la difusión de medidas de
autocuidado para minimizar riesgos y posibilidades de ser víctima de
la delincuencia.
5) Vinculación interinstitucional. Con los sectores empresarial,
académico, eclesiástico, social, gobiernos locales y organizaciones
de la sociedad civil, los estados y municipios continuarán promoviendo
22
la coordinación intermunicipal y regional, acciones integrales de
prevención social para construir una sólida base social contra los
factores que generan inseguridad y su progresivo escalamiento
delictivo que afecta tanto en el ámbito individual, familiar y escolar,
como comunitario, laboral e institucional.
6) Documentación de procesos. En este orden de ideas, las agencias
de prevención social del delito son áreas clave que promoverán la
participación ciudadana, documentarán las acciones de prevención, la
población objetivo y los resultados obtenidos, apoyándose en las
áreas receptoras del servicio y la aplicación de encuestas de entrada
y salida. Atacar a tiempo los fenómenos delictivos frena la
descomposición del tejido social, la violencia, la aparición de
escenarios de riesgo y la posibilidad entre la ciudadanía de ser
revictimizada.
7) Generación de reportes. Remitirán un informe periódico a la
Dirección General de Prevención del Delito y Participación
Ciudadana (DGPDPC), ésta establecerá mecanismos de mejora
continua a procesos de capacitación, transferencia de herramientas,
asesoría a agencias y organizaciones, dirigidas al fortalecimiento de
las capacidades institucionales de los gobiernos locales para que
éstos retomen los programas y estrategias de prevención que mejor
respondan a sus necesidades.
8) Actualización. Se revisarán de forma colegiada nuevas estrategias
y herramientas a incorporar en el proceso de intervención
comunitaria, desarrolladas por las agencias de prevención locales.
23
1.4 Prevención Secundaria (Prevención Situacional)
Esta teoría parte de un postulado básico. El mismo indica que teniendo en cuenta
que la propia convivencia comunitaria suministra cotidianamente oportunidades que
facilitan las conductas delictivas, o al menos sus resultados, es necesario reducir al
mínimo aquellas condiciones óptimas para delinquir. Por lo tanto una eficaz estrategia de
prevención requiere "incrementar el esfuerzo necesario para cometer un delito, minimizar
las recompensas del delito y aumentar las probabilidades de ser detectado”.
24
b) Refuerzo de Lazos Afectivos: implica fortalecer la sociabilidad entre los
miembros de una comunidad determinada y que dicho fortalecimiento se refleje en los
espacios públicos o de disfrute generalizado y abierto, a través del fomento de una
conciencia colectiva respecto al disfrute y cuidado de tales espacios. Propende a evitar
el “abandono” o desidia de un lugar público;
d) Marcar el blanco: apunta a dificultar el disfrute del bien objeto del delito,
verbigracia la identificación registral de determinados bienes que obstaculiza su posterior
comercialización;
25
ambiental, de la manera más sistemática y continuada posible, de modo de reducir las
oportunidades y aumentar los riesgos para el promedio de los potenciales autores
(Clarke, 1997: 4).
Partiendo del análisis de las circunstancias que dan lugar a formas específicas de
delito, introduce discretos cambios manageriales y ambientales para reducir las
oportunidades de que estos delitos ocurran. Por lo tanto, se focaliza en el escenario del
delito más que sobre aquellos que cometen actos delictivos. Busca impedir la ocurrencia
del delito más que detectar y sancionar a los ofensores. No busca eliminar las tendencias
delictivas a través del mejoramiento de la sociedad o sus instituciones sino meramente
hacer las acciones delictivas menos atractivas para los delincuentes (Clarke, 1997: 2).
6
http://www.monografias.com/trabajos93/plan-prevencion-integral-social/plan-prevencion-integral-
social.shtml#ixzz3bx9dDwY6
26
1.6 Efecto desplazamiento
La violencia y la delincuencia son algunos de los temas más urgentes de desarrollo
en el mundo pues afectan a todos los sectores poblacionales y niveles de la sociedad -
mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, ricos y aún más, a los pobres. Durante la última
década en América Latina, la violencia y la delincuencia han desplazado al desempleo
como la principal preocupación de la población (CIDH, 2009). La rápida y desordenada
urbanización, lo niveles de pobreza, la desigualdad, la naturaleza más organizada del
delito y el acceso a armas de fuego se citan como las principales causas del incremento
de la violencia y delincuencia, en especial en las zonas urbanas (BANCO MUNDIAL,
2003; 2011).
27
2. PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y FACTORES DE RIESGO EN LA PREVENCIÓN
DEL DELITO
2.1 Filosofía y Metas
Lo anterior se define como uno de los inicios en este proceso de formación porque
las primeras formas de gobierno, después de alcanzar la Independencia, fueron el
Imperio Constitucional en 1821 y posteriormente la República Federal con la
promulgación de la Constitución de 1824; posteriormente, cuando México se convierte
en una República Democrática (en 1917), la población busca la manera de tener
incidencia en las decisiones del Estado y casi dos siglos después, en la primera década
del siglo XXI, se consiguen avances considerables en este sentido.
28
es, hizo referencia por primera vez al derecho de los ciudadanos a votar y ser
votados.
La Ley para Elecciones de Poderes Federales del 2 de julio de 1918 introdujo la
“no reelección, sufragio efectivo, elección directa y libertad de participación política
con la universalidad del sufragio”.
El 17 de octubre de 1953, por decreto del Congreso, las mujeres mayores de edad
obtuvieron el carácter de ciudadanas, y de igual forma, sólo el derecho a votar, lo
que abrió el espacio para la participación de más ciudadanos mexicanos.
En 1954 se reformó la Ley Electoral Federal, para introducir en toda forma el
derecho de la mujer a votar y ser votada.
Como consecuencia de los movimientos estudiantiles del año 1968 en diversas
partes del mundo, se crearon organizaciones que “convierten en fuerza política
valores e intereses sobre asuntos concretos que se hallan en vías de
transformación”. Estos grupos, conocidos como Organizaciones de la Sociedad
Civil (OSC’s), persiguen fines que, al ser demasiado universales o particulares en
sus objetivos, escapan y van más allá de postulados ideológicos de un partido. Sin
embargo, son susceptibles de entrar en su agenda de trabajo una vez que éste se
encuentre en el poder.
En 1969, se enmendó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
para atender algunas de las demandas en materia de participación ciudadana. La
enmienda al artículo 34 redujo la edad mínima para poder sufragar y obtener la
ciudadanía de los 21 a los 18 años.
En 1970 se incorpora el concepto de Participación Ciudadana en la Ley Orgánica
del Distrito Federal.
En 1973 se creó una nueva Ley Federal Electoral, en la que finalmente se
enumeran las características del voto, es decir universal, directo y secreto para
todos los cargos de “elección popular”, y estableciendo que el voto es “un derecho
y una obligación para el ciudadano”.
El 1º de abril de 1977 el entonces Secretario de Gobernación, Jesús Reyes
Heroles, pronunció un discurso en el que planteó que entre los temas incluidos en
la reforma política de ese año se encontraba el interés del Estado por ampliar las
opciones de representación política de la ciudadanía, para así permitir al
Gobierno Federal conocer las inquietudes y demandas de la población en general,
pero sobre todo de las minorías, pues aunque según los principios democráticos
las decisiones se basan en lo que quieren las mayorías, las minorías siempre
deben ser escuchadas y tomadas en cuenta. Con este precedente se creó un
nuevo espacio para las asociaciones políticas, instituciones académicas y para la
ciudadanía en general, con el fin de que expusieran sus ideas en torno a la reforma
política.
El año de 1985 es un parteaguas en la historia de la participación ciudadana en
México. La magnitud y las terribles consecuencias que el terremoto dejó, rebasaron
la capacidad de reacción del gobierno, quien entendió que por sí solo, no podía
atender a tiempo a todos los damnificados. Ante esta situación, la sociedad
mexicana, de manera inusitada, ya que no contaba con aparentes antecedentes
de organización, se movilizó, auxilió en todos los ámbitos a los afectados y trabajó
de manera conjunta e incluso rebasando la respuesta de las autoridades.
Los efectos del temblor [de 1985] repercutieron en las elecciones de 1988, pues de
una participación social, los mexicanos pasaron a una participación cívica,
29
impulsando la demanda de “lugares en el espacio de lo público, buscando maneras
de resolver las problemáticas cotidianas y exigiendo también derechos políticos”.
El 9 de febrero de 2004 se publica la Ley Federal de Fomento a las Actividades
Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil, en la cual se establecen,
medidas, mecanismos [e] instrumentos para fomentar la participación de las
OSC’s, definiendo los derechos y obligaciones de éstas, así como las facultades
de los organismos para darle cumplimiento a lo anterior”.
Cabe señalar que en el periodo de 1988 a 2004 sucedieron dos eventos igual de
significativos, dignos de retomarse, además de uno sucedido en 2012:
La creación del Instituto Federal Electoral (IFE) en 1990, como Órgano Electoral
del Gobierno Federal con la finalidad de ser una institución imparcial que diera
certeza, transparencia y legalidad a las elecciones federales. En 1996 este órgano
consigue la autonomía del Gobierno Federal, logrando ser un organismo público,
autónomo y permanente encargado de organizar las Elecciones Federales y
promover la Cultura Democrática en México.
El 6 de junio de 1990 nace por decreto presidencial una institución denominada
Comisión Nacional de Derechos Humanos, constituyéndose como un Organismo
desconcentrado de la Secretaría de Gobernación. El 28 de enero de 1992,
mediante una reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación se eleva a la
CNDH a rango constitucional, y bajo la naturaleza jurídica de un Organismo
descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propios, dándose el
surgimiento del llamado Sistema Nacional No Jurisdiccional de Protección de los
Derechos Humanos. Para 1999 este organismo consigue la autonomía de gestión
y presupuestaria modificándose la denominación de Comisión Nacional de
Derechos Humanos por la de Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
El 30 de abril de 2012 en el Senado de la República se aprueba la “Ley Federal de
Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental” generadora del
“Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos” (IFAI) que
tiene la finalidad de a) garantizar el derecho de acceso a la información pública
gubernamental, b) proteger datos personales que están en manos del gobierno
federal, y c) resolver sobre las negativas de acceso a información que las
dependencias o entidades del gobierno federal hayan formulado. Además, es una
institución rectora, con facultades, atribuciones y responsabilidades en materia de
trasparencia, independiente, con personalidad jurídica y patrimonio propios.
La valiosa labor y organización que los ciudadanos tuvieron después del sismo de
1985 es fundamental para entender el avance de la participación ciudadana en México,
pues al ver rebasada la capacidad del Estado para proveer seguridad y auxilio a los
damnificados, la sociedad se organizó para buscar la manera de ayudarlos. De esta
manera, las organizaciones civiles comenzaron a tener presencia en la capital del país y
posteriormente en el resto del territorio nacional.
30
sobre todo: Son organizaciones voluntarias compuestas por ciudadanos, que tienen la
intención expresa de intervenir en el espacio público a fin de defender los derechos
políticos y ciudadanos, y de tomar parte en la atención de los diversos problemas
sociales. Forman parte de este grupo: a) las organizaciones interesadas en la defensa
de los derechos ciudadanos y los derechos humanos, que buscan ampliar el espacio
público a la intervención ciudadana, hacer valer las reglas del orden democrático y
denunciar la violación de las libertades individuales y colectivas; b) las que orientan su
trabajo hacia la promoción, el desarrollo y los servicios a la comunidad (generalmente
hacia “terceros”), comúnmente conocidas como organizaciones no gubernamentales
(ONG), las cuales casi siempre cuentan con financiamiento, desarrollan proyectos
específicos de promoción y atención, y participan en la creación de agendas sociales y
políticas; c) las asociaciones de asistencia privada (IAP) que ofrecen igualmente servicios
a la comunidad pretendiendo subsanar en alguna medida los vacíos dejados por el
Estado y el mercado en materia de desarrollo social; están integradas generalmente por
profesionales y mantienen con frecuencia un vínculo con la jerarquía eclesiástica; d) las
organizaciones que toman parte en la defensa de otro tipo de derechos ciudadanos, como
es el caso del derecho a la diferencia (diversidad sexual) y los derechos de género
(equidad de condiciones para hombres y mujeres), así como en la promoción de nuevos
valores sociales.
Cabe mencionar que el arranque de las OSC’s fue complicado, sobre todo porque los
modelos de clientelismo y corporativismo presentes en México, desde los años cuarenta
y casi hasta los ochenta, dificultaban la independencia y autonomía para actuar en
beneficio de la comunidad. En este punto destaca por ejemplo, la creación en 1975 del
Consejo Coordinador Empresarial (CCE), “órgano que se erigió como el legítimo
representante del empresariado mexicano y acentuó la independencia política de este
sector, de la tutela estatal”.
Esta organización puede ser considerada como uno de los primeros logros de la
sociedad civil y aún en nuestros días sigue siendo una de las figuras más representativas
a nivel nacional, con una considerable influencia en la toma de decisiones del Estado. A
partir de este hecho, “la mayor parte de las Organizaciones Civiles tendió desde los años
ochenta a la institucionalización, adquirieron figura legal y entablaron nexos con las
instituciones gubernamentales” para trabajar y ser parte del proceso de crecimiento social
y económico del país.
A pesar de todo esto, no es suficiente con que las OSC’s se preocupen por apoyar
en la solución de los problemas sociales y en los asuntos del gobierno; es indispensable
31
que toda la sociedad participe desde su ámbito más cercano para solucionar
problemáticas de interés común. Por eso es necesario fortalecer la participación
ciudadana mediante la formación de ciudadanos comprometidos con la mejora de sus
comunidades por el bien de todos(as).
La participación ciudadana es esencial para la prevención del delito puesto que
ésta es principio y fin a favor de la sociedad, por supuesto que la obligación primaria es
de las autoridades, pero es indispensable para el fortalecimiento de la cultural victimal.
Ahora bien es importante destacar que la Ley General para la Prevención Social
de la Violencia y la Delincuencia respecto a la participación ciudadana establece en su
sección segunda, específicamente en su artículo 24 que:
7
http://www.unodc.org/documents/justice-and-prison-
reform/crimeprevention/Handbook_on_the_Crime_Prevention_Guidelines_Spanish.pdf
32
Adaptado de Ann Masten y Jenifer Powell, “A resiliency framework for research, policy and practice:” en Resilience and Vulnerability:
Adaptation in the Context of Childhood Adversities, Suniya Luthar, ed. (Cambridge, Cambridge University Press, 2003), págs. 1 a 29.
El modelo ecológico de la Organización Mundial de la Salud para la comprensión de la violencia también hace hincapié en los factores
sociales, comunitarios, de relaciones e individuales [véase Etienne G. Krug y otros, eds., Informe mundial sobre la violencia y la salud
(Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2002), pág. 12]
33
mitigarlas. Las políticas de migración, por ejemplo, pueden tener efectos sobre el alcance
de la trata de personas y el número de víctimas y autores de tal delito. A nivel nacional,
la amplitud de la disparidad de ingresos domésticos existente entre las clases más
pobres y más ricas de un país, los niveles de corrupción, la calidad de la infraestructura
y las instituciones, así como los patrones sociales y culturales pueden crear situaciones
que aumenten los riesgos de delito y victimización.
A nivel local, las deficiencias de la infraestructura y las autoridades fiscales y
administrativas, las precarias condiciones de vivienda y vecindad, la falta de buenos
servicios de educación y sanidad, el alto desempleo y el fácil acceso a las drogas o las
armas pequeñas son elementos capaces de aumentar los riesgos. En las ciudades,
suelen existir marcadas discrepancias y desigualdades entre diferentes sectores
geográficos. Las escuelas precarias o desorganizadas pueden dar lugar a bajos niveles
de rendimiento, abandono escolar, conductas intimidatorias y expulsión de la enseñanza,
hechos que, según se ha constatado, son factores de riesgo que favorecen la
delincuencia y la victimización en niños y jóvenes.
A nivel individual, los factores de riesgo que propician la delincuencia y la
victimización incluyen rasgos biológicos y personales que pueden llevar, por ejemplo, a
conductas agresivas precoces o grave abuso de sustancias. Los factores de riesgo
asociados a las relaciones de familia incluyen características como una paternidad
severa o errática, los conflictos, la violencia y el abuso en el hogar, circunstancias
familiares como la pobreza y el aislamiento, y las relaciones con amigos y compañeros
que incitan a los jóvenes a correr riesgos y a infringir la ley. Conocer los factores que
ponen en riesgo a poblaciones, comunidades e individuos permite canalizar los
programas de prevención hacia las áreas y barrios en alto riesgo, o los grupos de
personas ya sumidos en la delincuencia o en situación de riesgo. A nivel nacional, esto
es útil a los gobiernos para priorizar los problemas de criminalidad y dedicar programas
a las regiones, ciudades o sectores que parezcan más vulnerables.
34
La estrategia inicia con el diagnóstico de causas del fenómeno delictivo para
identificar los factores que generan comportamientos precursores del delito y que
vulneran el tejido social, como por ejemplo:
La desintegración familiar y comunitaria. La familia es la forma de
agregación básica de la organización social y por tanto, es el espacio
básico de análisis y reflexión. Una familia con valores sólidos se
refleja, necesariamente, en otros ámbitos de la vida societaria de los
individuos. La comunidad sin lazos de solidaridad, de identidad, de
pertenencia y de cooperación es un concepto vacío, porque sin esos
prerrequisitos funcionales se complica la cohesión social.
La ‘retirada’ de los espacios públicos. Las sociedades
fragmentadas o con un proceso de desintegración avanzado suelen
permitir el deterioro de los espacios públicos. La convivencia se
debilita al modificarse la interacción social, cultural o recreativa, por la
hostilidad del entorno, pero sobre todo, el miedo afecta los lazos de
integración e identidad comunitaria, lo que facilita a los delincuentes
actuar en una comunidad amedrentada.
La desconfianza en las autoridades y la corrupción. En
sociedades donde las instituciones gubernamentales no dan una
respuesta al derecho a la seguridad de la ciudadanía, donde existe
sospecha, desconfianza y debilidad institucional, se propaga la
corrupción, el crimen y las infracciones a la norma quedan impunes y,
por tanto, se generan incentivos negativos que propician el aumento
de la delincuencia.
Una inadecuada cultura de la legalidad. En una sociedad en la que
la ley, la moral y la costumbre no están alineadas y no coinciden con
la estructura social, se pierden los límites entre lo legal y lo ilegal, el
delito llega a ser un hecho cotidiano, reforzado por la corrupción o el
rendimiento deficiente de respuestas institucionales frente a las
expectativas sociales de entornos más seguros.11
Desigualdad educativa, valores débiles e inobservancia de las
leyes. En una sociedad en la que existen individuos con una mala o
inadecuada formación educativa, con conocimiento precario de las
leyes y valores societarios relajados, se generan, entre otras
dinámicas autoritarias: abusos, disparidad de oportunidades, actos
delictivos ‘inocentes’ (por desconocimiento) y círculos poco armónicos
de convivencia.
Violencia familiar o social. En grupos donde la violencia es un
hecho cotidiano, es común observar el empleo de la fuerza para
solucionar conflictos. Rodeados de abusos, los individuos crecen en el
convencimiento de que esa es la única forma eficaz de lograr sus
objetivos: así se socializan las conductas violentas.
35
Todos los países se esfuerzan por garantizar la seguridad de sus ciudadanos y
mejorar su calidad de vida. En las Directrices para la prevención del delito elaboradas
por las Naciones Unidas cristalizan y se recogen años de experiencia y pruebas
destinadas a responder a estos problemas. Estas experiencias demuestran que los
países pueden construir comunidades más seguras adoptando enfoques prácticos y
concretos, muy diferentes y menos costosos que las reacciones y respuestas represivas
y disuasorias.
Una vez realizado el diagnóstico de causas, se elabora un plan de intervención
dirigido a atender problemáticas concretas. A partir de éstas se identifican las estrategias
y acciones de prevención social que, de acuerdo a los factores de protección, es
necesario implementar en diversos grupos y sectores de la población, desde cultura de
la legalidad y seguridad comunitaria hasta grupos vulnerables, violencia de género y
trata de personas, pasando por la atención particular a la población escolar; niños y
jóvenes, con programas de prevención del acoso escolar (bullying), delito cibernético,
violencia en el noviazgo y sensores juveniles, entre otros.8
También se han desarrollado diversos marcos de referencia para abordar las
múltiples causas de la violencia y la delincuencia.
Los factores de riesgo que contribuyen a las violencias se crean dentro de cuatro
niveles del entorno social: individual, relacional, comunitario y social (OMS, 2002).
8
ver diapositivas referentes al acoso escolar-primaria, secundaria y preparatoria.
36
desigualdades económicas y sociales entre los grupos en una sociedad. Comprenden la
debilidad de los sistemas legales y policiales, así como la impunidad generalizada.
Acelerada urbanización.
Normas culturales y sociales que apoyan la violencia
(machismo, castigos corporales).
Persistencia de la pobreza y desigualdad.
Elevadas tasas de desempleo.
Naturaleza más organizada del crimen.
Recrudecimiento del uso y tráfico de drogas ilegales.
Baja confianza en las instituciones/Impunidad.
Factores de protección, a su vez, son los activos o las características que disminuyen
la probabilidad de que ocurran las violencias y la delincuencia. Son, de una forma general,
los contrapuntos a los factores de riesgo. Están relacionados a los factores ambientales
y sociales y a los factores individuales, por lo tanto, se dividen en los mismos niveles
ecológicos de los factores de riesgo.
37
2.3 Conducta criminal del individuo
Ningún lugar está exento de delitos, violencia y victimización, una realidad que
puede conducir a situaciones como las siguientes: países con elevados porcentajes de
jóvenes que mueren antes de hacerse adultos; sociedades con familias que han perdido
a alguno de los suyos o tienen miembros en prisión, que viven en la pobreza y sin acceso
a ayudas o fuentes legítimas de ingresos; barrios donde se producen guerras entre
bandas o donde parece haber escasa protección y seguridad públicas; mujeres
sometidas a violencia doméstica o que corren el riesgo de sufrir agresiones sexuales en
espacios públicos; barrios cuyos niveles de criminalidad e inseguridad han hecho que los
comercios y las familias se aíslen de los demás ciudadanos y la vida pública
resguardándose tras rejas y medidas de seguridad privada; y migrantes y grupos
minoritarios que viven en áreas deterioradas y aisladas o asentamientos improvisados y
son objeto de acoso racista y victimización.
Al respecto existen diversos puntos de vista, sin embargo resulta interesante
precisar un contexto general del porque la conducta criminal del individuo.
Teorías/especulación
El origen del comportamiento criminal ha sido fuertemente debatido. A principios
del siglo XX se trató de vincular factores fisiológicos, como el tamaño del cráneo
(o color de la piel) a comportamientos criminales. En la Rusia Soviética y China, algunos
estudios hicieron hincapié en las raíces capitalistas del crimen, que vinculan el concepto
de riqueza individual a la delincuencia. Ciertos modelos occidentales de la actualidad se
centran en diversos factores demográficos, y han ganado aceptación. Éstos giran en
torno a las diferencias de edad, género y estatus socio-económico y la integración de
múltiples ciencias para comprender mejor la causa de la delincuencia.
La edad es a menudo un determinante de la conducta criminal. La mayoría de los
delincuentes iniciales tienden a ser más jóvenes, a menudo adolescentes o veinteañeros.
La actividad delictiva luego disminuye a medida que aumenta la edad. Esto puede ser el
resultado de dar prioridad a otras responsabilidades sociales, como el cuidado de una
familia. Sin embargo, no todos los crímenes se ajustan a este patrón. El fraude y otros
delitos que requieren de mayor reflexión y planificación (a menudo los delitos de cuello
blanco) son cometidos por personas mayores que actúan menos impulsivamente que sus
contrapartes más jóvenes.
El comportamiento delictivo también cambia según el género. Los varones son
más propensos, tanto histórica como sociológicamente, a ser responsables de la mayor
parte de la conducta criminal. En parte, esto puede explicarse por las diferencias
hormonales, ya que la testosterona es una hormona ligada al comportamiento más
violento y arriesgado. Ciertos aspectos del comportamiento social masculino también
pueden alentar a esto, como la necesidad de parecer "más duros" para legitimar la
violencia. Hay delitos que están comúnmente relacionados con la mujer, como la
38
prostitución, y en los últimos años el número de mujeres que cometen crímenes violentos
ha aumentado.
El lugar en el que una persona crece también influye en el desarrollo de un
comportamiento criminal. Aunque los estudios de criminales convictos indican que esta
conducta es más frecuente entre los obreros, los barrios de estatus económico bajo se
inclinan por la captura y condena. Los estudios que se basan en auto-informes indican
que los ciudadanos de cuello blanco son propensos a involucrarse en conductas
delictivas, pero de una naturaleza diferente. Los pandilleros reclutan a individuos dentro
del área local, lo que lleva a una mayor incidencia de crímenes violentos, mientras que
el abuso de sustancias -en particular ciertos medicamentos- puede ser mayor en los
suburbios.
Al igual que son muchas las teorías sobre las causas de la conducta criminal,
también existen muchas sobre cómo prevenirla. En los últimos años el énfasis se ha
colocado en ofrecer a los posibles delincuentes más y mejores oportunidades
económicas y académicas. Las teorías sociales actuales y de criminología sostienen que
cuando se les da una alternativa viable, como un trabajo decente o educación, las
personas tienen menos probabilidades de recurrir a la delincuencia. La educación y la
rehabilitación, a menudo con la capacitación en alguna habilidad para trabajar, ha
demostrado que reduce las posibilidades de que un delincuente inicial vuelva a una vida
de crimen una vez que es liberado de la prisión.9
9
http://www.ehowenespanol.com/causa-comportamiento-criminal-sobre_123061
39
Actualmente ciencias como la psicología, el derecho y la criminología trabajan en
conjunto al tratar de prevenir conductas delictivas, que de una u otra manera afectan al
individuo que las comete y a la sociedad que es víctima de ellas.
Dentro de psicología existen teorías que en base a diferentes ideas explican el
comportamiento humano, de tal manera que existen algunas que revelan el origen de una
personalidad criminal, sin embargo al igual que en otras ciencias, los pensadores de la
conducta no han encontrado un aspecto específico que explique como se formo un
delincuente.
Algunas de estas teorías como lo son: la teoría psicoanalítica, teoría individual-
social, teorías cognoscitivas y la teoría de los estilos de crianza, consideran que es
durante la etapa infantil de un sujeto donde se establece su personalidad. Y por lo tanto
en este periodo es cuando hay que prestar más atención ya que directa o indirectamente
los padres pueden influir en la adquisición de una ideología y por lo tanto de un
comportamiento. En cambio en la teoría sociológica se plantea que es la sociedad quien
influye para que un individuo desarrolle conductas antisociales y finalmente en la teoría
de los rasgos se expone que la conducta depende totalmente del individuo, pues es éste
quien tiene ciertos tipos de rasgos y es en base a ellos como va a actuar. Las teorías de
la personalidad son diversas por lo que no pueden dar una sola respuesta con respecto
al establecimiento de una personalidad criminal; sin embargo nos permiten entender
cómo se forma una personalidad criminal o delictiva y esto nos da herramientas para
poder prevenirlo desde una edad temprana y lograr erradicar el problema de la
delincuencia.
Dentro de las escuelas psicológicas que más influencia han tenido en el desarrollo
de la ciencia criminológica, se encuentra el psicoanálisis, fundado por Freud a principios
del siglo XX. De acuerdo con Navarro (2009), el psicoanálisis sostiene que la
personalidad es el resultado de fuerzas ajenas a la conciencia del sujeto. Todo delito
tiene una motivación inconsciente, profunda, desconocida aún para el mismo criminal,
dichas motivaciones son de índole sexual, principalmente. Para Freud, un criminal es
alguien que únicamente actúa a partir de sus instintos, es decir, cumple todos aquellos
deseos que se manifiestan en el, a pesar de que estos sean castigados por la sociedad.
Por lo que la idea de los instintos es fundamental para la ciencia criminológica ya que
estudia si efectivamente el hombre tiene un instinto de muerte que lo lleva a destruir, a
matar, a delinquir. La explicación de la criminalidad desde una postura freudiana, dice
que los delincuentes carecen de "superyó", es decir, carecen de todas aquellas normas
que en un momento dado les permitiría relacionarse de una manera más adecuada con
los miembros de la sociedad. El problema de la criminalidad, consiste en una deficiencia,
producto del "superyó", donde no se da una buena introducción de las normas por parte
del padre. La ley del padre no es aceptada por el niño y por lo tanto tampoco son
reconocidas las leyes de la sociedad.
Asi se pueden citar un sin número de teorías que mostraría como es que se
pretende establecer la comprensión de la conducta criminal por lo cual se sugiere revisar
la página web siguiente: http://www.edomex.gob.mx/procuraduria/doc/Estudio.pdf.
40
2.4 Violencia familiar y Actividad pandilleril
Uno de los temas por demás importantes a tocar es la violencia que sin duda se
da en el ámbito familiar y el grupo de amigos, mismo que puede consolidarse en un
grupo denominado pandilla, cuyas características se vuelven específicas al formar parte
de ellas, es por tanto que se hace necesario establecer su conceptualización. Asi
tenemos que:
Entre los principales tipos de maltrato o violencia que se dan en el seno de una
familia hay que destacar dos grandes grupos.
Este tipo de violencia es penado por la ley, aunque se trata de un delito que no
suele ser denunciado. Es que la víctima siente temor, vergüenza y hasta culpa por
denunciar a un integrante de su propia familia.
Entre las principales señas de identidad que podemos destacar que tiene todo
maltratador se encuentran su incapacidad para expresar cualquier tipo de afecto, una
baja autoestima, el no saber controlar sus impulsos y también el haber sido víctima de
maltrato, por parte de su entorno, durante su infancia.
41
desestructuraciones en el seno familiar sino también de habérseles consentido todo a
aquellos y de no haber sabido imponerles unas reglas de conducta, comportamiento y
obligaciones.
Hasta 1995 existían normas jurídicas de orden común en materia civil, penal y
procesal que regulaban, indirecta e insuficientemente, la violencia en el hogar debido a
que establecían reglas de carácter general para este fenómeno de maltrato en particular,
tal es el caso del artículo 267 del Código Civil, fracción XI, relativa a la causal de divorcio
por sevicia, amenazas e injurias graves o el delito de lesiones tipificado en el Código
Penal. Estas disposiciones no consideraban las características propias del problema que
nos ocupa, tampoco proporcionaban una solución eficaz, lo que propiciaba que los casos
no fueran resueltos en justicia y beneficio de la víctima.
A manera de conclusión, se afirma que la violencia familiar es aquella que nace del
ejercicio desigual de la autoridad en las relaciones de poder que surgen en el núcleo
familiar, y que se ejecuta cíclica o sistemáticamente por un miembro de la familia (siempre
que viva en el mismo domicilio y que tenga un vínculo de parentesco, matrimonio o
42
concubinato) contra otro a través de la violencia física, psicológica o sexual con el fin de
mantener un estatus de jerarquía frente al receptor de las agresiones. La violencia física
es la forma más grave de sus manifestaciones y se ejercita en forma de golpes,
cortaduras, quemaduras y depravación; la psicológica, en la que encontramos el insulto,
la amenaza, la descalificación de habilidades, opiniones desagradables sobre la persona,
burlas, limitación en su libertad de actuar, opinar y decidir e inclusive el confinamiento; la
sexual, que involucra cualquiera de los tipos establecidos en el título relativo a los delitos
contra la libertad y el normal desarrollo psicosexual.
Actividad Pandilleril
Otro tema a tratar es respecto a la actividad pandilleril para lo cual es importante
destacar que varios países y ciudades, al elaborar sus estrategias de prevención del
delito, se han centrado en los jóvenes que corren el riesgo de cometer delitos o ser
víctimas de ellos, reconociendo la importancia de invertir recursos en la salud, educación
y protección de la juventud. Entre esos jóvenes figuran los que viven en las zonas
marginales más pobres, los que están en conflicto con la ley, los niños de la calle, los
explotados en el comercio ilícito de drogas, los niños sexualmente explotados o los
afectados por el virus de inmunodeficiencia humana/síndrome de inmunodeficiencia
adquirida (VIH/SIDA), las guerras y los desastres naturales.
43
A nivel internacional, un ejemplo de esos acontecimientos en materia de
prevención del delito es la labor del programa Ciudades más Seguras del Programa de
las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (Hábitat) y la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), con el apoyo de organizaciones
internacionales y regionales como el Consejo de Europa, la Red Europea de Prevención
de la Delincuencia, el Foro Europeo para la Seguridad Urbana, el Centro Internacional
para la Prevención de la Criminalidad y otras instituciones de la red del Programa de las
Naciones Unidas en materia de prevención del delito y justicia penal. Se han fortalecido
por la aprobación de normas y directrices de las Naciones Unidas, entre ellas las
Directrices para la cooperación y la asistencia técnica en la esfera de la prevención de la
delincuencia urbana (resolución 1995/9 del Consejo Económico y Social, anexo),
aprobadas después del Noveno Congreso, y las Directrices para la prevención del delito
(resolución 2002/13 del Consejo Económico y Social, anexo), aprobadas después del
Décimo Congreso. El Consejo, en su resolución 2003/26, de 22 de julio de 2003, alentó
a los Estados Miembros a que utilizaran las Directrices para la prevención del delito al
formular, ejecutar y evaluar programas y proyectos de prevención de la delincuencia
urbana y a que adoptaran políticas eficaces con el objeto de proteger a los niños en
situaciones de peligro en las zonas urbanas Actualmente se reconoce que la prevención
del delito es fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio, dado que,
para los países en desarrollo, la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible deben
basarse en la seguridad humana, que abarca la seguridad económica, sanitaria y
personal. Asimismo, a los países desarrollados les incumbe la responsabilidad de
respetar y apoyar esos objetivos.
Ahora bien precisando el tema se advierte que el Código Penal Federal define a
las pandillas como “…la reunión habitual, ocasional o transitoria, de tres o más personas
que sin estar organizadas con fines delictuosos, cometen en común algún delito…”. En
términos de sanciones, el art. 164 Bis del citado código especifica que: “cuando se
cometa algún delito por pandilla, se aplicará a los que intervengan en su comisión, hasta
una mitad más de las penas que les correspondan por el o los delitos cometidos.10
La generación de pandillas es sin duda multifactorial. Aunque solía relacionarse
con exclusión social y marginación, actualmente también surgen entre jóvenes de clase
media con posibilidades económicas para adquirir armas y drogas sintéticas. Otro factor
importante en la caracterización de las pandillas juveniles mexicanas es la diversificación
de actividades. Es frecuente su asociación con actividades del crimen organizado, como
tráfico de drogas, prostitución, tráfico de personas y venta de armas. Un estudio del
investigador colombiano Carlos Mario Perea Restrepo, del Instituto de Estudios Políticos
y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia, destaca que las
bandas mexicanas superan a las sudamericanas en atracos callejeros, asaltos a
comercios, robos de casa habitación, robo de vehículos y venta de droga al menudeo.
Perea señala que la pandilla mexicana, una vez que se le compara con otros países
latinoamericanos, resulta paradójica. “De un lado manifiesta menores niveles de exceso
y violencia, del otro se liga a delitos patrimoniales de más alto vuelo. En términos
concisos, mata menos pero roba más”. Mientras al norte las pandillas se identifican con
algunas norteamericanas –a través de la imitación en su lenguaje no verbal (señas, forma
de vestir), al sur la influencia de las pandillas centroamericanas se ha hecho más
10
Código Penal Federal, pág. 39 en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/9.pdf
44
profunda. En Centroamérica, las Maras están asociadas con las redes internacionales de
tráfico de drogas: se calcula que alrededor de cinco mil bandas de El Salvador,
Guatemala y Honduras operan en México. De acuerdo al Reporte de la Junta
Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU, “en México y los países de
América Central, los grupos delictivos organizados han contratado a los integrantes de
las pandillas de El Salvador y Guatemala, desde 2007, como un apoyo a sus actividades
De acuerdo al Centro de Investigación sobre Seguridad Nacional (CISEN), en la
conducta delictiva del marero promedio se observa “una tendencia a cambiar sus
actividades ilícitas comunes como violación, extorsión y pandillerismo, por delitos del
orden federal como tráfico de personas, así como el homicidio a sueldo, vinculándose
con grupos de la delincuencia organizada que los utilizan como pasaderos o sicarios”.
Mientras que un informe de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en
Delincuencia Organizada describe que “los maras actúan bajo estrictas reglas de orden
y disciplina y operan como verdaderas organizaciones criminales trasnacionales, las
cuales se encuentran organizadas de manera permanente y reiterada para cometer
delitos como narcotráfico y tráfico de indocumentados y su peligrosidad social aumenta
al establecer vínculos con organizaciones especializadas en alguno de los delitos
citados”. De 31 entidades, en 28 se detectó la presencia de pandillas en algunas de sus
principales ciudades, llegando a contabilizar un total de 9,384, ya que en algunos estados
como en Baja California, no se encontraron datos respecto al número de pandillas,
mientras que en otros no se encontró referencia sobre su número, aunque existen datos
que indican actividades delictivas que se relacionan con pandillas. De acuerdo a la
clasificación de John P. Sullivan las características de las pandillas en territorio nacional,
son las siguientes:
• Pandillas de Primera Generación. Pandillas callejeras (o las de las cárceles)
tradicionales con una orientación territorial. Operan al grado menos elevado de la
violencia extrema social, tienen un liderazgo flexible y enfocan su atención en la
protección de su territorio y la lealtad pandillera dentro de su ambiente directo inmediato
(a menudo sólo unas cuadras o un barrio). Cuando se involucran en empresas criminales,
es generalmente en forma oportunista y en un ámbito local.
• Pandillas de Segunda Generación. Dedicados principalmente al
narcomenudeo. Protegen sus mercados y emplean la violencia para controlar su
competencia. Operan en áreas geográficas más amplias, involucrando a veces múltiples
entidades y hasta áreas internacionales. Su tendencia es la de un liderazgo centralizado
con operaciones sofisticadas para la protección de sus mercados
. • Pandillas de Tercera Generación. Son las más complejas y operan—o aspiran
a operar—en un entorno global, empleando su sofisticación para ganar poder, ayudar la
adquisición financiera e involucrarse en actividades de tipo mercenario. Hasta ahora, la
mayoría de estas pandillas han sido primariamente mercenarias en cuanto a su
orientación. De acuerdo a Sullivan, las pandillas van evolucionando adaptando su
comportamiento a sus necesidades e intereses; por lo que resulta fundamental para la
implementación de programas preventivos trabajar en aquellas clasificadas como de
primera generación localizadas en su mayoría y de acuerdo al comportamiento que en
ellas se observó en la parte norte del país, al centro se encontrarían las de segunda
generación y al sur las de tercera generación, sin embargo éstas dado su carácter
45
transnacional, han extendido su presencia a lo largo del territorio nacional hasta Estados
Unidos.
11
Más de 50 bandas en Xalapa” publicado el 13 de noviembre del 2007 en
http://www.oem.com.mx/diariodexalapa/notas/n487595.htm consultado el 4 de septiembre del 2009
46
Se hace especial hincapié en cómo las estrategias de prevención del delito
basadas en las directrices elaboradas por las Naciones Unidas se pueden implantar y
mantener a lo largo del tiempo.
El Consejo Económico y Social adoptó dos conjuntos de directrices para la
prevención del delito en 1995 y 2002: las Directrices para la cooperación y la asistencia
técnica en la esfera de la prevención de la delincuencia urbana (resolución del Consejo
Económico y Social 1995/9, anexo) y las Directrices para la prevención del delito
(resolución del Consejo Económico y Social 2002/13). Junto con otras resoluciones más
recientes, subrayan el hecho de que las estrategias de prevención del delito deben
marchar al compás de la reforma de la justicia penal. En 2002, por ejemplo, la Asamblea
General, en su resolución 56/261 invitó a los Estados Miembros, entre otras cosas, a
promover una estrecha cooperación entre sectores como los de justicia, salud, educación
y vivienda a fin de apoyar la prevención del delito y colaborar con la sociedad civil
eficazmente. En su resolución 2005/22, el Consejo Económico y Social pidió a la UNODC
que concediera la debida atención a la prevención del delito con vistas a lograr un
enfoque equilibrado entre esa prevención y las medidas adoptadas en la esfera de la
justicia penal.
Dada la creciente concentración de delincuencia y victimización en las ciudades,
las Directrices para la cooperación y la asistencia técnica en la esfera de la prevención
de la delincuencia urbana prestan especial atención a la forma de diseñar y aplicar la
prevención del delito en áreas urbanas. Recomiendan que los proyectos de
cooperación para prevenir esa delincuencia se basen en un enfoque local de los
problemas de criminalidad y el uso de un plan de acción preventivo integrado que
debería partir de un diagnóstico local de tales problemas y comprender una serie de
participantes, tener en cuenta la importancia de factores como la vivienda, la salud y
la educación, y considerar la posibilidad de tomar medidas que vayan desde la
prevención primaria hasta la de la reincidencia. Asimismo, las Directrices establecen
algunas de las obligaciones que las autoridades de cualquier nivel deben cumplir al
ejecutar el plan de acción, entre ellas respetar los principios fundamentales de derechos
humanos, fomentar o realizar tareas de capacitación e información adecuadas, y evaluar
de manera regular las estrategias aplicadas para determinar su eficacia y revisarlas
cuando sea necesario.
Las Directrices para la prevención del delito se basan en las adoptadas en 1995.
Reseñan las considerables ventajas que una buena prevención del delito puede aportar
a las ciudades y las áreas urbanas, desde mejorar la calidad de vida social y económica
de las ciudades y sus habitantes, hasta contribuir, a la larga, a reducir los gastos de
justicia penal, salud y otros servicios.
Hay indicios claros de que las estrategias de prevención del delito bien
planificadas no solo previenen el delito y la victimización, sino que también promueven la
seguridad de la comunidad y contribuyen al desarrollo sostenible de los países. Las
políticas responsables y eficaces de prevención del delito mejoran la calidad de vida de
todos los ciudadanos. Producen beneficios a largo plazo al reducir los costos
relacionados con el sistema formal de justicia penal, así como otros costos sociales
resultantes de la delincuencia. La prevención del delito ofrece oportunidades para aplicar
un enfoque más económico a los problemas de la delincuencia (párrafo 1 de las
Directrices).
47
Desde que se adoptaron estas Directrices se concede renovada atención a los
efectos de la globalización y rápido aumento de la urbanización en los niveles de
criminalidad y victimización, especialmente en las áreas urbanas densamente pobladas.
La recesión económica aumenta la preocupación por las repercusiones que puedan tener
la globalización y la urbanización en la seguridad y protección ciudadanas. Cada vez se
hace más evidente la importancia de elaborar respuestas planificadas a los cambios de
tanto alcance. En su resolución 2008/24, el Consejo Económico y Social volvió a reclamar
mayor atención para la prevención de la delincuencia urbana y subrayó la importancia de
un enfoque capaz de integrar las consideraciones sobre prevención del delito en los
programas y políticas sociales y económicas pertinentes.
Los altos niveles de violencia en las ciudades y comunidades perjudican al avance
social y económico, así como a la moral y bienestar de los ciudadanos. Como se afirma
en el informe del Secretario General sobre el estado de derecho y la justicia de transición
en las sociedades que sufren o han sufrido conflictos (S/2004/616, párrafo 4): “la
prevención es el primer imperativo de la justicia”.
En primer lugar, dado que los factores que causan el aumento o la disminución
del delito y la violencia están estrechamente vinculados a muchas cuestiones sociales,
económicas y ambientales, los gobiernos a todos los niveles no pueden depender
exclusivamente del sistema de justicia y derecho penal para garantizar la seguridad. Las
acciones concertadas multisectoriales entre ministerios como los responsables de
vivienda, salud, educación y empleo, ocio, servicios sociales y medio ambiente, así como
la policía y el sector de la justicia, pueden influir significativamente en los niveles de
delincuencia estableciendo estrategias proactivas en vez de reactivas para prevenir el
delito y la victimización.
En segundo lugar, es patente la utilidad de los enfoques colectivos como
evidencian las evaluaciones de los programas de prevención del delito en países de
ingresos altos especialmente, evaluaciones que han puesto de manifiesto las limitaciones
del papel policial. En casi todos los países, por ejemplo, la mayoría de los delitos nunca
son denunciados a la policía. También se ha demostrado que la prevención ayuda a
reducir los costos de las intervenciones de justicia penal. El sistema de justicia penal
es fundamentalmente reactivo, es decir, actúa después de haberse cometido los delitos.
La prevención, en cambio, adopta un enfoque proactivo. Además, los programas de
prevención aplicados de manera oportuna pueden aportar otros beneficios como la
mejora de las perspectivas de desempeño social y empleo, y la reconstitución de
comunidades, todo lo cual tenderá a reducir los costos sociales y económicos en una
localidad o un país.
Un acercamiento a la forma de cómo el delito evoluciona atendiendo causas
culturales, sociales y económicas puede observarse en la pirámide siguiente:
48
3.2 Perfil demográfico
A nivel nacional y subregional, muchos países tienen estrategias integradas y
mecanismos que facilitan la elaboración de estrategias y políticas a nivel local. Se han
preparado en países de contextos históricos, políticos y económicos muy diferentes entre
sí. Contienen iniciativas legislativas y de política, frecuentemente apoyadas por
importantes inversiones en recursos.
Existen retos en las zonas urbanas de los países desarrollados y los países en
desarrollo dentro de los cuales podemos destacar:
Urbanización creciente
El mundo se urbaniza cada vez más. Se prevé que la población urbana crezca de
2.860 millones de personas en 2000 a 4.680 millones de personas en 2030, año en que
aproximadamente el 60% de la población mundial vivirá en las ciudades. La mayor parte
de ese crecimiento se produce en los países en desarrollo, más bien que en los países
desarrollados de altos ingresos, ello, combinado con la pobreza y la falta de
estructuración, ocasionará enormes problemas.
Gran parte del crecimiento urbano proviene de la migración cada vez mayor de la
población de las zonas rurales a las zonas urbanas y de la migración tanto legal como
49
ilegal a través de fronteras y regiones. En países como Filipinas, los desastres naturales
y de origen humano han exacerbado el éxodo de la población rural a las zonas urbanas.
En el África septentrional y el Oriente Medio, de las características de la migración se
desprende que aproximadamente el 50% de la población y, en algunos países, del 80%
al 90% de la fuerza de trabajo están constituidos por migrantes internacionales.
Las crecientes disparidades con respecto a los ingresos y el acceso a los servicios
Las ciudades son muy importantes para el desarrollo económico y social de los países,
pero la rápida expansión de muchas de ellas, sobre todo en los países en desarrollo, no
ha ido acompañada de inversiones en la infraestructura y el medio ambiente, ni en la
prestación de servicios y el apoyo a la creciente población pobre en las zonas urbanas.
La mayoría de los habitantes más pobres de esas zonas, incluida una alta proporción de
migrantes y poblaciones minoritarias, vive en asentamientos de tugurios no planificados
e informales y se enfrenta con un desempleo de larga duración. Por ejemplo, en
Centroamérica, la población de las zonas urbanas que vivía en tugurios en 2001
representaba una tercera parte de toda la población de la región, o sea, unos 128 millones
de personas. En Karachi, hasta 2,5 millones de inmigrantes ilegales viven en tugurios. En
las ciudades de Asia y el Pacífico, no obstante el crecimiento económico sustancial de la
región, vive aún aproximadamente la mitad de los habitantes de tugurios y pobres de
zonas urbanas del mundo. En el África subsahariana, aproximadamente el 49% de
la población vive con unos ingresos de menos de 1 dólar diario y el 70% en tugurios
urbanos, y se prevé que esas cifras se dupliquen, en promedio, cada 15 años.
Si bien las tasas de urbanización en las economías adelantadas, incluidas las de América
del Norte, Europa noroccidental y el Japón, son mucho más lentas que en otras regiones,
hay claras discrepancias en cuanto a densidad demográfica, desigualdades culturales y
étnicas, y crecientes disparidades en los ingresos.
Los niños y los jóvenes representan una proporción muy alta de esas crecientes
poblaciones urbanas, sobre todo en los países en desarrollo, y casi la mitad de los pobres
en las zonas urbanas.
En los países en desarrollo, más del 50% de la población urbana tiene menos de 19 años
y es probable que las tendencias actuales se mantengan en los próximos dos decenios.
50
La velocidad del crecimiento urbano, acompañada de disparidades cada vez mayores en
los ingresos, ha tenido un efecto importante en la estructura y las funciones de las
instituciones sociales, incluidas la educación y la familia. La familia, como unidad social,
también se ha visto gravemente afectada por el impacto de las muertes causadas por el
VIH/SIDA.
En las zonas más pobres, muchos niños crecen en familias sin padre, con poca o
insuficiente escolaridad, pocas aptitudes o perspectivas laborales y en medio de un
desempleo que afecta a varias generaciones. Por ejemplo, en el Caribe, las tasas de
desempleo entre los jóvenes de menos de 25 años oscilan entre un 37% en Barbados y
Trinidad y Tabago, y un 50% en Jamaica. La falta de vivienda y el aumento del número
de niños de la calle es consecuencia de la creciente disparidad entre los ingresos.
Más de dos terceras partes de la población urbana del África subsahariana tienen de 12
a 25 años y el número de niños de la calle ha aumentado en los últimos 10 años. Por
ejemplo, en Nairobi, el número estimado de niños de la calle aumentó de 4.500 a 30.000
entre 1991 y 1994. En Europa occidental, la tasa de personas sin hogar ha llegado al
nivel más alto de los últimos 50 años y América.
La juventud en situación de riesgo en los países desarrollados y los países en desarrollo
tiende a quedar excluida de la sociedad. Los jóvenes que viven en las condiciones más
pobres, entre ellos muchas madres solteras, las personas pertenecientes a las minorías
étnicas y culturales y los jóvenes migrantes o inmigrantes recientes, son particularmente
vulnerables a esa exclusión. La juventud en situación de riesgo, incluidas las mujeres
jóvenes, también es vulnerable a la explotación de la delincuencia organizada
transnacional y el tráfico de drogas y armas, así como a la trata de personas. Los jóvenes
representan tanto un posible mercado importante para la explotación como un bien
valioso para el desarrollo económico de las ciudades y los países, pero todavía se los
excluye en gran parte de la adopción de las decisiones que los afectan.
51
Su impacto sobre los sectores más pobres de la población ha sido mucho mayor
que sobre otros sectores. Los desastres naturales también aumentan el riesgo de actos
de violencia y saqueo en las zonas urbanas.
La juventud en situación de riesgo se compone de varios grupos diferentes: los que viven
en las zonas urbanas más pobres y marginales, los niños de la calle, los miembros de
pandillas, los consumidores o traficantes de drogas, las víctimas de la explotación sexual
52
y los jóvenes en conflicto con la ley o que retornan a la comunidad después de haber
estado presos. En algunos países, sobre todo en el
África subsahariana, se trata también de los niños huérfanos debido al VIH/SIDA o las
guerras y de los afectados de alguna otra manera por las guerras. En varias regiones, la
delincuencia organizada, sobre todo los traficantes de drogas, recluta sistemáticamente
a los jóvenes. El aumento de la atención de los medios de información masiva a la
delincuencia juvenil, en particular, ha ayudado a demonizar a los jóvenes, a la vez que
ha desviado la atención del papel de la delincuencia organizada que los explota.
Esa exclusión tiene lugar tanto en los países en desarrollo como en los países
desarrollados, donde ha aumentado la preocupación por las “faltas de respeto” entre los
jóvenes. De ello se desprende que, en las ciudades, se deben hacer esfuerzos por incluir
a los jóvenes y las poblaciones marginales, capacitar a quienes trabajan con los jóvenes,
reconocer a éstos como una fuerza de cambio, más que como un problema, y facilitar su
participación en la adopción de decisiones.
Los altos niveles de violencia urbana y victimización han generado cada vez más temor
e inseguridad entre las poblaciones urbanas. Incluso en América del Norte y Europa,
donde la delincuencia ha disminuido en los últimos años, sigue habiendo mucho temor.
La percepción pública de la delincuencia urbana y la violencia juvenil, y la reacción a
ambos fenómenos, tienden a exigir respuestas rápidas y de carácter punitivo. La justicia
penal ha recurrido a respuestas cada vez más severas, en que se penaliza a las
poblaciones en situación de riesgo, especialmente a los jóvenes, cuyo número aumenta
en las prisiones. Se ha perdido la confianza en la capacidad de la policía y el sistema de
justicia penal para responder a la delincuencia. Sin embargo, recurrir al sistema de justicia
penal para responder a la delincuencia es costoso y no resulta rentable si se compara
con los buenos programas de prevención estratégica. El recurso a las prisiones puede
significar un alivio a corto plazo, porque incapacita a los delincuentes, pero a largo plazo
tiene consecuencias costosas para los jóvenes, sus familiares y las
53
Recurso creciente a la privatización del espacio público, a la policía privada y a la
justicia de “vigilantes” y turbas
Una respuesta a los niveles crecientes de delincuencia urbana, en particular en los países
en desarrollo, ha sido la presión cada vez mayor por privatizar y segregar el espacio
público. Ello ha ido acompañado de un recurso creciente a la seguridad privada y armada.
La seguridad privada y el surgimiento de comunidades protegidas por rejas benefician a
los segmentos más ricos de la población urbana, pero esos beneficios pueden ser sólo
de corta duración. Además, aumentan la exclusión social de los segmentos más pobres
de la población y fortalecen la desigualdad entre las comunidades. A la inversa, muchos
vecindarios pobres, a fin de protegerse de la violencia, pueden considerar justificado
portar armas, establecer cuerpos policiales extraoficiales y administrar justicia por
conducto de turbas o grupos de “vigilantes”. De ello se desprende que las autoridades a
nivel local deberían fortalecer sus alianzas con las comunidades locales y esforzarse por
incorporar sus preocupaciones en estrategias cuyos beneficios sean más amplios, así
como por regular la privatización del espacio público.
Beneficios y principios
Como se recalca en el párrafo 1 de las Directrices para la prevención del delito (resolución
2002/13 del Consejo Económico y Social, anexo, párr. 1): “Hay indicios claros de que las
estrategias de prevención del delito bien planificadas no sólo previenen el delito y la
victimización, sino que también promueven la seguridad de la comunidad y contribuyen
al desarrollo sostenible de los países.”
54
al elaborar estrategias de intervención eficaces. Se trata de los factores familiares e
individuales y de las características de los vecindarios y los entornos a nivel local,
incluidas la pobreza, la insuficiencia de viviendas y escuelas y la falta de instalaciones
sociales y de recreo. Además, la presencia de las drogas o las armas facilita en forma
importante la delincuencia. Prevenir significa elaborar programas con que, por ejemplo,
se apoye a las familias y los niños, se fortalezcan las escuelas, se desarrollen aptitudes
educacionales y laborales, se brinde recreo a los jóvenes y se enseñe a mediar y resolver
conflictos para promover un sentido de participación e integración.
Se cuenta también con una experiencia muy amplia en la prevención del delito basada
en el diseño ambiental y la planificación urbana. Es importante colaborar con las
comunidades locales e incluirlas en la elaboración de las iniciativas de prevención del
delito.
(a) Medidas sociales de prevención del delito en que se tengan en cuenta las cuestiones
sociales, económicas, educacionales y sanitarias, destinadas a los vecindarios, las
familias, los niños y los jóvenes en situación de riesgo;
Este enfoque de la prevención del delito representa una evolución en la comprensión del
modo de prevenir la violencia urbana. Lo que antes se consideraba un problema de
represión, se reconoce actualmente como una cuestión social, de salud pública y de
gestión de los asuntos públicos que se puede abordar activamente.
Lo más importante para prevenir eficazmente el delito es el papel central de las ciudades
y los gobiernos a nivel local, orientados y apoyados por un sólido compromiso y
orientación del gobierno nacional.
Los principios más importantes para orientar la prevención eficaz del delito son los
siguientes:
(b) La prevención del delito debe integrarse de modo transversal en todas las políticas
y los programas sociales y económicos, de modo que abarque el empleo, la educación,
la salud, la planificación de la vivienda y las ciudades, la justicia y los servicios sociales;
55
(c) Las estrategias deben basarse en alianzas cooperativas entre las instituciones
gubernamentales y los ministerios, la comunidad y las organizaciones no
gubernamentales, el sector empresarial y la sociedad civil;
(d) Debe haber financiación suficiente y otros recursos y una clara rendición de cuentas
para asegurar la aplicación y sostenibilidad de las estrategias;
(f) En todas las iniciativas de prevención del delito se deben respetar los derechos
humanos y el imperio de la ley;
(g) Se deben tener en cuenta los vínculos entre la delincuencia organizada a nivel local
y a nivel internacional;
56
hechos que, según se ha constatado, son factores de riesgo que favorecen la
delincuencia y la victimización en niños y jóvenes.
A nivel individual, los factores de riesgo que propician la delincuencia y la
victimización incluyen rasgos biológicos y personales que pueden llevar, por ejemplo, a
conductas agresivas precoces o grave abuso de sustancias. Los factores de riesgo
asociados a las relaciones de familia incluyen características como una paternidad
severa o errática, los conflictos, la violencia y el abuso en el hogar, circunstancias
familiares como la pobreza y el aislamiento, y las relaciones con amigos y compañeros
que incitan a los jóvenes a correr riesgos y a infringir la ley.
Conocer los factores que ponen en riesgo a poblaciones, comunidades e
individuos permite canalizar los programas de prevención hacia las áreas y barrios en
alto riesgo, o los grupos de personas ya sumidos en la delincuencia o en situación de
riesgo. A nivel nacional, esto es útil a los gobiernos para priorizar los problemas de
criminalidad y dedicar programas a las regiones, ciudades o sectores que parezcan más
vulnerables. Se ha demostrado que esta dedicación de programas y fondos para
atenderlas.
A lo largo de la última década se han realizado varios estudios sobre los costos y
beneficios de los programas de prevención del delito. Los estudios han puesto de relieve,
por ejemplo, que los programas de intervención temprana en favor de niños y familias en
riesgo, o de trabajo con jóvenes para que sigan en la escuela y finalicen su educación,
producen considerables reducciones en los costos a largo plazo de tipo penal, social y
económico, superiores a las cantidades invertidas en tales programas.
57
4. LA LEY GENERAL PARA LA PREVENCIÓN SOCIAL DE LA VIOLENCIA Y LA
DELINCUENCIA
Los tipos de prevención han sido clasificados a partir de respuestas políticas y se dividen
en: social, situacional, comunitaria y psicosocial.
58
Los cuatro tipos de prevención pueden desarrollarse ya sea en el interior de la política de
seguridad ciudadana o del abordaje de los factores de riesgo y de protección.
59
.
L
La prevención situacional está basada en la noción de que un espacio urbano
debidamente planificado, diseñado y manejado puede contribuir en la reducción de los
delitos de oportunidad y aumentar la sensación de seguridad.
60
Diseños ambientales que promuevan la vigilancia natural.
61
Consolidación o creación de redes de asistencia y apoyo integral a víctimas.
L
La prevención psicosocial, desde un enfoque ecológico, identifica a la salud de la
persona en los ámbitos físico, psicológico y social. Así, considera como primer nivel de
atención el bienestar integral de la persona, para permitir una mejor interacción con la
comunidad y con la sociedad. Esta definición integra la dimensión social en el concepto
de salud, y da cuenta de la evolución de un enfoque centrado en intervenciones
exclusivas sobre la persona “enferma” a un enfoque social comunitario que considera la
interacción de la persona con su entorno. Lo social-comunitario no es una dimensión
aislada del concepto de salud, es una dimensión transversal que la afecta directamente,
la atraviesa y sostiene, genera situaciones de goce o falta de salud; en otras palabras, la
salud es un hecho social.
62
Estrategias de prevención psicosocial:
Prevención social – aborda las causas de la violencia y el crimen, actúa sobre todo en los factores
de riesgo y de protección.
Prevención comunitaria – mezcla los dos tipos de abordaje con la participación de los actores
locales (gobiernos y ciudadanos).
63
En algunos estudios será posible encontrar la estrategia de prevención clasificada
como prevención policial, que está centrada en la actuación del poder local a través de
acciones preventivas de los cuerpos policiales. En México, el Programa Nacional de
Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia define a la “Policía orientada a la
comunidad” como uno de los tipos de prevención abordados en el programa.
PRINCIPIOS:
64
Continuidad de las políticas públicas. Con el fin de garantizar los
cambios socioculturales en el mediano y largo plazos, a través del
fortalecimiento de los mecanismos de participación ciudadana y
comunitaria, asignación de presupuesto, el monitoreo y la
evaluación;
65
La seguridad pública se realiza por conducto de las autoridades que en razón de sus
atribuciones, contribuyen directa o indirectamente a regular la integración, organización
y funcionamiento del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 establece como objetivos estratégicos
Mejorar las Condiciones de Seguridad Pública y Garantizar un Sistema de Justicia Penal
eficaz, expedito, imparcial y transparente, a fin de contribuir para alcanzar la Meta
Nacional de un México en Paz.
El Programa Sectorial de Gobernación 2013-2018 tiene como uno de sus objetivos
sectoriales Mejorar las Condiciones de Seguridad y Justicia, el cual se encuentra
alineado a los objetivos estratégicos antes mencionados del Plan Nacional de Desarrollo.
La nueva política pública de seguridad y justicia, definida por el Gobierno Federal, tiene
dentro de sus propósitos impulsar la profesionalización y homologación de la carrera
policial, a través de diversas acciones coordinadas en los tres órdenes de gobierno.
Por tanto el artículo 74, párrafo segundo de la Ley Federal de Presupuesto y
Responsabilidad Hacendaria, establece que los titulares de las dependencias y
entidades, con cargo a cuyos presupuestos se autorice la ministración de subsidios y
transferencias, serán responsables en el ámbito de sus competencias, de que éstos se
otorguen y ejerzan conforme a las disposiciones generales aplicables.
El artículo 8, del Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal
2015, incluye la cantidad de $4,893'949,427.00 (cuatro mil ochocientos noventa y tres
millones novecientos cuarenta y nueve mil cuatrocientos veintisiete pesos 00/100 M.N.),
para el otorgamiento de subsidios a los municipios y, en su caso, a los estados, cuando
tengan a su cargo la función o la ejerzan coordinadamente con los municipios, así como
al Gobierno del Distrito Federal para la seguridad pública en sus demarcaciones
territoriales, con objeto de fortalecer el desempeño de sus funciones en materia de
seguridad pública, salvaguardar los derechos e integridad de sus habitantes y preservar
las libertades, el orden y la paz públicos.
El Consejo Nacional de Seguridad Pública, en su Trigésima Primera Sesión celebrada
el 31 de octubre de 2011, mediante acuerdo 10/XXXI/11, aprobó los Ejes Estratégicos
del Sistema Nacional de Seguridad Pública, su estructura y los Programas con Prioridad
Nacional para alcanzarlos, vinculados al ejercicio de fondos, subsidios y demás recursos
de carácter federal que se otorguen a las Entidades Federativas en materia de seguridad
pública, mismos que fueron publicados en el Diario Oficial de la Federación el 18 de
noviembre de 2011.
El artículo 4 de los Ejes Estratégicos del Sistema Nacional de Seguridad Pública
establece que el Consejo Nacional de Seguridad Pública, en su carácter de instancia
superior de coordinación del Sistema Nacional de Seguridad Pública, instruye en un
marco de respeto a las atribuciones de la Federación, las Entidades Federativas, los
Municipios y las demarcaciones territoriales del Distrito Federal para que en el ejercicio
de los recursos tanto federales como locales, se atienda a la implementación de los Ejes
Estratégicos a través del desarrollo de los Programas con Prioridad Nacional.
El Consejo Nacional de Seguridad Pública, en su Segunda Sesión Extraordinaria
celebrada el 17 de diciembre de 2012, mediante acuerdo 02/II-SE/2012 publicado en
el Diario Oficial de la Federación el 10 de enero de 2013, se comprometió a elaborar
e impulsar conjuntamente de manera decidida un Programa Nacional de
Prevención del Delito, con enfoque Municipal, que oriente los esfuerzos de las
66
diferentes instancias de los gobiernos federal, estatales y municipales, en corregir
las situaciones de entorno y de convivencia que provocan violencia social y
delincuencia.
Con fecha 15 de enero de 2015, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el
Acuerdo por el que se da a conocer la lista de Municipios y demarcaciones territoriales
del Distrito Federal elegibles para el otorgamiento del subsidio a que se refiere el artículo
8 del Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2015, y la fórmula
utilizada para su selección, estableciendo dicho artículo que el Secretariado Ejecutivo del
Sistema Nacional de Seguridad Pública deberá emitir las reglas para el otorgamiento
de subsidios a los Municipios y, en su caso, a los Estados, cuando tengan a su cargo la
función o la ejerzan coordinadamente con los Municipios, así como al Gobierno del
Distrito Federal para la seguridad pública en sus demarcaciones territoriales.
Ahora bien tras realizar cronológicamente los aspectos relevantes que llevaron a la
creación un programa tan importante para nuestro país, y tal como lo pretende el gobierno
actual nuestra sociedad lo que pide es vivir en un México en Paz es la principal necesidad
de los mexicanos, por tanto el Presidente Enrique Peña Nieto señaló este objetivo como
el eje prioritario para su Gobierno anunciando el 1º de diciembre pasado, por primera vez
y mostrando un cambio de paradigma sin precedentes, la creación del PROGRAMA
NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL DELITO como la primera de trece decisiones
presidenciales.
Estos son los enfoques que, en términos generales, se han utilizado para la creación
de los programas de prevención del delito alrededor del mundo
67
evaluar los programas implementados por las instituciones de seguridad pública y realizar
estudios sobre las causas estructurales del delito.
Para tener mayor claridad en cuanto a los objetivos del programa se debe observar
la siguiente imagen:
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Promover el desarrollo de competencias ciudadanas y la corresponsabilidad social
para la prevención social de las violencias y la delincuencia.
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SEGURIDAD
CIUDADANA: CULTURA
PREVENCIÓN CIUDADANA CULTURA
INTEGRAL Y Y CULTURA DE LA
SOCIAL DE LA DE LA PAZ
VIOLENCIA Y LA LEGALIDAD
DELINC.
CONVIVENCIA,
COHESIÓN URBANISMO
COMUNITARIA SOCIAL Y
JUVENTUDES Y ACUPUNTURA
PARTICIPACIÓN
CIUDADANA
SOCIOURBANA
CONDICIONES DE
MUJERES VULNERABILIDAD
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Para dar seguimiento al cumplimiento de las disposiciones aplicables, el
Secretariado Ejecutivo se coordinará con la Comisión.
Las atribuciones del Consejo Nacional en materia de prevención social de la violencia y
la delincuencia son:
I. Definir estrategias de colaboración interinstitucional para facilitar la cooperación,
contactos e intercambio de información y experiencias entre la Federación, las entidades
federativas y los municipios; así como con organizaciones de la sociedad civil, centros
educativos o de investigación, o cualquier otro grupo de expertos o redes especializadas
en prevención;
II. Establecer los lineamientos para recabar, analizar y compartir la información
existente sobre la prevención social de la violencia y la delincuencia, análisis de las
mejores prácticas, su evaluación, así como su evolución entre los tres órdenes de
gobierno del Sistema Nacional de Seguridad Pública, con objeto de contribuir a la toma
de decisiones;
III. Convocar a las autoridades de los tres órdenes de gobierno, dentro del Sistema
Nacional de Seguridad Pública, responsables o vinculadas, cuya función incida en la
prevención social a efecto de coordinar acciones;
IV. Informar a la sociedad anualmente sobre sus actividades a través de los
órganos competentes, e indicar los ámbitos de acción prioritarios de su programa de
trabajo para el año siguiente;
V. Promover la generación de indicadores y métricas estandarizados para los
integrantes del Sistema Nacional de Seguridad Pública en materia de prevención de la
violencia y la delincuencia, los que al menos serán desagregados por edad, sexo,
ubicación geográfica y pertenencia étnica, y
VI. Las demás que establezcan otras disposiciones legales y las que sean
necesarias para el funcionamiento del Sistema Nacional de Seguridad Pública en las
materias propias de esta Ley.
71
De la LEY GENERAL PARA LA PREVENCIÓN SOCIAL DE LA VIOLENCIA Y LA
DELINCUENCIA, se desprende textualmente en su Sección Tercera que:
72
XV. Garantizar el libre acceso de la población a la información estadística en
materia de delito y de prevención social de la violencia y la delincuencia;
XVI. Realizar y difundir estudios sobre las causas y factores que confluyen en el
fenómeno de la criminalidad;
XVII. Expedir los lineamientos y crear los mecanismos que sean necesarios para
garantizar que las inquietudes, requerimientos y propuestas de los ciudadanos sean
elevadas al Consejo Nacional;
XVIII. Generar y recabar información sobre:
a) Las causas estructurales del delito;
b) Estadísticas de conductas ilícitas no denunciadas;
c) Diagnósticos socio demográficos;
d) Prevención de la violencia infantil y juvenil;
e) Erradicación de la violencia entre grupos vulnerables, y
f) Modelos de atención integral a las víctimas;
73
Así también se destaca una Comisión Permanente, misma que tiene como
atribuciones las señaladas en el artículo 16 de la citada Ley, además de las conferidas
en la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública siendo las siguientes:
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Para tal efecto se cuenta con el Centro Estatal de Prevención Social de la Violencia
y la Delincuencia con Participación Ciudadana, el que se consolida en el Estado de
Veracruz como una instancia que promueve la cohesión social y comunitaria, la
corresponsabilidad entre sus habitantes y las autoridades, incentivando los lazos de
confianza, reduciendo los factores de riesgo y las causas que generen violencia y
delincuencia mediante el fortalecimiento y la reconstrucción del tejido social.
Cuyo organigrama es el siguiente:
75
MISIÓN
76
4. Elaborar, diseñar, implementar y promover, programas y acciones en temas
relacionados con la cultura de la paz, cultura de la legalidad, el respeto a
los derechos humanos, la participación ciudadana y una vida libre de
violencia,
5. Realizar, por si o por terceros, estudios sobre las causas estructurales dela
violencia, la delincuencia y el delito, tendencias históricas y patrones de
comportamiento que permitan actualizar la política criminal y de seguridad
pública estatal.
Realizar, por sí o por terceros, estudios sobre los factores de riesgo y las causas
y consecuencias que generan la violencia y la delincuencia;
77
CONCLUSIONES:
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anticiparse a las conductas pre-delictivas y permite desactivar conductas de riesgo, sin
perder su capacidad reactiva en situaciones de delitos consumados.
FUENTES DE INFORMACIÓN:
García Pablos Antonio. Víctima, prevención del delito y tratamiento del delincuente.
España. Comares ediciones 2009.
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BIBLIOGRAFÍA:
http://www.ambito-juridico.com.br/site/index.php?n_link=revista_artigos_leitura&artigo_id=450
http://www.secretariadoejecutivo.gob.mx/work/models/SecretariadoEjecutivo/Resource/381/1/images/Ros
sela_Selmini_Prevencion_URVIO6.pdf
http://www.ssp.gob.mx/portalWebApp/ShowBinary?nodeId=/BEA%20Repository/1214175//archivo
www.scjn.gob.mx/libro/InstrumentosDirectrices/PAG0695.
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sela_Selmini_Prevencion_URVIO6.pdf
Jean-Paul Brodeur, “Trust and expertise in policing”, en The Role of the Police in Crime Prevention, Actas
del
7º Coloquio Anual sobre Prevención del Delito del CIPC (Montreal, Centro Internacional para la
Prevención de la Criminalidad, 2007); Dennis Rosenbaum, “Police innovation post 1980: assessing
effectiveness and equity concerns
in the information technology era”, IPC Review, vol. 1, marzo de 2007, págs. 11 a 44
http://www.edomex.gob.mx/procuraduria/doc/Estudio.pdf
http://definicion.de/violencia-familiar/
www.fona.gob.ve/index.../132-ien-que-consiste-la-prevencion-integral
ANEXOS:
(Anexo 2)
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CRITERIOS DE EVALUACIÓN
ASISTENCIA: 10%
PARTICIPACIÓN INDIVIDUAL: 10%
PARTICIPACIÓN GRUPAL: 10%
EVALUACIÓN FINAL: 70%
CALIFICACIÓN FINAL: 100%
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Enfoques de Prevención del Delito
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• Prevención situacional (Clarke, 1980, 1983, 1992, 1995; Mayhew et
al, 1976; Cornish & Clarke, 1986): la motivación para cometer un delito
puede ser resultado de una combinación de variables situacionales
inmediatas, aspectos altamente específicos en la historia del individuo
y factores relacionados con las circunstancias presentes de la persona.
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