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CONFLICTO RELIGIOSO ISRAELÍ-PALESTINO

Los palestinos e israelíes llevan más de 50 años en constantes guerras por la posesión y control del
territorio palestino. Ambos bandos han tenido víctimas mortales y atentados violentos.

Este conflicto social y armado entre israelíes y palestinos se remonta a principios del siglo XX. En
respuesta al creciente antisemitismo contra los judíos que se vivía en Europa, a finales del siglo XIX
surgió un movimiento sionista, que defendía el establecimiento de los judíos en Israel. Muchos
judíos emigraron a Israel después de la Primera Guerra Mundial, pero al término de la Segunda
Guerra Mundial y la conmoción causada por el Holocausto se aprobó la partición de lo que había
sido el mandato británico en Palestina en dos: la parte judía y la parte árabe. Los árabes no lo
aceptaron, y en 1948 declararon la guerra al recién creado estado de Israel, pero fueron
derrotados por los israelíes.

El conflicto palestino-israelí se fija desde 1947 cuando la Asamblea General de la ONU aprobó la
creación del Estado de Israel en territorios de asentamiento palestino, por lo que millones de
palestinos fueron desplazados. Desde ese momento comenzó un enfrentamiento que aún no
termina y le ha costado la vida a cerca de 3.000 palestinos e israelíes.

Los primeros reclaman a Jerusalén, la capital israelí, como suya y exigen la creación de un Estado
palestino. Aunque el conflicto no se reduce a la disputa por el territorio, esta es una variable
importante. En ese marco se han registrado dos guerras (la de los Seis Días en 1967 y la del Yom
Kipur en 1973) y dos Intifadas. Las últimas son levantamientos violentos declarados por los
palestinos para conseguir sus exigencias y para protestar en contra de los atropellos israelíes. La
primera Intifada fue declarada en 1987 y terminó en 1993 con la firma de los Acuerdos de Oslo. La
segunda estalló el 28 de septiembre de 2000 ante el supuesto incumplimiento de Israel a los
acuerdos y aún no ha terminado. El saldo hasta ahora es de cerca de mil muertos palestinos e
israelíes.

La Intifada se ha prestado para cruentos enfrentamientos entre ambos bandos. De un lado,


radicales palestinos se inmolan y atentan en contra de infraestructura y ciudadanos israelíes. Y de
otro, Israel -con el apoyo incondicional de Estados Unidos- se ha declarado capaz de todo con tal
de frenar a los palestinos. Con ese argumento se han tomado medidas como la construcción del
muro de Cisjordania y los atentados en contra de líderes palestinos como los sucedidos a
principios de 2004.

La comunidad internacional no ha sido ajena al problema. Numerosas organizaciones


internacionales se han manifestado en contra del terrorismo palestino, pero sobre todo, en contra
de las violaciones de los derechos humanos en las que ha incurrido Israel con sus medidas. En
respuesta, el pueblo judío se ampara en su derecho a la legítima defensa.

Por su inestabilidad, el conflicto siempre está a punto de convertirse en una guerra de grandes
dimensiones. Los temores crecieron cuando la salud del líder palestino Yasser Arafat comenzó a
agravarse a mediados de 2004 y adquirieron tonos apocalípticos cuando murió en noviembre de
2004. En ese entonces se habló de la desprotección del pueblo palestino después de la muerte de
su máximo representante, de una eventual anarquía del pueblo y de la imposibilidad de
encontrarle un reemplazo.

Pero la elección de Mahmoud Abbas como presidente de la Autoridad Nacional Palestina el


pasado 9 de enero le dio un nuevo aire al conflicto y a las posibilidades de paz. Abbas se ha
mostrado dispuesto a reanudar los diálogos con el primer ministro israelí, Ariel Sharon, que a su
vez ha expresado estar receptivo a las propuestas palestinas, por lo que se espera que ambas
partes lleguen a un acuerdo y por fin haya calma, aunque sea tensa.

los inicios del conflicto se remontan al período colonial y al surgimiento de los movimientos
nacionalistas en Europa y en Oriente Medio. Desde finales del siglo XIX, en las provincias árabes
del Imperio otomano se fueron desarrollando movimientos nacionalistas que reivindicaban la
autodeterminación de la población autóctona haciendo valer su identidad árabe. Asimismo en
Europa, al calor de la ola de nacionalismos, se articuló un movimiento singular, el sionismo, que
propugnaba la creación de una entidad estatal para los judíos dispersos por el mundo.
Asimismo en Europa, al calor de la ola de nacionalismos, se articuló un movimiento singular, el
sionismo, que propugnaba la creación de una entidad estatal para los judíos dispersos por el
mundo.

A pesar de ser un movimiento eminentemente laico, el sionismo vio en Palestina, tierra donde se
fundó el judaísmo, el lugar ideal para realizar su proyecto nacional. Desde principios de siglo, este
movimiento propició la instalación de judíos europeos en ese territorio todavía bajo
administración otomana. Esta inmigración tomó envergadura bajo el Mandato Británico entre
1920 y 1948 (el sistema de mandatos fue establecido por la Sociedad de Naciones en las colonias
de las potencias derrotadas en la Primera Guerra Mundial; debía prepararlas para la
independencia).

Mientras que otras provincias otomanas fueron alcanzando paulatinamente su independencia, la


disputada Palestina siguió bajo control colonial. Los dos proyectos nacionales, el árabe palestino y
el sionista, chocaron cuando la comunidad judía inmigrada, aunque minoritaria, tomó envergadura
y amplió sus propiedades siguiendo planes de control territorial.

Su proyecto estatal se hizo claro cuando el yichuv, la comunidad judía en Palestina, fue creando
instituciones autónomas a modo de un protoestado judío y desarrollando prácticas excluyentes y
discriminatorias respecto a los árabes. Poco a poco fue creciendo una espiral de violencia entre
árabes y judíos sionistas (entre 1936 y 1939 tuvieron lugar importantes revueltas árabes) lo que
llevó a barajar la partición del territorio.

Tras la segunda Guerra Mundial y ante la inminente retirada británica las Naciones Unidas
(resolución 181, noviembre 1947) propusieron formalmente la partición del territorio y la creación
de dos Estados, uno árabe palestino y otro judío. Este plan fue rechazado por los árabes pues
legalizaba, a sus ojos, los planes y las colonias establecidas por los sionistas. En mayo de 1948, la
comunidad judía declaró unilateralmente la creación del Estado de Israel, acto que desencadenó la
intervención militar de los Estados árabes vecinos en apoyo a los palestinos. A raíz de esta primera
guerra árabe-israelí, el Estado judío no sólo resistió la intervención árabe, sino que provocó la
salida de gran parte de la población palestina que quedaba en su territorio y amplió la superficie
de su territorio más allá de lo previsto en el plan de partición.

Israel aprovechó además la desarticulación de la sociedad palestina provocada por el éxodo y la


guerra. Los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza quedarían bajo control de Jordania y Egipto
respectivamente; se frustraba la creación de un Estado árabe en Palestina, y la ciudad de Jerusalén
quedaba dividida.

El nuevo Estado judío se alineó pronto con las potencias europeas frente al nacionalismo árabe
(guerra del canal de Suez en 1956); ganándose su apoyo político y económico. Además, a raíz del
genocidio nazi, afirmó su razón de ser al declarar Israel como único refugio seguro para todos los
judíos. Durante las primeras décadas Israel se consolidó como Estado y promovió la instalación
masiva de judíos. En cambio, a raíz de la guerra, los palestinos vieron frustrado su derecho a
disponer de un Estado propio. Dispersos entre varios países y divididos internamente su actuación
casi se limitó a algunos hostigamientos poco eficaces contra Israel.

En 1964, se crearía la Organización para la Liberación de Palestina, OLP. Por imperativos de


seguridad (la necesidad de contar con más profundidad defensiva ante los hostigamientos de sus
vecinos árabes) y de recursos naturales (el control del agua), en junio de 1967 Israel ocupó el
Golan sirio, la península del Sinai egipcio y los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza. Con la
ocupación de estos últimos Israel se apoderaba de la totalidad del territorio de la Palestina del
Mandato; sin embargo no los anexionaría ante la imposibilidad de expulsar a su población árabe y
para evitar incrementar el número de árabes con ciudadanía israelí.

Desde 1967, Cisjordania y la Franja de Gaza han estado bajo ocupación militar israelí. Este régimen
ha supuesto el estado de excepción permanente (autoridades y legislación militar), la persecución
de los nacionalistas palestinos, la apropiación de sus recursos naturales (tierra y agua), la gradual
expropiación de tierras para la instalación de colonos (en 1997 hay más de 150.000 colonos en los
territorios ocupados y otros 170.000 en Jerusalén Este) y bases militares, la progresiva judaización
de la parte oriental de Jerusalén (donde se pretende que la población árabe deje de ser
mayoritaria), y, en fin, la total subordinación de la economía palestina a la israelí. Mientras tanto la
oposición palestina se organizó en el exterior.

Durante los años 70 y 80', la OLP recompuso el tejido nacional palestino y organizó un Estado en el
exilio que logró el reconocimiento y el apoyo internacional. La OLP combinó el encuadramiento de
la población palestina refugiada, la acción diplomática y la lucha armada para liberar el territorio.
Progresivamente la OLP fue aceptando la fórmula de la partición territorial pero exigiendo la
materialización de los derechos nacionales del pueblo palestino: libre determinación, derecho a
disponer de un Estado y retorno de los refugiados. Ante la intransigencia israelí y el continuo
apoyo de sus valedores externos, ni la vía diplomática seguida por la OLP ni la lucha armada dieron
resultados.

A finales de 1987 la iniciativa fue retomada por los palestinos del interior que desencadenaron el
levantamiento popular en Cisjordania y Gaza. La intifada supuso un vasto movimiento de rechazo
a la ocupación y de desobediencia civil que causó una profunda conmoción en Israel,
desenmascaró la realidad de la ocupación y desencadenó un vasto apoyo internacional a los
palestinos. Al calor de la revuelta, en junio de 1988, Jordania cortó sus vínculos administrativos
con Cisjordania, y en noviembre el Consejo Nacional Palestino (parlamento en el exilio) declaró el
Estado de Palestina. La situación se hizo cada vez más insostenible para Israel, que seguía
resistiéndose a cambiar de política.

La Guerra del Golfo crearía las condiciones para que se concretase un marco de negociaciones
tutelado por los EU.
Hasta 1947 la Franja de Gaza formaba parte del imperio británico y, según el Plan de la ONU para
la partición de Palestina de ese mismo año, la actual Franja de Gaza y la mayor parte de la costa
occidental del río Jordán debían formar parte del estado árabe palestino. En el transcurso de la
guerra árabe-israelí de 1948 la Franja de Gaza fue ocupada por Egipto, mientras que el territorio
de la costa occidental de Jordán, incluyendo Jerusalén, fue ocupado por Transjordania (la actual
Jordania) adquiriendo su actual denominación: Cisjordania. En 1967, la Franja de Gaza y
Cisjordania fueron ocupadas por Israel durante la Guerra de los Seis Días, momento a partir del
cual empezó a organizar asentamientos hebreos en ambos territorios. A pesar de que el estado
hebreo no lo reconoce, la ONU considera las acciones de Israel como una ocupación que
contraviene el derecho internacional.

Tras las negociaciones de paz de1994, fue creada la Autoridad Nacional Palestina para que
ejerciera su dominio sobre la Franja de Gaza y una parte de Cisjordania. En agosto de 2005, Israel
abandonó la Franja de Gaza y evacuó a sus ciudadanos y militares de allí, aunque sigue ocupando
el 59% del territorio de Cisjordania, donde además mantienen asentamientos judíos.

Cisjordania y Franja de Gaza

Desde 1994, la Franja de Gaza y Cisjordania, ya de por sí separados geográficamente, también se


separaron políticamente debido al conflicto entre las organizaciones político-militares: Fatah y
Hamás, a raíz del triunfo de Hamas en las elecciones municipales de 2005. Mientras Cisjordania
sigue gobernada por la Autoridad Nacional Palestina (que desde 2013 se denomina a sí misma
como Estado de Palestina), liderada por Mahmud Abbas, miembro de la más moderada Fatah; la
Franja de Gaza está controlada desde 2007 por los radicales islamistas de Hamas, considerados
una organización terrorista por EE.UU. y la UE. Cabe destacar que Hamás se hizo con el poder en la
Franja de Gaza democráticamente, imponiéndose en las urnas. A pesar de que Fatah no apoya la
actual escalada del conflicto por Hamás, ahora los dos grupos se hallan cerca de una
reconciliación, algo que Israel usó como pretexto para suspender las negociaciones de paz con
Palestina
Hamás contra Israel

Hamás es una rama palestina del grupo islamista Hermanos Musulmanes, extendido a su vez por
todo Oriente Medio. Desde su fundación en 1987 Hamás lucha contra el estado israelí, usando en
particular métodos terroristas como atentados suicidas, aunque últimamente prefiere atacar a
Israel con misiles y morteros. Sin embargo, no solamente Hamás, y en particular su delegación
militar Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam, ataca a Israél desde Franja de Gaza. También están allí
presentes otros grupos, incluso más radicales que Hamás, como Yihad Islámica Palestina, que
también ataca a Israel con misiles y morteros. Sin embargo, Israel considera a Hamás responsable
de todos los ataques desde el territorio de la Franja de Gaza.

Desde su llegada al poder en la Franja de Gaza en 2007, Hamás se niega a reconocer los acuerdos
logrados anteriormente entre palestinos e israelíes, quedando suspendidas las negociaciones con
Israel. Tel Aviv impuso un bloqueo bajo el pretexto de privar a los radicales locales de materiales
para la producción de armas, controlando estrictamente las fronteras y el espacio aéreo de la
Franja de Gaza. El bloqueo empeoró mucho las condiciones de vida en aquel territorio, ya que los
habitantes se ven privados de empleo, educación, asistencia médica y otros bienes de primera
necesidad, ya que Israel controla los flujos de comida, agua, electricidad, gas, etc.

La población civil de Franja de Gaza y los miembros de Hamás buscan resolver el problema
excavando túneles bajo la frontera con Egipto. Sin embargo, después de que los hermanos
musulmanes en Egipto fueran derrocados hace un año, convirtiéndose en los enemigos públicos
número uno en el país, muchos de túneles fueron cortados. Además, Egipto restringió el paso por
el mayor punto fronterizo terrestre no controlado por Israel en la ciudad de Rafah, limitando de
esta manera el suministro de bienes y demostrando su escasa voluntad de ayudar a sus vecinos
palestinos.

Otro problema reseñable es la densidad de población: en la Franja de Gaza, sobre todo en su


capital, residen 5.000 personas por kilómetro cuadrado, uno de los porcentajes más altos del
mundo. Ello explica en parte la gran cantidad de víctimas entre civiles palestinos en medio del
actual intercambio de ataques entre Franja de Gaza e Israel, debido a lo supuestamente
complicado que resulta impactar objetivos militares palestinos sin causar bajas civiles. No
obstante, algunos expertos creen que Israel alcanza blancos civiles a propósito.

La actual escalada de tensión entre Israel y Hamás, que estalló a raíz del secuestro y asesinato de 3
jóvenes israelíes en Cisjordania, muertes que Israel achaca a Hamás, es la cuarta más grande
desde 2005. Las escaladas anteriores se remontan a los años 2006, 2008-2009, y 2012 y dejaron
cientos de víctimas mortales.

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