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RESUMEN.
La presente ponencia se desarrolla como parte del proceso de investigación
denominado Los falsos positivos como dispositivos de vigilancia y control
en la configuración de sujetos políticos (código 1-11-1) que se encuentra
en desarrollo y financiada por la Vicerrectoría de investigación Innovación
y extensión, de la Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia.
¿Es necesaria la muerte para que viva la política? ¿Puede, desde la muerte
sobrevivir la política? ¿Una política de gobierno puede basarse en la
muerte? Parece que en el contexto del gobierno del presidente Alvaro Uribe
Vélez (años 2002 al 2010) esto se concretó -como ha ocurrido en otros
contextos y se encuentra documentado- por lo que nos interesa centrar la
mirada en una expresión explícita de estas relaciones entre
vida/muerte/política, como son las presentadas en lo que se denominó en
Colombia como “los falsos positivos” y que se tipifican como crimen de
Estado.
4.- Vive Colombia, viaja por ella. Este fue un programa con el cual se hizo
presencia con la fuerza pública en las carreteras del país con el objetivo de
fomentar el turismo y con ello el desplazamiento por la geografía nacional.
Por lo que a la orilla de los caminos se volvió usual ver soldados, tanques y
retenes militares quienes vigilan (por) el bienestar de la sociedad.
Pero, dado el repliegue de la guerrilla hacia las zonas selváticas del país,
producto de la presión del ejercito oficial y del cambio de estrategia de
aquella, quien pasa del ataque en bloques (más de cien hombres) a ataques
selectivos con comandos pequeños y hacia objetivos estratégicos, los
indicadores eran más difíciles de mostrar, por lo que se fue asumiendo , si
no la directriz explícita, si la aceptación de presentar como dados de baja
en combate a ciudadanos de sectores populares ajenos por completo a
estructuras militares ilegales. Así se ve en la siguiente narrativa “El testigo
narró otros episodios particulares como lo ocurrido en El Bagre
(Antioquia), jurisdicción que tenía al mando un oficial de apellido Ramírez,
que había sido encargado de cuidar unas dragas para la explotación de
petróleo. <Misteriosamente le dieron una medalla al mérito por orden
público porque ese año él hizo demasiados resultados>, señaló Rozo, al
afirmar que el batallón del mencionado oficial reportó 54 bajas en combate
ese año. Muchos casos de falsos positivos se los atribuyó a la brigada 11 en
Córdoba” (El Espectador, 2001; 21)
Esta manera de acabar con la vida de otras personas como forma de control
social y político se encuentra en el centro de la biopolítica, en cuanto esta
complementa – a decir de Foucault (2006)- el derecho político del siglo
XIX basado en “hacer morir y dejar vivir” por un principio de poder
inverso y consistente en: “Hacer vivir y dejar morir” por lo tanto, si bien es
cierto que en un sistema biopolítico se privilegia la vida de quienes lo
constituyen, esto no excluye que se de muerte a quienes se considere
necesario con tal de conservar la vida que el soberano asuma es la correcta.
Bibliografía
Bejarano, A. (2009) El Estado: ¿la suma de todos los miedos? Los “falsos
positivos” en Colombia. En: Tatián, D. (compilador) Spinoza. Quinto
coloquio. Editorial Brujas. Córdoba.