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LA REINSERCIÓN SOCIAL DE LAS PERSONA PRIVADAS

DE LIBERTAD
EN EL PARAGUAY

La reinserción social de las persona privadas de libertad en el Paraguay

El Estado debe salir de la parte retorica cuando habla de Reinserción, y


verdaderamente hacer algo, ya que a la larga a todos nos afecta la inactividad de un
buen Plan Estratégico, no ha futuro, y si a corto, y mediano plazo, que se verá
reflejado en nuestra comunidad bajando los niveles de asaltos, robos y crímenes.

El Sistema Penitenciario y el tratamiento de las personas privadas de libertad fueron


por años postergados en el Paraguay, estos dichos no son una falacia, es una realidad
que cualquier integrante de nuestra sociedad puede plasmar de solo interiorizarse un
poco en el tema.

El Estado está obligado a crear las instituciones indispensables para la asistencia post-
penitenciaria que posibilite la reinserción social del ex interno/a y proporcionar la
creación de un ente penitenciario con carácter autónomo, y con personales
exclusivamente técnicos.

El fin de las Instituciones destinadas a la atención en pre libertad es la reinserción


social, el problema radica en que “las cárceles no arrojan los resultados esperados
como medios de control de la delincuencia. Al contrario, crean en su interior
“microsociedades criminógenas”.

Ante este escenario la realidad penitenciaria plantea la necesidad de cambios y


alternativas, “la finalidad de una reintegración del condenado en la sociedad no debe
ser abandonada, sino que debe ser reinterpretada y reconstruida sobre una base
diferente…, más aún si se considera que en la actualidad los muros de las cárceles
representan una violenta barrera que separa la sociedad de una parte de sus propios
conflictos, por lo que la reintegración del condenado significa, antes que la
transformación de su mundo separado, la transformación de la sociedad que reasuma
aquella parte de sus problemas y conflictos que se encuentran segregados en los
centros de reclusión”.

Debemos entender por Reinserción como la “integración a la sociedad de una persona


que estaba marginada de ella”. En tal sentido pareciera que mientras el individuo está
privado de libertad no se encuentra en la sociedad, está alejado de ella, está recluido
en una sociedad artificial que es la cárcel y cuando se habla de reinserción social lo
que se busca es volver a integrarlo a la sociedad de la que fue excluido por el delito
cometido, en otras palabras, devolverlo curado a la vida en sociedad de forma que
respete las normas pautadas.
La cárcel es considerada oficialmente un medio rehabilitador para quienes han
incurrido en conductas delictivas. Si se cumple o no esta función es un debate que por
sí sólo merece un análisis; para algunos autores como Foucault “…el funcionamiento
interno de la prisión no es posible, sobre todo, por un juego, a la vez múltiple y
complejo, de ilegalismos. El reglamento interno de las cárceles, es siempre contrario a
la ley fundamental que garantiza, en el resto de la sociedad, los derechos del hombre”.

Desde el punto de vista jurídico para lograr la reinserción social de los individuos; se
deberá seguir los procedimientos acordes con esta idea, para ello se necesita que la
persona que labora en la Institución, tenga claro los objetivos que se persiguen, la
realidad es que no solo existen contradicción en los modos institucionales de
proceder, también se debe adecuar la Norma Penitenciaria a estos tiempos nuevos, ya
que la misma a título personal, está desfasada.

Es sumamente importante que la Institución tenga claro cuál es su objetivo, qué es lo


que quiere alcanzar, y que el personal que allí labora lo tenga tan internalizado, que su
trabajo esté centrado en lograrlo. Así pues, la comunicación entre el personal y la
definición de sus roles son tan fundamentales como la congruencia de los objetivos
institucionales, ya que “…la incongruencia entre el personal puede, y con frecuencia
logra, producir un fracaso institucional”.

Esta coherencia podría ser definida, como el grado de acuerdo que hay entre los
miembros institucionales, en relación a lo que son o no los objetivos de la misma, y
quiénes son los responsables de hacer cada cosa para alcanzarlos.

Para lograr esta congruencia debe haber un proceso de comunicación eficiente y


efectivo, y en especial debe haber claridad sobre las estrategias a usar. No obstante,
en la realidad se observa que la comunicación institucional normalmente es ignorada
por el personal directivo.

El personal Penitenciario debería conceptualizar claramente el rol que desempeña y no


sólo tener nociones (vagas, ambiguas y a veces contradictorias). Y es que desde el
punto de vista criminológico la misión intrínseca de todos estos términos conlleva a
una enorme complejidad: trabajar, transformar, mejorar, tratar a un ser humano es de
por sí solo, es una tarea difícil, pero más aun lo será si no se tiene absolutamente claro
lo que se quiere lograr, ni cómo hacerlo; o cuando cada funcionario tiene su peculiar
noción sobre el tema y su propia manera de hacer las cosas.

Para concluir y ante la mejor Política Penitenciaria que se quiera poner en marcha, es
más que necesario que haya sobre todo una voluntad política para logra el objetivo,
que repercutiría en el mejoramiento de la calidad de vida de los privados de libertad,
sus familias y en toda la sociedad.
La situación penitenciaria en el Paraguay
Enviado por Jorge Gustavo Alvarez Leiva

Introducción

Reforma de la justicia penitenciaria

Conclusión

Bibliografía

Fuentes de consulta

Introducción
En el Paraguay el sistema penitenciario soporta graves deficiencias, y antes que cumplir con
el objetivo de reinsertar a las personas infractoras a la sociedad, va perfeccionándose en
una verdadera escuela de la delincuencia. Los organismos encargados del sistema son
teóricamente los correctos, pero la función que realizan no se ajusta a las necesidades reales
de las cárceles en nuestro país.
La Dirección de Institutos Penales (DIP), dependiente del Ministerio de Justicia y Trabajo,
es la encargada del control de todo el régimen penitenciario integrado por 10 penales y dos
correccionales, una nacional que es la de Tacumbú y las demás regionales que están en
diversos puntos del interior del país. Existen dos cárceles de mujeres, siendo la principal la
Casa del Buen Pastor, ubicada en la capital; además, funciona desde hace unos años un
centro de rehabilitación de menores infractores que funciona en la ciudad de Itauguá, en el
departamento Central.
El régimen penitenciario paraguayo se rige por la Ley N° 210 del año 1970, que establece en
el Capítulo I De los principios básicos del régimen penitenciario.
"La pena restrictiva de la libertad tenderá, cuando su duración lo permita, a la readaptación
social del Interno". Hacer un estudio pormenorizado de la realidad penitenciaria, sin
embargo, lleva inevitablemente a la conclusión de que el régimen en cuestión no es
adecuado para el cumplimiento de su objetivo, pues antes que preparar a los reclusos y
reclusas para su reinserción social, los torna más degradados/as y socialmente
peligrosos/as, de donde concluir que el sistema termina siendo una "escuela de la
delincuencia" no contiene un ápice de exageración.
La ley establece que el régimen se caracterizará por su progresividad, y en los casos de
condena constará de un periodo de observación, uno de tratamiento, y por último de un
periodo de prueba y de libertad condicional. El cumplimiento de estos pasos contribuiría a
la recuperación de la persona condenada a tantos años de prisión; sin embargo, tal
progresividad no existe ni puede existir, pues el régimen se mueve en condiciones de
absoluta precariedad que no permite la aplicación de los referidos periodos. Hay grandes
deficiencias de fondo que deben ser tenidas en cuenta por las autoridades: no
existen recursos económicos suficientes ni hay personal apto y debidamente entrenado para
llevar adelante un programa ideal como el establecido. Todo el sistema se mueve dentro de
una absoluta precariedad.
La ley es letra muerta, ninguno de los 94 artículos se cumple como debe ser. Se habla
de respeto a los derechos humanos y de brindar las herramientas necesarias para que
internos e internas puedan ser nuevamente viables socialmente, pero la absoluta falta
de atención a las cárceles convierte el sistema en una bomba de tiempo. El contenido de la
presente monografía se centra sobre aspectos y hechos relevantes acerca de la realidad
penitenciaria en el Paraguay y parte de una óptica personalizada, del autor, acorde al
ámbito jurídico Nacional.
CAPITULO I

Reforma de la justicia penitenciaria


I.1 INTRODUCCIÓN A LA SITUACIÓN PENITENCIARIA EN
EL PARAGUAY Desde los días del stronismo el sistema penitenciario paraguayo ha
cambiado para mejor. Notablemente, se ha reducido el índice de prisión preventiva del
índice del 90% que se registró durante la dictadura. Nuevas construcciones han aumentado
la capacidad y mejorado la infraestructura de varios centros de detención. Granjas
penitenciarias y otros centros de rehabilitación que permiten a los internos tener
oportunidades de trabajo han sido introducidos con evidente éxito[1]Sin embargo, las
condiciones en muchas de las penitenciarías del país continúan siendo
calamitosas. Estadísticas oficiales e informes revelan tanto éxitos como tareas pendientes
en el sistema penal paraguayo.
La superpoblación en particular es una de las condiciones existentes más serias, extensas y
agravantes en las penitenciarías paraguayas. El ejemplo que resalta más es el de la
Penitenciaría Nacional de Tacumbú, una institución con una capacidad de
aproximadamente 1.200 prisioneros, pero que alberga típicamente a 3.000 internos[2] A
cada día que pasa la población penitenciaria va en aumento convirtiéndose en un problema
nacional creciente. Otro problema preocupante es la ausencia de separación entre reclusos
con prisión preventiva y aquellos que ya han sido condenados[3]Aquellos que conocen las
penitenciarías paraguayas cuentas que este tipo de integración fomenta la delincuencia, ya
que expone a aquellos que han sido acusados de cometer delitos, a la influencia directa de
reincidentes. En suma, el propio hacinamiento originado por el recurso excesivo a la
prisión, tiene implicancias negativas para la segundad mediata y las condiciones de vida de
todos dentro de las instituciones penitenciarias. Las cárceles, particularmente las más
superpobladas, son "depósitos humanos" donde los internos viven
como animales hacinados en una situación que multiplica el malestar o nerviosismo,
elementos propios para la generación de violencia. Los choques entre reclusos, y de éstos
contra los guardias son frecuentes y muchas veces fatales. Dado el predominio de estos
peligros, los prisioneros tratan de mantenerse en grupos por protección, algunos inclusive
buscando: seguridad inherente al confinamiento solitario.
A más de estos riesgos e incidentes de conflicto existen también necesidades básicas
insatisfechas, desde celdas utensilios para comer y asistencia médica. Centenares de
personas, por ejemplo no tienen espacios en las celdas, y deben dormir en los corredores o
afuera expuestos a las fuerzas de la naturaleza. Otros no tienen camas y comparten un solo
cuarto de baño con otros 200 o más. Los reclusos deben utilizar platos de utensilios rolos y
sucios para consumir agua o comida. El Relator Especial contra la Tortura de las Naciones
Unidas, luego de completar una misión al Paraguay a finales de 2006, concluyó que:
"… en el Paraguay las cárceles se encuentran en estado deplorable en lo que se refiere a
las comodidades, higiene, y provisión de comida, colchones, y otros elementos esenciales
necesarios para una vida digna…". La defensoría del Pueblo afirma que dentro de casi
todos las cárceles del Paraguay prolifera el consumo de estupefacientes y alcohol y que
también se práctica la prostitución siendo los responsables directos de los mismos los
mismos guardia cárceles quienes a cambio reciben considerables sumas de dinero. Otra
forma aparentemente común de corrupción y extorsión que involucra a los guardias es la
agresión física y el confinamiento en calabozos salvo caso que para evitarlo se pague por
ello. Como en muchos países que enfrentan crímenes violentos e inseguridad ciudadana,
prevalece en el sistema penal del Paraguay el sentimiento de que aquellos que se
encuentran en los centros de detención han sido abandonados por la sociedad.
Representantes de ONGs que trabajan en los centros penitenciarios comentan que "a la
sociedad paraguaya sólo le interesa que el sospechoso se encuentre en la cárcel, sin
importar las condiciones de detención". La incapacidad de las instituciones penales de
cumplir sus roles como centros de educación y readaptación fueron se aprecia con solo
estar al tanto de informaciones radiales, televisivas u escritas. Es necesario que en el
Paraguay se busque reproducir los programas de detención que han tenido éxito, tales
como el de "La Esperanza,"[4] en vez de continuar ignorando la falta de oportunidades para
la readaptación de los condenados. Bajo el Código Penal de 1497, la promoción de la
readaptación de los condenados es citada junto con la protección de la sociedad como
los objetivos principales de la detención. GOMEZ TORRES, Miguel, ex-funcionario de la
Dirección de Derechos Humanos de la Corte Suprema de Justicia. 2007. afirma:
"…el sistema penal del Paraguay no ayuda a los reclusos a conseguir trabajo una vez
liberados. No les dan nada. En ninguna penitenciaria del país existe un sistema electivo
de reinserción en la sociedad…". La Senadora MENDOZA DE ACHA, Ana María quien
encabeza la Comisión Interinstitucional de Visitas Penitenciarias, concuerda: "…No
tenemos la voluntad mínima de reinsertar a la persona en la sociedad y hasta que esto
cambie, el recluso seguirá representando una amenaza a la comunidad ya que los centros de
detención, lejos de reeducar al individuo, van multiplicando delincuentes…".
I.1.1 Situación de la mujer en detención Las mujeres en los centros de detención del
Paraguay sufren muchos de los mismos problemas que afectan a sus contrapartes
masculinas. Las detenidas en la Casa del Buen Pastor se hallan recluidas en celdas sucias,
infestadas, húmedas y poca ventiladas. También se afirma que existen esquemas corruptos
liderados por las guardia cárceles, parecidos a los narrados en las prisiones para hombres,
Otro temas significativos incluyen el continuo uso de guardias masculinos dentro de la
correccional - a pesar de que esta práctica se encuentra prohibida por la Ley -y la falta de
financiación para alimentar a los casi treinta hijos de reclusas que viven dentro del
correccional junto a sus madres. Estas familias deben a veces apoyarse en benefactores
privados, individuales u organizaciones, para hacer frente a sus necesidades básicas. Otra
problemática es la carencia de servicios legales efectivos, dado que las internas de escasos
recursos cuentan con abogados a quienes ni siquiera conocen.
I.1.2 Situación de jóvenes en detención Las condiciones de los jóvenes en los
correccionales paraguayos aparentemente son menos violentas y abusivas que en los de los
adultos. Un equipo de investigación de la Universidad Columbia del Paraguay en octubre de
2006 al Centro Integral Educativo de Itaugua ha informado que se han encontrado con
un plan de rehabilitación pedagógica, labores productivas y formación individual de los
reclusos bastante efectivo.
Este plan es enfocado y guiado en gran parte por principios internacionales en cuanto al
tratamiento de jóvenes". Al momento de la visita un programa de panadería y de huerta
proveían las oportunidades para que los internos realizaran una actividad constructiva.
También se promovían programas educativos, con altas tasas de asistencia. La
participación de los internos era casi total, habiendo aumentado del menos del 25% que
había en el 2002. El personal del centro también ha sido el centro de los esfuerzos
educativos—ya que todos deben completar con éxito el programa de la Escuela
Penitenciaria. Los guardias no llevaban armas, y su trato generalmente es humano con los
internos—en contraste con lo que se experimentaba allí en el pasado, y hasta hoy en otros
correccionales.
I.2 EJECUCIÓN DE LAS PENAS PRIVATIVAS DE LIBERTAD
Como ya se mencionara anteriormente, en todo el territorio de la República del Paraguay,
las cárceles soportan problemas similares: superpoblación, infraestructura
deficitaria, presupuesto insuficiente, falta de política carcelaria orientada a favorecer la
recuperación de las personas recluidas para su reinserción social. Todas también tienen una
composición social similar: personas de extracción social popular, con escaso o nulo nivel
de instrucción escolar.
De lo apuntado no hay que deducir, obviamente, que los únicos que delinquen son las
personas de origen pobre; hay delitos que protagonizan personas de las más diversas clases
sociales, inclusive de las más encumbradas. Lo que sí se puede concluir es que sobre todo se
penaliza a los de extracción social pobre, quedando impune el grueso de los delitos cuyos
autores son de un nivel social superior. Actualmente el porcentaje de reclusos que no tienen
condena es superior al 70%. Ningún criterio de clasificación de internos es utilizado en las
cárceles para determinar el grado de peligrosidad de los mismos a la hora de ubicarlos en
las celdas o pabellones. La ley 210 en su capítulo II habla sobre el ingreso y la clasificación.
Es clara en este punto y refiere: "…que las personas que ingresan a las cárceles serán
clasificadas de acuerdo a la magnitud de los delitos cometidos…." Ningún criterio de
clasificación se aplica, ni siquiera el de peligrosidad. De ahí que un interno que ha
ingresado por un delito casi inofensivo, como robar para comer, por ejemplo, pueda
compartir la celda con otro que ingresó por asesinato múltiple; o que haya menores de edad
con adultos, o incluso mujeres recluidas en cárceles destinadas exclusivamente para
varones.
La Ley Nº 210 también establece que: "...las personas ocuparán en forma individual las
celdas o entre más de dos si las condiciones no estuviesen dadas,…" …pero especifica que:
"… los presos deberán dormir en celdas individuales por una cuestión de seguridad…"
I.2.1 Derecho de los/as reclusos/as Si bien es cierto que a los residentes de las
penitenciarías, mientras dure su estadía en ella, sean, varones mayores, menores o mujeres,
se les priva de ciertos derechos, deberes y obligaciones tales como el libre tránsito, libertad,
acceder a cargos públicos, sufragar etc., también se les otorga otros de tal forma a hacer
mas llevadera su vida .
I.2.1.1. Derecho de los/las recluso/as para recibir visitas La Ley 210/70, en su
artículo 90°, que fuera modificado en octubre de 1993 dispone que:
"… los establecimientos penitenciarios que alojarán a sentenciados y procesados serán de
rehabilitación, corrección y prevención, y contar; como mínimo con
los medios siguientes:
 Un organismo técnico y criminológico del que formará parte, por menos, un
médico psiquiatra con versación en criminología.
 Servicio médico acorde con las necesidades del establecimiento.
 Secciones de trabajo que aseguren la plena ocupación de los interno
 Biblioteca y escuela primaria a cargo de personal docente.
 Capellanes nombr2ados por el Estado o adscriptos honorariamente
establecimiento.
 Tribunal de Conducta que estará constituido por los encargados del tratamiento
penitenciario.
 Instalaciones recreativas pertinentes.
 Locales y medios adecuados para segregar y tratar a los internos que
padezcan psicosis, y Personal idóneo que ejercerá una actitudpredominantemente
educativa…"
Mientras dure la condena, las personas privadas de su libertad pueden recibir visitas los
días lunes, miércoles, viernes, sábado y domingo. Las mismas pueden clasificarse en cuatro
tipos:
1) Las familiares: las personas más cercanas a la persona recluida, tanto parientes como
amigos/as, pueden ingresar al penal en los días fijados. 2) Las privadas: esposas o parejas
ocasionales visitan a los presos para mantener relaciones sexuales. Hay días y horarios
establecidos y se paga por este servicio. 3) Las mutuas: reclusas de la cárcel de Mujeres del
Buen Pastor pueden ingresar los miércoles. Algunas son esposas de los internos y otras
crean vínculos con otros presos.
4) Las profesionales: los abogados y abogadas que se encargan de los procesos pueden
visitar a sus clientes todos los lunes y cualquier otro día de la semana, previa obtención de
un permiso. Los reclusos también pueden recibir visitas de miembros de la justicia
ordinaria y organizaciones (Derechos Humanos, tanto oficiales como no gubernamentales.
[5]
I.2.1.2 Derecho del recluso/a para comercializar lícitamente En todas las cárceles
existen personas cuyos parientes les provee de los recursos económicos necesarios para
realizar actividad comercial lícita dentro del penal, para ello existe una Comisión Mixta, no
autorizada por el Ministerio de Justicia y Trabajo, que se encarga de la provisión de
mercaderías para las cantinas internas que operan dentro del penal. Esta comisión está
presidida por un funcionario de la cárcel, y vende mercaderías de todo tipo a los internos:
desde azúcar, harina, arroz, fideos, yerba, panificados, verduras y lecheen polvo hasta
medicamentos para urgencias menores.
Generalmente todos los productos ofrecidos son vendidos a precios bastante altos, y los
internos se ven en la obligación de adquirirlos para preparar sus alimentos diarios, pues la
comida que se sirve en el penal no es apetecible y tampoco alcanza para todos. El
dinero recaudado no ingresa en ninguna cuenta oficial tal como establece la ley de
presupuesto. "…los recursos generados en una institución pública deben ser depositados
en una cuenta estatal, y posteriormente solicitar la liberación de estos fondos al
Ministerio de Hacienda..." Estimativamente esta Comisión recauda 80 millones
de Guaraníes anuales equivalente, al cambio actual, a 20.000ºº dólares americanos con
una ganancia diaria de 222.000 mil guaraníes, equivalente a, 55,50ºº dólares.[6]
I.2.1.3 Derecho a las "privadas" Las "privadas", son habitaciones
"especiales" destinadas a los/as reclusos/as para mantener contactos íntimos con sus
esposas/os o parejas ocasionales, están amuebladas mínimamente y en la mayoría de los
casos disponen de un baño individual, y de un baño de uso colectivo, en otros.[7] El
mecanismo para el uso de dichos cuartos es relativamente simple, pero costoso: los
interesados deben comunicar su deseo de utilizar una de las habitaciones, un día antes al
encargado de la administración del servicio, que es un funcionario del Penal; realiza el pago
y debe dejar registrado quién es la persona que vendrá a verlo. Para el funcionamiento de
este sistema, en la cárcel central del Paraguay – Tacumbú - se cuenta con habitaciones
dispuestos en tres pisos con 42 habitaciones numeradas: 30 son piezas especiales con baño
privado y 12 son comunes, equipadas con una cama matrimonial, una mesita, una silla. Las
parejas que utilizan las habitaciones más baratas deben acudir a un baño común. El pago
por la utilización de las habitaciones precede al permiso. Las tarifas pueden ir en aumento y
son fijadas exclusivamente por el director de la Penitenciaría.
Si las habitaciones fuesen utilizadas de manera plena y permanente, se tendría capacidad
para el uso de 126 turnos, es decir, cada 18 días un recluso tendría la posibilidad de tener
contactos íntimos, lo que es poco. Los especialistas en relaciones sexuales y de pareja
aseguran que por regla es aconsejable que las personas mantengan relaciones como mínimo
una vez por semana. Esto es lo recomendable desde el punto de vista de una vida saludable.
El hecho de estar condenado a varios años de prisión habilita teóricamente al interno a
usufructuar gratuitamente el servicio, pero esta regla no siempre se respeta y la mayoría de
las veces se ven obligadas a pagar. En el caso de las visitas realizadas por las esposas,
compañeras o novias a sus respectivas parejas recluidas en la Penitenciaría, todo se
desarrolla con normalidad. Los trámites son relativamente simples, pues las visitantes se
presentan a determinadas horas y abandonan el lugar después de concluido el tiempo
previsto. Otros casos, sin embargo, resultan interesantes, por lo que se procede a
describirlos de manera sintética, pues poco o nada se conoce sobre como funcionan.
Un hecho rodeado de aspectos llamativos que se da en el marco del régimen de visitas
privadas es el protagonizado por las internas del Correccional de Mujeres "El Buen Pastor".
Éstas visitan en la cárcel de Tacumbú a sus respectivas parejas, momentos que aprovechan
para poner en contacto a otro reclusos con algunas amigas, también internas. Y así se van
tejiendo relaciones entre internos. Se permite el ingreso de estas mujeres todos los
miércoles, desde las 08:00 de la mañana hasta las 16:00 de la tarde.
I.2.1.4 Derecho a la alimentación y salud Los reclusos y reclusas de las cárceles del
Paraguay reciben, normalmente, tres comidas diarias: desayuno, almuerzo y cena. El
primero se sirve a partir de las 5:30 de la mañana y consiste en un jarro de cocido negro con
dos galletas, a veces tiene un poco de leche sólo para cortar el aspecto negruzco de la yerba
quemada con el azúcar. El almuerzo se sirve entre las 11:30 y 14 horas. La cena se sirve
antes de las 20:00 hora en que todos los internos deben estar en sus celdas.
Con respecto al tema de la salud de los reclusos y reclusas, la Ley 210/70 contempla en su
capítulo X, De la asistencia médica, que:
"...el interno tiene derecho y está obligado a recibir asistencia médica para preservar y
mejorar su salud física y mental (Art. 73);… qué a su ingreso será sometido a las medidas
profilácticas fundamentales y a los exámenes clínicos necesario para determinar el estado
de su salud…" (art. 75°). La atención médica y la cuestión de la alimentación son dos de los
principales problemas de las cárceles. Tacumbú cuenta con un staff de médicos, pero éstos
no cumplen horario y no realizan una atención adecuada; por su parte el penal de
Emboscada no tiene un médico designado, sólo una enfermera. Las demás penitenciarías
regionales tampoco tienen médicos permanente sólo enfermeros que hacen todo el trabajo.
Si un interno está enfermo de gravedad se lo traslada al Centro de Emergencias Médicas de
Asunción o al Hospital Nacional Itauguá donde son atendidos.
Casi la mayoría de las cárceles no cuentan con ambulancias para ser utilizadas en casos de
emergencia, la mayoría de las veces, cuando ocurren enfrentamientos y los heridos deben
ser trasladados a un centro asistencial, se los tira en cualquier vehículo y si la suerte los
acompaña llegan vivos al nosocomio.
La insalubridad en los penales está a la orden del día. Los internos sufren enfermedades de
la piel y afecciones dentarias, enfermedades broncopulmonares, e incluso las más graves
como el SIDA, la tuberculosis, sífilis y otras enfermedades venéreas. Para desnudar la
deficiencia, por no decir nula atención médica en los penales, basta este ejemplo: en
Tacumbú la enfermedad más común se llama escamosis Como no existen medicamentos,
los enfermeros se las ingenian para fabricar remedios caseros y tratarlos con éstos a los
enfermos. Los expectorantes para la tos y la gripe surten efecto rápidamente. Las
enfermedades más graves como el Sida o la tuberculosis deben de ser tratados con
medicamentos bastante caros, que son proporcionados ocasionalmente por los programas
de asistencia, o a veces son productos de donaciones de laboratorios del sector privado.
I.2.1.5 Derecho a Educación y recreación La Ley 210/70 prescribe que:
"…todo interno analfabeto será obligado por las autoridades de la Penitenciaria a iniciar
sus estudios y si las condiciones están dadas a terminar por lo menos el nivel medio (ciclo
secundario) o el técnico..." La norma refiere que deben existir centros educativos dentro de
los penales para que lo internos analfabetos puedan leer y escribir, y aquellos que lo deseen,
completen su educación inicial o la básica. "…La instrucción será obligatoria para los
internos analfabetos y los que no hubieran completado el ciclo primario. Puede eximírsele
de esta obligación al interno mayor de 45 años y al que careciere de las mínimas
condiciones intelectual…" reza el artículo 60 de la ley penitenciaria. Todo el marco legal
está construido como para que se le brinde a la persona privada de su libertad todos los
mecanismos para cubrir las necesidades de educación, y se establecen aspectos que buscan
mejorarlo para el día en que abandone la Penitenciaría.

Conclusión
De todo lo expuesto en la presente monografía se desprenden dos conclusiones
fundamentales:
 La política penitenciaria en el Paraguay es esencialmente represiva, apostando a
controlar la delincuencia a través de mecanismos de seguridad amplios y mejor
equipados, así como de una abultada estructura judicial, obteniéndose como resultado
final que ni se controla la criminalidad, ni se la reduce. El motivo es simple, pero grave:
la política penitenciaria está en abierta colisión con los avances teóricos y doctrina que
se han producido en ese campo, con el agravante de soporta disociación
entre discurso y praxis, pues se incorporan en las legislaciones los elementos más
avanzados, pero se practica un sistema de control ineficiente que se ha demostrado de
manera inequívoca.
 El alcance del mejoramiento de las condiciones socioeconómicas tiene un efecto
doble y potenciado, pues además de reducir los niveles de criminalidad, impactará
positivamente también sobre la justicia penal, que dispondrá de más recursos para
destinar al tratamiento de los reclusos para su reinserción en la sociedad. Esto se ha
demostrado sobradamente en los países de mayor desarrollo, donde los contrastes
sociales se han reducido.
Sobre todo lo expuesto y a la luz de una cruda realidad propongo sea considerada las
siguientes opciones:
Primera, de aplicación inmediata: Resulta aconsejable la adopción de un conjunto de
medidas, que implican entre otros, pero no exclusivamente:
 mejores recursos para descomprimir el problema:
 separación de los reclusos por el grado de peligrosidad, por un lado, y la situación
de las personas condenadas o procesadas por el otro,
 reclusión de menores y mujeres en lugares apropiados, y
 aplicación de programas recreativos, laborales y educativos, para reducir en el corto
plazo los altos niveles de agresividad.
Segunda, de aplicación a mediano plazo: Se hace impostergable abrir una discusión a fondo
sobre la política penal más adecuada para el país, que incorpore ciertamente los avances
doctrinarios, pero que sobre todo se compadezcan de la realidad del país.
Abren oficina de reinserción laboral para reclusos

Mediante una alianza entre el Ministerio de Justicia y el Ministerio de Trabajo,


se creó la oficina de reinserción laboral, que ayudará a los expresidiarios a
conseguir trabajo.
03 DE JULIO DE 2015

Este viernes se celebró la inauguración de la oficina de


reinserción, que fungirá de intermediario para ayudar a los
reclusos a reincorporares al mundo laboral.

La ministra de Justicia, Sheila Abed, aplaudió la iniciativa,


asegurando que con la habilitación de esta nueva
dependencia los expresidarios podrán integrar nuevamente la
sociedad con éxito.

“Queríamos dar una respuesta eficiente a las personas


recluidas por parte del Estado, con respecto a la función
resocializadora y eso solo se puede concretar dándole al
recluso lo que no se le dio anteriormente”, expresó la titular
del Ministerio de Justicia durante el acto.

“Estamos tratando de desarrollar habilidades de trabajo,


darles algún tipo de educación formal con ayuda del SNPP y
SINAFOCAL, tratando de cerrar el círculo de la reinserción
con albergues pospenitenciarios y con esto cerramos, con las
oficinas de reinserción laboral que nos permitirá darles una
segunda oportunidad”, detalló.
Abed considera que la implementación de estas medidas
garantizarán la efectividad de la reinserción social de los
presos, pues las estadísticas revelan que el 70 % de los reos
no terminó la escuela primaria y que solo el 8 % trabajaba
antes de ingresar a la cárcel.

E-mail: rehabilitacion@pj.gov.py
FUNDAMENTACIÓN
Según el Art. 20 de la Constitución Nacional la pena tiene como fin la rehabilitación del
infractor de la ley. Así también, la Ley 210/70 del Régimen Penitenciario en su artículo 3° alude
a que el tratamiento penitenciario debe ser integral con miras a la readaptación social del interno
y en sus artículos 86 y 87 aduce sobre la necesidad de brindar a las personas que obtienen su
libertad un tratamiento pos penitenciario.

A esto también debemos considerar la Acordada de la Corte Suprema de Justicia No. 222 QUE
APRUEBA LA GUÍA DE PROCEDIMIENTOS DEL SISTEMA DE EJECUCIÓN PENAL.

Teniendo en cuenta la Constitución, el Código Procesal Penal y la Ley del Régimen


Penitenciario, en la cárcel se deben dar pautas relacionadas al tratamiento rehabilitador, el cual
debe darse al penado desde su ingreso al recinto carcelario, la misma debe ser de carácter
integral a fin de que se dé un proceso, un régimen de progresividad, que al salir del recinto
carcelario mediante una medida sustitutiva a la prisión o libertad condicional, pueda
reincorporarse a la sociedad, acompañado por un estricto sistema de apoyo, control y
rehabilitación de la conducta delictiva; como también a través de Programas Socio laborales
para su adecuada readaptación familiar y social.

Este Proyecto plantea la incorporación de un sistema de prevención y control de las variables de


reincidencias del delito, orientado a la disminución gradual de los intentos y los hechos
punibles.

Considerando que las condiciones en el medio carcelario son alienantes, teniendo en cuenta
también la superpoblación de las instituciones penitenciarias, resulta sumamente difícil para una
persona que no cuenta con un sistema de rehabilitación integral pueda reinsertarse
adecuadamente; situación que hace emerger el estado de inseguridad de la población ante los
reiterados hechos delictivos que aqueja a la ciudadanía.

Por lo expuesto, se observa una necesidad imperiosa de la coordinación de esfuerzos, recursos y


políticas públicas para configurar un sistema de cooperación interinstitucional entre la justicia y
otras organizaciones (gubernamentales y no gubernamentales) enmarcados en una misión,
altamente técnica e independiente orientada a la disminución de los índices de violencia y actos
delictivos en el país.
RESULTADOS ESPERADOS
El presente Proyecto tiende a abarcar a las personas beneficiadas con la libertad condicional de
la población penitenciaria, en un principio, que corresponda a los Juzgados de Ejecución, así
como los Juzgados Penales de Garantías y a su vez, coordinar planes y estrategias
interinstitucionales que permitan construir un sistema eficiente y eficaz que circunscriba a toda
la República del Paraguay.

ORGANIZACIONES PROYECTISTA Y EJECUTORA


La elaboración, los ajustes, la implementación, la administración y la investigación inherente al
Proyecto estarán a cargo de la Sociedad Internacional de Psicología Criminológica y Forense-
Capítulo Paraguay con el firme apoyo de la Corte Suprema de Justicia a través de los Juzgados
de Ejecución y de Garantías.

OBJETIVO
El objetivo fundamental del Proyecto se aboca a la constitución de una instancia válida para el
cumplimiento efectivo de las leyes en cuanto a la rehabilitación y reinserción psicosocial y
laboral de personas procesadas y condenadas, así como en la constitución de una entidad para el
ejercicio de Asesoría de Prueba.
RESULTADOS ESPERADOS
Inmediato:
Lograr que la persona desarrolle su capacidad y habilidad de control de la conducta violenta y
delictiva, así como también la posibilidad de obtener lícitamente los recursos económicos
necesarios para mantenerse a sí mismo y a su familia.
Mediato:
Propiciar que todo el apoyo que se le brinda redunde en un cambio personal, contribuyendo a la
transformación de su entorno y su circunstancia; potenciándolos como sujetos sociales
autónomos, organizados, solidarios y dialogantes, con otras perspectivas y puntos de vista con
equidad de derechos y de género.
Familiar:
Fortalecer los lazos familiares, para que reconozcan, reciban y apoyen a la persona que
vuelve a integrarse física y funcionalmente al hogar.
Social:
Lograr que el tejido social se concientice y sensibilice ante la realidad de los efectos positivos
de la rehabilitación y reinserción social, y que redunde directamente en la prevención del delito
y a su vez, colaborar en la reincorporación socio laboral de las personas.
Laboral:
Propiciar vínculos y/o convenios con grupos empresariales y de la producción para la
incorporación de mano de obra proveniente del Proyecto de Rehabilitación y Reinserción social.
Monitoreo:
En relación al seguimiento o monitoreo de cada caso, el Sistema contará con indicadores
elaborados específicamente para el Proyecto, que permitirá el registro y la evaluación adecuada
para proveer de informes, así como para la investigación.
Este monitoreo, mediante la identificación y utilización de las variables inherentes al proceso de
rehabilitación y a la reinserción psicosocial laboral constituirán insumos para la medición de la
evolución en cada caso y para la elaboración y presentación de los Informes para el Juzgado de
Ejecución y la Rendición de Cuentas Públicas.
OBSERVACIONES:
La Mesa Interinstitucional estará compuesta por Juzgados de Ejecución, Dirección de Institutos
Penales (Ministerio de Justicia y Trabajo), Ministerio Público, Instituciones Religiosas y
Organizaciones no Gubernamentales. Los Coordinadores de cada Equipo Técnico tendrán a su
cargo 3 Psicólogos y 3 Trabajadores Sociales por cada Equipo), quienes serán sometidos a un
sistema de selección.
PROYECTO DE REHABILITACIÓN Y REINSERCIÓN SOCIAL DE PERSONAS
PROCESADAS Y CONDENADAS
La constitución de este Proyecto implicará una instancia que demandará un estatus científico y
ético con independencia en la toma de decisiones y presentación de resultados, enmarcados
dentro de la ley, exento de niveles de corrupción y operando bajo criterios estrictamente técnico-
profesionales

Acuerdo nº 845 de Corte


Suprema de Justicia, 1 de
Octubre de 2013

CONTENIDO

POR LA CUAL SE RESUELVE IMPLEMENTAR EL CONTENIDO DE “LAS


REGLAS DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL TRATAMIENTO DE LAS
RECLUSAS Y MEDIDAS NO PRIVATIVAS DE LA LIBERTAD PARA LAS
MUJERES DELINCUENTES”, CONOCIDA COMO “REGLAS DE BANGKOK”.

En la Ciudad de Asunción, Capital de la República del Paraguay, a los un


días del mes de octubre de dos mil trece, siendo las once horas, estando
reunidos en la Sala de Acuerdos de la Corte Suprema de Justicia, el
Excmo. Señor Presidente Dr. Antonio Fretes, y los Excmos. Sres. Ministros
Doctores, Luis María Benítez Riera, Miguel Oscar Bajac Albertini, Víctor
Manuel Núñez, Sindulfo Blanco, José Raúl Torres Kirmser, Alicia Beatriz
Pucheta de Correa, Cesar Antonio Garay y Gladys Ester Bareiro de
Módica, por ante mí, el Secretario autorizante;

DIJERON:

Que la Constitución Nacional del año 1992 garantiza la igualdad de


derechos y la no discriminación a través de los Arts. 1°, 46 y 47 ,
disponiendo que el Estado debe promover las condiciones y crear los
mecanismos adecuados para que dicha igualdad sea real y efectiva,
allanando los obstáculos que impidan o dificulten su ejercicio y
facilitando la participación de las personas en condición de
vulnerabilidad en todos los ámbitos de la vida nacional.

El derecho a la igualdad y no discriminación de todos los seres humanos


se encuentra reconocido en diversos instrumentos de protección de los
derechos humanos tales como: Declaración Universal de Derechos
Humanos, Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San
José, Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos.

La Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación


contra la Mujer, ratificada por la Ley N° 1215/86 establece la obligación
de los Estados a:
1-Contar con políticas públicas encaminadas a eliminar la discriminación
contra la mujer.

2-Establecer la protección jurídica de los derechos de las mujeres por


conducto de tribunales competentes que protejan a las mismas contra
actos discriminatorios

3-Reconocer la igualdad de la mujer con el hombre ante la ley, su plena


capacidad jurídica y la igualdad de trato en la Administración justicia.

Que en la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial de la Mujer


(1995) se establece como uno de los objetivos estratégicos “garantizar la
igualdad y la no discriminación ante la ley y en la práctica”. Y, entre otras
medidas, se insta a los países a revisar las leyes nacionales y las
prácticas jurídicas con el objeto de asegurar la aplicación y los principios
de todos los instrumentos internacionales de derechos humanos, a
revocar aquellas leyes que discriminen por motivos de sexo y a eliminar
el sesgo por género en la administración de justicia.

Que en las Declaraciones de los Encuentros de Magistradas, “Por una


Justicia de Género”, se asumieron compromisos para impulsar acciones
concretas en orden a transversalizar la perspectiva de género en la
administración de justicia.

Que la CIDH, por Resolución Nº 1 de fecha 13 de marzo de 2008, aprobó


los “Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas
Privadas de Libertad en las Américas”. En la misma, bajo la rúbrica de
Principio II (Igualdad y no-discriminación), indicó, entre otras cosas;
“Toda persona privada de libertad será igual ante la ley, y tendrá derecho
a igual protección de la ley y de los tribunales de justicia. Tendrá
derecho, además, a conservar sus garantías fundamentales y ejercer sus
derechos, a excepción de aquéllos cuyo ejercicio esté limitado o
restringido temporalmente, por disposición de la ley, y por razones
inherentes a su condición de personas privadas de libertad. Bajo ninguna
circunstancia se discriminará a las personas privadas de libertad por
motivos de su raza, origen étnico, nacionalidad, color, sexo, edad, idioma,
religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento, discapacidad física, mental o sensorial,
género, orientación sexual, o cualquiera otra condición social. En
consecuencia, se prohibirá cualquier distinción, exclusión o restricción
que tenga por objeto o por resultado, menoscabar o anular el
reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos internacionalmente
reconocidos a las personas privadas de libertad. No serán consideradas
discriminatorias las medidas que se destinen a proteger exclusivamente
los derechos de las mujeres, en particular de las mujeres embarazadas y
de las madres lactantes; de los niños y niñas; ….. Estas medidas se
aplicarán dentro del marco de la ley y del derecho internacional de los
derechos humanos, y estarán siempre sujetas a revisión de un juez u otra
autoridad competente, independiente e imparcial..”.

Que por Resolución de fecha 21 de diciembre de 2010 ( R/RES/65/229) la


Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) aprobó las “Reglas de
las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas no
privativas de la libertad para mujeres delincuentes”, conocidas como
“Reglas de Bangkok”, instrumento nutrido de importantes directrices que
captan las particularidades que adquiere el encarcelamiento de las
mujeres y orienta -a partir de trabajos criminológicos sobre la
transgresión femenina- hacia la imperiosa necesidad de implementar
políticas criminales y penitenciarias desde una perspectiva de género, a
la par que visibiliza la problemática de las mujeres privadas de su
libertad y aspira a paliar sus necesidades, diferenciadas de los varones,
procurando mejorar sus condiciones de vida intra-muros.

Que las “Reglas de Bangkok fueron desarrolladas por la Asamblea


General de la ONU, una suerte de "Congreso Mundial de Naciones", en el
que están representados la casi totalidad de los estados que existen en
el mundo, incluido nuestro país, y como instrumento internacional están
dirigidas a las autoridades penitenciarias y del sistema de justicia penal
(legisladores, jueces, fiscales, agentes penitenciarios, etc.) con el
objetivo de que las mismas sean de utilidad para todos los operadores
del sistema penal y penitenciario, y que redunden en una mejor atención
de las necesidades de las mujeres que han infligido la ley penal o que se
encuentren en situación de encierro, por lo que su implementación
constituye un deber para sus destinatarios principales y expresamente
exhortados, a saber: los Estados, porque estos están llamados a
desempeñar un papel clave en la formulación de políticas públicas
consistentes, entre otras cosas, en la toma de medidas positivas para
hacer frente a las causas estructurales de violencia, y a las prácticas y
normas sociales discriminatorias que actúan en desmedro de las mujeres
que, al estar privadas de su libertad, necesitan atención especial. es
imprescindible asimismo que se determinen y promuevan buenas
prácticas en relación con las necesidades y el desarrollo físico,
emocional, social y psicológico de los/as bebés y los/as niños/as
afectados por la detención y el encarcelamiento de las madres.

Que el sistema penitenciario está regulado por la Ley Nº 210 del año
1970, el Código Penal y Procesal Penal Paraguayo, y las resoluciones
administrativas posteriores el Ministerio de Justicia y Trabajo del Poder
Ejecutivo es autoridad central de Supervisión de Penitenciarias
Nacionales, la cual es ejercida a través de la Secretaría de justicia y
trabajo, sub secretaría de estado de justicia y la dirección general de
institutos penales.

Que por Acordada N° 609/10 la Corte Suprema de Justicia se creó la


Secretaría de Género, como un mecanismo institucional especializado,
altamente técnico y competente, con recursos adecuados para impulsar
el proceso de incorporación de la perspectiva de género en materia de
igualdad y no discriminación, y el derecho de las mujeres a una vida libre
de violencia, con el fin de facilitar la construcción de medios concretos
de transformación en el acceso a la justicia, y proveer a la planificación
institucional y los procesos internos, todo ello en miras a lograr la
pretendida igualdad, tanto para los usuarios /as como para los
magistrados/as, funcionarios/as y demás operadores/as del sistema de
justicia.

Que por Acordada Nº 657/10 la Corte Suprema de Justicia estableció las


directrices de la Política Institucional de Transversalidad de Género del
Poder Judicial del Paraguay, por la cual se fijaron los imperativos
estratégicos, los objetivos generales y especiales, así como los
respectivos lineamientos a seguir en aras de la consecución de los fines
que motivaron la creación de la aludida política.

Que por Resolución Nº 3/06 la Unidad de Derechos Humanos se elevó al


rango de Dirección de Derechos Humanos, con el objetivo general de
desarrollar una acción institucional de promoción y protección de los
derechos humanos en la red estatal, enfocada esencialmente en la
administración de justicia y para asegurar la implementación de los
estándares básicos de derechos humanos, establecidos en la legislación
nacional e internacional, en la labor jurisdiccional.

Que por Acordada Nº 533/07 se creó la Dirección de Asuntos


Internacionales con el fin de constituirse en una fuente de consulta
permanente al servicio de los/as Magistrados/as del Poder Judicial en
materia de relaciones y cooperación jurídicas internacionales, de forma
tal a acompañarlos/as en el proceso de capacitación y actualización
constantes que requieren los temas de sus competencias, con miras a
una constante modernización y fortalecimiento institucional de la
Justicia paraguaya.

Que por Acordada Nº 30/96 se creó la Unidad de Supervisión General de


Penitenciarías, dependencia encargada de representar a la Corte
Suprema de Justicia de acuerdo con las directrices proporcionadas por
la misma en el cumplimiento de sus funciones referentes al ámbito
penitenciario; supervisar las condiciones de reclusión; apoyar a la
gestión jurisdiccional; coadyuvar en el trabajo interinstitucional hacia el
mejoramiento de las condiciones de reclusión; concienciar y capacitar
tanto interna como externamente acerca de temas referentes al ámbito
penitenciario.

Que los Presidentes de Cortes Supremas de Justicia de Iberoamérica


aprobaron las “Cien Reglas de Brasilia” para asegurar el acceso a la
justicia de las poblaciones en condición de vulnerabilidad, entre las que
se encuentran, precisamente, como causas de vulnerabilidad, el Género y
la Privación de Libertad (Reglas 8 y 10), Reglas que fueron adoptadas
para nuestro sistema judicial por Acordada N° 633/10.

En este sentido, a fin de dar cumplimiento efectivo a estos compromisos


constitucionales e internacionales asumidos por la república del
Paraguay, y en especial atención a la misión del poder judicial de
administrar de justicia, la Corte Suprema de Justicia reconoce la
necesidad de impulsar, de manera plural y coordinada, actividades
destinadas a fomentar la efectividad de las “Reglas de Bangkok”,
comprometiéndose a que las mismas sean de general conocimiento, y
asimismo se propone recabar datos e información confiables sobre las
mujeres en el Sistema de Justicia Criminal, alentar las investigaciones
como base para la formulación de políticas efectivas e implementar
programas que respondan de manera justa a las necesidades de las
mujeres enjuiciadas y privadas de su libertad, en sus circunstancias
específicas de género, como importante mecanismo para la búsqueda de
su efectiva reintegración social, dejando de lado, tanto como fuera
posible, el impacto negativo que sobre sus hijos tiene la confrontación de
la mujer con el sistema de justicia criminal. (puntos 67, 68 y 69 de las
“Reglas de Bangkok”).

Que el Art. 3º de la Ley Nº 609/95, Que organiza la Corte Suprema de


Justicia, establece como deberes y atribuciones de la misma, dictar su
propio reglamento interno, las acordadas, y todos los actos que fueren
necesarios para la mejor organización y eficiencia de la administración
de justicia.

Por tanto y de conformidad con lo establecido en el Art. 239 de la


Constitución Nacional;

LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

RESUELVE:

Art. 1º.- IMPLEMENTAR “Las Reglas de las Naciones Unidas para el


Tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para
las mujeres delincuentes”, conocida como “Reglas de Bangkok”,
aprobadas el 21 de diciembre de 2010 (R/RES/65/229) por la Asamblea
General de las Naciones Unidas (ONU), que –como anexo rubricado por el
Secretario General de la Corte Suprema de Justicia– forman parte de la
presente acordada.

Art. 2º.- CREAR una Comisión Multidisciplinaria compuesta por la


Secretaría de Género, la Dirección de Derechos Humanos, la Dirección de
Asuntos Internacionales y la Unidad de Supervisión de Penitenciarías,
encargada de divulgar las Reglas de Bangkok y sensibilizar a todos los
componentes de la Administración de Justicia que tengan vinculación
con el Sistema de Penitenciario y Penal, así como formular propuestas de
mejoramiento basadas en la aplicación de las mismas.

Art. 4º.- ENCOMENDAR a la Ministra de la Corte Suprema de Justicia,


Prof. Dra. Alicia Beatriz Pucheta de Correa, la dirección y coordinación de
la implementación de las Reglas.

Art. 3º.- ENCOMENDAR a la Secretaría de Genero del Poder Judicial la


asesoría Técnica de la implementación de las “Reglas de Bangkok”, como
también la incorporación de sus parámetros en el Observatorio de
Justicia y Género establecido en la Acordada Nº 657/10.

Art. 5º.- INSTAR a los/as Magistrados/as, Funcionarios/as y demás


Auxiliares de Justicia del Fuero Penal a hacer efectivas las Reglas de
Bangkok en sus decisorios y en su actuación.

Art. 6º.- ESTABLECER el mecanismo de recomendación para que los/as


Funcionarios/as, Magistrados/as del Fuero Penal formulen a la Comisión
Multidisciplinaria de las reglas de Bangkok las sugerencias sobre la
materia que la experiencia aconseje para mejorar las condiciones y
necesidades de las mujeres privadas de libertad, o bajo otro régimen
alternativo, y que efectivas las reglas de referencia.

Art. 7º.- ANOTAR, registrar, notificar.

LEY 210/1970

DEL REGIMEN PENITENCIARIO.

LA HONORABLE CÁMARA DE REPRESENTANTES DE LA NACIÓN PARAGUAYA, SANCIONA CON


FUERZA DE

L E Y:

CAPITULO I

Principios básicos del Régimen Penitenciario

Artículo 1° El Régimen Penitenciario tiene por objeto mantener privadas de su libertad a las
personas, mientras se averigua y establece su supuesta participación en algún delito en los casos
prescriptos por las leyes, y a las condenadas a penas privativas de libertad.

Art.2° El cumplimiento de estas medidas y penas restrictivas de la libertad, tenderá en cuanto su


duración lo permita, en promover la readaptación social del interno.

Art.3° El tratamiento a ser aplicado con ese objetivo, será integral y tendrá carácter pedagógico,
espiritual, terapéutico, asistencial y disciplinario.
Art.4° El interno está obligado acatar el régimen penitenciario que se le instituya, y éste estará
exento de toda violencia, tortura o maltrato, así como de actos o procedimientos que entrañen
sufrimientos, humillación o vejamen para la persona del interno. El personal penitenciario que los
ordene; realice o tolere tales excesos, será responsable y se hará pasible de las penas previstas en el
Código Penal, sin perjuicio de las disciplinarias que correspondan.

Art.5° El régimen será aplicado sin más diferenciaciones que las que resulten de la tendencia a la
individualización del tratamiento a que deben ser sometidos los internos.

Art.6° El régimen penitenciario se caracterizará por su progresividad y constará de:

1) Período de observación.

2) Periodo de tratamiento.

3) Periodo de prueba y de libertad condicional en los casos de condena.

CAPÍTULO II Del Ingreso y Clasificación

Art.7° Los establecimientos penales sólo admitirán en calidad de internos a las personas detenidas
por autoridad competente y puestas bajo jurisdicción judicial.

Art.8° Los internos serán clasificados a su ingreso según su edad, sexo, profesión ú oficio, estado
familiar grado cultural, naturaleza y clase de delito y antecedentes penales.

Art.9° En el curso del período de observación se realizarán estudios sobre el interno que
comprendan su examen médico, psicológico y el del medio en que actuaba y se formulará el
diagnóstico criminológico del mismo, clasificándolo según su presunta adaptabilidad a la vida social,
a fin de fijar el programa de tratamiento al que debe ser sometido.

CAPITULO III De las condiciones de vida

Art.10° Se denominará interno a la persona condenada o sujeta a medidas seguridad, admitida en


establecimientos penitenciarios, a quien se le citará, aludirá o llamará únicamente por su nombre y
apellido.

Art.11° La higiene de los establecimientos penales, el aseo personal, la urbanidad en los distintos
aspectos de la vida interna, son partes integrantes de los tratamientos, con la finalidad de crear en
los internos; hábitos de sana convivencia.

Art.12° El desarrollo de la vida interna estará dirigido en la medida que permita la progresión de los
tratamientos, a despertar y afirmar en el interno sus mejores disposiciones y aptitudes, sobre la base
de las modificaciones que deben servir para enfrentarse con los problemas fundamentales en la vida
libre.

Art.13° En los establecimientos penitenciarios se tendrán en cuenta, las exigencias de la higiene en lo


que a espacio, luz, ventilación e instalaciones sanitarias se refiere, según las normas de la medicina
preventiva, para la conservación y mejoramiento de la salud física y mental del interno.

Art.14° El alojamiento nocturno del interno, en principio será individual. En el caso que fuere
menester hacer una excepción a esta norma por superpoblación del establecimiento, se podrá alojar
a más de dos internos por celda.
Art.15° Cuando los alojamientos agrupen a tres o más internos, en lo posible el número será impar,
y deberán ser ocupados por quienes fueron seleccionados como aptos para vivir en esas
condiciones. La autoridad penitenciaria competente determinará la capacidad máxima de los
mismos, para evitar el hacinamiento.

Art.16° El aseo personal del interno será obligatorio. Los establecimientos deberán disponer de las
instalaciones de baño adecuadas y proveer al interno de los elementos indispensables para su
higienización cotidiana.

Art.17° Como norma general, los internos vestirán los uniformes que al efecto les serán
suministrados en cantidad suficiente, estando éstos obligados a conservarlos debidamente.

Art.18° El uniforme del interno estará desprovisto de todo signo o distintivo degradante o
humillante, se usará sólo en el interior del establecimiento y cuando el interno haya de salir del
mismo, en los casos autorizados, lo hará vistiendo sus propias prendas personales. Si no dispusiere
de ellas se le facilitará apropiada vestimenta civil

Art. 19° La alimentación del interno estará a cargo de la Administración, sin perjuicio de que se le
autorice a recibir alimentación suplementaria de acuerdo a lo que establezcan los reglamentos. La
alimentación será adecuada para asegurar el mantenimiento de su salud, conforme al criterio
médico. La prohibición de ingerir bebidas alcohólicas es absoluta.

Art. 20° A su ingreso, el interno recibirá una información escrita, complementada con clases a cargo
de funcionarios administrativos, acerca del régimen a que se encontrará sometido, las normas de
conducta que debe observar, el sistema disciplinario vigente, los medios autorizados para formular
pedidos o presentar quejas y toda otra noticia que pueda servirle para conocer debidamente sus
obligaciones.

Art. 21° Todo interno debe tener la oportunidad de presentar peticiones y quejas al director del
Establecimiento, en forma verbal o escrita. Estará autorizado a dirigirse sin censura en cuanto al
fondo pero guardando la debida forma, a otra autoridad administrativa superior, o al Juez de la
causa.

Art. 22° Queda prohibida la tenencia, armas, estupefacientes y sustancias tóxicas, o explosivas por
parte del interno. La trasgresión será considerada falta disciplinaria y gravísima.

Art. 23° El dinero, los objetos de valor, las ropas y demás efectos de su propiedad, que el interno
posea a su ingreso, o que reciba con posterioridad y que reglamentariamente no pueda tener
consigo, serán depositados en la Administración, previo inventario De todo depósito, disposición o
devolución se extenderán las correspondientes constancias

CAPITULO IV De la disciplina

Art. 24° El interno está obligado a acatar las normas disciplinarias determinadas por esta ley y en las
reglamentaciones que se dicten a fin de hacer posible una ordenada convivencia en el
establecimiento penal.

Art. 25° El incumplimiento de las normas mencionadas en el artículo anterior, constituye infracción
que será sancionada por la Dirección del establecimiento.

Art. 26 La potestad disciplinaria es atribución exclusiva del personal de los servicios penitenciarios,
conforme establezcan los Reglamentos. En ningún caso el interno podrá desempeñar tareas que
impliquen potestad disciplinaria.
Art. 27° Ningún interno será sancionado disciplinariamente sin haber sido informado previamente
de la infracción que se le imputa, y tenga oportunidad de presentar sus descargos en el sumario que
se le instruirá.

Art. 28° Las sanciones disciplinarias son:

1) Amonestación.

a) Pérdida total o parcial de beneficios reglamentariamente adquiridos.

3) Internación hasta 30 días en su propia celda con disminución de comodidades adicionales.

4) Internación en celda de aislamiento hasta 30 días.

5) Ubicación en grupos de tratamientos más riguroso.

6) Traslado a establecimiento de otro tipo.

Art. 29° Los sancionados de acuerdo a los Apartados 3), 4) y 5), serán visitados periódicamente por
un personal superior del establecimiento, el capellán cuando lo solicite, y por el médico.

Art. 30° El director podrá en la misma resolución que imponga sanción, dejar en suspenso la
ejecución de las sanciones previstas en los incisos 2), 3) y 4) del artículo 28, cuando se trate de
primera infracción dentro del establecimiento y la conducta anterior del interno lo justifique. Si el
interno cometiere otra falta dentro del plazo prudencial que en cada caso fije el director, cumplirá
tanto la sanción cuya ejecución quedó suspendida como la correspondiente a la nueva infracción.

Art. 31° Cada establecimiento penitenciario llevará un Registro de Sanciones, foliado, encuadernado
y rubricado, en el que se anotarán cronológicamente, las sanciones impuestas, sus motivos, su
ejecución o suspensión condicional.

Art. 32° Los medios de reducción física serán empleados sólo después de agotados otros medios de
control de los internos, cuando su conducta individual o de grupo, signifique peligro inminente de
grave daño a las personas o en las cosas. Dichos medios serán aplicados únicamente por orden del
director del establecimiento.

Art. 33° El uso de armas reglamentarias quedará limitado a las circunstancias excepcionales en que
sea indispensable utilizarlas con fines de prevención o por peligro inminente para la vida, la salud o
la seguridad de agentes, de internos o de terceros.

CAPITULO V De la conducta y concepto

Art. 34° El interno será calificado de acuerdo a la conducta que observa. Se entenderá por conducta,
la manifestación exterior de su actividad en lo que respecta a su. adaptación a las normas
disciplinarias.

Art. 35° Se calificará asimismo al interno de acuerdo al concepto que merezca, según lo que se
deduzca, partiendo de las manifestaciones de su conducta, sobre su carácter, tendencia, moralidad,
o demás cualidades personales, con el objeto de formular un juicio sobre el. grado de recuperación
alcanzada.

Art. 36° La calificación de conducta y concepto será formulada de conformidad con la siguiente
escala:
1°) Ejemplar 2°) Muy buena. 3°) Buena 4°) Regular 5°) Mala. 6°) Muy mala.

Art. 37° La calificación de conducta tendrá valor y efectos para el otorgamiento de ventajas tales
como recibir visitas, correspondencia, participar en actividades recreativas y otras prerrogativas que
los reglamentos establezcan. La calificación de concepto servirá de base para la concesión de
beneficios, tales como las salidas transitorias y la libertad condicional.

CAPITULO VI Del trabajo

Art. 38° El trabajo penitenciario constituye uno de los medios más eficientes del tratamiento general
del interno, y adquirirá un genuino sentido humano y moralizador y no será considerado como
castigo adicional.

Art. 39°.- El trabajo será obligatorio para el interno, como parte del tratamiento e importará
igualmente para la administración el deber de proporcionarlo, conforme a las disposiciones de esta
ley y los reglamentos que en su consecuencia se dicten.

Art. 40°.- El trabajo penitenciario tendrá los siguientes fines y características:

a) Instruirá al interno.

b) Servirá de medio de formación profesional y se adaptará a las aptitudes del interno.

c) Será retribuido o remunerado.

d) Será debidamente especializado de acuerdo a la técnica industrial moderna.

Art. 41° El trabajo penitenciario podrá ser de carácter industrial, agrícola, intelectual, o artístico,
siempre que estos dos últimos sean su única actividad laboral y resulten productivas y compatibles
con su tratamiento y el régimen institucional.

Art. 42° La organización del trabajo penitenciario, sus métodos, modalidades, jornadas de labor,
horarios, medidas preventivas de higiene y de seguridad responderá a las exigencias técnicas y a las
normas establecidas en la legislación vigente.

Art. 43° El trabajo en lo posible será organizado y dirigido por la Administración.

Art. 44° Las utilidades obtenidas del trabajo o de la producción penitenciaria se aplicarán
exclusivamente al mejoramiento general del interno y al acrecentamiento de su capacidad
profesional como medio del tratamiento readaptador. Esos intereses no quedarán subordinados a
ningún otro propósito utilitario.

Art. 45° El trabajo será remunerado teniendo en cuenta su naturaleza, preferentemente educativa,
así como su productividad y la capacitación de quien lo realiza, salvo los trabajos de prestación
personal, que el interno realiza en las labores generales del establecimiento o comisiones que se le
encomienden de acuerdo con los Reglamentos.

Art. 46° El monto de la remuneración atenderá en lo posible las distintas finalidades previstas en el
artículo 72 del Código Penal.

Art. 47° La retribución del trabajo del interno se distribuirá simultáneamente en la forma siguiente:

a) 25 % para sufragar los gastos que causare en el establecimiento penitenciario.


b) 30 % para formar un fondo propio del interno que se le entregará a su salida.

c) 35 % para prestación de alimentos, de acuerdo al Código Civil.

e) 10 % para indemnizar los daños y perjuicios causados por el delito, conforme lo disponga la
sentencia, siempre que no se satisfaga con otros recursos. En caso de que no hubiere indemnización
que satisfacer, la parte correspondiente a la misma, acrecerá al porcentaje destinado a la prestación
de alimentos. Cuando tampoco hubiere la prestación alimenticia acrecerá el fondo propio.

Art. 48° Formado el fondo propio del interno, luego de deducidas las demás partes disponibles, éste
constituirá un fondo de reserva, que deberá ser depositado como ahorro en una institución bancaria
oficial. Dicho fondo será inembargable y se incorporará al patrimonio del interno al obtener su
libertad. En caso del fallecimiento durante el tiempo de cumplimiento de la condena, este fondo es
transmisible a sus herederos.

Art. 49° Podrá descontarse del producto total del trabajo del interno, en una proporción no mayor
del 20 % los cargos que por concepto de reparación de daños intencionales o culposos se le atribuya
causados en los bienes útiles, instalaciones o efectos del establecimiento y que hayan sido probados
y fijados de acuerdo con los reglamentos.

Art. 50° Tanto los accidentes de trabajo como las enfermedades contraídas por el interno por causa
del trabajo penitenciario, serán indemnizados por el Estado, conforme a las leyes laborales del país.
Será también indemnizada de acuerdo con las mismas normas la muerte producida por accidente o
enfermedad originada en el trabajo penitenciario.

Art. 51° El monto de la indemnización se determinará sobre la base de los salarios fijados en los
convenios o disposiciones vigentes a la fecha del accidente para las respectivas actividades libres, o
en su defecto, análogas, sin que se tenga en cuenta la remuneración efectiva o real percibida por el
accidentado en concepto de su trabajo penitenciario.

Art. 52° Durante el proceso de su curación y rehabilitación el interno accidentado o enfermo


percibirá la remuneración que tenía asignada dentro del trabajo penitenciario.

CAPITULO VII De las relaciones sociales

Art. 53° El interno podrá comunicarse en forma periódica con sus familiares, curador, allegados o
amigos que inspiren confianza a las autoridades del establecimiento. Asimismo podrá recibir visitas
privadas del sexo opuesto de acuerdo con los reglamentos. Además podrá recibir a representantes
de organismos o instituciones que se interesen por su rehabilitación.

Art. 54° La oportunidad, contralor y censura de las visitas y correspondencia que reciba el interno se
determinan por los reglamentos, los cuales en ningún caso desvirtuarán lo establecido por el artículo
anterior. Sólo podrán ser restringidas transitoriamente por motivos disciplinarios o razones
inherentes a su tratamiento.

Art. 55° El interno tendrá derecho a recibir informaciones nacionales e internacionales por todos los
medios de difusión, previo la debida supervisión que los reglamentos establezcan.

Art. 56° La enfermedad grave o fallecimiento del interno, será inmediatamente comunicada a su
familia, allegado o persona que se haya indicado previamente para tal efecto.

Art. 57° El interno está autorizado a concurrir junto al lecho del enfermo grave o al velatorio de
miembros de su familia, con derecho a visita o correspondencia, excepto cuando el director del
establecimiento tuviese serios motivos para resolver lo contrario.
CAPITULO VIII De la acción pedagógica

Art. 58° Se adoptarán las medidas necesarias para mejorar la educación de todo interno capaz de
asimilarla.

Art. 59° La acción educativa tenderá a fijar sanos criterios de discernimiento moral y convivencia
social en el interno, especialmente se le inculcará la comprensión cabal de sus deberes sociales.

Art. 60° La instrucción será obligatoria para los internos analfabetos y los que no hubieran
completado el ciclo primario. Pueden eximirse de esta obligación los internos mayores de 45 años, y
los que carecieren de las mínimas condiciones intelectuales.

Art. 61° La instrucción de los internos se extenderá en cuanto sea posible hasta el ciclo secundario o
técnico.

Art. 62° Los planes de enseñanza primaria deben de coordinarse con el sistema de instrucción
pública, de tal forma que a su egreso el interno tenga la posibilidad de continuar sin inconvenientes
sus estudios.

Art. 63° Los certificados de estudios que se expidan no deberán contener indicación alguna del
Establecimiento Penitenciario ni circunstancias en que éstos se obtuvieron.

Art. 64° Los internos analfabetos y los del ciclo primario que no hayan puesto empeño en mejorar su
instrucción, no podrán gozar íntegramente de los beneficios o mejoras reglamentarias.

Art. 65° Los Establecimientos Penitenciarios tendrán una biblioteca para uso de los internos, el
personal docente estimulará su utilización.

Art. 66° Se incrementará la organización de centros de clubes de internos con fines recreativos y
culturales, los que gozarán de independencia en su organización y funcionamiento, conforme a los
reglamentos aprobados por las autoridades del establecimiento.

Art. 67° Se fomentarán las actividades deportivas, preferentemente las de equipos, que afirmen en
el terno el espíritu de solidaridad, el respeto a las normas y el estímulo el éxito lícito.

Art. 68° Se fomentará la enseñanza y práctica de la música por medio de coros, bandas y orquestas.

CAPITULO IX De la asistencia espiritual

Art. 69° El interno declarará su religión a su ingreso en el establecimiento, lo que le dará derecho a
ser asistido por un representante de su credo y a cumplir en lo posible a los preceptos religiosos.
Podrá tener consigo libros de piedad, de moral y de instrucción de su credo para su uso personal.

Art. 70° En todo Establecimiento Penitenciario se practicará el culto católico

Art. 71° Para la práctica del culto católico, todo Establecimiento Penitenciario contará con los
servicios de un capellán.

Art. 72° Los Capellanes de los Establecimientos tendrán a su cargo la instrucción religiosa, moral y la
orientación espiritual de los internos, incluso de los no católicos que la aceptaren

CAPITULO X De la asistencia médica.


Art. 73° El interno tiene derecho y está obligado a recibir asistencia médica para preservar y mejorar
su salud física y mental. En ningún caso podrá ser sujeto de estudios de medicina experimental.

Art. 74° Los servicios médicos penitenciarios serán organizados y funcionarán conforme a las
normas de los servicios nacionales de su índole y vinculados a los servicios hospitalarios oficiales.

Art. 75° El interno, a su ingreso en el Establecimiento Penal será sometido a las medidas profilácticas
fundamentales y a los exámenes clínicos necesarios para determinar su estado de salud física y
mental, y sus características respecto al tratamiento que haya de seguir y su capacidad para el
trabajo

Art. 76° Corresponde además, a los Servicios Médicos Penitenciarios

1) La inspección de la higiene y del aseo de los locales y de los reclusos

2) La inspección de la dieta alimenticia en su cantidad, calidad y preparación.

3) El control médico de los sometidos a medidas disciplinarias

4) La asistencia médica diaria para el reconocimiento y tratamiento de los enfermos.

Art. 77° Los Establecimientos Penitenciarios dispondrán de locales e instalaciones adecuados y del
personal necesario para prestar los servicios siguientes:

1) Consulta médica para quien la requiera o se presuma que la necesita 2) Sala de curas para
tratamiento ambulatorio

3) Sección de hospitalización. 4) Sección de odontología 5) Sección farmacia

6) Secciones de especialidades médicas, y quirúrgicas

Art. 78° Los profesionales del Servicio Médico Penitenciario están facultados a solicitar la
colaboración de especialistas extraños al servicio o el traslado del interno a centros médicos oficiales
no penitenciarios, en los casos en que fundadamente se haga necesario. El traslado a centros
médicos privados se decidirá sólo cuando no sea posible otra solución.

Art. 79° En caso de nacimiento dentro del Establecimiento Penitenciario, la dirección denunciará el
hecho al Registro Civil de las Personas para su inscripción y dará aviso al Juez de la causa de la
interna y a los parientes que indique la misma-

Art. 80° En caso de fallecimiento de un interno, el Servicio Médico elevará al director del
establecimiento un informe por escrito de las causas que lo motivaron para su comunicación al juez
del proceso y a los parientes o personas indicadas en vida por el interno. Asimismo, el director
comunicará el hecho al Registro Civil de las Personas, acompañando el certificado médico de
defunción para su inscripción.

Art. 81° En los casos de nacimiento no quedará constancia, en las anotaciones del Registro Civil de
las Personas, que el hecho ocurrió en un Establecimiento Penal.

CAPITULO XI De la asistencia social

Art. 82° Serán facilitadas y estimuladas las relaciones del interno con su familia, siempre que fuesen
compatibles con el tratamiento a que está sometido. Asimismo se le alentará a que mantenga o
establezca relaciones útiles con personas u organismos que puedan favorecer sus posibilidades de
readaptación social.

Art. 83° La asistencia a los miembros de la familia que dependen directamente del interno, se
prestará promoviendo la acción de instituciones y organismos benéficos y de protección social,
oficiales o no-

Art. 84° En defecto de persona allegada al interno, designada como curador o susceptible de serlo,
se proveerá a su representación jurídica, en orden a la curatela prevista en el Código Penal.

Art. 85° Se tenderá preferentemente a la regularización de los documentos personales del interno. A
su ingreso se le requerirá información sobre los mismos. La documentación que traiga consigo, que
se le restituya o se le obtenga, se depositará en el Establecimiento, para serle entregada bajo
constancia al obtener su libertad

CAPITULO XII De la asistencia post-penitenciaria

Art. 86° Los egresados y liberados gozarán de asistencia social, moral y material post penitenciaria.
Se atenderá a su reingreso social, facilitándosele alojamiento, obtención del trabajo, provisión de
vestimenta adecuada y pasajes para trasladarse al lugar dentro de la República donde fije su
residencia y otros recursos necesarios para su reinserción a la sociedad.

Art. 87° Las gestiones que se realicen en ése sentido, se indicarán con la debida antelación, de
manera que en el momento del egreso, se halle facilitada la solución de todos los problemas que
puedan ser causas de desorientación, desubicación y desamparo.

Art. 88° Se fomentará la creación de instituciones privadas para el cumplimiento de esta asistencia
post-penitenciaria, y la labor de las mismas servirán de complemento al régimen penitenciario.

Art. 89° Estos organismos creados para los fines indicados en el artículo precedente, también podrán
prestar la asistencia a que se refieren los artículos 83, 84, 85 y 86; sin intervenir en lo que afecta al
régimen y disciplina de los Establecimientos Penitenciarios.

CAPITULO XIII De los establecimientos penitenciarios

Art. 90° Los Establecimientos Penitenciarios serán de corrección y de prevención, es decir que
podrán alojar a sentenciados y procesados, y deberán contar como mínimo, con los medios
siguientes:

1) Un organismo técnico y criminológico, del que forme parte por lo menos un médico psiquiatra, con
versación en Criminología.

2) Servicio médico acorde con las necesidades del establecimiento.

3) Secciones de trabajo qué aseguren la plena ocupación de los internos.

4) Biblioteca y escuela primaria a cargo de personal docente

5) Capellán, nombrado por el Estado o adscripto honorariamente al Establecimiento.


6) Tribunal de Conducta, que estará constituido por los encargados del establecimiento
pernitenciario.

7) Instalaciones recreativas

8) Locales y medios adecuados para segregar y tratar a los internos que padezcan psicosis

9) Personal idóneo, que ejercerá una actitud predominantemente educativa.

Art. 91° Los Establecimientos Penitenciarios se clasifican en:

a) Establecimientos para varones mayores de 18 años de edad.

b) Establecimientos para varones de 10 hasta 18 años de edad.

c) Establecimientos para mujeres que tendrán una sección para mayores de 18 años de edad y otra
para menores de 10 hasta 18 años de edad.

Art. 92° Las internas, en los establecimientos para mujeres estarán a cargo exclusivamente del
personal femenino. Esto no excluye que, por razones profesionales, funcionarios del sexo masculino
desempeñen sus tareas en establecimientos para mujeres.

Art. 93° Ningún funcionario del sexo masculino ingresará en dependencias de un establecimiento
para mujeres sin ser acompañado por un miembro del personal femenino del mismo. En caso de
traslado se procederá de igual manera.

Art. 94° Los establecimientos para mujeres deben contar con dependencias especiales para la
atención de las internas embarazadas y de las que han dado a luz. Se adoptarán las medidas
necesarias para que el parto se verifique en un servicio de maternidad ajeno al establecimiento.

Art. 95° La interna embarazada quedará eximida de la obligación de trabajar y de toda otra
modalidad de tratamiento incompatible con su estado, cuarenta y cinco días antes y después del
parto. Con posterioridad y mientras permanezca al cuidado de su niño deberá ser desligada de toda
actividad inconveniente.

Art. 96° No podrá ejecutarse ninguna corrección disciplinaria que a juicio médico, pueda afectar al
hijo en gestación o en estado de lactancia. La corrección disciplinaria será formalmente aplicada por
la Dirección y quedará sólo como antecedente del comportamiento de la interna.

Art. 97° El interno que llegare a presentar algunas de las formas de alienación mental, deberá ser
separado del régimen común del establecimiento, al cual se reintegrará cuando dicho estado de
alienación hubiese cesado

Art. 98° El interno podrá ser separado del régimen común cuando padeciere afección mental que,
sin implicar alienación, sea de tal gravedad e índole que perturbe la tranquilidad de sus iguales o se
constituya en promotor de conductas indisciplinadas.

CAPITULO XIV Del personal penitenciario

Art. 99° El personal penitenciario será seleccionado, teniendo en cuenta el carácter de la importante
misión social que debe cumplir de acuerdo con esta Ley.
Art. 100° La administración penitenciaria organizará o facilitará la formación profesional del personal
penitenciario, tanto en lo científico como en lo práctico.

Art. 101° El personal de los establecimientos, deberá ser formado de acuerdo a sus respectivas
especialidades. En los establecimientos para mujeres se utilizara exclusivamente personal del sexo
femenino con la sola excepción de médicos y capellanes.
Art. 102° El personal penitenciario contará con un Estatuto donde se contemplarán las condiciones
de riesgos, exigencias morales, intelectuales y físicas que la naturaleza del servicio imponen un
adecuado régimen de ingreso, instrucción, estabilidad, funciones, ascensos, retiros y pensiones.

CAPITULO XV Del Contralor Judicial y Administrativo

Art. 103° El Poder Judicial verificará periódicamente si el régimen penitenciario se ajusta a las
normas establecidas en la presente Ley y en los Reglamentos que en su consecuencia se dicten.

Art. 104° El Poder Ejecutivo por conducto de Inspectores Penitenciarios designados por la autoridad
que corresponda, realizará fiscalizaciones periódicas del mismo carácter enunciado en el artículo
anterior. En ambos casos, el incumplimiento o irregularidades que pudieran verificarse, hará pasible
a los responsables, de las penalidades establecidas en el Código Penal.

CAPITULO XVI

Disposición final
Art. 105° Esta Ley se tendrá como complementaria del Código Penal.
Art. 106° Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Dada en la sala de sesiones del Congreso Nacional a veintidós de setiembre del año un mil
novecientos setenta
LEGISLACIÓN
LABORAL
PR

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