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61-76
ISSN: 1696-0319
Daniel GREGORIO
Universidad de Valenciennes
A Fernando. In Memoriam
RESUMEN. Al calificar a Alfonso X de sabio, tanto sus contemporáneos como la Historia le otorgan una persona-
lidad diferente a la de los demás monarcas. Sin abandonar el clásico papel del monarca defensor de la Iglesia o del rey
conquistador, Alfonso X va a esforzarse por desarrollar un programa didáctico y político que hace de él un rey diferen-
te. Inspirado por Dios, que le habría otorgado más facultades intelectuales y humanas que a los demás monarcas, Al-
fonso X se presenta como la antítesis del tirano, favoreciendo el desarrollo cultural, político y social de su reino. Puesto
que la dignidad real es un don de Dios, el rey castellano va a rebasar los límites de la política para asociar su gobierno a
una auténtica labor pastoral, expresada por la variedad temática de sus obras y la íntima relación que pretende mante-
ner con los poderes celestiales. Alfonso X, como sabio, se presenta entonces como un monarca completo, capaz de ac-
tuar tanto en lo temporal como en lo espiritual, personificando así la imagen de rey-sacerdote.
Palabras clave: Alfonso X, sabiduría, cantigas, política, monarquía, tiranía, astromagia.
RÉSUMÉ. En qualifiant Alphonse X de sage, ses contemporains et l’Histoire lui octroient une personnalité diffé-
rente de celle des autres monarques. Sans abandonner le rôle classique du souverain défenseur de l’Église ou du roi
conquérant, Alphonse X va s’efforcer de développer un programme didactique et politique qui fait de lui un roi diffé-
rent. Inspiré par Dieu, qui lui aurait donné plus de facultés intellectuelles et humaines qu’aux autres monarques, Al-
phonse X se présente comme l’antithèse du tyran, en favorisant le développement culturel, politique et social de son
royaume. Puisque la dignité royale est un don de Dieu, le roi castillan assume son labeur pastoral de chef du royaume,
sous la protection des pouvoirs célestes, en produisant des œuvres à la thématique variée. Alphonse X, en tant que sage,
se présente alors comme un monarque complet, capable d’agir aussi bien dans le temporel que dans le spirituel, et il
personnifie ainsi l’image du roi-prêtre.
Mots clés: Alphonse X, sagesse, cantigas, politique, monarchie, tyrannie, astromagie.
Rey sabio, dos palabras sencillas, aso- de rey sabio, y sobre todo, por qué lo hace-
ciadas casi de forma exclusiva a Alfonso X mos.
de Castilla. Parecen bastarse a sí mismas
El primer escollo lo encontramos
para expresar una realidad política y social
precisamente en el hecho de que, a Alfonso
del medievo hispánico, y en cierto modo así
X, no siempre se le ha calificado de sabio.
es, aunque es necesario detenerse un mo-
En algunas ocasiones se le ha denominado
mento para saber exactamente qué estamos
Alfonso el Astrólogo y en otras Alfonso el
diciendo al calificar al monarca castellano
61
D. GREGORIO Alfonso X de Castilla, o la sabiduría como herramienta de poder
Grande1, aunque en otras, como lo recuerda dos temas clásicos asociados a los sobera-
Robert Burns, se le ha negado cualquier nos son, por una parte, la bondad y la espi-
capacidad intelectual real por considerárse- ritualidad, atribuidas a Fernando III de
le un pésimo gobernante 2 . Nos encontra- Castilla, a Luis IX de Francia, a Esteban I de
mos con dos apelativos que, sin estar real- Hungría o al infante Fernando de Portugal
mente en contradicción, parecen referirse a y, por otra, la bravura guerrera estrecha-
dos facetas muy diferentes de la vida del mente vinculada con los personajes de Gui-
rey. El primero no tiene nada que ver, en llermo el Conquistador, Jaime I el Conquis-
teoría, con la práctica de la política y el tador, Alfonso I el Batallador, o Sancho el
segundo nos remite, aunque sólo sea por Bravo. Como veremos, no es que se catalo-
una asociación automática y en absoluto gue de forma diferente a Alfonso X, sino
justificada, a acciones guerreras personali- que al apodarlo el sabio se está sublimando
zadas en la Antigüedad por Alejandro de su persona, poniéndola por encima de los
Macedonia y en tiempos más cercanos por demás atribuyéndole todas las cualidades
Catalina II de Rusia. A ello viene a añadirse de los demás monarcas.
une elemento suplementario y es que la
noción de sabio ha sido traducida de distin- Por supuesto son varios los sobera-
tas maneras fuera de España. En el hispa- nos que han sido representados como sa-
nismo anglosajón se alternan los términos bios, y el primero de ellos sería el rey Sa-
de wise y learned, de la misma manera que lomón, paradigma de todos los monarcas.
en el francófono se usan los términos de Pero son muy pocos los que comparten el
sage y savant. Esta doble apreciación podría mismo apodo con Alfonso X de Castilla.
traducirse en castellano antiguo por los Entre estos últimos podemos citar a Sancho
vocablos sabio y sabidor3. VI de Navarra, y a Carlos V de Francia. No
es que los demás monarcas no emprendie-
Es costumbre adjudicar a cada sobe- ran políticas similares a las de estos reyes,
rano un epíteto que subraya algún rasgo de de la misma forma que estos no rechazaban
su política o de su personalidad. Es una programas y proyectos idénticos a los de
forma de humanizar al rey, de sacarlo de los reyes más guerreros, pero había algo
una lista ordinal, y al mismo tiempo de que los diferenciaba entre sí. A modo de
asentar una propaganda, una imagen oficial ejemplo, citemos a Federico II Hohenstau-
del monarca y de la realeza en general. De fen, con el que a menudo se compara a Al-
ahí que Alfonso X destaque, puesto que los fonso X. Ambos monarcas promovieron
proyectos culturales y legislativos de gran
envergadura, y ambos organizaron cruza-
■
1 das, de mayor o menor calado, contra el
F. MÁRQUEZ VILLANUEVA, El concepto cultural al‐
fonsí, Barcelona, 2004, p. 196-197. enemigo religioso. Pero a Federico II, pese a
2
R. BURNS, Emperor of Culture, Alonso X the Learned reconocerlo como gran mecenas, no se le
of Castille and his thirteenth‐century Renaissance, Filadel- apodó el sabio.
fia, 1990.
3
A. RUCQUOI, «El rey sabio: cultura y poder en la
Empecemos pues por intentar com-
monarquía medieval castellana» in H. GARRIDO, Repo‐
blación y reconquista, Actas del III Curso de cultura prender lo que podía ser la sabiduría, tal y
medieval, Centros de Estudios del Románico, 1993, p. como se la entendía en la Edad Media.
79: «El sabio, en este contexto, no puede ser, en ningún
caso, confundido don el letrado, el sabidor dirá Alfon- Cuando evocamos el personaje de un
so X, aquél que posee un saber escrito, ni es el filósofo
que intenta comprender los movimientos y las causas
sabio, fácilmente se nos vienen a la mente
hasta llegar a la causa primera, al motor primitivo que imágenes, más o menos estereotipadas, de
se piensa a sí mismo». un hombre barbudo, entrado en años y a
veces algo despistado. Seguramente el ori- que permite al individuo percibir y com-
gen de dichos estereotipos se encuentra en prender los entresijos de una situación de-
la comunidad formada por los Siete Sabios terminada. Todo ello correspondería a la
de Grecia, cuya representación ha ido evo- faceta de discusión y cálculo que indicába-
lucionando con el tiempo, desde el mosaico mos antes, y desde luego aparta cualquier
expuesto hoy en día en el Museo Nacional noción de abstracción del mundo, puesto
de Arte Romano de Mérida hasta el Atlas que el mundo es justamente el objeto de
Coelestis de Andreas Cellarius del siglo estudio del sabio.
XVIII. No son sólo los nombres de estos
Se va perfilando así un contexto so-
sabios los que han cambiado, sino que sus
cial, filosófico e intelectual que tomará
actividades también han ido evolucionando
cuerpo en los siglos XII y XIII y que se ca-
con el tiempo. Se nos presentan así discu-
racteriza por «el papel esencial que [se]
tiendo animadamente o escudriñando el
concede al factor racional, a la búsqueda de
mundo con aparejos de diversa índole. La
las rationes necessariae de san Anselmo, mer-
discusión hablada, la transmisión de las
ced al entendimiento o capacidad de cono-
ideas y la observación parecen pues ser dos
cer que posee el hombre. A través del estu-
elementos básicos de la sabiduría. Mientras
dio, se crean entonces el trivium y el quadri‐
los personajes personalizan la capacidad
vium, se desarrolla la razón humana y su
intelectual del raciocinio y la necesidad de
capacidad de entendimiento, el intellectus,
compartir y confrontar ideas, los aparatos
le lleva a la sapientia que es conocimiento de
utilizados nos indican un intento de medir
lo divino, y por eso unificador de la exis-
o de descubrir el mundo circundante. El
tencia humana: la sapientia es scientia ordina‐
sabio parece pues trabajar sobre el mundo y
ta, dirá santo Tomás de Aquino»6.
por lo tanto difícilmente podría abstraerse
de la realidad cotidiana. Nos encontramos ya con los concep-
tos básicos del intelecto y del entendimiento,
La mejor definición de lo que es la
que van a quedar íntimamente ligados con
sabiduría nos la proporciona sin duda Isi-
el de sabiduría. Pero a ellos viene a añadirse
doro de Sevilla en sus Etimologías4. Según
una dimensión espiritual suplementaria,
él, «sapiens (sabio) es una palabra derivada
puesto que «sabio viene de sabiduría, porque
de sapor (sabor) porque así como el gusto es
primero existió la sabiduría»7. Esta última
apropiado para discernir el sabor de los
queda pues definida como un elemento
alimentos, así el sabio se encuentra capaci-
autónomo que existe por sí mismo y que
tado para apreciar las cosas y sus causas;
genera a los sabios. Es exactamente la situa-
porque conoce cada una de ellas y las enjui-
ción descrita en el libro de los Proverbios (8,
cia con criterio de verdad»5. Con esta frase
22-36), donde la Sabiduría toma la palabra
el santo sevillano sintetiza todos los ele-
y nos dice:
mentos humanos que pueden asociarse a la
sabiduría. Ésta se basa en el conocimiento, y «Desde la eternidad fui establecida, desde los
en la capacidad de apreciar o enjuiciar las orígenes antes que la tierra fuese. Antes que
cosas, para conocer la verdad. La sabiduría los abismos fui engendrada yo; antes que
fuesen las fuentes de abundantes aguas, an‐
se presenta pues como un rasgo personal tes que los montes fuesen cimentados, (...)
Oídme pues hijos míos, bienaventurado el
■
4
ISIDORO DE SEVILLA, Etimologías, edición de J.
OROZ RETA y M. MARCOS CASQUERO, 2 volúmenes, ■
6
Madrid, 2000. A. RUCQUOI, ob. cit., p. 78.
5 7
Etimologías, X, 240. Etimologías, X, 1.
representaciones idealizadas del siglo XIX, poder capaces de conservar la lealtad de los
e incluso del XX, vemos que el monarca súbditos» 20 . Isidoro nos da una primera
suele ser joven, fuerte y mesurado, incluso respuesta recordando que cuando los reyes
en tiempos de crisis. Tales son los aspectos dejan de actuar como se espera de ellos,
que, en los manuales escolares por ejemplo, dejan de ser reyes para convertirse en tira-
expresan las realizaciones idealizadas de nos, es decir «reyes depravados e inicuos
reyes como Fernando III, Luis IX de Francia que ejercían sobre el pueblo un ansia des-
o Jaime I. medida de dominación y una autoridad
sumamente cruel»21. Alfonso X se explaya
A ello hay que añadir una dimensión
mucho más al definir al tirano
puramente política que queda inscrita en
los objetos, considerados ya como símbolos «como señor que es apartado en algún reino
del poder, con los que se suele representar a o rey en tierra por fuerza, o por engaño o por
traición y estos atales son de tal natura que
los reyes. después que son bien apoderados en la tierra
aman más de fazer su pro, maguer sea daño
El soberano, rey o emperador, suele de la tierra que la pro comunal de todo por‐
llevar la corona, el manto, el cetro y la po- que siempre viven a mala sospecha de la per‐
ma, a los que se añaden a veces un libro y der. E por que ellos pudiesen complir su en‐
una espada. Aunque Alfonso X rara vez tendimiento más desenbargadamente dixie‐
ron los sabios antigos que usaron ellos de su
queda representado con todos estos atribu- poder siempre contra los del pueblo en tres
tos, insistiendo más en otros. Su representa- maneras de artería. La primera e en que estos
ción más hierática la encontramos en el tales punan que los de su señorío que siem‐
Libro de los Dados18, donde se nos presenta pre sean necios y medroso porque quando ta‐
les fuesen no osarían levantarse contra ellos
de frente, inmóvil. Aquí, el rey no es sólo no contrastar sus voluntades. La segunda a
un personaje, es una fuerza institucional y los del pueblo que hayan desamor entre sí de
sobre todo moral, puesto que, como lo indi- guisa que no se líen unos de otros. Ca mien‐
ca Isidoro, actúa con rectitud y por lo tanto tras en tal desacuerdo vivieren no osaran fa‐
zer ninguna fable contra él por miedo que no
muestra la buena conducta al resto de sus guardarían entre sí fe ni poridad. La tercera
súbditos. Alfonso X resume esta situación es que pugna de los fazer pobres y de meter
afirmando que los atan grandes fechos que los nunca pue‐
den acabar porque siempre hayan que ver
«el rey es cabeza del reino, pues así como de tanto en su mal que nunca les venga a cora‐
la cabeza nacen los sentidos por los que se çon de cuidar fazer tal cosa que sea contra su
mandan todos los miembros del cuerpo, bien señor. Y sobre todo esto siempre pugnaron
así por el mandamiento que nace del rey, y los tiranos de astragar los poderosos y de
que es señor y cabeza de todos los del reino, matar los sabidores»22.
se deben mandar, y guiar y haber un acuerdo
con él para obedecerle, amparar y guardar y Son varios los elementos que nos
enderezar el reino de donde él es alma y ca‐ proponen estas frases y que iremos evo-
beza, y ellos, los miembros»19. cando más adelante, pero por el momento
Sin embargo, aún queda por deter- tenemos que retener la idea de que el tirano
minar cuales son los esquemas o los refe- es aquél que se apodera de la tierra, es de-
rentes que permiten determinar si una ac- cir, que gobierna sin derecho. Contraria-
ción regia es recta o no y qué hace de ella
una «ética, una teoría y una práctica del ■
20
J. NIETO SORIA, Fundamentos ideológicos del poder
real en Castilla, Mardid, 1988, p. 36: «una ética, una
■ teoría y una práctica del poder, capaces de mantener la
18 ALFONSO X, Libro de Dados, Biblioteca de El Es- lealtad de los súbditos».
21
corial, Ms. T.I.6, fol. 65r°. Etimologias, IX, 3, 20.
19 22
Siete Partidas, II, 1, 5, fol. 75r°. Siete Partidas, II, 1, 10, fol. 76r°.
mente al tirano, el rey, como lo indican las Isidoro de Sevilla ya nos recordaba
Siete Partidas, es vicario de Dios23, y por lo que, entre los griegos, el rey es denominado
tanto recibe la tierra como una encomienda Basileis, como base del pueblo27, es decir, que
para regirla en Su nombre24. Evidentemen- no parece tener nada que ver con la cúspide
te, el campo léxico del término vicario, y su de una pirámide social. De hecho, la tradi-
relación con el mandato divino, nos remite ción judeocristiana presenta la monarquía
al ámbito espiritual, y Alfonso X no tiene como emanación de la voluntad popular, y
reparo en recordar que «en el tiempo de los no de una imposición personal de una casta
gentiles el rey no tan solamente era guiador particular. Según la Biblia el primer rey, a
y caudillo de las huestes y juez sobre todos petición del pueblo para ser regido según la
los del reino, mas aún era señor sobre las voluntad del Creador, fue Saúl, ungido por
cosas espirituales». Aquí el rey castellano Samuel 28 . Por lo tanto, el rey no nace en
está haciendo referencia al origen divino de principio por voluntad divina, sino que es
la monarquía25 ya que, según la Biblia, «tan- una concesión que Dios haría a sus fieles,
to el poder político como el eclesiástico eran para guiarlos hacia Él29. La misión del sobe-
emanaciones de Dios» 26 . Sin embargo, y rano es pues una misión de guía, es sin
pese al espaldarazo divino, la monarquía duda esa cabeza de reino que describía Al-
parece ser esencialmente el fruto de una fonso X para intentar, en la medida de los
necesidad humana. posible, instaurar un reflejo de la Jerusalén
celeste en la tierra. Y puesto que la monar-
quía es un don divino, ello significa que no
todos los pueblos pueden pretender tener
■ tal dignidad.
23
Siete Partidas, II, 1, 5, fol. 75r°: «vicarios de Dios
Alfonso X lo expone en sus Cantigas
(...) cada uno en su reino, puestos sobre las gentes para
mantenerlas en justicia y en verdad en cuanto a lo de Santa María30, cuando nos habla del buen
temporal, bien así como el emperador en el imperio». rey David (ctg. 6, v.3) o de su hijo Salomón
24
Ibid., fol. 76v°: «vicarios llaman aquellos ofiçiales como dechado de virtudes (ctg. 382). Aquí
que fican por los adelantados en lugar delos enperado- el rey castellano parece querer romper la
res et de los reyes et delos grandes señores en las
provinçias et en los condados (...) quando ellos no
identidad nacional de estos personajes. No
pueden y ser personalmente». son percibidos como judíos sino como reyes
25
F. FERNÁNDEZ CONDE, La religiosidad medieval en del pueblo elegido, son la prueba de la fide-
España, Gijón, 2005, p. 51-52: «El origen del poder lidad del pueblo hebreo hacia Yahvé que
político es teocrático. Como vicarios de Dios en la
les otorga protección y victorias sobre sus
tierra, al servicio de la causa del reino y de la iglesia,
sus actividades, inspiradas por la providencia divina, enemigos. Pero, evidentemente, el panora-
se convierten siempre en salvíficas, y su talante moral
aparece adornado por sus biógrafos con virtudes
■
excelentes, que los convierten en personas admirables,
27
aunque la jerarquía eclesiástica nunca pretendiera Etimologías, IX, 3, 18.
28
canonizar a ninguno de ellos. En última instancia, I. SAMUEL 8-10.
29
semejante construcción ideológica servía, al mismo Y. SASSIER, Royauté et idéologie au Moyen Âge,
tiempo, para legitimar y fortalecer las relaciones de París, 2002, p. 28-29 : «La tradition vétéro-
dependencia feudal entre el soberano y sus súbditos. testamentaire est porteuse d’une croyance en une
Si Dios confería a los reyes los dominios terrenales relation directe et exclusive entre la divinité et le
como una especie de encomienda, por la que le debían peuple Hébreu…. Telle est, dans la tradition vétéro-
respeto y servicios, estos, al margen de las relaciones testamentaire, la première vision d’une royauté fon-
de tipo socioeconómico, quedaban legitimados tam- dée, non sur la volonté divine, mais sur une simple
bién para hacer lo mismo con la nobleza y el pueblo». concession de Dieu au désir du peuple de se donner
26
J. NIETO SORIA, ob. cit., p. 47: «tanto el poder un maître».
30
político como el eclesiástico eran emanaciones de Para las referencias textuales utilizaremos la
Dios». edición de W. METTMAN, Castalia, 1989.
ma ha cambiado con el Nuevo Testamento, igual que los monarcas cristianos, los mu-
puesto que, según los cristianos, el pueblo sulmanes luchan entre sí, sin olvidar su
elegido se aparta del camino divino al re- oposición al infiel cristiano. La guerra es el
chazar a Cristo como Mesías, y pierde por marco histórico en el que ocurren los mila-
lo tanto su relación privilegiada con Dios. gros marianos, pero esta vez la Virgen
La consecuencia más directa de este recha- acepta en ocasiones una tregua con su ene-
zo sería para los hebreos la pérdida de su migo tradicional.
rey y de su tierra. La monarquía era pues
En el poema 181, Umar-al-Mutada
percibida como una institución que mani-
(1248-1266) obtiene la protección de la Vir-
festaba la fe viva de un pueblo, era la en-
gen contra Abu Yusuf Ya’kub. La narración
carnación de la protección divina hacia los
del poema nos recuerda el asedio de Abu
fieles. Aunque esta teoría plantea el pro-
Yusuf Ya’kub contra «un rei» (v 7) en la
blema de situar los soberanos musulmanes.
«cidade de Marrocos» (v 6). El monarca ase-
Como indicaba antes, las Cantigas de diado no queda mencionado y la datación
Santa María muestran varios reyes, cristia- histórica no puede hacerse sino por la refe-
nos y musulmanes, sin auténtica diferencia rencia a la campaña marrueca del sultán de
entre ellos. Y en los diferentes escritos al- Fez y al río de Umm Rabîc. El silencio del
fonsíes, no encontramos expresiones de poeta sobre la identidad del rey musulmán
rechazo de las monarquías musulmanas. crea la ilusión de que es un soberano cris-
Éstas quedan descritas como los enemigos tiano asediado por un musulmán. Sin em-
de Cristo por seguir la secta de Mahoma, bargo, el verso 41 rompe esta ilusión puesto
pero en ningún momento encontramos una que el poeta nos indica que María ayuda a
acusación que niegue a los monarcas del sus amigos, aunque sean de otra ley31. El des-
sur su derecho al trono. De hecho, si com- enlace llega cuando el rey moro acepta los
paramos las representaciones iconográficas consejos de los cristianos de la ciudad y
de las monarquías cristianas y musulma- expone una estatua de la Virgen en el cam-
nas, tal y como nos las proponen las Canti‐ po de batalla para vencer a su enemigo.
gas de Santa María, observamos que no hay La semejanza entre los reinos mu-
auténticas diferencias. Las miniaturas de la sulmanes y cristianos se refuerza con la
cantiga 169 nos muestran justamente tres referencia al sultán de Siria (ctg. 28). El
representaciones idénticas de un rey mu- nombre del personaje queda omitido, pero
sulmán y dos cristianos, sentados en un el Moro conserva su dignidad puesto que
nivel superior al resto del público, en un es identificado como rey, pese a quedar
espacio delimitado de la escena, puesto de acompañado por una horda de paganos 32 y
realce por las volutas de la arquitectura y ser de la ley de Mahoma33. La conversión al
por supuesto coronados. cristianismo del sultán, que actúa entonces
como un hombre sabio (v. 118), aumenta su
Esta similitud se explica en realidad
dignidad como dirigente caracterizado por
por el comportamiento específico atribuido
una sabiduría especial haciendo de él un
a los monarcas musulmanes.
ejemplo vivo para sus semejantes.
temporal bien assí como lo es el papa en lo padre a hijo»47. Esta legalidad en la forma
espiritual»42. de obtener y conservar la corona da al mo-
narca cierta superioridad con respecto al
Sin embargo, Alfonso X parece haber
emperador, puesto que, como lo recuerda
mantenido con la Iglesia une relación muy
Alfonso X, los reyes «tienen el señorío por
diferente a la que expresa en sus Partidas, y
heredad, lo que no pueden hacer los empe-
por la cual, pese a haber sido elegido empe‐
radores que lo ganan por elección» 48 . Sin
rador de romanos, la dignidad imperial le fue
embargo, aún le quedaba por demostrar a
negada por diferentes papas. Este rechazo
Alfonso X que no era un tirano, es decir,
se podría deber al recelo que Roma podía
que no había obtenido la corona por fuerza
tener ante los Hohenstaufen y sus descen-
o con engaño y que gobernaba para el bien
dientes, entre los cuales se encontraba Al-
de sus súbditos.
fonso X. Y es que, sin llegar a expresarlo
oficialmente, el monarca tenía un claro La ausencia de una ceremonia reli-
comportamiento gibelino que no podía más giosa no significa que la monarquía caste-
que inquietar al papado. llana rechazara u olvidase su misión divi-
na49. Prueba de ello es que Fernando III50
Como ya lo indicaba antes, la digni-
terminó por ser canonizado en el siglo XVII,
dad real queda estrechamente ligada a la
aunque ya en el siglo XIII empezaba a ser
elección divina, representada por la inter-
considerado como un santo. En efecto, la
vención del sacerdote que unge al rey. Sin
cantiga 292 nos relata la aparición de Fer-
embargo, Alfonso X no fue coronado por
nando III en un sueño para transmitir un
ningún representante de la Iglesia, ya que
último mensaje a un orfebre y poder así
se autocoronó 43 . Su ritual de coronación
donar uno de sus anillos a la Virgen. Dichas
comportó esencialmente un reconocimiento
apariciones oníricas sólo eran posibles para
por parte de sus vasallos al ser elevado
los santos. Pero, para asentar el poder del
sobre la tumba de sus antepasados. Como
rey sabio, «los teóricos de la concepción
lo indican Salvador Martinez 44 y Gonzalez
jurídica de Alfonso X intentaron, segura-
Jimenez45, la tradición castellana, compara-
mente, compaginar la tradición sagrada
da con la francesa por ejemplo, era mucho
sobre los orígenes del poder, que dependía
más sencilla puesto que no comportaba
en última instancia de la teocracia bíblica
realmente una ceremonia religiosa, como la
(...) en las obras jurídicas del rey Sabio se
que acompañó la subida al trono de Luis IX
de Francia46. Al cumplirse el reconocimien-
■
to del nuevo rey al tiempo que se terminaba 47
H. SALVADOR MARTÍNEZ, p 114.
la ceremonia del sepelio de su predecesor, 48
Siete Partidas, II, 1, 8, fol. 76r°.
la sociedad castellana establecía que el de- 49
A. RUCQUOI, ob. cit., p. 77.
50
recho a la corona procedía «del heredamiento F. FERNÁNDEZ CONDE, ob. cit., p. 55: «La corona
y se trasmitía por derecho sucesorio de que se pone Fernando III en la cabeza no es más que
un símbolo de su poder y de su soberanía real, utiliza-
da, según el discurso ideológico de los escritores de su
tiempo, para llevar adelante los planes de la Providen-
■
42 cia. Pero esa soberanía era para ellos un don de la
Siete Partidas, II, 1, fol. 74v°. divinidad para cumplir su misión política y religiosa al
43
LUCAS DE TUY, Crónica de España, edición de J. mismo tiempo. Y sabían perfectamente que esa virtua-
PUYOL, Madrid, 1926, p. 449-450. lidad sacra servía también para fortalecer su autoridad
44
H. SALVADOR MARTÍNEZ, Alfonso X, el sabio. Una en el entramado de una sociedad compleja por la
biografía, Madrid, 2003, p. 113-117. proliferación delos centros de poder local ejercidos por
45
M GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Fernando III el santo, Sevi- una poderosa nobleza, satisfecha únicamente cuando
lla, 2006, p. 44-45. podía aumentar sus dominios a expensas de la lucha
46
J. LE GOFF, Saint Louis, París, 1996, p. 98. contra el Islam».
■
■ 54
Ibid., p. 39.
51 55
Ibid., p. 59 Ctg. 221 , v. 33: «sa madre tornou tal come
52
G. MARTÍN, «Alphonse X ou la science politi- sandia».
56
que», Cahiers de linguistique hispanique médiévale, 18-19, Ctg. 221, v. 56-57: «acorreu ao menyo e de ssa
1993-1994, p. 12. enfermedade lle deu saude conprida».
53 57
J. NIETO SORIA, ob. cit., p. 65: Ctg. 361, v. 13 -14:
por su presencia en versos casi sucesivos (v forman en un libro único, casi en una Biblia
13 / v 15). Más significativa aún, es que la y por lo tanto Alfonso X, al dar esta reliquia
evocación de las Navas no tiene ningún a sus semejantes, rebasa el papel del mo-
sentido o ninguna relación con el milagro narca que da la ley65 y se presenta como un
que se narra aquí. El efecto es pues subra- auténtico sacerdote, en le sentido isidoriano
yar una continuidad, una identificación, en del término,
el seno de la familia, que redunda en favor
De ahí a decir que todo lo que hace el
de Alfonso X.
rey tiene la bendición divina, sólo hay un
Desde luego, el conjunto de las refe- paso.
rencias a Alfonso X en las Cantigas de Santa
Una vez demostrada la protección
María tiene como objetivo recordar la pie-
divina de la que gozaba el soberano, que-
dad del rey, protector de las reliquias de
daba por demostrar que dicha protección
María58, constructor de catedrales59 y tam-
era merecida, y que Alfonso X no era un
bién como testigo directo de los milagros
tirano. Si nos referimos al comportamiento
marianos. La protección de la que goza el
del tirano y lo tomamos como la antítesis de
rey se verifica contra sus enemigos60, pero
lo que ha de hacer un buen rey, éste ha de
también contra la muerte 61 o la enferme-
procurar que sus súbditos tengan acceso al
dad62.
conocimiento, que puedan vivir en armo-
El colofón podría ser entonces el nía, que participen en proyectos para el
poema 209, en el que se nos narra cómo, bien común y sobre todo en una sociedad
estando el rey gravemente enfermo63, sanó donde no se persiga a los sabios. Las accio-
gracias al contacto directo del volumen de nes justas del monarca que evocábamos al
las Cantigas 64 . Puesto que se habla de un principio de esta reflexión parecen pues
solo volumen, podemos suponer que es la orientarse a la unificación de la sociedad
primera versión de las tres que componen caracterizada por la divulgación del saber y
el conjunto mariano promovido por Alfon- el respeto del sabio.
so X. El milagro descrito en el poema 209
La unificación de la sociedad y la di-
trasforma el manuscrito en un auténtico
vulgación del saber son dos aspectos que
objeto taumatúrgico, en una reliquia que,
quedan estrechamente unidos en la pro-
sin haber estado en contacto con María,
ducción alfonsina. En los prólogos de sus
permite que se manifieste su poder. La
obras, siempre aúna la idea de pertenencia
importancia de la participación del rey en la
a un mismo reino, con la consabida enume-
redacción de las Cantigas de Santa María se
ración de las posesiones reales y sobre todo
resume en que las otras obras alfonsinas no
con el establecimiento de una ley común,
han protagonizado ninguna manifestación
las Siete Partidas, redactas a pro comunal66 y
divina. Las Cantigas de Santa María se trans-
en castellano para que todos los de su reino
puedan tener acceso a ella. Qué duda cabe
■ que la utilización del castellano, como len-
58
Ctg. 18, 257, 324, 361. gua oficial del reino, es un modo de favore-
59
Ctg. 328, 358, 398. cer la divulgación del conocimiento, pero lo
60
Ctg. 215, 345, 379. que realmente demuestra la voluntad del
61
Ctg. 243, 292, 366, 371, 376.
62 monarca de presentar una formación gene-
Ctg. 235, 321, 367
63
Ctg. 209, v. 19: «que todos cuidavan que mo-
rress’ali». ■
64 65
Ctg. 209, v. 29-30: «mas mandei o Livro dela G. MARTÍN, ob. cit., p. 6.
66
aduzer; //e poseron-mío, e logo jouv’en paz». Siete Partidas, I, fol 3r°.
ralizada de sus súbditos es que su produc- para oprimir a sus semejantes. Es lo que nos
ción abarca todos los temas que pueden indica el prólogo del Lapidario69 que aconse-
interesar al individuo, desde la legislación ja al lector ser sabidor de astronomía, de
hasta la espiritualidad, pasando por la cien- gemología y de medicina con el fin de utili-
cia y la historia. Además, a cada tipo de zar correctamente los secretos que en el
producción se le atribuye un papel o una manuscrito se pueden hallar.
misión específica, no se trata de un conoci-
Nos encontramos pues con la idea de
miento teórico, sino que cada tema tiene
una progresión, que va acercando el indivi-
una «finalidad directa y práctica en su apli-
duo a los ángeles, que va haciendo de él un
cación cotidiana a los múltiples problemas
sabio, y por lo tanto un santo. En esta pro-
de un gobierno que se propone alcanzar en
gresión se entiende que Alfonso X es un rey
teoría insospechados niveles de autoridad y
de reyes porque conoce la historia y sus
eficacia»67. La ley ha de servir para vivir en
enseñanzas, porque conoce el secreto de los
armonía, la historia para no cometer los
planetas y de las piedras, porque tiene la
errores del pasado68, la literatura religiosa
bendición divina. En resumidas cuentas,
para salvar el alma, los escritos morales y
Alfonso X es un rey sabio porque conoce la
lúdicos para dar un referente moral y un
ciencia de los hombres y de Dios y sabe
comportamiento razonado a cada individuo
aplicarla para el bienestar de sus súbditos.
y por último los libros de ciencia o de as-
Todo ello va a quedar plasmado en la mi-
tromagia para modificar o prever los acon-
niatura de presentación del Códice Rico.
tecimientos que han de llegar. Todo ello
redactado en lengua vernácula para que En una composición iconográfica
todos, sin importar la religión practicada, clásica, inspirada por el concepto gelasiano
pudieran acceder al conocimiento. El con- del poder que indicaba antes, se suele en-
junto de las obras promovidas por el rey contrar a Cristo en el centro de la imagen y
demuestra que, como lo indica el prólogo a su diestra el representante de la Iglesia, el
del Libro de las estrellas, Alfonso X quiso Papa o un obispo, mientras que en el lado
rescatar, remozar y divulgar la sabiduría opuesto se encuentra el representante del
del pasado para que cada cual pudiera poder terrenal, el rey o el emperador 70 .
usarla y así mejor juzgar su relación con el Cuando el personaje central es el empera-
resto de la Creación. dor o el monarca, siempre se encuentra a su
diestra el representante religioso. Los per-
Ahora bien, la lectura y el descubri-
sonajes siempre están de frente, con una
miento, el hecho de ser sabidor de algo, no
son suficientes para ser sabio. Si algunos
escritos, como los historiográficos, los legis- ■
69
lativos o los lúdicos, parecen orientarse ALFONSO X, Lapidario, Biblioteca de El Escorial,
Ms. H.I.15., fol. 1v°.
hacia la obtención del entendimiento necesa- 70
R. JACOB, Images de la justice, París, 1994, vol 1, p.
rio al sabio, otros, esencialmente los de 25 : «le pouvoir spirituel occupe toujours la gauche de
astromagia, han de ser utilizados única- l’image, donc la droite du Christ, tandis que le tempo-
mente por aquellos que ya poseen cierto rel lui fait pendant du côté opposé. A la présence
symbolique de l’ordre spirituel, il n’y a guère
conocimiento y la sabiduría suficiente para
d’exception. Par ailleurs, le pape et l’empereur peu-
no caer en la tentación de utilizar su poder vent céder la place à d’autres personnages, un évêque
et un roi par exemple, pourvu que les deux pouvoirs
soient clairement identifiés à travers leurs attributs
■ emblématiques (...) Aussi les illustrateurs prennent-ils
67
F. MÁRQUEZ VILLANUEVA, ob. cit., p. 32. souvent le parti d’effacer la personne du Christ, ne
68
ALFONSO X, Estoria de España, Biblioteca de El laissant en présence que les chefs charismatiques des
Escorial, Ms. Y-I-2, fol. 2r°. y siguientes. deux pouvoirs»
forma hierática que ya vimos en la imagen considerado como «comienzo y medio y aca‐
de presentación del Libro de dados y que se bamiento de todas las cosas»75.
repite en la General Estoria71, aunque aquí ya
Con algún detalle diferente obser-
vemos uno de los rasgos esenciales de la
vamos casi la misma organización en El
representación pictórica de Alfonso X. Co-
libro de las Formas e Imágenes que están en el
mo lo indicó Rafael Cómez Ramos, la re-
cielo 76 o incluso en la letrina que inicia el
presentación en tres cuartos es novedosa72
Lapidario77. El Lapidario vuelve a proponer-
si exceptuamos la Biblia de Toledo y la
nos una composición doble, casi como la de
imagen de Luis IX de Francia que en ella
las Siete Partidas, aunque esta vez Dios ha
podemos observar.
sido remplazado por un filósofo. La letrina
Esta posición permite dar mayor pro- que inicia el libro ha de ser analizada junto
fundidad al personaje y desde luego, repre- a la imagen de Aristóteles que se encuentra
sentarlo más como un hombre que como inmediatamente encima y cuya proximidad
una institución. Lo que se nos está mos- y similitud en la composición y el ademán
trando aquí es otra dimensión del personaje de los personajes sugeriría, según Marta
regio. Los símbolos del poder quedan rele- Lacomba, que Alfonso X estaba colocando
gados a un segundo plano, e incluso son su producción bajo el patronato e inspira-
alterados, ya que aquí el libro cerrado suele ción del más cumplido de los filósofos78.
ser reemplazado por un pergamino que se
En cierta medida, la imagen de pre-
está redactando73. Todo ello se ve en la mi-
sentación de las Cantigas de Santa María, en
niatura que abre la Primera Partida74 en la
el Códice de los Músicos o en el Códice Rico, se
que aparece el monarca como un legislador,
inscribe perfectamente en esta serie de imá-
dirigiendo la redacción del libro bajo la
genes en la que el monarca se caracteriza
mirada del Creador. El rey y sus escribas
por estar en contacto directo con el libro y
parecen estar en un mismo plano, pictórico
con los que lo producen 79 . Sin embargo,
y humano, ante la presencia del Creador
recordando que la realeza es también un
sacerdocio, hay que recalcar unas diferen-
cias significativas que hacen de la miniatura
■
71 del Códice Rico una composición totalmen-
ALFONSO X, General Estoria, Biblioteca Vaticana,
Ms Urb. Lat. 593, fol. 2v. te diferente en el plano político y espiritual.
72
R. COMEZ RAMOS, «El retrato de Alfonso X el
sabio, en la primera Cantiga de Santa María » in J.
El monarca sigue ocupando el centro
KATS y J. KELLER, Studies on the Cantigas de Santa María, de la escena, lo que no deja de ser paradóji-
Madison, Hispanic Seminary of Medieval Studies
1987, p. 37: «No hay imágenes con semejantes carac-
■
terísticas en toda la miniatura europea del siglo XIII.
75
Tan sólo podemos establecer un parangón con el Siete Partidas, Prólogo, fol. 1v°.
76
retrato de Luis IX de Francia en la Biblia de la Catedral ALFONSO X, Libro de las Formas e Imágenes que
de Toledo». están en el cielo, Biblioteca de El escorial, Ms. H. I. 16,
73 fol. 1v°.
Ibid., : «el retrato está realizado en tres cuartos,
77
lo cual acentúa aun más la expresión del mundo inter- Lapidario, fol. 1v°.
78
ior del monarca. Aun cuando aparece con toda digni- M. LACOMBA, Image du savoir, image du pouvoir
dad y majestad, el interés del artista se concentra en la dans le Lapidaire, e‐Spania, 2007, http://espania.revues.
persona representada y no en sus prerrogativas de org/document144.html, § 19-20.
79
poder. Si el retrato es una evocación de ciertos aspec- A. DOMÍNGUEZ RODRÍGUEZ, «La miniatura en el
tos de un ser humano particular, visto por otro, aquí scriptorium alfonsí », J.MONTOYA y J. MONDEJAR,
nos encontramos ante la más acabada visión de la Estudios Alfonsíes, Granada, 1985, p. 144: «La imagen
personalidad del rey poeta, del rey sabio». de dedicación o presentación del códice lleva implícito
74
ALFONSO X, Primera Partida, Londres, British Li- el ofrecimiento del mismo por el copista, traductor o
brary, Ms. add. 20.787. fol. 1v° autor de la obra al soberano que la patrocinó».
Según la representación del Códice rum (debir) aislado del resto del mundo por
Rico, vemos a lo lejos una ciudad, lugar un velo «de jacinto, de púrpura, de escarla-
exterior de bullicio. Después hay un espacio ta y de lino, en el cual [Salomón] hizo dibu-
en el que se mueve un pequeño grupo que jar querubines»84.
no puede pasar al espacio siguiente donde
En un ámbito puramente religioso,
sólo acceden unos pocos colaboradores
esta división debía conducir el creyente
directos del monarca. Pero estos elegidos
hacia Dios, pero en las Cantigas de Santa
quedan fuera del espacio reservado al rey
María, le lector se encuentra con la imagen
sabio. Las Cantigas de Santa María nos pro-
del monarca, que está dando lo sagrado,
ponen pues la única organización tripartita
puesto que está dirigiendo la creación de la
del espacio relacionado con Alfonso X. Esta
composición poética por la que se mani-
organización, marcada por el número de
festó María. Nos encontramos pues con una
personas y por la presencia de los velos,
representación de la Sabiduría hecha hom-
parece plasmar la evolución que debe se-
bre y que puede, por lo tanto, ser conside-
guir el individuo para conseguir la sabidur-
rado como santo al alcanzar un alto nivel en
ía. En un contexto más religioso, esta orga-
la jerarquía celestial descrita por el rey cas-
nización se puede asemejar a la de un tem-
tellano. La sabiduría y la fe religiosa que-
plo, lo que no es extraño si tenemos en
dan así personalizadas y unificadas en un
cuenta el tema religioso del manuscrito. Y
solo monarca, en un rey-sacerdote, cuya
por supuesto el paradigma de los templos
ambición fue ser reconocido como trovador
es el del rey Salomón. Según la Biblia el
de la Virgen y al que la Historia ha otorga-
templo presentaba un primer vestíbulo
do el merecido título de Sabio.
(ulam), por el que se accedía a la casa cen-
tral (hecal) donde se situaba el Sancta Santo-
■
84
2 Paralipomenos 3, 3-17.