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El cáncer y su relación con el ciclo celular

El cáncer es esencialmente una enfermedad de división celular incontrolada. Su

desarrollo y progresión suelen estar vinculados a una serie de cambios en la

actividad de los reguladores del ciclo celular. Por ejemplo, los inhibidores del ciclo

celular evitan que las células se dividan cuando las condiciones no son las

adecuadas, por lo que la reducción de la actividad de estos inhibidores puede

promover el cáncer. Del mismo modo, los reguladores positivos de la división

celular, pueden conducir al cáncer si son demasiado activos. En la mayoría de los

casos, estos cambios en la actividad se deben a mutaciones en los genes que

codifican proteínas reguladoras del ciclo celular.

Aquí vamos a ver con más detalle qué pasa con las células cancerosas. También

veremos cómo las formas anormales de los reguladores del ciclo celular pueden

contribuir al cáncer.

¿Qué hay de malo con las células cancerosas?

Las células cancerosas se comportan de manera diferente a las células normales

del cuerpo. Muchas de esas diferencias están relacionadas con el

comportamiento de la división celular.

Por ejemplo, las células cancerosas pueden multiplicarse en un cultivo (fuera del

cuerpo en una placa) sin que se adicionen factores de crecimiento, o señales

proteicas que estimulan el crecimiento. Esto contrasta con células normales, las

cuales necesitan factores de crecimiento para crecer en el cultivo.

Las células cancerosas pueden crear su propio factor de crecimiento, tener vías

de factor de crecimiento que estén atascadas en posición de "encendido" o, en

el contexto del cuerpo, incluso engañar a células vecinas para que produzcan

factores de crecimiento que las mantengan


Diagrama que muestra diferentes respuestas de células normales y cancerosas a

la presencia o ausencia del factor de crecimiento.

 Las células normales en una placa de cultivo no se dividirán sin la adición de

factores de crecimiento.

 Las células cancerosas en una placa de cultivo se dividirán dispongan o no de

factores de crecimiento.

Las células de cáncer también ignoran las señales que deberían detener su

división. Por ejemplo, cuando las células normales cultivadas en una placa están

apretadas por vecinos en todos lados, ya no se dividirán más. Las células de

cáncer, en cambio, continúan dividiéndose y se enciman unas sobre otras en

capas abultadas.

El ambiente en una placa es diferente del ambiente en el cuerpo humano, pero

los científicos piensan que la pérdida de inhibición de contacto en las células de

cáncer cultivadas en una placa refleja la pérdida de un mecanismo que

normalmente mantiene el balance del tejido en el cuerpo. Otra característica

distintiva de las células cancerosas es su "inmortalidad replicativa", un término

elegante para el hecho de que pueden dividirse muchas más veces que una

célula somática normal. En general, las células humanas pueden experimentar de


40 a 60 rondas de división antes de perder la capacidad de dividirse, "envejecer"

y finalmente morir. Las células de cáncer pueden dividirse muchas más veces, en

gran parte porque expresan una enzima llamada telomerasa, que invierte el

desgaste de los extremos del cromosoma que sucede normalmente durante

cada división celular.

Las células cancerosas también son diferentes de las células normales en otras

maneras que no están directamente relacionadas con el ciclo celular. Estas

diferencias les ayudan a crecer, dividirse y formar tumores. Por ejemplo, las células

cancerosas adquieren la capacidad de migrar a otras partes del cuerpo, un

proceso llamado metástasis, y de promover el crecimiento de nuevos vasos

sanguíneos, un proceso llamado angiogénesis (que da a las células tumorales una

fuente de oxígeno y nutrientes). Las células cancerosas tampoco experimentan

muerte celular programada, o apoptosis, en las condiciones en que las células

normales si lo harían (por ejemplo, debido al daño del ADN). Además,

investigación emergente demuestra que las células cancerosas pueden

experimentar cambios metabólicos que contribuyen a un mayor crecimiento y

división celular.
¿Cómo se desarrolla el cáncer?

Las células tienen muchos mecanismos diferentes para restringir la división celular,

reparar los daños en el ADN y evitar el desarrollo de cáncer. Debido a esto, se

piensa que el cáncer se desarrolla en un proceso de varias etapas, en el que

múltiples mecanismos deben fallar antes de que se alcance una masa crítica y las

células se vuelvan cancerosas. Específicamente, la mayoría de los cánceres

emergen cuando las células adquieren una serie de mutaciones (cambios en el

ADN) que hacen que se dividan más rápidamente, evadan controles de división

internos y externos, y eviten la muerte celular programada.

¿Cómo podría funcionar este proceso? En un ejemplo hipotético, una célula

podría primero perder la actividad de un inhibidor del ciclo celular, un evento que

haría que las descendientes de la célula se dividan un poco más rápidamente. Es

poco probable que sean cancerosas, pero pueden formar un tumor benigno, una

masa de células que se dividen demasiado, pero no tienen el potencial de invadir

otros tejidos (metastatizar).

Conforme pasa el tiempo, puede ocurrir una mutación en alguna de las

descendientes de las células, lo que causa un aumento en la actividad de un

regulador positivo del ciclo celular. La mutación puede no causar el cáncer por sí

misma tampoco, pero la descendiente de esta célula se dividiría incluso más

rápidamente, lo que crea un grupo más grande de células en las cuales podría

ocurrir una tercera mutación. Con el tiempo, una célula podría tener suficientes

mutaciones para adquirir las características de una célula cancerosa y dar lugar

a un tumor maligno, un grupo de células que se dividen excesivamente y pueden

invadir otros tejidos.


Diagrama de una serie hipotética de mutaciones que podría conducir al

desarrollo de cáncer.

En la primera etapa, una mutación inicial inactiva un regulador negativo del ciclo

celular.

En una de las descendientes de la célula original, ocurre una nueva mutación y

provoca una mayor actividad de un regulador positivo del ciclo celular.

En una de las descendientes de esta segunda célula, ocurre una tercera

mutación que inactiva un factor de estabilidad del genoma.

Una vez que el factor de estabilidad del genoma se inactiva, se acumulan

rápidamente mutaciones adicionales en las descendientes de la célula (debido a

que las mutaciones ya no se evitan ni reparan tan eficientemente).

Una vez alcanzada una masa crítica de mutaciones que afectan los procesos

pertinentes, la célula con las mutaciones adquiere características cancerosas


(división incontrolada, evasión de la apoptosis, capacidad de metástasis, etc.) y

se dice que es una célula cancerosa.

A medida que progresa un tumor, sus células típicamente adquieren cada vez

más mutaciones. Los cánceres en etapas avanzadas pueden tener cambios

importantes en sus genomas, que incluyen mutaciones a gran escala, tales como

la pérdida o la duplicación de cromosomas enteros. ¿Cómo surgen estos

cambios? Por lo menos en algunos casos, parece que se deben a la inactivación

de mutaciones en los mismos genes que mantienen estable al genoma (es decir,

los genes que previenen que ocurran o se transmitan las mutaciones.

Estos genes codifican las proteínas que detectan y reparan el daño del ADN,

interceptan agentes químicos que se unen al ADN, mantienen las tapas de

telómero en los extremos de los cromosomas y juegan otros roles de

mantenimiento importantes. Si uno de estos genes muta y no funciona, otras

mutaciones pueden acumularse rápidamente. Así pues, si una célula tiene un

factor de estabilidad del genoma no funcional, sus descendientes pueden

alcanzar la masa crítica de mutaciones necesarias para el cáncer mucho más

rápidamente que las células normales.

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