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TEORÍA DEL CONFLICTO

Dra. Ángela Sheila Bonilla


Abogada Conciliadora
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EL CONFLICTO

Los seres humanos vivimos constantemente en


interacción, ya sea por necesidad, por interés o
simple relación, en esta convivencia, es natural que
se presenten ciertas desavenencias, dificultades o
contratiempos que generan en un momento dado
una confrontación de opiniones, pareceres o incluso
de palabras, que lleva como consecuencia que las
personas se involucren en un choque de opinión
o, en lo que en el común de las gentes denominan
problema (Lederach, 1992), pero si somos más técnicos
se denomina conflicto y a sus actores conflictuantes.

Por lo tanto, el conflicto es una situación en la que


dos o más partes con intereses contrastados entran
en confrontación, oposición o promueven acciones
antagónicas, con el objetivo de contrarrestar, dañar
o eliminar a la contraparte y así ser el vencedor y
satisfacer sus intereses o necesidades. Se requiere
mínimo de dos partes (sin perjuicio del concepto de
conflicto interno o conflicto consigo mismo respeto de
aquello que pensamos o sentimos sobre sí mismos),
las cuales pueden ser: personas, grupos sociales o
políticos y a veces Estados en el evento de los conflictos
internacionales.

Los actores del conflicto rara vez se apersonan del problema, pues generalmente se dice: ese problema no es
mío. Todo porque creemos, de manera infundada, que el problema es del otro y estamos acostumbrados a
culpar a los demás de todo aquello que nos sucede, esto se traduce en una incapacidad emocional de hacer
frente al mismo (Gutiérrez, 2007).

Lo anterior hace que los conflictuantes frente al conflicto lo vean como un enfrentamiento en que cada uno de
los involucrados pretende, como sea, ganarle al otro, y dicha pretensión se agrava cuando involucran además
del problema que los aleja, sus sentimientos, para buscar como solución al problema no solo la victoria, sino
la destrucción material o moral del otro, lo que se conoce como conflicto cero.

Culturalmente el conflicto es considerado por el común de la gente como algo negativo. Tener un problema es
algo que hace doler la cabeza (Lederach, 1992), y frente al conflicto la persona involucrada opta, o por sacarle
el cuerpo y olvidarse del problema, o por enfrentarlo, dejándolo en manos de un tercero para que lo resuelva,
bien sea por una decisión judicial o por la vía extrema, como se llevaría a cabo cualquier acto de violencia.

En nuestro medio, en muchas ocasiones se considera de manera equivocada, que la mejor manera para
resolver el conflicto es la violencia, la cual se expresa en diferentes formas de abuso, bien sea, de fuerza, de
libertad, de confianza y lo que es más grave, mediante el abuso del ejercicio del derecho propio.

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Por todo ello, el común de las gentes se inclina a confundir culturalmente el concepto de conflicto con el
concepto de violencia, a sabiendas que los dos tienen connotaciones distintas, pues mientras el primero es
contradicción de intereses, la violencia es la manifestación exagerada e irracional de la conducta humana, que
lleva al individuo a reaccionar frente a la diferencia con la ruptura total de las relaciones entre los conflictuantes
y el rechazo total y absoluto del otro y entonces se dice: -de ese yo no quiero saber nada- (Gutiérrez, 2007).

DISTINTAS FORMAS DE VER EL MISMO CONFLICTO

Cada ser humano, en su propia individualidad, percibe las cosas que le suceden a su alrededor con base en sus
propias creencias, concepciones, criterios y paradigmas, como resultado del núcleo social al que pertenece.
Así mismo, se refleja en la interpretación que hace de los hechos que le acontecen en su personal realidad,
la educación recibida, los criterios morales y religiosos que se le inculcaron, sus emociones, sus propias
necesidades; valores, intereses y prejuicios. Lo que una persona percibe e interpreta como real puede ser
totalmente diferente a lo que otro refleja en su interior.

Lo anterior nos permite afirmar que cada individuo frente al conflicto tiene una particular manera de verlo
y enfrentarlo, así como de reaccionar frente al mismo, no todos frente al conflicto reaccionan de la misma
manera, ello depende no solo de la forma de ser y de pensar, sino de la educación y cultura de cada uno.

CLASES DE CONFLICTO
Para algunos estudiosos del tema, los conflictos
se pueden clasificar en: conflictos internos o
conflictos con uno mismo; y conflictos externos
como aquellos que ocurren como resultado de
la interacción de los individuos en las relaciones
cotidianas (en el hogar, en el amor, en el estudio,
en el trabajo, con el vecino, entre otros), que en
un momento dado se deterioran por alguna
diferencia o discordia.

También se pueden clasificar, desde la perspectiva,


de la intención de ocasionar daño a otro o a otros,
en conflictos violentos (agresivos o bélicos) o no
violentos (no agresivos o no bélicos), dependiendo
ello de la agresividad, violencia o belicosidad de
sus actores.

Para otros como el profesor Ríos (1997), los


conflictos se clasifican en personales y sociales,
el conflicto personal involucra a un individuo con
su problema. El social, a dos o más actores con
sus intereses. Los conflictos sociales pueden ser:
interpersonales, cuando se da entre personas,
inter o intragrupales, inter o intraestatales, inter
o intraorganizacionales, según la naturaleza del
conflicto y los agentes que involucren. Ahora bien,
una situación de conflicto puede surgir por varias
razones, porque tienen un mismo objetivo, pero
discrepan en la manera de alcanzarlo, o porque
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tienen objetivos diferentes, con similares o distintos procedimientos para lograrlos y finalmente porque
las partes involucradas tienen diversas concepciones acerca del poder y de la manera de ejercerlo (Ríos,
1997).

Para otros autores, los conflictos personales se clasifican como horizontales o verticales, según se presente
entre individuos pares, como es el caso de los conflictos de pareja, o entre individuos en donde por factores
económicos, laborales o sociales, se encuentran en desigualdad de condiciones, como en los conflictos
derivados de las relaciones entre empleadores y trabajadores.

Conflictos funcionales
Son aquellos que se manifiestan en el grupo con una intensidad moderada, con un criterio positivo,
manteniendo o mejorando el desempeño de las partes; por lo mismo, promueven la creatividad, la
solución de problemas, la toma de decisiones, la adaptación al cambio, estimulan el trabajo en equipo y
fomentan el replanteamiento de las metas.

Pertenecen a este grupo los conflictos en donde se pueden ventilar los problemas, liberar tensiones y
fomentan un entorno de análisis y cambio.

Conflictos disfuncionales
Contrario a lo anterior, existen conflictos que lesionan las relaciones de las partes a tal nivel que
pueden romper dichas relaciones, a punto de no volverse a comunicar. Estos conflictos generan estrés,
descontento, desconfianza, frustración, temores, agresiones, etc., lo que impide una solución pronta y
satisfactoria, afectándolos no solo física, sino emocionalmente, reduciendo así su capacidad creativa y en
casos extremos generando su autodestrucción.

Como es fácil concluir, los conflictos disfuncionales o negativos constituyen el campo de acción del
conciliador.

De todo lo anterior podemos reiterar que los conflictos se distinguen entre sí fundamentalmente por sus
efectos y consecuencias, los cuales determinan que un conflicto sea bueno o malo, funcional o disfuncional,
positivo o negativo.

La vida está llena de conflictos, pero lo que realmente


Sabías nos afecta no es lo que sucedió, sino la forma como lo
Que...
enfrentamos.

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ESCUELAS DE ANÁLISIS DE CONFLICTOS

La escuela subjetivista
Esta escuela sostiene que los factores personales y la naturaleza humana constituyen la principal fuente de
los conflictos, según la forma de ser de cada persona, el conflicto puede ser o no frecuente, puede ser o no
intenso y puede ser o no real.

La escuela estructuralista
Esta escuela sostiene que no se pueden reducir los conflictos a factores subjetivos y que, por tanto, debemos
tomar como punto de partida para el análisis del conflicto la estructura social y no la naturaleza humana, cada
sociedad tiene conflictos disimiles, teniendo en cuenta su gobierno, su grado de educación, cultura y sentido
de pertenencia, las clases sociales existentes, la lucha por el poder y la propiedad y los recursos apropiables.

La escuela psicosociológica
Esta escuela sitúa su nivel de análisis en la interacción entre el individuo y los sistemas sociales dentro de
los cuales se desenvuelve, se entiende el conflicto definido por relaciones entre grupos que persiguen fines
contradictorios, defienden valores opuestos y ejercen relaciones de poder.

Podemos identificar conflictos de intereses (distribución de algún recurso valorado) o de valores (ideologías,
religión), o aquellos que pueden surgir alrededor de los medios para alcanzar los fines.

Para Gutiérrez (2007), el conflicto que interesa a la conciliación es el conflicto jurídico, referido dicho conflicto
a derechos y obligaciones radicados en cabeza de los conflictuantes, cuyo contenido patrimonial además
tenga carácter transigible y que sea de la libre disposición de las partes; o que sin tener contenido patrimonial,
la ley autorice expresamente la conciliación (es el caso en materia de derecho de familia de las disputas sobre
custodia o sobre los efectos patrimoniales de la unión marital de hecho).

MAPA DEL CONFLICTO

El conflicto se estructura a través de una representación de los elementos que lo integran, a dicha representación
se le denomina mapa del conflicto (Lederach, 1992).

De acuerdo con la elaboración sugerida por Lederach (1992), iniciado el conflicto este suele manifestar ciertos
caracteres que en conjunto forman una estructura que lo define, la cual está dada por la interacción de tres
elementos básicos: el problema, las partes y el proceso, así:

El problema: se refiere a la causa del conflicto, los puntos de disputa, los intereses y las necesidades de las
partes, las visiones del futuro, las diferencias esenciales, los valores y asuntos que los separan, en si la situación,
hecho o acontecimiento que crea discrepancia, diferencia o inconformidad.

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Las partes: son las personas involucradas en un
problema, de ellas debemos identificar las actitudes
que las caracterizan, entendiendo por estas los estados
psicólogos que acompañan una situación o que surgen
de ella, en el aspecto emocional principalmente (ira,
resentimiento) y en el perceptual (todos procesos
cognoscitivos). Con frecuencia las actitudes pueden hacer
que las partes persistan en el conflicto, incluso cuando
las condiciones objetivas que le dieron origen se hayan
alterado o ya no existan.

Al analizar el conflicto, Ríos (1997) manifiesta qué


se debe tener en cuenta y determinar quiénes están
directamente involucrados y quiénes indirectamente. Así
como la influencia que desempeñan o tienen dentro o
sobre el grupo.

De ese modo pueden clasificarse así:

♦♦ Personas (dos o más adversarios).


♦♦ Sociedades (relaciones entre diferentes grupos).
♦♦ Sistemas (interacciones entre oponentes dentro de
un mismo sistema social) (Robayo-2003).

El proceso: se refiere al desarrollo del conflicto, podemos


observarlo desde el momento en que surge como una
incompatibilidad entre las partes (conflicto latente),
pasando por el surgimiento de una conciencia sobre el
conflicto (conflicto incipiente) y la conducta o acciones
adoptadas para afrontarlo (conflicto manifiesto). Por
conducta del conflicto entendemos las acciones de
las partes con la intención de hacer que el oponente
modifique o abandone sus metas.

Los conflictos para Lederach (1992) se inician como una pequeña diferencia que deviene en un proceso de
agravación o crecimiento del conflicto, a medida que los involucrados no le encuentran solución posible.

De esa misma manera el conflicto se inicia como algo que no tiene importancia, pero a medida que pasa el
tiempo y de que no hacemos nada por resolverlo, empieza a complicarse deteriorando la relación personal de
las partes e involucrando en su desarrollo a más actores, a quienes lastima y afecta.

Para Lederach (1992), ese proceso se desarrolla mediante niveles de agravación del problema, a saber:

Primer nivel: que se inicia con un desacuerdo, en donde los conflictuantes consideran que tienen un problema
por resolver, de esta manera los involucrados se esfuerzan en atacar el problema y no a la persona.

Segundo nivel: de antagonismo personal, en donde se pasa del desacuerdo a los roces, en este estado los
conflictuantes dejan de atacar el problema para atacar al otro, se empieza a buscar quién tiene la culpa y no
quién tiene la razón.

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Tercer nivel: de situación confusa, en este nivel el problema pasa a otras personas y más gente se involucra, la
situación se torna confusa y empieza a hablarse: …es que así son.

Cuarto nivel: en donde la comunicación se deteriora, las personas dejan de hablarse y la comunicación se
rompe y se realiza a través de terceros y se vuelve un teléfono roto.

Quinto nivel: se responde a la reacción del otro y no a los problemas de fondo, por lo tanto, las posiciones se
radicalizan, se pasa del enojo a la hostilidad abierta, entonces la violencia se torna inminente. Este proceso se
traduce en una curva ascendente, en donde “al subir de tono la espiral incrementa la violencia, en donde se
“disminuye la confianza, la comunicación clara y el contacto directo” (Lederach, 1992).

Pero no todo puede ser negativo, existe otra manera de afrontar el conflicto y es hacerse cargo de él, para que
de una manera imaginativa e inteligente se encuentre una solución, ya sea con o sin la ayuda de un tercero,
a fin de alcanzar un acuerdo satisfactorio, con base en presupuestos de consideración, concesión recíproca,
perdurabilidad y beneficio común. Lo que redunda no solo en la solución de sus conflictos, sino en la formación
de una cultura que transforme las relaciones sociales.
Lederach (1992) nos hace algunas sugerencias para transformar el conflicto y encaminarlo en una dirección
positiva, a saber:

Mantener el diálogo como disciplina: lo cual significa ver el problema como algo que hay que resolver, para lo
cual es necesario ver a la persona como un ser humano que merece respeto.

Delinear y explicar los problemas a resolver: estableciendo cuáles son los problemas concretos que hay que
resolver sobre la base de las preocupaciones que motivan a la gente.

Hablar claramente y aclarar la comunicación: hablando, escuchando e interactuando directamente con la


persona que se tiene el problema y no a través de otros, asegurándonos que hemos entendido lo que se ha
dicho y haciendo un esfuerzo por comprendernos mutuamente.

Abrir un espacio para el diálogo: cuando el conflicto se radicaliza y la hostilidad es abierta entre las partes, es
necesario abrir poco a poco canales de diálogo a través de personas que cuenten con la confianza de las partes.

De este modo, abordar el conflicto significa en un primer plano encontrar la forma de cómo enfrentarlo, de
cómo encontrarle una salida o cómo ir en la búsqueda de su solución o de poder llevarlo a un feliz término.

Para obtener ese logro es necesario mirar las distintas teorías que existen y que facilitan la administración o el
abordaje del conflicto, las cuales veremos más adelante.

En el análisis de las causas de los conflictos, consecuentemente surgen diferentes estrategias para su solución,
que no necesariamente responde a mecanismos de diálogo o no violentos.

TEN https://www.youtube.com/watch?v=LAOICItn3MM
en cuenta

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Entre los modelos que se aplican vale destacar los siguientes:

♦♦ Modelo de disuasión: se utiliza para la solución del conflicto, la coacción, el miedo y temor, generalmente
a través de la demostración de fuerza (justicia por propia mano).

♦♦ Modelo de negociación: en este modelo, las partes en conflicto pueden conseguir total o parcialmente
ciertos objetivos mediante un proceso de autocomposición y concesiones reciprocas (transacción,
amigable composición).

♦♦ Modelo de la regulación legal: en este modelo, las partes asumen y aceptan la existencia de un conjunto
de normas explícitas para la regulación de sus disputas, como en el caso colombiano, existe regulación
legal institucionalizada para la solución de los conflictos jurídicos, ya sea por las decisiones de los jueces
o mediante la conciliación y el arbitraje.

♦♦ Modelo de intervención de terceros: las partes o los actores en conflicto admiten o buscan la intervención
de terceros para que estos les ayuden a regular sus conflictos, a través de mediadores, conciliadores,
amigables componedores, árbitros independientes o la “opinión de un perito imparcial o experto.

EL CONFLICTO JURÍDICO

El conflicto jurídico es aquella diferencia que se


presenta entre personas –de derecho privado o
de derecho público– por inseguridad o disputa
entre partes de una relación sustancial con
relevancia jurídica, por derechos sustanciales
de naturaleza civil –arrendador vs arrendatario,
mercantil –aseguradora vs asegurado–, agrario
–colindante vs colindante–, laboral –empleador
vs trabajador–, de familia –hijo vs padre–,
contencioso administrativo –administración vs
particular– o de derecho penal relacionado con el
daño privado que el hecho criminal ocasiona a las
víctimas de un delito.

Estructura y elementos del conflicto


jurídico

El conflicto jurídico está integrado por varios


elementos que facilitan la posibilidad de
elaborar con ellos un mapa, denominado “mapa
del conflicto jurídico”, el que se puede diseñar
partiendo de sus elementos extrínsecos (externos)
o de sus elementos intrínsecos (internos), a saber:

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MAPA O ESTRUCTURA EXTERNA DEL
CONFLICTO JURÍDICO (GUTIÉRREZ, 2007)

Para lo que atañe a la conciliación judicial y extrajudicial en derecho y equidad, el conflicto jurídico se
estructura a través de tres componentes:

Un primer componente, subjetivo: este componente toca el aspecto humano y relacional derivado del conflicto,
en el cual se involucran deseos, necesidades e intereses de los conflictuantes, además de sentimientos y
resentimientos.

Un segundo componente, objetivo: hace relación con el objeto materia de la disputa o controversia, y que
constituye el contenido económico o patrimonial del conflicto (la casa, el carro, la finca, la cuota alimentaria,
los perjuicios materiales y morales derivados del daño, etc.); es decir, la cuantía del asunto.

Un tercer componente, jurídico: que hace relación con los derechos y obligaciones de contenido patrimonial
de naturaleza transigible, desistible o conciliable, radicado en cabeza de las partes en conflicto, que resulta
fundamental al abordar el conflicto para ir en busca de una solución posible.

Así las cosas, de tales elementos podemos afirmar que estos constituyen los elementos externos de un
conflicto jurídico.

MAPA O ESTRUCTURA INTERNA DEL


CONFLICTO JURÍDICO (GUTIÉRREZ, 2007)

Desde su estructura interna, el conflicto jurídico se integra por otros elementos que son: un elemento material
u objeto del conflicto jurídico (la casa, el carro, la cuota de alimentos) y un elemento subjetivo, compuesto
por las percepciones que las partes tienen del conflicto, además de los elementos manifiestos que las partes
muestran y dejan ver de la estructura del conflicto, o también llamados conflictos ocultos. El mediador
debe a través de la técnica lograr hacer manifiestos estos conflictos, con el objeto de conocer el conflicto en
toda su integridad. Es decir, un conflicto, en la mayoría de las veces, no está solo, sino que se acompaña de
elementos intrínsecos que lo conforman, y a su vez el objeto material del conflicto se forma también por
varios componentes.

Por ejemplo, en el caso de una separación de cuerpos, el conflicto se extiende no solo a la regulación sobre
la custodia de los hijos, el monto de la pensión para sus alimentos, la atención de necesidades referidas a
educación, salud, vestido, recreación, el régimen de visitas, etc., sino que se extiende a la ruptura de la relación
personal de los conflictuantes, que, de manera infortunada y por regla general, se encuentra bastante
deteriorada.

A su vez el objeto material de la disputa (cuota para alimentos del menor) se hace extensiva a otras necesidades
que en favor del menor debe proveerse, tales como lo necesario para su educación, salud, vestido, recreación
y alimentación.

Todo lo cual hace que el conflicto familiar sea un conflicto complejo, en donde en la mayoría de los casos lo
subjetivo prima sobre lo objetivo, pues las partes no solo involucran los elementos materiales del conflicto
ya enunciado (elemento objetivo) sino que también involucran a terceros (los hijos y parientes) con las
consecuencias psicológicas de la ruptura de su relación personal y conyugal (elemento subjetivo).

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También podríamos analizar un conflicto jurídico derivado del incumplimiento de un contrato de
arrendamiento, en donde el arrendatario constituido en mora en el pago de sus obligaciones dinerarias de
carácter contractual, daría lugar a que su arrendador de una parte le exigiera la terminación del contrato, de
otra la entrega del inmueble arrendado y también el pago de los cánones y demás conceptos económicos
adeudados.

Ahora tenemos un conflicto no tan complejo, pues las partes en estos tipos de problemas no involucran sus
sentimientos en forma tan profunda como sucede en el conflicto familiar, acá prima más lo objetivo sobre lo
subjetivo, la relación personal no incide en la relación conflictual.

Con el mapeo del conflicto se permite fraccionarlo en sus componentes intrínsecos y con ello poder realizar
la mediación jurídica para trabajar hacia la solución del problema de una manera técnica, sistemática y
coherente.

Al abordar un conflicto, el mediador debe procurar promover entre los conflictuantes, la cultura de apropiación
de los conflictos, pues haciéndolos dueños de sus problemas, se apersonan de la búsqueda creativa de
soluciones pacíficas y así se vuelven los jueces de sus propios asuntos.

TÉCNICAS O MODELOS DE ABORDAJE DE


LOS CONFLICTOS DESDE LA MEDIACIÓN

Desde la perspectiva de la mediación, los autores refieren los siguientes modelos de administración de los
conflictos interpersonales intersubjetivos sin relevancia jurídica:

Modelo transformativo de Bush y Folger


Elementos:
1. Se centra en lo relacional.
2. Promueve hacia el empoderamiento del problema.
3. Busca el reconocimiento del otro.

La meta: este modelo busca modificar la relación entre las


partes, así no logre el acuerdo.

Modelo circular narrativo de Sara Cob


Elementos:
Se apoya en la comunicación circular, cada parte narra su
historia (cuenta su problema). El trabajo del mediador
consiste en construir una historia alternativa, que permita
ver el conflicto desde otro punto de vista, pero tomando en
cuenta elementos (comunes y no comunes) de las historias
de las partes.

La meta: este modelo busca cambiar el significado del


problema transformando la historia de las partes, para
luego ir en busca del acuerdo, pero el acuerdo no es lo más
importante.

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Modelo lineal de Harvard de negociación

Elementos:
1. Se fundamenta en la comunicación lineal (dos individuos que se comunican).
2. La función del mediador es la de servir de facilitador de la comunicación.
3. El desacuerdo es la causa del conflicto.

La meta: este modelo busca disminuir las diferencias entre las partes y lograr el acuerdo. Para este modelo el
acuerdo es más importante que la relación. Para ello se apoya en la negociación mediada del conflicto.

Modelo de conciliación colombiano


El sistema de solución extrajudicial de conflictos
intersubjetivos con relevancia jurídica adoptado en nuestra
legislación es particularmente distinto a los acogidos en
otros sistemas legales extranjeros, porque si bien es cierto
que en sistemas como el argentino, a la solución extrajudicial
de conflictos se le enmarca en el campo de la mediación de
disputas, en donde las partes en conflicto someten su caso
ante el servicio de mediación que es de carácter privado y
en donde, una vez surtido el proceso de avenimiento de las
partes, y luego de logrado el acuerdo entre ellas, el acuerdo
debe ser llevado al juez para su aprobación. Surtiendo
entonces efectos legales vinculantes entre las partes, solo y
a partir de la homologación que haga el juez.

Mientras que en el sistema colombiano la conciliación es por decirlo así, una mediación revestida de
solemnidad legal –con efecto jurídico de mérito ejecutivo y cosa juzgada–, pues está entronizada en el sistema
legal, en forma no solo constitucional –art. 116– sino legalmente desarrollada –ley 23 de 1991, 446 de 1998 y
640 de 2001, entre otras disposiciones legales–, lo que lo convierte en una institución del derecho público
y como una función pública de administración de justicia ejercida por ciudadanos particulares, formando
de esta manera parte de nuestro moderno y particular sistema de administración de justicia integrado por
conciliadores extrajudiciales –en derecho y en equidad–; árbitros y arbitradores y jueces de paz.

Lo anterior hace que la conciliación en el sistema legal colombiano de solución de disputas, constituya un
verdadero avance y un modelo de excepción que podemos, además de los tres anteriormente citados,
presentar y caracterizar de la siguiente manera:

El desacuerdo es la causa del conflicto. Al igual que en el modelo lineal de Harvard, fundamenta el abordaje
del conflicto en la comunicación y la negociación mediada, en donde la función del conciliador es la de servir
de facilitador de la comunicación y de promotor de la negociación, y por lo mismo, se habla de negociación
mediada del conflicto.

El conciliador está facultado legalmente para proponer a los conflictuantes opciones de solución que estos
pueden acoger o no, por lo tanto, no solo lo inspira la neutralidad del proceso, sino que su actuar debe ser
imparcial.

La meta: este modelo busca lograr el acuerdo con efectos legales vinculantes para las partes, de cosa juzgada
de la controversia con mérito ejecutivo del acuerdo, procurando así la perdurabilidad de la solución, evitando
que la disputa llegue para su solución a manos de los jueces (coadyuvando a la descongestión judicial, la cual
también ha sido su propósito esencial).
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TIPS PARA TENER EN CUENTA

1. Conserve la calma cuando otros estén alterados y pierdan la cabeza, si tiene el control sobre sus
emociones no hará acciones de las cuales se pueda arrepentir en un momento de descontrol.
2. Cada discusión tiene al menos tres puntos de vista: el suyo, el del otro y el de terceros, los cuales
probablemente están más cerca de la objetividad, si ve este último enriquecerá su propio punto de vista.
3. Procure no hablar antes de calmarse, las relaciones son más importantes que las discusiones, por tanto,
es necesario darle más relevancia a las personas que a las opiniones. No haga o diga nada que pueda
herir o hacerle daño a otra persona, observe antes de hablar si sus palabras son para ayudar, desahogarse
o hacer daño. Pregunte antes de reaccionar, un conflicto bien manejado fortalece la relación y le ayuda
a aprender de las diferencias.
4. Trate a toda persona con la cual tenga contacto como si fuera la más importante de su vida. Nunca se
arrepienta de tratar muy bien a la gente, puede ser el mejor negocio que haga.
5. Busque el lado positivo y atractivo de todas las situaciones, aun de las más complejas y dolorosas, esto le
ayudará a franquear más fácilmente los momentos difíciles y a convertir los conflictos en oportunidades.
El pensamiento positivo es una cualidad que da el poder de cambiar su entorno y, por consiguiente, su
vida.

Referencias bibliográficas

Bulla, J. E. (2010). Justicia Alternativa. 1 edición. Bogotá: Editorial Nueva Jurídica.

Gutiérrez, H. A. (2007). Guía para la formación y capacitación de conciliadores. Bogotá. Recuperado de


https://es.calameo.com/read/0005449526aa68db28d73

Lederach, J. P. (1992). Enredos, pleitos y problemas. Guatemala: Ediciones Clara Semilla.

Mejía, Ó. (1997). Justicia y democracia consensual. Bogotá: Editorial Siglo del Hombre.

Ministerio del Interior y Justicia. (s.f.). Conciliación y arbitraje. 2 edición. Bogotá.

Ríos, J. N. (1997). Cómo negociar desde la importancia del otro. Bogotá: Editorial Planeta.

Rodríguez, S. J. (2010). Conciliación y conflicto. 1 edición. Bogotá: Editorial Universidad La Gran


Colombia.

Autores: Ángela Sheila Bonilla


Cómo citar este texto:
Bonilla, A. S. (2017). Módulo de Básico: Teoría del conflicto. Semana 1,
Diplomado de Conciliación Extrajudicial en Derecho. Bogotá, D. C. , Colombia.

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