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de la Edad
Moderna: el
desvelo del
mundo urbano
Maria Adela Fargas Peñarrocha
P08/74527/00779
© FUOC • P08/74527/00779 Los fundamentos de la Edad Moderna: el desvelo del mundo urbano
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 8
Resumen....................................................................................................... 43
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Actividades.................................................................................................. 45
Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 45
Solucionario................................................................................................ 46
Glosario........................................................................................................ 47
Bibliografía................................................................................................. 49
© FUOC • P08/74527/00779 5 Los fundamentos de la Edad Moderna: el desvelo del mundo urbano
Introducción
De todo esto, nos interesa recoger un elemento que fue considerado factor
de cambio para fundamentar los principios de unos nuevos tiempos. Estamos
hablando de las contradicciones existentes en el seno mismo del feudalismo
entre propiedad feudal a gran escala y pequeña tenencia campesina que fun-
cionaba como unidad de producción. En el feudalismo bajomedieval, tardío,
tuvo lugar un bajón de la exacción feudal, que llevaría al cambio. Al mismo
tiempo, el papel del cambio social se convertía en clave para entender la tran-
sición hacia la modernidad. El cambio social y el movimiento de clases, que
presentaba el campesinado acomodado como el auténtico protagonista de las
pequeñas innovaciones técnicas capaces de prosperar hacia una agricultura
capitalista. Siguiendo en esta línea, estudios posteriores que se publicarían en
los años sesenta y setenta del siglo XX, centrados ya en la historia del siglo
XVII, como los de A. Lublinskaya, mostraban la importancia de la continui-
dad, de los impedimentos en el camino hacia el capitalismo y sus dependen-
cias respecto al sistema feudal.
Objetivos
A partir del material didáctico de este módulo el estudiante debe poder alcan-
zar los objetivos siguientes:
Cierta historiografía consolidada ha subrayado que aquellas ciudades de co- Lectura complementaria
mienzos de la Era Moderna se convertían en núcleos teóricamente divididos
Podéis profundizar en el te-
en dos realidades, la�realidad�de�la�población�inmigrada�y�la�de�la�pobla- ma de la fusión de la pobla-
ción�más�antigua. La misma historiografía que demostró que la primera era ción inmigrada y la pobla-
ción autóctona de las ciuda-
proclive a fusionarse con esta última, mediante estrategias matrimoniales con des leyendo la obra siguiente:
la finalidad de alcanzar una próspera integración. Poco a poco, alcanzados es- P.�Goubert (1977). Louis XIV
et vingt millions de français.
tos niveles, nos recordaba el historiador Pierre Goubert, ya no había distinción París: Fayard.
aparente de nacimiento, de casta, de orden. Pero se trataba de una inmigra-
ción muy variada.
Algunos datos sobre la evolución numérica de las ciudades, que se pueden Ved también
consultar en la tabla, pueden dar idea de la progresión urbana a partir de ejem-
Podéis ver también el módu-
plos concretos. La tabla cuantifica este crecimiento sobre miles de habitantes. lo "El feudalismo europeo des-
pués de la crisis medieval" de
esta asignatura.
Evolución de la población en las principales ciudades europeas
Berlín 12 25 55 90 150
Hamburgo 14 40 70 75 100
Copenhague - - 70 93 101
Barcelona 29 43 43 50 115
Lecturas complementarias
Para ampliar el tema de la dinámica cuantitativa de las ciudades podéis leer las obras
siguientes:
Mols,�R. (1972). Population in Europe, 1500-1700. Londres: The Fontana Economic History
of Europe.
Meyer,�J. (1974). "Quelques vues sur l'histoire des villes a l'époque moderne". Annales.
Histoire, Sciences Sociales (núm. 29-6, pág. 1551-1568).
nuevamente las grandes diferencias entre las regiones. Uno de los fenómenos En algunos países europeos,
más destacados es la importancia que adquiere la ganadería en muchas zonas como Inglaterra o en Castilla,
el incremento de la produc-
europeas. Los paisajes se transforman y se convierten en pastos para el ganado ción ganadera fue espectacu-
lar.
ovino y bovino. Estas transformaciones se adecuan a la demanda urbana y al
comercio. Carne, productos lácteos, cuero y sobre todo lana para la industria
textil creciente hacían más rentable la explotación ganadera que la agrícola.
Tan importante como el tipo de contrato que ataba al campesino a la tierra Las tierras comunales
y a su trabajo, fueron en estos tiempos las estructuras�de�uso�comunitario,
Cuando aludimos a las tierras
gracias a las cuales la población rural pudo complementar su régimen de sub- comunales nos referimos a los
sistencia y sus necesidades cotidianas. Sin embargo, al lado de la tradición de bosques y prados que podían
ofrecer frutos silvestres, made-
las tierras comunales, los tiempos modernos conocerían su reducción, a causa ra, leña y tierra para que pasta-
ra el ganado.
del progreso de la privatización de la tierra y el avance de la economía capita-
lista. Se tratará, sin embargo, de un proceso lento e irregular, pero efectivo.
Lecturas complementarias
Porschnev,�B. (1973). Los levantamientos populares en Francia en el siglo XVII (ed. original
1963). Madrid: Siglo XXI.
Mousnier,�R. (1987). Furores campesinos. Los campesinos en las revueltas del siglo XVII (ed.
original 1967). Madrid: Siglo XXI.
Ciudades alemanas, flamencas, italianas (especialmente Venecia y Génova) e Aumento del número de
inglesas hacía tiempo que luchaban contra esta rigidez que impedía abaratar gremios
los precios y ganarse un mercado más amplio. En la mayor parte del área me- La ciudad de Barcelona, por
diterránea, sin embargo, los gremios ganan esta batalla y no en balde aumen- ejemplo, asistirá en el siglo XVI
a la multiplicación del número
tarán en número y en especialización. Como indicábamos antes, la alternativa de sus gremios.
ya se estaba dibujando hacía tiempo y es lo que conocemos con el nombre de
protoindustrialización. Flandes y algunas ciudades italianas pronto huyeron
del encorsetamiento del sistema. Además, por todas partes la conflictividad
interna del mundo gremial poco a poco nos da una imagen de decadencia.
Los oficiales intentaban organizarse horizontalmente. Esto ocurrió, por ejem-
plo, en Erfurt, en 1509. En Urt y en Colonia, en 1513. Y en Lion varias veces
desde 1505. Estallaron varios motines en el marco de las ligas denominadas
compagnonages, una especie de resonancia de las más antiguas conocidas en
la Florencia bajomedieval de los ciompi o del popolo minuto. Su auténtico desa-
rrollo se encuentra, con todo, a partir del siglo XV. La crisis del siglo XV de
los viejos centros de producción textil fue siempre relativa desde un punto
de vista territorial. Los centros del norte de Europa y de Italia, sobre todo los
primeros, sufrieron progresivamente la competencia de los centros ingleses,
pero al mismo tiempo recurrieron a la opción del putting-out con el fin de pro-
ducir unas telas más baratas en respuesta a la demanda de nuevos mercados
menos elitistas.
cado interno. A este efecto se plantearon dos estrategias, o bien la compra di-
recta con fondos públicos o préstamos, o bien la delegación de estas operacio-
nes en comerciantes�privados. De aquí que la ciudad es testigo a finales del
siglo XV y a lo largo de la siguiente centuria de políticas de subsistencia, sobre
todo la de los cereales, de modo que las administraciones de las ciudades se
despliegan para comprar y dirigir esta circulación y distribución, también de
impuestos. Pensad que en la época moderna, este tipo de gestión de recursos
se convertiría en fundamental en todos los casos de alta política.
Ya hemos dicho que en medio de este panorama el lugar por excelencia para
la busca de nuevas oportunidades parecía, en apariencia, la ciudad. Porque es
también en la ciudad desde donde se recurre a la gente del campo con el fin de
aumentar la producción, ya que no podía ser de otra manera, pues no podemos
hablar de innovación técnica. Empresarios de la manufactura, principalmente
textil, que, como sabéis, básicamente es el eje de este tipo de producción, con-
tarán con que los campesinos –hombres, mujeres y niños– trabajen en sus ho-
gares a tiempo parcial durante los períodos de descanso del trabajo agrícola. El
productor incrementa así sus reservas sin encarecer el producto y el campesino
El cambista y su mujer, Quentin Massys
puede disfrutar de ciertos ahorros y comprar manufacturas de estilo urbano. (1466-1530).
El crecimiento económico de las ciudades
tiene relación con su capacidad de integración
En este proceso las ciudades vivían un auténtico renacimiento. Paralelamen- en redes comerciales y financieras de mayor
alcance.
te, el crecimiento de las manufacturas necesitaba más recursos financieros y
propició la consolidación de nuevos y viejos bancos y sistemas crediticios. La
urbanización del consumo convierte a las ciudades en centros�financieros. Y,
de hecho, el desarrollo financiero era la base real del capitalismo.
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Cabe detenerse en los elementos clave que describen los inicios de una lenta
recuperación y que fundamentan las bases de lo que sería la Edad Moderna.
El siglo XV ha sido considerado por la historiografía como una etapa�de�re-
cuperación�económica, una inversión de la tendencia depresiva que se da en
algunos lugares a partir de 1380, si bien en otros se retrasa hasta mediados
de siglo XV. Recuperación no significa erradicación de las epidemias ni de los
ciclos de hambre, que continúan, pero tienen una incidencia muy inferior a
la del XIV. Esta recuperación o reconstrucción se hace evidente tanto en el
ámbito agrario como en el urbano, el comercial y el artesanal.
dos de siglo XV. La caída del Imperio Mongol y el avance turco provocaron se- Florencia, Venecia y Génova,
rios problemas en el desarrollo de los intercambios en el Mediterráneo orien- seguidas de Barcelona, contro-
lan el Mediterráneo e intervie-
tal, ya que determinados mercados como los egipcios se hicieron poco accesi- nen activamente en práctica-
mente toda Europa.
bles hasta que las vías de llegada de las especias se cerraron definitivamente.
Éste es uno de los factores que explica la pérdida progresiva de la posición do-
minante de los centros italianos en el comercio internacional, si bien algunos
se pudieron desplazar o reconvertir parcialmente.
Con respecto al otro polo económico, Flandes, por medio del centro de Brujas
continúa siendo a lo largo del siglo XIV una de las áreas comerciales septen-
trionales más importantes, si bien de manera progresiva, a lo largo del XV,
retrocede y es sustituida por Amberes. La evolución de la Hansa es en cierta
manera similar. Esta organización, que en el siglo XIV comprende setenta u
ochenta ciudades, empieza en el XV, igual que Brujas, un claro retroceso. La
fachada atlántica empieza a tomar un notable dinamismo, a la vez que emer-
gen nuevas potencias en Europa: Inglaterra y Holanda. Europa se gira hacia el
Atlántico, sale de sus límites geográficos y empieza la exploración y la explo-
Juan Sebastián Elcano (1486-1526)
tación del mundo extraeuropeo. Castilla y Portugal protagonizan la expansión
europea. Canarias, las Azores y las islas Madeira, "descubiertas" entre finales
del siglo XIII y la primera mitad del XIV, no son colonizadas hasta cien años
más tarde, en la primera mitad del XV. Son los primeros hitos de la expansión.
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Antes, Henri Pirenne, en su estudio –como ya hemos dicho– en buena parte Lectura complementaria
ya superado sobre las ciudades en la época medieval, hablaba de mecanismo
Si queréis ampliar el tema
social regulador mediante el cual las familias no prolongarían más allá de dos de las ciudades medievales,
o tres generaciones su actividad comercial. De hecho, más adelante, incluso las podéis consultar la obra si-
guiente:
ricas ciudades holandesas del siglo XVII, consideradas cuna del capitalismo, H.�Pirenne (1972). Las ciuda-
estaban gobernadas por una oligarquía de magistrados rentistas denominados des en la Edad Media (ed. ori-
ginal 1971). Madrid: Alianza
regentes. Sus familias, ciertamente, procedían del mundo del comercio. Como Editorial.
también las grandes familias del patriciado renacentista de las ciudades italia-
nas, como Florencia, enriquecidas por el comercio y por las finanzas. El gran
linaje de los Médici representa esta evolución que del comercio y las finanzas
alcanzaría el grado de la nobleza titulada. Llenaron, con sus espléndidos pala-
cios y jardines, el centro de la ciudad.
Los centros que se encontraron con las mejores condiciones para adaptarse
a estos nuevos mercados también fueron los mismos que disponían de una
vida económica urbana renovada, con nuevas pautas de consumo, Holanda
e Inglaterra. Fueron impulsores del comercio�marítimo�a�gran�escala. Este
comercio estaba organizado o bien de una manera monopolística, o bien de
una manera libre. Un comercio que, a pesar de las dificultades por mar y otras
inseguridades, todavía era más atractivo para la burguesía que el mundo de
Amsterdam
los intercambios locales por el suelo, escasamente transitable. Y, además, fo-
mentaba el ascenso social. Del primer caso nacería el mercantilismo, caracte-
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En el marco de este modelo de ciudad, donde la movilidad está tan presente, se fueron
proyectando los viajes y descubrimientos de mundos lejanos. Estas ciudades crecen a
menudo al amparo de la vitalidad de los puertos, que se llenan de noticias, de sonidos y
olores cambiados, de diversidad y de embarcaciones a la busca de nuevos caminos y rutas.
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Lecturas recomendadas
Para ampliar el tema de la nueva civilidad, podéis leer las obras siguientes:
J.�Huizinga (2004). El otoño de la edad media (ed. original 1923). Madrid: Alianza Editorial.
Hay que relacionar aquí el nacimiento del movimiento intelectual del Huma-
nismo. En el seno de aquella sociedad a las puertas de la modernidad, entre los
siglos XIV y XV, algunos círculos urbanos avanzaban hacia un renovado inte-
rés por las letras, las ciencias y las artes. La proliferación de pequeñas cortes
aristocráticas y cortes reales que irían desarrollándose en los tiempos venideros
influyó mucho en su consolidación. La nueva cultura no emanaba del mundo
universitario, que permanecía anquilosado en el saber escolástico tradicional.
Un saber que no respondía a los interrogantes sobre la apertura de horizontes
del mundo o una nueva manera de ejercer y conservar el poder. La nueva cul-
tura, por el contrario, se difundiría en círculos cortesanos y academias, y de
la mano de este tipo de instituciones sociales y culturales permanecería a lo
largo de los siglos modernos hasta la Ilustración.
Son muchos, sin embargo, los elementos�heredados de la cultura tradicional Las brujas
dentro de esta noción de urbanidad. La nueva urbanidad es supersticiosa, vive
Los primeros manuales sobre
con una constante presencia de la muerte, cree en las brujas y en la magia la brujería pertenecen al siglo
o el esoterismo, es sagrada y pagana al mismo tiempo y celebra sus fiestas XV y el mayor proceso de per-
secución se desplegó de mane-
siguiendo el calendario estacional y las omnipresentes referencias religiosas. ra indiscriminada en los siglos
XVI y XVII.
Todos éstos son elementos socialmente comunes, sin diferencias de clase, tan
propios de las clases privilegiadas como de las clases populares; tanto lo son
del campo, como de la ciudad.
tos y vivos sobre el individuo, hombre y mujer. Entonces lo que hoy entende-
ríamos como espacio de la privacidad casi es inexistente y se llena de la inter-
vención continuada y persistente de las realidades que acabamos de indicar.
Poco a poco, sin embargo, la nueva urbanidad empieza a valorar el papel del
individuo independientemente de la comunidad vecinal, familiar o parro-
quial. Los humanistas ciertamente insistieron en el placer de retirarse al estu-
dio privado y leer o escribir. Algunas viviendas de la burguesía empiezan a
responder a estas nuevas necesidades y van edificando interiores con cámaras
bien diferenciadas.
Con esta realidad, sobrevivieron a lo largo de los siglos multitud de costum- La perduración de las
bres locales que, a pesar de los cambios de la era moderna, y a pesar de la costumbres antiguas
lucha por la uniformización que la caracterizará, conseguirían mantenerse al Picard, un escritor del siglo
margen. Este rasgo que acabamos de indicar, la lucha de los poderes, civiles y XVII, en una obra sobre cos-
tumbres, llegaba a sumar cen-
eclesiásticos, por la uniformización, que evidentemente rebasó la barrera de tenares con rituales bien dife-
renciados.
la ciudad, pero que nació obviamente en el seno de la ciudad sede de estos
poderes, es muy importante. Y desde este concepto, podemos entender otro
interrogante que caracteriza la nueva urbanidad, la separación de la cultura de
élite y de la cultura popular. La primera, oficial, una cultura ordenada; la se-
gunda, la que escapa de este control. El lento pero efectivo proceso de secula-
rización, desde el momento en el que los Estados autoritarios comprendieron
que había que ordenar a su interés las costumbres, implicaba autonomía y la
autonomía, diferenciación entre sendas maneras de concebir la cultura.
Estudios recientes, sobre todo de Peter Burke o Roger Chartier, han demos-
trado las mutuas concomitancias, que continuarán siendo vigentes en la ciu-
dad. Se trata de un debate todavía abierto. Porque la oralidad, la conversación
y la memoria son elementos comunes y se mantienen inalterables. También
el sermón catequético. La relevancia de la imagen, como lenguaje de poder,
aculturador, muestra igualmente otro elemento común inteligible y necesario
para unos y otros pertenecientes a todo estamento social. En cualquier caso,
es la ciudad el marco donde se resuelven estas cuestiones. En líneas generales,
la nueva escala de valores, el discurso de la dignidad humana, el ascenso del
individualismo, tuvieron lugar allí.
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Lecturas complementarias
Para ampliar el tema de la separación entre cultura de las elites y cultura popular podéis
consultar las obras siguientes:
P.�Burke (1991). La cultura popular en la Edad Moderna (ed. original 1971). Madrid: Alianza
Editorial.
R.�Chartier (1993). Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna (ed. original 1983). Madrid:
Alianza Editorial.
El estudio no era el único lugar. Otras estancias eran utilizadas con el fin de Lectura complementaria
leer ante un público familiar, dado que la transmisión�oral continuará sien-
Encontraréis más informa-
do todavía muy importante. La memoria, la oralidad, la conversación cons- ción sobre la historia de la
tituyen formas distintas de la cultura en todos los estamentos sociales. A la lectura y la escritura en la si-
guiente obra:
lectura silenciosa, le acompaña la lectura familiar. En los últimos tiempos, la R.�Chartier (1993). Libros,
historiografía ha mostrado un interés especial por la historia de la lectura y lecturas y lectores en la Edad
Moderna (ed. orginal 1983).
de la escritura, y ha dejado conclusiones relevantes, muchas de la mano del Madrid: Alianza Editorial.
historiador Roger Chartier. En este sentido, se ha hablado de la frontera entre
el analfabetismo radical y el proceso de alfabetización. Y, la ciudad, otra vez,
en sus diferentes dimensiones demográficas, es el escenario predilecto de aná-
lisis historiográfico.
La ciudad marca una enorme distancia con el mundo rural en este aspecto. Esta distan-
cia a favor de aquélla ha sido estudiada a partir de la cuantificación de los libros de las
bibliotecas privadas. En el caso de las bibliotecas de los hogares rurales, parece que la
posesión de libros que dejan constancia los inventarios post mortem no supera un 3%.
Lectura complementaria
Las ciudades�cortesanas, como pioneras, pero también otras ciudades
de menor entidad a imitación de aquéllas, constituyeron el terreno idó- Podéis encontrar más infor-
mación sobre la sociedad cor-
neo para el nacimiento de unas formas diferentes de relacionarse entre tesana en la obra siguiente:
sí la clase dirigente. Los clásicos estudios de Norbert Elias ya insistieron N.�Elias (1982). La sociedad
cortesana. México: Fondo de
en este aspecto. Cultura Económica.
Con el tiempo se acabaría hablando del cortesano. Bien entrada ya la época Ved también
moderna, surgirían por todas partes incluso manuales para definir y orientar
Podéis ver el módulo "El feuda-
a aquellos que quisieran adiestrarse en esta práctica que era al mismo tiempo lismo europeo después de la
crisis medieval" de esta asigna-
social, política y cultural. Tendréis ocasión de profundizar sobre esta cuestión tura.
en otro módulo. Nos referimos a la obra, entre otras, de Baldasare di Castiglio-
ne, titulada precisamente El cortesano, y que ha sido estudiada recientemente
Lectura complementaria
por el historiador Peter Burke. Fue publicada en los años veinte del siglo XVI y
pronto sería traducida a otras lenguas, como el catalán, en este caso por Juan Para conocer más detalles so-
bre El cortesano podéis leer la
Boscán. La presencia de las cortes y de las principales instituciones de poder
obra siguiente:
político en la ciudad, con afán centralizador, que es una de las características P.�Burke (1998). Los avata-
a las que aspira entonces todo Estado moderno, fue suficiente motivo para res de El Cortesano. Barcelona.
Gedisa.
constituir un poderoso foco de atracción para mucha gente, y en especial para
la aristocracia, que abandonaba así la retirada vida de los castillos. En la ciu-
dad se crearían seminarios, colegios y academias especializadas para formar a
los hijos de los nobles. En las ciudades, en su conjunto, se crearon también
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A comienzos del siglo XVI se sufrieron todavía algunas revueltas urbanas con
una cierta orientación antiprivilegiados, que confirmaron su fracaso, impo-
tentes ante el ascenso de los nuevos Estados y de la clase social que daba apoyo
a éstos y que los necesitaba. Se trata de una elite de poder, el patriciado, iden-
tificada con diferentes nombres, ciudadanía honrada, burguesía honrada, la
protagonista de las nuevas ciudades. Pero no a solas. En tiempos de las viejas
luchas�urbanas ya se dio cuenta de que le hacían falta unos aliados. Y los fue a
buscar. En parte, las colaboraciones con las incipientes casas reinados obedece
a esta estrategia social y de poder. Del resultado de esta alianza resultaría, a
lo largo de la época moderna, un casi total proceso de cierre y elitización en
los gobiernos municipales. Estos aliados serían los nobles que abandonaban
el campo y que hemos ido viendo circular en los apartados anteriores.
Junto con el afán de poseer una nueva cultura, una cultura letrada, alfabeti-
zarse, poseer conocimientos de lenguas clásicas como ideal de un nuevo saber,
los stvdia humanitatis, una pequeña pero muy significativa parte de la socie-
dad urbana experimenta una pasión de promoción social que puede definirse
como proceso de ennoblecimiento. Se trataba de la vieja burguesía urbana. En
las ciudades mercantiles de Italia, o en las de los Países Bajos, o en otras que
también sobresalieron como centros comerciales en Alemania, como Augsbur-
go o Nuremberg, tuvo lugar este proceso en tiempos del Renacimiento. Los
procesos de urbanización de la nobleza y el ascenso de la burguesía tendrían
su colofón a finales del siglo XVI y fueron paradigma común en todas las ciu-
dades de Europa.
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Las necesidades de las cortes, de los nuevos Estados, impulsan así el desarro-
llo de las nuevas profesiones, que crecieron en número pero también en posi-
bilidades de promoción. Muchos profesionales, sobre todo juristas, servían a
la Administración de justicia. Se trataba de hijos de burgueses enriquecidos.
Se trataba también de los hijos menores o segundogénitos de la nobleza de
sangre, que eran excluidos de las herencias patrimoniales en un mundo que
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luchaba por conservar sus bienes en unas solas manos con el fin de no dis-
persarlos y mantener generación tras generación el prestigio del linaje y de
sus antecesores. La pauta común de comportamiento es que los hijos margi-
nados de la herencia patrimonial, destinada al primogénito en la mayor parte
de los casos, eran "expulsados" económicamente de la casa familiar con el fin
de acceder a la universidad y más tarde a la Administración. En este sentido,
las estructuras familiares favorecieron la reconversión cultural de la nobleza.
Poco a poco, el cambio en las mentalidades nobiliarias y el impacto del acor-
tesanamiento es tan grande que encontraremos nobles herederos de grandes
patrimonios cumpliendo al mismo tiempo con tareas de alto gobierno.
Lectura complementaria
Las ciudades elegidas se preparaban y vestían para tan solemne acto cada vez
que accedía al trono un nuevo gobernante. Cortes y parlamentos reunían en
su seno a los representantes más significativos del mundo urbano o urbaniza-
do. No había casi ninguna representación de aquellos que vivían encuadrados
en el campo, el campesinado. Sólo en Suecia la Dieta incorporaba los cuatro
estamentos o brazos, entre los que se encontraba el campesinado acomodado.
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En cambio, sí que estaban presentes los grandes propietarios rurales, pero que
desde el inicio de la Edad Moderna ya disfrutaban de importantes vínculos,
económicos y familiares, con las ciudades.
En esta relación de pacto político entre la ciudad y los gobernantes desde el Ved también
inicio de la Edad Moderna, cabe señalar que, sin embargo, permanecía una
Podéis ver el caso de las revo-
sólida tradición de origen medieval. Las oligarquías urbanas habían disfrutado luciones inglesas, como ejem-
de importantes atribuciones a lo largo de los últimos siglos medievales. Mo- plo paradigmático de esto, en
el módulo "El feudalismo euro-
nopolizaron poder y riqueza en torno a su hinterland rural. Impuestos y otras peo después de la crisis medie-
val" de esta asignatura.
prerrogativas eran discutidas en sede parlamentaria con los reyes o príncipes.
Pero si este tipo de autonomía local decayó ante el avance, más lento en algu-
nos casos pero siempre imparable, de los Estados centralizadores, las asambleas
representativas que reunían las fuerzas sociales que se movían principalmente
en el mundo urbano donde se concentraban sus intereses no sólo resistieron,
sino que ganaron la batalla revolucionaria al absolutismo.
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Cristina de Pizan
Cristina de Pizan, una literata humanista, escribió, entre otras obras, una significativa-
mente titulada La ciudad de las damas. El título es suficientemente elocuente sobre la
correlación de conceptos entre urbanización, espacio privado y reflexión, en este caso,
de carácter incipientemente feminista. Cristina de Pizan inventa tres mujeres que serán
las protagonistas y que reconstruyen la ciudad, de manera que quepan en ella todas las
mujeres y con sus valores representados por los méritos de las que han destacado por la
razón o por la lucha de sus convicciones.
Sin embargo, hay que tener bien presente que en estos tiempos iniciales de
la época moderna no estaba clara la idea de ciudadanía, para nadie, ni en un
reino, ni en una ciudad Estado, ni en una ciudad. A diferencia de los hom-
bres, en el marco de las ciudades, las mujeres no disfrutaban de capacitación
política, únicamente podían regir instituciones de caridad. La historiadora N.
Zemon Davis fue pionera en estos estudios. Sin embargo, según Zemon Davis,
el desarrollo de las instituciones de gobierno de las ciudades por causa de su
crecimiento demográfico o de la consolidación de los nuevos Estados cortesa-
nos, permitió la aparición de regímenes políticos que redefinieron el papel de
las mujeres. En las repúblicas de Florencia, Venecia, los cantones suizos o las
ciudades imperiales alemanas, las mujeres aprendieron a ejercer la influencia
política mediante las redes de parentesco; es decir, tras las cortinas de este es-
cenario de poder.
© FUOC • P08/74527/00779 39 Los fundamentos de la Edad Moderna: el desvelo del mundo urbano
En contraste, en las ciudades con corte real, de Francia, de Inglaterra o de la Lectura complementaria
monarquía española, había lugares formalmente reservados para las mujeres y
Sobre el papel de las mujeres
espacios de opinión para la acción pública y semipública de las mujeres. En el en las ciudades de esta épo-
seno de estas ciudades cortesanas, las mujeres participaron en el ceremonial, ca podéis consultar la obra si-
guiente:
que era el lenguaje de poder que desde la corte se dirigía a los súbditos, parti- N.�Z.�Davis (1993). Sociedad
ciparon de las relaciones de patronazgo y facción, y dirigieron a los monarcas y cultura en la Francia moder-
na (ed. original 1975). Barce-
–cuando les fue necesario a ellas o a sus familias– peticiones de privilegios o lona: Crítica.
pensiones económicas. En este marco histórico escribió Cristina de Pizan, para
algunos, embrión del futuro feminismo. La ciudad inspira nuevas libertades
y éstas inspiran a la vez la lucha de las mujeres contra la discriminación. Nos
encontramos con otra vertiente, pues, de la ciudad y del creciente proceso de
urbanización que anunciará los imponentes cambios de la Edad Moderna.
© FUOC • P08/74527/00779 40 Los fundamentos de la Edad Moderna: el desvelo del mundo urbano
era definido como hereje. Hubo ciudades enteras pobladas de perseguidos por
causa de religión, los centros fortificados de hugonotes controlados por la mo-
narquía francesa, como la Rochelle.
Se ha afirmado que los levantamientos en las ciudades ya en el siglo XVI fue- Las revueltas de los
ron muy puntuales y escasos en general. Algunas protestas que unieron a tra- trabajadores urbanos y
campesinos
bajadores urbanos y campesinos tuvieron lugar todavía en la primera mitad
del siglo XVI. La causa común apuntaba contra el mundo de los privilegiados. Algunos ejemplos de estos in-
cidentes los tenemos en las re-
Como también las rurales, estas revueltas se basaban en la defensa de un de- vueltas de las comunidades de
Castilla o de las germanías va-
recho consuetudinario de los viejos buenos tiempos, cuando los impuestos lencianas.
todavía eran tolerables.
Por parte del grueso de la población que se dirigía a la busca de unas nuevas La ciudad de Lyon
condiciones de vida, la inmigración en la ciudad no siempre se vio recompen-
El ejemplo de la ciudad france-
sada. Si había suerte, alguien se podía poner al servicio de alguna familia. En sa de Lyon es clave. Aquí, una
este sentido, la ciudad de la época moderna será también la ciudad de los ser- cuarta parte de su población
entra dentro del variado grupo
vicios y vivirá un proceso de terciarización progresivo. Esta situación no se de los criados.
Resumen
Pero ¿de qué procesos de cambio hablamos? Con el fin de acercarnos a su co-
nocimiento, debemos realizar un viaje imaginario a las ciudades. El desarrollo
urbano, la creciente urbanización, que variará y será más o menos intensa se-
gún el ámbito territorial en el que nos encontremos incluso dentro del con-
tinente europeo, es la explicación de los fenómenos que tendrán lugar en la
época moderna. Hablamos de los largos viajes y el descubrimiento de mundos
lejanos; de los intercambios y la expansión de la economía agraria que confi-
gurarán aquello que el historiador Jean de Vries denominó un sistema urbano
integrado; de las nuevas formas de ejercicio del poder; de la renovación del
saber y la elitización de la cultura; de la emergencia de las clases medias y la
desigualdad social, al amparo de un crecimiento demográfico que muestra a lo
largo del período moderno incluso una duplicación del número de habitantes
que afectó a los núcleos más importantes; o de la progresiva escisión entre el
espacio privado y el público, que desplazó poco a poco el linaje, o la comuni-
dad y situó al individuo en el centro de atención de la cultura occidental.
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Actividades
Actividades�de�profundización
Fuente: Estatuto del cereal, promulgado en 1348 por la entidad municipal el Commune de
Florencia, 1348. Podéis encontrar una reproducción del texto en G. Duby (1968). Economía
rural y vida campesina en el Occidente medieval (pág. 497). Barcelona.
Fuente: Jean Froissart (1968). Chronicles (pág. 151-153). París. Podéis encontrar una repro-
ducción del texto en: R. Hilton (1985). Siervos liberados. Los movimientos campesinos medieva-
les y el levantamiento inglés de 1381 (pág. 171). Madrid.
Fuente: A. G. Carmichael (1986). Plague and poor in Renaissance Florence (pág. 22). Cambridge.
Podéis elaborar un esquema sobre los elementos del problema entre desarrollo del capitalis-
mo y polarización social a partir de la lectura de C. Lis; H. Soly (1984). Pobreza y capitalismo
en la Europa preindustrial, 1350-1850. Barcelona.
Ejercicios de autoevaluación
Cuestiones breves
3. ¿Qué implicaciones en el marco de las relaciones de género creéis que tuvo la nueva política
sobre la pobreza?
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Solucionario
Ejercicios�de�autoevaluación
Cuestiones�breves
Glosario
clientelismo m Una de las maneras habituales de entender y ejercer el poder en los inicios
de la época moderna. El desarrollo del Estado absoluto se basó también en la instrumenta-
lización del clientelismo burocrático y territorial. En el primer caso, varias generaciones al
servicio del poder real funcionaron gracias a las lealtades familiares. En el segundo caso, la
diversidad territorial de los nuevos Estados, que lucharon para centralizar su poder pasando
por encima de las estructuras de poder provinciales, instrumentalizaron redes de clientela
que unían familias de la corte central de la monarquía con familias de las elites provinciales.
putting out m Sistema de trabajo a domicilio que salvará la reglamentación gremial desde
el fin de la época medieval. Su persistencia y vitalidad dura a lo largo de la época moderna.
Ante el aumento de la demanda, una vez superada la crisis bajomedieval, dado que las or-
denanzas gremiales impedían empeorar el producto manufacturado con el fin de producir
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más, fue necesario inventar un nuevo sistema. El sistema de trabajo a domicilio será capaz de
conseguirlo. Se trataba de un sistema intermedio entre la manufactura y la fábrica posterior,
extendido en buena parte de la Europa occidental, en especial por Inglaterra y los Países Ba-
jos. El capitalista proporcionaba a la mano de obra rural, desempleada de manera estacional,
la materia prima que recogía más tarde elaborada.
Bibliografía
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