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INSTITUTO TECNOLÓGICO SUPERIOR DE FELIPE

CARRILLO PUERTO
DEL ESTADO DE QUINTANA ROO
ORGANISMO PÚBLICO DESCENTRALIZADO DEL GOBIERNO DEL EDO. DE Q. ROO

PLANIFICACIÓN TURÍSTICA SOSTENIBLE

Unidad 1 Aspectos generales de la planificación

Asesor:

M.E. FERNANDO SÁNCHEZ GONZÁLEZ

Integrantes:

8vo sem. Grupo “B” I-4

Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo a 12 de Marzo de 2019

Índice
1.1 Marco conceptual de la planificación. ................................................................ 2

1.2 Antecedentes de la planificación. ...................................................................... 4

1.3 Principios de la planificación. ............................................................................ 6


1.4 Tipos, niveles y Métodos de la planificación...................................................... 7

1.5 Evolución económica y social de Latinoamérica ............................................. 11

1.6 Papel del turismo en el proceso evolutivo de Latinoamérica ........................... 13

1.7 Papel del turismo en México ........................................................................... 15

1.8 Papel del turismo sustentable ......................................................................... 16

1.9 Contexto de la planificación............................................................................. 17

1.1 Marco conceptual de la planificación.


La planificación se refiere al trabajo de manera coordinada sobre una misma línea
que se plantea desde el inicio de un proyecto. Para organizarlo se requiere de
diversas acciones en varias áreas de trabajo con diferentes especialidades. El
planificar es trazar el plan a desarrollar. Con esto se establece que la planificación
es un método que nos permitirá llevar al logro de los planes de manera directa y
segura mediante la organización, dirección y control de los mismos.
 Análisis Financiero
 Cultura
 Emprendedor
 Emprendurismo
 Estudio de Factibilidad
 Fenómeno Social
 Gestión Cultural
 Planificación
 Planificación estratégica
 Proyectos de Inversión
 Proyecto de Investigación
 Pueblo
 Pueblos Mágicos
Tipos, Niveles y Métodos de la Planificación Tipos de Planificación
De acuerdo con los métodos aplicados
Procedimientos
a) Métodos de trabajo o ejecución
b) Representados por flujo gramas
De acuerdo el dinero
Presupuestos
a) Ingresos
b) Gastos
De acuerdo con el tiempo Programas
a) Correlación
b) Tiempo
c) Actividades
d) Representados por cronogramas

De acuerdo al comportamiento
Reglas o reglamentos
a) Como deben comportarse las personas ante ciertas situaciones
b) Conductas a observar en los procesos

Planificación Estratégica
Es la planificación a largo plazo que enfoca a la organización como un todo. Los
administradores consideran a la organización una unidad total y se preguntan a sí
mismo qué debe hacerse a largo plazo para lograr las metas organizacionales. El
largo plazo se define como un período que se extiende aproximadamente entre 3 y
años hacia el futuro. Se debe seguir el principio del compromiso el cual afirma que
los administradores deben comprometerse fondos para la planificación sólo
cuando puedan anticipar, en el futuro próximo, un rendimiento sobre los gastos de
planificación como resultado del análisis de planeación a largo plazo.
MÉTODOS DE PLANIFICACIÓN
Método Analítico b) Clasificación
Se fundamenta en la: Método Sintético
a) División Maneja sus elementos a través de:
a) Conclusiones
b) Recapitulación
c) Diagrama
d) Definición
e) Resumen
f) Sinopsis
g) Esquema
Método Inductivo
Se basa en los siguientes aspectos:
a) Observación
b) Abstracción
c) Comparación
d) Experimentación
e) Generalización

Método Deductivo
Se desarrolla a través de la:
a) Aplicación
b) Comprobación
c) Demostración

1.2 Antecedentes de la planificación.


La planificación, aunque tuvo su origen en un pasado remoto, como actividad
reconocible, es un producto del siglo XX. Su área de competencia genética fue en
ambos casos la económica, pero, desde allí, se abrió camino hacia todos los
demás sectores. Estas circunstancias no fueron insignificantes pues han tenido
influencias en los diversos modelos de gestión de planificación, que aún siguen
vigentes. La historia de la planificación, en general y también su aplicación en el
campo educativo, muestra que ella siempre ha tenido como centro la
preocupación por el cambio. Del mismo modo, por ser una herramienta develada
para la gestión de procesos, su propensión es la de organizarlos de manera tal
que sea posible concretar posible concretar múltiples fines.
El referente de base ha estado en la idea de que el conocimiento, el saber,
permite no solo conocer sino también dirigir.3,4 Ha sido un reto a la sensatez
lógica, al entender que la razón es capaz de discernir qué es lo mejor en una
situación determinada y qué no. También es un reto a la voluntad de los actores,
pues se asevera que es posible, a través de ella, dirigir los procesos sociales. “En
última instancia la planificación se preocupa por el control sobre el futuro.
Planeamos en un intento de asegurar que el futuro resulte de tal forma que se
aproxime a la manera como lo deseamos.”5 a lo cual Matus agrega la idea de que
ella implica un acto de voluntad cuando señala “la planificación, como cuerpo de
teoría general, puede aplicarse a cualquier actividad humana donde es necesario
un esfuerzo para alcanzar un objetivo.” Ya desde 1964, Lyons expresaba “muchos
educadores latinoamericanos confían en que el planeamiento de la educación será
un nuevo medio para realizar los cambios que hoy son indispensables en sus
sistemas de educación.” La planificación estratégica en el ámbito universitario,
como la planificación social en general, tiene sus antecedentes históricos, desde
1953, en la visión de Mannheim8 como estrategia que trasciende el pensamiento
ideológico y el utópico, promoviendo la profundización de una democracia
económica y política de las sociedades de mercado abierto. La noción de
“planificación para la libertad “de este autor se fundamentaba en la formación de
una clase media educada y en ascenso que asumiera los retos de equilibrar la
tensión entre las tendencias monopolizadoras y las desintegradoras del poder
político y económico. Los planificadores deben ser competentes en el manejo
técnico de las herramientas de su tarea; contar con sensibilidad para equilibrar los
excesos a que en ocasiones los lleva el mercado. Así, la planificación en el ámbito
social se comenzó a desarrollar asumiendo la imposibilidad de coordinar todos los
procesos de planificación en una sociedad abierta. Sin embargo, al mismo tiempo
hacía explícita la necesidad de ser aplicada en la reducción de las consecuencias
contrarias al sentido de justicia y a la funcionalidad del modelo económico de la
racionalidad del mercado, así como para estructurar un marco de referencia para
la estabilidad y la competitividad económica. Mintzberg, Bruce y Lampel9, a partir
de los antecedentes anteriores, delimitaron la evolución de la planificación
estratégica en diez perspectivas que posteriormente clasificaron en tres modelos
generales:
1.3 Principios de la planificación.
En la literatura especializada, es posible encontrar algunas diferencias de matices
al enunciar los principios de la planificación, pero también resulta factible
generalizar las esencias comunes, mayoritariamente aceptadas de los mismos, las
cuales se sintetizan a continuación:
Principio de la universalidad. Supone la inclusión de todo el universo de factores
que propicien desarrollar el plan de forma efectiva, a saber: tiempo, personal,
materiales, presupuesto, etc.
Principio de racionalidad. Las sustentaciones de los planes deben apoyarse en el
uso de la lógica, por lo que deben incluir metas logrables, las cuales dispongan de
los recursos necesarios para llevarlas a vías de hechos.
Principio de la precisión. Para lograr el cumplimiento de las metas con la eficacia y
eficiencia deseadas, es imprescindible realizar el proceso de planificación con un
alto grado de precisión, que cierre el paso a lo eventual y a las improvisaciones.
Los planes deben constituir una sólida estructura a partir de la cual puedan
calcularse las adaptaciones a las condiciones específicas del futuro mediato.
Principio de la flexibilidad. El cumplimiento del principio anterior, debe dejar no
obstante, un margen para los cambios que pueda ser necesario introducir, debido
a variaciones no previsibles de las circunstancias del entorno, que tengan lugar
después de la concepción del plan. Aun cuando este planteamiento pueda ser
considerado como contradictorio, todo plan deberá ser simultáneamente, lo
suficientemente preciso para minimizar los cambios por variaciones previsibles, y
lo suficientemente flexible, para asimilar los cambios que sea necesario introducir
debido a variaciones no previsibles. Téngase en cuenta que no es lo mismo
rigidez que exactitud.
El principio de la unidad. Todos los planes que se elaboren en la organización
deben responder a un plan general único, para lo cual es preciso garantizar su
coordinación e integración. Los planes de las diferentes áreas funcionales de la
entidad deben coordinarse de tal manera que en un mismo plan puedan
encontrarse todas las normas de acción aplicables. Lo anterior evidencia la
necesidad de que todas las áreas participen activamente en la elaboración de los
planes, de forma que se conjuguen todos los propósitos e intereses, en un único
documento que recoja las metas de la organización de manera integral.
En las empresas estatales cubanas, es preciso lograr, asimismo, la participación
activa de todos los miembros de la organización, toda vez que en una sociedad
socialista, son los trabajadores los legítimos dueños de los medios de producción.
Por otra parte, es una manera de garantizar la implicación y el compromiso
emocional de todos los empleados con las metas de la organización.
Principio de factibilidad. Lo que se planee debe ser realizable; no tiene sentido
elaborar planes demasiado ambiciosos u optimistas que sean imposibles de
lograrse. La planeación debe adaptarse a la realidad y a las condiciones objetivas
que actúan en el medio ambiente.
El principio de compromiso. Este principio indica que la planeación a mediano
plazo es la más conveniente porque asegura que los compromisos de la empresa
encajen en el futuro, preservando tiempo para adaptar mejor sus objetivos y
políticas a las tendencias descubiertas, a los cambios imprevistos. Por otra parte,
las planificaciones deben incluir el compromiso de todos los miembros de la
organización para llevar a vías de hechos las decisiones adoptadas en su
ejercicio.
Principio de factor limitante. El ejercicio de la planeación, supone que los
administrativos dispongan de las competencias necesarias para detectar los
factores que puedan limitar o frenar el logro de las metas y propósitos de la
organización. Este principio enfatiza la importancia de la objetividad en el
momento de la selección de un curso de acción entre diferentes alternativas para
alcanzar los fines propuestos.
Principio de inherencia. Este principio sustenta que la planeación es inherente a
cualquier organización humana y es condición necesaria de la administración.
Sólo mediante la planificación eficaz se puede conducir la organización al éxito,
garantizar la eficacia de la gestión y ofrecer respuestas oportunas a los cambios
del entorno donde ésta se inserta.

1.4 Tipos, niveles y Métodos de la planificación


1. Planeación personalizada.
Parte del enfoque analítico de los acontecimientos y de las acciones que
intervienen en la persona humana como origen y punto de equilibrio del contexto
conocido. El individuo posee cualidades derivadas de la herencia, la educación
familiar, el medio social, la percepción y adaptación física, la cultura, etc.
Dichas cualidades, según Eduardo Domínguez Corona, se traducen en recursos
para su desenvolvimiento personal.
2. Planeación operativa.
La planeación operativa se refiere básicamente a la asignación previa de las
tareas específicas que deben realizar las personas en cada una de sus unidades
de operaciones. Las características más sobresalientes de la planeación
operacional son: se da dentro de los lineamientos sugeridos por la planeación
estratégica y táctica; es conducida y ejecutada por los jefes de menor rango
jerárquico; trata con actividades normalmente programables; sigue procedimientos
y reglas definidas con toda precisión; cubre períodos reducidos; su parámetro
principal es la eficiencia.
3. Planeación estratégica.
La planeación estratégica es un proceso que sienta las bases de una actuación
integrada a largo plazo, establece un sistema continuo de toma de decisiones,
identifica cursos de acción específicos, formula indicadores de seguimiento sobre
los resultados e involucra a los agentes sociales y económicos locales a lo largo
de todo el proceso. Los administradores consideran a la organización una unidad
total y se preguntan a sí mismo qué debe hacerse a largo plazo para lograr las
metas organizacionales.
Como tendencia general en la planeación actual se encuentra la planeación
estratégica. Este tipo de planeación contiene elementos que pudiesen hacer que
se considere de ella un método; considerando que éste se refiere tanto al enfoque
de la dirección, como al proceso.
Otro aspecto importante es que considera que un plan debe operacionalizarse
(elemento fundamental para hacer funcionar un plan) y además hace énfasis en la
efectividad del mismo (finalidad de todo plan).
Según George A. Steiner, la planeación estratégica no puede estar separada de
funciones administrativas como: la organización, dirección, motivación y control.
Además, este tipo de planeación está proyectada al logro de los objetivos
institucionales de la empresa y tienen como finalidad básica el establecimiento de
guías generales de acción de la misma.
Este tipo de planeación se concibe como el proceso que consiste en decidir sobre
los objetivos de una organización, sobre los recursos que serán utilizados, y las
políticas generales que orientarán la adquisición y administración de tales
recursos, considerando a la empresa como una entidad total.
Otro elemento fundamental dentro de la planeación estratégica es que su
parámetro principal es la efectividad.
Fernández Güell considera que los instrumentos de su evaluación más utilizados
en la Planeación Estratégica son:
• Sistema de indicadores para evaluar el progreso de los programas y proyectos
estratégicos.
• Sistema de indicadores para evaluar el grado de impacto de la puesta en marcha
de las actuaciones del Plan Estratégico sobre el desarrollo socioeconómico de la
ciudad.
• Sistema de indicadores para evaluar la evolución de los factores eternos a la
ciudad y para explorar escenarios futuros.

• Seminarios anuales para efectuar una evaluación global del progreso del Plan.
Todos estos instrumentos, según el mismo autor295, deben permitir dar a una
respuesta a las siguientes preguntas:
• ¿Qué se ha hecho en cada una de las medidas concretas?
• ¿Qué no se ha hecho y qué medidas han perdido vigencia?
• ¿Qué no se ha hecho pero sigue vigente?
• ¿Qué nuevas propuestas parecen convenientes?
• ¿Se ha consolidado la ciudad en dinamismo económico?
• ¿Ha mejorado la ciudad en calidad de vida?
• ¿Ha prosperado el equilibrio social de la ciudad?

4. Planeación sistémica.
Ricardo Guerra Quiroga menciona que las relaciones del hombre con la sociedad
y el entorno pueden ser identificadas en términos de sistemas ya que contiene
partes relacionadas entre sí, y en algún sentido constituye un todo completo. En
este tipo de sistema se intenta definir el sistema identificando las partes o
elementos por un lado, y por otro las conexiones o interacciones.
5. Planeación para el “mejoramiento de la calidad de vida”.
Pretende resaltar el aspecto humano como finalidad y punto de partida de la
planeación regional. En ella se observan los siguientes pasos: el análisis y
diagnóstico de una situación dada y la traducción a objetivos claros y precisos de
lo que se quiera alcanzar. El desglose ordenado de los objetivos se expresa en
metas, las cuales se deben jerarquizar, estableciendo la interrelación que existe
entre ellos. Al mismo tiempo se deberá cuantificar los recursos disponibles,
además de observar la forma de distribución en el tiempo y espacio de las
actividades.
6. Planeación táctica.
Parte de los lineamientos sugeridos por la planeación estratégica y se refiere a las
cuestiones concernientes a cada una de las principales áreas de actividad de las
empresas y al empleo más efectivo de los recursos que se han aplicado para el
logro de los objetivos específicos.

7. Planeación ecológica.
Se genera a partir de proyectos presentados ante el Instituto de Ecología, que
elabora programas de conservación del suelo, que incluyen: un modelo de
regionalización ecológica para descentralizar las medidas de protección del suelo,
un sistema de información de planeación general ecológica, y estudios de
planeación ecológica regional o regionalización ecológica. El enfoque integral de
su gestión se basa en la división territorial en regiones naturales: la orografía, el
clima, el suelo, las condiciones del hábitat, estudios forestales, edafología, etc.
La definición de la capacidad ambiental a efectos de planificación del espacio se
genera por medio de la sostenibilidad o sustentabilidad.
8. Planeación participativa con fines operativos (método de intervención)
Este sistema sugiere un esquema operativo cercano a los procedimientos de la
investigación participativa; método basado en el desarrollo de la comunidad y en la
participación, elementos que fungen como esencia de este método de
intervención. Este método plantea dos alcances diferentes: la estrategia cognitiva
(métodos de investigación social) y la estrategia de acción (métodos de
intervención social).
Dentro de la intervención social se distinguen cuatro fases: estudio/investigación
que culmina en un diagnóstico; la programación de actividades pertinentes y
necesarias para intervenir sobre una situación social problemática; la ejecución,
que es el momento de la acción y que implica la realización de un conjunto de
actividades con el fin de transformar una situación problema y la evaluación de lo
realizado o de lo que se está realizando.
9. Planeación polarizada.
Las regiones polarizadas están basadas en la existencia de la comunicación; de
aquí que las zonas carentes de comunicación no formen parte de ninguna de las
áreas de influencia analizadas en este estudio. La región polarizada es por
naturaleza un conjunto heterogéneo en el cual las diversas partes presentan un
carácter complementario, y mantienen de una manera privilegiada mayor
intercambio con un polo que con cualquier otro del mismo orden.
10. Planeación normativa.
La planificación normativa trata de someter a la voluntad humana el curso y la
dirección de procesos sociales, por una serie de procedimientos que imprimen
racionalidad a las actividades que se realizan para conseguir determinadas metas
y objetivos.
Sus perspectivas, enfoques y modos de considerar los factores que intervienen en
ella se desarrollan de la siguiente manera::la planeación normativa es un problema
meramente técnico; se centra en la “lógica de la formulación”; los planes,
programas y proyectos expresan lo deseable; enfatiza lo tecnocrático, haciendo de
a planificación una tecnología que orienta las formas de intervención social;
importancia del papel de los expertos en la elaboración del plan, programas y
proyectos; el centro de la planificación es el diseño y suele expresarse en un plan-
libro que expresa lo que debe hacerse; la definición de los objetivos resulta de
diagnóstico elaborado por los técnicos; importan decisiones del sujeto planificador
que está “fuera” de la realidad, considerada como objeto panificable; no considera
oponentes, obstáculos y dificultades que condicionan la factibilidad del plan; el
punto de partida es el “modelo analítico” que explica la situación problema,
expresada en un diagnóstico; el punto de llegada es el “modelo normativo” que
expresa el diseño del deber “ser”; la dimensión normativa se expresa en un “deber
ser”, del que se deriva un esquema riguroso, normalizado y articulado de
actuación.
11. Planeación prospectiva.
La planeación prospectiva contiene elementos de la planeación estratégica y
normativa, y es conocida bajo el nombre de adaptativa, interactiva, corporativa o
transaccional. Lo que distingue a la planeación prospectiva es el énfasis en la
formulación de los objetivos o futuro deseado y la búsqueda activa de medios para
hacerlo posible. El proceso de planeación se extiende desde la formulación de los
ideales sociales y económicos más generales, hasta los detalles de la elaboración
e implantación de decisiones.
Modelo de Fred David
Se refiere al principio sistémico, este modelo especifica la interacción de los
componentes de la organización respecto a sí misma, a través de las tres (3) fases
que lo componen: formulación, implantación y evaluación de la estrategia;
establece una interacción entre los distintos niveles jerárquicos y reconoce que la
planeación debe incluir a los gerentes y empleados de niveles inferiores. De esta
manera, la toma de decisiones no se presenta como responsabilidad única del
nivel directivo, y establece la participación del personal como factor clave para el
compromiso ante los cambios necesarios. El modelo genera una estructura física y
cognitiva manifestada en las estrategias, las cuales se traducen en un plan
estratégico, cuyos resultados se revelan como conocimiento de la organización
para la toma de decisiones. El principio de retroalimentación se hace evidente en
este modelo ya que el mismo especifica que el proceso de planificación
estratégica nunca termina, la retroalimentación es aplicada al obtener los
resultados en la fase de evaluación y ser comparados con dicho plan. Se manejan
tres etapas:
Formulación de la estrategia
Implantación de estrategias
Evaluación de la estrategia
Modelo de Kaplan y Norton (Cuadro de Mando Integral)
Este modelo no responde al principio sistémico cuando establece la traducción de
la estrategia en objetivos estratégicos sólo por parte de la alta dirección de la
organización, y no manifiesta la interacción de las partes que la conforman como
patrón organizativo, lo cual se puede evidenciar en la primera fase a través de la
clarificación de la visión, sin considerar a los trabajadores de distintos niveles
jerárquicos dentro de la organización. Asimismo, plantea un sistema de
información que divulgue los objetivos además del sistema de indicadores
estratégicos para la medición del plan estratégico.

Éste es un modelo vertical de mando y control en donde el director general


determina la dirección mientras que los directivos y empleados de primera línea
llevan a cabo las órdenes y ponen en práctica el plan.

Modelo de Goodstein, Nolan y Pfeiffer

El principio sistémico se hace evidente en el Modelo de Planificación Estratégica


Aplicada, dado que los autores manifiestan la necesidad de la interacción e
interconexión de distintos actores dentro de la organización en la fase de
planeación, es decir, el modelo considera, por un lado, la creación de grupos de
trabajo conformados tanto por el director general como por un grupo
representativo de trabajadores de la organización que aporten en el proceso de
toma de decisiones, como, por otro lado, la evaluación de la respuesta ante estas
decisiones. El Modelo implica nueve fases secuenciales

1. Planeación
2. Búsqueda de valores
3. Formulación de la misión
4. Diseño de la estrategia del negocio
5. Auditoria del desempeño
6. Análisis de brechas
7. Integración de los planes de acción
8. Planeación de contingencias
9. Implementación

1.5 Evolución económica y social de Latinoamérica


La América Latina ha estado dominada por expansiones del crecimiento que con
gran frecuencia han terminado en crisis y prolongados periodos de estancamiento.
Esto ha conducido a un crecimiento escaso durante la mayor parte del siglo
pasado. Este artículo reseña las experiencias del crecimiento latinoamericano y
examina algunos ámbitos particulares que ayudan a explicar por qué el
crecimiento sostenido ha sido tan elusivo en la región. En particular, se analiza el
papel de la apertura y del comercio intrarregional, el papel de las instituciones, la
estabilidad macroeconómica y la desigualdad, todos factores decisivos para la
reanudación y el mantenimiento del crecimiento económico. Se examinan también
problemas más generales relacionados con el crecimiento, como la importancia de
la protección de los derechos de propiedad y la existencia de una estructura
adecuada de remuneraciones del esfuerzo, lo que incluye la igualdad de
oportunidades. Por último, se presenta un panorama breve de los acontecimientos
macroeconómicos actuales.
Los países de América Latina y el Caribe durante los últimos 15 años han
registrado mejoras en los indicadores económicos y sociales. En los años 1994 y
2008 la citada región creció a una tasa promedio del 3,3% anual, la población tuvo
un crecimiento anual del 1,4% y el ingreso per cápita creció un 1,9%. Sin
embargo, desde una perspectiva de largo plazo, la evolución de la región ha
quedado atrás en comparación con las otras economías emergentes.
Inversamente a lo que mucha gente cree, el pequeño nivel de inversión no es
precisamente responsable de este deficiente rendimiento.

La lenta y baja productividad, más que las dificultades a la acumulación de


factores, contribuye a una explicación mejor para el bajo ingreso de América
Latina en comparación con las economías desarrolladas, y su estancamiento en
relación con otros países en desarrollo que están adquiriendo liderazgo
económico.

El desarrollo y crecimiento económico requiere de una sostenibilidad, que


depende de varios factores de índole económica de corto y largo plazo, pero
desde hace mucho tiempo se conoce que dicha sostenibilidad también está
determinada por aspectos ambientales y sociales. Por ejemplo, para lograr la
sostenibilidad social se requiere que toda la población de la región acepte las
pautas básicas de crecimiento económico existentes, tanto respecto de la
producción como de la distribución. La trayectoria histórica nos indica que ese
apoyo no se logra necesariamente por el solo hecho de que se alcancen tasas
elevadas de crecimiento económico. Tal es el caso que durante la década de los
setenta varios países centroamericanos lograron altos niveles de crecimiento, pero
desde la sociedad se dieron cuestionamientos muy duros sobre las estructuras
económicas, sociales y políticas vigentes y se reclamaron transformaciones
profundas.

Por su parte el Banco Mundial sostiene que el desarrollo económico se cimienta


en tres pilares: mejora de los patrones de vida, productividad creciente y una
fuerte cohesión social, que dependen propiamente de la creación del empleo.
Particularmente la debilidad en la generación de puestos de trabajo conlleva a
producir insatisfacción y afecta la cohesión social (Banco Mundial, 2013). En
consecuencia, la sostenibilidad social se cimienta en buena parte en la percepción
subjetiva de la posición individual, su relación con el resto de la sociedad y las
perspectivas futuras. La OIT ha planteado en este contexto el concepto de
seguridad económica y muestra que ésta se encuentra altamente correlacionada
con la felicidad (OIT, 2004). En la misma línea, Lora (2008) constata que una alta
inseguridad en el empleo reduce marcadamente la satisfacción individual.
1.6 Papel del turismo en el proceso evolutivo de Latinoamérica
Desde hace muchos años la relación entre el turismo, la cultura y el desarrollo -
claramente evidente- ha sido tratada en artículos, libros y publicaciones desde
muchas perspectivas, la mayoría, sin embargo, en el contexto de la simple
reflexión académica. La acepción Turismo Cultural, que parece haberse
convertido, improvisada y precipitadamente, en la concreción práctica de todas las
disquisiciones teóricas, tiene una amplia literatura e infinidad de asociaciones y
entidades que, con mayor o menor fortuna, discurren por un amplio campo de
actuación, impreciso en ocasiones y extremadamente específico en otras. Esta
aceptación del Turismo Cultural como la suma absoluta del compendio de
relaciones entre turismo, cultura y desarrollo puede considerarse, en todo caso,
como restrictiva de las potencialidades que implica la interacción entre estos tres
ámbitos y como arriesgada, también, por un cierto estilo elitista. La aplicación
práctica del llamado Turismo Cultural no ha ido más allá, en la mayoría de los
casos, de una pequeña parcela selectiva de un gran mercado turístico, que
dispone ya globalmente de determinados contenidos culturales o paraculturales ,
pero no en el contexto de lo que algunos definen como Cultura, con mayúsculas.
Se pretende, aquí, dar un paso más allá del turismo cultural -entendido en los
términos más comunes- para abrir la perspectiva a un nuevo espacio de
relaciones más eficaz, quizás menos ortodoxo, pero definitivamente asentado en
la consecución de un marco de beneficios socioeconómicos, precisamente para
las comunidades menos favorecidas y que necesitan de instrumentos de
dinamización en su evolución económica y social.
En esta visión apriorística de la relación entre los tres ámbitos, no cabe duda de
que se asigna un rol a cada uno de ellos. Parece poco discutible que el desarrollo
es el objetivo, el gran objetivo que ha de permitir mejorar la calidad de vida y las
expectativas sociales de grandes capas de población sumidas en el subdesarrollo
o, simplemente, minimizar el desequilibrio entre zonas urbanas y rurales o entre
zonas costeras y el interior. La cultura es el gran activo, la riqueza tangible e
intangible, de la que son, objetivamente, propietarios indiscutibles sus propios
actores y gestores. Por último el turismo, entendido en su dimensión de fenómeno
socioeconómico de gran magnitud, es el medio que ha de concretar los activos en
desarrollo, las potencialidades en realidades tangibles y cuantificables, que sean
percibidas por la población protagonista de la implementación de proyectos y
programas.
Es pues el momento oportuno para que quienes trabajan en el mundo del Turismo,
la Cultura o el Desarrollo, asuman su trascendencia y plasmen en iniciativas
prácticas la interacción positiva entre los tres ámbitos. Como profesionales,
gestores o responsables de territorios implicados en este proceso, no cabe duda
de que tenemos una nueva responsabilidad que obliga a superar la trayectoria
inercial del turismo actual y de la gestión habitual de los activos de la cultura, en
aras de un compromiso con el desarrollo social y económico de una gran parte del
planeta que ve limitadas sus posibilidades por la mediatización de sus actividades
productivas tradicionales.
EL TURISMO
Turismo es algo que, de una u otra manera, siempre se hizo. La curiosidad, la
necesidad de descubrir nuevos espacios, de interaccionar con otras gentes, forma
parte de nuestra misma condición. Evolucionamos y, por tanto, nuestras
motivaciones y nuestros comportamientos van variando hasta convertir el turismo
en uno de nuestros consumos cotidianos. Aun así, subyacen en nuestro
inconsciente razones muy primitivas que nos impulsan a descubrir que hay detrás
de la montaña y a contrastar nuestro modo de vida con el de otras sociedades con
evoluciones culturales muy distintas. En cierta manera, buscamos seguridad. La
convicción de que lo que hacemos es mejor que lo que vemos, o de que podemos
mejorar nuestra vida actual con lo que aprendemos. Una vez detrás de la
montaña, optamos por sumar o por comparar, en función de nuestra propia base
ética y cultural. La actitud resultante va a ser definitiva en la proyección de nuestra
práctica turística sobre el territorio que visitamos. La suma es el principio de una
implicación que impulsa el desarrollo. La comparación, desde la óptica de
visitantes poderosos y visitados empobrecidos, acentúa, en general, las
desigualdades y la impermeabilidad a la interacción cultural.
Naturalmente, todas las definiciones de turismo, incluso las más antiguas, nos
pueden proporcionar pistas sobre aspectos relevantes de su relación con la
cultura. En realidad, parece indisociable el turismo de la cultura y, en todo caso, no
se entendería la misma génesis del turismo sin implicaciones culturales
significativas.
"La suma total de operadores principalmente de cariz económico directamente
relacionados con la llegada, la estancia y el movimiento de forasteros en un
determinado país, ciudad o región" (H. Von Schullard.1910).
La Liga de las Naciones (1937) define al turista como "cualquier persona que viaja
por placer y abandona su lugar de residencia habitual por menos de un año y por
más de 24 h. Los viajes de menos de 24 horas se definen como excursiones".
"El turismo es la totalidad de las relaciones y fenómenos generados por el viaje y
la estancia de forasteros, siempre y cuando la estancia no implique el
establecimiento de una residencia permanente y no esté relacionada con
actividades remuneradas" (Hunziker y Krapf. 1942)
"Turismo es el desplazamiento corto y temporal de personas hacia destinos
distintos a sus lugares de residencia o trabajo habitual, así como las actividades
que realizan durante su estancia en el destino. Se incluyen los desplazamientos
por cualquier motivación"(Tourism Society of England. 1976).
La Organización Mundial del Turismo, en 1994, lo definió como, "el conjunto de
actividades que realizan las personas durante sus viajes a lugares distintos de su
contexto habitual, por un período inferior a un año, con propósitos de ocio,
negocios y otros motivos”
Teniendo en cuenta una definición tan amplia y el hecho, constatado, de las
dificultades de ubicación de la actividad turística en el contexto administrativo, se
nos sugiere que estamos tratando, en resumen, de situar, en términos de poder,
las decisiones sobre el devenir turístico de cada territorio en un marco operativo,
cuyos objetivos han de responder al modelo de desarrollo y al modelo de sociedad
que los gestores del territorio decidan, en una primera y trascendental decisión.
Aun cuando el turismo tiene la gran opción de acomodarse para ser compatible
con una innumerable cantidad de otras actividades, subyace aquí un paradigma
básico en el desarrollo turístico y que se resume en la subordinación de otras
políticas a las políticas turísticas o viceversa. En resumen, no se trata tanto de la
definición de instituciones que rijan la política turística, sino del orden jerárquico
por el que los distintos estamentos de un Gobierno (a la escala que sea)
determinan la importancia del turismo en esa zona. Ello tiene que ver,
ineludiblemente, no tan solo con el turismo, sino, como se afirmaba anteriormente,
con la visión general, el modelo de desarrollo, que se prevé para ese territorio.

1.7 Papel del turismo en México


El turismo en México es una actividad económica de enorme importancia,
contribuyendo en un porcentaje alto en lo que respecta al producto bruto interno.
El mismo alcanzó un alto grado de desarrollo como consecuencia de las
características naturales que el país ofrece, características que aúnan una rica
historia y una proliferación de paisajes naturales de enorme belleza. De esta
manera, México recibe anualmente un amplio caudal de turistas provenientes de
todo el mundo, caudal que genera muchos puestos de trabajo para los locales. Al
respecto, existe en el país una política tendiente a favorecer todo lo posible a esta
actividad, facilitando continuamente a los visitantes su estadía.
Dada esta clara capacidad que ofrece México para albergar visitantes de todo el
mundo, cabe señalar que la oferta turística está ampliamente segmentada. Esto
significa que existen distintos circuitos capaces de satisfacer distintos deseos. En
efecto, en este sentido el país es enormemente variado, dando cuenta de distintos
escenarios que satisfarán los requerimientos de distintos tipos de perfiles. Así, es
posible hacer referencia a grandes áreas temáticas, a saber: un turismo cultural,
un turismo de tipo recreativo, un turismo de aventura, etc. Por supuesto, es posible
y hasta lógico que los mismos se entrecrucen, pero también es cierto que por lo
general las personas que llegan tienen algunas prioridades en su mente a la hora
de acercarse a este destino.
Un fuerte atractivo que ostenta el país es, por ejemplo, la existencia de ruinas de
antiguas civilizaciones. Visitarlas es de alguna manera adentrarse en una cultura
harto distinta de la nuestra, cultura extinta pero que dejó una huella imborrable en
la historia del mundo. Por otro lado también existirán restos de las comunidades
coloniales que se formaron, restos que tendrán la influencia de la cultura española.
Es así como México ofrece un contenido pocas veces igualado si lo que se quiere
es tomar contacto con el pasado de un modo profundo.
Por otro lado, el país ofrece una serie de destinos en donde existe una belleza
inigualable acompañada de amplios servicios para el turista. Este tipo de
característica será la elegida por aquellos que prefieran divertirse o relajarse de
las molestéis cotidianas. Es común para estos viajeros alojarse en lujosos hoteles
cercanos a playas paradisiacas. También es posible acceder a distintas
expediciones que conducirán a regiones menos concurridas, pudiendo disfrutar de
una aventura lejana a lo habitual. Es por todo lo expuesto y por mucho más que
México es uno de los lugares más recomendables para disfrutar de unas
vacaciones.

1.8 Papel del turismo sustentable


La decisión de emplear el turismo como tal instrumento de desarrollo
socioeconómico en áreas desfavorecidas, es particularmente complicada, porque
como demuestra la evidencia empírica el turismo a pesar de su gran potencialidad
transformadora, no es la panacea para la solución de los problemas económicos
de las áreas de baja renta.
Asimismo, parece claro que el turismo no sólo produce impactos positivos sino
que también puede conllevar toda una serie de efectos desfavorables. Este
carácter bifronte del turismo, en el sentido de que produce simultáneamente
efectos beneficiosos y perjudiciales, fuerza a que el desarrollo turístico este guiado
por un plan de acción minuciosamente pensado, definido y planteado.
El desarrollo de actividades turísticas supone un riesgo ambiental cierto, puesto
que los espacios demandados son aquellos de alta calidad natural, paisajista y
cultural. Además el desarrollo implica para la zona territorial de referencia la
entrada en escena de numerosos factores de riesgo (Ocupación del suelo,
aparición de infraestructuras emisiones y vertidos, etc.) frenar desde una
perspectiva “conservacionista” dichas actuaciones puede coadyuvar a impedir
impactos negativos pero podría significar la atonía inversora de dichas áreas
territoriales, lo que conllevaría al estancamiento económico del territorio y de su
población, ello podría traducirse en la conversión de tantas áreas continentales y
de montaña en museos etnográficos y en zonas de no inversión.

Evidentemente, todo nuevo proyecto turístico en el medio natural va a generar de


una u otra manera un cierto impacto en el territorio de referencia, la experiencia
del turismo litoral lo demuestra palpablemente, puesto que su eje director era la
maximización del número de visitantes, pudiendo generarse un crecimiento
descontrolado como así muestra la evidencia empírica de tantos emplazamientos.
El enfoque del desarrollo sostenible pretende, precisamente, superar el tradicional
antagonismo entre “desarrollistas” y “ambientalistas” ya que tan insostenible es un
desarrollo anárquico y depredador como un proteccionismo fundamentalista (Oliva
Espallardo, 2001 y 1988). Por tanto, el desafío del desarrollo sostenible radica en
la mejora de la calidad vital utilizando recursos endógenos sin provocar su
deterioro a partir de una actividad turística ecocompatible.
La Sostenibilidad como principio rector del desarrollo turístico implica la necesaria
planificación del turismo en el medio natural, lo que significa la utilización de las
metodologías de planificación turística, evaluando de forma significativa los
impactos sociales y ambientales de los actividades turísticas para que las mismas
se adecuen a la filosofía de un turismo sostenible que explote los recursos sin
degradarlos (Del Reguero, 1994).
El turismo actual debe focalizar sus esfuerzos en la calidad, puesto que en las
coordenadas actuales no puede concebirse un turismo en entornos degradados o
masificados, ya que en el peculiar entramado del turismo la motivación
fundamental de los flujos de demanda no es otra que el conocimiento,
descubrimiento y familiarización con el genius loci del territorio entendido este
como activo patrimonial en todas sus dimensiones (natural, cultural, étnico,
gastronómico, artístico, etc.) de ahí que la calidad ecológica del entorno ambiental
sea un factor esencial en la competitividad de un destino turístico, de donde se
deriva la necesidad de implantar una estrategia de Sostenibilidad en la
implantación y gestión del desarrollo turístico a nivel territorial.
Igualmente, el consumidor turístico actual presenta una cierta sensibilidad hacia el
deterioro ambiental, siendo más consciente y consecuente que la turística de
épocas pasadas en lo que respecta a su influencia sobre el medio y del tipo de
actividades a realizar, no excesivamente agresivas, para el contexto
medioambiental.

1.9 Contexto de la planificación


Una noción básica de planificación consideraría a esta como cualquier proceso
racional de anticipación y toma de decisiones sobre acciones futuras. La
planificación es el instrumento básico de gestión de la “cosa turística” ya que
posibilita la optimización de los efectos favorables y la minimización de los
desfavorables. Por tanto, la calidad de la planificación va a determinar el éxito y la
longevidad de cualquier área territorial receptora, por lo que el tiempo, esfuerzo y
recursos destinados a la planificación, deberían ser considerados inversiones
esenciales (McIntosh, Goeldner, Ritchie, 1999)

Una influyente corriente de pensamiento (Mill y Morison, 1985, Plog, 1973)


relaciona estrechamente el concepto de planificación estratégica con el concepto
de ciclo de vida del destino, (Christaller, 1963; Butler, 1974) Para estos autores la
ausencia de planificación va a acelerar el ciclo de vida del producto alcanzando
rápidamente su fase final. Las consecuencias de una no planificación o de una
deficiente planificación se traducen para el destino turístico en cuestión en toda
una serie de problemas como degeneración del medio natural, problemas de
tráfico, pérdida de identidad cultural, falta de formación de los trabajadores,
conflictos entre comunidades locales y turistas, carencia de atracciones dentro del
catálogo turístico, etc. Problemática que trae consigo la decadencia del destino.
(Porta y Valls, 1995).
La planificación aparece, por ello, como referente inevitable en el proceso de
desarrollo turístico, si bien y tal y como establece Gunn (1994) la planificación
consta de dos fases básicas, el diseño y la elaboración del plan por una parte, y la
implementación y aplicación del mismo por otra. Siendo imprescindible de cara a
una planificación eficaz la ultimación de ambas fases, de lo contrario los
documentos podrían transmutarse en simple papel mojado.
Para Bote Gómez (1990) la planificación debe responder a tres condicionamientos
básicos: En principio el plan debe avanzar el futuro, como tal instrumento de
prognosis debe venir precedido de un análisis exhaustivo donde se exponga el
conjunto de relaciones de la actividad turística con los restantes sectores
económicos así como las características del turismo en dicha localización. En
segundo lugar el plan debe constituir un espacio de consenso donde todos los
agentes territoriales involucrados en la actividad turística, dispongan de un espacio
de participación, reflexión y discusión para la elaboración del plan. Finalmente el
plan debe establecer un cuadro marco de programación donde se delimiten una
serie de grandes líneas estratégicas, desplegadas a su vez en una secuencia de
programas y proyectos que las desarrollan.
Inskeep (1994) considera que la planificación turística debe responder a la
exigencia de establecer un enfoque de desarrollo sostenible en el diseño e
implementación de las actividades turísticas. Dicho enfoque supone la gestión
sostenible y preservación de los recursos naturales y culturales de la zona en
cuestión, para su uso presente y futuro como tales atractivos turísticos y su
disfrute para la comunidad local.

Para Bordas (1994) que sigue la metodología “cluster” de M. Porter, la


planificación debe ser una suerte de guion de desarrollo turístico, cuyas líneas
directrices implican tanto al sector público como al sector privado. A través de la
planificación, se genera el marco adecuado que permita a las empresas turísticas
de cada cluster (independientes, pequeñas y con visión parcial del mercado) lograr
niveles superiores de ventajas competitivas. Siguiendo a Porta y Valls (1995) esta
reflexión es sustancialmente importante en un sector como el turístico dominado
por la preponderancia de la Pyme, es decir por la fragmentación y atomización
empresarial, la visión parcial que tienen los pequeños y medianos prestadores del
servicio puede corregirse mediante una planificación estratégica que establezca
un entorno favorable a la creación y consolidación empresarial y facilite la
consecución de ventajas competitivas comunes.
Porta y Valls (1995) definen a la planificación estratégica turística desde una
perspectiva funcional, como la planificación que establece el modelo de desarrollo
a largo plazo que las comunidades y las instituciones desean para el territorio,
modelo de “sostenibilidad” que debe promover la rentabilidad de las inversiones
privadas, la rentabilidad social y económica, medioambiental, en una perspectiva
de colectividad.
Para dichos autores el contenido estratégico de la planificación se traduce en:
• Definición de un marco para el desarrollo armónico del territorio donde se
establezca una jerarquía de prioridades de actuación
• Visión temporal del largo plazo
• Evitar comportamientos reactivos a la demanda que provocarían un crecimiento
desordenado
• Estructurar las actuaciones públicas de manera que se superen los obstáculos
para el desarrollo turístico y se posibilite la aparición de nuevas oportunidades de
negocio

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