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ANALISIS DESCRIPTIVO DE LA LEGISLACION

CONTRA LAS DROGAS EN VENEZUELA


Dr. William Rafael Gil*

*Presidente del Capítulo Zuliano de la Sociedad Venezolana de Criminología.


INTRODUCCION

El propósito que nos anima a este análisis no es otro que el de


sintetizar en una fonna alterna, no sólo los presupuestos doctrinarios
del complejo problema de las drogas, sino también las disposiciones
legales, que en nuestro país por más de medio siglo han pretendido
componer el desequilibrio que las conductas ilícitas referidas a las dro-
gas conllevan dentro del grupo.
Todas nuestras legislaciones en materia de drogas, han respondido
a los lineamientos que instrumentan los organismos internacionales, y
cuya ejecución exigen en obsequio, a la cooperación internacional en
materia tan delicada-y peligrosa.
Los aspectos económicos que el problema drogas toca, no son ni
desestimables ni evitables, pues, es el capital, que respalda toda la ilici-
tud de las sustancias aceptadas como drogas, lo que hace impeditivo una
lucha efectiva por el control de tal problema social.
Lo que otrora, surgiera, y continúa surgiendo como un síntoma de
desajuste social y afectivo, ha sido industrializado por las grandes capi-
tales transnacionales que conocen de la impunidad de sus operaciones
ante las inocuas legislaciones del mundo contemporáneo.
La droga, como sistema económico-social no es susceptible de ser
combatida con represión. Es necesaria entenderla, asumirla, explicarla
y educar a la gente a vivir con un flagelo tan similar a la amenaza de que
cualquier día, un gran hongo nuclear oculte el sol para siempre.
Es innegable que ingredientes personales predisponen al individuo
a la comisión de los delitos de drogas, especialmente al consumo, los

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cuales no son supe¡ables con rígidos controles formales, sino con la


oferta válida de una sociedad más humana y más accesible a todos.
Los intentos legislativos de 1934 y 1984 reflejan dos contextos
históricos tan disímiles como peligrosos. La represión.

CAPITULO 1

CONCEPTOSFUNDAMENTALESREFERENTESALASDROGAS

Indudablemente que uno de los problemas más actuales, y adrede


actualizado, lo constituye la cuestión drogas, que desde un par de años
ha generado un movimiento especialmente político no solamente desti-
nado, por medio de algunos hombres serios, al con~cimiento de la ope-
ratividad del problema, sino también, a la implantación de medidas ten-
dientes a evitar la profundización de este fenómeno tan peculiar de las
sociedades modernas. Estas han venido, en su avance dialéctico, promo-
viendo toda una profusa interacción, entre los componentes del grupo,
caracterizada por la satisfacción compulsiva de necesidades. La divi-
sión del trabajo, y la especialización de los oficios, ha hecho contencio-
sa no sólo la relación laboral, sino que ha influenciado otros aspectos
de la vida, percibiéndose la vida moderna como altamente competitiva
respecto a individuos que desean exactamente lo mismo que otros an-
helan. El aislamiento del individuo sometido a e~ presiones, las frus-
traciones y las irrealizaciones a las cuales diariamente se enfrenta, mag-
nificadas por las grandes contradicciones que engendra la sociedad, lle-
van al hombre a un proceso de alienación que tennina por reducirlo a
"una cosa empobrecida, dependiente de poderes externos a él"( 1).
Dentro de ese contexto, la droga resulta funcional al hombre,
mientras que para el Estado se configura en un problema frente al cual
va a reaccionar en la forma que precisaremos más adelante. Así, ladro-
ga, mecanismo utilitario al hombre, revierte en enemigo del mismo,
cuando es producto de todo un sistema que la apoya, promueve y ex-

1. FROMM, Erich. "La Sociedad del Hombre", Monte Avila Editores- Ca-
racas. 1985, pég. 14.

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plota, como cualquier mercancía, ya privándolo de su libertad, ya des-
truyéndolo en sus capacidades y talen tos.
Resulta necesario, antes de proseguir, determinar qué considerare-
mos como droga a los fmes de esclarecer el confuso marco conceptual
dentro del cual se manipula hoy día el concepto de drogas.
La Organización Mundial de la Salud ha defmido la droga en los si-
guientes términos:
" ...una sustancia natural o sintética, capaz de producir en dosis
variables, los fenómenos de dependencia psicológica o de depen-
dencia orgánica... "(2).
En ella se hace referencia al aspecto químico de la sustancia, exclu-
yendo la fmalidad con la cual se utiliza la sustancia de refetencia. Cree-
mos que la definición de drogas, más ajustada a nuestro análisis es la ela-
borada por Giovanni Jervis, que reza al siguiente tenor:
" ... una sustancia química que es introducida voluntariamente
en el organismo con la finalidad de modificar las condiciones
psíquicas y que en tanto que tal crea más o menos fácilmente
una sustancia de dependencia en el sujeto, ~s decir, una situa-
ción en la que siente la necesidad de recurrir con mayor o me-
nor regularidad a este tipo de productos químicos para supe-
rar las dificultades psicológicas derivadas de una vida cotidia-
na ... "(3).
Esta defmición distinta a la antes citada excluye las sustancias na-
turales referidas en la definición de la Organización Mundial de la Salud,
ya trascrita, debido tal vez a la mayor dependencia que produce en prin-
cipio la ingestión de esas sustancias sintéticas. Por otra parte Jervis hace·
referencia a una cuestión fundamental para la inteligencia de la proble-
mática de las drogas, esto es, se hace referencia a la dependencia como
instrumento de evasión a las contradicciones de la sociedad y la influen-

2. DEL OLMO, Rosa. "La socio-política de las drogas", Ediciones


Faces/UCV. Caracas, 1985, pág. 18.
3. JERVIS, Giovanni. "La Ideología de la Droga y la cuestión de las Drogas
Ligeru". Editorial Anagrama, Madrid, 1974, pág. 5.

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cia expansiva de las mismas, a que se encuentra sometido el individuo,


de tal manera, que ante la angustia provocada por la propia realidad cir-
cundante el hombre busca aislarse, huir, intentando modificar las "con-
diciones psicológicas" de tal cao~, haciendo uso de sustancias químicas
destinadas usualmente a la terapéutica médica, de aquellos elaborados
con el específico propósito de aturdir o estimular al individuo, o de sus-
tancias naturales que producen un efecto similar y que al igual que las
otras sustancias requieren de un mercado que las aproxime al consumi-
dor frecuente.
Por otra parte resulta inobjetable la importancia de las condicio-
nes psicológicas que rodean al individuo, que lo condicionan, predispo-
niéndolo al consumo de drogas. Es precisamente esa situación pre-exis-
tente la que el adicto, busca resolver por medio del uso de drogas, pro-
porcionándole una sensación liberadoramente placentera por medio de
la cual puede manejar su propia irrealidad seg(in su preferencia por una
sustancia específica. Peter Laurie, seftala al referirse a estudios practica-
dos por 1 Chein en toxicómanos adolescentes típicos neoyorquinos, tres
factores:
l.- Insuficiencia psicológica que predispone a tomar drogas.
2.- Una crisis.
3.- Una proposición para tomar drogas hecha en el momento apro-
piatdo(4).
Esa experiencia liberadora de la crisis por la cual atravesaría el in-
dividuo, lo estimula, para que luego del cese de los efectos de una de-
terminada droga, aquél vuelva a su búsqueda, haciéndose dependiente
de las sustancias en cuestión, con lo cual además de satisfacer la necesi-
dad del individuo, la convierte en un "bien" demandado, que hace sur-
gir una oferta, y con ello, un intercambio de bienes, en el cual la droga se
convierte en mercancía, en objeto de comercio altantente especializado.
La introducción de las drogas en la regulación de las leyes de ofer-
ta y demanda, se verifica dentro de todo un complicado sistema de mer-
cado internacional, que por su carácter ilegal es clandestino y subterrá-
neo. Este carácter de ilicitud de las drogas, conecta a expendedores y
consumidores con el mundo de la criminalidad, al cual aquellas le resul-
tan funcional, pues a partir de ello se abren nuevas posibilidades para la

4. LAURIE, Peter. "Las Drogas", Alianza Editorial, Barcelona, 1985, p6¡. 45.

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comisión de delitos, y en consecuencia, fuente de delincuencia obligando
a la organización del aparato estatal para su represión. Así ·entonces, el
carácter mercantil que incorpora la droga como sustancia de intercam-
bio ilegal, la conecta con la criminalidad, y aún más según se especula,
con la actividad terrorista política, cuyo examen escapa a la dimen-
sión de este análisis.
Esta aleación ha obligado a los Estados cuya ubicación geopolítica,
hace factible la distribución de drogas, a la elaboración de leyes cada
vez más represivas sin atender las diferencias que se plantean entre los
diversos roles en que se encontrarían los individuos respecto a las dro-
gas, criminalizándose, como ha ocurrido en nuestro país, en forma muy
severa e inadecuada al consumidor. Este sería la víctima del proceso de
drogadicción en aras de mantener la ideología " ... del orden y de la cien-
cia... "(S).
Es preciso recordar aquí como en los procesos de discusión, apro-
bación y ejecución de las leyes, los grupos de poder, determinan en ge-
neral el alcance de las leyes, y en el caso de las normas penales, la crimi-
nalización de conductas que de otra forma pudiesen ser tratadas en for-
ma no-estigmatizante. En el ejercicio de ese poder los grupos dominan-
tes obtienen la suficiente protección legal de sus intereses, mediante el
diseflo de figuras delictivas que como el delito de drogas, que prevee la
reciente Ley Antidrogas, constituye una forma de evitar que a través de
la adicción se deterioren los grupos de relevo de las clases dominantes,
más aún, cuando son precisamente los individuos de mayor disponibili-
dad material, que incluye no solo dinero, sino aviones, valijas diplomá-
ticas y yates, los que tienen acceso directo al mercado de las drogas, es-
pecialmente a las drogas sofisticadas: cocaína pura, heroína, etc. Por
otra parte, las organizaciones de la droga, especialmente las transnacio-
nales, no sólo compiten en el campo económico con las clases de poder
sino que desafían a las mismas cuando éstas concentran para sí, el Po-
der Estatal, como el paradójico caso boliviano, donde se estima que el
capital invertido en la industria del vicio es mucho mayor al presu-
puesto de la Nación. El caso boliviano resulta especialmente interesante

5. MARTINEZ RINCONES, José, "Regulacibn legal del consumo de drogas


conforme a la legislacibn vigente", Grupo de Estudios e Investigaciones Penales y
Criminológicas (CENIPEC), M6rida, 1985, pág. 15.

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por que al igual que algunos Estados Orientales, específicos tipos de


sustancias fonnan parte de sus patrones culturales. Para estos las amapo-
las del opio, tienen una significación cultural semejante a la pasta de co-
caína que utiliza el boliviano estableciéndose así una relación ecológica
entre el hombre y la sustancia. Subyacente a esta relación ecológica, en-
contramos un sustratum axiológico confonne al cual la droga no tiene
ese valor de uso que generalmente penalizan las culturas en las cuales se
incorpora.
Ese proceso de criminalización y de persecución de la droga se
verifica sin atender a las diferencias radicales existentes entre drogas
ligeras y drogas pesadas(6) estableciéndose sanciones de igual carga
represiva, con desprecio de la poca dependencia que genera una sus-
tancia determinada. No se diferencia entre traficante y consumidor
al momento de ejercer la persecutoria,ni se trata como drogas ligeras a
la marihuana o drogas pesadas a los barbitúricos(?)~ Todo ello crea un
estereotipo del adicto, en torno al cual la sociedad estructura sus meca-
nismos de rechazo y los órganos policiales, sus "operativos" o shows pu-
blicitarios totalmente inútiles cuya única finalidad, a costa de la humi-
llación humana, es asegurar la superviviencia del órgano policial de que
se trata dentro de un determinado espacio vital, y de justificar su exis-
tencia dentro de la seguridad del Estado.
La relación de dependencia entre la sustancia y el individuo, se
ha determinado, produce modificaciones tales como:
1.- Trastornos físicos y /o psíquicos a corto o latgo plazo.
2.- La Imposibilidad a la extrema dificultad de liberarse de tal de-
pendencia, incluso en el momento en que esta última es vivida
como destructiva.
3.- La (eventual) aparición de trastornos físicos de abstinencia (es
decir, la concurrencia de habituación o de dependencia física o
bio-química).
4.- La tendencia a la recaída tras períodos de abstinencia y tras la
curación total de los eventuales trastornos de abstinencia(8).

6. JERVIS, Giovanni, Op. cit. pág. 17.


7. JERVIS, Giovanni, Op. Cit. pag. 27.
8. JERVIS, Giovanni, Op. Cit pág. 8.

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Esta toxicomanía generalmente se entiende referida a las drogas en
general, pero nunca se piensa en el alcoholismo el cual en opinión de
Giovanni Jervis causa la "toxicomanía socialmente más grave en el mun-
do occidental"(9). Tal es la imagen creada, que el consumidor de drogas
legales (anfetaminas, por ejemplo) no se le percibe como delincuente,
pues no responde al estereotipo del adicto que se ha creado, y ni aún
ellos mismos tiene conciencia de lo que son cuando consumen aquellas
sustancias que, no obstante constituir una categoría de drogas se le de-
nomina "medicinas".
Ello nos permite observar que detrás de la droga existe toda una
ideología que permite que con el apoyo de medios idóneos, como los de
comunicación de masas, por ejemplo, el alcohol sea aceptado socialmen-
te y se promueva su consumo,fabricación o distribución, mientras se re-
prime, sanciona y estigmatiza el consumo de la marihuana por ejemplo.
De ello surge una falsa conciencia no sólo de la sociedad sino de quienes
la liderizan al no percatarse de la profundidad del problema drogas, má-
xime cuando el mismo Estado se convierte en promotor del consumo de
drogas al no motivar las transformaciones sociales capaces de hacer más
tolerable la vida al ciudadano. Antes bien, las contradicciones sociales se
acentúan y lo asfixiante y alienante de esa existencia, en condiciones
tan adversas, llevan al individuo a obtener desesperadamente alicientes
a su crisis, especialmente socio-económica, lo que por otra parte involu-
cra una crisis de valores.
Esa ideología que manipula todo el sistema de drogas, incluyendo
las leyes encargadas de su represión y control, no sólo mediatiza la justi-
cia penal nacional, sino que a través de instancias de poder, los países
hegemónicos, acuden al foro internacional en la búsqueda de protección
internacional a los intereses que representan, mediante la estructuración
de convenios internacionales, en los cuales los países no desarrollados
intentando sustraerse de las inconveniencias del problema droga some-
ten sus propias normas internas en la sumisión a lo que aquellas dispo-
siciones internacionales les imponen creándose así lo que se ha llamado
toda una "red de control" internacional de la droga.
Estas legislaciones internacionales, establecen, en concordancia
con las leyes internas de cada país, como el nuestro, una serie de princi-

9. JERVIS, Giovanni, Op. cit. pág. 27.

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pios comunes al ámbito espacial local e internacional de validez, cuyo


análisis nos pennite denotar la ideología que tras de ellos se esconde,
y los mecanismos legales de su implementación.

CAPITULO 11

CONTROL SOCIAL INTERNACIONAL DE LAS CONDUCTAS

Es indudable la penneabilidad de la legislación nacional a las direc-


trices establecidas por los Convenios Internacionales que ha incorpora-
do el país como parte del orden nonnativo interno.
Estas legislaciones internacionales, establecen toda la infraestructu-
ra jurídica de carácter pragmático, dentro de la cual los países van a de-
sarrollar las leyes correspondientes que recojan aquellos lineamientos de
carácter general las cuales abarcan desde las definiciones de las sustan-
cias que devienen criminalizables hasta el propio diseno de los tipos pe-
nales que deben ser sometidos a la represión. Ello no sólo tiende a uni-
ficar los límites nonnativos dentro de los cuales se debe mantener a los
operadores ilícitos de las drogas, estableciéndose así toda una red de
control de la droga dentro del grupo de países geo-polfticamente consi-
derados que se mantienen vigentes indefinidamente por la adopción que
de tales fonnulaciones foráneas hacen, Artículo 2 de la Ley de Estupe-
factivos en concordancia con los Artículos 41 y 42 ejusdem, sino que se
crean instancias de poder transnacional que van a detenninar lo que a su
entender debe ser penalizado en los países suscritores de los tratados co-
mo conductas punibles referentes a la droga fuera del contexto socio-
político en el cual dichos Convenios Internacionales se diseftan y a los
cuales se mantienen sumisas las legislaciones locales de aquellos países
como la previsión que se observa en el Artículo 42 de la citada Ley, Ar-
tículos 14 y 15 de la Ley de Narcóticos del 16 de julio de 1930 y el
Considerando Décimo Primero del Acuerdo Sudamericano de Estupefa-
cientes y Psicotrópicos dell6 dejuliode 1975.

'
PRINCIPIO DE LEGALIDAD

A través de él se establece el límite al ius puniendi del Estado, y se


precisa a fin de evitar la consecuencia jurídica correspondiente, el ámbi-

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to dentro del cual la ley protege el sistema de drogas, defmiendo quie-
nes, b~o que condiciones y que sustancias pueden ser lícitamente im-
portadas~ distribuidas o poseídas, como lo dispone el Artículo 1O de
la Ley de Narcóticos de 1930, el Protocolo Primero y el Considerando
Primero del Protocolo Segundo del Acuerdo Sudamericano sobre Estu-
pefacientes y Psicotrópicos así cómo también, el Artículo 5 y 17 de la
Ley de Estupefactivos de 1934. Esto no sólo determina cuáles son los
espacios de licitud dentro de los cuales puede operar la droga, sino tam-
bién se deslinda la legitimidad del ejercicio de la represión por parte de
las agencias policiales, al menos formalmente. A partir de esta fijación
las sustancias sufren un proceso de criminalización que responde, como
ya indicamos, a la ideología que se esconde tras las formulaciones jurí-
dicas. Una de ellas reiterada en todos los instrumentos bajo análisis: la
ideología médica o ideología clinica, no sólo discierne sobre cuáles son
los operadores lícitos sino, y aún más, sefialará al mismo tiempo las sus-
tancias que no obstante ser genéricamente ilícitas, son lícitamente ope-
radas por el personal clínico, siendo éste un mecanismo a través del cual
las grandes transnacionales farmacéuticas, logran penetrar el mercado lí-
cito de los fármacos con sustancias que son prohibidas como nocivas en
sus lugares de origen, a consecuencia de los rígidos controles de tipo sa-
nitario y preventivo que en esos países existen. Es así como los merca-
dos residuales localizados primordialmente en el Tercer Mundo, pueden
servir para el "lavado" de sustancias que no solamente pudieran ser ilí-
citas, algunas de ellas en cuanto a su uso sin autorización clínica, sino
que su ilicitud es realmente intrínseca pues, de por sí, son sustancias no-
civas a la salud que supuestamente protege el aparato asistencial. Por
otra parte inoperantes como son los mecanismos de control del Estado,
todo uso indebido o generalmente prohibido para la totalidad de las
personas, resulta impune y protegido dentrv del mismo sistema de dro-
gas, cuando dicho uso es referido a los operadores asistenciales a quie-
nes la ley les concede su manipulación y autorización legal cuando se
trate de consumo terapéutico, como se puede observar en el Artículo 3
de la Ley de Estupefactivos de 1934 y el Segundo Considerando del
Protocolo Segundo del Acuerdo Sudamericano sobre Estupefacientes y
Psicotrópicos de 1975.

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OPERADORES DEL SISTEMA DE DROGAS

Como consecuencia del principio de legalidad se discrimina quie-


nes pueden operar el sistema de drogas fundamentalmente en dos nive-
les: Los operadores clínicos y los operadores mercantiles de la droga.
A los primeros se les atribuye la cualidad no sólo de autorizar el consu-
mo terapéutico de las sustancias, sino también la manipulación de ellas
con fines de investigación científica, como se encuentra previsto en el
Artículo 18 de la Ley de Estupefactivos de 1934, Artículo 2 del Regla-
mento de Expendio de Morfma de 1920, Artículo 7 del Reglamento de
la Importación, Exportación y Expendio de Opi9 y sus alcaloides y
la Cocaína, Articulo 9 de la Ley de Narcóticos de 1930 y Considerando
Décimo Primero del Acuerdo Sudamericano sobre Estupefacientes y
Psicotrópicos de 1975, en éste último caso en cuanto a la fabricación
de las sustancias.
En cuanto a los operadores mercantiles la cualidad de tales devie-
ne de dos actividades, autorizadas por la Ley:
a) La importación de las sustancias que se encuentran reservadas a
establecimientos especiales dedicados al comercio, lícito de los fárma-
cos, como son las droguerías, las farmacias, institutos asistenciales y por
el Estado cuando lo estime necesario, según lo prevee"el Artículo 3 de la
Ley de Narcóticos de 1930, Artículo 7 Ley de Est1Jpefactivos de 1934,
Artículo 4 del Reglamento de Importación, Exportación y Expendio
de Opio y sus alcaloides y la Cocaína.
b) El expendio de las sustancias que se encuentra reservado legal-
mente a las farmacias, sociedades mercantiles de venta al por menor, o
al detal, de aquellas sustancias, según se encuentra. previsto especialmen-
te en el Artículo l del Reglamento sobre Expendio de Drogas Estupe-
factivos de 1940, Artículo 7 del Reglamento de Importación, Exporta-
ción y Expendio de Opio y SlJS alcaloides y de la Cocaína de 1920, Ar-
tículo 5 del Reglamento del Expendio de Morfina de 1920, el Artículo
9 de la Ley de Narcóticos de 1930 y el Artículo 18 y 25 de la Ley de
Estupefactivos de 1934.
Igualmente encontramos al margen de estos operadores lícitos de
drogas, los encargados de vigilar y reprimir, según sea el caso, todo lo
atinente a la transgresión de las normas pertinentes. Ellos van desde
agencias de control nacional, hasta las agencias transnacionales, que for-
man parte del control internacional anti-droga. Ejemplo de las primeras
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encontramos los órganos del Estado encargados administrativamente
de manejar todo lo referente a la importación y expendio de la droga,
como el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (Artículo 8 de la Ley
de Estupefactivos de t 934, Artículo 8 del Reglamento de Expendio de
Morfina de 1920 y el Sexto Considerando del Protocolo Segundo del
Acuerdo Sudamericano sobre Estupefacientes y Psicotrópicos), y las
agencias de policía aduana! (Artículo 12 de la Ley de Estupefactivos)
y las agencias de policía preventiva (Considerando Séptimo del Acuerdo
Sudamericano sobre Estupefacientes y Psictrópicos). Paralelas a éstas
agencias de control nacional, como antes indicáramos, encontramos las
instancias de control internacional, como la policía internacional (IN-
TERPOL y DEA), quienes no sólo colaboran y auxilian a las agencias
policiales nacionales, sino que en casos excepcionales por la conmo-
ción que causan, suelen sustituir o dirigir a las sumisas e incapaces agen-
cias estatales, como lo programa el Considerando Octavo del Acuerdo
Sudamericano sobre Estupefacientes y Psicotrópicos de 1975.

SANCIONES Y MEDIDAS

Como una consecuencia necesaria de la legalidad tfpica (TABES-


TAND) encontramos las consecuencias jurídicas de aquellas conductas
que han transgredido las normas correspondientes. Así, en el ejercicio
del monopolio del castigo, el Estado utiliza diferentes mecanismos,
según se trate de conductas más o menos graves relacionadas con las sus-
tancias criminalizadas, o con aquellas sustancias no criminalizadas con-
vencionalmente, como combinaciones de hojas, rafees, etc, que adquie-
ren cierta relevancia temporal, en cuyo caso las sanciones llegan por vía
policial.
El consumo aparece en los instrumentos que analizamos, sometido
a la rehabilitación del individuo a través de ciertas medidas de seguridad
de corte asistencial. La justificación de esta consideración en cuanto a la
persona del consumidor, viene dada a través de la estimación de la adic-
ción al consumo como una enfermedad que debe ser aten~ida en forma
diversa. Ello constituye una forma más específica de prevención espe-
cial (positiva) que se desarrolla a través de:
a.- Tratamiento curativo del hábito: Examen médico, Ley de Es-
tupefacientes, Artículo 39.

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b.-Reclusión en un hospital o casa de salud: Ley de Narcóticos,


Artículo 11.
c.- Tratamiento de DeSintoxicación: Acuerdo Sudamericano so-
bre Estupefacientes y Psicotrópicos de 1975, Ordinallro. del
Protocolo Primero.
En cuanto a las demás conductas: extracción, producción, fabrica-
ción, importación, exportación, reexportación, expedición, transporta-
ción, exposición, oferta, venta, compra, permuta o detentación (Acuer-
do Sudamericano sobre Estupefacientes y Psicotrópicos de 1975, Quin-
to Considerando del Protocolo Segundo) las sanciones pueden ser:
1.- Comiso: Cuando se trate de la importación de sustancias pro-
hibidas o permitidas pero sin sujetarse a la permisología que establece la
Ley.
- Artículo 17 de la Ley de Estupefactivos de 1934.
- Artículo 4 del Regh,t,mento de Importación y Expendio de Opio
y sus alcaloides y de la Cocaína.
-Artículo 3 de la Ley de Narcóticos de·l930.
2.- Multa: Fundamentalmente cuando se transgreden normas ad-
ministrativas atinentes al control del ingreso y /o egreso del país de sus-
tancias consideradas drogas.
- Artículo del 55 y siguientes de la Ley de Estupefactivos. de
1934.
-Artículo 19 de la Ley de Narcóticos de 1930.
- Artículo 15 del Reglamento de Importación, Exportación y Ex-
pendio del Opio y sus alcaloides y de la Cocaína de 1920.
-Artículo 10 del Reglamento del Expendio de Morfma de 1950.
3.- La Anulación de la Matrícula: Cuando se trata de sociedades
mercantiles, droguerías o farmacias no autorizadas, previa inscripción
oficial, para la importación o exportación de las sustancias ilícitas.
-Artículo 10 de la Ley de Estupefactivos de 1934.
-Artículo 6 de la Ley de Narcóticos de 1930.
4.- Suspensión del Ejercicio de la Profesión: Aplicable a aquellos
operadores de drogas que hacen uso indebido de su habilitación otorga-
da, en base a·un uso específico de las sustancias con fines realmente te-
rapéuticos o científicos para los cuales se autoriza al profesional corres-
pondiente, ya sea de la medicina o de la farmacia. Generalmente esta
sanción comporta otra accesoria, la multa a la cual nos referimos ante-
riormente.
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- Artículo 63 de la Ley de Estupefactivos de 1934.
- Artículo 16 del Reglamento de la Importación, Exportación y
Expendio del Opio y sus alcaloides y de la Cocaína.
- Artículo 9 de la Ley de Narcóticos de 1930.
Mención especial nos merece una nonna relacionada a este tipo de
medidas de seguridad, por su carácter estigmatizan te, y la cual está con-
tenida en el Artículo 64 de la Ley de Estupefacientes de 1934, la cual
reza:

" ... La suspensión de un profesional, dictada en virtud de la


infracción de esta Ley o de sus Reglamentos, se publicará en
la Gaceta Oficial de los Estados Unidos de Venezuela y en un
periódico de la localidad en donde se hubiere cometido la fal-
ta ... ·•
Como puede observarse de la transcripción anterior, no sólo exige
el dispositivo, la publicación de la sanción en la Gaceta Oficial sino que
igualmente exige que se publique en un diario del sitio de comisión de
la transgresión, a los fines de asegurar el conocimiento del castigo por
parte de la colectividad correspondiente. Independientemente, de si el
objetivo que persigue la nonna sea el que la colectividad conozca la
aplicación de tal medida, a los supuestos fines de impedir que un
médico pueda convertirse en facilitador de la adquisición de sustancias
estupefactivas, consideramos estigmatizante dicha disposición funda-
mentalmente por dos razones: primero creemos que el hecho de la pu-
blicidad de la sanción en gran escala se justifica, si el profesional ejer-
ce su actividad con peligro para la vida de las personas, por existir al-
guna circunstancia que lo incapacite para el ejercicio id,óneo de su pro-
fesión, el alcoholismo como caso; por diverso es el planteamiento cuan-
do un profesional es suspendido del ejercicio legal de su profesión, por
haber administrado en fonna ilícita alguna sustancia penalizada como
droga, pues tal circunstancia no lo descalifica como apto para el ejerci-
cio de su profesión desde el punto de vista técnico, aún cuando si éti-
camente. En segundo lugar, resulta innecesaria la desproporcionada
p~blicidad de la sanción al profesional infractor, cuando confonne a la
Ley se le suspende del ejercicio profesional, se le multa con la cantidad
prevista en la Ley con lo cual se le somete a la segregación profesional y
social, estigmatizándolo como un delincuente, tan, de por sí etiquetizan-

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te (labelling aproach) como todo lo referido a las drogas y castigándo-


se de esta manera a tres niveles al "narcoprofesional".
S.- La Clausura del Establecimiento: Consecuencia del uso de lo-
cales para el consumo, distribución o fabricación ilícita de dichos loca-
les, dejando a salvo la sanción pecuniaria.
- Artículo S concordante con el Artículo 57 de la Ley de Estupe-
factivos de 1934.
- Artículo 4 y 12 de la Ley de Narcóticos de 1930.
6.- La Privación de la Libertad: El arresto es una fórmula represiva
que utiliza el legislador generalmente como producto de la conversión
de una multa en privación de la libertad cuando el infractor no tiene co-
mo sufragar la multa correspondiente.
-Artículo 68 de la Ley de Estupefactivos de 1934.
-Artículo 19 de la Ley de Narcóticos.
- Artículo 1S del Reglamento de la Importación, Exportación y
Expendio del Opio y sus alcaloides y de la Cocaína.
-Artículo 10 del Reglamento de Expendio de Morfma.
Cabe destacar, que la multa más alta, prevista en algunas de las le-
yes bajo análisis, contempladas en el Artículo 19 de la Ley de Narcóti-
cos de 1930 es de Bs. 5.000,00; si aplicásemos, supletoriamente la regla
prevista en el Artículo 68 de la Ley de Estupefactivos de 1934, ten-
dríamos que la privación de la libertad de un individuo infractor, sería
igual a 333 días, aproximadamente, algo poco menos de un afto, la cual
guarda cierta proporcionalidad con la cantidad estimada como multa, si
mantenemos tal comparación dentro de la perspectiva histórica del país
para el cual dicho cuerpo normativo se creó, no así para el país actual,
pues no obstante sus problemas económicos tal cantidad es irrisoria pa-
ra los grandes capitales que hay detrás del mercado de las drogas. Toda
esta relación descriptiva nos permite concebir los instrumentos legisla-
tivos analizados, como realmente de avanzada para la época que entra-
ron en vigencia, aunque tal vez muchas de las conductas criminalizadas
en ellos, no eran en realidad tan relevantes hasta que fueron considera-
dos en la Ley como delitos.
Ello no fue casual, sino que respondía a las necesidades de la socie-
dad internacional, de establecer mecanismos de control a los fmes de
preservar los intereses de países dominantes con graves problemas de
de drogas, lo que obligó a muchos estados signatarios de convenios in-

142
ternacionales, .evidentemente complacientes, a legislar sobre áreas que
no eran propiamente conflictivas desde el punto de vista de la delin-
cuencia. No obstante, la correcta orientación de las leyes hacen a estos
instrumentos, realmente abanderados en el tratamiento rehabilitatorio
del transgresor mediante las medidas de seguridad que hemos descrito,
atenuando al mismo tiempo la sanción de privación de libertad indivi-
dual, para aquellos casos en que no queda otra alternativa. La concep-
ción del transgresor es adecuada y la forma como se le sanciona, justa,
último fm éste de toda norma de conducta.

CAPITULO 111

ASPECTOS SUSTANTIVOS DE LA LEY ORGANICA


SOBRE ESTUPEFACIENTES Y PSICOTROPICOS

ANTECEDENTES JUDICIALES

Los antecedentes jurídicos de esta legislación, especial en cuanto a


su concepción del delito de drogas y definiciones conexas, los encontra-
mos en dos convenios internacionales, los cuales conforme al procedi-
miento constitucional son leyes de la República. El primero de ellos es-
tá constituido por la Convención Unica sobre Estupefacientes, aprobada
el 30 de Mayo de 1961 en New York y la segunda, por el Convenio so-
bre Sustancias Psicotrópicas, firmado el 21 de Febrero de 1971, en Vie-
na, Austria.
Como expusiéramos en los capítulos iniciales de este trabcijo, los
convenios internacionales han pe1mitido a los países estandarizar las de-
finiciones de delitos y la criminalización de las sustancias que originan
a aquellos; esta circunstancia ha sido utilizada por los países hegemóni-
cos como una fórmula válida para la defensa de los intereses que detrás
de la droga yacen, y que en su conjunto constituyen toda la ideología
que explicita el sistema de drogas.
Ello ha traído como consecuencia, no sólo un profundo proceso
de criminalización de conductas antes intrascendentes a la esfera pe-
nal, sino también el diseño de instrumentos legales cada vez más repre-
sivos y sofisticados, ante un problema tan complejo como todo lo refe-
rido a la droga.

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Los citados instrumentos de legislación internaeional, comparativa-


mente, desarrollan sus presupuestos jurídicos para los pa.íses partes de
acuerdo a tres lineamientos:
a) La internacionalización del control social, a través del cual, los
órganos administrativos encargados de la ejecución de los tratados, y
los organismos internacionales vinculados al problema establecen las
directrices programáticas colifonne a las cuales se desarrollarán las le'-
gislaciones internas de cada país, sobre la materia de drogas, o en otras
palabras, que muchas de nuestras leyes anteriores dictadas a fin de
controlar la materia antes indicada, no era la construcción tecno-jurí-
dica de nuestra realidad esp~cífica con todas las implicaciones cultu-
rales que ella conlleva, sino el acatamiento a previsiones que son deter-
minadas en base a circunstancias externas generales, o que se suponen
generales y actuales en aquellos países otorgantes de un tratado.
Así los organismos internacionales se reservan la fiscalización de
la ejecución del compromiso contraído, como en general, y princi-
palmente, del proceso de defmición de sustancias y conductas que
devienen posterionnente criminalizadas.
- Convenio Unico sobre Estupefacientes: Artículos: 2, 3, 4, 12,
14, 21, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30,33 y 35.
- Convenio sobre Sustancias Spicotrópicas: Artículos 2, 3, 4, 7, 8,
12, 13 y 14.
b) Centralización de la lnfonnación, creando la obligación en los
países de infonnar a los órganos internacionales correspondientes, la
existencia de sustancias que deben incluirse en los catálogos de sustan-
cias consideradas como drogas, así como la de aportar datos que per-
mitan a dichos órganos mantener registros estadísticos capaces de per-
mitirles no solamente introducir los correctivos necesarios, sino también
hacer que los mismos sean absorbidos por los países signatarios.
- Convención Unica sobre Estupefacientes: Artículos 19 y 20.
- Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas: Artículo 16.
e) Establecimiento de Medidas Asistenciales, para aquellos fánna-
co-dependientes, que requieren de un tratamiento especial, no represi-
vo, como los consumidores y que no son, en el fondo, más que la imple-
mentación de la concepción del dependiente de drogas, no como un in-
dividuo rehabilitable, y en todo caso condicionado por factores sociales,
sino como un individuo peligroso, socialmente considerado.

144
-Convención Unica sobre Estupefacientes: Artículo 38.
-Convención sobre Sustancias Psicotrópicas: Artículo 20.

ANTECEDENTES POLJTICOS

Indudablemente que dentro de la infraestructura ideológica que las


hegemonías internacionales han instrumentado encontramos la resisten-
cia a permitir que la droga, como capital poderoso, pueda llegar a cons-
tituir un peligro para las cuantiosas inversiones de las industrias farma-
céuticas ttansnacionales, como operadores lícitos de las drogas, y no so-
lamente para éstas sino también para las burguesías transnacionales, cu-
yos capitales lucen risibles ante las vastas ganancias de los operadores de
drogas. Al margen de la Ley, podemos encontrar industrias de drogas al-
tamente desarrolladas en Colombia, financiada por inversionistas de Es-
tados Unidos, que dejan atrás a sus competidores del Medio Oriente,
desterrados del mercado americano defmitivamente. El hecho de que
los capitales foráneos inyectados en la producción de drogas en Bolivia,
sea superior al presupuesto de esa nación, nos evidencia las implicacio-
nes de tales inversiones no solamente en el campo económico sino tam-
bién en el aspecto político.
La impotencia de los Estados modernos, para resolver el problema
droga, especialmente aquellos más desasistidos económicamente, ha per-
mitido a Organismos Oficiales de otros países como la O.E.A. a título
de ejemplo, dirigir las políticas de esos países en materia de drogas. Esta
cooperación internacional ha traído como consecuencia, el desenmasca-
ramiento aparente, de ingredientes subversivos en la operación de dro-
gas, de modo que existe una aleación entre los operadores ilícitos de la
droga y los opositores al sistema político de un país concretamente con-
siderado. Confesamos que tal conjunción narcotráfico-subversión, bien
pudiera obedecer a una maniobra que justificará el enfrentamiento legí-
timo sin cuartel de unos y otros grupos, pero en cualquier caso, tal asocia-
ción resulta evidentemente funcional a ambos intereses, por lo que no
puede ser superficialmente descartada. De ser cierto, ello plantearía un
grave peligro para el mantenimiento de la estabilidad de los sistemas po-
líticos suramericanos.
Por otra parte es innegable el alto grado de penetración que han
logrado los grandesintereses que mueven el tráfico de drogas dentro de

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las estructuras políticas de países como Colombia, donde portavoces


amenazan y ejecutan altas autoridades del gobierno ,ue le son adversos.
La masificación del consumo, y el incremento de este no sólo en
cuanto a las sustancias sino también a los sujetos, es a nuestro modo de
ver las cosas, una de las principales razones que justificarían la errónea
política de reprimir tales conductas. Cada vez son más jóvenes, los adic-
tos al consumo de sustancias las cuales son cada vez más fuertes gene-
rando en consecuencia, más dependencia de las mismas, cada vez menos
puras y más costosas.
Todo este panorama confuso y manipulado, llevó a nuestro país, a
la determinación de crear un instrumento ultra-especializado como la
Ley objeto de este capítulo.
Su concepción, abarca no solamente la estructura normativa de ca-
rácter administrativo dentro de la cual se manejará el delito de droga, si-
no que luego de tipificar las conductas que le son propias, determina las
reglas procesales bajo las cuales se juzgarán las conductas ilícitas, lo cual
la hace una Ley que por bastarse así misma, pudiese resultar técnica-
mente arbitraria, al no pretender dejar nada fuera de ella que pudiera
ser objeto de defmición alterna o posterior.
La tipología que en ella encontramos no sólo es abigarrada sino ca-
suística: se crean tipos y subtipos de diversas categorías, algunos de
ellos, innecesariamente repetitivos. '
En su diseno encontramos tres tipos de normas: administrativas,
penales y procesales; no obstante que nuestro estudio se basará funda-
mentalmente en el análisis del material penal, nos referiremos breve y
globalmente a las normas 'administrativas y procesales, salvo algunas ex-
cepciones, que justificadas por su vinculación a la normativa penal, co-
mentaremos a los efectos de ser más explícitos en el tratamiento de ta-
les cuestiones; tal tarea será, como las anteriores más descriptiva que
analítica.

1.- NORMASADM/NISTRAT/VAS.
Por medio de ellas se trata de determinar el modelo de comporta-
miento que deben seguir tanto los operadores lícitos como ilícitos de
drogas en cuanto a las tareas que le son inherentes, de.terminándose
las sustancias criminalizadas, cuya manipulaCión ·ilícita generará la re-
presión de la norma correspondiente, ratificándose el control internacio-

146

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nal que se incorpora a la Ley por la aprobación de los convenios inter-
nacionales a los cuales nos referíamos en el encabezamiento de este ca-
pítulo.
Tales tareas comprenderían respecto a las sustancias estupefacien-
tes y psicotrópicas:
O1) Comercio
02) Expendio
03) .Industrialización
04) Fabricación
05) Refinación
06) Transformación
07) Extracción
08) Preparación
09) Producción
10) Importación
11 ) Exportación
12) Prescripción
13) Posesión
14) Suministro
15) Almacenamiento, y
16)Transporte.
El anterior catálogo resulta a nuestro modo de ver casuísticamente
repetitivo, a consecuencia del afán por evitar la exclusión de cualquier
tarea que siendo ilícita, pudiese quedar impune.
- Artículo 1 y 2 de la Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefa-
cientes y Psicotrópicas.
En el Artículo 3 ejusdem, encontramos la reafirmación de la ideo-
logía clínica, esto es, se deja en libertad a los operadores clínicos de ma-
nipular las sustancias dentro de los lineamientos que establece el mismo
artículo citado.
Por otra parte encontramos disposiciones referidas a distintos cam-
pos dentro de las cuales ejerce control la administración pública en ma-
teria de drogas. Este control administrativo se ejerce sobre:

1) Producción de las sustancias.


Comprende el procesamiento de la materia prima a los fines de su
transformación y cuyo producto ácabado se destina bien al mercado in-

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terno o al mercado de exportación. Quedarían comprendidas dentro de


este control:
a) La producción o fabricación de la materia prima.
b) La refmación de la materia prima.
e) La extracción de la materia prima.
d) El cultivo de la materia prima.
Igualmente se condiciona cualquiera de esas actividades de produc-
ción, a la permisolog{a del Estado como un mecanismo más de vigilan-
cia administrativa, haciéndose reserva expresa de la producción lícita de
las sustancias a los operadores clínico del sistema de drogas.
- Artículos: 16 al 19 de L.O.S.E.P., en concordancia con los Ar-
tículos 1, 2, 3 y principalmente los 4, 6, 8, 11 de la citada Ley.

l/) Comercio Internacional.


La importación de las sustancias, o la exportación, está someti-
do a tres tipos de control administrativo.

1) Control Sanitario: La permisología ya para la entrada o la


salida de las sustancias está centralizada en el Ministerio de
Sanidad y Asistencia Social, el cual no sólo vigila las sus-
tancias sobre las cuales versa la autorización de mercadeo
internacional, sino también el registro de importadores y
exportadores de tales sustancias.
2) Control Aduana/: Fiscaliza todo el movimiento de las sus-
tancias, ya sean éstas importadas o exportadas, mediante la
verificación de los permisos correspondientes.
3) Control Fiscal: Reservando su ejercicio sobre los operado-
res clínicos, a objeto de restringir, mediante la imposición
de una tasa y otros mecanismos conexos, la constitución
indiscriminada de ellos a los fmes de operar dentro del sis-
tema del mercado internacional de las drogas, lo cual en
cierta forma ofrece perspectivas monopólicas, toda vez,
que serán las poderosas industrias farmácológicas las" que
pueden ejercer el comercio intern~cional de drogas, como
la previsión que encontramos en:
Artículo 6 Parágrafo Unico de la L.O.S.E.PN.
Artículos: 4, 6, 8 y 11 ejusdem

148
III) Distribución y Comercio Interno.
Ambas actividades aparecen condicionadas a la autorización pre-
via, para su realización, del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social,
específicamente en cuanto al expendio de las sustancias al público por
parte de los operadores clínicos, en las prescripciones de carácter tera-
peútico que aquellos ordenen, cuya posología se encuentra igualmente
determinada por el Estado.
Es particularmente interesante el hecho, de que por medio de éste
control administrativo se invade el ámbito de competencia que deberían
defender los Colegios Profesionales, pues la sanción de suspensión del
ejercicio profesional cuando han estado incursos profesionales en la co-
misión de delitos de droga, antes que estarte conferida a esas institucio-
nes gremiales, se encuentra reservada, casi por tradición, a los órganos
de la policía sanitaria.
- Artículos: 20 al 30 ejusdem.

IV Normas Penales
En particular, las previsiones penales, son, como ya expresáramos,
la resultante de los compromisos internacionales y de la ideología sub-
yacente trás el sistema de drogas, y la cual hemos visualizado en las pá-
ginas anteriores.
Centraremos esta parte del análisis en la descripción de los tipos
penales contenidos en la Ley, la prevención general y específica y las
medidas de seguridad aplicables a los drogadependientes.
2.1 DELITOS:
Pudiéramos dividirlos en delitos comunes y delitos militares, los
cuales encuentran sus tipos rectores en los Artículos 31, 32 y 33 de la
Ley, en base a los cuales se han disefl.ado los subtipos que analizaremos
más adelante.
2.1.1 Delitos Comunes:
Se tipifican dos tipos principales: el tráfico de las sustancias o sus
materias primas y la posesión de las sustancias criminalizadas.

Delitos de tráfico:
Se diferencia a nuestro modo de ver entre el delito que ocurre con
motivos de la manipulación de las sustancias como producto fmal (pro-

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duetos acabados) y la manipulación propiamente dicha de los insumos


para elaborar aquellas o con base se obtienen aquellas.

Delitos de tráfico de sustancias estupefacientes y psicotrópicas:


Se sancionan a quién:
I~ Trafique
2~ Distribuya
3~ Suministre
4~ Fabrique
s~ Elabore
6~ Refme Sustancias
7~ Transforme o
s~ Extraiga materias primas
9~ Prepare
10~ Produzca
11~ Transporte
12~ Almacene
13~ Dirija
14~ Financie
15~ Facilite

Con base al catálogo elaborado, de acuerdo a lo previsto en el


Artículo 31 de la Ley, pudiésemos sintetizar tan minuciosa disposición
legal en tres conductas básicas, incluyentes de los otros modos de com-
portamiento que se han descrito en la mencionada alineación, y cuyo es-
quema final sería:
1 - Frabricación
..,... Elaboración
- Transporte Producción de la sustancia.
- Transformación
-Extracción
- Preparación

2 -Facilitación
-Suministro Distribución de la sustancia.
- Refmación
-Almacenamiento

ISO
3 - Financiamiento Producción/Distribución de
- (ordene o dirija) la sustancia.

Respecto a este tipo delictivo encontramos un subtipo agravado de


suministro, Artículo 34 ejusdem, 1 en atención a los sujetos pasivos que
en él se especifican.
Delito de tráfico de semillas, plantas o partes de éstas que contie-
nen sustancias estupefacientes o psicotrópicas.

Se establece penas de prisión para quien:


1.- Siembre
2.- Cultivé
3.- Coseche
4.- Preserve
5.- Almacene .
6.- Ordene Semillas, plantas o partes de
7.- Financie ellas que contengan estupefac-
8.- Dirija tivos o psicotrópicos.
9.- Trafique
10.- Adquiera
11.- Suministre
12.- Transporte
13.- Distribuya

Si aplicásemos el mismo procedimiento de síntesis utilizado ante-


riormente, .al Artículo 32 ejusdem, asumiendo que la expresión " ... semi-
llas, plantas o sus partes... " es equivalente a insumos, obtendríamos el
siguien te resultado:

1 .- - Siembre
-Coseche Cultivo de insumos.
-Preserve

2.- - Adquiera
-Almacene Distribución de insumos.
- Suministre
- Transporte
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3.- -Financiamiento de cultivo/distribución de insumos.


Así entonces, el delito de tráfico de sustancias estupefacientes o
psicotrópicas vendría dado por la producción, distribución y el fmancia-
miento de ambas actividades, de las sustancias a que se refiere la Ley, o
de sus materias primas; de igual modo, el delito de tráfico de semillas,
plantas o sus partes que contengan sustancias estupefacientes o psico-
trópicas lo constituye el cultivo, distribución o fmanciamiento de tales
actividades. A los fmes del mejor entendimiento de esta idea, estamos
partiendo del presupuesto de-que entre el acto de producir un insumo
y el acto de transformar esa materia prima existen diferencias, y que se
penaliza tanto una como otra conducta.
Delitos de detentación de sustancias o insumos que contengan sus-
tancias estupefacientes y psicotrópicas.
La posesión es el elemento configurativo de este delito, ya trate es-
o
ta de sustancias, materias primas, semillas, plantas sus partes, con fi-
nes distintos al consumo inmediato. Basta que se trate de una sustan-
cia de las catalogadas en la Ley, para que su posesión sea ilícita y en
consecuencia delictual, salvo, que la cantidad indique que se trate de
una porción destinada al consumo personal.
El modelo tecnocrático que sigue la Ley, contiene otros delitos co-
munes, y las cuales relacionaremos aquí a título enunciativo.
Delito de facilitación al consumo:

Constituido por el uso de un local, vehículo o lugar específico con


el objeto de consumir las sustancias definidas en la Ley.
- Artículo 36 de la Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes
Psicotrópicos.

Delito de suministro dañoso:

Es uno de los pocos delitos de resultado que prevee la Ley, pues se


requiere la alteración funcional u orgánica, lesión permanente o la
muerte, como producto del consumo. Igualmente se sanciona el sumi-
nistro dafiosó cometido en perjuicio de animales de competencia.
-Artículo 37 en concordancia con el Artículo 42 ejusdem.

152
Delito de Incitación al consumo:

Se sanciona cualquier tipo de acto que incite o promueva el consu-


mo, o al que done u ofrezca alguna de las sustancias prevista en la Ley.
Así como se sanciona administrativamente, el uso de los medios de co-
municación para promover o incitar el consumo de tales sustancias. Se
prevee un tipo agravado, ligeramente, cuando el instigado resulta ser un
deportista, profesional o un aficionado, de espectáculos o competencias
deportivas.

Delitos de Instigación.

Es un subtipo genérico de la conducta de instigar a otro a cometer


algunos de los delitos previstos en la Ley.
- Artículo 39 ejusdem.

Delito de ejercicio de violencia para obtener el consumo.

El cual comporta el consumo por parte de la víctima como pro-


ducto del error, temor o violencia que sobre él ejerce el sujeto activo
del delito.
- Artículo 43 ejusdem.

Delito Atentado contra la Independencia y Seguridad del Estado


Venezolano y sus instituciones.

Es un subtipo de las figuras previstos en los Artículos 31 y 32


de la Ley bajo análisis agravado con la pena máxima en su límite máxi-
mo.
- Artículo 44 ejusdem.

Delitos de Comercio Ilícito de Sustancias o Materias Primas de


Sustancias Estupefacientes o Psicotrópicas.
Prevee dos fonnas de participación, una constituida por la inter-
vención que haga un sujeto en la comercialización de las drogas, o bien,
la otra, porque se beneficie de esa actividad mercantil, ya sea por si
mismo o por interpósita persona.

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-Artículo 69 ejusdem.

2 .1.2. Delitos Militares.


Debemos precisar que no se tratan de delitos cometidos únicamen-
te por sujetos con la cualidad militar, sino que más bien se les considera
delitos militares por estar reservados su conocimiento a la jurisdicción
militar. Se establecen dos figuras:

a) Delito de Consumo en Servicio Militar Activo.


Es tal vez el único caso de consumo que se encuentra penalizado
en la Ley contra las drogas. Sólo pueden ser cometidos por sujetos mili-
tares, especialmente aquellos que ejerzan funciones de vigilancia. No
obstante que en Ordinal 1 y 2 del Artículo 45 ejusdem se prevee cir-
cunstancias constitutivas de delitos, basta que el mismo se produzca ba-
jo cualquiera de ellas o no, para que sea sancionado aún cuando en este
último caso con una pena más leve. Igualmente incurre en este delito
los oficiales, sub-oficiales y tropa que consuman las sustancias a que se
refiere la Ley.
- Artículo 45 en concordancia con el Artículo 47 de la citada
Ley.

b) Delito de Contaminación con Sustancias Estupefacientes y Psi-


cotrópicas.
El sujeto agente puede ser cualquier persona, sólo que debe ser co-
metido respecto a líquidos o víveres destinados a las Fuerzas Armadas
Nacionales.
-Artículo 46 ejusdem.
Estas son a nuestro parecer los delitos comunes y militares que se
encuentran tipificados en la Ley sobre Sustancias Estupefacientes y Psi-
cotrópicas.

2.2 CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES, ACCESORIAS, EX-


CLUYENTES Y ATENUANTES DE LAS PENAS APLI-
CABLES.
Esta parte de nuestro análisis descriptivo se destina a reunir todas
las circunstancias que de algún modo específico hacen variar las respon-
sabilidades de los imputados o pudieran excluirla.

154
A.- Agravantes de la Penalidad.
1.- Agravantes de la Pena de carácter genérico, para los delitos de
tráfico, distribución y suministro de drogas, en atención a los lugares o
locales donde se cometieren.
-Artículo 40 concatenado con los Artículos 36, 65 y 68 ejusdem.
2.- Agravantes para los delitos militares, a que nos hemos referido,
ya se trate de:
2.1 Delito de Consumo en Servicio Militar Activo.
-Artículo 45 de la L.O.S.E.P.
2.2 Delito de Consumo durante el Servicio Militar Profesional.
--Artículo 47 ejusdem.
2.3 Delito de Contaminación con sustancias Estupefacientes o Psi-
cotrópicas.
--Artículo 46 ejusdem.
2.4 Igualmente encontramos en la Ley, una agravante genérica,
que opera cuando el sujeto activo sea un militar q_ue cometa
alguno de los delitos comunes a que antes nos hemos referido.
En este caso se prevee también la pérdida de la pensión de dis-
ponibilidad o retiro y la asignación de antigüedad.
-Artículo 48 en concordancia con el Artículo 63, Ordinar 3
de la L.O S.E.P.
3.- Agravante en razón de prestar sujeto activo del delito, algún
servicio vinculado a la salud pública.
- Artículo 35 ejusdem.
4.- Agravante en razón de privar a los imputados de los beneficios
de libertad provisional y suspensión de la pena, la cual constituye
a nuestro entender una agravante genérica.
- Artículo 62 ejusdem.
5.- Agravante en razón de ser el sujeto agente, un funcionario pú-
blico encargado de la prevención conforme a la L.O.S.E.P.
-Artículo 67 ejusdem.
6.- Agravante en razón de prohibir la aplicación de la prescripción
procesal, especial o judicial, al proceso de un delito común.
-Artículo 76 ejusdem.
7.- Agravantes genéricas en razón de:
7 .l Actuar el sujeto agente en la consumación de delitos bajo
Jos efectos de las drogas.

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7.2 Prohibición de considerar atenuación de penas cuando el


sujeto agente obra perturbado por la ingestión de drogas.
- Artículo 64 ejusdem.
B.- Accesorias a la Penalidad.
1.- Accesoria de la pena de carácter genérico:
1.1 Expulsión del territorio nacional, si se trata de extranjeros.
1.2 Pérdida de la pensión por jubilación cuando se trate de un
funcionario público o ex-funcionario público.
1.3 Pérdida de la pensión de disponibilidad o retiro, la asigna-
ción de antigüedades, la degradación previa, la· anulación
previa de la jerarquía y expulsión de la tropa, para el caso
de ser el sujeto agente militar.
- Ley Orgánica de Seguridad Social de las Fuerzas Ar-
madas.
1.4 Inhabilitación para el ejercicio de una .profesión o actividad
relacionada con la salud pública.
- Artículo 63 concordante con el Artículo 35 y 46 de la
L.O.S.E.P.
2.- Accesoria a la pena en razón de haberse cometido el delito en
naves, aeronaves, ferrocarriles, y otros transportes y semovientes, los
cuales serán decomisados conforme a las previsiones de la Ley.
- Artículo 68 en conjunción con el Artículo 36 ejusdem.
3.- Accesoria a la Pena en razón del resguardo de menores hijos
respecto a los padres, mediante la privación de la patria de potestad.
- Artículo 70 en concordancia con los Artículos 34, 36 y 43
ejusdem.
A nuestro modo de ver tal medida conjuntamente con la interdic-
ción y la inhabilitación del fármaco-dependiente, cuando éste fuese as-
cendiente de los hijos menores, en un tipo de prevención específica que
se desarrolla en la Ley.
4.- Accesoria a la persona en razón de ser fármaco-dependiente
padre o madre de los hijos, mediante la interdicción o la inhabilitación
civil de aquellos.
-Artículo 71 concordante con el Artículo 70 de la L.O.S.E.P.
5.- Accesoria de la pena en razón de la seguridad del tránsito me-
diante la suspensión de la licencia o permiso de conducir por un lapso
de un (1) afio.

156
- Artículo 72 concordante con lo dispuesto en el Artículo 36, 40
y 68 ejusdem.
6.- Accesoria de la pena en atención a los medios de comisión de
los delitos, mediante el decomiso, de todos los instrumentos, equipos y
aparatos utilizados para la comisión de tales hechos.
-Artículo 73 en concordancia con el Artículo 74 ejusdem.
7.- Accesoria de la pena en razón de títulos, acciones, valores, de-
rechos reales o personales, muebles o inmuebles propiedad de personas
interpuestas con el producto de la comercialización de la droga.
- Parágrafo Unico del Artículo 69 ejusdem.

C.- Excluyentes de Pena.


Encontramos sólo dos circunstancias de acuerdo a las cuales se
produce una exclusión de penalidad. Ellas son:
1.- Cuando el sujeto agente del delito haya perdido la capacidad
de comprender o querer, como consecuencia de la ingestión por caso
fortuito o fuerza mayor de drogas.
(Activo libere in causa).
- Artículo 64, Ordinal 2 en concordancia con el Artículo 43
ejusdem.
2.- Cuando el sujeto indiciado facilita información capaz de identi-
ficar a los coparticipantes en la ejecución del delito.
- Artículo 7 5 ejusdem.
Un tercer caso atípico, por no constituir propiamente una circuns-
tancia que excluya la pena, por cuanto tal conducta ab-initio no es pu-
nible y no regulada por la ley, la encontramos en el Artículo 194 ejus-
dem que permite el consumo de yopo en el culto mágico-religioso pro-
pio de determinados grupos indígenas. Semejante tratamiento reciben
los menores incursos en la comisión de delitos, a quienes la Ley excluye
de su rigor y los transfiere al Juez Minoril para las medidas asistenciales
correspondientes.

D.- Atenuantes de Pena.


Está constituida por un mecanismo que permite al Juez Penal atri-
buir una rebaja especial de pena, cuando se den dos circunstancias espe-
cíficas:
a) Que el sujeto indiciado sea mayor de 18 años, pero menor de 21
años.

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b) Que la cantidad se presuma para el consumo directo.


3.- PREVENCION GENERAL.
El programa preventivo que contempla la ley que analizamos, que-
da a cargo del Estado, quién asume esta responsabilidad frente al pro-
blema de las drogas. Esta tarea preventiva es declarada en la Ley, como
de interés público, correspondiendo al Poder Ejecutivo el diseño y la
ejecución de todos aquellos planes referidos a la infraestructura que
comportará el logro de la prevención de la comisión de los delitos de
drogas tan fuertemente sancionados.
-Artículo 77 en concordancia con el Artículo 78 ejusdem.
El tratamiento preventivo estatal se realizará a través de la rehabi-
litación, educación y readaptación social de los sujetos fármaco-depen-
dientes y el desarrollo de programas de carácter orientativo e informa-
tivo de las consecuencias del consumo ilícito de sustancias reputadas co-
mo drogas. Este tratamiento preventivo y readaptativo igualmente in-
cluye a los procesados droga-dependientes.
-Artículo 78 concordantes con los Artículos 77, 87, 93, 94 y
193 ejusdem.
No obstante se precisa la responsabilidad de toda persona natural
o jurídica en la realización de tareas de prevención general, ya sea per-
sonalmente, con el oficio propio, o por medio de aquellas contribu-
ciones a favor de los programas oficiales de prevención.
- Artículo 79, 80 y 83 ejusdem.
A este respecto, y en especial a las personas jurídicas privadas se
les prohíbe hacer excepción de aqueUos individuos que fueran someti-
dos a procesos de rehabilitación institucionalizada cuando cumplan
con las condiciones mínimas para la obtención del empleo, lo cual
también cumple dos objetivos conexos:
1) Captar un capital de trabajo económicamente productivo.
2) Desestigmatizar la figura del recluso.
- Artículo 81 ejusdem.
Uno de los aspectos más interesantes desde el punto de vista de
la prevención especial es la protección que el Estado ofrece a todos
aquellos consumidores de drogas que acudan voluntariamente a los
centros de rehabilitación. Obviamente que el éxito de tal programa
depende de la seriedad de la respuesta estatal, en cuanto a la dota-
ción de esos centros de rehabilitación.

158
- Artículo 82 en concordancia con los Artículos 11 O y 193
ejusdem.
Otro de los aspectos importantes a los fines de la prevención y la
desestigmatización de los sujetos sometidos a tratamiento, es el mane-
jo discreto de la identidad tanto de los individuos en proceso de reha-
bilitación como aquellos que se encuentran sometidos a los procedi-
mientos que la Ley prevé con lo cual se logra evitar lo estigmatizante
y vejatorio que del tema hace los medios de comunicación sensacio-
nalistas.
--Artículo 82 y 90 ejusdem.
El control de los movimientos migratorios e inmigratorios, cons-
tituyen otra fórmula de prevenir no sólo la introducción de las sustan-
cias sino de grupos organizados de operadores de drogas.

4.-MEDIDAS DE SEGURIDAD.
Obviamente, que la concepción de las medidas hacen referencia a
una estimación peligrosista de aquellos individuos vinculados al pro-
blema de las drogas. Sin embargo en el fondo es evidente su carác-
ter asistencial, aun cuando estigmatizan te para el consumidor por ejem-
plo que al aplicársele una medida de seguridad queda relegado del grupo
como un ser extraño al re~to a consecuencia de un comportamiento
anormal, del cual hay que proteger al grupo.
La Ley define los diferentes tipos de medidas, a la vez que estable-
ce que sujetos queden sometidos a tal tratamiento; las medidas previstas
en la Ley, abarcarían desde el tratamiento clínico hasta la expulsión del
país de aquellos extranjeros que hayan cometido tales delitos de drogas.
Al propio tiempo se prevé algunas medidas de carácter asistencial dic-
tadas dentro del proceso penal correspondiente, respecto a los consumi-
dores que por él se determinen.
-Artículo 49 y Artículos del 50 al 55 en concordancia con el Ar-
tículo 103 y 106 ejusdem.
Creemos que esta consideración que se hace del consumidor no es
más que la resultante indeseable del proceso de criminalización del con-
sumo, y el desacato a las orientaciones clínicas que evidencian ante to-
do, no una enfermedad como sefiala Laurie, sino un síntoma, que nos
puede inducir a darnos cuentas de que en el fondo del consumo de dro-
gas, subyacen, las profundas contradicciones que aquejan a nuestras

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neurotizadas ciudades donde nadie puede llorar ni reir, ni aún amar, y


las cuales son propiciatorias de la frustración del hombre,

S.-NORMAS PROCESALES.
Respecto a la estructura procesal, cuyo análisis escapa a nuestro
cometido, bastamos mencionar que las normas de procedimiento conte-
.nias en la Ley abarcan:
a) El consumo ilícito.
b) Las multas y las clausuras de establecimientos.
e) El Proceso Penal para los delitos previstos en la L.O.S.E.P. y,
d) El procedimiento de Ex tradición.

BIBLIOGRAFIA GENERAL

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cas. 1985, Pág. 14.
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gicas. (CENIPEC). 1985. Pág. 15.
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dimentales". Editor, 1986.
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de Ciencias Penales y Criminológicas". Caracas, 1970.

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