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EL ESTADO, JUSTIFICACION, FUNCIONES, FINES, DIVISION DE


PODERES, ORGANISMOS AUTONOMOS E INSTITUCIONES.
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TABLA DE CONTENIDO

Tema: Pag.

I. Introducción ……………………………………………………………. 3

II. Generalidades

Estado, Evolución del Estado …………………………………… 5

III. Desarrollo del Temario

La Justificación del Estado ………………………………………. 8

Funciones del Estado ………………………………………. 12

Fines del Estado ……………………………………….. 20

La División de los Poderes del Estado …………………………... 25

Órganos Constitucionales Autónomos …………………………. 27

IV. Conclusiones ……………………………………………………………… 36

V. Referencias …………………………………………………………………. 37
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I. INTRODUCCIÓN

Desde que el Positivismo y el Historicismo dominan en la teoría del Estado,


suele contestarse a la pregunta acerca del valor del estado haciendo referencia
a su sentido o fin inteligibles. Esta confusión entre el sentido y el valor de un
fenómeno cultural constituye uno de los errores más densos del pensamiento
contemporáneo. Es verdad que el sentido del estado, como el de cualquier otro
fenómeno histórico, hace relación a valores. Pero esta relación puede ser
positiva o negativa. También una cuadrilla de bandidos posee un sentido, un fin
inteligible. Así, pues, la cuestión de la justificación del Estado no puede ser
resuelta con la mera explicación de su función.

Ahora bien, ¿hay lugar adecuado para el problema de la justificación del


Estado en una teoría del Estado que, como la nuestra, se asigna expresamente
como objeto exclusivo suyo la realidad del Estado? Una metodología que
negara sitio a este problema no habría concebido la realidad Estado como lo
que efectivamente es: eficiencia humana. La realidad Estado sólo existe como
un plebiscito de tous les jours (todos los días). Claro que para una pequeña
minoría, únicamente, el ser y el modo concreto de ser del Estado concluyen
cada día de un debe ser y sólo ella participa por tanto, conscientemente, en la
conservación y configuración del Estado. La gran masa, a no ser que el mando
o el hambre la mueva para una acción política, concibe el ser consuetudinario o
triunfante del Estado como idéntico con su deber ser; para ella, la fuerza
normativa, más exactamente, la fuerza habitual, apenas si consciente, de lo
existente, suele constituir un motivo suficiente de justificación del Estado.

Para la minoría a que nos referimos, lo que cuenta, el problema de la


justificación del Estado, es, sencillamente, una cuestión de existencia del
Estado. Cuando esta minoría activa pierde su fe en la justificación de la
existencia de un Estado concreto o del Estado como institución, en general, ha
llegado la hora de la muerte para el Estado de un pueblo, o del grupo cultural
que corresponda, o de toda la humanidad. En este sentido el Estado vive de su
justificación. Cada generación, con psicológica necesidad, tiene que plantearse
de nuevo el problema de la justificación o consagración del Estado. Por esta
razón una teoría del Estado que pretenda ser una ciencia de realidad no puede
soslayar semejante problema.

La cuestión que el problema de la justificación del Estado plantea no es, como


se cree por casi todos: ¿por qué razón se debe soportar la coacción del
Estado? No; la cuestión que ocupa el primer plano es siguiente: ¿por qué
tenemos que ofrecer al Estado los mayores sacrificios en bienes y en sangre?
Pues mediante este sacrificio espontáneo, y sólo en segundo término mediante
la coacción conlleva, nace y perdura el Estado.
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Por fuerza de su existencia, todo poder estatal tiene que alzar la pretensión de
ser un poder jurídico; lo que quiere decir que pretende, ni solamente actuar
como poder en un sentido técnico-jurídico, sino hacerse valer como autoridad
legítima, que obliga moralmente. La justificación moral de su pretensión el
derecho a los mayores sacrificios y a la coacción, no puede fundamentarse con
la mera referencia a la necesidad de su función social: organización y
activación de la colaboración social dentro de un territorio. Porque una función
social podrá hacernos inteligible, explicarnos por qué existe el Estado como
institución, pero no justificarnos por qué debe existir la institución Estado. Toda
explicación se refiere al pasado; toda justificación, al futuro. Mucho autores,
para hacer ver que se trata de una necesidad humana universal, afirman que
siembre ha habido Estado, y algunos llegan a sostener que el Estado es más
viejo que el género humano. Afirmación falsa sin duda alguna; pero, aun siendo
verdadera, no nos serviría para fundamentar que siempre ha de haber Estado,
y mucho menos todavía para convencer a un anarquista o a un marxista de que
el Estado debe existir en el futuro. Engels reconoce expresamente que el
Estado es una necesidad socio-histórica de la sociedad dividida en clases, pero
ello no le impide negar la legitimidad de semejante instrumento de explotación.
No en razón de que el Estado asegura un orden social cualquiera, sino porque
persigue un orden justo se justifican sus enormes exigencias.

Solamente refiriendo la función del Estado a la función del derecho es posible


la consagración del Estado.

En el siguiente documento, nos limitaremos a informar las teorías existentes


acerca de la justificación del estado, así como sus fines y funciones, cabe
señalar, según Montesquieu y partiendo de la hipótesis certera de que todo
hombre que tiene poder tiende a abusar de él, concibe la teoría de la división
de poderes y así evitar la tiranía de la que se hablaba en “El príncipe” obra
cumbre de Maquiavelo y en la que se intentaba promover un prototipo
renacentista de líder y gobernante; por ello sintetizamos las funciones del
Estado promoviendo el siguiente documento para el análisis jurídico
correspondiente.
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II. GENERALIDADES

A. ESTADO

Estado es la sociedad política y jurídicamente organizada capaz de


imponer la autoridad de la ley en el interior y afirmar su personalidad y
responsabilidad frente a las similares del exterior. Los Estados pasan,
las naciones, quedan; ya que hubo Estado esclavista, feudal, etc., en
una misma Nación. En un Estado puede haber varias naciones, pero no
se concibe una nación que contenga varios Estados.
Constitución Política del Perú Art. 43 (1993) indica: “Estado democrático
de derecho. Forma de Gobierno La República del Perú es democrática,
social, independiente y soberana. El Estado es uno e indivisible. Su
gobierno es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza
según el principio de la separación de poderes”.

B. EVOLUCIÓN DEL ESTADO PERUANO.

El estado peruano, antes de la Independencia, se puede considerar que


tiene un origen externo, toda vez que los libertadores y próceres de la
Independencia inspirados por sus experiencias e ideas de las
revoluciones europeas y norteamericana, se animan y promueven la
creación de un estado peruano independiente. Se construye, de esta
manera, inicialmente con una lógica monárquica, de arriba hacia abajo,
toda vez que quiere instaurarse una unidad de dominación y mando
personificada en la figura de un príncipe, basada en relaciones de
jerarquía y sometimiento, para para pasar posteriormente, bajo
la influencia de las ideas de Bolívar, a un estado
republicano. Asimismo, y de acuerdo a los diversos enfoques de creació
n del estado, podemos considerar en la creación del estado moderno
peruano las siguientes influencias:
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Enfoque del Sistema Mundial: Fuertemente marcado por la


economía, a partir de la relación que se establece a través del sistema
de distribución del trabajo.

Enfoque Estatista: Es fruto de los múltiples conflictos internos


que sucedieron tras la guerra de independencia.

Enfoque Geopolítico: Resultado también de los conflictos surgidos con


estados colindantes: Inicio de guerra entre Chile y Bolivia, como fruto de
los intereses chilenos por introducir el salitre en el
mercado internacional y posteriormente conflicto internacional entre
Chile y Perú, contraponiendo los intereses económicos de la
introducción del salitre frente al guano.

Tomando en cuenta las formas alternativas de crecimiento de Charles


Tilly, se puede considerar un estado en el que se produce una baja
concentración de capital con una alta acumulación de capital, generando
la creación de centros urbanos dispersos, que dan origen a las grandes
haciendas algodoneras y azucareras, en un esquema de estado feudal,
donde la prosperidad económica es fruto del trabajo de los esclavos de
población negra traídos para trabajar estas haciendas bajo la explotación
de los gamonales.

Se puede considerar asimismo un estado producto de la alta


acumulación de coerción con baja concentración de medios coercitivos,
derivando en una soberanía fragmentada que deriva en las múltiples
luchas y guerras internas, que provocan la consecución de múltiples
presidentes del Perú en cortos periodos de tiempo; de ahí la anecdótica
historia de que los presidentes del Perú encargaban temporalmente el
gobierno a otra persona, para ir a librar batallas internas, fruto de esta
alta acumulación de medios coercitivos.
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Cuando se produce la liberación de los esclavos, se continúa el


esquema feudal, a través del trabajo de la tierra con población coolie y
campesinos que la trabajan bajo el esquema de servidumbre.
Retomando las ideas de Barrington Moore, podemos señalar que
durante este periodo, la elite rural desarrollaba una producción para el
mercado internacional sin liberación del campesinado, en alianza con la
élite tradicional, promoviendo el desarrollo de un capitalismo sin
democracia.
El capitalismo atrae el interés de extranjeros, buscando intereses
económicos, como por ejemplo a través de la construcción del ferrocarril,
fundamentalmente en la franja costera y hacia el centro del país, como
medio para favorecer a las elites rurales y clásicas, a través, entre otros,
del desarrollo de los grandes centros de producción algodoneros y
azucareros, dando continuidad al esquema de estado bajo una
explotación feudal.
Esto se mantiene hasta la reforma agraria del gobierno de Velasco,
donde se produce una liberación del campesinado, liberando a los
campesinos de su estado de servidumbre y ofreciéndoles la titularidad
de las tierras mediante el esquema de cooperativas. Posteriormente, a la
reforma agraria se produce una gran acumulación de capital debido a la
extracción del petróleo y el mineral con baja concentración de este
capital, y que continua beneficiando solo a una élite, que traen consigo
nuevamente los conflictos políticos, y olvida al campesinado.
Como resultado de la reforma agraria se provoca un aflojamiento de la
lealtad del campesino hacia el terrateniente, que más tarde derivará en
las ideas revolucionarias de corte Marxista/Leninista que promueven un
capitalismo de estado comunista, a través del terrorismo promovido por
Sendero Luminoso, quienes perseguían una revolución campesina del
campo a la ciudad.
Nuevamente se produce la acumulación de medios coercitivos que
paralizan las fuerzas internas del terrorismo derivando en el estado
democrático actual, que desde el año 2001está dominado por las
fuerzas del capital del mercado internacional y la comunidad
internacional.
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III. DESARROLLO DEL TEMARIO.

A. LA JUSTIFICACIÓN DEL ESTADO.

A lo largo de los últimos siglos diversos filósofos del derecho y la política


han debatido sobre cuál puede considerarse el origen y la justificación
del Estado, donde se han dado múltiples respuestas, al respecto el
norteamericano John Williams Burguess (1844-1931), pionero de la
ciencia política de su país, agrupó en tres justificaciones:

La Justificación Teológica: el Estado es, en última instancia,


obra de Dios, bien por haberlo creado directamente (entiéndase,
la sociedad política), bien por haber impreso en la naturaleza
humana la necesidad de vivir en sociedad, haciendo pues legítimo
el poder del Estado y en consecuencia de sus gobernantes. Sin
embargo, no se debe olvidar que, como señalara Georg Jellinek,
han sido muchos y contradictorios en sus ideas quienes han
esgrimido el argumento teológico en su favor (para justificar unos
el absolutismo regio o la revolución puritana, otros el “derecho
divino de los reyes” de Jacobo I de Inglaterra o la doctrina
“democrática” de la Escuela Española de Derecho Natural, etc).

La Justificación Pactista: el Estado es fruto de un pacto entre


los hombres, en virtud del cual la autoridad política y el deber de
obediencia a los gobernantes se convierte en legítimo. El
problema está en que, el pacto social tiene unas causas y unas
consecuencias radicalmente diferentes, como sucede, por
ejemplo, entre las doctrinas pactistas de Hobbes, Locke y
Rousseau.
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La Justificación Histórica: se limitaría a reconocer un hecho


acaecido en un momento determinado sin entrar en
especulaciones sobre su legitimidad o no, el Estado existe y es
una realidad política multisecular e irreemplazable en la
actualidad. Como todos los argumentos de naturaleza
estrictamente sociológica, la justificación histórica del Estado
adolece de un sentido moral, exigible por la dignidad innata del
ser humano, que dé legitimidad al poder del Estado. ¿Por qué ha
de ser legítimo un poder cuya única justificación es que de
hecho ha existido cierto tiempo?

Las doctrinas expuestas no son erróneas sino incompletas ya que


pretender encontrar la justificación del Estado en una sola motivación
tiene el defecto de la inconsistencia por su unilateralidad puesto que
solamente se podrá justificar el Estado por medio de todos y cada uno
de los motivos que determinan la necesidad de la existencia.

En los tiempos modernos se ha hecho notorio que el ordenamiento


jurídico y la estructura del Estado sean las resultantes de la actividad
política, en ese sentido García, V (2010, p.71-74) sostiene que, el
estudio del Estado se plantea desde tres disciplinas básicas:

La teoría del Estado: Esta disciplina se encarga de estudiar


mediante un conocimiento especulativo o teórico el fenómeno
estatal. Ello implica la acción de elaborar ideas, con prescindencia
de los datos empíricos que pueda ofrecer la actividad estatal. La
teoría del Estado hace mención a un conjunto de proposiciones
coherentes entre sí, con las cuales se pretende explicar
discrecionalmente el “hecho” estatal; se propone investigar y
valorar la necesidad de la vida estatal. Así, aspira a comprender al
Estado en su esencialidad, naturaleza, razón estructural,
funcionamiento y fines de su institucionalización; amén de advertir
acerca de su explicitación especulativo-doctrinaria, su devenir
histórico y la tendencia teórica que explicaría su proceso de
evolución. En suma, esta disciplina pretende reflexionar con
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asiduidad acerca de las siguientes seis interrogantes, que pueden


distribuirse en los planos gnoseológico y axiológico: - Plano
gnoseológico (conocimiento) ¿Qué es el Estado? ¿Cómo surgió el
Estado? ¿Hacia dónde evoluciona el Estado? - Plano axiológico
(valores) ¿Para qué existe el Estado? ¿Por qué manda el Estado?
¿Por qué obedecen los gobernados? Planteada en dichos
términos se trata de una disciplina filosófica que se encarga de
investigar la esencia, naturaleza y finalidad del Estado (…)

El derecho constitucional: Esta disciplina se encarga de


estudiar las instituciones políticas de un Estado determinado,
desde un ángulo jurídico. Promueve el conocimiento y valoración
de todas las reglas jurídicas relativas a los órganos e instituciones
esenciales de un Estado. En puridad, el derecho constitucional se
presenta como una disciplina positiva, ya que describe el derecho
establecido en un tiempo y lugar preciso para organizar el Estado.
Ahora bien, debe advertirse que el derecho constitucional no
solamente encara la investigación y valoración en el ámbito
teórico, sino que también considera la dinámica de la “vivencia” de
las instituciones políticas. El derecho constitucional no se agota
en el estudio de la Constitución Política de un Estado, ya que los
procesos históricos pueden originar la deformación del texto
fundamental (gobiernos de facto, mutaciones constitucionales,
habilitaciones normativas, inaplicabilidad político-administrativa,
etc.). Ello obliga a ampliar el estudio a los aspectos reales de la
organización y funcionamiento del cuerpo político. Esta disciplina
intenta responder a las cinco interrogantes siguientes: - ¿Cuáles
son los fines específicos señalados en una Constitución? - ¿Cuál
es la estructura y organización estatal que permite cumplir con los
fines que persigue alcanzar el Estado, de conformidad con lo
establecido en una Constitución? - ¿Cuáles son los mecanismos
de designación o elección para establecer a los que ejercen el
poder, así como sus competencias y responsabilidades?
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- ¿Cuáles son los derechos, obligaciones y garantías ciudadanas


establecidos en una Constitución? - ¿Cuál es la relación existente
entre el texto fundamental del Estado y la realidad político-social
que se desarrolla en el cuerpo político?

La ciencia política: Esta disciplina se encarga de estudiar la


naturaleza y ejercicio de la autoridad política. Prevé el
conocimiento y valoración de una relación política dentro de la
sociedad: la relación mando-obediencia. La ciencia política
examina los hechos y las realidades que ofrece la vida social, en
medio de los cuales funcionan las instituciones políticas. Trata de
establecer y evaluar la influencia de las condiciones de la vida
social sobre la acción de las instituciones políticas y su proceso
de evolución. Expresa desde una perspectiva sociológica la
investigación acerca del poder, desde el punto de vista de los
hechos y no desde el punto de vista de los principios. El
conocimiento de los fenómenos políticos carece de algún tipo de
preocupación normativa; la ciencia política estudia la realidad de
la “cosa política” y no muestra necesariamente su preocupación
por él debe ser (…)

El Estado se justifica porque el hombre no puede vivir fuera de la


sociedad, y la sociedad no puede existir en forma permanente sin la
autoridad y el derecho. En consecuencia, el Estado se justifica porque
solamente en él y por medio de él el hombre puede realizar sus
aspiraciones encauzar su sociabilidad, afirmando su propia naturaleza
teleológica; por ende, el Estado debe existir y se justifica porque
representa la posibilidad única de realización de la vida social del
hombre en sus distintos aspectos.
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B. FUNCIONES DEL ESTADO.

Cuando se habla de las funciones del Estado, se hace referencia al


ejercicio real y efectivo del poder, es decir que se Hace referencia a un
conjunto de factores interrelacionados que se encuentran orientados al
cumplimiento de un fin institucional, estos factores son entre otros los
siguientes: objetivos, relación de actividades, competencias, tareas,
responsabilidades, etc.
Se trata de un conjunto de actividades precisas, necesarias,
permanentes, afines y coordinadas que se desarrollan para alcanzar
determinados objetivos. Las funciones estatales representan las razones
principales para la existencia del Estado; en puridad, se desprenden o
derivan de los objetivos que dan origen y razón de “ser” al Estado. Su
determinación tiene carácter técnico en la medida que se busca precisar
la naturaleza de las actividades estatales y sus relaciones mutuas.
Las funciones estatales expresan las diversas actividades del Estado, en
cuanto constituyen diferentes manifestaciones o modos de ejercer la
potestad estatal. Se trata de aquellas finalidades u objetivos que
delimitados de manera afirmativa o negativa, se encomiendan
constitucionalmente a los órganos con competencias perfectamente
prefijadas, y que se manifiestan externamente a través de actos de
relevancia jurídica.
Al respecto, José Roberto Dromi [Instituciones de derecho
administrativo. Buenos Aires: Civitas, 1978] señala que estas son las
formas diversas bajo las cuales se manifiesta la actividad dominante del
Estado.

Estas funciones son las diversas formas bajo las cuales se


exponen las actividades dominantes del Estado y determinan el
conjunto de actos por los cuales el Estado realiza las diversas
atribuciones que él mismo se asignó. El análisis jurídico de esos
actos permite el establecimiento y su clasificación en grupos
separados, cada uno de los cuales forma una rama de actividad
que deviene en una parte de la potestad estatal.
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Los órganos estatales hacen referencia a las unidades impersonales


que tienen a su cargo el desarrollo y expresión de una o varias funciones
del Estado, a través de las cuales este revela su actividad volitiva.
Hacen operativo y visible el poder estatal manifestando su actividad y
voluntad.

Cabe señalar que las funciones siempre se asignan a un órgano estatal,


a efectos de que las actividades que las componen sean objeto de
verificación en la realidad.

Los órganos poseen, por mandato de la ley fundamental, competencias


específicas para actuar. Estas son el conjunto de facultades que un
órgano puede legítimamente realizar, condicionando la validez del acto
estatal de modo tal que el emitido al margen de ella está afectado
jurídicamente de nulidad.

Las competencias orgánicas conceden a las autoridades, el deber,


derecho de hacer uso de las facultades implicadas en ella, más no les
concede atribuciones sobre las competencias en sí mismas.
Debe advertirse que los órganos estatales no son personas jurídicas, ya
que solo al Estado en sí mismo se le reconoce personalidad.

Las autoridades estatales hacen referencia a aquellas personas que


están premunidas de un título jurídico para disponer, ordenar, mandar,
etc. Están concebidas como las portadoras u operadoras de un
determinado órgano del Estado.

Como bien afirma Jorge Xifra Heras [Curso de derecho constitucional.


Barcelona: Bosch, 1962], el poder del Estado se ejerce mediante
hombres: solo ellos pueden accionar fácticamente los resortes que
movilizan el poder de la organización política. Eduardo Graña y César
Álvarez [Principios de teoría del estado y de la constitución. Buenos
Aires: Ad Hoc, 2003] exponen que “los actores jurídicos […] en el
derecho público son –pues– a quienes podemos llamar los gobernantes,
es decir, quienes están encargados de decidir y actuar en nombre del
Estado”.
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Las autoridades como portadoras del poder quedan enmarcadas en el


contorno de los órganos: la energía de estos últimos se mueve y
despliega accionada por dichos titulares.

Los actos de poder generados por las autoridades fuera de las


competencias de un órgano provocan un exceso o abuso del poder; así
como la existencia de un acto de poder dentro de la competencia pero
con un fin distinto, significa una desviación del poder.

El título jurídico de las autoridades políticas se obtiene a través de una


pluralidad de opciones previstas en el derecho constitucional
comparado, a saber: la fórmula democrática, la fórmula de la tradición, la
fórmula de la cooptación o la fórmula mixta. Al respecto, veamos lo
siguiente: La fórmula democrática es aquella que establece la elección
popular de un jefe de Estado-jefe de Gobierno bajo la denominación de
presidente de la República (régimen presidencial) y de la totalidad de los
congresistas (régimen presidencial y buena parte de estados con
régimen parlamentario).

Asimismo, situación homóloga se plantea para el Jefe de Gobierno bajo


la denominación Presidente del Consejo de Ministros, canciller, etc.
(régimen parlamentario).

La fórmula de la tradición es aquella que establece la entronización de


un jefe de Estado bajo la denominación de rey, a consecuencia de la
aplicación de las reglas de herencia dinástica (régimen parlamentario-
monárquico).

La fórmula de la cooptación es aquella que establece la designación de


un jefe de Estado por propia decisión de su titular.

Tal el caso de la cooptación española del rey Juan Carlos I de Borbón


por el generalísimo Francisco Franco Bahamonde. Igualmente, en
Noruega en caso de no haber un príncipe apto para suceder al rey, este
puede postular a su sucesor ante el Parlamento, el cual, sin embargo,
puede elegir a un tercero en caso considere que el sugerido por el
monarca gobernante tampoco resulta políticamente aceptable.
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La fórmula mixta es aquella en donde dentro de un mismo régimen


político al interior de un órgano de poder se combinan algunas de las
fórmulas anteriores. Así, tenemos en el caso de los parlamentos
monárquicos existe la elección del jefe de Gobierno por elección popular
y la designación del jefe de Estado (rey) por herencia dinástica.
Igualmente, existen órganos parlamentarios con una Cámara compuesto
por representantes elegidos y otra por designados por la tradición
(Inglaterra).

En la praxis, se advierte también la existencia curiosa de monarquías


electivas. En efecto, en el Estado Vaticano la figura del Papa es
homóloga a la de un rey; el cual es elegido por los cardenales menores
de ochenta años que se reúnen en cónclave en la Capilla Sixtina. Los
cardenales participantes tienen la obligación de mantener reserva sobre
los asuntos a discutir en torno a la sucesión. El voto (una balota) es
depositado en un cáliz de plata y el conteo se realiza en voz alta.

Producida la elección se queman en un acto protocolar las balotas


(fumata blanca). Luego de lo cual el cardenal decano anuncia
públicamente la elección (“Habemus Papa”). Dicha práctica data del
histórico decreto del Papa Nicolás en 1059. Igualmente, en el caso del
Estado de Malasia el rey es seleccionado cada cinco años por un
Consejo de gobernantes de los estados malayos. Así, conforme a la
Constitución de 1957 reformada, sus nueve miembros hereditarios
(sultanes, rajas o yangs) eligen luego de vencido el período
anteriormente mencionado al nuevo soberano de la federación estadual.

El título jurídico de las autoridades judiciales se obtiene también a través


de una pluralidad de opciones previstas en el derecho constitucional
comparado, a saber: la fórmula de designación política, la fórmula de
designación por cooptación, la fórmula de designación democrática, la
fórmula de designación por organismos técnico independientes o la
fórmula mixta.
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La fórmula de designación política es aquella que establece que


corresponde al Poder Ejecutivo y/o Poder Legislativo la selección y
designación de las autoridades judiciales.

La fórmula de cooptación es aquella que establece que corresponde al


propio Poder Judicial la selección y designación de sus cuadros. La
fórmula de designación democrática es aquella que establece que
corresponde a la ciudadanía la elección de las autoridades judiciales.

La fórmula de designación por organismo técnico independiente es


aquella que establece que corresponde a un órgano ajeno a los poderes
estatales (Consejo Nacional de la Magistratura) la selección y
designación de las autoridades judiciales. La fórmula mixta es aquella
que combina dos o más modalidades de selección y designación. Tal el
caso del Perú, en donde el Consejo Nacional de la Magistratura nombra
a los vocales de la Corte Suprema, Cortes Superiores y jueces de
Primera Instancia. En tanto que la ciudadanía elige a los jueces de paz.
La práctica constitucional demuestra, de una manera inexorable, que
ningún órgano estatal se encuentra dedicado única y exclusivamente al
ejercicio de una función, así como tampoco a su verificación plena o
total. Se reconoce la existencia de cuatro funciones estatales, en
atención a su naturaleza jurídica, a la esencia material del acto, a su
dirección finalista y al mecanismo funcional de la realización del derecho.
Al respecto, estas son las siguientes: función normativa, función
administrativa, función jurisdiccional y función contralora.

1. Función Normativa.

Consiste en la elaboración de reglas jurídicas, ya sean de carácter


general, abstractas e impersonales; o individuales, concretas y
personales. Implica la regulación de las conductas existenciales y
coexistenciales, sobre el particular han expuesto:
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Juan Francisco Linares [Derecho administrativo. Buenos Aires:


Astrea, 1986] expone que dicha función “alude al comportamiento
del Estado consistente en dictar unilateralmente, mediante el uso de
la palabra escrita, normas jurídicas generales, así como las normas
jurídicas de alcance individual […]”.

Nicolás Pérez Serrano [Tratado de derecho político. Madrid: Civitas,


1984] expone que la función normativa “consiste en la creación de
reglas jurídicas, de imperativos que implanten una organización
social y ordenen la conducta humana.

Javier Pérez Royo [ob. cit.] sostiene que es “la única función a través
de la cual se constituye la voluntad ordinaria del Estado”

2. Función Ejecutivo – Administrativa.

Consiste en la formulación global de la acción gubernamental y en la


adopción de las medidas fundamentales destinadas a su verificación
en la realidad. Por ende, se dirige a la realización concreta de las
normas y a la conducción y dirección del Estado, fundamentalmente
en lo relativo a los servicios estatales en sus ámbitos interno y
externo.

En suma, implica la formulación y la ejecución de medidas


conducentes a satisfacer las necesidades de la colectividad. Dicha
función exige la acción para asumir la dirección general de la
actividad estatal; así como para ejecutar las decisiones dispuestas
por los órganos Legislativo y Judicial. En ese sentido, Juan Francisco
Linares [ob. cit.] expone que dicha función alude al acto de ejecutar
normas jurídicas de toda especie, fuera de situaciones contenciosas,
mediante decisiones normativas que se particularizan en casos
concretos.
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A lo cual habría que añadir el aspecto técnico-social o político que


involucra la satisfacción de las necesidades colectivas, el
cumplimiento por vía directa o indirecta de los servicios públicos y la
consecución de ciertos fines convivenciales.

Félix Vicente Lonigro [“El Estado y sus elementos”. En: Instituciones


de derecho público. Buenos Aires: Mocchi, 1997] expone que dicha
función consiste en la facultad que posee el órgano ejecutivo de
poner en “ejecución a las leyes, de hacerlas cumplir mediante la
utilización del poder de policía […] así como también […] de llevar
adelante la actividad administrativa del Estado […]”. Los elementos
fundamentales de la función administrativa son la dirección político-
económica, la administración civil y la administración militar.

3. Función Jurisdiccional.

Consiste en la resolución de reclamaciones, quejas, demandas y


denuncias de carácter jurídico. Implica la dirimencia en los conflictos
interindividuales. Juan Francisco Linares [ob. cit.] expone que dicha
función alude a “la actividad estatal de ejecutar el ordenamiento
jurídico, mediante actos unilaterales de alcance individual que
deciden situaciones contenciosas en casos concretos, por los que se
particularizan, para esos casos, cualesquiera de los contenidos de
normas jurídicas”.

El propio Linares refiere que se entiende por situación contenciosa


“la contienda judicial trabada por la pretensión de un sujeto, dirigida
hacia otro, y la contradicción-resistencia o resistencia y
contraprestación de este, tramitada ante un órgano del Estado,
incluso un tribunal arbitral”.

La doctrina señala, que cuando se produce una disputa jurídica o se


lesiona o amenaza un derecho surge la necesidad de conocer la
verdad del Estado; vale decir, la certeza judicial de la legalidad o no
de pretensiones en pugna.
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En ese sentido, la sentencia es el instrumento por el cual el Estado a


través del órgano judicial, declara solemnemente la solución de dicha
controversia; y por consiguiente, la afirmación o desestimamiento de
las pretensiones en litis.

4. Función Contralora.

Consiste en el aseguramiento de la limitación del poder en favor de


los valores y principios condicionantes de la acción estatal. Por ende,
deviene en la ejecución de acciones de comprobación, comparación,
supervisión, evaluación y hasta de anulación de actos administrativos
o legislativos contrarios a la Constitución o las leyes. Implica
eficiencia, legalidad y moralidad del quehacer estatal. En puridad,
consiste en la vigilancia y verificación de la legalidad, oportunidad o
conveniencia de las conductas manifestadas o no manifestadas por
los gobernantes y gobernados.

Dicha función puede encontrarse implícitamente contenida en la


doctrina de Montesquieu cuando al hacer referencia a las facultades
de estatuir e impedir, invocaba la posibilidad de corregir o anular lo
decidido por otro órgano.

Estas funciones son ejercidas por los órganos estatales, bien con un
carácter de actividad principal o con uno de actividad subsidiaria. En
el primer caso la función se convierte en la tarea sustantiva y básica
de un órgano, es decir, en la razón de ser de la existencia del
órgano; en el segundo deviene en una actividad accesoria o colateral
a la esencial.
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C. FINES DEL ESTADO.

El Estado es una creación colectiva y artificial destinada a ordenar y


servir a la sociedad. Su existencia solo tiene justificación por los fines
que históricamente le corresponde cumplir.

Dichos fines tienen una naturaleza política y un carácter continuo; vale


decir, acreditan una esencia o sustancia referida a un orden de
convivencia organizado e institucionalizado bajo el gobierno de una
autoridad y con ininterrumpido despliegue de energía y fuerza sin
solución de continuidad. En ese sentido, en razón a los fines del Estado
es improbable percibir a este en un momento dado en situación de
reposo e inmovilidad.

El conocimiento de los fines estatales implica necesariamente encontrar


las razones justificantes de su existencia: las que correspondiendo
cumplir al Estado son las que orientan su accionar y, que, por tales
pautan la dirección y alcance de sus actividades; el conocimiento de la
teleología estatal exige una reflexión acerca de la articulación de los
motivos y las propuestas del accionar estatal.
Jean Dabin [Doctrina general del estado. México: Jus, 1961] señala que
“el fin que persigue el Estado es incontrastablemente uno de los signos
que permiten reconocerlo entre los demás fines sociales […] el fin es el
principio especificador y animador; proporciona la razón de ser del
Estado y de lo que cabe bajo ese concepto”. Por otro lado, Rodrigo Borja
[Derecho político y constitucional. México: Fondo de Cultura económica,
1992] afirma que “el problema de los fines del Estado está íntimamente
ligado al de su justificación moral”.

En este sentido, e conocimiento de esta temática permite promover la


evolución y perfeccionamiento de la organización política en favor de los
miembros que la integran. Al respecto, es importante dilucidar sobre si el
Estado es la meta postrera de la actividad social o es simplemente un
instrumento al servicio de los seres humanos; es decir, existe la
necesidad de determinar la condición del Estado como fin o como
21

medio. Este proceso de dilucidación lo efectuaremos al desarrollar las


teorías vinculadas con el problema de la teleología estatal.

En la doctrina aparecen, entre otras, las siguientes teorías relativas al


problema de la determinación o inexistencia de los fines estatales: teoría
mecánico-naturalista, teoría jurídico-formalista, teoría absolutista, teoría
limitativa y teoría relativista.

Teoría Absolutista. Esta concepción parte de la base según la cual el


Estado existe y se desarrolla de manera natural y espontánea; en
consecuencia es un fin en sí mismo, una institución que tiende hacia sí y
se concreta en sí. Por ende, persigue metas u objetivos cualitativamente
diferentes a los del conjunto de sus miembros. Más que una
configuración histórica específica, se inspira en una concepción ideal y
arquetípica del cuerpo político.
Gustavo Garcés [ob. cit.] señala que “así, el hecho mismo de existir per
se es lo que otorga al cuerpo político una finalidad”; su sola presencia
justifica su función, accionar y utilidad.

Al convertirse el Estado en un fin en sí mismo, obliga al concurso de


todos los seres humanos para que se pongan a su integral disposición y
servicio, “a efectos de acrecentar el poderío y engrandecimiento del
mismo mediante la unificación de todos los elementos y factores que se
encuentren integrando lo social y lo económico”.

En razón de lo expuesto, el fin del Estado se agota en sí mismo, cuando


exige a sus miembros solventar instrumentalmente con su esfuerzo, su
construcción, consolidación, conservación y engrandecimiento.

La aplicación de esta teoría en la realidad lleva a que el Estado devenga


en un centro de absorción de fuerzas que extrae su vigor institucional de
la autonomía de la persona, de forma tal que mientras aquel se vuelve
una potencia dominadora e irresistible, el ser humano pierde toda su
significación.
22

Esta teoría convalida el autoritarismo estatal al hacer que los operadores


del poder político no respondan por las actividades que desarrollan,
haciendo inútil cualquier sustentación de la vigencia de los derechos
fundamentales. La historia reciente demuestra la peligrosidad de la
concepción del Estado como fin en sí mismo, testimonio de lo cual fue el
Estado fascista.

Teoría Jurídico-Formalista. Esta concepción plantea que el derecho


constitucional debe prescindir de investigar sobre los fines del Estado,
ya que ello rebasa largamente su campo de estudio.

En esa óptica, Hans Kelsen [Teoría general del Estado. México:


Nacional, 1965] sostiene que el Estado es un sistema de normas
cerrado y lógicamente autárquico que no necesita de ulterior justificación
ante una instancia externa a ese orden. No es que se afirme que el
Estado “carezca” de fin, lo que se afirma es que no tiene sentido indagar
sobre el mismo.

En esta teoría, el Estado se reduce a una forma jurídica capaz de ser


utilizada al servicio de cualquier fin social que la ideología política desee
asignarle; el cuerpo político es un medio o instrumento para la
realización variopinta de fines sociales cuya valoración es política.

Por ende, por ser, el fin, algo extraño al fenómeno jurídico, deviene en
ajeno al mundo del derecho constitucional.

En ese contexto, dicha teoría establece que el orden estatal afirma su


validez con prescindencia de toda legitimación supra. Así, Hans Kelsen
[ob. cit.] expone que “el Estado no es más que un medio para la
realización de todos los posibles fines sociales […]”.

Teoría Relativista. Esta teoría hace referencia a la delimitación


teleológicamente estricta de una actividad estatal guiada por parámetros
enmarcados en la tríada de seguridad, libertad y derecho. Este trino
objetivo es tal en razón de que la seguridad es consecuencia de la
23

vigencia plena e integral del derecho, como lo es la libertad, que es


producto de la realización y verificación efectiva del fenómeno jurídico.

Esta noción es criticada ya que la seguridad, la libertad y el derecho


como fines del Estado, también se encuentran sujetos a circunstancias
políticas y valorizaciones subjetivas sobre sus alcances y contenidos, lo
que en la práctica hace poco confiable el supuesto “confinamiento” del
Estado al cumplimiento de dichos objetivos.

Esta variable cobró auge y sentido durante la histórica lucha entablada


entre el Parlamento británico y el rey Jacobo II, que acabó con la
designación en el trono a Guillermo de Orange, el mismo que aceptó la
famosa Declaración de Derechos de 1689.

Teoría Limitativista. Esta concepción parte del conocimiento de los


linderos o parámetros que por propia naturaleza tiene el Estado, así
como de los deberes positivos de este con relación a sus miembros
integrantes.

En relación con lo primero, queda claro que por naturaleza el Estado no


puede crear o inmiscuirse en nada de lo que pertenece exclusivamente
a la vida íntima de los seres humanos. Georg Jellinek [Teoría general del
Estado. Buenos Aires: Albatros, 1954] señala que el cuerpo político no
puede instituir, producir ni engendrar nada de aquello que sea obra
exclusiva de la vida interior (por ejemplo, la sensibilidad ética, religiosa,
artística, etc.; a lo sumo puede propender a crear ciertas condiciones
que resulten favorables para el afloramiento de dicha sensibilidad).

El Estado no tiene más papel que aportar un ambiente y condiciones


propias para la subsistencia o el incremento de las manifestaciones
humanas en los campos de la ética, la ciencia, la cultura, etc. Con
originalidad, Héctor Rodolfo Orlandini [ob. cit.] consigna que
históricamente cada Estado tiene fines enteramente privativos
condicionantes de su peculiar proceso político. Así, señala que ello se
evidencia en la Antigua Roma con su vocación de conquista; la España
24

feudal con su impulso en pro de la fe católica; los Ausburgos y su meta


hacia la unidad de la fe; y la Rusia zarista hacia la colonización y
civilización del norte de Asia.

La determinación de los fines del Estado son plurales, a saber: la


conservación del grupo social, la juridificación de la vida coexistencial y
la del fomento del bien común.

1. El Fin de la Conservación del Grupo Social.


El Estado tiene la responsabilidad de alcanzar un nivel de seguridad
y defensa a favor de sus miembros. Ello al extremo de considerarlo
como el fin primario por excelencia.

Para tal efecto, deberá diseñar y establecer un conjunto de acciones


y previsiones que permitan la supervivencia del grupo social y su
propia permanencia en aras de poder cumplir los fines restantes.

2. El Fin de la Juridificación de la Vida Coexistencial.

El Estado tiene la responsabilidad de establecer un orden jurídico


que permita definir las relaciones generales del comportamiento
social; la designación de las autoridades para el ejercicio del poder y
su encauzamiento dentro de los valores socialmente deseados; y
asegurar el restablecimiento de la armonía y la convivencia frente a
actos perturbatorios para la coexistencia

3. El Fin del Fomento del Bien Común.

El Estado tiene la responsabilidad de establecer una comunidad que


alcance su propio “bien”; vale decir, que acceda al
perfeccionamiento y al bienestar mancomunado. En ese contexto,
apunta a que los miembros del conglomerado social pueden
desarrollar a plenitud sus potencias físicas, psíquicas, espirituales e
intelectuales; amén de alcanzar condiciones materiales de vida
óptima.
25

D. LA DIVISIÓN DE LOS PODERES DEL ESTADO.

Sobre el desarrollo constitucional de los Órganos estatales, García, V


(2010, p.217-218) indica “La doctrina constitucional consigna la
existencia de tres órganos constitucionales clásicos, a saber: Legislativo,
Ejecutivo y Judicial”; al respecto, veamos lo siguiente clasificación:

El Órgano Legislativo Dicho órgano tiene como funciones


principales las referidas a la normación y control. Dicho órgano
necesariamente debe tener una estructura colegiada y una
composición numérica amplia a efectos que en él se pueda expresar
políticamente las plurales necesidades de la sociedad. Ello en razón
a que la voluntad del Estado debe ser la voluntad política de la
sociedad. Javier Pérez Royo [ob. cit.] sostiene que “como en la
sociedad coexisten intereses y opiniones distintas, el órgano del
Estado que lo expresa debe estar constituido de tal manera que
puedan tener cabida en él dichos intereses y opiniones”.

El órgano Ejecutivo Dicho órgano tiene como función principal la


dirección política y la acción inmediata del Estado. A través suyo se
expresa y exterioriza de manera tangible la presencia del cuerpo
político. Dicho órgano necesariamente debe tener una estructura
unipersonal o bipersonal, a efectos de garantizar coherencia en la
decisión y ejecución de las funciones asignadas.

El órgano Judicial Dicho órgano tiene como función principal la


dirimencia de los conflictos interindividuales de naturaleza jurídica.
Dicho órgano necesariamente tiene una estructura unipersonal en la
primera instancia y deviene en colegiada en las instancias restantes.

En la actualidad Los peruanos vivimos en un Estado que tiene poderes


independientes y soberanos. Somos una República con un sistema
presidencial que cuenta con una democracia representativa en un
sistema multipartidista, contando con la siguiente división de poderes.
26

1. El poder Ejecutivo.

El Poder Ejecutivo es el ala que ejerce el gobierno del Estado.


Formula y ejecuta políticas generales. Está representado por el
presidente de la República, quien personifica a la Nación y al mismo
tiempo es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y Policiales del
país. Es el funcionario de mayor jerarquía nacional y es elegido por
voluntad popular.

El Ejecutivo también está comprendido por los ministerios. Estos son


carteras individuales que están enfocados y se encargan
de determinados sectores de gobierno. El primer ministro, elegido por
el presidente, es la cabeza del gabinete, para lo cual cuenta con 19
ministerios. Estos son: Defensa, Interior, Relaciones Exteriores,
Justicia y Derechos Humanos, Economía y Finanzas, Producción,
Agricultura y Riego, Energía y Minas, Comercio Exterior y Turismo,
Ambiente, Salud, Vivienda, Educación, Transportes y
Comunicaciones, Trabajo y Promoción de Empleo, Desarrollo e
Inclusión Social, Cultura, Mujer y Poblaciones Vulnerables.

2. El Poder Legislativo.

El Poder Legislativo es la rama del Estado que hace las leyes y que
ejerce el control político sobre el Ejecutivo. Es la representación
general de la democracia ya que en él está expresada la voz de los
ciudadanos. 'El primer poder del Estado’ está representado en el
Congreso de la República. Este es unicameral y tiene 130
legisladores. Cada uno es electo por departamentos, de acuerdo a la
población electoral, y cada provincia tiene un número de curules. La
función del congresista dura cinco años y tiene la potestad de
reelegirse.

3. El Poder Judicial.
Es el ala encargada de ejercer y administrar la justicia en la sociedad.
Es la facultad que tiene el Estado para hacer cumplir las leyes. De
este modo se resuelven litigios, protegen los derechos de los
27

ciudadanos y se hace cumplir las obligaciones y responsabilidades


innatas a cada parte de la sociedad. Está encabezado por la Corte
Suprema de Justicia que tiene competencia en todo el territorio. Le
sigue, en orden jerárquico, las Cortes Superiores que tienen alcance
a nivel de distritos judiciales, luego los Juzgados de Primera Instancia
y, finalmente, los Juzgados de Paz Letrados y No Letrados.

E. ORGANISMOS CONSTITUCIONALES AUTÓNOMOS.

Estos hacen referencia a la pluralidad de unidades impersonales que


tienen a su cargo competencias destinadas a perfeccionar la actuación
del estado. Los órganos constitucionales autónomos se caracterizan por
operar competencias distintas a las asignadas a los órganos de poder
clásicos (Ejecutivo, Legislativo y judicial). Dichos entes aparecen
después de la primera guerra mundial; destacándose entre ellos el
tribunal constitucional y el tribunal de Cuentas. Ello en el marco de una
tendencia a fortalecer la teoría de la distinción de órganos y distribución
de funciones. El campo de actuación es aquel en donde se requiere una
acción técnica altamente especializada.
Jaime Cárdenas García [Constitución política de los estados unidos
mexicanos. México: Porrúa-UNAM, 1997] expone que dichos órganos
poseen las características siguientes:

a) Se trata de entes establecidos y configurados expresa y directamente


en la Constitución. Por ende, se encuentran situados en el ápice de
la estructura estatal. El texto constitucional delimita sus
competencias; determina su estructura funcional y modo de
designación de sus operadores, etc.

b) Se trata de entes que realizan actividades esenciales para el eficaz


funcionamiento del estado; las cuales requieren de un manejo
técnico.
28

c) Se trata de entes que gozan de autonomía; esto es, han sido dotadas
por mandato de la constitución de la capacidad de
autodeterminación. Por ende, no dependen de ningún órgano clásico
(Ejecutivo, Legislativo y Judicial).

La autonomía radica en la potestad de decisión en relación a las


competencias asignadas. Más aún, tienen homóloga paridad de rango
jerárquico. Hiram Escudero Álvarez [“Los órganos constitucionales
autónomos y la seguridad pública”. En: Los desafíos de la seguridad
pública en México. México: UNAM-UI, 2002] justifica la creación de estos
órganos en razón de la complejidad de las características de las actuales
relaciones convivenciales dentro de una comunidad política.

En el Perú, el texto fundamental ha determinado la calidad de órganos


constitucionales autónomos a favor de los entes siguientes:

1. El Tribunal Constitucional.

El Tribunal Constitucional es el órgano supremo de interpretación y


control de la constitucionalidad. Es autónomo e independiente,
porque en el ejercicio de sus atribuciones no depende de ningún
órgano constitucional. Se encuentra sometido sólo a la Constitución y
a su Ley Orgánica - Ley Nº 28301.

Al Tribunal Constitucional se le ha confiado la defensa del principio


de supremacía constitucional, es decir, como supremo intérprete de
la Constitución, cuida que las leyes, los órganos del Estado y los
particulares, no vulneren lo dispuesto por ella. Interviene para
restablecer el respeto de la Constitución en general y de los
derechos constitucionales en particular.

El Tribunal se compone de siete miembros elegidos por el Congreso


de la República por un período de cinco años. No hay reelección
inmediata.
29

Atribuciones del Tribunal Constitucional.

Conforme al artículo 202 de la Constitución, corresponde al Tribunal


Constitucional:

a. Conocer, en instancia única, el proceso de inconstitucionalidad.


b. Conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones
denegatorias de los procesos de hábeas corpus, amparo, hábeas
data y cumplimiento.
c. Conocer los conflictos de competencia, o de atribuciones
asignadas por la Constitución, conforme a ley.

Los Procesos Constitucionales.

El Código Procesal Constitucional, Ley Nº 28237, regula los


procesos constitucionales previstos en los artículos 200 y 202, inciso
3), de la Constitución. Se pueden distinguir siete procesos
constitucionales:

a. Proceso de Hábeas Corpus.


b. Proceso de Amparo.
c. Proceso de Hábeas Data.
d. Proceso de Cumplimiento.
e. Proceso de Inconstitucionalidad.
f. Proceso Competencial.
g. Proceso de Acción Popular.

Los procesos constitucionales se clasifican en función del objeto de


protección de cada uno de ellos. Existen tres clases:

 Procesos de tutela de derechos.- Tienen por objeto la tutela


jurisdiccional de los derechos constitucionales. Corresponden a este
tipo de procesos: el proceso de hábeas corpus, el proceso de
amparo, el proceso de hábeas data y el proceso de cumplimiento.
30

 Procesos de control normativo.- Tienen por objeto proteger


jurídicamente la primacía de la Constitución respecto a las leyes o
normas con rango de Ley, en el caso del proceso de
inconstitucionalidad, y la primacía de la Constitución y de la ley
respecto al resto de normas de rango inferior a la ley, en el caso del
proceso de acción popular. En ambos procesos, es el orden
jerárquico de las normas (principio de jerarquía de las normas) de
nuestro sistema jurídico el que constituye el objeto de protección
(sistema de fuentes prescrita por nuestra Constitución Política).

 Proceso de conflicto competencial.- Tiene por objeto la


protección de las competencias que la Constitución y las leyes
orgánicas atribuyen a los poderes del Estado, los órganos
constitucionales y a los gobiernos regionales y locales
(municipalidades). Aquí se encuentra el proceso competencial.

2. El Jurado Nacional de Elecciones.

Es un organismo constitucional autónomo del Estado Peruano. Tiene


como finalidad fiscalizar la legalidad del ejercicio del sufragio, los
procesos electorales y las consultas populares, garantizando el
respeto a la voluntad ciudadana. En consecuencia es el órgano
encargado de proclamar los resultados electorales y otorgar los
reconocimientos o credenciales correspondientes a las autoridades
electas. Así mismo tiene como función el dictar resoluciones de
carácter general, para reglamentar y normar las disposiciones
electorales.

Finalmente, el jurado revisa en grado de apelación las resoluciones


expedidas en primera instancia por los Jurados Electorales
Especiales y resuelve en definitiva las controversias sobre materia
electoral. También decide en segunda y última instancia sobre los
casos de vacancias declaradas por los Concejos Regionales y
Municipales.
31

Es un órgano colegiado, cuyos cinco integrantes son elegidos por


distintas entidades del Estado. El presidente es elegido por la Sala
Plena de la Corte Suprema de Justicia, y los restante
cuatro magistrados son designados por la Junta de Fiscales
Supremos, por votación universal de los Abogados de Lima, y por
los Decanos de Facultades de Derecho uno de las universidades
públicas y otro de las privadas.

Dentro del Jurado Nacional de Elecciones se encuentra el Registro


de Organizaciones Políticas, donde se mantienen inscritos los
partidos políticos vigentes. Su sede se encuentra en la ciudad de
Lima.

3. La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).

La ONPE es un organismo electoral constitucional autónomo que


forma parte de la estructura del Estado. Es la autoridad máxima en la
organización y ejecución de los procesos electorales, de referéndum
y otros tipos de consulta popular a su cargo. Su finalidad es velar por
que se obtenga la fiel y libre expresión de la voluntad popular,
manifestada a través de los procesos electorales a su cargo. Con
relación a las organizaciones políticas, se encarga de la verificación
de firmas de adherentes de los partidos políticos en proceso de
inscripción; la verificación y control externos de la actividad
económico-financiera, así como brindar asistencia técnico-electoral
en los procesos de democracia interna.

También brindamos asistencia técnica en la elección de autoridades


de centros poblados, de universidades, de representantes de la
sociedad civil a nivel nacional y local, en los consejos de
coordinación regional y local y de autoridades y representantes de
todas las organizaciones de la sociedad y del Estado que requieran
su apoyo durante los procesos electorales.
32

4. El Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC).

Es un organismo autónomo del Estado Peruano encargado de la


identificación de los peruanos, otorgando el Documento Nacional de
Identidad (DNI), registrando hechos vitales como nacimientos,
matrimonios, defunciones, divorcios y otros que modifican el estado
civil. Durante los procesos electorales, proporciona el Padrón
Electoral que se utilizará en las elecciones.

Fue creado mediante la Ley N° 26497 del 12 de julio de 1995, en


concordancia con los Artículos 177° y 183° de la Constitución Política
del Perú. Tiene su sede en Lima, Perú.

El RENIEC es una de las instituciones más modernas en materia de


identificación y registros civiles de Latinoamérica. Asimismo, es la
institución pública más confiable del país, según estudios de
investigación realizados por importantes empresas encuestadoras.

5. La Defensoría del Pueblo.

Es un órgano constitucional autónomo creado por la Constitución de


1993. Tiene sede en la ciudad de Lima, capital de la República y
tiene representación en todo el territorio peruano.

Su misión es proteger los derechos constitucionales y fundamentales


de la persona y de la comunidad; supervisar el cumplimiento de los
deberes de la administración del Estado y la prestación de los
servicios públicos a la población.

El Defensor del Pueblo es el titular de la Defensoría nacional.


Representa y dirige la institución. Es elegido por el Congreso de la
República por un período de cinco años. Goza de total
independencia para el cumplimiento de las funciones que la
Constitución le confiere. Se rige por la Constitución y su Ley
Orgánica.
33

El Defensor del Pueblo, no desempeña funciones de juez ni fiscal.


Busca solución a problemas concretos antes de acusar a alguien. En
consecuencia, no dicta sentencias, ni ordena detenciones, ni impone
multas. Su poder descansa en la persuasión, en las propuestas de
modificación de conducta que formule en sus recomendaciones, en
el desarrollo de estrategias de protección preventiva, en la mediación
que asume para encontrar soluciones y en su capacidad de denuncia
pública en casos extremos.

A su vez, es el titular de la institución, la representa y la dirige. Para


ser elegido requiere como mínimo el voto favorable de las dos
terceras partes del Congreso de la República. Su mandato dura cinco
años. Goza de total independencia para el cumplimiento de las
funciones que la Constitución le confiere.

En adición a esto, el defensor no desempeña funciones de juez,


fiscal ni sustituye autoridad alguna. Busca solucionar problemas
concretos antes que encontrar culpables. Es así que no dicta
sentencias, sino que busca influir en las decisiones que se tomen

6. La Contraloría General de la República.

Es un organismo constitucional autónomo del Estado Peruano


encargado de controlar los bienes y recursos públicos del país.

Tiene su sede central en Jesús María, Lima, Perú, y para su


desempeño desconcentrado cuenta con las Oficinas de Coordinación
Regional Lima Metropolitana, Lima Provincias, Centro (Huancayo),
Norte (Chiclayo) y Sur (Arequipa), así como con 20 Oficinas
Regionales de Control en las ciudades de Abancay, Ayacucho,
Cajamarca, Chachapoyas, Chimbote, Cusco, Huancavelica,
Huánuco, Huaraz, Ica, Iquitos, Moquegua, Moyobamba, Piura,
Pucallpa, Puerto Maldonado, Puno, Tacna, Trujillo y Tumbes.
34

Es el órgano superior del Sistema Nacional de Control, que cautela el


uso eficiente, eficaz y económico de los recursos del Perú, la
correcta gestión de la deuda pública, así como la legalidad de la
ejecución del presupuesto del sector público y de los actos de las
instituciones sujetas a control; coadyuvando al logro de los objetivos
del Estado en el desarrollo nacional y bienestar de la sociedad
peruana”.

La Controlaría General tiene por misión dirigir y supervisar con


eficiencia y eficacia el control gubernamental, orientando su accionar
al fortalecimiento y transparencia de la gestión de las entidades, la
promoción de valores y la responsabilidad de los funcionarios y
servidores públicos, así como, contribuir con los Poderes del Estado
en la toma de decisiones y con la ciudadanía para su adecuada
participación en el control social.

7. EL CONSEJO NACIONAL DE LA MAGISTRATURA

El Consejo Nacional de la Magistratura o CNM es un organismo


constitucional autónomo de la República del Perú, que tiene sede en
el distrito de Lima. Su función es fortalecer el sistema de
administración de justicia, nombrando y ratificando a jueces y
fiscales, destituyendo a aquellos que transgredan sus
responsabilidades, contribuyendo de ese modo a mejorar la
administración de justicia y la defensa de la legalidad en el país.

Es independiente y se rige por su ley orgánica. Sus miembros son


elegidos de la siguiente manera: Uno elegido por la Corte Suprema,
uno elegido por la junta de Fiscales Supremos, uno por los Colegios
de Abogados del país, dos por los demás Colegios Profesionales,
uno por los rectores de las universidades nacionales y uno por los
rectores de las universidades privadas. Adicionalmente, el Consejo
Nacional de la Magistratura puede ampliar su número a nueve
miembros, con los dos miembros adicionales elegidos por el mismo
Consejo.
35

8. El Banco Central de Reserva.

El 9 de marzo de 1922 se creó el Banco de Reserva del Perú. El 28


abril de 1931, luego de las recomendaciones del profesor Edwin W.
Kemmerer, junto a un grupo de expertos, se transformó en el Banco
Central de Reserva del Perú.

Hay dos aspectos fundamentales que la Constitución Peruana


establece con relación al Banco Central: su finalidad de preservar la
estabilidad monetaria y su autonomía. De acuerdo a la Constitución,
el Banco Central tiene las siguientes funciones:

 Regular la moneda y el crédito del sistema financiero.


 Administrar las reservas internacionales.
 Emitir billetes y monedas.
 Informar periódicamente sobre las finanzas nacionales.

9. La Superintendencia de Banca y Seguros.

La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP es el organismo


encargado de la regulación y supervisión de los Sistemas Financiero,
de Seguros y del Sistema Privado de Pensiones, así como de
prevenir y detectar el lavado de activos y financiamiento del
terrorismo. Su objetivo primordial es preservar los intereses de los
depositantes, de los asegurados y de los afiliados al SPP.

La SBS es una institución de derecho público cuya autonomía


funcional está reconocida por la Constitución Política del Perú. Sus
objetivos, funciones y atribuciones están establecidos en la Ley
General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica
de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (Ley 26702).
36

IV. CONCLUSIONES.

1. En su evolución El estado peruano, antes de la Independencia, tuvo un


origen externo, toda vez que los libertadores y próceres de la
Independencia inspirados por sus experiencias e ideas de las
revoluciones europeas y norteamericana, promovieron la creación de
un estado peruano independiente construyéndose inicialmente con una
lógica monárquica, de arriba hacia abajo, para pasar posteriormente a
un estado republicano en la actualidad.

2. La Justificación de la existencia de El Estado radica en que el hombre


no puede vivir fuera de la sociedad, y la sociedad no puede existir en
forma permanente sin la autoridad y el derecho. El Estado representa
la posibilidad única de realización de la vida social del hombre en sus
distintos aspectos.

3. Las Funciones del Estado son de naturaleza normativa, ejecutiva -


administrativa, jurisdiccional y contralora, estas representan las
razones principales para la existencia del Estado; se desprenden o
derivan de los objetivos que dan origen y razón de “ser” al Estado, su
determinación tiene carácter técnico en la medida que se busca
precisar la naturaleza de las actividades estatales y sus relaciones
mutuas.

4. La actividad del estado solamente puede manifestarse a través de los


órganos del poder público, para lo cual el estado se ha divido en tres
poderes: Poder Ejecutivo, Poder legislativo y Poder Judicial, los mismo
que son independientes y cada uno con determinadas funciones.

5. Los órganos constitucionales autónomos han sido creados con la


finalidad de perfeccionar las actuaciones del Estado las cuales
requieren un manejo técnico, su autonomía radica en la potestad de
decisión en relación a las competencias asignadas, por ende, no
dependen de ningún órgano clásico (Ejecutivo, Legislativo y Judicial),
contando con 9 órganos constitucionales autónomos.
37

V. REFERENCIAS.

Garcia, V. (2010). TEORÍA DEL ESTADO Y DERECHO CONSTITUCIONAL.


(3° edición). Arequipa: Editorial ADRUS S.R.L.

Organismos constitucionales autónomos del Peru. (2015). Recuperado el 26 de


octubre de 2015, de http://joseandrealex.blogspot.com/2015/10/organismos-
constitucionales-autonomos.html?m=1

Instituto para la Asistencia Democrática Electoral (2008). Programa de


Formación Política. Módulo 1: Estado: funcionamiento, organización y proceso
de construcción de políticas públicas. Lima, Perú.

Vallejo, J. Curso de Derecho Administrativo General. En: Revista Estudios de


Derecho, Universidad de Antioquia, No. 9. Medellín, p. 57-100.

Sayagues, E. Tratado de Derecho Administrativo, Tomo I, tercera edición,


Montevideo, p. 46.

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