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DOMINGO ES FIESTA
P. Clemente Sobrado
Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y
Santiago, y subió al monte a orar.
Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una
blancura fulgurante, y he aquí que conversaban con Él dos hombres, que eran Moisés y Elías;
los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su muerte, que iba a cumplir en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su
gloria y a los dos hombres que estaban con Él.
Y sucedió que, al separarse ellos de Él, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, bueno es estarnos aquí.
Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”, sin saber lo que
decía.
Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar
en la nube, se llenaron de temor.
Y vino una voz desde la nube, que decía: “Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.”
Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, no dijeron a nadie nada
de lo que habían visto.
PALABRA DE DIOS
Amigos, hoy el día amanece radiante como esos días espléndidos de verano. El pasado
domingo todo era desierto y todo era tentación. Hoy vemos al otro Jesús. Al Jesús por dentro.
No al Jesús hundido sino al Jesús que anticipa las luces de la Pascua.
Hoy estamos en el monte, signo de encuentro y diálogo con Dios. Estamos el clima de oración
y Jesús nos hace el regalo de dejarnos ver por un instante la verdad de su corazón y la verdad
de su Pascua.
En la vida hay días malos, pero también hay días de fiesta, de alegría.
Nuestro gran peligro es mirar siempre las cosas desde afuera. Ver a las personas por fuera y
no ser capaces de ver la verdad y la bondad de su corazón.
Hay montañas que vistas por fuera son ásperas y escabrosas. Sin embargo, el geólogo
descubre que en sus entrañas hay infinidad de riquezas: hierro, cobre, plata, oro. El que
vendió aquel campo no sabía que dentro se encerraba un tesoro. Por eso alguien vendió todo
lo que tenía para comprarlo.
La corteza de la nuez, decía San Agustín, es amarga, pero dentro lleva un dulce y sabroso
fruto. Los árboles tienen una áspera corteza, pero dentro hay una savia maravillosa que da
vida y una estupenda madera que vale oro.
Así es Dios. Lo vemos por fuera y tenemos ideas muy extrañas de Él, pero cuando lo sentimos
por dentro nos enamora con su amor. Hoy, amigos, todos vamos a ser esos geólogos que
descubrimos la belleza de nuestro corazón y la belleza del corazón de los que nos rodean. No
les parece estupendo que hoy pudiéramos vernos todos por dentro y exclamar: ¡Qué bien se
está aquí en familia, en la Iglesia, entre los amigos!
4.- ¿Quiere decir que Dios no siempre se revela y manifiesta como es?
RESPUESTA: Dios se revela en todo momento y a cualquier hora, pero lo hace siempre a
través de la humanidad de la encarnación. Vemos lo humano de Jesús, pero no siempre
podemos ver lo que esa humanidad esconde.
6.- ¿Quiere decir que el sacerdote tiene una manera diferente de ver las cosas, de ver
lo que los demás no vemos?
RESPUESTA: No. Por la fe todos vemos lo mismo, pero al Sacerdote le ha encomendado una
misión que necesariamente tiene que ver siempre lo oculto, lo escondido, lo que hay al otro
lado.
8.- O sea que ustedes tienen que estar mirando siempre como por rayos X…
RESPUESTA: Bueno, no solo nosotros, también ustedes los fieles. Porque también ustedes
tienen que vivir la misma experiencia. Y esto es lo maravilloso y, si quieres, también lo difícil
de la fe. Donde los ojos ven pan, la fe ve el cuerpo de Cristo. Donde los ojos ven un pecador,
la fe ve un hombre o mujer transformado por la gracia del perdón. Pero esto no sucede solo en
los sacramentos de la Iglesia, también tiene que darse en los sacramentos humanos.
10.- ¿Y cuando veo a alguien que me ha hecho daño, a quién tengo que ver?
RESPUESTA: A tu hermano, a tu prójimo, al mismo Jesús.
14.- ¿Estaríamos diciendo que cada vez que vemos a alguien por dentro también nos
puede deslumbrar?
RESPUESTA: Yo te veo a ti desde fuera, pero cuánta bondad y cuánta gracia se esconde
posiblemente dentro de esa tu humanidad. Hasta me atrevería a decir que dentro de ti y de
cualquiera se esconde una belleza que posiblemente tú mismo nunca has visto y que de verla
te quedarías deslumbrado de ti mismo, porque verías a Dios dentro de ti.
15.- Esto me hace pensar que más lo que no se ve que aquello que vemos. Lo cual
significaría que vivimos en constante contacto con el misterio de Dios.
RESPUESTA: Esto es lo maravilloso de la vida. Por eso debiéramos vivir como estupefactos
delante de cualquiera, sabiendo que aunque el paquete no sea muy elegante dentro hay toda
una belleza. Nosotros tenemos montañas que dentro tienen hierro, plomo, plata, oro y no sé
cuántas cosas. Pero tú y yo ¿qué vemos en realidad?
20.- Sin embargo, todos vemos a la Iglesia más desde los hombres y lo que hacen los
hombres, que desde ese misterio de Jesús en ella.
RESPUESTA: Los miembros de la Iglesia debiéramos vivir de tal manera que nuestras vidas
fuesen como la transfiguración del verdadero misterio que se esconde dentro. Los santos
revelan esa presencia de Dios en la Iglesia y son las verdaderas transfiguraciones de la Iglesia,
mientras que los pecadores oscurecemos esa presencia.
22.- Recuerdo haberle escuchado contarlo alguna vez aquí mismo, pero en estos
momentos no me viene a la memoria.
RESPUESTA: Una mamá enseñaba a sus hijos a ver los vitrales de las ventanas de la Iglesia
diciéndolo que eran los santos. De pronto, el niño le pregunta: “Mami, ¿y quiénes son los
santos?” “Los santos, hijito, son aquellos que dejan pasar la luz.” Bella definición de lo que
cada uno debiéramos ser en la Iglesia, los que dejamos pasar la luz que hay dentro.
23.- Lo extraño, Padre, es que la Transfiguración de Jesús duró muy poco. Para
cuando se dieron cuenta todo había vuelto a la normalidad.
RESPUESTA: Es que la forma normal de expresarse Dios no es la extraordinaria, sino que Dios
se revela en lo ordinario de la vida y es ahí donde hay que encontrarlo.
24.- ¿Por qué en el segundo Domingo de Cuaresma se nos presenta casi todos los
años la Transfiguración de Jesús?
RESPUESTA: Por su mismo significado. La Cuaresma es un tiempo para descubrir el verdadero
rostro de Dios, es además un tiempo de preparación para la Pascua que aquí se anticipa de
alguna manera, para que luego no nos escandalice el fracaso humano de la cruz. Por eso, a los
discípulos se les prohíbe hablar de lo que han visto, hasta que resucite.
DESPEDIDA: Amigos no todos los días será de Tabor, pero todos los días podemos descubrir
el rostro de Jesús en el rostro del hermano