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RESEÑA CRÍTICA

DIVERSIDAD CULTURAL Y CONTENIDOS ESCOLARES

TORRES SANTOMÉ, J.(2008). Diversidad cultural y contenidos curriculares.

Revista de Educación, 345, 83-110.

Por:

Pedro Manuel Aguilar Luna.

Presentado a:

Marcela Lora Díaz

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA

FACULTAD DE EDUCACIÓN, CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES

MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

Cartagena, 2015
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El proceso educativo en su propósito de insertar al individuo de manera positiva a

la realidad en la cual está inmerso, tiene que enfrentar y afrontar, situaciones de

distinta índole y por ende con distintas consecuencias o repercusiones sociales.

Aspectos como la inversión en educación hecha por el estado o por el gobernante

de turno, afectan el proceso educativo, en su calidad, en su organización y

desarrollo (protestas y reclamaciones sindicales), entre otros efectos; de igual

manera, el fin último de la educación en cuanto al individuo o la sociedad que

desea formar o construir es otra “pieza” del “tablero” con la cual también debe

“jugar” el proceso educativo y el ¿ por qué ? es ese tipo de individuo el que se

desea formar y ¿ por qué no otro ? es otra situación a afrontar por la educación

como proceso y como sistema inherente a la sociedad, y si a esto le sumamos la

diversidad de idiosincrasias individuales y colectivas existentes, sabremos

entonces, que estamos frente a un asunto complejo. En este plano de la

diversidad cobra vital importancia el análisis desarrollado por Jurjo Torres

Santomé, Torres Santomé, J.(2008) Diversidad cultural y contenidos curriculares.

Revista de Educación, 345, 83-110. en relación con la diversidad cultural y los

contenidos curriculares en su trabajo titulado: Diversidad cultural y contenidos

escolares, trabajo este en el cual el autor aborda desde la perspectiva de la

justicia y la igualdad de oportunidades el tema de la predeterminada marginación

a la que están sometidos algunos sectores sociales por parte del sistema

educativo utilizado, como instrumento de un poder dominante.


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Plantea Jurjo, que el tema de la justicia e igualdad de oportunidades en el

sistema educativo implica analizar hasta donde, el currículo desarrollado por las

instituciones educativas integra y reconoce las diversas idiosincrasias colectivas

e individuales; la forma cómo son seleccionados los contenidos de dichos

currículos y el papel de las instituciones respecto a espacios de resistencia y

denuncia de desigualdades y discriminación, o por el contrario en el papel de ser

acatadoras de un mandato político que legitima la marginación.

Llega el autor a estas conclusiones al analizar que la tarea de los profesores o

profesoras nunca ha sido fácil; la cantidad de subprocesos involucrados en el

proceso educativo: emociones, valores, grupos, conocimientos y destrezas y de

rutinas; que esta labor en la actual sociedad capitalista y de la información, se

vuelve aún más compleja, porque la globalización invisibiliza o impide determinar

con precisión cómo es realmente el mundo de hoy y por lo tanto complicando la

definición del tipo de persona que el proceso educativo debe promover, sin

embargo, en la búsqueda de conocer el real funcionamiento de esta sociedad

globalizada se llega, de manera obligada, al descubrimiento de cómo se

producen las injusticias en nuestro entorno próximo, en las distintas sociedades y

en el mundo en general. En este proceso de búsqueda o conocimiento de la

explicación de las injusticias, queda sustentada también la razón de ser de la

educación en su función social, ya que como lo sugiere Jurjo toda persona

educada debe poder analizar entre otras cosas: los modelos económicos,
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políticos y sociales más justos; las perversiones del capitalismo hegemónico y el

neoliberalismo económico; los medios que legitiman la cultura dominante; la

relación poder y conocimiento y la influencia de la racionalidad científica en las

conciencias escolares y cotidiana en general.

Sugiere en este punto el autor que aunque pudiera pensarse que una institución

escolar comprometida con estos fines puede ser un espacio que muestre lo

negativo de la sociedad, debemos ser conscientes de que, entre los objetivos

más urgentes de la educación actual está el de educar con optimismo y confianza

en las posibilidades del ser humano, sin descuidar jamás la capacidad de

reflexión, análisis y el compromiso con la defensa de la justicia y la democracia.

Aún sabiendo que aunque resulte doloroso visibilizar el sufrimiento social y que la

teorización sobre el mismo no solucione el problema, si constituye un avance, al

mostrarle a quienes sufren, que hay una explicación social oculta

intencionalmente por un poder dominante, del sufrimiento padecido, y que por lo

tanto hay una salida social de dicho padecimiento; que no está en los genes, en

los astros, ni en los otorgados por alguna divinidad, sino, que el “fracaso” de estos

sectores sociales sufridos, es ante todo, “nuestro fracaso” , el fracaso de nuestro

sistema escolar. Por lo tanto uno de los retos más importantes de los actuales

sistemas educativos es de integrar a los mismos un compromiso con la

educación de quienes forman esos grupos sociales desfavorecidos, en donde

cada estudiante, independientemente de sus capacidades intelectuales y

aspectos psicosociales, se sienta acogido, participante y respetado por el


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currículo con el cual se encuentra en la escuela, es decir, un currículo que

constituyéndose en pro de la justicia y la igualdad de oportunidades y respete la

diversidad cultural existente.

Considera el autor, que las medidas tomadas recientemente en España

tendientes a atender la diversidad (grupos de diversificación curricular, de

refuerzo educativo, programas de educación compensatoria, entre otras) no son

suficientes, si no se replantean los contenidos que las instituciones consideran

básicos, sobre todo respecto a quienes, cómo y por qué seleccionar eso

contenidos.

Vuelvo aquí, en estos puntos a inquietarme con los planteamientos del autor,

apoyando sus consideraciones, en el sentido de observar como en el contexto

colombiano, el currículo apenas, hace algunos años ha empezado a involucrar de

manera decisiva, algunos elementos encaminados a integrar y a atender la

diversidad cultural colombiana con la constitución política de 1991 y la ley 70 de

1993. Sin embargo, los rezagos en la implementación y los resultados de los

mismos son latentes (racismo, deserción escolar, embarazos no deseados y a

temprana edad, violencia intra y extraescolar, calidad educativa, pobreza y

desigualdad social, entre otros) , y como consecuencia de esto, en el fondo del

debate se trasciende a lo político, económico, laboral y cultural resultando en un

mayor desconcierto social como lo reafirman los más de sesenta años de

violencia guerrillera y de otras organizaciones. Por esto, en mi opinión, también


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acierta el autor cuando plantea que la escuela debe constituirse en un espacio

que, antes de legitimar por mandato político, injusticia y desigualdad, en uno de

análisis, reflexión, denuncia y acción encaminada a la cohesión e inclusión social,

que democratice el bienestar, pero en el marco racional e intelectual, no con

violencia o coaación.

Es así, como Jurjo distingue nueve estrategias curriculares incorrectas, ya que

son legitimantes de ese poder marginalista dominante. Estas estrategias

incorrectas son: la segregación, consistente en el agrupamiento del alumnado en

función de su sexo, clase social, etnia y capacidades. Esta reviste, además, al

interior de la escuela niveles más específicos como el de tener, algunos colectivos

sociales desfavorecidos, asignaturas diferentes al resto de la colectividad.

Resulta segregador en el plano clasista y racista, según el autor, lo que en

España se conoce como ”aula de enlace” cuya finalidad es facilitar y acelerar el

aprendizaje de la lengua castellana por parte de los alumnos extranjeros

aspirantes a escolarizarse en instituciones dependientes de recursos públicos, lo

cual, en principio parece muy conveniente, pero presenta en su redacción

aspectos que dejan abierta la posibilidad para que el inmigrante no pueda pasar

del aula de enlace al centro concertado y se vea obligado, por lo tanto, a llegar a

la red pública, como lo muestra el hecho de que el 82.01% de los escolares

procedentes de América Latina y el Caribe, África, Europa no comunitaria, Asia y

Oceanía estudia en colegios públicos. Lo mismo sucede con la segregación por la


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clase social, la cual es de las más antiguas en la educación; lo cual también

ocurre con los estudiantes a partir de sus capacidades intelectuales y físicas, los

cuales fueron concentrados, hasta épocas recientes, en reducto específicos con

avances educativos muy limitados y que terminaban legitimando, aún más, la

exclusión social. Sin embargo, las luchas de activistas sociales, estimulados por

ideas propias e importadas, lograron algunas reivindicaciones de estos grupos

segregados por sus condiciones físicas, y apreciando, por el contrario, el alto

potencial, en todos los frentes sociales de las personas con alguna discapacidad.

En mi opinión, permitir y desarrollar estrategias segregadoras al interior del

sistema educativo es, en una primera instancia, es perpetuar unos sesgos

sociales, que la persona realmente educada debe abolir de su idiosincrasia

individual y colectiva, porque como, lo expresé al comienzo de esta reseña, si la

educación pretende entre sus fines últimos integrar al individuo a la realidad que

lo circunda, de manera que también tenga elementos para aportar al

mejoramiento de la misma, entonces la persona educada sabrá que la

marginalidad y la discriminación, han sido históricamente, fuentes de grandes

enfrentamientos y tragedias sociales, que demandan la abolición de tales

prácticas en todos los frentes sociales. De igual manera, en segunda y última

instancia, las desigualdades e injusticias sociales, desvirtúan la convivencia al

interior de la escuela y de la sociedad en general, por lo que en buena hora en

Colombia se viene implementando el Sistema General de Convivencia escolar y

formación para los Derechos Humanos, la Educación para la Sexualidad y la


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Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar (2013), Ley 1620 de 2013 y Dec.

Reglamentario 1965 de 2013, ya que nuestro país no está exento de este tipo de

prácticas, como lo verificamos con la existencia, en la ciudad de Cartagena y el

departamento de Bolívar de ciertas instituciones con un tipo de formación y

acceso a ella sólo para unos pocos.

La segunda intervención curricular considerada en este trabajo es la E xclusión,

consistente, según el autor, en que se ignoran culturas presentes en la sociedad,

verificándose esto a través de su silencio y ausencia en materiales curriculares,

bibliotecas y recursos educativos en general; facilitándose así la reproducción de

los discursos dominantes. Este tipo de intervención se observa, tanto en el

ámbito sociopolítico internacional, cuando las culturas dominantes acallan

cualquier manera las voces de protesta( textos, medios de comunicación, etc.)

denuncia o reclamación de las oprimidas y propagan aquellas que denigran de las

que protestan, denuncian o reclaman. Es característica este tipo de intervención

de los sistemas educativos que asumen un modelo de sociedad mono-cultural, en

donde se asumen ausentes las demás realidades o se representan de acuerdo

con el imaginario del grupo hegemónico dominante. Esto se manifiesta en las

características de los libros de texto, los cuales continúan presentando una

realidad que no corresponde a la actual (hombres de raza blanca, padres de

familia con empleo estable y bien remunerado, católicos, de clase media,

heterosexuales, sanos, entre otros aspectos apartados del contexto real) , es así ,

entonces, como estos grupos desdibujados en el plano educativo son silenciados


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y se constituyen en lo que los grupos hegemónicos denominan con menosprecio

“cultura popular”.

Podemos decir entonces que nuestro sistema educativo también es excluyente,

porque muchos de nuestros textos muestran una persona, generalmente, como la

que describe el autor, incluso, teniendo en nuestro sistema educativo algo

denominado Etnoeducación, los libros de texto que llegan como dotación a

instituciones catalogadas como etnoeducativas, nada o poco tienen que ver con

dicho carácter institucional, es más, abordan una serie de aspectos geográficos,

culturales y científicos por fuera del contexto nacional, verificándose así la

influencia de un grupo o grupos de dominación.

Nos muestra, Santomé, como tercera estrategia curricular inadecuada a la

Desconexión. Esta se presenta en dos modalidades, la denominada “El día de… “

la cual, a pesar de ser una de las modalidades más habituales de transversalidad

del currículum y en general de abordaje de las problemáticas y manifestaciones

culturales más próximas al alumnado y que no suelen aparecer en los libros de

texto, ni de un modo visible, en el currículo oficial legislado, consiste en trabajar

esporádicamente, por ejemplo, un determinado día del año, temas relacionados

con las situaciones sociales más conflictivas, abusivas y cotidianamente

silenciadas, tales como: las formas que adopta la opresión de las mujeres( “el día

de la mujer”); la lucha contra los prejuicios racistas(“el día de la hispanidad”); o

dedicarse a reflexionar sobre la clase trabajadora (“el día de la clase obrera”);


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investigar acerca de la contaminación( “el día del árbol”), las guerras(“ el día de la

paz”), entre otras actividades que sólo se trabajan como algo especial, en la

escuela, momentáneo, cuando deberían tenerse en cuenta siempre en el

proyecto educativo, en los programas y tareas que cuentan para el momento de

la evaluación. La otra modalidad es la compartimentación en asignaturas, la cual

es una de las formas típicas de organización y sistematización de los contenidos

que se estudian, pero que dificulta la verdadera comprensión de la realidad y, por

consiguiente, de las situaciones y problemas sociales, culturales, políticos y

religiosos. En este modelo de diseño y desarrollo curricular las informaciones con

las que se enfrenta el alumnado están parceladas en asignaturas incomunicadas

entre sí. Aunque los contenidos obligatorios estén presentes en las materias que

se imparten en las aulas, no facilitan la creación de situaciones de aprendizaje

relevante y significativo para el alumnado. Esto sirvió como argumento para que

se introdujera la educación transversal en la LOGSE en el gobierno de Felipe

González, lo cual no se llevó a la práctica, imponiéndose el tradicionalismo

curricular. En la actualidad existen leyes que fomentan la educación

interdisciplinar e integrada ( Ley Orgánica de Educación, 2006) , pero que chocan

con algunas medidas como la gratuidad de los libros de texto, que no facilitan el

trabajo interdisciplinar, ya que estos están construidos de forma disciplinar.

Al igual que lo planteado por Jurjo, en nuestro sistema educativo se verifican con

bastante claridad algunos de estos elementos intervencionistas del currículo, al

palpar que muchas veces, incluso, las pocas veces que se retoman las
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temáticas sociopolíticas y culturales citadas por el autor, son tomadas por los

educandos y educadores como espacios casi perdidos y de simple

tradicionalismo y representación.

La otra intervención curricular es la Tergiversación, descrita por el autor como una

de las estrategias didácticas más inmorales, injustas y peligrosas, ya que se trata

de presentar sólo textos seleccionados, que sirvan para legitimar las

desigualdades sociales, económicas, políticas, religiosas, étnicas, de género y

lingüísticas y ocultar aquellos textos que sirvan para someterlas a análisis crítico.

En este sentido es claro que la información impartida en las aulas de clase

obedece a procesos educativos intencionados e impremeditados. Es así como,

producto de esta estrategia, sería posible que un educando encuentre

contradicciones en el análisis de una situación de acuerdo con el país donde se

encuentre. Se incluyen aquí otro tipo de tergiversaciones no menos injustas o

peligrosas como la naturalización, la psicologización, la infantilización, el

paternalismo y el presentismo, todos tendientes a desdibujar la realidad

marginalista, opresora y discriminante que circunda a las llamadas culturas

silenciadas.

En este aparte, me atrevo a decir que en el contexto colombiano, esta situación

constituye un punto de discusión bastante avanzado, ya que aunque continúan

algunas concepciones, sobre todo históricas predominando en algunos textos,

ya los docentes y educandos, apoyados, incluso en la televisión, procuran mostrar


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estos aspectos desde otra perspectiva. Sin embargo es frecuente observar en los

distintos medios situaciones(discriminación, racismo, violencia, tendencias

sociopolíticas y culturales, entre otras manifestaciones) que denotan el resultado

de acciones educativas tergiversadas.

En conclusión, considero que el análisis desarrollado por Jurjo, constituye en

referente obligado para quien pretenda abordar el análisis de las problemáticas

sociales en sus distintas manifestaciones y que entienda que los procesos

educativos tienen mucho que ver, tanto en las causas como en las

consecuencias, con la realidad del mundo hoy. Por lo tanto entiendo que él nos

hace un llamado, tanto como ciudadadanos, pero mayormente como directamente

implicados en el proceso educativo, a reconocer, resistir y luchar desde las es

cuelas contra todas esas prácticas opresoras, que impiden a la educación ser el

verdadero motor de desarrollo y bienestar de los pueblos.


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Referencias bibliográficas

- Torres Santomé, J.(2008). Diversidad cultural y contenidos escolares.

Revista de Educación, 345, 83-110.

- Ley 1620 de 2013 y Decreto Reglamentario 1965 de 2013. Sistema

nacional de convivencia escolar y formación para los derechos humanos, la

educación para la sexualidad y la prevención y mitigación de la violencia

escolar .

- Larousse diccionario básico escolar,(1999). Cia. Editorial Ultra, S.A. de

C.V. , Centeno 162, Col. Granjas Esmeralda, México 09810, D.F.

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