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1.10 Capítulo tercero: de los deberes para con sus colegas __________________ 16
1.11 Capítulo cuarto: de los deberes para con sus clientes __________________ 17
1.1 Concepto:
El término deontología fue acuñado por primera vez por Jeremy Bentham, que
la define como la rama del arte y de la ciencia cuyo objeto consiste en hacer en
cada ocasión lo que es recto y apropiado.
Los códigos de ética profesional en nuestro país, son elaborados por los colegios
profesionales que, tal como los define el artículo 1 de la Ley 2/1974, de 13 de
febrero, de Colegios Profesionales (en adelante LCP), “son corporaciones de
derecho público, amparadas por la ley y reconocidas por el Estado, con
personalidad jurídica propia y plena capacidad para el cumplimiento de sus
fines”, entre los que se encuentra la ordenación del ejercicio de las profesiones.
Según el artículo 5. j) de la LCP, corresponde a los colegios profesionales
“ordenar, en el ámbito de su competencia, la actividad profesional de los
colegiados, velando por la ética y dignidad profesional y por el respeto debido a
los derechos de los particulares, y ejercer la facultad disciplinaria en el orden
profesional y colegial”. Nos hallamos ante una muy característica relación
constituida sobre la base de la delegación de potestades públicas en entes
corporativos dotados de amplia autonomía para la ordenación y control del
ejercicio de actividades profesionales, que tiene fundamento expreso en el
artículo 36 de la Constitución.
Sería tal vez muy extenso enumerar todas las funciones y tareas que puede
realizar un médico veterinario en una sociedad, aunque no suelen ser parte de
un conocimiento general. El objetivo principal de este artículo es hacer
hincapié respecto al comportamiento social que debe tener el profesional
veterinario, donde se contemplen obviamente las normas básicas de la ética
profesional.
Teniendo en cuenta lo expresado, el médico veterinario debe velar por cumplir
algunos principios generales importantes frente a la sociedad, como son la
salvaguarda del prestigio profesional sobre la base de una conducta ejemplar,
no sólo pública sino también en el ámbito privado, que involucre todos los
aspectos de su actividad social y profesional, procurando obtener la mayor
estima de parte de la comunidad.
Asimismo es importante el aporte que se debe hacer para poder contribuir con
conocimientos a la elevación de los hábitos sanitarios en los animales que
comparten su vida con la población, así como a enseñar y desarrollar el
conocimiento de todos aquellos que lo solicitan y que evidencien un manifiesto
interés social, ya que “todo aquel conocimiento que no sea compartido no sirve
de mucho”.
Este Código de Ética Profesional tiene como misión sensibilizar a los Médicos
Veterinarios Zootecnistas para que su ejercicio profesional se desenvuelva en
un ámbito de honestidad, legitimidad y responsabilidad, en beneficio de los
animales, de su profesión y de la sociedad.
Los animales son seres capaces de sentir dolor físico y sufrimiento emocional,
sin embargo, no pueden ejercer su autonomía, tampoco pueden comunicarnos
sus necesidades, ni su parecer sobre lo que hacemos con ellos, los seres
humanos somos quienes tenemos en nuestras manos la tutela de los animales
y las decisiones sobre su vida, su cuerpo y su salud, esto los hace vulnerables;
corresponde a los profesionistas de la Medicina Veterinaria y Zootecnia ser los
responsables morales de los animales, guardianes de su salud y su bienestar.
La profesión veterinaria es la interlocutora entre la sociedad y los animales y
debe aplicar los avances científicos para el beneficio de los animales y de los
seres humanos, por lo que conscientes de esta responsabilidad, los Médicos
Veterinarios Zootecnistas:
Para Kant el bien moral radica en obrar de tal modo que el sujeto pueda desear
que la máxima en la que se sustenta su acción se convierta en ley universal.18
La ética debe sentar las bases para la deontología (el actuar por deber), que
determina los deberes que han de cumplirse, y así poder elaborar códigos,
normas y leyes. Es decir, éstas deben tener siempre un fundamento ético para
que puedan ser creíbles y esperar que se cumplan.
No es éste el caso de las normas éticas que están plasmadas en los códigos
deontológicos, que a diferencia de las normas legales no se da la facultad
punitiva del Estado para sancionar su incumplimiento. La observancia de la ética
depende exclusivamente de la conciencia y la voluntad de quien se ha impuesto
por sí mismo, por auto convencimiento, el deber de cumplirla. Ésta voluntad debe
ser autónoma.
La fuente de un código de ética es, por un lado, la propia conciencia del individuo
o del grupo que a ella se adhiere, y por otro, los sentimientos y los afectos para
considerar algo como valioso, bueno o útil (en función de lo que el grupo
considera que proporciona felicidad al individuo y a la colectividad). Lo que está
en juego en la ética es a quién o a quiénes considera “su grupo”.
Como en todo acto humano los usos y las costumbres marcan reglas sociales
aceptadas en su momento (moral), las cuales se van modificando con la
evolución de la misma sociedad, y de las reflexiones que sobre ella se hagan,
por tanto, este Código de Ética y Bioética que es susceptible de mejorarse y
actualizarse, requiere de las aportaciones del gremio y del público en general
para mantener su vigencia. Esperamos en futuras ediciones contar con su
colaboración.
1.5 BIOÉTICA
La bioética es una disciplina que surge en los años ’70, como un puente entre
las ciencias biológicas y las humanidades. Su objetivo es el estudio sistemático
de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y la salud, a la luz
de los principios de la ética, incluyendo la consideración del entorno ecológico,
demográfico y ambiental, por lo que una profesión como la Medicina Veterinaria
y Zootecnia, cuyos sujetos de estudio y de trabajo, son precisamente los seres
vivos y su ambiente, está estrechamente relacionada con los planteamientos, las
reflexiones y las propuestas de la Bioética.
Una ética que se limita únicamente a las obligaciones que tenemos con los
demás humanos, resulta insuficiente para enfrentar los problemas
medioambientales, la defensa de la biodiversidad y las relaciones con los otros
vivientes; por ello, en el siglo XXI es necesaria una ética más amplia e incluyente,
que se extienda a otros organismos, que también son capaces de experimentar
dolor y bienestar, tomándolos en cuenta y ampliando así nuestro círculo de
deberes éticos.
Los animales, quienes contribuyen a que tengamos una mejor calidad de vida,
deben ser vistos y considerados como sujetos y nunca como objetos, como
alguien y no como algo, ya que son mucho más que simples medios para los
fines de nuestra especie.
Los animales así como los niños pequeños, los enfermos mentales y los
pacientes en estado de coma, no pueden ejercer su autonomía, por lo que
terceras personas, designadas como tutores, son quienes toman las decisiones
por ellos. Generalmente esta función recae en quienes los tienen a su cargo, es
decir, sus cuidadores responsables (resulta éticamente más apropiado llamarlos
así, que “dueños”, “amos” o propietarios, que son términos que más bien deben
utilizarse cuando se trata de bienes materiales, no de seres vivientes). Pero en
ocasiones esta responsabilidad también recae en los médicos veterinarios
zootecnistas o en los encargados de los animales.
Artículo 6. El Médico Veterinario Zootecnista debe responder por sus actos, que
con motivo del ejercicio profesional dañen o perjudiquen a terceros, aún y cuando
sus actos o funciones se realicen de manera colectiva.
Artículo 18. Las funciones del Médico Veterinario Zootecnista otorgadas por la
autoridad pública son intransferibles.
Artículo 20. El Médico Veterinario Zootecnista debe observar todos los asuntos
relativos al ejercicio profesional.
Artículo 21. El Médico Veterinario Zootecnista al emitir una opinión o juicio
profesional en cualquier situación y ante cualquier autoridad o persona, debe ser
imparcial, ajustarse a la realidad y comprobar los hechos con evidencias.
Artículo 23. El Médico Veterinario Zootecnista debe dar crédito a sus colegas,
asesores y subordinados por la intervención de éstos en las investigaciones y
trabajos elaborados en conjunto. Se considerará falta grave el plagio
premeditado.
Artículo 32. No debe atraer por cualquier forma clientes de otro colega. Cuando
llegue a él un paciente referido por otro colega, ya resuelto el caso debe remitir
al cliente y al paciente con el Médico Veterinario Zootecnista que lo recomendó
y refirió.
Artículo 59. Cuando el Médico Veterinario Zootecnista no cuente con los medios
técnicos o con el conocimiento necesario para resolver un caso clínico, debe
reconocer su limitación, y turnar al paciente con un colega que sea competente
en la materia, o bien deberá recomendar a un especialista de su confianza.
Artículo 63. Debe evitar dañar física y/o emocional a los animales, de manera
intencional, refinando sus prácticas de manejo y sujeción para no provocarles
dolor, y en caso de procedimientos invasivos o que provoquen ansiedad, deberá
realizarlos bajo analgesia, sedación o anestesia; dependiendo del tipo de
procedimiento.
Artículo 85. Cuando no exista otra opción mejor, que darle muerte a un animal,
el Médico Veterinario Zootecnista deberá hacerlo en forma eutanásica, con el
método y los instrumentos más adecuados para la especie en cuestión, según lo
indican las normas oficiales y los paneles de eutanasia internacionales; de una
forma rápida, efectiva y lo menos dolorosa posible. Por lo que se procurará la
sobredosis de anestésicos ya sea inyectables o inhalables. Deberá evitar usar
los métodos físicos (electrocución, desnucamiento, decapitación o punción
cardíaca) siempre que sea posible, o en caso de que tenga que utilizarlos,
deberá aplicarlos previa tranquilización, anestesia o insensibilización del animal.
Artículo 86. El Médico Veterinario Zootecnista debe cuidar del hábitat natural de
los animales silvestres, no deberá privarlos de su libertad si no es con el fin de
preservar la vida de éstos. No debe interferir con su bienestar, y bajo ninguna
circunstancia debe permitir su caza, comercialización o que se lucre con ellos.
Artículo 90. Todo procedimiento que cause ansiedad o que resulte invasivo o
doloroso para un animal, deberá realizarse bajo analgesia, sedación o anestesia,
dependiendo del tipo de procedimiento. No se deben administrar relajantes
musculares o agentes paralizantes curariformes, salvo cuando se empleen
simultáneamente con un anestésico, ya que pueden enmascarar el dolor que el
animal puede sentir.
Artículo 91. Los Médico Veterinario Zootecnista que participen en estudios con
animales vivos, deberá tener en cuenta que aquellas situaciones que producen
dolor, incomodidad o ansiedad a los humanos, pueden también producirlas a
otras especies de vertebrados, y tienen la obligación ética de evitar o reducir al
máximo tales situaciones, antes, durante y al finalizar los experimentos.
Artículo 95. El Médico Veterinario Zootecnista debe procurar que los animales
sean alojados en albergues adecuados al número y especie de que se trate, en
donde éstos puedan moverse, tener acceso al agua potable y al alimento
cómodamente, así como a áreas de sombra y sol.
Artículo 105. El Médico Veterinario Zootecnista debe servir como auxiliar de las
instituciones e investigación científica, proporcionando a éstas, en la medida de
lo posible, los documentos o informes que se requieran.
Artículo 110. Además de las sanciones civiles y penales previstas a este efecto,
la violación de las disposiciones del código de ética relativas al ejercicio
profesional de la Medicina Veterinaria y Zootecnia, pueden dar lugar a sanciones
disciplinarias que serán aplicadas por los colegios o asociaciones de
profesionistas, las cuales podrán ser:
La Deontología Médica es una disciplina que se ocupa del estudio de los Actos
Médicos desde el punto de vista ético y moral y que los califica como buenos o
malos, a condición de que ellos sean voluntarios y conscientes. Al decir "Actos
Médicos", debe hacerse referencia a los que adelanta el profesional de la
Medicina o la Medicina Veterinaria en el desempeño de su profesión frente al
paciente (Ética Médica [Veterinaria] Individual), a la sociedad (Ética Médica
[Veterinaria] Social) lo que incluye por supuestos a sus clientes y colegas. Los
actos que lleve a cabo el individuo en función de su vida privada, no profesional,
caerán en el campo de la Ética General, misma que permite juzgar los actos de
cualquier persona.
El "Acto Médico" no tiene que ver sólo con lo relativo al paciente, y a un paciente
dado. El Médico y el Médico Veterinario actúan en función profesional también
en actividades distintas a la clínica y a la cirugía, como son las atinentes a la
salud pública, al laboratorio clínico, la patología, la reproducción, la medicina
legal, a la investigación biológica, la ecología, la gerencia, la extensión, la
docencia, etc. Precisamente, uno de los defectos que tiene la Ética tradicional,
es que en el juzgamiento moral del Médico y del Médico Veterinario se redujo su
campo de acción a lo que hagan al lado del paciente o en el quirófano. Sin
embargo, el Médico y el Médico Veterinario, no sólo tienen compromiso con su
paciente, sino también con la sociedad toda y con el ecosistema.
En la actualidad, se aceptan como tres los principios, considerados leyes
morales, en Ética Médica y Médica Veterinaria. Estos principios son de carácter
imperativo, racional, universal, categórico, autobligatorio y consiente; ellos son:
La autonomía hace referencia a la libertad que tiene una persona para establecer
sus normas personales de conducta, es decir la facultad para decidir y
gobernarse a sí misma, basada en su propio sistema de valores y principios; es
decir, expresa autorregulación, autovaloración y autogobierno, sin constricciones
de ningún tipo. La persona autónoma determina por sí misma el curso de sus
acciones de acuerdo a un plan escogido por ella misma. Por supuesto que
durante el acto médico la autonomía tiene que ver con la del paciente y no con
la del Médico, y en el caso de la Medicina Veterinaria tiene que ver con la
autonomía del dueño del paciente. Hoy en día, la autonomía ha llegado a
convertirse en la consigna que simboliza el derecho moral y legal de los
pacientes, y de los dueños de pacientes, a adoptar sus propias decisiones sin
restricción ni coerción, por más bienhechoras que sean las intenciones del
Médico o del Médico Veterinario. Al fin y al cabo sus decisiones autónomas
responderán a su propia conciencia, a su propia Ética.
La máxima latina primum non nocere (primero no hacer daño) siempre ha sido
tenida como el fundamento de la moralidad en el ejercicio médico humano o
veterinario. Pese a que se desconoce quién y cuándo la pronunció, se relaciona
con la Escuela Hipocrática.
Artículo 18°.- Se define como cliente la persona natural o jurídica que solicita
del Médico Veterinario cualquier actividad profesional para las que está facultado
por su titulación profesional y como consecuencia le abona los correspondientes
honorarios. Debe tratarlo con honestidad, cortesía y paciencia, procurando no
discutir temas profesionales.
Artículo 20°.- El Médico Veterinario debe mostrar siempre ante su cliente una
actitud correcta y profesional. La relación entre ambos tiene que basarse en la
mutua confianza. El Médico Veterinario debe atender con igual solicitud y
conciencia a todos sus clientes, sin hacer distinciones debidas a raza,
nacionalidad, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia
personal o social.
Artículo 27°.- El Médico Veterinario debe solicitar la autorización del cliente, por
escrito, antes de acceder a realizar la eutanasia y/o necropsia del animal.
Artículo 34°.- A solicitud del cliente, el Médico Veterinario está obligado a facilitar
a otro Médico Veterinario habilitado profesionalmente, los datos necesarios para
completar el diagnóstico, así como el examen de las pruebas practicadas al
paciente.
Artículo 41°.- Los Médicos Veterinarios que apliquen medicinas alternativas que
no posean una base científica aceptable, están obligados a registrar
objetivamente sus observaciones para posibilitar la evaluación de la eficacia
profesional de sus métodos.
Artículo 44°.- Los Médicos Veterinarios deben tratarse entre sí con deferencia,
respeto y lealtad, cualquiera sea la relación jerárquica existente entre ellos y
tienen la obligación de defender al colega objeto de ataques/denuncias injustas
y de compartir sus conocimientos científicos.
Artículo 51°.- El Médico Veterinario que reciba un caso clínico referido deberá
atender al paciente únicamente en relación a los servicios solicitados por el
Médico Veterinario remitente, colegiado y activo (hábil).
Artículo 58°.- En el trabajo en equipo podrá existir un director que coordine las
actuaciones de los miembros, pero esa condición no podrá ser instrumento de
dominio o exaltación personal. El Médico Veterinario que tiene la condición de
director de grupo, tiene como deber propiciar y mantener un ambiente de
exigencia ética y de tolerancia para las diversas opiniones profesionales.
Artículo 82°.- El Médico Veterinario que deba trabajar con productos biológicos,
químicos, radiaciones ionizantes u otros elementos que constituyan un riesgo
potencial para la salud del hombre, de los animales y ambiental, debe cautelar
el cumplimiento y aplicación correcta de los procedimientos de bioseguridad que
sean necesarios y de la legislación existente sobre la seguridad y protección,
para él y sus colaboradores, denunciando bajo responsabilidad ante la autoridad
competente y el CMVP las violaciones a esas normas y a las leyes de protección
del medio ambiente.
Artículo 85°.- La investigación con animales vivos debe basarse en las normas
científicas aceptadas comúnmente y el sufrimiento físico y/o estrés de los
animales experimentales deberá ser el mínimo posible, evitando su sufrimiento.
Artículo 86°.- El Médico Veterinario está obligado a tener una distinción clara
entre procedimientos en fase de ensayo y aquellos que ya han sido aceptados
como válidos y son practicados en el ejercicio de la Medicina Veterinaria clínica,
porque el ensayo clínico de nuevos procedimientos no deberá privar al paciente
de recibir un tratamiento aceptado como válido. Cuando se desee aplicar un
tratamiento en fase de ensayo, deberá requerirse el consentimiento del
propietario debidamente informado.