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y Noviazgo
Ayudando a los jóvenes a vivir un noviazgo en
santidad y con propósito
Por César Donaldo Arzú
Título del Libro: Cristianos y Noviazgo
Nombre del autor: César Donaldo Arzú
Copyright © 2015 por César Donaldo Arzú
Todos los Derechos Reservados.
Edición: César Donaldo Arzú
Diseño de Portada: Jennifer Iliana Cárcamo
Todos los derechos reservados. Este libro ha sido publicado en modalidad de
auto publicación por el autor oficiando también como editor. Ninguna sección de
este material puede ser reproducida en ninguna forma ni por ningún medio sin la
autorización expresa de su autor. Esto incluye pero no se limita a reimpresiones,
extractos, fotocopias, grabación, o cualquier otro medio de reproducción. Para
mayor información por favor contactar con el autor vía correo electrónico en
carzurami@yahoo.com
Publicado en Guatemala en junio 2015
ISBN 978-9929-40-681-0
Facebook: Facebook.Com/Cesar Donaldo Arzú
Twitter: @carzuram
Índice
Índice
Reconocimientos
Prefacio
Introducción
Capítulo 1 – Antecedentes del noviazgo
Relaciones de parejas en tiempos bíblicos
Relaciones de parejas antes de la revolución sexual
Relaciones de parejas después de la revolución sexual
Bibliografía
Reconocimientos
Desde mis inicios en la fe cristiana, he tenido como mentores a personas
muy especiales que se han esforzado por transmitirme valores bíblicos para
ponerlos en práctica como de principios de vida. Replicar parte de esos valores
en otras personas, es lo que me ha llevado a escribir este libro. Por eso
aprovecho este espacio para hacer un reconocimiento público a esas personas
que son merecedoras de elogios terrenales de mi parte y de una corona de
victoria por parte de Aquel a quien ellos sirven de manera dispuesta.
Gracias a Jorge Alberto Orellana por haber tenido la paciencia de
evangelizarme por tres años y por enseñarme los primeros pasos de un evangelio
centrado en la Biblia.
Gracias al pastor Jorge Mario Orellana por haberme invitado a formar parte
del equipo fundador de la Iglesia Evangélica Centroamericana Mies de Puerto
Barrios; en la cual, una vez instalada, me dio el privilegio de servir como
miembro de la junta pastoral y como pastor de jóvenes durante muchos años.
Además le agradezco porque, con sus enseñanzas personalizadas y sabios
consejos, me orientó a buscar la santidad y a compartirla con aquellos que, al
igual que yo, han sido llamados por nuestro Glorioso Señor Jesucristo para
formar parte de la Nación Santa.
Gracias a todos los hermanos de la Iglesia Evangélica Centroamericana
Mies, en especial a los jóvenes. Compartiendo con cada uno de ustedes he
aprendido a dar lo mejor, porque también he recibido de ustedes lo mejor en
amor.
Gracias a Roel Antonio López por su apoyo incondicional al guiarme en la
manera correcta de redactar un libro orientado a los jóvenes. Le agradezco
infinitamente por haberse involucrado con dedicación y esmero en la revisión de
este material.
Gracias a Jennifer Iliana Cárcamo por colaborar en este proyecto redactando
las reflexiones para algunos capítulos. También le agradezco mucho por el
diseño de la portada de este libro.
Gracias a los jóvenes de la Iglesia El Ejército de Dios de ciudad Guatemala,
por su dinamismo y pasión en la sesión fotográfica para el diseño de la portada
de este libro.
Enorme gratitud y todo mi amor a mi amada esposa Aura Isabel Tomas, por
estar a mi lado sustentándome con su amor y apoyándome incondicionalmente
en todos los proyectos que emprendo. Eres una gran bendición de Dios para mi
vida.
Todo mi amor y ejemplo a mis hijos Herbert, Pamela, César, Hazell y Pablo;
son herencia de Jehová y una enorme bendición para mi vida. Ustedes son y han
sido mi motivo de inspiración en esta vida.
Todo mi cariño y amor de abuelo para mis nietas Zoe y Emiliana. Son una
enorme bendición en mi vida.
Prefacio
Este es el primer libro con el que me estoy aventurando en el mundo de la
literatura. Decidí redactarlo, porque un interés especial en el tema del noviazgo
nació en mí durante el tiempo que fui pastor de jóvenes de la Iglesia Evangélica
Centroamericana Mies de Puerto Barrios, pues por varios años hubo necesidad
de tratar este tema para encontrar principios de sabiduría que los jóvenes
pudieran aplicar a sus vidas a fin tener un noviazgo exitoso. Entendiendo por
noviazgo exitoso aquel que cumple con el objetivo de ser la etapa de preparación
para el matrimonio.
La necesidad de encontrar principios de sabiduría se reafirmó en mí, porque
durante muchos años pude observar a jóvenes cristianos de diferentes
congregaciones, que eran muy entregados a los asuntos de la Fe y que tenían
mucho ánimo de servicio al Señor. Sin embargo, al verse involucrados en una
relación de noviazgo, sin aplicar principios de sabiduría, se dejaron llevar por la
emoción y descuidando su vida espiritual cedieron ante la tentación y se vieron
comprometidos con el pecado de la fornicación. Es decir, la emoción los
arrastró al descuido, dejándose influenciar por la cultura. No se percataron que
Satanás ha capturado las culturas de las sociedades para infiltrar costumbres que
son muy atractivas a la naturaleza pecaminosa pero que debilitan el espíritu del
hombre y lo hace vulnerable a la tentación. Mi intención al escribir este libro, es
aportar elementos de sabiduría que ayuden a los jóvenes a ser precavidos y evitar
ser atrapados por esas costumbres, a fin de mantenerse puros y santos durante su
relación de noviazgo.
Otro problema que pude observar en los noviazgos de cristianos, y que
también ratificó en mí la necesidad de escribir este libro, es que a menudo los
jóvenes que se involucran en este tipo de relación, se olvidan que el objetivo
principal del noviazgo es prepararse para el matrimonio. En consecuencia, no
trazan el rumbo de su relación hacia una unión matrimonial firme y duradera,
sino que, simplemente se involucran para satisfacer el instinto e ir pasándola
bien, hasta que con el correr del tiempo descubran si son o no afines para el
matrimonio. Mi propósito es aportar a los jóvenes ideas para enfocar su
noviazgo en el objetivo principal y también para trazar la ruta a seguir a fin de
alcanzar ese objetivo.
No pretendo por medio de esta obra dar una fórmula mágica para el éxito del
noviazgo entre los cristianos. Las fórmulas mágicas no existen y mucho menos
para una relación tan compleja como lo es el noviazgo. Lo que pretendo es
aportar consejos bíblicos prácticos que los jóvenes puedan aplicar sabiamente a
su vida para no vivir un noviazgo conforme a las costumbres del mundo, sino
conforme a la vocación a la que fueron llamados.
Dios bendiga a cada joven que tenga la oportunidad de leer este libro. El
Señor mueva su corazón a aplicar en su noviazgo los principios que aquí se
presentan a fin de que lo vivan en santidad y con propósito.
Introducción
El presente libro tiene como objetivo ofrecer a los jóvenes cristianos
principios de vida que les ayuden a vivir sus relaciones de noviazgo como
corresponde a hijos del Dios tres veces Santo. Es decir, en santidad y con
propósito.
Es conveniente explicar la razón del por qué un nuevo libro de noviazgo. La
unión de personas en pareja es un asunto puramente cultural. Éste tipo de
relación varía según las costumbres de las sociedades. Y como Satanás es el
príncipe de este siglo,[1] él ha infiltrado en las culturas prácticas perversas que
fortalecen la carne y debilitan el espíritu del hombre; especialmente en aquellas
relacionadas con el noviazgo. Y como esas prácticas son infiltradas sutil y
paulatinamente, nadie se percata de los cambios que estas promueven y cuando
la sociedad viene a reaccionar, es difícil erradicarlas, pues ya se enraizaron en la
cultura y todos las ven como reglas normales de conducta. A las sociedades en
este caso les acontece más o menos lo que le sucede a una rana cuando alguien
pretende cocinarla: Si una persona echa una rana a una olla de agua hirviendo,
ella saltará de inmediato y saldrá huyendo para salvar su vida. Pero si la echa en
una olla de agua fría que está siendo calentada por el fuego, ella estará tranquila
aunque la temperatura del agua vaya subiendo de a poco, porque su cuerpo se irá
adaptando a los cambios de temperatura y, sin percatarse, morirá al hervir
juntamente con el agua. Así le ha estado sucediendo a la sociedad con el
noviazgo, porque sutilmente se le fueron agregando prácticas que en otro tiempo
solamente correspondían al matrimonio, y ahora toda la sociedad las acepta
como normales. La perversidad nos ha ido consumiendo de a poco y, al igual
que la rana, seguimos estando tranquilos como si nada estuviese pasando.
Ahora bien, el problema para los cristianos es que vivimos dentro de las
sociedades que han ido adoptando malas prácticas en las relaciones amorosas; y
al igual que el resto de las personas, no nos percatamos de los cambios, y luego,
también resultamos adoptando la corriente del mundo; aunque, con ciertos
límites, solamente para hacer la diferencia. Lo lamentable de esto, es que a
medida que el límite de perversidad del mundo sube de tono, en esa medida
también sube de tono el nivel de tolerancia a la perversidad de los cristianos.
Por ejemplo, hubo un tiempo en que las mujeres cristianas no vestían pantalón,
porque se tomaba como provocación a los varones; pero las mujeres del mundo
sí, solo que no muy ajustados para no caer en la indecencia. Luego, cuando las
mujeres del mundo dejaron los pantalones formales para usar ajustados, las
cristianas comenzaron a usar los pantalones formales que dejaron de usar las no
cristianas. Y cuando las mujeres del mundo dejaron de usar pantalones ajustados
para usar levanta cola, las mujeres cristianas comenzaron a usar pantalones
ajustados, tanto así, que hoy no es raro ver a jovencitas asistir a las reuniones de
jóvenes vestidas de esa manera, y algunas, hasta con levanta cola. Quiero
aclarar que mi ejemplo no es para prohibir ni para condenar el uso del pantalón
entre las mujeres cristianas, sino para sustentar mi teoría de que el límite de
permisibilidad en el cristianismo se ha ido moviendo conforme se mueve el
límite de perversidad del mundo. El noviazgo no es la excepción en cuanto a
esto, pues hoy en día es común ver a parejas de novios cristianos compartiendo
besos y caricias en exceso, pero que su pensamiento está muy lejos del
matrimonio; y tampoco es de extrañar que algunos ya estén teniendo relaciones
sexuales creyendo que no es pecado a los ojos del Señor.
Es debido a todo lo anterior escrito que me aventuré a escribir este mi
primer libro. En los seis capítulos de esta obra despliego una serie de consejos
(la mayoría de ellos basados en la Biblia) para que los jóvenes logren identificar
las malas prácticas del noviazgo actual y las eviten, a fin de no engrosar más las
estadísticas de jóvenes cristianos que ceden ante la tentación. Mi propósito es
aportar elementos de sabiduría que ayuden a los jóvenes a volver a las sendas
antiguas[2] del noviazgo y tomarlo como la etapa de preparación para su
matrimonio, manteniéndose puros y santos delante de Dios mientras llegan a la
ceremonia de bodas.
Este libro está orientado a jóvenes que tienen un compromiso serio con la
santidad. Cada palabra de esta obra está dedicada a aquellos jóvenes que
valientemente han decidido sujetar el instinto a la sabiduría buscando hacer en su
noviazgo todo lo que es puro, todo lo digno y todo lo que es de buen nombre
para que el Señor sea glorificado por su buen testimonio. Cada palabra de este
libro está orientada también a los jóvenes que están dispuestos a esforzarse para
evitar ser arrastrados por la corriente del pensamiento mundano que pervierte a
los incautos, aunque eso signifique tener que soportar burlas, rechazos y ofensas
de parte de aquellos que, mediante esas actitudes, quieren obligarlos a ser igual
que ellos. Y por último, cada palabra de este libro está orientada a jóvenes que
aman cumplir con su función de sal de la tierra y luz del mundo en medio de una
sociedad que necesita ser preservada del mal y ser iluminada con buenas obras.
Quiera el Señor Jehová Dios Todopoderoso, que estas palabras lleguen a los
corazones de los jóvenes lectores y les ayude a cambiar su cosmovisión del
noviazgo, de manera que cuando les corresponda tener este tipo de relación, lo
hagan sobre principios que les lleve a mantenerse en santidad y enfocados en el
propósito para el cual fue creado.
Capítulo 1 – Antecedentes del noviazgo
El noviazgo no siempre existió en las sociedades y cuando inició no fue lo
que hoy se practica. Durante mucho tiempo en la historia, las parejas no
interactuaban físicamente bajo la figura de una etapa previa al matrimonio con el
objetivo de compartir y conocerse mejor. Es decir, el noviazgo simplemente no
existía. Para conocer un poco más sobre esto, a continuación revisaremos en la
historia, cómo se daban las uniones de personas en pareja en tiempos bíblicos,
cómo se daban antes de la revolución sexual y cómo se dan ahora después de la
revolución sexual.
Noviazgo prematuro
El noviazgo prematuro es la pretensión de amar antes de tiempo. Es una
relación amorosa que se da en una pareja que no está preparada física, mental,
emocional y económicamente. En otras palabras, es tener novio o novia cuando
todavía no se está preparado para contraer matrimonio.
No idolatrar a la pareja[53]
En el noviazgo entre cristianos no se idolatra a la pareja. Suele suceder que
los jóvenes se emocionan tanto con el noviazgo que resultan dando más
importancia a fortalecer esa relación que la relación con Dios. En este caso,
ambos pierden la perspectiva de lo que Dios debe significar para ellos y resultan
retirando de sus agendas las actividades cristianas que se entrecruzan con sus
citas amorosas. El tiempo que antes ocupaban para orar y leer la Biblia o para
asistir a la congregación, ahora lo ocupan para sus momentos románticos. Todas
sus actividades personales se circunscriben a los cuidados del noviazgo y por
consiguiente, descuidan su relación con el Señor. Eso demuestra que aman más a
la pareja que al Señor. Se olvidan que amar a otro ser antes que a Dios es
idolatría y los que hacen tal cosa no son dignos del Señor.[54]
Descuidar la relación con el Señor para fortalecer la relación de noviazgo
puede traer consecuencias negativas a la vida de la pareja, de las cuales
mencionaré algunas a continuación:
1. Estrellarse con el pecado.
Una de las consecuencias que la idolatría genera, es la de estrellarse con
el pecado por ceder ante la tentación. El riesgo de estrellarse, aumenta
en la medida en que uno o ambos miembros de la pareja son carnales;
es decir, entre más descuiden su relación con Dios más débiles
espiritualmente estarán; y entre más debilidad tengan, más carnales
serán; y entre más carnales sean, mayor será el riesgo de ceder ante la
tentación y comprometerse con el pecado. Las parejas cristianas que
descuidan su relación con Dios para fortalecer la suya se vuelven
vulnerables a las tentaciones aumentando el riesgo de ceder ante ellas.
Para evitar ese tipo de consecuencia, los novios deben ser sabios y
corregir ese tipo de actitud procurando retomar todas sus actividades
devocionales con regularidad para fortalecer su vida espiritual.
2. Manipulación.
Otra de las consecuencias que la idolatría deja, es la manipulación que
ejerce el idolatrado sobre quien lo idolatra. Esto sucede porque quien
idolatra hace que su vida gire por completo en torno a su pareja y esto
empuja al idolatrado a tomar control, no solo de la relación, sino
también de las acciones y pensamientos de su pareja manipulándola
para que haga lo que él o ella desea. Una relación así es muy peligrosa,
porque propicia la oportunidad al idolatrado de hacer lo que se le antoje
con su pareja sin que esta se percate de las consecuencias que
impliquen esos actos. Quien idolatra a su pareja queda expuesto a ser
arrastrado por las ideas de su contraparte incluyendo las buenas y las
malas.
Otra manera en que se manifiesta la manipulación es cuando el novio
ejerce sobre la novia la autoridad que solo los padres tienen derecho a
ejercer sobre ella. Esto sucede cuando el novio restringe los horarios y
controla las actividades de la novia, a tal grado que, ella tiene que
pedirle permiso para realizar esas actividades aun cuando ya cuenta con
el consentimiento de sus padres. Una actitud así es perjudicial para la
pareja y una falta de respeto hacia los padres de la novia, porque, si
bien es cierto que el Señor ha delegado la autoridad de la pareja al
varón, esta solo aplica única y exclusivamente en el matrimonio, no en
el noviazgo. Por lo tanto, la novia que idolatra a su novio, se expone a
pecar de injusticia permitiendo que su novio usurpe la autoridad que
solo los padres pueden ejercer sobre ella.
Para evitar este tipo de consecuencias la pareja tiene que poner al Señor
como centro de su relación, de esa manera su noviazgo será acorde a las
prácticas cristianas.
3. Inestabilidad emocional.
Otra de las consecuencias de idolatrar a la pareja es caer en
inestabilidad emocional cuando la relación termina sin llegar al
matrimonio. Esto sucede porque quien idolatra siente que su vida no
tiene sentido si la otra persona no está a su lado. Eso puede llegar a ser
muy crítico, porque el afectado puede pensar que no vale la pena vivir
sin la pareja, y en esas circunstancias el suicidio puede verse como una
opción viable para escapar del problema. Entonces, quien idolatra a su
pareja se expone a caer en inestabilidad emocional y por consiguiente, a
graves consecuencias.
Para corregir ese tipo de actitud, los novios deben evitar la idolatría
recordando que nadie, excepto Dios, les es indispensable para vivir, a
menos que sus órganos vitales estén conectados a la otra persona.
Para tener una relación de noviazgo como conviene a santos, la pareja
debe tener cuidado de no desplazar a Dios de la prioridad que se
merece. Los novios tienen que mantenerse firmes en las buenas
prácticas de fe procurando no bajar su frecuencia en la oración, en la
lectura de la Palabra y en la asistencia a los servicios devocionales de la
congregación. Para eso, tienen que planificar sus citas amorosas en
horarios que no se traslapen con aquellas actividades que son cruciales
para el crecimiento de su vida espiritual. Haciendo esto, evitarán caer
en idolatría y disminuirán riesgos.
Huir de la fornicación[55]
En el noviazgo, los cristianos tienen como tarea recurrente el huir de la
fornicación. Los jóvenes deben tomar medidas de sabiduría para prevenir ser
seducidos por el pecado. Entre estas medidas tenemos:
1. Rechazar las libertades que el mundo da al noviazgo.
Para huir de la fornicación y mantener una relación de noviazgo en
santidad, a los jóvenes cristianos les conviene rechazar todas las
libertades que la sociedad otorga al noviazgo en la actualidad. La idea
mundana de que entre más íntimo sea el noviazgo más efectivo será y
de que entre más se involucren sexualmente más garantía hay de
conocerse mejor, no debe ser opción para los cristianos. Porque esa idea
promueve prácticas que deberían ser aborrecibles para ellos, ya que,
hace permisible la relación sexual sin matrimonio, lo cual va en contra
del anhelo de vivir en santidad. Es por eso que, desde el principio de la
relación a los novios les corresponde retirar de sus mentes la idea de
que tienen licencia abierta para intimar con su pareja usando como
pretexto el convivir como si fueran esposos para ver si la relación
funciona, porque eso no aplica para los cristianos, pues es pecado.
2. Ser sobrio especialmente en las citas.[56]
Para huir de la fornicación y mantener el noviazgo en santidad, los
jóvenes cristianos tienen que procurar con todo su corazón mantenerse
sobrios durante las citas amorosas. Es en las citas donde se maximizan
los riesgos de ceder ante la tentación, y estos riesgos se incrementan en
la medida en que se pierde el juicio. Es por eso que los jóvenes deben
procurar, para esos momentos, tener una mente sana, ser sensatos,
razonables, prudentes, juiciosos y tener dominio propio.
Para lograr el propósito de mantenerse sobrios en las citas, los novios
deben conocer, lo que a mi criterio, es la curva del control de la
tentación.
La primera zona de la curva marca el área en la que las emociones
pueden ser controladas fácilmente, a esa zona le llamo “Bien
portados”; es en esa zona donde los novios tienen que procurar
mantenerse durante toda la cita.
La segunda zona marca la negociación que la tentación inicia con la
pareja para convencerlos de pecar. A esta zona le llamo “Corre porque
te quemas”. En esa zona se tiene parcialmente el control de las
emociones, pues los pensamientos se empiezan a nublar, porque el
instinto empieza a querer tomar el control de los actos. Es llegando a
esa zona cuando los novios deben ser sabios y cancelar la cita para otro
día, a fin de evitar el peligro.
La tercera zona marca el momento en que la concupiscencia da a luz el
pecado, porque la pareja ya perdió por completo el control de las
emociones y cedió ante la tentación. A esa zona le llamo “Fallaste, ya
pecaste”. Esta es la zona en la que las parejas deben evitar caer, pues es
en la que la emoción tiene total control sobre el razonamiento y el
instinto sobre la sabiduría. En esa situación los novios cometen
cualquier error.
Y por último, la cuarta zona es la que marca el momento en que se
recupera el control sobre las emociones, sin embargo, ya es tarde,
porque ya ocurrió lo que no debía pasar. A esta zona le llamo “¿Por qué
lo hice?” En esta zona aflora el remordimiento, los reclamos y las
lágrimas. Sin embargo, ya solo es como desahogo, pues
lamentablemente no fueron sabios para prevenir el error.
Para mantener un noviazgo digno de ser llamado cristiano, los novios
deben procurar incansablemente mantenerse sobrios, porque, solamente
manteniendo control sobre sus instintos, mantendrán en santidad su
noviazgo.
3. Evitar el contacto físico excesivo.[57]
Para minimizar el riesgo de ceder ante la tentación y vivir un noviazgo
en santidad, es necesario que los jóvenes eviten los excesos en el
contacto físico durante sus citas. Ninguna pareja de novios cristianos
planifica ceder ante la tentación y tener sexo pre-matrimonial, sino que,
con el recorrer del tiempo, se van creando paulatinamente las
condiciones apropiadas, y un día sucede. El contacto físico excesivo
acelera la creación de esas condiciones, las caricias por largos períodos
preparan el cuerpo para la relación sexual; y una vez se está en esa
condición, se es más vulnerable a ceder ante la tentación. Es por eso
que es de mucha importancia que los novios cristianos eviten a toda
costa los excesos en los roces corporales, porque esto les ayudará a no
exponerse al pecado. (Entiéndase por contacto físico excesivo a todo
aquel estímulo que altera el estado normal del cuerpo y aumenta el
deseo de tener relaciones sexuales).
El conocimiento de las reacciones instintivas del cuerpo, ayudará a los
jóvenes a ser sabios y evitar el contacto físico excesivo. Algo que debe
considerar la pareja, es que el cuerpo humano aumenta paulatinamente
el límite de satisfacción ante cualquier experiencia. Por ejemplo, al
principio de la relación, el tomarse de las manos y el darse besos
simples satisfacen las expectativas de la pareja, pero conforme va
pasando el tiempo, el cuerpo va subiendo el límite de satisfacción y se
hace necesario agregarle más calor a los besos y a las caricias para
sentirse satisfechos, y en la proporción que sube el límite de
satisfacción, así sube el tono del contacto físico, hasta que la relación
sexual llega a ser necesaria para sentirse satisfechos. La sabiduría
manifestada en evitar la interacción corporal en exceso ayudará a los
novios a no ceder ante la tentación.
En el noviazgo entre cristianos, la santidad es tan importante que, si
para mantenerla es necesario evitar por completo el contacto físico, hay
que hacerlo. Conozco la historia de una pareja de novios que tuvieron
que optar por vivir su noviazgo sin besos y sin caricias debido a que
ambos habían tenido experiencias sexuales antes de conocerse y de ser
cristianos; y como conocían sus límites, decidieron no tener contacto
físico durante su noviazgo para evitar exponerse a la tentación. Ese es
el tipo de actitud que los novios cristianos deben asumir para demostrar
que están muy comprometidos con la santidad.
Moderar el contacto físico en las citas, controlando el aumento de los
límites de satisfacción, ayudará a los jóvenes a huir de la fornicación y
a mantenerse viviendo en la santidad que nuestro Dios demanda de sus
hijos.
4. Evitar las citas en lugares solitarios.[58]
Un noviazgo entre cristianos requiere reglas muy claras a cumplir para
facilitar huir de la tentación y mantener en santidad a los novios. Una
de esas reglas básicas, es la de no tener citas amorosas en lugares
solitarios, apartados u oscuros. Las citas en lugares muy privados
exponen a la pareja al riesgo de pecar, porque propician la intimidad; y
entre menos expuestos estén al riesgo menos posibilidades tendrán de
ser tentados. Por eso, es recomendable que los novios acuerden sus
citas en lugares que no provoquen ir más allá de los besos. Por
ejemplo, no es conveniente que tengan sus citas en casa de amigos o en
casa de la jovencita cuando esté sola o en el dormitorio de ella, aunque
los padres estén en casa, o en cualquier otro lugar que propicie un
ambiente para la intimidad. También deben de cuidar no tener sus citas
en horarios muy avanzados de la noche sin la supervisión de los padres
o algún adulto mayor, especialmente para las fiestas de fin de año.
Evitar las citas amorosas en lugares solitarios y apartados es una
manera eficaz de huir de la fornicación y favorecer un noviazgo en
santidad.
5. No vestirse de manera provocativa.[59]
Otra de las reglas que el noviazgo entre cristianos requiere para huir de
la fornicación y facilitar un noviazgo en santidad, es que la mujer evite
vestirse de manera provocativa para las citas. La ropa que vestimos
envía mensajes inconscientes a las personas que están alrededor nuestro
y además refleja la personalidad, el carácter, las intenciones y el juicio
de una persona. Vestirse de manera provocativa hace que la mujer envíe
inconscientemente un mensaje sexualmente sugerente al varón, quien lo
recibirá por su punto de estímulo sexual que es la vista; esto despertará
en él el deseo de tener sexo. Y como el hombre por naturaleza es un
cazador y ante cualquier estímulo puede incrementar su habilidad para
cazar, es muy probable que intente satisfacer su instinto, procurando
consumar el acto sexual. Entonces, para minimizar la provocación
visual a su pareja, es bueno que las jovencitas no vistan ropa
provocativa en sus citas, sino la que esté en perfecta consonancia con su
profesión de fe; pues una mujer que ama a Jesucristo procurará no
causar furor con su vestuario, ya que, su principal interés será mostrar
el carácter de Dios en todo cuanto hace y en todo cuanto usa. Si una
mujer se viste como debe hacerlo una cristiana, su vestimenta revelará
pureza y castidad, no le interesará mostrar las formas de su cuerpo para
competir con otras, ni para estimular la vista de su novio.
Para evitar vestirse de manera provocativa las jovencitas tienen que
estar firmes en los fundamentos de la fe cristiana. Esto lo expreso,
porque, lamentablemente en estos días estamos viviendo en una
sociedad altamente hedonista y obsesionada con la apariencia física y la
moda, lo cual provoca; en la mayoría de casos; que los varones vean a
las mujeres más como un objeto sexual que como una mujer para
formar un hogar. Esto sucede porque los diseñadores de la actualidad
han erotizado la moda promoviendo estilos que sugieren sexo por
doquier. Esos estilos se caracterizan por promover el uso de ropa
extremadamente ajustada o extremadamente corta o vestidos con
pronunciados escotes o blusas y faldas transparentes o pantalones súper
ajustados que no dejan nada a la imaginación. Para evitar el uso de ese
tipo de vestuario, las jovencitas tienen que luchar en contra de las
costumbres de la sociedad que las presiona para seguir toda esa
corriente mundana del vestuario; y para ello tienen que estar muy
firmes en el principio bíblico que enseña que la mujer debe vestirse con
decoro, pudor y modestia,[60] buscando la manera de no atraer las
miradas para sí por el vestido que resalta sus atributos físicos, sino por
las virtudes espirituales que le adornan.
Para huir del pecado de la fornicación en el noviazgo entre cristianos, la
mujer debe evitar vestirse de manera provocativa. Debe usar ropa que
refleje honorabilidad, decencia, pureza, honestidad, modestia y
castidad. Pues vistiendo así evitará despertar en su novio el deseo
natural de tener sexo con ella.
6. Limpiar la mente de toda contaminación sexual.[61]
Para huir de la fornicación y vivir en santidad durante el noviazgo, los
cristianos deben procurar limpiarse de todo lo que pueda contaminar su
mente con el sexo. El testimonio cristiano encierra uno de los valores
más altos que tiene que ver con la eliminación definitiva de todo lo que
representa suciedad sexual dentro de su vida. Es decir, que con el
Espíritu Santo morando en él, su responsabilidad se circunscribe a sacar
de sí toda la vieja levadura (pecado) que corrompe su vida.[62] Por lo
tanto, el esfuerzo por limpiar su vida de toda contaminación de pecado
sexual es obligatorio.[63]
Para huir del pecado, los novios cristianos tienen que limpiar su mente
de la contaminación que genera la pornografía. La pornografía es un
mal que se ha generalizado, y que está afectando la mente y espíritu de
muchos jóvenes cristianos y no cristianos en la actualidad; y se ha
enraizado tanto dentro de la sociedad, a tal grado, que está afectando
incluso a líderes de las congregaciones cristianas. Es tarea de los
jóvenes cerrar las puertas de su mente y de su corazón a este terrible
mal que está causando contaminación a muchos cristianos usando la
tecnología como autopista para expandir su veneno.
La tecnología ha violentando la intimidad y la privacidad de muchos
creyentes facilitando el acceso a videos, revistas y fotografías con
contenido sexual explícito. Antes, quien quería ver pornografía, tenía
que dar el paso público de comprar una revista o ir a una sala de cine.
Ese paso público era suficiente para restringir el acceso y fascinarse con
ella, pues no cualquiera se animaba a pasar la vergüenza de ser
identificado con ese gusto. Ahora bien, con el aparecimiento del
Internet, también desapareció la barrera de ese paso público; poniendo a
disposición todo el material obsceno, al alcance de un solo Click. Esa
facilidad ha propiciado que 8 de cada 10 jóvenes varones con acceso a
Internet hayan tenido alguna experiencia visual con imágenes de
desnudos y de relaciones sexuales explícitas; también ha propiciado que
cada segundo, 3.075.64 usuarios estén pasando por un sitio
pornográfico; que cada segundo 28.258 usuarios de Internet sean
expuestos a imágenes pornográficas; que cada segundo, 372 usuarios de
Internet estén escribiendo términos de adultos en los motores de la
búsqueda y que cada 39 minutos, un nuevo vídeo pornográfico se esté
creando en los Estados Unidos.[64] Es alarmante entonces, como este
mal ha infectado a nuestros jóvenes y adultos, tanto a mujeres como a
hombres. Es contra todo ese asedio, que los jóvenes tienen que luchar
para librar su mente de la contaminación sexual que genera la
pornografía. Para lograrlo, tienen que ser esforzados y valientes, a fin
de no ser parte de las grandes multitudes afectadas con este terrible y
destructivo mal.
Al limpiar su mente de la contaminación sexual que resulta de ver
pornografía, los novios cristianos se librarán de varias consecuencias
que provoca este mal: En primer lugar, se librarán de ver a su pareja
como un objeto para satisfacer sus caprichos sexuales. En segundo
lugar minimizarán los riesgos de ceder ante la tentación de fornicar,
pues con uno de los dos que tenga la mente contaminada, se hace muy
fácil ceder, pues la prioridad del afectado será buscar la oportunidad de
saciar sus deseos sexuales a la mayor brevedad posible, sin medir las
consecuencias. En tercer lugar, se librarán de truncar los sueños y
planes que todo joven tiene, pues por causa de la pornografía, hay
muchos jóvenes que no han alcanzado sus sueños, porque resultaron
casándose de manera prematura y obligada para asumir las
consecuencias de sus hechos. Y en cuarto lugar, se librarán de pecar
contra la vida de un bebé, porque por causa de la pornografía, hay
muchas jovencitas que han decido que abortar, ante la falta de apoyo de
la pareja y de los padres. Tal y como se ve, las consecuencias que deja
la pornografía son nocivas para la vida santa que Dios requiere de sus
hijos. Por esa causa, los jóvenes deben luchar con todas sus fuerzas
para librarse de la contaminación mental y espiritual que este mal
genera a quienes caen en sus garras.
Mantenerse limpio de la contaminación sexual ayudará a los novios
cristianos a huir del pecado de fornicación y por consiguiente a vivir un
noviazgo en santidad. Aislarse sabiamente de todo contacto con
material sexual explícito es imperativo. Si lo hacen, se librarán de
muchos problemas.
Reflexión.
Todo cristiano se caracteriza por ser santo en su manera de vivir, pues no se
adapta a los pensamientos del mundo, sino que atiende el llamado de Dios para
ser como aquel que lo llamó.[65] La prioridad del creyente es andar en rectitud
siempre, porque su mente advierte la presencia constante del Señor que es tres
veces Santo, y eso hace que la santidad se convierta en su bandera por donde
quiera que vaya y en cualquier ámbito en que se desenvuelva.
Para el cristiano verdadero, vivir en santidad en todas las áreas de su vida
no es negociable, pues su pensamiento es de continuo perfeccionarse en justicia
y verdad; de manera que cada día que pasa, es más santo,[66] aunque el mundo
a su alrededor esté cada día más perdido en la maldad.
En función de lo anterior, te digo que si en verdad eres cristiano, toda
inmoralidad y toda impureza no deben formar parte de tu relación de noviazgo.
[67] La sobriedad y la templanza deben ser tus fieles acompañantes. La
sobriedad te ayudará a mantener control sobre tus emociones y la templanza a
mantenerte invariable ante las tentaciones. Si lo haces así, estarás garantizando
un noviazgo digno de llamarse cristiano y muy distinto al que el mundo
promueve.
Aunque la gente de alrededor mantenga relaciones de noviazgo conforme a
las costumbres mundanas y te presionen para que hagas lo mismo, tú debes
procurar agregar toda la santidad posible al tuyo, a fin de que el Señor se sienta
honrado por tu manera de proceder. El mundo te presionará directa o
indirectamente para actúes conforme a sus costumbres, y tratará de hacerte
pensar que el exceso de intimidad entre novios es normal y que ayuda a
fortalecer la relación; al mismo tiempo te calificará como una persona
retrógrada si decides vivirlo de manera pura y santa. Cuando eso suceda, tienes
que recordar que las tinieblas no prevalecen ante la luz, porque la luz es tan
fuerte que las hace desaparecer. Tú eres la luz del mundo,[68] por lo tanto, la
oscuridad del mundo no puede apagar tu luz. Eso significa que, con carácter
fuerte, debes oponerte a la influencia de esos pensamientos mundanos para que
tu noviazgo santo sea una obra que ilumine a los hombres y glorifiquen al Señor
por tu buen testimonio.[69] Te es requerido entonces, no dejar que las presiones
de este mundo te dominen y te lleven a vivir un noviazgo pecaminoso.
Como hijo obediente procura no amoldar tu noviazgo a las malas prácticas
que el mundo tiene. Más bien procura vivir un noviazgo en santidad, porque
aquel que te llamó ha dicho “Sed Santos porque Yo Soy Santo”.[70]
Capítulo 7 – Cualidades que los cristianos
agregan a su noviazgo para hacerlo exitoso
Un noviazgo exitoso es aquel que cumple con los requisitos establecidos y
con las condiciones necesarias para lo que fue creado. Este tipo de noviazgo
tiene bien claro que el matrimonio es su objetivo principal.
Todo buen cristiano debe procurar tener un noviazgo de éxito. En lo que
esté a su alcance, el cristiano tiene que hacer todo lo posible para que su
noviazgo cumpla con el objetivo para el cual fue creado. Ya hemos dicho, en
reiteradas ocasiones, que en el mundo las personas se entregan a relaciones de
noviazgo solo para satisfacer el instinto; el cosquilleo que sienten en el estómago
al ver a la persona que les agrada, es el único motivo por el que se aventuran a
una relación amorosa sin preocuparse por dar un rumbo definido a esa relación.
Lo que les interesa es pasarla bien, disfrutar de la compañía del sexo opuesto y
nada más. Sin embargo, el cristiano no tiene que seguir esa conducta, porque ha
sido llamado a vivir glorificando a Dios con sus hechos. Consciente de ese
papel, el cristiano debe procurar hacer todo lo que sea posible para tener un
noviazgo exitoso.
Para hacer exitoso el noviazgo, se debe tener el cuidado de agregar algunas
cualidades que a continuación menciono.