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“INSTITUTTO DE EDUCACIÒN SUPERIOR TECNOLOGICO PÙBLICO NARANJILLO”

“AÑO del dialogo y la reconciliación nacional”

Bioseguridad

Jose luis Castañeda

Hugo retis huaman

Tec. En Laboratorio Clínico

II - 2018
1. Dedicatoria………………………………...………..……………...……3
2. Introducción……………………………….……………………………..4
3. Paludismo...………..……………………………………………….……5
4. Historia…………………….………….……………………………...…..6
5. Etiopatogenia…………….……………………………………………...7
6. Ciclo biológico……………...………………………..……….………....8
7. Epidemiologia…...………………………………………………………9
8. Transmisión…………………………………………………………....10
9. Síntomas……………………………………..…………………….…..11
10. Diagnóstico de laboratorio….…………….…….………..…....12
i. Gota gruesa…………………………….…………….…12
ii. Pruebas rápidas…………………………..……………13
iii. Diferencia de especies………………………………..13
iv. Tinciones………………………………………………...15
11. Tratamiento………………………………………………….....18
12. Profilaxis………………………………………………….……..21
13. Conclusión……………………………………………………...23
14. Webgrafia……………………………………………………….24

EL PALUDISMO Página 2
DEDICATORIA

Este trabajo dedicamos primordialmente


a Dios por darnos la vida, salud y
Sabiduría para investigar y realizar
este tema.

También agradecemos a al profesor


por el esfuerzo que da ante cada
clase enseñándonos a ser mejores como
profesionales y como personas.

También agradecemos a nuestros padres


por guiarnos y por el apoyo
incondicional en esta nueva
etapa de nuestras vidas.

EL PALUDISMO Página 3
INTRODUCCIÓN

El paludismo o malaria se transmite por la picadura del mosquito Anópheles, y es una


enfermedad febril. La malaria es la más común de todas las enfermedades tropicales: la sufren
unos 250 millones de personas en todo el mundo cada año, la mayoría en África.

El agente causante de la malaria son ciertos patógenos protistas del género Plasmodium, que
se desarrollan en dos fases: un ciclo sexual en el mosquito y un ciclo asexual en los seres
humanos. Hay cuatro agentes patógenos diferentes de la malaria, que pueden causar tres
formas diferentes de paludismo:

 Malaria trópica (causada por Plasmodium falciparum): se considera la forma más


peligrosa; sin embargo, incluso sin tratamiento sobreviven alrededor del 70% de los
afectados.
 Malaria terciana (causada por Plasmodium vivax yPlasmodium ovale): también causa una
enfermedad grave, pero raramente fatal.
 Malaria cuartana (causada por Plasmodium malariae): se considera la forma más leve de
la malaria.
En estados iniciales, la malaria apenas se diferencia de una gripe: los primeros síntomas de la
malaria suelen ser repentinos dolores de cabeza y dolor de espalda, escalofríos, sensación de
calor y especialmente fiebre ostensible. A diferencia de la gripe, en la malaria los episodios de
fiebre suelen actuar rítmicamente y son el rasgo característico de la malaria.

El diagnóstico de la malaria se basa en los síntomas y en un análisis de sangre mediante el


microscopio para detectar patógenos de la malaria en la sangre. Para el tratamiento hay varios
medicamentos disponibles. Sin embargo, la resistencia de algunos patógenos (P. vivax) de la
malaria contra estos medicamentos antipalúdicos pueden complicar el éxito del tratamiento.
Actualmente no existe aún una vacuna eficaz contra la malaria. Las medidas de profilaxis de la
malaria son tomar diversos medicamentos contra la malaria en forma
de tabletas (quimioprofilaxis) antes de una estancia en zonas de malaria, y prevenir allí
las picaduras de mosquitos.

Según la ley de protección contra infecciones es obligatorio notificar las pruebas de patógenos
de malaria.

EL PALUDISMO Página 4
PALUDISMO

E l paludismo (de paludis, genitivo del


término latino palus: ciénaga o pantano y de -
ismo, en este caso acción o proceso patológico)
o malaria (del italiano medieval «mal aire») es una
enfermedad producida por parásitos del
género Plasmodium, y algunos estudios científicos
sugieren que pudo haberse transmitido al ser
humano a través de los gorilas occidentales. Es la primera enfermedad de importancia entre
las enfermedades debilitantes. Entre 700 000 y 2,7 millones de personas mueren al año por
causa de la malaria, de los cuales más del 75 % son niños en zonas endémicas de África.
Asimismo, causa unos 400–900 millones de casos de fiebre aguda al año en la población infantil
(menores de cinco años) en dichas zonas. En mayo de 2007, la Asamblea Mundial de la
Salud decidió conmemorar el 25 de abril el Día Mundial del Paludismo.

La enfermedad puede ser causada por una o por varias de las diferentes especies
de Plasmodium: Plasmodium falciparum, Plasmodium vivax, Plasmodium malariae, Plasmodium
ovale o Plasmodium knowlesi, las tres primeras de las cuales son las reportadas en el continente
americano. Los vectores de esta enfermedad son diversas especies del mosquito del género
Anópheles. Como es sabido, tan sólo las hembras de este mosquito son las que se alimentan de
sangre para poder madurar los huevos; los machos no pican y no pueden transmitir
enfermedades, ya que únicamente se alimentan de néctares y jugos vegetales.

La única forma posible de contagio directo entre humanos es que una persona embarazada lo
transmita por vía placentaria al feto, también es posible la transmisión por transfusiones
sanguíneas de donantes que han padecido la enfermedad, o bien, por la transmisión directa a
través de la picadura de un mosquito.

En regiones donde la malaria es altamente endémica, las personas se infectan tan a menudo
que desarrollan la inmunidad adquirida, es decir, son portadores más o menos asintomáticos del
parásito.

Cada año se presentan 396 millones de casos de paludismo. La mayor parte de la carga
de morbilidad se registra en el África, al sur del Sahara.

El primer intento de una vacuna sintética contra la malaria fue realizado en 1997 por el equipo
de Manuel Elkin Patarroyo; los resultados fueron desiguales, alcanzando como máximo una
eficacia del 28% en Sudamérica. En 2010, la vacuna aparecía catalogada como «inactiva» por
la Organización Mundial de la Salud.

En agosto de 2013 se anunció que una vacuna en estudio en fase I alcanzaba una eficacia
de un 100%

EL PALUDISMO Página 5
Historia
La malaria ha infectado a los humanos durante más de 50.000 años, y puede que haya sido
un patógeno humano durante la historia entera de nuestra especie, hipótesis que también se
apoya en la observación de especies cercanas a los parásitos humanos de la malaria en
los chimpancés, pariente ancestral de los humanos. Además, se encuentran referencias de las
peculiares fiebres periódicas de la malaria a lo largo de la historia, comenzando desde 2700 a.
C. en China.
Los estudios científicos sobre la malaria hicieron su primer avance de importancia en 1880,
cuando el médico militar francés Charles Louis Alphonse Laveran, trabajando en Argelia,
observó parásitos dentro de los glóbulos rojos de personas con malaria. Propuso por ello que la
malaria la causaba un protozoario, la primera vez que se identificó a un protozoario como
causante de una enfermedad. Por éste y otros descubrimientos subsecuentes, se le concedió
el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 1907. Al protozoario en cuestión se le
llamó Plasmodium, por los científicos italianos Ettore Marchiafava y Angelo Celli. Un año
después, Carlos Finlay, un médico hispano-cubano que trataba pacientes con fiebre amarilla en
la Habana, sugirió que eran los mosquitos quienes transmitían la enfermedad de un humano a
otro. Posteriormente, fue el británico Sir Ronald Ross, trabajando en la India, quien finalmente
demostró en 1898 que la malaria era transmitida por los mosquitos. Lo probó al mostrar que
ciertas especies del mosquito transmitían la malaria a pájaros, al conseguir aislar los parásitos
de las glándulas salivales de mosquitos que se alimentaban de aves infectadas. Por su aporte
investigador, Ross recibió el premio Nobel de Medicina en 1902. Después de renunciar al
Servicio Médico de la India, Ross trabajó en la recién fundada Liverpool School of Tropical
Medicine y dirigió los esfuerzos por controlar la malaria en Egipto, Panamá, Grecia y Mauricio.
Los hallazgos de Finlay y Ross fueron confirmados luego por un comité médico dirigido
por Walter Reed en 1900, y sus recomendaciones implementadas por William C. Gorgas en
medidas de salud adoptadas durante la construcción del Canal de Panamá. Este trabajo salvó la
vida de miles de trabajadores y ayudó a desarrollar los métodos usados en campañas de salud
pública contra la malaria.
El primer tratamiento eficaz para la malaria fue la corteza del árbol Cinchona, que contiene
el alcaloide quinina. Este árbol crece en las colinas de los Andes, en particular en Perú. Los
habitantes del Perú usaban el producto natural para controlar la malaria, y
los Jesuitas introdujeron esta práctica en Europa durante los años 1640, donde fue aceptada con
rapidez. Sin embargo, no fue sino hasta 1820 cuando la quinina, el ingrediente activo, fue
extraída de la corteza y nombrada por los químicos franceses Pierre Joseph Pelletier y Jean
Bienaime Caventou.
A comienzos del siglo XX, antes de los antibióticos, los pacientes con sífilis eran
intencionalmente infectados con malaria para crear una fiebre, siguiendo las investigaciones de
Julius Wagner Jauregg. Al controlar la fiebre con quinina, los efectos tanto de la sífilis como la
malaria podían ser minimizados. Algunos de los pacientes murieron por la malaria, pero el riesgo
era preferible por encima de la casi segura muerte por sífilis.

EL PALUDISMO Página 6
A pesar de que en el estadio sanguíneo y en el mosquito del ciclo de vida de la malaria se
estableció en el siglo XIX y a comienzos del siglo XX, solo en 1980 se observó la forma
latente hepática del parásito. Este descubrimiento explicó finalmente por qué daba la impresión
de que algunas personas se curaban de la enfermedad, para recaer años después de que el
parásito hubiese desaparecido de su circulación sanguínea.

ETIOPATOGENIA

Es una enfermedad producida por el parásito


Plasmodium y transmitida por la picadura del
mosquito Anopheles hembra. Se ha comunicado
transmisión mediante trasplantes de órganos,
materno-fetal, transfusiones sanguíneas y
pinchazos accidentales con la aguja de un
infectado.

Tradicionalmente se han descrito cuatro formas de Plasmodium que afectan al hombre:


Plasmodium falciparum, vivax,ovale y malariae. Recientemente se ha descubierto que el
Plasmodium knowlesi, originario de los primates, puede infectar a humanos, especialmente en la
zona de Malasia y Borneo.

El riesgo de transmisión es mayor al final de la estación de lluvias, en el ámbito rural y/o selvático
disminuyendo mucho por encima de los 1.500 metros de altitud.

El género Plasmodium, Marchiafava y Celli 1885, se describió por primera vez en 1880, pero su
ciclo no se ha conocido hasta hace relativamente poco tiempo. De las más de 150 especies
catalogadas de Plasmodium, la mayoría infectan a los animales y sólo 4 parasitan al hombre:

– Plasmodium Vivax, Grassi y Feletti 1890. Es el agente responsable del paludismo vivax o
malaria terciana, así denominado porque su ciclo febril dura 48 horas. Es el parásito que
predomina en la mayor parte de las zonas donde el paludismo es endémico.

– Plasmodium Malariae, Grassi y Feletti 1892. Es el agente etiológico del paludismo cuartano,
con ciclo febril de 72 horas. Es menos frecuente que el anterior y se localiza
en las zonas templadas y subtropicales.

- Plasmodium Ovale. Se conoce desde 1922 y se encuentra mayoritariamente en África


tropical aunque también aparece en Sudamérica y Asia.

- Plasmodium Falciparum, Welch 1897. Es el agente causal del paludismo terciario maligno
estivo-otoñal o falciparum. Se distribuye mayoritariamente en los trópicos y zonas subtropicales.

Sus gametocitos tienen una forma similar a una salchicha a diferencia de los gametocitos
ovoides de las otras especies, y por eso algunos autores lo sitúan como un género aparte,
Laveriana. Es la especie más agresiva.

EL PALUDISMO Página 7
CICLO BIOLÒGICO

La enfermedad es transmitida por las hembras de los


mosquitos Anopheles, ya que los machos no son
hematófagos. Cuando el mosquito hembra pica a una
persona infectada, toma sangre con gametocitos que se
transforman en su interior hasta convertirse en esporozoítos
(fig. 1). Una vez que los esporozoítos se han depositado en
las glándulas salivares del mosquito al picar a un ser humano
sano se los transmite comenzando así la fase de
esquizogonia en el hombre. Glóbulo rojo infectado por P. vivax

Los esporozoítos son transportados por el torrente sanguíneo del individuo y se instalan en el
hígado, donde el parásito se introduce en sus células y se multiplica por esquizogonia
(esquizogonias preeritrocíticas). Cuando se rompen las células infectadas se liberan los
merozoítos a la sangre y continúan su ciclo de multiplicación en el interior de los hematíes

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(esquizogonias eritrocíticas). Éstos son destruidos, y de esta manera quedan libres las
sustancias tóxicas que albergan en su interior pasando al torrente sanguíneo.

Fig. 1. Ciclo biológico del paludismo. Plasmodium necesita dos hospedadores para completar
su ciclo. Durante el proceso de hematofagia la hembra de mosquito Anopheles inocula los
esporozoítos en el hombre (1). Los esporozoítos infectan las células hepáticas (2) y se multiplican
por esquizogonia (3) dando lugar a la formación de merozoítos (4). Después de esta multiplicación
en el hígado (esquizogonia exoeritrocítica) (A), el parásito invade los glóbulos rojos y se reproduce
por esquizogonia (esquizogonia eritrocítica) (B). Los merozoítos invaden los glóbulos rojos (5). Los
trofozoítos anulares se convierten en esquizontes que darán lugar a nuevos merozoítos (6).
Algunos parásitos se diferencian sexualmente (gametocitos) (7). Cuando el parásito está en la
sangre tienen lugar las manifestaciones clínicas de la enfermedad. Los gametocitos masculinos
(microgametocitos) y femeninos (macrogametocitos) son ingeridos por un mosquito Anopheles
durante la hematofagia (8). La multiplicación del parásito en el mosquito se conoce como ciclo
esporogónico (C). Los microgametos fecundan los macrogametos y desarrollan los zigotos (9). El
zigoto se convierte en ooquineto móvil (10), invade la pared del intestino y se convierte en
ooquiste (11). El ooquiste desarrolla en su interior esporozoítos (12), que una vez liberados
ascienden a las glándulas salivares. La inoculación de los esporozoítos en un nuevo hospedador
perpetúa el ciclo de la malaria (1).
EPIDEMIOLOGÍA

Dos billones de personas viven en áreas endémicas de paludismo, lo que supone, según datos
de la OMS, más de un millón de muertes al año, el 90% de los cuales son niños menores de
cinco años, la mayoría de África subsahariana.

La malaria es endémica en más de 100 países, especialmente en América Central y del Sur,
República Dominicana, Haití, África, Asia (India, Sureste asiático y Oriente Medio) y Pacífico Sur
(Fig. 2). El paludismo se erradicó en nuestro país en 1964 y actualmente todos los casos de
malaria que se declaran proceden de áreas endémicas; así en 2007 se comunicaron en España
323 casos de paludismo importado.

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FIGURA 2. Distribución mundial de la malaria. OMS, 2010.

En 2015, cerca de 3200 millones de personas casi la mitad de la población mundial corre el
riesgo de padecer el paludismo. La mayoría de los casos y de las muertes se registran en el
África subsahariana, pero también se ven afectadas Asia, Latinoamérica y, en menor medida,
Oriente Medio. En 2015, 95 países y territorios experimentaban una transmisión continua de
la enfermedad.

Algunos grupos de población corren un riesgo considerablemente más elevado que otros de
contraer la enfermedad y presentar manifestaciones graves: los lactantes, los niños menores
de cinco años, las embarazadas y los pacientes con VIH/sida, así como los emigrantes no
inmunes de zonas endémicas, los viajeros y los grupos de población itinerante.

Según las últimas estimaciones publicadas en diciembre de 2015, en este año se registraron
214 millones de casos de paludismo que ocasionaron la muerte de unas 438 000 personas.

Entre 2000 y 2015, la incidencia de la enfermedad se ha reducido en un 37% a nivel mundial,


y la tasa de mortalidad ha disminuido en un 60%. Se calcula que, desde 2001, se han evitado
unas 6,2 millones de muertes por paludismo.

El África subsahariana continúa soportando una parte desproporcionada de la carga mundial


de la enfermedad. En 2015, el 88% de los casos y el 90% de los fallecimientos se han
registrado en esta región.

El 80% de los casos y el 78% de las muertes por paludismo en el mundo se registran en 15
países, la mayoría de ellos subsaharianos. Desde 2000, la disminución de la incidencia de la
enfermedad en estos 15 países (un 32%) ha sido inferior a la de otros países (un 53%).

En las zonas donde la transmisión del paludismo es elevada, los niños menores de cinco
años son especialmente vulnerables a contraer la infección, enfermar y fallecer; más de dos
tercios (el 70%) de las muertes por paludismo se registran en este grupo de edad.

Entre 2001 y 2015, la tasa de mortalidad por la enfermedad entre los niños menores de cinco
años se ha reducido en un 65% a nivel mundial, lo que significa que se han salvado 5,9
millones de vidas infantiles.

TRANSMISIÓN
La malaria se transmite principalmente mediante infección: se propaga a través de la picadura
de un mosquito hembra del género Anopheles. La fase infecciosa del patógeno de la malaria
se desarrolla solamente en estos animales. Con la picadura del mosquito los patógenos
(esporozoitos) se introducen a través de la saliva de los mosquitos en la sangre del hombre,
desde donde llegan al hígado, y allí se multiplican en las células del hígado (esto no produce
síntomas). Después de varios días, el patógeno de la malaria (merozoítos) sale de las células
hepáticas, que quedan destruidas de forma permanente, e invaden los glóbulos
rojos (eritrocitos). Allí también se multiplican e invaden las células rojas de la sangre, hasta que

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finalmente se desintegran. Los patógenos liberados buscan entonces nuevos glóbulos rojos
donde alojarse, y el ciclo en que se destruyen glóbulos rojos comienza de nuevo. Este proceso
de multiplicación en los glóbulos rojos, y sobre todo la posterior destrucción de las células
sanguíneas con liberación de agentes causantes de fiebre, desencadena los síntomas de
la malaria.

Las transfusiones de sangre y las agujas contaminadas causan también la transmisión de la


malaria. La malaria no se puede contagiar a través de personas enfermas.

SÍNTOMAS

Durante los primeros días de la infección los síntomas son tan inespecíficos que es imposible
distinguir si lo que el paciente está sufriendo es una enfermedad viral, bacteriana o parasitaria.
Pero a pesar de que la expresión clínica es tan inespecífica se debe sospechar la presencia de
malaria en aquellos individuos que después de estar en zonas palúdicas presenten fiebres
elevadas acompañadas de escalofríos.

El período de incubación de la parasitosis oscila entre 8 días para Plasmodium falciparum y 30


días para Plasmodium malariae.

Los síntomas incluyen:

 Anemia  Dolor muscular


 Heces con sangre  Náuseas y vómitos
 Escalofríos, fiebre y sudoración  resfriado
 Coma  Diarrea
 Convulsiones  transpiración
 Dolor de cabeza  debilidad.
 Ictericia
Algunas manifestaciones menos notables:

 agrandamiento del bazo o del hígado


 aumento de la frecuencia de respiración
 anemia leve
 ictericia leve (los blancos de los ojos y piel amarillentos).

La enfermedad puede convertirse en malaria grave, si hay fallos orgánicos graves o


anormalidades en el torrente sanguíneo o el metabolismo. Los síntomas de la malaria grave
pueden incluir:

 dificultad para respirar  signos neurológicos focales


 coma  convulsiones
 Confusión  anemia severa.
 muerte

Algunas manifestaciones menos notables:

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 anormalidades en la coagulación de la sangre
 la hemoglobina en la orina  presión arterial baja
 alta acidez de la sangre  insuficiencia renal.
 hipoglucemia (glucosa en sangre)
La malaria durante el embarazo puede provocar un parto prematuro o bebé entrega de un bebé
de bajo peso al nacer. El bebé puede adquirir el parásito de la madre y el desarrollo de la
enfermedad. Implicación del sistema nervioso central (malaria cerebral) puede causar
(especialmente en niños pequeños) ceguera, sordera, dificultad para hablar, parálisis y
problemas con los movimientos.

DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
Obtención, fijación y procedimiento de la gota gruesa y frotis
1. Limpiar el dedo con algodón ligeramente humedecido en
alcohol al 70%, punzar la yema del dedo medio con lanceta
estéril (mediante un movimiento rápido), dejar salir la
primera gota de sangre y limpiarla con algodón seco.

2. Colocar una gota de sangre en el centro del tercio externo


de la lámina portaobjeto limpia y desengrasada (para la gota
gruesa), y la otra en el centro de la lámina para el frotis, en
cada caso aplicar una suave presión.

3. Con el borde menor de otro portaobjeto, realizar


rápidamente entre 3 y 6 movimientos circulares en la lámina
con la muestra de sangre en el tercio externo, para distribuir la sangre de manera uniforme en un
círculo de, aproximadamente, 1 cm de diámetro.

4. Con el borde de la lámina auxiliar formar un ángulo de 45 o con la lámina que contiene la gota
del frotis, luego, hacer correr la lámina auxiliar sobre la superficie desde la gota hacia el externo
opuesto. Se recomienda que el frotis esté formado por una capa muy delgada y fina.

5. Fijar sólo el frotis con metanol durante 3 segundos, luego, secar sobre una superficie
protegida de los insectos, polvo y de la luz solar.

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6. Marcar la lámina con lápiz de cera o carbón. Colorear la gota gruesa y el frotis con Giemsa,
ésta debe colorearse en los tres primeros días de haberse fijado la lámina según el manual del
INS.

Examinar la gota gruesa y el frotis por observación microscópica.

7. La presencia de las especies de Plasmodium en la muestra de sangre confirma los casos de


malaria.

8. Para mayor detalle revisar los documentos de diagnóstico de laboratorio del INS

Diagnóstico inmunológico
Pruebas rápidas

1. Mediante una punción en el dedo obtener sangre total


en un capilar con heparina.

2. Colocar 30 µl de solución tamponada en el pocillo de la


muestra. Agregar 10 µl de sangre total (capilar) al pocillo y mezclar durante 60 segundos.

3. Colocar una tira de la prueba rápida (la parte más delgada hacia abajo) dentro del pocillo de la
muestra y dejar que la muestra sea absorbida completamente por la tira (esto toma 10 minutos).
Si la muestra demora en absorberse dejarlo por 5 minutos más.

4. Llevar la tira de la prueba rápida a un segundo pocillo, para el lavado de la muestra


conteniendo 100 µl (4 ó 5 gotas) de buffer. Dejar que el buffer sea absorbido por la tira. Leer la
tira después de que el color de la sangre se haya aclarado (10 minutos).

5. La prueba completa se lleva a cabo en 15 a 20 minutos La presencia de bandas específicas


confirma el caso de malaria.

Diferenciación de especies

P.falciparum. Los eritrocitos infectados no


aumentan de tamaño, ni se deforman y están
poliparasitados. Los gametocitos se ven en forma de
banana. En sangre periférica no se observan
esquizontes. Cuando están presentes son un signo
de malaria complicada. P. falciparum se observa en
el borde de la membrana de los eritrocitos y a esta
posición se denomina “appliquée o accolée”. A veces Plasmodium falciparum en la sangre
se detectan gránulos rojizos llamados puntos de Mauer.

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P. falciparum transmite la forma más peligrosa de malaria con los índices más altos de
complicaciones y mortalidad, productor del 80% de todas las infecciones de malaria y 90% de las
muertes por la enfermedad. Su prevalencia predomina en el África subsahariana, más que en
otras áreas del mundo. Es el único capaz de producir malaria cerebral. Causa la muerte por
coma y anemia. . Invade cualquier tipo de eritrocitos y produce el paludismo terciario maligno.

P. malariae. Los eritrocitos son de tamaño normal o


disminuido. El parásito adopta formas en “banda y en
barra” dentro de los eritrocitos. El esquizonte
presenta ocho merozoítos que se disponen “en
roseta”. A veces aparecen los puntos de Ziemann
como gránulos rojizos en el interior de la célula
anfitriona.
Plasmodium malariae esquizontes maduros,
tinición de Giemsa
Se le llama (malaria benigna) por no ser tan peligrosa como las entidades producidas por P.
falciparum o P. vivax ("fiebres tercianas"). P. malariae causa fiebres que se repiten en intervalos
de aproximadamente tres días, más largos que los intervalos de dos días ("fiebres tercianas") de
las otras especies del parásito, por ese motivo reciben el nombre alternativo de "fiebre
cuartana" y "malaria quartana".Sólo infecta eritrocitos maduros.

P.vivax Los eritrocitos presentan un tamaño aumentado y


contienen gránulos de color rosa (punteado de Schüffner
positivo). Los esquizontes eritrocitarios suelen contener
hasta 24 merozoítos y los esquizontes maduros
presentan la emociona (pigmento palúdico).

El Plasmodium vivax es uno de


los parásitos causantes de la más frecuente y Glóbulo rojo infectado por P. vivax
extensamente distribuida forma de malariabenigna. Es
una de las cuatro especies del parásito que causa la infección en humanos. No es tan virulenta o
mortal como lo es Plasmodium falciparum, la más letal de las cuatro. P. vivax se transmite por la
hembra del mosquito Anopheles.
Puede causar infecciones debilitantes y recurrentes. Es selectivo, ya que sólo infecta eritrocitos
inmaduros que contienen el antígeno del grupo sanguíneo Katy en su superficie celular. Produce
el paludismo terciario benigno. La malaria vivax puede conducir a la enfermedad grave y la
muerte debido a la esplenomegalia (bazo agrandado). . Las células rojas de la sangre infectadas
también pueden adherirse entre sí y a las paredes de los capilares. Los vasos se tapan y privan
a los tejidos de oxígeno. La infección también puede hacer que el bazo se agrande.

P.ovale. Los eritrocitos presentan un tamaño


aumentado y presentan punteado de Schüffner
positivo. El esquizonte maduro contiene la mitad de
los merozíotos que el de P vivax

EL PALUDISMO Página 14
El Plasmodium ovale es una especie parasítica protozoario que causa una forma
de malaria en humanos. Se relaciona con Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax, las
cuales son responsables de la mayoría de los casos de malaria. Es menos frecuente que éstos
dos últimos organismos y potencialmente menos Plasmodium ovale trofozoíto, tinición Giemsa.
peligroso que P. falciparum.

La apariencia microscópico P. ovale es muy similar al P. vivax y si solo se observan un pequeño


número de parásitos, puede que sea imposible distinguir las dos especies solo sobre la base de
su morfología. No hay diferencias entre el tratamiento clínico de P. ovale y P. vivax, y por ello, en
algunos informes clínicos de laboratorio simplemente se hace constar la presencia de
"P. vivax/ovale". Los gránulos de Schüffner se ven sobre la superficie de los glóbulos
rojos parasitados, aunque tienen una apariencia más grande y oscura que P. vivax, llamados a
veces "puntos de James". Aproximadamente un 20% de las células infestadas tienen
forma ovalada -de allí su nombre- y algunas de las células ovaladas tienen además fimbrias en
los bordes, las llamadas (células cometas). Los esquizontes maduros de P. ovale, nunca llegan a
tener más de doce núcleos en su interior y ése es un criterio fiable para distinguir las dos
especies.

DIAGNÓSTICO

Examen de muestras de sangre periférica


Las técnicas de frotis y gota gruesa son las más utilizadas para el diagnóstico. La forma en la
que aparece el parásito dependerá de la fase del ciclo en que se tome la muestra.

El examen de sangre en gota gruesa es el paso inicial


para el diagnóstico de esta parasitosis. Se coloca en un
portaobjetos una gota de sangre lo suficientemente
voluminosa y se tiñe con colorante Giemsa. En caso de
que exista la parasitosis, al examinar la muestra al
microscopio se observan en el interior de los eritrocitos
unos anillos característicos (fig. 3). Lo único que se
puede concluir con esta técnica es que existe
Fig. 3. Frotis grueso en el que se observan
infección malaria. glóbulos rojos parasitados por Plasmodium.

Para identificar cuál es la especie causante del


paludismo hay que realizar un frotis sanguíneo con una pequeña muestra de sangre (figs. 4-5).

EL PALUDISMO Página 15
Fig. 4. Formas de diagnóstico de Plasmodium Fig. 5. Formas de diagnóstico de Plasmodium
malariae: trofozoítos anulares (A) falciparum: gametocitos (izda.) y trofozoitos
y trofozoíto en banda (B). anulares (dcha.). Se pueden observar varios
trofozoítos dentro de un mismo glóbulo rojo.

Pueden ser necesarios estudios repetitivos para evidenciar la parasitosis, debido ante todo a la
variación que existe en su intensidad.

Después de que suceda el paroxismo palúdico es difícil el diagnóstico ya que los merozoítos
libres se distribuyen por el torrente sanguíneo, y además es imposible distinguir cual es la
especie causante de la infección.

Existen pruebas serológicas comercializadas cuya mayor utilidad se centra en descartar el


paludismo en pacientes con fiebre de causa desconocida.
Tinciones de sangre periférica. Son muchas las tinciones que se aplican para el diagnóstico del
paludismo, desde las convencionales de Giemsa, May-Grünwald-Giemsa, Field y Leishman
hasta las fluroescentes con naranja de acridina o el sistema QBC.

 La tinción de Giemsa. es la técnica diagnóstica de referencia. Este colorante sirve tanto


para la gota gruesa como para el frotis. La necesidad de emplear agua tamponada a pH 7,2
(tanto en la dilución del colorante como en los lavados) se
debe a que, con otro pH, puede verse alterada la
morfología del parásito, impidiendo la observación de las
granulaciones de Schüffner, tan importantes para la
diferenciación de la especie. Esta tinción tiene buena
sensibilidad (92-98%) y especificidad (85-99%). Nuestra
recomendación para la tinción de la gota gruesa es la
siguiente:
a) no fijar con metanol
b) teñir con colorante de Giemsa al 3% durante 30 min, y
c) lavar en agua tamponada a pH 7,2.
Para los frotis recomendamos:
a) fijar con metanol durante 5 min
b) teñir con colorante de Giemsa al 10% durante 10 min.
c) lavar en agua tamponada a pH 7,2. Si se utiliza el colorante de May-Grünwal-Giemsa se fija
con metanol, se tiñe con el colorante May-Grünwald diluido en un volumen igual de agua

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tamponada durante 5 min y después se procede con el colorante de Giemsa como se ha
referido.

 La tinción de Field (colorantes A y B de Field) sirve tanto para la gota gruesa como
para el frotis. Debido a su rapidez y sencillez, es la preferida por los laboratorios de los
hospitales tropicales que analizan gran número de muestras. Sin embargo, no siempre permite
observar el punteado de Schüffner presente en P. vivax y P. ovale. La tinción de la gota gruesa
supone:
a) inmersión en el colorante A de Field durante 3-5 seg.
b) lavado en agua durante 5 seg.
c) inmersión en el colorante B de Field durante 3 seg.
d) lavado con agua durante 5 seg.

Para los frotis, la técnica es:


a) fijar con metanol durante 1 min.
b) teñir con mezcla de colorantes A y B durante 1 min.
c) lavar con agua tamponada a pH 7,2.

 El método de Leishman incluye metanol por lo que sólo puede utilizarse para el frotis.
Para realizarla se sigue lo siguiente:

a) teñir con el colorante de Leishman durante 2 min


b) añadir sobre el frotis el doble de volumen de agua tamponada y dejar teñir durante 5-7 min,
c) lavar en agua tamponada durante 2 min.

 La tinción con naranja de acridina descrita por Kawamoto se utiliza para el frotis, ya
que precisa una fijación previa con metanol antes de teñir y observar en un microscopio de
fluorescencia. La sensibilidad es del 77-96% y la especificidad del 81-98%.

 El sistema de QBC (Quantitative Buffy Coat System, Becton Dickinson) se basa en


la concentración por gradiente de densidad de los eritrocitos parasitados mediante la
centrifugación de un capilar impregnado de heparina y naranja de acridina, al que se añade un
flotador. Se necesita, por tanto, capilares y una centrífuga especiales, así como un acoplador de
microscopio y un sistema de epifluorescencia con lente especial, lo que encarece la técnica sin
aportar mucho al frotis y gota gruesa (sensibilidad del 88-98% y especificidad del 58-90%). A
veces es difícil el reconocimiento del parásito, no permite diferenciar las distintas especies y
tiene el inconveniente de trabajar con sangre fresca.

Detección de antígenos parasitarios

Son pruebas muy fáciles de realizar, rápidas, sensibles y no precisan microscopio. Los sistemas
comerciales (dipstick, "jabonera") son estables a temperatura ambiente, lo que permite el
transporte al trópico, y constituyen una importante ayuda para el diagnóstico de malaria en los
laboratorios con poca experiencia en la microscopía. De ninguna forma sustituyen al frotis y la
gota gruesa, ya que tienen falsos negativos y no son cuantitativos, Así, pueden pasar por alto

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casos de malaria, retrasando el diagnóstico. Además, al no distinguir el grado de parasitemia,
muy relacionado con la gravedad, impiden al clínico la adopción de las medidas terapéuticas
oportunas, con la consiguiente morbilidad y mortalidad que ello entraña.

Además del valor que estas técnicas pudieran tener para los laboratorios de microbiología
occidentales, se ha propuesto que podrían ser de utilidad, a modo de autodiagnóstico, para el
propio viajero a zonas de baja endemia y con estancias prolongadas, que decide no hacer
profilaxis antipalúdica y que sufre un ataque febril durante su estancia. Esta idea, en principio
atractiva, no ha dado los resultados esperados debido a la dificultad de interpretación por los
viajeros, especialmente en los casos de moderada o baja parasitemia.

 Detección del HRP-2. La proteína-2 rica en histidina


(HRP-2) se secreta por P. falciparum a la sangre, lo que
permite su detección mediante la captura antigénica con
anticuerpos específicos y técnicas de inmunocromatrografía.
Con posterioridad se han desarrollado otros métodos que
detectan tanto el antígeno HRP-2 de P. falciparum como el
antígeno panmalárico que se expresa en las fases sanguíneas
de P. falciparum y P. vivax y, probablemente, también de P.
ovale y P. malariae. Tienen una sensibilidad general del 90-
92% y una especificidad del 96-98%. Para P. vivax son inferiores, del 75% y 95%
respectivamente. Son técnicas ideales para los laboratorios con poca experiencia en el
diagnóstico microscópico y siempre que se requiera un diagnóstico rápido, pero presentan
desventajas que les impide reemplazar al frotis y la gota gruesa: no detectan parasitemias bajas
(<0,1%), presentan falsos negativos, tantos más cuanto más baja es la parasitemia, y falsos
positivos, especialmente en presencia del factor reumatoide. Además, no permiten estimar el
grado de parasitemia y no diferencian las distintas especies de Plasmodium, ni las parasitemias
mixtas. Por último persisten positivas durante varios días a pesar de un tratamiento correcto, lo
que impide predecir las posibles resistencias.

 Detección de la lactato deshidrogenasa (LDH) parasitaria. Se basa en la detección


de esta enzima parasitaria, común a las cuatro especies de Plasmodium. La especificidad es
similar a las técnicas que detectan HRP-2, pero la sensibilidad es un poco inferior (88-90%),
disminuyendo ésta a medida que la parasitemia baja (hasta el 39% si hay <50 parásitos/µ l). Las
ventajas e inconvenientes son similares a la detección de HRP-2.

Técnicas moleculares

Se utiliza una técnica de PCR múltiple que permite la detección del DNA genómico de las cuatro
especies parasitarias. La amplificación por PCR permite incluso la detección de 3-4 parásitos/µ l
(parasitemias de 0,0005 a 0,0015%), así como la determinación de infecciones mixtas. Al ser
una técnica potencialmente cuantitativa, permite controlar la eficacia del tratamiento, prediciendo
las resistencias a los antipalúdicos. Podría ser la técnica de referencia por su altísima
sensibilidad y especificidad pero, aparte de no estar comercializada, no está al alcance de todos
los laboratorios y no se adapta al diagnóstico de urgencia individualizado. Por el momento, hay

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que reservar esta técnica para validar los resultados de la microscopía o de la detección
antigénica.

Serología

La detección de anticuerpos anti-P. falciparum en el suero de los pacientes tiene una baja
sensibilidad para el diagnóstico de malaria. Se utiliza en determinados casos en los que la
microscopía es negativa por la toma de medicación, o en los bancos de sangre. La técnica
habitual es una inmunofluorescencia (Falciparum-spot IF, bioMérieux). Más recientemente se ha
introducido un enzimoinmunoensayo (Malaria IgG Celisa, BMD).

TRATAMIENTO

Síntomas como la desorientación o el delirio en cualquier persona que haya viajado o vivido en
zonas endémicas de Plasmodium pueden ser orientativos de la presencia del paludismo. El
tratamiento rápido es esencial ya que las complicaciones pueden aparecer de forma repentina y
ser irreversibles (la tasa de mortalidad aumenta en un 10% cuando el paludismo es causado por
Plasmodium falciparum). El paludismo causado por Plasmodium vivax, P. malariae o P. ovale no
es letal a no ser que hablemos de niños, ancianos o inmunodeficientes.

El tratamiento del paludismo es complejo y el arsenal terapéutico del que disponemos es muy
amplio, si bien han aparecido resistencias a distintos principio activos utilizados en la lucha
contra la enfermedad. Un medicamento efectivo frente a las fases exoeritrocíticas no tiene por
qué serlo frente a las fases eritrocíticas; por tanto, es muy importante conocer la fase en la que
se encuentra la parasitosis para poder actuar sobre ella.

El arsenal terapéutico es muy amplio y dentro de él destacamos la quinina, la cloroquina,


amodiaquina, las sulfonamidas, las sulfonas, clorguanidina, pirimetamina y la primaquina.

 Quinina

La quinina es el más antiguo de los medicamentos contra


la malaria y se utiliza cada vez más hoy en día, debido a la
resistencia a diversos medicamentos más nuevos,
especialmente en el tratamiento de formas severas de la
malaria. El médico puede administrar la quinina en tabletas
o inyectarla en una vena (intravenosa) o músculo
(intramuscular). Dado que la quinina tiene poca influencia
en los patógenos de la malaria que invaden los glóbulos
rojos no se administra como prevención. La quinina también se usa en
mujeres embarazadas contra una forma severa de la malaria, a pesar de que la quinina puede
provocar la interrupción del embarazo.

La quinidina, una modificación de la quinina, es igual de eficaz que la quinina contra la malaria,
pero daña más el sistema de los impulsos nerviosos del corazón.

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 Cloroquina

La cloroquina es uno de los medicamentos más


importantes para la prevención y tratamiento de la malaria,
aunque algunos patógenos son resistentes. Un tratamiento
de la malaria con cloroquina es aconsejable sólo en áreas
donde no hay patógenos resistentes.

Este fármaco contra la malaria también está disponible


como tableta o inyección. Como en el tratamiento se producen relativamente pocos efectos
secundarios (posiblemente dolor de cabeza o náuseas) la cloroquina ha sido muy usada. Sin
embargo, el uso preventivo tiene riesgo de dañar la retina del ojo después de varios años.

La amodiaquina pertenece al mismo grupo de sustancias que la cloroquina, así como su acción
contra la malaria. Pero como en ocasiones se han observado efectos secundarios severos, que
en algunos casos provocan incluso la muerte, apenas se usa en el tratamiento de la malaria y ya
no se utilizada para profilaxis.

 Mefloquina
El fármaco mefloquina es similar en su estructura a la quinina y ha prevalecido durante el
tratamiento de la malaria, porque es también eficaz contra patógenos resistentes a la cloroquina.

La mefloquina muestra efectos secundarios menores


similares a la cloroquina. La somnolencia y los mareos son
bastante desagradables. Pueden aparecer efectos
secundarios psicóticos de vez en cuando. Sin embargo, estos
efectos secundarios son mucho menos frecuentes en la
administración preventiva que en el tratamiento de una
malaria existente, lo que se puede atribuir a las dosis más
bajas de la profilaxis. La mefloquina no es adecuada para mujeres embarazadas durante los
primeros tres meses de embarazo ni para niños pequeños.

 Sulfadoxina-pirimetamina
Para el tratamiento de la malaria la pirimetamina se suele usar actualmente junto con la
sulfonamida sulfadoxina y la pirimetamina sulfadoxina, ya que
si se aplica sola hace que los patógenos de la malaria
desarrollen resistencia muy rápidamente y, por lo tanto, no es
adecuada para la prevención de la malaria. Dado que los
patógenos son cada vez más resistentes a la sulfadoxina-
pirimetamina, y sobre todo en la aplicación como profiláctico
produce efectos secundarios graves, y a veces incluso fatales.

 Halofantrina
El tratamiento de la malaria con el fármaco halofantrina se realiza sólo vía oral. La halofantrina
es particularmente eficaz contra el agente causal de la forma severa de la malaria Plasmodium

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falciparum. Dado que existe la posibilidad de que el agente de la malaria influya en el sistema
de impulsos nerviosos del corazón, si se tiene una enfermedad del corazón además de la
malaria, se debe tomar sólo de forma limitada y tras consultar con su médico.

Debido a estos efectos secundarios raros, pero en algunos casos mortales, se recomienda que
este medicamento no se aplique para auto-tratamiento propio en emergencias, a pesar de sus
efectos positivos.

 Tetraciclina
Si hay problemas en el tratamiento de los problemas de malaria
con patógenos resistentes, a veces se utilizan tetraciclinas en
combinación con la quinina. De esta forma, son adecuadas, en
principio, también para profilaxis del paludismo. Como su efecto se
produce sólo con retraso no son adecuadas como remedio único para
la malaria.

 Proguanil
El agente proguanil se utiliza a menudo para el tratamiento de la malaria y es especialmente
eficaz contra las células que invaden el hígado en forma (Plasmodium falciparum) como
agente causante de la malaria trópica severa.

El proguanil se usa a menudo como agente profiláctico, a menudo en combinación con


la cloroquina. Tras su administración puede ocurrir pérdida del cabello y/otras trastornos
gastrointestinales.

Tanto en el tratamiento como en la profilaxis de la malaria trópica es adecuado un preparado


combinado de atovaquona y proguanil.

 Primaquina
El tratamiento de la malaria con primaquina es particularmente efectivo contra las fases de
desarrollo de patógenos de la malaria que han invadido los glóbulos rojos de la sangre,
especialmente el Plasmodium vivax.

La primaquina es adecuada para el tratamiento de la malaria terciana y, por lo tanto, para


prevenir que la malaria se desarrolle de nuevo.

La primaquina no se debe tomar durante más de dos semanas; los efectos secundarios son poco
frecuentes.

 Artemisinina
De la planta Artemisia annua (artemisa de un año) se puede aislar la sustancia artemisinina.
Se ha aplicado con éxito en el sureste de Asia desde hace tiempo para el tratamiento de
la malaria, y también contra la fiebre. Con los derivados de la artemisinina, como por ejemplo el
Arteméter o el Artesunato, se logra un tratamiento efectivo de la malaria trópica cloroquina.

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PROFILAXIS

La profilaxis debe abordarse desde dos perspectivas: evitar las picaduras del mosquito
Anopheles y el uso de medicamentos para evitar la enfermedad. El no seguir tratamientos
adecuados o no adoptar ningún tipo de profilaxis ocasiona un amplio porcentaje de infecciones.

Profilaxis mecánica

Para evitar las picaduras de los insectos hay que tener en cuenta las siguientes
recomendaciones cuando se viaje a zonas endémicas:

– Vestir ropas claras de manga larga y pantalones largos sobre todo si se va a estar al aire libre
al anochecer o al amanecer.

– En zonas de piel expuestas aplicar repelentes a base de DEET o ftalato de metilo. Para evitar
la picadura es imprescindible que se aplique el repelente cada 2 o 3 horas ya que el sudor o el
baño favorecen su desaparición.

– Utilizar colores claros en indumentaria y complementos, ya que los colores oscuros atraen a
los mosquitos.

– Evitar colonias o perfumes de olor intenso ya que podrían atraer a los mosquitos.

– Es recomendable que las puertas y las ventanas de las habitaciones estén recubiertas de tela
metálica.

– No abrir puertas ni ventanas durante la noche y menos si las luces están encendidas.

– Usar mosquiteros impregnados con insecticidas residuales como la permetrina o la


deltametrina. Debe comprobarse exhaustivamente que los mosquiteros no estén rotos.

– Rociar las habitaciones con insecticida, por ejemplo DDT , si bien muchos mosquitos ya se han
hecho resistentes y por tanto el insecticida no ejerce ningún efecto sobre ellos.

Quimioprofilaxis
Si se va a viajar a zonas endémicas, y en especial si se hace en la estación de lluvias, deben
utilizarse fármacos antipalúdicos que evitan el desarrollo de la enfermedad una vez que se ha
contraído.

En la actualidad disponemos de un variado arsenal terapéutico con efectos comprobados, si bien


se advertirá al viajero de que ninguna profilaxis es eficaz al 100% y en caso de aparición de

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síntomas habrá que buscar inmediatamente asistencia médica, ya que como hemos dicho
anteriormente las complicaciones aumentan con el paso del tiempo.

La profilaxis antipalúdica está basada en el uso de distintos fármacos que son diferentes según
la zona donde viajemos y la historia clínica previa de cada persona. La OMS ha establecido 3
zonas según el riesgo de contraer el paludismo.

– Zona A. El riesgo de contraer la enfermedad es bajo o nulo y sufre variación estacional. El uso
de fármacos antipalúdicos puede no ser necesario y de serlo se utiliza la cloroquina.

– Zona B. Riesgo bajo en general con zonas donde el riesgo es casi nulo y por tanto no se
recomienda la quimioprofilaxis. En las zonas donde el riesgo es moderado la profilaxis de
primera elección se centra en la combinación de cloroquina y proguanil; como segunda elección
Se recomienda mefloquina.

–Zona C. Son aquellas zonas donde en determinadas épocas del año el riesgo de contraer
paludismo es muy alto y, donde además Plasmodium es resistente a la cloroquina. La profilaxis
adecuada se centra en el uso de mefloquina y de doxiciclina como segunda elección.

Para que la quimioprofilaxis sea útil ha de empezar a tomarse generalmente una semana antes
de comenzar el viaje, continuando durante su desarrollo y durante 4 semanas después de volver,
ya que la parasitosis puede no haberse manifestado y permanecer el parásito acantonado en el
hígado.

La instrucción sobre la enfermedad ha de ser más minuciosa en viajeros de larga estancia como
son los misioneros o cooperantes a los que se ha de explicar minuciosamente cuáles son los
síntomas y cuál es el tratamiento posterior del paludismo.

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CONCLUSIÒN:

La malaria es una enfermedad muy antigua, que no ha sido erradicada. Es


responsable de más de dos millones de muertes al año y afecta a más de 100
países, lo que representa el 40% de la población mundial.

Las intervenciones fundamentales para controlar la malaria se encuentran el


tratamiento rápido y eficaz con combinaciones de medicamentos basadas en la
artemisinina.

Afrontar una enfermedad como la malaria, hace que los países pobres se
sumen aún más en la pobreza, El costo económico de la malaria es enorme en
términos de pérdida de ingresos y carga financiera para los sistemas sanitarios.

Es por eso que es importante aportar una buena prevención primaria para
transmitir la información adecuada a la población para que la taza de
morbilidad de paludismo no siga incrementando.

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WEBGRAFIA:

 https://es.wikipedia.org/wiki/Plasmodium_falciparum

 https://es.wikipedia.org/wiki/Plasmodium_vivax

 https://en.wikipedia.org/wiki/Plasmodium_vivax

 https://es.wikipedia.org/wiki/Plasmodium_malariae

 http://cdc.gov/malaria/map/index.html .

 https://es.wikipedia.org/wiki/Plasmodium_ovale
 http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs094/es/
 http://www.msal.gob.ar/index.php/component/content/article/48/98-
paludismo-o-malaria
 https://es.wikipedia.org/wiki/Malaria
 http://www.facmed.unam.mx/deptos/microbiologia/parasitologia/paludis
mo.html
 http://www.paludismo.org/
 http://www.ss.pue.gob.mx/index.php/articulos-puebla-sana/item/234-
paludismo-transmision-sintomas-y-prevencion

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