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Universidad Mesoamericana

Facultad de Ingeniería
Ingeniería en Sistemas
Métodos de Investigación tecnológica
Yax Ordóñez, Moisés Salvador / 201608046

ENSAYO “EL HOMBRE QUE CALCULABA”


¿Pueden las matemáticas ser algo más que una ciencia exacta? Desde el
descubrimiento de esta ciencia formal y su capacidad para estudiar sin ambigüedad
contextos específicos y problemas complejos, se ha conceptualizado como sólo eso, una
ciencia que estudia, que demuestra o relaciona; Beremiz Samir, un árabe con
personalidad atenta, paciente y con grandes dotes matemáticos, intenta demostrar lo
contrario. Este hombre demuestra a través de sus diferentes aventuras que las
problemáticas pueden ser vencidas no sólo a través del razonamiento lógico sino
también con perseverancia y ética.

La historia comienza con un viajero que regresaba de una excursión mientras


montaba su camello, en el camino se encuentra con un hombre sentando en una piedra,
al hacérsele, el hombre se levanta abruptamente y grita una enorme cantidad, el viajero
se atreve a preguntarle el significado de los números, pero el hombre que calculaba se
negó a responderle sin antes contarle la historia de su vida. Éste pues era Beremiz Samir,
una persa que desde pequeño se dedicaba a cuidar ovejas que con el objetivo de no
perderlas.

Ambos emprendieron un viaje y tuvieron numerosos episodios, por ejemplo, el


encuentro con un grupo de hombres que pelaban por la repartición de la herencia de su
padre, 35 camellos, Beremiz los deja satisfechos con ese calculo aparentemente
imposible. En otra ocasión, Beremiz encuentra un error en la repartición del dinero
departe de un joyero y a la vez rectifica la operación, dejando a todos deslumbrados.
Cada una de las hazañas de este hombre, demuestran que la complicación en la solución
de un problema sólo es debida a la falta de perspectiva, y que viendo un poco más
alrededor se puede obtener respuesta a los inconvenientes que se presenten.

En una de sus ultimas narraciones el llamado último sabio le pregunta al hombre


que calculaba el significado del numero cuarenta, este le responde que el numero se
encuentra en todas partes y es aun más notable en los textos judíos, el diluvio, la
búsqueda de la tierra prometida y la estadía del Mesías en el desierto. Tiempo incierto
después logra pasar su última prueba y adivina el olor de ojos sin el menor error, así
consigue casarse con Telassim. Después de eso y el ataque de la invasión mongolí en
Bagdad, la pareja logra escapar para que posteriormente Beremiz se convirtiera al
cristianismo a través de su esposa. El hombre que calculaba había encontrado la
felicidad sin la necesidad de muchos números.

El autor maneja muy bien el tópico de la obra literaria, siendo no solamente un


libro de problemas matemáticos, sino una novela misma. La historia del hombre que
calculaba trae consigo los valores que el hombre debería poseer, como entre humanos,
siendo la misma especie y teniendo la tierra como único mundo para vivir, los conflictos
deberían superarse y empalmarlos, en vez de distanciarlos. Beremiz fue un hombre que
realizaba grandes cuentas y deducía respuestas a través de lo menos importante, era
astuto, perspicaz y perseverante, sus conocimientos le permitieron resolver conflictos
sociales a través de la ciencia y los valores.

La pasión por el arte a las matemáticas, el fin último de esta ciencia y el propósito
del hombre, hacen de su historia una enseñanza para cualquier individuo, evadiendo el
credo político, religioso, social u económico. Además, agrega la capacidad de no permitir
el resentimiento frente a actos que hayan generado algún perjuicio emocional o físico, al
contrario, el sentimiento puede ser alejado a través de actos voluntarios como obras de
caridad, que rescatan la conciencia y compasión propia.

La obra es muy basta en conocimientos geométricos, matemáticos, filosóficos y


culturales, se centra en la cultura árabe ya que esta ha sido una gran aportadora en la
percepción actual de las ciencias como la astronomía, la física y la medicina. Todos los
bosquejos de la solución son atrayentes, sin embargo, su interés no es solo ver a la
matemática como una ciencia, sino como una poesía, una obra que, como todo buen
arte, busca transmitir, placer, sentimientos y satisfacción, pero que además exige razonar
de manera lógica y moral.

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