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La teoría de juegos como herramienta para el análisis de los conflictos socioambientales: El

caso del proyecto portuario de las Américas en Santa Marta, Colombia.

Del Toro, J

Resumen

El objetivo de este trabajo es abordar un conflicto socioambiental de alta intensidad que tiene

lugar en un área rural costera del caribe colombiano. Metodología: A través de un análisis de

caso se identificó y caracterizó el conflicto; posteriormente se realizó un planteamiento

estratégico de la situación conflictiva a partir de la teoría de juegos. Conclusiones: El análisis

estratégico es efectivo para la mediación y gestión de conflictos socioambiantales, los actores

con menor poder de negociación pueden potenciar sus posiciones a partir del análisis del

juego político. Se plantean recomendaciones para la gestión de conflictos socioambientales

que pueden ser replicadas por las organizaciones que trabajan por la justicia ambiental.

Palabras clave: Conflicto socioambiental, ecología política, justicia ambiental

Abstract

The objective of this work is to address a socio-environmental conflict of high intensity that

takes place in a coastal rural area of ​the Colombian Caribbean. Methodology: Through a case

analysis the conflict was identified and characterized; Subsequently, a strategic approach to

the conflict situation was made based on the theory of games. Conclusions: The strategic

analysis is based on the mediation and management of socio-environmental conflicts, the

actors with the least bargaining power. Recommendations are made for the management of

socio-environmental conflicts that can be replicated for organizations that work for

*Jennifer Del Toro Granados es psicóloga, máster en psicología social e investigadora del
instituto de investigaciones en psicología y Derechos Humanos de la Universidad de la
República del Uruguay.
environmental justice.

Keywords: socio-environmental conflict, political ecology, environmental justice.

Introducción

El presente Siglo se inauguró con la incertidumbre de la crisis ambiental a escala mundial, el


hecho innegable del calentamiento global, y sus consecuencias, la contaminación de las
fuentes de agua dulce, la desertificación de los suelos, y en general, la degradación del medio
ambiente amenaza con llegar a puntos de no retorno con consecuencias dramáticas para los
seres vivos entre las que se incluye la extinción de especies, destrucción de hábitats y pérdida
de reservas genéticas por cuenta de la deforestación y la contaminación.

A contracorriente, los agentes económicos, desde sus intereses y motivaciones plantean la


cuestión de la generación de riqueza como única alternativa para la superación de la pobreza,
temas como la globalización y la necesidad de competir en mercados competitivos ejercen
presión sobre los Estados y los gobiernos que tienen que hallar equilibrio en medio de las
contradicciones.

A finales de la década del 80´ surge el concepto de desarrollo sostenible a partir del informe
Brundtland, ​en el que se reconoce que el desarrollo económico actual significa unos costos
medioambientales que amenazan la continuidad de la especie, y en el que se define el
desarrollo sostenible como “​aquel que garantiza las necesidades del presente sin
comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias
necesidades​”. El desarrollo sostenible plantea a la industria el reto de asumir como propias
las obligaciones en materia de conservación y protección de los recursos naturales; este es un
reto técnico, en tanto se necesita del conocimiento para generar soluciones a esta necesidad,
pero también un reto financiero, en tanto que dichas soluciones aumentan los costos de
operación de las empresas; además, el reto se transforma en límite cuando el desarrollo
científico alcanzado hasta el momento no es suficiente para garantizar operaciones
industriales sin daño, y tampoco para predecir la magnitud del mismo.

La ciudad de Santa Marta es un espacio crítico para la expresión de conflictos


socioambientales debido a las numerosas características geográficas para resaltar del
territorio; existen ciénagas importantes, extensas llanuras, reservas de petróleo y gas natural,
ríos de gran caudal que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y abundante biodiversidad.
Precisamente en el año 2013 la prestigiosa revista Science, catalogó la Sierra Nevada de
Santa Marta como el ecosistema más irremplazable del mundo. Esta riqueza implica
conflictos asociados al uso y distribución de los recursos, pero también plantea conflictos en
las formas de entender el desarrollo y el territorio en una región donde cohabitan diversas
comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas cuyas visiones tensionan la
viabilidad del proyecto multicultural y democrático enmarcado en la idea del Estado-Nación
colombiano (Le Saout, Hoffmann, Shi, Hughes, Bernard, Brooks & Rodrigues, 2013).

De acuerdo con el atlas global para la justicia ambiental coordinado por la unión europea,
Latinoamérica es el lugar del mundo donde se presentan mayores casos de conflicto
socioambiental; y dentro de Latinoamérica es en Colombia donde hay más casos. Dentro del
atlas global se reportan varios casos de conflicto socioambiental en la ciudad de Santa Marta,
específicamente se reportan casos en la bahía de Taganga (Martínez, 2014).

El conflicto socioambiental es definido como un choque entre actores, personas, grupos,


organización social o institución que persiguen objetivos contrarios generalmente
relacionados con la visión de progreso y desarrollo, que los ubica en posiciones de
enfrentamiento, confrontación y lucha. Francisco Sabatini (​Sabatini, Massey & Lefebvre,
2014). define conflicto socioambiental como “​aquellas disputas causadas por el acceso y
control de los recursos del medio ambiente, especialmente de la tierra, el agua, los minerales
y otros​”. Este conflicto estaría ubicado en la estructura del modelo neoliberal que en etapas
de lo que Felix Guattari (2004) denomina“capitalismo mundial integrado” intensifica la
presión sobre la naturaleza, generando deterioro y escasez; factores que a su vez causan
conflicto.
De acuerdo con (Quintana, 2014) los conflictos socioambientales atraviesan 6 etapas
diferenciadas que son a) Cooperación, b) indiferencia, c) Competencia, d) Tensión en
aumento, e) Conflicto como tal, y f) Crisis. Las etapas marcan el nivel de conflictividad y el
riesgo de transformación del conflicto en una situación de violencia. Partiendo de este
modelo, se puede afirmar que en Taganga el conflicto socioambiental se encuentra en la
etapa de: conflicto como tal, caracterizado por una confrontación radical de intereses y de
valores alrededor de la distribución de los recursos. No existe en esta etapa, confianza entre
los actores, y las posibilidades de diálogo son mínimas; está presente el riesgo de escalar a
situaciones de violencia. Las luchas por justicia ambiental van en aumento, el trabajo de
Mario Pérez Rincón (2014) del instituto CENSAT, reporta que en Colombia para el año
2013 existían 72 conflictos socioambientales, 20 de ellos se presentan en la región Caribe y
están relacionados principalmente con la extracción de energía fósil y la construcción de
infraestructura portuaria. Del total de conflictos, el 59,7% tiene lugar en territorio indígena,
de tal manera que la población más afectada son los indígenas y los campesinos. Los
resultados de estos conflictos varían dependiendo de múltiples factores, principalmente de la
capacidad que tengan los actores en disputa de ejercer el poder que tienen. Por un lado, las
empresas extractivistas utilizan mecanismos legales, estudios técnicos, pautas en medios de
comunicación, influencia, sobornos y coacción, en muchos casos violenta.

Por su parte los afectados utilizan también mecanismos legales, propaganda, cogestión
institucional, articulación con personas influyentes y con organizaciones de justicia
ambiental y por supuesto, la organización y movilización comunitaria. En total se han
sistematizado 14 casos de triunfo de la justicia ambiental del total de 72 conflictos; algunos
de ellos son: Hacienda las Pavas en Córdoba donde se logró detener el desplazamiento de
121 comunidades campesinas y proteger su derecho a un medio ambiente sano, páramo de
Santurbán en Santander donde se detuvo la explotación aurífera en un ecosistema
fundamental para el abastecimiento de agua, Parque Tayrona, donde se logró detener la
construcción de infraestructura hotelera en territorio sagrado, Bosques de Bahía Solano
donde se protegieron hectáreas de árboles nativos que pretendían ser explotados por la
industria maderera, puerto de Bahía Málaga, donde se detuvo la construcción de un puerto
en zona declarada como parque nacional, Exploración petrolera en territorio U´WA,
Exploración hidrocarburos en San Andrés Islas, Fumigación aérea con glifosato en
Putumayo, el cierre del Basuro de Navarro en Cali, entre otros. Los factores más
determinantes para el triunfo de la justicia ambiental tienen que ver con el uso de
instrumentos legales, el alto nivel de activismo y la visibilización del conflicto, la
importante participación de los órganos de control, y el acompañamiento de las
organizaciones de justicia ambiental nacionales e internacionales.

En Santa Marta la categoría “conflicto socioambiental” no ha sido estudiada en profundidad,


aunque los daños ambientales se reconocen y sí han sido investigados, la relación de
confrontación entre actores en conflicto por cuenta del uso, disposición y distribución de los
recursos naturales, no ha sido abordada. Esta situación impide que se logre como sociedad el
reconocimiento del conflicto y que se exploren alternativas democráticas viables para su
resolución, y es que de acuerdo con (Martinez Allier, 2009) los efectos del deterioro
ambiental afecta principalmente a poblaciones empobrecidas, de acuerdo con este autor, el
60% de los impactos ambientales se ocasionan sobre comunidades indígenas o campesinas
sin ningún tipo de poder político o económico. De tal manera que las víctimas de los
crímenes contra el medio ambiente son comunidades pobres, lo que implica que estas
víctimas sean poco reconocidas y las infracciones ambientales queden en la impunidad, o
acaso las sanciones que les imponen sean mínimas y no se cumplan.

Consideraciones Metodológicas

El presente es un trabajo de reflexión teórica. La investigación teórica de acuerdo con (Coy,


2009) hace referencia a “una actuación cognitiva que toma como objeto de análisis una
situación de la realidad, la interpreta y la sustenta a partir de presupuestos epistemológicos de
un campo de saber, y realiza propuestas y conclusiones válidas”. La técnica principal de este
estudio la descripción analítica, es decir, la búsqueda de información, datos, análisis,
interpretación de teorías, etc., por diferentes fuentes (electrónicas y/o físicas) y la teoría de
juegos.

Contextualización del caso


En Colombia el conflicto socioambiental tiene estrechas relaciones con el origen y extensión
de la guerra; de acuerdo con autores como (Gómez, 2015; Rettberg, 2003) las dinámicas del
conflicto armado están relacionadas con procesos derivados de las economías legales.
Aunque tradicionalmente se vinculó el avance de la guerra en Colombia con las denominadas
“economías de guerra” (narcotráfico, sicariato, entre otras) estudios recientes demuestran que
el conflicto armado se intensificó alrededor de economías legales como la producción de
banano, esmeraldas, ferroníquel, oro, petróleo y aceite de palma. Estas disputas por los
recursos han supuesto no solo la vulneración masiva de los DDHH sino también el deterioro
medioambiental.

El conflicto socioambiental en Taganga ha estado instaurado desde hace varias décadas y se


intensificó a partir de la década del 60 con la construcción de la carretera que conecta la
ciudad de Santa Marta con el corregimiento de Taganga. La comunidad ancestral de
pescadores se enfrentó con las presiones de un turismo desbordado y la ocupación ilegal del
territorio, a esto se le suma la construcción del emisario submarino en Santa Marta y las
maniobras portuarias que también generan afectaciones sobre la actividad pesquera (Ramos,
Vidal, Vilardy y Saavedra, 2008)

Más recientemente surgen las propuestas de desarrollo portuario en Taganga. En Auto No.
858 de Abril de 2007 de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) “inicia el
trámite administrativo de Licencia Ambiental y se adoptan otras decisiones” para el proyecto
portuario “PUERTO PETACA” referido al proyecto del muelle carbonífero de cargue, que
estaría ubicado a unos dos (2) kilómetros aproximadamente al sur oeste de la población de
Taganga, entre Punta Petacas y Punta Vaca (Colombia, 2007)

Por el mismo año (2007), el Departamento Administrativo de Medio Ambiente (DADMA)


expide licencia ambiental plena a la sociedad Terminal de Graneles Líquidos -TERLICA-
para la construcción de un atracadero para el cargue de insumos líquidos en punta voladero
(Colombia, 2007), ubicado a 2 kilómetros de la bahía de Taganga; licencia que fue cedida
totalmente a través de acto administrativo del DADMA a la empresa SOCIEDAD
PORTUARIA LAS AMÉRICAS. (Colombia, 2011)
El puerto de las Américas que cuenta actualmente con un contrato de concesión suscrito entre
la Agencia Nacional de Infraestructura y la empresa sociedad portuaria las Américas
(Colombia, 2015), es un proyecto encabezado por el grupo económico Daabon que busca
construir y operar un terminal portuario para el cargue y descargue de graneles líquidos por el
que se pretende movilizar un “​volumen aproximado de 250.000 toneladas por año de aceites
vegetales, bases lubricantes, hidrocarburos y derivados del petróleo, biocombustibles y
químicos líquidos​” (Contrato de concesión No 003 de 2015). El proyecto planea entrar en
operación en el año 2019.

A partir del mes de diciembre del 2016 comienzan a ser visibles en el distrito de Santa Marta
diferentes manifestaciones ciudadanas en oposición a la construcción de infraestructura
portuaria en la bahía de Taganga; por su parte la empresa “Sociedad portuaria las Américas
"inició una campaña a través de los medios de comunicación para posicionar el proyecto
portuario como la gran obra de desarrollo para la ciudad de Santa Marta. El 30 de marzo del
2017, el portal digital de la W radio tituló “​Santa Marta tendrá el primer puerto
especializado en manejo de graneles líquidos​” (La w, 2017) ese mismo día, el periódico el
Heraldo publicó una nota titulada así “​Puerto marítimo para graneles líquidos operará en
Santa Marta en 2019”​ (Iguarán, 2017) días después el portal de noticias Caracol publicó la
noticia con este titular “​Con 12 millones de dólares construirán puerto de gráneles líquidos
en Santa Marta”​ (Caracol, 2017).

La unidad semántica de todas las noticias relacionadas con el proyecto portuario las Américas
giró desde el primer momento alrededor de los beneficios y bondades de esta propuesta para
la ciudad de Santa Marta, en las diferentes noticias sobre el tema se destacan los aspectos
positivos del proyecto, no se visibiliza en este despliegue mediático la oposición organizada
que se lideraba desde Taganga. El conflicto socioambiental, ya estaba instaurado. Hasta el
momento es un conflicto de mediana intensidad caracterizado por mecanismos de resistencia
pacífica, en el que sin embargo se evidencia la ocurrencia de estrategias de disuasión y
amedrentamiento a los líderes que se oponen al proyecto (amenazas y sobornos
principalmente) L. Cantillo y J. Cantillo (comunicación personal, 13 de febrero de 2017). La
razón de inicio de este conflicto se encuentra en la propuesta de uso de un espacio público y
sus recursos naturales para el desarrollo de infraestructura portuaria, en una franja costera
que pertenece por sus características ambientales y culturales al ecosistema de la Sierra
Nevada de Santa Marta.

Este conflicto tiene afectaciones sobre los dos actores en disputa, la empresa ha realizado
importantes inversiones por cuenta del pago de pólizas, estudios técnicos de viabilidad del
proyecto, así como en gastos de gestión jurídica y financiera del mismo. Agencia Nacional
de Infraestructura (2015) J. Linero (Comunicación personal 23 de mayo de 2017). Por el lado
de la comunidad además del estrés que ocasiona la amenaza sobre su territorio, se han
enfrentado a la estigmatización, amenazas y amedrentamiento por motivo de su resistencia al
puerto E.Cantillo (Comunicación personal, 9 de junio de 2017); también significa para ellos
la posibilidad de romper con prácticas que los definen en su identidad individual y colectiva
(En blanco y negro, 2016), ya que este proyecto supone un detrimento sustancial de las
principales actividades económicas de este corregimiento conformado por una población
aproximada de 6000 personas, el turismo, y la pesca (Departamento Administrativo del
Medio Ambiente, 2017). La comunidad a su vez denuncia que este proyecto viola derechos
fundamentales J. Cantillo (Comunicación personal, 15 de febrero de 2017)

Hasta el momento los actos administrativos que avalan la construcción del puerto se
presumen legales y se mantienen vigentes; por su parte, la comunidad adelanta 2 procesos
jurídicos, acción popular para protección del suelo marino y medida cautelar de protección
del suelo marino radicada ante la corte interamericana de derechos humanos. J. Cantillo
(comunicación personal, 22 de abril de 2017).
Tabla 1: Matriz de partes interesadas

Actor Papel Importancia para el Intereses clave ¿Cuáles son las ¿Cuál es el ¿Cuánto apoya esta
(institucional proyecto expectativas de los nivel de parte interesada el
o individual) interesados? influencia de proyecto?
esta parte
interesada?
Organización Alta. Proveerá Representa Muy influyente Fuertemente
apoyo y legitimidad intereses de la opuesto
local ciudadanía
organizada

Consigue
desacelerar el Que no se realice el 
Veeduría  inicio de la obra puerto de las 
ciudadana portuaria Américas
Organización Generación de Algunos piden que se Algo influyente Indiferente o
rentabilidad realice el puerto, indeciso
económica local otros lo rechazan.

Junta de  Baja. Proveerá algo


Acción  de apoyo cuando
Comunal sea relevante
Patrocinador Baja. Proveerá algo de Responsabilidad Que no se realice el Influencia Fuertemente
apoyo cuando sea Social Empresarial, puerto de las limitada opuesto
relevante. conservación del Américas
medio ambiente
porque es la base
para el éxito de sus
Gremio  negocios.
Económico 
Turístico
Equipo Alta. Puede proveer Poder de incluir el Que sea reubicado el Muy influyente Fuertemente
liderazgo nacional y caso en las agendas proyecto portuario opuesto
apoyo político. legislativas mediante un
diagnóstico de
Articular oposición alternativas
desde la bancada
progresista

Controla y hace
seguimiento del
proceso de
licenciamiento
ambiental
fortalecimiento de
Sectores  capacidades en las
políticos  organizaciones
alternativos locales
Organización Alta. Provee apoyo Están a favor del Que se realice el Muy influyente Fuertemente a favor
político y capacidad puerto por los proyecto portuario en
de negociación a la intereses que tiene el el menor tiempo
empresa DAABON gremio de aumentar posible
que es su socia. la competitividad de
su producto en el
mercado global

Fedepalma
Organización Alta. Poseen recursos Aumentar la Que se realice el Muy influyente Fuertemente a favor
económicos y capacidad operativa proyecto portuario en
políticos para manejar del negocio el menor tiempo
crisis alrededor de su portuario en la posible
imagen. ciudad de Santa
Tienen aliados Marta
políticos poderosos Conectar su
Cumplen parcialmente producción local con
con la normatividad los mercados
jurídica para la globales
Grupo  viabilidad del
Daabon proyecto
ANLA Organización Alta. Poder para Cumpliiento de la Resolver el conflicto Muy influyente Indiferente o
otorgar licencias legislación en el menor tiempo indeciso
ambientales ambiental y posible
garantizar los
derechos
medioambientales a
la comunidad

ANI Organización Baja. Anular Agencia encargada Construir el proyecto Influyente Débilmente a favor
resoluciones cuando de proyectar obras portuario
sea pertinente de infraestructura en
el país

Fuente: Elaboración propia

La matriz muestra el grado de influencia y el sentido del apoyo de varios grupos de interés. El
desafío para la comunidad es atraer a los actores con poder potencial y convencer a aquellos
identificados como neutros o indecisos. La posición de la comunidad aunque se encuentra en
desventaja frente a los recursos de los actores institucionales y empresariales, puede mejorar
si logra empoderar a algunos de sus actores aliados y debilitar la posición de la empresa.

Contexto histórico del conflicto por infraestructura portuaria en la bahía de Taganga


Es a partir de 1991, ante el auge de la expansión capitalista, cuando en Colombia se visibiliza
la necesidad de ampliar la infraestructura de conexión. Este hecho queda reflejado para el
sector portuario a partir de los diferentes documentos conpes definidos por el Departamento
Nacional de Planeación, conpes 2550 de 1991 (Plan de expansión portuaria) Conpes 2680 de
1993 (Plan de expansión portuaria 1993-1995) Conpes 2839 de 1996 (Plan de expansión
portuaria 1996-1997) Conpes 2992 de 1998, (Plan de Expansión Portuaria 1998 – 1999)
Conpes 3149 de 2001, (Plan de Expansión Portuaria 2002 – 2003 Zonificación portuaria para
el siglo XXI) Conpes 3342 de 2005, (Plan de Expansión Portuaria 2005 – 2006 Estrategias
para la competitividad del sector portuario) Conpes 3611 de 2009 (Plan de expansión
portuaria 2009-2011, puertos para la competitividad y el desarrollo sostenible) Conpes 3744
de 2013 (Política portuaria para un país más moderno) en los que se destaca la importancia
para la Nación colombiana de fortalecer y modernizar la infraestructura portuaria y asegurar
de esta manera la conexión con los mercados internacionales. Esta necesidad ha quedado
también reflejada en los diferentes planes de desarrollo nacional.

En un escenario caracterizado por esta necesidad de libre circulación de las mercancías, Santa
Marta se destacaría por sus innegables ventajas comparativas, al ser una ciudad ubicada en la
costa norte de Colombia, sobre el mar Caribe, con facilidades de conexión con los mercados
de centro y norte América, Europa y Asia. La sociedad portuaria de Santa Marta es la
principal movilizadora de carga de comercio exterior nacional con una participación del 31%,
ubicándose por encima de los puertos de la Guajira, Morrosquillo, Cartagena, Barranquilla,
Buenaventura y Mocoa; la familia Dávila Abondano es socia mayoritaria del puerto de Santa
Marta desde el año 1998. (Morelos, Fontalvo y De la Hoz 2012) .

Resulta claro que la actividad portuaria es uno de los giros económicos del grupo Daabon
(Terminal de graneles líquidos, 2016​)​. Pero recordemos que la logística portuaria es apenas
uno de los giros económicos de este grupo empresarial; ya desde la década del 80´se
consolidaron como importantes productores de aceite de palma, de hecho, el departamento
del Magdalena es el tercer productor nacional de aceite de palma; Daabon cultiva y procesa
palma aceitera en los municipios de Aracataca, el Retén, Dibulla, Riohacha y Santa Marta,
también cuenta con plantaciones de café y banano en los sectores de la Sierra Nevada de
Santa Marta, Río Gaira, Río Piedras, Dibulla y Riohacha. A partir del 2009 el gobierno
colombiano ha generado una serie de mecanismos para privilegiar a la industria palmicultora,
reembolsos tributarios, incentivos a la capitalización rural, deducción de impuestos a las
nuevas plantaciones, entre otras. Factor que tendría un impacto en el número de hectáreas
sembradas de palma, ocasionando que en el Magdalena y otros departamentos del país, se
sustituyeran cultivos tradicionales, por el cultivo de palma, con las consecuencias a nivel
social y ambiental ampliamente documentadas (Borasino, 2016; Olano y Olano, 1996;
González y Chávez, 2015 )

Es en este contexto de oportunidades para el grupo empresarial Daabon, que se planea


estratégicamente la construcción de infraestructura portuaria para completar los eslabones de
sus giros económicos (producción-exportación) de materias primas.

En el año 2000 el Concejo distrital de Santa Marta aprobó mediante acuerdo No 005 el plan
de ordenamiento territorial “Jate Matuna”, que en su Art. 58 establece la consolidación en el
distrito de una “ciudad portuaria” y en el Art.60 determina como áreas de expansión portuaria
las zonas de Punta Betín, Puerto Zuñiga, El Boquerón y Bahía Concha; sin embargo, en un
parágrafo de ese mismo artículo se deja expresado que dicha consolidación portuaria debía
estar supeditada a la viabilidad técnica y ambiental de los proyectos, de tal manera que la
expansión portuaria si bien se identificó como una oportunidad para la ciudad de Santa
Marta, se subordinó a las consideraciones y reglamentación ambiental del nivel nacional y
distrital.

Sin embargo, para el año 2007 el Departamento Administrativo del Medio Ambiente
(DADMA) otorga a través de la Resolución 028 del 26 de enero de 2007 licencia ambiental
(Ver anexo 2) para la construcción de un atracadero para insumos líquidos en punta voladero,
con un periodo de vida útil del proyecto de 5 años, así mismo se deja claro en la Resolución
que el tipo de sustancias que se movilizarían a través del atracadero serían los productos del
aceite de palma, tales como, aceite crudo de palma, aceite, crudo de palmiste, aceite crudo de
palma orgánico, entre otros, detallados en el (Anexo 3).

En esta Resolución se describe, además, un extenso inventario de flora y fauna existente en la


zona de proyección de construcción del atracadero, es decir, en Punta Voladero (Ver anexo 4)
en total se identificaron 63 especies de vida marina en el sector de proyección portuaria, esta
abundancia de vida marina se considera un reflejo de la buena salud del ecosistema alrededor
de este lugar. Pero para el año 2008, apenas un año después de otorgada la licencia ambiental
en los términos descritos anteriormente, la empresa TERLICA es responsable del derrame de
89 toneladas de aceite vegetal al mar; situación que ocasionó la muerte de varias especies de
vida marina y el deterioro de las condiciones físico químicas del entorno. Varios medios de
comunicación nacionales registraron el hecho como un desastre ambiental.

El hecho causó gran indignación a nivel nacional debido al reconocimiento que este
corregimiento ha ganado como destino turístico, y generó que la empresa TERLICA fuera
sancionada por el Ministerio del Medio Ambiente a través de (Resolución 1671, 2008), y
(Resolución 2408, 2008).

En su informe técnico final de julio de 2008, el Instituto de Investigaciones Marinas y


Costeras (INVEMAR) concluye que producto del derrame de aceite vegetal al mar se produjo
la muerte de colonias enteras de especies como la meandrina meandrites, y la destrucción de
parches de coral, además, que los planes de contingencia activados por la empresa
aumentaron la magnitud del daño ambiental, pues las personas dispuestas para las labores de
recolección del aceite no estaban capacitadas y dañaron con los pies y aletas otras porciones
de coral que habían en el sitio de la emergencia. ​.

Ese mismo año producto del daño ambiental significativo que la empresa había ocasionado
sobre los suelos, playas, litorales, aguas marinas, etc y por su impacto a nivel local, regional y
nacional, el entonces Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial asumió a
partir de la Resolución 1482 de 25 de agosto de 2008 la competencia sobre la licencia
ambiental de la empresa TERLICA, y sobre las actuaciones administrativas relacionadas con
esta empresa.

Pero en el año 2010, y posteriormente en el 2011, el Departamento Administrativo de Medio


Ambiente (DADMA), expidió nuevas Resoluciones relacionadas con la empresa TERLICA.
La Resolución 142 del 11 de junio de 2010 que amplió el término de la licencia ambiental de
5 a 20 años; y la Resolución No 011 de 2011 que autorizó la cesión total de la licencia
ambiental otorgada a la empresa TERLICA, a la empresa Sociedad Portuaria las Américas,
propiedad del mismo grupo empresarial Dávila Abondano, tal como consta en los certificados
de existencia y representación legal de ambas empresas. Esto a pesar que el 3 de junio del año
2009, la Corte Constitucional a través del Exp. N° 47001-22-13-000-2009-00061-01
respondió la impugnación que hizo la empresa TERLICA a la Resolución 1428 de 2008 del
Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, confirmando el fallo de 4 de mayo
de 2009, proferido por la Sala Civil-Familia del Tribunal Superior de Distrito Judicial de
Santa Marta, en el que se negó amparo a la empresa, y se dejó en firme la Resolución que
dejaba en manos del Ministerio la competencia de los trámites administrativos relacionados
con la empresa TERLICA. Por esta razón la Nación -Ministerio de Ambiente, Vivienda y
Desarrollo Territorial- solicita acción de nulidad sobre las Resoluciones 028 de 2007, 142 de
2010 y 011 de 2011 del DADMA, recurso que en primera instancia fue fallado a favor de la
Nación.

Sin embargo, la empresa TERLICA impugnó el fallo ante el Consejo de Estado, quien a
través de Sentencia del Magistrado ponente Doctor Marco Antonio Velilla Moreno, falló a
favor de TERLICA, argumentando que la Resolución por medio de la cual el Ministerio
asume la competencia sobre los trámites administrativos de la empresa, eran limitados a una
sola Resolución (La Resolución 000972 de 1996, por medio de la cual se otorga licencia de
funcionamiento a la empresa Terminal de Graneles Líquidos del Caribe) Y no sobre otros
actos administrativos.

Bajo este argumento, el Consejo de Estado ordenó en octubre de 2014, revocar el auto
proferido por el Tribunal Administrativo del Magdalena y denegar la suspensión de la
Resolución 142 de junio de 2010, dejando en firme la licencia ambiental para la construcción
de un atracadero en punta voladero, el periodo de 20 años de funcionamiento y la cesión total
de dicha licencia a la empresa Sociedad Portuaria las Américas. No obstante en su parte
considerativa la Sala reconoce la necesidad de analizar detalladamente el alcance de los actos
administrativos y las facultades del Ministerio del Medio Ambiente relacionados en el tema.

Así las cosas, el 22 de septiembre de 2015 se suscribió contrato de concesión portuaria entre
la Agencia Nacional de Infraestructura y la Sociedad portuaria de las Américas, para la
construcción y operación de un terminal portuario de uso público para el cargue y descargue
de graneles líquidos, en el que se propone la construcción de un muelle en “T” de 187 metros
de longitud para atender buques de tipo Handy de 30.000 DWT ubicado en punta voladero,
Bahía de Taganga, distrito de Santa Marta, por el que se movilizarán cargas líquidas, como
por ejemplo, aceites vegetales, hidrocarburos, derivados del petróleo, y otros químicos
líquidos.
Como se pudo analizar, el contrato de concesión 003 de 2015 en el que se firma la concesión
entre la Agencia Nacional de Infraestructura y la Sociedad Portuaria de las Américas para la
construcción de un puerto en punta voladero, se originó en la necesidad del país de conectar
sus mercados con el mundo; ésta entrada al neoliberalismo permitió que se emitieran
múltiples reglamentaciones para impulsar la expansión portuaria a nivel nacional y local. El
DADMA otorgó una licencia ambiental para la construcción de un atracadero en el 2007;
modificó sus términos en 2010 y autorizó su cesión en 2011 de TERLICA a la empresa
Sociedad Portuaria las Américas, a pesar que desde el 2008 estaba vigente una Resolución
del Ministerio del Medio Ambiente, en la que éste asume la competencia sobre todos los
trámites administrativos relacionados con la empresa TERLICA. Llama la atención que esta
cesión de una empresa a otra, del mismo grupo empresarial, significó también que se
cambiara el objeto mismo del proyecto, que pasó de atracadero a puerto, y de proponer
movilizar derivados de aceite de palma, a proponer movilizar hidrocarburos, derivados del
petróleo y otros insumos químicos líquidos, aún cuando de acuerdo con el Decreto 2041 de
2014 la competencia para otorgar licencias ambientales que impliquen transporte de
hidrocarburos, corresponde a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales.

Consideraciones jurídicas y políticas del conflicto socioambiental entre la comunidad de


Taganga y la empresa Daabon.

Es preciso mencionar que desde la promulgación de la Constitución política de 1991, se


define al Estado colombiano como un Estado social de derecho. Esta nueva concepción que
tiene como antecedente filosófico los postulados del jurista alemán Hermann Heller en (1930)
pretende que el derecho no sea una expresión de los más fuertes, sino que por el contrario
tome en cuenta las relaciones desiguales de poder al interior de la sociedad, y garantice la
igualdad a través de la consagración y cumplimiento de los derechos sociales, entre los que se
incluyen derechos orientados a garantizar condiciones de vida soportables y estándares de
vida mínimos, derechos estos, plenamente relacionados con la protección del medio
ambiente.

En la Sentencia (C-595/2010), el magistrado ponente Jorge Iván Palacio Palacio reconoce


que “​La conservación y la perpetuidad de la humanidad dependen del respeto incondicional
al entorno ecológico” y que su protección es una obligación insustituible del Estado. ​Es
decir, si la función última del Estado es garantizar la vida digna de los seres humanos, será
también una obligación del Estado proteger el medio ambiente, y asegurar una relación
respetuosa entre la especie humana y la naturaleza. El medio ambiente sano es considerado
un interés superior para el Estado colombiano, y eso es evidente a lo largo del mandato
Constitucional ​(Constitución Política Colombiana, 1991, pág 11, 12, 13, 18, 25, 28, 29, 33,
36, 84, 125, 127) En reiterados pronunciamientos de la Honorable Corte Constitucional
(Sencia-536, 1992​)​, (Sentencia T-411, 1992), (Sentencia T-437, 1992), (Sentencia T-092,

1993), (Sentencia T-257, 1996), (Sentencia T-046, 1999), (Sentencia T-1527, 2000),
(Sentencia C-189, 2006), (Sentencia T-154, 2013) se insiste en la relación entre la
protección del medio ambiente y la garantía de derechos fundamentales como la vida y la
salud.
Surge así el primer analizador jurídico del conflicto socioambiental, a saber, la cuestión de la
relación entre ​l​os derechos del tríptico económico (Peces-Barba, Asís, Liesa y Cascón, 1995)
(trabajo, propiedad privada y libertad de empresa) ​y el derecho a un ambiente sano ​y
ecológicamente equilibrado; en otras palabras, la relación entre el desarrollo económico y la
protección del medio ambiente. Esta dicotomía se ha resuelto parcialmente, a través del
concepto “desarrollo sostenible”, es decir, que el desarrollo sea planificado de tal manera que
garantice el cuidado de la naturaleza y de las personas. De acuerdo a la (Sentencia T-411,
1992) los derechos relacionados con el tríptico económico están supeditados al estricto
respeto de la función ecológica y al derecho Constitucional a un medio ambiente sano
(derecho conexo con el derecho fundamental a la vida digna), ya en la (Sentencias T-415,
1992) del Magistrado Ponente Ciro Angarita Barón se resalta que tanto los Derechos
Humanos junto con la protección ambiental serán catalogados derechos fundamentales, es a
partir de esta Sentencia que se instaura el concepto de “conexidad ambiental” en
concordancia con los postulados de la Declaración de la Conferencia de Naciones Unidas
sobre el Medio Ambiente Humano o «Declaración de Estocolmo», y el protocolo de San
Salvador, en los que se declara que la protección efectiva de los Derechos Humanos solo es
posible si se garantiza plenamente el derecho a un ambiente sano, en tanto el hombre depende
de su entorno para sobrevivir.

Pero es en la (Sentencia SU.067, 1993) donde se unifican los principios de interpretación para
determinar la conexidad de los derechos fundamentales con el derecho al medio ambiente: el
primer principio es la relación directa, es decir cuando el medio ambiente asume una
conexidad con el derecho a la vida y a la salud; el segundo principio es el Derecho colectivo
al medio ambiente sano, siendo el mecanismo de protección la acción popular, y el tercer
principio es, la ponderación, en la que a partir del análisis del caso concreto se puede
determinar la conexidad del derecho al medio ambiente con derechos fundamentales.

No menos importante es la (Sentencia T-851, 2010) en la que se establece que el derecho al


medio ambiente sano adquiere rango de derecho fundamental, en consonancia con la
Constitución política, particularmente de los artículos 2°, 8°, 49, 58, 67, 79, 80 y 95-8
(Const.,1991) y con diferentes protocolos y tratados que el Estado colombiano ha ratificado,
por ejemplo la Declaración de Río de Janeiro sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,
(Organización de las Naciones Unidas, 1992) que en su principio I prescribe “​Los seres
humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo
sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza.​”
y la Declaración de Estocolmo sobre el Medio Ambiente que enuncia en sus principios, la
importancia que tiene para la especie humana la preservación del medio ambiente para las
generaciones presentes y futuras, y destaca los graves riesgos que implica un avance
irracional y desmedido de la industria (Organización de las Naciones Unidas, 1972). Dentro
del ordenamiento interno el Estado colombiano reconoce y protege el derecho que tienen las
personas a un medio ambiente sano, y establece como mandato constitucional la protección
de las riquezas naturales y culturales de la nación (Const., 1991. Art. 8, 58, 79, 80) entre las
que se incluyen las áreas de especial importancia ecológica y la biodiversidad. Y esto es así
porque la vida humana depende de la calidad del medio ambiente; tal afirmación quedó
​ l derecho al medio ambiente no se
expresada en la (sentencia c-671, 2001) de esta forma ​“E

puede desligar del derecho a la vida y a la salud de las personas.​ ”


Es claro en este primer nivel de análisis, que el derecho al ambiente sano tiene rango de
derecho fundamental reconocido a lo largo de la carta política y abundantes sentencias que
clarifican el tema; por lo tanto es una obligación del Estado respetarlo, protegerlo y
cumplirlo, aún por encima de derechos relacionados con el tríptico económico.

En materia internacional, Colombia ha firmado y ratificado convenios y tratados para la


protección del medio ambiente: Declaración de Estocolmo sobre el medio ambiente humano
(1972), Declaración de Río sobre medio ambiente y desarrollo (1992), Convenio sobre
diversidad biológica (1992), Convenio para la protección y el desarrollo del medio marino de
la región del gran Caribe ​(1988), Protocolo de Cooperación para combatir los derrames de
hidrocarburos en la región del gran Caribe ​(1988), Protocolo relativo a las áreas y a la flora y
fauna silvestres especialmente protegidas del convenio para la protección y el desarrollo del
medio marino en la región del gran Caribe (1998), Convención de las Naciones Unidas sobre
el derecho del mar​ ​(1994).

En estos tratados se insiste en la necesidad de proteger los ecosistemas que conforman el


planeta ante el riesgo que significa para el propio ser humano, la degradación
medioambiental y la acelerada contaminación de hábitats indispensables para el equilibrio de
la vida. Surge entonces un segundo nivel de análisis jurídico, a saber, los compromisos
internacionales del Estado colombiano frente a la protección del medio ambiente. Así por
ejemplo en el Protocolo relativo a las áreas y a la flora y fauna silvestres especialmente
protegidas del convenio para la protección y el desarrollo del medio marino en la región del
gran Caribe se reconoce que “​la Región del Gran Caribe constituye un grupo de ecosistemas
interconectados y que una amenaza ambiental a una de sus partes representa una amenaza
potencial para las demás​” por lo tanto es una obligación de los Estados parte “​tomar las
medidas necesarias para proteger, preservar y manejar de manera sostenible​, dentro de
las zonas de la Región del Gran Caribe sobre las que ejerce soberanía, o derechos soberanos o
jurisdicción” (Art. 1° del Protocolo) , por su parte la Declaración de Río sobre medio
ambiente y desarrollo establece en su principio 15 que: ​“​Con el fin de proteger el medio
ambiente, los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de precaución conforme a
sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza
científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas
eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente”​.

La Sierra Nevada de Santa Marta es un patrimonio de la Humanidad, declarada en 1979 como


reserva de la biosfera por parte de la UNESCO, un ecosistema único en el mundo, el sistema
montañoso litoral más alto del planeta y hogar de innumerables formas de vida​s, se considera
un ecosistema conectado por complejas redes biológicas desde el mar Caribe hasta las nieves
perpetuas a los 5.574 mts sobre el nivel del mar; pero estas conexiones no son solo
biológicas, sino espirituales desde la cosmovisión indígena quienes organizan el territorio a
partir de la llamada “línea negra”; un cerco alrededor de los departamentos del Cesar,
Guajira y Magdalena que conserva grabado en el territorio y los elementos que lo integran,
los códigos sagrados de la Ley de origen y los espíritus originales de todas las cosas. Este
territorio sagrado fue reconocido como territorio ancestral habitado por los cuatro pueblos
indígenas ​mediante la (Resolución 000002, 1973)) proferida por el Ministerio de Gobierno, la
cual fue modificada por la (Resolución​ ​837, 1995) expedida por el Ministerio del Interior.

El 15 de septiembre de 2016 el señor Carlos José López Gutiérrez, en calidad de


representante legal de la sociedad portuaria de las Américas, solicitó mediante el radicado
externo EXTMI16-0048631 a la dirección de consulta previa del ministerio del interior,
certificado de la presencia de comunidades étnicas en el área del proyecto “Solicitud de
modificación del contrato de concesión portuaria número 003 de 2015”. A través del acto
administrativo No. 1094 del 29 de septiembre de 2016 la Oficina de Dirección de Consulta
Previa, determina que en el área del proyecto en mención se registra la presencia de la línea
negra de los cuatro pueblos indígenas de la sierra nevada de santa marta. Territorio sagrado
reconocido en las Resoluciones 000002 de 1973 y 837 de 1995. Este mismo administrativo
proferido por el Ministerio del Interior en su Artículo QUINTO deja expresado que si la
empresa decide continuar adelante con el proyecto, “deberá solicitar a la Dirección de
consulta Previa el inicio del proceso de consulta conforme a los lineamientos del Artículo 330
de la Constitución Política, los artículos 6 y 7 de la Ley 21 de 1991, el artículo 76 de la Ley
99 de 1993 y la directiva presidencial 10 de 2013. No obstante pese al reconocimiento de la
presencia de territorio sagrado y comunidades étnicas que tienen el derecho fundamental a ser
consultadas sobre la viabilidad del proyecto portuario de las Américas, este derecho que le
asiste a comunidades especialmente protegidas fue pasado por alto; contrario a ello, luego de
emitida la certificación por parte del ministerio del interior, la empresa solicitó el
desistimiento de la misma; ante lo cual el ministerio se manifestó en el sentido de rechazar tal
pretensión.

La Corte Constitucional reconoció a través de la (Sentencia T-849, 2014) el deber del Estado
colombiano de proteger las áreas sagradas y de importancia cultural para las comunidades,
incluso cuando se trata de zonas fuera de los resguardos titularizados. ​No brindar estas

garantías se constituiría en una presunta infracción del ​Convenio 169 de la Organización


Internacional del Trabajo, el cual contempla el derecho de las comunidades indígenas y
tribales de participar en la toma de decisiones que afecten sus territorios. ​Si bien es cierto la
comunidad asentada en el corregimiento de Taganga no se encuentra reconocida como
comunidad étnica, también es cierto que el territorio de Taganga hace parte del cerco sagrado
de la línea negra y que es usado por los cuatro pueblos indígenas de la sierra nevada para la
práctica de rituales espirituales de alta importancia cultural, por lo tanto, es un territorio
protegido y los indígenas de la sierra nevada deberían ser consultados antes de viabilizar el
proyecto. ​Surge como un tercer nivel de análisis jurídico, los derechos de los pueblos
indígenas a la consulta previa y a la autodeterminación.

Imagen 4: Cerco sagrado de la Sierra Nevada: Taganga lugar sagrado de pagamento


Fuente: Elaboración propia

El juego político: Escenario de disputa y estrategias.

Tras plantear el escenario de conflicto, se desarrolla a continuación el modelo aplicado de la


teoría al escenario de conflicto que nos ocupa.

Antes de avanzar, es importante precisar algunos de los conceptos fundamentales en la teoría


de juegos:

Jugador​: Es quien ejecuta las acciones en el escenario del juego. Generalmente se necesitan
más de dos jugadores para plantear un escenario.

Estrategia​: Conjunto de acciones de las que dispone cada jugador, y que en el escenario del
juego, los jugadores, utilizarán para alcanzar su objetivo.

Utilidades o pagos​: Son medidos en término de bienestar, y hacen referencia a lo que gana
cada jugador al desplegar una estrategia. Cada jugador actúa para maximizar su bienestar, es
decir sus pagos.

Conducta optimizadora​: Hace referencia a la tendencia que tienen los jugadores a hacer lo
mejor que pueden dado un entorno determinado.

Conducta estratégica​: El jugador elige sus mejores opciones analizando el entorno, pero
también tomando en cuenta las decisiones y el entorno de su oponente.

Credibilidad​: Hace referencia a la conveniencia para los jugadores de ser firmes en sus
estrategias, la falta de credibilidad orienta la conducta del adversario.

A continuación se presenta una tabla que contiene el conjunto de jugadores y estrategias


posibles en el conflicto socioambiental entre la comunidad de Taganga y la empresa Daabon,
se incluye como un tercer jugador al Estado, por su potencial de orientar el curso estratégico
de los jugadores:
Tabla 3: Conjunto de jugadores y estrategias
Daabon D
Taganga T
Estado E
Construir C
No construir -c
Otorgar O
No otorgar -O
Acceder A
No acceder -A
Castigar Cast
No castigar Nocast
Pedir permiso P
No pedir permiso -P

Escenario 1: El mayor beneficio se da para taganga (9) y mayor pérdida para daabon (1).
Daabon pide permiso para construir el muelle, Taganga lo niega, y Daabon decide no
construir. En un escenario ajustado al derecho este sería el panorama real, pero no fue lo
que ocurrió porque Daabon desconoció el derecho de los pueblos a ser consultados sobre
las decisiones que afecten potencialmente a sus territorios; en este sentido, Daabon vulneró
el derecho a la participación de las comunidades.

Escenario 2​: ​Mayor beneficio para Taganga (8) y segunda peor opción para Daabon (2). El
escenario se presenta cuando Daabon decide no construir, y así evita que Taganga instaure
un recurso jurídico de amparo ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero
pierde sus incentivos económicos. Este escenario de mayor ventaja para Taganga, solo era
posible en las etapas iniciales del proyecto, demostrando por parte del actor comunidad
credibilidad con una estrategia dominante de tipo jurídico a través de acción popular o
tutela, la probabilidad de disuadir a Daabon en la primera etapa del proyecto con una
estrategia creíble y dominante era alta dada la importancia que para esta empresa tienen sus
grupos de interés tanto dentro como fuera del país, y el grave daño que un recurso jurídico
agresivo en su contra podría causar en su marca e imagen.
Escenario 3​: En este escenario se incluye al jugador Estado (8), para Taganga (7) sigue
trayendo beneficio sobre Daabon (3), pero el beneficio es un poco más equitativo. Aquí
Daabon pide permiso para construir el puerto, Taganga decide no otorgarlo, a pesar de eso
Daabon construye y Taganga no acepta, por lo tanto demanda la construcción, y el Estado
decide castigar a Daabon y clausurar la obra. El Estado gana en legitimidad porque hace
respetar la Ley y castiga una construcción abusiva. Este es un escenario posible dada la
etapa de desarrollo del conflicto, pero para que sea favorable a Taganga, los grupos de
presión deben asegurarse que el Estado actuará en derecho.

Escenario 4: ​En este escenario posible, es Daabon el jugador que gana la mayor utilidad.
Daabon (6), Taganga (4). Daabon no pide permiso para la construcción del muelle, Taganga
decide no hacer nada y aceptar, de tal manera que Daabon utiliza su estrategia dominante y
construye. Este tampoco es un escenario posible, ya que desde el momento en que la
comunidad de Taganga se enteró de los planes de la empresa Daabon inició su estrategia de
defensa del territorio.

Escenario 5: Escenario dominante para Daabon. Se presenta cuando Daabon pide permiso
(7), Taganga decide no dar permiso, pero aun así Daabon construye el puerto y Taganga
finalmente acepta y no hace nada (3). Es un pésimo escenario para Taganga porque su
proceso organizativo se vería seriamente debilitado y deslegitimado, además de los efectos
de la construcción del puerto, Taganga quedaría debilitado porque asume la estrategia
dominante de Daabon, pese a su oposición inicial.

Escenario 6​: En este escenario Taganga tiene su peor utilidad (1) y Daabon obtiene una
utilidad de (8). Aquí Daabon cumple con pedir permiso, Taganga se lo niega, pero aun así
Daabon construye el puerto. Taganga demanda la construcción del puerto ante el Estado,
pero este decide no castigar a Daabon (7), y en cambio establece una negociación directa
con la empresa, quitando la posibilidad de acción del actor Taganga, y anulando cualquier
beneficio que este pudiera tener en el conflicto. Este es un mal escenario para el Estado
quien al no castigar una violación a los derechos de sus ciudadanos, pierde legitimidad y se
vería enfrentado a acciones en el marco del derecho internacional por desconocer derechos
humanos y derechos de pueblos minoritarios especialmente protegidos como los indígenas.

Escenario 7​: Este sería el escenario de máxima ganancia para Daabon (9), y el segundo
peor escenario para Taganga (2) y para el Estado también sería su peor opción (6). Aquí
Daabon utiliza su estrategia dominante, no pide permiso para construir el puerto y lo
construye; Taganga no acepta y decide buscar la intervención del Estado, quien decide no
castigar a Daabon, cuando desde la racionalidad jurídica lo correcto sería castigarlos.
Daabon obtiene su máxima ganancia cuando somete a Taganga, le viola su derecho a
participar y aún así obtiene lo que quiere (construir el puerto sin ninguna sanción)

Solución inducción hacia atrás al juego en forma extensiva del conflicto Puerto de las
Américas:
Desde el nodo 1 el Estado decide castigar a Daabon, ya que esto le representa mayor utilidad
en términos de legitimidad política (9)
En su turno, Taganga decide no aceptar la construcción del muelle, porque aceptar le genera
una utilidad inferior (2), Taganga sabe que el Estado castigará un mal procedimiento, así
que usa la estrategia de oponerse a la construcción del puerto.
En su turno, Daabon juega. Decide no pedir permiso y construir, Taganga responde con
demandas y aumenta la presión social, el Estado interviene castigando a Daabon y
clausurando la construcción del puerto .
Esta es una situación de juego con resultado no cooperativo y sin equilibrio. La alternativa
de mayor ganancia para Taganga es aliarse del Estado y buscar la mejor ganancia para los
dos. La credibilidad y la fuerza de la estrategia del Estado debe ser contundente.

Discusión

Enunciar que existe un conflicto socioambiental en Taganga implica reconocer el carácter


político de un problema que trasciende el plano exclusivamente ambiental, y en el que se
despliegan correlaciones de fuerza y ejercicios de poder. La heterogeneidad de actores
relacionados en este conflicto y la escasa posibilidad de diálogo entre las partes opuestas, así
como la importancia estratégica (económica y geográfica) del territorio en disputa, las
visiones sobre el mundo y sobre el desarrollo que poseen los diferentes actores, pero
también la desconfianza ciudadana en sus instituciones, complejizan este conflicto
socioambiental.

En el caso que nos ocupa se suscita un conflicto relacionado con la construcción de


infraestructura portuaria, pero desde el enfoque de la ecología política el núcleo de este
problema radica en las redes de poder, es decir, en las formas que tienen de influir en el
curso del conflicto los diferentes actores en confrontación, a través del acceso y ejercicio
diferenciado a los recursos políticos, económicos y sociales; y es que a partir del siglo XIX
con el surgimiento de los estados nacionales y la supresión de la figura del soberano,
emergen también nuevas posibilidades de ejercicio ciudadano. La ciudadanía entendida
como un estatus social que reconoce al ciudadano como un sujeto competente dentro de la
sociedad, y por lo tanto dotado de derechos y deberes, reclama de él el ejercicio pleno de la
participación en los asuntos de su comunidad, con la finalidad de expandir la misma
ciudadanía e incluir nuevas sensibilidades a partir de acciones colectivas que cuestionan
formas instituidas de hacer y vivir en sociedad. El ecologismo, o ambientalismo irrumpe a
partir de los 80’ como una nueva sensibilidad ciudadana con una agenda política propia en
la que no solamente se reclama por el derecho al medio ambiente sano, sino que se plantean
profundas discusiones sobre el desarrollo, la civilización, el progreso, la convivencia y la
justicia. Dadas las connotaciones globales del cambio climático o la amenaza nuclear, el
ambientalismo reclama también de un ejercicio ciudadano a nivel global, pero de enfoque
local y situado. Dicho de otra manera, el ecologismo busca impactos globales a través de
acciones ciudadanas focalizadas en los territorios. Para ello es necesario que la ciudadanía
organizada pueda utilizar las herramientas científicas en el análisis y exposición de los
conflictos ambientales.

Tal como quedó planteado en el despliegue de los escenarios del juego político de este
conflicto, la peor opción para Taganga es quedarse sin hacer nada o esperar que la empresa
tome una posición dominante. Los casos de éxito muestran la importancia de combinar en la
lucha por la justicia ambiental el frente jurídico, el mediático y el social.

En el frente jurídico de lo que se trata es de desplegar un proyecto al interior del campo


social (Bourdieu, 1987) que logre visibilizar un escenario ​posible de vulneración masiva de
derechos fundamentales, bajo el amparo del principio de precaución consagrado en la (Ley
99, 1993) según el cual, los daños ambientales se deben prevenir y evitar, y la falta de
certeza científica para predecir la magnitud de los impactos ambientales no podrá ser una
excusa para impedir que se produzca el daño, por lo tanto ante duda científica razonable
sobre los efectos de un proyecto sobre el medio ambiente, el mismo deberá ser suspendido,
aplazado o cancelado . A continuación se ofrecen los argumentos para utilizar este principio
en el caso de Taganga:

a) Previsibilidad del peligro​: Cualquier actividad que implique la transformación del


territorio y la construcción de infraestructura genera impactos ambientales
potenciales. En el caso de Taganga se trata de la construcción de un puerto
multipropósito y las características geográficas y culturales del entorno aumentan los
riesgos potenciales de impacto ambiental derivados de la modificación de uso del
suelo, emisiones de partículas contaminantes en las etapas de construcción y
operación del puerto, almacenamiento de residuos, sobreexplotación de recursos,
deterioro inmediato del paisaje y modificación del entorno social, económico y
cultural. Si bien es cierto que el puerto no ha iniciado operaciones, la finalidad del
derecho es impedir que se presenten daños sobre el bien jurídico objeto de
protección, en este caso el medio ambiente.
b) Riesgo de daño: ​La construcción y operación del puerto amenaza con alterar la
calidad física y química del agua superficial, el suelo, la flora, la fauna, el paisaje,
los usos del territorio la economía y en general la disposición estética del entorno por
cuenta de la adecuación y construcción de vías, explanación y adecuación de áreas,
generación de aguas residuales domésticas, montaje y operación de infraestructura
de apoyo, acopio de materiales, emisión de polvo, tráfico de vehículos y de
maquinaria pesada. Aunque estas actividades no se constituyen en daño, si se
configuran en riesgo de daño.
c) Irreversibilidad del daño: El desarrollo científico se basa en la acumulación de
conocimientos, ello permite comprender y predecir con alta probabilidad la
ocurrencia de un evento. En el caso del proyecto portuario de las Américas la
posibilidad que se presenten daños irreversibles es muy alta porque la operación
supone la alteración del ambiente con sustancias o formas de energía puestas en él,
en cantidades, concentraciones o niveles capaces de interferir el bienestar y la salud
de las personas, atentar contra la flora y la fauna y degradar la calidad del ambiente e
introducir cambios en la calidad física y fisicoquímica de los sedimentos del lecho.
Así mismo la posibilidad de revertir estos efectos es baja dada la magnitud de las
transformaciones que se producirían en el área de influencia del puerto.
En Colombia los denominados derechos colectivos o difusos hacen alusión a un grupo de
derechos que no pertenecen exclusivamente a una persona, y por el contrario, dada la
envergadura del daño potencial o manifiesto que puede ocasionar su vulneración sobre un
grupo de personas, pertenecen pues al colectivo social. La Constitución política ha
estipulado que son derechos colectivos, entre otros, el derecho al medio ambiente sano, la
moralidad pública y la salubridad pública. En el caso que nos interesa, estamos claramente
frente a una posible vulneración del derecho al medio ambiente sano. El mecanismo de
protección que ha establecido el legislador para este derecho es, la acción popular, regulada
mediante la (Ley 472, 1998). Es un mecanismo de defensa que goza de buena apropiación
social, entre otras cosas porque cualquier persona natural o jurídica puede interponerla y los
tiempos de admisión del recurso son cortos y eficaces en términos procesales. .

Tal como hemos expuesto a lo largo del presente trabajo, en Colombia, sobre todo después
de la nueva carta política de 1991, el derecho al medio ambiente sano se reconoce como un
derecho colectivo que puede hallar conexidad con los derechos fundamentales cuando su
vulneración ponga en riesgo la salud o la vida. A nivel internacional las preocupaciones
cada vez más intensas sobre el futuro de la especie humana en la tierra, han puesto de
relieve la necesidad de tutelar el medio ambiente natural, prueba de ello son los
instrumentos que ha adoptado la comunidad internacional en los que se eleva a derecho
inalienable, el derecho a gozar de un mínimo vital y a la preservación del medio ambiente.

Así mismo será importante solicitar medidas cautelares tendientes a garantizar que
prevalezcan los derechos colectivos durante el tiempo que transcurre entre la aceptación del
recurso y la sentencia. Estas medidas cautelares deberían ser: Que se ordene detener el
avance de cualquier actividad relacionada con la construcción y montaje de infraestructura
portuaria en punta voladero, y que se ordenen prácticas periciales independientes y expertas
sobre el ecosistema coralino y en general sobre la biodiversidad que existe en todo el litoral
rocoso de las bahías de Taganga para determinar la magnitud potencial del daño ambiental
que causaría esta obra y analizar en consonancia con la normatividad ambiental vigente la
posibilidad de establecer un mecanismo de protección del suelo marino en aras de evitar
amenazas futuras a estos ecosistemas frágiles y cruciales para el equilibrio medioambiental.
Las acciones populares han significado el acceso a la justicia para grupos desventajados de
la sociedad cuando estos se deciden a movilizarse en favor de sus derechos colectivos.
Existe importante jurisprudencia al respecto, por ejemplo fallo del consejo de Estado con
número de expediente AP-25000-23-27-000-2001-90479-01 del Consejero Ponente Dr.
Marco Antonio Velilla Moreno , en el que se resuelve el recurso de acción popular
interpuesto por particulares ordenando la protección del río Bogotá. Así mismo, a través del
fallo del Consejo de Estado con referencia 250002325000200500662 03 de la Consejera
Ponente Dra. Maria Claudia Rojas Lasso, frente a la acción popular interpuesta por persona
natural, se amparan los derechos colectivos al goce de un ambiente sano, equilibrio
ecológico, y la protección de áreas de especial importancia ecológica. También se destaca el
fallo del Consejo de Estado, con referencia 760012331000200400656 01 de ​la Consejera
Ponente Dra. Maria Claudia Rojas Lasso, en el que se resuelve una acción popular en contra
del municipio de Santiago de Cali y el ministerio del medio ambiente, amparando el derecho
colectivo a la protección de áreas de especial importancia ecológica.

Otro recurso jurídico que puede ser utilizado dentro de la estrategia del actor comunidad en
este juego político por el territorio, es el derecho que le asiste a las comunidades indígenas
de la sierra nevada de santa marta a la consulta previa. Tal como se expuso en el capítulo de
análisis jurídico de este trabajo, Taganga es uno de los puntos reconocidos dentro del círculo
energético de la línea negra, zona teológica de importancia espiritual y cultural para los
indígenas y decretada como territorio sagrado a través de la Resolución 837 de 1995. Para
que esto sea posible es necesario establecer una coalición política entre los resguardos
indígenas representados en los cabildos gobernadores y la comunidad de Taganga.
Recuérdese que el derecho a la consulta previa se encuentra amparado en el (Artículo 7
Convenio 169 de la OIT) y adquiere su fundamento en principios como la diversidad étnica
y la democracia participativa. Así mismo la Corte Constitucional ha sido clara en señalar
que la consulta previa se convierte en un derecho fundamental para las comunidades
indígenas, debido al carácter especial y vital que tiene para estas comunidades el territorio,
por lo que a través de las (Sentencia ​SU-039, 1997) y la (Sentencia T-625, 1998) abre la
posibilidad para que este derecho sea reclamado por vía de la acción de tutela. Recuérdese
también que a través de la (Sentencia T 849, 2014) la corte constitucional dejó claro que el
territorio sagrado se extiende más allá de los límites de los resguardos indígenas y abarca
áreas sagradas que se encuentran por fuera de los resguardos titularizados, así mismo que es
un deber del Estado proteger a las poblaciones indígenas de las perturbaciones que
particulares pudieran ocasionar en territorio ancestral. Por lo tanto, aunque las comunidades
indígenas de la sierra nevada no tengan asentamientos en Taganga, igual es procedente la
tutela del derecho a la consulta previa por cuanto Taganga hace parte del territorio sagrado
debidamente reconocido.

De la misma forma dentro del marco de los medios de control, consagrados por el legislador
en el Código Procesal Administrativo y de lo contencioso administrativo, se tiene la
posibilidad de acudir al medio de controversias contractuales, a efectos de atacar el contrato
de concesión firmado entre la ANI y la sociedad portuaria las Américas, propiedad del
grupo TERLICA.

La Consulta previa como derecho fundamental de los pueblos indígenas.

El convenio 169 de la OIT, adoptado como legislación interna del Estado Colombiano
mediante la ley 21 de 1991 establece la necesidad de la realización de una consulta previa
con los pueblos indígenas, cuando al interior de sus territorios se vaya a desarrollar
actividades u obras, la finalidad de dicha consulta es la de proteger la integridad étnica y
cultural de las comunidades indígenas, asì como armonizar el desarrollo de acuerdo a sus
creencias y valores.

La corte constitucional en sentencia SU 039 DE 1997 reconoció el carácter fundamental del


derecho a la consulta previa en los siguientes términos.

La explotación de los recursos naturales en los territorios indígenas debe hacerse compatible
con la protección que el Estado debe dispensar a la integridad social, cultural y económica
de las comunidades indígenas, integridad que configura un derecho fundamental para la
comunidad por estar ligada a su subsistencia como grupo humano y como cultura. ​Para
asegurar dicha subsistencia se ha previsto, cuando se trate de realizar la explotación de
recursos naturales en territorios indígenas, la participación de la comunidad en las
decisiones que se adopten para autorizar dicha explotación. De este modo, el derecho
fundamental de la comunidad a preservar la integridad se garantiza y efectiviza a través del
ejercicio de otro derecho que también tiene el carácter de fundamental, como es el derecho
de participación de la comunidad en la adopción de las referidas decisiones. La participación
de las comunidades indígenas en las decisiones que pueden afectarlas en relación con la
explotación de los recursos naturales ofrece como particularidad el hecho de que la referida
participación, a través del mecanismo de la consulta, adquiere la connotación de derecho
fundamental, pues se erige en un instrumento que es básico para preservar la integridad
étnica, social, económica y cultural de las comunidades de indígenas y para asegurar, por
ende, su subsistencia como grupo social. De este modo la participación no se reduce
meramente a una intervención en la actuación administrativa dirigida a asegurar el derecho
de defensa de quienes van a resultar afectados con la autorización de la licencia ambiental,
sino que tiene una significación mayor por los altos intereses que ella busca tutelar, como
son los atinentes a la definición del destino y la seguridad de la subsistencia de las referidas
comunidades.​ (SENTENCIA , 1997)

Así las cosas resulta indudable que el requisito de consulta previa a las comunidades
indígenas de la sierra nevada de Santa Marta, en este caso es necesario por cuanto que como
ya se ha indicado Taganga es uno de los puntos reconocidos dentro del círculo energético de
la línea negra, zona teológica de importancia espiritual y cultural para los indígenas y
decretada como territorio sagrado a través de la Resolución 837 de 1995.

De tal forma que en el caso objeto de estudio se tiene que la concesión del puerto de las
Américas, se está afectando la integridad cultural de las comunidades indígenas por lo que
se configura en cabeza de estos pueblos un derecho fundamental a participar en la decisión
sobre su construcción, siendo el mecanismo idóneo la consulta previa, la cual a la fecha no
se ha realizado.

Ahora bien en términos de ​(SALINAS, 2011) la consulta previa no solo tiene alcance de
derecho fundamental, sino que constituye un requisito de procedibilidad, el cual fue
reconocido por la sentencia SU 039 de 1997.

Sobre la omisión absoluta de la consulta previa, resulta importante lo señalado por


(FIGUEROA, 2012) al indicar que Se presenta la nulidad del acto administrativo en el
evento en que el mismo se haya expedido sin haberse llevado a cabo la consulta previa
cuando la misma era de ineludible cumplimiento; esto es cuando se expida sin haberse
adelantado la actuación administrativa que tiene como finalidad garantizar la participación
de sujetos especialmente protegidos constitucionalmente, por razones de interés cultural.

En ese orden de ideas resulta necesario concluir que la consulta previa ordenada por el
convenio 169 de la OIT resulta indispensable para la legalidad del contrato de concesión y
por ende resulta admisible acudir ante la jurisdicción contencioso administrativa para
obtener la declaratoria de nulidad del contrato suscrito entre la Agencia Nacional de
Infraestructura y la Sociedad Portuaria de la américas.

El escenario mediático del conflicto socioambiental.

Al reconocer que el conflicto socioambiental es un hecho político aceptamos que su gestión


requiere un manejo político. Por otra parte es un hecho que las tecnologías de la información
y la comunicación han transformado las formas de hacer política; sendas comunidades
virtuales de ciudadanos se reúnen alrededor de intereses compartidos como por ejemplo el
ambientalismo, ecologismo, etc, la ciudadanía se debate hoy en el ciberactivismo desde
donde se discuten agendas programáticas y hasta se proponen acciones de resistencia, como
las masivas convocatorias a marchas y plantones surgidas de las redes sociales. La tendencia
de opinión se construye en gran parte desde las corrientes que marcan facebook o twitter.
Esta realidad debe ser rápidamente comprendida y asimilada por los movimientos sociales.
La capacidad de crear y compartir contenidos, y de influir en las tendencias de opinión para
posicionar el conflicto socioambiental de Taganga será crucial para tener éxito.

En ese sentido es importante que la comunidad avance en la conformación de un comité de


comunicaciones que tenga la capacidad de crear contenido audiovisual fácilmente
replicable. Así mismo las plataformas digitales como páginas web, foros y comunidades
virtuales deberán ser creadas y gestionadas de forma efectiva. El conflicto socioambiental
deberá ser convertido en noticia y tendencia de opinión, hacer alianzas con influenciadores y
periodistas afines a la causa ambiental y los derechos humanos, son también acciones
deseables.

Conclusiones
Es posible examinar problemas de las ciencias sociales, específicamente conflictos
socioambientales a partir de las herramientas de la teoría de juegos.

El conflicto socioambiental se intensifica en América Latina, sobre todo en áreas de mayor


riqueza, configurando lo que geógrafos como (Harvey, 2004) han denominado acumulación
por desposesión, es decir, la acumulación de capital por vía del robo, expropiación,
desplazamiento y cosificación de las personas, los territorios y la naturaleza al punto de
configurarse lo que Boaventura de Sousa (2014) ha denominado un fascismo desarrollista,
entendido como “Nuevas formas de autoritarismo que conviven cómodamente con regímenes
democráticos” y que toman el discurso del desarrollo y el progreso para pasar por encima de
la soberanía popular y los derechos humanos, incluidos los consagrados en el derecho
internacionales para imponer modelos de desarrollo basados en la depredación de los recursos
naturales; sin embargo, estas dinámicas neocoloniales no se presentan sin resistencia, de ahí
que sea en América Latina donde se reportan mayores casos de conflicto socioambiental, que
en algunos contextos han escalado a conflictos de gran intensidad.

En el presente estudio se analizó desde una perspectiva jurídico-política y las herramientas de


la teoría de juegos, el conflicto socioambiental presentado en el distrito de Santa Marta entre
la comunidad de Taganga y el grupo empresarial Daabon, por la propuesta del grupo
empresarial de construir un puerto multipropósito en territorio Taganguero.

El análisis jurídico reveló cómo la promulgación de la Constitución del 91 entrega el poder a


la soberanía popular, de ahí que la participación pueda ser reconocida como un fin esencial
del Estado y un derecho fundamental; es importante avanzar en investigaciones que aporten
herramientas y sistematizaciones para aumentar la capacidad de agenciamiento de las
comunidades que generalmente quedan atadas en el juego político de las negociaciones en
torno a los conflictos socioambientales.

El poder de negociación de las comunidades desventajadas y la transformación de las


ataduras es un resultado deseable para la profundización de la democracia y del Estado social
de derecho. Para ello es muy importante la organización comunitaria y las coaliciones
políticas efectivas. Estas estrategias deben incluir lo que Félix Guattari plantea como las tres
ecologías, es decir, ir más allá del análisis estrictamente medioambiental (o ecología
medioambiental) sino también ocuparse de reconstruir una ecología de la mente y de la
sociedad, donde prime el reconocimiento del Otro como sujeto de derechos, ese Otro, que es
también la naturaleza, principio de la vida.

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