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Corte Interamericana de Derechos Humanos - Villagrán Morales y otros -

Guatemala - Caso: “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala

Cumplimiento de la Sentencia.
Considerandos jurídicos de la resolución:
- Que en casos de ejecuciones extrajudiciales es fundamental que los Estados investiguen
efectivamente la privación del derecho a la vida reconocido en el artículo 4 de la Convención y
castiguen a todos sus responsables, especialmente cuando están involucrados agentes estatales.
Respecto de la obligación de garantizar el derecho reconocido en el artículo 5 de la Convención
Americana, la Corte ha señalado que ésta implica el deber del Estado de investigar posibles actos de
tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes.
- Que el deber de investigar constituye una obligación estatal imperativa que deriva del derecho
internacional y, como ya ha señalado este Tribunal, en caso de vulneración grave a derechos
fundamentales la necesidad imperiosa de prevenir la repetición de tales hechos depende, en buena
medida, de que se evite su impunidad y se satisfaga las expectativas de las víctimas y la sociedad
en su conjunto de acceder al conocimiento de la verdad de lo sucedido.
- Que la Corte ha definido la impunidad como la falta en su conjunto de investigación, persecución,
captura, enjuiciamiento y condena de los responsables de las violaciones de los derechos protegidos
por la Convención Americana.
- Que la impunidad puede producirse de múltiples formas, ya sea al no organizar el aparato estatal
para investigar los delitos o al llevarse a cabo un proceso interno que lleve a dilaciones y
entorpecimientos indebidos; al no tipificar un delito autónomo (v.g. delito de desaparición forzada), lo
cual obstaculiza el desarrollo efectivo de un proceso penal; al adoptar leyes de autoamnistía; al no
ejecutar una condena impuesta o al condenar a los que han sido declarados culpables a penas
ínfimas totalmente desproporcionadas con respecto a la gravedad del delito, entre otros.
- Que la eliminación de la impunidad, por todos los medios legales disponibles, es un elemento
fundamental para la erradicación de las ejecuciones extrajudiciales, la tortura y otros crímenes. Un
procesamiento que se desarrolla hasta su conclusión y cumpla su cometido es la señal más clara de
no tolerancia a las violaciones a los derechos humanos, contribuye a la reparación de las víctimas y
muestra a la sociedad que se ha hecho justicia.
- Que para valorar si una investigación es eficaz pueden utilizarse normas y documentos
internacionales que abarcan diversos aspectos de la investigación de los abusos contra los derechos
humanos. Por ejemplo, los Principios de las Naciones Unidas Relativos a la Investigación y
Documentación Eficaces de la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes,
contenidos en el Manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o
penas crueles, inhumanos o degradantes (Protocolo de Estambul), y los Principios de las Naciones
Unidas relativos a una eficaz prevención e investigación de las ejecuciones extralegales, arbitrarias o
sumarias, contenidos en el Manual sobre la Prevención e Investigación Efectiva de Ejecuciones
Extrajudiciales, Arbitrarias y Sumarias de Naciones Unidas (Protocolo de Minnesota).
- Que la Corte Interamericana ha especificado que la determinación de la verdad en el marco de la
obligación de investigar una muerte que pudo deberse a una ejecución extrajudicial debe darse
desde las primeras diligencias con toda acuciosidad. En ese sentido, las autoridades estatales que
conducen una investigación por ejecución extrajudicial, arbitraria o sumaria deben, inter alia,
a) identificar a la víctima;
b) recuperar y preservar el material probatorio relacionado con la muerte;
c) identificar posibles testigos y obtener sus declaraciones en relación con la muerte que se
investiga;
d) determinar la causa, forma, lugar y momento de la muerte, así como cualquier
procedimiento o práctica que pueda haberla provocado, y
e) distinguir entre muerte natural, muerte accidental, suicidio y homicidio. Además, es
necesario investigar exhaustivamente la escena del crimen, se deben realizar autopsias y

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análisis de restos humanos, en forma rigurosa, por profesionales competentes y empleando
los procedimientos más apropiados.
- Que la Corte valora positivamente los esfuerzos recién emprendidos por el Estado con la creación
de los “Comités de Impulso” y exhorta a las partes a trabajar diligentemente en estos espacios de
diálogo para lograr un mejor entendimiento de las Sentencias de este Tribunal por parte de los
funcionarios estatales y así obtener un diligente cumplimiento de las mismas. A la vez, espera que
estos Comités sirvan como puntos de partida para crear nuevas posibilidades con respecto a cómo
avanzar y completar la investigación de los hechos de este caso. Sin embargo, considera necesario
enfatizar que esta nueva iniciativa estatal no debe servir para atrasar aún más ni justificar la
ausencia de investigación por parte del Estado, ya que las instituciones estatales tienen la obligación
de proseguir con el proceso investigativo, según lo detalla esta Resolución, independientemente de
la existencia de dichos Comités.
- Que las violaciones declaradas en el presente caso se encuentran en la absoluta impunidad
declarada por la Corte hace más de nueve años en su Sentencia de fondo, y trascurridos cerca de
dieciocho años de los hechos. Esta situación obliga al Tribunal a reiterar que Guatemala tiene
obligaciones claras bajo la Convención Americana, específicamente en relación a los artículos 67 y
68 de la misma, por lo que el Estado debe dar pronto y total acatamiento a su obligación de
investigar los hechos del presente caso y adoptar en su derecho interno las disposiciones que sean
necesarias para asegurar el cumplimiento de esta obligación, así como informar a la Corte, en el
plazo establecido en la parte resolutiva de la presente Resolución, sobre todas las medidas que a
partir de la notificación de esta Resolución haya adoptado con tal fin.

Conclusión:
- Que se encuentra pendiente de cumplimiento la obligación del Estado de investigar los hechos del
presente caso, identificar y, en su caso, sancionar a los responsables y adoptar en su derecho
interno las disposiciones que sean necesarias para asegurar el cumplimiento de esta obligación
(punto resolutivo octavo de la Sentencia de fondo y octavo de la Sentencia de reparaciones), por lo
que se mantendrá abierto el procedimiento de supervisión hasta el cumplimiento total de este punto.

Puntos resolutivos:
- Requerir al Estado que adopte inmediatamente todas las medidas que sean necesarias para dar
efectivo y pronto acatamiento al punto pendiente de cumplimiento, de conformidad con lo estipulado
en el artículo 68.1 de la Convención Americana.
- Solicitar al Estado que presente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a más tardar el 4
de mayo de 2009, un informe detallado y actualizado en el cual indique todas las medidas adoptadas
para cumplir con la reparación ordenada por esta Corte que se encuentra pendiente de acatamiento,
de conformidad con lo señalado en los párrafos considerativos 37 y 38.
- Solicitar a los representantes de las víctimas, así como a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, que presenten observaciones al informe del Estado mencionado en el punto resolutivo
anterior en el plazo de cuatro y seis semanas, respectivamente, contado a partir de la recepción de
dicho informe.

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FALLO MUÑOZ – DR NATO
Fallo inédito: reconocieron a víctimas del franquismo el derecho a querellar ante
los tribunales argentinos
Lo resolvió la Sala IV de la Cámara de Casación federal con los votos de Mariano Borinsky y
Gustavo Hornos. Alejandro Nató, apoderado de la familia Muñoz de Bustillo y especialista en
derechos humanos.

En un fallo inédito de jurisdicción universal, la Cámara de Casación federal reconoció a víctimas


del régimen franquista el derecho a querellar ante los tribunales argentinos. Lo decidió la Sala IV,
integrada por los jueces Mariano Borinsky (presidente), Gustavo Hornos y Juan Carlos Gemignani,
con el voto de los dos primeros.
Por mayoría, la Sala IV del máximo tribunal penal de la Nación hizo lugar a los recursos de
casación interpuestos por los familiares de dos víctimas, a quienes originalmente se había
excluido de intervenir en la causa llevada adelante por magistrados locales que, en ejercicio del
denominado "principio de jurisdicción universal", investigan los crímenes presuntamente cometidos
por el régimen dictatorial que gobernó España entre 1936 y 1977.
La Cámara entendió que las elecciones de 1977 en España no pueden ser tomadas como un límite
para investigar los crímenes de lesa humanidad. Así, después de 40 años, dos familias españolas
tendrán la posibilidad de llegar a la justicia y la verdad en la Argentina.
Las instancias judiciales anteriores habían rechazado incluir en la investigación local los
homicidios de Gustavo Adolfo Muñoz de Bustillo y José Salmerón Céspedes –que habrían sido
asesinados por la dictadura franquista— en razón de que el primer hecho habría tenido lugar en
1978, luego de las históricas elecciones celebradas el 15 de junio de 1977 y, el segundo, por haber
ocurrido en Tetuán, por entonces capital del Protectorado Español en Marruecos, África, fuera de los
límites territoriales de España.
Luego de celebrada la audiencia de informes, en la que los integrantes de la Sala escucharon
directamente a los familiares recurrentes, los jueces Borinsky y Hornos destacaron que la conexión
de los hechos denunciados por los querellantes con los crímenes del franquismo investigados por los
tribunales argentinos no depende del lugar o del tiempo de su comisión, sino de sus
características particulares y del contexto específico en el que habrían sido perpetrados.
De esta manera, la Cámara Federal de Casación Penal impulsa la investigación pretendida por los
familiares y descendientes de las presuntas víctimas del franquismo, contemplado en la nueva ley
27.372 –denominada "Ley de Víctimas".
En su voto, Hornos observó que "las instancias judiciales inferiores supeditaron la admisibilidad de
las denuncias de Muñoz de Bustillo y Salmerón a ciertas 'exigencias especiales' que, supuestamente,
vendrían impuestas en virtud de las 'notorias particularidades del asunto denunciado'".
Hornos cuestionó la interpretación que se había hecho hasta el momento de la denominada
"doctrina de la jurisdicción universal" que permite a los tribunales de cualquier Estado juzgar
crímenes contra la humanidad y otras graves violaciones a los derechos humanos cometidos en
cualquier lugar del mundo. En este sentido, recordó que los históricos precedentes judiciales que
definieron los alcances de la doctrina -como el "Caso de los Rehenes" decidido por el Tribunal Militar
Nürenberg, el "Caso Yerodia" en el que la justicia belga emitió una orden de arresto contra el
canciller de la República del Congo por crímenes cometidos en la región de los Grandes Lagos,
África, o la propia sentencia del Tribunal Constitucional Español que admitió la jurisdicción de los
tribunales españoles para juzgar crímenes cometidos en Guatemala- no condicionaron el ejercicio de
la competencia universal a la demostración de la inactividad de la justicia propia del lugar del hecho.
En palabras de Hornos, "la jurisdicción universal no es un principio de aplicación subsidiaria".
Hornos concluyó su exposición resaltando la trascendencia de los casos investigados y argumentó
que el Poder Judicial habrá defraudado irremediablemente los derechos de víctimas de crímenes
gravísimos si se niega a investigarlos con fundamento "en razones puramente formales".

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Y agregó: "…en casos como el presente, el rol del Poder Judicial no puede ser otro que el de
allanar el camino de la averiguación de la verdad histórica y, en ese orden, realizar los máximos
esfuerzos para remover los obstáculos formales que puedan impedir el cumplimiento de buena fe de
las obligaciones internacionales, tal y como lo ordenan los artículos 26 y 31 de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados, de 1969″.
"Si la justicia universal en nombre del valor justicia pudo taspasar las fronteras espaciales, es
absolutamente justo derribar la frontera temporal, que marca un acto electoral como hito formal",
dijo a Infobae Alejandro Nató, apoderado de la familia Muñoz de Bustillo y especialista en derechos
humanos.

FALLO - LAGO DEL CAMPO – PERU


Hechos relevantes del caso - El señor Alfredo Lagos del Campo trabajó en una empresa
industrial en la ciudad de Lima. En ese entonces, participó de la actividad del sindicato y, en el
período 1988–1989, fue presidente del Comité Electoral de la Comunidad Industrial. Durante su
gestión, dio una entrevista a un periodista de la revista "La Razón". En el artículo que se publicó, se
indicaba que "el Presidente del Comité Electoral de la Comunidad Industrial de la empresa, Lagos
del Campo […] denunció ante la opinión pública y autoridades competentes las maniobras
liquidadoras de la patronal, quienes utilizaron la vacilación de algunos trabajadores y llevaron a cabo
fraudulentas elecciones al margen del Comité Electoral y sin la participación mayoritaria de los
comuneros”. En razón de esa entrevista, el Gerente General de la empresa lo denunció por falta
laboral. En particular, consideró que no podía continuar el vínculo laboral en virtud de los incisos a) y
h) del artículo 5 de la ley N° 24.514, que establecían, como causa justificada de despido, el
incumplimiento injustificado de las obligaciones de trabajo, la grave indisciplina y el “faltamiento
grave de palabra” en agravio del empleador. Producido el despido, el señor Lagos del Campo
interpuso una demanda en contra de la empresa por despido improcedente e injustificado. El
Juzgado de Trabajo de Lima hizo lugar a la demanda. Entonces, la parte demanda interpuso un
recurso de apelación. El tribunal de segunda instancia hizo lugar al recurso y estableció que el
despido era legal y justificado. Posteriormente, el accionante interpuso sucesivos recursos ante el
mismo tribunal y ante tribunales superiores. Todas las presentaciones fueron desestimadas.
Categoria - Jurisprudencia Internacional
Fecha - 31/08/2017
Voces CSJN - LIBERTAD DE EXPRESIÓN; ESTABILIDAD DE DELEGADO GREMIAL; DERECHO
DEL TRABAJO; LIBERTAD DE ASOCIACIÓN; CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS;
Decisión y argumentos - La Corte Interamericana estableció que el Estado de Perú era
responsable por la violación de los derechos a la libertad de pensamiento y expresión y garantías
judiciales, reconocidos en los artículos 13.2 y 8.2 de la Convención Americana, en relación con el
artículo 1.1. Asimismo, por voto de la mayoría –Caldas, Ferrer Mac Gregor Poisot, Odio Benito y
Zaffaroni–, determinó que el Estado era responsable por la violación al derecho a la estabilidad
laboral (art. 26) en relación 1.1, 13,8 y 16 de la misma y por la violación al derecho a la libertad de
asociación (arts. 16 y 26) en relación con los artículos 1.1, 13 y 8 de la misma. Libertad de expresión
“[L]a libertad de expresión resulta una condición necesaria para el ejercicio de organizaciones de
trabajadores, a fin de proteger sus derechos laborales, mejorar sus condiciones e intereses
legítimos, puesto que sin este derecho dichas organizaciones carecerían de eficacia y razón de ser”
(párr. 91). “[L]as autoridades competentes, sean judiciales o administrativas, tienen el deber de
revisar si las actuaciones o decisiones que se ejercen en el ámbito privado y acarreen
consecuencias a derechos fundamentales, resultan acorde con el derecho interno y sus obligaciones
internacionales. De lo contrario, el Estado debe corregir la vulneración a estos derechos y brindarles
una adecuada protección” (párr. 92). “[E]n el ámbito laboral, la responsabilidad del Estado se puede
generar bajo la premisa de que el derecho interno, tal como fue interpretado en última instancia por

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el órgano jurisdiccional nacional, habría convalidado una vulneración del derecho del recurrente, por
lo que la sanción, en último término, deriva como resultado de la resolución del tribunal nacional,
pudiendo ello acarrear un ilícito internacional” (párr. 94). “[L]a Corte reafirma que el ámbito de
protección del derecho a la libertad de pensamiento y expresión resulta particularmente aplicable en
contextos laborales como el del presente caso, respecto del cual el Estado debe no sólo respetar
dicho derecho sino también garantizarlo, a fin de que los trabajadores o sus representantes puedan
también ejercerlo. Es por ello que, en caso en que exista un interés general o público, se requiere de
un nivel reforzado de protección de la libertad de expresión, y especialmente respecto de quienes
ejercen un cargo de representación” (párr. 96). “[L]a evaluación de restricciones legítimas al derecho
a la libertad de expresión exige un análisis de necesidad (artículo 13.2). De tal manera, lo que se
requiere al Estado, a través de sus operadores de justicia, es la aplicación de un análisis de la
razonabilidad o ponderación de las limitaciones o restricciones a derechos humanos, dispuesta por la
propia Convención (artículo 13.2), así como una debida motivación que respete el debido proceso
legal (artículo 8 de la Convención). La metodología, técnica argumentativa o examen particular, es
menester de las autoridades internas, siempre y cuando refleje tales garantías” (párr. 103). “La Corte
estima que, en principio, las manifestaciones orientadas a promover el correcto funcionamiento y
mejoramiento de las condiciones de trabajo o reivindicación de los trabajadores, representa en sí
mismo un objetivo legítimo y coherente en el marco de las organizaciones de trabajadores.
Asimismo, las declaraciones vertidas en el marco de un proceso de elección interna contribuyen al
debate durante el proceso como herramienta esencial del interés colectivo y de sus electores” (párr.
113). “[L]a Corte nota que, en el contexto de dicho proceso electoral las manifestaciones del señor
Lagos del Campo, como representante de los trabajadores, además de rebasar el ámbito privado,
tenían una relevancia o impacto tal como para trascender no sólo el interés colectivo de los
trabajadores de la empresa sino del gremio (de comuneros) relacionado con las Comunidades
Industriales en general. Por tanto, de los hechos del presente caso se desprende que la información
contenida en las declaraciones del señor Lagos del Campo eran de interés público y por ende
contaban con un nivel reforzado de protección” (párrs. y 116). “[L]a Corte constata que la norma bajo
análisis estaba destinada a proteger un fin legítimo y compatible con la Convención, como lo es la
protección de la honra y la dignidad de los empleadores y de otros trabajadores que laboraran en la
empresa o en el centro de trabajo. “[L]a Corte constata que la norma bajo análisis estaba destinada a
proteger un fin legítimo y compatible con la Convención, como lo es la protección de la honra y la
dignidad de los empleadores y de otros trabajadores que laboraran en la empresa o en el centro de
trabajo. En este sentido, esta Corte considera que el hecho de que el inciso h) del artículo 5 de la
Ley 24514 no previera expresamente una delimitación a su aplicación para proteger discursos de
interés público, o aquellos discursos pronunciados por representantes de trabajadores en ejercicio de
sus funciones, no resulta per se incompatible con la Convención. Lo anterior, debido a que el Estado
no está obligado a determinar de manera taxativa en la ley aquellos discursos que requieren una
protección especial, sino que serán las autoridades encargadas de su aplicación las que deberán
velar por la protección a otros derechos que se encuentren en juego, en atención a los fines
legítimos que persigue la norma, mediante un adecuado control de legalidad” (párr. 121). Estabilidad
laboral [L]a Corte constata que los hechos correspondientes al despido del señor Lagos del Campo
han sido ventilados en todo momento ante las instancias judiciales nacionales, así como en el
proceso ante el Sistema Interamericano […], asimismo el alegato relacionado con el derecho al
trabajo fue fundado por el peticionario reiteradamente desde las primeras etapas procesales ante la
Comisión. Asimismo, el Tribunal nota que, tanto la Constitución Política de 1979 como la de 1993 de
Perú, y la ley laboral al momento de los hechos, reconocían explícitamente el derecho a la
estabilidad laboral…” (párrs. 137 y 138). “Cabe precisar que la estabilidad laboral no consiste en una
permanencia irrestricta en el puesto de trabajo, sino de respetar este derecho, entre otras medidas,
otorgando debidas garantías de protección al trabajador a fin de que, en caso de despido se realice
éste bajo causas justificadas, lo cual implica que el empleador acredite las razones suficientes para
imponer dicha sanción con las debidas garantías, y frente a ello el trabajador pueda recurrir tal
decisión ante las autoridades internas, quienes verifiquen que las causales imputadas no sean

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arbitrarias o contrarias a derecho” (párr. 150) “[F]rente al despido arbitrario por parte de la empresa
[…] el Estado no adoptó las medidas adecuadas para proteger la vulneración del derecho al trabajo
imputable a terceros. Por ende, no se le reinstaló en su puesto de trabajo ni recibió ninguna
indemnización ni los beneficios correspondientes” (párr. 151). “[L]a Corte concluye que, con motivo
del despido arbitrario del señor Lagos del Campo, se le privó de su empleo y demás beneficios
derivados de la seguridad social” (párr. 153). Libertad de asociación “[L]a protección que reconoce el
derecho a la libertad de asociación en el contexto laboral se extiende a organizaciones que, aun
cuando tengan una naturaleza distinta a la de los sindicatos, persigan fines de representación de los
intereses legítimos de los trabajadores. Esta protección deriva del propio artículo 16 de la
Convención Americana, el cual protege la libertad de asociación con fines de cualquier índole, así
como de otros instrumentos internacionales, que reconocen una protección especial a la libertad de
asociación con fines de protección de los intereses de los trabajadores, sin especificar que esta
protección se restrinja al ámbito sindical. En este sentido, el propio artículo 26 de la Convención
Americana, que se deriva de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura,
contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reconoce el derecho de los
empleadores y trabajadores de asociarse libremente para la defensa y promoción de sus intereses, y
el Preámbulo de la Carta Democrática Interamericana reconoce que el derecho de los trabajadores
de asociarse para la defensa y promoción de sus intereses es fundamental para la plena realización
de los ideales democráticos” (párr. 158). “Estos principios coinciden con la protección reconocida por
la OIT, la cual ha definido que la expresión ´representantes de los trabajadores´ comprende aquellos
reconocidos como tales en virtud de la legislación o práctica nacional, se trate de representantes
sindicales, o de ´representantes electos, es decir, representantes libremente elegidos por los
trabajadores de la empresa, de conformidad con las disposiciones de la legislación nacional o de los
contratos colectivos, y cuyas actividades no se extiendan a actividades que sean reconocidas en el
país como prerrogativas exclusivas de los sindicatos´ En el mismo sentido, se ha interpretado que
los representantes de los trabajadores de una empresa deben gozar de una protección eficaz contra
todo acto que pueda perjudicarlos, incluido el despido por razón de su condición de representantes
de los trabajadores, o de sus actividades derivadas de dicha representación. Asimismo, las
autoridades nacionales deben garantizar que la imposición de sanciones que puedan resultar
desproporcionadas no generen un efecto disuasivo en el derecho de los representantes de expresar
y defender los intereses de los trabajadores” (párrs. 159 y 160). “[E]ste Tribunal ha establecido que
los derechos derivados de la representación de los intereses de un grupo tiene una naturaleza dual,
pues recae tanto en el derecho del individuo que ejerce el mandato o designación como en el
derecho de la colectividad de ser representada, por lo que la violación del derecho del primero (el
representante) repercute en la vulneración del derecho del otro (el representado) [Caso ChitayNech y
otros Vs. Guatemala]. En razón de ello, la Corte encuentra que el despido del señor Lagos del
Campo trascendió a la violación de su derecho individual a la libertad de asociación, pues privó a los
trabajadores de la Comunidad Industrial de la representación de uno de sus líderes, en especial en la
elección que habría tenido lugar bajo su supervisión como Presidente del Comité Electoral. De igual
forma, la Corte advierte que el despido del señor Lagos del Campo, al haber sido realizado en
represalia por sus labores de representación, pudo tener un efecto amedrentador e intimidante en los
demás miembros de la Comunidad Industrial” (párr. 162) .

FALLO POBLETE VILCHES


Hechos relevantes del caso - l 17 de enero de 2001, debido a una insuficiencia respiratoria grave,
Vinicio Antonio Poblete Vilches ingresó al hospital público “Sótero del Río” y permaneció internado en
la unidad de cuidados intensivos. Mientras estaba inconsciente, se le practicó una intervención
quirúrgica sin que los médicos obtuvieran el consentimiento de sus familiares. Al ser dado de alta, y
ante la ausencia de ambulancias disponibles, la familia Poblete Vilches debió contratar una
ambulancia privada para trasladarlo a su domicilio. Al poco tiempo, debió ingresar nuevamente al

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hospital por insuficiencia respiratoria y probable shock séptico. A pesar de la gravedad de su estado,
fue alojado en la unidad de cuidados intermedios por la falta de camas en la unidad de cuidados
intensivos. El señor Poblete Vilches falleció el 7 de febrero de 2001. Sus familiares acudieron a la
justicia y solicitaron que se investigue la negligencia de los médicos intervinientes, sin que a la fecha
se haya determinado la responsabilidad por la muerte del señor Poblete Vilches.

Categoría - Jurisprudencia Internacional


Fecha - 08/03/2018
Voces CSJN - ADULTOS MAYORES; DERECHO A LA SALUD; ASISTENCIA MEDICA; DERECHO A
LA INFORMACIÓN; CONSENTIMIENTO; CONSENTIMIENTO INFORMADO; DERECHO A LA
INTEGRIDAD PERSONAL; DERECHO A LA VIDA; ACCESO A LA JUSTICIA;

Decisión y argumentos - El Estado chileno reconoció su responsabilidad en forma parcial. Así, la


Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró que Chile había violado el derecho a la salud
como un derecho que integra los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (artículo
26 de la Convención Americana de Derechos Humanos), el derecho a la integridad personal (artículo
5) y a la vida (artículo 4) en perjuicio del Vinicio Poblete Vilches.
Por otro lado, encontró que el Estado había violado el derecho a obtener un consentimiento
informado y acceso a la información en derecho de salud (de conformidad con los artículos 26, 13, 7
y 11) en perjuicio del señor Poblete Vilches y sus familiares. Finalmente, encontró a Chile
responsable por la violación a los derechos a las garantías judiciales y protección judicial (artículos
8.1 y 25.1) y a la integridad personal (artículo 5.1) en perjuicio de los familiares del señor Poblete
Vilches.
Derecho a la salud La Corte refirió que “…la salud es un derecho humano fundamental e
indispensable para el ejercicio adecuado de los demás derechos humanos. Todo ser humano tiene
derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud que le permita vivir dignamente, entendida la
salud, no sólo como la ausencia de afecciones o enfermedades, sino también a un estado completo
de bienestar físico, mental y social, derivado de un estilo de vida que permita alcanzar a las personas
un balance integral”.
En este sentido, indicó que “…la obligación general se traduce en el deber estatal de asegurar el
acceso de las personas a servicios esenciales de salud, garantizando una prestación médica de
calidad y eficaz, así como de impulsar el mejoramiento de las condiciones de salud de la población”
(párr. 118).
En relación con las prestaciones médicas de urgencia, la Corte IDH estableció que los estándares
mínimos que deben garantizar los Estados: “a) Respecto a la calidad, se debe contar con la
infraestructura adecuada y necesaria para satisfacer las necesidades básicas y urgentes. Esto
incluye cualquier tipo de herramienta o soporte vital, así como también disponer de recurso humano
calificado para responder ante urgencias médicas. b) Respecto a la accesibilidad, los
establecimientos, bienes y servicios de emergencias de salud deben ser accesibles a todas las
personas […]. c) Respecto a la disponibilidad, se debe contar con un número suficiente de
establecimientos, bienes y servicios públicos de salud, así como de programas integrales de salud.
La coordinación entre establecimientos del sistema resulta relevante para cubrir de manera integrada
las necesidades básicas de la población. d) Respecto de la aceptabilidad, los establecimientos y
servicios de salud deberán respetar la ética médica y los criterios culturalmente apropiados. Además,
deberán incluir una perspectiva de género, así como de las condiciones del ciclo de vida del
paciente. El paciente debe ser informado sobre su diagnóstico y tratamiento, y frente a ello respetar
su voluntad…” (párr. 121). La Corte destacó la oportunidad de pronunciarse por primera ocasión de
manera específica sobre los derechos de las personas mayores en materia de salud. Recordó que
“…el Estado está obligado a garantizar un trato igualitario a todas las personas que accedan a los
servicios de salud…” (párr. 122).
En relación con los adultos mayores, expuso que “…tienen derecho a una protección reforzada y, por
ende, [el derecho a la salud] exige la adopción de medidas diferenciadas”.

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Además, reconoció “…un avance en los estándares internacionales en materia de derechos de las
personas mayores, al entender y reconocer la vejez de manera digna y por ende el trato frente a ella”
(párr. 127). La Corte notó que “…en muchas situaciones, se presenta una particular vulnerabilidad de
las personas mayores frente al acceso a la salud […]. Asimismo, en determinadas situaciones, dicha
vulnerabilidad se encuentra incrementada en razón del desequilibrio de poder que existe en la
relación médico - paciente, por lo que resulta indispensable que se garantice al paciente, de manera
clara y accesible, la información necesaria y el entendimiento de su diagnóstico o situación particular,
así como de las medidas o tratamientos para enfrentar tal situación…” (párr. 131).
En relación a la situación de Poblete Vilches, la Corte entendió que “…en el segundo ingreso [al
hospital], existió urgencia de las prestaciones de salud requeridas en el caso, cuya dispensa de
forma inmediata resultaban de carácter vital. En suma, el paciente requería de una atención médica
urgente y de calidad, que el sistema de salud pública no proveyó, por lo que dicha situación derivó
en una discriminación por su condición de persona mayor” (párr. 142). Derecho a la vida e integridad
personal La Corte IDH entendió que “…el Estado negó al señor Poblete Vilches un tratamiento
médico de urgencia, no obstante habría consciencia, por parte del personal médico, que su vida se
encontraba en riesgo si no se dispensaba el soporte vital requerido, y particularmente frente a su
situación de adulto mayor […].
Así, el Estado no adoptó las medidas necesarias, básicas y urgentes que razonablemente podrían
haberse adoptado para garantizar su derecho a la vida…” (párr. 150). En lo referente al presente
caso, la Corte verificó “…distintas omisiones en la atención brindada que contribuyeron en el
deterioro de la salud del señor Poblete Vilches [las cuales] se dieron particularmente, tanto en el
primer ingreso, con el alta temprana y la falta de información a los familiares respecto de la condición
y cuidado del paciente, a fin de que pudieran advertir adecuadamente los signos de alarma y la
manera de cómo responder, así como en el segundo ingreso con la negación de los servicios
básicos que requería, y en su caso la ausencia de traslado a otro centro con disponibilidad.
Particularmente, dichas situaciones derivaron en que, durante al menos cinco días, el señor Poblete
Vilches experimentara diversos sufrimientos motivo de la desatención a sus particulares condiciones
de salud” (párr. 155). Derecho al consentimiento informado en materia de salud y acceso a la
información La Corte IDH sostuvo que, a los efectos del presente caso “…el consentimiento
informado es parte del elemento de la accesibilidad de la información (supra párr. 121) y por tanto del
derecho a la salud […]. Así el derecho al acceso a la información es una garantía para hacer realidad
la derivación del derecho contemplado en el artículo 26 de Convención, con la posibilidad de que se
acrediten otros derechos relacionados, de acuerdo con las particularidades del caso en concreto…”
(párr. 160). En este sentido, determinó que “…el consentimiento informado consiste ‘en una decisión
previa de aceptar o someterse a un acto médico en sentido amplio, obtenida de manera libre, es
decir sin amenazas ni coerción, inducción o alicientes impropios, manifestada con posterioridad a la
obtención de información adecuada, completa, fidedigna, comprensible y accesible, siempre que
esta información haya sido realmente comprendida, lo que permitirá el consentimiento pleno del
individuo’. Esta regla no sólo consiste en un acto de aceptación, sino en el resultado de un proceso
en el cual deben cumplirse los siguientes elementos para que sea considerado válido, a saber que
sea previo, libre, pleno e informado…” (párr. 161). La Corte entendió que “…el consentimiento por
representación o sustitución se actualiza cuando se ha comprobado que el paciente, por su especial
condición, no se encuentra en la capacidad de tomar una decisión en relación a su salud, por lo cual
esta potestad le es otorgada a su representante, autoridad, persona, familiar o institución designada
por ley…” Asimismo, consideró que “…entre los elementos necesarios para otorgar el consentimiento
informado por parte de sus familiares, este también debe de ser previo, libre, pleno e informado, a
menos que se trate de una situación de emergencia…” (párr. 166). Asimismo, recordó “…la relación
existente entre la obtención del consentimiento informado antes de la realización de cualquier acto
médico, y la autonomía y la auto-determinación del individuo, como parte del respeto y garantía de la
dignidad de todo ser humano, así como en su derecho a la libertad”. De este modo, entendió que la
necesidad de obtener este consentimiento “…protege no sólo el derecho de los pacientes a decidir
libremente si desean someterse o no a un acto médico, sino que es un mecanismo fundamental para

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lograr el respeto y garantía de distintos derechos humanos reconocidos por la Convención
Americana, como lo son la dignidad, libertad personal, integridad personal, incluida la atención a la
salud, la vida privada y familiar…” (párr. 170). Garantías judiciales y protección judicial En relación
con la debida diligencia y el acceso a la justicia, la Corte consideró que “…las falencias, retrasos y
omisiones en la investigación penal demuestran que las autoridades estatales no actuaron con la
debida diligencia ni con arreglo a las obligaciones de investigar y de cumplir con una tutela judicial
efectiva dentro de un plazo razonable, en función de garantizar el esclarecimiento de los hechos y
determinación de las respectivas responsabilidades. Luego de aproximadamente 17 años, los
hechos del presente caso permanecen en la impunidad…” (párr. 192). Además, llamó la atención
sobre “…la labor que los órganos médicos colegiados de mediación deben, en todo caso, cumplir al
momento de valorar situaciones de negación de servicio de salud o mala praxis médica. Para ello,
resulta indispensable una aproximación integral del derecho a la salud, desde la perspectiva de los
derechos humanos, así como de impactos diferenciados, a fin de constituirse como órganos
independientes que, a la luz de su experiencia médica, garanticen también los derechos de los
pacientes” (párr. 193). Derecho a la integridad personal de los familiares La Corte expresó que “…en
determinados casos de violaciones graves a los derechos humanos es posible presumir el daño de
ciertos familiares de las víctimas, tras el sufrimiento y la angustia que los hechos de dichos casos
suponen” (párr. 204). Asimismo, refirió que “…la contribución de parte del Estado para crear o
agravar la situación de vulnerabilidad de una persona posee un impacto significativo en la integridad
de las personas que le rodean, en particular de los familiares cercanos que se ven obligados a
afrontar la incertidumbre e inseguridad generada por la vulneración de su familia nuclear o
cercana…” (párr. 205). En este sentido, sostuvo que “…se acreditó que, con motivo del estrecho
vínculo familiar que guardaban con la víctima directa, se desprenden lógicos los sufrimientos
ocasionados con motivo del trato recibido en un primer momento en el Hospital Sótero del Río, tales
como la imposibilidad de ver a su familiar, la falta de información sobre un diagnóstico claro del
paciente y forma de atenderlo en su domicilio al ser dado de alta, y particularmente la falta de
obtención de su consentimiento respecto de la intervención a su familiar…”. Asimismo, la Corte
entendió “…el sufrimiento de los familiares derivado del largo proceso en la búsqueda de la justicia,
particularmente sobre el esclarecimiento de los hechos, así como de la incertidumbre por la
indeterminación de la causa de muerte del señor Poblete Vilches, y frente a ello la respuesta ofrecida
por las autoridades en distintas instancias…” (párr. 210).
Otra jurisprudencia relacionada -GMM (causa Nº 48622)
Tribunal - Corte Interamericana de Derechos Humanos

FALLO CORTE INTERNACIONAL DE LA DESCOLONIZACION – CATALUÑA

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